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LA FACULTAD DE D1:RECHO DE LA UNAM EN LA HISTORIA RECIENTE Dr. Antonio LUNA ARROYO * SINOPSIS DE LAS PROMOCZ02YES 1929-1933 Y 1930-1934 En este breve comentario se usan los términos: Crónica, del grie- go Chronikos, Chronos, y del latiti Chonicos, que quiere decir breve relación histúrica por orden de los tiempos. Promociln, del latín prornotio-onis, conjunto de indivi<luos que han obtenido un grado o empleo al mismo tiempo; vocablo este último, distinto de "genera- ción", usado en forma equivocada. frecuentemente, por los estudiantes universitarios de nuestro país coiiio sinónimo de promoción. Genera- cidn, viene del latin, Generatio-onrs, acci6n y efecto de generar, engen- drar; histórica y sociológicamente se refiere, a un conjunto de individuos nacidos en una miatua fecha que irrumpen en lw cam- pos de la cultura y dejan un sello característico en el devenir.. . El filósofo Ottokar Lorenz lo bosquejií -al decir de José Ferrater Mora-' al sostener que la idea de gener;ición se refiere a grupos de intelec- tuales que se destacan, originalmriite, por sus conocimientos y formas de expresarse, sin los cuales, no sc puede entender la realidad prima- ria de una epoca. Ortega y Gasset desarrolló, a su vez, estos conceptos. ampliando su alcance, al decir: "<lue son la razón histúrica y su vital método, de fecundidad extrema, (apaz de dar una fisonomía comple- tamente nueva de tal unidad social. La teoría de las generaciones es un instrumento capital de ella: 5iis resultados permiten preveer una nueva forma de conocimiento filcisófico, literario, e histórico, cuando se haga de ese metodo. un liso siificientemente técnico". Para Ortega Investigador del Institiito de iiivertii.aciones Juridicas de la UNAM. i Fuaa~riin MOR*. JosCÍ, Bi~cionn~io d.. Filosofin. Editorial Su<lanicricaiia, Buinor Aires, Argentina. 1951. www.derecho.unam.mx

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LA FACULTAD DE D1:RECHO DE LA UNAM EN LA HISTORIA RECIENTE

Dr. Antonio LUNA ARROYO *

SINOPSIS DE LAS PROMOCZ02YES 1929-1933 Y 1930-1934

En este breve comentario se usan los términos: Crónica, del grie- go Chronikos, Chronos, y del latiti Chonicos, que quiere decir breve relación histúrica por orden de los tiempos. Promociln, del latín prornotio-onis, conjunto de indivi<luos que han obtenido un grado o empleo al mismo tiempo; vocablo este último, distinto de "genera- ción", usado en forma equivocada. frecuentemente, por los estudiantes universitarios de nuestro país coiiio sinónimo de promoción. Genera- cidn, viene del latin, Generatio-onrs, acci6n y efecto de generar, engen- drar; histórica y sociológicamente se refiere, a un conjunto de individuos nacidos en una miatua fecha que irrumpen en lw cam- pos de la cultura y dejan un sello característico en el devenir.. . El filósofo Ottokar Lorenz lo bosquejií -al decir de José Ferrater Mora-' al sostener que la idea de gener;ición se refiere a grupos de intelec- tuales que se destacan, originalmriite, por sus conocimientos y formas de expresarse, sin los cuales, no sc puede entender la realidad prima- ria de una epoca. Ortega y Gasset desarrolló, a su vez, estos conceptos. ampliando su alcance, al decir: "<lue son la razón histúrica y su vital método, de fecundidad extrema, (apaz de dar una fisonomía comple- tamente nueva de tal unidad social. La teoría de las generaciones es un instrumento capital de ella: 5iis resultados permiten preveer una nueva forma de conocimiento filcisófico, literario, e histórico, cuando se haga de ese metodo. un liso siificientemente técnico". Para Ortega

Investigador del Institiito de iiivertii.aciones Juridicas de la UNAM. i Fuaa~riin MOR*. JosCÍ, B i ~ c i o n n ~ i o d. . Filosofin. Editorial Su<lanicricaiia, Buinor

Aires, Argentina. 1951.

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insistimos, la historia se compone de generaciones, las cuales consti- tuyen unidades culturales propias, que siguen un ritmo específico y perfectamente determinable. "La generación resulta, según ello, lo úni- co substantivo de la historia, que permite articularla en una continui- dad que rompe los cuadros de toda clasificación normal. Pongamos un ejemplo, obtenido del Diccionario de Literatura Española (Revista de Occidente, Madrid 1972): "Ortega pertenece a la generación del 98 inte- grada por Azorín, Baroja, Valle Inclán, Unamuno, etc., para hablar sólo de la prosa. "Ortega, recogiendo lo esencial del giro que imponen estos geniales escritores, realiza otro estilo que afecta decisivamente la literatura, pero que no lo hace desde ella, porque se trata, ante todo, de una nueva técnica para expresar intuiciones nuevas; porque se trata filosóficamente de enunciar ciertas verdades"; y es, la índole de éstas, la que les obliga a sus exponentes llegar a un nuevo modo de decir, entre cuyos requisitos esenciales, cuenta la belleza. Ortega ha sabido, en su- ma, "vitalizar espléndidos vocablos y giros que habían quedado al margen -a trasmano, diría 61- del lenguaje habitual". (Revolucionó, lo podemos decir nosotros, la prosa literaria y filosófica, dentro y fuera de su generación.)

Ahora bien, por lo que se ve, las generaciones aludidas, no son pro- mociones anuales que registran a los estudiantes que terminan, o no. el plan de estudios de una carrera profesional.. . Así mismo, no apa- recen en la historia de la cultura cada año, sino que son, resplandores luminosos que acaecen en el firmamento de la historia de la cultura de cada país, o conjunto de países, en épocas determinadas v. gr., la generación que hizo posible el Renacimiento Italiano, que ~ignificó, en el aspecto artístico, una reacción natural contra el espíritu esco- lástico de la Edad Media, un espiritu de renovación y libertad, que se tradujo en el estudio apasionado de las formas clásicas griegas, refor- mándolas; y, un afán de investigación, en los terrenos de la ciencia. Por otra parte la generación del Renacimiento Artístico Mexicano, a partir de 1910, y 1912 más completamente, trató, a su vez, de volver a los modelos artísticos típicamente mexicanos, precoloniales, auxilián- dose con las tecnicas revolucionarias de las corrientes modernas y con- temporáneas de otros países, de los siglos xnr y xx.

Y así fue, como la cultura mexicana de principios del siglo, tuvo su generación renovadora, agrupada, en torno al Ateneo de la Juven- tud, que se inició en 1906 reuniendo, en torno a su ideal, a los inte- lectuales más connotados de la &poca, los que dieron la batalla contra

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el "positivismo" traído a México. el siglo pasado, por don Gabino Barreda (1818-1881) quien fuera v1 fundador de la Escuela Nacional Preparatoria. . . izando las banderas del espiritualismo y la intuición; esta última, doctrina de Leibniz y I>oatze, de Boutroux y Bergson, para llegar, posteriormente, a la fenomttiología de Edmundo Russerl.. .2 La generación del Ateneo de la Juvei~tud se desarrolló, en varias etapas: se inició fundando una "Sociedad <le Conferencias" la que renovó, po- iiien<lo al día, la atrasada cultura I:niversitaria de México. Dicha orga- nización fue establecida inicialmtiite, por intelectuales de todas las ranias del conocimiento, encauzad<~s por don Antonio Caso, José Vas- cancelos sus primeros presidentes, y Alfonso Reyes, Pedro Enríquez Ureña, Jesús Valenzuela, Luis S. Urbina, Jesús Urueta, José Juan Tablada, Diego Rivera, Manuel \l. Ponce, Jesús T. Acevedo, Isidro Fabela, Ricardo Gómez Robledo, Alfonso Cravioto y Rubén Valenti, entre otros más -quienes fueron siis mejores divulgadores.. . Ellos dic- taron conferencias sobre todos 105 aspectos de la cultura, en varios lugares del D. F., especialmente cn Escuelas profesionales y Centros culturales; las que se habían iniciado antes, en las casas de los prin- cipales socios que disponían de lugares amplios y, despues, en "El Generalito" y en el Anfiteatro dc la Escuela Nacional Preparatoria, grandes espacios que fueron facili~ados, oficialmente, por las autori- dades escolares de la misma institiición.

