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ARQUIDIÓCESIS DE MÉRIDA
SEMINARIO SAN BUENAVENTURA
MÉRIDA-MÉRIDA
LA EXISTENCIA DE DIOS
SEGÚN SAN ANSELMO DE CANTERBURY
EN LA OBRA MONOLOGION
Y SUS PRUEBAS A POSTERIORI
AUTOR: GOIDAS M. PAÚL R.
PROF. Pbro. MARTÍN SOLANO
MÉRIDA 08/06/2011
2
INDICE
INTRODUCCIÓN…………………………………………………………………...3
BIOGRAFÍA DE SAN ANSELMO…………...……………………………………5
CAPÍTULO I………………………………………………………………………....6
ESTUDIO DE LA EXISTENCIA DE DIOS DESDE EL MONOLOGION Y
MEDIANTE LAS PRUEBAS A POSTERIORI.
1.1 INFLUENCIA DE SAN ANSELMO EN LA ESCOLÁSTICA Y SU
PROBLEMÁTICA ENTRE FE Y RAZÓN………………………………………6
1.2 EL MONOLOGION COMO VISIÓN A LAS PRUEBAS A POSTERIORI…….9
1.3 1.3 PRUEBAS A POSTERIORI DE LA EXISTENCIA DE DIOS EN SAN
ANSELMO………………………………………………………………………13
CAPÍTULO II………………………………………………………………………18
DIFERENTES CRITICAS QUE VAN A DESARROLLARSE EN LA OBRA
MONOLOGION DE SAN ANSELMO Y EN SUS PRUEBAS A POSTERIORI.
2.1 CRÍTICAS AL MONOLOGION Y A SUS PRUEBAS A POSTERIORIS……18
CONCLUSIÓN……………………………………………………………………..21
BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………………...22
3
INTRODUCCIÓN
La filosofía medieval a de estar enmarcad en un amplio contexto en el cual la teología
toma elementos propios de la filosofía, para por medio de esta, destacar su vivencia
que no sólo se queda en el campo de lo espiritual sino que tiene un amplio sentido en
la vida del hombre incluyendo su pensamiento. En este entorno y problemática es en
la que se va a desarrollar el trabajo que presentaremos a continuación; el tema a tratar
será la existencia de Dios en San Anselmo de Cantorbery Obispo y Dr. Del iglesia,
quien movido por su pasión al estudio y al pensamiento, decide dedicar parte de su
vida y obra al estudio de Dios.
La existencia de Dios, será profundizada desde dos perspectivas: ampliando y
profundizando en la obra Monologion y sus diferentes pruebas a posteriori, con el fin
de demostrar la existencia de Dios tanto en la escolástica como para las críticas
mismas.
La idea dominante de San Anselmo era el conciliar la razón con la fe: en sus escritos
no se halla fárrago de discusiones inútiles ni de vanidosas sutilezas, sino el lenguaje
de un espíritu elevado, sincero, penetrante, que busca con amor la verdad y la expone
sin pretensiones de ninguna clase. El mismo nos dice que al escribir las doctrinas de
su Monologion, no había pensado nunca que debieran ver la luz pública, sino
responde únicamente a sus amigos, de quienes creía que bien pronto olvidarían la
respuesta. Pero el merecido aprecio que de ella se hizo le sorprende, y en
consecuencia asegura que después de haber leído varias veces sus escritos, nada
encuentra que no esté acorde con lo que dijeron los Padres, y especialmente San
Agustín.
Es preciso destacar, que para la presente monografía utilizaremos el método APA,
pues consideramos que la misma es un elemento clave que nos ayudará a la
comprensión y mejor desarrollo de la presente monografía.
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La existencia de Dios sigue siendo hoy en día motivo de estudio para muchos, pues
denota un sentido trascendental en el hombre, de allí que es interesante dar un breve
repaso por un autor que fue capaz de estudiar este tema creando innovación dentro
del campo de la fe y más aún en el pensamiento filosófico.
