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Pndaro
EpiniciosEdicin dePedro Bdenas de la Pea
Alberto Bernab Pajares
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Tel.: 91 806 19 96Fax: 91 804 40 28
ISBN: 84-460-1378-9Depsito legal: M. 25.681-2002
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Indice
Introduccin general................................. ...................... 9
Olmpicas........................................................................ 37
Pticas ...................................................... ...................... 113
Nemeas............................................................................ 197
stmicas ................................................. ...................... 263
ndice de nombres propios ........................................... 303
Mapas ............................................................................. 325
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Introduccin general
1. VIDA DE PINDARO
Pndaro es un autor importantsimo por ser el primer
lrico griego del que se conserva una considerable produccinno fragmentaria y por alcanzarse en l la perfeccin de lalrica coral griega. Para la lrica, Pndaro representa una cimaanloga a la de Homero para la pica. Pndaro es pues una delas figuras indispensables en la Historia de la Literatura Universal.
Nace nuestro poeta en Cinoscfalas, pequea localidad
beocia, prxima a Tebas, en 518 a.C., pero l siempre se consider tebano y toda su obra rebosa elogios y referencias aesta ciudad. De sus padres desconocemos prcticamentetodo; segn las fuentes, sera hijo de Pagondas o de Daifantoy de Cledice o Cldice. Ms cierta parece, sin embargo, su
pertenencia a una familia aristocrtica, la de los Egeidas, unclan dorio con ramificaciones en Esparta, Tera y Cirene. Aunque en Beocia haba existido una tradicin musical y poticaimportante, pinsese en Hesodo o en las poetisas Corina yMirtis, la formacin de Pndaro comenz en Atenas, en unmomento en que el gnero en auge era el ditirambo, y all fuediscpulo de Agatocles, Apolodoro y Laso de Hermone. Su
juventud coincide con una encrucijada muy importante en lahistoria de Grecia: la decadencia del sistema aristocrtico en
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vsperas del crecimiento del podero de Atenas al calor delnuevo rgimen democrtico. Durante la transicin del siglo vi al v haban ido cayendo las tiranas, menos en Sicilia
o en Cirene, donde an eran fuertes las oligarquas reinantes.Pndaro supo, desde sus primeros pasos poticos, hacer laque sera postrera apologa de esta clase y de su escala devalores asentados en una larga tradicin. Las cortes de Siracusa o Acragante concentraban todava crculos muy selectos, inclinados al cultivo de la msica y la poesa enraizadasen una religiosidad arcaica y dominado todo por un clima de
abundancia y ostentacin que no dejaba a veces de resultaragobiante. Todo esto contribuye a configurar el entramadoideolgico y, en parte, artstico de Pndaro.
La cada de la tirana de los Pisistrtidas en Atenas y lainstauracin de la democracia por Clstenes supuso un avancerevolucionario y, como es lgico, un cambio muy fuerte res
pecto a los esquemas de la ideologa pindrica. Tal circunstancia contribuy al progresivo alejamiento de Pndaro de losnuevos valores que se encarnaban en la democracia ateniense, y aunque, como veremos, no escatim su homenaje aAtenas por su participacin en las Guerras Mdicas, elexpansionismo creciente de Atenas, sobre todo cuando Beod a y su amada isla de Egina se vieron afectadas, hizo yaimposible el aprecio del poeta por esta ciudad.
La fama de Pndaro comenz a extenderse pronto. Susprimeros epinicios, compuestos entre 498 y 490, son Pticas(X, VI y XII), lo cual resulta significativo porque demuestrael poderoso influjo del ambiente y religiosidad dlficos ennuestro autor, algo que, adems, le vena de familia, pues losEgeidas estaban vinculados al culto de Apolo Carneo y otrasantiguas tradiciones dorias. Delfos era, adems, por su condicin de santuario panhelnico, una plataforma extraordina
ria para la repercusin de su poesa en todo el mundo griego.Sus viajes continuos a Olimpia, Egina o Nemea aumentarontodava ms el prestigio de un joven poeta con talento brillante y tcnica perfecta. Las principales ciudades griegas,especialmente las colonias, ms ricas por lo comn que aqullas, se disputaban los premios de los grandes juegos. En
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medio de ese ambiente encontrar Pndaro su selecta clientela: reyes y tiranos de Siracusa, Acragante o Cirene y atletas
procedentes de poderosas familias de Corinto, Magna Grecia,
Egina, Tebas y hasta de su poco grata Atenas. Pndaro, eneste aspecto, sigui una trayectoria comn a la de la mayorade los poetas lricos del siglo v, porque, debido a las caractersticas mismas de su arte, se vean obligados a viajar portodos estos centros.
Las Guerras Mdicas suponen un trance especialmentedelicado para Pndaro por el componente de enfrentamiento
civil que supusieron para los mismos griegos. Tebas, comootras muchas ciudades con rgimen oligrquico, se alinecon los invasores y se enfrent con la coalicin panhelnica.Aunque no se puede aventurar cul fue la actitud del poeta,lo cierto es que en lo que conservamos de su obra no apareceningn eco de admiracin por la coalicin, como por ejemploreflej Simnides. La llegada de Pndaro a Sicilia tiene lugar
en esa poca, concretamente en 476, y puede entendersecomo una manera de alejarse de los problemas que suponasu postura ante los acontecimientos. Este perodo coincidicon la etapa ms brillante y productiva del autor. Sus buenasrelaciones con Hiern y Tern, adems de su fama, le abrieron las puertas de una nueva clientela. Durante su estancia enla isla su produccin refleja las rivalidades artsticas e ideo
lgicas con sus principales competidores, Simnides yBaqulides. A la vuelta de Sicilia su ideario experimenta unaevolucin interesante; por un lado, se distancia de la atmsfera agobiante de la corte siracusana y, por otro, comprendemejor a Atenas, cuya actuacin contra los persas ha sido
para la independencia de Grecia tanto como la de Hiern parasalvar a Sicilia -esto es, el occidente griego- de la amenaza
cartaginesa. Los elogios a Salamina, a travs de la gloriosaparticipacin de los marinos eginetas, Platea o Hmera,reconciliaron a Atenas con Pndaro, lo cual fue mal recibidoen Tebas.
A partir de 460 la actividad de Pndaro decae, pv*ro sinresentirse para nada la calidad de su arte, y se refleja en suobra cierta tristeza, quiz por las nuevas preocupaciones poli-
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ticas que enfrentaron otra vez a Tebas y Atenas -batallas deTanagra (457) y Coronea (446)-. A partir de esta fecha, entrelos aos 446 y 444, momento en que debieron de componerse
la Ptica VIII y las Nemeas XI y X, se pierde el rastro delpoeta. Segn la tradicin, parece que Pndaro fue muy longevo; alguna de sus biografas antiguas sealan el 438 comofecha de su muerte. Los ltimos aos de su vida se fundencon una aureola legendaria que se prolongar hasta el final dela Antigedad, una forma, en suma, de expresar la admiracin y respeto por una poesa perfecta.
2. LOS JUEGOS
En poca de Pndaro las competiciones deportivas eranmuy numerosas y tenan lugar prcticamente en todas lasregiones de Grecia, en localidades relacionadas con cultos a
algn hroe local y puestas bajo la tutela del dios protector deaqul. As, en los epinicios se encontrarn continuas referencias a juegos como los de Atenas, Tebas, Sicin, Egina,Rodas, etc., no por menores menos preciados que los grandes. Cuatro certmenes destacaban por su importancia y eranconsiderados panhelnicos por congregar a representantesde todo el mbito griego. Estos juegos eran los Olmpicos,Pticos, stmicos y emeos. Los ms antiguos y de mayor
prestigio eran los Olmpicos. Su origen se halla en cultosmuy antiguos y diversos celebrados en Olimpia. En ellos fueconstante la relacin con las hazaas de Plope, cuya tumbase encontraba en el santuario, y el recuerdo de Heracles,tenido como fundador mtico de estos juegos en honor del
padre de los dioses, Zeus. La poca histrica de las Olimpadas se inaugura en 776 a.C., y cada cuatro aos se prolongaron ininterrumpidamente hasta el 393 d.C., fecha en que elemperador Teodosio prohibi definitivamente todas las fiestas paganas. Slo mil quinientos tres aos despus, en 1896,se recuperaron las Olimpadas modernas por el esfuerzo dePierre de Coubertin. Los juegos Pticos de Delfos se remontan tambin a antiqusimas fiestas en conexin con el orculo
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de Apolo Pitio, y su fundacin recuerda, en parte, la muertede la serpiente Pitn a manos de Apolo. Histricamente lasPitadas se inician en 582 a.C. Los juegos stmicos formaban
parte del culto en honor de Posidn en el Istmo de Corinto.Su origen legendario conoce diversas tradiciones; una deellas sera la celebracin del reparto entre Helios y Posidnpor el dominio del Istmo, o bien la memoria de un hroelocal, Melicertes -divinizado tras su muerte con el nombre dePalemn-, que se habra ahogado con su madre Ino, divinizada luego como Leuctea. El cmputo histrico de las
Istmadas comienza hacia el 582. Por ltimo, los juegos deNemea, vinculados por una parte al culto de Heracles enrecuerdo de su victoria sobre el mtico len de Nemea, y, porotra, a Adrasto de Argos, al que se atribuye tambin su fundacin durante su campaa contra Tebas, se celebraban enhonor de Zeus emeo y su carcter panhelnico empieza enel 573.
La trascendencia de estos cuatro grandes juegos impregnaba toda la vida de las ciudades griegas. No hay que olvidarque estos agoneseran ante todo parte fundamental de fiestasreligiosas; no se trataba pues de meros acontecimientosdeportivos. Eran, en definitiva, el punto ms espectacular y
participativo de una manifestacin cultual, y las pruebas mismas, incluso con su alto grado de especializacin en poca
clsica, recogan fielmente actividades originariamente cultuales. Se trata de un fenmeno exactamente igual al de loscertmenes teatrales. Los juegos panhelnicos abran, previamente a su celebracin, un perodo inviolable de treguasagrada, que todas las ciudades haban de respetar. Los festivales y la tregua se proclamaban oficialmente de modosimultneo en todas las ciudades por medio de heraldos espe
ciales, los llamados spondophroi, o sea, portadores de latregua. Cada ciudad estaba obligada a enviar su delegacina los juegos y aquellas que faltaban a la cita podan resultarexcluidas para siempre, como les ocurri a los eleos en lasIstmadas. Lgicamente, la mejor representacin para unaciudad era el papel que pudieran desempear sus atletas oaquellos que sufragaban las pruebas ms costosas, como las
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de carros o caballos. La victoria en los juegos no constituaslo una gloria personal, sino colectiva para la ciudad ennombre de la cual se haba participado.
