los usos del lenguaje

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. Los usos del lenguaje Las tres funciones básicas del lenguaje El lenguaje humano puede cumplir una multitud de funciones, pero todas o casi todas pueden agruparse en tres grandes categorías. Esta clasificación es una simplificación, pero es útil para el estudio del lenguaje. Estos tres usos principales del leguaje son el informativo, el expresivo y el directivo. El primero es el que intenta comunicar información (verdadera o falsa), y se expresa generalmente mediante la formulación de proposiciones, su afirmación y su negación. El discurso informativo es el usado para describir el mundo y razonar acerca de él. La ciencia ofrece los mejores ejemplos de lenguaje informativo. El segundo tiene como función la expresión y la comunicación de sentimientos y actitudes personales del hablante. La poesía suministra los mejores ejemplos, pero también pertenecen a esta categoría las exclamaciones, las plegarias, etc. Al lenguaje expresivo no pueden aplicársele los criterios de verdad y falsedad. En ocasiones, el lenguaje expresivo tiene como única finalidad la expresión; en otras, intenta a la vez expresar los propios sentimientos y despertar ciertas emociones en los oyentes. El tercer uso del leguaje tiene como fin el originar o impedir una acción manifiesta. Tiene sus ejemplos más

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Page 1: Los Usos Del Lenguaje

. Los usos del lenguaje

Las tres funciones básicas del lenguaje

El lenguaje humano puede cumplir una multitud de funciones, pero

todas o casi todas pueden agruparse en tres grandes categorías. Esta

clasificación es una simplificación, pero es útil para el estudio del

lenguaje. Estos tres usos principales del leguaje son el informativo, el

expresivo y el directivo.

El primero es el que intenta comunicar información (verdadera o

falsa), y se expresa generalmente mediante la formulación de

proposiciones, su afirmación y su negación. El discurso informativo es el

usado para describir el mundo y razonar acerca de él. La ciencia ofrece

los mejores ejemplos de lenguaje informativo.

El segundo tiene como función la expresión y la comunicación de

sentimientos y actitudes personales del hablante. La poesía suministra

los mejores ejemplos, pero también pertenecen a esta categoría las

exclamaciones, las plegarias, etc. Al lenguaje expresivo no pueden

aplicársele los criterios de verdad y falsedad. En ocasiones, el lenguaje

expresivo tiene como única finalidad la expresión; en otras, intenta a la

vez expresar los propios sentimientos y despertar ciertas emociones en

los oyentes.

El tercer uso del leguaje tiene como fin el originar o impedir una

acción manifiesta. Tiene sus ejemplos más evidentes en las órdenes y

pedidos. Las preguntas también se incluyen en esta categoría, ya que

constituyen un pedido de respuesta. Al igual que el discurso expresivo,

el directivo no es ni verdadero ni falso; todo lo que puede decirse de una

orden es que es razonable o irrazonable, adecuada o inadecuada.

El discurso que cumple funciones múltiples

La división anterior no puede aplicarse mecánicamente, porque en

casi todos los casos el lenguaje cumple más de una función. Esto no se

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debe generalmente a una confusión del hablante, sino que responde al

hecho de que una comunicación efectiva exige cierta combinación de

funciones.

El tipo de lenguaje que mayor combinación exige es el directivo,

porque salvo situaciones especiales, es difícil lograr la conducta buscada

en el otro simplemente impartiendo una orden. Se puede conseguir una

determinada acción con informaciones que muestren que tendrá buenos

resultados, o con un discurso expresivo que despierte en los oyentes el

deseo de realizar la acción, o con ambas cosas simultáneamente.

Otro uso mixto del lenguaje es lo que ha sido llamado función

ceremonial, que comprende desde los saludos convencionales hasta los

documentos de Estado y los ritos religiosos verbales. Puede ser

analizado como una combinación de funciones más que como una

función separada: por ejemplo, la charla de las reuniones sociales

sirve para manifestar la sociabilidad (expresión) y para que la otra

persona nos tenga en buen concepto (dirección). Un uso del lenguaje

relacionado con el anterior es el de la función ejecutiva, que parece

informar de una acción pero en realidad la realiza. Algunos “verbos

ejecutivos” son “prometer”, “aceptar”, “bautizar”, etc., que al ser

usados en primera persona del singular cumplen una función ejecutiva.

