la ciencia del suenio (1)

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Ciencia

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  • coleccinciencia que ladra...

    Dirigida por Diego Golombek

  • Calb, DiegoLa ciencia del sueo (o amanecer de una noche agitada) // Diego Calb y Ana Moreno.- 1 ed.- Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, 2013.128 p., il.; 19x14 cm.- (Ciencia que ladra... // dirigida por Diego Golombek)

    ISBN 978-987-629-354-9

    1. Fisiologa del Sueo. I. Moreno, Ana. II. TtuloCDD 612.821

    2013, Siglo Veintiuno Editores Argentina S.A.

    Ilustraciones de portada e interiores: Mariana Nemitz

    Diseo de portada: Eugenia Lardis

    ISBN 978-987-629-354-9

    Impreso en Elas Porter Talleres Grficos // Plaza 1202,Buenos Aires, en el mes de diciembre de 2013

    Hecho el depsito que marca la ley 11.723Impreso en Argentina // Made in Argentina

  • ndice

    Sobre el Concurso Ciencia que ladra-LA NACION 7

    Este libro (y esta coleccin) 9

    Acerca de los autores 16

    Agradecimientos 17

    1. Ojos bien cerrados 19Durmete, mi nio, 21. En busca del tiempo perdido, 22. Lucha de titanes, 23. No me dejes caer, 25. Ojos que no ven, pero se mueven... y cmo!, 26. REM o no REM, esa es la cuestin, 28. El maravilloso mundo del dormir, 30. Hago una siestita y te lo resuelvo, 31

    2. Mensajes ocultos, de seos reprimidos, descargas qumicas, claves para ganar la lotera... en qu quedamos? 35Ms viejos que la Biblia, 37. De pays, bakus y otros mediadores, 38. Guardianes del dormir, 39. Algunos antecesores, 40. El fin del reinado freudiano?, 42. El sueo debe continuar, 43. Dormir, soar, activar (el sistema lmbico), 44. Hobson y asociados reloaded, 45. Y una pizca de sal, 47

    3. Elige tu propia aventura (onrica) 49Sueos a la carta, 51. Despirtenme, por favor!, 52. La yegua de la noche, 53. Los candidatos son..., 54. Y el ganador es..., 56. La luz apagada les encendi

  • 6 La ciencia del sueo

    la creatividad, 57. Anoche so contigo, 58. Sueos hmedos, 61. Levntate y anda, 62. Sexo en el laboratorio (todo sea por el bien de la ciencia), 63. Sueos en colores, 64

    4. Dime con qu sueas... 67Cada uno en la suya, 69. Entre sociedades, 69. Ellas y ellos, 71. Sueos de perversin?, 72. Dulce espera, dulces sueos?, 73. Mundos donde todo es posible, 74. Sueo libre de drogas, 75. Esquizofrenia, 76

    5. Y los sueos... sueos son? 77Realidad o fantasa, 79. La pesadilla de Segismundo, 80. No lo so..., 81. Cuidadito con lo que decs, 82. Sueos lcidos: tomando el control, 83. Me lo dicen tus ojos, 84. A entrenar se ha dicho, 85. Algunas pruebas de lucidez, 86

    6. Marcame el ritmo 89Horarios preestablecidos, 91. Somos los dueos del reloj, 92. Ritmo de la noche, 93. El eterno retorno (del sueo), 94. El tiempo vuela, 94. Al este y al oeste (pero sin jacarand), 95. Sincronicemos los relojes, 97. La siesta, 97. Dormir mucho, poquito o nada, 98. Mal humor matutino, 99

    7. Del insomnio y otros demonios 101La peste, 103. El libro del insomnio, 104. Clulas demasiado activas, 105. Una fiel amiga nocturna, 105. Cambio de hbitos, 106. Otras ayuditas para dormir, 107. Durmiendo yo?, 108. Trastorno de conducta del sueo REM, 109. Ruidos molestos, 110. Mucho ms que un sonido, 111. Se hace camino al dormir, 112. Ficciones y otras hierbas, 112

    Anexo. Viaje alrededor del cerebro 115

    Bibliografa comentada 117

    Bibliografa consultada 119

  • Sobre el ConcursoCiencia que ladra-LA NACION

    En 2011, decidimos lanzar un concurso de divulgacin cientfica sin saber cul sera la respuesta. El concurso fue un xito tanto por la proyeccin que tuvo como por la calidad de los trabajos que se presentaron. La ciencia del sueo result ganador de la edicin 2013, en la que el jurado, integrado por Nora Br, Alberto Rojo, Pepe Estupinya y Diego Golombek, evalu ochenta ensayos provenientes de la Argentina, Espaa, Uruguay, El Salvador, Per, Cuba, Mxico y los Estados Unidos. No podemos dejar de agradecer a la Fundacin OSDE, Dow Argentina y el Conicet por su apoyo invalorable, y a los casi cien autores que participaron por la originalidad y el alto nivel de las obras, especialmente escritas para este premio.El concurso sigue en marcha. Toda la informacin sobre bases y condiciones se encuentra disponible en y en .

