la perla 01 - varios autores.pdf

183

Upload: fuenlaweb

Post on 19-Jan-2016

70 views

Category:

Documents


20 download

TRANSCRIPT

Page 1: La perla 01 - Varios autores.pdf
Page 2: La perla 01 - Varios autores.pdf

Annotation

LA PERLA apareciósorprendentemente, causando ungran escándalo, en julio de 1879 enLondres, proclamándose a sí mismacomo la única revista erótica paratodos los gustos. Floreció en elmercado Underground hastadiciembre de 1880, cuandodesapareció tan misteriosamentecomo había aparecido.

Los dieciocho númerosincluyeron, además de muchasanécdotas, cuentos, chistes ychascarrillos, seis novelas

Page 3: La perla 01 - Varios autores.pdf

completas, en forma señalizada,que pronto pasaron a formar partede las obras maestras de laliteratura erótica.

A pesar de la persecución aque se vio sometida, nunca lajusticia victoriana y mojigata pudoaveriguar ni el editor, ni losautores, ni la imprenta que le dabael ser.

La perla

UNA EXCUSA PORNUESTRO NOMBREBAJO LAS SOMBRAS

Page 4: La perla 01 - Varios autores.pdf

O LA DIVERSIÓNENTRE LAS BOBASSUEÑO MUSICALLADY POKINGHAM OTODAS HACEN ESOLA HISTORIA DEALICE MARCHMONTHISTORIA MORALLA CONFESION DEMISS COOTE O LASVOLUPTUOSASEXPERIENCIAS DEUNA SOLTERONA

Page 5: La perla 01 - Varios autores.pdf
Page 6: La perla 01 - Varios autores.pdf

La perla

LA PERLA. Publicacióncompleta en 18 números.

Page 7: La perla 01 - Varios autores.pdf

QUINCENAL. Número 1.

© de la presente edición paratodos los países de habla hispana:

Ediciones POLEN. Madrid.España.

Primera edición: Mz-18.

ISBN: 84-85423-01-1. Primertomo.

ISBN: 84-85423-00-3 (o. c.).Depósito legal: M. —8. 666-

1978.

Printed in Spain. Impreso enIndustrias FELMAR.

Magnolias, 49. Madrid-29.

Page 8: La perla 01 - Varios autores.pdf

Montaje gráfico y portada:Estudio Polen.

Distribuye: ATRILdistribuciones, S. A.

Page 9: La perla 01 - Varios autores.pdf

UNA EXCUSA PORNUESTRO NOMBRE

Tras decidir publicar estarevista, el editor se devanó lossesos buscando un nombreadecuado para bautizar lapublicación. Los amigos en generalson bastante inútiles en unaemergencia de este tipo; mesugirieron todo tipo de nombresimposibles, de los cuales entresacolos siguientes como ejemplo:"Hechos y Fantasías", "LasCalentorras", "El Círculo circular",

Page 10: La perla 01 - Varios autores.pdf

"Las Maldiciones mensuales","Para el diablo y los placeres" y"El fantasma del castillo". Los dosprimeros ejercieron una granatención sobre mí, pero al final,nuestras propias ideas dieron con elmodesto y pequeño de "La Perla",como el más adecuado,especialmente en la confianza deque cuando caiga bajo las naricesde los cerdos morales e hipócritasde este mundo no puedan aplastarlacon sus patas y quieran matar aleditor, sino más bien les deseo que,gracias al nombre y sigilosamente,varios de ellos se vuelvansuscriptores de la revista.

Page 11: La perla 01 - Varios autores.pdf

A gente tan dispuesta aenseñar sus lacras al mundo, paraanimarles les digo que con tal deque guarden las apariencias yendo ala iglesia a menudo, dandolimosnas para obras de caridad ysiempre apareciendo comoprofundamente interesados en lafilantropía moral, se asegurarán uncarácter altamente respetable y muymoral, y además, si son lo bastanteinteligentes como para nunca serdescubiertos, podrán sub rosaestudiar y gozar de la filosofía de lavida, hasta el final de sus días, yganarán un epitafio santo y gloriososobre su tumba, cuando por fin el

Page 12: La perla 01 - Varios autores.pdf

diablo se los joda a todos.

EL EDITOR INGLES DE "LAPERLA"

Page 13: La perla 01 - Varios autores.pdf

BAJO LASSOMBRAS O LADIVERSIÓN ENTRELAS BOBAS

El alegre mes de mayosiempre ha sido famoso por lapropicia influencia que ejercesobre los voluptuosos sentidos delsexo bello. Os contaré dos o tresincidentes que me pasaron en mayode 1878, cuando fui a visitar a misprimas de Sussex, o comofamiliarmente las llamo, las bobas,

Page 14: La perla 01 - Varios autores.pdf

por la diversión que en diversosmomentos siempre meproporcionaron.

La casa de mi tío es unahermosa residencia campestre quedomina grandes terrenos de supropiedad y está rodeada depequeños campos dedicados a lasiembra y el pastoreo,entrecruzados de muchos einteresantes matorrales y a travésde los cuales pasan veredas ysendas umbrosas, donde es muyprobable que uno no se encuentrecon nadie más en todo un mes. Novoy a preocupar a mis lectores conel nombre del sitio, ya que pudiese

Page 15: La perla 01 - Varios autores.pdf

ocurrir que les diese por ir de cazapor su cuenta. Bien, para continuardiré que mis primas eran Annie,Sophie y Polly, además de suhermano Frank, quien, condiecinueve años, era el mayor. Laschicas tenían dieciocho, dieciséis yquince años, respectivamente.Después de la comida, tras nuestroprimer día allí, nuestros padres sequedaron dormidos en las butacasmientras que nosotros, chicos ychicas (yo tenía la misma edad queFrank), nos fuimos dando un paseopor el campo.

En particular me emparejé conmi prima Annie —hermosa rubia

Page 16: La perla 01 - Varios autores.pdf

desarrollada, de profundos ojosazules, labios rojos sensuales y untremendo pecho suspirante, que amí me recordaba a un perfectovolcán lleno de deseos apagados—.Frank era un tipo muy indolente, aquien le encantaba fumar, y siempreesperaba que sus hermanas, que leadoraban, se sentaran junto a él,leyéndole alguna novela queestuviera de moda o le contasen sussecretos amorosos, etcétera. Conmucho, esta diversión erademasiado mansa para mí, y comohacía tres años que no visitaba ellugar, le pedí a Annie que meenseñase cómo había mejorado el

Page 17: La perla 01 - Varios autores.pdf

campo antes de que pasáramos atomar el té, diciéndole a Frankchungonamente:

—Supongo que sigues tanharagán como siempre y preferirásque tu hermana me enseñe losalrededores. ¿Me equivoco?

—Soy demasiado cómodo;haragán es una palabra que no megusta, Walter, pero en realidadsucede que Sophie me está leyendoun libro terriblemente interesante yno puedo apartarme de ella —respondió, añadiendo—: Además,Annie es tan buena como yo, oquizás hasta esté mejor cualificadaque yo para enseñarte el campo. Yo

Page 18: La perla 01 - Varios autores.pdf

nunca noto ningún cambio.—Vamos, Annie —le dije—,

tomándola de la mano, Frank debeestar enamorado.

—No, segura estoy de quenunca piensa en mujeres, salvo ensus hermanas fue la respuesta.

Entonces nos hallamos lejosde donde pudieran oírnos, en unpaseo umbroso, por lo tanto metomé algunas libertades.

—Mas sin duda, prima, túdebes estar enamorada si él no loestá. Lo sé por tus líquidos ojos ypor tu pecho suspirante.

Page 19: La perla 01 - Varios autores.pdf

Un sonrojo escarlata le cubriólas mejillas ante mi alusión a susformas tan bien modeladas, pero sin

Page 20: La perla 01 - Varios autores.pdf

duda alguna ello también le gustó, ylejos de sentirse ofendida mecontestó juguetonamente:

—¡Oh, Walter! Debería darlevergüenza al señor.

En este momento estábamos auna buena distancia de la casa. Uncómodo banco se hallaba cerca, asíque enlazándola por el talle le besélos labios encendidos a lasonrojada muchacha y atrayéndolahacía mí le dije:

—Bien, Annie querida, soy tuprimo y viejo compañero de juegos;no he podido aguantarme de besartus preciosos labios, cosa quesiempre hacía abiertamente cuando

Page 21: La perla 01 - Varios autores.pdf

éramos niños; ahora tendrás queconfesármelo todo antes de que nosmarchemos.

—Pero si nada tengo queconfesar.

—¿Nunca piensas en el amor,Annie? Mírame a la cara y dime siese sentimiento es extraño a tupecho-y rodeándole el cuello conuno de mis brazos dejé que la manoreposara en una de aquellas tetonasanhelantes de su pecho.

Me miró, más sonrojada quenunca antes, mientras sus oscurosojos me miraban, en una valientebúsqueda de lo que yo queríadecirle. Pero en vez de responder a

Page 22: La perla 01 - Varios autores.pdf

esta llamada en silencio le respondíbesándola ardientemente ychupándole la fragancia de su dulcealiento hasta que la sentí temblandode emoción.

Empezaba el crepúsculo,mientras mis manos acariciaban lacarne blanca y firme de su hermosocuello, aproximándose poco a pocoa las suspirantes tetas. Por fin lesusurré:

—¡Qué hermoso y encantadorbusto te ha crecido desde que te vila última vez, querida Annie! No teimporta que tu primo se tome estaslibertades, como antes, cuandoéramos unos chiquillos, ¿no es

Page 23: La perla 01 - Varios autores.pdf

verdad? Además, ¿qué daño lehacemos a los demás?

Page 24: La perla 01 - Varios autores.pdf
Page 25: La perla 01 - Varios autores.pdf

Parecía que el fuego laconsumía, y un temblor de emociónnos atravesó a los dos, y en variosmomentos recostose sobre mí ensilencio, con una mano apoyada enuna de mis caderas. La polla estabadespierta y lista para entrar enbatalla, pero de pronto se incorporódiciendo:

—No debemos detenernos eneste sitio, caminemos, de locontrario los demás sospecharánalgo raro.

