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201 se coloca en un muro y por acción del aerosol se imprime la imagen. De este modo se reduce el gasto de aerosol. Los muros y el mobiliario urbano de la ciudad de Oaxaca fueron intervenidos para convertirse en soporte de graffiti, cartel, esténcil y stickers 5 de contenido político. Ni los anuncios publicitarios, menos aún los que difundían las obras de gobierno escaparon a tal acción. Se trató de intervenciones porque modificaron, “se apropiaron” de espacios que no tenían la función de ser soporte del graffiti y, en general, de la obra gráfica. Las herramientas fundamentales que articularon la intervención fueron la plantilla o esténcil y los botes de pintura en aerosol. En un principio, graffiti, esténcil, cartel y stickers aparecían aislados, pero paralelamente a la escalada de acciones y la expansión de las tomas éstos intervinieron más espacios. El graffiti se fue transformando y enriqueció su discurso con el esténcil, que en ocasiones se insertó sobre carteles, asumió formatos de gran tamaño y se multiplicó, llegando a constituir un discurso en el que la articulación plástica fue notable. Las paredes mostraban texturas, imágenes dinámicas y variedad de color. Una intervención de corte político era seguida de nuevas intervenciones que enriquecían los discursos previos. Todo esto modificó el paisaje visual de la ciudad, contribuyendo a la construcción de la imagen de la ciudad rebelde. Para explicar la emergencia del esténcil-graffiti y su arraigo entre los participantes del movimiento social oaxaqueño, hay que considerar los fenómenos que lo condicionaron. En el contexto global al street art, en el plano local lo favoreció la larga tradición artística que corre por las venas de los oaxaqueños. 6 Pero fue una ciudad inundada por las protestas el factor que catapultó al esténcil-graffiti oaxaqueño a planos insospechados. 5 Se trata de frases o motivos que tienen como característica usar materiales adhesivos como soporte. 6 En Monte Albán hay valiosos ejemplos de obra de extraordinaria calidad. Oaxaca, que ha tenido notables exponentes en el plano nacional e internacional, cuenta con instituciones reconocidas por su labor artística: escuelas, galerías y bibliotecas.

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Libro sobre la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO),el movimiento magisterial y popular que en 2006 exigió la salida del gobernador Ulises Ruiz, instaló barricadas, tomó durante varios meses varias radiodifusoras y un canal de televisión y en general puso en crisis al sistema político autoritario de Oaxaca.

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se coloca en un muro y por acción del aerosol se imprime la imagen. De este modo se reduce el gasto de aerosol.

Los muros y el mobiliario urbano de la ciudad de Oaxaca fueron intervenidos para convertirse en soporte de graffiti, cartel, esténcil y stickers5 de contenido político. Ni los anuncios publicitarios, menos aún los que difundían las obras de gobierno escaparon a tal acción.

Se trató de intervenciones porque modificaron, “se apropiaron” de espacios que no tenían la función de ser soporte del graffiti y, en general, de la obra gráfica. Las herramientas fundamentales que articularon la intervención fueron la plantilla o esténcil y los botes de pintura en aerosol. En un principio, graffiti, esténcil, cartel y stickers aparecían aislados, pero paralelamente a la escalada de acciones y la expansión de las tomas éstos intervinieron más espacios. El graffiti se fue transformando y enriqueció su discurso con el esténcil, que en ocasiones se insertó sobre carteles, asumió formatos de gran tamaño y se multiplicó, llegando a constituir un discurso en el que la articulación plástica fue notable. Las paredes mostraban texturas, imágenes dinámicas y variedad de color. Una intervención de corte político era seguida de nuevas intervenciones que enriquecían los discursos previos. Todo esto modificó el paisaje visual de la ciudad, contribuyendo a la construcción de la imagen de la ciudad rebelde.

Para explicar la emergencia del esténcil-graffiti y su arraigo entre los participantes del movimiento social oaxaqueño, hay que considerar los fenómenos que lo condicionaron. En el contexto global al street art, en el plano local lo favoreció la larga tradición artística que corre por las venas de los oaxaqueños.6 Pero fue una ciudad inundada por las protestas el factor que catapultó al esténcil-graffiti oaxaqueño a planos insospechados.

5 Se trata de frases o motivos que tienen como característica usar materiales adhesivos como soporte.6 En Monte Albán hay valiosos ejemplos de obra de extraordinaria calidad. Oaxaca, que ha tenido notables exponentes en el plano nacional e internacional, cuenta con instituciones reconocidas por su labor artística: escuelas, galerías y bibliotecas.

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El boom del fenómeno graffiti se inscribe en el ámbito urbano. La explosión graffiti, su difusión, se debió al desarrollo del aerosol envasado en la década de los setenta.7 Este instrumento facilitó la realización de pintas. Un pequeño bote permitió disponer de pintura y facilitó la distribución. No había necesidad de recipientes ni de brochas.

Algunos autores afirman que Nueva York fue el centro que irradió el graffiti al mundo.8 Nicholas Ganz sostiene que esta práctica se desarrolló en Nueva York y Filadelfia hacia 1970.9 Inicialmente los graffitis neoyorquinos aparecieron en los muros, pero pronto se extendieron a los vagones del metro, señales de tránsito, cabinas telefónicas, etc.

Garí percibe que el acto de “insertar” un graffiti es la apropiación “…en términos simbólicos de un espacio”.10 Las firmas o tags se convirtieron en marcas territoriales.

Graffiti o street artEl graffiti que se practica en nuestros días posee componentes gráficos que lo dotan de nuevos valores. Lewisohn observa que entre el graffiti-escritura y el street art hay diferencias en forma, función y, especialmente, en la intención.11 El graffiti, como escritura, y el street art contemporáneo comparten rasgos: usan el aerosol como técnica y la calle como espacio de expresión. Ambos son incluyentes y vulnerables a la censura. El street art o arte callejero, a diferencia de la escritura graffiti, rompe con la tradición del tag y usa símbolos visuales.12 Carteles, stickers, esténcil, reproducen imágenes comerciales, caricaturas, así como nuevos iconos. Todos en conjunto generan un discurso de calle, así pues, el arte

7 “Apuntes para una historia del stencil”, en Guido Indij (ed.), Hasta la victoria stencil!, Buenos Aires, Marca editora, 2004, p. 11.8 Entre estos autores Garí, op. cit., p. 30; Cedar Lewisohn, Street Art. The Graffiti Revolution, Londres, Tate Publishing, 2008, p. 7.9 Nicholas Ganz y Tristan Manco, Graffiti World: Street Art From Five Continents, Londres, Thames & Hudson, 2004, p. 8.10 Garí, op. cit., p. 31.11 Lewisohn, op. cit., p. 18.12 Ibidem, p. 21.

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callejero “…globaliza todas las incursiones artísticas realizadas en el paisaje urbano”.13 La calle es portadora de un arte diverso, plural, que puede poseer mensajes de crítica social y política.

En las paredes oaxaqueñas tres elementos son los que en esencia componen al arte callejero: el graffiti, el esténcil o plantilla y el cartel, aunque pueden aparecer otros tipos de elementos gráficos pegados. De todos ellos el cartel ha tenido mayor uso político desde su aparición “…a finales de la década de 1960… se convirtió en una forma importante de discurso. Los artistas usaban herramientas visuales para articular los objetivos y los temas centrales de su lucha”.14

Las protestas estudiantiles, del mayo francés y el 68 mexicano, usaron sus escuelas de artes para producir plástica de protesta. Los estudiantes franceses establecieron, en la École des Beaux-Arts, el taller popular. La Academia de San Carlos cumplió esa misma función en 1968.

El movimiento chicano adoptó el cartel para “…nutrir y mantener un conciencia insurgente […] catalogar las experiencias y las condiciones comunes que hacen necesaria y lógica la acción colectiva”.15

La huelga estudiantil de 1999 y 2000 de la UNAM usó el graffiti, el esténcil y los performances para acompañar sus movilizaciones. Cabe recordar que las primeras acciones realizadas contra el Consejo General de Huelga fue la destrucción de los murales creados durante el movimiento estudiantil.16

El esténcil tampoco ha escapado a los contenidos políticos. En los años treinta se usó en acciones gráficas de protesta. Es interesante notar que el cartel así como el esténcil, en tanto gráfica, implican una mayor planeación, a diferencia del graffiti que tiene un carácter más espontáneo.

13 Louis Bou, Street art, Barcelona, Monsa, p. 6.14 Marla Berns, “Agradecimientos”, en Chon A. Noriega (ed.), Just Another Poster?: Chicano Graphic Art in California, Santa Barbara, CA, 2001, p. 8.15 George Lipsitz, “Más que otro movimiento social. El arte del cartel y el movimiento chicano”, en Chon A. Noriega (ed.), Just Another Poster?: Chicano Graphic Art in California, Santa Barbara, CA, 2001, p. 73.16 El enorme mural que mostraba el rostro del Che Guevara, en el muro exterior de la Facultad de Filosofía y Letras fue borrado poco después de la ocupación policiaca del campus.

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En la Argentina de 1933-1934, David Alfaro Siqueiros notó que las pintas contra la dictadura requerían de un considerable esfuerzo humano, “…multiplicidad de pequeños recipientes de barro y de brochas de palo”.17 Para el activista todo este despliegue era poco eficiente, entre otras causas, porque la acción de esos grupos era fácilmente detectada por la policía. Las pintas resultaban ilegibles y se arruinaban con facilidad. Siqueiros decía que: “Tenían, además, una estética repulsiva, lo que en política era sicológicamente contraproducente”.18 Entonces experimentó una nueva estrategia en cuya base estaban las plantillas, los aerógrafos y el trabajo en parejas. El resultado fue la acción propagandística multiplicada.

En Nicaragua, el esténcil se popularizó en los setenta, formó parte de las campañas revolucionarias sandinistas contra Somoza. La imagen de Augusto Sandino portando un gran sombrero se usó como símbolo de resistencia.19

En los diferentes procesos revolucionarios, de protesta social o de cambio de régimen, se ha recurrido al “…graffiti comprometido y politizado”.20 Se le vio involucrado en las protestas contra la guerra de Vietnam y en la transición española a la democracia.

En la Argentina de los cacerolazos de diciembre de 2001, “…el arte también salió a denunciar, sugerir y socorrer el momento de crisis y descreimiento del sistema… en momentos críticos, la producción artística se incrementa”.21 El esténcil y el graffiti contemporáneo ahora forman una pareja inseparable, el llamado esténcil-graffiti que se extiende, cual plaga, en países o ciudades con régimen de protesta.

Como en la Argentina del 2001, en la Oaxaca del 2006 el esténcil hizo acto de protesta, apareció continuamente articulado con una consigna. La imagen y la consigna se complementaron.

17 David Alfaro Siqueiros, Me llamaban el coronelazo (Memorias), México, Grijalbo, 1977, p. 416.18 Ibidem, p. 416.19 Josh MacPhee, Stencil Pirates. A Global Study of the Street Stencil, Brooklyn, Soft Skull Press, 2004, p. 13.20 Garí, op. cit., p. 30.21 Belén Dezzi y Guido Indij (ed.), Hasta la vistoria stencil!, Buenos Aires, Marca editora, 2004, p. 14.

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Los colectivos y el registro del movimiento socialEl carácter espontáneo, diverso y plural del movimiento social, posibilitó que emergiera todo un repertorio de acciones de protesta. Esto y “el llamado de la APPO para que todos los sectores de la sociedad se organizaran y se sumaran”22 motivó el surgimiento de colectivos de artistas. Sin embargo, el graffiti también fue una acción espontánea, hubo profesores y muchos otros participantes que produjeron graffiti-consigna y hasta esténcil.

De entre los grupos sociales movilizados en la Oaxaca del 2006, los jóvenes asumieron una participación protagónica. Eventos como los enfrentamientos del 2 de noviembre,23 abonaron en la construcción de la imagen del joven combatiente, del bazuquero, del escudero, que nació junto con la criminalización de este sector. Las acciones de la APPO, en especial la radial, incidieron en la politización de los jóvenes. Diego Osorno recupera un interesante testimonio que da cuenta de ese cambio: “Hay chavos, incluso de los cruceros, que jugaron un papel muy importante [...] se elevaron políticamente, ya que antes del conflicto no tenían esa politización”.24

Una esfera de acción predominantemente juvenil fue la intervención plástica que se ejerció en los muros y mobiliario de la ciudad. El trabajo de los colectivos usó la calle para llegar a un mayor número de transeúntes. La calle es el espacio público predilecto, por accesible e incluyente. Mientras el movimiento social crecía y se apropiaba de la ciudad, los graffiteros hacían lo propio con las paredes y el mobiliario urbano.

Los colectivos juveniles, pese a ser pequeños, incidieron en buena parte de la población. Acompañaron siempre las acciones de calle. Su trabajo se desplegó como avanzada o paralelamente a las marchas, ellos trazaban, con sus intervenciones, el itinerario de la marcha. Con

22 Asaro, “Arte del pueblo”, en La guillotina, Núm. 57, verano 2008, p. 28.23 La policía fue obligada a replegarse.24 Diego Osorno, Oaxaca sitiada: la primera insurrección del siglo XXI, México, Grijalbo, 2007, p. 245.

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el transcurrir de los meses, las obras fueron firmadas como acciones colectivas, así mantuvieron a resguardo sus identidades.

La expresión gráfica de contenidos políticos envolvió la protesta social. Se le podía mirar en los plantones, las tomas de las dependencias gubernamentales y estaciones de radio, así como en las barricadas. La intervención se tornó en una apropiación simbólica de la ciudad y se convirtió en una de las acciones de calle predilecta.

Los carteles no dejaron de acompañar las largas jornadas de movilización y de levantarse en las marchas. En las paredes de Oaxaca, es frecuente que sean intervenidos con spray para imprimir sobre ellos nuevos discursos o para reforzar los contenidos gráficos originales. La búsqueda de texturas puede ser una causa, pero también lo es la necesidad de poseer espacios privilegiados por las miradas.

El arte callejero oaxaqueño aludía a los actores del conflicto, a las imágenes inspiradoras de la lucha, a las fechas emblemáticas de la resistencia que se inscribían en la memoria. La imagen y el texto enviaban un mensaje claro. El esténcil-graffiti se convirtió en un registro visual del día a día del movimiento que se estaba gestando, de los actores y sus condiciones de vida. Golpeó, al transeúnte, al mostrar imágenes violentas y los episodios heroicos del movimiento, transformándolos en lenguaje artístico. Adoptó un mínimo de elementos, en color y repertorio, primero porque el mensaje tenía que ser claro, segundo porque la intervención tenía que ser rápida, pues en el ambiente siempre estuvo presente la amenaza policial.

La violencia se dibujaba en los niños descalzos y harapientos que mostraban las condiciones de pobreza, la mujer arrodillada, los rostros de la Oaxaca marginada. El arte callejero capturaba las emociones que se respiraban en la ciudad: incertidumbre, tristeza, miedo, dolor, angustia y el recuento de los daños.

El esténcil-graffiti dio cuenta de la violencia de un largo y doloroso conflicto. En las calles se podían ver a hombres armados, con o sin uniforme. Armas que disparaban chorros de sangre, helicópteros de los que caían bombas de gases, niñas convertidas “en blanco” de hombres

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armados. Paredes donde la violencia y la represión se manifestaban con manchones de pintura roja, la sangre.

Arte que denuncia, de protesta, arte de propaganda que buscaba movilizar. Arte prohibido, porque “…delito es, para las autoridades, participar en movimientos sociales”.25 Todo el discurso se construye, por los contenidos y las repercusiones mismas de pintar, sobre una estética de violencia.

El graffiti-consigna, la marca APPO En la ciudad de Oaxaca, que vivía intensamente el conflicto social, se observó graffiti escritura de contenido político, que llamo graffiti-consigna. Usa un lenguaje claro, tenía que ser breve y muchas veces poseía rima. Aunque se dio el caso de “mensajes largos” como los que aparecieron luego del desalojo de las instalaciones estatales de televisión. Se imprimieron, incluso, parte del ideario de los magonistas.

Es pertinente apuntar que el graffiti-consigna, pese a tener una carga política que reflejaba el proceso de protesta, era una práctica un tanto espontánea. Poseer un bote de pintura mostraba una intencionalidad, pero los soportes y los contenidos se “trazan” en el camino. La gráfica, el esténcil y el cartel implican un mayor de grado de planificación, aunque no están desprovistos de improvisación, pero tienen un bagaje más estudiado: técnica, materiales y contenidos precisos.

Se ha señalado que el graffiti al inscribirse en un espacio se convierte en una marca territorial. El esténcil-graffiti oaxaqueño cumplió esa función, se estampó en los muros de una ciudad marcando el territorio. Frase como ésta podían leerse durante todo el conflicto: “BIENVENIDOS ESTE ES TERRITORIO DE LA APPO”.26

El esténcil-graffiti configuró un contradiscurso y resultó una “notable” acción denunciadora: se notaba por todas partes. Era un elemento que

25 Gustavo Esteva, “Nuestros demonios”, en La guillotina, Núm. 57, verano 2008, p. 3.26 Lo reproduce una foto aparecida el 27 de agosto de 2006 en el diario Milenio.

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evidenciaba un orden trastocado, del que la APPO hizo recurrente uso. En agosto del 2006 cuando la desaparición de poderes era una consigna, el gobierno estatal encomendó a policías y civiles:

…borrar con pintura blanca las pintas y el graffiti (que por millares decoran las fachadas y muros de la ciudad y los suburbios), para dar buena impresión a la avanzada que envió el Senado de la República…. Muros blanqueados para tranquilizar a los observadores… siguen siendo más los que, aerosol en mano, pintan y repintan los muros exigiendo la desaparición de poderes y denunciando por sus nombres o apodos a los funcionarios relacionados con la represión.27

Los manchones de pintura evidenciaban la censura y mostraban, más que el graffiti, ese forcejeo ideológico: denunciar y acallar.

El graffiti-consigna dio cuenta de las demandas del movimiento, de sus desacuerdos, señaló a los responsables de la represión, construyó la imagen de una ciudad rebelde. Cuando se dio la ocupación de la ciudad, por las fuerzas federales, una palabra, a veces incompleta, salía a las puertas: resiste.

27 Hermann Bellinghausen, “Tras ser atacada, tomó la APPO 12 radiodifusoras en Oaxaca”, en La Jornada, 22 de agosto de 2006.

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El graffiti fue también importante para los movimientos de resistencia como una forma de propagar sus protestas... “La rosa blanca”, un grupo de alemanes inconformes quienes se pronunciaron contra Hitler y su régimen en 1942 repartieron folletos y pintaron frases, hasta su captura en 1943.28

El discurso de protesta, el estilo oaxaqueñoComo ya se ha referido, el arte callejero buscaba provocar, reclamar, denunciar, reivindicar. Los artistas hicieron sorna de los “políticos” considerados enemigos públicos. Denunciaron la represión, exigieron la presentación de activistas. Establecieron una relación dialógica con los medios, esto es, desmentían con imágenes de la violencia vivida en Oaxaca, las notas periodísticas.

Cuando se trata de denunciar a políticos esa imagen se construye con sátira. Se caricaturiza y se denuncia la vez. Memín Penguín, de ser un chico noble y bueno, adopta una nueva personalidad por mediación del esténcil-graffiti que lo convierte en una suerte de héroe vengador. Patea a Felipe Calderón y reprueba sus reformas. En el discurso del esténcil-graffiti los políticos son la imagen predilecta que encarna la represión y los que reciben la mayor sorna.

En agosto de 2006, el diario La Jornada daba cuenta de un esténcil que se multiplicó en la ciudad de Oaxaca. “En él se ve la cabeza de Ulises Ruiz colgando de una larga soga. Y una consigna también nueva: Fox, Calderón y Ulises, el pueblo los maldice”.29

Uno similar estaba en el centro de la ciudad. Su imagen fue ampliamente difundida por Internet. Con la soga al cuello, el ahorcado está acompañado del graffiti: “Pueblo de Oaxaca jala, jala”. Este esténcil-graffiti, provocó nuevas intervenciones, todas condenatorias. Se castigaba así la imagen de la víctima.

28 Nicholas Ganz, op. cit., p. 8: “…graffiti was also important for resistance movements as a way of publicizing their protests…‘The White Rose’, a group of German nonconformists who spoke out against Hitler and his regime in 1942 through leaflets and painted slogans, until their capture in 1943”.29 Hermann Bellinghausen, “Estallaron las balas y la indignación”, en La Jornada, 11 de agosto de 2006.

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Las fechas simbólicas aparecen en el trasfondo de cada intervención, las más recordadas son el 14 de junio y el 2 de noviembre, fechas de victoria. El graffiti busca reforzarlas como emblemáticas para el movimiento e inscribirlas en la memoria colectiva.

Sobre una pared amarilla, se pinta un manchón negro para ayudar a crear el contraste, la impresión del esténcil se hace con pintura blanca. La ciudad de Oaxaca se representa con un edificio colonial. Un helicóptero lanza gases. La leyenda “no se olvida” es una denuncia de la represión, simbolizada con el vehículo y los gases. Dos elementos que aparecerán recurrentemente en los graffiti-esténcil de denuncia.

Otra temática de la gráfica es la reivindicación. Los jóvenes son los actores predilectos de los artistas. El machete, que recuerda a las movilizaciones en Atenco, alude a su imagen combatiente, que se refuerza con el icono del Che presente en la playera.

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Un niño embozado que camina, colocándose un paliacate, otro elemento que contribuyó a la fabricación de los jóvenes bazuqueros o escuderos. Cientos lo usaron para “paliar” los efectos del gas lacrimógeno.

La amplia participación social, especialmente de los pueblos indígenas, se exalta, y afirmo que se exalta, porque se trata de una intervención en gran formato. La plantilla representa a una multitud marchando, el esténcil revela un buen manejo de la perspectiva y composición.

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Durante las largas jornadas radiales del movimiento popular, las oraciones religiosas se escucharon. Las comunidades eclesiales de base estaban participando a su manera del movimiento. Leyendo pasajes bíblicos, levantando la voz contra las autoridades eclesiásticas. La necesidad apremiante de consuelo, ¿puede explicar ese activismo? En el movimiento hay una fuerte presencia de imágenes religiosas, que se resignificaron.

La representación de Cristo así como las de la virgen de Juquila y de Guadalupe fueron usadas especialmente para mostrárselas a los policías federales que entraron a la ciudad el 29 de octubre. Las imágenes religiosas, vírgenes o representaciones de Cristo, portaron durante el conflicto máscaras antigases.30

Jesús, en su advocación del Sagrado Corazón, apunta con el dedo al cielo, su imagen delineada en negro, se extingue como un torbellino. El graffiti que lo acompaña reza: “En el nombre de Dios, no habrá represión en Oaxaca”. Carlos Abascal, entonces secretario de Gobernación, habría sentenciado ante la Cámara de Diputados. La denuncia es contundente, una violenta mancha roja de sangre advierte que sí la hubo.

En los casos ya vistos, la denuncia es una de las temáticas dominantes en los muros oaxaqueños. Otras intervenciones muestran pistolas, en color negro, que disparan manchas rojas, igual de violentas que en el caso del Cristo.

30 La imágenes que se usaron durante el conflicto fueron mostradas con paliacates, como la virgen de Guadalupe. Benito Juárez también portó máscara.

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La virgen de Guadalupe es representada rompiendo la iconografía religiosa, pero asumiendo una combativa. Con la máscara que cubre el rostro, se denuncia la represión, por la vía de los gases lacrimógenos. En el manto se alude a la resistencia, a través de las llantas incendiándose.

La emergencia de la iconografía de resistenciaDurante los largos meses en pugna se fue configurando la identidad APPO, momentos claves e imágenes simbólicas. Las manos con el puño cerrado, la mano levantada o sujetando una molotov se repitieron. Se fue configurando la imagen del joven combatiente: embozado o con paliacate, con escudo, horqueta y bazucas conformaron la imagen de la resistencia.

La represión era simbolizada con imágenes de hombres armados, de pistolas que disparaban sangre, con vehículos que lanzaban proyectiles, gases o agua: tanquetas, helicópteros. La Policía Federal Preventiva fue al final del proceso quien personificó la represión, la representación incluyó toletes, escudos, macanas, bombas de gas, etc.

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Los gases fueron, en la gráfica de denuncia, el símbolo más elocuente de la represión, muchos oaxaqueños aprendieron a usar cubrebocas, toallas sanitarias y máscaras para protegerse de los gases. Así como refrescos y vinagre para mitigar sus efectos.

Los artistas oaxaqueños recurrieron a imágenes emblemáticas de otras luchas. Zapata se revistió con los atributos de un danzante del pluma o apareció con un corte estilo punk. Frida Khalo se asumió como adelita, con arma al hombro. Benito Juárez, a propósito de la presencia de una “guerrilla” en la Sierra Norte, aparece como guerrillero, adoptando la boina con la que quedó inmortalizado el Che.

Los zapatistas una y otra vez se muestran en los muros, como encapuchados o con los ojos claros de Marcos. Una imagen que cobró notoriedad y se insertó como pocas “en época de barricadas” fue la de Ricardo Flores Magón. Sus reflexiones entorno a “la barricada y la trinchera” eran de suma actualidad y fueron recuperadas por el movimiento.

El arte de calle vinculado a la APPO interpreta a la realidad, a su modo, con un lenguaje rico en imágenes simbólicas y resignificadas. Se inscribió como una acción de calle que hizo denuncia y propaganda, pero se transformó en una acción de resistencia que cataliza y explora emociones. De todas las manifestaciones hechas en el tiempo más álgido del conflicto, el esténcil-graffiti se mantiene plasmado en las paredes.

El esténcil-graffiti es un objeto que habla. Tiene referentes que se apoyan en una historia, quien conoce todo el proceso oaxaqueño puede acceder con facilidad al discurso graffiti.

Las imágenes de pistolas y pistoleros, de violentos manchones de sangre, los rostros indígenas, los arrodillados, las manos que suplican, la ropa rota, los pies descalzos, la pobreza real y dolorosa de Oaxaca, todo se conjunta y estructura un discurso de imágenes fuertes, de sangre, de armas, de dolor: una estética de violencia.

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La censuraEl graffiti ha sido combatido a través de espectaculares campañas en contra. En Nueva York se dieron detenciones masivas de “escritores”. Para borrarlos se han destinado muchas horas de trabajo, tecnología e invertido enormes capitales.

El graffiti vinculado a la APPO fue combatido por cuadrillas de trabajadores que seguían el itinerario de las marchas para borrar sus huellas. La censura, que se traduce en manchones de pintura, que no respetaban armonía ni color original, pone en evidencia, porque lo sigue haciendo, la estrategia de “acallar las protestas”. El graffiti-consigna tiene, por esta causa, una condición efímera que no comparte con sus vecinos tags o bombas. El graffiti no político sí es tolerado.

Sin embargo, la censura generó respuestas. Los manchones fueron usados como fondo para nuevas intervenciones. El graffiti se empecinó en seguir apareciendo, con lo que se volvió una acción reiteradamente contestataria.

En un principio el graffiti-consigna no fue bien recibido. En varios sectores de la APPO permeaba la visión vandálica del registro, porque se realiza en soportes propiedad privada o en monumentos con valor histórico.

Contribuyó a generar desconfianza el que los graffiteros aparecieran embozados. Ocultar el rostro equivalía a ser considerado “un provocador o un infiltrado”. Con el paso de los meses, el graffiti se convirtió en una de las formas de protesta “emblemáticas” del movimiento social. Hoy, intervenir los muros y mobiliario del centro de la ciudad de Oaxaca es tarea de sumo arriesgada.

A fines de 2008, una brigada especializa en borrar graffiti apareció limpiando muros de la ciudad de Oaxaca. Un Centro Histórico vigilado, un equipo de limpieza especializado, dan cuenta de la preocupación por deshacerse del enemigo incomodo: el graffiti. Sin embargo, los graffiteros no se detienen. Los murales graffiti innovan e insertan mensajes de denuncia o intervienen otros para dotarlos de nuevos significados.

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Las expresiones artísticas y la participación política:El conflicto oaxaqueño de 2006

Jaime Porras Ferreyra1

A más de dos años del inicio del conflicto político-social que sacudió a Oaxaca, distintos autores se han dedicado a comprender las razones, las dinámicas, el desarrollo y el incierto desenlace de

aquel evento particular. Opiniones de la más distinta índole, ya sea desde los círculos académicos, las trincheras del periodismo o por medio de los canales oficiales, nos han brindado una serie de explicaciones sobre dicho conflicto. Una de las características esenciales que podemos reconocer dentro de los análisis sobre la revuelta popular oaxaqueña es

1 Doctor en ciencia política por la Universidad de Montreal, Canadá. Miembro del cuerpo de estudios políticos del IISUABJO por medio del programa de repatriación del CONACYT.

Resumen: Este texto aborda las relaciones entre las expresiones artísticas y la esfera política específicamente durante el conflicto oaxaqueño de 2006. Debido a su carácter heterogéneo, el movimiento social tuvo también en el arte un foro efectivo de expresión política, desafiando las formas convencionales de participación y ejemplificando los mecanismos con los que la gente puede expresarse políticamente hablando, fuera de los caminos convencionales para hacerlo. Por otra parte, el movimiento político y social de 2006 permite efectuar una lectura sobre las distintas visiones que comúnmente se afrontan en la esfera cultural oaxaqueña, a propósito de los dispositivos de creación y difusión de la producción artística. La relación entre el arte y la política durante el conflicto de 2006 es un buen ejemplo de la diversidad de lenguajes políticos ciudadanos y también de la necesidad de que la ciencia política tome en cuenta las formas no convencionales de acción política, tal y como lo son las expresiones artísticas.

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el carácter heterogéneo y las formas particulares de organización y de expresión política, éstas un tanto diferentes a la manera convencional de participar en la arena política. A pesar del esfuerzo de parte de diversos investigadores por tratar de estudiar a fondo cada una de las particularidades del movimiento, podemos percatarnos que la relación entre las manifestaciones artísticas y la actividad política ha sido citada aunque sin mucha profundidad.2 La omisión de la participación política por medio de la creación artística no es en medida alguna un asunto exclusivo del estudio del movimiento político-social vivido en tierras oaxaqueñas. En realidad, se trata de una de las asignaturas pendientes de la ciencia política, ésta preocupada en la mayoría de los casos por el estudio de las formas convencionales de participación política por parte de los actores políticos tradicionales. Al recorrer los análisis sobre el papel político del arte, podemos darnos cuenta que dichos estudios han corrido a cargo en su mayoría por investigadores de otras disciplinas, tal es el caso de la historia del arte, la antropología, los denominados cultural studies, los estudios cinematográficos, la teoría literaria, entre otros más.

Nuestro interés por los discursos políticos a través de las manifestaciones artísticas durante el conflicto oaxaqueño obedece a dos razones específicas. La primera es comprender con profundidad de qué manera el arte sirvió de vehículo de expresión política en un contexto político particular, es decir, tomando en cuenta los elementos distintivos de la vida política oaxaqueña, además de adentrarnos en las distintas visiones sobre el manejo y la difusión de la producción artística. La segunda es tomar en cuenta a los artistas como actores activos en una sociedad, más allá de los actores tradicionalmente estudiados. Se trata a ciencia cierta de demostrar de qué manera la ciencia política puede volcar su interés ante un conjunto de objetos

2 En efecto, algunos autores citan en sus trabajos el uso del arte como instrumento político durante el conflicto. Consúltense: Víctor Raúl Martínez Vásquez, Autoritarismo, movimiento popular y crisis política: Oaxaca 2006, Oaxaca, CDPE-CAMPO-EDUCA-IISUABJO, 2007, y Diego Enrique Osorno, Oaxaca sitiada: la primera insurrección del siglo XXI, México, Grijalbo Mondadori, 2007.

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políticos estudiados habitualmente por otras disciplinas, señalando el valor y la necesidad de llevar a cabo análisis multidisciplinarios con el fin de cesar de ignorar toda forma heterogénea en la cual lo político pueda ser expresado por los ciudadanos y al mismo tiempo incluir a los creadores artísticos dentro de las dinámicas políticas propias de toda sociedad.

Arte y política:Estado de la cuestión y asignaturas pendientes El estudio de las relaciones entre el arte y la política ha interesado a diversos autores de distintas disciplinas desde hace ya varias décadas. Tal y como lo hemos subrayado anteriormente, los análisis sobre el uso del arte como espacio de inscripción de lo político provienen principalmente de campos tan diversos como la sociología, los estudios cinematográficos, la literatura comparada, los denominados cultural studies, la antropología, la historia del arte, entre otros. De esta manera, podemos constatar que la ciencia política poco ha tenido que decir al respecto. Al efectuar un recorrido por la bibliografía en cuanto al tema, encontramos dos visiones que se afrontan constantemente. Por una parte, algunos autores defienden una visión netamente estética la cual elimina del arte toda carga discursiva ligada a los asuntos políticos. Así, el arte tiene exclusivamente un sentido y una finalidad en sí mismo.3 Por la otra, otros investigadores defienden una concepción que liga directamente a las formas de expresión artística con los fenómenos sociales. El artista en este caso adquiere una responsabilidad incapaz de separarse de la vida en sociedad, y su obra es por ende la consecuencia de un proceso global que hace interactuar a todas las esferas donde el ser humano vive y se desarrolla.4

3 Jean Touchard, “En guise d’ouverture: Littérature et politique. Faire de la politique sans le savoir”, en Denis-Constant Martin, Sur la piste des OPNI (Objets politiques non identifiés), París, Karthala, 2002, pp. 47-49.4 Ibid., pp. 49-50. Sobre este punto, consúltense de igual manera: Hervé Fischer, Théorie de l’art sociologique, Tournai, Casterman, 1977, y Carol Duncan, The Aesthetics of Power: Essays in Critical Art History, Cambridge, Nueva York, Cambridge University Press, 1993.

