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FOJA: 188 .- .- NOMENCLATURA : 1. [40]Sentencia Indemnización de perjuicios. JUZGADO : 1º Juzgado de Letras de San Antonio CAUSA ROL : C-1114-2011 CARATULADO : CORNEJO / I.MUNICIPALIDAD DE CARTAGENA San Antonio, cinco de Mayo de dos mil catorce VISTOS: Que a fs. 12, comparece Georgina Beatriz del Carmen Bravo Ahumada, abogada, domiciliada en calle Arlegui N°440, oficina 601, Viña del Mar, en representación de MARCELO ENRIQUE CORNEJO CHACANA, empleado, por sí y en representación de su hijo menor de edad GERARDO ANTONIO CORNEJO RÍOS, en su calidad de titular de la patria potestad, ambos domiciliados en calle Los Tulipanes N°2258, Renca, Región Metropolitana, deduciendo demanda de indemnización de perjuicios por falta de servicio y en subsidio por responsabilidad extra contractual en contra de la ILUSTRE MUNICIPALIDAD DE CARTAGENA, persona jurídica de derecho público sin fines de lucro, representada por su Alcalde (s) don ARMANDO ARMIJO LÓPEZ, ignora profesión u oficio, domiciliado en Avda. Casanova N°210, Cartagena. A fs. 38 se notifica legalmente la demanda a los demandados. A fs. 40, el demandado, contestó la demanda. A fs. 47, el demandante evacuó el Trámite de la Réplica. A fs. 50, el demandado evacuó el trámite de la Dúplica. A fs. 56 se celebró el comparendo de conciliación, sin que esta se produjera, atendida la rebeldía de la demandada. A fs. 67, se recibió la causa a prueba, rindiéndose la que consta en autos. A fs. 138, se citó a las partes a oír sentencia. A fs. 145, se decretan medidas para mejor resolver. A fs. 156, se traen los autos para fallo. CONSIDERANDO: En cuanto a las tachas: 1°.- Que en la audiencia de fs. 78 y siguientes, la parte demandante dedujo en contra de los testigos Marco Antonio Núñez Larrucea, Claudia Andrea Cuadros Moya, Regina Del Pilar Díaz Sepúlveda, Myriam Paola Carrasco Romo, y Luis Alejandro Fuentes Rodríguez, la tacha contemplada en el artículo 358 N°5 del Código de Procedimiento Civil, en consideración a que los testigos mantienen una relación laboral con la demandada. Que evacuando el traslado a la tacha deducida, la parte demandada solicitó en cada caso, se rechazara la tacha deducida, argumentando en cada caso en síntesis que por tratarse de funcionarios públicos municipales, no se regirían por el Código del Trabajo, y en consecuencia no les serían aplicables las causales de tacha. Que la circunstancia de ser los testigos empleados de un órgano público descentralizado, no los coloca en una situación de dependencia tan absoluta que les impida

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Page 1: FOJA: 188 .- .- NOMENCLATURA : 1. [40]Sentencia

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NOMENCLATURA : 1. [40]Sentencia Indemnización de perjuicios. JUZGADO : 1º Juzgado de Letras de San Antonio CAUSA ROL : C-1114-2011 CARATULADO : CORNEJO / I.MUNICIPALIDAD DE CARTAGENA San Antonio, cinco de Mayo de dos mil catorce VISTOS:

Que a fs. 12, comparece Georgina Beatriz del Carmen Bravo Ahumada, abogada, domiciliada en calle Arlegui N°440, oficina 601, Viña del Mar, en representación de MARCELO ENRIQUE CORNEJO CHACANA, empleado, por sí y en representación de su hijo menor de edad GERARDO ANTONIO CORNEJO RÍOS, en su calidad de titular de la patria potestad, ambos domiciliados en calle Los Tulipanes N°2258, Renca, Región Metropolitana, deduciendo demanda de indemnización de perjuicios por falta de servicio y en subsidio por responsabilidad extra contractual en contra de la ILUSTRE MUNICIPALIDAD DE CARTAGENA, persona jurídica de derecho público sin fines de lucro, representada por su Alcalde (s) don ARMANDO ARMIJO LÓPEZ, ignora profesión u oficio, domiciliado en Avda. Casanova N°210, Cartagena.

A fs. 38 se notifica legalmente la demanda a los demandados. A fs. 40, el demandado, contestó la demanda. A fs. 47, el demandante evacuó el Trámite de la Réplica. A fs. 50, el demandado evacuó el trámite de la Dúplica. A fs. 56 se celebró el comparendo de conciliación, sin que esta se produjera, atendida

la rebeldía de la demandada. A fs. 67, se recibió la causa a prueba, rindiéndose la que consta en autos. A fs. 138, se citó a las partes a oír sentencia. A fs. 145, se decretan medidas para mejor resolver. A fs. 156, se traen los autos para fallo.

CONSIDERANDO: En cuanto a las tachas: 1°.- Que en la audiencia de fs. 78 y siguientes, la parte demandante dedujo en contra de los testigos Marco Antonio Núñez Larrucea, Claudia Andrea Cuadros Moya, Regina Del Pilar Díaz Sepúlveda, Myriam Paola Carrasco Romo, y Luis Alejandro Fuentes Rodríguez, la tacha contemplada en el artículo 358 N°5 del Código de Procedimiento Civil, en consideración a que los testigos mantienen una relación laboral con la demandada. Que evacuando el traslado a la tacha deducida, la parte demandada solicitó en cada caso, se rechazara la tacha deducida, argumentando en cada caso en síntesis que por tratarse de funcionarios públicos municipales, no se regirían por el Código del Trabajo, y en consecuencia no les serían aplicables las causales de tacha.

Que la circunstancia de ser los testigos empleados de un órgano público descentralizado, no los coloca en una situación de dependencia tan absoluta que les impida

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declarar con imparcialidad, dado que su situación funcionaria se encuentra regulado por los correspondientes estatutos y teniendo además presente que las funciones que los testigos desempeñan están claramente relacionadas con la naturaleza del asunto debatido en autos relativos a la atención de salud otorgada en el Servicio demandado, por lo cual procede el rechazo de la tacha deducida. 2°.- Que en la audiencia de fs. 98 y siguientes, la parte demandada dedujo en contra del testigo Ana Edelmira Alarcón Arcos, la tacha contemplada en el artículo 358 N°1 del Código de Procedimiento Civil, en consideración a que la testigo es la abuela del menor demandante en autos. Que evacuando el traslado a la tacha deducida, la parte demandante solicita el rechazo de la tacha interpuesta por la contraría en atención a que si bien el menor es demandante en autos, es su padre quien comparece representándolo en autos. Que resolviendo la tacha deducida, atendido el grado de parentesco, sin perjuicio de la representación procesal del padre del menor, la tacha será acogida como se dirá en lo resolutivo.

Que en la audiencia de fs. 78 y siguientes, la parte demandada dedujo en contra del testigo David Humberto Esteban Ríos Alarcón, la tacha contemplada en el artículo 358 N°1 del Código de Procedimiento Civil, en consideración a que el testigo es tío del menor demandante en autos y cuñado del demandante y, evacuando el traslado a la tacha deducida, la parte demandante solicita el rechazo de la tacha sin fundamentar.

Que resolviendo la tacha deducida, atendido el grado de parentesco, del testigo, sin perjuicio de la representación procesal del padre del menor, la tacha será acogida como se dirá en lo resolutivo. 3°.- Que a fs. 12, comparece Georgina Beatriz Del Carmen Bravo Ahumada, abogada, en representación de MARCELO ENRIQUE CORNEJO CHACANA por sí y en representación de su hijo menor de edad GERARDO ANTONIO CORNEJO RÍOS, en su calidad de titular de la patria potestad, deduciendo demanda de indemnización de perjuicios por falta de servicio y en subsidio por responsabilidad extra contractual, en contra de la ILUSTRE MUNICIPALIDAD DE CARTAGENA, persona jurídica de derecho público sin fines de lucro, representada por su Alcalde (s) don Armando Armijo López. Expone que desde el año 2005, su representado don Marcelo Cornejo Chacana, inició una relación sentimental con doña Marlene Victoria Ríos Alarcón (Q.E.P.D). Fruto de esta relación, en julio del año 2006, nació su hijo Gerardo Antonio Cornejo Ríos; que juntos conformaban una familia muy unida y vivían en su hogar ubicado en calle Los Tulipanes N°2258, Renca, y que a principios del mes de febrero del año 2010, junto con toda su familia, fueron de vacaciones al balneario de Cartagena, para pasar unos días y en este contexto, el día 1 de febrero de ese año, y siendo aproximadamente las 17.30 horas, mientras se encontraban en la playa, Marlene comenzó a sentirse mal del estómago, y que atendido sus molestias, y al hecho de que presentaba vómitos, don Marcelo Cornejo Chacana tomó prestado el auto de uno de sus familiares para llevarla al Servicio de Asistencia Primaria de Urgencia (SAPU) de Cartagena, lugar, en que luego de esperar, fue