—¿Cuándo podremos estarsolos, querida? Tenemos queprepararlo antes de que volvamos acasa —le respondí rápidamente.

Page 26: La perla 01 - Varios autores.pdf

Me fue imposible mantenerlasentada en el banco más tiempo,pero mientras caminábamos,murmurando, díjome:

—Mañana por la mañanapodríamos salir a dar un paseoantes de la comida. Frank sueledormir, y mis hermanas se ocupande la casa esta semana. La próximame tocará a mí hacer las tartas ypasteles.

Le di otro achuchón y un besoy le respondí:

—¡Qué maravilla de paseoserá, qué chica tan encantadora ycomprensible eres, Annie!

—Te advierto que espero que

Page 27: La perla 01 - Varios autores.pdf

te comportes mejor mañana; menosbesos o no te llevaré a dar otropaseo. Ya hemos llegado.

La mañana siguiente era cáliday preciosa. Tan pronto comoterminamos el desayuno iniciamosla marcha, después de que su padrenos recordara que no olvidásemosestar de vuelta para la comida.Gradualmente fui llevando a miprima hacia el tema que meinteresaba, hasta que laconversación se volvió tanextremadamente cálida que susangre encendida le subió al rostroen oleadas encarnadas quedenotaban su vergüenza.

Page 28: La perla 01 - Varios autores.pdf

—Vaya hombre tan groseroque te has vuelto, Walter, desde queestuviste aquí la última vez. No

Page 29: La perla 01 - Varios autores.pdf

puedo evitar el sonrojarme dada laforma en que habías —exclamó porfin.

—Annie, querida mía, ¿quépuede ser más agradable que hablarde diversiones con las chicasbonitas, de la belleza de sus piernasy de sus senos, de todo lo queforma parte de ellas? ¡Cómo megustaría verte las pantorrillas, enespecial después de las ojeadas queles he echado a tus tobillos!

Y tras decir esto la arrastrébajo un árbol umbroso, cerca de lacancela que daba a la pradera, ypor la fuerza arrojé a la chica, quemedio se resistía, sobre la hierba y

Page 30: La perla 01 - Varios autores.pdf

sentándome al lado la beséapasionadamente, mientras lesusurraba:

¡Oh, Annie! No vale la penavivir si nos negamos la dulzura delamor.

Nuestros labios se encontraronfuriosamente en un ardiente abrazo,pero de pronto, soltándose ybajando la vista, y llena totalmentede vergüenza, me espetó:

Page 31: La perla 01 - Varios autores.pdf
Page 32: La perla 01 - Varios autores.pdf

—¿Qué quieres? ¿Qué quieresdecir con todo eso, Walter?

—¡Ah, prima! ¿Cómo puedesser tan inocente, querida? Palpaaquí el dardo del amor, todoimpaciente por penetrar en tuacogedora gruta entre tus piernas —le dije en un murmullo, cogiéndolela mano y colocándosela sobre mipolla, que de golpe me habíasacado de los molestos pantalones—. ¡Cómo suspiras! Cógemela biencon la mano, querida. Pero, ¿esposible que no sepas para quésirve?

Su cara estaba enrojecidahasta la raíz del pelo, mientras su

Page 33: La perla 01 - Varios autores.pdf

mano me cogía el nabo, y sus ojosparecían saltársele de terror ante latemible aparición de Juan Polla,por lo que, aprovechándome de suconfesión muda, mi propia mano,deslizándose bajo sus faldas,pronto tomó posesión de su cono, ya pesar de la contracción nerviosade sus caderas, mi dedo índiceempezó a buscarle el virginalclítoris.

—¡Ah, oh! ¡Walter, no! ¿Quéquieres hacerme?

—Todo es amor, querida mía;abre tus piernas un poco más yverás qué placer te haránexperimentar mis dedos —y de

Page 34: La perla 01 - Varios autores.pdf

nuevo la encendí con renovadosbesos lujuriosos, metiéndole lamorada punta de mi lengua entre suslabios.

Page 35: La perla 01 - Varios autores.pdf
Page 36: La perla 01 - Varios autores.pdf

—¡Oh, oh! Me harás daño —parecía más bien suspirar quehablar, a medida que sus piernasrelajábanse un poco de sucontracción espasmódica.

Seguía con los labios pegadosa los suyos. Nuestros brazos, hastaentonces sueltos, habíanse enredadoapretadamente alrededor denuestros cuellos; su mano meagarraba desesperadamente elnabo, casi como si tuvieranaquellos dedos convulsiones,mientras mis dedos ocupábanse desu clítoris y de su coñito. El únicosonido que se oía era aquel querecordaba una mezcla de besos y

Page 37: La perla 01 - Varios autores.pdf

suspiros, hasta que de pronto sentícómo su raja se inundaba con sucorrida cremosa y cálida, y mipropia leche saltaba juguetonasobre su mano y vestido enencantadora conjunción.

Al ratito, mientras poco apoco recuperábamos nuestracompostura, le expliqué que eléxtasis fundiente que había sentidosólo era un ligero recuerdo delgozo que yo podía proporcionarlesi le metía la polla en el coño. Mielocuencia persuasiva y la calidezde su deseo pronto vencieron todoslos temores y escrúpulosdoncelliles; luego, y por temor a

Page 38: La perla 01 - Varios autores.pdf

estropearle el vestido, o que seensuciaran con las manchas verdesde la hierba mis pantalones colorclaro, la persuadí para que sequedase de pie junto a la cancela yme permitiese penetrarla pordetrás. Escondió el rostro entre lasmanos apoyadas en la partesuperior de la cancela, a medidaque lentamente elevábale elvestido. ¡Cuántas glorias se merevelaron a la vista! En un instantese me endureció la polla comonunca antes a la vista de un culo tandelicioso, tan hermosamenteliberado de la blancura de suspequeños calzones, al quitárselos y

Page 39: La perla 01 - Varios autores.pdf

exponer la carne. Podía ver loslabios de su coñito protuberante,deliciosamente peludo, con un vellosuave y rubiáceo; sus encantadoraspiernas, sus calzones, medias,bonitas botas, que hacían unconjunto total tan excitante quemientras lo describo siento cómo seme hincha la polla en la bragueta.Era la vista más encantadora queimaginarse pueda. Me arrodillé y lebesé las nalgas, y todo lo que podíaalcanzar con la lengua, todo fuemío. Me puse de pie y me preparépara tomar posesión del asiento delamor, cuando, ¡ay!, oí un gritosúbito de Annie y vi cómo volvían

Page 40: La perla 01 - Varios autores.pdf

a su sitio todas sus ropas. Todosmis preparativos rodaron en uninstante por el suelo; un toro,inesperadamente, había aparecidoen el lado opuesto de la cancela yasustado a mi amor al acercarle degolpe el frío y mojado morro a lafrente. Aún hoy día es demasiadoimpertinente esta escena paraseguirla contando.

(Continuará en el próximonúmero.)

Page 41: La perla 01 - Varios autores.pdf

SUEÑO MUSICAL

Os contaré un sueño extrañoque tuve anteanoche. Creí queestaba sentada en un banco verde yun hombre sentado junto a mí;empezó a besarme y a hablar, peronada más pasó. Bien; después de unrato se levantó y se marchó.Entonces, junto a mí, mientrasseguía sentada, vi la polla másgrande que imaginarse pueda. Porlo menos medía medio metro delarga y era tan gorda como mipantorrilla; tenía cuatro cojones envez de dos y disminuía de tamaño

Page 42: La perla 01 - Varios autores.pdf

hacia el extremo. Me dije: Voy acogerla y a sentirla. Eran carne ysangre cálidas, y me dije: ¿Por quéhabrá dejado el hombre su pollatras de sí? ¡Qué lástima! ¡Y es tanhermosa! ¿Qué podrá hacer si no latiene? Así que volví a decirme: Mepregunto si se correrá si la chupo.Así que empecé a chuparla, peroera tan grande y gorda que hizo queme doliera la boca. Luego me dije:No importa, me la restregaré en elcoño, Por lo tanto me levanté y mela puse bajo la falda y la acariciécon mis muslos de forma tanestrecha que sentía cómo mellenaba. Cuando me iba a marchar

Page 43: La perla 01 - Varios autores.pdf

me encontré con el hombre, quevolvía; vino hacia mí y me dijo:"¿Ha visto mi trompeta?" "¿Sutrompeta? Supongo que se referirá asu nabo", le respondí. Me dijo:"¡Oh, mujer descarada y mentirosa,es mi mejor trompeta!" "Bien —ledije yo—, si esto es una trompeta,entonces una trompeta es una pollay una polla una trompeta. " Y se laenseñé para que la viese.

Entonces me la arrancó de lamano y me dijo: "Ahora le enseñarési es una trompeta o un carajo. " Yempezó a soplarla hasta que medesperté, y me quedé sin polla y sintrompeta.

Page 44: La perla 01 - Varios autores.pdf
Page 45: La perla 01 - Varios autores.pdf

LADY POKINGHAMO TODAS HACENESO

Relato de sus aventuraslujuriosas antes y después de sumatrimonio con Lord Crim-Con

INTRODUCCIÓN

Al lector.Muy pocas excusas son

Page 46: La perla 01 - Varios autores.pdf

necesarias para imprimir estanarración tremendamente erótica ychispeante de una joven y nobledama, pues sus aventuras, de elloestoy seguro, proporcionarán tantoplacer o más a todo aquel amantede lecturas voluptuosas como sumanuscrito, en principio, se lo dio aeste humilde servidor.

La protagonista de estasmemorias fue uno de los seres másencantadores e inteligentes de susexo, dotada de tal sensibilidadexquisitamente nerviosa, además deuna singular y cálida constitución,que fue incapaz de resistir lasinfluencias seductoras de ¡a más

Page 47: La perla 01 - Varios autores.pdf

fina creación de Dios; pues Dioscreó al hombre según su propiaimagen, y al macho y a la hembraasí los creó El, y su primer mandatofue: "Sed fieles y multiplicaos ypoblad la Tierra" (véase Génesis,I).

