historia y filosofÍa en la interpretaciÓn de las teorÍas polÍticas

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ARTÍCULOS CR ´ ITICA, Revista Hispanoamericana de Filosof´ ıa Vol. XXV, No. 75 (diciembre 1993): 3–29 HISTORIA Y FILOSOFÍA EN LA INTERPRETACIÓN DE LAS TEORÍAS POLÍTICAS AMBROSIO VELASCO GÓMEZ Instituto de Investigaciones Filosóficas UNAM Introducción Desde la crítica popperiana al positivismo lógico, la filoso- fía de la ciencia tiende a vincularse cada vez más con la historia de la ciencia. La tesis de Karl R. Popper de que “todo intento de comprender una teoría se ve abocado a abrir una investigación histórica en torno a dicha teoría” 1 cobra un amplio consenso entre filósofos e historiadores de la ciencia en nuestros días. Sin embargo, este consenso es el punto de partida de un nuevo y amplio debate. Si bien hay acuerdo en que el estudio de la historia de las teorías científicas es indispen- sable para su adecuada comprensión filosófica, persiste una intensa discusión sobre cómo interpretar la historia de la ciencia (y en general la historia) y cómo se vincula ésta con la filosofía de la ciencia. Muestra de este intenso debate es la polémica entre Karl R. Popper y Thomas Kuhn 2 que 1 K.R. Popper, Conocimiento objetivo, Tecnos, Madrid, 1979, p. 168. 2 Véase I. Lakatos y A. Musgrave, Crítica y desarrollo del conoci- miento, Grijalbo, 1968. 3

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ARTCULOSCRITICA, Revista Hispanoamericana de FilosofaVol. XXV, No. 75 (diciembre 1993): 329HISTORIA Y FILOSOFA EN LA INTERPRETACINDE LAS TEORAS POLTICASAMBROSIO VELASCO GMEZInstituto de Investigaciones FilosficasUNAMIntroduccinDesde la crtica popperiana al positivismo lgico, la filoso-fadelacienciatiendeavincularsecadavezmsconlahistoriadelaciencia. LatesisdeKarl R. Popperdequetodointentodecomprenderunateoraseveabocadoaabrir una investigacin histrica en torno a dicha teora1cobra un amplio consenso entre filsofos e historiadores dela ciencia en nuestros das.Sinembargo, esteconsensoesel puntodepartidadeun nuevo y amplio debate. Si bien hay acuerdo en que elestudio de la historia de las teoras cientficas es indispen-sable para su adecuada comprensin filosfica, persiste unaintensadiscusinsobrecmointerpretarlahistoriadelaciencia (y en general la historia) y cmo se vincula sta conlafilosofadelaciencia. Muestradeesteintensodebatees la polmica entre Karl R. Popper y Thomas Kuhn2que1K.R. Popper, Conocimiento objetivo, Tecnos, Madrid, 1979,p. 168.2Vase I. Lakatos y A. Musgrave, Crtica y desarrollo del conoci-miento, Grijalbo, 1968.3desde los aos sesenta ha continuado y generado un dilogocada vez ms complejo.3En esta discusin no slo se tienen concepciones distintassobrelasteorascientficasysudesarrollo, sinotambindiferentesperspectivasquedefiendendistintosmodosdeinterpretacin histrica.Para filsofos como K.R. Popper la historia de las cien-cias debe ajustarse a un principio universal de racionalidad:resolucin de problemas por medio de conjeturas y supera-cin continua de stas mediante refutaciones. Para historia-dores como Kuhn, la aceptacin de este principio conducea deformaciones histricas inaceptables. Desde este puntode vista, no hay que presuponer un criterio de cientificidad,sino ms bien derivar la nocin de cientificidad del estudioobjetivo sobre cmo los cientficos se han comportado a lolargo de la historia.Aunque Imre Lakatos y posteriormente Larry Laudan yMaryHessehanpropuestodiferentesmodelosparasinte-tizareintegrarfilosofaehistoria, laformulacindeunaperspectivahistrico-filosficaparael estudiodelacien-cia que obtenga consenso est an lejos de realizarse. Estedebatesevuelvetodavams complejoconlaparticipa-cin de socilogos y filsofos con orientaciones sociolgicasque demandan una mayor atencin a los aspectos socialesdel desarrollo cientfico.43Una propuesta original que integra diferentes dimensiones de lacomplejidad de esta discusin es la de Mary Hesse en su libro Revolu-tions and Reconstructions in the Philosophy of Science, The HarvesterPress, 1980. Un anlisis sucinto y claro de las principales concepcionesque se han generado en esta discusin lo presenta Ana Rosa Prez Ran-sanzensuensayoModelosdel cambiocientfico, enEnciclopediaiberoamericanadefilosofa, vol. IV, Laciencia: estructuraydes-arrollo, Ulises Moulines (comp.), Editorial Trota, CSIC, V Centenario,Madrid, 1993, pp. 181202.4Para una presentacinydiscusindetallada de los diferentesprogramasensociologadelaciencia, vaseLenOliv(comp.), La4Este complejo y persistente debate no es exclusivo de lafilosofadelaciencia, sinoquetambinsemanifiestaenotrasreasdelafilosofa.5Enparticularenelmbitodela filosofa poltica este debate ha tomado especial relevan-cia; sehadesarrolladoensuspropiostrminos, perohamostrado analogas y similitudes con el debate en el cam-podelafilosofadelaciencia.Asporejemplo,tantoenel estudio de la historia de las teoras polticas, como en elcampo de la filosofa de la ciencia, existen posturas filosfi-cas que defienden la existencia de criterios universales paraevaluar las teoras (Strauss, Popper) a las cuales se oponenperspectivas historiogrficas (Skinner, Kuhn) que concibenlasteorasligadassiempreacriterioscontextuales. Ydelmismo modo en que autores como Lakatos y Laudan tratande realizar una mediacin integradora en la polmica de lafilosofadelaciencia, tambinenladiscusinsobrelasintepretacionesyreconstruccionesdelasteoraspolticas,autores como Alasdair MacIntyre proponen integrar aspec-tos delas perspectivas dehistoriadores ydefilsofos, afindepodercomprenderadecuadamentelanaturalezadelasteoraspolticas. Estasanalogasenlosdebatesentrehistoriadores y filsofos de la ciencia por un lado, e histo-riadoresyfilsofospolticos, porotro, muestranquehaytantounconsensorespectoalanecesidaddeintegrarlahistoria y la reflexin filosfica, como una persistencia deproblemas centrales acerca de cmo realizar tal integracin.Dadalaexistenciadeestosparalelismos, esdeesperarseque los avances realizados en uno de estos campos tenganexplicacin social del conocimiento, FCE, Mxico, 1985 (especialmentelaintroduccin);id.,Conocimiento,sociedadyrealidad,SigloXXI,Mxico, 1988.5Una interesante coleccinde artculos sobre la relacinentrehistoria y filosofa en diferentes mbitos se encuentra en R. Rorty, J.B.Schneewind y Q. Skinner (comps.), Philosophy in History, CambridgeUniversity Press, 1984.5un importante valor heurstico en el otro. En este trabajo seestudiar solamente el debate entre filsofos e historiadoresde la teora poltica.Enel mbitodel estudiodelateorapoltica, lasfor-mas en que los filsofos polticos y los historiadores abor-danel problema de la relacinhistoria-filosofa difierende manera radical. Desde una perspectiva tradicionalmen-tefilosfica, autorescomoLeoStrauss, SheldonWolinyHannahArendt, entre otros, concibenla historia de lasteoras polticas como una fuente de problemas para la re-flexinfilosfica. Paraellos lahistoriaes unadisciplinainstrumental yestsubordinadaalareflexinfilosfica.Por otrolado, desdeunavisinms afnalatradicinhistoriogrfica, autores como Quentin Skinner, John Dunny J.G.A. Pocock defienden la autonoma de la historia conrelacinalafilosofapoltica,yargumentanquelaformaen que los filsofos polticos straussianos han interpretadolahistoriadelasideaspolticasllevaaunadistorsindeloqueefectivamentehansidolasteoraspolticas.6Estosrepresentantes de la nueva historia de las ideas polticashan desarrollado una perspectiva de interpretacin basadaen la filosofa del lenguaje de Wittgenstein y Austin. Inver-samente a lo que sucede con Strauss y sus seguidores, losrepresentantes de la nueva historia de las ideas vinculanlafilosofadel lenguajedeunamanerainstrumental paraelaborar una metodologa de anlisis histrico.Debidoalafaltadeunaperspectivaqueintegrelare-flexinfilosfica yel anlisis histrico, los enfoques dehistoriadores comoSkinner yde filsofos comoStraussconducenadilemasqueobstaculizanunaadecuadacom-prensin de las teoras polticas.6Para una comparacin de las posiciones de los filsofos tradicio-nales y los nuevos historiadores de la teora poltica, vase J.G. Gunnell,Political Theory. Tradition and Interpretation, Little Brown, Boston,1979.6Estetrabajoseproponeexaminarbrevementelosplan-teamientos de Leo Strauss y Quentin Skinner,7discutir losdilemas a los que estas perspectivas conducen y proponeralgunas vas para integrar aspectos de stas, de tal maneraque puedan superarse los dilemas planteados. Para explicaresta propuesta reconstructiva, me apoyar en algunas tesisde Alasdair MacIntyre.1. La perspectiva filosfica de StraussStraussconsideraqueelestudiodelahistoriadelasteo-ras polticas es indispensable para la filosofa poltica. ParaStrauss, la historia tiene la funcin de rescatar con la ma-yor fidelidad las teoras y tradiciones polticas circunscritasencontextoshistricosespecficos.Unavezrecobradaes-ta informacin histrica, es trabajo del filsofo escudriarlacrticamenteenbuscaderespuestasverdaderasalospro-blemasfundamentalesdelafilosofapoltica, talescomo,cul es la naturaleza de lo poltico?, cul es el orden po-ltico justo?Parecera que, a primera vista, Strauss delimita bien loscamposdelafilosofapolticaydelahistoriadelasteo-ras polticas. Pero bien mirada, la cosa es diferente. ParaStrauss la correcta interpretacin de la historia de la teorapoltica implica entender el texto de acuerdo con lo que elautor originalmente se propuso comunicar. En este sentido,7Claro est que con la discusin de cada uno de ellos no se agota,de ninguna manera, el anlisis de las perspectivas que, junto con otrosautores, han contribuido a formar. Ms all de tesis fundamentales quelos filsofos polticos, por un lado (Strauss, Wolin, Arendt, entre otros)e historiadores de las ideas polticas (Skinner, Pocock, Dunn), por otro,existen importantes diferencias dentro de cada uno de estos grupos. Porejemplo: undiferenciaimportanteentreStraussyArendt serefierealasdistintasposicionesdeestosautoresrespectoalaimportanciadelafilosofapolticaantigua.MientrasqueStrausslatieneengranestima, Arendt aprecia ms la actividad poltica misma en las repblicasantiguas.7Straussparececoincidirconloshistoriadoresencuantoaqueseoponenainterpretacionesanacrnicasbasadasenunaingenuacreenciadelprogresocontinuoenlahistoriade las ideas (presentismo y progresismo).8Para ello, el pro-cesodelecturadeltextodebetenerpresentelaestrategiaque el autor sigui al escribirlo.Strauss considera que todo gran autor de teora polticatieneotuvocomopropsitoofrecerunarespuestaverda-dera a los problemas fundamentales de la filosofa poltica.Este esfuerzo del filsofo poltico necesariamente lo lleva atrascender el mbito de sus circunstancias inmediatas y par-ticularidadeshistricas. El resultadodeestatrascendentereflexinfilosficaesjustamenteunconocimientotericoen sentido estricto, que difiere y se contrapone a las opinio-nesycreenciaspolticasparticularesdeltiempodelautor(ideologa).9Strauss sostiene que la oposicin y crtica a las opinionesdominantesdel momento, alaquenecesariamentearribatodogranautordeteorapoltica, representaunelemen-todedisolucinsocial ypoltica. Porlotanto, siguiendounatesiseminentementesocrtica, Straussconsideraqueel filsofo poltico constituye un peligro para la integridadyconservacindel ordensocial ypolticodesutiempo.Afindepoderdedicarsealabsquedadelaverdad,sin8La tarea del historiador de las ideas es comprender a los pensa-dores del pasado exactamente como ellos se comprendieron a s mismoso, en otras palabras, revitalizar su pensamiento de acuerdo con su pro-piayoriginal interpretacin.(L. Strauss, Political PhilosophyandHistory,enWhatisPoliticalPhilosophy?andOtherStudies,FreePress, Glencone (Ill.), 1959, p. 67.)9El filsofo est en ltima instancia comprometido a trascenderno solamente la dimensin de la opinin comn sino tambin la dimen-sindelavidapolticamisma.