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  • CARTAGENA, CIUDAD INDUSTRIAL

    Presentado Por:

    Carlos Eduardo Garca Granados

    Memoria Crtica presentada a:

    H. Prof. Mara Dolores Antigedad Del Castillo-Olivares.

    Asignatura: Patrimonio de la Ciudad Industrial.

    UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIN A DISTANCIA-

    UNED

    UNIVERSIDAD CARLOS III DE MADRID

    DOCTORADO EN DERECHO DE LA CULTURA

    Cartagena de Indias, D.T. y C. (Colombia)

    2006

  • PREFACIO

    Entender a Cartagena como un todo

    "Fuera de la ciudad, el hombre podra ser un animal, o un dios, pero no un hombre": Aristteles

    Fuente: www.alcaldadecartagena.gov.co

    Desde que era nio escuchaba hablar que Cartagena era la ciudad ms hermosa del pas, y tal vez del mundo, y, al igual que miles de cartageneros- aunque personalmente no lo era de nacimiento-, me llenaba de orgullo al sentir que se constitua en la nia mimada de los colombianos. Sin embargo, en esta oportunidad debo realizar un anlisis desapasionado sobre la ciudad donde he residido 22 de mis casi 25 aos de vida: Cartagena de Indias.

    Puedo sealar tres elementos sobresalientes del crecimiento urbano reciente de Cartagena: formacin de barrios populares, sectores con alto ndice de informalidad e ilegalidad y el desconocimiento de los instrumentos legales de la administracin pblica. Identificar en qu momento surgieron los barrios populares, su organizacin por zonas o sectores, con el propsito de entender procesos de asentamientos y expansin y la complejidad misma de la ciudad, en procura tambin de generar procesos de planeacin, afianzamiento y ordenamiento de un tejido social que supere la fragmentacin ideolgica o espacial existente, nos demuestra que Cartagena no ha surgido como una ciudad industrial como tal, sino como una desordenada red de barrios, sin relaciones fuertes entre si y hacia adentro de s.

  • Durante varias pocas, para la mayora de los cartageneros, sus relaciones con la ciudad, su crecimiento, construccin, saneamiento y apropiacin se ha limitado a la simple relacin de pobladores, espontneos o no, marginales o no, excluidos de las manifestaciones de apropiacin y conciencia ciudadana, con un precario sentido de pertenencia e identidad con Cartagena.

    Todo ello, por cuanto Cartagena es a menudo mostrada a sus visitantes desde la perspectiva Centro Histrico-Manga-Pie de la Popa- Bocagrande-Laguito-Castillogrande, lo cual ha dejado por fuera esa inmensa ciudad que todos conocemos y que se levanta a vivir el da a da. El ncleo arriba sealado es apenas un pequeo punto en el Litoral Caribe, al extremo del poniente, situado entre el puerto y el aeropuerto y entre los barrios de estrato 5 y los de estrato 6, aunque en buena medida esto se explica porque an hoy, el centro histrico de la ciudad sigue siendo un referente obligado, ya que todas las rutas de buses llegan al Centro Histrico.

    Fuente: www.alcaldadecartagena.gov.co

  • Lo dems, la periferia, el margen, la ciudad de las mayoras, desaparece, es invisible para el visitante, carece de historia y, pletrica de pobreza, ensucia con su presencia el Centro y se convierte en una amenaza a su tranquilidad. De manera que lo popular, de acuerdo con la visin hegemnica, va a estar asociado a la periferia, y la periferia se entiende como el espacio del desorden, la trasgresin, la barbarie y el desenfreno, donde habitan los elementos que ponen en tela de juicio el orden y la modernidad pretendida. La referencia a los barrios populares estar en el mayor de los casos asociada a calificativos negativos.

    Ilus tra Ilustraciones: Archivo El Universal Decir que Cartagena est sobrediagnosticada es un lugar comn. Buena parte del erario se destina a "estudios" para evaluar condiciones y definir estrategias de accin, pero los estudios quedan y las acciones no llegan. En algn lugar de la Alcalda de Cartagena o en archivos privados reposan "el sueo de los justos" decenas de costosos estudios acerca de la recuperacin de los cuerpos de agua; asentamientos en el cerro de la Popa; incidencias del desplazamiento; causas y consecuencias del caos vehicular; riesgos de la marginalidad; reubicacin del mercado de Bazurto, y la ocupacin del espacio pblico, por solo citar unos cuantos en los que no se ha pasado de los diagnsticos. Por ello, un nuevo replanteamiento de la ciudad debe implicar un mayor compromiso con el fortalecimiento de las zonas perifricas, con el fin de desterrar esquemas de segregacin que impiden asumir la ciudad como un conjunto de ciudadanas. Para todo ello, tambin se hace necesaria una reflexin del pasado, con el propsito de tomar conciencia sobre las limitaciones y potenciales dentro del desafo de proyectar un mejor futuro para nuestra ciudad.

  • 1. Historia urbanstica de Cartagena

    La fundacin y trazado de las ciudades ha estado precedida histricamente por paradigmas de carcter ideolgico y ha estado asistida por preceptos de orden religioso, militar, econmico o esttico, entre otras consideraciones, aun desde la eleccin misma del sitio y posterior aplicacin de modelos de organizacin territorial: Incluso para las civilizaciones precolombinas existe toda una visin cosmognicas asociada con la eleccin del lugar. Los asentamientos prehispnicos sobre cuyos terrenos hoy se alza Cartagena, escasamente documentados por los cronistas, parecan responder en mayor medida a la simple oferta ambiental que brindaban sus diferentes localizaciones, a lo cual sus habitantes respondieron con tcnicas estratgicas de organizacin y apropiacin territorial del medio ambiente en el que se encontraban. Diversas tribus indgenas antiguas estaban establecidas en el territorio que bordeaba la Baha de Cartagena, el cual fue inicialmente explorado por Rodrigo de Bastidas en 1501.

    Imgenes de Cartagena en la poca Colonial y en la poca actual ( Archivos Fototeca Histrica de Cartagena y El Universal)

    El 1 de junio de 1533 fue fundada Cartagena, como ciudad permanente, por el capitn Pedro de Heredia, en los terrenos del poblado indgena de Calamar (donde hoy est el Centro Amurallado). Al poco tiempo ya estaba trazada la ciudad dentro de la zona, repartidas tierras entre los colonizadores y nombrados todos los cargos correspondientes para el nacimiento legal del poblado, donde meses atrs Pedro de Heredia haba pensado en establecer slo un campamento provisional. Las condiciones naturales de su baha, amplia, abrigada y profunda, se impusieron como criterio de seleccin frente a los otros elementos definidos por la Corona Espaola como determinantes para la fundacin de ciudades en el nuevo mundo, que esta ciudad no tendra: fuentes naturales de agua dulce para el consumo de la poblacin, y tierras aptas para el cultivo y la ganadera.

  • Ilustracin: www.transcaribe.gov.co

    Fue nombrada coloquialmente "Cartagena del Poniente", para diferenciarla de la "Cartagena del Levante", ubicada al sureste de Espaa, en la comunidad autnoma de la Regin de Murcia, ya que ambas poseen bahas muy similares entre s. El puerto, con condiciones naturales particulares, era el paso obligado de las expediciones que ingresaban a la Nueva Granada, as como de las embarcaciones que iban al istmo de Panam para dirigirse al Per. Debido a su posicin estratgica, Cartagena se convirti en el puerto ms importante de la costa norte de Amrica del Sur, con la finalidad primordial de servir como puerto a un vasto sector de "Tierra Firme", en su necesidad de comunicarse con el Caribe, y a travs de este, con Europa.

  • El proyecto trazado por Pedro de Heredia, salvo ligeras modificaciones, consista en una ciudad fortificada o en su defecto articulada por plazas, plazoletas, conventos, iglesias, capillas y ermitas, modelo este que permanecera casi que intacto hasta el final del periodo colonial. Como los primeros constructores fueron encontrando materiales propios de la regin, los utilizaron en el levante de las primeras edificaciones, siendo estas muy sencillas. Elevaron casas recurriendo a la imitacin indgena basndose en palma, caabrava, bahareque o bajareque (pared de palos entretejidos con caa y barro o tierra pisada), ejemplo que es seguido. Posteriormente el gobernador Heredia pide traer desde Santo Domingo las primeras cales lo mismo que los ladrillos y materiales primarios para una construccin slida (se cree que el mismo Heredia Fernndez realiza su casa con estos materiales). Paralelamente se realizan los primeros trazados de calles (las que constantemente hay que limpiar por la vegetacin que crece). Sin embargo, los trazados no fueron realizados correctamente, muy posiblemente por la morfologa del nuevo territorio. En estas calles se comienza a notar que la densidad es ms alta en la medida que se acercan a la Plaza y su uso comercial es decreciente en la medida que se aleja de ella. La idea era realizar un ejemplo representativo que correspondiera al diseo o traza llamado Cuadrcula, pero las condiciones y forma del sitio escogido no lo permitieron. Lo que se logra realizar es una traza Reticular, cuyo aspecto o talante debe tener una conformacin de enrejado, malla o red, aunque sigue teniendo una disposicin, orden y regulacin, no tan riguroso o estricto como la Cuadrcula. Hacia 1572, poco ms o menos, las grandes manzanas se comienzan a fraccionar o fragmentar ante las primitivamente trazadas, dado el creciente trfico comercial, que hace que se abran ms espacios para almacenaje de mercancas y por otro lado las generaciones quieren cada una su parte.

    Paralelamente, desde 1535 hasta 1625, varias rdenes religiosas establecieron sus instalaciones en la ciudad, construyendo iglesias y conventos. Las iglesias de Santo Domingo (1579), San Agustn (1582) y San Francisco (1590), as como las escuelas jesuitas de San Diego, Santa Clara, Santa Teresa, La Merced y Santa Cruz de la Popa, fueron decisivas en la consolidacin del contexto de la ciudad.