Las formas del discurso

Las oraciones suelen clasificarse como declarativas, imperativas,

interrogativas o exclamativas. Hay quienes identifican la forma con la

función y piensan que las oraciones declarativas son informativas, las

imperativas e interrogativas, directivas y las exclamativas, expresivas.

Pero esta identificación no es correcta y conduce a confusiones. Muchas

oraciones declarativas, especialmente las que “informan” sobre deseos,

tienen una función directiva, y es común encontrar oraciones

declarativas dentro de una obra literaria, que tiene, naturalmente, una

función expresiva. Existen oraciones exclamativas que funcionan como

pedidos, y preguntas que son más expresivas que directivas (como las

Page 3: Los Usos Del Lenguaje

retóricas). Para apreciar adecuadamente un pasaje, y resolver si puede

ser verdadero o falso, justo o injusto, o correcto o incorrecto, debemos

determinar la función o las funciones que desempeña. Es importante

también saber discriminar entre la proposición que una frase formula y

lo que su enunciación revela sobre la persona que la dice. En general, no

existe ninguna técnica mecánica que permita distinguir el discurso

informativo y demostrativo de los otros tipos de discurso.

Palabras emotivas

Para que una oración formule una proposición, sus palabras deben

tener un significado literal o cognoscitivo referido a objetos o

acontecimientos y a sus propiedades o relaciones.. Sin embargo, cuando

expresa una actitud o un sentimiento, algunas de sus palabras pueden

tener también una sugestión o impacto emotivo. Una misma palabra o

frase puede tener simultáneamente una significación literal y un

impacto emotivo, que son totalmente independientes. Por ejemplo,

las expresiones “burócrata”, “empleado del gobierno” y “servidor

público” tienen idéntica significación literal, pero el significado emotivo

de la primera es negativo, el de la segunda neutra, y el de la tercera

positivo. La propaganda se vale a menudo de los significados emotivos

de las palabras; la poesía debe muchas veces su efecto a los

significados emotivos de lo que dice y no a los literales.

Tipos de acuerdo y de desacuerdo

En la medida en que una misma situación puede ser descripta con

varias frases distintas, que expresen actitudes muy distintas, se plantea

el problema de los distintos tipos de acuerdo y de desacuerdo que

pueden existir ante una situación. Dos personas pueden diferir acerca de

si un suceso determinado ha ocurrido o no, en cuyo caso tendrían

un desacuerdo acerca de las creencias. Pero también pueden estar de

acuerdo sobre la realidad del suceso, pero valorarlo de maneras

distintas. La persona que lo aprueba lo describirá con términos que

Page 4: Los Usos Del Lenguaje

expresen aprobación, mientras que la otra elegirá palabras que

expresen desaprobación. En este caso nos encontramos con

un desacuerdo en las actitudes. Respecto de cualquier cuestión, dos

personas pueden estar de acuerdo o en desacuerdo tanto en las

creencias como en las actitudes, produciéndose así cuatro posibilidades

distintas: acuerdo o desacuerdo total, acuerdo sólo en creencias o sólo

en actitudes.

Para resolver ambos tipos de desacuerdos deben utilizarse métodos

distintos. Un desacuerdo de creencias se puede resolver buscando

información, interrogando testigos, etc. Un desacuerdo que únicamente

de actitudes no puede resolverse de esta manera, sino examinando las

consecuencias de las acciones, los motivos de éstas, y otros factores

morales, o mediante el uso de la persuasión retórica.