La solemnidad de los grandes juegos vena tambin dadapor el tipo de periodicidad. Mientras las competiciones locales solan ser anuales, las Olimpadas y Pitadas eran cuadrienales y las Nemeas e Istmadas, bienales. Un perodocompleto estaba enmarcado por una Olimpada y la siguiente,que abra otra vez el ciclo. El perodo olmpico se convirtiadems en el elemento de referencia del cmputo cronol
gico griego. Dentro de cada perodo la frecuencia era deNemada, Istmada, Pitada, Nemada, Istmada. En la tablacronolgica de los grandes juegos que ofrecemos en las pginas 33 y 34, limitada a todos los perodos comprendidos a lolargo de la actividad creadora de Pndaro, se podrn observarlas equivalencias entre el cmputo griego y el nuestro.
La celebracin de estas fiestas no se limitaba nicamentea las competiciones deportivas; comprenda tambin el restode rituales propios de cada culto, por lo que, entre otras actividades, se desarrollaban adems certmenes musicales y
poticos. As es como hay que entender el carcter religioso,al par que literario, de los epinicios de Pndaro. Toda la lricacoral griega nace y se desarrolla en este ambiente litrgico yagonal, y no slo con el gnero que vemos en las odas, sinotambin en composiciones de otro tipo, como los himnos,
peanes, encomios, partenios, etctera, que cultivaron autorescomo Pndaro y Baqulides.
El pblico y los concursantes constituan una rica yvariopinta amalgama de todo el mundo griego, donde rivalizaban las nutridas comitivas de cada ciudad. Los participantes activos en las pruebas solan pertenecer a las clases ms
poderosas, que eran en realidad las que podan correr con los
costosos gastos del entrenamiento, las cuadras, los carros,etc. Prueba de ello son los destinatarios de los poemas, confrecuencia los poderosos seores de las cortes de Sicilia y laMagna Grecia, que consideraban rentable polticamente, enrelacin con sus sbditos, la inversin que supona participary triunfar en los juegos. A veces actuaban ellos mismos per
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sonalmente, otras slo sufragando los gastos. Adems de estetipo de participantes, concurran tambin autnticos profesionales, miembros, por lo general, de familias dedicadas a una
o varias especialidades deportivas. El premio material eramuy sencillo: ramos o coronas de olivo en Olimpia, de laurelen Delfos, de apio fresco en Nemea o seco en el Istmo, lo queindica su significado religioso, ya que cada uno de esos vegetales guardaba estrecha relacin con los respectivos cultos.Lo verdaderamente importante era el prestigio social quecomportaba la victoria en cualquiera de estos juegos y, de
modo especial, el ttulo de periodonike o ganador de unperodo, es decir, el haber obtenido la victoria en los cuatrojuegos panhelnicos dentro de un perodo olmpico. No obstante, los beneficios derivados de una victoria eran considerables, no slo desde el punto de vista poltico, sino tambin
por los privilegios econmicos y sociales con que la ciudadsola recompensar a los ganadores.
No resulta fcil aislar todas las especialidades que habaen los certmenes en poca de Pndaro. Por los testimonios pueden deducirse tres grandes tipos de competiciones:ecuestres, atlticas y musicales. Las ltimas comprendan, almenos, cuatro modalidades: canto con ctara, con flauta,flauta solista y flauta con coro. Las pruebas ecuestres podanser con carro, tirado por caballos o por muas, o carrera
ecuestre propiamente dicha. La gama ms variada era la delas pruebas atlticas, en especial las distintas variedades decarrera en el estadio: carrera simple, doble, larga y con armadura pesada de hoplita; las modalidades de combate eran lalucha, el pugilato y pancracio. Por fin, como prueba mltipleestaba el pentatln. El estadio, pugilato y pancracio permitancategoras en funcin de la edad de los competidores; haba
as modalidades infantil, juvenil y adulta. Del orden de laspruebas no tenemos certeza; parece que primero se celebraban las competiciones infantiles y juveniles y despus las deadultos. Las tardes se reservaban para las pruebas de combatey la carrera con armas. En ltimo lugar se efectuaran losconcursos ms espectaculares, el pentatln y las carreras decarros y ecuestres. La profesionalizacin deportiva, tal como
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la entendemos hoy, no se daba en poca de Pndaro. Inclusoen los casos de atletas de familias muy vinculadas a esta actividad o de famosos entrenadores, como Melesias o Menan-
dro, procedan de familias aristocrticas o con una posicinsocial importante. Ms tarde, ya en poca helenstica y romana,s surge un tipo de atleta de origen social muy dispar y absolutamente profesionalizado.
Como podr deducirse de lo dicho, una diferencia fundamental, entre otras muchas, con los juegos Olmpicos actuales, reside en el concepto de competitividad. Los griegos eran
ajenos a nuestra idea de rcord; sus competiciones tenanvalor slo respecto al contrincante inmediato; nunca seluchaba por superar una clasificacin ms amplia o batir unasmarcas en relacin con certmenes precedentes de unamisma especialidad; jams encontramos la menor referenciaen los epinicios a que un atleta superara a otro por haberhecho ms que ste en una edicin anterior. El agn slo
tena validez en el momento en que se desarrollaba; era unvalor en s mismo. En el aspecto poltico, en cambio, s podemos observar un paralelismo mayor entre los antiguos juegosy los actuales, pues sus ramificaciones de prestigio social y
poltico para la patria del ganador eran utilizadas convenientemente para algo ms que el mero deporte.
3. EL EPINICIO. LA COLECCIN PINDRICA
Los poemas de Pndaro que se nos han conservado completos son una coleccin de epinicios, esto es, de odas destinadas a celebrar el triunfo de los vencedores en los juegosatlticos, compuestas por encargo de los ganadores. Procedende una seleccin, probablemente del siglo 11a.C., que se realiz sobre una antigua edicin completa en diecisiete rollosde papiro, obra de Aristfanes de Bizancio, datable hacia elsiglo ii a.C. Tanto esta primera edicin alejandrina como laseleccin posterior contenan las odas agrupadas por juegos,y stos, a su vez, situados en orden de prestigio; Olmpicas,
primero, luego Pticas, stmicasy por ltimo lasNemeas(las
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ltimas de las cuales, como veremos, ni siquiera son epinicios, sino poemas agregados al final de la coleccin). Sinembargo,NemeaseIstmicasvieron en algn momento inver
tido su orden, probablemente al copiar los rollos en cdices,y de ah que todos los manuscritos medievales presenten elorden en que ofrecemos las odas: Olmpicas, Pticas, Nemeasestmicas.
A su vez, dentro de los cuatro grupos se estableci uncierto orden de importancia de acuerdo con las pruebas en lasque el atleta haba sido ganador. Salvo la OlmpicaI, elegida
como tal por su extraordinaria belleza, se sitan en primerlugar las victorias en las carreras de carros de caballos, luegolas de carros de muas, las carreras ecuestres, el pancracio, lalucha, el pugilato, el pentatln, la carrera a pie y al final,eventualmente, las no deportivas, como la victoria en el concurso de flauta. Nada tiene, pues, que ver la ordenacin enque las conocemos con el orden cronolgico en que fueron
escritas.El epinicio es una composicin de lrica coral, es decir,cantada y bailada por un coro con acompaamiento de lira oflauta. De ah que podamos decir que lo que tenemos es tanslo un tercio del conjunto original, perdidas irremisiblemente la msica y la coreografa. Es como si slo conservsemos el libreto del Mesasde Haendel. Como toda la lrica
coral, tiene un origen religioso al que el gnero permanecesiempre fiel. El epinicio forma parte de una fiesta sacra, unaespecie de accin de gracias del vencedor por la victoria.Los propios juegos, no lo olvidemos, son tan slo un componente de los ritos religiosos. Ello explica asimismo la importancia del elemento mtico y la presencia divina en este tipode composiciones.
Conocemos cantos de victoria desde la poca de Arqu-loco -al que se hace referencia directa en la OlmpicaIX-. Sibien no tenemos casi muestras de estos primitivos epinicios,todo parece indicar que desde unos orgenes bastante modestos estas composiciones se desarrollaron extraordinariamenteen riqueza y complejidad hasta llegar a las grandes creaciones de Baqulides y Pndaro. Curiosamente, tras esta llegada
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a su mxima perfeccin, el gnero entra rpidamente endeclive, en parte por la variacin de los gustos literarios,orientados ahora al ditirambo y sobre todo al drama, en parte
tambin porque cambia profundamente en estos aos el ideario aristocrtico que fundamentaba este gnero de exaltacinde los valores competitivos y del triunfo atltico, ideario queva a verse pronto en competencia con las nuevas formas de
pensamiento nacidas de la democracia ateniense. Queda puesas la poesa de Pndaro como una isla excepcional en unentorno del que casi nada nos ha quedado como parangn
posible. Para nuestro conocimiento, epinicio y oda pindricason prcticamente sinnimos y nos es imposible compararloscon otras muestras del gnero, salvo la excepcin de los seisepinicios de Baqulides que se nos han conservado, casi contemporneos de los de nuestro poeta y algunos dedicados alos mismos personajes.
Para tratar de sintetizar ahora lo que es un epinicio, cabe
distinguir tres tipos de factores a tener en cuenta. De un lado,hemos de resear que estas odas tenan una estructuramtrica. La mtrica griega se basaba no en el nmero de sla
bas como la nuestra, sino en la repeticin de unas determinadas secuencias fijas de slabas largas y breves. Normalmenteesta estructura es tridica, esto es, configurada sobre tradasque se repetan de principio a fin del poema. Tales elementoscontenan una estrofa y una antstrofa en responsin -dotadasde un mismo esquema mtrico y coincidentes con las evoluciones del coro- ms un epodo, que cerraba la trada con unesquema mtrico diferente. En otras composiciones -lasmenos- la estructura es ms sencilla, a base de estrofas repetidas sin la variacin mtrica que representa el epodo. Confrecuencia Pndaro encabalgaba conceptos entre estrofa,antstrofa y epodo o entre una trada y otra, lo que deberatener sin duda un notable efecto estilstico.
Adems de lo relacionado con la estructura mtrica, hayun segundo aspecto: el conjunto de informaciones o ideasque el poeta se propone expresar. stas seran de dos tipos.De un lado, se trata de una obra de encargo en la que debeglorificar a un vencedor. Existe un programa concreto que
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incluye la mencin del nombre del vencedor, de su patria, sufamilia, los triunfos pasados del atleta o de su estirpe, etc.Junto a este componente hay otro, que sera la orientacin
ideolgica que el poeta intenta imprimir a su oda, los aspectos en los que desea insistir, la meditacin sobre lo que narrao las consecuencias que desea extraer de los hechos. En esteterreno el poeta es evidentemente ms libre, lo que dota a suobra de una unidad de pensamiento, una profundidad y unvalor que no tendra si se tratara de meros panegricos deencargo.
