hesicasmo 7

25
Lev Gillet, un gran teólogo Olivier Clement “No sé y no quiero hablar como teólogo (lo cual no soy)”, escribía el “Monje de la Iglesia de Oriente” al inicio de un artículo en el cual exponía el núcleo más audaz de su pensamiento. Y agregaba: “Someto todo lo que sigue al juicio de la Iglesia. Aquí seré sólo un sacerdote que quisiera ayudar, en sus pobres límites, a algunas de las innumerables almas abatidas y oprimidas” [1]. Hablar así define la humildad del verdadero teólogo. ¿Qué sería, en efecto, una teología que, incluso en su novedad, no se insertase en la tradición de la Iglesia y no tuviese por objetivo la salvación de las almas? Para evocar este pensamiento, hecho fecundo por la oración y por la compasión, examinaré a continuación sus principales fundamentos y luego sus temas esenciales. Los fundamentos del pensamiento de Lev Gillet El pensamiento de Gillet se sitúa en la tradición litúrgica y sacramental de la Iglesia indivisa; puede ser definido al mismo tiempo apofático y cristocéntrico; ha privilegiado mucho el acercamiento ruso –que reiteradamente, si bien no muy explícito, permanecerá implícito-; y finalmente supone, con total pudor, algunas de sus experiencias personales.

Upload: agustin-gabriel-otondo

Post on 28-Sep-2015

214 views

Category:

Documents


1 download

DESCRIPTION

Hesicasmo ortodoxo

TRANSCRIPT

Lev Gillet, un gran telogo

Olivier Clement

No s y no quiero hablar como telogo (lo cual no soy), escriba el Monje de la Iglesia de Oriente al inicio de un artculo en el cual expona el ncleo ms audaz de su pensamiento. Y agregaba: Someto todo lo que sigue al juicio de la Iglesia. Aqu ser slo un sacerdote que quisiera ayudar, en sus pobres lmites, a algunas de las innumerables almas abatidas y oprimidas [1]. Hablar as define la humildad del verdadero telogo. Qu sera, en efecto, una teologa que, incluso en su novedad, no se insertase en la tradicin de la Iglesia y no tuviese por objetivo la salvacin de las almas?

Para evocar este pensamiento, hecho fecundo por la oracin y por la compasin, examinar a continuacin sus principales fundamentos y luego sus temas esenciales.

Los fundamentos del pensamiento de Lev Gillet

El pensamiento de Gillet se sita en la tradicin litrgica y sacramental de la Iglesia indivisa; puede ser definido al mismo tiempo apoftico y cristocntrico; ha privilegiado mucho el acercamiento ruso que reiteradamente, si bien no muy explcito, permanecer implcito-; y finalmente supone, con total pudor, algunas de sus experiencias personales.

a) El Padre Lev tena la certeza que la unidad cristiana existe ya en profundidad, que no es necesario construirla sino ms bien descubrirla manifestando la coincidencia de las tradiciones patrsticas orientales y occidentales para poner a la luz la antigua herencia comn. Esta ltima se inscribe en los textos litrgicos de la tradicin, que definen toda una espiritualidad esplndida, eclesial, sin empalagamiento sentimentales [2].

Es as que el Monje de la Iglesia de Oriente ha guardado siempre en su memoria las oraciones de la liturgia latina y ha pedido que fuesen ledas en sus funerales. Ha comentado los textos de los oficios bizantinos en el libro El ao de gracia del Seor, insistiendo sobre las lecturas escritursticas que la himnografa se limita a meditar en una perspectiva homiltica y hermenutica [3]. Junto a los mejores telogos de la emigracin rusa ha insistido luego sobre la eucarista, el misterio central, el misterio mismo de la Iglesia en su unidad [4], subrayando al mismo tiempo que la presencia de Cristo en el Espritu Santo, supera todo lmite institucional. Sobre este fundamento ha desarrollado una eclesiologa de comunin, escribiendo que la pascua del Seor tiene siempre algo de personal, pero no es jams exclusivamente individual No puedo separarme de los hermanos de Jess sin separarme de Jess [5].

