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LOS CRIMINALES

1271 Tp. EL ANu1Io.—Diputaci6I, 344.—P. Gx"ADA 1 C.

CESAR LOMBROSO

LOS CRIMINALESTRADI .CCIÚN

DEL

CENTRO EDITORIALi PRESA

CENTRO EDITORIAL PRESA344 - DIPUTÁCIÓI - 344

BARCELONA

ÍNiJIOx

IMCAPfTTJLO 1.—Anomalías rnorfológicas.

- 11.—Fnncions de los criminales. . . . . . . . 37

- III....-Generalidades.—Patología del hombre criminal 57

- 1 .—Los epilépticos y los criminales.......- V.—Los criminales en la prisión. .......- VI.. Congresos, Prensa y Sociedades antropojurí-

dicas................ElIlApiaoica. - Enseñanza de la Antropología criminal y muy

particularmente do la ciencia penitenciarioen isa prisiones............II

X.0 E

CAPITULO PRIMERO

ANOM&Lf AS MORFOLÓGICAS

Si es cierto que una gran fecundidad es lamejor prueba de una excelente salud, creo quela escuela de la antropología criminal no hamenester de ningún otro testimonio para de-mostrar que goza, al presente, de una vidaexuberante y consolidada. No faltan quienespretenden que estos estudios agonizan apenasnacidos; parece como que quieren hasta negar-les el bautismo que, entre los cristianos, acos-tumbra á administrarse aún á los míos muer-tos pocos momentos después de haber salidodel vientre de sus madres. Che mai non furvii. (Dante.)

Inútil ponderar los adelantos de esta cien-cia desde que ó. despecho de los enemigos delmoderno progreso, se celebró en Roma el Pri-mer Congreso de Antropología criminal conasistencia de 128 (1) sabios eminentes que, detodos los países europeos, hubieron de reunirsepara darse cuenta de los últimos descubrimien-tos de estos nuevos estudios, confirmados expe-

(s) Actas d1 Perner Congreso de Antropología criminal, '387,Roma.

LOS CRIMINALES

rimentalmente por una maravillosa exposición.A partir de este acontecimiento, no exageramosal decir que la antropología criminal ha dupli-cado en vitalidad é intensidad. Lo demostra-remos.

Cerebro

Hemos de ocuparnos solamente de las ano-malíasas de la3 circunvoluciones cerebrales queparecían hallarse sustraídas á las investigacio-nes científicas, por no ser conocido todavíacompletamente su tipo normal. Lemoine hadescubierto en un cleptomano, ex miembro dela Coinmune, la anomalía, única hasta ahoraen los anales de la ciencia, de la fusión cortge-nital de los lóbulos frontales. (Archives ¿'un-thropologie crimineile, 1886.) Hotzen (Be/un-de am Gchurn einer Mutterrnorderin, 1886)dice haber encontrado en María Kauster que ála edad de quince años asesinó á su madre paraheredarla, la anomalía psicológica de una pa-chimeningitis hemorrha.gica, es decir, la atro-fia de las circunvoluciones frontales, del lóbulooccipital que no cubría el cerebelo, y de ungran número de segmentos atípicos en las cir-cunvoluciones, principalmente del hemisferioizquierdo.

Lambl (Westphal. Archiv fur Pschiatrie,1889) habla de una parencephalia total condestrucción de las raíces de la circunvoluciónfrontal superior en un joven estafador.

Richte ha presentado á la Academia de Psi-cología de Berlín el cerebro de un criminal,con bifureaeión de la escisura de Rolando. (Ar-chives de iVeurologie, 1885.) FalIot (Bulletinde la Société d'Anthropologie, 1889), Bene-

LOS CRIMINALES 9

dikt, Brown, Tenehini, Willigk y Mingarrini,han observado en 5 criminales por cada 112 unverdadero opérculo occipital, es decir, una másamplia profundidad del segundo pliegue depaso, fenómeno tan extraio en los cerebros nor-males como frecuente en los microcéfalos (4cada 12). La separación de la escisura calca-nana del occipital ha sido notada por ellos en7 cada 112 criminales; y una vez por cada 100hombres de buenas costumbres y por cada 12pertenecientes á la raza negra.

Otro fenómeno explicado con toda claridaden nuestros días, es el excesivo desarrollo delcerebelo, que contrasta con el volumen del ce-rebro; esto se ha notado aún en las mujerescriminales, que presentan siempre el mínimumde las anomalías. El peso del cerebelo y de susanexos era, en estas observaciones, de 153 gra-mos, en tanto que el de las mujeres honradasalcanza solamente á 147 (Archivw Pswhia-tría, IX, 612), en los hombres llega hasta 169.

Todos los antropólogos proclaman la frecuen-cia ¿te las comunicaciones anormales de las cir-cunvoluciones y muy particularmente en mayornúmero en los cerebros más voluminosos; estasanomalías confirman la profecía de Broca, elpadre de la Antropología, y, por ende, de laantropología criminal.

« Una 6 varias de estas comunicaciones, es-cribe el ilustre sabio, no impiden á un cerebroser á L vez inteligente y muy bien equilibrado;mas cuando son demasiado numerosas ó afec-tan á partes importantes, indican un desenvol-vimiento defectuoso. Esto se nota generalmen-te en los cerebros poco voluminosos de los apo-cados de espíritu y do los imbéciles, y con abru-madora frecuencia en los de los asesinos, sal-vando la diferencia de que, en el primer caso,el menor desarrollo de los pliegues de paso yde anastomoses está en relación con el desarro-

10 LOS CRIMINALES

llo de las circunvoluciones en general y conla inferioridad neutral; en tanto que en elsegundo caso, coincide, por el contrario, conla amplitud de la mayor pai-te de las cir-cunvoluciones, demostrando de esta suerte lairregularidad del desenvolvimiento del cere-bro. ui

Ir

Crdneos

Comencemos por la anomalía que pudieradecirse más característica y ciertamente másatávica en los criminales, es decir, por el ho-yuelo en medio del occipital. Todos los obser-vadores nos hablan (le su frecuencia: Ten-chini, Benedikt, Mingariini... todos exceptoAl. Féré, el cual, nosotros creemos, no ha pro-fundizado suficientemente en el estudio de estamateria.

Es curioso notar, por ejemplo, que M. Ma-rimo que consagró grandes esfuerzos de inves-tigación á combatir la importancia de esta ano-malía y su significación atávica, haya venidoá confirmarla en la proporción siguiente (2)

De 4,19 en los europeos normales (1,320)» 16 en los europeos criminales (150)» 50 en los zelandeses (22)» 22 en los australianos (222)

26 en los americanos (46)» 19 cii los egipcios y etruscos (126).

Morselli (4ohives de Psiciiiatria, 1890) aca-ba de encontrar este hoyuelo en 14 por 100 de200 locos. Estudiando 70 cráneos de antropo-

,) irçhio di PsicJ,iU,ia, 1859.

LOS CRIMINALES 11

morfos, el mismo sabio le ha hallado constante-mente en los semnopitheeos y cinomorfos; conalguna irregil lan dad en los ji abates, faltandosin embargo, casi siempre (,Ti los ai.itrupomor-fos superiores : chimpancé, O veces por cada 8gorila, 1 vez por cada 3 ; orangután, 1 vezor cada 30. No puede llegarse que todos estos

datos confirman la importancia atávica de di-cha anomalía.

La teoría de la sin otosis precoz ha sido igual-mente confirmada por las investigaciones deM.M. Mingarrini y Romrti; y la de la costrafrontal hipertrófica (estudiada por M. Tenchi-ni durante las sesiones del primer Congreso)por M. M. Mingarrini, Varaglia y Marimo,que la han encontrado en 47 por cada 100 cri-minales, y en 14 por cada 100 hombres probos.(Archivio di Psichíatria, Y. VIII, p. 68.)

M. Penta ha observado á su vez un fenóme-no atávico singularísiino; la presencia de doshuesos extraTios á los lados del oeeiuital (Ri-'vista di discipline cacerarie, 1889, p- 23).

Blomberg (Uber 100 /cephalogramme, Wei-mar, 1890) ha estudiado por los métodos era-neométricos de Rieger, 40 criminales, 20 muje-res criminales, 12 locos, 8 locas y 21 soldados;he aquí el resultado de sus observaciones:

Csi:iulu!fuJrei

L0015 Locas Solladea

Por 109 Por 10 Por 100 Por 100 Por 100

1..9 pagiocefalia en 00 05 50 50 05La mandíbula volum 15 13 0 1) 0La frente fugar o 11) oLa asimetría facial 47 45 50 15 33La nariz torva. . 14 0 t 0 4Las orejas normales 0 0 12 0 4Los labios sexuales 12 31) 25 25 0

Resulta de los anteriores datos, que la nariztorva, las anouiaiías de la oreja y sobre Lodo

12 LOS CRIMINALES

del labio y de la mandíbula son más frecuentesen los criminales que en los soldados.

Sin embargo, las anomalías del cráneo son,hablando en tesis general, casi más numerosasque los mismos cráneos normales: por 100 deestos últimos se han hallado 115 en los hom-bres criminales, 120 en las mujeres, 75 en laslocas y83 en los locos.

Asimismo se ha observado la herencia mor-bosa en un 85 por 100 de criminales (hombres),en un 90 por 100 de las mujeres, en un 84 por100 de los alienados y en un 57 por 100 de loshombres normales.

Entre las anomalías hereditarias, la que ofre-ce mayor número de ejemplos, es el aplana-miento unilastral de la frente y del occipucio,la unión prematura de las suturas.

XL Mingarrini, estudiando 30 cráneos cri-minales, ha descubierto en un 16 por 100 elmetopismo; en un 6 por 100 la fusión del hue-so de la nariz, y una vez del hueso basiótico;en un 10 por 100 la submicrocefalia y en un 20por 100 la teratología, absoluta del cráneo, esdecir, asimetría, stinocroapia, mandíbulasenormes, y un deforme índice perplatyrhinicoy brachistaphylico en el mismo cráneo. (Ar-chivio di Psichiatria, IX, p. 612.) M. Severinos ha enseíado, y Varaglia ya habló antesalgo acerca de ello, una más grande capacidadde las fosas craneanas occipitales esto explicay confirma la mao'nitud del volumen descubier-ta en el cerebelo ie los criminales.

Aplicando la fotografía compuesta (galto-niana) al estudio del tipo criminal, he halladoen seis cráneos de asesinos y en otros tantos deterribles salteadores de caminos, dos tipos deun maravilloso parecido yque presentan, conuna evidente exageración, los caracteres delcriminal, y hasta me atrevería á decir, delhombre sclvaje senos frontales muy pronun-

LOS CRIMINALES 13

ciados, mandíbulas de gran volumen, órbitasmuy grandes y demasiado separadas una deotra, asimetría del rostro, tipo pteleiforme dela abertura nasal y un exagerado apéndice delas mandíbulas.

Los otros seis cráneos de estafadores y sal-teadores me han dado un tipo menos preciso,si bien conservando bastantes de los caracteresanteriormente enunciados.

Creo que esta observación mía reviste gran-de importancia dentro del orden general deideas á que nos estamos refiriendo, porque ellaviene á corroborar poderosamente la significa-ción é importancia de las estadísticas medias.Hoy poseemos indicaciones clarísimas con queapoyar nuestras teorías; por eso no trabajamosmú que sobre agrupaciones justamente homo-géneas.

III

Esqueleto

M. Tenchini, estudiando 63 esqueletos de cri-minales, ha advertido en un 6 por 100 de loscasos, la perforación del olecráneo, observadaigualmente en un 36 por 100 de los europeos yen un 34 por 100 de los naturales de la Poli-nesia; el mismo sabio ha observado sucederotro tanto en ellos, en un 10 por 100 de los ca-sos, en las costillas y vértebras. Esto indica lagrande variabilidad de estos huesos en las vér-tebras inferiores.

Finalmente, en estos últimos tiempos M.Tenchini ha descubierto también, en un cri-minal, la carencia de cuatro vértebras sagra-das, reemplazadas por otras cuatro cervicalessuplementarias.

11 LOS CEJMiNLLE5

IV

Anomalías de los vivientes

Marro (Caracteri dei delinqtienti, 1889), dig-no de ser apellidado el juez de la antropologíacriminal, ha estudiado todas las subespecies deEl hombre criminal, viendo que las anomalías,que él denomina atípicas (verbigracia, la na-riz torva, las escrófulas, etc.), son en los auto-res de heridas menos numerosas que en loshombres normales, verificándose, sin embargo,todo Jo contrario en los ladrones y en los ra-teros. Unicamente los estafadores se aproxi-man al medio psicológico; el resto de delin-cuentes está muy por bajo de él.

Las anomalías ipatológicas (pereza, etc.),que dependen casi siempre de las costumbres al-cohólicas 6 de la vida hecha en la prisión, seencuentran muy frecuentemente entre los ho-micidas, y bastante atenuadas en los delincuen-tes por simples lesiones. -

Marro ha observado también una capacidadmayor y una circunferencia más grande de lacabeza en los ladronzuelos y en los simples la-drones, en los que llega hasta observar que lacurva transversal de la cabeza alcanza un ra-dio más extenso; el mismo sabio ha encontradoel menor diámetro vertical posible del cráneo(en la mayor proporción de 4,3) e» los homi-cidas reincidentes, y en la de 1,6 en los noreincidentes. Ferri observa mayor longitud enla cara de los homicidas, que en la de los auto-res de heridas y que en los rateros. Marro hacenotar, por ultimo, que en los estafadores labracicefalia es menos exagerada y la microce-falia menos frecuente.

El dice haber encontrado en los criminales,

LOS CRIMINALES 15

proporciones de un 86 por 100 de frentes es-trechas y de un 46 por 100 de frentes medias.Estas mismas proporciones serían en los flor-males, respectivamente, de 51,9 por 100 y de15 por 100.

En los asesinos, Marro ha hallado con mu-chísima frecuencia el diámetro nianclibularexagerado, los cabellos negros y espesos; faltade barba y palidez de rostro.

La bracicefalia se presenta, en los autores deheridas, con mayor frecuencia que en otra cual-quiera especie de criminales; la longitud de losbrazos y aun de las manos es igualmente uncarácter de estas gentes. Por el contrario, enlos culpados de violación hállase la frente es-trecha, cortas las manos y los brazos, caracte-res frecuentes que, según hemos de demostrarluego, les aproximan demasiado á las mujerescriminales.

En los vagabundos adviértese la carencia decaracteres físicos (como senos frontales, man-díbulas voluminosas), que pudieran tomarsecomo signos de energía y la presencia, por elcontrario, de otras anomalías (las hernias, porejemplo), reveladoras de debilidad física y mo-ral.

Las anomalías somáticas y psíquicas alcan-zan en los asesinos un 45 por 100; en los estu-pradores un 33 por 100; en los ladrones conviolencias un 24 por 100: faltando casi siem-pre en los criminales de ocasión.

En cuanto á los neuropáticos, nuestras ob-servaciones nos enseiian que ellos ofrecen mu-chos ejemplos entre los asesinos (45 por 100)y aun más todavía entre los incendiarios (85por 100), siendo muy raros entre los simplesladrones (36 por 100) y entre los vagabundos(38 por 100) y más extraños aun entre los es-Lupradores (33 por 100), salteadores de cami-

16 LOS CRJi1NA[ES

nos (23 por 100), ladrones con violencia (24por 100), autores de heridas y estafadores.

Marro refiere que sus observaciones acercade las diferencias de la mano le han demostra-doque las manos gruesas y cortas abundan en-tre los homicidas, al paso que, en las restantesespecies de criminales, predominan las manoslargas, en las cuales la lonoitud de los dedoses igual á la de la palma de la mano y algunasveces más grande.

Las diferencias de la sensibilidad pueden serapreciadas en las diversas clases de criminalesy aun entre los individuos de una misma clase.Marro ensejia, que la disminución de la sensi-bilidad general se presenta más frecuentemen-te en los violadores; luego en los asesinos, sal-teadores de caminos y estafadores.

En lo que se refiere á la inteligencia, puededecirse, en tesis general, que ella es menor enlos que atentan contra la vida de las personas,y más intensa en aquellos que dirigen todos susesfuerzos contra la propiedad y en los que paraapoderarse de ésta emplean medios hábiles ar-tificiosos.

La pasión del juego domina en alto grado álos estupradores y autores de heridas; y unpoco menos á los vagabundos, salteadores decaminos y asesinos.

He aquí algunos datos proporcionales:

Asesinos. ..... 37 por 100Autores de heridas 66 )

Estupradores . - . 66Salteadores de caminos. 51 D

Incendiarios 14 ziEstafadores ..... 45Ladrones . . . . . . 63 ,

Vagabundos. .... 59 ,

En esto influye sin duda alguna la mayor ó

LOS CRIMINALES 17

menor intensidad que alcance el alcoholismoentre los criminales; en efecto, Marro ha ha-llado esta proporción en las costumbres alco-hólicas de esos seres degenerados: 74,7 por 100de los criminales.

De sus estudios puede deducirse igualmenteque los criminales observan las prácticas reli-giosas casi tanto como los hombres honrados, yaún mas todavía los asesinos y estupradores(acaso porque de éstos ofrecen grandes contin-gentes los campesinos); muy cierto que los cri-minales de ocasión, exceptuando á los ladro-nes, son bien poco religiosos.

La reincidencia y la precocidad abundan en-tre los referidos criminales de ocasión, queofrecen muy raros caracteres de degeneración.

Ahora bien, en lo que dice relación á la he-rencia, adviértese desde luego, que ella depen-de en primer término de la edad avanzada delos padres, del alcoholismo, de la irritabilidaddel padre, y en segundo lugar de la alimenta-ción y criminalidad de los progenitores (3).

Resumiendo estos caracteres, puede afirmar-se: que en les asesinos y homicidas predominanla curvay e diámetro transversal de la cabeza;que en ellos la media circunferencia posterior

(3)

ft lu hEn h als i1lsí

91 pire ¡a iialre p1rI. eato rntoPor 100 Por 100

Alcoholismo ...... 41 5,1 »Senectud .. . . . . . . 32 17Locura ........ 9,2 3,3 2,7 1,1Enfermedad cerebro espi-

nal. ........ 21,1 18 » »Epilepsia. . . . . . . . 1,7 0,9 0,1 0,1Criminalidad ...... 3,3 0,3 » »Inmoralidad ó carácter vio-

lentú........ 22,5 11Tisis pulmonar, .... 5,1 10,1 » »

18 LOS CRIMINALES

de ésta es más fuerte que la anterior, y la man-díbula inferior más voluminosa y los zigomasseparados entre sí; que sus cabellos son las másveces negrosy espesos, y rara su barba; comocortos su cuello y sus manos. La bracicefaliaes el carácter más común entre los autores deheridas; dedúcese por consecuencia la longi-tud de las manos y los brazos.

En los estupradores se ha observado una tallapequeña, un peso relativamente elevado, cortoslos brazos y las manos, la frente estrecha ymuy corta la media circunferencia anterior dela cabeza, las anomalías de los órganos genita-les y de la nariz son muy frecuentes en ellos,cuya inteligencia está por lo general muy pocodesarrollada.

Los cabellos y la barba espesos, y la deriva-ción de padres alcoholizados y neurópatas, ca-racterizan á los grandes salteadores de cami-nos. Muchos de éstos tienen pecas y muestranen sus reflexiones grande exageración.

Los incendiarios son, casi todos, locos; suspadres lo fueron también.

Los estafadores tienen poderosas mandíbulas,los zigomas alejados entre sí, peso corporal bas-tante alzado, padres ancianos, é inteligenciadiscreta y en algunas ocasiones muy desarro-llada.

Los ladrones con violencia parécense á lossalteadores de caminos, por sus caracteres físi-cos y psíquicos; entre ellos se encuentran mu-

Y corno causa de muerte se ha reconocido:El ti Padrt In Ii mi4t,

l'oritJO Por 100

El alcoholismo............El suicidio ............. 1.4La locura. ............. 5.5 5.Las enfermedades cerebro espinales. - 2l,1La tuberculosis . . . . . . . . . . . 5,1 lU.7

TOS CRIMINALES 19

chos locos fingidos: Su inteligencia es más po-derosa que en las otras clases de malhechores,exceptuando á los estafadores presentan fre-cuentes ejemplos de alcoholismo crónico, á pe-sar de hallarse éste bastante atenuado en suspadres.

Marro ha hallado en los vagabundos no po-cas anomalías psíquicas: el estacionamiento deldesarrollo de la inteligencia y muy en particu-lar Ja epilepsia, juntamente con otras causas,explican sus extrañas aberraciones.

Las influencias sociales pueden sobre las mu-jeres criminales más que sobre los hombres:imposible desconocer cuánto influyen en ellas

la senectud, la alienación mental y el alcoho-lismo de sus padres! ¡por eso hay casi tantasmujeres criminales como hombres!

y

Se ha pretendido que estos descubrimientosestaban en contradicción con los míos; muy alcontrario, ellos no hacen otra cosa que confir-marlos totalmente; nos muestran las especies,yo nunca había entrevisto más que un género;he aquí justamente la revelación del progreso,esta subdivisión de fenómenos, que parecíansimples á primera vista; la ciencia va siemprede lo simple á lo compuesto.

Estudiando por el método de la estadísticacien nuevos tipos criminales, colocados en milaboratorio, el profesor ILossi ha confirmadocasi todas las observaciones de Marro (4). Lacircunferencia media del cráneo, ha dicho el

(4) Unja cnjurja di ¿:,iainali. 1889

20 LOS CRIMINALES

primero en sus investigaciones, es de 552 cen-tímetros (según Marro de 550). La curva ante-ro-posterior es de 345 centímetros para Ttossi;para el otro sabio, de 340; la curva transversalde 229 centímetros para aquél; para éste de 211.

La bracicefalia ofrece muchos ejemplos—enla proporción de 83,3,—en tanto que los doheo-céfalos alcanzan sólo la proporción de un 8 por100 y los mesaticéfalos la de un 8,3 por 100; lacapacidad craneana es de 15,48 (según Marro,de 15,72).

He aquí las anomalías más numerosas de lacabeza:

Senos frontales enormes....20 por 100Oaice/alia.........5 xl

Platicefalia......... 5 )Scafocefalia........4Plagioce/alia........5 i

Y en la cara:

Asimetría facial....... 24Mandíbula hipertrófica. . . 23Orejas á ansi........ 24Estrabismo ... . . . . . . 14Dientes montados unos sobre otros 8Falta de los incisivos medianos 2Id. de los caninos medianos. 1 i

Hipertrofia de los incisivos media-nos ... ........ 8 ,

Idem de los caninos medianos. 2 i

M. Rossi ha encontrado en 69 criminales elmedio de la sensibilidad tactil, que es, segúnel mencionado profesor, de 2,62 milímetros ála derecha y 2,41 á la izquierda.

La analgesia ha sido notada en un 15 por 100

LOS CIU1INALES 21

de sujetos, y la sensibilidad al dolor más inten-so, á la derecha en un 34 por 100; á la izquier-da en un 39 por 100; equilibrada en un 15 porciento.

La fuerza más grande se ha hallado á la iz-quierda en un 40 por 100 de los casos; la epi-lepsia en un 32 por 100.

De cada 100 criminales, el 81 por 100 se en-tregan á la bebida (15 desde la infancia).

La impasibilidad, el carácter insensible, serevelan en un 40 por 100.

La inconstancia en un 18 por 100; la religio-sidad en un 25 por 100; el tatuaje en 23 casospor cada 100 (5).

