La Parábola de la Olla Hirviente Pastora Mayra de Díaz Escuela para Profetas Guatemala, 21 de agosto del Año De La Revelación

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El Señor utilizó a cada uno de sus profetas de manera diferente y a Ezequiel lo utilizó por medio de su vida, en una de estas ocasiones por medio de esta parábola, de la cual podemos extraer muchas enseñanzas concernientes a lo profético. Ezequiel 24:1-4 (RV60) Vino a mí palabra de Jehová en el año noveno, en el mes décimo, a los diez días del mes, diciendo: [2] Hijo de hombre, escribe la fecha de este día; el rey de Babilonia puso sitio a Jerusalén este mismo día. [3] Y habla por parábola a la casa rebelde, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: Pon una olla, ponla, y echa también en ella agua; [4] junta sus piezas de carne en ella; todas buenas piezas, pierna y espalda; llénala de huesos escogidos. Ezequiel escribió esto en el noveno año de la cautividad, y fue en el decimo día del decimo mes, en el que este mensaje fue enviado. Esto quiere decir que en lo profético hay fechas que se marcan con acontecimientos, por ejemplo con eclipses o terremotos. Es necesario que se levanten profetas a quienes Dios les revele fechas de acontecimientos importantes, de tal forma que el mundo conozca el poder de nuestro Dios. Ezequiel 24:5-14 (RV60) Toma una oveja escogida, y también enciende los huesos debajo de ella; haz que hierva bien; cuece también sus huesos dentro de ella. [6] Pues así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de la ciudad de sangres, de la olla herrumbrosa cuya herrumbre no ha sido quitada! Por sus piezas, por sus piezas sácala, sin echar suerte sobre ella. [7] Porque su sangre está en medio de ella; sobre una piedra alisada la ha derramado; no la derramó sobre la tierra para que fuese cubierta con polvo. [8] Habiendo, pues, hecho subir la ira para hacer venganza, yo pondré su sangre sobre la dura piedra, para que no sea cubierta. [9] Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de la ciudad de sangres! Pues también haré yo gran hoguera, [10] multiplicando la leña, y encendiendo el fuego para consumir la carne y hacer la salsa; y los huesos serán quemados. [11] Asentando después la olla vacía sobre sus brasas, para que se caldee, y se queme su fondo, y se funda en ella su suciedad, y se consuma su herrumbre. [12] En vano se cansó, y no salió de ella su mucha herrumbre. Sólo en fuego será su herrumbre consumida. [13] En tu inmunda lujuria padecerás, porque te limpié, y tú no te limpiaste de tu inmundicia; nunca más te limpiarás, hasta que yo sacie mi ira sobre ti. [14] Yo Jehová he hablado; vendrá, y yo lo haré. No me volveré atrás, ni tendré misericordia, ni me arrepentiré; según tus caminos y tus obras te juzgarán, dice Jehová el Señor. El Señor está dando un mensaje por medio de una parábola que es una narración por medio de una semejanza de una verdad importante y que trae una enseñanza. En la biblia vemos varias ocasiones en que Dios utilizó este medio para hablarle sus profetas, por ejemplo: Natán (2Samuel 12), Isaías (Isaías 5:1-7), Ezequiel (en esta y otras oportunidades), Agabo (Hechos 21:10-11) y el mismo Señor Jesús en todos sus evangelios. ¿Para quién era la parábola? Esta parábola era para la casa rebelde de Israel (v.3). Habían pasado 9 años de cautiverio por lo que ellos habían tenido tiempo para arrepentirse, sin embargo no lo hicieron, por el contrario pensaban que estaban bien pues se levantó un falso mover profético haciéndoles creer que nada malo les acontecería. La palabra casa rebelde se traduce del original bayit-merí que significa también amargura, esto quiere decir que la rebeldía se forma por la amargura que no ha sido