    La Catedral de Cartagena e imagen antigua del puerto

  • La ciudad cay en el siglo XVII en un estado de desolacin al ser saqueada en innumerables ocasiones, debido a la rivalidad comercial, militar y naval existente, en aquel momento, entre Espaa, Inglaterra y Francia1, situacin que oblig a principios del siglo XVIII al definitivo trazado de las murallas y su sistema defensivo. Por ello, se observa que la ciudad antigua comprende dos conjuntos civiles: el interior del recinto amurallado donde estaba lo de ms alcurnia; y Getseman, parcialmente afuera, en pinza sobre el puerto. Para comprender la concepcin militar del complejo que se empez a construir en 1.602 y que fue creciendo a lo largo de dos centurias, es menester sealar su evolucin: La ciudad era virtualmente una pequea isla rodeada al Noroeste por mar abierto, al Este por caos y lagunas y al Sur por un lido pantanoso (la pennsula de Bocagrande) y por una baha interior ( de las Animas), que se abre sobre una segunda baha mucho ms amplia (la baha de Cartagena), con una isla en la mitad (Tierrabomba). Haba, pues, en esencia, cuatro flancos por proteger:

    a) El primero, el mar abierto, menos accesible a los ataques por el intenso oleaje pero que, con todo, iba dejando playones fciles para desembarcos ligeros; este flanco fue controlado con las primeras murallas.

    b) Los dos accesos por la baha. Uno entre Bocagrande y Tierrabomba fue cerrado por una barra en 1.640, apoyada por el desaparecido fuerte de San Matas, barra que se sustituy por una escollera submarina en 1.778, que aun permanece. La otra entrada a la baha, ms estrecha y fcil de defender, se sita ms al sur entre Tierrabomba y la Pennsula de Bar, para custodiar la cual fueron construidos dos soberbios fuertes: San Fernando de Bocachica (en reemplazo del de San Luis, que le precedi) y San Jos, diseados para el fuego cruzado en corta distancia.

    c) el cruce mismo por entre la Baha de Cartagena y la Baha de las Animas, que fue controlado mediante Fuertes pareados a uno y otro lado del canal de navegacin; de ellos quedan hoy dos pares incompletos: las ruinas del Fuerte de Santa Cruz, destruido por una voladura, ya en la Repblica, en la punta de Castillogrande; el fuerte de San Juan de Manzanillo , que hoy hace parte de la Casa de Huspedes Ilustres ; y San Sebastin de Pastelillo, donde est hoy el Club de Pesca.

    -d) Por ltimo, el control terrestre, en cuyo paso ms critico se construy el Castillo de San Felipe de Barajas, sobre la colina de San Lzaro, cerrando todo el sistema de defensas.

    1 En tres siglos de ruda defensa, primero contra los indios, despus contra las potencias europeas enemigas de Espaa, corsarios y aventureros, tuvo como primera galera de atacantes a tres franceses: Baal, Cot y de Pointis; y a tres ingleses: Hawkings, Drake y Vernon. Despus de los primeros asaltos de los corsarios internacionales, de los que la ciudad se defenda "con las pas envenenadas por los indios con las cuales sembraban los accesos y las bocacalles", como exquisitamente nos lo cuenta el historiador Eduardo Lemaitre, en su "Historia General de Cartagena", Felipe II, "orden llevar a cabo un primero y grandioso plan de defensa de todos sus dominios de ultramar entre los cuales y en lugar primero, Cartagena para lo cual envi a estas Indias y Tierra Firme a dos eminentes autoridades en ingeniera militar, el Mariscal Juan de Texeda, y al ingeniero italiano, al servicio de Espaa, Bautista Antonelli. Vease LEMAITRE, Eduardo. Historia general de Cartagena (cuatro tomos). Banco de la Repblica, Bogot, 1983.

  • Castillo San Felipe de Barajas. Aspecto moderno y aspecto antiguo. ( S. XIX)

    La plaza termin as, despus de dos centurias, inexpugnable. La fortificacin empez por las murallas, como ya se dijo, de las cuales hacan parte una veintena larga de bateras y baluartes (diecisis an se mantienen en pie). Un segmento que continuaba hacia el nordeste de la actual Torre del Reloj, principal entrada al recinto frente al puerto, fue demolido a comienzos de este siglo. Yendo en sentido contrario, de la torre del Reloj al lmite de la muralla que flanquea el Muelle de los Pegasos sobre la Baha de la Animas, se encuentra el baluarte de San Ignacio, donde la muralla voltea. ( De este punto se desprende hacia el sur la pennsula de Bocagrande, principal asiento del desarrollo hotelero actual). Siguen los baluartes Santiago, Santo Domingo, La Merced, Santa Clara y finalmente, el Fuerte de La Tenaza. Entre los dos ltimos se construyeron por el interior los cuarteles de Las Bvedas en 1.798, donde se alojan hoy ventas de artesanas.

  • Todo este trayecto va en paralelo con el mar, bordeado hoy por la va hacia el aeropuerto. En La Tenaza la muralla se desprende del mar y vuelve a doblar hasta la laguna de El Cabrero (Cao de Juan de Angola), entre el baluarte de Santa Catalina y el de San Lucas. Luego la muralla bordea la ciudad por enfrente de las cinagas hasta el puente de San Lzaro frente al cerro y en l, el Castillo de San Felipe, ltimo fortn interior, que ejerce pleno dominio sobre los caos, el pequeo valle de La Popa y la "media luna", el punto ms vulnerable de la ciudad. Ms al sur la muralla reaparece para cerrar la espalda de Getseman.

    Como quiera que en el siglo XVIII fuera cuando la construccin militar cobr mayor importancia en Cartagena de Indias, los proyectos de defensa militar dictaron as las normas urbanas imperantes, pero a la vez generaron una escasez de espacio que oblig a la ciudad a construirse verticalmente. Sin embargo, a finales de la Colonia, las edificaciones apenas llegaban a saturar el permetro urbano creado en el barrio San Diego y el arrabal de Getseman. La ciudad colonial respondi mas al proyecto de ciudad trazado en las urbes latinoamericanas del mismo periodo, que cumpla ante todo con el requisito bsico de garantizar la subsistencia despus de su fundacin, conforme a lo preceptuado por la Corona Espaola en las diferentes capitulaciones o contratos suscritos entre esta y el respectivo conquistador, el cual vino a ser sistematizado dentro del acervo legal de la Indias bajo el reinado de Felipe II2, quien, inclusive, dedic un histrico lamento por el costo excesivo que demandaban las fortificaciones.

    En cuanto a la arquitectura domstica colonial, no existe un cambio evolutivo en su concepto: de uno o varios pisos, estn dispuestas para luchar contra el calor, casonas de paredes de ladrillo y techados con teja, con espacios alrededor de un patio interno central, con balcones en madera y ventanas altas, con persianas que abren hacia la calle, con balaustradas de madera trabajada y que se orientan siguiendo o encauzando la direccin de las brisas marinas que refrescan el interior del recinto amurallado; teniendo pequeas variaciones entre s en sus detalles constructivos. En casas de dos pisos en las que resaltan circulaciones privadas y torres de observacin hacia el ocano, los primeros pisos fueron utilizados como almacenes y depsitos, con los pisos superiores reservados para habitaciones.

    2 Felipe II haba promulgado el 13 de Julio de 1573 la Ordenanza Real de Descubrimiento, Nueva Poblacin y Pacificacin de las Indias (son 148 en total) estas no son ms que claras precisiones sobre la forma de urbanizar la ciudad, dar trazados a las calles, crear plazas y como se debern disear las casas y edificaciones. dem, nota 1.

  • Estilo arquitectnico colonial

    Los cartageneros son particularmente orgullosos de dos episodios: la legendaria victoria ante la flota inglesa del Almirante Edward Vernon (186 barcos con ms de quince mil hombres) en 1.741. Y una dolorosa derrota: habiendo sido la primera provincia en declarar la Independencia absoluta de Espaa el 11 Noviembre de l.811, fue tambin la primera en sufrir el asedio que le impuso el ejrcito del Rey - el propio constructor de las defensas -, al emprender all la Reconquista en 1.815, al mando del pacificador Pablo Morillo, al costo de un tercio de la poblacin, para en 1821 liberarse definitivamente De ah le viene el ttulo de "La Heroica", nombre que los colombianos le dan a esta bella ciudad.

    Sin embargo, Cartagena perdi su supremaca comercial a principios del siglo XIX, al inhabilitarse durante la Repblica el Canal del Dique - una colosal obra civil de la Colonia para desviar un brazo del ro Magdalena que viene a desembocar en la baha - y el cese de la relacin martima entre la Colonia americana y la Metrpoli ibrica; desviando el flujo comercial al naciente puerto de Barranquilla. El crecimiento de la ciudad durante este perodo fue ms bien vegetativo. Luego de la salida definitiva de los espaoles en 1821, los cartageneros se limitaron a ocupar los predios donde funcionaban las huertas coloniales dentro de la ciudad. A finales del siglo XIX, la Modernidad llamaba a las puertas de Cartagena, pero se resista a entrar. La dura realidad era una ciudad pobre e insalubre que adoleca de las infraestructuras ms elementales: abastecimiento de aguas, alcantarillado, pavimentacin, etc. La mayora de los cartageneros malvivan en unas condiciones psimas. Asimismo la actividad portuaria haba dejado muy atrs su etapa de esplendor y su influencia era casi nula. Solo la llegada a la presidencia del cartagenero Rafael Nez, en 1880, y algunos nombres que brillaban con luz propia consiguieron sacarla momentneamente de su marasmo. En 1892 haba en la ciudad colonial 1552 viviendas y en los barrios y vecindades extramuros 641 viviendas ms.

  • Desde finales del siglo XIX, el nuevo proyecto de ciudad proviene precisamente del traslado de residencia del doctor Nez hasta el barrio extramuro de El Cabrero, tendencia esta que se multiplicara y extendera en barrios como Pie de la Popa, Pie del Cerro, El Espinal y por ltimo Manga , que plantean as un nuevo trazado urbano, con caractersticas de autosuficiencia en los servicios comunitarios y pblicos, conformando este ncleo suburbano por casas aisladas con jardines, rica y sutilmente decoradas, y colocadas de la manera mas espaciada posible, dispuestas a lo largo de calles amplias, todo lo cual brindaba una baja densidad de ocupacin, mas luz y aire, con una calidad de vida mas apacible, higinica y sana frente a la ciudad amurallada del entonces.

    Hasta finales del siglo XIX se mantuvo la tradicin impuesta por los espaoles, al prohibir las construcciones de material slido y permanente dentro del radio de un tiro de can. Sin embargo, otro factor determinante que orient el crecimiento morfolgico de la ciudad, lo constituy el trazado de la lnea frrea Cartagena Calamar, inaugurada en 1894, cuyo recorrido se fundament en los caminos coloniales de acceso a la ciudad.

    Izquierda. Primeras fotografas del Muelle de los Pegasos. Inicios del S. XX. Al lado derecho se ubicara el mercado

    pblico, hasta 1978.Derecha, Imagen del mercado pblico. Entre 1910 y 1919 se dan los primeros equipamientos pblicos (mercado y matadero). El centenario de la independencia celebrado en 1911, represent para la historia urbana de Cartagena un hecho significativo, porque propici, despus de un siglo de dificultades, la realizacin de obras que reflejaron una nueva visin de la ciudad a travs del embellecimiento del paisaje urbano y del mejoramiento de sus condiciones de salubridad. El Parque del Centenario, el Camelln de los Mrtires y el Teatro Heredia, son hitos urbanos que testimonian esa nueva etapa de la historia3.

