examen economica
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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE YUCATÁN
FACULTAD DE CIENCIAS ANTROPOLÓGICAS
LICENCIATURA EN ANTROPOLOGÍA SOCIAL
ANTROPOLOGÍA ECONÓMICA
Irving Góngora Arjona. Primer trabajo parcial
Qué entender por los aspectos económicos de toda sociedad; qué procesos y elementos están
implicados en ellos; cómo entender su vinculación con las otras esferas de la sociedad.
Considero que la preocupación acerca de la delimitación de los aspectos económicos no es tan fácil de
realizarse. A lo largo del curso hemos visto diversas concepciones acerca del complejo llamado
económico: tanto en su definición como concepto y sus componentes o aspectos. Hasta llegar al
presente, o al presente de los autores que revisamos; existen diversas posturas acerca de qué es lo
económico. Hemos visto el debate teórico-metodológico de la antropología y la economía, y como cada
disciplina concebía de maneras diversas lo económico: la antropología, en un principio, lo refería a los
aspectos materiales, de los pueblos salvajes (su objeto de estudio), con los cuales se relacionaban y
dominaban el medio ambiente para adaptarse a él, lo que provocaría –según otros autores- su
desarrollo; y la economía que atendía, y aún lo sigue, los aspectos monetarios (la producción, la
valorización de la mercancía, su distribución, las fluctuaciones del precio en el mercado –objeto ajeno a
la sociedad-, y su consumo) en las sociedades complejas. Hasta los debates acontecidos entre las
posturas formalistas y substantivistas acerca de cómo se define la economía, y por lo tanto sus
características: por un lado los segundos veían lo económico en los medios de intercambio,
valorización, etc., en situaciones concretas, en dónde se conforman instituciones reconocibles con sus
respectivas lógicas; los formalistas concebían las teorías de marginalización, en la cual lo económico se
refería a aspectos lógicos racionales, que motivaban a las personas para buscar la maximización.
Se podría partir de un breve esbozo acerca de los aspectos más sustanciales, encontrados en la
historia de las principales doctrinas económicas (Karataev, 1964) para entender cómo se ha
conceptualizado la economía en distintos períodos. Karataev contempla como la primera doctrina
económica, la que se sitúa en las sociedades esclavistas: Grecia y Roma. En la que tanto Jenofonte,
Platón y Aristóteles concebían que la economía estaba relacionado con la hacienda y, por lo tanto con
los esclavos –situados es una época de conquistas, donde los prisioneros se convertían en esclavos;
surgían lo que se consideraría como una división del trabajo temprana (además de la división del
trabajo por sexos), que consistían en la mano de obra mecánica y, por otro lado la intelectual: los
primeros eran los esclavos y los segundos los ciudadanos de la polis-. Los esclavos trabajaban la tierra,
producían los artículos de consumo de los griegos. Estos últimos se preocupaban por problemas de la
polis (Karataev, 1964). Los filósofos mencionados más arriba concebían que la economía significaba la
manera del producir óptimamente de una hacienda: la economía estaba vinculada con la mantención del
hogar, la hacienda incluida. La economía estaba regida bajo una visión utilitarista (Molina y
Valenzuela, 2006). Todo lo vinculado al cuidado de la hacienda, como los presupuestos, el ganado, la
agricultura y los esclavos, refería a los aspectos económicos.
Roma mantenía casi la misma preocupación que Grecia. La hacienda era su fuente principal,
aunque el mercado estaba tomando un lugar importante. La crematística aún no se desarrollaba, pero,
de alguna forma se divisaba –Karataev recuerda que estos períodos, que aunque tienen una forma
económica dominante (en este caso el esclavismo en relación con la hacienda), no se puede decir que
no tenían otras formas de economía, ya que, desde luego, había comercio y artesanado-. La ganadería
en esta época igual se desarrollaba, se diversificó la hacienda, por eso la preocupación de Marco Poncio
Caton, de regresar a la agricultura, como actividad principal. Otros autores que Karataev identifica en
esa época tenían la misma preocupación: Marco Terenio Varrón, quería maximizar la producción de la
agricultura y la ganadería; Marco Tulio ya concebía el trabajo, de los esclavos, como formador de
valor; y Lucio Moderato veía cerca el declive de la hacienda y procuraba su recuperación. Este régimen
acabó con la caída de Roma.
