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está a punto de hacer algo que lo llevara a su ruina. Judas no sólo traicionará a Jesús; él se traicionará a si mismo al no buscar el perdón y cayendo en la desesperación total. No importa cuán malo sea mi pecado; no importa cuánto y cuan frecuente he traicionado a mi Señor Jesús, siempre puedo buscar y recibir el perdón. Nunca debo perder la esperanza de la misericordia de Dios. 49 HACIA LA CRUZ: LECTURAS Y REFLEXIONES PARA LA CUARESMA IGLESIA CATOLICA SAN JUAN VIANNEY CUARESMA 2017

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Page 1: HACIA LA CRUZ - St. John Vianney Catholic Churchsjvorlando.org/wp-content/uploads/2017/02/Hacia-la-Cruz.pdf · En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Tengan cuidado de no

está a punto de hacer algo que lo llevara a su ruina. Judas no sólo traicionará a Jesús; él se traicionará a si mismo al no buscar el perdón y cayendo en la desesperación total. No importa cuán malo sea mi pecado; no importa cuánto y cuan frecuente he traicionado a mi Señor Jesús, siempre puedo buscar y recibir el perdón. Nunca debo perder la esperanza de la misericordia de Dios.

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HACIA LA CRUZ:

LECTURAS Y REFLEXIONES

PARA LA CUARESMA

IGLESIA CATOLICA SAN JUAN VIANNEY

CUARESMA 2017

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¿He experimentado o estoy experimentando dificultades en mi vida? ¿Siento a Dios presente y trabajando en medio de esta dificultad?

Miércoles de Semana Santa

Mt 26, 14-25

En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a

ver a los sumos sacerdotes y les dijo: "¿Cuánto me dan si les

entrego a Jesús?" Ellos quedaron en darle treinta monedas de

plata. Y desde ese momento andaba buscando una oportunidad

para entregárselo.

El primer día de la fiesta de los panes Ázimos, los discípulos se

acercaron a Jesús y le preguntaron: "¿Dónde quieres que te

preparemos la cena de Pascua?" Él respondió: "Vayan a la ciudad,

a casa de fulano y díganle: 'El Maestro dice: Mi hora está ya

cerca. Voy a celebrar la Pascua con mis discípulos en tu casa' ".

Ellos hicieron lo que Jesús les había ordenado y prepararon la

cena de Pascua. Al atardecer, se sentó a la mesa con los Doce, y

mientras cenaban, les dijo: "Yo les aseguro que uno de ustedes va

a entregarme". Ellos se pusieron muy tristes y comenzaron a

preguntarle uno por uno: "¿Acaso soy yo, Señor?" Él respondió:

"El que moja su pan en el mismo plato que yo, ése va a

entregarme. Porque el Hijo del hombre va a morir, como está

escrito de él; pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre va a

ser entregado! Más le valiera a ese hombre no haber nacido".

Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: "¿Acaso soy

yo, Maestro?" Jesús le respondió: "Tú lo has dicho".

El escenario es una comida especial, una fiesta especial, la Pascua, en

compañía de sus amigos cercanos. Jesús está a punto de ser traicionado

por Judas. Imagínese la tristeza de Jesús, al conocer lo que está por

suceder: la tristeza no sólo por sí mismo, sino por su amigo, Judas, que

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reclinado a su derecha. Simón Pedro le hizo una seña y le

preguntó: "¿De quién lo dice?" Entonces él, apoyándose en el

pecho de Jesús, le preguntó: "Señor, ¿quién es?" Le contestó

Jesús: "Aquel a quien yo le dé este trozo de pan, que voy a

mojar". Mojó el pan y se lo dio a Judas, hijo de Simón el

Iscariote; y tras el bocado, entró en él Satanás. Jesús le dijo

entonces a Judas: "Lo que tienes que hacer, hazlo pronto". Pero

ninguno de los comensales entendió a qué se refería; algunos

supusieron que, como Judas tenía a su cargo la bolsa, Jesús le

había encomendado comprar lo necesario para la fiesta o dar algo

a los pobres. Judas, después de tomar el bocado, salió

inmediatamente. Era de noche.

Una vez que Judas se fue, Jesús dijo: "Ahora ha sido glorificado el

Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en él. Si Dios ha sido

glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo y

pronto lo glorificará.

Hijitos, todavía estaré un poco con ustedes. Me buscarán, pero

como les dije a los judíos, así se lo digo a ustedes ahora: 'A donde

yo voy, ustedes no pueden ir' ". Simón Pedro le dijo: "Señor, ¿a

dónde vas?" Jesús le respondió: "A donde yo voy, no me puedes

seguir ahora; me seguirás más tarde". Pedro replicó: "Señor, ¿por

qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti". Jesús le

contestó: "¿Conque darás tu vida por mí? Yo te aseguro que no

cantará el gallo, antes de que me hayas negado tres veces".

Jesús está a punto de ser traicionado por uno de sus amigos, luego negado por su compañero más cercano. ¡Sin embargo, dice que había llegado la hora de ser glorificado! La gloria de Cristo se revela en el momento de su mayor humillación. Este es el gran misterio de nuestra fe: la gloria de Dios resplandece precisamente en la debilidad humana. Contrariamente a la comprensión humana común, los momentos de mayor sufrimiento y dificultad en nuestras vidas pueden ser el momento en que Dios es más cercano y más presente para nosotros.

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La Cuaresma es la temporada en la que seguimos a nuestro

Señor Jesucristo mientras él viaja hacia Jerusalén, hacia su

"hora", y hacia la cruz. Las lecturas de las Escrituras

proporcionan el "mapa" para nuestro viaje, y Cristo es nuestro

guía. Lo seguimos no sólo como espectadores, sino como

participantes activos en su viaje a su destino. A medida que

leemos las palabras y las acciones de Jesús a lo largo de estos

cuarenta días, tomamos tiempo para meditar en los evangelios,

permitiéndoles dar forma y significado a nuestra experiencia y

ayudarnos a profundizar en nuestra participación en la vida de

Cristo, su muerte y, finalmente, su resurrección.

En las próximas páginas hemos proporcionado los evangelios

para cada día de Cuaresma, seguido de una breve reflexión y

algunas preguntas para meditar. Lea los evangelios y use las

reflexiones y las preguntas como mejor le sea de utilidad. Tal

vez en su lectura, usted podría llegar a mejores maneras de

meditar en las escrituras. El punto es que se comprometa a leer

y meditar los evangelios de una manera más profundo.

Queremos que las palabras y acciones de Jesús nos hablen

directamente, dentro de las situaciones de nuestras vidas.

Queremos que los evangelios sean una realidad viva en nuestras

vidas, no simplemente historias de milenios pasados.

Que Dios les bendiga esta Cuaresma, y que nuestro Señor Jesús

los lleve cada día más cerca de él.

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Miercoles de Ceniza

Mt 6, 1-6. 16-18

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Tengan cuidado de

no practicar sus obras de piedad delante de los hombres para que

los vean. De lo contrario, no tendrán recompensa con su Padre

celestial. Por lo tanto, cuando des limosna, no lo anuncies con

trompeta, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las

calles, para que los alaben los hombres. Yo les aseguro que ya

recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando des limosna,

que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha, para que

tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te

recompensará.

Cuando ustedes hagan oración, no sean como los hipócritas, a

quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas

de las plazas, para que los vea la gente. Yo les aseguro que ya

recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando vayas a orar,

entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora ante tu Padre, que está

allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará.

Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como esos

hipócritas que descuidan la apariencia de su rostro, para que la

gente note que están ayunando. Yo les aseguro que ya recibieron

su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la

cabeza y lávate la cara, para que no sepa la gente que estás

ayunando, sino tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que

ve lo secreto, te recompensará''.

Hoy comenzamos la Cuaresma con el Signo de la Cruz marcado en

nuestras frentes. Esa marca nos es puesta por otra persona, no por

nosotros mismos; y no es un anuncio público de nuestro ayuno, sino de

un hecho de nuestras vidas como seres humanos: "Tú eres polvo, y al

polvo volverás". La Cuaresma nos recuerda nuestra humanidad,

nuestro ser frágil y limitado. El ayuno nos da una sensación, una 1

pies con él y se los enjugó con su cabellera, y la casa se llenó con

la fragancia del perfume.

Entonces Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que iba a

entregar a Jesús, exclamó: "¿Por qué no se ha vendido ese

perfume en trescientos denarios para dárselos a los pobres?" Esto

lo dijo, no porque le importaran los pobres, sino porque era

ladrón, y como tenía a su cargo la bolsa, robaba lo que echaban

en ella. Entonces dijo Jesús: "Déjala. Esto lo tenía guardado para

el día de mi sepultura; porque a los pobres los tendrán siempre

con ustedes, pero a mí no siempre me tendrán". Mientras tanto,

la multitud de judíos, que se enteró de que Jesús estaba allí,

acudió, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, a quien

el Señor había resucitado de entre los muertos. Los sumos

sacerdotes deliberaban para matar a Lázaro, porque a causa de él,

muchos judíos se separaban y creían en Jesús.

La unción de los pies de Jesús, realizada por María, fue comprada a un

hermoso acto de devoción amorosa y una proclamación de la muerte que

estaba a punto de sufrir. Judas tenía en mente otras cosas materiales.

Escondió sus verdaderos motivos detrás de un espectáculo de ofensa.

Por supuesto, los seguidores de Cristo tienen una responsabilidad con

los pobres, pero también tienen una vocación para dedicarse a Cristo y

proclamar su Pasión, muerte y resurrección.

¿Proclamo a Cristo en palabra y adoración, así como en

actos de caridad y buenas obras?

Martes de Semana Santa

Jn 13, 21-33. 36-38

En aquel tiempo, cuando Jesús estaba a la mesa con sus

discípulos, se conmovió profundamente y declaró: "Yo les

aseguro que uno de ustedes me va a entregar". Los discípulos se

miraron perplejos unos a otros, porque no sabían de quién

hablaba. Uno de ellos, al que Jesús tanto amaba, se hallaba 46

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Se acercaba la Pascua de los judíos y muchos de las regiones

circunvecinas llegaron a Jerusalén antes de la Pascua, para

purificarse. Buscaban a Jesús en el templo y se decían unos a

otros: "¿Qué pasará? ¿No irá a venir para la fiesta?"

La "hora" de Jesús está cerca. La gente se pregunta si vendrá a

Jerusalén para la Pascua. Si lo hace, seguramente se enfrentará a la ira

de las autoridades religiosas, y luego a la de los ocupantes Romanos.

No hay duda de que vendrá a Jerusalén. Toda su vida y su misión se

han dirigido hacia este momento. Este es el punto al que su amor por

Dios y los demás le ha traído.

¿Hasta dónde estoy dispuesto a ir en mi amor por Dios?

¿Qué tan comprometido estoy con mi fe? ¿Cómo podría yo

tratar de aumentar mi fe?

Domingo de Ramos de la Pasión del Señor

Vea MT 26:14—27:66 Pasa algún tiempo hoy leyendo este evangelio, reflexionando sobre las palabras y acciones de Jesús. Medita en su sufrimiento. Prepárate para entrar en el Misterio de la Semana Santa y el Triduo Pascual.