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sanada. Cuando Israel salió de Egipto lo primero que Dios hizo fue endulzar las aguas, pues Él era el único que tenía ese poder, sin embargo el pueblo dejó que la amargura hiciera nido en su corazón causando rebeldía que, según la escritura, es como pecado de idolatría. ¿Cuál era el contenido del mensaje? El mensaje que Dios estaba enviando a Su pueblo era que venía un juicio para Judá de parte del Señor, Dios quería que Ezequiel representara este mensaje para que el pueblo lo entendiera. La olla representaba la ciudad de Jerusalén; la oveja, al pueblo y la herrumbre representaba la suciedad o inmundicia. Herrumbre se traduce de H2457 kjelá que también significa enfermedad, óxido. Esto quiere decir que la ciudad estaba enferma, su organismo dañado. ¿En qué momento Jerusalén se convirtió en una olla con herrumbre? En la escritura podemos ver algunas de las causas: 1 Samuel 2:12-14 (RV60) Los hijos de Elí eran hombres impíos, y no tenían conocimiento de Jehová. [13] Y era costumbre de los sacerdotes con el pueblo, que cuando alguno ofrecía sacrificio, venía el criado del sacerdote mientras se cocía la carne, trayendo en su mano un garfio de tres dientes, [14] y lo metía en el perol, en la olla, en el caldero o en la marmita; y todo lo que sacaba el garfio, el sacerdote lo tomaba para sí. De esta manera hacían con todo israelita que venía a Silo. Esto nos habla de las malas actitudes del sacerdocio. El pecado de los hijos de Elí no fue reprendido por su padre por lo que el sacerdocio contaminaba el sacrificio, haciendo que el pueblo menospreciara las ofendas. Ellos sacaban la carne antes de que fuera consumida la grosura, no como mandaba la ley, pues Dios pedía que la grosura fuera consumida en el sacrificio debido a que representaba la prosperidad del ofrendante, por lo tanto robaban lo que pertenecía al Señor. ¿Cómo se quitó la herrumbre de esta olla? 1 Samuel 3:19-21 (RV60) Y Samuel creció, y Jehová estaba con él, y no dejó caer a tierra ninguna de sus palabras. [20] Y todo Israel, desde Dan hasta Beerseba, conoció que Samuel era fiel profeta de Jehová. [21] Y Jehová volvió a aparecer en Silo; porque Jehová se manifestó a Samuel en Silo por la palabra de Jehová. Cuando un profeta de Dios se levanta para anunciar la verdad, entonces es quitada la herrumbre de la olla. Todo ministerio profético debe crecer como Samuel, dentro de una casa y el Señor mismo es quien los hace conocer. Cuando el mover profético verdadero se levanta, el Señor se manifiesta allí. 2 Reyes 4:40 (RV 1960) Después sirvió para que comieran los hombres; pero sucedió que comiendo ellos de aquel guisado, gritaron diciendo: ¡Varón de Dios, hay muerte en esa olla! Y no lo pudieron comer. Otra causa de por qué Jerusalén se puede convertir en una olla con herrumbre, es el descuido de los profetas.

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2 Reyes 4:39 (RV60) Y salió uno al campo a recoger hierbas, y halló una como parra montés, y de ella llenó su falda de calabazas silvestres; y volvió, y las cortó en la olla del potaje, pues no sabía lo que era. Eliseo había dado la instrucción de hacer un potaje, sin embargo cuando salieron al campo no supieron distinguir las calabazas silvestres. Esto nos habla que los profetas deben saber discernir el alimento que le dan al pueblo, pues cuando hay hambre por recibir una palabra, el pueblo puede ser envenenado. El campo es el mundo, podemos decir entonces que del mundo solamente recogemos veneno para el pueblo. ¿Cómo se sana esta olla? 2 Reyes 4:41 (RV60) El entonces dijo: Traed harina. Y la esparció en la olla, y dijo: Da de comer a la gente. Y no hubo más mal en la olla. La harina es la palabra procesada, por lo que para sanar Jerusalén, necesitamos que el mover profético traiga este tipo de palabra, bien estudiada y que pueda alimentar a otros. 