libro. plebe, sociabilidad y revolución, de daniel morÁn, alina silveira y silvia escanilla, 2012

52

Upload: daniel-moran

Post on 16-Oct-2015

30 views

Category:

Documents


1 download

TRANSCRIPT

  • 5/26/2018 LIBRO. Plebe, Sociabilidad y Revoluci n, De Daniel MORN, Alina SILVEIRA y Silvia ES...

    http:///reader/full/libro-plebe-sociabilidad-y-revolucion-de-daniel-moran-alin

  • 5/26/2018 LIBRO. Plebe, Sociabilidad y Revoluci n, De Daniel MORN, Alina SILVEIRA y Silvia ES...

    http:///reader/full/libro-plebe-sociabilidad-y-revolucion-de-daniel-moran-alin

    Plebe, sociabilidad y revolucin.El Per y el Ro de la Plata en el contexto de lasguerras de independencia

  • 5/26/2018 LIBRO. Plebe, Sociabilidad y Revoluci n, De Daniel MORN, Alina SILVEIRA y Silvia ES...

    http:///reader/full/libro-plebe-sociabilidad-y-revolucion-de-daniel-moran-alin

    Plebe, sociabilidad y revolucin.El Per y el Ro de la Plata en el contexto de lasguerras de independencia

    SILVIA ESCANILLA HUERTADANIEL MORN

    ALINA SILVEIRA

    Coleccin Historia de la Prensa Peruana; 4

    Coleccin historia de la prensa peruana; 4

    PLEBE, SOCIABILIDAD Y REVOLUCIN. EL PER Y EL RO DELA PLATA EN EL CONTEXTO DE LAS GUERRAS DEINDEPENDENCIA

    Autores: Silvia ESCANILLA HUERTA, Daniel MORN y AlinaSILVEIRA

    Editor: Luis Daniel Morn RamosJr. Chancay N 282, Comas-Lima.Correo electrnico: [email protected]: 5428242

    Primera edicin, abril del 2012Tiraje: 300 ejemplares

    ISBN: 978-612-00-0826-3

    Hecho el Depsito Legal en la Biblioteca Nacional del Per:N 2012-03461

    Impreso en el Per por:GRUPO GRAFICO DEL PIERO S.A.C.Ruc N 20522214711

    Jr. Callao 321, Int. 33, Lima.Celular: 996808920

    Portada: Procesin cvica de los negros , 1821, acuarela de PanchoFierro.

    Prohibida la reproduccin parcial o total de este libro, sin elpermiso expreso de los autores.

  • 5/26/2018 LIBRO. Plebe, Sociabilidad y Revoluci n, De Daniel MORN, Alina SILVEIRA y Silvia ES...

    http:///reader/full/libro-plebe-sociabilidad-y-revolucion-de-daniel-moran-alin

    NDICE

    Agradecimientos.. 6

    Prlogo 7Eugenia MOLINA

    El desenfreno del populacho.Imgenes y representaciones de la plebe en el discurso polticocontrarrevolucionario. Per, 1810-1815.. 11Daniel MORN

    El desafo al orden.Bandolerismo y guerrillas en los inicios de la participacinplebeya en la guerra de independencia. Per, 1820-1821. 35Silvia ESCANILLA HUERTA

    Una brisa Atlntica en un puerto sudamericano.Inmigracin y sociedad en el Buenos Aires independiente, 1810-1850. 65Alina SILVEIRA

    Educando al bello sexo en Amrica del Sud.La imagen de la mujer en el discurso poltico revolucionario,1810-1816 85Daniel MORN

    Sobre los autores ..... 98

    AGRADECIMIENTOS

    A mi director Sergio Serulnikov por sus estimulantes crticas ycomentarios, a Lila Caimari y a los compaeros de la Universidadde San Andrs por el apoyo y el estmulo y finalmente a miesposo y mi familia por su cario y paciencia.

    (Silvia Escanilla Huerta).

    Al CONICET por el apoyo acadmico y econmico a travs de unabeca doctoral, a los comentarios crticos de mis colegas delInstituto Ravignani de la Universidad de Buenos Aires; NoemGoldman, Fabio Wasserman, Gabriel Di Meglio, Alejandra Pasinoy Nora Souto. Igualmente, el desprendimiento de Mara Aguirre,Nancy Calvo, Pablo Ortemberg, Eugenia Molina, Claudia Rosas,Heraclio Bonilla y Waldemar Espinoza. Indudablemente, a mifamilia por la confianza en mis proyectos y en el desarrollo de mivida profesional.

    (Daniel Morn).

    A mi director Roy Hora por sus estimulantes crticas ycomentarios y a Paula Seiguer por su constante apoyo, gua y

    consejos. Tambin quisiera expresar mi agradecimiento alCONICET y a la Universidad de San Andrs por el apoyoeconmico que me brindaron, el primero en el marco de una becadoctoral y la segunda a travs de un beca de reduccin dearanceles que me permiti cursar los estudios en dichainstitucin. Por ltimo, agradezco a mi esposo y mi familia por suconstante apoyo y cario.

    (Alina Silveira).

  • 5/26/2018 LIBRO. Plebe, Sociabilidad y Revoluci n, De Daniel MORN, Alina SILVEIRA y Silvia ES...

    http:///reader/full/libro-plebe-sociabilidad-y-revolucion-de-daniel-moran-alin

    PRLOGO

    Desde hace ya varios lustros la produccin historiogrficalatinoamericana viene revisando las interpretaciones sobre losprocesos revolucionarios e independentistas de comienzos del siglo XIX,

    con vista a otorgar mayor densidad y complejidad a sus explicaciones.En estas recurrentes lecturas y anlisis de los contextos en los que sedesarrollaron y los actores que intervinieron, la incorporacin de lacuestin de los sectores subalternos ha sido clave para dar cuenta de ladificultosa construccin de la legitimidad durante los aos de guerra ylos posteriores, en tanto han mostrado cmo no slo las lites sereconfiguraron al calor de stas ltimas, sino que debieronconstantemente negociar su autoridad con el resto de una sociedad enla que grupos y sectores cambiaban de alineacin de acuerdo a lascircunstancias. En efecto, si ya con anterioridad a los festejos delBicentenario en el bienio 2008-2010, los historiadores haban abordadopor esta va nuevos estudios sobre las revoluciones por laindependencia, la serie de reuniones, publicaciones y debates pblicosorganizados en razn de ste, resultaron fundamentales para definirciertos consensos y estipular agendas de investigacin.

    Precisamente, los aportes de Silvia Escanilla Huerta, Daniel Morny Alina Silveira reunidos en este volumen dan cuenta de estas lneas detrabajo que vienen dinamizando la historiografa sobre este perodo, el

    cual lejos de constituir slo una transicin entre rdenes polticos delegitimidad y estructura jurdica-social diversa, conform una poca deintensas transformaciones en las relaciones y representaciones sociales,un verdadero laboratorio de experiencias polticas para sectores yactores que encontraron la oportunidad de intervenir de diversosmodos y con diferente xito, en la misma conformacin de la comunidada la que pertenecan y en la que vivan.

    Los cuatro captulos que constituyen esta obra se ocupan deatender a estas nuevas preocupaciones, abordando sujetos subalternosdesde distintas perspectivas y en tambin distintos contextos. As, dancuenta tanto de los imaginarios que las lites, ellas mismas en proceso

    de reconfiguracin, se forjaron de los sectores hasta ese momentoclaramente subordinados (indios, negros, castas, mujeres), como de lasefectivas intervenciones de stos ltimos. Incluso, incorporan unestudio sobre la poblacin migrante que, en tanto no natural de lacomunidad, deba desarrollar una serie de estrategias para lograrintegrarse en ella, y en cuanto tal, ella misma poda considerarsesubalterna hasta que la construccin de vnculos habilitase a los sujetosa ocupar puestos que revelasen una acumulacin de capital social,superando su situacin inicial de cierta marginalidad.

    El primer trabajo, elaborado por Morn, gira en torno de lahiptesis que sostiene que an la prensa ms crtica y radicalizadaasumi una postura contrarrevolucionaria respecto de la plebe, en

    tanto construy una imagen de pueblo desenfrenado, manipulado porlos caudillos y entregado a las actividades delictivas que si, por un lado,refera a los miedos mismos de las lites respecto de un actorsociopoltico con el cual deban comenzar a contar, por el otro, dabacuenta de las efectivas intervenciones que ese actor vena concretandoen distintas coyunturas. Y en este marco, se analiza cmo la aplicacinde la Constitucin de Cdiz en la unidad administrativa virreinaltermin favoreciendo esas intervenciones, generando lo que losperidicos calificaron como una usurpacin del espacio poltico porparte de los sectores populares.

    El abordaje de Escanilla Huerta, a su vez, se articula perfectamentecon estas preocupaciones, tanto por los actores que analiza cuanto porla continuidad cronolgica. En efecto, la autora estudia el modo en quebandolerismo y guerrillas se convirtieron en una serie de prcticas conlas cuales las lites patriotas y realistas debieron negociar en elcontexto del desembarco de las fuerzas sanmartinianas en el bienio1820-1821, para obtener recursos humanos, materiales e informacin.No obstante, ella muestra cmo lejos de conformar una experiencia slo

    coyuntural se inscriba en una tradicin de insurgencia que hunda susraces en los levantamientos tardocoloniales y la movilizacin ypolitizacin posterior a 1808-1809, las cuales habituaron a los grupossubalternos a estrategias de resistencia y accin colectiva.

    Silveira, en cambio, se ocupa de otro espacio, aunque siempredentro del marco de las transformaciones sociales generadas por lacrisis colonial y la construccin del nuevo orden poltico que laacompa. As, atiende al modo en que los procesos migratorios enBuenos Aires fueron atravesados por la guerra revolucionaria primero,y la edificacin de un rgimen republicano despus, atendiendo a losvaivenes en los ingresos, las modalidades de insercin social y las

    8

  • 5/26/2018 LIBRO. Plebe, Sociabilidad y Revoluci n, De Daniel MORN, Alina SILVEIRA y Silvia ES...

    http:///reader/full/libro-plebe-sociabilidad-y-revolucion-de-daniel-moran-alin

    procedencias de los sujetos migrantes en el flamante estado provincial,el cual segn el gobierno de turno, despleg una serie de polticasreguladoras que mientras beneficiaron a ciertas comunidades deprocedencia, obstaculizaron el arribo de otras.

    El libro cierra con un anlisis sobre el rol de la mujer en el procesorevolucionario, a cargo nuevamente de Morn. All, el autor logramostrar a travs de la lectura atenta de ciertos artculos periodsticoscmo no slo se apuntaba a mejorar la educacin de la joven mujer entanto reproductora de hbitos y representaciones patriotas como futuramadre de familia, sino que en ciertos casos, algunos revolucionariosllegaron a sostener la efectiva y necesaria intervencin pblica de lossujetos femeninos para torcer la marcha poltica, ya a favor, ya en

    contra de la ruptura con Espaa.Como se ve, estos cuatro estudios brindan nuevos elementos einterpretaciones para pensar el complejo proceso emancipador a partirde la experiencia misma de los actores, sobre todo de aquellos msdifciles de aprehender en cuanto ocupaban un lugar subalterno en suscomunidades, por lo que han dejado indicios indirectos de susintervenciones polticas o manifestaciones ms concretas slo cuando lahegemona de las lites se vea amenazada por facciones de sus propiosmiembros o por la accin autnoma de sectores con los cuales debiaprender a negociar. Todo ello en la medida en que las revolucionesesgrimieron una soberana popular cuyo sujeto de imputacin, elpueblo, posea una composicin que, al menos en las primeras dcadas,no fue unvoca ni homognea, sino tensada, estirada o comprimida deacuerdo a las urgencias de legitimacin que tuvieron las nuevasautoridades.

    Eugenia MOLINA, Mendoza 15 de marzo de 2012.

