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1 Tiempo Interior Mayo 2020 MARÍA EN EL EVANGELIO CON EL PAPA FRANCISCO

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Tiempo InteriorMayo 2020

MARÍAEN EL EVANGELIO

CON EL PAPA FRANCISCO

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Introducción

Los cristianos volvemos nuestra mirada hacia María durante el mes de mayo.Contemplándole a ella nos sumergimos en el misterio de su fe, de su entregay ternura. María es madre y modelo para los cristianos.Ella acompañó a su hijo por los senderos de Israel: desde Nazaret al Calvario.Ella sigue acompañando nuestro caminar con solicitud de madre.Las página siguientes son una invitación a recorrer la presencia, -humilde ydiscreta-, de María en algunos textos del evangelio.De cada texto del evangelio

- se sugieren pistas para profundizar el pasaje- se aportan reflexiones del papa Francisco

Deseo que, antes de finalizar este mes de mayo, podamos encontrarnos ennuestras parroquias y santuarios como comunidades cristianas reunidas jun-to a María, madre y auxilio de los cristianos y de la humanidad.

Tiempo Interior · Mayo 2020

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01. La sierva del Señor 04-07

02. Bendita entre las mujeres 08-11

03. Causa de nuestra alegría 12-15

04. María, esposa de José 16-19

05. Regazo de madre 20-23

06. Estrella del cielo 24-27

07. Madtre de los que sufren 28-31

08. Madre preocupada por el hijo 32-35

09. Madre del hijo del carpintero 36-39

10. Mujer del vino nuevo 40-43

11. Bienaventurada porque has creído 44-47

12. Madre al pie de la cruz 48-51

13. Madre de la Iglesia 52-55

14. María auxiliadora de la humanidad 56

ÍNDICE

MARÍAEN EL EVANGELIO

CON EL PAPA FRANCISCO

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Aquí está la sierva del Señor

A los seis meses envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamadaNazaret, a una joven virgen, prometida de un hombre descendiente de David,llamado José. La virgen se llamaba María.Entró donde ella estaba y le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor estácontigo». Ante estas palabras, María se turbó, y se preguntaba qué significa-ría tal saludo. El ángel le dijo: «No tengas miedo, María, porque has encon-trado gracia ante Dios. Concebirás y darás a luz un hijo, al que pondrás pornombre Jesús. Será grande y se le llamará Hijo del Altísimo; el Señor le daráel trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre y sureino no tendrá fin».María dijo al ángel: «¿Cómo será esto, pues no tengo relaciones?». El ángelle contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubri-rá con su sombra; por eso el niño que nazca será santo y se le llamará Hijo deDios. Mira, tu parienta Isabel ha concebido también un hijo en su ancianidad,y la que se llamaba estéril está ya de seis meses, porque no hay nada impo-sible para Dios».María dijo: «Aquí está la sierva del Señor; hágase en mí según tu palabra». Yel ángel la dejó.

Lucas 1,26-38

LA SIERVA DEL SEÑOR

PALABRA de DIOS

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ECOS DE LA PALABRA

- Entremos con la imaginación en la Nazaret antigua, aldea pobre, habitada porcampesinos y gente modesta. El carcácter agrícola de esta diminuta poblaciónaparece ya en el nombre de Nazareth. La raíz de esta palabra significa en he-breo: «granero, lugar donde guardar la cosecha». En tiempos de Jesús apenassi contaría con unos 300 habitantes. Su nombre nunca es citado en el AntiguoTestamento.

- En una vivienda de esta humilde ciudad de Nazaret va a encontrarse Dios y elser humano. Desaparece toda distancia.

- La respuesta de María expresa la definición que ella hace de sí misma: «Aquíestá la sierva del Señor». La palabra de «sierva» no revela tan sólo la humildadde María. El título de «siervo del Señor» se aplica en el Antiguo Testamento aaquellos personajes comprometidos con llevar a cabo una misión decisiva enalguna de las diversas etapas de la historia de la salvación: Siervo del Señor esAbrahán, lo es Moisés, Josué, Samuel, David, los profetas... y «Siervo del Se-ñor» por excelencia lo será el Mesías.

- Lo que llama la atención es que, en esta ocasión, la gran misión no se enco-mienda a ningún gran personaje, sacerdote o monarca; ni siquiera a un varónde probada virtud en el cumlimiento de la Torá (Ley de Yahvé). La destinatariaes una sencilla muchacha de una desconocida aldea. Dios elige a una mujerpara compartir vida, anhelos, sufrimientos y esperanzas en medio de la huma-nidad.

- El evangelio traza un amplio perfil del Hijo que nacerá, y que acunará María deNazaret en sus brazos de madre. En el breve espacio de la narración se descri-be al hijo de María con multitud de detalles. Junto con su nombre, Yehoshuá,(Dios es salvación), se indica que será Hijo del Altísimo, hijo de David (Mesías),Santo, hijo de Dios...

- La protagonista encargada de hacer realidad esta excepcional misión es Ma-ría, una muchacha que habita en una población desconocida y alejada de loscírculos religiosos y ortodoxos de Jerusalén, la ciudad santa. María acepta lle-narse de Dios para comunicar al mundo la salvación.

- María es modelo de creyente. En ella hallamos actitudes para nuestra vidacristiana: sencillez y humildad, escucha atenta de la Palabra, disponibilidad,alegría y gozo. También nosotros estamos llamados a llenarnos de Jesús paracomunicar a los demás el gozo de su salvación. ¿A quién y cómo puedo comu-nicar hoy la alegría de sentirme cerca del corazón de Dios, como María?

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REFLEXIONES del PAPA FRANCISCO

«María es madre, y una madre se preocupa sobre todo por la salud de sushijos... ¿Qué quiere decir esto? Pienso sobre todo en tres aspectos: nos ayu-da a crecer, a afrontar la vida, a ser libres.

1. Una mamá ayuda a los hijos a crecer y quiere que crezcan bien, por ellolos educa a no ceder ante la pereza - que también se deriva de un ciertobienestar a no conformarse con una vida cómoda que se contenta sólo contener algunas cosas. La mamá cuida a los hijos para que crezcan más ymás, crezcan fuertes, capaces de asumir responsabilidades, de asumir com-promisos en la vida, de tender hacia grandes ideales...

2. Una mamá, además piensa en la salud de sus hijos, educándolos tambiéna afrontar las dificultades de la vida. No se educa, no se cuida la saludevitando los problemas, como si la vida fuera una autopista sin obstácu-los. La mamá ayuda a los hijos a mirar con realismo los problemas de lavida y a no perderse en ellos, sino a afrontarlos con valentía, a no serdébiles, y saberlos superar, en un sano equilibrio que una madre «siente»entre las áreas de seguridad y las zonas de riesgo. Y esto una madre sabehacerlo. Lleva al hijo no siempre sobre el camino seguro, porque de estamanera no puede crecer. Pero tampoco solamente sobre el riesgo, porquees peligroso...

3. Un último aspecto: una buena mamá no sólo acompaña a los niños en elcrecimiento, sin evitar los problemas y los desafíos de la vida; una buenamamá ayuda también a tomar las decisiones definitivas con libertad... Pero,¿qué significa libertad? Por cierto, no es hacer todo lo que uno quiere,dejarse dominar por las pasiones, pasar de una experiencia a otra sin dis-cernimiento, seguir las modas del momento. Libertad no significa, por asídecirlo, tirar por la ventana todo lo que no nos gusta. La libertad se nosdona ¡para que sepamos optar por las cosas buenas en la vida!».

(Basílica Santa María la Mayor, Roma, 4 de mayo de 2013).

Un «sí» prolongado en el tiempo

«En nuestro itinerario de catequesis sobre la esperanza cristiana, hoy mira-mos a María, Madre de la esperanza. María ha atravesado más de una nocheen su camino de madre. Desde la primera aparición en la historia de losEvangelios, su figura emerge como si fuera el personaje de un drama.

No era simplemente responder con un «sí» a la invitación del ángel: sin em-bargo, ella, mujer todavía en la flor de la juventud, responde con valentía, noobstante, no sabía nada del destino que le esperaba. María en aquel instantese presenta como una de las tantas madres de nuestro mundo, valerosa has-ta el extremo, cuando se trata de acoger en su propio vientre la historia de unnuevo hombre que nace.

Aquel «sí» es el primer paso de una larga lista de obediencias -¡larga lista deobediencias!- que acompañaran su itinerario de madre. Así María aparece enlos Evangelios como una mujer silenciosa, que muchas veces no comprendeLA

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DEL

SEÑ

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todo aquello que sucede a su alrededor, pero que medita cada palabra y cadasuceso en su corazón.

En esta disposición hay fragmento bellísimo de la psicología de María: no esuna mujer que se deprime ante las incertidumbres de la vida, especialmentecuando nada parece ir por el camino correcto. No es mucho menos una mujerque protesta con violencia, que injuria contra el destino de la vida que nosmuestra muchas veces un rostro hostil.

Es en cambio una mujer que escucha: no se olviden que hay siempre unagran relación entre la esperanza y la escucha, y María es una mujer queescucha, que acoge la existencia, así como la vida se presenta a nosotros,con sus días felices, pero también con sus tragedias que jamás quisiéramoshaber encontrado. Hasta la noche suprema de María, cuando su Hijo es cla-vado en el madero de la cruz.

Catequesis. María, madre de Esperanza. 10 de mayo 2017

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BENDITAENTRE LAS MUJERES

PALABRA DE DIOS

Bendita tú ente las mujeres

Unos días después, María se dirigió presurosa a la montaña, a una ciudad deJudá. Entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.Cuando Isabel oyó el saludo de María, el niño saltó en su seno e Isabel quedóllena del Espíritu Santo.Y dijo alzando la voz: «¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tuvientre! ¿Y cómo es que la madre de mi Señor viene a mí? Tan pronto como tusaludo sonó en mis oídos, el niño saltó de alegría en mi seno. ¡Dichosa tú quehas creído que se cumplirán las cosas que te ha dicho el Señor!».

Lucas 1,39-45

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ECOS DE LA PALABRA

María, nueva Arca de la Alianza

- En este texto de Lucas es importante la situación geográfica en el que sedesarrolla la acción: Se trata de las montañas que hay al oeste de la ciudad deJerusalén, en la región de Ain-Karen, situada a unos diez kilómetros de la capi-tal de Israel.

- Estas montañas habían sido recorridas antaño por el «Arca de la Alianza», quepara el antiguo pueblo de Israel era el objeto donde residía la presencia deDios y que tan sólo podía ser transportado por sacerdotes.

- El sentido profundo de este texto es el siguiente: María, por la encarnación deJesús en su vientre, ha quedado convertida en «Arca de la Alianza», es decir,en portadora de la presencia de Dios en su hijo Jesús. Este es el simbolismoque Lucas le da a la visita que María realiza a su prima Isabel. Por eso Maríahace el mismo recorrido que realizara antaño el Arca de la Alianza por lasmontañas de Judá.

- Lucas describe una verdadera liturgia; un ritual de la presencia de Dios enmedio de su pueblo. Pero no se trata de una liturgia oficial, celebrada dentrodel Templo. Lucas, con esta narración, nos muestra el nuevo estilo de religiosi-dad que se inicia con Jesús: La presencia de Dios no se halla tan sólo en elTemplo, sino en la vida cotidiana. Y así como el Arca no podía ser tocada sinoera por sacerdotes, ahora son mujeres sencillas del pueblo quienes rodean al«Arca» y viven con intensidad la presencia de Dios.

Acompañar a vivir

- Uno de los rasgos más característicos de la fe en Dios es saber acudir junto aquien está necesitando nuestra presencia. El primer gesto de María, tras aco-ger las palabras del ángel y decir sí a la propuesta de Dios, es ponerse encamino y marchar aprisa junto a otra mujer que necesita en esos momentos sucercanía.

- Hay una manera de amar, que debemos recuperar en nuestros días, y queconsiste en acompañar a vivir a quien se encuentra hundido en la soledad,bloqueado por la depresión, atrapado por la enfermedad, marginado o senci-llamente vacío de toda alegría y esperanza de vida.

- Estamos consolidando entre todos una sociedad hecha sólo para los fuertes,los agraciados, los jóvenes, los sanos, los triunfadores y los que son capacesde gozar y disfrutar de la vida. Procuramos rodearnos de personas simpáticas ysin problemas, que no pongan en peligro nuestro bienestar. Convertimos laamistad y el amor en un intercambio mutuo de favores, y logramos vivir «bas-tante satisfechos». Sólo que así no es posible experimentar la alegría de con-tagiar y dar vida. El que cree en la encarnación de un Dios que ha queridocompartir nuestra vida y acompañarnos en nuestra indigencia, se siente llama-do a vivir de otra forma.

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REFLEXIONES del PAPA FRANCISCO

«María no se quedó con aquel regalo; se sintió responsable, y marchó, salióde su casa y se fue rápidamente a ayudar a su pariente Isabel, que teníanecesidad de ayuda; realizó un gesto de amor, de caridad y de servicio con-creto, llevando a Jesús en su seno. Y este gesto lo hizo diligentemente.

Queridos amigos, éste es nuestro modelo. La que ha recibido el don másprecioso de parte de Dios, como primer gesto de respuesta se pone en cami-no para servir y llevar a Jesús. Pidamos a la Virgen que nos ayude también anosotros a llevar la alegría de Cristo a nuestros familiares, compañeros, ami-gos, a todos...

Estamos llamados, cada uno de nosotros, a anunciar el Evangelio y promovercon alegría la cultura del encuentro. La Virgen María es nuestro modelo. Ensu vida ha dado el «ejemplo de aquel amor de madre que debe animar atodos los que colaboran en la misión apostólica de la Iglesia para engendrara los hombres a una vida nueva» (Lumen Gentium 65)».

