matheson richard - más allá de los sueños

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Page 1: Matheson Richard - Más allá de los sueños
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¿Quénosocurre tras lamuerte?ChrisNielsenno tieneni ideahastaqueungrave accidente acaba con su corta vida y lo separa de su amada esposa,Annie. Ahora Chris tendrá que arreglárselas en el lugar desconocido que leesperadespuésdedejarestemundo.PeronisiquieraelcieloestácompletosinAnnie, y cuando la tragediaamenazaconsepararlosparasiempre,Chrisarriesga su propia alma para salvarla de una eternidad de sufrimiento. EstaintensahistoriadeRichardMatheson,quetrataacercadelavida(yelamor)despuésde lamuerte,sirviódebasepara lapelículaganadoradeunÓscar,protagonizadaporRobinWilliams.

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RichardMatheson

MásalládelossueñosePubr1.2

GONZALEZ01.07.16

Page 4: Matheson Richard - Más allá de los sueños

Títulooriginal:WhatDreamsMayComeRichardMatheson,1978Traducción:MaríaJesúsSandín-Ezquerra

Editordigital:GONZALEZCorreccióndeerratas:quimera&solidsePubbaser1.2

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PRÓLOGO

Elmanuscritoqueestásapuntodeleerllegóamismanosdelasiguienteforma.Latardedeldiecisietedefebrerode1976,el timbredenuestrapuertasonóymi

mujer fue a ver quién era. Un rato después, volvió al dormitorio donde estábamosviendolatelevisiónydijoqueunamujerqueríaverme.

Melevantéymarchéhaciaelrecibidor.Lapuertaestabaabierta.Unamujeralta,querondabaloscincuenta,meesperabaenelporche.Vestíabienysosteníaentresusmanosunsobregrandeyabultado.

—¿EsustedRobertNielsen?—mepreguntó.Ledijequesíyellamealargóelsobre.—Entoncesestoesparausted.Lomiréconsuspicaciaylepreguntéquéeraaquello.—Unmensajedesuhermano—replicó.Missospechasfueronenaumento.—¿Aquéserefiere?—inquirí.—SuhermanoChrismehadictadoestemanuscrito—respondió.Suspalabrasnoconsiguieronmásqueenfadarme.—No sé quién es usted—le aseguré—, pero si supiera de verdad algo de mi

hermano,nodesconoceríaquemurióhaceyamásdeunaño.Lamujersuspiró.—Ya lo sé, señor Nielsen —rebatió, con cierto tono de cansancio—. Soy una

médium.Suhermanomehadictadoestematerialde…Separócuandoempecéacerrarlapuerta,yentoncesfuecuandorogó.—SeñorNielsen,porfavor.Hubounmatizdeapremiotanimperanteensuvozquelamiré,sorprendido.—He pasado seis meses trascribiendo este manuscrito—me aseguró—. No fue

ideamía.Tengocosasquehacer,perosuhermanonopensabadejarmeenpazhastaqueescribiera la última palabra de este documento y prometiera entregárselo.—Su vozadquirió un tono desesperado—.Ahora solo queda que usted lo acepte, y así podré

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descansartranquila.Conesaspalabras,depositóelsobreenmismanos,segiróydescendióconrapidez

porelcaminoqueconducíahasta laacera.Luegose subióa sucocheysealejó sinperderunsegundo.

Nuncalahevueltoavernisaberdeella.Nisiquierasésunombre.

***

Heleídotresveceselmanuscrito,ymeencantaríasaberquéhacerconél.Nosoyunhombrereligioso,pero,comotodoelmundo,mesientoinclinadoacreer

que lamuerte no se reduce al olvido sinmás.Aun así, encuentro complicado, si noimposible,aceptartodaestahistoria.Todavíasigopensandoenellaenesostérminos:comounahistoria.

Lociertoesqueloshechosestánahí.Datossobremihermanoymifamiliaqueesamujer nopodría conocer, amenosquehubierapasadomuchosmesesde laboriosayonerosa investigación antes de redactar el manuscrito. En cuyo caso, ¿cuál sería suobjetivo?¿Quéganaríaconalgoasí?

Laspreguntasqueseformulanenmimentenosonpocas.Nolasenumeraréaquí,puesprefieroqueellectorseformelassuyas.

Deunacosasíestoyconvencido.Sielmanuscritoescierto,esmejorquetodosnosreplanteemosnuestrasvidas.Yquelohagamoscuantoantes.

RobertNielsenIslip,NuevaYork

Enero,1978

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PRIMERAPARTE

ELSUEÑODELAMUERTE

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1Unborróndeimágenesfugaces

«Empiezaporelprincipio»,afirmaeldicho.Nopuedohacerlo.Comienzoporelfinal:losúltimosmomentosdemividaenlaTierra.Telocontarétalycomoocurrió…ytambiénloquesiguiódespués.

Unanota acercadel texto.Ya conocesmi estilo,Robert.Por esomismo, en estaocasióntepuedeparecerchocante.Larazónesquemehallolimitadopormiescriba.Mispensamientoshandecruzarporsumente.Nopuedoevitarlo.Ynotodoslosgranosatraviesanelfiltro.Asíquesécomprensivocuandopiensesquesimplificolascosasendemasía.Sobretodoalprincipio.

Amboslohacemoslomejorquepodemos.

***

Gracias aDios que estaba solo esa noche.Lo habitual era que Ian fuera al cineconmigo.Dosvecesporsemana(pormitrabajo,yasabes).

Esanochenovino.Actuabaenunaobradelaescuela.UnavezmásdoygraciasaDios.

Fuiauncinesituadoalladodeuncentrocomercial.Norecuerdoelnombre.Unoenormequehandivididoendos.PregúntaleelnombreaIan.

Eranmásdelasoncecuandosalídelasala.Memontéenelcocheycondujehaciaelcampodegolf.Esetanpequeñito…eldeniños.Nomesalelapalabra.Estábien.Deletréalo.Másdespacio.M-i-n…i…g-o…l-f…Estupendo.Esoes.

Habíatráficoenla…¿calle?No,másamplio.¿Ave…nida?Noesdeltodoexacto,perovaleconeso.Creíverunhuecoymelancé.Peroentoncesaparecióuncocheatodavelocidadytuvequeparar.Habíaespacioparaquemerodeara,peronolohizo.Megolpeóporlaizquierdaymicochecomenzóadarvueltasdecampana.

Mequedéconmocionado,peroelarnésdeseguridadmesujetó.Noesarnés.C-i-n-t-u-r-ó-n.Aúnnohabíasidoheridodegravedad.Perounacamionetameimpactóporel

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costadoderechoymecatapultócontralalíneacontinua.Uncamiónveníahaciamí.Megolpeó de lleno. Escuché un crujido terrible y el sonido de los cristales rotos.Megolpeé la cabeza y la negrura se apoderó de mí. Durante un instante, creí vermeinconscienteysangrando.Luegotodosesumióenlastinieblas.

***

Recuperélaconsciencia.Eldolorresultabainsoportable.Eracapazdeescucharmirespiración,unsonidohorroroso.Lento,exiguo,yacompañadoconesporádicastoseslíquidas.Teníalospieshelados.Lorecuerdoalaperfección.

Pocoapoco,mepercatédequemeencontrabaenunahabitación.Tambiénhabíagente, o eso creo.Algo impedía que estuviera seguro de ello. Sirantes.No, espera.Deletreadespacio.S-e-d-a-n…Sedantes.

Comencéaescucharunavozsusurrante.Noeracapazdeentenderlaspalabras.Notardéenapreciarunaformaamilado.Teníalosojoscerrados,perolaveía.Nopodíaasegurarsisetratabadeunhombreounamujer,perodeloquesíestabaconvencidoesdequemehablaba.Cuandodejédeescucharlaspalabras,desaparecióconellas.

Luegosurgióotrodolor,estavezenmimente,yfueincrementándosesinprisa,perosinpausa.Mediolaimpresióndesintonizarlocomosifueraunacadenaderadio.Noerami dolor, sino el deAnn.Lloraba y estaba asustada. Porque yome había hechodaño. Teníamiedo de lo queme pudiera pasar. Sentía su angustia. Sufría de formaterrible.Tratédealejarlassombras,perofuiincapaz.Traté,envano,depronunciarsunombre.

«Nollores—pensé—.Todo irábien.No tengasmiedo.Tequiero,Ann.¿Dóndeestás?».

En ese instante volví a casa. Era una tarde de domingo. Todos estábamos en elsalón, riendoyhablando.Annsesentabaami lado, Ian lohacíaal suyo.RichardseencontrabapegadoaIan,yMarieseacomodabaalfinaldelsofá.Rodeabaconelbrazoa Ann, que se apretaba contra mí. Despedía cierto calor agradable; le besé en lamejilla.Nossonreímoselunoalotro.Eraunatardededomingo,pacíficaeidílica,ytodosestábamosjuntos.

Me sentí emerger de la oscuridad. Yacía en una cama. El dolor volvió y merecorrióde lospiesa lacabeza.Nuncamehabíadolido tantocomoentonces.Sabíaquemeestabadeslizando.Sí,eltérminoesdeslizarse.

Entonces escuché un sonido horrible.Un tableteo enmi garganta.Recé para queAnn y los niños no lo oyeran. Los aterrorizaría. Le pedí a Dios que no los dejaraescucharaquelhorribleruido,quelosprotegieradeél.

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Elpensamientoqueacudióamimentefue:«Chris,temueres».Luchépara tomaraire,pero los fluidosdemi tráqueaevitaronqueelairepasaraa su través.Menotéperezosoylento,atrapadoenunamasadensa.

Había alguien al lado de la cama. Esa forma otra vez. «No luches contra ello,Chris»,me decía.Aquellas palabrasme enfurecían.Quienquiera que fuese, deseabaquemuriera.Yopugnabacontraello.Noqueríamarcharme.«¡Ann!»,lallaméenmispensamientos.«¡Sostenme!¡Nodejesquemevaya!».

Aunasí,medeslicé.Elcuerpomedolíacomomildemonios.Advertímidebilidad.Luego hizo presa en mí una extraña sensación. Como si me hicieran cosquillas.Extraño,losé.Ridículo.Peroasífue.Cosquillas,portodaspartesdemicuerpo.

Otrocambio.Noestabaenunacama,sinoenunacuna.Sentíaelbalanceoadelanteyatrás,adelanteyatrás.Pocoapoco,caíenlacuenta.Noestabaenunacuna,seguíaenlacama.Micuerpoeraelquesemovía.Pequeñosruiditoscrujíanenelinteriordemi cuerpo. Los sonidos que escuchas cuando quitas un vendaje con cuidado.Menosdolor.Eldoloribadesvaneciéndose.

Asustado, traté de recuperar el dolor. Volvió en segundos, y esta vez peor quenunca. Agonizando, me aferré a él. Me hacía sentir vivo. No quería marcharme.«¡Ann!».Mimentegritóysuplicó.«¡Sostenme!».

Nosirviódenada.Sentí lavidaescurrirseentremisdedos,volvíaescuchar losmismossonidos,aunquemuchomásaltos;elrasgardeuncientodehilosdiminutos.Semedurmieron laspiernas.Perdíel sentidodelolfatoyeldel tacto.Losdedosy lospies semeentumecieron.Pugnéporvolver a sentir algo,pero fui incapaz.Unacosafríareptabapormiestómago,pormipecho.Separóentornoamicorazón,quelatíadespacio,muydespacio,comoeltambordeunamarchafúnebre.

De repente, supe lo que ocurría en la habitación de al lado. Vi una mujer debastanteedadyacerallí;hebrasdecabellogris recorrían sualmohada.Tenía lapielamarillaysusmanosseasemejabanagarrasdepájaro.Cáncerdeestómago.Alguiensesentabaasulado,ylehablabaconsuavidad.Lahija.Decidíquenoqueríaverlo.

De inmediato, abandoné la habitación y volví a la mía. El dolor casi habíadesaparecido.No pude recuperarlo a pesar de lomucho que lo intenté. Escuché unzumbido;sí,unzumbido.Loshilosseguíanrompiéndose.Sentí losextremosrotosdeloshilosretorcerse.

Esefríodeantessemoviódenuevo.Semovióhastasituarseenmicabeza.Todolodemás lo notaba insensibilizado. ¡Por favor!, grité en busca de ayuda. Pero no dijenada:teníalalenguaparalizada.Misermismoseretrotraía,serefugiabaenmicabeza.Lasmembanossecontraían…No,espera.M-e-m-b-r-a-n-a-s.Sí.Haciafuerayhaciaelcentroalavez.

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Empecéamovermeatravésdeunaaberturademicabeza.Habíaunruidosimilaraun ronroneo, un repique, algo que se deslizabamuy deprisa, como una corriente deaguaatravésdeuncursomuyestrecho.Mesentíalzarme.Eraunaburbujaqueoscilabadeunoaotro lado.Creíverun túnelsobremí,oscuroysinfin.Megiréymequedéanonadado al ver mi cuerpo tirado en la cama. Vendado e inmóvil. Alimentadomediante tubos de plástico. Estaba conectado al cuerpo merced a un cordel quebrillabaconluzplateada.Elcordón,muyfino,salíadearribademicabeza.«Elcordeldeplata—pensé—.Diosmío,elcordeldeplata».Sabíaqueeraloquemanteníamicuerpoconvida.

Meinundóelaborrecimientocuandovimisbrazosypiernassufrirespasmos.Casinorespiraba.Habíaunaexpresiónagónicaenmicara.Denuevo,luchéparadescenderyunirmeamicuerpo.

«¡No, nome iré!—chillabamimente—. ¡Ann, ayúdame! ¡Por favor! ¡Tenemosqueestarjuntos!».

Meobliguéabajaryobservarmirostro.Loslabiossehabíanvueltopúrpurasyelsudor perlaba mi piel. Contemplé las venas del cuello hincharse. Los músculoscomenzaronacontraersedeformaespasmódica.Intentécontodasmisfuerzasvolveralcuerpo.

«¡Ann!¡Llámameatuladoparaquepuedaseguirjuntoati!».Ocurrióunmilagro.Lavidallenómicuerpo,unsaludablecolorrecorriómipiely

unamiradadepazseacomodóenmirostro.LedigraciasaDios.Annylosniñosnomevierondelamismaformaqueyo.Penséquevolveríaamicuerpo.

Perono fueasí.Micuerpo fueenvueltoporun sacodemuchoscolores,un sacotejido por el cordel de plata. Sentí una sensación de desvanecimiento, escuché unrestallido(comosiunaenormegomaelásticaserompiera)ycomencéaalzarme.

Entoncestuveunflashback.Sí,esoes.Unflashback;comoenlaspelículas,peromuchomásrápido.Hasleídoyescuchadolafraseunmillardeveces:«suvidaenterapasóantesusojos».Robert,esverdad.Tanrápidoqueapenaspudeseguirla…yhaciaatrás.Losdíasantesdelaccidente,lasvidasdelosniños,mimatrimonioconAnn,micarreradeescritor.Launiversidad,laSegundaGuerraMundial,elinstituto,laescuela,mi infancia. 1974-1927, hasta el último segundo de esos años. Cada movimiento,pensamiento, emoción, cada palabra hablada. Lo vi todo. Un borrón de imágenesfugaces.

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2Soñarquesesueña

Mesentéenlacamadeformaabruptaymeechéareír.¡Solohabíasidounsueño!Me sentía alerta, con todos mis sentidos aguzados. Es increíble lo real que puedeparecerunsueño.

Peroamivistalepasabaalgo.Veíaborroso.Másalládetresmetroseraincapazdedistinguirnada.

Lahabitaciónmeresultabafamiliar:lasparedes,elsuelodeestuco.Cincometrosporcuatro.Lascortinasdecolorbeiscontirasmarronesynaranjas.Unatelevisióndecolorcolgabacercadeltecho.Amiizquierdahabíaunasilla:tapizadaconunmaterialimitación de cuero, de un color rojizo anaranjado y brazos de acero inoxidable. Laalfombraeradelamismatonalidadquelasilla.

Entonces comprendí por qué las cosas parecían borrosas. El humo inundaba lahabitación.Sinembargo,nohabíaoloralguno.Eldatome llamó laatención.Noerahumo.Deinmediatocambiédeidea.Elaccidente.Misojoshabíanquedadoafectados.No me había desmayado. El alivio de saber que aún estaba vivo trascendió talpreocupación.

«Vayamos por partes», pensé. Tenía que encontrar a Ann y decirle que meencontrababienparaqueasídejaradepreocuparse.Melevantéporelladoderechodelacama.Lamesitadenocheestabahechademetal,ysucolortambiénerabeis,ajuegoconnuestra cocina.Deletrea. F-o-r-m-i-c-a.En un rincón se levantaba una pila.Losgrifos me recordaban palos de golf, ¿sabes? Un espejo pendía encima de la pila.Debidoaloprecariodemivistameresultabaimposibleapreciarmireflejo.

Me acerqué a la pila, y luego me detuve. Se acercaba una enfermera. Caminódirectahaciamí,yme tuvequeapartar.Nisiquieramemiró,peroboqueóalgoyseapresuró en dirección a la cama.Megiré.Un hombre, demandíbula floja y de pielgrisáceaypálida, yacía en ella.Estaba cubiertodevendasyunmontónde tubosdeplásticorecorríansucuerpo.

Megirésorprendidomientraslaenfermerasalíaatodaprisadelahabitación.Nopudeoírloquegritaba.

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Me acerqué aúnmás al hombre y supuse que estaríamuerto. ¿Pero cómo podíahaberotrapersonamásenmicama?¿Quéclasedehospitalasignadosenfermosaunasolacama?

Extraño. Me incliné para mirarlo. Su cara era igual que la mía. Negué con lacabeza. Imposible. Miré su mano izquierda. Llevaba una alianza igual que la mía.¿Cómoeraposible?

Comencéasentirunafrialdadincómodaenelestómago.Tratéderetirarlasábanapara ver su cuerpo, pero fui incapaz. Había perdido el sentido del tacto. Seguíintentándolohastaquemefijéenquemisdedosatravesabanlasábana.Retirélamanodeinmediato,asqueado.«No,nosoyyo»,medije.¿Cómopodíaserlocuandoyoaúnestabavivo?Hastamedolíaelcuerpo.Pruebairrefutabledequevivía.

Giréconrapidezcuandodosdoctoresentraronen lahabitación,y luegomeechéatrásparapermitirlesinspeccionarelcuerpo.

Unodeelloscomenzóaexhalarenlabocadelhombre.Elotroteníaunaepaer…deletreah-i-p-o-d-é-r-m-i-c-a; sí.Contemplécómopinchaba laagujaen lacarnedelhombre.Entoncesunaenfermeravinocorriendo; traíaconsigounamáquinaequipadaconruedas.Unodelosdoctoresapretódosgruesoscacharrosdemetalcontraelpechodesnudo del hombre, que solo se retorció. Entonces fue cuando supe que no habíarelaciónalgunaentreaqueltipoyyo,puesnosentínada.

Susesfuerzosfueronenvano.Elhombreestabamuerto.«Unalástima»,pensé.Sufamilia lo iba a pasar mal. Eso me hizo reparar en Ann y los niños. Tenía queencontrarlosparacalmarlos.SobretodoaAnn.Sabía loaterrorizadaqueestaría.MipobreydulceAnn…

Megiréycaminéhacialapuerta.Amiderechahabíaunbaño.Echéunvistazoyviun lavabo, un interruptor y un botón con una bombilla roja al lado, bajo la cual uncartelrezaba:«Emergencia».

Salíalpasilloynomecostóreconocerlo.Sí,porsupuesto.Latarjetademicarteraindicabaquedebíantraermeaquíencasodeaccidente.ElhospitalMotionPicture,enlascolinasWoodland.

Meparéytratédeencajarlaspiezas.Habíatenidounaccidenteymehabíantraídohastaaquí.¿Porquénodescansabaentoncesenunacama?Aunquelociertoesquemehabíadespertadoenuna.En lamismaen laque reposabaelhombrequeacababademorir.Elhombrequeseparecíaamí.Teníaquehaberunaexplicaciónparatodoello.Sinembargo,nolaencontraba.Nopodíapensarconclaridad.

Alfin,semeocurrióunarespuesta.Noestabasegurodesieraonolacorrecta…,peronoteníanadamás.Habíadeaceptarla.Almenosporelmomento.

Me hallaba bajo los efectos de la anestesia;me estaban operando.Todo ocurría

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soloenmimente.Esaeraladeducciónlógica.Nadamásteníasentido.«¿Yahoraqué?»,pensé.Haríaloquedeseaba.Yloquedeseabaeraencontrara

miAnn.Justocuandolodecidí,viaotrodoctorcorrerporelpasillohaciamí.Demanera

deliberadatratédedetenerlocuandopasóamilado,peromimanoatravesósuhombro.«No importa», me dije. Soñaba. Y todo tipo de cosas estúpidas se suceden en lossueños.

Anduve por el pasillo. Pasé al lado de una habitación donde un cartel verdeindicaba«Nofumar:oxígenoenuso».Unsueñopocohabitual,pensé.Nuncahabíasidocapazdeleerensueños;laspalabrassiempreseagolpabancuandotratabadehacerlo.Sin embargo en esta ocasión la frase resultaba completamente legible a pesar delemborronamientodemivista.

Detodasformas,estonoesunsueñosihablamosdemaneraprecisa.Encontrarsebajolosefectosdelaanestesianosepuedecompararconsoñar.Asentíantelológicodelaexplicaciónycontinuémicamino.Anndebíadeestarenlasaladeespera.Meconcentré endar con ella para poder consolarla.Era tan partícipe de su sufrimientocomodelmíopropio.

Paséal ladode la saladeenfermerasy lasescuchéhablar.No intentéconversarcon ellas. Todo esto tenía lugar solo en mi mente. Tenía que asumirlo, aceptar lasreglas.Noeraunsueñopersi(per-s-e),peroeramássencillopensarenellocomosilofuera.Unsueñobajolosefectosdelaanestesia.

«Espera—pensé,ymedetuve—.Seaonounsueño,nopuedocaminarporahíconunabatadehospital».Meestudiédearribaabajo.Llevabaloquevestíacuandotuveelaccidente.

«¿Dóndeestálasangre?»,mepregunté.Recordabaunaimagendemímismoentrelosrestosdelcoche,inconsciente.Habíasangreportodaspartes.

Meinvadióunsentimientoimponente…¡No!Perdónporlaimpaciencia.E-x-u-l-t-a-n-te.¿Porqué?Porquehabíarazonadoalgoaunapesardeloembotadodemimente.Nopodíaserelhombredelacama.Élvestíalabatadehospital,estabavendadoyloalimentabancon tubos.Yo llevabaun traje,no teníavendaalgunaymepodíamovercontotallibertad.Ladiferenciasaltabaalavista.

Un hombre con ropas de calle seme acercó. Esperaba queme pasara de largo.Pero para mi sorpresa, me colocó la mano sobre el hombro y me hizo detenerme.Advertílapresióndesusdedossobrelacarne.

—¿Sabesyaloquehaocurrido?—inquirió.—¿Loquehaocurrido?—Sí—asintió—.Hasmuerto.

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Lomiré,disgustado.—Esoesabsurdo—repliqué.—Eslaverdad.—Sihubieramuertonotendríacerebro—lerespondí—.Nopodríahablarcontigo.—Noesasícomofunciona—insistió.—Elhombredeesahabitacióneselquehamuerto,noyo—leaclaré—.Yoestoy

anestesiado,porquemeestánoperando.Enesencia,vivounsueño.—Mecomplaciómipropioanálisisdelasituación.

—No,Chris—respondió.Un escalofrío trepó pormi espalda. ¿Cómo sabíami nombre? Lomiré conmás

detenimiento.¿Loconocía?¿Porquéaparecíaenmisueño?No;noloconocía.Meresultabadesagradable.Detodasformas,pensé(laideame

hizosonreírapesardemi irritación)queesteerami sueñoyqueélno teníaningúnpodersobreél.

—Lárgateyencuentratupropiosueño—leespeté,satisfechoanteloagudodemiexpresión.

—Sinomecrees,Chris—mecontestó—,miraenlasaladeespera.Tuesposaytushijosestánallí.Aúnnoleshandichoquehasmuerto.

—Esperaunminuto,esperaunminuto—leseñaléconeldedo,punzandoelaire—.Túerasquienmeaconsejabaquenoluchara,¿verdad?

Comenzóareplicar,peroyoestabatanirritadoquenoledejéhacerlo.»Estoycansadodetiydeesteestúpidolugar—lerecriminé—.Mevoyacasa.Algotiródemídeformainstantánea.Fuecomosimicuerpoestuvieraencapsulado

enmetalysevieraatraídoporunimándistante.Salídespedidoporelairetanrápidoquenomediotiempoahacernada.

Terminótandesúbitocomohabíaempezado.Mehallabasumidoenlaniebla.Miréenderredor,peronovinada.Comencéacaminardespacioporentrelabruma.Ahorayentonces, creí captar un destello de gente moviéndose. Cuando traté de discernirquiéneseran,sedesvanecieron.Estuveapuntodellamaraunodeellos,peroalfinalnolohice.Yoeraeldueñodelsueño.Nodejaríaquemedominara.

Traté de distraerme imaginándome que estaba de vuelta en Londres. ¿Recuerdasqueviajéallíen1957paraescribirelguióndeunapelícula?Fueennoviembre,yenmás de una ocasión me tocó caminar entre nieblas tan densas como esta. «Puré deguisantes»esunabuenadescripción.Ladeesedíaeraaúnmásdensaqueaquellas;medabalaimpresióndeestarbajoelagua.Lahumedadtambiéneracasilamisma.

Alfinal,alotroladodelabruma,divisénuestracasa.Esavisiónmealiviódedosformas.Porunlado,soloporverla.Porotro,elhechodehaberllegadotanrápidome

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hizoconstatarqueseguíasoñando.Derepente,mesentíinspirado.Yatehecontadolomuchoquemedolíaelcuerpo.

Inclusoaunquefueraunsueño,aúnmedolía.Portanto,dadoqueeldolorerafrutodelsueño,noteníasentidoquelosufriera.Robert,soloconpensarloeldolordesapareció.Un nuevo sentimiento de placer y alivio me recorrió. ¿Qué mejor prueba de queaquelloeraunsueñoynolarealidad?

Recordé,entonces,cuandomehabíalevantadodelacamadelhospital,entrerisas,porquetodohabíasidounsueño.Esoerajustoloquesucedía.Punto.

Deimproviso,estabaenelrecibidorsinhaberdadoniunpasomás.«Unsueño»,pensé y asentí, satisfecho.Miré en derredor, aunquemi vista seguía siendo borrosa.«Aguarda—pensé—.Sihesidocapazdeeliminareldolor,¿porquénoconseguirlomismoconladeficienciademisojos?».

Nadaocurrió.Todomásalládeunosmetrosseguíaoscurecidoporloqueparecíaserunsudariodehumo.

Me giré en redondo ante el ruido de garras proveniente del suelo de la cocina.Ginger corríahacia el recibidor. ¿La recuerdas?Nuestrapastora alemana.Mevioydiocomienzoasucarrerarebosantedefelicidad.Lallamé,contentodevolveraverla.Meinclinéparaacariciarlelacabezaymimanosehundióensucráneo.Seretiróconungañidoyseencogiódeterror.Seapretócontralapuerta.Selepegaronlasorejasalacabezayelpelodelacoronillaseleerizó.

—Ginger—la llamé. Luché contra una sensación desazonadora—.Ven aquí.—Actuabade formaestúpida,medije.Meaproximéaella,pero loúnicoquehizo fueaplastarsecontraelsuelodelacocina,tratandodeescapar—.¡Ginger!—grité.Queríaenfadarmeconella,pero teníaunaspecto tanaterrorizadoquemevi incapaz.Corrióporelsalónydesaparecióbajolapuertadelaperrera.

Iba a seguirla, pero decidí no hacerlo. Nome convertiría en la víctima de estesueño,pormuyabsurdoquesevolviera.MegiréygritéelnombredeAnn.

Nadie respondió. Miré la cocina: la cafetera estaba encendida, los dos pilotosrojos brillaban. La jarra de cristal estaba casi vacía. Esbocé una sonrisa. Estabahaciéndolodenuevo.Enunmomento lacasasevería imp…i-m-p-r-e-g-n-a-d-aconoloracaféreciénhecho.Tratédealcanzar la jarra.Mimanoatravesóelcableymetensé, pero luego recuperé la calma. «En los sueños no se puede hacer nada aderechas»,recordé.

Busquéporlacasa.Miréeneldormitorioyenelbaño.LashabitacionesdeMarieeIan,ensubaño.LahabitacióndeRichard.Ignoréelenturbiamientodemivisión.Noeraimportante,decidí.

Loquenofuicapazdeignorarfueelestadoletárgicoquemeibainvadiendo.Ya

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fueraunsueñoono,micuerpoparecíahechoderoca.Volvíanuestrodormitorioymesentéen la cama.Medesazonóelhechodequeno seamoldaraamicuerpo; esunacamadeagua.«Olvídalo,unsueñoessolounsueño—medije—.Sonsurrealistas».

Miréelrelojradiodespertador,ymetuvequeinclinarparavisualizarconclaridadlasmanecillasylosnúmeros.Eranlasseisycincuentaytres.Echéunvistazoalotrolado de la puerta de cristal. Fuera no estaba oscuro. La niebla seguía allí, pero nohabíaoscuridadalguna.¿Cómopodíaserdemañanaconlacasavacía?Aesashoras,todoelmundodeberíaestarensucama.

—Noimporta—dije,mientrasmeesforzabaporreafirmarme.«Teestánoperando.Estássoñando.Annylosniñosteesperanenelhospital…».

Laconfusiónhizopresaenmíunavezmás.¿Deverdadestabaenelhospital?¿Otambiénconstituíapartedelsueño?¿Estaríaenestacamasoñándolotodo?Talvezelaccidente nunca hubiera ocurrido. Había muchísimas posibilidades, y todas estabaninterconectadas.Sitansolopudierapensarconmayorclaridad…Peromimenteseguíaembotada.Comosituvieraresacaomehubieransedado.

Me tiré en la cama y cerré los ojos. Era lo único que podía hacer. No tardaríamuchoendespertaralaverdad:todoeraunsueñoquehabíatenidobajolosefectosdelaanestesia,oenlacamademidormitorio.Esperéquefueraelúltimocaso.Porque,deserasí,medespertaríaparaencontraraAnnami ladoypodríacontarleelsueñoabsurdo que había tenido. La sostendría entre mis brazos, la besaría con ternura yhablaríaconelladeloextrañoqueresultasoñarquesesueña.

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3Estaoscurapesadillasinfinal

Meencontrabaderrengado,peroeraincapazdedescansar;misueñosehabíavistointerrumpidopor el llanto deAnn.Quise incorporarmepara consolarla.En lugar deesomezambullíenunlimboentrelaoscuridadylaluz.«Nollores»,meoímurmurar.«Despertaréprontoyestarécontigo.Déjamedormirunratomás.Nollores,porfavor;todovabien,cariño.Cuidarédeti».

Alfin,meobliguéaabrirlosojos.Noestabatiradoenlacama,sinodepieenlaniebla.Comencéaandardespaciohaciaelsonidodelllanto.Estabacansado,Robert,atontado.Peronopermitiríaquesiguierallorando.Teníaqueaveriguarloquesucedíay solventarlo cuanto antes para que cesaran sus lágrimas.No podía soportar el quesiguierallorandoasí.

Llegué hasta una iglesia que jamás antes había visto. Todos los bancos estabanrepletosdegente.Meviincapazdedistinguirsusrasgosenaquellasformasgrisáceas.Anduvehastaelpasillocentral,sindejardepreguntarmelarazóndequeestuvieraallí.¿Quéiglesiaeraesta?¿YporquéelsonidodelllantodeAnnproveníadeaquí?

Lavisentadaenelprimerbanco,vestidadenegro.Richardasuderecha,MarieeIanasuizquierda.AlladodeRicharddiviséaLouiseyasumarido.Todosvestíandenegro. Resultabanmás fáciles de ver que el resto de la gente de la iglesia, aunqueseguían siendo formas desdibujadas, como si se tratase de fantasmas. Seguíaescuchandolossollozos,aunqueAnnguardabasilencio.«Essumente—concluí—,ynuestrasmentesseencuentrantanunidasquelaescuchoconclaridad».Corríhaciaellaymeparéjustodelante.

—Estoyaquí.Mantuvo la vista fija, como si yo nohubiera hablado, como si no estuviera allí.

Nadiememiraba.¿Seavergonzaríandemipresenciayestarían fingiendoquenomeveían?Me observé. Tal vez fueran mis ropas. ¿No hacía mucho tiempo que no mecambiaba?Noestabamuyseguro.

—Estábien—dije.Teníadificultadesparapronunciar laspalabras;menotabalalenguarara—.Estábien—repetídespacio—.Nomehevestidodeformaadecuada.Y

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llegotarde.Esonosignificaque…—MivozsequebróalcomprobarqueAnnseguíamirandoenlamismadirección.Comosiyofueraunserinvisible—.Ann,porfavor—imploré.

Nosemovióenabsoluto,niparpadeó.Letoquéelhombro.Seretorcióenelasiento,miróhaciaarribaylacaraselepusoblanca.—¿Quéesloquepasa?—pregunté.Eldolordesumentesalióaflotedeimprovisoysecubriólosojosconlamano

izquierda,enunintentoporreprimirlossollozos.Sentíundoloratenazadordentrodelacabeza.«¿Quéesloquemepasa?».

—¿Ann,quéesloquepasa?Tampocorespondióestavez,yentoncescentrélaatenciónenRichard.—¿Richard, qué está pasando?—Arrastraba las palabras que pronunciaba de la

mismamaneraquesiestuvieraborracho.Norespondió.MiréaIan.—¿Porquénomelodicestú,porfavor?—Unaguijonazodeangustiameatravesó

al contemplarlo. Sollozaba de manera tímida, y se frotaba las mejillas con dedostemblorososenunesfuerzoporenjugarlaslágrimasquebrotabandesusojos.

«¿Quéesloquepasabaallí,poramordeDios?».Entonces lo supe. Claro. El sueño. Aún soñaba. Estaba en el hospital y me

operaban…No,mehabíadespertadoya,perosoñabaenlacamadelhospital…¡loquefuera!Elsueñocontinuabasucursoyahoraincluíatambiénmifuneral.

Tuvequealejarmedeellos.Nopodíasoportarverlosllorar.«¡Quésueñomásestúpido!¿Cuándoterminaría?».Fueunauténticotormentoparamíeltenerqueapartarmedesulado,peroentonces,

justodetrásdemí,escuchéaAnnyalosniñosllorar.Sentílanecesidadimperiosadedarme la vuelta y consolarlos. ¿Pero de qué serviría? En mi sueño, lamentaban mimuerte.¿Dequeserviríahablarconellossimecreíanmuerto?

Teníaquepensarenotracosa,esaeralaúnicasalida.Elsueñocambiaríaentonces,siemprelohacía.Caminéhaciaelaltar,siguiendoelzumbidodeunavoz.Debíadeserel sacerdote. Me obligué a adoptar una perspectiva diferente. Aquello podía serdivertido. Aunque fuera un sueño, ¿cuántos hombres disfrutan de la oportunidad deasistirasupropiopanegírico?

Adiviné su contorno grisáceo y borroso tras el púlpito. Su voz sonaba vacía ydistante.«Esperoqueestésiendobuenoconmigo»,pensé.

—Loes—dijounavoz.Miré a mi alrededor. De nuevo ese hombre, el que había visto en el hospital.

Resultabaextrañoque,de todos lospresentes, él fuera elquemásclaramente seme

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aparecía.—Veoqueaúnnohasencontradotupropiosueño.—Eraextraño,también,queaél

sílepudierahablarsinesfuerzo.—Chris, trata de entenderlo —me pidió—. Esto no es un sueño. Es real. Has

muerto.—¿Quieredejardedecireso?—Comencéadarmelavuelta.Otra vezme puso lamano en el hombro. Dedos sólidos, que se clavaban en la

carne.Extraño.—¿Chris,noloves?Tuesposaytushijosestánvestidosdenegro.Enunaiglesia.

Unsacerdotepronunciatupanegírico.—Unsueñomuyreal.Agitólacabeza.»Déjameenpaz—leespetéentonoamenazador—.Notengoqueaguantaresto.Supresaerafuerte.Noconseguíromperla.—Ven conmigo.—Me condujo hasta la plataforma, donde vi un ataúd sobre los

soportes—.Tucuerpoestáahí—measeguró.—¿Enserio?—Mitonoerafrío.Elataúdsemanteníacerrado.¿Cómopodíasaber

élqueyoestabaallídentro?—Puedesmirardentrosiquieres—respondió.Mesentídesazonado.Podíamirarsiquería.Derepente,losupe.—Peronoloharé.—Medesembaracédesumanoymealejé—.Estoesunsueño

—repetísindejardemirarporencimadelhombro—.Talveznoloentiendas,pero…—Siesunsueño—meinterrumpió—,¿porquénopruebasadespertarte?Giréenredondoparaencararlo.—Vale,esoesjustoloquevoyahacer.Graciasporunasugerenciatanestupenda.Cerrélosojos.«Yalohasoído.Despierta.Mehadichoquelohaga.Hazlo».OílossollozosdeAnndenuevo,sollozosquesehacíanmásintensos.—No. —Era incapaz de soportar aquel sonido. Traté de retroceder, pero me

perseguía.Apretélosdientes.«Estoesunsueñoytevasadespertarahoramismo».Encualquiermomentomedespertaría,cubiertodesudorytemblando.Annmellamaríaporminombreymesostendríaentresusbrazos,mecalmaría,mediría…

Sus sollozos se hicieron más fuertes, más fuertes. Apreté las manos contra lasorejas.

—Despierta.¡Despierta!—gritécondeterminaciónciega.Miesfuerzofuerecompensadoconunsúbitosilencio.¡Lohabíaconseguido!Lleno

dealegría,abrílosojos.

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Estabaenelrecibidordenuestracasa.Noentendíaloquepasaba.Entonces volvió la niebla y mi vista se emborronó una vez más. Y empecé a

advertirsiluetasdepersonasquesereuníanenelsalón.Siluetasgrisesyborrosasquese unían en pequeños grupos, sentadas o de pie, y quemurmuraban palabras que noalcanzabaaoír.

Caminéhaciaelsalónypaséalladodeungrupodepersonas,peronofuicapazdereconocerlas:susrasgosestabanmuydistorsionados.Seguíasoñando.Meaferréaesaidea.

PaséalladodeLouiseydeBob.Nomemiraron.«Notratesdehablarconellos.Aceptaelsueño.Sigueadelante».Meencaminéhaciaelsalón,loatraveséymedirigíalasalita.

Richard servía bebidas desde detrás de la barra. Sentí una punzada deresentimiento.¿Cómobebíanenunmomentocomoeste?Espera.¿Unmomentocomoeste?Noeraundíaespecial.Solounafiestadeprimenteenunsueñodeprimente.

Mientras me movía, fui capaz de identificar a algunas de aquellas personas. ElhermanomayordeAnn,Bill,ysuesposaPatricia.Supadreysumadrastra,suhermanopequeñoPhil,suesposaAndrea.Tratédesonreír.Cuandosoñabanoescatimabaniundetalle,pensé;lafamiliaenteradeAnnhabíavenidodesdeSanFrancisco.¿Perodóndeestabami familia?Seguro que los soñaba también. ¿Qué importaba en un sueño quevivieranacincomilkilómetrosdeallí?

Entoncestuveotraidea.¿Seríaposiblequehubieraperdidolacordura?Talvezelaccidentemehubieraafectadoalcerebro.¡Eraunaposibilidad!Meaferréaella.Dañocerebral. Imágenes distorsionadas y extrañas. No solo requeriría una operación;aquelloseríamáscomplejo.Mientrasmedesplazabaentreaquellosfantasmas,podíanestarhurgandoenmicerebroconlaesperanzadecurarme.

Noayudó.Apesardelológicoquesonaba,elresentimientoseguíaembargándome.Todaesagentemeignoraba.Medetuveenfrentedealgunos;imposibledeterminarsusrasgos,suidentidad.

—Mierda,inclusoenunsueñolagentetehabla—dije.Probéaagarraraunoporlosbrazos.Misdedosatravesaronsucarnecomosifueranagua.Miréamialrededoryobservélamesadelasala.Intentéagarrarelvasodealguienparaestamparlocontralapared.Igualquesihubieraagarradoelaire.Lafuriameinundó.

—¡Joder,esteesmisueño!¡Escuchadme!—lesgrité.Mirisafueinvoluntaria,nerviosa.«Miraloquedices—pensé—.Actúascomosiestoocurriera.Aclaratus ideas,

Nielsen.Estoesunsueño».Losdejéa todosatráscuandocrucéporelcorredor trasero.El tíodeAnn,John,

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estaba justo delante demí.Observaba unas fotografías en la pared. Lo atravesé sinsentirnada.

«Olvídalo—medije—.Noimporta».Lapuertadenuestrodormitorioestabacerrada.Laatravesé.—Estoesunalocura—susurré.Nuncaantesmehabíasucedidoalgoasíensueños.Mienfadoseevaporócuandomeacerquéa lacamayviaAnn.Estabaapoyada

contra su lado izquierdo y miraba en dirección a la puerta de cristal. No se habíaquitado aún el vestido de luto que le había visto lucir en la iglesia. Solo se habíadescalzado.Teníalosojosrojosdetantollorar.

Ian se sentaba a su lado y le sujetaba lamano. Las lágrimas le corrían por lasmejillas.Loqueríatanto…Esunchicotandulceyamable,Robert…Alarguélamanoparaacariciarleelpelo.

Élmiróasualrededory,poruninstantequeestuvoapuntodepararmeelcorazón,creíquememiraba.

—Ian—murmuré.Élvolvióamirarasumadre.—¿Mamá?—dijo.Ellanorespondió.IanhablódenuevoylosojosdeAnnsedirigieron,muydespacio,haciaél.—Séquetepareceráunalocura,pero…sientoquepapáestáconnosotros.MiréaAnn.EllacontemplabaaIan,perosuexpresiónnohabíacambiado.—Quierodecirqueestáaquí—leaseguró—.Ahora.LasonrisadeAnnfuemuytierna.—Séquesoloquieresayudar.—Losientodeverdad,mamá.Annnofuecapazdecontinuarcuandounsollozolainterrumpió.—Diosmío—susurró—.Chris…—Laslágrimasleinundabanlosojos.Mesituéalladodelacamaytratédetocarlelacara.—Ann,no…—comencé,peromeresultóimposibledecirnadamás.Cuandofuia

abrazarla,misdedossehundieronensucarne.—Ian,tengomiedo—reconocióAnn.Medilavueltaconrapidez.Laúltimavezquehabíapresenciadoaquellamiradaen

sucarafueunanochecuandoIan,queteníaseisaños,estuvodesaparecidodurantetreshoras.Unamiradademiedoabsolutoeindefensión.

—Ann,estoyaquí.¡Estoyaquí!¡Lamuertenoesloquecrees!Fuipresadelterror.¡Noqueríadecireso!Peroerademasiadotardeparavolverse

atrás.Lohabíaasumido.

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Me debatí contra la idea e intenté concentrarme en Ann e Ian. Pero la cuestiónseguíaatormentándome.¿Ysielhombrehabíadicholaverdad?¿Ysinosetratabadeunsueño?

Me habían cortado la retirada. Contraataqué con fiereza. ¿Y qué si lo habíapensado?¿Yquésilohabíaconsiderado?Nohabíapruebasmásalládeeso.

Mejor. La justificación sirvió para apaciguarme. Comencé a tocarme el cuerpo.«¿Estoes lamuerte?—meburlé—.¿Carneyhueso? ¡Ridículo!».Nopodía ser unsueño.Talvezconcedieraeso.Perodeloqueestabaseguroesdequenosetratabadelamuerte.

Elconflictoparecióacabarconmisenergías.Unavezmás,mediolaimpresióndequemicuerposehabíavueltopiedra.«¿Unavezmás?»,pensé.

Noimportaba.Alejétodoaquellodemimente.MetumbéenmiladodelacamaymiréaAnn.Resultabainquietanteestarasulado,unoenfrentedelotro,yquesuvistameatravesara,comosiyofueraunaventana.

«Cierralosojos»,pensé.Lohice.«Evádetemedianteelsueño—medije—.Nohay evidencias de ningún tipo. Esto puede ser un sueño. Pero Dios, Dios de loscielos,siesqueelcieloexiste,odioestesueñocontodasmisfuerzas.Porfavor—imploré a cualesquiera poderes que me escucharan—. Libérame de esta oscurapesadillasinfinal».

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4¡Saberqueaúnexisto!

Flotar, quedar suspendido, elevarse, y luego descender hasta sumergirse en unvacíosilencioso.¿Seríaasílasensaciónqueexperimentaríaelniñoaúnnonacido?¿Elflotarenunalobreguezlíquida?

No,enelvientrematernonohabríallantos.Nitampocoesepesarquemeoprimía.Murmurabaenmisueño.Queríadescansar,necesitabadescansar,perotambiénqueríadespertarporelbiendeAnn.

—Cariño, no pasa nada —debí de repetir estas palabras cien veces antes dedespertar.

Mecostóabrirlosojos;laspestañasmepesaban.Ellayacíaamilado,dormida.Suspiréylesonreícondulzura.Elsueñosehabía

acabadoyvolvíamosaestarjuntos.Lamiréalacara.Surostromerecordabaaladeuna niña.Una niña cansada, una niña que había llorado hasta dormirse.Mi preciosaAnn.Quisetocarlelacara,peromimanopesabacomoelacero.

Misdedosdesaparecierondentrodesucabeza.Sedespertódesúbito,conaspectoalarmado.—¿Chris?—dijo.Denuevoeseinstantedeesperanza…rotocuandofueevidentequenomemirabaa

mí,sinoatravésdemí.Laslágrimasinundaronsusojos.Encogiólaspiernasyapretócon fuerza la almohada entre sus brazos, a la vezquehundía la cara contra ella.Sucuerposeagitabaacausadelossollozos.

—No,cariño,nollores,porfavor.—Yotambiénlloraba.Habríavendidomi alma soloparaquemeviera, escucharamivoz, recibierami

consueloymiamordurantesolounminuto.Sabía que sería imposible.Y tambiénque la pesadilla aúnno se había acabado.

Apartélavistadeellaycerrélosojos,desesperadopordormirmeotravezyescapar,dejarquelastinieblasmealejarandeella.Sulamentomepartíaelcorazón.

«¡Por favor, llévame de aquí!—rogué—. ¡Si no puedo consolarla, llévame deaquí!».

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Sentíquemimentedescendíahacialastinieblas.Ahorasíqueteníaclaroquesetratabadeunsueño.Teníaqueserlo.Mividapasó

ante mis ojos, una sucesión de fotos animadas. Me recordó algo. ¿No habíaexperimentadoestoantes,demaneramásbreveyconfusa?

Estavezno era tan confuso.Estaba sentado enun auditorio, viendounapelículallamada Mi vida, desde el principio al final. No, corrige eso. Desde el final alprincipio. La película comienza con el choque (sea real o no) y sigue hasta minacimiento,concadadetallemagnificado.

No te relataré todos los detalles, Robert. No es la historia que quiero contar.Llevaría demasiado tiempo. La vida de cada hombre es un conjunto de episodios.Consideratodoslosmomentosdetuvida,enumeradosunoporunoyrepletosdehastael más mínimo detalle. Una enciclopedia de sucesos de veintidós volúmenes comopoco.

Noobstante,déjamecontartealgosobreestasucesióndeimágenes.Fuealgomásque un «relampagueo antemis ojos».Yo no era solo un espectador; eso seme hizoevidente de inmediato. Reviví cada momento desde una nueva perspectiva,experimentando y comprendiendo al mismo tiempo. El fenómeno fue sumamentevívido, Robert, cada emoción se multiplicó hasta alcanzar un nivel superior deconsciencia.

La esencia de todo ello (esta es la parte importante) fue saber que mispensamientoshabíansidoreales.Nosololascosasquehabíahechoydicho.Tambiénloquehabíapasadopormimente,yafuerapositivoonegativo.

Cada recuerdo volvió a la vida antemí y dentro demí. No los pude evitar. Nitampocoracionalizaroexplicar.Sololosexperimentédenuevocontotalcomprensión,y esta vez la hipocresía no me sirvió de escudo. El autoengaño fue imposible. Laverdadme fue expuestabajouna luz cegadora.Nocomohabíapensadoque fue.Nocomohabíaesperadoquefuera.Solocomofue,comohabíasido.

Mis fallosme asaltaron. Las cosas que había omitido o ignorado, las que habíadejado a un lado. Lo que debería haber dado y no hice…, a mis amigos, a misparientes, a papá y mamá, a ti y a Eleanor, a mis hijos, a Ann. Sentí la punzadamordiente de cada fracaso. No solo desde el punto de vista personal, sino tambiéndesdeelprofesional.Misfalloscomoescritor.Elpuñadodeguionesqueescribíyqueno sirvieronparanada.En sumomentomeperdonépor ello.Ahora, en estaversióndescarnadademivida,talperdónfueimposible,aligualquelaautojustificación.Talinfinidaddefallosseredujoaunnúcleofundamental:todoloquepodríahaberhecho,yelmodoirrevocableenquehabíafracasadoenprácticamentetodo.

Noesquefuerainjusto;losbaremosseaplicabanenambossentidos.Loquehabía

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hechobientambiénsemostrabaconclaridad.Lasgentilezas,loslogros…Todossemepresentaron.

Elproblemaesquenomeveíacapazdesoportarlo.Igualqueunasogadelaquesetiradesdelalejanía,meviatraídoporelllantodeAnn.Cariño,déjamever.Creoquepronunciéesaspalabras,aunquequizásololaspensara.

Me pareció volver a yacer a su lado. Noté los párpados pesados al tratar deabrirlos.Lossonidosqueemitíaensueñosmerecordabanauncuchilloqueatravesaramicorazón.Porfavor,teníaquever,queconocer,queevaluar.Lapalabrameparecióvitalderepente.Evaluar.

Volvíaa estar a laderiva,haciael aislamientodemisvisiones.Abandonéaquelcineporelmomento.Laimagendelapantallasehabíacongelado.Comenzódenuevoymeabsorbió.Estabadentrootravez,reviviendodíaslejanos.

En esta ocasión la experiencia fuemásgratificante, pero te ahorraré los detallescomoantes.Nosoloredescubrítodaexperienciademivida,sinoquevivícadadeseoinsatisfecho…comosihubiera sidosatisfecho.Comprobéque loque transpiraen lamenteestanrealcomolapropiacarneysangre.Loquesolohabíasidoimaginacióndurante mi vida se hizo tangible; cada fantasía se convirtió en realidad. Las vivítodas…almismo tiempoquememanteníaalmargen,comounespectadorante su, amenudo,íntimasordidez.Unespectadormalditoconunatotalobjetividad.

Aún se conservabael equilibrio,Robert, hede llamar la atención sobre ello.Labalanza de la justicia: la oscuridad atemperada por la luz, la crueldad por lacompasión,lalujuriaporelamor.Ytodoestollevabaalamismapregunta:¿quéhashechocontuvida?

Fueunaliviosaberqueestaprofundaeíntimavisiónsoloestabaamialcance.Fueunareinterpretaciónprivada,unjuicioarticuladopormipropiaconsciencia.Aúnmás,supe que, de algún modo, todo acto y pensamiento revivido quedó grabado en misubconsciente de forma indeleble para futuras referencias. La razón de esto ladesconozco.Solosupequeseríaasí.

Entoncesalgoextrañoocurrió.Estabaenunacasadecampodesconocida,ymirabaaunviejoquedescansabaenunacama.Dospersonassesentabanasuvera,unamujerdepeloblancoyunhombredemedianaedad.Susvestidurasmeresultabanextrañas,aligualqueelacentodelamujercuandodijo:«Creoquesehaido».

—¡Chris!EltorturadollantodeAnnmearrancódemisueño.Miréalrededorycomprobéque

estabadenuevo rodeadopor laniebla, tiradoenel suelo.Me levantédespacio.Medolíantodoslosmúsculos.Tratédecaminar,peronofuicapaz.Mehallabaenelfondodeunlagolóbregocuyacorrientemetragaba.

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Teníahambre.No,esanoeslapalabraadecuada.Necesidaddesustento.No,másque eso. Necesidad de añadir algo ami ser, de recomponerme. Eso era.Me sentíaincompleto.Partedemísehabíaido.Tratédepensar,peroloencontréimposibledellevaracabo.Lospensamientoschorreabanenmimentecomoelpegamento.«Vamos»,fueloúnicoquelleguéapensar.«Vamos».

Vi una columna de luz pálida tomar forma delante de mí, una columna queencerraba una figura en su interior. «¿Deseas que te ayude?», preguntó. Mi menteestabatanaturdidacomoparanodistinguirsisetratabadeunhombreodeunamujer.

Meesforcéendeciralgo,peroenesemomento,alolejos,oíqueAnnpronunciabaminombre,ymiréenredondo.

—Igualtetienesquequedaraquímuchotiempo—meexplicólafigura—.Cógemelamano.

Lamirédenuevo.—¿Teconozco?—pregunté.Apenaspodíahablar,mivozsonabaátona.—Esonoimportaahoramismo—replicólafigura—.Cógemelamano.Laobservéconojosvacíos.Annmevolvióallamaryyoagitélacabeza.Lafigura

tratabadeapartarmedeella.Noibaapermitirlo.—Largo—exclamé—.Voyconmimujer.Mequedésoloenlaniebla.—¿Ann? —grité. Tenía frío y miedo—. ¿Ann, dónde estás? —Mi voz sonaba

muerta—.Notepuedover.Algomeempezóaarrastraratravésdelaniebla.Algoqueintentabaalejarmedelo

quedeseaba.NoeraAnnquientirabademí,esoseguro,yyoloúnicoquequeríaeraestarconAnn.Esoeratodoloquemeimportaba.

Lanieblasefueaclarandoyporfinsemepermitióavanzar.Habíaalgofamiliarenelpaisajequeseextendíaenfrentedemí:amplioscamposdecéspedverdeconhilerasde placas metálicas a ras de superficie, ramilletes de flores aquí y allí, algunasmuertas,otrasapuntodehacerlo,otrasfrescas.Yahabíaestadoaquíantes.

Caminéhaciauna figuradistantequesesentabaen lahierba.¿Dóndehabíavistoeste lugar?,mepregunté,sindejardeforzarmimemoria.Alfinal,comounaburbujaqueseabrecaminoatravésdeunmardelégamo,elrecuerdosalióaflote:Vaughn.Elhijodealguien.Loconocíamos.Loenterraronaquí.¿Hacecuánto tiempo?Nosabríadecir.Eltiemposemeantojabaunenigmamásalládesoluciónalguna.

LafiguraeraAnn;medirigíhaciaellalomásrápidoposible,llenodeunamezcladeañoranzayalegría.Nosabríaexplicarlarazón.

Lleguéhastaellaypronunciésunombre.Nohizoseñalalgunadehabermevistouoído, y, por algúnmotivo inexplicable, nome sorprendió.Me senté a su lado en la

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hierba y la rodeé con el brazo.No sentí nada y ella no respondió ami gesto, solosiguió sentada allí. Me esforcé en comprender lo que sucedía, pero me resultóimposible.

—Te quiero, Ann —murmuré. Fue lo único que mi mente pudo construir—.Siempre te querré,Ann.—La desesperación comenzó a hacermella enmí.Miré alsuelo,endondeellafijabalavista.Habíafloresyunaplacademetal.

«ChristopherNielsen/1927—1974».Contemplélaplaca,demasiadoimpresionadocomoparareaccionar.Deunamaneravagarecordéunhombrequesedirigíaamíyqueintentabaconvencermedequehabíamuerto.¿Habíasidounsueño?¿Eraestounsueño?Agitélacabeza.Poralgúnmotivonopodíacomprenderlo,erainaceptablequeaquellofueraunsueño.Loquesignificabaquehabíamuerto.

Muerto.¿Cómo una revelación tan impactante me dejó tan indiferente? Debería haber

gritadode terror.En lugardeeso,contemplé laplacaconminombreyelañodeminacimientoyeldemidefunción.

Pocoapoco,unpensamientoobsesivoseinstalóenmimente.¿Estabaallíabajo?¿Yo?¿Micuerpo?Teníalaposibilidaddecomprobarlomásalládetodaduda.Podíabajarallíyvermicadáver.Losrecuerdostitilaron.«Ereslibredemirardentrosilodeseas».¿Dóndehabíaoídoeso?¿Quepodíamirardentrodequé?