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A pesar de que la instrumentalización del arte con intenciones políticas puede parecer evidente para muchos a primera vista, conviene aquí efectuar una distinción entre sus diferentes usos políticos. Es por ello que es necesario separar al denominado “arte comprometido” de la propaganda política. De acuerdo a Toby Clark, el arte y la propaganda van unidos estrechamente y sirven de vehículo a una ideología política específica –pensemos por ejemplo en el “realismo socialista” soviético, en el muralismo mexicano o en las obras fílmicas de Leni Riefenstahl durante el nazismo–, mientras que otras expresiones artísticas van ligadas a la política por medio de una problemática específica –como es el caso de las protestas contra la guerra de Vietnam en la literatura o el teatro popular durante la emancipación de las sociedades africanas.5

En lo que respecta a la esfera artística de los últimos años, diversos autores subrayan que el arte continúa siendo un espacio activo de acción política,6 mientras que otros hablan cada vez más de un retiro progresivo de la creación artística de la esfera de lo político.7 Conviene comentar en este punto que dentro de nuestra investigación, consideramos al arte como un espacio capaz de ser ligado a la esfera social, el cual puede devenir un espacio de crítica y reflexión sobre los eventos políticos de una sociedad. De esta manera, el arte puede contar con la capacidad de efectuar una lectura de la sociedad y de provocar cambios en las conciencias de los individuos.8 Por ello, y como es comentado por Murray Edelman, el arte es un elemento fundamental para dar forma a las ideas políticas y permitir la acción política.9 De esta manera, el arte puede representar un espacio de inserción de lo político, permitiendo vehicular toda una serie de mensajes, representando así una forma de innovación en cuanto a participación política se refiere.

5 Toby Clark, Art and Propaganda in the Twentieth Century, Nueva York, Harry N. Abrams, 1997.6 Nina Felshin, But Is It Art? The Spirit of Art as Activism, Seattle, Bay Press, 1995, p. 20.7 Lucille Beaudry , Le recours à l’art comme lieu d’inscription du politique, Montreal, Université du Québec à Montréal, Département de science politique, 1995, p. 6.8 Jean-Pierre Colin y Françoise Seloron, Le mandarin étranglé: réflexion sur la fonction sociale de l’art, París, Publisud, 1994, p. 23.9 Murray Edelman, From Art to Politics. How Artistic Creations Shape Political Conceptions, Chicago, Chicago University Press, 1995, p. 6.

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Los OPNIS y el papel social del artista:Las nuevas definiciones de lo político ylas formas no convencionales de acción políticaLos politólogos interesados en la participación política por medio del arte tienen que hacer frente a dos serios problemas epistemológicos para que una investigación sobre dicho tema llegue a buen puerto. El primero de ellos es tener que escapar de las formas canónicas de análisis, recurriendo por ende a una visión multidisciplinaria. A falta de un cuerpo teórico y metodológico proveniente de la ciencia política, dichos investigadores deben servirse de distintas herramientas provenientes éstas de otras disciplinas para el estudio efectivo de las formas no convencionales de acción política. De esta manera, disciplinas como la antropología, los estudios literarios, el periodismo y los estudios cinematográficos aportan instrumentos para el análisis político del arte.

El segundo problema es la visión misma del arte como objeto político. Acostumbrados a que el papel político y social del arte sea analizado e interpretado por otros campos, los politólogos persisten en dejar de lado al espacio artístico como un objeto político. En efecto, los analistas de la participación política dentro de la disciplina continúan privilegiando las formas convencionales de acción política –por ejemplo, pensemos en la participación electoral, la violencia y la difusión de los valores ciudadanos– a través de los actores políticos tradicionales. En este sentido, el arte –y específicamente, el uso de dicha esfera como espacio de difusión política– representa un doble desafío para el politólogo: una nueva tribuna para la reflexión política y la presencia de un nuevo actor capaz de participar en los asuntos públicos por medio de una innovación discursiva. Lucille Beaudry comenta incluso que tomar en cuenta al arte como espacio de lo político significa revolucionar el modo de comprender y aplicar las categorías tradicionales de análisis de la ciencia política.10

10 Lucille Beaudry, Le recours à l’art comme lieu d’inscription du politique, Montreal, Université du Québec à Montréal, Département de science politique, 1995.

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Resulta importante mencionar que las críticas de una cierta cerrazón por parte de la disciplina hacia distintas actividades donde la política está presente tienen ya algunas décadas. Georges Balandier, desde el campo de la antropología política, criticaba ya el hecho de alejar radicalmente a la política de otras esferas sociales con quienes guarda contacto de manera cotidiana.11 Por otra parte, Jean-François Bayart denunciaba en los años ochenta el uso de una definición demasiado canónica de lo político, sin que ésta tome en cuenta la vida cotidiana de las personas y sus formas peculiares de expresión.12 Dentro de todas estas discusiones respecto a la necesidad de tomar en cuenta formas no convencionales de participación política dentro de nuestra disciplina, la contribución más importante de los últimos tiempos es el concepto de Objeto Político No Identificado (OPNI) por parte de Denis-Constant Martin, desarrollado en el marco de las investigaciones del Centro de Estudios e Investigaciones Internacionales (CERI por sus siglas en francés) de París. Luego de interesarse durante varios años por las formas de participación social de ciertas comunidades, principalmente en África y el Caribe, Martin se percató de la necesidad de desarrollar un concepto que facilitara explicar las maneras en que diversas sociedades hablan del poder de manera indirecta, por medio de expresiones culturales, producciones artísticas y actividades cotidianas comunes. En efecto, el politólogo francés se dio cuenta que detrás de ciertas actividades a primera vista alejadas de la política tales como el deporte, el carnaval, el cine, los juegos de palabras y la pintura se escondían formas de vehicular un discurso político particular.13 Hablamos entonces de 1) Objetos: en el sentido de ser objetos de estudio para ciertos fenómenos sociales; 2) Políticos: significando relaciones de poder; y 3) No Identificados: debido a que provienen de ciertas prácticas tradicionalmente ignoradas por los politólogos.14

11 Georges Balandier, Anthropologie politique, París, Presses Universitaires de France, 1967, p. 2.12 Jean-François Bayart, “Le politique par le bas en Afrique noire”, Politique africaine 1,1, janvier 1981, pp. 53-64.13 Denis-Constant Martin, “Les OPNI, l’ essence du pouvoir et le pouvoir des sens”, en Denis-Constant Martin (dir.), Sur la piste des OPNI (Objets politiques non identifiés), París, Karthala, 2002, pp. 11-45.14 Ibid., p. 16.

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En cuanto a la literatura dedicada a las relaciones entre los intelectuales y la esfera política, debemos comentar que los trabajos sobre el tema son considerables. Recordemos, por ejemplo, los textos de Gramsci sobre el papel de la intelligentsia como aliado del poder o como agente de transformación,15 las investigaciones de Seymour Martin Lipset respecto a la función del intelectual en el proceso creativo y de difusión de la cultura16 o la tipología de Bobbio a propósito de las funciones sociales del intelectual.17 En este caso, nos concentraremos en los politólogos que citan directamente el papel de los artistas dentro de las transformaciones políticas de una sociedad. Para Guillermo O’Donnell y Philippe Schmitter, dos de los estudiosos de las transiciones políticas más citados, los artistas encarnan un sector decisivo para circular de un régimen a otro, al conformar un bloque de oposición al autoritarismo y al hacer públicos una serie de valores ligados a una alternativa política.18 En este orden de ideas, Jeffrey C. Goldfarb comenta que los artistas ejemplifican una forma de ser alejada del autoritarismo, contribuyendo a crear paulatinamente una sociedad más tolerante y participativa.19 Para Guy Hermet, los creadores artísticos contribuyen a legitimar un régimen más acorde a la vida en democracia además de convencer a los “nostálgicos” del autoritarismo,20 mientras que de acuerdo a Jerry Szacki, los artistas contribuyen a transformar un régimen político gracias a la relación y a la difusión que tienen con sociedades de otras latitudes.21

La relación existente entre los creadores artísticos y la esfera política no se traduce siempre en una abierta defensa de la vida en democracia. Diversos ejemplos a lo largo de la historia sirven para ejemplificar la 15 Antonio Gramsci, Los intelectuales y la organización de la cultura, Buenos Aires, Nueva Visión, 1972.16 Seymour Martin Lipset, Political Man: The Social Bases of Politics, Garden City, N.Y., Doubleday, 1963.17 Laura Baca Olamendi, Bobbio: los intelectuales y el poder, México, Océano, 1998, pp. 83-115.18 Guillermo O’Donnell y Philippe Schmitter, Transitions from Authoritarian Rule. Tentative Conclusions About Uncertain Democracies, Baltimore, Johns Hopkins University Press, 1986, p. 49.19 Jeffrey C. Goldfarb, Civility and Subversion: the Intellectual in Democratic Society, Cambridge-Nueva York, Cambridge University Press, 1998, p. 79.20 Guy Hermet, Culture et Démocratie, París, Albin Michel, UNESCO, 1993, pp. 215-216.21 Jerry Szacki, “Intellectuals Between Politics and Culture”, en Ian MacLean, Alan Montefiore y Peter Winch (dir.), The Political Responsibility of Intellectuals, Cambridge, Cambridge University Press, 1990, p. 230.

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manera en que los artistas han militado abiertamente por un sinfín de ideologías políticas y donde la presencia de los autoritarismos no ha quedado exenta. Recordemos la relación de Ezra Pound con el fascismo italiano o los nexos de Nicolás Guillén con el estalinismo.22

De esta manera, los creadores artísticos, al igual que muchos grupos en la sociedad, tienen la capacidad de difundir y promover toda una gama de ideas políticas por medio de sus actividades. A pesar de que diversos autores subrayan el papel de los artistas dentro de los eventos políticos de una sociedad, Julien Benda interpreta dicha participación como una abierta traición a su vocación original. Para Benda, la intelligentsia ha cometido el error de abandonar sus responsabilidades como agentes de una esfera abstracta e intemporal para inmiscuirse en la militancia política, es decir, privilegiar la acción antes que la reflexión y el ejercicio de la creación.23

De esta manera, tanto la acción política por medio de un Objeto Político No Identificado (OPNI) como las reflexiones alrededor de la participación del artista en la esfera política pueden ayudarnos a comprender con mayor profundidad las relaciones entre la creación artística y el mundo de la política en un evento sociopolítico determinado. El conflicto oaxaqueño de 2006 es un buen ejemplo para analizar dicha relación.

El conflicto oaxaqueño de 2006 y la lucha culturalComo hemos comentado previamente, el conflicto oaxaqueño de 2006 ha originado diversos textos dentro del mundo periodístico y de la academia. En efecto, el movimiento popular ha causado y continúa provocando el interés de diversos autores, quienes han tratado de explicar con detalle distintas características de este evento sociopolítico; características que en mucho tienen que ver con las formas particulares

22 Sobre la relación de la intelligentsia con los regímenes autoritarios, conviene consultar a Mark Lilla, The Reckless Mind: Intellectuals in Politics, NuevaYork, New York Review Books, 2001.23 Julien Benda, La trahison des clercs, París, Grasset, 1977.

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de organización, convivencia y acción política de la vida oaxaqueña. Al tomar en cuenta justamente los elementos peculiares de Oaxaca, resulta imposible dejar de lado un tema de gran interés. Nos referimos a la producción cultural de la entidad. Sobre este punto, se suele escuchar con frecuencia el hecho de ubicar a Oaxaca dentro de los últimos lugares en muchos rubros a nivel nacional –citemos por ejemplo la cuestión del analfabetismo, la tasa de mortalidad infantil y el carácter autoritario de la vida política–, y subrayar enseguida su riqueza cultural. Los grandes problemas sociales que aquejan a la entidad y la gran producción artística de sus creadores harían suponer con cierta premura que las cuestiones políticas han aparecido constantemente dentro de la esfera del arte. Para Robert Valerio, durante décadas el arte oaxaqueño se alejó radicalmente de todo discurso ideológico. El crítico inglés señala que los excesos dogmáticos del pasado en la producción artística nacional –verbigracia, los muralistas– provocaron un distanciamiento entre las obras artísticas y los discursos políticos, hasta llegar a una situación extrema, es decir, a un arte en donde cualquier temática social se excluyera de antemano.24 En palabras de Valerio “[…] Parece que cualquier contenido ideológico, o interpretable como tal, resulta incompatible con nuestra noción actual del arte”.25 Es preciso, sin embargo, comentar que a pesar de que durante muchos años las temáticas sociales no aparecieron directamente en las obras de los creadores oaxaqueños, ha existido también una relación directa entre ciertos artistas y los gobiernos de la identidad. Dicha relación no es en motivo alguno única del paisaje oaxaqueño, también es posible hallarla en numerosos regímenes políticos en cualquier latitud. Nos referimos al uso de los artistas para legitimar a un régimen político y a la manera en que los gobernantes, por medio de toda una estrategia basada en premios y canonjías, logran que los artistas no contravengan a sus intereses y logren difundir una imagen donde la creación artística conviva armoniosamente con las decisiones de los actores políticos en el

24 Robert Valerio, Atardecer en la maquiladora de utopías, Oaxaca, Ediciones Intempestivas, 1999, pp. 169-170. 25 Ibid., p. 169.

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poder,26 estableciendo una relación muy cercana a aquélla descrita por Gramsci al hablar del “intelectual orgánico”.

Frente a décadas de alejamiento de un discurso político directo dentro de las expresiones artísticas oaxaqueñas y evidentemente luego de años de un “matrimonio por conveniencia” entre distintos creadores y los poderes locales, el movimiento popular de 2006 significó un cambio en la forma de entender los diálogos entre la esfera de la producción artística y las formas de participación política en la entidad. Sobre este punto, es necesario comentar que las protestas anti-régimen de un amplio sector –mayoritario, conviene subrayar– de la comunidad artística de Oaxaca a través de sus propias obras, no fue en cierta medida un fenómeno de nueva aparición. Haciendo memoria, tanto la COCEI –quien se benefició del apoyo de ciertos artistas– como la lucha magisterial de los años ochenta y noventa –acompañando sus protestas con elementos de la cultura popular– tuvieron en la creación artística un medio para expresar descontentos y nuevos planteamientos. La gran diferencia con el 2006 fue el hecho de encontrarnos con una participación “masiva” de diversos creadores provenientes de las más variopintas disciplinas, en un momento histórico donde el arte llevaba ya un tiempo considerable alejado de los asuntos públicos.

A pesar de que el descontento hacia las autoridades políticas data en Oaxaca desde hace décadas, las protestas ante los gobernantes se incrementaron considerablemente durante las dos últimas administraciones: la de José Murat y la de Ulises Ruiz respectivamente. Factores como los escandalosos casos de corrupción, la represión en zonas rurales y urbanas y las irregularidades sistemáticas en diversos procesos electorales produjeron que diversos sectores de la ciudadanía mostraran su descontento hacia el gobierno local. Debido a nuestro interés por la esfera cultural, es importante mencionar que en el año de 2005, algunas decisiones del gobierno local respecto a varios proyectos de remodelación y de política cultural provocaron la indignación de

26 Consúltese a Octavio Paz, El ogro filantrópico, Barcelona, Seix Barral, 1979.

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distintos grupos de la sociedad civil, entre ellos la de la mayoría del gremio artístico. Nos referimos por ejemplo al conjunto de obras de remodelación del zócalo citadino y a ciertas modificaciones al formato “tradicional” de la fiesta de la Guelaguetza.27 En efecto, diversos creadores comentan las reacciones producidas por las decisiones tomadas por parte de las autoridades estatales respecto al patrimonio cultural.28 En este orden de ideas, y como lo explicó en una entrevista Patricia Zárate de Lara, Secretaria de Cultura de aquel entonces, algunos miembros del gobierno coinciden también en subrayar el error político de dichas acciones debido a la falta de consulta hacia diversos sectores en la toma de decisiones y a la premura de las mismas.29

Horas después del fallido desalojo al plantón de profesores en el centro de la ciudad, numerosos grupos comienzan a solidarizarse con la causa magisterial y a protestar directamente contra las malas decisiones del gobierno estatal. Desde esos primeros momentos, se dejaba ya entrever la participación de diversos ciudadanos a través de las expresiones artísticas. Como botón de muestra, “Ya cayó”, documental filmado por algunos miembros de la compañía Ojo de Agua –y después conocida como Mal de Ojo–, en el cual se exhibe la forma de actuar de la fuerza pública al querer expulsar al magisterio de su campamento de protesta, comienza a circular un día después de dicho acto violento. Igualmente, en las diversas marchas organizadas para repudiar las acciones autoritarias del gobierno, era posible observar mantas, figuras de papel y demás esculturas que reflejaban el descontento de una buena parte de la población.

Desde las reacciones al fallido desalojo magisterial pasando por la formación de la APPO y la llegada de la Policía Federal Preventiva

27 Sobre los conflictos producidos por la remodelación del zócalo, la referencia obligada es: Anselmo Arellanes Meixueiro, “Zócalo destruido, pueblo enfurecido”, Cuadernos del Sur, año 11, Núm. 24-25 noviembre 2007, pp. 139-148.28 Dentro de las entrevistas efectuadas a los creadores artísticos oaxaqueños para nuestra investigación, la mayoría de ellos coincidió con dicha opinión. 29 Entrevista con Patricia Zárate de Lara, Secretaria de Cultura del Gobierno de Oaxaca de diciembre de 2004 a marzo de 2007. 19 de junio de 2008.

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(PFP), e incluso en la actualidad, la obra de numerosos artistas ha acompañado las acciones y demandas de un gran sector de la sociedad de Oaxaca. Resulta de una gran complejidad el querer documentar cada una de las actividades artísticas que tuvieron directa o indirectamente una relación con el conflicto sociopolítico oaxaqueño. Es por ello que más allá de aspirar a redactar una crónica que dé cuenta de todos y cada uno de los eventos artísticos ligados a la movilización social en Oaxaca, nuestra intención es analizar las opiniones políticas de los artistas oaxaqueños –implicados directamente o no en el conflicto–, las relaciones que existieron entre la APPO y diversos sectores artísticos y la versión oficial sobre las actividades culturales en aquellos tiempos difíciles. Enseguida comentaremos las actividades efectuadas en cinco disciplinas artísticas durante el movimiento, a modo de ejemplificar el uso del espacio artístico para expresar y transmitir distintas ideas políticas. Nos referimos específicamente a la música, las artes plásticas, la fotografía, la literatura y el video. De igual manera hablaremos sobre las distintas concepciones que se afrontan respecto a la manera de concebir, proteger y difundir la esfera cultural dentro de la sociedad.

Las relaciones entre los artistas oaxaqueños y la política: En busca de una tipologíaComo habíamos señalado anteriormente, y en base a las opiniones de Robert Valerio, el arte oaxaqueño vivió un alejamiento de la acción política durante décadas. Al igual que Valerio, Francisco Toledo señala que dicha distancia obedeció al rompimiento con una tradición artística donde el abuso ideológico fue innegable.30 En los últimos años, el escenario artístico oaxaqueño presenta en términos generales los mismos lazos con la política que en muchas de las sociedades del orbe. Hablamos específicamente de una tipología caracterizada por el grado de relación con la esfera política. Conviene mencionar que

30 Citado en Valerio, pp. 169-170.

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a lo largo del conflicto, dicha diferenciación entre los creadores se agudizó profundamente, permitiendo constatar las diferentes posturas políticas de los artistas. Respecto a la forma de catalogar a los creadores artísticos de acuerdo a sus grados de participación política, incluso los representantes culturales de las partes en conflicto comentaron la existencia de una diferenciación dentro de los artistas en función de sus preferencias y de su implicación en lo político. Para Patricia Zárate de Lara y Andrés Webster Henestrosa, las máximas autoridades culturales del gobierno de Oaxaca durante el conflicto,31 la diversidad en cuanto a las inclinaciones políticas del gremio cultural son comunes en cualquier régimen democrático.32 En la opinión de Rubén Valencia, uno de los coordinadores culturales de la APPO, existieron específicamente tres grupos de artistas durante el conflicto: aquéllos ligados directamente al gobierno estatal, un conjunto de artistas de cierto renombre que apoyó las reivindicaciones de la APPO y un grupo más integrado éste por jóvenes artistas provenientes en su mayoría de distintos colectivos creados hace pocos años.33

De acuerdo a nuestra investigación, podemos citar en primer lugar a los artistas ligados al régimen a través de un doble proceso: contribuyendo a la legitimación de la administración en turno apoyando directamente sus acciones o produciendo obras como símbolo de las líneas directrices de la política cultural y, al mismo tiempo, beneficiándose de toda una serie de condiciones por medio de becas, viajes de promoción, cargos gubernamentales, difusión constante de su obra, entre otras formas más. Sobre este punto, existieron en Oaxaca artistas que apoyaron desde un principio las acciones llevadas a cabo por las autoridades y que mantienen hasta la fecha una estrecha relación con el gobierno de

31 Patricia Zárate fue Secretaria de Cultura de diciembre de 2004 a marzo de 2007, mientras que Andrés Webster se desempeñó como Subsecretario de Planeación Cultural en las mismas fechas, convirtiéndose después en Secretario de Cultura. 32 Entrevista el 19 de junio de 2008, con Patricia Zárate de Lara, Secretaria de Cultura del Gobierno de Oaxaca de diciembre de 2004 a marzo de 2007 y entrevista el 16 de junio de 2008 con Andrés Webster Henestrosa, Secretario de Cultura del Gobierno de Oaxaca a partir de marzo de 2007. 33 Entrevista con Rubén Valencia, coordinador cultural de la APPO. 19 de mayo de 2008.

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Ulises Ruiz. Es importante mencionar que la figura del creador ligada a los poderes establecidos en Oaxaca puede no siempre ser permanente. A pesar de encontrar figuras que siempre llevaron o han llevado una cercana relación con los gobiernos priístas en las últimas décadas, también diversos creadores han oscilado entre la rebeldía y la concordia. Son comunes los casos de algún artista que se haya beneficiado de una administración específica para después formar parte de algún grupo opositor al nuevo gobernador y así sucesivamente. Ubicamos enseguida a un sector de los creadores oaxaqueños abiertamente apolítico, quienes a pesar de estar conscientes de los eventos políticos y sociales, como lo fue el conflicto de 2006, optaron por dedicarse a una producción alejada de toda carga social y excluyendo su participación en cualquier evento ligado a la vida política.

En oposición al “gatopardismo” de diversos creadores y al alejamiento total frente a los eventos políticos, existe también en Oaxaca la figura del artista militante de tiempo completo, el cual, huelga decir, representa una ínfima minoría dentro del gremio. Nos referimos a artistas cuya visión política resulta imposible de separar de la creación y que, evidentemente, tuvieron una participación importante dentro del conflicto sociopolítico oaxaqueño. Existen de igual manera los artistas generalmente alejados de la esfera política pero que frente a algún problema específico deciden pronunciarse públicamente. Ya sea por algún tema ligado a la ecología, a la situación económica a la represión gubernamental, entre otros temas, dicho grupo participa políticamente a través de su obra o bien por medio de canales más convencionales para hacerlo –marchas, juntas vecinales, apariciones en los medios de comunicación–. Tal fue el caso de una gran mayoría de pintores, músicos, escultores, escritores, videastas y demás creadores que decidieron participar en el conflicto del 2006. Por último, es posible ubicar a alguno que otro artista que, sin haber participado a lo largo del conflicto, ha descubierto las ventajas de referirse al mismo dentro de su producción artística a pesar del tiempo transcurrido, beneficiándose de la promoción de su obra en otras latitudes o bien en términos económicos.

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En base a las entrevistas realizadas para la presente investigación, es importante mencionar que la gran mayoría de los artistas que participaron en el movimiento oaxaqueño comenta que lo hizo para protestar en contra de una serie de acciones realizadas por el régimen priísta y que en dichos reclamos coincidieron con muchos de los planteamientos formulados por la APPO. En otros términos, la mayoría de los creadores artísticos participantes en el movimiento no se asumen como miembros de la APPO sino como ciudadanos que en su lucha compartieron muchas de las demandas de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca. A pesar de la serie de coincidencias entre una buena parte de los creadores artísticos afincados en Oaxaca34 y la APPO pero con una independencia en cuanto a la toma de decisiones, existió una propuesta directa por parte de los principales dirigentes de la APPO hacia diversos artistas para que éstos conformaran el sector cultural oficial de la Asamblea sin obtener una respuesta positiva.35

Las expresiones artísticas ligadas a la difusión de discursos políticosA continuación comentaremos brevemente las manifestaciones artísticas que sirvieron como espacio de reflexión y expresión política durante los meses del movimiento.

Diversos artistas decidieron utilizar la esfera musical como plataforma para expresarse políticamente. Tal y como señala Omar Olivera, miembro del magisterio y difusor cultural, la relación entre la música y las demandas sociales no nació necesariamente como consecuencia del movimiento de 2006. El movimiento magisterial siempre se vio acompañado de una serie de melodías reivindicativas desde hace varios años.36 Hablando específicamente del conflicto de 2006, Olivera afirma

34 Un aspecto importante de mencionar es que la comunidad artística presente en Oaxaca no está conformada únicamente por oaxaqueños. En efecto, existe una diversidad de artistas provenientes de otras regiones del país y de diversos países afincados en Oaxaca desde hace décadas.35 Varios de los artistas entrevistados para la presente investigación confirmaron dicha propuesta.36 Entrevista con Omar Olivera, miembro del movimiento magisterial y difusor cultural. 29 de abril de 2008.

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que sería incluso posible realizar una crónica de lo eventos de mayor importancia del mismo a partir de los registros musicales; viendo cómo de la simple interpretación de canciones de protesta ya clásicas –de Víctor Jara a Carlos Puebla– diversos artistas decidieron “contar” los eventos sociales y políticos más importantes en los más variopintos géneros musicales. El estudio más completo sobre los nexos entre la música y el movimiento popular de 2006 ha sido elaborado por Yinh Law, a través del documental “Sígueme contando: sonidos de la lucha oaxaqueña”. En este documento, es posible constatar tanto la evolución como la diversidad de la expresión musical ligada al movimiento. Desde la música de las bandas provenientes de diversas comunidades de Oaxaca –verbigracia, la Banda Filarmónica Francisco Agustín de los Ángeles de San Miguel Cajonos– pasando por la presencia de profesores trovadores como Chita la Voz de la Mujer Alegre y las cumbias del profesor Che Luis, hasta géneros tan heterogéneos como el hip-hop de Jizz y el son jarocho de Tapacamino y Raíces, diversos músicos asumieron una postura política y expresaron sus ideas por medio de ritmos y letras comprometidas. El periodista Diego Enrique Osorno explica con detalle dicha diversidad musical:

Activistas y simpatizantes de la APPO se dedicaron a componer canciones que narraban las batallas ganadas por los rebeldes, destacaban improperios en contra del gobernante o reseñaban la insurrección en general. Reggaeton, rancheras, rap, sones, boleros, pop, trovas. La revuelta fue plural hasta en los géneros musicales que entonaron el grito de rebelión.37

Existen incluso temas que han devenido clásicos del movimiento popular, tales como El son de la barricada, La cumbia magisterial, Desalojo cruel y El corrido del 14 de junio.38

Hablar de la fotografía como medio de expresión política implica una cierta complejidad debido a los usos que se pueden hacer de la misma. Antonio Turok, fotógrafo asentado en Oaxaca desde hace varios años,

37 Osorno, p. 68.38 Algunos miembros de la Sección 22 preparan incluso un álbum recopilatorio con la música del movimiento.

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comenta que las posibilidades de la fotografía políticamente hablando son importantes debido a su fácil comprensión para el espectador y a la capacidad de dicho medio como herramienta testimonial. Sin embargo, la fotografía también puede ser utilizada como instrumento de manipulación ideológica con fines propagandísticos.39 Otro problema para hablar de los mensajes políticos a través de la lente en el movimiento político y social de 2006 es señalado por Alberto Ibáñez, fotógrafo oaxaqueño. Para él, existieron dos grupos claramente distinguibles: los fotógrafos provenientes de la prensa local, nacional e internacional, con una intención clara de informar, y aquéllos independientes que obedecían más a una iniciativa personal por denunciar la violencia y la represión.40 Dentro de los fotógrafos más significativos en los meses del conflicto podemos citar entre otros a Marcela Taboada, Jorge Luis Plata, Antonio Turok, Alicia Huerta, Alberto Ibáñez, Hugo Velasco Ortiz, Luis Alberto Cruz, Miriam Sánchez, Fernando Castillo y Gabriela León. Del 21 de mayo al 14 de julio de 2007, el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo de la ciudad de Oaxaca presentó una exposición colectiva con diversas obras fotográficas ligadas al conflicto.

La participación política también encontró en el video un espacio efectivo de expresión. A pesar de que la mayoría de videastas politizados apoyó las protestas en contra del régimen, también existieron algunos ejemplos, predominantemente en Internet y en medios nacionales, de videos apoyando al gobierno de Ulises Ruiz. En cuanto a la gente del video simpatizante de la disidencia, Isabel Rojas, directora del cineclub El Pochote, afirma que existieron en realidad dos tipos de artistas ligados al video: Un grupo cuyo único fin era elaborar una crónica de los sucesos a través de la cámara, haciendo públicas las imágenes de represión y violencia, tratando de combatir el cerco mediático de aquellos meses. El segundo grupo estaba integrado por gente cuyo único fin era el de presentar propuestas estéticas personales pero con una intención política detrás.41 Isabel Rojas comenta de

39 Entrevista con Antonio Turok. 12 de mayo de 2008.40 Citar entrevista con Alberto Ibáñez. 6 de mayo de 2008.

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igual manera que algunos trabajos políticos en video son incluso anteriores al desalojo magisterial y a la aparición de la APPO, los cuales expresaban por ejemplo el malestar producido por la remodelación del zócalo –hablamos por ejemplo de obras como “Árbol 05” y “Guy Debord en Oaxaca”.42

En el primero de estos grupos resulta fundamental comentar el trabajo del colectivo Mal de Ojo durante toda la duración del movimiento popular. Teniendo como antecedente el trabajo en comunicación en comunidades indígenas –bajo el nombre de Ojo de Agua–, este grupo se dedicó a documentar los ataques en contra del magisterio, la fundación de la APPO, las marchas, la represión constante y la llegada de la Policía Federal Preventiva a la ciudad.43 Videos como ¡Ya cayó!, Compromiso cumplido, La pesadilla azul, Morena y Un poquito de tanta verdad –este último realizado junto a Irene Friedberg de Corrugated Films– muestran en imágenes todo el clima de violencia y zozobra de aquellos tiempos.

En el segundo grupo encontramos a videastas como Bruno Varela, Ana Santos, Luna Maran y Héctor Ballesteros, quienes con una mirada mucho más basada en la exploración estética, trataron de expresar el clima reinante en las calles citadinas. Sobre esta forma de participar por medio de la cámara, Bruno Varela, videasta afincado en la ciudad desde hace varios años, comentaba que se trataba de dar rienda suelta a todo un proceso de experimentación, tanto de imágenes captadas por ellos mismos como de aquéllas tomadas por los medios oficiales y editadas y manipuladas con un nuevo sentido, de una forma muy cercana a las tesis defendidas por el teórico francés Guy Debord.44

41 Entrevista con Isabel Rojas, videasta y directora del cineclub El Pochote. 23 de mayo de 2008. Con el fin de preservar los videos realizados durante el movimiento fue diseñado el proyecto denominado Resistencia Visual, a cargo de Isabel Rojas, Demián Flores y otros artistas más ligados a La Curtiduría –espacio de creación y expresión artística–. De igual manera, el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo de Oaxaca organizó el denominado Primer Concurso Internacional de Fotografía, Cine y Video, Miradas en el movimiento, Movimientos sociales en Oaxaca. 42 Ibid.43 Entrevista con Roberto Olivares, miembro de Mal de Ojo. 30 de mayo de 2008.44 Entrevista con Bruno Varela. 27 de mayo de 2008.

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En el mundo de la literatura, es necesario subrayar que, tal y como lo comenta el escritor Jorge Pech, la gente de las letras de ninguna manera representaba un bloque uniforme en cuanto a ideas políticas y a acciones sociales, al contrario, existían en su interior las más distintas tendencias.45 Durante los momentos de mayor crisis política, diversos escritores se manifestaron por medio de distintos géneros literarios. En la poesía, gente como Omar Fabián, Efraín Velasco y Fernando Guadarrama –este último por medio de décimas– expresaban el clima social de aquellos meses. Escritores como Luis Amador, Alonso Aguilar y Tryno Maldonado decidieron pronunciarse políticamente a través del cuento. A pesar de contar con cuentos y poesías inspirados en los eventos sociales, el ensayo y la crónica fueron los géneros más utilizados por escritores como Fernando Lobo, Jorge Pech, Fernando Solana, Tamara León, Abraham Ortiz Nahón y otros más para expresarse públicamente. La creación literaria ligada al movimiento fue publicada principalmente en revistas oaxaqueñas como Luna Zeta y La Patria Ilustrada, en el diario Noticias, en suplementos culturales de diarios nacionales y, curiosamente, a través de Internet en blogs personales. En lo que respecta al teatro, la producción durante los meses del conflicto fue casi nula, sin embargo, tanto el performance como otras intervenciones públicas sirvieron para pronunciarse políticamente.46 Nos referimos a obras como La justicia violada de Sergio Santamaría y Paseo dominical por el Zócalo de Oaxaca de Gabriela León.

No sorprende afirmar que la esfera cultural oaxaqueña ha sido ocupada principalmente por creadores ligados a las artes plásticas. En efecto, pintores, grabadores y escultores se han convertido en la faceta más reconocida del arte oaxaqueño. Al hablar de las relaciones entre la plástica y la política, resulta fundamental mencionar la figura del pintor Francisco Toledo. Artista de fama internacional, el pintor juchiteco se ha convertido en un actor de gran importancia dentro de la sociedad oaxaqueña. De Toledo,

45 Entrevista con el escritor y editor Jorge Pech. 12 de mayo de 2008. 46 Entrevista con el actor, director y dramaturgo Sergio Santamaría. 11 de junio de 2008.

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tal y como ocurre con los artistas relevantes, existen diversas opiniones respecto a sus acciones. Por un lado, resulta innegable su contribución al desarrollo de todo un conjunto de actividades culturales en Oaxaca a través de distintas instituciones fundadas por él, sus peleas incesantes por proteger el patrimonio cultural de los oaxaqueños y su apoyo a diversas causas sociales tales como el cuidado del medio ambiente y los presos políticos. Por otra parte, al pintor se le acusa principalmente de ejercer un poder demasiado amplio en la esfera cultural oaxaqueña.

