la historia y sus discursos_jurandir malerba

18
Jurandir Malerba L~t=l15TO~I~ TL05 DI5C\J~505: UNA CONTRIBUCION AL DEBATESOBRE ELREAUSMO HISTORICO J ulio de2006. Una fow: la de la masacre de Qana, en Lfbano, mostran- do el cuerpo de un bebe vestido conpijama, inmovilizadoycasi con- vertido en estatua bajo una capa de cemento. La imagen de su chup6n pegada a su ropa con un alfiler, los dobleces del codo, la expresi6nde suefio trasfigu- rada por la eternidad,son detalles punzantes que terminan grab adosen la memoria. Esta fow muestra, en suimpresionante simplicidad, aquelloa 10 que conducenlas guerras: infringir dolor enproporciones devasrantes. Dolor en el Cllerpo de quien muere, y dolorenla mente de los que quedan vivos.! Mayo de2006. Una onda de panico hace que se detenga la mayor ymas rica ciudad de Bra- sil, y difundeel panico por wdo el Estado de SaoPaulo. En el cuarw dfa delterror provo- cado por una facci6n criminaldel pee se contabilizaron 184 atentados con 81 muer- ws, 49 heridos, 85 auwbuses quem ados y 18 agencias y 8 foros quefueron incendiados dentro del Estado. (AI fin de la seman a, si- guiendo las estadfsticas delIML, fueron mas de 400 muerws por arm a de fuego en todo el EstadodeSao Paulo). Las empresas de autobuses sacaron los transportes colec- tivos de las calles y cerca de5.5 millones de personas se quedaron sintransporte, pro- vocando que3 de cada 10 alumnos falta- sen a la escuela y que hubiese tambienuna gran ausencia de fllncionarios y de profe- J Esra descripcion de la masacre de Qana es debida a la plumade PliQio Freire Gomes, en una carra dirigida al aurar. Esre ensayo se beneficio mucho del rico dialogo informal esrablecido con Plinio F. Gomes sobreeI problema del esracura de la hisroria. Agradezco rambien aorro amigoque impulso la redacci6n deesre ensayo, Paulo Parucker, par las muycrearivas conversa- ciones desarrolladas en algunos bares de Brasilia. O+i.'fJ\ H1S 7"O.f''4- '<1 vim mirada ,It- Clio 0 [ 63 ].p /'1 otm "'imd'l d' U/o

Upload: ernesto-gomez-rivera

Post on 16-Dec-2015

41 views

Category:

Documents


14 download

DESCRIPTION

Una contribución al debate sobre el realismo histórico

TRANSCRIPT

  • Jurandir Malerba

    L~ t=l15TO~I~T L05 DI5C\J~505:UNA CONTRIBUCION AL DEBATESOBRE

    ELREAUSMO HISTORICO

    Julio de 2006. Una fow: la de la masacre de Qana, en Lfbano, mostran-do el cuerpo de un bebe vestido con pijama, inmovilizado y casi con-vertido en estatua bajo una capa de cemento. La imagen de su chup6n pegadaa su ropa con un alfiler, los dobleces del codo, la expresi6n de suefio trasfigu-rada por la eternidad, son detalles punzantes que terminan grabados en lamemoria. Esta fow muestra, en su impresionante simplicidad, aquello a 10que conducen las guerras: infringir dolor en proporciones devasrantes. Doloren el Cllerpo de quien muere, y dolor en la mente de los que quedan vivos.!

    Mayo de 2006. Una onda de panico hace quese detenga la mayor y mas rica ciudad de Bra-sil, y difunde el panico por wdo el Estado deSao Paulo. En el cuarw dfa del terror provo-cado por una facci6n criminal del pee secontabilizaron 184 atentados con 81 muer-ws, 49 heridos, 85 auwbuses quem ados y 18agencias y 8 foros que fueron incendiadosdentro del Estado. (AI fin de la seman a, si-

    guiendo las estadfsticas del IML, fueronmas de 400 muerws por arm a de fuego entodo el Estado de Sao Paulo). Las empresasde autobuses sacaron los transportes colec-tivos de las calles y cerca de 5.5 millones depersonas se quedaron sin transporte, pro-vocando que 3 de cada 10 alumnos falta-sen a la escuela y que hubiese tambien unagran ausencia de fllncionarios y de profe-

    J Esra descripcion de la masacre de Qana es debida a la pluma de PliQio Freire Gomes, en unacarra dirigida al aurar. Esre ensayo se beneficio mucho del rico dialogo informal esrablecidocon Plinio F. Gomes sobre eI problema del esracura de la hisroria. Agradezco rambien a orroamigo que impulso la redacci6n de esre ensayo, Paulo Parucker, par las muy crearivas conversa-ciones desarrolladas en algunos bares de Brasilia.

    O+i.'fJ\H1S

    7"O.f''4-

    '

  • sores, que perjudico al 50% de las escuelasdel gran Sao Paulo.

    Septiembre de 2004. Miercoles 1 de septiem-bre, 9:30 de la manana. Fin de las ferias delverano en el hemisferio norte. Los ninos vol-vian aclases dentro de una escuela descono-cida de una republica desconocida en Ru-sia. Cincuenta y tres horas despues, el mun-do asiste perplejo a la muerte de 339 per-sonas, en el mas sangriento atentado terro-rista de todo el ano de 2004. Los ninos nopudieron ni alimentarse ni beber agua du-rante las cincuenta y tres horas en que per-manecieron como rehenes de los terroris-tas chechenos. Para matar la sed, comenza-ron a beber su propia orina. Una de las so-brevivientes conto al canal ruso de televi-sion NTV que ella y sus companeros de lapequena ciudad de Beslan orinaban dentrode las botellas, y despues, para beber, usa-ban sus propias ropas como un filtro atadoal cuello de la botella.

    Marzo de 2004. 10 bombas explotaron entrelas 7:39 y las 7:41 en algunas de las principa-les estaciones del tren y del metro de Madridcapital de Espana. La carnicerfa dejo un sal-do de 202 muertos y decenas de heridos.

    Octubre de 2002. Un teatro de barbarie. Cer-ca de 50 rebeldes chechenos fuertemente ar-mados tomaron un edificio en el que un pu-blico de mas de setecientas personas asistia ala presentacion de la obra musical rusa "No-roeste". Los rebeldes, entre ellos 10 mujeres,tenian bombas pegadas a sus propios cuer-pos, y exigian que Rusia se retirase de Che-chenia. 115 rehenes murieron por causa delos efectos del gas y mas de 200 fueron inter-nados por intoxicacion. Los rebeldes fueronejecurados y no hubo ninguna vfctima porparte de los soldados rusos.

    Estas y much as otras nOtlClaS,se expan-dieron estrenduosamente por todas las viasde comunicacion posibles. Habra quien lastrate de simples hechos desmesurados, decreaciones mediaticas que se producen paravender las noticias, de discursos producidosy consumidos como mercandas, 0 de discur-sos ideologicos de lideres politicos oportunis-tas. Pero son acontecimientos fulgurantes, quese mezclan con la vida de muchas personas,tanto de las que los vivieron, como de aque-llas que tomaron conocimiento de dichosacontecimientos. POl'que mas alIa de la vio-lencia urbana, 0 de la que deriva de los actosterroristas, 0 tambien de la de las guerras siem-pre traumaticas, existen igualmente otros ti-pos mas silenciosos de esta violencia, de laque muchas veces no tenemos conocimien-to, sea por accion 0 por omision. Hechos,digamos, como los de las guerras permanen-tes que se desarrollan en el Continente Afri-cano, que mutilan y maran por arma, enfer-medad, hambre, 0 todo tipo de flagelos amillones de personas al ano. 0 tambien laexclusion social en todo el mundo, el ham-bre, la miseria, el prejuicio social, 0 racial, 0sexual, 0 religioso ...

    Frente a una realidad tan avasalladora, tanperversa, 2como nos posicionamos nosotroslos historiadores? 2Como respondemos?2Como hemos intentado explicar los proce-sos que culminan en cuadros tan complejosy muchas veces terribles, como los que he-mos descrito y mencionado? 2Que respuestashemos formulado a estas preguntas, que meparece son preguntas de las mas importantesde nuestro propio tiempo?

    Me atrevo a proponer una hipotesis: he-mos ofrecido pocas resp~estas, porque no noshemos planteado las preguntas que habrfa queresponder. Yeso acontece en fun cion del pro-pia escenario intelecmal que hoy esra vigenteen nuestro tiempo y que comenzo a configu-rarse hace cerca de tres 0 cuatro decadas.

    \j+-1.""HIS1"O", ..

    1,1OMI miil,d,l df Uio ~ [ 64 ] " Iii oMI m!""I" de Clio

  • ...A menudo vemos a fa historia amenazada demuerte. Recuerdo que recientemente, un poco

    despues de fa caida del Muro de Berlin, alguiensentenci6 de manera enfiitica que fa historia

    habia llegado a su fin ....