VI

M. Ottolenghi (6) ha examinado la escota-dura nasal de 526 cráneos, de los que 397 erannormales, 129 de criminales y 50 de locos, en-contrando anomalías en una proporción de un23,92 por 100 en los normales y de un 39,52 por100 en los criminales (48,14 por 100 de hom-bres y 33,33 por 100 de mujeres).

Mas, y esto es lo verdaderamente importan-te, él ha descubierto en el más alto grado de laanomalía, la justa abertura simiana en la rela-ción de 1,70 por 100 en los normales y de 16,60por 100 en los criminales.

En 20 cráneos de idiotas de Lombardía y delPiamonte, la anomalía de la escotadura nasalofrecía la relación de un 55 por 100. En loslocos (casi todos piamonteses) no faltan tam-poco abundantes ejemplos de esta anomalía (42

(5) Centuria di ctifflinolt. 1888.(6) A? c.iiz'j0 di Pjickiagria Sciogz i888.

22 LOS CRIMINALES

por 100) ; 13 epilépticos han arrojado 38,48por 100. Ottolenghi, al investigar las anoma-lías de la espina nasal en los cráneos de 60normales, 30 criminales, 13 epilépticos, 50 lo-cos y 20 imbéciles, la ha encontrado muy des-arrollada en los criminales (48,7 por 100), prin-cipalmente en los asesinos y en los locos (40por 100) y con más rara frecuencia en los nor-males (24 por 100).

Después ha estudiado las dimensiones, incli-nación, superficie, dirección y protuberanciade los huesos nasales.

Los criminales (singularmente los asesinos)presentan éstos más desarrollados (40 por 100),en tanto que en los normales la proporción essólo de un 4 por 100.

Ottolenghi ha comprobado frecuentemente(36 por 100) para la dirección, la desviaciónde los huesos nasales en los criminales, 30 porciento en los epilépticos; en los normales es de16 por 100.

El mismo sabio ha observado igualmente laabertura nasal asimétrica, llamada por M. We-lecker ptéléi/orme: ésta, rarísima en los norma-les (8 por 100), predomina entre los criminales(36 por 100) y muy especialmente entre los la-drones (37,5 por 100) y casi otro tanto entrelos locos (32 por 100), entre los imbéciles (en 20individuos un 20 por 100) y entre los epilépti-cos (en 13 individuos un 32 por 100).

M. Ottolenghi ha estudiado en el ser vivien-te, la forma de la nariz, su perfil, base, longi-tud, protuberancia (según las reglas trazadaspor M. Bertillón) (7),'en 630 normales, 392 cri-minales, 40 epilépticos y 10 imbéciles.

El criminal, en general, presenta la narizrectilínea (60,31 por 100), de base horizontal

(7) Arktvii d'Aihroo1ogi i88,

LOS CRTMTNALES 23

(60,97 por 100), de mediana longitud (48,73por 100), mejor larga (54,14 por 100) ; dema-siado protuberante (38,53 por 100); frecuente-mente desviada (48,13 por 100).

Entre los criminales se ha podido determinarsuficientemente la nariz del ladrón y la del es-tuprador.

El ladrón presenta, en su mayoría, la narizrectilínea (40.4 por lOO); en bastantes casoscóncava (23,32 por 100); con base frecuente-mente levantada (32,13 por 100); en muchasocasiones, corta (30,92 por 100); larga (53,28por 100); aplastada (31,33 por 100) ; y algunasveces desviada (37,6 por 100).

Los estupradores tienen, casi siempre, la na-riz rectilínea (54,5 por 108); aplastada (50por100) y desviada (50 por 100), pero de media-nas dimensiones.

En los normales, la nariz es ya en forma de7fl00 9anchudo (26,87 por 100), ya ondulosa(25,4 por 100); mejor larga (67,7 por 100); domediana longitud (54,8 por 100) ; con base muyfrecuentemente baja (42 por 100) y en casi nin-gún caso desviada 6 por 100), y en muchasocasiones protuberante (30 por 100).

Adviértese por consiguiente, que si el perfilrectilíneo y la dirección desviada distinguenla nariz del criminal de la del normal, la Iongitud, latitud y protuberancia caracterizan su-ficientemente entre sí á los diferentes tipos decriminales.

La nariz del epiléptico es frecuentemente mi-dulosa (42,8 por 100) y ganchuda (32,8 por100); con base horizontal (72,3 por 100); muylarga (74 por 100) ; en bastantes ocasiones muyancha (30 por 100); no rocas veces desviada(25 por 100), y casi siempre protuberante(59,94 por 100).

El idiota tiene la nariz común; cóncava (50

24 LOS CRIMINALES

por 100); de base horizontal (100 por 100)corta (60 por 100); ancha (100 por 100); aplas-tada (100 por 100), y frecuentemente desvia-da (40 por 100).

.VII

M. Frigerio ha publicado dos importantí-simos estudios acerca de las anomalías de laoreja, en los criminales (8). He aquí sus con-clusiones:

1.0 Debe colocarse al pabellón de la orejaen primera línea entre los órganos que nos ofre-cen los caracteres de degeneración.

2.° El ángulo auriculo-temporal merecegrande atención en el estudio de la antropolo-gía y de la identificación personal.

3.0 El ángulo aurícula-temporal excede de900 en las condiciones normales, cifras muyinferiores á las que se encuentran en los locosy criminales.

4.0 El medido por 100 tiende .í aumentar,del hombre sano al falto de razón y (le éste alcriminal. Esta dimensión sube de punto en losmonos, en los que raramente es inferior á 1000.

5.0 Los indicios de la concha y del pabellóndecrecen en los individuos honrados de las eda-des primera y adulta. Parece como que estáncon la amplitud del ángulo aurículo-temporal,unidos al desenvolvimiento de la inteligencia.

6.° La variación más grande del indicio dela concha, comparada con la del pabellón enlos individuos probos, nos permite creer que en-

() A,ckivs, dAihreol.ia C7IFMUII, 1888 ¡,. 17.

LOS CRIMINALES 25

t.re la primera edad y lz,,. madurez se verifica,especialmente en la concha, una evolución Ió$

importante en el sentido longitudinal que enel transversal.

7.° Si en los alienados se adopta el indiciomedio de ambas orejas para la concha y el pa-bellón, se observará óue el indicio de aquéllaes superior al del individuo normal, ó que elindicio del segundo es por el contrario, inferiorá éste. Sin embargo, en los locos, la concha tie-ne un desarrollo más intenso que el pabellón,principalmente en el sentido transversal.

8.0 Según e' indicio medio de la concha, loscriminales y alienados sucédense en el siguien-te orden decreciente: no hereditarios 0,69; de-generados y estupradores 0,67; salteadores decaminos 0,66; homicidas 0,65; ladrones y fal-sarios 0,65; hereditarios 0,64; incendiarios0,60.

M. IFrigerio logró resultados tan brillantes,valiéndose del otórnetro, instrumento tan inge-nioso como simple, con el cual haa enriquecidolos laboratorios de los antropólogos.

El profesor Gradenigo ha estudiado el pabe-llón de la oreja en un orden bastante más ele-vado (9).

Para ello ha observado á numerosísimos su-jetos. Además de haber examinado atentamenteá 650 personas (350 hombres y 300 mujeres),él ha visto con pasmosa rapidez en Turín áotras 25,000 (15,000 hombres y 10,000 mujeres).FI visitó 330 alienados (180 hombres, 150 mu-jeres), 76 imbéciles (50 hombres, 26 mujeres),y 352 criminales típicos (304 hombres, 48 mu-jeres).

(s) Gi,nale de!iz R Academia di Torio, númj. S, g y lo,98.—Ae'ur1es des aaadies dei oedlles, octubre i .—Comfte 'e-

du, da Caegrés jaleen. d'atolgic, Pads, 188, pág. 144.

26 LoS CRTtTNA.E

He aquí los resultados de sus experimentos:

llunradus(r Loto¡

Por lOO Por 100 Por 100 Por 100

Pabellones regulares. 29,2 50,55 62, 46,Lóbulos adherentes. -

2`96, 13, 39,

Orejas á ansé ....... 24, 12,15 3,2 4,2Orejas \Vildermnth 18, 6,2 9,12 1 6,26

En las personas honradas, las orejas ason, por consiguiente, casi la mitad menos fre-cuentes entre las mujeres que entre los hom-bres, al revés de lo que sucede con las orejasWildermuth.

Las anomalías en la conformación del pabe-llón ofrecen tantos dobles ejemplos en los crimi-nales que entre los adultos honrados de Turín,En cuanto á la anomalía de los labios, la ex-cepción, que resulta (le las cifras expuestas, essólo aparente: en efecto, en 'os criminales seven con mucha frecuencia labios adherentesprolongados todo lo largo de la mejilla, especiede anomalía más grave que la que venimos es-tudiando.

Además, Gradeiiigo ha observado, en los cri-minales, una frecuencia totalmente particularde las orejas (le Darwin, de las falsas conforma-ciones del liélix y del anthélix y de asimetríade implantación, etc.

De sus investigaciones resulta, por otra par-te, que Ja porporeión poi 100 de las anoma-lías del pabellón varía, sensiblemente—aún ha-ciendo abstracción del sexo,—según la región,la ciudad, e1 ii' edio social y hasta para determi-nadas anomalías, según la edad. Gradenigo haencontrado un número de orejas a ansé en losniños (25 por 100) bastante más considerableque en los adultos (12,15 por 100).

LOS CRI MTNALES 27

He aquí el fruto d5 sus estudios acerca de es-tas anomalías en los criminales:

Muj eresCriminales Isae

lád. 4át1, IOá& d.Orejas aanse. ág. 15 g. 38ág. 3ág.Otrasanomalías í2lád. 38.d. 38d. 2ád. 29ád.

de la oreja. . 6 ágJ7.g 4 ¿g. i 2ág, 16 ág.

Lo que demuestra que estas anomalías exis-ten en mayor número entre los locos y los criminales.

VIII

Madama Tarnowsc1y, en sus estudios sobrelas mujeres públicas, las ladronas y las campe-sinas, ha demostrado que la capacidad cranea-na de las primeras es inferior á la de las se-gundas y muy particularmente á la de las mu-jeres de la buena sociedad (10); por el contra-rio, los zigoinas y las mandíbulas se encuen-tran más desarrollados en las prostitutas, quede esta suerte tienen un número mayor de ano-malías (87 por 100), en tantoque en las aldea-nas alcanza sólo la proporción de un 79 por 100y en las campesinas de un 12 por 1.00. Las pros-

(10

71) 100 00 50 50 50- onjrn miieo li4r icea mpLie

PulilirR8 5OIia j8ui 0) ))ST) id1

0,0 18, 18,3Diarn. antcro.po1. 17J 17,11» ti'asv. inx. . . 130 1,4 14,9 145 14,5 14,5

Gircunt. mSa. orig .5,') 93,3 53,4 52,7 53,0 58,8Dist. cigomática. - - 11,4 11,3 11,3 10,0 11,4 11,3Dist, mndib.biang. 10,1 13,18 9,i 9,1 9,8 9,8

28 LOS CRIMINALES

titutas nacen en uneohohzados, en tanlas ladronas de unsinas de un 16 por

Prosiguiendo latituta y la ladrona,diferencias:

83 por 100, de padres al-to que esta anomalía es en41 por 100 y en las campe-

comparación entre la proa-encontramos las siguientes

La prostituta

Exterior nrnv atildadoy pulcro. Aspiraciones ó.la elegancia y á las exi-gencias del confort. Ape-tece las comidas suculen-tas, las golosinas,la amis-tad de otras COmO ella,las fruslerías y está ávidade emociones y placeres.Precisa del v!noal comer.No desea más que una lin-da toilette, distraer cciialgo las tardes, y una baraja de naipes con queconsultar su suerte fiiAii-ra. No quiere sino holgar,porque ella es perezosapor excelencia y abrreceel trabajo.

Imprevista hasta laexageración, la mujerpública vive un dia y otrodía, sin para nada pro-ocuparse del siguiente.Muy impresionable, lloray ríe fácilmente. Su hu-mor es variable. Frecuen-temente charlatana y ex-pansiva, muestra ciertapropensión al sentimenta-lismo.

En resumen, los carac-teres principales ¿p la

La ladrona

La ladrona descuidacon grande frecuencia suexterior, no siendo roque-ta, ni glotona, é impor-tándosele un bledo sus es-tancias en la cárcel.

No es holgazana comola mujer prostituida; alcontrario, trabaja volun-tariamente en los talleresde la prisión, ocupándosebien en coser, ó en la con-fección de cajas, de diver-sostrabajos (10 cartonería,de envolturas, etc.; traba-ja también CII el lavade-ro, allegando así un pe-queño peculio con queatender á sus necesidadesen el din de su libertad.

Da pruebas de energíaY firmeza en todo lo queemprende. Está dotada deuna disposición de espíri-tu más estable y serio quela prostituta. Se aficionaá la bebida mucho menosque ésta. Tiene mil chacircunspección y pruden-cia, si bien lo falta com-pletamente la sinceridad;desconfía cuidadosamen-te de su carácter; nunca

LOS CRIMINALES 29

mujer que comercia con por abandono; niegasu cuerpo, son la pereza siempre á otro sus faltas,y la carencia total de sen- jactándose de no sentirtido moral. remordimientos por ollas.

Tales son las notas ca-raeterjstjcas de la aficio-nada ís apoderarse do loajeno.

ix Todavía distingue más á las ladronas de lasprostitutas, la extremada mala voluntad quemuestran cuando se las pregunta: nunca con-testan voluntariamente acerca de sus relacionesamorosas. En esto guardan grande reserva,dando así pruebas de un pudor que falta gene-ralmente en las mujeres públicas.

»Además nunca confiesan francamente susfaltas, la mayor parte del tiempo lo empleanen fantasear acerca de sus delitos, que nieganterminantemente, procurando desfigurar laverdad de los hechos punibles que cometieron.

»La anomalía hereditaria de las ladronas esmenos complicadaque la de las prostitutas.

.La genealogía de los padres está menos in-fluída por el alcoholismo: las prostitutas, porejemplo, tienen un 82 por 100 de alcoholizadosy un 44 por 100 de tísicos entre sus ascendien-tes, en tanto que las ladronas cuentan sólo un49 por 100 de los primeros y el 19 por 100 delos segundos. Las otras enfermedades debilitan-tes de los padres, guardan la misma proporciónen ambas familias de degeneradas.

bNo puede negarse que todas estas circuns-tancias favorables á las ladronas, lo son menosdesde que se piensa en la extrema dificultadcon que han de luchar para sobreponerse á to-dos los indicios más ó menos ciertos, que contraellas surjan.

Además, el análisis anatómico enseña quelas ladronas poseen menos signos de degenera-ción física.

30 Los CRIIIALES

Por otra parte, el número de nacimientosocurridos en las mujeres ladronas, supera nota-blemente á los verificados en las prostitutas,pudiendo establecerse entre unas y otras estaproporción. 256 á 34; circunstancia que tien-de á aproximar más las ladronas á las mujereshonradas

»Estudiando de igual forma á las mujeresprostituídas, Mad. TarnowscIy establece lasconclusiones siguientes:

»1.0 Las prostitutas de profesión son seresincompletos, que sufrieron estacionamientos ensus desarrollos, inficionados por una herenciamorbosa y que presentan señales de degenera-ción física y psíquica en relación con la imper-fección de su desenvolvimiento.

»2.0 Los signos de degeneración física, de-bidos á una organización imperfecta, se mani-fiestan en las prostitutas principalmente por lafrecuencia de las deformaciones de la cabeza,de las anomalías del cráneo (41,33 por 100) ydel rostro (42,66 por 100). También por lasnumerosas anomalías de las orejas (42 por 100)y por los dientes defectuosos (54 por 100)

D3.° Su anomalía psíquica se revela bienpor una debilidad de la inteligencia más 6 me-nos pronunciada, ya por una constitución neu-ropática ó por una carencia absoluta del senti-do moral; además la confirman el abuso de lasfunciones genésicas y los medios que tales mu-jeres utilizan para su abyecto comercio, al queellas se entregan voluntariamente, desprecian-do hasta su propia libertad.

4.0 Los estigmas de degeneración se en-cuentran más pronunciados en las prostitutasy en las ladronas, cuyas madres se entregaroná los horrores del alcoholismo. Esto confirma lahipótesis de la importantísima influencia queejerce la madre sobre el organismo del niño.

D5.0 La esterilidad y la extinción de la raza

LOS CRIMINALES 31

de que tantos y tan repetidos ejemplos no danlas mujeres pcb1icas, cuya profesión es entre-

arse á todo ci mundo, dependen en gran partesu estado anormal, abundante en anomalías

hereditarias y parecen confirmar su degenera-ción.

»6.° Las prostitutas habituales llenan lavasta laguna que la estadística de la crimina-lidad establece en favor de las mujeres.

»7.0 Aun cuando las ladronas presentanigualmente un grande número de signos físicosy morales que las distinguen notablemente delas mujeres honradas, justo es confesar queellas se alejan del tipo de ésta, menos que lasprostitutas.

»Siendo todo esto porque:• Da). La anomalía hereditaria de las la-dronas es menos complicada que la de las pros-titutas.

Db). El número de signos de degeneraciónfísica es menos considerable en las ladronasque en las prostitutas.

»c). El número de llRCInhiefltOS es más con-siderable en las ladronas.

»d). Los diámetros principales del crimen,así como la circunferencia horizontal total,exceden en las ladronas á los de las mujerespúblicas (ambas categorías pertenecen á la mis-ma raza).

De). Los zigomas y las mandíbulas de lasprostitutas son más largas que las de las la-dronas.

»J). El nivel intelectual y moral (le las la-dronas supera al de las prostitutas. La ladro-na tiene más amor propio, su espíritu es másvigoroso; ella es más enérgica y lucha con ma-yor resolución en el combate por la existencia.

o es perezosa y por eso no la aterra ci trabajo.g). Por incorregible que sea la ladrona de

profesión y por numerosos que sean sus delitos,

32 LOS CRIMINALES

se resiste á cometerlos y recordarlos c placery á todas las horas del día, según lo verifica sinrepugnancia alguna la mujer prostitutaD (11).

M. de Albertis ha observado el tatuaje en300 prostitutas de Génova, en la proporción deun 10 por 100 y la sensibilidad del tacto en lade 3,6 á derechas y 4,0 á izquierdas (12).

Salsotto ha realizado todavía estudios noví-simos acerca de esta misma materia; recono-ciendo en 130 ladronas los caracteres degenera-dores, las anomalías del cráneo y de la fisono-mía en número bastante más reducido que enlos hombres, y observando la bracicefalia en 7,la oxicefalia en 29, la platicefalia en 7, la fren-te fugaz en 7, el estrabismo en 11, las orejas6 ansé en 6, la sensibilidad del tacto en su es-tado normal en un 2 por 100, las reflexionesalgo moderadas en un 4 por 100 y exageradasen un 12 por 100.

Marro y Morselli fundamentan en la selec-ción sexual, esta enorme diferencia, que tam-bién puede advertirse en los epilépticos, y demuy especial manera en los locos; en efecto,los hombres no acostumbran á buscar mujeresentre las feas, ó con caracteres de degenera-ción, en tanto que las hembras no pueden esco-ger entre los varones; por este motivo el hom-bre feo, criminal, poco vigoroso, triunfa detodos los obstáculos; hasta es preferido en al-guna ocasión (Flaubert, Corre.spondance, 1889).

Agreguemos á esto el que los cuidados de lamaternidad, dulcificando el carácter de las mu-jeres, han aumentado en ellas los sentimientosde piedad.

(ti) Eludes antho6omáÉriqu,.s su, les J~es voleuses &t les,osÉ,.eMée. Parli iSo.(cs) 4rch. di Psichialria, X, 1889.

LOS CRIMINALES 33

Ix

M. Ottolenghi (13) ha estudiado en mi la-boratorio las arrugas en 200 criminales y 200hombres honrados (obreros y campesinos), ha-llándolas con mayor frecuencia y precocidad enlos criminales, dos veces cada cinco más que enlas personas rectas, con predominio de la arru-ga cigomática (situada en medio de cada ca-rrillo) y que pudiera denominarse muy bien laarruga del 'vicio, por ser verdaderamente la ca-racterística de los criminales.

Otro tanto tiene lugar en las mujeres crimi-nales respecto de las honradas, si bien con unaligera diferencia. Viendo sus arrugas se re-cuerdan las famosas arrugas de las brujas. Mo-delo acabado de todo esto, es el busto del céle-bre envenenador de Sicilia, que se guarda enel Museo Nacional de Palermo, y cuyo rostrono es más que un mapa de arrugas.

Estudiando yo con el mismo mencionado sa-bio la frecuencia de la canicie y de la calvicie,hemos observado la ausencia ó el retraso de am-bas en los criminales (14), epilépticos é im-béciles.

Entre los primeros solamente Tos estafadores

(18)

Antes de los 25 años Entre 25 y 50 añosN t ' in alio YOIMIA I01 Criil..

Por 100 Por 100 Por 100 Por 10()

Arrugas de la frente. - 7,1 34 62 86Arruga nasolabial. . . 22 19 62 76Arruga cigomática . O 26 11 33

(sO La Calvizie, ¿a Canizie e le Rugise ,ei normal¡, aei c,i.minali, eegii ee5ileUi5 e as: reefini. (Arehivio di P,jc.iaiga ¡aTarjas, iSSg, X).

34 T.OS CRIMINALES

se acercan un poco á las gentes honradas (15).Muy al contrario de esto, hemos hallado en

80 mujeres criminales con mayor frecuenciala canicie y más rara la calvicie que entre 200obreros honrados.

No terminaremos este capítulo sin hacer men-ción del hermoso descubrimiento debido, nos-otros nos complacemos muy mucho en hacerloconstar así, al eminente jurisconsulto M. An-fosso. El taquiatropómetro de su invención esun verdadero graduador automático (Archiiiode Psych., art. IX, pág. 173). Creemos quein inconveniente alguno, como no fuera por

huir algo de la tétrica armonía imitativa local,podría denominársele quillotina antropométri-ca. Hermoso descubrimiento! repetimos; élsuministra con admirable ligereza y precisiónjustamente mecánica, las medidas más impor-tantes del cuerpo, facilitando de esta suerte engran manera,, aun á aquellos pueblos totalmen-te ayunos de conocimientos científicos, la prác-tica de la antropometría, es decir, el examende la filiación de los criminales, cuyo perfec-cionamiento es, con toda justicia, uno de lostítulos más gloriosos de M. Bertillón.

(15)

Cii 41xilie hI cilTlil

400 normales ................2.5 10SO epilépticos ............ 31,5 12,740 imbéciles ............. 11,7 13,5

490 criminales............. 25,5 48- ladrones .. . . . . . . . 24,4 2,6- estafadores ........ 47 13,1- autores de heridas..... 23,7 5,3

80 mujeres criminales ......... 45 9,7200 mujeres honradas. ......... 60 13

LOS CRIMINALES 3 15

Ofrece Lambión el iiisf.ruiiieato de M. Aufos-so la innegable ventaja de facilitar en grandeescala las observaciones, patrimonio exclusivohasta ahora de los sabios, sirviendo al propiotiempo para las prácticas judiciales.

M. ltossi ha demostrado, poco tiempo des-pués, experimentalmente, cuanto acabamos dedecir, estudiando el resultado de estas signa-turas en 100 criminales (en su mayoría ladro-nes); y encontrando en 88 el grande cruzamensuperior á la talla y en 11 el inferior; para lospies ha hallado la mayor longitud en 30 á de-rechas y en £8 á izquierdas, é igual en 12.Para los brazos, 43 veces una longitud superiorá derechas y 54 á la inversa. Esto confirma deun modo maravilloso la zurdez (mancinismo),ya señalada por la dinamometría y por el es-tudio del paso en los criminales (16).