En la época feudal se caracterizó por una ideología económica fisiócrata. En la que la propiedad
de la tierra, era el factor importante; la tierra era la generadora de valor. La organización del feudo
estaba a manos de los señores feudales, que obtenían parcelas de tierra otorgadas por el rey. Los
campesinos se encontraba dentro del feudo y trabajaba para el señor feuda; a cambio recibía protección,
y una parcela para que sea del campesino. Molina y Valenzuela (2006), mencionan que esta lógica
estaba legitimada bajo leyes naturales –la religión católica jugaba un papel importante, porque era el
justificante de la lógica privativa (filósofos como San Agustín t Santo Tomás de Aquino justificaban la
esclavitud y la tenencia de la tierra). En esta época la propiedad privada cobraba una importancia
relevante, en especial con respecto a la propiedad de la tierra. En esta época la propiedad privada se
reflejó en la conducta crematística, de acumulación de riquezas.
Con el fin del feudalismo y la liberación de los esclavos surgió la lógica capitalista, donde nació
lo que posteriormente se llamaría la economía clásica (Molina y Valenzuela, 2006), o la economía
política Burguesa (Karataev, 1964). Los autores más relevantes de estas ideas económicas eran Adam
Smith y David Ricardo –aunque igual tuvo mucha importancia Robert Malthus (elaboró su visión
pesimista del futuro; diferencia entre la forma de crecimiento de la población y los recursos
alimenticios [Molia y Valenzuela, 2006], hablaba de una sobrepoblación)-. La economía capitalista se
caracterizó por la aparición de grandes empresas productoras de mercancías. Surgió lo que se
consideraría el trabajo salarial; emergió por lo tanto una clase obrera. Las ideas clásicas se reflejan en
la libre empresa, en una idea en la que sería el libre mercado quien llegue al equilibrio –esta idea se
naturalizó a través de las libertades individuales (libertad para trabajar y consumir, de manera egoísta;
desarrollo del individualismo)-. Estos autores concebían como productor del valor, el trabajo obrero.
Aunque no desarrollaron una teoría de eso –fue Marx quién elaboró una teoría acerca de la plusvalía,
reconociendo el papel central del trabajo obrero-. El dinero en esta época surgió como el medio de
intercambio. A partir del esta concepción todas las que devinieron después como: el keynesianismo, el
monetarios, el neo-institucionalismo y la teoría neoliberal, mantenían las ideas centrales de la economía
clásica.
Lo que intento decir es que cada época mantiene diferentes concepciones de lo que es lo
económico y sus características. En las sociedades esclavistas lo económico refería las haciendas y se
basaba en una división del trabajo (productivo-improductivo), en la que los esclavos eran el sustento de
la hacienda. Las conquistas y guerras tenían por mira la aprehensión de esclavo para estos fines. A
partir de esta base económica, la superestructura mantenía características surgidas de la infraestructura.
Los aspectos sociales eran, en parte, reflejo de los aspectos materiales y económicos. En la Roma
esclavista empezaba a diversificarse la hacienda, lo que provocó una mira hacia la importancia de la
ganadería. En el periodo feudal, la aparición del dinero como medio de intercambio –aunque no
generalizad en todos los feudos- significaba el incremento de la riqueza. En esta la lógica feudal se
caracterizaba por el trabajo esclavista y el protectorado feudal. La retribución de impuestos igual
significaba algo importante. En esta época el comercio crecía y se complejizaba. Entre el aspecto
económico más importante estaba la tenencia de la tierra –productora de valor, todo provenía de la
tierra (aunque no concebía que la tierra sin ser trabajada no producía lo necesario). En la economía
burguesa, el comercio y las fábricas eran el aspecto económico más importante. Los campesinos
liberados migraban a las ciudades como obreros. El aspecto más importante en la economía era la
fuerza de trabajo. Quiero concluir que cada época, como menciona Godelier (1981) –retomando las
ideas marxistas- es caracterizada por un modo de producción, la interrelación de los aspectos
infraestructurales y los aspectos ideológicos. Los factores económicos estarán contemplados según el
contexto histórico concreto, dependiendo de sus aspectos materiales.
Marx y Engels, en La ideología alemana (1982), proponen que cada periodo está caracterizado
por diversos aspectos materiales. Estos son producidos por la relación del trabajo con la naturaleza.
