hodder, ian - interpretación en arqueología (cap. 1, 7 y 9)

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IAN HODDER INTERPRETActON EN "" ARQUEOLOGIA Corrientes actuales Traducci6n castellana de M: JOSE AUBET y J. A. BARCEL6 CRITICA GRUPO GRl1ALBO·MONDADORI BARCELONA

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IAN HODDER

INTERPRETActON

EN" "

ARQUEOLOGIACorrientes actuales

Traducci6n castellana de

M: JOSE AUBET y J. A. BARCEL6

CRITICAGRUPO GRl1ALBO·MONDADORI

BARCELONA

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Quedan rigurosarnente pmhibidas, sin la aUlorizad6n eserita de los lilulares del copyright,

bajo lassanciones establecidas en las leyes, la reproducci6n total 0parcial de esta obra por

cualquier medio 0 procedimiento, comprendidos la reprograffa y el tratamiento informati-

co, y la distribucion de ejemplares de ella mediante alquiler 0 prestamo publkos.

1.' edici6n: rnarzo de 1988

2.' edicion arnpliada y puesta al dfa: abril de 1994

Titulo original:

READING THE PAST.

CURRENT APPROACHES TO INTERPRETATION IN ARCHAEOLOGYSecond edition, 1991

Cubierta: Enric Satue

C. 1986: Cambridge University Press, Cambridge

© 1988de la tradllcci6n castellana para Espaila y America:

CRfT1CA (GrijaI~ Ccmercial, SA). Aragd, 385.O8OlJBarcelona

ISBN: 84-7423.669.X, .

Deposito legal: Rll.144-1994

Irnpreso en Espalla \ .

1994 . - HUROPE, S.A., R~redo, 2, 08005 Barcelona

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1. EL PROBLEMA

Son ya muchas las personas que empiezan a tomar conciencia de

que Ia llamada Nueva Arqueologfa de los a110ssesenta y principios delos setenta tenia «grietas». Sin embargo, no existe unanimidad respec-

to a la naturaleza y alcance de estas grietas. Podria afi rmarseque la

Nueva Arqueologia inhibio, de hecho, el desarrollo de la arqueologfa

rnisma, al querer subsumirla dentro de otros campos de investigacion(antropologfa y ciencias naturales sobre todo). Pese a Jainsistencia de

David Clarke de que la «arqueologfa es arqueologia es arqueologfa»(1968), su propio enfoque, basado en la importacion de ideas proce-dentes de la estadfstica, la geograffa y las ciencias de lainformacion, noha desembocado en una arqueologia distinta y viable.

A pesar de la gran cont ribuci6n metodo16gica de la Nueva Ar-queologfa, muchos de los temas principales del periodo anterior estanpor redescubr ir , s i se pretende sostener una discus i6n arqueologica

adecuada. Es evidente que los enfoques tradicionales tambien teniandefec tos, que no hay que ignora r, pero no hasta el punta de prescin-

dir de aquellos, tal como la Nueva Arqueologfa pretendi6 bacer mu-

chas veces con la arqueologfa «normativa» (Flannery, 1967; Binford,1%2; 1965).

Este punta de vista procede fundamenta lmente de mi trabajo de

campo etnoarqueologico que aparece en Symbols in Action (1982 a).

Las tres ideas principales de este trabajo, todas ellas con paralelos enel periodo inmediatamente anterior a la Nueva Arqueologfa, eran1) que la cultura material estaba constituida de manera s ignificative,2) que era necesario que e l individuo formara parte de las teorias de

la cultura material y del cambio social, y 3) que pese ala existencia in-

dependiente de la arqueologta, sus vfnculos mas estrechos los tenia

con la historia, Ahara desearfa resumir estos tres «problemas».

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16 INTERPRETACI6N EN ARQUEOLOGfA ELPROBLEMA 17

SIGNIFICADOS CULTURALES Y CONTEXTO Hay que insistir en que este trabajo no significa necesariamente la

estocada final a la Nueva Arqueologia. Qu iza fuera posible dar can

.a lgunas general izaciones a modo de leyes sobre el porque las socie-

dades se representan y re fl ejan a sf mismas de modo diferente a tra-yes de sus costumbres funerarias, Por ejemplo, en las etapas inicialesdel desarrol lo de una sociedad altamente jerarquizada, el estatus so-eial pudo muy bien haberseexagerado y «naturalizado» en la rnuertey, en cambio, en etapas pos teriores, Ia variabil idad funeraria pudo«negars Ia jerarquia social. ..

Pero en el caso de las practicas 'funerarias, este tipo de generaliza-

ciones resultan poco convincentes, y se hace evidente Ia solidez de la

idea segun lacual Ia cultura material es un reflejo indirecto de la socie-

dad humana . Aqui empezamos a vi slumbrar que son las ideas, l ascreencias y los significados los que seinterponen entre lagente y las co-sas. EI enterramiento adopta distintas formas, que son reflejo de la so-ciedad. Esras distintas formas dependen daramente de las actitudes deesa sociedad bacia la muerte.

Practicarnente 1 0 mismo puede decirse de las fronteras culturalesy la deposici6n de desechos. Que un tipo concreto de artefacto ex-

prese 0no las fronteras de un grupo etnico depende de las ideas queIa gente de esa sociedad tenga sabre los diferentes artefactos y sobreel tipo mas adecuado para identif icar a un grupo ernico. La relacionentre desechos (escombreras) y organizaci6n social depende de las ac-t itudes respecto de la suciedad, Asf , incluso carnpamentos de cortaduracion pueden l1egar a tener un sistema de basuras altamente orga-nizado, y encontrar, en cambio, campamentos de Iarga duracion can

un s istema de recogida de desechos que nosotros considerarfamos la-

mentable y poco higienico,

Estas actitudes y significados culturales acerca de la cultura mate-

r ial f rustraron, al parecer , las rnetas generalizadoras de la Nueva Ar-queologfa, puesto que todala cultura material podfa verse como algoconstituido de manera significativa. De ests forma existe una diferen-

cia abisrnal entre la irnportancia del sirnbolismo en arqueologia y supariente, Ia «antropologfa simbolica», Esta ultima puede seguir sien-do un subconjunto dentro de Inantropologfa, junto can la antropolo-

gfa economica y otras. Habra quienes afirrnen que la antropologiaecon6mica puede estudiarse sin necesidad de recurrir ,1 Ia anrropolo-

gfa sirnbo l ica, Pero en arqueologfa toda deducci6n 0 inferencia se

realiza a traves de Iacultura material . Si lacultura material , toda ella,

Schiffer (1976, 1987) ya afirmaba que las transformaciones cultu-rales incidfan en las relaciones entre los restos materiales y el com-portamiento de quienes los producen, Symbols in Action demostrotambien la importancia de estas transformaciones culturales (0 «trans-

formaciones-c», como las llam6 Schiffer).A primera vista este heche no supone amenaza alguna para la ar-

queologia como disciplina cientifica generalizadora. Schiffer explico

como es posible generalizar acerca de las transformaciones culturales.Por ejemplo, que a medida que aumenta la duracion e intensidad de

Iaocupaci6n de un yacimiento, se da tam bien una mayor organizaci6ny un movimiento secundario de desechos alejado de las areas de acti-

vidad. Mi trabajo en Baringo evidencio que la cultura material no so-

lfa ser reflejo direeto del comportamiento humane, sino mas bien una

rransformacion de ese comportamiento.Por ejernplo, se decfa anteriormente que 1aseznejanza estilistica

entre objetos aumentaba con el incremento de lainteracci6n interpo-

blacional, De hecho, en las fronteras entre grupos etnicos de Baringo,

se vio que a mayor interacci6n etnica, correspondia una rnenor seme-janza estilistica. Pero tales descubrimientos podrfan insertarse perfec-rarnente en el marco de Ia Nueva Arqueologia, porque es posible ge-neralizar y enunciar Ia «ley» de la correlacion entre el caracterdistintivo dela cultura material y el grado de reciprocidad negativa in-

tergrupal (Hodder, 1979). Por 1 0 tanto, cuanto mayor sea la competi-

t iv idad entre grupos, tanto mas mareados seran los l imites de 1acul-

tura material entre ellos, .Otro caso en el que se puso de manifies to que la cultura material

no era un reflejo simple ni directo del eomportamiento humano fue

el.enterrarniento, Binford (1971) habia sugerido Ia existencia de unacorrelacion general entre la complejidad del ceremonial funerario y

Ia compJejidad de Ia organizacion social. Tal como Parker Pearson

(1982) consigui6 demostrar briUantemente a rafz de un estudio sobrepracticas funerarias modern as y recientes en Cambridge, tales gene-

ralizacione~no tomaban en consideracion la transformacion CUlt.~alde la relaci~?{ntre los enterramientos y Ia genre. Incluso una SOCle-dad alt amente diferenciada como la del tipo hallado en Cambridge,

podrfa muy bienxoptar ho y por enterrar a sus muertos bajo formas

«igualitarias». \

\ . \ 2.~··IIOhlJl~1t

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18 INTERPRETACl6N EN AROUEOLOGiA EL PROBLEMA \ ' 19

dcdor de l cuello de los esqucletos, inte rpre tam~ ~ue se tra ta de co-l lares, A los objetos hallados en contextos elaborados de no-asenta-

miento se les llama rituales. Evidentemente no podemos afirmar que,incluso contextualizados, los objetos nos vayana mo~ar su significa-

do cultural, pero por otro lado no son totalmente mu~s. La inter-pretacion del significado se ve res tr ingida por la interpretacion del

contexto.En Symbols in Action la importancia otorgada al contexto provo-

c6 una discusi6n sobre enterramientos, estilo, intercambio, deposicion

de desechos y organizacion del asentamiento. Todos estos ambitos dela cultura material podfan ahora tratarse como contextos diferentes

en relaci6n unos con otros, Los artefactos pueden significar cosas dis-

tintas en estos contextos diferentes, pero es posible relacionar, falsa-mente 0 de una forma dis torsionada, los s ignificados de un ambito

con los signif icados de otros ambitos. Era necesar io que la «lectura»del registro arqueologico tomara en consideraci6n estas transforma-ciones culturales. -

Este punto de vista dio lugar a numerosos problemas y preguntas .Primero, j,que es el contexto? EI contexto mismo debe interpretarse

en los datos.ya definic ion de contexto es un tema a deba tir. El con-

texto de un t ipo concreto de artefacto hallado en un cementer io j ,es

parte del cuerpo, de la tumba, de un gropo de tumbas, de lcemente-r io , de la zona, 0 de que? l,C6mo podemos acotar los l imites que de-finen un contexte?

En segundo lugar, incluso suponiendo que podamos construir sig-nificados a partir de asociaciones, semejanzas y diferencias contextua-les, lestan estos significados culturales en la mente del grupo humane

en cuestion? Sabemos que gran parte del significado cultural de los ob-jetos materiales no es consciente. Muy pocos de nosotros somas cons-cientes de toda la gama de razones que nos llevan a elegir el elementodecorat ivo concreto mas adecuado para un contexte dado. Pero l,e snecesario llegar hasta los significados conscientes e inconscientes pre-sentes en las mentes de la comunidad, 0 bas ta con observar desde

fuera las normas y practicas culturales? i.Debemos describir simple-

mente las reglas culturales inconscientes de una sociedad, 0debemos

llegar has ta lapercepcion que tiene lagente de estas reglas? Por ejem-

plo, l,basta con decir que en una tradicion cultural concreta la variabi-l idad del enterramiento .se correlaciona con la var iabilidad social 0

que el enterramiento se organiza par medio de una transformacion

ticne una dimension simbol ica tal que atec ta a Larelacion entre unacomunidad humana y las cosas, entonces toda la arqueologia, econo-

mica y social, cstri afcctnda.De ahi que elp roblema no sea «como estudiar el simbolisrno del

pasado», sino «como hacer realmente arqueologfa».La metodologia de la Nueva Arqueologia para interpretar el pa-

sado era «rigurosa- y universal . Dicho de una forma mu~ simplista,

era pos ible correlacionar los modelos, d ,e la cultur~ material ~on losrnodelos humanos y «descifrar» estos iiltimos a partir de los pnmeros,aplicando leyes generales y la Teoria de Alcance Medio [Middle Ran-

ge Theory]. En ultima instancia Ia cultura material podia considerarse

como el producto de la adaptaci6n al medic tanto ffsico como social.

Asf, para contestar a la pregunta de por que el rnodelo de c~ltura ma-ter ial es como es, era necesario volver de nuevo a las cuest iones rela-

tivas a la supervivencia material. Con un enfoque tan «reduccionistassiempre puede predecirse que significa y que ref leja la cultura mate-

rial, independientemente del tipo de contexte medioambie_nt~l.. _Pero afirmar que la cultura esta constituida de forma significativa

equivale, en ultima instancia, a afirmar que hay aspectos de 1acultura

que son irreducibles. La _relaci6n entre cu1tur~ material y organizac~~nhumana es, en parte, social, como verernos mas adelante. Pero tamble~~.depende de una serie de actitudes culturales que no pueden predecir-se a partir del medio, niser reducidas a el, Las relaciones culturales soncausa solo de sf mismas. Est rin sirnplemente ahi. La tarea de los ar-queologos es interpretar este componente irreducible para que pueda«leerse» la sociedad que se halla tras esa evidencia materiaL·

Leomo puede emprenderse esta «lectura»? Se afirma con fre-

cuencia que los objetos materiales son mudos, que no hablan: lc6mo

podemos comprenderlos, entonees? Evidentemente un objeto del pa-sado no nos dice nada de sfm isrno. Si a los arqueologos se les entre-ga un objeto procedente de un~"-culturadesconocida, encontraran por10 general grandes dificultades para poder ofrecer una interpretacion.Pero rnirar objetos asi ; por sfsolos , no es en absolute arqueologia. A

la arqueologia le interesa hallar objetos en estratos y otros contextos(habitaciones, yacimientos, fosos, sepulturas) para poder interpretar 0

«leer» su dataci6n y su significado.A part ir del momento en que se conoce el contexto de un obje to,

este ya no es completamente mudo. Su contexto nos ofrece las claves

de su significado- Cuando en las tumbas encontramos artefactos alre-

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20ELPROBLEMA 21

INTERPRETACI6N EN ARQUEOLOGiA

culturaJnaturaleza, 0es necesario entender las actitudes de una comu-

nidad bacia la muerte, poniendonos «dentro de su s mentes»?

Ya se ha mencionado la tercera pregunta: l,hasta que punto pode-mos gene ra l iza r ace rca de la s ideas que tiene Ia gente en la cabeza? Al-

gunos principios generales relativos a la relaci6n entre oposiciones,

asociaciones, semejanzas, contextos y significados estructurales sirvenpara interpretar el pasado y elMundo que nos rodea actualmente, In-cluso 1aidea de que el significado s e b as a en la s asociaciones contex-tuales es una teorfa general. lHasta que punto estas generalizaciones

son validas? Y, sobre todo, locuMes el objetivo de la arqueologfa?l0freter generalizaciones? Si decimos que el significado depende delcontexte, entonces s610podemos llegar a comprender un contexto cul-

tural en sfmismo, considerandolo como un conjunto de disposiciones y

practicas culturales, No podemos generaIizar a partir de una sola cultu-

ra. Aunen el caso de que sea necesario utifizar proposiciones genera-les para interpretar elpasado, estas son, por su misma naturaleza gene-

ral, triviales ~iffcilmente el centro de la indagaci6n cientffica. {.Hasta

que punto podemos generalizar a partir de contextos culturales rinicos,

y p or q ue esforzarnos en generalizar, en cuaJquier caso?Estas preguntas son igualmente relevantes en re1aci6n con el se-

gundo problema planteado en Symbols in Action.

La Nueva Arqueologfa «se olvido» de l individuo, considerando-10como algo ajeno a 1ateorfa social . Como dijo Flannery (1967), la

meta no era llegar a l indio individual tras eI a rtef ac to , sin o a l sis-tema existente tras el indio y el artefacto. La arqueologfa procesual

sost iene que existen s istemas tan bas icos en la naturaleza, que facul-tura y los individuos son impotentes para desviarlos 0 cambiarlos,

Aqui subyace una tendencia hacia el determinismo -Ia elaboracionde una teorfa viene determinada por eI interes en descubrir reiado-nes causales determinisras, Existe aquf un estrecho vinculo entre

creencia cultural e individuo en cuanto conceptos a descartar 0 eli-

rninar, Ambos son considerados inabordables desde Ja simple evi-dencia arqueol6gica, y ambos son impredecibles e impiden toda ge-neralizacion.

Y sin embargo la idea de que 1aarqueologia no puede «ver» a losindividuos es engafiosa. Es cierto que los arqueologos muy rararnentel legan a conocer los nombres de los que hicieron las vasij as, 0 losnombres de los grandes l ideres de la sociedad. Al destacar el ro1 del

individuo en lateorfa social no pretendo sugerir la necesidad de iden-

tificar a los «grandes hombres» 0 a las «grandes mujeres», pew cada

objeto arqueologico ha sido producido par un individuo (0 un grupo

de individuos) , no por un s is tema social, Cada vasi ja ha side produci-da par una persona individual que Ieha dado forma y 1aha decorado,

La arqueologfa plantea asi , de una forma viva, el problema de la re-

laci6n entre el individuo y la sociedad. z.CmHes la relaci6n entre Ia

vasija individual y la sociedad como un todo?

La Nueva Arqueologfa dej6 esta cuestion central simplemente delado, Las vasijas individuales se estudiaban como meros reflejos pasi-vas del sistema sociocultural, Se estudiaba cada vasija, cada arrefacro

para ver su funcionamiento en relacion can el s is tema como un todo,Por ejemplo, 1avasija reflejaba estatus y as! ayudaba a controlar e1flu-

jo de energia y recursos dentro del s istema. Ademas, se entendfa quee1sistema se desarrollaba «a largo plazo». Asf, los.casos individunlcs

de var iabilidad que no actuaran par e1bien del sistema como un todo

no tenfan, al parecer, importancia alguna para la supervivencia del sis-

tema a largo plazo y apenas resu1taban visibles arqueologicarnente.

E sto s d os conceptos -sistema adaptativo global y a largo plazo-provocaron un rechazo del individuo por par te de In ~eorfa urq ueo.16-gica. De ahi que Ia cultura materiai llegara a convert irse en un re~I:-

jo pasivo del sistema social. Independientemente de 10que los indivi-

EL INDIVIDUO ACTIVO

La cultura material no existe porque sf .Alguien la produce. Y esproducida para alga. Por 10 t anto no refleja pasivamente la sociedad

=-mas bien crea la sociedad por medic de las acciones de los indivi-

duos.