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BIOGRAFÍA DE SAN ANSELMO
San Anselmo nació en Aosta (Italia) en 1033 de noble familia. Desde muy niño se
sintió inclinado hacia la vida contemplativa. Pero su padre, Gandulfo, se opuso: no
podía ver a su primogénito hecho un monje; anhelaba que siguiera sus huellas. A
causa de esto, Anselmo sufrió tanto que se enfermó gravemente, pero el padre no se
conmovió. Al recuperar la salud, el joven pareció consentir al deseo paterno. Se
adaptó a la vida mundana, y hasta pareció bien dispuesto a las fáciles ocasiones de
placeres que le proporcionaba su rango; pero en su corazón seguía intacta la antigua
llamada de Dios. En efecto, pronto abandonó la casa paterna, pasó a Francia y luego a
Bec, en Normandía, en cuya famosa abadía enseñaba el célebre maestro de teología,
el monje Lanfranco.
Anselmo se dedicó de lleno al estudio, siguiendo fielmente las huellas del maestro, de
quien fue sucesor como abad, siendo aún muy joven. Se convirtió entonces en un
eminente profesor, elocuente predicador y gran reformador de la vida monástica.
Sobre todo llegó a ser un gran teólogo. Su austeridad ascética le suscitó fuertes
oposiciones, pero su amabilidad terminaba ganándose el amor y la estima hasta de los
menos entusiastas. Era un genio metafísico que, con corazón e inteligencia, se acercó
a los más profundos misterios cristianos: “Haz, te lo ruego, Señor, escribía, que yo
sienta con el corazón lo que toco con la inteligencia”. Sus dos obras más conocidas
son el Monologium, o modo de meditar sobre las razones de la fe, y el Proslogium, o
la fe que busca la inteligencia. Es necesario, decía él, impregnar cada vez más nuestra
fe de inteligencia, en espera de la visión beatífica. Sus obras filosóficas, como sus
meditaciones sobre la Redención, provienen del vivo impulso del corazón y de la
inteligencia. En esto, el padre de la Escolástica se asemejaba mucho a San Agustín.
Fue elevado a la dignidad de arzobispo primado de Inglaterra, con sede en
Cantorbery, y allí murió el 21 de abril de 1109. En 1720 el Papa Clemente XI lo
declaró doctor de la Iglesia.
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CAPÍTULO I
ESTUDIO DE LA EXISTENCIA DE DIOS DESDE EL MONOLOGION Y
MEDIANTE LAS PRUEBAS A POSTERIORI.
1.1 INFLUENCIA DE SAN ANSELMO EN LA ESCOLÁSTICA Y SU
PROBLEMÁTICA ENTRE FE Y RAZÓN.
La importancia del conocimiento del sistema escolástico, aunque no resultara de su
valor intrínseco, se evidenciaría por lo extrínseco, esto es, por el dominio exclusivo
que obtuvo en Europa durante cuatro siglos, habiendo resistido otros dos a los
empujes de las teorías modernas. Vamos, pues, a exponer este sistema en sus
doctrinas fundamentales, prescindiendo de sus varias ramificaciones, y
específicamente refiriéndome al Monologion de San Anselmo cuyas pruebas de la
existencia de Dios se refieren a ésta . Sin tener ideas claras y exactas sobre la filosofía
escolástica es imposible entender a la mayor parte de los escritores, manifiesta Jaime
Balmes (1935):
Así de ciencias filosóficas como teológicas, que se distinguieron desde
el siglo XIII hasta mediados del XVII; a los cuales se pueden añadir
muchos de los que florecieron posteriormente. Esto, que es aplicable a
toda Europa, lo es muy particularmente a España, donde se ha
enseñado aquella filosofía hasta la época de la revolución, y donde
conservó todavía algunos establecimientos hasta los desastres de 1835.
(p. 79)
Por eso queremos referirnos solo a San Anselmo y sus pruebas sobre la existencia de
Dios.
7
San Anselmo es la figura intelectual más eminente de su siglo y uno de los
pensadores más profundos de toda la Edad Media. Compite con Boecio, Juan Escoto
Eriúgena y Abelardo para el título de “Primer Escolástico”. Prepara el camino para
las grandes síntesis de los siglos XII y XIII. Es uno de los primeros pensadores
originales de la Edad Media. Siguiendo las huellas de San Agustín, lo supera en vigor
y agudeza argumentativos. Retoma y profundiza los temas centrales de San Agustín.