    9

  • 5/26/2018 LIBRO. Plebe, Sociabilidad y Revoluci n, De Daniel MORN, Alina SILVEIRA y Silvia ES...

    http:///reader/full/libro-plebe-sociabilidad-y-revolucion-de-daniel-moran-alin

    El desenfreno del populacho.Imgenes y representaciones de la plebe en el discurso poltico

    contrarrevolucionario. Per, 1810-1815.

    Daniel MORNCONICET-Universidad de Buenos Aires,

    Facultad de Filosofa y Letras, Instituto RavignaniIDAES-Universidad de San Martn

    [email protected]

    Desgraciados indios, pardos y negros, que sois nuestros hermanos:tambin quiero hablar con vosotros: vosotros constitus una granparte de este vecindario y precisamente habis de concurrir con loslimeos a dar libertad a la patria comn; vosotros habis de tenerparte en la nueva representacin que se elija: si alguno de vosotros sehalla con bastantes luces sobre nuestro plan, propagadlas entrevuestros conocidos, y hacindoos cabezas de todos, someteos a uno denuestros patriotas alcaldes, o a otro caballero limeo que sea devuestro agrado, para seguir sus ordenes cuando la patria lo e xija (ElDiario Secreto de Lima. N 3, del mircoles 6 de febrero de 1811).

    El despotismo agravando su peso sobre los espritus, no hace ms queenvilecer a los hombres, formando de ellos una tropa tmida, cobarde yperezosa. As es como privadas estas gentes [los indios] de susliberales principios han dado en los ltimos tiempos unas notas, queno dependiendo de s han sido ms ciertamente la obra de losextraos por consiguiente el que hoy se imputa a los indios, no havenido de su constitucin primitiva, supuesto que fue tan excelente,sino del mal trato, y peor gobierno que experimentaron esos naturalesdespus de la conquista (El Verdadero Peruano. N 26, del jueves 18de marzo de 1813).

    Estos discursos polticos si bien reflejan una meditada reflexin dela prensa sobre la problemtica de los sectores plebeyos en lacoyuntura de las Cortes de Cdiz en el Per, no dejan de lado lasimgenes de subordinacin que estos grupos sociales mantenan con laselites del poder poltico. Es medianamente entendible el argumento delVerdadero Peruanoen torno a la opresin indgena durante el perodo

    colonial, al denunciar su prctica sin intentar erradicarla, cuando esteperidico representa los intereses del gobierno constitutivo, incluso, larecurrencia importante a los indios en la conformacin de la troparealista en las guerras de independencia. En cambio es llamativa lareferencia que hace Fernando Lpez Aldana en el clandestino DiarioSecreto de Limade la inclusin de indios, pardos y negros en la nuevarepresentacin que surge con las Cortes y, a la vez, su incidencia en ladelegacin del poder de estos sectores populares en los alcaldespatriotas o caballeros limeos para seguir sus rdenes. El DiarioSecretono form parte de la prensa adicta al rgimen del virrey Abascal,su tendencia poltica estuvo relacionada a los revolucionarios del Ro dela Plata y la bsqueda de una autonoma poltica de los peruanos. Por

    ello, resulta contradictorio que este impreso, calificado de sedicioso porlas autoridades coloniales, conciba esta sumisin de la plebe a losgrupos de poder, cuando, por otra parte, intenta persuadir que losgrupos populares si tendran una verdadera representacin polticaen Cdiz.1

    Estas ambigedades tambin pudieron percibirse en lasdiscusiones del congreso gaditano. Mientras en el debate sobre laciudadana de las castas el diputado Ura de Guadalajara indic en 1811:en todas partes la sociedad depende en su existencia poltica, no tanto delas clases superiores del Estado cuantode las inferiores.Sin el trabajo destas no podrn aqullas manifestar aquel aire de esplendor y grandezaque las acompaa; antes bien, sin su sabidura y actividad, ni podranaqullas subsistir, y su ruina sera inevitable Nuestras castas son lasdepositarias de todo nuestro bien y felicidad2, el diputado Palaciosseal:En quanto que se destierre la esclavitud, lo apruebo comoamante de la humanidad; pero como amante del orden poltico, lorepruebo3, ms an, el diputado Alcocer sostendra: Concdaseles underecho, que sin sacarlos de su clase o estamento llano, les har concebir

    que son algo, que figuran en el Estado.4

    Estas premisas tuvieron eco enEl Peruanode 1812, cuando en un artculo comunicado de un originario

    1Daniel MORN (2012), Entre la clandestinidad y la lucha revolucionaria. ElDiario Secreto de Limay el discurso disidente en la independencia del Per, LaGazeta, Espaa, n 3, en prensa.2Guillermo DURAND FLREZ (ed.), El Per en las Cortes de Cdiz, ColeccinDocumental de la Independencia del Per, Lima, Comisin Nacional delSesquicentenario de la independencia del Per, t. IV, vol. 1, 1974, p. 337.3Guillermo DURAND FLREZ (ed.), El Per en las Cortes..., t. IV, vol. 1, p. 31.4Guillermo DURAND FLREZ (ed.), El Per en las Cortes..., t. IV, vol. 1, p. 343.

    12

  • 5/26/2018 LIBRO. Plebe, Sociabilidad y Revoluci n, De Daniel MORN, Alina SILVEIRA y Silvia ES...

    http:///reader/full/libro-plebe-sociabilidad-y-revolucion-de-daniel-moran-alin

    de frica, sobre la ciudadana de las castas se afirm: Si se aprobare elartculo en estos trminos ser digno de los espaoles cristianos, justosy polticos. Seremos felices todos hasta donde permita nuestra condicinmiserable. 5La situacin de los sectores indgenas no fue menosexcluyente en los debates de las Cortes de Cdiz cuando el diputadoEspiga aleg: Si bien todo ciudadano tiene derecho de ser protegidopor las leyes, no todos son llamados al derecho de representacin. Lalibertad civil, la propiedad de bienes, la seguridad personal sonderechos inseparables de todo ciudadano; pero entrar en la sociedadser bastante para elevarse al sublime cargo de legislador? 6

    Con estos discursos los diputados reunidos en las Cortes, las elitesy los grupos de poder en Amrica queran realmente incluir a la plebe

    en la nacin y darles representacin poltica? Precisamente, estainvestigacin intenta responder aquel interrogante a partir de lasimgenes y representaciones que los grupos de poder de Limaconstruyeron de la plebe en la prensa poltica durante el perodo de lasCortes de Cdiz. Se puede advertir que detrs de dicha preocupacinpor la problemtica social y la representatividad poltica de los sectorespopulares, los discursos de la prensa evidenciaron una tendenciapoltica contrarrevolucionaria y claramente excluyente. Ni enperidicos crticos como El Diario Secreto, El Satlitey El Peruano, esteargumento rompi los lmites del reformismo constitucional y del statuquo colonial. El objetivo central de todos estos discursos polticosestuvo en aprehender y difundir una imagen de un pueblodesenfrenado, seducido y peligroso que deba ser controlado deacuerdo a los intereses de las elites y el poder poltico evitando todotipo de conmociones y revoluciones sociales.

    En ese sentido, este trabajo empieza con un breve balancehistoriogrfico de la participacin de la plebe en los procesos deindependencia y luego intenta una definicin amplia del concepto

    poltico de pueblo. Estas precisiones resultan importantes paracomprender las intencionalidades subyacentes en los discursospolticos que la prensa de Lima propaga sobre la intervencin plebeyadurante las guerras de independencia. Por ello, la parte central de lainvestigacin desarrolla las imgenes y representaciones de la plebe enel discurso poltico contrarrevolucionario desde cuatro acpitesespecficos: a) pueblos seducidos por caudillos revolucionarios; b)representaciones polticas de la plebe; c) una ciudad inundada de

    5El Peruano. N 20, del martes 10 de marzo de 1812.6Guillermo DURAND FLREZ (ed.), El Per en las Cortes..., t. IV, vol. 1, p. 42.

    ladrones: violencia ycriminalidad popular; y, d) obra de la plebe: laparticipacin poltica del populacho en los ayuntamientosconstitucionales. Finalmente, brindaremos algunas conclusionespreliminares que nos permitan sealar una aproximacin inicial a estaproblemtica de la historia de los sectores populares en el Per.

    Una revolucin en la historiografaLos estudios recientes de la participacin plebeya en los procesosrevolucionarios e independentistas en Amrica Latina puedenconsiderarse como parte de una revolucin historiogrfica. ManuelChust y Jos Antonio Serrano han indicado que en esta renovacin losgrupos populares irrumpen en el escenario de las guerras de

    independencia no necesariamente bajo un prisma patriota o realista,sino por la defensa de sus propios intereses locales y tnicos.7Esta ideafue sistemticamente corroborada en la compilacin que Ral Fradkinpublic para el caso del Ro de la Plata en donde la plebe negoci con losgrupos de poder su activa intervencin en la revolucin:

    Si las facciones elitistas estaban aprendiendo a utilizar los tumultos yla movilizacin de grupos subalternos para resolver sus disputas, lossectores subalternos tambin estaban haciendo sus propiosaprendizajes. Y si hacan falta tal diversidad de engaos, promesas ydinero resulta que la adhesin deba ser conseguida y no resultabasimplemente de relaciones de obediencia, que era preciso contar conuna trama de mediadores y articuladores sociales y que los sectoressubalternos experimentaron la necesidad creciente que los gruposelitistas tenan de ellos.8

    En esa misma perspectiva, Heraclio Bonilla, al editar un importantelibro sobre la naturaleza especfica de la movilizacin y la participacinpoltica de la poblacin india, mestiza y negra de la regin andina en las

    guerras de independencia, advirti: por cierto que indios y negros nofueron actores pasivos, sino que su intervencin fue activa, pero elgrado y el alcance de esa participacin tampoco fue homognea sinoque modul coyunturas cambiantes, como fueron igualmente

    7Manuel CHUST y Jos A. SERRANO (eds.) (2009), Presentacin. Guerras,monarquas e independencia de la Amrica espaola, Ayer, Madrid, n 74, pp.18-19.8Ral FRADKIN (editor) (2008), Y el pueblo dnde est? Contribuciones parauna historia popular de la revolucin de independencia en el Ro de la Plata,Buenos Aires, Prometeo Libros, p. 63.

    13 14

  • 5/26/2018 LIBRO. Plebe, Sociabilidad y Revoluci n, De Daniel MORN, Alina SILVEIRA y Silvia ES...

    http:///reader/full/libro-plebe-sociabilidad-y-revolucion-de-daniel-moran-alin

    cambiantes la naturaleza de su articulacin con los grupos dominantesde la sociedad colonial.9Estas complejidades permiten entender cmoen las guerras de independencia los sectores populares as comoapoyaron a las fuerzas patriotas tambin pudieron convertirse enfrreos defensores de la monarqua como en los casos de los indios depasto y Santa Marta en Nueva Granada estudiados por Jairo Gutirrez, olos indios iquichanos de la regin andina del Per analizada por CeciliaMndez.10

    Estos argumentos pueden observarse en las investigaciones de lahistoriografa peruana. Precisamente, Cecilia Mndez, Charles Walker ySarah Chambers, han ofrecido una nueva mirada al papel de los sectoresplebeyos, especialmente indgenas, en la independencia en Ayacucho,

    Cuzco y Arequipa, y Carlos Aguirre, Jess Cosamaln y Gustavo Montoya,sobre indios y negros en el centro del poder virreinal.11La mayora deestos estudios fueron realizados en la dcada de los 90 e inicios delnuevo siglo, al contrario del caso argentino en donde cobran visibilidada partir del 2001.12En el Per, despus de la divulgacin de los textos