EI tema de Iaimportancia del individuo en la sociedad no es nue-vo. Por un lado tenemos las famosas paIabras de John Donne: «nadie

es una isla, completo en sfmi smo ; t od o hombre es una parte del con-

t inente, de la t ierra f irme», Este es s610un aspecto de la verdad y de-

bemos anal izar en que forma y medida la sociedad incide sobre el

i n div iduo , Eh_def i ni t iva , este punto d. e vista v ie ne . a d ec ir q ue ~ os i~-dividuos t iene1\ .muy poca importancia en Ia cornente de la histor iahumana. Por otro lado, J , Stuart Mill, un clasico del individualismo,

dijo que «los hombres, cuando se agrupan, no se convierten en una

sustancia distintas, \ \

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22EL PROBLEMA 23

clarificar algunos de los significados dadosirt ter\tino «normative» enarqueologfa, En primer Iugar, suele utilizarse ~on frecuencia para re-

ferirse al enfoque historico-cultural. En este coatexto puede llegar a

tener a veces connotaciones peyorat ivas ; hace referenda a la histor iadescr ipt iva de la cultura, No es este el sentido qu'o .. .yovoy autil izar

en el pre sen te vo lumen . En segundo lugar'~<DormAQ..vo»se refierea la idea de que Ia cultura est a formada por un conjunto de creenciascompartidas. A veces est a implicita la nocion de que las ideas com-

partidas (las normas) obstaculizan la variabilidadsituacional. En ter-cer lugar, hay un componente prescriptive en Jas nonnas -indican10 que debe hacerse . En este sentido las nonnas hacen .re ferencia alas reglas de comportamiento, Claro que se puede ser crftico conel enfoque normativo (en Ia primera acepci6n de l te rmino) y al mis-

mo tiempo esta r interesado en las normas (segun la segunda y ter-cera acepciones), pero estos dos ult imos sentidos de la paJabra apor-

t an poco con respec to al rol de los individuos como ac tores socia-

les. Este volumen aportara una cri tica mas general de las posiciones

normativas.

El renovado enfasis puesto sobre el individuo en la interpretacion

arqueologica no pretende afirmar que el cambio prehistor ico fuese el

resultado del «libre albedrio», 0bien que puedano debanidentificar-

se individuos concretos en el pasado. Por el contrar io , elproposi to es

integrar significado y acci6n en la teona arqueol6gica. Nuestras inter-

pretaciones del pasado necesitan incorporar significados culturales,intenciones y prop6sitos (vease supra). Las sociedades no tienen pro-positos (Shanks y Tilley. 1987 a. p. 124), pero los agentes individualessf , Es posible, ciertamente, argumentar que los' propositos, signif ica-

dos e intenciones ya estan estructurados en las trayectorias historicas,

pero el concepto de accion se ref iere a la capacidad de los individuosp~ra t~ansformar I~s estructuras en situaciones concretas, Los sujetos ,bien s ituados manipulan la cultura material como recurso y como sis-tema de senates para crear y transformar relaciones de poder y de do-

minacion, Se evita el determinismo al reconocer que, en s ituacionesconcretas, aparecen situaciones contingentes y se reestructuran gra-

dualmente las estructuras de s ignificado y de dominacion (Giddens,

1979; Bourdieu, 1977). Johnson (1989) ha proporcionado una criticaconstructiva ala discusion de las relaciones dialecticas entre estructu-

ra y accion en trabajos arqueol6gicos recientes. Aprecia que las expli-caciones te6ricas no han sido reforzadas por aplicaciones que incluye-

duos tuvicran en sus mentes a l h ac cr una v as ij a, 1 0 u ni co importanteera saber c6mo funcionaba esa vasij a en el sistema social. Lo que e l

individuo pretendiera hacer con el objeto era una cuest ion del todo

irrctcvuntc.

E l t ra ba jo c tn og ra fi co presentado en Symbols ill Actiollmostrab?

la insuf iciencia de este punto de vista. Por ejernplo, en una aldea lozi,

l as semejanzas ceramicas no refle jaban pasivamente las redes de

aprendizaje ni la frecuencia de,la inte:accion; el estilo c~ramico se uti-liznba sobrc todo para crear diferencias y lealtades sociales dentro dela aldea; se hacfa para que desempeiiara un papel act ivo, Tambien enBaringo, Kenia, algunos artefactos indican lfrnites 0 barreras sociales,pew en-cambio las lanzas, por ejemplo, no. Esto se debe a que los jo-

venes utilizan los estiletes de sus lanzas para quebrantar la autoridadde !lOS adultos. Desempefian un papel activo.Que la cultura material puede a su vez actuar e incidir en la so-

ciedad y en cl comportamiento que la produjeron es alg~ que la

.arqueologfa procesua1 puede aceptar sin dificultades (Rathje, 1978,

p. 52). En concreto, la arquitectura de una ciudad 0vivienda canaliza

y acnia muy c1aramente sobre el comportamiento posterior. Por otra

par te, la cultura material no puede hacer nada por sfmisma: s i«actua

a Sll vez» sobre 1asociedad tiene que hacerlo dentro de los marcos designif icado de la sociedad rnisma. La cultura material acnia sobre lacomunidad hurnana de una forma social; 1aaccion solo puede tener

lugar en un marco social de creencias, conceptos y disposiciones.La cultura material y los significados asociados a ella se agotan

como parte de las estrategias sociales. Los individuos no cumplen ro-les predeterminados, de acuerdo con un gui6n concreto; si 10 hicieran,apenas serfa necesario el uso activo de la cultura material para nego-

ciar una posicion social y producir el cambio social. No somos simples

peones en un tablero, determinados por un s istema, sino que usamoscentenares de miles de medics, incluyendo el simbolismo de la cultu-ra material , para crear nuevos roles , redefinir los ya existentes y ne-

gar la existencia de otros,Habra quienes afirmen quela arqueologfa procesual s fes ta inte-resada en la variabi lidad individual , Despues de todo, ino hizo unacrftica de los enfoques normativos y destaco la importancia del com-

portarniento adaptativo situacional? A 10largo de este volumen ana-

l izaremos la cuest ion de s i 1a arqueologia procesual consiguio real-

men te s u pe ra r una posicion normativa. Po r el m om en to es necesario

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24 INTERPRETACI6N EN ARQUEOLOGfA ELPROBLEMA 25

sen una autentica relacion reflexiva entre Ia estructura social y la ac-

cion humana. Necesitamos, pues, detallados estudios a pequefia esca-

la de la var iabilidad, con el fin de examinar el vinculo existente entre

el individuo, los acontecimientos constituidos significativarnente y lasestructuras a largo plazo. El mismo ejemplo propuesto por Johnson

precede de la arqueologfa hist6r lca y es par te de una corriente actualque aboga por estudios historicos.a pequefta escala (par ejemplo, La-

durie, 1980;Le Goff , 1985; Duby, 1980;vease tambien el capitulo 5) .Reconstrucciones similares, tambien a pequefia escala, pueden ser re-

levantes en contextos prehist6ricos (Hodder, 1987 a y b), de manera

que la oposicion entre el acontecimiento individual y la estructura alargo plazo se acennie.

nuamente, pero sin embargo generadas desde dentro. Parte de los ob-

jet ivos de Iaarqueologfa quiza consistan en descubrir si estas conti-

nuidades en el t iempo existen, y en que forma son transformadas ycambiadas.

Se ha dicho con anterioridad que la importancia de los significadosculturales nos sirven para afirmar que la cuItura no esreducible a los re-

sultados materiales. Para explicar por que una forma cultural tiene un

significado y un usa especfficos, es necesario examinar las asociacionesy contextos previos, sudifusi6n y secuencia anteriores. En lamedida enque Ia difusion y Ia continuidad cultural son procesos sociales, la forma

cultural preexistente tambien influye.en 10que viene despues. Y esto esasf porque los seres humanos solo pueden percibir y actuar a traves de

un medio cultural que ellos mismos crean y en elque viven. En palabrasde Childe (1936) , el hombre crea las tradiciones, pero las tradicionsshacen al hombre --eI hombre se hace a sfmismo.

Tal vez pueda pensarse que existe aquf el peligro de un nuevo tipode reduccionismo. Mas que reducir el comportamiento cultural al ni-vel de la supervivencia, existe la posibilidad de una regresion ad infi-

nitum, dado que las formas culturales se interpretan de acuerdo y se-

gun las formas culturales anteriores, y asf sucesivamente hasta lIegar

alprimer utensilio de piedra, en las oscuridades seculares del Paleoli-tico, Si tenemos en cuenta que s6lo en muy contadas ocasiones se

hara necesario agotar tales distancias historicas, resulta diffcil negar la

importancia del trabajo historico-cultural. En todos nosotros hay algode las decis iones tomadas al tal lar la primera hacha de mano. Solo la

arqueologfa puede realizar esta grandiosa tarea. Pero incluso cuandovamos a l origen de alguna idea, esta no queda reducida a algo fuerade sfmisma. La forma cultural permanece como algo ereado, especf-fico e irreducible.

Si bien es deseable, en ultima ins tancia, reconstruir e·1presente a

partir dellejano pasado, las transformaciones del significado a 10lar-go de ta les espacios de tiempo son considerables, Es mas facil y masfrecuente conseguir una percepci6n adecuada de los significados cul-

turales par medio del analisis del contexte historico inmediato.

Par 10 tanto es importante exarninar de d6nde vienen las casas.

Este fue el cent ro de interes de la historia cul tural dent ro del marco

de la arqueologfa tradicional, Ahora tenernos que analizar la difusi6n

de rasgos como ur t proceso social y significative: las asociaciones de

un elemento con otro a con otra cuI lura anterior afectan al usa de esc

EL CONTEXTOHIST6ruco

Como reacci6n cont ra Ia hi storia de la cultura y la arqueologfa

normative, los arque61ogos procesualistas dirigieron sus miras hacia 1a

antropologta, En ult ima instancia la raz6n principal de que la NuevaArqueologfa no arraigara realmente en Europa, como sf 10habia he-

cho en Norteamerica , quiza se deba a que en Europa Ia arqueologfaesta, intelectual y adrninistrativamente (en las universidades), estre-

chamente vinculada a la his toria, no a la antropologia. En la arqueo-

logfa procesual nor te americana, el nuevo enfoque serfa intercultu-

ral , analizando los sistemas en funci6n de sus entornos respectivosy elaborando enunciados universales , 10que en la pract ica se tradu-jo en un pasado atemporal . Se ana lizaron trayectori as de sistemas,pero el factor t iempo qued6 dividido en segmentos y Ia atenci6n se

centro en las regularidades interculturales de los cambios desde eltipo a al tipo b (por ejemplo, de poblaciones cazadoras-recolectoras

n6madas a los agricultores sedentarios). 'Si bien 1adiscusi6n del presenre capituJo ha sugerido basta ahora

la improbabil idad de la existencia de leyes interculturales, que son

mas que triviales, l,son posibles las Ieyes historicas =-es decir, genera-

l izacioneswalidas en el t iernpo, en un contexte concreto? Dado que la

accion en ~ mundo depende en parte de los conceptos, y como los

conceptos seaprenden a par tir de la exper iencia en eI mundo, donde

crecemos y vivirnos, es probable que en las tradiciones culturales exi~-

tan continuidades.en el tiempo, renegodadas y transformadas conti-

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26JNTERl'RETACl6N EN ARQUEOLOGiA

EL PROBLEMA . 27. \ .

t 'I odd . \ura materia y socie a =-como se relaciona la cultura material con

I~com~nidad hum~na-, 2) las causas.del cam~~ -que causa el cam-b,lOsocial, e~n6mIco y cultural- y 3) la epistemologfa y Ia inferen-CIa -c6mo mterpretan el pasado los arqueologos, \. .

'\.

clemen to dcntro de un nuevo contexte. La difusion cs, pues, explica-

tiva, no descriptiva, como a' veces se afirrna. ,Al destacar el significado cultural y , simultaneamente, el mantem-

micnto y Jadnvenci6n» activa de lastradicioncs.cull~rales (Hob~bawm

y Rarigen, 1984) , no pretendo afirmar que la his toria s610consiste en

estrUi~turaSconceptuales; tampoco pretendo una historia idealista (vea-se la p, 33Yel capitulo 5). Las limitaciones ~~bienta~es y tecnol6gicas,

asf como las relaciones sociales de producclOn tarnbien estructuran elcambio. Todo ello contribuye al potencial historico de la transforma-cion social y proporciona los recursos con los que puede construirse elcambio. La divisi6n entre 10 ideal y 10 material se ve mejor en unadlalectica historica en la que los recursos materiales y las relaciones es-

ten significativamente integradas, de manera que ni 10ideal ni 10mate-

rial resulten privilegiados. .Cuando decimos que la arqueologfa debe reafinnar sus lazos euro-

peos con la histor ia , estamos apuntando a la importancia de las dife-

rencias entre arqueologfa e historia. En la medida en que la explicaci6n

historica puededefinirse en relacion a contextos y acontecimientos an-

teriores (una descripcion inadecuada 0 incomplete, como intent are

mostrar en el capitulo 5), la arqueologia es par te de la his toria. Y, sinembargo, la arqueologia t iene que ver con la cultura mater ial, no condocumentos. EIhecho de escribir con tinta en un papel es, en sf mismo,un tipo de cultura mater ial y Iadeduccion del signif icado sobre la base

de tal evidencia no esdis tinta de laque seinf iere a par tir de los objetosmateriales en general. En este sentido, la historia es parte de la arqueo-logfa. Aunque los documentos histor icos contengan bas tante mas in-

formacion contextual sireconocemos la lengua en que estan escritos, el

proceso de inferencia sigue siendo el misrno: dar significado al mundo,

material del pasado.

1. Comportamiento-cultura material

Siempre se ha reconocido que la relacion entre comportamiento ycul:ura material constituye la dificultad fundamental para.Ia arqueo-

Iogfa, Los proble~as de esta ~elaci6n se plantearon haec ti empo enlas correspondencias s6lo parciales descubiertasentre «cultures» ma-

terialesy «pueblos» (Childe, 1951) .La arqueologfa procesual supuso un intento de pensar s is temati-

.camente la re lac ion entre comportamiento y cul tura materia l. En

m~chos de los primeros, trabajos el tema dominante era: comport a-

rmento ~ cultura ~atena~. La cultura material era.un der ivado pas i-

vo ~el comportarniento humano. Este punto de vis ta esHipresente en

I~hipotesis de lar~~idencia matri local (Longacre, 1970) y en las teo-

nas sobre Ia relacion ~ntre I ;'oblaci6n y area de asentamiento (Na-

r~ll, 1962), y ~ntr~ esu~o e mteracci6n (Plog , 1978). El intento deB.mford (1983) de identif icar la Teorfa de Alcance Medio, en la me-d.Ida en q.uesea aplicable a los procesos culturales, vuelve a eviden-ciar el mismo dese~ de unas relaciones seguras, s in ambiguedades,

entre. cultura matenal y comportamiento humane equivalentes, enese,nCla, a las leyes de Sc~er (1976). Mas tarde, como ya v imos an-

tez:orm~nte, ~ste enf09ue intercultural se ampli6 (Rathje, 1978) has-ta incluir Ia _Idea segun la cual Ia cultura material aetna. a su vez

sobre la sociedad, formando una relacion bipolar : comportamien-

to Hultura material. '

En este lib~o desearfa ir mas lejos y proponer que la relacion en-

~re.~mportamlento y cultura material depende de las acciones de los

individuos dentro de unos contextos historico-culturales especificos,

comportamiento Hultura material

rindividuo,cultura,

historia

CONCLUSION

A 10 largo de este volumen espero poder analizar los problemas

plante ados en este primer capitulo. El objet ivo es dar respues ta a losdesaffos que el reconocimiento de la importancia del s ignificado cul-

tural, del individuo activo y de la his toria plantean a la arqueologfa . .

En pocas palabras, este reconocimiento incide en las tres areas fun-

damentales del debate arqueol6gico, que son 1) la relacion entre cul-

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28 INTERPRETACl6N EN ARQUEOLOO{A

ELPROBLEMA 29

De esta forma no hay una relacion. intercultural directa y univer-

sal entre comportamiento y cultura material. Intervienen los marcos

de significado, los cuales deben ser interpretados por el arque6logo.Esta tarea debe ser responsabil idad de todos aquellos que esten dis-puestos a analizar el pasado como arque6logos, aun cuando estemosinteresados fundamentalmente en Ia economfa y la organizaci6n so-

cial, y no en el simbolismo. Aunque yo quisiera afirmar que la econo-mia de un yacimiento concreto estuvo basada en la caza de muchosanimales salvajes, en razon del alto porcentaje de huesos de estos ani-

males hallados en ese yacimiento, necesito dar por sentadas unas cier-

tas actitudes hacia los animales, huesos y desechos 0hacia la suciedadPor ejemplo, necesi to suponer que aquellas gentes comfan, 0 quetiraban los restos del animal ingerido, en los poblados (y no que co-mian y echaban los desperdicios fuera de los poblados , t irandoloshuesos alrfo, donde no pueden sobrevivir arqueologicamente, 0 que-mandolos basta reducirlos a cenizas). AI margen de 10 que yo quieradeeir sobre el comportamiento humane del pasado, los s ignificados

culturales deben darse por sentados.

causa Hfecto

iindividuo,

cultura,historia

L~s c~usas, _enforma de acontecimientos, condiciones y conse-cue.nclas (intencionadas 0 no) en el mundo, no pueden tener efectos

sociales sr no es a traves de 13.percepcion y valoracion hurnanas de

ellas. Asl, Ia erosion del suelo puede ser una causa con el efecto deque .la gente abandone su poblado y se disperse. Pero el hecho de la

eros ion del suelo, por sf solo , no determina ningtin t ipo de respuestacon~r,eta, porque hay muchas formas de afrontar, evitar 0 prevenir laerosion del suelo, La forma de percibir la erosion del suelo 0 sus efec-tos, y ~e valorar , lasp~sibles respues tas, depende de la forma en quela erosion del rrusrno influya en las eslrategias sociales iudividualesdentro de unos eontextos historico-culturales concretos.

, Es:o supone algo mas que Ia simple a fi rmaci6n de que la ideolo-gia es rmportante en Ia adaptacion humana y que adopta distintas for-mas. Gr~n par te del ana~isis arqueologico de la ideologfa consideraque el ~Istema ?e creencias es una respuesta predecible del s istemaadaptat tvo (capitulo 2) ; pero aquf se afirma que la adaptacion tiene

lugar a traves del contenido concreto de los valores y tradiciones crea-

~os dentr~ de los cauces historicos, As! pues, las causas (sociales 0 ff-

s~c~s)no tienen efectos sociales; ocurre mas bien que la tradici6n his-

tonca se reproduce a sf misma en relacion con los acontecimientosque tienen lugar en eJmundo.

2. Causa-efecto

EI segundo gran campo de investigacion 10constituyen las causasdel cambiosocial, Nuevamente, las simples ideas de causa. -'Jo efecto

(el cambio tecnologico provoca un aumento de poblacion, por ejem-

plo) han side sus ti tu idas por relaciones causa Hfecto, mediante laintroducci6n. de los sistemas, los·«bucles» de retroalimentacion, los

efectos multiplicadores 'y la causalidad mult iple. Hoy par hoy la rna-

yorfa de los arque6logos aceptaria que las causas del cambio socialson complejas, que implican muchos y distintos factores -economi-

cos.sociales e ideoI6gicos-, y recientemente ha habido intentos inte-resantes de relacionar estos factores con sistemas complejos de encla-

vamiento (capitulo 2).A este nivel de t rabajo, sin embargo, sigue existiendo la idea de

que las causas tienen efectos, hasta cierto punto, universales y prede-

cibles. Por \bJro lado, la importancia central de la percepci6n indivi-dual de las causas nos l leva a una vision dist in ta,

\

\

\

3. Hecho-teoria

AI principio, prevalecio sobre todo una posicion de tipo ernpirista

en arqueologfa, que co~:ideraba que los hechos hablaban por sfsolos-«~eJemos que las vasijas hablen», Colt Hoare dijo que hablamos apar tir de los hechos, no de la teorfa. Se afirmaba que ateniendonos

a los hech?s, podfamos I legar a conoeer con cer teza algunas cosas,aunque evidenternente no todas. Esto, como verernos mas adelunte

no es mas que una s implif icaci6n de una compJeja serie de creenciasque mantuvieron muchos arqueologos antes de Ia aparicion de la ar-

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30 INTERPRETACI6N ENAROUEOLOGiA31L PROBLEMA \

\\\

queologfa procesual. Pero en general, la deducci6n seguia el esquema:

datos ~ teoria.Poco dcspucs surgio una vision nltcrnativu, scgun la cual los datos

cxisuan en funcion de una teona, EI enfcque hipotetico-deductivo im-plicaba deducir, a partir de una teorfa, varias implicaciones, contras-tandclas luego con los datos. El ejemplo de Binford (1967) relative alfoso de deposicion ilustra muy bien este proceder. Renfrew (1982) ha

rcprcscutndo la rclacion entre teoria y datos como datos Heorfa,Hecho y teona son opuestos , estrin enfrentados entre sf ,pero el unocambia en funcion del otro.