Esta esfera material condiciona el modo ideológico de la sociedad concreta –hay que aclarar que no es
determinante, pero si condicionante o constreñidor-. Los aspectos económicos, la economía, (como
concepto que denota una idea) como trate de mostrar, será concebida –el concepto de economía se
refiera a un aspecto ideológico, perteneciente a la superestructura- dependiendo de los aspectos
materiales más importantes de la sociedad. La hacienda –en su complejidad- y el esclavo; la tierra y sus
trabajadores; y las fábricas en relación con el obrero como productor de valor. En el presente esta
relación se complejiza, la lógica capitalista cambia, los aspectos históricos y materiales determinan una
forma de concepción de la economía en su fase especulativa, con empresas transnacionales,
descentralizadas y flexibles. La clases sociales se diversifican, aparece la clase media como papel
central.
Algunas ideas claves que los hombres se formaron en torno a los fenómenos económicos a lo
largo de la historia.
Las ideas referentes a la realidad, como intenté aclarar con el concepto de economía en respuesta
anterior, son creadas en un contexto espacio-temporal concreto; que sirven para explicar los fenómenos
observables de la época. Algunas de esas ideas perduran, ya sea porque nos plantean una forma de
análisis para entender ese período o porque nos dan una idea de cómo ese fenómeno ha cambiado a ha
llegado a transformarse en lo que podría encontrarse en nuestros tiempos. Algunos tienen la misma
fuerza para explicar lo que aún sucede y otros deben adecuarse, mejorarse o superarse. En torno a la
economía, y las ideas que surgieron en relación con ésta, al parecer muchas ideas perduran en nuestros
tiempos para explicar el fenómeno; otras, claro, deben adecuarse a otro contexto espacio-temporal. Esta
fuerza del significado de un concepto tiene más fuerza cuando se hayan para explicar el período del
capitalismo. Cuando la economía –burguesa- tuvo su auge en el capitalismo, ésta surge de una forma
particular, y al parecer –y la mayoría de las ideas surgidas para explicar este período- aún son vigentes:
esto debido a que el fenómeno del capitalismo perdura –de manera diferente, pero el referente
sustancial perdura; se han complejizado el fenómeno- y se ha extendido en todo el globo. Los
conceptos que describiré de manera breve serán: los modos de producción, capitalismo (aunque no lo
vimos como tal), el proceso de trabajo, el proceso de valorización (plusvalía), la división del trabajo, la
propiedad privada (el egoísmo) y la conducta racional o economizante.
Para poder explicar lo que es un modo de producción –concepto acuñado por Carl Marx- debe
quedar claro que se genera por la “…combinación concreta de las fuerzas productivas y las relaciones
de producción…” (Godelier, 1981:13), las primeras se puede entender como los artefactos -ya sean
bridados por la naturaleza o trabajados por el hombre-, utensilios, todo lo que está al alcance para
producir; las relaciones de producción, son las relaciones sociales que participan en la producción
(Marx, 1978). Esta combinación es capaz de “…reproducirse y que determinan tanto la estructura como
la forma de los procesos de producción y circulación de los bienes en el interior de una determinada
sociedad histórica” (Godelier, 1981:13). Por lo tanto cada sociedad histórica le corresponde un modo
de producción. Pero en la concepción dialéctica de la sociedad, Marx propone que a cada modo de
producción se le es asignada una superestructura, una ideología, una forma cultura, una forma de
pensar y relacionarse.
El modo de producción del que surge la economía –y toda esa base material- y la ideología, que
se transformaría hasta ser lo que es ahora: es el modo de producción capitalista o capitalismo. El modo
de producción capitalista se basa en la explotación o sobre explotación de los bienes naturales, de una
manera para que sea útil en las fábricas. Se asientan fábricas, que son trabajadas por los obreros; que
son explotados y no perciben un salario adecuado, más allá de la propia reproducción de su vida. Existe
una gran división del trabajo especializado. La ideología de la competencia, del egoísmo surge por la
capacidad que surge en este modo de producción de acceder a la propiedad privada. El dinero sirve de
mediador para poder consumir. En la actualidad este modo de producción se ha extendido,
diversificado y complejizado.