    9Heraclio BONILLA (ed.) (2010), Indios, negros y mestizos en la independencia,Bogot, Grupo Editorial Planeta-Universidad Nacional de Colombia, p. 16.10 Jairo GUTIERREZ RAMOS (2007), Los indios de Pasto contra la Repblica(1809-1824), Bogot, Instituto Colombiano de Antropologia e Historia; y, CeciliaMNDEZ (2005), The Plebeian Republic. The Huanta rebellion and the making ofthe Peruvian state, 1820-1850, Duke University Press.11Cecilia MNDEZ (2005), The Plebeian Republic; Charles WALKER (1999), DeTpac Amaru a Gamarra. Cuzco y la formacin del Per republicano, 1780-1840 ,Cuzco, Centro Bartolom de Las Casas; Sarah CHAMBERS (2003), De sbditos aciudadanos: honor, gnero y poltica en Arequipa (1780-1854), Lima, Red para eldesarrollo de las Ciencias Sociales en el Per; Carlos AGUIRRE (2005), Brevehistoria de la esclavitud en el Per. Una herida que no deja de sangrar, Lima,Fondo Editorial del Congreso del Per; Jess COSAMALN (1999), Indios detrs

    de las murallas. Matrimonios indgenas y convivencia Interracial en Santa Ana(Lima, 1795-1820), Lima, PUCP; y, Gustavo MONTOYA (2002), La independenciadel Per y el fantasma de la revolucin,Lima, IEP-IFEA.12Vase para el Ro de la Plata: Silvia MALLO e Ignacio TELESCA (eds.) (2010),Negros de la patria. Los afrodescendientes en las luchas por la independencia enel antiguo virreinato del Ro de la Plata, Buenos Aires, Editorial SB; BeatrizBRAGONI y Sara MATA (comps.) (2009), Entre la colonia y la repblica.Insurgencias, rebeliones y cultura poltica en Amrica del Sur, Buenos Aires,Prometeo Libros; Noem GOLDMAN (2009), El pueblo quiere saber de qu setrata! Historia oculta de la revolucin de Mayo , Buenos Aires, EditorialSudamericana; Ral FRADKIN (editor) (2008), Y el pueblo dnde est?...; SaraMATA (2008), Los gauchos de Gemes. Guerras de independencia y conflicto

    de Mndez y Montoya, solamente se han publicado algunos estudios dela plebe y los indios nobles de Waldemar Espinoza y Scarlett O P helanen la compilacin de Orrego, Aljovn y Lpez Soria13, una nuevareedicin del libro de Heraclio Bonilla con un par de trabajos de lasguerrillas y los sectores populares14, el de Vctor Nieto referente a larevolucin de los indios de Hunuco15, los artculos de Pablo Ortembergsobre la plebe de Lima durante el protectorado y la participacin de lamujer en el ritual poltico limeo16, y dos balances historiogrficos, unode ellos sobre las guerrillas y montoneros17, y otro ms amplio y

    social, Buenos Aires, Editorial Sudamericana; Ral FRADKIN y Jorge GELMAN

    (comps.) (2008), Desafos al orden. Poltica y sociedades rurales durante larevolucin de independencia, Rosario, Prohistoria Ediciones; Gabriel DI MEGLIO(2007), Viva el bajo pueblo!: La plebe urbana de Buenos Aires y la poltica entrela revolucin de Mayo y el rosismo (1810-1829),Buenos Aires, Prometeo Libros;Ana FREGA (2007), Pueblos y soberana en la revolucin artiguista, Montevideo,E.B.O.; Fabin HERRERO (2007), Movimientos de pueblo. La poltica en Buenos

    Aires luego de 1810, Buenos Aires, Ediciones Cooperativas; y, Ral FRADKIN(2006), La historia de una montonera. Bandolerismo y caudillismo en Buenos

    Aires, 1826, Buenos Aires, Siglo XXI Editores Argentina.13Waldemar ESPINOZA SORIANO (2009), Reaccin de los indgenas deCajamarca frente a la independencia de Trujillo y Lima (1821), en, ORREGO,Juan Luis, Cristbal ALJOVN y Jos Ignacio LPEZ SORIA (comp.) (2009), Lasindependencias desde las perspectivas de los actores sociales , Lima, OEI-UNMSM-PUCP, pp. 173-182; y, Scarlett O PHELAN GODOY (2009), Dionisio IncaYupanqui y Mateo Pumacahua: dos indios nobles frente a las Cortes de Cdiz(1808-1814), en, ORREGO, Juan Luis, Cristbal ALJOVN y Jos Ignacio LPEZSORIA (comp.) (2009), Las independencias, pp. 93-104.14Heraclio BONILLA (2010), Metfora y realidad de la independencia en el Per,Lima, Fondo Editorial del Pedaggico San Marcos.15 Vctor NIETO BONILLA (2004), Control poltico, sectores sociales y la

    revolucin de 1812, Lima, Fondo Editorial Cultura Peruana.16Pablo ORTEMBERG (2011), Comportamientos y representaciones de la plebeen Lima: la entrada de San Martn en el ao 1821 y las cartas de Francisco Javierde Luna Pizarro entre 1818-1821, en, XIII Jornadas Interescuelas-Departamentos de Historia, Universidad Nacional de Catamarca, Catamarca-Argentina, pp. 1-15; y, Pablo ORTEMBERG (2011), Apuntes sobre el lugar de lamujer en el ritual poltico limeo: de actrices durante el virreinato a actoras dela independencia, Estudios interdisciplinarios de Latinoamrica y el Caribe, vol.22, n 1, pp. 105-128.17Juan FONSECA (2010), Bandoleros o patriotas? Las guerrillas y la dinmicapopular en la independencia del Per, Histrica, Lima, n XXXIV (1), pp. 105-128.

    15 16

  • 5/26/2018 LIBRO. Plebe, Sociabilidad y Revoluci n, De Daniel MORN, Alina SILVEIRA y Silvia ES...

    http:///reader/full/libro-plebe-sociabilidad-y-revolucion-de-daniel-moran-alin

    comparativo de los grupos plebeyos en el Per y el Ro de la Plata.18Loque intento subrayar es que si bien en Amrica Latina lasinvestigaciones de la participacin popular en las guerras deindependencia han cobrado un auge espectacular, en el caso peruano noparece estar sucediendo lo mismo. No existe en los ltimos aos unnuevo libro orgnico que reflexione la intervencin plebeya en el Perni slidas aportaciones particulares, con gran trabajo de archivo, en lacomprensin de esta problemtica social. Podemos rescatar nicamentela tesis de licenciatura indita de Francisco Nez sustentada en laUniversidad Nacional de San Marcos referente a la ciudadana, laparticipacin y representacin indgena en la coyuntura de las Cortes deCdiz19, la de Marissa Bazn, en la misma Universidad y perodo de

    estudio, sobre la labor del litigante indgena don Gaspar Jurado ante los

    18Daniel MORN (2011), La historiografa de la revolucin. La participacinplebeya durante las guerras de independencia en el Per y el Ro de la Plata,Nuevo Mundo Mundos Nuevos, Pars, Debates, 2011, n 11, [En lnea], Puesto enlnea el 30 mayo 2011. URL:http://nuevomundo.revues.org/61404.Existen dosbalances historiogrficos realizados ltimamente por Silvia Escanilla sobreplebe en la independencia del Per y el de Gonzalo Zavala Crdova referente ala revolucin de Hunuco de 1812. Vase: Gonzalo ZAVALA CRDOVA (2011),La revolucin de Hunuco en 1812. Aportes historiogrficos, en, Actas del IICongreso Internacional 200 aos de vida republicana: Balance y perspectiva ,Lima, Vicerrectorado de Investigacin de la UNMSM, en lnea:http://vrinvestigacion.unmsm.edu.pe/eventosVRI/taller/2010/Bicentenario/IndiceActa.html; y, Silvia ESCANILLA (2011), Guerrillas y montoneras en laindependencia del Per (1820-1825). Un estado de la cuestin, en,XXI ColoquioInternacional de Estudiantes de Historia, Lima, Pontificia Universidad Catlicadel Per, pp. 1-14. Igualmente, Escanilla ha redactado recientemente un avancede investigacin sobre la participacin de la plebe de Lima en las guerras de

    independencia que se reproduce en este libro bajo el ttulo: Silvia ESCANILLA(2012), El desafo al orden. Bandolerismo y guerrillas en los inicios de laparticipacin plebeya en la guerra de independencia. Per, 1820-1821.19 Francisco NEZ DAZ (2004), Ciudadana, participacin y representacin

    poltica bajo el rgimen de la Constitucin de Cdiz: (1812-1814) (1820-1823),Lima, Tesis (Lic. Historia), Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Facultadde Ciencias Sociales, Escuela de Historia. Una parte de la tesis fue publicada porNez en el libro editado por Aljovn y Sinesio Lpez. Vase: Francisco NEZDAZ (2005), La participacin electoral indgena bajo la Constitucin de Cdiz(1812-1814), en, ALJOVN, Cristbal y Sinesio LPEZ (eds), Historia de laselecciones en el Per. Estudios sobre el gobierno representativo , Lima, IEP, pp.361-394.

    tribunales coloniales de Lima20, y la tesis de Jos Luis Igue Tamakiaprobada en la Universidad Catlica sobre el papel de los morochucosde Cangallo en las guerras de independencia.21Modestamente hemospublicado algunos alcances preliminares en torno a la educacinpopular, la imagen del bello sexo, el concepto poltico de pueblo y laexclusin de indios y negros en el perodo gaditano. 22No obstante, laamplitud del tema y la heterogeneidad y los intereses divergentes de losactores sociales merecen an mayores investigaciones que dejen deconcentrarse en el centralismo limeo y empiecen a desarrollar unaperspectiva comparada, regional y latinoamericana.

    Plebe, bajo pueblo, populacho: Definiciones de un concepto

    poltico claveLas mutaciones del vocabulario poltico durante las guerras deindependencia se aceleraron a partir de la crisis hispana comoconsecuencia de la invasin francesa en 1808. Uno de estos conceptosclave que sufri cambios fue el de pueblo. A fines del siglo XVIII ycomienzos del XIX el trmino pueblo poda designar a un lugar habitado,una ciudad o villa y tambin al conjunto de sus habitantes. Ms an, unaacepcin del trmino se refera a plebe, vulgo o habitadores de lasaldeas, en abierta oposicin de los nobles, ricos y gente ilustrada.23

    20Marissa BAZN DAZ (2010), La participacin poltica de los indgenas durantelas Cortes de Cdiz: Lima en el ocaso del rgimen espaol (1808-1814), Lima,Tesis (Lic. Historia), Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Facultad deCiencias Sociales, Escuela de Historia.21 Jos Luis IGUE TAMAKI (2008), Bandolerismo, patriotismo y etnicidad

    poscolonial: los morochucos de Cangallo, Ayacucho, en las guerras de

    independencia, 1814-1824, Lima, Tesis (Lic. Historia), Pontificia UniversidadCatlica del Per.22Vase: Daniel MORN y Mara AGUIRRE (2011), La educacin popular en los

    tiempos de la independencia, Lima, Coleccin Historia de la Prensa Peruana, n 3;Daniel MORN y Mara AGUIRRE (2011), La educacin y la imagen de la mujeren la independencia del Per, 1810-1824, RevistaIllapa, Lima, n 8, pp. 41-55;Daniel MORN (2011), Las almas no son blancas ni negras. Retrica poltica yexclusin popular durante la coyuntura de las Cortes de Cdiz en el Per,Revista Pilquen, Comahue, n 14, pp.1-9; y, Daniel MORN (2010), La causa delos rebeldes no es la causa de la Amrica.El concepto poltico de pueblo/pueblosdurante las guerras de independencia. Per, 1808-1814, Tiempos Modernos,Sevilla, n21, pp. 1-29.23Cristbal ALJOVN (2009), Pueblo-Per, en, FERNNDEZ SEBASTIN, Javier(ed.),Diccionario poltico y social del mundo iberoamericano. Conceptos polticosen la era de las revoluciones, 1750-1850, Madrid, Fundacin Carolina, Sociedad