El Ateneo, tuvo también su Revista, denominada "Savia Moderna", donde escribieron los más notables intelectuales, de la Asociación Cultu- ral mencionada, exponiendo, como en las Conferencias antes citadas, las rloctrinas de los literatos, filósofos, sociólogos, científicos de vanguardia, entonces, en el mundo, v. gr. Emilio Durkheim, Henri Bergson, Emile Uoutroux, William Jarnes, Jules dc Gautier, Herbert Spencer, Ernesto Kenan, Kalph Waldo Emerson, Eiriest Haeckel, Hip6lito Taine, Wil- liclm F. Hegel, Eduard Hartman, 'l'eodoro Lipps, Max Scheler, George Siiimiel, etcétera, etcftera.

Ya siendo ministro de Justicia e Instrucciiin Pública el señor licen- ciado don Justo Sierra, y su secrciario particular, el señor licenciado (Ion Antonio Caso, se le volvió a dar vida a la Universidad, clausu. rada, en el siglo pasado, por los ~iolíticos liberales en el poder, fun- dindose, oficialmente, en el mes d,. septiembre de 1910, con el nombre de Universidad Nacional de México. En ese mismo año, fundó, don

2 Viase Uicriono>io de Filo~ofin, por 1 i i n n l m Monn, ]os<, ya cita<lo.

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Antonio Caso, la Escuela de Altos Estudios de la misma institución, que incluía, dentro de su jurisdicción, a la Escuela Normal Superior, la que se encargaba de la formación de los catedráticos que debian trabajar en la formación de los alumnos de las diversas carreras espe- cialidades de la Universidad, estudiando además la pedagogia de la enseñanza superior.

Y así, llegamos a la Revolución, iiiiciada el 20 de noviembre de 1910, la que abrió, años despues de su triunfo, las posibilidades de trans- formar, radicalmente, el sistema educativo nacional, verdaderamente pobre en los tiempos de don Porfirio Díaz, principalmente, por lo que se ve, a la educación fundamental (primaria) en todo el país, tan abandonada, en el mismo lapso del régimen porfirista. Claro estd, que los gobiernos revolucionarios, heredaron numerosos problemas mili- tares, internacionales, económicos y sociales del pais, incluyendo, el de la Educación Superior, pero, a partir de 1919, con Adolfo de la Huerta, como presidente provisional de la República, se inicia el cambio, al nombrar como Rector de la Universidad a Jose Vanconce- los, quien considera a la misma institución, la cima del Sistema Edu- cativo: y planea, en grande, la creación de la Secretaria de Educación Pública, al llegar al poder el señor general Alvaro Obregón, conio Presidente de la República, el que designa, al propio José Vasconcelos, como Secretario de Educación; y, Antonio Caso, como Rector de la Universidad Nacional; y es, en tal situación como ambos, pudieron bosquejar y realizar, en lo posible, los ideales de reforma educativa que venia promoviendo, en lo particular, el Ateneo de la Juventud, del que fueron, como dijimos antes sus mejores exponentes. . .

Y asi fue, que dadas las ideas americanistas, de José Vasconcelos, la Universidad, nuestra Universidad, pudo tener su lema: "Por mi Raza, Hablará el Espíritu". .

Esto no quiere decir, que de 1910 a 1928, la Universidad no haya vivido momentos azarosos y dificiles; y también, por qué no decirlo, de consolidación y desarrollo durante la Revolución 1910-1928; inten- tos de militarización, cambios de funcionarios y, cierre temporal de clases, pero aun así, siguió trahajando, superándose, y, por ende, tam- bién, la Escuela Nacional de Jurisprudencia como lo expresa don Manuel Gómez Morin en su libro "1915 y otros Ensayos", Editorial Jus, México, 1973, donde alude, en su apartado llamado Iniciacidn, al

S Lease del mismo abogado sus libros: Indologiar y La Ranr C6srnim.

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Ateneo de la Juventud, tratando de mermarle la importancia que la tuvo tanto en la Revolución Iklucativa de 1922; y, después, en la autonomía de la Universidad, la <jue nos concedió el Gobierno Revo- lucionario en 19'29, donde estuvieion presentes, para aceptarla y con- solidarla, don Antonio Caso y oti<>s ateneistas. Asi dice Gómez Morín, al respecto: "En el Ateneo de 1.1 Juventud, Vasconcelos, el maestro Caso, Pedro Enriquez Ureña, Acevedo, Ricardo Gómcz Robledo, Al-- fonso lleyes y otros más, alzaron la bandera de una nueva actividad intelectual" y agrega: "No hicieron doctrina común. No estaban uni- dos por otro lazo que el de un:( inquietud.. . No tuvieron tiempo, tampoco, de definir conclusiones. . Quizá estaban -con excepción de Vasconcelos- alejados de la vid;, ~~iexicana, demasiado europeizados. Sólo, eso si, con un honesto desco de cultura, con un ferviente p r o p6sito de servidad intelectual. . ."

Y sigue diciendo "El grupo se desliizo pronto; ya en 1915 sólo el maestro Caso estaba

en la Universidad, aqur' (se refivi-e a la Escuela de Jurisprudencia y, tal vez a la Escuela de Altos Estiiclios.. .). Pero, agrega, en torno del maestro se formó pronto, otro grupo no ya organizado como el Ateneo, iii siquiera conocido, sino disperso: integrado por los discípulos direc- tos de Caso, de Pedro Emiquez t'reña, etcétera, por lo que la Revolu- ción había agitado ya, y buscab.in el pensamiento, un refugio, una explicación o una justificaci¿~n, dc lo que entonces acontecía". . .

"En esos días, Caso labraba su obra de maestro abriendo ventanas espirituales, imponiendo la suprc'inacía del pensamiento, y con ese anticipo de visión propia del artc. a tono con las más hondas corrien- tes del momento. González Martiiier, recordaba el místico sentido pr* fiinclo de la vida; Saturnino Herr;ín pintaba a México: López Velarde, cantaba un México que todos igiiorábamos.. ., viviendo en él".

Lo que nos dice Gómez Morin. es que estos artistas eran continua- [lores de las ideas del Ateneo.. . Y mis adelante, en la misma página veinte y siguientes, del libro de Gómez Morin citado antes (se con- tradice los párrafos tercero y qi~into), al decir "que las ideas y las realizaciones del pensamiento de los ateneistas de 1906, son las que fructifican. . . ". "Y con optimist.r estupor, nos dimos cuenta de las iiisospechadas verdacles que periiianeciaii en sus conciencias, existía México, México como país con c.ipacidades, con aspiración, con vida, ron problenias propios. . . ". "No sblo era esto una fortuita acumula- ciOn humana venida de fuera a explotar ciertas riquezas o a mirar

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ciertas curiosidades, para volverse luego. . . No era mds que una traii- sitoria o permanente radicación geográfica del cuerpo, estando, el espíritu domiciliado en el exterior. Y los indios, los mestizos y los criollos, realidades vivas, hombres con todos los atributos humanos. El indio, no mero material de guerra y de trabajo; ni el criollo pro- diicto de desecho social de otros paises, ni el mestizo fruto ocasional. con filiación inconfesable, de uniones morganáticas entre extranjeros superiores y nativos sin alma. existían hléxico y los mexicanos!. . ."

"Y en el año de 1915, cuando más seguro parecia el fracaso revo- lucionario, cuando con mayor estrépito se manifestaban los más pe- nosos y ocultos defectos mexicanos y, los hombres de la revolución, vacilaban y perdían la fe, cuando la lucha parecía estar inspirada "nomás" por bajos apetitos personales, empezó a señalarse una nueva orientación".

