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140 RESEÑA DE REVISTAS BICC, XXIII, 1968 Review Anieles: Positivism in historical linguistics, págs. 321-333: REBECCA POSNER polemiza con ROBERT A. HALL, JR., Idealism in Romance linguistics, quien considera que el idealismo ha causado gran mal a la romanística. — K. TOGEBY comenta (págs. 331-338) La place de l'adjectif par rapport au groupe nom -f- de -f- nom, de L. CARLSSON. R e v i e w s , págs. 339-394. Briefer Mention, págs. 385-388. Núm. 4, mayo de 1967. Este número es un homenaje a Kurt Lewent, y se inicia con una Dedication (págs. 389-390) firmada por [Y. M.]. Viene luego An ana- lytical bibliography o/ the writings o] Kurt Lewent (págs. 391-403), compilada por BENJAMÍN M. WOODBRIDGE, JR. — H. y R. KAHANE, Gree\ in Southern Italy, págs. 404-438. ARIÉ SERPER, Renart le Bestourné poéme allégorique, págs. 439-455. Notes: JOAN M. FERRANTE, Malebolge (Inf. XVlll-XXX) as the %ey to the structure of Dante s Inferno, págs. 456-466. FREDERICK GOLDIN, The law's homage to grace: Peire Cardenal's Vera Vergena, Maria, págs. 466-477. OLIVER T. MYERS, Syntactic and formal correlates with rhythm in the Spanish octosyllable, págs. 478-488. Review articles, págs. 489-542. R e v i e w s , págs. 543-588. José JOAQUÍN MONTES GIRALDO. Instituto Caro y Cuervo. EMÉRITA, Boletín de Lingüística y Filología Clásica, Madrid, tomos XXXII-XXXIV, 1964-1966. Tomo XXXII, 1964. Fascículo 1*. WALTER PÓTSCHER, ZU Xenophanes, Fragment 23, págs. 1-13. — En este artículo el autor manifiesta que la relación de tU Otas y dtoí, en el fragmento 23 de Jenófanes, puede muy bien entenderse así: co- mo los dioses representan fenómenos de una percepción de la vivencia humana, en armonía con la realidad consciente, se oponen al concepto más pobre en caracteres del cU díói, correspondiente a la realidad absoluta.

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Page 1: Emérita, Madrid, ts. XXXII-XXXIVEl tercero es la prueba de que en Plauto y Terencio hay adjetivos del tipo referido, por ejemplo: subniger, subaquilus, submerus, etc. El cuarto, que

140 RESEÑA DE REVISTAS BICC, XXIII, 1968

R e v i e w A n i e l e s : Positivism in historical linguistics, págs.321-333: REBECCA POSNER polemiza con ROBERT A. HALL, JR., Idealismin Romance linguistics, quien considera que el idealismo ha causadogran mal a la romanística. — K. TOGEBY comenta (págs. 331-338) Laplace de l'adjectif par rapport au groupe nom -f- de -f- nom, de L.CARLSSON.

R e v i e w s, págs. 339-394. — B r i e f e r M e n t i o n , págs.385-388.

Núm. 4, mayo de 1967.

Este número es un homenaje a Kurt Lewent, y se inicia con unaDedication (págs. 389-390) firmada por [Y. M.]. Viene luego An ana-lytical bibliography o/ the writings o] Kurt Lewent (págs. 391-403),compilada por BENJAMÍN M. WOODBRIDGE, JR. — H. y R. KAHANE,

Gree\ in Southern Italy, págs. 404-438. — ARIÉ SERPER, Renart leBestourné — poéme allégorique, págs. 439-455.

N o t e s : JOAN M. FERRANTE, Malebolge (Inf. XVlll-XXX) asthe %ey to the structure of Dante s Inferno, págs. 456-466. —FREDERICK GOLDIN, The law's homage to grace: Peire Cardenal's VeraVergena, Maria, págs. 466-477. — OLIVER T. MYERS, Syntactic andformal correlates with rhythm in the Spanish octosyllable, págs. 478-488.

R e v i e w a r t i c l e s , págs. 489-542. — R e v i e w s , págs.543-588.

José JOAQUÍN MONTES GIRALDO.

Instituto Caro y Cuervo.

EMÉRITA, Boletín de Lingüística y Filología Clásica, Madrid, tomosXXXII-XXXIV, 1964-1966.

Tomo XXXII, 1964.

Fascículo 1*.

WALTER PÓTSCHER, ZU Xenophanes, Fragment 23, págs. 1-13. —En este artículo el autor manifiesta que la relación de tU Otas y dtoí,en el fragmento 23 de Jenófanes, puede muy bien entenderse así: co-mo los dioses representan fenómenos de una percepción de la vivenciahumana, en armonía con la realidad consciente, se oponen al conceptomás pobre en caracteres del cU díói, correspondiente a la realidadabsoluta.

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Sostiene, además, que ante la identidad de esencia del D i o sU n o y de l o s d i o s e s (prescindiendo de la Unidad del que estápor encima de todos), éstos pueden representar a aquél.

J. ALSINA, Nota a Teócrho (XI 13), págs. 15-18. — Con dosifi-cada erudición, necesaria para su propósito, el autor de este artículose ocupa, como otros investigadores y críticos lo han hecho, del versocitado, en el cual ve sobre todo un "problema de crítica textual", ori-ginado en el ¿elSu>v que aparece allí.

Alsina dice que debe tenerse en cuenta la interpretación de Le-grand, es decir, que "el Cíclope cantaba, al principio de su amor, can-ciones ajenas, dedicadas a Galatea"; y que "el verdadero remedio desu amor consistió en componer, precisamente, sus propios cantos".Pero luego afirma (y no podría decirse otra cosa) que Legrand, consu conjetura, no ha hecho sino agregar un intento de solución a eseproblema.

Al autor le llama la atención también la propuesta de Cataudella,a saber: corregir el texto tradicional, suponiendo que ¿úSwv es unacorrupción de ¿ú X&v, pero considera inaceptable que pueda darse elvalor de 'amar' al verbo Acúo, por cuanto éste nunca ha tenido en griegocarácter afectivo.

Para terminar su artículo, Alsina propone, como posible solución,cambiar áeíSwi' por oic'áSev. Sin embargo, el problema continúa.

A. BALIL, LOS gobernadores de la Hispania tarraconense duranteel imperio romano, págs. 19-34. — Es un estudio de carácter histórico,en el cual presenta su autor una nueva y más completa lista de los go-bernadores de la Hispania tarraconense, con bibliografía y materialesexhaustivos.

Encabeza el orden de gobernantes el nombre de Apuleyo, cuyogobierno duró solamente un año, el 27 antes de Cristo, y termina conlos nombres de Valerio Juliano, Julio Vero y Badio Marino comopraesides de la tarraconense, y de Acó Catulino, que lo fue de la Galeciaen el siglo iv, después de Cristo.

El trabajo va seguido de un apéndice, donde manifiesta Balil eldeseo que tuvo de discutir si T. Aurelio Fulvo desempeñó su cargoen tiempo de Vespasiano o en el de Augusto, y afirma que, por tra-tarse de un punto que requiere largo espacio, remite a un estudio depróxima aparición, donde expone sus argumentos en favor de la épocade Vespasiano.

Luis GIL, Notas críticas a Lisias, págs. 35-47. — Se trata de unestudio enjundioso, con buenas e importantes 'innovaciones' para losfilólogos.