    A menudo vemos ala historia amenazada demuerte. Recuerdo que recientemente, unpoco despues de la caida del Muro de Berlin,a1guien sentencio de manera enfatica que lahistoria habia lIegado a su fin. Hubo respues-tas en un sentido y en otro, y hoy eI 'fin de lahistoria' se tome un no-topico, principalmen-te despues de losatentados alWorld TradeCenter, en don-de algun granobservador ano-nimo fijo unanuncio, junto alas escaleras entomo aI crater abierro en eI corazon del pro-pia Nueva York, en eI que se leia eI epitafio:"Descanse en paz Francis Fukuyama". La his-toria "entcrraba" a su verdugo bajo los escom-bros del 11 de septiembre. Y eI autor ni-poamericano, despues de disfrutar de susquince minutos de gloria, tuvo que volver aIlimbo del anonimato, de donde jamas debiohaber salido.

    EI "fin de Ia historia" -hegelianamentesugerido por Fukuyama, y segun eI cual des-pues de la ultima paletada de tierra arrojadasabre eI muerro proyecto socialista, con eI finde la Union Sovietica, la civilizacion humanahabria conocido eI ultimo grado de su evolu-cion historica, y nada mas aconteceria fuerade los marcos vigentes del capitalismo plane-tario 0 globalizad02 -, fue solamente unomas dentro de los innumerables ataques co-tidianos que sufre nuestro campo de la histo-

    ria. Una impugnacion mucho mas sofistica-da, no obstante, comenzo a ser e1aborada ha-cia la decada de 1960, con eI advenimientode la postura postestructuralista -y esta seencuentra mucho mas sutilmente arraigadadentro de los distintos campos y espacios detrabajo de los historiadores. Ese otro "fin dela historia", propuesto por los postestructu-ralistas y renovado por sus herederos intelec-

    tuales, los post-modernos, esmas sutil por-que, confinan-do y IimitandoeI debate de 10que es la histo-ria al exclusivoplano del dis-

    curso sobre la historia, termina renegando,grosso modo, de la ontologia de la existenciahumana como existencia historica.

    A1go, sin embargo, me lIeva a insistir y avolver sobre ese tema que pareceria de unavigen cia caducada, eI tema del realismo his-torico. Una inquietud exasperada, quiza, porentender como intelectuales con formacionprofesional son capaces de e1iminar cualquiersupuesto, pot mas formal que este sea, de quepuede existir una "realidad historica". Segunellos la historia es algo encantador, productodel habla de hombres y mujeres. Pero enton-ces, la historia no es nada sino una simplederivacion del discurso. Esto combina (mal)con la teoria. Porque creo que los problemassolo podcan ser debidamente formulados, yuna respuesta adecuada podra ser a1canzada,solamente a condicion de que 10 hagamosdentro de este campo minado de la teoria.

    2 Cfr. Callinicos, Alex, "Simparhy for rhe Devil? Francis Fukuyama '\nd rhe End of Hisrory",en el libro Theories and Narratives. Reflections on the Philosophy of History, Ed. Poliry Press,Cambridge, 1995. Una cririca al concepro de globalizaci6n puede verse en ellibro de AguirreRojas, Carlos Anronio, America Latina: hist6ria e presente, Ed. Papirus, Campinas, 2004. De esremismo auror, vease Para comprender el mundo actual, Ed. Centro Juan Marinelo, La Habana, 2003.

    ,-e;vHrSl'o

    la olra m;mtiJJ de Clfo 8~[65 t''', fa otm mimd" de Clio

  • Hoy, quien trabaja profesionalmente conla historia, particularmente con Jas discipli-nas teoricas en cursos de grade 0 de postgra-do, 10 mismo que en la orientacion de traba-jos de tesis, es capaz de diagnosticar la vigen-cia de un inmenso deficit teorico en la forma-cion de nuestros esrudiantes. Es como si vi-viesemos en una epoca paradojica, por asidecido. Tal vez nunca se ha escrito y discuti-do tanto sobre teoria como hoy en dia, cuan-do justamente ese deficit teorico alcanza unnivel inedito. Pienso que tal vez podemos arri-buir este hecho ala siruacion de estar vivien-do 10 que Boaventura de Souza Santos lla-mo, para todo el campo de la epistemologia,una epoca de transicion paradigmatica. Mu-chas certezas vigentes durante decadas e in-cluso siglos, se nos escurren entre los dedoscomo si fuesen arena. Principios cognitivossolidamente asentados se pulverizan. Parafra-seando a Marshall Bermann,. "todo 10 que essolido se desvanece en el ai~e". Pero es toda-via muy poco 10 que conseguimos aclarar,precisamente sobre que es 10 que quedara enlugar de 10 anterior.3

    Fundamentos que hasta hace muy pocoestaban solidamente construidos, como elimperativo de la busqueda de la verdad (sea10 que sea 10 que esto pueda significar), y elde la objetividad del conocimiento historico,o el de las relaciones de causalidad entre suje-tos, acontecimientos, estructuras y procesos,o la busqueda de los limites de la explicaciony de la interpretacion historica, 0 el status dela historia dentro del conjunto de las cienciassociales (junto a la cuestion de la interdisci-plinariedad), 0 los procedimientos metodi-cos ineludibles que debia asumir quien prac-

    ticase la historia como ciencia, todos esos fun-damentos construidos a 10 largo de siglos, hansido impugnados de manera visceral en unmuy breve lapso de tiempo reciente.

    No se trata de pretender rescatar aqui unproceso tan rico y plural, sino solamente deindicar que, en el campo de la historia, algode ese sentimiento de perdida de referenciasse debe al amplio movimiento intelecrual delllamado Linguistic turn, y tambien del cuLtu-raLturn, que desde la decada de 1960 se hizopresente en todas las ciencias sociales y en lashumanidades en general, intentando derribartodos los modos de pensar herederos del pen-samiento racionalista forjados desde la Ilus-tracion. Estoy hablando, naturalmente, de lacontribucion iconoclasta de pensadores liga-dos al postestructuralismo, y moto continuo,al postmodemismo. No cabe aqui tampocobuscar una definicion del concepto de 10 post-modemo, que es en realidad un sincretismode diferentes teorias, tesis y reivindicaciones,que tuvieron su origen en la filosofia alema-riamodema, especialmente en Nietzche, y quese prolongan hasta Heidegger, y luego en laadaptacion de esa filosofia por parte de va-rios intelectuales franceses, particularmentelos promotores de las teorias postestructura-listas dellenguaje, desde esa decada de 1960,como Michel Foucault 0 Roland Barthes.

    Rescatemos entonces, solamente en termi-nos muy generales, la idea de que el postmo-demismo sustenta la propuesta de que la so-ciedad occidental paso en las ultimas decadaspor un gran cambio, que la llevo desde la eramodema hacia otra etapa "postmodema", lacual se caracterizaria por el repudio final dela herencia de la Ilustracion, particularmente

    3 Sobre esre concepro de transici6n paradigmatica de Boaventura de Souza Santos vease, Urndiscurso sobre as ciencias, Ed. Afrontamenro, Porro, 1995, tambien Introduriio a uma cienciapos-moderna, Ed. Afrontamento, Porro, 1993, y Toward a New Common Sense, Ed. Routledge& Keagan Paul, Londres, 1995. Tambien vease Bermann, Marshall, Todo 10 que es solido sedesvanece en el aire, Ed. Siglo XXI, Mexico, 1986.

  • la creencia en la raz6n y en el progreso, y poruna insistenre incredulidad en las grandesmetanarrativas, que impondrfan una direc-ci6n y un sentido a la historia, y en particu-lar, la noci6n de que la historia humana es unproceso de emancipaci6n universal. En lugarde estas grandes metanarrativas surge ahorauna multiplicidad de discursos y de juegosdellenguaje, al lado del cuestionamiento dela naturaleza del conocimiento, junto con ladisoluci6n de la idea de verdad, y otros pro-blemas de legitimaci6n en distintos campos.4El impacto de estas proposiciones postmo-dernas en la teorfa de la histori a y mas esped-ficamenre en la teoria de la historiografia hasido grande. 5

    A conrinuaci6n, tratare de profundizar entorno a la base de esosdos postulados axio-maticos de la teorfa del conocimiento pos-moderna -si es que asi podemos llamarla-que son su teoria dellenguaje y su vehemen-te negaci6n del realismo; en s.eguida, aborda-re esa discusi6n conceptual acerdndola anuestro campo, para discutir las premisas ylas consecuencias de dichos postulados en lapractica de la escritura de la historia posmo-derna, fundada en el anrirrealismo hist6ricoy en el narrativismo. Despues de esbozar estemarco general, y siempre desde un punro devista critico, sefialare algunas directrices te6-ricas para enfrentar el argumento anrirealistade que es el discurso el que funda, instituye,

    y crea a la realidad, al mundo y a la historia.Para esro rescatare algunas formulaciones enrorno al concepto de habitus de Pierre Bour-dieu y de la teoria simb6lica de Norbert Elias.