El proceso de trabajo y el proceso de valorización. Marx propone que el trabajo está presente en
toda sociedad a través del tiempo. Todo hombre debe trabajar, o sea, debe poder modificar el medio
ambiente –explotarlo- para poder satisfacer sus necesidades. Pero en el capitalismo surge una forma de
trabajo nueva, el trabajo salarial. El obrero tiene una fuerza de trabajo, que debe venderle al capitalista
–como una mercancía- a cambio de dinero; el dinero se vuelve el modo único de adquisión a partir de
esta época (tanto la tierra como los medios de subsistencia tienen un costo)-. La fuerza de trabajo del
obrero –que antes utilizaba el mismo sobre sus propios medios de producción- servirá para la
elaboración de mercancías que no disfrutará –sólo a cambio de comprarlas con el dinero que ganó al
fabricarla-. En el proceso de valorización, Marx concluye que el valor, el capital, es formado a partir
del proceso de trabajo. El valor se genera al transformar unas materias primas en objetos con valor de
uso y valor: esto sólo se logra a partir del trabajo obrero; el trabajo es la base, la perduración de este
sistema (aunque el obrero vive ingenuo de la importancia de su trabajo). El objeto, la mercancía que
genera capital, tiene un valor de cambio y un valor de uso, pero en sí tiene un valor –abstracto-. El
valor de cambio equivale a una transacción monetaria; esta transacción genera capital. La producción
de capital –ganancia del capitalista- se produce a partir de la plusvalía. Es el trabajo del obrero, que
primero cumple su jornada para acumular su sueldo y la ganancia del patrón. Cuando ya “sacó” para su
sueldo, aún sigue trabajando para enriquecer al dueño. Mientras más explotación más gana el
capitalista.
La manera más óptima de producción es la división del trabajo. Se consideraría como la
especialización de actividades en la cadena productiva. De cada silla, una pata fue elaborada por un
obrero, otro el asiento, otro lo martilló, el siguiente le puso la cobertura del asiento, después otro lo
pintó y otro lo empacó. Esta división del trabajo enajena al obrero del producto final, de sus
compañeros y de la importancia de su propia capacidad de producción. “En efecto, a partir del
momento en que comienza a dividirse el trabajo, cada cual se mueve en un determinado círculo
exclusivo de actividades, que le viene impuesto y del que no puede salirse…” (Marx y Engels, 1982:
33).
La propiedad privada, como lo analiza Morgan (1971), -su expansión desmedida- fue el cáncer
impuesto en el capitalismo –después, en nuestros tiempos (una sociedad del consumo, creados para
consumir, como diría Baudrillard) el consumo es el modo de vida, no se puede y tampoco fue
accidente, no poder pensar sin consumir-. Pensar en una sociedad sin la propiedad privada es difícil
cuando la sociedad en la que vivimos fue pensada para consumirse. Engels (1978) es muy descriptivo
cuando se refiere que la propiedad privada genera competencia y egoísmo (individualismo), y que éstos
son los medios inmorales para fines inmorales. La propiedad privada configura aspectos del
pensamiento, que al parecer son positivos –dentro de la sociedad capitalista-. El sistema nos transforma
en egoístas y competidores, alguien gana y –necesariamente- alguien pierde (hermosos valores del
sistema que se naturalizan en la mente de las personas, o al menos es el discurso manejado como
ideología-. La tenencia del objeto, de poseer propiedad privada ha estado presente, al menos su germen
a través del tiempo –como propone Morgan- pero ese egoísmo es característico de una época y se ha
globalizado en la actulidad. El sistema de concurrencia, la competencia, jamás llegará a un equilibrio,
al contrario generará desigualdades mayores –gran pronóstico realizado por Engels (1978) hace casi
200 años-, pero esta competencia –en la búsqueda del equilibrio ficticio- deja a entrever la carácter
inhumano –disfrazada de humanismo- del sistema. Tener, las metas son adquirir los objetos –“más y
más”-, para hacerlo debo tener dinero –“más y más”- sin importar a quién deba superar –aunque al que
supere necesite con mayor urgencia el dinero-; individualismo, the american way of life.
Esta, al parecer, es la forma racional, la forma economizante que cada sociedad debe seguir.