Entonceslosupe.Podíadescenderymirardentrodelataúd.Comprobarquehabíamuerto.Sentímicuerpoadelantarseyluegoprecipitarsehaciaabajo.

—¿Mamá?Miréenderredor,sorprendido.Richardseaproximabajuntoaunjovendelgadoy

depelooscuro.—Mamá,esteesPerry—dijo—.Eséldequientehablé.Fijémivista,incrédulo,eneljoven.Meestabamirando.—Tu padre está aquí, Richard—respondió con calma—. Sentado al lado de la

placaquetienesunombre.Jugueteéconlospies.—¿Meves?—pregunté.Mehabíaquedadoaturdido trasescucharsuspalabrasy

comprobarquememirabadirectamente.—Dicealgoquenoentiendo—añadióPerry.MiréaAnn,ylaansiedadnotardóenvolver.«Mepuedocomunicarconella;haz

quesepaqueaúnexisto».Ellaobservabaaljoven,conexpresiónafligida.—Ann,créelo—imploré—.Créelo.

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—Vuelveahablar—aclaróPerry—.Estavezhablaconusted,señoraNielsen.AnnsesobresaltóymiróaRichard.Pronunciósunombreamododesúplica.—Mamá…—Richardparecía incómodoy resuelto almismo tiempo—.SiPerry

dicequepapáestáaquí,créelo.Yatehecontadocómo…—¡Ann,estoyaquí!—grité.—Sécómosesiente,señoraNielsen—interrumpióPerryaRichard—,perotiene

mipalabradequeescierto.Loveojustoasulado.Visteconunacamisadecolorazuloscurodemangacorta,unospantalonesholgadosajedrezadosyunoszapatosWallaby.Es alto y rubio, de complexión fornida. Sus ojos son verdes, y lamira a usted condesazón.Estoyconvencidodequeélquierequeustedsepaqueestáaquí.

—Ann,porfavor—rogué.MiréotravezaPerry—.Escúchame—insistí—.Tienesqueescucharme.

—Estáhablandodenuevo—explicóPerry—.Creoquedice…cercademíoalgoasí.

Gruñí y fijé la vista en Ann de nuevo. Pugnaba por no llorar, pero no podíaayudarla.Apretabalosdientesysurespiraciónerairregular.

—Porfavor,para—murmuró.—Mamá,solotratadeayudar—dijoRichard.—Para.—Annsepusoenpieysemarchó.—Ann,notevayas—rogué.Richardsalióensubusca,peroPerrylosujetó.—Dejaquesevayahaciendoalaidea—aconsejó.Richardmiróenderredor,incómodo.—¿Estáaquí?—preguntó—.¿Mipadre?Nosabíaquéhacer.QueríaestarconAnn.¿Perocómopodíapasarporaltoa la

únicapersonacapazdeverme?Perry colocó las manos sobre los hombros de Richard y lo giró hasta que me

encaró.—Estáenfrentedeti—sentenció—.Aunmetrodedistancia.—Dios.—LavozdeRichardseconvirtióenunhilodevoztemblorosa.—Richard—dije.Meadelantéytratédeagarrarlodelosbrazos.—Estádelantedetiahoramismoytratadesujetartelosbrazos—leinformóPerry.LacaradeRichardsevolvióblanca.—¿Porquénolopuedover?—exigiósaber.—Podríassiconvencierasatumadreparaquesequedaraunasesiónentera.ApesardelaexcitaciónquelaspalabrasdePerrymecrearon,nopodíaseguirallí

pormástiempo;teníaqueestarconAnn.Suvozseperdiótrasdemícuandocomencéa

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seguirla.—Sigueatumadre—dijoPerry—.Debedequerer…Nooínadamás.Anhelante,fui trasAnnconlaesperanzadealcanzarla.Fuera lo

que fueseuna sesión (¿unasesióndeespiritismo?),Ann teníaqueacceder.Yonuncahabía creído en cosas así, ni siquierapensadoen ellas.Ahora sí lohacía.Perrymehabíavisto,deverdad.Laideadeque,consuayuda,Annylosniñosmepudieranvertambién, tal vez hasta oírme, me llenaba de alegría. ¡El pesar me abandonó porcompleto!

Entoncesgruñíconsternado.Lanieblavolvíaacongregarseymeimpedíaverconclaridad a Ann. Traté de correr, pero mis movimientos se hacían más y máscomplicados.¡Teníaquealcanzarla!

—¡Espera,Ann!—grité—.¡Nomeabandones!«Tienesqueseguirtucamino».Creíescucharunavozquemehablaba.Noleharía

caso.Continuémoviéndomecadavezmásdespacioenellagodondevolvíaaestar.Lanegruracaíasobremí.«¡Porfavor!—pensé—.¡DebedeexistirunamaneradequeAnnpuedavermeyasíconsolarsealsaberqueaúnexisto!».

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5Mipresenciaesinútil

Caminabaporlacolinaendirecciónanuestracasa.Aambosladosdelacalzada,los falsos pimenteros eran sacudidos por el viento. Probé a olerlos, pero no fueposible.Porencimademicabeza,elcielosehabíanublado.Vaa llover,pensé.Mepreguntéporquéestabaallí.

Atravesélapuertaprincipalcomosifueraelaire.Entoncessupeporloquehabíavenido.

Ann, Richard y Perry se sentaban en el salón. Supuse que Ian estaría aún en elcolegio,yMarieenlaacademiaenPasadena.

GingeryacíaalospiesdeAnn.Encuantoentréenelsalón,levantólacabezadeformaabruptayclavólosojosenmí,a lavezqueerizaba lasorejas.Nohuboniunruidoestavez.Perry,acomodadoenelsofáalladodeRichard,segiróymemiró.

—Havuelto—anunció.AnnyRichardsedieronlavueltadeinmediatoenmidirección,perosupequeno

meveían.—¿Tieneelmismoaspecto?—inquirióRichardconimpaciencia.—Igualqueenelcementerio—respondióPerry—.Teníaelmismoaspectoqueel

díadelaccidente,¿verdad?Richardasintió.—Sí.—MiróaAnn;yoteníalamiradafijaenella—.¿Mamá?¿Vescómo…?—No,Richard—lecortóconvozcalmada,perofirme.—Peropapávestíacomolanochedelaccidente—insistióRichard—.¿Cómoiba

Perryasaberlosiél…?—Nosotroslosabemos,Richard.—No lo sé por ustedes, señoraNielsen, de eso puede estar segura—le aseguró

Perry—.Sumaridoestáaquíanuestrolado.Mireasuperra.Ellasíquelove.AnnechóunvistazoaGingerysepusoatemblar.—Claro—murmuró.Teníaqueconseguirquecreyera.

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—¿Ginger?—llaméalanimal.Antes,siemprequepronunciabasunombresucolacomenzabaagolpearcontraelsuelo.Ahorasoloseacobardó,sindejardemirarmeniporunsolomomento.

Crucélahabitaciónhaciaella.—Vamos,Ginger—laanimé—.Meconoces.—Andahaciausted,señoraNielsen—aseguróPerry.—¿Leimportaría…?—empezóadecir,peroentonceslavozselequebrócuando

Gingersepusoenpieyhuyódelahabitación.—Tienemiedodeél—explicóPerry—.Noentiendeloqueocurre.—¿Mamá? —rompió el silencio Richard. Qué bien conocía yo ese silencio

contumaz.Mesentícompelidoasonreír,apesardesuobcecaciónennocreerenmí.—Leestásonriendo—dioPerry—.Parececomprendertuincapacidadparacreer

queestáaquí.LaexpresióndeAnnsevolvióaagriar.—Estoy segura de que a ti te parece obvio que yo debería creerlo. Pero no

puedo…—Sequedósinpalabrasylarespiraciónseleentrecortó—.¿De…deverdadloves?—preguntó.

—Sí,Ann,sí.Lohace—musitéyo.—Acaba de decir «sí, Ann, sí»—le confirmó Perry—. Lo puedo ver. Tiene el

mismo aspecto que en el cementerio.Eso sí, no parece tan sólido. Pero es real.Noentresacolainformacióndesumente.Soyincapazdehacertalcosa.

***

Annapretólapalmadelamanoizquierdacontrasusojos.—Desearíacreer—confesóconciertoairedesgraciado.—Inténtalo,mamá—replicóRichard.—Porfavor,Ann—imploré.—Séqueesdifícilaceptarlo—continuóPerry—.Llevotodamividaviviendocon

elloyyalodoyporhecho.Veodescarnadosdesdequeeraunniño.Lo miré con súbito disgusto. ¿«Descarnados»? La palabra me hacía parecer un

monstruo.—Losiento—sedisculpóPerryconunasonrisa.—¿Quéocurre?—preguntóRichardalavezqueAnnbajabalamanoparaestudiar

concuriosidadaPerry.—Mehafruncidoelceño—explicóPerry,sonriendo—.Debodehaberdichoalgo

quenolehagustado.

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RichardvolvióamiraraAnn.—¿Entoncesqué,mamá?—quisosaber.Ellasuspiró.—Nolosé.—¿Quédañopuedehacer?—¿Quequédaño?—Ellalomiró,incrédula—.¿Elalbergarlaesperanzadequetu

padreaúnexista?Yasabesloquesignificabaélparamí.—SeñoraNielsen…—comenzóadecirPerry.—No creo en la vida después de la muerte—lo interrumpió Ann—. Creo que,

cuandomorimos,morimos,yeseeselfindefinitivo.Ahoraquieresque…—SeñoraNielsen,seequivoca—aseguróPerry.Apesardequeenaquelmomento

élestabademilado,mesentíofendidoporsutonoagresivo—.Sumaridoseencuentrajustoenfrentedeusted.¿Cómoseríaposiblesinohubierasobrevivido?

—Noloveo—rebatióAnn—.Ynovoyacreerlosoloporquetúdigasqueestáahí.—Mamá, Perry ha sido puesto a prueba por la UCLA —terció Richard—. Y

siemprehasalidoconéxito.—Richard, no estamoshablandode pruebas de colegio. ¡Hablamosde papá! ¡El

hombrealqueamábamos!—¡Conmayormotivoentonces!—replicóRichard.—No.—Annnegóconlacabeza—.Nopuedocreerlo.Silohicieraydescubriera

queerafalso,memoriría.Memataría.«Oh, no», pensé con súbita desazón. Una vez más, me sobrevino un cansancio

extenuante.NoteníaniideasilocausabaelrechazodeAnnacreer,osupesar.Solosabíaacienciaciertaqueteníaquedescansarotravez.Lavisiónsemeenturbiabapormomentos.

—¿Porquénolointentasalmenos,mamá?—lepidióRichard—.¿Nisiquieralovasaintentar?Perrymehadichoquepodemosverapapási…

—Ann,tengoqueiradescansarunrato—dije.Sabíaquenomeescuchaba,peroaunasílohice.

—Está hablando con usted, señoraNielsen—informó Perry—.Ahora se inclinasobreusted.

Tratédebesarsucabello.—¿Hasentidoeso?—preguntóPerry.—No—respondióella,tensa.—Acabadebesarsupelo—ledijoélaAnn.Selecortólarespiraciónyseechóallorarconsuavidad.Richardseirguiócomo

unresorteyfuehaciaella.Sesentósobreelbrazodelasilladeellaylaatrajohacia

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sí.—No pasa nada, mamá —murmuró. Miró a Perry de manera reprobadora—.

¿Teníasquedecireso?—preguntó.Perryseencogiódehombros.—Dijeloqueélhacía,nadamás.Losiento.El cansancio aumentaba con rapidez. Quería quedarme allí, situarme delante de

Perry,dejarquemeleyeraloslabios.Sinembargo,nocontabaconlafuerzasuficiente.Unavezmás,aquellasensación irrefrenableabrumómicuerpoymeapartédeellos.Teníaquedescansar.

—¿Quieresaber loqueestáhaciendoahora?—preguntóPerry.Su tonodespedíaunapizcaderesentimiento.

—¿Elqué?—RichardacariciabaelpelodeAnn,ysuexpresióndabaaentenderqueestabaalgomolesto.

—Caminahaciavuestrasalita.Comienzaadesvanecerse.Debedeestarperdiendofuerza.

—¿Lepuedespedirquevuelva?—preguntóRichard.Nooínadamás.Nosécómoconseguíllegarhastanuestrodormitorio.Latransición

esunrecuerdodifuminado.Deloúnicoquemeacuerdoesdequepensé:«¿Porquémecansosicarezcodeuncuerpofísico?».

***

Abrílosojos.Oscuridadysilencio.Algotiródemí,ymeobligóaponermeenpie.Aprecié la diferencia de inmediato. Si antesme había sentido pesado, ahorame

encontraba tan ligero como una pluma.Casime pareció flotar por la habitación y atravésdelapuerta.

LavozdePerry resonabaenel salón.Mepregunté loquedecíamientras flotabahacia el vestíbulo trasero. ¿Habría accedido al fin Ann a la sesión de espiritismo?Confiabaenquefueraasí.Todoloqueyoqueríaeraconsolarla.

Memovíporelsalónhacialasalita.Derepente,mequedécongeladoymiréhorrorizadoalsalón.Ymeviamímismo.Mimentenosuporeaccionar.Mequedépetrificadoantelavista.Sabíaqueestaba

dondeestaba.Aunasí,tambiénmeencontrabaenelsalón.Vestidoconropasidénticas.Micara,

micuerpo.Erayo,sindudaalguna.¿Perocómoeraposible?

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Noestabaenesecuerpo.Sololoobservaba.Sinapartarlavistadeél,meacerqué.Aquel ser parecía un cadáver.No había ninguna expresión en su cara. Podría habersidounafiguramíaenunmuseodecera.Exceptoporquesemovíadespacio,comounautómatasincuerda.

Despeguélosojosdemiotroyoyexaminéelsalón.Annestabaallí,conRichard,Ian yMarie. Perry hablaba con la figura. ¿Sería visible para todos?, me pregunté,disgustado.Resultabaunavisiónasquerosa.

—¿Dóndeestás?—preguntóPerry.Estudiélaformacadavérica.Loslabiosseagitabanlevemente.Cuandohablaba,su

voznoeralamíasinounmurmullohueco,sinvida.—Enelmásallá.Perryselocomunicóamifamilia.Sevolvióadirigiralafigura.—¿Mepuedesdescribirellugardondeestás?Lafiguranohabló.Cambióelpesodepierna;susojosparpadearonconlasitud.Al

finalhabló.—Frío.—Dicequehacefrío—lescontóalrestoPerry.—Dijistequeseríamoscapacesdeverlo—recordóMarieconvoztirante.MiréaAnn.Sesentabaenelsofá,entreIanyMarie,ysucuerpoparecíahaberse

colapsado.Teníalacarablanca(merecordóaunamáscara)ycontemplabasusmanos.—Porfavor,haztevisibleparaelresto—lepidióPerryalafigura.Inclusoahora,

sutonosonabatajante.—No—respondiólafiguraalmismotiempoquenegabaconlacabeza.No sé cómo lo supe, pero lo supe. La figura no hablaba por sí misma. Solo

respondía a lo que lamente de Perry le suministraba.No era yo en ningún aspecto.Solountíterequehabíaconstruidoconlafuerzadesuvoluntad.

Enfadado,mecoloquédelantedePerry,bloqueandoasí la líneadevisióncon lafigura.

—Deténesto—exigí.—¿Porquénotepuedesmanifestar?—preguntó.Lo examiné.Ya nome podía ver. Sumiradame atravesaba y se centraba enmi

efigiedecera.IgualqueAnnhabíamiradoamitravés.Alarguéelbrazoytratédeagarrarloporelhombro.—¿Quéhashecho?—quisesaber.Noeraconscientedemipresencia.Siguióhablandoconlafiguramientrasyome

girabaaAnn.Seinclinabahaciadelante,sindejardeestremecerse,conambaspalmasapretadascontralaparteinferiordesucara,losojosdesencajados,lamiradaperdida.

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«Dios—penséangustiado—.Ahoranuncalosabrá».La figura respondió con su vozmuerta. Lamiré de nuevo, y lamera visiónme

repugnó.—¿Estásfelizdondeestás?—preguntóPerry.—Feliz—respondiólafigura.—¿Tienesunmensajeparatumujer?—Estoyfeliz—murmurólafigura.—Dicequeesfeliz—lecomunicóPerryaAnn.Conunsonidoamortiguado,Annsepusoenpieysaliócorriendodelahabitación.—¡Mamá!—Ianlasiguióatodaprisa.—¡Norompáiselcírculo!—gritóPerry.Marieselevantó,enfadada.—¿Romperelcírculo?¡Eresun…capullo!—YellatambiénfuedetrásdeIan.Miréalafiguraquesesentabaennuestrosalón.Parecíaunmaniquídescolorido.

Susojoseranlospropiosdeuncatatónico.—Malditoseas—musité.Anduvehaciaaquellacosa.Para mi asombro, resultó que podía sentir su piel bajo mi mano. Estaba fría y

muerta.La repulsión me abrumó cuando aquello me agarró de los brazos y sus dedos

heladosmeapretaron.Grité,horrorizado,yluchécontrasupresa.Combatíacontramipropiocadáver,Robert,teníamipropiacaramuertaaunoscentímetros,ymispropiosojosmuertosmecontemplaban.

—¡Apártate!—grité.—Apártate—repitiósinenergíaél.—¡Maldito seas!—chillé. Aterrado y con el estómago encogido a causa de las

náuseas,meliberédesuabrazo.—¡Estácayendo!—gritóPerry.Derepente,elseraterrizóenelcojíndelasillaen

laquesesentaba—.Sehaido—murmuró.Asífue.Encuantomesolté,lafigurasederrumbósobremíyluegosedisolvióen

elaire.—Algolohaempujado—aseguróPerry.—PorelamordeDios,Perry.—LavozdeRichardtemblaba.—¿Mepodríasdarunvasodeagua?—preguntóPerry.—Dijistequeloveríamos—recordóRichard.—¿Medasunvasodeagua,Richard?—volvióapedirPerry.LomiréfijamentemientrasRichardselevantabaeibahacialacocina.¿Quépasaba

allí?¿Cómopodíahabercambiadotantosuconducta?

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Me giré hacia la cocina y escuché el gorgoteo de una botella de Sparklett alabrirse.¿CómohabíallegadoarelacionarseRichardconPerry?Estabasegurodequesolopretendíaayudar,peroahoralascosassehabíanpuestopeorqueantes.

MevolvíymesentédelantedePerry.—Escucha—leordené.Élnosemovió,permanecióallí,encorvado,conaspecto

enfermizo.Alarguélamanoyletoquéelbrazo,peronoreaccionó.—¿Perry,quétepasa?—exigísaber.Seremovió,inquieto.Unaideamepasópor

lacabezayrepetílapreguntaenmimente.Élfruncióelceño.—Aléjatedemí—murmuró—.Seacabó.—¿Se acabó?—Si pudiera haberlo estrangulado, lo habría hecho allímismo—.

¿Quépasaconmimujer?¿Sehaacabadotambiénparaella?—Seacabó—repitióentredientes—.Nohaymásquehablar.Comencé a pensar un nuevo mensaje, pero justo en el momento en que iba a

empezar,medetuve.Sehabía cerrado, confinado su consciencia enun caparazóndevoluntad.

RichardentróentoncesyledioaPerryunvasodeagua.Perryselobebiódeunúnicotragoyluegosuspiró.

—Losiento—dijo—.Noséquéhaocurrido.Richardlomirócontristeza.—¿Yquépasaconmimadre?—preguntó.—Podemosintentarlodenuevo—afirmóPerry—.Estoyconvencidode…Richardloparóconunsonidodesagradable.—Nuncavolverá a intentarlo—aseveró—.No importa lo que le digas, ya no te

creerá.Mealcéymealejédeellos.Teníaquesalirdeallí.Derepente,todosemeantojó

diáfano.Nohabíanadamásquehacer.Elpensamientomeabrumó.«Desdeestemomento,mipresenciaesinútil».

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6Hayalgomás

Busquéalejarmedelacasa,iradondefuera,acualquierotrositio.Aunasí,apesarde que la pesadez de antes hubiera desaparecido, incluso aunqueme sintieramuchomásfuerte,fuiincapazdehuir.Nohabíaformadesalirdeallí:latristezadeAnnmemanteníaancladoalsitio.Tendríaquequedarme.

Encuantopenséeso,meencontrédenuevoenlacasa.Elsalónestabavacío.Habíapasado el tiempo. No estoy seguro de cuánto. La cronología quedaba fuera de mialcance.

Metrasladéalsalón.Gingerestabatiradaenelsofá,enfrentedelachimenea.Mesentéasulado.Nisiquierasemovió.Leacariciélacabeza,peronofuncionó.Dormíaprofundamente.Elcontactosehabíarotoyyodesconocíalarazón.

Me levanté con un suspiro de resignación y caminé hasta nuestro dormitorio. Lapuertaestabaabierta.Entré.

AnndescansabasobrelacamayRichardsesentabaasulado.—¿Porquénoreconocessiquieralaposibilidaddequepodíaserpapá,mamá?—

lepreguntó—.Perryjuraqueestabaallí.—Nopiensohablardeesonuncamás—sentencióella.Estaballorando.Teníalos

ojosrojos,yelcontornodelosmismosmostrabalosefectosdelahinchazón.—¿Tanimposibleteparece?—inquirióRichard.—Nomelocreo,Richard—ledijoella—.Esoestodo.Alverlamiradadeél,Anncontinuóhablando.—No dudo que Perry posea ciertos poderes. Pero nome ha convencido de que

existaalgomásalládelamuerte.Nolohay,Richard.Séquetupadresehaidoyquetenemosque…

Nopudoterminar;suvozseahogóenunsollozo.—Nohablemosmásdeello,porfavor—murmuró.—Losiento,mamá.—Richardbajólacabeza—.Solopretendíaayudar.Ella le agarró lamanoderechay la sostuvo.Labesó condelicadezay la apretó

contralamejilla.

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—Yalosé—murmuró—.Yhasidounpreciosodetalle,pero…—SuvozsefuedesvaneciendohastaqueAnncerró losojos—.Sehamuerto,Richard—dijo trasunmomento—. Se ha marchado para siempre. No hay nada que podamos hacer alrespecto.

—¡Ann,estoyaquí!—chillé.Miréalrededor,airado.¿Nohabíanadaamialcanceparademostrárselo?Traté,en

vano,decogerobjetosdelburó.Observéunacajapequeñayutilicélavoluntadparaintentarmoverla.Después de un rato bien largo, lo hizo unosmilímetros, pero paraentoncesyaestabaexhausto.

—Diosmío.—Abandonélahabitación,apesadumbrado.Enlugardecontinuarporelpasillo,giréhacialahabitacióndeIanguiadoporunsúbitoimpulso.Teníalapuertacerrada.«Sinproblemas»,comoaRichardlegustabadecir.Laatravesésinesfuerzoylaimplicacióndeaquellomegolpeóderepente:«Soyunfantasma».

Ian,sentadoensuescritorio,hacíasusdeberes.Probéaacariciarsucabello,pero,por supuesto, fue en vano. Gruñí ante la frustración. ¿Qué iba a hacer? No podíamarcharme.ElpesardeAnnmemanteníaatadoallí.

Estabaatrapado.MealejédeIanyabandonésuhabitación.Unosmetrosmásadelante,meintroduje

enlahabitacióndeMarie.Mesentísucio.Atravesarlaspuertasmeparecíauntrucodelomásdesagradable.

Marietambiénestabasentadaensuescritorio,redactandounacarta.Meacerquéylacontemplé.Esunachicaencantadora,Robert,alta,rubiaygrácil.Tambiéntalentosa;posee una deliciosa voz y sabe estar en un escenario. Se esforzaba mucho en laAcademiadeArtesDramáticasparaconseguir su sueñode triunfar en la carreradelteatro.Nuncahedudadodeque lo conseguirá.Esunaprofesióndifícil, pero ella espersistente. Tenía pensado establecer algunos contactos en el negocio para cuandoterminaraconsupreparación.Ahorayanuncaloharé.Algomásdeloquelamentarse.

Trasunrato,mefijéenloqueescribía:

Nuncanosvimosdemasiado.Merefieroanosotrosdos,sobretodoenlosúltimosaños.Fuemiculpa,nolasuya.Seesforzóenquehiciéramoscosasjuntos.Undía,una tarde…Éle Ianpasabandíasenteros juntos: jugabanalgolf, veíanpartidos,películas. Él y Richard salían a comer fuera y charlaban durante horas. Richardqueríadedicarseaescribirypapáleapoyabaentodomomento.

Yosoloquedabaconéldecuandoencuando.Ysiempreparahaceralgoquemegustabaamí:unaobradeteatro,verunapelícula,asistiraunconcierto.Antesdeeso cenábamos y hablábamos. Me lo pasaba bien, pero ahora veo que no fue

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suficiente.Aunasí,siempremesentípróximaaél,Wendy.Nuncadejódepreocuparsepor

mí, y se comportó de forma tolerante y comprensiva hasta el final.Me tomaba elpelo y tenía un maravilloso sentido del humor. Sé que me quería. A veces, merodeabaconlosbrazosymelodecíasinmás,medecíaqueconfiabaenquellegaríalejos.Yoleenviabanotasenlasqueledecíaqueerael«mejorpapi»delmundoyqueloquería…,peroahoradesearíahabérselodichomásvecesenpersona.

Sipudieraverloahora…lediría:«Papi,graciasportodo».

Separóysefrotólosojoscuandolaslágrimascayeronsobrelacarta.—Melavoyacargar—murmuró.—Oh,Marie.—Puselamanosobresucabeza.«Aysipudierasentirla—pensé—.Siellasintierami toqueysupiera lomucho

quelaquería».Volvióaescribir.

Lo siento, he tenido que parar para enjugarme las lágrimas. Es posible quetengaquehacerlovariasvecesantesdeacabarlacarta.

Tambiénpiensoenmamá.Papásignificabamuchoparaella,yellasignificabamucho para él. Tenían una relación maravillosa, Wendy. Creo que nunca te hehablado de ello. Se amaban con locura.Excepto en lo que respectaba a nosotros,parecíaquenonecesitabananadiemássalvoelunoalotro.Noesquenotuvierancontactoconmáspersonas.Lesgustabalagenteyserelacionabanconlosdemás,yalo sabes. Eran grandes amigos de tus padres. Pero era su propia relación lo queestabaporencimadetodo.

Esgracioso.Hehabladoconunmontóndechicosycasitodostienenproblemasal visualizar (incluso concebir) a sus padres haciendo el amor. Supongo que elsentimientoesuniversal.

Yonuncatuveproblemasconeso.Amenudolosveíajuntos(enlacocina,enelsalón,ensudormitorio,encualquiersitio)sosteniéndoseelunoalotro,sinhablar,como un par de jóvenes amantes. A veces, hasta en la piscina. Y, siempre que sesentabanjuntos(paraloquefuera:hablar,verlatelevisión,cualquiercosa)mamáseapoyabaenpapáypapálerodeabaelcuelloconelbrazoparaqueellacolocarala cabeza contra su hombro. Hacían una pareja encantadora, Wendy. Ellos…Perdona,laslágrimasotravez.

Otra pausa para secarme los ojos. De todas formas, no me resultaba difícilpensarenelloshaciendoelamor.Parecíalomásnormaldelmundo.Recuerdotodaslasveces(despuésdequefueralosuficientementemayorcomoparaserconsciente

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de ello, claro está) que había escuchado cerrarse con delicadeza la puerta de sudormitorio y el discreto clic del pestillo. No sé si les pasaría lomismo a Louise,RichardoIan,peroamísiempremehacíasonreír.

No es que no se pelearan.Eran gente normal, vulnerable, y los dos tenían uncarácterfuerte.Papáayudabaamamáaencauzareldeella,sobretododespuésdesu crisis… y, oh, Wendy, en todos estos años, la apoyó siempre. La ayudaba aexteriorizar su ira en lugar de mantenerla encerrada. Le decía que, si no habíanadie,gritarahastaquedarsesinpulmonescuandoconducíaelcoche.Unavezquelohizo,Katieseasustótantoqueestuvoapuntodetenerunataquealcorazón.Sesentabaatrásymamáhabíaolvidadoqueestabaallí.

Incluso, aunque se peleaban, sus riñas nunca llegaban muy lejos. Siempreacababanconunabrazo,unbeso,unasonrisa,unarisa.Séquepapánosqueríayquemamánosquería.Peroexistíaunaconexiónespecial entreellos,unaquímicadiferente.Algoprecioso.Algoquenosepuedeexpresarconpalabras.

Aunque eso no nos afectaba demanera negativa a nosotros. No nos daban deladoninadaparecido.Nuncanosprivarondenada,siemprenosofrecieronsuamoryapoyoenaquelloqueintentamosonospropusimos.

Apesar de ello, fue este singular elemento de su relación el que los conservócomo una unidad de dos durante estos años cuando la familia pasó de ser unaunidaddetresaseis.Talveznotengasentido,peroescierto.Nopuedoexplicarlo.Solo confío en conseguir lo mismo enmi matrimonio. Sea lo que sea, también tedeseoquelotengastúeneltuyo.

Lapruebadeloquetedigoesquecomencéestacartahablandodepapá,peroterminé hablando de papá ymamá. Porqueme resulta imposible hablar de él sinmencionarla a ella también. Son un dúo inseparable. Ese es el problema. No lapuedo visualizar a ella sin él. Es como si algo completo se hubiera separado yningunadelasmitadesfuncionarabien.Comosi…

Entoncesmedicuentadealgo.Desdelasegundamitaddelacarta,habíaadivinadolaspalabrasantesdequelas

escribiera.Laideameasaltódeinmediato.«Marie—pensé—.Escribeloquetediga.Escribeestaspalabras».—Ann,soyChris.Existo.Fijélavistaenellaycontinuérepitiendolaspalabras«Ann,soyChris.Existo»una

yotravez,mientrasmeconcentrabaenlamentedeMarie.«Escríbelas»,ledije.Repetílas palabras que quería que escribiera. «Escríbelas». Repetí las palabras.

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«Escríbelas».Repetílaspalabras.«Escribe»,repetí.«Escribe»,repetí.Unadecenadevecesyluegomásymás.«Escribe:Ann,soyChris.Existo».

MeconcentrétantoenloquehacíaquepeguéunbrincocuandoMarieboqueóderepenteyapartólamanodelescritorio.TantoMariecomoyoexaminamoselpapelalmismotiempo.

Habíaescritoenelpapel:«Annsyocris…exsto».—Enséñaseloamamá—leordené.Meconcentréenlaspalabras—:«Enséñaseloa

mamá,Marie.Ahora».—Selorepetíconrapidez.Marieselevantóysedirigióalpasillo,conelpapelenlamano.—Esoes,esoes—dije—.«Esoes»—pensé.Atravesóelpasilloysegiróhacialapuertadenuestrodormitorio.Allíseparó.Yo

hicelomismo.¿Aquéesperaba?Miródentro,dondeestabanAnnyRichard.Annaunsosteníalamanodeélcontra

sumejilla.Teníalosojoscerrados,parecíadormida.—Dáselo —le ordené a Marie. Sonreí al escuchar el sonido de mi voz—.

«Dáselo»—repetíconlamente—.EnséñaseloamamáyaRichard.Mariesequedóquieta,observandoaRichardyAnn,conexpresiónincierta.—Vamos, Marie —la animé, tenso de nuevo—. «Marie, dáselo. Deja que lo

vean».Sealejó.—¡Marie!—grité—.«¡Dáselo!»—gritéconmimente.Elladudó,luegosegiróen

direcciónanuestrodormitorio—.«Esoes,dáseloaella—pensé—.Dáselo.Ahora».Permanecióinmóvil.«Marie—roguéatravésdemimente—,porelamordeDios,dáseloatumadre».De repente, se volvió hacia su habitación y se encaminó a ella con grandes

zancadas,pasandoamilado.Yomegiréenredondoycorrítrasella.—¿Quéesloquehaces?—chillé—.¿Nohasoído…?Lavozmefallócuandoellaarrugólahojadepapelylatiróalapapelera.—¡Marie!—exclamé.Lamiré,asombrado.¿Porquéhabíahechoalgoasí?Ahoralosé,Robert.Noerademasiadocomplicadodeentender.Pensóqueerasu

subconscienteelquelehabíajugadounamalapasada.NoqueríaqueAnnsufrieramásde lo que ya lo había hecho. Fue por amor. Pero supuso tirar a la basurami últimaoportunidaddecomunicarleaAnnmisituación.

Unaoladedesconsueloparalizantemesacudiódearribaabajo. ¡Diosmío, teníaqueserunsueño!¡Nopodíaserreal!

Parpadeé.Bajomispies,vilaplaca:«ChristopherNielsen/1927—1974».¿Cómohabía llegado hasta allí? ¿Nunca te has montado en el coche y tras un rato te has

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preguntadocómohasllegadotanlejosapesardenorecordarapenaslatravesía?Tuvelamismasensación.Exceptoporquenosabíaloquehacíaallí.

No tardé en descubrirlo.Mi mente había gritado: «¡No puede ser real!», y esamente sabía que había una forma de averiguarlo. No hacemucho estuve a punto dehacerlo,peroalgo loevitó.Ahorano.Soloexistíaunaformadedescubrirsiestosetratabadeunsueñoono.Mehundíenelsuelo.Presentólamismaresistenciaquelaspuertas.Mehundí en lanegrura.Solohabíaunamanerade estar seguro.Vi el ataúdjusto delante demí. ¿Cómo era capaz de ver en la oscuridad?,me pregunté.Decidípasarloporaltodemomento.Solounacosaimportaba:averiguarloqueocurría.Memetíenlacaja.

Migritodehorrorreverberóenlosconfinesdelcementerio.Mequedépetrificadoantelavisióndemicadáver.Habíaempezadoamostrarlossignosdeldeterioro.Micaradaba la impresióndehaberseconvertidoenunamáscaraestirada,congeladaenuna mueca execrable. La piel se pudría, Robert. Los gusanos… No, será mejorahorrarse eso. No tiene sentido provocarte la misma repulsión que yo sentí en eseinstante.

Cerré los ojos, y, sin dejar de gritar,me alejé de allí. Una frialdad húmedamerodeó. Abrí los ojos ymiré alrededor. Había vuelvo la niebla, esa niebla gris quegirabaenremolinosydelaquenopodíaescapar.

Comencéacorrer.Aquellotendríaquetenerunfinal.Cuantomáscorría,másdensasehacíalaniebla.Megiréycorríendireccióncontraria,peronosirviódenada.Lanieblasiguióhaciéndosemásdensa,sinimportarlomuchoquecorriera.Apenasveíaaunoscentímetrosdeminariz.Sollocé.¡Vagaríaenesanieblaparasiempre!

—¡Ayuda!¡Porfavor!—aullé.Unafiguraemergiódeentrelastinieblas;elhombrealqueyahabíavisto.Mesentí

comosiloconocieraya,aunquesucaranomesonaba.Corríhaciaélyloagarrédelbrazo.

—¿Dóndeestoy?—pregunté.—Enunlugarideadoportupropiamente—replicó.—¡Noloentiendo!—Tumentetehatraídoaquí—respondió—.Tumenteteretieneaquí.—¿Tengoqueseguiraquí?—Enabsoluto—measeguró—.Puedesmarchartecuandoquieras.—¿Cómo?—Concéntrateenloquehaymásalládelaniebla.Iba a enunciar otra pregunta cuando sentí que la tristeza deAnn tiraba demí de

nuevo.Nolapodíadejarsola.Nopodía.

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—Tedeslizas—meadvirtióelhombre.—Nopuedodejarla—leespeté.—Tienesquehacerlo,Chris—replicó—.Tienesqueseguiradelanteoseguirasí

parasiempre.—Nopuedodejarla—repetí.Parpadeéymiréenderredor.Elhombresehabíamarchado.Tan rápidoquecreí

quehabíasidofrutodemimente.Me hundía en el frío y húmedo suelo, inerte y miserable. «Pobre Ann», pensé.

Tendríaquecomenzarunanuevavida.Todosnuestrosplanessehabíanidoalgarete.Loslugaresquevisitar,losproyectosquehabíamosplaneado.Escribirjuntosunaobrade teatro que aunara sus recuerdos y su perspicacia con mis habilidades literarias.Comprar una parcela en los bosques donde ella fotografiara la flora y la faunaautóctona y yo escribiera sobre ello. Comprar una caravana y pasarnos un añoconduciendo por el país para admirar cada detalle. Viajar a los lugares de los quesiemprehablábamos,peroquenuncahabíamosvisto.Estarjuntos,disfrutardelavidaydelacompañíadelotro.

Todohabía terminado.Ellaestaba sola.Lehabía fallado.Deberíahaber seguidoviviendo.Eramiculpahabermedejadomorir.Habíasidounestúpidoyuntemerario.Ahora estaba sola.Nomemerecía su amor.Habíamalgastadomuchosmomentos envidaenlosquepodíamoshaberestadojuntos.Yyoacababade tirarpor labordaeltiempoquenosquedaba.

Lahabíatraicionado.Cuandomáspensabaenello,másmedeprimía.¿Porquénoteníarazónella?,pensé

con amargura.Hubiera preferido que lamuerte fuera un final, un término.Cualquiercosa habría sidomejor que esto.Me sentí desesperanzado, vacío. No tenía sentidosobrevivir.¿Porquéseguir?Erafútilyvano.

No sé cuánto tiempo pasé sentado dándole vueltas a esas ideas. Me dio laimpresióndeserunaeternidad,Robert…,yosoloallí,abandonadoenaquellanieblafríaymucilaginosa,hundidoenunpesarabyecto.

Solo después demucho,mucho tiempo, cambié de perspectiva. Solo después demucho,muchotiemporecordéloqueelhombremehabíadicho:quepodíaabandonareste lugarcontaldeconcentrarmeenloquehabíamásallá.¿Yquéera loquehabíamásallá?

¿Importaba?,pensé.Fueraloquefuese,nopodíaserpeorqueaquello.«Deacuerdo,entonces»,medije.Cerré los ojos y visualicé un lugar mejor que este. Un lugar soleado, cálido,

recubiertodehierbayárboles.Unlugarcomolosqueelegíamosparaacampar.

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Terminé por reconstruir en mi mente un claro de secuoyas en la Californiaseptentrional,dondelosseis(Ann,Louise,Richard,Marie,Ianyyo)habíamosestadouna tarde de agosto al caer la noche, sin emitir sonido alguno, solo apreciando elsilenciodelanaturaleza.

Me pareció que mi cuerpo palpitaba; adelante, hacia arriba. Abrí los ojossorprendido.¿Lohabíaimaginado?

Cerrélosojoseintentévisualizaraquelclarodenuevo.Micuerpopalpitóotravez.Nohabíaduda.Unapresiónincreíble(delicada,pero

insistente) se situó detrás de mí, empujándome. Mi respiración se hizo más y másrápida, hasta llegar a dolerme. Me concentré con más fuerza y el movimiento seaceleró.Haciadelante,haciaarriba.Lasensaciónresultabainquietante,perogozosaalmismo tiempo. No quería perderla. Por primera vez desde el accidente, percibí undestello de paz enmi interior. Y el principio de una revelación, un descubrimientoasombroso.

Hayalgomás.

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SEGUNDAPARTE

SUMMERLAND

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7Continuaciónenotronivel

Abrí los ojos ymiré arriba. Por encima de la cabeza vi el follaje verde y, a sutravés, el cielo azul.No había rastro de la niebla.El aire estaba limpio.Lo aspiré.Poseíaunolorfrío,revitalizados.Sentíunasuavebrisacontramirostro.

Me incorporé y eché un vistazo ami alrededor.Había estado tumbado sobre uncampo de hierba. El tronco del árbol contra el queme apoyaba se situaba al lado.Alarguélamanoyapreciésucorteza.Yalgomás:unaclasedeenergíaquebrotabadeél.

Luegoacariciélahierba.Alguienlahabíacuidadoconmimo.Apartéunmanojoyexaminéelsuelo.Sucolorcontrastabaconeldelahierba.Nohabíamalezadeningúntipo.

Extrajeunabriznaylaapretécontralamejilla.Percibíundiminutoflujodeenergíaproveniente de ella. Inspiré su delicada fragancia, luegome lametí en la boca y lamastiqué como hacía cuando era un chaval.Nunca saboreé una hierba como esa depequeño.

Eneseinstantemedicuentadequenohabíasombras.Mesentababajounárbol,peronoasusombra;notenía.Nosabíaporqué.Dirigímivistahaciaelsol.

Nohabíaninguno,Robert.Habíaluz,peronosol.Miréhaciatodoslados,confuso.Segúnmisojos seacostumbrabana la luz,diviséelhorizonte.Nuncahabíavisto talpaisaje:unacampiñarevestidadeverde,floresyárboles.AAnnleencantaría.

Lorecordéentonces.Annestabaviva.¿Yyo?Melevantéyapretéambaspalmascontraeltroncodelárbol.Piséconfuerzaconelzapato.Yoestabamuerto.Nohabíaningunaduda.Aunasí estabaallí, enuncuerpoque sentía lomismo, tenía elmismoaspecto e incluso vestía de la misma forma. Estaba allí, sobre el suelo, en el mástangibledelosescenarios.

«¿Estoeslamuerte?»,pensé.Estudiémismanos:losdetallesdelaslíneasysurcos,lasdiferentescapasdepiel.

Examinélaspalmas.Recuerdohaberleídounlibrosobrequiromanciaenunaocasión,solopordiversión,parahacerloenlasfiestas.Conocíamismanosalaperfección.

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Eraniguales.Lalíneadelavidaeratanlargacomosiempre.UnavezselaenseñéaAnnparadecirlequenosepreocupara,queviviríamucho tiempo.Nos reiríamosdeelloahorasiestuviéramosjuntos.

Ledi la vuelta a lasmanosymepercaté deque la piel y las uñasmostraban elhabitual color rosáceo. La sangre fluía en mi interior. Tuve que pellizcarme paraasegurarmedequenosoñaba.Coloquélamanoderechadelantedelanarizylabocaysentílarespiraciónemanardemispulmones.Situédosdedoscontraelpechohastaqueencontréelpuntojusto.

Ellatidodelcorazón,Robert.Comosiempre.Percibíundestellodemovimiento.Unexquisitopájarodeplumajeargénteohabía

aterrizadosobreelárbol.Nodabaimpresióndetenermiedodemí.«Estelugaresmágico—pensé.Mesentíconfuso—.Siestoesunsueño,espero

nodespertarnuncamásdeél».Mesobresalté cuando reparé enqueunanimal corríahaciamí:unperro.Porun

momentonocaíenlacuenta.Entoncesfuecuandomepercaté.—¡Katie!—grité.Corrióhaciamí tanrápidocomopudo,mientrasemitíaesosgañidosdealborozo

quellevabaañossinoír.—Katie—suspiré.Caíderodillas,ylaslágrimascayeronpormismejillas—.La

viejaKate.De repente estaba ami lado, dando brincos, excitada, sin dejar de lamerme las

manos.Larodeéconmisbrazos.Kate,laviejaKate.Apenaspodíahablar.Seretorciócontramí,sinparardegañirdealegría.

—¿Erestúdeverdad,Kate?—murmuré.Lamiréconmásdetenimiento.Laúltimavezquelahabíavistoestabaenunacaja

enelveterinario:sedada,apoyadasobresucostadoizquierdo,conlosojosperdidosenel infinitoy losmiembros contrayéndose en convulsionesquenopodía controlar.Annyyohabíamosidoaverlacuandonosllamóeldoctor.Nosquedamosdelantedelacajaunrato,acariciándola,aturdidoseimpotentes.Katiehabíasidonuestracompañeradurantedieciséisaños.

Ahora, allí estaba laKatie que recordaba de cuando Ian era pequeño: vibrante,repleta de energía, con ojos brillantes y esa graciosa boca que, abierta, daba laimpresión de que estaba riéndose. La abracé con alegría y pensé en cuánto sealegraríanAnn y los niños de volver a verla, sobre todo Ian. La tarde que la perramurió, él estaba en el colegio. Esa tarde lo encontré sentado en la cama, con lasmejillas rebosantes de lágrimas.Habían crecido juntos y ni siquiera había tenido laoportunidaddedespedirsedeella.

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—Si pudiera verte ahora…—le dije a la vez que la abrazaba, encantado antesemejantereencuentro—.Katie,Katie.—Leacariciélacabezayelcuerpoylerasquélas orejas, tan increíblemente blandas. Y entonces advertí en mí un sentimiento degratitudhaciaaquelpoderquemelahabíatraídodevuelta.

Ahorasabíaqueeselugareraunlugaradorable.

***

Es difícil precisar cuánto tiempo estuvimos allí.Katie yacía a mi lado, con lacabeza apoyada en mi regazo. De vez en cuando se estiraba y suspiraba concomplacencia. Continué acariciándole la cabeza, incapaz de renunciar al placer deverla.DeseéunayotravezqueAnnestuvieraconmigo.

Nofuehastaunratodespuéscuandomefijéenlacasa.Mepreguntécómolahabíapodidopasarporalto.Solosealzabaaunoscuantos

cientosdemetrosmásallá.LaclasedecasaqueAnnyyohabíamosplaneadoconstruiralgúndía:demaderaypiedra,conventanasenormesyunenormeporchedesdeelquecontemplarelpaisaje.

Apreciéunaatracciónhaciaella,noséporqué.ComencéaacercarmeyKatiemesiguióasaltos.

La casa se elevaba en un claro rodeado de hermosos árboles: pinos, arces yabedules.Nohabíaparedesoverjas.Paramisorpresa,nohabíapuertanientrada,yloquehabíatomadoporventanasnoeranmásqueoquedades.Tambiénmepercatédelafaltadetuberías,cables,cajasdefusibles,canalesoantenasdetelevisión;laformadela casa se ajustaba a la perfección con su entorno. Frank Lloyd Wright la habríaaprobado.Sonreí,divertido.

—Dehecho,lapodíahaberdiseñadoél,Katie—dije.Ellamemiróy,duranteunfugazmomento,tuvelaimpresióndequemeentendía.

Nosdirigimosaljardínqueseextendíaalladodelacasa.Ensucentroseerguíaunafuentehechadeloqueparecíaserpiedrablanca.Meaproximéaellayhundílasmanos en el agua cristalina. Estaba fría y, al igual que con el tronco del árbol y labriznadehierba,emitíaunsuaveflujodeenergía.Toméun trago.Nuncaanteshabíasaboreadounaguatanrefrescante.

—¿Quieresunpoco,Kate?—preguntéalavezquelamiraba.Nohizoningúnmovimiento,aunquetuveotraimpresión:queyanonecesitabaagua.

Megiréhacialafuenteycogíunpocodeaguaconlasmanosahuecadas;luegolausépara lavarme la cara. Las gotas resbalaron por lasmanos y por la cara como si yomismofueraimpermeable.

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Sorprendidoporcadanuevafacetadeestelugar,meencaminéjuntoaKatiehacialas flores y me incliné para olerlas. Lo sutil de su aroma me resultó encantador.Además, sus colores eran tan variados como los del arco iris, aunque mástornasolados.Ahuequélaspalmasentornoaunaflordoradaribeteadadeamarilloyunhormigueotrepópormisbrazos.Coloquélasmanosalrededordeotraflor,yluegodeotra, y de otramás.Cada uname recompensó con una corriente de delicada fuerza.Paramisorpresa,medicuentadequetambiéngenerabansonidossuavesyarmoniosos.

—¡Chris!Medilavueltaconrapidez.Unhalodeluzrelumbróeneljardín.Katiemeneóla

colayyomiréhacia la luz.Misojos terminaronporacostumbrarsea la intensidadyentoncescomenzóadisminuir.Haciamí seaproximabaelhombrequehabíavisto…¿cuántasvecesya?No recordaba.Nomehabía fijado en sus ropashasta ahora: unacamisa blanca de manga corta, pantalones holgados del mismo color y sandalias.Caminabaenmidirección,sonriendo,conlosbrazosextendidos.

—Sentítucercaníaamihogaryvinedeinmediato—dijo—.Túmehiciste,Chris.Meabrazóconcalidezyluegoseretiró,sindejardesonreír.Lomiré.—¿Eres…Albert?—pregunté.—Correcto—asintió.Eranuestroprimo,Robert.SiemprelollamamosBuddy.Teníaunapintaestupenda,

como lo recordaba cuando yo tenía catorce años.Mejor dicho, incluso parecíamássaludable.

—Teveomuyjoven—comenté—.Comosinotuvierasmásdeveinticinco.—Laedadóptima—replicó.Noloentendí.CuandoseinclinóparaacariciarlacabezadeKatieysaludarla(mepreguntécómo

es que la conocía),me fijé en algo que aún no hemencionado. Su forma se hallabaenvueltaporunabrillanteradiaciónazulsalpicadaporlucesdecolorblanco.

—¡Hola,Katie!Estáscontentadevolveraverlo,¿eh?—Levolvióaacariciarlacabezayluegoseirguióconunasonrisa.

—Teestáspreguntandopormiaura—dijo.—Sí—sonreí.—Todoelmundolatiene—meexplicó—.HastaKatie.—Laseñaló—.¿Notehas

dadocuenta?MiréaKatie,sorprendido.Nomehabíadadocuenta…aunqueahoraqueAlbertlo

había mencionado, resultaba obvio. No era tan vívida como la suya, pero sí biendefinida.

—Nosidentifican—aclaróAlbert.—¿Dóndeestálamía?—pregunté.

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—Nadievelasuya—measeguró—.Nosinhibiría.Tampocoloentendíenesaocasión,peroenesemomentohabíaunapreguntacuya

respuestameurgíamás.—¿Porquénoreconocíqueestabamuerto?—pregunté.—Laconfusión tecegó—respondió—.Mediodespierto,mediodormido.Esuna

especiedeestadocrepuscular.—Fuistetúquienmedijoenelhospitalquenomeresistiera,¿verdad?Asintió.—Aunqueluchabastantocontraelloquenomeescuchaste—recordó—.Luchabas

por sobrevivir. ¿Te acuerdas de una forma vaga que se hallaba junto a tu cama?Laveíasaunquecerraraslosojos.

—¿Erastú?—Trataba de abrirme paso —me dijo—. Hacer que tu transición fuera menos

dolorosa.—Supongoquenoteayudémucho.—No te ayudaste a ti mismo. —Me palmeó la espalda—. Fue demasiado

traumáticoparati.Unalástimaquenoresultaramássencillo.Lonormalesquelagentesearecibidainmediatamentedespués.

—¿Yporquéyono?—No hubo forma de acercarse a ti —me explicó—. Estabas obsesionado con

llegarhastatumujer.—Teníaquehacerlo—medefendí—.Annestabaaterrorizada.Élasintió.—Fuemuybonito,perodebidoaesoquedasteatrapadoenlazonafronteriza.—Eraalgohorrible.—Losé.—Meagarróelhombroparareafirmarme—.Podríahabersidopeor.Te

podríashaberquedadoallímesesoaños. Inclusosiglos.Noes tan infrecuentecomoparece.Sinohubieraspedidoayuda…

—¿Quieresdecirquehastaquenopedíayudanopudisteintervenir?—Lo intenté, pero me seguiste rechazando —me aclaró—. Solo cuando la

intensidaddetullamadadisminuyóeserechazofuicapazdeconvencerte.Eneseinstantemedicuenta;noséporquétardétanto.Miréalrededor,asombrado.—¿Entonces…estoeselcielo?—Cielo.Paraíso.Summerland.Cosecha.Eligetúelnombre.—¿Es…un país? ¿Un estado?—Me sentí estúpido al plantear la pregunta, pero

teníaquehacerlo.—Unestadodeconsciencia.—Mesonrió.

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Miréalcielo.—Nohayángeles—mequejé,bromeandosoloenparte.Albertseechóareír.—¿Seteocurrealgomásincómodoqueunasalasquetesalgandelaespalda?—

mepreguntó.—¿Entoncesnohaynadadeeso?—Denuevo,mediolasensacióndeparecerun

pocoingenuoalformularmisinterrogantesalrespecto,perolacuriosidadseimpuso.—Los hay si crees en ellos—replicó, y su respuesta no sirvió para aclararme

nada, sino todo lo contrario—. Como ya te he dicho, es un estado de consciencia.Comoesoqueponeenlapareddetuoficina:«Aquelloenloquecreesseconvierteentumundo».

Mequedéasombrado.—¿Sabeseso?—pregunté.Asintió.—¿Cómo?—Teloexplicaréasudebidotiempo—meprometió—.Porahorasoloquieroque

tequedeclaroqueaquelloenloquecreessíqueseconvierteentumundo.YnosoloseaplicaenlaTierra,tambiénaquí.Dehecho,aquíinclusomás,puestoquelamuertesuponeunreenfoquedelaconcienciadesdeelplanofísicoalmental:unasintonizaciónconlosmásaltoscamposdelavibración.

Tenía una somera idea de lo que quería decir, pero no estaba seguro del todo.Supongoquemiexpresiónlodejótraslucir.

—¿Demasiado complejo? Míralo de este modo: ¿cambia la existencia de unhombreenalgúnaspectocuandosequitasuabrigo?Pues tampocolohacecuandolamuertelearrebataelabrigoqueessucuerpo.Siguesiendolamismapersona.Nomássabio.Nomásfeliz.Nomejor.Elmismoqueyaera.

»Lamuerteessololacontinuaciónenotronivel.

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8EncasadeAlbert

Laideamepasóporlacabezaeneseinstante.Noséporquénoseocurrióantes,excepto,quizá,porquemehabíanpasadotantascosassorprendentesalasquemimenteseteníaqueajustarquenohabíatenidotiempoparaplanteármelohastaentonces.

—Mipadre—dije—.Tuspadres.Nuestrostíosytías.¿Estánaquí?—Esteesunlugarenorme,Chris—merespondióconunasonrisa—.Siterefieres

asihansobrevivido,sí,lohanhecho.—¿Dóndeestán?—Tendríaquecomprobarlo—merespondió—.Losúnicosdelosqueestoyseguro

sondemimadreydeltíoSven.Unsentimientodealegríame invadiócuandooímencionarelnombredel tío.Lo

recordabaa laperfección:aquellacabezacalvaybrillante,aquellosojosrelucientesquecentelleabantrassusgafasdeconcha,suvozalegre,suincombustiblesentidodelhumor…

—¿Dóndeestá?—quisesaber—.¿Aquésededica?—Alamúsica—respondióAlbert.—Porsupuesto—sonreídenuevo—.Siempreamólamúsica.¿Puedoverlo?—Claro.—Albertmedevolviólasonrisa—.Loprepararétodoencuantotehayas

aclimatadoaesto.—Yatumadretambién—añadí—.Nuncalalleguéaconocermuybien,perome

apetecevolveraverla.—Tambiénmeocuparédeeso—measeguróAlbert.—¿Quéqueríasdecirantesconesodequetendríasquecomprobarlo?—pregunté

—.¿Lasfamiliasnocontinúanjuntas?—No tiene por qué ser así—me explicó—. Los lazos en la Tierra tienen aquí

menos significado. Las relaciones de pensamiento, no las de sangre, son las quecuentan.

Denuevomeasaltóunsentimientodesobrecogimiento.—TengoquecontarleaAnntodoesto—dije—.Hacerlesaberdóndeestoy…Que

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todovabien.Esloquemásdeseo.—Nohayformaposibledehacereso,Chris—medijoAlbert—.Nopuedesllegar

hastaella.—Peroestuveapunto.LerelatécómoconseguíqueMarieescribieramimensaje.—Ambos debéis de poseer una gran afinidad—me dijo—. ¿Se lo enseñó a tu

mujer?—No—agitélacabeza—.Perolointentarédenuevo.—Ahorayaestásmásalládetodoeso—aseveró.—Perotengoquedecírselo.Mepusounamanosobreelhombro.—Prontoestarácontigo—medijocontonoamable.Nodijenadamás.ElmeropensamientodenopodercontactarconAnneracomo

soportarunaenormelosa.—¿YquépasaconlagentecomoPerry?—preguntéalrecordarloderepente.Selo

contétodoaAlbert.—Entoncesestabaisenelmismonivel—dijoAlbert—.Ahorayanotepercibe.Trasvermiexpresión,Albertmepasóelbrazoporelcuello.—Acabará por venir aquí, Chris —dijo—. Te lo garantizo. —Sonrió—.