    El editor

  • Este libro (y esta coleccin)

    Y nunca voy a perder mis sueos, que es el nico tesoro que tengo.Gustavo Cerati

    We are the stuff that dreams are made of.William Shakespeare

    El sueo: la ltima frontera. Tal vez sea este uno de los mayores misterios con que se enfrenta la ciencia y, tambin, con que nos enfrentamos todos nosotros cada noche de nuestras vidas.

    Por qu dormimos? Qu pasa con nuestro cerebro, nuestro cuerpo, nuestra mente a lo largo de una noche de sueo? Es cierto que hay quienes pueden programar su reloj interno para despertar a la hora deseada? Hay gente ms maanera y otra ms noctmbula, o esos rtulos en realidad sirven como excu-sas sociales? Tal vez lo ms maravilloso del estudio del sueo sea que muchos de los interrogantes an no tienen respuesta certera. Podramos decir que dormimos para descansar, pero si as fuera los trabajos ms demandantes fsicamente sin duda deberan requerir ms horas de sueo, y no es el caso. Es cierto que hay diversas acciones que ocurren necesariamente durante el sueo la consolidacin de memorias, la secrecin de ciertas hormonas, pero la respuesta a esta pregunta bsica an nos es esquiva. Sabemos, s, que es un proceso vital: si deprivamos cr-

  • 10 La ciencia del sueo

    nicamente de sueo a un animal de laboratorio, muere en casi el mismo tiempo que si lo privamos de alimento. Eso demuestra que dormir es tan importante como comer. Y tampoco hay que llegar a semejantes extremos: en trminos generales, nuestra so-ciedad est deprivada de sueo. Se calcula que dormimos de una a dos horas menos que hace un siglo, pocas dcadas despus de que un tal Edison nos robara las noches para siempre. Esa falta se puede hacer sentir en el estado de nimo, en la tasa de acci-dentes, en las enfermedades urbanas.

    Y tambin perdura otro gran misterio: los sueos, una ventana hacia otro cerebro, hacia otra regulacin del cuerpo, hacia otras historias. Son algo tan fascinante que invitan a estudiarlos en el laboratorio y, muy especialmente, en nuestro dormitorio, obser-vando y recordando. Soar no cuesta nada.

    Como dira el prncipe de Dinamarca: morir, dormir, tal vez so-ar. Pero no, nada de eso. Dormir no es morir un poco, sino todo lo contrario. Durante el sueo no se apaga el cerebro, sino que se encienden reas especficas que nos hacen dormir y hasta so-ar. Sabemos poco, muy poco, de lo que realmente sucede en el sueo del hombre que soaba (que, como todo Borges sabe, en algn momento se despierta). Ya no es ese Hipnos o Somnus, hermano de la muerte, que se conoci en la antigedad. Por el contrario, seguimos frecuentando a su hijo Morfeo como a un dios muy activo, que debe encenderse para que descansemos en sus brazos. Pero, por ms que el sueo quiera escaparse, debe-mos conocerlo y conocernos, tanto por la fascinacin de saber ms como, en especial, para entender nuestro cuerpo, el reloj que nos marca las horas y las importantsimas consecuencias de no escucharlo.

    Y si el sueo es un problema, all viene la ciencia al rescate. Ya Isaac Asimov imagin para sus historias unos auriculares que garantizaban un sueo perfecto y reparador en minutos. Los fr-macos hipnticos hacen dormir, claro, pero estn muy lejos del sueo real. Fieles lectores de ciencia ficcin, los farmaclogos tambin andan diseando drogas para conciliar breves sueos

  • Este libro (y esta coleccin) 11

    profundos. Pero es difcil engaar a la noche: como le dice fray Lorenzo a los jvenes amantes Romeo y Julieta, el sueo nunca miente. Cmo ser un mundo en el que el sueo y la vigilia sean casi voluntarias, y estn guardados en el botiqun? Por aho-ra (y esperemos que por mucho tiempo), no hay nada ms efec-tivo que una buena cama y un reloj despertador en la mesa de luz (o, mejor todava, una ventana abierta al mundo).