Como ocurrió en las demás áreas de la creación, durante el conflicto de 2006 muchos de los artistas plásticos apoyaron las reivindicaciones del movimiento; un sector más compacto de ellos respaldó las acciones gubernamentales, mientras que algunos artistas plásticos optaron por mantenerse al margen de la situación política o bien decidieron radicar en otros sitios. Meses antes del inicio del conflicto, un grupo de numerosos pintores se pronunció en contra de los ataques al patrimonio cultural oaxaqueño.47 De igual manera, existió un fuerte descontento entre la mayoría de miembros de este gremio con la administración de Ulises Ruiz debido a que, cuando Ruiz era candidato a la gubernatura, se abrió un espacio de reflexión para discutir sobre propuestas en materia de política cultural. Sin embargo, luego de su llegada al gobierno dichas propuestas fueron dejadas de lado. A pesar de las acciones públicas de parte de diversos artistas plásticos en Oaxaca, es importante mencionar, tal y como lo había subrayado anteriormente Valerio, la poca presencia de mensajes políticos en sus propias obras.

Luego del intento por desalojar a los maestros del centro de la ciudad, varios artistas plásticos reconocidos decidieron apoyar públicamente a los miembros del magisterio y denunciar las acciones de la administración de Ulises Ruiz. Participando directamente en las marchas, dibujando mantas y diseñando volantes, diversos artistas plásticos dejaban sentir su participación en el movimiento.48

47 Nos referimos por ejemplo al proyecto de la apertura de un McDonald’s en el zócalo de la ciudad y de un conjunto de obras para remodelar ese mismo escenario. 48 Entrevista con los artistas plásticos Francisco Verástegui y Raúl Herrera. 22 y 30 de abril de 2008, respectivamente.

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Dentro de la participación de las personas ligadas a la plástica durante la crisis política y social que sacudió a Oaxaca en 2006, resulta de suma importancia distinguir a cuatro grupos de artistas. Nos referimos en primer lugar a pintores, grabadores y escultores con una amplia trayectoria y con un reconocimiento de muchos años que decidieron involucrarse políticamente y que –se quiera o no– se sirvieron justamente de dicho reconocimiento para llamar la atención sobre los problemas de aquellos meses. Nos referimos por ejemplo a gente como Rubén Leyva, Nicéforo Urbieta y Raúl Herrera. Podemos ubicar en segundo lugar a artistas plásticos más jóvenes pero de una trayectoria importante, quienes a pesar de no compartir completamente entre ellos posturas ideológicas y cuyos grados de participación no fueron similares, cumplieron con un importante papel para difundir las expresiones culturales alrededor del movimiento. Dentro de este grupo podemos citar por ejemplo a Demián Flores y a Guillermo Olguín. En tercer lugar, es posible ubicar a varios artistas plásticos menores de cuarenta años quienes, algunos de forma independiente y otros trabajando al alimón con otros artistas, presentaron públicamente diversos proyectos multidisciplinarios donde la pintura, el performance, el video y los tapetes de arena eran instrumentos de expresión social. Artistas como Miguel Ángel Hernández, Hugo Tovar, Ana Santos y el “Doctor Lakra” forman parte de este grupo.49 Existieron en cuarto lugar diversos colectivos de jóvenes, egresados muchos de ellos de las escuelas plásticas y talleres de la ciudad, quienes básicamente a través del esténcil y de la impresión de carteles y volantes, lograron crear todo un fenómeno artístico de gran impacto.50 Hablamos específicamente de la obra producida por ASARO (Asamblea de Artistas Revolucionarios de Oaxaca), colectivo fundado en octubre de 2006 para dar cabida a un grupo de artistas quienes, de una forma muy parecida a los muralistas

49 Entrevistas con los artistas plásticos Miguel Ángel Hernández y Ana Santos. 9 y 30 de mayo de 2008, respectivamente. 50 El trabajo de estos colectivos durante el conflicto ha provocado el interés de algunos académicos. De igual manera, un video de corta duración titulado Muros que gritan da cuenta del trabajo plástico de los miembros de los diversos colectivos.

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mexicanos, reclamaban el uso de la esfera artística como espacio de acción política.51 El Colectivo Jaguar, nacido en 2004, también tuvo una activa participación artística durante los meses del movimiento, aunque reclamando una independencia respecto a las decisiones y posturas de la APPO.52 Guillermo Pacheco y los miembros del Colectivo Zape, grupo nacido en 2005, de igual manera expresaron en sus obras temas de importancia para la sociedad oaxaqueña como son la migración y la violencia generalizada.53

Pese a que la mayoría de las expresiones culturales provenían de los pocos artistas pertenecientes a la APPO o bien de aquel numeroso grupo simpatizante de muchas de sus causas pero sin pertenecer directamente a ella, las autoridades gubernamentales encargadas del sector cultural durante esos meses comentan que aunque las actividades culturales organizadas por ellos se vieron afectadas por la situación política y social reinante en la ciudad, en otras regiones de la entidad se llevaron a cabo diversos actos culturales.54 De igual manera, los funcionarios estatales del ramo cultural comentan que el gobierno federal recortó ciertos recursos asignados a la esfera de las artes debido a que no existían las condiciones idóneas para poderlos aplicar en actividades, cursos y eventos.55

El movimiento popular en 2006 generó un debate en el seno de la comunidad artística respecto a las maneras de difundir el arte. Algunos de los artistas entrevistados señalaron que el conflicto oaxaqueño sirvió para mostrar que existen formas de hacer público el trabajo de distintos creadores fuera de los canales tradicionales para hacerlo –nos referimos en este punto a museos, galerías o eventos organizados por las autoridades gubernamentales–. En efecto, las obras de diversos artistas fueron mostradas directamente en las calles y plazuelas

51 Entrevista con “Mario”, miembro fundador de ASARO. 14 de mayo de 2008.52 Entrevista con “Vain”, miembro del Colectivo Jaguar. 26 de mayo de 2008. 53 Entrevista con el artista plástico Guillermo Pacheco. 27 de mayo de 2008.54 Entrevista con Andrés Webster Henestrosa, Secretario de Cultura del Gobierno de Oaxaca a partir de marzo de 2007. 16 de junio de 2008. Entrevista con Enrique López Hernández, Subsecretario de Planeación Cultural. 11 de junio de 2008.55 Ibid.

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–teniendo a la calle de Alcalá como su principal espacio–, en sitios que devinieron escenarios fundamentales de difusión cultural –nos referimos por ejemplo a la Curtiduría, la Casa Rasta, la Nueva Babel y el Café Central– e incluso en algunas de las barricadas citadinas.

Otro punto importante de debate se da respecto a la “tradición cultural” del pueblo oaxaqueño. A raíz del conflicto, algunas visiones se confrontaron a propósito de ciertas festividades tradicionales, donde distintos grupos se adjudicaban la responsabilidad de preservar, interpretar y difundir dichos eventos culturales. Nos referimos por ejemplo a la fiesta del Lunes del Cerro, más conocida como Guelaguetza, donde tanto las autoridades gubernamentales como los miembros de la APPO reivindican el carácter de “garantes” de la tradición, organizando eventos paralelos.56 Las actividades ligadas a la Celebración de los Fieles Difuntos y a la Noche de Rábanos provocaron de igual forma una serie de planteamientos sobre el verdadero sentido de dichas festividades y su trascendencia dentro de la ciudadanía.

Resulta incierto hablar propiamente de dos grupos culturales distintos conformados éstos por miembros inamovibles y con posturas bien definidas a lo largo del tiempo. A pesar de existir opiniones políticas dispares dentro de los miembros de la comunidad artística oaxaqueña, dichas opiniones pueden variar en muchos casos de acuerdo a la coyuntura política y a las relaciones con el grupo en el poder. Es constante escuchar críticas hacia el diseño y la aplicación de la política cultural en Oaxaca. Las autoridades en turno defienden los proyectos gubernamentales en materia cultural, los artistas alejados del régimen critican –de acuerdo a sus opiniones– el proyecto cultural oficial, demasiado ligado al sector turístico y a una visión centrada sobre todo en el folclore, mientras que distintos artistas jóvenes reclaman un cambio profundo en la esfera cultural, que tome en cuenta nuevas expresiones artísticas y que se valga de canales innovadores de difusión. Lo cierto es que

56 El sentido ideológico y las repercusiones sociales de la Guelaguetza han incluso provocado un interesante estudio: Jesús Lizama Quijano, La Guelaguetza en Oaxaca: fiestas, relaciones interétnicas y procesos de construcción simbólica en el contexto urbano, México, CIESAS, 2006.

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en Oaxaca podemos distinguir que, aun con críticas y defensas, la mayoría de los integrantes del gremio cultural da muestras de haber heredado y de seguir practicando una relación particular con los poderes establecidos, donde el momento político, las oportunidades temporales y la pugna por los espacios de acción son puntos a considerar de manera cotidiana. Es por ello que una vida cultural completamente independiente y al margen de cualquier decisión política resulta una empresa compleja.

Consideraciones finalesLa relación entre las manifestaciones artísticas y la política durante el conflicto oaxaqueño de 2006 nos muestra mediante distintos ejemplos la capacidad de las artes para devenir un espacio efectivo de difusión de mensajes políticos, fuera de las formas convencionales para hacerlo. Con ello se ha querido subrayar que las expresiones artísticas pueden ser también un interesante objeto de estudio para el politólogo de hoy, cuando éstas sean utilizadas como una forma atípica de acción política. En el caso específico del conflicto oaxaqueño, ha quedado de manifiesto un punto comentado por diversos críticos y artistas: existió en esos meses una intensa producción artística difícilmente superable en cantidad aunque no unánimemente uniforme en calidad. Dentro de dicha producción, es digno de subrayar el papel de diversos artistas jóvenes, gracias a sus formas de organización, a las nuevas técnicas propuestas y a la manera de difundir el arte. La producción artística engendrada durante el movimiento político y social de 2006 no sólo tuvo una repercusión local. En efecto, su impacto se dejó sentir en otros lugares, tal es el caso de ciudades como Tijuana y el Distrito Federal, así como de un creciente interés en centros académicos, medios escritos y galerías de Europa y los Estados Unidos.

A pesar de considerar al conjunto de expresiones artísticas ligadas al movimiento de 2006 como Objetos Políticos No Identificados debido a su capacidad por vehicular ideas políticas y por ser muestra de innovación dentro de los territorios de la participación política, nuestra investigación también ha tomado en cuenta los debates sobre

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la(s) política(s) cultural(es) y los lazos existentes entre los miembros del gremio cultural y los poderes políticos oficiales de Oaxaca, todo ello con la intención de mostrar de qué manera la esfera cultural se relaciona con la política oficial, cuáles son los distintos comportamientos políticos de los artistas y, sobre todo, señalar que a pesar de ciertas excepciones, las relaciones arte-política en Oaxaca obedecen más a cuestiones coyunturales y a momentos políticos bien definidos que a un afán por efectuar una verdadera transformación del mundo cultural.

Pese a que en nuestra investigación nos hemos adentrado en las relaciones entre el mundo político y la actividad artística, consideramos importante comentar que el arte no es a nuestro juicio una actividad siempre ligada a la esfera política. En efecto, durante varias décadas han existido múltiples debates entre diversos autores para conocer a ciencia cierta si es posible hablar de la separación de lo político y lo artístico o si en realidad el arte no escapa jamás a la influencia de la política. Nosotros consideramos que una expresión artística –al igual que otras actividades cotidianas tales como el deporte y las prácticas religiosas– puede servir en algún momento para vehicular ideas políticas. En este sentido, el artista cuenta con la libertad para intervenir en asuntos políticos a través de su obra u optar por un desarrollo creativo totalmente apolítico. De igual manera, así como cualquier interesado puede efectuar toda una búsqueda historiográfica sobre el tema, es importante no dejar de lado que el arte a lo largo de la historia –cuando éste decide estrecharse con los discursos políticos– ha sido utilizado por toda una variedad de tendencias políticas. Recordemos, por ejemplo, los pintores al servicio de los grandes imperios, los cineastas comprometidos con las más atroces dictaduras del siglo XX, los novelistas luchando por espacios democráticos o los músicos participando en los procesos de liberación nacional. De esta manera, las manifestaciones artísticas no pueden encasillarse únicamente como vehículos de expresión democrática o, en el otro extremo, como simples instrumentos de propaganda de cualquier totalitarismo. El arte, al igual que otras formas de expresión, refleja también la diversidad de opiniones políticas presentes en cualquier sociedad.

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Introducción

El presente artículo tiene como propósito hacer un análisis comparativo de las elecciones federales de 2006 y las elecciones locales de 2007 en el estado de Oaxaca. La primera de ellas se

desarrolló en un ambiente de protesta social, cuya expresión más álgida se dio entre los meses de junio y noviembre de 2006. En tanto que la segunda se realizó en la etapa de reflujo del movimiento social.

Dichas elecciones se caracterizaron por ser atípicas con respecto a las tendencias electorales que se venían observando en procesos anteriores, y por tener resultados contrastantes entre sí: Las elecciones federales de 2006 fueron ganadas mayoritariamente por la oposición, en tanto que las elecciones locales de 2007 fueron de “carro completo” para el PRI.

En la primera parte de este trabajo se hace un breve resumen de las tendencias electorales observadas en las últimas dos décadas para enseguida describir las dinámicas de los dos procesos electorales. En la parte final se comparan los resultados obtenidos y se hacen algunas reflexiones sobre su significado.

Elecciones y protesta social en Oaxaca

Fausto Díaz Montes1

1 Profesor Investigador del Instituto de Investigaciones Sociológicas de la UABJO.

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Al analizar las elecciones de 2006 se destacan aquellos factores que influyeron en el comportamiento electoral de los oaxaqueños. Se describen los elementos coyunturales que contribuyeron a generar un elevado número de “votos de castigo” para los candidatos del PRI y del PAN y una votación inédita a favor de los candidatos a la Coalición por el Bien de Todos.

De igual manera al analizar las elecciones de 2007 se destacan aquellos factores que contribuyeron a generar un ambiente de desencanto político, el cual se tradujo en una baja participación electoral que favoreció a los candidatos del PRI, quienes ganaron las 25 diputaciones locales de mayoría relativa.

Estas dos elecciones nos muestran como un ambiente de protesta social favoreció a los candidatos de los partidos de Izquierda, aún cuando no haya habido un acuerdo político entre las dirigencias del movimiento y de los partidos, y como un ambiente de desencanto político tiende a favorecer a los candidatos del partido en el gobierno.

Antecedentes electoralesHasta las elecciones de 1995 Oaxaca era un estado mayoritariamente priísta, las votaciones a favor del PRI de manera consistente estaban por encima del 50% de la votación total emitida. Frente a este predominio priísta, la presencia de la oposición sólo se registraba en el ámbito municipal y en las diputaciones locales y federales de representación proporcional. El único precedente a favor de la oposición se dio en las elecciones federales de 1994 cuando el PRD obtuvo una diputación de mayoría relativa, en el distrito de Tlaxiaco.2

A partir de 1997 la votación priísta dejó de ser mayoritaria y empezó a descender gradualmente, especialmente en elecciones federales; sin embargo, y a pesar de dicho descenso, el PRI se mantuvo como fuerza mayoritaria hasta el año 2000. En el ámbito municipal continuó 2 Véase Fausto Díaz Montes,“Oaxaca”, en Silvia Gómez Tagle (coord.), 1994: las elecciones en los estados, México, Vol. II, México, La Jornada-CIICH-UNAM, 1997.

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ganando la mayoría de las 152 presidencias municipales de competencia partidaria.3 De las diputaciones locales de mayoría relativa, sólo perdió 2 en 1998 y 1 en el 2001, las tres fueron para los candidatos del PRD. En las elecciones federales de 1997, el PRI obtuvo las 11 diputaciones de mayoría relativa y sólo perdió una en las elecciones federales del 2000, la cual fue ganada por la coalición PAN-Verde Ecologista. En el 2003, el PRI volvió a ganar las 11 diputaciones federales.

Con respecto a las senadurías, en el 2000 el PRI ganó las de mayoría y la de primera minoría fue ganada por la coalición encabezada por el PRD.

Al concluir el proceso electoral federal de 2003 y una vez que fueron dados a conocer los resultados, el PRD y el PAN llegaron a la conclusión de que la única manera de ganarle al PRI en la entidad era a través de una alianza o coalición de partidos de oposición. Los resultados no dejaban lugar a dudas, el PRI con el 44.5% de la votación total emitida había obtenido las once diputaciones federales, dejando a la oposición sin representación en la cámara federal, a pesar de haber obtenido el PAN el 18.5% y el PRD el 17% de la votación total emitida. Esta distancia de 26 puntos porcentuales entre el PRI y el PAN fue una importante llamada de atención para la oposición partidaria en Oaxaca.

Como lo revelan los datos anteriores, hasta las elecciones de 2003 Oaxaca seguía siendo un estado mayoritariamente priísta, las votaciones a favor del PRI, de manera consistente, estaban por encima del 47% de la votación total emitida, y la oposición, a pesar de sus alianzas en elecciones federales, sólo registraba pequeños avances. Este predominio priísta, que contrastaba con la pluralidad que ya se observaba en otros estados de la República y en el mismo gobierno federal, se explica por el control político de tipo patrimonialista y clientelar ejercido por el gobierno del estado el cual contribuía a fortalecer las estructuras del PRI y a debilitar a la oposición partidaria.

3 En los otros 418 municipios restantes, desde 1995 la elección de concejales se realiza siguiendo los usos y costumbres de las comunidades, sin la intervención de los partidos políticos.

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En un intento por revertir esta situación y entrar a la competencia real por la gubernatura del Estado, en las elecciones locales del 2004, las dirigencias locales de los partidos de oposición, hicieron un ejercicio inédito de alianzas electorales locales, integrando una coalición opositora en la que participaron el PAN, el PRD, Convergencia y el PT. Esta coalición electoral obtuvo el 43% de la votación total emitida y logró obtener 7 de las 25 diputaciones de mayoría relativa, sólo le faltaron 35,339 votos para ganar la gubernatura. Esta coalición denominada “Todos Somos Oaxaca” obtuvo 488,640 votos en la elección de gobernador y 463,477 en la elección de diputados de mayoría relativa. Estas votaciones eran las más altas a favor de la oposición hasta el 2004.

Dado que la elección de gobernador no solamente resultó muy competida sino ampliamente cuestionada en sus resultados, la decisión final tuvo que ser tomada por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que reconoció el triunfo del candidato del PRI, Ulises Ruiz Ortiz.4

El contexto sociopolíticoPor los antecedentes electorales anteriormente señalados, el gobierno de Ulises se inició en medio de la desconfianza de la ciudadanía y el rechazo de la oposición. Sin embargo, el nuevo gobierno, lejos de iniciar una política incluyente y de acercamiento con sus opositores, implementó una serie de acciones que aumentaron el descontento de varios sectores de la población. Una de sus primeras acciones fue el cambiar las sedes de los poderes ejecutivo y legislativo: el Ejecutivo abandonó el palacio de gobierno, ubicado en la plaza central de la ciudad de Oaxaca, para trasladarse a San Bartolo Coyotepec, población ubicada al sur de la ciudad de Oaxaca. El Legislativo dejó su edificio de avenida Juárez para ocupar las instalaciones del teatro Álvaro Carrillo.

4 La resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación fue tomada el 17 de noviembre de 2004. Véase Excélsior, 18 de noviembre de 2004.

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El argumento para reubicar al Ejecutivo era evitar los plantones en la Plaza de la Constitución, lo cual no se logró, pues los grupos de protesta continuaron ocupando dicha plaza, aun cuando las oficinas del gobernador ya no estaban en ese lugar. A los pocos meses y como parte de los trabajos de remodelación del zócalo, las autoridades municipales y estatales empezaron a derribar los árboles de esta plaza, lo cual generó una significativa protesta ciudadana que logró modificar la propuesta inicial de tener una plaza de armas sin árboles.5

Con el propósito de reducir la presencia política del ex candidato a gobernador de la Coalición “Todos Somos Oaxaca”, y hacerlo inelegible para futuros cargos de elección popular, el Gobierno del Estado, a través de la Procuraduría General de Justicia, inició una averiguación previa y emitió una orden de aprehensión en contra del ex candidato opositor Gabino Cué; sin embargo, esta orden no se ejecutó y finalmente se negó su existencia, porque el inculpado se presentó ante el Ministerio Público, acompañado de dirigentes nacionales del PRD y Convergencia y por más de mil personas, quienes fueron convocados para presenciar dicho acto.6

De igual manera, y respaldando las acciones del gobierno anterior, el nuevo gobierno instrumentó una serie de acciones en contra el diario Noticias, las cuales empezaron con la toma de la bodega de éste y continuaron con la instrumentación de una huelga y secuestro de trabajadores. Este conflicto continuó hasta diciembre de 2006.

Estas acciones gubernamentales sin consulta, así como las medidas en contra de los adversarios políticos del equipo gobernante y las agresiones a los líderes de las organizaciones sociales y campesinas, fueron creando un ambiente de descontento generalizado en contra del Gobernador del Estado y su partido.7

5 Véase la revista Cuadernos del Sur, Año 11, Núm. 22, México, UABJO-CIESAS-INAH, agosto del 2005, y , Anselmo Arellanes Meixueiro, “Zócalo destruido, pueblo enfurecido”, en Cuadernos del Sur, año 11, Núm. 24-25, Oaxaca, México, noviembre 2007.6 Estos hechos fueron ampliamente difundidos en la prensa nacional y local en las dos últimas semanas del mes de enero de 2005.7 Varias de estas acciones son reportadas en el libro de Víctor Raúl Martínez, Autoritarismo, movimiento popular y crisis política: Oaxaca 2006, México, IISUABJO-EDUCA-CAMPO-Diálogo, 2007

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Las elecciones de 2006Es en este ambiente de tensión política que se inicia el proceso electoral de 2005-2006 para la elección de Presidente, senadores y diputados federales. Previo al proceso, en febrero de 2005, el Consejo General del IFE aprobó la nueva demarcación territorial de los 300 distritos electorales en los que se divide el país, buscando que los nuevos distritos tuvieran formas geométricas más regulares, poblaciones más uniformes y mayores ventajas para la organización y logística electoral.

Como resultado de este reordenamiento se mantuvo el mismo número de distritos, pero se hizo una redistribución de municipios tratando de equilibrar el número de ciudadanos. La mayoría de los distritos quedaron con un listado nominal cercano a los 200 mil electores, ocupando las posiciones extremas el distrito 02, con cabecera en Teotitlán de Flores Magón con 170 mil electores y el distrito 08, con cabecera en Oaxaca de Juárez, con 253 mil.

Candidatos y campañasLa definición de las candidaturas a diputados federales generó conflictos al interior de los partidos políticos, especialmente en las filas del PRI y el PAN. El caso que llamó más la atención de la prensa local fue la inclusión del ex gobernador Diódoro Carrasco entre la lista de los plurinominales de la tercera circunscripción. Dicha inclusión fue cuestionada por los panistas oaxaqueños que consideraban que había otros candidatos con mayores méritos dentro de las filas de su partido.8

Estas diferencias fueron también alimentadas desde las filas del PRI, ya que el ex gobernador había renunciado al PRI por diferencias

8 Debido a sus diferencias con el equipo gobernante en Oaxaca y después de haberse inicialmente incorporado al equipo de campaña de Roberto Madrazo, a mediados de abril, Diódoro Carrasco anunció su incorporación a la campaña de Felipe Calderón. Diario Noticias, 17 de abril de 2006, p. 2a. Sobre la oposición de los panistas oaxaqueños a que Diódoro Carrasco fuera incluido en la lista de diputados plurinominales véanse los diarios Noticias, Tiempo e Imparcial del 26 de abril de 2006. Debido a la resistencia de los panistas oaxaqueños, Diódoro Carrasco fue incluido en la lista de plurinominales en el lugar que le correspondía a los panistas de Quintana Roo. Noticias, 28 de abril de 2006, pp. 1 y 8.

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políticas con destacados madracistas oaxaqueños como el gobernador Ulises Ruiz Ortiz y el ex gobernador José Murat.

Al interior del PRI los conflictos internos fueron provocados por las diferencias entre el equipo del gobernador en funciones y los de los ex gobernadores José Murat y Heladio Ramírez.

Como producto de las negociaciones se elaboró una lista de candidatos que no tenían gran presencia y arraigo en sus distritos. Algunas de las candidaturas del PRI fueron cuestionadas por sus desempeños en la administración pública y fueron confrontados por autoridades municipales, como el caso de Carolina Aparicio en el distrito de Pochutla, que siempre tuvo en contra al presidente municipal de Huatulco, Humberto Cruz, y al delegado de gobierno, Fernando Franco Luna.

Esas pugnas internas se pusieron igualmente de manifiesto en la disputa por las candidaturas a la senaduría en donde, por separado, los ex gobernadores José Murat y Heladio Ramírez buscaron disputarle los dos espacios de esa representación al gobernador Ulises Ruiz. El primero impulsando a Irma Piñeiro y a Heliodoro Díaz Escárraga y el segundo buscando su propia postulación y la de su hijo Antonio Ramírez Pineda.

Al final, el CEN del PRI decidió postular a la ex diputada federal y dirigente de la organización femenil “Princesa Donají”, Lilia Mendoza, y al ex coordinador del COPLADE del Gobierno del Estado, Adolfo Toledo Infanzón, ambos cercanos al gobernador Ulises Ruiz.

En el PRD el papel del Comité Ejecutivo Nacional fue determinante para resolver las disputas locales y cumplir con los compromisos políticos adquiridos a nivel nacional con sus aliados del PT y Convergencia, así como para abrirle algunos espacios a la sociedad civil.

Sin duda se trató de un proceso atípico, en donde tanto la dirigencia estatal como la dirigencia nacional del PRD lo mismo abrieron sus puertas a líderes de organizaciones sociales independientes como la COCEI y la UCIZONI, que a priístas disidentes como en el caso de los distritos de Teotitlán de Flores Magón, Huajuapan de León, Santa

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Lucía del Camino, Miahuatlán y Tehuantepec en donde abiertamente buscaron la postulación conocidos priístas y ex priístas identificados con los ex gobernadores Heladio Ramírez, Diódoro Carrasco y José Murat. Sin embargo, de estos cinco distritos solamente en uno resultó postulado un ex priísta. Apoyado por el CEN del PRD, Carlos Altamirano Toledo, ex oficial mayor del Presidente Ernesto Zedillo, resultó postulado como candidato a diputado federal por el distrito de Tehuantepec y una vez que ganó la elección fue designado coordinador de la fracción parlamentaria oaxaqueña del PRD.

En los demás distritos, las candidaturas fueron cedidas a cuadros destacados de la Unión Campesina Democrática, corriente dominante del PRD, a miembros de la sociedad civil y en los casos de Tlaxiaco y Oaxaca de Juárez se ubicaron a aspirantes propuestos por el PT y el PC, respectivamente.

Sin embargo, en la integración de la lista plurinominal el PC se pudo posicionar mejor que el PT, fundamentalmente por el liderazgo político de Gabino Cué y por su cercanía con el candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador.

Esa misma cercanía y el capital político acumulado en su campaña por la gubernatura le permitió encabezar la primera fórmula de candidatos a senador, dejando la segunda fórmula al líder de la UCD, el perredista Salomón Jara.

Las campañasLas campañas políticas de los candidatos a Presidente de la República, diputados federales y senadores se llevaron a cabo en un ambiente caracterizado por todo tipo de irregularidades cometidas por los candidatos y los partidos políticos y por los escándalos públicos surgidos de la ruptura entre el gobierno de Ulises Ruiz y el grupo del ex gobernador José Murat.

Entre las principales irregularidades, que fueron señaladas por los partidos de oposición y más tarde reportadas por la organización

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denominada Foro Ciudadano de Oaxaca, destacan las siguientes: compra y coacción del voto; utilización de los programas sociales y federales para hacer proselitismo a favor de los candidatos de la Alianza por México; uso partidista de los espacios de la Corporación Oaxaqueña de Radio y Televisión de Oaxaca; desviación de recursos públicos de los ayuntamientos para apoyar a los candidatos de la Alianza por México; presión hacia empleados del Gobierno del Estado para crear redes de apoyo a los candidatos de la Alianza por México y el incumplimiento, por parte del gobernador Ulises Ruiz, del Acuerdo de Neutralidad Política suscrito por el Consejo General del IFE.9

Pero no sólo hubo irregularidades para favorecer a los candidatos de la Alianza por México, también se registraron acciones que apoyaron a los candidatos de la Coalición por el Bien de Todos, entre ellas podemos citar el retiro de propaganda electoral del PRI y del PAN por parte de maestros de la Sección 22 del SNTE; y el llamado de la Sección 22 y el APPO a votar en contra de los candidatos del PRI y del PAN.

Pero las campañas políticas también estuvieron marcadas por las denuncias sobre actos de violencia atribuidos al Gobierno del Estado y por el escándalo público suscitado a raíz de las órdenes de aprehensión giradas por la Procuraduría de Justicia del Estado en contra de la ex titular de la Coordinación del Transporte del Gobierno del Estado, Aurora López Acevedo, y dos de sus más cercanos colaboradores por presuntos actos de corrupción derivados del otorgamiento ilícito de más de 6 mil concesiones de taxis.10

En la segunda semana de mayo, el Comité Ejecutivo Estatal del PRD denunció actos de intimidación con fines electorales por parte del Gobierno del Estado y la negligencia de las autoridades judiciales para esclarecer el asesinato de más de una decena de sus militantes, haciendo responsable de tal situación a la Procuradora de Justicia, Lizbeth Caña Cadeza, y al Secretario General de Gobierno, Jorge Franco Vargas.11

9 Informe Proceso Electoral 2006, Oaxaca, Foro Ciudadano de Oaxaca, julio de 2006.10 Noticias, 10 de mayo de 200611 Noticias, 11 de mayo de 2006.

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Para el mes de junio quedó evidenciado por el propio IFE que el clima político que prevalecía en las campañas electorales observaba serios problemas de descomposición a tal grado que lo que se observaba no era una sana contienda sino una guerra de descalificaciones. En un documento público firmado por los consejeros del Consejo Local y los once consejos distritales del IFE se denunciaba una serie de irregularidades como la compra y coacción del voto, el incumplimiento de las normas electorales, la inequidad de algunos medios de comunicación, “incluyendo la televisión local y nacional”, y el retiro de propaganda electoral “por parte de algunos actores de la sociedad”.12

En este ambiente de campañas electorales, a mediados de mayo de 2006 la Sección 22 del SNTE realizó su movilización anual para exigir el cumplimiento de sus demandas entre las que destacaba la de rezonificación por zona cara. A partir del 22 de mayo el magisterio oaxaqueño incrementó sus medidas de presión realizando una marcha e instalando un plantón en el zócalo. Estas primeras acciones fueron reforzadas con la toma de oficinas públicas, el bloqueo de calles y la amenaza de boicotear las elecciones.13

Para contrarrestar el plantón, el Gobierno del Estado inició una campaña mediática de desprestigio del movimiento magisterial, y al mismo tiempo hizo ofrecimientos que no cubrían las expectativas de los maestros. Para apoyar la posición del ejecutivo, la LIX legislatura local exigió al magisterio oaxaqueño que retornara a clases pues de lo contrario se aplicarían descuentos y se usaría la fuerza pública.14 Más tarde también se involucró a los presidentes municipales, quienes integraron la Coordinadora Estatal a favor de la Educación y lanzaron un ultimátum a los maestros para que regresaran a clases el 5 de junio.15

Frente al endurecimiento del Gobierno del Estado, el magisterio oaxaqueño con la participación de estudiantes, padres de familia y otras

12 Noticias, 2 de junio de 2006.13 Noticias, 23 de mayo de 2006.14 Tiempo, 2 de junio de 2006, p. 1.15 El Imparcial, 3 de junio de 2006, p. 1.

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organizaciones sociales inició una serie de megamarchas, a las cuales se fueron sumando diferentes organizaciones sociales y militantes de partidos políticos.16 Para aumentar la presión, el 11 de junio, la asamblea estatal de la Sección 22 del magisterio se pronunció por el boicot de las elecciones del 2 de julio.17

Para detener el avance de la movilización magisterial, el Gobierno de Estado decidió dar un golpe final y para ello programó el desalojo del Centro Histórico para la madrugada del 14 de junio.

Lejos de favorecer los planes del gobierno, el desalojo resultó un fracaso: los maestros lograron repeler a los policías y la ciudadanía se solidarizó con los maestros y se alió con ellos para pedir la salida del gobernador.18

A los tres días del frustrado desalojo se integró formalmente la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), con las organizaciones que ya venían participando en las medidas de protesta convocadas por el Magisterio. A esta nueva organización se incorporaron más de 300 organizaciones civiles y comunidades. Los dirigentes de esta organización inicialmente tomaron la decisión de boicotear las elecciones federales y organizaron plantones frente a las oficinas del IFE en Oaxaca, sin embargo, a menos de diez días de la jornada electoral, decidieron no boicotear las elecciones y promover el voto de castigo en contra del PRI y el PAN.

A partir del frustrado desalojo del 14 de junio, la lucha magisterial tomó un curso diferente, la demanda principal pasó a ser la salida del Gobernador del Estado y las acciones de protesta se ampliaron a todo el estado. Las marchas se intensificaron, más de 20 palacios municipales fueron tomados, el Gobierno del Estado perdió su capacidad de interlocución y en la negociación con el gobierno federal participaron representantes de otras organizaciones, además del magisterio. Con la ampliación de la movilización se fue generando un ambiente social

16 Veánse Noticias y El Imparcial del 3 de junio de 2006.17 El Imparcial, 12 de junio de 2006, p. 4.18 Véanse los diarios Noticias, El Imparcial y Tiempo del 15 de junio de 2006.

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y político de rechazo al gobierno estatal por sus acciones represivas y al gobierno federal por su indiferencia. En el transcurso del proceso electoral, el rechazo a los gobiernos se transformó en un rechazo a sus partidos.

