el levantamiento de suelos
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EL LEVANTAMIENTO DE SUELOS
La correcta planificación de las actividades agropecuarias (agricultura, ganadería,
forestación, etc.) requiere de la pormenorizada evaluación de las propiedades de los
suelos y de las respuestas de éstos ante diferentes alternativas de manejo.
El principal propósito del levantamiento de suelos es posibilitar la realización de
predicciones más precisas, numerosas y útiles sobre usos específicos de las tierras, que
las que podrían realizarse de no contar con estudios de esta naturaleza. Para lograr este
objetivo es necesario determinar el patrón de distribución de suelos, dividiendo la
superficie del terreno en unidades relativamente homogéneas, cartografiar dichas
unidades y caracterizar sus propiedades de modo de poder inferir el potencial
productivo de las tierras para diferentes usos, así también como evaluar las respuestas
de las mismas ante diferentes alternativas de manejo.
La clasificación de suelos es una categorización sistemática de suelos basado en
características distintivas y en criterios de uso. Una clasificación de suelos es muy
dinámica, en si mismo de la estructura del sistema, a las definiciones de clases, y
finalmente en la aplicación a campo. Puede ser una forma aproximada de las
perspectivas de pedogénesis y de morfología de suelo. Conceptos diferentes de
pedogénesis, y diferencias en la significancia de los desarrollos morfológicos a los
varios usos de la tierra afectan la aproximación a la clasificación. Además de esas
diferencias, en un sistema bien construido, los criterios clasificatorios similares de
grupo hacen que las interpretaciones no varíen ampliamente. La aplicación exitosa al
campo es un desafío, ya que hay naturaleza compleja en la formación de los suelos, y la
opacidad inherente de los recursos edáficos.
Clasificación taxonómica
En el año 1960 un grupo de americanos realizaron lo que se denominó “La 7ª
aproximación”, que fue la base para que unos años más tarde, en 1964 apareciera la
“Soil Taxonomy”, la base de esta clasificación son los horizontes de diagnóstico.
Se trata de una clasificación universal y muy especializada, con lo que dificulta su
manejo para un público general, por ello la FAO-UNESCO (Organización para la
Alimentación y la Agricultura) propuso la edición de un mapa de suelos del mundo y lo
hizo con unos objetivos claros:
Realizar una primera valoración de los recursos del suelo del mundo.
Proporcionar una base científica para la transferencia de experiencias entre áreas
geográficas con condiciones semejantes.
Proponer una clasificación y nomenclatura que fuese generalmente aceptada.
Tener un documento básico para docencia, investigación y actividades de desarrollo
(especialmente en el Tercer Mundo)
Junto con el mapa se hizo la correspondiente leyenda, que debía tener tres categorías:
Grupos de suelos (28)
Unidades de suelo (128)
Subunidades de suelos (No hay ninguna porque se paró el trabajo)
Criterios de clasificación: Grupos de suelos principales
Suelos orgánicos HISTOSOLES
Suelos minerales condicionados por influencias antrópicas ANTHROSOLES
Suelos minerales condicionados por ANDOSOLES el material originario
Suelos minerales condicionados por la topografía
Suelos minerales condicionados por la edad
Suelos minerales condicionados por un clima húmedo, tropical o subtropical
Suelos minerales condicionados por árido o semiárido
Grupos de suelos principales:
Histosoles: suelos con mucha materia orgánica. Las turberas.
Anthrosoles: suelo afectados por la actividad del hombre. Por ejemplo los
campos de cultivos.
Andosoles: suelos procedentes de materiales volcánicos. Aparecen en Canarias.
Arenosoles: suelos con un alto porcentaje de arena.
Vertisoles: con características vérticas, son los suelos que se agrietan, abundan
en Andalucía.
Fluvisoles: suelos agrícolas. Se dan en marjales de ríos, llanuras inundables
Gleysoles: están una buena parte del año saturados o incluso inundados.
Características gleycas: tiene los óxidos de hierro en forma ferrosa (Fe+2)
Leptosoles: Suelos forestales, montes. Se dan sobre rocas granulares no
compactas. Hay un tipo de leptosol llamado rendzínico, que se correspondería
con el antiguo nombre de estos suelos: rendzinas.