(L. Strauss, OnClassical PoliticalPhilosophy, enRebirthofClassical Political Philosophy, editadopor T. Pangle, University of Chicago Press, Chicago, 1989, p. 60.)8poner en riesgo la estabilidad poltica de su estado (y conello su misma integridad fsica), todo gran autor de filosofapolticatienequedesarrollarunaestrategiacomunicativasingular. El texto de teora poltica debe contener un doblemensaje: por un lado, un mensaje exotrico, que es p-blico, fcilmente comprensible, superficial e inocuo, y quetiende a repetir y justificar las opiniones polticas dominan-tes. Porotrolado, el autordebesercapazdecomunicarenforma encubierta, entre lneas, el mensaje profundo,crticoyverdaderamentefilosficoqueintentaresponderaproblemasfundamentalesdelapolticayquepretendetener validez universal. Este segundo mensaje que Straussdenominaesotricoestinscritoenuncdigoquesloel atento lector filosfico puede descifrar y entender.10Para Strauss, la historia de la teora poltica debe rescatarel mensaje esotrico que contiene las enseanzas profundasyseriasdel autor. Paraello, el historiadordebeadoptaruna actitud filosfica y trascender el nivel superficial de lasopinioneshistricamentecircunscritasdelostextos(nivelexotrico)yaccederal nivel profundamentefilosfico, alnivel de las respuestas tericas universales a problemasfundamentales, queconstituyeel significadoesotricodelos textos yqueslopuedeser rescatadomedianteunalectura entre lneas.1110Cfr. L. Strauss, On a Forgotten Kind of Writing, en What isPolitical Philosophy? and Other Studies (especialmente pp. 2122).11En este sentido, Strauss estara de acuerdo con Popper al consi-derarqueloscontenidostericosdelafilosofaydelacienciacons-tituyenuntercermundo, el cual escapaalasefmerascreenciasyexperiencias personales (segundo mundo) y a las contingencias de loscontextos histricos. Strauss tambin estara de acuerdo con Popper enque la interpretacin de la historia de las teoras polticas (o filosficasocientficas)esuntrabajointernalista.Tratarderealizarreconstruc-ciones externalistas de los contenidos estrictamente tericos implicarauna confusin entre el mensaje exotrico (susceptible de interpreta-cinyexplicacinsociolgicaycontextual)yel mensajeesotrico9Desde esta visin straussiana, la aparente independenciaentrehistoriayfilosofadelateorapolticadesaparece.Para desarrollar su funcin de rescatar el significado origi-nal de los textos de teora poltica, el historiador tiene queconocerdeantemanoculessonlosproblemasfilosficosfundamentalesalosquetodoautordeteorapolticain-tenta dar respuesta. De esta manera, la historia de la teorapoltica no slo resulta instrumental para la filosofa polti-ca, sino que se vuelve completamente dependiente de ella.Lejos de ser una integracin crtica entre historia y filosofapoltica,lapropuestastraussianaesunasubsuncindelahistoria en la filosofa. En suma, el historiador de la teorapolticadebellevaracabounatransformacinoconver-sin en filsofo si quiere realizar su trabajo correctamente,si quiere ser un historiador de la filosofa.122. La perspectiva historicista de SkinnerQuentinSkinnerylospracticantesdelanuevahistoriadelasideas13criticanlapretensinstraussianadeconsi-derar la historia de las teoras polticas como instrumentaly dependiente de la filosofa poltica. Los seguidores de estaperspectiva historiogrfica empiezan por negar la persisten-cia de problemas fundamentales a lo largo de la historia delasteoraspolticasyafirman, porel contrario, quetoda(queporsunaturalezatrascendentenopuedeexplicarseentrminossociolgicos).12L. Strauss, How to Begin the Study of Medieval Philosophy?,en The Rebirth of Classical Political Philosophy, p. 211.13La escuela de Dunn, Skinner y Pocock es denominada de diferen-tes maneras. David Boucher se refiere a ellos como nuevos historiado-res del pensamiento poltico o revisionistas. (Cfr. D. Boucher, NewHistories of Political Thought for Old, Political Studies, vol. XXXI,1983,pp.112121.)Gunnellserefiereaestaescuelacomolanuevahistoria de las teoras polticas. (Cfr. Gunnell, op. cit.)10teora poltica responde a problemas prcticos y especficosde su contexto histrico.En particular, Skinner desarrolla esta visin historicistabasado en Wittgenstein y Austin, por un lado, y en Colling-wood, por otro. De los dos primeros Skinner construye unmodelo del significado de los textos, y del segundo elaboraunmodelodelpapelquedesempeanlostextosdeteorapoltica y en general el discurso escrito en el cambio social.Veamos cada uno de estos modelos.Skinner considera que todo texto de teora poltica fue es-critoporsuautorconel propsitodeinfluirenel climaideolgico-poltico de su tiempo. Desde este punto de vis-ta, a diferencia de Strauss, los textos de teora poltica sonesencialmenteideologaspolticasenaccin.14Encuantoideologas, las teoras polticas no son falsas o verdaderas,sino efectivas o no para justificar, cuestionar o transformarlas creencias, actitudes yvalores dominantes. Enconse-cuencia, la historia de las ideas polticas no es dependientede presupuestos filosficos que sealan cules son los pro-blemas fundamentales a los que las teoras responden y loscriterios morales y epistemolgicos universales con los quehay que evaluar las respuestas. Adems, la historia no pue-de tener una funcin instrumental para la filosofa polticacomolaentiendeStrauss; lahistorianoes unadiscipli-naquesepresentaantelostribunalesfilosficosparaserjuzgada moral o epistemolgicamente, no tiene la funcin,entrminosdeSkinner, deunjuezejecutor(hangingjudge),sinoque,msbien,tienesimplementelafuncindeunngelquerescataytranscribe(recordingangel)el14Cfr. Q. Skinner, SomeProblemsintheAnalysisof PoliticalThought and Action, en Tully James y Q. Skinner (comps.), MeaningandContext:QuentinSkinnerandhisCritics, PrincetonUniversityPress, Princeton (N.J.), 1988. Vase tambin en esta excelente antolo-ga de textos de y sobre Skinner su artculo Reply to My Critics.11significadooriginal delostextospolticosensucontextohistrico especfico.15El modelodel significadoqueSkinnerderivadeWitt-genstein, Austin y secundariamente de Frege y el emotivis-motico(Stevenson), constituyeel recursometodolgicofundamental para que el historiador pueda no slo rescatarel significado original del texto, sino tambin dar cuenta delas funciones ideolgicas que desempe en su tiempo.16ParaSkinner, el significadodecualquier actolings-tico, yenparticular el delaescrituradeuntexto, estdeterminantementevinculadoalasintencionesprimariasqueel autor tuvoal escribir el libro. Skinner