    3 dem, nota 1

  • En la primera mitad del siglo XX, la poblacin colombiana creci a ritmos superiores a los histricos, y adems, el pas se urbaniz, por cuanto las ciudades crecieron ms rpidamente que el campo. Dentro del contexto del crecimiento de las ciudades colombianas, el desempeo de Cartagena en igual periodo no fue muy destacado, por cuanto el crecimiento demogrfico de Cartagena contrastaba con la de la ya pujante Barranquilla. La recuperacin demogrfica de Cartagena llev a que a comienzos del siglo XX el recinto amurallado se volviera demasiado estrecho para la poblacin de la ciudad, que se expandi rpidamente hacia nuevos barrios. Sin embargo, la urbanizacin del Pie de la Popa y de Manga se inicio solo a partir de la primera dcada del siglo XX y la de Bocagrande a fines de la dcada de 1920.

    Infortunadamente, la expansin urbana tuvo consecuencias negativas sobre el patrimonio arquitectnico que la ciudad haba heredado de los tiempos coloniales. Mientras que durante el primer medio siglo de independencia el estado de postracin econmica en que cay la ciudad contribuy a que se conservara su arquitectura colonial, y en particular su arquitectura militar, relativamente intacta, al renacer la actividad econmica las cosas cambiaron para mal en este aspecto. Es constante en la historia de Cartagena que de los fenmenos econmicos sobrevengan fluctuaciones de la actividad arquitectnica y urbanstica, mas all de las ideas y conceptos estticos, advirtindose periodos de recesin econmica que se manifiestan poco despus con una parlisis en las obras., todo lo cual evidencia una estrecha concordancia entre el hecho econmico y su equivalente urbanstico. La historia urbana de Cartagena se basa en los fenmenos de superposicin arquitectnica, implantando las edificaciones republicanas sobre las coloniales, reconstruyendo lo existente o remplazndolo, siguiendo el crecimiento del espacio pblico de la ciudad colonial empezando por las plazas de los Coches, de la Aduana y de Bolvar. Cada una de estas plazas expres un significado diferente y tuvo usos especficos que modelaron sus rasgos; como tales fueron asumidas por la comunidad, la que a su vez volc en ellas nuevos usos derivados, en un proceso continuo de construccin de seales y generacin de nuevas imgenes significantes. Tambin, observando estas plazas, se puede entender la interaccin de los poderes econmico, religioso y administrativo de la ciudad, su presencia en la comunidad y su importancia en cada momento.

    Y es que para alcanzar plenamente la Modernidad, a la que tanto aspiraban los residentes cartageneros del entonces, y acabar de una vez por todas con aquel revoltijo de callejuelas de trazados irregulares y plagados de polvo o barro cuando llova- y malos olores, y sanear las viviendas, como reclamaban los higienistas, se elaboraron sucesivos planes de alineacin y ensanche. Aunque nadie pone en duda las buenas intenciones de estos planes, lo cierto es que muchos de ellos acabaron con otra buena parte de nuestro Patrimonio y alteraron sustancialmente el trazado de la ciudad antigua. Varios factores contribuyeron para que se arrasaran las murallas y baluartes de la ciudad, unas veces por dejadez y envejecimiento y otras directamente por la piqueta, entre finales del siglo XIX y comienzos del XX. Entre ellos, la prdida del sentido defensivo que inspir su construccin, aunado a un nmero creciente de barrios a su alrededor burgueses y obreros- y de nuevos colegios y hospitales que demandaban mejor comunicacin y que las vean como una atadura a la actividad comercial y a la expansin urbana, junto a la escasa valoracin que perciban en la poca, dado que estamos hablando de una poca pre-turstica en nuestro pas.

  • CRONOLOGA DEL MURALLICIDIO

    1880 Apertura de la segunda puerta en la Muralla

    de la Plaza de la Aduana 1884 Demolicin del revelln del puente de la

    Media Luna 1887 Demolicin del revelln de El Cabrero o de

    San Lucas 1893 Derribo de los baluartes de Santa Teresa y

    Santa Brbara ( puerta de la Media Luna ) 1903 Demolicin de los baluartes de Barahona y

    Santa Isabel (Getseman), junto con la muralla que una a estos dos baluartes , para construir en ese sector el primer mercado pblico

    1905 Apertura de la Tercera Boca de la torre del Reloj, Apertura de la Puerta del Reducto , Apertura de un Boquete en la Muralla de Getseman para dar paso al Puente Romn

    1918-1921 Demolicin de la segunda cortina de la muralla entre los baluartes de San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier. Apertura de la puerta de la Calle de Baloco. Apertura de la puerta de San Francisco Javier.

    1916-1924 Demolicin del sector de la muralla entre la torre del reloj y la India Catalina y los baluartes que haba en ese trayecto : San Pedro , San Andrs y San Pablo. Las piedras del primero se emplearon como relleno para defender al Barrio de Marbella de un mar de leva.

    Fuente: CALVO STEVENSON, Haroldo y MESIEL ROCA, Adolfo. Cartagena de Indias en el Siglo XX. Universidad Jorge Tadeo Lozano-Seccional de Caribe y Banco de la Repblica. Cartagena, 2000.

  • La poblacin, hasta ese momento contenida en el centro amurallado, aumentaba sin cesar en torno a la ciudad histrica. Dejados de la mano de Dios, nuevos barrios obreros, marginales, adosados a las murallas, llamados Pekn, Pueblo Nuevo y Boquetillo - hoy inexistentes- surgieron sin orden ni concierto alrededor de los ya existentes, en los extramuros, dando fin a la convivencia en un mismo territorio de grupos de origen tnico diferente y favoreciendo la polarizacin racial y social en el espacio urbano de la ciudad. El abandono del Centro Histrico trajo como consecuencia el deterioro fsico de las edificaciones y su degradacin social como barrio residencial.

    Solo hasta 1948 se formul lo que podra decirse fue el primer plan de desarrollo que se llam Plan Regulador de Cartagena, cuyo autor fue el arquitecto Jos Mara Gonzlez Concha. Muchos de los planteamientos para orientar el futuro de la ciudad estn an vigentes, y lo que es peor muchas de las obras que all se planteaban hoy son todava proyectos, a pesar de ser prioritarias. Dicho Plan se basaba en dos instrumentos: el plan vial y el plan de zonificacin, orientado en su momento a 10 aos, y cuya misin consista en facilitar el buen funcionamiento de la ciudad del presente y asegurar su mejor organizacin en el futuro. Con base en estas polticas se determin la orientacin de la ciudad para ubicarla como puerto martimo y fluvial, Terminal ferroviario troncal, plaza comercial, ciudad turstica, sede de la base naval nacional y olmpica. La organizacin urbana se plante sobre dos ejes definidos por la zona portuaria, la ciudad ferroviaria, el centro cvico comercial, las zonas de mercado y el recinto amurallado. En igual lnea, la intermitente navegacin por el Canal del Dique es restablecida luego de que este fuera debidamente dragado y reestructurado para el servicio permanente de la ciudad en 1951. Ms tarde Cartagena de Indias se comunicara eficientemente con el interior del pas mediante la va Troncal de Occidente.

    La construccin en Cartagena cobr auge en la segunda mitad del siglo con la presin sobre el espacio urbano en las zonas al suroriente del Pie de la Popa. Con el surgimiento del turismo en mayor escala se transform a Bocagrande, Castillogrande y El Laguito en las actuales zonas turstico-residenciales de gran escala que hoy son. De ser una simple aldea de pescadores asentados al borde del mar, en medio de terrenos inestables, pantanosos y con las caractersticas propias de una lengua de tierra sometida a los rigores de los vientos, estos sectores pasaron a ser de los barrios ms exclusivos del pas, con edificaciones residenciales de lujo, centros comerciales, edificios multifamiliares y dentro de poco asiento del rascacielos mas alto de Colombia

  • En las fotos expuestas nos referimos a algunas edificaciones levantadas en su territorio en la dcada de 1920, aproximadamente. Nos permiten analizar los desarrollos iniciales de dos etapas caractersticas: la primera fotografa, corresponde al poblado situado al extremo sur de Bocagrande, frente a Tierrabomba, muestra un sitio que no se aleja demasiado de los rsticos caseros de pescadores de nuestra costa. Es importante destacar los materiales de construccin usados, todas las casas tienen cubierta de palma y paredes que parecen ser de madera o bahareque.

    Posteriormente, los pescadores residentes en la zona se trasladaron posteriormente a la isla de Tierrabomba conservando los mismos esquemas de organizacin de sus primitivos asentamientos, construcciones aisladas agrupadas a lo largo de un camino o calle. El confort habitacional no debi ser muy alto, ya que no se notan lneas ni postes de energa elctrica y con toda seguridad carecan de acueducto y alcantarillado, pero tenan lo mejor un ambiente sano e incontaminado.

    La segunda fotografa muestra edificaciones ms elaboradas, situadas en el extremo norte, prximo a la hoy entrada al barrio. Las situadas a la izquierda son las instalaciones de la Cartagena Oil Refining Companing, empresa que refinaba kerosene, y la situada a la derecha es una casa de descanso perteneciente a Don Diego Martnez, acaudalado patricio cartagenero.

    Se aprecia la sencillez de las construcciones, el uso de tejas de zinc, madera aserrada y todo el repertorio formal de una tpica construccin antillana, ntese la existencia de redes de energa elctrica y lo que parece ser un tanque elevado de agua.

    En la tercera fotografa vemos un desarrollo urbano ms planificado. En la zona central un conjunto de villas de descanso para los empleados de la compaa Andian Petroleum Company, ya propietaria de todos los terrenos de la pennsula. En esas casas organizadas claramente para disfrutar de la playa vivan tambin directivos de la empresa.

  • Paralelamente, en Mamonal, al otro lado de la Baha de Cartagena, se erigi a partir de los aos 60 y 70 el complejo industrial que hoy conocemos. La refinera de Mamonal es, sin duda, uno de los hitos de la historia econmica de la ciudad despus de 1950. Su construccin defini hacia el futuro el carcter del sector industrial cartagenero, pues cre enormes ventajas de localizacin en Mamonal para las industrias de derivados del petrleo, industria que llegara para quedarse.

    Imagen moderna del Complejo Industrial de Mamonal

    El final de la dcada de los 60 marca el eplogo de la etapa amable de Bocagrande, aquella de la armona ideal entre paisaje y arquitectura , y el inicio de un periodo de densificacin paulatina que comenz plantando inmensas torres de 40 y ms apartamentos y variadas calidades en el rea antes destinada a una sola residencia, ahora en peligro de desaparecer; hasta lmites como edificios en El Laguito, donde, por ejemplo, existen 500 apartamentos, con el propsito de explotar el mercado local y de inversionistas nacionales y extranjeros , que desean tener un inmueble para vacacionar.