Tener más, siempre opciones de tener, libertad para ser libre y consumir –discurso de la libre empresa
contextualizando las libertades-; esa debería ser universal. Pero la antropología muestra que no. Es
cierto, cada sociedad pudiera tener diversos aspectos para elegir, y en las contingencias sociales recurro
a mi experiencia y mis posibilidades –ecológicas y personales- para decidir lo mejor que me convenga
(Herskovists, 1982). Pero las características que la economía se ha creado con respecto a lo “racional”
–como intenté mostrar- es creada bajo un contexto histórico y social concreto. Los conceptos ideados
para explicarlos son útiles para la historia capitalista. Las sociedades, que un día denominaron salvajes-
se mueven en lógicas diversas, tantas que no podrían imaginarse. Las racionalidades son diversas,
tienen sus propias lógicas internas, hasta sus propias contradicciones (Godelier, 1981). Pero la
devaluación de esas lógicas –no por parte de antropólogos o economistas- sino bajo intereses de otra
índole ha causado que sean consideradas como aspectos peyorativos de conciencia humana: tener el
derecho de desecharla, de considerarla tradicional, para hacer que se desarrollen y puedan –al igual que
occidente- ser modernas: esto significa dejar atrás su cultura, adoptar la mía, intentar el dominio no
territorial, sino algo más óptimo el dominio intelectual. La racionalidad económica parecería
globalizarse. Pero la antropología sigue demostrando que pese a la aparente homogeneidad se
conforman otras racionalidades, diversas complejas, válidas y –hasta- subversivas del sistema.
He intentado brindar algunos conceptos importantes para mí, que vimos a lo largo del curso.
Teniendo en mente que fueron creado en contextos específicos y que aún sirven para explicar –de
alguna manera- el fenómeno actual; o al menos tener una idea de la transformación que este fenómeno
tuvo.
Referir los encuentros y desencuentros que han tenido la Economía y la Antropología en el
estudio de los aspectos económicos de las sociedades.
Creo que el problema más importante que impedía el encuentro de ambas disciplinas, en una sola
ciencia –la Antropología Económica-, en los intentos iniciales de vinculación (tal vez desde la década
de los años 20 hasta la década de los años 50 –época en que se sitúan la mayoría de los textos vistos en
clase- aunque la problemática se puede remontar más atrás y por supuesto más hacia el presente) es el
academismo existente en cada disciplina, una especie de disciplino-centrismo por parte de la Economía
y la Antropología. Ya que, al parecer, cada disciplina se resguardaba en sus bases teórico-
metodológicas tradicionales; obstruyendo una visión crítica hacia sí misma, además de crear una
imagen contraria –me refiero a que cada ciencia podría haberse ideado una idea errónea acerca de la
otra, a partir de visiones prejuiciosas, desconociéndose en la profundidad de sus postulados- de lo que
es cada ciencia. Con respectos a sus encuentros, posteriores a los debates, a la necesidad primera de
vinculación; ambas habían trabajado, por sus respectivos horizontes, temas que, en algunos casos, se
vinculaban entre sí; en los otros, se necesitó una reconfiguración de conceptos y metodologías para
adecuarse cada una a sus objetos; pero, aún así, el primer paso ya estaba dado.
La economía, surgida durante la ascensión y establecimiento del capitalismo, tenía una lógica
adquirida en el contexto en el que surgió como se conoce actualmente. El concepto de economía, sólo
menciono para contextualizar, no ha tenido, ni surgió como disciplina o práctica, de la forma como se
conoce actualmente; los debates entre sustantivitas y formalistas hacen recordar la querella histórica en
el que el concepto de economía se contextualizaba a lo largo de su trayecto hacia el presente; surgida
como una disciplina en el cuidado y mantención del hogar, hacia la ciencia que intenta comprender los
fenómenos del mercado capitalista. Este contexto histórico es necesario conocerlo para deconstruir el
significado de la economía. Pero regresando al tema, el concepto de economía surge en un contexto
capitalista, y seguirá manteniendo aquellos preceptos principales de una ciencia burguesa al servicio de
la clase dominante. La economía pretendía explicar los procesos del mercado, la producción,
apreciación de las mercancías, su distribución, la especulación y la forma de enriquecimiento, todo esto
con una metodología universalista. Esta pretensión de explicar todo fenómeno a partir de relaciones
económicas generales fue el motivo, a mi parecer, más importante para que la antropología, una ciencia
con un objeto de estudio concreto, rehuyera de la economía. Desde el punto de vista de Herskovits
(1982), la economía, ciencia evolucionista, reducía a los sujetos de la antropología como ejemplos de
vidas pasadas, ejemplos vivos que podían hacer comprender el proceso evolutivo hacia el cual surgió el
modelo –económico- ideal y más desarrollado.