    17 18

    http://nuevomundo.revues.org/61404http://vrinvestigacion.unmsm.edu.pe/eventosVRI/taller/2010/Bicentenario/IndiceActa.htmlhttp://vrinvestigacion.unmsm.edu.pe/eventosVRI/taller/2010/Bicentenario/IndiceActa.htmlhttp://vrinvestigacion.unmsm.edu.pe/eventosVRI/taller/2010/Bicentenario/IndiceActa.htmlhttp://vrinvestigacion.unmsm.edu.pe/eventosVRI/taller/2010/Bicentenario/IndiceActa.htmlhttp://nuevomundo.revues.org/61404
  • 5/26/2018 LIBRO. Plebe, Sociabilidad y Revoluci n, De Daniel MORN, Alina SILVEIRA y Silvia ES...

    http:///reader/full/libro-plebe-sociabilidad-y-revolucion-de-daniel-moran-alin

    Con el desarrollo de la crisis espaola y el ciclo revolucionario enAmrica el concepto se politiza y adquiere acepciones mltiples. Porejemplo, La Gaceta de Limaen 1813 al referirse al componente popularde los revolucionarios del norte indic: la sacrlega chusma de losinsurgentes de Quito24, el mismo peridico en 1812 al explicar lasrivalidades polticas en el escenario de las elecciones en la capitalperuana afirm: Fuera pues de nosotros esa necia rivalidad desamaritanos y judos, como si fusemos ese tosco pueblo: esa neciarivalidad del partido del hombre no formado esa necia rivalidad de laturba del bajo pueblo25, o, las apreciaciones delPensador del Per en1815 en plena coyuntura de la revolucin del Cuzco: A la humansimaproclama que con fecha 20 de agosto expidi a la canalla del Cuzcoel

    Marques de la Concordia, para que desistiese de su loco propsito. 26

    En todas estas referencias el concepto pueblo adquiere el significado dechusma, tosco pueblo, turba, bajo pueblo y canalla, es decir, aquellosmiembros subordinados y excluidos que forman la ltima escala de lapirmide social. Pero lo novedoso estara en que este mismo conceptotambin poda asumir la acepcin de integrantes de la parte msilustrada de la sociedad, en otras palabras, de la elite poltica. En 1814El Investigador del Per adverta este significado al denunciar lausurpacin plebeya en la representacin poltica de los ayuntamientosconstitucionales: El pueblo de Lima no est conforme con lo que sehaya actuado en orden a estas elecciones, porque se habacontabilizado los votos entre mulatos, cuando debera hacersesolamente entre espaoles ciudadanos como debe ser. 27En estefragmento, pueblo se refiere claramente a los ciudadanos espaolesmiembros de la elite que tienen el poder poltico y no a mulatos, negros,la plebe o el populacho.

    En el proceso de las guerras de independencia la recurrencia alconcepto pueblo o el plural de l, debe entenderse desde estas

    acepciones mltiples y en una precisa contextualizacin de los actoressociales que lo enuncian o utilizan polticamente. Entonces, pueblo no

    Estatal de Conmemoraciones Culturales, Centro de Estudios Polticos yConstitucionales, p. 1219; y, Daniel MORN (2010), La causa de los rebeldes24LaGaceta del Gobierno de Lima . N 1, del sbado 2 de enero de 1813.25La Gaceta del Gobierno de Lima . N 105, del mircoles 16 de diciembre de1812.26Al Rey nuestro Seor, El Pensador del Per, Lima, del 15 de enero de 1815, p.63.27El Investigador del Per. N 137, del martes 15 de noviembre de 1814.

    hace referencia solamente a un conjunto heterogneo de personas sinotambin a los miembros de la elite poltica y a la plebe. Pueblo seria unconcepto usado en el discurso poltico segn las circunstancias y losintereses de los grupos en conflicto y su acepcin de plebe, populacho ybajo pueblo cuando se intenta calificar y quitarle legitimidad a laprctica poltica de los sectores plebeyos.28

    El desenfreno del populacho: imgenes y representaciones de laplebeLa premisa central de esta investigacin seala que las imgenes yrepresentaciones que la prensa de Lima construy de la plebe en elproceso de las guerras de independencia estuvieron vinculadas a los

    vaivenes polticos que el propio conflicto armado y la revolucinocasionaron en la configuracin poltica del poder y en el imaginarioideolgico y la praxis poltica de los actores sociales. Por ello, acontinuacin, intentamos vislumbrar este argumento en los siguientesacpites:

    a) Pueblos seducidos por caudillos revolucionariosEl inicio de la revolucin de mayo en Buenos Aires en 1810, luego dehaberse producido la eclosin juntera en Cochabamba, La Paz y Quitoen 1809 y la de Caracas al ao siguiente, ocasionara la profundizacinde la poltica militar contrarrevolucionaria del virrey Abascal.29Lamisma profusin de los papeles sediciosos en las regiones sublevadas yen las que an se mantenan fieles a la monarqua impulsdefinitivamente la circulacin de La Gaceta del Gobierno de Lima con un

    28 Estas mismas acepciones del concepto pueblo para el Buenos Airesrevolucionario se pudo advertir en: Gabriel DI MEGLIO (2007), Viva el bajo

    pueblo!...; y Noem GOLDMAN y Gabriel DI MEGLIO (2008), Pueblo/pueblos, en,GOLDMAN, Noem (ed.), Lenguaje y revolucin: Conceptos polticos clave en el Rode la Plata, 1780-1850, Buenos Aires, Prometeo Libros, pp. 131-143. Y, en elcaso de Chile de la patria vieja y la reconquista realista, consltese: Julio PINTOVALLEJOS y Vernica VALDIVIA (2009), Chilenos todos? La construccin socialde la nacin (1810-1840), Santiago, LOM Ediciones.29Brian HAMNETT (2000), La poltica contrarrevolucionaria del virrey Abascal:Per, 1806-1816, Lima, IEP, pp. 7-8; y, Manuel CHUST (ed.) (2007), 1808. Laeclosin juntera en el mundo hispano,Mxico, Fondo de Cultura Econmica, pp.11-50.

    19 20

  • 5/26/2018 LIBRO. Plebe, Sociabilidad y Revoluci n, De Daniel MORN, Alina SILVEIRA y Silvia ES...

    http:///reader/full/libro-plebe-sociabilidad-y-revolucion-de-daniel-moran-alin

    claro objetivo poltico y contrainsurgente.30En ese sentido, la editorialdel peridico oficial en octubre de 1810 arremeta contra losrevolucionarios de Buenos Aires calificndolos de una obscuraasamblea de hombres nuevos y turbulentos que haban seducido a lospueblos en un imaginado y delirante proyecto subversivo que lo nicoque pretenda era sembrar la tea de la discordia y satisfacer susintereses particulares. Estos caudillos revolucionarios eran aquellosseductores y verdaderos dspotas que, en momentos de la crisis y losconflictos de la guerra, no podran contener ellos mismos el populardesenfreno, y sus excesos. 31Para La Gaceta esta participacin de losgrupos plebeyos en la revolucin rioplatense se produjo principalmentepor la persuasiva labor de aquellos caudillos insurgentes o, como indic

    el propio virrey Abascal, al informar al rey sobre los progresos de lainsurreccin bonaerense: los abogadillos que han suscitado larevolucin de Buenos Aires, tomando por modelo los de su profesinque la practicaron en Francia 32 La misma Gaceta adverta esteargumento en la revolucin de Caracas en donde: unos pocos facciosos,ya conocidos por su carcter inquieto y turbulento, y mal contenidoscon las disposiciones anteriormente tomadas, hallaron en la crisis laoportunidad que buscaban para sus miras ambiciosas. Abusaron de lacredulidad del pueblo, ansioso y agitado por las noticias infaustas quese reciban de la metrpoli.33Existe en estos discursos de La Gaceta deLima la idea recurrente del pueblo seducido por los caudillosrevolucionarios como los causantes directos de los movimientossociales y la insurgencia contra la monarqua.

    Esta tesis pudo percibirse tambin en la propaganda poltica queestablece el peridico oficial luego de conocerse las ejecuciones que losrioplatenses cumplieron en Crdoba contra las autoridades leales a lasfuerzas realistas principalmente al ex virrey Santiago de Liniers. LaGacetaenfatiz en que consigui aquel malvado y detestable hombre

    [Castelli] que el Populacho ignorante execrase la sangre inocente deaquellos fieles servidores del REY, infundiendo no solamente terror, sino

    30Daniel MORN (2012), Prensa y percepciones de la revolucin en el proceso dela independencia: La experiencia de Lima y el Ro de la Plata, 1810-1816, BuenosAires, Tesis (Mg. Historia), IDAES-Universidad Nacional de San Martn (indita).31La Gaceta del Gobierno de Lima. N 2, del sbado 20 de octubre de 1810.32 Guillermo LOHMANN VILLENA (ed.), Documentacin oficial espaola,Coleccin Documental de la Independencia del Per,Lima, Comisin Nacional delSesquicentenario de la independencia del Per, t. XXII, vol. 1, 1972, p. 215.33La Gaceta del Gobierno de Lima. N 18, del mircoles 9 de enero de 1811.

    adems incitando a robar y enriquecerse sin medida. 34Los realistasen Crdoba fueron literalmente pasados por las armas debido a suincesante persistencia en resistir a las fuerzas revolucionarias deBuenos Aires.35En esa perspectiva, el general realista Goyeneche luegode la victoria que consiguiera sobre los revolucionarios en la batalla deGuaqui en 1811 insista en la peligrosidad de la propaganda sediciosade Castelli en el Alto Per en donde: incitando a los pueblos a quearmados del cuchillo y la disolucin pidan lo que les surgiera un antojo

    desenfrenado, de lo que ellos mismos son testigos en las ciudades de laPaz, y Potos; haciendo la injuria de darme parte en los hechos de estaltima con agravio de mi decoro y manejo tan distante de introducirseen movimientos populares.36Goyeneche seal el desenfreno del

    populacho y su distanciamiento en la participacin de estas accionesplebeyas que buscaban atacar la autoridad poltica espaola. En esamisma coyuntura de Guaqui el gobernador de la Paz Domingo Tristnsealara al Cabildo de la Capital: en los saqueos, robos, rapia, y otrosdesastres pblicos ejecutados seguidamente por los derrotados deBuenos Aires y sus aliados como la desenfrenada plebe, calm y cort losconsecuentes males que todava se esperaban de momento, a momentopor parte de aquellos y de los indios que sublevaron, y sedujeron con lasms imprevistas capciosidades.37 Estas referencias aluden a losconflictos polticos desarrollados en la guerra entre realistas yrevolucionarios en el Alto Per y la d isputa por la legitimidad poltica deaquellas capitales enfrentadas. Por ejemplo, en la misma coyuntura deltriunfo realista sobre los rioplatenses en Guaqui La Gaceta de Limaafirmara que los pueblos se haban dejado subyugar por lacharlatanera de aquellos farsantes y su loca filosofa. Por ello, peda elperidico que estos caudillos revolucionarios deban comparecer antela autoridad para dar cuenta de sus infaustos proyectos subversivos:compadezcan ahora los detestables Saavedra, Castelli, Azcunaga,

    Alberdi, Belgrano, Larrea, Matheu, Pazos, Moreno, Funes, Balcarce,Pueyrredon, Daz Vlez y Viamonte: compadezcan a dar cuenta delresultado, que ha tenido la ejecucin de sus planes.38 La identificacinclara de estos caudillos de la revolucin portea incide en el influjo que

    34La Gaceta del Gobierno de Lima. N 21, del sbado 19 de enero de 1811.35Fabio WASSERMAN (2011), Juan Jos Castelli. De sbdito de la corona a lderrevolucionario, Buenos Aires, Edhasa.36La Gaceta del Gobierno de Lima. N 82, del viernes 26 de julio de 1811.37LaGaceta del Gobierno de Lima. N 83, del jueves 1 de agosto de 1811.38LaGaceta del Gobierno de Lima. N 107, del martes 8 de octubre de 1811.

