memoria crÍtica la legislacion de patrimonio histÓrico carlos e garcia g

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CARTAGENA: ¿PATRIMONIO HERIDO? Presentado Por: Carlos Eduardo García Granados Memoria Crítica presentada a: H. Prof. Javier García Fernández. Asignatura: La Legislación del Patrimonio Cultural En Europa e Iberoamérica: Un estudio comparado. UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA- UNED UNIVERSIDAD CARLOS III DE MADRID DOCTORADO EN DERECHO DE LA CULTURA Cartagena de Indias, D.T. y C. (Colombia) 2006

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  • CARTAGENA: PATRIMONIO HERIDO?

    Presentado Por:

    Carlos Eduardo Garca Granados

    Memoria Crtica presentada a:

    H. Prof. Javier Garca Fernndez.

    Asignatura: La Legislacin del Patrimonio Cultural En Europa e

    Iberoamrica: Un estudio comparado.

    UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIN A DISTANCIA- UNED

    UNIVERSIDAD CARLOS III DE MADRID

    DOCTORADO EN DERECHO DE LA CULTURA Cartagena de Indias, D.T. y C. (Colombia)

    2006

  • PREFACIO

    Casa antigua en ruinas en el Centro Histrico de Cartagena. Archivo: El Universal

    "Los cartageneros, colombianos y el Gobierno nacional, tenemos el compromiso de impulsar acciones que preserven nuestro ms anhelado tesoro: el patrimonio".

    Mara Consuelo Arajo, ex-ministra de Cultura de Colombia, durante su intervencin como invitada especial al Foro de Ciudades realizado en 2004 en Cartagena.

    Desde mi infancia oa hablar de Cartagena como La ciudad Heroica, y mis maestras me explicaban que este apelativo se deba al sacrificio de muchos de sus habitantes por resistir los constantes sitios impuestos a la ciudad, entre otros, por feroces piratas y corsarios, por la Armada Inglesa del Almirante Vernon y por el pacificador Pablo Morillo. Hoy, despus de muchos aos de estar viviendo en esta ciudad he llegado a la triste conclusin que este rtulo se debe ms bien a que para vivir en ella se debe ser un hroe.

    Da tras da, nuestra prensa local1 nota la gran preocupacin de la ciudadana por las condiciones en las que se encuentra nuestra ciudad. Mucha tinta ha corrido sobre los problemas sociales, econmicos y ambientales que agobian a la poblacin cartagenera. Existen estudios, diagnsticos y propuestas sobre la inmensa mayora de ellos: El total abandono, la falta de liderazgo, la defensa de los intereses particulares por encima de los generales, la falta de autoridad, la mala calidad de las obras pblicas, la invasin con progresin geomtrica del espacio pblico y el deterioro del Centro Histrico, que ya no se sabe si es o no peatonal, son apenas algunas de las seales del desencanto que se percibe.

    Hace ya muchos aos que existe conciencia nacional de que Cartagena es la joya de la patria. El aserto se ha repetido hasta el fastidio. Nadie lo pone en duda. Pero si algo ha cambiado en tiempo reciente en Cartagena fue nuestra imagen. Propios y extraos la percibimos de manera diferente. Las pocas del "corralito de piedra" estn en los recuerdos. La Heroica tiene hoy ms padecimientos que encantos, e inclusive se le ubica entre las ms conflictivas del pas.

    1 La prensa local cartagenera es el diario El Universal, que puede consultarse en www.eluniversal.com.co

  • Por ello, al caminar por Cartagena, algo que los cartageneros de nacimiento o por adopcin, como el suscrito- hemos hecho innumerables veces cuntas de esas veces nos hemos detenido a apreciar los detalles de esa joya arquitectnica que ostenta el ttulo de patrimonio de la humanidad?. Por eso, cuando se camina por las murallas, se puede concluir que este hermoso legado se parece a la ciudad de hoy: Descuidada, descuadernada, rota, desguazadas sus finanzas y destruida literalmente en su estructura fsica, con usos de cualquier ndole, ciudad cautiva que no se levanta de su letargo, aunque a sus espaldas se estn fraguando proyectos cuestionables; o se estn tomando o dejando de tomar importantes decisiones que para bien o para mal comprometen en grado sumo el futuro de la ciudad, a la que hace muchos aos se le pararon en seco las fuerzas que movan las turbinas de su progreso, por lo que apenas si sobrevive a la inercia de aquel, en bsqueda de un norte que la devuelva cuando menos al esplendor de otros tiempos, quedando al garete por culpa de la improvisacin y del mal gusto. Se merece esto el Patrimonio Cultural de la Humanidad?... A qu debemos esa situacin? A una venganza del destino?A que nunca hay recursos para nada?...

    Ahora, pasando a un plano estrictamente jurdico, podemos decir que Patrimonio cultural significa monumentos, grupos de edificios y sitios que tienen valor histrico, esttico, arqueolgico, cientfico, etnolgico o antropolgico. El patrimonio es el legado que recibimos del pasado, lo que vivimos en el presente y lo que transmitimos a las futuras generaciones. Nuestro patrimonio cultural es una fuente insustituible de vida e inspiracin, nuestra piedra de toque, nuestro punto de referencia, nuestra identidad. Lo que hace que el concepto de Patrimonio Mundial sea excepcional es su aplicacin universal. Los sitios del Patrimonio Mundial pertenecen a todos los pueblos del mundo, independientemente del territorio en que estn localizados. La Lista de Patrimonio Mundial debe reflejar la diversidad humana en lo sociolgico, lo esttico, lo natural, lo intelectual y lo religioso. La idea es seleccionar sitios que sean representativos de la gran variedad y riqueza de nuestras culturas en los diferentes periodos histricos, incluyendo naturalmente los que todava hoy prosperan. Y es precisamente a este grupo de lugares privilegiados2 que pertenece Cartagena de Indias, , y en especial su Centro Histrico, objeto del presente estudio crtico. En el 2006, Cartagena cumplir 22 aos de ser Patrimonio Histrico de la Humanidad, y actualmente cuenta con una cifra cercana al milln y medio de habitantes. Este es el momento en donde cabe preguntarnos Qu distingue un bien del Patrimonio Mundial de un bien del patrimonio nacional? La clave reside en su valor universal excepcional. Y ese valor diferencial radica en el potencial de la cultura de Cartagena: En el Caribe hay muchas playas propicias para el turismo de sol y playa, pero Cartagena tiene otros ingredientes: tiene historia, gastronoma, folclor... En otros destinos del Caribe no hay este talento humano ni los atractivos que tiene Cartagena.

    2 Actualmente, Colombia tiene cinco sitios en la lista: Cartagena de Indias (1984), Parque Nacional de los Katos (1994), los parques arqueolgicos de San Agustn y Tierradentro, y el Centro Histrico de Santa Cruz de Mompox (1995). Este reconocimiento mundial del patrimonio del pas reafirma la responsabilidad de Colombia de proteger, preservar y difundir la informacin sobre la riqueza natural, cultural y artstica, como legado para futuras generaciones. Vase www.mincultura.gov.co.

  • Hay que buscar que esos valores que nos diferencian del resto de Amrica Latina, sean no solo un atractivo local, sino tambin mundial, y por ello la UNESCO nos estimula a identificar y proteger nuestro patrimonio3, pues debemos destacar que todos los sitios seleccionados para su inclusin en la Lista del Patrimonio Mundial son aprobados en base a sus cualidades como mejores ejemplos posibles del patrimonio cultural, lo cual destaca nuestra a veces maltratada- riqueza y diversidad cultural. En mi opinin, la Convencin del Patrimonio Mundial, como instrumento jurdico vinculante, no es solo una mera compilacin de buenas intenciones sino ante todo un mecanismo til para emprender acciones concretas de preservacin de sitios amenazados4. Al reconocer el valor universal excepcional de un bien, los Estados Partes se comprometen a preservarlo y se empean en encontrar soluciones para su proteccin. Si un bien est inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial en Peligro, el Comit del Patrimonio Mundial puede adoptar medidas inmediatas para resolver la situacin, lo que ha permitido llevar a cabo con xito numerosas restauraciones, y a la vez constituye un eficaz estmulo para suscitar el inters de la comunidad internacional y conjugar sus acciones a travs de campaas internacionales de salvaguardia, mediante los mecanismos tradicionales de cooperacin y asistencia internacional. Sin embargo, y despus de darle muchas vueltas, he llegado a la conclusin de que al herir, al ofender nuestro patrimonio estamos maltratando nuestra memoria, cualidad intrnseca del hombre... Y a esta memoria apelo para desentraar en esta oportunidad las heridas culturales y de identidad de mi ciudad, Cartagena de Indias. Como se ver en las lneas subsiguientes, muchas sern las causas y muchos los males que amenazan el Patrimonio cartagenero de hoy: Van desde la ignorancia, la indolencia, la especulacin, un mal entendido progreso, hasta la mercantilizacin y mala utilizacin turstica. Pero, y desde ya lo sealo, las heridas causadas al Patrimonio cultural son terribles, y en muchos casos, irrecuperables, y es por ello que el todo vale y lo que importa es el desarrollo y el dinero, no pueden seguir siendo las constantes que imperen frente a la riqueza cultural de Cartagena. Debemos tomar en cuenta que las dificultades no siempre se pueden achacar solamente a la sempiterna queja que seala la falta de recursos financieros, sino tambin a la afirmacin de nuevas actitudes, criterios, polticas, enfoques y filosofas que revitalicen entre nosotros una responsabilidad cultural. Muralla Cartagenera

    3 Al respecto, me apoyo, en lneas generales, en GARCA FERNNDEZ, Javier. La proteccin jurdica del Patrimonio Cultural. Nuevas cuestiones y nuevos sujetos a los diez aos de la Ley del Patrimonio Histrico Espaol. Patrimonio Cultural y Derecho, nm. 1, 1997, Pgs. 53-55; e igualmente MARTNEZ JUSTICIA, Mara Jos: Antologa de textos sobre restauracin. Seleccin, traduccin y estudio crtico. Jan, Ed. Universidad de Jan, 1996, Pg. 94. 4 Al respecto, me apoyo en FRANCIONI, Francesco Treinta aos despus: est la Convencin sobre el Patrimonio Mundial preparada para el siglo XXI?, Patrimonio Cultural y Derecho, n 7, 2003, Pg. 12

  • 1. La labor de la UNESCO en pro del Patrimonio Cultural. Breve consideracin.

