in terrorem fac simile

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  • 8/4/2019 In Terrorem Fac Simile

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    IN TERROREM FAC SIMILE

    a llegado la hora de avanzar o detenerme para siempre. La llama de mi inspiracin

    parece haberse extinguido despus de languidecer lentamente entre las sombras de mi

    imaginacin. Pronto pasar a ser uno ms de aquellos que dejaron un legado escrito

    tan voluble y prescindible, que no merecer la pena siquiera ser recordado.HCuando los plazos de la editorial se convierten en muros de tiempo y coartan al

    espritu creativo que yace adormilado en la memoria de un escritor acabado, entonces te das

    cuenta de que el camino se acaba y comienza la traicin. Buscas de reojo los retales dejados por

    otros que precedieron tu paso, e intentas confeccionar con ellos un puzle de ideas falsificado

    con el sello de tu impronta. Quizs con ello consigas burlar un tiempo a aquellos que esperan

    algo de ti, engandoles con refritos de difcil digestin. Pero no durar mucho. Saldrn

    aquellos de paladar entrenado para desnudar tu pueril esencia y dejarte en evidencia; para

    certificar tu muerte como escritor.

    Siempre hay cosas que contar? Rotundamente no.

    Llega la hora del silencio. De posar la pluma y dejarla descansar. De ser honesto con

    uno mismo y callar a tiempo, antes de caer ms bajo de lo que se pueda soportar.

    Pero yo no lo consigo.

    Deseo seguir, porque con o sin talento, no puedo mantener amordazado por ms tiempo

    al demonio que me invade sin evitar que ste me consuma.

    Con o sin ideas, soy escritor. Escritor de algo; de prrafos construidos sobre la huella de

    otros, de lneas sucesivas hilvanadas sobre ideas manidas hasta la saciedad. Creador de largos

    caminos por los que se pasean los lectores sonmbulos, adornados con paisajes tan reiterativos

    que no dan pie a pensar en finales cualesquiera emocionantes.

    Cinco novelas aparcadas tras de m, dan sentido a mi nombre dentro del gnero de

    escritura que un da hizo bullir mis neuronas. Ellas me dieron vida y dinero ms que suficiente

    para continuar con holgura. Pero al fin tropec con una saturacin de ideas banales, indignas de

    traspasarse a un papel, que me ahorcaron como escritor de prestigio.

    Escog un gnero poco agradecido por las calidades actuales, alimentado de pocas

    pasadas ms bien, y con un potencial reducido a escombros literarios. Novelas de terror que se

    vampirizan mutuamente unas de otras. Monstruos sedientos que se enroscan sobre s mismos

    fagocitndose hasta el infinito. Nada nuevo que poder ofrecer sin caer de nuevo en la

    reiteracin.

    Y al fin, hasta los inmortales vampiros mueren; y su tumba son los mismos libros que

    los alimentaron durante tanto tiempo. Y los monstruos se derrumban y se cuelan por la grieta

    abierta en las palabras, que parece ceirse hasta ahogarlos para siempre. Los espectros se

    disuelven en el interlineado y los brujos y demonios quedan exorcizados al paso cansino de las

    pginas. Y los asesinos ya no encontrarn tiles nuevos, ni vctimas mortecinas, que no sean los

    propios lectores ocasionales. El terror se muri tras una larga agona, para reunirse con suspadres legtimos, mientras sus herederos damos vueltas como buitres desorientados alrededor

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    del cadver putrefacto. Miserables necrfagos de las ideas tomando notas de su descomposicin

    y espantando frenticamente las moscas para evitar que se lo coman del todo. Sacando rentas

    sin pudor de las exiguas trazas sanguinolentas que dej a su paso, mancillando largas y blancas

    pginas de gloriosa decadencia.

    Toda una nueva generacin de eternos aprendices y maestros de la nada, que sedisolvan languideciendo entre raquticas ventas, y que daban puntilla definitiva al gnero

    literario tras agotar la credibilidad de los lectores aficionados.

    Tranquilos, no temis an. Os hablo de tiempos venideros, de un futuro que llegar

    como un viento abrasador sobre todas las artes, donde ser imposible dar un paso sin pisar otra

    huella precedente. Pero ha de llegar sin duda ese da a unos y a otros. Como ahora me ha

    llegado a m.