El lenguaje emotivamente neutro

Si bien existen casos como la poesía en los cuales el reemplazo de

lenguaje con efectos emotivos por otro emotivamente neutro

desvaloriza el texto, hay también otros en los cuales el lenguaje

desprovisto de significado emotivo es altamente preferible al que lo

tiene. Esto ocurre especialmente cuando nuestra intención es conocer la

verdad acerca de algo, puesto que la existencia de fuertes emociones

sobre un tema dificulta su estudio objetivo. Es por esto que la

ciencia usa un lenguaje neutro y evita el lenguaje emotivo, que no es

malo en sí mismo, pero que distrae a la mente del objetivo de conseguir

información. El uso descuidado del lenguaje lleva fácilmente a falacias.

Lenguaje y ciencia

1.1. El lenguaje

1.1.1. Concepto y clases de lenguaje

Se llama signos a los fenómenos relacionables con otros fenómenos

de modo que su presencia nos trae a la mente los otros (por ejemplo, las

nubes con la lluvia). Estos fenómenos pueden tener una relación natural

Page 5: Los Usos Del Lenguaje

de causa-efecto o una vinculación puramente arbitraria; en este último

caso, son llamados símbolos. Los símbolos siempre son dependientes de

una convención tácita entre los miembros de un mismo grupo.

El lenguaje es un conjunto de signos estructurados de manera que

sirvan a la comunicación. Que ésta se logre depende de diversos

factores: un emisor, un receptor, un mensaje, un canal o vía por la cual

el mensaje es transmitido, y un código en el cual se transmite el

mensaje, que debe ser común al emisor y el receptor. Las interferencias

en la comunicación se conocen genéricamente con el nombre de ruido.

Existen diversos tipos de lenguaje. El lenguaje natural es el que se

formó gradualmente a través del tiempo por una sociedad humana, de

forma no deliberada. Está caracterizado, como se verá más adelante,

por la vaguedad y la ambigüedad. Pero también existen lenguajes

artificiales, que pueden ser técnicos o formales; los primeros utilizan las

palabras del lenguaje natural, pero redefiniendo sus términos en forma

más precisa, en tanto que los segundos surgen cuando existe una gran

exigencia de precisión que debe subsanarse con la creación de un

lenguaje enteramente nuevo en el que todos los vocablos tengan

definiciones exactas (p.ej.: el álgebra).

1.1.2. La semiótica y los niveles del lenguaje

La semiótica es la disciplina que estudia los elementos del proceso

de comunicación. Saussure dividió el concepto de lenguaje en dos

partes: la lengua, que es el sistema de signos y de reglas que los

relacionan que utiliza una comunidad, y el habla, que es el acto

individual en el que se manifiesta la lengua. La lengua se

puede estudiar de dos maneras distintas. El enfoque sincrónico la

estudia en un momento particular (es el que sirve para confeccionar un

diccionario, por ejemplo). El enfoque diacrónico, por el contrario, se

ocupa de los cambios que sufre una lengua a través del tiempo (cambios

en el significado de las palabras, adición de nuevas palabras, cambio de

reglas ortográficas, etc.).

Page 6: Los Usos Del Lenguaje

Cuando se realiza una investigación acerca de un lenguaje, se llama

a éste el leguaje objeto y al lenguaje en el cual se expresan los

resultados de la investigación se lo denomina metalenguaje. El

metalenguaje se considera ubicado en un nivel superior de lenguaje que

el lenguaje objeto, pero una oración que hable de este metalenguaje

estará a su vez en un tercer nivel, y así sucesivamente. La jerarquía de

lenguajes no tiene fin.

1.1.3. Sintaxis

La semiótica puede dividirse en tres partes diferentes: la sintaxis, la

semántica y la pragmática. La sintaxis estudia los signos mismos con

independencia de su significado. La gramática de un lenguaje, por

ejemplo, se cae dentro del campo de estudio de la sintaxis, porque trata

de la forma “correcta” de combinar sus símbolos. Cualquier lenguaje

está formado por tres tipos de elementos: un conjunto de signos

primitivos, que son aquellos que no se definen explícitamente mediante

otros signos del mismo lenguaje (las palabras); un grupo de reglas de

formación, que determinan la manera de construir mensajes con

significado a partir de los signos primitivos (el orden correcto de las

palabras dentro de una frase, por ejemplo), y un grupo de reglas de

derivación, que permiten transformar algunas expresiones en otras de

igual sentido (ejemplo: el pasaje de voz activa a voz pasiva)