Binford y Sabloff (1982) sostienen de hecho que la relacion entre

teorfa y hecnos es tan estrecha que los hechos se observan desde elmarco de una teorta y que, par 10tanto, los datos observacionales sonen realidad teonas (en terminos de Binford y Sabloff los datos obser-

vacionales dependen del paradigma). Ast, mientras que todos los en-

foques mencionados anterionnente afirmarfan que el mundo real

existe independientemente de nuestras observaciones de el, el proce-

so observacional se considera cada vez mas dependiente de la teorfa.Los huesos descamados que quedan son los hechos del mundo real

que nunca podremos observar.Los problemas de observacion plante ados por la filosoffa postpo-

sitivista pueden ejemplificarse con los diagramas de la figura L Antes

de poder medir y comparar estos objetos debemos decidir que son.Por ejemplo, s i decidimos rnedir las caras frontales de todas estas ca-jas, Lcual es la cara frontal? 0 si queremos medir la distancia entre lospicos inferiores y superiores de todo este tipo de pajaros, debemos ser

capaces de diferenciar entre un pajaro y un ciervo.

Este tipo de problemas son particularmente espinosos a la bora deestudiar el arte prehistorico, pero suponen una dificultad considerablepara toda la arqueologia, puesto que antes de medir 0contar, compa-rar 0 contrastar, hay que fonnar categorfas (tipos de ollas, contextos,

culturas, etc.). Estas categorias se forman mediante el proceso de per-cepcion,

Binford y Sabloff (1982) solucionan el problema invocando laTeena de Alcance Medio. Argumentan que instrumentos de medici6nindependientes pueden servir para verificar la relaci6n entre la cultu-

ra material y la sociedad que Ia ha producido, y que de esta forma se

pueden verificar «objetivamente» distintos paradigmas. Esta respues-ta es insuficiente a) porque 10 que se rnide depende de la percepcion

c

FIGURA 1

La ~elaci~~ entre .datos y le~ria. ~) I.Cudl es la carafrontal de la caja?

B) t~n paJaro mirando hacl~ arriba 0un ciervo mirando hacia abajo?

C) GUn oso trepando a un arbol 0sencil/amente un Ironco nudoso?,

y de la da~ificaci6n. por categorfas y b) porque no puede haber ins-trumentos mdependientes de medicion, dado que la metodologfa rnis-rna depende de la teorfa.

Sibien en este volurnen se argumentara que el mundo reall imita

dt hecho 10 que pOdamo~ dec.irsobre el, tambien resulta evidente quee concepto de «datos» unphca tanto el mundo real como nuestrasteorfas sobre ':1. :?r ello las teorfas que uno defiende sobre el pasado~e?enden muchlslmo del propio contexto social y cultural de unon~er (198?), Leone (1978) y otros han demostrado con gran acier~to co~o las mterpretaclOnes cambiantes del pasado dependen de loscarnbiantss contextos sociales y culturales del presente. Los indivi-

du~s en e.lseno de la sociedad actual ut il izan el pasado en sus estra-

t:g~as sociales, En otras palabras, es en los contextos culturales e his-toncos donde se concibe y manipula la relacion datos-teona.

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32 INTERPRETACI6N EN ARQUEOLOGIA

hecho Heoria

tindivrduo,cultura,historia .

Hacia eIfinal de este volumen analizare las distintas implicacionesque sederivan de mi convicci6n de que una «contrastacion» de la teo-

r ia con los datos, un mecanisme independiente de medici6n y un co-

nacimiento cierto del pasado son imposibles , Me parece que muchosarqueologos han eludido estos problemas, dado que a primera vista

parecen destructivos: todo eI edificio de la arqueologfacomo discipli-

na cientifica, aceptada desde los principios de laarqueologia como tal,esta amenazado. Sostengo 1anecesidad de afrontar los problemas siqueremos que la arqueologfa siga siendo una disciplina rigurosa y los

arqueoJogos tesponssbles socislmeme:

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7. LA ARQUEOLOGIA

CONTEXTUAL

No es posible, pues, explicar correctamente las calabazas ilchamuspor referencia a funciones universales; debemos comprender sus sig-

nificados concretes, Lo mismo es aplicable a todos los Items de Iacul-tura material Ya todas las act iones hurnanas. Independientemente de

las preguntas que nos hagamos acerca del pasado del hombre, aunque

s610se ref ieran a la tecnologia 0 a la economfa, s iempre intervienen

marcos de significado. Despues de todo, no podemos decir c6mo fuela economia de un poblado hasta no haber planteado hip6tesis 0su-

puestos sobre el significado simbolico de los huesos de desecho.En este l ibro, par 1 0 tanto, hemos queridopresentar varios enfo-

ques 0aproximaciones a este problema. Se ha intentado responder

adecuadamente al problema de c6mo inferir significados culturales

del pasado. Muchos dir ian quiza, de acuerdo con Iateorfa de Ia cien-cia de Kuhn, que paradigmas tales como 1aarqueologiaprocesual, el

estructuralismo y el marxis rno no son comparables, porque cada cualtiene sus propias reglas, su propio lenguaje y su propia vision de losdatos. Seguneste criterio, no existirfa una forma objetiva de compa-

rar paradigmas; cads cual serfa coherente con sus propios enunciados,con su propio marco de referencia. Aun aceptando rnuchos de los as-

pectos de . la teorfa de Kuhn, yo dirfa, sin embargo, que los dist in tosenfoques son comparables entre 51 , como tambien que las culturasquenos son extrafias pueden comprenderse y compararse,

Hemos llevado a cabo el prop6s ito de comparar y contrastar los

distintos enfoques segun sucontribuci6n a las preguntas del capitulo 1,

y hemos conseguido gran parte de 10que buscabamos. La reciente evo-

lucien de la arqueologia y de la teona social de tendencia marxis ta ha

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134

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INTERPRETACI6N EN ARQUEOLOOlALA ARQUEOLOOIA CONTEXTUAL

135

culminado en un intenso debate sobre el rol del individuo en la socie-

dad, y Solli~~ood, por ~~parte, ofrece una descripcion paralela, don-

de ~ahistoria trene ta~blen un co~siderable protagonismo en la expli-

cacion, L~ a~queologla esrructuralista aporta Ia idea de que la cultura

est~ con~tltu~da de forma significative: pero, una vez mas, solo los es -tudios his toricos co~ un cierto grado de idealismo conceden un papeladecuad,o al contenido de los significados simbolicos,

Coll~n~?od, como vin;t0s en eI capitulo 5, propone igualmenteunos, p~nclplos metodologicos para la reconstrucci6ri del contenido

del s ignificado, pero comp~o~amos (p. 116) que sigue habiendo pro-

blemas ~ lagunas. Su descr ipcion del metodo se mueve dentro de unaabstraccl~n exc,esl~a, i,COI?o puede el arqueologo realmente l legar areconstruir el signif icado s imbolico del pasado? Para contestar a esta

pn~~unta Y p,ara cornpletar y ampliar Ia descripcion de Collingwood,

q?!Slera analizar con mayor detalle 10que he denominado «arqueolo-gta contextual» (Hodder, 1982 a).

En el discurso arqueologico, la palabra «contexte» suele utilizarse

en preguntas tales como «i,cmll es el contexto de tu observacion?», 0

«,i,cua~es el contexto de los datos?». La palabra se utiliza en distintas

s ltua~ones para expresar una sensibi lidad hacia los datos concretos:

«Tu Idea general no encaja en mi contexte».

«Contexte» viene del Iatfn contexere, que significa tramar.entrela-zar , conectar. En contra de las excesivas ret icencias de la Nueva Ar-queologfa frente a la~ leyes generales (en especial Watson, Leblanc y

Redman, 19,71:por eJemplo), cabria constatar Ia existencia, ya enton-ees , de movmuentos hacia Ia dimension contextual, Como ya dij imos

(p, 46) , Flannery (1973) se opuso a un protagonismo excesivo deela

ley y el orden», para destaca r, en cambio, l a «sistemidad» -un en-

foque mas f lexible que tomara en consideracion las relaciones con-

cret~s. Este entramado 0 interconexion de las cosas entre sf en su

_partlcularidad hist6rica,. se ha puesto de manifiesto, como ya dijimos( I ; > ' 93), en muchas comentes arqueologicas (la marxista, la evolucio-

msta, la procesual), Butzer (1982) tarnbien ha identificado un metodo

«contextual» en las interpretaciones ecologicas del pasado y en la ar-que~logia c1a~ca se ha esbozado c1aramente un enfoque' contextual

r.elatlvo a I,aeer4mie~ pintada griega (Berard y Durand, 1984) , En unhbr? publicado rtecienternente, Contexts for Prehistoric Exchange

(Eneson y Earle , 1982), se destacan los contextos de producci6n y

consumo donde se r~aliza el intercambio\ '

En Ia arqueo!ogla espacial, he constatado (Hodd,er, 1985) e! in-

tento de toda una nueva generacion de tecnicas anaif tlcas de desarro-

llar una mayor sensibilidad b a ci a l o s datos arqueologicos, y de ser mas

heurist ica. Mas adelante abordaremos con mas detal le este aspecto.

Es en el estudio de los procesos de depos ici6n donde los a.rqueologos

se han concentrado en la par ticularidad de sus datos. SchIffer (1976)

destac6 por su contr ibuci6n a la diferenciacion entre. el contexto. ar-

queologico y el contexto sistemico, sefial~ndo los peligros de__,aplIcar

una teoria general y unos metodos (p!=,rejernplo, Whallon, 1914) que

no tuvieran en cuenta esta diferencia-En The Explanation of Culture Change, de Renfrew (19~3 a), Case

(1973, p. 44) defendfa una arqueo!ogfa contextu,al «susceptible de ser

considerada en sf misrna una nueva arqueolog1a», que Im?hca~a unvinculo mas estrecho entre las teorias generales y los dat~s disponibles-Parece que este interes por elcontexte ha aumentado reclentemente entodos los ambitos de la arqueologfa. Por un lade, Flannery (198~) semuestra crftico respecto del discurso general y abstract~ dcruasiudu

alejado de los datos «fuertes» (vease tambien Barretty Kinnes, 1988);

por otro lado, el interes POf el contexte se ha convert ldo en una c~:s-

tion metodo!6gica fundamental para losp~ocedimientos d~ excavaClOn.

En lugar de utilizar terrninos interpretatlVos (cor_nopaVlme?~O,rcasa,

foso, hoyo para poste) en la fase inicial de excavaclon y de analisis, ~~-

chas listas codificadas de datos utilizan ahora palabras menos subjeti-

vas tales como «unidad» 0 «contexto». Una excavaci6.n. en sus f~ses

ini~iales, tendrla que evitar la imposici6n de i~terpretaclOnes exceSlva-

mente subjetivas, hasta que se hubieran recog1do = = los datos:. En cierto sentido la arqueologia se define por la,lmporta~cla que

otorga al contexte. Interesarse por objetos de~p~ovlst~s ,de Inforr_na-ci6n contextual es propio de anticuanos, Y es tlPICO quiza d~ un cier-to t ipo de his toria del arte 0 del mercado de arte.Extraer objetos fue-

ra de su contexte. como hacen los usuar ios de detecto .res de tn.etales.es la antftesis de la arqueolog(a. de su identidad. Reaflr1nar,l~ 11l1pOr-

tancia del contexte supone, por consiguiente, feafirmar In importun-

cia de la arqueologla como arqueologia, .En suma, los arqueologos utilizan el terr;tino «contexto» de diver-

sas forrnas , pero todos ellos t ienen en comun el hec,ho de cor~ecta~0, ' , t conjuntc de 'atuaclO-

cntrclazar las cosas en una situacion concre a 0 . '

Muchos de estos ternas son de recienle aparici6n, S1l1 embargo, 1:11nes. . , ., I d . textoeste capftulo qui siera ir mas ali a de la definic ion genera e con

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13 6 INTE.RPRETACI6N EN ARQUEOLOGIA LA ARQUEOLOGIA CONTEXTIJAL 137" \

Como dij imos anter iormente, los arqueologos \a han aprendidoa util izar sus da tos contextua les para poder interpretar las inter-

relaciones funcionales . Este es el ambito de la paleoeconomfa, de la

teoria del intercambio, de la teona de s is temas, de la"coria de laopti-

mizacion del pas toreo y deIa teona de Ia acci6n social i\etc, Todas es-

tas teorfas son falsables porque no tienen suficientementeen cuenta el

segundo tipo de signifi cado, al que el primer t ipo esta vinculado de

modo necesar io . Lo que mas me interesa aquf, por consiguiente,es elcontenido del significado en contextos historicos concretes, puesto que

es Ialaguna principal de la teorfa arqueologica actual, ya discutida encapftulos anter iores. La misrnodestacan Davis (1984, p. 12), Wells(1984; 1985) YHall (1977). Aunque los significados funcionales se su-

perponen en exceso, me interesan ante todo las relaciones contextua-les como forma de llegar al contenido del significado del pasado.r

( ,C6mo hacer lo? En primer lugar, tenemos que ser autocrft icoscuando atribuimos un significado. Los significados que atribuimos 0imponemos en nuestra interpretacion del pasado l,son especfficos de

nuestra propia cultura y media social? Es necesario tener en euenta

nuestro propio contexto. Volvere sabre ello en e1 capitulo 8.

En segundo lugar , podemos considerar el registro arqueologico

como un «texto» que hay que leer. Hay limitaciones en Ia idea.segun

la cuall a cul tura materi al puede compara rse a un texto y al lenguaje,ya que, como se ha ido viendo, la eultura material es tambien pract ica,tecnologica y funcional , y una gran par te de su var iabilidad dependede esos facto res. Incluso podemos llegar a afirmar; como 10 haremosmas adelante, que los significados simb6licos extraen, parcialmente,sus significados simb6licos de los significados pragmaticos, por 10 queno son, en modo alguno, meros s is temas estructurados de sfmbolosabstractos, De este modo podemos empezar una di scusion que nosconduzca a la def inicion especff ica del termino «contexte» en este l i-

bro, relacionada can los signif icados mas amplios asignados a dichapalabra en arqueologfa.

mnncjada hasta ahoru y considcrar Ull significado ma s cspccff ico, A

modo de introduccion, nos sera de utilidad analizar dos grandes formas

de «entrelazar» la cultura material para que lIegue a ser significativa.

Dos TIPOS DE SIGNIFICADO

Los arqueologos han estudiado dos tipos fundamentales de signifi-cado (similarcs a los dos rnodclos idcntificados por Patrik. 1985): eJs is-

tema cstructurado de interrelaciones funcionales y el contenido es-

tructurado de las ideas y los sirnbolos. Asf pucs, si buscamos el primertipo de significado, analizarernos el entomo humano y fisico, los pro-

cesos de deposicion, la organizacion del trabajo, el tamafiodel asenta-rniento, y los intercambios de mater ia , energia e informacion. Si des-cubrirnos como funciona el objeto en relacion con estos otros faetores

y procesos, y en relacion con la estructura economica y social, Ie dare-

mas sentido, significado. La gran contribucion de la arqueologia pro-

cesual y marxista ha sido precisamente en este terreno. Vimos (capftu-

los 4 y 5) que en este mismo sentido tambien se han dado aportaciones

mas recientes, que destacan los procesos sociales aetivos mediante los

cuales los individuos manipulan artefactos para fines sociales. La clasede factores susceptibles de contribuir a la explicacion funcional.de unobjeto es ahora mayor y mejor comprendida, gracias a los cambios quese han producido desde principios de los sesenta,

Esta clase de estudios no deben hacerse extensibles al analisis delas funciones ideacionales 0sirnbolicas de los objetos; es preferible re-rni ti rsc a un segundo tipo de signif icado: elcontenido de las ideas y delos simbolos. Lo cual va mas ali a de deci r que «la funcion de esta ff-

bula es la de simbolizar a la mujer», 0que «es ta espada s imboliza alhombre». La pregunta que, en cambio, se plantea es ({l ,queidea de fe-

rninidad subyace tras el Vinculo.entre los esqueletos femeninos y lasfibulas en las turnbas?». EI objetivo es descubrir el «habito» de Bour-

dieu, el pe descrito por Flannery y Marcus, y demas ideas estructura-das y estructurantes descritas en el capitulo 5. Los arqueologos tienen

que hacer abstracciones a partir de las funciones sirnbolicas de los ob-

jetos que excavan, para poder identificar el contenido del significado

subyacente, 10 que supone analizar la forma en que las ideas , denota-das por los sfrnbolos materiales mismos, desernpeiian un rol en la eon-

figuracion y e s tr u ct ur a ci 6n de l a s oci edad.

LEER LA CULTURA MATERIAL

La idea de que Ii i cultura materi al es un texto delectura existe en

arqueologfa desde hace tiempo. Los arqueologos suelen tratar los da-

tos como un registro 0como un lenguaje. La importancia de esta ana-

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138 LA ARQUEOLOGiA CONTEXTUAL 13 9INTERPRETACI6N EN ARQUEOLOGfA

logfa aumenta cuando se quiere descubrir eI contenido del significado

del comportamiento del pasado. .

Pero l.c6mo hay que leer estos «textos»? Es evidente que si los

rasgos, las palabras, la gramatica 0 la estructura de la cultura material

del pasado no tuvieran rasgos comunes con nuestro lenguaje verbalcontemporaneo, se har ia diffcil una lectura de este t ipo, por no decir

imposi~le, sobre todo porque .el texto superviviente es parcial y frag-

mentano, adernas de ser, sencillamente, distinto. Sin embargo, quisie-ra indicar que existen algunas reglas muy sencillas, que subyacen a to-

da s la s l enguas; 0 por 10 menos a las formas en que Homo s ap ie ns

sapiens ha dado signifi cado a las cosas en todo t iempo y lugar .La mayorfa de los arqueologos, evidentemente, afirmarfan que sus

datos son mudos. Es obvio que un obje to, como obje to solamente, esmudo. Pero laarqueologfa no estudia objetos aislados , Los objetos,

ubicados dentro de sus «textos», no son del todo mudos s i consegui-mas leer su lengua je (Berard y Durand, 1984, p. 21). Claro que hayque interpretar los distintos lenguajes, y por ello, en cierto sentido, to-

das las expresiones y sfmbolos materiales son mudos , pero un sfmbo-10material en su «texto» no es mas 0menos mudo que cualquier gru-

dido 0demas son idos que se ut il izan en e l habla, Los obje tos sf nos

hablan (0 quiza s610 nos susurren); el problema se plantea a la hora

de su interpretacion,

Al aduc ir principios que nos permi tan lee r t extos pasados y ver

c6mo cambian sus significados en distintos «medios», es importante

hacer una distincion entre lenguaje y cultura material . Aunque la len-

gua escri ta posea los mismos principios bas icos que el lenguaje de lacu ltura mater ial (Hall , 1977, p. 500 ), una lengua esc rit a es siempre

muy diffcil de descifrar , incluso en el caso de que perviva gran par tede ella. Y esto es asf en parte porque el Jenguaje es algo muy com-

plejo , que existe para expresar ideas y pensamientos complejos, y t ie-ne que ser absolutamente preciso y global. Pero no existen gramaticaso diccionar ios del lenguaje de la cultura material . Los sfrnbolos de la

cultura material suelen ser mas ambiguos que sus homologos verba-

les, y 10 que puede dec irse de el los suele se r mucho mas simp le. Lossimbolos materiales son tambien duraderos y menos f1exibles. En mu-

chos aspectos- la cultura material no es, en absoluto , un lengunje: es

sobre todo ncci~ y pr rictica en el mundo. En In medidn en que cs LIt!