    Cada artista tomar medidas desesperadas con las que aferrarse fuerte al carro

    despendolado de la creatividad, que marcha dando tumbos cuesta abajo amenazando estrellarse

    contra la ptrea pared de la razn.

    Y en este punto estoy yo. Como digo, he de avanzar o detenerme para siempre. Y para

    ello preciso inventar un nuevo lenguaje que me saque de la mediocridad propia de los mediocres

    afamados.

    ***

    Por fin ha llegado hasta mis manos. Lo tengo.

    He pasado por las drogas ms variadas intentando que despertaran rincones

    desconocidos de mi cerebro. Otros muchos ya lo hicieron antes. Yo slo consegu en cada

    intento embrollar tanto mis sentidos, que despus me era imposible enlazar coherentemente

    cualquier guin. Borradores difusos en los que quise encontrar motas minsculas de agudeza,

    chispas de ingenio que desarrollar; faros que seguir en la noche de mi imaginacin, pero que tan

    slo resultaban ser teas engaosas y traicioneras por cuya causa me precipitaba una vez y otra

    contra los acantilados de la vulgaridad.

    Pero aqu est y tengo en ello puestas mis esperanzas como escritor. Busco lo mismo

    que buscaban los artistas de hace dos siglos. Puede parecer pattico, ridculo. De hecho lo es;

    pero deseo encontrar mi musa al precio y del modo que sea. No ha lugar a volverse atrs ahora.

    No es que tema nada, porque mi cuerpo est acostumbrado a ser castigado con

    sustancias muy diversas y nada recomendables. Pero en un mundo adulterado en lo que nada es

    lo que predica exactamente (condimentado o rebajado hasta hacerlo digestible), el encontrar una

    esencia pura nacida de recetas olvidadas y dejar que inunde como una ola enfurecida tus

    sentidos, puede ser demasiado hasta para un cerebro tan esponjado como el mo.

    Os puedo asegurar que no fue nada fcil hacerse con una botella de este licor antao tan

    popular. Nada de Bebida espiritual a base de plantas de absenta, an as, prohibida hoy da

    en muchos territorios; nada de mezclas y variedades teidas de verde sobre la base original.

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    Una botella deAbsenta Suisse con 68 de alcohol me miraba desde la mesa con su rostro

    ambarino. Delicado y peligroso brebaje guardado en la exclusiva bodega francesa de un

    romntico elitista, coleccionista de los nctares ms caros y exclusivos, al igual que yo.

    En sus refinadas estanteras reposaban joyas que no por azar coincidan con muchas de

    las que yo mismo posea: Remy Louis XIII Black Pearl, Dudugnon Hritage Henry IV,Hennessy Ellipse, Macallan 1926, Glenfiddich 50 years... o un Dalmore 62 imposible de

    conseguir por m hasta el momento.

    Un algo menos ostentoso canje me llev hasta su casa. Ansiaba una rarsima botella de

    absenta Dornier-Tuller de 1910, en este caso acompaada de una botella de Artemisia La

    Clandestine 899 de regalo. A cambio, una botella de ron Havana Mximo reserva 100 aos y

    como obsequio un ron Matusaln reserva 15 aos (es costumbre entre coleccionistas a la hora

    de hacer un intercambio valioso, regalar una buena botella del mismo licor simplemente para

    degustar).

    Y aquella noche, en la soledad de mi lujosa y apartada casa (ganada a base de mis pocoescrupulosos editores y cndidos lectores) y tras esperar que llegara una noche de invierno harto

    desapacible digno escenario que acompaara el ritual, decid entregarme al licor prohibido.

    No sera la botella regalo quien me entregara esta noche sus favores, sino que iba dispuesto a

    mancillar la botella de coleccin para dejar que volcara lentamente el fuego aejo en mi

    garganta. Todo mientras, sentado en mi sof, me sugestionaba contemplando cmo tras los

    cristales se unan el viento y la lluvia para martirizar las ramas de los rboles cercanos, que se

    debatan en la oscuridad como brazos monstruosos.

    ***

    El fuego de la chimenea resplandeca con su luz cambiante alumbrando mi rostro, y su

    calor hasta cierto punto excesivo, invada la estancia hacindola an ms confortable,

    calentando mis mejillas, y en radical contraste al glido fro exterior que empaaba el cristal.

    Mis posaderas se amoldaban perfectamente en el cojn y el silln me abrazaba como una solcita

    madre hasta envolverme casi por completo. Yo me hund en sus esponjosas carnes y me dej

    llevar acompaando cada suspiro con un sorbo de licor.