Por fin hay una estructura de conjunto de la pieza, que, agrandes rasgos, suele ser siempre la misma, si bien el genioartstico del poeta le permite variarla extraordinariamente deunas composiciones a otras. La obra se inicia con un elaborado proemio, una introduccin generalmente muy brillanteque adopta diversas formas: una comparacin de la propiaoda con algn tipo de construccin o de creacin espectacu
lar, una plegaria o invocacin a un dios, una exhortacin alcoro, etc. En la continuacin de este prembulo aparecen lasalusiones al presente: el nombre del vencedor y la prueba enque ha triunfado, la fiesta en que los juegos tienen lugar, lapatria, la familia, triunfos pasados, entrenador, virtudes delatleta ganador, etc. A menudo se introducen asimismo alusiones al arte del poeta. Generalmente, un relativo seguido
por un adverbio de tiempo (o sea, construcciones del tipoquien antao..., etc.) lleva la oda a un plano temporal distinto, al pasado mtico que sirve de paradigma de la accin
presente y que relaciona el triunfo del atleta con las gestas dela saga, como demostracin de la continuidad de la gloria enlas familias aristocrticas que son objeto del canto. Pndarocuenta entonces una historia del nutrido acervo de leyendas
heroicas de los griegos, lo cual constituye un elemento consabido por sus oyentes en las lneas principales, pero que elpoeta, no obstante, puede transformar en su narracin, lo cualreafirma hasta qu punto el mito nunca es en Grecia algocerrado e inalterable, sino que cada vez que un nuevo poetaacude a l -y Pndaro quiz ms que nadie-, lo transforma ensus detalles, en su estructura e, incluso, en su sentido ltimo.
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El poeta, en la idea de que el oyente ya conoce los elementosde la historia mtica, sabe contarla de forma alusiva, sigue unorden inverso al cronolgico -puede comenzar el mito in
medias respara remontarse al principio y volver luego haciaadelante en el tiempo-, selecciona lo que le interesa y omitelo que le resulta intil para los aspectos ideolgicos o estticosque quiere destacar en un determinado momento, se detieneen un detalle puramente accidental y lo desarrolla enormemente a expensas del tema bsico, los corta abruptamente,los moraliza, los embellece decorativamente, los inventa
incluso. Nada ms lejos de los griegos que una ortodoxia ensus relatos mticos. Pndaro reelabora la tradicin de formalibrrima, hasta el extremo de que a veces las alusiones conque impregna la narracin dificultan no poco su comprensin
para quienes no estn familiarizados con la historia querefiere o para quienes desconocemos a qu se propone aludirel poeta en clave mtica. Aunque el mito es componente fundamental de la mayora de las odas, puede faltar, y de hechoas ocurre en algunas de las ms breves, sustituido por unaancdota u omitido sin ms.
Junto al mito, hay otro elemento importante en este centro de la oda trasladado a otro plano temporal: la mxima ola parte gnmica de la oda. Si el mito nos traslada al pasado,la mxima nos lleva al terreno de las verdades intemporales,ajenas al transcurso del tiempo. Generalmente la parte gnmica aparece antes del mito, con menos frecuencia le sirve decolofn. Mxima y mito configuran la cara y cruz de unamisma moneda: el mito es la demostracin en la prctica delos acontecimientos de la verdad expresada intemporalmenteen la mxima y, a su vez, sta resume y saca consecuenciasde las acciones. En esta parte el poeta expone su concepcin dela vida y sus reflexiones sobre los grandes temas, dentro de una
sabidura tradicional, generalmente encomendada a aforismos breves como nuestros refranes. El poeta, que se considera a s mismo como un educador, se refiere en las mximasa la condicin humana, al tema del riesgo que comporta todaaccin, a la obligatoriedad del esfuerzo para alcanzar el xito,a la imprescindible necesidad de la ayuda divina, a lo impre
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visible del destino, a las limitaciones del hombre frente aldios: todo un repertorio de lo que constituan las preocupaciones esenciales de la poca.
Por fin, la oda vuelve al presente, si bien con el enriquecimiento que supone haberse asomado previamente al pasadomtico y a la sabidura bsica de las verdades universales.Vuelven a aparecer las referencias al vencedor, a su familia yal propio poeta, propias de la primera parte del poema, ascomo los consejos al vencedor, principalmente exhortacionesa la moderacin. Es curioso comprobar, sin embargo, que no
hallamos, en correspondencia con el brillante proemio, unfinal igualmente elaborado. La oda acaba a veces en una formaque se nos antoja chocante, ex abrupto,con convencionalesbuenos deseos o en un anticlmax. Se trata de un rasgo propio de la poesa arcaica de la que, al fin y al cabo, Pndaro esun exponente. Con todo, pese a que Pndaro se mueve en lasconvenciones dictadas por la tradicin del gnero, las maneja
de forma totalmente libre, con un conocimiento y un dominiode su arte que alcanzan calidades realmente insuperables yque le dan posibilidades infinitas de variacin.
4. CONCEPTO DEL POETA Y DE LA POESA:IDEARIO DE PNDARO
De vez en cuando la narrativa del poema se interrumpe yaparecen verbos en primera persona que se refieren a la pro
pia oda, a su forma de composicin, a sus recursos, a las obligaciones del poeta que a veces se dirige en imperativo a smismo. La crtica ha discutido largamente quin es ese yoo ese vosotros que aparece en estos pasajes: el coro, el
poeta o una especie de yo ideal, el poema mismo. En todocaso, esos incisos traslucen una imagen coherente del concepto que Pndaro tiene de s mismo y de lo que es o debe serun artista. En lneas generales, esta imagen podra resumirseas: en primer lugar, el poeta es sabio, tiene un conocimiento
profundo de las cosas que trasciende la mera informacinsobre un hecho concreto y que le permite relacionarlo con el
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pasado mtico y con la sabidura general e intemporal. Es veraz;frente a otros poetas que narran mentiras, es consciente del
poder engaoso que puede tener la poesa, pero se sustrae a esa
tentacin. Su inspiracin procede de los dioses, es un doninnato que resulta imposible adquirir. Es por ello un hombrereligioso que tiene en todo momento claros los lmites trazadosentre el ser humano y la divinidad. El hecho de que la inspiracin sea de origen divino no quiere decir que el poeta, como losantiguos aedos picos, se limite a repetir lo que se le inspira. Entodo momento se siente dominador de una tcnica, de unos
recursos que debe aprender. A cada paso Pndaro se nos aparececomo responsable de la marcha de su poesa, decide hastadnde debe llevar un tema y dnde debe cortarlo, qu mitos hade aceptar y cules debe rechazar, qu lmites tienen la posibilidad de permitir una narracin sin incurrir en el hasto deloyente. Es decir, en suma, que el poeta debe unir a su inspiracin y a su dominio de los recursos el don de la oportunidad, de
saber qu debe y qu no debe decir en cada momento.Su relacin con el vencedor es indisoluble. La hazaaexige ser cantada para ser conocida, pues si no lo es, pierdesu valor. Por su parte, el poeta necesita la hazaa como tema,
pues sin esa motivacin, su poesa carecera de sentido.Ambos son, pues, colaboradores que se exigen mutuamente.Pero an hay ms. Poeta y atleta tienen en comn varios ras
gos. En ambos la excelencia es natural, innata, ambos requieren sin embargo perfeccionar ese don con una prctica y unprofundo conocimiento de sus recursos. Los dos se hallannecesitados de la ayuda divina, la cual deben propiciar, puesson conscientes de que sin ella seran incapaces de lograr elxito. Ambos, por fin, se enfrentan a un riesgo, se exponen altodo o a la nada, al xito o al fracaso, huyendo de la mediocridad de quien no se arriesga. Por ello el triunfo del atleta yel del poeta son solidarios. De ah que el artista no se limitea cantar: exhorta, aconseja, interviene, se introduce a s mismoen el canto con sus opiniones, presume de su arte, asocia, enfin, su gloria a la del vencedor.
Pndaro comparte, de otro lado, con los atletas a los quecanta, un mismo ideario, un ideario aristocrtico ya en deca
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dencia en su poca, encamado sobre todo en los poderosostiranos de Sicilia. Se trata de una moral agonal -competitiva-,en la que lo fundamental es el triunfo, guerrero o deportivo,
que demuestra la superioridad natural y heredada del aristcrata. Esa superioridad debe conducirle al xito, que no slo sedemuestra en ese tipo de triunfos, sino en el poder poltico y enuna posicin econmica acaudalada para permitir el dispendioy la esplendidez, ya que la riqueza de nada vale si no se gastaen la participacin en pruebas deportivas, en el encargo deobras de arte, en la poesa, en todo aquello que es capaz de
hacer grata la vida y de perpetuar la gloria.Esta nobleza, unida siempre a la hermosura natural, es
hereditaria; forma parte indisoluble de la estirpe aristocrtica,si bien debe demostrarse. El noble se caracteriza por suaccin. En el deporte, en la guerra, debe poner de manifiestoque su nobleza sigue siendo la misma que la de sus antepasados, con los que se entronca. Cada triunfo confirma la gran
deza de su estirpe y da prestigio a su familia y a su patriaentera.
No obstante, es indispensable la ayuda divina, sin la cualno sera posible lograr el triunfo, habida cuenta de la enormedistancia que separa a hombres y dioses. De ah que en unideario fuertemente competitivo y escasamente moralizadose vayan introduciendo poco a poco factores morales, funda
mentalmente llamadas a la moderacin, al reconocimiento delos propios lmites.Con la ayuda divina y la nobleza de su estirpe, el atleta
afronta el riesgo y logra quiz el triunfo. Cuando lo consigue,su premio es, de un lado, la gloria que le brinda el canto, deotro, la propia satisfaccin de la victoria, moderada siemprepor la conciencia de sus limitaciones, y la vida de disfrute
que le permite su posicin, entre amigos y cantos, belleza ensuma, en la paz de su hogar.En una Grecia sacudida por la lucha poltica, fundamen
talmente entre tiranos, oligarcas y demcratas, Pndaro defiende, anacrnicamente, los viejos ideales de la aristocracia,eso s, moralizados y algo modernizados. Pndaro, con todo,no puede ser hombre de partido como poeta profesional que
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es, lo que le obliga a aceptar encargos de diversos atletas. Suideal se encarna, sin embargo, en los ltimos aristcratasesplndidos, en los tiranos de Sicilia y Cirene, sin que en sus
descripciones se trasluzca nada del ambiente opresivo ni delas intrigas, violencias y arbitrariedades que rodean este tipode ejercicio del poder. Ello no slo por tratarse de poesa deencargo de los propios tiranos, sino porque el inters delpoeta se centra exclusivamente en el tema del triunfo y permanece ciego y sordo a todo lo dems. De otra parte, lo histrico aparece aqu y all en Pndaro, pero siempre trascen
dido a las alturas inmarcesibles en las que se mueve; tan sloalguna admonicin a un vencedor, quiz una sutil alteracinde los detalles de un tema mtico, alguna frase aparentementeazarosa, sealan alguna vinculacin del poeta con los borrascosos acontecimientos de una poca de profunda crisis y debruscos cambios como fue la suya.