Yo he estudiado igualmente en colaboracióncon M. Ottolenghi esta verdadera zurdez ana-tómica por las signaturas de las manos, de losdedos medios y de los pies, á derecha é izquier-da, en 90 hombres honrados y 100 criminalesconsumados (Archivit di psichiatria, X, 8),gustá.ndonos al método del doctor Berti-

n (17).La multitud de ejemplog que ofrece la zur

('O .474iv. di Psihiatria, vol. X, pág. 191, 1889.(J7)

Mano másDerecha

Por 10n

larcaIzqui e rda

PorjOl)

DedoDer e cho

PorlOO

medialiquilido

PorlOO

hrho

Por101)

Normales.. . 14,4 ti 16 i,5 365Criminales. . 2. 10 27 27Estafadores.. 4,5 1 1 15 21.7 21,7Violadores. . 7 14,2 14,2 26,4 35,7Autores de

heridas. . . 15 25 I 25 20Ladrones.. . 0 34,8 13 30,4 26Pick—pockets 0 35 5 30 35

l!qu!.rd.

Par Ion1 5,6352535.7

5526,625

36 LOS CRIMINALES

dez anatómica, no puede exigir confirmaciónmás cumplida; es un verdadero carácter atávi-co, puesto que Roliet ha observado en 42 antro-poides el húmero más largo, á izquierdas, enun 60 por 100 de casos, y solamente en los hom-bres en un 7 por 100. (Revue scienti/1 que, 1889).

CAPITULO II

FUNCIONES lIJE LOS CRIMINALES

Resistencia al dolor

La anomalía más notable que se advierteen los criminales, es la resistencia al dolor, esdecir, la analgesia; no se encuentra ésta tanacentuada ni aún entre los mismos salvajes.Es fenómeno del que he presenciado numerososejemplos auxiliadopor mi algómetro eléctrico.

Los facultativos de las prisiones saben muybien corno los criminales soportan, cual si fue-san insensibles, las operaciones más dolorosas(por ejemplo, la aplicación del hierro al rojo).

Un ladrón se deja amputar una pierna sinproferir el menor grito, entreteniéndose des-pués en jugar con el pedazo cortado. Un asesi-no reincidente del presidio de la isla de S...rogó, extinguida su condena, al director de laprisión, que le permitiese continuar en ella;siendo denegada su petición se desgarró las en-trañas con el mango de una enorme cuchara,dirigiéndose después tranquilamente á la esca-lera, para llegar á su celda y acostarse en sulecho, donde expiraba pocos momentos despuéssin haber demostrado su dolor con un solo ge-mido.

El asesino Bescourbs, para no alejarse de

38 LOS CRIMINALES

Cayena, se hizo en las piernas llagas artificia-les. Mandrin antes de ser decapitado, fué ate-nazado en ocho diferentes lugares, sufriendotodos estos tormentos sin exhalar una queja.Para hacer desaparecer un indicio denunciador,B... se dejó saltar tres dientes con pólvora; R...se levantó la epidermis del rostro con los frag-mentos de un vaso (Vidocq).

He visto á dos homicidas que se habían de-nunciado mutuamente, y cuyo aborrecimientoarrancaba desde tiempos muy lejanos, lanzarseuno sobre otro á la hora del paseo, y estrechar-se mordiendo uno el labio de su adversario, entanto que el otro le arrancaba los cabellos; ale-jados de sí ambos, retiráronse no con gravesaccidentes, ni ostensibles dolores, y sí con ma-nifiestos deseos de completar su venganza.

Esta analgesia nos da alguna idea, aunquepobre, de los terribles medios empleados porlos suicidas, en las cárceles. También nos ex-plica algunos fen6mens muy particulares delmundo criminal, sobre todo aquel que los an-tiguos poetas hubieran llamado invulnerabili-dady al cual, sin embargo, yo denonunaríscon una palabra más modesta sí, pero de mu-vor transcendencia científica, Ja disciiluerohi-1/dad de los criminales.

El profesor Benedikt ha visto en una cárcelun bandido perteneciente á la famosa cua-

drilla de Rozza Sandor, verdadero gigante porsu estatura y atleta por su vigor, el cual ha-hiendo intervenido en una revolución de pena-dos, fué castigado por los carceleros hasta elextremo de que le fracturaron muchas vérte-bras. Curáronse todas sus heridas, mas el gi-gante de antes tornóse ahora en una especie depigmeo; no obstante, continuó trabajando enla herrería de la cárcel, sirviéndose de su pe-sado martillo, como en los mejores días de susextraordinarias fuerzas.

LOS CRIMINALES 39

Por lo que hace á mí, he visto cosas más ex-traías; á un ladrón le fué fracturado, en unescalo, el frontal derecho lateralmente por ungolpe de hacha; en quince días curó de heridatan peligrosa, sin lamentar recaída alguna.

El cráneo del mismo bandido de la cuadrillade Rozza Sandor, de que nos habla M. Bene-dkt, fué enviado á la Exposición de antropolo-gía de Roma por el célebre profesor Lenbossekde Pesth. Este cráneo presentaba una enormedepresión del hueso parietal izquierdo, efectode una herida de arma de fuego, que no le ha-bía impedido, me escribió M. Bosany, preocu-par hondamente durante muchos días más álas tropas austriacas y rusas.

En la cárcel, cuyo facultativo soy, un ase-sino que trabajaba como albañil, al ser repren-dido por una ligera falta, se arrojó desde untercer piso que medía de altura unos 9 metros,sobre el suelo del patio. Todos le creyeronmuerto; se envió á buscar al médico y el cura,cuando se le vió levantarse sonriente y dis-puesto á proseguir su faena.

Los individuos que poseen esta disvuin era-Ijilidad, considéra.nse como seres privilegiadosy desprecian ii los delicados y sensibles. Cons-tituye un placer, para estas gentes tan duras,atormentar incesantemente á las otras, que ellasconsideran como criaturas inferiores.

He aquí un doble origen de la crueldad delos criminales, según nota muy bien Benedikt:«Si nosotros vemos sufrir á otra persona, nosresentimos, ayudados por la memoria, de sen-saciones semejantes; experimentamos, por de-cirlo así, una refundición de aquellos sufri-mientos. De aquí nace la compasión que enu-meramos entre las virtudes. Mas nosotros so-mos sensibles y dispuestos á la compasión. Abo-

40 LOS CRIMINALES

ra bien, cuando hay una disminución congénitade sensibilidad para los dolores y los senti-mientos desagradables, entonces la aptitud dla compasión falta casi siempre).

Secreciones

M. Ottolenghi (18) ha realizado en mi la-boratorio muchas observaciones acerca de laeliminación de los úricos, (le los cloruros y delos fosfatos de 15 criminales de oficio y 3 deocasión, sometidos al mismo régimen alimen-ticio.

He aquí sus resultados:Gramos

U'ricos por 1000 gr. ç Criminales de oficio. . . 0,39del peso del cuerpo. » de ocasión.. 0,3

Fosfatos, . d. . . Criminales de oficio.. . 0,024» do ocasión.. 0,019

Cloruros, Id. Id. . . 0x' niunlas de oficio, . . 0,28» de ocasión,. 0,29

Hay por consiguiente, en los criminales deoficio, una disminución de las eliminacionesde los úricos y un aumento de los fosfatos, entanto que las de los cloruros no varían.

El mencionado profesor ha obtenido igualesresultados en los casos de epilepsia psíquica,al paso que los criminales de ocasión no ofre-cen anomalía alguna.

M. Rivano ha hallado, por el contrario (19)en los epilépticos, mayor cantidad de úricos y

('a) Giernal de ¡'Academia msd. di Topino, i28. Arehivio diPpiciriafia, 1888, X.

(ç) Arcijivia di Feniai,ia. Tormo, r889.

LOS CRIMINALES 41

menor (le fosfatos en los dfe.s de paroxismos yademás, un 3 por 100 de albúmina,

29 (le acetonafo87 - de peptonatos,

siempre, volvemos á repetirlo, en los días deaccesos.

Olfato

M. Ottolenghi ha estudiado también el olfa-to en los criminales.

A este fin preparó un os)nómetro, contenien-do doce soluciones acuosas de esencia de alelí,variadas entre el 1 por 500,000 y el 1 por 100.

El ha llevado á efecto sus observaciones endifeientes series, una cada día, en idénticascondiciones de ventilación, y reservando lassoluciones para cada experimentación, á fin deevitar los errores de la evaporación.

Es indudable que él investigaba el grado ín-fimo, en el que comienza la percepción del ol-fato.

En otras ocasiones él procedió de una mane-ra muy diferente; mezclaba al efecto diversosesencieros, invitando al sujeto con quien se ha-cía la experiencia á co)ocarlos conforme su in-tensidad odorífica.

El mismo profesor ha distinguido los erroresde disposición observados en errores graves yligeros, según que, en el orden de las soluciones,mediaba la diferencia de varios í de un sologrado. Para ello examinó 80 criminales (50hombres, 30 mujeres) y 50 personas normales(30 hombres, escogidos la mayor parte entrelos guardianes de cárceles y 20 mujeres hon-

42 LOS CRIMINALES

He aquí sus resultados:En los hombres honrados el olfato medio va-

rió entre el tercero y cuarto grado del os-mómetro, en los criminales entre elquinto yel sexto; 44 individuos carecían completamen-te del referido sentido.

Los hombres honrados presentaron por tér-mino medio tres faltas de disposición, los cri-minales cinco, de las cuales tres son graves.

Las mujeres honradas alcanzaron el cuartogrado del osmómetro, las criminales el sexto;en dos de ellas faltaba en absoluto el olfato.

De ocho casos de aiiosrnia descubiertos en loscriminales, dos estaban relacionados con lasalteraciones nasales; para los otros, ella erauna especie de ceguera del olfato; ellos sentíanlas excitaciones olorosas sin poder especificar-las, y menos todavía clasificarlas.

Para comprobar la verdad (le la aserción (20)(JUC enuncia que los criminales contra las cos-tumbres tienen el olfato muy desarrollado, M.Úttolenghi ha examinado 30 estupradores y 40mujeres prostitutas, descubriendo en un 33 porciento de los primeros la nulidad del olfato yen las otras una proporción correspondiente alquinto grado del osmómetro.

Dispuestas las diversas soluciones, según elgrado de su fuerza, él advirtió tres errores gra-ves.

En un 19 por 100 de mujeres examinadas,halló la ceguera del olfato y en las restantesuna acuidad inedia correspondiente al quintogrado del osmóinetro.

Comparando estos resultados con 103 obteni-dos anteriormente cu los hombres honrados yen los criminales, el olfato se nos presenta

Kr[ít-Ebiug. 1ezia1i5, 1 889, edic V ien.

LOS CRIMINALES 43

muchísimo menos desairollado en esta i'tltima.categoría (21).

Gusto

M. Ottolengbi ha realizado tamén el exa-men del gusto en 100 criminales (60 de oficio,20 de ocasión y 20 mujeres), comparándolosdespués con 20 hombres de la clase inferior, 20profesores y estudiantes, 20 mujeres honradasy 40 prostitutas. Sus experiencias tuvieron porcausa material once soluciones de estrignma(graduadas de 1180,000 á 1/50,000), (le sacarina (desde 1/100,000 hasta 1/10,000) y diezde cloruro de sodio (de 1/500 d 3/100). Los cri-minales mostraron en todas las experienciasuna considerable carencia de gusto.

La mínima acuidad del gusto se ha encon-trado en un 38 por 100 de criminales de oficio,en un 30 por 100 de criminales de ocasión y enun 20 por 100 de mujeres criminales; muy alcontrario se halló en un 14 por 100 entre losprofesores y los estudiantes, en un 29 por 100(le los hombres de las clases inferiores, en un30 por 100 de las mujeres prostifuídas, y porúltimo, en un 10 por 100 de las hembra,; hon-radas.

Marcha

Un estudio que hice en Peraechia (22). acer-ca de la marcha, ajustándome al método de Gi-lles de la Tourette, demuestra que, u la inversa

1 fi di 1

(24 chi,i di 188S.

44 LOS CRIMINALES

de lo que acontece con las gentes honradas, elpaso izquierdo de los criminales es generalmen-te mucho más largo que el derecho; sil pie iz-quierdo al posarse sobre la tierra forma con lalínea de eje un ángulo de desviación más pro-nunciado que el formado por el pie derecho;todos estos caracteres abundan entre los epi-lépticos.

Escritura

Las experiencias del hipnotismo me han de-mostrado suficientemente cuantos caracteres heobservado en las escrituras de los criminales yde manera muy especial en las de los homici-das. Un joven estudiante sugestionado que élera un bandido, nos proporcionó una forma deletra dura, grosera, con unas t enormes, entanto que su escritura ordinaria era muy pul-cra, fina' y hasta casi de mujer. El mismo es-tudiante sugestionado, poco tiempo después,creyéndose una pequeña niña, conservó en laescritura infantil algo de la energía que nota-inos en la del bandido. (Atlas de M. Criminal,pl. XXII y XXX.)

Gesto

Es costumbre muy antigua entre los crimina-les comunicarse sus pensamientos por medio degestos.

José Saliemant expone una serie de gestosde los ladrones alemanes, que constituyen unverdadero lenguaje realizado con sólo los de-(los, como hacen los mudos.

Vidocq afirma que, ciertos malhechores (fo-

J()S cu1iirrAL1S 45

neny) cuando acechan á su ví.1irna, se hacenla señal de san Juan, que consiste en llevar lamano á su corbata ó quitarse el sombrero.

Pitré ha escrito acerca de esta materia dosenseñanzas muy importantes.

En su obra Usi é costumi della Sicilia, haescrito recientemente 48 gestos particulares dedelincuentes.

Este abuso de gestos tiene su ex1icacióu enla movilidad exagerada ¿le los criminales deprofesión, parecidos en esto á los ni-nos.

Tatuaje

Tenía yo para mí, que no era posible decirnada más sobre este punto, después de los her-mosos y profundos estudios de MM. Lacassag-ne, Marro y aún tras de los míos propios (23).

Sin embargo, las investigaciones realizadaspor MM. Severí, Lucchini y lioselli, en 40,000nuevos criminales, han dado resultados de unainnegable importancia y desde luego una pro-porción óctuple de la de alienados de la mismaregión (Florencia y Lueques). Esta enormedifusión alcanza hasta un 40 por 100 en losmilitares criminales, y un 33 por 100 en losmineros; las mujeres no dan más que 1,6 porciento; mas podría elevarse muy bien la pro-porción hasta. un 2 por 100, si se quisiera com-prender con toda perfección ciertas pecas, lu-nares semejantes á los granos de belleza, queestán muy en boga en la alta prostitución.

Sorprende en estas investigaciones, ademásde la frecuencia ya notada por nosotros, el ea-

(3) Véase NOUVeÚd l'erjue, 1 088, y Uorno d2i,tqunte 4. ed-ción, i88g.

46 LOS CRIMriALE

rácter específico de estos tatuajes: la obsceni-dad, la jactancia del crimen y el contraste pordemás extraío de las pasiones más perniciosasy de los sentimientos más delicados.

M. C..., de veintisiete años do edad, condena-do lo menos cincuenta Veces por revoltoso, Ti-as y heridas á hombres y caballos, tiene, si

vale nuestra frase escrita, Ja historia de suscrímenes sobre su pelle39, y á este propósito,notaremos que muy recientemente el infameRosny, que se suicidó en Lyón, tenía el cuerpocubierto de señalespintadas representando figu-ras eróticas; en ellas se leía la lista de susamantes y los datos de aquellas á las cualesdejó libres (24).

P. S..., carretero, de veintiséis aflos de edad,reincidente, llevaba sobre su pecho un corazónatravesado por un puiial (signo de venganza),y sobre la mano derecha una chanteuse decafé-concert, de la cual estaba enamorado. Jun-to á estas figuras y al lado de otras que el res-peto al público nos prohiben citar, veíase consorpresa el diseiio de una tumba con este epíte-to: A mi querido padre». ¡ Extrarias contra-dicciones del espíritu humano!

Otro llamado B.., desertor, llevaba sobre elpecho un san Jorge y la cruz de la Legión deHonor, y sobre el brazo derecho una mujercasi desnuda, bebiendo, con la inscripción si-guiente: «Alegremos algo el interior».

Q. A..., jornalero, condenado varias vecespor ladrón, y expulsado de Francia y Suiza,ostentaba sobre el pecho dos gendarmes suizoscon esta frase: i Viva la República! Sobre elbrazo derecho, un corazón atravesado y juntoá él un pescado, un pez, como queriendo sig-

() Véase Alías de 1No'n,,rg crimin,i, iSé», Alcan, pl. XXXII,XXXIX.

LOS CIUMINAL:Es 47

nificar, que él deseaba travesar á puñaladas ásu rival.

Nosotros hemos visto sobre el brazo izquierdode otro ladrón, un tiesto de limones con lasiniciales Y. G. (venganza); lo que en el extra-¡lo lenguaje de los criminales quiere decir:traición y tras de ésta la venganza. No se nosocurre otra cosa que su idea constante era ven-garse de la mujer que le había amado primeroy abandonado después; su deseo era cortarla lanariz; hasta rechazó el ofrecimiento, que lehizo su mismo hermano de encargarse de tanrepugnante operación, porque él anhelaba sa-borear el placer de ejecutarla personalmentecuando estuviera en libertad.

Se ve, por consiguiente, por estos ejemplos,que hay entre los criminales una especie deescritura, jeroglífica, no sujeta á reglas, ni fija;ella nace de los acontecimientos diarios y delargot, según debía acaecer también entre loshombres primitivos.

En efecto, con mucha frecuencia, la llavesimboliza el silencio del secreto entre los la-drones, y la cabeza de un muerto, la venganza.Ugunas veces se substituye á las figuras por

puntos: así una represalia de justicia se mar-ca con 17 puntos, lo cual quiere decir, segúnel criminal, que se propone ultrajar diez y sie-te veces á su enemigo, en cuanto pueda.

Los criminales de esta clase, en Nápoles, tie-nen el hábito de hacer largas inscripciones; enlugar de palabras emplean iniciales. Muchoscamorristas napolitanos llevan una figura querepresenta una reja, iras de la cual se ocultaun prisionero, y debajo de la que pueden leerseestts iniciales: Q. F. Q. P. M., es decir:¿ Q ándo ftniranno queste pene? ¡Mai! ( Cuan-do concluirán estas penas?¡Jamás!)

48 LOS CRIMINALES

Otros ostentan este epígrafe: O. G. P. V.,etcétera..., que significa: Valor, penado, pararobar y saquear á sangre y fuego cuanto estéal alcance de nuestras manos.

Adviértese al llegar aquí, que determinadasfiguras son empleadas exclusivamente por aso-ciaciones de criminales, constituyendo una con-traseña para ciertos actos.

En Babiera y en el Sud de Alemania, losladrones, constituidos ea verdaderas asociacio-nes, se reconocen entre sí por el tatuaje epigrá-fico Tund L, esto es, Thai und Land, palabrasque deben pronunciar á media voz, cuando seencuentran, y sin cuyo requisito ellos mismosse denuncian á la policía.

El ladrón II..., que luce sobre el brazo dere-cho un dibujo representando dos manos enla-zadas y la palabra Unión orlada de una guir-nalda de flores, nos ha dicho que muchos mal-hechores y distintas sociedades del centro deFrancia (Dragnignan), adoptan semejante ta-tuaje.

Además, según nos revelaron antiguos ca-morristas, cinco puntos sobre la mano derecha,un lagarto ó una serpiente, denotan el primergrado en esta peligrosa asociación.

Yo callo, y fácilmente se adivinará la causa,acerca de la difusión de tatuajes por todas lasrestantes partes del cuerpo.

El señor Salillas ha publicado un excelenteestudio sobre el tatuaje de los criminales es-pañoles, en la Revista de Antropología Crimi-nal, que se publica en Madrid. Según el citadoprofesor, esta costumbre es muy frecuento en-tre los asesinos; obsérvase, muy cierto, el pre-dominio del carácter religioso, pero siemprecon ese sello de cinismo obsceno, que se advier-te en todos los demás.

LOS CRTMTNALES 49

He tenido ocasión, no hace niiieho tiempo,de observar hasta qué extremo es atávica laimpulsión que conduce á los criminales á prac-ticar operación tan extraia.

Un ladrón de los más incorregibles, que tie-ne seis hermanos de su misma calaña, me ro-gaba cierto día, mostrándome las señales de lamitad de su cuerpo, le ayudase á encontrar unmaestro profesional en tatuaje que completaselo que pudiéramos llamar justamente la tapi-cería de su piel. «Cuando el tatuaje descubremucha intención, y se extiende sobre todo elcuerpo, me decía él, es para nosotros, los ladro-nes, como el uniforme negro de nuestra socie-dad con todas sus condecoraciones; nosotrosnos estimamos según nuestros tatuajes; 1111 in-dividuo alcanza mayor respeto entre sus com-pañeros, en cuanto que ostenta mejor y másextenso tatuaje. Al contrario, aquél cuyo ta-tuaje es malo 6 deficiente no goza de influenciaalguna, no es tenido por un excelente vago ycarece de la estimación de sus compañeros.

A otro ladrón oir decir: «Frecuentementecuando las mujeres nos ven cubiertos así detatuajes, nos colman de presentes, entregándo-nos el dinero, antes de exigirlo.

Salvajes

Para comprender hasta qué punto el tatuajees atávico, precisa estudiarlo entre los salva-jes.

En toda la Melanesia, enseña Letourneau,se prefiere por antiquísima costumbre, el colorrojo, considerado allí como el supremo honor,para acicalarse y pintarse. El mendigo Tas-

4

50 LOS CRIMINALES

manien se impregnaba el cuerpo con la grasade ternero marino ó de kanguro, que le teñíande rojo. Los nandys australianos se trazan óhacen trazar sobre el pecho y las piernas, lí-neas rojas y blancas entrecruzadas, antes desalir á la danza y en visita. Preparados de estasuerte, se admiran y pavonean con una vani-dad bien alegre. Los moradores de la Tierradel Fuego se pintarrajean por el cuerpo y par-ticularmente en la cara, figuras blancas, ne-gras y rojas. En las riberas del Orinoco, se hadicho de un hombre, queriendo indicar su ex-trema miseria, «que él no tenía ni aún parapintarse la mitad de su cuerpo ; hombres ymujeres manifiestan un hondo sentimiento devergilenza, cuando son precisados á dejarse versin las pinturas, que en estos países, volvemosá repetirlo, constituyen el supremo adorno.

En Africa, las bellas botentotas se frotan elcuerpo con grasa, cubrindo10 en seguida dopolvos rojos. Más al septentrión, en el Africacentral junto al río Níger, en el Sudán, el co-lor azul substituye al color rojo. Pos viajerosvieron cerca del lago Tchad, á un Sultán, cuyabarba estaba teñida de un azul magnífico.

Para estas operaciones se emplean todos loscolores. Las mujeres de Sackaton tiñen con azullas trenzas de su cabellera; al mismo tiempoellas pintan de rojo sus dientes, sus manos, suspies y sus uñas. Con la misma substancia, lasmujeres de Niffé coloran sus cabellos y cejas,tiñendo además sus pestañas negras y sus labiosd0 amarillo; la henna enrojece sus dientes, ma-nos y pies.

Las mujeres de la Birmania acostumbran áembadurnarse la cara con el finísimo ilvo deun azul oloroso, dándose de rojo en las uñas delos pies y de las manos.