Lunes de Semana Santa

Jn 12, 1-11

Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía

Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le

ofrecieron una cena; Marta servía y Lázaro era uno de los que

estaban con él a la mesa. María tomó entonces una libra de

perfume de nardo auténtico, muy costoso, le ungió a Jesús los

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experiencia física de esto. Cuando nos abstenemos de ciertos alimentos o actividades, nos damos cuenta, a través de su ausencia, de cuán dependientes estamos de estas cosas. El ayuno también nos ayuda a tener empatía por los que tienen hambre y están en necesidad. Hoy, mientras ayunamos y nos abstenemos, preste atención a cómo se siente pasar el día “sin algo”. Ofrezca esa ausencia en reparación por los pecados cometidos y en solidaridad con aquellos que tienen hambre o están en necesidad.

Jueves, 2 de marzo 2017

Lc 9, 22-25

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Es necesario que el

Hijo del hombre sufra mucho, que sea rechazado por los

ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que sea entregado

a la muerte y que resucite al tercer día".

Luego, dirigiéndose a la multitud, les dijo: "Si alguno quiere

acompañarme, que no se busque a sí mismo, que tome su cruz de

cada día y me siga. Pues el que quiera conservar para sí mismo

su vida, la perderá; pero el que la pierda por mi causa, ése la

encontrará. En efecto, ¿de qué le sirve al hombre ganar todo el

mundo, si se pierde a sí mismo o se destruye?''

"Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.” El discipulado Cristiano no es fácil; Jesús es muy claro acerca de eso hoy. Muchas personas confunden el Cristianismo con una religión de "sentirse bien", pero no lo es. La Cuaresma nos recuerda que el verdadero camino por el que seguimos a Cristo es un camino de abnegación y, sí, de sufrimiento. Abrazamos el sufrimiento no por nuestro propio bien, sino en unión con Cristo, por la salvación de nuestras almas y del mundo. Abandonamos nuestra vida terrenal, temporal, con la segura y cierta esperanza de que la vida eterna nos espera en el cielo.

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Rece los Misterios Dolorosos del Rosario o las Estaciones de la Cruz. Reflexione sobre el sufrimiento de Jesús. Una a Su sufrimiento, cualquier inconveniente, dolor o dificultad que experimente en su vida.

Viernes, 3 de marzo 2017

Mt 9, 14-15

En aquel tiempo, los discípulos de Juan fueron a ver a Jesús y le

preguntaron: "¿Por qué tus discípulos no ayunan, mientras

nosotros y los fariseos sí ayunamos?" Jesús les respondió:

"¿Cómo pueden llevar luto los amigos del esposo, mientras él

está con ellos? Pero ya vendrán días en que les quitarán al

esposo, y entonces sí ayunarán".

Los viernes en la Cuaresma son días de abstinencia obligatoria para los Católicos. Esto significa que no debemos consumir carne de ningún tipo: carne de res, cerdo, aves de corral, etc. Este es el mínimo requerido por la Iglesia. Pero tal vez podamos dar un paso más allá. Tal vez haya elegido ayunar los viernes en la Cuaresma. Incluso si no lo ha hecho, lo mejor es mantener nuestras comidas simples en estos días. El Evangelio nos llama a la simplicidad por una buena razón: cuanto menos nos distraemos y nos llenamos de alimento y actividad, más nos podemos enfocar en la oración y construir nuestra relación con Dios. ¿Cómo voy a "mantenerme simple" hoy? ¿Qué alimentos, actividades, y otras distracciones puedo dejar, por el bien de mi crecimiento espiritual?

Sábado, 4 de marzo 2017

Lc 5, 27-32

En aquel tiempo, vio Jesús a un publicano, llamado Leví (Mateo),

sentado en su despacho de recaudador de impuestos, y le dijo:

"Sígueme". Él, dejándolo todo, se levantó y lo s iguió. Leví

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Las obras de Jesús han creado una crisis, un punto de decisión para aquellos que fueron testigos de esas obras. Algunos están enfurecidos por Jesús y quieren matarlo; Algunos están intrigados por él y llegan a creer. En nuestro viaje con Cristo, también llegamos a tiempos y lugares en los que tenemos que decidir por o contra Cristo; por o contra la fe. Siempre que leo o experimento las grandes obras de Dios, llego a un momento de decisión: ¿Creo o no? ¿Tengo fe o no? ¿Confío en Dios o no? ¿Qué voy a decidir?

Sábado, 8 de abril 2017

Jn 11, 45-56

En aquel tiempo, muchos de los judíos que habían ido a casa de

Marta y María, al ver que Jesús había resucitado a Lázaro,

creyeron en él. Pero algunos de entre ellos fueron a ver a los

fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús. Entonces los

sumos sacerdotes y los fariseos convocaron al sanedrín y decían:

"¿Qué será bueno hacer? Ese hombre está haciendo muchos

prodigios. Si lo dejamos seguir así, todos van a creer en él, van a

venir los romanos y destruirán nuestro templo y nuestra

nación". Pero uno de ellos, llamado Caifás, que era sumo

sacerdote aquel año, les dijo: "Ustedes no saben nada. No

comprenden que conviene que un solo hombre muera por el

pueblo y no que toda la nación perezca". Sin embargo, esto no lo

dijo por sí mismo, sino que, siendo sumo sacerdote aquel año,

profetizó que Jesús iba a morir por la nación, y no sólo por la

nación, sino también para congregar en la unidad a los hijos de

Dios, que estaban dispersos. Por lo tanto, desde aquel día

tomaron la decisión de matarlo.

Por esta razón, Jesús ya no andaba públicamente entre los

judíos, sino que se retiró a la ciudad de Efraín, en la región

contigua al desierto y allí se quedó con sus discípulos.

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Jesús se acerca a su encuentro decisivo con los que quieren matarlo. La hora de su Pasión está cerca. Sin embargo, sigue diciendo la verdad; continúa diciendo YO SOY, refiriéndose a sí mismo un título divino. El está decidido a completar la obra que su Padre le envió a hacer, a pesar de que significa que va a morir por hacerlo. Tratar de hacer la voluntad de Dios no es fácil; de hecho, a veces puede ser muy difícil. Hacer la voluntad de Dios, sin importar el costo, requiere fe y valor. ¿Me estoy esforzando por conocer y hacer la voluntad de Dios en mi vida? ¿Estoy listo para seguir a Cristo y experimentar dificultades por el bien y la verdad? Ore constantemente por el don de la fe y el valor; coloque estos regalos en acción.

Viernes, 7 de abril 2017

Jn 10, 31-42

En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar, los judíos

cogieron piedras para apedrearlo. Jesús les dijo: "He realizado

ante ustedes muchas obras buenas de parte del Padre, ¿por cuál

de ellas me quieren apedrear?" Le contestaron los judíos: "No te

queremos apedrear por ninguna obra buena, sino por blasfemo,

porque tú, no siendo más que un hombre, pretendes ser Dios".

Jesús les replicó: "¿No está escrito en su ley: Yo les he dicho:

Ustedes son dioses? Ahora bien, si ahí se llama dioses a quienes

fue dirigida la palabra de Dios (y la Escritura no puede

equivocarse), ¿cómo es que a mí, a quien el Padre consagró y

envió al mundo, me llaman blasfemo porque he dicho: 'Soy Hijo

de Dios'? Si no hago las obras de mi Padre, no me crean. Pero si

las hago, aunque no me crean a mí, crean a las obras, para que

puedan comprender que el Padre está en mí y yo en el Padre".

Trataron entonces de apoderarse de él, pero se les escapó de las

manos. Luego regresó Jesús al otro lado del Jordán, al lugar

donde Juan había bautizado en un principio y se quedó allí.

Muchos acudieron a él y decían: "Juan no hizo ningún signo;

pero todo lo que Juan decía de éste, era verdad". Y muchos

creyeron en él allí.

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ofreció en su casa un gran banquete en honor de Jesús, y estaban

a la mesa, con ellos, un gran número de publicanos y otras

personas. Los fariseos y los escribas criticaban por eso a los

discípulos, diciéndoles: "¿Por qué comen y beben con publicanos

y pecadores?" Jesús les respondió: "No son los sanos los que

necesitan al médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a

los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan".

Muchas personas piensan que el Cristianismo se trata de seguir las reglas, o de ser "una buena persona". Aunque ciertamente debemos esforzarnos por guardar los Mandamientos de Cristo y las enseñanzas de su Iglesia, y queremos ser buenas personas, es mucho más importante que seamos honestos en aquellos tiempos en que no lo hemos hecho. Cuando nos enfocamos en lo bueno y libre del pecado que podríamos pensar que somos, cerramos la posibilidad de recibir la gracia. Nos justificamos en lugar de buscar nuestra justicia en Dios. ¿Significa esto que no necesitamos esforzarnos por guardar los Mandamientos? No. Significa que necesitamos mantener el enfoque en Dios y en lo lejos que estamos de la santidad que Dios quiere para nosotros. Haciendo un examen minucioso de consciencia, miraré valientemente aquellas ocasiones en los que fallé en amar a Dios y a mi prójimo como a mí mismo. Iré al Sacramento de la Reconciliación y seré sanado.

Primer Domingo de Cuaresma

Mt 4, 1-11

En aquel tiempo, Jesús fue conducido por el Espíritu al desierto,

para ser tentado por el demonio. Pasó cuarenta días y cuarenta

noches sin comer y, al final, tuvo hambre. Entonces se le acercó

el tentador y le dijo: "Si tú eres el Hijo de Dios, manda que estas

piedras se conviertan en panes". Jesús le respondió: "Está escrito:

No sólo de pan vive el hombre, sino también de toda palabra que

sale de la boca de Dios". Entonces el diablo lo llevó a la ciudad

santa, lo puso en la parte más alta del templo y le dijo: "Si eres el

Hijo de Dios, échate para abajo, porque está escrito: Mandará a

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sus ángeles que te cuiden y ellos te tomarán en sus manos, para

que no tropiece tu pie en piedra alguna". Jesús le contestó:

"También está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios". Luego lo

llevó el diablo a un monte muy alto y desde ahí le hizo ver la

grandeza de todos los reinos del mundo y le dijo: "Te daré todo

esto, si te postras y me adoras". Pero Jesús le replicó: "Retírate,

Satanás, porque está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y a él

sólo servirás".

Entonces lo dejó el diablo y se acercaron los ángeles para

servirle.

El hecho de que Jesús fue tentado por el diablo en el desierto nos dice algo importante sobre su humanidad: Jesús sufrió las mismas tentaciones que nosotros tenemos en nuestras vidas. Su resistencia nos dice acerca de su divinidad: absolutamente nada podrá distraerlo de su compromiso único de hacer la voluntad de su Padre. En nuestro Bautismo y en la Sagrada Eucaristía, tenemos participación en la divinidad de Cristo, "que se humilló para compartir nuestra humanidad". Somos tentados en casi todos los tiempos, pero con el poder de nuestro Señor Jesucristo con nosotros en todo momento, somos capaces de resistir la tentación y permanecer enfocados en la voluntad del Padre. ¿Cómo soy tentado en mi vida? ¿Cómo soy tentado hoy, ahora mismo? ¿Recurro a Dios para que me fortalezca cuan-do soy tentado?