Toda esta ideologa es, por supuesto, totalmente ajena ya
a nosotros, mas, de igual forma que ocurre con Homero, lossiglos transcurridos y la gran evolucin en las formas de pensar no nos impiden identificarnos con la inmensa capacidadde Pndaro para generar belleza, no empaan nuestra admiracin por su increble sentido potico, sus complejas metforas cuajadas de connotaciones en diversos sentidos, el brilloinalterable de sus imgenes visuales. En nada de eso ha enve
jecido Pndaro lo ms mnimo y en algunos momentos nosresulta mucho ms moderno que otros poetas muy posteriores cronolgicamente a l.
5. EL ARTE DE PNDARO
Pndaro se nos presenta, al cabo de una tradicin larga enel desarrollo de la lrica coral -en la que hay grandes nombres como los de Alemn, Estescoro, bico, Simnides yBaqulides, contemporneo ya de nuestro poeta-, como uncreador con pleno dominio de los recursos de su arte. En susmanos la metfora alcanza una enorme variedad y plasticidad. Con todo, las ms abundantes son las imgenes marti
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mas -fundamentalmente referidas a la propia poesa- y lasdeportivas, especialmente esperables en un gnero como elepinicio. El canto del poeta se nos describe como un camino,
como una corriente, como una obra arquitectnica o comparable a toda clase de objetos preciosos. En algn caso lametfora se complica con sinestesias sumamente arrojadas.La mayor elaboracin de este lenguaje metafrico corres
ponde a los proemios que inician las odas. La gran dificultadde la comprensin de Pndaro la constituye el que el juego dereferencias a menudo no es tan slo doble -plano de la reali
dad/plano de lo que, metafricamente, alude a la realidad-sino triple o cudruple, jugando con dos o tres mbitos dereferencia. Todo ello, unido a la enorme novedad del vocabulario en gran nmero de creaciones lxicas, convierten latarea de la traduccin de Pndaro en un sendero sumamentearduo de transitar -por la dificultad de verter al espaol tancomplejo conjunto de sugerencias y dobles o triples senti
dos-, al tiempo que una verdadera fuente de disfrute esttico.Dado que se trata de una poesa que pretende exaltar la
gloria de un vencedor, no es extrao que abunden en las odasde Pndaro referencias a objetos y materiales preciosos, principalmente el oro, as como palabras del terreno del brillo,resplandor, luminosidad, esplendor, riqueza. La magnificacin se apoya asimismo en el empleo de superlativos. El tono
de la oda es siempre de una extraordinaria altura potica, y sihubiera que calificar a Pndaro de forma breve, habra quellamarlo el poeta del esplendor.
Con todo, la oda de Pndaro jams es moncroma, sinoque aparece llena de contrastes. Junto a la gloria, el brillo, laluz, aparece el dolor, la ansiedad, la vergenza del fracaso,con la inevitabilidad de la muerte como teln de fondo siem
pre presente. Unas ideas y otras van surgiendo alternativamente, iluminando islas de gloria entre un oscuro mar deincertidumbres, horror y muerte, presidido por la continuaconciencia de las limitaciones del ser humano frente a la inalterable felicidad de los dioses. Tpicamente pindrica pues esesta construccin pendular entre momentos de gloria yrecuerdos del carcter desvalido del hombre.
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En todo caso, siempre se muestra Pndaro insuperable enesa capacidad suya de apelar brillantemente a la imaginacindel oyente, sobre todo a su imaginacin visual. Los cuadros
que nos describe son esplendorosos, vividos, y es capazsiempre de presentamos plsticamente ilustraciones de losconceptos ms complejos, de las verdades ms profundas. Lariqueza de su significacin excede siempre la ancdota deltriunfo del vencedor y convierte a sus odas en poesa de lamejor especie, inalterable al paso del tiempo.
En el apartado anterior hemos visto los elementos que
configuraban una oda pindrica. En ella alternaban vivamente las invocaciones a la Musa o a una divinidad con lasfrases generales, la descripcin o enumeracin de victorias,los consejos al vencedor y la narracin de hermosos mitos, amenudo interrumpida por dilogos entre dioses y hroes.Todo ello es un conjunto de elementos ciertamente heterogneos. De ah que la estructuracin de los poemas haya des
afiado el anlisis y que la discusin sobre si las odas pindri-cas presentan alguna clase de unidad estructural no hayacesado en la crtica de este poeta. A la cuestin se le ha dadogran nmero de respuestas, que no podemos exponer aqu.Baste con sealar que la unidad del poema no est tanto en suestructura como en los valores en los que el poeta cree, queson inmutables. De otro lado, en todo caso, la estructura pindrica tiene poco que ver con las que nos son familiares. Pndaro, como poeta arcaico que es, compone por asociacin deideas. Ciertos elementos fundamentales recurren a lo largo dela oda, pero el poeta pasa de una idea a otra por asociacin,asociacin que en muchos casos es opositiva. De ah que amenudo introduzca una idea contrapuesta a la que est desarrollando y que puede incluso cortar la lnea argumental, enlo que se ha dado en llamar frmulas de ruptura (unabrupto pero introduciendo un corte en la lnea que estdesarrollando). Tales rupturas no son en Pndaro torpezas deestilo, como han visto en l crticos demasiado normativosy clasicistas en sus anlisis, sino caracterstica esencial dela composicin arcaica, correlato de su propia imagen delmundo.
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No podemos dejar de citar aqu, como colofn, un pasajede Croiset, La posie de Pindare et les lois du lyrisme grec,Pars, 1880, p. 330, que, pese a proceder de un libro ya ms
que centenario, ha sido repetidas veces citado por crticosms modernos, por lo atinado de su apreciacin sobre la unidad de la oda pindrica:
Un cierto entrelazamiento de imgenes y pensamientosque se invocan unos a otros como las notas de un canto, quese completan y se corrigen entre ellos, puede dejar en el
alma del oyente o del lector una impresin difcil quiz deformular con precisin por los procedimientos lgicos yabstractos de la prosa, pero, con todo, neta y profunda.
6. BIBLIOGRAFA SELECTA
Destacamos algunos trabajos generales sobre Pndaro. Enlos repertorios bibliogrficos citados se podr encontrar unnmero mucho ms amplio de referencias.
I. Estudios bibliogrficos
G e r b e r , D. E.,A Bibliography ofPindar, 1531-1966,Cleve
land, 1986.G e r b e r , D. E., Pindar and Bacchylides 1834-1987, Lus-
trum31 (1989), pp. 97-269, y 32 (1990), pp. 7-98.Jo u a n , F., Lecture actuelle des pinices de Pindare. Essai
de revue critique, L information Littraire 36 (1984),pp. 28-34.
Rico, M., Ensayo de Bibliografa Pindrica, Madrid, 1969.
II. Ediciones
La mejor edicin completa es la de B. Sn e l l -H. M a e h -l e r , Leipzig, Teubner, 81987. Para el lector espaol es fundamental la edicin anotada de M. F e r n n d e z G a l ia n o , Pin-
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dar, Olmpicas,Madrid, 21956 [reimpresin 1992]. Son tiles, adems:
Pindare,ed. de A. Pu e c h ,Pars, Bud, 4 vols., 1922 ss.Selections from Pindar,ed. de G. Ki r k w o o d , Chico, 1982.Pindaro. Le Istmiche, introduccin, edicin y traduccin de
A. Pr i v i t e r a , coll. Lorenzo Valla, Vicenza, 1982.Pindare. Oeuvres compltes,presentacin, texto y traduccin
francesa de J. P. Sa u v i g n a c , Pars, 1990.Pindar. Siegeslieder,ed. y traduccin alemana de D. B r e m e r ,
Munich, 1991.Pindaro. Canti per i vincitori dei giochi olimpici, pitici,nemei, istmici, seleccin, edicin, introduccin y traduccin italiana de G. Bo n e l l i , Miln, 1991.
Pindaro. Le Pitiche,edicin, introduccin y traduccin de B.G e n t i l i , con comentarios de P. Angeli Bernardini, E. Cingano. B. Gentili y P. Grannini, coll. Lorenzo Valla,
Verona, 1995.Pindar, Olympian Odes. Pythian Odes,introduccin, ediciny traduccin inglesa de W. H. Ra c e , Cambridge MassTLon-dres, Loeb Class. Library, 1997.
Pindar, Nemean Odes. Isthmian Odes. Fragments, introduccin y traduccin inglesa de W. H. Ra c e , CambridgeMass./Londres, Loeb Class. Library, 1997.
III. Traducciones
Pndaro, Epinicios y seleccin de fragmentos, R. Ra m r e z To r r e s , Mxico, 1972.
Pndaro, Olmpicas, trad. de F. d e P. S a m a r a n c h , Madrid,1967.
Pndaro. Epinicios, edicin espaola de P. B d e n a s y A.Be r n a b , Madrid, 1984.
Pndaro. Odas y fragmentos, intr. y trad. de A. O r t e g a ,Madrid, 1984.
Pndaro. Obra completa,edicin de E. Su r e z d e l a T o r r e ,Madrid, 1984.
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Pindaro, Olmpicas, traduccin de M. B e n a v e n t e y J. Le n s ,Estudios de Filologa Griega (Granada) 2 (1986), pp.273-309.
Pndar. Epinicis. Odes trionfals de l 'olimpisme clssic, versin potica de M. Ba l a s c h , con dibujos de J. M. Subi-rachs, Barcelona 1987.
Pndaro. Olmpicas, introduccin, versin y notas de R.Bo n i f a z u o , Mxico, 1990.
Pndaro. Odas triunfales, introd., trad. y notas de J. A l s in a ,Barcelona, 1990.
IV. Escolios y Lxico
D r a c h m a n n , A. B., Scholia vetera in Pindari carmina,Leipzig, Teubner, 3 vols.
S l a t e r , W. J.,Lexicon to Pindar, Berln, 1969.
