el valor ético de la persona

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Formación Inicial Dimensión Humana Tema 2 ©Asociación de Salesianos Cooperadores - Región Ibérica 1 El valor ético de la persona 1 FICHA PARA EL FORMADOR 1.1 Introducción La ética es una guía que muestra el correcto comportamiento del ser humano en determina- das ocasiones, este comportamiento es regido por las costumbres y leyes de la sociedad donde se habita, y siempre se busca el no dañar o lastimar a otra persona. Los valores éticos son un conjunto de normas establecidas en nuestra mente, este conjunto de valores son la guía que nos ayuda a actuar de manera responsable frente a diversas situacio- nes. Quien tiene valores éticos fuertes será una persona de provecho de cara a la sociedad. Hay diferentes ramas de la ética, sin embargo la mayoría de ellas van encaminadas a guiar al ser hu- mano hacia la perfección de la moral, a ser consecuente con sus actos y tratar de hacer el bien ante todas las cosas. La persona tiene un componente que lo distingue de los animales: es responsable. En sus ac- ciones y relaciones con el medio y con los otros, no vale cualquier decisión que tome. Todas sus decisiones tienen un valor moral, y no son iguales. Hay que educar a la persona a que elija las decisiones morales con mayor valor dentro de un sistema ético. Intentamos aclarar algunos con- ceptos y algunas ideas que nos ayuden a comprender un poco de la ética y las acciones morales producidas por ella. 1.2 Objetivos - Competencias Aprender a valorar a toda persona por sí misma, no por lo que pueda ser o representar. Abrirse a los valores más altos, como el respeto a la justicia, la sinceridad, la bondad, la firmeza de ánimo, la lealtad y la coherencia y testimoniarlos. Dar respuesta a nuestras auténticas necesidades e intereses, no a convencionalismos ni a condicionamientos del exterior, para llegar a la auténtica felicidad. Ayudar a la persona a descubrir y asumir el propio sentido de la vida y desarrollar al má- ximo posible todas sus potencialidades de crecimiento en forma armónica y ponderada. Aceptar y apreciar las razones de los demás, madurando actitudes de apertura, confianza y estima recíproca, creciendo en la capacidad de resolver conflictos.

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Formación Inicial Dimensión Humana

Tema 2

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El valor ético de la persona

1 FICHA PARA EL FORMADOR

1.1 Introducción

La ética es una guía que muestra el correcto comportamiento del ser humano en determina-das ocasiones, este comportamiento es regido por las costumbres y leyes de la sociedad donde se habita, y siempre se busca el no dañar o lastimar a otra persona.

Los valores éticos son un conjunto de normas establecidas en nuestra mente, este conjunto de valores son la guía que nos ayuda a actuar de manera responsable frente a diversas situacio-nes.

Quien tiene valores éticos fuertes será una persona de provecho de cara a la sociedad. Hay diferentes ramas de la ética, sin embargo la mayoría de ellas van encaminadas a guiar al ser hu-mano hacia la perfección de la moral, a ser consecuente con sus actos y tratar de hacer el bien ante todas las cosas.

La persona tiene un componente que lo distingue de los animales: es responsable. En sus ac-ciones y relaciones con el medio y con los otros, no vale cualquier decisión que tome. Todas sus decisiones tienen un valor moral, y no son iguales. Hay que educar a la persona a que elija las decisiones morales con mayor valor dentro de un sistema ético. Intentamos aclarar algunos con-ceptos y algunas ideas que nos ayuden a comprender un poco de la ética y las acciones morales producidas por ella.

1.2 Objetivos - Competencias

Aprender a valorar a toda persona por sí misma, no por lo que pueda ser o representar.

Abrirse a los valores más altos, como el respeto a la justicia, la sinceridad, la bondad, la firmeza de ánimo, la lealtad y la coherencia y testimoniarlos.

Dar respuesta a nuestras auténticas necesidades e intereses, no a convencionalismos ni a condicionamientos del exterior, para llegar a la auténtica felicidad.

Ayudar a la persona a descubrir y asumir el propio sentido de la vida y desarrollar al má-ximo posible todas sus potencialidades de crecimiento en forma armónica y ponderada.

Aceptar y apreciar las razones de los demás, madurando actitudes de apertura, confianza y estima recíproca, creciendo en la capacidad de resolver conflictos.