LOS CRIMINALES 51

LOS elegantes ¿le Bagdad pintáhanse en sutiempo los labios de azul; trazándose sobre lapiernas, arados y rayos del mismo color, queutilizaban, á su vez, para dibujarse un cintu-rón alrededor del talle, en tanto circuían deflores, igualmente azuladas, cada uno de lossenos de su pecho.

El tatuaje era en las edades primitivas, pu-ramente ornamental; era hasta inocente, sen-cillo. Después poco á poco en el transcurso delos tiempos, segtmn lo ha comprobado el doctorDelisle, ha servido para caracterizar una clasesocial; aquí aparentaba un signo de nobleza,allí, en cambio, revelaba la esclavitud; en fin,el tatuaje establecía ya entonces, la distinciónentre los miembros de una misma familia, deuna tribu, de un pueblo, como después ha ser-vido para señalar las categorías sociales, pro-fesionales ó las ideas reIigíoss de los indivi-duos.

Citaremos algunas de las innumerables par-ticularidades con que podríamos adornar nues-tro trabajo. Para demostrar la importancia queal tatuaje conceden los sencillos habitantes delas islas del Pacífico, diremos que los habitan-tes de las Marquesas adoran preferentemente áTiki, el dios é inventor del tatuaje. Por do-quier se ve su imagen, la de un hombre mons-truoso, con una nariz partida muy larga, ojosenormes, boca espantosa, vientre abultadísinio,piernas torcidas, brazos pegados al cuerpo y lasmanos cruzadas sobre el abdomen.

En la Polinesia, practican el tatuaje desdela edad de once ó doce aiios; esta es la ropapretextada por los jóvenes romanos. En las is-las Marquesas constituye un verdadero vestidoen los hombres; puede creerse, no exagero, que

52 LOS CRIMINALES

están cubiertos de una armadura. Su figuradesaparece bajo los signos pintados; las muje-res usan generalmente muy poco del tatuaje,mas las coquetas lucen sobre los pies y las ma-nos, las piernas y los antebrazos, dibujos tandelicados, que se diría constituyen sus mediasy guantes.

Refiere el doctor l)elisle que, para agradar álas mujeres y hallar una esposa, ci habitante dela Lascia debe pintarse desde el ombligo hastapor debajo de la pantorrilla, y alrededor delmuslo; entre los dayorks las mujeres son las quetienen que usar el tatuaje para encontrar ma-rido. El tatuaje del laocio es muy animado y re-presenta animales fantásticos, análogos á losque adornan los monumentos de los budas. En-tre los indígenas de las Marquesas, consistepara las mujeres en dibujos de todo género,botinas, guantes, rizos, soles, arcos, ó líneastrazadas con una seguridad y corrección admi-rables; los adornos en los varones representananimales, tiburones, cucarachas. lagartos, ser-pientes, plantas ó figuras geométricas; en estospaíses el tatuaje es una verdadera obra de arte.

Algunas veces confúndense los tatuajes y lasmutilaciones. Hay cabezas célebres de jefes dela. Nueva Zelandia totalmente cubiertos de lí-neas curvas, en las que se observan profundasincisiones, cubiertas en sus concavidades concolores; los resquicios son colorados por un ta-tuaje muy menudo, que tiñe la piel de azul.

Estas líneas curvas no afectan á parte algunade la figura, y conforme son más tupidas y nu-merosas, tanto más acreditan que el que laslleva es un guerrero de gran renombre ó unjefe de origen muy remoto.

En las relaciones con los europeos, el tatuajede los neozelandeses ha tenido en ciertas oca-

TOS CRIMINALES 5

siones un empleo desusado. Así habiendo com-prado los misioneros á no jefe, tina extensiónde terreno, en el acto de la venta, fué conside-rado como garantía, el tatoaje facial del ven-dedor.

hemos dicho que en los archipiélagos poli-nesios, las mujeres se pintan poco el rostro;mas, según cuenta Cook, «el demonio de lacoquetería nada pierde en ello», pues se cubrenel cuerpo y muy especialmente el lado poste-rior de los muslos y las nalgas, con capricho-sos dibujos, que enseñan voluntaria y orgullo-samente.

En Nouka-Iliva las clamas de la nobleza pue-den lucir tatuajes más numerosos que las mu-jeres del pueblo.

En las islas Marquesas puede verse el cráneodesnudo de los ancianos pintado de tatuajes.

La moda ha impuesto también su tiranía enlas diversas formas de tatuajes: en Nueva Ze-landa, por ejemplo, hubo un tiempo en queestaban en boga las línea8 curvas hoy son pre-feridas las figuras.

Las mujeres árabes (25) se dibujan muy cui-dadosamente el dorso de las manos, los ante-brazos, brazos, la parte inferior del cuello y lasuperior del pecho. Sus muñecas ostentan congrande profusión, flores, rasgos extremados ydibujos circulares, simulando brazaletes.

El tatuaje es usado comúnmente por los ára-bes de ambos sexos los tiradores argelinos re-clutados en las tribus son, con mucha frecuen-cia, marcados en la cara..

Si los tatuajes argelinos que nosotros hemosvisto, guardan cierta relación con los tatuajeseuropeos por su tinte azul subido, se diferen-

f,ev lz iges e/ les iil,Cs de la por G. Vert,Revue cieílifique 8-

LOS CRIMINALES

cian de ellos por la simplicidad de sus figurasdecorativas; cruces pequeñas, líneas rectas, nr-culares, entrecruzadas, y guirnaldas, etc. Lapintura humana, tan habitual entre los salva-jes europeos, está enérgicamente prohibida enel Xorán. Por último, el tatuaje de la cara esmuy común entre los árabes; lo llegan á em-plear hasta como una seilal de familia ó de tri-bu; muy al contrario que en Francia, donde espropio sólo de los criminales y reputado comouna marca verdaderamente infamante.

Después de todo lo cual, debemos afirmar,que si el tatuaje de los criminales no es atávico,el atavismo no existe en la ciencia (26).

Es cierto de toda certeza, que de él podemosafirmar lo que de los otros caracteres de los cri-minales, que se encuentran también entre lasgentes honradas; mas precisa que nos fijemosen su proporción, difusión é intensidad eviden-temente notables; no podemos cerrar los ojos ásu matiz científico, al color local del cinismo, ála vanidad inútil é imprudente del crimen,de que carecen en absoluto los hombres hon-rados y aún los locos, en los cuales el tatuajees una excepción muy rara, según nos han de-mostrado suficientemente Severí y Cristián.

Acaso se nos dirá que todo esto no perteneceá la psicología, única que puede trazarnos elretrato del hombre criminal.

Yo respondería á esta objeción que los ta-tuajes son verdaderos fenómenos psicológicos, yañadiría que M. Ferri, en los preliminares desu obra sobre los homicidas, nos ha dado, conuna verdadera psicología estadística, el ata-

(i6) Hace muy poco tiempo Cristia (Gaz. d#.r H/iIaux, .marzo, Sç,i). no, ha descubierto ci inico caso de un loco (mono-maniaco de per5ecuci6n), de 30 ao1 de edad, Que tenía el cuerpototalmente cubierto de tatuaje eran figuru simbólicas de ,u de-lirio, cuya llave de5cifradora él sólo poseía- esto prueba la dLfe.1eCi cou los criminales que lucro tatuajes atavi,ticO!.

LOS CRIMINALES 55

lisis de todas las inclinaciones criminales y suexyresión antes y después del crimen. Entre loscriminales consumados, por ejemplo, el 42 porciento niegan siempre su delito, en tanto queen los criminales de ocasión y sobre Lodo enlos autores de heridas, la proporción es de un21 por 100; de los primeros el 1 por 100 y delos otros el 2 por 100 lo hacen llorando, etc.

CAPITULO III

GENERALIDADES

Patología del hombre criminal

Los criminales de ocasión (27) ó criminaloi-des me han mostrado (como se diría en el len-guaje bacteriológico) atenuados, aunque ápe-sar de esto bien visibles, los caracteres de loscriminales de oficio. En ellos, la sensibilidades menos obtusa, las reflexiones más regulares,las anomalías menos frecuentes, sobre todo enel cráneo; ofrecen, sin embargo, algunos ca-racteres anormales, tales como los cabellos muynegros de los ladrones domésticos y la zurdostan común cut-re los estafadores; en todos seobserva una 'grande impulsividad, y lo quees más digno de tenerse en cuenta, mayorpre-cocidad. También se cuentan entre ellos algu-nas reincidencias.

Será suficiente citar á los ladronzuelos y bus-conas, que son los que cuentan menos edad ymás reincidencias, y por consiguiente los menosafectados de los caracteres de degeneración yhereditarios de todos los criminales.

El delincuente por herencia y el delincuentede oficio se diferencian, según Ferri, del delin-cuente de ocasión; el primero es impulsado alcrimen por una fuerza interna, adquirida ó

() V,c L',,i, daZiu,Me,Ic II y., S., edic

58 tos CRIMINALES

innata, que germina en él el extraño placerque experimenta cuando obra mal, empero elúltimo al ser impelido por un impulso exterior,no es retenido en la honradez por una repug-nancia suficientemente fuerte. Yo creo, sinembargo, que todo esto se reduce á una cuestiónde erados. De la misma forma que inferiores álos imbéciles, reconocemos á los seiniimbéciles,así hay un criminaloide, tipo más ínfimo queel criminal por herencia; dicho erimirialoidees un hombre que no se siente arrastrado alcrimen más que en las ocasiones solemnes.Desgraciadamente la ocasión es siempre el pun-to de partida de un hábito; y la falta de re-pugnancia lleva, or la repetición de los mis-mos actos, á deleitarse más y más vivamentecada vez en éstos.

En efecto, pregúntase: ¿por qué todos loshombres que sufren un agravio no lo venganmatando al ofensor?

¿ Por qué todos los que saben que son enga-íados por una mujer, no la ases1nan!

La ocasión no hace el ladrón, le revela, hadicho muy profundamente M. Garofalo (Cri.minologie, 2.a edition, 1890). La ocasión noobra por sí misma más que sobre una disposi-ción interna del sujeto, causada bien por laherencia, ya por la educación, ó mejor por unacombinación de ambas, pero en todo caso, porla acción directa ó indirecta del medio ambien-te social, en el cual los antepasados del indivi-duo, como él mismo, desenvolvieron su vida. -

Eyraud me parece un ejemplo de eriminaloi-de, ascendido con el tiempo á criminal de há-bito ó profesional.

La fisonomía de Eyraud en nada responde ásu renombrada maldad.

Y noQuiere decir esto que le falte ningunanota de degeneración, no; la oreja larga, 6,1centímetros, está cortada; protuberancia fron-

LOS CRIMJNALES

tal izquierda muy desarrollada, con una ver-dadera asimetría; en torno de los ojos peque-fías arrugas anormales; los labios y las man-díbulas bastante desenvueltas, como se observafrecuentemente entre los libertinos. Así todosestos caracteres no se encuentran en Eyraud,ni muy acentuados, ni demasiado numerosos;falta en él ese conjunto que constituye, á mijuicio, el tipo criminal.

La craneometría no nos da resultados másinteresantes. La capacidad del cráneo de Ey-raud debe ser igual ó superior á la media; sufrente ofrece un amplio desarrollo; solamentese puede observar en él la 'bracicefalía exage-rada, que se advierte frecuentemente en loshomicidas.

Eyraud tiene otro carácter más común á loscriminales que á los hombres honrados. Nosreferimos al predominio del grande cruzamen(longitud de los dos brazos) sobre la talla ge-neral del cuerpo; la estatura de Eyraud es de1 metro 06 por un cruzamen de 1'72 en lugarde 1 metro 66.

De sus funciones orgánicas, solamente dosme son conocidas; la actividad de sus sentidos,que es enorme y precoz, se'ún se observa fre-cuentemente entre los homicidas; y su escri-tura que corresponde en su enérgica grosería—el desarrollo de las t y r, el trazo vertical y pro-longación de las letras,—á la manera de escri-bir de los criminales; ella es en todo semejanteá la escritura de los bandidos y de los homici-das, cuyos facsímiles tengo expuestos en miAtlas de L'Homme Crirnina (planas XXII yXXIII), y á la del criminal por sugestión hip-nótica (Pl. XXX).

Exceptuando la longitud de los brazos, laescritura y algunos caracteres fisionómicos,Eyraud no parece un criminal por herencia.Otro tanto sucede en su examen psicológico.

60 LOS CRIMINALES

El amor del mal por el mal, verdadero ca-rácter del criminal de nacimiento, y muy par-ticularmente en los crímenes de sangre, nopuede ser observado en él durante su infanciay su juventud. El no fué, hasta esta época, másque un desertor y un ladronzuelo. La informa-ción judicial ha consignado que Eyraud era1111 hombre jovial, risueio, pero al propio tiem-po brusco, violento, fácilmente propenso á lacólera, llegando muchas veces sin motivo seriohasta el furor, mujeriego COil exceso, Y capazde todo por satisfacer las brutalidades de supasión. La mujer, siempre la mujer, he aquíla única preocupación del acusado! Después desu crimen en América, se encontraba en todaslas casas sospechosas.

Durante su prisión, Eyraud hablaba incesan-temente de sus antiguos amores. Esto consti-tuía en él una idea fija, una constante obsesiónde todas las horas, (le todos los instantes. Estalocura se traducía, en su celda, cii actos quelos guardianes estabau obligados i evitar.

El desertó por una mujer; por mujeres dila-pidó todo el capital que había empleado en elcomercio de cueros y filtros. Por otra mujer, enfin, se hizo asesino.

Eyraud se enamoré) peididamente de su cóm-plice, Gabriela Bornpard, justamente porqueésta, criatura pervertida hasta la médula, teníapara él esa afinidad electiva, que se observa contanta frecuencia entre Tos criminales. Por ellay por causa de ella cometió el crimen; por ellay por causa de ella fué descubierto y preso.

¿No nos dice la hisboria que, luego de suhu.ída á América, Eyraud intentó asesinar áuna mujerque no quiso, á instancias suyas,abandonar el domicilio conyugal?

Lo que aproxima en cierto modo á Eyraudal criminal por herencia, es su ligereza.

El pasa con una rapidez extraordinaria de

LOS CRTMINAT,ES 61

una idea alegre á una idea triste; la mima incoherencia se nota en su conversación. Dándoleun buen cigarro se calma inmediatamente SUmal humor. Su inteligencia alcanza desarrollamuy intenso: habla el inglés, francés y portu-gués; le acompañaba el éxito en todas sus em-presas, mas nunca se fijó en ninguna. Comer-ciando no hizo otra cosa que desperdiciar susrecursos. Hasta en la consumación del crimen,aunque se manifestaba la premeditación, apa-recía también la ligereza.

Quienquiera que haya seguido todas las cir-cunstancias del asesinato y de su preparación,advertirá esa grande incoherenciaque ha cau-sado la admiración de los magistrados instruc-tores.

Eyraud ha cometido imprudencias inexplica-bles, tontas; en Lyón yendo solo en un carrua-je con Gabriela Bomparcl, conduciendo el ca-dáver de Gouffé, vagaba como un loco; y con-cluyó por desembarazarse del cadáver, en unsitio por donde paseaba mucha gente. El con-curso de circunstancias ha inducido á creer queel asesino era 1111 criminal habilísiino. Nadamás erróneo.

Eyraud tiene, del criminal de nacimiento,la insnsibilidad moral, esa indiferencia porla vida de los hombres, esa espantosa y fríacrueldad en. el crimen que, es innegable, tratóde renovar en América contra M. Garanger.

En suma, puede decirse, que en él existía unestafador, y sobre todo un libertino, un criirti-naloide, que luego fué un criminal de oficio,influído por la constante preocupación de lamujer. Yo estoy absolutamente persuadido deque sin Gabriela Bompard, Miguel Eyraud nohubiera pasado de ser un simple estafador.

Los caracteres fisionómicos del acusado, sonpor consiguiente, paralelos á sus indicacionespsicológicas.

62 LOS CRIMINALES

La falta de toda herencia morbosa en Fy..raud me confirma en mi opinión dés que no sepuede, en determinadas ocasiones, tener unabase de certeza absoluta atendiendo á lo defec-tuoso de los exámenes funcionales, verificadosen el acusado.

Por el contrario, Gabriela Boniparcl presentasegún las fotografías que yo he visto y aten-diendo al brillantísimo informe de Bronardel,Ballet y Motet (28), todos los caracteres de loscriminales de nacimiento, siquiera éstos sean,en las mujeres, más excepcionales.

Su talla es de 1 metro 46; el desarrollo de lascaderas y de los pechos muy rudimentario; elindicio encefálico 81. Ella tiene los cabellosespesos, arrugas anormales, prematuras, pali-dez lívida en el rostro, el lóbulo de la orejamuy desarrollado, la nariz corta y remangailay la mandíbula demasiado voluminosa parauna mujer: Gabriela Bompard era, hemos detenerlo muy en cuenta, 'un ejemplo de asime-tría en el rostro y de eurignatismo mongolia-no, Añádase á todos estos caracteres, la hiper-estesia histérica del brigma, la anestesia delbrazo izquierdo, la obtusidad de la vista, ol-fato, oído y gusto, en lo que se refiere al ladoizquierdo de estos sentidos corporales, la dis-minución de la potencia visual: el odio á supadre, la indiferencia, la apatía cínica que lahacía decir: La fameuse malle: ¡ene savais paqu'on y inetlrait un huissier. Noprecisa máspara descubrir el tipo criminal. Todo el presti-gio de su belleza, demasiado ensalzada, provie-ne de la perniciosa y lúgubre aureola con quela rodean sus precoces infamias.

Su precocidad (menstruación á los 8 años deedad) y ardor en los desarreglos propios de susexo, eran muy grandes. Este carácter se rela-

(,) At,,/dvs d',4,:tñroiogie ,rjmind!, ¡8i, Lyon,

ms CRTMTA[FS 63

ciona ahora muy fácilmente con su gusto San-guinario, homicida.

Ella debía patrocinar de biten grado la ideade un asesinato.

¿No confeccionó por sí misma, días antes delcrimen, el saco fatal? ¿No engañó á la vícti-ma atrayéndola á sí y ayudando luego mate-rialmente á la perpetración del asesinato? :Des-pués del crimen, durmió tranquilamente en lamisma habitación, junto al cadáver de la víc-tima (be observado esto también con frecuen-cia en los criminales de nacimiento. Véase miHomme crinvinel) -

No veo que Gabriela Bompard obrara porsugestión hipnótica; la personalidad criminalno es aceptada, en todo caso, más que por lasgentes predispuestas al crimen. Una de misenfermas, histérica, de moralidad más que du-dosa, obedecía con rara prontitud siempre quese la sugería la idea de ser un ratero, un ladrón,revolviéndose cuando se la ordenaba ser mmsabio ó un moralista (20).

El cambio tan brusco que se observa en laconducta de Gabriela Bompard, puede expli-carse fácilmente. De cómplice se torné en acu-sadora. ¿Por qué? Desde luego es este un nuevorasgo, una costumbre que se advierte en loscriminales asociados; se acusan mutuamentedespués de haber intentado atenuar su crimen,pretendiendo que al cometerlos han padecido lainfluencia de sus cómplices.

Así, esta criminal, acordándose de que eramujer, y aun de que poseía en grado elevadotodas las costumbres de los malhechores, nopudo ahogar en solo su pecho la vanidad delcrimen; sintió la necesidad de hablar, de con-fiar su delito á un tercero, representando asíuna vez más la comedia de Ja mujer virtuosa.

(29) Sdi ,ullinoÉismo, 188g, 2.1 edci6n.

LOS CRTMTNtLES

Para desenipeiiar del todo su papel en estacomedia, impulsó á ese tercero en discordia ádenunciar á su cómplice, sin comprender, gra-cias á la imprevisión que parece innata en to-dos los criminales de nacimiento, el peligro áque, con tal delación, ella se exponía. A estaimprevisión debemos añadir la convicción ab-soluta, que las naturalezas de esta índole abri-gan de sus propias mentiras.

El origen de todas estas inclinaciones se re-monta á la herencia. Gabriela Bompard tuvoun tío paterno de un carácter muy extravagan-te, y uno materno que padecía enajenaciónmental en el momento de morir.

Su madre murió á los treinta y cinco añosde edad, cuando ella contaba trece, á conse-cuencia de una pulmonía aguda; era una mu-jer de una salud muy delicada y un poco apá-tica.

Gabriela Bompard, según el testimonio desu padre, sufrió de convulsiones en su infan-cia (Brouardel), lo que nos hace suponer laexistencia de una antigua meningitis infantil.Aun de niña, tenía un carácter muy raro. Seha dicho de ella aque era viciosa, embustera,aficionaclísima á los hombres ya1 lujo (Brouar-del.)

Ella dijo en cierta ocasión á su padre: Me-jor quiero ir á presidio que coser una camisa;expresión perfectamente acorde con la perezay el horror del criminal de nacimiento al tra-bajo. No se quiso casar, porque según decía alautor de sus días, un hombre solo no era bas-tante para ello. Ella distinguía el bien y el mal,pero no era capaz de refrenar sus malos im-pulsos.

A los doce años, no pudiendo su padre so-portarla en casa, la recluyó en un convento deNancy, y luego en Ipres y Fourmies. Perma-neció un ario en estos lugares hasta que la su-

LOS CRIMINALES

periora invitó á su padre á que la reprendiera«por su conducta depravada y por sus propósi-tos contra las religiosas, los confesores, etc.»Entonces se dijo de ella, que era tan perdidacomo una mujer viciosa de 40 aflos.

Salió del convento de Fourmies para ir áLille (1883), donde se la colocó al cuidado deuna institutriz incapaz de sujetarla. Despuésingresó en la institución de unas monjas deMarí.

Luego, expulsada de aquí, estuvo en el con-vento del Buen Pastor de Arras (segundo se-mestre de 1883). He aquí la verdadera criminalde nacimiento.

El criminal vergonzante (30), honrado peraeeidens, es decir, en apariencia, es el contra-peso del criminal de ocasión. Esta clase abun-da entre los hombres políticos. Sucede con har-ta frecuencia, que la política, la lucha en lasociedad y en no pocas ocasiones también lareligión, sirven de válvula de seguridad y aunde encubridoras 6. diferentes tendencias crimi-nales, gracias al misoneísmo, que hace al cri-minal más dispuesto que al hombre honrado áacoger las novedades. Explicase así esto, porquehombres que presentan «el tipo criminal muybien caracterizado con anonialías neuropáticasmuy marcadas», no solamente están exentos detodo delito de derecho común, «sino que hastase les ve entregados con una abnegación ex-traordinaria á los deberes políticos».

No es difícil explicarse en virtud de qué afi-nidad profunda, los presos por delitos políti-cos se sienten frecuentemente atraídos, duran-te su permanencia en las cárceles, según se haobservado en dos, hacia los detenidos ordina-

(3o) Lombrso. (lomo ',Zrnquonte, IT vol., 188. Copio en esteresumen 1& hermosa revista cnftca de Tarde. (H. Phii.iquZ889, n(i1n. si).

5

66 ios CRTMINALES

nos. Esta es la iniciación para pasar el Ruin-eón del delito vulgar. La. historia (le las revolu-ioiies francesas, de lo,-, desórdenes en Irlanda,

(le los antiguos motines en Florencia, nos brin-dan numerosos ejemplos de hombres de Estado,que habían sido ladrones y asesinos. Largasería BU enumeración! (Tarde).

Ahora bien, en el estado de verdadera oh-garquía en que al presente se encuentran lassociedades europeas, la denuncia de esas anor-malidades redundaría fatalmente en detrimentodel acusador. Yo mismo podría. citar algunoscómplices ó jefes, notoriamente conocidos, deciertas partidas (le camorristas, y de maneramuy particular, un colega, que me ha robado,niño, hombre joven, maduro, con todos los ca-racteres del criminal de nacimiento, y que, sinembargo, goza de grandes honores.