Río de Janeiro, 28 de julio de 2013

Escucha, decisión, acción

Hoy celebramos la fiesta de la Visitación de la Virgen María a su parienteIsabel. Querría meditar con ustedes este misterio que muestra cómo Maríaafronta el camino de su vida, con gran realismo, humanidad, concreción.Tres palabras sintetizan la actitud de María: escucha, decisión, acción; pala-bras que indican un camino también para nosotros frente a lo que nos pide elSeñor en la vida.

1. Escucha. ¿De dónde nace el gesto de María de ir a su pariente Isabel? Deuna palabra del ángel de Dios: «También tu parienta Isabel concibió unhijo a pesar de su vejez»… (Lc. 1,36). María sabe escuchar Dios. Atención:no es un simple «oír» superficial, sino es «la escucha», acto de atención,de acogida, de disponibilidad hacia Dios. No es el modo distraído con elcual nosotros nos ponemos delante del Señor o ante los otros: oímos laspalabras, pero no escuchamos realmente. María está atenta a Dios, escu-cha a Dios.

Pero María escucha también los hechos, es decir lee los acontecimientosde su vida, está atenta a la realidad concreta y no se para en la superficie,sino que va a lo profundo, para captar el significado. La pariente Isabel,que es ya anciana, espera un hijo: éste es el hecho. Pero María está atentaal significado, lo sabe comprender: «porque no hay nada imposible paraDios». (Lc. 1,37).

Esto también vale en nuestra vida: escucha de Dios que nos habla, y tam-bién escucha de la realidad cotidiana, atención a las personas, a los he-chos, porque el Señor está en la puerta de nuestra vida y golpea en muchosmodos, pone señales en nuestro camino; está en nosotros la capacidad deverlos. María es la madre de la escucha, escucha atenta de Dios y escuchatambién atenta de los acontecimientos de la vida.B

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2. Decisión. María no vive «de prisa», con preocupación, sino, como subrayasan Lucas, «María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón».(Lc 2,19.51). Y también en el momento decisivo de la anunciación del án-gel, Ella pregunta: «¿Cómo sucederá esto?». (Lc 1,34).

Pero no se detiene ni siquiera en el momento de la reflexión; da un pasoadelante: decide. No vive de prisa, sino sólo cuando es necesario «va sindemora». María no se deja llevar por los acontecimientos, no evita la fati-ga de la decisión. Y esto sucede sea en la elección fundamental que cam-biará su vida: María dijo entonces: «Yo soy la servidora del Señor, que secumpla en mí lo que has dicho» (Lc 1,38), sea en las decisiones más coti-dianas, pero ricas también ellas de sentido.

En la vida es difícil tomar decisiones, a menudo tendemos a posponerlas,a dejar que otros decidan en nuestro lugar, a menudo preferimos dejarnosarrastrar por los acontecimientos, seguir la moda del momento; a vecessabemos lo que tenemos que hacer, pero no tenemos el coraje o nos pare-ce demasiado difícil porque quiere decir ir contracorriente. [...]

3. Acción. María salió de viaje y «fue sin demora» (Lc1,39). El domingo pasa-do subrayé este modo de hacer de María: a pesar de las dificultades, lascríticas que habrá recibido por su decisión de partir, no se detuvo delantede nada. Y parte «sin demora». En la oración, delante de Dios que habla,en reflexionar y meditar sobre los hechos de su vida, María no tiene prisa,no se deja arrastrar por los acontecimientos. Pero cuando tiene claro quécosa Dios le pide, lo que tiene que hacer, no tarda, no retarda, sino que va«sin demora».

A veces, también nosotros nos paramos a escuchar, a reflexionar sobre loque deberíamos hacer, quizás también tenemos clara la decisión que he-mos de tomar, pero no pasamos a la acción. Y sobre todo no nos ponemosen juego a nosotros mismos moviéndonos «sin demora» hacia los otrospara llevarles nuestra ayuda, nuestra comprensión, nuestra caridad; parallevar también nosotros -como María-, lo que tenemos de más precioso yque hemos recibido, Jesús y su Evangelio, con la palabra y sobre todo conel testimonio concreto de nuestro actuar.

Catequesis sobre La Visitación. 31 mayo 2013

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CAUSADE NUESTRA ALEGRÍA

PALABRA de DIOSMagníficat: el canto de María

María dijo:«Mi alma glorifica al Señory mi espíritu se regocija en Dios, mi Salvador,porque se ha fijado en la humilde condición de su sierva.Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones,porque el Todopoderoso ha hecho conmigo cosas grandes.

Su nombre es santo, su misericordia llega de generación en generación.Ha desplegado la fuerza de su brazo, ha destruido los planes de los soberbios,ha derribado a los poderosos de sus tronos y ha encumbrado a los humildes;ha colmado de bienes a los hambrientosy despedido a los ricos con las manos vacías.

Ha socorrido a su siervo Israel, acordándose de su misericordia,como había prometido a nuestros padres,en favor de Abrahán y su descendencia para siempre».

Lucas 1,46-55

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ECOS DE LA PALABRA

- El Magificat que hoy leemos es reflejo de un texto del Antiguo Testamento: elcántico de Ana, la madre de Samuel (cf 1 Samuel 2). El «Magnificat» es unhimno muy elaborado. No se trata de una oración espontánea. Difícilmente lapronunció María tal como nos ha llegado a nosotros. El texto está lleno defrases y de pensamientos procedentes del Antiguo Testamento, especialmen-te del cántico de Ana.

¿Quién fue Ana, la madre del profeta Samuel?

- Ana era una mujer importante en la memoria histórica de Israel. Fue la madredel profeta Samuel. Vivió allá por el año 900 a. C. Era estéril. Dios le concedióla gracia de tener un hijo que iba a ser signo de salvación para el pueblo. Anaagradeció a Dios el haberle concedido un hijo que creció a la sombra del san-tuario, educado por los sacerdotes, y llegó a ser juez y profeta, sacerdote ylíder de Israel.

- El cántico de Ana expresa la alegría de una mujer pobre a la que Dios llena devida concediéndole un hijo. Pero proclama también los sentimientos de júbilode tantos pobres y humildes, de tantos perseguidos, de tantos humillados yofendidos. Dios toma partido por ellos. Estos pobres y humillados recuiben elnom,bre hebreo de «anawim»

- Los «anawim» eran, ciertamente, pobres incluso a nivel social. Sin embargo, lapobreza bíblica contiene en sí muchas dimensiones. El pobre es humilde, en-fermo, oprimido; es la viuda y el huérfano, es el antípoda del rico y del podero-so, pero es también, y sobre todo, el que deposita su confianza únicamente enDios y no en la fuerza del hombre, en el orgullo y en la presunción, en el ídolodel dinero.

- Dios privilegia al débil y al último; su elección es caprichosa y descarta lo queen la historia humana parece disfrutar de gran crédito, es decir, el poder, eléxito, la riqueza. Esta es la misma lógica de Cristo, un Mesías que no entra enel mundo de manera fastuosa, naciendo de una reina, sino que lo hace enmedio de la pobreza y naciendo de una muchacha humilde y sencilla.

- Pero en el cántico de María hay algo más que la simple exaltación de la autén-tica pobreza y de la atención a la comunidad cristiana en sus difíciles circuns-tancias. Hay también una intensa esperanza en la acción de Dios. Es la convic-ción de que el Señor omnipotente invertirá las suertes de esta torcida e injustahistoria humana. El honor y la gloria de Dios están destinados a los humildes ya los últimos.

- Nuestra oración, como la de María, debe pedir la llegada de aquel reino y debevernos alineados con los humildes. Cuanto más contemplemos a María, tantomás crecerá nuestra capacidad de cantar y de amar, de orar y de luchar, decreer y de actuar, de bendecir y de servir, de glorificar al Señor y de esperar enél. Visto a esta luz, todo queda transfigurado.

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REFLEXIONES del PAPA FRANCISCO

Donde hay madre, hay ternura...

«Lejos de querer entender o adueñarse de la situación, María es la mujer quesabe conservar, es decir proteger, custodiar en su corazón el paso de Dios enla vida de su Pueblo. Desde sus entrañas aprendió a escuchar el latir delcorazón de su Hijo Jesús y eso le enseñó, a lo largo de toda su vida, a descu-brir el palpitar de Dios en la historia...

Ella se ha acercado en las situaciones más diversas para sembrar esperanza.Ha acompañado las cruces cargadas en el silencio del corazón de sus hijos.Tantas devociones, tantos santuarios y capillas en los lugares más recóndi-tos, tantas imágenes esparcidas por las casas, nos recuerdan esta gran ver-dad.

María nos dio el calor materno, ese que nos cobija en medio de la dificultad;el calor materno que permite que nada ni nadie apague en el seno de laIglesia la revolución de la ternura inaugurada por su Hijo.Donde hay madre, hay ternura....Las madres son el antídoto más fuerte ante nuestras tendencias indivi-dualistas y egoístas, ante nuestros encierros y apatías. Una sociedad sinmadres no sería solamente una sociedad fría sino una sociedad que ha perdi-do el corazón, que ha perdido el «sabor a hogar».

Una sociedad sin madres sería una sociedad sin piedad que ha dejado lugarsólo al cálculo y a la especulación. Porque las madres, incluso en los peoresmomentos, saben dar testimonio de la ternura, de la entrega incondicional,de la fuerza de la esperanza».

Vaticano, 1 de enero de 2017

María, modelo de creyente

«María expresa su alegría con el cántico del Magnificat, porque ha tomadoplena conciencia de las grandes cosas que están ocurriendo en su vida: através de ella se llega al cumplimiento de toda la espera de su pueblo.Pero el Evangelio también nos muestra cual es el motivo más verdadero de lagrandeza de María y de su beatitud: el motivo es la fe. De hecho Isabel lasaluda con estas palabras: «Feliz de ti por haber creído que se cumplirá loque te fue anunciado de parte del Señor». (Lc 1:45).

La fe es el corazón de toda la historia de María; ella es la creyente, la grancreyente; ella sabe - y así lo dice - que en la historia pesa la violencia de losprepotentes, el orgullo de los ricos, la arrogancia de los soberbios.Sin embargo, María cree y proclama que Dios no deja solos a sus hijos, hu-mildes y pobres, sino que los socorre con misericordia, con premura, derri-bando a los poderosos de sus tronos, dispersando a los orgullosos en lastramas de sus corazones. Y ésta es la fe de nuestra Madre, ¡esta es la fe deMaría!

El Cántico de la Virgen también nos permite intuir el sentido cumplido de lavivencia de María: si la misericordia del Señor es el motor de la historia,entonces no podía conocer la corrupción del sepulcro aquella que, de un modoinefable, dio vida en su seno y carne de su carne al autor de toda vida.C

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Todo esto no tiene que ver sólo con María. Las grandes cosas hechas en ellapor el Omnipotente nos tocan profundamente, nos hablan de nuestro viajepor la vida, nos recuerdan la meta que nos espera: la casa del Padre.

Nuestra vida, vista a la luz de María asunta al Cielo, no es un deambular sinrumbo, sino una peregrinación que, aún con todas sus incertidumbres y sufri-mientos, tiene una meta segura: la casa de nuestro Padre, que nos esperacon amor.Es bello pensar en esto: que nosotros tenemos un Padre que nos espera conamor y que nuestra Madre María también está allá arriba, y nos espera conamor.

Mientras tanto, mientras transcurre la vida, Dios hace resplandecer «para supueblo, todavía peregrino sobre la tierra, un signo de consuelo y de seguraesperanza». Aquel signo tiene un rostro, aquel signo tiene un nombre: elrostro radiante de la Madre del Señor, el nombre bendito de María, la llena degracia, bendita porque ella creyó en la palabra del Señor. ¡La gran creyente!Como miembros de la Iglesia, estamos destinados a compartir la gloria denuestra Madre, porque, gracias a Dios, también nosotros creemos en el sa-crificio de Cristo en la cruz y, mediante el Bautismo, somos insertados eneste misterio de salvación.

Solemnidad de la Santísima Virgen María, 15 de agosto de 2013

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MARÍAESPOSA DE JOSÉ

José, esposo de María

El nacimiento de Jesucristo fue así:María, su madre, estaba desposada con José, y, antes de que vivieran juntos,se encontró encinta por virtud del Espíritu Santo.José, su marido, que era un hombre justo y no quería denunciarla, decidiódejarla en secreto. Estaba pensando en esto, cuando un ángel del Señor se leapareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no tengas ningún reparo enrecibir en tu casa a María, tu mujer, pues el hijo que ha concebido viene delEspíritu Santo. Dará a luz un hijo, y le pondrás el nombre de Jesús, porque élsalvará a su pueblo de sus pecados».Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había dicho pormedio del profeta: La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán pornombre Enmanuel, que significa: «Dios con nosotros». Cuando José despertódel sueño, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y recibió en sucasa a su mujer. Y sin haber tenido relaciones, María dio a luz un hijo, al quepuso por nombre Jesús.

Mateo 1,18-25

PALABRA de DIOS

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ECOS DE LA PALABRA

- Con respecto al matrimonio de María y de José, es necesario recordar un hechosociocultural del antiguo Israel. Como en civilizaciones semejantes el matri-monio implicaba un contrato preliminar que contenía la petición formal porparte del esposo de la mujer con la que él se iba a casar, petición que ibadirigida al padre de la mujer: en él se estipulaba en casa de la futura esposa elhecho definitivo del paso de la mujer a otra familia.

- Este acto era algo más que un noviazgo; era una verdadera y primera fase delmatrimonio. La mujer se convertía ya en esposa, aunque no entraba todavía aformar parte del nuevo clan. El matrimonio se perfeccionaba y llegaba a suplena realización cuando los jóvenes desposados iniciaban la vida en común.Esto ocurría un año después, más o menos.