identificadichaintencionalidadconlafuerzailocucionariadel actooactoslingsticosqueconstituyenel texto. Dichafuer-zailocucionaria, si bienestinternamentecorrelacionadaconlaejecucinmisma(escrituradeltexto)yconsusig-nificado, apuntasiemprehaciaafueradel texto, haciaelentorno ideolgico. Por esta razn, para Skinner una merainterpretacin textualista o meramente contextualista es in-suficiente. Ambos tipos de anlisis son indispensables parauna correcta interpretacin del texto.No obstante la importancia que Skinner asigna a la fuer-za ilocucionaria, l mismo advierte que la identificacin desta no es suficiente para comprender un texto poltico ensus trminos originales. Para ello tambin es indispensablereconstruir el significado del lxico utilizado por el autor,deacuerdoconel usoylasconvencioneslingsticasdelapoca. SiguiendoaFrege, Skinnerdistinguedoscom-15Cfr. Q. Skinner, Machiavelli, Oxford University Press, Oxford,1985, p. 88.16Este modelo lo desarrolla Skinner principalmente en sus artculosSomeProblemsintheAnalysisof Political Thought andAction,Hermeneutics andtheRoleof History, Motives, Intentions andInterpretation y Reply to My Critics. Todos estos trabajos formanparte de su libro Meaning and Context.12ponentes fundamentales del significado: sentido y referen-cia. Sobre esta concepcin del significado, Skinner aade ladistincin emotivista del sentido descriptivo y sentido eva-luativo; este ltimo tipo de sentido es determinante sobrela fuerza ilocucionaria.El autor puede darle a su texto una determinada funcinideolgicamediantelamanipulacindel sentidodescrip-tivoodel sentidoevaluativodelos conceptos claves deunateorapoltica. Manteniendoocambiandoel sentidodescriptivo de conceptos claves como libertad, democracia,virtud, crueldad, etc., el autor puede inducir en su comu-nidadunajustificacino, porel contrario, uncuestiona-miento de creencias y percepciones polticas. Pinsese porejemplo, en el cambio del sentido descriptivo del conceptorepublicanodedemocraciacomoloentiendeRousseauoTocqueville, por el concepto liberal de democracia como loproponen autores norteamericanos como Berelson y Dahl.Este cambio induce a concebir regmenes polticos que se-ran tirnicos en la teora republicana, como democracias,con la connotacin valorativa positiva que el trmino con-serva.Por otra parte, al operar sobre el sentido evaluativodetrminosclaves,yconellosobresufuerzailocuciona-ria, el autor afecta las actitudes y valores de su comunidad.Pinsese, porejemplo, enlaformacomoHobbesmanejalas connotaciones valorativas del conceptodelibertad, afindejustificarelabsolutismoenarasdelaseguridad;obienenel cambiodelasconnotacionesvalorativasdelosconceptosdecrueldad, temor, amor, clemencia, fuerzayastucia en el pensamiento poltico de Maquiavelo.Para Skinner, este modelointerpretativode textos esla herramienta fundamental para que el historiador de lasideaspolticasidentifiqueel papel ideolgicodeuntextoen su contexto original y recupere su autntico significado.133. Anacrnicos o anticuarios: algunos dilemasComosehavisto, Straussconsideralahistoriacomode-pendiente de presupuestos de filosofa poltica y como meraproveedoradeinformacinsobreelpasado,mientrasqueSkinner restringe el papel de la filosofa del lenguaje y de lahistoria a mera herramienta de apoyo metodolgico para lainterpretacin de textos del pasado. Estas concepciones delarelacinentrehistoriayfilosofapolticanoconducenaunaadecuadaintegracindelareflexinfilosficaylareconstruccinhistricaenlaexplicacinycomprensindelanaturaleza,funcinydesarrollodelasteoraspolti-cas.Estasdosperspectivas,lejosdellegaraunfructferoencuentro, simplementeserefutanrecprocamenteyconelloahondanlaseparacinentrefilosofaehistoriadelasteoras polticas. Esta divergencia conduce al estudioso delas teoras polticas a los siguientes dilemas.Si miramos bien la funcin que cada una de estas pers-pectivas asigna a la reflexin filosfica crtica, encontramosque, en el caso de Strauss, esta funcin se aplica a los con-tenidos sustantivos de las teoras polticas. Para Strauss larelevancia del estudio de la historia de las teoras polticas,entendida como la historia de respuestas a problemas fun-damentales,radicaenlaposibilidaddecompararlayeva-luarla de acuerdo con criterios filosficos universales. Si lahistoria no alcanza este nivel crtico y evaluativo, entoncesla historia como disciplina es mera actividad de anticuarios,ms que una actividad filosfica.ParaSkinner, estamanerafilosficadeinterpretarlostextos de teora poltica en trminos de su contribucin a lasolucin de problemas supuestamente universales, implicadistorsionar la historicidad especfica de las teoras polticasyhacer interpretaciones anacrnicas deteoras del pasa-do. Este tipo de anacronismos trae consigo dos desventajas14ms. Primero, al perder de vista la historicidad especficade las teoras del pasado, se pierde con ello la funcin po-ltica e ideolgica que dicha teora desempe. El segundoproblemadelanacronismoesquelasinterpretacionesdelpasado, siguiendo la estrategia de leer entre lneas, resultancomobienlosealaJ.G.A. Pocock, irrefutables(ydesdeluegoinverificables)entrminosdeevidenciahistrica,17yaquesiemprepuedealudirseaunalecturaentrelneas,de la cual no hay evidencia para forzar la interpretacin deun texto.Estos dos problemas son superados de manera adecuadaporlaperspectivaskinneriana, graciasprecisamentealaatencinqueseponeenel mtododeinterpretacin. Elmodelodelarelacinentretexto, actolingsticoysig-nificadointencional permiteaSkinner dar cuentadelahistoricidad de las teoras polticas y de la funcin ideol-gicaespecficaquedesempean. Adems, lametodologaskinnerianaproponeunaformaparajuzgarlavalidezdelas interpretaciones en trminos de evidencia histrica.Sin embargo, la perspectiva skinneriana adolece de cier-tosproblemas:alinsistirenunametodologaencaminadaexclusivamenteadarcuentadelahistoricidadespecficadelaobraydel papel ideolgicoquedesempeensuscircunstancias originales, se pierden de vista las funcionescognoscitivasdelateoraencuestin,ascomoelproble-marelativoalavalidezdelasteorasmismasencuantoconocimiento de la realidad poltica.As, desde la perspectiva