Lunes, 6 de marzo 2017

Mt 25, 31-46

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Cuando venga el

Hijo del hombre, rodeado de su gloria, acompañado de todos sus

ángeles, se sentará en su trono de gloria. Entonces serán

congregadas ante él todas las naciones, y él apartará a los unos

de los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los cabritos, y

pondrá a las ovejas a su derecha y a los cabritos a su izquierda.

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"La verdad os hará libres". En el mundo contemporáneo la idea de la "verdad" es fuente de debate. Algunas personas creen que la verdad es subjetiva: lo que es verdad para mí podría no ser cierto para los demás. Nosotros los Cristianos, siguiendo a Cristo, creemos que la verdad es algo objetivo y cognoscible. En Cristo y su Iglesia encontramos la plenitud de la verdad. Esto no significa que la Iglesia tenga toda la verdad, pero podemos estar seguros de la verdad que la Iglesia enseña; especialmente la Verdad que es nuestro Señor Jesucristo y su relación con Dios Padre. ¿Creo en la verdad revelada por Jesucristo y su Iglesia? ¿Busco activamente la verdad a través de la oración, el estudio y la obediencia? Si tengo dudas, ¿qué hago para reconciliarlas con la verdad que recibí con fe?

Jueves, 6 de abril 2017

Jn 8, 51-59

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: "Yo les aseguro: el que

es fiel a mis palabras no morirá para siempre". Los judíos le

dijeron: "Ahora ya no nos cabe duda de que estás endemoniado.

Porque Abraham murió y los profetas también murieron, y tú

dices: 'El que es fiel a mis palabras no morirá para siempre'.

¿Acaso eres tú más que nuestro padre Abraham, el cual murió?

Los profetas también murieron. ¿Quién pretendes ser tú?"

Contestó Jesús: "Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no

valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, aquel de quien

ustedes dicen: 'Es nuestro Dios', aunque no lo conocen. Yo, en

cambio, sí lo conozco; y si dijera que no lo conozco, sería tan

mentiroso como ustedes. Pero yo lo conozco y soy fiel a su

palabra. Abraham, el padre de ustedes, se regocijaba con el

pensamiento de verme; me vio y se alegró por ello". Los judíos

le replicaron: "No tienes ni cincuenta años, ¿y has visto a

Abraham?" Les respondió Jesús: "Yo les aseguro que desde antes

que naciera Abraham, Yo Soy". Entonces recogieron piedras

para arrojárselas, pero Jesús se ocultó y salió del templo.

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Jesús dice algo en este evangelio algo que habría sorprendido a su audiencia: cuando él dice que YO SOY se está refiriendo al nombre que Dios usó para identificarse a Moisés. YO SOY es la traducción al inglés del nombre YHWH, que nunca debe ser pronunciado, excepto por el sumo sacerdote en el Día de la Expiación (Yom Kippur). ¡Así, Jesús no sólo habla el nombre indecible, sino que lo refiere a sí mismo! El está diciendo que él es Dios. "Porque él habló de esta manera, muchos llegaron a creer en él." Muchos no lo hicieron. ¿Creo que Jesús es Dios? O creo que era un gran hombre, un profeta o un gran maestro. ¿Proclamo que Jesús es el Señor en mi vida, o trato de guardarlo para mí? Oren con frecuencia: "¡Jesús, Señor mío y Dios mío!"

Miércoles, 5 de abril 2017

Jn 8, 31-42

En aquel tiempo, Jesús dijo a los que habían creído en él: "Si se

mantienen fieles a mi palabra, serán verdaderamente discípulos

míos, conocerán la verdad y la verdad los hará libres". Ellos

replicaron: "Somos hijos de Abraham y nunca hemos sido

esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: 'Serán libres'?" Jesús les

contestó: "Yo les aseguro que todo el que peca es un esclavo del

pecado y el esclavo no se queda en la casa para siempre; el hijo sí

se queda para siempre. Si el Hijo les da la libertad, serán

realmente libres. Ya sé que son hijos de Abraham; sin embargo,

tratan de matarme, porque no aceptan mis palabras. Yo hablo de

lo que he visto en casa de mi Padre: ustedes hacen lo que han

oído en casa de su padre". Ellos le respondieron: "Nuestro padre

es Abraham". Jesús les dijo: "Si fueran hijos de Abraham, harían

las obras de Abraham. Pero tratan de matarme a mí, porque les

he dicho la verdad que oí de Dios. Eso no lo hizo Abraham.

Ustedes hacen las obras de su padre". Le respondieron:

"Nosotros no somos hijos de prostitución. No tenemos más

padre que a Dios". Jesús les dijo entonces: "Si Dios fuera su

Padre me amarían a mí, porque yo salí de Dios y vengo de Dios;

no he venido por mi cuenta, sino enviado por él". 41

Entonces dirá el rey a los de su derecha: 'Vengan, benditos de mi Padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo; porque estuve hambriento y me dieron de comer, sediento y me dieron de beber, era forastero y me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, encarcelado y fueron a verme'. Los justos le contestarán entonces: 'Señor, ¿cuándo te vimos

hambriento y te dimos de comer, sediento y te dimos de beber?

¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos, o desnudo y te

vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos a

ver?' Y el rey les dirá: 'Yo les aseguro que, cuando lo hicieron

con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron'.

Entonces dirá también a los de su izquierda: 'Apártense de mí,

malditos; vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus

ángeles; porque estuve hambriento y no me dieron de comer,

sediento y no me dieron de beber, era forastero y no me

hospedaron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y

encarcelado y no me visitaron'. Entonces ellos le responderán:

'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de forastero o

desnudo, enfermo o encarcelado y no te asistimos?' Y él les

replicará: 'Yo les aseguro que, cuando no lo hicieron con uno de

aquellos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo'.

Entonces irán éstos al castigo eterno y los justos a la vida

eterna".

Cada uno de nosotros, al morir, estaremos delante de Dios para dar cuenta de nuestra vida. Muchas personas tienen la idea errónea de que, si somos "buenas personas", cuando morimos, simplemente vamos directamente al cielo y vivimos felices para siempre. El hecho es que ninguno de nosotros es perfecto; y en el momento del juicio, nuestras buenas obras, así como nuestros pecados serán revelados. La pregunta decisiva que nos llega en este Evangelio es cómo tratamos a los "menos afortunados". ¿Alimentamos a los hambrientos, vestimos a los desnudos, visitamos a los enfermos y a los encarcelados? ¿Nos preocupamos por las necesidades de los demás, no sólo dando dinero a las obras de caridad, sino también teniendo misericordia con ellos?

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Nuestra respuesta a estas preguntas nos dice mucho acerca de cómo pasaremos la eternidad. ¿Qué puedo hacer hoy, y siempre, para prepararme para el juicio final? ¿Qué hago por el menos afortunado de nuestros hermanos y hermanas en Cristo?

Martes, 7 de marzo 2017

Mt 6, 7-15

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Cuando ustedes

hagan oración no hablen mucho, como los paganos, que se

imaginan que a fuerza de mucho hablar, serán escuchados. No los

imiten, porque el Padre sabe lo que les hace falta, antes de que se

lo pidan. Ustedes, pues, oren así: Padre nuestro, que estás en el

cielo, santificado sea tu nombre, venga tu Reino, hágase tu

voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de

cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros

perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en

tentación y líbranos del mal.

Si ustedes perdonan las faltas a los hombres, también a ustedes

los perdonará el Padre celestial. Pero si ustedes no perdonan a

los hombres, tampoco el Padre les perdonará a ustedes sus

faltas".

El Padre Nuestro es la oración perfecta que nos ha sido dada por el mismo Jesús, el Hijo de Dios. Con demasiada frecuencia nos apresuramos al decir el Padre Nuestro, sin pensar realmente en lo que estamos diciendo. Necesitamos disminuir la velocidad y orar realmente la Oración del Señor. Reza lentamente el Padre Nuestro. Repítelo nuevamente. Y otra vez. Piénsalo. Medítalo. Óralo.

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todos en la multitud merecen ser castigados por sus pecados. En el fondo de sus corazones todos lo saben; todos saben que necesitan misericordia. Todos se van a casa. No se arrojan piedras. ¿Puedo pensar en alguien-alguien cercano a mí o alguien de quien acabo de saber- que ha cometido un gran error? ¿Esa persona "merece" ser castigada? ¿Se debe hacer justicia? ¿O hay espacio para la misericordia? ¿Cómo practicaré misericordia hacia esa persona? ¿Cómo practicaré la misericordia todos los días?

Martes, 4 de abril 2017

Jn 8, 21-30

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: "Yo me voy y ustedes

me buscarán, pero morirán en su pecado. A donde yo voy,

ustedes no pueden venir". Dijeron entonces los judíos: "¿Estará

pensando en suicidarse y por eso nos dice: 'A donde yo voy,

ustedes no pueden venir'?" Pero Jesús añadió: "Ustedes son de

aquí abajo y yo soy de allá arriba; ustedes son de este mundo, yo

no soy de este mundo. Se lo acabo de decir: morirán en sus

pecados, porque si no creen que Yo Soy, morirán en sus

pecados". Los judíos le preguntaron: "Entonces ¿quién eres tú?"

Jesús les respondió: "Precisamente eso que les estoy diciendo.

Mucho es lo que tengo que decir de ustedes y mucho que

condenar. El que me ha enviado es veraz y lo que yo le he oído

decir a él es lo que digo al mundo". Ellos no comprendieron que

hablaba del Padre. Jesús prosiguió: "Cuando hayan levantado al

Hijo del hombre, entonces conocerán que Yo Soy y que no hago

nada por mi cuenta; lo que el Padre me enseñó, eso digo. El que

me envió está conmigo y no me ha dejado solo, porque yo hago

siempre lo que a él le agrada". Después de decir estas palabras,

muchos creyeron en él.

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¿Mi fe me da una perspectiva sobrenatural de las cosas?

¿Veo a Dios trabajando en el mundo? ¿En mi vida? ¿Creo

que Dios puede hacer lo humanamente imposible? ¿Me

arriesgo a tener fe en mi vida? ¿De qué maneras?

Lunes, 3 de abril 2017

Jn 8, 1-11

Mas Jesús se fue al monte de los Olivos. Pero de madrugada se

presentó otra vez en el Templo, y todo el pueblo acudía a él.

Entonces se sentó y se puso a enseñarles. Los escribas y fariseos

le llevan una mujer sorprendida en adulterio, la ponen en medio

y le dicen: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante

adulterio. Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas

mujeres. ¿Tú qué dices?» Esto lo decían para tentarle, para

tener de qué acuasarle. Pero Jesús, inclinándose, se puso a

escribir con el dedo en la tierra. Pero, como ellos insistían en

preguntarle, se incorporó y les dijo: «Aquel de vosotros que esté

sin pecado, que le arroje la primera piedra.» E inclinándose de

nuevo, escribía en la tierra. Ellos, al oír estas palabras, se iban

retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos; y se

quedó solo Jesús con la mujer, que seguía en medio.

Incorporándose Jesús le dijo: «Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te

ha condenado?» Ella respondió: «Nadie, Señor.» Jesús le dijo:

«Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más.»

