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78 | ...UVA / RUTA [SORBETES) Muy corta como para vivir amargado, enojado o deprimido; muy corta como para aplazar el placer o incluso reducirlo; muy corta como para comer comida mala. Y el verano… más corto aún. Por eso hay que aprovechar las delicias de la temporada sin caer en facilismos o en convencionalismos. Aquí, algunos de los lujos que ya están apareciendo. ¿El leitmotiv? Dejar de odiar el calor y gozar con él. TXT Valeria Campos IMG Araceli Paz corta la vida es muy

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Muy corta como para vivir amargado, enojado o deprimido; muy corta como para aplazar el placer o incluso reducirlo; muy corta como para comer comida mala. Y el verano… más corto aún. Por eso hay que aprovechar las delicias de la temporada sin caer en facilismos o en convencionalismos. Aquí, algunos de los lujos que ya están apareciendo. ¿El leitmotiv? Dejar de odiar el calor y gozar con él.

TXT Valeria CamposIMG Araceli Paz

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Verano. La estación más corta. O, al menos, así la sentimos. Demasiado corta como para no entregarse plenamente al deleite inigualable de

los sabores de temporada, o como para no dejarse sedu-cir y trastornar por las frescas y agudas preparaciones hechas especialmente para domesticar el intenso calor. Para no perderse entre tanta oferta de frío, a saber: no es lo mismo un jugo hecho con pulpa congelada que

uno con fruta natural de estación; no es lo mismo una bebida helada cualquiera que una preparada con cuida-do por los ingredientes y las cantidades; no es lo mismo un helado de agua que un sorbete hecho especialmente para despertar emociones y recuerdos. Para no perder tiempo ni placer en este corto verano, hay que saber. Saber que no es lo mismo. Y como no da igual, caímos en Quínoa, el restaurante vegeta-riano del momento, cuyos due-ños están en plena cruzada por la comida sana, simple y rica. Sobre todo, rica. Y de estación: “Todo parte del producto, que sea bueno. Y para que sea bueno tiene que ser de estación”, nos aclara Sol Fliman, chef y socia. La estación es la avanzada de este local, que va cambian-do su flexible carta apenas van aparecien-do las nuevas maravillas. Además de jugos de todas las variedades y combinaciones que el verano permita, ofrecen sen-suales lassi de fruta que satisfacen esa triple necesidad veraniega de refrescarse, saciarse y enamorarse. Especialmente recomendable es el de frutos rojos, cuya mezcla con yo-gurt natural –que, por supuesto, es he-cho en casa con pajaritos– produce un efecto estético-visual fascinante.

No es lo mismo tampoco un té helado tradicional que un té de MaryTé. Esta tete-ría, abierta desde 2010, partió con la intención nostálgica de rescatar la hora del té: “Estaba muy perdida en Santiago, que se ve inva-dida cada vez más de cafés

rápidos y de gente corriendo para todos lados”, afirma Cristina López, dueña y guardiana de las tradiciones. Su té responde ante las exigencias autoimpuestas, pues ella construye cada sabor con hojas importadas, que además se pueden encontrar en la tienda a granel o en bolsita. 36 variedades atiborran su carta, de las cuales sólo algunas muy especiales sirven para recibir el vera-no con altura de miras. Cristina les llamó Frost-T, una mixtura de té concentrado, sorbete artesanal, fruta y hielo. Puro frescor, pero sin perder en ningún momento el sabor del té. Alucinante es el de té Oolong, mango, sorbete de mango y jugo de limón. Si se acompaña con alguno de sus maravillosos sándwiches [pita caliente con una cama de rúcula, queso fresco y tomates confitados), mejor.

Pero las cosas pueden ponerse aún más inte-resantes. Eso, si Dios pone a Alejandra Hurtado en tu camino. Una residencia en España bastó para abrir esta inquieta mente, gracias a la cual tenemos Canela Patisserie. Bendita sea la repos-

Las cosas pueden ponerse aún

más interesantes. Eso, si Dios

pone a Alejandra Hurtado en

tu camino.