    Las dos bases del postmodernismo se apoyanpor 10 tanro en su concepci6n dellenguaje yen su negaci6n del realismo. La primera estributaria directa de los desarrollos del lin-guistic turn y de las negaciones postestructu-ralistas, que llevaran hasta el paroxismo lasapropiaciones que los primeros estructuralis-tas, como Levi-Strauss, hicieron de la obrade Saussure. Se trara enronces de una filoso-fia del idealismo lingiHstico 0 del panlingiiis-mo que afirma que ellenguaje constituye ydefine la realidad para el conjunro de las men-tes humanas, es decir, que no existe ningunarealidad exrralingiiistica independiente denuestras representaciones de esa realidad enel lenguaje 0 en el discurso. Este idealismolingiiistico considera allenguaje como un sis-tema de signos que solamente se refieren losunos a los otros, de una manera interna y enprocesos sin limite de significaci6n ("semio-sis" segun Ciro Cardoso), y que nunca llega-ran a un s610 sentido establecido.6

    La gran vulgarizaci6n de esta concepci6ndel lenguaje en los afios recienres, es un as-

    4 Las tesis centrales de las impugnaciones postmodernas fueron presenradas primeramenre ene1libro de Lyotard, Jean Fran~ois, La condicion postmoderna, y sistematizadas, para eI campo dela historia, en Ankersmit Frank y Kellner H., A New Philosophie of History, Ed. Reaktion Bo-oks, Londres, 1995. Para una teorizaci6n seria de la cuesti6n de las metanarrativas, y del pro-blema del fin de la historia que ella suscita, vease la obra anres citada de Callinicos, Alex.5 Sobre la funci6n del pumo de vista posrmoderno, que ayud6 mas bien a derribar algunosviejos dogmas, pero que no propuso nada inreresanre, en terminos positivos, en su lugar, veasenuestro texto Malerba, J. "Inrrodu~ao: teorfa e hisr6ria da historiografia", en e1libro A historiaescrita: teoria e historia eta historiografia, Ed. Conrexto, Sao Paul'o, 2006.6 Cfr. Cardoso, Ciro. "Critica de duas quest6es relarivas ao anri-realismo episremol6gico con-remporaneo" en la revisra Didlogos, num. 2, Maringa, 1998. Vease rambien, de Iggers, G.,Historiography in the Twenty Century, Ed. Wesleyan University Press, Hannover, 1997.

    O","-

  • pecto importante de 10que se acord6 en lla-mar ellinguistic turn,7 en la historia y en otrasciencias sociales. As!, el postmodernismo nie-ga tanto la capacidad dellenguaje 0 del dis-curso de referirse a un mundo independientede hechos y de cosas, como tambien la deter-minaci6n final -0 la "resolubilidad" - delsenti do textual. A partir de ahi, niega tam-bien la posibilidad del conocimiento objeti-vo y de la verdad; como horizontes ut6picosde cualquier investigaci6n. El lector crftico,de cualquier manera, no tendra dificulrad enpercibir que esta filosoffa idealista es ella mis-ma una especie de metaffsica, fundada en afir-maciones nO probadas y muy improbablesrespecto de la naturaleza dellenguaje.8

    La teorfa postmoderna dellenguaje es pro-ducto de las sesgadas interpretaciones postes-tructuralistas del trabajo del linguista suizoFernand de Saussure, que fueron expuestasen su Curso de Linguistica General, publicadop6stumamente. 5610 para recordar aqui losejes principales de su teorfa, vale la pena re-cordar que Saussure se volvi6 el fundador dela linguistica estructural, al ensefiar que elobjeto de la ciencias de la linguistica debe serla lengua 0 el estudio sincr6nico, ahist6rico,del lenguaje como un sistema total, muchomas que el de lapalabra 0 estudio diacr6nico

    e hist6rico dellenguaje hablado. Pero su ex-plicaci6n del lenguaje como un sistema designos que se distinguen apenas por su posi-ci6n y su diferencia, y su definici6n del signacomo un significante arbitrariamente ligadoal significado, no implicaba, a pesar de todo,la renuncia al realismo 0 la negaci6n de quelas palabras podian referirse a los distintosobjetos del mundo. Yaun cuando estableci6una conexi6n arbitraria entre un sonido y unsenti do particular, el signo, tal como era de-finido, era el mismo un concepto que teniauna relaci6n referencial alas cosas mismas.Saussure nunca supuso que el mundo estabaconstruido 0 fundado en el lenguaje, y queno podia existir independientemente de nues-tras descripciones linguisticas. Asi que tal ycomo demostraron muchisimos intelectuales,por ejemplo Perry Anderson,9 esas opinionesidealistas no son del propio Saussure, sino queson opiniones derivadas e impuestas a su pro-pia trabajo par parte de los postestructura-listas y los te6ricos literarios subsecuentes, queson los formuladores de esta filosoffa post-moderna dellenguaje.

    Por 10que respecta al campo de la historia,los te6ricos postmodernos son crfticos de 10que ellos Haman la "practica hist6rica nor-mal",10 por las siguientes tazones: 10 que los

    7 Cfr. Pulino, Lucia Helena "Richard Rorry e a quesrao das represenra V6es em filosoffa" enCardoso, Ciro y Malerba, Jurandir (Coords.), Representa,oes, Ed. Papirus, Campinas, 2000.8 La lirerarura sobre el fenomeno del "posrmodernismo" en hisroria es muy exrensa. En elladeberian incluirse, enrre orros, Rusen J., Studies in Methahistory, Ed. Human Science ResearchCouncil, Preroria, 1993; Ankersmir, Frank, History and Tropology, Ed. Universiry of CaliforniaPress, Berkeley, 1994; Topolosky, Jerzy, Historiography between Modernism and Postmodernism, Ed.Rodopi, Amsrerdam, 1994; Bailyn, Bernard, "The Challenge ofModern Historiography", en la revisraAmerican Historical Review, 1982; Srone Lawrence y Spiegel, G., "History and Postmodernism", en larevisra Past and Present, num. 135, 1992, Y Pierers, Jurgen, "New Historicism: Postm(Jdern Historio-graphy between Narrativism and Heterology", en la revisra History and Theory, vol. 39, 2000.9 Cfr. Anderson, Perry, "Esrrurura e sujeiro" en el libro A crise da crise do marxismo, Ed. Brasi-liense, Sao Paulo, 1984, y rambien A Zone of Engagement, Ed. Verso, Londres, 1992.10 Cfr. Jenkins, K. Inrroducrion : On Being Open abour our Closures", en el libro The Post-modern History Reader, Ed. Roudedge, Londres-New York, 1997. En esre mismo libro, yenesra misma Ifnea de argumenraci6n, vease Roben Berkhofer Jr., "The Challenge of Poerics ro(Normal) Hisrorical Pracrice".

    _~y.J.HIS7"6".r

    /'J otT mil

  • incomoda son cosas como la fe de los practi-cantes de esa "historia normal" en la posibili-dad de alcanzar una historia objetiva, su con-viccion obstinada de que la historia no estarelacionada solamente con textos y discursos,y que ella aspira a proveernos en cierto senti-do, no absoluto aunque sf valido, una repre-sentacion y una comprension verdaderas delpasado, asfcomo su supuesta complicidad conun cierto apoyo ideologico del status quo po-lftico y economico. II Uno de los mas men-cionados teoricos historiadores postmoder-nos, Keith Jenkins, arma que las diferentesinterpretaciones existen porque la historia esbasicamente un discurso en litigio, un cam-po ideologico de batalla en el que las perso-nas, las clases y los grupos, elaboran autobio-graficamente sus interpretaciones del pasado,para agradarse 0 autocomplacerse a sf mis-mos. De modo que cUalquier consenso solopodrfa ser alcanzado cuando las voces domi-nantes lograsen silenciar al resto de las voces,"al finalla historia es teoda, la teoda es ideo-logfa, y la ideologfa es pura y simplementeintereses materiales" Y

    En este litigio de diversas interpretaciones,cualquier intento de buscar la verdad esta de-finitivamente comprometido, ya que no exis-tida ninglin referente extralingiifstico que ga-rantice ninguna objetividad al texto delhistoriador. En ese sentido todos los textos

    son iguales, y la busqueda de la verdad y de latotalidad esta definitivamente comprometi-da, pues todo se resume, al final, en distintospuntos de vista, en perspectivas fundadas so-lamente en textos que remiten a otros textos,y que se configuran finalmente en nuevos tex-tos, pasibles en cuanto tales de cUalquier tipode leetura, ya que el producto de la historiano es nada, en esta vision, mas alIa de la sim-ple interpretacion.