El estudio se divide en tres partes. En la primera el autor recogetres textos, a saber: Lisias XIII, 19; XIII, 20 y XIII, 48. En la segundadisena sobre los textos XIII, 91 y XIV, 9. En la tercera reúne de 'su

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cosecha' correcciones a ciertos pasajes de los Discursos, por ejemplo:a) XIII, 23; XIII, 82 y XIX, 6; b) XIII, 93; c) XIV, 42; XIV, 4; XIX,28; XIX, 58 y XXIV, 9; d) XX, 19 y XXII, 11.

Son dignas de tenerse en cuenta, entre otras, las siguientes correc-ciones, que destacamos a manera de ejemplo: en Lisias XIII, 82, aña-diendo el verbo cí después de la conjunción KO.1 que va después de laexpresión íroífjMV óvroiv Ti¡xa>ptlo8cu, para cumplir así con una exigen-cia del paralelismo que se establece en el KCU el TIS avrbv que apareceescrito después del TréfJLTreiv rrjv TTOfnrrjv.

En Lisias XIX, 6, propone que se lea /¿óXcara Se TOVTO ¿XOL °-V 71S

iSelv, birórav, etc., en vez de TI? heivórarov, OTCLV, etc., para que desapa-rezca la dificultad que surge al suponer que muy bien pudo confun-dirse IAEINOTAN con huvoTajov, por la escritura continua de lostextos. El autor se pregunta con relación a este punto: "¿Si el copistano acertó en el corte de palabras, cómo explicar la reaparición de óraven el texto?".

A. GARCÍA CALVO, La feminidad del camino, págs. 49-56. — Estetrabajo es, en parte, una ayuda a profesores de español y literatura. Elautor discurre acerca del origen de los géneros de algunas palabrasespañolas. En la tercera de las partes en que divide su exposición (entotal son 23), dice:

Que la lingüística morfema sigue presa todavía de esa misma pedanteríafundamental en que la reflexión gramatical se origina, en ninguna parte tal vezse ve más claro que en la cuestión de la sexualidad del .genero, por el rodeo deatribuir a la 'mentalidad primitiva' toda suerte de concepciones animistas y se-xuales.

Con cierto salero trata de explicar en el número siguiente porqué unos frutos son masculinos y otros femeninos. Pero el punto cen-tral de su exposición está en la forma como explica la feminidad delcamino.

García Calvo recuerda que son muchos los incautos que se apro-piaron, "no sin provocar risa en los gramáticos", las cuatro palabrascon que inicia Cervantes el capítulo cuarto de la primera parte de sulibro: "la del alba sería". Este error se comete por no advertir a pri-mera vista que la mencionada es una frase elíptica cuyo sujeto — elsustantivo hora — se encuentra en el capítulo anterior.

M. C. DÍAZ Y DÍAZ, Los adjetivos latinos compuestos con sub,págs. 57-101. — En este artículo, uno de los más extensos que aparecenaquí, el autor muestra que la preposición o preverbio latino sub hacontribuido a formar muchos adjetivos pertenecientes a todas las épo-cas del latín.

Desarrolla ocho puntos. El primero es una introducción que com-prende el estudio del preverbio sub con idea de movimiento y con idea

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de posición. El segundo es demostrar que puede suponerse, con razón,un origen griego a la forma de adjetivos y verbos compuestos con sub-.El tercero es la prueba de que en Plauto y Terencio hay adjetivos deltipo referido, por ejemplo: subniger, subaquilus, submerus, etc. Elcuarto, que recoge pasajes de escritores latinos pertenecientes al se-gundo tercio del siglo segundo antes de Cristo y a la época de Augusto,es la afirmación de que son escasos pero significativos los testimoniosdel empleo de ese preverbio en la mencionada época.

"En Cicerón la mies es fértil y alegre". Con esta frase empiezael desarrollo del punto quinto, donde se prueba que los ejemplos sur-gen a partir de los años 68-67 cronológicamente; que entre los años65-59 no aparece un solo ejemplo de nuestros compuestos; que en 59avanza un nuevo adjetivo, que aparece con perfil de adverbio: sub-contumeliose (carta a Ático II, 7, 3); que se multiplican las formasen el año 56, y que en el 54 Cicerón entrega un nuevo adjetivo:subinuisus, que aparece en uno de sus d i s c u r s o s . El sexto pun-to es un análisis de los casos de compuestos con sub-, entre autoresde origen pagano. El punto séptimo es probar que el empleo de esasadjetivaciones pervive, y que la mayor parte de ellas tiene su origenen escritores paganos.

El trabajo termina con una lista de aproximadamente quince ad-verbios y ciento cincuenta adjetivos citados en él.

A. D 'ORS, Miscelánea epigráfica: Un nuevo fragmento de ley mu-nicipal, págs. 103-106. — Se da noticia de un nuevo fragmento epigrá-fico, cuya época y lugar de hallazgo son desconocidos, aunque algunosdicen que procede de Sevilla, o mejor, de El Rubio, localidad dondefueron encontrados los nuevos bronces de la Ley de Osuna.

El fragmento es una reproducción de la ley municipal de Málaga,en su capítulo 67, líneas 21 a 35.

Viene ilustrado el trabajo en referencia con un facsímil del frag-mento, que reposa en el museo arqueológico de Málaga (España).

Fascículo 2'.

Luis GIL, Sobre la historia del aoristo atemático griego, págs. 163-183. — Aprovechando algunos de los conceptos emitidos acerca delmismo tema por el profesor Rodríguez Adrados, el autor hace aquíuna reconstrucción del sistema de aoristo en la prehistoria de la lenguagriega, y manifiesta que, estableciendo una cronología en las formassigmáticas que acabaron con las formas radicales atemáticas de losaoristos de las raíces disilábicas, es como puede llegarse a ver, con másclaridad, el proceso de aquella eliminación.

Presenta unos esquemas para probar que el haber sustituido lasformas atemáticas primitivas por las sigmáticas tenía en su favor lascoincidencias de sonido entre aquéllas y éstas, cuando tal vez habíaalternancias vocálicas en los dos tipos.

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Hecha la exposición de cómo los aoristos en -vv, como l<j>vv y ISvv,no muestran alternancia vocálica; y de cómo el único resto de aoristo en-Iv se encuentra en el verbo TTIMO, se ocupa en los aoristos radicalesatemáticos de las raíces diptongadas en -eu, para considerar luego quelas formas radicales de los verbos en líquida, como se fusionaron conlas formas sigmáticas, posiblemente se eliminaron en sus comienzos.

Anota, para terminar, que yÓTo ( = tytvero) está incluido entre los"restos de la primitiva flexión semitemática" por su considerable anti-güedad; y debe tenerse por presente, lo mismo que KCVTO, que tienejunto a sí un presente: K¿\ofiai y un aoristo: ¿K¿KX.CTO.

A. GARCÍA CALVO, La eliminación de 0 itálico como muestra demóvil interno de la mutación jonémica, págs. 185-191. — El autor deeste artículo muestra cómo la espirante s, que no está enmarcada enel conjunto de las oclusivas, es un fonema que lucha por quedar in-cluido en el sistema de fricativas y oclusivas. Sostiene que en el surde España, en Levante, parte del norte y América, se ha conseguidoesto por haber anulado la oposición 6/s.

Manifiesta que, para incluir la s en el sistema consonantico, habíaotra solución: anular la oposición f/0 con realización / del único fo-nema resultante. Como ejemplo trae pronunciaciones como fumo =zumo del habla de los niños de las zonas conservadoras del castellano.

Haber anulado, pues, la mencionada oposición f/6 le permitió ala s ser dental aspirante.