    Este libro es un viaje al comienzo y al fin de la noche (y de la siesta, en algunos casos). Ana Moreno y Diego Calb (curiosa mezcla de ciencia y literatura) se animaron a dormir y contarlo y, en el camino, ganaron el primer premio del Concurso Ciencia que Ladra. Al final de este viaje sabremos ms... y dormiremos mejor.

    Esta coleccin de divulgacin cientfica escrita por cientficos que creen que ya es hora de asomar la cabeza por fuera del la-boratorio y contar las maravillas, grandezas y miserias de la pro-fesin. Porque de eso se trata: de contar, de compartir un saber que, si sigue encerrado, puede volverse intil.

    Ciencia que ladra... no muerde, slo da seales de que cabalga.

    Diego Golombek

  • A mis viejos, a mis hermanos y al amor de mi vida.Diego

    A Magda Casanova. Ana

  • Nadie podr resoar tus sueos ni soar los suyos con tu propio estilo de soar. Fogwill

  • Acerca de los autores

    Diego Calb [email protected]

    Naci en Buenos Aires en 1985. Es licenciado en Ciencias Biolgicas por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Investig sobre reproduccin en el Instituto de Biologa y Medicina Experimental del Conicet y sobre cncer en el Instituto de Oncologa ngel H. Roffo de la UBA. En la actualidad, se desempea como docente de Ciencias y de Biologa y Qumica en distintos niveles educativos. Adems, tiene una columna quincenal de radio sobre temas de divulgacin cientfica.

    Ana Moreno [email protected]

    Naci en Misiones en 1983, pero se considera portea de alma. Es profesora en Letras por la UBA y desde 2004 se dedica a la comunicacin institucional. Dict capacitaciones sobre escritura en varias empresas y trabaj como redactora para el diario La Nacin y en diversas publicaciones corporativas. Adems, particip en proyectos editoriales del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y de la Secretara de Programacin para la Prevencin de la Drogadiccin y la Lucha contra el Narcotrfico (SEDRONAR). Actualmente, es docente de Lengua y Literatura y redactora freelance.

  • Agradecimientos

    Este libro surgi casi sin querer, en las charlas de pasillo de la escuela donde trabajamos, en la ciudad de Buenos Aires. Algunas sobre ciencia. Otras sobre la escritura. Y otras tantas, sobre cmo escribir ciencia. Un da supimos que Ciencia que ladra y el diario La Nacin abran la convocatoria de su concurso. De pronto las charlas se transformaron en un proyecto y el pasillo, en un mbito que a los dos nos interesaba desde haca tiempo: la divulgacin cientfica. Por qu no?, dijimos. Entonces fue cuestin de animarse y ponerse a trabajar. A investigar, a leer, a escribir, a corregir y volver a empezar. Hasta que, muchos cafs y versiones de por medio, llegamos a un primer borrador completo, algo que ya pareca increble. Lo que vino despus fue un sueo. Por eso, les agradecemos a todos los que, de una manera u otra, nos permitieron concretarlo:Al equipo de Siglo XXI, por la confianza, el profesionalismo y el entusiasmo. A la Escuela Martn Buber, por sus pasillos y recreos.A quienes leyeron los primeros textos y se tomaron el tiempo para mejorarlos con sus comentarios. A nuestras familias y a nuestros amigos, por su apoyo permanente.

  • A Anouk, por ser mi hermosa compaera de vida y alentarme a concretar mis fantasas.A Martn Klappenbach, por sus aportes valiossimos, su paciencia, escucha, sensatez y fiel entrega.A Najma, por su confianza.A Laura A., por mostrarme la diferencia entre una idea y un proyecto.A Ana, por guiarme en la escritura.A Diego, por invitarme a esta maravillosa locura.A Vero Germain, por tanta pero tanta escucha. A las indianas, por las risas hasta el dolor de panza.A mis amigas de cancha, por los aos de aguante.

  • 1. Ojos bien cerrados

    Dormir es distraerse del mundo.Jorge Luis Borges

  • Durmete, mi nio

    Todos necesitamos dormir. O, al menos, todos los ani-males. Los humanos podemos hacerlo boca arriba, boca abajo, de costado, abrazados a la almohada o al compaero de cama, con las piernas flexionadas... En fin, somos bastante creativos. Pero si alguna vez quisiramos innovar, contamos con los dems integrantes del reino animal, que nos ofrecen un variado catlogo de formas de reposo.