"El problema agrario, tan hondo y tan propio, surgió entonces con un programa mínimo definido ya, para ser el tema central de la Revolución. El problenta obrero fue formalmente escrito, también, en la bandera revolucionaria. Nació el propósito de reivindicar todo lo que pudiera pertenecernos, el petróleo y la canción, la nacionalidad y las ruinas arqueoldgicas. Y en un movimiento expansivo de vitali- dad, reconocimos la sustantiva unidad iberoamericana, extendiendo, hasta Magallanes, el anhelo".

"La necesidad política y el ciego impulso vital obligaron a los jefes de un bando a tolerar expresamente estos postulados que tácitamente el pueblo, perseguía desde antes."

"El oportunismo y una profunda inspiración de algunos, permitic- ron el feliz cambio; que estos nuevos propósitos vinieron a obrar en una revuelta que, para sus líderes, era esencialmente politica."

"Del caso de aquel año -y de los siguientes, agregamos nosotros- nació la Revolución institucionalizada, nació un nuevo México, una nueva idea de México y un nueuo valor de la inteligencia en la vida pública."

Y aclara, el misnio Gómez Morin, para concluir: "Quienes no vi- vieron ese año de Mtxico, apenas podían comprender algunas cosas. Vasconcelos y Alfonso Reyes, sufren todavía, pensamos, de falta <le experiencia (?)," y

¿Qué diremos nosotros? "Las nuevas doctrinas predicadas entonces, coincidieron con postu-

lados evidentes de la Revolución, encontrando campo propicio en el

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desaniparo espiriiual que reinaba r:ii M&xico, después del fracaso cabal del porfirismo cn la política, eri la economía y en el pensamiento, justificaron e iluatraron el libre <lesarrollo de tendencias profundas que animaban el espiriiu revolut ionario."

Hasta aquí el ~~ensainiento optiiiiisra de Manuel Gómez Morín, alu- diendo a la época anterior, a aqiiella, cuando iniciaba sil participa- ciún formal el Gobierno Revolu; ionario (a partir de 1922), estando años dcspués al frente <le la Uni:ersidad y dentro del gobierno revo- lucionario, como dijiiiios antes, io.7 directioos del Alenco: José Va.7- concelos, Antonio Caso y otros, ziicluyendo a sus epigonos. . .

Pero volvemos al texto de i%l,iiiuel G6mez Morin, para obtener conclusiones.

En el año de 1915, el que señ.,la don Manuel Gúinez Morín como el inicio de lo que el llama su yciieració~~. Lo que para nosotros es una promoción muy brillante. "l-S dificil definir -nos agrega el n* table jurista- lo que sea una gciieración". Algunos pretenden que 10 es todo grupo de Iiombres conteiiiporineos. Otros piensan "no es el tiempo, periodo, sino el estilo el qiie forma las generaciones". Otros creen qiie es un aceivo común i i e ideas, una forma peculiar de re- acci611, una obra colectiva, las qlie deterniinaii la existencia de una generación. . . "

"La unidad de época, de maaiera de acción, son a menudo sus aspectos externos; pero la esencia (le las generaciones debe buscarse en otra parte: en una intima vincula<ión establecida entre varios hombres por la existencia; a todos ellos, los une un mismo impulso inefable, <le tina inquietud peculiar, de c i ~ rlas maneras profundas de entender y valorizar la vida, y de plantea]. sus problen~as. Es una especie de unidad biológica superior, trascciidental; una "consanguinidad espi- ritual que se manifiesta lo mismo en las semejanzas que en las di- ferencias. . . "

Una gciicraci611, sigue dicienclo Gómez Morin, es una unidad toté- niica en la Ióriniila spengleriana A través de ella puede observarse el sentido de la raza; su actitud es símbolo de un interno impulso de la unidad étnica. Cuando se c1.1 como fundanienlo de una genera- cidn, la contemporaneidad, se expresa ninl o inconipletamente un lieclio; quienes forman una geiii 1-ación conio los niieinbros de una familia, llevan un aire común, indefinible en ocasiones, porque es como un arquetipo que en cada Lino de nosotros fuera realizindose: parcial, defectuosamente.. . Una ireneraciún es un grupo de hombres

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que están unidos por esta íntima vinculación, quizá imperceptible para ellos: "la exigencia interior de hacer algo, y el impulso irrepri- misible a cumplir una misión que a menudo se desconoce, pero que todo ser admite, y, que tiene un valor categórico, en esa región donde, lo biológico y lo espiritual, se confunden. . . "

"Cada generación tiene por ello un valor de símbolo y su contem- plación, puede darnos, un nuevo dato para hallar el sentido del afán humano, de un afán humano."

"Y cuando una generación se reconoce, cuando advierte en tiempo, la unidad que es su esencia, es preciso volver activos sus propósitos, consciente de su simbolismo, deliberado y encauzado a su situación". Y concluye: "los que &ramos estudiantes de derecho en 1915, y los que entre el mundo militar y político de la Revolución, lo sufren todo, por tener ocasión de realizar un ideal para el movimiento Aomo se lo propuso Ateneo- y los que apartados, han seguido los aconteci- mientos tratando de entenderlos, y todos los que con la dura expe- riencia de estos años, han llegado a creer, o siguen creyendo, en que cana, la de 1915". que "mitológicamente" se refieren a aquellos personajes de calidad que

De todo lo transcrito hasta aquí, del pensamiento del señor Lic. don Manuel Gómez Morín, nos queda una interrogante: ¿Realmente la promoción de 1915-1919 constituye una generación? 10 es sólo una brillante y excepcional promoción académica La verdad es que el grupo de estudiantes de la Escuela Nacional de Jurisprudencia, de esos años, constituyó una valiosa promoci6n, a tal grado, que dio ori- gen a profesionales muy bien preparados y de gran calidad moral; algunos, que fueron calificados, entre los que sc distinguieron, como excepcionales, con el título de los siete sabios, a saber: Manuel G& mez Morin, Alfonso Caso, Vicente Lombardo Toledano, Teófilo Olea Leyva, Alberto Vázquez del Mercado, Antonio Castro Leal y Daniel Moreno Vaca. Y además, claro está, 10s otros excelentes profesionales que completaban el grupo de cerca de 50 estudiantes de la llamada generación de 1915. Ahora bien, de acuerdo con el criterio expraado por nosotros, sin querer, de manera alguna, disminuir las calidades culturales de la promoción mencionada, sino más bien situindola his- tórica y sociológicamente hablando, diremos quc en su conjunto, cons- tituyeron los epigonos de la generación del Ateneo de la Juventud, los siguen las huellas de otros seres valiosos, especialmente los que conti- tanto dolor no seri inútil, todos forman una nueva generación mexi-

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núan un estilo, un programa, o una obra trascendental socialmente extraordinaria; pero los integrantrs de la promoción, a que nos veni- mos refiriendo, no tuvieron ni la preparación cultural, literaria, f i le sófica o artística de los miembios destacados del Ateneo, quienes lograron, lo podemos decir ahora, las conquistas revolucionarias alcan- zadas en los variados campos de 1,i cultura a partir de 1920. Expliqué- moslo: Antes de 1910 los mismos ateneistas pensaron en la Reforma de la Cultura Superior creando uria Universidad Popular, lo que de- terminó que el licenciado Justo Sierra, Ministro de Justicia e Ins- trucción Pública pensara antes dr. 1910 en que debia suspendmse la iniciativa, o bien oficializarse, estal>leciendo la nueva Universidad Na- cional, pues la anterior -repetinios- había sido clausurada por los gobernantes liberales del siglo pasido. El Ateneo postulaba, desde en- tonces, también un cambio en 1:i educación popular, en la Escuela Preparatoria y en la educación te, nológica. De la nueva Universidad, que lleva, desde entonces, el peso <le la Educación Superior en Mkxico, fueron rectores los señores licencia<lo José Vasconcelos y Antonio Caso; y en los campos <le la Educacii~ri fundamental, rural y urbana el abanderado, fue el primero, pero sus lugartenientes (colaboradores) fueron los más distinguidos profrsores del país, entre ellos: Moisés Sáenz, Rafael Ramirez, Lauro Aguirre, Aureliano Esquivel, Rafael hlolina Betancourt, Braulio Rodriguez, Palma Guillkn, Luis Vera, Leonor Llach y Ana Bertha Koiiiero. En el Departamento Editorial de la gestión de Vasconcelos, fue, director Pedro Enriquez Ureña, y sus colaboradorn: Samiiel Ramos, Julio Torri, González Guerrero, I.ópez y Fuentes, etcétera, todos cte grandes capacidades y prepara- ciún. En él se publicaron los libios clásicos griegos: Sócrates, Platón, "Iristúteles, Plotino, etcétera, y t.imbién novelas y grandes epopeyas c:onternporineas (le: Tolstoi, Tagore, Rollancl, etcétera. El Departa- mento de Bellas Artes estuvo de<licado, entre otros de sus aspectos a la pintura iiiural prelcrentement<.. y contó entonces, con la coopera- ciúii de Diego Rivera, José Clemciite Orozco, David Alfaro Siqueiros, Roberto Montenegro, y el Dr. ,411, principalmente y también Carlos Mérida, Juan Charlot, etcétera. Iodos ellos fundadores del Renaci- uiiento Artístico Mexicano. Para ello fue necesario, reorganizar la Academia de San Carlos; y, fun<I.tr, las Escuelas 11c Pintura al Aire Libre; movimiento pictúrico proniovido y realizado por el notable ar- tista Alfredo Ramos Martínez; y. en fin, fomentar las artesanias en relación a las cuales don Roberto hfontenegro organizú iiii Aluseo y