skinneriana, el estudiosodelahistoriadelasteoraspolticasestimposibilitadopa-rajuzgarlavalidezdeteorasdelpasadoysobretodosurelevancia para el presente. En su ardua crtica de interpre-17Cfr. J.G.A. Pocock, Prophet and Inquisitor, Political Theory,noviembre, 1975.15taciones anacrnicas, Skinner parece ubicarse en el trabajodel anticuario, preocupado por el rescate de la originalidadhistricadelaobra, perocarentedecriteriosparajuzgarsu relevancia para el presente.Si comparamos las ventajas y desventajas de la perspec-tiva (anacrnica) de Strauss y la perspectiva (anticuaria) deSkinner, no podemos optar por alguna de ellas en particu-larsinsufrirlosdilemasalosqueconducen.Sioptamospor la perspectiva straussiana podramos discutir la validezde las teoras polticas de acuerdo con criterios racionales,pero no la validez de sus interpretaciones y reconstruccio-nes; se podran analizar sus contenidos cognoscitivos, perono sus funciones ideolgicas; podramos imputar relevanciaactualalostextos,peronoaproximarnosasusignificadoautntico y original.Por el contrario, si optamos por la perspectiva de Skin-ner, sera posible evaluar la validez de interpretaciones al-ternativas sobreuntextodeteorapoltica, peronopo-dramos juzgar la validez de las mismas teoras polticas, ymuchomenoshacerjuiciossobrelasuperioridaddeunasobreotra,nidiscutirproblemasdeprogresooevolucinenlahistoriadelasteoraspolticas;seramoscapacesdeidentificar el carcter ideolgico en su contexto especfico,pero no podramos discutir el alcance cognoscitivo de unateora, en cuanto explicacin o comprensin de la realidad;podramos, en suma, reconstruir con buen grado de aproxi-macin el significado original de un texto del pasado, perono podramos hablar de su relevancia contempornea.Estos dilemas nos obligan a considerar estas perspectivasnocomoalternativas excluyentes, sinocomopropuestasque pueden complementarse mutuamente. Claro est que labsqueda de esta interpretacin complementaria no puedeser mecnica, sino que exige la construccin de una terceraalternativa.164. Hacia una perspectiva histrico-filosficaConsidero que puede integrarse la cuestin de validez sus-tantiva de las teoras polticas del pasado con el problemadevalidezdesusinterpretacioneshistricas, si seadoptauncriteriohistricodevalidez.Estecriteriohadejuzgarlavalidez deunadeterminadateoranodeacuerdocondudososestndaresderacionalidaduniversal, sinodesdeuna visin retrospectiva, en trminos de su capacidad pararesponder a problemas tericos y prcticos que teoras ante-riores no resolvieron. Esto exige que las interpretaciones noslodebenestarorientadasareconstruirsincrnicamentelaespecificidaddeunateoradeterminadaensucontextoparticular, sino que adems deben ubicar la teora en cues-tin en su desarrollo en el tiempo. Esto es, la interpretacinhistrica debe esforzarse por reconstruir el origen, desarro-lloyevolucindelateorapolticadetal maneraquesepueda identificar la racionalidad implcita en su desarrollo.MeparecequelapropuestainterpretativadeAlasdairMacIntyre, que concibe el desarrollo de las teoras polticasdentrodetradicionesdinmicasdeinvestigacin, adoptauncriterioevaluativoconelcuallavalidezdeunateoradeterminadaexigelareconstruccinhistricadelatradi-cin a la que pertenece, para poder apreciar la medida enquedichateorarepresentaunprogresoenlasolucindeproblemas prcticos y cognoscitivos.18De esta manera, para MacIntyre la historia de las teoraspolticas no es una disciplina independiente y aparte de laevaluacin crtica de las teoras sustantivas, sino que consti-tuyeel procesodeevaluacinmisma, yaquesinrecons-18A. MacIntyre desarrolla su concepcin de tradiciones racionalesdeinvestigacinprincipalmenteensulibroWhoseJustice?WhichRationality?, University of Notre Dame Press, Notre Dame, 1988.17truccinhistricanopuedehaberdiscusionesentornoalproblema de la validez de la teora.19Convergentementeconloanterior, lavalidezdelain-terpretacindelateoradependedesupertinenciaparadevelarlaracionalidadpresupuestaeneldebateentredi-ferentesteoras. Desdeestaperspectiva, cercanaal puntodevistadeLakatos ydeLaudan, MacIntyreconcibedemanerainterdependientelavalidezdelasteoraspolticassustantivas y la validez de sus interpretaciones histricas.Estecriteriohistricotambinnos permitesuperar eldilema de relevancia vs. significado original, ya que la inter-pretacin objetiva y autntica de un texto de teora polticanecesariamenteapuntahaciael problemadesucontribu-cinaldesarrollodelatradicinalaquepertenece,oin-cluso de su contribucin al desarrollo de otras tradiciones.Esta visin dinmica de las teoras polticas resulta superiora la perspectiva straussiana con claras tendencias a suprimirlahistoricidaddelasteorasenarasdeunauniversalidaddudosa y exagerada, y a la perspectiva skinneriana que seinclinaporreducirlahistoricidadaunestticocontextosocial.Desde la perspectiva diacrnica de MacIntyre, el contex-to propio y autntico de las teoras polticas no se reduce acircunstancias sociales y comunicativas, estticas y aisladas;tampocolarelevanciaysignificacindelasteoraspresu-poneunconjuntodeproblemasyestndaresuniversalesytranshistricos. Enoposicinaestas dos visiones con-trarias, MacIntyreconsideraqueel contextohistricodeunateoraessiempreunatradicinenmovimiento.Con-secuentemente,elrescatedelahistoricidaddeunateora19Evaluar una teora, como evaluar una serie de teoras, un pro-gramadeinvestigacindeLakatos, consisteprecisamenteenescribirsuhistoria,esanarrativadesusderrotasyvictorias.