El instinto natural de losantiguos instiló en sus mentes laidea de que el copular era la formamás directa y aceptable deadoración que el macho y la hembrapodían ofrecer a sus deidades, ytengo la seguridad de que aquellosde mis lectores que no seancristianos hipócritas estarán deacuerdo conmigo en que no hay

Page 48: La perla 01 - Varios autores.pdf

ningún pecado mortal en ventear losinstintos naturales y que se debegozar al máximo de todas esasdeliciosas sensaciones con las queun Creador tan generoso nos hadotado.

¡Pobre chica la de mi historia!Muchos años no vivió y sí gozócompletamente los breves años desu vida de mariposa. ¿Quién puedepensar que obró malvadamente?

Las anotaciones de dondecompilé esta narración fueronconfiadas a una devota servidora,quien, tras la prematura y súbitamuerte de aquélla, cuando sólocontaba veintitrés años de vida,

Page 49: La perla 01 - Varios autores.pdf

entró en mi servicio.Como autor creo que la

crudeza de mi estilo posiblementeofenda a algunos, pero espero quemi deseo de ofrecer un gran placerexcuse mis defectos.

EL AUTOR

Mi querido Walter:¡Cuánto te quiero!, pero nunca

lo sabrás hasta que haya muerto.Poco piensas, mientras me paseasen mi silla de inválida, cómo tusdelicadas atenciones han ganado elcorazón de una tísica al borde de latumba. ¡Cómo me gustaría chupar

Page 50: La perla 01 - Varios autores.pdf

los dulces del amor de tus labios,acariciar y frotar tu inmensa polla ysentir sus cosquilleantesmovimientos dentro de mí. Peroesos gozos me están vedados: lamás mínima excitación sería mimuerte, y no puedo por menos quesuspirar cuando miro tuencantadora cara y admiro lasperfectas proporciones de miamante, como queda en evidenciapor ese gigantesco paquete dellaves o de otra cosa que siemprepareces llevar en el bolsillo. Enrealidad, parece que eres dueño dela mayor de las llaves, cuyosardientes empujones abrirían la

Page 51: La perla 01 - Varios autores.pdf

cerradura más virginal.

Page 52: La perla 01 - Varios autores.pdf
Page 53: La perla 01 - Varios autores.pdf

Éste es un extraño caprichomío: el escribir para tu atentalectura un breve relato de algunasde mis aventuras; pero el únicoplacer que me queda escomplacerme en ensoñaciones delpasado y que me parezca que denuevo siento las cosquilleantesemociones de los gozosvoluptuosos, que ahora se meniegan. Espero que la narración demis escapadas y locuras puedaofrecerte un ligero placer que sesume al recuerdo perdurable queconfío tengas de mí en los añosvenideros. Una cosa te pido,querido Walter: que creas que

Page 54: La perla 01 - Varios autores.pdf

gozas de Beatrice Pokinghamcuando estés en los brazos decualquier futura enamorada tuya.Este es un placer que a menudo hepracticado cuando, en medio delcoito, he aumentado mi gozo ydejado correr locamente a mifantasía al imaginarme que estabaen los brazos de alguien que enparticular antes había deseado,pero con quien nunca llegué agozarme. Conmigo muere miheredad, por lo que no tengo razónpara hacer testamento, peroencontrarán varios billetes por unoscuantos cientos de libras esterlinasjunto a esta descripción de mis

Page 55: La perla 01 - Varios autores.pdf

memorias, que es todo lo que hepodido ahorrar. Tambiénencontrarán un rizo de fino pelonegro que me he cortado de laabundante cabellera de mi coño.Otros amigos recibirán losadmirados rizos de mi cabeza, peropara ti quiero que sean de lasagrada cueva del amor.

No recuerdo nada de mi padre,el marqués de Pokingham, puestengo mis dudas sobre si enrealidad tengo el derecho al honorde llamarle padre mío, ya que eraun hombre viejo y gastado, y enpapeles y cartas que se pasabanprivadamente entre él y mi madre

Page 56: La perla 01 - Varios autores.pdf

sé que sospechaba que debía a suguapo lacayo la preciosa niña quemi madre le ofreció como hija suya.Como dice en una nota: "Lo hubieraperdonado todo si los frutos de tusjodiendas con James hubieran sidoun hijo y heredero, para que así miodiado sobrino no tuviera ningunaposibilidad de heredar mis tierras ytítulo; por ello quiero dejar queJames cultive de nuevo tu coñopara ver si obtienes otra cosechaque quizás me ofrezca algo másacorde con mis deseos. " El pobreviejo murió poco después deescribir esta nota, y mi madre, queme transmitió esta terrible tisis,

Page 57: La perla 01 - Varios autores.pdf

también me dejó huérfana de cortaedad, con una herencia de 20.000libras y un título aristocrático quedicha cantidad, inadecuadamente,no podía apoyar.

Mis tutores fueron muyahorrativos y útiles, pues memandaron al colegio cuando cumplíocho años y sólo gastaron unas 150libras en él y otros gastos, hasta quepensaron que había llegado elmomento de presentarme al mundo,por lo cual mucho me beneficié delos intereses acumulados sobre midinero.

Page 58: La perla 01 - Varios autores.pdf
Page 59: La perla 01 - Varios autores.pdf

Los primeros cuatro años demi vida escolar pasaron sin nadanotable, y durante ese tiempo sólome vi en un duro aprieto, que tecontaré, y que me hizo probar porvez primera lo que es una buenavara de abedul.

Miss Birch era una maestrabastante indulgente y sólo recurría alos castigos personales cuandohabía ofensas muy serias, que ellaconsideraba podrían afectarmaterialmente el carácter futuro desus pupilas, a menos que secortasen de raíz desde el primerbrote. Tenía unos siete años de

Page 60: La perla 01 - Varios autores.pdf

edad cuando de pronto me surgió elcapricho de hacer dibujos en mipizarra en la escuela. Una denuestras gobernantas, MissPennington, era una solteronabastante fea, de unos treinta y cincoaños, que particularmente meinspiró mis habilidades comocaricaturista. Los dibujos pasabande una a otra de nosotras,ocasionando muchas risas y el noprestar atención a las lecciones. Yome sentía muy importante por misdibujos, y aunque me habíanavisado y castigado con copias,éstas no surtieron ningún efecto enmi picara tarea, hasta que una tarde,

Page 61: La perla 01 - Varios autores.pdf

en que Miss Birch se durmió y lavieja Penn estaba ocupada con unaclase, con una súbita inspiración,me sentí obligada a dibujar dosbocetos muy groseros: unomostraba a una chica haciendo cacaen su cuarto, pero el otro tenía a lamisma muchacha agachada enmedio del campo, meando. A laprimera compañera que se loenseñé casi revienta de risa, perootras dos chicas se sintieron tanansiosas por ver la causa de sualegría que asomaron sus carasentre los hombros de la primera ymiraron a la pizarra, cuando, aunantes de que pudiese borrar dichos

Page 62: La perla 01 - Varios autores.pdf

dibujos, la vieja Penn llegó comoun águila y en triunfo se lo llevó aMiss Birch, que molesta sedespertó por la sonrisa burlona quela otra no pudo reprimir al ver porprimera vez las caricaturasindecentes.

Page 63: La perla 01 - Varios autores.pdf

—Señorita, deberá pagar poresto. Señorita Pennington —dijo

Page 64: La perla 01 - Varios autores.pdf

Miss Birch, que últimamente estabamuy preocupada por estos dibujosatrevidos—, sin duda alguna estosbocetos son obscenos y si ella siguedibujando así pasará de un tema aotro peor. Dígale a Susan que metraiga la vara de abedul. Tengo quecastigarla mientras estoy que mehierve la sangre, ya que soydemasiado suave y puedoperdonarla.

Me tiré al suelo de rodillas eimploré merced, prometiendo que"nunca, nunca más haría cosasemejante".

Page 65: La perla 01 - Varios autores.pdf

—Debería haber pensado en

Page 66: La perla 01 - Varios autores.pdf

las consecuencias antes de ponersea pintar esas cosas sucias. Sólo laidea de que una de mis señoritassea capaz de tal cosa me horroriza.Estos pensamientos lascivos nopueden enraizar en su mente ni uninstante, siempre que pueda yoalejarlos.

Miss Pennington, con unasonrisita de satisfacción, me tomópor los puños, al tiempo que Susan,sirvienta corpulenta y bastantefuerte, de unos veinte años, hacía suentrada con lo que me pareció unbuen ramo de temibles varas deabedul, atado perfectamente conuna cinta de terciopelo rojo.

Page 67: La perla 01 - Varios autores.pdf

—Bien, Lady BeatricePokingham —dijo Miss Birch—,arrodíllese, confiese su falta y besela vara. Y tomó de las manos deSusan el ramo, que lo extendióhasta mi cara, como una reina haríacon su cetro a un vasallo suplicante.

Ansiosa de acabar lo antesposible con lo inevitable y de quemi castigo fuera muy ligero, mearrodillé y con verdaderas lágrimasde penitencia le rogué fuera tanbenigna como su sentido de lajusticia le dictara, ya que yo sabíaque bien me merecía lo que estabadispuesta a infligirme, y que novolvería a insultar otra vez a Miss

Page 68: La perla 01 - Varios autores.pdf

Pennington y que sentía mucho elhaberla caricaturizado. Luego beséla vara y me resigné a mi destino.

—¡Ah, Miss Birch! Hay quever con qué rapidez la vista de lavara hace que todas se arrepientan—dijo maliciosamente MissPennington.

—Bien, comprendo todo eso,Miss Pennington, pero hay queatemperar la justicia con la merced.Ahora, artista atrevida, súbase elvestido por detrás y exponga susnalgas al castigo justamentemerecido.

Page 69: La perla 01 - Varios autores.pdf
Page 70: La perla 01 - Varios autores.pdf

Con manos temblorosas meelevé la falda y luego me ordenóque me abriera también loscalzones. Una vez hube hecho esto,me elevaron el vestido y las sayashasta los hombros; luego meacostaron en un pupitre. Susanestaba de pie enfrente de mí,cogiéndome por las manos,mientras que la vieja Pen y lagobernanta francesa, que acababade entrar en el aula, me sosteníanpor las piernas, de tal forma queestaba abierta y no podía moverme;igual a un águila con las alasextendidas.

