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articulos de la Revista Kamchatka N° 10

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  • 18 | Inflacin, un problema de economa poltica KHfTICHRTKR n10

    Por Florencia Hadida* y Pablo Wahren**

    InflacinUn problema de economa poltica

    Los autores realizan un anlisis de la inflacin durante la postconvertibilidad y relevan las distintas causas que la pueden haber alimentado. A partir de ese diagnstico, ensayan posibles soluciones entendiendo que se trata de una decisin eminentemente poltica que implica ganadores y perdedores.

    * Estudiante de Economa - M A R E A Popular** Estudiante de Economa - M A R E A Popular

    CC Si la inflacin fuera del 25% el pas estallara, deca la presi

    denta Cristina Fernndez de Kir- chner en su discurso en la Universidad de Harvard en septiem bre del ao pasado. Hoy existe consenso en tre los indicadores privados y provinciales de que la tasa de inflacin se ubica en torno a los 20 o 25 p.p. Afortunadam ente, el pas no estall (por ahora, dirn algunos). No obstante, ya todos los sectores polticos y econm icos coinciden en con siderar la inflacin actual com o un problema y en la necesidad de adoptar medidas para combatirla. Incluso el gobierno nacional, que duran te largo tiempo evit las referencias al respecto, ha adoptado recientem ente m edidas orientadas a contener el a lza de los precios, reconociendo a u n que sea implcitam ente que la inflacin existe y que algo hay que hacer para bajarla.

    H asta aqu las coincidencias. El resto (causas, consecuencias y soluciones de la inflacin) son objeto de un acalorado debate.

    El presente artculo in ten tar explorar cules son las causas fundam entales de la inflacin, entendindola como un fenmeno complejo y m ulticausal. A la luz de estas cau sas, ensayarem os posibles soluciones alternativas al fenmeno inflacionario, entendiendo que este debate no es tcnico o abstracto, sino que en definitiva obedece a u n a im portan te definicin poltica: qu sectores e intereses se quiere defender y a cules se perjudicar en el camino.

    Un fenm eno m ulticausal

    En la historia econmica argenti

    na, las grandes crisis inflacionarias estuvieron asociadas a importantes devaluaciones (inflacin cambiara). Lo que sucede es que al devaluar se encarecen los precios de las im portaciones y de las exportaciones. Si bien un tipo de cambio alto estim ula la sustitucin de importaciones al encarecer la com petencia internacional, es preciso destacar que los productos ahora sustitu idos tam bin se vendern a un precio relativam ente m s elevado que an tes de la devaluacin. Esto ocurre porque, adem s de utilizar insum os im portados cuyo precio en pesos ahora es mayor, la productividad nacional es inferior a la media internacional. En relacin al impacto sobre las exportaciones, al poder obtener u n a rentabilidad adicional en concepto de ventas al exterior, las em presas que operan tanto en el mercado internacional como interno tendrn incentivos para aum en ta r los precios en la economa dom stica. En efecto, la devaluacin del 200% del 2002 trajo aparejado un salto inflacionario de casi el 30%, luego de u n a dcada de estabilidad de precios. Sin embargo, despus de ese shock inicial, los precios tendieron a estabilizarse como resultado de una serie de condiciones excepcionales: debilidad de la dem anda en un contexto recesivo y de elevado desempleo, bajo poder de negociacin de los trabajadores, congelamiento de las tarifas de los servicios pblicos y la ausencia de expectativas inflacionarias debido a la experiencia de la dcada anterior.

    Si bien desde el 2002 no se han verificad o otras d eva lu acion es bruscas, desde 2009 el ritmo deva- luatorio es moderado, aunque sostenido, con el con secuente im pacto que ello tiene en los precios. Esto tiene que ver, en tre o tras cosas,

  • KHmCHflTKfl n10 Dossier: La economa argentina en la encrucijada | 19

    < ^fico 2. Precios de materias primas e Inflacin. Variacin30%

    7

    8

    s%

    '10%

    * ndice de Materias Primas * IPC {eje.der)

    con que el pass through (traslado de devaluacin a precios) es probablem ente mayor al de 2002, por haberse revertido m uchas de las condiciones im perantes en aquella poca. Desde comienzos de 2012 la ta sa de devaluacin presen ta u n a tendencia creciente y en el prim er trim estre de 2013 registr u n crecimiento in teranual de 15,5%.