Comprendocómotesientes.Esunapersonaencantadora.—¿Laconoces?—pregunté,sorprendido.—Aella,atushijos,aKatie,atuoficina,todo—replicó—.Llevocontigomásde

veinteaños.VeinteañoscontadossegúnelpatróntemporaldelaTierra.—¿Llevasconmigoveinteaños?—LagentedelaTierranuncasequedasola—explicó—.Siemprehayunguíapara

cadauno.—¿Quieresdecirqueerasmiángelguardián?—Lafrasesonó trilladayunpoco

ridícula,peronosemeocurrióningunamejor.—«Guía»esunmejortérmino—dijoAlbert—.«Ángelguardián»esunconcepto

inventado por un hombre de tiempos antiguos.Captó la verdad acerca de los guías,peromalinterpretósuidentidaddebidoasuscreenciasreligiosas.

—¿Anntambiéntieneuno?—pregunté.—Porsupuesto.—¿Ysuguíanopuedehablarledemí?—Siellaseabreatalcomunicación,sí,sinproblemas—merespondió,ysupeque

aquellonoserviríadenada.Sehallabaaisladaporsuescepticismo.Otropensamientomesobrevino,estedebidoaldescubrimientodequeAlberthabía

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estadojuntoamídurantedécadas:unasensacióndevergüenzaaldarmecuentadequehabíasidotestigodemisactosmenoshonrosos.

—Estásenlocierto—medijo.—¿Meestásleyendolamente?—pregunté.—Algoparecido—contestó—.Noteavergüencesdetuvida.Tusdefectoshansido

losmismosdemillonesdehombresymujeresqueson,enelfondo,buenaspersonas.—Mis principales fallos han sido con respecto a Ann—aseguré—.No dejé de

amarlanunca,perolehefallado.—Sobre todo cuando eras joven —me dijo—. Los jóvenes se preocupan

demasiado de símismos comopara comprender de verdad a sus parejas.La propiacarreraprofesionalesbastantecomoparadejaraunladolacapacidaddecompresión.Así fue enmi vida. Nunca tuve la posibilidad de casarme porque crucé demasiadojoven.Peroaunasínofuicapazdecomprenderniamimadre,niamipadre,niamishermanas.¿Cómoeralafrasedeesaobra?«Telodanconelterritorio»,Chris.

Me di cuenta de que él habíamuerto antes de que esa obra fuera escrita.No lomencionéporqueseguíapreocupadoporAnn.

—¿Noexisteningunaformadecomunicarmeconella?—lepregunté.—Tal vez encontremos algo con el tiempo —dijo—. Por el momento, su

incredulidadconstituyeunabarrera inexpugnable.—Mequitóelbrazodelhombroyme dio unos golpecitos en la espalda comomuestra de apoyo—. Estará contigo enpensamiento—measeguró—.Cuentaconello.

—Notendráquepasarporloqueyohepasado,¿verdad?—pregunté,inquieto.—Noesprobable—respondió—.Lascircunstanciassondiferentes.—Mesonrió

—.Además,latendremoscontrolada.Asentí.—Deacuerdo.—Suspalabrasnomehabíanaportadodemasiadatranquilidad,pero

consiguieronquemeolvidaraporelmomentodelasunto.Miréalrededor,yentonceslesoltéqueteníaqueserunexcelentejardinero.

—Tenemos jardineros aquí —me dijo, sonriendo—. Pero no cuidan de losjardines.Nonecesitandecuidados.

—¿Ninguno?—Larevelaciónmesorprendiódenuevo.—Siemprehaylamismahumedad—mecomentó—.Latemperaturasemantienea

unnivelestable,noexistenlastormentasolosvientosviolentos.Elcrecimientodelasplantasnoesincontrolado.

—¿Nisiquierasehaderecortarelcésped?—pregunté,alrecordarlascortadorasqueteníamosenHiddenHillsyloamenudoqueRichardprimero,eIandespués,teníanquesegar.

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—Aestaalturadejadecrecer—meindicóAlbert.—Dicesquenohaytormentas—continué,enmiintentoporconcentrarmeenalgo

apartedeAnn—.Ninievenilluvia.¿Yentoncesquépasaconlagentealaquelegustalanieve?Estonoseríaelcieloparaellos.¿Yquéocurreconloscoloresdelotoño?Amímeencantan.YaAnntambién.

—Y hay lugares donde los verás—afirmó—. Tenemos todas las estaciones endiferenteslugares.

Lepreguntéacercadelflujodeenergíaquehabíasentidoeneltronco,enlabriznadehierba,lasfloresyelagua.

—Todoaquíemiteunaenergíabeneficiosa—respondió.La estampa deKate, sentada con expresión de satisfacción a mi lado, me hizo

sonreír,ymearrodilléparaacariciarla.—¿Haestadoaquícontigohastaahora?Albertasintióysonrióalmismotiempo.Estuve a punto de comentar algo sobre lo mucho que Ann la había echado de

menos,peromecontuve.Katiehabíasidosucompañerainseparable.AdorabaaAnn.—Aúnnohasvistomicasa—soltóAlbert.Me levanté y, mientras nos dirigíamos a su hogar, le mencioné la ausencia de

ventanasypuertas.—Nolasnecesito—dijo—.Nadieentraríaconmalasintenciones,aunquetodoel

mundoesbienvenido.—¿Todosvivenencasasasí?—VivencomovivíanenlaTierra—respondió—.Ocomodesearíanhabervívido.

Nuncatuveunacasacomoesta,comobiensabes.Aunquesiempresoñéconella.—Annyyotambién.—Entoncestendréisunaasí.—¿Latendremosqueconstruir?—pregunté.—Noconherramientas—contestó—.Yoconstruíestaconmivida.—Laseñaló—.

Noeraasícuandollegué—medijo—.Aligualquelashabitacionesdemimente,lasdelacasanoerantanatractivas.Algunasestabanpatasarriba,elairequeserespirabaenellasestabaviciado,o resultabandemasiadooscuras.Yeneste jardín,mezcladasentrelasfloresylosmatojos,habíaplantasqueyohabíacultivadoenvida.

»Mellevóciertotiemporeconstruirla—medijo,ysonrióalrememorarlo—.Tuvequeimaginarladenuevo,queimaginarmeamímismo,detalleadetalle.Unaseccióndeparedaquí,elsuelodeallí,unapuerta,muebles.

—¿Cómolohiciste?—quisesaber.—Conlamente—respondió.

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—¿Atodoelmundoleesperaunacasacuandollega?—No, lamayoría se construyendespués—respondió—.Con algode ayuda, por

supuesto.—¿Ayuda?—Existengruposdeconstrucción—meexplicó—.Gruposdegentehabilidososen

estamateria.—¿Peroellostambiénusansumente?—Siempreseusalamente—dijo—.Todaslascosasempiezanenelpensamiento.Meparéunmomentoyestudiélacasaquesecerníasobrenosotros.—Estan…delaTierra…—comenté.Élasintióconunasonrisa.—NonosdistanciamostantodenuestrosrecuerdosdelaTierracomoparadesear

algodemasiadodiferentea loque tuvimosallí.—Realizóungestodebienvenida—.Peronotequedesahíafuera,Chris.

EntramosencasadeAlbert.

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9Lospensamientossonmuyreales

Miprimeraimpresióncuandoentréfuedeabsolutarealidad.Lahabitaciónerainmensa,cubiertadepaneles,decoradaconungustoimpecable…

einundadadeluz.—Notenemosquepreocuparnosporaprovecharlamañanaolaluzdelatarde—

me dijoAlbert—. Todas las habitaciones reciben lamisma cantidad de luz en todomomento.

Miré en derredor. No había chimenea. La habitación, sin embargo, parecíadiseñadaparatenerla.

—Podría tenerunadequererlo—dijoAlbertcomosiyohubierahabladoenvozalta—.Algunoslatienen.

Sonreí al ver la facilidad con que leía mi mente. Nosotros sí tendríamos unachimenea. Como el par de fogones que tuvimos en nuestra casa. Solo por motivosestéticos; proporcionaban poco calor. Pero a Ann y a mí nos encantaba escucharmúsicadelantedeunfuegocrepitante.

Meacerquéaunamesatalladadeformaexquisitaylaexaminé.—¿Lahicistetú?—pregunté,impresionado.—Oh,no—contestó—.Solounexpertopodríacrearalgotanbello.Sinpensar,paséundedosobrelasuperficie,aunquedeinmediatotratédeocultar

migesto.Albertseechóareír.—Noencontrarásniunamotadepolvo—dijo—,puestoqueaquínohayerosión.—AAnn le gustará un sitio así.—Siempre se preocupaba por que nuestra casa

estuvierainmaculada,perodebidoalaspeculiaridadesdeCalifornia,limpiarelpolvolesuponíamuchotrabajo.

Sobre la mesa había un jarrón con flores: formas brillantes de rojo, naranja,púrpurayamarillo.Nuncahabíavistoflorescomoesas.Albertsonrió.

—Noestabanaquí.Fueronunregalo.—¿Nosemoriránapesardequelashayancortado?—No, seguirán frescas hasta que pierda interés en ellas—respondió Albert—.

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Entonces se desvanecerán.—Sonrió de nuevo al ver mi cara—. De hecho, la casaenteraloharíasiperdierainterésenellaylaabandonara.

—¿Adóndeiría?—pregunté.—Alamatriz.—¿Lamatriz?—Devueltaasuorigenparaserreutilizada—expuso—.Nadasepierdeaquí,todo

serecicla.—Si lamente lo creay lapérdidade interés lo elimina—razoné—,¿poseeuna

existenciaintrínseca?—Oh,claro—dijo—.Larealidadsiempreestásupeditadaalamente.Ibaapreguntarmásacercadel tema,peromepareció todomuyconfuso,asíque

preferí pasarlo por alto por ahora mientras seguía a Albert por su casa. Todas lashabitacioneseranenormes,llenasdeluz,ydisponíandemultituddeoquedadesamododeventanasqueofrecíanunamaravillosavistadelpaisaje.

—Noveoningunacasamás—apunté.—Estánahíafuera—measeguróAlbert—.Tenencuentaqueaquíhayespaciode

sobra.Fui a comentarle la ausencia de una cocina y de baño cuando caí en ello. Los

cuerposqueposeíamosnorequeríandecomida.Ypuestoquenohabíanadadeloquedeshacerse,losbañosseríanalgosuperfluo.

LasalaquemásmegustófueelestudiodeAlbert.Cadaparedestabacubiertaporuna estanteríaque ibadesde el suelohasta el techoyque rebosaba libros finamenteencuadernados.Unascuantassillas,mesasyunsofácompletabanelmobiliariode lahabitación.

Parami sorpresa,advertíunabaldadondeseencontrabanmismanuscritos,a losquereconocíporeltítulo.Mireacciónpasópordiferentesestadios:primerosorpresa,comoyahedicho;luegociertoregocijoalverlosencasadeAlbert;yluegodisgustoalcaerenlacuentadequeyonuncalleguéaencuadernarlos.

Por último, me embargó la vergüenza al percatarme de que demasiadas de misobrastratabanmateriasviolentasoterroríficas.

—Losiento—sedisculpóAlbert—.Nopretendíamolestarte.—Noestuculpa.—Lequitéhierroalasunto—.Soyyoquienlosescribió.—Aquí tendrás unmontón de tiempo para escribir de cualquier otra cosa—me

confortó.Estoysegurodequesolofuelaamabilidadlaqueleimpidióañadir«mejor».MeseñalóelsofáymehundíenélcuandoAlbertseacomodóenunadelassillas.

Katie se sentó al lado de mi pierna derecha. Mientras charlábamos, acariciaba sucabeza.

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—LlamasteaestelugarCosecha.¿Porqué?—Porque la semilla que un hombre planta en vida crea la cosecha que segamos

aquí —respondió—. En realidad, su auténtico nombre, si quieres hablar conpropiedad,es«laterceraesfera».

—¿Porqué?—Escomplicadoexplicarlo—reconocióAlbert—.¿Porquénoesperamosaque

hayasdescansado?«Extraño», pensé. ¿Cómo sabía que había empezado a sentirme rendido?Yo fui

conscienteenaquelprecisomomento.—¿Cómo puede ser?—inquirí, puesto que nome cabía duda que entenderíami

pregunta.—Hassufridounaexperienciatraumática—medijo—.Ydescansarentreperíodos

deactividadeslonatural;tantoaquícomoenlaTierra.—¿Tútambiéntecansas?—preguntésorprendido.—Bueno,talveznomecanseenelsentidoestrictodelapalabra—dijoAlbert—.

Pronto te darás cuenta de que aquí no se cansa uno demasiado. Sin embargo, pararefrescarsehayperíodosdedescansomental.—Señalóelsofá—.¿Porquénoteechasunrato?

Lohice y observé el techo de vigas vistas.Luego, después de un rato,mirémispropiasmanos.Soltéunaexpresióndeincredulidad.

—Parecentanreales…—exclamé.—Lo son —replicó—. Tu cuerpo carece de fibra, pero tampoco es de vapor.

Digamosque es frutodeunamejormanufactura que el cuerpoquehas dejado atrás.Aúncuentaconuncorazónyunospulmonesconlosquerespiraraire,yquepurificantusangre.Elpelosiguecreciendoentucabeza,yaúntienesdientesydedos…yuñasenlosdedosdelospies.

Lospárpadossemeibancerrando.—¿Lasuñasdejandecrecerigualquelahierba?—pregunté.Albertserió.—Tendréquecomprobarlo—dijo.—¿Yquépasaconmiropa?—quisesaber.Cerrélosojosporuninstanteyluego

losvolvíaabrir.—Sontanrealescomotucuerpo—measeguróAlbert—.Todoelmundo…excepto

ciertos indígenas, tiene grabado en su mente que las ropas son indispensables. Talconvicciónlesacompañaaúnenlamuerte.

Cerrélosojosotravez.—Esdifícilcomprendertodoesto—confesé.

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—¿Todavíacreesqueesunsueño?Abrílosojosylomiré.—¿Tambiénsabeseso?Sonrió.Mirélahabitación.—No,ahorayano—dije.Elsueñomevencía—.¿Quéharíassiasífuese?—Siemprehaymaneras—dijo—.Cierralosojosmientrashablamos.—Sonrióal

vermedudar—.No tepreocupes, tevolverásadespertar.YKatie no te abandonará,¿verdad,Kate?

Lamiré.Movió la cola y luego se echó con un suspiro al lado del sofá.Albertcolocóunaalmohadabajomicabeza.

—Así—dijo—.Cierralosojos.Lohice.Bostecé.—¿Quémaneras?—murmuré.—Bueno…—Looísentarseenlasilla—.Tepediríaquerecordarasalgúnfamiliar

fallecido y luego te conduciría hasta él. Te podría recordar los detalles de lo queocurriójustoantesdetumuerte.Enuncasoextremo,tevolveríaallevaralaTierrayteenseñaríacómodiscurrelavidasinti.

Apesardelasomnolencia,reabrílosojosylomiré.—Dijistequenopodíavolver—leechéencara.—Ynopuedes.Solo.—Entonces…—Solo como observadores, Chris —dijo—. Lo que te produciría una terrible

frustración.Noseríascapazdeayudaratumujer,solodeserespectadordesutristeza.Suspiré,descontento.—¿Annestarábien,Albert?—pregunté—.Mepreocupamucho.—Losé—measeguró—,peronopuedeshacernada.Cierralosojos.Loscerrédenuevoy,poruninstante,meparecióversuadorablerostrofrenteamí:

aquellosrasgosjuveniles,susojoscastaños.—Cuando laconocí, susojosme fascinaron—penséenvozalta—.Meparecían

enormes.—Laconocisteenlaplaya,¿verdad?—En Santa Mónica, en 1949 —respondí—. Me había mudado de Brooklyn a

California.PoraquelentoncesyotrabajabaenDouglasAircraftdecuatroadocedelanoche.Despuésdeescribirdurantetodalamañana,ibaalaplayaunpardehoras.

»Aúnrecuerdoeltrajedebañoquellevabaaqueldía.Eraazulclaro,deunasolapieza.Laestuveobservando,peronosabíaquédecirle.Nuncahabíahechoalgoasí.Al

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finalmedecidíporelclásico«¿Tieneshora?».—Sonreíalrememorarsureacción—.SeriódemíalseñalarunedificiodeSantaMónicaqueteníaunreloj.Asíquetuvequepensarenotracosa.

Meremovíenelsofá.»Albert,¿nohaynadaquepuedahacerparaayudarla?—Dedícaletuspensamientos—medijo.—¿Esoestodo?—Esmásdeloquepiensas,Chris.Lospensamientossonmuyreales.

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10Ellugardondeestás

—Amén—respondí—.Loacabodecomprobar.Debí de sonreír al decirlo, puesto que la cara de Albert adoptó una expresión

compasiva.—Ya sé que es una lección dolorosa de aprender —reconoció— el que cada

pensamientonuestrotomaformayque,tardeotemprano,hemosdeenfrentarnosaél.—¿Pasasteporlomismo?Asintió.—Todoelmundolohace.—¿Desfilótuvidaantelosojos?—pregunté—.¿Desdeelfinalalprincipio?—Notanrápidocomoentucaso,yaqueyomorídeunaenfermedaddegenerativa

—respondió—.Ysinembargo,ladeunhombreahogadopasamuchomásrápido,porejemplo.Sumuerteestansúbitaquesumemoriasubconscientederramasucontenidoen solounospocos segundos.Las impresionesde sumente se liberan casi de formasimultánea.

—¿Yquémecuentasdelasegundavezqueocurrió?—pregunté—.Laprimeravezno fue demasiado mala, solo me dediqué a observar. En la segunda, reviví cadamomento.

—Soloentumente—contestó—.Enrealidadnolareviviste.—Mediolaimpresióndehacerlo.—Sí,lociertoesqueparecemuyreal—convino.—Ydoloroso.—Más aún que en la experiencia original —replicó—, puesto que careces del

cuerpo físico necesario para amortiguar el dolor de tu vida reexperimentada. Es elmomento en que hombres y mujeres averiguan quiénes son en realidad. La hora deexpurgarse.

Yomirabaeltechomientrasélhablaba.Trasescucharsusúltimaspalabras,volvílacarahaciaél.

—¿Esloqueloscatólicosllamanpurgatorio?

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—En esencia, sí—asintió—. El período en el que cada alma se limpia por elreconocimientodesuspropioslogros…ycrímenes.

—Reconocimiento de sus propios logros —repetí—. ¿No hay un juicio deterceros?

—¿Qué condena sería más dura que la impuesta por cada uno cuando laautojustificaciónyanoesposible?—preguntó.

Apartélacaraymirélacampiña.Subellezadestacabaaúnmáslosrecuerdosdemisfracasos.Sobretodo,aquellosqueconcerníanaAnn.

—¿Todoelmundoesfelizconloquevuelveaexperimentar?—Lo dudo —respondió—. No importa quiénes sean, estoy convencido de que

todoshanrealizadoactosdelosqueseavergüenzan.AlarguélamanoyacariciélacabezadeKatie.Denoserpormisrecuerdos,habría

sido un momento encantador: aquella preciosa casa, el arrebatador paisaje, Albertsentadoamilado,lacabezadeKatiebajomisdedos…

Sinembargo,losrecuerdosseguíanahí.—Sime hubiera portadomejor conAnn…—comenté—.Con los niños, conmi

familia,conmisamigos.—Eso le pasa a todo el mundo, Chris—replicó—. Todos podríamos habernos

portadomejorconellos.—Yahoraesdemasiadotarde.—Esonoescierto.Partedeloqueteafligeesunsentimientodefrustraciónporque

noconseguistedarleatuvidaelsentidoquedeseabasparaella.Lomirédenuevo.—Noestoysegurodecomprenderloqueacabasdedecir.—Elpesarde tu esposay tupreocupaciónpor ella es loque loprovocan.—Su

sonrisaeracomprensiva—.Aceptatussentimientos,Chris.Significaquetepreocupasdeverdadporsubienestar.Sinolohicieras,notesentiríascomolohaces.

—Desearíapoderhaceralgoalrespecto—objeté.Albertsepusodepie.—Hablaremosdeellodespués—measeguró—.Duermeahora.Y,hastaquesepas

qué vas a hacer, quédate aquí conmigo. Hay espacio de sobra, y por supuesto eresbienvenido.

Seloagradecíalavezqueélseacercabaymetocabaelhombro.—Ahora me voy —me dijo—. Katie te dará compañía. Piensa en mí cuando

despiertesyestaréaquí.Sinunapalabramás, segiróy semarchódel estudio.Locontemplédesaparecer

por la puerta. Albert, pensé. El primo Buddy. Muerto en 1940. Ataque al corazón.

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Ahoravivíaenestacasa.Meresultabacomplicadoaceptarquetodoestoerareal.MiréaKatie,tiradaenelsueloalladodelsofá.—Kate,laviejaKate—dije.Golpeóelsueloconlacoladosveces.Recordélas

lágrimascegadorasquehabíavertidoporellaaquella tardeenelveterinario.Ahoraestabaallí,viva,mirándomeunavezmásconexpresióndealborozo.

Suspiréyestudiélahabitación.Parecíaabsolutamentereal.Sonreíalrememorarlahabitación provincial francesa que salía en 2001 de Kubrick. ¿Tal vez me hubieracapturadounalienígena?Mereísoloconpensarlo.

Entoncesmedicuentadequenohabíaningúnespejoenlahabitación,ymepercatéquenohabíavistoningunoentodalacasa.«ComoenDrácula—pensé,divertido—.¿Vampirosaquí?».Volvíareírme.¿Cómotrazaunolalíneaentrerealidadyfantasía?

Porejemplo¿meloestabaimaginandoolaluzdelahabitaciónseibaatenuando?

***

Ann y yo estábamos en el Bosque Nacional de Sequoia. Cogidos de la mano,avanzábamos bajo las enormes secuoyas. Sentía sus dedos unidos a los míos,escuchabael crujidode loszapatos sobre la alfombradeagujas secasquecubríaelsuelo, olía el agradable aroma de la corteza. No hablábamos. Andábamos a la par,rodeadosporlabellezadelanaturaleza;unpaseojustoantesdelacena.

Anduvimos durante veinte minutos hasta llegar a un árbol caído, donde nossentamos.Annsoltóunprofundosuspiro.Larodeéconelbrazoyellaseapoyócontramí.

—¿Cansada?—pregunté.—Unpoco—sonrió—.Soloeso.Había sido una experiencia reconfortante, aunque algo extenuante. Habíamos

conducido un remolque de alquiler colina arriba hastaSequoia.NuestroRambler sehabíasobrecalentadounpardeveces.Luegomontamosunatiendadecampañadeseisplazas ymetimos toda la comida en un baúl demadera para que los osos no se lacomieran. Contábamos solo con una linterna Coleman, nada de hornillos, así queteníamosquemantenerelfuegobajolarejilladelaquedisponíaelpropiocamping.Lomás complicado era calentar el aguapara lospañalesde Ianunavez al día.Poraquelentoncessoloteníaunañoymedio.Elcampamentoparecíaunalavandería,conlosbiberonesylasropasdebebétiradosportodaspartes.

—Serámejorquenonosvayamosdemasiadotarde—dijoAnntrasdescansarunrato. Lamujer que acampaba a nuestro lado se había ofrecido a cuidar de nuestroshijos,perotampocoqueríamosabusar,yaquelamayor,Louise,soloteníanueveaños,

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RichardseisymedioyMarienollegabaacuatro,einclusonuestro«perroguardián»,Katie,noalcanzabaelaño.

—Volveremosenbreve—leprometí.Labeséconsuavidadenlafrenteylaabracé—.Descansaunpardeminutos.—Lesonreí—.Esprecioso¿verdad?

—Precioso—asintió—.Duermoaquímejorqueencasa.—Losé.—LacrisisnerviosadeAnnhabía tenido lugarharíadosaños.Llevaba

bajo control médico desde hacía un año y medio. Este era el viaje más largo quehacíamosdesdesucrisis,ysoloporinsistenciadesumédico.

—¿Quétaltuestómago?—pregunté.—Oh, mejor —respondió sin mucha convicción. Tenía problemas estomacales

desdequelaconocí.¿Cómohabíapodidopasarporaltoqueaquellosignificabaalgoserio?Desdesucrisis,suafecciónhabíamejorado,peroaún la incordiaba.Comoelmédicolehabíadicho:«cuantomásenterradoestáelestrés,máslosufreelcuerpo».Elsistemadigestivosellevólapeorparte.

—Tal vez podamos comprar una caravana uno de estos días—comenté. Ella lohabía sugerido esamañana—.Hacer la comida resultaríamuchomás sencillo. Y laexperienciaseríamásgratificante.

—Lo sé, pero son tan caras…—respondió ella—. Y suficientes gastos hay yaconmigo.

—Deberíaempezarahaceralgomásqueescribirparalatelevisión—ledije.Ellameapretólamano.—Séque llegarás lejos.—Levantó lamanohasta sus labiosyme labesó—.La

tiendaestábien—measeguró—.Ynomeimportaenabsoluto.Suspiróymiróhaciaelfollajedelosárboles,allíporencimadenosotros,através

delqueasomabanlaslucesdesol.—Mepodríaquedaraquíparasiempre—murmuró.—Podríashacerteguardabosque—repliqué.—Queríaserlo—admitió—.Cuandoeraniña.—¿Enserio?—Laideamehizosonreír—.LaguardabosquesAnnie.—Meparecíaunmodoestupendoparaescapar—añadió.Pobrecita.Laapretécontramí.Habíatenidomuchodeloqueescapar.—Bien.—Selevantó—.Serámejorquenospongamosencamino,jefe.—Cierto. —Asentí y me puse en pie—. El camino da la vuelta, así que no

tendremosquevolverporelmismositio.—Genial.—Ellamesonrióymecogiólamano—.Allávamos.Comenzamosaandardenuevo.—¿Tealegrasdehabervenido?—mepreguntó.

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—Sí, esto es precioso—reconocí.Había dudado en llevar a nuestros hijos (tanjóvenesaún)decamping,perocomonuncahabíaidodecampingtandeniño,tampocoeracapazdejuzgarlasituación—.Creoquehasalidotodoestupendo—dije.

Entoncesnolosabía,peroAnndeseabairdecampamento,apesardelaansiedadque laasaltabapor intentaralgonuevobajoelestrésmentalalqueestabasometida,para hacernos partícipes de una experiencia tan extraordinaria no solo a mí, sinotambiénalosniños.

Después de un rato llegamos a un claro donde el camino se dividía. Donde seiniciabaelcaminodeladerecha,unaseñalindicabaquelosexcursionistasnodebíanirporahí.

Annmemiróconsuexpresióndeniñitaretorcida.—Vayamosporahí—medijo,indicándomeelcaminodeladerecha.—Perosiahíponequenosigamosporesecamino—leadvertí.Decidíseguirleel

juego.—Venga—meinsistió.—¿Quieresqueunasecuoyamuertanosaterriceenlacabeza?—lepregunté.—Correremossialgunasecae—respondió.—Oh…—Cloqueécomounagallinayagitélacabeza—.SeñoritaAnnie,ustedser

maaala—ledije,enunremedodeHattieMcDanielenLoqueelvientosellevó.—Ajá—asintió,ymeempujóhaciaelcaminodeladerecha.—Noeresmuybuenaguardabosques—lerecriminé.Momentosdespuésllegamoshastaunsalienterocosoquesecortabadeimproviso

enunprecipiciodeunosquincemetros.—¿Ves?—ledijealavezqueintentabacontenerunasonrisa.—De acuerdo, nos volvemos —convino. Reprimió una sonrisa—. Al menos

sabemoslarazónporlaquesesuponíaquenoteníamosqueveniraquí.Lamiréconseriedadfingida.—Siempremellevasallídondesesuponequenodeberíair.—Eseesmitrabajo:llevarlaaventuraatuvida—asintió,complacida.Dimos lavueltaen lacimadel salienteynosdirigimoshaciaelotrocamino.La

superficiedelarocaeraresbaladizayseencontrabacubiertaporunacapadeagujassecas,asíqueanduvimosenfilaindia,conmigodetrás.

Ann había recorrido solo unos pocos metros cuando perdió pie y cayó a laizquierda.Fuihaciaellayyotambiénmeresbalé.Tratéderecuperarelequilibrioperonopude.Meechéareír.

—Chris.Su tono imperiosomehizomirarhaciaellade inmediato.Sehabíacomenzadoa

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deslizarporlapendiente.Cadamovimientoqueefectuabalaacercabaunpocomásalprecipicio.

—Notemuevas—leordené.Micorazónsepusoalatircomoloco—.Extiendelosbrazosylaspiernastodoloquepuedas.

—Chris…—Su voz se le quebró cuando intentó hacer lo que le había dicho yresbalóaúnmás—.Oh,Diosmío—murmuróella,asustada.

—Nomuevasniunmúsculo—ledije.Hizo lo que le mandé y eso consiguió detener su movimiento. Me acerqué con

torpeza, pero me fue imposible alcanzarla con la mano. Si hubiera tratado dearrastrarmehastadondeestaba,ambosnoshabríamosprecipitadoporeldesfiladero.

Medeslicéymearrodillé; soltéunbufidodebidoaldolor.Entonces,conmuchocuidado,reptéhastalacimadelsaliente,sindejardehablarle.

—Notemuevas.Notemuevas—repetía—.Todovaasalirbien.Notengasmiedo.Derepente,megolpeódelleno.«Estoyahasucedido».Sentíunaoleadadealivio.

Encontréunaramarota,selaalarguéylaarrastréhastaunlugarseguro.Laacunéentremisbrazosylabesé,yella…

—¡Chris!Sulamentomehizogirarme.Consternado,vicómosedeslizabahaciaelborde.Olvidétodoymetiréhaciaelsalienteparallegarhastaelladerrapando,sindejar

demirarsupálidafazmientrasresbalaba.—Sálvame,Chris—rogó—.Sálvame.Porfavor,¡Chris!Gritéhorrorizadocuandodesaparecióporelborde, fuerade lavista.Suchillido

fueterrible.—¡Ann!—vociferé.

***

Medespertéderepente,conelcorazónapuntodesalirmeporlaboca.Mesentéatodaprisaymiréalrededor.

Katieseguíaalladodelsofá,sindejardemoverlacola,ymemirabadeunaformaquesolopodíadefinircomopreocupada.Lepuselamanosobrelacabeza.

—Nopasanada—murmuré—.Solounsueño.Hetenidounsueño.Creoque,dealgúnmodo,comprendióloqueledecía.Mecoloquélamanoenelpechoyconstatéelaceleradolatirdemicorazón.¿Por

quéhabíatenidoesesueño?¿Yporquéhabíaterminadotandiferenteacomolohabíahechoenrealidad?Lacuestiónmeatormentaba,porloquemelevanté,miréalrededorypronunciéelnombredeAlbert.

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QuedéestupefactoantelainstantáneaentradadeAlbertenlahabitación(y,Robert,noexageroaldecirquefueinstantánea).Sonrióalvermireacción,hastaquesefijóunpocomásyvioquemehallabaalgodesazonado,porloquemepreguntóquéeraloquepasaba.

Lecontéelsueñoylepreguntéquésignificaba.—Supongo que lo más probable es que se trate de un «residuo» simbólico—

aventuró.—Esperonotenermás—reconocíentretemblores.—Sepasarán—measeguró.RecordéqueKatieestabaamiladocuandomedesperté,asíqueselomencionéa

Albert.—Tengolaextrañasensacióndequecomprendeloquedigoysiento—lecomenté.—Hayciertoentendimientoentrelosdos—replicóalaparqueseinclinabapara

palmearlelacabeza—.¿Noesverdad,Katie?Elanimalmoviólacolaconalegríamientraslemirabaalosojos.Forcéunasonrisa.—Cuandodijistequepensaraentiyaparecerías,nobromeabas.Mesonrióyseenderezó.—Así es como funciona aquí—me contó—.Cuando quieres ver a alguien, solo

tienes que pensar en él y aparece. Si desea estar aquí, por supuesto, como yo hedeseadoestarlocontigo.Teníamosquímicatúyyo.Apesardehaberestadoseparadosduranteaños,noshallamosenlamismalongituddeonda,pordecirloasí.

Parpadeé,sorprendido.—¿Quéhasdicho?—pregunté.Lorepitiódenuevoyabrílabocadeparenpar.—Nomuevesloslabios—dije.Serióalvermelaexpresióndelacara.—¿Cómonomehedadocuentahastaahora?—Porqueantesnolohacía—merespondió.Loslabiosnosemovieron.Locontemplé,confuso.—¿Cómopuedooírtuvozsinohablas?—pregunté.—Delamismamaneraqueyooigolatuya.—¿Tampocomuevoloslabios?—Charlamosmediantelamente—respondió.—Increíble—exclamé.Penséloqueexclamé.—Enrealidad,hablarpropiamenteaquíesdifícil—meexplicó—.Perolamayoría

delosreciénllegadosnosedacuentahastaquepasaciertotiempo.

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—Increíble—repetí.—Y aun así eficiente —recalcó—. El lenguaje es más una barrera para la

comprensión que una ayuda. Además, a través del pensamiento somos capaces decomunicarnosencualquier lenguaje sinnecesidaddeun intérprete.Porotro lado,nonosvemoslimitadosporlaspalabrasylasfrases.Lacomunicaciónsemejoragraciasaemisionesdepuropensamiento.

»Dehecho—continuó—,hellevadoesteaspectoparaquenomerehuyeras.Sinoteimporta,adoptarémiestilohabitual.

Noteníaniideadeloquequeríadecir.—¿Deacuerdo?—preguntó.—Claro—respondí—.Noséqué…Debió de ocurrir en un parpadeo. Albert ya no vestía la camisa y pantalones

blancos.Enlugardeeso,llevabapuestaunatúnicaqueadoptabaelmismocolorqueelauraquelorodeaba.Lecubríaelcuerpoenteroycolgabademaneraelegante,sujetaporunacintadoradaalaalturadelacintura.Ibadescalzo.

—Así—dijo—.Muchomáscómodo.Loestudié…demanerapococortés,metemo.—¿Tengoquellevarunaasí?—quisesaber.—Enabsoluto—respondió.Noséquécarapuseenesemomento,peroleresultó

divertida—.Laelecciónestuya.Loqueprefieras.Me miré. He de admitir que resultaba un tanto extraño el seguir vistiendo las

mismas ropas que llevaba la noche del accidente. Aun así, nome veía con aquellatúnica.Parecíademasiado…«espiritual»paramí.

—Y ahora—anuncióAlbert—, tal vez te gustaría conocermejor el lugar dondeestás.

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11Tusproblemasestánaquí

Algoextrañosucediócuandoabandonamoslacasa.Almenosmeparecióextrañoamí.Albertnosesorprendió.InclusoKatienoreaccionócomohabíaesperado.

Unpájarodecolorgrisperladescendióyaterrizó sobreelhombro izquierdodeAlbert,loquemesobresaltó.

LaspalabrasdeAlbertmeimpresionaronmásaún.—Este es el animal al que cuidaba tumujer—me informó—.Lomantengo aquí

paraella.—¿Delquecuidabamimujer?—pregunté,yechéunvistazoaKatie.Envida,se

habríapuestoaladrarnadamásverlo.Ahoranohizoniunsolomovimiento.Albert me explicó que Ann había establecido una conexión permanente con los

pájarosheridosalosquehabíacuidado.Todaslasavesalasquehabíasalvado(ysecontaban por decenas) vivían aquí, en Summerland, y esperaban su regreso. AlbertinclusosabíaquehubountiempoenquelallamabanAnn,lamujerpájarodeHiddenHills.

Solopudesacudirlacabeza.—Increíble—comenté.—Oh,aquíveráscosasmuchomásincreíbles—sonrió.Acaricióalpájaroconun

dedo—.¿Cómoestástú?—preguntó.Mereícuandoelpájaroseatusólasalasygorjeó.—Esperoquenovayasadecirmequeteharespondido—dije.—Asumanera—respondióAlbert—.IgualqueKatie.Dilehola.Me sentí un tanto extraño, pero hice lo queme pidió. El pájaro se encaramó de

inmediatoamihombroderechoypareció,Robert,quenuestrasmentesintercambiaronalgo.Nosécómoexplicártelo,peroesealgoresultóencantador.

Después,elpájarosealejóvolandoyKatiemesorprendióalladrarunasolavez,como si se estuvieradespidiendo.«Increíble», pensémientras nos alejábamos de lacasa.

—Mehedadocuentadequenotienesespejos—ledije.

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—Nomesirvendenada—mecontestó.—¿Porquesetratadeunafrivolidad?—Nosoloeso—replicó—.Aquellosquehanarruinadosuaparienciadebidoasus

actos en vida no son obligados a presenciar tal deterioro. Si fuera al contrario, suvergüenzalesimpediríaconcentrarseenmejorarseasímismos.

Mepreguntécuálseríamiapariencia.SabíaqueAlbertnomeladiríasiresultabadesagradable.

Tratédenopensarenellomientrassubíamosporunacolinacubiertadehierba,conKatie corriendo por delante. Qué buen aspecto tenía, pensé complacido. A Ann leencantaríavolveraverla.Pasabanmuchotiempojuntas.Annnopodíadejarlacasasinella,enserio.KatieparecíasabercuándoAnnpensabasalir, loquenoshacíamuchagracia.Dabalaimpresióndeseralgúntipodeconexiónpsíquica.

Aparté la ideademimente e inhalé el aire, limpioy frío.La temperatura era laideal.

—¿Por eso lo llamanSummerland?—pregunté, para probar siAlbert sabía a loquemerefería.

Lohizo.—Enparte.Perotambiénporquereflejaelconceptodefelicidadabsolutadecada

persona.—SiAnnestuvieraaquíconmigo,síseríaperfecto—repliqué,incapazdereprimir

mispensamientos.—Estará,Chris.—¿Tenéis agua por aquí?—pregunté, de pronto—. ¿Barcos?Esa es la idea que

tieneAnndelcielo.—Tenemosdeambos—respondióél.—¿Oscurece?—Miréalcielo.—Nodeltodo—meaclaró—.Aunquetenemoscrepúsculo.—¿Eramiimaginaciónolaluzdetuestudiosefueapagandoalaparquemeiba

durmiendo?—Sí,seatenuó—medijo—.Enconsonanciacontunecesidaddedescanso.—¿Noesunamolestiaelnotenernochesnidías?¿Cómoseorganizauno?—Mediante actividades—respondió—.En el fondo, ¿no es así como lohace la

genteenvida?Untiempopara trabajar,untiempoparacomer,untiempodeocio,untiempoparadormir.Hacemoslomismo…salvo,claroestá,quenotenemosquecomerodormir.

—Confíoenqueminecesidaddedormirnotardeendesaparecer—dije—.Nomegustaríavolveraexperimentarmássueñoscomoelúltimo.

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—Desaparecerá—measeguró.Miréenderredoryexclamé.—Sesuponequemeacostumbraréaesto,aunqueporahoraesdifícildecreer.—Nosédecirtecuántotiempomellevóamí—mecontóAlbert—.Loquemásme

costófueadmitirquehabíallegadoaunlugardelqueestabaseguroquenoexistía.—Tampococreíasenello.—Mesentímejor.—Pocagente lohace—replicó—.Quizá lo afirman sin convencimiento.Talvez

hastaquierancreerlo.Peropocasveceslohacen.Meparéymeinclinéparaquitarmeloszapatosyloscalcetines.Losrecogíyme

losguardécuandoreanudamoselcamino.Lahierbabajomispieseracálidaysuave.—Notienesquellevarlos.—Nomegustaríaensuciarunlugartanbellocomoeste.Seechóareír.—Noloharás.Sedesvanecen.—¿Yvanapararalamatriz?—Exacto.Medetuveparadejarloszapatosyloscalcetines,yluegoseguíaAlbert;Katiese

situaba a nuestro lado y avanzaba sin pausa. Albert se apercibió de mi mirada desoslayoymesonrió.

—Llevaciertotiempo—meindicó.Pocodespuésllegamoshastalacimadelacolina,dondemeparéparaobservarla

campiña.AloquemásseparecíaeraaInglaterra(talvezNuevaInglaterra)duranteelverano: enormes prados verdes, bosques frondosos, bancos de flores y riachuelosbrillantes…, todo coronado por un cielo azul salpicado de nubes borrascosas. Noobstante,nohabíalugarenlaTierracomparableaeste.

Allí de pie tomé varias bocanadas de aire. Me sentía genial, Robert. No solohabían desaparecido los dolores provocados por el accidente, sino también los delcuelloylaespalda.Yasabeslosproblemasquemedabalaespalda.

—Mesientotanbien…—proclamé.—Esoesquehasaceptadodóndeestás—meinformóAlbert.Noloentendí,porloquelepreguntéquéqueríadecir.—Muchagentellegaaquíconlasconviccionesquemanteníanenvida.Creenque

estánenfermosycontinúanestándolohastaque sedancuentadeque sehallanenunlugar donde la enfermedad no puede existir por sí misma. Solo entonces estáncompletos.Lamenteloestodo,recuérdalo.

—Ahoraque lomencionas—le interrumpí—, creoque soy capazdepensar conmásclaridad.

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—Porqueyanoestáslimitadoporuncerebrofísico.Por el rabillo del ojo avisté un huerto de lo que me parecieron ciruelos. Era

imposible,peroesomehizoplantearmeunapregunta.—Asegurastequenotenemosquecomer.¿Esosignificaquenuncaestarésediento?—Nosnutrimosdirectamentedelaatmósfera—meexplicó—.Laluz,elaire,los

colores,lasplantas.—Tampocodisponemosdeestómago—añadí—.Nideórganosdigestivos.—No los necesitamos—respondió—. En la Tierra nuestros cuerpos eliminaban

todo lo que comíamos, salvo la energía de la luz del sol que ha incidido sobre lacomida.Aquí,ingerimosesaenergíademaneradirecta.

—¿Yquépasaconlosórganosreproductores?—Todavía losconservasporqueesperas tenerlos.Conel tiempo, entenderásque

carecendesentidoydesaparecerán.—Quéextraño—comenté.Agitólacabeza,conunasonrisatristeenloslabios.—Piensaenaquelloscuyasvidasdependendeesosórganos.Aquellosque,incluso

despuésde lamuerte,mantienenesanecesidaddeusarlosporquenosoncapacesdeconcebirsuexistenciasinellos.Aunquenuncaestánsatisfechos,nuncasellenanconloque hacen: es solo una ilusión. Pero no pueden liberarse de ello, y eso les impideprogresar.Esosíqueesextraño,Chris.

—Loentiendo—concedí—.Aunasí,partedemirelaciónconAnnerafísica.—Y hay gente aquí, personas que se aman los unos a los otros, que mantienen

relacionessexuales.—Aquellomesorprendió—.Lamenteescapazdecualquiercosa,recuerda eso. Sin embargo, con el tiempo, esa gente suele darse cuenta de que elcontactofísiconosignificatantocomolofueenvida.

»Por eso mismo—continuó— no tenemos que usar nuestros cuerpos. Solo losposeemosporquenossonfamiliares.Si lodecidimosasí, somoscapacesderealizarcualquiercosasoloconlamente.

—Sin hambre—dije—.Sin sed. Sin fatiga. Sin dolor.—Solté una expresión desorpresa—.Sinproblemas—concluí.

—Yonodiríaeso—merebatióAlbert—.Salvoporlaausenciadelasnecesidadesquehas citado, y el hechode no tener que trabajar para ganarse la vida, todo siguesiendoigual.Tusproblemassiguensiendolosmismos.Aúntienesqueresolverlos.

SuspalabrasmehicieronpensarenAnn.Resultabaperturbadorcreerque,despuésdetodoslosrevesesqueellahabíasufridoenvida,nohubieraunmomentodecalmaaquíparaella.Quéinjusticia.

—Aunque también cuentas conmás ayuda, recuerda—añadió Albert, que había

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vueltoaadentrarseenmispensamientos—.Yunamejorpercepción.—Desearíacontarletodoesto.Soyincapazdedeshacermedeestesentimientode

aprensión.—Aúnteafectasutristeza—replicó—.Deberíassuperarlo.—Entoncesperderíaelcontactoconellaporcompleto—mequejé.—Esonoescontacto.Annnoesconscientedeello.Ellatequieredevuelta.Ytú

estásaquí,Chris.Tusproblemasestánaquí.

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12Elpoderdelamente

Sabíaqueestabaenlocierto,yapesardelasempiternaansiedadquemeagobiaba,tratédeapartarlodemimente.

—¿Elúnicomediodetransportedeaquíesandar?—lepreguntéparacambiardetema.

—Deningúnmodo—respondióAlbert—.Cadaunodenosotrosposeesupropiomediodetransporte.

—¿Ycuáles?—Yaquenoexistenlimitacionesespaciales—respondió—,elviajeesinstantáneo.

Antes comprobaste que llegué en cuanto pronunciaste mi nombre. Lo hice solo conpensarenmicasa.

—¿Ytodoelmundoviajaasí?—pregunté,sorprendido.—Losquedeseanhacerloasíysoncapacesdeconceptualizarlo.—Notesigo.—Todo es mental, Chris. Nunca lo olvides. Los que creen que el transporte se

reduce a coches y bicicletas, viajarán así. Los que creen que solo pueden hacerlocaminando,viajaránasí.Sinembargo,aquíhayunainmensadiferenciaentreloquelagentecreequeesnecesarioyloqueesnecesariodeverdad.Siechasunvistazo,verásvehículos, invernaderos, tiendas, fábricas, etcétera. No se necesita ninguno, peroexistenporquealguiencreequesíesnecesario.

—¿Mepuedesenseñaraviajarconelpensamiento?—pregunté.—Claro. Solo hay que hacer uso de la imaginación.Visualízate diezmetros por

delantededondeestamos.—¿Yyaestá?Asintió.—Inténtalo.Cerrélosojosylohice.Sentíunasensaciónvibrante.Luego,ydesúbito,mediola

impresión de estar inclinado. Sorprendido, abrí los ojos y miré alrededor. AlbertestabaaunosdosmetrosyKatiecorríahaciamí,sindejardemoverlacola.

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—¿Quéhaocurrido?—pregunté.—Tehasparadoantesdetiempo.Vuelveaintentarlo.Notienesquecerrarlosojos.—Nohasidoinstantáneo.Notéquememovía.—Eso es porque se trata de algo nuevo para ti—me explicó—.Una vez que te

acostumbras,seráinstantáneo.Pruebaunavezmás.Me centré en un punto bajo un abedul que se alzaba a unos veintemetros yme

visualicédebajodeél.Elmovimientofuetanrápidoquemeresultóimposibleseguirlo.Gritésorprendido

cuando caí al suelo. No me dolió. Miré alrededor. Katie venía en mi dirección,ladrando.

Albertllegóamiladoantesqueella.Niideadecómolohizo.—Creoquetehasesforzadodemasiado—bromeóentrerisas.Esbocéunasonrisatímida.—Bueno,almenosnomehehechodaño.—Nuncahabrádolor—meaclaró—.Nuestroscuerposnopuedenserdañados.MearrodilléypalmeéaKatiecuandollegóamilado.—¿Nolaasusta?—pregunté.—No,no,sabeloqueocurre.Me levantéypensé loqueAnndisfrutaríaconesto.Me imaginé lamiradade su

cara la primera vez que lo hiciera. Le encantaban las cosas nuevas y excitantes. Y,sobretodo,elpodercompartirlasconmigo.

Antesdequelaangustiavolvieraahacerpresaenmí,elegílacimadeunacolinasituadaavarioscientosdemetrosymevisualicéallí.

Otravezesavibración.Parasermáscorrectos,esavibraciónalteradora.Parpadeéyyaestabaallí.

No,noloestaba.Miréatodoslados.NiAlbertniKatieandabanporningúnlado.¿Quéhabíahechomal?

UndestellodeluzapareciófrenteamíyluegoresonólavozdeAlbert.—Tehasidodemasiadolejos.Lobusquéconlamirada.Enunparpadeoseplantódelantedemí,conKatieenlos

brazos.—¿Quéhasidoeseestallidodeluz?—preguntéencuantolasoltó.—Mipensamiento—contestó—.Tambiénsetransportan.—¿PuedoenviarmispensamientosaAnn?—soltédeinmediato.—Si fuera receptiva a ellos, tal vez recibiera algo —respondió—. Aun así,

enviarlepensamientosseríaunatareamuycomplicada,sinoimposible.De nuevo, me vi obligado a deshacerme de la desazón que me provocaban los

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pensamientossobreAnn.NohabíamásremedioqueconfiarenlaspalabrasdeAlbert.—¿Puedo viajar hasta Inglaterra con el pensamiento? —le solté de sopetón—.

QuierodecirlaInglaterradeaquí.Imaginoquehabráuna.—Lahay—respondió—.Ypuedes ir allí, yaque lohiciste enviday sabesqué

visualizar.—¿Dóndeestamosexactamente?—EnlacontrapartidadeEstadosUnidos.Unotiendeagravitarhacialalongitudde

ondadesupropiopaísypueblo.Esonosignificaquenopuedasvivirdondequieras,siemprequeestéscómodoenellugar.

—Entonces,¿hayunequivalentedecadapaísdelaTierra?—Sí,aunquesoloaestenivel—respondióAlbert—.Enreinosmáselevados, la

conciencianacionalcesaporcompletodeexistir.—¿Reinosmáselevados?—Noentendíanada.—«Lacasademipadretienemuchasmoradas»,Chris—citó—.Porejemplo,más

adelanteencontrarásloscielosparticularesdecadateología.—¿Entoncescuáleslaverdadera?—pregunté,desconcertado.—Todas y ninguna —sentenció—. Budistas, hindúes, musulmanes, cristianos,

judíos…Cadaunaseidentificaconunaexperienciaposterioralamuertequereflejasuspropiascreencias.LosvikingostienensuValhala,losnativosamericanossufelizcotodecaza,loscelotessuciudaddeoro.Todossonreales.Cadaunaesunaporcióndeunarealidadabsoluta.

»Aquí encontrarás hasta a los que aseguran que el más allá es una estupidez.Golpeansusmesasinmaterialesconsuspuñosinmaterialesysemofanantecualquiersugerencia de que existe la vidamás allá de lamateria. Es la ironía definitiva delengaño.

»Recuerdaesto—añadió—:todoloquehabíaenvidatienesucontrapartidaenlavidatraslamuerte.Yesoincluyelomásbonitoylomáshorrible.

Sus palabras me produjeron una sensación incómoda. No sabía la razón y, derepente,medicuentadequenoqueríasaberlo.Deinmediatocambiédetema.

—Mesientoraroconesteaspecto.—Hablédeformaimpulsiva,perotrashacerloreparéenquesolohabíadicholaverdad.

—¿Nohesidoyoelcausante,no?—preguntóAlbert,preocupado.—Enabsoluto.Essoloque…—Meencogídehombros—.Bueno¿cómolohago?—Deigualmaneraquecambiasdelocalización.—¿Conlaimaginación,conlamente?Albertasintió.—Siempreconlamente,Chris.Nuncaloremarcarélosuficiente.

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—Vale.—CerrélosojosymevisualicévestidoconunatúnicacomoladeAlbert.Deinmediatosentíesasensacióndealteracióndenuevo,aunqueestavezparecíaquemil mariposas me envolvían. La descripción resulta inexacta, pero soy incapaz dedescribirlomejor.

—¿Ya?—Mira—merespondió.Abrílosojosymeestudié.Me eché a reír.En alguna ocasión había vestido una bata de terciopelo en casa,

peronoseparecíaennadaaesto.Mesentíunpococulpableporreírmetanto,peronopudeevitarlo.

—Nopasanada—metranquilizóAlbertconunasonrisa—.Muchagenteseríelaprimeravezqueseveconsutúnica.

—Noescomolatuya—leindiqué.Lamíaerablanca,sincinto.—Cambiaráconeltiempo,comotú.—¿Cómosehahecho?—Atravésdelaimposicióndelsimbolismomentalsobreelmedioideoplásticode

tuaura.—¿Cómo?Rióentredientes.—Digamos que, en la Tierra, las ropas pueden hacer al hombre, pero aquí el

proceso es muy diferente. La atmósfera que nos rodea es maleable. De hecho,reproduce la imagen de cualquier pensamiento persistente. Es como un molde queesperaque lo impriman.Exceptonuestroscuerpos,noexisteningunaformaestableamenosqueobredepormediounpensamientoconcentrado.

—Increíble—respondí,incapazdeañadirnadamás.—No tanto,Chris.Todo lo contrario.En laTierra, antesdequenada sehubiera

creadomaterialmente,tuvoquecrearsementalmente,¿noescierto?Cuandoobviamoslamateria, toda la creación se reduce a algomental, sinmás. Tarde o temprano teapropiarásdelpoderdelamente.

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13Elrecuerdoaúntepersigue

Seguimoscaminando,conKatie ami lado.Fueentoncescuandomedi cuentadequelatúnicayelcinturóndeAlbertsimbolizabanunaposiciónsuperior,mientrasquelamíameseñalabacomoaprendiz.

Enseguidameleyólamente.—Tododependedelcaminoquetelabres—measeguró—.Deltrabajoquelleves

acabo.—¿Trabajo?—pregunté.Élselimitóareír.—¿Sorprendido?Nosabíaquéresponder.—Supongoquenohabíapensadoenello.—Lamayoríade lagenteno lohace—reconoció—.Osi lohace, se imaginael

másallácomounaespeciededomingosinfin.Nadamáslejosdelarealidad.AquíhaymástrabajoqueenlaTierra.Sinembargo…—levantóundedocuandoibaareplicar—,noexisteobligaciónalguna;cadaunolohaceasuritmo.

—¿Yquéclasedetrabajodeberíahaceryo?—Esodependedeti—respondió—.Yaquenolonecesitasparavivir, tepuedes

dedicaraloquemástegusta.—Siempredeseéescribiralgomásútilquemerosguiones.—Entonceshazeso.—AunquedudoqueseacapazdeconcentrarmehastaquesepasiAnnseencuentra

bien.—Tienesqueolvidartedeeso,Chris—meaconsejó—.Porahoranopuedeshacer

nada.Céntrateenescribir.—¿Peroquésentidotendría?—mequejé—.Porejemplo,siuncientíficoescribe

un libro acerca de un descubrimiento revolucionario, ¿qué bien haría? Nadie lonecesitaríaaquí.

—PerosíenlaTierra—mereplicó.

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NolocomprendíhastaquemeexplicóquenadieenlaTierradesarrollanadanuevoporsísolo:todoelconocimientovitalemanadeSummerland,transmitidodeformaquemásdeunapersonapuedarecibirlo.

Cuandolepreguntéacercadeloquequeríadecircon«transmitido»,merespondióquesereferíaaunatransmisiónmental…,aunqueloscientíficosaquítratandediseñarunsistemamedianteelcuallaconexiónalaTierraserealicedemaneradirecta.

—¿Comounaradio?—Algoparecido.Elconceptosemeantojótanincreíblequetuvequereflexionarsobreelloantesde

seguirhablando.—¿Ycuándoempiezo?—terminédiciendo.Teníaenmentededicarmeaunatarea

contodomiempeñoparaqueeltiempoquequedabahastareunirmeconAnnsepasaraenunsuspiro.

Albertseechóareír.—Tranquilo.Acabasdellegar.Tienesqueaprenderlasreglasprimero.—Sonreíy

Albert riódenuevo—.Noha sidounabuena frase.—Mepalmeóel hombro—.Meencanta que estés tan dispuesto a trabajar. Demasiados vienen aquí con la idea detomárselo todo conmucha calma. Puesto que no existe la necesidad, no hay ningúnproblema.Perolamonotoníanotardamuchoenaparecer.Hastaaquísepuedeaburrirlagente.

Meexplicóque todas las clasesde trabajo sepermitían aquí, salvo excepcionesobvias.NohabíanecesidaddeunDepartamentodeSanidad,nidepolicíaobomberos,ni tampoco fábricas de ropa, comida, o logística, ni doctores, abogados o agentesinmobiliarios.

—Ni,porsupuesto—añadióconunasonrisa—,sepultureros.—¿Yquéocurreconlagentequesededicabaaeso?—Pues que se dedican a otra cosa. —Se desvaneció su sonrisa—. O algunos

continúanhaciendolomismo.Aunquenoaquí.Esasensaciónmolestadenuevo.Eseindiciode«otrolugar».Noqueríasabernada

de ello. Volví a sentir la necesidad de cambiar de conversación (aunque seguía sintenerniideadelarazónporlaqueeratanimperiosa).

—Dijistequemeibasaexplicarlodelaterceraesfera.—Cierto—asintió—.Nosoyningúnexperto,pero…Me contó que la Tierra está rodeada por esferas concéntricas de existencia, las

cualesvaríanenanchuraydensidad.Summerlandeslatercera.Lepreguntésisabíaeltotal,yaunquenoestabasegurodeltodo,medijoquehabíaoídoquesiete.LaúltimaeratanrudimentariaquesefusionabaconlapropiaTierra.