1.1.4. Semántica

La semántica es el estudio de los signos en relación a los objetos

designados, es decir, es el estudio del significado. La fuente del

significado aparece en nuestra niñez, cuando aprendemos los nombres

de las distintas cosas en el idioma del lugar donde nacemos. Luego

aprendemos a usar el diccionario para encontrar el “verdadero”

significado de las palabras. Pero advertimos que la relación entre una

palabra y el objeto que designa no es de ningún modo necesaria, ya que

una misma cosa se puede designar de varias maneras distintas en los

Page 7: Los Usos Del Lenguaje

distintos idiomas, o incluso dentro de un mismo idioma (los sinónimos).

Por lo tanto, no hay nombres verdaderos, sólo nombres comúnmente

aceptados. Pero tampoco los objetos a los que damos distintos nombres

corresponden a una división auténtica de la realidad, sino que al dar

nombres a las cosas parcelamos a la realidad cortándola en “trozos”

lingüísticos según el interés que sintamos por distintas partes del

mundo. Esto se advierte por las distintas clasificaciones que hay en los

distintos idiomas.

En una clasificación se agrupan los objetos individuales en conjuntos

o clases, estableciéndose que un objeto pertenecerá a una clase

determinada si reúne ciertas características. Debe recordarse que no

hay clasificaciones “reales” o “verdaderas”, sino que todas son hechos

culturales que se aceptan en función de su utilidad.

Todos los signos poseen designado, que es el criterio para su uso.

Pero no todos ellos tienen lo que se llama denotado; para tenerlo, el

designado debe ser una parte de la realidad. El signo “hombre” tiene

designado y denotado; el signo “unicornio” tiene designado (un animal

semejante a un caballo con un único cuerno) pero carece de denotado,

ya que este animal no existe. La denotación de los conceptos abstractos

es un problema más complicado, pero puede decirse que la “blancura”

(por ejemplo) denota mediatamente la clase de los objetos blancos.

Los requisitos elegidos para llamar a un objeto con cierto nombre

(palabra de clase) son determinadas características eventualmente

presentes en el objeto. Estas partes de la descripción de un objeto que a

su vez forman parte del criterio del uso del vocablo que le corresponde

se llaman características definitorias. En cambio, las características cuya

ausencia o presencia resulta irrelevante para asignar determinado

nombre al objeto se llaman características accidentales o

concomitantes. Hay que tener en cuenta que ninguna característica es

definitoria o accidental por sí misma, sino sólo en relación con un

nombre particular. La característica de ser un hombre que escribe

Page 8: Los Usos Del Lenguaje

poesía es definitoria para el término “poeta” y accidental para el término

“verdulero”.

La falta de precisión en el significado (la designación) de una palabra

se llama vaguedad. Una palabra es vaga cuando hay casos en los cuales

su aplicabilidad es dudosa. Por ejemplo, la palabra “ciudad” es vaga en

tanto no sepamos cuántos habitantes debe tener un “pueblo” para

convertirse en una ciudad. Para cada palabra existe un conjunto central

de casos en los que el nombre resulta claramente aplicable, y otro

conjunto infinito de casos externos a los cuales en ningún caso

aplicaríamos la palabra; pero entre ambos existe un “cono de vaguedad”

en el cual nuestros criterios resultan insuficientes y se requiere una

decisión adicional para decidir la aplicabilidad del concepto. Otro

problema de las palabras es que además de vaguedad pueden poseer

ambigüedad o polisemia, esto es, el mismo símbolo tiene más de un

significado (ejemplos: vela, partido, navegar). En la mayor parte de los

casos la ambigüedad no causa mayores problemas porque el contexto

determina por sí solo el significado correcto de la palabra; en cuanto a la

vaguedad, debe señalarse que es hasta cierto punto necesaria, porque

una precisión excesiva complicaría indebidamente la comunicación.