    La teoda postmoderna de la historia se defi-ne a partir de dos tesis principales, que im-plican el mas radical de los escepticismos po-sibles, en relacion a cualquier propuesta quehaya sido enunciada antes dentro de los de-bates y las perspectivas relativistas anteriores,en torno al tema de la objetividad. Frente aestas dos tesis, apoyo del postmodernismo, elidealismo historiografico 0 el subjetivismo,10 mismo que el historicismo y el presentis-mo, que fueron ya criticados por Adam Schaffen su libro Historia y verdad, no pasan de sersimples e ingenuos ensayos.13

    La primera es la tesis delliamado antirrea-lismo, que arma que el pasado no puede serobjeto del conocimiento historico, 0 mas es-pedficamente, que el pasado no es y no pue-

    1I Toda esra discusi6n sobre eI caraerer de la represemaci6n hist6rica es eI eje problematico dela colecci6n organizada por mf y por el profesor Ciro Cardoso, por 10 cual sera inevitableretomar algunos pumos desarrollados en la construcci6n de mi atgumento presentado alli.Vease el libro de Cardoso, Ciro y Malerba Jurandir, Representaroes, ames citado.12 Cfr. Jenkins, K., Rethinking History, Ed. Routledge, Londres, 1991. Los ensayos que consti-tuyen las referencias principales de la discusi6n sobre la narrativa hist6rica en su relaci6n con eILinguistic turn son: Mink, Luis, "Narrative Form as a Cognirive Instrument" en el fibro TheWriting of History, Ed. University of Wisconsin Press, Madison, 1978; Carrol, Noel, "Interpre-tation, Hiswry and Narrative", en la revisra The Monist, vol. 73, 1984, Y muy especialmenteWhite, H. "The Historical Text as Literary Artefact" en el mismo libro 'The Writing of Historyy Ankersmir, F., "Six Thesis on Narrarive Philosophy of History", en ellibro History and Tropo-logy antes citado,13 Cfr. Schaff, Adam, Historia y verdad, Ed. Grijalbo, Barcelona, 1983.

    O,;\S~"I-lISrO.f

  • de ser un referente de las afirmaciones y delas distintas representaciones historicas. Ta-les representaciones (0 el conocimiento his-torico), son por 10 tanto construidas comoreferidas no al pasado sino apenas a otros yslempre presen-tes discursos,afirmaciones ytextos histori-cosoAs!, retiran-do cualquierpretension delconocimientohistorico de re-lacionarse con un pasado real, el postmoder-nismo diluye a la historia en una especie deliteratura, y hace del pasado mismo no ouacosa que un simple texto.

    El rechazo al realismo ha sido un temaesencial en la filosoHa del postestructuralis-mo y del postmodernismo.14 Este rechazotuvo su formulacion canonica en ellibro DeLa gramatologla, en el cual, negando que lalectura podria "transgredir legitimamente eltexto en camino hacia un referente" 0 haciauna "realidad", el filosofo FrancesJacques De-rrida concluyo que "no existe nada fuera deltexto". Roland Barthes habia defendido tam-bien esta tesis en relacion al discurso histori-co, en su famoso ensayo de 1967 "Le discour-se de I'Histoire", que se volvio un verdaderotexto canonico de los postestructuralistas yde los postmodernos. A partir de un puntode vista semiotico, Barthes defiende que lareferencia a una realidad pasada que es pre-supuesta dentro de un discurso, es siemprealgo espurio, "efecto falaz del lenguaje", y

    que el significado en tal discurso escl sepa-rado de cualquier otro referente que no seael propio discurso.

    Robert Berkhofer Jr. tambien se opone alrealismo historico y enfatiza el profundo de-

    saflo que la"desreferencia-lizacion" pre-senta al conoci-miento histori-co tradicional.Su razon pararechazar el rea-lismo en his to-

    ria consiste primeramente en plantear la cues-tion: "2CUales el referente para la palabra 'his-toria'?", seguida entonces por la respuesta deque "no puede ser el pasado, porque el pordefinicion es algo ausente". As!, en senti docontrario a la pretension de los historiadores,de que si existe una realidad pasada, explicaBerkhofer, "nadie puede apuntar hacia el pa-sado del mismo modo en que se puede apun-tar hacia un caballo 0 hacia un arbol (0 tam-bien a una fotografla de cualquiera de ellos),tal como los objetos a los cuales las pala-bras 'caballo' y 'arbol' se refieren" .15 Y avan-za en el sentido de la opinion de los teori-cos literarios, de que el referente en histo-ria solo puede relacionarse a orras historiasy a orros textos.

    La segunda tesis, sobre la cual no profun-dizare aqui para concentrarme mas bien enla cuestion del enfrentamiento teorico al an-tirrelativismo, es la del narrativismo -0 latesis tropologica-, formulada basicamentepor Hayden White, 16 que afirma la prioridad,

    ,..AsI, retirando cualquier pretension delconocimiento historico de relacionarse con unpasado real, el postmodernismo diluye a fa

    historia en una especie de literatura, y hace delpasado mismo no otra cosa que un simple texto ...

    14 El analisis subsecueme es muy triburario de las reflexiones comenidas en el ensayo de Zago-rin, Perez, "History, rhe Referent in Narra,ive: Reflections i;l Postmodernism Now", en farevista History and Theory, num. 38, 1998.15 Cfr. Roben Berkhofer Jr., el articulo antes citado.16 En su libro clasico Metahistoria, Ed. Fondo de Cultura Economica, Mexico, 2001, y ram-bien en algunos de sus trabajos posteriores.

  • en el proceso de creaClOn de las narrativashistoricas, de los imperativos dellenguaje yde los tropos 0 figuras del discurso, inheren-tes a su propio uso lingli1stico. De acuerdocon esta tesis, las historias ficticias inventa-das por escritores y las narraciones de los his-toriadores no difieren entre S1en ningun as-pecto esencial, porque ambas estan construi-das por ellenguaje, e igualmente sometidas alas reglas de este lenguaje, a la practica de laretorica y a la de la construccion de las narra-tivas. De este modo, la manera en que lasnarrativas historicas son consrruidas, y lasconexiones que el!asestablecen entre los acon-tecimientos y las interpretaciones y explica-ciones que se dan de ellos, son vistas mas biencomo construcciones impuestas sobre el pa-sado, antes que como interpretaciones queestarian fundadas en los propios hechos, talcomo han sido depurados a partir de las evi-dencias, de los vestigios y de !as Fuentes. Des-de el punto de vista narrativista, los tropos ylos generos literarios empleados por los his-toriadores prefiguran y determinan inclusola vision, la interpretacion y el sentido de loshechos. Para este mismo enfoque, las narrati-vas historicas se colocan en la misma catego-ria de los discursos ficticios, de modo que seriaimposible hacer una distincion entre historiay ficcion, 0 argumentar en pro 0 en contra delas diferentes interpretaciones historicas.

    CONfRONTACION TEORICA fRENTE ALARGUMENTO ANTIRREAUSTA

    Establecidos los puntos de partida, nuesrracuestion inicial, que se ha vuelto mas com-pleja despues del desarrollo de la postmoder-nidad, es la siguiente: 2que relacion existeentonces entre la narrativa y los hechos queella describe? 2que relacion hay entre la intri-ga historica y el pasado que ella evoca? 2Yen-tre los conceptos historicos y el mundo endevenir que dichos conceptos intentan expli-car? Estas cuestion'es, que se insertan en eldebate epistemologico sobre la veracidad 0no de las explicaciones presentadas bajo laforma de un relato, como es el caso de lostextos historicos, fueron planteadas por teo-ricos eminentes.1?

    Tal vez la respuesta mas articulada contrala tesis que reivindica una ruptura absolutaentre el discurso historico y el "mundo real",sea la que fue ofrecida por David Carr, queafirma que lejos de deformar los hechos querelata, la narrativa prolonga mas bien sus tra-ws fundamentales. En otras palabras, existi-ria una comunidad formal de caracter1sticasentre !a narrativa y la realidad humana, tantoindividual como colectiva.18 No obstante, novoy a repetir los argumentos de David Carr,10 que el profesor Ciro Cardoso hiw ya ade-cuadamente en otro lugar.19

    17 Como 10 enuncia Ciro Cardoso, se trata de verificar si la historia produce textos cientificoso simplemente textos del mismo orden que los de la literatura de ficci6n. Sobre este punto, cfr.el articulo de Ciro Cardoso en la revista Didlogos antes citado.18 Cfr. Carr, David, "Narrative and the Real World: an Argument for Continuity", en Historyand Theory, 1986, tambien "Getting the Story Straight: Narrative and Historical Knowledge",en ellibro de Jerzy Topolsky ames citado. Dentro de los esfuerzos mas eficaces sobre la articu-laci6n te6rica entre narrativa y realismo hist6rico deben recordarse: Dray,.Williams "Narrativeand Historical Realism" en el libro History and Philosopher of History, Ed. E. J. Drill, Leiden-New York, 1989; Norman Andrew, "TellJing it like it was: Historical Na~tatives on theit ownTerms", en History and Theory, 1991. Vease rambien Kuzminski, Adrian, "Defending Histori-cal Realism" en History and Theory, vol. 18, 1979.19 Cfr. el ensayo de Ciro Cardoso varias veces ya citado, en la revista Didlogos.