    Logotipo de la UNESCO

    Desde su gnesis, la UNESCO ha logrado impulsar importantes y muy diversas iniciativas de carcter normativo5 , en especial en lo que respecta a su poltica de proteccin y conservacin de bienes culturales. En las Reuniones de 1970 y 1972, la Conferencia General autoriz al Director General para estudiar la conservacin de los centros histricos y a formar especialistas en la conservacin de bienes culturales. En conjunto, este periodo constituy una etapa de gran riqueza normativa para la UNESCO. Aun cuando slo se aprobaron dos Convenciones, ambas eran de tal importancia para la proteccin de los bienes culturales (por su contenido material y por su dimensin internacional), colocando a la UNESCO como la Organizacin principal encargada de proteger el Patrimonio Histrico. Por eso es tan valiosa la obra normativa de la UNESCO: porque consolida la identidad cultural de los pueblos y, con ello, de la propia Humanidad. Las acciones bsicas emprendidas por la comunidad internacional se hallan en la Convencin sobre la Proteccin del Patrimonio Mundial Cultural y Natural de 1972, por la que los pases reconocen que ciertos sitios localizados en su territorio nacional, e inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial, sin perjuicio de la soberana o la propiedad nacionales, constituyen un patrimonio universal en cuya proteccin la comunidad internacional entera tiene el deber de cooperar. De igual forma, la Conferencia General aprob diversas resoluciones relativas a la conveniencia de aprobar instrumentos normativos internacionales sobre: el intercambio de objetos y especimenes originales entre instituciones; la conservacin de barrios, ciudades y lugares histricos; y la proteccin del Patrimonio Cultural contra las catstrofes naturales y sus consecuencias. Toda esta actividad normativa tan intensa nos sita ante un hecho notable: El reforzamiento del Derecho internacional de la cultura, de base esencialmente convencional, y no como una mera gestin, sino mediante una intensa, positiva y progresiva obligacin a cargo de los Estados miembros, los cuales, con frecuencia, trasladan estas acciones a sus normatividades internas, representando todo ello un cambio legislativo de mbito universal.

    5 GARCA FERNNDEZ, Javier. La UNESCO y la proteccin del Patrimonio Histrico Universal ARI N 144/2005 02/12/2005. Real Instituto Elcano de Estudios Internacionales y Estratgicos. Disponible en www.realinstitutoelcano.org

  • La Convencin fija el deber que compete a los Estados Partes con respecto a la identificacin de posibles sitios y define el papel que les corresponde en su proteccin y preservacin. Al firmar la Convencin, cada pas se compromete a conservar no slo los bienes del Patrimonio Mundial situados en su territorio sino tambin a proteger su patrimonio nacional, en especial en programas regionales de planificacin, asignando a estos sitios personal y servicios y tomando las medidas que atribuyan a ese patrimonio una funcin en la vida cotidiana de la comunidad6. Tambin los bienes inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial se benefician de la elaboracin y aplicacin de planes de gestin global, que proponen medidas adecuadas de preservacin y mecanismos de vigilancia. Como apoyo adicional, el equipo local que administra el sitio puede recibir formacin tcnica por parte de expertos. En sta, se da prioridad a la formacin colectiva a nivel local o regional. La Convencin incita tambin a los Estados Partes a fomentar en la poblacin el aprecio por los bienes del Patrimonio Mundial y a incrementar su proteccin mediante programas de educacin y formacin. Y es que el prestigio que supone ser un Estado Parte de la Convencin y a la vez poseer bienes que figuran en la Lista del Patrimonio Mundo sirve a menudo de catalizador para incrementar la sensibilizacin en favor de la preservacin del patrimonio, y correlativamente, traer aparejada una mayor sensibilizacin del pblico en favor del mismo y de sus valores excepcionales, lo que a su vez incrementa las actividades tursticas. Solo cuando estas actividades estn correctamente planificadas y se organicen de acuerdo con los principios de un turismo sostenible, pueden constituir una fuente importante de ingresos para el sitio y para la economa local. Con ello, la UNESCO se propone acompaar a sus 191 Estados Miembros en la formulacin de sus polticas, replanteando la relacin entre turismo y diversidad cultural, entre turismo y dilogo intercultural, y entre turismo y desarrollo. De este modo piensa contribuir a la lucha contra la pobreza, a la defensa del medio ambiente y a un aprecio mutuo de las culturas. Pero con la inscripcin de un sitio en la Lista del Patrimonio Mundial no concluye el proceso: Los administradores de los diferentes sitios y las autoridades locales correspondientes deben seguir trabajando en la gestin, supervisin y preservacin de los bienes del Patrimonio Mundial. En esta direccin, la Convencin tambin estipula la obligacin de los Estados Partes de presentar al Comit del Patrimonio Mundial informes peridicos acerca del estado de conservacin de sus bienes del Patrimonio Mundial. Dichos informes son de fundamental importancia para el trabajo del Comit pues le permiten evaluar el estado de los sitios, decidir sobre la necesidad de programas especficos y resolver problemas recurrentes. y, llegado el caso, decidir si es necesario tomar medidas especficas para resolver problemas recurrentes, incluida la inscripcin de un bien en la Lista del Patrimonio Mundial en Peligro. Cabe sealar que la preocupacin por el futuro del patrimonio cultural, los monumentos y sitios de todo el mundo llev a poner en marcha este programa. Tras las discusiones iniciales en Estocolmo en 1998 y en Mxico en 1999, el programa arranc formalmente en marzo de 2000, con el envo de una carta a todos los miembros, comits nacionales e internacionales, en la que se les invitaba a elaborar informes sobre sitios, monumentos, ciudades histricas y paisajes culturales amenazados. El primer Informe Mundial sobre Monumentos y Sitios en Peligro de ICOMOS se public en noviembre de 20027.

    6 En GARCA FERNNDEZ, Javier: El Derecho del Patrimonio Histrico en Iberoamrica, Revista Iberoamericana de Administracin Pblica, nm. 7, julio diciembre 2001, pg. 187, hay un interesante recorrido jurdico de cmo en las legislaciones de Iberoamrica se ha traducido este compromiso adquirido. 7 El mismo se puede obtener en la pgina Web www.icomos.org.

  • Para tocar este punto, cebe sealar que se han detectado varias clases de riesgos, los cuales se clasifican en cuatro categoras: naturales (riesgos vinculados a la Tierra y al clima, descomposicin natural de materiales, etc.), desarrollo (presin econmica, desarrollo urbano, mega-proyectos, turismo, amenazas industriales, contaminacin, entre otros.), conducta humana (vandalismo, robo, disturbios, conflictos tnicos o guerras) y carencias en polticas de conservacin (legislacin insuficiente, falta de formacin y tica profesionales). Todos ellos plantean enormes problemas a los sitios del Patrimonio Mundial, e incluso, pueden poner en peligro las caractersticas que haban motivado su inscripcin en la Lista del Patrimonio Mundial. Estos peligros pueden ser comprobados, en caso de hechos inminentes y concretos, o potenciales cuando sobre el bien pesan amenazas que podran tener repercusiones perjudiciales en su valor universal excepcional. De acuerdo con la Convencin, el Comit del Patrimonio Mundial puede inscribir en la Lista del Patrimonio Mundial en Peligro aquellos bienes cuya proteccin exija grandes trabajos de conservacin para los cuales se haya pedido ayuda, permitindole asignar inmediatamente asistencia de emergencia al bien amenazado con cargo al Fondo del Patrimonio Mundial. Ello permite tambin alertar a la comunidad internacional con vistas a que ane esfuerzos para salvar esos bienes. De ese modo, es posible responder con eficacia a necesidades especficas de conservacin. De hecho, la mera perspectiva de inscripcin de un bien en dicha Lista demuestra a menudo su utilidad y puede incitar a que se adopten medidas inmediatas de conservacin, las cuales se adoptan en estricta consulta con el Estado Parte involucrado. No se escatiman esfuerzos para restaurar el valor del sitio y permitir su retiro de la Lista del Patrimonio Mundial en Peligro lo antes posible. Este ejercicio se est consolidando en forma de una prctica continuada que se podra describir como un observatorio internacional del patrimonio cultural de diferente naturaleza. Al apelar a la participacin de la comunidad internacional, el programa Patrimonio en Peligro tambin constituye una forma de desarrollar una nocin comn de cuidado y conciencia. Sin embargo, las partes interesadas no siempre perciben del mismo modo su inscripcin en la Lista del Patrimonio Mundial en Peligro: Mientras algunos pases voluntariamente solicitan la inscripcin de un sitio para centrar la atencin internacional sobre sus problemas y obtener una ayuda eficaz para resolverlos; otros, en cambio, desean evitar esa inscripcin pues ven en ello un deshonor. A mi juicio, la clasificacin de un sitio como patrimonio mundial en peligro no debe en ningn caso considerarse como una sancin sino como un mecanismo establecido para responder con eficacia a necesidades especficas de conservacin. Con todo, los Estados Partes de la Convencin deben informar lo antes posible al Comit acerca de las amenazas que pesan sobre sus sitios. Por otra parte, los particulares, las organizaciones no gubernamentales u otros grupos pueden tambin sealar al Comit los peligros existentes. Por otra parte, toda intervencin de conservacin dirigida a un monumento nacional, o mejor formulado, un bien cultura8l, se ve complicada por el hecho de que, en muchos casos, estas edificaciones suelen encontrarse bajo la jurisdiccin de ms de una institucin nacional, amn de la falta de financiacin crnica que sufren los rganos gubernamentales en todo el mundo, independientemente del pas de que se trate. En estas situaciones, las aportaciones de los patrocinadores privados a las cuales tambin se apela en el marco de la UNESCO- pueden ser de un valor incalculable.

    8 En su definicin, vase GIANNINI, Massimo Severo: I beni culturali. Rivista trimestrale di diritto pubblico, ao 26, 1976, pgs. 3-38, el cual contiene una interesante construccin de este concepto desde la doctrina jurdica italiana.

  • No obstante, es de suma importancia que los patrocinadores privados aporten fondos tanto para la propia intervencin como para los indispensables estudios preliminares que se precisan para determinar el enfoque ms apropiado a seguir durante la intervencin, tanto desde un punto de vista terico como tcnico. Esto evitara aquellos casos en que los patrocinadores acuden al rescate de un monumento con una solucin que sirve tan solo para dar publicidad a la especialidad o producto particular del donante. En algunos casos, esto puede resultar una buena solucin, pero en otros puede acabar en una intervencin dudosa e incluso negativa. Si, a pesar de todo, un sitio pierde las caractersticas que haban determinado su inscripcin en la Lista del Patrimonio Mundial, el Comit puede decidir retirar ese bien tanto de la Lista del Patrimonio Mundial en Peligro como de aquella otra. No obstante, esta disposicin de las Directrices prcticas sobre la aplicacin de la Convencin sobre la Proteccin del Patrimonio Mundial no ha sido aplicada hasta hoy.

  • 2. Evolucin jurdica de la proteccin de Patrimonio histrico en Cartagena y

    Colombia.