b) El Padre Lev, desde muy temprano, ha meditado la teologa de los padres griegos, celebrando la alegra pascual [6] que les anima. Ha sentido resonar en ellos, como en los textos litrgicos escritos o inspirados por ellos, el carcter casi inmediato, autnticamente original, del anuncio de la resurreccin. Ha hecho propias las grandes intuiciones de los telogos bizantinos, si bien dejando aparte el vocabulario de las energas, materia de espesa controversia entre oriente y occidente: Gregorio Plamas, mal comprendido por los latinos, ha contribuido l mismo, con su violenta polmica, a una cierta cerrazn del pensamiento ortodoxo. Sin embargo, si bien l utiliza el lenguaje tomista de la causalidad, el Padre Lev prefiere el lenguaje patrstico y secretamente palamita de la participacin: He querido hacerles partcipes hace decir a Cristo- de mi ardor y de mi incandescencia [7]. Y a esto, en su dilogo con el judasmo, agregar el lenguaje bblico de la Shekhin, lenguaje ya preparado para l por la nocin de Sapienza, querida por Bulgakov.

Su respeto por el misterio le procuraba horror por las polmicas teolgicas, por aquel odium theologicum en lo cual lo otro es siempre reducido a lo peor de s mismo. Anticipaba as las aproximaciones estructuralistas:

Se corre el riesgo de crear monstruos cuando se transporta un concepto a un sistema extrao, extrapolndolo de su contexto, y cuando se traducen y se introducen en algunas categoras intelectuales cosas pensables y expresables slo en categoras totalmente diversas. [8]

La verdad, en efecto, no es un sistema, es una persona, la persona por excelencia, Cristo que el Padre Lev prefiere llamar Jess- interiormente modelado por la oracin monolgica, la llamada oracin de Jess. Su pensamiento es por tanto simultneamente apoftico y cristocntrico, siendo la aproximacin apoftica, por la va negativa, el nico medio para sondear el misterio de la persona, o mejor de la comunin trinitaria de las personas. Se puede hablar, si se quiere, de pancristismo, y esto es esencialmente fiel al dogma de Calcedonia y est abierto a la plenitud trinitaria. El Padre Lev afirma la prioridad de las hipstasis (personas) sobre la naturaleza divina, profundidad insondable del amor de ellos. Insiste sobre el dinamismo de la aproximacin patrstica que sustituye el actuar habitado por el amor al ser de una ontologa objetiva y esttica. Jess es un rostro de hombre infinitamente hermano: ecce homo, y que se abre sobre la gloria que brota del Padre. Cristo existe nicamente vuelto hacia el Padre y nos arrastra consigo en este mismo impulso. El Padre es el corazn de la Trinidad y por tanto el corazn de todo. Cada latido de ese corazn es un salto con el cual el Padre se da. Aquellos latidos hacen fluir hacia nosotros la sangre del Hijo, vivificado por el soplo del Espritu [9]. El Espritu mismo se manifiesta como aquel movimiento que, en lo ms ntimo de nuestro ser, nos permite decir que Jess es el Seor y llamar a Dios con estas palabras: Abba, Padre!. En esto consiste toda la vida cristiana: En el Hijo, por obra del Espritu, encontrar al Padre, coincidiendo con la tensin de Jess hacia el Padre [10]. Gillet fue as llevado a retomar la formulacin de Bulgakov de que el Espritu Santo es el sujeto de nuestra vida espiritual, mientras Cristo es el objeto. [11].

c) Rusia ha dicho el Monje de la Iglesia de Oriente- es la gran madre tumultuosa de emociones. Y fue su primer amor, su primera pasin.

Lo que le interesa en la sensibilidad de la Rusia cristiana no es el ritualismo sino el evangelismo, un amor humilde [12]. En Galicia, descubr la audacia y la frescura de la filosofa religiosa rusa que, en su mejor aspecto, le parece actualizar de un modo proftico las intuiciones de los padres griegos.

El filsofo Vladimir Soloviev fue importante en su destino, no slo por su sentido de la Iglesia indivisa [13], sino tambin por su tema del divino-humanismo, nico capaz, para el Padre Lev, de responder de manera creadora (y sin condena) a las blasfemias apasionadas del hombre moderno.

