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La tercera palabra – Tania Molina y Jorgelina Rivera Análisis de la obra Alejandro Casona y el teatro pedagógico El verdadero nombre de este dramaturgo y poeta español fue Alejandro Rodríguez Álvarez, pero se hizo conocido con el seudónimo de Alejandro Casona . Formó parte de la Generación del 27 (junto con autores como de Federico García Lorca, Jorge Guillén, Rafael Alberti, Pedro Salinas, Dámaso Alonso, entre otros). Alejandro Casona escribe “La tercera palabra” en Argentina, en el exilio por causa de los problemas de guerra interna es su país. Esta y otras obras como “Los árboles mueren de pie”, “La barca sin pescador”, “Siete gritos en el mar”, entre otras, pertenecen a la época de mayor éxito del autor. Casona empieza a vincularse al teatro formando un grupo teatral escolar, escribiendo adaptaciones y traduciendo piezas teatrales. En 1931 se traslada a Madrid, en donde se hace cargo del Teatro del Pueblo; dos años más tarde. Su obra La sirena varada (1934) obtiene gran éxito de crítica y público y le hace merecedor del premio Lope de Vega . Ese mismo año gana el Nacional de Literatura con Flor de leyendas . Posteriormente fue exiliado en Argentina tras la Guerra Civil, por lo que sus obras fueron representadas con éxito tanto en el país

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La tercera palabra – Tania Molina y Jorgelina Rivera

Análisis de la obra

Alejandro Casona y el teatro pedagógico

El verdadero nombre de este dramaturgo y poeta español fue Alejandro Rodríguez

Álvarez, pero se hizo conocido con el seudónimo de Alejandro Casona. Formó parte de la

Generación del 27 (junto con autores como de Federico García Lorca, Jorge Guillén, Rafael

Alberti, Pedro Salinas, Dámaso Alonso, entre otros). Alejandro Casona escribe “La tercera

palabra” en Argentina, en el exilio por causa de los problemas de guerra interna es su país.

Esta y otras obras como “Los árboles mueren de pie”, “La barca sin pescador”, “Siete gritos

en el mar”, entre otras, pertenecen a la época de mayor éxito del autor.  

Casona empieza a vincularse al teatro formando un grupo teatral escolar, escribiendo

adaptaciones y traduciendo piezas teatrales. En 1931 se traslada a Madrid, en donde se hace

cargo del Teatro del Pueblo; dos años más tarde. Su obra La sirena varada (1934) obtiene

gran éxito de crítica y público y le hace merecedor del premio Lope de Vega. Ese mismo

año gana el Nacional de Literatura con Flor de leyendas. Posteriormente fue exiliado en

Argentina tras la Guerra Civil, por lo que sus obras fueron representadas con éxito tanto en

el país sudamericano como en escenarios de otras partes del mundo. Después de volver a

España en 1963, se empiezan a representar sus obras en su país natal, sin embargo, parte de

la crítica, en una época en que triunfaba el realismo social, le acusa de que son “de evasión”

y no comprometidas. Consideraron su obra dirigida solamente a un público burgués. No

obstante, gozó de la simpatía de la mayoría del público español, que recibió con

satisfacción sus creaciones. 

El autor Alejandro Casona comenzó con un teatro del tipo fantástico. Se puede llamar

teatro fantástico a la creación de una atmósfera irreal y mágica a través del lenguaje

poético, donde se analiza la relación entre realidad y fantasía, el misterio y los sueños.

El mundo de lo real y lo imaginario forma parte de La sirena varada (1933), Prohibido

suicidarse en primavera (1937) y Los árboles mueren de pie (1937). El tema de los sueños

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aparece en La llave del desván y Siete gritos en el mar. También pertenecen al teatro

fantástico Otra vez el diablo y La barca sin pescador.