Condujo al pensamiento filosófico de su tiempo del llano de la lógica formal a las
alturas de la verdad metafísica. Su mérito está en la orientación que da a la filosofía y
los horizontes que le abre. A la intuición de San Agustín, prefiere el rigor del
pensamiento. Con respecto a esto el Pbro. Lic. Hernán H. Quijano Guesalaga (2011)
Asegura:
San Anselmo inaugura la “ciencia teológica” propiamente dicha; o sea,
no solamente las "auctoritates" de la Sagrada Escritura y los Santos
Padres, sino también la reflexión sistemática. En la polémica medieval
antidialécticos contra dialécticos, San Anselmo asume una posición
intermedia y moderada. Contra los dialécticos exagerados afirma la
supremacía y absoluta suficiencia de la fe. Primero es la fe y después
viene la razón. La fe es el punto de partida; después, del creer se pasa
al comprender. Frente a los antidialécticos, por otra parte, siguiendo a
San Agustín, defiende la utilidad de la razón para la explicación y
comprensión de las verdades de la fe. El resultado del trabajo será la
“ratio fidei” o el “intellectus fidei”. De la fe se pasa a la inteligencia de
la fe y el proceso termina en la “visión” (beatífica).Aunque
aparentemente esta posición daba por concluida la controversia,
quedaba pendiente y abierto un doble peligro: 1) El de no distinguir
suficientemente la razón de la fe ni delimitar bien los campos de la
filosofía y de la teología; para lo cual no basta haber establecido un
orden jerárquico correcto. 2) El de no marcar un tope al Alcance de las
8
Especulaciones racionales en la inteligencia de los misterios de la fe.
(p.2)
San Anselmo tiene una gran confianza en el poder de la razón. Busca las “razones
necesarias” para demostrar hasta donde se pueda los misterios del cristianismo,
incluso para los estrictamente sobrenaturales como la Trinidad y la Encarnación. No
obstante, sería exagerado considerar a San Anselmo como un racionalista.
En el uso que hace de la razón, San Anselmo no dispone todavía de los recursos que
tendrán a su alcance los teólogos del siglo XIII. Su material se reduce prácticamente a
la dialéctica (lógica). Con ella no pretende penetrar el misterio de la fe, porque lo
destruiría, sino llevar al incrédulo a aceptar la existencia del misterio o hacer ver al
menos que no es contradictorio. Por lo demás, Anselmo declara expresamente que
hay misterios, como el de la Santísima Trinidad, inaccesibles a la razón.
Hay dos expresiones de San Anselmo que vale la pena grabar: “fides quaerens
intellectum”, que resume el contenido del Proslogion y fue el título original de esa
obra; y “credo ut intelligam”, que cierra el primer capítulo de la misma obra, fórmula
que puede leerse casi literalmente en San Agustín.
En la teología escolástica el papel de la razón educada filosóficamente llega a ser aún
más visible bajo el empuje de la interpretación Anselmiana del intellectus fidei. Para
el santo Arzobispo de Canterbury la prioridad de la fe no es incompatible con la
búsqueda propia de la razón. En efecto, ésta no está llamada a expresar un juicio
sobre los contenidos de la fe, siendo incapaz de hacerlo por no ser idónea para ello.
Su tarea, más bien, es saber encontrar un sentido y descubrir las razones que permitan
a todos entender los contenidos de la fe. San Anselmo acentúa el hecho de que el
intelecto debe ir en búsqueda de lo que ama: cuanto más ama, más desea conocer.