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1.3 Referencias

Bíblicas

“También habéis oído que antes se dijo: «Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo». Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, pues él hace que su sol salga sobre malos y buenos, y envía la lluvia sobre justos e injustos”. (Mt 5, 43-45)

Culturales

“Quien desea para los demás lo mismo que desea lo que no quisiera que le hiciesen a él, este posee la rectitud de corazón y cumple la norma de conducta moral que la propia naturaleza ra-cional impone al hombre.” (Confucio).

“Enseguida acostúmbrate a ser justo en actos y todo cuanto ejecutes”. (Pitágoras)

“Obra sólo de forma que puedas desear que el motivo que guía tu acción se convierta en una ley universal”. (Emmanuel Kant)

“Obra de tal modo que consideres a los hombres, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin, y nunca sólo como un medio”. (Emmanuel Kant).

“La conciencia tiene unos derechos porque tiene unos deberes”. (Beato card. John H. New-man)

Salesianas

PVA/ E Art. 8, 9, 10.

PVA/R Art. 2, 3, 7.

1.4 Propuesta de desarrollo del tema

A la hora de desarrollar el tema sugerido, se propone hacerlo en una sesión de trabajo. Siguiendo el esquema ya conocido:

Lectura individual y previa del material facilitado (2.2).

Reflexión personal, a la luz de las pautas sugeridas (2.3).

Compartir, durante la reunión formativa, aquellos aspectos que parezcan complejos, novedo-sos, aquellos sobre los que se necesite alguna aclaración y, por supuesto, las reflexiones de los aspirantes, a partir de las pautas.

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1.5 Para documentarse

Materiales

Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes, nn.12, 15-17, 27, 31, 41.

Juan Pablo II, Veritatis Splendor, 1993, nn.26, 32, 36, 38, 78, 97.

Benedicto XVI, Caritas in Veritate, 2009, nn. 2, 9,13, 36, 45.

Bibliografía

CORTINA, ADELA, Ética Civil y Religión, PPC, Madrid 1995.

MORAL, JOSÉ LUIS, Creado, Creador, Editorial CCS (Teología para Jóvenes 13), Madrid 1999.

TIERNO, BERNABÉ, Guía para Educar en Valores Humanos, Taller de Editores, Madrid 1996.

TIERNO, BERNABÉ, Valores Humanos, Volumen 1 a 4, Taller de Editores, Madrid 1996-1998.

FLECHA, JOSÉ RAMÓN, Teología Moral Fundamental, BAC (Manuales Sapientia Fidei 8), Madrid 2010.

MARTÍNEZ, JULIO L., Libertad Religiosa y Dignidad Humana, San Pablo (Teología Comillas 10), Madrid 2009.

MARINA, JOSÉ ANTONIO, Ética para Náufragos, Anagrama (Compactos 169), Barcelona 1998.

SAVATER, FERNANDO, Ética para Amador, Ariel, Barcelona 1997.

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2 FICHA PARA EL ASPIRANTE

2.1 Introducción

La ética es una guía que muestra el correcto comportamiento del ser humano en deter-minadas ocasiones, este comportamiento es regido por las costumbres y leyes de la socie-dad donde se habita, y siempre se busca el no dañar o lastimar a otra persona.

Los valores éticos son un conjunto de normas establecidas en nuestra mente, este con-junto de valores son la guía que nos ayuda a actuar de manera responsable frente a diver-sas situaciones.

Quien tiene valores éticos fuertes será una persona de provecho de cara a la sociedad. Hay diferentes ramas de la ética, sin embargo la mayoría de ellas van encaminadas a guiar al ser humano hacia la perfección de la moral, a ser consecuente con sus actos y tratar de hacer el bien ante todas las cosas.

La persona tiene un componente que lo distingue de los animales: es responsable. En sus acciones y relaciones con el medio y con los otros, no vale cualquier decisión que tome. Todas sus decisiones tienen un valor moral, y no son iguales. Hay que educar a la persona a que elija las decisiones morales con mayor valor dentro de un sistema ético. Intentamos aclarar algunos conceptos y algunas ideas que nos ayuden a comprender un poco de la ética y las acciones morales producidas por ella.

Propuesta de desarrollo del tema

A la hora de desarrollar el tema sugerido, se propone hacerlo en una sesión de trabajo. Siguiendo el esquema ya conocido:

Lectura individual y previa del material facilitado (2.2).