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atendida por el personal del SAPU. El personal médico que la atendió, señaló de manera insegura y a impetración de su representado, que ella probablemente presentaba un “ataque a la vesícula”; administrándole suero para la deshidratación producto de los vómitos, y Viadil para las molestias estomacales; que ella estuvo en observación, aproximadamente hasta las 10 de la noche, momento en el cual se le da el alta, sin entregarle ningún tipo de comprobante de atención, ni receta médica, motivo por el que su representado no tuvo más que volver con ella al lugar en que se estaban hospedando durante sus vacaciones. Refiere que cerca de las cuatro de la madrugada, Marlene comenzó nuevamente a presentar dolores, por lo cual, en su desesperación y al no saber qué hacer, se comunicó con el número 133, quienes, luego de explicarles la situación, le transfirieron nuevamente, con el SAPU de Cartagena, para que le enviaran una ambulancia; que al explicarles la situación y señalarles la necesidad de que enviaran una ambulancia al lugar de hospedaje con urgencia, ellos le indicaron que no tenían ninguna ambulancia disponible, y que si su pareja necesitaba atención médica, él debía transportarla hasta el SAPU por sus propios medios, y como pudo, rápidamente consiguió movilización y la llevó al SAPU de Cartagena, al cual fue ingresada a las 4.48 am del día 2 de febrero, oportunidad, en que pudo entrar con Marlene al lugar donde realizaban las atenciones médicas, y pudo ver que nuevamente le fue administrado suero por vía intravenosa, junto con algún tipo de medicamento, que calmó en parte sus dolores, pero sólo de manera temporal. Terminado este procedimiento, ella fue llevada de nuevo a la casa donde se hospedaban, esta vez, en una ambulancia que en ese momento estaba disponible. Indica que posteriormente, ese mismo día 2 de febrero, y siendo ya aproximadamente las 11.30 de la mañana, doña Marlene nuevamente comenzó a presentar dolores abdominales, vómitos y malestares, que cada vez se iban haciendo más intensos., y esa vez, don Marcelo se comunicó con el SAPU de Cartagena nuevamente, y ellos enviaron a su lugar de hospedaje una ambulancia que la trasladó al centro médico, esta vez, él no pudo ingresar con ella al lugar donde era atendida y se tuvo que quedar en la sala de espera, por un lapso de aproximadamente de dos horas y cuando estaba esperando, don Marcelo sintió el ruido de una campanilla en el patio del centro médico, el mismo que sonaba cada vez que salía y entraba la ambulancia, así que agobiado por la preocupación de no saber qué pasaba con su pareja, salió a mirar si es que tal situación tenía algo que ver con su estado de salud, y en ese momento, sin que le hubieran comunicado nada con anterioridad, vio como sacaban a Marlene en una camilla, para subirla a una ambulancia y desconcertado, comenzó a preguntar qué sucedía, y el doctor que la atendió le dijo que la llevaban al Hospital de San Antonio, pero no le dijeron por qué motivo, o qué pasaba con ella. Solicitó al conductor de la ambulancia que lo llevara con ellos, pero él le contestó que era imposible, y que si quería llegar al Hospital de San Antonio, tendría que hacerlo por sus propios medios. Continúa y señala que al llegar al Hospital de San Antonio, una enfermera preguntó a don Marcelo si él era el acompañante de Marlene y al contestarle que sí, le informó que ella había sufrido un paro cardíaco que había producido daño cerebral, por lo que sería trasladada al Hospital Van Burén de Valparaíso. Luego de obtener la autorización

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de un médico, se le permitió viajar con su pareja en la ambulancia, en la cabina del chofer. Desde esta ubicación pudo darme cuenta que en el monitor que muestra las pulsaciones no había signos de que el corazón de su pareja siguiera latiendo. Más tarde, al llegar a Valparaíso, la enfermera que venía con Marlene le pidió ayuda para conectar el oxígeno antes de bajarla de la ambulancia y se dio cuenta que el tanque de oxígeno estaba vacío, ya que no había presión de ningún tipo de gas. Expresa que Marlene fue ingresada al hospital y don Marcelo se quedó a esperar cualquier tipo de información que pudieran darle de su estado. El primero en decirle qué pasaba fue el chofer de la ambulancia que le dijo que Marlene estaba mal, porque le dieron tres infartos. Luego, un médico le informó que estaba con peligro vital y que tenía que seguir esperando. Media hora después, el mismo médico le informó que Marlene tenía muerte cerebral, que no había nada más que hacer y que le iban a hacer un scanner para determinar qué causó los infartos. Aproximadamente una hora después, una enfermera se acercó a don Marcelo a preguntarle si autorizaba la donación de los órganos de su pareja, petición a la que accedió, junto con solicitar se le practicara una autopsia para saber qué le había sucedido exactamente a su mujer. Después, junto con su suegra, su cuñado y su hermano, vio que trasladaban a Marlene a una sala donde había más de treinta camillas, dejándola cerca de la entrada, conectada a una máquina que no mostraba signos vitales. Ya había fallecido. Refiere que al día siguiente, el Carabinero de turno en el hospital, le informó que el cuerpo de Marlene seguía en la sala en la que don Marcelo la había visto y que no podía ser realizada la autopsia en ese momento, entregándole un documento para dirigirse a Fiscalía para solicitar la autorización de la fiscal de turno para retirar el cuerpo para la necropsia, y el cuerpo de Marlene fue trasladado al Instituto Médico Legal pasada las trece horas del día 3 de febrero. El día siguiente, al hacer el reclamo, don Marcelo fue informado que Marlene había fallecido el día martes 2 de febrero a las 14 horas, no a las 17:20 como había sido inicialmente informado y que la causa de muerte, como consta en el certificado de defunción que acompaña, fue peritonitis aguda producto de una apendicitis no asistida. Sostiene que la apendicitis es la inflamación del apéndice, ubicado en el ciego, que es la porción donde comienza el intestino grueso. El tratamiento requiere una evaluación rápida y sin demoras, siempre es quirúrgico, mediante la extracción del apéndice inflamado. En caso de no practicarse la cirugía, la consecuencia es la peritonitis, que es la inflamación aguda o crónica del peritoneo, la membrana serosa que recubre parte de la cavidad abdominal y las vísceras allí contenidas.

Explica que el fallecimiento de Marlene se podría haber evitado si el día 1 de febrero de 2010 en la tarde, al acudir por primera vez al SAPU, ella hubiera sido diagnosticada de manera correcta y hubiera sido trasladada al Hospital de San Antonio, donde pudiera haber recibido la atención médica y quirúrgica oportuna y competente que requería, sin embargo, los funcionarios se limitaron a diagnosticar, en términos ambiguos, que podría tratarse de un ataque de vesícula y prescribirle Viadil, un antiespasmódico que alivió el dolor producido por su condición, no las causas de ésta. Agrega que el cuerpo de

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Marlene fue entregado a su familia el día jueves en la tarde. Sin embargo, debido a la disposición que el hospital había realizado, el cadáver no se encontraba en buenas condiciones, habiéndose iniciado ya el proceso de descomposición y hubo que sellar la urna para el funeral.

Señala que existe responsabilidad por falta de servicio de la Ilustre Municipalidad de Cartagena, a través del Servicio de Asistencia Pública de Urgencia de la comuna, de su dependencia, derivada de los daños causados a la doña Marlene Victoria Ríos Alarcón y a los demandantes y que la antedicha responsabilidad reconoce su primera fuente legal en los artículos 6 y 7 inciso 3° de la Constitución Política de la República en cuya virtud se establece el principio general de responsabilidad de la totalidad de los entes estatales y, a su turno, en el artículo 38 inciso 2° de la Constitución se previene que cualquier persona que sea lesionada en sus derechos por la Administración del Estado, de sus organismos o de las Municipalidades, podrá reclamar ante los Tribunales que determine la ley sin perjuicio de la responsabilidad que pudiere afectar al funcionario que hubiere causado el daño.

Agrega que idéntico principio formula el artículo 4° de la Ley Orgánica Constitucional sobre Bases Generales de la Administración del Estado y de conformidad con lo dispuesto por el artículo 42 inciso 1° de la Ley sobre Bases Generales de la Administración del Estado, los órganos del Estado serán responsables del daño que causen por falta de servicio. El principio se encuentra reiterado en el artículo 142 de la Ley Orgánica Constitucional de Municipalidades, que dispone Las municipalidades incurrirán en responsabilidad por los daños que causen, la que procederá principalmente por falta de servicio, de esta manera, que puede fundamentar la responsabilidad por falta de servicio de la Municipalidad demandada. Continúa y señala de manera específica, la Ley 19.966 que establece un Régimen de Garantías en Salud señala, en su artículo 38, que los órganos de la Administración del Estado en materia sanitaria serán responsables de los daños que causen a particulares por falta de servicio.

Expone que tal responsabilidad civil extracontractual es directa de la I. Municipalidad de Cartagena, e importa resarcir a los demandantes que han sufrido un daño que no tenía obligación o carga legal que soportar, en efecto, la demandada, a través de su Servicio de Asistencia Primaria de Urgencia y el actuar negligente de sus agentes, contrajo en forma directa e inmediata la responsabilidad que le obligará a indemnizar a los actores bien en razón de los resultados dañosos derivados de las faltas personales cometidas por sus agentes en el ejercicio de sus funciones ya señalados en esta demanda, y/o porque los daños sufridos por la víctima fallecida y por ende, por los demandantes, derivan lisa y llanamente del mal funcionamiento del Servicio.

Sostiene que en la especie, concurren todos y cada uno de los requisitos necesarios para responsabilizar a la I. Municipalidad de Cartagena y que en efecto los demandantes han sufrido daños y perjuicios, conforme a las omisiones negligentes y culpables de la I. Municipalidad de Quilpué, de su funcionamiento y/o de la inactividad de sus funcionarios, doña Marlene Victoria Ríos Alarcón falleció y, como consecuencia de ello, los actores han visto grave e injustamente afectados su integridad física y síquica, sufriendo un enorme

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detrimento y dolor, tanto físico como moral y señala que el daño sufrido es indemnizable en tanto es un daño cierto. Marlene Victoria Ríos Alarcón no obtuvo del servicio sanitario dependiente de la demandada el objeto mínimo de su atención, que es brindar una atención médica adecuada y oportuna, debido a la negligencia de sus agentes.

Afirma que su representado don Marcelo Enrique Cornejo Chacana sufrió un daño desde el momento en que vio el dolor físico y sicológico de su pareja cada vez que recurrieron al centro asistencial y no obtuvieron una respuesta satisfactoria, se perdió tiempo valiosísimo que habría permitido salvar la vida de Marlene, mediante una intervención quirúrgica. Así, su vida cambió para siempre de manera radical y negativa, a causa de la infracción a su deber de cuidado por parte de los funcionarios del SAPU, incumpliendo así su deber de servicio y que asimismo, su hijo, Gerardo Antonio Cornejo Ríos ha sufrido un evidente daño moral producto de las acciones negligentes que provocaron la muerte de su madre. Se encuentra en pleno desarrollo físico y moral y por la propia naturaleza requiere de la presencia materna, que ya no tendrá, lo que evidentemente le provoca una carencia y menoscabo sicológico y moral que debe ser indemnizado. Continúa y señala que el Tribunal puede concluir que los demandantes han experimentado un ostensible y enorme daño psicológico y moral que desde el acaecimiento de los hechos y hasta hoy padecen. Ninguno de estos daños ha sido reparado a la fecha.

Agrega respecto de la relación de causalidad entre el daño y la actividad o inactividad del personal del Servicio de Asistencia Primaría de Urgencia, de la I. Municipalidad de Cartagena, que en la especie ha ocurrido que el Servicio de Asistencia Primaría de la I. Municipalidad de Cartagena, ha funcionado mal, en perjuicio de los demandantes. En efecto, la atención brindada a la víctima fue inadecuada, insuficiente y tardía, producto de la cual no tuvo tratamiento oportuno y falleció por una patología que podría haberse tratado y respecto de la falta en el adecuado otorgamiento de las prestaciones sanitarias por el SAPU dependiente de la I. Municipalidad de Cartagena hay que tener presente que éste no sólo se encuentra obligado legal y reglamentariamente, sino que además existía y era posible proveerlas en dicho recinto. En efecto, el SAPU se encontraba en condiciones de derivar a Marlene al Hospital de San Antonio, para la continuación de su tratamiento, hecho que aconteció cuando ya era demasiado tarde.

