enseñanzas del papa francisco no.102
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Enseñanzas del Papa Francisco. No.102
El 28 de abril dijo en parte de su homilía: En la vida de la Iglesia,
es fundamental abrirse a las novedades del Espíritu Santo... Dios
es el Dios de las novedades: ‘Yo hago todo nuevo’, nos dice.
El Espíritu Santo ha venido precisamente para esto, para
renovarnos y continuamente hace este trabajo de renovarnos… Es el
Dios de las sorpresas”.
...“podemos estudiar toda la historia de la Salvación, podemos estudiar toda la
Teología, pero sin el Espíritu no podemos entender.
Es precisamente el Espíritu quien nos hace comprender la verdad o
–usando las palabras de Jesús – es el Espíritu quien nos hace conocer la
voz de Jesús: ‘Mis ovejas escuchan mi voz
y yo las conozco y ellas me siguen’”.
“El ir adelante de la Iglesia es obra del Espíritu Santo”, que nos hace escuchar la voz del Señor. “¿Y cómo puedo hacer para tener la certeza de que aquella voz que siento es la voz de
Jesús, que lo que siento que debo hacer es obra del Espíritu Santo?”. Rezar...
“sin oración no hay lugar para el Espíritu . Pedir a Dios que nos envíe este don: ‘Señor, danos el Espíritu Santo para que podamos
discernir en cada tiempo lo que debemos hacer’ , …la Iglesia va adelante, la Iglesia va adelante con estas sorpresas,
con estas novedades del Espíritu Santo”.
“Es necesario discernirlas, y para discernirlas es necesario rezar, pedir esta gracia... es una alternativa “de muerte”.
...Correr el riesgo, con la oración y con humildad, de aceptar lo que el Espíritu nos pide, es decir “cambiar”, porque “éste es el
camino”.
“El Señor nos ha dicho que si comemos su Cuerpo y
bebemos su Sangre, tendremos vida.
… ‘Señor, Tú que estás aquí con nosotros en la
Eucaristía, Tú que estarás dentro de
nosotros, danos la gracia del Espíritu Santo. Danos la
gracia de no tener miedo cuando el Espíritu, con
seguridad, me dice que dé un paso
hacia adelante’. …pidamos este coraje, este
coraje apostólico de ser portadores de vida y no
hacer de nuestra vida cristiana un museo de
recuerdos”.
El 29 de abril dijo en parte de su catequesis:Nuestra reflexión sobre el designio originario de Dios sobre la pareja hombre-mujer, después de haber considerado las dos narraciones del
Libro del Génesis, se dirige ahora directamente a Jesús.
El evangelista Juan, al comienzo de su Evangelio, narra el episodio de las bodas de Caná, en las cuales estaban presentes la
Virgen María y Jesús, con sus primeros discípulos
(cfr. Jn 2, 1-11).
¡Jesús no sólo participó en aquel matrimonio, sino que “salvó la fiesta” con el milagro del vino! Por lo
tanto, el primero de sus signos prodigiosos, con el cual Él revela
su gloria, lo cumplió en el contexto de un matrimonio y fue un gesto de gran simpatía por aquella familia naciente,
solicitado por el apremio materno de María.
Y esto nos hace recordar el l ibro del Génesis, cuando Dios terminó la obra de la creación y hace su obra maestra; la
obra maestra es el hombre y la mujer. Y aquí precisamente Jesús comienza sus milagros,
con esta obra maestra, en un matrimonio, en una fiesta de bodas:
un hombre y una mujer. Así Jesús nos enseña que la obra maestra de la sociedad es la familia: ¡el hombre y la mujer
que se aman! ¡Esta es la obra maestra!
Desde los tiempos de las bodas de Caná, tantas cosas han cambiado,
pero aquel “signo” de Cristo contiene un mensaje siempre válido.
Hoy, no parece fácil hablar del matrimonio como de una fiesta que se renueva en el tiempo, en las diversas estaciones
de la entera vida de los cónyuges. Es un hecho que las personas que se desposan son siempre menos. Esto es un
hecho: los jóvenes no quieren casarse.
En muchos países en cambio aumenta el número de las
separaciones, mientras disminuye el número de los hijos. La dificultad para quedarse juntos – ya sea como pareja que como
familia – lleva siempre a romper los vínculos siempre con mayor frecuencia y rapidez, y precisamente los hijos son los primeros
en pagar las consecuencias.
Pero pensemos que las primeras víctimas, las víctimas más importantes,
las víctimas que sufren más en una separación son los hijos.
Si experimentas desde pequeño que el matrimonio es un vínculo
“a tiempo determinado”, inconscientemente para ti será así. En efecto, muchos jóvenes son llevados a renunciar al proyecto
mismo de un vínculo irrevocable y de una familia duradera.
Creo que debemos reflexionar con gran seriedad sobre el porqué tantos jóvenes “no se sienten” de casarse.
Existe esta cultura de lo provisorio…todo es provisorio, parece que no hay algo definitivo.