Quien vive para la verdad tiende hacia una forma de conocimiento que se
inflama cada vez más de amor por lo que conoce, aun debiendo admitir que no
ha hecho todavía todo lo que desearía: (Monologion, Prologo) Ad te videndum
9
Factus sum; et nondum feci propter quod factus sum (He sido hecho para verte y
todavía no hice aquello para lo cual fui hecho). El deseo de la verdad mueve, pues, a
la razón a ir siempre más allá; queda incluso como abrumada al constatar que su
capacidad es siempre mayor que lo que alcanza. En este punto, sin embargo, la razón
es capaz de descubrir dónde está el final de su camino. Yo creo que basta a aquel que
somete a un examen reflexivo un principio incomprensible alcanzar por el raciocinio
su certidumbre inquebrantable, aunque no pueda por el pensamiento concebir el cómo
de su existencia [...]. Ahora bien, ¿qué puede haber de más incomprensible, de más
inefable que lo que está por encima de todas las cosas? Por lo cual, si todo lo que
hemos establecido hasta este momento sobre la esencia suprema está apoyado con
razones necesarias, aunque el espíritu no pueda comprenderlo, hasta el punto de
explicarlo fácilmente con palabras simples, no por eso, sin embargo, sufre quebranto
la sólida base de esta certidumbre. En efecto, si una reflexión precedente ha
comprendido de modo racional que es incomprensible (rationabiliter comprehendit
incomprehensibile esse) el modo en que la suprema sabiduría sabe lo que ha hecho
[...], ¿quién puede explicar cómo se conoce y se llama ella misma, de la cual el
hombre no puede saber nada o casi nada?. Con todo esto Juan Pablo II nos dise:“Se
confirma una vez más la armonía fundamental del conocimiento filosófico y el de
la fe: la fe requiere que su objeto sea comprendido con la ayuda de la razón; la
razón, en el culmen de su búsqueda, admite como necesario lo que la fe le
presenta”. ( Fides et ratio n° 42.)
1.2 EL MONOLOGION COMO VISIÓN A LAS PRUEBAS A
POSTERIORI.
En el Monologion San Anselmo desarrolla la prueba de la existencia de Dios basada
en los grados de perfección que se encuentran en las criaturas. En el capítulo primero
aplica su argumentación a la bondad, y en el capítulo segundo a la grandeza, que
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entiende, según él mismo nos dice, no como grandeza cuantitativa, sino como una
Cualidad semejante a la sabiduría, que cuanto en mayor grado sea poseída por un
Sujeto, mejor, en tanto que la grandeza cuantitativa no es prueba de superioridad
cualitativa. Tales cualidades se encuentran en grados diversos en los objetos de la
experiencia, de modo que la argumentación procede de la observación empírica de
grados de, por ejemplo, bondad, y es por lo tanto una argumentación a posteriori.
Pero el juicio acerca de diferentes grados de perfección (san Anselmo supone, desde
luego, que se trata de juicios objetivamente fundamentados) implica una referencia a
un modelo de perfección, y el hecho de que la cosa participa objetivamente, en grados
diferentes, de la bondad, manifiesta que el modelo es en sí mismo objetivo, que hay,
por ejemplo, una bondad absoluta en la que participan todas las cosas buenas y a la
que se aproximan más o menos, según los casos.
En este particular en el Proslogion de Anselmo en Líneas Fundamentales de un
Sistema de Filosofía Transcendental de Hansjürgen Verweyen (2007) nos pauta:
Ha podido celebrar en estos días su 900 aniversario. En cierto modo es
verdad que este librito pertenece a los textos más discutidos de la
historia universal; casi ninguno de los que han adquirido fama y
renombre entre filósofos y teólogos, después de Anselmo, ha podido
pasar por alto “la prueba ontológica de la existencia de Dios” como
designó Kant, y todavía hoy estimula los intelectos más diversos, como
nos demuestra una ojeada a la literatura secundaria interminable.
(P.107)
Ciertamente no hay ninguna otra idea que haya logrado tal fama en la vida y la obra
de su autor fuera de su contexto como este argumento. Esto ya es válido para el
mismo Proslogion. Pero la suerte corrida de ese contexto olvidado concierne más aún
11
al fundamento de aquel sistema filosófico, sacado de la: fides quaerens intellectum,
que Anselmo había acabado dos años antes: el Monologion.
Ya uno de sus primeros lectores, el famoso clérigo Lanfranc maestro de Anselmo y,
al lado de Guillermo el Conquistador, cofundador de una nueva Inglaterra parece no
haber entendido nunca debidamente el librito. El mismo Anselmo finalmente con su
observación algo peyorativa en el prólogo del Proslogion, donde dice que su escrito
anterior (opusculum) sería sucesión de numerosos argumentos, en cuyo lugar quisiera
poner ahora un argumento único que ha contribuido no poco a que se haya publicado
un montón de comentarios acerca del argumento ontológico, pero sólo una literatura
escasa acerca del Monologion.