Añade que los hechos antes descritos, algunos por sí solos y otros relacionados entre sí, tienen la aptitud o idoneidad para producir los efectos dañosos, físicos en el caso de la víctima y síquicos en la persona de los demandantes. Así, si se utiliza el mecanismo de supresión mental hipotética de los hechos relevantes descritos, claramente doña Marlene Ríos Alarcón habría recibido un tratamiento oportuno y podría haber superado su patología y haberse recuperado probablemente.

Agrega que los funcionarios causantes del daño, en su caso, se encontraban al momento de los hechos en ejercicio de sus funciones, y al respecto señala que los daños se han debido al mal funcionamiento del SAPU, dependiente del Departamento de Salud de la Municipalidad demandada y también en razón de faltas personales cometidas por funcionarios municipales, en particular, el personal del SAPU de Cartagena prestó una

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atención negligente al momento de diagnosticar una enfermedad (apendicitis) de frecuente ocurrencia, que requiere tratamiento urgente, sin prestar atención a los síntomas presentados por la víctima y limitándose a prescribir antiespasmódicos.

Aclara que la Corte de Apelaciones de Concepción, en causa caratulada “Oviedo con Servicio de Salud Talcahuano”, confirmada por la Excma. Corte Suprema por sentencia de 24 de enero de 2002, Rol 3665/2000 (Gaceta Jurídica N° 259) ha señalado que la responsabilidad extracontractual de los Servicios de Salud y de los demás órganos públicos es de carácter objetivo pues se encuentran necesariamente en la obligación de indemnizar los daños que causen con su actividad, cualquiera que haya sido el comportamiento de los funcionarios públicos que actuaron en ejercicio de esa actividad, pues su conducta no condiciona en modo alguno a aquella”, señala que en el mismo fallo citado se recoge la doctrina en orden a que en este sistema de responsabilidad extracontractual del Estado y de sus organismos personificados, no tiene mayor relevancia el comportamiento de sus funcionarios, porque hayan actuado o no con dolo o culpa, aquellos siempre se encuentran en la necesidad de responder por los perjuicios que ocasionen con su actividad. En efecto, ha dicho la jurisprudencia “Baeza Rojas con Servicio de Salud Antofagasta” que una vez constatado el daño y su origen y causalidad, este se ha de imputar al organismo de Administración del Estado directamente, siendo indiferente que el daño hubiese tenido su origen en una actuación negligente o en una falta o culpa personal del funcionario del Servicio Público. Continúa y señala que los hechos o circunstancias descritos, consistentes en la prestación de una atención inadecuada, insuficiente y tardía a la víctima, que desencadenaron su; fallecimiento posterior, se hubieran podido evitar según el estado de los conocimientos de la ciencia o de la técnica existentes en el momento de producirse aquéllos. Agrega que, en cuanto a los perjuicios, el daño antijurídico causado por la omisión negligente y culpable de la I. Municipalidad de Cartagena debe serle totalmente reparado a las víctimas, lo que no es sino expresión de que la responsabilidad de la demandada es integral, obligándole a la reparación total de los daños producidos restituyendo a los actores, en la medida de lo posible, al mismo estado en que se encontraban al momento anterior al daño sufrido, como si este nunca hubiera existido. La Corte de Apelaciones de Santiago (Gaceta Jurídica N° 162, pág. 58 y sgte.) sobre el particular ha dicho que una de las consecuencias emanadas de la correcta aplicación del artículo 38 inciso 2° de la Constitución Política de la República -norma plenamente aplicable en la especie- es la que consiste en la obligación de indemnizar la totalidad del daño causado. Indica que es evidente que a los actores se les han causado daños cuya reparación aparece como imposible, toda vez que doña Marlene Ríos Alarcón, pareja y madre de los demandantes, falleció, lo que por su naturaleza es un daño que no tiene vuelta atrás y por lo tanto no es posible volver las cosas al exacto estado anterior del daño, de suerte tal que será una suma de dinero la que probablemente pueda cubrir el daño sufrido; que respecto del daño sufrido por los actores señores Marcelo Enrique Cornejo Chacana y Gerardo Antonio Cornejo Ríos, se remito a lo detallado en la parte pertinente de esta demanda. Continúa y

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señala que los daños sufridos deben ser indemnizados por cuanto concurren los requisitos que le hacen procedente: Han existido una o más acciones u omisiones causadas por un agente. Dicha acción u omisión ha ocasionado un daño. Que el referido daño o perjuicio resulta como consecuencia necesaria de la señalada acción u omisión. Agrega que en razón de lo anterior, en representación de los actores ya individualizados, demanda el pago de la indemnización compensatoria o reparatoria que cubra el daño moral sufrido injustamente, ya que los actores han sufrido a causa de las acciones u omisiones de que es responsable la Municipalidad demandada, graves lesiones de corte moral, sufriendo un estado de angustia permanente y constante. El dolor y aflicción que debe soportar la psiquis de los demandantes a causa de la desgracia y males derivados dejos hechos dañosos fuerzan al demandado a reparar el daño moral experimentado por los demandantes. Continúa y señala que como se ha resuelto en la causa caratulada “Villar con Servicio de Salud del Área Hospitalaria Central”, confirmada por la Corte Suprema en causa rol n° 7.223, el daño moral debe analizarse a través de su concepto, esto es, el de menoscabo, deterioro o perturbación de facultades espirituales afectadas o condiciones sociales o morales inherentes a la personalidad. Continúa y expone que en la especie, se ha lesionado a una familia completa, hasta la ocurrencia de los hechos, don Marcelo, doña Marlene y su hijo Gerardo eran una familia muy unida, que compartían siempre nuestro tiempo, sallan de paseo, eran confidentes, en definitiva, eran muy felices. Esto cambió drásticamente con la muerte de su pareja y madre. Marlene Victoria Ríos Alarcón al momento de fallecer era una mujer joven, de sólo 29 años, con toda una vida por delante, preocupada de su familia, de su pareja, de su hijo, dedicada al hogar y que así, los demandantes han visto modificada de manera negativa y definitiva su vida personal. Expresa que don Marcelo Enrique Cornejo Chacana, perdió a su mujer, a su compañera, la persona de la que se enamoró y con quien pretendía pasar el resto de si vida, con quien formó una hermosa familia, y todo ese sueño ha quedado truncado debido a su injusta y evitable muerte. Asimismo, su hijo Gerardo Antonio perdió a su madre, a su figura materna, tan primordial para su desarrollo y crecimiento, atendida su edad y que en efecto, Marlene murió cuando Gerardo Antonio tenía 3 años y medio, por lo que la ausencia de su madre durante constituye un vacío insalvable, sobre todo para un niño que no entiende la naturaleza de la vida y la muerte y no alcanza a comprender por qué su madre no regresa a su lado. Continúa y señala que como padre, don Marcelo hace sus mejores esfuerzos por cumplir con los desafíos que implica un hogar monoparental, pero el amor de una madre es irreemplazable, sobre todo al tener que empezar a contestar las preguntas de su hijo, que se cuestiona por qué sus compañeritos del jardín infantil tienen mamá y él no. Agrega que la Corte Suprema ha señalado en la causa “Aqueveque con Fisco” (Rev. Derecho y Jurisprudencia, Tomo 39, segunda parte, sección primera, año 1942) en que señala que el simple daño moral es también indemnizable, especialmente cuando se trata de demandantes de escasos recursos económicos. Continúa y señala que el artículo 41 de la Ley 19.966 establece que en estos casos, “la indemnización por el daño moral será fijada

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por el juez considerando la gravedad del daño y la modificación de las condiciones de existencia del afectado con el daño producido, atendiendo su edad y condiciones físicas”. Agrega que los demandantes han sufrido un verdadero trauma, del que a la fecha no sólo no ven mejoría, sino que su angustia y aflicción empeoran cada vez. A vía de ilustración, cabe señalar que todos los demandantes se encuentran bajo tratamiento psicológico a objeto de enfrentar este radical trastorno en nuestras vidas y buscar, de ser posible, reanudar la normalidad de ésta, no obstante ello, lo más probable es que esta aflicción y angustia o los efectos de la misma, permanezcan por toda su vida, ya que será un dolor que llevarán por siempre, por todo lo anterior, en representación de don Marcelo Enrique Cornejo Chacana, ya individualizado, demando por concepto de daño moral, la suma de $100.000.000.-, o la suma mayor o menor que el Tribunal determine en justicia y conforme al mérito de autos. Agrega que asimismo, como mandataria de don Marcelo Cornejo Chacana, en representación de su hijo menor de edad Gerardo Antonio Cornejo Ríos, demanda por concepto de daño moral, a favor del menor individualizado la suma de $100.000.000.-, o la suma mayor o menor que el Tribunal determine en justicia y conforme al mérito de autos. En conclusión, conforme a lo expuesto, normas legales citadas y de conformidad con lo dispuesto por los artículos 6, 7 y 38 de la Constitución Política de la República, 4° y 42 de la Ley Orgánica Constitucional de Bases Generales de la Administración del Estado; 38 y 41 de la Ley N° 19.966; normas del D.F.L. 1-3.063 del Ministerio del Interior de 1980; 3, 4, 5, 23 y 142 de la Ley Orgánica Constitucional de Municipalidades; y artículos 254 y siguientes del Código de Procedimiento Civil, y demás normas pertinentes, solicita tener por interpuesta demanda de indemnización de perjuicios por falta de servicio en contra de la ILUSTRE MUNICIPALIDAD DE CARTAGENA, persona jurídica de derecho público sin fines de lucro, representada por el Alcalde (S) Sr. ARMANDO ARMIJO LÓPEZ, ya individualizados, admitirla a tramitación y, en definitiva, acogería, declarando: 1. Que la demandada debe indemnizar a mis representados por los daños extrapatrimoniales sufridos por los actores a causa de los hechos señalados en la demanda; 2. Que la demandada es obligada a pagar, a título de indemnización de perjuicios por concepto de daño moral, a los demandantes Marcelo Enrique Cornejo Chacana la suma de $100.000.000.- y Gerardo Antonio Cornejo Ríos la suma de $100.000.000.- o las sumas que el Tribunal determine en justicia, conforme al mérito de autos; 3. Que las sumas que se ordene pagar deben reajustarse según la variación experimentada por el índice de Precios al Consumidor, calculada entre la fecha en que ocurrieron los hechos materia de la demanda y la fecha de su pago efectivo, o de la forma y entre las fechas que el Tribunal determine; 4. Que la suma reajustada devengará intereses comentes entre la fecha en que ocurrieron los hechos materia de la demanda y la fecha de su pago efectivo, o de la forma y entre las fechas que el Tribunal señale y 5. Que la demandada es condenada al pago de las costas. En subsidio de lo anterior, Georgina Beatriz Del Carmen Bravo Ahumada, abogada, en representación de don MARCELO ENRIQUE CORNEJO CHACANA, por sí y en representación de su hijo menor de edad GERARDO ANTONIO CORNEJO RÍOS, en su