    O+--'(\,NlrS7'O{'/

    Iii {jt/(7IJih"'rI~1 (It (:l/o (,; r 71 1 "rr !fi Oh'./ ni/;'i!ci:r d~ ('.I/o

  • Mi idea es mas bien la de agregar un ele-memo nuevo de reflexi6n, comparando laarticulaci6n emre el concepto (hist6rico) yaquella tealidad a la que el se refiere, a partirdel concepto de habitus que ha sido formula-do por Pierre Bourdieu, asf como tambiende algunas sugestiones extrafdas de la teorfasimb6lica de Norbert Elfas.

    En primer lugar pretendo no perderme den-tro de la extensa obra de Bourdieu, dondesus conceptos fueron paulatinamente elabo-rados y fueron teniendo acepciones distintasa 10 largo de la formulaci6n de su complejateorfa de la acci6n. En lugar de eso, quieromas bien llamar la atenci6n sobre un puntoespedfico en torno ala constituci6n de 10queeillama el habitus, punto que esta muy pre-senre en su obra sobre la "distinci6n".20

    AI pensar la relaci6n entre espaeio social yespacio simb6lico, Bourdieu parte de la pre-misa de que 10 real es relacional. Esta con-cepci6n relacional, hace explfcito de inmedia-to el apoyo te6rico que fundamenra toda suarquitectura conceptual, la relaci6n entre lasposiciones sociales (definidas dentro de un cam-po, el que tambien es un concepto relacio-nal) las disposiciones (correspondienres a esoscampos, 0 10que eillama habitus), y las "to-mas de posici6n" (0 acciones practicas desa-rrolladas por los agenres en una situaci6n so-cial concreta): "El propio tftulo del trabajosefiala 10 que comunmenre llamamos distin-ci6n, es decir, una cierta cualidad frecuenre-menre considerada como innata, del porte yde las maneras, y que de hecho es una dift-

    reneia, una separaci6n 0 trazo distinrivo, enresumen, una propiedad relacional que s610existe en relaci6n a otras propiedades". 21

    Esta idea de la diferencia se funda en unanoci6n de espacio, entendida como un con-junto de posiciones distinras 0 coexistenres,y a la vez muruamente extetiores, que seiia-Ian relaciones de proximidad, de vecindad,de distancia u otras relaciones de orden (como"encima, abajo, entre"). El espacio social seconstruye con base en los principios de la di-ferenciaci6n: el capital econ6mico y el capi-tal simb61ico. Las distancias y proximidadesobservan estos dos vectores. Este cuadro delas posiciones sociales conforma otro de to-mas de posici6n, mediadas por las disposi-ciones 0 por el habitus, 0 en dos palabras, laspracticas sociales y los bienes que uno posee.

    "A cada clase de posiciones correspondeuna clase de habitus (0 de gustos), produci-dos por Ios condicionamienros sociales aso-ciados a la condici6n correspondiente, y porla intermediaci6n de esos habitus y de sus ca-pacidades generadoras, a un conjunto siste-matico de bienes y de propiedades, vincula-das enrre sf por una afinidad de estilo".zz

    Es el habitus el que da cuenta de esta uni-dad de estilo, que vincula a las practicas y alos bienes de una genre singular 0 de una cla-se de agenres. "El habitus es ese principio ge-nerador y unificador, que retraduce las carac-terfsticas intrfnsecas y relacionales de una po-sici6n en un estilo de vida unfvoco, esto es, enun conjunto unfvoco de elecciones de las per-sonas, de los bienes y de las practicas" (Ibidem).

    Asi como los habitus se diferencian deacuerdo con la posici6n denrro del campo, sontambien igualmenre diferenciadores; al serdistinros, se convierten en.disrinrivos, y tam-

    20 efr. Bourdieu, Pierre, La distincitfn, Ed. Taurus, Madrid, 1988, y rambien Razones prdcticas.Sobre fa teoria de fa accitfn, Ed. Anagrama, Barcelona, 1997.21 Bourdieu, Pierre, Razones prdcticas, antes cirado.22 Idem.

  • bien en operadores de la distincion. Son loshabitus los generadores de practicas distintasy distintivas, conforman esquemas clasifica-torios, principios de clasificacion, de visiondel mundo y de la division social. Lo que nosinteresa mas directamente en Bourdieu, es sucomprension dellenguaje, que es opuesta a lade la lingiiistica estrucruralista. Para Bourdieu,al conformar categorias de percepcion y decomunicacion, los habitus se transforman enlenguaje, los diferentes codigos, particular-mente asociados a las distintas maneras, esta-blecen separaciones diferenciales, se convier-ten en "signos distintivos". El mejor ejemploque puede evocarse de esros signos distintivos,es el del "consumo conspicuo" de las sociedadescortesanas, del que hablan Veblen y Elias.23

    Pero aqui esta la cuestion: una diferenciasolamente se vuelve una diferencia visible,perceptible, conspicua, si ella es percibida poralguien que esta dotado de instrumentos cog-nitivos que 10 convierten en alguien apto parapercibirla, para establecer dicha diferencia.Alguien dotado de los codigos necesarios paraeso, y que por 10 tanto, no sea "indiferente ala diferencia", que este dotado de las catego-rias de percepcion de los esquemas clasifica-torios, concepruales, de un gusto, etc., en fin,que Ie permita establecer esa diferencia, dis-tinguir, discernir. Por 10 tanto, la distincionpresupone la difusion de un conjunto de co-digos interiorizados, de un lenguaje comun alos agentes denrro del espacio social.

    Este es el punto al que quiero llegar, y des-de el cual, tal vez avanzar una hipotesis. UnPUntOque me parece central en la definiciondel concepto de habitus de Bourdieu, es el deque la realidad (social) configura aquellos ins-

    trumentos de percepcion por medio de los cualesel individuo va a acceder y aprocesar esa mismarealidad. Dos breves pasajes pueden explici-tar mejor este punto. La "representacion" queel individuo se hace no es nunca una "abs-traccion", sino una elaboracion conceptual cu-yos instrumentos cognitivos, usados para supercepcion y procesamiento, fueron estable-cidos por la insercion misma de ese individuoen su propia realidad circundante. Dice sobreesto Bourdieu: "Puede explicarse en terminossociologicos 10 que aparece como una propie-dad universal de la experiencia human a, esroes, el hecho de que el mundo familiar tiende aser considerado como evidente, y percibidocomo algo natural. Si el mundo social tiendea ser percibido como evidente C ... ) es porquelas disposiciones de los agentes, su habitus, estoes, las estructuras mentales mediante las cua-les aprenden su mundo social, son esencial-mente el producto de una internalizacion deesas estrucruras del mundo social" .24

    Yen otro lugar: "El habitus no es solamenteuna estructura esrructurante, que organiza laspracticas y la percepcion de las mismas, sinotambien una esrructura estructurada: el prin-cipio de division en clases logicas que otgani-za la percepcion del mundo social es, el mis-mo, producto de la interiorizacion de la divi-sion en clases sociales". 25o sea, a diferencia de 10 que propone la

    concepcion estrucruralista dellenguaje, quealimenta a la epistemologia postmoderna, laconstirucion de una lengua por medio de lacual representamos el mundo (e incluso elmundo social) es un proceso eminentementehistorico y social, yel sujeto del conocimien-to es siempre colectivo. Los signos, concep-

    23 Cfr. Veblen, Thorstein, Teoria de Laclase ociosa, Ed. Fondo de Culi:ura Economica, Mexico,1951, YElias, Norbert, La sociedad cortesana, Ed. Fondo de Cultura Economica, Mexico, 1982.24 Cfr. Bourdieu, Pierre, In other Words. Essays towards a Reflexive Sociology, Ed. Poliry Press,Londres, 1990.25 Vease ellibro de Pierre Bourdieu, La distincion, antes citado.