Los obstáculos que dieron lugar a que se despertase un interés un poco más que
superficial por el Monologion son efectivamente grandes. En opinión del autor no
solamente aparecen relegados tanto el Proslogion como los capítulos iniciales del
Monologion acerca del acceso filosófico a la existencia de Dios. Particularmente las
especulaciones acerca de la Trinidad, que constituyen la parte central del escrito, han
sido directamente sofocadas por la obra inmensa de San Agustín sobre la cual se
basan en lo esencial y las aclaraciones posteriores de la alta escolástica, frente a las
cuales el intento de Anselmo se parece a una anticipación racional demasiado
atrevida en el ámbito del estricto misterio de la fe. Sin embargo no sólo se debería
tener presente que únicamente a través de este proyecto sistemático fundamental se
puede lograr un acceso al pensamiento global de Anselmo; uno debería tener en
cuenta también, y sobre todo, las importantes indicaciones metódicas que el mismo
Anselmo suministra para el enjuiciamiento de este “opusculum” ya que lo designa
como ejemplo de cómo se reflexiona sobre la índole de la fe desde el punto de vista
de alguien que investiga lo que no sabe meditando consigo mismo. Además dice de
su escrito que a través de un estilo claro y argumentos comúnmente comprensibles,
mediante las reglas de una discusión simple, no busca otra prueba que la que resalta
12
espontáneamente del encadenamiento necesario de los procedimientos de la razón y
de la evidencia de la verdad.
Esto significa que Anselmo pretendió presentar algo que se puede denominar,
siguiendo a Kant, como reflexión transcendental: un regreso a las condiciones
apriorísticas de posibilidad del propio pensar y conocer. Ciertamente esta reflexión se
dirige a algo que primero es desconocido (quae nesciat), porque no había sido
advertido (quae prius non animadvertisset). Pero por principio lo buscado se puede
descubrir a través de un lenguaje claro y de pruebas al alcance de todos y al menos en
una gran parte accesible también a aquel que sólo dispone de unas luces mediocres.
Si estas indicaciones de Anselmo son verdaderamente ciertas, entonces el tenor
fundamental del escrito debería también abrirse a una mirada cuidadosa que no
poseyera un conocimiento más detenido de todo su fondo histórico-filosófico o
histórico-teológico; y en tanto en cuanto la reflexión Anselmiana de las condiciones
transcendentales de la razón tuvo éxito en aquel entonces, la validez de sus
argumentos debería hacerse patente también en la actualidad. Las explicaciones
siguientes quieren intentar rastrear lo permanentemente válido en la argumentación
de Anselmo y con ello invitar a una relectura que supere el mero interés histórico por
un diálogo en el que la nueva incepción de su pensamiento antañón puede ser
actualmente un impulso para que, partiendo del centro de la fe, se haga nuevamente la
pregunta por la verdadera dignidad de una razón autónoma.
Con este proceder no se pretende constituir un falso contraste entre el interés histórico
y el sistemático, sino solamente disculpar el carácter de esbozo que tiene nuestro
intento, porque no nos ocupamos detenidamente de la literatura secundaria. Pero las
grandes obras de la historia de la filosofía destacaron siempre por el hecho de
hechizar de manera inmediata, también al principiante y poco iniciado en su
especialidad, a través de la fuerza de una argumentación que sobrepasa todo
13
condicionamiento histórico. El hecho de que el Monologion pertenece a la serie de
estas obras merece ser destacado con énfasis.
1.3 PRUEBAS A POSTERIORI DE LA EXISTENCIA DE DIOS EN SAN
ANSELMO.
En el Monologion (Soliloquio), Anselmo desarrolla dos ideas fundamentales
aposteriorísticas, es decir, que parten de la experiencia como pruebas de la existencia
de Dios.
La primera que se presenta en tres variantes:
a) Parte de la existencia bienes deseables, cada uno tiende a adueñarse de las
cosas que juzga como buenas. Sin embargo los bienes son múltiples. Su
principio, ¿será múltiple o será único? La bondad, en virtud de la cual las
cosas son buenas, sólo puede ser una. Por lo tanto, si las cosas son buenas,
existe la bondad absoluta.
b) A partir de la idea de grandeza, no espacial, sino cualitativa. La diversidad de
tal grandeza, que nosotros constatamos sin lugar a dudas, exige una grandeza
suprema, de la cual todas las demás no son más que una participación gradual.
c) A partir del ser como tal: Todo lo que es, parece serlo por obra de algo[...]
Nada existe en virtud de nada, es decir nada viene de la nada […] puesto que
existe algo, existe el ser supremo.