An ms decisivo fue para l Bulgakov, con su intuicin de una knosis de amor en el seno de la misma Trinidad: La cruz levantada en el corazn del Padre de la cual la cruz del Glgota no fue ms que la expresin [14], hecha cruenta por el pecado del hombre. El amor verdadero es siempre kentico, sacrificial. De Bulgakov deriva tambin el acento puesto en el principio femenino, sobre la Sabidura que rige el mundo y lo hace dcil, en Cristo, a la incandescencia divina. Seor amor, te doy gracias por el principio femenino que has introducido en tu universo y que has asociado ntimamente a la salvacin del mundo [15]. Tal Sabidura csmica es vuelta consciente en la persona y en el s de la Madre de Dios, y el Padre Lev insiste sobre el carcter mariano de la santidad, sobre esta castidad espiritual que significa corazn no disperso, no dividido, integridad preservada o recuperada [16].

El gran smbolo apocalptico de la mujer vestida de sol une el tema de la Sabidura al del Reino futuro. Aqu el Padre Lev cita a Rabindranath Tagore: habis odo sus pasos silenciosos? l viene, viene, siempre viene. A cada instante y en toda edad, cada da y cada noche viene [17]

Este evento escatolgico, ya anticipado en la eucarista, se interioriza en el instante. El instante es el momento de interseccin en el cual la eternidad y el tiempo se tocan [18]. En este sentido el padre Lev ha podido hablar del sacramento del instante presente.

Sin embargo, en su confrontacin con la sofiologa, l se ha poco a poco preguntado, sin por otro lado renegar de su admiracin y su respeto: Y si verdaderamente los sofilogos fuesen depositarios de un gran misterio? Pero para seguirlos, tengo mucho temor de perder el evangelio. [19]

Ms en general, el padre Lev ha tomado distancia de un cierto ortodoxismo occidental que, por ingenuo orgullo y deseo de contraponerse al catolicismo, exalta incesantemente una concepcin luminosa del mundo [20] y sabe hablar solo pero en qu sentido?- de transfiguracin y de deificacin. Antes que nada afirma- es necesario recordar la humanidad muy dulce y dolorosa de Jess, su pasin y su cruz [21]. Sobre el Tabor, Jess habla con Moiss y Elas de su prximo xodo, es decir de su pasin. En el oficio bizantino de las alabanzas matutinas de la Transfiguracin se leen algunos textos de la fiesta del 14 de septiembre, en los cuales es exaltada la venerable y vivificante cruz. Deificacin significa la posibilidad de amar verdaderamente; y no hay amor sin cruz.

Agregamos finalmente, que se pueden encontrar, en el pensamiento del padre Lev primero citadas y luego implcitas- muchas otras influencias junto a la del cristianismo ruso: algunas instancias de la reforma, y sobre todo de Soren Kierkegaard, pero tambin Franz Kafka, e incluso el pequeo caminito de santa Teresa de Lisieux. El Monje de la Iglesia de Oriente no ha renegada nada de su herencia occidental! Y siempre ms, abandonando la torre de marfil de los telogos patentados que se contentan de hablar los unos de los otros, se ha mezclado con los hombres de hoy, les ha escuchado de modo particular en Hyde Park-, y su lenguaje se ha vuelto despojado, se ha aligerado, hasta tener una simplicidad a veces cristalina. Es para stos que l ha escrito.

d) El Padre Lev ha hablado de esto slo de grande y con gran pudor- ha conocido la incandescencia del amor, una palabra terrible [22], afirma. Evoc en algunas oportunidades una experiencia absolutamente personal [23], una visin interior [24] que sobreviene cuando nos volvemos lo suficientemente maleables para que Jess pueda esculpir su rostro sobre [nuestro] corazn [25]. Entonces nos sucede de escuchar palabras interiores pronunciadas sin ningn sonido audible, pero sobre las cuales el hombre de oracin no puede engaarse, ya que es un tono de Jess, un estilo que le es propio, un punto firme de reposo que pone fin a las incertezas y a las discusiones [26].

Sobre todo, el padre Lev ha experimentado, el 30 de mayo de 1935, sobre la orilla del lago de Tiberades, un impresionante sentimiento de presencia Este sentimiento dur de modo extremadamente intenso por una hora entera. La presencia estaba conmigo, me colmaba, me haca llorar sin razn y estaba asociada a la persona de Jess [27].

Jess as se le presentaba simultneamente como el amigo y el inmenso.