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—¿Esahídondeestaba?—pregunté.Cuandoasintió,continué—.Hastaquelleguéarriba.

—Esunerrorutilizarlaspalabras«arriba»y«abajo»paradescribirestasesferas—respondió—.Noestansimple.NuestromundosealejadelaTierrasoloendistanciadevibración.Enrealidad,todalaexistenciacoincide.

—EntoncesAnnestámuycercademí.—En cierto sentido sí—concedió—. Aun así, ¿es consciente de las ondas que

emitelatelevisiónasualrededor?—Loessienciendeunreceptor.—Peroellanoesunreceptor—contraatacó.Iba a preguntarle si podríamos ayudarla a que encontrara un receptor, cuando

entoncesrecordélaexperienciaconPerry.«Nihablar»,decidí.Noteníaintencióndequeellavolvieraapasarporeso.

Observé el prado florido por el que cruzábamos. Me recordó uno que vi enInglaterraen1957.Trabajabaenunguiónporaquelentonces,seguroquelorecuerdas.Paséunfindesemanaenlacasadecampodelproductor,yeldomingoporlamañana,muytemprano,contempléestamismapraderaatravésdelaventanademihabitación.Recordéelprofundosilenciode laforesta…loquemetrajoa lamemoria todos lospreciososlugaresquehabíavistodurantemivida,losmomentostanintensosquehabíaexperimentadoenellos.¿Habíasidoesaotrarazónporlaquemehabíaresistidotantoamorir?

—Deberíashabermevistoamí—soltóAlbert,quehabíavueltoa leermimente;parecíaquenolecostabademasiado—.Tardéseishoras.

—¿Porqué?—Fundamentalmente debido a que estaba convencido de que no había nadamás

despuésdelamuerte.Recordéque,cuandomorí,fuiconscientedeloqueocurríaenlaotrahabitación.—¿Quién era la señora mayor? —pregunté sirviéndome de su capacidad para

captarmispensamientos.—Nadie que conocieras. A medida que tus sentidos físicos se desvanecían, tus

sentidos psíquicos se incrementaban, por lo que disfrutaste de un momento declarividencia.

Los recuerdos de mi muerte me asaltaron. Le pregunté acerca de esa sensaciónparecidaaunhormigueoqueexperimenté,ymerespondióqueteníasuexplicaciónenlaseparacióndemidobleetéreodelasterminacionesnerviosasdemicuerpofísico.Nosabíaaloquesereferíacon«dobleetéreo»,perodecidídejarloporelmomento,yaquehabíaotraspreguntasquemepreocupabanmás.

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Porejemplo,aquellos ruidosparecidosahilos rompiéndose.Mecontestóquesetratabadelasterminacionesnerviosasalsoltarse.Comienzaporlospiesysigueporelcuerpo,hastallegaralcerebro.

¿Elcordóndeplataqueconectabaconmicuerpofísico?Uncablequeempalmaelcuerpofísicoconmidobleetéreo.Unsinfíndeterminacionesnerviosaslouneconlabasedelcerebro,entretejidoatravésdelamasacerebral.Losfilamentosconformanun«cordónumbilical»etéreoqueseacoplaalapartesuperiordelacabeza.

¿Elracimodecolorestejidoporelcordón?Midobleetéreoaldespegarsedesu…morada.Esoesloqueelcuerpofísicoesenrealidad.Unamoradatransitoriaparaelyoreal.

—¿Peroquéocurriódespuésdemimuerte?—Estabas ligado a la Tierra—respondió—. Tal estado suele prolongarse hasta

tresdías.—¿Cuántoduró?—¿Entérminosterrestres?Esdifícildedecir.Semanas,comopoco.Talvezmás.—Pareciómuchomás—recordéconunestremecimiento.—Nomesorprende.Laagoníaresultaindescriptible.Estoyconvencidodequeel

recuerdoaúntepersigue.

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14Recuerdosdifusos

—¿Porquétodoparecíatandifusoy…húmedo?Eslaúnicapalabraquecreoquelodescribe.

MecontóquedondeyohabíaestadoeralapartemásdensadelauradelaTierra,unaregiónacuática,elorigendelosmitosdelalagunaEstigia,olasaguasdeLeteo.

¿Por qué no era capaz de ver más allá de un par demetros después demorir?Porqueesloquehabíavistoantesdemorirymellevéesapercepciónconmigo.

¿Porquémesentía lentoyestúpido, incapazdepensarconclaridad?Porquedostercios demi consciencia se habían vuelto inoperantes, puesto quemimente seguíaenvueltaporlamateriaetéreaquehabíasidopartedemicerebrofísico.Portanto,misrespuestasselimitabanalasreaccionesinstintivasyrepetitivasdeesapartedemí.Mehabíasentidotriste,solo,asustado,torpe.

—Yexhausto.Queríadormir,peronopodía.—Queríasalcanzarlasegundamuerte.—¿Segundamuerte?—preguntéconsorpresa.Me explicó que se alcanzaba durante el sueño, y que permitía a la mente

reexperimentarlavidaenlaTierra.SemehabíanegadotalsueñodebidoalpesardeAnn ymi deseo de reconfortarla. En lugar de purgarme en tres días, había quedadoprisionerocomosifueraun«sonámbulo».

Elhechoes,Robert,queunapersona recién fallecida sehalla justoenelmismomarcomental que en elmomentode lamuerte, receptivo a las influencias del planoterráqueo. Esta situación remite durante el sueño, pero enmi caso los recuerdos seavivabandebidoamiestadocrepuscular.EstosecomplicómásaúnporlainfluenciadePerry.

—SéqueRichardsoloqueríaayudar.—Por supuesto—convinoAlbert—.Quería convencer a tumujer de que habías

sobrevivido.Unactode amorpor suparte.Peroalhacerlo, retrasaba sin saberlo tusegundamuerte.

—Sigosinentenderquéesesodelasegundamuerte.

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—Eldesgajamientodetudobleetéreo,queabandonalacáscarafísicaparaquetucuerpoespiritual(oastral)sigasucamino.

—¿Esesoloquevienlasesióndeespiritismo?¿Midobleetéreo?—Sí,enesemomentolohabíasabandonadoya.—Eracomouncadáver—respondí,disgustado.—Erauncadáver.Elcuerpodetudobleetéreo.—Perohablabayrespondíapreguntas.—Solocomoloharíaunzombi—explicó—.Suesencialohabíaabandonado.La

cáscaraastralnoesmásqueunagregadodemoléculasagonizantes.Noposeevidaniinteligencia. El joven no lo sabía, pero solo era su propio poder psíquico el queanimabaelcascarón,ysupropiamentelaquerespondíalaspreguntas.

—Igualqueunamarioneta—apuntéalrecordarloquepenséenaquelmomento.—Exacto.—PoresoesporloquePerrynomeviodurantelasesión.—Estabasmásalládesuvisiónpsíquica.—Pobrecita Ann—añadí. El recuerdo seguía doliéndome—. Fue horrible para

ella.—Podía haberle llegado a hacer daño de haber insistido—me revelóAlbert—.

Contactar con estados no físicos del ser puede provocar efectos peculiares en losvivos.

—Siellasupieratodoesto…—penséenvozalta.—SitodoelmundodelaTierralohiciera…—replicó.La actitud de los vivos hacia los que han muerto es vital, Robert. Ya que la

conscienciadelosfallecidosestanvulnerablealasimpresiones,lasemocionesdelosquequedanatrás causanunpoderosoefectoenellas.Laaflicciónprofundacreaunavibración que provoca el dolor en los finados, y que evita que sigan su camino.Enrealidad,loslamentosdelosvivosdificultanelquelosmuertosalcancenelmásallá.Losmuertos necesitan tiempo para pasar por su segundamuerte. Se supone que losfuneralessonunmediodedesvinculaciónpacífica,nounritualpatético.

¿Sabías,Robert,queenlaextremaunciónlossietecentrosdelcuerpo(situadosenlosórganosvitales)sonungidosconóleosagradoparaayudaralagonizanteaeliminarla vitalidad de esos órganos y así facilitar la separación del cordel de plata? Laabsolucióndelosmuertossedesarrollóparaasegurarsedequeelcordeldeplatasecortayquelamateriaetéreaseseparadelcuerpo.

Haytantascosasquehacerparafacilitarelproceso…Presionesenciertoscentrosnerviosos. La reproducción de determinados sonidos. Luces. Mantras cantados consuavidad,inciensosquemados.Tododirigidoaquelapersonaquemuereconcentresus

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sentidosparalamarcha.Le conté a Albert mi experiencia conmi cuerpo en el cementerio, el horroroso

momentoenquelohabíacontemplado.—Ella no quería incinerarte. Te amaba tanto que quería que estuvieras allí para

podervisitarteyhablarcontigo.Escomprensible…perocriticable,puestoquenoerestúenabsoluto.

—¿Quédiferenciahayentrelacremaciónylainhumación?Meexplicóquelacremaciónliberaalosmuertosdellazo,queposeeunatendencia

a mantenerse cerca del cuerpo físico. También, en casos extremos donde es difícilromper con el cordel incluso después de la muerte, el fuego lo corta de formainmediata.Además,lacáscaraastral,unavezdadadelado,eseliminadasindilaciónmediantelacremaciónenlugardedecaerconelpasodeltiempo.

—Eselazoquemencionas,¿eselquemeimpulsóavermicuerpo?Asintió.—Lagentenoolvidasucuerpoconfacilidad.Quierenvolveraverloqueundía

creyeronser.Esedeseosepuedeconvertirenobsesión.Poreso lacremaciónes tanimportante.

Me pregunté, mientras hablaba, por qué me sentía más y más molesto. Por quéasociaba todo lo que decía conmi preocupación sobre Ann. ¿De qué tenía miedo?Albertme aseguraba una y otra vez que volveríamos a estar juntos. ¿Por qué no loaceptaba?

Pensé de nuevo en el sueño que había tenido. Albert lo llamó «un recuerdosimbólico». Tenía sentido, pero aun así me seguía inquietando. Todo pensamientoconcerniente aAnnme inquietaba ahora, incluso los recuerdos felices, que de algúnmodosetransmutabanendifusasevocaciones.

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15PerdiendoaAnndenuevo

—Chris,tengoquedejarteunrato—soltóAlbertdeimproviso—.Hayalgodeloquetengoqueocuparme.

Mesentíalgoavergonzado.—Lo siento—me dijo—. No se me había pasado por la cabeza que estuviera

haciéndoteperdereltiempo.—Enabsoluto.—Mediounosgolpecitosenlaespalda—.Enviaréaalguienpara

que te acompañe.Ymientras esperas, antespreguntastepor agua.Ven, cógemede lamano.

Hiceloquemepidió.—Cierralosojos—meordenóalavezquerecogíaaKatie.En el instante en que lo hice, advertí un movimiento rápido. Terminó tan de

improvisoquepenséquelohabíaimaginado.—Yalospuedesabrir.Lohiceymequedésinaliento.Estábamosen laorilladeun lago impresionante,

rodeadodeárboles.Embobado,observésuenormesuperficie,calmasalvoporalgunaspequeñasondulaciones,yaquellaaguacristalinaenlaquecadadiminutorizoreflejabalaluzenelespectrodecolores.

—Nuncahabíavistounlagotanhermoso.—Penséquetegustaría—respondió,ydejóaKatieenelsuelo—.Teveréluegoen

micasa.—Meagarródelbrazo—.Quelapazseacontigo.Parpadeéyyasehabíamarchado.Asíderápido.Nidestellosdeluces,nininguna

señaldequefueraalargarse.Uninstanteestabaallí,yalotroyanoloestaba.MiréaKatie.Noparecíasorprendida.

Volvíamirarellago.—Merecuerdaal lagoArrowhead—lecomentéalanimal—.¿Recuerdaslacasa

queteníamosallí?—Laperrameneóelrabo—.Erabonita,peronadaparecidoaesto.—Allí,elfollajemarrónresaltabasiempreentreelverde,losdesechossalpicabanlaorilla,yavecesunanieblaespesaflotabaporencimadellago.

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Este lago carecía de todos esos defectos y el bosque y el aire también eranperfectos.AAnnleencantaría,seguro.

Me incomodó que, rodeado de tal belleza, aúnme rondara la preocupación porella.¿Porquénomedesembarazabadetodoello?Albertmehabíainsistidoparaquelohiciera.¿Porquépersistíalaansiedad?

MesentéalladodeKatieyleacariciélacabeza.—¿Quéesloquepasaconmigo,Kate?Nosmiramosalosojos.Ellamecomprendía,nohabíadudaalguna.Casipercibí

unaoladesimpatíaqueemanabadelanimal.Seechódondeestabayyomeesforcéenalejardemimentelapreocupaciónquela

embargabapensandoenlasvecesquehabíamosestadoenellagoArrowhead.Íbamoscon los niños los fines de semanadurante todo el año, y en vacaciones unmes.Poraqueltiempomeibabienenlatelevisión,yademásdelacasitateníamosunalanchamotora,quealmacenábamosenelembarcaderodeNorthShore.

Pasamosmuchosdíasdeveranoenellago.Porlamañana,despuésdedesayunar,preparábamos el almuerzo, nos poníamos el bañador y nos marchábamos alembarcadero.También llevábamos aKatie.Nos dirigíamos a una cala situada en elextremo sur del lago donde los niños (Richard yMarie, y Louise cuando ella y sumarido nos acompañaban) se equipaban con los esquís y los remolcábamos con lalancha.Ianerademasiadojovenentonces,asíquelecompramosuntrineoacuáticoenelquebautizóalcapitánZip.AAnnlegustabamontarenélporquelosesquísnoseledabanbien.

Rememoré a Ann tirada en el trineo, riendo sin parar mientras rebotaba en lasaguasazuloscurodellago.VisualicéaIan,conunasonrisaradiante,sobretodocuandoconseguíaponerseenpiesobreél.

Alahoradecomeramarrábamoslalanchaenlacalaycomíamoslossandwiches,las patatas fritas y los refrescos que llevábamos en la nevera portátil. El sol noscalentabalaespaldamientrasyodisfrutabaconplacerindeciblealcontemplaraAnnyanuestrosencantadoreshijoscomeryreírtodosjuntos.

Los recuerdos felices no sirvieron de mucho. Solo me hicieron sentir másmelancólico, ya que esos momentos se habían perdido para siempre. Una molestanostalgiaseapoderódemí.EchabamuchodemenosaAnn,ytambiénalosniños.¿Porquénoleshabíadichomásamenudoquelosquería?Sitansolopudiéramoscompartirestelugartanencantador…SitansoloAnnyyo…

Meagitéimpaciente.EstabaenelCielo.¡ElCielo!Yaúnledabavueltasalasunto.Había sobrevivido a lamuerte.Mi familia sobreviviría también.Y nos reuniríamosaquídenuevo.¿Quémepasaba?

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—Vamos,Kate—laapremié,ymepuseenpiecomounrayo—.Demosunpaseo.—Acadamomentoquepasaba,entendíamejor loqueAlbertmehabíadichoacercadelpapeldelamente.

Encuantoempezamosapasearporlaplaya,mepreguntésiAlberthabríaqueridoquemequedaradondeestabaparaqueese«alguien»que ibaavenirmeencontrara.Entoncesmedicuentadeque,sinimportarquiénfuera,meencontraríasoloconpensarenmí.

Unaplayaseextendíaantenosotros,asíquelabordeamos.Laarenaerablanda,nohabíapiedrasniconchasalavista.

Meparé,mearrodilléyrecogíunpuñadodearena.Allínohabíaniunapequeñapiedrecita. Aunque su consistencia era firme, seguía siendo suave. Aunque teníaconsistencia,parecíapolvo.Dejécaeralgoentrelosdedosyobservélosgránulosdecolores.Levanté lamanoy losestudiéconmayordetalle.Ajuzgarpor la formayelcolor,dabanlaimpresióndeserjoyasenminiatura.

Tiréelrestoymealcé.Laarenanosemepegónialapalmanilarodilla,comosílohabríahechoenlaTierra.

Me estremecí. Arena. Una playa. Un bosque frondoso que rodeaba un lago. Uncieloazulsobremicabeza.

—Y la gente duda si esto es el Cielo —le dije a Katie—. Aunque yo mismotambiénlohice.Increíble.

Pronunciéestaúltimapalabramuchasmásveces.Ynosiempreencircunstanciasigualdeplacenteras.

Meacerquéalbordedellago.Observédecercaeldelicadovaivéndelasaguas.Daban el aspecto de ser frías. Al recordar lo helada que estaba el agua del lagoArrowhead,encogílosdedosdelospies.

Suspirécuandolosmetíenellago.Latemperaturanoeradeltododesapacible.Elaguaemitíaagradablesvibracionesdeenergía.MiréaKatie.Seguíaamilado.Sonreí.Nuncaseacercóalaguaenvida.Siemprelahabíaodiado.Aquíestabadelomásfeliz.

Avancé hasta que tuve las espinillas sumergidas.El fondodel lago resultaba tansuave como la playa.Me incliné hacia delante ymetí la mano en el agua. Sentí laenergíaquemefluíaporelbrazo.

—¿Aqueesagradable,Katie?Memiró,meneólacola,yotravezsentíunaoleadadefelicidadalverlacomoen

susmejoresmomentos.Meenderecéy toméunpocodeaguaentre lasmanosahuecadas.Brillabaconun

fulgor delicado y percibía su energía pulsar entre los dedos. Como antes cuandorecorriómipiel,nonotéhumedadalguna.

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Mepreguntésipasaríalomismoconmitúnica,asíquemesumergíhastalaalturadelacintura.Katiesequedóenlaorilla,mirándome.Nomediolaimpresióndequetuvieramiedo;másbienparecíaquehabíadecididoesperar.

Unavez inmerso en la energía anduvehastaque el aguame llegó al cuello.Unaespecie de manto me cubría, un manto que vibraba con delicadeza. Me gustaríadescribir la sensación con mayor detalle. Lo único que puedo decir es que seasemejabaaunacorrienteeléctricadebajovoltaje,queacariciabacadacélulademicuerpoyqueproducíaunefectovigorizante.

Me eché atrás hasta quedar a flote en la superficie ymiré el cielomientrasmemecía al compás del agua. ¿Por qué no había sol? Aunque nomemolestaba, en elfondo.Meeramássatisfactoriomirarelcielosinqueningúndestellomedeslumbrara.Solosetratabadecuriosidad.

Otrointerroganteseformulóenmimente.Nopodíamorir;yaestabamuerto.No,nomuerto, tal palabra solo era un término confuso del lenguaje humano.Lo que queríadecir es que nome ahogaría. ¿Pero qué ocurriría entonces si metía la cara bajo elagua?

Medilavueltaymirébajolasuperficie.Elaguanoenturbiómivisión.Eracapazdeveralaperfecciónelfondoinmaculado,enelquenoseapreciabaniunasolarocao hierba. Al principio, y por puro instinto, contuve el aliento. Después impuse mivoluntadyrespiréconcuidado.

En lugar de ahogarme,mi nariz y boca fueron bañadas por un frescor delicioso.Abrílabocaylasensaciónseextendióporlagargantayelpecho,revitalizándome.

Mevolvísobrelaespalda,cerrélosojosymetumbéenaquellechodeaguasfrías.ComencéapensarenaquellasocasionesenqueAnn,losniñosyyodisfrutábamosenlapiscina. Todos los veranos (y sobre todo los domingos) celebrábamos los «díasfamiliares»,comolosllamabaIan.

Teníamosuntobogánenlapiscina,yaAnnyalosniñoslesencantabadescenderporélatodavelocidadyprecipitarsealagua.Sonreíalrecordarelgritito,mezclademiedo y diversión, que soltaba cuando se tiraba por la rampa con la nariz bienapretada.Luegoarqueabaelcuerpoalsalirdisparadayaterrizabaenelaguaconunenormechapuzón;solosuradianterostroquedabafueradelagua.

También jugábamos al voleibol con una red flotante que habíamos comprado:gritábamos, nos salpicábamos, reíamos, bromeábamos los unos con los otros. LuegoAnnservíaplatosdefrutayquesoyunpocodezumo,ynossentábamosahablarunratoparadespuésvolveralacargaconelvoleibol:máshorasdenadar,bucearyjugar.Por la tarde encendía la barbacoa y preparaba pollo o hamburguesas. Recordabaaquellastardeslargasyadorablesconregocijo.

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Annnuncahabíadisfrutadomuchoconelaguahastaquenoscasamos.Alprincipiole teníamiedo, pero al fin fue suficientemente valiente como para recibir clases denatación.

Fuimos socios del club Deauvill de Santa Mónica una temporada. Hubo undomingoporlatardeenelquelosdosestábamosenelsótano,enlapiscinaolímpicadondeAnnpracticaba.

Llevábamosunmeshorrible.Casinosdivorciamos.Eraalgorelacionadoconmicarrera profesional. La ansiedad de Ann no me permitía viajar. Había perdido undestinoenAlemaniaporello,yestabamásmolestodeloquedebería.Lainseguridadfinanciera siempre me había asustado, creo que por algo de nuestro pasado: laseparacióndepapáymamá, losañosde ladepresión.De todasformas,meexcedíyellaseexcedió.Medijoquemequeríadejar.

Inclusounanocheladedicamosadiscutirlospormenoresdelaseparación.Ahoramepareceincreíble.Recuerdoalaperfecciónaquellanoche:unrestaurantefrancésenShermanOaks,losdossentadosenunamesacenandoydiscutiendolostérminosdelaseparación,algoqueestuvocercadecostarnosunaindigestión.¿Deberíamosvenderlacasa de las colinas Woodland? ¿Deberíamos separar a los niños? No, no puedocontinuar.Inclusoaltransmitirestaspalabras,revivolanáuseadeaquellatarde.

Estuvimosmuycerca.Faltóunpelo.Oesaeslaimpresiónquetuve.Talveznoloestuviéramostanto.

Sinembargo,enaquelmomentomeparecióinevitable.Hastacasielmomentofinal.Elmomentodespuésdelafríadiscusión,delaseparación,elmomentoenquerecogímiscosasymemarchéencoche,dejandotrasdemíaAnn.Ahísecolapsótodo.Setratabadealgo inconcebibleparanosotros.Divorciarnosseríacomopartirnospor lamitad.

AsíqueeldíadeDeauvillefueelprimerodespuésdelareconciliación.Lapiscinanosparecíaenorme,yaquenohabíanadiemásquenosotros.Anntrató

decruzarlaporsuancho,porlaparteprofunda.Yalohabíahechovariasvecesyyolaabrazabaencadaocasiónparafelicitarla(ylaabrazabadiezvecesmásefusivamentedeloacostumbradodebidoanuestrareconciliación).

Ahoraloestabaintentandodenuevo.Estabaamediocaminocuandotragóaguaycomenzóaahogarse.Mehallabaasu

lado, así que la agarré sin perder tiempo. Tenía aletas en los pies, por lo que meimpulséconfuerzaylogrémantenernosafloteaambos.

Ellaapretólosbrazosentornoamicuello.Laexpresióndesurostroerademiedo.—Nopasanada,cariño.Tetengo.—Mealegrédecontarconlasaletas;sinellas

nolahabríapodidoayudar.

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Otravez losrecuerdossealteraron.Alprincipiomesentí incómodo,peroestabaseguro de que la había conducido hasta el borde de la piscina, donde se agarró,asustadaysinaliento.

Peroestavezfuediferente.Nolapudesostener.Pesabademasiadoymispiernasnoteníanfuerzasuficienteparamovernos.Sedebatíasincesar.Empezóallorar.

—Nodejesquemehunda,Chris,porfavor.—Noloharé.Aguanta.—Agitélaspiernascontodamifuerza,peronoservíade

nada. Ambos nos hundimos y luego volvimos a salir a la superficie. Ann gritó minombre.Su voz destilaba pánico.Nos hundimos por segundavez, y es cuandovi surostro aterrorizado bajo el agua y oí su grito enmimente: ¡Por favor, nome dejesmorir!Sabíaquenopodíapronunciarlaspalabras,peroaunasílasoíaconclaridad.

Me abalancé hacia ella, pero el agua se había enturbiado y no veía bien. Sentícómosusdedosseagarrabanalosmíosyluegosesoltaban.Arañéelaguaperonodicon nada. Mi corazón se volvió loco. La busqué con denuedo, pero el agua erademasiadooscuraycenagosa.¡Ann!,pensé.Angustiado,divueltasamialrededorconla esperanza de alcanzarla.Yo estaba allí. Ese era el auténtico horror. Estaba en lapiscina,impotenteeinútil,yperdiendoaAnndenuevo.

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16Finaestadesesperación

—¡Hola!Levantélacabezadegolpe,aúnagitadoporelsueño.Enlaorillaviunnimbode

luz junto aKatie. Me alcé y lo contemplé hasta que se desvaneció, y en su lugaraparecióunamujerjovenquevestíaunatúnicaazulclaro.

Noséporquélodije.Talvezporalgoensuformadeestar,elcoloryelcortedepelo,oporqueKatieparecíafelizjuntoaella.

—¿Ann?—pregunté.—MellamoLeona—replicótrasunosmomentosdesilencio.Entonces fue cuando recapacité. Por supuesto que no era Ann. ¿Cómo podía

haberlo sido?Mepreguntéporunmomento siAlbert había enviado a aquellamujerdebidoaquemerecordaríaaAnn.Noteníamuchosentido.Estabasiendoinjustoconél.Detodasformas,ahoraquemefijaba,tampocoseparecíatanto.Elsueñomehabíahechoverloqueesperaba,noloqueera.

Bajélavistasegúnmeibaacercandoalaplaya.Elaguaresbalabasobrelatúnica.Sesecóporcompletoparacuandolleguéanteella.

DejódeacariciarlacabezadeKatieyseenderezó;luegomealargólamano.—Albert me envía. —Tenía una sonrisa muy dulce y su aura era de un color

azulado,casiigualqueeltonodesutúnica.Ledilamano.—Encantadodeconocerte,Leona.Supongoqueyasabesminombre.Asintió.—Creístequeeratumujer.—Pensabaenellacuandollegaste—expliqué.—Estoyseguradequesetratabadeunrecuerdoagradable.—Lofuealprincipio—respondí—.Prontosetransformóentodolocontrario.—

Meechéatemblar—.Enrealidad,enalgoterrible.—Cuántolosiento.—Mecogiólasmanos—.Nohaynadadeloquetenermiedo

—measeguró—.Antesdequetedescuenta,volverásaestarcontuesposa.

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Sentí una corriente de energía que emanaba de ella, similar a la que habíaexperimentado en el lago. Me di cuenta de que resultaba lógico que también laspersonasposeyeranesaenergía.DebíhabermedadocuentacuandoAlbertmedio lamano.Otalvezlacomunicaciónsoloseestablecieraaldarseambasmanos.

—Gracias—dije encuantome soltó.Tratédepensarde formamáspositiva.Yaerandos laspersonasquemehabíandichoqueAnnyyonos reuniríamosdenuevo.Teníaqueaceptarlo.

—Katiesehaalegradodeverte.—Forcéunasonrisa.—Oh,sí,somosbuenosamigos.—Estodaunaexperienciasumergirseenelagua.—Señaléallago.—¿Verdad?—Mientrashablabamepregunté,derepente,dedóndehabíavenidoy

cuántotiempollevaríaenSummerland.—Michigan—medijo—.Milnovecientoscincuentayuno.Unincendio.Sonreí.—Mellevaráunpocoacostumbrarmeaestodelalecturadementes.—En realidad no es lectura dementes. Todos disponemos de algo de intimidad

mental, pero ciertos pensamientos son más accesibles que otros. —Me indicó lacampiña—.¿Tegustaríadarunpaseo?—añadió.

—Claro.Empezamosacaminaryechéunvistazoatrás.—Seríagenialtenerunacasaahí.—Estoysegurodequelatendrás.—Amiesposaleencantaría.—Latendráslistaparacuandollegue—afirmó.—Sí.—Laideamereconfortó.AlgodefinidoquehacermientrasesperabaaAnn:

lapreparacióndenuestronuevohogar.Eso,mástrabajarenalgúnlibro,haríaqueeltiempopasaraconmásrapidez.Aquellomeregocijó.

—¿Haytambiénocéanosaquí?Asintió.—Aguafresca.Calma.Sintormentasnimarejadas.—¿Ybarcos?—Porsupuesto.Otraoladealegría.TendríaunbarcodevelalistoparacuandovolvieraAnn.Quizá

prefirieracontarconunacasaenelocéano.Lallenaríadejúbiloencontrarlacasadenuestros sueños esperándola en la costa acompañada de un barco de vela a sudisposición.

Toméunaprofundabocanadade aire dulcey frescoyme sentímuchomejor.Su

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ahogamiento había sido solo un sueño, un residuo distorsionado de un desagradableincidentelargotiempopasado.

Erahoradeconcentrarmeenminuevaexistencia.—¿AdóndehaidoAlbert?—Estáayudandoaalguienenlosreinosinferiores—leinformóLeona—.Siempre

haymuchoquehacer.La expresión«reinos inferiores» evocóenmíuna sensaciónbastante inquietante.

Los «otros» lugares de los que Albert había hablado, los sitios «desagradables»,parecíantanrealescomoSummerland.YAlbertviajabaaellos.

¿Cómoserían?—Me pregunto por qué no lo mencionó —pensé en voz alta a la vez que me

esforzabaenapartarlaansiedaddemí.—Sabía que necesitabas conocer este mundo. Te lo habría dicho a su debido

tiempo.—¿Le estoy obligando a que se quede en casa? —le pregunté—. ¿Debería

conseguirmeunaparamí?—Nosésiesoesposibletodavía.PeronocreoquemolestesaAlbert.Estámuy

contentodetenerteaquí.Asentíymepreguntécuálsería larazónpor laqueaúnnopodíatenermipropio

hogar.»Tenemosqueganarnoselderecho—respondióamipreguntasinformular—.Nos

ocurreatodos.Amítambiénmellevóuntiempoconseguirmipropiacasa.Me di cuenta, cuando dijo aquello, de queAlbert había sidomuy amable al no

decirmequeporelmomentonoteníamásopciónquequedarmeconél.Noimportaba.Nomemolestaba.Siempreestuveafavordelabrarmemipropiocamino.

—Albertdebedehaberprogresadomucho.—Asíes.Seguroquetehasfijadoensutúnicayensuaura.«Deacuerdo—medije—.Hazpreguntasparaseguiraprendiendo».—Elaurameintriga.¿Mepuedeshablardeella?¿Existeenvida?Paraaquellosquesoncapacesdeverla,sí.Simbolizalapresenciadeldobleetéreo

yelcuerpoespiritual.Eldobleetéreoexistedentrodelcuerpofísicohastalasegundamuerte.Cadaunodeellosposeesupropiocordóndeplata.Elcordelqueconectaelcuerpofísicoaldobleetéreoeselmásgrueso.Elqueconectaeldobleetéreoalcuerpoespiritualapenastieneunpardecentímetrosdediámetro.Untercercordel,finocomounatelaraña,conectaalcuerpoespiritualcon…bueno,noloteníamuyclaro,Robert.

—Espíritupuro,imagino—aventuró—.Ylarazónporlaquesétantodelauraesdebidoaqueformapartedemicampodeestudioaquí.

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—NomedirásqueAlbertsabíaqueyoibaarealizarestaclasedepreguntas,¿no?Susonrisafuemirespuesta.Ellacontinuósudisertaciónymecontóqueelauradeldobleetéreoseextiendedos

o cuatro centímetrosmás allá de los límites del cuerpo físico, y el aura del cuerpoespiritualhastacasiunmetrodeloslímitesdeldobleetéreo,yquemuestraunamayorluminosidadcuantomássealejadelefectoatenuantedelcuerpo.

Me relató que todas las auras poseen aspectos diferentes, y que el abanico decoloresesilimitado.Lagenteincapazdepensarennadamásalládelassensacionesmateriales posee auras que van desde el rojo al marrón. Cuanto más burdas susconcepciones,másoscurosserán loscolores.Lasaurasdealmas infelicesemitenunverde intenso, deprimente. Una radiación lavanda significa que esa persona estáadquiriendounaconcienciamásespiritual.ElamarilloclaroindicaqueelindividuosehallatristeyechademenoslavidaenlaTierra.

—Notengoningunadudadecuáleselcolordelamía.Nocontestónada,asíquesonreí.»Losé—añadí—.Tampocohayespejos.Volvióasonreír.«Voy a ser positivo —me prometí—. Tiene que haber un fin a esta

desesperación».

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17AveriguareldestinodeAnn

—Ahíestá—anuncióLeona.Miré adelante y me quedé sorprendido ante la estampa. Había estado tan

concentrado en mis pensamientos que no me había percatado de que a lo lejos selevantabaunaciudad.

Viunaciudad,Robert,perounaciudadmuydiferentedelasdelaTierra.Ningunanubedehumolarodeaba,nitampocoelestrépitodeltráfico.Ensulugar,unaseriedeedificiospreciososdetodoslostamaños,ningunomayordedosotrespisos,sealzabanenmediodelairelímpido.YaconoceselMusicCenterenelcentrodeLosÁngeles.Eselúnicoedificioquecreoquetedaríaunvagoconceptodelaclaridaddelíneasqueviallí, del uso del espacio para equilibrar la masa, del sentido de homogeneidadproporcionada.

Me impactó a pesar de la distancia a la que nos hallábamos. Cada detalledestacaba.Unfotógrafolohabríallamadoperfeccióndeenfoque,profundidadycolor.

CuandoselomencionéaLeona,medijoqueposeíamosloquepodríadenominarsecomovistatelescópica.Ladescripciónesdeltodoinadecuada,puestoqueelfenómenoesmuchomáscomplejoquemeramentetelescópico.Enefecto,ladistanciaseeliminacomo factor de la vista. Si uno mira a una persona que está a cien metros, podráapreciar hasta el color de los ojos… y sin que la imagen sea aumentada. Leona loexplicó diciendo que el cuerpo espiritual proyecta una «antena» espiritual hacia elobjetoquesehallabajoescrutinio.Enesencia,lahabilidadesmental.

—¿Quieres llegar allí de inmediato o prefieres seguir andando? —quiso saberLeona.

Ledijequepreferíaelpaseosinoleibaaquitarmuchodesutiempo.NoqueríacometerelmismoerrorqueconAlbert.Ellamereplicóquedisfrutabadeunperíododedescansoyqueleencantaríaandarjuntoamí.

Llegamoshastaunpreciosopuentequecruzabaunriachuelodeaguasrápidas.Encuantoempezamosacruzarlo,meparéymiréelagua.Teníalaaparienciadelcristallíquido;cadamovimientocentelleabaconloscoloresdelarcoiris.

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Girélacabezaymeincliné,curioso.—¿Esoes…música?—Todas lascosasemitencierto tipodemúsica.Cuandollevesaquíun tiempola

escucharásen todaspartes.Loqueocurreaquíesqueelmovimientodelaguaes tanrápidoqueelsonidosecaptaconmayorfacilidad.

Agitélacabeza,impresionado.Lossonidoscomponíanunamelodíasinforma,peroaunasímelódica.Duranteunmomentocreíoírlapiezafavoritademamá,DieMoldau.¿TalvezSmetamaescuchólamelodíaenelcursodeunrío?

Contemplé el arroyoy recordé un riachuelo cerca del lagoMammoth.Habíamosaparcadoporencimadeél,ydurante toda lanocheescuchamossurepiqueteocontrarocasypiedras.Unsonidoprecioso.

—Parecestriste—indicóLeona.Soltéunsuspiro.—Recordaba.Undía decamping.—Traté de alejar el pesar queme afligía.Lo

intentécontodasmisfuerzas,perofueinútil—.Losiento—medisculpé—.Parecequecuantasmáscosasbonitasveo,peormesientoporquemegustaríacompartirlasconmifamilia.Sobretodoconmimujer.

—Loharás—aseveró.—Esoespero—murmuré.Parecíasorprendida.—¿Porquéhasdichoeso?Sabesquelavolverásaver.—¿Perocuándo?Mecontemplóunratoantesdecontestar.—¿Te gustaría saberlo? Hay un registro en la ciudad. Su función principal es

conservarlosdatosdelagentereciénllegada,perotambiénproporcionainformaciónacercadelosqueestánporllegar.

—¿Quieres decir que puedo averiguar cuando veré a Ann? —Me parecíademasiadomaravillosocomoparasercierto.

—Podemospreguntar.Respirabaentrecortadamente.—Noandemoshastaallí,porfavor.—Está bien.—Asintió con comprensión yme ofreció lamano—.Albert me ha

dichoquehasviajadoconlamenteunpoco,pero…—Sí,ayúdame,porfavor—espetéimpaciente,interrumpiéndola.—Espéranosaquí,Katie—ordenóellaymecogiódelamano.Cerré losojos.Otravez esa sensacióndemovimiento.Sinnada a lavista como

referencia,fuimásconscientedeellodemaneramentalquefísica.Nohuboviento,ni

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vértigo,nipresiónalguna.Cuandoabrí losojosun instantedespués, estábamosen laciudad,enunaamplia

avenida pavimentada (¿es correcto decirlo así?) de hierba. La ciudad había sidodiseñadacomoWashington:unenormenúcleodelquepartíancaminosradiales,enunodelascualesnoshallábamosnosotros.Acadaladohabíaedificiosrealizadosconunmaterialsimilaralalabastro;aalgunosseaccedíaatravésdecaminosodeescalones.Todos y cada uno de ellos se veían rodeados por terrenos suntuosos que conteníanestanques, arroyos, riachuelos, cascadas y lagos pequeños.Me quedé impresionadoantesemejanteusodelespacio.

ObservéunedificiomásaltoenelcentrodelaciudadylepreguntéaLeonaloqueera.Medijoquesetratabadellugardondeibanapararaquelloscuyasvidashabíanterminadodemaneraviolentaoporenfermedadeslargasyagónicas.PenséenAlbertencuantomelocomentó.Alvolvermeafijareneledificio,apreciéunaluzazulquebrillabaasualrededor.Leonameexplicóqueeraunresplandordevibraciónsanadora.

Olvidémencionarque,cuandoabrílosojos,vimuchosnimbosdeluzmoviéndose,que no tardaron en revelarse como gente que iba de aquí para allá. Nadie pareciósorprenderse por nuestra súbita aparición, pero nos sonreían y asentían en nuestradirecciónalpasarallado.

—¿Porquévemosatodosprimerocomoluz?—Laenergíadelcuerpoespiritualestanpoderosaquesusemanacionessaturanlos

sentidos de los que no están acostumbrados a ellas. Te habituarás.—Me cogió delbrazo—.Laoficinaestáporaquí.

Séquesuenaextrañoquemencionelorápidoquemelatíaelcorazón.Perolohacíaa toda velocidad. Estaba a punto de averiguar cuándo me reuniría con Ann y elsuspensemeoprimía.TalvezfueraporesoqueAlbertnomelodijo.Quizápensaraquemebastaría con saberquevolvería a estar conella,yqueeramejorquenomepreocuparadelcuándo.Leonahabíadudadoantesderevelármelo.Supongoqueloquemeencontrabaapuntodehacernoeramuyrecomendable.

El pavimento sobre el que andábamos parecía alabastro blanco y pulido que,aunquesólido,sesentíaflexiblealcontactoconlapiel.Entramosenunaplazagranderepletadeárbolesfrondososdetodotipoquecrecíansobreuncéspedinmaculado.Enelcentrodelaplaza,enlaqueconfluíancincocaminosdistintos,seerguíaunainmensafuente circular de varias decenas de caños. De no haber estado dominado por laansiedad,lostonosmusicalesemitidosporelaguamehabríandejadoboquiabierto.

Leonamedijo(¿paradistraerme?)quecadatonosecreabaporunacombinacióndecaños,yquecadaunoresonabaconunanotadiferente.Lafuenteenterapodíaser(ydehecholoeraaveces)manipuladaparadarlugaraunacomplejapiezamusical,comosi

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se tocara a través de unórgano.Por elmomento, la fuente se limitaba a repetir unaseriedeacordesarmónicos.

Justo delante se hallaba el Registro. Traté de mantener el paso, pero cada vezandabamásdeprisa.Másquenadaenesteincreíblenuevomundo,deseabaaveriguareldestinodeAnn.

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18CuándoAnnsereuniríaconmigo

ElinteriordelRegistroerainmensoyestabaabarrotado(habíamilesdepersonasdentro,segúnLeona).Aunasí,apenasseoíaruidooalgarabía,comohabríaocurridoenlaTierra.

Tampoco había mucha burocracia. En unos minutos (comprende que utilizo untérminotemporalpropiodelaTierraqueaquínotienevalidez)mehallabaenunasalaprivadaconunhombrequemehizosentardelantedeélyquememirabaalosojosdemaneradirecta.Aligualqueelrestodelaspersonasconlasquemehabíacruzado,fuemuycordialconmigo.

—¿Cómosellamasuesposa?—mepreguntó.Selodijeyasintió.—¿Leimportaríaconcentrarseenella?Penséenellacomosolíahacerlo:consucabellonegroycortoribeteadodegris,

sus grandes ojos marrones, su nariz pequeña y respingona, sus labios y delicadasorejas,laperfectaarmoníadesusrasgos.

—Es estupendo estar casado con unamujer bella—le solía decir de cuando encuando.Ellamesonreíaagradecida,yluego,demanerainvariable,agitabalacabezaymerespondía:«Nosoybella».Yenverdadlocreía.

Visualicé su figura alta y estilizada. Tomó forma enmimente como si estuvieraenfrente de mí. Ann siempre se movía con elegancia. Recordé encantado susmovimientos. Rememoré su calidez y suavidad contramí cuando hacíamos el amor.Penséensugentileza: lapacienciaque teníacon losniñosyconmigo.Locompasivaque era con los que sufrían, animales y personas. Lo bien que nos cuidaba cuandoenfermábamos. En cómo atendía a los perros, gatos y pájaros enfermos. Poseía unaempatíaincreíbleconellos,unaempatíaquejamásvienotrapersona.

Pensé en su sentidodel humor (quepocas veces salía a relucir).Los niños y yosiempre estábamos bromeando y ella se reía con nosotros. Ella creía que no teníasentido del humor. «Eres el único que se ríe con mis bromas», me decía. «Eso esporquesetratadeunhumorinteligente».

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Penséensuconfianzaenmicapacidadcomoescritordurante tantosaños.Niunavezdudóquelollegaraaconseguir.«Sabíaquelolograrías»,medijomásdeunavez.Contotalconvicción.

Pensé en su entornomalogrado: su padre, un oficial de laMarina, adusto y casisiempre ausente, su madre inestable, inmadura y enferma. Su infancia infeliz, susinseguridades,sucrisisnerviosayelcomienzodesussesiones.Losañosquelellevóaprenderaconfiarensímisma.Lahorribleansiedadquesufríaenlaspocasocasionesenlasqueteníamosqueviajar.Sutemoraviajarsola,oaperderelcontrolemocionalfrenteaextraños.Yapesardeestosmiedos,suvalentíaal…

—Suficiente—dijoelhombreconcalma.Clavélosojosenél.Sonreía.—Sepreocupamuchoporella.—Sí que lo hago.—Lo observé con impaciencia—. ¿Cuánto tiempo tardará en

saberlo?—Unpoco.Tenemosmuchassolicitudes,sobretododelosreciénllegados.—Disculpepormiinsistencia.Debedeestarmuyocupado.Perolaimpacienciame

reconcome.—¿Porquénodaunavueltaconlajoven?—mesugirió—.Echeunvistazoporla

ciudadyluegovuelvaporaquí.Paraentoncesyalosabremos.Aquellomedesilusionóunpoco,hedeadmitirlo.Creíaqueseríainstantáneo,que

lainformaciónyaestabaalmacenadaoalgoparecido.—No es tan simple —respondió tras captar mi pensamiento—. Requiere un

complejoprocesodeenlacesdepensamiento.Asentí.—Nollevarámucho—recalcó.Le di las gracias y regresé con Leona. Estaba tan callado cuando salimos del

edificioquemeanimóparaquenodesfalleciera.Me esforcé por ser positivo. Después de todo, la situación había mejorado.

Pensabaqueme ibaapasar todosestosañosesperando la llegadadeAnnsin sabercuándoibaaocurrir.Ahorasabríaalmenoselmomentodelreencuentro.Medabaunameta.

Me prometí no flaquear.Ann tenía cuarenta y ocho años.Aún le quedaban otrostreintaocuarentaaños.Tampocoyoqueríaquefueranmenos.Laesperaríasinimportareltiempo.

—¿Damosunavueltaporlaciudadhastaqueterminen?—Vale—lesonreí—.Agradezcotuamabilidadycompañía.—Yyomesientofelizdeestarcontigo.

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Estudiélosedificiosmientrascruzábamoslaplaza.Estabaapuntodepreguntarlesobreelloscuandometropecécontraotrohombre.Aunquenoesunadescripciónmuybuena.EnlaTierramehabríachocadocontraél,talvezhastamehabríahechodaño.Aquí solo sentí el impactodeuncolchóndeaire.Entonceselhombre se apartó,mesonrióymegolpeóconcordialidadenelhombro.

LepreguntéaLeona loquehabíaocurridoyme respondióquemicuerpoestabarodeadodeuncampodeenergíaqueevitabalascolisiones.Solocuandosedeseabaelcontacto,elcamposeneutralizabaasímismo…comocuandoelhombremetocóenelhombro.

Cuando rodeábamos la fuente, le pregunté a Leona de qué estaban hechos losedificios. Estaba determinado a no darle vueltas en la cabeza a la respuesta delRegistro.

Mecontóquelosedificioshabíansidodiseñadosporgentequesehabíadedicadoa ello durante su vida, o que había aprendido a hacerlo en Summerland. Crean laimagendeunedificioensusmentesyestasurgedelamatriz.CorrigenelmodeloenloquehagafaltayluegoinformanalosquefueronconstructoresenlaTierra(oquehanaprendido la labor aquí) para que, a través de la concentración común de todos, lamatrizreproduzcaunaimpresiónaescalacompletadelaestructura.Sedetienenantesde que se complete para realizar cambios, y por fin proceden hasta que lasolidificacióntienelugar.

—¿Selimitanaconcentrarseenelespaciovacío?—Laideamepasmaba.—Enrealidadnoestávacío.Sesitúanenfrentedellugarelegidoypidenayudade

lasesferasmásaltas.Enbreve,unrayodeluzdesciendedelcielo,otrorayosurgedela concentración de los constructores y diseñadores, y con el tiempo la concepciónadquierefuerza.

—Parecentanreales…—Lo son—afirmó—.Y aunque creados por el pensamiento, poseen unamayor

duraciónquelasdelaTierra.Aquínohayerosión,ylosmaterialesnosedesgastanconelpasodelosaños.

LepreguntésialguienvivíaenlaciudadyellamerespondióquelosquepreferíanvivirenciudadesenlaTierratambiénlohacíanaquí.PorsupuestoquelasdesventajasdelaTierranoexistíanallí:nohabíamasificación,nicrimen,niairecontaminado,niatascos.

Lamayoríaconsiderabalasciudadescomocentrosparalainstrucciónyelestudio:escuelas, institutos, universidades, galerías de arte, museos, teatros, salas deconciertos,bibliotecas.

—¿SerepresentanobrasdelaTierraenlosteatros?

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—Sí, si son apropiadas.Nada que sea sórdido ni que haya sido concebido soloparaconseguiraudiencia.

—AlbertmencionóunalíneadeunaobraquenopudohabervistoenlaTierra.—Quizá la viera aquí. O en la Tierra. Cuando uno alcanza cierto grado puede

viajaralaTierra.—¿Yalagentedeallí?LasonrisadeLeonaexpresabasucomprensión.—Lapodrásverconeltiemposilodeseas.Aunquetalveznoquierasentonces.—¿Quenoquerré?—Noeracapazdeimaginarunarazónporlaquenoquerría.—Noporfaltadelealtad,sinodebidoaquetupresencianoleharíaningúnbien,

y…bueno,porquedescenderaesenivelnoesmuyagradable.—¿Porqué?—Porque… —dudó antes de continuar—. Uno tiene que descender un sistema

enteroparaajustarse,loqueresulta,desdeelpuntodevistafísicoymental,incómodo.—Mesonrióymetocóelbrazo—.Mejorevitarlo.

Asentí, pero seguía sin ver por qué debía evitarlo. Si, además de saber cuándollegaríaAnn,lapodíaverdevezencuando,laesperaseharíamássoportable.

Iba a formular otra pregunta cuando me di cuenta de que, como Leona habíapredicho,losnimbosdeluzestabanempezandoadesvanecerseypudevermejoralagente.Confieso(aunquenomeenorgullezcadeello)quemesorprendíalprincipioalveraotrasrazasapartedelamía.Medicuentaentoncesdelaspocasocasionesenmividaenlasquehabíavistoapersonasdeotrasrazas,ylaestrechezdemirasqueellocomporta.

—¿Qué es lo que diría un racista irredento de esto?—le pregunté a la vez quepasamosalladodeunhombrenegroconelqueintercambiamossonrisas.

—DudoquellegaraaSummerland.Quienquieraquenoentiendaqueloqueimportaeselalmadelhombre,noelcolordesupiel,nuncadisfrutaríadeestelugar.

—Todaslasrazasconvivenenarmonía.Solopodíaserposibleaquí.Mearrepentídedeciresoalveraparecerunatristesonrisaensurostro.—Metemoquesí—convino.Cuandonoscruzamosconunhombrequesolocontabaconunbrazo,Leonareparó

enmimiradadesorpresa.—¿Cómoesposible?¿Noesesteunlugardeperfección?—Esunreciénllegado.Envidasoloteníaunbrazo,yyaqueelcuerpoespiritual

respondesoloalamente,reflejasuconvicciónacercadelbrazoperdido.Unavezquecomprendaqueestácompleto,recuperaráelbrazo.

Yalodijeantes,Robert.Estoysegurodequetútambiénlodirías.Increíble.Miréa

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laciudadysuresplandecientebelleza,yunestallidodefelicidadmerecorrió.Ahoratodovolvíaa fascinarme,porqueno tardaríamuchoensabercuándoAnnse reuniríaconmigo.

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19Esaincertidumbre

Nosaproximábamosauna estructuradedospisosque, como lasdemás, tenía latexturaybrillodelalabastro.LeonamedijoqueeraelPabellóndeLiteratura.

Subimosporlosampliosescalonesyentramos.AligualqueenelRegistro,habíamuchagenteensuinterior,peroelsilencioeracasiabsoluto.Leonameguióhastaunahabitaciónenorme,conuntechomuyaltoycuyasparedesestabancubiertasdelibros.Dispersas por la sala había preciosas mesas grandes, ocupadas por decenas depersonasquesededicabanaleer.

Entoncesreparéenqueelsilenciosemanteníaporquehablábamosconlamente.—Asípodemoshablarsinmolestaranadie.Unabibliotecaperfecta.—Cierto—respondióellaconunasonrisa.Miréenderredor.—¿Quéclasedelibrostenéisaquí?—LashistoriasdecadanacióndelaTierra.Comosucedieron.Nohayningúntipo

decensura.—Debedeserclarificador—respondí—,puestoqueenlaTierraesprácticamente

imposibledeterminarcuáleslaverdaddenada.—Asíes.LoslibrosdehistoriadelaTierrasonficciónensumayoría.Paseamosporlahabitaciónymepercatédeque,igualquepasabacontodoobjeto

enSummerland,tambiénloslibrosemitíanunaradiacióndébil,perovisible.—¿EstoslibrossepublicaronenlaTierra?—inquiríalrecordarmismanuscritos

enlacasadeAlbert.Leonaasintió.—Tambiénhayalgunosqueaúnnosehanpublicado.—¿Cómoesposible?—Loscontenidosseimprimiránenloscerebrosdelosvivos.—¿Yellossabránqueenrealidadnoloshanescrito?—Es una cuestión complicada. Sin embargo, si no entramos en disquisiciones

profundassepuededecirquenolosaben.

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—Megustaríaleerunodeesos.—Nosuelenestardisponibles.Aquellosquelosleenpodríandeteriorarlos,aunque

nosécómoocurre.Quiseleerunlibrodeesoshacetiempo,peromedijeronquecomotodoaquíesmental,mispensamientospodíanafectaraloscontenidosdellibro.

Mellevóaotrahabitaciónqueestabadedicadaalibrossobrelacienciapsíquica,el ocultismo y la metafísica. Al caminar por entre los estantes, sentí que lasemanacioneseranmásfuertesquelasdelasaladehistoria.

Separófrenteaunadelasestanteríasysacóunvolumenparaluegoalargármelo.Susvibracionesresultabanincómodas.

—Escostumbreenseñaralosreciénllegadosestelibroounoparecido.Ledi lavueltay leíel títuloenel lomo:La falaciadelmásallá.Apesarde la

desagradablesensaciónqueeltomomeproducía,sonreí.—Irónico,cuandomenos.Encuantodevolvíellibroasusitio,unataquedeansiedadmesobrevino.Annno

creía en la vida más allá de la muerte. Se lo había oído decir. ¿Sería posible querechazaraaceptarloquesussentidosmostrabancomoevidencias?

—Nomepreocuparíaporello.Creeráenti.Lodemásvendráporañadidura.No describiré el resto del paseo por el Pabellón de Literatura. En realidad no

forma parte de mi historia. Baste con decir que el edificio y su contenido fueronimpresionantes. Cuando comenté de pasada lo intimidante que podía resultar tantoconocimientoalahoradeponerseaestudiarlo,Leonamerecordóqueteníamostodoeltiempodelmundo.

Trassalirdelpabellón,volvíapreguntarle:—Nocreoqueaúnesténlistos—merespondió.—Estábien—asentí.«Paciencia—merepetí—.Unpocomásdetiempoylosabrás».—¿Tegustaríaverunadenuestrasgaleríasdearte?—Vale.Meapretóelbrazo.—Yafaltapoco.Intercambiamosunasonrisa.—Perdona por comportarme de manera tan egoísta. No te he hecho ninguna

preguntasobreti.—Haytiempodesobraparaeso.Tuprioridadprincipalhadesertuesposa.Estabaapuntodecontestarcuandoocurrióotracosasorprendente.Unamujerpasó

a nuestro ladomoviéndose de forma extraña, sin rumbo, como si fuera sonámbula oanduvierabajoelagua.Duranteunmomentomerecordóalremedodemímismoque

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habíavistoenlasesión,ynopudereprimirunescalofrío.—¿Quiénes?—Aún vive. Su yo espiritual ha viajado aquí en sueños. Ocurre de cuando en

cuando.—¿Nosabedóndeestá?—No.Ylomásseguroesquenolorecuerdecuandodespierte.Megiréparamiraralamujer,queseguíaandandodespacio,deformamecánica,y

viuncordeldeplataqueemergíadesucabezayqueseelevabahaciaelcielo,antesdedesaparecer.

—¿Yporquénolorecuerdan?—Porqueelrecuerdosehallaenlamenteespiritual,yelcerebrofísicoesincapaz

deextraerlodeahí.Mehancontadoquehaygentealaqueunviajeastralllevahastaaquíysonconscientesdeltodo,antesydespués,perolociertoesqueyonuncahevistoningunodeesos.

ContempléalamujermientrassealejabaysemeocurriósiAnnpodríahaceralgoasí. Incluso si no sabía lo que sucedía, la podría ver por un instante, tal vez hastatocarla. El pensamiento me sumió en una melancolía tan profunda que casi pareciófísica.Alrecordarsucalidezysuavidadcontramí,fuecomosentirlaenmipiel.

Conunaexpresióndolida,medilavueltahaciaLeona.Mesonrióyyoledevolvílasonrisa,nosinciertoesfuerzo.

—Séquenosoybuenacompañía.—Claro que lo eres.—Me cogió de lamano—.Vamos, vayamos a la galería y

luegoaveriguaremoscuándovolverásaestarconella.Eledificiohaciaelquenosdirigíamoseracircular,ylafachada,fabricadadeun

materialsimilaralmármol,exhibíabellosdiseñosdefloresyramasinscritosenella.Por dentro era gigantesca: una galería arqueada sin fin cuyas paredes estaban

cubiertasdepinturasdegrantamaño.Gruposdepersonaslasexaminaban.Muchosdeellosnoeranmásqueprofesoresconsusestudiantes.

ReconocíunRembrandtycomentélaperfeccióndelacopia.Leonasonrió.—EldelaTierraeslacopia.Esteeseloriginal.—Noentiendo.La pintura que había en frente de mí era la que Rembrandt tenía en mente, tan

perfecta como su genio era capaz de visualizarla. La que hizo en la Tierra parareproducir esta imagenmental estaba sujetaa las limitacionesde sucerebroyde sucuerpo,ycreadaconmaterialesquesedeteriorabanconelpasodel tiempo.Estadeaquíconstituíasuvisióncompleta:purayeterna.