    Los murcilagos, por ejemplo, duermen aproximadamente diecinueve horas por da, y lo hacen colgados de las patas, vien-do tu panza al revs, como bien dijo Luca Prodan.1 A ms de uno de nosotros nos daran ganas de vomitar, o al rato em-pezaramos a tener dolor de cabeza, pero parece que a estos particulares mamferos les gusta. Adems, una de las ventajas de esta posicin es que les permite esconderse mejor y evitar que los ataquen porque, a diferencia de otras criaturas voladoras, los murcilagos no pueden correr para despegar. As que, en caso de peligro, con slo dejarse caer ya pueden huir.

    Otro animal con una forma de dormir bastante peculiar es la jirafa, que lo hace de pie, con un ojo constantemente abierto, mientras mueve las orejas de lado a lado. De esta manera, se mantiene alerta por si a algn predador se le ocurre merodear la

    1 Legendario cantante del grupo argentino de rock Sumo.

  • 22 La ciencia del sueo

    zona en busca de alimento de cuello largo. Quiz sea una forma un poco estresante para dormir, pero sobre posiciones, no hay nada escrito.

    Tambin el delfn encontr una forma de descansar sin poner en riesgo su vida: cierra un ojo, silencia la mitad del cerebro y, mientras tanto, sigue nadando! Lo mismo hace el pato.

    Las posiciones para dormir que encontramos en la naturaleza son tan variadas que casi se podra escribir el Kama Sutra del descanso, aunque por motivos ms que obvios no tendra tanto xito como el original. As que quienes se aburrieron de simple-mente cerrar los ojos, o no encuentran una posicin cmoda, pueden intentar quedarse parados o usar solamente medio cere-bro. Sin embargo, a menos que estuvieran en medio de la selva, y los rondara algn predador, ese esfuerzo no tendra demasiado sentido.

    Por lo general, el sueo es muy ligero en las especies sin de-fensa, como la gacela, y muy pesado en las que tienen pocos enemigos naturales, o ninguno. Por eso cuando vemos a un len casi siempre notamos que est durmiendo profundamente (ya que para las tareas de la casa o de la sabana estn las leonas).

    En busca del tiempo perdido

    Supongamos que dormimos un promedio de ocho horas por da. Al mes, habremos dedicado alrededor de 240 horas a esta actividad, lo que dara un total de 2920 al ao. Si calculamos llegar como mnimo a los 80 aos, pasaramos 233 600 horas durmiendo, es decir, ms de 26 aos!

    Y en 26 aos se pueden hacer muchsimas cosas. A esa edad, por ejemplo, Maradona ganaba el segundo mundial para la Ar-gentina, y arrancaba lgrimas con su jugada de barrilete csmi-co. Einstein public sus tres famosos artcu los sobre la relativi-dad en la revista Annalen der Physik und Chemie [Anales de Fsica y Qumica]. Y Miguel ngel ya haba esculpido la Piet, esa que

  • Ojos bien cerrados 23

    nos maravilla cuando la vemos en el Vaticano. Cmo puede ser que dediquemos un tercio de nuestra vida a dormir, en lugar de hacer esos viajes tan de seados, de salir con amigos o disfrutar interminables asados familiares?

    Varios equipos cientficos se hicieron la misma pregunta, tan difcil de contestar y, aunque propusieron diversas teoras, si-guen sin ponerse de acuerdo. En este sentido, la ciencia y la po-ltica no son tan diferentes: casi siempre hay ideas contrapuestas que avivan el debate. Todas suelen aportar un punto de vista distinto y nos ayudan a entender mejor lo que sucede; en este caso, por qu dormimos.

    Lucha de titanes

    En la dcada de 1970, el psiclogo estadounidense Wilse Webb desarroll la teora de la conservacin de la energa. En ella pos-tula que dormimos en aquellos momentos del da en que es me-nos eficiente buscar alimento. Entonces necesitamos y gastamos menos energa, y nuestro metabolismo disminuye alrededor de un 10%; es decir, nuestras clulas ya no trabajan a toda mquina. As, acumulamos reservas que podemos usar cuando verdadera-mente las necesitemos.

    Del otro lado del ring, la teora restauradora o reparadora afirma que mientras dormimos el cuerpo recarga las bateras y se pone a punto. Uno de sus representantes es Ian Oswald, que trabaj en el tema en la dcada de 1960; muchos lo consideran el precursor de los estudios sobre el sueo en el Reino Unido.

