entrevista a norma mccorvey

1
Del 18 al 24 de mayo de 2007 // ALBA 50 . SOCIEDAD / VIDA LUIS LOSADA PESCADOR Embarazada, pobre, falta de formación y desesperada, Norma McCorvey cayó en manos de dos jóvenes y ambi- ciosas abogadas. Querían un caso extremo que obligara a cambiar la ley del estado de Texas que prohibía el aborto. Ella firmó. Nunca pensó la trascendencia internacional que tendría su firma. Se con- virtió en la parte débil de un juego de poderosos. Bebía, consumía drogas y estaba de- sesperada. Una razón sufi- ciente para que la liga de femi- nistas que promovió judicial- mente su caso garantizara su identidad bajo el pseudónimo de Jane Roe. La ‘Roe’ del caso Roe con- tra Wade que despenalizó el aborto en los Estados Unidos en 1973. “Yo estaba embara- zada por tercera vez, la segun- da fuera del matrimonio; en- tonces estaba a favor del abor- to”, reconoce McCorvey a ALBA. La misma desespera- ción que sufren muchas muje- res que lamentablemente se deciden por el aborto también en España. “En ese tiempo es- taba a favor del aborto, pero no sabía nada de él”, recono- ce. Norma McCorvey afirma sentirse “seriamente utiliza- da” por las abogadas Sarah Weddington y Linda Coffe, que hicieron de su caso una bandera política. Le dijeron que las mujeres deben contro- lar su propio sistema repro- ductivo. “Me sentí muy utili- zada por los proabortistas, pe- ro mucho; todavía me sigo sintiendo utilizada hoy en día”, reconoce. Finalmente la sentencia llegó tarde y Norma llegó a tener a su hija, a la que entregó en adopción. “Nunca cuarta, como “colaboradora”. “Me enviaban a las mujeres cuando se sentían tristes”, se- ñala. Dentro de la industria del aborto, Norma pudo compro- bar cómo el aborto degradaba a la mujer. Le sorprendió la exuberancia del dólar que ter- minaba en los bolsillos de los doctores y el desprecio de la medicina de los abogados proabortistas. Y empezó a pensar que quizá la batalla del aborto por la que hasta enton- ces “vivía, dormía y respira- ba” no eran tan justa como ella consideraba. Encuentro con su hija El encuentro con su hija em- barazada fue importante. Tras darle la noticia, Norma le res- pondió: “Eso es maravilloso”. Su hija le preguntó: “Pero ¿quieres que aborte?”. Nor- ma, por supuesto, no quería que su hija abortase a su nieto. “Bueno, eso es lo que tú ha- ces, decirles a las mujeres que se hagan abortos”, le espetó su hija. Primera en la frente. “Ahora tengo dos nietos, George y Floyd, y son el amor de mi vida”, señala Norma. En 1995 se instala la con- trovertida ‘Operación Resca- te’ en la casa vecina del centro abortista en el que ella traba- jaba. “Sinceramente, sentía curiosidad sobre la causa que les movía”. La amistad con una activis- ta, el afecto de una niña, la confianza de una madre y la amistad de un hombre sor- prendieron a Norma lleván- dola a considerar el amor, el perdón y la esperanza. Vio la luz a la salida del túnel. ¿Las palabras ‘mágicas’?: Jn 3,16. “El que cree en Él no se pier- de y tiene vida eterna”. Conversión El 15 de junio de 1998, Norma anunció pública- mente su intención de ser bautizada en la Iglesia Ca- tólica. El bautizo se reali- zó el 17 de agosto de 1998 por el director del Priests for Life, el P. Frank Pavo- ne. “Sí, ahora soy clara- mente pro vida y católica 100%”, señala. ¿Qué le diría a una mujer que está pensando en abortar? “Le diría que hablara con su corazón y su sacerdote; después, que busque a una mujer que ya haya abortado y que le pregun- te qué tal le fue”, respon- de. “Trato con muchas mujeres que han abortado y que ahora se han conver- tido. Todas me dicen lo mismo: si hubiéramos sa- bido entonces lo que sabe- mos ahora, nunca habría- mos abortado”, concluye. Entrevista a Norma McCorvey, ‘Jane Roe’ en el juicio Roe contra Wade que legalizó el aborto en Estados Unidos “Todavía hoy me siento tremendamente utilizada por los proabortistas” Fue el símbolo de la batalla del aborto en los EEUU. Utilizada por las feminis- tas, se pasó 14 años de ‘noche oscura’ “enganchada a la botella de vodka”. Hoy denuncia a los que la “utilizaron”: “Si hubiéramos sabido lo que sabemos hoy, jamás habríamos abortado”. Se convirtió a la fe católica en 1998. llegué a abortar; llevé a la niña a término. Pesó 8 libras y me- día 21 pulgadas y la entregué en adopción”. Una opción di- fícil. “La enfermera me trajo a mi bebé, pero cuando se dio cuenta de que la había dado en adopción, se la llevó; yo me desmayé y me quedé tirada so- bre el suelo dos horas”. Resolución El 22 de enero de 1973 la Cor- te Suprema resuelve el dere- cho al aborto de las mujeres americanas. Desde entonces, todos los 22 de enero se ence- rraba durante dos meses en su habitación. “No me importa- ba si había alguien más con- migo en casa”. Un túnel de 16 años. “Estuve dando tumbos, me emborrachaba y tomaba muchísimas medicinas para mantenerme en pie. Comencé 16 años de depresión engan- chada a una botella de vo- dka”. Una historia que la me- moria elimina por espíritu de supervivencia. “Mi memoria tiene una especie de blanco hasta los últimos años 80”, re- conoce McCorvey. A las feministas radicales no les importó su caso ni su hijo. Habían ganado la ‘cau- sa’. ¿Cuáles fueron las menti- ras que los proabortistas utili- zaron en esos momentos? “Las dos abogadas me dijeron que sería una buena cosa que las mujeres pudieran elegir si tener el niño o no tenerlo; y yo entonces pensaba lo mismo”, responde McCorvey. Trabajo en abortorios Finalmente, en 1991 comenzó a trabajar en clínicas de abor- to de Dallas. Era la contra- prestación por utilizarla en la ‘causa’ proabortista. En las primeras dos clínicas, como telefonista. En la tercera y la [Después de legalizar el aborto] comencé die- ciséis años de depresión enganchada a una botella de vodka Mis abogadas decían que sería bueno que las mujeres pudieran elegir si tener el niño o no; y yo pensaba lo mismo Luego empezó a pensar que la batalla del aborto por la que “vivía, dormía y respiraba” no eran tan justa como pensaba Finalmente, la sentencia llegó tarde y Norma McCorvey llegó a tener a su hija, a la que entregó en adopción Norma McCorvey.