Miss Birch, mientras miraba

Page 71: La perla 01 - Varios autores.pdf

alrededor y agitaba la vara, dijo:—Bien, que para todas

vosotras, jovencitas, estos azotessean de aviso. Lady Beatricemerece esta vergüenza degradantepor sus indecentes dibujos, quedebería también llamar obscenos.Dígame, dígame, jovencitaatrevida, buscapleitos, ¿lo volveráa hacer otra vez? Tome, tome, tome,y espero que pronto le haga bien.¡Ah! Tiene que gritar, pero no sepreocupe, todavía tiene que recibirmás.

El ramo de varas de abedulpareció romperme el culo desnudocon una fuerza terrible; estalló la

Page 72: La perla 01 - Varios autores.pdf

tierna piel y parecía lista a seguirestallando con cada nuevo azote.

Page 73: La perla 01 - Varios autores.pdf
Page 74: La perla 01 - Varios autores.pdf

—¡Ah, ah, ah! ¡Oh, cielos!Tened misericordia, Madame! ¡Oh!No lo volveré a hacer en mi vida.¡Ah! No puedo soportarlo más.

Grité, pataleando yforcejeando bajo cada azote, de talmodo que al principio casi nopodían mantenerme quieta, peropronto caí exhausta por mis propiosesfuerzos.

—¿Como verá, sólo unapoquito le hará bien, niñamalcriada. Si no os meto en cinturaahora, todo el colegio terminaríadesmoralizándose. ¡Ah, ah! Lasnalgas se le están llenando decardenales, pero aún no he acabado

Page 75: La perla 01 - Varios autores.pdf

—dijo cada vez con más furia.Sólo entonces pude verle el

rostro, que solía siempre estarpálido, pero ahora florecía yenrojecía lleno de excitación, y susojos brillaban con una animaciónllena de deseo.

—¡Ah! —continuó—.Jovencitas, temedle a mi varacuando haga uso de ella. ¿Le gusta,Lady Beatrice? ¡Que todos sepamoscuánto le gusta! —y siguióazotándome el culo y las caderasdeliberadamente.

—¡Ah! ¡Oh! ¡Ah! ¡Es horrible!Me moriré si no tiene misericordia,Miss Birch. ¡Oh, Dios mío! Me

Page 76: La perla 01 - Varios autores.pdf

siento más que castigada de sobra.Me está cortando en pedazos; lavara es como un hierro candente,me queman los azotes.

Después sentí como si todoacabase y fuera a morir pronto. Amis gritos les sucedieron sollozos,aullidos inaudibles y luego unllanto histérico que gradualmentefue apagándose y apagándose.Hasta que al final debo de habermedesmayado, ya que no recuerdonada hasta que me encontré en lacama y desperté con mi pobre culomuy hinchado y lleno de ampollas.Pasaron casi quince días antes deque hubieran desaparecido todas

Page 77: La perla 01 - Varios autores.pdf

las señales de tan severos azotes.Después de cumplir los doce

años me pasaron junto a las chicasgrandes, y tuve la suerte de tenerpor compañera de habitación unapersona muy alegre, a la quellamaré Alice Marchmont. Erahermosa, rubia, con una figurallenita, grandes ojos sensuales yuna carne tan firme y lisa como elmármol. Me pareció que le gustémucho, y la segunda noche quedormimos juntas en nuestropequeñito dormitorio me besó yacarició tan amorosamente que alprincipio me sentí algo confusa. Y amedida que se tomaba mayores

Page 78: La perla 01 - Varios autores.pdf

libertades conmigo mi corazónparecía que vibraba, y aunque la luzestaba apagada, sentí cómo elrostro se me sonrojaba mientras mebesaba en la boca ardientemente ylos tanteos buceadores de susmanos, en mis partes más privadas,me hacían temblar completamente.

Page 79: La perla 01 - Varios autores.pdf
Page 80: La perla 01 - Varios autores.pdf

—Cómo tiemblas, queridaBeatrice —me dijo—. ¿Qué temes?Tú también me puedes tocar portodas partes; es muy agradable.Méteme la lengua en la boca, pueste inducirá al amor, y quieroamarte, querida. ¿Dónde tienes lasmanos? Ven, pónmelas aquí. ¿Nosientes cómo me empieza a crecerel pelo en el coñito? A ti te crecerápronto. Frótame los dedos en laraja, ahí mismo.

Así me inició en el arte de lafrotación y la tortilla de la maneramás tierna y sensible. Como podrásimaginarte, fui una pupila muy

Page 81: La perla 01 - Varios autores.pdf

buena, a pesar de mi juventud. Sustoqueteos me encendían la sangre, yla forma en que me chupaba lalengua parecía llena de delicias."¡Ah! ¡Oh! Frótame más fuerte, másfuerte y más rápido", me decía sinresuello, mientras estiraba suscaderas con una especie de temblorespasmódico y me sentía los dedosmojados con algo caliente ycremoso. Durante un instante mecubría de besos y luego se quedabamuy quieta.

—¿Qué te pasa, Alice? Vayalo extraña que eres, y me hasmojado los dedos. ¡Eres unaasquerosa, me has meado! —le

Page 82: La perla 01 - Varios autores.pdf

susurré, riéndome—. Venga, hazmecosquillas con los dedos. Estáempezando a gustarme.

—Y así será, querida, dentrode poco, y me querrás por haberteenseñado un juego tan bonito —mecontestó, renovando sus frotes, queme dan gran placer, aunque apenassabía lo que estaba haciendocuando la sensación más lujuriosadel mundo me llenó. Le rogué queme metiera más los dedos. ¡Oh, oh!¡Qué maravilla! ¡Más, más! ¡Másde prisa! Y casi me desmayé delplacer cuando por primera vez hizoque me corriera.

Page 83: La perla 01 - Varios autores.pdf

A la noche siguiente repetimosnuestras diversiones lascivas, yAlice sacó una cosa que parecíauna salchicha, hecha de piel suavede cabrito y llena como de cosasque la hacían parecer muy dura.Luego me pidió que se la metiera y

Page 84: La perla 01 - Varios autores.pdf

una vez dentro que la sacara ymetiera varias veces, mientras ellame frotaba como antes, haciendoque estuviera encima de ella, con lalengua entre sus labios. Eradelicioso. No puedo expresar eléxtasis que mis movimientos con elaparato parecían producirle yllevarla al sumo placer. En uninstante estuvo a punto de gritar, yme agarró el cuerpo, apretándolofuertemente contra el de ella,exclamando: "¡Ah! ¡Oh! Queridomuchacho, me estás matando deplacer", mientras se corría conextraordinaria profusión sobre mimano juguetona. Tan pronto como

Page 85: La perla 01 - Varios autores.pdf

recuperó un poco la serenidad lepregunté qué quería decir alllamarme "querido muchacho".

—¡Ah, Beatrice! Tengo muchosueño ahora, pero mañana por lanoche te contaré mi vida y teexplicaré cómo mi coñito está tancapacitado para que le metas unacosa así, mientras que el tuyo, demomento, no puede. Te enseñaré unpoco más de la filosofía de la vida,querida amiga; ahora dame un besoy vámonos a dormir.

Page 86: La perla 01 - Varios autores.pdf

LA HISTORIA DEALICEMARCHMONT

Como podrás imaginarte,estaba ansiosa porque llegara elnuevo día. Tan pronto nos hallamosen nuestro dormitorio exclamé:

—Ahora, Alice, date prisa ymétete en la cama; estoy muyimpaciente por conocer tu vida.

Page 87: La perla 01 - Varios autores.pdf
Page 88: La perla 01 - Varios autores.pdf

—La conocerás, querida, ytambién a mis dedos, si quieres,pero deja que me desnudecómodamente. No puedo metermeen la cama así, primero deboinspeccionar si han crecido lospalitos de mi coño. ¿Qué crees deellos, Beatrice? Quítame el ropón,quiero que comparemos nuestroscoñitos —me dijo quitándose todala ropa y observándose en el espejosu hermoso cuerpo desnudo.

Pronto estuve al lado de ella,desnuda igualmente.

—Qué hermosa rajita salientetienes, Beatrice —me dijo

Page 89: La perla 01 - Varios autores.pdf

tocándome el coño—. Haremos unhermoso contraste: el mío esligeramente rubio y el tuyo serámoreno. Mira, ya mis pelos tienencasi tres centímetros de largo.

Se complació haciéndomecosas excitantes, hasta que me hartóla paciencia y poniéndome elcamisón de noche salté a la cama,diciéndole que creía que todo erauna mentira sobre eso de contarmesu vida y que no dejaría que meamase de nuevo hasta quesatisfaciera mi curiosidad.

—Vaya malas maneras: dudarde mi palabra —gritó mientras meseguía a la cama y tomándome por

Page 90: La perla 01 - Varios autores.pdf

sorpresa me desnudó el culo y mepegó un pequeño tortazo; luegoriendo continuó—: Ahí tienes, pordudar de la palabra de la jovendama. Ahora te contaré mi vida,aunque bien debiera hacerte esperarhasta mañana.

Después de un corto silencio,y tras acomodarnos en la cama,comenzó:

—Hubo una vez una niña, denombre Alice, que tenía unos diezaños de edad y cuyos padres eranmuy ricos y vivían en una hermosacasa, rodeada de preciosos jardinesy de un bellísimo parque. Ella teníaun hermano de unos trece años, o

Page 91: La perla 01 - Varios autores.pdf

sea, que era dos años mayor queella, pero su madre tanto la quería,pues era la única hija, que nunca laperdía de vista, a menos queWilliam, el mayordomo, estuviera asu cuidado mientras la niña saltabapor el parque y el jardín.

