ensayo de Ética, final

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UNIVERSIDAD POLITÉCNICA SALESIANA Carrera de Filosofía y Pedagogía Alumno: Byron Zhamungui Materia: Ética Primacía de la conciencia en la vida moral La conciencia del hombre mejora la ejecución de los diversos actos que se plantea éste, beneficiándolo a él y al conglomerado social. Una buena moral comprende, “no sólo normas o reglas de acción, sino también –como conducta debida- los actos que se ajustan a ella” (Sánchez A. 1977, pág. 51) entonces, es hacer lo que es debido porque lleva como impronta la necesidad de actuar correctamente, e inconscientemente se encorva hacia lo bueno, punto muy importante, ya que resulta irremisible no conseguir una buena aplicación de los actos, la moral tiene esencialmente una cualidad social. “Ello quiere decir que sólo se da en la sociedad, respondiendo a sus necesidades y cumpliendo una determinada función en ella” (Sánchez A. 1977, pág. 52), pero al hablar de sociedad debemos cuidarnos mucho de no hipostasiarla; es decir, “de considerar a la sociedad como algo que existe en sí y por sí, con una realidad sustantiva que se sostenga al margen de unos hombres concretos que la forman” (Sánchez A. 1977, pág. 52), cada individuo anuda de un modo peculiar una serie de relaciones sociales, y el mismo modo de afirmar, en cada época o en cada sociedad, su individualidad tiene un carácter social. Cada sujeto, al comportarse moralmente, se

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UNIVERSIDAD POLITCNICA SALESIANACarrera de Filosofa y Pedagoga

Alumno: Byron Zhamungui Materia: tica

Primaca de la conciencia en la vida moral La conciencia del hombre mejora la ejecucin de los diversos actos que se plantea ste, beneficindolo a l y al conglomerado social. Una buena moral comprende, no slo normas o reglas de accin, sino tambin como conducta debida- los actos que se ajustan a ella (Snchez A. 1977, pg. 51) entonces, es hacer lo que es debido porque lleva como impronta la necesidad de actuar correctamente, e inconscientemente se encorva hacia lo bueno, punto muy importante, ya que resulta irremisible no conseguir una buena aplicacin de los actos, la moral tiene esencialmente una cualidad social. Ello quiere decir que slo se da en la sociedad, respondiendo a sus necesidades y cumpliendo una determinada funcin en ella (Snchez A. 1977, pg. 52), pero al hablar de sociedad debemos cuidarnos mucho de no hipostasiarla; es decir, de considerar a la sociedad como algo que existe en s y por s, con una realidad sustantiva que se sostenga al margen de unos hombres concretos que la forman (Snchez A. 1977, pg. 52), cada individuo anuda de un modo peculiar una serie de relaciones sociales, y el mismo modo de afirmar, en cada poca o en cada sociedad, su individualidad tiene un carcter social. Cada sujeto, al comportarse moralmente, se sujeta a determinados principios, valores o normas morales, y ac ingresa la natural manifestacin de la conciencia, sta es el yo captado en sus ltimas dimensiones: es el lugar donde el hombre se auto conoce y decide de s mismo. Decide apegarse a la bondad porque la considera apropiada y porque lo desea, o se apega a una bondad hipcrita porque debe.

Un acto moral como, por ejemplo: acudir en ayuda de alguien que sin poder defenderse es atacado impunemente en la calle; cumplir la promesa de devolver algo prestado; denunciar la injusticia cometida con un compaero o amigo, etc. Deben estar imbuidos de las acertadas elecciones que se hace por medio de la conciencia, es as que no se puede ser bueno simplemente por las normativas, las normas no impulsan a la bondad, bajo estndares impuestos no tendra razones suficientes como para regresar lo que me prestaron o ayudar a personas que cruzan momentos crticos en sus vidas. Situada en este ordenamiento la bondad encuentra sitio inconfundible. La bondad es algo que viene por dentro, se intelige y se siente, pero no es fenmeno, sino una suerte de mdula de ese nomeno sustancial espiritual, dinamismo tico (Camps V. 2002, pg. 125). La bondad es la mdula de la moral. Sin una bondad innata la moral es incomprensible. Si no es sentida por emocin y resultado de la bondad irradiante, la tica se hace formal y, a lo ms, alcanzar a reconocerse a s misma como un deber. Qu impulsa esta bondad? Es claro, la conciencia, sta es un don, uno que es propio de la naturaleza que nos ayuda a encontrar el camino correcto de nuestra vida; pero necesita formarse. Mientras ms fcil sea la distincin de lo bueno y lo malo, mejores juicios podremos emitir. La unidad original de la conciencia recibe su ms profunda verdad del esfuerzo del hombre por poner sus potencialidades humanas al servicio de un proyecto que lo trasciende y - hacia el que se siente llamado (Bloque F. 1981).