V. Estudios sobre Pndaro
Bo n e l l i , G., II mondo poetico di Pindaro, Turin, 1987.Bo w r a , C. M., Pindar, Oxford, 1964.C a l d e r III, W. M. y St e r n , J. (eds.), Pindaros und Bacchy-
lides, Darmstadt, 1970.C a r n e -Ro s s , D. S., Pindar,New Haven, 1985.C o l e , Th., Pindars feasts or the music o fpower,Roma, 1992.C r o t t y , K., Song and action. The victory odes of Pindar,
Baltimore, 1982.Fo g e l m a r k , S., Studies in Pindar, Lund, 1972.Fo r s s m a n n , B., Untersuchungen zur Sprache Pindars,Wies
baden, 1966.G r e e n g a r d , C., The Structure of Pindars Epinician Odes,
Amsterdam, 1980.H a m i l t o n , R., Epinikion. General Form in the Odes of Pin
dar,La Haya/Pars, 1974.Ho m m e l , P.La syntaxe de Pindare, Lovaina, 1993.
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30 PNDARO
H u b b a r d , Th. K., The Pindaric Mind. A study of logicalstructure in early Greek poetry, Leiden, 1985.
H u r s t , A. (ed.), Pindare. Huit exposs suivis de discussion,
Vanduvres/Ginebra, 1984.Ir ig o in , J.,Histoire du Texte de Pindare, Paris, 1952.L e f k o w i t z , M. R., The Victory Ode: An Introduction, Park
Ridge, 1976L l o y d -Jo n e s , H., Pindar, Prodceedings o f the British Aca
demy68 (1982), pp. 139-163.M u l l e n , W., Choreia. Pindar and dance, Princeton, 1982.
N e w m a n , J. K. y N e w m a n , F. S., Pindars art: its traditionand aims, Hildesheim, 1984.Pa v e s e , C. O.,La lirica corale greca, Roma, 1979.P r t u l a s , J Llectura de Pindar, Barcelona, 1977,Ra c e , W. H. Pindar, Boston, 1986.Sc h a d e w a l d t , W., Der Aufbau des pindarischen Epinikion,
Halle, 1928
Sc h m i d t , E. G., Aischylos und Pindar. Studien zu Werk undNachwirkung, Berlin, 1981.St e in e r , D., The crown o f Song. Metaphor in Pindar,Oxford,
1986.Su r e z d e l a To r r e , E., Parole de pote, parole de prophte:
les oracles et la mantique chez Pindare, Kemos3 (1990),pp. 347-358.
S u l z e r , A. I., Zur Wortstellung und Satzbildungen bei Pindar, Zrich, 1961.
VI. Estudios sobre el deporte antiguo
G a r c a Ro m e r o , F., Los Juegos Olmpicos y el deporte enGrecia, Sabadell, 1992.
M a t z , D., Greek and Roman Sport: A Dictionary o f Athletesand Events from the Eight Century B.C. to the Third Century A.D., Jefferson, 1991.
M i l l e r , S. G.,Arete. Ancient Writers, Papyri and Inscriptionson the History and Ideals o f Greek Athletics and Games,Chicago, 1979.
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INTRODUCCIN GENERAL 31
Ra s c h k e , W. J. (ed.), The Archaeology ofthe Olympics. TheOlympics and Other Festivals in Antiquity,Wisconsin, 1988.
Ro b i n s o n , R. S., Sourcesfor the History of Greek Athletics,
Chicago, 1984.Sc a n l o n , T. F. Greek and Romn Athletics. A Bibliography,
Chicago, 1984.Tz a c h o u -A l e x a n d r i , O. (ed.), Mind and Body: Athletic
Contests in Ancient World,catlogo de la exposicin en elMuseo Arqueolgico Nacional de Atenas (15-5-1989 al15-1-1990), Atenas, 1989.
7. NUESTRA TRADUCCIN
El propsito de nuestra traduccin es primordialmentehacer asequible este impresionante creador de la antigedada sectores del pblico lector que, por falta de buenas traduc
ciones, lo desconocen, cuando no lo menosprecian. No va,pues, dirigida al especialista -aunque esperamos que tambinste pueda leerla con algn provecho. Por ello, las discusiones de detalle sobre este o aquel pasaje o sobre la interpretacin de una oda u otra no aparecern reflejadas en prolijasnotas eruditas. Los traductores hemos consultado la bibliografa ms importante al respecto y hemos optado en cada
caso por la propuesta que nos ha parecido ms acertada, decisin que se refleja exclusivamente en la traduccin. Se le evitan as al lector no especializado la fatiga de una lectura continuamente interrumpida por la discusin filolgica o elfrrago bibliogrfico, inadecuados en una obra de las caractersticas que nos hemos propuesto.
Con todo, somos conscientes de la falta de familiaridad del
lector moderno con el contexto histrico e ideolgico del autor,por lo que antes de cada oda aparece una introduccin en la quese informa sobre la poca de composicin, estructura, contenidomtico y circunstancias histricas del personaje al que el poemava dedicado. Hemos procurado acumular en ellas el mximo deinformacin precisa para la comprensin del poema, con objetode aligerar al mximo el texto de notas aclaratorias, que sern las
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mnimas indispensables. Auxiliarn asimismo al lector las tablascronolgicas al final de esta Introduccin, as como un ndice denombres propios y unos mapas con los lugares geogrficos cita
dos en el texto, al final de la obra.Hemos renunciado a adoptar el verso como forma de traduccin, dada la enorme diferencia que separa los procedimientos de versificacin de la poesa griega, de mtrica cuantitativa, con la espaola. Pensamos que en nuestros das resultapreferible una versin en prosa que permita una mayor fidelidad al texto original. Ello no quiere decir que nuestra traduc
cin sea una versin prosaica. Al contrario, se trata de mantener, sin la esclavitud a los moldes versificados espaoles, lariqueza de imgenes de este brillante y difcil poeta griego.
Particularidad especial de nuestra traduccin es haberserealizado en equipo. Ambos traductores elaboramos conjuntamente un primer borrador de trabajo y luego cada uno, separadamente, revis y corrigi la traduccin inicial, presentando
asimismo propuestas alternativas. Posteriormente volvimos aponer en comn cada epinicio, trabajo que se repiti, con unanueva revisin por separado y una nueva puesta en comn. Enambas ocasiones discutimos minuciosamente frase por frase,en un intento de conciliar la ms estricta fidelidad al griegocon la bsqueda de la mayor claridad posible en la traduccinde las a menudo muy difciles imgenes del poeta, as comode adaptar la versin literal a una prosa potica castellana queconservara en lo posible los valores estticos del original. Setrata, en suma, de una labor en estrecha colaboracin, cauta ymeditada, que se prolong durante casi siete aos de trabajointermitente, pero nunca interrumpido, presidido por elmximo respeto al texto y al lector, a la bsqueda de un equilibrio entre fidelidad y aceptabilidad, entre valores poticos ydidcticos, no siempre fcil de lograr.
Los autores desean expresar su agradecimiento a P. BdenasRodrigo y a Felipe Hernndez Muoz por su ayuda en la correccin de pruebas y sus valiosas sugerencias sobre la traduccin.
Pedro B d e n a s d e l a Pe a Alberto B e r n a b Pa j a r e s
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VARIANTES TEXTUALES
El texto seguido para nuestra traduccin ha sido el de la
6.a ed. de B. Snell y H. Maehler, Leipzig, Teubner, 1980, conlas siguientes salvedades:
Pasaje Snell-Mahler Nosotros
01. I 54 t dcypotpav sin cruzOI. II 97 MXoV XPPV TtWjlEV diXuv xpvxpv t e dixev
OI. X 25 t (konv 0U(1&V'Apxffi fMwffccu;OI. XIII 107 Apx < Startrai>Ne. X 37 Sicrraist. II 12 ftyvwV yvtTst. II 19 Tftl TTEst. III y IV editadas juntas traducidas por separado
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OI. 74. 1 Olmp. 74 agosto 4842Nem. 46 julio 4832 stm.
3 Pit.4 Nem.4 stm.
50 abril 482
26 agosto 48247 julio 48151 abril 480
OI. 75. 1 Olmp. 75 agosto 4802 Nem. 48 julio 4792 Istm.3 Pit.
4 Nem.4 stm.
52 abril 47827 agosto 478
49 julio 47733 abril 476
01. 76. 1 Olmp. 76 agosto 4762 Nem. 50 julio 4752 stm.3 Pt.4 Nem.
4 stm.
54 abril 47428 agosto 47451 julio 473
55 abril 47201. 77. 1 Olmp. 77 agosto 472
2 Nem. 52 julio 4712 stm.3 Pt.4 Nem.4 stm.
56 abril 47029 agosto 47053 julio 46957 abril 468
01. 78. 1 Olmp. 78 agosto 4682 Nem. 54 julio 4672 Istm.3 Pt.4 Nem.4 stm.
58 abril 46630 agosto 46655 julio 46559 abril 464
01. 79. 1 Olmp. 79 agosto 4642Nem. 56 julio 4632 stm.3 Pt.4 Nem.4 stm.
60 abril 46231 agosto 46257 julio 46161 abril 460
01. 80. 1. Olmp. 80 agosto 4602Nem.2 stm.
3 Pt.4 Nem.4 stm.
58 julio 45962 abril 458
32 agosto 45859 julio 45763 abril 456
OI. 81. 1 Olmp. 81 agosto 4562Nem. 60 julio 4552 stm. 643 Pt. 33
4 Nem. 614 stm. 65
abril 454agosto 454
julio 453abril 452
01. 82. 1 Olmp. 82 agosto 4522 Nem.2 stm.3 Pt.4 Nem.
4 stm.
62 julio 45166 abril 45034 agosto 45063 julio 449
67 abril 44801. 83 1 Olmp. 83 agosto 448
2Nem.2 stm.3 Pt.4 Nem.4 stm.
64 julio 44768 abril 44635 agosto 44665 julio 44569 abril 444
01. 84 1 Olmp. 84 agosto 4442 Nem. 66 julio 4432 Istm.3 Pt.4 Nem.4 stm.
70 abril 44236 agosto 44267 julio 44171 abril 440
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2. TABLA CRONOLGICA DE LOS EPINICIOSDE PNDARO
Olmpicas Pticas Nemeas Istmicas
498 10.a (22)
490 6.a 12.a (24)
488 14.a (73)
486 7.a (25)
485 2.a 7.a (45)
483 5.a (46)
480 6.a478 5.a 8.a476 1.* 2* 3.* 11 .a (76) 1.a
475 2.a 3.a (50)
474 10.a 3.a 9.a 11.a (28) 9.a 4.a473 4.a (51) 3.a
470 12.a 1.a (29) 2.a
468 6.a (78)
466 9.a (78)
465 6.a
464 7.a 13.a (79)462 4." 5.* (31)460
O000
0*
459 8.a (58)458 1.a (62)454 7.a (64)
452 4.a 5.a (82)446 8.a (35) 11.a444 10.a
La numeracin entre parntesis indica el nmero de certamen en que tuvo lugar el triunfo. Algunas fechas son con
jeturales (vanse las introducciones a cada oda).