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calidad de titular de la patria potestad conforme lo dispuesto en el artículo 264 del Código Civil interpone demanda en juicio ordinario de indemnización de perjuicios, por responsabilidad civil extracontractual, en contra de la ILUSTRE MUNICIPALIDAD DE CARTAGENA, persona jurídica de derecho público sin fines de lucro, ya individualizada, representada por su alcalde (S), don ARMANDO ARMIJO LÓPEZ, ignoro profesión, ya individualizado. Expone respecto de los hechos que a fin de evitar repeticiones innecesarias y en virtud de economía procesal, da por reproducidos la totalidad de los hechos expuestos en el número 1 de la demanda deducida en lo principal, señalando que según dispone el artículo 1437 del Código Civil, que las obligaciones nacen también a consecuencia de un hecho que ha inferido injuria o daño a otra persona, como en los delitos y cuasidelitos. Por su parte, el artículo 2284 del mismo cuerpo legal establece, en lo pertinente, que las obligaciones que se contraen sin convención, nacen o de la ley o del hecho voluntario de una de las partes. Si el hecho es culpable, pero cometido sin intención de dañar, constituye un cuasidelito. Continúa y señala que los hechos descritos en lo principal, y que se dan por reproducidos en su totalidad, constituyen un cuasidelito civil, de conformidad con lo establecido en los arte. 2314 y siguientes del Código Civil. Dispone el artículo 2314 que el que ha cometido un delito o cuasidelito que ha inferido daño a otro, es obligado a la indemnización, sin perjuicio de la pena que le impongan las leyes por el delito o cuasidelito. En efecto, se cumplen los requisitos legales que configuran dicha figura legal: a) conducta culpable del hechor, b) daños ocasionados a víctima, y c) relación de causalidad entre la conducta culpable del hechor y los daños sufridos por la víctima. Continúa y señala que los funcionarios del SAPU de Cartagena actuaron con negligencia, que es una forma de culpa, consistente en la falta de cuidado que se debe a una omisión, es la forma pasiva de la culpa, al omitirse lo que estaba aconsejado para evitar el daño. En el caso de autos, dicha negligencia está representada por la atención inadecuada e insuficiente recibida por la víctima y por el diagnóstico errado que impidió adoptar el tratamiento necesario para salvar su vida, y que esta negligencia culpa provocó la muerte de la víctima y consecuencialmente, el daño moral a los demandantes daño y entre ambas, existe un nexo causal innegable y evidente relación de causalidad. Sostiene respecto del daño y perjuicios que han sufrido los demandantes, que conforme a las omisiones negligentes y culpables de la I. Municipalidad de Quilpué, de su funcionamiento y/o de la inactividad de sus funcionarios, doña Marlene Victoria Ríos Alarcón falleció y, como consecuencia de ello, los demandantes han visto grave e injustamente afectados su integridad física y síquica, sufriendo un enorme detrimento y dolor, tentó físico como moral. El daño sufrido es indemnizable en tanto es un daño cierto. Marlene Victoria Ríos Alarcón no obtuvo del servicio sanitario dependiente de la demandada el objeto mínimo de su atención, que es brindar una atención médica adecuada y oportuna, debido a la negligencia de sus agentes. Agrega que sus representados don Marcelo Enrique Cornejo Chacana sufrió un daño desde el momento en que vio el dolor físico y sicológico de su pareja cada vez que recurrieron al centro asistencial y no

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obtuvieron una respuesta satisfactoria. De esta manera, se perdió tiempo valiosísimo que habría permitido salvar la vida de Marlene, mediante una intervención quirúrgica. Así, su vida cambió para siempre de manera radical y negativa, a causa de la infracción a su deber de cuidado por parte de los funcionarios del SAPU, incumpliendo así su deber de servicio. Refiere que asimismo, su hijo, Gerardo Antonio Cornejo Ríos ha sufrido un evidente daño moral producto de las acciones negligentes que provocaron la muerte de su madre. Se encuentra en pleno desarrollo físico y moral y por la propia naturaleza requiere de la presencia materna, que ya no tendrá, lo que evidentemente le provoca una carencia y menoscabo sicológico y moral que debe ser indemnizado, se puede concluir que han experimentado un ostensible y enorme daño psicológico y moral que desde el acaecimiento de los hechos y hasta hoy padecen y que ninguno de estos daños ha sido reparado a la fecha. Continúa y señala respecto de la culpa de los hechores, que los funcionarios del SAPU de Cartagena actuaron con negligencia, la que es una forma de culpa y que esta negligencia consiste en la falta de cuidado que se debe a una omisión de aquello que estaba aconsejado hacer para evitar el daño. En el caso de autos, dicha negligencia está representada por la administración de un medicamento para aliviar el dolor de Marlene sin preocuparse de realizar un examen acabado que permitiera determinar con precisión las causas de su malestar, diagnóstico que hubiera permitido salvar su vida. Indica respecto de la relación de causalidad entre el daño y la actividad o inactividad del personal del Servicio de Asistencia Primaría de Urgencia, dependiente de la I. Municipalidad de Cartagena, que en la especie ha ocurrido que el Servicio de Asistencia Primaria de la I. Municipalidad de Cartagena, ha funcionado mal, en perjuicio de los demandantes. En efecto, la atención brindada a la víctima fue inadecuada, insuficiente y tardía, producto de la cual no tuvo tratamiento oportuno y falleció por una patología que podría haberse tratado, y respecto de la falta en el adecuado otorgamiento de las prestaciones sanitarias por el SAPU dependiente de la I. Municipalidad de Cartagena hay que tener presente que éste no sólo se encuentra obligado legal y reglamentariamente, sino que además existía y era posible proveerías en dicho recinto. En efecto, el SAPU se encontraba en condiciones de derivar a Marlene al Hospital de San Antonio, para la continuación de su tratamiento, hecho que aconteció cuando ya era demasiado tarde. Continúa y señala que los hechos antes descritos, algunos por sí solos y otros relacionados entre sí, tienen la aptitud o idoneidad para producir los efectos dañosos, físicos en el caso de la víctima y síquicos en la persona de los demandantes. Así, si utilizando el mecanismo de supresión mental hipotética de los hechos relevantes descritos, claramente doña Marlene Ríos Alarcón habría recibido un tratamiento oportuno y podría haber superado su patología y haberse recuperado probablemente. Aclara respecto de los funcionarios causantes del daño, en su caso, se encontraban al momento de los hechos en el ejercicio de sus funciones y son dependientes de la I. Municipalidad de Cartagena, que han señalado que los daños se han debido al mal funcionamiento del SAPU, dependiente del Departamento de Salud de la Municipalidad demandada y también en razón de faltas personales cometidas por funcionarios

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municipales. En particular, el personal del SAPU de Cartagena prestó una atención negligente al momento de diagnosticar una enfermedad apendicitis de frecuente ocurrencia, que requiere tratamiento urgente, sin prestar atención a los síntomas presentados por la víctima y limitándose a prescribir antiespasmódicos. Continúa y señala que los hechos descritos desencadenaron el posterior fallecimiento de la víctima, que se hubiera podido evitar según el estado de los conocimientos de la ciencia o técnica existentes en el momento de producirse aquél. Afirma que así se cumplen todos los requisitos para que se produzca la responsabilidad por el hecho ajeno: Existe una relación de subordinación y dependencia entre los funcionarios del Servicio de Asistencia Primaria de Urgencia de Cartagena y la Ilustre Municipalidad de Cartagena, ya que aquellos son trabajadores de ésta, tienen un contrato de trabajo; Los “victimarios” tienen plena capacidad y están bajo la dependencia de la I. Municipalidad de Cartagena; La negligencia del tercero responsable que en nuestro sistema se presume legalmente; y La culpabilidad de los dependientes o subordinados, que está representada por la negligencia cometida y ya latamente descrita. Explica que en este caso nos encontramos precisamente en la hipótesis consagrada en el inciso 4° del artículo 2320 del Código Civil, que consagra la responsabilidad de los empresarios por el hecho de sus dependientes, la que, en general, podemos denominaría como la “responsabilidad indirecta del principal por el hecho de sus encargados o dependientes”. Con esta denominación genérica comprendemos todos los casos prácticos en que el daño es causado por un agente directo en el ejercicio o con ocasión de las funciones encomendadas por un empleador. En consecuencia, ha nacido para la Municipalidad demandada una responsabilidad civil extracontractual, obligación que se traduce en el pago de la correspondiente indemnización de perjuicios, que comprende los aspectos que se detallan en el numeral siguiente. Agrega en cuanto a los perjuicios, que el daño antijurídico causado por la omisión negligente y culpable de la I. Municipalidad de Cartagena debe serles totalmente reparado a las víctimas, lo que no es sino expresión de que la responsabilidad de la demandada es integral, obligándole a la reparación total de los daños producidos restituyendo a los actores, en la medida de lo posible, al mismo estado en que se encontraban al momento anterior al daño sufrido, como si este nunca hubiera existido. Continúa y señala que es evidente que a los actores se les han causado daños cuya reparación aparece como imposible, toda vez que doña Marlene Ríos Alarcón, pareja y madre de los actores, falleció, lo que por su naturaleza es un daño que no tiene vuelta atrás y por lo tanto no es posible volver las cosas al exacto estado anterior del daño, de suerte tal que será una suma de dinero la que probablemente pueda cubrir el daño sufrido por sus representados señores Marcelo Enrique Cornejo Chacana y Gerardo Antonio Cornejo Ríos, y respecto de éste se remite a lo detallado en la parte pertinente de esta demanda. Aclara que los daños sufridos deben ser indemnizados por cuanto concurren los requisitos qué le hacen procedente: han existido una o más acciones u omisiones causadas