    Izquierda: Imagen nocturna de la Torre del Reloj. Derecha: Imagen del Centro Histrico de Cartagena. Fuente: www.alcaldiadecartagena.gov.co

    Cuando nos enfrentamos al estudio de la legislacin sobre Patrimonio Histrico nos situamos frente a un sector cuyo tratamiento y desarrollo por la doctrina jurdica es, comparativamente, reciente, simultneo a la evolucin del Estado contemporneo y a la positivacin de los llamados derechos fundamentales de tercera generacin. La construccin de los estndares jurdicos de dicha proteccin, en el caso colombiano, deben considerar, no solo las diferentes normas constitucionales y legales surtidas desde la Administracin Nacional- es decir, emanadas del Legislativo-, sino tambin aquellas que se han desarrollado en el seno de las diferentes Administraciones Distritales de Cartagena sobre este tema, ora como desarrollo y reglamentacin de las primeras, ora para regular ciertos elementos importantes para la salvaguardia del orden estructural de la ciudad, cuyo defecto supondra una merma importante de su carcter histrico-patrimonial, tal como se ver en las siguientes lneas.

    Y es que un concepto actual de la proteccin del Patrimonio Histrico en Cartagena, de su rgimen jurdico y sus funciones no puede quedar al margen del modelo del Estado Colombiano en que la sociedad vigente se encuentra inmersa. Si se est hablando, en esta lnea, de un Estado descentralizado y a la vez unitario, es evidente que ambas perspectivas (nacional y local) deben ser tomadas en cuenta para analizar el devenir histrico de la proteccin del Patrimonio cartagenero, toda vez que, en materia de Patrimonio Histrico, los diferentes llamados a la accin deben desplegarse efectivamente en diferentes campos del actuar pblico, en el nivel legislativo, pero sobre todo, fundamentalmente, en el quehacer ejecutivo de la administracin cotidiana, los cuales pertenecen a los poderes pblicos, sin que ello signifique que los distintos mbitos de competencia sean unitarios o uniformes.

  • Iniciando este anlisis9, podemos sealar que la preocupacin por defender el patrimonio histrico arquitectnico que para el pas representa Cartagena, viene de hace ms de un siglo, cuando se alzaron voces de protesta por la sistemtica demolicin de murallas, revellines y baluartes que vena desde 1880, derribo de sectores de murallas en momentos en que no exista siquiera una Ley Nacional o reglamento que le diera proteccin, y cuando algunos sectores locales estaban en disputa, considerando algunos que tales demoliciones eran vistas como seales de progreso; y otros, a mi juicio mas acertados, como prdidas culturales. Aunque la polmica no llev inmediatamente a la parlisis de las demoliciones, si les cre un ambiente adverso. El entorno internacional enmarcado por los sucesos de destruccin de la Primera Guerra Mundial, indujo a una revaloracin de los elementos urbanos del pasado. Sin embargo, solo hasta el ao de 1918, el Congreso de la Repblica emite la Ley 48 declarando material de la historia a los monumentos y fortalezas de la ciudad, perceptuando que no podran ser destruidos, reparados ni decorados sin autorizacin de la Direccin de Bellas Artes y de la Academia de la Historia. En busca de fortalecer lo dispuesto en la Ley 48; por medio de la Ley 32 de 1924 se estableci tajantemente en su artculo 7: Prohbase en absoluto la demolicin de murallas, castillos y dems fuertes de la baha de Cartagena y ninguna autoridad podr autorizarlo , y a su vez se cre la Sociedad de Mejoras Pblicas para velar por la conservacin de los monumentos histricos de la ciudad. Este mismo criterio de proteccin a las murallas persisti hasta llegar al ao 1940, cuando mediante la Ley 5 se declar a Cartagena como la primera ciudad colombiana con la calidad de Monumento Nacional , relativa al sector antiguo de la ciudad dentro del permetro amurallado es decir, los barrios del Centro, San Diego, Getseman y el conjunto de fortificaciones que defendan las entradas por tierra y por mar-, reasignando su cuidado a la Academia de la Historia. El mandato sealado en la Ley se acogi, y la Academia de Historia de Cartagena ejerci el control, pero con bases muy endebles, puesto que no exista reglamentacin precisa, conciencia ciudadana sobre preservacin, ni personal calificado para tan delicado trabajo, dejando como resultado el que las obras realizadas en este periodo solo fueran una conservacin formal de fachadas con copia de elementos coloniales, mientras que simultneamente se daban demoliciones internas y transformaciones substanciales, con edificaciones que rompan la escala, la armona del conjunto y el perfil de la ciudad. As se contina hasta el ao 1959, cuando el Congreso de la Repblica expide la Ley 163, que integr la legislacin existente y se constituye desde entonces hasta nuestros das como el estatuto bsico del patrimonio cultural de la nacin. En ella se declaran patrimonio histrico y artstico nacional, los monumentos, tumbas prehispnicas, y adems de los inmuebles coloniales y aquellos que estn vinculados a las luchas por la Independencia y con el perodo inicial de la organizacin de la Repblica.De manera expresa se declar monumento nacional al sector antiguo de Cartagena. Como organismo de control, se design al Consejo Nacional de Monumentos. Esta Ley fue reglamentada mediante el Decreto Nacional 264 de 1963, que puntualiza y ampla algunos de los criterios contenidos en dicha norma.

    9 CALVO STEVENSON, Haroldo y MESIEL ROCA, Adolfo. Cartagena de Indias en el Siglo XX. Universidad Jorge Tadeo Lozano-Seccional de Caribe y Banco de la Repblica. Cartagena, 2000.Pg. 20 y ss.

  • Este Reglamento de Patrimonio Inmueble cobijaba las reas del Centro Histrico de Cartagena (Barrios Centro, San Diego y Getseman) e inmuebles declarados Monumentos Nacionales y aquellas reas que a partir de este reglamento fuesen declarados Monumentos Nacionales y/o Distritales, as como las reas de influencia. Cada edificacin en stas reas se encontraba, pues, clasificada tipologicamente. Pero hasta este momento, Cartagena careca de un reglamento local especfico para su zona histrica, y la aparicin en escena del Consejo de Monumentos Nacionales aport mas bien poco, ya que por tener sede en la capital del pas, era casi nada lo que podra hacer por esta alejada provincia. Carencia de reglamentaciones especficas que perdur hasta bien entrado el pasado siglo, aunque la preocupacin por la defensa del patrimonio histrico persisti ; prueba de lo anterior fue lo preceptuado en el Plan Regulador de Cartagena de 1948, en el que se trata la conservacin del sector histrico pero se permiten las modificaciones de las casas coloniales y su adaptacin al uso comercial.

    Del mismo modo, el Decreto 219 de 1958 y el Acuerdo 43 de 1963 permitieron las construcciones nuevas, siempre que en sus partes externas se cuidasen las lneas arquitectnicas del estilo colonial, y estipulaban que preferentemente deba usarse el color blanco en los muros. Sin embargo, estas primeras normas locales resaltan por su falta de precisin en los criterios, la bsqueda de una unidad estilstica, la supervaloracin de lo colonial y el tratamiento puntual de los tpicos. Consolida el fachadismo colonial y descuida la calidad habitacional y la insercin en el conjunto.

  • Con posterioridad, el Plan Piloto de Cartagena (Acuerdo 21 de 1965) enmarca sus criterios bajo los mismos postulados estilsticos coloniales, sin formular de manera especfica una reglamentacin de la zona histrica. En el ao de 1968 se produce un hecho que cambia lo sucedido hasta entonces: el Centro de Investigaciones Estticas de la Universidad de los Andes realiza un trabajo que divide en dos la historia de las reglamentaciones: Por primera vez se hizo un estudio detallado con inventario de las edificaciones, reglamentacin particular de los predios, normas precisas para las intervenciones y recomendaciones sobre un gran nmero de inmuebles, organismos para el control e incentivos para estimular las restauraciones. Sus fundamentos estructurales eran la valoracin de las edificaciones por niveles de importancia, segn su antigedad y valor arquitectnico y la conservacin de la imagen general del conjunto urbano. Aunque tena aspectos cuestionables en su concepcin, vacos y criterios subjetivos que fueron expresados acomodaticiamente, su impacto general fue positivo y decisorio en la conciencia de restauracin. En la misma poca, en 1969, el restaurador espaol Juan Manuel Zapatero realiz el estudio Las Fortificaciones de Cartagena de Indias, donde plante, tambin por primera vez en el pas, criterios precisos para la conservacin y restauracin de las fortalezas, con marcada tendencia a la restauracin museogrfica. Sin embargo, sus estudios no fueron aplicados inmediatamente. Solo fueron adoptados como norma legal en 1978, cuando la Alcalda de Cartagena expidi el correspondiente Plan de Desarrollo (Decreto Extraordinario 184 de 1978). Desde entonces fueron utilizadas las fichas reglamentarias, y el control del Centro histrico era ejercido por la oficina de Planeacin Municipal, que exiga aprobacin previa del Centro Filial de Bolvar del Consejo de Monumentos Nacionales, creado a partir de ese ao, donde tenan asiento instituciones y representaciones gremiales de la ciudad. Sin embargo, la aplicacin irregular de las polticas y la manipulacin de las normas, hizo que prosperaran restauraciones movidas ms hacia el beneficio econmico que al rescate patrimonial. Con posterioridad, el precitado Comit del Patrimonio Mundial de la UNESCO, en la reunin de Buenos Aires, en noviembre de 1984, aprob la solicitud del Gobierno de Colombia para la inclusin del "Puerto, Fortaleza y Conjunto Monumental de Cartagena de Indias" en la lista del Patrimonio Mundial. Dicha distincin se oficializ el 17 de agosto de 1985, cuando el entonces Director General de la UNESCO, Amadou Mahtar M Bow, descubri la placa conmemorativa, que hoy reposa en los bajos de la Alcalda de la Ciudad. Con dicha declaratoria, se gener un mayor inters y expectativa sobre la ciudad, as como la necesidad de contar con un plan debidamente estructurado para orientar el manejo del Patrimonio. En lo que respecta al espacio pblico, normalmente pensamos en el comercio informal que le invaden en nuestra ciudad, y que, directa o indirectamente, generan un elemento negativo a la proteccin del patrimonio cultural. Este fenmeno era de sobra conocido en Cartagena por su vieja data y sus grandes proporciones, y aunque el problema sigue sin resolverse despus de casi 40 aos de estar sobre el tapete, ha sido objeto de cerca de 30 decretos reglamentarios o resoluciones, desde la alcalda del Dr. Ciro Castillo en el ao 1976 hasta nuestros das.

  • Sin embargo, y para posteriormente adentrarnos en la explicacin de sus problemas actuales y plantear posibles soluciones, podemos encontrar una acertada definicin del concepto de Espacio pblico en el artculo 5 de la Ley 9 de 1989:() Entindese por espacio pblico el conjunto de inmuebles pblicos y los elementos arquitectnicos y naturales de los inmuebles privados, destinados por su naturaleza, por su uso o afectacin, a la satisfaccin de necesidades urbanas colectivas que trascienden, por tanto, los lmites de los intereses individuales de los habitantes(). Esta misma Ley aade que lo conforman, entre otros elementos, las vas de circulacin de vehculos, zonas peatonales, zonas verdes, andenes, alamedas, antejardines, plazas y ciclorrutas. Finalmente, es preciso tener en cuenta su naturaleza de bien colectivo del que todos los ciudadanos, sin excepcin, tienen derecho a disfrutar.