Mattoides

No sólo hay locuras adaptadas especialmen-te á las particulares especies de delitos; existeuna locura que no paga su tributo criminal másó menos considerable. Nos referimos al mattoi-dismo, que en nuestra humilde opinión mereceun lugar aparte. Combinación de imbecilidady megalomanía, consiste en una mezcla extra-vagante de orgullo y de ambición, encerradaen una cabeza veleidosa. El niattoide es elproducto de una civilización precoz y ficticia.Muda frecuentemente de profesión, como loverifican la mayor parte de los delincuentes.Es amigo de pleitos, polemista rabioso, ator-mentado Por ideas constantes, henchidas de ar-gumentaciones contradictorias. Su fisonomía ysu cráneo son casi siempre normales; predomi-na constantemente entre los hombres; yo hehallado en toda Ja Europa un solo ejemplo en

TOS CRIMINALES 67

las mujeres, la señorita Luisa Michel; vivesobre todo en las grandes ciudades, dolorosa-mente fatigadas 1)01 la civilización. Conservacon frecuencia las afecciones de la familia yhasta un amor á la humanidad en general, queraya en el altruísnio exagerado, siquiera en elsuyo entra una fuerte dosis de vanidad.

Los mattoides tienen la convicción exagera-da de su mérito personal, y de su propia im-portancia; esto rasgo suyo aparece más en susescritos que en los actos de su vida y que en sulenguaje, si bien ellos nunca se muestran irri-tados ante la• contradicción y las tristezas de lavida práctica.

En sus escritos se advierte la afectación delabsurdo, la continua contradicción, la proliji-dad y una tendencia que supera á todas las de-más, la vanidad.

En todos ellos se nota más la falta, que laexuberancia de inspiración. Desmoralizados porla hipertrofia del yo, ellos parten con el geniola aptitud á emanciparse de la tradición y lacostumbre, del nusonismo popular. De estasuerte pueden desempeñar ciertos papeles po-líticos.

Muchos regicidas y asesinos de presidentesde estados han sido Uíoidc; muchos jefes departidos lo fueron igualmente. Ellos disculpa-ron frecuentemente su criminalidad con lagrande aberración epiléptica. Ouiteau, porejemplo, asesinando al presidente Garfield, pa-rece haber cedido d una crisis epileptoide, cuyodesenlace fué dicho asesinato. Mas no olvidemosque, cual don Quijote., todavía se presentanejemplos de ma ttoide$ bonachones. enes.

CAPITULO IV

LOS EPILÉPTICOS Y LOS CRIMINALES

El problema importantísimo resuelto sola-mente á medias en el Congreso de Roma, de laconcomitancia de la epilepsia con la crimina-lidad congénita, ha sido solucionado en nuestrotiempo totalmente por los estudios (le Yerga,Pinéro, Brunati, Marro, González, Tonnino,Lucas y por los míos (31).

La serie de casos de epilepsia disfrazada, conconciencia casi perfecta, ha sido completadapor los estudios genealógicos de familias epi-lépticas, y por la filiación (Marro) de crimi-nales, tísicos y parientes viejos (Marro).

A estos estudios hemos de añadir los novísi-mos realizados por Ventura, acerca de la locu-ra transitoria (1888) y por Xrafft-Ebing so-bre las psicopatías sc.vuales, consultados pornosotros a.1 tratar de la amnesia, de los epilép-ticos.

La semejanza de los criminales con los epi-lépticos hállase manifestada también en el re-traso de la calvicie y canicie, y en las analo-gías de la economía molecular; la vemos ter-minada en la estadística, que nos muestra, se-

(a') Uomü de1iiiqunee, tomo IT, ¡So.

70 LOS

giín Alongi, un 14 por lOO, segiin Marro un12 por 100 y scgimn mss Insta un por 101)(le epilepsia invulsivi cii lti

Elle observado ('II 01105 v otros la tendenciaa la vagabundez, la per€za, orgullodel delito, r:i 1 im u argot, tat iiaje, disi-Junio, fata ji,ióHii, ircit;ó iLil instaiiia-flea, iegalomanía, inleriniteiicia en los senti-mientos y en la inteligencia y vileza; igualatraso en orden á la ecuación personal de lasgentes normalmente constituIdas. Idéntica ,a-nidad, la misma propensión á contradecir yexagerarlo todo. ITria común irritabilidad mor-(laz, carácter pernicioso lunático y desconfiado.

Mi eompai'tero Frigerio y yo hemos observa-do que, durante los días tempestuosos, en quelos accesos de los epilépticos son más frecuen-tes, los IiUéSl)edin de las prisiones insuiran ma-yores cuidados, desgarran sus vestidos, destro-zan su mobiliario y golpean á sus guardianes.En ciertos ca sos existe en los bios morales y enlos criminales de nacimiento una especie dehábito, que precede al delito haciéndole pre-sentir; sabemos, por ejemplo, ¿le un joven cuyafamilia se daba cuenta de que meditaba inirobo, cuando se llevaba cont.muanienfe la man o'i la nariz, costumbre que acabó por deformár-sela, Bianchi ha observado en cuatro locos mo-rales la pérdida de la memoria, que suele acoJa-paíar á los accesos furiosos, habiéndosc COJO-

probado asiinisnio que los niños, como los cri-minales temporeros, olvidan fácilmente susenormidades.

Agostini ha recientemente llenado con susnhiservaeinnes uiimrtuutes la lagu u a que, aca-so. pudiera hacer dudar de esta analogía.

LOS CItIMINÁLES 71

II

Agostini (32) ha examinado la sensibilidaden 30 epilépticos, antes y después ¿[el acceso.El número de sus observaciones asciende á 103.

En conclusión: la sensibilidad general es me-nor en los epilépticos que en el hombre sano;ella presenta en aquéllos los fenómenos de late-mudad, relacionados con la plagiocef alfa y conel aumento de excitación en uno de los hemis-ferios; esta diferencia amnelltrt después de lasconvulsiones.

Las reflexiones cutáneas son más débiles,aunque después del acceso tórnanse más vivasque en los individuos sanos. La sensibilidad delgusto, del Lacio, del olfato es siempre menos

sa ; otro tui tu ac:ieee con la sensibilidadeléctrica. Muy al contrario, la acuidad visualy el sentido aromático son casi normales, ex-cepción hecha del decrecimiento del campo vi-sual á continuación del acceso.

Todo esto asernéjase á lo observado en loslocos morales y en los cruiiiialrs de nacimiento.

Mas el dominio de la epilepsia abarca mayorextensión en los alcoholizados, histéricos, psi-cópatas sexuales y locos; bastará leer cuantose ha escrito en otras ocasiones, acerca de losinononianíacos homicidas, para conocer al pun-to los caracteres ¿[e la epilepsia psíquica. Sudominio comprende aun más; llega hasta dar-nos, si cabe ello, la clave del misterio del ge-nio; lo que ha de soinos (le grande é innegableutilidad para esclarecer los casos de crimina-les de genio, y las intermitencias geniales dolos locos morales y (le los culpables.

(32) Su, le. de la :e, ibikt gé'ftale cJe2 1e2 5i-ii7qH2. Fkrneia Si.

72 LOS CRIMINALES

En efecto, hoy (33), después de los estudiostotalmente conformes de los clínicos y experi-mentadores, la epilepsia se reduce á una irri-tación localizada de la corteza cerebral, mani-festándose con accesos instantáneos ó prolon-gados, pero siempre intermitentes y descansan-do en todos los casos sobre un fondo de dege-neración, bien heredado 6 ya predispuesto á laexcitación por el alcohol 6 por las lesiones cra-neanas, etc. Nosotros hemos logrado esta otraconclusión, que yo intento demostrar en miobra Hoinme de Genie; la creación genial pue-de ser una forma de psicosis degenerativa per-teneciente á la familia de las ep1epsias. Estoprobaría que el hombre de genio deriva fre-cuentemente de alcoholizados, ancianos, lo-cos (34) ; es el genio como consecuencia de lasanomalías de la cabeza y de modo muy especialde la asimetría Craneana, por la que la capa-cidad del cráneo es ó demasiado grande ó de-masiado débil; es la consecuencia de la locuramoral en el genio, en virtud de la cual se su-ceden con mayor repetición las alucinaciones,la precocidad venérea é intelectual y en rarasocasiones, el sonambulismo; la frecuencia delsuicidio (35), que es, por otra parte, muy co-mún entre los epilépticos, la intermitencia y so-bre todo las amnesias y analgesias, la frecuentetendencia á la vagancia, la religiosidad que seobserva en los ateos, como en Comte, los extra-¡íos temores (W. Scott, Byrón, Haller) de quetantas veces se sienten poseídos, la dobleper-sonalidad, la multiplicidad de delirios simultá-neos que tanto abunda en los epilépticos (36),y que nosotros hemos observado como casi cons-

(ii) Véase Loinbraso. Nimmi di amie, r85&() Véase Lombrcmo, ZZmmi CriminecÇ 1888, y HOMno di Cf-

ccie, pág. $u, 15, 157. 194. 196.

(i) V,ae H0mm£ cliy,7¿xel, p(g, So,.(5) Encépl,a!, núm. 5,

LOS CRIMINALES 73

¡ante entre ellos; la frecuencia de delirios pro-ducidos aún por motivos verdaderamente ni-mios, y hasta el misonismo y la misma relacióncon la criminalidad, cuyo lazo de unión seencuentra en la locura moral. Aiiadamos á todoesto el origen y la descendencia de los crimina-les é imbéciles (37), que hallamos constante-mente en las familias que vienen de genios 6de epilépticos, conforme pueden ser demostra-dos en las tablas mencionadas de las familiasde los Césares y de Carlos V (38) ; la rara pa-sión por las bestias que he observado 0011 muchafrecuencia en los degenerados y sobre todo enlos epilépticos.

Las distracciones célebres de los grandeshombres no son, ha escrito Tonnino (39), másque simples accesos epilépticos.

Esto demuestra todavía más esa insensibili-dad afectiva, esa falta de sentido moral tangeneralizada en todos los genios alienados y noalienados, y que hace de nuestros más grandesconquistadores unos bandidos en una esferaelevada (40).

Estas conclusiones acaso parecerán extrailasá todos aquellos que no conozcan cuán extensoes en la actualidad el campo de la epilepsia;hoy nadie duda que las hemicráneas, escialo-rreas intermitentes y simples amnesias debenser referidas á la epilepsia; las numerosísimasformas monomaníacas no son sino epilepsias

() Véase las tablao de Dojerine, obra citaóa(35) llomme Ceiminei, pág. g.— Mahoma ointi6 una predilec-

ción extraia por su mono Richelicu por su ardilla; Crebillón,Helvecio, Benthans y Erskine por los gatos: Itste último la tuvotambién por una sanguijuela Schopenlsaucr por loo perro,, á loscuales nombr6 sus hrrederoo. Byron tenía una verdadera jauría:10 caballos, 2 perro,. 3 mono,, 5 gatos, 5 pavos, o águila, o oso;Alfieri por sus caballo,.

(Smiles. Obra cit).() Les Etilepsies. pág. r, Turín, oSCO.(40) Homme de 9MU, pég. 5.3, 54—Newt0n, Darwin, Swift, W.

Scott padecieron de vrtig:o. (Smiles. Obra cit.).

74 LOS CRIMINALES

ocultas, puesto que su aparición, según ha diiiosi.radu La va it u e ti í'si pa icíer frecuente-mente loda señal de epilepsia preexistente. Serásuficiente recordar aquí la locura de los geniosde primer urdeti , atacados de epilepsia motriz,de vérf ge, ó de esa raU iii morbosa que son cc-liii) variantes ( equivalentes do la primera esosgenios son : Nauoleón )[olitre, Julio CésarPetrarca, Pedro el tiiranule, X[abojnet, Jaendel.

ivift. R.ichelieii, Carlos Y. I'laiibert, IJoste-ews1u. Suenvary y San Pablo (41),

iioy para el que conoce la ley binaria de Jaestadística, según la cual no se produce fenó-meno alguno, que no sea la expresión de unaserie numerosa de hechos auilogos, aunquedistintos, una semejante frecuencia de la epi-lepsia en los hombres—y ijrincipa1ii1e1te un-tic los grandes,—debe hacernos sospechar unadifusión tan vastísiina entre (liChOS genios, al-go difícil ¿le creer y ayudarnos á conocer el con-cepto de la naturaleza epiléptica del genio.

Teniendo presente todo esto, importa muymucho notar, que también cii los grandes hom-hires enfennos. Ja fonna convulsiva de la epi-

seprescita muy ruin - vez; se sabe porconsiguiente que los cpiitílttieOs cuya convul-sión es menos frecuente, presentan el equiva-lente psíquico, que es aquí la creacioli genialmás frecuente y de mayor in±ensidad.

Ahora bien, el paralelismo del genio con laepilepsia nos consta pruneipalísimamente porha analogía del acceso epiléptico con el momen-to de la inspiración, y por esa inconscienciaactiva y poderosa que crea ID el uno y que enlos otros es producto de las convulsiones.

Completa y perfecciona esta demostración,el análisis de la inspiración creadora, evidenteaun para aquellos que ignoran los modernos

1::) 'í [J:'ifle 1 p 111, píg.

LOS CRTMIrÇALES 75

descubrimientos acerca de la naturaleza de laepilopsi: (12) ; no sólo se asocia ella con fro-cuencia í la insensibilidad dolorosa, á la irre-gularidad del pulso ó á la inconsciencia casisiempre sollaTilbtiliea (Te la instantaneidad y dela intermitencia, Sino que va seguida de mo-Vunlentos convulsivos, de ;eniuesit, siendo enmuchas ocasiones provocada por las substan-cias 6 cireunstcncias que causan 6 aumentanla hiperemia cerebral, ó por sensaciones pode-rosas; finalmente, ella puede transformarse enalucinaciones 6 acompaíiarse ¿le ellas.

Las eonfsiones de Tos grandes epilépticosconstituyen para nosotros una prueba aún másdirecta é íntima de la semejanza de la inspira-ción con el acceso epiléptico; ellas nos han re-velado como la una se confunde completamentecon la otra. Léanse si no las confesiones de Gon-court, Buffon, y sobre todo las de Mahomet y1) ostoj ews ki.

«Hay momentos, escribe este 't'iltnno, cuyaduración no excede (Te cinco 6 seis segundos,en que os sentís de repente en presencia de laarmonía eterna.. Este fenómeno no es terrestre,ni celestial , pero es algo que el hombre, bajosu cuerpo terreno, no puede soportar. Es ne-cesario transforrnai'sc físieaiiiente 6 morir. Es

(ji) «Existe isa fatalismo, escribe Oorconrt, en la prijijer ca-sualidad que as dieta la idea. l)cspuís es una Luerra de,esieincida,una eúfunlod oiube,iOr, unís espcc:ie de necesidad de escribir queos encarga la obra y os lleva la plisusa ; rio obstante, algunas vecesel libro que sale de vuestras clanes, no parece escrito por vos-otros; él os sai-prende Curar algo que era en vosotros y de lo quesin embargo no tenéis conciencia, Esta os la impresión experimen-tada por liii leLantr de Sor Filomena», fogrecei des ConreinÉ,i»aris, sus.

Buffons ha ludio «qnr !a inz'efsi:srín depende de una dosis inaygeande de ,Onç:jenr-za; T,rn-cisa ccsiiislerar durante largo tiempo suasunto: largo él se desarrolla y desenvuelve raen á poco; sentísisa peqrresso golpe de e0etriridad, que os hiere ea la cabeza, y queal mismo tirnijin cnn-cima vuestro enrancio; IIC aquí el uirmrnentodii gcuisI,e

76 LOS CRIMINALES

un sentimiento claro é indiscutible... Lo másterrible es la abrumadora seguridad con que osacusa, y el gozo de que inunde vuestros seres.Si este estado durase más de cinco segundos,el alma no pudiendo resistirle, desaparecería.

»En medio del abatimiento, del marasmomental, de la ansiedad que padece el enfermo,hay momentos en que su cerebro se inflama re-pentinamente, por decirlo así, y en los que to-das sus energías vitales alcanzan de súbito ungrado prodigioso de intensidad. La sensaciónde la vida, de la existencia consciente, se du-plica en estos instantes tan rápidos y fugacescomo el relámpago. » (Dostojewski, Bés.)

Zola, en su Roinanciers ,aturali. tes, nos des-cubre la siguiente confesión de Balzac: « Elartista crea, influído por ciertas circunstan-cias, cuya reunión es un misterio. El entoncesno se pertenece; goza de una fuerza eminente-mente caprichosas en semejantes circunstan-cias, él no tocaría por todo un imperio su pin-cel, ni escribiría una línea».

A esto aludía sin duda alguna el epilépticoMaliomet, cuando decía que ié1 visitaba todaslas moradas de Allah en menos tiempo que ne-tesitaba para vaciar su cántaro» (43).

Relacionemos ahora esta descricián del ac-ceso, que pudiera denominarse psico-epilépticay que comprende exactamente á la idea fisioló-gica de la epilepsia (irritación cortical) contodas las descripciones que esos mismos auto-res nos han hecho de la inspiración genial, yveremos cuán perfecta es la correspondenciaque existe entre ambos fenómenos.

No es, para algunos de los autores referidos,esto solamente un paroxismo extraño, sino todala existencia, que recuerda la sintomatologíapsíquica del epiléptico. Bourget observa que

Th Dostojew1ci, 17diI, ParO.

LOS CRfl[1ÑALS 77

«para los Goncourt la vida se reducía á unaserie de ataques de epilepsia entre dos nadas.(Nouveau.v essai.ç de p.sychologie, 1888, pi-na 179). Lo mismo se adivina en las autobio-grafías de los Goncourt. Será suficiente parato(ios examinar de una rapidísima ojeada elcuadro trazado por Taine, del más ilustre delos conquistadores modernos, y el retrato quenos ha suministrado Renán del más grande delos apóstoles. Todas estas analogías nos expli-can como puede hallarse una inteligencia dealtos vuelos entre los criminales de nacimientoque son, sin embargo, los imbéciles morales,los idiotas del sentimiento.

III

Estudiemos ahora á los criminales por impe-tuosidad, es decir, por impulsos pasionales. Suproporción es bastante reducida, de un 5 á 6por 100.

Los criminales de esta categoría suelen sermuy jóvenes, de diez y ocho á veinte aflos deedad; más numerosos entre las mujeres que ennuestro sexo; en el fondo, muy honrados y deuna sensibilidad exquisita. Su arrepentimientodespués del crimen llega hasta, el suicidio. Mu-chos delincuentes políticos y madres infantici-das pueden ser colocadas entre los criminalesde esta clase.

Estos son, con mucha frecuencia, epilépticosdisimulados. Tal era aquel joven que para ven-garse de las reprimendas de su ama, la matóen pleno día delante de sus amigos, arrojándoseluego sobre el cadáver, que cubrió de besos ydel que fué imposible separarlo en bastanteshoras (44).

(4) .47cñit'i di Pái4i4ia, EU.

78 Los CRTIA1}

La instantaneidad, la inconsciencia en elto Criminase, el eretisnio. la exagerada sen-

sibilidad (le que estas gentes están absoluta-mente dotadas, como algunos epilépticos, sonlos anillos que enlazan ambos fenómenos.

Mas para conocer mejor esta analogía, pre-cisa recordemos el hermoso descubrimiento deldoctor Ch. Féré.

M. Ch. Férú (1) había demostrado ya que,en los epilépticos, la presión arterial (medidacon ayuda del splivniografe de M. Bioch) au-menta de 200 á 300 gramos. Esta fuerte pul-sión se mantiene durante ci periodu onvuIsi-va, después cuando éste ha terminado decrecehasta hacerse inferior á la normal, pudiendotener durantemuchos días 300 ó lOO gramosmenos que ésta. Las mismas modificaciones seobservan en el simple vértigo epiléptico, si bienmenos durables. Siguiendo estas indicaciones,-Al. Féré ha llegado, con la disminución de lapresión sanguínea por una aplicación de laventosa de Junoci ó por los barios revulsivosá suspender los ataques en los epilépticos, enel curso de accesos continuados, deduciendo delos resultados así observados esta conclusión:el aumento de presión parece ser una de lascondiciones fisiológicas de la producción (leparoxismos epilépticos bajo todas sus inanifes-taciones. -

Luego 'as relaciones que existen entre losparoxismos epilépticos y el aumento de Ja pre-sión arterial, explican cómo los esfuerzos vio-lentos y las emociones fuertes pueden desem-peñar un importantísimo papel como causadeterminante de los accesos. En efecto, hay,en estas condiciones, un aumento tic presiónbien conocido, cuando se trata del esfuerzo queM. Féró, en sus recientes investigaciones, ha

() Revue sciIiJÇUt, i89.

LOS C'RiM1ATES 79

igualmente demostrado y esliidiado en doler-minadas emociones.

De una parte, en estos movimientos de có-lera, tan frecuentes en los epilépticos á cual-quiera provocación, este observador ha podidoregistrar un aumento de presión que puede al-canzar las cifras halladas en los comienzos delacceso propiamente dicho, lo cual justifica larelación, que eatablecj.ó entre la cólera y losparoxismos psíquicos en los epilépticos; masha confesado, por otra parte, que la modifica-ción de la tensión arterial se encuentra en lacólera simple en todos los individuos. Habien-do tenido ocasión, entre otras varias, de exami-nar á un cochero al término de una disputa,M. Féré observó que este hombre indicaba unapresión de 1,100 gramos. Una hora antes mar-caba sólo 800.

Estas cifras demuestran que, bajo la mfluen-cia de la cólera, la presión arterial puede au-mentar en un cuarto. Fácil es comprender, porconsiguien±c, el oficio de esta y de otras emo-ciones análogas en la ruptura de los vasos ydel mismo corazón, cuando hay previamentealteraciones en la estructura de estos órganos.

Estas observaciones, que evidencian la seme-janza de los fenómenos fisiológicos, que a.com-pai'ian á los ataques emocionales y convulsivos,demuestran, con todo rigor, que no puede es-tablecerse una distinción fundamental entredichas dos maneras de ser. Ventura pruebatambién esto (46), en sus estudios, sobre loque denom-ina temperamento epiléptico, exa-gerado y excesivo en todo; se ve, por tanto,que á los uwvirnientos poco violentos, al rubor,á las lágrimas, á los juicios de las personas ensu estado normal corresponden las convulsio-nes, alucinaciones, furor, congestión y el dell-

(46) Arc5iio di Psi'hiaÍria, i889.

so LOS CRIMINALES

rio del epiléptico. Es uno verdadera cuestiónde grados.

Importa no olvidar que existe además unasola forma de epilepsia sin convulsión, consis-tente en los vértigos. Esta última, la más pro-fundamente perturbadora, según Esquirol, sue-le acompañarse con mayor frecuencia que laotra, de tendencias deshonestas, homicidas,fraudulentas, incendiarias, en gentes reputa-das como honradas, antes de padecer esa enfer-medad. Cuantas veces se observa, sobre todo, enlos delincuentes jóvenes una cierta periodici-dad intermitente de los impulsos pecaminosospuede suponerse razonadamente su naturalezaepiléptica. Trousseau sostiene que siempre queun individuo comete sin motivo un homicidio,se puede afirmar que ha obrado bajo la influen-cia de la epilepsia.