    O tra de las causas del alza genera- I lizada de los precios tiene que ver

    con el increm ento de los precios in ternacionales de las m aterias prim as (inflacin importada). En el caso especfico de nuestro pas, se tra ta de los alimentos. Ahora bien, cmo puede ser que a Argentina le afecte la variacin internacional de los precios de los productos que produce localm ente? El mecanismo es el siguiente: u n alza de los precios de los alim entos a nivel m undial1 genera que los productores locales aum enten los precios internos pues de otro modo no tendran incentivos p ara vender en el mercado domstico. Asimismo, se genera u n revalo de las tierras agrcolas que deviene en u n aum ento del precio de los a rrendamientos. En el ao 2007, y especialm ente en 2008, se registr u n alza significativa del precio de las m aterias prim as a nivel internacional: en esos dos aos las exportaciones de Productos Primarios aum entaron su precio en 21,7% y 40,0%, m ientras que las M anufacturas de Origen Agropecuario hicieron lo propio en 24,3% y 38,0% respectivam ente. Efectivam ente, estos increm entos coinciden con el salto inflacionario en la Argentina (15,8% y 22,8% en 2007 y 2008).

    Fuente: BCRA e IPC 7 Provincias.

    Los econom istas heterodoxos ligados al oficialismo ven en el aum ento de los precios internacionales de los alim entos el factor desencadenante de la inflacin actual. Ese shock inicial se habra propagado a lo largo

    del tiempo a travs de la puja distributiva: dado que los alim entos son u n bien salarial por excelencia, el a u m ento de sus precios afecta el salario real y en las paritarias los trabajadores reclam an mayores aum entos sa lariales. Ante esto, los em presarios reaccionan aum entando los precios y, de esta m anera, se desa ta u n a espiral inflacionaria a m edida que este mismo proceso se repite u n a y otra vez.

    Es evidente que la inflacin es una de las formas posibles que puede adoptar la disputa por la apropia

    cin del excedente generado en la econom a entre d istin tas c lases so cia les (asalariados y capitalistas). Sin embargo, nos parece pertinente hacer algunas observaciones en re lacin a este punto:

    1. No todo aum ento salarial im plica un aum ento proporcional en los costos em presarios. Esto tiene que ver con que el salario no es el nico costo em presario, sino que existen otros com ponentes del costo que no estn afectados por el nivel del salario local. En lo que respecta a los desembolsos en capital fijo, b asta con rem itirse a las cuentas nacionales p ara observar que el 62% de la inversin en m aquinaria y equipo realizada en 2012 fue im portada, por lo que su costo est m s asociado al tipo de cambio y a los costos de produccin de los pases de origen. Algo anlogo sucede en las partes y piezas ionde, por ejemplo, el precio de u n a autoparte de origen brasilero que se utiliza para fabricar u n automvil en Argentina tendr poco que ver con el salario del trabajador argentino, sino que en todo caso depender de los salarios que se paguen en el pas vecino. Por o tra parte, el precio de la energa, u n com ponente clave de los costos de produccin, sigue u n a dinmica que nada tiene que ver con los salarios ya que obedece a la poltica ie tarifas y subsidios del gobierno. En pocas palabras: si los salarios a u m entan en u n x% y como consecuencia los precios hacen lo propio en un k% , el resultado ser u n a red istribucin regresiva del ingreso, ya que los costos em presarios totales hab rn aum entado en u n a cuan ta m enor a k%. Incluso, puede ocurrir que los sa larios ni siquiera im pacten en los eos

    30% Grfico 1: Inflacin. Variacin anual.

    25.9% 26,4%

    25%

    20%

    15%

    10%

    5%

    0%

    -5%

    243%22,4% 1 1 1 22'9%

    -1,1%

    2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012

    Fuente: INDEC, IPC 7 provincias, IPC CqP

  • 20 | Inflacin, un problema de economa poltica KnmcHnTKn nio

    tos. Este es el caso en que los a u m entos salariales sean acom paados de aum entos de productividad, por lo que al producir m s cada tra bajador el em presario puede gozar de mayores beneficios a n aum entando las rem uneraciones laborales.

    2. La relacin entre el aum ento de los salarios reales y el desenlace de un proceso inflacionario por puja distributiva no es una relacin autom tica ni lineal, sino que en ella inciden una m ultip licidad de factores que pueden alterar dicha causalidad. D urante los prim eros aos de la postconvertibilidad se dieron u n a serie de condiciones excepcionales (salarios reales muy deprimidos, m uy baja utilizacin de la capacidad instalada) que perm itieron que el crecimiento econmico fuese acom paado por u n aum ento sim ultneo de salarios reales y ganancias sin que ello desencadenara u n a inflacin considerable. El m ecanismo que permite este crecimiento p aralelo es que el increm ento del salario real, si bien implica u n a reduccin de los m rgenes unitarios, puede generar u n aum ento de la m asa de ganancia producto del increm ento de la dem anda que genera la recomposicin del consum o privado a travs de la recuperacin de los salarios reales. Sin embargo, a partir del 2007 se observa u n estancam iento de la ganancia que coincide con la aceleracin inflacionaria.