    O~iVH1S7"O.f'/

    la olm mirada tit' Clio (i r 73 1 7, I" ntra mimdil dt' Clio

  • tos y discursos sobre el mundo no son nuncaarbitrarios, sino formulados a partir de unconjunto de determinantes sociales, que soninteriorizados pOl'el individuo, a partir de loscuales el construye los !entes (los conceptos)con los cuales el aprehendc (percibe, clasifl-ca, narra) el mundo. Asi, los individuos, queson seres em 1-nentemente so-ciales,observan,describen, clasi-hcan y narran larealidad. Noobstante, parahacerlo estamosequipados coninstrumentos cognitivos elaborados a partirdel contacro con la propia realidad, y con loscuales nos apropiamos intelectualmente deella. El sujeto historico (individual y colecti-vo), no deforma el mundo real al descubrir-10, pOl' ejemplo, como escindido en clasessociales, 0 en castas, 0 en estamentos, puestoque esas divisiones sociales, esas estratihca-ciones de este tipo, son en el mundo socialprecisamente el motivo por el cual el indivi-duo logra clasihcarlo de esta misma man era.

    teresante para que intentemos reconectar eldiscurso al mundo real,26 los que fueron se-parados por los postmodernos.

    Para comprender las representaciones (yentre elias, tambien alas narraciones histori-cas), y resolver el problema de la verdad delconocimiento, ahrma Elias, es preciso supe-

    rar un habitoque condicionanuestro pensa-mlento, y que esel de la separa-cion entre 10"real" y 10 "abs-tracto", algo a 10que Elias llamo

    ironicamente el "gusano de la manzana de lamodernidad". Sabemos como desde el ini-cio de la era moderna, la ciencia se impusocomo la via mas ehcaz de acceso a la reali-dad,27 a la verdad, y a la naturaleza. Su con-cepcion del proceso de conocimiento, to-davia hoy dominante, se basaba, sin em-bargo, en la separacion entre el sujeto delconocimiento y su objeto.

    De esta manera, hemos inculcado en nues-tra propia represemacion de 10 que es el actode conocimiento, que su producto -la ideao el pensamiento, 0 el conocimiento- es algo"inmaterial", abstracto, falsameme referido aalgo que seda concreto, 0 natural. En conse-cuencia, nuestra concepcion del proceso cog-noscitivo se basa hasta hoy en la separacionradical entre el hombre y la naturaleza, 0 en-tre la "cultura" y la naturaleza.28 Elias propo-ne que debemos superar esta actitud gnoseo-

    ...Para comprender las representaciones [...] yresolver el problema de fa verdad del conocimien-to, afirma Elias, espreciso superar un hdbito quecondiciona nuestro pensamiento, y que es el de la

    separaci6n entre 10 "real''y 10 "abstracto'~..

    CONCEPTO Y REAUDAD EN LA TEORIASIMBOUCA DE ELiAS

    Una analogia entre esa funcion 0 propiedaddel habitus percibida pOl'Bourdieu, yel con-cepto de represemacion propuesto en la teo-da simbolica de Norbert Elias, podda ser in-

    26 Inrenre un anilisis comparativo de estas dos matrices teoricas en mi articulo, Maletba, Juran-dir, "Para uma teoria simbolica: conex6es enrre N. Elias e P. Bourdieu", en ellibro anres citado deCardoso, Ciro y Malerba, Jurandir, Representaroes. Mi argumenro posterior se apoya de maneraimportante en ellibro de Elias Norbert, Teoria del simbolo, Ed. Peninsula, Barcelona, 1994.27 Sobre este punro, veanse los trabajos de Boavenrura de Souza Sanros citados anreriormenre.2. Un articulo seminal de Norbert Elias es el de "Sociology of Knowledge: new Perspectives",publicado en dos partes en la revista Sociology, vol. 5, en los numeros 2 y 3 del ano de 1971.

    O""",~HIS10-l'/

    It?nt/it mir

  • 16gica, transformar nuestro aparato cognos-citivo, para que podamos trascender esa mal-dita duda cartesiana, de la posibilidad 0 node acceso hacia un supuesto mundo "exterior".Ya que esa separaci6n esta basada en Ia ideade un hombre cerrado en si mismo, del homoclausus leibniziano, que se enfrenta con unmundo que Ie es extrano, y que comienza aconocerlo a partir de un punto cero.29 Y estamisma concepci6n se encuentra en Ia base de lateoria postmoderna de Ia historia. Intentemosenronces sintetizar Ias ideas de Elias al respecro.

    Elias parte de la comprobaci6n obvia deque cualquier ser humano sevuelve plenamen-te humano al aprender una lengua, 10 queacontece generalmente en su primera infan-cia, cuando decimos que el nino esta apren-diendo a "hablar". Una lengua que es, obvia-mente, hablada pOl'otros antes de que ese ninonaciera.30 No existe una "lengua individual",porque ella s610 se concretiza en el acto de

    transmlslOn de los mensajes, que acontecesiempre involucrando como minimo a unemisor y a un receptor. Las lenguas tienen unafuerza vinculativa en relaci6n a sus usuarios yno existen sin ellos: no existe una lengua ex-trahumana, metafisica, 0 natural (como de-searian 10sestructuralistas y 10s postestructu-ralistas). Para ser operativa en cuanto lengua,10spatrones sonoros deben ser comprendidospOl' otros seres humanos, mas alia del indivi-duo que es el emisor de mensajes. 0 comodice Elias, la fuerza de una Iengua tiene su raizen el hecho de representar un canon unifica-do de habla que debe ser observado pOl' todoun grupo, a fin de mantener su fuerza comu-nicativa. El signa arbitrario e innaro de 10spostestructuralistas cae enronces pOl' tierra, a10s pies de la teoria simb61ica de Norbert Elias.

    Los seres humanos fueron 10sunicos seresdel planeta que crearon medios de comunica-ci6n y de orientaci6n estructurados, medios

    Esre anlculo amicipa wdos los [[abajos de ripo episremologico y reorico de Elias que sonposreriores, como por ejemplo su libro Sobre el tiempo, Ed. Fondo de Culrura Economica,Mexico, 1989, su ensayo "Cambios en el equilibrio emre el yo y el nosorros" incluido en ellibw La sociedad de los individuos, Ed. Peninsula, Barcelona, 1990, 0 su libro Compromiso ydistanciamiento, Ed. Peninsula, Barcelona, 1990. Lo mismo que su libro Teoria delsimboloames cirado. En dicho ensayo seminal mencionado, esra ya anunciada la comprension de Eliasdel conocimiemo como un proceso de larga duracion, basado en la uansmision socializada decodigos culrurales que se realiza de generacion en generacion.29 En muchos uabajos de Norben Elias se encuemra su discusi6n y crfrica sobre el acw cognos-cirivo, respecw de la postura uadicional. Vease, por ejemplo, su libro La sociedad de los indivi-duos, ames cirado, y su "Imroduccion" a la edicion del libro El proceso de la civilizaci6n, Ed.Fondo de Culrura Economica, Mexico, 1989. Son especialmeme esrimulames sus sugesrionespara pensar a fa ciencia desde una acritud que amicipa un poco fa acrual posrura mulriculrura-lisra, como una forma de conocimienw que posee el mismo esraruw que orras formas; en esresemido, "no exisre una ciencia separada de la no ciencia, y el proceso cientffico no se produceindependienrememe de orros procesos de conocimienro de la sociedad". Para asumir adecua-damenre una acrirud abierta respecw de esre ripo de sugerencia, es preciso aceprar que el cono-cimiemo no es producido por individuos aisJados, y que mucho mas que eso, el conocimiemoes un proceso acumularivo de larguisima duracion. Sobre esre pumo, cfr. Norben Elias, "Theoryof Science and History of Science", en la revisra Economy and Society, num. 1, 1972. Veaserambien nues[[o ensayo, Jurandir Malerba, "Sobre Norbert Elias", en el libro A velha hist6ria:teoria" metodo e historiografla, Ed. Papirus, Campinas, 1996.30 Sobre esre pumo cfr. Norbert Elias, Teoria delsimbolo, ames cirado. Esra discusion ha sidorewmada en diversos ensayos, como por ejemplo, el libro La soledad de los moribundos, ram-bien ames referido.

