memorias desde némesis

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  • Memorias desde Nmesis

    Abimael Guzmn Reinoso/ Elena Yparraguirre Revoredo

    1993-2000

  • Memorias desde Nmesis

    Abimael Guzmn Reinoso/ Elena Yparraguirre Revoredo

  • Memorias desde Nmesis Abimael Guzmn Reinoso/ Elena Yparraguirre Revoredo Copyleft

    El texto ntegro de este libro ha sido puesto a disposicin de los pueblos y revolucionarios del mundo por voluntad de sus autores. Puede ser copiado y reproducido siempre citndolos. Por la persecucin y censura en el Per no ha podido ser corregido bajo los estndares profesionales del corrector de estilo.

    2014

    Contra la persecucin poltica macartista e inquisitorial desatada en el Per!

    Por el derecho de los Comunistas a existir!

  • LOS COMIENZOS

  • 9Memorias desde Nmesis

    Por concepcin, como es bien sabido, los comunistas no centramos en nuestros datos personales; pues, sabindonos hechura social, de la lucha de clases, del Partido y, en nuestra circunstancia, de la guerra popular que a m, como a otros, ha transformado profundamente, ubicamos y comprendemos nuestros derroteros y vidas dentro de las luchas por la causa a la cual servimos. Sin embargo, merece precisar algunos datos biogrficos.

    Desde mi nacimiento hasta residencia en arequipa Nac el 3 de diciembre de 1934 en el puerto de Mollendo

    (en la Aguadita para ms seas), provincia de Islay de la Repblica Independiente de Arequipa con bandera, himno e historia propios, parte entraable de este Per y su pueblo del cual soy hijo.

    Mis padres fueron Abimael Guzmn Silva y Berenice Reinoso Cervantes, de cuya relacin natural fui fruto nico. Mi padre tuvo sus ancestros en campesinos del Valle de Tambo en la costa arequipea. Hizo secundaria completa y realiz sus estudios de Contabilidad. No s si viva an. Mi madre fue del mismo Arequipa, de familia intelectual, y tambin concluy su secundaria o educacin media, como se deca entonces. Ella falleci cuando yo tena cerca de veinte aos.

    Mi nombre completo es Manuel Rubn Abimael Guzmn Reinoso, conforme reza la partida de nacimiento del Registro

  • 1110 Abimael Guzmn Reinoso/ Elena Yparraguirre Revoredo Memorias desde Nmesis

    Provincial de Islay. No est de ms reiterarlo, pues a alguien se le ocurri y difundi que mi nombre verdadero era Ismael y que por inquina poltica antirabe lo cambi. Fui, como la mayora en el pas, bautizado y confirmado. Fui tambin un nio sano sin enfermedades graves, que yo sepa. Goc de una buena salud que se ha extendido a la mayor parte de mi vida y, si cabe, es bastante aceptable an hoy.

    Aprend a leer y escribir en una escuela estatal de Mollendo, la cual me parece estaba cercana al hospital de la avenida Iquitos. El aula de mis primeros garabatos tena una imagen del Nio Jess de Praga y la maestra un guardapolvo celeste; no recuerdo el ao. De esos tiempos, lo ms grabado en m es una radio antigua de caja de madera, el locutor que anunciaba la invasin a Polonia y los comentarios de la gente sobre la guerra. Entiendo que debi ser el inicio de la Segunda Guerra Mundial. En relacin con esto y lo anterior, no es cierto que el Partido haya tomado disposicin sobre preservar casa, escuela ni construccin alguna relacionada a mi infancia o a otra etapa de mi vida.

    Posteriormente, comenz para m una serie de desplazamientos por distintos puntos del pas que, obviamente, implicaron un cambio de ambiente, hogares y relaciones. Sin embargo, pienso que, pese a tener sus desventajas como todo en la vida, sirvi a forjarme en una mltiple y diversificada experiencia, y a desarrollar en m una tendencia, que con el tiempo se acentuara, a vivir volcado al mundo y sus problemas y no centrado en hurgar los entresijos de mi alma.