“En ninguno de los tratados convencionales de teoría económica se pinta al hombre “primitivo” de un modo que se halle en consonancia con los hechos de las sociedades ágrafas; tal como los antropólogos los conocen, o a tono con la teoría antropológica sobre la interdependencia entre el hombre, el medio y sus tradiciones” (Herskovits, 1982: 57).
Se puede apreciar la falta de reconocimiento, por parte de la economía, de los tratados
antropológicos. Además, una de las causas más importantes –se puede mencionar importantes, al
menos para la antropología norteamericana, ya que Herskovits, surgido como antropólogo, en la
corriente que se conocería como la de cultura y personalidad (origen situado en la preocupación de
Franz Boas por la relatividad cultural y el particularismo histórico acerca de las sociedades ágrafas),
concebía a dichas sociedades con una lógica interna, una entre otras; no se podía admitir ideas que
“sonaran” evolucionistas, que hirieran el mayor axioma de la relatividad- por la que las cuáles los
antropólogos contemporáneos de dicho autor, no concibieran pertinente para el estudio de las
sociedades “salvajes”.
Tampoco la antropología se salva acerca del prejuicio y su renuente huida de la economía.
Leonard Joy (1974) nos menciona que la antropología tenía en mente, más que los aspectos
económicos, lo social, lo cultural. Los debates acerca de la economía eran mínimos y si los habían, se
situaban acerca de los instrumentos y los aspectos materiales (los antropólogos confundían y reducían
la economía a los instrumentos) (Herskovits, 1982). Por un lado la economía reducía todo a lo
económico, a la esfera material; la antropología reducía todo a sus aspectos simbólicos y sociales. Si
nos guiamos de Burling (1974), la antropología no tenía una idea clara acerca del cuál sería el concepto
más adecuado de la economía –Burling (un autor al que Godelier sitúa como formalista) desmiente
cuatro ideas erróneas de lo que la antropología creía era la economía: 1)situada en los medios
materiales; 2)como preocupada acerca de la producción, distribución y consumo de bienes y servicios;
3) trasportación tal cual de la teoría económica (en sociedades complejas) en las sociedades salvajes y
4)como estudio de los sistemas de intercambio. Se sitúa en la esfera de la economía que atiende la
distribución de bienes escasos y la maximización de ganancias, en la que medían las elecciones de los
individuos-. Esta reducción, a los aspectos sociales, menospreciaba la economía, eso imposibilita el
conocimiento más profundo de las sociedades. Raymond Firth (1974), es una excelente crítica del
concepto de “don” de M. Mauss, demuestra cómo no solamente los aspectos simbólicos, sino, en
interpenetración, los análisis económicos son de gran utilidad.
Pero al fin de cuentas se trata de una vinculación entre ambas. Los autores reconocían como una
relación necesaria, resuelta, pero no consumada en su totalidad. Godelier (1981), menciona que la
antropología y la economía han estado relacionadas, aunque no explícitamente. El ejemplo más
recurrente es el de Malinowski, cuando explicó que el ritual kula, como un tipo de economía, de
diferente racionalidad. El resultado es la explicación de los fenómenos humanos a través, tanto de los
procesos socioculturales y los económicos. Se demuestra, que los “salvajes” tiene economía, aunque
diferente a la nuestra (por remitir a todo occidente) –esta diferencia y su aceptación, significa una
ruptura con el concepto evolucionista y universalista por parte de la economía; una ruptura al
etnocentrismo-. Como mencioné, los temas estaban trabajados –la economía tiene una teoría muy
importante para el conocimiento de la sociedad, a través de esquemas diferentes a los sociales; la
antropología hace uso de su gran conocimiento de la diversidad cultural (aún así, el tema de economía
ya estaba presente, como institución, pero no tomaba importancia sobresaliente), de los procesos
sociales y las significaciones simbólicas- sólo faltaba el modo de pulir métodos y conceptos para su
vinculación. La antropología puede retomar los conceptos de la economía, siempre con una
preocupación crítica de que no todo puede ser utilizado, se debe preguntar: “…en qué medida puede
beneficiarse un antropólogo estudiando economía y hasta qué punto deberá dejar su estudio a los
economistas…” (Joy, 1974: 37). Pero igual el economista, al tener puntos de interés de la antropología,
puede retomar de ella la multiculralidad, que implica el reconocer el carácter no universal de la
economía –este precepto podría parecer debilitarse frente a un contexto global en la actualidad, pero
algunos autores proponen lo contrario-. Los autores del curso nos propusieron algunos puntos en
común como: los análisis del equilibrio (Joy, 1974), las formas de intercambio y mercado (Firth, 1974),
la conducta racionalizadora y economizadora (Herskovits, 1982), los medios de producción (relación
dialéctica entre los aspectos infraestructurales y superestructurales en un contexto espacio-temporal
concreto) (Godelier, 1981); así también, mencionar los intentos de Harris –materialismo cultural- para
explicar el evolución de la sociedad por el dominio sobre el medio ambiente, mediante el uso de
utensilios; también recordar los evolucionistas universales como White, que proponía una serie de
revoluciones tecnológicas surgidas del dominio de la naturaleza; y los análisis de la ecología cultural,
donde los aspectos ecológicos se relacionaban con los tecno económicos y culturales para explicar la
evolución social particular. Hasta los trabajos realizados por M. Sahlins, que abordaba los análisis
económicos a través de características simbólicas.