Regosoles: suelos forestales. Suelen tener un horizonte móllico como
eppipedión de más o menos 20 cm de espesor y con roca caliza abajo. Soporta
vegetaciones de cualquier tipo: coníferas, caducifolias.... Son los montes de la
Comunidad Valenciana. El principal inconveniente es que son muy someros,
muy superficiales, poseen poco espesor.
Cambisoles: son suelos relativamente jóvenes. No tiene horizontes en
profundidad.
Los suelos pertenecientes a nuestro clima, a nuestra península son los luvisoles,
podzoles, solonchak, solonetz, gypsisoles y calcisoles.
Suelos minerales condicionados por un clima estepario
Suelos minerales condicionados por un clima templado, húmedo o subhúmedo
KASTANOZENS
CHERNOZENS
PHAENOZENS
GREIZENS
LUVISOLES
PODZOLUVISOLES
PLANOSOLES
PODZOLES
LA UNIDAD CARTOGRÁFICA DE SUELOS
Es la unidad básica de un mapa de suelos. En mapas de pequeña escala, las unidades
cartográficas de suelos raramente comprenden suelos individuales, puesto que
normalmente consisten en una combinación de un suelo dominante con suelos
asociados. Cuando varios suelos de una unidad cartográfica se presentan en
proporciones definidas en un determinado modelo geográfico, constituyen una
asociación de suelos. Si tal modelo no existe, forman un suelo complejo.
La unidad cartográfica es una aproximación a la realidad geográfica. Cada unidad
representará el suelo o los suelos más frecuentes en esa zona, lo que determina el grado
de pureza de la misma. A pesar de suponerse que los suelos forman en la naturaleza un
verdadero conjunto continuo, su separación y consecuente delineación entre unidades
puede ser gradual, con límites difusos, por cuanto no se derivan los unos de los otros,
por lo menos como lo hacen otros factores del ambiente. No aplica ni el principio de la
similitud máxima en el interior de las unidades ni el parentesco ni la filiación
(Dorronsoro, 2003).
La elaboración de un mapa de suelos comprende un proceso, que puede ser lento y
laborioso, dado que contempla, a grandes rasgos, un inventario morfológico de los
suelos, la determinación de la superficie que ocupan, su clasificación, el estudio de sus
propiedades o atributos asociados, la relación con los factores formadores o
componentes del medio y finalmente la elaboración del documento cartográfico.
UNIDADES TAXONÓMICAS
A escala mundial, la herramienta más importante para la transferencia de tecnología es,
el sistema de Soil Taxonomy desarrollado en EE.UU. (STS, 1975; 195XJ). Aunque
existen otras taxonomías tales como FAO (1989) Y AFES (1992), en este círculo vamos
a centramos en la primera de ellas, de mayor precisión y pragmatismo, aunque por ello
con mayores exigencias analíticas.
Los niveles de clasificación de suelos de la taxonomía americana que permiten incluir
todos los suelos existentes en una zona, tanto si se conoce como si no, por tratarse de
niveles jerárquicos poco exigentes, son el Orden, Suborden y Grupo.
Son las unidades de clasificación de suelos que se emplean para denominarlos y
caracterizarlos en los diferentes sistemas de clasificación. Generalmente, se definen en
varios niveles y jerarquías de detalle.
FUNDAMENTOS TEÓRICOS
Los mapas de suelos se pueden clasificar según sus objetivos y la escala de trabajo para
establecer tanto la finalidad del mapa final como la extensión a cartografiar, de acuerdo
con un determinado nivel de detalle, tipo de levantamiento y representación a utilizar
(Dorronsoro, 2003).
A partir de lo anterior, se pueden delinear: a) mapas básicos de suelos, los cuales no
buscan objetivos específicos de aplicación, pero que están adaptados a clasificaciones
de suelos aceptadas por la comunidad científica (por ejemplo Soil Taxonomy); b) mapas
de propiedades, los cuales son representaciones de cualquier atributo o característica del
suelo (físico, química, mineralógica, biológica, otra), y que pueden estar conformados
por un conjunto de isolíneas, y c) mapas temáticos de suelos, los cuales son aplicados,
frecuentemente extraídos a partir del mapa base, definidos a partir del grado de
idoneiodad (capacidad de uso, aptitud para fines específicos, erosión, contaminación de
suelos, entre otros).