    Para corroborar esta hiptesis, los cientficos se basaron en ex-perimentos con animales de distintas especies a los que les impe-dan dormir. Sin el descanso necesario, en unas semanas el siste-ma inmune de estas criaturitas se debilit paulatinamente hasta que murieron. Aprovechamos para destacar el compromiso y la generosidad de estos pobres bichos en pos del avance cientfico, as que conste aqu nuestro reconocimiento para ellos.

  • 24 La ciencia del sueo

    Cuando descansamos, entra en juego otro factor: nuestro cuerpo secreta la hormona de crecimiento que, entre otras co-sas, repara los tejidos. Dicho de un modo ms simple, es como si el cuerpo fuera al taller mecnico todas las noches. En el ce-rebro, mientras estamos despiertos, las neuronas (clulas del sis-tema nervioso) producen adenosina, una sustancia que, al acu-mularse, hace que nos sintamos cansados. Cuando nos metemos entre las sbanas y cerramos los ojos, la adenosina se elimina de a poco y por eso, al despertarnos, estamos bien fresquitos. Entonces, dormir reparara los tejidos del cuerpo y nos quitara la sensacin de cansancio. Algunas sustancias, como la cafena, bloquean la accin de este compuesto y por eso, cuando toma-mos caf, por ejemplo, nos mantenemos despiertos y en alerta.

    En la tercera esquina del cuadriltero (en las cuestiones cien-tficas no hay un lmite de luchadores) vemos a la teora de la plasticidad neuronal, mucho ms reciente, que plantea la posi-bilidad de establecer nuevas conexiones entre las clulas del sis-tema nervioso mientras dormimos. En otras palabras: se pueden producir cambios en la estructura y organizacin del cerebro. Como veremos ms adelante, en varios institutos del mundo in-vestigan de qu modo el dormir (o dejar de hacerlo) afecta el aprendizaje y la memoria, tanto para poder incorporar nuevos datos y procedimientos como para consolidar los que ya tene-mos. Ojo: no vaya a ser que los adolescentes que adeuden un examen de qumica se escuden en esta teora para dedicarse a la siesta y, en lugar de enfocarse en el estudio de la tabla peridica, la dejen debajo de la almohada.

    Por ltimo, con menos entrenamiento y bastante vapuleada, llega la teora de la inactividad a ocupar la esquina libre del cua-driltero. Entre abucheos, sostiene que los animales que se que-dan quietos durante la noche tienen menos probabilidad de ser atacados porque no llaman la atencin de los predadores. Sin em-bargo, como bien dice el saber popular, cocodrilo que duerme es cartera, as que es preferible estar alerta, para reaccionar rpido y escapar, antes que eludir el peligro jugando a las estatuas.

  • Ojos bien cerrados 25

    Ms all de quin logre dar el ltimo golpe (o cmo se di-vidan el ring a la hora de investigar), lo que s se sabe es que todos compartimos algunas cosas cuando apoyamos la cabeza en la almohada.

    No me dejes caer

    Para analizar qu nos pasa mientras dormimos, los investiga-dores se centraron en tres aspectos. Por un lado, para medir la actividad cerebral realizaron electroencefalogramas (EEG): con una pasta adhesiva, colocaron electrodos sobre el cuero cabellu-do de amables voluntarios y los conectaron a una computado-ra que registraba las seales elctricas que produca el cerebro mientras dorman. Al mismo tiempo, midieron el tono muscular por medio de un electromiograma (EMG), procedimiento simi-lar al anterior, pero que dispone los electrodos en mscu los de varias partes del cuerpo. Y por ltimo registraron los movimien-tos de los ojos con un electrooculograma (EOG), con perdn de la palabra.

    Despus de varias mediciones o, mejor dicho, despus de ana-lizar un buen rato a los voluntarios (o, en trminos ms tcnicos, sujetos experimentales) que, llenos de cables, aceptaron hacer una siestita en el laboratorio, los cientficos descubrieron que, cuando dormimos, atravesamos diferentes etapas que se repiten cclicamente a lo largo de la noche (o de la tarde, segn los h-bitos y costumbres de cada cual).