La segunda prueba, también aposteriorística, parte de las naturalezas o esencias de las
cosas. Comparando distintos seres, se muestra una desigualdad de dignidad y de
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grado; por ejemplo, entre la naturaleza de la madera, la del caballo y la del hombre.
Así, la argumentación se guía por la idea de los grados de ser, de la jerarquía del ser.
Esta escala no puede ser infinita, sino que es necesario que se cierre, llegando a un
grado supremo que, está de tal modo encima de las demás, que no sea inferior a
ninguna. De dicha naturaleza se afirma entonces que es por sí misma lo que es; y todo
lo que es, es lo que es por ella. Por tanto, tiene que existir una esencia que se distinga
porque es buena y grande por sí misma y es lo que es por sí misma, y todo lo Que es
verdadero o bueno o grande o algo, lo es por ella, que es el bien supremo, la suprema
grandeza, el ser supremo, es decir, lo supremo de todo lo que es.
De una manera mas fundamental el capitulo I del Monologion nos da a entender de
que existe una naturaleza suprema llena de bondad que da a sus criaturas parte de esas
cualidades que son propias en él y que hace que todo hombre las anhele así como
todo hombre desea gozar, “pero no de las cosas que juzgan buenas, fácilmente
puede encaminar alguna ves para buscar el ser del cual procede la bondad de
aquellas cosas que no desea sino que las juzga buenas” (Monologion II) he allí
parte del argumento tomado por San Anselmo para denotar la existencia de Dios
quien, a través, de cualidades presentes en su criaturas nos deja vislumbrar cualidades
propias de su ser.
Como hemos encontrado que existe algo altamente bueno,
considerando que todos los objetos buenos son tales por algo que es
bueno por si, del mismo modo hay que concluir que hay algo
altamente grande si se considera que todo los que es grande lo es por lo
que es grande por sí mismo; grande, digo, no por extensión como un
cuerpo, sino tal que cuanto más grande más digno es, como la
sabiduría (Monologion. II).
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1ra prueba, asentada en la bondad que nos remite a su creador: Partiendo de la
idea de un sumo bien o bondad se puede señalar que Dios se manifiesta en sus
creaturas dando un armonía y perfección que sólo puede provenir de un ser superior
que en este caso es Dios.
2da prueba, consiste en la grandeza, no espacial sino cualitativa: Continuando
con esta línea del pensamiento de San Anselmo esta primera premisa de bondad nos
conduce a una segunda que consiste en la participación de ser de quien recibe su
existencia, es decir, esa bondad infinita propia del creador hace que la criatura
participe de esta realidad bien sea deseándola o encontrándola mediante el camino de
la fe; en otro sentido cómo es posible que habiendo tantos sentimientos en el mundo
el hombre se encamine por la bondad, e incluso aun el malvado que aunque no la
posea al menos la desea para sí mismo y sus allegados.
Es por esto que para San Anselmo la bondad y cuánto virtud es propia del hombre
porque se da mediante una participación con aquel de quien es otorgada y en quien
encuentra su plenitud, es decir, Dios.
finalmente, no sólo todo lo bueno y lo grande lo es en virtud de algo
que es uno y lo mismo, sino que todo lo que es parece evidente que es
en virtud de algo único. Porque todo lo que existe viene de algo o de la
nada. Pero nada puede recibir el ser de la nada, porque ni siquiera se
puede imaginar que haya algo sin causa; luego todo lo que existe no
tiene el ser más que en virtud de otra cosa. (Monologion III).
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3ra y 4ta prueba, que consiste al ser en cuanto a individuo y la constatación de
los grados de perfección: en su tercera y cuarta prueba de la existencia de Dios se
descubre los grados de perfección de las cosas del mundo, que no pueden explicarse
por una cadena indefinida de perfección, sino que nos revela su causa de origen.