Sin embargo, en ocasiones el lenguaje científico requiere un nivel

menor de vaguedad y ambigüedad que el cotidiano, y es por esto que se

inventan el lenguaje técnico y el formal. En algunos casos se inventan

términos absolutamente nuevos, en otros se redefinen en forma más

precisa los ya existentes.

Esto nos lleva al problema de las definiciones, que son los actos por

los cuales se indica el significado de las palabras. A veces se distingue

entre las definiciones nominales (que definen una palabra) y las

definiciones reales, que supuestamente definen una cosa. Como las

definiciones reales plantean problemas metafísicos, no las

consideraremos aquí. Existen distintas maneras de clasificar las

definiciones nominales:

Page 9: Los Usos Del Lenguaje

a) Definiciones verbales y ostensivas. Las primeras comunican

el significado de una palabra usando otras palabras (como las

definiciones de diccionario), mientras que las segundas señalan uno o

varios ejemplos de objetos incluidos en la designación de la palabra. La

primera es por lo general mejor, ya que reduce la posibilidad de error,

pero las definiciones ostensivas son imprescindibles para empezar el

estudio de un lenguaje y para definir conceptos sensoriales como “rojo”

y “dulce”.

b) Definiciones intencionales y extensionales. Las

primeras definen por designación, es decir, indicando el significado del

concepto en cuestión. Las segundas definen por denotación,

enumerando todos los objetos existentes en esa categoría. La definición

intencional es por lo general preferible, puesto que no hace falta

cambiarla cada vez que se encuentra un objeto nuevo que pertenezca a

la misma categoría que los otros.

c) Definiciones informativas y estipúlatelas. Las

primeras hablan sobre un hecho objetivo (una costumbre lingüística),

porque tienen la forma: “En el idioma A, la palabra X significa Y”

(explícita o implícitamente). Nótese que pueden ser verdaderas o falsas.

Las segundas simplemente establecen el significado particular que dará

el emisor a la palabra en cuestión en su discurso. El no distinguir entre

ambos tipos de definiciones puede llevar a confusiones o a caer en

falacias.

Para terminar el tema de la semántica, diremos que las oraciones

son secuencias significativas de palabras; que las oraciones descriptivas

se refieren a estados de cosas, y que una proposición es el significado

de una oración descriptiva una vez abstraído de las palabras concretas

que lo indican. Dos oraciones de igual significado pronunciadas en

distintos idiomas son ejemplos de la misma proposición.

1.1.5. Pragmática

Page 10: Los Usos Del Lenguaje

La pragmática es la disciplina que estudia el discurso como un acto

humano dirigido a la producción de ciertos efectos. Puede definírsela

más ampliamente como la parte de la semiótica que trata del origen de

los signos, de sus usos y de los efectos que ellos producen en la

conducta dentro de la cual aparecen.

Las funciones del lenguaje son los distintos usos que puede tener

según la influencia que se intenta causar en el receptor. Las principales

son:

a) La función descriptiva, que se usa para llevar a la mente del

receptor determinada proposición. Se usa para discutir y razonar acerca

del mundo, y procede normalmente relacionando propiedades con

sujetos. Sus proposiciones pueden ser verdaderas o falsas.

b) La función directiva, que es la cumplida por expresiones que se

emplean para provocar en otra persona ciertos comportamientos. No

guarda relación con los valores de verdad.

c) Función expresiva. La cumplen las combinaciones lingüísticas

que sirven para manifestar sentimientos o emociones. Al igual que el

caso anterior, una expresión que cumple esta función no es verdadera ni

falsa.

d) Función operativa. En ella el lenguaje no describe, ordena o

expresa nada, sino que realiza por sí mismo un cambio en la realidad. El

saludar, el absolver, el despedir son ejemplos. Una vez más, estas

expresiones no son ni verdaderas ni falsas.

No debe olvidarse que en la mayoría de los casos las funciones del

lenguaje se encuentran entremezcladas, de modo que siempre hay que

tener en cuenta el contexto de una expresión para decidir su función en

ese caso particular.