  • La Avenida San Martn y la Carrera Tercera se volvieron comerciales, con toda suerte de locales de diversas variedades, incluidos los denominados Sanandresitos4. En este periodo, Bocagrande y El Laguito, por su infraestructura hotelera, el atractivo de sus playas y la construccin del Hotel Hilton, se consolid como el centro turstico ms importante del pas. Pero el crecimiento habitacional incontrolado hizo crisis hacia el final de los 80, con la presencia de un sinnmero de problemas: insuficiencia de servicios pblicos (especialmente alcantarillado), incapacidad de vas y parqueaderos, invasin de vendedores ambulantes en playas y reas comerciales formales, proliferacin en estas mismas zonas de traficantes de drogas y prostitucin callejera, con la consiguiente inseguridad, que confluye en una contaminacin y degradacin esttica y ambiental. El desbordamiento de las ya deterioradas alcantarillas y el anegamiento de las calles con aguas negras motiv a un abogado, residente en Bocagrande, a presentar ante los tribunales, en 1994, una accin de tutela para obtener la prohibicin de la expedicin de mas licencias de construccin hasta tanto no se instalara una nueva red de alcantarillado con capacidad suficiente para la nueva poblacin flotante. La accin prosper y an est vigente, en momentos donde el cobro de valorizacin de las obras del alcantarillado han generado agudos malestares entre los vecinos del barrio, que argumentan la ilegalidad del recaudo. Mientras tanto se habla de un resurgimiento de la densidad de la construccin en el sector, ante el fracaso de otras opciones urbansticas, tales como las ubicadas en la Va al Mar con Barranquilla, o de las urbanizaciones El Valle y Plan Parejo en Turbaco, por la insuficiencia o carencia de servicios pblicos, accesos a vas principales o su lejana de los grandes centros comerciales o industriales, donde transcurre la actual vida ciudadana.

    Por su parte, en menos de 20 aos hasta nuestros das, Manga se volvi propiedad horizontal: hay ms o menos 190 edificios y conjuntos residenciales, tiene andenes sin antejardines, angostos, rotos, algunos tambin invadidos por vendedores ambulantes y motos sin control. Tiene vas en un solo sentido, es zona bancaria, es zona comercial, industrial y de servicios portuarios y aduaneros, pero ante todo, se ha vuelto una servidumbre de trnsito: entre veinticinco y treinta mil vehculos que no la tienen como origen ni destino, circulan diariamente por ella hacia el Bosque, Bazurto, Pie de la Popa, Pie del Cerro, Getseman, Centro, Bocagrande. Se ha vuelto demogrficamente densa hay casi cuatro mil viviendas, que a cuatro personas por familia, ms los empleados de las residencias, de los negocios, de las empresas de servicios, y los mensajeros que visitan la zona portuaria, aduanera y bancaria, pueden sumar ms de cincuenta mil personas en horas hbiles.

    4 San Andrs es el nombre de la isla colombiana ms importante en el Atlntico. La misma fue declarada puerto libre desde 1959, con la consecuente rebaja de precios en los productos importados del extranjero. De ah la denominacin que se le hace a este tipo de mercadillos especializados en este tipo de mercancas en distintas ciudades del pas (N. del A).

  • A su turno, el estudio de los barrios populares de Cartagena debe abordarse desde una perspectiva mas all de la pura cronologa como punto de partida, ya que la estructuracin barrial de Cartagena es un proceso complejo que obliga a acercarse a cada barrio o sectores barriales de acuerdo con sus particularidades, tales como lo son los mecanismos de insercin en la ciudad-base , y en la construccin de la territorialidad que hacen sus habitantes dentro de un imaginario colectivo que se construye da a da, hacindolos partcipes o meros espectadores de lo que ocurra en el sitio donde habitan. Hoy por hoy, cada uno de los barrios populares de Cartagena se ha conformado como una innegable realidad, creando historias propias, diversas a la tradicional de la metrpoli colonial, retroalimentndose ambas en un ncleo vivencial. Los barrios populares en Cartagena, sin duda, no han sido el resultado de un simple proceso de desarrollo de algunos antiguos asentamientos, sino que se han visto sometidos a la mentalidad que el desarrollo comercial e industrial han decidido imprimirle a la ciudad en general, perdiendo de vista la funcin bsica de brindar un espacio fsico al ciudadano, hasta involucrar, en un mismo escenario, a menudo confuso, lo social, lo poltico, lo econmico y lo cultural. A menudo, se desborda la capacidad que brinda lo espacial para satisfacer la habitabilidad de sus cada vez ms crecientes habitantes, hasta lmites inconmensurables de crecimiento incontrolado que superan las capacidades y expectativas proyectadas en cada plan de ordenamiento territorial. En esta dinmica, varios de los barros populares de Cartagena han hecho frente a sus posibilidades reales de habitabilidad, en zonas donde otrora hubo caos, cinagas, terrenos incultos de particulares, etc., ante la ausencia de destinacin y/o de reglamentacin sobre el uso de los mismos, por lo que fuese secularmente ignorada dicha ocupacin, a menudo desordenada, de las proyecciones urbansticas de la ciudad.

    Proyectos de expansin econmica o de recuperacin de determinados sectores del sector histrico han forzado, en distintas pocas histricas, el surgimiento de nuevos proyectos urbanos, aunado a los procesos migratorios por mltiples razones de orden pblico, econmico o poltico, con lo que, en poco menos de 25 aos, en Cartagena se han multiplicado los barrios populares conforme se fuesen cohesionando y consolidando las zonas poltico administrativas a las cuales pertenecen.

  • Empero, es valido a veces sealar momentos histricos en los cuales se puede hablar de la aparicin de determinado barrio popular, pedro que no siempre van acompaados de su reconocimiento oficial como tal, pero el ejercicio es vlido para descubrir cmo surgen frmulas habitacionales urbanas mas all del etiquetamiento como legal de determinado barrio o localidad, en aras de determinar cmo y porqu lograron insertarse dentro del tejido social de la metrpolis amurallada, aunque en esencia espacial no pertenecieran a ella. Hoy por hoy, dentro de las estrategias adoptadas para la consecucin de vivienda en Cartagena, ms all de la compra y venta de los inmuebles o su arrendamiento, se presentan numerosos casos de invasin, donacin y reubicacin, como sellos casi que distintivos de las clases menos favorecidas. En el escenario de la invasin, cabe anotar que ello no ocurre como un hecho espontneo y sin preparacin alguna: Este fenmeno ha tenido tanta trayectoria social que se ha casi que estructurado como una respuesta al margen de lo legal para el problema de la vivienda escasa o financieramente inasequible, aunado a continuas redes de apoyo a la vivienda de inters social que se han brindado a nivel nacional, bien sea de parte del sector pblico como del privado. El barrio, esa clula del gran organismo que es Cartagena , tiene rasgos propios y un modo personalsimo de asumir su vida como comunidad, dejando mas sentido de pertenencia en sus habitantes que el de estos frente a la Cartagena en general, la que a menudo ignoran o los ignora, creando habitats propios, segn el vestuario, vocabulario, modas, prcticas socioculturales, etc.

    Desde finales de la dcada de los 80, con la construccin del Anillo Vial que une a Cartagena con Barranquilla, la zona norte, concretamente el corregimiento de la Boquilla, se empez a desarrollar como zona residencial de las clases media y alta de Cartagena, con tipologa urbana en Cielo Mar y sobre la va hasta el centro poblado. A partir de all y hacia Barranquilla, en la zona suburbana, las expectativas de desarrollos residenciales de conjuntos cerrados no se han cumplido; a pesar de que se han instalado equipamientos educativos de carcter privado y universidades, la falta de servicios pblicos en la zona ha actuado como limitante de su crecimiento. As mismo, no se han presentado los desarrollos tursticos esperados en esta zona, cuyo atributo fundamental es el paisaje, pero que es superada en atractivos naturales por las islas de Bar y Tierrabomba.

    El desarrollo morfolgico urbano de la ciudad se orienta hoy hacia la zona Sur Occidental, cuyas reas vacantes urbanizables haban sido reservadas como zona receptora de los asentamientos humanos ubicados en zonas de alto riesgo y para la construccin de vivienda de inters social. Dicha zona experimenta un gran crecimiento a partir de la construccin de proyectos de vivienda del ICT, pero sin la definicin de un sistema integrado de vas y de suelo urbano para localizar en forma conveniente los equipamientos, zonas comerciales y de servicios que permitieran el desarrollo de las funciones urbanas, concentradas an en el centro amurallado de la ciudad.

  • Surgen como producto de la iniciativa privada establecimientos comerciales, que generan a su vez cambios de uso en las viviendas y deterioro de la calidad del espacio pblico y la esttica urbana. Al final de la dcada de 1980 y principios de la de 1990, se trasladan a la zona notaras, entidades bancarias, bienes y servicios, para satisfacer las demandas de una poblacin en crecimiento, conformando espontneamente una nueva centralidad urbana.

    Paralelamente con este crecimiento de origen institucional, contina el crecimiento marginal de la zona sur oriental hacia el interior la Cinaga de la Virgen y en sentido este, donde se localiza el Barrio El Pozn.

  • 2. Las tensiones de Cartagena como ciudad industrial El cambio mas conspicuo y de mayor impacto econmico y social que ha tenido Cartagena en la ltima mitad del siglo XX ha sido el demogrfico. Entre 1951 y 1993, la poblacin de la ciudad aument 5 veces, de unos 129.000 a cerca de 657.000, un incremento equivalente a una tasa anual promedio del 4%. Para el ao 2000 se estima que la poblacin cartagenera sea de unos 817.000 habitantes y que para el 2020 se proyecte hacia 1.522.000. La expansin demogrfica de Cartagena durante la ltima mitad del siglo XX consolid la incorporacin de vastas zonas al casco urbano. La primera mitad del siglo fue la poca de El Cabrero, Pie de la Popa y Manga. La segunda mitad fue la del desarrollo de Bocagrande, Castillogrande y El Laguito, y tambin la de nuevos y grandes sectores perifricos hacia el suroriente, muchos de ellos tuguriales con poco o ningn acceso a servicios pblicos.

    EVOLUCIN HISTRICA DE LAS TASAS DE CRECIMIENTO DE LA POBLACIN DE CARTAGENA.