    Colombia, al igual que el resto del continente, inici el ltimo decenio del siglo pasado adoptando polticas de ajuste tales como la reduccin del Estado, abolicin de proteccionismo y autorregulacin del mercado-, diseadas dentro del modelo neoliberal, como una salida a la crisis de los ochentas. No obstante, los primeros aos de aquel decenio fueron significativos en materia de consolidacin de una poltica cultural. En 1990 se present al pas un documento llamado "Nueva orientacin de una poltica cultural para Colombia", bajo el lema "Una cultura para la democracia y una democracia para la cultura", el cual identific tres reas de accin de la poltica estatal cultural: preservacin del patrimonio cultural, democratizacin del acceso a la cultura y formacin del talento artstico, adems de contemplar la incorporacin de la dimensin cultural en los planes de desarrollo y en el proceso de descentralizacin administrativa10. Este Plan avanz en el consenso poltico, al ser aprobado por el Consejo Nacional de Poltica Econmica y Social mejor conocido en Colombia como Conpes- y al adelantar en su proceso de formulacin un intercambio y dilogo con diversas regiones. Tras ello, surgieron una serie de discusiones regionales y nacionales, que postulaban la descentralizacin y regionalizacin del trabajo cultural, el reconocimiento del quehacer cultural de las regiones y de las fuerzas sociales que en ella actuaban, as como la formulacin de polticas culturales integradas que permitieran superar la desintegracin y debilidad del sector, se dio inicio a la reforma constitucional en los temas de cultura.

    Estos antecedentes desembocaron en la Constitucin Poltica de 1991, que sin lugar a dudas, represent un avance significativo en el tema del patrimonio cultural , toda vez que se gener un nuevo marco general de actuacin, primero reconociendo el carcter multitnico y pluricultural de la Nacin, valoracin que a su vez hizo que el nuevo- y actual- texto constitucional fuera explcito11 en la mencin del patrimonio como un bien constitutivo de la identidad nacional, y de lo cultural como factor determinante para la construccin de un pas, sin violencia ni discriminacin, integrado y tolerante. La nueva concepcin del Estado colombiano parte, por consiguiente, de su consideracin como sujeto activo dinamizador en el mbito de la vida social; y les corresponde a los poderes pblicos disear el marco y ambiente adecuado que asegure al hombre su libertad, igualdad y el libre desarrollo de su personalidad. As entendido, es aqu donde se manifiesta el desarrollo, difusin y promocin de la Cultura, en su ms amplio sentido, como objetivo absolutamente imprescindible para el ejercicio de la libertad, la igualdad, el desarrollo de la persona o el progreso poltico, social y econmico.

    10 Estas referencias desde el ao 1990 en adelante pueden consultarse en www.campus-oei.org/oeivirt/materias_cultura.htm 11 A manera de ilustracin, en el caso del Reino de Espaa, PRIETO DE PEDRO, Jess., Culturas, Cultura y Constitucin, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1992, pg. 15 y ss., elabora una lista de los preceptos constitucionales espaoles que incorporan esta voz u otras conexas a la nocin de cultura.

  • La Cultura se convierte, entonces, en presupuesto de los principios superiores del ordenamiento estatal, de la libertad y de la igualdad de los individuos, y por ello queda plenamente justificada la ampliacin en nuestro modelo constitucional del catlogo de derechos fundamentales a los llamados derechos culturales, o ms concretamente, todos aquellos que garantizan el acceso a la cultura, con especial atencin, por lo que a este trabajo interesa, al derecho a la proteccin, conservacin y enriquecimiento del Patrimonio Histrico, en tanto instrumento de promocin cultural. A su turno, el concepto actual de Patrimonio cultural es resultado de un proceso unido al desarrollo de la sociedad contempornea, sus valores y necesidades, y por ello es entendido en su sentido ms amplio, abarcando todos los signos que documenten las actividades y logros de los seres humanos a lo largo del tiempo.

    El camino recorrido posteriormente se enmarca en otros dos planes nacionales de cultura, La Cultura en los Tiempos de Transicin (1991 - 1994) y el Plan Nacional de Cultura 1992 - 1994: Colombia, el Camino de la Paz, el Desarrollo y la Cultura hacia el Siglo XXI.

    En el primero se contempla, entre otros aspectos, la descentralizacin, y en ella el municipio como escenario propicio para el desarrollo cultural, la reestructuracin y consolidacin de los consejos regionales y locales de cultura, y la constitucin de los fondos mixtos regionales y locales. Por su parte, el segundo plantea la creacin de espacios de concertacin, de procesos de desarrollo institucional, de informacin y planificacin, y de instancias de ejecucin de las acciones culturales en el mbito municipal, departamental, regional y nacional, para consolidar los principios consignados en la Constitucin Poltica de 1991.

    Mientras tanto, en el plano local, en 1992 se reglament la conservacin y desarrollo de las edificaciones en el Centro Histrico12 cartagenero, para preservar las tipologas arquitectnicas de las construcciones, reglamentacin denominada como Plan Estratgico Cartagena siglo XXI. Sin embargo, y a pesar de que dicha reglamentacin, an vigente, ha permitido recuperar un gran numero de inmuebles, sobre todo sus caractersticas tipologicas internas, la tradicional carencia de una planeacin integral, y fundamentalmente la falta de ejecucin de acciones mantiene aun reas en condiciones inadecuadas tanto para el desarrollo residencial como para el turstico. Luego vino una reglamentacin urbana, contenida en el Acuerdo 023 de 1996.

    Volviendo al plano nacional, en 1997, despus de un largo proceso de consultas y cabildeos polticos, nace la Ley General de Cultura Ley 397-, en la cual se desarrollan los artculos 70, 71 y 72 y dems artculos concordantes de la Constitucin Poltica de Colombia de 1991, y se dictan normas sobre el patrimonio cultural, el fomento, los estmulos a la cultura y la creacin del Ministerio de Cultura. La Ley General de Cultura se constituye en el marco normativo que permite construir polticas que propicien el acceso democrtico al conocimiento, a la creacin y goce de los bienes culturales y servicios; que fomenten e incentiven la creacin y la investigacin; y que protejan el patrimonio cultural de la Nacin, armonizando iniciativas estatales, privadas y comunitarias.

    12 Una interesante reflexin sobre el concepto de Centro Histrico, ya aplicable en este momento para Latinoamrica es tratada en GONZLEZ VARAS, Ignacio: Conservacin de bienes culturales. Teora, historia, principios y normas. Madrid, Ed. Ctedra, 1999, Pg. 500-505.

  • La Ley General de Cultura obliga al Estado a la proteccin, conservacin, rehabilitacin y divulgacin del patrimonio cultural, coordinando labores que haban desempeado independientemente distintas instituciones pblicas y privadas. La novedad est en el nuevo marco institucional constituido por el Ministerio de Cultura y en la obligatoriedad de incorporarse el tema al Plan Nacional de Desarrollo y a los planes de desarrollo departamentales y municipales. Entre los avances conceptuales que se pueden verificar a travs de la legislacin vigente, sin duda debemos nominar la introduccin del trmino bien de inters cultural en reemplazo de monumento nacional, de manera que los valores que hoy soportan el reconocimiento del patrimonio cultural no tienen solamente una connotacin ligada a lo grandioso y monumental, sino que decididamente se enfocan a su comprensin como producto de una dinmica social.

    Hoy en da existe una mayor conciencia en funcionarios y ciudadanos, la cual se manifiesta en los numerosos eventos, solicitudes, normativas, programas regionales y locales, as como en el incremento sostenido del tema al interior del gobierno, desde finales de la decenio de los ochentas, que se refleja en una mayor presencia institucional y en el incremento de recursos para acciones en el tema del patrimonio, tanto tangible como intangible.

    Aos despus, en julio de 2001, el Ministerio de Cultura, junto con el Consejo Nacional de Cultura y los diversos sectores all representados, disearan el Plan Decenal de Cultura 2001 - 2010, el cual orientar la poltica cultural del pas en los prximos aos13.

    En otra lnea transversal de la legislacin de patrimonio en Colombia, mas referida a su conexin con componentes urbansticos, cabe sealar que nuestra Constitucin Poltica tambin define los elementos conceptuales que permiten comprender el Ordenamiento Territorial, no slo en su dimensin poltico-administrativa, sino como instrumento de planificacin e integracin espacial de las polticas de desarrollo social, econmico, ambiental y cultural de la sociedad, garantizando un nivel de vida adecuado para la poblacin y la conservacin del ambiente. El Instituto Geogrfico Agustn Codazzi, institucin pblica que coordina la elaboracin de dichos planes, ha desarrollado una metodologa para la elaboracin del POT, compuesta por cinco subsistemas: biofsico, econmico, social, poltico administrativo y de funcionamiento espacial. Atendiendo a las necesidades de los municipios tambin ha diseado este aplicativo para responder a las inquietudes correspondientes a la dinmica espacial y al contexto urbano regional, aspectos que se enmarcan en el subsistema de Funcionamiento Espacial14. Es decir, con la Carta de 1991, Colombia se orienta hacia una planeacin del desarrollo desde perspectivas holsticas, prospectivas, democrticas, y participativas. Holsticas, por que considera los problemas territoriales desde un punto de vista global, que involucran perspectivas de tipo espacial, econmico, social, cultural y ambiental, tradicionalmente tratados de forma sectorial y fragmentaria. Prospectivas, por que plantea directrices de largo plazo como gua para la planeacin del mediano y corto plazo, las cuales responden al diseo de un futuro deseable15. Democrticas y participativas, porque parte del principio de la concertacin con la ciudadana para la toma de decisiones, con el fin de aportar al proceso de ordenamiento territorial enfoques, mtodos y procedimientos cercanos a la problemtica especifica del territorio.

    13 dem, nota 2 14 Puede consultarse mas informacin en www.igac.gov.co 15 Esta perspectiva sigue las directrices sealadas en ARGAN, Giulio Carlo Historia del Arte como historia de la ciudad. Barcelona, Ed. Laia, 1984.Pg. 80.

  • Fue mediante la Ley 388 de 1997 -o Ley de Planificacin Urbana- que se adoptan los Planes de Ordenamiento Territorial POT -, buscando articular, por primera vez, la conservacin del patrimonio y el desarrollo de las ciudades, as como contextualizar el patrimonio inmueble dentro de la totalidad del patrimonio cultural y fortalecer sus vnculos con los modos de vida de las comunidades16. Este se exige a todos los municipios y distritos, mediante la activa participacin y concertacin, interinstitucional e interdisciplinaria, de los diferentes actores sociales y grupos de inters (la administracin, las instituciones, los gremios de la produccin y la comunidad en general) en los cuales se aplica.