  • que varian de un grupo humano a otro, den-tro de la misma especie. Debido a su consti-tuci6n bio16gica,los sereshumanos estan pre-parados para la adquisici6n de una lengua atraves del aprendizaje individual, a partir deuna edad bastante precoz, aunque no nacendotados de dicha lengua. Esran dotados na-turalmente para aprender una lengua, peros61010hacen a partir del contaeto con otraspersonas de su grupo social, e inicialmente yen general, dentro de su propia farnilia.31

    De hecho, Elias argumenta muy convin-centemente que las lenguas son uno de losprincipales carninos que unen ala naturalezay a la sociedad, 0 a la naturaleza y a la cultura.Todo nino saludable atraviesa por un procesode maduraci6n geneticarnente predetermina-do, esto es, un proceso natural que 10habilitapara comenzar a aprender a comunicarse conotros seres humanos, a partir de los estanda-res sonoros espedficos de una lengua. Lasondas sonoras emitidas y recibidas en el actode la comunicaci6n son hechos naturales, 0como es frecuente decir en la academia, he-chos fisicos. Su articulaci6n, que les confierela forma dellenguaje a traves del aparato vo-cal y auditivo en desarrollo (un aspecto bio-16gicodel ser humano), es producida social-mente (a traves del proceso de aprendizaje).Este es un buen ejemplo de entrecruzarnientode lamaduraci6n natural (de la evoluci6n bio-16gica),con el desarrollo social, es decir, de launidad entre naturaleza y cultura. En ellar-guisimo plazo bio16gico, los seres humanossuperan los medios de comunicaci6n no

    verbales, para elaborar simbolos cada vez mascomplejosde orientaci6n y de comunicaci6n.32

    El aprendizaje de la lengua es un elementofundamental para llegar al puntO que nos in-teresa. Para aprender una lengua, para apren-der a hablarla, el equipamiento organico delnino tiene que estar estandarizado dentro delos criterios sonoros del grupo en el que esenino naci6. Quien nace en Brasil hablara por-tugues, y esto es un hecho. Por 10 tanto, adiferencia de otros animales, cuando el ninoaprende una lengua recibe junto con ella todoun fondo social de conocimiento del universoen que se encuentra, el cual incrementara se-gurarnente a partir de su propia experienciade vida. El proceso de aprendizaje de una len-gua ilustra bien la mentira de la imagen quehemos heredado, de una separaci6n onto16-gica entre "naturaleza" y "cultura".33

    Nuestro equiparniento cognoscitivo tieneun vicio que necesitarnos superar, y que es elde reducir los procesos a condiciones estati-cas y tambien antiteticas. Asi 10hicimos conel ser humano, dividiendolo en dos entida-des onto16gicas separadas, una concreta visi-ble, y en el extrema opuesto, otra abstracta eintangible. Es 10 que ocurre con la separa-ci6n entre cuerpo y alma, 0 materia y espiri-tu, 0 tambien ser y conciencia, pero igual-mente en la separaci6n entre la historia y eldiscurso sobre ella. Pero, nos recuerda Elias,ninguna antitesis puede representar de modoadecuado su objeto sin una sintesis comple-mentaria, que debe ser al mismo tiempo unasintesis procesual. Asi sucede con el falso bi-

    31 Sobre esre punta, vease La sociedad de los individuos y el articulo de Elias "Sociology ofKnowledge: new Perspecrives", ambos antes cirados.32 Vease el ensayo de Elias "Sociology of Knowledge: new Perspecrives", antes mencionado.33 Vease orra vez, de Norbert Elias, La sociedad de los individuos, y su ensayo "Sociology ofKnowledge: new Perspecrives". Esre rem a es reromado rambien en el ensayo de Elias "Sociolo-gy and Psychiatry" en ellibro Psychiatry in a changing Society, Ed. Tavisrock, Londres, sin fecha,en donde recupera la suril disrinci6n conceptual entre fantaSIa y realidad, y la imporrancia dellenguaje para la socializaci6n de los individuos.

  • nomio de naturaleza/cultura, 0 tambien conel de historia/discurso. No tenemos todaviauna teoria que de cuenta de una sintesis en laque encontremos a los hombres dentro de ununico y mismo largo proceso de evoluciondel universo, al mismo tiempo, astronomico,biologico, y social.34 Por eso, tendemos a ig-norar el hecho de que el uso de una lengua, yen un sentido mas amplio, el uso, la manipu-lacion y el almacenamiento de un gran nu-mero de simbolos, presuponen un equip a-miento biologi-co que exigiomillones dearios de evolu-cIOn. Sobretodo, tendemos. .Slempre a 19no-rar que la propiasociedad es unnivel espedfico de integracion de la narurale-za. Y tenemos la sensacion de que la natura-leza, y principalmente la sociedad y la his to-ria, se agotan en las formulaciones discursi-vas que nosotros elaboramos sobre ellas.

    Esa es una de las gran des diferencias de losseres humanos en relacion a los otros seres quehabitan en este planeta. Nosotros producimospatrones sonoros que sirven como simbolospara coordinar actividades, 0 para designaracontecimientos (dejemos fuera de esta dis-cusion, la cuestion fundamental del poder queadquieren aquellos que clasifican 0 denomi-

    nan).35 Por nuestra capacidad para enviar yrecibir mensajes codificados bajo la forma deuna lengua, tenemos acceso a una dimensiondel universo que es exclusivamente humana.Aquella a la que Elias llamo, mas alIa de lascuatro dimensiones del espacio y del tiempo, laquinta dimension, es decir, la de los simbolos.

    Aqui llegamos a un punto de dispersion yde confusion. El intercambio lingiiistico (iPuesno exi~te la lengua de un solo individuo!),ocurre siempre entre personas que viven den-

    tro de una co-munidad lin-giiistica. Todo 10que los miem-bros de esa co-munidad pue-dan experimen-tar y comUllicara orros mlem-

    bros, se encuentra ubicado al interior de esalengua. Ella representa el mundo entero, tal ycomo il es experimentado por los miembros deesa comunidad. Todo 10 que es conocido, 10es a traves del nombre que los hombres Ie atri-buyen. Como dice Elias, "el acontecimientoinnombrado es aterrador". Si los simbolos deuna lengua no fuesen minimamente con-gruentes con la realidad, con los datos que ellospretenden representar, los seres humanos sim-plemente no podrian sobrevivir. Y este puntoes central en la teoria simbolica de Elias. Larelacion entre los simbolos sonoros y aquello

    ...No tenemos todavia una teoria que de cuentade una sintesis en la que encontremos a los hom-bres dentro de un unico y mismo largo procesode evoluci6n del universo, al mismo tiempo,

    astron6mico, biol6gico, y social...

    34 Una discusion respecto de por que se encuentra en reflujo, en los ultimos tiempos, la acep-tacion de modelos sociologicos ptocesuales frente, en cambio, a una gran profusion de mode-10s estaticos fundados en la estrucmra y en la funcion, se encuentra en el ensayo de Elias, "TheRetreat of Sociologist into the Present" en Theory, Culture and Society, vol. 4, num. 2-3, 1987.35 Elias piensa detenidamente esta cuesti6n entre conocimiento y poder (desde la alfabetiza-cion, hasta el desarrollo del monopolio del conocimiento por parte de una (lgencia centralizadade tipo estatal), en una entrevista concedida a Peter Ludes, e incluida en ellibro Conocimientoy poder, Ed. La Piqueta, Barcelona, sin fecha. Sobre la capacidad de nombrar vease ChamorroArguello, Graciela, "Teologfa e representa~ao: uma aprox.ima~ao ecofeminista do monOtefs-mo", en ellibro de Cardoso, Ciro y Malerba, Jurandir, Representaroes, antes citado.

    O-:\,,;,VHIS],O.{>~

    C [77] ~ la ot1>lminda de Clio

  • que ellos represenran, esra.irremediablemen-te vinculada a su funci6n social como mediosde orienraci6n y de comunicaci6n: ellos per-miten a las personas diagnosticar sobre losobjews y sobre los fen6menos particulares, de-terminar su naturaleza y su lugar en el univer-so, y discutir entre si sobre los objetos esped-ficos en ausencia de ellos.

    La comprobaci6n de que los seres huma-nos son siempre dependiemes de los simbo-los, para orientarse y comunicarse socialmen-te, puede llevar a la idea de que nada existefuera de los simbolos, es decir del discurso.Pero nada seria mas err6neo. Claro que esperfectamente posible distinguir entre elmodo de existencia y el modo ,-:1-erepresenta-ci6n de las cosas. Pero el hecho de que losseres dependan de los simbolos para su orien-taci6n dentro del mundo, asi como depen-den de la hiswria para su orientaci6n en eltiempo, no implica que los objews y los fe-n6menos dependan del hecho de que los hu-manos se los representen a si mismos parapoder ellos mismos existir.36

    Aqui localizamos los punros de convergen-cia entre el concepro de habitus de Bourdieuy la teoria simb61ica de Elias, en 10que con-cierne ala articulaci6n entre realidad y cono-cimiento, valida plenamenre para la articula-ci6n entre narrativa e hisroria, 0 entre narra-tiva y mundo real. Asi, tambien es claro paraElias que una lengua, en el acro de la comu-nicaci6n entre un emisor y un receptor, re-presenta simb61icamente al mundo, tal ycomo el es experimentado por los miembrosde una sociedad en la cual esa lengua es ha-blada. Ese lenguaje es portador del fondo so-cial de conocimienro, del conjunto de expe-

    riencias sintetizadas hist6ricamente a 10 lar-go del tiempo, por la comunidad lingliisticaque 10 utiliza. Esa lengua, que es plastica yque es tambien hist6rica, se constiruye en elprincipal instrumento de comunicaci6n y deorientaci6n en el mundo de los individuosque la practican. Esa lengua, finalmente, secrea y se recrea para representar el mundo(c6smico, 0 social) conforme a la experienciade su comunidad practicante a 10 largo de

    . . ~. suceSlvas generaCiones.