    AOS T O T A L CABECERA RESTO POBLACIN TASA CRECI. POBLACIN TASA CREC. POBLACIN TASA CREC. 1951 111.300 1964 217.900 0.0530 1973 348,961 0.0430 311,664 37,297 1985 563,949 0.0400 522,318 0.0430 41,631 0.0092 1993 747,390 0.0352 681,668 0.0333 65,722 0.0571 1995 780,527 0.0229 713,570 0.0229 66,957 0.0093 1998 852,594 0.0294 782,205 0.0306 70,389 0.0167 1999 877.238 805.757 71.481 2000 902.005 829.476 72.529

    FUENTE: DANE. Proyecciones de Poblacin 1995-2005 y Censos de Poblacin

    PROYECCIONES DE POBLACIN TOTAL DEL DISTRITO DE CARTAGENA. PERODO: 2000-2007

    AOS TOTAL CABECERA RESTO POBLACIN TASA POBLACIN % POBLACIN % 2000 902.005 829.476 92.0 72.529 8.0 2001 927.117 2.78 853.566 92.1 73.551 7.9 2002 952.523 2.74 877.980 92.2 74.543 7.8 2003 978.187 2.69 902.688 92.3 75.499 7.7 2004 1.004.074 2.65 927.657 92.4 76.417 7.6 2005 1.030.149 2.60 952.855 92.5 77.294 7.5 2006 1.056.489 2.56 978.309 92.6 78.180 7.4 2007 1.083.080 2.52 1.004.015 92.7 79.065 7.3

    FUENTE: Proyecciones DANE y Clculos POT

  • De igual forma, Cartagena ha recibido el flujo migratorio de zonas rurales del departamento de Bolvar, al cual pertenece, en bsqueda de mejores oportunidades en la metrpoli, ubicados en terrenos a menudo no aptos para la vivienda, pero que con el paso del tiempo transforman en zonas habitadas. La ciudad no cuenta con apropiadas herramientas tcnicas para detectar, frenar o estabilizar dicho trfico de asentamiento, y a menudo se desconocen cuales son las zonas de mayor influencia donde los migrantes efecten tal fenmeno, fenmeno este a menudo con vocacin de permanencia por largo tiempo. Ello sin duda se ha manifestado en la composicin racial y cultural de nuestra Cartagena, acentuando la natural hibridacin cultural propia de la cultura colombiana en general, debilitando el sentido de pertenencia al barrio o sector que se habita, situacin que tiene fuertes implicaciones para la ciudad. A su turno, la evolucin de la economa de Cartagena en la segunda mitad del siglo XX tiene tres caractersticas fundamentales: en primer lugar la economa cartagenera tuvo un proceso de diversificacin, donde el puerto fue un sector muy dinmico, pero tambin motor de cambio hacia otras actividades, pero en los cuales se encuentran actividades de baja productividad y bajos salarios, lo que no la diferencia sustancialmente de otras ciudades del pas en trminos de niveles de ocupacin de la poblacin econmicamente activa, siendo genricamente eficiente al igual que la otras economas urbanas para generar niveles similares de empleo, empero, cualitativamente se distingue porque el aparato econmico local tiene como motores a sectores como el turismo, la construccin y el puerto, los cuales generan puestos de trabajo que no exigen una mano de obra muy calificada y que por ello tienen bajos niveles salariales: En Cartagena, el 71% de su poblacin ocupada devengaba en 1997 menos de 2 salarios mnimos, comparados con el 57% en promedio de las 8 primeras ciudades del pas. Adems, tan solo tiene el 17.8% de la poblacin ocupada con estudios superiores cursados, comparado con un 24% para las 8 ciudades principales5. El gran dinamismo de la produccin y el relativo estancamiento del empleo en la industria cartagenera durante los ltimos decenios tienen su origen inmediato en el gran peso en la manufactura local de subsectores altamente intensivos de capital. Este fenmeno se debe a dos causas: En primer lugar, el impacto ms perdurable es la refinera de Ecopetrol, que le confiri a Cartagena una gran ventaja locativa, por el fcil acceso a materia prima para la industria de derivados del petrleo, cuyos procesos productivos son altamente intensivos en capital. Y segundo, en contraste, los subsectores industriales mas intensivos en mano de obra no han tenido crecimientos comparables. Un intento no totalmente exitoso hasta ahora, de inyectarle mayor dinmica al sector industrial de Cartagena, y en particular, mayor capacidad de generar empleo, ha sido el establecimiento de zonas francas. Bajo el antiguo rgimen de zonas francas estatales, el Gobierno Nacional cre en 1972 la Zona Franca Industrial y Comercial de Cartagena, que comenz a operar en 1976, la cual nunca tuvo las dinmicas de exportaciones y empleo esperadas.

    5 Se consideran as a: Bogot, Medelln Cali, Barranquilla, Bucaramanga, Pereira, Manizales y Cartagena. Datos obtenidos en www.dane.gov.co

  • En 1991, el gobierno cambi el rgimen de zonas francas, privatizando la de Cartagena, y autorizando la creacin de una segunda zona franca en Cartagena, la de La Candelaria. A la fecha, ambos complejos portuarios han tenido un modesto xito, debido al an incompleto ajuste a las condiciones impuestas por la apertura econmica internacional, a la revaluacin del peso en los aos 90 y la recesin econmica de finales de la misma dcada en el plano domstico.

    La evidencia indica que Cartagena todava es una ciudad comparativamente pobre, a pesar que, en trminos absolutos, ha tenido avances perceptibles en algunos indicadores sociales; pobreza que se refleja en la bajsima posicin que ocupa la ciudad en diversos indicadores de bienestar socioeconmico del pas. Durante la segunda mitad del siglo XX, Cartagena ha conocido una pujanza econmica que contrasta con otros periodos de su historia, de manera que, en diversos aspectos, la condicin de sus habitantes es mejor hoy que hace 50 aos. Empero, los avances no han sido comparativamente grandes, pues la diversificacin que ha experimentado el aparato productivo local es de una naturaleza tal que no ha podido reducir el rezago social de sus habitantes frente a los de las dems ciudades del pas. Pero a los traumas transmitidos por la gentica social desde los primeros tiempos de la ciudad, cuando sta ingresa a los flujos de la Economa-Mundo (Cartagena ha sido una ciudad globalizada desde el acto mismo de su fundacin) y a la debilidad estructural del edificio de la economa (pues su sistema econmico se encuentra marcado de manera indeleble por su historia), se han sumado los efectos devastadores que ha trado la nueva era de expansin del capital mundial y la actual globalizacin, a una economa y a una sociedad como las colombianas.

  • Por su condicin de puerto en el Caribe, Cartagena debera ser una de las ciudades colombianas ms beneficiadas con un cambio de modelo econmico. Pero entre 1994 y 2000, el ingreso per cpita slo ha crecido en promedio el 0,1% anual, mientras la poblacin crece a una tasa promedio de 3%. Cartagena tambin se ha convertido en una de las estaciones finales de la poblacin expulsada por el conflicto armado colombiano y por la crisis que provoc la liberacin comercial en la vida rural al desmantelar buena parte de la produccin agropecuaria, pero no cuenta con las capacidades financiera y administrativa para satisfacer las necesidades de su poblacin histrica y la de los nuevos habitantes que han sido desplazados de su propio hbitat.

    La crisis de Cartagena consiste en el deterioro de su base productiva (en especial la industrial y hotelera), de sus principales indicadores sociales y de sus instituciones. Crisis que, adems, se refleja en la prdida de competitividad y en la incapacidad de construir la ciudad para el futuro. Esta se evidencia as: 75% de la poblacin en condiciones de pobreza con ingresos de $1.470 pesos diarios promedio; 17.000 familias, es decir 88.000 personas, que bajan del nivel dos a nivel uno de pobreza; 1.100.000 nuevos desempleados en los ltimos 10 aos en la Costa Caribe; la educacin bsica, secundaria y superior con inclinaciones hacia la privatizacin, adems de ser obvia su deficiente calidad. Hay carencia de hospitales; un dficit de viviendas de entre 50 y 60 mil y muchos datos ms que nos afianzaran la desesperanza. En su afn de ser una ciudad turstica, Cartagena volvi la espalda a los barrios populares, que de una forma u otra tratan de mostrarse y acceder a los espacios urbanos donde se les d una oportunidad, convirtiendo a la ciudad en un espacio descuadernado, dada la confrontacin de intereses diversos, segn la clase social, producto de aquella irracionalidad con que se planifica a la ciudad, sin dar cabida a la expansin racional ciudadana.

    Fuente: www.dane.gov.co

  • En el siglo XXI, Cartagena se encuentra completamente sumida en una crisis entre cuyas causas y efectos recprocos se haya el impacto de los grandes problemas nacionales y de decisiones originados dentro y fuera de su mbito, tales como la desagriculturizacin, desindustrializacin, recesin, alto desempleo, marginalidad, informalidad y desplazamiento forzado de la poblacin, aunado a la incapacidad local, para dar respuesta a los requerimientos de la poblacin, la economa y el medio ambiente, adems de que la necesidad de recursos econmicos para mejorar el nivel de vida de la poblacin son superiores, a pesar del esquema nacional de descentralizacin, a los recursos disponibles. La ciudad atraviesa hoy una grave crisis fiscal y de gobernabilidad, que hace difcil el diseo de estrategias valederas que permitan reactivar su economa reconstruir su tejido social, mejorar el sentido de pertenencia de sus habitantes y alcanzar la gobernabilidad. A pesar de que la Carta de Venecia se redact en un contexto europeo occidental, es lo bastante amplia para permitir adaptaciones nacionales: su texto reza cada pas ser responsable de aplicar el plan en el marco de su propia cultura y costumbres. Sin embargo, esto implica que a nivel nacional -o mejor aun, regional, pues es evidente que Colombia, y la misma Cartagena pueden albergar culturas diferentes-, se debe establecer una poltica de conservacin. Lamentablemente, ste no es el caso habitual y, por ello, el abordaje de la conservacin no sigue un camino uniforme, sino ms bien errtico. Y por su parte, La Carta de Atenas incorpora otro importante avance: la defensa del entorno urbano, es decir, no contemplar los edificios histricos como una isla, algo fuera de contexto6. Sin embargo, esta medida est causando al da de hoy otra herida lamentable al patrimonio: el fachadismo. Efectivamente cumplimos las normas, mantenemos la fachada y con ello el entorno, pero vaciamos por entero el edificio. Debemos recordar que, dado que la arquitectura, si lo es, es tambin obra de arte, como tal debe gozar de la doble e indisoluble naturaleza de monumento histrico y de obra artstica, y por ello, la restauracin de la arquitectura debe quedarse regida por ambas instancias, la histrica y la esttica7. La ciudad favorece al arte, y por lo tanto, no es solo un contenedor, una vitrina o una concentracin de productos artsticos, sino un producto artstico en si misma

    6 Vase CASTILLO RUIZ, Jos: El entorno de los bienes inmuebles de inters cultural. Concepto, legislacin y metodologa para su delimitacin. Granada, Ed. Universidad de Granada, 1997.En especial el primer captulo. 7 BRANDI, Cesare: Teora de la restauracin. Madrid, Ed. Alianza Forma, 1988. Pg. 77