(A.MacIntyre,Epistemological Crisis, DramaticNarrativesandthePhilosophyofScience, Philosophy and Rhetoric, octubre, 1977, p. 469.)18implica preguntarse por la relevancia y contribucin de di-chateoraal desarrollodelatradicin. MacIntyreasignaalosconflictosinternos(problemticas)yexternos(crisisepistemolgicas)delastradicionesunpapel fundamentalen su desarrollo y progreso:Una tradicin es una discusin que se desarrolla a travs deltiempo, enlacual ciertosacuerdosfundamentalessedefi-nen en trminos de dos tipos de conflictos: aquellos debatescon crticos y enemigos externos a la tradicin que rechazantodoslosacuerdos, oal menoslosprincipales, yaquellosconflictos internos por mediode los cuales se expresa elsignificadoyracionalidaddelos acuerdos fundamentales.El progresoenlasolucindeestosconflictosesel factordeterminante en la consolidacin de una tradicin.20Al ubicarlasteoraspolticasdentrodetradicionesdeinvestigacinracional quesonal mismotiempolocalesydinmicas, sepuederespetar lahistoricidaddelateorapoltica sin ser anticuario, y evaluar su relevancia sin pecarde anacrnico.El reconocimientodedebates entretradiciones distin-tas supone reconocer la posibilidad de comunicacin entrestasy, porende, implicalasuperacindelainconmen-surabilidadentre ellas. El debate ycomunicacinentretradiciones distintas no presupone criterios universales deracionalidad, ni lenguajes o conceptos transhistricos. ParaMacIntyre, estos debates requieren simplemente la posibili-dad de traducir los conceptos y principios de una tradicina otra por medio de dos vas: traduccin textual directa (sa-mesayingtranslation)ytraduccinporinnovacincon-20A.MacIntyre,WhoseJustice?WhichRationality,p.390.Ob-srvesequeestamaneradeconcebir ladinmicadelas tradicionesde investigacin integra aspectos de la visin kuhniana del cam-biocientfico(crisisepistemolgicas) conlavisinpopperiana(con-tinuidad y progreso mediante resolucin de conflictos).19ceptual (linguistic innovation).21Gracias a estos dos tiposde traduccin, los miembros de una tradicin pueden apro-piarse de contenidos tericos de otra ajena y confrontarlosconloscontenidosoriginalesdelapropia. MacIntyrere-conoce la dificultadde este tipode comunicacinentretradiciones, ya que involucra no slo la traduccin de algu-nosconceptos,sinoenrealidadelaprendizajedetodounlenguaje extrao. Sin embargo, muy optimistamente Mac-Intyreconsideraquepuedeaprenderseunalenguaajenacomo si fuera una segunda primera lengua.Estamaneradeconcebir lacomunicacinentretradi-ciones distintas sugiere una forma de superar el dilemarelativismoouniversalismoal que parece conducir unaposicinhistoricistacomoladeSkinner, ounaposicinfilosfica como la de Strauss. Para MacIntyre, la confron-tacin de los principios y conceptos fundamentales de unatradicin histricamente definida con principios y acuerdosdetradicionesajenas(crisisepistemolgicas)escondicinfundamentalparaelreconocimientodelaracionalidaddela tradicin en cuestin.22Finalmente,enrelacinconladisyuntiva:ideologavs.teorafilosfica, MacIntyretambinofreceunarespuestaalternativa. Este autor no identifica, como lo hace Skinner,ideologapolticaconfilosofapoltica,nitampocomarcaunarupturatajanteentreambos tipos deconocimiento,comolohaceStrauss; msbien, concibelasteoraspol-ticas como elaboraciones ms o menos crticas y fundadasde ideologas polticas. En el nivel de estas elaboraciones es21Cfr. ibid, p. 372.22La existencia de amplias posibilidades de intraducibilidad [tex-tual] y por lo tanto las posibilidades de desafo a la hegemona cultural,lingstica, social y racional de la propia tradicin [. . . ] es ms que unaamenaza. Solamente aquellos en cuya tradicin hay lugar para el cues-tionamiento de su hegemona pueden tener garantas racionales de suhegemona. (Ibid., p. 388.)20posible escudriar, denunciar y transformar aspectos irra-cionales, opresivosoinmorales(deacuerdoconestnda-reslocales) delasideologasyprcticaspolticasqueensumanifestacincotidianaresultaninadvertidos. Asimis-mo, esposiblequeestacrticaracional deloselementosopresivos o irracionales de las ideologas se materialice dealgunamaneraencambioseninstitucionesynuevasfor-masdevidapolticaque, asuvez, denorigenanuevasformas ideolgicas. MacIntyre concibe las teoras polticasen constante movimiento y transformacin. Para l, no to-doslosaspectosdeunateorasonmeramenteideolgicoso meramente filosficos, sino que siempre hay una mezcladeellos; ni tampocoloselementosdeuntipolosondemanera definitiva; los aspectos filosficos pueden materia-lizarseytornarseenideologasylosaspectosideolgicospueden ser susceptibles de elaboracin crtica y racional, ytransformarse en filosofas.23Loselementosdesntesiscambiantedeideologayco-nocimientotericoensentidoestrictoestnenmarcadosenel movimientohistricodelasteorasydesustradi-ciones, ycontribuyenaste. El progresodelateoranoslo se determina en trminos de resolucin de problemasestrictamente tericos, sino tambin en trminos de su con-tribucin a problemas prcticos. Desde esta perspectiva, elprogresodeunateoraodeunatradicindependetantodesucontribucinalasolucindeenigmasfilosficosocientficos, como de problemas prcticos especficos. Lejosdeserincompatiblesestosdostiposdeproblemasysolu-ciones se complementan y refuerzan recprocamente.23Lo que considero ideologa no slo se traslapa con lo que con-cierne propiamente a la filosofa, sino que es filosofa. As, la investi-gacinfilosficaes siemprecapaz deconvertirseenunsolventedelas convicciones ycompromisos ideolgicos, al arribar a conclusio-nes incompatibles con cualquier ideologa particular. (A. MacIntyre,Against the Self-Images of the Age, Duckworth, 1971, pp. 67.)215. Hermenutica y reconstruccin de las teoras polticasLaperspectivainterpretativadeMacIntyre, basadaenelconcepto de tradicin de investigacin racional, permiteavanzar significativamente en la solucin de los problemasa que conducen las perspectivas filosficas o histricas con-sideradasenformaaislada. Sinembargo, lapropuestadeMacIntyre presenta algunos serios problemas si se estudiaa la luz de las teoras hermenuticas contemporneas.Especficamenteelproblemaquepresentalapropuestade MacIntyre se refiere a su tesis de que es posible enten-der un lenguaje ajeno como si fuera una segunda primeralenguay,deestamanera,comprenderunatradicinaje-na, ensustrminosoriginales. Estatesisestbasadaenla idea de que toda expresin cultural tiene un significadooriginal, nico, que es posible recobrar sin interferencia odeformacin por parte del lenguaje, cultura y prejuicios delatradicindel intrprete. Enestepunto, MacIntyre, aligual queSkinneryStrauss, seacercanmuchoalaposi-cindeW. Dilthey, quienconsiderabaposiblerecuperar(revivir) el significadooriginal de las expresiones cultu-ralesqueconstituyenel objetodeestudiodelascienciasdelespritu(Geisteswissenschaften).Autoreshermenuti-cos