Upload: copyfree

Post on 06-Jun-2015

1.016 views

Category:

Documents


1 download

DESCRIPTION

Entrevista realizada por ALBA a Norma McCorvey,‘Jane Roe’ en el juicio Roe contra Wade que legalizó el aborto en Estados Unidos

TRANSCRIPT

Page 1: Entrevista a Norma McCorvey

Del 18 al 24 de mayo de 2007 // ALBA50 . SOCIEDAD / VIDA

■ LUIS LOSADA PESCADOR

Embarazada, pobre, falta deformación y desesperada,Norma McCorvey cayó enmanos de dos jóvenes y ambi-ciosas abogadas. Querían uncaso extremo que obligara acambiar la ley del estado deTexas que prohibía el aborto.Ella firmó. Nunca pensó latrascendencia internacionalque tendría su firma. Se con-virtió en la parte débil de unjuego de poderosos. Bebía,consumía drogas y estaba de-sesperada. Una razón sufi-ciente para que la liga de femi-nistas que promovió judicial-mente su caso garantizara suidentidad bajo el pseudónimode Jane Roe.

La ‘Roe’ del caso Roe con-tra Wade que despenalizó elaborto en los Estados Unidosen 1973. “Yo estaba embara-zada por tercera vez, la segun-da fuera del matrimonio; en-tonces estaba a favor del abor-to”, reconoce McCorvey aALBA. La misma desespera-ción que sufren muchas muje-res que lamentablemente sedeciden por el aborto tambiénen España. “En ese tiempo es-

taba a favor del aborto, perono sabía nada de él”, recono-ce. Norma McCorvey afirmasentirse “seriamente utiliza-da” por las abogadas SarahWeddington y Linda Coffe,que hicieron de su caso unabandera política. Le dijeronque las mujeres deben contro-lar su propio sistema repro-ductivo. “Me sentí muy utili-zada por los proabortistas, pe-ro mucho; todavía me sigosintiendo utilizada hoy endía”, reconoce. Finalmente lasentencia llegó tarde y Normallegó a tener a su hija, a la queentregó en adopción. “Nunca

cuarta, como “colaboradora”.“Me enviaban a las mujerescuando se sentían tristes”, se-ñala.

Dentro de la industria delaborto, Norma pudo compro-bar cómo el aborto degradabaa la mujer. Le sorprendió laexuberancia del dólar que ter-minaba en los bolsillos de losdoctores y el desprecio de lamedicina de los abogadosproabortistas. Y empezó apensar que quizá la batalla delaborto por la que hasta enton-ces “vivía, dormía y respira-ba” no eran tan justa comoella consideraba.