- «Así nació Jesús el Mesías: María, su madre, estaba desposada con José, yantes de vivir juntos, resultó que esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo».José debía estar aturdido. ¿Cómo estaba su mujer encinta si no habían mante-nido relaciones? ¿Que era cosa de Dios? Y entonces, ¿qué pintaba él en todoaquello? Y quiso salirse de escena: «Su esposo, José, que era justo y no queríainfamaría, decidió repudiarla en secreto». Pero Dios le había reservado unatarea. Y él aceptó colaborar para que se hiciera realidad la utopía de que estu-viera Dios entre nosotros. La tarea que Dios le encomendó fue darle nombre,cuidar y educar a su Hijo: «Dará a luz un hijo, y le pondrás de nombre Jesús,porque él salvará a su pueblo de los pecados»

- Hasta entonces había habido muchos salvadores en Israel: Moisés, Josué (elque introdujo al pueblo en la tierra prometida, y que se llamaba casi igual queel que iba a nacer)... y tantos otros. Pero el pueblo estaba todavía necesitadode salvación porque vivía en una sociedad injusta (pecadora) y necesitaba sa-lir (salvarse) de esa injusticia que tanto sufrimiento producía. Para ello no bas-taba con cambiar a los dirigentes, aunque fueran ellos los máximos culpablesde esa situación. Ya habían cambiado muchas veces, pero todo volvía a serigual.

- Diosse queda allí donde lo dejen estar, esto es, allí donde lo importante es lapersona y no el poder; compartir en lugar de acumular; construir la fraternidaden vez del ansia de subir y escalar puestos... allí está Dios-entre-nosotros yvolverán a realizarse las palabras del profeta: «Mirad: la virgen concebirá ydará a luz un hijo y le pondrá de nombre Emmanuel, que significa ‘Dios connosotros’». Este nombre corresponde a un enigmático príncipe de Israel cuyonacimiento fue signo de la fidelidad de Dios. Los primeros cristianos, al vercómo Jesús pasaba haciendo el bien comprendieron que era el Enmanuel anun-ciado por el profeta.

- José se mostró disponible para acoger a Jesús y fue fiel a la vocación recibida.La tarea que Dios le encomendó fue darle nombre a su Hijo, ejercer de padre yproporcionarle seguridad. Y la vida de Jesús se inició en un ambiente sencillez:hijo de un padre que tenía el oficio de carpintero y de María, una sencillamuchacha de Nazaret.

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REFLEXIONES del PAPA FRANCISCO

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy quisiera desarrollar la segunda parte de la reflexión acerca de la figuradel padre en la familia. La última vez hablé del peligro de los padres «ausen-tes», hoy quiero mirar más bien el aspecto positivo. También San José estuvotentado de dejar a María, cuando descubrió que estaba embarazada; perointervino el ángel del Señor que le reveló el designio de Dios y su misión depadre según la ley. Y José, hombre justo, «llevó a María a su casa». (Mt 1,24)y se transformó en el padre de la familia de Nazaret.

Toda familia tiene necesidad del padre. Hoy nos detenemos en el valor de surol y quisiera comenzar por algunas expresiones que se encuentran en elLibro de los Proverbios, palabras que un padre dirige al propio hijo, y dice así:«Hijo mío, si tu corazón es sabio, también se alegrará mi corazón. Mis entra-ñas se regocijarán, cuando tus labios hablen con rectitud»(Pr 23,15-16).No se podría expresar mejor el orgullo y la conmoción de un padre que reco-noce de haber transmitido al hijo lo que de verdad cuenta en la vida, es decir,un corazón sabio.Este padre no dice: «estoy orgulloso de ti porque eres igual a mí, porquerepites las cosas que digo y que hago yo». No, no le dice esto. Le dice algomucho más importante, que podríamos interpretar así: «seré feliz cada vezque te sienta actuar con rectitud. Esto es lo que he querido dejarte, para quese transforme en una cosa tuya: la actitud de escuchar y actuar, de hablar yjuzgar con sabiduría y rectitud. Y para que tu pudieras ser así te he enseñadocosas que no sabías, te he corregido errores que no veías. Te he hecho sentirun afecto profundo y a la vez discreto, que quizás no has reconocido plena-mente cuando eras joven e incierto. Te he dado un testimonio de rigor y defirmeza que a lo mejor no entendías, cuando hubieras querido solamentecomplicidad y protección. Yo mismo he debido, en primer lugar, ponerme a laprueba de la sabiduría del corazón y vigilar sobre los excesos del sentimientoy del resentimiento, para llevar el peso de las inevitables incomprensiones yencontrar las palabras justas para hacerme entender. Ahora -continúa el pa-dre-, cuando veo que tratas de ser así con tus hijos y con todos, me conmue-vo. Estoy feliz de ser tu padre». Es esto lo que dice un padre sabio, un padremaduro.

Un padre sabe bien cuánto cuesta transmitir esta herencia: cuánta cercanía,cuánta dulzura y cuánta firmeza. ¡Pero cuánta consolación y cuánta recom-pensa se recibe cuando los hijos rinden honores a esta herencia! Es unaalegría que rescata toda fatiga, que supera toda incomprensión y cura todaherida.

La primera necesidad, entonces, es precisamente ésta: que el padre estépresente en la familia. Que esté cerca de la esposa, para compartir todo,alegrías y dolores, fatigas y esperanzas. Y que esté cerca de los hijos en sucrecimiento: cuando juegan y cuando se empeñan, cuando están despreocu-pados y cuando están angustiados, cuando se expresan y cuando están taci-turnos, cuando osan y cuando tienen miedo, cuando dan un paso equivocadoy cuando encuentran el camino. Padre presente, siempre. Decir presente noM

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quiere decir «controlador» ¡eh! Porque los padres demasiados «controladores»anulan a los hijos, no los dejan crecer. [...]

Un buen padre sabe esperar y sabe perdonar, desde el profundo del corazón.Cierto, sabe también corregir con firmeza: no es un padre débil, complacien-te, sentimental. El padre que sabe corregir sin humillar, es el mismo que sabeproteger sin limitarse. Una vez escuché decir a un padre en una reunión dematrimonio: «Yo algunas veces debo pegarles un poco a los chicos, pero ja-más en la cara, para no humillarlos». ¡Qué bello! Tiene sentido de dignidad.Debe castigarlos, lo hace justamente y sigue adelante.

Entonces si hay alguien que puede explicar a fondo la oración del Padre Nuestroenseñada por Jesús, este es quien vive en primera persona la paternidad. Sinla gracia que viene del Padre que está en los cielos, los padres pierden corajey abandonan el campo. Pero los hijos tienen necesidad de encontrar un padreque los espera cuando vuelven de sus fracasos. Harán de todo para no admi-tirlo, para no hacerlo ver, pero lo necesitan; y el no encontrarlo abre en ellosheridas difíciles de cicatrizar.

La Iglesia, nuestra madre, está comprometida en apoyar con todas sus fuer-zas la presencia buena y generosa de los padres en las familias, porque ellosson para las nuevas generaciones custodios y mediadores insustituibles dela fe en la bondad, de la fe en la justicia y de la protección de Dios, como SanJosé.

Festividad de san José. 2015

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REGAZO DE MADRE

PALABRA de DIOS

Lo envolvió en pañales y lo reclinó en un pesebre

Por aquellos días salió un decreto de César Augusto para que se empadrona-ra todo el mundo.Este es el primer censo que se hizo siendo Quirino gobernador de Siria.Todos iban a empadronarse, cada uno a su ciudad.También José, por ser descendiente de David, fue desde la ciudad de Nazaretde Galilea a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, para empadro-narse con María, su mujer, que estaba encinta.Mientras estaban allí se cumplió el tiempo del parto, y dio a luz a su hijoprimogénito: lo envolvió en pañales y lo reclinó en un pesebre, porque noencontraron sitio en la posada.

Lucas 2,1-7

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ECOS DE LA PALABRA

Lo acostó en un pesebre.Generaciones y generaciones de cristianos se han emocionado escuchandoeste texto. Subraya varias ideas sobre Jesús. Que es uno de los nuestros.Que es el Mesías, naciendo en Belén, la misma ciudad donde naciera el«mesías», el rey David. Que el pueblo judío no quiso acogerle ni a él ni a sumensaje. Que Jesús ha estado siempre con los pobres, y que los primerosdestinatarios de su mensaje fueron unos sencillos pastores. Que es el «BuenPastor» rodeado de pastores.

Dónde y cómo se ofrece DiosLa gran paradoja de la Navidad es un niño envuelto en pañales y acostado enun pesebre. Ésta fue la señal que el ángel dio a los pastores para reconocer-lo. En la antigüedad, los signos a través de los cuales la divinidad se revelabaeran signos y prodigios espectaculares. Los mismos judíos esperaban unairrupción gloriosa del Mesías. Pero no; ahora Dios se manifiesta en un hom-bre como todos, en un niño desvalido al que sus padres tienen que recostaren un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada.

Nada más normal y menos significativo que un recién nacido. Los hay a millo-nes cada día en cualquier parte del mundo. El signo que da el ángel es casiuna ironía. No busquemos a Dios en lo maravilloso y milagrero, sino en esocotidiano, en el simple nacer de cada ser humano.A partir de ahora, nuestro Dios es un Dios cercano, presente en las alternati-vas más simples y vulgares de la vida. Ésta es la gran novedad que celebra-mos en Navidad. Como dice la canción «Navidad sin pandereta»: Lo espera-ban como rico y habitó entre la pobreza; lo esperaban poderoso y un pesebrefue su hogar; lo esperaban un guerrero y fue paz toda su guerra; lo esperabanrey de reyes y servir fue su reinar.

María, su madreLos cristianos de hoy vibramos menos ante la figura de María que los creyen-tes de otras épocas. Quizá somos víctimas inconscientes de muchos recelosy sospechas ante deformaciones habidas en la piedad mariana.Pero sería lamentable que empobreciéramos nuestra espiritualidad borrandode nuestra vida a María y lo que ella significa. Una espiritualidad marianabien entendida no encierra a nadie en el infantilismo, sino que asegura ennuestra vida de fe la presencia enriquecedora de lo femenino.El mismo Dios ha querido encarnarse en el seno de una mujer. Por ello, pode-mos decir que lo femenino es camino hacia Dios y de Dios, expresión deDios. Siempre que marginamos a María de nuestra vida empobrecemos nues-tra fe. Y siempre que olvidamos lo femenino, nos cerramos a cauces de acer-camiento a ese Dios que se nos ha ofrecido en los brazos de una madre.

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REFLEXIONES del PAPA FRANCISCO

«María es la que sabe transformar una cueva de animales en la casa deJesús, con unos pobres pañales y una montaña de ternura. Ella es la esclavitadel Padre que se estremece en la alabanza. Ella es la amiga siempre atentapara que no falte el vino en nuestras vidas...Es allí, en los santuarios, donde puede percibirse cómo María reúne a sualrededor a los hijos que peregrinan con mucho esfuerzo para mirarla y de-jarse mirar por ella. Allí encuentran la fuerza de Dios para sobrellevar lossufrimientos y cansancios de la vida.porque cada vez que miramos a María volvemos a creer en lo revolucionariode la ternura y del cariño. En ella vemos que la humildad y la ternura no sonvirtudes de los débiles sino de los fuertes, que no necesitan maltratar aotros para sentirse importantes»

Ante el pesebre

El origen del pesebre encuentra confirmación ante todo en algunos detallesevangélicos del nacimiento de Jesús en Belén. El evangelista Lucas dicesencillamente que María «dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió enpañales y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en laposada» (Lc 2,7). Jesús fue colocado en un pesebre; palabra que procede dellatín: praesepium.

El Hijo de Dios, viniendo a este mundo, encuentra sitio donde los animalesvan a comer. El heno se convierte en el primer lecho para Aquel que se reve-lará como «el pan bajado del cielo» (Jn 6,41). Un simbolismo que ya sanAgustín, junto con otros Padres, había captado cuando escribía: «Puesto enel pesebre, se convirtió en alimento para nosotros» (Serm. 189,4). En reali-dad, el belén contiene diversos misterios de la vida de Jesús y nos los hacesentir cercanos a nuestra vida cotidiana.

Poco a poco, el belén nos lleva a la gruta, donde encontramos las figuras deMaría y de José. María es una madre que contempla a su hijo y lo muestra acuantos vienen a visitarlo. Su imagen hace pensar en el gran misterio que haenvuelto a esta joven cuando Dios ha llamado a la puerta de su corazóninmaculado. Ante el anuncio del ángel, que le pedía que fuera la madre deDios, María respondió con obediencia plena y total. Sus palabras: «He aquíla esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38), son paratodos nosotros el testimonio del abandono en la fe a la voluntad de Dios.Con aquel «sí», María se convertía en la madre del Hijo de Dios sin perder suvirginidad, antes bien consagrándola gracias a Él. Vemos en ella a la Madrede Dios que no tiene a su Hijo sólo para sí misma, sino que pide a todos queobedezcan a su palabra y la pongan en práctica (cf. Jn 2,5).

Junto a María, en una actitud de protección del Niño y de su madre, está sanJosé. Por lo general, se representa con el bastón en la mano y, a veces,también sosteniendo una lámpara.

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San José juega un papel muy importante en la vida de Jesús y de María. Él esel custodio que nunca se cansa de proteger a su familia. Cuando Dios leadvirtió de la amenaza de Herodes, no dudó en ponerse en camino y emigrara Egipto (Mt 2,13-15). Y una vez pasado el peligro, trajo a la familia de vueltaa Nazaret, donde fue el primer educador de Jesús niño y adolescente. Joséllevaba en su corazón el gran misterio que envolvía a Jesús y a María suesposa, y como hombre justo confió siempre en la voluntad de Dios y la pusoen práctica.