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por un agente; dicha acción u omisión ha ocasionado un daño; y que el referido daño o perjuicio resulta como consecuencia necesaria de la señalada acción u omisión. Indica que en razón de lo anterior, en representación de los actores ya individualizados, demanda el pago de la indemnización compensatoria o reparatoria que cubra el daño moral sufrido injustamente, y que los actores han sufrido a causa de las acciones u omisiones de que es responsable la Municipalidad demandada, graves lesiones de corte moral, sufriendo un estado de angustia permanente y constante. El dolor y aflicción que debe soportar la psiquis de los demandantes a causa de la desgracia derivados de los hechos dañosos fuerzan al demandado a reparar el daño moral experimentado por los demandantes. Continúa y señala que se ha resuelto en la causa caratulada “Villar con Servicio de Salud del Área Hospitalaria Central”, confirmada por la Corte Suprema en causa rol n° 7.223, el daño moral debe analizarse a través de su concepto, esto es, el de menoscabo, deterioro o perturbación de facultades espirituales afectadas o condiciones sociales o morales inherentes a la personalidad. Continúa y señala que en la especie, se ha lesionado a una familia completa. Hasta la ocurrencia de los hechos, ellos eran una familia muy unida, que compartían siempre su tiempo, salían de paseo, eran confidentes, en definitiva, eran muy felices. Esto cambió drásticamente con la muerte de su pareja y madre. Marlene Victoria Ríos Alarcón al momento de fallecer era una mujer joven, de sólo 29 años, con toda una vida por delante, preocupada de su familia, de su pareja, de su hijo, dedicada al hogar. Así, los demandantes han visto modificada de manera negativa y definitiva su vida personal. Agrega que don Marcelo Enrique Cornejo Chacana, perdió a su mujer, a su compañera, la persona de la que se enamoró y con quien pretendía pasar el resto de su vida, con quien formó una hermosa familia, y todo ese sueño ha quedado truncado debido a su injusta y evitable muerte y que asimismo, su hijo Gerardo Antonio perdió a su madre, a su figura materna, tan primordial para su desarrollo y crecimiento, atendida su edad. En efecto, Marlene murió cuando Gerardo Antonio tenía 3 años y medio, por lo que la ausencia de su madre durante constituye un vacío insalvable, sobre todo para un niño que no entiende la naturaleza de la vida y la muerte y no alcanza a comprender por qué su madre no regresa a su lado. Como padre, don Marcelo hace sus mejores esfuerzos por cumplir con los desafíos que implica un hogar monoparental, pero el amor de una madre es irreemplazable, sobre todo al tener que empezar a contestar las preguntas de su hijo, que se cuestiona por qué sus compañeritos del jardín infantil tienen mamá y él no. Al respecto señala que la Corte Suprema ha señalado en la causa “Aqueveque con Fisco” (Rev. Derecho y Jurisprudencia, Tomo 39, segunda parte, sección primera, año 1942) en que señala que el simple daño moral es también indemnizable, especialmente cuando se trata de demandantes de escasos recursos económicos. Continúa y señala que el artículo 2329 del Código Civil establece que por regla general todo daño que pueda imputarse a malicia o negligencia de otra persona debe ser reparado por ésta. Agrega que los demandantes han sufrido un verdadero trauma, del que a la fecha no sólo no ven mejoría, sino que su angustia y aflicción empeoran cada vez. A vía de

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ilustración, cabe señalar al Tribunal, que todos los demandantes se encuentran bajo tratamiento psicológico a objeto de enfrentar este radical trastorno en sus vidas y buscar, de ser posible, reanudar la normalidad de ésta y que no obstante ello, lo más probable es que esta aflicción y angustia o los efectos de la misma, permanezcan por todas sus vidas, ya que será un dolor que llevarán por siempre y que por todo lo anterior, en representación de don MARCELO ENRIQUE CORNEJO CHACANA, ya individualizado, demanda por concepto de daño moral, la suma de $100.000.000.-, o la suma mayor o menor que el Tribunal determine en justicia y conforme al mérito de autos. Continúa y señala que como mandataria de don suscrito Marcelo Cornejo Chacana, en representación de su hijo menor de edad GERARDO ANTONIO CORNEJO RIOS, demanda por concepto de daño moral, a favor del menor individualizado la suma de $100.000.000, o la suma mayor o menor que el Tribunal determine en justicia y conforme al mérito de autos. En conclusión de acuerdo con lo expuesto, y lo dispuesto en las normas legales ya citadas, artículos 2314 y siguientes del Código Civil, y artículos 254 y siguientes del Código de Procedimiento Civil; y demás normas pertinentes, solicita tener por entablada demanda de indemnización de perjuicios por responsabilidad civil extracontractual, en juicio ordinario, en contra de la ILUSTRE MUNICIPALIDAD DE CARTAGENA, persona jurídica de derecho público sin fines de lucro, representada por el Alcalde (S) Sr. ARMANDO ARMIJO LÓPEZ, admitirla a tramitación y, en definitiva, acogerla, declarando: Que la demandada debe indemnizar por los daños extrapatrimoniales sufridos por los actores a causa de los hechos señalados en la demanda; Que la demandada es condenada y obligada a apagar a título de indemnización de perjuicios por responsabilidad civil extracontractual, por concepto de daño moral, a los demandantes Sres. MARCELO ENRIQUE CORNEJO CHACANA, la suma de $100.000.000.- y GERARDO ANTONIO CORNEJO RÍOS la suma de $100.000.000.- o las sumas mayores o menores que el Tribunal determine en justicia, conforme al mérito del proceso; Que las sumas que se ordene pagar deben reajustarse según la variación experimentada por el índice de Precios al Consumidor, calculada entre la fecha en que ocurrieron los hechos materia de la demanda y la fecha de su pago efectivo, o de la forma y entre las fechas que el Tribunal señale. Que la suma reajustada devengará intereses corrientes entre la fecha en que ocurrieron los hechos materia de la demanda y la fecha de su pago efectivo, o de la forma y entre las fechas en que el Tribunal señale y Que la demandada es condenada al pago de las costas de la causa. 4°.- Que a fs. 40, compareció el demandado, quien contestando la demanda, principal de autos y la demanda subsidiaria, solicitó el rechazo de las mismas con costas. Expone respecto de la falta de titularidad de la acción, la Falta de Legitimación Activa del Demandante, ya que de la forma en que se plantea en el libelo, aparece como demandante Marcelo Enrique Cornejo Chacana, demandando por si, sin acreditar título alguno que lo habilite para ser acreedor de la acción incoada, motivo por el cual, la demanda debiera ser desechada de plano por falta de legitimación activa. En cuanto a los hechos, señala que doña Marlene Victoria Ríos Alarcón, fue atendida en tres oportunidades por el servicio de atención primaria de la comuna de

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Cartagena, el día 01 y 02 de febrero del 2010, siendo derivada al hospital Claudio Vicuña, de San Antonio y que doña Marlene Ríos fallece el día 02 de febrero de 2010, a las 17:20 hrs., en Valparaíso y que la causa de su fallecimiento es “PERITONITIS AGUDA”, como da cuenta su certificado de defunción. Agrega que la “peritonitis aguda”, diagnosticada como causa de su fallecimiento, proviene de una “pancreatitis aguda”, y no de una apendicitis, como señala la demandante y que en este orden de ideas, la Municipalidad de Cartagena, no tiene responsabilidad alguna, de cualquier origen que provengan, en el deceso de doña Marlene Ríos, toda vez que las acciones u omisiones de los demandados, no tienen relación de causalidad con el resultado de muerte. 5°.- Que a fs. 47, el demandante evacuó el trámite de la Réplica, ratificando los mismos fundamentos expuestos en la demanda, expresando su desacuerdo con los argumentos esgrimidos por la contraria en su escrito de contestación y señala que no es efectivo que don Marcelo Cornejo Chacana, carezca de legitimación activa, ya que de la simple lectura de libelo se desprende que el actor demanda tanto por si como en representación de su hijo menor de edad don Gerardo Antonio Cornejo Ríos, y que sin perjuicio de lo anterior, es claro que tanto la cuantificación del daño moral como la determinación de quienes deben gozar de legitimación activa, corresponde ser determinado por el tribunal de acuerdo a las pruebas allegadas al proceso y la valoración que de ellas realice el tribunal, por lo que no cabe ser rechazada de plano. Agrega que no es efectivo que la Peritonitis Aguda provenga de una Pancreatitis Aguda, ya que, tal como será acreditado, la única causa de muerte de doña Marlene fue una apendicitis no asistida producto de la negligencia con que actuaron los funcionarios del SAPU al no ser diagnosticada de manera correcta y que en efecto, como probara, la causa de muerte de la señora Marlene fue una peritonitis aguda, la que derivó de un cuadro de apendicitis no diagnosticado por el personal del SAPU. En otras palabras, si se hubiera diagnosticado la apendicitis oportunamente por el personal del SAPU en alguna de las oportunidades que doña Marlene concurrió a dicho establecimiento, no se habría provocado la peritonitis y que por ende, ella estaría hoy con vida. 6°.- Que a fs. 50, el demandado evacuó el trámite de la Dúplica, reafirmando todo lo señalado en la contestación de la demanda y expone que la paciente Marlene Ríos, fue atendida en primera oportunidad en el Consultorio de Cartagena, el día 01 de febrero del 2010 a las 18:13 hrs., recibiendo el tratamiento, y retirándose luego de 2 horas de observación, al sentirse mejor, y que es menester señalar que en este momento la evolución de los síntomas son de 2 a 3 horas. Continúa y señala que en segunda oportunidad, la paciente fue atendida el día 02 de febrero del 2010 a las 04:48 hrs., luego de tratamiento, 2 horas de observación y suero, paciente insiste en que le quiten el suero, que debe volver a su casa, porque sus hijos están solos donde se están quedando, al señalársele que será trasladada al Hospital Claudio Vicuña, se negó, por encontrarse sus hijos solos y que conjuntamente con esta decisión, se encontraba la paciente ante la presión del marido, quien estaba en evidente estado de ebriedad, de acuerdo a lo constatado por el personal que