Ésta de los jóvenes que no quieren casarse es una de las preocupaciones que surgen en el día de hoy: ¿por qué los jóvenes no se casan? ¿Por qué a menudo prefieren una convivencia y tantas veces “a responsabil idad
limitada”? ¿Por qué muchos – también entre los bautizados – tienen poca confianza en el matrimonio y en la familia? Es importante tratar de entender, si queremos que los jóvenes puedan encontrar el camino justo
para recorrer. ¿Por qué no tienen confianza en la familia?
Las dificultades no son sólo de carácter económico, si bien estas son realmente serias. Muchos consideran que el cambio sucedido en estos últimos decenios haya sido puesto en marcha por la emancipación de
la mujer. Pero ni siquiera este argumento es válido.
¡Pero ésta es también una injuria! ¡No, no es verdad! Es una forma de machismo,
que siempre quiere dominar a la mujer.
Hacemos el papelón que hizo Adán, cuando Dios le dijo:
“¿Pero por qué has comido la fruta?” Y él: “Ella me la dio”. Es culpa de la mujer.
¡Pobre mujer! ¡Debemos defender a las mujeres, eh! En realidad, casi todos los hombres y las mujeres querrían una
seguridad afectiva estable,un matrimonio sólido y una familia feliz.
La familia está en la cima de todos los índices de agrado entre los jóvenes; pero, por
miedo de equivocarse, muchos no quieren ni siquiera pensar
en ella; no obstante son cristianos, no piensan al matrimonio
sacramental, s igno único e irrepetible de la alianza, que se transforma en
testimonio de la fe. Quizás, precisamente este
miedo de fracasar es el más grande obstáculo para acoger
la palabra de Cristo, que promete su gracia a la
unión conyugal y a la familia.
El testimonio más persuasivo de la bendición del matrimonio cristiano es la vida buena de los esposos cristianos y de la
familia. ¡No hay modo mejor para decir la belleza del sacramento! El matrimonio consagrado por Dios custodia aquel vínculo entre el hombre y la mujer que Dios ha bendecido desde la creación del mundo; y es fuente de paz y de bien para la
entera vida conyugal y familiar.
Por ejemplo, en los primeros tiempos del Cristianismo,
esta gran dignidad del vínculo entre el hombre y la mujer venció
un abuso considerado entonces completamente normal, es decir,
el derecho de los maridos de repudiar a las esposas,
también con los motivos más falsos y humillantes.
El Evangelio de la familia, el Evangelio que anuncia
precisamente este sacramento ha vencido esta cultura de repudio
habitual.
El germen cristiano de la radical igualdad entre los cónyuges hoy debe traer nuevos frutos. El testimonio de la dignidad social del matrimonio se hará persuasivo precisamente por este camino, el
camino del testimonio que atrae, el camino de la reciprocidad entre ellos, de la complementariedad
entre ellos.
Por esto, como cristianos, debemos hacernos más
exigentes a este respecto. Por ejemplo: sostener con
decisión el derecho a la igual retribución por igual trabajo ¿por qué se da por cierto que
las mujeres deben ganar menos que los hombres? ¡No! ¡El mismo derecho! ¡La disparidad es un puro
escándalo!
Al mismo tiempo, reconocer como riqueza siempre válida la maternidad de las mujeres y la paternidad de los hombres, a beneficio sobre todo de los niños. Igualmente, la virtud de la
hospitalidad de las familias cristianas reviste hoy una importancia crucial, especialmente en las situaciones de pobreza,
de degrado, de violencia familiar.
Los cristianos, cuando se desposan “en el Señor” son transformados en un signo eficaz del amor de Dios.
Los cristianos no se desposan sólo por sí mismos: se desposan en el Señor en favor de toda la comunidad,
de la entera sociedad. De esta bella vocación del matrimonio cristiano, hablaré en la próxima catequesis. Gracias.
El 30 de abril dijo en parte de su homilia:
...los primeros discípulos “no anunciaban un Jesús sin
historia: anunciaban a Jesús en la
historia del pueblo, un pueblo que Dios ha hecho caminar
desde hace siglos” para llegar “a la plenitud de los tiempos”.
El cristiano “es hombre y mujer de historia, porque no pertenece a sí mismo, forma parte de un pueblo, un
pueblo que camina”.
“no se puede pensar en un egoísmo cristiano”. “El cristiano no es un hombre,
una mujer espiritual de laboratorio” sino que “es un hombre, es una mujer espiritual dentro de un pueblo,
que tiene una historia larga y continua de caminar hasta que el Señor regrese”.
“Cuántos pecadores, cuántos crímenes.
También hoy San Pablo menciona al Rey David, santo, pero antes de ser santo fue un gran pecador”.
“Nuestra historia debe asumir santos y pecadores. Y mi historia
personal, la de cada uno, debe asumir
nuestro pecado, el propio pecado y la gracia del Señor que está con nosotros, acompañándonos en el
pecado para perdonar y acompañándonos en la gracia”.
Por tanto, “no hay identidad cristiana sin
historia”.