, Ienguaje, es muy sencil lo comparadocon la lengua hablada 0 escri ta .

Par todas estas razoqes los textos de la cultura mater ial son mas faci-

\

les de deseifrar que aquellos documentos escri tos cuya lengua desco-

nocemos. Por esta razon los arqueologos han podido, en cierta medi-

da , «leer» Ia cu ltura materi al, aun cuando no hayan expl ici tado casi

nunca la «gramatica- que presuponen.Me baso en Collingwood para concluir implfdtamente que existe

una gramatica universal, cuando sugiere (1946, p. 303) que todo suce-

so unico tiene una s ignificacion que puede ser comprendida por todos

los pueblos en todas las epocas. Esto es 10que se desprende tarnbien

de 1a descripcion que hace Bourdieu .(1977) de la forma en que unnif io I lega a comprender el mundo que Ierodea mediante la observa-

c i6n de simples asociaciones y contrastes, y 10 que se desprende denuestra experiencia comtin cuando lIegamos gradualmente a conocera otra persona 0cultura. A medida que crecernos en nuestra propiacultura 0 en otra, y a medida que conocemos a otra genre, no pode-mos nunca estar seguros de haber comprendido correct a y adecuada-mente 10que pasa por sus mentes, 10 que quieren decirnos por mediode sus casas. Lo unico que nos queda son sus gruii idos y sus acciones

en elmundo, tal como las vemos. Poco a poco, a medida que estos su-cesos f is icos se manif iestan mas y mas, l legamos a aproximarnos un

poco mas a esta «cualidad de ser otro», a esa «otredad». Por muy

«otro» que parezca al principio , es factible aproximarse apreciable-

mente a la comprension.Los principios universales del significado que, en mi opinion, sub-

yacen tras este t ipo de exper iencia son s610 aquellos que todos n050-

tros l levamos a cabo de forma habitual en calidad de actores sociales

y son asimisrno los que los arqueologos ponenen pract ica a la hora de

inte rpreta r e l pasado. S610 pre tendo que este proceder se haga masexplicito, sobre todo en relaci6n con la arqueolog ia y la clase de da-

tos que manejan los arqueologos.Debemos destacar des puntos que ya han sido mencionados a

10 largo de este libro. EI primero es que los significados subjetivosinternos que los arqueologos pueden infer ir , no son «ideas» en Inca-

beza de la gente; es decir, no son pensamientos conscientes de los

individuos. Par el contrario, son conceptos publicos y sociales, repro-

dueidos en la pract ice de la vida cotidiana. Los arqueologos los ponen

de man i f ie s to , y a causa de las practicas institucionalizadas de los gru-pos sociulcs, t icncn una rut ina propia que los conduce a In repel icion.

Precisamente gracias a esa repcticion. los arqueologos pueden inferir

conceptos. La segunda rnodal idad en la que se produce LInaumen-

\

_ . . . • . . . . • . . .

:..

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140 INTERPRETACl6N EN ARQUEOLOGiA 141

to en la posibil idad de leer la cul tura materia l, c s mas concreta que

el lenguaje y el habla. Los signif icados de la cultura mater ial. estan

inf luidos en gran medida por considcraciones tecnologicas, f is ic~sy fUllci()nalc,:?,La naturaleza practica y parcialmcnte no cultural de

e so s I ac to r cs perrnitc una Iectura del «texto- de cultura materialrnucho mas sencilla que s i estuviese const ituido excJusivamente pors ignos l ingufs ticos arbitrarios . EI contexto de la cultura material nos610 es abstracto y conceptual, sino tarnbien pragmatico y no arbi-

trario.En los parrafos siguientes, el terrnino «contextual» ha:r~I:~ferep:

c~a ..a ..PtS~2.~<:i!~"L~.1z_~~~_c.i?~~,.d,:,1,9s.El:~~",~~~.~t;,~._s§p.~c;H~Q~.J.e)\~~»7.\~con7. text(p . La idea general aquf es que el«contexto» puede hacer .

referencia a aquell as partes de un documento escri to que vienen in-mediatarnente antes Ydespues de un parrafo concreto, conectados de

manera tan int ima en su s ignificado con aquel , que su sentido no que-

da claro s i10separamos de aquellos, Mas adelante, en este mismo ca-

pitulo, daremos una definici~as especffica de «contexte». Por

~!x:J~:~~t:~~oP~:~:~:~t~~;~;;~,~~~eo:o~?: pasan ~

SIDs

LA ARQUEOLOGiA CO~UAL

. . \... ... contexto ......__..::.._ _c__... significado

\ contextualincorporan: \

temporal fase, periodo

region, poblado,

espacial area de actividad,

'" hogar0

0.. ~S

(unidad(foso, muro,

< 1 . >enterramiento,'0-

de deposicion) casa)

cultura, estilo,tipologico tipo

\~,

"A.. Proceso

y estructurasistemicos

B. Contenido

yestructurasimbolicos

FIGURA 6

L a i nt er pr et ac io n d e s ig ni fi ca do s c on te xt ua le s a ' pa rt ir d e s em ej an za s y

d i fe re n ci as e n tr e o b je to s a r qu e ol o gi c os .

SEMEJANZAS Y DlFERENCIAS

Cuando los arqueologos empiezan a sistematizar la metodologiapara interpretar el contenido del s ignificado del pasado a par tir de la

cultura material , suelen proceder a identif icar var ios t ipos de serne-janzas y diferencias relevantes, que, a su vez, forman var ios t ipos de

asociaciones contextuales. Luego proceden a hacer abstracciones par-

tiendo de los contextos, las asociaciones y las diferencias, para inten-

tar l legar al signif icado en terminos de funcion y contenido (vease la

figura 6). .r;Podemos empezar con la idea de semejanzas y diferencias. Por 10

que respecta al lenguaje, nos estamos ref ir iendo s implemente a que

cuando algu ien dice «blanco», otorga a este sonido un signifi cado,porque suena de forma semejante (aunque no identica) a otros ejem-plos de la palabra "blanco», y porque dif iere de otros sonidos como

«negro» 0 «banco». En arqueologia es habitual c1asificaruna vasija en

Ia categor ia de vasi jas «A», porque se asemeja a otras vas ijas de esta

categorfa, pero a l mismo t iempo es dife rente de la categona de vasi-

jas «B». En las tumbas suelen encontrarse f ibulas asociadas a Ia mu-

j~: y esta semejanza de emplazamiento espacial y unidad de deposi-c~on nos penmte pensar que las fibulas «significan» mujeres, pe ro

siempre y cuando no hallemos la f ibula en tumbar masculinas 10que

puede ser diferente, por cuanto en ellas encontramos-broches en lu-

gar de ffbuln:s. Otras asociaciones y contrastes entre mujeres, activi-dades fememnas y fibulas posibilitarian una abstracci6n relacionada

con el co.ntenido del sign.ifi:ado.d~ la «feminidad». Por ejemplo, Ias fI -bulas quiza tengan un diseno similar a las que encontramos en' otros

, lugares asociadas a una categorfa de objetos relacionados con la re-producci6n y no con las tareas productivas (vease el estudio de Far isp. 78, Y el analisis de McGhee, pp. 60-61). '

Podemos formalizar este proceso de busqueda de semejanzas y di-ferencias mediante el s iguiente esquema: . ' .