    Viaj a Sicuani con mi madre. Fue mi primer encuentro con la sierra, la regin de nuestra patria que he aprendido a admirar y amar ms . All estudi en otra escuela estatal, cercana al estadio, pasando el puente sobre el ro Vilcanota. Conoc las ferias, el negocio de la lana y al campesinado indgena. Algo del mundo serrano seguramente se adentr en m. Las impresiones ms saltantes que guardo de esa poca son las vctimas del terremoto de Yanaoca y, principalmente, la imagen de una campesina que llevaba en brazos a su hija muerta y mendigaba ayuda para poder enterrarla.

    Tiempo despus, viajamos a Chimbote pasando por Arequipa y desde all a Lima por carretera, cuando el viaje requera tres das. Tras pocos meses mi madre volvi a Sicuani. De ella guardo siempre agradecido su amorosa solicitud. Fue quien decidi y resolvi que estudiara en el Callao. Por sus cartas s que fui dolorosa ausencia. No olvido su constancia preocupada por mis estudios y futuro. Indelebles estn en mi memoria sus palabras: Hijo mo, cuida al hijo de tu madre. Eres quien mejor puede hacerlo. Yo qued con mis abuelos y parientes maternos. De ellos persiste el vvido recuerdo de mi abuela, de cuya imagen distante an perdura su ternura. No tengo preciso el ao, pero fue cuando la Frederick Snare construa el muelle y Chimbote estaba todava lejos del boom de la harina de pescado. Ah no concurr a la escuela. Estudiaba textos escolares y comenzaba a leer todo lo que caa en mis manos. As como para no perder el tiempo estuve de aprendiz de relojero. All descubr la estremecedora grandeza del mar.

    S, en el Callao termin mis estudios primarios. Tras meses de estada en Chimbote fui enviado a esa ciudad a vivir con la familia de un hermano de mi madre. Estudi en la escuela Alberto Secada y el primer ao de secundaria en el colegio Dos de mayo, en el ao 1948. La estada de cuatro aos consecutivos en el Callao, el trmino de un ciclo de estudios, el inicio de otro y el ambiente en que me desenvolv fueron muy beneficiosos para mi desarrollo. A la vez fue abrindose en m una necesidad creciente de conocer y estudiar. La biblioteca comenz a ser una gran ayuda.

    De esos tiempos, guardo no solo imborrables recuerdos sino acicateantes experiencias e ideas nuevas que fueron modelndome. Las noticias de la parte final de la guerra, la toma de Berln por el Ejrcito Rojo, la celebracin del Da de la Victoria cuando la derrota de Alemania, los peridicos que en primera plana traan las imgenes de Roosevelt, Churchill y el gran camarada Stalin, los bombardeos sobre Nagoya y la bomba atmica; el gobierno de Bustamante y Rivero con el Frente Democrtico Nacional, la intensificacin de

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    la lucha poltica, el levantamiento de la Marina el 3 de octubre y el golpe de Estado de Odra; Las noticias sobre la Unin Sovitica; la admiracin emocionada que me produjo la pelcula sovitica Viva la juventud!, y la para m, entonces, sorprendente informacin, oda a un comerciante chino, de que en China haba una gran revolucin y que la verdadera figura no era Chiang Kai-shek sino Mao Tsetung que diriga un Partido Comunista como Stalin en la URSS. Todo esto gener en m el primigenio y elemental despertar de mi conciencia social. Fue mivida buena y sumamente beneficiosa en el Callao.

    Tantos traslados retardaron mis estudios escolares? Lo objetivo es que a los catorce aos haba cursado el primero de secundaria y a los dieciocho aos (1952) termin de estudiar. Creo que, en esos tiempos, era lo normal aunque podra haber concluido antes, en otras condiciones. Lo cierto es que si algo perd fue ampliamente compensado y ms con la experiencia adquirida y la forja que la vida llevada me comenz a proporcionar. Adems, pienso que fui un buen alumno en ese tiempo. Si los premios son un ndice, cabe recordar que en el colegio Alberto Secada, al terminar primaria, recib una libreta de ahorros, si mal no recuerdo, en el Banco Popular.

    El deporte que ms me atrajo desde la infancia fue el ftbol. En esa poca lo jugu con intensidad; poco a poco lo fui dejando, aunque an tengo cierta aficin por l.