    Para tales fines se han establecido como instrumentos de planeacin y gestin del desarrollo territorial el Plan de Desarrollo (PD) y el predicho POT, los cuales deben incorporar las polticas nacionales, Departamentales y los compromisos adquiridos por los mandatarios locales en su programa de gobierno frente a los intereses de la comunidad. La aprobacin del Plan de Ordenamiento Territorial en Cartagena se dio mediante el Decreto No. 0977 del 20 de noviembre de 2001- Ver ANEXO-.

    La planificacin y la concertacin con las comunidades son cruciales para el xito del desarrollo local. Ilustraciones: Archivo El Universal

    En l, los bienes de inters cultural17 para Cartagena hacen parte de los sistemas estructurales del Ordenamiento Territorial y se integrarn a l por medio de acciones tendientes a:

    Dotar a los sectores de inters cultural con las condiciones adecuadas de espacio pblico, de servicios pblicos y de calidad espacial para garantizar su utilidad. Permitir, por medio de las diversas categoras de intervencin en los inmuebles protegidos el mejoramiento de sus condiciones de habitabilidad, calidad de vida, utilizacin y refuncionalizacin y comercializacin, sin que pierdan sus valores patrimoniales principales. Establecer un plan, programas y proyectos de preservacin y utilizacin del patrimonio en el que se establezcan acciones de intervencin fsicas, sociales, econmicas, recreativas y culturales en los bienes de inters cultural. Desarrollar y construir nuevos espacios y edificaciones de inters cultural en las diferentes zonas urbanas y corregimientos como medio e impulso de la convergencia ciudadana, rescate de las tradiciones artsticas y manejo del tiempo libre, transmisin generacional de los conocimientos y de prevencin de la violencia y la drogadiccin.

    16 Esta integracin es la misma que sugiere ALONSO IBEZ, M del Rosario: El patrimonio histrico. Destino pblico y valor cultural. Oviedo, Ed. Civitas, 1992., Pg. 275. 17 dem, nota 8

  • Definir un sistema de espacio pblico a travs del cual se articule el tejido urbano de la ciudad, incorporando elementos naturales y artificiales conectados por la red de vas, servicios pblicos, transporte y estrategias de promocin, para conformar un solo sistema de inters cultural. Se pretende que los inmuebles que se ubican principalmente en la Zona Histrica18 se integren fsicamente y por medio de programas culturales y tursticos con las dems zonas urbanas, permitiendo con ello que la ciudadana disfrute del legado histrico de sus antepasados, para conformar as un Distrito policultural.

    El POT tambin define como prioritarias las acciones tendientes a conservar y rehabilitar el patrimonio, devolvindole su importancia funcional, revitalizando las actividades comerciales y de servicios, promoviendo la adecuada utilizacin y mantenimiento de los edificios pblicos y privados y hacindolos ms atractivos para el visitante interesado en su acervo histrico y cultural. Por lo tanto, el modelo planteado pretende entre otros:

    Canalizar los atractivos disponibles en Cartagena, particularmente la arquitectura monumental y artstica, proporcionando instalaciones y seguridad a travs de la organizacin de rutas y servicios para turistas extranjeros y nacionales, en estrecha relacin con los operadores de turismo. La conceptualizacin, el diseo y la puesta en marcha de un plan estratgico turstico se constituye en una necesidad para reorientar toda la oferta turstica del distrito. Elevar la productividad y los ingresos del sector informal dedicado al comercio minorista, promover la ampliacin de oportunidades de empleo, reubicar y construir nuevos espacios para su ubicacin, creacin de microempresas y facilitar el reordenamiento del espacio pblico.

    De igual forma, el POT cartagenero contempla en su Captulo VI normas para el mantenimiento de fachadas y el uso de avisos en la ciudad antigua. Los artculos 461 y 468 de dicha norma ordenan que las fachadas sean conservadas y restauradas segn las tcnicas tradicionales. Frente a la conservacin de las edificaciones que conforman el patrimonio arquitectnico de la ciudad, el Artculo 515, contempla las sanciones para los propietarios que ignoran las recomendaciones de mantenimiento o evaden la responsabilidad del cuidado de sus inmuebles ubicados en las reas de patrimonio19. Las multas para estos casos, oscilan entre el medio salario y los 200 salarios mnimos mensuales vigentes20, dependiendo del deterioro y valor del predio, sumas que se duplican si no se hacen las restauraciones necesarias en los plazos establecidos.

    18 Segn lo establecido en dicho Decreto, el Centro Histrico de Cartagena incluye los barrios Centro, San Diego, Getseman y los actuales Monumentos Nacionales y Distritales. Su rea de influencia est conformada por la urbanizacin La Matuna, las reas libres y las vas circundantes a los cordones amurallados, el Castillo de San Felipe de Barajas y sus alrededores, el Fuerte de Pastelillo, las lagunas del Cabrero, Chambac y San Lzaro, y los inmuebles declarados de conservacin histrica y arquitectnica en el permetro delimitado como rea de influencia. Se define como periferia histrica las reas de los Barrios de Manga, El Cabrero, Convento de la Popa y su rea de influencia, Los Fuertes de la Baha, Escollera de Bocagrande, Zona Norte, Bar y Tierra Bomba. Vase ANEXO. 19 El Distrito de Cartagena a lo largo de los aos, ha mostrado el inters de salvaguardar su patrimonio monumental. Resultado de ello es el inventario realizado por el Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena, de 1595 inmuebles como patrimonio inmueble, de los cuales, 808 (50.65%) conservan su tipologa, 614 (38.49%) conservan parcialmente su tipologa, 172 (10.78%) no conservan su tipologa y 266 (16.6%) han sido restaurados en los ltimos 20 aos. As tambin, de 1397 inmuebles situados en los Barrios del Centro Histrico, 125 tienen sus fachadas en deterioro. Para mas informacin puede consultarse www.ipcc.gov.co.

    20 El salario mnimo legal mensual vigente en Colombia para 2006 es de $408.000, aproximadamente unos 132 (N. del A.)

  • Sin embargo, es frecuente que algunas casas ubicadas en el Centro Histrico sean abandonadas a propsito para luego hacer distribuciones modernas al interior, una vez perdida su estructura colonial. Pero la ley es muy clara y as la edificacin se desplome completamente, sta deber ser reconstruida tal cual como era, pues de lo contrario no se otorgarn permisos de construccin de ningn tipo. En el caso de las violaciones por construccin, se ordena la demolicin de la parte que atenta contra la conservacin del patrimonio tangible y se impone la correspondiente multa21.

    21 Esta inquietud es recogida por BENEVOLO, Leonardo. La ciudad y el arquitecto. Barcelona, Paids Esttica, 1985, Pgs. 89- 95. Para mas informacin sobre el procedimiento administrativo correspondiente puede tambin consultarse dem, nota 19

  • Imgenes pgina anterior: Ejemplos de casas antiguas en ruinas en el Centro Histrico de Cartagena y construcciones prohibidas. Archivo: El Universal

    Paralelamente, con la aprobacin de la Ley 768 de 2001, tambin conocida como Ley de Distritos, Cartagena de Indias no slo se reglament en sus funciones, sino que oficialmente abri espacio a un nuevo nivel administrativo: Las Localidades. Este nuevo espacio institucional, que en la ciudad se haba conocido anteriormente como Alcalda Menor o como Gerencia Comunera, vino acompaado de mayores compromisos sociales, pero a la vez sin nuevos recursos financieros, y por ello, para evitar una crisis por las infinitas demandas insatisfechas, se hace necesario adoptar el correspondiente Plan de Desarrollo Distrital como instrumentos progresivos al servicio de la sociedad, donde su funcin no sea la tradicionalmente aceptada como distribuir el presupuesto oficial, sino la que orienta a toda la sociedad a concurrir con voluntades, esfuerzos, y aportes a favor de intereses que preocupan y benefician a todos, establecindose as lo denominado Pblico, nocin que claramente debe superar los afanes gubernamentales y las diferencias polticas e ideolgicas. Las funciones que les otorg dicha Ley a los alcaldes de las tres localidades existentes en Cartagena contienen diferencias mnimas con las del alcalde Mayor, pero stas slo se circunscriben al radio de accin de la respectiva localidad, con funciones policivas, y todas las referentes a planeacin, control urbano, actividades culturales y deportivas, educativas, de salud, ambientales e incluso competencias sancionatorias22.

    Por ello, considero relevante sugerir que su labor se oriente a revisar las lneas gruesas del Plan de Desarrollo, correspondiente, determinar qu se ha logrado, qu queda por realizar, cules programas estn en riesgo y cules definitivamente no van a ser ejecutados y solo a partir de esa evaluacin, verificar impactos para orientar recursos, esfuerzos y actuar proactivamente.

    En la misma lnea del ordenamiento territorial, y retomando la discusin sobre el espacio pblico, vemos que ste tambien encuentra asidero en los artculos 82 y 313 de la Constitucin Colombiana, posteriormente regulados en el Decreto 1504 del 4 de agosto de 1998, Por el cual se reglamenta el manejo del espacio pblico en los planes de ordenamiento territorial.

    22 Para consultar el texto de las leyes desde 1998 puede consultarse www.secretariasenado.gov.co/Indice_leyes.asp. En cuanto al funcionamiento de las tres localidades en Cartagena de Indias, puede consultarse www.alcaldiadecartagena.gov.co

  • Con estas normas vemos que la defensa del espacio pblico tiene vertientes importantes: Su recuperacin es un imperativo constitucional, segn lo ha manifestado la jurisprudencia de la Corte Constitucional y el Consejo de Estado23. Sin embargo, en algunos casos se ha amparado el derecho al trabajo de los comerciantes informales, sin que eso signifique que se avale la invasin. En esto, la Corte Constitucional emiti la sentencia SU-360-99, en la que se refiere al concepto llamado de "confianza legtima", que tiene que ver con los procedimientos y criterios con que deben actuar las administraciones distritales y municipales respecto a las ventas en el espacio pblico24.

    Antes de la expedicin de esta jurisprudencia, en Cartagena se prohiba un uso del espacio pblico diferente al recreativo y se hablaba de ste como zona para el disfrute colectivo, pero paradjicamente, algunas Administraciones Distritales haban expedido autorizaciones para el uso de las plazas y parques a restaurantes, cafs y bares, permisos que eran ilegales, como en su momento lo ratific el Consejo de Estado cuando orden el desalojo de las mesas del parque de San Diego, al decidir sendas acciones de cumplimiento presentadas por los habitantes de este tradicional sector25.