Iv

Sergi, en una de sus últimas publicaciones:Les dégénerations hulnaines (47), coloca á loscriminales en el número de los degenerados,llegando hasta decir que ellos son la síntesis detoda degeneración; la manifestación de la cri-minalidad es multiforme y variada, desde susexpresiones más simples á las más acentuadas,como desde sus caracteres físicos á sus condicio-nes psíquicas. Realmente, según él, no existeanomalía, enfermedad ú otra cualquiera notade degeneración física y mental, que no se en-cuentren en el criminal.

Es necesario no obstante que advirtamos ánuestros lectores que Sergi fundamenta su con-cepto de la degeneración y de las causas que

(47) Bibk.kéqu41 3<:itlylififug iflISFf. 888, Milin.

LOS CRIMINALES 81

la producen, sobre el principio darwiniano dela supervivencia, uno de los factores esencialesde la lucha por la existencia. -

El ha descubierto esta supervivencia aún en-tre los débiles que no perecen todos; los débilessupervivientes se contentan, sin embargo, conocupar una posición inferior, y son, en su con-secuencia, seres inferiores relacionados conaquellos que llenan un lugar normal, es decir,los fuertes.

Las condiciones exteriores de la degenera-ción se encuentran en el medio ambiente, tantofísico como social. Entre las causas internas,precisa mencionar la herencia. No obstantepuede observarse que todas las causas exterioresé internas se unen y ejercen, juntas, una accióncomún, de manera que es poco menos que im-posible precisar la actividad de cada una enparticular.

La degeneración (al no ser física en el des-arrollo general del cuerpo ó de alguna enfer-medad heredada ó adquirida) es funcional yse nanifiesta por las causas externas, que per-turban el funcionamiento regular de los ele-mentes vitales. Si la degeneración no acusacondiciones externas inmediatas, revela heren-cia: y si ni la una ni otra de ambas causas semanifiesta de un modo aparente, otras condi-ciones habrán de encontrarse en el medio socialy en el curso de la vida individual, que influ-yan sobre la decadencia del carácter psicológi-co, hasta producir una decadencia final en lascondiciones somáticas; por lo demás, dice Ser-gi, no hay en las relaciones sociales una cir-cunstancia por ínfima que sea, que no ejerzauna influencia fatal sobre la conducta.

Afirmando que el criminal es un degenerado,prosigue Sergi, no hemos hecho otra cosa, queemplear una expresión esencialmente genéricapara la etiología del crimen; sosteniendo que

6

82 LOS CRIMINALES

existen causas exteriores é interiores que oca-sionan la degeneración enque cae el delincuen-te, solamente hemos formulado una noción ge-neral que puede aplicarse igualmente á las res-tantes categorías de degenerados no criminales.

Ahora bien, cuando no se observen desórde-nes mentales en el delincuente, el proceso psí-quico del crimen deberá siempre ser conside-rado como morboso. Y faltando otras pruebas,se encontrará una de gran valor en la transfor-mación do los procesos psíquicos morbosos pormedio de la herencia en virtud de la cual elcrimen, la locura y ci suicidio se hallan ínti-mamente unidos entre ellos. Los criminales ylos locos pueden descender do individuos pro-pensos al suicidio; los locos pueden engendrarcriminales y suicidas; los criminales, en fin,pueden ser padres de suicidas y de locos; fre-cuentemente sin tipo específico de enfermedadmental, ni de criminalidad. Todo lo cual valí'tanto como afirmar que existe la transforma-ción del carácter morboso, pero no la anulaciónde la esencia morbosa.

Esta forma cíclica, hereditaria, da cuentado los hechos y de sus condiciones, acerca delas cuales se discute para la interpretación dela naturaleza de la criminalidad. Ls excesiva-mente raro hallar en la anawecsis de un delin-cuente una herencia morbosa que no sea delcrimen, del suicidio, de la locura ó de cual-quiera otra afección morbosa afín, por ejem-plo, á la epilepsia, al idiotismo ó á sus congénere s.

La degeneración mental escoge por consi-guiente en la herencia, formas múltiples y va-riadas, para transformarlas en sí misma. s unhecho singular, 110 obstante, que esta degenera-ción se asocie ó. la degeneración física de todoslos tipos y en particular á aquella que resu-me las formas patológicas generales.

LOS cnr&is 83

Demostrados estos fenómenos, surge un nue-vo problema. ¿Esto proceso morboso del crimi-nal tiene un carácter específico determinadopor la influencia de otras formas morbosas? ¿Esun fenómeno peico-patológico con caracterespropios, fenómeno que se presenta algunas ve-ces aislado sin la consistencia de otras afeccio-nes físicas 6 enfermedades congénitas ó adqui-ridas? O ¿es sencilla y simplemente una conse-cuencia, un efecto de la in±!ueuciapatológicageneral sobre las funciones psico-eerebrales?

He aquí cómo Sergi responde á su propiaQbjeción:

No puede dudarse que todos los alienados nosienten impulsos criminales; al igual que losindividuos que se encuentran en condicionesmorbosas de una naturaleza diferente, no pre-sentan todos las tendencias al crimen. Sin em-bargo, existen criminales que, sin ofrecer iii-dicios de enfermedades mentales, tienen noobstante anomalías patológicas, atósicas 6 fun-cionales, que suponen naturalmente la existen-cia de confoiaciones viciosas ocultas. Be don-de Sergi deduce las siguientes conclusiones:1a En ciertos individuos solamente los proce-sos morbosos determinan un nuevo proceso pa-tológico, que tiene por efecto directo la crimi-nalidad. 2a Lo que puede determinar este pro-ceso especial á la tendencia criminal, derivadirectamente de las condiciones cerebrales, co-nao en las enfermedades mentales, 6 indirecta-mente de otras condiciones morbosas que influ-yen sobre las funciones del cerebro. 3.5 Enotros individuos este proceso patológico á latendencia criminal se desenvuelve en concomi-tancia de las enfermedades mentales propia-mente dichas, y de la epilepsia, que turban lasfunciones normales del cerebro, deformándolasy causando más aberraciones que las otras en-fermedades. 41 Este proceso patológico del

84 Los CRIMINALES

crimen, como el de las restantes afeccionesmentales. imposibilito la forina&-an de un or-ganisnio de carácter.

De esta suerte el criminal parecería teneruna condición patológica especial, determina-da en la mayoría de los casos por otros procesosó por diversas condiciones especiales. Este con-cepto estaría íntimamente relacionado con elfenómeno de la transformación cii la herenciamorbosa, locura, suicidio, epilepsia. crimina-lidad y restantes diterentes manifestaciones.

M. Virgilio, en un estudio realizado recien-temente sobre Passanante, el mat.toide regicidacuya diagnosis hice hace doce aios, establecelas siguientes importantísimas conclusionesacerca de la naturaleza de la criminalidad (48)

I.a Las tendencias criminales se transmitenhereditariamente de los padres á los hijos, yde los supervivientes á las diversas ramas di-rectas y colaterales: no hay, por tanto, dificul-tad en creer que las referidas tendencias son larevelación de una organización particular.

2.a Esta organización debe ser consideradacorno anormal, en cuanto que ella lleva la se-Fal de todas las marcas degenerativas, que de-muestran que la embriogenia y el desarrolloulterior del hombre se alejan extremadamentedel individuo fisiológico.

La criminalidad obrando fuertementecon mucha frecuencia sobre tal terreno here-ditario más ó menos afín de la locura, suele,como esta última, pulular y elevarse frecuen-

(q8) Giovan,,i PasarnrnIs m la nalw'a morbos del delirio, Ro-ola, Laechtr, i88.

LOS CRIMINALES 8 1

teineiite desde los más lejanos fundamentos deuna raza criminal; forzoso es por consiguienteadmitir que el origen de ambos hechos es idén-tico y tiene su principio en un carácter psíqui-co anormal, que se afirma tanto por la unacomo por la otra de estas manifestaciones.

4. La verdad de todo esto se prueba pordos razones: porque la locura surge frecuente-mente en medio de una carrera criminal y ade-más por la aparición de tendencias criminalesen el curso de diversas enfermedades mentales,que no encierran en sí mismas ninguna razónpatológica para manifestarse por actos crimi-nales.

5. Siendo la herencia el origen de los doshechos, su naturaleza intrínseca deberá necesa-riamente ser idéntica. Luego, siendo la locurauna enfermedad la naturaleza de la criminali-dad no puede igualmente ser más que morbosa,.

VI

Los recientes estudios de N. Rossi nos cuse-han con una precisión matemática (Arch. depsch. VIII), la concordancia exacta de loscrímenes de rebelión, homicidio y estupro conel grado de latitud, abstracción hecha bienentendido, de las grandes ciudades en las quese mezclan tantas influencias para impedir laacción del clima. Esta misma influencia apare-ce también en lo motines, que no son otracosa que rebeliones en grande escala.

Be dos magníficos estudios publicados porCorre, intitulados Les cr:rninels dans les payscréoles, 1889 y Archives d'Anthropologie crí-mhicTle. i89, se deduce que la criminalidades en los países cálidos, dos veces más intensadurante la estación invernal que en el períodode los calores.

86 LOS CRIMINALES

Débese este exceso, según Corre, á un pre-dominio relativo de los crímenes propiamentedichos, si se tienen en cuenta los numerosísi-mos incendios; mas si á ejemplo de muchoscriminalistas se hace un luoar especial al cri-men de incendio, atentado le naturaleza mis-ta, encaminado más contra la persona que con-tra la propiedad, es por la notable importan-cia de la criminalidad personificada que se dis-tingue en el invierno.

La curva de la criminalidad está sobre todoen relación con la mínima térmica; el parale-lismo de estas dos curvas puede asimismo refe-rirse á este punto, que se encuentra en la unay la otra; las mismas oscilaciones de marzo ámayo, y de junio á agosto, responden á los pe-ríodos de termalidad regular en razón de lavariación de las brisas y las lluvias.

Aquí no puede decirse esto delante de lasinfluencias sociológicas derivadas de la acciónclimatérica, en cierto modo, reguladoras de lacriminalidad. En las regiones intertropicalesla suma de casos se mantiene igual, es decir,relativamente más atenuada de un período ex-tremo á otro del año.

Bajo la influencia de un medio intertropicalcon una temperatura elevada y uniforme comola de la Guadalupe, el calor enerva más queestimula, desazona más que excita y entonceses precisamente cuando él se torna, si no másatemperado en su medio, sí menos violentado,pareciendo como que el organismo renace á unavida activa; las energías cerebrales entorpeci-das de junio á noviembre, se reaniman de di-ciembre á mayo; aumentándose con las frescasbrisas del primer semestre las impulsividadespara el crimen en las naturalezas predispuestas.

M. Corre en otra obra suya, también muyrecomendable (Les Crniine, 1888), ha des-cubierto, comparando los tipos de mi Atlas, á

LOS CRIMINALES 87

los locos y á los degenerados representados porMorel y Moreau, las numerosas analogías queambas colecciones presentan. Corre concede eneste orden (le ideas, una grande importanciaá la enorme proporción de asimetrías craneanasy cerebrales que él y todos los observadores hanencontrado tanto en los criminales como entrelos alienados.

Después hace ascender sus observaciones ylas del doctor Rossel, practicadas sobre 200 su-jetos, á un 60 por 100 entre los homicidas, un 83por 100 entre los estafadores y los banquerosdeclarados en quiebra y un 70 por 100 entre losautores de atentados contra las costumbres.

M. Corre señala igualmente la influenciahomicida de los relatos de la prensa sobre loscerebros predispuestos. Para un caso ó esta in-fluencia es innegable y manifiesta como en elaffaire Aubestin y como éste se cuentan mu-chos, ó pasa desapercibida sin ser atendida pornadie. El citado sabio explica además por elimpulso de imitación, el aumento de los rein-cidentes y su cada vez más creciente precoci-dad. «En aquella edad, dice Corre, en que laexperiencia falta todavía ó en que el cerebrotomay conserva, mejor las impresiones que re-cibe, la tendencia á la imitación alcanza sumás alto grado, jugando el papel de mayor im-portancia en el progreso de la criminalidad».

M. Tarde ha estudiado, en sus últimos traba-jos criminológicos, con grande precisión, la in-fluencia de la imitación (49).

(49) Véanse La C*imi,saUÉé cc'ma,-ü. I887.—J,v00 /elo,frhi.que, 88.Fhüosc.fthie pénale, i85o.

CAPITULO Y

LOS CRIMINALES EN LA FRISIÓN

Los presos burócratas, miopes si no ciegos,imagínanse á las cárceles, y de una maneraespecialísima á aquellas enque se adopta elsistema celular, como verdaderos organismoshumanos sin manos, pies. iii facultades buca-les; ¡errónea opinión la desgraciada poblaciónde los presidios está provista de órganos, acasomás de lo que convendría al resto de la socie-dad. No debe, pues, extraiíar á nadie que sutrabajo, su voz y hasta sus pensamientos mássecretos, llenen todos los ámbitos, cubriendolos muros, los tablones (le SUS lechos, sus vasos,su propia piel y hasta la tierra húmeda quepisan en sus silenciosos paseos (50).

Yo he sentido singular predilección en co-leccionar estas narraciones criminales, en lasque no es posible suponer las ficciones, ni losdisimulos tan frecuentes en los relatos de lavida oficiosa.

Soberbio Tras de -veinte aiws que vengoconsagrando estudiar estas gentes, yo jamás

(so) Véase mi oit,i Pal fste, des prijon.v, Borca, Turín,cota 8 pIancba,

90 LOS CRIMINALES

hubiera sospechado los horrores que luego hedescubierto.

Nuestros lectores juzgarán por los fragmen-tos siguientes recogidos al azar:

«Desgraciado aquel que es encerrado en estasceldas, más le valiera morir. Debe hacerse todolo posible por escapar de ellas; mejor es viviren los bosques como los salvajes ó en el desierto.

»Cuando te interrogue el juez de instrucción,fíngete loco; así te conducirán al manicomio,de donde te será más fácil huir.

»En cuanto á mí doy gracias á Dios; soy másdichoso que san Pedro! En la celda me sirvencomo á un príncipe. Qué majadería! esto esmejor que lacamia.»

Sobre un libro intitulado Vie de Leónaid deVinci.

(Leonardo fué tan desgraciado como yo enamores, mas él se hizo un gran pintor; yo encambio me he hecho un gran ladrón, y he lo-grado mucha celebridad haciendo registrar unnombre y mi bella filiación en las cárceles lomenos carenta veces, y yo también he tenidoun amor en mi juventud.

»¡Qué, yo soy desgraciado! Yo soy inocentey me tienen preso aquí porque he muerto á unhombre (sic).

»E1 que muere por la patria es un idiota, unbobo.

Sátira sobre las cárceles y curiosa respuestade otro preso:

ix Adiós Héctor; Aquilas te saluda. El que espobre paa por todos. i Las prisiones celularesson el renamiento de la barbarie en pleno si-glo xIx!

(Lo que dice este detenido no es verdad; alcontrario, en las cárceles nos tratan muy bien;jpues no nos cuidan poco á los presos! Acasoeste tal desease que le permitiesen pasear por laplaza, 6 jugar á las cartas ó al billar y quizá...

LOS CRIMTNALES 91

hasta ir á casa de Mme. Gastaldi. i Ah, imbé-cil, tú no debías haberte dejado apresar entreestos muros!

Un amqo de la ra..:óíi y de la justicia. »

«Oh! ¡Código penal! Tu condenas la estafa,en tanto. que el gobierno con su lotería (le lot-to) incurre en el mismo delito.

»Se me ha condenado á 10 años por tentativade homicidio en una mujer que yo creía queera honrada; me engañé y me procuró seis me-ses de cárcel. Yo había jurado matarla en cum-pliendo mi prisión y la busqué, dándola dospuñaladas. La miserable vive; bien lo lamento.

En cuanto salgas, ve á Marsella, calle de...núm. 9 yen seguida con B... iremos á NuevaYork en donde espero que, trabajando unidoscon energía, haremos fortuna.

Mi hermosa no viene á yerme; cuando sal-ga la daré un beso con los dientes.- »Aún cuando no tengo más que 15 años de

edad, mi vida y mis viajes llenarían un volu-men. Yo comencé á los 9 años. La primera vezme condenaron á un mes, la segunda á quincedías y la tercera á un aíio de prisión. »

He aquí una especie de testamento escritopor un preso, ladrón ilustre; éste era un sabio:

«He robado y robaré siempre; ese es mi fa-tal destino. El papel en que escribo estas líneases robado, como lo son igualmente la tinta yla pluma; hasta robé la cuerda con que meamarraron al preuderme. Soy más desgracia-doque perverso. He tenido la desdicha de noser dueño de mi voluntad y sentir, en cambio,la influencia de las de otros; he practicado elbien y el mal con absoluta indiferencia con-forme rae eran sugeridos. Ah! ¿por qué Dioscolocó en el camino de mi existencia, personasque me aconsejaron el mal? Una vez cometí

92 LOS CRIMINALES

una falta, juré no reincidir en ella, y no pormi propia voluntad, sino por las sugestiones deun miserable, que me había acompañado enmis anteriores robos y que había tomado elpartido de denunciarme á la policía, volví ácaer, adquiriendo la triste certeza de no podervencer el vicio que me impulsa á envidiar y áapoderarme de lo ajeno, faltando á mi jurameato, y sabiendo que soy un ser inútil y no-civo para la sociedad por mi afinidad criminalcon los asesinos y por haber arrastrado por elfango el nombre que ini padre tanto se esforzóen mantener puro y limpio; cansado de la viday por todos estos y otros motivos he decididouicidarme el día 26 de mayo. aniversario de

mi primer arresto.Esta es la cuarta vez que vengo aquí, siem-

pre inocente y puro como el agua. Esta vez mecogieron con unas enormes pinzas. Ah po-bres ladrones, cuando os prenden debieran ile-raros á la posada de Mauro y no á la cárcelnueva. Adiós, mis alaxgos!D

«Estas gentes se ríen y yo suspiro en vanopor la libertad. Soy inocente y no quieren creer-lo. ¿Cómo no les castigará Dios? ¡Cuán ver-dadero es el proverbio que dice: « El que bienhace, encuentra el nial, y el que obra el mal,baila bienes». Es justo ser inocente y estarforzado á llorar en una prisión? Animales, ¿nollegaréis á comprender que soy inocente?»

«,,Por qué jamás salgo con éxito de mis ro-bos? Siempre estoy en esta infame celda porhaber robado. Pobre y desgraciado Quajot

«Aquí yacen los restos del infeliz Tubac, quedespués de robaren este mundo, va á robar enel otro. Sus parientes muy iegnc'iados le de-dican este recuerdo.»

Vuestro muy afectuoso jefe de cuadrillaTalbot. Yo fui siempre un hombre galante yhe cumplido ya veinte años de galeras. Estoy

T.os CRTMTNATES 93

de nuevo preso, y esta vez se me Condenará átrabajos {orzados durante toda mi vida; estopor haber hecho bien á mi prójimo. Yo no licasesinado más que má seis; los•ató porque su-frían demasiado. aqueó las moradas de mu-chos paisanos, incendiándolas después. ; Así mehe ganado el pan de toda mi vida

a Procurad robar grandes cantidades, porquelos robos pequeños son los más castigados. »

«Atended, mis amigos; si robáis, robad mu-cho y con precauciones, para que no os descu-bran. Todo el mundo es bueno para robar; parasalir bien, basta con no ser tonto.»

«Si Dios 1105 ha concedido un instinto al cualobedecemos, existen gentes cuyo instinto esaprisionarnos. Este mundo es, por consiguien-te, un teatro para divertirnos incesantemente.»

«En cuanto salga de la cárcel, quiero siem-pre robar, aún á riesgo de estar siempre enprisión. »

¡ Oh, ladrones! estos canallas de jueces hanarruinado vuestro oficio: Valor y adelante! »

«Querido amigo: Te escribo estas dos líneaspara comunicarte que estoy preso, y como estoysolo, te encargo que cometas algún delito paraque así vengas á acompaííarme, porque parados el tiempo pasa mejor, y cuando estemosaquí ya nos contaremos mutuamente nuestrasvidas. »

«Adiós, mis amigos: indignaos. Los juecesson una pandilla de cobardes sin fe; no sabenmás que lo son y sólo buscan el dinero.»

«El hombre listo y todos sus amigos no de-ben robar, sino asesinar.»

Las observaciones de M. Joly sobre las fra-ses de los presos franceses (Archiv. (PAntrop.orirn., 1888) y muy principalmente los magní-ficos estudios de Gauticr (Le Monde des pri-sons, 1889), completan estos documentos, de-mostrándonos al propio tiempo que las cárce-

94 LOS CIiIMINALES

les, reputadas como el lugar más seguro de co-rrección, son el principal centro de corrupcióné incorregibilidad.

II

Nos complacemos en copiar algunos extrac-tos del libro de M. Gautier:

Así, escribe Gautier, como la gimnástica mo-diflea no solamente el volumen y la contrae-bihdad de los músculos, sino también su for-ma, sus embellecimientos respectivos en de-terminados límites (ejemplos de ello son lasfantásticas dislocaciones de los elowns) y bastasu constitución químlca, de la misma manerala incorrección del régimen penitenciario, lainoportunidad de una existencia mecanizadapor la disciplina, la confesión de los peores de-litos, la monotonía de sensaciones, el predomi-nio del miedo y del tedio, la alimentación, elsilencio obligatorio, hasta el mismo alumbrado—quién sabe!,—ese alumbrado pálido, esa luzartificial (especialísima de los corredores y delos patios de las cárceles), pueden, creo yo,influir á la larga sobre los rostros y las pupilas,como sobre los cerebros y los pensamientos, lle-gando finalmente á causar esas arrugas densas,esos fruncimientos de cejas, esas gesticulacio-nes nerviosas, esos nubarrones en la mirada,esos gestos y actitudes tan extraiíos, que nosadmiran e impresionan.

»Adquiérese en una palabra, á la sombra delas prisiones y bajo la influencia de la discipli-na penitenciaria, el aire prisional, de igual for-ma que en virtud de otra génesis se adquiereel aire sacerdotal; es éste un atavismo que nodebe extrañarnos.

»Esto no es más que prira ampliar la hipóte-

O5 CRIMINALES 95

sis que se niega á comprender como ciertos de-tenidos que no están, sin embargo, irremedia-blemente pervertidos, no llegan á poder vivirmás que en la cárcel, fuera de la cual se en-cuentran de tal modo descentralizados, que alpunto hacen méritos pera volver á ella.

»No hablo solamente, entiéndase bien, de losmonstruos, cuya carrera en la acepción másextensa de la palabra y á la cual denominan«su trabajo», es el crimen con todos sus ries-gos. No hablo tampoco exclusivamente de aque-llos que, por predisposición congénita ó porprecoz depravación, no tienen más recursos devida, que el pillaje, la prostitución y el asesi-nato, como otros venden maderas, forjan elhierro, tejen el paño, labran la tierra ó tiñenel papel; y preparan un robo ó un asesinato conla seriedad y la tranquilidad de un negocianteal meditar un negocio.

»A los ojos de esta singularísima población-¡voto á... !—la prisión aparece como una fa-talidad más ó menos terrible, pero siempre co-mo casi inevitable, y siendo su verdadero cen-tro de partida Es un inconveniente de su pro-fesión. A él se atiene y conforme de antemano,de la propia manera que los hijos de los obre-ros y campesinos se atienen y resignan á ladura necesidad del servicio militar; como unminero so atiene yresigne al peligro constante(le una explosión de harreno.

Hasta esos mismos que cayeron casualmen-te, porque en un día desgraciado lo vieron Lodode color de sangre-6 negro,—no pueden resis-tirse después á recorrer una existencia de per-dición; los débiles, los sencillos, los sin volun-tad propia, los hijos (le la ocasión, que no ha-bían, sin embargo, nacido para el crimen nipara pudrirse en una cárcel, son bien prontoapresados para ser ulla rueda más del terribleengranaje de las prisiones.