Es por ello que el 23 de junio el magisterio oaxaqueño anunció que había decidido modificar su posición frente a las elecciones federales pasando del boicot a la promoción de un voto de castigo en contra del PRI y del PAN.19 Como parte de su nueva estrategia los maestros retiraron y quemaron propaganda de los candidatos de la Alianza por México y después de realizar su cuarta megamarcha el 28 de junio regresaron a sus comunidades para promover el voto de castigo.20

Los resultados de esta campaña magisterial se conocerían después de la jornada electoral, cuando la prensa local empezó a destacar la derrota de los candidatos priístas.

La jornada electoralA pesar de la incertidumbre generada en los días previos al 2 de julio, la jornada electoral se realizó sin grandes contratiempos. De las 4,482 casillas aprobadas se instalaron 4,473, quedando sin instalar 9 de ellas, ubicadas en los distritos 05, con cabecera en Santo Domingo Tehuantepec, y 06, con cabecera en la Heroica Ciudad de Tlaxiaco.

Tanto en las zonas rurales como en las urbanas se registró una amplia participación ciudadana, la cual alcanzó el 58.1% del listado nominal, ubicándose ligeramente por debajo de la media nacional que fue de 58.55%.

El problema mayor se registró en las casillas especiales, donde el número de votantes rebasó el número de boletas disponibles y la lentitud en la emisión del sufragio hizo que algunos electores tuvieran que esperar hasta 6 horas, lo cual generó el descontento de los votantes.

19 Véanse los diarios Noticias y El Imparcial del 24 de junio de 2006.20 Véanse El Imparcial y Tiempo del 29 de junio de 2006. Noticias, 2 de julio de 2006, p. 1 y 3.

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Las protestas llevaron al cuestionamiento de las autoridades electorales y en una de las casillas, ubicada en el Centro Histórico de la ciudad de Oaxaca, se llegó a la retención de consejeros electorales distritales y locales, incluido el Consejero Presidente del Consejo Local del IFE.

Durante la jornada electoral fue común también escuchar las denuncias de los representantes de los partidos señalando una serie de irregularidades como la compra y coacción del voto, el rechazo de representantes de partido y el acarreo de votantes.

Por otro lado, y como parte de ese ambiente de polarización política que ya se vivía en la entidad, desde Radio Universidad, en poder de integrantes de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca y del magisterio, voces anónimas se dedicaron a llamar a la ciudadanía a salir de sus casas y emitir un voto de castigo en contra de los candidatos del PRI y del PAN.

Por su parte, los maestros se dedicaron a vigilar las casillas para evitar la compra y coacción del voto por parte del PRI, al mismo tiempo que promovían un voto de castigo en contra del PRI y del PAN.

Los resultados electoralesDe acuerdo con los resultados del cómputo distrital, de un listado nominal integrado por 2’323,561 ciudadanos, en la elección de presidente participaron 1’349,183 ciudadanos que representan el 58% del listado nominal; en la de senadores de mayoría relativa la cifra se redujo a 1’336,198 votantes, que traducido a porcentajes representó el 57.5%, y para la elección de diputados de mayoría relativa se recibieron 1’326,174 votos, equivalente al 57%. El porcentaje de participación electoral fue similar al obtenido en la elección del 2000, pero diferente al de 2003, cuando la participación electoral fue del 38.8%.

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Los resultados de la elección presidencial se distribuyeron de la siguiente manera: el PAN obtuvo 226,304 votos, la Alianza por México 428,026 votos, la Coalición Por el Bien de Todos 620,062 votos, Nueva Alianza 5,620 votos, Alternativa Socialdemócrata y Campesina 19,482 votos y para los candidatos no registrados fueron 7,672 votos. Poco más de 42 mil votos fueron anulados. En términos porcentuales, y ordenados de mayor a menor, en primer lugar se ubicó la Coalición por el Bien de Todos con el 46% de la votación total emitida, la Alianza por México obtuvo el 31.7%, el PAN el 16.8%, Alternativa Socialdemócrata y Campesina el 1.4% y Nueva Alianza el 0.4%.

Cuadro 2Elección de Presidente de la República

Estado de Oaxaca, 2006

Fuente: IFE: resultados del cómputo distrital del 5 de julio de 2006.

Este resultado contrasta con el obtenido en la elección presidencial del 2000. En dicha elección el PRI se ubicó en primer lugar al obtener el 42.7% de la votación total emitida, la Alianza por el Cambio obtuvo el 26.4% y la Alianza por México el 24.9%. Esto quiere decir que la

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coalición integrada en torno al PRD pasó, entre el 2000 y el 2006, del tercer al primer lugar.

Como resultado del descontento en contra del gobernador y su partido, así como de la promoción del voto de castigo, la Coalición Por el Bien de Todos, encabezada por el PRD, logró triunfar en 9 de los 11 distritos federales electorales, en tanto que Andrés Manuel López Obrador le ganó a Felipe Calderón por cerca de 200 mil votos. De igual manera la Coalición Por el Bien de Todos obtuvo las dos senadurías de mayoría.

Cuadro 3Elección de Senadores

Estado de Oaxaca, 2006

Fuente: IFE: resultados del cómputo distrital del 5 de julio de 2006.

Al igual que la elección de Presidente de la República, la elección de senadores fue ganada por los candidatos de la Coalición por el Bien de Todos. Las fórmulas encabezadas por Gabino Cué y Salomón Jara obtuvieron el 45% de la votación total emitida, en tanto que Adolfo Toledo y Lilia Mendoza, de la Alianza por México recibieron el 33%, los candidatos del PAN quedaron en un tercer lugar con el 15.6% de los votos emitidos. Como producto de estos resultados, los senadores electos fueron Gabino Cué y Salomón Jara como senadores de mayoría y Adolfo Toledo como senador de primera minoría.

En la elección de diputados federales, los candidatos de la Coalición por el Bien de Todos obtuvieron el 41.8% de la votación total emitida con un margen de victoria de 7.5 puntos porcentuales frente a los candidatos de la Alianza por México. Con dicho margen a nivel estatal, la coalición logró el triunfo en 9 de los 11 distritos electorales, un resultado inédito para el estado de Oaxaca.

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A nivel de los distritos, los márgenes de victoria más amplios se dieron en los distritos 06 con cabecera en la Heroica Ciudad de Tlaxiaco y 08 con cabecera en la ciudad de Oaxaca de Juárez. Ambos distritos ya habían sido ganados por la oposición en elecciones federales anteriores: el 06 fue ganado por el PRD en 1994 y el 08 por el PAN en el año 2000. Como ya lo señalamos anteriormente, en la elección de diputados federales de 2003, el PRI ganó los once distritos.

Cuadro 4Elección de Diputados de Mayoría Relativa

Estado de Oaxaca, 2006

Fuente: IFE, cómputo distrital, 5 de julio de 2006.

Las elecciones de 2007Por los resultados obtenidos en las elecciones federales de 2006, la persistencia del conflicto social y la continuidad de las coaliciones electorales, todo parecía indicar que en las elecciones locales de 2007, en la que se renovaría la cámara de diputados y los ayuntamientos, la oposición volvería a derrotar al PRI, por eso el equipo gobernante

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intentó aplazar las elecciones locales, hasta lograr que el conflicto estuviera totalmente controlado.

Con ese propósito, el 28 de septiembre de 2006 el Congreso del Estado reformó la constitución local. La parte medular de dicha reforma, plasmada en los artículos transitorios, prorrogaba por un año los mandatos constitucionales de los diputados locales y presidentes municipales y proponía la elección indirecta de un gobernador de dos años en el 2010.

Para combatir esta reforma, el PRD y Convergencia promovieron una acción de inconstitucionalidad ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la cual en su resolución del 9 de enero de 2007 declaró la invalidez de los artículos transitorios que establecían la prórroga de los mandatos de los diputados locales y concejales y la elección indirecta de un gobernador de 2 años en el 2010.21

Debido a esta resolución, el proceso electoral local se inició con unas semanas de retraso. Y aunque el nivel de movilización popular había disminuido de manera significativa, durante el proceso electoral se registraron marchas, tomas de edificios públicos, bloqueos de calles y carreteras, enfrentamientos entre las Secciones 22 y 59 del SNTE, y protestas al interior de los partidos por la imposición de candidatos.

La elección de diputados localesNo sólo la definición de candidatos a diputados locales generó diferencias y protestas al interior de los partidos políticos, sino también el registro de las coaliciones. Uno de los casos que más llamó la atención fue el registro de la coalición “Por el Bien de Todos”, integrada por el PRD, PT y Convergencia, ya que por diferencias entre las dirigencias estatal y nacional del PRD se registraron 2 coaliciones: la primera, promovida

21 La Suprema Corte de Justicia de la Nación en su sesión pública ordinaria de fecha 9 de enero de 2007 acordó declarar inválido el Artículo Primero Transitorio del Decreto 317 de la LIX Legislatura del Estado, única y exclusivamente en lo que se relaciona con el Artículo 25, Apartado A, Fracción 1, así como de los Transitorios Segundo, Tercero, Cuarto, Quinto, Sexto, Séptimo y Décimo del mismo decreto 317.

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por la dirigencia estatal, estaba integrada por el PRD, PT y PASDC y la segunda, respaldada por el CEN del PRD, estaba integrada por el PRD, PT y Convergencia. Inicialmente el Consejo General del Instituto Estatal Electoral registró la primera coalición bajo el nombre de “Por el Bien de Oaxaca” y le negó el registro a la segunda. Sin embargo, las dirigencias nacionales de dichos partidos recurrieron al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación con el propósito de lograr el registro de la segunda coalición, además de solicitar y lograr que la dirigencia estatal del PRD retirara el registro de la Coalición “Por el Bien de Oaxaca”.22 A finales de abril, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ordenó al Consejo General del IEE revocar el acuerdo del 8 de marzo, en el cual se acordaba el registro de la Coalición “Por el Bien de Oaxaca” y registrar a la “Coalición por el Bien de Todos”.23

Aun antes del registro de la Coalición “Por el Bien de Todos”, diversos sectores del PRD se manifestaron en contra de la dirigencia estatal por pretender imponer como candidatos a personas que habían estado vinculadas con el PRI, o que tenían poca presencia en sus distritos y por lo mismo podían ser fácilmente derrotados. La mayoría de los candidatos registrados por la coalición salieron de las filas del PRD, 3 salieron de Convergencia, 3 eran ex dirigentes de la APPO, 2 del PT y el resto eran candidatos ciudadanos.24 Al igual que en los otros partidos, la coalición también recibió protestas de parte de militantes del PRD y de dirigentes y simpatizantes de la APPO que se sintieron excluidos.

Cabe señalar que al interior de la APPO se dio una amplia discusión sobre su participación en el proceso electoral local, las posiciones iban desde el boicot hasta la participación en las candidaturas. Finalmente decidieron mantener su independencia frente al Estado y los partidos políticos aunque la asamblea acordó respetar la decisión de las organizaciones, que en el ámbito de su autonomía, decidieran participar

22 Véase El Imparcial, 12 de abril de 2007, p. 1.23 Véase Noticias, 24 de abril de 2007, p. 1 y Noticias, 25 de abril de 2007, p. 1 y 8.24 El Imparcial, 12 de abril de 2007, p. 1.

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en el proceso electoral. Es por ello, que algunos integrantes de la APPO buscaron participar en las candidaturas de la coalición encabezada por el PRD, sin embargo, los dirigentes de estos partidos no les ofrecieron los espacios solicitados.25

En las filas del PAN los candidatos a diputados locales de mayoría relativa fueron electos mediante convenciones distritales. Fue la designación de candidatos a diputados de representación proporcional, lo que generó algunas inconformidades.

Con mayores protestas de sus militantes, el PRI propuso como candidatos a diputados locales de mayoría relativa a presidentes municipales, ex diputados federales y locales.

Las campañas se dieron en medio de marchas de protesta de parte de la APPO y la Sección 22 del SNTE y de la disputa de escuelas entre la Sección 22 y la Sección 59. Pero lo más relevante fue la agresión que recibió el candidato a diputado local de Nueva Alianza por el distrito XI, quien denunció que su camioneta fue baleada.26

Los resultados electoralesDe acuerdo con la información difundida por el Instituto Estatal Electoral fueron 889,507 los ciudadanos que acudieron a las casillas a sufragar por los diputados de representación proporcional, y por los diputados de mayoría relativa sólo acudieron 875,245. Esto quiere decir que 14,262 electores se encontraban fuera de sus distritos electorales y por lo mismo sus votos fueron depositados en casillas especiales. Tomando en cuenta la cifra más alta de ambas elecciones, podemos decir que sólo participó el 37.5% del listado nominal, integrado por 2’374,181 ciudadanos. El abstencionismo fue del 62.5%, casi tan alto como el registrado en las elecciones de diputados locales de 1995 y ligeramente inferior al de las elecciones de 2001, cuando el abstencionismo alcanzó el 69%.

25 Veáse el artículo de Luis Hernández Navarro, “APPO, PRD y elecciones en Oaxaca”, La Jornada, 24 de mayo de 2007.26 Noticias, 23 de mayo de 2007, p. 1 y 16.

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Cuadro 5Elección de Diputados Locales

Estado de Oaxaca, 2007

Fuente: Instituto Estatal Electoral, cómputo distrital 2007.* Incluye votos de candidatos no registrados.

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La votación correspondiente a los diputados de representación proporcional se distribuyó de la siguiente manera: 115,278 votos fueron para los candidatos del PAN, 425,613 para los candidatos de la “Alianza que Construye”, integrada por el PRI y el PVEM, 243,526 para los candidatos de la coalición “Por el Bien de Todos”, integrada por el PRD, Convergencia y PT, 28,787 para los candidatos del Partido Unidad Popular, 23,343 para los candidatos de Nueva Alianza y 17,168 para los candidatos de Alternativa Socialdemócrata y Campesina.

Aun cuando la coalición encabezada por el PRI ganó las 25 diputaciones de mayoría relativa, su margen de victoria fue muy variable, y osciló entre menos de 1 y 40 puntos porcentuales. Su triunfo más contundente lo obtuvo en el distrito 14 con cabecera en Teposcolula y el más cuestionado fue el distrito 22 con cabecera en la ciudad de Oaxaca en donde la diferencia entre la candidata de la “Alianza que Construye” y el candidato de la Coalición “Por el Bien de Todos” fue de sólo 293 votos a favor de la candidata de la Alianza. En términos porcentuales podemos decir que la votación de la Alianza ganadora osciló entre el 35 y 61%. Los distritos más competidos fueron los ubicados en la capital del estado.

Finalmente la Cámara de Diputados quedó integrada con 25 diputados de mayoría relativa de la Alianza que Construye y con 17 diputaciones de representación proporcional. La distribución de estas 17 diputaciones se hizo de la siguiente manera: 6 fueron para el PRD, 4 para el PAN, 3 para Convergencia, 1 para PNA y 1 para el PASDC. En un primer reparto, el Consejo General le había asignado 5 diputaciones al PRD; sin embargo, al resolverse la impugnación interpuesta por la coalición, le asignaron otra diputación, la cual había sido asignada originalmente al PAN.

La elección de concejalesSi bien la elección de diputados locales tuvo una baja participación y no despertó gran interés entre los electores, las campañas y la elección de concejales sí generó un mayor entusiasmo.

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Al igual que en procesos anteriores, la presidencia municipal más disputada fue la de la capital del estado, en donde las precampañas se iniciaron desde mediados de año, aun cuando las elecciones estaban programadas para el primer domingo de octubre. Estas precampañas se empalmaron con la elección de diputados locales.

La competencia más reñida y abierta se dio al interior de la Coalición “Por el Bien de todos” y el PAN. Al interior de la coalición la competencia de precandidatos se dio paralela con la discusión sobre la continuidad de la alianza entre el PRD, Convergencia y PT. El desacuerdo entre los precandidatos fue un elemento que contribuyó a que no se mantuviera la alianza en la elección de concejales. Por ello, una vez que fueron definidos los candidatos se dieron desplazamientos de simpatizantes entre los partidos aliados. Un buen número de de perredistas apoyaron la candidatura de Convergencia.

Entre los candidatos con mayor presencia que buscaron el registro a través de alguno de los partidos de la Coalición “Por el Bien de Todos” estaban: Bernardo Vásquez Colmenares y Humberto López Lena de Convergencia, Lenin López Nelio y Juan Díaz Pimentel del PRD. Como procedimiento para la búsqueda de un candidato de unidad se recurrió a las encuestas, las cuales no fueron aceptadas, porque cada candidato defendía la encuesta que le favorecía. Finalmente no fue posible la continuidad de la coalición y Convergencia terminó registrando a López Lena y el PRD a López Nelio, ambos originarios de la región del Istmo.

Dentro del PAN, Guillermo Zavaleta ganó la candidatura e inició una fuerte campaña en la radio y televisión, además de contratar los espectaculares más vistosos en la ciudad y utilizar dos grandes globos que se podían apreciar a más de 500 metros de distancia.

Aun cuando en el PRI había varios precandidatos a la presidencia, su competencia fue menos visible y con varias semanas de anticipación a la fecha de registro, José Antonio Hernández Fraguas inició una campaña indirecta27 a favor de su candidatura, organizando varios foros de consulta.27 Como parte de esa campaña indirecta fueron colocados anuncios de lona con estructuras de metal (displays) con las letras XQ y buzones para recibir la opinión de los ciudadanos.

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A diferencia de las elecciones de diputados locales, las de concejales fueron más participativas. De acuerdo a la información proporcionada por las autoridades electorales el abstencionismo se redujo al 44%, lográndose una participación del 56% del listado nominal correspondiente a los 151 municipios en donde se realizaron elecciones de concejales el 7 de octubre de 2007.

Los municipios con mayor población fueron ganados por el PRI, Convergencia y el PT. Sin embargo, fue el PRI el que ganó más municipios llegando a sumar 88, seguido por el PRD que triunfó en 46 y el PAN que lo hizo en 6. Con relación a los resultados de 2004, el PRI incrementó el número de municipios, el PRD se mantuvo y el PAN disminuyó. En términos de población a ser gobernada, el orden fue: PRI, PRD, Convergencia, PT y PAN.

Estos resultados contrastan con los obtenidos en elecciones previas en las que el PAN había triunfado en los municipios con mayor población en el estado de Oaxaca.

Análisis comparativoPara entender mejor los procesos electorales de 2006 y 2007, es necesario hacer un análisis comparativo tomando en cuenta sus contextos, la actuación de los actores políticos y los resultados obtenidos.

a) Los contextosAún cuando los procesos electorales de 2006 y 2007 se dieron en un contexto de protesta social, el nivel de intensidad es diferente. Las elecciones del 2 de julio de 2006 se dieron en la etapa inicial de un amplio movimiento de protesta social en contra del gobernador del estado y de su partido. Había un ambiente de descontento social e importantes sectores de la sociedad estaban movilizados.

Los maestros y las organizaciones sociales jugaron un papel activo antes y durante la jornada electoral, la formación de brigadas y el uso de Radio Universidad, incidieron de manera importante sobre los electores.

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La campaña de voto de castigo al PRI y el PAN favoreció de manera importante a los candidatos de la “Coalición Por el Bien de Todos.” La decisión de los maestros de modificar su postura frente a las elecciones, pasando del boicot a la promoción del voto de castigo, es uno de los factores más importantes para explicar el triunfo de la coalición.

Al triunfo de la coalición también contribuyó la amplia simpatía generada entre los oaxaqueños por el candidato presidencial de la Coalición “Por el Bien de Todos” y el rechazo al candidato del PAN por la posición de indiferencia adoptada por el gobierno de Fox frente al conflicto magisterial.

A diferencia de lo que sucedió en 2006, para 2007 el nivel de movilización de los maestros y las organizaciones había descendido de manera significativa. Habían desaparecido los plantones permanentes y los maestros no asumieron una posición unificada y activa frente al proceso electoral.

Siendo de carácter local e intermedias, las elecciones de 2007 fueron menos visibles que las elecciones federales de 2006. Además que las elecciones de diputados locales y las de concejales estuvieron separadas por dos meses de distancia. Las primeras se realizaron en el primer domingo de agosto y las segundas el primer domingo de octubre.

La baja participación registrada en las elecciones de diputados locales de 2007 también está asociada con el desencanto social generado por la represión del movimiento popular y por la poca solidaridad con el movimiento mostrada por los diputados federales electos en 2006.

b) Resultados de 2006 y 2007Si comparamos los resultados de las elecciones federales de 2006, con los de las elecciones locales de 2007 observamos lo siguiente: 1) el nivel de participación fue mayor en las elecciones federales de 2006, que en las de 2007, en una fue del 58% y en la otra del 37%; esta diferencia está asociada con los tiempos de campaña, el número de candidatos participantes, los recursos involucrados y el contexto sociopolítico; 2) los resultados favorecieron a la coalición “Por el Bien de Todos” en las

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elecciones de 2006 y a la “Alianza que Construye” en las elecciones de 2007.

Si en el 2006, la “Alianza por México” (PRI-PVEM) perdió las tres elecciones, la de presidente, la de senadores y 9 de las 11 diputaciones federales, en el 2007 ganó los 25 distritos locales. Ambos resultados son atípicos, porque en elecciones federales el PRI sólo había perdido un distrito en 1994 y otro en el 2000, y en elecciones locales no había ganado las 25 diputaciones locales desde 1995.

Sin lugar a dudas el nivel de participación y movilización ciudadana fue un factor importante en los resultados electorales de estas dos elecciones. De igual manera el cuestionamiento de las elecciones federales y la actuación de los diputados electos influyó en el ánimo electoral de los ciudadanos.

c) Los resultados federales: 2000 y 2006Comparando las elecciones federales de 2006 con las de 2000, la participación fue similar pero la votación a favor del PRI fue mucho menor, a nivel estatal pasó del 43 al 33%, es decir el PRI perdió 10 puntos porcentuales. Esto es más significativo si tomamos en cuenta que en las elecciones intermedias de 2003, el PRI había obtenido el 44.5%.

Por su parte la “Alianza por México”, encabezada por el PRD, obtuvo el 25% de la votación en las elecciones del 2000, en tanto que en el 2006 la coalición “Por el Bien de Todos”, integrada por el PRD, PT y Convergencia, obtuvo el 46% en la elección de Presidente de la República. En las elecciones intermedias de 2003, la votación del PRD fue del 18%.

En términos de tendencias electorales lo que se observa es que la votación del PRI en elecciones federales tiende a la baja con un ligero ascenso en las elecciones de 2003. En contraste, la votación del PRD y sus aliados va en ascenso con un ligero descenso en las elecciones de 2003. Sin embargo, los resultados de 2006 muestran un ascenso de 21 puntos porcentuales para la coalición encabezada por el PRD, lo cual no fue producto de un crecimiento normal de esta opción electoral, sino que está asociado a factores coyunturales.

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d) Los resultados locales: 2001 y 2007 Al comparar las elecciones locales de 2007 con las de 2001, observamos que la participación electoral fue mayor en 2007 y que la votación del PRI bajó en 2 puntos porcentuales pasando del 49.5 al 47.5%. En las elecciones de 2004, hubo una participación mucho mayor que en los años de referencia, pero la votación a favor del PRI fue del 47.7%.

Analizando la votación a favor del PRD y la coalición “Por el Bien de Todos”, entre 2001 y 2007, observamos un incremento, pues pasó del 19 al 25.5%. A pesar de este incremento en su votación, la coalición “Por el Bien de Todos” perdió en 2007, las dos diputaciones de mayoría relativa que obtuvo el PRD en el 2001. En las elecciones de 2004, el PRD se alió con el PAN y juntos obtuvieron el 43% en la votación para diputados locales y alcanzaron 7 diputaciones de mayoría relativa.

En términos de trayectoria en elecciones locales, el PRI y sus aliados han ido a la baja, a pesar de haber ganado todas las diputaciones locales en 2007, en cambio el PRD ha incrementado su votación aunque su participación en el Congreso Local haya disminuido.

Consideraciones finalesUn primer análisis de los datos electorales nos muestra que el comportamiento electoral de los oaxaqueños es diferente en elecciones locales que en las federales. En las federales la participación es ligeramente mayor y la votación a favor del PRI tiende a ser ligeramente menor que en elecciones locales.

Lo que ha modificado el comportamiento electoral de los oaxaqueños en los últimos procesos electorales ha sido la creación de alianzas y los factores coyunturales. En el 2004, la alianza de la oposición le permitió incrementar su presencia en el congreso y la coyuntura electoral de 2006 le permitió a la oposición de izquierda ganar las senadurías de mayoría y 9 de 11 diputaciones federales.

Esto quiere decir que los resultados de las elecciones de 2009 estarán en función de tres factores: a) el nivel de participación de la ciudadanía;

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b) la constitución de alianzas electorales, y c) la coyuntura política. Con una mayor participación, la oposición podría obtener un mayor número de votos. De igual manera, si la oposición participa de manera coaligada tiene mayores posibilidades de obtener más triunfos electorales. Al igual que en el 2006 si se incrementa el nivel de movilización ciudadana, la oposición puede obtener una mayor votación.

Si no se constituye una alianza opositora amplia y tampoco se crea una coyuntura que movilice a la ciudadanía en contra del gobierno y su partido, lo más probable es que los resultados electorales del 2009 se ajusten a las tendencias electorales ya marcadas en las elecciones previas al 2006. Es decir que la oposición seguirá avanzando, pero el PRI se mantendrá como primera fuerza electoral.

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Bibliografía

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Hemerografía

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Diarios nacionales: La Jornada, Excélsior.

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Introducción

La manera en la que se insertaron las organizaciones indígenas en los sucesos que sacudieron la vida social y política de Oaxaca en la segunda parte del año 2006 resulta pasmosamente habitual.

Es así, si se toma en cuenta que su existencia misma es resultado de un proceso en la que han forjado distintas concepciones de autonomía como la demanda que aglutina al conjunto de sus reivindicaciones. Han hecho de esta causa una tradición, un camino flexible y adaptable, que al mismo tiempo les concede condiciones para forjar prácticas durables y estables. Es posible, desde esta lógica, arriesgarse y decir que la defensa de la autonomía en Oaxaca es una tradición. Una tradición compuesta de otras tantas tradiciones y costumbres. Una muestra de ello lo constituyen las varias manifestaciones que son expresión de las demandas autonómicas y que están asociadas con prácticas rituales o ritualizadas, es decir, son repeticiones que se efectúan con la intención de que tengan un efecto pedagógico. Fueron varias manifestaciones de esta naturaleza las que tuvieron lugar en el segundo semestre del año

Las demandas indígenas en el movimientode la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca

Jorge Hernández Díaz1

1 El autor es profesor-investigador en el Instituto de Investigaciones Sociológicas de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca.

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2006, cuando los habitantes de esta entidad federativa del sur de México fueron testigos y protagonistas de una movilización sin precedentes, y que de alguna manera, igualmente, contribuyeron a singularizar este hecho social. Es ésta la característica distintiva que se puede encontrar entre las múltiples formas discursivas expresadas por las organizaciones indígenas que estuvieron presentes en la movilización social del 2006, a pesar de la gama de participantes, de formas de organización y la manera en la que se insertaron en esta rebelión.

Actualmente, circula ya una amplia gama de puntos de vista dando cuenta de los varios actores y factores presentes en los eventos que marcaron la historia de Oaxaca en la segunda mitad del año 2006. Sobre todo destacan en el análisis aquellos elementos que conforman la respuesta popular desbordada en Oaxaca luego del pretendido desalojo al plantón magisterial el 14 de junio de 2006. El espectro se mueve entre la consideración del clima sociopolítico precedente, la crónica de su desarrollo, la recuperación de testimonios, la revisión al interior de las filas del movimiento, el señalamiento de lo que unos consideran sus fallas, la apología de sus virtudes, la denuncia de los abusos ejercidos por el Estado, el descrédito y la confrontación implementados en los medios, o bien, la idealización, entre otros.2

La mía es una más de estas múltiples lecturas. En resumen lo que enseguida voy a documentar es el argumento que considera que las organizaciones indígenas y sus demandas estuvieron acompañadas de un ritual consensuado, pero con una diversidad en sus formas de actuar y, en cierta forma un contenido poco adosado. Tal afirmación, aunque temeraria, es una manera de acercarse al singular conflicto social y político que se ha suscitado en Oaxaca y cuyas consecuencias van más allá de las reacciones inmediatas, pues implicaron a varios sectores e imprimieron una dinámica en la vida social y política del estado y del país similar a la que había sucedido con el movimiento neo-zapatista en 1994.

2 Entre los textos de mayor extensión pueden consultarse: Víctor Raúl Martínez Vásquez, Autoritarismo, movimiento popular y crisis política: Oaxaca 2006, Oaxaca, IISUABJO, 2007, y Diego Enrique Osorno, Oaxaca sitiada: la primera insurrección del siglo XXI, México, Grijalbo, 2007.

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Los antecedentes inmediatos de la movilizaciónEsta confrontación tuvo en su inicio dos actores muy visibles: la Sección XX del Magisterio y el gobierno estatal. La historia más reciente de está movilización dio inicio por requerimientos de carácter económico planteados por parte del gremio magisterial agrupado en la Sección 22 del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación, sector que desde hace 27 años se ha venido movilizando anualmente para demandar aumentos salariales y mejores condiciones de vida en sus lugares de trabajo.3

Una percepción ampliamente difundida en el primer sector fue que el primer año de la administración del gobernador Ulises Ruiz se había caracterizado por el crecimiento del número de violaciones a los derechos humanos, obstrucción de la justicia, y una abierta hostilidad y criminalización hacia las organizaciones sociales. Además de que había heredado las antipatías generadas por los agravios que su antecesor había cometido, como fue el conflicto que se generó entre el gobierno del estado y el diario Noticias (Martínez Vásquez, 2006).

Entre las organizaciones sociales los agravios estaban muy claros, en diciembre de 2004, el gobierno de Ulises Ruiz, semanas antes de investirse formalmente como gobernador, envió a la cárcel a su primer prisionero político: a Alejandro Cruz, dirigente de Organizaciones Indias por los Derechos Humanos (OIDHO). Inmediatamente después de tomar posición, el gobernador declaró tolerancia cero a la oposición política en el “Pacto por Oaxaca”. En los primeros nueve meses de la nueva administración algunas organizaciones sociales denunciaron que hubo numerosas detenciones por razones políticas (Martínez Vásquez, 2006: 35-38; CCIODH, 2008: 90). Las manifestaciones en el centro, bastante usuales en Oaxaca, fueron inhibidas. Con este fin se implementaron

3 Existen múltiples artículos al respecto, ente los textos que ofrecen una panorama amplio se pueden consultar: Isidoro Yescas y Gloria Zafra, Insurgencia magisterial, 2ª ed., Oaxaca, IISUABJO, 2006; y Joel Vicente Cortés, Samael Hernández Ruiz, Isidoro Yescas, Víctor Raúl Martínez Vásquez, Carlos Sorroza Polo, Porfirio Santibáñez Orozco, Olga Montes García y Gloria Zafra, Educación, Sindicalismo y Gobernabilidad en Oaxaca, Oaxaca, SNTE, 2006.

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acciones como la de trasladar las oficinas de las distintas instancias de gobierno a los municipios colindantes con el de Oaxaca de Juárez (sede tradicional de los poderes legislativo, judicial y ejecutivo) y fue así como dejaron lo que fuera la Casa del Gobernador para un hotel, el Palacio de Gobierno para las instalaciones de un museo, de la Cámara de Diputados para un teatro, y la sede principal del Poder Judicial fue incendiada, por lo que sus integrantes se encuentran dispersos en distintas instalaciones en la ciudad de Oaxaca.

En el momento en el que se instaló el tradicional plantón de los maestros se habían denunciado varios asesinatos políticos en el estado, en un periodo de gobierno de 15 meses. Eventos que fueron caldo de cultivo para las manifestaciones que se vivirían en los meses siguientes. El campo de batalla estaba preparado de distintas formas. El descontento incluía sectores de la clase media que también habían sido agraviados por la administración del gobernador Ruiz, por ejemplo con la remodelación del zócalo de la ciudad y de la Plaza del Llano, con el corte de varios árboles considerados centenarios en el zócalo, sectores medios y de las élites locales protestaron señalando que se estaba agrediendo a un patrimonio de los oaxaqueños.

Muchas voces consideraron que las obras de remodelación eran innecesarias, que ese dinero podría aplicarse en otros espacios, para satisfacer necesidades más urgentes. Esas inconformidades concurrieron para que la gente se sumara a las protestas cuando tuvo la oportunidad de hacerlo y esas condiciones las encontraron en las manifestaciones de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO). Entre otras se pueden mencionar las protestas en contra de la Guelaguetza que empezaron desde 2002, pero que por primera vez tuvieron efectos en el 2006. Muchas fueron las decisiones equivocadas que perpetró el gobernador y que finalmente indujo a que un gran número de personas, muchas sin participación política previa, y otras que habían participado en organizaciones sociales, se aglutinaran en torno de la APPO, primero para demandar justicia y luego para exigir la renuncia del gobernador.

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Las políticas públicas de la administración del gobernador Ulises Ruiz para la población indígena no son radicalmente distintas de las que han implementado otros gobernantes; éstas han consistido, en buena parte, en medidas represivas, incluyendo el control político de las municipalidades rebeldes, blanco de asesinatos, de los líderes de los movimientos con bases sociales y de aquellos dirigentes de los partidos políticos que realmente se oponen a su régimen.

La riqueza cultural del estado ha sido explotada discursivamente como una de los atractivos que el estado ofrece para atraer turistas que contribuyen en buena medida en la economía de la entidad. Pero la política cultural respecto de la población que alberga esta riqueza cultural es, por lo menos, restringida. Su propuesta gira en torno a la promoción de los aspectos folclóricos de la diversidad cultural, en ese sentido se centra en la promoción de la Guelaguetza y el fomento e incremento de demostraciones, presentaciones de festivales populares, o bien remodelaciones como la del Llano y del zócalo de la ciudad de Oaxaca, el Palacio de Gobierno, la Casa de Gobierno, la fuente de la Siete Regiones, entre otros, que son elementos de una campaña de imagen con las que el gobierno ha intentado el “embellecimiento” de la ciudad y la legitimación del régimen.