Encuentro con su hijaEl encuentro con su hija em-barazada fue importante. Trasdarle la noticia, Norma le res-pondió: “Eso es maravilloso”.Su hija le preguntó: “Pero¿quieres que aborte?”. Nor-ma, por supuesto, no queríaque su hija abortase a su nieto.“Bueno, eso es lo que tú ha-ces, decirles a las mujeres quese hagan abortos”, le espetósu hija. Primera en la frente.“Ahora tengo dos nietos,George y Floyd, y son el amorde mi vida”, señala Norma.

En 1995 se instala la con-trovertida ‘Operación Resca-te’ en la casa vecina del centroabortista en el que ella traba-jaba. “Sinceramente, sentíacuriosidad sobre la causa queles movía”.

La amistad con una activis-ta, el afecto de una niña, laconfianza de una madre y laamistad de un hombre sor-prendieron a Norma lleván-dola a considerar el amor, elperdón y la esperanza. Vio laluz a la salida del túnel. ¿Laspalabras ‘mágicas’?: Jn 3,16.“El que cree en Él no se pier-de y tiene vida eterna”.

ConversiónEl 15 de junio de 1998,Norma anunció pública-mente su intención de serbautizada en la Iglesia Ca-tólica. El bautizo se reali-zó el 17 de agosto de 1998por el director del Priestsfor Life, el P. Frank Pavo-ne. “Sí, ahora soy clara-mente pro vida y católica100%”, señala. ¿Qué lediría a una mujer que estápensando en abortar? “Lediría que hablara con sucorazón y su sacerdote;después, que busque auna mujer que ya hayaabortado y que le pregun-te qué tal le fue”, respon-de. “Trato con muchasmujeres que han abortadoy que ahora se han conver-tido. Todas me dicen lomismo: si hubiéramos sa-bido entonces lo que sabe-mos ahora, nunca habría-mos abortado”, concluye.

Entrevista a Norma McCorvey, ‘Jane Roe’ en el juicio Roe contra Wade que legalizó el aborto en Estados Unidos

“Todavía hoy me siento tremendamenteutilizada por los proabortistas”

Fue el símbolo de la batalla del aborto en los EEUU. Utilizada por las feminis-tas, se pasó 14 años de ‘noche oscura’ “enganchada a la botella de vodka”. Hoydenuncia a los que la “utilizaron”: “Si hubiéramos sabido lo que sabemos hoy,jamás habríamos abortado”. Se convirtió a la fe católica en 1998.

llegué a abortar; llevé a la niñaa término. Pesó 8 libras y me-día 21 pulgadas y la entreguéen adopción”. Una opción di-fícil. “La enfermera me trajo ami bebé, pero cuando se diocuenta de que la había dadoen adopción, se la llevó; yo medesmayé y me quedé tirada so-bre el suelo dos horas”.

ResoluciónEl 22 de enero de 1973 la Cor-te Suprema resuelve el dere-cho al aborto de las mujeresamericanas. Desde entonces,todos los 22 de enero se ence-rraba durante dos meses en su

habitación. “No me importa-ba si había alguien más con-migo en casa”. Un túnel de 16años. “Estuve dando tumbos,me emborrachaba y tomabamuchísimas medicinas paramantenerme en pie. Comencé16 años de depresión engan-chada a una botella de vo-dka”. Una historia que la me-moria elimina por espíritu desupervivencia. “Mi memoriatiene una especie de blancohasta los últimos años 80”, re-conoce McCorvey.

A las feministas radicalesno les importó su caso ni suhijo. Habían ganado la ‘cau-

sa’. ¿Cuáles fueron las menti-ras que los proabortistas utili-zaron en esos momentos?“Las dos abogadas me dijeronque sería una buena cosa quelas mujeres pudieran elegir sitener el niño o no tenerlo; y yoentonces pensaba lo mismo”,responde McCorvey.

Trabajo en abortoriosFinalmente, en 1991 comenzóa trabajar en clínicas de abor-to de Dallas. Era la contra-prestación por utilizarla en la‘causa’ proabortista. En lasprimeras dos clínicas, comotelefonista. En la tercera y la

“[Después de legalizarel aborto] comencé die-ciséis años de depresión

enganchada a unabotella de vodka”

“Mis abogadas decíanque sería bueno que lasmujeres pudieran elegirsi tener el niño o no; yyo pensaba lo mismo”

Luego empezó a pensarque la batalla del abortopor la que “vivía, dormíay respiraba” no eran tan

justa como pensaba

Finalmente, la sentenciallegó tarde y Norma

McCorvey llegó a tenera su hija, a la que

entregó en adopción

Norma McCorvey.