96 LOS CRIMINALES

—Yo he sido siempre sorprendido», ha es-crito el fumista Julio VaUés; ayu he tenidosiempre el aire venerable de los viejos presi-diarios.

Nada más exacto, en el fondo, que esta afir-mación, abstracción hecha de la forma para-dójica de la idea.

«El aire venerable» es una expresión acasoun poco excesiva; Vallés quiso decir, «el airereposado D y esto no es asombroso Tener un«pan cocido», asegurados la vida y el cubierto,ningún cuidado para el día siguiente, sin otrapreocupación que la de obedecer dócilmente ála consigna impuesta; ser solo, como el perro, alque basta mover las patas para hacer dar vtiel-tas al tambor del asador, que es la rueda incons-ciente de una máquina; ¿ no es éste el ideal dela gran masa de inconscientes y vagos? ¡ENirvana! El automatismo Este es el paraí-so de los indus!

»Y la cárcel es, en las asperezas de la vida,un nirvana «en donde se engorda».

»Es cierto que mal nutrido, y un poco hu-millado y vejado... Mas cuántas gentes hon-radas no viven amargadas por la lucha por laexistencia, menos segura para ellas que paranosotros!

»Luego que son pasadas las primeras repul-sas de algunos--quizás de la mayoría—se llegainsensiblemente á tener un porvenir en la cár-cel.

»Yo no conozco nada, á este propósito, mástípico que el hecho siguiente, de cuya autenti-cidad respondo en absoluto.

En 1883 el detenido que desempeiiaba en laprisión central de Clairvaux'las funciones decontador general, llamado J... era un alsacia-no, antiguo oficial de la armada que, condena-do la primera vez por haberse emborrachado,cumplía ahora la cuarta 6 quinta condena.

LOS CRIMINALES 97

»Hacia fines de I.88, 1 que hacia cinco ('1

seis años (1110 estaba en su departamento, se fas-tidiaba en gran manera. i Ah! recordaba quetenía en elairvaux una situación verdadera-mente envidiable; las «vituallas del hospital »,una libertad relativa, la facultad de circulardurante el día por todo el establecimiento, cuyaextensión no era menor de cuatro kilómetrosde circuito, una grande consideración de partede todo el mundo; do parte de los presos, sobrelos que su cargo le daba una autoridad apre-ciable y de parte igualmente del economato,que no podía prescindir de los servicios de unhombre que, por hábito, conocía mejor que na-die el mecanismo de todos y de cada uno de losservicios de la casa..,

»J... escribió por eso al director una atentacarta concebida en estos términos:

«—Seilor, vos ya me conocéis. Sabéis quiénsoy, lo que valgo y los servicios que podéis es-perar de mí. Estoy en el mundo y si permane-ciera mucho tiempo cn él no sabría qué hacer-me. No tendré otro remedio que hacer motivospara que me encierren de nuevo. Procurad, yoos lo suplico, en cuanto me condenen á algu-nos años de prisión, reclamarme para Claur-vaux—yo os tendré al corriente del tiempo ylugar,—tened la atención de reservarme nildestino. Ni vos ni yo habremos de arrepentir-nos nunca de esta combinación.»

Be donde puede deducirse la conclusión pa-radójica de que la cárcel apenas produce e'efecto de intimidación y de horror que se per-sigue.

«Yo llego hasta figurarme, prosigue nuestroautor, que la cárcel es una especie de estufacálida, destinada á albergar plantas venenosas,y que en ella sobre todo se reclutan y discipli-nan los formidables escuadrones del ejércitodel crimen.

7

98 LOs ciUiiLNAiS

iOuántos infelices, por una sola debilidad,en una hora de extravío y olvido, se han per-dido irremediablemente, al traspasar la pri-mera reja de la cárcel: Esto ha sucedido contodos; son muy raras las excepciones, que yohe visto, en el curso de este estudio retrospec-tivo, invocar el porvenir. En vez de corregir-1o, la cárcel los volvió mucho más viciosos,incurables. Parece que su perversidad crece porel castigo y que, en su conciencia manchada,tiende á desaparecer la noción del bien y delmal, de día en día más confusa. En adelante,están condenados á vivir fuera (le la sociedad,que los aplasta sin compasión, entre des pági-nas de un código que jamás volverán á leer.

Toda la organización actual de las prisio-nes está formada para destruir al individuo,aniquilar su pensamiento y alambicar su ve-luatad. La uniformidad del reglamento, quepretende medir á todos los sujetos con la mis-ma vara; el rigorismo calculado y la regulari-dad de una vida monacal, en la que todo sehalla previsto; la interdicción de mantener elalejamiento de otras relaciones qe no sean labreve y ordinaria letra mensual; todo, abso-lutamente todo, hasta esos paseos morosos ybestiales, en fila siempre igual, creo yo, (pieestán destinados á mecanizar al preso, hacien-do de él una especie de autómata inconsciente.

Fijad bien vuestra atención en esto otro-salvo honrosísimas excepciones, muy raras, enel alto personal penitenciario, para casi todoslos directores de prisiones, el ideal del «buenrecluso» es el reincidente, el veterano, el abo-nado, cuya educación cuesta menos por estarhecha, y cuya docilidad adquirida es una ga-rantía de tranquilidad; he aquí el tipo encar-nado por el contador de Clairvaux, cuya historiafabulosa he referido hace poco! Para estos pre-

T,08 cnntirrs 99

sos son preferentemente todos los favores, lasconcesiones, y... las simpatías.

»E1 desgraciado que es un «buen detenido»,según la fórmula, apenas tarda, en virtud de se-inejante régimen, en hacerse incapaz de resis-tir á sus camaradas, criminales de nacimientoó de profesión, como á los carceleros; siendopoco refractario á las tentaciones, á las excita-ciones malsanas, al cebo de una ganancia ilí-cita, ó al influjo de los malos ejemplos como ála disciplina.

»El sólo sabe obedecer., no importa á quéni á quién; ¡ha perdido toda iniciativa, todafiereza! No es más que una pasta blanda, aptapara recibir todas las figuras.

»Habituado á tener un «pan cocido», á de-jarse conducir como una niáqinna ó una bestiade carga, y á no cumplir más que preceptosimpuestos, él nada posee de cuanto es indispen-sable para no ser inevitablemente aplastado enla lucha por la existencia.

»La única cualidad que tiene es la emula-ción, es decir, la emoción del crimen y la per-versidad, el fruto de la especial educación mu-tua, á que acaba de estar sometido. No sin mo-tivo se llama, en el argot carcelario, ú la pri-sión «el colegio». Además, el carácter judicia-rio que se adhiere al pellejo del preso, COmouna túnica de Nessus, bastaría á cerrarle todaslas puertas, á arrebatarle todos los medios lí-citos y honrados para ganarse la vida.

»Añadid Li esto la monomanía de la delación,el chaiila,qe, el espíritu de astucia y mentira ytodos los demás especiales vicios, que se con-traen ó desarrollan en las cárceles.

»Bueno es, en efecto, observar que ni unasola de las pasiones del hombre, naturales óartificiales, desde la borrachera hasta el amor,no puede, á través de los cerrojos, dejar de ha-llar un momento de satisfacción. He citado el

100 LOS CRIMINALES

presidiario de Glairvaux que consintió, paracontraer el hábito del tabaco, en abandonar elmundo donde se fuma, por los grillos y las mu-rallas infranqueables. Podría mencionar igual-mente á aquellos que, á falta de alcohol, be-ben «espíritu de madera, de barniz, de ácidosulfúrico, etc.»

»Yo quisiera, por tanto, que cada preso es-tuviese sujeto, durante un tiempo más ó menoslargo, á una vigilancia análoga á la que cons-tituye en los manicomios, el período denomi-nado de observación. Fasta después de haberpasado por esta prueba no sería él definitiva-mente clasificado, ni destinado á engrosar elgrupo de aquellos que un estudio semejantedesignara como más relacionados con él por sucarácter, educación, antecedentes, instintos ygrado de moralidad... Esta medida todavía noliaría desaparecer del todo—nadie puede dudarde ello,—el peligro de la infección recíproca;pero al menos le habría reducido á su mínimaexpresión; á lo menos contribuiría á suprimirlas colecciones viciadas, que el régimen actualengendra con sus inevitables mezclas.

»Es evidente que pertenece al alto personalde la administración penitenciaria la misión,dificilísima ciertamente, de intervenir enérgi-camente en la clasificación de los individuos yde las categorías. -Nadie ofrece, en este punto,tantas garantías de competencia é imparciali-dad como el director de una cárcel, que viveen medio de los presos, cuya suerte está llama-do á decidir, y que puede disponer, para estu-diar á cada uno de ellos, de semanas, meses yhasta años. A los que objetaran las posiblesarbitrariedades, yo habría de responderles queeste peligro me parece mucho más de temer enel gobernador que en los presidiarios, y sobretodo de parte de ini juez que puede condenará un desgraciado por su fisonomía, por las al-

LOS CRIMINALES 101

ternativas del interrogatorio, por la vista doun legajo fantástico, por una instrucción su-marial ó porcualquiera incidente ocurrido enla audiencia. Be iiquí la diferencia que existeentre el profesor que olasifica á sus discípulos,según sus notas de todo el curso escolar, duran-te elque ha podido analizarlas detenidamenteá su placer, y el examinador que no tiene paracolocar por orden de mérito el conjunto de can-didatos, otro medio que el dudoso sorteo de unConcurso. -

»Nada impediría, por otra parte, anexionar álos directores de las cárceles, una especie de ju-rado permanente compuesto de médicos, abo-gados, magistrados, de hombres en una pala-bra, los más ilustrados de la localidad.

»El condenado, en otros términos, el hombrejuzgado demasiado peligroso para ser puestoen libertad, permanecería en la prisión, nodurante un tiempo determinado (le antemano,ni más ó menos caprichosamente calculado,según la relativa gravedad do su falta, sinohasta borrar lo que pudiéramos llamar su man-cha moral. La detención proloilgaríase, en tan-to que él, con su trabajo, reparase el dailo cau-sado por su delito, así social como privadamen-te; hasta que él mismo se rehabilitase, hastaque buscara por sí su propia libertad.

»Esto no es, además, otra cosa que una am-pliación del principio de la libertad condicio-nal.

»Acaso se preguntará alguno: ¿Cuál será lagarantía de que el preso no permanecerá asíservus pwnr, durante toda su vida, sin espe-ranza ni gracia?

»Esta garantía consistiría en el derecho desometer su caso, en determinados delitos y enciertas condiciones, contradictoriamente con lasautoridades penitenciarias, y mediante la asis-tencia (le un abogado al j tirado de vigilancia,

102 LOS CRIMINALES

de que acabo de hablar, que pronunciaría laúltima resolución.

..Será preciso agregar ó todo esto que el de-tenido debería pasar el pe.ríedo de observaciónen una celda--Ja mayor parte de los que tanplácidamente alaban el sistema celular, no tie-nen ni la suposición más remota del ambientehomicida de estos calabozos,--sieinpre que élno excediese de un año?

»En cuanto á los incorregibles, ti. los incura-bles, á los monstruos—yo pido perdón ti. lossentimentahstas,—mas cualquiera que fuesensus génesis, víctimas de una infame herencia6 de siniestras fatalidades, no les puede seraplicado más que un solo régimen; la depor-tación!

Estas son también las ideas suscritas por lanueva escuela. Ahora bien, se me dirá que es-tán vertidas por un antiguoprisionero, cuyaparcialidad a posteriori sobre el asunto, es biennotoria.

;Magnífico! Leed esta otra soberbiapá-gina escrita por un director general de prisio-nos, M. Prius, y decidme luego, si no reinauna maravillosa conformidad entre escritoresque ocupan, sin embargo, una posición' biendiferente en e' mundo.

III

«La ley belga admite, escribe Prins, el ais-lamient(> celular (51) ; supropósito es regene-rar al culpable, substrayéndole á las influenciasmalsanas de los detenidos para no dejar sub-sistir más que la benéfica de las gentes honra-

.) Ley sobre Ja libertad condicional en Bélgica. Bt4Jt. dla Sí,j e,ieaLe de ¡»i,as, 88).

LOS CRIMINALES 103

das. Esta es, en todo el mundo, la teoría. Exa-minemos ahora el hecho. En todas las partes,los pretendidos refonnadores encargados de re-presentar cerca del preso los elementos sanosde la sociedad. •son los miembros del personal,es decir, en general, agentes leales, pero reclu-tados en las capas sociales ti las cuales pertene-ce el detenido; muchas veces, gentes faltas deempleo, que por Ull salario irrisorio, insuficien-te para el sostenimiento de una familia, con-sienten en vivir, casi, casi la vida d0 los pre-sos.

»En ninguna parte este personal mal retri-huí do en contra de lo que merece, es escogidocomo conviene. Además, los vigilantes nuncason bastante numerosos. La lógica del sistemaexige para cada detenido varios guardianes,renovados incesantemente, que ejerzan una ac-ción constante. En vez de esto, cada carcelerovigila á 25 6 30 presos. Estos vigilantes deben,naturalmente, limitarse ti lanzar una rapidí-sima ojeada sobre la celda y sobre el trabajo,é inspeccionar si la reglamentación es obser-vada.

una rapidísima visita de un institutor óun limosnero quedan reducidos todos los es-fuerzos de los encargados de transformar y en-mendar al culpable.

»El hospital para curar las enfermedadesmorales, el establecimiento modelo soñado qui-zás por los cuáqueros, por Howard y Duepé-tiaux, está bien lejos de nosotros. Nosotros noshallamos hoy en presencia de la soledad y delformulismo estrecho de la prisión; y nos hemosde preuntar si el hombre perteneciente ti lasclases inferiores puede ser regenerado iínica-mente por ambos rigorismos.

»La soledad libremente escogida, ¡ah! muycierto que ella elevaba el alma del poeta, quehuyendo de lasvulgaridades del mundo, se re-

104 ios CRIMINALES

fugíaba en la.,, regiones de lo ideal. Mas, lasoledad impuesta al nUsoraJ)lequé efectospuede producir en él, corno no sean el abando-nar su pensau len ti ó los i ns i ntos inferiores éir relajando de es la suerte caila ves niáis su -ni-vel nioral?

»Es indudable que á muchos vagabundos ydegenerados que pueblan las prisiones les faltóun medio, el de los ejemplos, una proteccióneficaz. quizás la de los afectos. Está sofocadoen ellos liasa el menor germen del instinto so-cml, y se imagma substituir el metilo de la so-ciedad, y todo lo que para ello es menester, conlas visitas sumarísimas de los carceleros, sui-g-dos de la estofo más ínfima de la sociedad.

»rNO es una locura pretender inculcar la so-ciabilidad en el hombre, dándole únicamentela celda, es decir, lo contrario de la vida social,levantándole hasta las apariencias de una gim-nástica moral, regulando de la mahana á latarde los menores detalles de su jornada, todossus movimientos y hasta sus pensamientos?¿No es esto colocarle fuera de las condicionesde existencia y alejarle de la libertad para lacual se pretende prepararle? Ah Bajo el pre-texto de moralización se encierra entre los cua-tro muros de una celda á un robusto campesino,acostumbrado al aire de los campos y á los ru-dos trabajos de la camplíta; se le da una ocu-pación cualquiera, nada que represente un gas-to suficiente do energía física; se le entrega álos guardianes que, en muchas ocasiones, leson socialmente inferiores; se le abandona deesta suerte, durante largos olios, y cuando elcuerpo y la inteligencia han perdido su agi-lidad, ábrese la puerta de su prisión para lan-zarle, debilitado y desarmado, á la india porla vida, sin tener en cuenta que á la larga, todapena consume y que los días transcurridos en la

LOS CRTMINALES 105

prisión engendran un hábito, el de la menoracción positiva.

»No se olvide que las cárceles enci-erran se-guramente re.ifl cidentes i iicnrrcgiliies y corrom-pidos, el defritus de las gran des cuidades, queprecisa evidentemente segregar do los otros pe-nad"; mas tiibiéii gim en en ellas otros delin-cuentes semejantes á la niayor parte de loshombres de su condición que están libres.¡Cuántas veces depende de la casual formaciónde un jurado la libertad 6 la prisión de un ciu-dadano! Cuántos crímenes de la envidia y delamor entraíiaii en sí nhlsifloS, tanto la absolu-ción como el procesamiento de sus autores!¿Es, pues, racional, ni siquiera por una solavez, aplicar á seres de nuestra propia naturale-za un concepto tan contrario á la misma natu-raleza? Si se intentarhi hacer de ellos buenosdiscípulos, buenos obreros, buenos soldados,¿aceptaríamos el método del aislamiento ce-lular prolongado? Y ¿cómo lo anatematizadopor la experiencia de la vida ordinaria puedetener utilidad en el pronunciamiento de unacondenación penal?

»Además los inconvenientes fisiológicos ymorales de una larga soledad son evidentes;solamente habrá de combatírselos por una gran-de humanidad en las cosas exteriores. Si bienpor miedo de una crueldad para con los buenos,se llega, atendiendo á los malos, á las exagera-ciones de una filantropía que raya comúnmen-te en el absurdo.

»En Holanda, cuando por e.iemplo• en Hoomse facilita á los detenidos agua caliente y fríapara lavarse, una sala de recreo y juegos dedominó; cuando en la fiesta del rey se quemaun fuego artificial dedicado á ellos (52); en

(sr) D Neuwenhuys, profesar de la Universidad de Gronin-gen discuro de epertllra De Gez'angnistsafi Grnningsrs, 1854,Pág. u

106 LOS CRIMINALES

América, cuando en Elmira se les procura dis-tracciones musicales; cuando en Thornaston seautoriza un mitin contra la pena de muerte;cuando, en Illinois, se les provee de pouding,bizcochos, galletas y miel, se están tan lejosde 1,1 verdadera justicia, como lo estaban losantiguos partidarios de la tortura.

Tinit ji encarecer ni s cuanto importa que va-riemos de ideas acerca de las cárceles; no hacefalta demostrar como los jurisconsultos deben,antes de dictar las leyes, aprenderlas en las iii-clinacioes de los criminales, cuyo trato y roza-inientos directos les conviene muy mucho (Véa-se el Apéndice de esta obra, sobre la necesidadd' la enseñanza de la antropología criminal).

Iv

El doctor Salillas estudia, en su magníficaobra La Vida penal en España, publicada enMadrid, todo un mundo de criminales, parti-cularmente de dicha nación.

Consi'na el mencionado profesor que en Es-palia existen presidios en los que las relacionesde los detenidos con las gentes honradas se ha-llan establecidas bajo la mismabase que lasde los locos de Gheel, en Bélgica, con los habi-tantes del país. Una costumbre de las cárcelesespañolas muy singular y característica, es lade las cucas. Esta es el amor platónico, es decir,por correspondencia. Los detenidos de ambossexos que no se conocen, que jamás se han vis-to, llegan á establecer comunicaciones regula-res entre sí por diversos medios, muy astutos ycuriosos. De esta forma, se casan, se aman yse divorcian por carta. Estos son los cucas. Mu-chas veces un cuca encarga á su enea buscarotras i:a. para sus amigas y viceversa.

LOS CRIMINALES 107

Ellos sienten todos los efectos de la pasiónviolenta, SOil celosos y se baten entre sí en bas-tantes ocasiones, por su incógnita manceba.La cuco es celosa de su hombre si le pierde, seconsidera. viuda. Algunas veces le pierde aljuego con sus compeTieras.

Ventia ha estudiado en Nápoles el sfregio,la cuchillada en la cara con una navaja de afei-tar, poniendo en práctica todas las reglas de-bidamente determinadas.

Todo es especial en este crimen: el medio enque se desarrolla (la camorra), la edad de loscriminales, la condición de las víctimas.

La cuchillada en forma de cruz, marca infa-mante, se utiliza para los falsos hermanos, losafiliados en la policía, los sospechosos y en ge-neral para los moscardones. Con ella se suelecastigar más comúnmente á la mujer; muchasveces ésta no es culpable; en otras ocasiones,su delito consiste en ser coqueta ó solamentebonita. El atentado en nada disminuye el amor;por el contrario lo aumenta. La mujer así se-Tialada atestigua con su cicatriz, que se la haamado hasta el crimen.

El autor de semejante delito es siempre jo-ven.

El 81regio no es el crimen propio de una ca-tegoría ó de una asociación de malhechores ymal intencionados. Aunque los culpables de élpresentan habitualmente los caracteres distin-tivos de los criminales, se comete entre la gen-te del pueblo honrada, entre la pequeia bur-guesía y hasta por las clases más elevadas. To-das dan su contingente de anormales.

En Sicilia se mata, no se sebala (53).

() .4cÉo del z.' Congreso de AnÉ1oolgía eirni1a1. Ro-ma, 1887.

CAPITULO VI

CONGRESOS, PRENSA Y SOCiEDADES

ANTROPO-JUJi.ÍrnCAS

Nuestros progresos están hoy muy lejos deser los descubrimientos de minuciosidadesquepueden interesar solamente á los sabios. Elloshan traspasado los limites más excelsos, aun-que también menos conocidos de la ciencia.Cuando se celebró el primer Congreso de Antro-pología Criminal, se contaba con sólo una re-vista para propagar estas ideas por el mundoentero, el Archivio di psichiatria, scienze penal¡e anthropologia criminale; hoy contamos conlas siguientes: Anom.alo, de Zuccarelh; Scijoloposstvca di diref.to del Firettre (Nápoles),Archivo di frenairia, de Reggio, Revista deAntropología cri,ninal, de Talladri (España),Archives d'Anhropologie crimineile de Lacas-sagne, Archives de Psychiatra de Mirjetoskiy las de tKowalewski, Revue de la Societé ju-ridique, de Moseou y las Meinoires de la Socie-U d'Anthropologie de Bruselas. Y ¿por quéno contar entre esta brillante pléyade, álos Bulletins de la Societé d'Anthropologie,en Tos que Manouvrier, Juliot, Letourneauy Bordier han sostenido controversias tangloriosas para nuestra causa; á la Revue de

110 LOS CRIMINALES

la Re'forine .Jvdirairc de •Tanvrot y la Re-ue Scicntifi que, la primera siempre en pro-

pagar las ideas nuevas; y el Bulietin de lanonvelle Societé d'A th ropolog ie crimineile(le Buenos Aires, la primera sociedad con-sagrada á esta ciencia novisima que cuenta yacon un museo especial y con miembros justa-mente célebres? (54).

IT

- Seria injusto si olvidase el congreso jurídicode Leniberg, en el año 1889, en donde Rosen-blatt ha tratado Les causes psychologiques desen mes, E rzynnshi comunicado los resultadosde la novísima escuela antropológica y Butzins-ki estudiado d «las prisiones, según la nuevaescuela». Ahora bien, el primer Congreso ju-rídico que ha discutido verdaderamente losproblemas planteados por la escuela jurídicamoderna, es el de Lisboa, cuya primera sesiónse celebró el día 4 de abril de 1889.

La primera cuestión controvertida fué for-mulada así: ¿Debe la administración de justi-cia ser gratuita particularmente en materiade tutela y penal? He aquí la respuesta delCongreso: Ea administración de justicia, siendouna función social, debe sergratuita de todaslas maneras: esta proposición fué aprobada porunanimidad; ónieamente ¿os congresistas yo-taron en contra.

La quinta cuestión preguntaba: Se debeindemnizar á los acusados condenados? En casoafirmativo, 1. se debe la indemniaeión á todo in-dividuo condenado sin distinción ó solamenteal declarado inocente por el tribunal? Quedóaprobada por unanimidad la respuesta sigmen-

() Pinero, Drago, Ramos Mejía, etc.