    Cuando Lewis Carroll escribi su Alicia en el pas de las maravi-llas en 1865, difcilmente poda imaginar que desde el comienzo de la obra describa con bastante precisin los diferentes mo-mentos del dormir. Alicia sigue al extrao conejo con chaleco que logra llamar su atencin y, casi sin darse cuenta, comienza a caer lentamente. Cae, cae y cae, hasta que siente que se queda dormida y que empieza a soar. Si quieren saber cmo sigue la historia, lean la novela o vean alguna de las pelculas que la

  • 26 La ciencia del sueo

    reelaboraron. Tienen para elegir: desde la primera adaptacin para cine, de 1903, se estren una nueva versin ms o menos cada diez aos.

    Inspirados o no en el novelista y matemtico ingls, los in-vestigadores describieron de modo similar las fases del sueo. Durante la primera etapa, podemos sentir que nos caemos. Nuestros ojos se mueven ms lento y los mscu los de todo el cuerpo se relajan. En la segunda, los ojos se detienen y las on-das que emite nuestro cerebro se vuelven ms lentas, aunque muestran picos ocasionales de actividad. Durante este pero-do, nuestro sueo es liviano: es ms fcil que nos despierten, y en muchos de esos casos llegamos a negar que estbamos durmiendo.

    Una vez que termina la cada, entramos en un sueo pro-fundo. En la tercera y en la cuarta etapas es ms difcil que nos despierten y, si logran hacerlo, estaremos algo de sorientados y somnolientos. Como veremos en el ltimo captulo, en esos momentos algunos de safortunados salen a caminar un rato y otros pueden recitar interesantes y reveladores monlogos. Ms tarde, nuestro sueo llega a una etapa muy particular, lla-mada REM (sigla de rapid eye movement [movimientos oculares rpidos]).2

    Ojos que no ven, pero se mueven... y cmo!

    En la fase REM, los ojos hacen movimientos sacdicos (as lla-man los que saben a los movimientos muy rpidos y abruptos) y se activan muchas reas de nuestro cerebro que en las etapas

    2 En un planteo ms inmediato, es justo decir que tambin se la llama etapa MOR (adivinen por qu) o, en algunos casos, etapa de sueo rpido (porque las ondas cerebrales se aceleran) o de sueo paradjico (porque estamos dormidos pero algunas reas del cerebro parecen estar despiertas).

  • Ojos bien cerrados 27

    anteriores estaban de capa cada, como algunas zonas relaciona-das con la memoria y las emociones. En esta etapa tambin se produce un tipo especial de ondas, similares a las del estado de vigilia y en este momento es ms probable que soemos.

    Este hallazgo de la fase REM sucedi all por 1953 o, mejor di-cho, ac noms por 1953, y se lo debemos a dos cientficos de la Universidad de Chicago. En realidad, todo comenz unos aos antes, cuando un doctor llamado Nathaniel Kleitman intentaba dilucidar cmo dormimos, y public en 1939 un libro que marc la investigacin sobre el tema: Sleep and Wakefulness [Sueo y vi-gilia]. Pero Kleitman, como la mayora de los cientficos, no tra-bajaba solo. Contaba con la ayuda de dos discpulos que pronto demostraron ser tanto o ms brillantes que su maestro: Eugene Aserinsky y William Dement.

    Aserinsky se pasaba horas y horas en el laboratorio y, de tanto mirar a los sujetos que dorman ah para colaborar con las inves-tigaciones, not que en un momento dado los prpados se les movan muy rpido y que haba cierta regularidad en la actividad ocular. Coment estos hallazgos con Dement que, con la ayuda del EEG (y de despertar a los sujetos para preguntarles si estaban soando), demostr que estos movimientos se relacionaban con la aparicin de los sueos y propuso una caracterizacin de las distintas etapas del dormir.

    Y despus del REM, hacia dnde vamos? Volvemos al comien-zo, o casi: en lugar de caernos otra vez, pasamos directamente a la segunda etapa. Todo esto sucede en el mdico tiempo de un partido de ftbol. Desde el momento en que cerramos los ojos hasta que entramos en el maravilloso mundo REM, que nos abre las puertas a dimensiones desconocidas, transcurren unos no-venta minutos. Los detractores de uno de los mejores deportes del mundo pueden aprovechar ese tiempo para soar un poco, en lugar de cuestionar nuestra pasin por ver a veintids seores corriendo detrs de una pelota.

    Con el paso del tiempo, todo mejora (o empeora, segn el contenido de nuestras ensoaciones). Cada fase REM es ms

  • Ojos bien cerrados 29

    un poquito por debajo de la que tenemos cuando estamos des-piertos. En cambio, cuando entramos a la etapa REM, alcanza su valor ms bajo, y por eso empezamos a tironear de la colcha para cubrirnos mejor. En este perodo clave del dormir tambin respiramos de manera ms rpida y errtica.