    21 22

  • 5/26/2018 LIBRO. Plebe, Sociabilidad y Revoluci n, De Daniel MORN, Alina SILVEIRA y Silvia ES...

    http:///reader/full/libro-plebe-sociabilidad-y-revolucion-de-daniel-moran-alin

    estos tuvieron en el teatro de la guerra y los conflictos polticos.Solamente unos meses antes el virrey Abascal seal: los caudillos delos insurgentes, despus del desgraciado suceso de Suipacha, Cotagaitay Potos, que les allan el Alto Per, como la arma ms poderosa conque cuentan es la seduccin, sin darse mucha prisa en levantar tropas,se emplearon en extender sus atroces papeles incendiarios, enapropiarse el fruto de la conquista y andar de ciudad en ciudadcelebrando el triunfo de sus armas con lo que alucinan a los pueblos almismo tiempo que los estafan y aniquilan. 39

    Precisamente, en el propio virreinato peruano se puede percibir laparticipacin de estos actores en los movimientos sociales. En 1812, alproducirse la rebelin de Hunuco, La Gaceta de Limaadverta:

    algunos espritus inquietos y turbulentos agitados de la funesta modade insurreccionar, alborotan bajo pretextos especiosos de queja

    resentimiento bajo fundamentos nulos y falaces los quietos ypacficos indios, prodigndoles para el logro de sus depravadosdesignios porcin crecida de aguardientes; Sale el indio del dulceestado de paz que gozaba, se alarma hostilmente contra todo, y bajo untumulto ciego, sin orden, sin objeto, sin miras ni prevencin comete todoslos excesos que trae consigo un pueblo que ha salvado las barreras de la

    ley y de la obediencia:los detestables ponen en sus labios la cantinelafavorita de mata chapetn y el pueblo de Hunuco se halla en pocosmomentos reducido a un lugar de desolacin y de horrores.40

    Incluso, el mismo virrey Abascal en un bando dirigido a losinsurgentes arremeta contra los principales caudillos y promovedoresde la insurreccin y exhortaba para que se haga entender a los indiospor medio de sus prrocos su aversin a la insurgencia. 41Estapropaganda contrarrevolucionaria difundida en La Gaceta de Limaexplicara la reproduccin que el peridico oficial realiz en aquel

    mismo mes de un artculo del Telgrafo Americanosobre la revolucin yla experiencia juntista en Amrica, en donde: tales horrores solo fueronparto de unos pocos entusiastas ignorantes, sin religin, y sin principios,seguidos de un furioso y desenfrenado populacho.42

    39Guillermo LOHMANN VILLENA (ed.), Documentacin oficial espaola, t.XXII, vol. 1, p. 220.40LaGaceta del Gobierno de Lima . N 26, del viernes 3 de abril de 1812.41LaGaceta del Gobierno de Lima . N 29, del mircoles 15 de abril de 1812.42LaGaceta del Gobierno de Lima . N 31, del mircoles 22 de abril de 1812

    El caso de la revolucin del Cuzco de 1814-1815 incidira tambinen este argumento. Para La Gaceta de Limaeste movimiento busc: elabominable trastorno del sistema civil y fue conducido por esemiserable puado de tumultuarios y gavillas sediciosas43, las cualesestuvieron asociados a los corrompidos argentinos y la criminalciudad de Buenos Aires.44Por su parte, El Pensador del Per insisti enlos planes facciosos de los rebeldes del Cuzco y en el fuerte influjopersuasivo de sus discursos contra la autoridad monrquica: En elCuzco, como en todas las otras capitales y pueblos conmovidos, en quese levantaron altares y templos al despotismo disfrazado con elusurpado ropaje de la cndida virtud, fueron la ambicin y un refinadoegosmo los que plantaron la fatal semilla de la miseria y la infelicidad.45

    La misma audiencia del Cuzco afirm en mayo de 1815: el llamadopueblo no era ms que una chusma de bandidos pagados y algunos deellos buscados y animados por el escribano Jos Agustn Becerra.46Enpalabras delInvestigadoreste comportamiento demostrara:

    los infundados y escandalosos motivos, de los que apoyan susdetestables designios para enarbolar el estandarte de insurreccin.Demuestra su crasa ignorancia, y que merece el ms ejemplar castigosu obstinacin criminal. Hijos ingratos y alevosos! que intentanrenovar el llanto de la madre patria, y labrarse su ruina por unaceguedad desconocida hasta ahora Sublevndose millares, tanto enel alto como en el bajo Per, contra su rey y legitimas autoridades, ycometiendo los crmenes ms horrorosos y sangrientos, de que escapaz el pueblo ms brbaro de frica, cuando se entrega a ladesesperacin y al estrago. 47

    El papel de los caudillos revolucionarios en los movimientossociales internos del virreinato peruano estuvo relacionado adems alos enfrentamientos entre las fuerzas realistas y porteas en las guerras

    del Alto Per. A fines de 1813, luego que las armas espaolas lograrantriunfar en Vilcapugio y Ayouma sobre los rioplatenses, la prensa deLima crea que los sectores populares que participaron de estas luchas

    43LaGaceta del Gobierno de Lima. N 15, del mircoles 31 de agosto de 1814.44La Gaceta Extraordinaria del Gobierno de Lima, del viernes 4 de noviembre de1814.45El Pensador del Per. N 3, 1815.46Guillermo LOHMANN VILLENA (ed.), Documentacin oficial espaola, t.XXII, vol. 1, p. 377.47El Investigador del Per. N 133, del viernes 11 de noviembre de 1814.

    23 24

  • 5/26/2018 LIBRO. Plebe, Sociabilidad y Revoluci n, De Daniel MORN, Alina SILVEIRA y Silvia ES...

    http:///reader/full/libro-plebe-sociabilidad-y-revolucion-de-daniel-moran-alin

    armadas haban sido seducidos por el espritu de partido ocasionandola ceguedad e inercia del miserable vulgo. 48Ms an, La Gaceta deLima, reproduciendo una comunicacin interceptada entre los jefesrioplatenses Daz Vlez y Belgrano, sostena el carcter, elcomportamiento y los intereses de los sectores populares en la guerradel Alto Per:

    Los nicos amigos que tenemos son la muchedumbre y los indios;pero la primera, puesta a obrar, solo trata del robo y del desorden, yest ya demasiado cansada y escarmentada de los golpes que hansufrido; y los segundos son muy dbiles, no tienen carcter, la mismaesclavitud en que han vivido los ha reducido a poco menos quemaquinas, como V. E. lo est viendo, se dejan dirigir por sus propios

    enemigos a quienes obedecen y miran con un respeto profundo, y severifica en ellos el principio de que la esclavitud inspira el amor asmismo.49

    Esta tipificacin que los revolucionarios hacen de la muchedumbrey los indios en el desarrollo de la lucha armada contra las fuerzasrealistas no hacen sino demostrar la complejidad de las imgenes yrepresentaciones de la plebe entre los actores sociales del ciclorevolucionario. Por ejemplo, en el contexto de la reconquista espaolade Chile luego del triunfo en la batalla de Rancagua en 1814, elayuntamiento de aquella capital agradecera al general realista MarianoOsorio por estas acciones advirtiendo que all anteriormente: un cortonmero de sediciosos libertinos supo desenfrenar la plebe, armarla yhacerla instrumento de su insurgencia, y general desolacin.50Entonces,en el discurso poltico contrarrevolucionario la recurrencia al pueblodesenfrenado y seducido por caudillos revolucionarios no sealnicamente la construccin de la imagen de un actor poltico relevantey peligroso a los intereses de la monarqua espaola en las guerras de

    independencia, sino vislumbr adems los miedos y temores de losgrupos de poder por la praxis poltica de estos sectores subalternos. Porello, en 1815 Jos Dvalos, despus del completo triunfo espaol sobrelos insurgentes del Cuzco, exhortaba a la parte ilustrada de la sociedadlimea a trabajar unida para educar al populacho con el objetivo decontener su desenfreno violento y evitar sus funestas consecuencias:

    48El Investigador. Suplemento al n 48, del sbado 18 de diciembre de 1813.49LaGaceta del Gobierno de Lima . N 113, del mircoles 29 diciembre de 1813.50LaGaceta del Gobierno de Lima . N 35, del martes 8 de noviembre de 1814.

    El pueblo es de ordinario una masa inerte y ciega que necesita el primer

    impulso para obrar, pero cuyo movimiento es casi siempre precipitado yviolento; debemos pues todos por un principio de amor al soberano ypor nuestro verdadero bien, contribuir en cuanto sea posible a dar aesta mquina inmensa la direccin ms conveniente a su propiautilidad. Deben los genios superiores dotados de aquel instinto polticoque prev los acontecimientos, manifestar a esos infelices el daoincalculable, los funestos desastres y la terrible efusin de sangre quesiempre ocasionan una tumultuosa y siempre estpida anarqua.51

    Evidentemente, esta caracterizacin de los sectores popularescomo pueblo, infelices y masa inerte y ciega, deja traslucir los interesespolticos de los grupos de poder en aquella coyuntura de guerra y

    revolucin.

    b) Representaciones polticas de la plebeEl argumento de un pueblo seducido por caudillos revolucionarios nohabra sido el nico en el complejo entramado del discurso de la prensade Lima. En 1811, Fernando Lpez Aldana si bien insisti en El DiarioSecreto de Limasobre el sistema de opresin de los indgenas no pudososlayar su afirmacin de la incapacidad de stos para dirigir su propiarepresentacin poltica en un perodo de reformas: La degradantehumillacin y abandono en que fueron sepultados los indios, y en quepermanecen hasta hoy, no permite devolverles sus antiguos dominios,ya que seran incapaces de regir, ni mantener por s mismos: es precisauna educacin de muchos aos, un cuidado paternal para que siquierase recuperen y puedan hacer valer sus derechos del hombre ensociedad. 52En aquel contexto, El Diario Secretocrea que los indios noposean la capacidad poltica para decidir su intervencin autnoma enel poder del gobierno. Quedaba claro que estos necesitaban, cmoafirm tambin Jos Dvalos, de una educacin de muchos aos y de

    dirigentes polticos, no de caudillos revolucionarios, capaces degobernar a la plebe evitando el desenfreno popular contra la autoridadde la monarqua espaola.

    51 Jos Manuel Dvalos. Arenga que en el besamanos del 30 de mayo de 1815tenido en celebridad de los felices aos de S. M., pronunci en nombre del colegiode San Fernando el D. D. Jos Manuel Dvalos, maestro de dicho colegio ycatedrtico de materia mdica de la Real Universidad de San Marcos(conjuntamente con LaGaceta del Gobierno de Lima. N 52, del mircoles 21 dejunio de 1815).52El Diario Secreto de Lima. N 4, del sbado 9 de febrero de 1811.

    25 26

  • 5/26/2018 LIBRO. Plebe, Sociabilidad y Revoluci n, De Daniel MORN, Alina SILVEIRA y Silvia ES...

    http:///reader/full/libro-plebe-sociabilidad-y-revolucion-de-daniel-moran-alin

    Esta educacin plebeya se relacion con el carcter ambiguo ycomplejo del indio. En 1812, El Peruano resumi esta idea cuandoseal:

    El vicio dominante del indio es la poltronera, no se mueve sin unagente, y si este le falta, quedar para siempre embrutecido El indiotrabajaba por el tributo, ya no tiene este estimulo, no har sinosembrar un pequeo terreno para comer la mitad, y la otra disponer asu brebaje. Sern en breve ms brbaros que en tiempos de los Incas,sin que se acuerden del gobierno de las Cortes, al que de ningn modojuzgarn autor de su aparente libertad los indios si no trabajan, sesepultan en la barbarie, que es la mayor de las miserias. 53

    La referencia del peridico incide en que estos grupos popularesno podan moverse ni actuar sin la direccin de un agente polticodeterminado, y que su papel en el desarrollo de la sociedad, durante lasreformas de las Cortes y las guerras de independencia deba estarmediada por el influjo de los grupos de poder. Incluso, El Semanariode1814, a pesar de criticar el dominio blanco, la servidumbre indgena y laopresin colonial, sealara que los indios entraran en la sociedad yparticiparan del gobierno siempre y cuando se espaolizaran:

    Los blancos se creen desagradados por que la ley ha puesto a losindios al nivel de sus antiguos tiranos, jueces, hacendados, mineros,curas, etc. Muy antigua es la acusacin de que el indio es dado laociosidad, y la embriaguez. Hoy se atribuyen estos vicios la libertadde tributos. Cuando seremos racionales y justos!El indio, se dice, no trabajar, si no es oprimido, y castigado. Esta esuna triste verdad, pero por qu? Porque su sudor atollado en lamiseria, solo es til su opresor.Las haciendas se pierden: que se pierdan en hora buena: mucho mshan perdido los indios en tres siglos, y todo este tiempo ha perdido la

    filosofa cristiana en declararles sus derechos, y libertad Los indiospodrn llegar ser industriosos? Duda insensata, semejante esta otra.Si los indios podrn reinar con J. C. en los Cielos? Los indios sernindustriosos, si los espaoles se mejoran, y los indios se espaolizan. Maestros, maquinas, artes, y ciencias, y patriotismo puro; nada hayque resista estas fuerzas. 54

    53El Peruano. N 17, del viernes 28 de febrero de 1812.54El Semanario. Lima, N 1, del viernes 1 de julio de 1814.