Según tu perspectiva, cómo definirías el objeto de estudio de la Antropología Económica y a qué
temas y problemas prioritarios debería enfocarse actualmente.
En la búsqueda de la antropología por lograr la explicación más holística posible, más abarcativa de
una sociedad o grupo social; ésta mezcla en redes todos los sistemas. Dentro de estos sistemas existen
un conjunto de individuos, complejos en sí mismos cada uno. En sus estudios acerca de la estructura, la
antropología ha buscado la manera de explicar los sistemas en relación con los demás. La realidad, para
los antropólogos, no se encuentra fragmentada. Entonces ¿por qué también sus análisis? La economía
es parte de esos sistemas, no uno autónomo; cuando se estudia la economía ésta no está separada de los
otros sistemas ni de sus reproductores (los individuos). La economía es aquella base material, relación
de técnica y adaptación al medio; uso y consumo de las técnicas y el medio ambiente; también la forma
de circulación y valorización de productos. La economía trasciende más allá de todo eso, pero está
transcendencia es tal porque la sociedad hace que sea más compleja. La antropología económica no
sólo habla de aquellos procesos mercantiles ni financieros, sino que relaciona estos procesos y,
mediante la etnografía, los concretiza. No imagina, ni especula cómo serán estos macro-procesos en la
vida cotidiana, sino que los retrata. Hace una traducción de esos procesos al nivel concreto del
individuo y su sociedad. Pero este proceso no puede quedar bajo un análisis sincrónico. También el
cómo llegó a ser forma parte del análisis holístico que debe comprender esta antropología económica.
Pero este análisis debe tener en cuenta, que actualmente es el capitalismo, en la forma tan
desarrollada en la que está, la norma económica; una forma que pretende ser la forma mundial. Debe
considerar cómo este modelo se vuelve un contexto de significaciones, que se concretizan en un tiempo
y espacio. Para entender la sociedad actual y sus simbolismos (Castaig, 2010) debe considerar todo
esto. La antropología económica recurre a la fusión de estos dos procesos. La economía en los aspectos
característicos (macro-estructurales de ésta): como la producción, consumo, circulación, especulación,
etc.; la antropología en el estudio de la sociedad a través de metodología cualitativa, que significa el
“dar el nombre” y sustancia a los sujetos (sujetos que actualmente, ya no son únicamente todos los
sustantivos que en un tiempo le dieron a las sociedades salvajes; sino que sujetos en general); también
debe analizarlas en interrelación con sus partes. Como entender el contexto macro social, general,
capitalista (neoliberal) a través de los propios individuos que crean la sociedad (pero no totalmente). La
economía es una elaboración (la actual, al principio local pero se extendió; pero provoca en lo local,
una reinterpretación) social por eso es parte de la presunción holística. Pero esta creación se le sale de
las manos, no todos la crearon, pero ya a todos los afecta. Las relaciones de poder igual se vuelven
tema de la antropología. Cómo, dependiendo del estatus de una persona, su posición en el campo,
percibe su propia realidad.