Enfrentando esta creciente oposición de proyectos de remozamiento urbano, la administración de Ulises Ruiz recurrió a la utilización del discurso de la decencia y la civilidad para denigrar las críticas. Así el plantón de los maestros fue considerado como una invasión o asalto a la propiedad privada, se les acusó de antihigiénicos, bárbaros que atacaban la decencia de los habitantes del Centro Histórico con sus campamentos. Sin duda, la prensa local contribuyó a crear esa idea, mostrando a los profesores acostados en sus campamentos, jugando naipes, y resaltando el hecho de todos los males que generaba el hacinamiento que provocaba el plantón, ya que en un área de unas cincuenta manzanas concentraban, se supone, a 70 mil docentes.

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El surgimiento de la APPO y las organizaciones indígenasHasta el 14 de junio de 2006, el plantón en el centro de la ciudad, iniciado el 22 de mayo, parecía uno más. Pero, sucedió lo inesperado: en la madrugada del 14 de junio, el Gobierno del Estado, en una acción torpe e inexplicable, decide desalojar, de manera por demás violenta a los mentores de plaza central de la ciudad de Oaxaca. La acción represiva no tuvo los efectos que deseaba el gobierno. Los cuerpos policiacos fueron vergonzosamente vapuleados tanto por los maestros como por los apoyos espontáneos de la población. A partir de entonces la situación dio un vuelco político de 180 grados. En ese momento surgen distintas manifestaciones en apoyo del magisterio, una de ellas fue la formación de la Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca (APPO), que después cambio su nombre, al pluralizarlo: Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca.

En sus inicios la APPO aparecía como un conglomerado heterogéneo de organizaciones que se agrupaban espontáneamente sólo para protestar en contra de la represión gubernamental y en apoyo de las exigencias del magisterio. La nueva sigla no fue una motivación suficiente para la construcción de una nueva identidad organizativa; las distintas agrupaciones se aglutinaron sin renunciar a sus peculiaridades organizacionales, por lo que se mantuvo la heterogeneidad, con una demanda común: la separación del gobernador del estado de su cargo; por el mecanismo que fuera: renuncia, licencia, desaparición de poderes o juicio político. La espontaneidad fue marca de origen, así lo reconoce quien fuera una de las principales figuras de este acontecimiento, la doctora Bertha Elena Muñoz quien entre otras cosas fuera conductora de Radio Universidad y desde ahí arengara a sus seguidores a defender las barricadas colocadas enfrente de Ciudad Universitaria. En una entrevista al diario Milenio afirma que: “El movimiento como quiera sigue porque éste es un movimiento que surge espontáneamente. Son 70 años de estar aguantando este desgobierno, y sobre todo los últimos tres sexenios que fueron espantosos. La gente ya estaba harta, cansada de la robadera, de los engaños, de la represión”.

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Entre el 14 de junio y el 28 de octubre se produjeron diversos enfrentamientos entre los integrantes de la APPO y el Gobierno del Estado, varias personas (17 según la versión oficial, 26 según el último recuento de la APPO y del Informe de la CIODDH)4 fallecieron a consecuencia de un conflicto tan prolongado. Una movilización de esta naturaleza se explicaba, en parte, como una oportunidad que se presentaba a una población ofendida y subyugada durante décadas de regímenes en los que el Partido Revolucionario Institucional mantuvo el poder absoluto. Así se cobraban los agravios y desdenes que habían acumulado algunos de quienes ahora enfrentaban al gobierno. El mismo gobernador reconoció esta explicación el 30 de octubre del 2007 al ser entrevistado en un programa televisivo, ahí prometió a las organizaciones sociales “revisar agravios”.

Entre los argumentos que con frecuencia se escuchan para explicar lo que sucede en Oaxaca se menciona la complejidad social, política y económica de este estado: es uno de los estados con la mayor diversidad cultural, con la mayor proporción de población hablante de lengua indígena, con el mayor número de municipios en el país (570 de un total de 2,437). Éstos son elementos que indican complejidad, pero no necesariamente insumos para la conflictividad; sólo que a esas características se agregan otras que sí generan descontento social como son: condiciones de vida precarias, vigencia de cacicazgos o de formas caciquiles de gobierno, expresiones de autoritarismo, manifestaciones de discriminación étnica, cultural y racial, entre otras.

La diversidad cultural es un hecho en Oaxaca que sin duda impregna cada uno de los rincones de la cotidianidad de sus habitantes. No sorprende entonces que uno de los argumentos que poco a poco se haya ido desarrollando en el cuerpo discursivo de algunos de los integrantes de la APPO es el del reclamo de la diversidad, lo que se hizo evidente

4 El número que originalmente proporciona el Informe sobre los hechos de Oaxaca de la Comisión Civil Internacional de Observación de los Derechos Humanos (CCIODH, 2007: 94) es de 23, pero corrige más adelante y suma finalmente 26 en su Boletín de Prensa Núm. 17 de la CCIODH, en <http://cciodh.pangea.org/quinta/070323_boletin_017_cas.shtml>.

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cuando pluralizaron su nombre, reconociendo que incluían entre sus integrantes a gente de varios pueblos (entre los que seguramente se consideró el hecho de que Oaxaca está conformada por varios grupos culturales y etnolingüísticos) y no de uno solo, aunque posiblemente no representen a ninguno, ya que aunque existan muchas manifestaciones de simpatía hacia ellos, hasta ahora nadie, que yo sepa, ha explicado en representación de quién hablan.

En su nombre también se supone que aludían a la estrategia indígena ya que en las comunidades oaxaqueñas la Asamblea es, teóricamente, el órgano de representación más importante. Sea como fuere, el caso es que, queriendo o no, en sus actos, por lo menos de manera ritual, han hecho visible la diversidad cultural que priva en Oaxaca.

Los espacios de las organizaciones indígenas en la APPOEntre julio y diciembre de 2006 fueron varios los eventos, espacios, manifestaciones en los que estuvieron presentes las organizaciones indígenas, sin embargo, hubo tres grandes eventos en los que las demandas y la participación de las organizaciones estuvieron claramente expuestas: El Foro Nacional Construyendo la Democracia y la Gobernabilidad en Oaxaca, que fue inaugurado en la Plaza de la Soledad y se realizó en la Facultad de Derecho de la UABJO, se llevo a cabo los días 16 y 17 de agosto. Este evento fue convocado por la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, Autoridades Municipales y Agrarias, la Sección 22 del Magisterio y Organizaciones de la Sociedad Civil.

La Iniciativa Ciudadana de Diálogo para la Paz, la Justicia y la Democracia, igualmente conocida por Diálogos de Santo Domingo, tuvo lugar en el atrio del templo de ese nombre, ahí se instalaron algunas mesas de discusión y otras lo hicieron en el Centro de Pastoral Social, esta reunión se desarrolló en una fecha muy significativa para los pueblos indígenas: el 12 de octubre. El Foro de los Pueblos Indígenas de Oaxaca, que se realizó en la Casa de la Iglesia de los Pobres, tuvo lugar los días 28 y 29 de noviembre. Esas fueron también las reuniones de

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las organizaciones de la sociedad civil con iniciativas que tenían como objetivo señalar rumbos para la APPO.

La Iniciativa Ciudadana de Diálogo se produjo al calor de las respuestas inmediatas que la población y las organizaciones ofrecieron frente a la escalada represiva del gobierno estatal. En esta reunión, algunas manifestaciones de la sociedad civil acudieron presentándose como organizaciones indígenas, ahí participaron en el proceso organizativo y en la convocatoria. Pero, cuando se hizo el nombramiento de los representantes provisionales de la APPO no se consideró a las organizaciones indígenas como sector, fue hasta el Congreso Constitutivo de la APPO que su participación fue definida como tal, en ese encuentro se planteó, entre los propósitos de la APPO, lo siguiente:

-Construir y fortalecer nuevas formas de lucha retomando experiencias basadas en la comunalidad (tequio, asambleas comunitarias, sistema de cargos y tenencia colectiva de la tierra), la organización de las colonias populares, las barricadas, las juntas de buen gobierno, las cuales nos han permitido avanzar en la organización social y en el ejercicio concreto de la autonomía.

-Reconocimiento y respeto a la libre determinación y la autonomía de los pueblos indígenas en todos los ámbitos (político, económico, social, educativo y cultural) y en todos los niveles (comunitario, municipal y regional).

-Desaparición de las Delegaciones de Gobierno ya que se han convertido en instancias de control y manipulación de las autoridades municipales y en todos los casos constituyen instancias intermedias entre el Gobierno Estatal y los Gobiernos Municipales en abierta contravención al artículo 115 de la Constitución Federal.

-Con el objeto de fortalecer la autonomía de los municipios y comunidades se sugiere la elaboración y consolidación de los regimenes normativos propios, tales como los Estatutos Comunales y Municipales. (APPO, 2006)

Después de la primera reunión, en la multiplicidad de acciones, hubo una demanda central de la APPO: la salida del gobernador. Pero las discusiones y expresiones que ahí tuvieron lugar fueron muy copiosas, prodigas en significados y variadas en su contenido. Las crónicas (Martínez Vásquez, 2006; Osorno, 2007) documentan ampliamente la profusión de espacios en los que se escucharon las demandas indígenas. En las sesiones de estos foros, reuniones, encuentros, afloraron, fueron

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discutidas y planteadas las reivindicaciones de los y las indígenas, y de ahí se supone que tendrían que haber sido rescatadas en el planteamiento principal para la elaboración de una nueva constitución. Así, aunque las demandas indígenas fueron colocadas en las distintas mesas de los distintos foros a los que convocaron las organizaciones de la sociedad civil, no tuvieron una especificidad como tales, ya que la atención pública y las movilizaciones estaban concentradas en la desaparición de poderes.

Pero hubo espacios donde la presencia indígena fue más notoria, fueron eventos realizados o convocados por las organizaciones indígenas o con la participación de ellas, y en ellos los actos ritualizados jugaron un papel destacado, constituyeron un elemento central de la reunión. Esto se puede ilustrar con lo que sucedió en el Foro de los Pueblos Indígenas de Oaxaca, que tuvo lugar en la Casa de la Iglesia de los Pobres. La reunión dio inicio con un acto ritual, como antes habían empezado los Diálogos de Santo Domingo. La ceremonia ecuménica empezó a las once de la mañana, respondiendo al llamado de la dirigente de Flor y Canto, una de las múltiples ONGs que participaban en la APPO, los asistentes se fueron colocando en forma de círculos concéntricos alrededor de una ofrenda floral que simulaba una espiral. La espiral estaba formada por arena y sobre ella habían colocado flores de distintos tipos y colores: margaritas, cartuchos, cresta de gallo y girasoles. En el centro de la espiral se levantaba un llamativo arreglo floral que tenía como base una cazuela de barro vidriado, en la cual fijaron girasoles colocados de tal forma que permitían que en el centro pudiera destacar una vara de mando, el símbolo que representa a la autoridad en las comunidades indígenas y rurales. A los costados, bordeando el arreglo floral, se alinearon mazorcas de maíz criollo, tortillas, agua, chiles, huevos. Y fuera de la espiral, apuntando hacia los cuatro puntos cardinales, se apostaron sahumerios o braceros.

Una vez reunidos y habiendo atraído la atención de los asistentes, Aldo González, representante de la UNOSJO, pidió que pasara al frente un grupo de siete personalidades, varios de ellos en calidad de representantes de algún grupo, pueblo o comunidad indígena: Samuel Ruiz, Juanita

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Vásquez, Carmelina Santiago, Adelfo Regino, Joel Aquino, entre otros. Cada uno de ellos pronunció un discurso, la mayoría lo hizo en lengua indígena para posteriormente traducirlo al español. Cada uno, con su propio estilo, pidió permiso a “la madre tierra, a nuestros padres, a nuestra madre y nuestro padre, a quienes nos crearon”, a las deidades apeladas se les solicitó apoyos para alcanzar el éxito en los trabajos a realizar y se invocó su auxilio para enfrentar los acontecimientos que se estaban suscitando en esos días en Oaxaca. Adelfo Regino afirmó que en este foro se expresaría lo que el mal gobierno había tratado de ocultar, al mismo tiempo dijo que se pediría por la libertad de los presos políticos. Por su parte, don Samuel Ruiz manifestó estar feliz de que los indígenas dieran la cara, de que ya no se escondieran y llamaba a éstos para que salieran a protestar, a hacerse presentes, porque ésta era la forma de combatir las injusticias.

Una vez terminado el ritual, muchos de los participantes se quedaron a posar frente a la ofrenda, mientras los representantes de los medios buscaban el mejor ángulo para tomar la foto. Éste fue, obviamente, un espacio ritual por excelencia en el que los iconos indígenas se hacían presentes. Sin embargo, es necesario indagar hasta dónde esa manifestación también impregnaba el contenido del resto de las manifestaciones de la APPO y el contenido de sus demandas.

La inserción de las organizaciones indígenas en la APPOComo ya mencioné al inicio, la búsqueda de la libre determinación es ya una tradición en Oaxaca y forma parte de la creatividad política de los oaxaqueños, y ésta es tal vez la demanda más importante de los indígenas en Oaxaca. Si bien la mayoría de los militantes o simpatizantes de las organizaciones indígenas en Oaxaca son hablantes de lengua indígena, pertenecen a alguna comunidad indígena o se reclaman como indígenas, las demandas que reivindicaron durante el movimiento de la APPO-SNTE, los integrantes o simpatizantes de estas agrupaciones, aunque no necesariamente pueden ser consideradas como las que

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marcaron el corazón de la movilización, sí se hicieron presentes pero de manera diferenciada. Aquellas demandas que han caracterizado al movimiento indígena, tales como las de la autonomía, el territorio, la libre determinación, la defensa de los derechos colectivos, el derecho a la diferencia, entre las más reconocidos, se expresaron especialmente en la Iniciativa Ciudadana de Diálogo y en el Foro de los Pueblos Indígenas de Oaxaca. Para poder entender qué sucedió con las organizaciones indígenas en la APPO es posible trazar un esquema de posiciones, participaciones y representaciones.

A manera de esbozo, los eventos que marcaron esa etapa en la historia de Oaxaca se pueden agrupar en tres formas de participación que podrían corresponder a otras tantas formas de organización. Aquellas que se incorporaron tempranamente fueron especialmente organizaciones sociales que si bien se reivindican indígenas a partir la defensa de los derechos indígenas, tienen como forma de lucha la movilización constante, se trata de organizaciones que ya estaban insertas o articuladas en o con la lucha magisterial. Este grupo lo constituyen organizaciones indígenas que defienden la reivindicación de sus derechos, especialmente a partir de una constante movilización social, ejemplos de estas manifestaciones los tendríamos en las Organizaciones Indias por los Derechos Indígenas (OIDHO) y el Consejo Indígena Popular de Oaxaca (CIPO).

Como ejemplos del segundo grupo se puede citar al Sector Zoogocho, una organización de autoridades de la Sierra Juárez, y a otras comunidades serranas que se incorporaran más tarde en las movilizaciones, tal fue el caso de la localidad de Yalalag, y en ese periodo participan activamente, organizando marchas de la Sierra a la ciudad de Oaxaca, en los plantones, en las megamarchas y otras protestas. Se trata de expresiones sociales que tiene una estructura basada en la organización comunitaria. En el caso del Sector Zoogocho, por ejemplo, es una asociación de autoridades de varias comunidades que incluyen tanto a cabeceras municipales como a agencias municipales y en su organización y operación reproducen las formas de la organización comunitaria de la Sierra Juárez.

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En el siguiente grupo se puede ubicar a aquellas organizaciones indígenas que exigen la reivindicación de sus derechos a partir de mecanismos más discretos, sólo esporádicamente recurren a la movilización, sus demandas las expresan preferentemente en procesos de negociación: cabildeo, iniciativas de política pública, etc.; en cierta medida es este sector el que se incorpora más tarde al proceso de movilización de la APPO.

Así la participación de las organizaciones indígenas o de sus voceros al interior de la APPO se manifestó de manera diferenciada, y sus demandas no necesariamente fueron centrales, como no lo fueron las de ningún otro sector, excepto las del magisterio, pero este hecho llama la atención por la tradición y los antecedentes de lucha y experiencias de movilización indígena en Oaxaca. Sin duda requerirá de una reflexión e indagación más detenida explicar porqué las organizaciones indígenas no posicionaron sus propuestas. Lo que sí podemos decir es que las organizaciones indígenas figuraron en los hechos de irrupción política que se vivieron en el estado de Oaxaca en la segunda mitad del año 2006, algunas respondiendo de manera inmediata a la resistencia espontánea, primero, y más organizada, en una segunda fase. Cada una lo hizo dependiendo de sus propias circunstancias, intereses y orientación política. Por ejemplo CIPO y OIDHO tenían vínculos previos con el magisterio, las comunidades del Sector Zoogocho y de la Sierra, igualmente mantienen lazos con este sector, pues varios de sus habitantes son maestros, la información de lo que estaba pasando en la ciudad de Oaxaca seguramente les fue transmitida e hicieron una lectura política que los condujo a la participación, por lo menos en defensa un sector de sus integrantes. Otros tardaron en incorporarse por mantener reservas con respecto a varias de las figuras visibles en el movimiento. En ese momento, Flavio Sosa era retratado por la presa como un dirigente, por decir lo menos, controversial, ya que en el proceso electoral del año 2000 había sido el promotor de voto útil para otorgar votos a Vicente Fox del Partido Acción Nacional, igualmente se había distinguido por su ambigüedad política, la prensa lo retrataba

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saltando de partido en partido y se le percibía como un personaje que no era digno de confianza.

Aunque las demandas generales pueden ser, en términos amplios, semejantes, sí es posible establecer una diferencia entre la estrategia, el contenido y la forma en las que las organizaciones indígenas plantean sus propuestas. Se pueden resumir que la demanda por excelencia es la autonomía o la libre determinación. Las estrategias para la construcción de la autonomía son diferentes porque se nutren de perspectivas políticas diferentes y, por lo tanto, se construyen al interior del movimiento indígena de manera diferenciada. En la implementación, en la manera en la que debe conseguir la autodeterminación, unos coinciden con la propuesta neo-zapatista, otros sustentan sus puntos vista en el magonismo, otros más se identifican como comunalistas o comunitaristas, y están los que argumentan que hay que construir el cuarto nivel de gobierno: unos hacia abajo, es decir, hacia la comunidad; otros coinciden con el cuarto nivel de gobierno, pero hacia arriba, es decir, regional; y otros quienes proponen soluciones combinadas, un cuarto nivel de gobierno que dé cabida todas las posibles formas de gobierno o colaboración comunitaria, municipal, o regional.

Enseguida anoto algunas de las acciones realizadas durante este periodo y la forma de incorporación de algunas de las organizaciones indígenas para ilustrar la gama de acciones y formas de insertarse en la APPO.

Entre las organizaciones que se reivindican a sí mismas parte del movimiento indígena o que son parte de una red de apoyo a las demandas indígenas y que se hicieron presentes en la APPO, podemos enunciar a la Unión de Comunidades Indígenas de la Zona Norte del Istmo (UCIZONI), la OIDHO, el Frente Indígena de Organizaciones Binacionales (FIOB), Servicios del Pueblo Mixe, la Unión de Organizaciones de la Sierra Juárez de Oaxaca (UNOSJO), la Coalición de Maestros y Promotores Indígenas de Oaxaca (CMPIO), el Centro de Derechos Humanos Flor y Canto, la Asamblea de Comunidades Mazatecas y Chinantecas, el CIPO y distintos colectivos que se

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asumen como parte de la iniciativa promovida por el Movimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) denominada como la Otra Campaña. Todas estas organizaciones han tenido algún tipo participación en distintos momentos y en distintas modalidades del movimiento social en Oaxaca en el periodo comprendido entre el 14 de junio de 2006, en el que se dio el desalojo del plantón de los maestros, y finales de ese mismo año, cuando apresan a los dirigentes más visibles, etapa que podemos identificar como el final de la primera fase de la manifestación appista. Ya mencioné al Sector Zoogocho y a la localidad de Yalalag, en este último caso es pertinente aclarar que algunos líderes comunitarios estuvieron presentes desde el inicio de la APPO, así sucedió con Joel Aquino de Yalalag, él estuvo en las primeras asambleas con una participación destacada, tratando de colocar, en la discusión con otras de corrientes políticas, la agenda indígena.

Volviendo a nuestra clasificación y reacción de las organizaciones indígenas, había mencionado que una de las que lo hicieron de manera inmediata fue OIDHO (Organizaciones Indias por los Derechos Humanos en Oaxaca. Ésta se pronunció rápida y resueltamente desde la mañana misma del 14 junio, el día del desalojo; todavía sobrevolaban los helicópteros la ciudad de Oaxaca cuando de la colonia Forestal se dejaban ver las filas de hombres y mujeres cargando sus pancartas, caminando hacia el centro de la ciudad para manifestarse en contra del desalojo o para apoyar a los maestros, que a esas horas todavía corrían por las calles, unos persiguiendo a la policía y otros ocultándose para evitar caer en manos de ésta.

Una vez pasada la crisis del 14 de junio, OIDHO inició su participación instalando un campamento en apoyo a los maestros, junto con el Comité de Defensa de los Derechos del Pueblo, y del Frente Popular Revolucionario. Estas organizaciones son integrantes de la Promotora contra el Neoliberalismo, un proyecto nacional de articulación en el que coinciden distintas organizaciones de varios estados del país. Su principal dirigente Alejandro Cruz, quien fuera detenido y encarcelado los primeros meses de gobierno de Ulises Ruiz,

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jugó un papel importante en la instalación de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, ya que junto con Samuel Hernández y Jaquelín López Almaraz del CODEP, Gustavo López, Zenén Bravo, Germán Mendoza Nube, Lázaro García del FPR (estos últimos integrante de la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, a su vez de la Unión de Trabajadores de la Educación –UTE– y del Partido Comunista Marxista Leninista) promovieron la instalación y la Constitución de la APPO.

Integrantes de OIDHO participaban en contingentes comparativa-mente numerosos en las marchas convocadas en apoyo a los maestros; hombres, mujeres, niños y niñas desfilaban portando banderas blancas en las que resaltaba en color verde el símbolo de su organización. En las primeras marchas la participación era impresionante, desde los pequeños hasta los más adultos gritaban consignas en contra de Ulises Ruiz y Vicente Fox, pero las consignas alusivas a los reclamos asociados a la identidad cultural, lingüística o étnica de los manifestantes, tal vez estaba reservadas para otros espacios o etapas del movimiento indígena.

Desde las primeras reuniones de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, Alejandro Cruz se distinguió por sus aportaciones, en su discurso apelaba a las bases y al pueblo, quienes eran los principales protagonistas:

“…vamos a construirlo desde abajo desde las comunidades… no sólo se trata de destituir a URO sino de hacer programas de gobierno, hacerlos desde cada agencia, municipio, que mande el pueblo. Es importante entender que el pueblo tiene que gobernar. (Alejandro Cruz, APPO, 20 de junio de 2006)

Cuando Alejandro Cruz se vio obligado a separarse de la APPO, cuando tuvo que salir de la ciudad porque se sentía amenazado por el gobierno estatal, su lugar fue ocupado por otra dirigente de esta organización. Las diferencias en el discurso fueron obvias, ya que integrantes de otras organizaciones indígenas que incursionan en el movimiento convocaron a OIDHO para que se sumara a ellos en un bloque que representara al movimiento indígena. No hubo muchos avances en ese sentido, pues las demandas y propuestas de OIDHO

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fueron más coincidentes con los planteamientos del CODEP que proponía acciones sintetizadas en el lema: “Construir Poder Popular”.

El CIPO ha tenido participación protagónica en distintas actividades del Movimiento Social y reivindicado con ahínco a la APPO, uno de sus dirigentes fue el principal representante en las asambleas de la APPO, fijando posiciones críticas respecto a protagonismos de algunos líderes, participaron de manera activa en la barricadas de Calicanto en Santa Lucía del Camino, colonia en la que aseguran tienen trabajo organizativo; también lo hicieron durante el proceso organizativo de la Iniciativa Ciudadana para el Diálogo. Raúl Gatica el más conocido de los dirigentes del CIPO, quien se dice exiliado en Canadá, participó de manera activa en distintas actividades realizadas en Canadá en apoyo a la APPO, desde un espacio que llaman CIPOVAN, en los documentos o comunicados hechos desde allá –seguramente redactados por Raúl Gatica– donde dicen reivindicar demandas indígenas de la APPO:

“Desde aquí tratamos de hacer nuestro mejor esfuerzo para cumplir dignamente el mandato que nos dieron […] con la idea que tengan el seguimiento de como estamos articulando las lucha, desarrollando iniciativas y promoviendo la organización en pro de las causas indígenas, de la APPO y desde luego, con el sello particular de la otra campaña que el CIPOVAN fundamos en estas tierras. (Indymedia, México, 30 de octubre de 2006)

Una posición que no coincidía necesariamente con la posición que otros dirigentes de CIPO asumían en las asambleas de la APPO, en las que más bien intentaban siempre impedir posicionar la agenda indígena cuando se presentaban algunas posibilidades de diálogo o negociación, a eso fue a lo que se conoció como “posiciones rupturistas”.

La UCIZONI tuvo en la ciudad de Oaxaca una participación menos protagónica que las anteriores, algunos de sus dirigentes participaron de manera esporádica en las asambleas realizadas en la ciudad de Oaxaca; instalaron un campamento en el zócalo. Pero, fue en el Istmo donde esta organización, con Carlos Beas a la cabeza, promovió actividades a favor de la APPO, incluso integraron la APPO-Istmo. Integrantes de UCIZONI y COCEI realizaban bloqueos carreteros en apoyo a la

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APPO. Mientras en la ciudad de Oaxaca se presentaba la Iniciativa Ciudadana de Diálogo, UCIZONI y otras organizaciones como el Centro de Derechos Humanos Tepeyac, organizaban un foro, en la Ventosa, Juchitán: Foro Nacional por la Defensa de los Territorios Indígenas y Campesinos y en Contra de los Impactos de la Industria Eléctrica y del Plan Puebla Panamá, de ahí derivó una declaración en la que se destaca lo siguiente:

Que nuestra dignidad y la fuerza de nuestros pueblos nos han permitido mantener •por tantos años las luchas de resistencia en defensa de nuestros territorios y cultura.Que como pueblos, nos sabemos organizar, hemos perdido el miedo y vencido •miles obstáculos para transformar de fondo la realidad, como nos lo enseña el gran movimiento histórico de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO).

En esta declaración se reivindica la defensa del territorio como demanda central del movimiento indígena, y aunque la UCIZONI participaba en la APPO, estas propuestas no fueron retomadas en las asambleas de la APPO que se realizaban en la ciudad de Oaxaca. Aun cuando la UCIZONI estuvo representada en el Consejo de la APPO con el profesor Delfino Juárez Toledo.

Hombres y mujeres que han participado en la APPO reivindican que lo que sostuvo las distintas actividades de ésta han sido precisamente distintos elementos de la cultura indígena, principalmente los que tiene que ver con las asambleas y otras formas de organización, al calor del discurso hasta las barricadas fueron conceptuadas como formas de resistencia popular e indígena.

El Frente Indígena de Organizaciones Binacionales es de las organizaciones que tuvieron mayor participación en distintas actividades del movimiento social, principalmente fuera de la ciudad de Oaxaca, participaron junto con maestros de la Sección 22 y el Frente Popular Revolucionario en la constitución de la APPO en la Mixteca, específicamente en Huajuapan de León, y en la constitución de la APPO en Los Ángeles, California. El FIOB mantuvo a uno de sus integrantes participando de manera permanente en las reuniones de la APPO en la ciudad de Oaxaca. En la dirigencia de la Sección 22 el FIOB se

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coordinaba con el Secretario de Organización del Comité Ejecutivo Seccional. Aunque en ninguna de estas instancias sus representantes plantean demandas indígenas, se sumaron a la Iniciativa Ciudadana de Diálogo integrándose a lo que se le denominó Sector Indígena. Pero, fuera de México, en los Estados Unidos sus demandas fueron más explícitas en cuanto a su carácter indígena se refiere.

Así sucedió, por ejemplo, cuando en los últimos días de octubre y los primeros de noviembre, en especial el 2 de noviembre, cuando el gobierno federal cometió un error similar al perpetrado por el gobierno estatal el 14 de junio, al intentar con la fuerza de la Policía Federal Preventiva reabrir las vialidades adyacentes a la Ciudad Universitaria, el centro de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca, punto neurálgico pues ahí se encontraba la estación de radio desde donde un sector de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca había podido divulgar los motivos de su lucha y fue el recurso que impidió, al final de cuentas, que los policías pudieran remover las barricadas de ese lugar. En este caso, la respuesta de los migrantes oaxaqueños fue inmediata. Especialmente la de los migrantes organizados. Hay que recordar que los oaxaqueños migrantes también cuentan por miles. Sólo en el Condado de Fresno, California, se calcula que viven alrededor de 60,000 personas procedentes del estado de Oaxaca que se han organizado de tal forma que cuentan con instituciones como las que dejaron en sus respectivas regiones o en la entidad, una de ellas es la Guelaguetza, la que era, y tal vez siga siendo, la manifestación folklórica más importante en esta entidad.

Son estos migrantes quienes con mayor vigor y visibilidad han apoyado las manifestaciones oaxaqueñas en contra del gobierno estatal. Acciones que se ha intensificado al correr del tiempo y a medida que los personeros de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca cabildean entre los distintos ámbitos donde tienen presencia las organizaciones de migrantes. Precisamente son los migrantes organizados, de distintas maneras, en sus nuevos lugares de residencia, que ahora se movilizan en torno de lo que sucede en Oaxaca, ya sea apoyando con recursos a quienes se han organizado para repudiar al gobierno estatal, abogando

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por sus derechos más elementales, o bien participando activamente en la movilización en ambos lados de la frontera.

La Coalición de Maestros y Promotores Indígenas de Oaxaca lo conforma un grupo de maestros indígenas de distintas regiones del estado, que al interior de la Sección 22 se mantienen como un sector. La CMPIO participó obviamente de manera cabal en distintos espacios organizativos del Movimiento Social: en el plantón masivo del magisterio y en las asambleas estatales de la Sección 22 a través de sus representantes sindicales; en las barricadas específicamente la de Camino Nacional en Santa Lucía del Camino; en el espacio de organismos civiles, algunos de sus dirigentes jugaron un papel protagónico en el desarrollo del Foro Construyendo la Democracia y la Gobernabilidad en Oaxaca y en la Iniciativa Ciudadana de Diálogo, y en el Foro Indígena su participación fue fundamental en el trabajo logístico de estas actividades, en este último participaron con personas de las comunidades, principalmente de San Mateo del Mar.

En el caso de la UNOSJO, fue Aldo González quien se incorporó en las actividades principalmente de difusión a través de Radio Comunalidad, se sumó al espacio de articulación de las Organizaciones Civiles, con un discurso que giró en torno a la participación de los Pueblos Indígena de la Sierra en la APPO. La participación de la UNOSJO y de algunas autoridades de la Sierra fue más visible después del 30 de agosto, cuando hiciera su aparición un supuesto grupo guerrillero que se presentó, con botas lustradas y paliacates nuevos, en la carretera que va a la Sierra Juárez, distribuyendo un comunicado en el que dicen que “las organizaciones revolucionarias armadas nos mantendremos en estado de alerta para dar respuestas contundentes en caso de que la fuerza de seguridad nacional pretenda intervenir en el conflicto” y en el que firman como Movimiento Revolucionario Lucio Cabañas (MR-LCB), Tendencia Democrática Revolucionario-Ejército del Pueblo (TDR-EP), Colectivo Revolucionario-Francisco Javier Mina(CR-FJM), Brigada de Ajusticiamiento-2 de Diciembre (BD-2D) y Brigadas Populares de Liberación (BPL). Posteriormente a la aparición

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de la supuesta guerrilla, brigadas del ejército mexicano se instalaron en partes estratégicas de la Sierra Norte. En respuesta a la presencia militar, las organizaciones indígenas, desde Guelatao, elaboraron un documento que titularon: la Declaración de Guelatao. Esta declaración hace referencia a las condiciones en las que vive la población indígena en Oaxaca y plantea además una posición respecto de los insurrectos de botas y paliacates de flamante estreno:

Entendemos la reciente aparición de supuestos grupos guerrilleros, como un pretexto para militarizar el Estado de Oaxaca y atemorizando a la población de la región de la Sierra Sur. La presencia de las fuerzas militares no garantiza nuestra seguridad.

En uno de los puntos de la declaración plantean que: “nos sumamos a la convocatoria para la construcción de un nuevo pacto social en Oaxaca, que tenga como base a las autoridades municipales y comunitarias, organizamos gremiales, sectoriales y de la sociedad civil”.

En este documento se apela a la organización comunitaria que ya es una tradición en la Sierra Juárez.

En la Iniciativa Ciudadana, UNOSJO aparece como parte de las organizaciones indígenas. La temática que posiciona en la iniciativa es la referente al maíz trasngenico. Igualmente participan en la promoción de y realización del Foro Indígena.

La partición de Servicios del Pueblo Mixe, con Adelfo Regino a la cabeza, fue tardía, esta organización se había mantenido al margen incluso de las organizaciones civiles desde donde se les había invitado para sumarse a las actividades que realizaban. Fue hasta el 4 de octubre cuando la Secretaría de Gobernación convoca a distintas personas mayoritariamente del sector gubernamental y priísta a la celebración de un “Pacto por la Gobernabilidad, la Democracia y el Desarrollo en Oaxaca”. Previo a esta reunión, varias personalidades, algunos líderes indígenas, académicos y artistas, acuerdan levantarse de la mesa, utilizando como argumento central que los pueblos indígenas no estaban representados en esa comisión.

Otras organizaciones lo hicieron a nivel regional, además de la UCIZONI en el Istmo, así actuaron RIO y MULT en la región

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Mixteca. Aunque RIO también mantuvo barricadas en el área de la Procuraduría del Estado. El MULT intentó acercarse a la APPO en cuanto a sus apoyos al contenido de la manifestación, pero sus acciones o su participación de base fueron de carácter regional, ya que otra organización, resultado de una escisión de la primera, también participaba en la APPO. Las diferencias entre el MULT y el MULTI, adversarios en la región Mixteca, impedían una acción conjunta en la APPO. Así quienes estaban físicamente en la APPO era los integrantes del MULTI, y el MULT propició una dinámica de carácter más regional, con manifestaciones públicas a favor de la APPO, un llamado a la conciliación que expresaba en pósters, aunque, de igual manera, hubo personas cercanas al MULT que estuvieron en la APPO.