    3. Una vez que ya existe u n a dinm ica inflacionaria, existen diversos m ecanism os, adem s de los aum entos salariales, que alim entan el increm ento de los precios y que estn asociados a la indexacin, siendo los alquileres el ejemplo m s claro.

    Es im portante rem arcar que el poder de mercado que ostentan ciertos capitales en sectores oligopli- cos les perm ite evitar la absorcin de los increm entos en los costos (trasladndolos a los precios), e in cluso algunas veces puede facilitar la obtencin de ganancias extraordinarias toda vez que los precios aum enten por encim a de los co stos.

    De hecho, como seala u n estudio de FLACSO2 para el periodo 2001- 2010, existe u n a correlacin entre el aum ento del nivel de precios prom edio del perodo y el nivel de concentracin de la ram a en cuestin. Desde esta ptica se seala que las ra m as que increm entaron sus precios

    por encim a de la m edia (284,5%) son aquellas en las que prevalecen m ercados con u n elevado grado de concentracin derivado de im portantes economas de escala, uso intensivo de capital, im portantes barreras de ingreso, etc.: entre las ramas que se ubicaron por encima de la media del sector se encuentran, entre otras, la fabricacin de mquinas y aparatos elctricos (509,3%), de metales bsicos (491,7%), de productos metlicos (417,8%), de p a p e l y d er iva d o s (358,3%), de m quinas y equipos (308,2%), de productos de caucho y plstico (301,5%), la refinacin de p e trleo (298,2%), los minerales no metlicos (291,5%), las sustancias y los productos qumicos (290,1%) y el secto r a u t o m o t o r d e a r m a d u r a (290,1 %). Algo anlogo ocurre en el sector de Alimentos y Bebidas donde tambin se verificaron aum entos su periores a la media en funcin de las caractersticas sea ladas. Algunos ejemplos son: la produccin azucarera (391,0%), la aceitera (390,8%), la de chocolate y golosinas (333,1 %), la cervecera (329,9%), la de alcohol etlico y bebidas alcohlicas destiladas (287,0%) y la de productos lcteos (284,4%).

    Para que los oligopolios se constituyan en u n factor explicativo de la inflacin, se debera observar que ao tras ao los precios de estos sectores aum enten por encim a de lo que hace la media. Por ejemplo, si la ta sa de inflacin es del 23%, la ta sa de a u m ento de precios de dichas ram as debera ser siempre mayor, por caso, del 30%. De todas formas, el hecho de que en el acumulado del periodo 2002-2012 se observe un increm ento de los precios superior al promedio de la econom a, estara indicando que en estas ramas la concentracin perm iti el desacople de los precios y los costos de produccin.

    Uno de los ejemplos m s claros de esta separacin entre los costos y los precios lo constituye la industria del cemento en la que tan slo cuatro em presas explican la totalidad de la produccin. Tal como sealara Alejandro Gaggero en u n artculo publicado en Pgina 123, el elevado grado de concentracin le permiti a estas em presas aum entar considerablem ente los precios. E sta situacin se grafica con lo ocurrido en el 2002: en u n contexto de dem anda derrum bada por la depresin econmica del pas, de poca influencia de los precios in ternacionales (por los elevados costos de flete el cemento se com porta como u n bien no transable), de salarios no-

    3 m

    ?:$%

    20%

    15%

    10%

    s%

    m nales prcticam ente congelados, de tarifas de gas reguladas, se registraron los m ayores aum entos del periodo 2002-2005, en el que la bolsa de 50 kilos aum ent alrededor del 140%. Tambin hay que tener en cuenta la baja cantidad de insum os im portados utilizados en la produccin de cemento, por lo que el increm ento del precio en pesos de los insumos im portados no tuvo u n impacto significativo. Esto fue posible gracias a la existencia de acuerdos entre las cuatro em presas para dividirse el mercado y poder m antener los precios elevados, lo que motiv u n a denuncia por prcticas anticom petitivas por parte de la Comisin Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC) en el 2005. Sin embargo, la sancin a n no pudo ser aplicada porque fue apelada por las cemente- ras. De este modo, el au to r concluye que la evolucin reciente de la industria del cemento es un ejemplo de la im portancia que tiene la coex istencia de un a lto grado de concentracin , la im plem entacin de p r c tic a s a n ticom petitiva s por p a rte del em presariado y las debilidades regulatorias del sector pblico

    Otro factor a tener en cuen ta es la apropiacin del excedente al interior de la cadena de valor. Porejemplo, en u n a nota de Zaiat publicada en 2 0 124, en base a u n informe elaborado por los econom istas Diego Coatz y Mariano K estelboim , se d e s ta c a que el costo de produccin nacional de u n a prenda represen ta apenas el 15% del precio final de la p renda. U tilizan de ejemplo u n a chom ba cuyo costo de

    Grfico 3: Inflacin y Salarios.