Page 92: La perla 01 - Varios autores.pdf

William era un hombre bienparecido, de unos treinta años, yestaba con la familia desde que era

Page 93: La perla 01 - Varios autores.pdf

muchacho. Bien, Alice, a quien legustaba mucho William, a menudose le sentaba en las rodillas,mientras él descansaba bajo unárbol, o en un banco del jardín,donde él le leía a la niña cuentos dehadas. Su intimidad era tan grandeque cuando estaban solos, ella lellamaba "querido Willie" y letrataba como a su igual. Alice erauna niña muy inquisitiva, y amenudo le sacaba los colores aWilliam, cuando curiosamente lepreguntaba cosas sobre historianatural, por qué el gallo era tansalvaje con la gallina, saltándole ala espalda, y por qué le picaba la

Page 94: La perla 01 - Varios autores.pdf

cabeza con su pico afilado,etcétera, etcétera.

—¿Querida niña —él lecontestaba—, no soy ni gallina nigallo, ¿cómo voy a saberloentonces? ¡No hagas preguntastontas!

Pero Miss Alice no seconformaba con tan poco y lerespondía:

—¡Ah!, Willie, tú sí lo sabes yno quieres decírmelo; insisto, puesquiero saber...

Pero sus esfuerzos poradquirir conocimiento nunca dabanfrutos.

Page 95: La perla 01 - Varios autores.pdf
Page 96: La perla 01 - Varios autores.pdf

Esta situación siguió durantecierto tiempo, hasta que la niñaestaba a punto de cumplir sus doceaños. Entonces una circunstancia,de la cual nunca se había dadocuenta antes, levantó su curiosidad.Sucedió que William, pretendiendoatender sus deberes, a menudo seencerraba en la despensa, desde lassiete a las ocho de la mañana, cadadía, antes del desayuno. Si Alice seaventuraba a tocar en la puerta, éstatenía el cerrojo echado por dentro yno podía entrar; la cerradura era tanestrecha que era inútil intentarespiar, pero se le ocurrió a la niñitaque quizás podría echar una ojeada

Page 97: La perla 01 - Varios autores.pdf

a sitio tan misterioso si podía llegarhasta un pasillo que pasaba porencima de la despensa, y hacia elcual ella sabía que había acceso através de una puerta de cristal, queahora nadie usaba, y que estabacerrada por ambos extremos. Estepasillo estaba iluminado desdefuera por una pequeña ventana quequedaba como a un metro del sueloy atrancada en su interior por unsimple gancho.

Pronto Alice, montada en untaburete, vio que podía abrirlafácilmente si rompía uno de loscristales, cosa que hizo, y despuésesperó hasta la mañana siguiente,

Page 98: La perla 01 - Varios autores.pdf

cuando llena de confianza sedispuso a averiguar qué era lo queocupaba tanto a Willie. Tambiéntenía la seguridad de que podríaentrar y salir por la ventana sin serobservaba por nadie, ya que unarbusto bastante espeso cubría suvisión.

Al levantarse a la mañanasiguiente le dijo a su camarera que"iba a disfrutar del aire en el jardínantes de desayunar", y luego seapresuró hacia el sitio deobservación. Se arrastró por laventana, sin importarle ni lasuciedad ni el polvo; se quitó lasbotas tan pronto se encontró en el

Page 99: La perla 01 - Varios autores.pdf

pasillo abandonado ysilenciosamente trepó hasta laventana de cristal, pero para pesarsuyo se dio cuenta de que loscristales estaban tan sucios que eracasi imposible espiar; sin embargo,tuvo mucha suerte al hallar un granojo de cerradura totalmente limpio,así como dos o tres rendijas en lamadera, por lo cual podía observarla mayor parte del cilio, que estaballeno de luz gracias a una ventanaque tenía en el techo. William noestaba allí, pero pronto hizo suaparición, trayendo un gran cesto deplatos que habían sido usados eldía anterior. Durante unos minutos

Page 100: La perla 01 - Varios autores.pdf

estuvo muy ocupado anotando cosasen el libro de la despensa, ycontando tenedores, cuchillos, etc.,que tomó de un cajón. Justamenteentonces, Lucy, una de las criadasmás guapas al servicio de la casa,morena, de unos dieciocho años,entró en la habitación sin ningunaceremonia y le dijo:

—¿Aquí tienes varios platosdel aparador. ¿Dónde tienes losojos, William, que no recoges todaslas cosas que debieras?

Los ojos de William seiluminaron de gusto, mientras laabrazaba por la cintura:

—¿Por qué? Te los dejo a ti,

Page 101: La perla 01 - Varios autores.pdf

pues sé que los traerás —luego,mostrándole el libro, le dijo—:¿Qué crees de esa posición? ¿Tegustaría?

Page 102: La perla 01 - Varios autores.pdf
Page 103: La perla 01 - Varios autores.pdf

Aunque encantada, lamuchacha enrojeció hasta la puntadel cabello, mientras miraba lafoto. El libro cayó al suelo yWilliam la empujó arrodillándola ala altura de sus rodillas y trató deque le metiera la mano en lospantalones.

—¡Ah! ¡No! ¡No! —exclamóen voz baja-Ya sabes que hoy nopuedo; quizás mañana, pero hoytiene que portarse bien, señor. Nome enseñes el capullo de esa forma.Bien, bien, te la menearé; peroluego me voy —respondió,metiéndole la mano en el regazo.

Page 104: La perla 01 - Varios autores.pdf
Page 105: La perla 01 - Varios autores.pdf
Page 106: La perla 01 - Varios autores.pdf

Sin que Alice pudiera ver loque hacía, en uno o dos segundos sepuso en pie, y a pesar de losesfuerzos de William por detenerla,escapó de la despensa. William,evidentemente en un gran estado deexcitación, sentose en un sofá,murmurando:

—¡Zorra! ¡Vaya diablesa! Nopuedo aguantarme; pero mañana yaestará bien.

Alice, que con toda intenciónobservaba cuanto ocurría, se sintiósorprendida al verle los pantalonesdesabotonados, mientras de suinterior sobresalía una cosa grande,

Page 107: La perla 01 - Varios autores.pdf

gorda y carnosa, que parecía comode hierro rígido, con una cabezacolorada como el rubí. William sela agarró con una mano, enapariencia, para colocársela en elpernil, pero pareció dudar yterminó cerrando su mano derechasobre aquella cosa dura, que movióarriba y abajo.

—¡Ah! ¡Qué bobo soydejándome excitar de esta manera!Oh, oh, no puedo aguantarme, tengoque correrme.

Pareció suspirar hondamente amedida que la mano aumentaba surápido movimiento. Enrojeció elrostro y sus ojos parecieron listos a

Page 108: La perla 01 - Varios autores.pdf

saltársele de la cara, y en unospocos instantes algo saltó de lacosa dura, que le cayó en las manosy piernas, y hasta casi un metrosobre el suelo. Esto pareció acabarcon su éxtasis. Se hundió mediodormido en el sofá unos pocosminutos; luego, levantándose, sesecó las manos con una toalla,limpió todas las gotas de leche quehabían caído por todas partes, ysalió de la despensa.

Alice se sentía toda ardientepor lo que había visto, aunqueentreveía que sólo había develadouna parte del misterio, y seprometió a sí misma que al otro día

Page 109: La perla 01 - Varios autores.pdf

estaría allí para ver lo que Williamy Lucy hacían juntos. William,como siempre, la llevó a dar supaseo, le leyó como de costumbre,hasta que ella se le sentó en lasrodillas, y Alice se preguntó dóndese habría ocultado aquella cosagrande y gorda que viera por lamañana. Con la mayor inocenciaposible, sus manos le tocarondonde ella esperaba palpar elmonstruo, pero sólo sintió una cosaque le recordó como un racimoblando que llevase en el bolsillo.

Page 110: La perla 01 - Varios autores.pdf
Page 111: La perla 01 - Varios autores.pdf

Llegó la mañana siguiente yAlice hallose en su puesto devigilancia tras la puerta de cristalabandonada. Pronto vio a Williamtraer los platos, que puso a un lado.Parecía lleno de impacienciaporque llegara Lucy.

—¡Ah! —murmuró—. Estoytan caliente como un toro, cuandopienso en ese coño tan cachondo.

Pero pronto callaron suspensamientos al aparecer Lucy, quecuidadosamente pasó el pestillo dela puerta. Luego, corriendo haciasus brazos, le cubrió de besos,exclamando en voz baja:

—¡Ah! ¡Cómo te he echado de

Page 112: La perla 01 - Varios autores.pdf

menos esos tres o cuatro días! Vayaporquería que nos tocó a lasmujeres: tener que dejar de joder,con lo que nos gusta, una vez todoslos meses.

Mientras, sus manos,nerviosamente, desabotonaban lospantalones de William y palpabansu pollón dispuesto a todo.

—¡Se ve que tienes ganas deverdad, Lucy! —murmuró William,mientras ella casi le ahogaba abesos—. No lo vayas a echar aperder todo con tu impaciencia.Debo darte mi beso primero.

Page 113: La perla 01 - Varios autores.pdf
Page 114: La perla 01 - Varios autores.pdf

Con maneras gentiles lareclinó en el sofá y le levantó laropa hasta que Alice pudo ver unespléndido par de muslos blancos ycarnosos, pero lo que más le llamóla atención fueron los salientes ylujuriosos labios del coño de Lucy,de un color bermellón encendido yligeramente abiertos, invitando dela manera más llamativa, mientrassus piernas se abrían cada vez más.Aquel coño estaba cubiertoprofusamente de un hermoso yrizado pelo negro.