Estos grados parten primero del individuo y cuando nos referimos a este se refiere a
cualquier criatura que de manera eslabonada llevan a crear una perfección universal
por así decirlo. Que no proviene de varios elementos sino de solo, el cual no necesita
de nuestra existencia, ya que Éste es Dios.
por tanto, puesto que la verdad no permite admitir que la causa de
todas las cosas es múltiple, es necesario que está causa sea única, y
puesto que todo lo que existe no existe más que en virtud de una causa
única, es necesario que está causa única exista por sí misma. Todo lo
demás tiene su origen de otro. (Monologion. III)
Con este argumento nos queda claro el énfasis que hace San Anselmo acerca el
existen de Dios no como la suma de varios entes que actúan de manera divina sobre
la creación sino como un Ser único del cual se desprende una serie de cualidades que
siendo propias de Dios se encuentran en el hombre. Ya casi concluyendo su
demostración de la existencia de Dios es oportuno resaltar este pequeño fragmento de
la obra donde da por evidente a Dios.
hay pues un principio único y superior a todo lo que existe. Ahora
bien, lo que es superior a todas las cosas, lo que comunica al ser, el
bien y la grandeza a todo lo que es buena y grande es necesario que sea
soberanamente bueno o altamente bueno, grande y superior a todo lo
que existe. Existe, pues, algo que, bien sea llamado esencia, sustancia
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o naturaleza, es perfectamente bueno y grande, es en fin superior a
toda. (Monologion. IV)
Cabe resaltar que cuando Anselmo sube de las creaturas al creador, o sea, a partir de
cualidades del hombre describe a Dios no quiere adjudicar a este ninguna categoría
humana o mundana por así decirlo, sino que lo denomina con el nombre de absoluto
Dios.
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CAPÍTULO II
DIFERENTES CRITICAS QUE VAN A DESARROLLARSE EN LA OBRA
MONOLOGION DE SAN ANSELMO Y EN SUS PRUEBAS A POSTERIORI.
2.1 CRÍTICAS AL MONOLOGION Y A SUS PRUEBAS A POSTERIORIS.
Existen muy pocas características de la cual se puedan bifurcar críticas al
Monologion de Anselmo, es decir, se pueden dar algunas referencias que llevan a
cabo esta obra con sus pruebas, muy diferente al Proslogion que tiene muchas críticas
debido al salto metafísico que se da con dichas pruebas.
En la Suma teológica de Santo Tomás de Aquino (1225-1274), encontramos parafraseada y
consignada como segunda dificultad, la prueba de la existencia de Dios de Anselmo de Aosta
(1033-1109), a la que Tomás, por su formación aristotélica, habría de achacarle un paso
indebido desde el orden ideal al orden real :
Se llama evidente lo que se comprende con sólo conocer sus términos,
cualidad que el Filósofo [entiéndase Aristóteles (384 a.C-322 a.C)] atribuye a
los primeros principios de demostración; y así, sabido lo que es todo y lo que
es parte, en el acto se comprende que el todo es mayor que cualquiera de sus
partes. Pues sabido lo que significa este término, Dios, en el acto se comprende
que Dios existe, porque con este nombre expresamos lo que es más grande que
cuanto se puede concebir, y más grande será lo que existe en el entendimiento
y en la realidad que lo que sólo existe en el entendimiento. Por consiguiente, si
por el hecho de entender su nombre existe Dios en el entendimiento,
19
asumiendo que existe también en la realidad. Luego que Dios existe es
evidente por sí (Tomas de Aquino, Suma Teológica, p. 145)
En tiempos de Anselmo tuvo lugar una profunda controversia metódica: la querella (entendida
como disputa entre facciones divididas que polemizan entre sí) suscitada entre teólogos y
dialécticos. El Renacimiento Carolingio registró un impulso inusitado del arte dialéctica, ya
que, por entonces, la dialéctica era considerada como una propedéutica hermenéutica, es decir
como una preparación para la interpretación de las Escrituras. Los dialécticos reclamaban la
libertad de razonar al margen de la ortodoxia. Los teólogos se aferraban al fideísmo, según el
cual todo habría de creerse por la fe o por testimonio. Anselmo aparecería terciando entre estas
dos posiciones antagónicas y en pugna. Con ese propósito escribió el Monologion (Soliloquio)
(1075-1076) y, posteriormente, el Proslogion (Alocución) (1077-1078).
Es claro destacar la base filosófica que tienen el mismo Monologion aunque se tenga muy poca
referencia o desenvolvimiento crítico que ésta puede generar, es preciso destacar en fondo la
filosofía en medio de la existencia de Dios. Con las pruebas de San Anselmo se inicia la
teodicea escolástica, aplicando la dialéctica a la demostración racional de la
existencia de Dios y la formulación de sus atributos. Todas ellas son pruebas de
inspiración platónica, resentidas de realismo exagerado, ya antes formuladas por San
Agustín, pero expuestas por San Anselmo con originalidad, con más fuerza y nervio
dialéctico.
