el subyugante poder de sven hassel y sus alegres muchachos

2

Click here to load reader

Upload: oscar-ayala-a-international-consulting-services

Post on 23-Jan-2018

32 views

Category:

Entertainment & Humor


1 download

TRANSCRIPT

Page 1: El subyugante poder de Sven Hassel y sus alegres muchachos

CRÍTICA LITERARIA

EL SUBYUGANTE PODER DE SVEN HASSEL Y SUS ALEGRES MUCHACHOS Redactar una crítica literaria con todos los hierros, me ha parecido siempre algo bastante audaz y atrevido. Intentaré hacer un paseíllo para bordear el tema, sin asumirlo del todo. Pueda ser que en el ejercicio le pierda un poco de respeto al tema y de pronto me quede gustando. Alguien decía que muchos criticamos primordialmente lo que nos gusta, quizás para danos gusto y surtir el deseo de perfeccionar o adecuar esa obra que nos cautiva a los cánones estrictamente personales, para tallarlo y desbrozarlo hasta que quede a nuestra propia medida, pero eso no deja de ser una conjetura que lanzo al aire como para quebrar el hielo. Y debo decir que en este caso, aplica. Algo que marcó mi juventud de forma importante, fue acceder a la obra de un autor danés, que quizás resulte desconocido para muchos, pero que para mí, resultó definitivamente revelador y cautivante: Hablo de Sven Hassel. Las obras que leí de él llegaron a mí por recomendación (debería quizás mejor decir, por sus empalagosos e insinuantes comentarios) de un amigo muy cercano, cuando tenía unos 13 o 14 años; finalizaban los 60's, y a esa edad ya me le había medido a leer innumerables folletines, cuentos y novelas sobre el entonces muy apasionante y vigente tema de la Segunda Guerra Mundial. El cine y la televisión estaban plagados con series que ensalzaban triunfantes héroes gringos, ingleses y algunos franceses, y daban cuenta de sus heroicas hazañas en la titánica gesta por liberar a Europa de los monstruos nazis y también, por librar al mundo de los monstruos amarillos. Aunque quizás no me diera cuenta, creo que estaba realmente saturado de tanta propaganda. Me había impresionado mucho haber leído Mila 18, una de las obras cumbre de León Uris, que relata los horrores que padeció el gueto de Varsovia durante la ocupación alemana, y también me había sacudido la lectura de Treblinka, el estremecedor y descarnado recuento de la historia de ese campo de concentración polaco, descrito crudamente por Jean François Steiner. Por aquella época mi tío Alvaro Arana había tenido también la brillante idea de regalarme una enciclopedia de la Segunda Guerra; una colección muy hermosa, sólida, que venía en tres tomos de pasta dura con prolijas ilustraciones de mapas y fotografías en tonos grises, sepias y en blanco y negro. Todo aquello lo había devorado con verdadero y ávido afán de saber más, de manejar más datos de aquellos terribles sucesos. Estaba de americanos, aliados y sufridos maquís, hasta el cogote...y fue precisamente entonces cuando llegó Sven Hassel con su tropa de la Legión de los Condenados, Batallón de Castigo y Camaradas del Frente, entre muchos libros suyos que leí, para cambiar por completo aquella visión maniquea, facilista y unilateral de aquel mundo mío de los buenos aplastando a los malos.

Page 2: El subyugante poder de Sven Hassel y sus alegres muchachos

Con Hassel aprendí a reírme de los más espeluznantes crímenes de Porta y Hermanito, a alegrarme de las pequeñas victorias del Viejo, Barcelona, el Legionario y el propio Sven, de las hazañas de tantos miserables soldados alemanes que también sentían, reían y gozaban como todo el mundo...y comencé a observar el drama humano de la guerra desde otra óptica, desprovista del sentido triunfalista o justificador de tal o cual ideología, simplemente desde el punto de vista de unos desgraciados seres que sólo aspiraban a vivir unas horas más. La prosa de Hassel se me antojó en su momento muy provocadora, repleta de imágenes desgarradoras, intensas, muy fuertes, que no había encontrado hasta entonces en ninguna otra obra, ni tampoco en el cine. Aquellas descarnadas y brutales descripciones suyas comenzaron a mostrarme hasta dónde es capaz de llegar el ser humano en su afán de sobrevivir, vengarse, hacer un despliegue de ferocidad e imponer su "superioridad" ejerciendo crueldad brutal sobre los otros. Puedo decir que la prosa cautivadora de este escritor danés me llevó por muchos caminos de esa Europa destrozada por el horror de la violencia y por laberintos del alma que hasta entonces no había conocido. A través de su descarnada narrativa, accedí a la frialdad del asalto y la ejecución cobarde y por la espalda, conocí el fuego lujurioso y demencial que estalla en las violaciones, me conmoví con sus truculentas descripciones de actos miserables, de infinita barbarie y me sobrecogí con el miedo lacerante de los bombardeos, los fusilamientos y las masacres de gentes inermes. Hizo brotar mucha adrenalina, debo decir, pero también me hizo vibrar emocionado con sus descripciones de pequeños actos de lealtad y confianza entre seres que no tenían nada más que ellos mismos, y que podían redimirse con creces de muchas de sus terribles fechorías. Entendí que el bueno no lo es siempre, y muchas veces no lo es, sólo lo parece, y que el malo tambien tiene su gracia y su justificación. En suma, con su magia narrativa, Hassel tiñó el mundo para mí de otro color. Ya de mayor he venido a enterarme de que Sven Hassel era el seudónimo literario de Borge Willy Redsted Pedersen, escritor danés que nunca hizo parte del Regimiento Disciplinario 27 de la Wehrmacht, ni tampoco muy probablemente de ninguna de las muchas batallas que narró a través de una decena de libros que se vendieron por millones, escritos en muchos idiomas. He concluido que a través de la literatura de Hassel, o mejor, de Pedersen, no viví la Segunda Guerra… viví muchas guerras, narradas a través de soldados, testigos, hombres y mujeres que fueron fuentes de información, personajes anónimos y aún existentes sólo en la imaginación de este danés. Cavilando en esto, que ocurrió dentro de mí –y presumo, en muchos otros lectores- reafirmo mi admiración por el cautivante y conmovedor poder de la literatura. Oscar Ayala A. Santiago de Cali, Junio de 2017