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1 4 2

diferencin

e

/

INTERPRETAcr6N EN ARQUEOLoofA

semejanza

1~broche

femenino

masculine

Resulta instructiv~ comparar este esquema con el siguiente, don-

Cdl,eonseesb~scban61!a!E<2J!:.S,I£~~s,,_f~~EA~'1ale~~!~~t:'l_ri_a§n lugar de las fun-._Slm lcas: f . -_ -,--,. a._.",-=

~~~~Y:J:Vy.~

semejanza

utensilios hogar (homo)

otros objetos Iejos del hogar

Aqut los arque61?~os interpretan eI area alrededor de un hogarcomo un area de actividad, porque al ii aparecen utensil ios al reves

que en otra,s pa,rtes de,l~ac~miento o casa, donde no aparece~, La for-

ma de, exph~acl6n es identica a la anter ior, donde se busca el s ignifi-

cado slmb6hco de una f ibula. Pero, tal como hemos venido diciendo

a 10lar~o.de este volumen, no hay una necesaria disyunci6n entre am-bos o,bJettvos: funci6n sf ificado simb6lico no son contradictorios,

~or 10 tanto, la fibula sirve para pren er vesn os y quiza para simbo-

lizar a la ~ujer, y puede tener igualmente eJcontenido del significado

de «la rnujer COmo elemento reproductors. EI area de actividad alre-dedor del hogar tarnbien puede indicar que ciertos utensilios tienen elcontenido del significado de «vivienda familiar», de «homo domesti-

co», etc., Es ~vidente que tenemos que presuponer algiin signific~dode este t ipo SI queremos descubrir el area de actividad en torno al ho-

gar, ~n primer I~gar, y s~queremos atribuir a los objetos agrupados allffunc iones pr~las relatives a este contexte. La identi fi caci6n de un

«area de activi'!od» impl.ica.l~ atribucion de un contenido del signifi-

cado. ~~,"91',?s-",t,!201.,~e~lfs"~c~dOel contenido funciorutl. sistemi£g,

y ~2nte!M[9", j~~alson" necesanamente interdependientes :"" 'nb• \ . .. . ..~ < . '"~ - - - ""'~ .. ."._~ . ' . . .._·•.•c.\~ ......n.L .....__,.,. "_~".

. \

LA ARQUEOLOofA CONTEXTUAL 143

esposil:Jle.referirs~a u . l 1 0 sin ,qlle"p~esup~mg_a!!10s,aL_j)J.enos_e'l"()t~S<.....' '"'~ii'descI-ipclOn--antenoi--delslgnfficaa(t-coriio alga constituido a

partir de semejanzas y diferencias sirnultaneas esta influida por la dis-cus ion plante ada en el capitulo 3, y pretende tan solo describir comotrabajan los arqueologos . Sin embargo, tarnbien f igura un elernentoprescriptive. Prirnero, se afirma que las sernejanzas y diferencias sonidentificables a muchos «niveles». Asf, pueden darse semejanzas y di-

ferencias en terminos de dimensiones de variaci6n subyacentes, talescomo oposiciones estructurales, nociones de «ordinalidad», «naturali-

dad», etc. En Iadefinicion de semejanzas y diferencias siempre esta im-plfci ta la teorfa, pero a niveles «mas profundos) , la neces idad de una

teorfa imaginativa resulta todavia mas evidente. Luego volvere sobre

estos distintos niveles de sernejanzas y diferencias. En segundo lugar,

cabe afirmar que lo~arque6_l.?g9..~§~JEM:!HS)lpadodemasiadode las se-meja~l_zasydemasiado,.poco"de_Jas ..~~~e.rencia;~(Vandel Leeuw, COmU-.' ,iiC-acioripersonal al autor). Todo el enfoque intercultural se bnsn en Ia -', ,_,dt'r

identificacion de semejanzas y causas cornunes. Par ejemplo, se ha > , " . 'c ·" { '"tendido a explicar la decoracion cerarnicapor algtin : ipo d~ f!lnci6n;simbolica universal de toda la ceramica 0 de todo el simbolisrno. Las ","(;:"sociedades se han agrupado por categonas (estados, cazadoras-reco- ' .~. «

lectoras, etc.) y se han identif icado sus caracter is ticas comunes, Evi- Identemente, este t ipo de trabajo presupone de modo irnplfcito las di- ,

ferencias, pen{J_~~£r::~~~.<:ia.)},~~~I3~L_~~~e~9.a,no,..:~cfl~~,nu~c~ , . f :1"1'

centro de lainve~tigaci6n. Pore)empTo, _po(,ir~<lIn0sre~~ntarnos por_,.,

qtil'Sedec·oranlilf v a s i j a s ~ p ~ ~ 7 f ~ ? r e . ~ , .o~,.~~,~,,~~I,?~J~§,~~~ijs.jUna. -vezcVrtfasse~tfata;'etrparte; de ldenhficar el marco concreto deride la

accion tiene sentido, signif icado. Si en un contexto cultural dado las

vas ijas son el unico tipo decorado de recipientes, este hecho es rele-

vante para interpretar el significado de la decoracion. Pero.ipor 10ge-

neral, los arqueologos tienden a extraer las vasijas decoradas fuera desu contexto y medir sus respectivas sernejanzas.

La neces idad de tener en cuenta tambien la difercncia puedc evi-denciarse, aunque de un modo un tanto ext reme, por medio de la pa-labra pain. Una forma de interpretar el s ignificado desconocido deesta palabra serfa buscando palabras sirnilares en otras culturas: Fore

mariamos entonces una categoria de palabras «de aspecto sernejnnte»

con ejcmplos hull ados en lngla len'i l y Frnncin, c idet,llificm~do,~tlsC:il-

racterfsticas comunes, Pero la palabra tiene, en realidad, signilicados

completamente dist intos en Inglaterra y en Francia, 10que compro-

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144 lNTERPRETACJ6N ENARQUEOLOGIA

barfamos inrncdiatamente concentrandonos en las diferentes asocia-

ciones de la palabra en arnbas cuJturas: en Inglaterra, con dolor y ago-nia, y en Francia, con pan. Este ejernplo tan s implista refuerza 10di-cho por Collingwood, en el sentido de que todo termino util izado enarqueologia debe estar abierto a la crftica para comprobar si tienesignificados distintos en contextos difcrentes. Los..aIQ],le6Iogosdeben,

PtISs,..0()~~~a.~?e..r~~!!~JU~_Ej!~!!.~cia.Y...a.la':-i~~~~ELa; tienen queplantearse continuamente preguntas tales como: l ,este t ipo de vasi jase ha hallado en s ituaciones dis tintas?; l ,por que otros t ipos de vasi jano tienen decoraci6n?, l ,por que no se decoran otros recipientes?,l,por que no cncontrurnos cstu tumba 0esta tccnica de produccion en

esta area?i,C6mo describir sernejanzas y diferencias? En el ejernplo anteriorde la f ibula, tenemos ya una diferencia t ipologica (entre la f ibula y el

hacha) y una semejanza de deposicion (1a f ibula aparece en sepultu-

ras femeninas) . Comprobaremos la importancia que tiene para la in-terpretacion el que tipos y niveles de semejanza y diferencia distintos

esten conectados, entrelazados como una red. Pero de memento de-searta analizar primero, por separado, cada una de las dimensiones desemejanzaldiferencia. Cada tipo de semejanza y diferencia esta pre-

serite en m a s de un nivel y escala.):~lpril11er tipade sernejanza y diferencia que manejan habitual~

.I?t;I1!~. 9 ~ , ~ ! 9 . ! .1 i Q ! Q g 9 S e s 'e I 1 e m p o r t il 1 E s e v I O e i 1 t e - q u e siaos objetosestan pr6ximos en el t iempo, es decir , que son s imilares en toda la di-mension temporal, los arqueologos podrfan situarlos mas facilmenteen el mismo contexte y darles significados relacionados entre sf. Es

evidente que la dimension temporal est a estrechamente vinculada a

las otras dimensiones; si dos objetos aparecen en el rnismo contexte

temporal , pero estan muy alejados en el espacio 0 en otra dimension,entonces la semejanza de contexte temporal puede ser irrelevante. La

difusion es un proceso que t iene lugar a 10 largo del tiempo y del es-

pacio, y que implica tarnbien la dimension tipologica,En la dimension temporal 10que importa es ais lar un per iodo 0

fase donde, en cierto modo, ·tienen lugar acontecimientos interrela-cionados, Dentro de una misma fase existe una cont inuidad de es-

tructura y/o de contenido del significado, y/o de procesos sistemicos,etc. Pero l,que escala de analisis temporal necesitamos para entender

u n o bj et o c on cr et o? E n e l c ap it ul o 5 d im o s e je mp lo s d e c on ti nu id ad es

a traves y a 10 largo de milenios , Tambien dijimos (p. 105) que, en til -

L\ ,\RQUEOLOOIA CONTEXTUAL 145. \ i

t irna ins tancia, hay que retroceder en el t iempo, ,«p~ar las capas de laceboll a», hasta identificar el primer acto cul tural. No se trata, casi

nunca, de una solucion practica 0necesaria; 5610descamos identificar01contexte his torico que tiene una incidencia direcsa sobre el ternaque nos ocupa, \ ' 1 .

Los arqueologos ya cuentan con un mont6n de tecnieas cuantita-tivas para identificar continuidades y rupturas en las secuencias tern-porales (Doran y Hodson, 1975), y esta evidencia seutiliza para idea-

~ificar el contexte pertinente, pero muchas rupturas que parecenunportantes pueden, en realidad, expseser continuidadeso transfer-

maciones a nivel estructural, pero tambien pueden significar difusi6ny migracion; con ello queremos decir que el contexto temporal per ti-

nente debe seguirse y buscarse en otros contextos espaciales. En ge -neral, los arqueologos han conseguido identificar con.exito las inter-

rel~ciones sistemicas pertinentes para In comprensi6n decualquier

objeto (artefacto, sitio arqueo16gico 0 similares).Estas son.simple-~ent~ todos los factores del estado s istemico anter ior que inf luyen 0

interfieren en el nuevo estado. Pero en.Ia atr ibucion de contenido del

signifi~ado, cuando el arque61ogo desea valorar la posibilidad de .quedos objetos tengan el mismo contenido del significado por.el.hecho deser contemporaneos, 0la poca probabil idad de que los signif icadoshayan cambiadodentro de lam isma fase, el tema de Ia escala se con-vierte en una cuesrion primordial. Asi pues, tras considerar las se-n:ej~nzas y diferencias temporales , nos quedamos con la pregunta

s~gU1ente:J.£Q.n9l!c t;scala ,!Iade definirse el contexto temporal per-v~~~? Volveremos m<is aaelante sOt'ire,erterlr.r·'de-la=e~o_.p'~r!:~e.~~eender de las preguntas que se planteen y de las caractens-nCain:jtie.se qEi~r~!.fml::dir~r"'~"·~~·~¥"-···""'-,.,~-,~,",.>~-

.o"'-Tambl6n'apareceri'semejanzas y diferencias en la ~~~Q't£,f_ea-

_.E$b Aq~f los arqueologos tratan de identificar significados y estructu-ras funcionales y s imb6Ii~s a par tir de la disposicion de los obietos (y

p_oblados,etc.) en el espacio. Normalmente, el analisis en esta dimen-sion pre~upo~e ~u~ ~adimension temporal est a controlada. Aquf setrata de inferir s ignificados a part ir de objetos porque tienen relacio-n~s espaciales semejantes (por ejemplo, porque aparecen agrupados,

dlspue:,to~ unifonnemente en el espacio). Tarnbien aquf existen ya mu-C?as tecnicas para l levar a cabo este analisis, Se podria contestar di-

c~e~do~ue mucbas de estas tecnicasespaciales implican Ia adopcion de

hipotesis procedentes del exterior, sin una consideraci6n adecuada del

lO.-HODDER

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146 INTERPRETACI6N EN ARQUEOLOoiA

contexto; pero estan surgiendo nuevos procedimientos analiticos que

posibilitan una sensibilidad mayor hacia los datos arqueologicos, Por

ejemplo, Kintigh y Ammerman (1982) han adoptado rnetodos contex-tuales, heunsticos, para describir distribuciones puntuales, y Hodder yOkell (1978) han descrito tecnicas parecidas para determinarla asociacion entre diferentes distribueiones y sus Ifmites (Carr, 1984).Es pos ible definir toda una nueva generaci6n de tecnicas analf tieasespaciales en arqueologfa, que no pretenden imponer metodos y teo-rfas preestablecidas proeedentes de otras disciplinas 0 de la teoria abs-trac ta de la probabil idad, y que se oeupan sobre todo del problema

arqueologico concreto que se tiene entre manos (Hodder, 1985).El argue610go, pues, busea def inir , de l!l_!!Y_div~rsasawas, el

contexto espacial_~~~.!els.vant(Lparll J::.~cc?f!lJl~n de un objeto'S9J.1g::~. En niuchas.ocasiones esto se hace muy directamen1e : : : : :Qe-

tectando el origen de la materia prima, local izando la dis tr ibucion es-

pacial del estilo, trazando las fronteras del asentamienro, Pero muchasveces la escala pertinente de analisis varfa en funei6n de la caracterfs-tica 0de los elementos seleccionados (materia prima, estilo decorati-

vo, forma). Es la misma var iaci6n que encontramos cuando se Iepre-

gunta a alguien «i.de d6nde eres?», ~a r~spuesta (calle, barrio, ciudad,

re~i6n, pais, continente) dependerKd~·~pte:sun_gl~_~l1j.!'!xt_YlIJesconquien se habla y d6nde, y por que se hace la pregunta). N9.-S]!:iste,porconsiguiente, una escala «id6n~t~.!-.QQ.ammsis -, ) ' .-

Este problema resulta especialmente grave euando los arqueolo-

gos quieren definir «zonas» de !fI.alisis. Esto se suele hacer a priori, apartir de los rasgos de'1' iflealO(por ejempio, un sistema de valle), pero

no siempre queda claro si esta c lase de entidad impuesta ti ene 0no

relevancia para la pregunta planteada. La.%ZQllll» varia en fund6n de

_1~~caracterispSl!ll~g_d~.Q!g.s._Q],Js..A_t~.£l._\~j~t~Qjl_~1!.li?ar.or 10tanto,

no pueae hab~~S!'-1a.a er:.{orLg~c2!_l~~ciat; el cofttextO~esde el medio inmediato hasta eelmundoellfero, si pue-de descubrirse una dimension pertinente de variaci6n capaz de vincu-lar objetos (yacimientos, culturas, etc.) con estas dis tintas escalas.

Com?e.?_ el caso de la dimeIl~i.?~t~!EI?~~~l.,Jl:lAeJmi(;h?JLd.~l.c()~.t~~t?

,,~~!f~._.~e, a"~Ji~.acl§2.i~~,~~~E~~Y..ruu.es d~~~~i9n_,_'llf_Y,.2$,U!!Lt~~rmJ~s.semeJanzas-yJas.di(!;!_~.~ cosa que v e -remos mas adelante.

Ouiza sea uti l identif icar un tercer t ipo de semejanzas y diferen-

cias: la wdad de dr.[iqsici6n, que de hecho es una combinaci6n de los

\ \

LA ARQUEOLOOIA CONTEXTUAL 147

dos primeros. Me refiero a estratos sellados con pavimentos~ fosos, se-

pulturas, acequias, etc., que estan delimitados ~n ~I.espacio y ~n el

ti empo. Decir que dos objetos pueden tener significados asoclad.os

porque proceden del mismo foso es tan subjetivo co~o decir que.ue-

nen significados relacionados porque aparecen con vm.c~los espa~l<ilesy temporales; pero existe tarnbien un componente adlclon~l ~e inter-

pretacion, desde el memento en que se presu~one ~~e l~: hmlte~ d!~l~unidad son, en S 1 mismos, relevantes para la [dentificacion del signifi-cado. Los arqueologos aeeptan habitualmente esta premisa; es eviden-

te que la coincidencia en un foso, °en el"pavimento d: una.casa, p~e-

de considerarse un factor mas importante que una distancia espacial

no delirnitada. Volvemos, asi, a constatar la existencia de semejanzas y

diferencias dentro de una unidad de deposicion en muchas escalas (es-

trato, impronta de viga, casa, poblado) y sera necesario ~nalizar el pro-

blema de la identificaci6n de la escala de contexto pertinente.

La d i I D @ s i 6 n J j p l ? !c : 5 g i c _ : q puede aparecer t a m b i e n con:o .una s i r r .1p1e

variante de las dos primeras. Si dos objetos parecen similares tipo-

16gicamente, significa en realidad que tienen dis~o~iciones 0 ~~rmassemejantes en el espacio. Pero vale la pena delimita r .la nocl?n ~e

«tipo», tan frecuente en arqueo!ogfa, da?o que las s~~eJanzas tlp!)l?-gicas entre objetos en el espacio y en el tiernpo son distintas de las.dis-

tancias (en el espacio y en eeltiernpo) que existen entre ellos'.i:aJ.!ki.l

~.m:JLY..£Ijfer~!lCj,?.JiPQtQgi.c.~ss fundameutaLp~ra.definiLw[l:

textos temp.otale,s (P~9Qg_Q~?.0 y contextos ~p_~~~.a.!ss~ ! " ! ! ; l ! . a , . s ,

. . i i l i l ~ J Po r 1 0 tanJQJa tipg)g_giaes~~a.d_~!9~Jstg_e.

la ar~,"£~!':t.t.:?s~lla)lEJl~tf,lj1ib.l ' e , u , , " e L .el~mento~Y£..lll~~e.-~lJ.la..aJa..arqueo1ogia,cQn..sus .ohj.e1.Lll.os~¥~meto.dos.,tradlclq-

~~ . .• 'En la base de todo trabajo arqueo16gico se encuentra la neceslda?de clasificar y formar categorfas, y la polemica acerca de si.estas clasi-"ficaciones son «nuestras» 0 "de ellos», si son «eticas» 0 «emtcas», es ya

tradi~ionaL Pero, en general, a est as alturas del an<lIi~is, ~a tip~lo~fainicial de asentamientos, artefactos 0 economias, se dlSOC13 habitual-

mente del analisis posterior del proceso social, La mayoria de arqueo-

logos reconocen la subjetividad de sus propias .tipologias y h~n adop-tado recnicas matematicas e in[ormaticas para mtentar reducirla. Trashncer •10 mejor que se hn podido» en e l cst adio inici al, i nevi tahlernen-

te dificil, los 'arque61ogos han pasado a cuantificar y n compurur y Ile-

gar al proceso social,

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lNTERPRETAC16N EN ARQUEOLOGiA

Por ejemplo, serfa posible afirrnar que exisre una mayor uniformi-dad 0 diversidad en una zona 0 periodo que en otros, a que una te-gi(ln conticne yacirnientos don de el20 por 100 de laproducci6n de va-sijas presentan motives en zigzag, y que otra regi6n adyacente t ienetarnbien un 20 par 100 de motives en zigzag, 10que podria indicar un

contacto estrecho, falta de competitividad, comercio, etc. Pero l.c6mo

podemos saber con certeza que la tipologfa inicial es valida? Como en

el ejernplo del pajarolciervo de la pagina 31, lc6mo podemos sabercon certeza que los zigzags, aunque parezcan los mismos, no son dife-rentes?

Para contestar a estas cuest iones, podrfamos empezar par la es-

tructura de Ia decoracion (capitulo 3) . lAparecen los zigzags en lasmisrnas zonas de los mismos tipos de vasijas, 0 en la inisma posicionestructural en relacion a otras decoraciones? Pero tambien i,cua1es e1contexte histor ico-cultural del uso de la decoracion en zigzag (y deotras) en ambas zonas? Retrocediendo en el t iempo, lPodemos ver si 'los zigzags tienen diferentes origenes y tradiciones? I,Han tenido aso-ciaciones y significados distinros?

Para definir los «tipos~>,os arque610gos tienen que analizar 1a

a~2£~~~i~~'hlst6rica'd'~:}~~~'l"~~g?~~~~r~'I~Jerit~iRf!netraJiri:E.LShmifi"::"cado subjetivo que estes connotanl Basta eierto punto, los arqueolo-g o s · h a n N m o ' s h ' i : t d o t r a i . i i c i O n a l m e n t e una cierta sensibilidad hacia estos

ternas, al menos implfcitamente. Por ejemplo, en gran parte del Neo-

lttico del norte y oeste de Europa, las vasi jas suelen presentar unadecoracion organizada horizontalmente cerca del borde y una deco-racion ver tical mas abajo. A veces, como en algunos vasos campani-

formes, se marca esta di stincion pm medio de una ruptura en el per-fil de la vasija entre el cuel lo y el cuerpo, Para analizar y clasificartipos de cerarnica neolitica, puede tomarse en consideracion esta cir-cunstancia concreta y t ratar por separado las zonas super iores e infe-riores de la decoracion. ".

Claro que alguien podna decir que estas diferencias entre la de-coracion horizontal superior y ia vertical inferior, se imponen total-

mente desde fuera, y que el individuo neolftico no 10habria percibidoa8!. Evidenternente siempre cabra esta posibilidad, pew aqui decimos

que los arqueologos han logrado, y pueden seguir logrando, recuperar

tipologfas que se aproximen a las percepciones indigenas (sin olvidar

nunca que e st as percepciones habnan var iado en funci6n de los con-

textos y estrategias sociales). E~o d(!.f!stPs e$fl!C:fZ,(}s~p~~~(:!.d.:

I

J

I!

LA ARQUEOLOalA CONTEXTUAL 149

\ '

q~~ ~~jIl~I~ya.el?1~){i~2:,!e,j!)'!'9rtn~~!.?,Il_~~~p~~!eenI0~I:O!l.!~!tI2.S

...·~j~jK~~:,it:~1re.~c!;l~~i:~p~~~l1t@ .~\1~• gQ!i"c"J{l.:u:~U't\~C!Uali.,SO~~PIl;J \

Por constguiente, 1aobtenci6n del maximo de inf.~. ci6n posible Isobre las semejanzas y diferencias en las caracterfsticas 0 elementosindividuales antes de construir tipologfas mayores, forma parte de un

enfoque contextual de la tipologfa, Un enfoque distinto consistina en (1

aceptar la arbitrariedad de nuestras propias categorias y abrirnosa

p~s~bilidades altemativas, Por ejemplo,la tipologfa de las plantas queutilizan los paleoetnobotanicos tiende Unicainente a registrar las es-

pecies establecidas. Y sin embargo sena pos ible clasificar restos deplantas s~g~n la altura de la planta, la viscosidad de las hojas, epocade florecimiento, etc. Estas diversas clasificacicnes pueden contras-tarse para establecer correlaciones con otras variables, con el fin deque los datos puedan cont ribuir a la eleccion de una tipologfa ade-cuada. Lo mismo podna hacerse con los huesos, la ceramica 0 Concualquier otra t ipologfa, .