    0% r...........................,..............r................ -2002 2003 2004 2005 2

    o - Sataro nomina! -Fuente: INDEC e PC 7 Provincias.

  • KfimCHRTKFI n1D Dossier: La economa argentina en la encrucijada | 21feria,

    on anual

    -lnll200?fa

    200B 2009

    fabricacin asciende a $30 pesos y el consum idor final la paga por en c im a de los $200. De esta m anera, afirm an que son los eslabones com erciales y financieros los que se apropian la mayor parte de la renta, fenmeno asociado a la revalorizacin de los espacios comerciales, por el exceso de dem anda y la especu lacin inm obiliaria, y a los elevados costos financieros, expresados en las altas

    x t a s a s de f in an c ia - miento para las com pras con tarjeta.

    Una dinm ica similar se encuentra en el sector de alim entos y bebidas. Uno de los ejemplos m s elocuentes es el de la industria lctea. All los precios se m antienen congelados desde hace m s de un ao y segn declaraciones de la Federacin Agraria el productor de leche recibe $1,45 por litro cuando en las gndolas de los superm ercados se consigue desde 5,5 a 8 pesos5.

    En el marco de u n sistem a que tiene como prem isa fundam ental la ma- ximizacin de la ganancia por parte de los em presarios, no nos debe sorprender que los capitales privados utilicen a su favor todas las h erram ientas de las que dispongan para tal fin. En este sentido, la concentracin del m ercado y la debilidad de la intervencin estatal ofrecen oportunidades atractivas para increm entar los beneficios de las em presas. En sntesis, si se deja actuar librem ente al mercado los capitalistas, guiados por la bsqueda de rentabilidad, reproducen com portam ientos que resultan nocivos para el resto de la sociedad, fundamental-

    Grfico 4: Tasa de ganancia. En %.

    m ente para los trabajadores.

    Poltica Antiinflacionaria para quin?

    Las polticas que se adopten en vistas a contener la inacin no se reducen a la aplicacin de una t c nica, sino que im plican una importante decisin poltica con ganadores y perdedores. Como m ilitantes del campo popular, n u estras propuestas, lejos de ser neutrales, tienen como horizonte fundam ental la defensa de los intereses de los sectores populares. Desde esta ptica, creemos que se deben considerar las siguientes m edidas como m ecanismos de contencin de la inflacin:

    1. La nacionalizacin del co m ercio exterior de granos y en m enor m edida las retenciones mviles, son u n instrum ento eficaz para evita r la inflacin im portada, en tanto perm iten desacoplar la evolucin de los precios internacionales de los locales. En u n pas exportador de alim entos, esto reviste sum a im portancia por la relevancia que tienen estos bienes en el salario.

    2. Para interceder en la pu ja por la apropiacin del excedente, ante quienes proponen un lm ite a los aum entos salariales (techos a las paritarias), nosotros proponem os un lm ite a las ganancias. Esto afectara especialm ente a aquellos sectores que obtienen rentabilidades extraordinarias va la rem arcacin de precios. En este caso, se podra fija r u n a tasa impositiva vinculada con la ganancia de cada sector. Es decir, si la ta sa de ganancia excede un determ inado lmite, el E stado se apropiar de la diferencia in ten tan do de este modo disuadir a los em presarios de increm entar los precios como vehculo para aum entar la ganancia.

    3. El Estado debe intervenir directam ente en la cadena de d istribucin y com ercializacin de alim entos. De esta manera podra controlar los precios en el rubro ms relevante para los sectores populares. Al vender barato tam bin le estara m arcando la cancha a los em presarios p ara que no aum enten los precios. E sta propuesta surge del anlisis de que la cadena de d istribucin y comercializacin se apropia de la mayor parte del precio de los productos.

    4. El Estado debera contem

    plar la posibilidad de producir determ inados insum os de uso difundido (aluminio, aceros, p lsticos, entre otros), ya que en general se trata de m ercados concentrados que tien en gran repercusin en los costos del resto de las industrias, que los utilizan com o insum os.

    Inicialmente, las m edidas propuestas im plicaran u n a reduccin de los niveles de precios en la economa en el periodo en que sean aplicadas. No obstante, este efecto inicial repercutira en la ta sa de inflacin ya que corta ra con la inercia inflacionaria, incluyendo tam bin los costos sa lariales. Al mismo tiempo, brindara in strum entos de control de los precios que perduraran en el tiempo.