Los efectos emotivos del lenguaje son las asociaciones que algunas

palabras tienen con determinadas reacciones emotivas. Pueden derivar

de condicionamientos individuales del receptor o ser fenómenos

sociales. La capacidad de una palabra de causar ciertas reacciones en

Page 11: Los Usos Del Lenguaje

las personas se conoce como significado emotivo, que debe distinguirse

del significado descriptivo. El hecho de que palabras que significan lo

mismo puedan tener asociaciones emotivas tan distintas como las

palabras “médico” y “matasanos” es usado a menudo en la propaganda,

la literatura y el humor.

Por último, debemos considerar las definiciones retóricas o

persuasivas, que no son otra cosa que cambios en la definición

estipulativa de una palabra para apoderarse de su significado emotivo.

Por ejemplo, un gobierno represivo que defina la “democracia” de forma

que pueda presentarse verazmente como democrático, por la fuerte

connotación positiva de esta palabra.

Sección 1.2. El saber y la ciencia

1.2.1. Conocimiento y creencia

Las palabras “saber” y “conocer” tienen diversos significados, pero

se utilizarán aquí en el sentido de que “conocer” significa una relación

entre el sujeto que conoce y la verdad de una proposición, siendo así las

proposiciones verdaderas el objeto del conocimiento. Pero el

conocimiento tiene también un elemento subjetivo, que es la creencia.

Esta es un estado de conciencia en el cual nos sentimos poseedores de

saber. Entendemos la creencia como equivalente a la creencia en que

determinada proposición es verdadera. No se puede conocer lo falso,

pero tampoco conocer lo que no se cree. Para decir que conocemos la

verdad de una preposición necesitamos dos condiciones: que esta sea

efectivamente verdadera y que creamos que lo es.

Se plantea entonces el problema ¿cómo saber que una proposición

creída es verdadera? ¿Cómo diferenciar la creencia del conocimiento?

Mediante la prueba o justificación suficiente de una creencia, que son las

circunstancias que nos hacen elevar una creencia al rango de

conocimiento.

Page 12: Los Usos Del Lenguaje

Pero esto trae nuevos problemas. La prueba de un hecho siempre es

otro hecho distinto de éste, del cual puede exigirse a su vez otra prueba,

y así hasta el infinito. La única manera de eludir este resultado es en

apariencia suponiendo la existencia de enunciados incorregibles, que no

necesitan prueba. Pero aún nuestras creencias más firmes (como las de

los hechos de la experiencia) pueden estar equivocadas. Una solución

mejor es, por el contrario, el dar a la palabra “conocimiento” un

significado más débil. En este sentido, quien afirme saber algo

considerará su creencia como pasible de refutación y no como

incontrovertiblemente cierta; para llamar a su creencia “conocimiento”

se conformará con ciertos elementos de juicio considerados suficientes.

1.2.2. Formas de conocimiento

Cuándo se pregunta cuáles son los elementos de juicio que nos

permiten decir que “sabemos” algo, existen tres respuestas que son las

principales:

a) La experiencia. Es la fuente básica de conocimiento. Sabemos

algo por experiencia cuando el estado de cosas descripto por la

proposición ha caído bajo la acción de nuestros sentidos.

b) La razón. Podemos no tener experiencia directa del hecho en

cuestión, pero razonar, basándonos en otros hechos, que debe ser

verdadero. El razonamiento es el proceso por el cual se pasa del

conocimiento de algunas verdades al conocimiento de otras, y las reglas

que lo rigen se llaman método. En algunos casos el razonamiento se

basa en la experiencia, en conocimientos empíricos; en otros, es

independiente de ella (por ejemplo: las matemáticas) y se llama

razonamiento formal.

c) La autoridad. Se apela al argumento de autoridad cuando el

conocimiento se ha recibido de otra persona, en vez de ser elaborado

por uno mismo. Siendo una fuente derivada de conocimiento (que

depende tanto de las razones o experiencias del otro como de su

sinceridad y de mi buena recepción de su mensaje) no goza de mucha

Page 13: Los Usos Del Lenguaje

confianza. Sin embargo, resulta imprescindible, ya que son muy pocas

aquellas proposiciones que podemos verificar directamente, ya sea por

experiencia o por razonamiento. Aparte de confirmar lo que escuchamos

o leemos, lo único que podemos hacer para no ser engañados por las

“falsas autoridades” es, por un lado, confiar en aquellas que son

prestigiosas y objetivas, y, lo que es más importante, exigir a nuestras

autoridades cuál es su fuente de conocimiento, y si esta es también la

autoridad pedir la de ésta, y así hasta llegar a un fundamento racional o

empírico. Esto es, recordar que la autoridad es sólo fuente de

conocimiento derivada, no originaria.