  • Sin embargo, debemos comprobar que la idea de la historia, como serie imprevista de acontecimientos, solo confirma que la ciudad real no corresponde nunca a formas idnticas a aquellas de los modelos ideales8. Lo que se aprecia en la prctica con la arquitectura cartagenera actual subraya las dificultades existentes para evaluar el significado y el alcance de los bienes cartageneros de la era moderna, o ms bien, quizs, el patrimonio de la ciudad del siglo XXI9. Cartagena se est convirtiendo en un esplndido decorado para la mejor superproduccin hollywoodense- o en la prctica, para la produccin de series y telenovelas, locales o internacionales-. Pero podramos hacer un recorrido, calle por calle, del Centro Histrico de Cartagena, y nos daramos cuenta de que la inmensa mayora de edificios que nos rodean son, en realidad, muy falsos. Ahora que se celebr su 473 aniversario deberamos recapacitar sobre su vaciamiento y frenarlo, si es que queda algo que frenar. Y es que en Cartagena, desde finales del Siglo XX., y recin iniciado el siglo XXI, los patios, huertos y jardines conventuales acaban convertidos en hoteles, en residencias y apartamentos de lujo (caso de los Hoteles Santa Clara y Santa Teresa, que funcionan en los antiguos monasterios homnimos). Resulta lamentable, por ejemplo, el cambio total de uso de algunos barrios del Centro Histrico que ha implicado el desplazamiento de importantes ncleos de poblacin, para transformarlos en estructuras urbanas ficticias destinadas, sobre todo, a fines tursticos y comerciales... el Patrimonio se ha convertido en atraccin turstica y se ha mercantilizado sin compasin... No podemos desconocer que varios de los principios rectores que guiaron el quehacer conservacionista a lo largo del siglo anterior han sufrido cambios considerables en estos ltimos tiempos. Cambios de gusto, de apreciaciones, de valoracin, de juicios y de actitudes, tanto para la significacin de los monumentos en la vida actual, como para las nuevas situaciones culturales surgidas y las nuevas propuestas concebidas. Algunas vlidas y otras rechazables y, sin embargo, necesarias para demostrar lo lgico y lo irracional de la tan imprevisible condicin humana frente a un mismo problema. Antes prevalecieron los principios, las normas, las teoras conservacionistas, las prohibiciones y los enunciados de las Cartas de Atenas, de Venecia y de tantas cartas ms, hoy, en cambio, se afirma la actitud de quienes saben entender al monumento, quienes lo escuchan y quienes saben hablar con el10

    8 ARGAN, Giulio Carlo: Historia del Arte como historia de la ciudad. Barcelona, Ed. Laia, 1984., Pags. 73-75 9 Vase, para mayor ilustracin, y como teora general, ALONSO IBEZ, M del Rosario: El patrimonio histrico. Destino pblico y valor cultural. Oviedo, Ed. Civitas, 1992.Pags. 192, 263 y 264. 10 Una notable disertacin sobre los conceptos bsicos relativos a estas Cartas, se puede verificar en GONZLEZ VARAS, Ignacio: Conservacin de bienes culturales. Teora, historia, principios y normas. Madrid, Ed. Ctedra, 1999.

  • Los siglos XIX y XX han sido los siglos de las cartas, pero el siglo XXI ser el siglo del dialogo entre el monumento y el interventor, puesto que slo la arquitectura de ese monumento es la que puede condicionar la intervencin. A la entrada del siglo XXI debemos reconocer que an no existe un entendimiento claro de cmo aplicar los tantos criterios heredados en los ltimos doscientos aos; an no se ha logrado el equilibrio necesario que permita la convivencia de nuestra contemporaneidad en los testimonio arquitectnicos y urbanos del pasado; An es muy imprecisa la nocin de autenticidad y el respeto que ella demanda; an no se ha enfatizado el hecho que es indispensable entender el mensaje de la arquitectura de ayer a fin de establecer el dilogo, en trminos de contemporaneidad, entre el interventor y el monumento.

    Es evidente que el desarrollo local y regional necesita de una visin estratgica sobre el futuro y el posicionamiento regional que se pretende tener. De igual forma, se observa la importancia del desarrollo empresarial local, el crecimiento y difusin de las nuevas tecnologas de la informtica y comunicaciones, la utilizacin del Internet y la calificacin permanente de nuevos recursos humanos, tcnicos y de gestin.

  • 3. El turismo

    Imgenes tursticas de Cartagena (Archivos El Universal y El Tiempo)

  • Los viajes y el turismo se han convertido en una de las ms importantes industrias del mundo. Se prev que el volumen total de viajes se triplicar de aqu al ao 2020. Por otra parte, la inscripcin de un sitio en la Lista del Patrimonio Mundial suscita una bienvenida toma de conciencia y una inevitable curiosidad acerca de ese sitio y de sus caractersticas excepcionales. En el caso de Cartagena de Indias, declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1984, tambin incrementa las diversas actividades que se proponen en l, as como el nmero de turistas que lo visitan. De hecho, aunque sigue siendo la primera ciudad turstica de Colombia y el primer puerto colombiano de cruceros, un aspecto importante e interesante para explicar el fenmeno de la cada del sector turstico corresponde a factores extraeconmicos como lo representa el incremento de la criminalidad dentro del desarrollo reciente de la ciudad, cuyo clima de inseguridad genera efectos adversos no tan convencionales como la tasa de cambio o los impuestos dentro de la industria hotelera. "Los turistas son un tipo de invasores pacficos que adems pagan y cuya presencia nos obliga a reflexionar sobre nuestra propia cultura y sobre cules son las cosas que queremos mostrarles", afirma el filsofo francs Yves Michaud "No se puede decir que el turismo es bueno o malo, es una realidad imparable con la que tenemos que convivir y aprender a gestionar, porque hay diferentes respuestas posibles. Nos presiona y afecta tambin a nuestra identidad cultural. Por eso hay que abordarlo desde una perspectiva global, porque no es slo una cuestin cultural, econmica, poltica o de gestin musestica, sino la suma de todo ello", afirma11.

    Sin embargo, cuando todas estas actividades flujo de turismo, control de criminalidad y diversificacin econmica de la oferta hotelera, para abaratar costos competitivos, etc - se planifican de manera adecuada y se organizan respetando los principios de un turismo sostenible, pueden generar abundantes ingresos para la economa local, donde esta actividad podra crear empleos, contribuir a preservar las costumbres y tradiciones y reducir la pobreza. Alcanzar ese objetivo es un proceso arduo que supone polticas especficas, evaluaciones de las repercusiones ambientales y una supervisin permanente, para lograr diversificar la oferta en la bsqueda de un mayor equilibrio del uso del territorio, del patrimonio y los recursos naturales. Y es que la turstica es una industria depredadora, que nunca descansa y que fagocita todo aquello que encuentra. La riqueza que genera tiene sus contrapartidas en los daos, fsicos y de apreciacin esttica, que la presencia masiva de turistas provoca en el patrimonio cultural. La calidad de los servicios de un destino turstico es primordial, sobre todo si se aspira a captar visitantes de los sectores internacionales ms pudientes, de manera que el destino no se desgaste, sus ingresos sean importantes y se generen muchos empleos formales, distribuyendo as los beneficios de esta industria entre todos los estratos.

    11 Vase www.patrimonio-mundial.com

  • No se puede seguir siendo receptivo por el slo hecho de que Cartagena es turstica. Hay que trazar planes estratgicos bien asesorados porque, en conclusin, la promocin turstica se basa en vender: Ser que nos interesamos ms en el extranjero y descuidamos lo interno? Qu planes se tienen para las temporadas bajas? Cmo estn los precios versus la competencia? La calidad del servicio satisface al cliente? Lo que ofrecemos es suficiente y llena las expectativas? Nuestra fuerza laboral est bien tratada, capacitada y estimulada?

    No se puede, sin embargo, concebir el turismo sin una alianza fluida y de igual a igual entre el sector privado y el pblico. En el caso de Cartagena, le corresponde al Estado poner la casa en orden para que el sector privado la pueda "vender" cada vez ms y de mejor manera. La funcin principal del sector pblico en este matrimonio con la industria turstica privada es asegurarse de proveer las condiciones mnimas que deben ser altas- para que un turista no slo llegue a la ciudad, sino que quiera volver y recomendrsela a otros. Esto incluye lo que todos sabemos: una ciudad limpia, con el entorno de su mximo atractivo el Centro Histrico y sus monumentos bien mantenido, con ptimas condiciones de seguridad y tranquilidad. Hay que ponerle fin, por ejemplo, al acoso de vendedores informales. En la industria turstica, ningn detalle es demasiado pequeo ni desestimable. Desde la entrada hasta la salida de los visitantes, todo debe fluir. De nada sirven las promociones en el exterior de Colombia y de Cartagena, llevadas a cabo por el Gobierno, si fronteras adentro no se hacen las tareas que le corresponden a cada jugador del equipo turstico para que el servicio sea impecable.

    Ante la temporada turstica de mitad de ao que se avecina, conviene mirar de cerca los resultados de la pasada Semana Santa, que despertaron el inters de ilustres personas nacional y localmente, quienes coinciden en la situacin de deterioro del Centro Histrico, de vendedores que acosan, falta de infraestructura en las playas y la necesidad de plantear acciones para recuperar el posicionamiento de Cartagena como destino preferido de los turistas. Por ello comentar algunos aspectos a tener presente ahora:

    Lo primero que debemos plantearnos es que los turistas nuevos que nos visitan no saben que hemos estado peor, que hemos mejorado o que seguimos igual. Para los turistas que llegan a Cartagena por primera vez, somos lo que mostramos en el momento que nos visitan. No debemos esperar de ellos comprensin del ayer o del futuro, no hay segunda oportunidad, de all la necesidad de corregir lo que mal funciona en el menor tiempo posible. Las playas y las calles deben tener un orden que garantice la tranquilidad a los turistas que vienen a descansar a la ciudad, porque para eso pagan sus viajes y hoteles; y si la ciudad no les garantiza ese descanso, simple y llanamente, en las prximas vacaciones se irn a otro lugar en donde s puedan tener tranquilidad.

    Los turistas quieren cosas siempre diferentes de los otros turistas. De lo que se trata es que Cartagena no se convierta todo en un gran parque de atracciones porque existe la dialctica entre la oferta de identidad cultural de una ciudad y la demanda de clichs culturales que pide el turista. Se trata de saber gobernar de manera inteligente esta dialctica. Las opciones son variadas. Lo ideal es tener muchas ofertas diversas, hay que negociar.

  • Para Michaud, es muy diferente la oferta cultural para el turista y para los locales: "Al turista se le ofrece una cultura precocinada, pero el verdadero intercambio cultural queda fuera porque, en realidad, no le interesan los debates provincianos y endogmicos de la cultura interna, lo cual es lgico", indica al tiempo que alerta del peligro real de crear "identidades culturales falsas" pensadas para los turistas. Respecto al patrimonio, considera vlidas todas las opciones, desde la rplica a la limitacin de entradas pasando por el cierre total. "Se trata de encontrar estrategias para diversificar, organizar itinerarios variados y sobre todo darlos a conocer, porque ahora la informacin es bsica ya que con Internet se est acabando lo de los paquetes cerrados y ahora el turista customiza su viaje"12.