Aunque existe mucha divergencia para definir una escala pequeña, mediana y grande;
sin embargo, se puede expresar que los mapas a escalas pequeñas (1:5.000.000 a
1:250.000) son con fines de reconocimiento para información preliminar de suelos,
estudios generales o didácticos. Representa países o regiones; son mapas síntesis, con
baja densidad de observaciones, con unidades cartográficas complejas y clases
taxonómicas de máximo nivel (por ejemplo, orden de suelo, según Soil Taxonomy).
Los mapas de suelo a escala mediana (1:100.000 a 1:50.000) son para levantamientos
semidetallados, con baja o media densidad de observaciones. Aportan importantes datos
sobre los suelos y sus factores formadores. Las unidades cartográficas están constituidas
por clases taxonómicas de 2do y 3er nivel (por ejemplo, Subórdenes, Grandes Grupos y
Subgrupos de suelos, según Soil Taxonomy). Sirven de base para elaborar otros mapas
interpretativos (de propiedades y temáticos).
Los mapas de suelo a escala grande (1:25000 a 1:10000) son utilizados en
levantamientos detallados, a nivel de finca, con alta densidad de observaciones, y
constantes controles de campo. Las clases taxonómicas son de nivel categórico bajo
(por ejemplo, Subgrupos, Familias y Series, según Soil Taxonomy, o Subunidades
según la FAO).
Con respecto a la precisión, los límites de las unidades cartográficas de suelos están
separados por finas líneas, aunque los suelos generalmente no presentan límites
definidos, sino más bien difusos y pasan gradualmente de unos a otros.
Se considera que en un buen mapa de suelos, los límites entre unidades deben tener una
precisión de unos 2 a 3 mm sobre el plano (Dorronsoro, 2003).
En un mapa, el tamaño mínimo (área mínima cartografiable) que debe ocupar una
unidad cartográfica ha de ser de al menos 25 mm cuadrados; un cuadrado de 5 mm de
lado (Vink; 1975, citado por Rossiter, 1994).
Las celdas de malla son divisiones relativamente pequeñas, regulares y “homogéneas”.
Ellas corresponden a los llamados “píxeles” de una imagen de sensores remotos,
basados en cuadriculas raster. La relación básica entre la escala del mapa y el tamaño
del polígono viene de Forbes, Rossiter y Van Wambeke (1982). El área de decisión
mínima (ADM) corresponde a la delimitación óptima legible (DOL) de un mapa,
convertida a escala real. El DOL es convencionalmente tomado para tener 4 veces la
delimitación mínima legible (DML) de 0,4cm2 (un cuadrado de 6 mm de lado), es decir,
1,6 cm2 en el mapa para mayor legibilidad, tal como se aprecia en la figura 1.
Se puede calcular la escala de levantamiento y representación, equidistancia (de acuerdo
con el rango de muestreo) y el área (cuadro 1) para continuar con el diseño, la secuencia
o trayectoria del muestreo y proceder a la densificación de los puntos. Este puede
realizarse a partir de la fotointerpretación para delinear las áreas y simplificar el
levantamiento de los mapas de suelos; esto es el análisis de las relaciones (asociación)
del suelo en su medio (geología, la topografía, vegetación, clima, entre otros).
Los límites geográficos de los suelos coincidirán con los límites en donde cambian
algunos planes de los factores formadores.
Figura 1. Concepción de la unidad mínima y óptima de levantamiento y representación
cartográfica.
La formula para determinar el ADM en hectáreas (= 10.000 m²; 100 ha = 1 km²), según
Forbes, Rossiter y Van Wambeke (1982), es:
ADM (ha) = 1.6cm² x 10 -8 ha cm -2 x (Factor de escala mm -1)²
Se puede invertir esta relación para encontrar la escala necesaria para un ADM dado:
Las unidades cartográficas serán cada vez más homogéneas conforme las escalas de los
mapas sean mayores.
Cuadro 1. Relación entre la escala, unidad de levantamiento y la ensificación de los
puntos.
Fuente: Rossiter (1994), con modificaciones propias.
Los puntos críticos del terreno en las fotos o imágenes son los que delimitan el área
(perímetro) y los que sugieren cambios en la distribución de los suelos (divisorias de
aguas, vaguadas, pendientes, coberturas, otros). Se efectúa el reconocimiento de las
grandes unidades (nivel grueso de interpretación) y en un estudio más detallado se
procede a la delimitación de las posibles unidades cartográficas (nivel fino de
interpretación). Luego, se pueden trazar transectas en forma de zigzag, en forma de
rejilla, inclusive combinadas (figura 2).