    Tampoco en este perodo he padecido graves enfermedades, salvo un ataque de apendicitis con peritonitis derivada. Fui internado y operado en el Hospital Alcides Carrin del Callao. Precisamente, a consecuencia de esta enfermedad, una prima de mi padre (detrs de quien, aunque lejana, estuvo la omnipresente mano de mi madre) le escribi y as march a Arequipa. Con un nuevo desplazamiento conclua mi adolescencia y me enrumbaba a la juventud.

    As llegu a conocer a mi padre. De si antes lo vi, no tengo memoria. Una noche de febrero de 1949, en el entonces tren de la siete, volv a Arequipa; ciudad en la que varias veces estuve de

    paso y viv un tiempo corto. Termin mi aprendizaje en mltiples y diferentes puntos del pas y mi desarrollo inicial a la sombra de mi familia materna; familia a la que debo tanto, desde la vida hasta mi primer despertar al mundo de la lucha de clases. Ingres a un nuevo hogar: el de mi padre, su esposa y mis hermanos. Una vez ms vaya mi ms puro sentimiento agradecido y reconocimiento a la esposa de mi padre, doa Laura Jorquera Gmez, admirable mujer que supo acogerme como hijo propio que se reencuentra, a mis hermanas y hermanos que hicieron que su casa la sintiera ma, y a mi padre que me dio esa oportunidad.

    Un mundo nuevo y ms amplio se abra a mis ojos en nuestra siempre hermosa y nica Arequipa. Me esperaba una etapa fundamental de desarrollo y una larga estada extendida hasta 1962, casi tantos aos como los que tena al llegar: catorce.

    Desde los inicios de la juventud hasta los comienzos de la madurez

    Como dije, llegu a la casa de mi padre, su esposa y mis hermanos: mi nuevo hogar, calle Ejercicios 307, telfono 3139 (solo cuatro nmeros entonces). Era ambiente familiar provinciano del sur de nuestro pas de fines de la dcada del 40; en una Arequipa de cuando el golpe de Odra, a comienzos del Ochenio, agitada por las luchas obreras en especial y luego por el levantamiento de junio del 50.

    Fue una familia de pequea burguesa, acomodada y de buen nivel econmico, de comerciantes con varias tiendas de abarrotes y gneros en el valle de Tambo, Mollendo y Arequipa. Un hogar sustentado en el trabajo y el esfuerzo propios, en la independencia de opinin y responsabilidad. Las necesidades de alimentacin, ropa, estudios, distraccin y propinas estaban bien organizadas, desenvolvindose una vida sencilla y ordenada, de poca vida social y celebraciones, donde los hijos aparte de centrar en los estudios

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    tenan una tarea especfica que cumplir responsablemente. Se daban problemas, como en todo hogar, pero menores, no graves. El ms serio se present aos despus: problemas econmicos que implicaron una fuerte reduccin de los negocios y se afrontaron con ms trabajo.

    El ambiente hogareo nunca fue religioso, ms bien distante de las iglesias y crtico de la religin, de un atesmo prctico, aunque mi padre expresaba posiciones testas. Entre nuestros familiares no s de alguien que haya sido muy devoto, llevara hbito ni menos ejercido el sacerdocio.. En cuanto a m, nunca tuve tal tentacin. Conforme los hijos fuimos creciendo, el ambiente se torn ms intelectual, centrado en conversaciones y discusiones sobre libros, teoras e ideas en general, aunque poco sobre poltica y partidos. Todo esto fue generando similitud de intereses intelectuales y orientacin plasmados, con el correr del tiempo, en estudios y profesiones iguales: mis dos hermanos varones menores y yo terminamos estudiando Filosofa y Derecho, y ejerciendo la docencia universitaria en la cual, pienso, ellos an prosiguen.

    En cuanto al despertar del amor, la vida tuvo a bien, muy pronto, ensearme que la mujer es la ms hermosa criatura que puebla la tierra; y de amores, dos colman mi existencia imborrablemente agradecida: Augusta La Torre Carrasco, camarada Norah, ayer; Elena Iparraguirre Revoredo, camarada Mriam, hoy. Aunque ambas para m sean un siempre; y gracias a la vida y a ellas por la inmensidad recibida.