Jess: inmensidad del mar. Mar de un azul oscuro, a la cada de la noche. Mar que el sol del medio da cubre de un cegante blancor. En el horizonte, la lnea del mar y la lnea del cielo se funden. As, oh Seor, lejos, lejos, cuanto te puede seguir mi mirada, te veo perderte en la gloria del Padre. [28]

Al mismo tiempo, Jess es este compaero secreto que, en los momentos de angustia, posa dulcemente su mano sobre nuestra espalda.

Los temas esenciales

Entre los temas que me parecen ms importantes del pensamiento del padre Lev, considerar tres: la vida en Cristo, una universalidad sin relativismo y el Dios sufriente.

a) La vida en Cristo es el ttulo de una obra de Nicols Cabasilas, obra que el padre Lev quera mucho. Para l la vida en Cristo es ante todo una pequea va, en el sentido teresiano de la expresin la pequea va del cordero, la va de la infancia [29]. Cuando llega la tentacin de una desesperacin total, de una angustia cerrada sobre s misma [30], no hay otro camino que abandonarse, con actitud al mismo tiempo humilde y tenaz, al Seor amor, Jess, en el cual slo existimos. Vengo a ti en las pequeas cosas, le hace decir el padre Lev a Jess. Entonces, todo lo que es pequeo se vuelve grande, todo se vuelve sagrado, si tu amor lo transfigura [31]. Es necesario aprender a reconocer en toda creatura una intencin de amor, viendo transparentarse el rostro de Dios a travs de cada rostro, ya que es en Cristo que todo, tambin ms all de la muerte, encuentra su verdad. El Padre Lev no se cansaba de recordar la invitacin de Cristo: Venid a m todos los que estis cansados y oprimidos, y yo les dar descanso (Mt 11, 28). Y es justamente en esta perspectiva que aconsejaba una prctica humilde, confiada y no tcnica de la oracin de Jess reducida al solo Nombre, como un murmullo silencioso.

La vida en Cristo, en segundo lugar, es el descubrimiento de cada persona como de aquel al cual Cristo dice t, como de un t de Cristo. [32]

En el ser ms retrasado, ms desgraciado, subsiste la imagen de Dios que el amor puede despertar. El Padre Lev amaba contar la historia de un pequeo muchacho iran, un nio anormal, reducido en apariencia- a una existencia casi vegetativa y que imprevistamente se revela capaz de un gesto de amistad, pidiendo a su madre que recibe a unos huspedes que les ofrezca caf gritando: Kawe! [33]

Si la persona aparece entonces irreducible incluso a los peores limitaciones, es porque ella es cono del Dios hecho hombre, porque l no slo la vivifica desde el interior, a travs de su Espritu, sino porque tambin establece con ella una relacin nica y la hace existir dicindole t. Jess ama y por esto descubre a cada uno bajo [su] pecado, detrs de [sus] transgresiones y de [sus] deficiencias [34]. Y este amor es infinito, y sin embargo siempre el mismo, ya que l ama a cada uno de manera nica [35]. La imagen de Dios que nosotros ya somos y que debemos volvernos, hacindola siempre ms semejante- es la apertura suscitada en nosotros del effat divino, apertura de trascendencia que nos hace ms grande que el mismo mundo [36]. Naciendo de esta relacin originaria, llamada y guiada por esta, la persona poco a poco se realiza estableciendo a su vez con los otros una relacin hecha de atencin, respeto, y tambin de amor. Todo esto, en un dinamismo trinitario gracias al cual el pobre amor humano no puede hacer otra cosa ms que descifrar superficialmente el abismo de amor divino-humano que Cristo nos ofrece.

Reconocer el rostro de Dios en la humanidad de Cristo quiere decir reconocerlo tambin en el del hermano, y por tanto superar el badn que va del yo aislado al yo que se abre y se ofrece [37]. Es despus de haber sido tocados por Jess, que percibimos la realidad verdadera de cada ser y lo que hay en el de nico [38]. Y simultneamente presentimos, en su misma diversidad, la unidad de todos los hombres en Cristo, ya que cada uno es una talla diversa del nico diamante [39].