Admirábile signum.Greccio, en el Santuario del Pesebre, 1 de diciembre de 2019.

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ESTRELLA DEL CIELO

PALABRA de DIOSEncontraron la casa y vieron al Niño con María, su madre

Jesús nació en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes. Unos magos deOriente se presentaron en Jerusalén preguntando: «¿Dónde está el que hanacido; el rey de los judíos? Porque hemos visto su estrella en el Oriente yvenimos a adorarlo».Al oír esto el rey Herodes se inquietó, y con él toda Jerusalén; convocó atodos los sumos sacerdotes y a los maestros de la ley y les preguntó por ellugar de nacimiento del Mesías. Ellos le contestaron: «En Belén de Judá,pues así está escrito por el profeta: Tú, Belén, tierra de Judá, en ningún modoeres la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de ti saldrá unjefe que será el pastor de mi pueblo Israel».Entonces Herodes llamó en secreto a los magos y se informó cuidadosamen-te de ellos sobre el tiempo en que había aparecido la estrella; luego los envióa Belén, y les dijo: «Id y averiguad todo lo que podáis sobre ese niño, y,cuando lo encontréis, avisadme, para que vaya yo también a adorarlo».Ellos, después de oír al rey, se marcharon; y la estrella que habían visto enOriente iba delante de ellos, hasta que fue a posarse sobre el lugar dondeestaba el niño.Al ver la estrella experimentaron una grandísima alegría. Entraron en la casay vieron al niño con María, su madre; se pusieron de rodillas y lo adoraron;abrieron sus tesoros y le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.Luego regresaron a su país por otro camino, pues les habían dicho en sueñosque no volvieran adonde estaba Herodes.

Mateo 2,1-12

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ECOS DE LA PALABRA

Jesús reconocido por quien le busca

- La clave para entender el relato de los Magos (sabios o astrólogos...) es la con-traposición entre dos actitudes que se repiten continuamente a lo largo detodo el evangelio: Israel, su pueblo, rechaza a Jesús, mientras que los paganosle reconocen como Hijo de Dios.

- Estos Magos, que buscan al recién nacido para adorarle, dan cumplimiento alos oráculos de los profetas, según los cuales los pueblos gentiles habrían derendir homenaje al Mesías (Nm 24,17; Is 49,23; Sal 72). Su gesto es bien distinto alde los representantes oficiales del pueblo judío:

- Los Magos sienten alegría, se ponen en camino, reconocen a Jesúscomo rey de los judíos y le adoran.

- Herodes, Jerusalén, los Sumos Sacerdotes y los Maestros de la Ley seturban ante la noticia de su nacimiento, obran taimadamente y pla-nean la muerte del Niño.

- Quedan ya prefigurados, en este relato, el rechazo de Israel a Jesús y eldestino universal del evangelio.

Seguir la estrella: Hemos visto salir su estrella y...

- Estamos demasiado acostumbrados al relato. Por otra parte, hoy apenas tienenadie tiempo para detenerse y contemplar despacio «las estrellas». Probable-mente, no es sólo cuestión de tiempo. Vivimos una época en la que es másfácil ver la oscuridad de la noche que los puntos luminosos que brillan en me-dio de cualquier tiniebla. Esta perícopa evangélica, sin embargo, respira laconvicción profunda de los primeros creyentes después de la resurrección. EnJesús se han cumplido las palabras del profeta Isaías: «El pueblo que camina-ba en tinieblas ha visto una luz grande; habitaban en una tierra de sombras, yuna luz ha brillado ante sus ojos» (Is 9,1).

- Sería una ingenuidad pensar que nosotros estamos viviendo una hora espe-cialmente oscura y trágica. Basta abrir las páginas de la historia para entrever«estrellas», semillas de liberación, gestos positivos de generosa entrega quenos conducen a la luz. Ni la vida ni el mundo son un caso desesperado, aunquehoy sólo veamos una humilde estrella que nos guía hacia Belén, estrella inter-mitente que aparece, desaparece y vuelve a aparecer.

- «Y la estrella comenzó a guiarles» (v. 9). Dios nunca abandona a los que, de-jando la seguridad de su vida, se ponen en camino buscando y deseando laliberación, como los Magos.

- Ojalá en medio de nuestro vivir diario no perdamos nunca la capacidad deestar abiertos a toda luz que ilumina nuestra existencia, a toda llamada quepueda dar profundidad a nuestra vida. Ojalá ninguna buena noticia de solidari-dad, justicia y universalidad nos turbe y sobresalte, ni pase desapercibida.Ojalá las oscuridades de la vida no nos detengan ni nos desvíen de lo que undía nos puso en camino y se nos ofrece gratuitamente.

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REFLEXIONES del PAPA FRANCISCO

«Epifanía: la palabra indica la manifestación del Señor quien, como dice sanPablo en la segunda lectura (Ef 3,6), se revela a todas las gentes, representa-das hoy por los magos. Se desvela de esa manera la hermosa realidad deDios que viene para todos: Toda nación, lengua y pueblo es acogido y amadopor él. Su símbolo es la luz, que llega a todas partes y las ilumina.

Ahora bien, si nuestro Dios se manifiesta a todos, sin embargo, produce sor-presa cómo se manifiesta. El evangelio narra un ir y venir entorno al palaciodel rey Herodes, precisamente cuando Jesús es presentado como rey: «¿Dón-de está el Rey de los judíos que ha nacido?» (Mt 2,2), preguntan los magos.Lo encontrarán, pero no donde pensaban: no está en el palacio real de Jeru-salén, sino en una humilde morada de Belén.Asistimos a la misma paradoja en Navidad, cuando el evangelio nos hablabadel censo de toda la tierra en tiempos del emperador Augusto y del goberna-dor Quirino (Lc 2,2). Pero ninguno de los poderosos de entonces se dio cuen-ta de que el Rey de la historia nacía en ese momento.E incluso, cuando Jesús se manifiesta públicamente a los treinta años, prece-dido por Juan el Bautista, el evangelio ofrece otra solemne presentación delcontexto, enumerando a todos los «grandes» de entonces, poder secular yespiritual: el emperador Tiberio, Poncio Pilato, Herodes, Filipo, Lisanio, lossumos sacerdotes Anás y Caifás. Y concluye: «Vino la palabra de Dios sobreJuan en el desierto» (Lc 3,2). Por tanto, no sobre alguno de los grandes, sinosobre un hombre que se había retirado en el desierto. Esta es la sorpresa. Heaquí la sorpresa: Dios no se manifiesta ocupando el centro de la escena.

Al oír esa lista de personajes ilustres, podríamos tener la tentación de «po-ner el foco de luz» sobre ellos. Podríamos pensar: habría sido mejor si laestrella de Jesús se hubiese aparecido en Roma sobre el monte Palatino,desde el que Augusto reinaba en el mundo; todo el imperio se habría hechoenseguida cristiano. O también, si hubiese iluminado el palacio de Herodes,este podría haber hecho el bien, en vez del mal.Pero la luz de Dios no va a aquellos que brillan con luz propia. Dios se propo-ne, no se impone; ilumina, pero no deslumbra. Es siempre grande la tenta-ción de confundir la luz de Dios con las luces del mundo. Cuántas veces he-mos seguido los seductores resplandores del poder y de la fama, convenci-dos de prestar un buen servicio al evangelio. Pero así hemos vuelto el foco deluz hacia la parte equivocada, porque Dios no está allí. Su luz tenue brilla enel amor humilde. [...]

El Evangelio de este día concluye diciendo que los magos, una vez que en-contraron a Jesús, «se retiraron a su tierra por otro camino» (Mt 2,12). Otrocamino, distinto al de Herodes. Un camino alternativo al mundo, como el quehan recorrido todos los que en Navidad están con Jesús: María y José, lospastores. Ellos, como los magos, han dejado sus casas y se han convertidoen peregrinos por los caminos de Dios. Porque solo quien deja los propiosafectos mundanos para ponerse en camino encuentra el misterio de Dios.Preguntémonos: ¿Hemos llevado algún presente a Jesús para su fiesta enNavidad, o nos hemos intercambiado regalos solo entre nosotros?ES

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Si hemos ido al Señor con las manos vacías, hoy lo podemos remediar. Elevangelio nos muestra, por así decirlo, una pequeña lista de regalos: oro,incienso y mirra.El oro, considerado el elemento más precioso, nos recuerda que a Dios hayque darle siempre el primer lugar. Se le adora. Pero para hacerlo es necesarioque nosotros mismos cedamos el primer puesto, no considerándonosautosuficientes sino necesitados.Luego está el incienso, que simboliza la relación con el Señor, la oración, quecomo un perfume sube hasta Dios (Sal 141,2). Pero, así como el inciensonecesita quemarse para perfumar, la oración necesita también “quemar” unpoco de tiempo, gastarlo para el Señor. Y hacerlo de verdad, no solo conpalabras.A propósito de hechos, ahí está la mirra, el ungüento que se usará para en-volver con amor el cuerpo de Jesús bajado de la cruz (Jn19,39). El Señor agra-dece que nos hagamos cargo de los cuerpos probados por el sufrimiento, desu carne más débil, del que se ha quedado atrás, de quien solo puede recibirsin dar nada material a cambio. La gratuidad, la misericordia hacia el que nopuede restituir es preciosa a los ojos de Dios. La gratuidad es preciosa a losojos de Dios. No perdamos la ocasión de hacer un hermoso regalo a nuestroRey, que vino por nosotros, no sobre los fastuosos escenarios del mundo,sino sobre la luminosa pobreza de Belén. Si lo hacemos así, su luz brillarásobre nosotros.

Homilía Epifanía. Enero 2019

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MADREDE LOS QUE SUFREN

PALABRA de DIOS

Herodes busca al Niño para matarlo

Tan pronto como se marcharon los Magos, un ángel del Señor se apareció ensueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egiptoy estáte allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño paramatarlo».Él se levantó, tomó al niño y a su madre de noche, se fue a Egipto y estuvo allíhasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que había dicho elSeñor por medio del profeta: «De Egipto llamé a mi hijo».Entonces Herodes, al ver que los Magos se habían burlado de él, montó encólera y mandó matar a todos los niños de Belén y de todo el territorio, dedos años para abajo, según el tiempo que había calculado por los Magos.Y se cumplió lo que había dicho el profeta Jeremías: «Una voz se oyó enRamá, llanto y lamento grande. Es Raquel que llora a sus hijos y no quiere serconsolada porque ya no existen».

Mateo 2,13-18

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ECOS DE LA PALABRA

- Las pocas, sobrias y amargas líneas del relato de Mateo muestran un escena-rio trágico: Jesús, María y José son prófugos. Jesús con su madre se sitúa,desde su infancia, dentro del grupo de los últimos. Nuestro Dios es un Dios queplanta su tienda en medio del sufrimiento, que escoge a los más pobres por-que «las aves del cielo tienen nidos, las zorras tienen sus madrigueras, pero elHijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza» (Mt 8,20).

- Junto al sufrimiento de María y de José, Mateo coloca de repente el grito deotras madres, las de los inocentes masacrados por Herodes. En el escenariocorre la sangre de los inocentes y aparece el espectro sanguinario del opresor.Aquellas pequeñas víctimas no habrían sido probablemente más de una dece-na, pero en ellos están representados todos los inocentes exterminados detodas las maneras posibles, cuyos nombres no quedarán jamás inscritos en losarchivos de la historia sino únicamente en el «libro de la vida» de Dios. Delan-te de ellos camina María, «reina de los que sufren».

- En torno a Jesús se agrupan las multitudes de las víctimas asesinadas por los«otros» Herodes que han transitado siniestramente por loa historia de huma-nidad. En cambio, junto a María se agrupan las multitudes de las madres quelloran la muerte de sus criaturas a causa del hambre, de la violencia y de laguerra, y a ella, «madre de los dolores», le confían su inmenso sufrimientopara que lo consuele y lo haga florecer en Dios.

- El texto evangélico afirma que los «magos» no regresaron a hablar con Herodes,sino que volvieron a su país por otro camino... Y comienza una persecución delrey Herodes hacia la sagrada familia, que decide huir a Egipto.. Probablementea la zona de Alejandría donde había una importante colonia de judíos exiliadosque huían de la crueldad de Herodes.

- La historia de la huida a Egipto se cierra con el dicho profético de Oseas: «DeEgipto llamé a mi hijo (a mi pueblo Israel)». Esta frase desvela el sentido pro-fundo de este texto, que no es histórico, sino teológico: Pretende establecer unparalelismo entre Moisés y Jesús de Nazareth. Ambos salvan su vida de untirano, ambos realizan el camino de Egipto a Israel, ambos son los creadoresde un pueblo destinado a recibir la salvación y la liberación de Dios.

- La palabra de Dios nos recuerda una y otra vez que en el mundo sigue existien-do el odio. Jesucristo es la luz que viene al mundo, pero quienes viven en latinieblas quieren acabar con ella. Aquel que vino para ser el salvador y liberta-dor de toda opresión sufre, desde los primeros días de su existencia terrena, elodio, la persecución y el destierro. Junto a él, arropandole y protegiéndole estáMaría y José.

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REFLEXIONES del PAPA FRANCISCO

El drama de los exiliados

«José, María y Jesús experimentan la condición dramática de los refugiados,marcada por miedo, incertidumbre, incomodidades (Mt 2,13-15.19-23).Por ello, mientras fijamos la mirada en la Sagrada Familia de Nazaret en elmomento en que se ve obligada a huir, pensemos en el drama de losinmigrantes y refugiados que son víctimas del rechazo y de la explotación,que son víctimas de la trata de personas y del trabajo esclavo. Pero pense-mos también en los demás «exiliados»: yo les llamaría «exiliados ocultos»,esos exiliados que pueden encontrarse en el seno de las familias mismas:los ancianos, por ejemplo, que a veces son tratados como presencias queestorban. Muchas veces pienso que un signo para saber cómo va una familiaes ver cómo se tratan en ella a los niños y a los ancianos.