Hemos analizado brevemente cuatro dimensiones de la variacion(temporal, espacial, de deposicion y tipologica) y podemos destacarun aspecto general. Un aspecto importante de Ia 3JlI1IeQ1agiacontex-

l1!M~l:!Sue ennite detectar dimens iones de vanaci6n lie t ienen lu:

gar. a niveles~~_p_n:){un,.()s.)o)qll;C:,~~~"~52!!!p'ar~~i9n ~C!!,g~l~f?rro.as..§.I!..-Qtrasealabras, t~n buscamos.semejanzas y difere!l~~as en (erminos de abstracciones queagrupen los datos observablesen una forma !lue no siem~' _ U U , r " t - · Ip-~": '_-.N-."'.- __'_........_~"_,, ~e "la amepte apare.nte, ore~emplo, una oposicion abstracra entre cul~aturaieza·-puede

vincular el grado de «defensa» 0 delimitacion de los asentamientos

con lo s porcentajes relativos de los animates salvajes y domesticos ha-llados en ellos, Asl, allf donde la dicotomia culturalnaturaleza sea masmarcada, los limites de un asentamiento (que separan 10dornestico de

10 salvaje) pueden ser mas importantes, las casas mas elaboradas e in-cluso la ceramics m a s decorada (destacando la «domesticacions de losproductos alirnentarios en la medida en que se traen, preparan y con-sumen en el mundo domesrico). Lo s huesos de a nimal es s a lv a je s , s o -bre todo los de los antepasados todavfa salvajes 0equivalentes del ga-

nado domestico, quiza no aparezcan en 51tjOS de ocupaeion. A medidaque la dicotomia cultura/naturaleza se hace menos marcada 0cambia

de impcrtancia, todas las «semejanzas»descritasanlerio~ente pue-

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150 INTERPRETAcr6N EN ARQUEOLOOIA

den cambiar de modo simultaneo, si la hipotesis de que la dicotomfa

culturalnaturaleza es una dimension pertinente de variacion es co-

rrecta. El hecho de que los lfrnites de un asentamiento, la decoracion

ceramica y el porcentaje de huesos de animates salvajes y domesticostengan algo que ver unos con otros no resulta inmediatamente apa-

rente en sf mismo. La utilizacion de una abstracci6n «profunda» derepente da sent ido a los carnbios que experimentan los diversos ele-mentos de informacion a traves del tiempo.

DlMENSIONES RELEVANTES DE VARIACI6N

En todo conjunto de datos culturales pueden identificarse seme-

janzas y diferencias quizas ilimitadas. Por ejemplo, todas las vasijas de

una zona se asemejan por ser todas elIas de arcilla, pero difieren lige-

ramente en sus respectivos motives decorativos 0 en su distribucion

d!W>.M!lculasde aleaci6n. lComo escoger las semejanzas y diferencias

:~el ! 1 ! : : V dij c[elevantes1'.:£.l!.@_~_lae_scal~de ana~sis mas_p~:ri_n.e~,!~ .. ,• ~ esearra----eX p1i~ aslt~ ttrnes significativas de vanacron

Q. s £ < 1 a pueden identificarse heuristicamente en arqueologfa, descubriendo

aquellas dirnensiones devariacion (agrupadas en temporales, espacia-

les, tipologicas y deposicionales) que reflejen pautas significativas de

semejanza y diferencia. La significacion, en sf rnisma, se define sobre

todo segun el namero y la calidad de las semejanzas y diferencias coin-

cidentes en relaci6n a una teorfa. Una imeort,a..~~rE!lJf~~1!._l_~,!~.!~r-"'prelaci6n del contenid.o del ~,g:!f[c~d~. < § : pasado es Ia capacidad_e re . as I oteslS relatlvas a1as OimensIDnCssigiiiITI:iihvas

.;:at;ii!£iQn;c,2Il.qiYerso.£y~~nal.2~ !2.~~tos ~c;,to~_;1ate~)vase Deetz,1983; Hall, 1983). Poieje;:npio, sI1a ommtaCIonae'1as casas es simbo-l icamente importante para comparar y contrastar casas (vease supra,

p. 68), laparece tambien la misma dimension de variacion en los em-

plazamientos de las tumbas? Los arqueologos pueden descubrir demuchas maneras, y de forma sistematica, correlaciones, asociaciones y

diferencias significativas, pero el modele inferido sera mas interesantecuanto mas coincidencias existan en Iared. Dado queia definicion de

este tipo de mbdelos estadisticamente significativos depende de lapro-pia teorfa, se re~ieren principios generales para los tipos de semejan-

za y diferencia sign.i_ficativasque puedan descubrirse.

_.Ahora.es,mejQt,.~{)1¥.alllos.aJa..di&tm_9,i2Jl~~eE,tre.1tg~!!~.~r:l9.~.~i~

\\

...

151LA ARQUEOLOGIA CONTEXTUAL

. ., . boli Como ya se ha dicho, la mayt_:JQJ3l:I:'h~micosy slgm~~?~.;~~ ~SiOgicos se ha desimeUado e!!_la_'?,~-teae 1a'[e1Jrfffyme~ouo a:queo t ti 0 de' t rabajo se acepta que-~~~.... .t' 'cos Dado es e lp ,~e 10s,proce~Qs,~sl~n : l . l . . 'mas es significativo Y relevan-el e7tudio de las fuentes de m~te~as tn 'terns elaborados a partir de

te para abord~r el i~tercambl~doetr~:a~os las economfas de su~sis-

aquellas maten~s ~r~ma.s,CU~elevante estudiar los huesos Y semlliastencia, resulta slgmflcatlvo Y .' tos funcionalmente interre-

d d a variedad de yaclmlen ,.proce entes e un la necesidad de anauzarlacionados, Pero d: i~~ediato. to~~~~s. ~:n huesos Y sernillas (veaseel contenido del slgmfl~ado 7 lm menos fici! de defin!r.

la p. 28), mucho menos m~estlgado y, ificados simb6licos podemosPara analizar el contemdo ~e los signif nos interesa el significado

empezar con un ejemplo. Imagmemos qu~ . nto .Cuales son las di-de Lapresencia de vasijas rojas ~n,~n yaClm~:ter~~nar el signifieado

. 'T cativas de vanaClOn para ..menslOnes sigm ~, ? ue odrfamos comparar las vasqas r~-de estas caractenstlcas. (,Con ~ P dif ias? Un segundo yaci-

id ifi r semepnzas Y 1 erencl .jas para poder 1 ennnca . 0 tiene vasijas rojas, pero tienemiento, contemporaneo del anterior, n el rimer yacimiento). l ,Es re-

ffuulas de b!once ~que no ap~~ecenf:la/ ara poder entender las v~-levante la dlferencla entre vasijas y i p ra parte de una diferencl8

sijas? Tal diferencia ser~a,~ele~.a~:~i~~~~~!mbos yacimientos 0 re-

mas general en la tradicion IS:eun dato aislado, no podemos afir-

giones, pero dado que se trata tara las vasijas rojas, a menos quemar que Lasfibulas sean relevan es ? dir la variacicn Ycomprobar

d· ., que nos permlta me 1exista una lmenslo,n ,,' autas POI 10 tanto, podrfamos des-una configuracion ,:lgmfl~atlva de f~ulas 'a arecen en la misma ubica-cubrir que las vasijas rojas y las P 0 caso serfan tipos alter-

cion espacial en casas 0 sepul~urasd--enb·ccua~i6nespacial' 0 las vasijas, ' 'd' ran en terrmnos e u 1 ' ..

nativos SIse nu te I' ntrastarse con las vasijas ne-, . ' ito poe rlan co , c

rojas del primer yacl~l~1 I ffbulas descubiertas so[arnenlegras del segundo yaclmlento , con as 1 descubre una dimension

no' rie el momento en que se ' ~ , - --en las negras. ~ ; a ferenc18s dISttmtvaspautauas, ~ _ I _ ! _ _ l _ _ Q l l =

donde aparecen semepnzas Y ~ ;hhrretevante1JaT'l~defl~"'ixa:ces las ft6ulas se convl~~g .a...go'j_-,~.'--- =en ~o-~Os') de,= :: -: :- := c; ., ,- 'T 'J l' ;; :; :r rr .: :- · . , - sobre el unclonam1t:m o.e_LO.!L<~~I; ;) i . lsi jas rOJ8s.Nu~~; ::~2n~--~ -~- ' '6 de onosiciones estructurales,

~

' t :illUvcl uida la noel n L.:..t."'-~~ c '"••c ._ -d 1 ;Ttl cultur~ ma " ·-;-7··1'~ac\6;:,"~;tadrstica. En el caso ,e. as ~d-110SP"'rmlten definir una sigUt. IC-·'~-·-·'---d·-I.::.::.,:J ta "sl'!"ISlF"U SI"-~ .--'":''''- ~~ b ir un mo eO 0 pau c ~ ,u· v • b

~;;'ja::"s..!:.r";'o"'j-as-,-:s~r-::n-::o:--:;esoslble descu r d mos describir exhaustiva-nificativa para las fibulas, entonces po e

I· '

_ _ - - - - - - . . . , J '

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152 lNTERPRE1ACI6N EN ARQUEOLOGiA

mente las vasijas rojas sin hacer rcferencia a las fibulas. En cl ejemplo

de la pagina 142, las f ibulas y el broche son recfprocamente relevan-

tcs, porquc apareccn como Items alternatives dcntro de la categorfade «vestido» 0 «indumentaria»,

A titulo d e e je rn p lo h ip ot et ic o, p o demos r ef cr ir no s a l d ib ujo d e l af igura 7. Si queremos cornparar esta decoracion ceramica con otros

motives decorativos ceramicos, con el fin de identificar semejanzas y

diferencias, tenemos que describirlo de alguna forma. Pero, a priori,

hay muchfsimas maneras de describir el mismo mot ive, algunas de Jascuales aparecen en la figura 7. l,Cmil es la dimension relevante y sig-

nificativa con la que describir y cornparar los motives decorativos?

Podra pensarse, y de heche se afirma con mucha frecuenc ia, que lasdecis iones que adoptan los arque61ogos acerca de cual es la descrip-cion «correcta», son totalmente arbitrarias. Y, sin embargo, hemos vis-

to que es posible util izar otra informacion dentro del «mismo» con-

texto que nos permita 0 ayude a adoptar una decis ion. Por ejemplo,

imaginemos que las formas romboidales (como las que aparecen bajo

la Ietra «ft, en Ia figura 7) hechas con oro ba tido se descubren en lasrrnsrnas sepulturas que las vasijas decoradas, asociadas aparentemen-

te a los enterramientos masculines como i tems de prestigio, De he-

cho, los rombos podnan descubrirse en contextos diferentes, aunquesignificativos, dentro de la misma cultura que las vasijas. Esta eviden-cia de asociacion estadfst ica podrfa l levar a los arque6logos a consi-derar que la descripcion «I ' , de la figura 7 es «la mejor» en este con-texto concreto.

Con este ejemplo podemos avanzar algo mas y definir que es unasernejanza 0 una diferencia relevante -segun que dimension yen que

escala, Por ejemplo, en un memento determinado la forma de los

rombos puede aparecer tan deformada que nos haga dudar de su re-levancia: 0puede darse unvacfo tal en e l espacio 0 en el tiempo en-

tre los rombos que se preterrden comparar , que decimos que son irre-

Ievantes el uno para el otro; no tienen un significado connin, Claroque podriamos argumentar que los rombos dorados hallados en

sepulturas son I tems de ves tir, en una dimension de deposicion dife-

rente a la de.las vasijas, y por lotanto con significados distintos y sinrelacion los unos con las otras. Tal argumentaci6n tendria que de-

mostrar la fal ta de dimensiones teoricamente plaus ibles donde las

sernejanzas y las diferencias entre vasijas y sepulturas presentaran

unas pautas distintivas.

MotiveX>6()( \ecorative: \

\

Descripciones: a.\

7+V+9friso6+6+6~\

b .

'\7+9+'\7 f r i s o---------- mtis

6+6+6-reflejo invertido

c.zona

V+V+Vm 6 s

f r i s o

A+A+Ama s

f r i s o

d. zona

'V'VVmd s

f r i s o

~m a sf r i s o

e.

Z+Z+Z f r i s o

f. zona

0+0+(>

m a s

f r i s o

g. z o n a

> + < ~ > + < m a s

friso

FIGURA 7

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154 INTERPRETACI6N EN ARQUEOLOGiA

DEFINICI6N DE CONTEXTO

LA ARQUEOLOGIA CONTEXTUAL155

cultura, etc., y sin embargo .,-al reves que la idea de una cultura detipo unitario- el contexto varfa en funcion del objeto especfficamen-

te ubicado, de las dimensiones de va riad6n y d e l as p re gu n ta s q ue s eplanteen. Las «culturas», por consiguiente, son componentes a aspec-

tos de los contextos, pero no los definen.En la interpretacion de los significados simbolicos, las dirnensio-

nes relevantes de variacion definen las estructuras de significacion.Uno de los efectos principales e ininediatos del enfoque contextual es

la imposibilidad de estudiar aisladamente un aspecto de los datos, de-finido arbitrariamente (Hall, 1977). En los ill timos afios la investiga-

cion ha tendido a ocuparse principalmente, par ejemplo, del sistemade asentamiento, de la ceramics, de los utiles lit icos, a de las semiIlas,

de un yacimiento a region, a Incluso a escala intercultural. Ahara, sinembargo, se afirma que las vasijas decoradas solo pueden compren-derse si se las compara con otros recipientes y/o can otros (tems de ar-

cilla, yfo can otros ftems decorados -todos del mismo contexto. Eneste ejemplo, «recipientes», «arcilla» 0 «decoraci~n» son,las dime~-stones de variacion can las que se intenta descubnr semepnzas Y d i-

ferencias. EI enterramiento solo puede entenderse a traves de sus re-laciones contextuales can otros asentamientos y rituales no-funerarios

eontemporaneos (Parker Pearson, 1984 a, b) . La variac!~n. ~fticapu~-de analizarse como .un proceso estructurado de adqUlslCIon de ali -

mentos al igual que la variad6n de huesos y sernillas, El conr~~o s~ha convertido en el centro de la investigacion, 0mas b~.,ene ~

contextos~~s e r i l il l i i' ( < < : m r n t a » 0 una «zona'~:J- - - - u e n r r o a e un~;;te;t;,i~;rt;ms~ ii'enellslgriilicados simb61icos

gracias a sus relaciones y contrastescon otros ftems dentro del mismotexto. Pero 5 1 todo tiene sent ido solo en relacion con todo 1 0 dermis,l,como podemos entrar en el contexto? l,Por donde empezar? EI pro-blema e st ri c la rumente pre sente en It !definicion original de Ins cnrac-

terfsticas 0propiedades. Para describir una vasija tenemos que tomardecisiones acerca de las variables mas relevantes: i.dcbctllo~ optar pOl'

la forma, la altura, la disposici6n por zonas 0 el motive? La .respu~s-ta contextual es que buscarnos otros datos dentro de estas dimensio-

nes de variacion para identificar las dimensiones ~as relevantes q~e

configuran cl contexte. En el ejemplo. anter.i~r relatl':'o a la dec.oracl?~de rombos (p. 153), bllscarfamos la dimensIon «rnotrvo» para identifi-

car motivos semejantes (as! como diferencias yausencius -~l descu-

hrimiento de rornbos de oro solamcnte en sepulturas rnasculinus pue-

Q

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156 INTERPRETACION EN ARQUEOLOGiA LA AROUEOLOGfA CONT\XTUAL 15 7

tratos arqueologicos), y decidu si Jassemej~n~entre dos contextos

(escrito y no escrito) implican 0 no los mismos 0 distintos signiti-

cados. Pero aun asi. existen mas posibi lidades de encarar estos pro-

blemas, porque la mayor profusion de datos pe~ite descubri r un

mayor n um er od e s em ej an za s y diferencias, y dime1lsJ.ones m a s rele-vantes de variacion. '\

En la arqueologfa prehi storica, cuanto mas retrocedemos en el

tiempo, y por 10tanto cuanro menor esel Indice de supervivencia, tan-to mas diffcil resulta basar ·Iashlpotesis en los datos. Aqui el yacimien-to singular con informacion detallada suele ser la clave para ' interpre-tar muchos yacimientos peor excavados 0coninformaci6n muy pobre.

En muchas areas la ar,9..ueologfacontextual no puede empezar pnicti-cameiit~,§~ii~~. ~!:~ sehl!yan !.~~'l~.m!~~ .~-._'-',.".. ... . , .

de inducirnos a pensar que esos mismos rornbos grabados en las vasi-

jas son s imbolos «mascul ines» , en oposic ion a los s f rnbo los « fe rnen i -nos») y encontrarfamos el rombo de oro. Pero los rombos de las vas i-jas y de los [terns de oro del vestido pueden significar cosas diferentes,

porque en una escala aparecen en contextos diferentes. La teorfa se-gun la cual ambos conjuntos de rombos tienen significados similaress610 se sosti ene si descubrimos otras semejanzas entre el los (por

ejemplo, otros motivos utilizados en Hems del vestido masculine tam-bien presentes en la decoracion cerarnica). jA~~~

t09Q.,y jiUl!<_fi.Jl~gipJJ,_q~Jfl~~S~Facterfsticasepende de:J.a~Qefinici6ndel·contextQJ.,.'luea su vez dependeae'la definicion de'ias caracteiiSficas!

' · ; " " E i t c ' problenia'no;-'j')aiec'c'·tci1ef- restluesta"faCiI;- salvo-quees-rm:portante conocer todos los datos [0 mas minuciosamente posible, y

adecuar de manera gradua l la teoria a los da tos mediante la tecnica

del tanteo aplicada a las dimensiones relevantes de variaci6n. me-

diante la intercontrastacion con la informacion contextual, etc. E..!..E!2-

~cedimient(}!':lP9!l~-,_.c~~o :~l~~i~£. _ g _ ¥ ~ ) ~ i~_r_~~ei6~I.!$-cado sera tanto mas correcta cuanto mas ncamente entrelazados estenlosdatos.- En la~poca'de-ra-Nue~;-Af'q;}e-olograseaedacoofreCuen-

cia que Ia arqueologfa evolucionarfa gracias a los avances teoricos y

no a la cantidad de los datos recogidos. Si bien estas ideas ti enen supre-pia contexto historieo, el cnfoque contextual sf depende en granmedida de los datos.

A 10 largo de las descripciones anteriores hemos visto que teorfa,interpretacion y subjetividad estan presentes en cada fase. Pero almisrno tiernpo interesa sobre todo interpretar todo cuanto los datospuedan «decimos», y cuamo ma s mrereonecrsdos esren esos datos.

1l1~:;_«lectu~a»end.rf!Ip.9~!Un obJetotueraaecOiifexto, como ya vi-mos antenornlente, no es legible; y todavia 10es menos un sfmbolo

pintado en una cueva que no tenga sedimentos ni restos en ell a, sin

restos en la region que contengan otras representaciones del sfmbolo

en otros objetos y sin sepulturas 'que contengan ese sfmbolo,Par esta razon, en parte,la ?lrqlleo_!9g!~_~hiSJ9rka,.l'el'J!ltamas fa-dl>;: Eii' este e n f o q ue-[(}s"da-tosesian'profusamente entrelazados, m u :"ch'os perduran y sobreviven, y hay muchos cabos que se pueden se-

gui r, incluso en ausencia de fuentes esc ri tas, que en sf mismas sonsolo un contexto mas donde descubrir semejanzas y diferencias, Pero

continuamos con el mismo problema: determinar si el contexto escri-

to es 0 no relevante para los demas contextos (por ejernplo, los es-

EXPLICACI6N y DESCRIPCI6N

l.Significa todo esto que explicar el pasado se limita simplemen-

te a describi r los datos contextuales de la manera mas completa po-sible? La contraposicion de las palabras «descripc ior» y «expli-cacion» ha heche mucho dana a la arqueologfa, «Descriptive» seconvirtio en poco mas que un termino peyorarivo utilizado contra los

arqueologos poco «cientfficos». Pero tambien es cierto que Una ade-cuada explicacion supone poco mas que una descr ipci6n en respues-ta a una pregunta. Por ejemplo, consideremos las s iguientes secuen-cias de preguntas y explicaciones:

1. l,Por que fue abandonado

el poblado?

2. i.Que relevancia tiene el au-mentodemografico con res-,

pecto al abandono del po-blado?

3. ~Demasiado para que?

Debido al aumento demogra-

fico.

EI poblado se hizo dernasiadogrande.

E1 grupo humano habfa sobre-explotado el medio.

En cada caso la explicacion no esmas que una descripci6n de cier-

tos sucesos, aunque evidentemente este presente la hipotes is 0 su-

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2S

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15 8 INTERPRETACI6N EN ARQUEOLOOlA

puesto de que la respuesta es, de alguna manera, relevante para la

pregunta. Asf,. en la respuesta dada en 3, se presupone ue el ru 0

e~~:~~sneceslta ag?tar. su entomo local. Estas son las tdotias t~cirasca d II en la explicacion, pero si presionamos y preguntamos acer-rales: e as, toparemos de nuevo con descripciones, concretas 0 gene-

4. i.Por que tiene interes el

hecho de que hubieran so-

breexplotado su medio fi-sico?

5. "Por que no util izan recur-sos mas distantes?

Porque eI grupo humano agota

los recursos.mas pr6ximos a el .

Porque se consume demasiada

energfa.

d Siempre resulta posible, pues, detenerse en algiin punto de esta

cf ten: ~e preg~ntas y r~spuestas, y hacer otra pregunta, diciendo quesid ra ajo antenor ha sido demasiado descriptivo De hecho este ha810 el formate de gra rt d .n pa e e este volumen, al comparar los dis-

tmtos e;foq~es de l~arqueologfa, Las altemativas presentadas quiza~ean m s satisfactorias, dado que son mas amplias y que inco orantmp<?rta~tes factores desatendidos anteriorrnente, y quiza sea;: mas

~xPh:att~as en est~ sentido, pero las explicaciones son solo nuevasescnp~lones. El eJemp_loanterior hace referencia a un proceso de

ocupacl6? y de ase~ta~l1Iento, pero serfa igualmente aplicable a las in-

~:~retaclO.nes de s:gmficados y textos. El significado simb6lico que se. un objeto e~~lm?lemente una descripcion de aspectos relativos asu contexto y utilizacion, Por ejemplo:

6. lOue significado tiene estacorona?

La persona que la lleva es rey.

cionPor .consigu.ie~te, Ia explicaci6n es, en muchos aspectos, descrip-, y ~ad~cnpc16n es explicacion, En Ia arqueologfa contextual es

