el rol del maestro y la importancia de la motivación para aprender

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GRUPO K Virginia López Felipe María José Lorenzo Simón María Núñez Gómez Paula Pérez López El rol del maestro y la importancia de la motivación para aprender

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GRUPO K

Virginia López Felipe

María José Lorenzo Simón

María Núñez Gómez

Paula Pérez LópezEl rol del maestro y la importancia de la motivación para aprender

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ÍNDICE

1. Introducción…………………………………………………………………………………………Pag. 2

2. Rol del maestro…………………………………………………………………………………….Pag. 2

3. Características del rol docente……………………………………………………………..Pag. 3

4. Características y rasgos profesionales que debe tener un docente………Pag. 3

5. La motivación……………………………………………………………………………………….Pag. 5

6. El maestro como motivador………………………………………………………………….Pag. 5

7. Cómo motivar a los alumnos…………………………………………………………………Pag. 6

8. Factores que inciden en la motivación del alumno……………………………….Pag. 6

9. Falta de motivación……………………………………………………………………………….Pag. 7

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1. Introducción

A lo largo de la historia, la educación ha ido cambiando y por lo tanto, el profesor como principal agente educador también necesita un cambio. El profesor ha de superar el modelo de trasmisor autorizado de conocimientos para convertirse en un tutor del aprendizaje, es decir, que motiva a sus alumnos, que plantea preguntas que guía en la búsqueda de soluciones y que evalúa de manera eficaz el proceso de aprendizaje. Por lo tanto el profesorado no puede ser considerado como transmisor de información y calificador del rendimiento, sino que su tarea profesional ha de ser la de mediador en el aprendizaje.

2. El rol del maestro

La personalidad del individuo es factor importante para determinar un estilo docente. Cuando cada maestro desarrolla su programa y establece relaciones con los niños ocurre una interacción consciente e inconsciente de todo cuanto conoce y sabe, desarrollándose así un estilo personal de enseñanza.

El conocimiento que el maestro tenga de sí, de los niños y de sus familias influirá mucho en el estilo que este determine para su práctica profesional. El objetivo es que el docente sea creativo en establecer su propio estilo teniendo en cuenta su personalidad y experiencia.

Un buen maestro tiene confianza en sí mismo y asume su responsabilidad con el mayor compromiso, lo que hace que su trabajo deje resultados significativos en el desarrollo de los niños.

Además un buen maestro debe:

Sentirse aceptado y querido por los niños, por sus padres. Disfrutar de la vida y fomentar el sentido del humor en los demás. Tener confianza en la gente y creer tanto en los niños como en sus padres. Ser eficiente en el ajuste de la enseñanza al nivel del niño pequeño.

Todo esto permite observar que el maestro debe buscar alternativas que le lleven a la obtención de exitosos resultados en la relación educativa social y afectiva que quiere construir con el niño. Esta construcción puede darse de manera muy rápida o demasiado lenta y es allí donde con paciencia y creatividad el maestro usará su estilo personal de enseñanza para responder a las necesidades generales del grupo y de cada niño en particular.

Por otra parte, el maestro tiene que crear un ambiente de aprendizaje que facilite el descubrimiento por parte de los niños y que estos los puedan expresar con sus propias palabras, es decir, llevar al niño a tomar la iniciativa en su propio aprendizaje.

El maestro tiene que entender que todos los días y de muchas maneras sus valores y actitudes se transmiten al niño. La forma como el maestro le habla, lo que le dice y la forma en que se comporta afecta al niño.

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Es necesario que el maestro pueda crear en el aula una atmósfera que invite a todos a investigar, a aprender, a construir su aprendizaje, y no sólo a seguir lo que él hace o dice. El rol del maestro no es sólo proporcionar información y controlar la disciplina, sino ser un mediador entre el alumno y el ambiente. Dejando de ser el protagonista del aprendizaje para pasar a ser el guía o acompañante del alumno.

3. Características del rol docente

El maestro debe ser el nexo entre la sociedad actual y el educando; y ser mediador entre niño y el conocimiento.