2a. Transecta en zigzag
2b. Transecta reticulada
2c. Transecta combinada
Figura 2. Trayectorias planteadas (líneas críticas) en una cuenca hipotética para la
densificación de los puntos de muestreo.
En los métodos de integración y delineación cartográfica, para la identificación de
espacios geográficos homogéneos (IEGH), se plantea que los enfoques, criterios y
sistemas de clasificación de recursos varían según los propósitos de la clasificación, los
objetos a clasificar, el nivel de detalle, las características peculiares de la región a
estudiar, la información previa existente, los recursos humanos y financieros disponibles
(Matteucci, 1979, citado por Kandus, 2003).
Al delinear las unidades cartográficas, se pueden discriminar las variables de
delimitación y variables de caracterización. Las primeras se usan para identificar los
límites de las unidades (cuadro 2). En general, son variables de tipo primario como la
litología, el relieve, el clima, la cobertura (uso), entre otros (Kandus, 2003).
Las variables de caracterización son las que se definen como componentes (atributos) y
que se tomarán en cuenta para calcular similaridades entre unidades. Entre las variables
de caracterización, es posible discriminar entre variables básicas, que representan
fundamentalmente factores primarios (vegetación, suelos, disponibilidad de agua,
relieve, entre, otras) y variables indicadoras (productividad, vulnerabilidad, grado de
intervención entre otros).
Cuadro 2. Categorías sugeridas para delineación cartográfica de las unidades de suelo.
Fuente: Varios autores con modificaciones propias.
Desde la geografía y las disciplinas relacionadas con la planificación regional y el
relevamiento de recursos, históricamente se habla de tres enfoques (aproximaciones)
para la identificación de áreas homogéneas: genético, paisajístico y paramétrico (cuadro
3). Cada uno de ellos se diferencia en cuanto a la filosofía que lo sustenta e involucra un
desarrollo metodológico particular.
En la actualidad, frecuentemente, se utilizan aproximaciones mixtas (Kandus, 2003).
En la elaboración del documento final, se remodela la cartografía inicial. Así se
completan y se precisan los límites geográficos de las distintas unidades. Se confirman
unas unidades, otras se subdividen y para otras será conveniente reagruparlas. En
definitiva, se definen las distintas unidades cartográficas presentes que quedan definidas
por las áreas geográficas que ocupan y por los suelos que las constituyen.
Finalmente, se reajusta la escala del documento final a partir de los borradores de
campo que tendrán escalas más grandes y se delinea el mapa de suelos final.
Se elabora la leyenda del mapa (listado de las unidades con la clave de su tramado en el
mapa) y se resume toda la información elaborada en la correspondiente memoria, donde
se describen las características generales de la zona y los factores formadores de los
suelos. De los perfiles representativos se describen sus características morfológicas,
físicas y químicas, sus asociaciones, los lugares y condiciones bajo los que se presentan
(Dorronsoro, 2003).
Para un buen diseño cartográfico es indispensable considerar la precisión geométrica del
producto final y sus relaciones lógicas. La primera, a partir de la exactitud
planialtimétrica, derivada del control geodésico, uso o implementación del datum
horizontal y el datum vertical, que se expresa en el sistema de coordenadas y curvas de
nivel para el cálculo de longitudes, áreas, elevaciones, desniveles, relaciones entre otros.
La segunda, se manifiesta de acuerdo con una buena densificación de observaciones que
recojan, según los objetivos, la escala o nivel de detalle, lo principales aspectos de la
realidad a representar (en nuestro caso, el suelo y elementos asociados del medio), lo
que se expresa a partir del contenido temático del producto cartográfico, y que refleje
una buena correspondencia entre el mundo real y el mundo representado (relaciones
topológicas). De estos dos elementos, básicamente depende el control y confiabilidad el
proceso de representación de la información.
Se observó, que existen tanto precisiones geometrías como relaciones lógicas
aceptables, entre los mapas de propiedades de suelos, el mapa topográfico y modelo 3D
generados a partir de la información levantada en campo, lo cual demuestra que la
metodología planteada sistematiza de manera aceptable cada fase del diseño
cartográfico (levantamiento, procesamiento y comunicación), en especial, cuando se
trata de delinear los suelos y sus propiedades, si partimos del principio que son unidades
cartográficas difusas.