    En otras palabras, la fuerte crtica de la opresin indgena y deldespotismo se desvanecera ante los parmetros reformistas de lasCortes de Cdiz. La idea del discurso del Semanarioestaba en mejorar lasituacin de explotacin de los indios y lograr su insercin en el sistemarepresentativo emanado del congreso sin romper con el respeto de laautoridad monrquica en Amrica. Porque, como advirti El VerdaderoPeruano, las acciones desenfrenadas del populacho eran obra deextraos y de aquel despotismo de tres siglos, ms que del propiocarcter de estos sectores populares.55Del mismo modo, en el caso delos negros y las castas, en apreciacin de Gaspar Rico y Angulo, sepodan vislumbrar diferencias sociales, culturales y polticas quecomplejizaran las imgenes y las representaciones que se construan

    de la plebe en un contexto de guerra: ni todos los esclavos son negros,ni todos son de una misma ndole, ni todos tienen una misma idea delcautiverio, ni en todos obra unos efectos mismos, porque son distintosen educacin, colores y costumbres, y hay muchos de ellos con bienes,con esclavos que los sirvan, y no se quieren libertar por un motivo deconveniencia que han sabido adoptar sin alucinarse. 56Lo que planteRico nos permite sugerir otra forma de insercin poltica de los negrosal sistema monrquico que no necesariamente tena que pasar pormovimientos insurgentes o cambios radicales y violentos. Entonces, lasimgenes de los sectores populares que los grupos de poderdifundieron en la prensa, si bien resultaron discursos crticos de laopresin colonial, no terminaron por convertirse en representacionesde ruptura con Espaa y mucho menos con las autoridades polticasvirreinales. Simplemente se alinearon al carcter reformista y fidelistade la experiencia de Cdiz, manteniendo las imgenes de subordinacinsocial y poltica de la plebe.

    c) Una ciudad inundada de ladrones: violencia y criminalidad

    popularUn argumento importante de la prensa de Lima en la coyuntura de lasCortes se circunscribi a las imgenes negativas, criminales y violentasde los grupos plebeyos que la elite construy para justificar la exclusinpopular y quitarles legitimidad y representacin poltica en la

    55El Verdadero Peruano. N 26, del jueves 18 de marzo de 1813.56Biblioteca Nacional del Per, Garpar Rico y Angulo, Proyecto relativo alcomercio, suerte y servidumbre de los esclavos, inclinado a su transicin oportunaa libres, durante el tiempo que debe continuar la introduccin en territorios

    espaoles, Cdiz, Imprenta Tormentaria, 1813.

    27 28

  • 5/26/2018 LIBRO. Plebe, Sociabilidad y Revoluci n, De Daniel MORN, Alina SILVEIRA y Silvia ES...

    http:///reader/full/libro-plebe-sociabilidad-y-revolucion-de-daniel-moran-alin

    configuracin del gobierno. Un examen sistemtico de los quinientosdos nmeros del peridico constitucionalista El Investigador del Perentre 1813 y 1814, nos permite advertir un alto ndice de criminalidaden la capital realista de Lima. 57Desde robos a personas, haciendas,casas, tiendas, pulperas, iglesias, enfrentamientos entre particulares,asaltos en el camino, bandas de negros cometiendo violencia en la vapblica, agresiones entre indios y negros, reunin heterognea paradelinquir, hasta asesinatos, saqueos en grupos y violencia cotidiana. Lointeresante es que en la mayor parte de los discursos del Investigadorlos actores sociales predominantes fueron los negros catalogados deforajidos, vagabundos, ladrones, facinerosos, africanos, malhechores,etc., que actuaban en conjunto e incluso con indios, mestizos y algunos

    espaoles empobrecidos. Esta construccin de los negros como elestereotipo principal de la plebe desenfrenada y criminal se explica porla preponderancia de estos sectores populares en la poblacin de Limay toda la costa del virreinato y el fuerte temor de los grupos de poderpor una posible revolucin plebeya que atentara contra la autoridadpoltica de la monarqua espaola. Por ejemplo, en 1814 el peridicoafirm que una pandilla de ladrones armados haban entrado en lamadrugada a una hacienda cercana a la capital robando y saquendolacompletamente.58En esos mismos das otros asaltantes irrumpieronuna tienda y robaron la casa de una india. 59 Asimismo, en la casa dedoa N. Soriano en la madrugada tres hombres entre negros y cholosingresaron y le robaron impunemente. 60El caso del asalto en la chacraLa Calera fue espectacular porque all: un grupo de ladrones despusde saquear con inhumanidad a su arrendatario, rompieron cuantoencontraron en la vivienda del dueo: consecuentemente cometieronotro saqueo en una casa por la calle de las cinco esquinas. 61Incluso, seprodujeron robos en las iglesias y la catedral cometiendo un atentadosacrlego.62

    57Daniel MORN (2010), Educando a los sbditos? Modernidad y tradicin enuna poca revolucionaria. El Investigador [del Per] (1813-1814), HistoriaCrtica, Bogot, n 41, pp. 110-133.58El Investigador del Per. N 8, del viernes 8 de julio de 1814.59El Investigador del Per. N 7, del jueves 7 de julio de 1814.60El Investigador del Per. N 10, del domingo 10 de julio de 1814.61El Investigador del Per. N 36, del viernes 5 de agosto de 1814.62El Investigador del Per. N 2, del sbado 2 de julio de 1814.

    La composicin social de estas bandas de asaltantes se percibicuando el peridico indic: ferocsimos africanosque andan robando63,le asaltaron dos africanos a caballo64, un negro achinado65, a la vistade catorce o quince africanos66, y 25 o 30 facinerosos armados quetienen aterrado el pas.67Ms an, en otra noticia del Investigador seasegur:

    Robo. A las nueve y cuarto de la noche del 14 del corriente, entraronen casa de D. Jos Manuel Gmez sita en la calle Ibarra, diez y seishombres entre blancos y negros con el infame objeto de robarle [...]Desengamonos, nadie tiene seguras sus propiedades; los ladrones seburlan de la justicia perpetrando robos, asesinatos [...] puede decirseque falta muy poco para estar reducidos al estado natural. La

    impunidad produce estos funestos ejemplos, y la constitucin malentendida los apoya [...] vea el modo de purgar esta capital de tantovicio ocioso, jugador, ladrn y embaucador [...] Abascal de tu manodepende nuestra seguridad; en tu celo y actividad ponemos todanuestra confianza; eres nuestro jefe, y oirs los clamores de toda unaciudad inundada de ladrones. 68

    Estas pandillas delictivas conformadas tambin por blancos ynegros, incidira en la idea de una ciudad inundada de ladronesdebido a la inoperancia de las autoridades locales y el reformismoconstitucionalista de Cdiz. Obviamente, las afirmaciones delInvestigador arremetieron contra la audiencia y el cabildo, dos de lasinstituciones que mantuvieron discrepancias polticas directas con elvirrey Abascal. Igualmente, este discurso del peridico dej entrever lautilizacin que la autoridad monrquica realiz del argumento de lapeligrosidad y el desenfreno de la plebe para controlar los mpetusdiscrepantes de aquellas instituciones de la capital y justificar laprctica poltica represiva del gobierno sobre los movimientos sociales

    donde participaron los sectores populares. Entonces, la construccin delas imgenes de la violencia y criminalidad popular estuvieronasociadas a los intereses del poder poltico y el contexto particular y

    63El Investigador del PerN16,del sbado 16 de julio de 1814.64El Investigador del Per. N 112, del martes 7 de junio de 1814.65El Investigador del Per. N 35, del jueves 4 de agosto de 1814.66El Investigador del Per. N 23, del sbado 23 de julio de 1814.67El Investigador del Per. N 27, del mircoles 27 de julio de 1814.68El Investigador del Per.N 19, del martes 19 de julio de 1814.

    29 30

  • 5/26/2018 LIBRO. Plebe, Sociabilidad y Revoluci n, De Daniel MORN, Alina SILVEIRA y Silvia ES...

    http:///reader/full/libro-plebe-sociabilidad-y-revolucion-de-daniel-moran-alin

    cambiante de los acontecimientos de la ciudad y el propio desarrollo delas guerras de independencia.

    d) Obra de la plebe: la participacin poltica del populacho en losayuntamientos constitucionales69Un debate importante suscitado en el discurso poltico de la prensa deLima en la coyuntura de Cdiz estuvo en la usurpacin del populacho enfunciones polticas nicamente permitidas para los ciudadanos criollosy espaoles blancos. El caso paradigmtico se produjo en las eleccionesde los representantes a los ayuntamientos constitucionales en 1814 enla ciudad capital. En aquella oportunidad El Investigador del Perreprodujo varios discursos que incidan en esta denuncia de usurpacin

    poltica de la plebe en el poder del Estado colonial. En un oficio delayuntamiento de Lima al virrey Abascal se afirm:

    Constaba a este ayuntamiento sin la menor equivocacin, el general yextraordinario disgusto con que la parte sana del vecindario habacontemplado el xito de la votacin practicada el domingo seis del mescorriente en que toc a la parroquia del Sagrario, elegir los electorescorrespondientes para la prxima renovacin del ayuntamiento, cuyoscargos se vieron recaer en personas que casi en su totalidad no merecenalguna opinin pblica, sin que falte entre ellos quien est visto con unpositivo desconcepto y formal detestacin. Estos resultados eranconsiguientes al espritu del bajo partido, que prevalindose de la totalprescindencia en que la gente de bien se puso de dicha votacin, y lodistante que estuvo de personarse a sufragar en este acto, hizo triunfarsin contradiccin ni resistencia las miserables combinaciones quetuvieron preparados los manejadores del indecente complot.70

    69Algunas referencias sobre esta temtica en: Nuria SALA I VILA (2011), Eltrienio liberal en el virreinato peruano: los ayuntamientos constitucionales de

    Arequipa, Cusco y Huamanga, 1820-1824, Revista de Indias, Madrid, n 253, pp.693-728; Vctor PERALTA RUIZ (2010), El experimento representativo en losayuntamientos constitucionales y diputaciones provinciales, en, PERALTARUIZ, Vctor, La independencia y la cultura poltica peruana, (1808-1821), Lima,IEP-Fundacin M. J. Bustamante De la Fuente, pp. 239-270; Wilver LVAREZ(2010), Obra de la plebe: El ayuntamiento constitucional de Puno, 1813 -1814, en lnea: http://walh16.blogspot.com/2010/07/obra-de-la-plebe-los-ayuntamientos.html;Francisco NEZ DAZ (2004), Ciudadana, participacin yrepresentacin poltica; y, Gabriella CHIARAMONTI (2005), Ciudadana yrepresentacin en el Per (1808-1860). Los itinerarios de la soberana , Lima,UNMSM-ONPE-SEPS.70El Investigador del Per. N 136, del lunes 14 de noviembre de 1814.