"La misericordia triunfa sobre el juicio." (Santiago 2:13) La mujer

sorprendida en adulterio estaba en pecado. En ningún momento del

evangelio Jesús o alguien más dice lo contrario. Según la Ley de

Moisés, la estricta justicia requería que la mujer fuera apedreada hasta

la muerte por su ofensa. Jesús no dice lo contrario. Lo que dice es

quizás más poderoso: "Que el que está sin pecado sea el primero en

arrojarle una piedra". Nadie se atreve a hacerlo. En justicia estricta,

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Miércoles, 8 de marzo 2017

Lc 11, 29-32

En aquel tiempo, la multitud se apiñaba alrededor de Jesús y

comenzó a decirles: "La gente de este tiempo es una gente

perversa. Pide una señal, pero no se le dará más señal que la de

Jonás. Pues así como Jonás fue una señal para los habitantes de

Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para la gente de este

tiempo. Cuando sean juzgados los hombres de este tiempo, la

reina del sur se levantará el día del juicio para condenarlos,

porque ella vino desde los últimos rincones de la tierra para

escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que

Salomón. Cuando sea juzgada la gente de este tiempo, los

hombres de Nínive se levantarán el día del juicio para

condenarla, porque ellos se convirtieron con la predicación de

Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás".

En esta lectura, la "señal de Jonás" se refiere a la predicación de Jonás

acerca del arrepentimiento a los Ninivitas. Jesús viene al pueblo de

Dios con el mismo mensaje. El arrepentimiento se requiere a todos los

que buscan estar en relación correcta con Dios. Necesitamos mirarnos

profunda y honestamente e identificar esos lugares en nuestras vidas en

los cuales nos alejamos de la gloria de Dios. ¿Cómo he puesto el amor

de Dios y del prójimo por debajo de mis necesidades personales y mis

acciones?

Haz un buen examen de conciencia. Recibe el Sacramento

de la Reconciliación. Arrepiéntete y acércate a Dios.

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Jueves, 9 de marzo 2017

Mt 7, 7-12

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Pidan y se les dará;

busquen y encontrarán; toquen y se les abrirá. Porque todo el

que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que toca, se le abre.

¿Hay acaso entre ustedes alguno que le dé una piedra a su hijo, si

éste le pide pan? Y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Si

ustedes, a pesar de ser malos, saben dar cosas buenas a sus hijos,

con cuánta mayor razón el Padre, que está en los cielos, dará

cosas buenas a quienes se las pidan. Traten a los demás como

quieren que ellos los traten a ustedes. En esto se resumen la ley y

los profetas".

Dios promete estar con nosotros y proveer como un Padre provee para sus hijos. ¿Creemos en esto? ¿Acudimos a Dios con nuestras necesidades confiando en que Dios proveerá para nuestras necesidades como El entienda sea necesario y para nuestro mayor bien? Que yo pueda orar constantemente a Dios por lo que verdaderamente necesito. Que pueda confiar en que Dios escucha y responderá.

Viernes, 10 de marzo 2017

Mt 5, 20-26

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Les aseguro que si

su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos,

ciertamente no entrarán ustedes en el Reino de los cielos. Han

oído que se dijo a los antiguos: No matarás y el que mate será

llevado ante el tribunal. Pero yo les digo: Todo el que se enoje

con su hermano, será llevado también ante el tribunal; el que in-

sulte a

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en la resurrección del último día". Jesús le dijo: "Yo soy la

resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque haya muerto,

vivirá; y todo aquel que está vivo y cree en mí, no morirá para

siempre. ¿Crees tú esto?" Ella le contestó: "Sí, Señor. Creo

firmemente que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía

que venir al mundo".

Jesús se conmovió hasta lo más hondo y preguntó: "¿Dónde lo

han puesto?" Le contestaron: "Ven, Señor, y lo verás". Jesús se

puso a llorar y los judíos comentaban: "De veras ¡cuánto lo

amaba!" Algunos decían: "¿No podía éste, que abrió los ojos al

ciego de nacimiento, hacer que Lázaro no muriera?"

Jesús, profundamente conmovido todavía, se detuvo ante el

sepulcro, que era una cueva, sellada con una losa. Entonces dijo

Jesús: "Quiten la losa". Pero Marta, la hermana del que había

muerto, le replicó: "Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro

días". Le dijo Jesús: "¿No te he dicho que si crees, verás la gloria

de Dios?" Entonces quitaron la piedra.

Jesús levantó los ojos a lo alto y dijo: "Padre, te doy gracias

porque me has escuchado. Yo ya sabía que tú siempre me

escuchas; pero lo he dicho a causa de esta muchedumbre que me

rodea, para que crean que tú me has enviado". Luego gritó con

voz potente: "¡Lázaro, sal de allí!" Y salió el muerto, atados con

vendas las manos y los pies, y la cara envuelta en un sudario.

Jesús les dijo: "Desátenlo, para que pueda andar".

Muchos de los judíos que habían ido a casa de Marta y María, al

ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él.

Es humanamente imposible resucitar a una persona muerta. Jesús

resucitó a Lázaro ya otros de entre los muertos. Si intentamos entender

este hecho desde una perspectiva humana y natural, siempre nos

quedaremos con la duda. Pero como Jesús mismo dice en el evangelio, el

resucitar de Lázaro fue para la gloria de Dios; era obra de Dios. Fue

un evento divino, sobrenatural, hecho para que la gente pudiera ver a

Dios trabajando en el mundo y llegar a creer.

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Nuestro Señor Jesucristo fue la causa de mucha división durante su

misión terrenal. Algunos creyeron que él era el enviado por Dios,

algunos se negaron a creer, incluso violentamente. No podemos esperar

que todos crean como nosotros. Mucha gente en el mundo de hoy rechaza

la fe. Incluso podría haber miembros de nuestra familia que han

rechazado a Cristo o han caído lejos de la fe. Aunque siempre debemos

intentar llevar a los que nos rodean a la fe, no podemos forzar el asunto,

y no podemos dejar que afecte nuestra fe.

¿Qué pienso de Jesús? ¿A veces me encuentro fuera de lugar

con otros, incluso con mis seres queridos, debido a mi fe?

¿Cómo podrían ayudarles a creer mis palabras y mi ejemplo?

¿Cómo puedo nutrir y fortalecer mi propia fe cada día?

Quinto Domingo de Cuaresma

Jn 11, 3-7. 17. 20-27. 33b-45

En aquel tiempo, Marta y María, las dos hermanas de Lázaro, le

mandaron decir a Jesús: "Señor, el amigo a quien tanto quieres

está enfermo". Al oír esto, Jesús dijo: "Esta enfermedad no

acabará en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para

que el Hijo de Dios sea glorificado por ella". Jesús amaba a

Marta, a su hermana y a Lázaro. Sin embargo, cuando se enteró

de que Lázaro estaba enfermo, se detuvo dos días más en el lugar

en que se hallaba. Después dijo a su discípulos: "Vayamos otra

vez a Judea".

Cuando llegó Jesús, Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro.

Apenas oyó Marta que Jesús llegaba, salió a su encuentro; pero

María se quedó en casa. Le dijo Marta a Jesús: "Señor, si hubieras

estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aun ahora estoy

segura de que Dios te concederá cuanto le pidas". Jesús le dijo:

"Tu hermano resucitará". Marta respondió: "Ya sé que resucitará 37

su hermano, será llevado ante el tribunal supremo, y el que lo

desprecie, será llevado al fuego del lugar de castigo. Por lo tanto,

si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí

mismo de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu

ofrenda junto al altar y ve primero a reconciliarte con tu

hermano, y vuelve luego a presentar tu ofrenda. Arréglate pronto

con tu adversario, mientras vas con él por el camino; no sea que

te entregue al juez, el juez al policía y te metan a la cárcel. Te

aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último

centavo".

¿Cuándo fue la última vez que llamaste a alguien "idiota", o algún otro nombre degradante? ¿Con qué facilidad salen de tu boca insultos, maldiciones o palabras despectivas? ¿Tienes resentimientos hacia alguien? ¿Estás enojado con alguien con quien necesitas ser reconciliado? Voy a tener cuidado en cómo me dirijo a los demás. Buscaré ser reconciliado con aquellos de quienes estoy separado. Recordando que al final, seré juzgado por estas cosas.

Sábado 11 de marzo 2017

Mt 5, 43-48

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Han oído que se

dijo: Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo. Yo, en cambio, les

digo: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian y

rueguen por los que los persiguen y calumnian, para que sean

hijos de su Padre celestial, que hace salir su sol sobre los buenos

y los malos, y manda su lluvia sobre los justos y los injustos.

Porque, si ustedes aman a los que los aman, ¿qué recompensa

merecen? ¿No hacen eso mismo los publicanos?

Y si saludan tan sólo a sus hermanos, ¿qué hacen de

extraordinario? ¿No hacen eso mismo los paganos? Sean, pues,

perfectos como su Padre celestial es perfecto".

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¿Alguien te ha hecho daño? ¿Estás enojado con alguien? ¿Cómo tratas a esa persona? Jesús nos manda a orar incluso por nuestros enemigos, por los que nos han hecho daño. Hoy tomaré algún tiempo para orar por los demás. Oraré especialmente por los que me han hecho daño, y por los que considero mis enemigos.

Segundo Domingo de Cuaresma

Mt 17, 1-9

En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a

Juan, el hermano de éste, y los hizo subir a solas con él a un

monte elevado. Ahí se transfiguró en su presencia: su rostro se

puso resplandeciente como el sol y sus vestiduras se volvieron

blancas como la nieve. De pronto aparecieron ante ellos Moisés y

Elías, conversando con Jesús. Entonces Pedro le dijo a Jesús:

"Señor, ¡qué bueno sería quedarnos aquí! Si quieres, haremos aquí

tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías".

Cuando aún estaba hablando, una nube luminosa los cubrió y de

ella salió una voz que decía: "Éste es mi Hijo muy amado, en

quien tengo puestas mis complacencias; escúchenlo". Al oír esto,

los discípulos cayeron rostro en tierra, llenos de un gran temor.

Jesús se acercó a ellos, los tocó y les dijo: "Levántense y no

teman". Alzando entonces los ojos, ya no vieron a nadie más que

a Jesús.

Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó: "No le cuenten a

nadie lo que han visto, hasta que el Hijo del hombre haya

resucitado de entre los muertos".

Hoy, Jesús le da a Pedro, a Santiago y a Juan un "adelanto" de la gloria que les espera. Su gloria también estará allí. Pero primero Jesús tendrá que ser traicionado, negado y crucificado. Habrá una cruz antes

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¿Me doy cuenta de que mi vida tiene un límite, y que un día

llegara a su fin? ¿Creo y confío en que en Cristo tenemos

esperanza para una vida más allá de esta presente? ¿Cómo

puedo seguir a Cristo cada día hacia mi destino? ¿Qué estoy

haciendo para prepararme para mi futuro eterno?

Sábado, 1 de abril 2017

Jn 7, 40-53

En aquel tiempo, algunos de los que habían escuchado a Jesús

comenzaron a decir: "Éste es verdaderamente el profeta". Otros

afirmaban: "Éste es el Mesías". Otros, en cambio, decían: "¿Acaso

el Mesías va a venir de Galilea? ¿No dice la Escritura que el

Mesías vendrá de la familia de David, y de Belén, el pueblo de

David?" Así surgió entre la gente una división por causa de Jesús.

