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LOS APORTES DE LA CULTURA
DEL RIESGO, COMO UNA
PROPUESTA DEL DESARROLLO,
EN LA GESTIÓN PÚBLICA DEL
MUNICIPIO DE MORELIA.
Maricruz Barajas Pérez
Eje Temático: EAS, ciudadanía y
construcción social.
Noviembre2016
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LOS APORTES DE LA CULTURA DEL RIESGO, COMO UNA PROPUESTA DEL DESARROLLO, EN LA GESTIÓN PÚBLICA DEL MUNICIPIO DE MORELIA
PRESENTA: M. en C. Maricruz Barajas Pérez
(Estudiante de Doctorado, Facultad de Economía, “Vasco de Quiroga”. Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo)
RESUMEN
La cultura del riesgo debe asumirse como una ventana de oportunidad a través de
la cual las personas transforman sus acciones y propuestas, partiendo de la
acción colectiva se invita a la población en general a subsanar el ambiente que ha
sido devastado ante el planteamiento de la racionalidad que sugiere un modelo de
desarrollo, donde la sobreexplotación de recursos rebasa la capacidad de carga
del ecosistema.
La propuesta es avanzar hacia la generación de nuevas conciencias en el entorno
local, nacidas del conocimiento a partir del cual se siembran las bases de la tarea
que fortalecen las redes de colaboración entre los pares, en un contexto de
desarrollo local; enriqueciendo con ello la gestión pública que se construye en un
marco de entendimiento y le apuesta al conocimiento y acción de los derechos
fundamentales, para dar un viraje al concepto de desarrollo, realzando su
capacidad de trascender hacia generaciones futuras.
PALABRAS CLAVE: Desarrollo, Desarrollo sustentable, gestión pública, acción
colectiva, cultura del riesgo.
ÁREA TEMÁTICA: 1.- EAS, ciudadanía y construcción social
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I. Introducción
El desarrollo y su inmensa gama de propuesta encaminan hacia la producción y
sostenimiento creado en un contexto economico de capacidad adquisitiva, formula
una invitación original al mejoramiento en la calidad de vida; sin embargo su
invitación se desvirtiua en un primer momento, viviendose como simulacro porque
suele sufrir una reconstrucción cuando solo se apuntala hacia el poder adquisitivo.
Ahora bien, subsanar la idea e intentar construir una propuesta que abarque la
sustentabiidad, requiere impulsar el garantizar la satisfacción de las necesidades
presentes sin comprometer las necesidades futuras, que como enunciado se vive
y sin embargo no ha podido transcender de forma consisa trastocando la realidad.
Esto es, para satisfacer necesidades presentes sin comprometer las necesidades
futuras, el desarrollo debe virar su avanzanda construcción material y dar un paso
hacia la construcción de un contexto donde la sociedad y la cultura interactúen.
Donde el tema tema socio-ambiental robustezca el carácter emergente de cuidado
y manejo del entorno sea el proceso que matice la necesidad, y no los
miramientos que impulsan la extracción materia en términos de riqueza, es
necesario por tanto hacer conciencia de que en cada proceso de explotación
existe un riesgo; que una vez analizado reformule el sistema de valores y, el
marco de los derechos.
Esto es colocar en el centro del interés de la sociedad la necesidad de plantear
una comunicación clara y directa y al conocimiento como una prioridad, para con
ello avanzar hacia la garantía de que las personas dentro de un espacio físico, son
forjadoras de una serie de proyectos que transforman los conflictos en
oportunidades colectivas. La propuesta es realizar una aproximación de la
contribución que oferta la cultura, en la construcción del término desarrollo; porque
la calidad de vida exige que lejos de sustentar acciones que consideren lo
monetario como principio universal, será necesario reestructurar la aproximación
del rol del comportamiento colectivo para deconstruir a la teoría económica, y
lanzar con ello una propuesta de análisis de la interacción de los agentes
localizados en el territorio.