A través de su papel en la escuela, el rol del maestro es el de agente de consolidación de un estilo de vida democrático. Esta tarea ha de concentrarse en las relaciones pedagógicas y en las relaciones educativas con los niños.

A partir de las relaciones educativas con los niños, es rol del educador, dirigir al alumno estableciendo estrategias que faciliten la construcción de su propio conocimiento.

Por lo tanto, en base a las características del rol docente el maestro debe realizar los siguientes aspectos:

Debe establecer un ambiente que propicie el desarrollo socio-afectivo del niño. Evaluar el currículo en función de los requerimientos socio-afectivos y socio-cognitivos

de los alumnos, así como el valor transferencial de los contenidos y de la metodología que propone.

Realizar el planeamiento de su tarea en función de esta evaluación. Seleccionar las estrategias metodológicas que mejor se adapten a las construcciones

cognoscitivas. Conducir la enseñanza. Evaluar el proceso educativo en su totalidad integrando la auto-evaluación de su

propia tarea. Estimular la auto-educación del alumno en la medida de sus capacidades. Realizar el seguimiento individual a los niños. Crear las condiciones para la comunicación y participación de los padres en la tarea

educativa.

4. Características y rasgos profesionales que debe tener un docente

El rol del maestro presenta diferentes rasgos para conseguir ser un maestro competente y eficaz:

-Buena preparación y disposición a la formación continua: Para que la transmisión de conocimientos sea eficaz, el maestro tiene que tener la formación adecuada, lo más completa

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posible sobre cada una de las materias que tiene que impartir. El maestro deberá tener una adecuada predisposición a continuar formándose, prácticamente de forma ininterrumpida. En cuanto a complementos educativos y uso de nuevas tecnologías en el proceso de Enseñanza-aprendizaje, no cabe duda que la época que vivimos requiere un esfuerzo permanente para estar al día.

-Capacidad investigadora: No todo el conocimiento, que le va a venir bien añadir al que ya tiene, se lo van a dar “mascado”, sino que él mismo, con su propio esfuerzo e investigación deberá tomar las riendas en un auto-aprendizaje teórico y práctico que le ayudará a dinamizar y amenizar las clases. En este caso, si un maestro es creativo y tiene entusiasmo y entrega, su labor investigadora será mucho más sencilla, y su predisposición a la misma puede ser permanente. La investigación lleva tiempo y esfuerzo, y hay que tener también una capacidad de entrega y de trabajo importantes para llevarla a cabo.

-Capacidad de organización y planificación: Desde el punto de vista de lo que hay que transmitir a los alumnos, el orden y la organización es algo que también se puede educar desde el aula. Estas características son imprescindibles para la labor docente diaria de los maestros en el aula.

El maestro va a tener que pasar de una materia a otra varias veces a lo largo de una jornada, y lo tiene que hacer de forma organizada. No hablamos sólo del horario, que es algo bastante fácil de llevar y asimilar por los niños, sino de las adecuadas transiciones, y a veces relaciones, entre contenidos. Y por supuesto, la planificación de las diversas actividades, así como la organización de las unidades didácticas, serán labores tan importantes como habituales en la clase, como para que el maestro ponga en ellas todo su empeño y conocimiento. (FIN 2)

-Observador-orientador: El maestro va a tener que estar preparado para facilitar la comunicación interpersonal, tanto la suya propia con los alumnos, como la de los alumnos entre sí. Pero se van a dar muchas situaciones y casos donde esto no será precisamente sencillo. Las personalidades de los niños van a ser dispares. Va a haber casos obvios en los que el maestro vea claramente su necesidad de intervenir y aplicar sus habilidades orientadoras y de consejo, que contribuyan a mejorar el clima en el aula para que el proceso de enseñanza- aprendizaje fluya con normalidad. Pero va a haber casos que no serán tan fáciles de detectar y es aquí donde el maestro va a tener que saber observar y ser perspicaz. Ha de ser, sin duda, un gran observador para evitar que “se le escapen” este tipo de situaciones.