Posteriormente, en su segunda estancia en Madrid Casona vive una fructífera etapa

profesional y literaria, ya que el mismo año de su llegada, en 1931, se fundó el Patronato de

Misiones pedagógicas con la intención de llevar la cultura —dotación de bibliotecas,

conferencias, cine, museo ambulante—, la pedagogía —cursos, conferencias y lecciones

prácticas para maestros— y la educación ciudadana a los pueblos españoles —reuniones

públicas, conferencias y lecturas donde se examinen las cuestiones relativas a la estructura

del Estado, sus poderes, la Administración Pública y sus organismos, la participación

ciudadana—, todo ello acompañado con el reparto de ejemplares de la Constitución. En

esta iniciativa formó parte casi medio centenar de Inspectores de Enseñanza Primaria, quizá

el más reconocido, dentro y fuera de España, fuera Casona, quien desplegó distintas

actividades dentro de este organismo. En catorce ocasiones —tres de ellas en su pueblo

natal— participó como misionero, afrontando la tarea de llevar la cultura a las zonas

periféricas; a partir de 1933, fue director del Teatro del Pueblo, a petición de Manuel B.

Cossío; también impartió tres conferencias para dar a conocer las Misiones Pedagógicas y,

finalmente, el 10 de octubre de 1936 es nombrado Vocal en la Comisión Central del

Patronato de Misiones Pedagógicas.1

Los críticos y partidarios de Casona afirman que en sus obras hay personajes e

instituciones con un propósito terapéutico, educador o regenerador. Dentro de sus obras han

encontrado propósitos educativos, especialmente en Nuestra Natacha y en la obra a

analizar La tercera palabra. Además, sus detractores también hablan de esta característica

en sus obras: —“Pero ¿no se fija usted que en toda su obra se ve al maestrillo de escuela?”

señaló el escritor asturiano Pérez de Ayala al preguntarle si era Casona el dramaturgo más

universal. La mayoría afirma que pone en boca de algunos de sus personajes sus propios

ideales educativos y de trabajo social al tiempo que en la actuación de otros muestra una

labor poco acertada. Dentro de La tercera palabra la protagonista, Margarita, es una

maestra que llega de la ciudad a la casa de Pablo (situada en el campo) con la misión de

1 PEREZ, Carmen Diego, “Alejandro Casona, un educador entre bambalinas”, Universidad de Oviedo. Disponible en: < http://www.doredin.mec.es/documentos/01720073000134.pdf>

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educarlo. El propio Casona aseveró que no quería hacer demagogia ni buscar homenajes

con la obras de temática educativa “sino tocar una llaga de la pedagogía española, que es

evidente que estaba al alcance de todo el mundo y nadie había tocado” y así fue, gracias al

conocimiento de primera mano que tuvo de la realidad escolar de España. Vale la pena

mencionar que la mayor actividad escritora de Casonas se produjo en el exilio.

Argumento y Análisis

La tercera palabra es una obra de teatro que posee una encubierta denuncia social. Se

resaltan dos mundos diferentes que se conocen a través de esa tercera palabra llamada

amor. Estos dos mundos diferentes son la oposición entre la ciudad y el campo. Margarita,

la joven maestra migra hacia el campo para educar a Pablo pero sin esperar que se tratara

de un joven de avanzada edad con un tipo de educación muy poco convencional.

La tercera palabra es una obra breve, dividida clásicamente en tres actos (no

encontramos ninguna innovación o ruptura con respecto a obras anteriores). Las

acotaciones se concentran en el inicio de cada uno de los actos donde se describe

detalladamente el lugar donde vive Pablo y su familia. El único silencio que se produce

dentro de escena ocurre cuando Pablo descubre el mundo de su madre mientras Margarita

revisa sus deberes. En esta escena hay una extendida acotación de casi media carilla que

resalta las acciones de los personajes y sus sentimientos:

Comienza a declinar la luz suavemente. MARGA se sienta a la mesa, de espaldas, empuña el lápiz rojo y corrige. PABLO se sienta a su gusto en el suelo, termina de dar cuerda a la cajita, aprieta el botón y la escucha un momento. Luego la deja delante de sí, apoya contra ella el medallón y lo contempla, silbando entre dientes la musiquilla. (C: 111)

Esta obra de teatro de carácter didáctico se centra básicamente en la historia de Pablo,

un joven de 24 años con una vida muy particular. En efecto, su padre, desilusionado con el

mundo por causa de un problema con su mujer, huye y se lleva a su hijo a las montañas y lo

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cría en contacto con la naturaleza, una educación muy diferente de la tradicional. El

personaje de Pablo, deliberadamente, posee las características del “buen salvaje”, y por su

pureza de corazón se acerca a los personajes propios del romanticismo.

Con la muerte de su padre, Pablo es adoptado por sus tías, quienes tienen el objetivo final

de educarlo y guiarlo, sin embargo su tarea se vio fallida hasta la llegada de la protagonista

de la trama. Poco después del inicio de la trama llega Margarita, quien acepta ser la maestra

de Pablo. El conflicto inicial se produce cuando estos dos personajes tan diferentes se

conocen, sin embargo, el primer diálogo demuestra que Margarita tiene una habilidad

especial para convencer al joven. ¿Por qué? Ella se siente profundamente admirada por la

pureza que halla en él y no solamente su misión será educarlo sino también aprender de la

sabiduría ‘primitiva’ o rústica del muchacho.

En el primer acto nos encontramos con Matilde y Angelina que esperan la llegada del

tren de la señorita Margarita Luján. En sus diálogos la obra refleja que además de

pertenecer al subgénero drama, posee algunos tintes de comedia, por ejemplo:

MATILDE.- Strauss. Bastante desafinado, pero Strauss. ¿Tiene algo en particular?

EUSEBIO.- Fuerte olor a catástrofe. El día que se subió a darle cuerda y se le cayó encima el reloj del comedor, ¿qué estaba cantando? Strauss. ¿Y cuando echó pólvora negra en la chimenea creyendo que era carbón? Strauss. (C: 53-54)

Lo que desconoce Margarita al llegar es que Pablo es un joven y no un niño. El

muchacho ha tenido varios profesores antes de la llegada de la joven maestra que no han

resistido a su brutalidad. Desconoce totalmente la civilización, no sabe leer ni escribir lo

que sí ha aprendido en la montaña es: “Las dos cosas grandes que hacen temblar al hombre:

La Muerte y Dios” (Acto II, pág. 108). Por estas circunstancias Margarita decide desistir

pero las tías le piden una oportunidad a su sobrino, totalmente convencidas que ella lo

lograría. Es importante destacar que las mujeres en la obra se presentan como personajes

con fibra, fuertes y capaces de realizar tareas como o mejor que los hombres, esto se ve en

boca de la tía Matilde:

ANGELINA.- También los otros eran fuertes y doctores; y, sin embargo, ninguno resistió una semana.

MATILDE.- Los otros eran unos pobres hombres. ¡Esta es una mujer! (C: 56)

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En medio de las conversaciones entre las tías y Margarita aparece Roldán, el

administrador de la familia y hermano de la madre de Pablo que representa la parte

negativa de la historia junto con su hijo y otros personajes de la ciudad que aparecerán en el

tercer acto. Luego de las explicaciones de las tías anticipando la historia del joven y de su

comportamiento llega Pablo después de una gran cacería junto con sus dos perros. En el

primer encuentro Pablo reacciona negativamente ante la llegada de la nueva educadora pero

después de la primera conversación ambos comenzarán a entenderse. En un extendido

diálogo Marga comienza a entender la pureza del protagonista a través de su simpleza. Es

importante destacar que en el primer acto el acercamiento de Marga hacia Pablo se produce

a través de los libros. El escritor realiza una intertextualidad a través de los versos de Walt

Whitman cuando Margarita lee unos versos para Pablo.