En un instante, el mayordomose puso de rodillas y pegó loslabios a la raja, chupándola y

Page 115: La perla 01 - Varios autores.pdf

besándola furiosamente, para eldeleite infinito de la muchacha, quesuspirada y sonreía llena de placer,hasta que William tampoco pudoaguantarse más tiempo, yponiéndose en pie entre los muslosde Lucy, hizo que su polla entrase ala carga, y ante la sorpresa deAlice, aquélla entró directamenteen la ansiosa raja, hasta que seperdió en el vientre de la chica;quietos se quedaron unos instantes,gozando de la conjunción de suspersonas, hasta que Lucy elevó lapelvis y el mayordomo respondiócon un empujón; luego, comenzaronla lucha más excitante que

Page 116: La perla 01 - Varios autores.pdf

imaginarse pueda. Alice podía vercómo el miembro masculinoentraba y salía de la cueva,brillando de lubricidad, mientraslos labios del coño parecían tratarde atraparlo cada vez que aquél seretiraba, como si temiesen perderun delicioso palo azucarado; peroesto no duró mucho, susmovimientos se hicieron cada vezmás furiosos, hasta que al finalambos parecieron sentir como unabrazo espasmódico, ya que amboscayeron casi desmayados en brazosuno del otro y Alice vio una grancantidad de un líquido cremoso quesalía de la raja de Lucy, mientras

Page 117: La perla 01 - Varios autores.pdf

ambos descansaban en una especiede letargo gozoso, tras la batallaamorosa. William fue el primero enromper el silencio:

—Lucy, vendrás mañana, ¿no?Ya sabes que esa vieja espía, Mary,volverá dentro de un día o dos desus vacaciones, y entonces notendremos la oportunidad tan amenudo.

—¡Ah!, bastardo, no meimporta que nos cojan. Quiero másahora mismo —dijo, apretándolecon sus brazos y pegándose a suslabios, mientras le enlazaba con sushermosas piernas por las nalgas einiciaba de nuevo la conjunción con

Page 118: La perla 01 - Varios autores.pdf

rápida elevación de su culo; enefecto, él también valía muchocomo hombre y el peso de sucuerpo parecía una pluma ante talexcitación amorosa.

Page 119: La perla 01 - Varios autores.pdf
Page 120: La perla 01 - Varios autores.pdf

Las excusas y ruegos delmayordomo por temor, en caso deque le echasen de menos, nosirvieron de nada; con buenasmañas ella le manejaba y prontoestuvo tan furiosamente excitadocomo ella, y con gran profusión desuspiros, expresiones de gozo, y decariño, etcétera, pronto cayeron denuevo en un estado de olvidovoluptuoso. Sin embargo, Williamestaba demasiado nervioso yasustado como para dejarladescansar mucho tiempo; sacó lapolla de su acogedor coño, lleno debrillo y pegajoso de los mezclados

Page 121: La perla 01 - Varios autores.pdf

jugos de su amor, pero quécontraste ofrecía con su anteriorapariencia, mientras Alice ahora lomiraba tan reducido de tamaño y yadejando caer su fiero capullo.

Lucy saltó y arreglose lasropas, pero al arrodillarse en elsuelo ante su amante, le cogió elfláccido pene y le dio la chupadamás increíble, que ocasionó un grandeleite a William, cuyo rostrovolvió a enrojecer de deseo, y tanpronto como Lucy terminó su tareacon beso tan chupante, Alice vioque la cosa de nuevo estaba dura ylista para renovar sus gozos. Lucy,riendo, díjole:

Page 122: La perla 01 - Varios autores.pdf

—Bien, muchacho, ahora tedejo así. Piensa en mí hastamañana; no he podido aguantarmede darle una buena chupada a nabotan rico, después del placer tanexquisito que me ha proporcionado.Es como subir al cielo por un rato.

Page 123: La perla 01 - Varios autores.pdf
Page 124: La perla 01 - Varios autores.pdf

Con un último beso en loslabios se separaron y William denuevo cerró la puerta, mientrasAlice se retiraba y se preparabapara el desayuno. Era unaestupenda mañana de mayo, ypronto, tras el desayuno, Alice, conWilliam como guardián, salió a darun paseo por el parque. Su sangrehervía y ansiaba experimentar elgozo que, estaba segura, Lucy habíaprobado. Se recostaron junto allago y le pidió a William que lediera una vuelta en bote; éste abrióla casa de los botes, y la colocó enuna falúa hermosa, ancha y cómoda,

Page 125: La perla 01 - Varios autores.pdf

bien amueblada con suaves asientosy cojines.

—Qué agradable estar aquí,bajo la sombra —dijo Alice—.Entra en el bote, Willie; nosquedaremos sentados aquí un ratitoy me leerás antes de que demos elpaseo.

—Como usted guste, MissAlice —le respondió condeferencia sincera, entrando en elbote y sentándose en el banco deremos.

—Ah, me duele un poco lacabeza, ¿puedo sentarme en turegazo? —díjole Alice, soltándoseel pelo y estirándose sobre los

Page 126: La perla 01 - Varios autores.pdf

cojines—. ¿Por qué estás tanestirado esta mañana, William?Sabes que no me gusta que mellamen Miss, eso guárdatelo paraLucy —luego, al notar su confusión,agregó—: Puede sonrojarse, señor;podría hacer que te hundieras en tuszapatos si sólo supieras todo lo quehe visto que ha pasado entre tú yMiss Lucy.

Alice reclinó la cabeza demanera lánguida en su regazo,mirándole y gozando con laconfusión que le había causado.Después, a propósito, dejó caer unamano en el paquete que parecíallevar en el bolsillo, como si

Page 127: La perla 01 - Varios autores.pdf

buscara donde apoyarse, ycontinuó:

—¿Crees, Willie, que algunavez llegaré a tener piernas tanbonitas como las de Lucy? ¿No creeque pronto tendré que llevarvestidos largos, señor? Me estoyvolviendo bastante atrevida alenseñar tanto mis tobillos.

Page 128: La perla 01 - Varios autores.pdf

El mayordomo tuvo que haceracopio de todas sus fuerzas pararecobrar la compostura; el vividorecuerdo del episodio lujurioso quehabía vivido con Lucy antes del

Page 129: La perla 01 - Varios autores.pdf

desayuno era tan reciente que lasalusiones de Alice sobre ella y lasuave mano femenina quedescansaba en sus partes —aunquesobre ella pensaba que era taninocente como una cordera— hizoque surgiera en él un deje de deseode su sangre afiebrada, que trató decontener hasta lo imposible, peropoco a poco el indomable miembroempezó a crecer, hasta que tuvo laseguridad de que ella lo palpababajo su mano. Con esfuerzo,ligeramente se movió hacia un lado,para que ella quitase la mano y éstarodase hacia una de sus caderas,mientras le contestaba tan serio

Page 130: La perla 01 - Varios autores.pdf

como le era posible, pues tenía laseguridad de que Alice nada sabía:

—Usted se burla de mí estamañana. ¿No quiere que le lea,Alice?

Alice, excitada y con unsingular sonrojo en el rostro ledijo:

—Oh, pícaro hombre, ahorame dirás lo que quiero saber. ¿Dedónde vienen los niños? ¿Qué eseso que dicen los doctores y lasenfermeras de que vienen de París?¿Acaso una mujer no tiene unmontón de pelos rizados al final delvientre? Yo sé que Lucy lo tiene. Yos he visto besarla, señor.

Page 131: La perla 01 - Varios autores.pdf

(Continuará en el próximonúmero.)

Page 132: La perla 01 - Varios autores.pdf

HISTORIA MORAL

Un caballero, al quebenditamente Dios le dio unaesposa hermosísima y muy callada,se sentía muy desgraciado ydesilusionado tras los resultados desus esfuerzos para ser padre. Masal volver a casa de la ciudad undía, cuando nadie le esperaba,cogió al vicario de la parroquia queen aquel momento le chupaba elcoño a su cónyuge: "¡Ah! ¡Ah! —exclamó indignado—, ahora veopor qué nunca tendré descendencia;por la noche yo me corro y por la

Page 133: La perla 01 - Varios autores.pdf

mañana vienes tú y, encima dedarle por culo a mi mujer, mechupas todos los hijos."

Page 134: La perla 01 - Varios autores.pdf

LA CONFESION DEMISS COOTE O LASVOLUPTUOSASEXPERIENCIAS DEUNA SOLTERONA

(En una colección de cartasdirigidas a una amiga)

CARTA IQuerida amiga:

Sé que hace tiempo te tengo

Page 135: La perla 01 - Varios autores.pdf

prometido el relato de mi aficiónpor la vara, que, en mi estimación,es una de las instituciones másvoluptuosas y deliciosas de la vidaprivada, en especial para unasolterona, supuestamente muy seria,como tu estimada amiga. Laspromesas hay que cumplirlas y elrelato escribirlo; si no, cómo voy aesperar que de nuevo pruebes miverde bastoncillo. El escribir, y enespecial, un tipo de confesión de midebilidad lasciva, es una tarea muydesagradable, ya que me siento tanavergonzada al poner estas cosaspor escrito como cuando lagobernanta de mi abuelo desnudó

Page 136: La perla 01 - Varios autores.pdf

por primera vez mi culitosonrojado, para el atrevido ataquede aquél. Mi único consuelo alempezar es la esperanza de que meiré calentando de acuerdo al tema, amedida que éste progrese, dada mimeta de describir para tusatisfacción, algunos de losepisodios lujuriosos de mi niñez.

Como bien sabes, mi abuelofue el conocido general destacadoen la India, Sir Eyre Coote, casi tanconocido por sus fracasos comosoldado, como por sus servicios ala corona. Era un obseso del ordeny nada podía causarle mayor placercomo una buena oportunidad para

Page 137: La perla 01 - Varios autores.pdf

emplear el potro de tortura, pero deeso nada te diré, ya que sucedióbastante antes de mi nacimiento. Miprimer recuerdo suyo es después deque sucediese el ya mencionadofracaso militar, cuando ya se habíaretirado de la vida activa conbastante desgracia, por cierto.Cuando tenía unos doce años, mispadres murieron y como el viejogeneral no tenía ningún pariente dequien ocuparse, tomó a su cargotoda mi educación, y a su muerte medejó en herencia como solaheredera, una pensión de unas30.000 libras esterlinas al año.

Vivía en una tranquila casa de

Page 138: La perla 01 - Varios autores.pdf

campo, a unas veinte millas deLondres, donde pasé los primerosmeses de mi vida de huérfana, consólo su gobernanta, Mrs. Mansell, ydos sirvientas, Jane y Jemima. Elviejo general estaba en Holandabuscando, según supe más tarde,ediciones originales sobre lasprácticas de Cornelio Hadrien,obra curiosa sobre la flagelación depenitentes religiosos, escrita por supadre confesor.