    Como cualquier otro fenmeno econmico, la discusin acerca de la in flacin debe abordarse desde u n a perspectiva crtica (es decir, desde la Economa Poltica), entendiendo que ninguna posicin (ni sobre sus causas, ni sobre sus consecuencias, ni fundam entalm ente sobre sus posibles soluciones) es neu tra l o correcta u objetiva, sino que en definitiva de lo que se tra ta es de que quienes hablan se sinceren respecto de qu intereses y a qu sectores defienden y representan.

    En general, el debate sobre la in flacin entre la ortodoxia y la h eterodoxia se ha lim itado a discutir las causas que explican la inflacin . Sin embargo, donde realm ente se juega la heterodoxia (o la ortodoxia) es en las soluciones que se proponen.

    NOTAS1 El aumento de los precios internacionales de

    las commodities durante la ltima dcada obedeci fundamentalmente a la incorporacin de China e India como demandantes de materias primas al mercado mundial. Asimismo, al calor de la crisis financiera internacional se crearon diversos m ecanism os financieros que incrementaron la demanda de materias primas como reserva de valor.

    2 http:/ / w w w .flacso.org.ar/uploaded_files/ N o t i c i a s / D T 2 2 . E L IT E . E M PR E SA R IA . Y. REGIMEN.ECONOMICO.pdf

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    4 h ttp://w w w .paginal2 .com .ar/d iario / eco- n o m ia /2 -202377-2012-09-01 .html

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    Fuente: INDEC en base a ENGE

  • 8 | Anatoma del kirchnerismo KRmCHRTKn n10

    Por Claudio Katz*

    Anatoma dei kirchnerismo

    El autor realiza un anlisis del kirchnerismo como proyecto poltico y econmico, cuestionando fuertemente el horizonte de un capitalismo serio contrapuesto al capitalismo salvaje, y sealando la necesidad de avanzar hacia un proyecto emancipador de las clases populares que

    necesariamente implica la ruptura con los bloques de poder hegemnicos sobre los que se asienta el gobierno nacional. Economista, Investigador, Profesor. Miembro del ED I (Economistas de Izquierda).

    CAPITALISMO SERIO CON BURGUESAS SUBSIDIADAS

    E l Kirchnerismo emergi bajo los efectos de la rebelin del 2001 y se aboc a re s tau rar el estado

    cuestionado por esa sublevacin. Recom puso un organismo desarticu lado por la extincin de la moneda, la paralizacin de las fuerzas represivas y la conversin de escuelas en comedores sociales. Actu en un m arco signado por la evaporacin de los contratos y la pulverizacin del sistem a poltico.

    Entre el 2003 y el 2007 Kirchner restableci el funcionam iento de la estructura estatal que garantiza los privilegios de las clases dom inantes. Pero consum esa reconstitucin ampliando la asistencia a los empobrecidos, promoviendo avances dem ocrticos y aceptando mejoras sociales.

    La emergencia qued superada en un contexto de altos precios de las exportaciones y repunte cclico de la rentabilidad. El gobierno reforz entonces su poltica econmica neo- desarrollista, priorizando el consumo y favoreciendo a los sectores agro-industriales en desmedro de los financistas.

    El oficialismo busca gestar desde ese momento un capitalismo serio supervisado por el estado. Espera generar un crculo virtuoso de bienesta r y equidad, contrapuesto al anar- co-capitalismo neoliberal. Pero no aclara dnde se ha logrado im planta r ese modelo. En los pases europeos prevalece el ajuste para socorrer a los bancos y en las economas asiticas se exprime brutalm ente a la fuerza trabajo. Todas las variantes de capitalism o regu

    lado se basan en la com petencia, el beneficio y la explotacin, es decir en tres rasgos antagnicos con la igualdad.

    La idealizacin oficial del intervencionismo incluye otra expectativa: asegurar la continuidad del crecimiento con incentivos al consum o. Pero tam bin el capitalism o estatista necesita sostener la dem anda con rentabilidad e inversin. No puede auto-propulsarse slo con mejoras del poder adquisitivo.

    La ingenuidad keynesiana suele om itir ese condicionam iento o el predominio de em presarios que exigen ganancias y auxilios del estado para reducir costos. Este patrn de lucro suele desm entir to das las fantasas socialdem cratas sobre el com portam iento benevolente de los capitalistas.