El segundo acto, según las acotaciones, ocurre algunos meses después. El primer

diálogo es entre Roldán y la tía Angelina sobre el comportamiento de Pablo y la influencia

de Margarita en él. El hombre demuestra una gran preocupación porque a través de la

enseñanza de la maestra de la ciudad Pablo estaba comenzando a descubrir las estafas

cometidas por él y su hijo, Julio. Con la llegada del joven Roldán se devela un nuevo

secreto: Marga tuvo un pasado ‘oscuro’ en el pasado cuando estudiaba en la facultad. En

base a esto utilizan el secreto para chantajear a la joven para que Pablo firme unos poderes

y así obtener beneficios del dinero de la familia. Sin embargo, Margarita pide un poco de

tiempo antes de eso y en este acto se lleva a cabo una de las conversaciones más

reveladoras de la obra. En esta se devela el significado del título de la obra: en efecto, Pablo

sostiene que existen dos cosas misteriosas: Dios y la Muerte, que hacen temblar a los

hombres, y al conocerla a ella vislumbra que hay una tercera. Es innecesario aclarar que esa

palabra que Pablo solamente intuye: “Además de dios y muerte… ¿hay una tercera palabra

que nos hace temblar? Sí, hay un tercer misterio que es un poco como sentir a dios y

dejarse morir. Pero esa tercera palabra; cuando es verdad, es mejor decirla en silencio”.

Después de conocer a Margarita lo que eran cosas para él se convierten en palabras. Sin

embargo, esto lo ayudará en parte para terminar con la maldad de sus parientes y lo

perjudicará con el secreto que descubrirá el secreto de su madre a través de unas cartas que

su tía Angelina le mostrará junto con otros objetos que pertenecían a ella. El secreto no es

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develado en palabras en la obra pero hace entender al espectador de que ella huyó de casa y

dejó a su marido junto con su hijo.

El tercer acto tiene una duración aproximada de un día. Ocurre en el cumpleaños de

Pablo, en esta ocasión se hace presente toda la familia y algunos parientes de la madre de

Pablo que llegan de la ciudad (los Roldán). Un antropólogo, su mujer y su hija. Los

personajes de la ciudad parecen títeres portadores de un pensamiento muy prejuicioso con

respecto a Pablo y a la gente que vive en el campo. Por pertenecer a la civilización creen

disponer de todo el conocimiento, sin embargo el joven descubre la falsedad de todos y a

través de pequeños versos él cuenta la verdad de cada uno en una ridicularización. El

primero que pretende ser un científico que pretende analizarlo con preguntas como si se

tratase de una ‘especie rara’, un animal o un salvaje que apenas sabe leer y escribir; la

mujer que sus intereses se centran en la posesión de oro y lujos; y la muchacha que tiene

como triste objetivo mayor en su vida encontrar un marido adinerado. Después de

expulsarlos, Marga rebela su mayor secreto a Pablo en medio de llantos. En una pequeña

discusión el pretende repetir la historia de su padre y llevar la criatura que Margarita lleva

en su vientre para criarlo en la naturaleza, donde no encontrará la inmundicia de la falsedad

de la ciudad. Sin embargo, Marga lo refuta diciendo que ella lo criará como un hombre

verdadero que posea las cualidades de un hombre de campo y de los conocimientos de un

hombre de ciudad a través de los libros y la educación tradicional. Hará de él un hombre

verdadero, es ahí donde ella sufre una especie de desmayo y Pablo ve nuevamente las dos

cosas que luego se transforman en palabras en Margarita, Muerte a través de sus ojos y a

Dios cuando se recupera, es así que ve surgir la tercera palabra que es el amor que siente

por la muchacha.