    23 Anteriormente el problema de ocupacin del espacio pblico era resuelto en los juzgados y tribunales con una orden de desalojo dada a la Alcalda, decisiones que, incluso, eran respaldadas por el Consejo de Estado. Hoy la realidad es otra y as lo demuestran algunos fallos proferidos por la Seccin Primera de la Sala Administrativa del Consejo de Estado, relacionados con el espacio pblico. Ahora el Alto Tribunal es del concepto de que el retiro de vendedores estacionarios y ambulantes sin una reubicacin oportuna viola el derecho al trabajo y al mnimo vital de quienes no tienen otra alternativa que ocupar las calles, parques y plazas pblicas para ganarse su sustento diario, poniendo de presente que las acciones de poltica que emprendan las autoridades para asegurar el goce del espacio pblico no pueden ir en contrava de la realidad social nacional, y que deben proseguir los operativos de carnetizacin y de control para contrarrestar la inseguridad y el desorden que represente el comercio informal. Segn, la ocupacin del espacio pblico por vendedores ambulantes debe examinarse en el contexto de la problemtica socioeconmica por la que atraviesa la Nacin, pues "para nadie es desconocido que se registra el ms alto ndice de desempleo de la historia con el consiguiente incremento de la economa informal". El Consejo de Estado en sus consideraciones tambin seala que debe existir un cuidadoso estudio y evaluacin de las condiciones y caractersticas de la realidad social de los vendedores, as como hacer un seguimiento y actualizacin de los estudios realizados con anterioridad, en razn al carcter cambiante de tal la realidad. Pero a su vez, se insta a las autoridades a que se prosiga con las acciones que, en el mbito de sus competencias, le corresponde adelantar en forma permanente para asegurar y evitar que se sigan ocupando las vas y el espacio pblico. Puede consultarse esta jurisprudencia en www.ramajudicial.gov.co.

    24 Segn la jurisprudencia constitucional, la "confianza legtima" cobija a toda persona que por permisividad de las autoridades, haya ocupado el espacio pblico, es decir, es un derecho adquirido a travs de permisos, expresos o tcitos, de otras Administraciones. Tambin puede consultarse esta sentencia en dem, nota 23.

    25 En lo que respecta al uso de plazas de Centro Histrico, el Decreto 0715 de 2002, posterior a las decisiones del Consejo de Estado, estableci el uso compatible de las plazas del Centro Histrico para arrendarse a particulares, y destin los recursos por este concepto a la reinversin en las plazas o recuperacin de otros espacios pblicos. Conforme a lo establecido en dicho decreto, la Secretara de Planeacin es la encargada de coordinar esta labor, con el fin de que la ocupacin actual de dichas plazas permita a los transentes caminar a travs de stas y se complementen las actividades que en ellas se realicen. Estos dineros son recibidos mensualmente por una fiducia e incorporados al presupuesto del Distrito de Cartagena dentro del rubro de Recursos Ordinarios, cobijados por la Ley 617 de 2000, o Ley de ajuste fiscal. De acuerdo con el referido decreto, las acciones, intervenciones, administracin y aprovechamiento de los espacios pblicos del Centro Histrico de Cartagena se justifican por la "conservacin, mantenimiento y destinacin al uso comn, con la posibilidad de desarrollo de usos compatibles referidos al turismo, el comercio, la cultura y la recreacin". Sin embargo, la aplicacin del decreto dej evidentemente por fuera las actividades culturales y recreativas, dndole prioridad al turismo y al comercio. Es por ello que ha surgido una agria polmica frente al manejo del espacio pblico en estas zonas: No se trata slo de que exista un espacio pblico, sino de que ste exista en funcin de la construccin de una identidad ciudadana; y resulta paradjico que mientras

  • Posteriormente, encontramos un archipilago de normas nacionales y locales: Entre otras, podemos encontrar la Ley 140 de 1994, reglamentada nacionalmente mediante el Decreto 0554 de agosto de 2002, que regula sobre vallas y avisos en espacios pblicos, previniendo la contaminacin visual., y que en Cartagena fue reglamentada mediante el Decreto 1713 de 2002, el cual hasta ahora ha sido tenido en cuenta de manera muy marginal por la Administracin Distrital, toda vez que existen ciertos problemas de fondo: La Secretara de Control Urbano de Cartagena no cuenta con suficientes brigadistas para la vigilancia y control de avisos de empresas que fijan vallas, y en dicha labor tienen injerencia tanto la Secretara de Planeacin, la Gerencia de Espacio Pblico y tambin las alcaldas locales, por lo que el cumplimiento de tal funcin, ante tanta dispersin de competencias, funciones y responsabilidades, se hace ms difcil. Por ello, me atrevera a plantear que, ante la dispersin acusada, se hace necesaria la creacin de un Instituto de Desarrollo y Control Urbano, que reagrupe todas las responsabilidades en un solo ente, toda vez que la referida Ley de Distritos, tambin permite la creacin de dichos institutos.

    El sistema vial vigente para Cartagena esta contenido en el Acuerdo 23 Bis de 1996, titulado Manual de Ordenamiento Administrativo del Espacio Urbano, el cual, a su vez, tiene su fundamento en los Acuerdo 43 y 44 de 1989 que fueron el resultado de la actualizacin del Plan de Desarrollo de Cartagena para el perodo 1987 2010 y el Acuerdo No.14 de 1994 que reglament todos los aspectos del desarrollo de la Zona Norte de Cartagena y de la Isla de Bar. Sin embargo, estas normas no hacen parte de un ejercicio integral que articule actividades bsicas para obtener una mayor eficiencia operacional del sistema vial, ni se han considerado sus diversas funciones y las variaciones de sus caractersticas fsicas para establecer acciones de planificacin que favorezcan una utilizacin ordenada de las vas pblicas y del uso y ocupacin del suelo. Tampoco ha generado directrices para continuidad en reas de expansin urbana, directrices para construccin en reas consolidadas con el objeto de inducir y generar condiciones para un nuevo patrn de vas, tratamientos viales preferenciales para transporte pblico, vehculos de carga, estacionamientos, etc.

    se permite la explotacin de las plazas, parques, calles, portales y playas del centro histrico, simultneamente se prohbe la explotacin econmica de los andenes, que son precisamente el espacio pblico ocupado por los vendedores estacionarios, quienes son perseguidos por la Administracin Distrital sin ofrecerles reales alternativas de subsistencia, tal como lo mencionaremos posteriormente. De igual forma, aunque este Decreto establece disposiciones sobre rea mxima de ocupacin y distancia entre mobiliarios (mesas, parasoles, sillas y otros), no todos los establecimientos de comercio que ocupan las plazas dejan los 2.10 metros de espacio libre entre las mesas y las vas, ni los 1.50 metros entre cada mesa para que la gente pueda circular. Adems, esta norma es muy amplia y deja al libre albedro de los contratantes aspectos importantes como el uso de parlantes, equipos de sonido y similares, horario de ocupacin de las plazas, instalacin de tarimas, cortinas, alfombras y otros, lo que se presta para que el gobernante de turno pueda otorgar condiciones ms favorables a ciertos empresarios, en mayor detrimento del inters comn. Algunas de las crticas recogidas en este apartado pueden consultarse en CALVO STEVENSON, Haroldo y MESIEL ROCA, Adolfo. Cartagena de Indias en el Siglo XX. Universidad Jorge Tadeo Lozano-Seccional de Caribe y Banco de la Repblica. Cartagena, 2000; y el texto del comentado Decreto en www.alcaldiadecartagena.gov.co.

  • De igual forma, mediante los Decretos 05 de 1986, 0668 de 2000 y 1034 del 7 de septiembre de 2004, la Alcalda de Cartagena ha reglamentado las ventas estacionarias y ambulantes. Con lo anterior, prohibiendo su ubicacin en los siguientes lugares: Esquinas, cruces de vas y calles peatonales, a menos de tres metros de puerta de entrada de edificios, centros comerciales, hidrantes, tapas de cajas de redes de servicios pblicos y vitrinas de almacenes, a menos de diez metros de puertas de acceso a entidades institucionales como bancos, corporaciones financieras, colegios, universidades, tribunales, etc.; en aceras, calzadas, parques, plazas, plazoletas, zonas verdes y recinto amurallado, a excepcin de algunos espacios de uso pblico reglamentados para ese fin, en sectores de playas de Bocagrande, El Laguito, Castillogrande y la franja del Litoral Caribe, parques y zonas verdes de los barrios; cercanas a cuerpos de aguas contaminadas y sitios que presenten acumulacin de basuras y alrededores de las edificaciones de carcter oficial del orden nacional, departamental y distrital.

    Como condiciones de funcionamiento de dichos lugares, se estipulaba que stos solo tuviesen un nico uso, prohibiendo aquellos que requiriesen almacenamiento o que involucrasen presencia de maquinaria, equipos de sonido de cualquier ndole, venta de bebidas alcohlicas y alimentos cocidos, cilindros de gas, cocinas o fogones, la venta de promociones a hoteles, accesorios y minutos de celulares. Sin embargo, se excepta de todo lo anterior aquellos puntos que poseyesen permisos autorizados por Secretara de Planeacin y Gerencia de Espacio Pblico; y en los casos de alimentos cuando se trata de precocidos con la debida autorizacin del DADIS26, en desarrollo del precitado principio de la confianza legtima.

    La venta informal que desacatase dichas normas poda ser suspendida igualmente en los siguientes casos: Por transferir o ceder la patente concedida a cualquier ttulo, o haber sido amonestado en tres ocasiones en el trmino de un ao, por utilizar estructuras fijas en zonas pblicas, expender, guardar o poseer en dichos puestos sustancias estupefacientes, u objetos producto de un ilcito, as como por tener ms de un puesto de venta. Se fij como horario para la jornada laboral de las ventas estacionarias el lapso comprendido entre las 8 a las 19 horas, de lunes a sbado, y una vez concluido el mismo, se deber proceder a retirar las mercancas y elementos de trabajo del espacio pblico. Los domingos no se permiten las ventas informales en el espacio pblico. Se exceptu del horario anteriormente sealado las ventas de comida rpida y ostreros, los cuales tendrn una jornada laboral comprendida entre las 8 a las 22 horas. Igualmente se exceptuaron a los artesanos, quienes podrn laborar los domingos. De igual forma se fijaron dimensiones mximas de cada uno de los muebles para las ventas estacionarias, que varan segn el tipo de productos a expender, pero que, en el mayor de los caso, no superan un largo de 1,50 m., ancho de 1 m. y alto de 2 m., y todos permitiendo su traslado para fines de bodegaje.

    Adicionalmente, los vendedores informales debern cancelar al Fondo del Espacio Pblico por la autorizacin de uso y aprovechamiento del espacio pblico, el 5% del salario mnimo legal mensual vigente por cada metro cuadrado ante el Fondo del Espacio Pblico, portar el carn que lo acredite como vendedor, cumplir estrictamente con las dimensiones y especificaciones establecidas, las normas de sanidad correspondientes y especialmente con las relativas a la presentacin personal y aseo del lugar. En el caso de los vendedores de comidas rpidas y ostreras, estos debern contar con carn de manipulacin de alimentos expedido por el DADIS y usar el uniforme que para el efecto se seale. Los vendedores estacionarios slo podrn utilizar un asiento adicional al mueble y deben disponer de un recipiente adecuado para la basura.