El trabajo de García Calvo es de difícil lectura. Dura es estafrase: "Es curioso que esta aspiración de la lengua la Lingüística lahaya reconocido desde siempre con el nombre de analogía". Tal vez,por la notoria redundancia pronominal.

ANTONIO FONTÁN, Tenuis... Musa? La teoría de los xapaKTVPe<sen la poesía augústea, págs. 193-208. — Es éste un artículo desarrolladoen cuatro puntos: a) el estudio de dos versos famosos en las Bucólicasde Virgilio, a saber:

Silvestrem tcnui musam meditaris avena(BIIC. I, 2),

Agrestem tenui meditabor harundine musam(BIIC. VI, 8).

El autor sostiene, entre otras cosas, que "tenuis musa es una ex-presión que no se ha escrito nunca en latín y que ningún poeta anti-guo se hubiera atrevido a formular expresamente. Lo impedía la con-dición divina de las musas, y el valor, a veces peyorativo, y en todocaso menor, del adjetivo tenuis en sus aplicaciones humanas, literariaso sociales". Pero —agrega— si Virgilio "acudía sabiamente al hábildesvío que le ofrecía la enálague, podía obtener de tenuis toda la efi-

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cacia que contenía esta palabra en cuanto terminus technicus de la len-gua de la estilística contemporánea".

b) La historia del adjetivo mencionado, el cual fue una de laspalabras preferidas por Cicerón, para traducir el i tr ios ^apaKT-qp (cfr.De Orat., III, 52, etc.).

c) El influjo de la retórica en la poesía romana. Aquí el autor daa conocer varias metáforas de las que Cicerón, en Orator, 81, señalapara un "orator tenuis".

d) El conocimiento de los "characteres en la poesía" y el estudiode las clases de estilos que distinguen los poetas de la mencionadaépoca.

Para Virgilio — dice Fontán — las Geórgicas y las Bucólicas es-taban enmarcadas en el character tenuis; y cita, como ejemplo, el versosexto del libro cuarto de las Geórgicas, donde aparece el adjetivo tenuis("in tenui labor"). El resto de la exposición abunda en citas de Ho-racio y Cicerón, y termina recordando que Horacio llama severa a laEneida y la incluye entre los géneros literarios a que corresponde el'gran estilo', opuesto a la tenuitas de las dos primeras grandes obrasde Virgilio.

MA. L. ALBERTOS, Nuevos antropónimos hispánicos, págs. 209-252. —La autora escribió este artículo como un suplemento a la tesis doctoralen que M. Palomar Lapesa estudia los antropónimos lusitanos, y, almismo tiempo, como suplemento a una tesis propia intitulada: Laonomástica personal primitiva de Hispania {Tarraconense y Bélica).

El mencionado suplemento, que no concluye en esta entrega deEmérita, reúne, aproximadamente, 230 nombres, que van seguidos desendos estudios que revelan firmes conocimientos de la autora, en ma-teria de historia y de crítica.

ÁNGEL ANCLADA, "Christiano mihi nomen est, catholico vero co-gnomen", a la luz de la doctrina gramatical, págs. 253-266. — El autorse ha propuesto interesar a sus lectores un poco más por la cultura deque disfrutó Paciano. Muestra cómo este célebre escritor se valió de lagramática para defender el nombre de católico.

Su artículo, rico en bibliografía, deshace la teoría de Gams, quiensostiene que Paciano ignoraba el griego, por la manera como éstetradujo el término católico; se opone también a Koffmane, para quienla etimología de ese término quedó obscura. Dice, además, que Wey-mann tal vez no sospechó el "carácter gramatical" que envuelve laexégesis de Paciano acerca de católico.

Presenta después la doctrina de los gramáticos latinos sobre eseadjetivo, y dice que ellos lo tomaron directamente de los griegos, quie-nes lo usaban como t e c n i c i s m o g r a m a t i c a l con el signi-ficado de 'ley general'. Cita luego un texto latino de Paciano, donde

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éste enseña a su amigo Simproniano el 'sentido técnico' de catholicumen gramática (catholicum nomen). Más adelante prueba cómo inter-preta Paciano el adjetivo con dos aspectos, pues escribe lo siguiente:"Ergo qui catholicus, idem obediens; qui obediens, idem est christia-nus; atque ita catholicus christianus est. Ergo una in ómnibus et unasuper omnia". Con esta conclusión final (ergo una, etc.) Paciano estárefiriéndose a la Iglesia.

Hace después el estudio de otros tecnicismos como dividere, di-stinctio, emendatio, vitia, etc., y en la palabra cognomen, que es el úl-timo de los doce cuya aplicación estudia, se ocupa con más deteni-miento. Allí descubre cómo Paciano entiende que catholico es unnombre propio en cuanto sirve para designar la única Iglesia; y esadjetivo calificativo, cuando se añade al término christiano. Terminael autor afirmando que el pueblo latino cristiano de esa época dabaa católico el sentido de 'ortodoxo' en cuanto a pureza de la fe cris-tiana; y que ese sentido tampoco faltó en Paciano, como puede verse enlos siguientes pasajes, donde aparece unas veces como adjetivo y otras,como sustantivo: "Ex nobis fidem catholicae veritatis examinas"..."Catholici sacerdotis".. . "Tune addidi sane, unde catholici nomen hoctraherent, non esse reputandum"... "Persecutiones catholici pertule-run t" . . .

FRANCISCO R. ADRADOS, El lema del águila, de la épica acadia aEsquilo, págs. 267-282. — Es un trabajo para demostrar cómo el temadel águila fue evolucionando, desde la época en que se escribió laepopeya Etana, hasta el tiempo de Esquilo. El autor prueba que lafábula griega se originó en la oriental de 'El águila y la serpiente'.

R. J. Williams e I. Trencsény-Waldapfel, de nacionalidades di-ferentes, coincidieron en descubrir que El águila y la zorra de Arquí-loco se originó en 'El águila y la serpiente', pues la diferencia de ellassólo está en el cambio de 'serpiente' por 'zorra'. Para complementarsu demostración, el autor transcribe someramente el argumento de lafábula oriental. Sostiene que la "fábula acadia y la griega tienen idén-tica función y que no puede dudarse de la relación de dependencia,aunque se desconozca cuál fue la vía por la que llegó a Grecia elmodelo oriental".

En esta evolución aparece el nombre de Hornero, quien hace unaversión de la visión de Calcante en Aulide: "Zeus trae a la luz unaserpiente que devora un gorrión y sus ocho crías" (¿la derrota deTroya ?).

Después de un estudio, que puede calificarse de exhaustivo, sobrelos símbolos de victorias y derrotas, asegura el autor que Hornerocambió la fábula en símil, y destacó el triunfo del águila; que Ar-quíloco conservó la forma fabulística y centralizó el tema del castigode la violación del juramento, y que Esquilo tomó de ambos: siguióa Hornero en la adaptación del tema como un presagio, y siguió a

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Arquíloco en lo fundamental, pero definiendo la injusticia de un modomás general.

JAVIER DE HOZ, Poesía oral independiente de Hornero en Hesíodo ylos himnos homéricos, págs. 283-298. — Que hay una íntima relaciónentre la poesía de Hornero y la del autor de La teogonia, es verdadde la cual no puede dudarse. Herodoto es aquí la primera autoridad.Basado en ello, afirmó que en esos poetas "podría encontrarse el ori-gen de la religión griega". Pero también es verdad que el célebre his-toriador griego exageró un poco, aunque parezca extraño a primeravista.