Por esto los problemas ticos se plantean no en trminos de derecho, sino en los trminos de Cristo [40]. La ley, abolida, es sustituida en el corazn del hombre por una imagen a la vez divina y humana [41]. Y esta imagen, que es una presencia personal, es capaz de tocar y de cambiar incluso el corazn que permaneciese inaccesible a las prescripciones de los permisos y de las prohibiciones. La tica evanglica del amor ofrece inspiracin y orientacin, despierta la responsabilidad. En la mayor parte de los casos, la mejor solucin es la que exige un sacrificio real, es decir una superacin con el riesgo de perderse. Es importante escribe el padre Lev- aprender los valores de la prdida. [42]

Sera por esto vano pedir al evangelio soluciones tcnicas. Lo que ste procura es un espritu que permitir tal vez inventar tales soluciones.

Cristo, finalmente, en el cual somos llamados a vivir no es slo histrico sino tambin csmico. Encontramos aqu la contemplacin natural (theora physik) de la tradicin, desarrollada sin embargo gracias a la visin cientfica moderna e reinserta en el movimiento de una temporalidad escatolgica.

El amor sin lmites no se detiene en el hombre. Mi amor sostiene el universo entero. Es el vnculo sustancial entre todos los seres, entre todas las cosas y aquel que le ama [43].

Ves la belleza del amor en un hilo de hierba, en una hoja, en una rama Introduce tu vida en la vida del universo, sometindola al mismo designio divino [44]. La montaa y el mar, los vientos y la tempestad, los animales feroces como aquellos ms mansos encuentran su espacio en el corazn de Cristo. Debemos por tanto darles un espacio en nuestra oracin, dilatando esta ltima al universo entero.

En cada cosa se resume la evolucin csmica, en cada cosa el amor sin lmites viene a nosotros a travs de los siglos [45], y a travs de nosotros, quizs por medio de nosotros, aspira al cumplimiento del Reino.

El hombre debe hacer ofrenda de todos los seres. Tiene el deber, en Cristo, de dar forma y palabra a la informe accin de gracias del universo [46], este lgos logos, como deca Orgenes.

Desde ahora, en lo secreto de la Iglesia, el mundo encuentra cumplimiento en la eucarista. Se podra casi decir: se revela como eucarista. La vocacin del hombre es la de ser el sacerdote del mundo y de trabajar por su transfiguracin por medio de la oracin, de la ciencia, del arte. Esta vocacin sacerdotal, eucarstica, vuelta insistente, se interioriza y misteriosamente se exterioriza, en la invocacin del nombre de Jess. En l todas las cosas son creadas (Col 1,16). El nombre del Verbo encarnado contiene el mundo. Invocado sobre todo lo que existe, a travs de todas nuestras actividades, permite cristificar el universo. [47]

b) Cuando el padre Lev, durante su juventud, an catlico, se haba puesto al servicio de los migrantes rusos ms miserables, haba soado con un monasterio puesto bajo la triple tutela de Carlos de Foucauld, catlico en tierra islam; de san Serafn de Sarov, testimonio de una transfiguracin universal en el Espritu Santo; y de Sandha Sundar Singh, un indio vuelto cristiano pero sin renegar del patrimonio espiritual de su pas. Ms tarde, durante la segunda guerra mundial, escribi sobre el hebrasmo y sobre la relacin entre hebreos y cristianos en un libro quizs proftico titulado Communion in the Messiah. En un momento posterior, en el Lbano, descubri y comenz a explorar en profundidad al islam. Durante la ltima parte de su vida, trabajaba en Londres para el Spalding Trust, que favoreca un estudio de todas las religiones: en el British Museum lea y reseaba todas las publicaciones concernientes, sobre todo, al hinduismo y al budismo.

Al mismo tiempo, a travs de sus contactos personales y de sus discusiones en Hyde Park, y quizs tambin por medio de sus intuiciones y tentaciones (Mi hosanna ha pasado a travs del crisol de la duda, habra podido decir con Fedor Dostoevskij), tena una comprensin profunda del atesmo, o ms bien del no tesmo indiferencia, voluntad de adherirse directamente a la vida- de tanto de nuestros contemporneos. Los cuales, como ha escrito, intentan vivir una vida al mismo tiempo racional, joven, espontanea, liberada de las antiguas supersticiones y prohibiciones [48]. Su respuesta es la divino-humanidad y el leitmotiv: Seor amor.