    Pues es dentlo del universo de la experien-cia, del mundo hist6rico como diria Dilthey,que los hombres se vuelven capaces de for-mular concepros para comprender y paranarrar (y tambien, por que no, para domi-nar), ese mismo mundo. Ya vimos que la ad-quisici6n del conocimienro es un acro social,ya que no existe un sujero individual de lacomunicaci6n. Por 10tanro, un sujero no creaconocimienro por "abstracci6n", y no es elun punro de partida, no es el inicio del actodel conocimiento. Los concepros no son niconcreros ni abstracws, sino que represent anniveles diferentes, capacidades diferentes desintesis, de aquello que puede experimenrar-se de la realidad. De ahi, la existencia de dis-tinros discursos en litigio.

    Despues de rodo 10que ya hemos escriro, al-guien podria enronces osar presenrarse en pu-blico y decir que existe algo asi como una rea-lidad, e incluso, que esta realidad puede serconocida a traves de procedimientos racio-nales. Pero es necesaria aqui una relativiza-

    36 En el libro La sociedad de los individuos, Elias !leva a cabo una larga discusi6n sabre lanecesidad de la fantasia y de la magia denrro de las sociedades humanas. "La magia" dice Elfas"a rraves de pensamiemos y de acciones, y tam bien de acciones imaginarias, ayuda a 10s sereshumanos a atenuar la insoportabilidad de una situaci6n en la que, como ninos, se ven enrrega-dos a fuerzas que les son enigmaticas e incontrolables".

    O..,;:.~\Il'HrS'I'O.f' .

    Iii O/m mimd,/ de Clio co [78] '- Iii otM mimtla de Clio

  • cion. Yo tengo la conviccion tranquila de quepor un lado ni el conocimiento puede ser es-trictamente racional, y POt el otro, de que larealidad no es un dato. En cuanto al ptimerpunto, ya los filosofos de la vida como Dil-they, procuraron mostrarnos como el ser hu-mano es una unidad compleja de razon, ima-ginacion, intuicion, creatividad, instinto, yque el conocimiento de los seres humanossolo podria ser exitoso si todas estas caracte-risticas formadoras del genero humano en-trasen en la consideracion del proceso cog-noscitivo. Esto es un punto claro para mf. Sinembargo si de ese conjunto de instancias cog-noscitivas nosotros privilegiamos a todasaquellas que son distinras de la razon en de-trimenro de esta ultima, estariamos renegan-do de aquello que nos hace diferentes a todoel resto de los seres de nuestro planeta, 10quehace de este homo un homo sapiens.

    POl'otro lado, pienso que la historia tienealgo que ofrecer a la sociedad, que va mas allade los simples deleites esteticos, y que tieneuna funcion que trasciende al simple placerdionisiaco. La historia tiene que buscar com-prender porque los seres humanos actuan his-toricamente de la manera en que 10 hacen,para explicar los aconrecimienros y 10s pro-cesos en que ellos se involucran. Tambienaqul, es claro que los seres humanos no ac-tuan movidos exclusivamente poria razon.Los senrimientos, las pasiones, los traumas,las taras y todo aquello que deriva de las pul-siones instinrivas de 10 irracional, influyentambien sobre la accion humana. Sin embar-go, si conrinuamos aceptando que todo, me-nos la razon, esra presente en ciertas tomasde decision en las acciones humanas, estare-mos omitiendo un aspecto fundamenral dela realidad. La masacre de Qana que produjoaquella foto del bebe en pijama que mencio-namos al inicio de este ensayo, no se reduce aser el resultado de una explosion de odio deun dirigenre judfo; asf como la invasion del

    Teatro de Moscu, 0 de la Escuela de BeslanpOl'los chechenos, 0 el ataque en contra de lasociedad emprendido pOl' el crimen organi-zado en la ciudad de Sao Paulo, en fin, todosestos hechos, no se deben atribuir solamentea la "monstruosidad" de 10s lfderes 0 de 10sagentes. POl'encima de todo esto, todas aque-llas personas que sufrieron estos aconteci-mienros, y que fueron sus victimas, porquemurieron 0 porque tuvieron que enterrar asus hijos, no son simples efecros del discurso.

    No tengo la menor duda sobre el poder decreacion y de destruccion de 10inefable, de 10no dicho, de la tara y la paranoia, de la poesfay del arte, del amor y del odio, del discurso ydel silencio, como potencias generadoras deaccion y de omision, de personas, y de pue-blos sobre pueblos y sobre personas. Y no ren-go duda de que todo eso mueve tambien a lahistoria -sin curso, sin semido ni direccion,sin un objetivo-, asf como genera tambienel discurso sobre dicha historia, el discurso dela historia sobre sf misma. Pero emiendo quetodo aquello -10 inefable, 10no dicho, la tara,la paranoia, la poesfa, el arte, 10ssentimientosy hasta el discurso- son parte de la hisroria,y por 10 tamo, son parte de 10real.

    El problema esra en concemrar toda laatencion, y en restringir todo el analisis sola-mente en aquellos elementos "irracionales",al precio de suprimir rodo el conjunto -losintereses, las razones, las confabulaciones, lasmaquinaciones-, y entonces terminar dejan-do en ellugar de rodo esro ultimo, solamemeal discurso. Porque si pretendemos plantearque las acciones del dirigente judfo, dellfderde Hezbola, del dictador africano, 0 dellfderdel PCC, son determinadas solamente por 10que hay de irracional, de intuitivo, de pasio-nal, de instimivo en el ser humino, estare-mos enronces aligerando a esos agenres delterror de toda culpa yoderodo dolor, respectode las acciones que ellos emprendieron. Frenrea esto, regreso ala necesidad del perfecciona-

    O",~?-"HIS1"O-l'/

    III ulra: miY/.lrlil tit' Clio (j [79 ] 1" it? otrll ;nirat!,] de Clio

  • miento de una teorfa de la accion, y de unateorfa de la historia que incorporen tambiendichos elementos de irracionalidad. Porquees mi creencia la que me lleva a pensar que elhabitus hace al monje (y funda entonces to-das las religiones, y todas las tiranfas de cual-quier tipo).

    Retomando las cuestiones planteadas enel preambulo, acerca de como nosotros loshistoriadores nos posicionamos frente a unarealidad tan avasalladora, tan perversa, ycomo respondemos a ella, y retomando lahipotesis formulada de que hemos ofrecidofrente a eso muy pocas respuestas, en funciondel propio campo intelecrual vigente en nues-tro tiempo, quiero avanzar una cierta respues-ta. EI discurso de fragmentacion de 10 real yde su inaccesibilidad, defendido por los teo-ricos de las postmodernidad, descubre la ad-hesion de ese discurso al propio proyectopolftico que soporta a esa postmodernidad,cuya expresion macroeconomica es la del neo-liberalismo globalizado, el que necesita de unmundo escindido en individualidades egola-rras, que se asumen como incapaces de ac-ruar colectivamente, y de retomar el destinodel planeta en sus propias manosY

    En el plano del conocimiento, un artificioeficaz para eso es aislar el discurso de la reali-dad, llegando incluso a anular la existencia

    ontologica de esta ultima. La fijacion del co-nocimiento dentro de los Ifmites del discur-so, no deja de ser una actirud escapista, evasi-va de una realidad que es tan violenta y tanamenazadora. Pero si el encuadramiento enun territorio mucho mas seguro, dado que esun territorio encuadrado y controlable, es elde esta opcion por el discurso desvinculadode la realidad, tambien es cierto que esta op-cion no deja de ser igualmente Ullaclara po-sicion sometida y sumisa al status quo, y por10 tanto, inevitablemente, una opcion que espolfticamente conservadora.

    Finalmente, y para terminar con una afir-macion provocadora, la historia existe comoresultado del conflicto de intereses y de ac-ciones complejas de los individuos en el senode sus propios grupos; el conocimiento de eseproceso de rransformaciones de sf mismos ydel mundo al que llamamos historia es posi-ble, pero no dejando fuera todo aquello queconstiruye a ese sujeto de conocimiento entanto que ser humano (imaginacion creado-ra, instinto, pasion ...) sino mas bien "contro-lando" racionalmente dicho proceso de co-nocimiento. La historia existe y puede serconocida, como 10 ha sido durante muchotiempo, de una manera cada vez mas ampliay tambien cada vez mejor. Todo el resto, noes otra cosa que discurso.

    37 0 se (rata aquf, obviamente, de resucitar proyectos colectivistas fallidos, como 10 fue el del"socialismo real" sovietico y sus congeneres. La experiencia muestra que debemos tomarloscomo proyectos fallidos y como nada mas que eso, 10 que no de be impedirnos intentar proyec-tar una alternativa distinta al mundo que hoy padecemos.

    O-.2'-\VHlS1'o.f.-

    I" (ltni milt/d,t d, 010 0 [ 80 ] " I" Olra mimrl" de Clio