DETERMINACION DE LA DENSIDAD DEL SUELO
Una vez que se han definido los criterios de compactación - en la forma de
especificaciones técnicas - para las obras en terreno, es necesario utilizar un método
para determinar la densidad o peso unitario que el suelo alcanza luego de la
compactación.
Para obtener estas densidades existen los siguientes métodos en terreno:
Cono de arena
Balón de densidad
Densímetro nuclear
En esta guía nos referiremos solamente el primero.
El método del cono de arena, se aplica en general a partir de la superficie del material
compactado, este método se centra en la determinación del volumen de una pequeña
excavación de forma cilíndrica de donde se ha retirado todo el suelo compactado (sin
pérdidas de material) ya que el peso del material retirado dividido por el volumen del
hueco cilíndrico nos permite determinar la densidad húmeda. Determinaciones de la
humedad de esa muestra nos permiten obtener la densidad seca.
El método del cono de arena utiliza una arena uniforme normalizada y de granos
redondeados para llenar el hueco excavado en terreno. Previamente en el laboratorio, se
ha determinado para esta arena la densidad que ella tiene para las mismas condiciones
de caída que este material va a tener en terreno. Para ello se utiliza un cono metálico.
Sistema de Clasificación de suelos
Tipos de clasificación
Para los suelos, la experiencia ha mostrado que un sistema natural, i.e. suelos agrupados
por sus propiedades intrínsecas, conductas, o génesis, resulta en clases que pueden ser
interpretadas para muchos usos diversos. Esto es en contraste con una clasificación
técnica (como la "Clasificación de Capacidad de Fertilización), donde los suelos se
agrupan de acuerdo a su ajuste a un uso específico.
Riesgo a degradación:
Los sistemas naturales se basan estrictamente en la génesis presumida del suelo, pero
los modernos sistemas jerárquicos como el Soil Taxonomy y el World Reference Base
for Soil Resources usan criterios objetivos (tanto de morfología a campo como pruebas
de laboratorio) tanto como sea posible, para reducir desacuerdos entre clasificadores.
En mapeo de suelos, como se practica en EE. UU., la clasificación de suelo usualmente
significa usar criterios basados en la morfología de suelo añadiendo las características
desarrolladas durante la formación de los suelos. Los criterios se designan para guiar las
elecciones en el uso de la tierra y en el manejo del suelo. Como se indicó, ese es un
sistema jerárquico híbrido de ambos criterios natural y objetivo. El Soil Taxonomy
provee criterios medulares para diferenciar las unidades de mapeo de suelos. Esa es una
substancial revisión del Soil Taxonomy 1938 que era un sistema estrictamente natural.
Las unidades de mapeo de suelos de una taxonomía de suelos así basada, se agrupan
adicionalmente en clases de sistemas de clasificación técnicas. Las "Clases de
Capacidad de Uso", el suelo hidromórfico, y el "campo flor" son algunos ejemplos.
Además de los sistemas de clasificación de suelos, hay también sistemas de
clasificación de suelos vernáculos. Los sistemas vernáculos (descriptivos) han sido
usados por milenios, mientras los sistemas basados en evidencia científica, eran de
relativamente reciente desarrollo.
Clasificación objetiva
Actualmente existe un fuerte tendencia a utilizar dos clasificaciones que pueden ser
calificadas como internacionales, estas son la Soil Taxonomy, presentada por el Soil
Survey Staff de los Estados Unidos, y la desarrollada por la FAO/UNESCO para la
obtención de un mapa de suelos a nivel mundial. Las clasificaciones de carácter
nacional están siendo abandonadas o utilizadas con carácter complementario de estas
dos clasificaciones globales.
Se trata de clasificaciones que utilizan como caracteres diferenciantes a propiedades del
suelo medibles cuantitativamente (en el campo o en el laboratorio). Además estos
caracteres diferenciantes son muy numerosos, de manera que las clases establecidas
quedan definidas de una manera muy rigurosa y precisa. Al utilizar criterios
cuantitativos, las clases definidas resultan ser mutuamente excluyentes.
Estas dos clasificaciones evitan al máximo la subjetividad, a diferencia de lo que ocurría
con las clasificaciones que las han precedido:
Al utilizar siempre propiedades que pueden ser cuantificadas de alguna manera, no se
emplean los criterios cualitativos, tan utilizados en las clasificaciones anteriores.