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el Dr. Atl escribió un libro, el que alcanzó dos ediciones. Con Manuel Gamio, se intensificaron los estudios sociales y las investigaciones ar- queológicas; y con los literatos la critica artística de la plástica pre- hispánica, críticos que han influido sin duda en la estimación y desa- rrollo de las pinturas de caballete y mural.

Otro renglón extraordinario, en el ramo cultural, fue el de la crea- ción de nuevas bibliotecas, las que se establecieron en el centro del país y, en otros lugares de la Kepública: la llamada "Latinoamerica- na" en un edificio cercano a la Secretaria de Educación Pública, y otras muchas en diversas regiones de la ciudad de México y en otros Estados de la República.

Una iiltima mención a la política cultural del Gobierno de la Re- volución, en manos entonces del general don Alvaro Obregón, debe referirse no sólo a su consenso politico sino al apoyo econdmico que le dio a su ministro del ramo don José Vasconcelos, sin el cual, no hubieran sido posibles las realizaciones, y lo mismo sucedió en otros renglones: el de la creación de las Escuelas Normales Federales para preparar a los maestros, técnica e ideológicamente, y a las Escuelas Normales Agrícolas, para formar a los "divulgadores" de las técnicas y las doctrinas agrarias del movimiento social de 1910; y, dentro de este amplio capítulo agrario y agrícola, no se descuidó, agregamos, la politica nacionalista que incluyó, de manera preferente, el estudio de las cuestiones indígenas, a fin de conocer bien sus aspectos históricos, culturales y económicos, pues se dijo entonces que se debía incorporar a los autóctonos a la cultura mexicana actual.

Como se puede apreciar, por lo expresado brevemente hasta aquí, no hay duda, que el Ateneo de la Juventud, constituyó una Verdadera Generacidn que tenia no sólo una nueva concepción del mundo mexi- cano, sino que se propuso reformarlo, revolucionarlo culturalmente, partiendo de sus auténticos valores y que la gran obra que propuso y realizó, fue indudablemente original y grande. y mucho muy su- perior a lo que pensó la Promoción 1915-1919 de la Escuela Nacional de Jurisprudencia, de la que se destacó el pequeño grupo de los Siete Sabios; pues, si bien es cierto, que algunos de ellos lograron, años despues, puestos importantes, dentro del Gobierno Federal (como rec- tores y Secretarios de Estado) v.gr. Alfonso Caso, Antonio Castro Leal y Manuel Gúmez Morin) nunca llegaron a ser verdaderos creadores de programas sociales revolucionarios como lo fueron don Josk Vascon- celos y Antonio Caso, para citar a los más importantes, pues el segun-

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do de los meiicionados creó, coin<> lo expresanios antes, la Escuela de Altos Estudios y la Normal Suprrior de la Universidad, siendo, sin diida, el modernizador de los Estiidios Filosóficos, Sociológicos, Eticos y Estkticos en México, por lo qiie, se le puede catalogar, como el verdadero maestro de la juventud. incluyendo, en su tiempo, entre sus discipulos, a los siete sabios., . coiiio lo sostiene Manuel Gúmer Morin.

No negamos, claro está, insistimos, las gestiona financieras y econó- micas de Manuel Gómez Morin eti la Secretaría de Hacienda (donde lleg6 prácticnniente a ser un funcir>nario excepcional), contando, posi- tivamente además sus esfuerzos traiisitorios para sacar a la Universidad Nacional Autónoma de México de la crisis económica por la que atra- vesaba en el año de 1934; pero iIc alli a considerarlo a él y a su promoción, la de 1915-1919, como generación no es posible, pues no tienc, en su haber, una obra como la del Ateneo de 1906 a 1924, in- cluyendo dentro de aquella gestió~i sus éxitos nacionales e internacio- nales. . . en el campo estbtico. Recuérdense, para citar sblo dos casos: los éxitos de las Escuelas de Piniura al Aire Libre de 1912 a 1928 incluyendo los de las Exposicion<s Internacionale? en Europa y los Estados Unidos, de los cuadros inl;rntiles de la misma época y, en fin, la de los niuralistas pertenecientes al Renacimiento Artístico Mexicano de 1923, hasta ahora, para señala: el niás destacado.

Dicho lo anterior, pasamos a relerirnos a las promociones 1929.1933 y 1930-1934 de la Escuela Nacional de Jurisprudencia, llamada despué; Escuela de Dereclio y Ciencias Sociales, y, finalmente Facultad de De- recho, por haber sido dotada de los estudios de posgrado con la maes- tría y el doctorado en la rama, ) se le llam6 de Derecho y Cieiicias Sociales porque se había planeado poder establecer, ron el tiempo, den- tro de ella, otras especialidades (liienciaturas), v.gr. de nuestra escuela, <le jurisprudencia, nació la idea, de especializar abogados en econo- niia.. . y se estudiaron entonces en ella como optativas algunas materias de la rama econúmica. De allí sui-qió, años después, la idea de fundar en sil edificio anexo, la Escuela Kacional de Economia. Nosotros asis- tiiiios a varios cursos y no terminalnos esa especialidad, por haber sido nombrados, alli mismo, en esa escuela, profesor adjunto en substitu- ción, del niaestro Francisco Gonz.ilez de la Vega, titular de la clase "Síntesis del Derecho Mexicano", c liando tuvo dicho penalista que salir del país, a iin Congreso 1nternacio;ial de Derecho Penal, el qiie apro- vecliú para realizar iin viaje largci y tardado por Europa. . . y n sil

regreso abaiidonó definitivamente el curso mencionado.

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Y fue, en esos años, cu.indo las dos promociones antes aludidas se niezclaron, pues el reduciilo núniero de alumnos de las mismas pro- mociones (no pasaba de 2.10) lo que nos permitía a algunos estudiantes cambiar de profesores y aciimular créditos, dando origen, a que algunos de los compañeros hicieraii, entonces, la carrera completa, de los cinco en cuatro años.. . 'Nos rcierimos a aqiiellos escolares que no tenían más ocupación que la de ser buenos estudiantes, frente algunos que teníamos otras ocupacione, como la de ser profesora de otras escuelas incluyendo la Prepatoria, claro, que se trataba de una pequeña parte de los alumnos de dere&>, de los grados superiores, quienes estudia- nios por invitación del m;restro Caso, filosofía y letras en la Escuela de Altos Estudios, la que ,e encontraba entonces en la última parte de los edificios de la Escuela Uacional Preparatoria hacia el oriente de San Idelfonso, muy cerca de \os anexos que los constituían los Edificios del Exconvento de San Pidro y San Pablo, donde, se instalaron, los grupos de alumnos que retendi dieron ingresar a la Escuela Nacional Preparatoria en esos años, pero que resultaron reprobados en las prue- bas de admisión. Allí cui>aban estos un año llamado de Transición, donde se les preparaba pai a ingresar, con los conocimientos adecuados, a la Escuela Nacional antes mencionada.