Recordando esa íntima relación, Javier de Hoz demuestra cómoen ciertos elementos básicos que sirvieron a Hesíodo para su Teogonia,tales como las mitologías y las cosmologías genealógicas, bien puedeverse la posibilidad de encontrar señales o indicios de que existió unatradición oral independiente de Hornero; y sostiene que allí se danelementos de poesía religiosa desconocidos en Hornero y palpables enHesíodo y en los himnos homéricos.

Documenta su trabajo el autor con varios textos que toma del In-dex Hesiodeus de J. Paulson, del Index Homericus de A. Gehring,etc., y llega a la aceptación de que así en la genealogía como en lacosmología, el más grande poema hesiódico aparece envuelto por unatradición antigua, oral.

El trabajo finaliza con la presentación de algunos hechos que in-sinúan el origen micénico de aquella poesía religiosa.

JOSÉ ALSINA, Sófocles en la crítica del siglo xx, págs. 299-320. —Es una conferencia pronunciada por su autor en noviembre de 1963,en Barcelona. Afirma que el siglo xx ha aprendido una lección dehumildad en su contacto con el dolor. Hace ver cómo en la épocaradiante del Neohumanismo alemán (Herder, Lessing, Goethe, Schil-ler) prevaleció una interpretación clasicista del mundo griego, y anotaque para el hombre de hoy, lleno de preocupaciones existenciales, laAntigüedad dejó de ser una época de luz.

Sobre esas premisas estudia las interpretaciones modernas acercade un aparente enigma que llama mucho la atención en el teatro deSófocles.

Dice al respecto que la concepción o p t i m i s t a del dramaturgosobre la Tragedia hace de él un trágico con menos importancia queotros, en presencia de este siglo atormentado. Cita a Tycho Wilamo-witz en su Die dramaúsche Techni\ des Sophokles, a quien considera"demasiado extremista" en su filosofía. Recuerda que notabilísimoscríticos se han hecho partidarios del p e s i m i s m o en Sófocles, yque otros, no menos notables, han defendido el o p t i m i s m o enel sublime trágico.

¿Cuál es entonces — nos preguntamos — la solución del enigma?Veamos. Comienza por definir la tragedia con Aristóteles: "la imita-

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ción de una acción noble, realizada por medio de personajes que ac-t ú a n . . . y que por medio del terror y la compasión produce la cura-ción de tales pasiones". Y como "en toda tragedia se produce el pasode una situación feliz a una desgraciada, y en ese cambio un ser noble,a causa de una hamartía, pasa de la dicha a la desgracia", sostieneque es allí donde radica el quid de la cuestión. Explica cómo en Aris-tóteles esa hamartía es no un 'pecado' sino un acto cuya responsabili-dad no puede atribuírsenos; luego afirma que es necesario admitiruna evolución espiritual en la tragedia sofóclea, camino que debeintentarse para esclarecer el enigma alrededor del cual se hilvanan tan-tos estudios acerca de Sófocles.

Cronológicamente aparecen ante el autor Ayax, Antígona y lasTraqutnias como obras tempranas; Edipo Rey y Electra como obrasde la madurez sofóclea; Filoctetes y Edipo en Colono como creacionesde la época de vejez. Y descubre que en Ayax el héroe es víctima desu propia dignidad, pues decide morir cuando comprende que ya notiene cabida en un mundo vulgar; que en Antígona el 'pecado' de éstaes una jeltx culpa, porque la heroína va a la muerte por defender lareligión; su tragedia consiste en verse abandonada por los dioses y loshombres. Y en Edipo, que el hombre más excelso y sabio puede hallarque ha cometido dos crímenes horribles y que puede ser conducido ala desesperación.

Hecho este análisis, concluye que

El conflicto trágico tal como se nos presenta en determinados momentos en el tea-tro sofócleo es, pues, que hay un abismo entre el hombre y Dios; que el hombremás sabio, cuando se ve en la necesidad de obrar, puede caer en la más espan-tosa tragedia. Ciego, incapaz de penetrar en el sentido de las palabras divinas, notendría más recurso que la desesperación. El mundo no tiene sentido, la vida hu-mana es absurda.

La conclusión de Alsina, como puede verse, envuelve una tesiscristiana: el hombre que se olvida de Dios termina por aniquilarse,porque encuentra que todo está irremediablemente perdido.

En Edipo en Colono, el héroe, humillado, caído, obtiene una rei-vindicación por parte de los dioses, cuando, a cambio de aquella des-esperación, viene la esperanza. Este es el canto con que termina esalarga y prolongada meditación el trágico griego sobre el valor delhombre. Y es, por consiguiente, un canto de o p t i m i s m o .

Tomo XXXIII, 1965.

Fascículo 1'.

FRANCISCO R. ADRADOS, El tema del león en el Agamenón de Es-quilo, págs. 1-5. — En este artículo Adrados muestra cómo Esquilo,

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para manifestar sus ideas, emplea en f o r m a n u e v a los temasde animales en que se habían ocupado otros escritores griegos.

Se refiere el autor a la comparación que hace el dramaturgo grie-go de Helena y el cachorro de león, en un pasaje de la mencionadatragedia, donde Esquilo presenta a esta mujer como una Erinis en-viada por Zeus a Troya, sin embargo de que la bella esposa de Me-nelao es "lo menos semejante a una Erinis". Esa hija de Leda trajoruina para los troyanos. Su «¿Sos — dice Adrados — en realidad nofue sino un KJ]8OS.

Por otra parte, sostiene que el tema del león es muy frecuente enHornero, y sustenta su afirmación con el recuerdo de pasajes en losque aparece el animal unas veces como "valeroso y noble" y otras,como "carnicero y cruel". Al mismo tiempo, deja muy en claro queno hay, en las obras del controvertido épico, ningún precedente dela idea de que este animal sea un instrumento de castigo por parte delos dioses. El instrumento es Helena. Y el león, un símbolo de "ani-mal maléfico que hace pagar faltas antiguas". Afirma sí, que los ante-cedentes se encuentran en otras fábulas.

FRANCISCO R. ADRADOS, El tema del torrente en la literatura grie-ga arcaica y clásica, págs. 7-14. — En la reseña que precede a ésta,vimos el tema del león. Anteriormente el autor trató el tema del águila.Ahora es 'el torrente', como símbolo de fuerza en los héroes.

Adrados en su nuevo trabajo cita tres pasajes en que Horneroutiliza este símil. La primera cita (E 87) muestra el torrente comoarrasador de los campos cultivados; la segunda corresponde al textoen que el torrente arranca encinas y pinos (A 492); la tercera (N 136)se refiere al torrente que, con su estrépito, hace retumbar el bosque.

En los textos aludidos el clásico griego compara con un torrentelos estragos que causa un guerrero.

De manera incidental se refiere el autor al símil de la nave delEstado que Alceo y Teognis (poetas aristocráticos) consideran comola imagen del capitán estorbado en el gobierno de su barco, porqueuna tripulación ignorante se subleva. Al respecto anota que, en unestudio anterior, demostró cómo el mencionado símil fue desarrolladopor primera vez en Arquíloco (Fr. 163 Ad.), donde lo que se comparacon la nave del Estado es toda la ciudad de Paros.

Enumeradas algunas fábulas, sobre conflictos entre animales oplantas, anota que también en la fábula oriental es frecuente el temade la disputa.

Por último, opina que Sófocles conoció una versión antigua de'La encina (o los árboles) y la caña', y termina su trabajo manifes-tando que así ha querido presentar otro ejemplo de cómo los temashoméricos se han empleado "con fines ideológicos o políticos en épocaarcaica y clásica".