necesano hac~~ preguntas continuamente para decidir si los supues-

tos generale~ s~ 0 no relevantes en el contexto concreto; esto nos

!leva a descnpcl~~,S exhaustivas y detal ladas de la tota lidad del con- .

texto, en la medida \n que se analiza exhaus tiva rnente la red de aso-

\ \

LA ARQUEOLOGiA CONTEXTUAL15 9

,ciaciones y contrastes. Es un proceso de nunca acabar desde el mo-merifoerl'<!ue se descubren nuevos vfnculos y se replantean los an-

tiguos. El srqueologo juega con estos datos y le sd a v id a, c om o un

compositor que combina los diversos instrumentos de una orquesta

en su partitura.La arqueologia contextual vincula, de esta forma, una explicaci6n

adecuada con una descripci6n completa, a medida que agota todas lasinfluencias que pueda recibir cualquier rasgo U objeto. Estas son las

premisas de Case (1973) cuando introduce la arqueoiogfa contextual.

En la historia hay solo una corriente de, sucesos continuos, no hiatos

absolutos, por 10 tanto la i inica e;<plicaci6n del cambio es una des-cripcion completa del cambio.

Dado el contenido de este capftulo, no hace falta decir que una

descripcion completa de contextos no esantag6nica con la teoria y conla generalizacion. Toda descripcion implica teoria, significado, subjeti-

vidad, generalizaci6n e imaginaci6n historica. Par esto el arque610goseparece mas a un compositor que a un director de orquesta. La fina-lidad ultima de nuestras detalladas descripciones quiza sea la generali-zacion y las leyes universales, pero inicialmente, en calidad de cientffi-cos y no de nnisicos 0 artistas, debemos preguntarnosante todo silas

teorias, generalizaciones y 6pticas imaginativas poseenel significadoque creemos que tienen en los contextos hist6ricos del pasado. La 1

arqueologfa contextual vincula pregunta Y datos de una forma contro- -lada, segun ciertos principios generales sobre como leer los textos,

pero incluso estos mismos principles generales tienen que estar abier-

tos a la crftica. Debemos dejar abierta la posibilidad de existencia en elpasado de unas sociedades con formaciones culturales espedficas y

(micas, no describibles por medio de las categorfas usuales 0 en los ter- ,,~

minos derivados, por ejemplo, de Marx, de Weber 0de Foucault.Es necesa rio menc iona r la ut il iz ac ion de la analogfaetnogrMic<\.cn

arqueologfa. A un cierto nivel, el conocimient~etn(;grlif;to'·si.lponesimplemente una contribucion a la irnaginacion hist6rica, estimu!andonuevas perspectivas y teorias alternativas. Pero el termino analogia

suele connotar mas cosas: se interpreta el pasado a la luz del presen-te, debido a cierta semejanza entre ambos. Se rransfiere informacion

del presente al pasado, debido a las semejanzas observadas. Este pro-

cedimiento es s610un ejemplo mas del enfoque general ya esbozado.

__yara uti\izar lay.!I!1J2g!~I'_<,l~Q£.,!!Q~A~~_~~n.:.~~(~r,s_c!Tl~jan:.:as_y.difcrcn,-~~SQgte"x.t9"s (Wylie, 1985; Hodder, 1982 d) . Para comparar

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1 6 0 INTERPRETACION EN ARQUEOLOGiA

una sociedad actual con una del pasado, los procedimientos son s imi-

lares a los que usamos para comparar dos poblados 0eulturas vecinosdel pasado. En ambos casas s_t'ur:ata~.d~~CQtej;;u:_s~m~ianzasdiferen-

Ci3S entre dos cOl}t.e.~!9§...Yi.s~5:rni~~~l~!!~X.2E!!l.~~_?_.~C1~~a.I1~!·e~., r i bl e. de unoao'tr9 . J ' ~" En ambos casos el problema fundamental es decidir si las seme-

janzas y diferencias en los dos contextos t ienen 0no mutua relevan-

cia; par eso los arqiieologos connan mucho en las analogies historicas

directas allf donde el contexto espacial es continuo y el hiato 0 la dis-

continuidad temporal poco importante._Q.lalJ.dQ..~eJl_e_Yilllcabo ana-logfas interculturales, el problema basieo e~..encontrar una dimensi6n

re!evante'de'variaci6u'que"peimifii"a-niiliiar~~~~myj~_n~~~as dife-

r e n C i a ' s ; ~ p e r o 'p a r a ·griiriaf:if"ClisfanciiiS<l.e-espacioy tiempo, y cuando

co;:;;P~ramos sociedades con entornos sociales y econornicos muy di-

ferentes resultadificil .saber si las relaciones relevantes del presente

fij,Cranj~ll!lJm~P.JeJ~_l~YiI:IJ~s.~Il~~!,£<;.~!-d£JPOr·ejerrip16:-lioy-enama::no de un asentamiento puede ser relevante para el tamafio de la po-

blacion, pero no es facil decir 10 mismo del pasado, La uti lizacion deanalogfas t iende, pues, a depender de teorfas generales que puedan

proporcionar argumentos de relevancia. ~~.¥que9logja.9:gpte!!!1~tiene]a_0!:iligll.ci6n de ser crftica CO!? relacion a eS!£lJteorias generales

. _" ~_. v, _< . . -" " . _ ,, ~" _~. " ~C ~_ . , , _ . . , ~~~~~- ~~. ~'~' ~

, e interculturales, y dc'.analizar masexh~ust1vamente sus contextos ,

-"}lasadosYPresen~i~S:"~'i~:·te.()ifasCgerie~ares··habria'mtif·pocas"p~~&~!1-

:.,tas'acerca "delpasado y.toda via rnenos .resp~u,e.sJ~~:::'S~r.(~il:~@29li~fo..n.-textual, el prescJ1te,yelpasao9.quc(lanreducidos a una hiIJ{)t~!9i,y

. ,. (:n..g~t!<:Jsa.<identi.d3.l~:-,:1

HACIA UNA HERMENEUTICA CRiTICA

En este capi tulo puedo haber dado la impresion de que un enfo-que contextual implica 1aconstruccion de las interpretaciones a partirde las semejanzas y diferencias que pudiesen exist ir en los datos. Sinembargo, he procurado atemperar esa impresion sugiriendo una posi-cion alternativa, segun la cual, incluso la identificacion de semejanzas,

diferencias y dimensiones relevantes de var iaci6n dependerfa de la

teorfa. UJ!- analisis, contextual implicara, e~h_co~sta~ dmovi-mientos entre teona y datos, ut lhzando dl ferentes teonas ara escu-

--=:Qnrcual de e as eXElea mejQ~. .Q.s'~h~!2~ =-

LA ARQUEOLOGJA CONTEXTUAL \ 161\ .

La metodologia contextual descri ta aqui se\pare\e al enfoque de

Collingwood presentado en el capitulo 5. En ambos casos, Ia idea de

«comprobar- la teoria por medio de los datos apareee como una des-cripcion inexact a de Ia interpretacion arqueol6gica, yo que teorfa ydatos son en parte interdependientes . Por otro lado•.en~mbos casasse ha aceptado que la teorfa puede evaluarse r igurosamente en rela-

c i6n con los datos, y que c ierta s teorias se ajustan a los datos mejorque otras,

Desde los tiempos de Collingwood y Dilthey ha habido un consi-

derable desarrollo en la comprens i6n de la hermeneutica, una buenaparte de la cual se ha ut ili zado en arqueologfa (p, e . Shanks y TIlley,

1987 a; Hodder, 1990 b). La hermeneutica es la ciencia de la interpre-

taci6n, aplicada tradicionalmente al descubrimientode los signifi-cados ocultos, pero reales, de los textos sagrados, especialmente .10s

Evangelios. Sin embargo, desde los tiempos de Schleiermacher, Dilt-

hey y Heidegger, hasta Gadamer y Ricoeur, l a discipl ina ha ido ad-

quiriendo un s ignificado mas general y mode mo. La hermeneutica

i~p~ ..£O~si6n ~el mundo no como si E~~~!~!n~U.Si~Q$t ratara, smo como un 06 eto del pensamlento y de la acci6n humanas.

La primera regIa hermeneutica a er, ,p. , a igual

que en arqueologfa contextual, es que debemos comprender cualquierdetalle -ya sea un objeto 0 una palabra- en terminos de la totali-dad, y esa total idad en terminos de los detal les, Como intemretes de-

~. beIl1.o~_~r,,~olver continuamente entre la p~e y el todo, hasta queoOten~~..?staiirnmnfirdClo~ totalidad, S610 e ntonees

-'~senabra 10gradolii'compreiisi6n>i:Ie]~slgIiillcaao de una situaci6n. Este

es el proceso descri to por Coll ingwood por media de la expresion

«conseguir coherencia y correspondencia». Debe destacarse, una vez

mas -yeste e.s uno de los puntos plante ados por Gadamer (1975;

1981) en su crftica a Collingwood-, que los significados interpretadosnose reducen a los planes e intenciones de los individuos en el pasado(vease tambien Ricoeur, 1971). Por el contrario, es importantedefl!!iI

Yl.,E~n.!.e.x,t~"ITl~s,..~P!i2",J??~i~1,:..?!...!~.!li~jE~2,~~jg~i6ricor(sociales,econornicos, cul~ur~~s, tecnolOgI~s, ~t~.)~entr~4 Je1'Ci ial adg~n

~J.!_tQXJ~<!J~.~tlVld.ades de los mdl.Y!2~..:.J ' " 'La Idea de la totaTIOadha de estar relacionada con .la perspectiva

o con la cuest ion que se ha planteado. La ciencia.hermeneutica reco-

~oc~}!lle , s610 odemos ente der ~liU[qJi_,il.9:Rui~:E~",llli'_g1!.~tasacerca ~. l ml§wQJ N a da t ie ne s en ti do a no s er qu e e ste r e -

I ~- lomJ - ~

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5/10/2018 Hodder, Ian - Interpretación en arqueología (Cap. 1, 7 y 9) - slidepdf.com

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162 INTERPRETACr6N EN ARQUEOLOGfA

:~I~~~;~:~'r~,§!1l~';'~ij!~~~'~~"7.{a;~:g nta y respuestaet"que va a operacionalizar la vision parte-totalidad

como m~stra~em.os mas adelante, ~e~E:uesta conrimian e~unaesplral sm fin en la flU'" carla _. " """-="""~-":<""~" ~. .. ' (( -:- ~ •• <.c; . . ~~ •• '."""'.,,' l " ,, ,, ,, ,, '' '1 ' ' '' ' , < .p r e g l. lJ H J l. ~sper~. una respue'sta-y

,~ca.ue.spy.~§t!!.~.n:arca ~ crea nuevasJ!re~uiiia#;'Pero' 'unavezma ~la posttira ?e C~ll.ingwooa e n r e l i C l 6 f i af"proCeSode ~regunta y re:~puesta ha s ido cri ticada por autores como Gadamer, aIfracasar el exa-

men de . l a relaci6~ entre pasado y presente. Col lingwood fall a aI si-

tuar la interpretacion, esto es, en su ubicaci6n historica,..CI,~2>~~R~~ga,~!!~.~~.~",~e~~£Y,t9'!9,U2F..H,~interes que le subY,ace

por 0 que c:aa resunta « fi ~ ,,,_,,,,,~,,,,",w,.~'~w.~ ~".,.., ..P.t~Hffil~;una,clerta resp,u",e,s,t,a;a inter-pretacion oel nasa 0 e t a . .~ ~ , ,~ . . " " " " '~ '"' c , . - -~_~._.,~ ~ '_rl'"r., ._._.~".~",. rl9r,SI}}}~sma;al,procedii:ri.iento)je:pregunta y

.";~PE_t;!§~a~.sg.It_.~~t~_ll,-~~.!l.l4R~~.I!"'7:~,z..~,;,~I"fl~~~~nte)En defiIlitIv~;.en eI Clcl? hermene~tlco» no es posible obtener uiiif-interpretaci6n,s~nque Ia inrerpretacion haya empezado: no se trata de un cfrculo vi-

c~oso,pues~o que cab.en distintas respuestas, algunas de las cuales sea!ustan mejor a la evidencia que ot ras, como puede dernostra rse . EI

::c1o_~e g£egY.!lUt_Y~.l1P1l~~l'l.~£I!lduce.nuevas preguntas y a ; n ; ; :~~preps16~ del~~}> ~n~~.~~e,~,!2-,:<9~r2,!'J~1J?~~~~~m:.J,~--

AJiora. Bien, es posible deduclr de esta explicaci6n d principio deque un ?bJ :to debe ser comprendido s irnultaneamente en terrninos de~u prOpI? tiempo y en terminos de nuestro mundo. Es como si el ob-jeto hubiese de ser comprendido en terminos de dos «totalidades» se-

paradas 0 contextos, el de «ellosx y el «nuest ro». EI equiva lente de

Gad~er (1975, p.269) ami argumentaci6n del contexto essu nocion

de ~onzonte - :- todo aquello que es relevante desde una perspectivaparticular, haciendo una pregunta particular. leOmo es posible vincu-

-1at..adecuaQ-'~Jn~nte los dos ciclos hermeneuticos, pasado y presente,

_amPQ~SQI,l_lJ,f.l:l.!tt!~L£Sm!~~1~,~~~~!i~itos.nonzontes cerraao~'~Gadamer (1975, p. 271) trata-ereganfeme'nf'eeSl'e"proOtema, consi-

derando que ambos contextos u horizontes se estan moviendo conti-nuamente para aquellos/as que viven en ellos y los construyen. La res-

.~~~ta..a...u.o.~Il.£,am,2i~.J.nm~dt~tNn(;)l1t~_!~.)?e~sp'e;tiva· y < ' ~,,-:9rg_~IJ,J£;Cada contexto se esta moviendo contmuamertteen s i i ' r e . 1 a ~cion con el otro, ya que la respuesta a una cuestion acerca del «otro»conduce a una\cueva autoconciencia y a nuevas preguntas. Propia-

~abl!!,PJ.lg~,\~I,q,J:t,~Ltp horizonte, desde la perspectiva del pre-s!.~ Lo qu e el tnt~Q'rete p;efende1iac-enS"tognI1 c t n a tllfi 'Ve'rsalrdad

\ \\

LA ARQUEOLOGiA CONTEXTUAL1 6 3

que supere «nuestra» particularidad Y la de 10 «ot ro». Se i~ten:~,

pues, una fus ion de horizontes. Del mis~o modo, el proceso c:entlf l-

co tambien implies una distinci6n t en t at iv a en tr e aqueUos honzon te so contextos, 10 mejor que podamos y 10mas crfticamente posible.

Por medio de nuest ro dialogo con cada «otro» acerea del exi to 0

del fracaso de esas fusiones, aprenderemos sobre nosotros mismos, demanera que e l pasado llegara a contribuir al presente. Quisiera de-

fender, por consiguiente, una hermeneutica critica (Thompson, 1981)-errrn"'[u~Ias' iilterpretaciones .estuyies~Iltibic'adas hist6ricamen te ep

'1LB~a~()).i~n~lpre.s.<?E!t~: EI resultad('!,fi?al, sin embargo, no seria un

relat ivismo debil itado, en el que se conSlderase al pasado como unamera eonstruccion desde el presente. Me res isto a que los datos eons-

tituyan simples «redes de resistencia» para nuestras hipotesis (Shanks

y Tilley, 1987 a, p. 104). Por el contrario, e~.i,l1:~~"llt.<:j:f_usionar.s~?~100tfO rnientras se haoacrfticarrfeflie',-YC6ri conclencla de Ia dllert;n-

eta y d~ laconte~·t~alidad~~:~?~~~~I~n·tiest:~expe .rie~cia y cam?i<lr~,--ramBien, nuestnis·p-erspectiyas. Como ya se ha mdlcado, el ~lrcuIo

"lll!f'"meneutico no esun Cfrc:ulovicioso, sino que se mueve continua Ydia1ecticamente en el proceso de pregunta Y respuesta, y es ese rnovi-miento en el que pasado y presente, objeto y sujeto, se fusionan Y se

separan. - .Ami juicio, la explicaclcn anterior, de la hermeneutlca_refuerzae!

ejefcl,clo S.()j:lt~:<tll,~J'1_9~~ril;J$ndQ.9.¥1_~sJo_q_lJ?clQ~.u_queologos 1 2 ! ! C -

den ha!:i':r,pllr.?_i_n!t:}l'!'~:,~E,~)p~a~_<:l~.?je simpl:flcado el proceso,. perocreo haber descrito sus caractenstlcas esenctales. podcmos<,.Justar

teorias a los datos tan solo 10 mejor y 10 !llas crfticant.!.tf1[,~SILqf(a-

_'!l:~S.:]~9 e,@~I~~>Y~?~,~'a19~~.~~a~?_e.aJ~sl~ar:::-<:;

_,j()!. H:'~~.=9~~~f_e.£t~_.~§!!,Dg9.r_L~bJ~,UX1~~~,ci;:!,~~~:~~~~a~9.,el,.~~~h<?, 9t::,CL~enuestrasmte~.pretaW(?l1,~~·,sC!np1g!flt.:n~~~.l?D

~una corriente de aprendizajey deptact~(;A,~2_SI~~~.Jc~,c,~,,,, ..,,·.·r.-~'"

CONCLUS16N

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164 INTERPRETAC16N EN ARQUEOLOOiA

de un an. ili si s contextua l, estes dos tipos de significado pucdcn Ila-

marse, a su vez, contextuales (para otros analisis de los metodos con-tcxtuales y sus aplicaciones, veanse los artfculos en Hodder, 1987 a yParkington, 1989).

EI primer t ipo de significado contextual hace referenda al contex-to del medio ffsico y del comportamiento presente enIa acci6n.1: ;;

comprensi6nde un{)bJe!c::~~s.p~~I!?,I~.sLI?x~1~ciqnam9L~91Lel.JP9.0mas arnplio.iLa arqueologia procesua l y la marxista han tendido a

. .concentrarse en las macroescalas de este t ipo de contexto, pero esne-

cesario incorporarigualrnente el contexto secuencial, momento-a-mo-mento, de la accion situacionalmente oportuna .

. .~I1_~$guPQ9)y..g~rr.,~Lc,.Q,l).tr~~t9~p-4j.!pe",§i~~~~~!X_~~!)?-palabra introduce una analogia entre los significados contextuales de

-losr_a~¥~~~9~~~~ra -materi_al:fl£~:}I&~~tifae:§~»'~~~!§':eh""una lengua escri ta, Argurnentamos que los obje tos son mudos solo

. . .. . " ~ . ,C ' - ._ .~ . . . . "' . .=~' cuando se leisextrae de sus «textos»; pero, en realidad, la mayorfa deobjetos arqueologicos estan,_casi poy_defini~ion,ubicados enlugaT~Y'

tiem!)oyeri r e l a c i 6 ! l - con'Qtros()bj_~t()s'a~fqueologicos:'~~~<l)'¢9'de ~r~~laciones p'uede-~;leeise» mediante unanalisis concienzudo, tal como'-hem~(;s--esbozadoen estecapftulo, para 10grar una mterpretacion del

contenido del significado. Tambien e ' S c i e f t o q u e - n u e s t r a s ' T e c t u r a ;-p\ .leaei i~ser i ilcorfecias: pero una lectura incorrect a del lenguaje ar-

queol6gico no s ignifica que los objetos tengan que ser mudos ,

La nocion de «texto» es mas apropiada que la de «lenguaje», alconside rar la naturaleza dual de la cultura material , como objeto y

como signa 0sfrnbolo, En rnuchas de las aplicaciones estructuralistas

en arqueologfa, el signo material tiene sentido simplemente siendo si-

milar u opuesto a otros signos mater iales en algun codigo abs tracto 0

estructura, del mismo modo que las palabras tienen sentido en ellen-gua je.Si,co~ur (1971), por otro lado, afirma que la accion humanadebe explicarse par referenciaal texto, antes que al lenguaje (vease

Hodder, 1989 a; Moore, 1990) .Uri t~xto es un producto concreto, es-cri to con una f inal idad, Es producto de un discurso -una comunica-

cion debidamente situada (Barrett, 1987). Los significados de un tex-

to der iyan .de la c(jntext~alizaci6n de principios abs tracfosen '-El

practi~i.d~'I~·:~!d~~_S?tidfana:-L~s.,·s i&nifi~adbryneden~habe~ediStan:

.C,i~??9~..1}~~~itE!n£!2~«~[ti~£~4.,~,f:~ii§~tB~tm.~~aepenaer-mji-

S~2,,~~L£9,m~~t<?,£Q-EU 1~~_~1,1,~!2_Y'D'~a,. S E r . , , ~ 1 £ 2 : > ' EI.:~~.~,~~.de, .I~ c.uJtJJr.<l.material.d~penqe..Jl.J1l!(J!.w1~4g!l~~!J2,,~~.!:!,So, a,!;!;s

LA ARQUE<;:lLOGIACONTE~AL '.

. '~ Ique simplernente del contexte de p~o,d~cc~~~?~d~.~,.~,~.r lncluso--rnasque"enelcaso de un texto escnto, los .slgmflc;~d~s de Ia cultura

material tienen en cuenta aspectos pragmaticos y funcionales. EI tex-to, antes que el lenguaje, es pues una metafora aprop~?a para la ?a -turaleza dual de la cultura material (en tanto que objetq tecnologico

y funcional, y en tanto que signo), ta l y como se ha afirnrado repeti-

damente en este libra. .

co~~·Q§pfe~~~~~;~~~b{~~~j~~~~~;o~~b~a~~t¥~~J~::~~~::.:{. f .. ' .

- C v 6 a n s e las pp. 133-136). T~do~,.~~~?~?,~~OS,2!~~~" .~~~~Claun inte-

~~1ift~at~\1~~n ;r3!Ps~~~a:;~£~1J:~::~@ {~:f~:;les debenestar mejor cimentados en el contexto concreto de estudio,

ysin en:bargc:l«c9I,1y.;£~~~_m_9J.>.!l9,~i&!l!E£~.!IL~_i.c:~!i!!~~~»'n ter-<mino~que;eri-arqueologia, ha venido a asociarse al,rechazo 0 ala. fal-

ta de interes por la teorfa general. En la arqueologla contextualSlereconociendose la necesidad de la teorfagenenll y de Ia arqueolo~

·te6rica,peroiffiEo!JK§.9.J1ie:fQdo~grr:-uD!l.:'ielacr~n:~!s:§sgi£~a~;;;

:~~~~~~lr1~~~-miiJ:{~~t§1~~~c~&~!~~;c.;"dl~La arqueologfa contextual imp'lica ~I estudio de los datos conte~·

tuales utilizando metodos contextualyliae aniUlsls,para llegar.a aos u-p'osae~slgnrncad(rContextuar'analizados d e ; : tf u n 'C i Q ~ " " O e u n a i e o r i a je -~,Iler~rPeio'erilanAlislsa6'hhii"qrieorogiaront;;xtuaf~iargo'deeskvolumen nos hemos vis to obligados, a menudo, a refenmos de pasada

a otro t ipo de contexte: el contexto concreto de los propios arQue61O-.,.s.os.Este ultimo npo de cOrltextoparece estar vinculado Intimamente

a~fOsdemas, en una relaci6n que ya no es posible ignorar, En el capi-

tulo siguiente analizarernos el~s:~ogo, ce.ro..~~~~.;....

un~t,~lj_~~bios en arqueoloJ~queologla postprocesual. ~

/

165

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9 ." ,

CONCLUSION: LA ARQUEOLOGIACOMO ARQUEOLOOiA

El termino «postprocesual» pretende abrir y ampliar el de-

bate en arqueologfa, una ampliacion que incluye las nuevas di-

mensiones descritas en ]08 cuatro eplgrafes del capitulo 8, y que

incorpora diversas influencias, tales como el marxisrno, el es-

tructuralismo, el idealismo, las cnticas feminist as y la arqueolo-gfa publica. Paralelamente se pretende que Ja arqueologfa sea

una disciplina capaz de representar una voz independiente en

los debates intelectuales y publicos. E1 enfoque contextual ana-

Iizado en el capitulo 7 es una forma de Ilevar a cabo este obje-uvo, Y . segan mi opinion, se trata de una forma atractiva, dada

mi propia vision de Ia sociedad en que vivo y de 10 que tendrfa

que suceder, y dada mi propia opinion sobre Ia evolucion de 1a

arqueologfa durante los ultimos veinte ados.

Contribuyendo e implicandose en un debate interdisciplina-

rio mas amplio. 'os arquc61ogos pueden Ucgar a leer varies ti-

pos de significado general en sus datos. De acuerdo con Patrik

(1985)~ yo defiendo dos tipos de significado contextual. Uno es

el significado de los objetos en tanto que objetos f{sicos. impli-