Reflexión personal, a la luz de las pautas sugeridas (2.3). 1. Compartir, durante la reunión formativa, aquellos aspectos que nos parezcan com-

plejos, novedosos, aquéllos sobre los que necesitemos alguna aclaración y, por su-puesto, nuestras reflexiones a partir de las pautas.

2.2 Documentos

1. La persona, valor en sí misma

El hombre es absolutamente valioso, es un ser valioso en sí mismo. Como no hay ningún precio que se pueda pagar por ellos, no pueden ser evaluados a unos y de distinta manera a otros, sino a todos por igual, el hombre tiene dignidad, y que por lo tanto merecen un respeto del que se deducen obligaciones morales. El tener dignidad hace del hombre po-seedor de un valor absoluto que conlleva un mandato moral que podría definirse como “Trata a cada persona como algo relativamente valioso, es decir es un fin en sí mismo y no un medio, no lo instrumentalices”. Fue Emmanuel Kant el primero que en una ética filosó-fica reconoció que todo ser humano tiene este valor absoluto.

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2. La persona, destinada a ser feliz

Cada acto humano es siempre el resultado de una elección, de una decisión, entre varias posibles. Tal elección se hace con arreglo a una escala de valores, y de aquí se deduce que, si queremos escoger lo que es mejor para nosotros, lo que más nos conviene, lo más puede contribuir a nuestro bienestar, será necesario que nuestros valores sean lo más personales posibles, es decir, respondan a nuestras auténticas necesidades e intereses, no a conven-cionalismos, a condicionamientos del exterior. Repitiendo actos creamos hábitos, y repi-tiendo hábitos, llegamos adquirir un carácter, un modo ético de ser, que si está constituido por valores positivos nos llevará a la felicidad.

La ética es un quehacer que consiste en la forja del carácter. Nacemos con un determi-nado carácter, pero vamos modificándolo con nuestro actuar, y podemos dirigirlo hacia la plenitud o hacia la degeneración, hacia la felicidad o hacia la desgracia. En este camino contamos con orientaciones como que valores merecen la pena, que deberes es preciso cumplir, virtudes que conviene asumir. Porque el quehacer ético consiste en un entrena-miento vital gracias al cual podemos ir encontrándonos en forma, alcanzando hábitos. Te-ner la moral alta no significa exclusivamente estar animado, sino haber adquirido mediante la actividad la actitud necesaria, la predisposición adecuada para enfrentar los retos vitales con altura humana. Esta predisposición que tiene o adquiere la persona para lograr estos retos se llama virtud.

3. La ética en la sociedad

Ética civil es la ética de los ciudadanos, la moral que los ciudadanos de una sociedad pluralista deben encarnar para que sea posible la convivencia pacífica, el respeto y la tole-rancia por las distintas concepciones del mundo. La ética civil consiste en un conjunto mí-nimo de valores tal que, si no es compartido por los ciudadanos, la convivencia se hace imposible.

Una sociedad con corrupción, no sólo es aquella en la que los políticos lo son. La corrup-ción afecta a todas las instituciones y actividades cuando las personas que participan en ellas no las aprecian en sí mismas, porque no valoran el bien interno que con ellas se per-sigue, bien que les da sentido y valor social. Este es el bien interno de la actividad. Y, sin embargo, realizan su tarea exclusivamente por bienes externos: dinero, imagen social y poder. Al prevalecer los bienes externos sobre los internos, los propios de la institución o actividad, éstas pierden legitimidad, pierden su orientación, se corrompen.

Cuando esta corrupción se extiende, tenemos una sociedad desmoralizada, donde por encima de los bienes internos están los externos del dinero, el prestigio y el poder. Todos los bienes internos y externos son necesarios, pero hay que tener muy claro cuales están primero en las motivaciones y orientaciones de nuestra acción. Este no es un discurso sólo para cristianos, sino para cualquier persona, porque la riqueza personal viene de la riqueza de las actividades que desarrollamos. Y volvemos al tema de la virtud, predisposición ne-cesaria para afrontar nuestra vida social.