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OLMPICAS
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OLMPICA I
INTRODUCCIN
La ordenacin de los epinicios pindricos, hecha por
Aristfanes de Bizancio, erudito del iii/iia.C., director de laBiblioteca de Alejandra, sita esta oda en cabeza por contener la alabanza de los juegos Olmpicos en honor de Zeus ytambin por la mencin de Plope, primer vencedor mtico deestos certmenes. A estos motivos tambin se une la categora del vencedor: Hiern de Siracusa. Siracusa y Acragante(Agrigento), las ciudades ms prsperas de Sicilia, son inse
parables de las odas de Pndaro, as como las figuras de Hiern y Tern. Ambos soberanos, rivales en el gobierno y opulencia de sus respectivas ciudades, son de los personajes msdestacados en los epinicios por sus deslumbrantes intervenciones en los juegos y representan el arquetipo de la clientelapindrica.
Hiern pertenece a la familia de los Dinomnidas, gens
doria oriunda de la isla de Telos que, establecidos inicialmente en Gela, acabaron por hacerse con la soberana deSiracusa, la ciudad ms importante de Sicilia. Emparentadocon Tern, tirano de Agrigento, consigui a la muerte de esteaduearse de prcticamente toda la parte griega de la isla eincluso dej sentir su influencia en la Magna Grecia con suintervencin contra Anaxilas, el tirano de Regin. Los xitos
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4 0 PNDARO
militares y polticos de Hiern: fundacin de Etna y la decisiva victoria sobre los etruscos en la batalla naval de Cumas,estuvieron acompaados de su protagonismo en los juegos
donde consigui tres victorias en Delfos y otras tantas enOlimpia.La Olmpica Ise refiere a su triunfo en la carrera ecues
tre de 476 a.C. con su famoso caballo Ferenico (el portadorde la victoria), acontecimiento celebrado tambin porBaqulides. Esta primera oda no ofrece en su conjunto dificultades de interpretacin a no ser el oscuro pasaje del verso
60 al que se alude ms adelante. El poema se inicia (1-11)estableciendo la excelencia de las Olimpadas sobre losdems juegos con una triple comparacin: con el agua, el msdestacado de los elementos, con el oro, entre las riquezas ycon el sol, entre los astros. As, las Olimpadas sobresalen
porque son en honor de Zeus y lo mismo los atletas que enellas triunfan y que merecen ser celebrados por la msica y la
poesa. Tal es el caso de Hiern, cuyo triunfo y el de su caballo (12-22) el poeta se dispone a cantar. Hiern, adems deser un legtimo gobernante que ama la msica, ha vencidodonde tambin venci Plope. Se enlaza as con el tema de lainstitucin de las Olimpadas ayudndose del mito (23-29).La reelaboracin pindrica de la leyenda de Plope comienzaya en el primer epodo (25-28). Aunque las palabras inicialesparecen aceptar la versin tradicional -segn la cual Tntalosirvi cocinados los restos de su hijo para poner a prueba alos dioses-, encontramos que la caldera purificadora dondese reconstruye el cuerpo de Plope se opone a la calderaimpura adonde lo arrojara Tntalo; el hombro de marfilreemplaza al que Demter en su glotonera se haba comido,y Cloto, una de las Moiras, y como tal protectora de los alum
bramientos, preside este segundo nacimiento de Plope.Como la tradicin mtica y potica es a menudo falaz, el
poeta se va a encargar de refutarla por atentar contra lapietasdebida a los dioses (30-40). Segn Pndaro la verdad sobre latenebrosa historia del canibalesco festn en el que Plopehizo de manjar, es que Posidn, enamorado de Plope (41-51 ) se lo llev al Olimpo, como un precursor de Ganimedes.
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OLMPICA I 41
La versin de su despedazamiento resulta una mentira urdidapor mentes envidiosas. Tampoco se puede tachar de glotonesa los dioses (52-58) porque quien los ofende se acarrea un
suplicio como el de Tntalo, que expa en el otro mundo suabuso de confianza por robar el nctar y ambrosa a losinmortales (59-69). La referencia al castigo de Tntalo es,como se apunt antes, el nico pasaje oscuro del poema. Sehabla de que el castigo de la roca suspendida sobre su cabezaes el cuarto, pero que pueda significar la alusin a otros tresest por resolver. La versin que del mito da Pndaro -ncleo
del poema- va dirigida deliberadamente al auditorio y a Hie-rn, sobre todo a este ltimo; debe aprender a ser mesuradoy a someterse a la divinidad, Plope es devuelto por los dioses a su naturaleza mortal (70-80) e invoca a Posidn paraque le ayude a obtener la mano de Hipodama, la hija de En-mao, rey de Pisa, tarea en la que muchos han perecido antes,y a vencer a tan celoso padre. La plegaria de Plope surte
efecto y con un carro divino ganar su premio (81-87). Latrascendencia de esta hazaa se vincula a la situacin presente. As, Plope mereci los mximos honores que caben aun mortal (88-98): reposar en Olimpia venerado por todos
para gloria de los juegos, gloria que acompaa para siemprea quienes triunfan en ellos como Hiern. Tal honor alcanzaasimismo al poeta (99-109) que corona con su oda la vala,
poder y buen gusto artstico de su cliente. Pndaro afirma laproteccin que la divinidad ejerce sobre Hiern y confa enque as le conceder (110-116) una nueva victoria con elcarro que Pndaro sabr cantar a su vez. El panegrico a lagloria de Olimpia y de Hiern va unido a prudentes consejosextrados de las enseanzas del mito: Hiern, un hroe comoPlope, debe, con su prudencia, esquivar la desmesura de un
Tntalo.
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42 PNDARO
A HIERN DE SIRACUSA,
VENCEDOR EN LA CARRERA ECUESTRE*
est. i Lo mejor, el agua. Y el oro como fuego incan-1-11 descente se destaca de noche sobre la soberbia
riqueza. Mas si es cantar unos juegos lo que anhelas, corazn mo, no busques ya de da con tumirada por el cielo desierto un astro esplendoroso
ms ardiente que el sol, y no podremos hablar decertamen ms ilustre que el de Olimpia. De allbrota el himno celebrrimo que corona la fantasade los poetas para cantar al vstago de Crono, llegados al opulento hogar venturoso de Hiern,
ant. i quien por derecho divino posee el cetro en Sicilia
12-22 fecunda en rebaos, cosechando la cima de todas lasvirtudes. Asimismo se goza en la flor de la poesacon la que con frecuencia jugamos los hombrescomo yo en tomo de su mesa acogedora. Baja puesde la escarpia la forminge doria, si de algn modo lagloria de Pisa y Ferenico sumi tu inteligencia enlos ms dulces desvelos -cuando a orillas del Alfeo
se lanz Ferenico en la carrera ofreciendo su cuerpono precisado de acicate-, y emparej con la victoriaa su dueo,
ep. i el rey siracusano entusiasta de corceles; su gloria23-29 resplandece en la colonia prdiga en varones del
lidio Plope1, de quien se enamorara el prepotentePosidn, conductor del carro subterrneo2, desde
OLMPICA I
1 Siracusa.2 T> adicionalmente se entenda el epteto como poseedor de la tierra,
pero estadios ms recientes basados en nuevos datos lingsticos hacen preferible la traduccin conductor del carro subterrneo que relaciona a Posidn con los terremotos.
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OLMPICA I 43
que Cloto lo sac de la caldera purificante con suhombro reluciente ornado de marfil. Hay sin dudamuchas maravillas, mas tambin las palabras de los
hombres rebasan a veces la verdad; embellecidascon mentiras variadas engaan por completo lasleyendas.
est. 2 La Gracia3, que todas las delicias procura a los3-40 mortales, al tiempo que aporta dignidad, con fre
cuencia tambin se las ingenia para que lo increble
sea creble. Los das venideros, sin embargo, son losms sabios testigos. Debe el hombre hablar condecoro de los dioses pues as es menor la culpa. Hijode Tntalo, voy a decir de ti lo contrario de mis predecesores: cuando tu padre invit a un banquete dela mejor ley, en la estimada Spilo -ofrecido porcorresponder a un festn de los dioses-, te rapt
entonces el de esplndido tridente4,
ant. 2 vencida su voluntad por el deseo, y en su ureo carro41*51 de yeguas te condujo hasta la excelsa morada de
Zeus ampliamente venerado. All, ms tarde, llegtambin Ganimedes para servir a Zeus en el mismomenester. Cuando desapareciste y, aunque con insis
tencia las gentes te buscaban, no lograron llevartecon tu madre, no tard algn vecino envidioso ensugerir furtivamente que en pleno hervor del agua
por el fuego te haban cortado a cuchillo miembro amiembro y que en las mesas, a los postres, habanrepartido y comido de tus carnes.
ep. 2 Pero a m imposible me resulta llamar glotn a52-58 un Bienaventurado. Renuncio. Con frecuencia loque a los blasfemos toca en suerte no es provecho.