cades en los intercambios de materia, energfa e informacion;

haee referencia al objeto como medic que, una vez producido,

sirve para facilitar las necesidades organizativas. El otro es elsignificado de Jos objetos en relacion con los contenidos estruc-

turados de las tradiciones historicas, Cuando afirmo la necesi-

dad de ambas perspectivas (el objeto como ohjeto y el objeto

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204 INTERPRET AClON EN ARQUEOLOOIA

como algo constituido de forma significativa) en arqueologfa,

no estoy abogando en favor de una polttica de «vivir y dejar

vivir», en Ia que ambos enfoques puedan existir P O f separado,

uno al lado del otro. Considerando tinicamente el objeto como

objeto fisico; se consigue bien poco. Quiza Ia distancia con res-pecto at origen de un objeto intercambiado, la cantidad de car-n e h allada en lo s hu eso s, 0 1a eficacia de los u te ns il io s p ar a c or -tar pieles, etc.• sean aspectos que pueden determinarse sin te-

currir a sus significados histericos; pero he mostrado con variosejemplos que Ia may0r13 de 1 0 0 enunciados sobre el pasado in-cluyen supuestos e ideaspreconcebidas sobre aquelJos significa·dos -ya se hable del intercambio de prestigio, de la economta

o del tamaflo de la poblaci6n de un asentamiento. Incluso pala-

bras como emuralla», «foso», 0 «esenramiento» denotan inten-

ci6n de prop6sito. No siempre podemos presuponer que «mu-

jer» y «a gric ultu ra » sig nifiq uen to m ismo, en distintos contex-

tos. Losarque6logos siempre han trabsjado proyectandose a sf

mismos en los contextos eulturales del pasado, de 10 rontrario

no se puede ir muy lejos. Los dos enfoques no pueden existir

por separado, porque se necesitan mutuamente y uno suele es-

tar implicado en el otro. En este libro hemos querido defenderla neeesidad de esta relacion, defender la neeesidad de ser mas

explfcitos y rig uro so s e n nuestra re co nstru cc io n d e lo s sig nific a-

dos del pasado, y la necesidad de analizar los problemas teori-

cos y metodologieos que se deriven de e110.

Pero esta vision de las cosas encuentra una persistente reae-

ci6n en el seno de la arqueologfa. Gran parte de los trabajosactuates de B inford todavfa se centran en este tem a. E n su des-cripci6n de las actitudes de los abortgenes australianos ayawaraen retaci6n con et procesamiento de fa resina. Binford (1984)

pereibe una variaci6n entre los diferentes grupos abongenes y

. pregunta sl esta variaci6n es oportuna y sitnacional 0cultural.

perpeteando aS 1 la vieja divisi6n entre proceso y norma, y ba-sando la pregunta en la asuncion de la existencia de esta divi-

sion. Binford afirma que la variaci6n en los procesamientos dela resina depende de si este procesamiento 10 llevan a cabo gru-

pos sexualmente mixtos que utilizan items de responsabilidad

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CONCLUSI6N: LA ARQUEOLOGfA COMO ARQUEOLOGiA 205

femenina 0 de si lo reallzan grupos s610 masculines lejos delpoblado de residencia, Llega a Ia conclusion de que el procesa-miento de la resina es situacional y no determinado cultural-mente.

El procesamiento de In resina puede claramente variar enfunci6n de la presencia 0 no de mujeres y del lugar donde selleva a cabo. Pero describir esta variaci6n y co-variacion equiva-

Ie a no analizar adecuadamente ninguno de estos dos niveles- adaptaci6n situacional y cu1tura. He afirmado que 1a torna de

decision situational es una parte fundamental del contexte;pero para analizar la variabilidad situacional es necesario teneruna idea muy clara de pot que las mujeres realizan ciertas ta-reas y los hombres atras y analizar el contexto social activo delas estrategias masculina y femenina en relacion las unas conlas otras. l.Qut pretenden las mujeres y los hombres cuando seniegan a realizar la tarea en este poblado de residencia, perono en aquel otro, etc.'! Binford no ofrece ninguna respuesta aestas cuestiones. Para analizar el to] de Ia cultura, es necesarioanalizar 'as aetitudes indfgenas hacia la s herramientas concretas

utilizadas en el procesamiento de la resina, hacia aquellos uten-silios que pueden 0no utilizarse dentro y fuera del campamento

residencial, hacia la resina y el procesamiento en sf mismos, ha-cia los hombres y las mujeres. Sera necesario analizar tales ac-titudes y estrategias por medio de una obse rv ac i6n mas atentadel contexto cultural (a que otras cosas sa dedican los hombresy las mujeres, para que se utilizan adem cis los distintos Iugares,

etcetera) .'En lugar de ver Ia cultura como algo disociado de la toma

de decisiones situacional, podemos verlas a ambas estrechamen-

te entrelazadas en cada ((aOO6n»social. En terminos de Colling-wood, es necesario llegar al «interior» de los hechos ayawara.Al igual que en su estudio de los nunamiut, Binford nos da unainformacion inadecuada para analizar la cultura como el me-

dium de la acci6n -las decisiones sltuaclonales, como nemosvisto, tienen Ingar en un vacto cultural, de modo que no nos esposible explicar su especifieidad, sus causas 0 sus consecuen-cias. La pobreza argumentativa es clara. Binford esta mas inte-

. J

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206 INTERPRETAOON EN A.ROUEOLOOfA

resado en protagonizar un debate teorico abstracto sobre 1a so-lidez de tal 0 cual «ismo» que en coroprender el acontecimientoconcreto en toda su riqueza y complejidad. El actual juego delpoder se lleva basta sus ultimas oonsecuencias, pero no pot ellola causa de la cieneia ha avanzado. Nosctros, evidentemente,abordarfamos los grandes problemas teoricos tan s610 despues

de haber discutido en profundidad el proeesamiento ayawara de

'a resina; las teonas generales son necesarias en la fase inidaldel analisis e interpretacion de los datos. evidentemente, pewen Ia descripcion de Binford nuaca encontramos la relaci6n dta-

16ctica entre teona 'Y datos, 0 is comparaci6n crnica de unoscontextos con otros. Binford pulveriza la argumentaci6n «con-

trastando» teorfas por medio de criterios preseleccionados, enIngar de situar la teoria mas completa y profundamente en su

propio contexte. Binford no «Jee» el «texto» ayawara del proce-

samiento de Ja resina. La discusi6n acerca de los -dsmos» provo-

ca, por 1 0 tanto, una confrontacion, basada en presupuestos apriori y en el poder, La eventual contribucion que los ayawarahubieran p odido h a:c er al debate sabre 108 « ismos» nUDCS pudollevarse a cabo.

Para lograr una. mayor ampHtud en la arqueologia postpro-cesual, hay que incorporar estudios relatives a ambos tipos designificado de los objetos materiales. Asf podran abordarse loseuatro temas de la.arqueologta postprocesuat (las relaciones en-

tre norma e individuo, entre proceso y estructura, entre 1 0 ideal

y 10 material, entre sujeto y objeto). Ouiza se piense que la ar-queologfa, convirtiendose en parte de este tipo de debates y uti-lizando las teorfas de otras disciplinas, puede llegar a perderparte de su especifieidad e independencia. La arqueologfa post-

procesual es parte de unos intereses mas amplios dentro de lateorfa social y e l an~Jisiscontextual importa muchos de sus m e -todos y teona del amHis is UngOf s ti co .

y sin embargo, se ha dicho en este libro que es posible ana-llzar los datos arqueo16gicos contextuales en sus propios termi-nos y aproximarse a la especificidad de los significados del pasa-do. QU iZ8 Ia arqueologia pueda contribuir con sus propios datosa los debates generales, utilizando para ello sus propios meto-

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C O NC LU SIO N: L A ARQUEOLoafA. COMO ARQUEOLOGiA 20 7

des y sus propias teorfas, como UDa disciplina independiente.

Quisiera ahora analizar Ia propuesta, distinta de Ia arqueologtaprocesual y tradieional, segdn la eual la arqueologta no es nihistoria ni anrropologfa, sino 8610 arqueoIogfa.

«La arqueologfa es arqueologta es arqueologla» es una ener-

gica afirmaci6n de David Clarke. Su AnalyticQI Archaeology

(1968) es el intento mAs signiflcativo de desarrollar una metodo-

lOgla especf.ficamente arqueol6gica basada en los objetos ar-queol6gicos y en sus asociaciones y afinidades en los contextos

arqueolcgicos. En su posterior estudio de Glastonbury (1972;vease p. 68), Clarke llev6 a cabo un anaIisis contextual minucio-

so quejneerporaba un elemento estructural. Ademas de sa no-alineamiento con los partidarlos de que«la arqueoJogfa es an-tcopologla 0no es nada», Oa.rke tambi~n se desmarco de granparte de la arqueologfa procesual 0«nueva». porque siempre

conserve un interes por las entidades cu1turaJes, pot su difusi6ny sus continuidades. Pesea un fuerte componente positivista ensu obra, Clarke no fue partidario de imponer y «contraetar» le-

yes generales con excesiva facilidad. Existen~ pues, muehas se-

m ejanzas con la descripci6n mtis limitada de un enfoque contex-

tual propuesta en este Iibru. La diferencia principal, aparte de

la detal lada metodologia adoptada, radica en la imposibilidad,por parte de Clarke, de iden1pficar formas de trascender los da-

tos, irmas a n a d e en os, para poder interpretarlos. Su esquemaen Analytical Archaeology es anahtico y empfrieo. Los significa-

dos culturaIes y sociales de sus patrones culturales no son nada

claros, Impuso interpretaciones interculturales simples (respec-to , por ejemplo, a La s ign if ic a ci6n de la s concentraeiones cultu-

rales regionales), y en este y en sus ultimos trabajos demuestra

poco interes por el oontenido del significado, por la «histonadesde dentros.

Tambien Taylor afirmaba que «la arqueologfa no es illhisto-

ria ni antropologfa» (1948. p. 44). Existen muchas semejanzas

entre el punto de vista defendido en este volumen y la visionconjuntiva de Taylor, que tenia como objetivo principal «la elu-cidaci6n de las conjunciones culturales, las asociaciones y rela-

ciones, las "afinidades" dentro de la manifestaci6n investigada»

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2 0 8 IN1ERPRETACION EN ARQUEOLOOiA

(ibid., pp. 95~96). EI objetivo era analiza! 1 8 infonnaci6n con-

textual en cada unidad 0 sitio arqneologico como una entidad

separads, distinta, dentro de su propia expresi6n cultural. con

especial atenci6n at contexte cultural, por oposici6n at metodacomparativo. «La cu1tura es un fenomeno mental, oonstituido

por el contenido de las mentes,no por los objeros materiales

ni por la conducta observable (ibid., p. 98). Con ejemplosapli-

cados, Taylor demuestra Ia capacidad de los arque61ogos para

reconstruir las ideas de Ia cultura encubierta, no observable, delas sociedades d e) p as ad o, Por ejemplo, en su aMlisis de la de-

coracion textil, Taylor observa si la torsion del hilo se retuerce

hacia la izquierda 0hacia la derecha y tuego identmea unos

principios de estructuracion, como el hecho de que el textil

coahuila muestre «desinteres pot las totalidades decorativas re-

gularizadas» (ibid., p. 182).

Pese a estas claras semejanzas con los puntos de vista discu-

tides en el cap(tulo 7, su eofoque tiene importantes limitacio-

nes, en el senti do de los comentarios crttioos heehos anterior-

mente en este volumen. Primero, Taylor establece una distin-

ci6n categ6rica entre idea y practica: «fa cuftura misma ests for-

mada por ideas, no por procesos» (ibid.• p. 110). Es el poloopuesto de Binford, pero igualmente inadecuado.

Segundo, Ia concepcion de Taylor es normative, aunque no

en el sentido de que Ias «sociedades» comparten, de alguns for-

ma. una vision del mundo. Taylor dijo que la cultura puede ser

o compartida 0 individual e idiosincrasica, Pero compartirtamos

con TaylDr I a s egunda acepcioa de normative -que Jaeonducta

esta sujeta a unas reglas. Los individuos 0 grupos estan tan con-

trolados por los sistemas, los codigos 0 las estructuras, que no

pueden subvertirlas. Taylor parece entender 1a cultura como

algo constituido por reglas de este tipo, mas que por decisionescontextuales tnfluidas por reglas y disposiciones. En este senti-

do su enfoque no es contextual (situacionalmente contextual).sino normativo.

Pese a esta y otras diferencias con respecto a] enfoque taylo-

riano (en concreto Taylor no desarrolla una actitnd soeialmente

autoconsciente y crnica en relaci6n con la snbjetividad de Ia

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CONCLUST6N; LA ARQUEOLOG1A COMO AROUEOLOG1A 20 9

descripci6n e interpretacion de los datos), es evidence que Tay-

lot', al igual que Collingwood, tiene mucho que offerer a los

arqueologos contemporaneos. No es mi deseo negar vfnculos

con otros arque61ogos anteriores - parece claramente necesario

reconstruir los puentes rotos tan severamente por Ia arqueolo-

gta procesual, y revalorizar 10 que se ha venido en llamar «el

largo sueiio de la teorta arqueologiea» (Renfrew 11983 b).

En este volumen la idea de que la arqueoiogia debe tenersu propia exisiencia independiente, pese a sus implicaciones con

la teorfa y el metodo de tipo general, tiene los componentessiguientes, Primero, ya he comentado en el capitulo 8 que la

a rqu eo lo gf a s e d if er en ci a d el h ac er propio de los anti cuar ios porsu consideraci6n del contexte de los objetos materiales. Se ha

dicho que los arqueologos pueden incorporar metodos inducti-

vos en su co nfigu raclo n, a partir d e asociacion es y contrastescontextuales, de una comprension crftica de los significados his-

torieos especfficos. Estas lecturas e interpretaciones son traduc-

eiones de una epoca distinta; plantean hipotesis 0 supuestosuniversales, pero los resultados no son totaJrnente dependientes

del presente. Las lecturas informan y contribuyen al presente a

[raves de una valoraci6n cntica del pasado, Lo que los arqueo-

logos puedan llegar a interpretar dependera de la riqueza de lastramas de sus datos y de su conocimiento y capacidades, p e T O

exisee un evidente potencial para una contribucion arqueologica

independiente.

Segundo) aunque los arqueologos puedan leer los textos de

la eultura material de forma parecida a como se leen los docu-

mentos escritos, existen diferencias distintivas entre la cultura

material y la lengua hablada 0escrita, difereneias que necesitan

de una investigaci6Ji mas detallada. La culrura material apare-

ce o mnchas veces, como un lenguaje mas simple, aunque mas

ambiguo y, comparado con el habla, suele pareeer mas fijo y

duradero. Ademas, 1a mayoria de palabras son significantes ar-

bitrarios de los conceptos significados: ast, Ia relacion entre lapalabra «arbol», distinta de arbre 0tree, y el eoncepto «arbol»,

es convencional e historica. Pero una «pa labra» de 1a cultura

material, al igual que una fotografia 0 una escuhura de un ser

1

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21 0 INTERPRFTACTON EN ARQUEOLOafA

humane, no es una representacion arbitraria de 10 significado:

ast, al TeVeS que la mayorla de palabras,' muehos signos de la

cultura material son iconioos. Estas y otras diferencias implican

que los arqueologos tienen que elaborar su propia teorfa y me-rodo para leer gU S propios datos.

Tercero, la arqueologfa puede valerse de fa evidencia de la

actividad cultural humans que abarca enormes Iapsos de tiem-

po. Esta perspectiva en el tiempo tiene el potencial de posibili-

tar a la larga nuevas formas de percibir y tratar los cuatro pun·

tos principales de fa arqueologfa postprocesual. Por ejernplo,

lque papel desempena, en e] tiempo, el acontecimiento indivi-

dual en los procesos generates de cambio social y cultural, y

cua} es la relaeion entre estructura y proceso? A corto plaza,

pu.ede que los condicionantes sociates y eccnomicos parezesn

mas imporrantes, pero en el tiempo, podemos pereibir quizaque las decisiones sociales y eoon6micas forman modelos repe-

tidos que tienen un ritmo cultural y estructural subyaeente. En

el capitulo 5 m en cio nabam os et incipiente trabajo arqueologieoen este sentido.

Debido a toda esta mulriplicidad de formas, la arqueologta

puede considerarse como una disciplina independiente que bus-ca, de modo vaeilante, un metodo y una teorfa independientes,

pero que esta necesariamente vinculada a Ia teorfa social gene-

ral y eontribuye a ella. El problema de la relacien entre 10 par-

ticular y 10 general que subyace tras los tres puntos analizados

en los parrafos anteriores, es, en sfmismo, un tema muy amplioat queIa arqueologfa puede contribulr muy especialmente.

Los objetos arqueologicos plantean preguntas aeerca de la

relacirin entre 10 especffico y 10 general, de una forma extrema

y evocadora. Esta relacion, aparentemente ignorada por gran

p arte d e Ia rec ie nte arqueologta a cad em ic a, ap arec e rec og id a enel arte publico de Mags Harries en las calles de Boston. Su arte

se reclama como arqueologico, primero porque la aurora reco-noce la estrecha proximidad de los objetos mundanos cotidia-

nos, de su especifiddad historica, Producidos muchas vecespara ser desechados, siendo involuntarios e inadvertidos, los

objetos captan un memento effmero, fugaz, en su forma concre-

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CONCLUSION: LA AR.QUEOLOOIA COMO AROUEOLOOtA 211

tao Segundo, sentimos que, a pesar de todo, entendemos los ob-

jetos, teaemos aJgo en comun y una proximidad, incluso aun-

que haya grandes Iapsos de tiempo de pOI medic. Estes obietos

nos eafrenran a la enormidad del tiempo y a la generalidad de

18 experiencia. En este volumen he intent ado demostrar que es

posible en tender esta distancia y esta vastedad solo si expiota-

mos exhaustivamente la cotidianidad concreta de Jos propios ar-

tefactos, en toda su especifieidad.

En las calles de Boston, Mags Harries crea objetos arqueo-

lo gic os. S u arte es arqueoiogfa en los dos sentidos que scabam os

de definir. Para que la arqueologia m ism a vuelva a ser arqueo-

logfa, sera n ec esa rio a l.g o m a s que excavar mas artefactos y lle-varlos a los museos y clasificarlos dentro de subsistemas soeio-

culturales: es necesario analizar los conrextos especfficos de los

objetos en el pasado.von el fin de confrontar nuestros propios

context os a la lu z de \ 1 1 vasnsima generalidad de los r iempos.

Con el analists de unos primeros pasos en esra direcci6n.este volumen planrea consciente e Inrenclonadamenre mas pre-gunras que respuestas: sobre las relaciones entre tndlviduos y

sociedades, sobre la existencia de leyes generales, sobre el rol

de los arqueologos en Ia sociedad, etc. E l sig nific ad o d el p asad o

es mas com plejo de 10 que cretam os. Pero en lugar de d ecir qu e

la arqueologia aparece hoy como algo enormemente diffcil, de

heche he sugerido la posibilidad de que los arque6Jogos, cuandotraduzcan los significados de los rextos pesados a su propia len-

gua, vuelvan a hacer uso de los principios basicos. Los metodos

de exc av ac io n y de interpretacion bas ados en )a notion de con-

texto estan muy desarrollados, Utilizando tales metodos -el

procedimiento de Collingwood de pregunta-y-respuesta, nocio-

nes de coherencia y de correspondencla, la idea de que el sig-

nificado se construye mediante conjuntos estructurados de djfe~

rencias- y reconociendo Ia importancia de) analisis crftico, afir-

mo que Ia jnformacion contextual procedente de) pasado puede

permitirnos entender significado~ funcionales e ideacionales.

Por consiguiente, es posible reconstruir Ia hisroria en el

t iempo y c on trib ute a s{ 81 deba t e en e 1 m arco de lamoderna teo-

ria social y en la sociedad en general.