Además es fundamental destacar la participación de sectores de población indígena que aun cuando no forman parte de ninguna de las organizaciones aquí mencionadas sí tuvieron una participación activa con la esperanza de que sus demandas fueran atendidas. Así lo hicieron las radios comunitarias que desde distintos lugares difundían las acciones de la APPO al tiempo que colocaban la agenda indígena, un ejemplo fue Radio Comunalidad, aunque no fue la única. Otras demandas que, aun cuando no eran presentadas de forma específica como exigencias políticas de las organizaciones indígenas, sí pueden ser consideradas como tales; muestras de ello son las propuestas de los colonos del Barrio de Santa María en Tehuantepec, donde la gente se incorporó a la APPO con un planteamiento particular: el de defender su triunfo sobre Tacho Canasta –conocido priísta en el Istmo de Tehuantepec, que ha ejercido un poder de corte caciquil especialmente cuando mantuvo el liderazgo de la Confederación Nacional Campesina en Tehuantepec.

Aunque estas inquietudes no necesariamente nacieron al interior de la APPO, se puede decir que fue precisamente en el marco de la movilización de la APPO que algunos sectores de las organizaciones indígenas y de ONGs a ellos asociados prepararon el Foro de los Pueblos Indígenas de Oaxaca. En dicha reunión, celebrada los días 28 y 29 de noviembre del año 2006, se hicieron explícitas las demandas

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concretas de los pueblos indígenas que debían ser impulsadas si las organizaciones continuaban en la APPO. En las mesas de discusión del foro fueron formuladas demandas sobre libre determinación y autonomía; tierra, territorio y recursos; educación y comunicación indígena intercultural; y derechos humanos. Como conclusión de tal encuentro, los participantes emitieron una declaración de la cual se puede destacar una parte en la que se señala su convicción por la defensa de la pluralidad y la construcción de un movimiento pacífico:

Llamamos a fortalecer el proceso de unidad basado en la diversidad de identidades y agendas, propiciando acercamientos orgánicos, programáticos y de acción conjunta entre todos los pueblos, sectores y movimientos.

Afirmamos que debemos impulsar una actitud y capacidad propositiva basada en la riqueza, la experiencia y la sabiduría de nuestros pueblos indígenas, dado que nuestras culturas, procesos de autonomía y organización, el trabajo colectivo, entre otros elementos comunitarios, constituyen las claves de construcción de cualquier alternativa social y política.

Instamos a la sociedad para construir nuevas iniciativas y propuestas sobre la base de vincular la movilización, la organización y el diálogo, en todos los distintos campos de la vida, del trabajo y de la lucha de nuestros pueblos.

Convocamos a fortalecer el proceso organizativo y de acción conjunta de la APPO, sobre todo dinamizando en la base de todos los movimientos y organizaciones esta nueva actitud: apostar a todo lo que articule, todo lo que a partir de lo nuestro transforme, todo lo que construya desde abajo.

A nuestros hermanos que caminan con nosotros desde el Consejo Popular de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca les decimos que hoy más que nunca debemos reafirmar nuestra convicción y nuestro compromiso en la construcción de un movimiento pacífico que atienda las causas profundas del conflicto que estamos viviendo y construya las bases para un nuevo pacto social y un nuevo orden jurídico que nos dé justicia, paz y democracia a todos.

En este proceso, como lo revela el documento anterior, las organizaciones indígenas de Oaxaca no necesariamente apoyan incondicionalmente las demandas de la APPO, pues como puede leerse en el último párrafo, las organizaciones opinan estar alertas, entre otras cosas, a las manifestaciones verticales y violentas.

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Para concluirLa discusión sobre las demandas indígenas igualmente se daba como parte de las múltiples acciones que conformaron la APPO y en los foros realizados en torno de la APPO, aunque no hayan sido necesariamente el motivo principal de la movilización. Aquí afloró, como en otros foros, la necesidad del examen de los asuntos relacionados con la manutención de la diversidad cultural, con el derecho de los otros a mantener su cultura. Éste, sin duda, es un dilema que estaban precisados a resolver para poder continuar participando quienes pretendían un diálogo que condujera a la búsqueda de la democracia en un contexto plural o multicultural. Esa era una oportunidad para fomentar la discusión sobre qué formas de participación política que pudiera garantizar la gobernabilidad al tiempo garantizara la vigencia del estado de derecho, el respeto de derechos civiles, sociales y políticos y también pudiera incluir los derechos culturales, pero desafortunadamente fue bruscamente interrumpida cuando el gobierno federal decidió darle una salida distinta al conflicto, privilegiando las alianzas con sectores tradicionalmente antidemocráticos, rechazando, por lo menos de momento, la ocasión para implementar nuevas formas de organización social y política y una oportunidad para reconstituir o renovar el tejido social oaxaqueño.

Todavía es necesario una revisión más amplia de la participación y de las reivindicaciones de las organizaciones indígenas en la APPO, conseguirlo requiere tiempo y esfuerzo, un prolongado trabajo de investigación, sin embargo, creo que los datos aquí presentados permiten plantear, al menos hipotéticamente, que aun cuando en la APPO –esa serie de asambleas que se realizaban en la ciudad y convocaban a marchas, plantones y mítines– las demandas indígenas estaban, como las de otros sectores, subordinadas a la demanda principal y a los reclamos de los docentes oaxaqueños, en la práctica estas manifestaciones sociales permitieron revivir y replantear los requerimientos de los indígenas y reivindicar en algunos espacios locales, añejos reclamos de tierras,

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de recuperación de espacios donde pudieran ejercer antiguas prácticas indígenas y a la asamblea como el espacio de discusión. Es preciso aclarar que estas acciones no son atribuibles directamente a la participación de las organizaciones indígenas y que su intervención no siempre se hizo de manera conjunta, pero sirvieron para revivir o generar nuevas inquietudes en cuanto a la presencia indígena y sus demandas políticas y sociales en el estado de Oaxaca.

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El 14 de junio de 2006, la violenta represión del gobierno estatal a una huelga de maestros en la ciudad de Oaxaca escaló rápidamente a una lucha verdaderamente feroz. Este conflicto

fue testigo de la unión de sectores ampliamente diversos de la sociedad oaxaqueña con los maestros en una dramática confrontación contra el Estado.2 Durante los meses siguientes, hasta noviembre, cuando el gobierno federal mexicano envió una fuerza militar para detener de una vez por todas el movimiento de ocupación de la ciudad, la APPO puso las actividades en Oaxaca en punto muerto. La atención nacional e internacional de los medios de comunicación fue galvanizada, fija en una ciudad que era mejor conocida por su hermosa arquitectura colonial y artesanía indígena que como sitio de rebelión social. De hecho, hasta la aparición de la APPO, la ciudad de Oaxaca no había

La Virgen a las barricadas:La iglesia católica, religiosidad popular y el Movimiento

de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca

Kristin Norget1

Departamento de Antropología, McGill University, Montreal Canadá

1 Se agradece su colaboración a Víctor Raúl Martínez Vásquez, quien me brindó su apoyo de manera tanto práctica como moral. Itzel Rodríguez Rosales y Ismael Vaccaro me ayudaron enormemente con la traducción al español. También agradezco a colegas, amistades, representantes de la Iglesia, y los miembros de las CEBs que me permitieron entrevistarlos y me confiaron sus experiencias y opiniones tan valiosas. La investigación para este artículo fue patrocinada por el Social Sciences and Humanities Research Council of Canada, Beca #410-2006-1666.2 Para más sobre la historia del movimiento magisterial en Oaxaca, véase Martínez Vásquez (1990) y Cook (1996); véase Foweraker (1995) para un trabajo muy importante sobre el movimiento magisterial nacional.

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visto tal violencia y descontento popular generalizado desde mediados del siglo pasado.3

Cabe señalar, ya que estas circunstancias afectaron profundamente el desenvolvimiento del movimiento, que la aparición de la APPO tuvo lugar en la atmósfera de inestabilidad vivida en México en el preámbulo y desenlace de las elecciones presidenciales y legislativas del 2 de julio de 2006. Estas elecciones vieron al candidato del partido central izquierdista, Partido de la Revolución Democrática (PRD), Andrés Manuel López Obrador (quien había encabezado las urnas por varios años), derrotado, según muchos, fraudulentamente, por el candidato del partido de extrema derecha Partido de Acción Nacional (PAN), Felipe Calderón. Unos meses antes, ese mismo año, la terrible violencia patrocinada por el gobierno en otras partes del país –a finales de abril, la sangrienta represión contra los mineros en huelga en Lázaro Cárdenas, Michoacán, y de manera similar a principios de mayo, la violencia desplegada contra los vendedores del mercado y sus simpatizantes en Salvador Atenco, un pueblo justo al noreste de la Ciudad de México– había galvanizado la atención nacional a lo que algunos consideraron como la intensificación del despliegue de impunidad autoritaria.

Recientemente han surgido análisis del movimiento que narran la crónica y evolución del movimiento de la APPO y que consideran sus causas, su contexto, y su significación política más amplia (Martínez Vásquez, 2007; Osorno, 2007; Yope Potencia, 2007; Recondo, 2007, Rénique, 2007; Roman y Velasco Arregui, 2008; Gómez Carpentiero, 2008; Zires, 2008a y 2008b; Beaucage, 2007).4 Sin embargo, éstos

3 La bien conocida incidencia previa del surgimiento popular en la ciudad ocurrió durante el gobierno de Manuel Zárate Aquino (1974-1977), cuando en 1975 surgió un movimiento estudiantil que se convirtió en una coalición popular y anti-Estado, exigiendo la destitución del gobernador; como en el caso de la APPO, el movimiento de 1975 experimentó una severa represión por parte del gobierno federal y estatal (Yescas Martínez, 2007: 108).4 Aparte de narraciones y evaluaciones de la APPO en fuentes mediáticas como La Jornada y Noticias, análisis más académicos del movimiento dentro del panorama más amplio de la dinámica política estatal y federal se encuentran en Nahmad, 2007; Recondo, 2007; Zires, 2007; Roman y Velasco Arregui, 2008; Beaucage, 2008; y, especialmente, en Martínez Vásquez, 2007. Véanse también los ensayos en un volumen especial de Socialism and Democracy editado por Rénique, 2007, y el libro por el periodista Diego Enrique Osorno (2007). Véanse también la colección de ensayos dedicado al movimiento de la APPO en Cuadernos del Sur, año 12, Núm. 24-25, 2007, y la revista jesuita Christus (January-February 2008).

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han hecho escaso reconocimiento o explicación del papel del clero progresista y de los católicos, ya sea en la formación de la APPO o en la naturaleza de su contribución a los acontecimientos y actividades que marcaron su aparición en el escenario político de Oaxaca.5 Tal vez esto se debe en parte a la tradicional tendencia de la izquierda política, especialmente en México (posrevolucionario, jacobino), a marginar a la religión –en su forma institucional o popular– o a sospechar de sus agentes o representantes.

Independientemente de las causas, se trata de una omisión problemática que pasa por alto el importante papel desempeñado por las creencias y símbolos religiosos populares y (católicos), y por los actores sociales motivados por su fe en la movilización de la APPO y en la formulación de la identidad del movimiento. Del mismo modo se ha pasado por alto la importancia de la religión como destacado ingrediente en el imaginario político oaxaqueño y como mediador decisivo del cambio social y político en el México contemporáneo.

En 1994 en Chiapas, el estado más al sur de México, los esfuerzos de la movilización progresiva católica, fomentados por el entonces obispo Samuel Ruiz, según se consideró popularmente, estuvieron detrás de la sublevación popular que acogió ese año, cambiando irrevocablemente el panorama político de México (véase, por ej., Womack, 1998). A pesar de la impresión de que el catolicismo progresista no ha reaparecido como una prominente fuerza política subalterna en México, al menos desde la rebelión zapatista, el fervor y consistencia de la participación de los católicos progresistas en el movimiento de la APPO apuntan una historia muy diferente.

El objetivo de este trabajo es examinar la relación entre religiosidad y fomento de una conciencia política dentro del movimiento de la APPO. Este tema se basa en mi propia observación de que lejos de ser una presencia periférica en el movimiento, tanto laicos católicos como un sector del clérigo, inspirados por una particular visión liberacionista de

5 Una excepción es Martínez Vásquez (2007: 51).

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su fe, desempeñaron un papel clave en la movilización de la APPO y en la participación en una amplia gama de eventos y actividades de protesta. De hecho, en muchos sentidos el movimiento fue lugar de prueba de la eficacia de la movilización liberacionista que se había iniciado décadas atrás en Oaxaca, pero que –al menos a juzgar por las apariencias superficiales– se desvaneció posteriormente. ¿Cómo fue que el sector progresista de la Iglesia, que parecía relativamente estático o ausente en la escena política, se convirtió de pronto en una fuerza de lucha en la movilización contra el Estado? ¿Por qué y cómo se involucraron otros católicos laicos pero concientizados en el movimiento?

Así pues, el debate pone en relieve la contribución substantiva y significativa de los católicos progresivistas en la revitalización de la sociedad civil oaxaqueña y mexicana. Al mismo tiempo, también se señala la importancia duradera de la religiosidad popular, en un sentido más amplio, como un recurso fundamental utilizado por oaxaqueños y otros en la producción de un sentido oposicional de localidad –una arraigada identidad multidimensional y fuertemente politizada, que se ha vuelto especialmente importante dentro la actual transformación de la geografía política neoliberal–. Por “religión popular” entonces me refiero a esa reserva de prácticas y creencias sagradas que, a pesar de tener cierta superposición con la Iglesia institucional (incluyendo el Catolicismo liberacionista), es un lugar de producción creativa y cultural ampliamente autónomo y materialmente arraigado, que es utilizado por la gente para interpretar y dar sentido a sus circunstancias y, en algunos casos, para inspirarlos a trabajar a cambiar dichas circunstancias. Así, en la APPO y en otros movimientos de oposición popular de México, vemos los discursos hegemónicos de poder ser desafiados de manera significativa por medio de una variedad de formatos y modismos locales, incluyendo la religión.

Por último, el ensayo también destaca la vulnerable situación política del Catolicismo progresivista en el actual contexto mundial y translocal de alineamientos de poder, una situación que ha visto la institución de la Iglesia Católica Romana en colusión con las altas filas de la jerarquía eclesial mexicana (o sea, la Conferencia Episcopal Mexicana o CEM),

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interesados en afianzar más profundamente la imperante ideología actual del Vaticano, su autoridad, y su línea central de poder que se extiende desde Roma hasta localidades católicas tales como Oaxaca.

Este trabajo se basa principalmente en breves periodos de trabajo de campo en la ciudad de Oaxaca (que van desde una semana hasta un mes) en 2006 y 2007, y diez meses de una investigación constante en el estado de Oaxaca en 2007-2008. Durante estos periodos, observé eventos y marchas de la APPO, asistí al Foro Nacional sobre Democracia y Gobernabilidad organizado por la APPO (agosto 15-16, 2006), participé en eventos convocados por la Iglesia en donde se incluyeron discusiones sobre la APPO, leí periódicos locales y nacionales y grafiti, y conduje discusiones y entrevistas formales e informales con una variedad de residentes de la ciudad de Oaxaca (mexicanos y extranjeros), así como periodistas, académicos, miembros laicos de las CEBs y representantes de la Iglesia Católica, y otros participantes y seguidores activos del movimiento.

Antecedentes: La iglesia católica y la movilización popular en OaxacaComparado con el resto de México, el estado de Oaxaca es renombrado como baluarte de un fuerte tradicionalismo y conservadurismo cultural. Tanto la ciudad como el estado se caracterizan con frecuencia por ser espacios de pronunciado tradicionalismo cultural, pobreza, y por contar con un gran número de habitantes de origen indígena (Norget, 2006). Las altas tasas declaradas de afiliación religiosa de Oaxaca son comúnmente consideradas como índice de este tradicionalismo, especialmente evidente en el profundo resguardo del culto a los santos y de la religión consuetudinaria (Barabas, 2006).6 En zonas rurales, el culto a los santos y la estructura civil-religiosa que lo sustenta, se entrelaza con la identidad

6 Después de Chiapas, Oaxaca tiene la población más grande de no-católicos, o aproximadamente 10 por ciento de la población total (Daniela Pastrana, “Religión y pueblos indios: de la intolerancia a la convivencia”, La Jornada, 8 abril 2001).

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católica, a pesar de que esta identidad es ampliamente independiente de la institución de la Iglesia Católica y de sus representantes. Con todo, en Oaxaca en los años setenta, la aparición de un sector “progresivista” de la Iglesia de la teología de liberación alteró para siempre la relación entre cierto clero y las comunidades –rurales y urbanas– en las que sirvió. Así como también cambió en muchos oaxaqueños el sentido de sí mismos como católicos; de ser miembros de la Iglesia relativamente apolíticos se transformaron en actores impulsados por una fe que les exigió su intervención y participación en causas sociales y políticas.

En Oaxaca y en otras partes del sur de Mexico –inspirados por la apertura de la Iglesia Católica que surgió del Concilio Vaticano II y Medellín, y por las llamadas concomitantes por un mayor compromiso social con los pobres y oprimidos– un ala de la liberación teológica de la Iglesia Católica en Oaxaca, con su programa de la Pastoral Indígena, llegó a asumir el manto de la causa indígena, defendiendo a las comunidades indígenas de toda fuerza percibida como amenaza, incluyendo el Estado. Es así que monjas y clérigos progresistas organizaron centros de derechos humanos, cooperativas de producción (por ej., de café, de jamaica), y ofrecieron con regularidad en sus parroquias talleres sobre temas como los derechos de los indígenas, el sistema electoral, y la medicina tradicional. Para finales de 1972, el Centro Eclesial Diocesano de Pastoral Indígena de Oaxaca (CEDIPIO) se estableció en la ciudad de Oaxaca, convirtiéndose en el órgano de dirección de las diversas dimensiones de todos los aspectos del programa social, cultural, holístico, e “integral” de la pastoral indígena.

La teología de liberación se mantuvo sana y viva en Oaxaca por más de dos décadas. Aparte del CEDIPIO, esencial para su ímpetu fue la existencia por muchos años de un consistente equipo de dedicados obispos en el sureste, Samuel Ruiz en la diócesis de San Cristóbal, y Bartolomé Carrasco y Arturo Lona en las dos diócesis oaxaqueñas (véase Muro González, 1994). Además, un seminario progresista regional, el SERESURE, en Tehuacán, Puebla, produjo generaciones de clérigos entrenados en los principios de la praxis de la pastoral liberacionista.

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Desde el finales de la década de los setenta, la Iglesia Católica Mexicana a nivel nacional vio un cambio gradual en su cultura política interna. En parte, esto se debió a una creciente reacción contra la teología de la liberación dentro de la Iglesia institucional en un sentido más general y a un fortalecimiento de la posición constitucional de la Iglesia Mexicana en su relación con el Estado.7 El resultado fue que la Iglesia oaxaqueña poco a poco dejó de ser un espacio sancionado para movilización o protesta. Como ejemplos claros de este cambio, están el cierre del SERESURE en 1990, seguido por el reemplazo de Carrasco por el obispo conservador Héctor González en 1992, lo que diluyó enormemente el tono liberacionista que prevalecía en la Diócesis de Oaxaca.8 La situación dejó dividida a la diócesis durante la mayor parte de la década de los noventa dado que en repetidas ocasiones, las acciones y declaraciones públicas de González, que claramente armonizaban con la línea dominante y conservadora de la CEM, provocaron la ira del clero de Oaxaca. Él también cerró los centros de misión, dirigidos por monjas, que había sido tan cruciales para la realización del programa de la pastoral indígena en las comunidades indígenas. González mandó sustituir también al coordinador del CEDIPIO, y redujo drásticamente la expansión del trabajo del área de “cultura” del centro (Norget, 2004). La era poscarrasquista también fue marcada por el marchitamiento de las CEBs (Comunidades Eclesiales de Base), que los progresistas habían impulsado especialmente en zonas urbanas. En efecto, la orientación indígena y rural del enfoque de la pastoral de la diócesis fue reemplazada abruptamente por una centrada en una política urbana y, en virtud de González, una centrada en la Renovación Carismática –un

7 Me refiero a las enmiendas iniciadas por Carlos Salinas en 1992 a cinco artículos de la Constitución (3, 4, 24, 27 y 130): con estas reformas se reconoció el estatus jurídico de la Iglesia y se le otorgó un papel más amplio en la educación; también dio al clérigo el derecho de votar, legalizó la presencia de sacerdotes extranjeros en el país, y permitió a las entidades religiosas utilizar los medios masivos de comunicación para promover sus puntos de vista.8 En Oaxaca, esto estableció que la Diócesis de Tehuantepec en la región del Istmo, dirigida desde 1971 por el reconocido obispo liberacionista Lona, ya chocaba con la orientación pastoral de la Arquidiócesis encabezada por el teólogo y obispo conservador González. (En 1998, la CEM mandó a Tehuantepec a un coadjutor conservador, Felipe Padilla, para remplazar a Lona dos años más tarde). Véase también Esparza (2001) y Marroquín (2007) para más sobre la Iglesia institucional en Oaxaca.

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movimiento que se asemeja al cristianismo Pentecostal en su énfasis en una relación personal con Jesús, en su estilo preformativo, y en su evidente perspectiva apolítica.

Sin embargo, a pesar del contragolpe hacia el sector eclesial progresista, un sector del clero diocesano de Oaxaca permaneció –y aún permanece– acérrimo partidario de una versión diferente de la pastoral católica, una que ve la transformación de las fuentes de injusticia y desigualdad en arenas globales y oaxaqueñas como parte de la realización del Reino de Dios en la Tierra. Además, los esfuerzos del clero progresista se encontraron un terreno de lucha más revigorizado y politizado a raíz de la aparición del EZLN en 1994 y de la expansión de la organización popular que surgió a su paso. Por lo tanto, no fue sorprendente que durante el movimiento de la APPO en 2006-2007, ciertos clérigos progresistas y laicos católicos vieran en la respuesta a la magnitud de la represión del gobierno una lucha que les obligó a tomar acción.

Las actividades del clero y los católicos concientizados fueron diversas: mientras algunos se metieron en el grueso de la actividad de protesta, participando en marchas, en barricadas, y en violentos enfrentamientos con las fuerzas del Estado (los cuales a veces experimentaron represión directa y aguda), otros se enfocaron en actividades comparativamente menos confrontacionales, como entrevistas con los medios o la distribución de comida a manifestantes. En efecto, lo que todos compartían era una visión teológica en la cual la política y la religión estaban firmemente entrelazadas. El catolicismo liberacionista se enfoca en las experiencias de sufrimiento y marginalización entre los pobres, urbanos y rurales; y ofrece un marco interpretativo, lo que se puede nombrar “la teología moral del sufrimiento” (Moksnes, 2005), en la cual se da un significado nuevo a estas experiencias. La visión del católico de sí mismo como actor político se desarrolla junto con una ideología de justicia y cambio. Así, en el caso del movimiento de 2006, una narrativa liberacionista de sufrimiento y represión local se vinculó con un discurso nacional e incluso global de injusticia política.

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El lugar en donde esta visión católica progresista se superpone con religiosidad popular corresponde a un espacio ambivalente en el que esta praxis y teología “radical” se alimentan de la fuerza y la omnipresencia de la fe popular –una fe que rodea interpretaciones y prácticas sagradas profundamente arraigadas en la cultura indígena tradicional (véase, por ej., Barabas, 1977, 2006)– al tiempo que hace más explícito el potencial político de la fe popular. A través de prácticas como las peregrinaciones a los santuarios y a otros lugares de seres sagrados alojados en el paisaje, la sagrada actuación popular indígena traza las líneas de historias e identidades individuales y colectivas al tiempo que reitera los principios de reciprocidad y sacrificio –el núcleo de una “moral ecológica” (Varese, 1996)– que están profundamente materializados. Tal como la larga historia de la resistencia indígena en Oaxaca (y en toda América Latina) lo demuestra, fenómenos como las apariciones de santos y movimientos milenaristas tienden a surgir siempre que el balance de esta ecología moral se ve trastornado o desafiado (véanse Varese, 1996: 60; Barabas, 2006: 200). Las imágenes religiosas y las prácticas populares que surgieron de la APPO ilustran el impulso milenarista latente en la religiosidad popular en Oaxaca (y en otros países de América Latina), en el caso de la APPO, expresiones populares sagradas entremezcladas con sentidos católicos liberacionistas de justicia social dentro de un marco claramente oposicional de libre determinación, autenticidad y arraigo moral.

El Catolicismo Progresista y la APPOEl foco de gran parte de la movilización relacionada con la APPO, efectuada por aquellos que utilizaron su identidad católica explícitamente como base de su activismo, fueron las autodenominadas CEBs (Comunidades Eclesiales de Base) las cuales habían sido creadas en los años 70 y 80 por sacerdotes liberacionistas. Durante los diversos eventos en el desarrollo de la APPO en el 2006, las CEBs en cinco parroquias de la ciudad en comunidades cercanas revivieron y proveyeron la forma

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organizacional para los laicos católicos que entraron directamente en la lucha. Esta inserción de las CEBs y otros laicos católicos que se unieron a ellas fue la culminación de dos décadas de organización y movilización;9 esto apunta a la importancia de no pasar por alto el papel de los últimos procesos de concientización en la configuración del sentido de sí mismo del pueblo como actor político (Guzmán y Martin, 1997). Las CEBs, con una red y estructura interna ya hechas, ofrecieron un vínculo solidario para otras personas que vinieron desde afuera a juntarse con el movimiento.

El clero progresista y los laicos activistas fueron piezas clave en el proceso de imbuir al movimiento de la APPO, a sus participantes, y a sus diversas actividades, como esencialmente morales. Este sentido de moralidad, surgiendo de la teología liberacionista, comprendió un sentido fundamental, conjunto y popular, de propiedad y justicia, que a menudo contrastó con el sentido de moral y buen comportamiento tal como lo define la clase alta oaxaqueña o incluso por sectores de la Iglesia Católica institucional. En esta visión social alternativa, se enfatizó una noción de la comunidad local, auténtica y éticamente responsable, como contraste a la mentalidad individualista, orientada a dar prioridad al “orden”, a las instituciones y a los grandes negocios, que había reinado Ulises Ruiz. Así, este discurso ético expuso la naturaleza ilusoria y la decadencia moral de los cimientos del gobierno de Ulises Ruiz, desde sus inicios con una elecciones bajo sospecha de fraudulentas, hasta su criminalización permanente para la oposición social y la “lucha social” en la ciudad, en particular, y el estado, en general.10

De esta manera la revuelta popular que estalló en Oaxaca en el año 2006 se construyó sobre la idea de comunidad y colectivismo que

9 Entrevista con Marcos Leyva, 15 marzo 2008.10 Durante los primeros años del gobierno de Ulises Ruiz, los encarcelados incluían miembros del CIPO (Consejo Indígena Popular de Oaxaca), la Coordinadora Oaxaqueña Magonista Popular Antineoliberal (COMPA), el Comité de Defensa de los Derechos del Pueblo (CODEP), y el movimiento Ciudadano Juquileño (MCJ). El gobernador aun intentó detener a Gabino Cué, su oponente político en las elecciones gubernamentales. A lo largo de 2006 otros líderes y trabajadores de derechos humanos salieron de Oaxaca, algunos todavía están exilados en los Estados Unidos o en Canadá.

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desafiaba el asalto a la comunidad urbana popular representado por las violentas medidas represoras desatadas por el gobierno en junio del 2006. En parte, la violencia promovida por el gobierno era vista por muchos oaxaqueños como una agresión a todos los oaxaqueños, ya que muchos de los maestros venían de comunidades rurales indígenas. El conflicto que siguió entre el gobierno y la APPO afectó muchas esferas y dimensiones de la vida de la ciudad.

El movimiento de la APPO puede ser visto en parte como una lucha por el poder de definir la significación de los espacios públicos con respecto a los espacios privados en la ciudad de Oaxaca. En efecto, Ulises Ruiz Ortiz (URO) fue considerado como uno de los peores perpetradores de un proceso –una nuevo política de espacio (Low, 2001; Rodgers, 2004) y visión ideológica (neoliberal) de la ciudad– que ha venido aconteciendo a través de los sucesivos regímenes de la historia reciente: la progresiva privatización y comercialización de lo que había sido hasta entonces del dominio público y cívico. Como respuesta a esta erosión del espacio público, el resentimiento popular se ha ido acumulando, en particular desde la decisión del gobernador de convertir el Palacio de Gobierno en la ciudad en un museo, desplazando así, la sede de gobierno a los municipios de las afueras de la ciudad. Por ese entonces, URO remodeló (“modernizó”, en sus propias palabras) el zócalo de la ciudad que durante siglos ha sido el corazón de la vida pública y social de los oaxaqueños de toda las clases sociales (véase, por ej., Arellanes Meixueiro, 2007). Durante el movimiento del 2006, la APPO reclamó el zócalo de manera efectiva y, de hecho, el centro de la ciudad como propio, con base en la ocupación iniciada por los maestros semanas antes. El zócalo se convirtió en centro de operaciones, el sitio de la peor confrontación contra el estado y la policía y, con el kiosko cubierto de tablas de madera (que antes del 14 de junio era el hogar temporal de Radio Plantón) convertido en un núcleo de diseminación e intercambio de información.

Parecía adecuado entonces que el zócalo fuera además el centro de actividad progresista. Algunos miembros de las CEBs, al enterarse

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de la violencia del 14 de junio organizada por el Estado, viajaron de inmediato al centro de la ciudad cargados de alimentos y provisiones para los heridos. En ciertos templos céntricos –La Merced, Siete Príncipes, en la Iglesia de la Compañía (de los jesuitas)–, se organizaron en brigadas y repartían agua a los activistas. La Compañía se transformó rápidamente en una especie de centro de abastos, se estableció también una “cocina popular”, desde donde, en turnos rotativos, miembros de las CEBs proveyeron de alimento día y noche a los participantes en el movimiento, nutriendo así el cuerpo comunal de manifestantes.11 Después de alrededor de una semana, la Cocina se trasladó al zócalo mismo, desplegando pancartas con lemas liberacionistas provenientes de reuniones del CELAM de Puebla y Medellín, y de Bartolomé Carrasco (en el plantón popular había una pancarta que decía: “Bartolomé Carrasco, te extrañamos”, reflejando así el estatus icónico del arzobispo emérito en Oaxaca). La Cocina duró hasta que fue tomado el zócalo por la PFP.12 Desde allí, la Cocina dio de comer no sólo a los manifestantes en el zócalo sino también envió voluntarios a llevar comida y víveres a muchos otros campamentos por todas partes de la ciudad.

Miembros de la CEB también respondieron a otras necesidades relacionadas al mantenimiento del movimiento. Los edificios adyacentes a la Iglesia de los Siete Príncipes se convirtieron en un Centro de Primeros Auxilios que un grupo de miembros de las CEBs estableció a finales de octubre de 2006, anticipando la llegada de la Policía Federal Preventiva. Por casi de un mes, a falta de atención prestada por las instituciones públicas de salud oficiales (la Cruz Roja, el IMSS, el ISSSTE) el Centro atendió a los participantes de la APPO que resultaron heridos. Allí, pese a los obstáculos del párroco local, que se oponía fuertemente a sus actividades, médicos y enfermeras se

11 Según estimó el padre José Rentería, la Cocina Popular diariamente dio de comer a 4,000 personas (Blanche Petrich, “El ambiente de violencia en Oaxaca amenaza ya a un sector de la Iglesia”, La Jornada, 15 noviembre 2006).12 Blanche Petrich, “El ambiente de violencia en Oaxaca amenaza ya a un sector de la Iglesia”, La Jornada, 15 noviembre 2006. Bartolomé Carrasco falleció en 1997.

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ofrecieron como voluntarios a atender a los heridos. Los suministros –víveres, medicamentos, alimentos– fueron donados por personas de toda la ciudad.13

Así pues, en el campamento de la APPO en el zócalo, en las megamarchas, y en otras actividades de protesta durante el movimiento (por ej. en visitas a los miembros de la APPO encarcelados [algunos de ellos miembros fieles de las CEBs]),14 los católicos liberacionistas fueron una presencia que si no fue tan grande en términos numéricos, sí fue muy importante. Algunas veces eran acompañados por un sacerdote u otro representante de la Iglesia institucional, pero no siempre. Así mismo, ellos estuvieron entre los participantes más involucrados en otro importante símbolo de la APPO en su rebelión contra el Estado, y en la extensión de su dominio del control popular: las barricadas.

Mientras que en los medios “regulares” de comunicación las barricadas fueron representadas como lugares de vándalos y maleantes radicales, para los participantes de la APPO estos sitios fueron particularmente espacios morales, donde, como un joven miembro de las CEBs me dijo, “las diferencias entre hombres y mujeres, viejos y jóvenes, de clase media y pobres, desaparecieron y todos se reunían en una cultura de tolerancia y respeto”. El joven, quien participó en una de las más grandes barricadas de la ciudad, explicó: “[l]a meta de deshacerse de URO nos unificó a todos; había una solidaridad como nunca se había visto antes”.15 Así, en el espacio liminal de las barricadas, incluso niños de la calle y miembros jóvenes de pandillas (chavos banda), quienes regularmente están entre los residentes urbanos más marginales, encontraron posiciones de liderazgo y valía (Osorno, 2007). De esta manera, los APPistas se confeccionaron a sí mismos como los actores morales de este inestable escenario, al impedir la fácil circulación de los maléficos “escuadrones de la muerte” (caravanas de muerte) –o

13 Entrevista con B.I., miembro de CEB, marzo 2008.14 Miembros de las CEBs también buscaron fondos para familias de los presos políticos para ayudarles con su renta o alimento (entrevista con padre CD, Oaxaca, 12 diciembre 2008).15 Entrevista con B.I., miembro de CEB, marzo 2008.

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sea, los paramilitares contratados por el Estado–. Así, las barricadas, montadas de nuevo cada noche y desmanteladas cada mañana eran oasis temporales para el ideal de comunidad popular, promoviendo y encarnando valores de autosacrificio y colectivismo que son también creados, en ocasiones, durante rituales religiosos (Norget, 2006). Con su cultura política popular las barricadas pueden ser vistas como “contra-lugares” (Best y Strüver, 2009), parte de un código espacial alternativo, o una geografía reflejo de relaciones de clase y género en Oaxaca que había sido secuestrada por un gobierno aparentemente comprometido en reasignar la significación de la ciudad como un espacio que ya no pertenecía a todos sus residentes.