La manera más convincente que considero debe tomar la antropología económica es la que
propone Juan Castaingts Teillery en su libro Simbolismos del dinero (2002). Ya que considera que el
dinero (parte importante del proceso capitalista actual) no sólo es signo, sino también símbolo. Que el
modelo neoliberal de economía, trasciende esta esfera y se inserta en las estructuras mentales de los
sujetos; naturalizándolo y reproduciéndolo. La cultura, las culturas concretas, desarrollan patrones de
pensamiento, experiencias y utopías a partir de este modelo (que intenta ser general). Las culturas
tienen de sentido este contexto de significado, por ejemplo (y de alguna manera Marx lo decía): el
ladrón es malo e indeseado (nadie consideraría ser ladrón como profesión), debido a que atenta la
propiedad privada (entendida en el contexto capitalista) ajena; si no hubiera propiedad privada, primero
no habría ladrón, y segundo no se robaría; los valores modernos son valores empresariales.
Pero la postura de este autor sólo concibe el plano psíquico, separado de las demás situaciones
del mundo, de la realidad. No analiza nada más que el plano mentalístico. Según Molina y Valenzuela
(1006) Guddeman intenta una síntesis de todas las posturas anteriores a las que aludía a la antropología
económica. Aunque no lo he leído se oye interesante. Pero como debido a que desconozco si existe una
propuesta que indique algo más allá de lo de Guddeman, no podría opinar algo.
Por lo pronto, la teoría que más me convence (una teoría no resuelta, sólo considerada una tesis)
podría ser la de Castaingts (pero aún así da para una mayor discusión). Mediante la observación, por
medio de la etnografía se debe reconstruir el punto de vista del actor a partir de sus experiencias y
simbolismos que interioriza de un contexto más general y amplio, que es en el que vivimos. Explicar al
capitalismo a partir de los sujetos que lo reproducen. Esto engloba muchísimo y la antropología ha
tenido que valerse de diversas teorías ajenas a ella, pero que le sirve para entender de alguna forma el
mundo. La economía no debe olvidar que la sociedad existe por lo humanos; y la antropología, debe
recordar que existe un contexto más amplio, que pretende ser general, en la cual, las sociedades y
grupos llevan a cabo sus prácticas.
Todos los temas se vuelven parte de la antropología económica, pero la postura debe
contemplar la dialéctica entre lo concreto y lo abstracto. Todo tema se podría explicar por la economía:
el arte, por ejemplo, se dice que un Rembrandt es invalorable ¿por qué?, objetivamente es un producto
elaborado por una persona que ya falleció; que simbolismo tiene la pintura para que sea “invaluable”,
debido a que el dinero es un equivalente; otro ejemplo sería las formas en las que diversas empresas
evaden impuestos por diversos programas de asistencia, en la que piden donativos a las personas, en
este las personas son explotadas pero de forma sutil y aceptada; explotan los medios de comunicación y
el sentimentalismo humanista para hacer que las personas, gasten su dinero para hacer más ricos a los
empresarios. Así los ejemplos pueden ser varios. Pero estos análisis deben relacionarse con un análisis
holístico y redirigirlo al plano social.
Otra característica importante es que la antropología económica puede generar propuestas para
modificar la economía existente. La antropología a través de su historia disciplinaria ha conocido
diversas sociedades, tanto que parecerían que son inventos; pero la invención, la imaginación están
constreñidas por nuestra cultura; así se podría decir que la realidad, o las realidades culturales escapan
o superan la imaginación. En todas estas realidades hay diversas manifestaciones de economía, tan
lógicas e ilógicas, tan funcionales y contradictorias como la nuestra. Ese conocimiento de otros lugares
(Molina y Valenzuela, 2006) desnaturaliza este sistema. Nos damos cuenta en esa comparación que
este sistema es uno más entre muchos; pero que ha imperado, y trata de homogenizar la economía que
le es disfuncional. La antropología económica tiene la particularidad de no estar encerrado en el
sistema. El relativismo, esa rigurosidad metodológica puede servir para cambiar al sistema. El modo de
economía política no debe ser uno, puede ser varios. Esa relatividad desnaturaliza cualquier aspecto
“natural”. Este sistema, así como otros no es un deber ser. La antropología económica puede atender
este tema. Investigar, describir y exponer que existen otras formas de relaciones económicas, y así
poder criticar el nuestro.
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