En el Monologion expone tres argumentos. En todos ellos el punto de partida es la
existencia de una pluralidad de entes finitos, dotados de perfecciones desiguales,
entre cuyos grados puede establecerse un orden jerárquico ascendente o escala que
conduce a la afirmación de un primer ser, Causa Ejemplar, Eficiente y Final, que
posee estas perfecciones en grado sumo, y de las cuales participan todos los entes
Inferiores. En el Monologion sigue un procedimiento a posteriori; la prueba del
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Proslogium será a priori. En este particular el Pbro. Guesalaga presenta así los tres
argumentos del Monologion:
1) Las cosas existen como bienes limitados y relativos; luego existe un
Bien Supremo: Según Hernán, la prueba es una aplicación de su
realismo exagerado. Todas las cosas son buenas por un mismo Bien;
eso es verdad. Pero Anselmo no salva la trascendencia de ese Bien,
que, por tanto, no se puede identificar con Dios. 2) Las cosas existen
pero son contingentes, porque no tienen en sí mismas el principio de su
existencia. Luego, debe existir un Ser Necesario que sea la causa de la
existencia de las cosas contingentes. 3) Las cosas existen poseyendo
cada una un cierto grado de perfección. Luego, ellas presuponen un
Ser Perfectísimo que participe a las cosas de sus perfecciones. Por
tanto, Dios existe y es Bien Supremo, Ser Necesario (Causa Primera) y
Perfección Absoluta. (p. 5)
En conclusión, la idea que sostiene la argumentación de estas pruebas, y media entre
la unidad y la pluralidad, no es la aristotélica de causalidad, que más tarde adoptaría
Tomás de Aquino (como se había de ver), sino la concepción platónico-agustiniana
de la participación, la participatio. Cada idea es la causa inmanente de los muchos
atributos que determinan de distinta manera a los seres individuales. Así, toda
pluralidad se basa, al fin, en una unidad, y por tanto, puede remitir a ella.
21
CONCLUSIÓN
La existencia de Dios se presenta como el resultado del hombre que busca a Dios.
Pero esta vista desde el punto de vista filosófico, denota la complementación entre la
filosofía y la teología, que lejos de ser vista como una utilidad en la cual la fe volaron
era la más favorecida, lleva al hombre a crear argumentos lógicos que le permitan
demostrar la existencia de Dios no partiendo solo aportes proporcionados por la
sagrada escritura sino mediante la razón. Es precisamente en este ambiente que se
desarrolla la obra de San Anselmo hombre, fomentado en el pensamiento cristiano,
perteneciente y digno representante de la escolástica.
En cuanto a su pensamiento San Anselmo demostró tener suficientes bases filosóficas
que le permitieron llegar a predicar mediante su obra el ser que para el era la fuente
de donde mana la creación. En la obra Monologion, Anselmo parte de las causas para
llegar al efecto, pruebas conocidas como las a posteriori; en esta, se aprecien cuatro
elementos, apoyados en la bondad, y las cualidades que posee cada hombre hasta
llegar a los diferentes grados de perfección que existe en el universo y que no vienen
de la nada sino que se desprenden de un ser superior que es Dios.
La existencia de Dios adquiere un sentido universal que engloba a todo hombre, de
manera que le hace partícipe de sus cualidades, la obra concluyó con la petición de
San Anselmo de seguir profundizando y entendiendo las verdades ocultas de Dios,
además de esto es necesario resaltar cómo todo pensamiento, más aún cristiano, que
éste pasó por una serie de juicios que la prueban o desaprueban, pero lo
verdaderamente interesante en San Anselmo a es que no puede ser medido desde esta
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óptica sino desde la gran riqueza y variedad que tiene el pensamiento filosófico a lo
largo de la historia y que es legado de la iglesia católica.
BIBLIOGRAFÍA
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Balmes (Vich, 1810-1848) mayo 2007 fuente: imprenta Sáez hermanos.
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Aquino-Tomás de Aquino: Suma teológica, Primera parte, Cuestión II, Tratado de
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