    El mismo oficio agregara que en estas elecciones: obr conlibertad una gavilla ruda e ignorante, sin conocimiento de causa, sinexamen del espritu, y justos intereses, por lo cual; seran el ltimoenvilecimiento del ayuntamiento, as como un sello de degradacin parala patria.71Este discurso deja entrever que aquella gavilla ruda eignoranteque no mereca ninguna opinin pblica, pertenecera a laplebe de Lima. Precisamente, en el siguiente nmero del Investigadordel Per, don Gaspar de Vargas y Aliaga respondiendo al ayuntamientode Lima seal claramente:

    Habindose atrevido una gavilla de cuatro personas levantiscas, entreindios, mestizos y mulatos, ilegalmente congregados para arrojarse enlos trminos ms indecentes la voluntad de todo un pueblo capaz, deinvertir el orden actual de este Excmo. Cabildo, y no siendo de extraarhayan adelantado con las dems parroquias los prenotados individuosestos mismos actos ilcitos, para dar aquella forma indecente alreferido ayuntamiento, como lo ver V. E. en la ajunta eleccin nula dela catedral, se pone en noticia de V. E. que el pueblo noble de Lima noest conforme con lo que se haya actuado en orden a estas elecciones , yque se han de reemplazar por esos mismos individuos el lugar de losalcaldes y regidores salientes en este ao, se rehaga la votacin, noentre mulatos, sino entre espaoles ciudadanos como debe ser, y si nofuera as, entraramos en el laberinto de que hasta los negros votasen.Este desorden debe evitarse rehaciendo la votacin, para que noentren de regidores los mismos electores, como se piensa, cuyosprocedimientos no han de ser iguales a los que existen, ni es regularque en un pas civilizado se eche mano de individuos cuya indecenciaes notoria. Por todo espera este vecindario, que V. E. oficie al Excmo.Seor virrey, incluyndole la adjunta nota que no necesita calificacin,por ser notoria la calidad de los individuos en ella insertos.72

    Esta plebe usurpadora de los cargos pblicos es catalogada comouna gavilla levantisca, indecente, de calidad marginal conformada porindios, mestizos, negros y mulatos. El propio virrey Abascal informandosobre estos acontecimientos a Fernando VII sostena: las elecciones porlo general fueron obra de la plebe , porque ultrajados por ella en lasjuntas parroquiales los verdaderos y honrados ciudadanos, seretrajeron del uso de sus derechos prefiriendo el silencio de sus casas a

    71El Investigador del Per. N 136, del lunes 14 de noviembre de 1814.72El Investigador del Per. N 137, del martes 15 de noviembre de 1814.

    31 32

    http://walh16.blogspot.com/2010/07/obra-de-la-plebe-los-ayuntamientos.htmlhttp://walh16.blogspot.com/2010/07/obra-de-la-plebe-los-ayuntamientos.htmlhttp://walh16.blogspot.com/2010/07/obra-de-la-plebe-los-ayuntamientos.htmlhttp://walh16.blogspot.com/2010/07/obra-de-la-plebe-los-ayuntamientos.html
  • 5/26/2018 LIBRO. Plebe, Sociabilidad y Revoluci n, De Daniel MORN, Alina SILVEIRA y Silvia ES...

    http:///reader/full/libro-plebe-sociabilidad-y-revolucion-de-daniel-moran-alin

    la tumultuaria vocera que los confunda.73En realidad, el argumentode la usurpacin del populacho en las elecciones de los ayuntamientosconstitucionales fue una estrategia poltica utilizada por las autoridadescoloniales con el objetivo de deslegitimar cualquier resquicio departicipacin popular en el reformismo de Cdiz. Esto no invalid queen aquellas elecciones se haya podido observar la participacin dealgunos actores sociales de los grupos plebeyos.

    Eplogo: realmente una plebe desenfrenada?La historiografa reciente que estudia la historia de los sectorespopulares en la coyuntura de las guerras de independencia en AmricaLatina ha demostrado en investigaciones diversas la activa

    participacin poltica de estos actores dejando de lado la idea de verloscomo simples marionetas dirigidas segn los intereses de los grupos depoder. Por ello, el argumento de una plebe sumisa, desinteresada de sudestino y sin conciencia de su propia prctica poltica en un perodo deguerra y revolucin, ha dado paso a una reinterpretacin asumiendoque los sectores plebeyos reaccionaron polticamente y de acuerdo asus intereses particulares ante los acontecimientos del contextorevolucionario y los intereses conflictivos de los actores socialesrealistas y revolucionarios. Esta nueva mirada historiogrfica de laintervencin poltica de la plebe en la independencia permite queentendamos el discurso poltico contrarrevolucionario que la prensa deLima hizo circular en la capital virreinal y en las distintas regiones enabierta lucha militar y poltica. Entonces, la premisa de una plebedesenfrenada y criminal que es seducida por caudillos revolucionariosno sera ms que una forma persuasiva de retrica poltica que el grupode poder realista utiliz con el objetivo de aquilatar las relacionessociales y polticas con los diversos sectores sociales. Especialmente,romper la legitimidad de los agentes revolucionarios en el teatro de la

    guerra y sostener los intereses de la capital limea y el sistema de lamonarqua espaola en Amrica. Por lo tanto, la idea de una plebedesenfrenada no debera comprenderse nicamente como el mpetudesordenado, violento y delictivo de los sectores populares en eldesarrollo de las guerras de independencia, sino adems como unamuestra de su intervencin poltica en la configuracin del poder. Enotras palabras, estas imgenes y representaciones de la plebereflejaran en realidad tanto los miedos y temores de las elites polticas

    73Guillermo LOHMANN VILLENA (ed.), Documentacin oficial espaola, t.XXII, vol. 1, p. 331.

    por una revolucin popular, como los mecanismos y las alternativaspolticas con que estos sectores subalternos contaron en aquellacoyuntura para negociar su participacin en la lucha revolucionaria ycontrarrevolucionaria. En definitiva, el discurso poltico de la prensa deLima en la experiencia de Cdiz nos hace vislumbrar otras perspectivasde anlisis que necesariamente tuvieron que tomar en serio el papelcentral de la plebe en el proceso de las guerras independentistas.

    33 34

  • 5/26/2018 LIBRO. Plebe, Sociabilidad y Revoluci n, De Daniel MORN, Alina SILVEIRA y Silvia ES...

    http:///reader/full/libro-plebe-sociabilidad-y-revolucion-de-daniel-moran-alin

    El desafo al orden.Bandolerismo y guerrillas en los inicios de la participacinplebeya en la guerra de independencia. Per, 1820-1821.

    Silvia ESCANILLA HUERTAUniversidad de San Andrs,

    Departamento de [email protected]

    IntroduccinEn septiembre de 1820 el ejrcito libertador desembarc en las costasdel virreinato del Per con un objetivo: lograr la independencia de laregin. Con su llegada se produjo un quiebre en la situacin militar delvirreinato porque a partir de ese momento se abri un nuevo frente deguerra, sumado al que exista en el Alto Per, colocando al ejercitovirreinal por primera vez en una posicin de defensa. Luego deldesembarco, San Martn lanz varias proclamas a los pueblos delvirreinato, invitndolos a sumarse a la causa de los patriotas. 74Asimismo, un mes despus de su llegada, parti una expedicin a lasierra75, dirigida por el general Juan Antonio lvarez de Arenales, quetuvo por objeto lograr el apoyo efectivo de los habitantes hacia elejrcito libertador, ya fuera con dinero, hombres o vveres. Durante estaexpedicin lvarez de Arenales se ocup de organizar partidas deguerrillas, integradas por los pobladores locales, para que cumplieranlabores de apoyo logstico, asedio y hostigamiento del ejrcito realaprovechando su mejor conocimiento del terreno y los recursos que enl hubiera.76

    74Mariano Felipe PAZ SOLDN (1898), Historia del Per independiente, primerperiodo 1819-1822, Lima, Imprenta A. Lemale, p. 66.75Las principales ciudades fueron Huancavelica, Huamanga, Huanta, Huancayo,Cerro de Pasco, Tarma y Huaura.76"debo decirle que por pretexto alguno comprometa una accin formal con losenemigos y solo debe vuestra seora ceirse a una guerra de recursos ()

    partidas cortas, la que ms de cien hombres mandadas por patriotas de algunainteligencia y con conocimientos del terreno donde hacen la guerra; hostilizando

    al enemigo con preferencia por sus costados y retaguardia, deben hacerlo

    Estas guerrillas y su rol en la guerra de independencia, han sidoobjeto de una fuerte polmica que dividi aguas en la historiografaperuana del siglo XX. En efecto, la historiografa sobre la independenciaen el Per de las ltimas dcadas ha estado centrada en determinar si el"pueblo" peruano fue o no protagonista de la guerra y si quiso o nosepararse polticamente de la corona espaola. Mientras un grupo dehistoriadores puso de manifiesto el patriotismo de aquellos a partir desu participacin en las guerrillas y montoneras que colaboraron con elejrcito libertador77, otros no dudaron en afirmar que "los peruanos nohaban optado por ser independientes"78y que no realizaron "unacontribucin decisiva" 79a la causa independentista. Heraclio Bonilla enun clebre trabajo planteaba que "el hecho fundamental es este gran

    silencio de las masas populares del Per: su no participacin en el procesode la independencia"80En un trabajo posterior este mismo historiadorsostena que si bien los sectores plebeyos haban participado a travsde la conformacin de guerrillas y montoneras, la oposicin de lospueblos a la causa de la independencia haba sido mucho msimportante de lo que la historiografa tradicional haba manifestado.81

    Si bien en los ltimos aos han existido numerosos intentos porsuperar esta dicotoma, desde el libro de Ezequiel Beltrn Gallardopublicado en 1977, no ha habido ningn trabajo que se ocupe enprofundidad de analizar la actividad guerrillera dejando de lado las

    sucumbir en el trmino de dos meses" carta de San Martn a Francisco de PaulaOtero, gobernador intendente de la provincia de Tarma, 04/01/1821 enComisin nacional del sesquicentenario de la independencia del Per, ColeccinDocumental de la Independencia del Per, (en adelante CDIP), t. V, vol. 1, p. 187.77Algunos son Virgilio ROEL PINEDA (1988), La independencia, Historia generaldel Per, Lima, Editorial Grfica Labor, p. 13; Ezequiel BELTRN GALLARDO

    (1977), Las guerrillas de Yauyos en la emancipacin del Per, 1820-1824, Lima;Gustavo VERGARA (1973), Montoneras y guerrillas en la etapa de laemancipacin del Per, 1820-1840, Lima; Ral RIVERA SERNA (1958), Los

    guerrilleros del centro en la emancipacin peruana, Lima.78Timothy ANNA (2003), La cada del gobierno espaol en el Per. El dilema dela independencia. Lima, IEP, p. 253.79John LYNCH (1980), Las revoluciones hispanoamericanas, Barcelona, Ariel, p.183.80Heraclio BONILLA (1972), La independencia en el Per, Coleccin PerProblema, n7, Lima, IEP-Ediciones Campodnico, p. 43.81Heraclio BONILLA (2007), Metfora y Realidad de la independencia en el Per,Lima,Fondo Editorial del Pedaggico San Marcos, p. 69.