    26 Siglas de Departamento Administrativo Distrital de Salud de Cartagena (N. del A).

  • Entre las zonas autorizadas, se consagra que en el Centro Histrico, Bocagrande, El Laguito y Castillogrande no se permitirn las ventas informales en vehculos de traccin animal, carretas y carretillas. De igual forma, se prohben en el espacio pblico las ventas estacionarias de alimentos de mercado, tales como tomates, cebollas, pltanos, verduras, carnes y pescados.

    Los inspectores de Polica competentes por jurisdiccin, sancionarn con multa de un salario mnimo diario (que se cancelar en la Tesorera Distrital) al vendedor informal que ejerza el oficio de vendedor informal sin contar con autorizacin de la administracin distrital, o porte permisos otorgados a otras personas, enmendados o adulterados, emplee inmuebles adicionales a los permitidos, obstaculice el trfico peatonal, ejerza la actividad en lugares no autorizados o en espacio pblico recuperado; venda productos diferentes a los autorizados o por fuera de los horarios establecidos en el presente decreto. El inspector de Polica competente puede suspender de inmediato la actividad al vendedor reincidente en alguna de las conductas anteriores, orden que se ejecutar a travs de la Polica Nacional y de los brigadistas del espacio pblico. El control y vigilancia de estas labores se realiza por medio de la Polica Nacional y las brigadas del espacio pblico, las que retendrn la mercanca, ponindola, mediante acta en la que constar la descripcin de lo retenido y de la cual se entregar copia a su propietario, a disposicin de la bodega que para tal fin se disponga. Cuando se trate de mercanca perecedera que ha sido decomisada a vendedores reincidentes en incumplimiento del presente decreto, el inspector podr disponer de la mercanca donndola a instituciones de beneficencia, tales como los hogares de los ancianos.

    Tambin encontramos el Decreto 0024 del 16 de enero de 2003, por medio del cual la Administracin distrital puso en vigencia los corredores peatonales culturales del Centro Histrico, es decir, el cierre de algunas de las calles del Centro de la ciudad al trfico vehicular, Decreto este que entraba a regir cada temporada de vacaciones, es decir, en Semana Santa, mitad, final y comienzos de ao, y cuya primera motivacin era la de facilitarle comodidades a los turistas para su movilidad en el Centro Histrico. Sin embargo, este proyecto fue inmediatamente torpedeado debido a la poca colaboracin de parte de la ciudadana, que no vieron en ello que el bien general debe primar sobre el particular, y por ello me refiero especficamente a los conductores de motos y automviles, quienes no respetaban las vallas restrictivas, parqueaban en los sitios prohibidos y no guardaban los ms mnimos requisitos de seguridad personal y vial, e indudablemente, algo peor que el cierre de las calles lo era el vendedor ambulante que hostigaba al turista transente, sin que nadie lo controlase.

    Imgenes de los corredores culturales. Archivo. El Universal

  • Particularmente, el cierre de las calles me pareci una buena medida en principio, aunque recin ejecutada se sufri mucho porque la gente no estaba acostumbrada a caminar desde los parqueaderos hasta los almacenes, pero lo que menos me gust fue que la restriccin no fuese para todos, pues aunque se colocaron las vallas restrictivas tal como lo podemos apreciar en las ilustraciones- cuando vena el carro de algn personaje influyente, estas eran retiradas.

    Por su parte, FENALCO27, increp a la Administracin Distrital para que reconsiderase la aplicacin del referido Decreto , en el entendido de que se desconoca el impacto negativo que la peatonalizacin traera a la actividad econmica de los sectores ubicados sobre las calles afectadas y sus zonas de influencia, pues estudios28 realizados por dicha federacin , la Cmara de Comercio de Cartagena y la Universidad Tecnolgica de Bolvar, determinaron que el Centro Histrico era considerado por los cartageneros como un lugar de difcil acceso, debido a la escasa oferta de parqueaderos y las distantes rutas del transporte pblico; situacin que disminua notablemente la dinmica econmica, el empleo y el mantenimiento de los inmuebles histricos en esta rea de la ciudad, de continuarse con la implementacin de tal medida. De hecho, estas investigaciones determinaban que las ventas en los sectores donde se implement la medida haban bajado considerablemente, porque los clientes que venan en sus carros, al no encontrar en dnde parquearse, preferan no venir para evitarse ese problema. Adems, en lo que corresponde al turismo, los visitantes que venan al Centro Histrico siempre quedaban supeditados a los guas de las empresas macrotursticas, quienes usualmente los llevan a tres o cuatro almacenes con los que tienen convenios. Debido a la voluntad de la Administracin distrital de mantener la medida, finalmente, la discusin se surti en los estrados judiciales, logrndose su revocatoria en instancias definitivas, por cuanto el Consejo de Estado colombiano, al desatar la litis surgida estim que, aunque procesos similares al comentado, han sido realizados en otras ciudades del mundo, siempre han contado con el acompaamiento de los comerciantes y con alternativas como el aumento de zonas de parqueo y control sobre las ventas estacionarias, e incluso, buscando ciertas alternativas como la definicin de horarios y das especficos para el cierre de calles, para que el Centro Histrico no perdiese su dinmica comercial y a la vez darle movilidad peatonal, o implementar tal medida por pequeas fases, de modo que la gente y la ciudad se ajustasen a la misma sin que les resulte impositiva. Sin embargo, y disintiendo de la decisin del Alto Tribunal, considero que sigue vigente preguntarse de quin es el Centro Histrico? Es de los comerciantes o existen otros propsitos tan legtimos como el suyo?...Considero que con su despeatonalizacin se deteriora el propio Centro Histrico, cuyas piedras centenarias soportarn los gases de los motores, el peso de los autos sobre pavimento y adoquines, y las vibraciones que daan las antiguas estructuras. Pierde tambin la mayora de colombianos que preferimos espacios peatonales amables, sin el ruido ni amenaza de los autos. Quizs la solucin sera una peatonalizacin diurna parcial, estableciendo troncales vehiculares con calles peatonales aledaas, y la peatonalizacin absoluta nocturna, aunque previendo la entrada y salida de ambulancias. Y en ello si sugiero que en el Centro Histrico se cumpla una reglamentacin sensata pero estricta. No puede continuar la falta de autoridad ni el desgreo administrativo, que permiten que algunos privilegiados tengan vehculos no autorizados en el Centro, mientras otros se aprovechan del lucrativo negocio de la gra en contra de los vehculos no-privilegiados.

    27 Siglas de la Federacin Nacional de Comerciantes (N. del A.) 28 Para examinar los resultados de dichos estudios puede consultarse www.cccartagena.org.co

  • Mas evidente no resulta esta nota periodstica. Archivo El Universal

    Entre los recientes y futuros proyectos normativos, encontramos el estudio de un Manual de Diseo y Construccin de los Componentes del Espacio Pblico (MEP), gua para la reorganizacin de las zonas pblicas de la ciudad que cuenta con una inversin cercana a los 45 millones de pesos por parte del Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial29. Este Manual contempla adems los tratamientos especiales a seguir en los diseos arquitectnicos para las reas de bordes de los cuerpos de agua y la forma como se debe construir sobre los espacios alrededor de los ejes viales significativos de Cartagena y los elementos ambientales, enmarcado dentro de los requerimientos tcnicos y funcionales adecuados para garantizar un alto nivel de calidad por medio de la homologacin de los procesos de construccin, diseo y control de seguimiento de obras. Tambin encontramos un convenio entre el Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena y el Ministerio de Cultura, mediante el cual se aseguraron los recursos para formular el Plan Especial de Proteccin del Centro Histrico (PEP) en el que se invertirn $100 millones30. Este plan, establecido por la Ley de Cultura, es obligatorio para preservar a las ciudades patrimonio o los bienes declarados de inters cultural por el Ministerio de Cultura.

    29 Mayor informacin sobre los trabajos preliminares del mismo se pueden consultar en www.minambiente.gov.co 30 Aproximada mente 32.600 ( N. del A).

  • En el caso del Centro Histrico de Cartagena, que en este momento slo es regulado por el POT, el PEP servir para hacer ms rigurosas las reas de patrimonio y sus zonas de influencia, los niveles permitidos de intervencin, las condiciones de manejo y permitir hacer controles ms severos a las construcciones y proyectos que se pretendan desarrollar en esta zona de la ciudad. An no se conoce la fecha para empezar a formular el plan, pues el convenio entre el Ministerio de Cultura y el IPCC est en proceso de perfeccionamiento31.

    Tras este recorrido normativo, debo concluir preliminarmente que Cartagena es una ciudad distinta, lo cual justifica que tenga un rgimen poltico-administrativo diferente al del resto de las ciudades de Colombia, pues su fin es preservar las huellas de su pasado, que est tejido por la conjuncin de historia y leyenda, y para garantizar su progreso en el futuro hay que darle instrumentos legales suficientemente idneos, pues no basta con que se canten, en prosa y en verso, su belleza y sus excelencias, mientras se admite silenciosamente la prdida de las oportunidades y se esfuman, entre frases rimbombantes, las esperanzas de una poblacin en crisis permanente. Sin embargo, tampoco tienen sentido los innumerables decretos, normas y ordenanzas de las diversas autoridades, si no estn acompaadas de campaas de educacin y de cumplimiento, con sanciones palpables a los infractores. Es indispensable aplicar la poltica de la zanahoria y del garrote32 de manera coherente y sin improvisacin. De igual manera, emitir reglas que las autoridades luego no hacen cumplir slo sirve para fomentar su violacin, y ayudar por esa va a desinstitucionalizar al pas, y en la medida en que se debilite el concepto del Estado y de la autoridad mnima indispensable, ser ms difcil garantizar la convivencia ciudadana.

    31 dem, nota 19 32 Para lograr un fehaciente compromiso en la salvaguarda de nuestro patrimonio, lo que sigue es desarrollar dos elementos: Uno, la persuasin, que te convence que no es conveniente transgredir la norma y, dos, la autoridad, la cual te disuade de cometer una infraccin. De esto se trata la "zanahoria y garrote". Sin embargo, para ello se requieren aos de intenso trabajo, que empiece con los adultos, contine en los colegios y se perpete en el comportamiento de los nios, tras todo lo cual podremos mirar una nueva Cartagena, con otra mirada, distinta a la del da a da. (N. del A).