    Ahora tan slo deba aguardar en esta calma, que los efluvios del hada verde tomaranlentamente las riendas de mis pesadillas hasta transportarlas a rincones jams imaginados por

    m. Entonces debera sumergir mis redes en lo ms profundo de esos mares onricos, intentando

    atrapar sus ms oscuros secretos para trasladarlos sin prdida hasta mi memoria, volcada de

    ideas y pensamientos y receptiva como nunca a nuevos estmulos que la avivaran.

    Cuando las tuyonas del ajenjo comenzaron a susurrar delirios a mis neuronas, las

    percepciones de realidad fueron cambiando ante mis ojos, y todo pareca transformarse en cosas

    muy distintas, o bien desapercibidas hasta ahora a la cerrazn de mi mente. Las alucinaciones

    iban tomando vida poco a poco y sembraban mi alma de desasosiego. Justo como yo ansiaba.

    No deseaba quedar a medias en mi experimento, y de forma poco recomendable, volquen la copa otra onza ms de absenta. Dispuse la cucharilla y el terrn de azcar, y ech una

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    medida de agua hasta que el color ocre se torn lechoso. Una vez ms. Y su amargor traspas

    mi garganta en delicados borbotones ms all de la prudencia que el licor reclamaba. Y los

    espejismos fueron tomando asiento en las plazas hasta ahora ocupadas por el razonamiento, para

    guiarme a esos mundos espantosos que aguardaban ocultos en esta misma sala.

    Las sombras que antes parecan removerse danzarinas y juguetonas tras las cortinas siguiendo el comps del crepitar de la lea, ahora volaban independientes y amenazantes

    acechando mi cuello. Las gotas de lluvia eran arrojadas con furia por el viento, que las

    estampaba contra los cristales hacindolas estallar en lgrimas que pronto se descorran en

    diminutos ros transparentes, formando a su paso dibujos de rostros atroces. El sordo resonar de

    los truenos me asemejaba a los lejanos tambores de un ejrcito de trolls que avanzara dispuesto

    a tumbar mi casa...

    Y el terror fue ocupando posiciones en mi alma de forma que el cuerpo se renda en

    sensaciones tan vvidas como nunca jams experiment. As los poros de mi piel se

    transformaron en minsculos volcanes de sudor fro que me hicieron inmune al calor de la

    estancia. Mi vello se irgui como un diminuto ejrcito de sables delicados e intiles en

    espera del enemigo. Y mi corazn lata desacompasado, sin encontrar un ritmo adecuado al

    nuevo clima de desasosiego que destemplaba mi ser.

    Sin embargo, y a pesar de la tensin, la absenta me transport poco a poco al sueo

    ebrio, tras haberme preparado fsica y mentalmente para una nueva revelacin que exiga el

    abandono total de mi conciencia. Y sin darme cuenta viaj hasta esa dimensin desconocida que

    aguardaba al otro lado de las cosas.

    ***

    Despert del breve trance y abr los ojos del sueo a un mundo de negrura, disuelto en

    un caleidoscopio de sombras difusas y slo roto por las nebulosas prpuras que alumbraban

    dbilmente el lejano horizonte. Mi figura gris y deslucida destacaba como un punto luminoso al

    contrastar con la gran sombra celeste que abarcaba por completo esta estril llanura de

    entelequias. Cuando camin pareca flotar entre una bulbosa marea de alquitrn y betn, y mis

    pies se hundan en la inconsistencia hasta que la presin los frenaba. De ellos se descolgaban

    largos hilos de negra pez cada vez que intentaba dar un paso, como queriendo atarme a esa

    tierra devastada por las pesadillas.

    No saba qu deba hacer ahora. Tal vez caminar adelante hasta donde quisiera llevarme

    mi abotargada psique, esperando en este umbral de silencio y oscuridad a que se manifestaran

    los espectros. Y as lo hice, siguiendo la estela prpura del horizonte y dejando atrs una

    ausencia de luz cuyo negro tamiz impeda contemplar otra cosa ms que un abismo extendido al

    infinito, como si portara una inmensa capa de oscuridad colgada a mi espalda.