Pero volvamos a la Escuela de Derecho para recordar los meses de la huelga. El año escolar {le 1929 fue muy irregular pues, la niayoria de los cursos recibidos por nosotros, se dolieron de las huelgas decla- radas en varias escuelas, [ireIerentemente en dos: la de Derecho y la Nacional de Medicina; en la primera, por la inconformidad de los aluninos de examinarse eii cada materia trimestralmente como lo esta- bleció el Director del Pl.intel señor licenciado don Narciso Rasiols, queriendo corregir con esic sistema el defecto de que los alumnos sólo estudiaran, deficientemente, todas las materias, una vez al año, en pocos días del mes de di, iernbre. Conflicto que se geiieralizó a otras escuelas principalmente a la de Medicina, atacando a sus directivos y a las autoridades supe] lores de la Universidad y del gobierno, en especial a las (le la Secret.iría de Educación Pública, de la que depen- día la Universidad y cuyo edificio se encontraba enfrente de nuestro centro de Estudios.

Las primeras escaramuz:ij empezaron contra los "Bomberos", que fue- ron enviados por el gobierno del Distrito Federal a fin de <lisolver mediante chorros de agua. las manifestaciones de los grupos es~udian- tiles los que se ponían felices de atacar públicamente a las autoridades

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educativas mencionadas quienes, designaban, a los fiincionarios supe- riores de la Universidad.

En esta situación, el Presideiit,, Portes Gil le di6 pronta solución a la huelga concediendo la Autouomia a la Universidad la que no pensaban pedir ni obtener los (\tudiantes, dotánclola <le los bienes económicos que necesitaría para < uniplir sus funciones y, otros más, que podían, eventualmente, produ~ irle dinero para su subsistencia. Con esta solución pensó Portes Gil; lo, universitarios ya no atacarían a los funcionarios de Educación y no liarían huelgas que lesionaran inclu- sive al público de la ciudad, ajeno a cstos problemas.. . Lo que no pen- só, el Presidente Portes Gil, fue (lue los líderes estudiantiles. se consi- derarían los autores de la idea y ,c declararían a la vez, los héroes del movimiento por la solución obt~,iiida. . . , y el Gobierno, consciente- mente, dejb correr la versión estiidiantil y, que tomara cuerpo, a tal grado, que los problemas Universitarios, sobre todo los económicos, fueran tratados con las autoridadis gubernamentales por los represen- tantes financieros que designaroii los integrantes del H. Comité de Huelga.. . . y los que se agregarkin, despues, para atender sus limita- ciones y fallas administrativas. Todo esto hasta lograr la integración del H. Consejo Universitario que iomó, definitivamente, las riendas del Gobierno de la Universidad, encabezando la administración por el señor Rector y los altos funciori:rrios que comparten con el, desde entonces, la responsabilidad de la Administración general del Alto Centro de Estudios.

En este lapso escolar, las autoriilades y los maestros, nos facilitaron a los alumnos los estudios, dándonos cursos muy sinteticos, agregando algunas clases extraordinarias, y, con exámenes, sin muchos formulis- mos: trabajos de investigación miiy concretos, o reconocimientos escri- tos calificados por los propios niziestros, substituyendo los habituales exámenes orales, ante tres jurailos, sorteando las fichas del curso, al azar, sacándolas de una caja (le pandora que las contenía todas. Entonces, uno de los jurados, preguntaba el tema y calificaba el desa- rrollo, con la tácita aprobación dc: los otros dos integrantes.

El año de 1940 fue más formal y riguroso, tanto por el niimero de clases dadas por los maestros, coliio por la forma de la estimulaci6n del aprovechamiento, es decir, p j r los exámenes practicados, en cada materia, los que duraron varios ilias por su minuciosidad. Tres maes- tros de la asignatura, como dijiirios antes, integraban el jurado los que examinaban, a los alumnos di. los tres grupos indistintamente. Era

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interesante observar que maestros de diversa ideología, respetaban, las respuestas de los alumnos de distinto maestro, practicando la libertad de catedra -sistema académico que se sostenía en forma invariable.

Es curioso recordar también, que frente a un gobierno, y varios gobiernos -anticlericales- anteriores sucesivos: el del señor general Al- varo Obregón (1920-1924) el del señor general Plutarco Elías Calles (1924-1928) y el del licenciado don Emilio Portes Gil (1929.1990) v. gr. la Escuela de Derecho sostenía, en su personal, a varios maestros lla- mados "Conejos" -así calificados- los católicos por los socialistas que, llevaban a su vez el sobrenombre de Rojillos. Y la misma clasificación se hacia con los alumnos. Había v. gr. en nuestro grupo 1929-1933, un compañero muy estudioso -hijo del Excelente maestro de Derecho Civil, del 29 curso, que lo era don Rafael Ortega, llamado Eulalio quien por- taba en el ojal izquierdo de la sopala del saco, U n Crucifijo de regular tamaño ostentosamente visible, a quien apodábamos el Cristero, sin que alguien de los más laicos o irreligiosos se atreviera a molestarlo sobre todo porque "Orteguita" -así le llamábamos- era un alumno muy "aventajado".

En la clase de Derecho Agrario, materia optativa, hubo en esos años dos profesores y un maestro accidental: los dos primeros fueron don Antonio Díaz Soto y Gama -cat6lico recalcitrante a la mexicana que no abordaba temas de su credo, sino el de don Emiliano Zapata de quien nos dijo- fue su Consejero; realmente sus clases parecían verdaderos mítines políticos pues algunos compañeros le rontradecían amahlemen- te para encender su oratoria.. . , y otro muy joven, pero muy compe- tente don Antonio Martínez Báez que se había iniciado como profeso- sor de la Facultad en 1929, pero que publici, un brillante artículo sobre la materia en la Revista de la Uiliversidad. A nosotros nos dio la misma cátedra de Derecho Agrario (segundo grupo). A fines de 1931 el señor licenciado don Emilio Portm Gil dio clases-conferencias de Derecho Agrario- a las que asistíamos almnos de todos los años de la carrera. Nosotra conservamos aún las versiones taquigrificas de sus intervenciones. Y así, llegamos a principios de 1931, en el que se orga- nizó un Excepcional ciclo de Conferencias dedicado a todos los alum- nos con la doble Temática: El Papel de la juventud, en el momento actual; y el Estudio de las numerosas nuevas Leyes que fueron publi- cadas e n el Diario Oficial de la Federación, que tenían que ver con la preparación y actualización de los alumnos de la Escuela de Dere- cho. El desarrollo del primer ciclo estuvo a cargo de los exlíderes

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estudiantiles, brillantes oradores Alejandro Gómez Arias, Salvador Azuela y Efrain Brito Rosado. 1 ,>S temas técnicos, del segundo apar- tado, estuvieron a cargo de algiinos eminentes juristas profesores o rio de la Escuela: don Miguel Pa1.icios Macedo, don Vicente Lonibardo Toledaiio, don Eduardo Vascon~ilos, don Luis Chico Goerne y don ,José María Lolano, este último tio dictaba clases en la Escuela; y, el licenciado Vasconcelos quien no iirnia parentesco con el talentoso don José, sino que era un destacado ]>olitico Callista.

El ¿xito de los dos grupos de (onferenciantes fue rotun<lo.