    De igual manera, un fuerte reto de los empresarios tursticos de Cartagena es uno solo: lograr que Estados Unidos quite la restriccin a sus nacionales de visitar la ciudad. El temible Travel Warning norteamericano es el freno que hace infructuosa la labor de quienes pretenden vender su magia y encanto en el exterior, pues los esfuerzos que se hacen para promover a Cartagena en el exterior son una vocecilla casi inaudible ante el vozarrn que significa la advertencia del Departamento de Estado de EEUU, que, con palabras muy duras, le dice a su gente que no puede viajar a esta ciudad. Empero, el retorno paulatino de algunos cruceros promete que la economa local se ver nuevamente estimulada con esta inyeccin significativa de circulante, que favorece a los diversos estratos sociales.

    Tambin hay que sealar que el sector turstico legalmente establecido tiene la suficiente capacitacin y preparacin, para asumir con responsabilidad labores que hoy desarrollan supuestas asociaciones que ni siquiera asumen su responsabilidad social, ya que no cubren el seguro de asistencia medica ni cotizan en pensiones. As, los que hoy laboran en las playas sern los indigentes del futuro, ya que no tienen ningn tipo de seguridad social. No he comprendido nunca porqu las personas que dicen cubrir sus necesidades de ingreso econmico en las playas son cada da ms pobres, si se supondra que al tener un trabajo estable y una clientela a la que deberan tener satisfecha, deberan haber alcanzado un nivel de ingresos y estabilidad laboral. Este solo punto demuestra que no lo estn haciendo bien, y con ello estn perjudicando a todos, propios y visitantes.

    Tambin debe reconocerse la apropiacin real de los cartageneros hacia la zona histrica, teniendo en cuenta su disposicin a mantener los espacios culturales e incluso pagar por el uso de ellos. Entre los turistas, la investigacin se debe centrar en detectar las motivaciones de stos para visitar la ciudad y en lo que invierten cuando estn en ella. Finalmente se debe hacer una evaluacin del comportamiento de los establecimientos comerciales con respecto a la actividad turstica movida por el Centro Histrico. Los resultados del nuevo estudio se traducirn en propuestas dirigidas a crear polticas de conservacin del patrimonio que lleven inmersas el desarrollo del turismo.

    12 dem, nota 11

  • 4. La movilidad urbana, el espacio pblico y la construccin de cultura ciudadana.

    En las ciudades modernas, la movilidad urbana y el espacio pblico son dos aspectos que determinan la calidad de vida de la poblacin. Por eso, la organizacin comunitaria debe garantizar, a travs del marco jurdico vigente y de la cultura ciudadana, la locomocin y la comodidad que requiere el uso de las plazas, las calles, los andenes, las alamedas, los parques, las vas peatonales, las ciclorrutas y los malecones.

    Frente al primer elemento mencionado, es decir, la movilidad urbana, sta depende de tres aspectos bsicos: Primero, accesibilidad al transporte, que como usuario, desde mi casa o punto de trabajo, pueda acceder a un transporte pblico. Segundo, que el tiempo de desplazamiento se cronometre de acuerdo con las necesidades de las personas y con las distancias y no que vare en funcin del conductor, ni de la va. Y tercero, que dentro de ese desplazamiento tenga un buen servicio, o sea, un buen vehculo y buen trato, por el hecho pagar ese servicio. Esas tres variables definen la calidad de vida en movilidad. Teniendo en cuenta esos parmetros Cartagena est muy mal, pues escasamente se salva el primer punto.

    Es de sealar que en la mayora de ciudades colombianas, ms del setenta por ciento de la poblacin se desplaza cotidianamente en transporte pblico masivo, sin embargo, la calidad del servicio cada da es peor. En la Heroica, por ejemplo, ese porcentaje es del 81 por ciento y en puntos crticos de congestin, como el Mercado de Bazurto, la velocidad de los buses es de slo 5 kilmetros por hora, por cuanto en este punto confluyen hechos tales como el mero desplazamiento del cartagenero hacia sus sitios de trabajo, y en el cual se visualiza cmo, ciudadanos pertenecientes a determinados barrios populares tienen la opcin de ubicarse en zonas o espacios pblicos del centro residencial, en vas residenciales y comerciales de los barrios Centro, la Matuna o Bocagrande o en los espacios aledaos del Mercado para el desarrollo de actividades laborales popularmente conocidas como ventas ambulantes o estacionarias o el llamado rebusque. La movilidad comercial-laboral es tambin una forma, ms o menos perfecta, de insercin dentro del esquema de la metrpoli amurallada, basado fundamentalmente en el espacio de vida que le corresponda a sus intereses y necesidades, tales como la habitacin, el trabajo, la salud y la alimentacin, por solo mencionar algunos.

    Sin embargo, hoy por el desmedido hacinamiento de ventas, hacen que en el Mercado de Bazurto no hay un milmetro de espacio dnde ampliar, la insalubridad en algunos sectores sea evidente, a diario aparece un vendedor nuevo y la problemtica ambiental se agrava cada vez ms.

  • Hoy son ms de 2.500 vendedores al interior de la central de abastos y 5.000 que laboran en los alrededores de la misma, y todos utilizan la misma infraestructura de tubera sanitaria, la cual con una leve lluvia tiende a ocasionar inundaciones13.

    En blanco y negro, y hacia la izquierda, imgenes del antiguo sector del Mercado Pblico, antes de su traslado en 1978 (Archivo Fototeca Histrica de Cartagena). A la derecha, imagen del Mercado de Bazurto, en la actualidad.

    13 A esta situacin se suma el fenmeno conocido como "vaso comunicante", que consiste en que cuando la marea est alta, el agua de mar entra por las tubera e inunda las partes bajas del centro de la ciudad. Este problema se acrecienta, debido al constante aumento del nivel de las aguas del mar por el calentamiento global de la tierra y el consecuente deshielo de los polos. Se estima que en 25 aos el nivel del agua en Cartagena habr subido 20 centmetros, lo que significa que la ciudad debe pensar en francas soluciones para evitar los serios problemas de inundaciones que tendra en su momento. Vease www.transcaribe.gov.co

  • Segn el Departamento Nacional de Planeacin (DNP), los mayores problemas en el campo de la movilidad urbana, al menos en lo que respecta al trasporte pblico, tienen en las ciudades un comn denominador: Sobreoferta cercana al 35% - existe un registro de 1.916 unidades de flota slo operan 1.316, esto es, unos 728 buses, unas 538 busetas y unos 50 microbuses-, elevada edad promedio de los vehculos, ineficiente utilizacin de la infraestructura existente y deficiente gestin de trfico, lo cual agrava la guerra del centavo, empeora un servicio caro, lento y de mala calidad a los 490.000 usuarios que lo utilizan cotidianamente y reduce la rentabilidad de los propietarios.

    Imgenes del caos vehicular y vial de Cartagena (Archivo El Universal)

  • Las causas estructurales radican en la debilidad institucional de las autoridades encargadas de la planeacin, gestin, regulacin y control del trnsito y transporte, cuya operacin est en manos privadas; el bajo poder adquisitivo de los ciudadanos, que impide que circulen ms de 10 vehculos privados por cada 100 habitantes; la escasa disponibilidad presupuestal, lo que se refleja en insuficiente intervencin sobre la malla vial, originando una red de vas deteriorada, escasa sealizacin y un bajo nivel de seguridad vial14. Es apenas natural, pues las rutas colectoras y troncales estn superpuestas y se tornan largas entre la ida y el regreso, aparte de que congestionan la ciudad con los 10.600 viajes-da, insuficiencia de paraderos y ratoneo15 de los conductores para guerrearse la demanda, disminuyendo, adems, la movilidad urbana y el aprovechamiento del espacio pblico.

    Como quiera que el transporte masivo se convirti en un dolor de cabeza para los mandatarios locales, quienes se muestran incapaces de hacer cumplir las normas, impidiendo el desarrollo y convirtiendo las calles en zonas caticas de difcil control, hizo que se propusiera el impulso y apoyo para la puesta en marcha de los Sistemas Integrados de Transporte Masivo, para as atender las necesidades de movilidad de los ciudadanos, bajo criterios de eficiencia operativa, econmica y ambiental. Esto se lograr, si en lugar de privilegiar el aumento de infraestructura, como ha ocurrido hasta el momento, se ejecutan soluciones operativas de bajo costo y mayor impacto en la poblacin. Uno de los objetivos del sistema es combatir esa fragmentacin que existe en el sistema actual. Hay miles de propietarios y cada uno hace lo que quiere. Transcaribe tomara el control completo del sistema y deber lograr, mediante mecanismos financieros, que los operadores estn integrados al sistema.

    14 La red de vas urbanas en Cartagena se ha constituido a partir de las tradicionales vas nacionales de acceso a la ciudad. Su interrelacin con la malla vial urbana no se ajusta fsica y estructuralmente con las especificaciones de diseo para hacer un empalme gradual de tal manera que se mitiguen los impactos urbanos generados sobre la malla vial local y sobre la accesibilidad a los predios contiguos a la va. La malla vial urbana, se ha conformado prcticamente a partir de las vas de acceso al puerto, pues las dems vas se han generado dentro del proceso de desarrollo urbanstico formal e informal, razn por la cual no presentan condiciones de continuidad tanto en su trazado como en su seccin transversal, ni tampoco hacen parte de una red integrada de transporte acorde con los usos de suelo actuales y futuros. Igualmente, Cartagena se ha construido con base en adecuaciones y ampliaciones de las tradicionales vas de acceso al puerto y a la ciudad, y su caracterizacin obedece mas a criterios tcnicos de diseo con este fin, que a su funcionalidad e interrelacin con los usos de suelo. Vase www.transcaribe.gov.co. 15 Estrategia de los conductores de conducir lento para captar mas pasajeros (N. del A)

  • Ilustraciones: Maquetas de diseo de Transcaribe, Modelo a escala de los autobuses y Estado de las obras.

  • En nuestra querida Cartagena, por la falta de una adecuada poltica de control y de una verdadera orientacin de la comunidad, muchas situaciones se salen de las manos de las autoridades. Hay que tener un norte definido y mantener una frrea directriz para meter en cintura todos aquellos que traten de salirse de los cauces de una buena disciplina: Tradicionalmente, los buses hacen caso omiso de los paraderos, los vehculos se parquean donde est prohibido, las motos hacen malabares delante y a los lados de los vehculos, usando los andenes como vas; buses y taxis recogen y dejan los pasajeros en plena va; los buses son discotecas ambulantes, entre otros problemas

    Uno de los objetivos del nuevo sistema es combatir esa fragmentacin que existe en el actual. Hay miles de propietarios y cada uno hace lo que quiere. Transcaribe tomar el control completo del sistema y deber lograr, mediante mecanismos financieros, que los operadores estn integrados al sistema. Pero otro de los problemas graves, no slo con los transportadores, sino con mucha gente, es que no se ha sabido explicar claramente en qu consiste Transcaribe. Divulgar el proyecto es una tarea esencial. No podemos frenar el desarrollo del nuevo sistema que va a traer beneficios a toda la ciudad solo porque algunos transportadores piensan que se van a perjudicar. No hay proporcin entre esos beneficios y los supuestos perjuicios que ellos recibirn. Si a los empresarios del transporte les preocupara realmente el usuario, no estaramos quejndonos tanto del actual sistema. Los transportadores son un punto crtico del sistema. El sistema es muy bueno en su espritu y concepcin terica. Cartagena lo necesita. Todos conocemos el caos de transporte que vive la ciudad, pero vale la pena analizar detenidamente algunos aspectos. Este proyecto est llenos de buenas intenciones, pero al llevarlos al terreno tienen unos pasos que no se cumplen. Verbigracia, qu va a pasar con Transcaribe si no se traslada el mercado de Bazurto, sino se hace una central de abastos y unos mercados sectoriales? El sistema puede ser muy tecnificado, pero si persiste ese problema, por ms que sea una belleza corre el riesgo de que colapse. Y, qu pasar con los buses viejos, se mandarn por todas esas vas destapadas de los barrios o qu pasar?