    El silencio era irreal hasta el punto de sentir con nitidez el agudo murmullo que

    producen los odos cuando quedan en inactividad. Y el fro era tan absoluto que se mezclaba

    con el tutano de mis huesos hasta convertirlo al cristal. Si descansara un pie sobre un apoyo

    slido, me deshara en diminutos vidrios que volaran esparcidos a travs de este campo de

    desolacin hasta perderse. Pero la inmensa quietud que soportaba el ambiente infiltraba en mis

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    carnes una pcima de espanto incondicional, que absorba mi esencia vital hasta convertirme en

    un digno y casual habitante de estos espacios de terror.

    De pronto comenc a sentir un cosquilleo casi imperceptible bajo mis pies, y tras el

    sonido del silencio not la onda portadora de un debilsimo bisbiseo, imposible de detectar de

    no ser por la agudeza que presta el alcohol a los sentidos. Debajo de m exista cierta actividad,y su manifestacin me transport a nuevos estadios de pavura que yo ignoraba fueran posibles.

    Ahora, era el sonido bien perceptible de borbotones de betn que avanzaban al exterior

    promovidos por fuerzas desconocidas. El suelo cambiaba, se ergua en suaves colinas de brea

    empujadas desde lo ms profundo.

    Y al fin, su dbil consistencia fue atravesada en una liberacin por centenares de

    voluptuosos tentculos y protuberancias que se irguieron en el aire enroscndose como las

    manos de bailarinas monstruosas, contaminando el aire de un hedor propio slo de las

    profundas simas de lo ms abyecto que uno pueda imaginarse. A ello siguieron las gigantescas

    masas deformes que los animaban, formando una coleccin de formas oscuras y aberrantes que

    desbordaron mi mente con su variedad.

    Rebozados en su propia inmundicia, contonearon sus amorfas anatomas frente a m

    como queriendo jugar con mis miedos antes de deshacerme en bocados. Los horrendos ojos se

    mezclaban con las lenguas viscosas, las garras con los dientes, los brazos con las piernas

    formando acodos imposibles...amalgamas consistentes de algo por describir en lo que, nada

    pareca corresponder a una ubicacin o disposicin lgica.

    Y aquel bosque de criaturas improbables y gigantescas, se agitaba frente a m en todo su

    esplendor, formando un muestrario del horror con coeficiente de absoluto. Las acepciones y

    sinnimos utilizados normalmente para la descripcin del terror, quedaron obsoletas a esta hora.

    No haban nacido an las palabras que dieran fe exacta del sentimiento que invada mi alma en

    este momento. Todo se quedaba excesivamente corto y resultara demasiado parco e impreciso

    para darse por vlido. Esa palabra por inventar, debera ser as mismo horrible en su concepcin

    y pronunciacin, y tal vez ni siquiera existiesen an las slabas que la animaran.

    Pero no me desmay an. Ni mis piernas se deshicieron a pesar de los temblores. Ni mis

    carnes fueron abiertas con estrpito, ni mis ojos arrancados de cuajo. Slo estaba ah, de pie

    como una estatua de sal, inmvil, nfimo espectador de un asombroso espectculo perpetrado

    slo para m.

    Y por fin lo entend. Hice una leve conexin con mi razn y fui consciente de mi propia

    pesadilla. Pero no despert. Todo aquel desarrollo era inspirado de forma directa por el licor,

    que atravesaba mi encfalo con sus dardos delirantes, desarrollando de paso toda la fauna

    embrionaria que yo guardaba en el interior; dando formas, liberando la creatividad que deba

    disponer como escritor de novelas de terror.

    Por eso ahora no deba perder detalle. Fijara cada fotograma como un tesoro y

    dispondra de ello una vez sereno, para culminar una obra inmortal e imperecedera como

    ninguna otra. Inventara esas palabras nuevas que daran descripcin a estos miedos. Y

    despertara con ellas a gritos a todos aquellos que ansiaban el miedo como una droga, pero que

    eran acunados suavemente por las novelas de terror ahora existentes.

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    Pero cmo dara descripcin a todo lo que mis ojos contemplaban desde esta realidad

    virtual? Qu frases empleara para dar fe de este increble sub-mundo de caos y horror tan

    poblado de inconcebibles criaturas? Cmo enlazara una historia racional con las bestias

    flageladas que bullan en estos espacios apartados, y fuera de toda jurisdiccin divina?