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4. Ética civil y ética cristiana

La justicia social es uno de los valores directores de la convivencia social. Puede enten-derse esta justicia como una virtud que nos exige unos mínimos básicos de convivencia. Se considera que debe ser universalmente exigida, como principios básicos, deberes innego-ciables unos mínimos decentes, que permitan a los hombres convivir, si no en condiciones de felicidad, al menos de justicia. Es una ética de mínimos. Aquí se puede enmarcar la De-claración de los Derechos Humanos de la ONU de 1948.

También hay éticas de la felicidad, que por el contrario intentan ofrecer ideales de vida buena, en los que los bienes que el hombre puede gozar se presentan ordenados para con-seguir la mayor felicidad posible. Son éticas de máximos, que aconsejan, invitan, animan a seguir su modelo, pero que no pueden exigirse. Aquí están las religiones y otros sistemas éticos. La justicia como ética de mínimos afecta a todos, y las éticas de la felicidad, de má-ximos, sólo a aquellos que han optado por seguirlas.

De lo anterior se sigue que debe haber una libertad de, presupuesto mínimo para ejer-cer las actividades humanas, pero también existe una libertad para, por la que podemos optar para dirigir nuestra vida a la verdad, lo bueno y lo bello, y mejorar nuestra vida y la de todos los que nos rodean.

El cristianismo no es una ética de mínimos de justicia, sino una religión de máximos de felicidad. Los mínimos de justicia le parecen irrenunciables, y se alegra profundamente de que formen parte de la conciencia moral social de nuestro tiempo, pero no agotan la oferta cristiana. Porque el Dios de Jesucristo ofrece su amor e invita a él; es testigo de su propia vida, apoyo y consuelo; revela un sentido para la vida, en estos tiempos que el sentido es un recurso tan escaso.

2.3. Pistas para la reflexión

2.3.1 Saber

Tras leer el tema, ¿Qué entiendo por ética? ¿Entiendo que forma parte del ser per-sona y ser sociedad?

¿Entiendo por qué, una forma de actuar, nos conduce al bien y la felicidad y otra no?

¿Conozco qué valores tenemos presentes para tomar una decisión?

2.3.2 Saber hacer

¿Soy capaz de saber decidir por mí mismo para no dejarme llevar por el ambiente reinante en la sociedad, respecto a la falta de integridad o dignidad? Pon ejemplos concretos en que así lo hagas.

¿Qué pienso que es necesario hacer para vivir conforme a una ética? ¿Cómo alcan-zar ésta?

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2.3.3 Saber ser

¿Cuál es mi propia ética? ¿Cómo incide en mi toma de decisiones?

¿Soy consciente de que somos responsables de las decisiones que tomamos?

Cuando me confronto con las situaciones nuevas que presenta la sociedad y la igle-sia, ¿Se estar disponible para cambiar mis opiniones?

2.3.4 Saber vivir en comunión

¿Me siento parte de la sociedad y responsable en la determinación de los valores que debemos defender?

¿Se aceptar los condicionamientos de las personas que nos rodean, con sus pros y contras?

¿Cómo tiene que ser vivir con los demás basándonos en unos criterios éticos, a ve-ces, tan alejados de lo que dicta la sociedad?

2.3.5 Experiencias complementarias

Aplicándolo a la vida

El objetivo último de toda actividad humana, es la búsqueda de la realización del ser humano. Cada actividad humana estructurada, persigue ese objetivo fundamental.

La ética es la praxis de hacernos mutuamente personas en la historia, entendiendo la praxis como el aprender haciendo, el desarrollar las certezas a partir fundamentalmente de la experiencia críticamente analizada, en un proceso personal y social que abarca a cada individuo y a la humanidad entera.

Es también el hacernos mutuamente personas, ya que no se trata de mecanismos auto-máticos sino del ejercicio de la libertad de un ser abierto e incompleto que necesita auto-definirse y autoconstruirse en interacción, para poder realizarse en la vida: desarrollo de ideales, escalas de valor, pautas de validación de conductas, etc., son parte imprescindible de este proceso.

Síntesis

Valorar y potenciar el respeto a los semejantes, sin importar sexo, edad, estado civil, religión o estado socio-económico.

Tener la disposición de crear lazos de humanidad entre las personas como valor para todos los seres humanos.

Desarrollar un comportamiento respetuoso hacia los demás

Poner en práctica nuestros valores humanos y morales, como fuente de inspira-ción para el desarrollo de la paz.

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Desarrollar los valores éticos fundamentales, como cimiento de la educación y convivencia de las personas.