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JAVIER DE HOZ, La hidronimia antigua europea: origen y sentido,págs. 15-22. — Con argumentos lingüísticos intenta probar el autorque en realidad se da un 'sistema' de hidronimia antigua europea. Pa-ra ello se apoya en las apreciaciones teóricas de Adrados sobre la for-mación de 'oposiciones significativas', y en algunos datos recogidospor A. Scherer, autor a quien formula ciertos reparos.

Una de las formas o maneras básicas en que se produce una 'opo-sición', a partir de elementos que no tienen valor propio — dice —, esla 'infección'; y como tales hay que considerar los sufijos que entranen la formación de los hidrónimos.

En su proceso de prueba, anota — por ejemplo — que existentres sufijos no frecuentes en la hidronimia antigua europea: -st-, -^- y-/-. Por otra parte, atribuye un valor independiente a las bases *ALIS y*ARN, desde muy antiguo. Finalmente, sostiene que el sufijo -/- debíade ser ajeno al 'sistema'; pero que, como tenía valor propio para for-mar adjetivos y abstractos, éste "le hacía figurar en muchos hidrónimos,unido al sufijo en que descansaba propiamente ese valor especial dela palabra".

ÁNGEL PARIENTE, Nota a los futuros sintéticos del antiguo indio,págs. 23-45. — El autor empieza por recordar en este artículo unoque publicó en el volumen XXXI de Emérita, donde expuso una teo-ría sobre los 'futuros sigmáticos griegos', y luego pasa a demostrarque los futuros del antiguo indio siempre tuvieron un marcado valorde inexorabilidad, principalmente en la época más antigua del védico,donde los subjuntivos son una de las maneras comunes con que seexpresa el futuro.

No es de los presentes desiderativos — señala — de donde debepartirse para explicar los futuros sigmáticos, puesto que "los futuroscarecen de uno de los elementos formativos de los presentes". Consi-dera absurdo creer que de esos presentes hubieran podido salir losfuturos del antiguo indio, del griego, del celta y del itálico. Afirmaque lo corriente es pensar que los futuros del ai. tuvieron igual origen,porque presentan el mismo elemento formativo: (la -s-) de los futurosgriegos y latinos.

Se empeña, además, en demostrar que el uso de las mismas for-mas, unas veces con "valores de indicativo pretérito y otras con losprohibitivos e imperativos o yusivos", es una manifestación del mismofenómeno que se ve en los aoristos védicos; y concluye de allí, queel fenómeno pudo ser indoeuropeo.

Conclusión del autor, digna de tenerse en cuenta, es la siguiente:"los antiguos indios (y lo mismo que ellos, los antiguos eslavos) de-bieron tender a crear sobre los subjuntivos aorísticos como nesati, val-san, unas variantes para los casos en que esas formas tenían valorfuturo".

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SEBASTIAN MARINER BIGORRA, Noción básica de los modos en elestilo indirecto latino, págs. 47-59. — Aquí el autor se propone señalar,primordialmente, que en latín se da una triplicidad de nociones bá-sicas en el uso de las formas modales en el e s t i l o i n d i r e c t o ,a saber: la modalidad de la frase, la actitud del hablante y la inflexióndel verbo por régimen o subordinación.

Dice que las formas del indicativo, potencial c irreal, se oponenentre sí, siempre de la misma manera; y considera que el i n f i n i -t i v o , como tal, no puede ubicarse en la categoría 'modo' porque norepresenta una actitud mental distinta de las de otros modos; antesbien, los latinos buscaron la manera de crear allí una de las oposi-ciones que se dan entre aquellos. Basado en eso, concede toda razóna Szantyr, porque éste dice: "modi sind dic Formen, mittels derer diegeistige Haltung des Sprechenden zum Vcrbalvorgang angedeutetwird", y ya no habla de un 'modo' infinitivo. No cabe, pues — señalaMariner —, relacionar el concepto 'modo' con el concepto 'infinitivo'.

Con respecto al 'subjuntivo', afirma que no hay en latín un modollamado así, sino formas de irreal y de potencial, reutilizadas, cuandose han neutralizado sus valores modales auténticos, donde realmentelas nociones mentales se han evaporado.

Finalmente, para mostrar la organización de los cambios de mo-dos en el e s t i l o i n d i r e c t o l a t i n o , anota que la noción fun-damental, en el cambio de los modos, debe ser la de inflexión desubordinación; luego, la noción según la modalidad de la frase, y porúltimo, la noción de actitud mental, que es importante en el estilo di-recto, y pasa a último término en el e s t i l o i n d i r e c t o .

Como buen seguidor de don Andrés Bello, el autor lo recuerdaen la definición de la categoría 'modo', y se considera "heredero" suyopor lo que respecta al término tnjlexión (por régimen o subordinación).

ROBERT W. CARRUBBA, The metrical order of the Archilochian Epo-des, págs. 61-70. — Al tratar del orden original de la edición an-tigua de los Epodos, de Arquíloco, el autor de este artículo rechazala tesis de Francpis Lasscrre, pues éste toma como base el mismo or-den en que antiguos eruditos citaron los metros usados por el poeta.

Sostiene Carrubba que el orden de dichas citas dependía solamentede las teorías métricas de la Antigüedad y los métodos de exponerlas.

ANTONIO FONTÁN, Historia y sistemas de los demostrativos latinos,págs. 71-107. — Es un estudio minucioso para testimoniar que losdemostrativos se desgastan, luego se renuevan y siempre tienden aagruparse sistemáticamente, no sólo cuando se emplean como simplesdemostrativos, sino también cuando se utilizan de manera anafórica.

El autor fundamenta su exposición, de una parte, analizando lasformas deícticas en épocas determinadas del latín, para precisar así

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las funciones de los pronombres en cada una de esas épocas; de laotra, para repartir o clasificar esas funciones en las varias formas delos demostrativos.

Primeramente los estudia en Plauto, donde encuentra que el cómi-co romano les infundió una como fuerza expresiva conforme con lamovilidad dramática. Las formas eapse, eopse, eaepsae, parece queconstituyen modos 'artificiales' para obtener mejores resultados cómi-cos. Hace ver también que Plauto utiliza ocho veces la expresión tuistic (con apócope de -ce-) y que nunca utiliza el tu iste, o iste tu.Aduce esto como argumento de que existe una inclinación a la "dife-rencia funcional de términos semejantes". Muestra cómo, en los diá-logos de Plauto, se ve que los pronombres demostrativos hic e isteenvuelven la idea de proximidad física, así como Ule encierra el con-cepto de lejanía.

Estudia, después, los pronombres en la Rethorica ad Herenniumy prueba allí cómo gozaron de fluidez en el latín de aquel tiempo."La pareja 'iste', 'hic' — dice — es como un eco de la distribuciónde esas formas en la lengua plautina, al servicio de la identificaciónde los interlocutores".

Pasa después al latín de Cicerón, y encuentra como más caracterís-tico que el demostrativo ipse se une a otros pronombres — persona-les y demostrativos —, así como al determinativo is para originar elidipsum. Más aún: que es en Cicerón donde nace la fórmula ínteripsos, para indicar reciprocidad, y que hay una gran diferencia delengua en el paso de Plauto a Cicerón, lo cual puede comprobarsemejor, si se estudia con detenimiento el sistema deíctico, no solamentelocal, sino también anafórico.

Elige después a Séneca, a quien considera modelo en la prosapostclásica, y hace notar que en él se observa un retroceso del deter-minativo is, vocablo menos frecuente que hic y que Ule, según el aná-lisis hecho en Lieja de las dos Consolationes ad Polybium y ad Hel-uiam. Por otra parte, que la lengua del estoico depende en gran partede la ciceroniana.