    Para proseguir con mis estudios secundarios fui matriculado en el Colegio de La Salle, una antigua orden educacional francesa, en segundo ao, en 1949. Mis condiscpulos en su mayora eran de la pequea burguesa acomodada; tambin los haba hijos de terratenientes, burgueses y de la burocracia. Tuvimos el mismo tutor que nos forj hasta el cuarto ao, el hermano Fermn Luis, un vasco de ciertas ideas republicanas. En quinto, el hermano Justo, prefecto del colegio, nos ayud a rematar el ciclo. Como en toda aula, diversos

    grupos de afinidad se desenvolvan y contendan. Yo formaba parte del de los serios y estudiosos. Los castigos que recib fueron por no concurrir o llegar tarde a misa , pues era parte de nuestras obligaciones. De algunos de mis compaeros recuerdo la seriedad y dedicacin de Rodrguez, la habilidad matemtica de Daz Cano, el buen manejo del lenguaje y la amistad duradera de Bouroncle; tambin recuerdo a Cano Luque siempre fraternal y afectuoso. De otros, ,guardo grata memoria de nuestros comunes tiempos juveniles, si bien quizs no con tanta nitidez. Sin embargo, a ms de ser poco amiguero, mis continuos cambios de residencia, no slo antiguos, no han servido a que entablara amistades prolongadas y, as, no sepa hoy qu ha sido de ellos e igualmente de mis posteriores condiscpulos y amigos universitarios y profesionales.

    Por lo general, mi rendimiento ha sido siempre alto en todas las materias que he estudiado. En secundaria, historia y lenguaje fueron los cursos que ms me atrajeron no slo por su contenido sino debido a cmo se impartieron, especialmente de manera motivadora y vvida. Lamentablemente, para m, la situacin no fue igual con matemticas y ciencias. No debido a desinters o poca importancia de esas materias sino, pienso, por su reduccin a meras frmulas y memorismo, precisamente en conocimientos en los cuales la motivacin, las ideas centrales y los fundamentos son sustantivos. En cuarto y quinto aos, adems de Historia de la Repblica, encendidamente dictado, mi atencin fue concitada por Psicologa, Lgica, Economa poltica, Fsica y Geometra, comenzando a incentivarse mi inters por ellas. Destaquemos que la instruccin premilitar la tom siempre con seriedad e inters y no slo en secundaria, sino tambin en la universidad.

    He sido muy buen alumno; y, reitero, si las distinciones son indicio o prueba del rendimiento estudiantil, entonces refrendan lo que digo: fui primero o segundo y en los cuatro aos recib diplomas de excelencia. As, pues, mi traslado del Callao a Arequipa no retardaron ni dificultaron mis estudios; por el contrario, las condiciones nuevas

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    y mejores del hogar paterno y las del colegio en que prosegu fueron altamente beneficiosas en mi desarrollo; y si tuve un inicial choque de ambientacin, rpida y fcilmente lo super. Ms an, los necesarios problemas que toda situacin nueva presentan, mxime siendo tan diferente a las antes vividas, fueron ms acicate que traba, y nuevamente sirvieron de buena fragua para modelar al joven en que estaba transformndome.

    Considero que el Colegio de La Salle no influenci religiosamente en m; si bien vale sealar que mi poca o ninguna preocupacin por las prcticas religiosas no implicaron, en modo alguno, ojeriza, represalia o restriccin en mi contra. A ms de lo dicho, debo a ese centro bastante de mi formacin en esa maleable etapa de la vida; incluso, aparte de la importancia del buen uso de la lengua castellana que all aprend, tambin en sus aulas expres mis pininos organizativos cuando concurr en considerable medida a la fundacin y desarrollo de la Juventud Estudiantil Lasaliana.