Jesús quiso pertenecer a una familia que experimentó estas dificultades, paraque nadie se sienta excluido de la cercanía amorosa de Dios. La huida aEgipto causada por las amenazas de Herodes nos muestra que Dios está allídonde el hombre está en peligro, allí donde el hombre sufre, allí donde huye,donde experimenta el rechazo y el abandono; pero Dios está también allídonde el hombre sueña, espera volver a su patria en libertad, proyecta yelige en favor de la vida y la dignidad suya y de sus familiares».

Vaticano. 29 de diciembre de 2013

Madres que se entregan y desviven

«Tampoco en la comunidad cristiana son suficientemente valoradas las ma-dres. Y sin embargo, en el centro de la vida de la Iglesia está la Madre deJesús. Las madres son «el antídoto más fuerte para el individualismo» y «lasque más odian la guerra que mata a sus hijos». Las madres viven un martiriomaterno. Dar la vida no significa sólo ser asesinado. Tener espíritu de marti-rio se refleja también en ese ir dando la vida poco a poco, como hace unamadre, «que sin aspavientos», va criando a sus hijos. Es dar la vida.

Una sociedad sin madres sería una sociedad inhumana, porque las madressaben testimoniar siempre, incluso en los peores momentos, la ternura, ladedicación, la fuerza moral. Ellas son también a menudo las que transmitenel sentido más profundo de la práctica religiosa, sembrando en los hijos lasemilla de la fe.

Y la Iglesia es nuestra madre... No somos huérfanos, tenemos una madre. LaVirgen, la madre Iglesia y nuestra madre. No somos huérfanos, somos hijosde la Iglesia, somos hijos de María y de nuestra madre. Gracias, queridasmadres por lo que sois en la familia y por lo que dais a la Iglesia y al mundo.Y a ti, amada Iglesia, gracias por ser madre. Y a ti, María, madre Dios, graciaspor mostrarnos a Jesús».

Audiencia general. 28 enero 2015

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Sobre la fraternidad humana

«En el nombre de Dios que ha creado todos los seres humanos iguales en losderechos, en los deberes y en la dignidad, y los ha llamado a convivir comohermanos entre ellos, para poblar la tierra y difundir en ella los valores delbien, la caridad y la paz.

En el nombre de la inocente alma humana que Dios ha prohibido matar, afir-mando que quien mata a una persona es como si hubiese matado a toda lahumanidad y quien salva a una es como si hubiese salvado a la humanidadentera.

En el nombre de los pobres, de los desdichados, de los necesitados y de losmarginados que Dios ha ordenado socorrer como un deber requerido a todoslos hombres y en modo particular a cada hombre acaudalado y acomodado.En el nombre de los huérfanos, de las viudas, de los refugiados y de losexiliados de sus casas y de sus pueblos; de todas las víctimas de las guerras,las persecuciones y las injusticias; de los débiles, de cuantos viven en elmiedo, de los prisioneros de guerra y de los torturados en cualquier parte delmundo, sin distinción alguna.

En el nombre de los pueblos que han perdido la seguridad, la paz y la convi-vencia común, siendo víctimas de la destrucción, de la ruina y de las guerras.En nombre de la «fraternidad humana» que abraza a todos los hombres, losune y los hace iguales.

En el nombre de esta fraternidad golpeada por las políticas de integrismo ydivisión y por los sistemas de ganancia insaciable y las tendencias ideológi-cas odiosas, que manipulan las acciones y los destinos de los hombres.

En el nombre de la libertad, que Dios ha dado a todos los seres humanos,creándolos libres y distinguiéndolos con ella. En el nombre de la justicia y dela misericordia, fundamentos de la prosperidad y quicios de la fe. En el nom-bre de todas las personas de buena voluntad, presentes en cada rincón de latierra.

En el nombre de Dios y de todo esto, Al-Azhar al-Sharif -con los musulmanesde Oriente y Occidente-, junto a la Iglesia Católica -con los católicos de Orien-te y Occidente-, declaran asumir la cultura del diálogo como camino; la cola-boración común como conducta; el conocimiento recíproco como método ycriterio.Nosotros -creyentes en Dios, en el encuentro final con él y en su juicio-,desde nuestra responsabilidad religiosa y moral, y a través de este Docu-mento, pedimos a nosotros mismos y a los líderes del mundo, a los artíficesde la política internacional y de la economía mundial, comprometerse seria-mente para difundir la cultura de la tolerancia, de la convivencia y de la paz;intervenir lo antes posible para parar el derramamiento de sangre inocente yponer fin a las guerras, a los conflictos, a la degradación ambiental y a ladecadencia cultural y moral que el mundo vive actualmente. [...]

Documento sobre la Fraternidad HumanaAbu Dhabi, 4 de febrero de 2019

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MADRE PREOCUPADAPOR EL HIJO

PALABRA de DIOS

«Hijo, ¿por qué has hecho esto?»

Sus padres iban todos los años a Jerusalén por la fiesta de la Pascua. Cuandotuvo doce años, fueron a la fiesta, como era costumbre. Terminada la fiesta,emprendieron el regreso, pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén sin quesus padres se dieran cuenta.Creyendo que iba en la caravana, anduvieron una jornada, al cabo de la cualse pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo,volvieron a Jerusalén en busca suya.A los tres días lo encontraron en el Templo sentado en medio de los doctores,oyéndolos y preguntándoles. Todos los que le oían estaban admirados de suinteligencia y de sus respuestas.Al verlo, se quedaron maravillados; y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué hashecho esto? Tu padre y yo hemos estado buscándote muy angustiados».Les contestó: «¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debo ocuparmeen los asuntos de mi Padre?». Ellos no comprendieron lo que les decía.Jesús regresó con ellos a Nazaret, y les estaba sumiso.Su madre guardaba todas estas cosas en su corazón. Jesús crecía en sabidu-ría, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres.

Lucas 2,41-52

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ECOS DE LA PALABRA

- La Ley prescribía que todo judío, al llegar a los doce años, fuera a Jerusalén.(Ex 23,14-17). Nuevamente Lucas nos presenta a la familia de Jesús cumplien-do sus deberes religiosos. Jesús tiene doce años. Sube, junto a sus padres, aJerusalén con motivo de la fiesta de Pascua. La escena hace de puente entre elevangelio de la infancia y la vida pública de Jesús. Varias cosas llaman la aten-ción en este episodio:

- Por un lado, la libertad con que el adolescente Jesús se queda intencionada-mente en Jerusalén, como si fuese algo lógico y natural. Por otro, la incom-prensión de todo lo sucedido por parte de José y María, a pesar de todos losanuncios, revelaciones y demás palabras escuchadas sobre el niño. El diálogoque sigue al encuentro suena a desencuentro. Comienza con un reproche: «¿Porqué nos has tratado así?». La pregunta surge de la angustia experimentada. Larespuesta -«¿por qué me buscabais?»- sorprende, porque la razón parece ob-via. Pero el segundo interrogante apunta lejos: «¿No sabíais que yo tenía queestar en la casa de mi Padre?».

- Este relato parece ser un anticipo de la historia y vida de Jesús. Toda ellaestará centrada en la defensa de los intereses de Dios, su Padre... En Jerusa-lén, durante ésta, su primera Pascua, Jesús se desmarca ya del entorno fami-liar y pronuncia sus primeras palabras en el evangelio para dejarlo muy claro.Y en Jerusalén, durante otra Pascua, desenmascará las tradiciones patrias ylas enseñanzas de los Maestros de la Ley y será condenado a muerte. Cuandomuera, parecerá que «se pierde» para siempre. Sin embargo, a los tres días,sus discípulos, al igual que ahora José y María, lo volverán a encontrar en laresurrección. Ellos tardarán también en comprender lo sucedido.

- Es curioso constatar cómo los relatos de la infancia, -que nos han revelado eneste niño al Mesías de Israel y al Señor del universo-, terminan con una claraafirmación de la humanidad de Jesús. Como un adolescente, Jesús iba crecien-do en saber, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres. Se da en él unamadurez progresiva, tanto ante los hombres como ante Dios.

María conservaba todo esto en su coazón

- María y José son dos creyentes que maduran su fe en medio de perplejidades,angustias y gozos. Lucas hace notar que María «conservaba todo esto en sucorazón». No es fácil entender los planes de Dios. Ni siquiera María «entien-de». Pero hay tres pasos fundamentales para entrar en comunión con Él:

1) Buscarlo. Así hicieron María y José.2) Creer en Él. María es la que ha creído.3) Meditar la Palabra. Como María, que conservaba todo en su corazón.

- La meditación de María le permite ahondar en el sentido de la misión de Jesús.Pero su particular cercanía a Él no la exime de ese difícil proceso que lleva lacomprensión de los designios de Dios. Ella es, como discípula, la primeraevangelizada por Jesús. Ella también debe reconocer los signos del Mesías.José y María, al igual que Jesús, debían crecer en gracia y sabiduría. Y noso-tros, también.

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REFLEXIONES del PAPA FRANCISCO

Jesús niño, perdido y hallado en el templo

«El pasaje evangélico de hoy narra el camino de la familia de Nazaret a Jeru-salén para la fiesta de Pascua. Pero en el viaje de regreso, los padres se dancuenta de que su hijo de doce años no está en la caravana. Después de tresdías de búsqueda y temor, lo encuentran en el templo, sentado entre losdoctores intentando debatir con ellos. María y José se sorprenden y la Madrele manifiesta su aprehensión diciendo: «tu padre y yo te buscábamos angus-tiados. María y José viven el asombro y la angustia.

En la familia de Nazaret nunca ha faltado el asombro, ni siquiera en un mo-mento dramático como el de la pérdida de Jesús: es la capacidad de sorpren-derse ante la gradual manifestación del Hijo de Dios. Cada uno de nosotrosestá llamado a «maravillarse» ante la gracia de Jesús, al igual que lo hicieronlos doctores del templo por la inteligencia y las respuestas del pequeño.

Asombrarse y maravillarse de las cosas de Dios

Asombrarse y maravillarse es lo contrario de dar todo por sentado, es lo con-trario de interpretar la realidad que nos rodea y los acontecimientos de lahistoria sólo según nuestros criterios. Sorprenderse es estar abierto a losdemás, comprender las razones de los demás: esta actitud es importantepara sanar las relaciones comprometidas entre las personas, y también esindispensable para sanar las heridas abiertas dentro de la familia. Se debebuscar siempre el lado bueno de cada persona, a pesar de los problemas odiferencias que podamos tener.

La Virgen María y su esposo habían recibido a ese Hijo, lo custodiaban y loveían crecer en edad, sabiduría y gracia en medio de ellos, pero sobre todocrecía dentro de sus corazones; y, poco a poco, aumentaban su afecto y com-prensión por él. Por eso la familia de Nazaret es santa: porque estaba centra-da en Jesús, a Él se dirigían todas las atenciones y preocupaciones de Maríay José”.

Buscar a Jesús en nuestras vidas como María y José

También nosotros debemos sentirnos angustiados cuando durante más detres días olvidamos a Jesús, sin rezar, sin leer el Evangelio, sin sentir la nece-sidad de su presencia y su amistad consoladora.María y José lo buscaron y lo encontraron en el Templo mientras enseñaba:es sobre todo en la casa de Dios donde podemos encontrar al divino Maestroy aceptar su mensaje de salvación. En la celebración eucarística tenemosuna experiencia viva de Cristo; él nos habla, nos ofrece su Palabra que ilumi-na nuestro camino, nos dona su Cuerpo en la Eucaristía de la que tomamosfuerzas para afrontar las dificultades de cada día.Hoy podemos regresar a casa con esta dos palabras: sorpresa y angustia. Ypreguntarnos… «¿Yo sé sorprenderme cuando veo las cosas buenas de losdemás, y así resolver los problemas familiares? ¿Me angustio cuando mealejo de Jesús?».

Ángelus, el 30 de diciembre 2018MAD

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Dejémonos mirar

«Especialmente en el momento de la necesidad, cuando nos encontramosatrapados por los nudos más intrincados de la vida, hacemos bien en mirar ala Virgen, a la Madre. Pero es hermoso ante todo dejarnos mirar por la Vir-gen. Cuando ella nos mira, no ve pecadores, sino hijos. Se dice que los ojosson el espejo del alma, los ojos de la llena de gracia reflejan la belleza deDios, reflejan el cielo sobre nosotros. Jesús ha dicho que el ojo es «la lámpa-ra del cuerpo» (Mt 6,22): los ojos de la Virgen saben iluminar toda oscuridad,vuelven a encender la esperanza en todas partes. Su mirada dirigida hacianosotros nos dice: «Queridos hijos, ánimo; estoy yo, vuestra madre».

La mirada de María recuerda que para la fe es esencial la ternura, que com-bate la tibieza. Ternura: la Iglesia de la ternura. Ternura, palabra que muchosquieren hoy borrar del diccionario. Cuando en la fe hay espacio para la Madrede Dios, nunca se pierde el centro: el Señor, porque María jamás se señala así misma, sino a Jesús; y a los hermanos, porque María es Madre.

Mirada de la Madre, mirada de las madres. Un mundo que mira al futuro sinmirada materna es miope. Podrá aumentar los beneficios, pero ya no sabráver a los hombres como hijos. Tendrá ganancias, pero no serán para todos.Viviremos en la misma casa, pero no como hermanos. La familia humana sefundamenta en las madres. Un mundo en el que la ternura materna ha sidorelegada a un mero sentimiento podrá ser rico de cosas, pero no rico defuturo. Madre de Dios, enséñanos tu mirada sobre la vida y vuelve tu miradasobre nosotros, sobre nuestras miserias. Vuelve a nosotros tus ojosmisericordiosos».