3 Personificacin del placer que procura la creacin potica.4 Posidn.
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44 PNDARO
Si hubo algn mortal a quien honraron los vigas delOlimpo, ese fue Tntalo. Mas lo cierto es que nosupo digerir su gran fortuna y por su desmesura se
acarre un castigo monstruoso que el Padre suspendi por cima de l: la piedra colosal que siempreanhela apartar de su cabeza y que alejado lo mantiene del placer.
est 3 Pasa su vida en ese desamparo de penar inacaba-59-69 ble. cuarto tormento junto a los otros tres, porque,
robados a los dioses, entreg a los comensales de sutiempo el nctar y ambrosa que lo haban convertido en inmortal. Y es que yerra el hombre que pretende hacer algo sin que un dios se percate. Por ellolos inmortales de nuevo enviaron a su hijo junto a laespecie de fugaz destino de los hombres. Y cuandoen la flor de la edad el bozo oscureca su barbilla,
pens en una pronta boda:ant. 3 conseguir a la afamada Hipodama de su padre, rey70-80 depsa y llegado que hubo a la orilla del mar ceni
ciento, solo, en las sombras de la noche llamaba aldios de sordo bramido, de esplndido tridente. Yapareci inmediatamente ante su vista. Plope ledijo: Si guardas alguna gratitud, Posidn, por losdones placenteros de Cipris5, detn la broncnealanza de Enmao, llvame a Elide en el carro msveloz y emparjame con la victoria. Porque despusde haber dado muerte a trece pretendientes, difiere laboda
ep. 3 de su hija. El riesgo grande no admite a un mortal81-87 cobarde. Y ya que la muerte es ineludible, por qu
recocer intilmente una vejez annima sentado en la
5 Plope le recuerda a su padre Posidn el placer amoroso que compartiera con su madre al engendrarlo.
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OLMPICA I 45
sombra, ajeno a toda gloria? Yo afrontar pues estaprueba! As que otrgame t un resultado feliz. Asdijo. Y no resultaron vanas sus palabras. El dios, por
honrarlo, le concedi un carro de oro e infatigablescorceles alados.
est. 4 Se impuso al poder de Enmao y como compa-88*98 era se gan a la muchacha: tuvo seis hijos, caudi
llos ansiosos de proezas. Hoy, vinculado a los esplndidos sacrificios cruentos, reposa junto al lecho
del Alfeo, en una tumba muy frecuentada al lado delaltar visitado por muchos extranjeros6. La gloria dePlope de lejos resplandece por las carreras de lasOlimpadas, donde la rapidez de las piernas rivalizacon las cimas denodadas del vigor. Y el vencedorgoza el resto de su vida una bonanza dulce como lamiel
ant. 4 a causa de los juegos. La perenne dicha cotidiana es" -109 lo ms excelso que a cualquier mortal puede llegarle.
Pero yo debo coronar e Hiern a los sones del modohpico, con la cadencia eolia. Estoy convencido deque no voy a exornar con los repliegues gloriosos demis himnos a ningn husped -al menos de los de
hoy- que sea a la vez tan consciente de lo bello yms dotado de recursos. Un dios que tiene a su cargoel protegerte se interesa, Hiern, por tus desvelos. Y,de no ser que pronto te abandone, espero celebrarotra ocasin ms grata an
ep.4 por la rapidez de tu carro, cuando encuentre una
no-116 senda que encauce mis palabras, llegado al pie de lacolina eminente de Crono. Pues en verdad la Musacon energa me reserva su dardo ms potente. Cada
6 Se refiere a la tumba de Plope en Olimpia y a los sacrificios que ensu honor se celebran durante ios juegos.
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uno es grande en una cosa. Slo los reyes se asientan en la cumbre. No pongas tu mirada ms all.
Ojal que tu camino por la cima sea tan largo comomi trato con los vencedores, insigne por doquieracomo soy entre los griegos por mi saber potico!
PNDARO
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OLMPICA II
INTRODUCCION
En 476 vence en la carrera de carros, la prueba reina delas Olimpadas, Tern, tirano de Acragante desde 477 hastasu muerte, en 472, y asimismo mecenas generoso en unacorte cuyo fasto y cultivo de las artes rivalizaban con la sira-cusana de Hiern. Para festejar el triunfo en el palacio,encarga el tirano a Pndaro esta oda que, sin embargo, porobra y gracia de la inmensa libertad creativa del poeta, resultaser ms que un esplendoroso canto de victoria una especie dereflexin consolatoria sobre los avatares de la condicinhumana, tanto en la vida terrena como en la suerte que a lasalmas cabe tras la muerte.
Se inicia la composicin (1-7) con una triple preguntaretrica en clmax: quines sern la divinidad, el hroe y elhombre que sta, como toda obra coral, debe cantar. El poetaresponde que Zeus, como dios tutelar de Pisa -lo que es tanto
como decir Olimpia-, Heracles, como fundador de los juegosOlmpicos, y el vencedor en esta ocasin, Tern, sobre el cualPndaro se extiende en trminos muy elogiosos. Prosigueluego con una alusin laudatoria a sus antepasados, fundadores de la ciudad y que han conocido un sino azaroso, en quese alternan pesares y triunfos. Esta alusin da ya la pauta detoda la obra, organizada en tomo al tema de las alternativas
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4 8 PNDARO
del destino. Se expresa a continuacin (8-14) el deseo delautor de que el poder sea conservado por los descendientes deTern; la historia no obstante se encargara de contradecir al
poeta, pues a la muerte de Tern se instaur la democracia enAcragante.De esta primera parte de referencias a la realidad y cir
cunstancias personales y familiares del vencedor se pasa a laafirmacin general de que los males pasados son irremedia
bles, pero una gran alegra puede compensar de ellos ( 15-22),aserto que es inmediatamente ejemplificado con la alusin al
mito de dos de las hijas de Cadmo (22-30). La referenciaresulta ms adecuada an si se tiene en cuenta que los Emm-nidas, la familia de Tern, se gloriaban de descender precisamente de este hroe. Ambas hijas de Cadmo, Smele e Ino,tienen en comn el que sufrieron en vida y vieron posteriormente recompensado su pesar: Smele, herona amada porZeus y madre de Dioniso, se empe, a instancias de la
celosa Hera, en ver al padre de los dioses en toda su majestad, por lo que muri abrasada cuando Zeus se vio obligadopor su juramento a acceder a sus deseos. Ino, por su parte,perdi la razn por culpa asimismo de Hera y se suicid,arrojndose al mar. Ambas sin embargo alcanzaron luego ladicha de ser convertidas en diosas. Una nueva afirmacingeneral sobre el tema central de la oda (30-34) enlaza con
otro ejemplo mtico, referido igualmente a un hroe de quienlos Emmnidas aseguraban descender: Edipo (35-45). Setrata de otro excelente paradigma de los altibajos de la fortuna. Tras la desastrosa historia de Edipo, que mata a su
padre Layo, y de sus hijos, mutuos asesinos en una lucha fratricida, Tersandro, el hijo de Polinices, se cubre de gloria enlos juegos atlticos y en la guerra. El poeta vuelve entoncesal presente con la alusin a Tern, al que debe cantrselecomo heredero de tan ilustre familia y como vencedor endiversas pruebas, lo que, aun dentro de la temtica general dela oda, se considera el mejor lenitivo de todos los sinsabores
pasados (46-52). Sigue una nueva afirmacin general sobre lariqueza (53-56), condicin indispensable del ideal pindricode felicidad, que en Tern se ve acompaada por el conoc-
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OLMPICA II 4 9
miento del destino que espera a las almas (56). Ello permiteal poeta extenderse largamente (hasta el verso 80) en una delas partes ms oscuras de interpretar de todo el poema: la
descripcin de un conjunto de creencias rfico-pitagricas,por entonces muy extendidas en Sicilia, segn la cuales lasalmas iban reencarnando en diversos cuerpos y pasaban porsucesivos juicios con premios y castigos. Los detalles no sonclaros porque el autor habla para los iniciados (85), esto es,
para quienes ya conocen el trasfondo de lo que habla, y sobretodo porque de la doble alternativa: suerte de los impos/suerte de los bienaventurados, la primera slo es aludidalevemente (57-60, 67), mientras que el destino de los hom
bres piadosos es ms explcito: tras una serie de estanciasalternativas en la tierra y en el Hades, las almas que no sehayan contaminado de pecado alcanzan una vida de gloria(como la del propio Tern) y van tras la muerte de su cuerpoa vivir a la Isla de los Bienaventurados, en la cual se ven en
perpetua bonanza, libres de trabajos, bajo los designios de losdioses, tal como describe prodigiosamente el poeta (61-80).De nuevo se cita, ahora entre los hroes all presentes, aCadmo (78), ancestro de la estirpe de Tern, as como a Aqui-les (79), lo que da pie a Pndaro para aludir a su propia sabidura de poeta y a los mltiples temas que podra cantar-como el de Aquiles y como las teoras religiosas en que
Tern cree y que no son comprendidas por todo el mundo(81 -86)-, as como a contraponer, en una despectiva metfora, su sabidura innata al arte aprendido por la prctica (86-88). No est nada claro que, como en alguna ocasin se hasupuesto, Pndaro aluda aqu a Simnides y Baquflides, susrivales en el cultivo de la lrica coral y en el favor de los tiranos de Sicilia, que tambin los invitaron a sus cortes. Abrup
tamente (89) el poeta se exhorta a s mismo a cantar a Terny cierra la oda con una alabanza al tirano en la que justifica,de paso, la existencia de murmuraciones y crticas contra l,como procedentes de hombres injustos e infundadas ante laenormidad de los beneficios causados por Tern, que escapan, como la arena, al clculo (88-100).
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50 PNDARO
A TERN DE ACRAGANTE,
VENCEDOR CON EL CARRO
est i Himnos, soberanos de la lira! A qu dios, a qu1-7 hroe, a qu hombre cantaremos? Sin duda Pisa es
de Zeus1; la Olimpada, como lo ms preciado delbotn de guerra, la instituy Heracles; y es a Tern aquien debemos celebrar por su cuadriga victoriosa,
hombre justo por su observancia de la hospitalidad,baluarte de Acragante, salvaguarda de la ciudad, florde ilustres mayores,
ant i quienes, despus de templar su nimo en mltiples*14 fatigas, se asentaron en la sacra morada del ro y fue
ron el orgullo de Sicilia. La vida que el destino les
marc les fue propicia y les ofreci riqueza y esplendor en premio a sus legtimas virtudes. As pues,Cronio, hijo de Rea, que tutelas la morada delOlimpo, la cumbre de los juegos y el vado del Alfeo,en adelante, confortado por los cantos, gurdalesbenvolo la tierra de sus padres
ep. ia las generaciones venideras. Las acciones que ya seis-20 han realizado -con justicia o contra la justicia- nisiquiera el Tiempo, padre de todo, podra darlas porno hechas. Pero s que pueden olvidarse, gracias aun sino favorable. Pues, dominado por nobles alegras, parece un acerbo sufrimiento
est 2 cuando el Hado divino hace crecer una excelsa pros-21-2* peridad. Mi palabra armoniza con las hijas de Cadmo
de esplndidos tronos: mucho fue lo que sufrieron,
OLMPICA II
1 Pisa, nombre potico de Olimpia, est bajo la tutela de Zeus. Con estaexpresin Pndaro responde a la primera pregunta. En una Olmpica eslgico cantar a Zeus en tanto que patrono de los juegos.
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OLMPICA II 51
pero un doloroso pesar cede ante dichas ms poderosas. Vive en efecto entre los Olmpicos Smele deabundante melena despus de haber muerto por el
bramido del rayo, amada siempre de Palas y delpadre Zeus, muy amada tambin por su hijo, el coronado de hiedra2.
ant 2 Cuentan tambin que en el mar le ha sido dis-z9-34 puesta a Ino para toda la eternidad una imperecedera
existencia en compaa de las marinas hijas de Nereo.