Para terminar, confiesa que sobre los usos de la poesía imperial,de la prosa postclásica y del 'latín tardío' no todos sus estudios hansido exhaustivos, y por ello remite a los trabajos realizados por Mea-der y Wólfflin, Salonius, Lapesa, Grevandcr, etc., de los cuales pue-den obtenerse datos como éstos: a) en el 'latín tardío' hay una ten-dencia a que desaparezcan los demostrativos is, ea, id, como hechogeneral; b) más que otras formas, es notoria la conservación de id,por ejemplo en los giros id est, id ipsum; c) los genitivos de is sesustituyen por el adjetivo posesivo suus, lo cual abre camino a lasinterpretaciones ambiguas, de que tanto se cuidaron los escritores clá-sicos; d) ídem, equivalente al antiguo is, en escritores como Suetonio,

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se confunde con ipse en los Scriptores Historiae Augustae, y tiende adesaparecer.

Como fin de su estudio, se refiere al 'artículo'. Recuerda la cues-tión de por qué los latinos ni tuvieron ni sintieron la necesidad deaquél. Cita a Vossler, a don Rafael Lapesa, a Lofstedt con las respues-tas-opiniones de ellos al respecto, y termina con la suya propia: laaparición del artículo se explica como "un recurso de las nuevas len-guas, creado sobre precedentes producidos en los últimos tiempos dellatín, para llenar el vacío estructural y expresivo producido por ladisolución definitiva del viejo y rico sistema demostrativo del latín".

MARÍA LOURDES ALBERTOS, Nuevos antropónimos hispánicos, págs.109-143. — Este trabajo es la continuación del que aparece, con elmismo título, en el tomo XXXII, fascículo II de Emérita, correspon-diente a 1964. Ahora reúne la autora aproximadamente 180 nombres,y hace luego ciertas "observaciones sobre algunos teónimos hispánicos",en las cuales alude al libro del profesor Blázquez, Religiones primi-tivas de España, al que hace algunos reparos.

A continuación, como complemento de sus trabajos sobre la an-troponimia, adiciona la colección de teónimos de Blázquez, y glosaalgunos de ellos. Entre otros, enumera los siguientes: arqvienvs, eni-races, tabaliaenus, etc.

El trabajo termina con lo que ella intitula Ruego final, para so-licitar que se remedie, cuanto antes, la "anarquía en las publicacionesepigráficas", que no haya más erratas, que las publicaciones aparezcancon buenas fotografías, y que se hagan epigrafías regionales, más fá-ciles de adquirir que los volúmenes del Corpus inseríptionum Lati-narum.

Fascículo 2*.

ANTON-HERMANN CHROUST, The concept of God in Aristotle'slost dialogue On Philosophy {Cicero, De natura deorum, 1, 13, 33),págs. 205-228. — El autor anota que en De natura deorum, 1, 13, 33,pasaje considerado como un fragmento del diálogo perdido de Aris-tóteles, Sobre la filosofía, el Estagirita mantiene tesis contradictoriassobre la naturaleza de Dios y de lo divino; pero que, al efectuar unanálisis cuidadoso, puede verse claramente que las definiciones deDios dadas por Aristóteles no son, necesariamente, contradictorias, sies que sabemos distinguir entre ó Otói y TO dtlov, conceptos que Ci-cerón traduce como Deus.

Además, indica el autor que en el mencionado diálogo Aristótelesya habla de un Motor Inmóvil (c 349 y c346).

FRANCISCO R. ADRADOS, La Circe de Esquilo, págs. 229-242. — Elautor de este artículo, que varias veces ha hecho investigaciones sobre

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diversos aspectos de la obra de Esquilo, conceptúa que el fragmento496 M, de este dramaturgo, forma parte de la Circe.

Transcribe el mencionado fragmento, que es extraído de la ediciónde Mette (Berlín, Akademic Verlag, 1959), y fundamenta su aseve-ración en el hecho de que aparezca el nombre E{J#u/¿os en el versosegundo.

Dentro de su juicioso estudio, después de tocar las opiniones deotros investigadores y de dar explicaciones acerca de algunos versosdel fragmento, llama la atención sobre la posibilidad de que los frag-mentos 538-541 pertenezcan a la Circe. Al transcribir el 538, que ha-bla de la joven en trance de ser devorada por un monstruo, dice queesc pasaje hace recordar a la doncella ofrecida al héroe de Temesa, yque bien podría servir como una confirmación de que "el rito con-sistía primitivamente en un sacrificio humano".

CLEMENTE HERNANDO BALMORI, Por los confines de Occidente,págs. 243-264. — El autor recuerda que todos los pueblos tuvieron laidea de un jardín de Edén; y hace ver, al mismo tiempo, que esosmismos pueblos coincidieron en ubicar el paraíso en los "confines deOccidente".

Luego trata de ubicar esos "confines", y para ello cita a Plinio,quien se inclina por las islas Canarias (o sea las "islas afortunadas").También acude a Estrabón, quien situó esos confines en el "extremooccidental de Iberia".

Para terminar su trabajo, Balmori destaca la idea de que grandesceltistas como D'Arbois, incorporaron la visión de la región de losmuertos en el Elíseo céltico, "cuya situación inicial estaría en España".

Algunas consideraciones oportunamente hechas, de carácter se-mántico, dan más valor al estudio que comentamos.

EUGENIO HERNÁNDEZ VISTA, Tácito: Historias, I, 2-3: estudio es-tilístico, págs. 265-295. — Expuestos como preámbulo algunos prin-cipios generales, v. gr. que la obra literaria es principalmente un ob-jeto lingüístico, y que ella es expresión de la vida misma, el autor, antelos capítulos primero y segundo del libro primero de las Historiasde Cornelio Tácito, afirma que a éste debe juzgársele primeramentecomo artista y no como historiador, pues su propósito fue hacer unaobra de arte.

Refuerza lo dicho, con estas palabras de Bassols de Climent: "Enla Antigüedad la historia era considerada como una obra de arte, y nocomo un trabajo de carácter científico. La única nota original de sutrabajo la constituía el estilo, la forma externa del lenguaje, el cualdebía ser propio y personal".

Analiza la estructura interna de esos capítulos y muestra en ellos"unidad de significación". La primera frase del capítulo segundo— dice — es p r e f i g u r a t i v a del mismo; la del capítulo terceroes p r o g r a m á t i c a , mas no prefigurativa.

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Para terminar su análisis estilístico hace ver que la "filosofía dela desesperanza", manifiesta en la frase final del capítulo tercero, esalgo propio del estilo de Tácito. Además, que la redundancia y laconcisión operan en el texto simultáneamente, y que las oraciones no-minales puras que aparecen allí son expresivas, eficaces para que loslectores puedan ver la realidad que Tácito contempla.

ALBERTO BALIL, Funcionarios subalternos en Hispania durante elimperio romano, págs. 297-319. — En este trabajo Balil presenta unalista de más de cien nombres de funcionarios del imperio romano, queactuaron en la Hispania Citerior, en la Ulterior Baetica y en Lusitania(procuradores, cuestores, legados, etc., etc.), y da noticias de las ac-ciones más importantes desarrolladas por los principales de esos go-bernantes.

ÁNGEL ANCLADA, La fuente del catálogo heresiológico de Paciano,págs. 321-345. — Teniendo en cuenta la relación que guarda el textoheresiológico de Paciano con el Libellus, atribuido sin fundamentofirme a Tertuliano, el Diversarum haereseon liber de Filastrio y elPanarion de Epifanio, autores considerados como 'testigos' del Sintag-ma perdido de Hipólito, Anglada hace aquí un cuidadoso estudiocrítico, con el fin de buscar la fuente que empleó Paciano en su 'catá-logo'. Concluye que éste vio el Sintagma de Hipólito, hizo un resumende esa fuente y alegó los contactos variados que tiene el montañismocon otras herejías, como argumento para demostrar que el nombrecatólico es incompatible con el montañismo.