L.OS PROFESORES MAS CONXOTADOS DE NUESTRAS PROI\.IOCZONEY

1.0s profmores más connotados (le las promociones 1929-1933 y 1930- 1934, iueron entre otros: en Soci,>logín el doctor Antonio Caso, y los licenciados: don José López Lira y don Luis Chico Goerne; los li- bros de texto de esta materia fiicron entre los primeros e l de I'aul Caullier, y el de "Cornejo", par;i llegar más tarde al libro de texto del maestro Caso titulado Sociolo*ia Genktica y Sistemática. De His- toi-ia del Derecho Romnno: don Francisco de P. Herrasti (gran latinista y versificar en ese idioma) y doii Atenedoro Monroy; de Economin Politica don Ramón Beteta, quicn obtuvo en 1934 el primer titulo de doctor en Ciencias Sociales d c la UNAM. Escribió un texto Ila- mado La Palacracia Mexicana, c o ~ i prólogo del que esto escribe; don Mario Souza y don Enrique Gon,ález Aparicio -estos dos últimos de ideología marxista-; el texto más popular fue el de Kleinwacter: tam- hién nos auxiliamos del libro de (:liarles Gide. De Teorin del Drrrcho, don Alforiso Caso; y don Mario d e la Cueva, siendo los textos de N. M. Korkounow y León Augusi; de Derecho Industrial con la am- plia bibliografia que más ade lan t~ presentamos: (así se llamaba enton- ces la clase de Dereclio del Trabal<>): don Vicente Lombardo Toledano y don Jesús Castorena; de Derecljn Pdblico: don Manuel G ú m e ~ Mo- rin y don Rodulfo Rrito Fauclier. Derecho C i d ; Introducción y Per- soizas; don Franco Carreño, y do11 Rafael Ortega y Pérez Gallarrlo.

Ile Der(?cho Pennl y Civil don Ernesto G. Garza; de Derecho Cird (<:osas y sucesiones) don Agustín Garza Galindo; quien Ilegú a ser iiiinistro de la Corte y socio de la firma de Hardin y Hess. De Derecho I'rnal y Procesal Pennl; don Francisco González de la Vega; don Enii-

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lio Pardo Aspe; quien escribió un bello opúsculo sobre "La influencia de Eugenio Florián en Mkxico, don Luis Chico Goerne. don Luis Ga- rrido; y, en fin don Angel Escalante. De Medicina Legal: los doctores, José Torres Torrija y don Francisco Santa María.

En Derecho Civil (Cosas y Sucesiones)) dictaban las clases: don José Trinidad García autor de un breve opúsculo sobre la materia, don Jesús Zavala y don Adolfo Valles; en Derecho Constitucional eran maestros: don Miguel Lanz Duret, don Narciso Bassols, don Felipe Tena Ramírez, don Antonio Martínez Baer, don Hilario Medina quien es- cribió dos obras interesantes: la Constitución Política y Social y en demanda de justicia, y como auxiliar don Salvador Azuela. En Dere- cho de Amparo: don Narciso Bassols, don Alfonso Noriega, don Vi- cente Peniche López quien habia ganado por oposición las plazas d e profesor de Economía y Derecho Mercantil en la Escuela de Comercio de la Univenidad Nacional, y don Mariano Azuela. En Derecho Ad- ministrativo, don Gabino Fraga, Derecho Administrativo y quien nos obsequió un breve estudio sobre Derecho Agrario; don Antonio Carrillo Flores, don Ricardo k a d a , don Andrks Serra Rojas; en Ciuil (obli- gaciones y contratos don Manuel Borja Soriano, don Agustín García López, don Manuel Gual Vidal, y don Gabriel Garcia Rojas; cuya obra escrita registra la indefinición del Derecho; y la ConstiGución Anal6gica del Derecho, entre otras. Derecho Internacional PÚbltcO, don Anselmo Mena, autor de 4 libros de Derecho Inte~nacional entre ellos. Ensayo de Política Internacional y de Derecho Internacional Consuetudinario, don Manuel J. Sierra, y don Eduardo Suirez, notable ministro de Hacienda de los Regímenes de Lázaro Cárdenas y Manuel Avila Camacho, donde el que esto escribe trabajó de asesor y abogado consultor respectivamente.

En Filosofia &del Derecho, don Eduardo García Máynez y Mario de la Cueva: e n Derecho Mercantil, don Felipe de J. Tena y don Ro- berto Esteva Ruiz, quien además era el Decano, pues asumía la Di- rección de la Escuela cuando quedaba acéfala; dictaba tanibikn, el mismo maestro, otros cursos cuando no habia profesor permanente que los dictara -y a la verdad que lo hacia bien pues preparaba las cla- ses- nos decía.

En Derecho Internacional Privado: don Roberto Esteva Ruiz; don Manuel J. Sierra y don Eduardo Suárez. De Derecho Agrario materia optativa entonces: don Emilio Portil Gil, y don Antonio Díaz Soto y Gama.

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Hubo durante los años que abaican estas promociones, algunos cam- bios importantes en el campo pedagógico que se dieron v. gr. en la breve gestión de don Manuel C;<iiner Morin conio Director, quien pensó en habilitar como profesorrc a los jóvenes brillantes, egresados bajo la supervisión de maestros coiisagrados; y, cuando llegó a la Rec- toria, en el año de 1934, complet<i sus ideas en el sistema llamado de los diez términos correspondiente, a los diez semestres de los cinco años de cailera. Estos semestres entonces llamados (términos se ejer- cerían en cada materia, a cargo d r maestros titulares (los consagrados) con auxiliares maestros adjuntos. Estos últimos suplirian a los titu- lares, cuando por alguna razón, no podían dictar sus clases; y se en- cargarán, además, de hacer pruebas mensuales parciales las que califi- carian de fin de comprobar si se haljian llenado lagunas que presentaban los alumnos, en sus respuestas, y, r n fin cooperar en el estudio de los temas más importantes de la materia en la que trabajan. Los primeros adjuntos fueron: los licenciados: 1J;iniel Bello, Manuel Ulloa, Rodrigo Vázquez Mendoza, Rubén Salazar hlayéu y Josf de Jesús Ledesma. De estos 5 adjuntos, pasaron a ser mLiesuos cuatro y, el tercero además, Siie designado Secretario de la Escuela puesto, en el que dur6 3 ges- tiones completas de los nuevos Diiectores: los de don Vicente Peniche López; don Alfonso Noriega y don Antonio Carrillo Flores. Hubo otro sistema indirecto: v. gr. "como el que vivió el que esto escribe" liabiamos concurrido por aficiún, ~lurante dos años seguidos al curso rle sociologia a cargo del maestro don Antonio Caso; y dos más, a su Curso de ftica y Estética en la 1:scuela de Filosofía y Letras. para confirmar los conocimientos que iiiucho le interesaban; y a 61 se le habitó, por el mismo maestro, coino su ayudante y adjunto en sus cursos para después encargarle un:, de las dos clases de Sociología de la Educación que dictaba en la lejana Escuela Nacional de Maestra. donde, el que esto escribe, llegó a ser maestro de tiempo completo y. después, catedrático de materias sociales en la Escuela Nonnal Supe- rior, donde se formaban, entre otros, los profesores de la especiali- dad.. . Todo es cuestión de insistencia en los estudios y esperar la oportunidad. . .

Asi empezamos, con enipeño, la e*jxcialidad sociológica, la que apren- dimos bien; y nos llevó, con los aiíos. a representar a la h e l a de Derecho y, despu&s, a la UNAM (Coordinación de Humanidades), en los Congrnos Internacionales de la materia. En las Asociaciones Inter- nacionales, (le la rama. fiiimos noiiibrada: primero, Consejero de la

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Asociación Internacional de Sociología; y, años después, Primer Vice- presidente del Instituto Internacional de Sociologla, siendo, el primero y el doctor E. Fod, de los Estados Unidos de Norteamérica, el segun- do; y, finalmente pude llegar a ser electo, después de muchos años, como Presidente Vitalicio del mismo Instituto Internacional, hasta hoy. También se logr6 que México -por nuestras gestiones- fuera la sede de dos Congresos Mundiales de Sociología: el de la Asociación Inter- nacional de Sociología, convocada por la UNAM; al que asistieron m& de 1000 miembros, presidido por el sociólogo sueco Ulf Himmestrand y el del Instituto Internacional, patrocinado por el Gobierno del Es- tado de Michoacin, siendo Gobernador de la Entidad el señor Inge- niero C. Cárdenas, y Presidente honorario, del mismo señor Presidente de la República. Dicho congreso fue inaugurado por el C. Secretario de Gobernación en Morelia, Michoacin, representado en las sesiones por el H. Subsecretario del Ramo. El Congreso fue presidido por el que esto escribe.