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los atendió, que le insistía que se fueran a la casa, y que no fueran al hospital, porque sus hijos estaban solos en la casa donde se encontraban y que se retiraron del consultorio, haciendo caso omiso a las observaciones de ser trasladada al hospital, por encontrarse sus hijos solos. Agrega que a las 12:12 del día 02 de febrero de 2010, en tercer reingreso, la paciente presenta Irritación peritoneal, por lo cual se determina inmediatamente su traslado al hospital Claudio Vicuña, presentando antes de su traslado un paro cardiorespiratorio, siendo reanimada satisfactoriamente, y procediendo a su traslado y que durante el cual vuelve a tener un paro cardiorespiratorio, siendo reanimada satisfactoriamente en esta segunda oportunidad. Agrega que los hechos descritos, la evolución del cuadro en 24 horas hacen imposible diagnosticar una pancreatitis aguda grave como la ocurrida a doña Marlene ríos y que la causa de muerte de la paciente es peritonitis aguda, que proviene de un cuadro clínico evolutivo de 24 horas, siendo la cusa basal de su deceso una pancreatitis aguda grave, como lo señala el protocolo de autopsia presentado por la demandante, al describir en el examen interno, punto 4. páncreas: peso de 265 gramos, aumentado de tamaño, disminuido de consistencia, tercio derecho parenquima de color verdoso, tercio medio de color amarillento no se reconoce arquitectura, tercio izquierdo de color achocolatado friable, no se reconoce arquitectura. Se reserva completo para estudio de histopatología. Agrega que lo antes descrito es la más clara explicación del origen del fallecimiento de doña Marlene Ríos Alarcón, y aunque se le hubieren hecho todos los tratamientos existentes, el resultado hubiere sido el mismo, el fallecimiento de la paciente. Continúa y expone que el cuadro evolutivo de 24 horas, agudo y grave del páncreas, provoca el fallecimiento por peritonitis de doña Marlene Ríos. 7°.- Que la parte demandante a fin de acreditar su pretensión allegó rindió prueba documental, no objetada, a fs. 1, certificado de defunción de doña Marlene Victoria Ríos Alarcón, a fs. 2, certificado de nacimiento de Gerardo Antonio Cornejo Ríos; a fs. 3, copia de memorándum dirigido al Dr. Guillermo Pardo Novoa, Director del Hospital Carlos Van Burén, de la Dra. Gloria Fuentes Fernández, Jefa de la Unidad de Emergencia Adultos, de fecha 30 de agosto de 2010; a fs. 4, copia de Protocolo de Autopsia N° 079-10, practicada a doña Marlene Ríos Alarcón, de fecha 1 de abril de 2010; a fs. 6, acta de mediación frustrada, conforme a la Ley 19.966; a fs. 7, certificado de término de mediación, de fecha 6 de octubre de 2010; A fs. 109, comprobante de consulta N°350991 de la Unidad de emergencia, Servicio de Salud I. Municipalidad de Cartagena. 8°.- Que la parte demandada en defensa de sus alegaciones allegó prueba documental, no objetada de contrario, a fs. 39, copia de Decreto Alcaldicio N°1920 de fecha 7 de octubre del año 2011; una copia Autorizada por Secretario Municipal de Cartagena de Decreto Alcaldicio N° 458 de 18 de febrero de 2011, que aprueba Reglamento Interno de Cargos y Funciones SAPU, Cartagena; copia Autorizada de Reglamento Interno de Cargos y Funciones SAPU Cartagena, Guardados en custodia, según consta a fs. 114: Una copia Autorizada por Secretario Municipal de Cartagena de

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Decreto Alcaldicio N° 021, de 12 de enero de 2012, que aprueba Manual de Procedimiento de Normas de Solicitud de Ambulancias y traslado de pacientes del Departamento de Salud Municipal; una copia simple de Manual Administrativo para Servicios de Atención Primaria de Urgencia N° 6, Subsecretaría de redes asistenciales / División de Gestión de la Red Asistencial; Una copia simple sentencia, N° de ingreso 3334-2003, pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema, el 26 de mayo de 2005, bajo apercibimiento, apercibimiento del artículo 346, numeral 3, Código de Procedimiento Civil; una copia simple sentencia, N° de ingreso5683-2009, pronunciada por la Tercera Sala de la Corte Suprema, de 4 de noviembre de 2011, Publicación Consideraciones sobre Lex Artis Error y Negligencia Médica; Una copia Simple informe elaborado por Dra. Stephanie Marín Said, Médico Cirujano, quien atendió por 3a vez a doña Marlen Ríos Alarcón; Unas copias simples de Formulario de Atención de Paciente a nombre de Marlen Ríos Alarcón N° 350870; N° 350991 y N° 351045, del Servicio de Salud Unidad Emergencia. Asimismo rindió prueba testimonial, declarando en estrados a fojas 78 y siguientes y previo juramento, en primer lugar don Marco Antonio Nuñez Larrucea, quien señala ser médico contratado por la Municipalidad de Cartagena, que doña Marlen Ríos Alarcón se atendió en el Sapu de Cartagena, que son servicios de urgencia de atención primaria, donde por el motivo que consulta ella se le brinda toda la atención posible, dentro de los recursos que disponen, no se omitió nada dentro de los protocolos de atención que tienen; que atendió en dos ocasiones a Marlene Ríos, la primera de ellas fue el día lunes, no recuerda fecha exacta, a las 17,30 horas aproximadamente, cuando ella consulta por dolor abdominal ubicado en epigastrio e irradiado a hipocondrio derecho, lo cual se diagnostica como un cólico biliar y la dejaron en observación, administrándole un suero fisiológico con analgésico endovenoso; cabe mencionar que no había ningún signo al examen físico, que hiciera sospechar la probabilidad de un abdomen agudo y no había fiebre; que luego de aproximadamente de una hora y media a dos horas, la paciente expresa que se siente bien, cede el dolor, es dada de alta con la indicación expresa de control al otro día para realizar una ecotomografía abdominal, incluso se lo dijo al marido que entró a buscarla; que en la madrugada del día martes, aproximadamente a las 4,30 nuevamente consulta porque reinicia dolor de las mismas características anteriores y sin fiebre ni vómitos, no tuvo nunca vómitos y sin signos de irritación peritoneal, diagnosticándose nuevamente un cólico biliar y dejándose en observación y administrándosele analgesia endovenosa y expresándoles que si no cedía el dolor esta vez con el tratamiento, sería derivada al hospital, lo que recuerda es que ella refiere que cede su dolor, pero además comienzan las presiones del marido para retirarse luego a su domicilio, ante eso es llevada por la ambulancia de servicio a su domicilio, y que las presiones consistían en que en la casa tenían a los niños solos, y que si la derivaban al hospital no pensaba llevarla, además tenía hálito alcohólico; añade que el Sapu como su nombre lo indica es un Servicio de atención primaria de urgencia y es un Sapu largo, que atienden toda la noche, donde solo tienen los recursos técnicos básicos, que no disponen de exámenes de ningún tipo, ni de laboratorio ni radiológicos, que la deficiencia en orden a contar con exámenes de laboratorio o técnicos obedece al tipo de

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Sapu que así funcionan a nivel nacional, que a la paciente cuando ingresa se le realizó examen físico; donde se palpaba un abdomen blando, depresible y solo sensible a la palpación a nivel de epigastrio, sin la presencia de signos de irritación peritoneal tales como blumberg negativo y sin resistencia muscular a la palpación, que todo ello solo le confirmaba la hipótesis diagnóstica planteada; aclara que blumberg negativo es un signo muy importante que su presencia indica irritación peritoneal, que consiste en palpación profunda del abdomen para luego soltar rápidamente y eso de ser positivo ocasiona dolor en la paciente; agrega el testigo que su especialidad es Medicina general; que derivó a su hogar a la paciente Marlene Ríos en la primera atención porque no presentaba ningún signo ni síntoma de gravedad y luego del tratamiento indicado, según la hipótesis diagnóstica planteada, la paciente refiere sentirse bien y sin dolor; al punto dos: que dado lo declarado, no se privó de ningún servicio disponible en el Sapu a la paciente Marlene Ríos y que no se omitieron actos establecidos por protocolo o pasaron por alto, ni se negaron a la paciente Marlene Ríos. Agrega que llegó Marlene Ríos a las atenciones que él realizó por sus medios; que tiene conocimiento que el marido de Marlene Ríos llamó al Sapu en la madrugada del martes, solicitando ambulancia para trasladar a su señora y la ambulancia no fue enviada al domicilio de Marlene Ríos para su traslado al Sapu y no recuerda muy bien por qué, pero piensa que tal vez andaban en algún traslado. La testigo Claudia Andrea Cuadros Moya, indica ser técnico en enfermería, nivel superior y que cuando la recibieron a ella llegó por sus propios medios, caminando, entró con su marido, para ese turno era la primera consulta, se controla signos vitales y se da aviso al médico de la paciente que venía con dolores de estómago; que el doctor deja indicación un suero, más antiespasmódico y el diagnóstico en ese instante fue cólico abdominal, después de dos horas acompañándola y preguntándole si el dolor cedía o no, el esposo insistía que se fueran a su casa, ella le insistía en que le sacara el suero porque tenían los hijos solos en el domicilio, el esposo estaba con hálito alcohólico, preguntándole muchas veces si ella tenía dolor, respondía que no tenía dolor y quería irse a su casa, lo que sabe porque estaba ahí, nunca se movió del lugar y en ese momento no tenían más paciente; que sus funciones en ese tiempo en el Sapu, eran control de signos vitales a paciente que llegara, administrar medicamento según indicación médica y después de las doce de la noche, generalmente después de las 12 de la noche, paciente que llegaba después se iba a dejar a domicilio, en este tiempo hay normas para todo, las ambulancias salen con paramédicos, trabajan con tres paramédicos, uno en cada ambulancia y un paramédico en base; que tuvo contacto directo con la paciente Marlene Ríos más o menos dos horas, llegó a las 4, 4 y algo y se fue como a las seis y media; que en cuanto a las condiciones físicas en que llegó la paciente al Servicio de Salud, ella entró caminando, refería dolor abdominal, en el hipogastrio, en el centro de su estómago, se controló signos vitales, ella no refería mayor dolor, nunca tuvo vómitos, nunca tuvo fiebre; que en la evolución que tuvo la paciente frente al tratamiento indicado por el médico de turno ella se fue en buenas condiciones, sin dolor y se fue a dejar al domicilio en la ambulancia, ya que ellos estaban alojando en San Sebastián y porque el esposo no se ubicaba mucho, que la actitud del acompañante de la paciente frente a lo