Dejémonos abrazar

«Después de la mirada, entra en juego el corazón, en el que, dice el Evange-lio de hoy, «María conservaba todas estas cosas, meditándolas» (Lc 2,19). Esdecir, la Virgen guardaba todo en el corazón, abrazaba todo, hechos favora-bles y contrarios. Y todo lo meditaba, es decir, lo llevaba a Dios. Este es susecreto. Del mismo modo se preocupa por la vida de cada uno de nosotros:desea abrazar todas nuestras situaciones y presentarlas a Dios.

En la vida fragmentada de hoy, donde corremos el riesgo de perder el hilo, elabrazo de la Madre es esencial. Hay mucha dispersión y soledad a nuestroalrededor, el mundo está totalmente conectado, pero parece cada vez másdesunido. Necesitamos confiarnos a la Madre.En la Escritura, ella abraza numerosas situaciones concretas y está presenteallí donde se necesita: acude a la casa de su prima Isabel, ayuda a los espo-sos de Caná, anima a los discípulos en el Cenáculo… María es el remedio a lasoledad y a la disgregación. Es la Madre de la consolación, que consuelaporque permanece con quien está solo. Ella sabe que para consolar no bas-tan las palabras, se necesita la presencia; allí está presente como madre».

Homilía. 1 enero 2019

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MADREDEL HIJO

DEL CARPINTERO

PALABRA de DIOS

¿No es este el carpintero, el hijo de María?

Jesús salió de allí y se fue a su tierra, acompañado de sus discípulos.El sábado se puso a enseñar en la sinagoga, y la gente, al oírlo, decía asom-brada: «¿De dónde le viene a este todo esto? ¿Cómo tiene tal sabiduría yhace tantos milagros? ¿No es este el carpintero, el hijo de María y el herma-no de Santiago, de José, de Judas y de Simón? ¿Y sus hermanas no viven connosotros?». Y se escandalizaban de él.Jesús les dijo: «Sólo en su tierra, entre sus parientes y en su casa desprecianal profeta».Y no pudo hacer allí ningún milagro, aparte de curar a algunos enfermosimponiéndoles las manos. Y se quedó sorprendido de su falta de fe.

Marcos 6,1-6

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ECOS DE LA PALABRA

- Nazaret es el horizonte dentro del cual transcurren los años de la adolescenciay de la juventud de Cristo. Años oscuros, caracterizados por una vida modesta,dentro de una familia pobre de artesanos. De aquellos días ocultos, nosotrosno sabemos nada. Serán únicamente los evangelios apócrifos los que colmenese vacío con su prodigiosa fantasía. A la sinagoga de su pueblo Nazaret re-gresará también Cristo durante su ministerio público. Este regreso será para éluna terrible desilusión. Marcos describe tres ocasiones en las que Jesús entróen una sinagoga:

- En la primera ocasión (Mc 1,21-28) los presentes, al ver que liberaba a un hom-bre de un espíritu inmundo, se quedaron desconcertados y se preguntaron:¿Qué significa esto? Es un nuevo modo de enseñar, con autoridad; incluso daórdenes a los espíritus y le obedecen. Jesús ofrece una enseñanza cargada deautoridad. Los letrados ofrecían tan sólo normas sostenidas con poder e inca-paces de liberar.

- Cuando Jesús entra por segunda vez en la sinagoga (Mc 3,1-6) cura a un hombreque tenía un brazo atrofiado, devolviéndole su autonomía y capacidad de tra-bajo. Y lo hace a pesar de ser sábado. El evangelista subraya en esta ocasiónla reacción de los fariseos, defensores de una ortodoxia absurda que impidíahacer bien en sábado. Al ver que Jesús cura a aquel hombre, en lugar de ale-grarse y alabar a Dios, se alían con los herodianos -gente influyente de la cortede Herodes- para acabar con Jesús. La guerra a muerte está declarada.

- La tercera, y última, vez que Jesús entra a una sinagoga lo hace en Nazareth;en su pueblo(Mc 6,1-6). Sus paisanos, tal vez influidos por los fariseos, no loadmiran como en la primera ocasión. Se refieren a él con un despectivo «éste»,sin pronunciar ni siquiera su nombre. Lo equiparan a sus parientes más próxi-mos (sus hermanos y hermanas) y no parecen estar dispuestos a aceptar lec-ciones de uno como ellos. La modestia de los parientes de Jesús, la poca rele-vancia social de la profesión ejercida por él durante los años transcurridos enla aldea de Nazaret, la figura de la madre, exteriormente semejante a muchasotras mujeres de aquel tiempo y conocida quizá con aquellas indicaciones cam-pesinas y pintorescas («María, la que vive al final de la calle»), suscitan escán-dalo y escepticismo.

- La presencia de María en el texto que hoy leemos es marginal y callada. Proba-blemente evoca una fase silenciosa y oculta de la existencia de su Hijo, unaexistencia que transcurre en una provincia remota del imperior romano, fuerade los acontecimientos llamativos de las metrópolis y de los sucesos impor-tantes del imperio. Su vida discurre al abrigo de casas modestas y recalenta-das por los ardores del sol, entre parientes nada prestigiosos... La vida deJesús y de su madre se desarrolla en la más absoluta y normal cotidianidad, nomarcada por ninguna variante, a no ser la del transcurso de las estaciones delaño y la de los nacimientos y las defunciones.

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REFLEXIONES del PAPA FRANCISCO

Aprendiendo la devoción a María

«Fue mi abuela Rosa Margarita quien me enseñó a rezar. Me marcó muchoen la fe. Me contaba historias de santos. Cuando yo tenía trece meses naciómi hermano. Mi madre no daba abasto con el cuidado de nosotros dos, y miabuela, que vivía cerca, me llevaba por la mañana a su casa, y me traía a latarde. De lo que más me acuerdo es de esta vida dividida entre la casa de mimadre y mi padre y la casa de mis abuelos. Y quien me enseñó a rezar fue, dehecho, mi abuela.Desde chicos nos enseñaban en casa a rezar las tres Avemarías; pequeñasdevociones. Detrás de esa devoción se halla, según trataron de explicar al-gunos místicos, la conciencia viva de que María tiene una relación especialcon la Santísima Trinidad. De ahí el número tres, que se referiría además atres características especialmente presentes en la vida y en la intercesión dela Madre de Jesús: poder, sabiduría y amor.La Santísima Trinidad dotó a María de un poder intercesor, de una sabiduríade vida y de una ternura misericordiosa que excede en mucho a las demáscriaturas, comprometiéndola a una actitud de servicio a la humanidad, servi-cio del cual nosotros, sus hijos, podemos sacar fruto»

Entrevista con Alexandre Awi Melo. 26 de diciembre de 2013

Cómo recibir la Palabra de Dios

«La Palabra de Dios no es igual a una palabra humana, a una palabra sabia,a una palabra científica, a una palabra filosófica… no: es otra cosa, viene deotro modo.Es lo que pasa con Jesús, cuando comenta las Escrituras en la Sinagoga deNazaret, donde había crecido. Sus paisanos, inicialmente, lo admiran por suspalabras, pero luego se enfadan e intentan matarlo. Pasan de un extremo alotro, precisamente porque la Palabra de Dios es distinta a la palabra huma-na. [...]¿Y cómo debemos recibir la Palabra de Dios? Como se recibe a Jesucristo. LaIglesia nos dice que Jesús está presente en la Escritura, en su Palabra. Poreso, es tan importante leer durante el día un pasaje del Evangelio. ¿Para qué,para aprender? ¡No! Para encontrar a Jesús, porque Jesús está precisamenteen su Palabra, en su Evangelio. Cada vez que leo el Evangelio, encuentro aJesús. ¿Cómo recibo esa Palabra? Se debe recibir como se recibe a Jesús, esdecir, con el corazón abierto, con el corazón humilde, con el espíritu de lasBienaventuranzas. Porque Jesús vino así, con humildad, con pobreza, con launción del Espíritu Santo.Nos vendrá bien, durante el día, preguntarnos: ¿Cómo recibo yo la Palabra deDios, como algo interesante? Ah, el cura ha predicado hoy de esto… ¡quéinteresante! ¡Qué listo ese cura! ¿O la recibo así, simplemente porque esJesús vivo, su Palabra? ¿Y soy capaz -¡atentos a la pregunta!-, soy capaz decomprar un pequeño Evangelio -cuesta poco-, comprar un pequeño Evangelioy llevarlo en el bolsillo, en el bolso, y cuando pueda, durante el día, leer unpasaje, para encontrar a Jesús ahí? Estas dos preguntas nos harán bien».

Homilía en Santa Marta. 1 septiembre 2014MAD

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La imprescindible humildad

«Mientras la gente «oía con gusto lo que decía Jesús», a alguien no le gustólo que decía y quizá algún hablador se alzó y dijo: ¿pero este de qué viene ahablarnos? ¿Dónde estudió para que nos diga estas cosas? Que nos haga versu licenciatura. ¿En qué universidad estudió? Este es el hijo del carpintero ylo conocemos bien.Explotan así la furia y la violencia, lo echaron fuera de la ciudad y lo llevaronhasta un precipicio del monte para despeñarlo. Pero, la admiración y el estu-por ¿cómo se convirtieron en ira, furia y violencia? ¿Qué quería esta gente dela sinagoga?Por una parte, a los de la sinagoga Jesús les reprende la falta de fe, tanto queel Evangelio subraya cómo «Jesús allí, en ese lugar, no hizo milagros, por lafalta de fe».En cualquier caso, todos buscaban lo mismo: «Querían el espectáculo». Peroel estilo del buen Dios no es hacer el espectáculo: Dios actúa en la humildad,en el silencio, en las cosas pequeñas.Así va el Señor: por la humildad. Y si vemos toda la historia de la salvación,encontraremos que el Señor siempre hace así, siempre, con las cosas senci-llas.

Homilía Santa Marta. 3 marzo 2015.

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MUJERDEL VINO NUEVO

Haced lo que Él os diga

Hubo una boda en Cana de Galilea, en la que estaba la madre de Jesús.Invitaron también a la boda a Jesús y a sus discípulos.Se terminó el vino, y la madre de Jesús le dijo: «No tienen vino».Jesús le contestó: «¿A ti y a mí qué, mujer? Mi hora todavía no ha llegado».Su madre dijo a los sirvientes: «Haced lo que él os diga».Había allí unas tinajas de piedra de unos cien litros cada una para los ritos depurificación de los judíos.Jesús les dijo: «Llenad de agua las tinajas».Y las llenaron hasta arriba.Añadió: «Sacad ahora y llevádselo al maestresala».Y se lo llevaron.Tan pronto como el maestresala probó el agua convertida en vino (sin saberde dónde era, aunque sí lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua),llamó al novio y le dijo: «Todos sirven primero el vino mejor; y cuando se habebido en abundancia, el peor. Tú, en cambio, has guardado el vino mejorhasta ahora».Así, en Caná de Galilea, Jesús comenzó sus milagros, manifestó su gloria ysus discípulos creyeron en él.

Juan 2,1-11

PALABRA de DIOS

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ECO DE LA PALABRA

- Signos. Cuando los evangelios sinópticos hablan de los hechos prodigiosos deJesús utilizan el vocablo griego "dynamis", que podríamos traducir por «accio-nes prodigiosas o milagros». El cuarto evangelio, en cambio, se refiere a esoshechos prodigiosos con la palabra «semeion», cuyo significado es «signos oseñales». No se debe reducir el hecho milagroso a un simple prodigio especta-cular. El milagro es siempre un signo de Dios que libera al ser humano de laenfermedad, del miedo, de la tristeza, de la ceguera, de la lepra, de la opre-sión, de la muerte...

- El marco de la boda. En la tradición de Israel, sobre todo en los escritos de losprofetas, las relaciones entre Dios y su pueblo se describen como unas relacio-nes matrimoniales. Esta boda anónima, donde ni el esposo ni la esposa tienenrostro ni voz, es figura de la antigua alianza fracasada. En ella, sin embargo, sepresenta Jesús y anuncia el cambio de alianza, que tendrá lugar en «su hora".

- La falta de vino. Elemento indispensable en las bodas y banquetes como se-ñal de alegría. El que se haya acabado significa la incapacidad de la antiguaalianza para mantener la relación de amor entre Dios y su pueblo.

- Las tinajas vacías. La descripción es minuciosa: se precisa su número (seis), elmaterial de que estaban hechas (de piedra), su capacidad (de unos cien litros),su finalidad (destinadas a la purificación de los judíos). Ellas son símbolo de laantigua alianza que ya no da vida ni alegría, pues están vacías. El material delque están hechas hace referencia a las tablas de piedra en que fue escrita laLey. El número seis insinúa su imperfección.

- Cuando menos lo esperamos, hace su aparición el fracaso, la escasez, el sufri-miento... La carencia del vino es síntoma de fragilidad, pero también ocasiónde ayuda mutua en la necesidad y de solidaridad en la desgracia. La actitud deMaría, la creyente, nos revela qué es lo que hemos de hacer.

- Caer en la cuenta. Darse cuenta, como María, y reaccionar; tener los ojosabiertos y no vivir sólo centrados en nosotros mismos. Sólo así se puede seguirdisfrutando de la alegría y hacer patente el reinado de Dios a todos. Es necesa-rio intervenir, aun a costa de ganarse una respuesta decididamente áspera (apesar de los esfuerzos de los comentaristas para dulcificarla).