Algunos querían apoderarse de él, pero nadie le puso la mano

encima.

Los guardias del templo, que habían sido enviados para apresar a

Jesús, volvieron a donde estaban los sumos sacerdotes y los

fariseos, y éstos les dijeron: "¿Por qué no lo han traído?" Ellos

respondieron: "Nadie ha hablado nunca como ese hombre". Los

fariseos les replicaron: "¿Acaso también ustedes se han dejado

embaucar por él? ¿Acaso ha creído en él alguno de los jefes o de

los fariseos? La chusma ésa, que no entiende la ley, está maldita".

Nicodemo, aquel que había ido en otro tiempo a ver a Jesús, y que

era fariseo, les dijo: "¿Acaso nuestra ley condena a un hombre sin

oírlo primero y sin averiguar lo que ha hecho?" Ellos le

replicaron: "¿También tú eres galileo? Estudia las Escrituras y

verás que de Galilea no ha salido ningún profeta".

Y después de esto, cada uno de ellos se fue a su propia casa.

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¿Has experimentado a Cristo trabajando en tu vida o en la vida de aquellos a quienes conoces y amas? ¿Crees que Jesús es el Hijo de Dios? ¿Algunas veces luchas para creer? Diga la oración: "Oh Señor, yo creo, ayúdame en mi incredulidad".

Viernes, 31 de marzo 2017

Jn 7, 1-2. 10. 25-30

En aquel tiempo, Jesús recorría Galilea, pues no quería andar por

Judea, porque los judíos trataban de matarlo. Se acercaba ya la

fiesta de los judíos, llamada de los Campamentos.

Cuando los parientes de Jesús habían llegado ya a Jerusalén para

la fiesta, llegó también él, pero sin que la gente se diera cuenta,

como de incógnito. Algunos, que eran de Jerusalén, se decían:

"¿No es éste al que quieren matar? Miren cómo habla libremente

y no le dicen nada. ¿Será que los jefes se han convencido de que

es el Mesías? Pero nosotros sabemos de dónde viene éste; en

cambio, cuando llegue el Mesías, nadie sabrá de dónde viene".

Jesús, por su parte, mientras enseñaba en el templo, exclamó:

"Conque me conocen a mí y saben de dónde vengo... Pues bien,

yo no vengo por mi cuenta, sino enviado por el que es veraz; y a

él ustedes no lo conocen. Pero yo sí lo conozco, porque procedo

de él y él me ha enviado". Trataron entonces de capturarlo, pero

nadie le pudo echar mano, porque todavía no había llegado su

hora.

Jerusalén, la Ciudad Santa de Dios, el centro de la religión y la cultura Judía, era el destino de Jesús. En Jerusalén, Jesús llegaría a su "hora": aquel tiempo en el que tendría que enfrentar el sufrimiento y la muerte para poder elevarse en gloria al tercer día. Todos debemos viajar a nuestra propia Jerusalén; Todos experimentaremos nuestra hora de muerte. La forma en que viajamos a esa hora y aceptamos nuestro destino define quiénes somos como Cristianos. El camino de la Cruz es el camino de entrega a los límites que Dios ha puesto en nuestras vidas.

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de recibir su corona. Lo mismo es verdad para sus discípulos. Lo mismo es verdad para ti. Ser un discípulo de nuestro Señor Jesucristo no es el camino de la comodidad y la facilidad. Es exigente. Pero puedes estar seguro de que lo que estas sufriendo, Jesús lo sufre contigo. La gloria que El disfruta será tu gloria. ¿Qué sufrimiento estoy soportando hoy, en mi viaje con nuestro Señor? ¿Creo y confío en que la gloria me espera más allá de las dificultades que enfrento hoy?

Lunes, 13 de marzo 2017

Lc 6, 36-38

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Sean

misericordiosos, como su Padre es misericordioso. No juzguen y

no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen

y serán perdonados. Den y se les dará: recibirán una medida

buena, bien sacudida, apretada y rebosante en los pliegues de su

túnica. Porque con la misma medida con que midan, serán

medidos".

¿Juzgo yo a los demás? Jesús nos pide que dejemos de juzgar a otros, pero esto no significa que no podemos hacer juicios sobre valores y comportamientos. Significa que no debemos juzgar el corazón ni los pensamientos del otro, porque no los conocemos. Significa que no podemos condenar al otro porque no tenemos idea de lo que están pasando o lo que Dios ha planeado para ellos. Jesús nos llama a ser misericordiosos, abundantemente misericordiosos, como Dios es misericordioso con nosotros. ¿He juzgado el corazón de los demás? ¿Cómo seré misericordioso con ellos? ¿Dónde necesito misericordia en mi vida?

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Martes, 14 de marzo 2017

Mt 23, 1-12

En aquel tiempo, Jesús dijo a las multitudes y a sus discípulos:

"En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y fariseos.

Hagan, pues, todo lo que les digan, pero no imiten sus obras,

porque dicen una cosa y hacen otra. Hacen fardos muy pesados y

difíciles de llevar y los echan sobre las espaldas de los hombres,

pero ellos ni con el dedo los quieren mover. Todo lo hacen para

que los vea la gente. Ensanchan las filacterias y las franjas del

manto; les agrada ocupar los primeros lugares en los banquetes y

los asientos de honor en las sinagogas; les gusta que los saluden

en las plazas y que la gente los llame 'maestros'. Ustedes, en

cambio, no dejen que los llamen 'maestros', porque no tienen más

que un Maestro y todos ustedes son hermanos. A ningún hombre

sobre la tierra lo llamen 'padre', porque el Padre de ustedes es

sólo el Padre celestial. No se dejen llamar 'guías', porque el guía

de ustedes es solamente Cristo. Que el mayor de entre ustedes

sea su servidor, porque el que se enaltece será humillado y el que

se humilla será enaltecido".

Uno no necesita ser una autoridad religiosa, como los escribas y fariseos, para ser culpable de arrogancia o hipocresía religiosa. Todo lo que uno necesita es una fuerte opinión de su propia santidad y sentido de superioridad. El deseo de reconocimiento y honor es un impulso muy humano del cual no están exentos las personas religiosas, específicamente los Cristianos. Pero Jesús llama a sus discípulos a rechazar honores o cualquier sugerencia de superioridad. Un Cristiano que busca ser grande es un Cristiano dispuesto a no ser honrado o no tener autoridad. ¿Estoy dispuesto a servir a los demás? ¿Cómo puedo buscar el camino de la humildad en mi vida y en las relaciones con los demás?

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No es que yo quiera apoyarme en el testimonio de un hombre. Si

digo esto, es para que ustedes se salven. Juan era la lámpara que

ardía y brillaba, y ustedes quisieron alegrarse un instante con su

luz. Pero yo tengo un testimonio mejor que el de Juan: las obras

que el Padre me ha concedido realizar y que son las que yo hago,

dan testimonio de mí y me acreditan como enviado del Padre. El

Padre, que me envió, ha dado testimonio de mí. Ustedes nunca

han escuchado su voz ni han visto su rostro, y su palabra no

habita en ustedes, porque no le creen al que él ha enviado.

Ustedes estudian las Escrituras pensando encontrar en ellas vida

eterna; pues bien, ellas son las que dan testimonio de mí. ¡Y

ustedes no quieren venir a mí para tener vida!

Yo no busco la gloria que viene de los hombres; es que los

conozco y sé que el amor de Dios no está en ellos. Yo he venido

en nombre de mi Padre y ustedes no me han recibido. Si otro

viniera en nombre propio, a ése sí lo recibirían. ¿Cómo va a ser

posible que crean ustedes, que aspiran a recibir gloria los unos de

los otros y no buscan la gloria que sólo viene de Dios? No

piensen que yo los voy a acusar ante el Padre; ya hay alguien que

los acusa: Moisés, en quien ustedes tienen su esperanza. Si

creyeran en Moisés, me creerían a mí, porque él escribió acerca

de mí. Pero, si no dan fe a sus escritos, ¿cómo darán fe a mis

palabras?''

El tema principal del Evangelio de San Juan es la experiencia de llegar a creer. La gente ve las obras de Cristo, y llegan a creer en él. O no. Los Fariseos y otros líderes de los Judíos ven a Jesús en acción, pero se niegan a creer que Jesús fue enviado por Dios, su Padre, para hacer las obras de Dios. Jesús les dice que deben saber que lo que está haciendo cumple lo que está escrito en las Escrituras. Si los que dudaban hubieran sido fieles a su tradición, hubiesen creído que Jesús es el Mesías, el Cristo de Dios.

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Les aseguro que viene la hora, y ya está aquí, en que los muertos

oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la hayan oído vivirán.

Pues así como el Padre tiene la vida en sí mismo, también le ha

dado al Hijo tener la vida en sí mismo; y le ha dado el poder de

juzgar, porque es el Hijo del hombre. No se asombren de esto,

porque viene la hora en que todos los que yacen en la tumba

oirán mi voz y resucitarán: los que hicieron el bien para la vida;

los que hicieron el mal, para la condenación. Yo nada puedo

hacer por mí mismo. Según lo que oigo, juzgo; y mi juicio es

justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me

envió".

Nuestro Señor Jesús y todo lo que dijo e hizo durante su misión en la tierra fue la presencia de Dios entre nosotros. Su obra fue obra de Dios Padre para la sanación y vida eterna de todos los hijos e hijas de Dios. Es la voluntad de Dios que todas las personas sean salvadas y traídas a la vida eterna. La obra de Jesús continúa en su Iglesia y su ministerio al mundo. Así como Jesús hizo la obra del Padre, así también la Iglesia continúa la obra salvadora del Hijo. ¿Veo verdaderamente a la Iglesia como el Cuerpo de Cristo - la presencia salvadora de Cristo en todo el mundo y en la historia? ¿Cuál es mi lugar en la Iglesia? ¿Cómo puedo desempeñar un papel activo en la misión de la Iglesia, de hacer que Cristo esté presente a todas las personas?

Jueves, 30 de marzo 2017

Jn 5, 31-47

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: "Si yo diera testimonio de mí, mi testimonio no tendría valor; otro es el que da testimonio de mí y yo bien sé que ese testimonio que da de mí, es válido. Ustedes enviaron mensajeros a Juan el Bautista y él dio testimonio de la verdad.

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Miércoles, 15 de marzo 2017

Mt 20, 17-28

En aquel tiempo, mientras iba de camino a Jerusalén, Jesús llamó

aparte a los Doce y les dijo: "Ya vamos camino de Jerusalén y el

Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a

los escribas, que lo condenarán a muerte y lo entregarán a los

paganos para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; pero

al tercer día, resucitará".

Entonces se acercó a Jesús la madre de los hijos de Zebedeo,

junto con ellos, y se postró para hacerle una petición. Él le

preguntó: "¿Qué deseas?" Ella respondió: "Concédeme que estos

dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y el otro a tu

izquierda, en tu Reino". Pero Jesús replicó: "No saben ustedes lo

que piden. ¿Podrán beber el cáliz que yo he de beber?" Ellos

contestaron: "Sí podemos". Y él les dijo: "Beberán mi cáliz; pero

eso de sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí

concederlo; es para quien mi Padre lo tiene reservado". Al oír

aquello, los otros diez discípulos se indignaron contra los dos

hermanos. Pero Jesús los llamó y les dijo: "Ya saben que los jefes

de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. Que

no sea así entre ustedes. El que quiera ser grande entre ustedes,

que sea el que los sirva, y el que quiera ser primero, que sea su

esclavo; así como el Hijo del hombre no ha venido a ser servido,

sino a servir y a dar la vida por la redención de todos".