Respetar las costumbres y leyes de la sociedad donde se habita, para no dañar o lastimar a otras personas.

Formar seres humanos en valores para elevar el conocimiento y convertirlos en ciudadanos útiles a la sociedad.

Respetar las leyes que rigen la sociedad donde vivimos, por ejemplo debemos pro-curar no tirar basura en la calle.

Respetar costumbres y opiniones de otras personas, aunque estas sea muy dife-rentes a las nuestras, como muestra de tolerancia hacia distintos modos de pen-sar.

2.4 Otros recursos

Documentos

El Camino Recto (Confucio)

Ante todo es necesario conocer el fin hacia el que debemos dirigir nuestras acciones, es necesario descubrir nuestro destino, para poder tomar la firme determinación de dirigirnos hacia él. Si se alcanza la perfección en los conocimientos morales, entonces las intenciones son rectas y sinceras. Si las intenciones son rectas y sinceras, el alma queda adornada con todas las virtudes. Las virtudes del alma mejorarán y corregirán todo vuestro ser. Desde el hombre más noble al más humilde, todos tienen el deber de mejorar y corregir su propio ser. El perfeccionamiento de uno mismo es la base de todo progreso y desarrollo moral.

La regla de oro (Rabino Hillel, s.I a. C.)

Se le pidió al maestro Hillel que resumiera la ley de la manera más corta posible y su respuesta fue su fórmula de la regla de oro “lo que no quieres que te hagan a ti no se hagas al prójimo. Esta es la ley entera, el resto es comentario”.

Una mentalidad ética (Aguinaldo 2011. Don Pascual Chávez)

Una mentalidad «ética», capaz de discernir entre el bien y el mal y saber orientarse hacia el bien. Esa cultura está iluminada por la conciencia moral, más centrada en los valores que en los medios, y asume como punto básico la primacía de la persona. La cultura lleva siem-pre en su interior un impulso ético y es en sí misma un valor moral, porque persigue la calidad humana de cada uno y de la comunidad. Pero sobre ella repercuten los límites del hombre.

Algunas de sus tendencias y realizaciones, cuando no sistemas enteros, se presentan bajo el signo de la ambigüedad moral. Y esto en las dos dimensiones, objetiva y subjetiva. El hecho llega a ser grave cuando en el dinamismo mismo de elaboración de la cultura, el criterio ético desaparece o viene subordinado a otros.

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Pierde entonces toda incidencia la referencia al bien y al mal, y prevalecen otras exigen-cias, como la utilidad, el placer, el poder. El lenguaje, en estos últimos tiempos, ha acuñado una serie de expresiones que ponen en evidencia, bajo forma de polaridad, la primacía o la ausencia de una referencia ética válida en la evolución de la cultura: cultura del ser y del tener, de la vida y de la muerte, de la persona y de las cosas. Desarrollar la cultura con mentalidad ética querrá decir, no sólo hacerla crecer en cualquier caso, sino contrastar sus concepciones y realizaciones con la conciencia iluminada por la fe para purificarla y resca-tarla de la ambigüedad y alentarla en la dirección de los valores.

Principios (Groucho Marx)

“Estos son mis principios y, si no les gustan, tengo otros”.

El Sabio (Tao Te King)

El sabio se mantiene alejado de la rivalidad, de la codicia y de la confusión producida por los deseos. El sabio es feliz al vivir, es bondadoso y armoniza con todos, es sincero al hablar, equilibrado y recto en el trabajo y en la vida. Cuando acaba su obra, se retira oportuna-mente. El sabio posee poco porque se ha olvidado de las cosas. El sabio no es impetuoso, y nunca pierde el dominio de sí mismo. El sabio no ofende a nadie, y nunca halla motivo para rechazar a nadie. El sabio es aquel que se conoce a sí mismo, que quiere conquistarse a sí mismo, más que conquistar a otros. El sabio hace del corazón de los demás el suyo propio. Con el bueno obra de forma buena, con el malo obra de buena forma.

Opción fundamental (Leonardo Boff)

La unidad de vida recibe el nombre de proyecto fundamental y supone la opción funda-mental de englobar las múltiples manifestaciones de la vida y de unir, como cuentas en un collar, los diferentes actos humanos. Este proyecto de vida que nace la interioridad de la persona y de su opción de relación con el mundo y con los otros, y que se apoya en tradi-ciones ya configuradas es el que confiere unidad al itinerario humano.