    Hay otras diferencias entre ambas instancias. En el sistema cardiovascular, ocurren cambios en la presin sangunea y en el ritmo cardaco: estas variables aumentan en distintos momen-tos de la etapa REM y al despertarnos, y disminuyen en la etapa NREM. Lo mismo ocurre con la actividad del sistema nervioso simptico un sistema que, ms all de la cantidad de chistes que haga, nos mantiene en ese estado de lucha-huida que nos permite estar ms alerta, correr ms rpido o tener ms fuerza en situaciones lmite.

    Por otra parte, nuestro cerebro recibe menos flujo sanguneo durante el perodo NREM, pero en REM es similar al de cuando estamos despiertos. Asimismo, ciertas regiones relacionadas con las emociones y con el procesamiento visual reciben ms canti-dad de sangre durante la fase REM.

    Tambin nuestras hormonas se secretan de manera diferente segn el momento del da y las distintas etapas del dormir. Por ejemplo, la hormona tiroidea se libera al anochecer; en cambio, la de crecimiento lo hace unas horas despus de que nos queda-mos dormidos. Por este motivo, algunos relacionaron la baja es-tatura con las interrupciones de la cuarta etapa del sueo (parte del sueo profundo) producidas durante la infancia. Los petisos ya tienen una pista de adnde ir a quejarse... y las abuelas ya tie-nen una maravillosa excusa para mandar a los chicos a dormir.

    En el momento en que soamos, muchas variables de nuestro cuerpo actan de modo similar al de la vigilia, pero la naturaleza nos evita inconvenientes innecesarios, porque los movimientos del cuerpo se bloquean y no permiten que lo que creamos con nuestra poderosa mente se exprese en el mundo real. De esta manera, podemos soar tranquilos que corremos una maratn

  • 30 La ciencia del sueo

    sin agotarnos o que protagonizamos Karate Kid sin riesgo de lastimar a la persona que duerme con nosotros (o a nosotros mismos).

    El maravilloso mundo del dormir

    Muchos podran pensar que, cuando dormimos, nuestro cere-bro simplemente se apaga. Esto tiene algo de cierto, porque hay zonas que s descansan, pero muchas otras trabajan ms que si estuviramos despiertos. Como ya dijimos, las etapas REM y NREM difieren en cuanto a las reas cerebrales que se activan.3

    Antes que nada, cmo hacemos para dormirnos? Es muy sim-ple: en nuestro fascinante y complejo cerebro, muchas zonas cumplen distintas funciones y se comunican entre s gracias a los neurotransmisores, unas sustancias muy tiles producidas por las neuronas y que transmiten mensajes entre ellas. Algunas son la histamina, la orexina, el glutamato, la dopamina y la serotonina que, entre otras tareas, se ocupan de mantenernos despiertos. En la parte central del cerebro, el hipotlamo aloja diferentes cmu-los de neuronas, llamados ncleos, con distintas funciones espec-ficas. Uno de ellos es el ncleo supraquiasmtico, esencial para el funcionamiento del reloj interno de los animales vertebrados (un mecanismo muy especial que determina cmo acta nuestro orga-nismo en cada momento del da, segn veremos en el captulo 6).

    Este ncleo se comunica con otra zona del hipotlamo: el rea preptica ventrolateral, que se encarga de promover la etapa NREM y de que cerremos los ojos para dormir. Para eso, inhibe las seales de las partes del sistema nervioso central que intervie-nen en la vigilia; por lo tanto, nos quedamos dormidos como si nos arrullaran, pero de manera qumica.

    3 Los interesados en conocer ms detalles sobre esos procesos pueden ver las imgenes incluidas en Anexo al final de este libro.

  • Ojos bien cerrados 31

    Al dormir, la alternancia entre REM y NREM queda bajo el control del sector ubicado entre el puente troncoenceflico y el mesencfalo (estructuras conectadas al cerebro, ms o menos a la altura del cuello), que activa o silencia otras zonas cerebrales. As, cuando dormimos, nuestra cabeza trabaja tanto ms de lo que podramos creer. Adems, toda esta actividad cerebral pue-de ser til para otras cosas.