2 Reyes 4:42-44 (RV60) Vino entonces un hombre de Baal-salisa, el cual trajo al varón de Dios panes de primicias, veinte panes de cebada, y trigo nuevo en su espiga. Y él dijo: Da a la gente para que coma. [43] Y respondió su sirviente: ¿Cómo pondré esto delante de cien hombres? Pero él volvió a decir: Da a la gente para que coma, porque así ha dicho Jehová: Comerán, y sobrará. [44] Entonces lo puso delante de ellos, y comieron, y les sobró, conforme a la palabra de Jehová. Después que esta olla fue sanada, vino una provisión sobrenatural sobre el pueblo. Salisa significa tierra multiplicada, pues cuando hay siervos de Dios que procesan la palabra, Él aumenta su provisión de esta misma palabra para que el pueblo sea saciado. Una olla aceptable: La de Gedeón. Jueces 6:18-19 (RV60) Te ruego que no te vayas de aquí hasta que vuelva a ti, y saque mi ofrenda y la ponga delante de ti. Y él respondió: Yo esperaré hasta que vuelvas. [19] Y entrando Gedeón, preparó un cabrito, y panes sin levadura de un efa de harina; y puso la carne en un canastillo, y el caldo en una olla, y sacándolo se lo presentó debajo de aquella encina. Gedeón respondió con esto al llamado que Dios le hizo, pues creyó la palabra con fe. Debemos creerle a Dios pues solo así seremos una olla aceptable delante de Él. ¿Por qué la parábola era para Jerusalén? Ezequiel 24:7 (PDT) Todavía tenía sangre en ella. Derramaron la sangre en la piedra del altar en vez de derramarla en el suelo y cubrirla con polvo, como lo indica la ley. Esta versión nos deja ver que la sangre fue derramada en el altar, es decir que esta ciudad derramaba sangre y exhibía públicamente su pecado sin avergonzarse. Según la ley, la sangre debía ser derramada en el suelo, sin embargo al derramarla sobre el altar, esta sangre clamaba venganza. La misma Nínive era conocida por derramar sangre; pero logró revertir el juicio que

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había sido decretado contra ella, pero Jerusalén no lo hizo así, y así como su pecado era manifiesto, también su juicio. ¿Cuál es el mensaje profético en esta parábola? Según leemos en el verso ocho, Dios le dice al pueblo que lo mismo que habían hecho ellos, Él se los haría, esto quiere decir que todo lo que hacemos tiene consecuencias. Hay actitudes que tenían los habitantes de Jerusalén que no iban a ser expiadas, por ejemplo, el pecado que cometieron los hijos de Elí: 1 Samuel 3:14 (RV 1960) Por tanto, yo he jurado a la casa de Elí que la iniquidad de la casa de Elí no será expiada jamás, ni con sacrificios ni con ofrendas. Dios utiliza diferentes métodos para purificar y uno de ellos es el fuego, según leemos en el verso once de esta parábola. Es posible que como profetas tengamos que dar mensajes de este tipo, pues Dios quiere purificar a su Iglesia de toda contaminación, por lo que necesitamos tener carácter para que no nos amedrentemos. Ezequiel 24:12 (PDT) Está tan oxidada que es imposible limpiarla. Ni el fuego la purifica. En esta versión vemos que hay herrumbre que no sale tan fácilmente, pero Dios es grande en misericordia y nos puede limpiar. Ezequiel 24:13 (PDT) He tratado de purificarte de tu repugnante libertinaje, pero como no has querido ser pura, ya no trataré de purificarte más, hasta que mi ira te consuma. Yo, el SEÑOR, he dicho. Pareciera que este mensaje no es nada alentador, pero en este verso vemos que también Jerusalén debía haber deseado la pureza. Esto significa que el ser limpios no depende solo de Dios, sino también de nosotros, pues debemos anhelar ser limpios; si la olla se contaminó puede ser restaurada si clamamos misericordia. Zacarías 14:20-21 (RV60) En aquel día estará grabado sobre las campanillas de los caballos: SANTIDAD A JEHOVÁ; y las ollas de la casa de Jehová serán como los tazones del altar. [21] Y toda olla en Jerusalén y Judá será consagrada a Jehová de los ejércitos; y todos los que sacrificaren vendrán y tomarán de ellas, y cocerán en ellas; y no habrá en aquel día más mercader en la casa de Jehová de los ejércitos. La palabra del profeta puede transformar las ollas contaminadas en ollas santas por la palabra de restauración. La vida del profeta no debe estar divorciada del mensaje que da, pues con nuestra vida podemos estar hablando a la gente que observa nuestra forma de actuar. También el profeta tiene que anunciar que las acciones tienen consecuencias, pero también anunciar que sobre todo juicio de Dios, triunfa Su misericordia.