    El kirchnerism o tam bin apuesta a recrear la burguesa nacional como protagonista de la acumulacin. Pero los grupos concentrados fugan capital en lugar de invertir, engrosan sus patrim onios con subvenciones estatales y m antienen su rentabilidad con rem arcaciones de precios.

    Este com portam iento ha conducido a la reaparicin de la inflacin y el bache fiscal. Tambin recobran v isibilidad las tension es derivadas del m ono-cultivo sojero, el extracti- vism o mega-minero, la prdida del auto-abastecim iento petrolero y el estancam iento de la reindustrializacin. Estos problem as son consecuencias del propio modelo y no meros resabios de los 90'.

    El gobierno espera corregir estos desequilibrios gestando un funcio- nariado con suficiente habilidad y poder para disciplinar a las grandes em-

  • KAMCHATKA n10 Dossier: La economa argentina en la encrucijada | 9

    La ingenuidad keynesiana suele omitir ese condicionamiento o el predominio de empresarios que exigen ganancias y auxilios del estado para reducir costos. Este patrn de lucro suele desmentir todas las fantasas socialdemcratas sobre el comportamiento benevolente de los capitalistas.presas. Pero las firmas forneas m an- tienen las m ism as prerrogativas de la dcada pasada y la vieja burguesa nacional h a decrecido, en com paracin con los segmentos exportadores m s internacionalizados.

    Los reguladores k irchneristas no han logrado contrapesar n inguna de esas tendencias. Subsiste la h ist - rica carencia de una burocracia eficiente y reaparece un capitalismo de am igos rodeado de coim as.

    El marco econmico que facilit el surgimiento del kirchnerism o ya no es tan favorable. El estancam iento del PBI, el freno en la creacin de empleo y la aceleracin de la infla

    cin ilustran m s los lm ites del m odelo que las adversidades inter- nacionales. En el 2013 h ab r u n a re- cuperacin, pero sin la in tensidad del rebote que sucedi al bajn del 2009. Es im probable el retorno al in - tenso crecimiento que hubo en el pe- riodo de supervit fiscal, alto tipo de cambio y estabilidad de precios.

    E l i n t e r v e n c i o n i s m o n e o - desarrollista persiste, pero con in iciativas poco efectivas y muy tardas. La expropiacin parcial de YPF se concret con la depredacin del subsuelo ya consum ada y la pesificacin de la econom a co m enz con los dlares ya fugados. El gobierno m antiene la prioridad de im pulsar el consum o, pero sin revertir la parlisis de la inversin. Multiplica, adem s, el gasto pblico sin in troducir la reforma impositiva requerida para solventar esas erogaciones.

    E stas contradicciones explican la reaparicin de tendencias al ajuste, que el oficialismo presen ta como sim ples correctivos de sintona fina. Las jubilaciones continan postergadas y resurge el propsito de fijar estrictos techos a los aum entos salariales.

    COMPARACIONES CON EL PRIMER PERONISMO

    El rgimen poltico k irchnerista se asien ta en el liderazgo presidencial, la gravitacin de m ecanism os dele- gativos y la influencia de organism os para-institucionales. Preserva todas las norm as constitucionales vigentes desde 1983, pero con mayor apego a las tradiciones populistas que a los basam entos republicanos.

    En am bas m odalidades persiste la subordinacin de la soberana popular a los controles que ejercen las clases dom inantes a travs de su poder econmico, judicial o meditico. Se puede votar peridicam ente, pero

    El estancamiento del PBI, el freno en la creacin de empleo y la aceleracin de la inflacin ilustran ms los lmites del modelo que las adversidades internacionales.

    no desafiar los privilegios sociales de los acaudalados2.

    Pero el molde poltico informal de la ltim a dcada sintoniza con m ecanism os de gestin gubernam ental m s afianzados y p resen ta varias sem ejanzas con lo ocurrido duran te el prim er peronismo. El kirchnerism o se forj en un con texto econm ico favorable e introdujo mejoras so ciales, con la in ten cin industrialista de revitalizar la autonom a nacional. Al igual que en los aos 4 0 se consolid en un fuerte choque con la oposicin, que ha fortalecido la autoridad presidencial.

    Pero el kirchnerism o desenvuelve m odalidades neo-populistas mucho m s atenuadas que las vigentes d u ran te el peronism o clsico. No busca la centralidad de la industria sino su rehabilitacin, en u n a economa re- cen trada en torno a la exportacin de bienes prim arios. No confronta con Estados Unidos, sino que in ten ta recuperar la independencia tradicional de la poltica exterior que diluy el menemismo. No apuesta al com ando argentino de la zona, sino a u n a coordinacin subord inada a la estrategia brasilea. El viejo nacionalism o ha quedado amoldado a un proyecto ms acotado de regionalism o consensuado.