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indicado por el médico de turno fue que le daba como lo mismo, incluso le decía “ya pué apúrate, que tenemos que irnos ya que están los niños solos”. Al punto dos: señala que por falta de servicios no, porque resulta que urgencia es la primera atención, no hay laboratorio, no hay para tomar radiografías, no hay como hacerlo, de hecho es atención primaria; que no se omitieron, negaron o se llevaron a efecto de manera equivocada los protocolos de atención establecidos para una urgencia; que el médico de turno señaló a Marlene Ríos o a su marido en cuanto tratamiento médico a seguir una vez que salieran del Sapu, le dejó antiespasmódicos, Viadil, que ya le había dejado en la primera consulta que ese tratamiento en la atención de las 6 de la tarde estaba escrito y en la segunda atención se lo volvió a repetir, le dijo que como le había dejado las gotas tenía que seguir con eso y ese es el procedimiento habitual. La testigo Regina Del Pilar Díaz Sepúlveda, quien indica ser Oficial administrativo en admisión del Sapu y al punto uno del auto de prueba señala que ese día estaba de turno en admisión y realizó del ingreso, los datos que se piden; que la paciente llegó al SAPU caminando, por sus medios con una persona y cree que el marido con quien ingresa y él la acompaña en todo el momento de la atención, que se desempeña en el turno de 20 horas a 8 de la mañana y que el marido de Marlene Ríos se comunica con el Sapu la madrugada del día martes, solicitando ambulancia para el traslado de su señora desde su domicilio al recinto asistencial y la ambulancia no fue enviada porque se encontraba en otro procedimiento lo que se le explicó al caballero y que tenía que llegar por sus propios medios al servicio ya la señora se le atendió apenas llegaron al Sapu. La testigo Myriam Paola Carrasco Romo, declarando ser auxiliar de servicio en el Sapu de Cartagena expone que su función principal es hacer aseo; que estaba en turno el día que ingresó esta paciente, quien llegó por sus propios medios, caminando, acompañada de su pareja, en locomoción colectiva de la zona de Cartagena, y se fue a dejar al domicilio en ambulancia, que vio a Marlene Ríos cuando era atendida por el médico de turno; que ella entró por sus medios, acompañada de su pareja, caminando, luego fue controlada por su compañera la técnico en enfermería, después se llamó al doctor, ella refería dolor abdominal; estaba consciente. Al punto dos responde que no, porque considera que a ella se le brindaron todos los servicios con los que contaban; además hay bastante responsabilidad de los pacientes, ya que luego de hacerle una evaluación de sus síntomas, es importante también que ellos digan cómo se sienten, para la decisión que va tomar el médico respecto al paciente, ella refirió que se sentía mejor, que quería irse a su casa porque tenía sus niños solos y que el dolor había disminuido; que cree que ella no quiso ir al hospital, porque su pareja insistía mucho en querer irse a la casa por el tema de los niños también, eso considerando que el médico y su compañera técnico en enfermería le insistieron en que si el dolor persistía habría que trasladarla al hospital; que no se omitieron actos establecidos por protocolo, si se pasaron por alto, o en definitiva se le negaron a la paciente Marlene Ríos; que ante la ausencia de más pacientes en el Sapu, no acudió la ambulancia a buscar a Marlene Ríos cuando ésta fue solicitada porque andaba un móvil en procedimiento y el servicio no puede quedar sin ambulancia, en caso de emergencia vital. El testigo Luis Alejandro Fuentes Rodríguez, declarando ser conductor de ambulancia señala al punto uno: que cree que no,

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porque a todo paciente que llega se le prestan todos los servicios que corresponden; que eso lo supo después, porque en el preciso instante que se atendió a la señora Marlene no estaba; que al momento de ocurridos los hechos estaba de turno de noche, los turnos comienzan a las 20,00 horas y terminan a las 08,00 horas de la mañana; que siempre han contado con dos ambulancias, pero cuando falla una la otra está disponible, siempre hay una disponible, a no ser que ande en algún traslado; que tomó conocimiento de los hechos al otro día, cuando entregaron turno y le comentaron que había llegado esa paciente; que en la ambulancia en el Sapu son seis conductores y son dos conductores por turno; que se encontraba en el Sapu esa noche porque estaba de turno y debe haber estado ahí o si no en un traslado. Al punto dos: que cree por lo que supo que no hubo omisiones en actos establecidos a través de protocolo o en definitiva se negaron a la paciente Marlene Ríos en su atención; que tiene entendido que ella ingresó por sus medios, se ingresó como todo paciente, se le dio asistencia por el médico de turno, en caso de recursos que se le hayan negado, no, incluso tiene entendido que posteriormente se le fue a dejar en ambulancia a su domicilio; que a veces en la noche se cambian los vehículos, por detalles técnicos y la verdad es que no recuerda si la ambulancia que la llevó a su domicilio era la que conduce. 9°.- Que a fs. 145, habiéndose decretado como medida para mejor resolver, se recibió en autos a fs. 154: a) Oficio N°06-2014, de fecha 21 de marzo del año 2014, del Director regional del Servicio Médico Legal, en que adjunta Protocolo de autopsia N°079-10, Informe de alcoholemia N°1251/10, Informe Toxicológico N° tv-203-204/10, Informe Histológico N°128/10, todos rolantes en autos a fs. 149 y siguientes; b) Oficio N°201, de fecha 26 de marzo del año 2014, por el que el Director del Hospital “Carlos Van Buren”, adjunta fotocopia de antecedentes clínicos completos de “Marlene Ríos Alarcón”, ficha clínica N°10001445, rolantes a fs. 164 y siguientes. 10°.- Que con la sola lectura del libelo, se desprende, que la acción incoada por la actora es la de indemnización de perjuicios, cuya fuente se encuentra en los artículos 6 y 7 inciso 3° de la Constitución Política de la República en cuya virtud se establece el principio general de responsabilidad de la totalidad de los entes estatales y, a su turno, en el artículo 38 inciso 2° de la Constitución se previene que cualquier persona que sea lesionada en sus derechos por la Administración del Estado, de sus organismos o de las Municipalidades, podrá reclamar ante los Tribunales que determine la ley sin perjuicio de la responsabilidad que pudiere afectar al funcionario que hubiere causado el daño, y además en el artículo 4° de la Ley Orgánica Constitucional sobre Bases Generales de la Administración del Estado y de conformidad con lo dispuesto por el artículo 42 inciso 1° de la Ley sobre Bases Generales de la Administración del Estado, los órganos del Estado serán responsables del daño que causen por falta de servicio, cuyo principio se encuentra reiterado en el artículo 142 de la Ley Orgánica Constitucional de Municipalidades, que dispone Las municipalidades incurrirán en responsabilidad por los daños que causen, la que procederá principalmente por falta de servicio. La acción subsidiaria, encuentra su fundamento en la responsabilidad extracontractual, establecida en el artículo 2314 y siguientes del Código

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Civil señala que “el que ha cometido un delito o cuasidelito que ha inferido daño a otro, es obligado a la indemnización”.

Que por su parte artículo 2284 del mismo cuerpo legal en lo pertinente señala que si el hecho voluntario y no convencional de que nace la obligación es ilícito constituye un delito o cuasidelito.

En consecuencia, para determinar la procedencia de la responsabilidad alegada, primeramente habrá que determinar si el supuesto daño producido, es imputable a la demandada Municipalidad de Cartagena a quien le es aplicable la normativa más arriba referida, y si éstos lo han provocado por la falta de servicio. 11°.- Que la parte demandada en primer lugar ha alegado la falta de legitimación activa de don Marcelo Enrique Cornejo Chacana para demandar por sí al carecer de título que lo habilite para para ser acreedor de la acción incoada. Que con el certificado de nacimiento del menor Gerardo Antonio Cornejo Solís, unido a lo declarado en su demanda por don Marcelo Enrique Cornejo Chacana, y considerando que la parte demandada no ha impugnado derechamente la relación de pareja de la fallecida Marlene Victoria Ríos Alarcón, madre del menor, con el demandante, está acreditado en autos la calidad de conviviente del actor con la fallecida, y ello se encuentra reafirmado con la declaración de los testigos de la demandada, quienes afirman y reconocen que Marlene Ríos Alarcón fue acompañada al Sapu de Cartagena por su marido o conviviente en los días y horas que indican y que coinciden con los que el actor afirma en su demanda; además cabe considerar que, aun cuando la relación de pareja o convivencia, significa una vida en común y el actor como conviviente y padre del hijo en común, enfrenta la pérdida de su conviviente con el mismo dolor que la occisa hubiera sido su cónyuge; por ende don Marcelo Enrique Cornejo Chacana tiene un interés directo en este juicio, pues ha perdido su compañera de vida, resultando la demanda de autos legítima al perder a su pareja y madre de su hijo, debiendo además considerar que un hombre, una mujer y un hijo en común y constituyen, sin duda alguna, una familia, por todo lo cual el actor tiene legitimación activa para reclamar indemnizaciones mediante la acción incoada. 12°.- Que resuelto lo anterior, cabe consignar que el actor, en resumen, sostiene en su demanda que su conviviente y madre de su hijo, Marlene Victoria Ríos Alarcón, falleció el 02 de febrero de 2010 por una peritonitis aguda producto de una apendicitis no asistida, pudiendo a su juicio, haber sido evitado si el personal del SAPU de Cartagena la hubiera diagnosticado en forma correcta y la hubiese trasladado al Hospital de San Antonio donde pudiera haber recibido la atención médica y quirúrgica oportuna y competente que requería y; el demandado ha alegado en su defensa, al contestar el libelo, que la peritonitis aguda diagnosticada como causa del fallecimiento proviene de una pancreatitis aguda y no de una apendicitis, no teniendo la Municipalidad de Cartagena responsabilidad alguna en el deceso de Marlene Ríos, argumentando que las acciones u omisiones de los demandados no tienen relación de causalidad con el resultado de muerte. 13°.- Que no ha resultado controvertido entre las partes y consta además de la ficha clínica y certificado de defunción acompañados al juicio y no objetados, que doña Marlene