Existen otros casos en los cuales para justificar un conocimiento no

se recurre a ninguna de estas razones, sino a la intuición, esto es, la

certidumbre emocional de la verdad de una proposición. Sin embargo,

esto puede criticarse sobre la base de que el mero estado mental en

ningún caso basta para asegurar que se posee conocimiento, sino que

debe apelarse a elementos de juicio externos a la propia creencia. A

pesar de que las discusiones sobre si la intuición puede ser fuente de

conocimiento metafísico (no empírico) no alcanzan la unanimidad

absoluta, parece claro que la ciencia debe basarse en la verificación de

las creencias, y por lo tanto no puede aceptar la intuición como fuente

de conocimiento.

También suele apelarse a la fe, especialmente para justificar las

creencias religiosas. Sin embargo, la fe es también un estado mental

(una creencia muy fuerte) y por lo tanto no sirve como justificación de

que esta creencia es verdadera. Esto no significa que las creencias

religiosas no sean verdaderas, sino simplemente que no constituyen

conocimiento, en el sentido en que usamos la palabra.

1.2.3. Conocimiento necesario y conocimiento empírico

Algunas proposiciones no planten mayores problemas para

determinar su verdad o falsedad. El caso extremo lo constituyen las

proposiciones necesariamente verdaderas (cuya falsedad es imposible)

Page 14: Los Usos Del Lenguaje

y las proposiciones necesariamente falsas (cuya verdad es imposible).

La mayor parte de las proposiciones pertenecen a estas categorías; no

son ni necesarias ni imposibles, y se llaman proposiciones contingentes.

La necesidad y la imposibilidad se dan en distintos planos: el técnico

(algo que es posible en teoría pero irrealizable en la práctica es

técnicamente imposible), el empírico (algo es obligado o imposibilitado

por las leyes de la naturaleza) y el lógico, que es el más importante. Una

proposición lógicamente imposible es aquella que contiene una

descripción auto contradictoria; una proposición lógicamente posible es

aquella que contiene una descripción no contradictoria, aunque puede

ser falsa de hecho, y una proposición lógicamente necesaria es aquella

cuya negación es auto contradictoria. Ejemplos son: “Los porteños no

son porteños”, “Los precios bajan constantemente” y “Todas las mesas

son mesas”, respectivamente. Las proposiciones lógicamente necesarias

se llaman a veces verdades de razón, y las lógicamente posibles se

llaman verdades de hecho. Como las primeras se pueden conocer

independientemente de la experiencia (dependen solamente de las

definiciones de las palabras) se dice también que son cognoscibles a

priori, en tanto que las verdades contingentes serían cognoscibles

únicamente a posteriori, esto es, después de determinadas

experiencias.  El conocimiento a posteriori se llama también

conocimiento empírico.

1.2.4. El conocimiento científico

Algunos de nuestros conocimientos se denominan

conocimientos científicos. Las características que debe tener un

conocimiento para caer dentro de esta categoría son básicamente tres:

debe ser general, social y legal. La generalidad significa que el

conocimiento científico se interesa por los enunciados referidos a una

multitud de casos, nunca a hechos particulares. Estos últimos cuentan

sólo como ejemplos o casos de una clase de hechos, que es la que

interesa al científico. El elemento social se relaciona con que el

Page 15: Los Usos Del Lenguaje

conocimiento científico debe ser comunicable en proposiciones

descriptivas y no inefable, y además debe ser verificable, esto es, debe

haber experiencias repetibles por distintas personas que lo comprueben

o lo refuten. El elemento legal de la ciencia aparece en la forma en que

se expresan sus conocimientos; las proposiciones científicas no son

meramente generales (refiriéndose  a muchos hechos pasados) sino que

también pretenden predecir los hechos futuros del mismo tipo. Las leyes

describen el comportamiento de la realidad, pero debe tenerse en

cuenta que existe en toda ciencia una jerarquía de leyes, cada una de

las cuales explica los hechos y leyes de niveles inferiores.