    Claro est, no solo estudiaba los cursos escolares; como mis hermanos, considerable tiempo invert en lecturas de libros de todo tipo, especialmente obras clsicas y novelas que intensamente discutimos; as la insuperable Ilada, el imperecedero Don Quijote; biografas de S. Zweig y E. Ludwig; y uno que origin ardoroso debate, La hora veinticinco de Virgil Georghin, para no hacer larga la lista. Tambin, y ms importante, trabajaba con mi padre llevando libros de contabilidad; pues, si bien haba propinas stas no son nunca suficientes, y trabajar no solo da dinero sino forja en muy buena escuela. Asimismo, en mi poca de secundario estudi francs, un curso especial dictado en el colegio, e ingls en el Cultural Peruano-Britnico; similarmente ya en la universidad me aboqu al alemn, griego y latn como necesidad filosfica. Y en cuanto a diversin: iba al cine con regularidad; sola concurrir a fiestas y paseos de vez en cuando; y bastante a los distritos que rodean Arequipa, a peleas de toros y kermeses con msica y quioscos atendidos por finas damitas del lugar, como se propagandizaba atractivamente entonces.

    S, es cierto, quise ser militar, oficial del Ejrcito y especficamente de infantera. Tena y tengo, y creo hoy ms claramente an, una idea no solo del papel de toda fuerza armada como columna vertebral del Estado sino, y es insoslayable, de la funcin de los ejrcitos en el surgimiento, desarrollo y transformacin de todas las naciones; lo prueba la historia del mundo, del proletariado muy claro est, la del pas y la de nuestro propio Partido. Y esto que al trmino de la secundaria quiz slo intua, seguramente no compaginaba con los comienzos del Ochenio y la conciencia social por los de abajo que comenzaba a dar un nuevo salto en m. Por ello, pienso, no persist en ser militar y a ltima hora, sa es la verdad, decid ser abogado.

    Me prepar solo, y entiendo era lo usual en esos das. Ingres a la universidad del Gran Padre San Agustn de Arequipa, segn reza su nombre oficial, el ao 1953, el siguiente a terminar secundaria, a la Facultad de Letras (an no haba estudios generales), en ella deban cursarse dos aos previos a Derecho. Mi padre sufrag mis estudios universitarios en lo fundamental. Complement esos gastos y otras necesidades con mis ya aludidos trabajos de contabilidad, posteriormente los increment con ganancias por labores de amanuense y trmites judiciales; hasta que, terminados mis estudios de filosofa, comenc a trabajar como docente universitario, pudiendo as independizarme econmicamente.

    La Universidad era otro mundo: campos hasta ese tiempo inimaginados; las ideas bullan, los debates y discusiones eran pan cotidiano y la poltica lata en todas partes. Conferencias, charlas e interminables conversaciones sobre mil y un temas; cientos de jvenes, hombres y mujeres, parecan haber descubierto el arte de hablar y pensar y que al unsono hubieran roto un largo voto de silencio impuesto. Mas al fondo de este chisporroteo inicial, iban perfilndose los cursos que abran o acentuaban vocaciones e impriman hasta rumbos nuevos, y de mltiples formas contundentes removan caducas ideas ampliando las mentes.

  • 1918 Abimael Guzmn Reinoso/ Elena Yparraguirre Revoredo Memorias desde Nmesis

    Personalmente, en Letras dos cursos repercutieron en m: Introduccin a la filosofa y Concepcin fsica del mundo; as acced a un mundo de ideas nuevas y hasta desconcertantes y, por el segundo principalmente, a la filosofa y a la ciencia (a la fsica y la geometra en especial) que recin entonces descubr; y desde ah mi persistente inters y dedicacin a la filosofa de la ciencia, la lgica y la teora del conocimiento en general. Y en adelante filosofa y ciencia fueron el centro de mis estudios; ellas, en lo que compete a la teora, me llevaron al marxismo definiendo mi vida y rumbo desde la dcada del cincuenta. Del 55 al 57 estudi filosofa; ramos muy pocos alumnos, solo tres terminamos: dos compaeras, ambas estudiantes de Educacin, y yo, estudiante de Derecho. Por qu estudi Derecho? Simple y concretamente, para tener un instrumento profesional que sustentara mis necesidades y me diera independencia; el que despus decidiera estudiar filosofa no variaba la situacin, solo lo haca ms necesario. Que luego la Filosofa sirviera para ganarme la vida, no lo saba entonces ni lo imaginaba. Por lo dems, aparte de que teora y prctica no se excluyen en modo alguno, ms an siendo la filosofa la mdula misma de la ideologa que late en todas las acciones, a lo sumo me exigi ms trabajo pero el beneficio ha sido mayor.