Un punto que ser siempre una traba y se puede destacar es el motivo del acto moral (Snchez A. 1977, pg. 60) Por motivo puede entenderse como aquello que impulsa a actuar o a perseguir determinado fin (Snchez A. 1977, pg. 60). El motivo que puede impulsar, por ejemplo, a denunciar la injusticia cometida con un compaero o acudir en ayuda de alguien que sin poder defenderse es atacado impunemente en la calle puede ser una pasin sincera inherente producida por la conciencia, o bien algo muy distinto: el deseo de notoriedad. Un mismo acto como vemos puede realizarse por diferentes motivos, y a su vez, el mismo motivo puede impulsar a realizar actos con diferentes fines. El sujeto puede reconocer el motivo de su accin y en este sentido, tiene un carcter consciente. Pero no siempre muestra este carcter. La persona que es impulsada a actuar por fuertes pasiones (celos, ira, etc.), por impulsos incontenibles o por rasgos negativos de su carcter (crueldad, avaricia, egosmo) no es consciente de los motivos de su conducta (Snchez A. 1977, pg. 60).Los motivos inconscientes de la conducta humana a los que brinda mucha importancia el psicoanlisis de Freud- reducen al fondo de la personalidad a un conjunto de fuerzas inconscientes que se las denomina instintos, stos podran estar actuando en lugar de esto que se denomina consciencia.

Resulta propio por parte de la conciencia dar unidad al conjunto de la experiencia, hasta el punto de que la posibilidad de captar y comprender el conjunto de experiencias como un todo, ya sea como un objeto o como la totalidad de objetos, depende esencialmente de la permanencia, constancia, identidad de la conciencia y de su carcter de sujeto (Bolaos R. 2015) El acto moral implica pues, la conciencia de un fin, as como la decisin de realizarlo. Pero esta decisin presupone, a su vez, en muchos casos, La decisin de realizar un fin presupone, a su vez, en muchos casos, la eleccin ente varios fines posibles que, en ocasiones, se excluyen mutuamente. La decisin de realizar un fin presupone su eleccin entre otros (Snchez A. 1977, pg. 60). Esta bsqueda de decisiones es a lo que se incluye la conciencia, o sea, hablamos de que ella siempre buscar -lo que su misma formacin le inspir- lo ms acertado para la vida del hombre, incluso el momento de buscar la tristeza como fin satisfactorio puede ser un fin alcanzado por la determinacin de la conciencia, ya que fue preparada e incentivada para alcanzar eso. Entonces, incluso los motivos inconscientes resultan de una formacin que el hombre hace a la conciencia.

La conciencia del hombre mejora la ejecucin de los diversos actos que se plantea ste, beneficindolo a l y al conglomerado social. As pues, la conciencia es el yo captado en sus ltimas dimensiones: es el lugar donde el hombre se auto conoce y decide de s mismo. Es, por tanto, una realidad unitaria; ms an, es el centro de unificacin de la persona. Pero esta unidad no es un dato inmediato, sino el resultado de un proceso fatigoso de unificacin con el todo social. Efectivamente, la conciencia es una realidad compleja, constituida por la presencia simultnea de diversos factores, que no son fcilmente homologables. En ella confluyen los mecanismos instintivos y los dinamismos psicolgicos del inconsciente: con ella se relacionan los elementos de racionalidad y voluntariedad propios del ser humano; sobreella ejerce su influencia la gracia como fruto de la vida nueva, que es don del Espritu. Esto da razn de la necesidad de una continua formacin (y autoformacin) de la conciencia, si no se quiere acabar en manos de unas fuerzas de disgregacin, que determinan la ruptura de la persona.

BIBLIOGRAFA.

Snchez A. 1977. tica. Mxico: Grijalbo. Camps V. 2002. Historia de la tica / tica Moderna. Barcelona: Ed. Crtica. F BOckle. 1981. Hacia una conciencia cristiana Estella: Verbo Divino.