Los enfrentamientos entre el Estado y la APPO se desplegaron no sólo en dimensiones espaciales. También las noticias en los medios de comunicación se transformaron en un campo de batalla de palabras, imágenes y signos opuestos (Lache, 2008). En este contexto, el control de las fuentes de los medios de comunicación se convirtió en otro importante sitio de poder autónomo. Mientras que los medios de comunicación controlados por el gobierno (por ej., la infame Radio Ciudadana o incluso Televisa o TVAzteca) pintaron muy a menudo a los APPistas como vándalos, “radicales”, “anarquistas” y “guerrilleros urbanos”, las estaciones de radio ocupadas por la APPO y la creación de estaciones independientes desempeñaron un papel importante en la coordinación del movimiento y difusión de información.16 Así pues, como dice Juan Martínez, “la radio se convirtió en el motor del movimiento: espacio de difusión, catarsis, adoctrinamiento y organización...” (Juan Martínez, 2007: 89). También las estaciones de radio ‘rebeldes’ difundían programación alternativa. Una de estas estaciones, Radio La Ley fue dirigida por una larga temporada de manera efectiva por los miembros de la CEB de una parroquia; se

16 Véase, por ejemplo, el documentario, Un Poco de Tanta Verdad, por Corrugated Films. Véase también Zires 2008a, 2008b. Cuando Radio Plantón fue destruido por policías el 14 de junio, estudiantes de la UABJO se apropiaron de la estación de Radio Universidad y se la dieron a los manifestantes de la APPO. Adoptando el nombre Radio de la Verdad o Radio APPO, se convirtió esta estación en una de las voces más consistentes en el movimiento.

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discutían ahí tradiciones indígenas, por ejemplo, las costumbres del Día de Muertos, o medicina indígena.17 A veces incluso se rezaba en la radio, una práctica a la cual, según un miembro de una CEB, el obispo se opuso firmemente.18

La Espiritualidad “Indígena”-Popular y la APPOEl contenido de estos programas de radio también apunta a otro destacado aspecto del movimiento, a saber, la orientación “indígena” –en un sentido genérico– de la identidad de la APPO y la de gran parte de sus actividades de protesta. Lo significativo de la APPO fue su carácter plural, principalmente urbano, y al menos en sus principios no rural (Norget, 2009). Y aun así, sus prácticas de identidad demostraron una fuerte orientación hacia la cultura indígena rural. Como parte de este ambiente y cultura –concertadamente alternativos– en las barricadas y en el Plantón fueron, por ejemplo, los valores y prácticas derivados de las tradiciones culturales indígenas al fundarse la singular cultura mexicana, popular, urbana, e “híbrida” de Oaxaca (Norget, 2006; véase también Gómez Carpentiero, 2008).

Por ejemplo, un sacerdote católico, que se identifica él mismo como indígena (mixteco), incluso realizó periódicamente ceremonias de purificación “indígena” (como él les llama) en el plantón o campamento de la APPO en el zócalo –actividades por las que fue reprendido por el obispo más tarde–. Como otros claros elementos indígenas (la presencia de saludos en zapoteco, mixteco, y luego castellano, y oraciones con incienso en las cuatro direcciones en algunas reuniones grandes de la APPO,19 el cambio del nombre del movimiento de la Asamblea del

17 Como respuesta a la apropiación de las fuerzas mediáticas por la APPO, una estación explícitamente anti-APPO transmitía de una ubicación desconocida: Radio Ciudadana. La estación de radio diseminó información incorrecta, y hablaba de personas para quienes supuestamente existían órdenes de aprehensión, incluso sacerdotes. Esto era parte de una campaña de guerra sucia contra la APPO para legitimar el uso de violencia contra el movimiento.18 Entrevista con Z.T., miembro de CEB, Oaxaca de Juárez, marzo 2009.19 El Foro Nacional de Democracia y Gobernabilidad en agosto 2006; la Iniciativa Ciudadana de Diálogo para la Paz, la Justicia y la Democracia en octubre de 2006, el Foro de los Pueblos Indígenas de Oaxaca a fin de noviembre de 2006.

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Pueblo Oaxaqueño a Asamblea de los Pueblos oaxaqueños,20 etc.), estas prácticas formaron parte de la afirmación desafiante de lo local en el discurso en las prácticas de la APPO y en el arraigamiento de las poblaciones locales y el pueblo oaxaqueño movilizado (Norget, 2009). Al igual que con Pachamama, la absoluta divinidad andina “Tierra Madre” –quien, como Canessa describe, era comúnmente invocada por los manifestantes durante la Guerra del Agua en Bolivia (2006: 248)–, una “espiritualidad indígena” genérica es utilizada aquí tanto para demarcar una comunidad moral (los manifestantes de la APPO) como para diferenciar a los manifestantes de los valores y la moral totalmente diferentes de aquellos a quienes se oponen. Así, mientras los participantes de la APPO estaban ocupados en la promulgación de un pronunciado y moral repertorio de protesta “indígena-popular”, los que habían perdido de vista “lo local” fueron los políticos chuecos como Ulises Ruiz, cuyas políticas corruptas para servir a sus propios intereses estaban desgarrando el tejido moral de la comunidad (Norget, 2009).

Desempeñando también un papel en el arraigamiento gráfico local del movimiento fueron un par de distintivas imágenes populares sagradas. Entre las llamativas imágenes y grafiti del movimiento estaba la de la Virgen de la Barricadas, cuyo altar original se había realizado en Cinco Señores, una de las más conocidas barricadas de la ciudad. La Virgen, junto con el Santo Niño APPO, son ejemplos del resurgimiento del espíritu sagrado popular, motivador e inspirador del movimiento de la APPO. La imagen del Niño APPO –con casco, palicate amarrado a la cara, resortera en mano y una bazuca en la espalda– apareció, al parecer, durante la novena megamarcha en noviembre del 2006, y luego en otra marcha en julio de 2007.21 Además, a principios de diciembre del 2006 cuando la PFP ya había entrado en la ciudad, un nacimiento popular

20 Este cambio sugería la centralidad de la pluralidad “étnica” (o sea, indígena) en la base del movimiento. (También reconoció de hecho que la mayoría de los 70,000 miembros del SNTE son originarios de comunidades indígenas, aun si no se consideraban “indígenas”.)21 Octavio Vélez Ascencio, “Surge el Santo Niño APPO; le piden apoyar salida de Ruiz”, 5 febrero 2007.

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navideño fue construido en una capilla periférica –una representación del pesebre con el Niño Jesús rodeado de tanques y barricadas.

¿Cuál es la significación de estas imágenes y expresiones de la religiosidad popular? Se debería enfatizar que estos símbolos fueron expresiones espontáneas que no fueron iniciadas por miembros de las CEBs o incluso por el clero liberacionista de la iglesia –aunque cuando en posteriores entrevistas todos expresaron su firme aprobación por ellas–. Estas expresiones reflejaron, en parte, la manera de unos oaxaqueños de imbuir de una específica significación local a lo que estaba ocurriendo. Tal simbolismo religioso sirvió entonces para arraigar el movimiento no sólo como exclusivamente indígena sino también como auténticamente oaxaqueño, y lo ubicó dentro de una cultura de oposición y, más importante aún, una cultura ética más amplia. A su extremo local, esta oposición era contra el gobierno de Ulises Ruiz, a su extremo más global, al neoliberalismo y capitalismo empresarial. Éstas también fueron declaraciones provocativas de la ontología moral del movimiento de la APPO: contrario a la afirmación de Ulises Ruiz que “El único que quita y pone gobernadores es Dios”,22 de hecho aun Dios estuvo del lado de la APPO, no del gobierno ni de las otras élites que, recalcando la supuesta anarquía, el desorden y la naturaleza “sucia” de los manifestantes, exigieron su detención.

De esta manera, la religión popular se fusionó con el Catolicismo liberacionista para formar un discurso potente que impregnó el imaginario político (Zires, 2006) del movimiento de la APPO. La aparición de estas imágenes sagradas populares muestra semejanzas con el “discurso del milagro”, identificado por Zires (2006) como síntoma emergente de “un esquema de intercambio ancestral entre las fuerzas sobrenaturales y el hombre” en la manifestación popular del movimiento de Atenco. Sin embargo, en el caso oaxaqueño, las imágenes religiosas no representan exactamente una petición, sino más bien una declaración; son una afirmación política, que existe fuera del ámbito estricto del

22 Octavio Vélez Ascencio, “Sólo Dios quita y pone gobernadores: Ulises Ruiz”, Noticias, 18 noviembre 2006.

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Catolicismo progresista. Como un sacerdote oaxaqueño me explicó: “La experiencia religiosa en el movimiento va más allá de las CEBs –la de las CEBs es una muy estructurada, muy salida del Concilio [Vaticano II], de Medellín, de Puebla, de todo esto–. Pero hay otra injerencia religiosa que es espontánea, que sale sin estructura… como una manera de defenderse y estar presente”.23 El lenguaje popular de la comunidad (sagrada), que era la referencia de muchos de los participantes en el movimiento para entender los eventos relacionados con la APPO, tiene sus orígenes en la cultura indígena tradicional. La presencia de católicos progresistas celebrando la Iglesia Popular liberacionista, que también confirma este modelo organizacional y normativo, ha actuado como punto de tensión dentro del movimiento mismo, entre aquellos que se identifican con el marco progresista y aquellos que, siempre desconfiados de cualquier institución, prefieren distanciarse de la Iglesia.24

A pesar de estas sospechas, no puede ser ignorado el prominente papel que grupos relacionados con la Iglesia tuvieron en la organización de varias reuniones públicas y coloquios que ocurrieron durante los peores meses del conflicto 2006-2007. Estos eventos, atendidos por una gran variedad de participantes de la APPO y simpatizantes de los sectores intelectuales y artísticos, oaxaqueños y nacionales (incluyendo académicos, periodistas, pintores, líderes indígenas) se centraron en imaginar y construir en Oaxaca una filosofía de gobierno diferente y con una relación entre ciudadanos y Estado fundamentalmente transformada. Todo ello refleja la permanente importancia de un sector de la Iglesia Católica Oaxaqueña como promotor de la sociedad civil.

La postura de la APPO de ardiente oposición política del sector eclesial progresista aún continúa. Por ejemplo, un evento al que asistí en una localidad fuera de la ciudad de Oaxaca a principios de febrero de 2008 y a la que asistieron miembros de las CEBs, clero y monjas, incluyó un considerable debate sobre la APPO, y los participantes (una mezcla

23 Entrevista con padre K.S., Oaxaca, 12 diciembre 2008.24 Entrevista con Marcos Leyva, 15 marzo 2008.

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de mestizos urbanos oaxaqueños, principalmente, y una minoría de personas de comunidades indígenas) exploraron en talleres temas que iban desde la relación entre “movimientos sociales de liberación” y la fe cristiana, hasta la “teología indígena”, y el cuidado de la “Madre Tierra”. Como lo sugieren los títulos de estos talleres, el objetivo explícito del evento fue “lograr la articulación y el fortalecimiento de nuestro camino pastoral para crear una iglesia con rostro y corazón indígena”. En esta campaña del sector progresista de la Iglesia, la construcción de una “sociedad más justa y digna” sólo es posible por medio del “rescate de los valores de nuestros antepasados” (comunalismo, la importancia de vivir en armonía con la tierra) y las prácticas culturales relacionadas, incluyendo el preciado tequio, la asamblea colectiva, “la medicina tradicional”, y las cooperativas agrícolas –todo esto parte de una cultura de oposición integral y multifacética, de marcado carácter defensivo “indígena” y que se opone al Estado neoliberal.25

“No buscamos ser protagónicos…”: Los conflictos dentro de la IglesiaAunque el movimiento de la APPO dividió a la sociedad oaxaqueña, también expuso crudamente las tensiones y hasta divisiones dentro de la jerarquía eclesiástica católica acerca del papel político adecuado percibido de la Iglesia hacia la sociedad que la engloba. Estas fisuras y tensiones surgen mayormente de la reacción a la teología de la liberación surgida dentro de la Iglesia, a todos sus niveles. Durante el movimiento, estas divergencias se manifestaron en la marcada variabilidad en las acciones –o ausencia de acciones– del clero oaxaqueño.

Las iglesias de la ciudad llegaron a ser sitios clave de las actividades de la APPO, pero no sin cierta contestación por parte del clero conservador. Después de la represión inicial del 14 de junio y cuando

25 También, las CEBs de Oaxaca publicaron un pequeño folleto, Tejiendo la Esperanza (2007), que detalla el surgimiento de la APPO y las crónicas de la represión en sus secuelas.

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otros enfrentamientos violentos entre partidarios de la APPO y la policía obstruyeron las calles de todo el centro, el Arzobispo de Oaxaca, José Luis Chávez Botello, mantuvo sólo dos de las ocho iglesias céntricas abiertas como lugares de refugio (de hecho, otros sacerdotes que habían cerrado sus iglesias fueron más tarde sometidos a insultos por parte de partidarios de la APPO). La “pasividad” aparente del prelado fue amargamente criticada por ciertos miembros del presbiterio.26 Unos días después, en busca de seguridad, lo más visible de la APPO y los maestros amenazados pidieron refugio en una iglesia central de la ciudad (Carmen Alto) el cual les fue concedido por el padre Wilfrido Mayrén, apoderado legal de la Arquidiócesis de Oaxaca.27

Sin embargo, un día después la decisión de Mayrén fue (al menos oficialmente) anulada por el obispo Botello, cediendo a la presión ejercida por figuras de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM). En efecto, en una conferencia de prensa el obispo exigió a ambas partes en el conflicto (como si el caótico movimiento pudiera dividirse claramente en dos bandos) a deponer actitudes de violencia, retomar el diálogo en busca de una solución pacífica y justa.28 Él fue criticado por algunos miembros del público e incluso por sectores del clero por no haberse puesto abiertamente del lado de la APPO, o al menos por no haber censurado explícitamente los violentos actos del gobierno. En cambio, la postura adoptada del obispo sugirió el deseo de permanecer lo más “neutral” posible.29 Por lo tanto, siguió insistiendo en que el gobierno asegurara que hubiera paz, justicia y que todos involucrados en el conflicto trabajaran hacia la “reconciliación”.

Los desencuentros y divisiones que plagaron el sacerdocio durante la movilización apuntan a divisiones políticas dentro de la Iglesia Romana como institución, a escala local y nacional, incluso dentro de la Conferencia Episcopal Mexicano (CEM) misma. Aunque dentro de la Iglesia estas

26 Gabriel León Zaragoza, “Crítica de la pasividad del Arzobispo de Oaxaca”, La Jornada, 18 junio 2006.27 Entrevista con padre L.L., 21 febrero 2008.28 Genaro Altamirano, “Iglesia católica reprueba el uso de la violencia”, El Universal, 19 junio 2006.29 Entrevista con padre K.S., Oaxaca, 12 diciembre 2008.

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divergencias –de motivaciones mayormente teológicas– fueron tratadas a puerta cerrada, estas fracturas se manifestaron públicamente en posicionamientos equívocos en temas y eventos particulares y, más, en el propio papel de la Iglesia en el movimiento mismo. Aunque el obispo Chávez Botello (reflejando la línea institucional) insistió en la imparcialidad, otros clérigos desafiaron la posición oficial y siguieron con sus principios liberacionistas los cuales consideraban les obligaban a servir al pueblo en un momento de crisis y sufrimiento. Por ejemplo, en San Bartolo Coyotepec, una municipalidad ubicada en las afueras de la ciudad, el párroco José Rentería, que había dado refugio a maestros que sufrían agresiones de autoridades, declaró que el deber del clero “fuera más allá de lo asistencial, de lo caritativo. Procuramos que saliera la voz de lo que está sucediendo a nivel internacional, difundir denuncias. No buscamos ser protagónicos, pero sí nos corresponde formar una especie de paraguas que dé cobertura al pueblo”.30

Por lo tanto, la postura “neutral” del obispo no significó que la Iglesia no intentó presentarse como una trascendente, “imparcial”, fuerza moral juiciosa; muchos oaxaqueños, con los que hablé, veían este papel de la Iglesia completamente previsible y apropiado, una reacción que muestra la autoridad moral y social que la Iglesia institucional todavía disfruta en Oaxaca. En un principio, poco después del 14 de junio, una comisión de mediación entre los manifestantes y el gobierno fue nombrada, estaba compuesta por el pintor Francisco Toledo, el obispo emérito de Tehuantepec Arturo Lona, y Chávez Botello.31 Pero después de muchas reuniones, la comisión nunca tuvo éxito, quizás en parte por la falta de control de los diferentes sectores de la APPO, que nunca fue una fuerza integrada con una agenda consolidada y un cuerpo directivo claro, sino más bien “un movimiento de movimientos” –un fenómeno social amorfo, de múltiples facetas y voces emergiendo de una intolerable represión promovida por el gobierno.

30 Blanche Petrich, “El ambiente de violencia en Oaxaca amenaza ya a un sector de la Iglesia”, La Jornada, 15 noviembre 2006.31 A continuación, el obispo nombró al padre Wilfredo Mayrén (“Uvi”) como su representante. Véase Genaro Altamirano y Alberto López Morales, “Preparan maestros de Oaxaca mesas para iniciar diálogo”, El Universal, 25 junio 2006.

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Motivados por su probable frustración con la percibida inacción de la iglesia institucional frente a una situación de violencia que estaba empeorando, a finales de agosto de 2006, 39 presbíteros oaxaqueños escribieron una carta exigiendo la renuncia del gobernador Ulises Ruiz en una comunicación que fue “mal vista” y “desautorizada” por el Presidente de la Conferencia Episcopal Mexicana, José Guadalupe Martín Rábago.32 Después de una reunión de clérigos con miembros de las CEBs y el obispo en septiembre de 2006, se creó una comisión compuesta por varios clérigos y monjas favorables al movimiento y otros representantes de la archidiócesis oaxaqueña para hacer un “seguimiento” del conflicto. Éste fue el primer paso para poner en marcha la Iniciativa Ciudadana de Diálogo para la Paz, la Justicia y la Democracia en Oaxaca), una serie de reuniones públicas dedicadas a resolver el conflicto; el primer encuentro, ocurrido el 9 de octubre, junto a miembros de la APPO y el sindicato de maestros (SNTE), así como académicos, gente de negocios, artistas, indígenas y otros líderes de ONGs, representantes de varias organizaciones civiles, y miembros de la Iglesia, incluyendo al obispo emérito de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz.33

Estos intentos de diálogo sincero y de intervención directa fueron repetidamente contravenidos por decisiones de las altas esferas de la Iglesia Católica. Por ejemplo, en noviembre, durante la ocupación del centro de Oaxaca por la PFP, el obispo negó el refugio y la protección a unos 15 miembros de la dirigencia provisional de la APPO quienes, al temer por sus vidas, habían empezado a pasar la noche en el Centro Diocesano Pastoral. En una conferencia de prensa, el obispo argumentó que no tenía “recursos ni infraestructura para garantizar la seguridad física de las personas, que es responsabilidad del gobierno”34 y enfatizó

32 Blanche Petrich, “El ambiente de violencia en Oaxaca amenaza ya a un sector de la Iglesia”, La Jornada, 15 noviembre 2006.33 Aparte de la Comisión de Seguimiento de la Arquidiócesis, participaron la Comisión Diocesana de Justicia y Paz, Cáritas, Pastoral Penitenciaria, Centro de Orientación del Migrante de Oaxaca, A.C. (Comisión de Migrantes), PROSA, ORAB, las Hermanas del Divino Pastor, Comunidad de Vida Cristiana Montserrat Oaxaca, y la Red Apostólica Ignaciana Oaxaca.34 Enrique Méndez y Octavio Vélez, “Niega la Iglesia asilo a líderes de la APPO; turna solicitud a SG”, La Jornada, 12 noviembre 2006.

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otra vez que la misión específica de la Iglesia no era el campo político o social, sino más bien “el religioso, que tiene como horizonte el Reino de Dios”.35

Mientras que algunos clérigos lograron mantener sus iglesias libres de la “mancha” de la protesta, otros espacios de las iglesias fueron todo menos neutrales. Seguidores de la APPO entraron en las iglesias y, usando las campanas, musicalizaron señales de advertencia, alertando al público sobre el paso de escuadrones paramilitares, o cuando apoyo material se necesitaba en algún lugar de la ciudad; así estas campanas de la iglesia desempeñaron su papel tradicional de llamar a la comunidad a congregarse.36 Varias iglesias recibieron a los manifestantes heridos en los días de violento enfrentamiento a lo largo de todo el movimiento, como el 25 de noviembre, una de las fechas más importantes de la represión (Osorno, 2007: 23). También, como ya se ha mencionado, la Iglesia de los Siete Príncipes fue transformada en una clínica temporal alternativa para manifestantes heridos durante la violencia.

Cabe añadir que al mismo tiempo que espacios religiosos explícitos eran incorporados al flujo de actividades de protesta, el espacio “secular” público era, aunque temporalmente, sacralizado por la actividad ritual de los clérigos pro-APPO. Cada domingo, por ejemplo, a lo largo de varias semanas durante la fase más conflictiva del movimiento, una ‘celebración popular’ presidida por un sacerdote tenía lugar en el plantón del zócalo. Una vez, otro sacerdote condujo una celebración religiosa afuera de la catedral en la marcha que marcó el aniversario del segundo “APPista” en caer, Alejandro Ruiz Hernández, que fue asesinado el 13 de octubre cuando llevaba café con su familia a los que se encontraban en la barricada de su barrio.37 Aunque el obispo Chávez Botello presidió la misa funeraria de José Colmenares (muerto por un disparo mientras acompañaba a su mujer en una de las megamarchas), cuando éste se

35 Pedro Matías, “Niega la Iglesia refugio a dirigentes de la APPO”, Noticias, 12 noviembre 2006. 36 Entrevista con B.I., miembro de CEB, marzo 2008.37 Entrevista con B.G., miembro de CEB, mayo 2008.

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enteró de la celebración en el zócalo reprendió al sacerdote responsable.38 La razón del enfado del obispo no parece haber sido la ceremonia en sí, sino el lugar en donde se realizó, claramente fuera del dominio de la Iglesia, lo cual quizás representaba una mezcla demasiado flagrante de religión y política terrenal.

De esta manera, mientras algunos clérigos, usando su (todavía potente) capital simbólico, intentaron desempeñar el papel de mediadores o trataron de mantenerse más neutrales –o aun se declararon públicamente contra el movimiento–, otros presbíteros y monjas participaban en las megamarchas, repartían folletos para difundir más conciencia del movimiento o, como hicieron en momentos claves durante 2006 y 2007, escribieron cartas exigiendo a Vicente Fox la renuncia de Ulises Ruiz, o el cese a la represión desatado por la llegada a Oaxaca de la PFP.39 Como resultado, los clérigos más públicos en su apoyo a la APPO fueron castigados por la jerarquía de la manera usual: mientras que unos fueron transferidos a otras parroquias, otros sufrieron repetidas reprimendas por sus actividades por parte del obispo u otros miembros de la cúpula eclesial. El debate resalta la delicada posición de sacerdotes que fomentan la idea liberacionista de la Iglesia Popular al mismo tiempo que son representantes de la Iglesia Católica Romana institucional y por tanto sujetos a su disciplina y control. El sector eclesiástico progresista, por tanto, tiene que caminar sobre una fina línea, manteniéndose a flote con el flujo de las circunstancias sobre las que no tiene un control completo. Muchos en el movimiento de 2006 sintieron la necesidad de involucrarse profundamente en lo que fue (y todavía es) un proceso político que, a pesar de toda su violencia y brutalidad, también fue ilusionante, representando una oportunidad

38 Entrevista con Marcos Leyva, 15 marzo 2009.39 A finales de octubre 2006, cuando la Policía Federal Preventiva (PFP) había ocupado Oaxaca con éxito, después de la muerte de tres participantes de la APPO, cuatro sacerdotes de la Diócesis de Oaxaca firmaron una carta dirigida al saliente presidente de México, Vicente Fox, exigiendo “... En nombre de Dios, y en el nombre de este pueblo en sufrimiento, ofendido históricamente por poderes corruptos y autoritarios, pedimos: cese a la represión” (Blanche Petrich, “El ambiente de violencia en Oaxaca amenaza ya a un sector de la Iglesia”, La Jornada, 15 noviembre 2006.)

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para reconfigurar la sociedad civil oaxaqueña y el mapa entero de las relaciones sociales y políticas de la ciudad y el estado.

ConclusiónEl movimiento de la APPO de 2006 fue un parteaguas en muchos sentidos. Mi intención era sugerir en este ensayo la importancia de tomar en serio la significación de la participación de los cleros liberacionistas y los laicos católicos en el movimiento y en la lucha social en su sentido más amplio. Si bien es cierto que no se les puede llamar actores exactamente nuevos, dado que desde los años setenta ya existía en Oaxaca la línea del pastoral indígena y las CEBs, aun así se les considera nuevos actores por haberse insertado de manera directa en la lucha. Me impresionó mucho como una gran parte de los laicos hablaban explícitamente de sí mismos como católicos politizados, católicos cambiados para siempre.

Las CEBs oaxaqueñas aún están activas y trabajando, como me lo explicó una de los miembros, “con más determinación que nunca”.40 Son las CEBs, junto con sacerdotes y monjas parciales a la línea liberacionista, y los muchos grupos civiles laicos que surgieron de la Iglesia durante las décadas de 1970 y 1980 en Oaxaca, que están desempeñando un papel importante también en los foros y en otras reuniones y espacios que se están organizando, donde se habla del proyecto de imaginar una nueva sociedad, una nueva relación o contrato social entre la sociedad –el Pueblo– y el Estado.

En el movimiento se vio también la orientación y potencial político de la religiosidad popular –autónoma y milenaria– que, ahí donde se traslapaba con la teología progresista, alimentó un imaginario y una identidad que rodeó y enardeció la resistencia popular de la APPO. El enfoque en la ecología moral, representando reciprocidad, sacrificio, y la vida comunitaria, sirvió también como modo de localizar el movimiento, una manera de subrayar la naturaleza auténtica, significativa y esencialmente justa de la batalla contra un gobierno maligno e intolerable.

40 Entrevista con Z.A., miembro de CEB, 3 marzo 2009.

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Antinomias y perspectivas del movimiento popularen Oaxaca

Víctor Raúl Martínez Vásquez(IISUABJO)

Observaciones sobre el movimiento popular oaxaqueño

En este ensayo pretendo mostrar la complejidad del movimiento popular oaxaqueño que se mueve alrededor de la identidad colectiva que representa la APPO.

Antes de entrar en materia me interesa destacar varias cosas: En primer lugar, que el movimiento popular oaxaqueño no surgió

de la nada. Existen antecedentes incluso desde la década de 1950 por lo menos. En las décadas de 1970-1980 surgieron y/o se desarrollaron, entre otros, el movimiento magisterial, el movimiento indígena, el movimiento feminista, el movimiento ecologista, las comunidades eclesiales de base, etc.1 Es posible identificar organizaciones que se fundaron desde hace muchos años que han venido trabajando en comunidades, colonias, regiones enteras.2

1 Víctor Raúl Martínez Vásquez, Movimiento Popular y Política en Oaxaca: 1968-1986, México, CONACULTA, 1990. 2 Margarita Dalton, “Los organismos civiles en Oaxaca y el movimiento ciudadano”, en Cuadernos del Sur, revista interinstitucional de ciencias sociales, Núm. 24-25, noviembre del 2007.

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En segundo lugar, que en el movimiento popular existen distintas ideas y conceptos sobre éste, que a su vez se han expresado y expresan en estrategias y formas de actuación también diferentes. Estas diferencias también se pueden observar en sus agendas, objetivos, formas de organización, toma de decisiones y acciones. Entre estas últimas observamos: asambleas, marchas, campañas de difusión, rituales indígenas,3 foros, pintas, performance, volanteo, arte callejero, actos político musicales, canción, mantas, etcétera.

En tercer lugar, podemos decir que una de las virtudes del movimiento del 2006 fue la unión de muchos de estos movimientos y organizaciones en torno a una demanda central: la salida de Ulises Ruiz por ser el responsable directo, junto con Jorge Franco Vargas, su secretario de gobierno –quien ahora, dirigiendo el PRI en el estado quiere ser gobernador–, de la represión del 14 de junio del 2006. Esta demanda, aclaro, no agotaba la agenda o agendas del movimiento de movimientos que fue la APPO y a la que me he referido en mi libro Autoritarismo, movimiento popular y crisis política: Oaxaca 2006. El movimiento del 2006 fue antiautoritario y expresaba la condensación de la irritación social que el régimen había acumulado en años recientes.

En cuarto lugar, cabe destacar que en el movimiento del 2006 no sólo participaron las organizaciones agraviadas directamente por el régimen, sino que también se expresaron sectores populares no organizados ni movilizados previamente. Recuérdense la megamarchas de más de cientos de miles de personas sin adscripción orgánica y las barricadas. Esta participación popular en Oaxaca, guardadas las proporciones demográficas, quizás podría ser comparable con las movilizaciones de 1947, 1952, 1977, contra los gobernadores autoritarios de entonces. Hay momentos históricos como éstos que condensan la unidad del pueblo. Antes de ello, en el año de 1911; en tan sólo unas semanas cayeron los gobernadores Emilio Pimentel, Félix Díaz y Fidencio Hernández.

3 Héctor Martínez Medina, “Génesis y desarrollo del maderismo en Oaxaca (1909-1912)”, en Víctor Raúl Martínez Vásquez (coord.), La revolución en Oaxaca (1900-1930), México, CONACULTA, 1993.

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En quinto lugar, habrá que subrayar que el movimiento del 2006 no fue sólo en la ciudad de Oaxaca como algunos lo afirman, hay que recordar que se dieron tomas de palacios municipales en 24 municipios y acciones diversas, sin llegar a las tomas, en otros tantos como bien lo muestra Joel Ortega en este mismo libro. En mi opinión se trataba de un problema político estructural con repercusiones locales. Y es que el autoritarismo subnacional que padecemos también se observa en muchos ayuntamientos. Es una especie de réplica de lo que a nivel estatal hemos llamado el “gobernadorismo autoritario”, que en mi opinión se encuentra en crisis, a pesar de su pírrico triunfo del 25 de noviembre del 2006 en que usó la represión masiva y selectiva, apoyado por las fuerzas federales. La represión no le ha dado estabilidad política, económica, ni social a Oaxaca.

En sexto lugar, es importante destacar que para fines de septiembre y octubre del 2006 se definió en mucho el curso de los acontecimientos. Algunos hechos mostraron entonces que el gobierno federal había pactado con el PRI sostener a Ulises Ruiz. El cuestionado Felipe Calderón necesitaba del PRI para llegar a la Presidencia de la República, el movimiento popular fue una moneda de cambio.

A fines de septiembre, la oferta de de la Secretaría de Gobernación al movimiento fue debilitar a Ulises separando algunos funcionarios de su cargo, pero no destituirlo, realizar una reforma de estado en Oaxaca, recategorizar a los maestros en un plan multiannual; darle participación a la APPO en una especie de comité de seguridad pública, etc., estas propuestas nunca se discutieron a fondo en el conjunto del movimiento popular.

Por otra parte se encontraba la amenaza. El gobierno federal, desde fines de septiembre, amagó con helicópteros de la Secretaría de Marina sobrevolando la ciudad de Oaxaca; diseñó el esquema de recuperación de la ciudad que anunció reiteradamente en la prensa; amenazó con retirar su oferta de recategorización a los maestros a mediados del mismo mes y, un hecho central, que tampoco se analizó a profundidad, fue el dictamen de la Comisión del Senado que vino a Oaxaca a mediados de octubre del

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2006 y que resultó desfavorable a la demanda central del movimiento popular pues no admitió la desaparición de poderes, con lo que Ulises quedaba en el cargo. El movimiento popular no tuvo plan “B”.

En séptimo lugar diría que el movimiento en su conjunto no leyó las claves de la represión que se avecinaba, por el contrario sobrestimó su fuerza y capacidad. Cayó en el autoengaño, cada semana se anunciaba por la radio que a la siguiente semana se iba Ulises Ruiz. Nunca se preguntó, razonablemente, qué pasaría si esto no ocurría.

En octavo lugar diría que la división en la Comisión Negociadora del movimiento, muy evidente a principios de octubre, contribuyó al desenlace represivo orquestado por el Estado en sus distintos niveles de gobierno. La Comisión Negociadora, dividida para entonces entre los dirigentes magisteriales y los representantes de la APPO, no mostró capacidad para hacer una lectura común y adecuada de la situación y diseñar una salida distinta a la que se tuvo.

El surgimiento de conflictos evidentes en el liderazgo lo debilitaron y el espontaneismo fue la característica del movimiento en su fase final. El liderazgo fue rebasado y fue notoria la preeminencia de los grupos de acción directa sobre los pacifistas. Los provocadores del gobierno también encontraron pasto seco.

El desgaste económico de los maestros, la toma de sus escuelas por grupos priístas en las comunidades, la amenaza del retiro del ofrecimiento de la rezonificación ofrecido por el gobierno federal y el ofrecimiento de liberar a Erangelio Mendoza, a Germán Mendoza Nube y al biólogo Ramiro Aragón, presos desde el mes de agosto, llevaron a los profesores, luego de una consulta a las bases, a regresar a sus escuelas con excepción de los maestros de Valles Centrales quienes continuarían el paro (el cual sólo duró unos días más pues también regresarían a sus escuelas). Los grupos más protagónicos de la APPO radicalizarían sus acciones.4

4 Los primeros presos políticos del movimiento saldrían a fines de octubre del 2006, con excepción de Catarino Torres Pereda detenido el 6 de agosto. Una cronología del movimiento puede verse en mi libro Autoritarismo, movimiento popular y crisis política: Oaxaca 2006, Oaxaca, UABJO, 2007.