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tería de vanguardia que la conquistó y la tiene obligada, desde hace seis me-ses, a ofrecernos su dulce creativi-dad. Todos los santos guarden su entusiasmo azucarado: “Quiero poner los postres en un lugar principal, y luego viene lo otro. Luego viene el café, lo salado, algo para el almuerzo… todo viene después de decir: a mí me apasionan los postres, la cocina dulce por sobre todo”, dice con el brillo de sus ojos. Así que sólo después de pedir un postre se pue-de saciar la sed y la vista con las bebi-das de su nueva carta de verano. Quizás lo más atractivo sea el singular florero bebesti-ble: lavanda, murtilla y frutilla, a veces jazmín, cedrón o romero, todo infusionado en un hermoso y provenzal jarrito [ideal con la panacotta de vainilla y flores). Algo más intensa es la limonada con sorbete de guinda y agua de rosas, celebración a la nueva es-tación y, por qué no, a la felicidad. Tiene también café helado con base Nespresso, que se puede tomar en la igualmente sacra terraza de Canela.

Y aunque corto, el verano es pura sorpresa, pura emoción. Emocionante es, por ejemplo, encontrarse con sorbetes que tengan algo que aportar a la tradi-cional –y aburrida– variedad de sabores de la me-moria chilena. Saliendo de los clásicos cremosos, e incluso de los de limón, frambuesa o naranja, hay un mundo por descubrir. En Madam Tusan, la de-licia chifa de Gastón Acurio, el chef Roberto Ponce ha querido jugar un poco con los paladares chilenos. Haciendo un esfuerzo creativo importante por hacer postres diferentes, dio con sabores únicos que se agra-decen –especialmente después de un patache chaufa–. Dentro de la degustación de sorbetes de la carta agregó un vanidoso –y único: no lo tienen ni en Lima– sorbe-te de chicha morada, un amable lychee y un cosquilloso tamarindo. Todos con sabores muy precisos, que evo-can de inmediato experiencias pasadas y el coqueteo de Perú con el oriente.

Con la misma precisión, pero en la línea chilena, Aldo Poli –de la he-

ladería Diversso– acaba de crear un hit: sorbete de ají verde. Llegó a él por encargo. Y aunque era un desafío, no tuvo temor y se lanzó a la tarea. El resultado es un sorbete suave, cremoso, que evoca de inmediato nues-tra experiencia con el picante en cuestión. También lo hace con todo tipo de sabores. Nun-ca dice que no a un pedido. Y, así, ha creado las más insólitas

combinaciones: de sopaipillas pa-sadas, de mote con huesillos, turrón

de vino o cola de mono. Otro de agua des-tacado para el verano es el de terremoto. Igual

que el original: te mueve el piso por completo. Aunque tiene una pequeña muestra de sus he-lados en su pizzería Verace [José Miguel de la Barra 486), los más atrevidos son sólo a pedi-do… ¿qué estás esperando?

Y llega la noche. Those summer nights, ¿eh? Terraza, buena comida, exquisita bebida para comenzar. ¿Qué más se puede pedir? Y en Viet-nam Discovery lo saben. Mientras un magní-fico Buddah Tahi vigila su exquisita terraza, una pasión cítrica se ofrece para los más agu-dos: concentrado de té earl grey con bergamo-ta, limonada y azúcar de maracuyá. Además, el bartender Gonzalo Arancibia inventó dos jugos especiales para mujeres veraniegas: Sublime ten-tación, con jugo de frutilla y cranberry, hojas de

albahaca, cortes de pepino, azúcar de especias [clavo de olor, canela, jengibre, eucaliptus) y semillas de linaza. Le sigue el Frutos del bosque y chía: jugo frutilla, fram-buesa, mora y arándano, con uñas frescas de jengibre, azúcar de boldo y semillas de chía. Y, cómo no, hay que aprovechar de maridar estas caricias con la nueva car-ta de entradas: el deleitoso Pato con salsa de piña o la intrigante Ensalada de lomo. ¿Qué más? ¿No está acaso asegurada la potestad del placer este verano?

Y aunque corto, el verano es pura sorpresa, pura emoción.

Emocionante es, por ejemplo, encontrarse con sorbetes

que tengan algo que aportar a la tradicional –y aburrida–

variedad de sabores de la memoria chilena. Saliendo de los

clásicos cremosos, e incluso de los de limón, frambuesa o

naranja, hay un mundo por descubrir.