Una vez más, Jesús condena la búsqueda del honor. Le recuerda a Santiago y a Juan cuál es su misión: beber el cáliz del sufrimiento y la humillación. Sólo siguiendo el ejemplo de Jesús se puede esperar entrar en cualquier lugar de gloria o honor. El Cristianismo no se trata de sacar algo de Dios; se trata de ofrecerse a sí mismo para los demás y para la gloria de Dios.

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¿Estoy dando de mí mismo por el bien del Reino, o espero alguna recompensa inmediata? ¿Qué pequeños detalles diarios puedo tener con los demás?

Jueves, 16 de marzo 2017

Lc 16, 19-31

En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: "Había un hombre rico,

que se vestía de púrpura y telas finas y banqueteaba

espléndidamente cada día. Y un mendigo, llamado Lázaro, yacía

a la entrada de su casa, cubierto de llagas y ansiando llenarse con

las sobras que caían de la mesa del rico. Y hasta los perros se

acercaban a lamerle las llagas. Sucedió, pues, que murió el

mendigo y los ángeles lo llevaron al seno de Abraham. Murió

también el rico y lo enterraron. Estaba éste en el lugar de

castigo, en medio de tormentos, cuando levantó los ojos y vio a

lo lejos a Abraham y a Lázaro junto a él. Entonces gritó: 'Padre

Abraham, ten piedad de mí. Manda a Lázaro que moje en agua la

punta de su dedo y me refresque la lengua, porque me torturan

estas llamas'. Pero Abraham le contestó: 'Hijo, recuerda que en

tu vida recibiste bienes y Lázaro, en cambio, males. Por eso él

goza ahora de consuelo, mientras que tú sufres tormentos.

Además, entre ustedes y nosotros se abre un abismo inmenso,

que nadie puede cruzar, ni hacia allá ni hacia acá'. El rico

insistió: 'Te ruego, entonces, padre Abraham, que mandes a

Lázaro a mi casa, pues me quedan allá cinco hermanos, para que

les advierta y no acaben también ellos en este lugar de

tormentos'. Abraham le dijo: 'Tienen a Moisés y a los profetas;

que los escuchen'. Pero el rico replicó: 'No, padre Abraham. Si un

muerto va a decírselo, entonces sí se arrepentirán'. Abraham

repuso: 'Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso,

ni aunque resucite un muerto' ".

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No todos los Judíos en el tiempo de Jesús pensaron que era un pecado hacer una buena obra en el día de reposo. Algunos rabinos enseñaron que si alguien necesita ayuda desesperadamente en el día de reposo, uno debe ayudar a esa persona. Los fariseos y otros oponentes de Jesús enseñaron que absolutamente ningún trabajo podría ser realizado en el día de reposo, incluso si el trabajo ayudaría a una persona en necesidad. Jesús, el Hijo de Dios, mostró que el sábado era precisamente un buen día para realizar una buena obra. El sábado es un día de reposo, y ¿qué mejor descanso podría haber que aliviar a alguien de la dificultad y de lo que carga en la vida? Cualquier día y en cualquier momento es un buen día y tiempo para mostrar misericordia y bondad a otro. ¿Qué puedo hacer hoy para aliviar la carga y las dificultades de otra persona?

Miércoles, 29 de marzo 2017

Jn 5, 17-30

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos (que lo perseguían por

hacer curaciones en sábado): "Mi Padre trabaja siempre y yo

también trabajo". Por eso los judíos buscaban con mayor empeño

darle muerte, ya que no sólo violaba el sábado, sino que llamaba

Padre suyo a Dios, igualándose así con Dios.

Entonces Jesús les habló en estos términos: "Yo les aseguro: El

Hijo no puede hacer nada por su cuenta y sólo hace lo que le ve

hacer al Padre; lo que hace el Padre también lo hace el Hijo. El

Padre ama al Hijo y le manifiesta todo lo que hace; le manifestará

obras todavía mayores que éstas, para asombro de ustedes. Así

como el Padre resucita a los muertos y les da la vida, así también

el Hijo da la vida a quien él quiere dársela. El Padre no juzga a

nadie, porque todo juicio se lo ha dado al Hijo, para que todos

honren al Hijo, como honran al Padre. El que no honra al Hijo

tampoco honra al Padre. Yo les aseguro que, quien escucha mi

palabra y cree en el que me envió, tiene vida eterna y no será

condenado en el juicio, porque ya pasó de la muerte a la vida.

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¿Tengo fe? ¿Puedo ver una imagen más amplia de la realidad? ¿Lucho con la fe? ¿Pido diariamente el don de la fe?

Martes, 28 de marzo 2017

Jn 5, 1-16

Era un día de fiesta para los judíos, cuando Jesús subió a

Jerusalén. Hay en Jerusalén, junto a la puerta de las Ovejas, una

piscina llamada Betesdá, en hebreo, con cinco pórticos, bajo los

cuales yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos.

Entre ellos estaba un hombre que llevaba treinta y ocho años

enfermo. Al verlo ahí tendido y sabiendo que ya llevaba mucho

tiempo en tal estado, Jesús le dijo: "¿Quieres curarte?" Le

respondió el enfermo: "Señor, no tengo a nadie que me meta en la

piscina cuando se agita el agua. Cuando logro llegar, ya otro ha

bajado antes que yo". Jesús le dijo: "Levántate, toma tu camilla y

anda". Al momento el hombre quedó curado, tomó su camilla y se

puso a andar.

Aquel día era sábado. Por eso los judíos le dijeron al que había

sido curado: "No te es lícito cargar tu camilla". Pero él contestó:

"El que me curó me dijo: 'Toma tu camilla y anda' ". Ellos le

preguntaron: "¿Quién es el que te dijo: 'Toma tu camilla y

anda'?" Pero el que había sido curado no lo sabía, porque Jesús

había desaparecido entre la muchedumbre. Más tarde lo encontró

Jesús en el templo y le dijo: "Mira, ya quedaste sano. No peques

más, no sea que te vaya a suceder algo peor". Aquel hombre fue y

les contó a los judíos que el que lo había curado era Jesús. Por

eso los judíos perseguían a Jesús, porque hacía estas cosas en

sábado.

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En el evangelio de Lucas, Jesús es muy crítico con la riqueza y con los

que la buscan. El hombre rico en el evangelio de hoy vive una vida de

opulencia y comodidad. Es todo lo que parece valorar. Al mismo tiempo,

Lázaro se sienta, ignorado, sufriendo, frente a la puerta de entrada del

hombre rico. El rico sólo reconoce a Lázaro cuando quiere que Lázaro

haga algo por él. Pero es demasiado tarde. El hombre rico preparó su

eternidad con sus acciones en la vida: no ayuda a Lázaro; ahora

Lázaro no puede ayudarlo.

Lázaro está enfrente de mí todos los días. ¿Lo veo? ¿Lo

ayudo? ¿Dónde espero pasar la eternidad y cómo me estoy

preparando para ello?

Viernes, 17 de marzo 2017

Mt 21, 33-43. 45-46

En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los

ancianos del pueblo esta parábola: "Había una vez un propietario

que plantó un viñedo, lo rodeó con una cerca, cavó un lagar en él,

construyó una torre para el vigilante y luego la alquiló a unos

viñadores y se fue de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia,

envió a sus criados para pedir su parte de los frutos a los

viñadores; pero éstos se apoderaron de los criados, golpearon a

uno, mataron a otro, y a otro más lo apedrearon. Envió de nuevo

a otros criados, en mayor número que los primeros, y los

trataron del mismo modo. Por último, les mandó a su propio

hijo, pensando: 'A mi hijo lo respetarán'. Pero cuando los

viñadores lo vieron, se dijeron unos a otros: 'Éste es el heredero.

Vamos a matarlo y nos quedaremos con su herencia'. Le echaron

mano, lo sacaron del viñedo y lo mataron. Ahora díganme:

Cuando vuelva el dueño del viñedo, ¿qué hará con esos

viñadores?" Ellos le respondieron: "Dará muerte terrible a esos

desalmados y arrendará el viñedo a otros viñadores, que le

entreguen los frutos a su tiempo".

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Entonces Jesús les dijo: "¿No han leído nunca en la Escritura: La

piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra

angular. Esto es obra del Señor y es un prodigio admirable?

Por esta razón les digo que les será quitado a ustedes el Reino de

Dios y se le dará a un pueblo que produzca sus frutos". Al oír

estas palabras, los sumos sacerdotes y los fariseos

comprendieron que Jesús las decía por ellos y quisieron

aprehenderlo, pero tuvieron miedo a la multitud, pues era tenido

por un profeta.

La viña en esta parábola representa a Israel, el pueblo escogido de

Dios, que El esperaba que diera buen fruto. A través de la ruptura

constante de la Alianza y de la muerte de los profetas enviados por

Dios, el pueblo se había ganado la ira de Dios. A través de Jesús, Dios

estaba levantando un nuevo pueblo-compuesto de judíos y gentiles por

igual- que guardan la Alianza y producen buen fruto de justicia y

amor.

El Señor Dios me ha dado un lugar especial en su viña.

¿Estoy siendo fiel a mi vocación? ¿Qué buen fruto estoy

presentando? ¿En qué áreas debo mejorar?

Sábado, 18 de marzo 2017

Lc 15, 1-3. 11-32

En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los

pecadores para escucharlo. Por lo cual los fariseos y los escribas

murmuraban entre sí: "Éste recibe a los pecadores y come con

ellos". Jesús les dijo entonces esta parábola: "Un hombre tenía

dos hijos, y el menor de ellos le dijo a su padre: 'Padre, dame la

parte de la herencia que me toca'. Y él les repartió los bienes. No

muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se fue

a un país lejano y allá derrochó su fortuna, viviendo de una

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Lunes, 27 de marzo 2017

Jn 4, 43-54

En aquel tiempo, Jesús salió de Samaria y se fue a Galilea. Jesús

mismo había declarado que a ningún profeta se le honra en su

propia patria. Cuando llegó, los galileos lo recibieron bien,

porque habían visto todo lo que él había hecho en Jerusalén

durante la fiesta, pues también ellos habían estado allí.

Volvió entonces a Caná de Galilea, donde había convertido el

agua en vino. Había allí un funcionario real, que tenía un hijo

enfermo en Cafarnaúm. Al oír éste que Jesús había venido de

Judea a Galilea, fue a verlo y le rogó que fuera a curar a su hijo,

que se estaba muriendo. Jesús le dijo: "Si no ven ustedes signos y

prodigios, no creen". Pero el funcionario del rey insistió: "Señor,

ven antes de que mi muchachito muera". Jesús le contestó: "Vete,

tu hijo ya está sano". Aquel hombre creyó en la palabra de Jesús

y se puso en camino. Cuando iba llegando, sus criados le salieron

al encuentro para decirle que su hijo ya estaba sano. Él les

preguntó a qué hora había empezado la mejoría. Le contestaron:

"Ayer, a la una de la tarde, se le quitó la fiebre". El padre

reconoció que a esa misma hora Jesús le había dicho: 'Tu hijo ya

está sano', y creyó con todos los de su casa. Éste fue el segundo

señal milagrosa que hizo Jesús al volver de Judea a Galilea.