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Victoria Ríos Alarcón fue atendida en tres oportunidades en el servicio de atención Primaria SAPU de la comuna de Cartagena, por fuertes dolores abdominales, la primera con fecha 01 de febrero de 2010 a las 18:13 horas, la segunda el 02 de febrero de de 2010 a las 04:48 horas y la tercera a las 12:15 del mismo día, indicándose en este ultima como diagnóstico, dolor abdominal agudo y que además Ríos Alarcón sufre un paro cardio respiratorio a las 12:55 horas, lo que es reafirmado con el informe emitido por la médico cirujano Stephanie Marín Said en el que se indica que la paciente presenta episodio de vómito posterior a lo cual pierde el conocimiento, que la enfermera de turno le avisa lo ocurrido e inmediatamente se traslada a la sala de reanimación donde evalúa a paciente diagnosticada PCR a las 12:55 aproximadamente, iniciando protocolo de manejo de resucitación cardiopulmonar con todo el equipo de salud, acudiendo la doctora Nancy Toledo quien se hace cargo de RCP además del matrón Pedro Santelices, enfermera Dafne Jerez y paramédico Luis Rojas y se realiza aspiración constante de líquido gástrico, debido a la gran cantidad de líquido en la cavidad oral se dificulta la intubación b, por lo que solo se maneja con cánula mayo, además de las compresiones cardiacas y la administración de oxígeno 100%, realizándose manejo protocolizado de paro cardio respiratorio; siendo derivada al Hospital Claudio Vicuña, falleciendo está el día 02 de febrero de 2010 a las 17:20 horas en Valparaíso. 14°.- Que de dichos antecedentes se desprende que esos últimos procedimientos fueron realizados a raíz del errado diagnóstico de la paciente Ríos Alarcón, quien en dos ocasiones anteriores en menos de veinticuatro horas había acudido al Servicio de Atención Primaria con fuertes dolores abdominales, sin que se le hubiese efectuado un diagnóstico adecuado que hubiese hecho prever la peritonitis, estado que requiere necesariamente manifestaciones anteriores de intenso dolor, que no es posible aplacar con calmantes o medios de hidratación, como los que le fueron suministrados en dos ocasiones, esto es el día 01 de febrero en horas de la tarde y en la madrugada del día 02 de febrero de 2010; lo anterior y dada la recurrencia con que la paciente acudió al Sapu de Cartagena, claramente demuestran que el diagnóstico de la paciente era errado, lo que debió alertar al cuerpo médico que atendía a Ríos Alarcón, quedando así desvirtuada en esta parte la prueba testimonial de la demandada en cuanto afirman, en especial el médico Marco Núñez Larrucea y la técnico en enfermería Claudia Cuadros Moya, quienes atendieron a la paciente, que no hubo omisiones en el protocolo de atención y que se le diagnosticó un cólico biliar. 15°.- Que la falta de servicio en este caso se produjo por el hecho de habérsele efectuado a doña Marlene Ríos Alarcón una serie de diagnósticos errados respecto de los malestares que comenzó a sufrir, los que fueron en aumento en el transcurso de menos de veinticuatro horas, sin que se le detectara la existencia de una condición médica que se agravaba; de manera que, contrario a lo que sostiene la demandada, no se le prestó en forma oportuna la atención de Ríos Alarcón, lo que supone un error de procedimiento ocurrido en dichas atenciones, lo que tuvo incidencia en su muerte, por lo que se concluye que falleció por un errado diagnóstico efectuado por los médicos que se desempeñaban en el

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establecimiento SAPU de Cartagena, que de efectuarse correctamente le habría salvado la vida al haber sido trasladada oportunamente al Hospital Claudio Vicuña de San Antonio. 16°.- Que por otra parte, los testigos de la demandada, quienes habrían atendido a Ríos Alarcón en el SAPU de la Municipalidad de Cartagena afirman que en dicho servicio al ser de urgencia no hay laboratorio, ni elementos para tomar una radiografía, sin embargo ello no obsta a que, dado lo establecido en el propio Reglamento Interno de Cargos y Funciones del SAPU de Cartagena, en que se indica que el médico de turno es el responsable de de la derivación de pacientes en forma oportuna, atingente, con el debido resguardo técnico en el traslado de los pacientes; que aun cuando el Servicio de Atención Primaria de Urgencia otorga prestaciones de emergencia y/ o urgencia resolviendo los problemas de salud pertinentes a su capacidad resolutiva y/ o derivativa, debió efectuar y coordinar el traslado de la paciente Ríos Alarcón, esto es, derivarla al establecimiento asistencial Local pertinente en que cuentan con los elementos necesarios para efectuar el diagnóstico preciso y tratamiento adecuados, lo cual en este caso no ocurrió como lo demuestran la propia ficha clínica de la paciente ya descrita. 17°.- Que en este mismo orden de ideas, en el propio Manual Administrativo para Servicios de Atención Primaria de Urgencia, acompañado por la parte demandada, aparece que en estos deben aplicarse tratamientos y realizar procedimientos que ayuden a recuperar, estabilizar o evitar el agravamiento de pacientes en situaciones de emergencias /urgencias y derivar y trasladar oportunamente y en condiciones de seguridad que por su complejidad o recursos requeridos deban ser atendidos en otros establecimientos de mayor capacidad resolutiva de la red Asistencial local. 18°.- Que así las cosas, en esta causa de las pruebas rendidas se desprenden un conjunto de presunciones judiciales que, por reunir los requisitos contemplados en el artículo 1712 del Código Civil, resultan suficientes para tener por configurada la noción de falta de servicio, ya que como se ha establecido con las probanzas rendidas, cuyo detalle se consignó más arriba, la atención del Servicio de Atención Primaria SAPU de la Municipalidad de Cartagena prestada a Marlene Ríos Alarcón, luego de haber sufrido fuertes dolores abdominales, no fue oportuna ni eficiente, por cuanto las decisiones médicas adoptadas, durante su estadía inicial en el dicho Servicio fueron erradas, al no haber sido evaluada adecuadamente, al haber omitido derivarla al respectivo Hospital para efectuarle los exámenes pertinentes dado la reiteración de sucesos de dolores que no se controlaron que debieron generar una sospecha clínica y haberla trasladado oportunamente al Hospital Claudio Vicuña para la práctica de los exámenes que requería el cuadro clínico que presentaba. 19º.- Que dado lo anterior, se encuentra demostrada la responsabilidad administrativa de la demandada, al ser la falta de servicio la que provocó el progresivo deterioro del estado de salud de la paciente, que le causó posteriormente la muerte a causa de una peritonitis aguda, lo cual fue constatada con la autopsia cuyo protocolo se acompañó a fojas 4 y siguientes, hallándose aquí la relación de causalidad entre la falta de servicio de la Municipalidad de Cartagena y el daño irreversible producido, todo lo cual revela la

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ineficiencia del servicio médico prestado, puesto que fue la falta de acuciosidad en su atención, la que impidió advertir el riesgo vital que podía tener la paciente al no recibir una atención oportuna y eficaz. 20º.- Que conforme a lo anterior y como ya se ha señalado, las alegaciones de la demandada, en cuanto sostiene su irresponsabilidad en los hechos que sirven de fundamento a la demanda, por no configurarse la falta deservicio, sólo cabe desestimarlas teniendo en consideración que en el protocolo de autopsia no se señaló que la peritonitis aguda por la cual falleció Ríos Alarcón hubiese sido a causa de una pancreatitis aguda como lo sostiene la demandada, quien no allegó prueba que lo demostrara, lo cual tampoco es posible desprender de los registros de atención de la paciente en el Hospital Claudio Vicuña de San Antonio y Carlos Van Buren de Valparaíso, allegados a fojas 164 y siguientes; como asimismo aquellas que dicen relación al estado en que se encontraba el acompañante de la paciente y que esta solo quería retirarse del servicio de atención primaria, por tener a sus hijos solos; ello por cuanto dichas situaciones de ser efectivas no liberan de las obligaciones médicas a que estaba llamado a realizar la demandada. En consecuencia, al haberse logrado dar por establecido en este juicio la culpabilidad de la demandada, se tendrá como configurada la responsabilidad alegada y la demandada deberá indemnizar los perjuicios ocasionados. 21°.- Que en cuanto al daño moral demandado, cabe señalar que este existe cuando el bien lesionado es de naturaleza extrapatrimonial o inmaterial y, por lo mismo, no apreciable en dinero y, en estos autos, los actores lo hacen consistir en el dolor que han sufrido por la muerte de su conviviente y madre respectivamente, según se lee del libelo, encentrándose claramente demostrado que los actores han sufrido como consecuencia de la muerte de Ríos Alarcón un daño sicológico que puede considerarse como de estrés postraumático y un dolor que ha de extenderse de por vida para ellos, daño que será regulado prudencialmente en la suma de $20.000.000 para cada demandante; por lo que habiéndose acreditado la falta de servicio en que incurrió la demandada y la relación de causalidad entre ésta y los daños sufridos por los actores, es que se dará lugar a la demanda respecto del daño moral alegado, y se condenará a la demandada al pago de los montos establecidos. 22°.- Que al haberse acogido la demanda deducida en lo principal de fojas 12, se omitirá pronunciamiento en relación a la demanda subsidiaria interpuesta en el primer otrosí. 23°.- Que se deja constancia que el resto de la prueba rendida y no analizada en lo particular en nada altera lo razonado y concluido en esta sentencia. Por estas consideraciones y además lo dispuesto en los artículos 1698, 2284, 2314, 2413 del Código Civil y artículos 1°, 2°, 3°, 254 y siguientes, 170, del Código de Procedimiento Civil, Ley Orgánica Constitucional de Bases Generales de la Administración del Estado y demás normas legales pertinentes SE DECLARA:

En cuanto a las tachas:

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I.- Que se acogen las tachas deducidas por la demandada en contra de las testigos de la demandante Ana Edelmira Alarcón Arcos y David Humberto Esteban Ríos Alarcón. II.- Que se rechazan las tachas deducidas por la demandante en contra de los testigos de la demandada Marco Antonio Núñez Larrucea, Claudia Andrea Cuadros Moya, Regina Del Pilar Díaz Sepúlveda, Myriam Paola Carrasco Romo y Luis Alejandro Fuentes Rodríguez. En cuanto al fondo:

III.- Que SE ACOGE, la demanda deducida en lo principal de fs. 12, por Georgina Beatriz del Carmen Bravo Ahumada, abogada, en representación de MARCELO ENRIQUE CORNEJO CHACANA, por sí y en representación de su hijo menor de edad GERARDO ANTONIO CORNEJO RÍOS, en su calidad de titular de la patria potestad, en contra de la ILUSTRE MUNICIPALIDAD DE CARTAGENA, persona jurídica de derecho público sin fines de lucro, representada por su Alcalde don Armando Armijo López, en consecuencia, se condena a la demandada a pagar a favor de cada uno de los demandantes la suma de $20.000.000 por daño moral; sumas que se reajustarán según el Índice de Precios al Consumidor, calculado entre la fecha que esta sentencia quede ejecutoriada y la de su pago efectivo con intereses corrientes para operaciones reajustables.

IV.- Que se omite pronunciamiento respecto de la acción subsidiaria. V.- Que se condena en costas a la demandada por haber resultado totalmente vencida.

Anótese, Regístrese, Notifíquese y Archívese en su oportunidad. Rol N°1114-2011

Dictada por Olga Rosa Fuentes Ponce, Juez Titular del Primer Juzgado de Letras de San Antonio. Autorizada por Alexandra Sofía Yáñez Jara, Secretaria Titular. Se deja constancia que se dio cumplimiento a lo dispuesto en el inciso final del art. 162 del C.P.C. en San Antonio, cinco de Mayo de dos mil catorce

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