    Hago una siestita y te lo resuelvo

    Como ya dijimos, necesitamos dormir para que nuestro cere-bro descanse y ponga a punto sus funciones. Pero a la vez sera muy peligroso perder por completo el contacto con el mundo exterior: seramos una presa muy fcil para cualquier predador y, ya lo sabemos, la vida a veces tambin se trata de que no te coman.

    Para solucionar este problemita, nuestro sistema nervioso se ocupa de que el cerebro descanse sin poner en riesgo nuestra vida. Para muchos cientficos, esta es una de las funciones de la etapa REM del sueo. Durante esta fase, nuestro cerebro man-tiene pre-ocupados el sistema motor, el sensorial y el emocional, listos para actuar en caso de emergencia. Adems, esta etapa REM cumple otras funciones fisiolgicas muy importantes para nuestro organismo. En primer lugar, se ocupa de regular y man-tener estable la temperatura cerebral. Pero tambin podemos terminar de aprender cmo usar un telescopio o la partitura de una cancin.

    Muchas veces, mientras nos vamos a dormir intentamos re-cordar cmo hacer algo, y a la maana siguiente, por arte de magia REM, tenemos la respuesta. Por eso se cree que esta eta-pa consolidara la memoria no declarativa, una memoria cuyo aprendizaje se produce de manera inconsciente y gracias a la que aprendemos procedimientos como andar en bicicleta, a ma-nejar o a tejer.

  • 32 La ciencia del sueo

    Con la intencin de observar este fenmeno, algunos investi-gadores hicieron un experimento: les pidieron a los participan-tes que se tocaran el pulgar con cada uno de los dedos de la otra mano y midieron cunto tardaban en hacerlo. Luego analizaron las etapas del sueo de los voluntarios y notaron que el perodo REM duraba ms. Al da siguiente, observaron que los individuos tardaban menos tiempo en realizar la tarea.

    Otro grupo de cientficos observ que en esta fase reapare-cen los mismos patrones de actividad cerebral que durante el aprendizaje de la tarea procedimental, principalmente en el cerebelo y en distintas zonas de la corteza cerebral, entre ellas, la motora.

    Pero, por suerte, no slo memorizamos procedimientos. Tam-bin podemos recordar la delantera de los sueos (nombre ati-nado para este libro, si los hay) del Huracn campen de 1973 e inmediatamente diremos Houseman, Brindisi, Avallay, Babing-ton y Larrosa, casi sin pensar. Casi, porque en realidad, para evocar estos nombres, debemos recurrir a una memoria llamada declarativa, a la que se accede de manera consciente y que tam-bin tiene su conexin con la fase REM.

    Esta memoria depende principalmente del hipocampo, una zona de nuestro cerebro fundamental cuando el aprendizaje est relacionado con informacin del contexto y del espacio. Varios es-tudios mostraron que esta estructura se activa cuando aprendemos y en la etapa del sueo profundo posterior al aprendizaje. Adems, observaron que si despertaban a una persona antes de que ingresa-ra en la etapa REM, perjudicaban su capacidad de adquirir nueva informacin declarativa, como datos, fechas, nombres, etc.

    Por otro lado, los investigadores notaron una manera de faci-litar este tipo de aprendizaje: lo relacionaron con las emociones. Precisamente, en otros experimentos verificaron que la fase REM ayuda a consolidar la memoria declarativa siempre y cuando la informacin contenga algn componente emotivo. Esto sucede-ra porque durante esta etapa se activan las regiones lmbicas y paralmbicas de nuestro cerebro, que dirigen las emociones.

  • Ojos bien cerrados 33

    Sin embargo, los expertos todava no acordaron si dormir con-solida este tipo de recuerdos cuando no estn relacionados con aspectos emotivos.

    Muchas personas suelen memorizar datos asocindolos a im-genes que les resultan significativas. Existen cursos que, a partir de esas asociaciones y otras tcnicas, ayudan a tener una memo-ria ms eficiente. Eso s, para que den resultado, despus de las clases hay que dormir bien (nada de salir a bailar ni de aprove-char la happy hour de los bares porteos con los compaeros de curso).4

    Pero esta etapa REM tambin se caracteriza por algo particu-larmente interesante: es nuestra puerta de entrada al mundo de los sueos, el momento en que suceden esas particulares, colori-das y creativas historias que los ms afortunados suelen recordar a la maana siguiente. Un mundo muy particular, que involucra elementos emocionales, de movimiento y de instinto, generados en una maraa de neuronas. Y ese mundo merece un captulo aparte.

    4 O donde se est realizando el curso, que bares y happy hour hay en todos lados.