contemporneos han llamado a esta pretensin la ilu-sin objetivista.Desafortunadamente, ni MacIntyre ni Skinner24prestansuficienteatencinalasobjecionesalailusinobjetivistaquepresentanautoresdelateorahermenuticacontem-pornea(Gadamer, Ricoeur, Habermas). El puntofunda-24Strauss mantuvo una correspondencia crtica con Gadamer, perofue poco sensible a sus argumentos. (Cfr. correspondencia H.G. Gada-meryL. Strauss, IndependentJournalofPhilosophy, no. 2, 1978.)SkinnersimplementehaceunareferenciaentrminosdespectivosalaconcepcinpositivadeGadamerdelosprejuicios. (Cfr. Q. Skin-ner, TheIdeaofNegativeLiberty, enQ. Skinneretal. (comps.),Philosophy. . . , p. 202.)22mental que argumentan estos autores es que el intrprete,al igual queel autor (oactor), estsiempreubicadoenciertas circunstancias sociales, culturales, comunicativas,etc., que condicionantoda interpretacin. Este contextocondicionante constituye una situacin hermenutica25delintrprete a la cual no se puede renunciar. En consecuen-cia, el significadoqueresultadetodainterpretacinestnecesariamente codeterminado por el autor y el intrprete,como lo afirma Gadamer:El significado real de un texto que tiene como destinatario aun intrprete no slo depende de los factores ocasionales quecaracterizanalautorysupblicooriginal.Estesignificadoesttambincodeterminadopor lasituacinhistricadelintrprete y, por lo tanto, por la totalidad del curso objetivode la historia.26EntrminosmuysemejantesPaul Ricoeursubrayaelcarcter continuamente cambiante del significadode lostextos y las acciones humanas:Como un texto, la accin humana es una obra abierta, cuyosignificado est en suspenso. Es precisamente porque la ac-cinhumanadevelanuevasreferenciasyrescatarelevanciafresca de las interpretaciones, por lo que las acciones huma-nas estn en espera de nuevas interpretaciones que decidansu significado.2725Esta idea la derivan los filsofos hermenuticos contemporneosde Heidegger: toda interpretacinparte de pre-visiones yde pre-concepciones. Si tal interpretacin, encuantoInterpretacin[autn-tica]esunatareadeinvestigacin,entonceslaexplicitacindetodosesos presupuestos (quellamamos situacinhermenutica), necesitaesclarecerseyasegurarsedeantemano.(M. Heidegger, BeingandTime, Harper and Row, Nueva York, 1967, sec. 45, p. 275.)26H.G. Gadamer, Philosophical Hermeneutics, editado por E.Ling, University of California Press, Los ngeles, 1977, p. XXV.27Paul Ricoeur, TheModel of theText: Meaningful Actionas23Dadoelhechodequeelsignificadodelostextosylasaccionesestencontinuareconstruccin,debidoalasdi-versas interpretaciones de que son objeto, la tarea de buscaryrescatarunsignificadooriginal enlostrminospropiosdel autor es una tarea quimrica, una ilusin objetivista.Si se toma en serio la tesis contextualista de que el autor deun texto escribi su obra en condiciones comunicativas, cul-turales,ideolgicasysocialesdeterminadas,nohayraznpor la cual privilegiar al intrprete como un sujeto libre eindependiente de sus circunstancias histricas, de su situa-cin hermenutica. Por el contrario, la tesis contextualistadebesersimtrica,estoes,deberegirtantoparaelautorcomo para el intrprete.Lostresautoresquehemosdiscutidonotomandema-nera simtrica la tesis del condicionamiento histrico, sinoque injustificadamente la aplican al autor y no al intrpre-te. Quizlarazndeestainconsistenciaseaunexagera-do optimismo metodolgico,herencia de lasconcepcionesempiristas de las ciencias sociales que postulan como prin-cipio metodolgico la neutralidad valorativa del cientfico.En todo caso, es difcil de explicar el poco inters de estoshistoriadores de las teoras polticas por entablar un dilogoserio y abierto con autores como Gadamer y Ricoeur, queargumentan en contra de la posibilidad de neutralidad delintrprete.Consideroqueunaperspectivadeinterpretacindelasteoras polticas que realmente integre los cuestionamientosfilosficos e histricos y que supere los dilemas que hemosplanteado requiere de una seria fundamentacin hermenu-tica. En particular, la tesis simtrica del condicionamientohistrico es un principio hermenutico que al menos debea Text, enFredDalhmayr yThomas McCarthy(comps.), Under-standing and Social Inquiry, University of Notre Dame Press, 1977,p. 327.24ser discutido seriamente por filsofos e historiadores de lasteoraspolticas. Estatesisimplicaabandonarlailusinobjetivistadel significadooriginal y, consecuentemente,conducearenunciaraloscriterioscorrespondentistasdevalidez presupuestos en las metodologas como las de Skin-ner y MacIntyre.En lugar de este tipo de criterio empirista de validez latesis hermenutica de la simetra apunta hacia una nocindevalidezfundadaenelpoderheursticodelasinterpre-taciones para develar potencialidades de las teoras que seinterpretanparasuulteriordesarrolloencontextosdife-rentes a los del autor.Esta nocin de validez ciertamente resulta ms congruen-te con la perspectiva histrica que defiende MacIntyre. Re-cordemosqueenestaperspectiva, lavalidezdelainter-pretacin de una teora depende de su capacidad heursticaparadevelarlaracionalidadpresupuestaeneldebateconotras teoras en competencia. Esta racionalidad slo puedeapreciarseretrospectivamenteal evaluarel cambiodelasteoras dentrode la tradicinyla contribucinde esoscambiosal progresomismodelatradicin. Estecriteriohistricodevalidezpresuponeunanocindesignificadosiemprecambianteymvil,siempreenprogreso,quere-sultaincompatibleconlanocindesignificadooriginalycon el criterio de validez como correspondencia o adecua-cindel significadointerpretadorespectoaunsupuestosignificado original del texto.ConclusionesA partir de la discusin anterior, quisiera simplemente sub-rayaralgunospuntosbsicosparaintegrarlareflexinfi-losficayel anlisishistricoenlainterpretacindelasteoraspolticasdelpasadodetalmaneraquepuedansu-perarse los problemas y dilemas que hemos sealado.25a) Lainterpretacindelasteoraspolticasdel pasadorequieretantodelanlisissincrnicocomodereconstruc-ciones retrospectivas. Estoimplicaquelainterpretacinde los textos debe procurar reconstruir el significado de lateora misma, as como la significacin o relevancia de