Verdaderamente ni est fijado un lmite para lamuerte de los hombres, ni tampoco cundo acabaremos apaciblemente un da, hijo del sol, sin que el
bien haya sufrido menoscabo. Corrientes en los sentidos ms dispares llegan con gozos y tristezas a loshombres.
ep. 2 A s el Hado, que conse rva el venturoso destino35-40 ances tral de los Em m nidas , con una prospe ridad
surgida de los dioses les apo rta tam bin algn dolordestinado a m udar en otro tiempo, desde que a L ayole dio muerte su hijo, instrumento del destino,cuan do se encon tr con l y cum pli as la vieja prediccin d el orculo ptico.
est 3 Al verlo, la penetrante Erinis provoc la muerte,41-47 mutuamente infligida, de su belicosa progenie3.
Muerto Polinices, qued Tersandro quien, honradoen competiciones juveniles y en combates de guerra,fue el retoo defensor del solar de los Adrstidas4.De ah que sea adecuado que el hijo de Enesidamo,
2 Dioniso.3 Las Erinis -aqu slo designadas por una de ellas-, en tanto que fuer
zas vengadoras de las impiedades cometidas en el seno de la familia, provocan la muerte de Eteocles y Polinices en cumplimiento de una maldicinde su padre Edipo.
4 Tersandro era hijo de Polinices y de Argia, hija de Adrasto.
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enraizado en aquella semilla, reciba los cantos de lalira y los encomios.
an t 3 En Olimpia gan premio l solo, en Pitn5 com-48*54 parti con su hermano el mismo honor y en el Istmo6las Gracias comunes a los dos les trajeron las coronas de las carreras de cuadrigas a doce vueltas. Alque en competicin prueba fortuna, triunfar le liberade cuidados. Verdaderamente la riqueza ornada devirtudes a todo da ocasin y alienta preocupaciones
profundas y ambiciosas.ep.3 La riqueza, astro brillante, el ms genuino res-S5*60 plandor para un hombre. Y si uno que la posee conoce
adems el porvenir, esto es, que las almas violentas delos muertos aqu en la tierra pagan en seguida su castigo...7 en cambio, sobre los pecados cometidos en
este reino de Zeus, alguien dicta sentencia bajo tierra,emitiendo su fallo con ineluctable hostilidad.
est.4 Iguales siempre sus noches, iguales sus das,61'67 bajo la luz del sol se ganan los buenos una existen
cia libre ya de fatigas, sin tener que perturbar la tierra con el vigor de sus manos, ni el agua de la maren busca de su magro sustento, sino que en compaa de los favoritos de los dioses, aquellos que se
precian de cumplir sus juramentos viven una existencia sin lgrimas, mientras que los dems sufren
padecimientos insoportables de ver.
5 Otro nombre de Delfos, relacionado con la serpiente Pitn a la que dio
muerte Apolo y en cuyo recuerdo se instituyeron los juegos Pticos. El nombre de Pitn alterna tambin con la forma Pito. El honor compartido con suhermano, del que se habla inmediatamente despus, se refiere a la victoria deJencrates, destinatario de la stmicaII.
6 El de Corinto, sede de los juegos Istmicos.7 El autor deja voluntariamente sin expresar de manera completa la con
dicional que ha iniciado y que podra suplirse con cualquier trmino, deltipo, por ejemplo, de sera algo excelente para l o similar.
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OLMPICA II 53
ant.4 Y cuantos han tenido el valor de mantener por68*74 tercera vez en uno y otro mundo su alma absoluta
mente apartada de lo injusto, recorren el camino de
Zeus hasta el baluarte de Crono. All las brisas delocano soplan en redor de la isla de los Bienaventurados, brillan flores de oro, unas en tierra, en ramasde rboles esplndidos, a otras las cra el agua. Conellas trenzan en guirnaldas manos y coronas,
ep.4 bajo los rectos designios de Radamantis8, al que75-8 tjene p0rfiej compaero el padre supremo, esposode Rea, poseedora del sitial ms excelso de todos.
Peleo y Cadmo se cuentan entre ellos, y a Aquiles locondujo all su madre, cuando con splicas persuadi el corazn de Zeus.
est.5 Aquiles abati a Hctor, columna invencible, in-81-87 quebrantable de Troya, y entreg en brazos de la
muerte a Cieno y al etope hijo de la Aurora. Muchosdardos veloces llevo en mi aljaba bajo el brazo, quesaben hablar a los iniciados, pero que para el comnrequieren intrpretes. Sabio es quien por naturalezaconoce muchas cosas, mas cuantos han tenido queaprender, que dejen or hueras palabras con su par
loteo de cuervos desabridos
ant. 5 ante el ave divina9 de Zeus! Ea, corazn mo,88-94 apunta ahora el arco hacia el blanco! Hacia quin
dirigimos el tiro de nuestros dardos de gloria desdeun nimo ya bien dispuesto? Los voy a dirigir haciaAcragante y proferir con espritu veraz una afirma
cin sellada por un juramento: que en cien aos laciudad no ha engendrado hombre de espritu msbenfico ni mano ms dadivosa para sus amigos
8 Hroe cretense conocido por su prudencia y justicia, llamado a sumuerte para juzgar a los muertos en los infiernos.
9 El guila.
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ep. 5 que Tern. Sin embargo, intenta empaar el elogio la9S-ioo desmesura, no acompaada de justicia sino fruto de
insolentes, en su deseo de murmurar y de mantener
soterradas las hermosas hazaas de los nobles. Igualque la arena escapa a todo clculo, quin podradecir cuntas alegras procur Tern a otros?
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OLMPICA III
INTRODUCCIN
Es muy probable que esta oda celebre la misma victoriade Tern que la OlmpicaII, pero no tiene especial importancia saber cul de ambas se compuso antes. Lo interesante esla ocasin elegida para celebrarla: las fiestas populares de lasTeoxenias, ritual en el que se supona que los dioses en persona reciban la hospitalidad de los humanos. En estas fiestasse agasajaba a las divinidades en efigie con un banquetedonde se servan alimentos a sus estatuillas coronadas. LasTeoxenias en Acragante eran un culto de importacin, de origen dorio, y se dedicaban a los Dioscuros, Cstor y Plux.
La organizacin general de la oda es sencilla y no revisteel carcter ntimo y relativamente esotrico de la OlmpicaII,pues no en vano la ejecucin de este poema se haca dentrode un ritual propio de una ciudad en fiestas.
Pndaro encabeza su poema con la invocacin a los hroes
de la fiesta: Cstor, Plux y su hermana Helena, a la vez queasocia a este acontecimiento la celebracin de la victoriaolmpica de Tern (1 -5); le invitan a ello la solemnidad delda y la corona de hojas de olivo que Tern se ha ganado enOlimpia (6-15). Pndaro aprovecha la ocasin para caracterizar en pocas y oscuras palabras las novedades que musicalmente ofrece en su oda (5-8). Mas la innovacin literaria
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comienza en el primer epodo y alcanza hasta la tercera estrofa (1 1-35) con el mito. El olivo que sirve para coronar a lostriunfadores olmpicos lo trajo Heracles del remoto pas de
los Hiperbreos al ver que el santuario de Olimpia estabadesprotegido de los ardientes rayos del sol (21-25). As,Heracles, que en uno de sus trabajos -la persecucin y captura de la cierva de cornamenta de oro- haba conocido losolivos (26-30), marcha de nuevo a las lejanas tierras al nortedel Danubio (la tierra Istria) para plantarlos en Olimpia(31-35). Los juegos que antao fundara Heracles (36-40)
quedan, por deseo expreso suyo, confiados a la tutela de losDioscuros, ellos son, pues, los que han premiado a Tern enla carrera y a quienes l, hombre piadoso, honra esplndidamente en las Teoxenias. La oda se cierra con el elogio derigor (41-45): Tern es depositario de la victoria ms preciada con la que ha llegado al lmite humano posible, de ahla referencia a las columnas de Heracles; tratar de ir ms all
sera una locura. Hay por tanto una velada advertencia contralos riesgos de la soberbia, anloga a la dirigida a Hiern en laOlmpicaI.
OLMPICA III
A TERN DE ACRAGANTE,VENCEDOR EN LA CARRERA DE CARROS
est i Deseo agradar a los hospitalarios hijos de Tind-1-5 reo y a Helena de hermosas trenzas, cuando, por hon
rar a la insigne Acragante, pongo en pie un himnopor la victoria olmpica de Tern, flor de corceles deinfatigables cascos. Con tal fin me asisti la Musa enese intento mo de hallar un modo esplendorosamente nuevo de ajustar a la horma doria el canto,
ant. i ornato del cortejo triunfal. Y es que las coronas,6*10 cuando cien melenas, me obligan a cumplir este
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OLMPICA III 57
deber de divina raigambre: adecuar como se debe alhijo de Enesidamo la forminge de polcromos sones,el vocero de las flautas y el tema de mis versos. Mas
es Pisa la que me ha obligado a hacerme or, pues deella, y otorgadas por los dioses, llegan hasta loshombres las canciones
ep. i en honor de cualquiera a quien un estricto juez de11-15 Grecia1, un etolio, en cumplimiento de antiguos
mandatos de Heracles, le cia por cima de sus pr
pados, en tomo a su cabello, el ornato grisceo delolivo que desde los veneros muy umbros del Istrotrajera un da el hijo de Anfitrin. Es el recuerdoms hermoso de los certmenes de Olimpia!
est. 2 Despus de persuadirlos con su verbo y abri-I6-20 gando leales pensamientos, peda a los hiperbreos,
comunidad sierva de Apolo, para el sacro recinto deZeus, que a todos alberga, un rbol que a los hom
bres les brindara sombra comn y corona de victorias. Pues ya, mediado el mes, despus que se lehaban consagrado a su padre los altares, la Luna deureo carro haba hecho brillar ante l su nocturnoojo por entero.
anu 2 AI mismo tiempo haba instaurado Heracles el21-25 jUSto fallo de los grandes juegos y su ciclo cuadrie
nal en los divinos ribazos del Alfeo. Mas no florecade hermosos rboles en sus caadas la regin delCronio Plope; desnudo de ellos, el jardn dio aHeracles la impresin de que se hallaba muy ex
puesto a los penetrantes rayos del sol. Su nimoentonces lo impuls a encaminarse de inmediatohacia la tierra
1 Traduccin para el trmino griego hellanodkas, denominacin de loseleos, rbitros de los juegos. Aqu se dice que es etolio porque, segn la leyenda,un descendiente de Etolo recibi el privilegio de dar su nombre a los eleos.
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eP-2 Istria. All la hija de Leto2, a