Derechos y deberes más allá de la ley (E. Levinas)

Los derechos de los demás están basados sobre los deberes de uno. La justicia me or-dena ir más allá de la línea recta de la justicia, por lo cual nada puede marcar el fin de este avance; tras la línea recta de la ley se extiende, infinita e inexplorada, la tierra de bondad, que exige todos los recursos de una presencia única.

Valores éticos.

Los valores éticos son guías de comportamientos que regulan la conducta de un indi-viduo. En primer lugar, la ética es la rama de la filosofía que estudia lo que es moral, realiza un análisis del sistema moral para ser aplicado a nivel individual y social.

Los valores éticos más relevantes son: justicia, libertad, responsabilidad, integridad, respeto, lealtad, honestidad, equidad, entre otros. Los valores éticos se adquieren durante

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el desarrollo individual de cada ser humano con experiencia en el entorno familiar, social, escolar e inclusive medios de comunicación.

Los valores éticos demuestra la personalidad del individuo, una imagen positiva o nega-tiva de él propio, como consecuencia de su conducta, se puede apreciar sus convicciones, sentimientos e intereses que posee, por ejemplo: el individuo que lucha por la justicia, por la libertad, considerados como valores positivos, refleja una persona justa, de lo contrario, se observa un ser humano apático ante este valor y con cierto apoyo ante las injusticias.

Los valores éticos permiten regular la conducta del individuo para lograr el bienestar colectivo y una convivencia armoniosa y pacífica en la sociedad.

Es de destacar, que los valores éticos pueden ser relativos en virtud del punto de vista que posee cada persona, ya que por ejemplo para un individuo llegar puntual al trabajo como sinónimo de responsabilidad para otro no es ético o no es de relevancia, existen in-dividuos que no respetan los diferentes puntos de vista, para algunos es una actitud no ética como para otros es sinónimo de defender su punto de vista y, así como estos ejemplos pueden existir mucho.

Por otro lado, los valores éticos pueden ser absolutos, en virtud de que es visto como un hábito o costumbre practicado por toda la sociedad. Una vez con la aclaración de que consiste y que son los valores éticos, el ser humano vive en un constante juicio ético, esto es, razonar y determinar qué acción, conducta o actitud es la más acertada en un momento determinado, en función a las normas y valores impuestos por la sociedad.

Cuando el individuo se encuentra frente a un juicio ético es importante comprender el problema ético, buscar la mejor solución que no perjudique a otros individuos y reflexionar porque fue la mejor solución ante esa situación.

Etimológicamente, la palabra ética es de origen griego ethos que significa “hábito o cos-tumbre” y el sufijo -ico que expresa “relativo a”.

Valores éticos fundamentales.

Libertad. Se define como la cualidad de cualquier ser humano a elegir su destino, a decidir por sí mismo sobre sus propios actos, es decir, eres libre cuando nadie más decide por ti. Algo importante a acotar sobre la libertad, es que así como eres libre para elegir tus actos, así mismo debes de hacerte responsable de las consecuencia de dichos actos, caso contrario, estarías cayendo en libertinaje, el no asumir las consecuencias de tus actos.

Justicia. Este valor ético es la cualidad de dar a cada quien lo que por derecho le corres-ponde, sea bueno o malo. La justicia es ciega, esto quiere decir que no mira a quien se juzga, de esta manera no habrá parcialidad al momento de dar su merecido a una persona.

Responsabilidad. La responsabilidad es la facultad humana de asumir las consecuencias de tus propios actos, es cumplir con las obligaciones contraídas, ya sea por medio de un contrato legal o más importante aún, por la palabra dada a una persona. Ser responsable es cumplir siempre con los deberes contraídos, aunque estos no sean del todo cómodos.

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Un ejemplo práctico de responsabilidad es cuando se tiene un hijo, el cual es consecuencia de un acto tuyo y tu pareja, este hijo va a necesitar de tu sustento económico, el hacerte responsable de que tenga que comer y vestir, y para esto debes de conseguir un trabajo, que aunque sea pesado, debes de hacerlo para proporcionar el sustento a tu hijo, lo cual te hará una persona responsable de tus actos.