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El territorio debe vivirse como un sistema abierto y en movimiento, en él, se
implantan modelos que abonan al Desarrollo; esto formula esbozos de lo local, el
desarraigo de la ciudadanía puede ser transformado si las acciones aportan
valoración y orgullo del ser. Esta propuesta formulada como gobierno de los
comunes de Ostrom (2010), ha de visibilizarse, para subsanar la interacción de los
actores, que delimitan las acciones, porque ningún ejercicio ciudadano puede
definirse a partir de la propuesta única de las instituciones políticas-
gubernamentales, es necesario además incluir la participación ciudadana como
sustento y realce a la acción colectiva. Con esta inclusión la acción forja una
transformación del sistema económico y social local
II. Conceptualizando el desarrollo
Desde el enfoque de las diversas teorías, el desarrollo se asume como el
determinismo en el actuar, que impone una conceptualización y razón del “ser”, en
una política y cultura del consumo, que lejos de vivirse de manera diversa, su
sentido envolvente, homogenizarte y hegemónico; construye una identidad única,
por el requisito de pertenecer y ser parte de procesos políticos, sociales,
económicos, culturales, tecnológicos, financieros y organizativos a escala mundial,
y desde la supuesto teórico del capitalismo representa el éxito monetario como un
fenómeno casi natural y en consecuencia inevitable.
Es, por tanto, necesario transformar el concepto para ello el aporte socio-cultura,
territorio, identidad y, desarrollo endógeno o local son fundamentales. Para ello, se
propone ofertar la idea general de que el desarrollo debe ser entendido como un
entramado de interacciones entre recursos sociales, culturales y ecológicos, que la
sociedad local formula, con el fin de satisfacer las necesidades humanas básicas,
y con ello aumenta las posibilidades de subsistencia de la sociedad local, para
continuar existiendo, a partir de que se garantiza su trascendencia, en términos de
bienestar.
Ahora bien, si el bienestar se enuncia desde el análisis ambiental surge un nuevo
concepto que es merecedor de reflexión por ser una aproximación que
inminentemente envuelve concepciones propias de la vida y sobre sus bases se
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fomenta la transcendencia no solo humana sino del planeta en sí, el desarrollo con
miramientos a la sustentabilidad, traza una línea que encausa el sentido de
búsqueda del bienestar que no disminuye a lo largo del tiempo, sino que se
reconstruye y adapta a los contextos en los que se sumerge. Avanza para rescatar
la colaboración y simbiosis que existe entre el medio ambiente y la actividad
humana, se reformularan las formas en que se actúa en la cotidianidad.
Para ello objetivo en sí, dar un viraje y dejar de sentir temor ante los aportes de la
cultura del riesgo, es una ventana de oportunidad que coloca al conocimiento, a
las creencias y al cotidiano, como el sentido de construcción positiva, en el que las
tradiciones, para ser tomadas como instrumento de seguimiento en la toma de
decisiones deben estar forjadas en una cultura que realce la implementación de
políticas según las cuales, el crecimiento debe formularse aprovechando de
manera amigable el conjunto de recursos sean humanos o naturales propios de
una zona determinada.
Es necesario que desde la perspectiva casi ideal que a la cultural se adhieran
concepto importantes e invisibilizados hasta hoy como es el análisis de riesgo, la
razón de hacerlo evidente es la propuesta de que dará sentido a la distribución de
correspondencia, será motivo para concienciar a la población de que son
necesarios los ajustes para tratar de mejorar la acción-destructiva del desarrollo, y
su aporte disimulado que fomentan malas condiciones de vida. La expresión de la
cultura puede contribuir a que se valore más el territorio aprovechando los
recursos existentes sean estos recurso natural, agrarios, histórico-culturales,
ambientales paisajísticos, etnológico-antropológicos e institucionales, su aprecio
será a partir de reformular la materia natural, pero además el tomar como punto
de referencia las costumbres y tradiciones engarzan a la sociedad con el tejido
territorial y, servirán como puente o canal que dará paso a las iniciativas sociales
y económicas, la coordinación y la toma de decisiones, así como la gestión
estratégica local.
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IV. LA PROPUESTA.
El porqué de la especificidad de la ciudad de Morelia, la razón es que responde a
una lógica de urbanización que más allá de formular acciones para el
mejoramiento y calidad de vida de sus habitantes, fomenta descontrol e
incrementa los riesgos ambientales. Esto es, lleva a cabo funciones desde la
posición de capital de estado entre las que destacan, centro comercial de
comercio pequeño, centro de receptor de población flotante, se encarga además
de proveer servicios diversos sean profesionales, de salud, inmobiliarios,
turísticos; lo que ofrece al espacio territorial una dinámica de crecimiento que
responde más a procesos locales, que a una clara articulación con el viejo modelo
de desarrollo urbano-industrial o con el nuevo modelo de apertura comercial y
globalización económica. (Ávila, 2001).