Por una parte afirma- la indiferencia y la incredulidad a menudo expresan una insurreccin contra los dolos que los creyentes se crean [49]. Es necesario ser capaz de descifrar las aspiraciones inconscientes hacia el Cristo representado por tantos deseos de intensidad, especialmente en la pasin -que es importante respetar- y en la esfera de la sexualidad, que el padre Lev haba estudiado con Freud y de la cual saba hablar con respeto y simplicidad. El ser humano, en su inconfesada voluntad de transgredir la muerte, y el individuo, en la exaltacin de su unicidad, son atrados sin saberlo en la transgresin crstica de la muerte y en la bsqueda de la persona.

Por otra parte, el padre Lev intentaba discernir el cristianismo latente que acta en las grandes religiones no cristianas [50]. Por todas partes, en todos, yo veo al Logos [51].

En el atesmo como en las mltiples formas de lo religioso, l quera reconocer y adorar al Cristo escondido e implcito [52]. Si Jess es la luz que ilumina a cada hombre que viene al mundo (Juan 1,9), muchas personas tienen un contacto real con l bajo otros nombres y otras formas [53]. Seas bendito, oh Seor, porque tu luz obra en todas las almas y se encuentra (como refractada) en todas las razas, en todas las creencias [54]. Ya conscientemente minoritaria, la Iglesia es el pueblo real, proftico y sacerdotal que, a travs de su testimonio, su intercesin y su celebracin, debe poco a poco hacer tomar consciencia a los hombres de la luz que les habita, y revelarles que ella se ha encarnado. Y as podemos hablar de Dios a los ateos hablndoles del hombre, y hablar del hombre a los contemplativos desencarnados hablndoles de Dios.

La obra ms potica y tambin ms mstica del padre Lev es el libro sutil e inagotable que se titula Amor sin lmites. Su objetivo es precisamente el encuentro con los no cristianos, los no creyentes o los fieles de otras religiones, para vivificar en ellos el movimiento quizs apenas perceptible- hacia el Dios nico, el Dios que se revela en Jesucristo [55]. Con este objetivo, Gillet intenta hacer entrever la irradiacin de la esencia divina, la comunin interior [56] de las personas divinas, aquel ocano de limpidez del cual habla la mstica siraca. Todo esto nosotros lo hemos llamado amor, y amor sin lmites [57]. He aqu la fuente primaria a la cual es necesario remontarse. Este abismo no es impersonal, indiferenciado, sino es precisamente un abismo de amor. Entonces, poco a poco, se podr discernir, seguir, en esta fuente, algunos manantiales orientados y distintos; quedarse junto a las tres simblicas figuras igualmente jvenes, igualmente bellas, sentadas a la mesa de Abraham, bajo las encinas de Mamr [58]. Alusin al clebre cono de Andrej Rublev que el padre Lev ha sobriamente, y casi dolorosamente, comentado.

c) En cualquier parte, y en particular en los libres encuentros de Hyde Partk, el Monje de la Iglesia de Oriente se ha imbatido en la objecin del mal. Escriba entonces: Busco mostrar que Dios no es responsable del mal, y de exponer, lo mejor que puedo, la concepcin del Dios sufriente [59]

Quizs estamos aqu justamente en el corazn de la visin teolgica y espiritual del padre Lev, con este tema a menudo retomado en sus escritos: en un artculo de la revista Contacts del 1965, en el captulo 43 de Jess: breves consideraciones sobre el Salvador y en el captulo titulado En el horno de Amor sin lmites.

Ante todo es necesario rechazar toda imagen de un Dios que est sentado sobre un trono celestial y que presencia, impasible, los combates que se desarrollan sobre la tierra [60]. La fuerza de Dios es la del amor, que no se impone, no puede irradiarse ms que a travs de los corazones que se abren libremente a l. El mal y la muerte, Dios no los quiere: son obras del adversario [61]. La creacin de seres libres ha implicado contemporneamente la omni-potencia y la omni-debilidad del Creador, su retiro sacrificial, a travs del cual no ha dejado de preparar un resultado de luz [62]. Por esto y es uno de los temas fundamentales de la espiritualidad rusa- el Cordero est inmolado desde la creacin del mundo.