Cuando volvió estábamos enmitad del verano y pronto me dicuenta de que la libertad de quehabía gozado se vería bastanterecortada. Dio órdenes para que no

Page 139: La perla 01 - Varios autores.pdf

cortara las flores ni los frutos deljardín, así como que me impartiríadiariamente una lección él mismo.Al principio eran tolerablementesencillas, pero gradualmenteaumentaron en dificultad, y ahora,después de varios años, es cuandopuedo comprender llanamente sustácticas de cordero y lobo, pormedio de las cuales yo terminaríacayendo bajo su disgusto, enapariencia, justamente asumido.

Page 140: La perla 01 - Varios autores.pdf
Page 141: La perla 01 - Varios autores.pdf

Lo que me daba mucho placerentonces era su decidida objeciónal luto, o a cualquier cosa que fuesesombría en mi vestido. Decía:

—A tus padres ya les hasmostrado bastante respeto vistiendode negro durante meses, y ahoradebes vestir como es propio de unaseñorita de futuro inmejorable.

Aunque casi nunca nadie veníaa visitarnos, y cuando eso sucedíasiempre era algún viejo militarconocido suyo, yo poseía montonesde vestidos nuevos y elegantes, asícomo ropa interior, toda llena deencajes finísimos, etcétera, y nodebe olvidar un par de ligas

Page 142: La perla 01 - Varios autores.pdf

bellísimas, con bordados dorados,que insistía en que llevara siempreencima, y obligándome a dejarleponérmelas, sin reparar en miconfuso sonrojo, mientras pretendíaarreglarme los calzones y faldasdespués, al tiempo que meramenteobservaba:

—Qué tipo tan bonito vas atener, si por casualidad alguientiene que desnudarte paracastigarte.

Pronto mis lecciones sevolvieron más difíciles y difíciles,hasta tal punto que casi no podíaestudiarlas. Un día me reconvino:

—¡Oh, Rosa, Rosa! ¿Por qué

Page 143: La perla 01 - Varios autores.pdf

no tratas de ser mejor chica? ¡Noquiero castigarte!

—Pero, abuelo, ¿cómo quieresque aprenda tanto francés, con lohorrible que es, cada día sin parar?Tengo la seguridad de que nadiepuede hacer tal cosa.

—Cállate, Miss Pert. Yo soymejor juez que no una mocosa comotú.

—Pero, querido abuelo, biensabes cuánto te quiero y que hagotodo lo que puedo por complacerte.

—Bien, prueba tu amor ydiligencia en el futuro, o tusposaderas probarán lo que es elabedul. Yo ya estoy listo para ello

Page 144: La perla 01 - Varios autores.pdf

—me respondió duramente.Pasó otra semana, durante la

cual no pude evitar el observar unfuego chispeante y singular en susojos, siempre que aparecía en trajede noche para la cena (siemprecenábamos en silencio, perovestidos de etiqueta), y llegó asugerirme que debía llevar unpequeño ramo de flores entre lospechos, para que contrastasen conmi cutis.

Pero el clímax se acercaba.No escaparía mucho tiempo a él; denuevo me dijo que había cometidouna falta y me dio lo que,seriamente, llamó mi última

Page 145: La perla 01 - Varios autores.pdf

oportunidad. Mis ojos se llenaronde lágrimas y temblé al ver su viejay severa cara, pues sabía quecualquier protesta por mi partesería inútil.

La perspectiva del castigo mepuso muy nerviosa. Sólo con muchadificultad podía atender mislecciones, y al segundo día medeshice completamente en llanto.

Page 146: La perla 01 - Varios autores.pdf
Page 147: La perla 01 - Varios autores.pdf

—¡Oh! ¡No! ¿A esto hemosllegado, Rosie? —dijo el viejogeneral—. No hay nada que hacer.Tienes que ser castigada.

Tocando la campana parallamar a Mrs. Mansell, le dijo quetuviera listo el cuarto de loscastigos y a todas las sirvientas,para cuando él las necesitase, yaque sentía decirle que "Rosa es tanharagana, y cada día va de mal enpeor con sus lecciones, que ahoratendría que meterla severamente enun puño o si no sería una malcriadatoda la vida.

—Bien, mala chica —me dijo,

Page 148: La perla 01 - Varios autores.pdf

mientras la gobernanta se retiraba-Vete a tu habitación y reflexionasobre tu haraganería y por qué te hallevado al sitio donde ahora teencuentras.

Page 149: La perla 01 - Varios autores.pdf
Page 150: La perla 01 - Varios autores.pdf

Llena de indignación,confusión y vergüenza, corrí a micuarto. Cerré la puerta con elpestillo, determinada como estaba aque tendrían que echar la puertaabajo antes de que me prestase aser expuesta públicamente ante doscriadas. Me tiré en la cama y dirienda suelta a mis lágrimas, por lomenos durante dos horas, puesesperaba a cada momento la temidallamada del instrumento decastigo del viejo, como él mismolo llamada, pero nadie me molestóy por fin llegué a la conclusión deque sólo era un plan para

Page 151: La perla 01 - Varios autores.pdf

asustarme, así me fui sumiendo enun reconfortante sueño. Una voztras la puerta me despertó, yreconocí que era la de Jane, que medecía:

—Miss Rosa, Miss Rosa,llegará tarde a la cena.

—No cenaré, Jane; si es queme van a castigar. Vete, déjamesola —le susurré por el ojo de lacerradura.

—¡Oh! Miss Rosie, el generalha pasado toda la tarde en el jardíny está de bastante buen humor;quizás se haya olvidado de todo, nole ponga furioso por no querercenar; déjeme entrar, rápido.

Page 152: La perla 01 - Varios autores.pdf

Cautamente quité el pestillo yla dejé que me ayudara a vestirme.

—Alégrese, Miss Rosie; noparezca aburrida, baje como sinada hubiese pasado, es muyprobable que todo lo hayaolvidado; tiene corta la memoria,en especial si se pone entre lospechos este pequeño ramillete deflores para agradarle, ya que nuncalo ha hecho desde que le dijo quecontrastaría con su cutis.

Así animada, hallé a mi abuelocon buen apetito, y como si su"amargura hubiese desaparecido",casi ignorando que poco despuéssería destrozada en pedacitos.

Page 153: La perla 01 - Varios autores.pdf
Page 154: La perla 01 - Varios autores.pdf
Page 155: La perla 01 - Varios autores.pdf

Muy agradablemente pasó lacena, pues mi abuelo solía hacer deella un gran alboroto, tomandovarios vasos de vino. En medio delos postres pareció observarme conun interés singular, y por finpareció darse cuenta del pequeñoramo de rosas blancas ydamasquinas que llevaba. Dijo:

—¿Eso está muy bien, Rosa;veo que has llevado a cabo misugerencia del ramillete por fin;mejora mucho tu apariencia, peronada comparable a lo que miabedul te hará en tus picarasposaderas, que pronto se parecerána hermosos melocotones, y éste es

Page 156: La perla 01 - Varios autores.pdf

el momento —dijo, llamando con lacampana.

Casi desmayada y como sincreerle, corrí a la puerta, pero justoa tiempo para caer en los brazos dela fuerte Jemima.

—Ahora hacia el instrumentodel castigo; adelante, Jemima, conla culpable; bien cogida la tienes.Mrs. Mansell y Jane, venid —¿dijomientras éstas aparecían al fondo.

La resistencia fue inútil.Pronto me llevaron a un cuarto dedesahogo que nunca había entrado;tenía muy pocos muebles, salvo unaalfombra y una silla muy cómoda,pero de las paredes colgaban

Page 157: La perla 01 - Varios autores.pdf

varios atados de varas, y en unaesquina había una cosa querecordaba una escalera, perocubierta con bayeta roja, que teníaseis anillos, dos en el medio, dosen la parte inferior y dos en lasuperior.

—Amarradla al caballo ypreparaos para el castigo —dijo elgeneral, mientras se sentaba en lasilla y miraba toda la operación condeleite.

Page 158: La perla 01 - Varios autores.pdf

—Venga, Rosa, no ocasione

Page 159: La perla 01 - Varios autores.pdf

molestias y no haga que su abuelose enfurezca más —dijo Mrs.Mansell, soltándome el corpiño—.Quítese el vestido, mientras laschicas ponen a! caballo en mediodel cuarto.

—¡Oh! ¡No! ¡No! No dejaréque me latiguen —grité—. ¡Oh!¡Señor! ¡Oh! ¡Abuelo! Tenmisericordia —dije, arrojándomede rodillas ante el viejo.

—Vamos, vamos, de nada valeahora ser buena, Rosa; es por tupropio bien. Dejémonos detonterías. Mrs. Mansell, adelantecon su deber, y acabemos conasunto tan doloroso. No llevaría mi

Page 160: La perla 01 - Varios autores.pdf

sangre si no es capaz de mostrar suvalentía cuando llegue el momento.

Las tres mujeres trataron desubirme, pero pataleé, arañé, ymordí todo lo que me rodeaba, y enuno o dos momentos estuve a puntode vencerlas con mi furia, pero mifuerza pronto se debilitó y Jemima,escocida por una mordida, me llevóen triunfo vengativo hacia elespantoso aparato. Tan rápidocomo el pensamiento, ataron mispies y manos a los anillossuperiores e inferiores. El caballo,al abrirse hasta el piso, hizo quemis piernas quedaran bien abiertasal atarme los tobillos a los aros.

Page 161: La perla 01 - Varios autores.pdf

Podía oír a Sir Eyrecloqueando de deleite, mientrasexclamaba:

—¡Dios mío! Es una zorra,pero hay que librarla de lo malo. Esuna Coote de cuerpo entero.¡Bravo, Rosie! Bien, acabad deprepararla, ¡pronto!

Me sometí con hondadesesperanza, mientras mi vestidodestrozado y mi ropa interior eraatada alrededor de mis hombros;mas cuando empezaron a quitarmelos calzones, mi furia estalló denuevo, y volviendo la cabeza, vi alviejo, su severo rostro brillante deanimado placer, moviendo en su

Page 162: La perla 01 - Varios autores.pdf

mano derecha un ramito de varas deabedul. La sangre me hervía y elculo me temblaba, anticipándose alos azotes, en especial cuandoJemima tiró de mis calzones hastacasi mis rodillas y me dio un agudotortazo en las nalgas, como paraanticiparme lo que me esperaba.Entonces grité claramente:

—¿Debes ser una bestia viejay cruel si permites que así metraten.