staen contextos ideolgicos y tericos diferentes. De hecho, esimportante reconocer que la cambiante significacin de lostextos conduce a un cambio continuo de su significado. Aspor ejemplo, las interpretaciones republicanistas de la obrade Maquiavelo, desde la tradicin democrtica anglosajona,conducenaasignaradichaobraunsignificadocompleta-menteopuestoalasinterpretacionesquelaubicancomofundadora del moderno realismo poltico.b) De acuerdoconel primer punto, es indispensablereconocer el carcter cambiante y no fijo del significado delostextosy,porlotanto,rechazarlailusinobjetivistade que los textos tienen un significado original y nico queest en espera de ser recuperado por el intrprete median-te una metodologa apropiada. Por el contrario, es impor-tante asumir que toda interpretacin es una recreacin delsignificado del texto, y por ello toda interpretacin cambiasu significado (Gadamer, Ricoeur).c) El punto anterior no es meramente resultado de unadecisinmetodolgica, sinoefectoyconsecuenciadel he-cho de que tanto el intrprete como el autor estn sujetosa circunstancias y contextos especficos (tesis simtrica delcondicionamiento).Estehechoconstituyeunaexplicaciny una justificacin de los dos puntos anteriores: si los con-textoshistricosdelautorydelintrpretesonconstituti-vos del autor en cuanto autor y del intrprete en cuanto tal,los efectos condicionantes de estos contextos no pueden sereliminadososuspendidosni enlaescrituradelaobranien la interpretacin de la misma. Los contextos y las inten-ciones de autor e intrprete codeterminan el significado de26la obra, y si los contextos de las interpretaciones cambianen el tiempo, el significado de la obra tambin cambia. Elanlisissincrnicoprivilegiarlapartedelsignificadode-terminado por el autor, mientras que el diacrnico pondrnfasis en el punto de vista del intrprete, de su contextoy de la historia habida entre el autor y el intrprete.d) La tesis del condicionamiento simtrico del intrpre-te y del autor no involucra de manera alguna una posicinsociolgica determinista, en el sentido de que las teoras po-lticas son mero reflejo y expresin de estructuras sociales yrelaciones de poder. Sin negar que las teoras polticas sonenbuenamedidaideologas, tambinsedebereconocer,como lo hace MacIntyre, que tienen contenidos tericos ensentidoestricto, estoes, constituyenconocimientoacercade hechos yprocesos polticos ycontienenevaluacionesacerca de esos hechos fundados en argumentos racionales.Es ms, en buena medida las teoras polticas no slo con-tienen conocimiento acerca de los hechos y situaciones desutiempo, sinoquetambinpretendensustentarconoci-mientoderegularidadesodeestructurastranshistricas.Si seaceptaestecarcterdelasteoraspolticas, tantoelanlisis textual, como el contextual son indispensables en elestudio sincrnico y diacrnico de las teoras polticas. Sinestablecer una separacin tajante, el anlisis textual pondranfasis en los contenidos propiamente cognoscitivos de lasteoras, mientrasqueel examencontextual delostextosapuntara ms a los aspectos ideolgicos. Desde luego, loscontenidos ideolgicos pueden tornarse en tericos median-te la racionalizacin y examen crtico de las ideologas o, ala inversa, al institucionalizar consecuencias de los conteni-dos propiamente tericos, se pueden generar concepcionesideolgicas.e) El punto b), relativo al carcter cambiante del signifi-cado, y el punto d) referente al carcter ideolgico, adems27del propiamente terico de las teoras polticas, pareceranconduciraunrelativismohistoricista. Sinembargo, estonoesassiseadoptauncriterioheursticoparajuzgarlavalidezdelasinterpretaciones, entrminosdelosnue-vos aspectos que la interpretacin devela. Con este crite-rio, es posible mantener la tesis del significado cambiantey, al mismotiempo, poderdecidirsobreinterpretacionesencompetencia. Estaevaluacinhabradetomarsetantoentrminosdelainformacinqueseofrececonrelacinal contextoterico, ideolgicoycultural del autor, comode la reconstruccin que se haga de la obra en una visinretrospectiva desde el contexto del intrprete. En estos dosniveles es importante considerar la manera en que la obraencuestinresuelveproblemastericosyprcticoseneltiempo del autor y tambin las contribuciones de la obra aldesarrollo histrico de la disciplina y las repercusiones encontextos ideolgicos y culturales diferentes a las del autor.Desdeestaperspectiva, lasinterpretacionesenriquecenloscontenidosdelasteorasmismas,aldevelarcontribu-cionesyrepercusionestericaseideolgicasqueel autormismodelaobranocontempl, peroqueformanpartede la teora misma. Por ello, al evaluar de esta manera lasinterpretaciones de las teoras polticas, tambin se evalanlos contenidos sustantivos de tales teoras.Recibido: 8 de octubre de 199328SUMMARYThis work belongs to the discussion between historians and sci-encephilosophers onmethodological matters inthestudyofthe nature and development of scientific theories. Notably, thispaper seeks tostatesomefundamental steps towards thein-terpretation and reconstruction of political theories. In order toachieve this, Leo Strausss philosophical view, as well as QuentinSkinnershistoricalapproach,arecriticallyexamined,pointingout their most significant progresses as well as their main prob-lemsandweaknesses. Onthegroundsofthiscritical analysis,the need to seriously consider the history and philosophy of po-litical theory as being mutually complementary is stated. Withinthis comprehensive approach, this paper considers the proposalof Alasdair MacIntyre which seeks to recover, through the con-cept of researchtradition, significant philosophical andhis-torical studies within political theory. Notwithstanding, MacIn-tyre, Strauss and Skinner do not take contemporary hermeneutictheories seriously when they formulate their interpretative per-spectives. Beginningwithcontemporaryhermeneuticphiloso-phers (Gadamer, Ricoeur), the most significant contributionsbyStrauss, Skinner andMacIntyrearelookedat inorder todevelop a historical and philosophical approach to study changeand evolution in political theories.[Traduccin: Gabriela Montes de Oca Vega]29