El Padre Lev, ciertamente, era inmune a todo dualismo ontolgico, pero otorgaba una gran importancia a una suerte de dualismo existencial, evocando de buena gana la cada de los ngeles y el misterio luciferiano. El Dios viviente y activo, lejos de estar cerrado en una eternidad que domina desde lo alto, se compromete realmente en la historia, combate con nosotros contra la potencia de las tinieblas que arrastra a la creacin hacia una nada asinttica. Pero puede actuar solo a travs de la persuasin y de la gracia [63]. Luchando a nuestro lado, l recibe heridas y muertes, las asume activamente, voluntariamente, por locura de amor. Pero todo esto permaneciendo serenamente Dios en lo profundo de su trascendencia el padre Lev ha evitado los callejones sin salida del kenotismo-. La tempestad se desencadena a los pies de la montaa. La cima de la montaa permanece inmersa en la luz [64]. La persona divina del Hijo, en [su] unin con la naturaleza humana, conoce desde dentro, a travs de una verdadera identificacin, lo que cada uno de nosotros experimenta [65]. Nuestro tiempo humano ha sido por ti, oh Dios hecho hombre, llevado al cielo, a la eternidad divina [66]. Inscripta en esta eternidad viviente, la cruz se ha hecho coextensiva a toda la historia de los hombres, a todo el gemido de la creacin: y el Padre y el Espritu toman cada uno en la pasin del Hijo la parte que les es propia [67]. Entonces, en la eternidad divina, y por tanto en todo momento de la historia humana, el viernes santo y la Pascua son uno. Incluso a travs del sufrimiento, y sin que nosotros podamos por ahora comprender gran cosa, Dios triunfa.

Tu sufrimiento, oh Cristo, no se opone a tu gloria y a tu bienaventuranza. Es la materia misma de la cual t sacas tu triunfo eterno. Tu sufrimiento, simultaneo a tu victoria, es por esta superada, iluminada, transfigurada. [68]

Por tanto, Dios no est jams ausente. l sufre con el hombre y por el hombre y, en este compartir, todo sufrimiento es ya superado [69]. A menudo sentimos solo el peso de la carga, pero Jess toma sobre s nuestra cruz y nos arrastra en un camino de resurreccin.

Es en esta luz que es necesario vislumbrar el destino eterno del hombre, ms all de la muerte. El Padre Lev se hace testigo discreto, como san Isaac el Sirio, de una esperanza sin lmites. El pecado escribe- ha sido encerrado en el corazn de Cristo. El Dios-hombre se convierte, en el rechazado, el condenado [70]. En l la santidad absoluta ha estado en contacto con todo pecado, con el pecado de cada pecador [71], y esto durar para siempre. Frente al misterio del pecador que no se arrepiente, no es necesario ni condenar (sera como condenarse a s mismo), ni elaborar una apocatstasis terica (sera como absolverse a s mismo), sino: contempla la imagen del Crucificado: es la respuesta. [72]

Olivier Clement.

Introduccin al libro de

Un Monje de la Iglesia de Oriente

Il Roveto Ardente

Ed. Qiqajon. Comunit di Bose,

Magnano 2014. Pp. 19-37

Notas:

[1] L. Gillet, Le Dieu souffrant, en Contacts 17 (1965), p. 241.

[2] Palabras de Gillet citadas en . Behr-Sigel, Lev Gillet, p. 120.

[3] Cf. Un moine de lglise dOrient, LAn de grce du Seigneur, Paris 1988.

[4] L. Gillet, Introduction la foi orthodoxe, suplemento a La Voie: Bulletin de la Communaut orthodoxe franaise, Paris 1930, citado en . Behr-Sigel, Lev Gillet, p. 235.

[5] Un monaco della Chiesa dOriente, Ges: brevi considerazioni sul Salvatore, Brescia 1964, p. 94.

[6] Carta del 4 de enero de 1925, citado en . Behr-Sigel, Lev Gillet, p. 106.

[7] Un monaco della Chiesa dOriente, Amores enza limiti, Brescia 1973, p. 100.

[8] Id., La preghiera di Ges. Genesi, sviluppo e pratica nella tradizione religosa bizantino-slava, Brescia 1964, p. 58.

[9] Id., Ges: brevi considerazioni, pp. 100-101 y 106.

[10] Ibid., p. 111.

[11] Cf. . Behr-Sigel, Lev Gillet, p. 238.

[12] Carta del 4 de enero de 1925, citada en . Behr-Sigel, Lev Gillet, p. 107.

