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EL MISTERIO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

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EL MISTERIO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

Comenzamos siempre nuestras oraciones en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

En la Biblia, a de decir “en el nombre de”, equivale a decir “con la autoridad de”. Jesús en Mateo 28, 19-20, : “Vayan y hagan a todos mis discípulos, a lo que crean, bautícenlos en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”.

El Padre, que es el creador, que sostiene nuestras vidas. El Hijo, que es el Salvador, el Redentor, quien nos saca de las mismas garras de Satanás, y el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, el que nos impulsa a la santidad: unión con Cristo Jesús.

Si bien es cierto que son tres personas divinas, es un solo Dios verdadero. El Padre mira al hijo, dicen los teólogos, y está totalmente embebido en amor por su Hijo; el Hijo mira al Padre y está totalmente embebido de amor hacia su Padre,; y ese amor que existe entre el Padre y el Hijo, es una persona, y es la tercera persona de la Santísima Trinidad, el Espíritu Santo.

Por eso existe una unidad entre los tres. Estas personas divinas viven en total, completa y perfecta unidad. Dios es amor, experimenta y vive e amor entre sí y por lo tanto e una unidad perfecta.

la Santísima Trinidad

¿De dónde nos viene pues esta concepción de la Santísima Trinidad?

De la tradición Apostólica y de la Sagrada Escritura. En la Biblia podemos encontrar en texto de Mateo 28, 19-20  que dice: “Vayan, pues y hagan de todos los pueblos mis discípulos. Bautícenlos en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo y enséñenles a cumplir todo lo que les he enseñado a ustedes”  es decir nos viene por revelación de Dios que nos dice cómo es Él.

Un misterio es una verdad que creemos porque Dios nos la ha revelado, pero que no podemos comprender, porque es más grande que la inteligencia humana. Realidades que no podemos entender, porque nuestra capacidad mental humana no es suficiente para comprenderlas o explicarlas.

En el evangelio Jesús nos revela el misterio más grande que existe, es un dogma de fe, es decir, una verdad que debemos creer, si nos llamamos cristianos. Cada vez que rezamos el Credo, decimos creer en un solo y único Dios, que es Padre Creador, que es Hijo Redentor y que es Espíritu Santo, Señor y Dador de Vida y Santificador.

El misterio de la Santísima Trinidad, es uno de los "misterios escondidos en Dios, -que como dice el Concilio Vaticano II-, si no son revelados, no pueden ser conocidos"

En los inicios del Cristianismo ya existía esta proclamación de Dios uno y trino.

La Iglesia en los concilios de Nicea  325 y de Constantinopla 381 proclama en el Credo las verdades Cristianas, las verdades del Dios uno y trino.

Y, aun después de la Revelación, es el misterio más profundo de la fe, que el entendimiento por sí solo no puede comprender ni penetrar.

El misterio de la Santísima Trinidad es la revelación más grande hecha por Jesucristo.

El cristianismo es la única religión que ha descubierto, en la revelación de Jesús, que Dios es uno en tres personas. Ante esta revelación divina de su íntima esencia, no nos queda otra cosa que agradecerle esta confianza y adorar a las Tres Personas Divinas.

Imágenes Didácticas para entender la Santísima Trinidad.

La historia de San Agustín con el niño, es por muchos conocida.

La misma surge del mucho tiempo que dedicó este gran santo y teólogo a reflexionar sobre el misterio de la Santísima Trinidad, de cómo tres personas diferentes podían constituir un único Dios.

Hay muchas imágenes que han intentado ilustrar lo que es la Santísima Trinidad

Los tres fósforos encendidos.

Ahora unimos las llamas.

¿Cuántas llamas son?

Una sola.

¿Cuántos fósforos son?

Tres fósforos.

EL TREBOL

La imagen de los tres ángeles.

El Padre se muestra relacionado con la casa, porque de Él todos salimos a Él todos volvemos

El Hijo, Jesucristo, se representa con el árbol porque nos da vida en el nuevo árbol de la cruz.

El Espíritu Santo, se representa con la fuerza del viento, que significa la fuerza que nos impulsa y guía.

Monje y pintor Andrew Rubelv, pintado en 1425

¿EN QUÉ CONSISTE EL MISTERIO? Sabemos que hay UN SOLO DIOS, en tres personas distintas

entre sí, no por su naturaleza -que es la divinidad misma- sí por su obrar en la historia de la salvación. Así decimos que:

DIOS PADRE, es el "Principio-sin principio"; no fue creado ni engendrado; es por sí sólo el Principio de Vida; es la vida misma, que posee en absoluta comunión con el Hijo y con el Espíritu Santo.

 DIOS HIJO, es engendrado -no creado- por el Padre; Jesús es Hijo eterno y consustancial (de la misma naturaleza o sustancia); Dios es al mismo tiempo Padre, como el que engendra, e Hijo como el que es engendrado.

DIOS ESPÍRITU SANTO, procede del Padre y del Hijo; es como una "espiración", soplo del Amor consustancial entre el Padre y el Hijo; se puede decir que Dios en su vida íntima es amor, que se personaliza en el Espíritu Santo.

"Conocer el misterio de la Santísima Trinidad, nos involucra y compromete para adquirir ciertas actitudes en las relaciones humanas:

"la perfectísima unidad de las tres Personas divinas, es el vértice trascendente que ilumina toda forma de auténtica relación y comunión entre nosotros, seres humanos“ (Juan Pablo II, "Creo en Dios Padre", p.170)

La Iglesia universal nos invita a "glorificar a la Santísima Trinidad". No hay mejor forma de hacerlo que revisando las relaciones con nuestros hermanos, para mejorarlas y así vivir la unidad querida por Jesús "que todos sean uno”.

Si leemos con atención el Nuevo Testamento, observamos una especie de regla. Cada una de las tres personas divinas no habla de sí, sino de la otra; no atrae la atención sobre sí, sino sobre la otra. Cada vez que el Padre habla en el Evangelio lo hace siempre para revelar algo del Hijo. Jesús, a su vez, no hace sino hablar del Padre. El Espíritu Santo, cuando llega al corazón de un creyente, no enseña a decir su nombre, que en hebreo es «Rûah», sino que enseña a decir «Abbà», que es el nombre del Padre.

 

Inhabitación de la Trinidad en el alma en gracia.

En el cielo "veremos" a la Santísima Trinidad.

Hemos de alabar a la Santísima Trinidad.