"Ver es creer". Este es el lema de los seres humanos modernos de mentalidad materialista. Durante los últimos cuatro siglos, por lo menos, se nos ha enseñado que en todo lo que creemos y confiamos debe ser observable. Nuestra fe nos enseña, sin embargo, que, si creemos, veremos. La fe nos da una mejor visión de lo que es posible. En los evangelios, Jesús requiere fe antes de realizar una gran obra, o felicita a las personas después de realizar un milagro por tener fe. De cualquier manera, la fe es la clave que abre las puertas de la posibilidad.

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Supo Jesús que lo habían echado fuera, y cuando lo encontró, le

dijo: "¿Crees tú en el Hijo del hombre?" Él contestó: "¿Y quién

es, Señor, para que yo crea en él?" Jesús le dijo: "Ya lo has visto;

el que está hablando contigo, ése es". Él dijo: "Creo, Señor". Y

postrándose, lo adoró.

Entonces le dijo Jesús: "Yo he venido a este mundo para que se

definan los campos: para que los ciegos vean, y los que ven

queden ciegos". Al oír esto, algunos fariseos que estaban con él le

preguntaron: "¿Entonces también nosotros estamos ciegos?"

Jesús les contestó: "Si estuvieran ciegos, no tendrían pecado;

pero como dicen que ven, siguen en su pecado".

A lo largo de su ministerio, Jesús encuentra muchos tipos de personas, pero dos con mayor frecuencia: los que sufrieron de alguna falta o dificultad y que pusieron su fe en él; y los que se negaron a creer en él, y constantemente trataron de inculcar la duda en los demás. Sin embargo, las obras de Jesús no se podían poner duda; eran claras para que todos las vieran. En el mundo de hoy, hay muchas fuerzas que tratan de sembrar las semillas de la duda y la incredulidad en nuestras mentes y corazones. Mientras Jesús no está físicamente presente para mostrarnos su poder y su gloria, tenemos la Iglesia, los Sacramentos, la comunidad de creyentes, presentes y pasados, y el testimonio de aquellos que han experimentado el poder curativo y transformador de nuestro Señor Jesús en sus vidas. ¿En quién confiaré hoy? ¿En los que dudan o en los que han experimentado a Jesús en sus vidas y han puesto su fe en él? ¿Qué puedo hacer o decir para llevar a otros a la fe?

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manera disoluta. Después de malgastarlo todo, sobrevino en aquella región una gran hambre y él empezó a padecer necesidad. Entonces fue a pedirle trabajo a un habitante de aquel país, el cual lo mandó a sus campos a cuidar cerdos.

Tenía ganas de hartarse con las bellotas que comían los cerdos,

pero no lo dejaban que se las comiera. Se puso entonces a

reflexionar y se dijo: '¡Cuántos trabajadores en casa de mi padre

tienen pan de sobra, y yo, aquí, me estoy muriendo de hambre!

Me levantaré, volveré a mi padre y le diré: Padre, he pecado

contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo.

Recíbeme como a uno de tus trabajadores'. Enseguida se puso en

camino hacia la casa de su padre. Estaba todavía lejos, cuando su

padre lo vio y se enterneció profundamente. Corrió hacia él, y

echándole los brazos al cuello, lo cubrió de besos. El muchacho le

dijo: 'Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco

llamarme hijo tuyo'. Pero el padre les dijo a sus criados:

'¡Pronto!, traigan la túnica más rica y vístansela; pónganle un

anillo en el dedo y sandalias en los pies; traigan el becerro gordo

y mátenlo.

Comamos y hagamos una fiesta, porque este hijo mío estaba

muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos

encontrado'. Y empezó el banquete. El hijo mayor estaba en el

campo y al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y los

cantos. Entonces llamó a uno de los criados y le preguntó qué

pasaba. Éste le contestó: 'Tu hermano ha regresado y tu padre

mandó matar el becerro gordo, por haberlo recobrado sano y

salvo'. El hermano mayor se enojó y no quería entrar. Salió

entonces el padre y le rogó que entrara; pero él replicó: '¡Hace

tanto tiempo que te sirvo, sin desobedecer jamás una orden tuya,

y tú no me has dado nunca ni un cabrito para comérmelo con mis

amigos! Pero eso sí, viene ese hijo tuyo, que despilfarró tus bienes

con malas mujeres, y tú mandas matar el becerro gordo'. El padre

repuso: 'Hijo, tú siempre estás conmigo y todo lo mío es tuyo.

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Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este

hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido

y lo hemos encontrado' ".

El Hijo Pródigo era un joven egoísta e irresponsable. Como vemos al final de la historia, su hermano estaba resentido. Con ambos hijos, el padre era igualmente gentil, misericordioso y generoso. El padre estaba en todo su derecho de regañar o castigar a ambos hijos. En lugar, mostró el amor más tierno. No es ningún secreto que Jesús utilizo al padre para representar a su Padre celestial, que perdona incluso nuestra conducta más egoísta y odiosa. Cuando pecamos y le damos la espalda a Dios, Dios se apresura a recibirnos y a traernos a casa. Incluso cuando nos negamos a perdonar, Dios espera que volvamos a El. ¿He experimentado la tierna misericordia de Dios? ¿He sido

perdonado de pecados, grandes y pequeños? ¿Cómo podría

extender esa misericordia a alguien que ha pecado contra

mí?

Tercer Domingo de Cuaresma

Jn 4, 5-15. 19b-26. 39a. 40-42

En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria, llamado

Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José. Ahí estaba el

pozo de Jacob. Jesús, que venía cansado del camino, se sentó sin

más en el brocal del pozo. Era cerca del mediodía. Entonces

llegó una mujer de Samaria a sacar agua y Jesús le dijo: "Dame de

beber". (Sus discípulos habían ido al pueblo a comprar comida).

La samaritana le contestó: "¿Cómo es que tú, siendo judío, me

pides de beber a mí, que soy samaritana?" (Porque los judíos no

tratan a los samaritanos). Jesús le dijo: "Si conocieras el don de

Dios y quién es el que te pide de beber, tú le pedirías a él, y él te

daría agua viva". La mujer le respondió: "Señor, ni siquiera

tienes con qué sacar agua y el pozo es profundo, ¿cómo vas a

darme agua viva? ¿Acaso eres tú más que nuestro padre Jacob,

que nos dio este pozo, del que bebieron él, sus hijos y sus

ganados?" Jesús le contestó: "El que bebe de esta agua vuelve a

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no guarda el sábado". Otros replicaban: "¿Cómo puede un pecador hacer semejantes prodigios?" Y había división entre ellos. Entonces volvieron a preguntarle al ciego: "Y tú, ¿qué piensas del que te abrió los ojos?" Él les contestó: "Que es un profeta". Pero los judíos no creyeron que aquel hombre, que había sido ciego, hubiera recobrado la vista. Llamaron, pues, a sus padres y les preguntaron: "¿Es éste su hijo, del que ustedes dicen que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?" Sus padres contestaron: "Sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego. Cómo es que ahora ve o quién le haya dado la vista, no lo sabemos. Pregúntenselo a él; ya tiene edad suficiente y responderá por sí mismo". Los padres del que había sido ciego dijeron esto por miedo a los judíos, porque éstos ya habían convenido en expulsar de la sinagoga a quien reconociera a Jesús como el Mesías. Por eso sus padres dijeron: 'Ya tiene edad; pregúntenle a él'.

Llamaron de nuevo al que había sido ciego y le dijeron: "Da

gloria a Dios. Nosotros sabemos que ese hombre es pecador".

Contestó él: "Si es pecador, yo no lo sé; sólo sé que yo era ciego y

ahora veo". Le preguntaron otra vez: "¿Qué te hizo? ¿Cómo te

abrió los ojos?" Les contestó: "Ya se lo dije a ustedes y no me

han dado crédito. ¿Para qué quieren oírlo otra vez? ¿Acaso

también ustedes quieren hacerse discípulos suyos?" Entonces

ellos lo llenaron de insultos y le dijeron: "Discípulo de ése lo

serás tú. Nosotros somos discípulos de Moisés. Nosotros

sabemos que a Moisés le habló Dios. Pero ése, no sabemos de

dónde viene".

Replicó aquel hombre: "Es curioso que ustedes no sepan de dónde viene y, sin embargo, me ha abierto los ojos. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, pero al que lo teme y hace su voluntad, a ése sí lo escucha. Jamás se había oído decir que alguien abriera los ojos a un ciego de nacimiento. Si éste no viniera de Dios, no tendría ningún poder". Le replicaron: "Tú eres puro pecado desde que naciste, ¿cómo pretendes darnos lecciones?" Y lo echaron fuera.

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¿Realmente creo que con Dios todas las cosas son posibles? ¿Cómo puedo poner esa fe en acción en las situaciones de mi vida?

Cuarto Domingo de Cuaresma

Jn 9, 1-41

En aquel tiempo, Jesús vio al pasar a un ciego de nacimiento, y

sus discípulos le preguntaron: "Maestro, ¿quién pecó para que

éste naciera ciego, él o sus padres?" Jesús respondió: "Ni él pecó,

ni tampoco sus padres. Nació así para que en él se manifestaran

las obras de Dios. Es necesario que yo haga las obras del que me

envió, mientras es de día, porque luego llega la noche y ya nadie

puede trabajar. Mientras esté en el mundo, yo soy la luz del

mundo". Dicho esto, escupió en el suelo, hizo lodo con la saliva,

se lo puso en los ojos al ciego y le dijo: "Ve a lavarte en la piscina

de Siloé" (que significa 'Enviado'). Él fue, se lavó y volvió con

vista.

Entonces los vecinos y los que lo habían visto antes pidiendo

limosna, preguntaban: "¿No es éste el que se sentaba a pedir

limosna?" Unos decían: "Es el mismo". Otros: "No es él, sino que

se le parece". Pero él decía: "Yo soy". Y le preguntaban:

"Entonces, ¿cómo se te abrieron los ojos?" Él les respondió: "El

hombre que se llama Jesús hizo lodo, me lo puso en los ojos y me

dijo: 'Ve a Siloé y lávate'. Entonces fui, me lavé y comencé a ver".

Le preguntaron: "¿En dónde está él?" Les contestó: "No lo sé".

Llevaron entonces ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día en que Jesús hizo lodo y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaron cómo había adquirido la vista. Él les contestó: "Me puso lodo en los ojos, me lavé y veo". Algunos de los fariseos comentaban: "Ese hombre no viene de Dios, porque

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tener sed. Pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más tendrá sed; el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un manantial capaz de dar la vida eterna". La mujer le dijo: "Señor, dame de esa agua para que no vuelva a

tener sed ni tenga que venir hasta aquí a sacarla. Ya veo que

eres profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte y

ustedes dicen que el sitio donde se debe dar culto está en

Jerusalén". Jesús le dijo: "Créeme, mujer, que se acerca la hora

en que ni en este monte ni en Jerusalén adorarán al Padre.

Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que

conocemos. Porque la salvación viene de los judíos. Pero se

acerca la hora, y ya está aquí, en que los que quieran dar culto

verdadero adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así

es como el Padre quiere que se le dé culto. Dios es espíritu, y los

que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad". La mujer

le dijo: "Ya sé que va a venir el Mesías (es decir, Cristo). Cuando

venga, él nos dará razón de todo". Jesús le dijo: "Soy yo, el que

habla contigo".

Muchos samaritanos de aquel poblado creyeron en Jesús por el

testimonio de la mujer: 'Me dijo todo lo que he hecho'. Cuando

los samaritanos llegaron a donde él estaba, le rogaban que se

quedara con ellos, y se quedó allí dos días. Muchos más creyeron

en él al oír su palabra. Y decían a la mujer: "Ya no creemos por

lo que tú nos has contado, pues nosotros mismos lo hemos oído

y sabemos que él es, de veras, el Salvador del mundo".

El encuentro de la mujer en el pozo con Jesús es una historia de

conversión. La mujer es Samaritana, varias veces casada, y ahora

cohabita con un hombre que no es su marido. Ella es, en su sociedad,

rechazada. Cuando ella habla a Jesús, ella lo reconoce como el Mesías.

Ella se va a casa para difundir las noticias sobre Jesús a sus vecinos.

Haciéndolo, ella es uno de los primeros evangelistas. Esto nos muestra

que no es necesario ser un hombre, una persona particularmente santa,

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un profesional religioso o un Cristiano "veterano" para proclamar a

Jesucristo como Señor y salvador.

¿He encontrado a Cristo? ¿De qué manera mi vida ha sido

cambiada o afectada por mi relación con nuestro Señor

Jesús? ¿Les hablo a otros acerca de Jesús y mi amistad con

él? Si no, ¿qué es lo que me detiene?

Lunes, 20 de marzo 2017

San José, Esposo de la Santísima Virgen María

Mt 1, 16. 18-21. 24

Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús,

llamado Cristo. Cristo vino al mundo de la siguiente manera:

Estando María, su madre, desposada con José y antes de que

vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo,

estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo,

no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto.

Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en

sueños: "José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a

María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu

Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús,

porque él salvará a su pueblo de sus pecados". Cuando José

despertó de aquel sueño, hizo lo que le había mandado el ángel

del Señor.

José es el héroe silencioso de nuestra fe. Nadie le anunció de antemano que él sería el padre adoptivo del Mesías. Como hombre judío, estaba en su derecho de no acoger a María. Pero escogió prestar atención a las palabras del ángel en el sueño y llevar a Jesús y a María a su hogar. A juzgar por la breve narración de las acciones de José, y por el carácter de Jesús, podemos asumir que José era un padre bueno, fuerte y noble. Hacemos bien en honrar a José y mantenerlo como modelo para la paternidad.

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Sábado, 25 de marzo 2017

La Anunciación del Señor

Lc 1, 26-38

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una

ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con

un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se

llamaba María. Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo:

"Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo". Al oír estas

palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría

decir semejante saludo. El ángel le dijo: "No temas, María,

porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz

un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será

llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de

David, su padre, y él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos

y su reinado no tendrá fin". María le dijo entonces al ángel:

"¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?" El

ángel le contestó: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el

poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo,

que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu

parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y

ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay

nada imposible para Dios". María contestó: "Yo soy la esclava

del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho". Y el ángel se

retiró de su presencia.

Lo que sucede en este evangelio es uno de los momentos más grandes de la historia humana: Dios se encarna en el vientre de una joven virgen. ¡Desde un punto de vista natural y humano, esto es imposible! Pero cuando hablamos de Dios no hablamos de la posibilidad natural o humana, sino de la posibilidad sobrenatural y divina. Para Dios, nada es imposible. Creemos en un Dios de suprema e infinita posibilidad. Así, como María, podemos tener gran fe y confianza, y podemos decir: "Que se haga a mí según tu palabra".

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¿Realmente creo en Jesús? ¿Creo que es el Hijo de Dios, que

tiene poder sobre todas las cosas, o es simplemente otro

gran líder religioso? ¿He estudiado lo que la Escritura y la

Iglesia me enseñan acerca de Jesús? ¿Estoy con él o contra

él?

Viernes, 24 de marzo 2017

Mc 12, 28-34

En aquel tiempo, uno de los escribas se acercó a Jesús y le

preguntó: "¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?"

Jesús le respondió: "El primero es: Escucha, Israel: El Señor,

nuestro Dios, es el único Señor; amarás al Señor, tu Dios, con

todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas

tus fuerzas. El segundo es éste: Amarás a tu prójimo como a ti

mismo. No hay ningún mandamiento mayor que éstos". El

escriba replicó: "Muy bien, Maestro. Tienes razón, cuando dices

que el Señor es único y que no hay otro fuera de él, y amarlo con

todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas, y amar al

prójimo como a uno mismo, vale más que todos los holocaustos y

sacrificios". Jesús, viendo que había hablado muy sensatamente,

le dijo: "No estás lejos del Reino de Dios". Y ya nadie se atrevió a

hacerle más preguntas.

La respuesta de Jesús a la pregunta del escriba nos dice exactamente qué debemos hacer si queremos entrar en el Reino de Dios: ama a Dios por encima de todo, y ama a al prójimo como a ti mismos. No hay nada más importante, nada más que nos salve. Los Mandamientos son sencillos, aunque no siempre es fácil cumplirlos. ¿De qué maneras puedo activamente amar a Dios por encima de todas las cosas? ¿Qué deseo para mí? ¿Deseo ese mismo bien para otros? ¿Cómo puedo activamente amar a los demás?

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Lea el evangelio de hoy y otras referencias a José en los evangelios. Reflexiona sobre su valentía y fidelidad. ¿Cómo puede servir José como modelo en mi vida?

Martes, 21 de marzo 2017

Mt 18, 21-35

En aquel tiempo, Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: "Si mi

hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo?

¿Hasta siete veces?" Jesús le contestó: "No sólo hasta siete, sino

hasta setenta veces siete". Entonces Jesús les dijo: "El Reino de

los cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus

servidores. El primero que le presentaron le debía diez mil

talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo

vendieran a él, a su mujer, a sus hijos y todas sus posesiones, para

saldar la deuda.

El servidor, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: 'Ten

paciencia conmigo y te lo pagaré todo'. El rey tuvo lástima de

aquel servidor, lo soltó y hasta le perdonó la deuda. Pero, apenas

había salido aquel servidor, se encontró con uno de sus

compañeros, que le debía poco dinero. Entonces lo agarró por el

cuello y casi lo estrangulaba, mientras le decía: 'Págame lo que

me debes'.

El compañero se le arrodilló y le rogaba: 'Ten paciencia conmigo

y te lo pagaré todo'. Pero el otro no quiso escucharlo, sino que

fue y lo metió en la cárcel hasta que le pagara la deuda. Al ver lo

ocurrido, sus compañeros se llenaron de indignación y fueron a

contar al rey lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo:

'Siervo malvado. Te perdoné toda aquella deuda porque me lo

suplicaste. ¿No debías tú también haber tenido compasión de tu

compañero, como yo tuve compasión de ti?'

Y el señor, encolerizado, lo entregó a los verdugos para que no lo

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Page 26: HACIA LA CRUZ - St. John Vianney Catholic Churchsjvorlando.org/wp-content/uploads/2017/02/Hacia-la-Cruz.pdf · En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Tengan cuidado de no

soltaran hasta que pagara lo que debía. Pues lo mismo hará mi

Padre celestial con ustedes, si cada cual no perdona de corazón a

su hermano".

Perdona siete veces setenta y siete veces. Esto no significa que perdonar 539 veces es todo lo que se requiere de nosotros. En la Biblia, siete representa plenitud, perfección. Debemos perdonar siempre y constantemente. En caso de que nos sintamos justificados en negar el perdón, es importante recordar cuántas veces Dios nos ha perdonado. Aquel que ha sido perdonado mucho, debe estar dispuesto a perdonar mucho. ¿He experimentado el perdón de Dios y de los demás? ¿Estoy listo para perdonar y perdonar de nuevo? ¿A quién debo perdonar hoy? ¿De quién necesito buscar el perdón?

Miércoles, 22 de marzo 2017

Mt 5, 17-19

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "No crean que he

venido a abolir la ley o los profetas; no he venido a abolirlos, sino

a darles plenitud. Yo les aseguro que antes se acabarán el cielo y

la tierra, que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma

de la ley. Por lo tanto, el que quebrante uno de estos preceptos

menores y enseñe eso a los hombres, será el menor en el Reino

de los cielos; pero el que los cumpla y los enseñe, será grande en

el Reino de los cielos".

Los mandamientos de Jesús se pueden reducir a esto: "Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, mente y alma; y amar a tu prójimo como a ti mismo ". Si queremos ser incluidos en el Reino de los cielos (es decir, el Reino de Dios), debemos poner a Dios por encima y por delante de todo, y siempre debemos buscar el bien de los demás—nos guste o no. Eso es amor, como lo enseña Jesús. Esa es la llave para del Reino. ¿Pongo a Dios en el centro de mi vida, o hay otras personas o cosas que son más importantes para mí? ¿Realmente intento amar a los demás? ¿Busco lo que es bueno para los

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demás, o solo lo que es bueno para mí mismo? ¿Me amo a mí mismo? Es decir, ¿veo mi valor inherente como hijo de Dios?

Jueves, 23 de marzo 2017

Lc 11, 14-23

En aquel tiempo, Jesús expulsó a un demonio, que era mudo.

Apenas salió el demonio, habló el mudo y la multitud quedó

maravillada. Pero algunos decían: "Éste expulsa a los demonios

con el poder de Belzebú, el príncipe de los demonios". Otros, para

ponerlo a prueba, le pedían una señal milagrosa. Pero Jesús, que

conocía sus malas intenciones, les dijo: "Todo reino dividido por

luchas internas va a la ruina y se derrumba casa por casa. Si

Satanás también está dividido contra sí mismo, ¿cómo mantendrá

su reino? Ustedes dicen que yo arrojo a los demonios con el

poder de Satanás. Entonces, ¿con el poder de quién los arrojan

los hijos de ustedes? Por eso, ellos mismos serán sus jueces. Pero

si yo arrojo a los demonios con el dedo de Dios, eso significa que

ha llegado a ustedes el Reino de Dios. Cuando un hombre fuerte

y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros; pero

si otro más fuerte lo asalta y lo vence, entonces le quita las armas

en que confiaba y después dispone de sus bienes. El que no está

conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo,

desparrama".

Muchas de las personas a las que Jesús se les acerco no creían que él

había sido enviado por Dios. No creían que este simple predicador y el

que realizaba milagros era el Mesías, el ungido de Dios.

Constantemente dudaban, lo desafiaban o lo rechazaban. Pero debían

haber sabido, por su propio conocimiento de la Escritura, que el Mesías

estaría haciendo exactamente lo que Jesús estaba haciendo. Muchos de

ellos se perdieron la visita de Dios que habían estado esperando y

anhelando. 24