—¿QuieresdecirquetodoslosartistasdelaTierrasoloreproducenpinturasque

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yaexistenaquí?—Existenaquíporqueelloslascrean.Aesomereferícuandodijequelacuestión

acercadesiunapersonasabeonoquerecibeimpresionescreativasescompleja.Lospensamientos de Rembrandt crearon esta pintura a partir de la matriz, y luego lareprodujoentérminosfísicos.Sifuéramosexpertos,seríamoscapacesdeverlomuchoquesediferencianambasobras.

Cadaobradeartequehayaquíestáviva.Loscoloresbrillanconvivacidad.Cadapinturaparececasirealizadaentresdimensiones(noesunabuenadescripción,peroesloquemásseacerca).Desdecerca,danlaimpresióndetratarsedeescenasrealesenlugarderepresentacionesplanas.

—En muchos sentidos, creo que la gente más feliz de aquí son los artistas. Lamateriaquenosrodeaestansutilquesemanipulaconmuchafacilidad.Lacreatividaddeunartistanoestálimitadaenabsoluto.

Tratédemantenerelinterésporloquemecontaba,yaquemeresultabafascinante.PerolospensamientosacercadeAnnseguíansinabandonarme.Poreso,cuandoLeonadijodeprontoquepodíamosvolver,soltéunsuspirodealivio.

—¿Podemosirconelpensamiento?Ellamesonrióymecogiódelamano.Estaveznocerrélosojos,aunquetampoco

vinada.Estábamosenlagalería;parpadeé,yelhombredelRegistroestabadelantedenosotros.

—SeesperaquesumujerabandonelaTierraalaedaddesetentaydosaños.«Veinticuatroaños»,pensé.Eramuchotiempo.—Recuerde que el tiempo en Summerland se mide de forma diferente. Lo que

parecería una eternidad en la Tierra aquí puede pasar con mucha rapidez, si estáactivo.

LedilasgraciasyLeonayyonosmarchamosdelRegistro.Continuéandandoconella.Converséconella.Sonreíeinclusoreí.Peroalgoiba

mal.Seguíapensando:todoestabaenorden.Enveinticuatroañosvolveríamosaestarjuntos.Mecentraríaenelestudio,prepararíalacasaparaambos.Laprepararíajustocomoaellalegustaría.Sobreelocéano.Conunbarco.Todoestabaenorden.

¿Porquéentoncesestafaltadeseguridad?¿Esaincertidumbre?

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20Estasensaciónturbadora

Elhorriblepuntodeinflexiónsucediópocodespués.Noseríacapazdeprecisarelintervaloconcreto.EnlaTierrapodíahabersidounasemana,talvezalgomenos.Notesédecir.Soloséquelaconmociónnosedemoródemasiado.

EstabaunpocodesilusionadoalsaberquetendríaqueesperardurantetantotiempoaAnn.Albertmerecomendóquemeolvidaradelaesperayquetuvierapresenteque,almenos,sabíaqueibaaocurrir.

Lointenté,enserio.Hiceungranesfuerzoparaconvencermedequemiinquietudnoteníarazóndeser,dequenadalepasabaaAnn.

Empecéaocuparmitiempo.Primero,nuestropadre.Loviunavez,Robert.EstáenotrapartedeSummerland.

Albertmellevóaverloytuveunacharlaconél.¿Tesuenaextraño?Supongoquesí,ajuzgarporlarelaciónquemantuvisteconél.

Losientositemolesta,perolasangreaquínoesmásdensaqueelagua.Laempatíaesunacuestióndepensamiento,nodegenes.Dichodemanerasimple,murióantesdequetuvieralaoportunidaddeconocerlo.Élymamásesepararoncuandoyoeramuyjoven,asíquenohayafinidadningunaentreambos.Aunasímealegrédeverlo,yélhizolopropio,perono sentimos lanecesidadde irmásallá.Esunbuenhombre.Tenía susproblemas,perosudignidadestáfueradetodaduda.

Albertmedijoqueaquínoshallábamosseparadosporsimpatíasen lugardeporkilómetros.Yahasvistolo intensaqueeramiuniónconAnnylosniños.Teaseguroquesimamállegaraaquímientrasyo«dicto»estediarioparati,nuestrarelaciónseríamuchomáscercana,yaquetambiénlofueenvida.

El tío Eddy y la tía Vera no siguen juntos. Él vive con sencillez en un claropreciosodondesededicaalahorticultura.Siempremediolaimpresióndequenoerafelizenvida.Aquísíloes.

La tía Vera ha encontrado el «cielo» que deseaba y en el que creía. Una meraexpresióndesuscreenciasreligiosas.Vaalaiglesiacasiatodashoras.Vieledificio.Tiene elmismoaspectoque la iglesia a la que iba en laTierra.La ceremonia es la

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misma. «¿Ves, Chris? Estábamos en lo cierto», me dijo. Siempre y cuando sigacreyendoenella, suSummerland sedefinirápor elmarcode su convicción.Nohaynadamaloenello.Esfeliz.Soloselimitaasímisma.Haymuchomás.

Unapuntefinal:descubríqueIanhabíaestadorezandopormísindecírseloanadie.Albertmedijoquemiestadopostmórtemhabríasidopeordenohaberlohecho.«Lasplegariassiemprefacilitanlaexperiencia»,fueronsuspalabras.

Vuelvoconmihistoria.

***

EmpiezaenlacasadeAlbert;enunareuniónconsusamigos.Diréqueeraporlatardeporelaspectocrepusculardelcielo,quearrojabaunatenueiluminación.

No trataré de explicarte sobre lo que hablaban. Aunque se esforzaban porintroducirme en la conversación, casi todo lo que decían estaba más allá de micomprensión. Sobre todo charlaban de los reinos que había «por encima» de este.NivelesenlosquelasalmaspasabanaserunaconDios:sinforma,ajenasaltiempoya la sustancia,perosinperder su individualidad.Sudiscusiónmeparecía intrigante,peroestabatanporencimademícomoloestabadeKatie.

Mesentícomosiformarapartedelescenario.Perocuandopensé(enrelaciónconlareuniónyloquedecían)«ytodosestamosmuertos»,Albertsegiróhaciamíconunasonrisa.

—Alcontrario.Todosestamosmuyvivos.Medisculpéporelpensamiento.—Notieneimportancia.—Meagarróporelhombroyloapretóconfirmeza—.Sé

queesdifícil.Reflexionasobreesto:sitúaquípiensaseso,imaginalocomplicadoqueesparacualquieradelaTierraelconcebirunavidadespuésdelamuerte.

Mepreguntésitratabadeconfortarme,yaqueAnnnocreíaennadadeeso.—Esunadelasmayoresdesgraciasdelmundoelquenadietenganiideadeloque

esperarcuandollegalamuerte—apuntóLeona.—Siloshombressupieranquelamuerteescomounlargosueño,lamayoríadelos

miedosdesaparecerían—afirmóunhombrellamadoWarren—.Loshombresduermentranquilos,puessabenquesedespertaránalotrodía.Deberíansentirlomismocuandollegaelfindesuvida.

—¿Porquénadiehainventadonadaquepermitaalojohumanoverloqueocurretraslamuerte?—pregunté,ymeconcentréenalejaraAnndemimente.

—Algún día se inventará—vaticinó una mujer cuyo nombre era Jennifer—. Unobjetoparecidoaunacámaraquefotografiarálamarchadelauténticoyodelcuerpo.

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—Se necesita algo más —terció Albert—. Una ciencia de la muerte… ayudasfísicas ymentales para acelerar y facilitar la separación de cuerpos.—Memiró—.Todasesascosasdelasquehabléantes—merecordó.

—¿Llegaránadesarrollarla?—pregunté.—Deberían haberlo hecho ya. Todos deberían estar preparados. La información

sobreestamateriahaestadodisponibledesdehacesiglos.—Porejemplo—añadióotrodesusamigos,Phillip—:«Traslasupervivenciade

unhombrealaasídenominadamuerte,vecomoantes,oyeyhablacomoantes,huele,saborea y siente como antes. Sus deseos, pensamientos, anhelos, amores, ideas yvolicionessonlasmismasqueantes.Enpocaspalabras,cuandounhombrepasadeunaaotravida,pasadeunalocalizaciónaotrayllevaconéltodaslascosasqueposeíaensuinteriorcomohombre».SwendenborgescribióestaspalabrasenelsigloXVIII.

—¿Noseresolveríaelproblemasiseestablecieraunacomunicacióndirecta?—MiréaAlbert—.Esa«redinalámbrica»quemecomentaste.

—Con el tiempo llegará.Nuestros científicos trabajan en ello sin descanso.Aunasí,estodoundesafío.

—Desdeluego,nuestrotrabajoseríamásfácilsiesa«red»existiera—reconocióArthur,otrodelosamigosdeAlbert.

Lomiré sorprendido.Era laprimeravezdesdequehabía llegadoaSummerlandquehabíapercibidountoquedeamarguraenlavozdealguien.

AlbertpusolamanoencimadelhombrodeArthur.—Lo sé.Recuerdo lo desencantadoqueme sentí yo cuandomepusemanos a la

obraporprimeravez.—Parecequesecomplicamásacadapasoquedamos.Muypocagentedelaque

llegaaquíposeelasensibilidadadecuada.Todoloquetraenconsigosonsusinútilesvalores.Loúnicoquedeseanescontinuarcon loquehacíanenvida,sin importar loabsurdo o degradante que fuera. —Contempló a Albert con expresión dolida—.¿Llegaráestagenteaevolucionarsiquiera?¿Inclusoconnuestraayuda?

Según hablaban,mi inquietud fue en aumento. ¿Cuál era el trabajo deAlbert enrealidad?¿Yaquéoscuroslugaresleobligabaatrasladarse?

¿YporquécontinuabaasociandoestaansiedadconAnn?Noteníasentido.Ellasíerasensible.Susvaloresnoeraninútiles.Noestabaconfusaytampocosededicabaanadadegradante.

Entonces,¿porquémeatosigabaestasensaciónturbadora?

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21Elregresodelapesadilla

Albert terminó la conversación cuando anunció que tenía una sorpresa para mí.Salimos todosdesucasay,aunque losdemássemarcharonconunparpadeode luz,AlbertmesugirióqueanduviéramosduranteunratojuntoaKatie.

—CreoquelaspalabrasdeArthurtehanafectado.Nodeberían.Lagentealaqueserefierenotienenadaquevercontigo.

—Entonces,¿porquésigopreocupadoporAnn?—Continúasobsesionadoconelasunto.Hastaquenopaseunpocomásdetiempo

noseteolvidará.PeronoexisteconexiónalgunaentreAnnyaquellodeloquehablabaArthur.

Asentí,puesnoqueríaotracosaquecreerloquemecontaba.—Desearíamásquenadaenelmundoqueexistieracomunicacióndirecta.Bastaría

conquehabláramosunpocopararesolverlotodo.—Lomiré—.¿Loconseguiréalgúndía?

—Puede.Esunproblemacomplejo.Nosetratadedistancia,comoyatehedicho,sinodediferenciadevibraciónycreencias.En laactualidad, solo losmédiumsmásavanzadosdelaTierrapuedenlograrlo.

—¿NohaynadieenlaTierracapazdeinvestigarsobretodoesto?—Podrían, siempre que se les entrenara de forma adecuada. Sin embargo, los

únicosque conocen la existenciadel problema son aquellosnacidos con el don…oaquellosqueloadquierenporaccidente.

—¿Eldon?—Lahabilidadparautilizarlossentidosetéreosapesardesuconstreñimientoen

elcuerpofísico.—¿Ynopuedoencontrarunpsíquicoasí?¿Ycomunicarmeconél?—¿Ysilapersonanosehallanisiquieracercadetuesposa?Nosoloeso.¿Ysi

consiguescomunicarteconlapersona,yaunqueledéelmensajeatuesposa,estanoselocree?

Asentíysuspiré.

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—La única vez que estuve a punto de comunicarme, fue todo tanmal que dudomuchoqueAnnllegueacreerenunacosaasíjamás.

—Tuvistemalasuerte—convinoAlbert.—Yélmeveía—comenté,desanimado—.Meleíaloslabios.—Pero también creyó que tu doble desechado en realidad eras tú—me recordó

Albert.—Esofuehorrible.Mepasóunbrazoporloshombros.—Tratadenoperderlafe,Chris.Annvolveráaestarcontigo.Ymientrastanto,tal

vezunatransmisióndepensamientotesirvadealgo.Lomiréconcuriosidad.—Aveces,conelesfuerzocombinadodeungrupodementes,sepuedecontactar

conalguienenlaTierra.Noconpalabras—añadiódeinmediatoalvermiexpresión—.Consentimientos.Suobjetivoesofrecerunsentimientodealivioyseguridad.

—¿Loharás?—Lo dispondré todo para que se haga lo antes posible. Pon la mano sobre la

cabezadeKatieyluegocógemelamanoamí.Lohiceynotardéenvermedelantedeunenormeanfiteatrosituadobajoelnivel

delsuelo.Estabarepletodegente.—¿Dóndeestamos?—lepreguntéalavezquemeponíaenpie.—DetrásdelPabellóndelaMúsica.Miré en derredor. El anfiteatro destacaba bajo la tenue iluminación. Se hallaba

rodeadoporcéspedymilesdeflorespreciosas.—¿Hayunconcierto?—Aquíhayalguienquetelovaaexplicar—merespondióAlbertconunasonrisa.

Mecogióymeobligóadarmelavuelta.Lo conocí enseguida, Robert. No tenía un aspecto muy diferente. Parecía muy

saludable,peronohabíacambiadodemasiado.Eracasicomolorecordaba.—¡Tío!—grité.—¡Hola,Chris!—mesaludó.Nosabrazamosyluegomeechóunvistazodearriba

abajo—.Asíqueestásaquíconnosotros—sonrió.Asentíy le sonreíyo también.El tíoSven siemprehabía sidomi favorito, como

biensabes.—Katie, pequeña.—Se agachó y jugueteó con ella. La perra estaba contenta de

verlodenuevo.Selevantóconlasonrisaaúnenloslabios.—Estássorprendidopormiaspecto.

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Nosabíaquéresponder.—Esalgonormal.Unoeligelaedadqueaparentaaquí.Yoprefieroesta.¿Nosería

un poco estúpido que todo el mundo aquí fuera joven?—Me reí al ver la miradaburlonaquelededicóaAlbert.

Alberttambiénseechóareíryluegomedijoqueibaatratardearreglarlodelatransmisióndepensamiento.

Unavezquesefue,leexpliquéloquepasabaconAnnyeltíoasintió.—Bueno,latransmisiónteayudará.Yoyahevistocómofunciona.Suaparenteconfianzamereconfortó.Inclusoesbocéunasonrisa.—Asíqueahoratededicasalamúsica.Nomesorprende.—Sí,lamúsicasiemprehasidomigranamor.—Señalólahierba—.Sentémonos.

Estaremos más cómodos allí que en el anfiteatro…, aunque no te diré por qué, locomprobarásportimismo.

NossentamosconKatieallado.—¿Seescuchamuchamúsicaaquí?—Oh,claroquesí.RepresentaunpapelimportanteenSummerland.Nosolocomo

diversión,sinotambiéncomométodoparaalcanzarnivelesmásaltos.—¿Quéesloquehaces?—Meespecializoenelestudiodelosmejoresmétodosparainspiraraaquellosde

la Tierra que poseen un talento para la composición musical. Nuestros estudios seregistran y transfieren a otro grupo que considera cuál es la mejor forma decomunicarseconestagente.Un tercergruporealiza la transmisión.Acontinuación…Bueno,telocontarédespués,elconciertovaaempezar.

No tengoni ideadecómosabíaque ibaaempezar,yaquedesdeallínoseveíanada.

Perosinembargonoseequivocaba:ibaaempezar.Séquenoeresaficionadoalamúsica clásica, Robert, pero seguro que te resultará intrigante saber que la primeracomposiciónenserinterpretadafuelaundécimasinfoníadeBeethoven.

Enseguida comprendí cuál era la razón por la que el tío había sugerido que nossentáramosporencimadelniveldelanfiteatro.Laexperiencianoselimitabasoloalamúsica.

Encuantolaorquestaempezóasonar(unaoberturadesconocidadeBerlioz),unaluzrosada,circularyplanacomenzóaflotaralniveldelosasientosmáselevados.

Amedidaqueelconciertoseguíasucurso,laluzsefuehaciendomásdensahastaqueconformóunabaseparaloqueestabaporvenir.

Enprimerlugar,cuatrocolumnasdeluzaparecieronenelaire,alamismadistanciaunasdeotras.Estospináculospermanecieronenequilibrioyluegodescendieronyse

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hicieronmás anchos, hasta que parecieron cuatro torres circulares rematadas en unacúpula.

Entonces la superficie de luz se volvió más gruesa y se elevó para formar unacúpulaquecubríaelanfiteatroporcompleto.Continuóalzándosehastaquesesituóporencimadelascuatrocolumnas.Unavezallí,sequedóquieta.

Trasunosinstantes,loscoloresmásdelicadosquejamáshabíavistoempezaronaderramarseporlaestructura.Loscoloressealterabanalritmodelamúsica.Lascapassemezclabanentresíconsuavidad.

Debido a que no veía el anfiteatro, ni la orquesta ni al público, me daba laimpresióndequeunaespeciedeconstrucciónmágicaseformabaantemisojos.Todala música aquí emite formas y colores, pero no toda composición crea formas tanvívidas.

El valor de cualquiera de estas formas depende de la pureza de lasmelodías yarmoníasdelamúsica.Enesencia,elcompositoresunconstructordesonidoquecreaedificiosdemúsica.

—¿Sedesvanececuandoterminalamúsica?—susurré,aunquemedicuentadequenohacíafalta,puestoquenospodíamoscomunicarmedianteelpensamiento.

—Noenseguida.Sedaciertotiempoentrecomposiciónycomposiciónparaquelaconstruccióndesaparezcaynosesuperpongan.

Me quedé tan embobado por semejante arquitectura que casi me olvidé de lamúsica que la había creado. Recordé que Scriabin había tratado de combinar luz ymúsica,ymepreguntésilainspiraciónhabíatenidosuorigenenSummerland.

TambiénpenséenqueaquelloleencantaríaaAnn.La belleza del colormehizo pensar en un atardecer del que ella y yo habíamos

disfrutadoenSequoia…

***

NosetratabadelprimerviajequehicimoscuandoIaneraunniño.Habíanpasadodieciséisañosdesdeentoncesyporprimeravezviajamossinniños.

Dimosunpaseo laprimera tardeen laque llegamosalcampingdeDorstCreek,unaexcursióndeunospocoskilómetroshastaMuirGrove.Elsenderoeraestrechoyyocaminabatrasdeella,sindejardepensarenloguapaqueestabaconsusvaquerosylasdeportivasblancas,yconlachaquetarojayblancaanudadaentornoalacintura.Levantabanubesdepolvoacadapasoymirabaalrededorconcuriosidad,porloqueavecestropezaba.Rondabaloscincuenta,Robert,ymeparecíamásjovenquenunca.

Merecuerdoamímismosentado,conlaspiernascruzadas,enelbosque, juntoa

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ella, con los ojos cerrados, boca arriba, rodeados por cinco enormes secuoyas. Elúnicosonidoqueseescuchabaerael rumordelviento sobrenosotros.Mevinoa lacabezalaprimeralíneadeunpoema:«ElvientoentrelashojaseslavozdeDios».

AAnnlegustóaquellatardetantocomoamí.Habíaalgoanuestroalrededor(enparticularenlaquietuddelbosque)anteloquereaccionababien.Elsilencioabsolutoque reinaba fluíapornuestrapiel.Apartedenuestracasa,esteeraunode lospocoslugaresdondeellasesentíalibredeansiedades.

Cuandovolvimosalcampingyaestabaapuntodeponerseelsol.Nosdetuvimosenunarocaenormedesdelaqueseapreciabaunagranextensióndesecuoyas.

Nossentamosallíycontemplamoslapuestadelsolmientrascharlábamos.Primeroconversamos acerca del paisaje y cómo habría sido antes de que el primer hombrehubierapuestoelpieallí.Luegoderivamoshaciaelmalusoylaexplotaciónalaqueelhombrehabíasometidoaparajessimilares.

Acabamosconversandosobrenosotrosynuestrosveintiséisañosjuntos.—Veintiséis—dijoAnn como si no terminarade creérselo—. ¿Dóndehan ido a

parar?Sonreíylarodeéconelbrazo.—Losinvertimosbien.Annasintió.—Tambiéntuvimosnuestrosmásynuestrosmenos.—¿Quiénno?Loimportanteesqueahoraestamosmejorquenunca.—Cierto.—Seapoyócontramí—.Veintiséisaños.Nopareceposible.—Tediré loqueparece.Pareceque fue la semanapasadacuandohabléconuna

técnicaderayosXbienmonaenlaplayadeSantaMónica,lepreguntéquéhoraerayellameseñalóunreloj.

Serió.—Sonéunpocoborde,¿verdad?—Oh,peroperseveré.—Laapretécontramí—.Sabes,esextraño.Parecequesí

fue lasemanapasada.¿SeguroqueLouise tieneyadoshijos?¿EstáelpequeñoIanapuntodeterminarlauniversidad?¿Hemosvívidoentodasesascasasyhechotodoloquehemoshecho?

—Asíes,jefe.—Anngruñó,divertida—.¿Cuántasveceshemosidoalaescueladelos niños? Nos hemos sentado en un montón de pupitres para escuchar lo que lesenseñabananuestroshijos.

—Olomalquesehabíanportado.Ellasonrió.—Esotambién.

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—Pornoolvidarlasgalletasyelcaféenvasosdeplástico—recordé.—Oesoshorrorososponchesdefrutas.Mereí.—Bueno…—Lavolvíaabrazar—.Creoqueloshemoscriadobastantebien.—Esoespero.Confíoenquenoleshayahechodaño.—¿Hacerlesdaño?—Conmiansiedadeinseguridades.Meheesforzadopormantenerlosalmargen.—Notepreocupes,mami.—Lediunmasajeenlaespaldasindejardemirarla—.

Túestásigualdebienqueellos.Memiróymededicóunadébilsonrisa.—Nuncahabíamosidodecampingsolos.—Esperoquelatiendanohagamuchoruido.Seríamoselescándalodelcamping.Soltóunruidito,divertida.—Esoesperoyotambién.Suspiréylebesélasien.Elsoldesaparecíayelcielobrillabarojoynaranja.—Tequiero,Ann.—Yyoati.Nossentamosensilencio.—¿Yahoraqué?—¿Quieresdecirahoramismo?—No,merefieroalosañosqueestánporvenir.—Aúnnosquedancosasporhacer.Sentados allí planeamos lo que íbamos a hacer. Planes encantadores, Robert.

Pensábamos ir a Sequoia para ver cómo cambiaban los colores de la naturaleza.AcamparíamosenelríodeLodgepoleenprimavera,antesdequesellenaradegente.Haríamossenderismoytalvezhastapodríamosesquiareninviernosilaespaldaaúnnonoshabíatraicionado.Descenderíamosporlosrápidosdeunrío,alquilaríamosunbarco y navegaríamos por los ríos de Nueva Inglaterra. Viajaríamos a lugares delmundoquenuncajamáshabíamosvisto.Encuantolosniñoscrecieran,pasaríamosmástiempojuntosypodríamoshacercualquiercosaquenosapeteciera.

***

Medesperté de repente.Ann gritabami nombre.Confuso,miré alrededor en lastinieblasytratéderecordardóndeestaba.

Laoígritarminombreotravezy,de inmediato,volvíaestaren lacaravana,enSequoia. Era medianoche y se había llevado a Ginger a dar un paseo. Me había

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despertadoencuantosalió,peromevolvíadormir.Salídelacaravana.—¿Ann?—grité. Corrí hacia la parte delantera de la caravana y oteé el claro.

Huboundestello.Comencéa sonreír cuandomedirigíhaciaél.Estoyahabíaocurrido.Ellahabía

caminadohaciaelclaroconGingery su linternahabíaatraídoaunosohambriento.Mehabíallamadoagritosyyosalícorriendohaciaella;lasujetéentremisbrazosylareconforté.

Pero segúnme acercaba a la linterna, todo cambió. Seme heló la sangre en lasvenascuandooíelgruñidodeunosoyluegoeldeGinger.

—¡Chris!—chillóAnn.Corríporel terrenoaccidentado.Noestabaocurriendo,meobliguéapensar.No

habíasidoasí.De repenteestaba juntoaellos.Lavisiónde laescenamehizoboquear:Ginger

luchabacontraeloso,yAnnyacíatiradaenelsuelo.Lalinternahabíacaídocerca.LaagarréyapuntéconellaaAnn.Grité,asustado.Teníasangreenlacara,ylapieldelrostroparecíacolgarle.

ElosogolpeóaGingerenlacabeza,que,trassoltarunhipidodedolor,cayócomounfardo.ElososegiróhaciaAnnyyomeinterpuseentreambos.Chilléenunintentopor asustarlo. El animal siguió avanzando, así que le golpeé en la cabeza con lalinterna,queserompióconelimpacto.Sentíundolorterribleenelbrazoizquierdoymederrumbé.Meretorcí.ElosoestabasobreAnnygruñíaferoz.

—¡Ann!—Tratédelevantarme,peronopude.Lapiernaizquierdanosoportabamipesoymedesplomé.Anngritócuandoelosocomenzóavapulearla.

—Diosmío—sollocé.Mientrasme arrastraba hacia ella, palpé una roca con lamanoderecha.Lacogí.Meabalancéhaciaelosoyloagarrédelpelaje,paradespuéscomenzar a darle en la cabeza con la roca. La sangre me calentaba las manos. LasangredeAnn,lamía.Aulléconrabiaymiedomientrasseguíagolpeandoconlaroca.¡Noeraasí!¡Estonohabíasucedido!

—¿Chris?Medespertéderepente.Reenfoquélavista.Albertestabaamilado.Lamúsicaseguíasonando.Lomiréalacara.Suexpresión

mehorrorizó.—¿Quépasa?—Mepusedepieconunsalto.Memiróconcaraangustiada.Micorazónpareciópararse.—¿Quépasa?—repetí.—Annhamuerto.

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Enprimerlugarmealegré.Peroluegomiexcitaciónsevioenturbiadaporelpesar.Pesarporlosniños,aunquealegríapormí.¡Volveríamosaestarjuntos!

No.LamiradadeAlbertdecíaotracosa,yunfríodolorosonotardóenhacermellaenmí.

—Dimequépasa,porfavor—imploré.Mepusolamanosobreelhombro.—Chris,sehasuicidado.Sehaalejadodetiparasiempre.Elregresodelapesadilla.

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TERCERAPARTE

ESTAESPIRALDEMUERTE

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22Unaposibilidadaterradora

Mesentéen lahierbacomounrobotmientrasescuchabaaAlbert.Noshabíamosalejadodelanfiteatro;ahoranosencontrábamosenunclarobastantetranquilo.

Apesardequedigaqueescuchaba, lociertoesqueno lohacía.Miconscienciarecibía de forma vaga las palabras y las frases, ya que mis propios pensamientosinterrumpíanelhilo.Ensumayoríasetratabaderecuerdosazarosos,comolasvecesen las que había escuchado aAnn decir: «Si temurieras, no tardaría en hacerlo yotambién».«Sitevastúprimero,nosésiaguantaría».

Entonces supe la razón de aquella desazón queme acosaba desdemi llegada aSummerland.Laaprensiónmeroíapordentro.Sabíaquealgohorribleibaasucederleaella.

Por eso tuve aquellas pesadillas en las que me rogaba que la salvara. Volví arecordarlas y vi el terror que reflejaba su rostro al deslizarse por el acantilado, alhundirse bajo las aguas revueltas de la piscina o al ser atacada por el oso. Eldesfiladero,lapiscinayelosohabíansidolossímbolosdemipreocupaciónporella,no sueños, sinopremoniciones.Mehabía rogadoayudaymehabía suplicadoque ladetuvieraantesdequehicieraloquepensabahacer.

LavozdeAlbertseabriópasoentremiscavilaciones.—Debidoalostraumasdesuinfancia,lamarchadeloshijos,tumuerte…Lomiré.¿Habíacomentadoalgoacercadepastillasparadormir?Leyómimentey

asintió.—Diosmío.—Me tapé lacaracon lasmanosy tratéde llorar.Peronoderramé

lágrimas.Estabavacío.—Lamuertedealguienconquiensehacompartidotantotiempoconllevaunvacío

literal en la vida de esa persona. Las corrientes de energía psíquica que se dirigenhaciaesapersonaperdidayanotienenfin.

Mepreguntéporquémedecíaesascosas.»Talvezlasesióntambiénhayainfluido.Avecesafectanalequilibriomental.Loobservésincomprender.

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»Apesardeloquedijotumujer,creoqueconfiabaenqueexistieraunmásallá.Creo que tenía depositadas sus esperanzas en la sesión.Cuando todo derivó en unadesilusión…—Selequebrólavoz.

—Measegurastequelavigilarías—lerecordé.—Lohicimos.Nohabíaformaposibledesaberquéesloqueteníaplaneado.—¿Yentoncesporquémedijeronquenovendríaaquíhastaquetuvierasetentay

dosaños?—Porque así era. Su voluntad puede alterar esa fecha. Ese es el problema,

¿entiendes? Todos disponemos de un tiempo aproximado tras el que moriremos deformanatural,pero…

—¿Entoncesporquéestoyaquí?Yomemoríenunaccidente.—Puedeque fuera tu tiempoopuedequeno.Perono fuiste responsabledeello.

Ann sí.Ymatarseviola la leyporque impide al yo satisfacer las necesidadesde suvida.

Parecíamolestoynodejabadeagitarlacabeza.—Silagentesedieracuenta…Creenqueelsuicidioesunasoluciónrápida,una

formasencilladeevadirse.Nadamáslejosdelaverdad.Solocambiasuforma.Nadapuededestruirelespíritu.Elsuicidiosolodevieneenunaoscuracontinuacióndelasmismascondicionesquealentaronlahuida.Unacontinuaciónencircunstanciasmuchomásdolorosas…

—¿Dóndeestá,Albert?—lointerrumpí.—Ni idea.Cuandose suicidó,descartó lapartemásdensade sucuerpo.Loque

permanecesehallaunidomagnéticamentea laTierra…,perodóndees imposiblededescubrir. La separación entre los mundos físico y astral es, a todos los efectos,infinita.

—¿Cuántotiempoestaráallí?Dudó.»¿Albert?Soltóunsonorosuspiro.—Hastaquelleguesuhora.—¿Quieresdecir…?—Lomiréaterrorizado.Boqueé—.¿Veinticuatroaños?Norespondió.Notuvoquehacerlo.Yasabía larespuestaparaentonces.Casiun

cuartodesigloenel«reinoinferior»:ellugarenelquenimeatrevíaapensar.Unasúbitaesperanza.Meagarréaella.—¿Nomorirásucuerpoetéreo,comomehapasadoamí?—Nohastaquetranscurranlosveinticuatroaños.Sobreviviráhastaqueabandone

elmundoetéreo.

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—Noesjustocastigaraalguienquehaperdidolacabeza.—Chris,noesuncastigo.Eslaley.—Perohaperdidolacabezaporlapena—insistí.Agitólacabeza.—Siasíhubierasido,noestaríadondeestá.Estansimplecomoeso.Nadielapuso

ahí.Queestéallíeslapruebadequetomósudecisióncontodalibertad.—Nomelopuedocreer.—Melevantéymealejédeél.Albertmesiguió.Cuandomedetuveymeapoyécontraunárbol,secolocódetrás

demí.—No está en un lugar tan terrible —trató de reconfortarme—. Vivió una vida

honrada,fueunabuenamadreyesposa,unserhumanodecente.Susituaciónnotienenadaqueverconeso.Essoloquehaperdidolafeyhadepermanecerdondeestáhastaquelleguesumomento.

—No—repliqué,determinado.Élnocontestó.Notésuconfusiónylomiré.Supoentoncesloqueteníaenmentey,porprimeravezdesdequenosconocimos,

viensurostrounaexpresióndedesasosiego.—Chris,nopuedes.—¿Porqué?—Bueno…Enprimerlugar,porquenocreoquesepuedahacer.Queyosepanunca

nadielohahecho;nisiquierasédealguienquelohayaintentado.Unaoladeterrormesacudió.—¿Nunca?—Noaestenivel—respondió.Lomiréinerme.Peronotardéenrecuperarladeterminación.—Yoseréelprimero.—Chris…—Meestudióconpreocupación—.¿Nolocomprendes?Estáallíconun

propósito.Silaayudas,interfieresconesepropósito.—Tengoquehacerlo,Albert.¿Nolocomprendestú?Nolapuedodejarallídurante

veinticuatroaños.Tengoqueayudarla.—Chris…—Tengoqueayudarla—repetí.Estabadecidido—.¿Meintentarápararalguien?Norespondióamipregunta.—Chris,inclusoaunquelaencontraras,loqueesimposible,temiraráalacaray

no te reconocerá. Oirá tu voz y no la recordará. Tu presencia le resultaráincomprensible. No solo no aceptará tus ofertas de ayuda, sino que ni siquiera teescuchará.

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Selopreguntéotravez.—¿Mevaadeteneralguien?—Esanoeslacuestión,Chris.Notienesniideadelospeligrosque…—Nomeimporta.¡Quieroayudarla!—Chris,nohaynadaquepuedashacer.Tratédecontrolarme.—Albert, ¿es que no existe ni lamás remota posibilidad de que hablar con ella

cambiealgosusituación?¿Dequemeentienda,dequelaayudeenalgúnmodoaquesuestanciaseamásllevadera,aunqueseaunaposibilidadentreunmillón?

Memiróensilencioduranteloquemeparecióunaeternidadantesderesponder.—Megustaríadecirtequesí,peronopuedo.Mehundí.Peronomedesanimé.—Bueno, lo intentaré.Lovoya intentar,Albert.Nome importa lopeligrosoque

sea.—Porfavor,Chris,nohablessinsaber.—Estaveztambiénfuelaprimeraenlaque

advertíunapizcadecensuraensuvoz.Nosquedamoscallados,observándonos.Alfinal,yofuiquienvolvióahablar.—¿Me ayudarás a encontrarla,Albert?—Empezó a decir algo, pero lo corté en

seco—.¿Meayudarás,Albert?Porfavor.Silencio.Tardóenresponderme.—Lointentaré.Nocreoqueseaposible,pero…—Levantólamanoparaevitarque

levolvieraacortar—.Lointentaré,Chris.

***

Eltiempovolvióaconvertirseenunamagnituddolorosaparamí.Esperabafueradeunedificiodelaciudad,ynoparabadeandardearribaabajo.

Albert seguía dentro, esforzándose para establecer un contactomental conAnn.Mehabía advertido más de una vez que no tendría éxito. No sabía de ningún vínculoestablecido con éxito con alguien que se encontrara en el reino inferior. Algunaspersonas podían viajar hasta allí, como Albert. Sin embargo, no eran capaces delocalizar a ningún individuo en concreto, yaque los quemoraban allí se situaban almargendecualquiercomunicacióndebidoasupropioaislacionismo.

Perosipidieranayuda…Medejécaerenunbancocuandolapesadez(unapesadezqueteníasuorigenenmi

interior)mesobrevino.CerrélosojosyrecéparaqueAlbertlalocalizara.AmiAnn.

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En cuanto pensé en su nombre, me vino un recuerdo: por la noche, ella y yosentadosenlacama,yolarodeabaconelbrazomientrasveíamoslatele.

Sehabíavueltoadormir.Siempresedormíacuandomecolocabalacabezasobreel pecho. Nunca la despertaba. Como siempre, me quedé quieto y le contemplé elrostro.Latelevisiónquedóolvidada.Comosiempre,laslágrimasmecorrieronporlacara.Noimportabaelgrisdesucabellonitampocolaslíneasqueeltiempolehabíaesculpidoenelrostro.Noperdíaaquellaexpresióninfantildelrostro.

Almenoscuandoyolasujetabacontramí.Meagarrólamanocomosolíahacer.Crispólosdedos.Lapresiónmehizodaño,

peronomemoví.Mejoresoquedespertarla.Asíquemequedéquietoycontemplésucaramientrasdormía,ypenséenlomuchoquequeríaaaquelladulcemujerconcaradeniñaqueseapretabacontramí.

—¿Chris?Me sobresalté y abrí los ojos.Albert estaba de pie delante demí.Me erguí de

inmediato.Negóconlacabeza.Alprincipiomeneguéacreerlo.—Tienequehaberunaforma—insistí.—Estáaislada.Nopideayudaporquecreequetalcosanoexiste.—Pero…—Ellostampocolahanencontrado,Chris.Hanhechotodoloposible.Losiento.Caminé hasta un arroyo cercano,me senté en su ribera y observé correr el agua

cristalina.Albertsesentóamiladoymepalmeóenlaespalda.—Losientodeveras.—Graciasportuayuda—murmuré.—Aunquedescubríunacosa.Levantélavista.—Tenéisesaconexióntanprofundaporquesoisalmasgemelas.Nosabíacómotomarmeaquellonicómoreaccionar.Claroquehabíaoídolafrase,

peronosabíaaquéserefería.—Loquesignificaqueambosposeéis lamisma longituddeonda:vuestrasauras

vibranalunísono.Seguíasinsabercómotomarmeaquello.¿Dequéservíaaquellosiesonoayudaba

aAnn?—Por eso te enamoraste tan rápido cuando la conociste en la playa—continuó

Albert—.Tualmacelebrabaelencuentroconlasuya.

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Nopodíahacernadamásquemirarlo.Lasnuevasnoticiasnome sorprendieron.Nuncahabía sido supersticioso.Aunasí, siempre sostuvequenonosconocimosporcasualidad.

¿Perodequénosvalíatodoesto?—Poresotesentíasasítrastumuerte.Porquenoteparaste…—Poresoesporloqueellasesintióasítrasmimuerte—leinterrumpí—.Tenía

quematarse.Paraunirseamí,paraqueeseunísononocesara.—No.—Albertagitólacabeza—.Nolohizoparaunirseati.¿Cómopodría,sino

sabíaqueeraposible?—Volvióanegarconlacabeza—.Sematóparaterminarconsuexistencia,Chris.Deigualformaquecreequepasócontigo.

—Paraterminarconsudolor,Albert.—Deacuerdo, con sudolor.Sin embargo, fue sudecisión. ¿No lo entiendes?—

Suspiró—.Eslaley,Chris,créeme.Nadietieneelderecho…—¿De qué me sirve saber eso si no me ayuda a encontrarla? —lo corté, con

resentimiento.—Porqueal seralmasgemelas semehapermitidoseguirayudándoteapesarde

misreservas.Lomiré,confuso.—Si no la podemos encontrar…—Me quedé sin habla ante la visión que me

asaltó:losdosvagandoparasiempreenbuscadeAnn,comosifuéramoselholandéserranteespiritual.¿Eraesoloquepodíapasar?

—Queda una posibilidad.—Me puso lamano en el hombro—.Una posibilidadaterradora.

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23PerderaAnnparasiempre

Undéjávupuedeseralgoterrible,dependiendodelmomentoqueunoreviva.Yenestaocasiónfueunsentimientodeopresiónfríaeimplacableelquemeimpulsóhacialanieblaquerodeabaeledificio.«Libéramedeestaoscurapesadillasinfin».Recordéaquellasúplica.

Volvíaasuceder.La idea de haber estado aquí antesme acometió de improviso.No ayudó el que

Albertanduvieraamilado.Apesardesupresencia,quedéaisladojuntoamismiedosmientrasnosacercábamosalaiglesia.

Como la otra vez, los bancos estaban repletos de gente. Como la otra vez, susformas eran grisáceas y sus rostros borrones.Como la otra vez, floté por el pasillocentralsindejardepreguntarmequéhacíaallí.Nosabíaquéiglesiaeraaquella.Solosabíaque,estavez,nooiríaellamentodeAnnporqueAnnestabamuerta.

Ellossesentabanmuyjuntosenlaprimerafila.Sumeravisiónmehizollorar.Susrostrossíeranclaros:pálidosycastigadosporlapena,conlágrimasquedescendíanporlasmejillas.

Laemociónmehizoolvidarporunmomento.Sinpensar,medirigíhaciaellosytratédeabrazarlos.De inmediatosupequenoadvertíanmipresencia.Laagoníaquesentídurantemi funeral regresó,aunqueaumentadadebidoaqueel funeraleraeldeAnn.

Miré enderredory semeocurrió algo.Había sido testigodemipropio funeral.¿Seríaconcebibleque…?

—No,Chris—dijoAlbert—.Noestáaquí.Evitévolveramiraramishijos.Noseríacapazdesoportar laexpresióndesus

rostros,elsaberqueestabansolos.—Estamujerfueamadademuchasformas.—Oíunavozdefondo.Miré hacia el altar y capté la forma vaga de un sacerdote que pronunciaba el

panegírico.¿Quiénsería?No loconocía.NoconocíaaAnn.¿Cómopodíahablardeellasinsabernada?

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—Comomadreycomoesposa,comoamigaycompañera.Amadaporsumarido,Christopher,yporsushijos,LouiseyMarie,RichardeIan.

Mealejédeél,alterado.¿Quéderechoteníaa…?LaideaseesfumóalverloqueAlbertestabahaciendo.Se había situado enfrente de Richard y había colocado la mano derecha en su

cabeza,comosiloestuvierabendiciendo.—¿Quéhaces?—quisesaber.Levantó la mano izquierda y, sin decir nada, supe que requería silencio. Lo

observé.DejóaRichardysepusodelantedeMariepararepetirelmismogesto.Poruninstante,elhechodequelavistademihijaatravesaraelcuerposólido(paramí)deAlbertsinllegaraverlo,meresultóextraño.Mepreguntédenuevoquéhacía.

Entoncesmedilavuelta,incapazdeaguantarlavisióndeMarie.¿Cómonomehabíadadocuentaantes?Ladesesperaciónmeinvadióamedidaque

meacercabaalataúd.GraciasaDiosqueestabacerrado.Almenoslosniñossehabíanahorradoeso.

Me vino a la mente otro pensamiento. Recordé que Albert me dijo que en mifuneral podría habermirado dentro de haberlo intentado. ¿Y qué pasaría ahora? Ladesesperaciónsehizomásfuerte.No.Noqueríaverlaasí.Suyoauténticoestabaenotraparte.¿Paraquéverlacáscaravacía?

Me obligué a apartarme del ataúd. Con los ojos cerrados recé por Ann. «Queencuentrelapaz,reconfórtala».

Volví a fijarme en los niños. El dolorme embargaba. «Termina ya, por favor»,pensé.Nopodríasoportarmuchomáselcontemplaramishijosallí,sinpoderhablarnicomunicarmeconellosenningúnmodo.

Albert teníalamanosobrelacabezadeIan.Derepente,sediolavueltaconunatenuesonrisaenloslabios.

—DalasgraciasporIan—dijoAlbert.—Doylasgraciasportodosellos—respondí,sincomprendermuybien.—Porsupuesto.LoquequierodeciresquelaoracióndeIantalveznosayudea

encontraratumujer.

***

Nos dirigíamos hacia los límites de Summerland. Podíamos haber viajado allímediante el pensamiento, pero lomás probable es que el estrés de salir de allí deformataninmediatameprodujeramalestar(esoesloquemehabíadichoAlbert).

—QuetequedeclaroquelaoracióndeIannoesuncanaldirectodecomunicación

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conAnn.Solonosmuestraelcamino.Encontrarlasiguesiendounreto.—Peronoimposible.Asintió.—Peronoimposible.DenuevolaoracióndeIan;recordélomuchoquemeayudóensumomento.—Escomosilosupiera.Talveznodemaneraconsciente,perosíensuinterior.Es

lo que esperaba. Los demás chicos no pronunciaron ninguna plegaria, no porque noamaranasumadre, sinoporquecreenque lasoracionessolosonungestohipócrita.Creí que nuestra causa estaba perdida… y así habría sido sin importar tudeterminación. Pero cuando contacté con la mente de tu hijo menor, recuperé laesperanza.

—¿Cuántotiempotardaremosenlocalizarla?—Puedequenuncalaencontremos.Solotenemosunapista,nadamás.Intenténodejarmellevarporelpánicoyasentí.—Entiendo.Démonosprisa.Albertseparó.Caminábamosjuntoaungranparquedeaspectoagradablerodeado

porunaverjadehierro(locualresultabauntantoextraño).—Chris,venconmigo.Tengoalgoquedecirantesdecontinuar.Queríairtanrápidocomofueraposibleydejarlascharlasparaluego.Perosuvoz

dejaba traslucirunciertoapremio,asíque lo seguícuandocruzóporunapuertaquellevabaalparque.Dejamosatrásunestanqueornamental.Nohabíapeces,yelsueloquelocircundabaparecíadeslustrado.

Tambiénmepercatédeque lavegetación,aunquenoestabaseca,nomostrabaelverdorqueenotraspartesdeSummerland.Lahierbateníamuchísimoscalveros.

Portodoelparqueviagentecaminardespacio,otrostantossesentabanenbancos.Nadiellevabatúnica,sinoquevestíanropasdelaTierra.Noteníanunbuenaspecto,ysus expresiones eran las de una dignidad vacía. Los que estaban en los bancos sesentabandeformatiesaconlascarasrígidas.Todoelmundoalqueveíaposeíaunairedeindiferencia.Nadiehablaba.

Ibaapreguntarlesobreellocuandollegamosaunbancoalquelefaltabaunamanodepintura.Albertmeindicóquenossentáramos.

Lohiceytomóasientoamilado.—TeacompañohastaellímitedeSummerlandpordosrazones.Laprimeraesque,

como ya te he dicho, es necesario que tu sistema se ajuste a las alteraciones delambiente.Laotraesqueteacostumbresdenuevoaandar.UnavezqueabandonemosSummerland,quedaremossujetosaunaatmósferamásdensaquenos impediráviajarmedianteelpensamiento.

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Lomiréconcuriosidad.¿Paraesonoshabíamosdetenido?—Lomás importante—continuóy respondiómipreguntade inmediato—esque

quiero que sepas el peligro tan grande que correrás al viajar por el reino inferior.Nuestravisitaalfuneraldetumujerteafectó.Peronoseránadacomparadoconloquevas a experimentar. Mientras estábamos allí, nos encontrábamos alejados de lasinfluenciasdeesenivel.Enelreinoinferiortendremosquedejarqueesasinfluenciasnosafectenparapoderactuar.Tepuedoprotegerhastaciertogrado,perohasdeestarpreparado para lo que viene. Afrontar toda oscura emoción que dejas atrás enSummerland.

»Tambiénhasdeestarpreparadoparaescenashorribles.Comoyatehedicho,elcaminohastaAnnnoestámarcado.Puedequenoslleveporlugarestenebrosos.Quieroquelosepas.Sicreesquenopodrássobrellevarlo…

—Nomeimporta.Merecompensóconsusilencio.Resultabaobvioquesepreguntabasiteníalamás

mínimaideadeloquemeestabadiciendo.—Estupendo. Asumiendo que tengas la fuerza para resistir lo que tengas que

arrostrar, te advierto que los peligros que te van acechar durante nuestro camino enbuscadeAnnnosonpocos.

Meempecéaasustar.—Nuestra búsqueda nos va a conducir por lugares horribles, pero esos son

peligrosexternos.SiencontramosaAnnytratasdeayudarla,tambiénteenfrentarásapeligrosinternos.Alregresaraunniveltanprimitivo,teverásmuyinfluenciadoporél.SidesciendestuvibraciónalniveldelaTierra,noseráscapazdepensarconclaridad,sinoqueestarássujetoalamismaconfusiónenlaquetuesposaviveconstantemente.En su estado, tan debilitado, te arriesgarás tanto a fracasar en tu intento como aconvertirteenunprisionerodesusituación.

Mepusolamanosobreelhombroymeagarróconfuerza.—Entoncesperderíastodoloquehubierasganado:aAnnyatimismo.Aquellomedesasosegó.Nofuicapazderesponder.—Puedes volver adonde estuviste. Lo cierto es que sería casi mejor. Así, esos

veinticuatroañospasaríanmuchomásrápido.Cerré los ojos.Me sentí débil y asustado. Pero no podía dejarla allí. Tenía que

ayudarla. Aunque estuviera aterrorizado… y con motivo, según lo que me habíacontado Albert. ¿Y si no era tan fuerte como pensaba? ¿No sería mejor esperarveinticuatro años sabiendo de seguro que estaríamos juntos de nuevo? ¿No seríapreferibleesoatratardeayudarlaycorrerelriesgodeperderaAnnparasiempre?

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24Enelreinoinferior

—¿Caballeros?Al oír la voz del hombre abrí los ojos. Estaba delante del banco y hablaba con

nosotros.—Metemoquetendránquesalir.Esteesunparqueprivado.Lomiré.¿UnparqueprivadoenSummerland?Comencéadeciralgo,peroAlbert

mecortóenseco.—Nopasanada.Nonoshabíamosdadocuenta.—Muy bien—replicó el hombre. Era de mediana edad, aspecto distinguido, y

vestíaconelegancia—.Sisemarchandeinmediato,nohabráningúnproblema.—Enseguida—convinoAlbert,yselevantódeinmediatodelbanco.Lomiré,sin

comprender.NoentendíacómopermitíaqueaquelhombrenosecharadeunparqueenSummerlandsindecirnada.Melevantéyfuiahablar,peroAlbertmeagarródelbrazo.

—Déjalo—mesusurró.Elhombrenosobservóconundistanciamientogélidomientrasnosmarchábamos.—¿Quépasa?—No serviría de nada. No lo entendería. Esta gente se halla en una situación

especial.Envidanohicierondañoanadieyaquítampocolocausan…dadolobellodeestosparajes.

»Sin embargo, no existe manera alguna de atravesar su burbuja. Viven unaexistencialimitadaquecreenqueesadecuadaparasuclase.

»Creen que es una localización privilegiada, un lugar restringido al que solopuedenacudir laspersonasquepertenecenasuescalafónsocial.Nosoncapacesdecomprender que en Summerland no hay grupos exclusivos ni clases. Viven con lailusióndeserungruposuperior.

—Grotesco—respondímientrasnegabaconlacabeza.—Noesnadacomparadoconloqueafrontarássicontinuamos.Caminamos en silencio durante un rato. Parecía que no continuábamos hacia los

confines de Summerland, sino que dábamos vueltas en círculos. Es como si Albert

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quisieraquemehicieraalaidea.Alfinallohice.—Puesto que el único que corre el riesgo soy yo, y no Ann, he de continuar.

Necesitamiayuda.—Piensaquesiquedasatrapadoenelmundoetéreo,vuestrareuniónseretrasará…

—Separóysupequeibaadecirmedecuántotiemposetrataba.¿Cienaños?¿Mil?Elmiedohizopresaenmí.¿Eratanestúpidocomoparaintentarlo?¿Noseríapreferibleveinticuatroañosa…?

Tomé ladecisiónenseguida: la ideadeAnn sola enDios sabedóndeduranteuncuarto de siglo fue suficiente para decidirme. No podía dejarla allí sin tratar deayudarla.

Noloharía.—Está bien—dijoAlbert, que sabía quehabía tomadomi decisión—.Sigamos,

entonces.Admiro tudevoción,Chris.Puedequeaúnnoseasconsciente,pero loqueestásapuntodehaceresalgomuyvaliente.

Norepliqué,perosegúnavanzábamosmedicuentadequehabíamoscambiadodedireccióndeformasutilynosdirigíamoshacialosconfinesdeSummerland.

Pordelantediviséunapequeñaiglesia.Aligualqueelparque,nomeresultabadeltodo fea, pero sí que carecíade laperfeccióndel restode cosasquehabíavisto enSummerland.Eradecolormarrónylamamposteríamostrabadesperfectos.Amedidaquenosacercábamos,escuchécantaraunacongregación:

«Hastiadode laTierra y repletodepecados, observé el cielo y anhelé llegar alcielo».

MiréaAlbert,sorprendido.—Perosiyaestánenél.—Nolosaben—replicó—.Asíquesepasan todoel tiempocantandocanciones

lúgubresyescuchandosermoneslúgubres.Laansiedadmeabrumó.Si estas situaciones sedabanenelpropioSummerland,

¿quéencontraríamosaldejarestereino?

***

Albertsedetuvo.Estábamosdelantedeunasuperficiedepiedrarecorridaporparchesdehierbaque

dabanlasensacióndeestarsecosyquebradizos.—Serámejorquenoscambiemosderopa.Ytenemosqueponernoszapatos.Iba a preguntarle la razón, pero elegí no hacerlo: no lo hubiera dicho de no ser

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necesario. Me concentré en el cambio. El mariposeo que solía sentir en la piel sedemoróestaocasión,comosi requirieraesfuerzoextra.Miréabajoycomprobé,consorpresa,quevestíalomismoquelanochedelaccidente.

MevolvíhaciaAlbert.Llevabaunacamisaypantalonesazulesyunachaquetabeis.—Lasropasqueteníapuestascuandomemetieronenelhospital.Sonreí.—¿Vaaserasíapartirdeahora?—pregunté.Teníalasensacióndequeelaireque

respirabaeralíquidoygranuloso.—Tenemosquecomenzaraadaptarnosa loscambiosenelambiente.Visualízate

comosiestuvierascómodoconelentorno.Lointentéypocoapocoempecéatenerlaimpresióndesentirmedenso,pesado.

La sensación era sutil, pero distintiva. La textura demi piel adquirió una densidadpeculiar,yporfinelairesehizorespirable.Aunqueyanoeravigorizantenipurocomoeldeantes.Sehabíavueltopesado.

Observé la campiña…, si «campiña» era un buen término para lo que estabaviendo.Aquínosetratabadeunpaisajeagradable;solounpáramoconhierbamuerta,árbolescasisinhojasysinunagotadeaguacerca.Tampococasas.¿Quiénviviríaporaquí?

—Vasavergentecapazderesidirenlugaresque,comparadosconeste,sonbellos.Tratédenotemblar.—¿Pretendesdisuadirme?—Preparartemásbien.Inclusoasí,daigualloquediga,nocreoquetehagasuna

ideadeloquevasaver.Denuevofuiacuestionarle,ydenuevomecallé.Eramejornomalgastarenergía

rebatiendo todoaquelloquemedecía.Teníaqueconservarmis recursospara loquevinieradespués.

Por ahora, lo que se extendía antemí eraunpáramodesolado.Amedidaque locruzábamos, el céspedescaseabamásyadvertíque lasgrietas recorríanel suelodecuando en cuando. Ya no había brisa. El aire no semovía y se enfriaba según nosadentrábamosenlazona.

—¿Seatenúalaluzomeloestoyimaginando?—pregunté.—No —respondió con voz queda. Su tono parecía perder fuerza junto con el

aspecto del terreno—.Salvo que esta vez no se atenúa para que descanses.Menguaporqueestamoscercadelreinoinferior…alquellamamostambién«reinooscuro».

Había un hombre delante. Permanecía impasible y nos aguardaba. Imaginé queseríaalguienquevivíaaquí,poralgunarazónquenoalcanzabaacomprender.

Meequivocaba.

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—Aquíesdondeempiezaelreinoinferior.Noesunlugarparaloscuriosos—nosdijo.

—Vengoparaayudaraalguien—respondí.ElhombremiróaAlbert,queasintió.—Escierto.—Aquínoseentrasoloparamirar—nosadvirtió.—Nosetratadeeso.Buscamosalaesposadeestehombreparaayudarla.Elhombreasintióynospusolamanosobreloshombros.—IdconDios.Ynobajéislaguardia.Tenedcuidado.Albertvolvióaasentiryelhombreretirólamano.Enelmismosegundoenelquecruzamoselextremo,mesentíincómodo,oprimido,

zaheridoporundeseoabrumadordedarmelavueltayhuirhaciaunlugarmásseguro.Mecostóbastantenoceder.

—Siquieresvolverte,dímelo.—¿Mehabíaleídoelpensamientooerademasiadoobvioloquesentía?

—Vale.—Encualquiermomento—añadió.Entoncessupequeyanomepodíaleerlamente.—¿Tenemosquehablarenvozalta,no?—Sí—respondió. Qué desconcertante era ver sus labiosmoviéndose de nuevo.

Aquello me confirmó, más que cualquier otra cosa que hubiera visto, que noshallábamosenelreinoinferior.