LOS CRIMINALES lii

te: El Estado debe una indemnización é. tododetenido preveutivaniente (5 acusado, cuya mo-encia completa haya sido proclamada judi-

cialmente, sea en el curso de la instrucción deun proceso, (5 después de la, acusación, en elJuicio sobre la demanda, 6 finalmente durantela revisión por el juez encargado de verificarla.Se exceptuarán (le esta regla, sin embargo,aquellos que por sus faltas ó sus actos, hubie-ren dado un motivo para la detención preven-tiva, y provocado la demanda con sus declara-ciones é informes falsos, ó con cualesquiera delos otros medios, susceptibles de contribuir alerror judicial cometido con prejuicio.

He aquí la tesis planteada en la décima cues-tión En qué sentido urge reformar los códi-gos criminales; en el que se refiere ó. las con-diciones de la responsabilidad penal del autorde un hecho criminoso y á los efectos de lascausas de no imputabilidad (circunstancias di-riinentes), para que la doctrina de la ley estéacorde con las afirmaciones de la psicologíacontemporánea, de la antropología criminal yde la patología alienista, yasí satisfacer lanecesidad de dar á la sociedad toda la seguri-dad posible con respecto á los criminales

Actuó de relator el doctor don A. Augusto(irispiniano da Fonseca, juez de Moda. La sec-ción de derecho criminal substituyó sus con-clusiones con las siguientes:

La Las leyes penales deben estatuir no so-lamente para los locos, sino también para aque-llos delincuentes, que sin ser absolutamente lo-cos, no son, sin embargo, completamente res-ponsables de sus acciones.

2a El delincuente absolutamente loco debe,después de probada su irresponsabilidad, porel examen de los médicos y por todos los otrosmedios legales, ser recluído para siempre enun manicomio 6 en un asilo.

112 ios cuiuixis

3. Los q oc, sin ser absul utainente locos,110 son tampoco completamente responsables,son no obstante perniciosos y deben ser someti-dos á juicio y detenidos temporalmente en losestablecimientos destinados para ellos.

Estas conclusiones fueron votadas por la ma-yoría del Congreso; huelga demostrar que sonlas mismas de nuestra escuela.

III

La facultad de derecho de 1-Ieidelberg hapuesto en concurso entro SUS discípulos, comopremio anual: Las aplicaciones jurídicas de lasteorías del profesor Loinbroso sobre el /wrnlrecriminal.

Yo habré de seialar aún todavía la funda-ción de la Unjan internat.ionale de droit penal,que ha inscrito, en su baiidera, las conclusio-nes prácticas (le nuestra escuela para conocerla criminalidad, precisa estudiar á los crimi-nales; las medidas preventivas son tan eficacescomo la condena contra los crímenes; los tri-bunales de represión y la administración peni-tenciaria concurren al mismo fin; la condenano vale más que por su modo de ser cumplidael sistema celular consagrado por nuestro de-recho moderno es irracional; precisa substituircon otras penas á las condenas (le corta dura-ción ; es necesario distinguir entre los delia-cuentes accidentales y los habituales; el siste-ma penal debe prolongar las penas, para estosúltimos, siempre que se trate de la repeticiónde delitos leves.

Este decálogo, suscrito por trescientas dis-tinguidas eminencias de la jurisprudencia eu-ropea, es el derrumbamiento de toda la viejametafísica jurídica. La obra no comenzó hasta

LO CRJi1I1Es 113

seis ni ÜSCs después; en nuestro poder obran yaimportantísimas memorias U (i-arófalo, Prins,Lamniatsch y Liazt, que reunidos en un con-greso CI 3 de as±o (le 1889, acordaron acome-ter la reforma de la legislación penal, confor-mo á los modernos adelantos antropológicos ySociológicos.

Todos convinieron en que para los delincuen-tes de acción, los debutantes y todos aquellosque no han sufrido condenas aiiterores, la pri-sión es más nociva que eficaz. Se yropuso subs-tituirla por otras diferentes medidas, como laamonestación (según se practica en Inglaterray en Italia), la reforma del sistema de las mul-tas, los trabajos públicos al aire libre, la rø-longación de la prisión preventiva 6 condicio-rial que permite librar a.l condenado del perni-cioso avecinanuento de reincidentes y crimina-les habituales.

Quedó aprobada por unanimidad la enmien-da de M. Garofalo.

«La. Unión recomienda la aJicación del prin-cipio de la condena condicional, insistiendosobre la necesidad de determinar sus límites,según las condiciones locales y teniendo encuenta los sentimientos y el estado moral de lospueblos. »

Honor, honor excelso á iDu Hamel y Prins,ilustres sabios, los primeros, los iniciadores deeste movimiento Gloria mí todos los espíritusnobles que, arrastrados por el hermoso y poten-te influjo de las verdades nuevas han renun-ciado (cosa muy rara entre los hombres y mástodavía entre los sabios) mí convicciones que,adquiridas en su juventud, engrandecidas consu gloria, deberían serles doblemente precio-sas. Cierto que muchos de ellos invocan sus orí-genes protestando que nada tienen de comúncon nosotros; esta es por fortuna una excepciónrarísima. Además, cuando se combate cuino

8

114 LOS CTMPALES

nosotros, por una idea, ¿qué nos importa quela personalidad esté descontenta, con tal quese adopte nuestro credo? ¿No es ley de estemundo que los hijos, luego de haberse engran-decido, abandonen á sus padres, aunque éstosJamás les olviden?

Para nosotros, este olvido es una prueba másen pro de nuestras doctrinas.

Iv

Acostumbra á decirse que la felicidad jamásviene sola: en efecto, quiero revelares, antes determinar este libro, una aplicación aun másnovísima.

Manouvrier, en uno de esos instantes profé-ticos que tienen los hombres de genio, decíaque no solamente existe una antropología cri-minal y que debería formarse una antropolo-gía histórica, social, etc. Magnífica idea! Yallegó el momento de llevarla á la práctica! Taj-ne y Renán han creado ya una antropologíahistórica; Lessonas y Fioretti han realizado en-sayos de aplicación al derecho civil, principal-mente para los testamentos, los derechos desucesión y el divorcio. M. de Aguanno ha pu-blicado una obra muy voluminosa, llena dedocumentos y consideraciones generales, bajoel título: Svila evoluzione e grnesi del diritiocivile (1890). Y ¿si nuestra ciencia, por lasnuevas aplicaciones, perdía su nombre primi-tivo, para llamarsepor ejemplo, antropologíasocial, jurídica, etc.? ¡Soberbio! Bendito esedía! Nosotros no queremos el triunfo del nom-bre, solamente anhelamos el de las ideas nue-vas.

No he mencionado hasta ahora los Congrescde Antropología criminal de Roma y Parí

tos C1UMtJVUS 11

Ambos han publicado sus Actas. Vaya desdeaquí el testimonio de mi agradecimiento, queno quiero permanezca oculto, por su atenta ygenerosa hospitalidad, tan grandes como su ge-nialidad, á MM. Thévenet, ministro de Justi-cia, Herbertte, Brouardel, Roussel, MoteL,Magnan Roland y Bonaparte.

Con esta manifestación, creo haber interpre-tado fielmente además de mis sentimientos losde tock,s los congresistas reunidos en Parísen 1880.

APEN1) lOE

ENSEAA DE LA ANTROPOLOGÍA CRIMINAL '!

MUY PARTICULARMENTE DE LA CIENCIA PENI-

TENCIARIA EN LAS PRISIONES.

1. Quizás diga alguno que es superfluo que-rer demostrar la utilidad de la ensejianza de laciencia penitenciaria.

Tratándose de conocimientos que pueden de-cididirla suerte de millares y millares de indi-viduos, y lo que importa todavía más, de cono-cimientos en los que se halla interesada la se-guridad de toda la sociedad, es natural y lógicoadmitir como una gran ventaja, el fijar lasreglas convenientes para todos aquellos. queabrazan la, carrera penitenciaria y persiguenel nobilísimo fin de la regeneración moral delos criminales. Hasta el presente, hemos cami-nado sobre este terreno, á tientas y sin recurrirá las ciencias y aun menos á la euseanza Uni-versitaria.

Además, es ley general, que las teorías di-dácticas, vayan precedidas siempre de una ac-ción más 6 menos obscurecida é informe. Laspalabras dejáronse oir bastante tiempo antesque la gramática las recibiese y fijase las re-glas del lenguaje; cientos de siglos transcurrie-ron antes que á los signos gráficos reemplaza-sen las letras del alfabeto y las reglas de la pin-tura. Durante muchos años se hizo la guerra

118 LOS CRIMINALES

y ejercióse el comercio, sin conocer la aritmé-tica, la economía política, la balística y la es-tadística.

Hasta nuestros tiempos mismos no se ha co-menzado realmente á enseñar la historia de unamanera científica, porque lo que se explicabaantes, no era más que la crónica de los aconte-cimientos.

El derecho penal 110 ha adquirido una formadidáctica, hasta hace pocos años.

La materia de las ciencias penitenciaria ycarcelaria es más complicada y más susceptiblede enseñanza que todas las otras; sin embargo,ella no se practica todavía.

En efecto, si fijamos nuestra consideraciónen la arquitectura de las prisiones, hallamos queno sabemos aún cómo se debe construir unacelda ó un taller, que respondiendo á las ex¡-gencias (le la economía, no sea nocivo para lasalud y permita al detenido ejercitarse en ocu-paciones útiles, sin estar expuesto á la depra-vación, que pudiera acarrearle el régimen co-miin de los otros criminales. Esa celda y esostalleres no existen todavía, y en nuestros tiem-pos se desconoce la manera de modificar lasconstrucciones de las cárceles correccionales, delas prisiones para mujeres y de los edificios dearresto, en los cuales los detenidos preventiva-mente, inocentes ó culpables, pasan una fasede transición.

Nosotros liemos sentido una necesidad ver-daderamente imperiosa, en alabar las construc-ciones y la reglamentación de ciertas cárcelesalemanas, rusas suecos. Hemos realizado suestudio y su crítica; yo digo esto para los sa-bios, porque el conocimiento de estas cosas, noes del dominio público. Aliora bien, conocien-do el aspecto material de un establecimientopenitenciario, ¿se conocería igualmente su ad-ministración y moralidad

LOS CJiIMINALES 119

Creo que en esto nos hacemos extrañas ilu-siones, según nos había ocurrido hasta ci pre-sente con el derecho penal. Tratamos las cues-tiones á derechas ó izquierdas sin examinar loshechos; juzgamos que un establecimiento de-terminado es verdaderamente útil, porque suconstrucción afecta una forma cuadrada, pro-longada ó circular, razón que nos permite creer

I e es apto para el aislamiento de los crimina-y que ha de curar radicalmente esas ano-

malías, que resultan del atavismo, de lesionestraumáticas ó de profundas deformaciones or-gánicas.

Añádase á todo esto la administración, queofrece graves complicaciones, sobre todo cuan-do se trabaja en las cárceles; y que, en esta or-ganización, se quiere manumitir á dichas labo-res de la cooperación, siempre perniciosa, de loscontratistas. Después se tropieza con grandesdificultades, cuando se trata de satisfacer lanecesidad de recreos intelectuales, autorizandolas entrevistas de los presos con distinguidaspersonalidades, consintiendo á los detenidosraer los libros de la biblioteca, y organizando lainstrucción religiosa de manera que esta últi-ma no conduzca ála monomanía, ni al ateísmo,ni á la intolerancia.

No creemos nosotros que se puede preverproveer á todas estas necesidades, con sólo a -gunos artículos de un reglamento árido, y mu-cho menos resolver tamaños problemas con unaserie de tablas estadísticas que es fácil dispo-ner á su modo sin que guarden la menor rela-ción con la realidad.

Todas estas cuestiones no pueden ser dilu-cidadas más cine por un estudio detallado, pro-fundo, en parte teórico y en parte práctico, quetendiera á emanciparse del apriorismo, que seha apoderado de las prácticas carcelarias y áenmendar bien sus faltas. Relacionemos con

120 Los CRIMINALES

esto las ilusiones que ha 1)OCO nos hacíamosacerca (le esto mismo. No he menester enume-rarlas; será suficiente citar l,-)s obras de MM.Beltrani-Sealia, Salillas y Prins (5).

Esto que lamentamos, resulta de un exceso(lo generalización; bajo el pretexto de supri-mir lo arbitrario, se ha suprimido elmovimien-to y la vida. «Hasta cuándo los tribunales deEuropa continuarán lanzando condenas sobrelos miserables, de la misma manera que un gri-fo deja caer el agua, gota u gota sobre el suelo?las condenas se filtran en las masas, como lasgotas de agua en la arena. Es una ilusión dis-paratada creer en la transformación (le estemal de las prisiones. 'Un absurdo pensar queterminará con una breve estancia en la cárcel.La prisión, más que aiguna otra pena, exigeser aplicada con discernimiento. Prodigándolaá troche y moche sobre todos los que desfilanpor delante de, un tribunal, se anula el efecto,se destruye la eficacia y se hace caer poi su baseel sistema penitenciario, tanto más seguramen-te, citanto que es inposihle hacer trabajar álos condenados durante algunos días, convir-tiéndose de esta suerte la pena en una excita-ción á la perezas (Prins).

2. Hay un estudio todavía más importante;el que se refiere á la administración carcelariavenal; es decir, el estudio del hombre crimi-nal. Creíase en otros tiempos, que bastaba es-fudiar la enfermedad, no el enfermo, el cri-men y no el criminal.

Inútil será ponderar cuán perjudicial ha sidoesta teoría, porque e' mismo crimen puede sercometido por pasión, en un acceso de delirio,á consecuencia de un vicio innato y según loscasos, deberán ser especiales las penas. La lu-

(j) Véase Prn. D la 1,bératioy condllian,dle erque, las.

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cha inútil, y lo que es peor, vanamente costo-sa, que se ha venido hasta el presente soste-niendo contra el crimen, cuyo número de rein-cidencias aumenta cada vez niás, demuestra,'por sí solo, el efecto de. nuestros errores.

Además, haciendo abstracción de esta falta,nipóllese la necesidad del estudio del criminal,

en justa obedieucia á las viejas máximas de lasciencias ca.rclarias. Aludo aquí á. las intere-santísimas observaciones hechas en Zwickau,según las cuales {*be tratarse á los criminalesindividualmente ' modificar el tratamiento se-gún el carícter personal, si se quiere obtenerun resultado algo satisfactorio. Cómo, pues,se podrá pnr en práetca la libertad condicio-nal ó adinhliist.ra.T' sin interrupción una cárcel,sin estudiar ud i vidualnient.e el crini en?

Y ¿cómo se flevará á efecto un estudio indi-vidual, si rio se organizan enselanzas especialessobre los crjiu iiales?

Merced á la falta (le esta cfseñanza, los ju-ristas y la mayor parte tic los empleados pena-les consideran á los ci'iniivaies como hombrescompletamente normales perseguidos por unasuerte desdichada, como conscriptos que, en elsorteo de la desgracia, en lugar de obtener unbuen número, saciiron un mandamiento de pri-sión.

Es lógico que con semejantes errores funda-mentales, se obre equivocadamente en todas lasmedidas adoptadas contra los criminales, y quese haya llegado al extremo de que en todos lospaíses, ecxeptuando á Inglaterra y á la Amé-rica del Norte, las gentes honrados tengan quetemer niás de la detención de los culpables que¿le sus mismas fechorías.

3. Estas investigac iones deben, natural-mente, pract.icarse sobre los lugares adecuados.

Todo el mecanismo de la celda, todos los de-talles del servicio que deben garantir la efica-

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cia de un correccional, la organización de lostrabajos, que han de aliviar las cargas del Es-tado, sin perjudicar el aislamiento y la enmien-da de los criminales, no pueden ser llevados ála práctica, si no se está en contacto con loshechos. .

Es imposible, por consiguiente, estudiar alhombre criminal sin verle bien de cerca, loque no es difícil. Justo es atribuir, á todas esasfalsas doctrinas jurídicas, en que Europa haestado irnbuída hasta ahora, la leyenda de queci acusado no recibe voluntariamente y conagrado las visitas, y que no se somete con do-cilidad á un examen antropométrico, sobre to-do cuando se trata de criminales comunes.

Por amor á la ciencia y al ejercicio de lamedicina, hemos consentido en percutir á cen-tenares de tísicos en los hospitales, examinar áinnumerables mujeres embarazadas por hom-bres jóvenes manipular en las clínicas quirúr-gicas sobre miembros fracturados y palpar elcuerpo de individuos de los dos sexos; y aunquelas visitas fueran con tanta frecuencia muy fa-tales á los alienados, hemos permitido, sin difi-cultad, frecuentar las clínicas psiquiátricas,durante meses enteros, á los estudiantes de me-dicina; y ¿habrían de comenzar estas dificul-tades solamente para los criminales?

¿Cómo explicar esta manera de mirar lascosas al revés y únicamente para los reclusospenitenciarios, que no cabe dudar, son las per-sonas menos delicadas é interesantes?

Ah para testimoniar de la sinccridad denuestras observaciones, nos apresuraríamos áadoptar niedidas, no para impedir los estudiossobre el condenado, sino mejor, para prohibirla publicación en los diarios, de noticias de-juasiado extensas, obscenas y calumuiosas, da-das acerca de los presos, con sus retratos; y deesta suerte restringir la publicidad de la cró-

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uica de los tribunales criminales que á conse-cuencia de otro falso convencionalismo jurí-dico, se considera como la salvaguardia de lasgentes honradas, de los acusados, de los débi-les y hasta, Dios nos tenga de su mano, de lalibertad política.

Se consiente que un preso preventivo que pu-diera ser muy bien el hombre más honrado delmundo, sea traído y llevado en la prensa, consu nombre y apellidos, permitiéndoseque suretrato y su biografía circulen por todos los pe-riódicos, y se pone el grito en el cielo cuandoalgún sabio, delante de sus colegas, quiere es-tudiar la fisonomía no ya de un preso preven-tivo, sino de un verdadero criminal de oficio.

Un examen semejante, hecho con calma porpersonas serias, jamás da lugar á inconvenien-tes y nunca perturba la disciplina. Baste sa-ber que durante catorce afios, yo he podido con-ducir á un centenar de estudiantes por entre lospresidiarios de Pavía y de Turín, sin que, niuna sola vez, ningún recluso se haya negado alexamen. De otra parte entendemos que no sedebe estudiar á los detenidos por primera vez,y menos á los presos preventivos, siempre queen el momento del examen, no se bailen bajoel peso de una grave acusación.

Igualmente debe excluirse á los delincuentesque se niegan á dejarse examinar y que hancometido crímenes que no de-notan la pérdidadel sentido moral, ejemploco por ejemplo las quie-bras, ciertas falsificaciones, etc.

No precisa más que el estudio de los crimi-nales por herencia. Los otros criminales no sediferencia mucho de los demás hombres y nohan menester por consiguiente (le signaturasespeciales. Conviene realizar este estudio con eltaco antropométrico de Anfosso, y con suje-ción á las reglas tan admirablemente dictadas

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por Tamburini y Benelli (56), que yo he in-tentado completar, y ó las fijadas por Bertillón.Y no siendo verídicos, nnwhos de los crimina-les hereditarios, al examen, creemos nosotrosque debe presidir el estudio del acta de acusa-ción. Tales entrevistas y semejante examen nopueden ser perniciosos para los criminales; alcontrario, los resultados de estos estudios comu-nicados á quienes ha de decidir la detención yeventualmente la libertad provisional de losindividuos, servirían 1Iin(hÍslIuo mejor que lasrecomendaciones é instancias de los diputadosy que las inforniaciones burocráticas, porquese regulan cojniínmente por otra parte, estasentrevistas valdrían para corregir las perni-ciosas ociosidades ¿te la celda y en no pocasocasiones para prevenir los errores de la justi-cia humana ó para ayudar á repararlos comoen el caso (le Bossi (57. en que un condenadoá cadena perpetua, por terrible salteador decaminos, fué reconocido en los exámenes an-tropouutri('Ú y psicológico, tomo liii hombrehonrado gravemente calumniado.

Este estudio nos suministraría igualmenteun nuevo medio para introducir, en la enseflan-za de los conocimientos carcelarios, el examendel hombre criminal. Mas si los prejuicios ylos erróneos convencionalismos, que dominantodavía hoy, entorpecían el estudio del penadoen la cárcel, nada habría de impedir estudiará los criminales libres, tan numerosos en elmundo y con los cuales puede fácilmente tro-pezarse en Jo vía pública. Yo, después de seisaflos, me he ]imnitado ti estudiar estos últimos.

l Único inconveniente que podría sobreve-nir sería que cuando los estudiantes penetrasen

6) .4ae3 du Con'rs darn/ aÓo1'ge c,imi,I1e, Rria. i85.() Ce,fi,ia dei crjmi,a.1i 885, 1, etc.

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cii las prisiones, habrían le ser vistos contra suvoluntad los acusados inocentes y honrados.

Verdad también que, aun á pesar suyo, po-dían ser percibido s en ci tribunal sin embar-go, se debería evitar esto, dando un antifaz átodos aquellos que lo desearen, y haciendo pe-netrar directamente á los escolares en el aulade la prisión y no llamando más que á los in-dividuos que, de buen grado, consintiesen enser examinados.

La cuestión es aún más delicada y complejaen lo que se refiere á las casas de correcciónpara Jóvenes. Yo creo que no debe realizarse elexamen más que con el concurso de los maestrosy de los directores espirituales y en presenciasólo dejos mejores discípulos, dando á la vi-sita caracteres de una distinción y examinaijosolamente á los jóvenes llevados allí por algúndelito; en otro caso podría surgir el inconve-ninte de pervertir á niños honrados é infeli-ces.

Además sería muy, útil realizar un estudioprofundo sobre el reverso de la medalla y ex-tender todas estas investigaciones á las escue-las públicas, examinando á los alumnos másincorregibles, como el primer paso para su ni-tetnado en un centro de educación correccio-nal.

M. Ruffini, ilustrado inspector de las escue-las de Italia que ha comprendido cuan valio-sos serían estos procedimientos, ha reunido unaespecie de apostolado con el fin de que se tomenen consideración, en la libreta de orden delcolegio, las anomalías morales de los niíios,anomalías que, de persistir, después de largosaflos, pueden ser consideradas cemo graves in-dicios de criminalidad y demandarían, porconsiguiente, medidas preventivas para Impe-dir que el niño contraiga definitivamente in-clinaciones viciosas.

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He aquí como estas observaciones didácticascontribuirían á la protección de la sociedad.

En lo que se refiere á las mujeres, estas ad-vertencias no son tan necesarias por ser menorla criminalidad entre ellas. Nuestras enserian-zas se limitarían á las prostitutas criminalesque, ya en contacto íntimo con el mundo; nohabrían de sentirse, por este examen, heridasen lo más mínimo en su amor propio, ni ofen-didas en su pudor ó timidez.

El curso de instrucción debería comprender:a). Teorías sobre las leyes, ordenanzas y

reglamentos carcelarios, tipos de celdas, mo-biliario, etc. -

b). Estudio de la estadística criminal, teo-rías penales, libertad condicional, patronaje,etcétera.

o). Estudios de antropología criminal ypsiquiatría acerca de los criminales.

La comisión nombrada para dictaminar so-bre la libertad condicional 'vigilancia de lasprisiones debería consultar el registro, en do-ble copia, que consignase el resultado de losestudios y visitas llevados á cabo, en 108 talleresy celdas, por los directores y profesores.

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