    Resultara harto difcil, y la labor se prolongara tal vez por aos sin encontrar nunca el justo

    acomodo. Quizs, condenada a aparecer siempre imperfecta e incomprendida salvo por unoscuantos visionarios. Todo dependera de mi estricta habilidad descriptiva. El paisaje del horror

    se exhiba ante m en todo su esplendor, y yo debera ser el hbil pintor que trasladara al lienzo

    su perspectiva.

    Camin entre monstruos durante largo rato. Millares de ojos enramados en el odio y la

    perversin se descolgaban frente a m en pednculos enroscados desde mltiples posturas. Sus

    pestaas eran cilios que tentaban mi nuca con su tacto gelatinoso, surcando mi piel de glidas

    caricias. Pero no volva la vista atrs, porque nuevas criaturas posaban ante m desplegando

    todos sus excesos fisionmicos, haciendo que las anteriores pareciesen incluso lgicas. Toda

    una orga carnosa y palpitante que resumir en una sola vida.

    Yo era su seor, su dios, el que les daba sentido. Su padre. No hacan sino reverencias a

    mi paso de la mejor forma que saban. Aquellas entidades haban nacido gracias a m, tras

    gestarse en mi subconsciente sin pensar jams ser alumbradas. Me senta el amo absoluto de

    aquella campaa de despropsitos mviles. El rey dominante de aquel panorama de horror.

    Por ello sera elevado al trono de los inmortales, o denostado por la envidia.

    Sin embargo, no deba olvidar que aquello slo se deba a una razn, a una droga que

    flotaba en un destilado maravilloso y cuyos efectos eran slo temporales. El trasiego por esta

    dimensin no tardara en tocar a su fin cuando los efectos se diluyesen. Debera recoger todo

    retazo con la mxima celeridad. Llenar mi cerebro hasta rebosar de estas sensaciones y flotar

    con ellas hasta la consciencia.

    Una enorme columna de lodo se irgui contrapuesta al horizonte prpura. Su larga

    sombra se extendi hasta mis pies, sealndome el recto sendero a la parada a la cual deba

    dirigirme. Los monstruos comenzaron a inclinarse al suelo y hundir sus blanduras en la brea,

    para reptar a sus adentros y dormitar de nuevo el eterno sueo de las pesadillas que no se

    repiten, pero que permanecen para siempre en la memoria. Sent tristeza al ver como se alejaban

    y despedan de su breve vida, pero me promet que sera justo con su recuerdo.

    Hund mis dedos en el hmedo y fro barro y me revolqu gozoso a su alrededor.

    Escrib mi nombre con el dedo en un gesto reflejo y ste permaneci indeleble de forma cuasi

    mgica.

    Contempl por ltima vez aquella campa de calma hasta hace unos momentos retorcida

    en estertores, y todo qued tal cual lo encontr. Silencioso hasta el extremo, vaco y yermo hasta

    perderse en la lejana. Suaves ondulaciones de nada ms que nada. Excepto aquel dolmen hecho

    de cieno al que me abrazaba.

    Pronto viajara hasta la realidad portando un legado maravilloso que satisfara todo

    anhelo de escritor de novelas de terror. Algo nico, irrepetible y personal, como nunca aspir

    poseer. Aquel escritor de novelas hechas de pequeos plagios encubiertos, encadenados yelegantemente presentados, haba muerto para siempre. Un nuevo dios al que los lectores

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    adoraran hasta mucho despus de desaparecer, y por el cual muchos competidores moriran de

    envidia preguntndose cmo logr secuestrar para s mismo la musa de la inspiracin de todo lo

    macabro. Mis escritos haran palidecer en su soledad a todos esos escritores y lectores que antes

    sobrevolaban mis novelas con desdn. Una nueva referencia literaria que enmudecera al mundo

    con sus maniticas creaciones, ensendoles parajes delirantes poblados de habitantes

    inverosmiles; ensendoles el terror absoluto.

    Y entonces, estando justo al lmite de mis delirios de grandeza y esperando que las

    brumas del sueo se desvanecieran descorrindome por fin al mundo real, mir hacia arriba

    de la columna que guardaba en abrazo buscando su final. Y en lo ms alto cre ver escritas dos

    frases, tal y como yo haba impreso mi nombre antes. Qu ltima sorpresa me deparaba la

    absenta? Forc un poco la vista para descubrir su significado, y entonces, mi alma se derrumb

    hasta quedar solidaria con la brea del piso.

    Deca:

    Poe was here.

    Also Lovecraft.