-Capacidad de evaluación: El trabajo se va haciendo cada día y toca evaluar los contenidos, y ha de tener un margen importante entre la objetividad y su contacto y cercanía con los alumnos.

La evaluación no tiene que pecar ni de ser muy rígida ni muy blanda; ha de ser eficaz. El niño ha de saber cuándo lo ha hecho mal, pero hay que saberle motivar para buscar su mejoría, y no frustrarle en exceso mientras haya margen de corrección.

-Responsabilidad: La responsabilidad no es precisamente un rasgo exclusivo que deba tener el maestro, sino que debería ser común a la totalidad de la vida. Un maestro responsable sabrá que tiene que ser puntual, paciente, se entusiasmará con su trabajo, se formará

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continuamente, se preocupará constantemente de motivar a sus alumnos y de evaluarlos con la cabeza y con el corazón, buscando siempre lo mejor para ellos y su futuro.

A parte de todas estas, una de las características más importantes del rol del maestro y en la cual nos vamos a centrar es la motivación.

5. La motivación

La motivación es el interés que tiene el alumno por su propio aprendizaje o por las actividades que le conducen a él. El interés se puede adquirir, mantener o aumentar en función de elementos intrínsecos y extrínsecos. Tradicionalmente hemos confundido motivación con el arte de estimular y orientar el interés del alumno hacia el trabajo escolar.

La motivación puede ser intrínseca o extrínseca. Es intrínseca cuando el niño fija su interés por el estudio demostrando siempre superación y personalidad en la consecución de sus fines, sus aspiraciones y sus metas. Esta está definida por el hecho de realizar una actividad por el placer y la satisfacción que el propio niño experimenta mientras aprende.

Por otro lado, la motivación extrínseca se produce cuando el alumno trata de aprender no porque le gusta sino porque al aprobar obtendrá un refuerzo externo que le animará a seguir aprendiendo.

6. El maestro como motivador

El maestro debe ser motivador ya que no se tiene limitar a evaluar y “dar batallas por perdidas”, sino que se debe esforzar al máximo y jugar todas sus bazas para intentar motivar a sus alumnos y levantar la seguridad en sí mismos. Esta motivación, no hay que reservarla para los momentos o situaciones de “crisis”. La motivación, al igual que la evaluación ha de ser continua. El maestro debe buscar los argumentos necesarios para que los niños vayan motivados todos los días a clase, y tal vez sea éste su mayor reto.

El profesor debe plantearse un triple objetivo en su acción motivadora:

Suscitar el interés. Dirigir y mantener el esfuerzo. Lograr el objetivo de aprendizaje prefijado.

Desde este punto de vista, la motivación debe mantenerse hasta el final, y debe ser el punto de partida de nuevas motivaciones para nuevos procesos.

Cada alumno se motiva por razones diferentes, es decir, la misma actividad incentivadora produce distintas respuestas en distintos individuos, o incluso en el mismo alumno en diversos momentos. La motivación debe ir acompañada de una individualización y adecuación a las peculiaridades del alumno, en las que influyen tanto los rasgos de personalidad como su misma historia.

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Es más importante crear el interés por la actividad que por el mensaje. Para ello hay que apoyarse en los intereses de los alumnos y conectarlos con los objetivos del aprendizaje o con la misma actividad. Hay muchos profesores que tienden a buscar técnicas interesantes para ellos pero que no provocan ninguna motivación en los alumnos.

7. Cómo motivar a los alumnos

1. Utilizar preguntas abiertas y de respuesta reflexiva, que incluso puedan generar respuestas inesperadas interpretando los contenidos de forma diferente, estimulando así el pensamiento crítico e incluso el debate.

2. No redirigir las preguntas, dejar tiempo a la reflexión del alumnado, que se acostumbren a pensar por sí mismos.

3. Generar un clima de confianza y de grupo. El profesor no es el jefe ni el protagonista del aula.

4. No ridiculizar. Juzgando, castigando o reprochando las aportaciones erróneas del alumnado no conseguimos más que el alumno sienta dañada su imagen social y se sienta inseguro. Es necesario restar importancia a los errores, recordad que hasta el más sabio se equivoca alguna vez.