    36

  • 5/26/2018 LIBRO. Plebe, Sociabilidad y Revoluci n, De Daniel MORN, Alina SILVEIRA y Silvia ES...

    http:///reader/full/libro-plebe-sociabilidad-y-revolucion-de-daniel-moran-alin

    dicotomas para avanzar hacia una comprensin total del proceso.82Elobjetivo del presente trabajo es hacer una contribucin en ese sentido,planteando una serie de nuevos interrogantes sobre la participacinplebeya en la guerra de independencia y a continuacin sus posiblesrespuestas.

    a) Los antecedentes de la movilizacinUna de las primeras preguntas que surgen al analizar lo escrito sobre eltema es por qu la gente decidi participar de la guerra, ms all delbando que eligiera para hacerlo. Qu razones pudieron haber tenidopara exponer sus vidas en el proceso? Por qu iban a preferir sumarsea un ejrcito que vena a invadirlos? Por qu iban a preferir sumarse al

    ejrcito espaol?Una posible clave explicativa la encontramos en la situacinpoltica del virreinato en las dcadas previas a la guerra deindependencia. Durante todo el siglo XVIII el virreinato del Per fueconmovido por varias rebeliones, de distinta ndole y diversaintensidad.83 Si bien la rebelin de Tpac Amaru, como bien sealanvarios autores clausur una era de rebeliones, el siglo XIX tampocoestuvo exento de ellas. Lo que vari respecto del siglo anterior fue quela iniciativa para organizar las rebeliones ya no parti de lascomunidades indgenas. En efecto, fueron ciertos sectores criollosquienes lideraron los movimientos rebeldes, comenzando con larebelin de Cuzco en 1805, y luego las acaecidas en Tacna, Hunuco ynuevamente Cuzco, a las que se sumaron aquellas ocurridas en el AltoPer, espoleadas por los ejrcitos venidos de Buenos Aires.84Este

    82En 2008 se sustent como tesis de licenciatura un estudio de caso sobre losmorochucos de Cangallo y su participacin en la guerra de independencia. VerJos Luis IGUE TAMAKI (2008), Bandolerismo, patriotismo y etnicidad

    poscolonial: Los morochucos de Cangallo, Ayacucho en las guerras deindependencia 1814-1824, Lima, Tesis (Lic. Historia), Pontificia UniversidadCatlica del Per.83Scarlett OPHELAN GODOY (1988), Un siglo de rebeliones anticoloniales. Per yBolivia 1700-1783, Cuzco, Centro Bartolom de las Casas, p. 289 y sgtes.84Heraclio BONILLA (2007), Metfora y realidad, p. 151 y siguientes; ScarlettOPHELAN GODOY, (1987), "El mito de la independencia concedida: losprogramas polticos del siglo XVIII y del temprano XIX en el Per y el Alto Per(1730-1814), en, Alberto FLORES GALINDO (Compilador), Independencia yrevolucin, Lima, Instituto Nacional de Cultura, t. 2, p. 147 y sgtes.; tambinScarlett OPHELAN GODOY (2009), Una inclusin condicional: indios nobles,indios del comn, esclavos y castas de color entre la rebelin de Tpac Amaru y

    panorama dinmico de numerosos focos de conflicto en los primeros 20aos del siglo, pone de manifiesto que exista un descontento social y

    polticocon anterioridad a la llegada del ejrcito libertador. Ms all delfracaso de las rebeliones, debido en la mayora de los casos adesinteligencias y mutua desconfianza al interior de los grupos rebeldes,se puede percibir que hubo intentos concretos por desafiar el poder dela corona espaola en el virreinato del Per.

    Por otra parte, luego de la rebelin de Cuzco de 1815, tanto MaraLuisa Soux como Marie-Danielle Dmelas coinciden en afirmar quehubo una cierta continuidad en la actividad insurgente a pesar de losnumerosos intentos del gobierno virreinal en Lima por sofocar yeliminar los focos rebeldes.85 Si bien en la mayora de los casos las

    razones para continuar sosteniendo a las guerrillas eran de ndoleeconmica86, se haba generado un sentimiento de abierta oposicin algobierno espaol debido a los atropellos cometidos por el ejrcitodurante la etapa de represin de las rebeliones.

    Asimismo, se deben tener en cuenta los cambios polticosintroducidos por las reformas borbnicasy reforzados con posterioridada la rebelin de Tpac Amaru que habran implicado una prdida depoder de las elites indgenas al interior de sus comunidades,reemplazadas por funcionarios espaoles en lugares tan sensibles comola recaudacin del tributo o la administracin del poder de justicia y

    la independencia, en, Beatriz BRAGONI y Sara MATA, Entre la colonia y larepblica. Insurgencias, rebeliones y cultura poltica en Amrica del Sur, BuenosAires, Prometeo, pp.75-94; Lisardo SEINER (2001), "La rebelin de Tacna de1811", en, Scarlett OPHELAN GODOY (Comp.), La independencia del Per: de losBorbones a Bolvar, Lima, PUCP-Riva Agero, pp. 57-76; John FISHER, El Perborbnico, 1750-1824. Lima, IEP, 2000,p. 181 y sgtes. Otros autores ponen elacento en el rol jugado por los indgenas fuera de las ciudades. Ver DavidCAHILL (1988), "Una visin andina: el levantamiento de Ocongate en 1815",Histrica XII, 2, Lima; David CAHILL y Scarlett OPHELAN GODOY (1992),"Forging their own History: Indian Insurgency in the Southern Peruvian Sierra,1815", Bulletin of Latin American Research , Vol. II, n 2, pp. 140-161.85Mara Luisa SOUX (2010), El complejo proceso hacia la independencia deCharcas (1808-1826), La Paz, IFEA; Marie-Danielle DEMELAS (2007),Nacimiento de la guerra de guerrillas. El diario de Jos Santos Vargas (1814-

    1825), Lima, IFEA.86En muchos casos estaban relacionadas con el acceso a la tierra. Marie-Danielle DEMELAS (2007), Nacimiento de la guerra de guerrillas, p. 319.

    37 38

  • 5/26/2018 LIBRO. Plebe, Sociabilidad y Revoluci n, De Daniel MORN, Alina SILVEIRA y Silvia ES...

    http:///reader/full/libro-plebe-sociabilidad-y-revolucion-de-daniel-moran-alin

    polica.87Sumado a esto la difusin de las ideas provenientes de larevolucin de Buenos Aires88, sirvi para sostener una actividadguerrillera que si bien era aislada y no estaba coordinada, justific laocupacin permanente del ejrcito virreinal en la regin del Alto Per.

    Otro aspecto del panorama poltico de estas primeras dcadas loconstituye el fenmeno del bandolerismo. Desde fines del siglo XVIII yen especial durante las primeras dcadas del siglo XIX existi unaintensa actividad delictiva, constituida por bandas de salteadores querecorran libremente los caminos de la costa y se dedicaban a asaltar alos transentes y las haciendas de la zona. Flores Galindo ya hasealado que estos grupos de salteadores eran esencialmentereformistas, por cuanto no buscaban cambiar el sistema ni amenazar al

    dominio espaol en el Per sino tan solo lograr un mejor reparto de losbeneficios del sistema.89Sin embargo, eran una expresin del malestarque experimentaba la sociedad colonial y constituan un abierto desafoa la autoridad colonial, que reconoca que era muy difcil impedir queproliferaran: nuestras fuerzas reunidas en la capital y susinmediaciones no pueden reducirse a pequeas partidas porque no hay

    numero que alcance ha atender a distancias que parece no tuvieran fin,

    cuanto por su terreno es grandes arenales, falta de vveres y en algunaspartes su poblacin y aguadas"90

    Estas bandas estaban formadas por indgenas, mestizos pobres ynegros en la mayora de los casos, es decir que eran muy heterogneas ysolan incluir adems de hombres libres a los esclavos. Segn ChristineHunefeldt, el bandolerismo constituy una va de escape para losesclavos coloniales, porque les permita probar la libertad y laposibilidad de vivir al margen de las estrictas categoras sociales. Lospalenques que existan por toda la costa eran refugios para losbandoleros pero tambin para los esclavos fugados de haciendas o de laciudad. Todos se las arreglaban para ir y venir por la zona manteniendo

    87Nuria SALA I VILA (1996), Y se arm el tole tole. Tributo indgena ymovimientos sociales en el Virreinato del Per, 1724-1821, Huamanga, IER JosMara Arguedas, p. 75; David T. GARRETT (2009), Sombras del imperio. Lanobleza indgena del Cuzco 1750-1825, Lima IEP, p. 333 y sgtes.88Marie-Danielle DEMELAS (2007), Nacimiento de la guerra de guerrillas, p.344.89Alberto FLORES GALINDO (1984), Aristocracia y plebe. Lima 1760-1830(estructura de clases y sociedad colonial) , Lima, Mosca Azul Editores, p. 147 ysgtes.90AGN, Lima, Seccin colonial, Superior gobierno, leg. 37, C. 1324, 1821.

    una vida clandestina y peligrosa pero tambin para constituir "unafuerza consistente y peligrosamente autnoma."91

    Por otra parte, Jos Luis Igue Tamaki tambin detect la existenciade bandolerismo en la sierra de Ayacucho, relacionadofundamentalmente con el robo de ganado aunque con modalidadesdiferentes dependiendo de la zona y la forma de tenencia de la tierra. Eneste sentido, demuestra que el bandolerismo no era un hechonicamente atribuible a la costa ni era tan solo una actividad en la quepredominaran los esclavos y libertos negros. 92 Si bien resultannecesarios ms estudios de caso para poder calcular la real dimensindel fenmeno, resulta sugestiva su proliferacin en sitios tan diferentescomo Caete y Cangallo, que nos invitan a suponer que su extensin

    debi ser an mayor.Este panorama de pequeas bandas armadas que asolaban loscaminos de la costa y de la sierra, sumada a la de las guerrillas del altoPer, nos muestran que si bien no hubo una amenaza directa al dominioespaol en los aos previos a la guerra de independencia, s existi undesafo a su autoridad. Siguiendo a Christine Hunefeldt, despus de lasrebeliones de 1815 (que fueron las ltimas, con epicentro en el Cuzco),el estado colonial se mantuvo muy atento a evitar cualquier atisbo dedescontento en el interior del virreinato. Si bien la rebelin fueduramente aplastada, el temor frente a lo que una rebelin plebeyapoda significar para el estado (que tena que lidiar adems con lossucesos en Chile, los que ocurran en Quito y la amenaza desde BuenosAires) hizo que no se ejerciera excesiva presin sobre las comunidadesa la hora de cobrar los tributos. Esta actitud signific en cierto sentidouna victoria para las comunidades, porque a pesar de que el estadoestaba necesitado ms que nunca de los ingresos para sustentar laguerra en el Alto Per, si los indgenas se negaban a pagar el tributo nohaba quien pudiera impedirlo. Solo los curas podan persuadir a las

    comunidades a pagar los impuestos, cosa que hacan a menudo,prestndole al estado un apoyo inestimable. 93En el mismo sentido, la

    91Christine HUNEFELDT (1979), Cimarrones, bandoleros y milicianos, 1821,Histrica, Vol. III, n 2, Lima, p. 82. Ideas similares en Christine HUNEFELDT(1979), Los negros de Lima, 1800-1830, Histrica, Vol. II, n 2, Lima, pp. 17-51.92 Jos Luis IGUE TAMAKI (2008), Bandolerismo, patriotismo y etnicidad

    poscolonial, p.33.93Christine HUNEFELDT (1982), Lucha por la tierra y protesta indgena. Lascomunidades indgenas del Per entre colonia y republica, 1800-1830, Bonn,Bonner Amerikanische Studien, pp. 186-187.

    39 40

  • 5/26/2018 LIBRO. Plebe, Sociabilidad y Revoluci n, De Daniel MORN, Alina SILVEIRA y Silvia ES...

    http:///reader/full/libro-plebe-sociabilidad-y-revolucion-de-daniel-moran-alin

    actitud tomada por el gobierno espaol no haca ms que evidenciar ladebilidad de su estructura colonial, la que se hara patente a partir deldesembarco del ejrcito libertador en 1820.94

    b) La dimensin poltica de la participacin plebeyaEn 1820, cuando se inician las hostilidades, la actividad de guerrilleros ybandoleros se multiplic en todo el territorio virreinal, fustigado por eldesembarco de San Martin y la red de propaganda y rumores que seencarg de esparcir. Es por ello que consideramos que a partir de esemomento la actividad bandolera-guerrillera dejaba de ser reformistapara adquirir una importancia poltica, definida por la necesidad quetenan ambos ejrcitos de contar con hombres dispuestos a ir a la

    guerra. Igue Tamaki seal la existencia de expedientes en la zona deAyacucho en los que algunos bandoleros tambin fueron acusados deldelito de infid