    Pero la principal diferencia entre ambos procesos es la relacin con la clase trabajadora. En los aos 50 la m asa obrera obtuvo logros econmico-sociales inditos p ara u n pas latinoam ericano. E stas conquistas coronaron u n a in tensa industrializacin por sustitucin de im portaciones, que facilit la enorme gravitacin del proletariado y su posterior integracin como la colum na vertebral del justicialism o.

    El kirchnerism o surgi, por el contrario, en un escenario signado por la regresin industrial y la fractura de los trabajadores en segm entos formales y precarizados. E sta divisin persiste al cabo de u n a d c a d a d e r e g u l a c i n n e o - desarrollista, puesto que la recuperacin significativa del empleo y los salarios se limit al sector registrado. Ya no rigen los avances sociales generalizados que cohesionaban a la clase obrera. Se recom puso el nivel de vida de los "incluidos y se estabiliz el empobrecimiento de los excluidos.

    Tambin la clase media qued sub- dividida en sectores recuperados y sumergidos. La expectativa de as

  • 10 | Anatoma del kirchnerismo

    censo social se ha evaporado ante la m agnitud de las desigualdades. Esa segmentacin sepult la vieja escuela pblica y disolvi los servicios com partidos de salud.

    . Es cierto que favoreci inicialm ente la reconstitucin de los sindicatos, pero con el propsito de debilita r a los piqueteros. Cuando los grem ios recuperaron su peso, el oficialism o se embarc en una poltica de fractura de las centrales sin dicales .

    SOLO DOS CAMPOS?Los sectores m s progresistas del

    kirchnerism o justifican la reconstruccin del viejo estado, sealando que era lo mximo factible en ese m omento. Consideran que el gobierno se ubica a la izquierda de la sociedad y estim an que dentro de esa adm inistracin se libra una disputa entre proyectos radicalizados y conservadores. Propugnan inclinar la balanza hacia el prim er

    curso, resaltando que el oficialismo tiende a optar por esa direccin, en los m omentos de conflicto con la derecha4.

    Los defensores de este enfoque destacan acertadam ente que el poder no se reduce al gobierno y que existe un contexto favorable p ara la obtencin de conquistas. Pero olvidan que esos logros no pueden consolidarse si son concedidos desde arriba, sofocando las resistencias que emergen en form a independiente. El progresism o K carece de esa autonom a y prom ueve la subordinacin a las directivas de CFK.

    Por eso votaron la ley a n tit e r r o r i s t a , a c e p t a n la m ega- minera, avalaron el negocio de los co n cesio n a r io s ferroviarios, se opusieron al paro del 20 de noviembre, cuestionan la lucha contra el im puesto a los salarios, ocultan la postergacin de los jubilados y silencian el atropello de la nueva ley de ART. Su proclam ada intencin de radicalizar el gobierno

    KnmCHflTKn n10

    no incluye n inguna batalla en los te rrenos que exigira ese avance.

    Habitualm ente justifican esas capitulaciones con el argum ento del mal m enor, olvidando que las pequeas resignaciones conducen a convalidar las desgracias mayores. Suelen afirmar hay dos bandos y corresponde tomar partido, com o si to do el escenario nacional se redujera a los con flictos entre el oficialism o y la derecha no gubernam ental. E sta simplificacin oculta las coincidencias de am bos sectores en m uchas reas y olvida que la restrictiva divisin en dos cam pos slo prevalece en las coyunturas de agudo en frentam iento. Lo habitual es la existencia de m uchas opciones.

    EL ENOJO ELITISTA DE LA DERECHA

    La derecha acom pa la reconstruccin k irchnerista del estado, pero posteriorm ente se em barc en u n a confrontacin frontal con el go-

  • MnmCHOTKfl n10 Dossier: La economa argentina en la encrucijada | 11

    bierno. E sta oposicin no se lim ita a la esfera retrica o cultural. Cuestiona el modelo neo-desarrollista a favor de un esquem a neoliberal proclive al endeudam iento externo, la apertu ra comercial y el recorte del gasto social5.

    Los conservadores u tilizan d escaradam ente ios m edios de com unicacin para difundir engaos que superan todo lo imaginable. Presentan las normas de desinversin anti-m onoplicas com o atropellos a la libertad de prensa y ce le bran la com plicidad de los ju eces con las grandes em presas, com o actos de independencia republicana. Con la m ism a im pudicia defienden los privilegios de los altos m agistrados. Tambin esgrim en el fan tasm a de la chavizacin del gobierno, como u n a desgracia de consecuencias irreversibles.