Según esto, parece que el obispo de Barcelona se valió del Sin-tagma perdido de Hipólito como fuente del 'catálogo', antes que deuna versión latina común. De esa manera, el autor del artículo deshacela opinión de Lipsius, para quien el 'Pseudotcrtuliano' constituía lafuente del 'catálogo heresiológico'.

JUAN G I L FERNÁNDEZ, Nebrija en el Colegio de los Españoles enBolonia, págs. 347-349. — El autor hace una reivindicación de Nc-brija; de una parte, porque generalmente sus biógrafos nada dicen dela permanencia del humanista en Bolonia; de otra, porque al referirsea ella no hacen "sino hilvanar una sarta de curiosos disparates".

En cumplimiento de su cometido, Gil Fernández se vale de unosdocumentos (Libri admissionum y Libri rationum) del Colegio de losEspañoles en Bolonia, y con ellos enaltece más al célebre humanistaespañol, quien se matriculó en 1465 en el mencionado Colegio paraestudiar teología ("domino de lebrixa theologo") y abandonó estosestudios para dedicarse a las letras (d. antonjo de lebrixa. viro doctos-simo in arte humanjtatis").

MILLÁN BRAVO LOZANO, Un aspecto de la latinización de la ter-minología filosófica en Roma: Kartjyopla / praedicamentum, págs. 351-

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380. — Bravo Lozano recuerda que los autores latinos lucharon porcrear una terminología propia, de manera especial en filosofía y enretórica. Cita a varios escritores latinos (Quintiliano, Séneca, Apulcyo,Marciano Capella, y al lado de éstos, San Jerónimo y San Agustín) ydice que ellos sintieron la constante indigencia (egestas) de la lenguapatria, ya que siempre tuvieron que acudir al griego para expresarsus conceptos.

Demuestra luego cómo el término griego KaTqyopla se latinizó,en principio; hasta que encontró su doble en el latino praedicamentum,gracias a Boecio, quien, en la fase definitiva de la evolución del tér-mino griego, le dio carta de ciudadanía por haber prescindido delprimero.

Tomo XXXIV, 1966.

Fascículo 1*.

FRANCISCO R. ADRADOS, Notas sobre laringales, págs. 1-14. — Setrata de un artículo en que compara el autor algunas conclusiones desu libro Estudio sobre las laringales indoeuropeas, publicado en Ma-drid en 1961, con otros trabajos sobre el mismo tema; de maneraespecial, con el libro editado por W. Winter, Evidence for Laryngealsque apareció en La Haya en 1965.

Hace ver Adrados la importancia del material empleado, en favorde algunas de las tesis que defiende en su libro, principalmente elmaterial relativo a ciertas laringales consonanticas. Explica cómo lavocalización -u- de determinadas laringales no puede aislarse de tra-tamientos del tipo eu, u, áu y otros.

Critica de paso, y de manera imparcial, la obra de Winter, en lacual no aprueba que este investigador hubiera omitido en la biblio-grafía de su libro los trabajos que, sobre esos temas, escribió Adrados.

A. GARCÍA CALVO, Particularidades lingüísticas recuperables a tra-vés del texto hesiódico, págs. 15-37. — El autor considera, primera-mente, que son muchas las dificultades que surgen cuando el críticoanaliza las obras de la Antigüedad clásica, una vez que personas doc-tas, en varias generaciones, las copiaron y analizaron de acuerdo conlas técnicas respectivas de cada época.

Sin olvidar esto, presenta en su trabajo algunos motivos que per-miten reconsiderar ciertos asuntos gramaticales que ofrece la críticadel texto de la Teogonia de Hesíodo. Estudia los diptongos finalescontados como breves para la acentuación; por ejemplo, en los versos416-417 (KO.1 yap vvv, OTÍ, etc.), y encuentra allí — anotamos de paso —que la palabra l<nrtTai de los códices matritense y escurialense, aparececomo Iverai en los códices H I de Rzach. Esto le da pie para criticarla edición de Triclinio (donde aparece IUTTITO — adoptada por todoslos escritores —) pues considera que es inoportuno, allí, el empleo

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de un pasado. Estudia después los restos de escritura del fonema wau,que en ediciones alejandrinas fue adoptado por medio de un upsilon.

A través de su análisis, el autor da a conocer verdaderas sorpre-sas gramaticales en la Teogonia.

AGUSTÍN LÓPEZ KINDLER, Problemas de composición y estructuraen el De clementia de Séneca, págs. 39-60. — El autor de este trabajoexpone las opiniones de Albertini, Faider, Fuhrmann, en torno a laestructura y composición de De clementia de Séneca. Sostiene quela tesis de Franqois Préchac ('el libro originalmente fue uno solo ydespués se impuso una división artificiosa de él'), no puede aceptarse;entre otras razones, porque se nota una desproporción entre el primermiembro de la división y los otros dos, opuesto — dice — al parale-lismo normal de este tipo de construcciones en Séneca.

Da a conocer la analogía que existe entre los libros II de De cle-mentia y De ira; y sostiene, en definitiva, luego de un minucioso aná-lisis, que De clementia es una obra compuesta de tres libros, de loscuales solamente nos llegaron el primero y una parte del segundo,"aunque existen noticias, no decisivas, de un tercer libro".

FRANCISCO R. ADRADOS, Aeschylea, págs. 61-75. — Trata este ar-tículo de las explicaciones que da el autor acerca de algunos pasajesde Esquilo, tomados de Los persas, Los Siete sobre Tebas, Las supli-cantes y Las coéforas, pasajes que han sido objeto de discusiones — co-mo ha ocurrido con muchos otros textos de la Antigüedad clásica —en vista de la variedad de manuscritos que se conocen.

En determinados momentos critica a varios helenistas, por no es-tar de acuerdo con ellos en los argumentos que aportan para justificarlas traducciones que hacen. No aprueba, por ejemplo, que Mazon yGroeneboom acepten la expresión KCÍKÓJV tjttTrcipoí de Los Persas, 598,que aparece en algunos manuscritos bizantinos, en cambio del KO.KWVé/x7ropov de "los mejores manuscritos".

Otro caso de inconformidad se registra en los versos 998 y si-guientes de Los Siete sobre Tebas, donde considera "arbitraria" la in-terpretación que dan a ese pasaje Weil y Mazon.

JOSÉ ALSINA, Notas críticas a la Alcestis de Eurípides, págs. 78-81. — El autor trata de justificar unas lecturas adoptadas por él,opuestas al texto tradicional de varias tragedias de Eurípides, a lo quese vio obligado por cuestiones inquietantes surgidas de la reciente tra-ducción que hizo de esas tragedias.

Concretamente se refiere a la Alcestis, donde encuentra, por ejem-plo, que en el verso 36 róS" debe cambiarse por TÓO"; en el 335, yc-v¿oQa.i por y' éAé(T$tu, etc., etc.

Los casos que trata son veinticinco, aproximadamente, seguidostodos de la respectiva explicación causal.

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MANUEL F. GALIANO, Isócrates VII 32, pág. 83. — Brevísimo artícu-lo, tendiente a desmostrar la posibilidad de introducir una lectio jacilioren el texto original, así: •n-ei'rjiw (con significado de conciudadano),en cambio de TTO\LTÚ>V.