Y ¿cuiles fueron las doctrinas filosóficas, sociológicas, econdmiicas, politiias y Jurídicas, en voga, en el lapso que abarcaron las dos pro- mocibnes, de estudiantes a las que venimos aludiendo?

. ) /

Creemos poder recordarlas, sin dificultad, empezando por las quc &tuvieron y, nos enseñaron, los verdaderos fundadores de la Nueua Universidad, la de 1910, es decir,'insistimos los Presidentes del Ateneo de la Juventud que habían surgido de las Escuelas Nacional Prepara- toria y de ia Nacional de Jurisprudenciadel mismo Alto Centro de &tudies. Aludimos a don.Antqnio Caso y a don José Vasconcelos; prin- Gp.h&ente, él primero, que había sido secretario de la Universidad en 1910;. Director d,e la Escuela Nacional Preparatoria y Director Funda- dor de la Facultad . . de . Filosofía . y Letras; y, Vasconcelos hombre de amplia cultura, genial escri<or j'honesto político (al decir de Alfonso Rex~s) quien fuera Rector de la universidad en 1919 con el Presidente interino don Adolfo de la Huerta y Ministro de Educación Pública en los ... dos , . y medio primeros años del gobierno del general don Alvaro Obregón, Presidente de la República (1920-1924). Ambos: Caso y Vas- concelos combatieron el Positivismo, desde principios del siglo: doctri- na .,. filosófica . fundada, . e n ' ~ é ~ i c o , en las Escuelas: de Medicina, pri- mero; y de la Nauonal Preparatoria después: aludimos a los años de, 1868 y siguientes, por el doctor Gabino Barreda, de formación Com- teana, auxiliado, m. sus gestiones, por el también doctor, don Ignacio

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Alvarado, de la misma ideologia, ([nienes la habian estudiado la doc- trina a fondo desde mediados del \iglo XIX en Paris (Francia).

Nosotros estudiamos el Positivistiio con el maestro Antonio Caso en el curso de Historia de las Doctritias Filosóficas porque su fundador en Francia fue don Augusto Comte 1798-1857 quien fuera asimismo el creador del neologismo (Sociología) con el que se bautizó la nueva cien- cia de la sociedad. Expositor explicito de la doctrina, en sus libros: Curso de Filosofía Positiva (1840-1842) en 6 volúmenes; y Sistema de Politica Positiva (1851-1854) en ciiatro tomos. Escuela filosófica que se conformó y desarrolló paralelai~iente con las corrientes del utilita- rismo, sensualismo, materialismo, i~iologismo, etc., en el mundo, ba- sándose en la llamada Ley de los tres Estados; El Teológico, El Meta- físico y el Cientifico. Contra esta (loctrina, los ideólogos de la Nueva Universidad Popular, propuesta y creada por Antonio Caso y Jod Vasconcelos (antes de la Nacional. incluyendo, en su plan a las Es- cuelas: Nacional preparatoria, de Jiirispmdencia y la de Altos Estudios) postulando el Espiritualismo Instiiucionista, doctrina opuesta, al ma- terialismo, y que considera, como j~rimado del ser el espiritu, oponién- dose al sensualismo y al materiali\mo, mediante la intuición creado- ra.. . La doctrina aludida, sostenida por Caso, Vasconcelos y los demás miembros del Ateneo, fue la filosofia oficial del grupo, caracterizada por sus reacciones antipositivistas. sin descuidar los giros científicos modernos; y del intuicionismo crcador. . . , para llegar al idealismo romántico; que busca una lógica del cambio para descubrir lo real tras el velo de la mecanización y l a especialización, con sus tendencias actualizadas, entonces: científica-matemática, y cientifica-histórica, para abordar el intuicionismo psicológi<i, y metafisico. El verdadero filósofo del Ateneo y, después, de la Univenidad, fue don Antonio Caso, teórico profundo y autor de las interesantes obras entre ellas: La Existencia como Economía, como Desinterés y como Caridad (1914); Los Pr* blemas Filos6ficos (1915); Discursos a la Nación Mexicana (1922) y Principios de Estética (1925) etc., etc., y otras cinco obras más. Los teóricos-principales que inspiraron :i los ateneistas fueron: Henri Berg- son; Emile Boutroux; José Orteg:, y Gasset; además de: Heidegger, Max Scheler, Blondel, Wundt, <.roce, Loatze, Maritain, Unamuno. Nietzche, Schopenahurer, Hartman. Dewey, Hessen, Fichte, Hegel, hasta Simmcl y Kierkegaard, para no ci!zr más; algunos de los cuales estu- diamos exhaustivamente.

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En los cursos de Sociologia y de Ciencia Económica, nuestras promo- ciones, estudiaron: las doctrinas liberales y socialistas, pues tuvimos maestros de orientacibn liberal como el doctor don Ramón Beteta Quintana, nuestro preferido, quien se había Doctorado en la Univer- sidad de Texas Austin, en los años 1920 y 1921, pero tambikn, con los marxistas: los licenciados don Mario Souza y Enrique Gonzhlez Apa- ricio, éste último, con algunos estudios en Londres, a quienes olamos en sus conferencias de divulgación y propaganda doctrinaria, que eran frecuentes.

En "Teoria del Derecho" nos pidieron los maestros un libro clisico entonces: el de N. M. Korkounov, professeur a L'Universit4 en Saint- Petersbourg. Traduit du Russe par J. Tchernof, publicado por la Bi- blioteca Internacional de Derecho Público bajo la Direccibn de Gastón Jeze, profesor adjunto de la Facultad de Derecho de la Universidad de Paris, 1926. Por su parte. el doctor Mano de la Cueva, nos recomen- daba, entonces para la materia, como libro de consulta, uno muy dificil pero valioso, el de Guillermo Federico Hegel: Líneas Funda- mentales de la Filosofia del Derecho. Introducción de Carlos Marx. Editado en Paris en 1844.

En filosofía del Derecho existían cuatro maestros, de diversa orien- taci6n; nosotros sólo escuchamos a dos: al doctor Ignacio Bravo Betan- court quien nos dio un solo curso incompleto de tendencia cat6lica; y a Mario de la Cueva que concluyó un curso de tipo edkctico. Para inte- grar nuestra formacibn marxista los textos que nos permitían disentir de ellos fueron algunos valiosos que nos sugirió M. de la Cueva. a saber: el de Del Vecchio, el de R. Stamler, el de Radbmdi, y el de Georges Gurvitch.

Por lo que se refiere a las Bibliografias de los cursos no vamos a referirnos a todas las materias de enseñanza de la Licenciatura, porque alargariamos mucho este modesto wmentario, pero para dar una im- presión clara, breve, de la amplitud de los estudios y la documentación extranjera con la que, entonces, los maestros nos completaban su in- formación nacional, que no era muy numerma, pues estaba reciente- mente promulgada la Primera Ley Federal del Trabajo promovida por el señor licenciado don Emilio Portes Gil, damos aqui, algunos de los textos de la asignatura: Derecho del trabajo, que entonces se desig- naba como Derecho industrial, siguiendo la terminologia univmsitaria francesa. Por eso la mayoría de los libros de consulta que estudiamos.

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entonces y, que integraron la priniera bibliografía disponible, fueron los siguientes:

1. Paul Pic: Droit Iudustriel. Paris, 1921. En la Edición Pirata "de que disponíamos no aparece la Casa Editorial".

2. Daniel MSSE: Legislation du 'fraliail et Lois Ouuriercs. Berger- Levrault et Cie Editeurs, Paris, 1914.

3. Petis Codes Carpentier: Code !lu trauail, Barthelemy REYN(ZD. Pa- rís, 1924.

4. Bertrand RUSELL: La Rebeliotz Sindicalista. Traducción para la Biblioteca Obrera y Campesin;~. México, D. F., 1928.

5. Socialismo, Anarquismo y Sindicalismo. Edición Enciclopédica de 1918 en Paris.

6. Traité sur le Risque et Accideiits - Professionnels, par Lubat. Li- brerie Général de Droit et de Jurispmdence, Paris, 1926.