- Haced lo que él os diga. He aquí, en toda su simplicidad el mensaje de Maríapara el cristiano, para que la fiesta siga siendo alegre para todos, y para querealmente podamos disfrutar el vino nuevo, esos nuevos tiempos y esa nuevarealidad social que Jesús proclama y trae.

- María está junto a su Hijo con una fe resplandeciente y total. Ella nos invita aparticipar de su misma fe: «hacer todo lo que él nos diga». La presencia deMaría junto a Jesús es una presencia prudente y activa, atenta y comprometi-da. María no es tan sólo una madre buena. Es buena y es... discreta.

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REFLEXIONES del PAPA FRANCISCO

«La actitud de María en Caná se puede resumir en tres conceptos cargadosde sentido: Escucha - Decide - Actúa.

1. EscuchaMaría escucha los hechos, es decir, lee los acontecimientos de su vida, estáatenta a la realidad concreta y no se detiene en la superficie, sino que va a loprofundo, para captar el significado. Su pariente Isabel, que ya es anciana,espera un hijo: éste es el hecho. Pero María está atenta al significado, losabe captar: «Para Dios nada hay imposible» (Lc 1,37).Esto vale también en nuestra vida: escucha de Dios que nos habla, y escuchatambién las realidades cotidianas: atención a las personas, a los hechos,porque el Señor está a la puerta de nuestra vida y llama de muchas formas;pone signos en nuestro camino; nos da la capacidad de verlos. María es lamadre de la escucha, escucha atenta de Dios y escucha igualmente atenta alos acontecimientos de la vida

2. DecideMe viene a la mente el episodio de las bodas de Caná: también aquí se ve elrealismo, la humanidad, el modo concreto de María, que está atenta a loshechos, a los problemas; ve y comprende la dificultad de los dos jóvenesesposos a quienes falta el vino en la fiesta, reflexiona y sabe que Jesús pue-de hacer algo, y decide dirigirse al Hijo para que intervenga: «No tienen vino».María es decidida.María en la Anunciación, en la Visitación, en las bodas de Caná va a contra-corriente; se pone a la escucha de Dios, reflexiona y trata de comprender larealidad, y decide abandonarse totalmente a Dios, decide visitar, incluso es-tando encinta, a la anciana pariente; decide encomendarse al Hijo con insis-tencia para salvar la alegría de la boda.

3. ActúaEn la oración ante Dios que habla, al reflexionar y meditar acerca de losacontecimientos de su vida, María no tiene prisa, no se deja atrapar por elmomento, no se deja arrastrar por los acontecimientos. Pero cuando tieneclaro lo que Dios le pide, lo que debe hacer, no se detiene, no se demora, sinoque va «deprisa». Algunas veces, también nosotros nos detenemos a escu-char, a reflexionar sobre lo que debemos hacer, tal vez tenemos incluso clarala decisión que tenemos que tomar, pero no damos el paso a la acción».

Vaticano, 31 de mayo de 2013

Haced lo que Él os diga

«La observación de la Virgen: «No tienen vino» está cargada de significado.¿Cómo es posible celebrar la boda y hacer fiesta si falta aquello que losprofetas indicaban como un elemento típico del banquete mesiánico (Am9,13-14; Jo 2,24; Is 25,6). El agua es necesaria para vivir, pero el vino expresala abundancia del banquete y la alegría de la fiesta. Es una fiesta de bodasen la cual falta el vino; los nuevos esposos pasan vergüenza, sienten ver-güenza y se avergüenzan de esto. Pero imaginen terminar una fiesta de bo-das bebiendo te; sería una vergüenza. El vino es necesario para la fiesta.M

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Transformando en vino el agua de las tinajas destinadas «a los ritos de puri-ficación de los Judíos» (v. 6), Jesús realiza un signo elocuente: transforma laLey de Moisés en Evangelio, portador de alegría. Como dice en otro pasaje elmismo Juan: «La Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdadnos han llegado por Jesucristo».

Las palabras que María dirige a los sirvientes coronan el relato de Caná:«Hagan todo lo que él les diga» (v. 5). Es curioso: son sus últimas palabrasreportadas en los Evangelio: son la herencia que nos entrega a todos noso-tros. También hoy la Virgen nos dice a todos nosotros: «Hagan todo lo que élles diga». Es la herencia que nos ha dejado: ¡es bello! Se trata de una expre-sión que evoca la fórmula de fe utilizada por el pueblo de Israel en el Sinaícomo respuesta a las promesas de la alianza: «Estamos decididos a poner enpráctica todo lo que ha dicho el Señor» (Ex 19,8).

Y en efecto en Caná los sirvientes obedecen. «Jesús dijo a los sirvientes:Llenen de agua estas tinajas. Y las llenaron hasta el borde. Saquen ahora,agregó Jesús, y lleven al encargado del banquete. Así lo hicieron» (v. 7-8). Enestas bodas, de verdad viene estipulada una Nueva Alianza y a los servidoresdel Señor, es decir a toda la Iglesia, le es confiada la nueva misión: «Hagantodo lo que él les diga».

Servir al Señor significa escuchar y poner en práctica su Palabra. Es la reco-mendación simple pero esencial de la Madre de Jesús y es el programa devida del cristiano. Para cada uno de nosotros, sacar de las tinajas equivale aconfiar en la Palabra de Dios para experimentar su eficacia en la vida.

Catequesis sobre Bodas de Caná. 8 junio 2016

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BIENAVENTURADAPORQUE HAS CREÍDO

PALABRA de DIOS

!Dichoso el vientre que te llevó!

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, una mujer de entre la gente gritó:«¡Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron!».Pero Jesús le dijo: «Dichosos más bien los que escuchan la palabra de Dios yla ponen en práctica».

Lucas 11,27-28

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ECOS DE LA PALABRA

- Por los caminos del mundo, como por los de la antigua Palestina, es fácil queresuene una bienaventuranza en honor de María, análoga a la pronunciada poruna mujer anónima de Israel. Es una bienaventuranza que nace del misteriosoesplendor de la maternidad. Pero Jesús invita a pronunciar una bienaventuran-za más elevada que la destinada a la maternidad de María. Porque la grandezade María no reside sólo en la vinculación física que le une a su hijo Jesús, sinomás bien en haberlo acogido, dado a luz y seguido hasta el Calvario a través dela fe, la escucha obediente, la fidelidad a su palabra.

- María es una figura fundamental en la vida de Jesús. A pesar de la sencillez ydiscreción con que aparece en el evangelio, preside los momentos más impor-tantes de la vida de su hijo.

- Algunos autores modernos afirman que María no sólo es importante por man-tener, entre los primeros cristianos la memoria histórica de su hijo, sino tam-bién por ser la educadora que inculcó valores positivos al Jesús Niño. Estosmismo autores afirman también la importancia de José en la educación delJesús adolescente, tanto en los elementos religiosos como en la actividad pro-fesional que compartieron como constructores, albañiles y carpinteros en laciudad de Séphoris, muy cercana a Nazareth.

- El texto de Lucas nos presenta a una mujer anónima que, desde la intuiciónfemenina, se da cuenta de la relación entre María y Jesús, y alaba a Maríacomo buena madre. Esta mujer anónima sabe muy bien que la tarea educativade una madre es fundamental en la vida adulta del hijo. Por este motivo Maríaes proclamada como madre feliz que ve cómo su hijo ha crecido y desarrollauna actividad en favor del pueblo.

- Sin embargo Jesús afirma que los verdaderamente dichosos son aquellos queperseveran en la escucha y la práctica de la Palabra. Y aunque puede parecerque Jesús elude el elogio que se hace a su madre, indirectamente lo acepta,pero lo pone en su lugar.

- El texto de hoy, a través del piropo dedicado a María, ofrece una enseñanza alos cristianos: Quien vive su fe con intensidad, es similar a María, madre deJesús y modelo de los creyentes. María fue capaz de acoger la Palabra de Diostan profundamente que la Palabra se encarnó en ella y llegó a todos nosotros.

- Los cristianos hallamos en María un ejemplo para nuestra acción evangelizadora:María fue capaz de llenarse tanto de la Palabra de Dios, que en ella la Palabrase hizo carne y vida. Los discípulos que viven una intensa vida de fe, son capa-ces de ofrecer a Jesús a quien vive a su lado, tal como hiciera María.

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REFLEXIONES del PAPA FRANCISCO

«Continuando con las catequesis sobre la Iglesia, hoy desearía mirar a Maríacomo imagen y modelo de la Iglesia. Dice la constitución Lumen Gentium:«La madre de Dios es figura de la Iglesia, como ya enseñaba san Ambrosio:en el orden de la fe, del amor y de la unión perfecta con Cristo» (n. 63).

1. Partamos del primer aspecto, María como modelo de fe.

¿Cómo vivió María esta fe? La vivió en la sencillez de las mil ocupaciones ypreocupaciones cotidianas de cada mamá, como proveer al alimento, al ves-tido, la atención de la casa... Precisamente esta existencia normal de la Vir-gen fue el terreno donde se desarrolló una relación singular y un diálogoprofundo entre ella y Dios, entre ella y su Hijo. El «sí» de María, ya perfectoal inicio, creció hasta la hora de la Cruz. Allí su maternidad se dilató abrazan-do a cada uno de nosotros, nuestra vida, para guiarnos a su Hijo. [...]

2. Vamos al segundo aspecto: María modelo de caridad.

¿En qué modo María es para la Iglesia ejemplo viviente de amor?Pensemos en su disponibilidad respecto a su pariente Isabel. Visitándola, laVirgen María no le llevó sólo una ayuda material; también esto, pero llevó aJesús, que ya vivía en su vientre.Llevar a Jesús a aquella casa quería decir llevar la alegría, la alegría plena.Isabel y Zacarías estaban felices por el embarazo que parecía imposible a suedad, pero es la joven María quien les lleva la alegría plena, la que viene deJesús y del Espíritu Santo y se expresa en la caridad gratuita, en compartir, enayudarse, en comprenderse.La Iglesia debe ser como María: la Iglesia no es un negocio, no es una agen-cia humanitaria, la Iglesia no es una ONG, la Iglesia está enviada a llevar atodos a Cristo y su Evangelio; no se lleva a sí misma -sea pequeña, grande,fuerte, débil-, la Iglesia lleva a Jesús y debe ser como María cuando fue avisitar a Isabel. La Iglesia debe llevar la caridad de Jesús, el amor de Jesús.

3. Y un último aspecto: María modelo de unión con Cristo.

La vida de la Virgen fue la vida de una mujer de su pueblo: María oraba,trabajaba, iba a la sinagoga... Pero cada acción se cumplía siempre en unióncon Jesús. Esta unión alcanza su culmen en el Calvario: aquí María se une alHijo en el martirio del corazón y en el ofrecimiento de la vida al Padre para lasalvación de la humanidad. La Virgen hizo propio el dolor del Hijo y aceptócon Él la voluntad del Padre, en aquella obediencia que da fruto, que da laverdadera victoria sobre el mal y sobre la muerte.Es muy bella esta realidad que María nos enseña: estar siempre unidos aJesús. Podemos preguntarnos: ¿nos acordamos de Jesús sólo cuando algo nomarcha y tenemos necesidad, o la nuestra es una relación constante, unaamistad profunda, también cuando se trata de seguirle por el camino de lacruz?»

Audiencia general. 23 octubre 2013

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Un corazón de Madre

«El Evangelio nos dice que María guardaba todas estas cosas, meditándolas.¿Cuáles eran estas cosas? Eran gozos y dolores: por una parte, el nacimientode Jesús, el amor de José, la visita de los pastores, aquella noche luminosa.Pero por otra parte: el futuro incierto, la falta de un hogar, «porque para ellosno había sitio en la posada» (Lc 2,7), la desolación del rechazo, la desilusiónde ver nacer a Jesús en un establo.Esperanzas y angustias, luz y tiniebla: todas estas cosas poblaban el corazónde María. Y ella, ¿qué hizo? Las meditaba, es decir las repasaba con Dios ensu corazón. No se guardó nada para sí misma, no ocultó nada en la soledad nilo ahogó en la amargura, sino que todo lo llevó a Dios. Confiando se guarda:no dejando que la vida caiga presa del miedo, del desconsuelo, o cerrándosey tratando de olvidar, sino haciendo de toda ocasión un diálogo con Dios.

Aquí está hoy, frente a nosotros: la Madre de Dios. Porque María es exacta-mente como Dios quiere que seamos nosotros, como quiere que sea su Igle-sia: Madre tierna, humilde, pobre de cosas y rica de amor, libre del pecado,unida a Jesús, que custodia a Dios en su corazón y al prójimo en su vida.Contemplemos a la Madre. En su corazón palpita el corazón de la Iglesia.

La devoción a María no es una cortesía espiritual, es una exigencia de la vidacristiana. Contemplando a la Madre nos sentimos animados a soltar tantospesos inútiles y a encontrar lo que verdaderamente cuenta. El don de la Ma-dre, el don de toda madre y de toda mujer es muy valioso para la Iglesia, quees madre y mujer. [...] Para que la fe no se reduzca sólo a una idea o doctrina,todos necesitamos de un corazón de madre, que sepa custodiar la ternura deDios y escuchar los latidos del hombre.

Homilía. 1 enero 2018

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MADREAL PIE DE LA CRUZ

Mujer, ahí tienes a tu hijo

Estaban en pie junto a la cruz de Jesús su madre, María de Cleofás, hermanade su madre, y María Magdalena.Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo amado, dijo a su madre:«Mujer, ahí tienes a tu hijo».Luego dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre».Y desde aquel momento el discípulo se la llevó consigo a su casa.

Juan 19,25-27

PALABRA de DIOS

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ECOS DE LA PALABRA

- Al pie de la cruz tan sólo se hallan: la madre, la tía, una amiga y un discípulo.Escaso número de personas si tenemos en cuenta los años de predicación, losapóstoles elegidos con todo honor, los discípulos... incluso los leprosos, ciegosy tullidos a quienes Jesús había curado. .