    Entre el 2009 y el 2011 los conservadores fantasearon con el declive del ciclo K. La reciente irrupcin de los caceroleros reaviv esta expectativa, creando el m undo invertido de aristcratas que ponderan la movili-

    El progresismo K carece de esa autonoma y promueve la subordinacin a las directivas de CFK.Por eso votaron la ley anti-terrorista, aceptan la mega-minera, avalaron el negocio de los concesionarios ferroviarios, se opusieron al paro del 20 de noviembre, cuestionan la lucha contra el impuesto a los salarios, ocultan la postergacin de los jubilados y silencian el atropello de la nueva ley deART.

    zacin callejera. Los adalides de la pasividad poltica y la rep resen tacin indirecta han descubierto el valor de llenar u n a plaza, cuando las dem andas son regresivas.

    Los fanticos voceros de la mano dura ahora solicitan dilogo y objetan las confrontaciones que dividen a la sociedad. Pero ni siquiera consideran la posibilidad de a te n u a r estas fracturas reduciendo la brecha entre ricos y pobres. Se lam entan de la polarizacin que ellos mismos alientan, al incentivar polticas de creciente desigualdad social.

    D E M O C R A T I Z A C I N Y REGIMENTACIN

    E^1 gobierno k irchnerista p resen ta un perfil de centroizquierda. Se asemeja a otras adm inistraciones su d am ericanas que contem porizan con los movimientos sociales, sin modificar las transform aciones regresivas que introdujo el neoliberalismo. Comparte con Lula-Dilma Rousseff o Tabar Vsquez-Pepe Mujica u n a u b icacin poltica igualm ente d istanciada de la derecha represiva, librecam bista y pro-norteam ericana (Piera, Caldern-Pea, Uribe-Santos) y del antiim perialism o rad ical (Chvez, Evo).

    La peculiar com binacin de neo- populism o y centro-izquierdism o en curso se expresa en el contradictorio aliento oficial de la dem ocratizacin y la regim entacin de la vida poltica. Los ecos de la in- surgencia del 2001 se verifican en el prim er terreno y la recomposicin del poder estatal se corrobora en el segundo campo. El mismo gobierno que facilita el ensancham iento de ciertos derechos dem ocrticos, acota la ampliacin de esas conquistas. Este doble m ovim iento se verifica especialm ente en la esfera de los derechos hum anos.

    Kirchner reabri los juicios a los genocidas, anul los indultos y facilit el encarcelam iento de los principales crim inales de la d ictadura (Videla, Menndez, Astiz, Acosta). Revirti dcadas de impunidad y perm iti que ya existan 378 represores condenados. El ao pasado se aceleraron los mega-juicios (ESMA, La Perla. Tucum n) y comenz la indagacin de los cmplices civiles de la dictad u ra (como Blaquier). Se han recuperado m uchos nietos y se instal u n a gran difusin escolar y m editica de lo ocurrido con los desapareci

    dos. Estos avances democratiza- dores se extendieron a otros cam pos con la introduccin de nuevos derechos (matrimonio igualitario, voto a los 16 aos, libre acceso al historial cln ico, identidad de gnero, m uerte digna).

    Pero esta secuencia de libertades no se proyecta a ningn terreno que pueda afectar la marcha de los negocios, los com prom isos externos o las alianzas con polticos reaccionarios. Por eso se introdujo la ley an ti-terrorista exigida por el Departam ento de Estado, que brinda a los jueces u n instrum ento para criminalizar la pro testa social, y hubo veintena de vctimas fatales registradas en pro testas populares durante los ltim os tres aos.

    NOTASPernos desarrollo este tema en Contrasenti

    dos del neo-desarrollismo, 8-8-2012, Herramienta web 11, Septiembre de 2012.

    2 Abordamos este problema en: Katz Claudio Las disyuntivas de la izquierda en Amrica Latina. Ediciones Luxemburg, Buenos Aires, 2008, (cap 2)

    3 La sindicalizacin es m asiva en el sector pblico y muy importante en las ramas estratgicas del sector privado. Uno de cada dos nuevos empleados se agremi, consolidando un escenario m uy diferente a Estados Unidos o Europa. Tambin se reactivaron las com isiones internas, inexistentes en el grueso de Amrica Latina.

    4 Estas tesis son postuladas por Martin Saba- tella, Carlos Heller y Luis D'Elia. Algunos intelectuales de este espacio se han reunido en torno al grupo Argumentos. Grimson Alejandro, Ms a r g u m e n to s p a ra e l d e b a te a r g u m e n tos 12 .blogspot. c o m /2 0 12, 16-1 -2012.

    5 Por ejemplo: Szewach Enrique, El verdadero milagro argentino La Nacin, 28-8-2012.