  • 3. Problemticas actuales y acciones a seguir

    Vista panormica de Cartagena. ( El suscrito desea aclarar que la fotografa fue tomada con anterioridad a las obras de Transcaribe, sistema de transporte

    masivo, que atraviesa esta zona, por lo que este sector est en obras actualmente). Archivo. www.alcaldiadecartagena.gov.co

    Tras desarrollar un recorrido de la normatividad que define la proteccin del patrimonio cultural en Cartagena, tanto desde la perspectiva cultural como desde la urbanstica, debemos sealar algunos factores de riesgo y lneas de trabajo prioritarias a tomar en cuenta, en aras de procurar una salvaguardia mas apropiada del patrimonio cultural cartagenero. Ntese aqu que, mas all de ya estudiados los panoramas normativos, lo que pasaremos a tratar en renglones seguidos constituyen factores que, de no ser atendidos con la seriedad y mesura correctas por parte de las autoridades competentes, pondran en grave peligro aquel patrimonio cultural que tan celosamente debemos salvaguardar.

    Antes que nada, debemos reconocer que el punto de partida de los principales problemas locales es, sin duda, la falta de autoridad, y ello lo corroborarn las futuras lneas. En mi concepto, la gobernabilidad no slo depende de las mayoras en el Concejo33. Es importante tener equilibrio fiscal pero tambin equilibrio social. En este trabajo veremos que no nos hace falta trazar una hoja de ruta, sino que estas ideas no se queden solo el papel, tal como se han quedado tantas otras iniciativas locales, e incluso los propios decretos dictados por la Administracin distrital, por la simple incapacidad de los sucesivos gobernantes para ejercer plena y enrgicamente la autoridad. A mi juicio, la autoridad, cuando es legtima y defiende lo pblico, no debe ser ejercida de manera timorata ni apaciguadora, ni mucho menos con complejos populistas, sino con firmeza y sin necesidad de presentar disculpas. Sin embargo, la Administracin Distrital se ha convertido mas en una administracin de reaccin ante las crticas y no del cumplimiento de las directrices que se deben seguir ante la problemtica de la ciudad.

    A mi juicio, no pueden continuar ni la cultura de la permisividad, ni el soterrado conflicto entre la administracin distrital y los ciudadanos, en donde ambas partes "juegan" a lanzarse el futuro de la ciudad como si fuera una pelota de ping pong. Es hora de que los dos bandos asuman sus responsabilidades y empecemos a trabajar en equipo. Tampoco podemos continuar con aquellos malsanos extremos de indiferencia y del no-me-importismo. Tampoco puede continuar aquella desgastante dispersin de esfuerzos, aquella falta de una actuacin conjunta y compartida de nuestros ncleos sociales.

    33 Institucin poltica, similar a los Ayuntamientos europeos (N. del A.)

  • En lugar de buscar unidad, cohesin y solidaridad para desarrollarnos, nos ignoramos unos a otros, o nos enfrentamos y nos descalificamos. No pueden, no deben, no conviene a Cartagena, que sus fuerzas motrices anden cada una por su lado mientras la ciudad se desvanece entre las brumas del desgreo y otras brumas que la develan postrada y sin aliento34.

    3.1 Cartagena como proyecto social: En suspenso

    El fin ltimo de toda poltica econmica es el bienestar social. Esto implica la presencia activa del Estado como el organismo que la define, gestiona, y le hace seguimiento. Sin embargo, la "modernizacin a medias" en Amrica Latina representa una tensin histrica con el tejido social, pues se dio lugar a un "capitalismo radical" que privilegia el individualismo, sin valorar la solidaridad, la reciprocidad o las organizaciones comunitarias.Ello nos lleva a preguntarnos Dnde estn las polticas econmicas que contribuyen con el bienestar social? Para encontrarlas, primero debemos ver con absoluta claridad que las necesidades humanas y sociales son mltiples y no todas son satisfechas, y en la medida en que estas ltimas aumenten, ello reflejar una ausencia del Estado.

    De igual forma, la privatizacin de la dinmica econmica trae consigo la prdida de garantas para la sociedad. La satisfaccin de los intereses econmicos privados por parte del Estado degenera en fracasos para la Nacin, haciendo que la gente desconfe, no crea, no participe y se encierre en s misma, acabando con la naturaleza de la democracia como una forma de gobierno en el que todos son parte y tienen parte, destruyendo y deslegitimando el sentido de ser ciudadano. No se puede desconocer que muchas de las polticas nacionales y locales se definen en los escenarios del mercado, que la globalizacin y la consolidacin de bloques econmicos regionales han producido un mundo ms rico y ms desigual, y que esto afecta a las ciudades. El neoliberalismo tiende a convertir a los ciudadanos en consumidores y al Estado en una sociedad de mercado, creando nuevos modelos de ciudad: ciudad-consumo, ciudad-produccin, ciudad-trabajo, y acentuando la privatizacin de los espacios pblicos. De ah que las estrategias que adopte el Gobierno colombiano en materia econmica deban ser redireccionadas y ms incluyentes, de manera que la sociedad se beneficie y tenga la posibilidad de mejorar sus condiciones de vida, con polticas definidas en virtud del inters colectivo. Aunque la economa de mercado no permite per se la igualdad de ingresos, s puede generar igualdad de calidad de vida si se hace una ciudad bien hecha.

    Si hay algo que debemos tener claro en este estudio es el rotundo fracaso de Cartagena como proyecto de bienestar, y desde hace mucho tiempo: Aunque Cartagena es el principal productor de sustancias qumicas del pas, con la segunda refinera del mismo, sea el primer puerto de Colombia en el Caribe y su ms importante centro turstico, con un aparato productivo que le permitira disminuir su vulnerabilidad, ya que produce el 38% del PIB colombiano, pero slo genera el 6% del empleo. En contraste con todo lo anterior, el 20% de las familias ms ricas de la ciudad se quedan con el 51% del ingreso.

    34 dem, nota 3, Pg. 54; e dem, nota 6, Pg. 140

  • De igual forma, el 90% de los cartageneros se concentra en 5,8 kilmetros cuadrados, lo que significa un nivel de hacinamiento sin precedentes. La pobreza expresada en "Niveles de Indigencia" se increment en 71% en solo 4 aos, pasando de 250.540 personas en 1998 a 428.861 en 2002, (45% de la poblacin), y de ellos, el 50% corresponde a menores de 25 aos, el sector ms afectado por los problemas de empleo: 16% de desempleo y ms de 13% de subempleo, fenmenos todos agravados por los desplazados ms de 10.000 que han llegado a Cartagena huyendo de la violencia. Nuestras "Necesidades Bsicas Insatisfechas" (NBI), como indicador de bienestar, son un 46,2% superior al promedio nacional. Pasamos de "corralito de piedra" a "corralito de tugurios"35. La diversidad de grupos sociales y culturales, acentuada por los niveles de ingreso, desempleo y escolaridad, como de las fuerzas que han producido su movilidad hasta tener como destino final Cartagena, confluyen en formas de organizacin social que se manifiestan en una malla urbana dispersa o catica, caracterstica que se expresa en la ocupacin de prcticamente todo el territorio. Condiciones habitacionales que van desde la pobreza unida a la precariedad del hbitat, hasta espacios urbanos con las mejores dotaciones y calidad de vida, se aprecian en la estructura urbana desde tiempos histricos hasta los das de hoy en la ciudad. A las dificultades mencionadas, hay que adicionar el fenmeno de la globalizacin que, aunque crea oportunidades, tambin las abre a otras zonas del planeta con una mayor capacidad competitiva en trminos de capital y precios. No obstante, y a pesar de las importantes limitaciones, el desarrollo tecnolgico que trae consigo la sociedad del conocimiento permite la superacin de algunas barreras como la digitalizacin y extensin de las redes de comunicacin con breves diferencias de tiempo como se percibe en la rpida extensin de Internet o en el desarrollo y adaptacin tecnolgica del sistema educativo y de salud. Por esto, Cartagena, para crecer como ciudad integral, requiere que en ella no slo se satisfagan necesidades particulares de sus habitantes o de quienes se beneficien de ella de una u otra forma, sino que tambin se llenen los vacos del entramado socio-cultural que posee su fortaleza, en la trascendencia de la convivencia cotidiana para convertirse en mecanismo de apropiacin y de retribucin construidos por medio de un proceso consciente con un objetivo compartido por todos: fusionar las necesidades particulares con las fortalezas que tiene la ciudad y convertirlas en oportunidades de construccin de procesos colectivos que respondan a las expectativas comunes.

    Para atenuar la exclusin econmica y social no hay frmulas mgicas. Pero esta tarea compete principalmente a las autoridades pblicas, a travs de sus acciones, para reducir la enorme brecha entre los ms y los menos favorecidos facilitando la actividad de ciudadanos que, como sujetos de derechos reconocidos social y polticamente, puedan ejercerlos en la ciudad y luchar por su total insercin en la vida urbana. En todo caso, es evidente que el desarrollo local y regional de Cartagena necesita de una visin estratgica sobre el futuro y el posicionamiento regional que se pretende tener. De igual forma, se observa la importancia del desarrollo empresarial local, el crecimiento y difusin de las nuevas tecnologas de la informtica y comunicaciones, la utilizacin del Internet y la calificacin permanente de nuevos recursos humanos, tcnicos y de gestin.

    35 Todas las anteriores estadsticas pueden consultarse en www.dane.gov.co

  • 3.2 Sector Amurallado: Entre el apetito burocrtico y la oscuridad.

    Un interesante y a la par contradictorio- grupo de imgenes, relativos a un mismo escenario: Las tres primeras, imgenes de las obras de restauracin del Baluarte de San Francisco Javier, y la ltima, depsito de escombros y desechos ubicado cerca del mismo Baluarte. Archivo. El Universal

    El cordn amurallado de Cartagena hace parte del patrimonio histrico de la humanidad. Nuestras murallas y baluartes emergen en nuestra ciudad, resistiendo el paso de los siglos, como testigos mudos de la indolencia que se enseorea sobre Cartagena, casi como burlndose de la brevedad de algunas obras de la Cartagena contempornea. En pocas ciudades del planeta se muestra la huella del imperio espaol como en esta ciudad procera, cuyo sistema de fortificaciones la engalana desde el siglo XVII, poca de oro de su economa, cuando se asomaba a la globalizacin del mundo inducida por el mercantilismo y los descubrimientos geogrficos.

    Hoy, nuestras murallas viven su propio drama: El inexorable paso del tiempo, la accin del salitre marino y en general la exposicin permanente a la intemperie y a la contaminacin vehicular y ambiental en general, ha erosionado de manera lenta, pero continua, este cordn de murallas. Por ello, muestran hoy un desgaste bastante evidente y por eso se le debe dedicar especial cuidado, en especial en la consolidacin de las antiguas estructuras militares, restituyendo y emparejando todas las calzas de piedra en deterioro, lo cual es una labor minuciosa

  • De igual forma, y ddesafortunadamente, los bienes patrimoniales de Cartagena estn ya en la mira de ciertos intereses, y aunque nadie los puede satanizar ni tildar a pr