¿Qué vi? Casi nada, Robert. Caminamos por un lugar apagado, con un cieloplomizoqueseconfundíaconelsuelohastaelpuntodeparecerqueatravesábamosuntúneldecolorgris.

—¿Nohaynadaenestesitio?—Nadapermanente—mecontestóAlbert—.Cualquiercosaqueveas,unárbol,un

arbusto,unaroca,esunpensamientodeunapersona.Laaparienciaglobalrepresentalasumadelasimágenesmentalesdesushabitantes.

—¿Estaeslasumadesusimágenesmentales?—Vacía,silenciosa,sinvida.—Asíes.—¿Ytútrabajasaquí?—Mesorprendíaquealguiendecidieratrabajaraquí.—Estoeslanada—fueloúnicoquedijo.Noeranimaginacionesmías.Suvozeraapenasunasombradeloquehabíasidoen

Summerland.Elvacíodellugarafectabainclusoalhabla.¿Cómosonaríalamía?—Hacefrío.—Hastaentoncesnomehabíadadocuenta.—Piensaqueentrasencalor—recomendóAlbert.

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Meconcentréelloynotardéenadvertirqueelfríosevolvíamássoportable.—¿Mejorahora?—preguntóAlbert.Asentí.—Tenpresenteque,segúnavancemos,necesitarásconcentrartemásparaadaptarte

alambiente.Loqueexigirácadavezmásdeti.Miréenderredor,untantoinquieto.—Estáoscureciendo.—Piensaquelaluzterodea—meaconsejóAlbert.¿Pensarenluz?Lohice.Meesforcéenello,aunquenosabíamuybiencómoibaa

ayudarnos.Aunasí,meconcentré.Pocoapoco lassombrasquenosrodeabancomenzarona

iluminarse.—¿Cómofunciona?—La luz aquí proviene solo de la acción del pensamiento sobre la atmósfera.

«Hágase la luz» es algomás que una frase. Aquellos que llegan a este reino en unestado subdesarrollado se encuentran, literalmente, en tinieblas. Sus mentes sonincapacesdecrearlaluzqueahoranospermiteveranosotros.

—¿Poresoesporloquenopuedenllegaralosnivelesmásaltos?—preguntéalacordarmedeAnn—.¿Porquesonincapacesdeencontrarelcamino?

—Talvezesoinfluya.Sinembargo,aunquepudieranverconlosojos,sussistemasserían incapaces de subsistir en un reino más elevado. El aire, por ejemplo, lesresultaríatanenrarecidoquerespirarlolesseríadoloroso,sinoimposible.

Observélacampiñasinfin.—LopodríanllamarWinterland—solté.Lameravisióndelpaisajemedeprimía.—Podrían. Salvo porque los recuerdos del invierno en la Tierra suelen ser

placenteros.Nadaaquíloes.—¿Tutrabajoaquí…sirvedealgo?—pregunté.Suspiró,ybajoeltenueresplandorsuexpresiónfuedemelancolía.Unaexpresión

quenuncaanteshabíavistoensucara.—SabesmejorquenadielocomplicadoqueesconvenceralagentedelaTierrade

queexisteelmásallá.Aquíesmuchísimomásdifícil.Eslamismasituaciónalaqueseenfrenta un ministro de la Iglesia ingenuo que fuera destinado al más vil de losarrabales.Mispalabrassoloseencuentranconrisasdespectivas,bromasdemalgusto,insultos.Esoexplicalarazóndequetantoshabitantesdeestereinollevenaquíañosyaños.

Lomiré con tanta consternación que pareció sorprenderse, hasta que cayó en lacuenta.Inclusohabíaperdidoagudezaaquí.

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—Lo siento,Chris—se disculpó—.No quería decir queAnn fuera a estar aquítanto tiempo.—Suspiródenuevo—.Acabasde comprobarque la atmósferade estelugarafectaalospensamientosdeuno.Apesardeloquecreo,mehedejadoarrastrarporelpesimismo.Lociertoesquetodaalmadeberíaterminarporalzarse.Nuncaheoídodeningúnespírituquehayasidoabandonadodeformapermanente,sinimportarlomalvadoquefueraenvida.YtuAnnnoesmalvadaenabsoluto.Loquequierodecirteesqueaquíhayalmasdescarriadasquellevanenestereino,porloqueparece,sobretodoaellos,unaeternidad.

No dijomás y yo no insistí. No quería pensar en la posibilidad de queAnn sequedara aquí para siempre…ni tampoco en que yomismo quedara prisionero en elreinoinferior.

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25Abrirseapensamientososcuros

Flotabaunolorenelaire,unhedorquesolopodíaasociarconlacorrupción.Pordelantedenosotrosseextendíaungrupodechozas.Podríadecirsequeerauna

aldea,peroloschamizosparecíanhabersidocolocadosalazar,sinordenalguno.—¿Quéesesto?—Unlugardereuniónparaaquellosdenaturalezasimilar—respondióAlbert.—Ellano…—comencéapreguntar,peronofuicapazdeterminar;lameraideame

quebrólavoz.—Nolocreo—terminóAlbert.Iba a darle gracias aDios cuando seme ocurrió que el lugar dondeAnn estaba

ahoramismopodíaserpeor.Tratédenopensarenello,perofueimposible.Sabíaquenoera justo,peronopodíaayudarla.Lainfluenciaperniciosadelreinocomenzabaaafectarmimente.

Ningúnruidoproveníadelaconglomeracióndechozas.Loúnicoqueseescuchabaeraelrocedenuestroszapatoscontraelsuelogranulosoyduro.

Anuestraderechavigentequesemovíasinrumbo,mientrasqueotrospermanecíanquietos.Todosvestíanconropasandrajosas.¿Quiénserían?¿Quéhabríanhecho(onohabríanhecho)paraacabarallí?

Caminamoshastaacercarnosapocosmetrosdeungrupoformadoporunoscuantoshombresymujeres.AunqueAlbertmehabíadichoquenocreíaqueAnnestuvieraallí,mefijéencadaunadelasmujeres.Nadienosmiraba.

—¿Nospuedenver?—pregunté.—Nolesinteresamos.Estánabsortosensuspropiaspreocupaciones.Unospocossesentabansobreunosenormespeñascos.Tuvelasensacióndequelas

rocaslashabíancreadoellosmismosconsupensamiento.Seacomodabansobreellasconlacabezainclinada,lasmanoscolgandoylamiradafijaenelsuelo.Nosemovíanniunápice.Amenosqueestuvieransordos,noshabíanoídollegar,peronadiehizoniungesto.

Seguíestudiandoalasmujeres.Nolohagas,meordené.Noestáaquí.PeroAlbert

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nohabíadichoeso,soloquenolosabía.¿Significabaesoqueeraposible?Miréconmásdetenimiento.

Estábamostancercaquefuicapazdeapreciarsusrasgosapesardelapenumbraquereinabaallí.

Lavisiónmehizoquedarmesinaliento.—Acostúmbrate.Veráscosaspeores.Sutonosonóantipático.Lomiréymepreguntésiellugarloestabacambiando.Si

éleraincapazderesistirse,¿quéesperanzateníayo?Meechéatemblaryvolvíamiraralagente.SemeantojabaimposibleelqueAnn

estuvieraallí.Imposible.Los rasgos de los hombres y las mujeres eran exagerados, como si fueran

acromegálicos.Parecíanmerascaricaturas.Contramivoluntad,observécondetenimientoa lasmujeres.¿Eraaquella lacara

malformadadeAnn?Luchécontralaidea.¡No!¡Noestabaallí!—Noeraella,¿verdad?—preguntépocodespués,sindemasiadaconvicción.—No—murmuróAlbert.Soltéunsuspiroprolongado.Pasamosjuntoaunjovenqueestabatiradoenelsuelo,conlaroparasgadaysucia.

Alprincipiocreíquenosmiraba,peroluegomedicuenta,porcómoestabansituadossusojos,dequeestabaensimismado,sumidoenunabatimientointrospectivo.

Tragué una bocanada de aire al ver aquella expresión perdida y el aire fétidodescendióporlagargantacomosidepegamentofríosetratase.

—¿Por qué tienen ese aspecto? —pregunté, dolido por la situación de aquellagente.

—Laaparienciadeunosehallaunidaasumente.LomismoocurreenlaTierra;lascaras de la gente cambian tras cierto tiempo, de acuerdo con sus acciones ypensamientos. Esto que ves es solo una continuación lógica, aunque terrible, de talproceso.

—Parecentantaciturnos…—Loson.Estánobsesionadosconsupropiopesar.—¿Deverdadfuerontanmalos?Dudóantesderesponderamipregunta.—Chris,quieroquecomprendasqueestoesnoesnadacomparadoconloquenos

espera.Lagentequehayaquínoesculpabledepecadoshorrendos.Inclusolamenortrasgresiónsevuelvemássiniestracuandounoestárodeadodegentequecometeactossimilares.Cadapersonamultiplicayamplificaloserroresdelosdemás.«Alamiserialeencantalacompañía»,sediceenlaTierra.Deberíaserasí:«lamiseriacompartida

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sehaceaúnpeor».»Aquí no hay equilibrio. Todo es negativo y este sentimiento se alimenta de sí

mismo,porloquesolosegeneramáscaos.Esunniveldeextremos…yextremosdeunanaturalezainferiorpuedencrearunhábitatmuydesagradable.¿Vessusauras?

Nomehabíadadocuentadebidoalaausenciacasitotaldeluz,peroentoncessímefijé.Sombrasdegrisymarrón.Coloresterrosos,apagados.

—Todasestaspersonasseencuentranenlamismasituación.—Enesenciasí—replicóAlbert—.Esaesunadelasmaldicionesdeestereino.

Noexiste laempatíaentreestaspersonas,puestoquetodaspasanpor lomismo.Sonsolounespejodondesereflejasupropiadesdicha.

Derepente,Albertgiróhacialaderecha.Miréhaciaallíyvielprimermovimientorápido(relativamente)enaquellosparajeshastaahora:elcojeodeunhombredetrásdeunadelaschozas.

—¡Mark!—gritóAlbert.Locontemplésorprendido.¿Loconocía?Albert soltó un suspiro de descontento al comprobar que el hombre no parecía

dispuestoamostrarse.—Últimamentehuyedemícuandomeve.—¿Loconoces?—Llevotrabajandoconélmucho,muchotiempo.Hahabidovecesenqueheestado

apuntodeconvencerlodequenoesunprisionero,peroalfinalsiemprefracaso.—Agitólacabeza—.Siguesincreerlo.

—¿Quiénes?—Un hombre de negocios. Un hombre que en vida solo se preocupaba por

conseguirmásymásdinero.Apenaspasótiempoconsufamiliaosusamigos.Cadadíadecadasemanadecadaañolodedicabaaamasarmásriqueza.

»Y por eso se siente traicionado. Cree que lo deberían recompensar por lo quehizo. Se lamenta a todas horas de lomucho que ha trabajado.No importa lo que lediga,siempremerespondeconeso.Comosisuobsesiónconelenriquecimientofuerasujustificación.Comosinofueraresponsableantenadaninadie.Unadonaciónalosmás necesitados de cuando en cuando bastaba para hacerle creer que era alguiengeneroso.

»¿Recuerdas las cadenas de Marley? El símil es válido. Mark también estáencadenado,peronoescapazdedarsecuenta.

Miré a la izquierda yme detuve, alarmado. Había unamujer queme recordabamuchoaAnn.Medirigíhaciaella.

Albertmeagarró.

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—NoesAnn.—Pero…—forcejeé.—Nopermitasquelaansiedadtehagaveralgodiferentealoqueenrealidadhay

—meadvirtió.Lomirésorprendido,peromispasosmeseguíanacercandoalamujer.Separecía

muchoaAnn.La contemplé. En realidad no era tanto el parecido. Parpadeé y la estudié con

mayordetenimiento.Nuncaanteshabíasufridoalucinaciones.¿Ibaaempezarahora?Continuémirandoalamujer.Sesentabaacuclilladaenelsueloeibacubiertade

piesacabezaporunentramadodehilosdelgadosynegros.Nosemovíaenabsoluto,peromiraba al frente con ojos vacíos.Retrocedí.Al igual que el joven de antes, lamujerestabaretraída,pugnandoconlaoscuridaddesumente.

—¿Nosepuedeliberardeloshilos?—Claro que sí.Lo que ocurre es que no cree que pueda, y lamente lo es todo.

EstoysegurodequesuvidaenlaTierrafueunasucesióndefrustraciones.Aquí,esesentimientoseexagerahastaconvertirseeneso.

—PenséqueeraAnn—aduje,confuso.—Recuerdaloquenosdijoelhombre—merecordóAlbert—.Nobajeslaguardia

enningúnmomento.Continuémirandoalamujersegúnnosalejábamos.NoseparecíaaAnnnidela

formamásremota.Aunasí,mehizopreguntarmeunpardecosas.¿EstaríaAnnenlamismasituación,aprisionadaenunlugarcomoeste?Laposibilidaderaaterradora.

A medida que atravesábamos la aldea silenciosa y su población callada ymalhadada, comencé a sentirme tan cansado como poco después de haber muerto.Puestoquelasfuerzasmefallaban,empecéaencorvarmecomolagentedellugar.

Albertmetiródelbrazoymeenderezó.—NodejesquetedomineonuncaverásaAnn.Acabamosdeempezar.Volvíaandarerguidoymeconcentréenresistirlapesadez.Funcionó.—Tencuidado.—Albertrepitióloqueelhombrenoshabíadicho.—Losiento.Me sentí deprimido.Albert estaba en lo correcto.Acabábamosde empezar.Si a

estasalturasmecostabaavanzar,¿cómoibaallegarhasta…?—Teestásvolviendoaencorvar—meadvirtióAlbert.«Diossanto», pensé.Había ocurridomuy rápido.Elmás ligero pensamientome

afectaba.Teníaqueresistircomofuera.Noibaasucumbiralsiniestrocantodesirenadeestereino.

—Unlugarpoderoso—murmuré.

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—Siselopermites—contraatacóAlbert.Teníaqueseguirhablando.Elsilencioeraelenemigo:lareflexiónpesimista.—¿Quéeranloshilosesos?—Lamenteescomounaruedaquenodejadegirar.Envida,nodejadetejeruna

telarañaqueeldíaquemorimosnosenvuelveparabienoparamal.Enelcasodeesamujer,latelarañasehaconvertidoenunaparodiadesuspreocupacionesegoístas.Nopuede…

Nooíelrestodeloquedijoporquemivistasevioatraídaporungrupodegentequesearrodillabaalrededordealgoquenoalcanzabaaver.Nosdabanlaespalda,ycon las manos se introducían algo en la boca. Todos daban la impresión de estarhinchados.

Al escuchar los sonidos que emitían (gruñidos, gañidos, ruidos de desgarro)preguntéquéesloquehacían.

—Comer.No,mejordicho:engullir.—Perosinotienencuerpo…—Exacto,nuncaquedansatisfechos.Lohacenporimpulso,solocreenquecomen.

Seemborracharíansibebieranalcohol.Apartélosojos.Merecordaronabestiasdevorandounapresa.Odiabaaquellugar.—Chris,caminaerguido.Estuve a punto de gruñir.Ese instante de odio había sido tan fuerte quemehizo

inclinarmehaciadelante.Acadapasoquedábamos,entendíamejorlaadvertenciadelhombre:«Tenedcuidado».

A nuestra izquierda se alzaba una enorme estructura gris que se asemejaba a unalmacén abandonado. Sus gigantescas puertas estaban abiertas y había cientos depersonasensuinterior.MirédentroporsiacasoAnn…

Meparécuandolasvibracionesemitidasporlaestructurameimpactaroncontantafuerzaqueperdíelaliento.

Contempléa las figurasmoverseentre laniebla: las ropas les colgaban sobreelcuerpo, y en aquellas caras pálidas, los rasgos parecían estirarse. Todos caminabanconlacabezahundida,sinpercibiralosquelosrodeabanysindejardeempujaralosotros.Sinembargonoreaccionabanencasodechocarseentreellos.Notengoniideade cómo lo supe, pero estaba convencido de que pensaban: «Estaremos aquí parasiempreynohayesperanzaparanosotros».

—Esonoescierto.—PorelbiendeAnnnopodíacreereso.—Esciertosiempreycuandolocrean—apuntóAlbert.Apartélacabeza.Estodebíaserelinfierno.Infinitoysiniestro,unlugarde…—¡Chris!

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—Oh,Dios—murmuré,asustado.Mehabíavueltoaencorvarymismovimientosibanhaciéndosemáslentos.¿Seríacapazderesistirlainfluenciadeestereino?¿Habíaalgunaesperanzadeque…?

—¡Chris!—Albertsedetuvoymeobligóaenderezarme.Meagarróporlosbrazoscon fuerza ymemiró a los ojos. Sentí un flujo de energía reparadora recorrerme elcuerpo—.Tienesquemantenertealerta.

—Losiento—musité.«¡No,nolosientas!¡Séfuerte!»,meordené.Tratédeconcentrarmeenresistiresosimpulsosmientrasnosmovíamosatravésde

laluznebulosaydejábamosatráselconjuntodechozas.

***

Estelugarnoerasilencioso.Encuantonosacercamos,ruidosdeiraydiscusionesaumentarondevolumen,gente

quediscutíaconvozestridenteyferocidaddesmedida.Prontolosvi.Nadietocabaanadie.Elcontactoseproducíasoloatravésdepalabras:palabras

crueles,viles,groseras.Unaneblinademaliciapendíasobrelagente,unamezcladesuslóbregasaurasydestellosdeunfeorojoquepulsabanentreellos.

Albertmehabíaadvertidoquenosaproximábamosaunazonadondelosespíritusviolentos se congregaban. Esta sección era la menos peligrosa. Al menos, aquí laviolenciasoloselimitabaapalabras.

—¿Hasvenidoaquíantes?—pregunté.Tuvequegritarparahacermeoír.—Algunavez.Según recorríamos el lugar entre los grupos de gente, comencé a sentir que sus

aguijonazos de ira se dirigían hacia nosotros. Ni siquiera nos conocían y ya nosodiaban.

—¿Nospuedenhacerdaño?—pregunté,inquieto.—No,sinosnegamosaaceptarsuira.Esmuchomásprobablequecausendañoa

gente viva que no es consciente de su existencia.Afortunadamente, sumasa solo seconcentra en raras ocasiones.Si ocurre,mentesmás fuertes enniveles superiores lopercibenycierranlabrechaantesdequepuedanherirainocentes.

»Aunque hay individuos en la Tierra cuya naturaleza es más receptiva a estospensamientos;eso lesproporcionaunaccesoasímismos.Aesaspersonasnose lespuede ayudar. En eso consiste la libre determinación. Cualquier hombre ymujer escapazdeabrirseapensamientososcuros.

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26EnlasprofundidadesdelInfierno

Cuanto más andábamos, más nervioso me ponía. Una desazón continua medominaba.Mesentíaconstreñidoyasfixiadoporlaatmósferaquemerodeaba.Elairedemispulmonessabíaasuciedad,avileza,yeratandensocomoelpegamento.

—Vuelveaajustartusistema—meordenóAlbert.Denuevo(estaeralaquintavez…¿otalvezlasexta?)mevisualicéfuncionando

enestasnuevascondiciones.Yanosetratabadesentirmecómodo,bienlosabeDios:habíaabandonadoesaideaporcompleto.Ahorasolomepreocupabalasupervivenciapuraysimple.

Micuerpopareciócoagularsetantoque,deseguirviviendoenlaTierra,micarnesehabríacongeladoyendurecido,ymishuesossehabríanvueltomásdensos.

—Ajustatumente.Estovaaserlopeorquehemosvistohastaahora.Traguéunaprofundabocanadadeaireyarruguélacaraanteelsaboryelolordel

airefétido.—¿Estoservirádealgo?—quisesaber.—Dehaberotraformadeencontrarla,habríamosoptadoporellaenlugardepor

esta.—¿Nosestamosacercandoaella?—Síyno.Megiréhaciaél,irritado.—¿Quésignificaeso?Sumiradaapremiantemerecordóqueteníaquecontrolarlaira.Alprincipionofui

capaz,peroluegocaíenlacuentadequeeraalgoqueteníaquehacer.Debíamantenerlacalma.

—¿Nosestamosacercando?—Seguimoselcaminocorrecto.Peroaúnnolahemoslocalizado.Separóymemiró.—Sientonopoderexplicarlomejor.Perosí,sísirvedeayuda.Créeme,porfavor.Asentíylomiréalavez.

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—Dimesiquieresquenosvolvamos.—¿Volver?—Dejaqueseayoquienlabusque…—Quieroencontrarla,Albert.Yquierohacerlocuantoantes.—Chris,tienesque…Me aparté de él, enfurecido, pero recapacité de inmediato. Solo me había

advertido.Mipocapacienciaconélevidenciabaqueelambientemevolvíaaafectar.Comencé a disculparme, pero volví a sentir el aguijonazo de la furia. Estuve a

punto de descargarla contra Albert. En ese momento, un rayo de razón atravesó eloscuro resentimiento de mi mente y supe, de nuevo, que solo trataba de ayudarme.¿Quiénerayoparadiscutirconunhombrequeviajabahastaestehorrible lugarparaayudaralosdemás?¿Quédemoniosmepasaba?

Missentimientosvolvieronainvertirse.Eldesconsuelohizomellaenmídebidoamiincapacidadpor…

—Chris,teestásencorvandootravez.Concéntrateenalgopositivo.Seencendierontodaslasalarmas.MeobliguéapensarenSummerland.Albertera

miamigo.MeayudabaabuscaraAnn.Suúnicamotivacióneraelamor.—Mejor.—Albertmeapretóelbrazo—.Aferrateaeso,sealoquesea.—Loprocuraré.Sientocedertanpronto.—Noesfácilrecordaraquí.Ymuysencilloolvidar.Inclusoaquellaspalabras,unameraexplicación,tirabandemíhaciaabajo,comosi

existieraunmagnetismosiniestroenelambiente.PenséenSummerland,enAnn,ymiamorporella.Funcionó.

MeconcentraríaenAnn.La luzseatenuabaa laparqueandábamos.Aunquemiconcentracióncreabauna

zonailuminadaamialrededor,estazonaparecíaencogerseantelapresiónexterna.LaluzdeAlberteramásfuerte,perosuintensidaddisminuyóhastatenerlamismaqueunavela.Mediolaimpresióndequeelaireeramuchomásdenso,comosiestuviéramoscaminandoporelfondodeunmarturbioyprofundo.Nohabíagenteniedificiosalavista.Loúnicoqueveíaeranrocas,unafiladepiedrasescarpadas.

Momentosdespués,llegamosalbordedelcráter.Meinclinéymiréalanegruradelagujero…peromeechéatráscuandounaoleada

dealgoquesurgíadeallí,algotóxicoymaligno,mealcanzódelleno.—¿Quéeseso?—musité.—Sihayalgúnlugarenelquehemosestadoquesemereceelnombredeinfierno,

estees.—Eralaprimeravezqueescuchabauntoquedeaprensiónensuvoz,yesomehizo tenermásmiedo.Hasta ahorame había apoyado en su fuerza. Si este lugar lo

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asustaba…»Debemosdescenderporaquí.—Noestabasegurosimelodecíaamíosisolo

queríareforzarsudeterminación.Traguéairecondificultad.—Albert,noestáahíabajo—rogué,másquedije.—Nolosé—respondió.Suexpresióneramuygrave—.Solamenteséquetenemos

quebajarahísiqueremosencontrarla.Merecorrieronlostemblores.CerrélosojosytratéderecordarSummerland.Para

misorpresa,fuiincapazdeconseguirlo.Luchéparavisualizarlaorilladellagoenelquehabíaestado,elpreciosopaisajeque…

Sehabíaido.Abrílosojosyobservéelcráter,vastoyoscuro.Teníaundiámetrodevarioskilómetrosysusbordessecortabandeformaseca.Lo

únicoqueseveíaal fondo(eracomoapreciar losdetallesdeunvallepor lanoche)eran grupos ciclópeos de rocas, como si algún cataclismohubiera sacudido el lugareonesantes.Creíveraberturasenellos,peronoestabaseguro.¿Había túnelesen laroca?Meencogíalpensarenlascriaturasqueviviríanenaquellostúneles.

—¿Tenemos que ir por aquí?—pregunté. Sabía la respuesta de antemano, peroquiseescucharmivoz,unavozquetemblabademiedo.

—Chris,volvamos.Dejaquemeocupeyodeesto.—No.—Estabadispuestoahacerlo.QueríaaAnnypensabaayudarla.Nisiquiera

lasprofundidadesdelAvernomeapartaríandeella.Albertmemiróyluegofijólavistaenelcráter.Habíacambiadodeapariencia.Me

recordabamás al aspecto que tuvo en vida. La perfección no tenía lugar allí, y susrasgos se asemejaban a los recuerdos que tenía de él cuandoyo era joven.Siempreaparentaba estar demasiado pálido, enfermo. Volvía a tener el mismo aspecto… yestuveconvencidodequeyomismomostrabatalaspecto.

Solomequedórezarparaque,bajosupalidez,laresolucióndeaquelhombrequehabíaconocidoenSummerlandsemantuvieraintacta.

***

Descendíamosporunafisurarocosa.Noseveíaconclaridad,perolasuperficiedela roca se me antojaba resbaladiza. Había una cosa gelatinosa que la cubría y queexudabaunoloradescomposición.Devezencuando,algopequeñoreptabaporentremisdedosymesobresaltaba.Cuandoloscrispaba,sealoquefueraaquelloseescurríacon rapidez entre las grietas. Con los dientes apretados, me concentré en Ann. Laamabayestabaallíparaayudarla.Nadaeramásfuertequeaquello.Nada.

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A medida que bajábamos, la sensación de (¿cómo describirlo?) «materialidad»empezó a llenar el aire. Me daba la sensación de movernos a través de un fluidoinvisibleydenso.Notardamosenajustarnosalambiente.Nosconvertimosenpartedeélynuestrosistemaseadaptóenseguida.

El aire, si se podía llamar así,me resultaba repulsivo, denso, pegajoso y de unhedornauseabundo.Losentíenvolvermicuerpoyreptarhastamispulmonesmientrasseguíamosnuestroperiplohacialasprofundidades.

—¿Yahasestadoaquí?—pregunté.Mecostabarespirar.Eratanconscientedemisfuncionescorporalesqueporunmomentopenséqueestabavivo.

—Variasveces.—Yonopodría.—Alguienlostienequeayudar.Ellosnosepuedenayudarasímismos.«Ellos»,pensé.Unescalofríome recorrióde lospies a la cabeza. ¿Quéaspecto

tendrían los habitantes de aquella fosa hedionda? Confié en que no tuviera queaveriguarlo.RecéparaqueaAlbertseleocurrieraunaideagenialysupieradóndeseencontrabaAnn,parallevarmeallídeinmediatoyasísalirdeestelugarinfernal.Noaguantaríamucho…

No.Nodebíapensareneso.AguantaríacualquiercosacontaldellegarhastaAnn.Elreinoinferior.Noeraunadescripciónadecuada.Noevocabanilamitaddelo

repugnantedelsitio.Nohabíaluz,sololaoscuridaddeunanocheperpetua.Nohabíavegetación.Solohabíapiedrafríaportodaspartes.Yunolorrepulsivo,malsano,quenuncaremitía.Unaatmósferaqueharíasentirseenfermoeinermealhombremásfuerte.

Laoscuridadme rodeaba.Conseguir elmás tenue fulgorde luz requería todamiconcentración.Nomeveía lasmanos.La espeleologíadebíade ser algoparecido aesto.Laoscuridadmeoprimíaacadapasoquedaba.¿Noseríamejorcarecerdetodaluz?Asíalmenosnotendríaquever…

Boqueécuandounaoscuridadabismalmetragó.—¡Albert!—susurré.—Piensaenluz—merespondió.Me sujeté a la fría pared de roca y me tensé. Hice lo queme había dicho.Mi

cerebropugnabaparacrearunaimagendeiluminación.Visualicéunacerilla,peronoseencendía.Unayotravezarrastrabael fósforocontra lasuperficierocosa,pero loúnicoqueconseguífuelavisióndeunachispafurtivaenladistancia.

Probéaimaginarunaantorchaenlamano,unalinterna,uncandil,unavela.Nadafuncionó.Laoscuridadmeasfixiabayempecéatenermiedo.

Derepente,lamanodeAlbertmetocóelhombro.—Luz—dijo.

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Mesentíaliviadoencuantolaluzvolvióaaparecerentornoamicabeza,comosifueraunaaureola.Nosoloeso,sinoquerecuperétambiénlaconfianzaalcomprobarque la habilidad de Albert para restaurar enmí la fuerza necesaria para traerla devueltaseguíaintacta.

—Tenlo muy claro: no hay tinieblas en el mundo equiparables a las del reinoinferior.Nopuedesprescindirdeluzaquí.

Leapreté lamanoderechaensímbolodeagradecimiento.Enelmismomomento,algofríoyconmuchaspatasseescurrióporentremimanoizquierda.Estuveapuntodesoltarmede lapared,peroenelúltimomomentoconseguícontrolarme.Mepeguéalmuroconlamanoderechaycerrélosojos.

—Gracias—murmurétrasunmomento.Pocodespuésmepreguntéquéhabríapasadodehabercaído.Nopodíamorir.Aun

así,erapococonsuelo.Enelinfierno,lamuerteesloquemenosdebepreocuparte.Elaireviciadoseibaenfriando,yahoraseaferrabaamipieldeformaqueparecía

vivo.«Piensa en calor»,medije.Luchépara recordar el aire deSummerland, parasentirsucalidez.

Ayudóunpoco.Peroelolorempeorabapormomentos.Yseguíamosdescendiendo.¿Nuncallegaríamosalfinal?

Entoncesme sobrevino.Una tarde de verano.Marie volvía de cabalgar conKit.Justo antes de que enjugara la piel deKit, la olí. Apreté los dientes hasta que medolieron.Elolordelinfiernoeseloloracaballosudado.¿EsteseríaellugaralquesehabíaenfrentadoDanteensushorriblesvisiones?

Semeocurrióenaquelmomento(aunquemuy,muydespacio;cadapensamientomecostaba un esfuerzo sobrehumano) que, dado que era capaz de reprimir el frío y laoscuridad,podríahacerlomismoconelolor.¿Cómo?Micerebrozozobrabacomounbarcoquesehundía.«Piensa»,meordené.Al final conseguí evocar el recuerdodelaromaagradabledeSummerland.Nosetratabadeunrecuerdoperfecto,perobastabaparaacabarconeloloryasíhacermiviajemássoportable.

QuisecontarlemilogroaAlbert,peronoloveíaporningunaparte.Fuipresadelterror.

Gritésunombre.Sinrespuesta.—¿Albert?Silencio.—¿Albert?—Estoyaquí.—Mellegósuvozytrasesforzarlavista,conseguídiscernireldébil

halodesufigura,quesemovíaenmidirección.

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—¿Quéhaocurrido?—Tedespistaste.Yyoestabamirandoabajoymehapasadolomismo.Me quedé sin aliento al mirar hacia abajo. Lo único que veía era una negrura

insondable.¿Cómopodíaveralgoallí?Recuperéelalientoyescuché.Desdeaquella fosaoscurasurgíanunos ruidos indistinguibles:gritosy llantosde

agonía,risasenfebrecidasyenfermas,aullidosdelocura.Tratédenotemblar,peronotenía la fuerza necesaria. ¿Sería capaz de llegar hasta abajo?Cerré los ojos y recé:«Dios,ayúdameasobrevivir».

AquellomeesperabaenlasprofundidadesdelInfierno.

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27Infiernosdentrodeinfiernos

Mepregunto ahora si fue alguien con una herencia psíquica, alguien que viajó aestelugar,quienllamó«Bedlam»[1]alprimermanicomioinglés.

«Una cacofonía repugnante», fue la frase que me vino a la cabeza en cuantollegamosalfondodelcráter.

Elaireestabaahítodecadaunodeloshorriblessonidosqueelhombreescapazdeemitir.

Gritosyaullidos.Maldiciones.Risasdementesdetodotipoyvariedad.Refunfuñosy siseos. Gruñidos bestiales. Inimaginables gruñidos de agonía. Escalofriantesexpresionesdedolor.Rugidossalvajesylamentaciones.Chillidos,bramidos,sollozos,gañidosyprotestas.Eltumultoconfusodeincontablesalmastrastornadas.

Albertsemeacercóaloídoymegritó.—¡Noteseparesdemí!No necesitaba repetírmelo. Como un niño aterrorizado por todos los miedos

imaginableseinimaginables,meagarréasubrazoencuantocomenzamosarecorrerlabasedelcráter.Avanzamosentreformasqueyacíantiradasportodaspartes.Algunassemovíandemaneracaprichosa,otraslohacíanconestremecimientosespasmódicos,otrosreptabancomoserpientes,yotrostantospermanecíanquietoscomocadáveres.

Todosellosparecíanmuertos.Loquedistinguíatravésdelaexigualuzqueemitíamosacobardómialma.Una nube de vapor colgaba por encima del suelo de roca, amenazando con

ahogarnos,hastaque(porenésimavez)ajustamosnuestrossistemasparasobrevivir.Bajoelvaporsehallabanaquellosseres.Ropasandrajosasyrotasquedejabanal

descubiertounapielpúrpuraygrisácea.Ojosbrillantesencajadosenrostrossinvidanosmiraban.

Ydefondohabíaunzumbido.Habíagentesentadaenlasrocas,lascabezaspegadaslasunasalasotrascomosi

estuvieranconspirandoentreellos.Habíagentequecopulabasobreelsueloysobrelasrocas,sindejardegritaryreír.Habíagentequegolpeabaaotros,queahogabaaotros,

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queatizabaaotrosconpiedras,quetorturabaaotros.Todoelloaderezadocongritos,maldiciones y gruñidos. Una masa de criaturas reptantes, retorcidas, perversas,espasmódicas,bamboleantes,ruidosasyconvulsasllenabaelcráter.

Yelzumbidonocesabanunca.Cuandolavistaseadaptóalanieblaespesa,observégruposdefigurassemejantes

a simios que iban de un lado a otro y hablaban entre ellos con voces guturales.Nodejabandemoverse(oalgoparecido)enbuscadealgomalvadooviolentoquehacer.

Yelzumbidocontinuaba,uncanturreointerminablecuyafuentenodivisabaaún.Loquesívientonces,diseminadosporlazonaquecruzábamos,fueronunospozos

de un líquido negro y asqueroso.No estaba seguro de si aquello era agua.Un oloraborrecible,muchopeorquecualquierotracosaquehubieraolidoantes,seelevabadeestos pozos. Quedé horrorizado al apreciar movimiento dentro de ellos, como sihubieragenteatrapadaallíeincapazdesalir.

Yelzumbidoproseguía,ysehacíamásymásintenso,unsonidoconstantequesealzabaporencimadelacacofoníaderuidoshumanoseinhumanos.

¡Unsúbitoestallidodepensamientosdepravadosmeasaltó!«Perosisesuponíaquenopodíamospercibirpensamientos»,medije.Lapresión

deunaoleadadevisionesmegolpeódelleno.Supusequetalespensamientoserantanextremosquenoserequeríalatelepatíaparaabsorbersusvibraciones.Setratabadepensamientos tangiblespara los sentidos,más similaresaunaolade fuerzapsíquicaqueaunconjuntodeideasinmateriales.

Aquelbatiburrillodeideasmeprodujonáuseas.Miréalrededoryviunmontóndepersonas, de pie, a unos diez metros de nosotros, iluminados por un resplandor decolornaranjasucio.Algunosesbozabanunarisapervertidaenlacara;laexpresióndeotroseramásbiendeodiosalvaje.Laoladepensamientosproveníadeellos…

Derepentegrité,aturdido,yelchillidopasóinadvertidoentrelaalgarabíadeloslunáticos.

Elzumbidoquehabíaestadoescuchadoteníasuorigenenelaleteodemoscas.Millonesdeellas.Todo el mundo estaba cubierto por aglomeraciones de insectos. Se movían con

ellos.Seacomodabanenlosojosyreptabanentrelasbocas.De repente me vino a la mente.Kit tenía un corte que se había hecho con una

alambradayquelecruzabaelrostro.Unenjambredemoscassehabíareunidosobreella,comosifueraunmontóndecarbónviviente.Lasqueestabanenelfondoengullíansusangre,yteníanelvientrerojoyrepleto.Inclusocuandosoltéungrito,asqueado,ylastratédeapartarconlamano,siguieronallí.

Elhorrorquehabíasentidoentoncesnoeranadacomparadoconesto.Misdedos

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seclavaronenelbrazodeAlbertycerrélosojos,paraalejarlavisióndemí.Esofuepeor.Encuantocerrélosojos,unaavalanchadevisionesmeasaltó.Necrófagosdecara

blancaquedevorabancarnepodrida.Vampirossonrientesquesorbíansangrenegradela garganta de niños que gritaban. Figuras de basura y excrementos entremezclados.Hombresymujeres…

Abrílosojos.Poraterrorizadorasquefueranlasimágenesdelasqueeratestigoenelcráter,laspreferíaalasqueveíacuandocerrabalosojos.

—¡Resístete a sus pensamientos! —me gritó Albert—. ¡No permitas que tedebiliten!

Lomiré,asustado.¿Losabía?Tratéderesistirme.Robert,lointentécontodasmisfuerzas.Meesforcéenevitar

las visiones y los sonidos que aquella gente me lanzaba. Los olores y sabores ysentimientosdeaquellugar.Annnopodíaestarallí.

Meobliguéanocreerlo.Derepente,comosiestuvieraconectadoconmirecuerdodeAnn,lamásintensade

lasdesesperacionesyangustiasseintrodujoenmiconsciencia.Nada que haya experimentado en mi vida se parecía a esto. Debido a que el

cerebro físico es incapaz de trabajar con varios pensamientos a la vez, la menteespiritualnotienetaleslimitaciones.

Estas impresiones eran como rociadas de ácido queme salpicaban lamente. Ladesesperanzayeldolormásbrutalespugnabanporapropiarsedemipropiaexistencia.Unamelancolíatanvastacomounafosasinfondomereclamaba.«Annnoestáaquí».Estepensamientofuemiúnicadefensa.

Noestabaconestosseres.Mesobresaltéygrité,aturdido,cuandounhombretrastabillóhastanosotros.Vestía

loqueparecíaserlosrestosdeunatoga,queahorasehabíaconvertidoenunastirasnegrasquecolgabandelcuerpo.Teníatanpocacarneenlosmiembrosquemerecordóaunesqueleto.Lasmanosqueestirabahacianosotrosseasemejabanalasgarrasdeunave de presa, y las uñas, zarpas negras. Costaba apreciar los rasgos de su cara,malformadosydistorsionados.Losojospequeñosyrojosbrillaban,ysubocaabierta,repulsiva,rebosabadientesmássimilaresacolmillosamarillentos.

Granpartedesucarapodridadejabaaldescubiertoelhuesogrisdedebajo.Gritédenuevocuandomeagarróelbrazo,ysutoquehizoquelastripassemerevolvieran.

—¡Allí! —gritó el hombre mientras señalaba con uno de aquellos dedos comogarfios.

Deformainstintivamiréhaciadondeseñalabayviaunhombrequearrastrabaa

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unamujerhaciaunodelospozosviscosos.Seagitabaaterrorizada,ysuschillidosmecortabancomocuchillasafiladas.

Grité.Laconocía.—¡Ann!—¡Chris,no!—meadvirtióAlbert.Peroyaerademasiadotarde.Mehabíasoltadodesubrazoyeludidosuintentode

sujetarme.—¡Yavoy!—braméycorríhaciaella.Ysedesencadenóelinfierno.Nuncahabíaentendidobienelsignificadodelafrasehastaesemomento.EnelinstanteenquemesoltédeAlbert,suproteccióndesaparecióyuntumultode

figurasseabalanzóhaciamí,aullandoconalborozodepravado.En cuanto comenzaron a acercarseme di cuenta de que aquel hombreme había

engañado.¿Sabríaqueestababuscandoamimujer?¿Tanbienlefuncionabalamente?Seacomofuere, solomehizocreerqueaquellaeraAnn.Porsupuestoqueno lo

era.EncuantomealejédeAlbert,lacaradelamujervolvióasercomoladelosotrosseres.

Meparéytratéenvanodedarlavuelta,aterrorizado.Peronosirviódemucho.Nohabíallegadoamovermeniuncentímetrocuandolos

teníaportodaspartes.Unahordadefigurasquemeagarraban.Diuntraspié,perdíelequilibrioycaí.Aullidosdeunbrutalregocijomerodearon.

Grité, horrorizado, cuando al tocar el suelo se echaron encimademíy lanzaron susmanoscontramicuerpoymicara,desgarrandoropaypiel.

Multitudderostrospasabanantemivistacomounborrón,algunosquemados,otrosdecolorrojo,perotodosdesfiguradosporcicatrices,quemadurasotumores.Algunosno tenían rostro siquiera, solo algo hecho de pelo y cabello donde debieran haberestadosusrasgos.

Grité el nombre deAlbert y tuve la desagradable sensación que un enjambre demoscassecolabaporlabocaabierta,porlosoídosylosojos.Parecíaquesehabíanvistoatraídaspormiimpotencia.Tratédeescupirlas.Mesacudílasorejasylosojosconmovimientosenloquecidos.

DenuevoquisegritarelnombredeAlbert,peroelúnicosonidoquemesaliófueun gorgoteo apagado cuando las moscas se introdujeron por la garganta. Deseédoblarmesobremímismoparapodervomitar,perolagentevociferantemeloimpedía.Me tenían atrapado contra el suelo y no dejaban de tirarme de los brazos y de laspiernas,patearmeychillarmecongozoinsanoantemidesvalimiento.

Laluzquehabíaemitidohastaahoracasisehabíaesfumado.Loúnicoqueveíaera

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formasretorcidasysombrasquesearracimabanentornoamí.Loúnicoqueoíaerangritosdeplacerdementemientrasmearrastrabanporelsuelo,medestrozabanlaropaymearañabanlapielcontralasrocasafiladas.Esoyelzumbidodelasmoscas.

De repente me introdujeron en un líquido helado y me empujaron bajo susuperficie.

El líquido descendió por la garganta y me oprimió la cara. Fue una sensaciónindescriptible…comositodoolorysabordesagradablessecombinaranenuno.

Aquellasmanosparecidasagarrasmeempujabanmásymás,yelterrorquesentíase hizo aúnmás intenso (¿cómo era posible?) cuando otrasmanos por debajo de lasuperficietirarondemí.

Tratédegritar,perosolobarbotéunbalbuceo.Lasmanosseguíantirandodemíymearrastrabanmásymáshacialasponzoñosasprofundidades.

Loscuerposseapretabancontramí,cuerposesqueléticosrecubiertosportirasdepielpodrida.Habíacerradolosojos,peroaunasípodíaversusrostros.Lascarasdeaquellos muertos en vida me dedicaban miradas jubilosas con ojos enfebrecidosmientrasyoseguíadescendiendosinparar.

«¡Ann!»,pensé.Empecéaperderelconocimiento.«¡Tehefallado!».

***

Melevantégritando.Albertteníalamanosobremihombroymemiraba.Estábamos sentadosenunpáramogris cubiertodeuncielo sucio.Unviento frío

recorríaelvalleinfinito.Aunasí,encomparaciónconloquehabíavisto,aquelloeraelparaíso.—¿Cómodisteconmigo?—pregunté.Queestuvieraconélmeparecíaincreíble.—Soloestuvistebajosucontrolunosmomentos.—¿Unosmomentos?—boqueé—.Perosiconsiguieronderribarme,mearrastraron

aunpozoymetirarondentro…Negóconlacabezaalavezqueesbozabaunatétricasonrisa.—No te perdí de vista ni un segundo. Solo te alejaste unos pocos metros. Te

tocaronsoloconsusmentes.—Diosmío.—Estabatemblando—.Estotienequeserelinfierno.Tienequeserlo.—Unodeellos—respondió.—¡Uno!—Lomiréespantado.—Chris,hayinfiernosdentrodeinfiernosdentrodeinfiernos.

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28DondeAnnvivíaahora

Caminamosporelenormepáramogris.Lassandaliasarañabaneldurosuelo.—No hay ningún lugar llamado infierno —me explicaba Albert—. Lo que los

hombres llaman«infierno»esunvacíoenelquealmassubdesarrolladasvanaparartraslamuerte.Unniveldeexistenciadelquenopuedenescaparporquesonincapacesdepensardemaneraabstracta,aunquesípuedenhabitarmateriacontingente.

—¿Porquévanapararaesossitios?SeguroqueAnn…—Solotepuedodecirquelasseñalesnosguíanhaciaallí.YgraciasaDios,lejos

dedondehemosestado.—¿Seguimosenlapista?—preguntéconansiedad.—Creoquenosestamosacercando—asintió.Miréentodasdirecciones,peronohabíanadasalvoelpáramo.—¿Cuántofalta?—Sépaciente.Solounpocomás.Anduvimosensilenciounrato.Entonces,alrecordarlo,saquéeltema.—Aquelhombremeengañó.—Unahistoriatrágica.Sepasógranpartedesuvidatorturandodeformafísicay

psíquica a los demás. Sus crímenes se han vuelto contra él y lo han mantenidoprisioneroeneselugardurantesiglos.Lotristeesque,apesardequelosrecuerdosdecadaunodelosinenarrablesactosquecometióestángrabadosafuegoensumente,nosearrepienteenabsolutodesusacciones.

—¿Por qué dices que es una historia trágica? —quise saber al rememorar laexpresiónferalydepravadadelhombre.

—PorqueenlaantiguaRomanoeraconsideradouncriminal,sinounadministradordejusticia.

Neguéconlacabeza.—Claro,quela justiciaqueadministrabanoteníanadadejusta.Yahorasufreel

castigodelaauténticajusticia:ojoporojo.Sedetuvoymiróhacialaderecha.Hicelomismoyadvertí,paramisorpresa,una

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hileradecolinasenladistancia.—Estáallí—anuncióAlbert.Lomiré,alegre.Suexpresióneratodolocontrario.—Notealegrestodavía.Ahoracomienzalapartemásdifícil.

***

Resultaextrañoque,despuésde todoloquehabíapasadoenelcráter, tuvieraunmalpresentimientoantelavistaqueteníaantemí,apesardequedeberíahaberpasadotodolocontrario:aquellaeralacolinaqueconducíaanuestracasa.

MiréaAlbert,confundido.¿Porquéhabíamosidotanlejossinohabíallegadoasalirdecasa?

—¿Estáaquí?—pregunté.—¿Aquí?—replicó.—Encasa.—Peromientrashablabasupelarazóndesuextrañeza.Noeraelhogarconelquehabíamossoñado,aunquedesdedondeestabaparecía

casiidéntico.—¿Quéesesto?—Loverássisubesallí—respondió.—¿Sisuboallí?—lomiré,extrañado.—Preferiríaquetemarcharas.Sí,inclusoaquí,dondesoloteseparanunospocos

pasosdeella.Neguéconlacabeza.—Chris…—Mecogióelbrazoylosostuvoconfirmeza.Quédensay«terrestre»

(por definirlo de alguna forma) me pareció mi carne en aquel momento—. Lo queocurrióenelcrátersolosucedióentumente…ysolosufriótumente.Loqueocurraaquíafectaráatualma.

Sabíaquedecíalaverdad.Aunasí,neguéotravez.—Tengoqueverla,Albert.Mesonrió,peroeraunasonrisatriste,resignada.—Recuerdaquehasderesistirtea ladesesperanzaquetevaarodear.Tucuerpo

astraldebecubrirtedeltodoparaqueAnnpuedaverteyoírte.Alhacerlo,tevolverásvulnerableatodoaquelloaloqueellaloes.¿Locomprendes?

—Sí—asentí.—Si te sientes, ¿cómo explicarlo?, arrastrado, resístete con todas tus fuerzas.

Tratarédeayudarte,pero…

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—¿Ayudarme?—leinterrumpí.—Haréloquepuedaparaecharteunamanomientras…Miexpresiónlohizocallar.Memiróalarmado.—No,Chris.Nodebes.—Sí.—Miréeltejadodelacasaqueseadivinabaenlacimadelacolina—.Nosé

quépasaoquévaapasar.Pero tengoqueayudarlayo solo.Lo siento—ledije sindejarquecontinuara.

Memiró,algoalterado.—Losiento—repetí—.Notelopuedoexplicar,peroséqueasíes.Mecontemplóensilencioduranteunlargorato,enelquesupongoquepensabasi

valíalapenadiscutirconmigoono.Alfin,sinunapalabramás,seadelantóymeabrazódespacio.Sedemoróunratoy

luegoretrocedió,sindespegarlasmanosdemishombros.Esbozóunasonrisa.—Recuerdaquenoestássolo.Quehayunhogarparatiygentequesepreocupapor

ti.—Retirólasmanos—.Nopermitasqueteperdamos.Nodijenada.Nohabíaformadesaberconquémeenfrentaríaenlacolina.Solo

mequedabaasentirytratardedevolverlelasonrisaantesdequesedieralavueltaysemarchara.

Loobservéhastaquedesapareció,yluegomedirigíhacialacasaporlacarretera.Unpensamiento semepasópor la cabeza: ¿unacarretera?¿Teníauncoche?Ysi lotenía,¿lopodríaconducir?

Me detuve e inspeccioné los alrededores. La respuesta se hizo obvia. No habíavecindario,nicasasenlascercanías,niHiddenHills,ninadadenada.Lacasaestabaaislada.

Lo único que escuchaba era el sonido de mis pisadas contra la calzada. Elpavimentoestabasucioyagrietado,ymatasdehierbajosamarillosbrotabanentrelasgrietas.

PensédenuevoenloqueAlbertmehabíadichoantesdedejarme.—No creerá nada de lo que le digas, recuérdalo. No tiene sentido tratar de

convencerla de que no está viva. Cree que sí lo está. Piensa que tú eres el únicomuerto. Por esa razón, lo mejor será que no te identifiques de inmediato, sino queprocuresconvencerladequiéneresdealgunaforma,aunquenosédequéformapodríaser.Esotelodejoati:túlaconocesmejorqueyo.Recuerdaquenotereconoceráyquenotecreerásiledicessinmásquiéneres.

Habíarecorridoyamediocamino.Todomedabamiedo.Yahedescritolacalzada.Losárboles,alineadosaambos lados,estabanmuertosycarentesdehojas.Alpasarcercadeunodobléuna ramaquese rompióde inmediatoconunchasquidoseco.El

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suelo tenía calvas y mostraba hendeduras irregulares. Recuerdo lo mucho que mequejabaacercadelaspectodenuestracolinaafinalesdeverano.

Pero,aunasí,erafabulosoencomparaciónconesto.Medetuveymeapartésúbitamentedelacalzada.Unaserpientesedeslizabaentre

los pequeños matojos de hierba para cruzarla. Contemplé cómo reptaba por elpavimentoagrietado.Tratédediscernirsi tenía lacabeza triangularono.Perono lodistinguía, así que estudié su cola para comprobar si era una serpiente de cascabel.Hubo unas pocas veces en que nos encontramos con algunas. En una ocasión, unaserpientedecasiunmetroestuvoviviendoenunacajadecartónenelgaraje.

Nomemovíhastaquelaserpientedesaparecióentrelahierbamarrónsituadaaladerechade lacalzada.Luegoseguímicaminomientrasmepreguntabaquées loquehabríapasadodealargarlamanoytocarla.Nopodíamorir,pero,¿sentiríaelvenenorecorrermisvenasenestenivel?

Miréhaciaarribayestudiéeltejadodelacasaconmásdetalle.Seguíateniendounaspectoborroso,cubiertodesombras.Teníaquedescendermivibraciónparaalcanzarelniveladecuado.

Sucedió de inmediato. Me recorrió una sensación como nunca antes habíaexperimentado,comosimeestuvieracongelando.Mispasossehicieronmáslentosypesados.Unapelícula transparentemecubrió losojosy la luzseatenuóaúnmás.Elpococolordelpaisajesetornómásapagadotodavía.Atravésdeunacapadesombras,la casa parecía ya totalmente sólida. Sin embargo, su aspecto se me antojaba muydeprimente.

Caí enseguida en la cuenta. Ya había empezado. Justo lo que Albert me habíaadvertido: ese sentimiento desesperado. Bien sabe Dios que no era tan difícilsucumbir:lacargazóndemicuerpo,laaridezdeaquellaladeramarrón,elfríogrisdelcielo…Muchopeorqueeldíamásfeoquealgunavezvieraenvida.

No dejaría que pudiera conmigo. Me reencontraría con ella en un rato y, sinimportarlomuchoquemecostaraotardara,haríaalgoparaayudarla.

Algo.Lleguéalacimadelacolinaygiréaladerecha,endirecciónalacasadondeAnn

vivíaahora.

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29Llegarhastasualma

Lacasaparecíamáspequeña,mássucia,desvencijada.Recuerdoqueenvidamequejabadeltejado.Siempremehabíaestadorondandola

cabeza la ideadecambiar las tejas.Annopinabaque teníamosquepintar lacasadenuevo.Losarbustosquerodeabanlacasarequeríanserpodadosyelgarajeordenado.

Aunasí,comparadoconloqueveía,aquellacasaestabaaañosluzdeesta.Las tejas estaban rotas y sucias, y muchas faltaban. La pintura de las paredes

exteriores,delaspuertas,ventanasypersianassehabíadescascarillado,yunascuantasrajas recorrían la superficiede losmuros.Losarbustos, al igualquepasabacon losquehabíavistodurantemiascenso,sehabíansecado.Elgarajedabapena:elsuelo,manchado de aceite, estaba cubierto de polvo y hojas. Los contenedores de basurarebosaban.Dosde ellos yacían en el suelo, y ungato flacucho comía algo entre losdesperdicios.

Encuandomevio,pegóunrespingoycorrióhacialapuertatraseradelgaraje,queahorasehabíavistoreducidoaundintelsinhoja.Elolmodelaentradahabíamuerto,ylacerca,apuntodederrumbarse,cimbreabaalolargodelacolina.

ElHondadeAnnestabaaparcadoenfrentedelacasa.Alprincipiomesorprendióversolosucoche,ybusquéelresto,sobretodoeltodoterreno.

Entonces reparéenquese tratabadesu limboprivado,yquesoloposeía loqueesperabaverallí.

Caminéhacia el cochey lo examiné.Loquevimeprodujonáuseas.Siempre sehabíaenorgullecidodeélylohabíamantenidoimpoluto.Ahoraparecíamuyantiguo,elcromo estaba salpicado de roña, la pintura había saltado en unas cuantas zonas, lasventanas estaban cubiertas de polvo, tenía un abollón en un lado y una ruedadesinflada.¿Asíeratodoaquí?

Intenténopensarenelloycaminéhacialapuertaprincipal.Parecían igualdeviejasque el restode las cosas.Tambiénestabancubiertasde

manchas, y los pomos se habían corroído por completo. La cubierta de cristal delporche se había roto, y había trocitos de vidrio esparcidos por todo el suelo. Una

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sección de tejas había desaparecido por completo, y el resto mostraba los mismossignosdedecadencia.

De nuevo me sentí deprimido. Luché contra ello. Y eso que ni siquiera habíaentrado.Laideameasustó.

Hicedetripascorazónyllaméalapuertaizquierda.Meparecíagrotescoeltenerquellamaralapuertademipropiacasa(aunqueen

realidad aquello fuera más bien una forma distorsionada de ella), pero sabía queaparecer de repente alarmaría a Ann. No habían sido pocas las veces en que, trasvolver a casa de manera inesperada, caminaba hasta nuestro dormitorio paraencontrármelasaliendodelvestidor.Dabaunsaltohaciaatrás,asustada,ydecía:«¡Oh!¡Noteheoídoentrar!».

Asíquellamé.Mejoresoqueasustarla.Nadierespondió.Mequedéenelporcheduranteloquemepareciómuchotiempo.

Después,desalentado,giréelpomoyabrílapuerta.Lahojaarañóelsueloamedidaquelaempujaba.Lasbisagrasdebíandeestaralgosueltas.Entré.Elenlosadoteníalamismamalapintaqueenelporche.

Meestremecíalcerrar lapuerta.La temperaturaeramásdesapacibledentroquefuera;elfríopendíadelaatmósfera.Apreté losdientesyfuihaciaelsalón.Mejuréque,noimportabaloqueviera,nopermitiríaquemedisuadieraparamarcharme.

Desdesiempremehabíaencantadonuestrosalón,Robert:elpaneladoderoble,lasestanterías empotradas, los enormes muebles de color terracota, la gran puertacorrederaylaventanaquedabaalapartetraserayalestanque.