Vale la pena decir que, en temas económicos Morelia ha consolidado su modelo
acorde con la diversificación de servicios de sector terciario, su economía por
tanto tiene poco dinamismo; lo cual se ve reflejado en la debilidad financiera que el
gobierno municipal manifiesta, al intentar ejercer su papel de mediador sin mucho
eco de los problemas generados por una urbanización acelerada. El ser la sede
político-administrativa del Estado de Michoacán, para la toma de decisiones,
provoca que en el Municipio se genere una arena política que ofrece la
formulación, manifestación y resolución de diferentes tipos de conflictos: sean
estos urbanos, magisteriales, estudiantiles y electorales lo que la convierte en foco
de análisis y desprestigio en referencia de descontrol resultante de conflictos
sociales que se generan de manera constante (Ávila, 2001). Ahora bien, hay que
sumar a las manifestaciones y conflictos sociales, el hecho de que su desarrollo
urbano, ha sido resultado más del manejo del termino de crecimiento económico,
ya que este se concibe a partir de afectación y cambio de uso de suelo, esto es
zonas con vocación agrícola y ganadera, fueron adquiridas por especuladores a
bajo precio, lo que condujo a que más de veinte localidades rurales fueran
absorbidas por la Mancha Urbana, esto es la Tenencia Morelos, Santiaguito,
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Jesús del Monte y Santa María, son ahora parte de la dinámica poblacional que se
vive en Morelia.
El resultado ha sido desastroso en términos sociales y ambientales, la acelerada
urbanización provoco que bastaran menos de 10 años, para que la frontera de la
ciudad se expandiera en desorden sin planeación, derivando con ello la afectación
de espacios naturales, rurales y zonas de protección ecológica. Lo que fomento
que incluso se comprara la tierra ubicada más allá de los límites del municipio, en
zonas completamente rurales como Tarímbaro y Charo.
En este contexto de abuso de poder, la propuesta es tomar como referentes los
derechos fundamentales, primordialmente aquel que alude al acceso a la
información de la población, esto es ir avanzar desde el conocimiento hacia la
construcción de una metodología conocida como gestión de riegos y efectos, la
cual resalta impactos negativos que vive el entorno resultado de la interacción ser
humano-ambiente.
La ciudadanía ha trastabillado, en el quehacer cotidiano olvidando con ello, que el
cambio de uso de suelo refleja los altos niveles de contaminación en aire, agua y
suelo. Esto es por poner un ejemplo, los dos ríos de Morelia Los cauces Grande y
Chiquito se han convertido en cloacas a las que desembocan aguas residuales,
petróleo, sustancias radioactivas, minerales inorgánicos y compuestos químicos,
de acuerdo a un estudio del Colegio de Profesionistas de Michoacán Tzivia
Huante Raya Domingo 15 de Julio de 2007 y sin embargo, el Organismo Operador
de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento de Morelia (OOAPAS) afirma que
la calidad del agua de estos ríos ha mejorado considerablemente en un 70 por
ciento por las acciones que la dependencia ha realizado. En cuanto a la calidad
del aire, se tiene que los niveles de partículas menores de 2.5 micras (PM2.5) en
el aire de la capital michoacana rebasan los indicadores aceptables, sin que
anteriormente se tuvieran implementadas medidas para su mitigación. (Castro,
2015).
Es decir, hacer evidente que los riesgos no son individuales y exclusivos es
necesario, lo mismo que incluir en el discurso el termino colectividad porque de
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esta manera se invita a ser parte de un origen insensible, en el que el cambio de
uso de suelo, perdida de zonas forestales y naturales de protección genera una
repercusión social; por tanto, es momento de dejar de proclamar que los riegos
son imperceptibles, y no pueden ser detectado el origen de sus causas, sino como
consecuencias, el hacer partícipe a la ciudadanía para que no sigua escapando a
la comprensión y atención de los daños, es una de las formas que se tienen para
poner en el centro de la atención los riesgos, con la finalidad de "gestionar" es
hablar de ellos. Formular una definición psicosocial del riesgo, da realce a los
parámetros cognitivos y los efectos que pueden estar asociados a su percepción
desde la cotidianidad (Puy y Cortés, 1998; Slovic, 1991; Jones y Uzzell, 1996;
Pigdeon et.al., 1992; Renn, 1992; Valera, 2000), lo que finalmente realza aspectos
afectivos o emocionales (Rundmo, 2001; Lerner y Keltner, 2000, 2001).