Pero el cristiano también está llamado al servicio
“Jesús lava los pies a los discípulos invitándonos a hacer como él, servir”.
“La identidad cristiana es el servicio, no el egoísmo. ‘Pero padre, todos somos egoístas’.
¿Ah, sí? Es un pecado, es un hábito con el que tenemos que acabar.
Pedir perdón, que el Señor nos convierta”.
“Estamos llamados al servicio. Ser cristiano no es una apariencia o una conducta social, no es maquillarse un
poco el alma para que resulte un poco más bonita. Ser cristianos es hacer aquello que ha hecho Jesús,
servir”.
Preguntémonos: “¿En mi corazón que es lo que hago más?, ¿me hago servir por los
demás, me sirvo de los otros, de la comunidad, de la parroquia, de mi
familia, de mis amigos o sirvo, estoy al servicio de ellos?”.
El 3 de mayo al precidir el rezo del Regina Coeli dijo: ...Jesús se presenta en la Última Cena. “Por última vez Él está con
sus discípulos y entonces quiere imprimir bien en su mente una verdad fundamental: también cuando Él no estará más físicamente
en medio de ellos, ellos podrán permanecer todavía unidos a Él de una manera nueva, y así dar mucho fruto”.
“todos podemos estar unidos a Jesús de una manera nueva. Si al contrario, uno perdiese esta unión con Él, esta
comunión con Él, sería estéril, también dañino para la comunidad”.
“Para expresar esta realidad, este modo nuevo de estar
unidos a Él, Jesús util iza las imágenes de la vid y los sarmientos y dice así:
‘Como el sarmiento no puede dar fruto a sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco ustedes si no
permanecen en mí. Yo soy la vida, ustedes los sarmientos’”.
Y “con esta figura nos enseña cómo permanecer en Él, estar unidos a Él, aunque Él no esté físicamente presente”.
“Nosotros somos los sarmientos y a través de esta parábola
Jesús quiere que entendamos la importancia de permanecer unidos
a Él. Los sarmientos no son
autosuficientes, sino que dependen totalmente de la vida, en la que se encuentra la fuente
de sus propias vidas”.
“Para nosotros los cristianos injertados con el Bautismo en
Cristo, hemos recibido de Él
gratuitamente el don de la vida nueva;
y podemos estar en comunión vital con Cristo”, pero también el cristiano “debe mantenerse
fiel al Bautismo, y crecer en la amistad con el Señor mediante la oración,
la oración de todos los días, la escucha y la docilidad a su palabra –leer el Evangelio- la
participación en los Sacramentos, especialmente el
de la Eucaristía y el de la Reconciliación”.
“Si uno está íntimamente unido a Jesús, goza de los dones del Espíritu Santo que, como dice San Pablo son ‘amor, alegría, paz,
magnanimidad, benevolencia, bondad, fidelidad, suavidad, dominio de sí’;
y por consecuencia hace mucho bien al prójimo y a la sociedad, es una persona cristiana”.
Gracias a esta manera de actuar, “se reconoce si uno es un
verdadero cristiano, al igual que se reconoce a un árbol por sus
frutos”. En este sentido, “los frutos de esta unión profunda con Jesús son maravillosos: toda nuestra persona es transformada por la
gracia del Espíritu: alma, inteligencia, voluntad, afectos, y
también el cuerpo, porque somos unidad de espíritu y
cuerpo.
Recibimos una forma nueva de ser, la vida de Cristo se convierte
en la nuestra: podemos pensar como Él, actuar como Él, ver el mundo y las cosas con los ojos de Jesús”.
Y en consecuencia “podemos amar a nuestros hermanos, empezando por los más pobres y sufrientes, como ha hecho Él,
y amarles con su corazón y llevar así al mundo frutos de bondad,
de caridad y de paz”.
En definitiva, “todos juntos estamos llamados a
llevar los frutos de esta pertenencia común a Cristo y a la Iglesia”.
Pidamos la intercesión de la Virgen María, para que
“podamos ser sarmientos vivos en la Iglesia y testimoniar de manera
coherente nuestra fe –coherencia en la propia vida y en
el pensamiento, de vida y de fe- conscientes de que todos, dependiendo de nuestras vocaciones particulares,
participamos de la única misión salvífica de Cristo”•...
La intención universal del apostolado de la oración del Santo Padre para el mes de mayo es:
' 'Para que los medios de comunicación sean instrumentos al servicio de la verdad y de la paz' ' .
Su intención evangelizadora es: “Para que María, Estrella de la
Evangelización, guíe la misión de la Iglesia de anunciar
a Cristo a todos los pueblos”.
En twitter dijo:Toda comunidad cristiana debería ser un hogar
acogedor para cuantos buscan a Dios o necesitan un hermano
que los escuche.
Frente a tantos problemas, algunos de ellos graves,
no perdamos la esperanza en la misericordia infinita de Dios.
El amor de Cristo llena nuestros corazones y nos hace capaces de perdonar siempre.
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Servicio Gratuito. Que Dios te llene de bendiciones.
Y que permanezcamos unidos en el amor a Jesús.