5. Valorar todo: la participación, la actitud, los resultados de las pruebas realizadas, etc. Sólo así estimularemos la interacción del alumnado en clase.

6. Consultar decisiones a los alumnos, especialmente las relativas a convivencia (normas, hábitos, decoración, organización…); el aula también es su espacio y han de sentirse bien, integrados, respetados… Esto no resta autoridad ni poder al profesor

7. Organizar el trabajo en grupos reducidos para fomentar la colaboración y que los alumnos tengan más opciones de participar.

8. Fomentar la realización de debates y/o juegos de rol que permitan a los alumnos argumentar sus ideas, escuchar, respetar opiniones, rebatir con respeto y en base a conocimientos, etc.

9. El libro de texto es tan sólo un recurso didáctico entre tantos.

10. Fomentar el uso de las tecnologías de la información y la comunicación, estimulando con ello, además, la creación de información y conocimiento y/o su difusión, por ejemplo, a través de blogs o búsqueda en internet.

8. Factores que inciden en la motivación del alumno

El entusiasmo del profesor, el clima de la clase, las buenas relaciones entre los miembros alumnos y profesor o entre los mismos alumnos, influyen en las ganas de los alumnos por

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acudir a clase. Unos alumnos también pueden influir en otros, positiva o negativamente, la referencia a lo real, es decir, relacionar lo que se enseña con el mundo real, los hechos y experiencias del alumno. El reconocimiento del esfuerzo que desarrollan los alumnos influye dejándoles libertad para que puedan desarrollar su creatividad y animando a la mejora.

Otro factor importante que influye en la motivación del alumno es la variación de estímulos que el profesor utiliza en clase. La metodología didáctica y las nuevas tecnologías son útiles para que el profesor ponga en funcionamiento sus mecanismos de creatividad y pueda variar los estímulos, las actividades y las situaciones de aprendizaje con la frecuencia que cada grupo necesite. De este modo, cambiar la actividad, hacer participar, preguntar, hacer prácticas o ejercicios y cambiar de lugar, ayudan a captar el interés motivando a los alumnos y por lo tanto, mejorar su atención.

Además de esto, también es importante para motivar a los alumnos que el aprendizaje sea significativo. Un objetivo o actividad es significativa cuando significa algo para el alumno, es decir, cuando ve en ella alguna utilidad o cuando ésta entretiene o divierte.

Algo que también motiva mucho a los alumnos, es que el profesor les transmita que tienen posibilidades de éxito, ya que el éxito anima mientras que el fracaso desanima. Hay alumnos que saben de antemano que van a fracasar y no ponen ningún interés en su aprendizaje, por lo tanto, una opinión positiva por parte del profesor propicia una motivación exitosa.

9. Falta de motivación

La desmotivación es una de las dificultades más importantes a las que se enfrenta un docente. Esta situación suele ir acompañada de problemas de conducta y por supuesto retrasos en el aprendizaje.

Por otra parte, la autoestima de los niños es otro factor clave en la desmotivación, ya que en ocasiones se creen incapaces de alcanzar las metas que el mundo escolar les impone. La reacción más habitual ante esto es la de mantener su autoestima alta a través de comportamientos contrarios a las normas escolares y sociales.

La falta de motivación, por tanto, se ve reflejada en los niños en cuatro aspectos:

Incomprensión de la tarea, ya que si no la comprenden no la hacen. Ausencia de interés, al estar desmotivados no prestan interés por aprender ni por

participar en clase. Falta de autonomía, ya que si no motivamos a los niños a que aprendan por sí mismos

y creen su aprendizaje, no serán capaces de actuar sin la ayuda del maestro. Sentimiento de incompetencia, ya que el alumno al no estar motivado cree que no es

capaz de resolver las tareas, tiene un sentimiento de esfuerzo inútil, fracaso y ausencia de reconocimiento social.