- La tradición artística ha condicionado nuestras representaciones sobre la pre-sencia de las mujeres y de Juan «al pie de la cruz». La realidad histórica debióser diversa, si nos atenemos a los documentos antiguos que describen cruci-fixiones: Las mujeres y Juan no estaban «al pie de la cruz» sino entre los es-pectadores, al pie de la roca del Gólgota. Los soldados encargados de la ejecu-ción permitían, ante ruegos insistentes, que los familiares y amigos de loscrucificados se cercaran para dar el último adiós al condenado. En este contex-to histórico debemos situar las palabras de Jesús que contienen una recomen-dación legal y un testamento para el futuro de su madre.

- El testamento en cuestión era necesario para que María quedase atendida. Suesposo José había muerto. El resto de la familia había mostrado una actitud derechazo hacia Jesús. En el momento de la crucifixión María se había puesto departe de su hijo, lo que le sería perjudicial para participar en la «caja de solida-ridad para los pobres y las viudas» que a este fin tenía destinada la sinagoga(una especie de «Cáritas» de aquellos tiempos). Por eso, Jesús no se limitó arecomendar calurosamente a su madre a los cuidados del discípulo amado,sino que dio fuerza legal a la relación materno-filial entre María y Juan. Lafórmula era muy sencilla. Bastaba con que alguien dijese: «Éste es mi hijo»ante dos testigos para que efectivamente se convirtiese en hijo con todas lasconsecuencias, según la ley oral judía. Madre y discípulo cumplieron el testa-mento de Jesús, pues, «desde aquel momento el discípulo la acogió en sucasa».

- Pero el evangelo de Juan no sólo describe la realidad, como si de una fotogra-fía se tratase. Intenta profundizar: más que una fotografá, sería una «radiogra-fía». La declaración de Jesús anuncia la nueva maternidad espiritual de María.Una palabra solemne que revela el misterio y el significado último de María.María se convierte en la madre de todos los creyentes en su Hijo.

- En la treintena de palabras del original griego del texto (Juan 19,25-27), se repiteunas cinco veces el vocablo «madre». María aparece ahora en su nueva fun-ción materna, la de ser la madre de todos los fieles, símbolo de la Iglesia. En elperfil de María se divisan los rasgos esenciales de la Iglesia que engendrahijos que se ajustan al modelo de Cristo.

- Ahora, María y el discípulo abandonan el Calvario, después de haber escucha-do aquellas últimas palabras de Cristo reservadas para ellos. Pero el evange-lista nos deja una última y pequeña observación con respecto a los dos actoresde la escena descrita: el discípulo «acoge en su casa» a María. Nosotros, cris-tianos, estamos llamados también a acoger a María como madre en lo másprofundo de nuestras vidas. Así lo propone Jesús en esta especie de brevetestamento pronunciadio desde la Cruz.

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REFLEXIONES del Papa FRANCISCO

María, madre de Dios y madre nuestra

«Nuestro itinerario de fe es igual al de María, y por eso la sentimos particu-larmente cercana a nosotros. Por lo que respecta a la fe, que es el quicio dela vida cristiana, la Madre de Dios ha compartido nuestra condición, ha debi-do caminar por los mismos caminos que recorremos nosotros, a veces difíci-les y oscuros, ha debido avanzar en la «peregrinación de la fe» (Lumen gentium58]...Nuestro camino de fe está unido de manera indisoluble a María desde elmomento en que Jesús, muriendo en la cruz, nos la ha dado como Madrediciendo: «He ahí a tu madre» (Jn 19,27). Estas palabras tienen un valor detestamento y dan al mundo una Madre. Desde ese momento, la Madre deDios se ha convertido también en nuestra Madre...En aquella hora cuando la fe de los discípulos se agrietaba por tantas difi-cultades e incertidumbres, Jesús les confió a aquella que fue la primera encreer, y cuya fe no decaería jamás.Y la «mujer» se convierte en nuestra Madre cuando pierde al Hijo. Y su cora-zón herido se ensancha para acoger a todas las personas, buenas y malas, atodas, y las ama como las amaba Jesús. La mujer que en las bodas de Canáde Galilea había cooperado con su fe a la manifestación de las maravillas deDios en el mundo, mantiene encendida en el Calvario la llama de la fe en laresurrección de su Hijo, y la comunica con afecto materno a los demás. Ma-ría se convierte así en fuente de esperanza y de verdadera alegría».

Vaticano, 1 de enero de 2014

Un «sí» prolongado en el tiempo

«No fue sencillo responder con un «sí» a la invitación del ángel: pero ella,una mujer todavía en la flor de la juventud, responde con valentía, a pesarde no saber nada del destino que le esperaba.Se nos aparece en este instante como una de tantas madres de nuestromundo: valiente hasta el extremo cuando se trata de acoger en el vientre lahistoria de un nuevo hombre que nace. [...]María no es una mujer que se deprima ante las incertidumbres de la vida,especialmente cuando nada parece ir a nuestra manera. Tampoco es unamujer que proteste con violencia, arremetiendo contra el destino de la vidaque a menudo revela una cara hostil.Las madres no traicionan, y en ese instante al pie de la cruz, ninguno denosotros podría decir cuál ha sido el sufrimiento más cruel: si la de un hom-bre inocente que muere en el patíbulo de la cruz, o la agonía de una madreque acompaña los últimos instantes de la vida de su hijo.¡Todos nosotros hemos conocido mujeres fuertes, que han afrontado mu-chos sufrimientos de los hijos!»

Vaticano, 10 de mayo de 2017

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Jesús nos deja a su madre como madre nuestra

«En la cruz, cuando Cristo sufría en su carne el dramático encuentro entre elpecado del mundo y la misericordia divina, pudo ver a sus pies la consolado-ra presencia de la Madre y del amigo.En ese crucial instante, antes de dar por consumada la obra que el Padre lehabía encargado, Jesús le dijo a María: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego ledijo al amigo amado: «Ahí tienes a tu madre» (Jn 19,26-27).Estas palabras de Jesús al borde de la muerte no expresan primeramente unapreocupación piadosa hacia su madre, sino que son más bien una fórmula derevelación que manifiesta el misterio de una especial misión salvífica. Jesúsnos dejaba a su madre como madre nuestra.Tan sólo después de hacer esto Jesús pudo sentir que «todo está cumplido»(Jn 19,28). Al pie de la cruz, en la hora suprema de la nueva creación, Cristonos lleva a María. Él nos lleva a ella, porque no quiere que caminemos sinuna madre, y el pueblo lee en esa imagen materna todos los misterios delEvangelio.Al Señor no le agrada que falte a su Iglesia el icono femenino. Ella, que loengendró con tanta fe, también acompaña «al resto de sus hijos, los queguardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús».

Evangelii gaudium, 285

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MADREDE LA IGLESIA

PALABRA de DIOS

Con María, la madre de Jesús

Los apóstoles regresaron a Jerusalén desde el monte de los Olivos, que distapoco de Jerusalén, lo que se permitía andar en sábado.Y así que entraron, subieron a la estancia de arriba, donde se alojaban habi-tualmente. Eran Pedro y Juan, Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé yMateo, Santiago el de Alfeo y Simón el Zelotes y Judas el de Santiago. Todosellos hacían constantemente oración en común con las mujeres, con María,la madre de Jesús, y con sus hermanos.

Hechos 1,12-14

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ECOS DE LA PALABRA

María, madre, alma y aliento de la Iglesia naciente

- Los Hechos de los Apóstoles comienzan su narración con esta escena coral,después de la Ascensión. Los términos griegos son significativos para descri-bir la plegaria: es una oración constante, asidua, sin interrupciones, coral, co-munitaria, realizada con un solo corazón y un solo sentimiento.

- Los Apóstoles, obedeciendo la orden recibida de Jesús antes de su partidahacia el Padre, se habían reunido allí. No estaban solos, pues contaban con laparticipación de otros discípulos, hombres y mujeres. «Todos ellos persevera-ban unánimes en la oración, junto con algunas mujeres y con María la Madrede Jesús y sus hermanos» (Act 1,14). Lucas, con estas palabras, señala la pre-sencia de la Madre de Jesús en los días de preparación a Pentecostés.

- Es muy significativo que, además de los apóstoles, se recuerde solamente a laVirgen con su nombre propio (María), acompañado de su máximo titulo funcio-nal (la madre de Jesús). Ella no está separada de la iglesia. Aunque tuvo unamisión excepcional y única, María está en la iglesia y con la iglesia formadapor los apóstoles en Jerusalén, madre de todas las iglesias cristianas.

- Poco después, Pedro recordará que Judas «guió a los que prendieron a Jesús»El recuerdo de esa defección, a la que siguió luego la del mismo Pedro, hacetambién de la comunidad de Jerusalén un espacio de misericordia y de perdón:María está rodeada de los que abandonaron al Maestro en la hora de las tinie-blas. Esta reflexión es el punto central de la narración de Lucas, pero Maríaestá ya en el centro de la misericordia. Madre de Misericordia.

- Desde entonces es razonable pensar que ella comenzó a derramar sobre laiglesia los tesoros que hasta entonces había tenido guardados en su corazón.Así también la Virgen se convirtió en testigo de las cosas vistas y oídas.

- Ella dio testimonio del nacimiento de Jesús, del camino de su infancia; Jesúsno habría sido acogido por la iglesia en la integridad de su ser hombre si lehubiera faltado el testimonio vivo de una madre que lo había engendrado ycriado. Dentro de la iglesia, María es una parte de Jesús... Hay algo que ni losapóstoles ni las mujeres ni los hermanos habrían podido atestiguar. Le corres-pondió a María, en calidad de madre de Jesús, consignar palabras y sentimien-tos únicos e insustituibles sobre su hijo. Su testimonio debió ser de vital impor-tancia para comprender en profundidad el misterio de Jesús.

- Esta presencia de María al comienzo de la Iglesia es copia de su presencia alcomienzo de la vida histórica de Jesús: su concepción y nacimiento. En amboscasos, el que obra el nacimiento de Jesús y el nacimiento de la Iglesia es elEspíritu Santo. De forma delicada y casi velada, Lucas establece un paralelis-mo: el nacimiento de Jesús se realizó a través del «sí» de María; el nacimientode la Iglesia tiene lugar con la presencia de María, su madre.

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REFLEXIONES del PAPA FRANCISCO

«Una imagen de Iglesia que me complace es la de pueblo santo y fiel a Dios.Es la definición que uso a menudo [...]La pertenencia a un pueblo tiene un fuerte valor teológico: Dios en la historiade la salvación salvó a un pueblo. No existe plena identidad sin pertenenciaa un pueblo. [...] Y la Iglesia es el pueblo de Dios en camino a través de lahistoria, con gozos y dolores.Esta Iglesia con la que debemos sentir es la casa de todos, no una capillitaen la que cabe un grupito de personas selectas. No debemos reducir el senode la Iglesia universal a un nido protector de nuestra mediocridad. Y la Igle-sia es madre. La Iglesia es fecunda, debe serlo.Mire, cuando percibo comportamientos negativos de ministros de la Iglesia,o de consagrados y consagradas, lo primero que se me ocurre es: «un solte-rón», «una solterona». No son ni padres ni madres. No son capaces de darvida. Y sin embargo cuando, por ejemplo, leo la vida de los misionerossalesianos que fueron a la Patagonia, leo una historia de vida y de fecundi-dad».

Entrevista, 19 de agosto de 2013

«Una madre, ante todo, genera la vida, lleva en su seno durante nueve mesesal propio hijo y luego lo abre a la vida, generándolo.Así es la Iglesia: nos genera en la fe, por obra del Espíritu Santo que la hacefecunda, como a la Virgen María. La Iglesia y la Virgen María son madres,ambas; lo que se dice de la Iglesia se puede decir también de la Virgen».

Vaticano, 11 de septiembre de 2013

«Una Iglesia sin mujeres es como el grupo de los apóstoles sin María. Elpapel de la mujer en la Iglesia no es solamente la maternidad, la mamá de lafamilia, sino que es más fuerte; es precisamente el ícono de la Virgen, deMaría, la que ayuda a crecer a la Iglesia.Pero dense cuenta de que la Virgen es más importante que los Apóstoles. Esmás importante. La Iglesia es femenina: es Iglesia, es esposa, es madre.Pero la mujer en la Iglesia no sólo debe... no sé cómo se dice en italiano. elpapel de la mujer en la Iglesia no se puede limitar al de mamá, al de trabaja-dora, limitado... ¡No! Es otra cosa".

Vuelo de Río a Roma, 28 de julio de 2013

«La Iglesia reconoce el indispensable aporte de la mujer en la sociedad, conuna sensibilidad, una intuición y unas capacidades peculiares que suelen sermás propias de las mujeres que de los varones. Por ejemplo, la especial aten-ción femenina hacia los otros, que se expresa de un modo particular, aunqueno exclusivo, en la maternidad.Reconozco con gusto cómo muchas mujeres comparten responsabilidadespastorales junto con los sacerdotes, contribuyen al acompañamiento de per-sonas, de familias o de grupos y brindan nuevos aportes a la reflexiónteológica.Pero todavía es necesario ampliar los espacios para una presencia femeninamás incisiva en la Iglesia. Porque el genio femenino es necesario en todasM

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las expresiones de la vida social; por ello, se ha de garantizar la presencia delas mujeres también en el ámbito laboral y en los diversos lugares donde setoman las decisiones importantes, tanto en la Iglesia como en las estructu-ras sociales»

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MARÍA AUXILIADORAde la HUMANIDAD14

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Tiempo InteriorMayo 2020