[13] Cf. Un moine de lglise dOrient, La signification de Soloviev, en 1054-1954: Lglise et les glises, Chevetogne 1955, pp. 369-379.

[14] Carta del 27 de febrero de 1937, citado en . Behr-Sigel, Lev Gillet, p. 289.

[15] Un monaco della Chiesa dOriente, Amores enza limiti, Brescia 1973, p. 94.

[16] Id., Ges: brevi considerazioni, pp. 13.

[17] Cf. L. Gillet, Communion in the Messiah, Studies in the Relationship between Judaism and Christianity, London 1942, p. 111.

[18] Ibid., p. 113.

[19] Carta del 1937, citado en . Behr-Sigel, Lev Gillet, p. 238.

[20] L. Gillet, propos d une controverse, en Oecumenica (julio 1936), citado en . Behr-Sigel, Lev Gillet, pp. 183 y 239.

[21] Ibid.

[22] Entrevista a Gillet, en This Time-bound Lalder: Ten Dialogues on Religious Experience, a cargo de E. Robinson, Oxford 1977, p. 38.

[23] Un monaco della Chiesa d Oriente, Ges: brevi considerazioni, p. 8.

[24] Ibid., p. 27.

[25] Ibid., p. 28.

[26] This Time-bound Ladder, pp. 59 y 46.

[27] This Time-bound Ladder, pp. 33-34.

[28] Un monaco della Chiesa d Oriente, Ges: brevi considerazioni, pp. 35-36.

[29] Ibid., p. 74.

[30] This Time-bound Ladder, p. 42.

[31] Un monaco della Chiesa d Oriente, Amore senza limiti, p. 56.

[32] Cf. Ibid., p. 45.

[33] Caf, en persiano. Cf. This Time-bound Ladder, p. 33.

[34] Un monaco della Chiesa d Oriente, Amore senza limiti, p. 9.

[35] Ibid., p. 47.

[36] Cf. Ibid., p. 41.

[37] Ibid.

[38] Un monaco della Chiesa d Oriente, Ges: brevi considerazioni, p. 50

[39] Id., Amores senza limiti, p. 45.

[40] Cf. . Behr-Sigel, Lev Gillet, p. 532, donde se cita una conferencia realizada en el Lbano en el verano de 1965.

[41] Cf. ibid., p. 535, donde se cita una conferencia realizada en Suecia en el verano de 1968.

[42] Un monaco della Chiesa d Oriente, Amore senza limiti, p. 79.

[43] Ibid., p. 23.

[44] Ibid., p. 24.

[45] Ibid.

[46] Ibid., p. 37.

[47] Id., La preghiera di Ges, p. 111.

[48] Un moine de l glise d Oriente, La colombe et l agneau, Chevetogne 1979, p. 99.

[49] Palabras citadas en . Behr-Sigel, Lev Gillet, p. 515.

[50] Ibid.

[51] Carta del 6 de abril de 1961, citado en . Behr-Sigel, Lev Gillet, p. 519.

[52] Ibid.

[53] This Time-bound Ladder, p. 34.

[54] Un monaco della Chiesa d Oriente, Ges: brevi considerazioni, p. 36.

[55] Cit. en . Behr-Sigel, Lev Gillet, p. 558.

[56] Un monaco della Chiesa d Oriente, Amore senza limiti, p. 21.

[57] Ibid.

[58] Ibid., pp. 21-22

[59] Carta del 11 de mayo de 1938, Cit. en . Behr-Sigel, Lev Gillet, p. 318.

[60] Un monaco della Chiesa d Oriente, Amore senza limiti, p. 69; This Time-bound Ladder, p. 43.

[61] Un monaco della Chiesa d Oriente, Amore senza limiti, p. 70.

[62] Ibid.

[63] Ibid., p. 69.

[64] Ibid., p. 69-70.

[65] Cf. Ibid.

[66] Id., Ges: brevi considerazioni, p. 129.

[67] Ibid., p. 131

[68] Ibid., p. 129-130.

[69] L. Gillet, Le Dieu souffrant, p. 253.

[70] Un monaco della Chiesa d Oriente, Ges: brevi considerazioni, p. 83.

[71] Ibid., p. 85.

[72] Ibid., p. 86-87.