Alertar a la población en general de que los procesos de desarrollo, provocan
impactos tanto positivos como negativos en el modo de vida de igual modo los
cambios en la dinámica de flujos humanos, financieros, y en el ambiente; generan
un incrementando en la vulnerabilidad de la población, que obliga a la migración,
revaloriza e sentido de pertenencia, fomente un decline de la producción, y genera
un cambio en las formas de vida.
IV.II. Gestión de riesgos
Ante ese panorama, en la ciudad de Morelia el creciente, desenfrenado y
alarmante impacto de los eventos físicos. De forma que los enfoques de atención
ante los riesgos no deben ser asumidos como una simple respuesta reactiva, a
prepararse para enfrentar los desastres, es fundamental comenzar a trabajar la
cultura de riesgo como modelo de prevención, esto es promoverlo como eje
transversal en la práctica del desarrollo. (Ávila, 2001,2004,2012).
Un modelo de gestión de riesgo que parta de la irradiación de conocimientos los
cuales permiten calcular el riesgo que se va a asumir y, prever con ello las
reservas financieras, sociales, psicológicas, emocionales, etc., para garantizar la
supervivencia de una mayor numero de población implicada, a pesar de la
ocurrencia de los impactos previstos como probables en períodos de tiempo
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también previamente establecidos. Lo imprescindible es tejer una red de actores y
sectores, diversos que se involucren en tareas relacionadas con la construcción de
reservas de recursos y las opciones de respuesta en diversos plazos en los que se
desarrolla el daño, con la finalidad de alcanzar niveles de bienestar en el corto
plazo, pero sin sufrir costos y daños irreparables en el mediano y largo plazo. Los
costos financieros para el diseño y construcción de los instrumentos, no deben ser
vistos como gastos sino como inversión que garantiza productividad desde el
punto de vista social.
Así pues, la Gestión de la cultura del riesgo constituye un enfoque transversal,
que, en la práctica, pretende dar sensibilidad y conciencia a todos los procesos y
actividades humanas, porque sin la activación de los actores locales, en el
proceso del manejo del riesgo, no será real la experiencia de Desarrollo Local.
IV. III. Propuestas de solución
• Desarrollo de capacidades a nivel de los Gobiernos Estatales y Municipales:
fortaleciendo los equipos técnicos responsables de la elaboración de los planes.
• Implementación de procesos participativos: estableciendo alianzas y
construcción de acuerdos de trabajo entre actores de la sociedad civil y los
gobiernos estatales y municipales.
• Incorporación de la Gestión del Riesgo en las estrategias y políticas regionales y
locales: especialmente a través de sus instrumentos formales de planificación
(Plan de Desarrollo Municipal, Planes de Ordenamiento Territorial, presupuesto
regional y comunal).
V. Consideraciones finales
El abrir expectativas en las que se incluya un futuro con opciones que
sustentantes de vida, se construye con la implicación inminente de la ciudadanía.
Es decir, es fundamental en lo concerniente a la gestión del desarrollo local, el
promover una educación para un desarrollo sustentable y/o sostenible, que
además de fomentar la acción colectiva caracterice a el riesgo, como un factor
determinante en el planteamiento de formar una sociedad que fomenta la
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prevención, lo que resignifica a la conciencia ética con respecto a la percepción
del entorno. Para esto los ciudadanos deben ser capaces de relacionarse de
manera distinta con la naturaleza, con los demás.
El avance será real si se discuten en lo cotidiano, programas de educación
ambiental en el que interactúen los diferentes actores y tomadores de decisión,
permitiendo con esto articular vivencias que abonen en el logro de los
aprendizajes significativos, que surgen de la contextualización del entorno y de la
interacción con el mismo. La ciudadanía debe impulsar una plataforma común
para iniciar una línea de trabajo conjunta con las municipalidades, que toman en
sus manos el desarrollo y donde la propuesta es avanzar hacia la instalación de
capacidades en la comunidad, orientadas a la transmisión y vivencia de valores,
conductas y prácticas ambientalmente responsables.
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