Estesalónnoseleparecíaniremotamente.Elpaneladoylasestanteríasestabanrotasycarecíandelbrilloquerecordaba;el

mobiliario, raídoydescolorido.La alfombra, quehabía sidode color verdehierba,ahora había adquirido una tonalidad verde negruzco. Una enorme mancha ocredecorabaeltejidopardo,cercadelamesitadecafé.Lapropiamesaestabaastilladayllenadearañazos.Habíaperdidolatonalidadroblequeantesluciera.

Esamesalahabíafabricadoyomismo,ysiempremehabíaenorgullecidodeella.MeacerquéyobservéeltableroylaspiezasdeajedrezqueAnnmehabíaregaladoenNavidad.Eranunprodigiode artesanía: el tablerohabía sido fabricado con robleydecoradoconfiligranaplateadagrabada; laspiezaslashabíanhechoconpeltreylasbaseseranderoblepulido.Ensuma,algoúnico.

Ahoraeltableroestabarecubiertodepolvoyarañazos,cincodelaspiezashabíandesaparecidoydosestabanmediorotas.Meapartédelamesaymedijequeaquelnoeraeljuegodeajedrezalquehabíajugadoenvida.Eradifícilaceptarlo,porquetodome parecía muy familiar. Las estanterías eran justo como las recordaba… excepto

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porqueestasconteníanlibrosantiguosquecasisecaíanapedazos.Laspersianaseranjustocomo las recordaba…exceptoporqueunadeellassehabía rotoyyacía tiradasobreelcojín,sucioydescoloridoporelsol,delsillón,alladodelaventana.

Echéunvistazoalembarcaderoyviquelamoreranohabíadadofrutas.Aunquenoera el mismo árbol: este se estaba muriendo. La cubierta del embarcadero estabarepletadehojassecasyelaguasehabíaestancado.Habíaunasustanciasimilarallimoquesalpicabalasuperficiedelaguainmóvil.

Medilavuelta(ymepercatédeunarajaenlapuertacorredera)paradirigirmealpiano.A diferencia del que recordaba, este no tenía lustre alguno.Toqué las teclas.Sonómetálico.Noestabaafinadoenabsoluto.

ApartélosojosdeaquellalúgubrehabitaciónygritéelnombredeAnn.Nohuborespuesta.Probédenuevo,ycuando laúnica respuestaqueobtuve fueel silencio, crucéel

salónendirecciónalasalita.Mevinoalacabezaeldía(ahorameparecíaquehabíatranscurridounsiglo)enelquehabíahechoelmismorecorridoennuestracasadelaTierra,eldíademifuneral,antesdedarmecuentadeloquehabíaocurrido.

Lasalitateníaelmismomalaspectoquelasdemás:mobiliariohechounguiñapoyllenodepolvo,paneladoycortinasraídos,enlosadocubiertodesuciedad.Enelhogarardíaunfuegoexiguo.Nuncahabíaimaginadohastaentoncesqueunahoguerapudierasertanagradecida.Estaeratanpequeñaeinsignificante(unaspocaslenguasdefuegodemacradoquelamíanretazosdemadera)queparecíaquenoproporcionabanicalorniconsueloalguno.

Tampocoseoíamúsica.Ennuestracasasiempresonabamúsica,amenudohastaunamezclaentredosotres

tipos a la vez. En esta casa (esta versión triste y deprimente de nuestra casa) soloreinabaelsilencio,elfríoyelsilencio.

Nomirélasfotografíasdelasparedes.Sabíaquenosoportaríaverlascarasdelosniños.Fuialacocina.

Platossucios,elfregaderoarebosardecubiertosyollas,lasventanascubiertasdemugre,baldosasquefaltabanenelsuelo…Lapuertadelhornoestabaabierta,ydentroviunpanmediollenodegrasablancaresecayunasbriznasdecarneigualdeseca.

Abríelfrigoríficoymiréensuinterior.El contenido me repugnó. Lechuga pasada, queso seco, pan rancio, mayonesa

amarillenta,unabotellamediovacíadevinotintodeaspectoturbio.Dedentrosurgíaun intensoolor fétido,asíquecerré lapuerta.Meapartéymeconcentréennodejarque la decadencia de la casame afectara. Crucé la salita, atravesé el pasillo ymeencaminéalapartetraseradelacasa.

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Lashabitacionesdelosniñosestabanvacías.Entréencadauna.Nohacíatantofríoy teníanmejoraspectoqueel restode lacasa,peroseguíanemanandoesasensacióninquietante.SololahabitacióndeIanparecíahabersidousada:lacamacontinuabasinhaceryhabíapapelessobrelamesa,comosihubieraestadohaciendolosdeberes.

Mepreguntéelporqué.

***

Annsesentabaenelcésped,justoalasalidadenuestrodormitorio.Mequedédelantedelapuertadecristal,mirándolaconlágrimasenlosojos.Vestíaun jerseygruesodecolorazulsobre lablusa,unpantalónsueltoyzapatos

raídos. Su piel, o almenos la parte que veía desde allí, daba la impresión de estarpálidayreseca.Elpelo, lacio,dabala impresióndenohabersidolavadoenmuchotiempo.

Paramisorpresa,Ginger la acompañaba.Entoncesno lo sabía,perodespuésdequeAnnmuriera,Ginger habíadejadode comer casipor completo,ymurióunmesdespués.Ahora estaba allí, llenade tanto amorquehabía elegidoviajar hasta aquellugarhorrorosoantesquedejaraAnnsola.

Ann no semovía y sostenía algo entre lasmanos, que había unido en forma decuenco.Nunca lahabíavistoadoptarunapostura tanpatética.Medesplacéparaverquéeraloqueaferrabayviquesetratabadeundiminutopájarogris,muerto.

Derepenterecordéqueestoyahabíaocurridoantes.Ella había encontrado un pájaro en la calle, atropellado por algún motorista

despistado.Selollevóacasaysesentóenelcéspedtraseroconél.Sostuvoentrelasmanoselcuerpecitopalpitante.Nosemeolvidaránuncaloquedijo.Quesabíaqueelpájaroestabamuriéndoseyqueríaqueoyeraensusúltimosmomentoslossonidosquelehabían rodeadoenvida:elvientosilbandoentre losárbolesyelcanturreode losdemáspájaros.

Un súbito estallidode furia surgiódentrodemí. ¿Unapersonaasímerecía esto?¿Quéclasedejusticiaeraesta?

Pugnécontraelsentimiento.Sentíaquelaira,comosifueraunimán,mearrastrabahaciadondenoqueríallegar.SinomehubieradadocuentadequetambiénmealejabadeAnn,habríasucumbido.

RecordélaadvertenciadeAlbertyreprimílaira.Nosetratabadeunjuicio.O,silo era, provenía de la propia Ann. Solo estaba aquí porque sus acciones la habíanllevado hasta este sitio. No constituía un castigo, era la ley.Mi resentimiento soloservía paramalgastar mi energía. Lo único que podía hacer era intentar ayudarla a

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comprender.Poresoestabayoallí.Yahorahabíallegadoelmomentodeempezar.Yahabíallegadohastasucuerpo.

Ahorateníaquellegarhastasualma.

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30Unmalcomienzo

Deslicélapuertadecristalhastamitaddecaminoymeasoméalotrolado.Luegolallaméporsunombre.

NiellaniGingerreaccionaron.Talvezellanomehabíaoído,peroestabasegurodequeGingersídeberíahaberlohecho.

Estabaclaroqueaúnnohabía«descendido»losuficiente.Dudéporuninstante.Eldescendermivibraciónyhacermemáspesadoydensome

provocabaunasensaciónsucia(eslaúnicamaneradedescribirloquesemeocurre).Pero sabía que no había otro remedio, así que lo hice.Me encogí ante aquella

desagradablesensación.Cogílaagarraderadelapuertacorrederaylaabrídeltodo.Deinmediato,Gingerpegóunbrincoylevantólasorejas.Annsegiró.Alverme,

laperrasepusoenpieconungruñidoysegiróparaencararme.—Ginger,no…—empecé.—Ginger.ElsonidodelavozdeAnncasimehizollorar.LamirémientrasGingerretrocedía

mirandoasualrededor.Annselevantóyporuninstantecreíquemeibaareconocer.Proferíunruiditodealegríayfuihaciaella.

—¿Quiénerestú?—exigiósaber.Mequedépetrificadoamitaddecamino.Sutonohabíasidotanfríoquefuecomo

siunaagujadehielometraspasaraelcorazón.Lacontemplé,desalentadoanteelmatizsecoydesconfiadodesuvoz.

Gingerseguíagruñendoyelpelodelaespaldaselehabíaerizado.Tampocomeconocía.

—Teatacarási teacercasmás—meadvirtióAnn.Supequesuamenazaeramásbienhuecayqueenrealidadestabaasustada,perosutono,tanbrusco,medeprimió.

No tenía ni idea de qué hacer.Yo sí la reconocía a ella. Pero ellame creía unextraño.¿Seríaposiblequeaúnnohubierareducidomivibraciónlosuficiente?

Tenía miedo de comprobarlo. ¿Me estaría viendo con claridad? ¿O tendría unaspectotanborrosocomolohabíatenidoAlbertlaprimeravezquelovidespuésde

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morir?Noestoysegurodesabercuántotiemponoshabríamostiradoallí,callados,sino

hubierahablado.Nosparecíamosaestatuas:ellayGingermemiraban;Gingerhabíadejadodegruñir, pero aún semantenía cauta, lista para defender aAnn si tenía quehacerlo.Quéanimaltanmagnífico.AmabatantoaAnnquehabíaaceptadoestoenlugardeSummerland.¿Quémáspodíahacerparamostrarsulealtad?

Mimentetrabajabacomolosengranajesencontinuomovimientodeunviejoreloj.Tendríaquehaberalgoquepudieradecir.Algoamododepresentación.¿Peroelqué?

Notesédecircuántotiempotardóelconceptoenformarseenmicabeza.Comoyate hedicho,Robert, el tiempo en elmás allá no funciona igual.Y aunque este lugarestuvieramáscercadelaTierraquedeSummerland,laescaladetiemponoseparecíaennadaalaqueAnnhabíaconocidoenvida.Loquequierodeciresqueeltiempoquepasamos mirándonos el uno al otro pudo ser un segundo, o dos, o varios minutos.Aunquemiimpresiónesquemásbienfueestoúltimo.

—Meacabodemudaraquí—dije.Las palabras salieron solas. No sabía hacia dónde ir. O si lo sabía, el fin de

aquelloestabamuybienenterradoenmisubconsciente.Detodasformas,soltéaquello:uncomienzopocoprometedor.

No soy capaz de describirte el dolor que me provocó aquella mirada dedesconfianzaquemededicóalresponderme.

—¿Aquécasa?—AladeGorman.—Nohanvendidosucasa.Mearriesgué.—Síquelahanvendido.Nohacemucho.Memudéayer.No respondió, y yodudé si la había pifiado, simehabía pillado enunamentira

flagrante.Alverquenomerebatía,supusequehabíaacertado.EllarecordabaalosGorman

peronosabíamuchodeellos,asíquenoteníaformadesabersieraciertoono.—No sabía que la habían vendido —confesó al final, lo que confirmó mi

suposición.—Sí. La vendieron. —Me sentí contento ante mi primera victoria. Tenía que

labrarmeelcaminopasitoapasito,alabuscademioportunidad.Annmeallanóelsiguientepaso,sindudademanerainconsciente.—¿Cómosabesninombre?—LoleíenlaguíatelefónicadeHiddenHills—respondí,ymealegréalverque

mirespuestalehabíaresultadoaceptable.

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Sinembargo,todosevinoabajoconsusiguientepregunta.—¿Yquéhacesenmicasa?Cometíelerrordedudar,yAnnsetensóyretrocedió.Gingervolvióagruñiryel

peloselevolvióaerizar.—Llamé a la puerta —comenté de manera despreocupada—. Como nadie me

respondía, entréygrité tunombre.Seguí llamándotemientrasmemovíapor la casa.Supongoquenomeoíste.

Aquellonolegustómucho,ymisesperanzassedesinflaronunpoco.¿Porquénomereconocía?Sinisiquieraseacordabademicara,¿cómoibaaayudarla?

Meopusealdesánimo,comoAlbertmehabíaaconsejado.¿Cuántasvecestendríaquelucharcontraaquellasensaciónantesdequeestoterminara?

—Solo he venido a saludar —aseguré sin pensar. Tenía que continuar con lacharada.Enesemomentomevolvíaarriesgar—.Mehadadolaimpresióndequemehasreconocidoalverme—ledije—.¿Meparezcoaalguienconocido?

Penséquehabíaavanzadounpocomásalescucharsurespuesta.—Teparecesunpocoamimarido.Elcorazónsemeaceleró.—¿Enserio?—Sí.Unpoco.—¿Dóndeestá?—inquirí.Error.Retrocedióunospasosyentrecerrólosojos.¿Lehabíasonadoamenazadora

mipregunta?LarespuestafueevidentecuandoGingermevolvióagruñir.—¿SellamaChris?Entrecerrólosojosmásaún.—Lovienlaguía—añadí,aunqueconfiéenquenotanrápidocomoparalevantar

sus sospechas.Me puse nervioso al darme cuenta de que, en sumente, quizá ya nosalieraminombreenlaguía.

—Sí.Chris—murmuró.¿Te puedes imaginar cómome quemaba el anhelo de tomarla entremis brazos y

reconfortarla, Robert? ¿Incluso aunque sabía que aquello sería lo peor que podíahacer?

Meobliguéacontinuar.—LosGormanmedijeronqueesguionistadetelevisión—leconté,enunesfuerzo

porsonarafable—.¿Escierto?¿Qué…?—Está muerto —me cortó con una voz tan cargada de amargura que me dejó

helado.Entoncesmedicuentadelatareatanarduaquemeesperaba.¿Cómoesperabaque

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Ann fuera a reconocer mi cara y mi voz, mucho menos mi identidad? Para ella yoestabamuerto,ynocreíaenelmásallá.

—¿Cómosucedió?—pregunté.Nosabíaporquéhabíapreguntado.Noteníaningúnplan.Soloseguíaadelante,conlaesperanzadequealgopositivoocurriera.

Al principio no me respondió. Pensé que no iba decir nada, pero terminóhaciéndolo.

—Tuvounaccidentedecoche.—Losiento—ledije.Aquellaconductadesimpatíanodemasiadoefusivaseríaun

buenacercamiento—.¿Cuándofue?Mesorprendióelcomprobarquenoparecíasaberlo.Laconfusiónsehizopatente

ensucara.—Ha… hace ya un tiempo —vaciló. Traté de idear la forma de utilizar su

confusiónparamiventaja,peronosemeocurriónada.—Losiento—repetí.Fueloúnicoquesemeocurrió.Silencio.Busquéalgoquedecir,cualquiercosa,peroalfinalvolvísobreloqueya

habíadichoantes.—¿Yentoncesmeparezcoaél?—¿Talvezrepitiendolaideapodríahacerlaverlo

muchoquemeasemejabaaél?—Unpoco—respondió.Seencogiódehombros—.Nodemasiado.MepreguntésiayudaríaelrevelarlequeyotambiénmellamabaChris.Peroalgo

enmi interiorme hizo rechazar la idea. Sería forzarmucho la situación. Tenía queandarconpiesdeplomo,opodríaperder todo loquehabíaconseguidohastaahora.Estuve a punto de decir que mi esposa también había muerto, pero se me antojópeligroso,asíquedesechélaposibilidad.

Fuecomosimeleyeralamente,aunqueestabasegurodequenopodíahacerlo.—¿AtuesposalegustaHiddenHills?La alegría que experimenté ante su pregunta, razonablemente afable, se vio

enturbiadaporlaconfusiónquemeatenazóaliraresponder.Siledecíaqueteníaunaesposa, ¿qué le diría acerca de ella? ¿No serviría para interponer una barrerainfranqueableentrenosotros?

Elriesgoeramásdeloqueestabadispuestoacorrer,asíquetoméotrocamino.—Miesposayyoestamosseparados.—Enel fondoeracierto,y la respuesta la

satisfizo.Esperé que me preguntara si planeábamos divorciarnos… en cuyo caso le

responderíaquelaseparacióneradeotranaturaleza,yasítalvezmeabriríacamino.Sinembargo,nodijonada.Silencio.Estuveapuntodegruñirsolopararomperlo.¿Miayudasereduciríaauna

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serie infinita de intentos fracasados seguidos de silencios? Traté de pensar en unacercamientoquedespertarasuempatía.

Nosemeocurríanada.—¿Cómohamuertoelpájaro?—soltédesopetón.Otroerror.Suexpresiónsetornómássombría.—Todomuereaquí.Lamiré, y nome percaté hasta pasado un rato de que en realidad nome había

respondido.Ibaarepetirmipreguntacuandovolvióahablar.—Trato de ocuparme de todo. Pero nada sobrevive aquí.—Miró al pájaro que

acunabaensusmanos—.Nada—murmuró.Fuiadeciralgo,peroalverquepretendíacontinuarmecallé.—Unodenuestrosperrostambiénsehamuerto.Unataqueepiléptico.«PeroKatieestáasalvo»,pensé.Quisedecírseloperonodebía.Mepreguntési

podíaseguirlaconversaciónenmibeneficio.—Mi esposay yo teníamosdos perros.Unpastor alemán comoel tuyoy un fox

terrierquesellamabaKatie.—¿Qué?—Memiró.Nodijemásydejéqueledieravueltasa la idea:unhombrequeseparecíaasu

marido,quehabíasidoseparadodesumujeryqueteníadosperroscomolossuyos,uno con el mismo nombre. ¿Debería añadir que nuestro pastor alemán también sellamabaGinger?

Nomeatreví.Mis esperanzas se avivaron al ver algo parecido a un velo, una película casi

visible, como si se diera cuenta de algo durante un instante, pero se fue casi deinmediato…, casi seguro que debido a su propia tozudez. ¿Cómo habría sido elprocesoquelahabíahechoprisioneradeestelugar?

Se dio la vuelta y contempló la superficie sucia del estanque.Quizáme hubieradesvanecidodesuvista.

Fueunmalcomienzo.

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31Alabrigodelamelancolía

Cuandosedecidióahablar,nosupedecirsisedirigíaamíoasímisma.—Tambiénsemurieronmispinos.Lagentemedecíaqueibanasecarse,perono

lescreí.Ahorasílescreo.—Sacudiólacabezadespacio—.Losintentabaregar,peronohayagua.Deberíanrepararlascañeríasdelaurbanización.

No sé por quéme impresionó tanto aquelmomento. Tal vez por lo banal de sucomentario.PerorecordélaspalabrasdeAlbert.

«Notienesentidotratardeconvencerladequenoestáviva.Creequesíloestá».Esoeraloquemásmiedomedaba.Siaveriguabaquesehabíasuicidadoyqueeste

era el resultado, sería unprincipio.Mientras tanto, todo lo que estabapasándole notendríasentidoparaella,nirazoneslógicasqueexplicaransusituación.

Noteníaniideadequédecir,perohablédetodosmodos.—Yosítengoaguaencasa.Segiró,comosorprendidaantemipresencia.—¿Yeso?—Memiró,confusaeirritada—.¿Yluz?—También.—Entonces fue cuando entendí por qué yo había dicho lo que había

dicho.Confiabaenqueelladescubriera,porcomparación,queloquehabíaocurridoensucasaera ilógico,yquepor tantosededicaraaexaminarsuentornoconmayorinterés.

—¿Yelgas?—insistí.—No.—Elmíotampocofunciona.¿Elteléfono?—Está…estropeado—reconoció.Mealegréanteeltonodesuvoz…untonoque

parecíadecir:¿Cómopuedeseresto?—No lo entiendo —dije con rapidez para aprovechar sus dudas—. No tiene

sentidoquenotefuncioneningúnservicio.—Sí,es…extraño.—Memiró.—Muyextraño.¿Estucasalaúnicaalaquelepasaeso?Mepreguntocuálserála

razón.

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La observé con detenimiento. ¿Mostraba alguna señal de comprensión? Aguardéconimpaciencia.

Deberíahaberlosabido.Si convencerla fuera tan simple, alguien ya lo habría hecho. Su duda fue

reemplazadaporlaapatía…ysucediódeinmediato.Seencogiódehombros.—Porquevivoenlacimadeunacolina.—¿Peroporqué…?Meinterrumpió.—¿Teimportaríallamaralacompañíadeteléfonospormíydecirlesquetengouna

avería?La contemplé, aturullado por mi propia frustración. Durante un instante tuve el

momentáneodeseodedecírselotododegolpe,quiénerayoyporquéestabaallí.Algoevitó que lo hiciera, algo que advirtió del peligro de tratar de convencerla de esemodo.

Semeocurrióotraidea.—¿Porquénovienesacasayllamastúmisma?—Nopuedo.—¿Porqué?—No…salgo.Solo…—¿Porquéno?—Mivozsonóimpaciente.Aúnestabaalteradopormifracasoal

tratardeayudarla.—Nosalgo—repitió.Apartólacara,peroantesdehacerlovilaslágrimascorrer

porsusmejillas.Sin pensar, me acerqué para consolarla.Ginger me gruñó y yo retiré la mano.

¿Sentiríaalgosimeatacara?¿Sangraría?¿Medolería?—Elestanquetieneunaspectohorrible—afirmóAnn.Otra vez esa sensación de frío desánimo.Qué existencia tan terrible la de pasar

incontablesdíasenestelugaryverqueeresincapazdehacernadaparaadecentarlo.—Meencantabaestaraquí—confesócontristeza—.Eramilugarpreferido.Mira

enquésehaconvertido.Aquello respondióamipregunta.Podía sufrirdolorenesenivel.Losentí enmi

interior al contemplarla y recordar lo a menudo que salía por las mañanas alembarcadero con su café, se sentaba al sol vestida solo con su bata y observaba atravésdelaguacristalinadelestanquelavegetaciónquehabíamospuestoenelfondo.Leencantaba.

Sutonosehizomássarcástico.—Unlugarmuyexclusivo.

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—Aunasí,todofuncionaenmicasa—intentéunavezmás.—Mealegropor ti—respondióconfrialdad,ysupequeningunaestrategia ibaa

funcionardosveces.Volvíaalacasilladesalidadeaqueljuegoodioso.Silencio.Annpermaneció inmóvil, sindejardemirar laasquerosasuperficiedel

estanque.Gingersesituabaasulado,conlosojosfijosenmí.¿Quépodíahacer?Medaba la impresión de que cuanto más tiempo pasaba, menos posibilidades tenía deconseguirlo.

Meconcentrécontodasmisenergías.¿CuáleraelpeligrodelqueAlbertmehabíaadvertido?¿Ibaadejarqueeldesalientoimperanteallímedominaraymehicierapartedeaquellugar?

—¿Tieneshijos?—preguntéporimpulso.Sevolvióymemiróconfrialdad.Luegorespondió.—Cuatro.—Yapartólavista.Ibaapreguntarleacercadeelloscuandooptépor intentarunavezmásforzar las

«coincidencias».Aúnnohabíautilizadoaquellaestratagemaconloshijos.—Yotambiéntengocuatrohijos.Doshijasydoshijos.—¿Sí?—respondiósingirarse.—Mis hijas tienen veintiséis y veinte años.Mis hijos, veintitrés y diecisiete.—

¿Estabaarriesgandodemasiado?Mevolvió amirar. Su expresión no había cambiado, peromepareció que iba a

entrecerrarlosojos.Aquellomediofuerzasparacontinuar.—SellamanLouise,Marie,RichardeIan.Mediolaespaldadenuevoconunamiradadesospechaensucara.Laexpresión

deunamujerquecreequeleestánponiendouncebo,peroquenosabelarazónoelporqué.Sentíunapunzadademiedoalveraquellaexpresión.¿Habíacometidounerrorfatal?

Inclusomientrasmeloplanteaba,meescuchéseguirhablando.—¿Cómosellamantushijos?Nodijonada.—¿SeñoraNielsen?—CasilallaméAnn.Otravezpasóesapelículaporsusojos…yderepente larealidadmegolpeóde

lleno.No importaba lo mucho que me acercara, nunca llegaría hasta ella. Cuando me

aproximabademasiado,algolaafectabayellasealejabademí.Habíaignoradotodoloquelehabíadicho.

Aunasícontinué,aterrorizadoyasustado.

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—Mihijamayorsehacasadoytienetresniños.Mihijapequeña…Dejédehablarcuandosediolavueltaysedirigióalacasa.Elpájaroquesostenía

entrelasmanoscayóalsuelo,peronosediocuenta.Fuihaciaella,peroGingermehizoretrocederconungruñidodeadvertencia.MequedéenelsitioyobservéaAnndistanciarse.

¿Yasehabíaacabadotodo?Derepente,Annmiróaunladoyprofirióunaexpresióndeasco,luegocorrióhacia

lacasaatravésdelapuertadelasaladeestar.Cerrótrasdesíconunportazo.Miré el lugar que le había provocado tal respuesta y vi una enorme tarántula

arrastrarsesobreunaroca.Gruñí,ynodemiedo,sinoalcomprenderqueunodelostemoresmásintensosde

Ann se hacía presente aquí. Siempre le habían aterrorizado las tarántulas; su meravisión la hacía ponerse mala. Qué vilmente predecible el que su infierno incluyeraestasarañasgigantes.

Caminéhacia la tarántulay laexaminé.Bulbosaypeluda,caminabapor la roca.Miré en derredor y vi aAnn a través de la puerta de cristal, que la observaba conauténticarepulsión.

Busqué ami alrededor y vi una pala apoyada contra la casa. La agarré y volvíadondeestabalatarántula.Coloquélaherramientadetalformaquelaarañaacabóenel extremometálicode lapala.Luego fuihastaelbordedel embarcaderoy lancé laaraña tan lejos como pude.Mientras trazaba un arco por encima del estanque hastaaterrizarsobrelahierba,mepreguntésiseríarealono.¿TeníaunaexistenciapropiaosoloestabaallíporqueAnnlesteníamiedo?

Volví lavista cuando lapuertade la salade estar se abrióunpoco.Mi corazónsaltóenelpechocuandoadvertíunamiradadegratitud,casiinfantil,enlacaradeAnn.

—Gracias—murmuró.InclusoenelInfiernoexistelagratitud.Teníaqueaprovecharlasituacióncomofuera.—MehedadocuentadequenotequedaSparklett,labotellaestávacía.¿Quieres

quetepidaunanueva?Aquellolehizosospechar.Estuveapuntodegemirdefrustración.—¿Quéesloquequieres?—mepreguntó.Meesforcéporsonreír.—Solosaludar.Einvitarteacasaatomaruncafé.—Tehedichoquenosalgo.—¿Ni siquiera a dar un paseo? —Traté de no sonar forzado. Ella y yo

caminábamosunmontónporHiddenHills.Queríaquesedieracuentadesuaislamiento,yquelocuestionara.

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Peronosecuestionónada;soloseapartódemícomosimispalabraslahubieranofendido.Laseguídentrodelacasaycerrélapuertadecristal.Encuantolohice,Annse volvió yGinger gruñó; el pelo del cuello se le erizó. Me asaltó una visión deintentosfútilesdeayudaraAnn.Denuevoladesesperanzaqueríaapoderarsedemí.

Entoncesfuiconscientedelasdecenasdefotografíasquehabíaenlasparedes,ysemeocurrióotraidea.Siconsiguieraquemiraraunadelasfotografíasenlasquesalíayo,elparecidodeberíaimpresionarla.

Ignoré el gruñido deGinger yme acerqué a la paredmás próxima. Busqué unafotografíaenlaquesalierayo.

Todaslasfotografíasestabanemborronadasyeraimposibleapreciarlaimagen.¿Por qué? ¿Sería parte del castigo que la propia Ann se imponía? Iba a

mencionarlo,peroalfinalnolohice.Talvezsololaconfundieraaúnmás.Otraidea.—Lociertoesqueantestehementido.Memiróconsuspicacia.—Miesposayyoestamosseparados,peronodelaformaquecrees.Lamuertenos

haseparado.Me sobresaltó el que se estremeciera ante mis palabras. Por la cara que puso,

parecieraquealguienlehabíaclavadouncuchilloenelcorazón.Aun así, seguí hurgando en la herida, con la esperanza de encontrar el camino

correcto.—SellamabaAnn.—¿Tegustaviviraquí?—preguntó,comosiyonohubieradichonada.—¿Nomehasoído?—¿Dóndevivíasantes?—HedichoquesellamabaAnn.Seencogióotravezylaexpresióndedesconsuelovolvióalrostro.Luego se impuso lamirada vacía de antes. Se alejó demí y se dirigió hacia la

cocina.Quisedecirlequevolviera.Casilohice.Quisegritarle:«¡Soyyo!¿Notedascuenta?».

Me contuve. Y como una fría losa en el pecho, volvió la depresión.Me debatícontra ella, pero en esta ocasión no tuve tanta suerte.No fui capaz de apartarla deltodo.

—Miraestelugar—dijoAnn.Hablabacomosiestuvierasola,convozmecánica.Tuvelasensacióndequeaquelloerapartedelproceso,unaconstanterepeticióndelosdetalles de su situación, que no hacíamás que reforzar sus ataduras a ella—.Nadafunciona. La comida se echa a perder. No puedo abrir las latas porque no hay

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electricidadyelabrelatassehaperdido.Nosevelatelevisión,creoqueestárota.Nohayradio,tocadiscos,nimúsica.Lacasaestáhelada;elfuegoapenascalienta.Tengoque ir a la cama en cuanto anochece porque no hay luces y tampoco velas. Losbasurerosnosepasanporaquí.Todohueleabasuraysuciedad.Ynomepuedoquejardenadaporqueelteléfononofunciona.

Interrumpiósudiscursoconunacarcajadaquemehelólasangreenlasvenas.—¿Pedir una nueva botella de Sparklett? Llevan sin repartir tanto que ya no

recuerdo laúltimavezque lohicieron.—Rióconamargura—.Québuenavida.JuroporDiosquemesientocomounpersonajedeunaobradeNeilSimón:todoloquemerodeaseechaaperder,ytododentrodemísemarchita.

Comenzó a sollozar, y al ir hacia ella de forma instintivaGingerme bloqueó elpaso,meenseñóloscolmillosymegruñóconfiereza.ParecíaelmismoCancerbero.Elabatimientohizoactodepresenciaporenésimavez.

MiréaAnn.Sabíaloqueestabahaciendo,peronoteníafuerzasparaluchar.Negabalaverdadalrefugiarseenlarelativaseguridaddesusdetallesaflictivos.

Alabrigodelamelancolía.

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32Solodolorysangre

—¿Québebes?—lepreguntécuandotuveotraidea.Memirócomosifueraestúpido.»¿Québebes?—repetí—.SinotienesaguaytampocoSparklett…—Nolosé—musitó,ymeechóunamirada—.Zumoo…—¿Nodecíasquelacomidaseestropeaba?—lainterrumpí.—Zumoembotellado.Nosé.—Dijiste…Sealejódemí.»¿Yquécomes?—persistí.—Nopuedococinarsinelectricidad—meexplicó,comosienlugardeunamera

evasivafueraunajustificación.—¿Ytieneshambreahora?Otravezesamiradaaciaga.»¿Algunavezteentrahambre?—Nomuyamenudo—reconocióconvozfría.¿Serviríaestodealgo?Meestabacansandodedartantasvueltas.Fuialgrano.—¿Hasllegadoacomeroabeberalgo?Desviólosojosdemíysoltóunsiseódeirritación.—¿Túquécrees?—restalló.Probéaacercarmeunpocomás,perorenunciécuandoGingermegruñó.—¿Porquénodejadegruñir?—Ahorayoeraquiensonabairritado—.Novoya

hacertedaño.—Nopodríasniaunquequisieras.Estuveapuntoderesponderledemaneracortante.Diossanto,Robert.Estabaallí

para ayudarla y casi le contesto con rabia. Cerré los ojos y recordé cuál era miobjetivo.

Cuandolosabrí,vielcocheafueraydecidícambiardetáctica.—¿Eseeselúnicocochequetienes?

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Porterceravez,ensusojosseasomóaquellamiradacrítica.—Todostenemosuncoche.—¿Ydóndeestán?—Losestánusandoahoramismo.—¿Tushijos?—Claro.—¿Yelcochedetumarido?—Yatehedichoquetuvounaccidente.—Sepusorígidaaldecirlo.—Alguienmecomentóqueteníaisunacaravana.—Latenemos.—¿Dóndeestá?Fijó la vista donde siempre la aparcábamos y la confusión distorsionó su cara.

Nuncahabíapensadoenello.—¿Sabesdóndeestá?—lapinché.Sevolvióhaciamí,molesta.—Laestánreparando.—¿Dónde?—pregunté.Parpadeóyparecióinquietarse.Peroluegoregresólamiradavacía.—Nolorecuerdo.Seguroqueloheescritoenalgúnlado…Secallóalverqueleseñalabasucoche.—¿Cómoseabolló?—Alguienmedioungolpeenelaparcamientomientrasestabadecompras.—Sus

labiossefruncíanenunaamargasonrisa—.Asíeslagente.Medieronungolpeyselargaronsindecirmenada.

—¿Estabasdecompras?Penséquehabíasdichoquenuncasalíasdelacasa.Larespuestadejótraslucirsuvacilación.—Esofueantesdequemequedarasinbatería.Volvíamos al punto inicial. Sus incontables justificaciones no hacían más que

frustrarme.Daba igual lomucho que lo intentara, no encontraba algo que la hicierareaccionar.Todoteníasentidoenesemundogrisenelqueexistía.Unsentidohorribleydeprimente,perosentidoalfinyalcabo.

Losengranajesdemimenteyanofuncionabantanrápido.Alnosercapazdeidearnadanuevo,volví sobreunenfoquequeyahabíaprobadoantes.Talvez tendríaqueforzarunpocomáslasituación.

—Aúnnomehasdicholosnombresdetushijos—lerecordé.—¿Notienesqueirte?Aquellome sorprendió.Había olvidado que pensaba que esta era su vida.Y en

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vida,eralógicoquesepreguntaraporquéaquelextrañosequedabatantotiempoensucasa.

—Meiréenbreve.Soloquierohablarcontigounpocomás.—¿Porqué?Traguésaliva.—Porquesoynuevoenelvecindario.—Parecióunarazónuntantoendeble,pero,

poralgúnmotivo,nopusopegas—.¿Cuálesdecíasqueeranlosnombresdetushijos?Seapartódelaventanaycaminóhaciaelsalón.Era la primera vez que rehuía una pregunta sin contestarla. ¿Sería una señal

positiva?SeguíaAnnyaGinger.—¿TuhijopequeñosellamaIan?—Estáenlaescuela.—¿SellamaIan?—Llegaráacasaenunrato.—¿SellamaIan?—Serámejorquetevayas.Esmuyfuerte.—¿SellamaIan?—¡Sí!—MihijotambiénsellamaIan.—¿Enserio?—Desinterés.¿Seríafingidooreal?—¿TuhijamayorsellamaLouise?Memiróporencimadelhombromientrasentrabaenelsalón.—¿Porquénote…?—¿Louise?—¿Porquénotevasacasa?—¿Louise?—¿Yquésisellamaasí?—MihijamayortambiénsellamaLouise.—Quéinteresante.—Ahoraseservíadelsarcasmocomoarmadura.Caminóhasta

la puerta de cristal, conGinger tras sus pasos. ¿Pensaba alejarse de mí de formafísica?¿Loharíadeformaconsciente?

—¿TuhijomayorsellamaRichard?—Miraelestanque—murmuró.—¿TuhijomayorsellamaRichard?Segiró,conexpresiónresentidaenlacara.—¿Quéesloquequieres?—alzólavoz.Casiselocontétododegolpe.Peronolohice.Memaravilléantemiperspicacia.

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Pocoapocopensabaconmenosclaridad.Sonreícontodalasimpatíaquepude.Amor.Teníaqueapoyarmeenelamor.—Soloestoyinteresadoenlassimilitudesquehayennuestrasvidas.—¿Quésimilitudes?—restalló.—Quemeparezcoatumarido.—Notepareces—meinterrumpió—.Noteparecesennada.—Antesdijistequesí.—No,nolohice.—Sí.—¡Entoncesmeequivoqué!—chilló.Gingergruñóymeenseñólosdientes.—Deacuerdo,losiento.—Teníaqueponermáscuidado—.Noquieromolestarte.

Solomeparecióinteresante.Suatenciónsecentróalotroladodelapuertadecristal.—Puesyonoloencuentrointeresanteenabsoluto—susurró.—Bueno…Mimujer se llamabaAnn.Losnombresdemishijos son losmismos

quelostuyos.Meencaró.—¿Quiénhadichoqueseanlosmismos?—quisosaber.—YminombreesChris.Se estremeció y abrió la boca. Por un instante, algo revoloteó en sus ojos. Mi

corazónseaceleró.Peropasótanrápidocomohabíallegado.La ira hizo presa en mí. ¡Maldito fuera este detestable lugar! Me estremecí de

rabia.Ylarabiamehacíavolvermemásdenso.¡Espera! No podía pensar. No era capaz de revertir el proceso. En lugar de

ayudarla,estabadescendiendoasumundo.No.Noloibaahacer.Estabaallíparaayudarlaasalirdeallí,noparaunirmea

ella.Seapartódemiladoysiguiócontemplandoloquefueraatravésdelcristalsucio.

Unavezmásserecubrióconsudepresióncomosifueraunmanto.—Noséporquénovendolacasaymevoy—dijoella.Soltóunarisaamargada—.

¿Peroquién lacompraría?—continuó—.Elmejoragente inmobiliariodelmundonosería capaz de colocarla. —Agitó la cabeza, disgustada—. El mejor agenteinmobiliariodelmundonoconseguiríaniregalarla.

Cerrólosojoseinclinólacabezahaciadelante.—Sigolimpiandolosmuebles,peroelpolvoseacumulaenseguida.Elambientees

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tanseco…Tanseco.Nohacaídounagotadelluviadesdehaceyanisesabe,yo…La voz se le quebró. Aquello también le afectaba. Era evidente que la falta de

lluviafuerapartedelinfiernoparticulardeAnn:lafaltadelluviaylahierbaseca.—Nopuedosoportarlasuciedadyeldesorden—reconocióconvoztemblorosa—.

Yloúnicoquehayaquíessuciedadydesorden.Meadelantéunospocospasos,peroGingersepreparóparaabalanzarsecontramí.—Malditasea,soloquieroayudarte—exclamé.Ann dio un respingo y reculó. Enseguida me arrepentí de lo que había hecho.

RetrocedíenseguidaencuantoGingercomenzóagruñirme.—Estábien,estábien—murmuréalavezquealzabalasmanos.—Ginger—dijoAnnconbrusquedad.Gingerparóylamiró.Estabaderrotado.Todo loquehabía intentadohabía fracasado.Yahoraesto.En

esosmomentoscreíqueloúnicoquehabíaconseguidoeraempeorarlascosas.AhorasíquecomprendíaloqueAlbertmehabíadichoantes.

Esteniveleraunatrampaastutaycruel.—Lagentetecogeprestadoslibrosynoslodevuelve—continuóAnncomosinada

hubierapasado—.Noencuentromisjoyasporningunaparte.Heperdidomiropamásnueva.

La miré sin saber muy bien qué hacer o decir. Se volvía a escudar con lasmenudenciasdesusituación,situándolasentresímismaylaconsideraciónlógica.

—Tampocoséadóndehanidoapararlaspiezasdelajedrezquefaltan.—Miesposameregalóunajedrezcomoese.EnNavidades.Lohizounhombreque

sellamabaAlexander.Anntembló.—¿Porquénomedejasenpaz?Perdíelcontrol.—Sabesporquéestoyaquí.Sabesquiénsoy.Aquellamiradaenfebrecidaaparecióensusojosdenuevo:lamismapelícula,yla

mismaretirada.—Ann—extendílamanoylatoqué.Boqueócomosimisdedoslaquemarany,derepente,sentílosdientesdeGinger

enmibrazo.Gritéytratédetirar,perosupresaeratanfuertequeloúnicoqueconseguífuearrastrarlaporsuscuartostraserosporlaalfombra.

—¡Ginger!—chillé.MigritoyeldeAnnsalierona lavezdenuestrasbocas.De inmediato, laperra

abriólabocaysesituódetrásdeAnn,expectante.

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Levantéelbrazoyloobservé.Eldolorsíeraposibleaquí.Ylasangre.Vimanarellíquidooscuroporlasincisiones.

ElMásAllá.Parecíaunsarcasmo.Sincarne.Solodolorysangre.

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33¡Solohaymuerte!

Levanté la vista del brazo y vi que Ann lloraba. Avanzó trastabillando por lahabitaciónconlágrimasenlasmejillas.Sederrumbósobreelsofáysetapólosojosconlamanoizquierda.

El dolor demi brazo no era nada con el desaliento que se cernió sobremí. Sinpensar fui hacia ella, peromedetuve cuandoGinger se dispuso a interceptarme.Sugruñidosemezclabaconunjadeofrenéticoqueindicabaloalteradaqueseencontraba.Retrocedí con presteza, y Ann levantó la vista. Su cara era una máscara de furiapatética.

—¿Tevasya?—gritó.Reculédespacio,sindespegarlosojosdeGinger.Encuantoseagazapó,meparé.

Miré detrás demí y vi que estaba al ladode la banqueta del piano.Retrocedí unospocospasosymesentéconsuavidadsobreella,sindejardemiraralaperra.

—QuieroaChris—murmuróAnnentresollozos.Yolamiréaella,sinsaberquéhacer.—Quieroquevuelva.Lonecesito.¿Dóndeestá?Diosmío,¿dóndeestá?Traguésaliva.Tenía lagarganta secaymedolió.Elbrazomeescocíadebidoal

mordisco.Eracomovolveraestarvivo.Estenivel estabademasiadopróximoa la vida.Ya la vez tremendamente lejos.

Sololassensacionesmásdesagradablesseguíanpresentes.—Háblamedeél—meoípedir.Noséporquédijeeso.Mecostóungranesfuerzo.

Acadamomento,requeríamásymásdemí.Ellaselimitóallorar.—¿Cómoera?—pregunté.Estavezsíqueteníaclaroloqueibaa intentar;delo

quenoestabatanseguroeradesiibaafuncionarono.¿Porquéibaahacerlo?Hastaahoratodohabíafracasado.

Peroseguí.—¿Eraalto?Tomóaireyselimpiólaslágrimasdelasmejillas.

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—¿Loera?Asintióconunmovimientorepentino.—¿Tanaltocomoyo?Nocontesto.Solosollozó.—Yomidocercadelosdosmetros.¿Eratanaltocomoyo?—Másalto—apretóloslabios.Ignorésureacción.—¿Dequécolorteníaelpelo?—Lárgate—masculló.—Solotratodeayudar.—Nadiemepuedeayudar—dijoentredientes.—Esonoescierto.Memiróconexpresiónvacíaenelrostro.»Tepuedenayudarsilopides.Bajólavista.¿Teníasignificadoparaellaloquelehabíadicho?Probéconotrapregunta.—¿Erarubio?Asintió.»¿Comoyo?Apretólosdientesotravez.—No.Luché contra el deseo de rendirme, levantarme, salir de la casa, volver a

Summerlandyesperar.Todoparecíainútil.—¿Aquésededicaba?Habíacerradolosojos.Laslágrimasseescurríanentrelospárpadosydescendían

porsusmejillaspálidas.»Heoídoqueescribíaparalatelevisión.Murmuróalgo.»¿Lohacía?—Sí—volvióahablarentredientes.—Yotambién.Meparecíaincreíblequenosepercataradelaconexión.Eratanobvio…Yaunasí

nofuncionaba.Nuncaantes lafrase«nohaymásciegoqueelquenoquierever»mehabíaresultadotanexpresiva.

Queríamarcharme.Peronopodíadejarlaallí.—¿Teníalosojosverdes?Asintiósinmuchaconvicción.

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»Losmíostambiénloson.Sinrespuesta.Devezencuandomesacudíauntemblorocasional.—Ann,¿nosabesquiénsoy?—rogué.Abriólosojosyporuninstantecreíquemereconocía.Meinclinéhaciaella.Entoncesapartólacarayyomeestremecí.Diossanto,¿nohabíaformaposiblede

ayudarla?Sediolavuelta.—¿Porquémehacesesto?—Tratodedecirtequiénsoyyo.Aguardé la inevitable pregunta: ¿y quién eres tú? Pero no llegó. En su lugar se

retrepó en el sofá, cerró los ojos y agitó la cabezade lado a lado conmovimientospausados.

—Notengonada.—Nosabríadecirsimehablabaamíoasímisma—.Mimaridosehamarchado.Mishijossonmayores.Estoysola.Abandonada.Si tuvieraelvalorsuficiente,mesuicidaría.

Sus palabras me horrorizaron. Se había suicidado para acabar en un lugar tanaterrorizadorquelahacíadesearsuicidarse.Elretorcidoreflejodeunreflejo.

—Mesientopesada.Pesadaycansada.Apenaspuedolevantarlospies.Duermoyduermo,peromelevantocansada.Mesientovacía.Hueca.

RecordélaspalabrasdeAlbert:loquelesocurrealossuicidasesquesesientenvacíos. Al haber eliminado de forma prematura sus cuerpos físicos, sus cuerposetéreosrellenanelhueco.Peroloscuerposetéreossoncáscarasvacías,mientrasquesuscuerposfísicosvivíanlavida.

Enaquelmomentocomprendíporquéhabíasidoimposiblerazonarconella.Al venir aquí, había eliminado de su cabeza todos los recuerdos positivos. Su

castigo (impuesto a sí misma) era recordar las cosas desagradables de su vida.Percibirelmundoquerecordabaa travésdeunaperspectivadenegatividad.Novernuncalaluz,sololassombras.

—¿Cómo es vivir aquí? —pregunté por impulso. Una sensación fría se habíaaposentadoenmiestómago.Comenzabaatenermiedo.

Annmemiró,peromediolaimpresióndequesoloveíalaoscuridaddesumentealresponderme.Porprimeraveznoselimitóaunpardefrases.

—Noveo bien.No oigo bien.Hay cosas que ocurren, pero que no entiendo.Escomosilacomprensiónsiempreanduvieraunpardepasospordelantedemíynuncapudieraalcanzarla.Todomesupera.Meenfadanovernioírconclaridad,ytambiénelnopoder razonar. Porque sé queno soyyoquienha perdido todas esas cosas.Pero

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todoaquíesvagoysemantienealejadodemicomprensión.Medalasensacióndequeestoysiendoengañada.

»Lascosassesucedendelantedemíylasveo,peronoestoyseguradeentenderlas.Siemprehayalgomásquenopuedodesentrañar.Algoquemepierdo,aunquenoséelcómonielporqué.

»Me esfuerzo por comprender lo que ocurre, pero no puedo. Incluso ahora, queestoy hablando contigo,me siento como si seme escapara algo.Me digo que estoybien,quees loquemerodea loquemarchamal.Peroaunquemeobligoapensarlo,tengo la sensación de que yo soy el problema. De que estoy teniendo otra crisisnerviosa,peronopuedoidentificarlaestavezporqueesmuysutilyestámásalládemiconocimiento.

»Todome elude.Nopodría describirlomejor.Nada funciona en la casa, y nadafuncionaenmimente.Siempremehalloconfusa,perdida.Mesientocomomimaridoenaquellossueñosquetenía.

Meinclinéhaciaella,temerosodequesemeescaparaalgunapalabra.»Por ejemplo, estaba en Nueva York y no podía contactar conmigo de ninguna

manera.Hablabaconlagenteyseentendían,peronadadeloqueledecíanfuncionaba.Marcaba números de teléfonos que estaban equivocados. Era incapaz de seguir elrastro de su equipaje. No podía recordar dónde se hospedaba. Sabía que estaba enNueva York por alguna razón, pero no sabía cuál. Sabía que no tenía dinero paravolver a California, pero había perdido sus tarjetas de crédito. Desconocía lo queocurría.Asímesientoyo.

—¿Ycómosabesquenoesunsueño?—Aquelloparecíaesperanzador.—Porqueveoyoigocosas.Sientocosas.—Ves y oyes… y también sientes en sueños —repliqué. Mi mente seguía

trabajando.Allíhabíaalgoqueaprovechar.—Noesunsueño.—¿Cómolosabes?—Noesunsueño.—Puedeserlo.—¿Porquédiceseso?—sonabamolesta.—Tratodeayudarte.—Meencantaríapodercreerte.Unaluzatravesólassombrasdemimente.Hastaahoranomehabíacreído.Ahora

deseabacreerme.Eraunpequeñopaso,perounavancealfinyalcabo.Tuveotraidea,laprimeraenmuchotiempo.¿Meestabadespejando?—Mi hijo, Richard, ha estado…—tenía la palabra en la punta de la lengua—

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investigandolaPES.Setensóaloírsunombre.»Haestadohablandoconunmédium—añadí.Seguíatensa.¿Seríapositivoonegativo?Niidea.Peroteníaquecontinuar.»Trasmuchopensarlo,hallegadoacreer…—metiréalapiscina—quehayvida

despuésdelamuerte.—Esoesestúpido—rebatiódeinmediato.—No—neguéconlacabeza—.No,éllocree.Piensaquehaypruebasdeello.Agitólacabeza,peronodijonada.—Creequeelasesinatoeselpeorcrimenquesepuedecometer.—Lamiréalos

ojos—.Yelsuicidiotambién.Seechóatemblar.Tratódelevantarse,peronoteníafuerzassuficientesycayóde

nuevo.—Noentiendo…Mimenterespondíaahoraconmásagilidad.—CreequesoloaDioslecorrespondertomarlavida.—¿Porquémecuentasesto?—mepreguntóenvozbajayvacilante.Temblabayse

removíaenelsofáalhablar.Ginger,conlasorejasinclinadashaciaatrás, lamirabaasustada.Sabíaquealgoibamal,peronoelqué.

—Telocuentoporquemimujersesuicidó.Sobredosisdepastillasparadormir.La mirada vacía de antes cruzó por su cara. Por alguna razón se desvaneció

enseguida,comosinolapudieraretener.—Nocreo…—empezó.Suvozsonabalánguida.Mimenteseaclarabaacadamomentoquepasaba.—LoquememolestaesqueRichardcreequeaúnexiste.Niunapalabra.Solounasacudidadecabeza.—Queestáenunlugarnomuydiferentedenuestracasa.Peroqueenrealidades

unavisióndistorsionadaynegativadeella.Todoesdeprimenteyfrío.Nadafunciona.Solohaysuciedadydesorden.

Siguiósacudiendolacabeza.Farfullabaalgoininteligible.»Creoqueestáenlocierto.Creoquelamuerteesunacontinuacióndelavida.Que

loquesomospersistedespués.—No.—Suvozeramásbienunsonidoahogado.—¿No loves?Tucasaerapreciosa,cáliday resplandeciente.¿Porquéahoraes

así?¿Porqué?Retrocedió.Sabíaqueestabaaterrorizada,peroteníaquecontinuar.Estahabíasido

laúnicamaneraconlaquehabíaobtenidoresultados.

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»¿Porquénuestracasatieneesteaspecto?¿Tienesentido?¿Porquéestáncortadosel teléfono, la luzyel agua?¿Tienealguna lógica?¿Porqué todos los árbolesy losarbustossehansecado?¿Porquémuerentodoslospájaros?¿Porquénollueve?¿Porquétodovatanmalalmismotiempo?

Suvozapenaseraunsusurro.—Déjameenpaz—creoqueacertóadecir.Insistí.—¿No ves que esta casa es solo una réplica del hogar que conoces? ¿Que solo

estásaquíporquecreesqueesreal?¿Noentiendesquetodoestolohasconstruidotú?Negóconlacabeza.Teníaelaspectodeunaniñaaterrorizada.—¿Nocomprendesporquétedigoesto?Noesporquemishijostenganlosmismos

nombres que los tuyos.No es porquemi esposa tenga elmismonombre que tú.Tushijossonmishijos.Túeresmiesposa.Nosoyunhombrequesepareceatumarido.Soytumarido.Hemossobrevivido…

Dejédehablarcuandosepusoenpie.—¡Mientes!—gritó.—¡No!—Saltédemiasiento—.¡No,Ann!—¡Mientes!—chilló—.¡NohayMásAllá!¡Solohaymuerte!

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34Labatallallegóasufin

Nosmiramoselunoalotrocomogladiadoresenlaarenadeunmisteriosocoliseo.Unaluchaamuerte.Aunquelosdosestábamosmuertosya.Entonces,¿enqueconsistíanuestralucha?

Solamentesabíaque,sinoganaba,losdosestaríamosperdidos.—NohayMásAllá—empecé.—No,nolohay.—Sumiradadesafiantecasimelogróacobardar.—Entoncesnopodríasabernadadeloquehasucedidotrasmimuerte.Laconfusiónlaembargó.—Tumuerte—recalcóconretintín.—TedigoquesoyChris.—Eres…—Tumarido,Chris.—Yyodigoqueeresunestúpido.—Parecíaquerecuperabasusfuerzas.—Créelo. Sea quien sea, no podría saber lo que te ocurrió tras lamuerte de tu

marido, ¿verdad? Me refiero a cosas concretas —añadí para no dejarla hablar—.¿Verdad?

Memiróconsuspicacia.Sabíaquesepreguntabaquéeraloquepretendía.Seguíhablandoparaaprovecharmedesuvacilación.

»No,nopodría—merespondí—.Sabesquenopodría.Porquesilohiciera…—¿Quécosasconcretas?—meinterrumpióderepenteconfiereza.—Cosascomoquetúylosniñosossentasteisenelprimerbancodelaiglesia.Que

alguientetocóelhombroytútesobresaltaste.Supe,debidoasureacción,quehabíaerrado.Norecordabamitoque.Meobservó

condesprecio.—Cosas como que la casa estaba repleta de gente tras el funeral. Que Richard

servíabebidas…—¿Creesque…?—comenzó.—TuhermanoBillestabaallí,yPat,ytuhermanoPhilysuesposa…

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—¿Aesoesaloquellamas…?—Y tú estabas echada en el dormitorio, sobre la cama, e Ian se encontraba a tu

lado,sujetándotelamano.Aquellolehizopegarunbote,comosialguienlahubieragolpeado.Recordabamuy

bienaquelmomentodeprofundatristeza.Ahorapisabaterrenoseguro…aunquefueraigualdedesagradable.

—Iantedecíaquesabíaquesonabaalocura,peroquesentíaqueyoestabaallíconvosotros.

Annempezóatemblar.—Túlerespondiste:«Séquequieresayudar»…Susurróalgo.»¿Qué?Losusurródenuevo.Nolooía.»¿Quépasa,Ann?—Déjameenpaz—pidióconvozcortante.—Sabesquedigolaverdad.Sabesqueyoestabaallí.Esodemuestra…Denuevoaquellapelículaensusojos.Tanrápidoquemepareciócasifísica.Giró

lacabeza.—Meencantaríaquelloviera—murmuró.—Digolaverdad,¿aquesí?Todoesoocurrió,¿cierto?Moviólospies.Parecíaaturdida.»¿Tedamiedoescucharlaverdad?Sesentó.—¿Quéverdad?—Elcuerposelesacudióconunespasmo—.¿Dequéhablas?—¿NohayMásAllá?—¡No!—Teníalacararígidaporelmiedoylaira.—Entonces,¿porquéestuvistedeacuerdoconcelebrarunasesiónconPerry?Seagitódenuevo,comosilahubierangolpeado.—Tedijoqueestabaa tu ladoenelcementerio.Tediré loquedijo,palabrapor

palabra:«Sécómosesiente,señoraNielsen,perotienemipalabradequeescierto.Loveo justoasu lado.Visteconunacamisadecolorazuloscurodemangacorta,unospantalonesholgadosajedrezados»…

—Mientes.Estásmintiéndome—aseguróconvozgutural, losdientesapretadosyunaexpresióndefuriaasesinaenlacara.

—¿QuieresquetedigaloqueledijisteaPerryenlacasa?Intentólevantarse,masnoloconsiguió.Lapelículadesusojosibayvenía.—Nomeinteresa—musitó.

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—Dijiste:«Nocreoenlavidadespuésdelamuerte.Creoque,cuandomorimos,morimos,yeseeselfindefinitivo».