JOSÉ LUIS MORALEJO, Notas críticas a Martín de Braga (CM XVIII9/10), págs. 85-86. — Otro artículo breve. Su autor dice que "Nulliautem episcopo liceat propria apud semetipsum concilla faceré practereos qui sunt metropoles creditac", frase que aparece en los CapitulaMarüni, canon 18, líneas 9 y 10, es de forma obscura, por la falta declaridad de los propios manuscritos.

Comparada con el original griego, propone que se lea crediti, enhonor al texto griego, en cambio de creditae.

JOSÉ MOLINA YÉBENES, LOS pronombres latinos y las huellas de au-sencia de flexión, págs. 87-93. — El autor quiere demostrar que losvestigios de ausencia de flexión, que conservan los pronombres de laslenguas indoeuropeas, son una consecuencia de que dichas lenguas crea-ron las declinaciones de éstos, incorporando distintos alargamientos auna serie de partículas, pero no determinadas con claridad.

Para la demostración de esto estudia doce formas pronominaleslatinas, entre las cuales figuran el pronombre personal de primerapersona de singular, el de segunda, el reflexivo de tercera, el demos-trativo de tercera, etc., etc., todos ellos con la respectiva explicación.

Sostiene, por ejemplo, que en el pronombre de primera personasingular, el genitivo latino se formó por 'supletismo', como testigo de'una originaria ausencia de flexión'. Afirma lo mismo de los genitivosnostrum, nostn, del personal de primera plural, y de los arcaicosnostrorum, nostrarum.

RERNHARD ROSENKRANZ, Die Struf^tur der Ps. lso\rateischen De-monicea, págs. 95-129. — Artículo en el cual se afirma que la partefundamental de la Demonicea no constituye una simple colección desentencias, sino la conformación de un todo artístico. Las partes indi-viduales van unidas en forma estilística por cadenas de palabras téc-nicamente diferentes; y terminan éstas cuando se interrumpe la men-cionada cadena.

En cuanto a las secciones de sentido, ocurre que se delimitan porel empleo de frases cortas débilmente estilizadas, de la misma maneraque en los primeros dramas los parlamentos o discursos van divididospor versos independientes o aun mitades de verso que no llegan aser sentencias.

Como hay una coincidencia de límites estilísticos y de contenido,se dan siete secciones principales, de tal modo que bien puede hablarsede una estructura obediente a una ley.

REVEL A. COLES, Notes on Menander's Sikyonios, págs. 131-137.—En el mes de noviembre de 1965 visitó el profesor Coles el Instituto

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de Papirología de la Sorbona, con el fin de examinar los papiros delSicionio de Menandro. Como fruto de esa visita están las notas quereunió en este artículo, sobre la mencionada comedia del cómicogriego.

HUCH LLOYD-JONES, Notes on the Sikyonios of Menander, págs.139-149. — Notas dedicadas a comentar determinados pasajes del Si-cionio de Menandro — como lo hizo, en el artículo precedente, RevelColes — son éstas de Lloyd-Jones, que estructuran un trabajo en queresaltan las cualidades del buen crítico, y se destacan, de igual ma-nera, los comentarios referentes a los papeles de Theron y NakOánr)(20-51, 411-423).

Fascículo 2'.

José MARÍA FERNÁNDEZ POMAR, La colección de Uceda y los ma-nuscritos griegos de Constantino háscaris, págs. 211-288. — Fer-nández Pomar ha hecho aquí un minucioso estudio investigativo, parapoder informar ampliamente acerca de la Colección de Uceda, quetanto llama la atención en la Biblioteca Nacional de Madrid.

Comienza el estudio con la presentación biográfica de ConstantinoLáscaris, el célebre humanista bizantino a quien perteneció gran partede la mencionada colección, como autor y copista de muchos manus-critos griegos contenidos allí. Luego entra a estudiar, en forma crono-lógica, el origen de los manuscritos griegos de la biblioteca de Láscaris,y se detiene después a considerar lo que fue la biblioteca capitular dela catedral de Mesina, y lo que, históricamente, se conoce como 'laIncautación de Mesina', hecho ocurrido en enero de 1679. En seguidada noticia de los manuscritos incorporados a la biblioteca del Duquede Uceda (Juan Francisco Téllez Girón, 1649-1718), y explica dequé manera ésta pasó después a la Real Biblioteca de Felipe V, enel siglo xvni.

La parte final de este estudio está dedicada a la descripción ex-terior de la 'Colección', y a una valoración de lo que constituye elfondo griego de Uceda. Contiene también un apéndice, en el cualse detalla el número de manuscritos griegos existentes en ella (99 entotal), y el de manuscritos latinos, que son 43.

C. GARCÍA GUAL, Análisis sintáctico y categorías semánticas, págs.289-294. — El autor llama la atención sobre el problema de la am-bigüedad en determinados casos de análisis gramatical de las frases;ambigüedad que surge desde el momento en que no se ve claro elcarácter animado o inanimado que se empica en ellas. Ilustra su ex-posición con varios ejemplos de extracción latina y prueba que lascategorías semánticas tienen valor gramatical "y representan un ele-mento constructivo en el uso lingüístico, que no puede evitarse".

Page 21: Emérita, Madrid, ts. XXXII-XXXIVEl tercero es la prueba de que en Plauto y Terencio hay adjetivos del tipo referido, por ejemplo: subniger, subaquilus, submerus, etc. El cuarto, que

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JAVIER DE HOZ, Ranas, 992-1007 y la representación de las emocio-nes en la tragedia de Esquilo, págs. 295-304. — El autor quiere de-mostrar que Aristófanes, cuando escribió su comedia las Ranas, sevalió de algunas imágenes empleadas por Esquilo para representarsituaciones anímicas bastante complejas. Analiza, comparativamente,el empleo de las imágenes en otros autores y saca conclusiones de va-lor sicológico.

A través de su estudio encuentra, por ejemplo, un caso de paro-dia de Esquilo en el verso de Ranas, que comienza así:

'AAA' ¿> Trpdros TÚIV...,

y anota, por otra parte, que el caso de la personificación en Esquiloes algo característico, digno, en verdad, de un minucioso estudio.

A. BALIL, Funcionarios subalternos en Hispania durante el im-perio romano, II, págs. 305-313. — En 1965 publicó Balil un trabajopara dar a conocer los nombres y algunos apartes biográficos de losfuncionarios subalternos de Hispania durante el imperio romano (cfr.Emérita, XXXIII, págs. 297 sigs.). Este, que lleva el mismo título,puede considerarse como una continuación de aquel, y tiene comofin dar noticia de las personas que ejercieron cargos c o n f u n c i o -n e s d e c a r á c t e r i m p r e c i s o , en diversas provincias del im-perio, como prefectos de ellas.

CIRO ALFONSO LOBO SERNA.

Instituto Caro y Cuervo.

REVISTA HISPÁNICA MODERNA, Nueva York, año XXII, núms.1-4, enero-octubre de 1966.

Núms. 1-2, enero-abril.

El Editorial recuerda la labor gigantesca de Federico de Oníscomo investigador y maestro, fundador del Instituto de las Españas yde la Revista Hispánica Moderna. Impreso el número, se conoció lasensible noticia de su fallecimiento que representa irreparable pérdidapara las letras hispánicas.

RITA GOLDBERG, El silencio en la poesía de J. A. Silva, págs. 3-16. — Este interesante estudio concluye con la observación de las múl-tiples funciones del silencio; y destaca como originales la visión deéste como absoluto, mientras los colores, los sonidos y demás atri-butos de la vida son accidentes de una esencia trascendental; el pa-