Verdad. La palabra verdad se usa mucho para referirse a una persona honesta, sincera y de buena fe, una persona en la que puedes confiar. La verdad es lo que define lo real de lo falso, algo verdadero es algo que puedes comprobar. El ser honesto es cumplir con lo que ofreces. “La verdad los hará libres” una frase que encaja perfectamente, ya que solo c

Valores morales.

Como valores morales se conoce el conjunto de normas y costumbres que son transmi-tidas por la sociedad al individuo y que representan la forma buena o correcta de actuar. En este sentido, los valores morales nos permiten diferenciar entre lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto, lo justo y lo injusto.

Como tal, los valores morales son introducidos desde la temprana infancia por los pa-dres o las figuras de autoridad, para luego, en la etapa escolar, ser reforzados por los maes-tros o profesores. Muchos de ellos también vienen determinados por la religión que prac-ticamos y otros tantos están tan arraigados en nuestras sociedades que su violación puede conducir, incluso, a sanciones legales.

Valores morales son, por ejemplo, la honestidad, el respeto, la gratitud, la lealtad, la tolerancia, la solidaridad y la generosidad, entre otros.

Existen, asimismo, ciertas escalas jerárquicas entre los valores morales que, en medio de un conflicto, nos obligan a priorizar unos sobre otros. Por ejemplo, la lealtad es funda-mental en una amistad, pero si un amigo ha cometido un delito y la policía nos interroga, lo correcto sería que privilegiáramos el valor de la honestidad por encima de nuestra leal-tad.

Del mismo modo, en determinadas situaciones podemos alternar entre uno y otro valor. Por ejemplo, si estamos muy felices festejando una fecha importante, con música a todo volumen, nuestros vecinos, durante un periodo de tiempo, comprenderán que deben po-ner en práctica la tolerancia, pero si nos excedemos en la duración de la celebración, y a la una de la madrugada aún mantenemos el volumen al máximo, entonces nuestros vecinos tendrán todo el derecho de exigirnos el respeto a su sueño.

Valores humanos.

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Se conoce como valores humanos al conjunto de características que posee una per-sona u organización, los cuales determinan el comportamiento e interacción con otros individuos y el medio ambiente. Los valores son objeto de estudio de la Axiología.

Los valores humanos son valores morales que afectan la conducta de los individuos. Los valores morales pueden ser considerados éticos y sociales, que constituyen un conjunto de reglas establecidas para lograr una convivencia saludable dentro de una sociedad. Asi-mismo, existen los valores sociales y culturales determinados por una sociedad y cultura, valores económicos, valores estéticos, entre otros.

En referencia al individuo, se suele hablar de valores humanos. Algunos de los valores humanos son: la honestidad, la responsabilidad, el respeto, la tolerancia, el agradeci-miento, el amor, la solidaridad, la libertad, entre otros. En relación a este punto, se puede determinar que los valores humanos cuentan con una serie de características, como:

Jerarquía, hay valores que son considerados superiores y otros inferiores, aunque no le resta la importancia de su práctica en el día a día. En este sentido, se aprecia una escala de valores en el que prevalece unos valores por encima de otros cuando existe un conflicto.

Polaridad, los valores se presentan en sentido positivo pero estos conlleva un con-travalor.

Dinamismo, los valores se transforman con las épocas, dan sentido a la vida del ser humano y a la sociedad.

Integralidad, cada valor es una abstracción íntegra en sí mismo.

Es de resaltar, que existe una lista de valores humanos considerados como valores uni-versales, esto es, son comunes en distintas culturas, por ejemplo: el respeto, la responsa-bilidad, la honradez, la solidaridad, la verdad, el honor, la paz, etcétera. En contraposición, existen valores humanos apreciados como relativos ya que no se consideran comunes en todas las sociedades o que no son permanentes en el tiempo.

Los valores humanos son importantes por su contribución en mejorar la sociedad y apor-tar dignidad a la persona. A pesar de que hoy en día, existe una crisis de valores, una pér-dida de los mismos, que afecta a la humanidad debido a la forma egoísta, odiosa, cruel y violenta que se observa entre las relaciones sociales, por ejemplo: los jóvenes no respetan a los mayores, delincuencia, prostitución, etcétera.

En razón de lo anterior, son esenciales los buenos ejemplos de la sociedad a través del comportamiento, para lograr una convivencia pacífica y llevadera entre los individuos.