7. Guillermo CABANEUA, LOS Fu~idamentos del Nuevo Derecho. Edi- torial América Lee, Buena Aires, Argentina, Edición 1926.

8. Miguel HERNANDEZ MARQUU, Tratado elemental de Derecho del trabajo. Instituto de Estudios I'olíticos. Madrid, 1932.

9. Anton MENGER. El Derecho al Producto <le1 Trabajo en su Desa- rrollo Histórico. Traducción Adolfo Posada. Editorial, América Lee, 1930.

10. Reglamentos de la Ley del Trabajo, que incluye los 9 reglamentos fundamentales. Por Daniel VAKELA (Recopilador) . México, 1931.

11. Legislación de Accidentes del Trabajo en /a Industria. Publicación del Instituto Nacional de Previsión Social. Segunda Edición, Ma- drid, 1932.

12. Profeseur M. BETTHIOT. C O I L ~ S !le I.cgislation d u Tmvai l et Notions de Ldgislation Ouuriere et Indilstrielle, 1 y 11 libres, Paris, 1981.

13. Y. SCELI.E: Le Droit ouvrier. rableau de la Legislation Francaise actuelle. Librerie Armand Colin. París, 1922.

14. Georges MOREAU. Docteur en Droit. L e Syndicalisme: Le mouve- ments Politiques et Revolutiori Ectmomiqzte. Libraire des Sciences Politiques et Sociales. Paris, 1925.

15. El Derecho Alemán del Trahajo y la Seguridad Social. Oficina de Prensa e Información del Gobierno Alemán. la. edición de 1931. Printed in Germany.

16. Legislaciún del Trabajo en los siglos xvr, xwr y XVIII. México, D. F., Edición Mecariografiad;i, publicada, después, por el Depar-

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tamento de Trabajo, 1932, del Gobierno Federal: y reeditada e11 1936 durante el Régiiiien del General Lha ro Cár<lerias, y

17. Institiito de Dereclio Constitucional, I;undrirnenlos Consliluriona- les de la Seguridad Siicial por Adolfo R. KOUZANT; Santa Fe, '41- gentina, 1931.

Y (por qué aludimos aquí, en especial, al Curso de Derecho inclus- trial (hoy Dereclio del -1 rabajo-? Porque entonces fiie una materia nueva en el Plan de Estiidios, sobre la que habia poca bibliografía nacional, pues como dijiriios antes Iiacia poco tiempo que el señor licenciado don Emilio Po] ~ c s Gil, presidente interino de la Rcpublica en 1 x 9 , había promovidi, la redacción, discusión y aprobación de la primera Ley Federal del '1-rabajo; y, por lo tanto, la materia no tcnia historia alguna como disposición federal, y menos aún de bibliografía específica.

Pero dejemos esta digrcsidn y pasemos a referirnos a los señorcs Directores que tuvo nuestia "Alma Mater".

LOS DIRECTORES DE 1.A ESCUELA DE DERECHO (AROS DE 1929-1935)

Cuando entramos cn 1929, a la Escuela, acababa de cumplir sil breve esrancia en la Escurla él como encargado de la Secretaría doti Manuel Gamez Morín quien habia sido ya Secretario por primera i e z en 1918; año en el que t i ~ m i n ó su carrera; y se encontraba interina- mente en la misma categol ia, el señor licenciado don Aquiles Elorduy, notable profesional y exct'lente jugador dc frontón, el que dio pose- sión al seíior licenciado don Narciso Bassols, quien -como hemos dicho trató de implantar ( 1 estudio dirigido en la escuela, intentando sonietemos, a los alumno,, a exámenes trimestrales, dando origen a la huelga general de la Irniversidad, que nos llevó a la Autonomía. El director que lo substitiivó cronnlógicamente fue el disciplinaclo pro. fesor de Derccho Civil (í:urso de Introducción y Personas) llamado José Trinidad García (juiiio de 1929). A continuación tomó posesión en ese cargo, tambien por poco tiempo, el maestro guanajuatcnse don Luis Chico Goerne quien era buen profesor de Sociología y D e ~ c h o Penal (curso teórico) el qiie terminó su periodo dapués de que num- tras promociones hahían :ibandonado la Escuela. Es importante men-

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cionarlo para el que esto escrilie. por que es este señor Director, quien conocía mis modestos tralbajos de Sociología del Derecho nos propuso ingresar como profesor de Sociología a la Facultad. Viene después, ya estando el que esto rscribe como profesor interino de la Facultad, el señoi- liceiiciado don llodulfo Brito Foucher quien deseaba designarnos profesor de Derecho Público -naturalmente que no acep tamos- proponiéndole que nos (lcsignara maestro de Derecho Admi- nistrativo pues ya teníamos a1guii;is experiencias en la Administración Pública Federal, además de fre, uentar cotidianamente, entonces, al maestro don Gabino Fraga quien Iiicra mi antecesor en el Departamen- to Jurídico de la Secretaría de Agricultura y Fomento, de donde depen- dían, en los tiempos aqriellos del maestro mencionado, las Comisiones Nacionales Agraria y de Irrigacion que dieron origen años despuks al Departamento Agrario y a la Sei retaría de Recursos Hidráulicos. Con el tiempo y por haber trabaja<!<> en las Comisiones Redactoras del Cidigo Agrario, aceptamos dar ,.se Curso en la Facultad, el que me obligú a escribir tanto el texto dc Derecho agrario mexicano, como el Diccionario de Derecho agrario ii~cxicano, este último con la colabora- ción del ingeniero Luis G. Alcéni.ca, quien fuera por muclios años alto funcionario de la hoy desaparecicla Secretaria de Reforma Agraria, pu- blicados ambos por la Editorial I'orrúa, S. A,, estando totalmente ago- tadas cn sus ediciones.

Para terniinar este breve apunte, ensayo histbrico, de las promocio- nes 1929.1933 y 1930-1934, sólo queremos aludir a los alumnos más distinguidos que nos honraron c<>n su compañia, en la época de cstii- diantes. en la Facultad.

Cisneros Joaquín Garcia Ramos Feliciano Garcia Reynoin Pld~ido Giorgana Victor Manuel Dominguez Virgilio G ú m e ~ Peralta Maiiro Gutiérrez Zamora Pcrfecto Guzmán Neira Alfonso Hernández Leopoldo Lúpez Rosado Felipe Mantilla Molina Roberto Miranda Fausto

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166 ANTONIO LUNA ARROYO

Novaro Octavio P k m Martin Prieto Lbpez Eduardo Rangel y Vizquez Manuel Robles Gil Eduardo Rueda Morales Juan Ruiz Vasconcelos Ramdn Saldaña Villalva Adalberto Farel Jos6 Sastrias Fernando Solis Quiroga Héctor Treviño Rios Oscar Ulloa Ortiz Manuel Vallejo Jorge

Y otros más que ya no recordamos.

CONCLUSION

De otros compañeros algunos fueron consejeros de los Presidentes de la Repriblica; Abogados Consultores de la misma Presidencia, Pre- sidentes y Ministros de la H. Suprema Corte de Justicia de la Nación; Magistrados del Tribunal Superior de Justicia del D. F., y de los Estados de la Unión, Gobernadores. Diplomiticos, Asesores de Bancos, Tesoreros del D. F. y de los Estados, Diputados y Senadores Federales, diputados locales y sobre todo excelentes litigantes en el D. F. y los Estados de la Unión.

Otros hemos sido catedráticos de las Escuelas y Facultades de Dere. cho en el D. F. y en algunos Estados de la Unión, catedráticos de las maestrías y los Doctorados es decir, del Post-grado. En fin, algunos hemos sido investigadores de carrera en las ramas del Derecho y de la Sociología de la UNAM, y, para terminar otros, en fin, se han desempeñado como muy buenos litigante locales y federales. Estas actuaciones y los éxitos obtenidos por todos, se los debemos, qué duda cabe, a la Facultad de Derecho de la UNAM y a sus Instituciones de Investigación y del Postgrado, en las que trabajamos o nos desarrolla- mos. Eso es todo.

En la Ciudad Universitaria, durante la primavera de 1992.

El relator