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La falta de estrategia conjunta y coherente del movimiento popular lo llevó a errores tácticos que tensarían más a la sociedad y serían aprovechados por el gobierno estatal y federal para reprimir masivamente el movimiento, entre éstos la decisión de la APPO de prolongar las barricadas durante los días 27 y 28 de octubre que serían provocadas por grupos priístas armados. El 27 de octubre, como recordamos, en este marco sería asesinado Brad Will lo que dio motivo a una declaración de la embajada de los Estados Unidos que llevó al presidente Fox a enviar finalmente, como lo había esperado Ulises Ruiz, a la Policía Federal Preventiva.

Como vivió cada quien los hechos entre el 27 de octubre y el 25 de noviembre, cada quien su APPO. Aún existen muchas interpretaciones encontradas.

Hay entrevistas que nos dicen que la gente del pueblo que participó en el movimiento no sabía cómo se tomaban las decisiones, quiénes las tomaban, etc. Los enterados saben que los grupos, las corrientes, los bloques magisteriales y sociales organizados tenían una gran influencia en la APPO. Tampoco hay que mitificar la democracia de la APPO, aunque fue una experiencia inédita, sin duda.

En noveno lugar diría que después de la represión del 25 de noviembre, que marca el fin de la epopeya popular, de la rebelión antiautoritaria, el pueblo que participó en el movimiento se retiró en su mayor parte. El miedo impuesto por el terrorismo de estado lo ahuyentó. El miedo también alejó a otros destacados participantes del movimiento, fue algo humano, algunos dejaron el país, otros el estado. No creo que tenga que censurarse, se entiende.

En la etapa posterior, los bloques en el llamado Consejo de la APPO enfatizarían sus diferencias. Las asambleas se tornarían en escenario de largas discusiones entre éstos. El tema sería lo de menos. Los maestros recientemente han tratado de revivir el Consejo de la APPO a través de un Congreso que fue nuevamente escenario de disputas entre los bloques.5

5 En febrero del 2009 se llevó a cabo el Segundo Congreso de la APPO.

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A pesar de ello, el movimiento se expresa moviéndose y éste se mueve en distintos planos y muestra que el movimiento, a pesar de Ulises y las divisiones de los bloques, existe.

Fortalezas y debilidades del movimiento popular Como hemos dicho, el movimiento popular del 2006 fue un “movimiento de movimientos”, porque en éste se conjuntaron no sólo el autodenominado “movimiento magisterial”, que ha sido la columna principal, sino también, los viejos movimiento sindicales, y aun los llamados “nuevos movimientos”, como las comunidades eclesiales de base, los ecologistas, los que defienden los derechos humanos (que dicho sea de paso, ya no son tan nuevos, pero así son conocidos), y otros como los movimientos feministas, indígenas, juveniles, de precaristas urbanos, etcétera.

No sólo se amalgamaron organizaciones, grupos y aun personas de larga tradición en la lucha popular, sino que el propio movimiento del 2006 generó nuevos agrupamientos como los colectivos de artistas que se mencionan en el trabajo de Jaime Porras en este libro, la Coordinadora de Mujeres Primero de Agosto, el Comité 25 de Noviembre, la organización Voces de Autonomía y Libertad, etcétera.

El principal lazo de unión de todos estos movimientos, organizaciones y ciudadanos fue su repudio al carácter represivo y autoritario del régimen que se expresó en la demanda de la salida de Ulises Ruiz –a quien se le consideró responsable directo de la represión a los maestros del 14 de junio y del sostenimiento de los mandos operativos de la policía, los grupos paramilitares– y de Jorge FrancoVargas, secretario general de su gobierno en ese momento y verdadero poder tras el trono hasta la fecha.

La diversidad del movimiento popular fue parte de su fortaleza, de su maleabilidad, de su espontaneidad, su riqueza creativa, pero también fue parte de su debilidad en el largo plazo. No es lo mismo unificarse contra un acto represivo, en contra del abuso de poder, en contra de una

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autoridad atrabiliaria, lo que finalmente es un acto reactivo, a unificarse en torno a un programa, un conjunto de ideas, un cambio sistémico. La APPO aunque sigue siendo un referente, una identidad colectiva, no logró, ni ha logrado cuajar en el plano cultural.

No es lo mismo un movimiento espontáneo como el que se dio que un movimiento de larga fragua. Esto no implica necesariamente una carga valorativa, tampoco una fatalidad. El movimiento magisterial puede ser un ejemplo, fue espontáneo en sus orígenes, pero en su desarrollo fue afinando sus “principios rectores”, sus estructuras organizativas y decisorias, sus mecanismos de consulta a la base, las maneras de dirimir sus conflictos internos (en lo que por cierto ha tenido tropiezos que llevaron a la escisión de la 59), etc. Tampoco es perfecto, nada, nadie, es perfecto, menos en materia social, lo importante es lo que se avance en mejoras continuas.

Sobre el movimiento popular del 2006 me parece importante resaltar que su diversidad y complejidad tiene que ver con las historias, concepciones, agendas, formas de organización, toma de decisiones, composición social, formas de expresión y de lucha de las organizaciones y las personas que participaron en éste y que son muy distintas. Hay organizaciones y personas que participaron incluso en el Movimiento Revolucionario del Magisterio –como el recién fallecido maestro Antonio Gómez que por cierto formó parte de la comisión provisional de la APPO–, otras que lo hicieron en el movimiento de 1968, algunas que formaron parte de los movimientos de los años seetenta, otras que tuvieron en este 2006 su primera experiencia de lucha popular.

Hay grupos que pugnan por una transformación radical, revolucionaria del sistema, otros que piensan que son posibles y menos traumáticas las transformaciones progresivas de la sociedad, piensan en reformas legales, institucionales, algunos que esperan básicamente cambios en sus condiciones de vida. Unos se apegan al marxismo, otros el “magonismo”, algunos reivindican la autonomía, otros la hegemonía, etcétera.

Hay organizaciones de campesinos, indígenas, pequeños empresarios, clases medias y aun algunos empresarios que se unieron a su manera al movimiento en el 2006.

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En éste se expresaron grupos que tienen distintas prioridades: la ecología, los derechos humanos, la participación ciudadana, la defensa del maíz, la defensa de los recursos naturales, la autonomía indígena, la equidad y la igualdad de género, la obtención de financiamiento público para satisfacer necesidades de servicios, el respeto a la diversidad sexual, etcétera.

Las formas de organización y representación también son muy diferentes, aunque se diga que no hay líderes esto es muy relativo, aun las organizaciones que lo dicen, tienen liderazgos personales identificables.

Hay organizaciones que son pacifistas, como las comunidades eclesiales de base, otras que son partidarias de lo que llaman un pacifismo activo, y otras de acciones de confrontación como las que se han escenificado en las cumbres mundiales que en mi opinión han contribuido a la “vandalización” mediática del movimiento a la que se ha referido Eduardo Bautista.6

Salvo una experiencia común del 2006 (que no todos vivieron de la misma manera, como nos muestran ya algunos estudios) y el afán justicialista por los muertos, torturados, desaparecidos, presos, exiliados, etc. no veo que se compartan muchos aspectos, lo que origina diferencias en actitudes, formas de acción, tipo de relacionarse con “los otros”, etcétera.

Estas diferencias se han hecho evidentes en distintos momentos y de manera física y grotesca recientemente.

El 25 de noviembre del 2008, por ejemplo, dos años después de la represión, luego de la marcha conmemorativa realizada por las calles de Oaxaca, en el mitin, se dio un enfrentamiento entre personas identificadas con la organización Voces de Autonomía y Libertad (Vocal) y el Frente Popular Revolucionario. Antes, el 10 de agosto, la marcha conmemorativa del aniversario luctuoso de José Jiménez Colmenares, había sido escenario de algo similar, aunque no de las

6 Eduardo Bautista, “Oaxaca: la construcción mediática del vandalismo y la normalidad”, en El Cotidiano, revista de UAM-Azcapotzalco, Núm. 148, marzo-abril 2008.

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mismas proporciones. Se agredió entonces al profesor Germán Mendoza Nube del mismo FPR.7

La división pues, no es un invento, es algo real, un hecho innegable.

La pregunta que nos hacemos al respecto es: ¿Qué futuro puede tener un movimiento social que privilegia las diferencias y llega a confrontaciones físicas entre sus miembros?

Antinomias y escenarios del movimiento.Después de dos años del 2006, el magisterio, en voz del secretario general de la Sección 22, Azael Santiago Chepi, ha manifestado su voluntad de reorganizar la APPO, lo cual, reconoce el dirigente, constituirá un reto dadas justamente las diferencias existentes. Para dicha reorganización se convocó al II Congreso Ordinario de la APPO para los días 20, 21 y 22 de febrero.

El dirigente magisterial, según nota de fecha del 30 de diciembre del 2008 suscrita por Octavio Vélez Ascencio en el diario Noticias, hizo un llamado a la unidad de todos los contingentes, organizaciones y personalidades identificadas con la APPO y a la realización de una campaña de concientización y sensibilización para debatir y dirimir las diferencias tácticas e ideológicas en la APPO por ser –dice– el principal referente de la lucha social oaxaqueña e instancia de organización popular más importante de los últimos tiempos.

En el fondo de las diferencias, se encuentran, en mi opinión, las antinomias en que se mueve el movimiento popular oaxaqueño, identi-ficado con lo que genéricamente podemos denominar como la APPO: electoral-antilectoral, estalinista-antiestalinista, lopezobradorista-antilope-zobradorista, pacifista-no pacifista, clasista-pluralista, revolucionario-reformista, autonomía-hegemonía, zapatista-no zapatista, etcétera.

7 Noticias, Oaxaca, 26 noviembre 2008.

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Estas antinomias no son fáciles de resolver y en cierta medida, en mi opinión, influyen y explican las divisiones y enfrentamientos que se han dado en el movimiento popular. Adicionalmente, creo que se ha dado una lucha por la dirección del movimiento e, incluso, ciertos protagonismos personales.

El II Congreso de la APPO se llevó a cabo en medio de acusaciones, descalificaciones, protagonismos personalistas, debates insulsos y prolongados. Muy lamentable para un movimiento que logró despertar una expectativa nacional e internacional. En las declaraciones posteriores, sin embargo, los dirigentes magisteriales lo consideraron exitoso. No veo, sin embargo, nada parecido a lo que se observó en el 2006.

En tal sentido creo que hay que regresar sobre los pasos del movimiento, ahora sobre sus fortalezas y no sobre sus debilidades. Recordar, por ejemplo, que el movimiento del 2006 se caracterizó por su solidaridad. No se trataba solamente las demandas y el plantón del magisterio –que dicho sea de paso, a muchos no nos parece ya esta forma de lucha que afecta sensiblemente la educación de los niños y niñas de Oaxaca–, sino de apoyar al magisterio porque estaba siendo víctima de los abusos de un régimen autoritario como otras organizaciones del movimiento popular y de la sociedad civil en general. Fue la solidaridad con el reprimido, con la víctima del poder, la que movió a la mayoría, por ello hemos dicho que éste fue un movimiento antiautoritario. Y en eso no hubo distingos de las antinomias que lo diferencian. La represión del régimen del 14 de junio del 2006 movió a la solidaridad.

Otra característica de este movimiento fue la fraternidad. Los participantes, entre los que me incluyo, nos vimos todos y todas como parte de un ser colectivo. Construimos un ser colectivo. Creamos en ese momento una comunidad política. No veíamos si eras de tal o cual organización, si tu pasado era tal o cual, si eras rico, pobre, “clasemediero”, campesino u obrero, estudiante o ama de casa. Nos sentimos parte de algo común, éramos parte de una gran familia, de una familia muy extensa que quería justicia. No veíamos las diferencias, que por cierto suelen existir también entre hermanos, simplemente

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éramos hermanos y hermanas. En ese momento las antinomias se hicieron a un lado y no se reclamaba a los participantes si eran del PRD, de Convergencia, del FPR, del CIPO, de las comunidades eclesiales de base, “niño de la calle” o lo que fuera. Se habló incluso de “comunalidad”, retomando principios, valores y características de nuestras comunidades indígenas y colonias con migrantes indígenas, aspectos de los que nos habla el artículo de Jorge Hernández en este mismo libro. Fraternidad, comunalidad, fueron parte de las fortalezas. Explican, por ejemplo, cómo se pudo alimentar a miles de personas en los campamentos. La APPO, como he dicho, fue construyendo una identidad colectiva.

Otra característica fue el carácter deliberativo del movimiento. Se comentaba y discutía con mayor respeto y sin descalificaciones a priori: en la asamblea estatal del magisterio, en las asambleas de la APPO, en las asambleas comunitarias, en los campamentos, en las barricadas; en la radio, etc. La gente deliberaba y cobraba visibilidad política, formaba parte de una comunidad política que tomaba en sus manos asuntos públicos, se hacía un ejercicio de ciudadanía.

¿Me pregunto si no son algunas de estas características y fortalezas del movimiento del 2006, las que, en todo caso, debían orientar un proceso de reorganización y rearticulación del movimiento popular en Oaxaca?

Una segunda cuestión tiene que ver con el pensamiento político. En la construcción de una sociedad democrática moderna, creo que tenemos que reconocer las distintas lógicas que articulan la acción colectiva. En el pasado, la izquierda tenía el horizonte del marxismo clásico, la visión de clase, la oposición burguesía-proletariado, la idea del proletariado como vanguardia de la sociedad y el “partido del proletariado”. Era un pensamiento centrado sólo en un sujeto colectivo. En la actualidad esto es insuficiente para la complejidad de la realidad contemporánea.

El movimiento popular en el mundo y desde luego en Oaxaca, desde antes del 2006, nos mostró que existen distintas lógicas que han articulado la acción colectiva y que éstas pueden coexistir. Hemos dicho que APPO fue un movimiento de movimientos porque en el

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coincidieron no sólo los movimientos de clase como los sindicatos, el movimiento magisterial, sino otros movimientos, los movimientos indígenas, los movimientos feministas, los movimientos lésbico-gays, los movimientos de la religiosidad popular e indígena, los movimientos urbanos, los juveniles, los movimientos ecologistas, los movimientos por los derechos humanos, los movimientos artísticos, etc. Los viejos y los nuevos movimientos sociales.

La etnia, el género, la diversidad sexual, etc. tienen sus propias agendas, discursos, estrategias, formas de acción. Los movimientos que se han desarrollado a partir de éstos no siempre coinciden del todo entre sí o con el “movimiento obrero”. Existen diferencias y en ocasiones contradicciones. La idea de un actor colectivo único, de un pensamiento homogéneo es por decir, lo menos, contrario a la idea de una democracia moderna, quiero decir una democracia que concilie la idea de libertad con la equidad (la equidad implica compromisos, responsabilidades sociales, justicia).

La democracia, dice Chantal Mouffe, “solo puede existir cuando ningún agente social está en condiciones de aparecer como dueño del fundamento de la sociedad y representante de la totalidad”.8

Si el movimiento popular oaxaqueño quiere construirse sobre una sola lógica, excluyendo a las otras, o lo que es peor, pretendiendo imponerse sobre las otras con el argumento de “la verdad histórica” o la “mayor importancia”, etc. no le auguramos mayor éxito. El respeto de las distintos movimientos entre sí, de sus agendas, lógicas, estrategias, etc., en mi opinión, es una condición necesaria para la reorganización, rearticulación del movimiento popular oaxaqueño.

No hay razones para que los derechos de los trabajadores se impongan a los de las mujeres, los indígenas, los niños, etc. No hay “razón histórica” válida para que unos se subordinen y sometan a los otros. Menos aun cuando estas expresiones se mostraron en el 2006 expresando sus aspiraciones.

8 Chantal Mouffe, El retorno de lo político (comunidad, ciudadanía, pluralismo, democracia radical), ed. PAIDOS, España, 1999.

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En la actualidad, las luchas democráticas pasan por distintos rieles: la etnia, el género, la clases, la diversidad sexual, los derechos humanos, el desarrollo sustentable, etc. y se expresan a través de diversos movimientos.

Como dice la misma Chantal Mouffe, hoy la revolución democrática trata de crear una nueva hegemonía “que será el resultado de la articulación del mayor número posible de luchas democráticas”. “Esa hegemonía nunca será completa y, en cualquier caso, no es deseable que una sociedad sea gobernada por una única lógica democrática”.

Esta nueva hegemonía debe ser sensible a las distintas aspiraciones colectivas. En la idea de Mouffe, se trata de construir una teoría del sujeto como un agente descentrado, destotalizado, de un sujeto construido en el punto de intersección de una multiplicidad de posiciones subjetivas entre las que no hay una relación “a priori” o “necesaria” y cuya articulación es consecuencia de prácticas hegemónicas. Se trata de renunciar en ese sentido a toda pretensión de universalidad impositiva. En tal sentido tienen sus equivalencias el antirracismo, el antisexismo, el anticapitalismo, etc.

La confluencia de distintos movimientos en el 2006 visibilizó la complejidad y diversidad de las aspiraciones populares, que no era solamente la salida de Ulises Ruiz.

El Foro Nacional Construyendo la Gobernabilidad y la Democracia en Oaxaca celebrado el 16 y 17 de agosto del 2006 fue una muestra. En éste se mencionaron conceptos que de alguna manera reflejan las diversas aspiraciones de los diversos movimientos y organizaciones convocantes: democracia integral, bienestar para todas las personas, pluralismo jurídico, desarrollo sustentable, educación multicultural, autonomía municipal, diversidad cultural, igualdad entre hombres y mujeres, resolución no violenta de los conflictos sociales, administración de recursos naturales con sentido social, participación real de la ciudadanía, políticas de inclusión, respeto a la diversidad, derechos humanos, etcétera.9

9 Organizaciones de la sociedad civil, folleto “Foro Nacional: Construyendo la Democracia y la Gobernabilidad en Oaxaca”, agosto del 2006.

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En lo que toca a la democracia, también el movimiento se expresó en distintos planos, no sólo de manera evocativa sino práctica: la democracia representativa, la democracia directa, la democracia participativa y aun atisbos de lo que algunos denominan como la democracia radical. En relación con la democracia representativa, electoral, fue evidente su potencialidad como ocurrió el 2 de julio del 2006, en que gracias al movimiento popular, las fuerzas de la izquierda partidaria y los ciudadanos(as) que salieron a votar, el PRI perdió 9 de las 11 diputaciones federales. Lo que haya pasado después es otra cosa (la modorra y comodidad de la mayoría de diputados, la falta de articulación entre éstos y el movimiento popular, los pruritos ideológicos de los grupos políticos que rechazan la relación con las élites, la clase política, los partidos, etc. ), no obstante, en mi opinión, como corolario, posteriormente sería digna la participación en la defensa del petróleo de algunos diputados oaxaqueños como Othón Cuevas, Alberto Esteva, Carlos Martínez, Daisy Hernández, defensa que generó un amplio movimiento nacional en el 2008 y llevó incluso a la toma de la tribuna de la Cámara Federal. También es de destacarse los apoyos de la diputada Aleida Álvarez en la lucha por justicia ante la Suprema Corte de la Nación y la defensa de varios casos de Oaxaca. No se diga de senadores como doña Rosario Ibarra de Piedra, Gabino Cué y otros más, solidarios en la lucha del pueblo de Oaxaca. El voto de castigo al PRI tiene sus limitaciones, pero también tiene sus potencialidades. En mi opinión, actualmente, en términos prácticos, a quien más le conviene que los ciudadanos no voten es al PRI, al menos en Oaxaca. Obviamente éste es un tema polémico que ya dejó un saldo negativo en la APPO.

En el Foro Nacional Construyendo la Gobernabilidad y la Democracia en Oaxaca, también se hicieron planteamientos en torno a la democracia participativa como fueron las demandas de plebiscito, referéndum, revocación de mandato, iniciativa popular, etc. En mi opinión la falta de estas figuras en la Constitución de la República y del Estado entramparon el conflicto en Oaxaca e impidieron una salida jurídica

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adecuada. Personalmente coloqué en el 2006 el tema del referéndum revocatorio y he insistido en ello. Debemos dar cauce a una reforma de Estado que actualice nuestro sistema jurídico y dé cauce a las expectativas democráticas del pueblo. Está por demás recordar que la mayor parte de nuestro sistema jurídico es funcional al régimen autoritario.

En el movimiento se realizaron algunos ejercicios de democracia participativa como fueron por ejemplo las consultas a la base realizadas por la Sección 22 y democracia directa como las asambleas sindicales, comunitarias, etc. (aunque los resultados de las primeras no les hayan gustado a algunos de los grupos participantes. La consulta a la base y a la Asamblea Estatal son algunos esquemas de lo que hemos denominado como “democracia basista” y que desarrolló la Sección 22 en la década de 1980).

El programa del movimiento popular aglutinado en la APPO debía dar cabida a las agendas de las distintas luchas democráticas sin jerarquizar, ni imponer unas a las otras.

Integrar a los distintos movimientos, respetando sus particularidades, agendas y autonomía. Ello dará la vuelta al escenario catastrófico que lo ha colocado la división y lucha por los despojos en que se convirtió el Consejo de la APPO.

Por otra parte, entre las muchas disyuntivas del movimiento popular respecto a su diseño organizativo consignamos una que ha sido discutida al interior del llamado Espacio Civil: organización o red.

El Espacio CivilEn la actualidad, las prácticas de muchas organizaciones nos remiten con frecuencia a la idea de burocratización, estructuras organizativas cerradas, representaciones formales patrimonialistas, lucha por el poder, etc. El Espacio Civil funciona más como red de organizaciones que como una organización más.

En medio de la confrontación que existe entre organizaciones que se dicen de la APPO, es interesante ver la experiencia de otros

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colectivos del movimiento popular. Uno de ellos, repito, es el espacio de organizaciones civiles, mejor conocido como el Espacio Civil, que surgió, o mejor dicho, resurgió en el movimiento del 2006.

El Espacio Civil conjunta no sólo a organizaciones sino también a personas que en lo individual, de mutuo propio o invitados, participan de sus actividades.

El Espacio Civil como otras muchas expresiones del movimiento social oaxaqueño no es totalmente nuevo, algunas de las organizaciones que lo conforman se remontan a una veintena de años o más, es el caso por ejemplo de la Casa de la Mujer “Rosario Castellanos”, o el del Centro de Apoyo al Movimiento Popular de Oaxaca (CAMPO) que recién acaba de conmemorar sus primeros 20 años y cuyo Centro Experimental, por cierto, ofrece diversas alternativas muy interesantes de materia de nutrición familiar, producción animal, abono orgánico, piscicultura en pequeña escala, construcción de vivienda con tierra compactada, etc.10

Lo relativo a la historia presente del Espacio Civil puede situarse el 14 de junio del 2006 en que, con motivo de la represión al plantón magisterial, generó una reunión urgente para organizar la solidaridad y a partir de entonces opera a favor del conjunto del movimiento.

Luego de la represión del 14 de junio del 2006, el Espacio Civil jugó un papel importante en la denuncia de las violaciones a los derechos humanos y la escalada de represión masiva que desató el gobierno estatal y posteriormente el federal. Dentro del Espacio Civil participa la Liga Mexicana de Derechos Humanos, el Comité 25 de Noviembre, la organización Ñu’ uji Kandi, el Centro Agustín Pro, el Centro de Derechos Indígenas Flor y Canto, A. C., y en su momento la Red Oaxaqueña de Derechos Humanos y otras organizaciones defensoras de derechos humanos –éstas han dado un apoyo muy importante a la liberación de presos, auxilio a los procesados y atención a las víctimas.

10 Sobre los antecedentes de las organizaciones civiles puede verse el artículo de Margarita Dalton ya mencionado o el trabajo de Guillermina Lizarraga Pérez, Organizaciones Civiles y Gobierno. La experiencia de su relación en el ámbito oaxaqueño, tesis de Maestría en Sociología, UABJO, abril del 2003.

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Entre los eventos más importantes impulsados por el Espacio Civil se encuentra el Foro Nacional Construyendo la Democracia y la Gobernabilidad en Oaxaca que representó en el 2006 el primer esfuerzo por darle una orientación programática al movimiento social oaxaqueño, seguido por lo que fue la Iniciativa Ciudadana de Diálogo por la Paz, la Democracia y la Justicia.

El Espacio Civil y sus actividades evidentes de apoyo al movimiento le llevaron incluso a tener representantes tanto en la Comisión Provisional de la APPO como en la Comisión Negociadora que interactuó con la Secretaría de Gobernación.

En el Espacio Civil participan alrededor de 40 organizaciones con las diversas agendas: niñez, equidad de género, derechos humanos, desarrollo sustentable, economía moral y solidaria, educación intercultural, participación ciudadana y reforma del estado, comunicación comunitaria, autonomía y libre determinación de los pueblos indios y comunidades, respeto a la diversidad, etcétera.

Desde luego que todos son temas importantes, pero nadie trata de imponer el propio.

En un ejercicio colectivo realizado durante el 8 de mayo y el 5 de junio del 2008, el Espacio Civil concluía sobre sí mismo: “El Espacio de Organizaciones Civiles de Oaxaca, es una red de organizaciones civiles y personas” y agregaba “funciona bajo los principios de solidaridad, el respeto a la autonomía y las agendas de las organizaciones y personas que la conforman, así como la libertad de opinión y expresión. Por su carácter heterogéneo, propicia la horizontalidad”.

Es decir, el Espacio Civil no se concibe como una organización sino como una red, no tiene una estructura formal definida ni definitiva, no tiene un liderazgo personalizado. Yo diría que la organización viene de la tarea y es temporal, lo mismo la representación, si es el caso. Termina cuando la tarea se considera concluida. Un ejemplo, la campaña: “Porque son inocentes, los queremos libres”, realizada a fines del 2007 y principios del 2008, relativa a la liberación de los presos políticos y de la que fueron encargadas cinco o seis

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organizaciones. Hay algunas tareas asignadas según las fortalezas de cada organización.

Son importantes los principios que incluyen: el respeto a la autonomía de las organizaciones (entendida desde mi punto de vista como la capacidad de decidir sobre sí misma y generar o no ciertas dinámicas). No siempre se va junto a las demás; si la organización no hace propia la cuestión, tiene plena libertad de sustraerse de la acción.

El respeto a la libertad de opinión y expresión es una pauta fundamental del ejercicio colectivo de reflexión y construcción de consensos por los que busca caminar el Espacio Civil. Obviamente que existen diferencias, decir que no las hay sería mentir, pero se superan y siempre hay la libertad de decir “en esto sí voy”, como decir “no voy”.

Otras organizaciones del Espacio Civil que se identificaron con el movimiento del 2006 son: Alternativas para la Equidad y la Diversidad, Centro para los Derechos de la Mujer Naaxuiin, Centro de Desarrollo Comunitario Centéotl, Centro de Encuentro de Diálogos Interculturales, Coalición de Maestros y Promotores Indígenas de Oaxaca (CMPIO), Consorcio para el Diálogo Parlamentario y la Equidad, CÓDICE, Enlace Comunicación y Capacitación Oaxaca, Foro Oaxaqueño de la Niñez,Grupo de Apoyo a la Educación de la Mujer (GAEM), Grupo Mesófilo, Iniciativas para el Desarrollo de la Mujer Oaxaqueña (IDEMO), La ventana, Organización de Agricultores Biológicos ORAB, Ojo de Agua Comunicación, Promotora de Servicios para el Desarrollo, Pueblo Jaguar, Sinergia para el Desarrollo Integral Sustentable, Tequio Jurídico, Universidad de la Tierra en Oaxaca, Instituto de la Naturaleza y la Sociedad de Oaxaca, estas organizaciones, como otras, han sido muy importantes en diversos campos de la acción, la reflexión y la propuesta.

Hay otros esfuerzos colectivos interesantes en el movimiento social oaxaqueño, regionales unos como la APPOMix, temáticos otros como el Foro del Agua, las radios comunitarias, de identidades sociales algunos como el Foro Indígena, etcétera.

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Se trata de expresiones del movimiento popular que han dado la pauta ante la arena de lucha en que se convirtió el Consejo de la APPO, es interesante conocer estos ejercicios para mostrar que más allá de las divisiones y confrontaciones de grupos, el movimiento popular oaxaqueño camina.

El movimiento popular, más que por estructuras verticales centralizadas como lo han sido las organizaciones tradicionales (por supuesto, con sus diferencias y matices), podría funcionar como una especie de nodos en los que las organizaciones se articularan horizontalmente y a partir de sus agendas e intereses comunes. No estoy planteando que ésta sea la opción para el movimiento popular, pues además no creo, repito, en “La Opción”, sino en la construcción colectiva; más bien, lo que quiero hacer es un llamado a la apertura de mentalidad para observar lo que ocurre en la realidad y aprender de ella, así como a la imaginación creativa para enfrentar fraternalmente los retos y en lo que cuenta mucho el espíritu propositivo.

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Índice

Presentación 3

La crisis de la hegemonía en Oaxaca: El conflicto político de 2006 11Joel Ortega

I. Introducción 11II. Sistema de dominación y movimiento popular 12III. 2006: La activación de las barricadas 14

Las barricadas 25IV. Conclusión 42Bibliografía 44

Política endemoniada: La APPO y el develamiento de nuevasformas de autoritarismo en el México neoliberal 45Francisco Javier Gómez Carpinteiro

Soberanía, biopolíticas y ciudadanía en el neoliberalismo mexicano 48La reconstitución del autoritarismo y la protesta social:Ir contra los malos ciudadanos 52Gubernamentalidad neoliberal y la constituciónde una comunidad política 56Bibliografía 64

Oaxaca, la normalidad de la crisis política 67Eduardo Bautista Martínez

Introducción 67Oaxaca, del desajuste a la normalidad política 69Un poco más sobre la normalidad política oaxaqueña 73¿En dónde está el cambio político? 76El contexto nacional: continuidades del pasado 79Epílogo 86Bibliografía 88

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Crisis política y el cambio legislativo en Oaxaca: 2006-2008 89David A. López Velasco

1. El régimen político en Oaxaca 892. El cambio político oaxaqueño 923. El autoritarismo oaxaqueño desde una perspectiva institucional 934. Antecedentes del cambio legislativo 965. El cambio legislativo 2006-2008 98

5.1. Coincidencias para un cambio discontinuo:La Reforma del Estado 995.2. El cambio legislativo en el contexto de la crisis política 102

Las controvertidas ley de transparencia y reforma electoral 104Las Comisiones para la Reforma del Estado 106Comentarios finales 110Bibliografía 115

El movimiento popular y los derechos humanos en Oaxaca 117Víctor Raúl Martínez Vásquez

Presentación 117El Estado Liberal 118La Declaración Universal de los Derechos Humanos 122El llamado “Estado de Derecho” 124Las condiciones geográficas y socioeconómicas de Oaxaca 126El conflicto del 2006 128La situación de los derechos humanos en Oaxaca 131El terrorismo de estado y la criminalización de la lucha social 149Los sucesos del 16 de julio del 2007 151Las recomendaciones 152El tema de los derechos humanos en la agenda pública:Los cambios cosméticos 157Epílogo: El gobernadorismo autoritario 158Bibliografía 160

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Estrategias de comunicación y acción política:Movimiento social de la APPO 2006 161Margarita Zires

Aspectos metodológicos de la presentación 163Oído amplificador de la denuncia y la resistencia: Radio Plantón 164Nuevo territorio de visibilidad radial y virtual:Radio Universidad e Internet 166Guerra mediática y guerra sucia 170Nuevo régimen de visibilidad televisiva,radial y nacimiento de la COMO 172El nuevo régimen de lo visible se transforma;hiere a unos ojos y a otros deslumbra 176Guerra sucia versus barricadas en resistencia 180La Ley del Pueblo: Lazo de unión y centro de la batalla radial 182Desgaste del movimiento, irrupción de Radio Ciudadanay entrada de la PFP 184La “Victoria de la APPO”: A la defensa de su radio y su Universidad 186Legitimación mediática de la represión brutal del 25 de noviembre 190Reflexiones finales 192Bibliografía 196

La calle es nuestra: Intervenciones plásticas en el entorno de laAsamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca 199Norma Patricia Lache Bolaños

Graffiti o street art 202Los colectivos y el registro del movimiento social 205El graffiti-consigna, la marca APPO 207El discurso de protesta, el estilo oaxaqueño 209La emergencia de la iconografía de resistencia 213La censura 215Bibliografía 216

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Las expresiones artísticas y la participación política:El conflicto oaxaqueño de 2006 219Jaime Porras Ferreyra

Arte y política: Estado de la cuestión y asignaturas pendientes 221Los OPNIS y el papel social del artista: Las nuevas definicionesde lo político y las formas no convencionales de acción política 223El conflicto oaxaqueño de 2006 y la lucha cultural 226Las relaciones entre los artistas oaxaqueños y la política:En busca de una tipología 230Las expresiones artísticas ligadas a la difusión de discursos políticos 233Consideraciones finales 242Bibliografía 244

Elecciones y protesta social en Oaxaca 247Fausto Díaz Montes

Introducción 247Antecedentes electorales 248El contexto sociopolítico 250Las elecciones de 2006 252Candidatos y campañas 252Las campañas 254La jornada electoral 258Los resultados electorales 259Las elecciones de 2007 262La elección de diputados locales 263Los resultados electorales 265La elección de concejales 267Análisis comparativo 269Consideraciones finales 272Bibliografía 274

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Las demandas indígenas en el movimiento de la Asamblea Popularde los Pueblos de Oaxaca 275Jorge Hernández-Díaz

Introducción 275Los antecedentes inmediatos de la movilización 277El surgimiento de la APPO y las organizaciones indígenas 280Los espacios de las organizaciones indígenas en la APPO 282La inserción de las organizaciones indígenas en la APPO 285Para concluir 298Bibliografía 300

La Virgen a las barricadas: La iglesia católica, religiosidad popular y elMovimiento de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca 301Kristin Norget

Antecedentes: La iglesia católica y la movilización popular en Oaxaca 305El Catolicismo Progresista y la APPO 309La espiritualidad “Indígena”-Popular y la APPO 315“No buscamos ser protagónicos...”: Los conflictos dentro de la Iglesia 319Conclusión 325Bibliografía 326

Antinomias y perspectivas del movimiento popular en Oaxaca 329Víctor Raúl Martínez Vásquez

Observaciones sobre el movimiento popular oaxaqueño 329Fortalezas y debilidades del movimiento popular 334Antinomias y escenarios del movimiento 337El Espacio Civil 343

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