Además de plantear al amor como una resolución a las barreras ideológicas, Casona  

hace una crítica a la sociedad de su tiempo. El amor será el elemento salvador, el puente

que une esas dos orillas siempre separadas (hombre primitivo/ hombre culto, naturaleza,

campo/ciudad)

Es un amor pleno, apasionado, es la tercera palabra que Pablo desconocía:

MARGA.- ¡Sí, Pablo; hay un tercer misterio, que es un poco como sentir a Dios y un poco como sentirse morir!

PABLO.- Dime esa tercera palabra. ¡Quiero oírtela a ti!

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MARGA.- No hace falta, querido. Esa tercera palabra, cuando es verdad, es mejor decirla en silencio… ¡Así! (Lo atrae dulcemente, y luego con pasión entregada. (C: 119)

Esta crítica muestra una manera de vivir sin sentido, que se enfoca en la

superficialidad de las cosas y cuando se trata de profundizar en conocimientos lo hace de

una manera en donde impera el carácter científico sin entender que el razonamiento

humano debe ser integral. El dramaturgo, a través de esta obra, quiso dar a entender a su

público la importancia del amor en la vida del hombre. De cómo el amor es la solución de

aquella angustia existencial que nos da vivir en la mezquindad de una sociedad sin valores

ni principios. Ahora bien, el amor pleno no solamente se representa a través de la relación

sino también gracias al hijo que provoca la situación.

Hombre de campo vs hombre de ciudad.

En un principio, más que oposición campo-ciudad, aparece la oposición de estudios

formales vs. experiencia:

Matilde: […] Entra Eusebio con el equipaje, conduciendo a Margarita: una joven universitaria de belleza fresca, vestida con la más simple elegancia natural. Seguramente ha leído muchos libros y no ha visto nunca a un toro, pero tiene la inteligencia suficiente para que no se le note demasiado ninguna de las dos cosas. [Acto I, p. 27]

O en boca de Margarita cuando habla por primera vez con Pablo a solas:

Marga: […] Estaba pensando que la vida puede ser mucho más hermosa de lo que yo creía. Y que soy una pobre maestra bien estúpida, que he venido aquí pretendiendo enseñar… y que no sé ni curar a un cachorro, ni el lenguaje de los pájaros, ni los nombres de las estrellas

[Acto I, p.38]

Pero más adelante, se nos plantea realmente lo que sería este hombre de campo, rústico,

“natural”, encarnado en la figura de Pablo:

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Matilde: […] Primero habrá que enseñarle a leer y escribir. Después, los libros. Y después, todo ese misterio que es la vida.

Marga: ¿Tan atrasado está?

Angelina: Una página en blanco. Criado en la montaña, es eso que se llama un chico natural. ¿Comprende? [Acto I, p. 34]

[…]

Marga: ¿Y cuál es el problema especial de ese chico, que las tiene tan preocupadas?

Angelina: Lo primero, ya le hemos dicho: una ignorancia total.

Marga: Sí, sí, ya sé: leer, escribir, los libros… Hasta ahí todo es normal. ¿Y después?

Matilde: Después, el carácter. ¡No se lo imagina usted! Indomable y peligroso como el mismo diablo. ¡Un rebelde! [Acto I, p. 36]

En este punto, el personaje es comparable con Manelich, de Tierra baja, en cuanto a la

inocencia, rudeza, falta de modales y el contacto íntimo con la naturaleza. De cualquier forma, la

opinión de Margarita al respecto es:

Marga: […] ¿Qué puede ser un hombre que ha llegado a sus años sin aprender a leer ni escribir? ¿Un enfermo? ¿Un retardado? [Acto I, p.38]

Esta clara oposición de la que tantos escritores han hablado: civilización vs. barbarie, que

designa por un lado al hombre letrado en oposición al hombre sin estudios. Ahora bien, según

aclaran las tías de Pablo, Margarita está equivocada al considerarlo “un retardado”, dado que al

igual que lo que plantea Rousseau, justamente esa falta de inserción en la cultura y sociedad

“formal” lo han hecho más libre, más inteligente:

Matilde: Al contrario: ¡una inteligencia como una luz!