1.2.5. Concepto y características de la ciencia

El conocimiento científico, entonces, se presenta en conglomerados

de hipótesis, de leyes o de conjuntos de leyes que buscan comprender

ciertos sectores del universo. Pero debe tenerse en cuenta que la

separación entre las distintas ciencias particulares es hasta cierto punto

arbitraria, hecha por los seres humanos para un estudio más adecuado

de la realidad. Una ciencia puede definirse como una agrupación de

conocimientos científicos ordenados sistemáticamente. Dos conceptos

que resumen las pautas de las que se vale la ciencia para cumplir su

objetivo son la precisión y el método.

La precisión científica se logra mediante la introducción de términos

definidos estipulativamente, con lo cual maneja un lenguaje técnico, o

mediante la creación de lenguajes nuevos compuestos de símbolos

arbitrarios (lenguaje formal). La precisión no llega nunca a un nivel

absoluto, pero la eliminación de la ambigüedad y la vaguedad se realiza

en la medida en que es necesaria para la investigación. Otra

consecuencia del afán de precisión es la paulatina matematización de la

ciencia, su deseo de medir con la mayor exactitud posible todos los

fenómenos.

La ciencia es también una actividad metódica, en el sentido de que

existen ciertos procedimientos reconocidos que le permiten obtener los

Page 16: Los Usos Del Lenguaje

resultados deseados. Uno de los más importantes es el que permite

partir de ciertos datos o premisas para extraer las conclusiones

pertinentes.

1.2.6. Ciencia formal y ciencia empírica

Existen muchas clasificaciones posibles de los distintos tipos de

ciencias existentes, pero una de ellas ha sido reconocida como la más

útil. Se trata de la distinción entre ciencias formales y ciencias empíricas

o fácticas.

El objeto de estudio de las ciencias fácticas es una determinada porción

de la realidad, es decir, son siempre los hechos. Parten de la

experiencia, y su objetividad, si bien discutida, se basa en la descripción

de objetos externos. Por el contrario, el objeto de las ciencias formales

no forma parte de la realidad sensible, sino que son los conceptos

abstractos, elaborados directamente por la mente del hombre. Esta

diferencia de objeto provoca una diferencia en la fuente de sus

conocimientos respectivos: las primeras tienen su base en la experiencia

(combinada con el razonamiento) y las segundas en el razonamiento

puro. La utilidad de una ciencia formal (p.ej.: la matemática) está en que

permite manejar mejor y con más orden nuestros conceptos sobre la

realidad. En cuanto a la forma que tienen las ciencias de demostrar sus

conocimientos, las primeras apelan a la verificación empírica (que

siempre es falible y provisional) y las segundas a la deducción a partir

de las premisas de un sistema lógico. El siguiente cuadro resume las

diferencias:

Aspecto Ciencia empírica Ciencia formal

objeto realidad sensible abstracción

fuente experiencia razonamiento

demostración confirmación, refutación verificación lógica

utilidad directa indirecta

Vaguedad, prestigio y evolución

Page 17: Los Usos Del Lenguaje

Debe señalarse que el concepto de “ciencia”, como todos, tiene algo de

vaguedad. Existen muchas actividades que se autocalifican como

científicas sin llenar todos los requisitos del punto 1.2.4. En general, una

ciencia atraviesa seis etapas sucesivas en su progreso. Estas son: la fase

descriptiva, la taxonómica (clasificatoria), la legal (descubrimiento de

leyes), la cuantificación, la formalización (matemática) y la

axiomatización (construcción de un sistema formal). Pero debe tenerse

en cuenta que algunas ciencias no han pasado por todos estos períodos;

quizás la única que lo ha hecho es la física.