—¡Sin duda, una vieja bestia!—me respondió el viejo, saltandode pasión?. Ahora veremos quéopinas tú; quizás quieras excusartedentro de poco tiempo.

Page 163: La perla 01 - Varios autores.pdf

Vi cómo avanzaba.

Page 164: La perla 01 - Varios autores.pdf
Page 165: La perla 01 - Varios autores.pdf

—¡Oh! ¡Misericordia!¡Misericordia! ¡Señor, no quisedecir tal cosa! Ellas me han hechomucho daño, no pude evitar decirtal cosa.

—Éste es un caso realmenteserio —dijo, dirigiéndose, por lovisto, a las demás—. Es haragana,violenta y mala, y hasta me insulta;a mí, a su tutor de sangre, en vez detratarme con el respeto que medebe. No hay otra alternativa, elúnico remedio, a pesar de lodoloroso que sea la escena paranosotros, es infligirle el castigo, elllevarlo a cabo, pues es cuestión dedeber, si no la muchacha será una

Page 166: La perla 01 - Varios autores.pdf

piltrafa. Nunca ha sabido lo que esobedecer de verdad en toda suvida.

—¡Oh! Abuelo, castígame decualquier otra forma, pero no deésta. ¡Sé que no podré soportarlo;es demasiado cruel! —gimoteéentre las lágrimas.

—Niña, esas lágrimas decocodrilo no me afectan; tienes quesentir lo que es el escozor. Si tesoltasen ahora, te reirías de todosnosotros, y sería peor que antes.Jane, póngase a un lado, noperdamos más tiempo.

Y así diciendo, dejó que lavara bailase en el aire, hasta que

Page 167: La perla 01 - Varios autores.pdf

sonó su golpe. Supongo que era unaforma de que nadie se leinterpusiera, ya que no me tocó; enefecto, hasta este momento, mehabía tratado como trata un gato alpobre ratón que sabe que no podráescapar, y que puede devorarlo encualquier momento.

Pude ver lágrimas en los ojosde Jane, pero Jemima tenía unasonrisa maligna en su rostro, y Mrs.Mansell parecía muy seria. Pero noquedaba tiempo para reflexiones; almomento siguiente sentí un golpeescociente, pero no muy fuerte, enlas caderas, luego otro, y otro, enuna sucesión bastante rápida, pero

Page 168: La perla 01 - Varios autores.pdf

no lo bastante rápida como paraque yo pensase que quizás, despuésde todo, no eran tan malos comotemiera, por lo tanto, apretando losdientes sin decir palabra, me decidía no dejar escapar ni la más leveindicación de mis sentimientos,hasta donde me fuera posible. Todoesto y muchas cosas más mecruzaron por la mente antes de quehubiese recibido seis azotes. Elculo todo me temblaba y me parecíaque la sangre corría como un rayopor las venas con cada nuevo azote.Sentía que mi cara sufría tantocomo mis nalgas.

—Bien, coño haragán —dijo

Page 169: La perla 01 - Varios autores.pdf

el general—, ¿empiezas a sentir losfrutos de tu conducta? ¿Volverás allamarme vieja bestia? —y concada nueva frase me impartía unnuevo latigazo.

Mi valentía aún sostenía miresolución de no gritar, pero estosólo parecía enfurecerle más.

—¡Por el diablo que erestestaruda y fuerte! —continuó—.Tenemos que domarte. No creasque voy a ser dominado por unamierda como tú. Toma más y más ymás.

Y me latigaba con crecienteenergía, concluyendo con unterrible golpe que me arrancó la

Page 170: La perla 01 - Varios autores.pdf

piel, tensa y restallante. Creí queotro golpe semejante haría que memanase la sangre, pero de pronto sedetuvo en su furia, como si lefaltase el aire, pero, como ahora sébien, sólo lo hizo para prolongar supropio placer exquisito.

Pensando que todo habíaacabado, le rogué que me dejasemarchar, pero para tristeza míapronto me di cuenta que me habíaequivocado.

—Aún no, aún no, mala chica;no has recibido aún ni la mitad detu castigo por todos tus mordiscos,arañazos y atrevimientos —exclamó Sir Eyre.

Page 171: La perla 01 - Varios autores.pdf

De nuevo la odiada vara silbóen el aire y me cortó la carnemagullada, tanto en el culo como enlas caderas, escociéndome yllevándome a la agonía, pero élparecía tener cuidado para noderramar sangre; sin embargo, notenía escapatoria, sólo era sudeliberado plan de ataque, comopara no agotar demasiado pronto asu víctima.

—Muerde, araña y luchacontra mis órdenes de nuevo;vamos, a que no te atreves. MissRosie, ya sabes lo que he deesperar de ti la próxima vez. Nomereces misericordia, tu

Page 172: La perla 01 - Varios autores.pdf

haraganería era bastante mala, perotu conducta tan necia es aún peor;creo que hubieras sido capaz dematar a alguien con tu furia. Venga,muerde, araña, lucha, ¡eh! Muerde,¿por qué no lo haces?

Así hablaba el viejo,calentándose cada vez más en suataque, mientras mi sangre corríapor mis pobres caderas.

Cada nuevo azote era unaagonía espantosa, y debí dehaberme desmayado, pero su formade hablar actuaba en mí como sifuese cordial, además del dolor quesentía, una calidez y excitación muyagradable, imposible de describir,

Page 173: La perla 01 - Varios autores.pdf

me fue llenando, cosa que sin dudatú, querida amiga, debes de habersentido cuando estabas bajo midisciplina.

Page 174: La perla 01 - Varios autores.pdf
Page 175: La perla 01 - Varios autores.pdf

Pero toda mi fortaleza no pudosuprimir más tiempo mis suspiros ygritos, y por fin creí morir bajo latortura, a pesar de la exquisitasensación que con ella se mezclaba,y a pesar de mis ayes y gritostensos, no volví a pedirmisericordia. Mis solospensamientos se ocupaban deldeseo de vengarme, de cómo megustaría latigar y cortar en pedazosa todos, especialmente al general ya Jemima, y hasta a la pobre yllorosa Jane. Sir Eyre parecíaolvidar su edad y seguía su labortremendamente excitado.

Page 176: La perla 01 - Varios autores.pdf

—¡Condenada! ¿No vas apedir misericordia? ¿No teexcusarás tú, putita de barrios? —silbaba entre los dientes—: Eresmás fuerte y obstinada que toda lafamilia junta, una verdadera astillade tal palo. Pero no soportaría queesta diabla me pegase, Mrs.Mansell, eso sí que no podríaaguantarlo.

—¡Vaya! ¡Vaya! ¡Vaya! —gritó, y por fin el viejo asquerosodejó caer la vara de su mano,mientras se hundía exhausto en lasilla.

—Mrs. Mansell —resolló—,dele una buena azotaina, una media

Page 177: La perla 01 - Varios autores.pdf

docena más, con una vara nueva,para ver si acabamos con ella, yque sepa de una vez que aunque ellapuede agotar a un viejo, siemprehabrá otros brazos fuertes que leadministren justicia a culo tanatrevido.

La gobernanta, obedeciendo asu mandado, tomó una vara nuevade abedul y me golpeódeliberadamente, contando uno,dos, tres, cuatro, cinco, seis (susgolpes eran fuertes, pero parecíameque no escocían tanto como los delviejo).

—Ya está —y me dijo—:Miss Rosa, podía haber puesto más

Page 178: La perla 01 - Varios autores.pdf

empeño en esta labor, pero le tengolástima, pues es la primera vez.

Casi muerta, y terriblementeherida, pero también victoriosa,tuvieron que llevarme a mihabitación. Pero ¿qué victoria?Toda destrozada y sangrante comoestaba, y además con la certeza doque el viejo general renovaría suataque tan pronto como tuviera lamás rápida oportunidad.

La pobre Jane sonrió y llorósobre mis nalgas laceradas,mientras me lavaba con árnica yagua fría; parecía estaracostumbrada a estos asuntos, puescuando iba a retirarse a descansar

Page 179: La perla 01 - Varios autores.pdf

conmigo (pues hice quedurmiéramos juntas) le pregunté sia menudo había atendido y curadoculos sangrantes anteriormente.

—Sí, Miss Rosie, pero debeguardarme el secreto y hacer comosi nada supiera. Hasta a mí mismame han fatigado, pero no de talforma como a usted, aunquesiempre es cruel. A todas nos gustadespués de la primera o segundavez, en especial si no nos hacensangrar mucho. La próxima vezdeberá pedir misericordia a vivavoz, ya que esto complace al viejo,y así no se pondrá tan furioso. Estátan mal y cansado después de la

Page 180: La perla 01 - Varios autores.pdf

tunda que le dio que Mrs. Manselliba a mandar a buscar al médico,pero Jemima dijo que unos cuantosazotes le mejorarían y ledescargarían de sangre la cabeza;así que se los han proporcionado,hasta que volvió en sí y rogó que loliberasen. Además, como de verdadda gusto que lo azoten a uno, escuando encima el viejo se saca lapolla y quiere jodienda, entonces síque de verdad es estupendo, peroya lo probará con el tiempo. Yaverá qué clase de nabo se gasta eltío.

Así terminó mi primeralección. En otras cartas te contaré

Page 181: La perla 01 - Varios autores.pdf

cómo me fue con Jane, cómocontinué mi lucha con el general,mis aventuras en la escuela de Mrs.Flaybum, mi propia disciplinadesde que me dejaste sola y lo ricoque es joder y ser azotada al mismotiempo.

Con todo mi cariño, queridaNellie,

Tu amiga afectuosa,

ROSA BELUNI A COOTE

(Continuará en el próximonúmero.)

Page 182: La perla 01 - Varios autores.pdf

This file was created

Page 183: La perla 01 - Varios autores.pdf

with BookDesigner program

[email protected]

27/03/2011