Marga: ¿Entonces qué? ¿Un salvaje?

Angelina: No es suya la culpa. El padre se empeñó en educarlo así. [Acto I, p.38]

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Pero esta decisión paterna tiene un fundamento, al haber sido traicionado por su mujer,

madre de Pablo, él decide que a su hijo no le pasará lo mismo, por eso, decide criarlo, al igual que

en Emilio de Rousseau, sin contacto con cosas de la sociedad que a él le parecen maléficas y

corruptoras, en este caso, mujeres y libros.

O como, en La vida es sueño, el padre de Pablo ha decidido mantenerlo apartado de todo,

tal como aparece citado en la obra:

Marga: (mirando el libro) ¡Ajá1 ¡La vida es sueño!

Pablo: Ahora comprendo por qué a veces mi padre me llamaba Segismundo. Un gran tipo ese Segismundo ¿eh? […] [Acto II, p.8938]

La señorita Margarita Luján, contratada en un principio, supuestamente para educar a

Pablo, en el Acto II, se ve educada por Pablo, en cuanto a cosas de la naturaleza y el trabajo de

campo, como lo denuncia indignado el señor Roldán:

Roldán: […] Hace ocho meses que esa señorita entró en esta casa, ¿y cuál es el resultado? Pablo sigue tan bárbaro como el primer día. Ella, en cambio, es la que ha aprendido a manejar la escopeta y a pescar truchas a mano debajo del agua. ¿Quién está educando a quién?

[Acto II, p.74]

En efecto, Margarita ha aprendido con Pablo y Pablo, a su vez, ha estado leyendo,

instruyéndose. Pero en ese aprendizaje falta algo muy importante para Pablo que es la presencia de

su madre. Esto se resuelve, cuando Angelina le entrega ciertas pertenencias de ella, pero al abrirlas

descubre unas cartas que demuestran la infidelidad de su madre.

La presencia de Julio Roldán, quien comparte un secreto con Margarita, pone en relieve a

ese hombre de ciudad, corrupto, que a pesar de estar instruido, no es puro de corazón. Y toda la

parentela de los Roldán parece confirmar esta clase de persona: muy instruidos, pero poco corazón

y mucho prejuicio:

Profesor: […] Dejen que lo examine yo como antropólogo y verán qué pronto aparecen, debajo de ese barniz, los rasgos

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característicos de la selva[…] La pasión por la caza, la pesca y la guerra; la tendencia a la repetición de sílabas; la afición a los colores chillones y las cosas que brillan… Y, sobre todo, ese placer morboso que sienten los niños torturando a los animales. [Acto III, p. 125]

La afectación de toda la familia del doctor Roldán es ridícula, y los estudios del mismo

doctor, pueden caer en las antiquísimas y descartadas frenología y teoría de las razas. Pero cada

una de las teorías prejuiciosas del doctor Roldán se ven rebatidas con ironía por Pablo:

Profesor: […] Dígame, ¿qué palabras le gustan más? ¿Las largas o las cortas?

Pablo: Las cortas.

Profesor: ¡Lo habría jurado! (Anota) Con tendencia a la repetición de sílabas, ¿no?

Pablo: No entiendo.

Profesor: Quiero decir, como los niños, que a una fuente le llaman “glu-glú” y a una campana “tan-tan”.

Pablo: No, eso no lo había oído nunca hasta esta noche: “Sí, mamá. No, Fifí. Sí, Lulú” [En referencia al diálogo que mantiene la familia Roldán] [Acto II, p. 133-134]

Profesor: Usted tiene seguramente un gran cariño a sus caballos y a sus perros.

Pablo: Los adoro.

Profesor: Naturalmente: porque le son útiles. Pero allá en el fondo, ¿no siente a veces la crueldad infantil de torturar a los animales?