    Si no perdemos de vista que Cartagena es una ciudad singular, lo procedente es que le construyamos un sistema de transporte compatible con su topografa. Por ejemplo, un sistema integrado y bimodal, estimulara la recuperacin de los cuerpos de agua16 Cmo es posible que

    16 Respecto de la recuperacin de los cuerpos de agua, es decir, de los caos y lagunas interiores (programa que se adopt por primera vez en 1937, mediante una ley que autoriz al Gobierno nacional para rectificarlos) hay que anotar que arranc con el dragado y la canalizacin de los caos del Eje 1, y que por haber quedado a mitad de camino estn sufriendo de nuevo un proceso amenazante de sedimentacin. Ms tarde, con un intervalo de varios aos, se hizo el intento de dragar los del Eje 2, y el proyecto no pas a mayores. Se estanc y regresamos a la inercia. La ciudad tuvo un desahogo, tanto desde el punto de vista ambiental como topogrfico, con la construccin de la Bocana, que se efectu a un costo de US$ 26 millones por parte del Gobierno holands. Con ella se parti hacia la recuperacin de la Cinaga de la Virgen. Ese logro debe complementarse con el dragado y la canalizacin de los citados caos y lagunas de los Ejes 1 y 2, la construccin del Emisario Submarino y la perimetral de la misma cinaga. Tal como lo advirtieron los holandeses, si no se hacen o se retrasan esos dragados, que son indispensables por los riesgos que acarrearan si se aplazan otra vez, los avances se revertiran en un plazo aproximado de diez aos. Vease www.transcaribe.gov.co

  • en una ciudad rodeada de agua17 no se haya concebido el proyecto pensando en un sistema acutico? La interconexin acutica es un viejo anhelo de la ciudad. Hacerlo sera complacerla y, adems, descongestionara un poco las vas urbanas, y, sin embargo, en la primera etapa de Transcaribe no se plantea la puesta en marcha de una solucin acutica.

    Transcaribe es una sublime esperanza para los usuarios del transporte pblico masivo que diariamente les toca sufrir la arbitrariedad, el maltrato y las psimas condiciones en las que se presta este vital servicio, sin ninguna autoridad que los defienda o proteja sus derechos. De acuerdo con el proyecto, el Sistema est hecho para el usuario. Aunque por ahora slo es en el papel, esa posibilidad es estimulante. Pensar que se incrementar la velocidad en los tramos crticos en un 400 por ciento pone a los maltratados usuarios a soar. De igual forma, el nuevo sistema es ms confiable, pues reduce los riesgos de accidentes, disminuye los transbordos pagos, brinda infraestructura y equipos de excelente calidad, el valor del pasaje se mantendr y, lo ms importante, se acaba la guerra del centavo, pues modifica la estructura empresarial del sistema. Sin embargo, por s slo el nuevo Sistema Integrado de Transporte Masivo (SITM) no ser la solucin mgica a los mltiples problemas que enfrenta el transporte en Cartagena. Slo es una magnifica oportunidad, pero depender de cada uno de los ciudadanos, de las autoridades y de los ejecutores del proyecto lograr que la realidad se acerque o alcance a ser similar en un cien por ciento a lo que contiene el proyecto. Pasando ya al espacio pblico, ste no slo hace posible, propicia o dificulta la vida colectiva de la ciudad, sino que es la expresin ms clara de la importancia social que se le otorga a este tipo de convivencia. Se constituye en una instancia de socializacin dentro de la ciudad. Es el lugar de encuentro, a partir del cual se hace vida colectiva y se interacta intensamente.

    17 El Distrito Turstico y Cultural de Cartagena de indias es un inmenso territorio compuesto de islas, pennsulas, y cuerpos interiores de agua, que conforman el rea insular y un rea continental. Su extensin es de 609.1 km2. Las caractersticas morfolgicas que lo conforman, el paisaje natural, y la fauna y flora que contiene son su mayor valor y potencial fsico y simblico. La fragilidad tambin es una caractersitica inherente de estos ambientes. El territorio distrital tambin es una franja angosta a orillas del mar caribe con 193 kilmetros de costa, desde los lmites con Galerazamba al norte hasta Boca Flamenquito, al sur, lmite con el departamento de Sucre. Esta franja tiene su mayor ancho de 17 kilmetros en el rea urbana y en la zona norte (punta canoas - bayunca) y el menor, de menos de 1 kilmetro, entre los caos de Matunilla y Lequerica. El mayor valor de Cartagena de Indias, tanto en sentido fsico como simblico, es el agua, elemento natural que define la morfologa de su territorio: el Mar Caribe, que conforma el borde de la ciudad; el acufero de Arroyo Grande; la Cinaga de la Virgen; la Baha de Cartagena; el Parque Natural Corales del Rosario e Islas de San Bernardo; la Baha de Barbacoas y el Canal del Dique, todos ellos en su conjunto, le dan a la ciudad su carcter e identidad. La presencia del agua, la conformacin de la ciudad en un entorno lacustre y marino le dan caractersticas muy singulares al paisaje y a la cultura de la gente. Datos obtenidos en www.igac.gov.co.

  • Imgenes pgina anterior y parte superior: Diversas manifestaciones de invasin del espacio pblico. (Archivo El Universal)

    Un espacio puramente pblico lo es la calle, la cual encontramos como aquel sitio que en teora es de todos pero que en la prctica se vuelve la extensin de la vivienda o del negocio, o es el negocio mismo, realizando en ella lo que en la casa, por cuestiones de espacio no se puede hacer. Lo contradictorio de la calle es que a pesar de ser un espacio colectivo por excelencia, en muchas ocasiones se encuentra ya dominada por ciertos grupos. La idea que se tiene dentro de quienes explotan o invaden el espacio pblico, es que su naturaleza de pblico les permite usar lo como mejor les sirva, porque es para todos, pero el solo uso del espacio pblico como propio invierte su destinacin hacia lo privado, aunque siga intacta (sin importar mucho) su naturaleza jurdica como pblica, realidad esta a tomar en seria cuenta a la hora de la planificacin de la ciudad. La apropiacin de lo baldo tambin se presenta, bien sea con fines recreativos (canchas de ftbol, baloncesto, etc.), o como medio de degradacin ambiental (sitio donde dejar la basura o para hacer necesidades fisiolgicas).

    Es evidente as que los cartageneros no valoramos nuestra ciudad. Ms all de la educacin, creemos que el patrimonio lo podemos explotar. Exigimos que nadie lo toque, pero somos los primeros en daarlo, en imponer reglas para el otro, pero que nosotros no cumplimos. Es necesario crear espacios en los que el cartagenero sienta que puede participar. Nos parece normal que los nativos no puedan estar en esos espacios, entre otras cosas, por los precios que se cobran para ello. El Centro Histrico, dada la magnitud de obras que lo integran, est concebido inconscientemente, como una inversin alta y el ciudadano se siente que no puede estar all. Nos sentimos extraos en nuestra propia tierra.

  • Pero es que la invasin del espacio pblico es algo ms que su ocupacin por personas que lo utilizan exclusivamente en provecho propio. Tambin ocurre cuando se estacionan vehculos en los andenes, cuando se cierran sectores en centros comerciales y conjuntos habitacionales, cuando los propietarios de viviendas que cierran el acceso a zonas colectivas, cuando los publicistas colocan vallas en los separadores de las vas o cuando las construcciones sobrepasan las especificaciones aprobadas, e incluso, cuando un pequeo grupo de vecinos cierra una calle para realizar una fiesta.

    En general, hablamos de invasin cuando hay un desplazamiento de los espacios y de las prcticas espaciales que favorecen las relaciones sociales y el crecimiento de una esfera pblica sana y cuando hay un aumento de espacios inservibles y formas hostiles, que distorsionan, inhiben y obstaculizan. Adems de la invasin en s misma, los vendedores informales, ambulantes o estacionarios, generan problemas adicionales relacionados con la inseguridad, la piratera, el contrabando y el abuso, la crisis para la economa formal y el deterioro del entorno urbano.

    Lo esencial es que las administraciones a travs de sus planes de ordenamiento territorial y de sus acciones en obras pblicas vean el espacio pblico como un sistema articulado que se integra a las otras redes de servicios pblicos: el transporte que debe ser accesible y articular toda la ciudad, a travs del espacio pblico, con las zonas de viviendas y las reas de produccin. Un aspecto clave para el logro de este objetivo, consiste en construir un sistema que una y permita el fcil acceso a todas las personas, incluso a aquellas que tienen algn tipo de limitacin. La mayora de ciudades colombianas creci sin ninguna planeacin, por eso, el rasgo comn son urbes agresivas, espacios no pensados para la comodidad y el disfrute de sus habitantes.

  • Ilustracin: Archivo El Universal. Grfica: www.dane.gov.co

    La sociedad moderna habla de espacios para la gente. Accesibilidad es el sustantivo de moda y del que ms se hablar en el futuro. Los alcaldes, gobernadores, arquitectos y diseadores debern ingenirselas para construir redes peatonales que permitan la articulacin de los diversos espacios, edificaciones y transporte pblico que faciliten el libre desplazamiento de la gente. Pero la accesibilidad no se debe entender slo como una condicin a cumplir en los espacios, edificaciones y transporte pblico de manera aislada, sino como una red articulada, fluida y continua, que garantice a los habitantes el disfrute de sus ciudades, llegar, entrar, salir y utilizar las casas, supermercados, almacenes, teatros, parques, edificios pblicos y lugares de trabajo.

    Cartagena no es una ciudad amable en la accesibilidad a espacios, edificaciones y transporte pblico para las personas sin ningn tipo de problema, situacin que se hace ms dramtica con los ciudadanos que tienen alguna discapacidad. No tenemos redes peatonales, no hay andenes, y los que existen estn en mal estado u ocupados por vendedores. No hay buena sealizacin, ni facilidades para el acceso a las aceras. Todas las personas tienen el mismo derecho a circular libremente, en la medida