Aquellos criterios de "alto contenido en materia orgánica", "pobres en bases", etc, que
se prestaban a una enorme confusión, (por ejemplo, el término "alto" se interpretaba de
muy distinta manera en función de los suelos a que cada investigador estaba
acostumbrado) han sido sustituidos por "porcentaje en materia orgánica superior al 1%",
"grado de saturación < 50%", etc.
Se evitan las consideraciones genéticas, que al ser subjetivas de distintas
interpretaciones pueden crear confusiones. No obstante, dada la importancia de los
procesos de formación del suelo, se utilizan como caracteres diferenciantes a aquellas
propiedades que son el resultado directo de la actuación de estos procesos. Es por ello
que aunque estrictamente hablando se trata de clasificaciones morfométricas, las
podemos calificar como morfogenéticas. No obstante, las propiedades importantes para
la utilización del suelo también son tenidas en cuenta.
Otra ventaja importante de estas clasificaciones es que se refieren tanto a los suelos
vírgenes como a los agrícolas (se clasifica al suelo tal como se encuentra en la realidad
y al clasificarlo no hay que idealizarlo a como sería si no se hubiese labrado, como sí
ocurría con otras clasificaciones anteriores).
Anteriores nomenclaturas como la ABC están definidas sobre criterios genéticos
cualitativos, lo que provoca importantes disparidades de uso entre los edafólogos. Para
evitar este inconveniente el Soil Survey Staff de USA introdujo el concepto de
horizontes diagnósticos, cuyo uso se ha impuesto en todo el mundo.
Un horizonte diagnóstico es un horizonte definido morfométricamente, con la mayor
precisión posible, con datos de campo y de laboratorio, para su utilización en la
clasificación del suelo. Estos horizontes se definen de una manera mucho más completa
que como se hace para la nomenclatura ABC, además se utilizan criterios cuantitativos,
los cuales estaban totalmente ausentes.
Por otra parte existen otros caracteres diferenciantes que no son horizontes y son
llamadas propiedades diagnósticas. Son elementos esenciales para la clasificación y
son definidos de manera similar a como se hace con los horizontes diagnósticos.
Los horizontes diagnósticos y propiedades diagnósticas no son todos comunes para
ambas clasificaciones. Tampoco las definiciones de los horizontes y propiedades están
definidos exactamente de la misma manera en ambos sistemas.
Clasificación FAO/Unesco
La FAO ha optado para la denominación de sus clases de nombres populares, utilizados
en clasificaciones anteriores (se han descartado todos los términos populares que se
prestasen a confusión, por ej., suelos pardos, suelos áridos, etc). También otra diferencia
con respecto a la Soil Taxonomy radica en la ausencia de los regímenes de humedad y
temperatura de uso tan frecuente en la clasificación americana.
La FAO/UNESCO ha desarrollado dos sistemas para trabajar con suelos:
El "Legend of the Soil Map of the Word" , por la FAO/UNESCO, fue establecido en
1974 y posteriormente fue revisado "Revised legend of the Soil Map of the Word" en
1988. En un principio esta clasificación fue diseñada para proporcionar un arma de
trabajo común para todos los edafólogos del planeta. Concretamente como leyenda de
un Mapa Mundial de Suelos, de escala pequeña (1:5.000.000), para realizar una primera
valoración de los recursos edáficos del mundo. Elaborada principalmente para trabajar
con escalas pequeñas (mapas generales). Representa un sistema de clasificación
bastante intuitivo, muy eficaz desde un punto de vista didáctico y muy útil para estudios
no muy detallados de suelos.
Más que un sistema de clasificación se trata simplemente de una leyenda para definir las
clases de suelos del Mapa de Suelos del Mundo a escala 1:5.000.000. Este sistema ha
tenido una amplia aceptación mundial y ha sido universalmente aceptado como un
utilísimo sistema de referencia.
Recientemente (1998) la FAO/UNESCO han introducido profundas modificaciones en
su esquema de clasificación desarrollando el "World Reference Base for Soil
Resources". En esta Base de Referencia para los Suelos del Mundo se continúa con el
esquema básico definido por la primitiva Leyenda para el Mapa Mundial de Suelos
(1974/1988) pero se han introducido profundos cambios en todos sus niveles
(Horizontes diagnósticos, Propiedades diagnósticas, Materiales diagnósticos, Grupos de
Suelos y Unidades de Suelos).