Pablo: ¿Torturar a los animales yo? Nunca. Ya ve; a algunos hasta les permito que me hagan preguntas y tomen notas. [Acto III, p. 135]

Pero el clímax de este enfrentamiento entre la ciudad y el campo está dado con los versos

que Pablo les dirige a sus invitados:

Pablo: […] (señalando uno por uno)

El Ilustre Profesor:

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¡Ni una sola idea propia,

y libros alrededor!

(Campanilla)

La madre casamentera:

¡por dentro una Celestina,

y gran señora por fuera!

(Campanilla)

La princesita Fifí:

¿Vamos al jardín? ¡Ji-ji!

¿Quieres la luna? ¡Ji-ji!

¿Quieres un marido? ¡Ay, sííí…! [Acto III, p. 138-139]

Pero lo más importante de este enfrentamiento entre civilización y barbarie viene dado al

final de la obra cuando Margarita le confiesa su embarazo a Pablo y le dice que ella tendrá un

hombre verdadero, que reúna las cosas buenas “de arriba” (el campo) y “de abajo” (la ciudad), es

decir, un hombre completo.

Por una vez, la eterna pelea entre el hombre de ciudad y el hombre de campo se soluciona

con esta fusión dada por el amor y el nacimiento de un nuevo ser.

La mujer.

Un primer detalle que se puede mencionar es el supuesto casamiento de Matilde, que se

realiza de una manera extraña, comparable con el de la tía Cristina en el cuento homónimo de

Ángeles Mastreta:

Matilde: […] Ante Dios y ante la ley soy una señora con su partida de matrimonio legalizada

Angelina: Bah, un casamiento por poderes, con el mar entre los dos, y a los ocho días la muerte del novio sin llegar a verse ni una sola vez. Si a eso le llamas tú una experiencia… [Acto I, p. 19]

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En este caso no sabremos si fue como en el cuento de Mastreta sólo una treta para evitar el

ignominioso título de “solterona” o un casamiento real; pero, en todo caso revela una actitud de la

mujer de la época, que aún pervive en ciertos ámbitos: la vergüenza de ser soltera, de no ser madre

como únicos atributos posibles de ser mujer (al contrario de lo que se postula actualmente en

ámbitos feministas).

Por otra parte, es notorio el trato de Pablo tiene al principio con Margarita. Ya se ha dicho

antes que se podría comparar este personaje con Manelich de Tierra baja; pero, al contrario de éste

último que idealiza a al mujer, que sueña con ella, Pablo trata con extrema rudeza al principio a

Margarita, amenazándola incluso con hacerle lo mismo que a uno de sus ex profesores, al que arroja

desde la ventana. Pero, además, es diferente de Manelich, dado que su discurso es machista, por

ejemplo cuando modifica el nombre de Margarita:

Pablo: […] ¿Cómo te llamas?

Marga: Margarita

Pablo: Muy largo. Si quieres quedarte aquí te llamarás Marga. […]

Marga: Como usted disponga.

Pablo: Así me gusta; la mujeres, obedientes. [Acto I, p. 44-45]

Pero esta actitud se modifica en el Acto II, ya que han pasado ocho mese ya desde el primer

encuentro y la afinidad entre ambos es notoria, tanto que este acto concluye con el beso entre

Margarita y Pablo.

En el Acto III, se descubre finalmente cuál es el secreto entre Julio y Margarita, al confesar

ésta que había sido su amante, tal como Marta le confiesa a Manelich su amorío con Sebastián en

Tierra baja. El acostumbrado recurso del triángulo amoroso también aparece en esta obra y el

hecho del abuso del hombre rico hacia la mujer huérfana y desprotegida. En este punto, Marta y

Margarita son personajes similares: ambas huérfanas, ambas pobres y que accedieron a estar con un

hombre por necesidad.

Y ambas, también, en un momento despreciadas por el hombre al que verdaderamente

aman (Manelich, Pablo), son rescatadas por él.