—¡Escierto!—gritó.Porunmomentorecobrélaesperanza.—¿Aqueesoesloquedijiste?—¡Lamuerteeselfin!—¡Sabesqueesonoescierto!¡Sabesquetodoloquetehecontadosucediódeesa

manera!Estavezsílogróponerseenpie.—Noséquiéneres,peroserámejorquesalgasdeaquíantesdequeseademasiado

tarde.—¿Demasiadotardeparaquién?¿Paramíoparati?—¡Parati!—No,Ann.Séloqueocurre.Túeresquiennolocomprende.—¿Queeresmimarido?—Losoy.—Señor…—Casiescupiólapalabra—.Leestoymirandoenestemismomomento

yustednoesmimarido.Sentíunfríocruelenelpecho.Viomireacciónybuscóaprovecharla.—Sifuerasmimarido,nodiríasesascosas.Chriseraamable.Meamaba.—Yo también teamo.—Ladepresión tirabademíconmás fuerza—.Estoyaquí

porqueteamo.Surisafuepocomásqueunsonidocínico,escalofriante.—Amor.Nisiquierameconoces.Perdíaterreno.—¡Síqueteconozco!—vociferé—.¡SoyChris!¿Noloves?¡Chris!Habíaperdidoyellaseregodeabaenlavictoria.—¿Ycómopuedeserposibleeso?Estámuerto.Todo había sido en vano. No había manera de convencerla, porque negaba la

posibilidad de una vida tras la muerte. Nadie puede concebir lo que consideraimposible.YparaAnn,laexistenciadespuésdelamuerteeraalgoimposible.

Segiróymarchóhaciaelsalón,seguidadeGinger.Alprincipiofuecomosiyonoentendieraquehabíafracasado.Lavilargarsecomo

sinomeimportara.Entoncessalídemiensimismamiento.Habíahecholoposibleporconvencerla,habíaestadoapuntodeconseguirlo,peroahorateníalasmanosvacías.

Vacías.

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Fui tras ella, pero había perdido la esperanza. Cada paso parecía condensarmimenteymicuerpo.Lospensamientossecoagulabanylacarnesecuajaba.

Porunmomentopenséquehabíavueltoacasa,quepertenecíaaestesitio.Luché contra aquella sensación. No podría soportar vivir allí. Era demasiado

horrible.OíaAnngritardeterroreneldormitorioyfuicorriendohaciaallí.Digo «corriendo», pero en realidad fue más un cojeo, como si llevara puestos

zapatosdeplomo.Enesemomentoentendí loqueAnnhabíadescritoantes.Al igualqueella,apenaspodíalevantarlospies.Yensucasoseríamuchopeor.

Me quedé en el dintel del dormitorio.Ginger me encaró. Ann se había pegadocontralaparedymirabanuestracama.

Unatarántuladeltamañodeunpuñopaseabaporlassábanasdesvaídas.Laescenapareciócongelarse.Anncontralapared.Gingermemiraba.Yoseguía

enlapuerta.Laúnicacosaquesemovía,conabotargadapachorra,eralaenormearañapeluda.Cuandoseencaramóalaalmohada,porel ladoqueAnnutilizaba,estaemitióun

sonidoahogado.Mepreguntésitodoestoselohacíaellaasímisma,uncastigoinconscienteporno

creerseloquelehabíadicho.Habíacreadolaimagendelacosamásrepugnantequeseimaginaba:unaenorme

tarántulaquesepaseabaporelmismolugarenelquedormíaporlasnoches.No sé por quéGinger no hizo nada cuando entré en la habitación. ¿Tal vez se

percataradequequeríaayudaraAnn?Nolosé.Soloséquemepermitióllegarhastalacama.

Agarrélaalmohadaporlaesquinaycomencéadarlelavuelta.Lasoltécuandolaaraña realizó un súbito movimiento hacia mi mano derecha. Ann gritó cuando latarántulaaterrizósobrelacolcha.

Sin perder un segundo, cogí la almohada y la dejé caer sobre la sabandija.Después,tanrápidocomopude,tirédelascuatroesquinasdelacolchaparacubrirlaalmohada.Recogíelbulto, lo llevéhasta lapuertay laabrí.Lolancéfuera,cerré lapuertayechéelpestillo.

Aldarmelavuelta,viqueAnnsetambaleabahacialacamaycaíacomounfardosobreella.

Lamiré.Yanoquedabanadaquehacer.Habíaagotadotodaslasposibilidades.Habíaperdidomioportunidad;labatallallegóasufin.

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35Queesteinfiernoseanuestrocielo

Annyacía inmóvil,apoyadasobresu ladoizquierdo,conlaspiernasencogidasylasmanosunidascon fuerzabajo sumejilla.Miraba sinver,y susojos relumbrabanconlágrimasqueyanoderramaba.Nisiquierasemoviócuandomesentéalotroladode la cama,y si sepercatódequemimirada se clavabaen su rígido rostro,nodiomuestrasdeello.

Gingerdormía,exhausta,alospiesdelacama.Megiréparaverla.Queríaaaquelanimal.Sulealtaderaincuestionable.Ojaláhubieraalgunaformadequeentendieraloquesucedía.

Volvía a centrar mi atención en Ann. Notaba el cuerpo frío y dolorido. Eraconscientedeque,mientrasestuvierasentadoallí,elterribleyoscuromagnetismodeaquel lugar pretendería arrastrarme hacia el vacío donde ella existía. De ceder, laatmósferameabsorberíaymeharía, al igualquea ella, unprisioneroqueolvidaríatodoloquehabíasucedidoantes.

También sabía, sin duda alguna, lo estúpidas y absurdas que habían sido misesperanzas. Albert trató de advertirme, pero no lo escuché. Ahora al menos locomprendía.

NohabíaformaposibledellegarhastaAnn.Aun así, surgieron las palabras. Las palabras que deseaba que ella escuchara,

ahoraquealfinpodíamoshablarcaraacara.Palabrasquesabíaquenotendríanefectoalgunosobreella,peroqueveníandemicorazónymimente.

—¿Recuerdas que acostumbrabas a escribir notas de agradecimiento a la gente?¿Por cenas, regalos o favores? Yo siempre te gastaba bromas al respecto porqueescribíasmuchísimas.Perolociertoesqueeraundetalleencantador,Ann.Nuncatuvedudassobreello.

No emitió sonido alguno.Continuaba en la cama, inmóvil.Alargué el brazoy lecogílamanoderecha.Estabafríaylaxa.Lasujetéentrelasmíasycontinuéhablando.

—Ahoraquierodartelasgracias.Noséquénosocurrirá.Rezoparaqueenalgúnlugarymomentovolvamosareunimos,peroporelmomentonosésiseráposible.

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»Poresovoyadartelasgraciasahoraportodoloquehashechopormí,portodolo que has significado para mí. Alguien a quien no conoces me dijo que lospensamientos son reales y eternos. Así que, aunque no comprendas lo que estoydiciendo,séquellegaráelmomentoenquesílohagas.

Le apreté lamano entre las palmas de lasmías para calentarla y le dije lo quesentía.

—Gracias,Ann,portodaslascosasquehashechopormíenvida,desdelasmásinsignificanteshastalasmásimportantes.Todoloquehacíasteníasignificadoparamí,yquieroquesepasqueteloagradezco.

»Gracias por limpiar mi ropa, por mantener la casa limpia, por estar siemprelimpiatúmisma.Poreseolortanfrescoydulce,pornodescuidarnuncatuaspecto.

»Gracias por alimentarme. Por preparar tantas comidas estupendas. Por hornearparamíentiemposenquepocasmujeressemolestanenhacerlo.

»Gracias por preocuparte por mí cuando tenía problemas de algún tipo. Poralegrarmecuandomesentíadeprimido.

»Gracias por tu sentido del humor. Por hacerme reír cuando lo necesitaba. Porhacermereírcuandonilonecesitabaniloesperaba,perosímepermitíadisfrutarmásdelavida.Graciasportusarcásticapercepcióndenuestravidaenparejayelmundoenquevivimos.

»Graciaspor cuidardemícuandocaíaenfermo.Porocuparte siempredeque lacamaylospijamasestuvieranlimpios,dequetuvieracomidayzumoreciénhecho,oagua para beber. De que tuviera algo que leer, o de que la televisión o la radioestuvieranencendidas,odequeestuvieranapagadassinecesitabadormir.Ytodoesto,ademásdelrestodetareasdelasqueteocupabas.

»Graciasporcompartirmiamorporlamúsicaypordejarmecompartirtuamorporlamúsica.Porcompartirtuamorporlabellezaylanaturaleza.Graciasporayudarnosa encontrar elmaravilloso estilodevidaquedisfrutamos.Pordecorary amueblarydisfrutarconnuestrosdiferenteshogares,yportenerlossiempreabiertosparalagentequeconocemos.

»Gracias por ser amiga de mis amigos y por amar a mi familia. Gracias porayudarnosaformartantasamistadescomunes.

»Graciasporseralguiendequienestarorgulloso,sinimportardóndeestuvieraoaquiénviera.

»Graciasportenerfeenmitrabajoymiséxitos.Séquenofuefácilcuandohabíaniñosy facturasypresionesde todo tipo.Peronuncadudastedeque tendríaéxito,ytambiénteagradezcoeso.

»Graciaspor los recuerdosdecosasquehicimos juntosycon losniños.Gracias

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por sugerirme que comprara una caravana para la familia, por ayudarme a hacerpartícipesdelosplaceresdelcampoalosniñosyamímismo.Séqueserápartedesuvidacomo lo fuede lanuestra.Graciaspor todasesas reservasnaturalesquevimosjuntos.PorSequoiayYosemite,LassenyShasta,OlympicyMountRanier,GlacieryYellowstone, el Gran Cañón y Bryce. Por Canadá y todos los estados en los queacampamosdecostaacosta.

»Graciasporayudarnosaencontrar,yporcompartirconnosotros,losplaceresdeviajaraHawaiylosmaresdelsur,aEuropayatodoEstadosUnidos.

»¿Recuerdas todas nuestras navidades juntos,Ann? ¿Cuando íbamos todos, en lacaravana, hasta la parcela de YMCA en Reseda y elegíamos un árbol de navidad?¿Cuando caminábamos entre pasillos de pinos y abetos frondosos y aromáticos yelegíamosuno, sindejarde reír,votarypelearnoshastaqueencontrábamosunoquenosgustara a todos? ¿Cuando llegábamos a casa, lo colocábamosy le poníamos laslucesy los adornos? ¿Cuandonos sentábamos juntosy lo admirábamosconel únicosonidode fondodenuestrosdiscosnavideños? ¿Cuandodecíamos cada añoque eseárboleraelmejorquehabíamostenidojamás?Recuerdotodosesosmomentosytedoylasgraciasporellos.

»Gracias por los momentos que pasamos juntos. Por esas escapadas de fin desemana o esos lugares tan interesantes que conocimos. Por los días que fuimos decomprasjuntos.Porlospaseos.Porlosocasosquedisfrutamos.Yoteponíaelbrazosobreloshombrosytúteapoyabascontramí,yambosnossolazábamosconlavistadelocaso.Asíerafeliz,Ann.

»¿Recuerdas lasovejasquepastabanenesascolinas?Nosgustabaobservarlasysonreíamosalverlasbalar,yalescuchareltintineodesuscencerros.¿Recuerdaslosrebañosqueveíamosaveces?Dulcesrecuerdosporlosquetedoylasgracias.

»Gracias por los recuerdos que me dejaste cuando te veía con los pájaros. Laformaenque loscuidabasy loscurabasy lesdabas tuamor,año trasaño.Aquellospájarostesiguenesperando.Teaman.

»Gracias por la valentía y tenacidad que demostrabas ante tus crisis nerviosas.Fueron tiempos aciagos para ti, para nosotros. Las noches insomnes, los miedos eincertidumbres, los dolorosos recuerdos de tu pasado. Los años de lucha, deesperanzas,deesfuerzo.

»Graciaspornodejarquemerindierajamás.Pornopermitirquelascicatricesdetuinfanciateimpidierancreceryevolucionarcomopersona.Yaunquenuncaquisequelohicieras,graciasporhacertodoloquepudisteparamantenermealejadodeloquesufristeenaquelentonces.

»Graciasporvalorarnuestromatrimonioyfamiliatanto,yapesardeellonodejar

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demejoraren lo individual.Por tupropósitodemejorarypor tuéxitoensemejantetarea.

»¿Recuerdas cómo fue volver a los estudios? Primero hiciste un curso o dos deformaaislada,luegotelotomastemásenserioyterminastesacándoteladiplomaturaen Humanidades, después la licenciatura, y luego comenzaste la carrera paraconvertirte en auxiliar social.Estaba tanorgullosode ti,Ann…Desearíaque aún tededicarasaello.Habríassidounaauxiliarestupenda,llenadeempatíayamor.

»Graciaspornuestroshijos.Graciasporproporcionarelencantadorrecipientedetucuerpoparalacreaciónconjuntadenuestravidafísica.¿Sabesqueaúnrecuerdoelmomentoexactoenquenaciócadauno?Louisealas15:07del22deenerode1951,Richard a las 7:02 del 14 de octubre de 1953,Marie a las 21:04 del 5 de julio de1956,e Iana las8:07del25defebrerode1959.Graciasporelplacerquesentíalverlosporprimeravez…ypor laalegríaquecadauno trajoamivida.Graciasporenseñarmeaserconsideradoconellosyrespetarsusidentidades.Graciasporserunexcelenteejemploparanuestrashijasehijos,pormostrarlesloqueesposibleenunamadreyesposa.

»Gracias por dejarme ser yo mismo. Por aceptarme como soy, no como tú teimaginabasqueeraoqueríasquefuera.Graciasporsercomprensivaconmigoyconmis emociones. Por ayudarme a tener los pies en la tierra, por no comportarte demanera dominante ni pasiva, sino de la forma necesaria en cada momento. Por serhembrayaceptarloqueteníaqueofrecertecomomacho.Porhacermesentirsiemprecomounhombre.

»Graciaspor tolerarmis fracasos.Pornomachacarmi egoni tampocoalentarlopara que se descontrolara. Por hacerme recordar que era un ser humano conresponsabilidades.Graciasporrehacermedeunamanerainconsciente.Porayudarmeacomprendermeamímismomejor.Por ayudarmea conseguir cosasquenuncahabríaconseguidodeestarsolo.

»Gracias por impulsarme a hablar de mis problemas, sobre todo a medida quepasaban los años.Nuestra capacidad para comunicarnos hizo de nuestromatrimoniounaexperienciamejor.Graciasporayudarmeacombinarmisideasymissentimientosy comunicártelos como un todo. Gracias por no solo amarme, sino también porapreciarme,porser,ademásdeesposayamante,amiga.

»Graciaspor la imaginación con laque aderezastenuestravida.Por ayudarmeaapreciarcadavezmásnuevasactividadese ideas.Porhacerdemisgustosalgomásatrevido.

»Graciasporrecordarmeconactos,ynoconpalabras,elhacerencadamomentolocorrecto.Porenseñarme,porejemplo,queelsacrificioesungestopositivoygentil.

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Graciaspordarmelaoportunidaddemadurar.»Graciasportudependencia.Porestarsiempreahícuandotenecesitaba.Gracias

portuhonestidad,tusvalores,tumoralytucompasión.Graciasinclusoporlosmalostiempos,porqueconellosaprendíacrecer.

»Medisculpoporcadavezquetehefallado,porcadavezquehecarecidodelacomprensiónquemerecías.Medisculpopornohabersidopacienteyamablecuandodebería.Me disculpo por todas las veces que he sido egoísta y no he entendido tusnecesidades. Siempre te he amado, Ann, pero a veces te he dejado de lado. Medisculpoportodasesasvecesytedoygraciasporhacermemásfuertedeloquesoy,mássabiodeloquesoy,máscapazdeloquesoy.Gracias,Ann,porrecompensarmecontuencantadorapresencia,porañadirladulcemesuradetualmaamiexistencia.

»Gracias,amor,portodo.

***

Meestabamirandoconunaexpresióndesufrimientotalque,porunmomento,mearrepentídehaberlehabladocomolohabíahecho.

Notardóenesfumarse.Habíaalgoensusojos.Vagoysinforma,algoquepugnabapornodesaparecer.Comounavelaazotadapor

elviento.Peroseguíaallí.Cómoluchó.Diosdelcielo,Robert,cómoluchó.Aquelcombatesereflejóensu

cara, paso por paso. Algo en mis palabras había iniciado un diminuto fuego en sucabeza,yahoraseesforzabaenmantenerloavivado.Nisiquierasabíaqueestabaallí.Nisiquieraqueestabaencendido,soloteníaunaintuición.Habíaalgo.Algodiferente.Algomásquelamiseriaenlaquehabíaestadoviviendo.

Nosabíaquéhacer.¿Deberíahablaraunariesgodeapagarelfuego?¿Ocallarmeparadejarqueella

misma lo avivara? No estaba seguro. En el momento más importante de nuestrarelación,estabaenblanco.

Asíquenohicenada.Solo laobservé.Sucaraeraparecidaa ladeunniñoquetratadedesentrañarunmisterioinextricable.

«Inténtalo».Era la única palabra que se formaba enmimente. «Inténtalo». Creo que asentí

comoparareforzarmiidea.«Inténtalo».Sonreí.«Inténtalo».Leapreté lamanoconfuerza. «Inténtalo». Los dos temblábamos. «Inténtalo, Ann. Inténtalo». Nuestra

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relación (desde elmismomomento que nos conocimos hasta este increíble instante)estaba en un punto culminante. «Inténtalo, Ann, inténtalo. Inténtalo. Inténtalo, porfavor».

Lasllamasseextinguieron.Lasvimorir.Enunmomentoestabaallí,apenassinfuerza,yalsiguienteseesfumó

desumente.Yelcambiodesuexpresión,delaesperanzaalolvidomásrudo,fueparamílavisiónmásespantosadelaquehabíasidotestigodesdemimuerte.

—¡Ann!—grité.Sinrespuesta.Niunapalabra,niungesto.Habíaperdido.Lacontempléensilencioydejépasareltiempo.Hastaquemequedóclaro.Nopodíadejarlaallísola.Esextrañoque lamás terroríficadecisiónque jamáshabía tomadomeprovocara

tantapaz.Deinmediatopermitíqueelmagnetismoquetirabademímeenvolviera.No había vuelta atrás. Sentí el frío solidificarse en mi piel, y una horrible,

escalofrianteyespesacondensacióndemicuerpo.Estuveapuntoderesistirmecuandoelterrormesobrecogió.Peronolohice.Eralaúnicacosaquepodíahacerporella.Olvidaría todo esto en breve. Ni siquiera recordaría lo bienintencionado de mi

decisión.Peroentonces,duranteesosbrevesinstantes,supeloqueestabahaciendo.Loúnicoquemequedabaporhacer.

ElegirlaaellaantesquealCielo.Demostrarlemiamoralquedarmeconelladurante losveinticuatroañosquenos

quedabanpordelante.Recéparaquemi compañía (como resultara ser cuandoperdiera la consciencia)

pudieraapaciguaralgoeldolorquesentíaalvivirenaquelhorriblelugar.Peromilugarestabajuntoaella,nomecabíaduda.Mesobresaltéymiréalrededor.Gingermeestabalamiendolamano.Lamiré,incrédulo,yescuchéelqueparamíeraelsonidomásbellodelmundo.Annpronunciabaminombre.Megiréhaciaella,maravillado.Teníalágrimasenlosojos.—¿Deverdaderestú?—murmuró.—Sí. Ann. De verdad. —Sentí disiparse mi consciencia. ¿Cuánto tardaría en

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recuperarla?¿Cuántotardaríaladesolaciónentriunfar?Noimportaba.Duranteunoscuantossegundos,estuvimosjuntos.La levanté, la rodeé con mis brazos y ella hizo lo mismo. Nos fundimos en el

abrazo.Derepenteseapartódemíconexpresiónhorrorizada.—Ahorayanotepuedesmarchardeaquí.—No importa.—Reí y lloré almismo tiempo—.No importa,Ann. ElCielo no

seríaelCielosinti.Yjustoantesdequelastinieblasmearrebataranlaconsciencia,habléporúltima

vezconmiesposa,mivida,mipreciosaAnn.Lesusurrémisúltimaspalabras:—Queesteinfiernoseanuestrocielo.

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CUARTAPARTE

MÁSALLÁDELOSSUEÑOS

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36LaIndia

Lasensacióndedespertar resultópeculiar.Fuecomosi emergieradeunagruesacrisálida.Abrílosojosymiréaltecho.Eradecolorazulpálido.Noescuchabanada,salvoelsilencio.

Traté de volver la cabeza, peromehallaba demasiado débil comopara hacerlo.Duranteunosinstantescreíqueestabaparalizado,yaquellomeaterró.

Entonces me di cuenta de que solo estaba exhausto, y de que vestía una túnicablanca.

¿HabíavueltoaSummerland?Meapoyéenelcododerechoymelevantédespacio.Miréenderredor.Estaba en una inmensa sala que solo tenía techo, no paredes. Altas columnas

jónicas servían de paramento.Había cientos de divanes en la habitación, casi todosocupadosporpersonas.Hombresymujeresvestidoscon túnicasdelcolordel techo,que semovíande un lado a otro, se acomodaban sobre los divanes, y se inclinabanparahablarconlosqueestabantumbados.EstabadevueltaenSummerland.

Pero,¿yAnn?—¿Estásbien?Megiréalescucharelsonidodelavozdeunamujer.Estabadetrásdemí.—¿EstoyenSummerland?—Sí.—Seinclinósobremíymeacaricióelcabello—.Estásasalvo.Descansa.—Miesposa…Algofluyódeentresusdedoshastamicabeza,algoquemetranquilizó.Merecosté

denuevo.—Notepreocupesporesoahora.Limítateadescansar.Elsueñoseapoderódemí,unasomnolenciacálida,suave,sedosa.Cerrélosojos.»Esoes.Cierralosojosyduerme.Estásasalvo—measegurólamujer.PenséenAnn.Entoncesmedormíotravez.No puedo decir cuánto tiempo estuve durmiendo. Solo sé que desperté, y que

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seguíateniendoaquelcieloazulsobrelacabeza.EstavezpenséenAlbert.Repetísunombreenmimente.Novinonadieymeasusté.Melevantésobreelcodo.Lasalaeralamisma:tranquilayserena.Elsueloestabacubiertodemoqueta,yde

cuandoencuandohabía tapicescolgadosdel techo.Multituddedivanesdecoraba lasala.Amiderecha,aunosdosmetros,unamujerdormíaenuno.Ami izquierda,unhombreviejohacíalomismo.

Meobliguéa incorporarme.TeníaqueencontraraAnn.PenséenAlbert,peronoapareció. ¿Qué sucedía? Antes siempre acudía a mí. ¿No había regresado aSummerland?¿Oseguíaenaquelterriblelugar?

Melevanté.Mesentíamuypesado,Robert.Apesardehabermedesembarazadodelacrisálida,micarnemeparecíapiedra.Apenasconseguímovermeporlasala.Paséalladodeincontablesdurmientes,hombresymujeres,jóvenesymayores.

Meparéenlaentradadeunahabitaciónadjunta.Allí nadie descansaba. Algunos tenían sueños agitados; otros, semiconscientes,

tratabandeincorporarse,perolasfuerzaslesfallabanyvolvíanadesplomarse,yotroscuantosmásluchabanporlevantarse,peroseloimpedíanhombresymujeresvestidosdeazul.

Tampoco había silencio como en la otra sala. Esta se veía inundada de gritos,sollozosyvocesmolestasydiscordantes.

Cercademíviaunhombredeazulhablarconunamujerdeundiván.Lamujerparecíaconfusayenfadada.Seempecinabaenincorporarse,peronopodía.Elhombrelatratabadereconfortar.

Miréaotroladoymesorprendióescucharaunhombreempezaragritar.—¡Soy cristiano y seguidor demi Señor! ¡Exijo que venga a pormí! ¡No tenéis

derechoaretenermeaquí!¡Ningúnderecho!Observéunhombredeazulhacerleungestoavariosdesuscompañeros,queno

dudaron en congregarse alrededor del hombre. Lo tocaron y el hombre cayó en unprofundosueño.

—Deberíasdescansar—medijounavoz.Dilavueltayviunjovenvestidocontúnicaazulsonreírme.Fuiaresponder,pero

teníalalenguatorpe.Loúnicoquepudehacerfuemirarlo.—Vamos—medijo.Sentísumanoenmibrazo,yencuantometocó,lasensación

decomodidadmeinvadió.Todoempezóaemborronarse.Supequemellevabaaalgúnlado, pero no veía nada. ¿En qué consistiría aquel toque narcótico?, me preguntémientraspercibíaeldivándebajodemíymesumergíaenunprofundosueño.

Cuandodesperté,Albertestabasentadoalbordedeldiványmesonreía.

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—Ahorayaestásmejor.—¿Dóndeestoy?—EnlaSaladelDescanso.—¿Cuántotiempollevoaquí?—Unbuenrato.—Esagentedelahabitacióndeallado…—señalé.—Sonlosquehanmuertodeformasúbitayviolentaysedespiertanporprimera

vez.Senieganacreerquehanabandonadosucuerpoysiguenexistiendo.—Esehombre…—Unode losmuchosque esperan sentarse a la diestra deDiosyque creenque

aquellos que no comparten sus ideas están condenados al tormento eterno.En ciertamedida,estassonlasalmasmásretrasadasdetodas.

—Novinisteantes.—Nopodíahastaquenohubierasdescansadolosuficiente—replicó—.Recibítus

llamadas,peronosemepermitíaresponderlas.—Pensé que aún estabas…—Me falló la voz y le agarré del brazo—. Albert,

¿dóndeestáella?Norespondió.—Yanoestáenaquellugarhorrible.Albertnegóconlacabeza.—No—measeguró—.Lasacastedeallí.—¡GraciasaDios!—Sentíquelaalegríameembargaba.—Al quedarte con ella por libre voluntad le conferiste la percepción necesaria

paraqueescaparadeallí.—Entoncesseencuentraaquí.—Estuvisteconellauntiempo.Poresoestásaquírecuperandolasfuerzas.—Me

agarróelbrazoymeloapretó—.Nocreíaquesepudierahacer,Chris.Nuncalleguéaimaginarloqueseríascapazdehacerporella.Pensabaentérminoslógicos.Deberíahabermedadocuentadequesoloconelamorpodríasllegarhastasualma.

—Estáasalvo.—Asalvodeaquellugar.Unapunzadadeinquietud.—¿Estáaquí?¿EnSummerland?Parecíareacioaresponderme.»Albert.—Lomiréansioso—.¿Puedoverla?Suspiró.—Metemoqueno,Chris.

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Mevineabajo.»Verás, aunque el amor de alguien a veces puede elevar el alma de otro hasta

Summerland,aunquenuncaanteslohabíavistoenelcasodeunsuicidio,esaalmanosuelepermaneceraquí.

—¿Por qué?—pregunté.De repente, el regreso a Summerland seme antojó unavictoriavacía.

—Haycientosderespuestasaesapregunta.Miles.LamássencillaesqueAnnnoestálista.

—Entonces,¿dóndeestá?—Mehabíaincorporadoylomirabaconangustia.Mediolaimpresióndequetomabafuerzasantesderesponder.¿Aquellohabíasido

unasonrisa?—Bueno—empezó—,larespuestaaesoestancomplicadaquenosénipordónde

comenzar. No llevas lo suficiente en Summerland como para haber sido expuesto aello.

—¿Dequéhablas?—Reencarnación.Me sentí confuso y perdido. Cuanto más aprendía del más allá, más caótico se

volvíatodo.—¿Reencarnación?—Enrealidad,haspasadopormuchasmuertes.Recuerdaslaidentidaddelavida

queacabasdedejaraunlado,perohastenido,todoslashemostenido,unamultituddevidasanteriores.

Unrecuerdosurgióentrelastinieblasdemimente:unacasadecampoyunhombreviejoqueyacíaenlacama,condospersonasasulado,unamujerdecabelloblancoyunhombredemedianaedad.Lostrajesmeresultabanextrañosyelacentodelamujernadafamiliar.«Creoquesehaido»,fueloquedijo.

¿Eseancianohabíasidoyo?—¿MeestásdiciendoqueAnnestádenuevoenlaTierra?Asintió,ynofuicapazdereprimirungruñidodedesesperación.—¿Preferiríasquesiguieradondelaencontraste,Chris?—No,pero…—Debido a que la ayudaste a comprender lo que había hecho, pudo cambiar su

prisiónpor la reencarnación.Estoysegurodequeentiendes lasustancialmejoraquesuponeeso.

—Sí, pero…—No terminé la frase. Claro queme alegraba saber que se habíaliberadodeaquelsitioespantoso.

Peroseguíamosseparados.

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—¿Dónde?Respondióconsuavidad:—LaIndia.

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37ElcaminocomienzaenlaTierra

Alfinalhablé.—¿LaIndia?—Estabadisponibledeformainmediata.Además,suponíaundesafíoparasualma:

unadesventajaquehadesuperarparacompensarelefectonegativodesusuicidio.—¿Desventaja?—pregunté,algoconfuso.—Elcuerpoquehaelegidocontraeráenunospocosañosunaenfermedadque le

provocaráuntrastornodelsueño.Ann se había suicidado con píldoras para dormir. Para equilibrar la situación,

contraeríaunaenfermedadqueleimpediríadormirconnormalidad.—¿Yellahasidoquienlohaelegido?—preguntéparaasegurarme.—Claro —respondió Albert—. El renacimiento es siempre una decisión

voluntaria.Asentíylocontemplé.—¿Yquépasacon…elresto?—Nada.Encompensaciónporlaspenalidadessufridas,ydebidoaloslogrosdesu

anteriorvida,susnuevospadressoninteligentesysimpáticos.Elpadretrabajacomofuncionario y la madre es una artista de éxito. Ann, aunque tendrá otro nombre, sesentiráqueridaytendrálaoportunidaddecultivarse,intelectualmentehablando.

Penséunlargoratoantesdehablar.—Quieroirconella.Albertpareciódisgustarse.—Chris, a menos que uno se vea obligado, no debería renacer hasta haber

estudiadolosuficienteydesarrolladosumente,detalformaquelasiguientevidaseamejorquelaúltima.

—Estoysegurodeque tienes razón—concedí—.Pero tengoqueestarconellayayudarlasipuedo.Mesientoculpablepornohaberlaayudadolosuficienteennuestraanteriorvida.Quieroprobardenuevo.

—Piensa, Chris. ¿De verdad quieres volver tan pronto a un mundo donde unos

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pocos robany engañan a los demás? ¿Donde se tira comida a la basuramientras enalgunos lugares se pasa hambre? ¿Donde el servicio al Estado es una hipocresíabrutal?¿Dondemataresunasoluciónmássencillaqueamar?

Suspalabrasfueronbruscas,peroyosabíaquelohacíapormibien.QueesperabaconvencermeparaquevolvieraaSummerland.

—Yaséquesolotepreocupaspormí.PeroamoaAnnytengoqueestarconellayayudarla.

Susonrisafuetriste,perocomprensiva.—Lo entiendo—asintió—.Ahora que os he visto a los dos juntos, tampocome

sorprende.—¿Cuándo?—Cuando salisteis de vuestra prisión etérea. —Su sonrisa se volvió tierna—.

Ambasalmassefusionaron.Tenéislamismavibración,comoyaoshedicho.Poresonopuedessoportaralejartedeella.Estualmagemela;comprendoquequierasestarasu lado.EstoysegurodequeAnndecidió renacercon laesperanzade reuniros.Aunasí…

—¿Qué?—Megustaríaqueentendierasloqueimplicaregresar.—Esposible,¿no?—preguntépreocupado.—Quizánoseatansimple.Ytalvezexistanriesgos.—¿Quétipoderiesgos?Dudóantesderesponder.—Serámejorquehablesconunexperto.

***

Creí que iba a regresar enseguida.Debería haber imaginado que un proceso tancomplejonose realizabademanera tansencilla.Yeso,al igualque todoenelMásAllá,requeríadesupertinenteanálisis.

Primero,eldiscurso.Fuimosaun lugarcercadelcentrode laciudad,un templocircular,enorme,con

milesdeasientos.Unejedeluzblanca,visibleapesardelaabundanteiluminación,sederramabasobrelaestructura.

Cuando Albert y yo entramos en el templo, nos sentamos en un par de sillas amedio camino del púlpito.No sabría decirte la razón.No estabanmarcadas ni erandiferentesdelrestodeasientos.Aunasí,sabíaqueaquellosasientoserannuestrosencuantoentramos.

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Laaudienciaconversabasosegadamente.Conversaba,claroestá,sinemitirsonidoalguno.Muchosnossonrieroncuandonosacomodamos.

—¿Todaestagentepiensarenacer?—preguntésorprendido.—Lodudo.Lamayoríadeellosvieneaquíparaaprender.Asentí. Procuré quemi desasosiego creciente no se notara, pero estaba ahí. Era

similaralsentimientoquehabíatenidocuandolleguéaSummerlandporprimeravez,cuandoalgomehabíaalertadodelasintencionesdeAnn.

Similar. Pero no podía ser igual. Sabía que ella vivía. A pesar de ello, nuestraseparación seguía siendo igual de estresante para mí. Robert, no sería capaz deexplicarte todo lo que implica ser almas gemelas. Lo intentaré de todos modos.Mientrasestésseparadodeella,tesentirásincómodo.Sinimportarlascircunstanciasdecadamomento,nitampocoloextraordinarioqueseaellugardondeteencuentres.

Serlamitaddeotroesuntormentocuandoelotronoestá.

***

Unamujerencantadorasesubióalpúlpitoynossonrió.—Shakespeareserefirióasíalamuerte:«Elpaísdesconocidodelquenoretorna

viajeroalguno».—Sonriódenuevo—.Loexpresódemanerasoberbia,aunquenofuedeltodopreciso.Todoshemosdescubiertoesepaístrasnuestramuerte.Loqueesmás,esunlugaralquetodoslosviajerosterminanporregresar.

»Somostrinos—continuó—.Espíritu,almaycuerpo.Esteúltimoelemento,durantelavidaenlaTierra,estácompuestoporloscuerposfísico,etéreoyastral.Nohablarédenuestroespírituenestaocasión.NuestraalmacontienelaesenciadeDiosqueestádentrodenosotros.Estaesenciaguíanuestravidayconduceelalmaa travésde lasmúltiples experiencias de la vida.Cada vez que una parte del alma se convierte encarne,absorbeesaexperienciayevoluciona,enriqueciéndoseenelproceso.O…—guardósilencio—haciendotodolocontrario.

Que era lo que Albert me había dicho antes. El suicidio de Ann habíainvolucionado su alma, y por ello había decidido absorber la suficiente experienciapositivaparareconstruirla.

¿Cómoesteyoseañadeoseresta?Atravésdelamemoria.Cadaunodenosotrosposeeunamemoriainternayexterna.Laexternaperteneceanuestrocuerpovisible,yla interna a nuestro cuerpo invisible (o espiritual). Cada cosa que hemos pensado,deseado, hablado, hecho, oído o visto alguna vez queda inscrita en nuestramemoriainterna.

Estacolecciónde recuerdospermaneceen la«CasadelPadre»yseenriqueceo

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empobrececonlosresultadosdecadanuevavidafísica.Elcuerpoastral(oespiritual)vuelvealaTierra,peroenesenciasiguesiendoelmismo.Soloelcuerpocarnalysudobleetéreosevenalterados.

Hayuna líneade comunicación entre el yomás elevadoy la forma físicaque elalmahaelegido.Porejemplo,sielyofísicorecibeunainspiración,estaprovienedelalma.Laasíllamada«vozdelaconciencia»noesmásqueelconocimientoquetienesu origen en antiguas lecciones que advierten a un individuo de que no cometadeterminadoactoquedañaríasualma.

Sin embargo, y salvo en casos en los que se trata de sujetos especialmentereceptivos o que son capaces de estudiar su interior (a través de lameditación), lapenetracióndeesteauténticoyoenlamateriapasainadvertido.

—Elprocesoeselsiguiente—nosdijolamujer—:laexistenciatrasunavidadelogrosseintercalaconperíodosdedescansoyestudioenesteplano,detalmaneraqueel alma se va moldeando para convertirse a lo que aspira. A veces, lo que se hafracasadoenvidasepuedeconseguirenelmásallá,detalmaneraqueenlapróximareencarnación se posea una mayor sabiduría y una mayor habilidad para continuarascendiendohaciaDios.

»De esa forma, la trinidad que somos experimenta una tríada de encarnación,desencarnaciónyreencarnación.Elhombredeberíaserconscientedeenquéconsistelamuerte,puestoquehamuertomuchasveces.Aunasí,cadavezquevuelvealacarne(exceptoenocasionescontadas)loolvidatodo.

***

Semeocurrióunapregunta.Lamujerlarespondióenseguida,comosimehubieraleídolamente.

—Ahoratenéiselmismoaspectoqueposeísteisenvuestraúltimaencarnación.Porsupuesto, habéis tenido muchas apariencias diferentes, algunas incluso de sexodiferente.Conserváiselaspectodevuestraúltimaencarnaciónporqueeselmásvívidoenvuestramemoria.

»Cuandolavidallegaasufin,vuestraconscienciaretrocede,pasoapaso,haciasufuente,disociándoseasídesurelaciónconlamateria.Esteprocesoderenunciatienelugarenelmundoetéreo,dondevuestrosdeseosysentimientosfueronrefinadosylasfuerzasnosusceptiblesderegeneracióndevuestravidasecentraronytransmutaron.Alfinal, vuestra consciencia retrocede hasta su fase mental o fase del «cielo», dondeestáisahorayenlaquesecareceporcompletodemateria.

Nosési lorecibió,peroledi lasgraciaspor larespuesta.Talvezloimaginara,

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peromediolaimpresióndequesonrió.—El tiempo de estancia en elMásAllá varía—continuó—.A veces pasanmil

añosentrelasreencarnaciones.Cuandovuelvelaconscienciatraslamuerte,elimpulsoinicialdelapersonalidadesreencarnarse.Losreciénllegadoscomienzanapracticarelmétodomedianteelcuallasvibracionessecontrolan,paraasípoderrenacer.

»Lodifícildeverdadparaunalmaes elegirquedarseenSummerlandyestudiarcon la intencióndemejorar para que la próxima encarnación sea unpasomás en elprocesodeenriquecimientodelalma.

Tuveotraduda,perotambiénestavezseresolviódeinmediato.Mepreguntésifuiyoelúnicoenpensarenello.

—No todo el mundo renace. Algunas almas son tan avanzadas que ya no sereencarnan,sinoquetrasciendenaunniveldeexistenciamásalládeloquelaTierrapuedeofrecer,ysereúnenparasiempreconDios.

»Estasalmas,quehanconseguidoexpiarsuspenasoadquirirtodoelconocimientoposible, se unen al Creador y pasan a un estado de unidad perfecta con Él,convirtiéndoseenparteintegraldelpatrónuniversal.

Noentróendetallesacercadela«tercera»muerte,puestoqueesmuycomplicadoy todos nosotros teníamos que adquirir muchamás experiencia, y teníamos tambiénmuchomás que aprender ymuchas limitaciones que superar antes de enfrentarnos aella. Estas limitaciones solo se dan en la Tierra porque es el único lugar donde sepuedenmanifestar.Summerlandesdemasiadomaleable,demasiadocontrolable.Soloen la densidad de la materia la personalidad puede arrostrar el más severo de losdesafíos. Es el campo de pruebas principal para el hombre, el lugar para actuar yexperimentar.

Todosnosotrostenemosuncaminopordelante,yelcaminocomienzaenlaTierra.

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38Portodalaeternidad

—¿Ycuáleselproceso?—siguiólamujer—.Paraaquellosalosquelesgustaríasaberlo,funcionaasí.

Me incliné hacia delante. Lo que había dicho hasta entonces había sido muyinteresante.Sinembargo,ahora ibadecirnos…adecirmecómomepodía reunir conAnnunavezmás.

Yesoesloquetevoyacontarahoramismo,Robert.Cuandounalmaquebuscareencarnarseeligelospadresquevaatener,él(oella)

se registra en lo que podría llamarse un ordenador. Si hay varios candidatos, elordenadorseráquiendecidaelalmamásapropiadaparalatarea,omejordicho,laquemáslonecesita.

Lo llamoordenador, aunqueenel fondoesbastantemáscomplicadoqueeso,yaqueescapazdeanalizarlospatronesdepensamientodetodoslosquehansolicitadoun tipo similar de herencia y ambiente. Cuando este conjunto de pensamientos sesincroniza enunpatrónglobal, el almamás cualificada reconoceque él o ella es laseleccionadayelresto,sindiscusión,siguebuscando.

La mujer nos advirtió de que es tentador, con la libertad que se disfruta enSummerland,planearlasiguientevidacondemasiadasaspiraciones.

—Dejadmeadvertirosatodoslosquepensáisrenacerqueseáisconscientesdelasrestriccionesalasqueosenfrentaréisenlavidafísica.Exigirmenosparalograrmáseselmétodomásaconsejable.

Los detalles te fascinarían, Robert: en el lejano Oriente, las almas que deseanreencarnarsepermanecenenlasresidenciasdeloshombresy,cuandollegaelmomentopropicio,sevisualizanasímismascomocélulasyentranenelvientredelasquevanasersusmadres.Simpleysencillo.

Perotambiénresultapeligroso.Sielniñonacemuerto,elalmaquedaencerradaenuncomaenelniveletéreo.Dejadeserunaentidadcompletaparaconvertirseenunaquenopuedeliberarsuconsciencia.Estosedebeaquelamentedelalmasehallaenun profundo sueño cuando se produce la reencarnación. Ninguna acción mental es

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posiblehastaquelasfacultadesdeunniñoestánlistasparaserutilizadas.Otro peligro de este método es que el alma puede, de forma inconsciente,

seleccionarunvehículoqueseencuentramalformado,tantofísicacomomentalmente.Enestecaso,elerrorhadesobrellevarsedurantetodalavida.Porsupuestoquehayveces en que este camino se elige de forma voluntaria para «pagar» las deudaskármicas. Se puede entender el karma como la doctrina que versa sobre lasconsecuenciasdenuestros actos.Unalmaqueentra enuncuerpoenfermoodañado,quesuperaestascomplicaciones,crecemásrápido(aunnivelespiritual)quealguienquetienetodoloquenecesita(desdeelpuntodevistaterrestre).ComoenelcasodeAnn.

Aunqueencualquierotrazonadelmundoelalma tiene laopcióndeentrarensunueva vida en cualquier fase, desde la concepción hasta después del nacimiento, elmétodooccidentalconsisteenaguardarhastaqueelniñonace.Deestaforma,ningúnalmapuedequedarencerradaenelcomaquetehedescrito.

Elprocesoactualdereencarnacióndependede lahabilidaddelalmaencontraersus cuerpos espirituales (astral y etéreo) hasta que puedan ser coordinados con elcuerpodelniño.Estacoordinaciónsueletenerlugarjustodespuésdelnacimiento,ynoesnadafácillograrla.Porestarazón,elprocesosuelerequerirdelaasistenciadeunpsíquicoespiritualquepuedaver,ensuojomental, lamédulaespinaldelniñoydelcuerpoespiritual,parapoderfusionarambos.

Comoyahedicho,otrométododereencarnacióneselquesigue:elalmanoentraen el cuerpo hasta que el niño tiene entre cinco y ocho semanas. De esta forma, lacertezadeunrecipientefísicoadecuadoesabsoluta.

—Tras la encarnación —prosiguió la mujer—, todos los recuerdos de la vidaanterior y el intervalo en el más allá se olvidan y comienza un nuevo proceso deimpresiónmental.Devezencuando,silareencarnaciónesprecipitada,losrecuerdosperduran…loqueexplicalaaltaincidenciadetalescasosenlaIndia,porejemplo.

»Durante varios meses, el alma duerme en el niño que se sirve de instintosanimalespara aprender cuáles son losprocesosde su cuerpo: alimentación, sueñoyfunciones orgánicas. Solo cuando el alma comienza a despertar, el niño comienza ademostrarinteligenciaactiva.

»El alma no despierta de una sola vez, sino que lo hace de forma progresivadurante la niñez y juventud del individuo. De cuando en cuando, un alma despiertaprematuramente y recuerda sus habilidades pasadas, aunqueno su vida pasada.Estotambiénexplicalosniñossuperdotados.

»El alma se fusiona poco a poco con el cuerpo hasta la unión completa, que seproducealaedaddeveintiuno,másomenos.Aveces,unalmanosedespiertahastala

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medianaedad.Entalcaso,lapersonalidadnomuestrasignosdeactividadintelectualcompletahastaentonces.

»Ytrassunuevavida,elalmainmortal,quehaexperimentadovidatrasvidaenunintento por dominar su propia naturaleza, regresa, una vez más, al hogar, paradescansaryretomarelestudioantesdevolveralaTierraensubúsquedacontinuadelaperfección…ylareuniónconDios.

***

No te contaré nada más acerca de la teoría. Mi historia no necesita másinformaciónacercade lareencarnación.Haylibrosque tratansobreel tema,siestásinteresado.

Misiguientepasofuereabrirellibrocerradodemisrecuerdosyexaminarlosotravez.

Alutilizarmilongituddeondaindividual,observémisvidaspasadas.Fueunespectáculoasombroso,Robert.Unespectáculoenelquenadaseomitió.

Apenas tuve tiempopara reaccionarmientras losdetallesme inundaban:unestallidodevívidoseventosdondecadamomentosereproducíacontotaldetalle.

Hepasadopormuchasvidas,perosolotemencionarélasdosenlasqueAnnyyoestuvimosjuntos.

Trabécontactoconellaen1300,cuandonuestrasalmasseexpresaronenloquesepuededenominarcomola«estructurafeminista».Fuimoshermanas,conunadiferenciadeonceaños (yoera lamayor),peroaunasí teníamosuna relación tanestrechaqueamigosyfamiliasequedabansorprendidos.Nuestrasvidasfueroninseparables,desdeunpuntodevistapsicológico.

Nos reunimos de nuevo en 1700, en Rusia, yo con valencia masculina y ellafemenina.Crecimosjuntos,nosconocimos,perdimoscontactoduranteunatemporadayluegonosreunimosennuestrajuventud,nosenamoramosynoscasamos.Fuiescritorenesa vida, de novelas e historias cortas. Ann (su nombre era diferente por aquelentonces)creíaenmí,aunquemiéxitofueranimio.

Fueelfinaldeesavidaloquepresenciéenmisegundamuerte.Ahoralavientodasuextensión,desdeunaperspectivaquemepermitióobservar

elfinypropósitodetodasesasvidas.Noentraréendetalles;esirrelevanteparaloquetevoyacontar.Bastamencionar

queconcluíqueunfactorenconcretoquenecesitabamejorarparaenriquecermialmaeraeldeayudaralosdemás.Esosecomplementabaalaperfecciónconmideseodeestar con Ann de nuevo. Albert me había dicho que llegaría el momento en que

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necesitaríadetratamientomédico.Seríadoctor.Al principio me planteé la posibilidad de nacer en India. Nacer allí y acabar

siendodoctorestancomplicadoquetuvequecambiardeidea.Detodasformas,nacerenLaIndianoeselobjetivo.LoesayudaraAnn.

Por eso elegí comopadres al doctorArthurBraningwell y señora, deFiladelfia.Sonjóvenesybuenaspersonas,yserésuúnicohijo.Tendréunavidacómoda,iréalafacultaddeMedicinaycreoqueseguirélospasosdemipadre.

A la edad de treinta, eso cambiará por completo por razones que no entraré arelatar,ysaldrédeestacomodidadparapracticarlamedicinaeneltercermundo.

AlfinalllegaréaLaIndiaycuidarédeunajovendelaqueluegomeenamoraréycon laquemeacabarécasando.Elalmadeesa jovenserá ladeAnn.Si llegamosasentiro saber loquehaocurrido,noes importante.Volveremosaestar juntos.Nadamásimporta.

***

El cuerpo elegido por mí es un niño de cuatro semanas y media. No será losuficientemente fuerte para resistir la entradademi cuerpo astral y etéreohasta quetengasietesemanas.

Heestadoobservandoelcuerpo,yheexperimentadoelprocesodereducirmehastaeltamañodeunniño.Cuandoestélistoparalatransición,undoctorexperimentadoenelprocesodispondráunflujoradiactivoquepermitiráconectarloscuerposatravésdeunaglándulasituadaenlabasedelcerebrodelniño.

Entoncesentraré.Enlosmomentosanterioresalaencarnación,tratarédevisualizarunaimagenclara

deltipodecuerpoquenecesito.Deestaforma,puedoayudaradesarrollarlafuerzayla salud necesarias para llevar la vida que tenía pensada. Si no lo consigo, el niñopodríanonaceroincluso,aligualqueAnn,sufrirdealgunadebilidadoenfermedad.

Robert,teconfiesoquelareencarnaciónmeproducerechazo.Leheestadodandovueltasyvueltasalaideaderegresaralacarne,ynomeatraelomásmínimo.Porelmomento,soloelsaberqueAnnhavueltoesloquemehacedesearvolver.Porque,enel fondo, no ha de tenerse coraje paramorir.El auténtico coraje reside en nacer demaneravoluntaria,enabandonarlasbellezasincontablesdeSummerlandparahundirseen las profundidades de la materia oscura y asfixiante. El trauma no lo provoca lamuerte,sinolavida.Unopuedemorirsinsaberlo.

Elnacimientoimplicaeltraumadelacomprensión.

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Pensarenmisueñomedaráfuerzas.El sueño de que, algún día, nos reuniremos aquí en Summerland. De que

compartiremosnuestroamoryunidadenestelugarexquisito,ynosreconfortaremoselunoalotro.

Tal vez, como Albert me sugirió, nos volvamos a casar en una de las grandescatedrales del cielo, y será un maestro de un nivel más elevado el que celebre laceremonia,yuncoronoscantaráunhimnoqueensalcenuestroamor.

Leentregaréregaloshechospormí:flores,ropa,joyas,abaloriosyadornosparalacasa.Unacasaquecolmarátodosnuestrosdeseosygustos,yquesesituaráenunlugarencantadorenmediodelanaturaleza,yenelquedisfrutaremosparasiempre.

Rezoparaqueestemosallí,dondepodremosaprenderycrecerhastaquellegueelmomento en que nos elevemos a los niveles superiores, donde cambiaremos deapariencia, pero sin perder la lealtad que nos profesamos el uno al otro y dondecompartiremoslagloriosatrascendenciadenuestroamorportodalaeternidad.

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39Regresoconmiamor

Hayunacosamásquetengoquehacerantesdemarchar.Dictarestelibroyconseguirqueteloentreguen.No tedetallaré cómomehepuestoencontactocon lamujerque tehaentregado

estemanuscrito.Enprincipioplaneéquetelodieranmishijos.PerocuandoaverigüéquelaúnicapersonasensitivadisponiblevivíaenlacostaEste,decidíquefueraellaquientelotrajera.

Esperoquesepubliqueyquemuchagentelolea.Esperoquealmenossirvaparaqueunospocossepreparenpara la transición inevitableque tendrá lugaral finaldenuestrasvidas.

***

Mirelatollegaasufinal.Tenencuenta esto: loque tehe contadoesparcial.Nopodía serdeotromodo.

Solotepuedodecir loqueviyescuché.Esunacompilacióndeloqueocurrió,nadamásynadamenos.RecuerdaloqueAlbertmedijo.

Lamenteloestodo.Nuncatelopodrérepetirlosuficiente.Estaexperienciafuemiexperienciaylade

nadiemás.Aunquetodoesverdad,noesdeningúnmodolaúnicaposible.Otrapersonatecontaráunahistoriadiferente.Recuerda esto también: con las cosas que no te he contado podría llenar cien

volúmenes.Créemecuandotedigoquelavariedadenelmásalláesinfinita.Haytantoquecontarquemihistoriaescomoungranodearenaentretodaslasplayasydesiertosdelmundo.

He de mencionar que todo lo que he descrito ha tenido lugar en un nivelrelativamentebajodeexistenciaespiritual.Hayplanosdelosquenosénadaydelosquepuedequenosepaeneones.

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En breve no habrá una realidad estándar en lo que respecta alMásAllá. Te hecontadomiexperiencia.Latuyaserádiferente.Peropuedesestarsegurodeunacosa:

Llegará.Creoimprescindibledesarrollarmiargumento:Nadaestansimplecomoparece.En la actualidad, las condiciones de la supervivencia no se pueden explicar en

términosde tiempo, espacioy forma.Tehedescritogente, localizacionesy eventos,peroestasdescripcionesquedansujetasamihabilidad (o faltadeella)paraver lascosascomoson.

Dehecho, puedeque toda esta experiencia haya sido lo quemedije después demorir.

Unsueño.Cuandoduermes,elmundoenelquediscurretusueñoestanrealcomolavidapara

ti,¿noescierto?Estopodríaserlomismo.Deserasí,seríanaturalquealoquemehereferidocomoSummerlandtuvierael

aspecto que te he descrito. Puesto que las circunstancias de este nivel son imágenestransportadas por la consciencia de los recién llegados de la Tierra, ¿qué seríaSummerlandsinounaversiónidealizadadelaTierra?

Albertmedijo,casialprincipio,queelCieloesunestadodelamente.Loes.Consideraesto:¿noeslaTierraotroestadodelamente?Lamaterianoesmásque

energíaquealintelectohumanoseleaparececomoalgoestático.Lavidaeselestadode la consciencia que percibe esta energía comomateria.Lamuerte es el estadodeconscienciaqueyanolapercibecomotal.

LavidaenlaTierraessolounpanoramadeobservacionesvívidasqueteparecenreales.

¿PorquéelMásAlládeberíasermenosreal?Nopermitasqueteconfunda.Teparecerámuyreal.Y,porfavor,hermanomío,noletengasmiedo.Lamuertenoeselpeordelosterrores.Lamuerteesunaamiga.Considéralodeestaforma:¿tienesmiedodedormirporlanoche?Porsupuestoque

no.Porquesabesquetevolverásadespertar.Piensaenlamuertedelmismomodo.Aligualqueocurrecuandoduermes,también

acabaráspordespertar.

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Laauténticavidaesunprocesode transformación.Lamuerteesunafasedeestaprogresión.Alavidanolesiguelanovida.

Solohayunacontinuidaddelser.Somospartedeunplan,nunca lodudes.Unplanparaque cadaunodenosotros

alcanceelnivelmásaltodelqueseamoscapaces.Elcaminoatravesarázonasoscuras,peroalfinalllegaremosalaluz.

Nuncaolvidesquepagamosporcadaacto,pensamientoysentimientoquellevamosacabo.

EnlaBibliaseleemuyclaro:«Elquesiembra,recoge».Alagentenoselacastigadebidoasusacciones,sinoqueescastigadaporellas.Sialmenosalguiencreyeraesto…Si todo hombre ymujer delmundo supiera, sin duda alguna, que va a tener que

enfrentarsealasconsecuenciasdesusvidas…Elmundodaríaunvuelco.Diostebendiga.Regresoconmiamor.

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EPÍLOGO

AcabodevolverdeFiladelfia.Quizámehecomportadocomounestúpido.Esposiblequelamujerquemetrajoel

manuscritofueraconscientedelaexistenciadeldoctorBraningwellydesuesposa.Nohayformadesaberlo.Solomepuedohacerpreguntasalrespecto.Siasífuera,¿porquéibaatomarsetantasmolestiasparaengañarme?

AlprincipiopenséenllamaralapuertadelosBraningwellycontarlesmihistoria.Peroluegoelsentidocomúnmedisuadió.Loquehicefueesperarhastaquesuniñerallevaraalniñoadarunpaseo.Laseguí

hasta un pequeñoparque y allí,mientras que estaba sentada en un banco,meparé ycharléconellaunrato,ratoqueaprovechéparaecharleunvistazoalniño.Mesentíunestúpidoporhacerlo,perotambiénsentíalgomásalmiraralosojosdeeseniño.

Miedo.¿AquelbebéposeíaelalmademihermanoChris?¿IríaaLaIndiacuandotuviera

treinta años, se encontraría conuna jovenque encerrara el almade la esposa demihermano,Ann,ysecasaríaconella?

LeruegoaDiosquemeconcedalaoportunidaddeaveriguarlo.Sin embargo, tengo sesenta y tres años. Es evidente que no viviré el tiempo

necesario.Podríapedirlesamishijosquelocomprobaran,peroestoysegurodequecon el paso del tiempo se olvidarán de una historia vaga e improbable que pudoocurrir,ono,hacevariasdécadas,enunpaísamilesdekilómetrosdedistancia.

Asíqueesteeselfin.Lo único que puedo hacer es repetirlo una vez más: si el manuscrito cuenta la

verdad,lomejorseráquenosreplanteemosnuestravida.Afondo.

FIN

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Nota

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[1]Confusión,caos.(N.delt.)<<