    Qu profesores y condiscpulos recuerdo? En Letras y Filosofa a los doctores M.A. Rodrguez Rivas, A. Barreda Delgado, M. Mayorga Goyzueta y E. Azlgara Balln; en Derecho a los doctores Alfonso Montesinos Montesinos, Abdn Valdez y Humberto Nez Borja. Y de mis compaeros a D. Hernndez Berenquel, P. Urday Masas y R. Chirinos Lizares, con ellos fui integrante de un grupo de estudio hasta el final de nuestra formacin profesional; a quienes no he vuelto a ver, pero deseo hayan alcanzado lo que su esfuerzo mereca.

    Fui delegado estudiantil de la Facultad de Letras ante la Federacin Universitaria por un ao, en calidad de independiente; digamos al paso, nunca he sido militante ni he estado ligado en modo alguno a ningn partido que no sea el Partido Comunista del Per.

    Tambin fui delegado estudiantil de Filosofa ante la Facultad de Letras y me cupo actuar en la reforma de la misma.

    Mis dos tesis Acerca de la teora kantiana del espacio y El Estado democrtico-burgus las elabor en torno a los veintisis aos, ambas para optar el bachillerato en Filosofa y Derecho, respectivamente; cuando ya era militante. La primera apuntando a demostrar la insostenibilidad de la posicin idealista subjetiva de Kant sobre el espacio y, en contrario, reafirmar la posicin filosfica marxista del espacio (y tambin del tiempo, aunque de ste no trate la tesis) como manifestacin de la materia en eterno movimiento, a partir de la ciencia actual. La segunda, a demostrar la caducidad del Estado democrtico-burgus, y burgus en general, a partir de cmo su prctica comprueba la negacin de sus propios principios y cmo ha hundido al mundo en la ms grande explotacin y opresin, mientras simultneamente engendra a su sepulturero, el proletariado, clase que ha abierto una nueva etapa en la historia. As, ambas tesis plantean dos cuestiones fundamentales del marxismo.

    Mi militancia como miembro del Partido Comunista del Per sella este perodo de mi vida. Dos hechos polticos, sumados a los referidos, jalonan el desarrollo de mi conciencia social y principalmente de clase: el levantamiento de Arequipa en 1950 y su represin virulenta y las luchas polticas del ao 56, tambin en Arequipa, que trayendo abajo a Esparza Zaartu iniciaron el fin del Ochenio.

    Mis primeras lecturas marxistas fueron el Manifiesto y Un paso adelante, dos pasos atrs; el primero lo adquir, el segundo me fue prestado. A la muerte del gran camarada Stalin, 1953, ya lo admiraba ms como conductor de la URSS, y defenda las ideas marxistas. En este proceso, el ataque siniestro de Jruschov contra la dictadura del proletariado tomando como pretexto a Stalin, 1956, me encuentra combatiendo a aquel y defendiendo a este; era ya, en sntesis, un marxista definido. Comienza aqu mi bsqueda de la militancia comunista y la lucha por conseguirla; mas no pude lograrla

  • 2120 Abimael Guzmn Reinoso/ Elena Yparraguirre Revoredo Memorias desde Nmesis

    de inmediato. Supe despus que haba, por esos aos, una tendencia obrerista opuesta al ingreso de pequeo burgueses y, ms an, intelectuales al Partido. Solo tras largos meses logr la militancia, pero no puedo precisar bien la fecha; lo cierto es que milit en una clula de pocos miembros, una obrera entre ellos, dirigida por un intelectual. Por qu ingres al Partido? Concretamente: la lucha de clases que me forj y mi desenvolvimiento ideolgico me hicieron devenir marxista, y si uno es marxista verdadero necesariamente debe militar, ser miembro del Partido y no se detendr hasta conseguirlo; no cabe marxista fuera de filas. Por eso decid libre y voluntariamente ser comunista.

    Trabaj con denuedo en varios frentes, en el obrero y universitario primero; despus en organizacin, as llegu a conocer la estructura partidaria y su funcionamiento, y concurr a eventos importantes como una reunin regional con camaradas de Cuzco y Puno. Posteriormente actu en la preparacin del llamado Frente de Liberacin Nacional, pero estuve entre quienes se oponan a usar este nombre con fines electorales, pues sus perspectivas eran las elecciones de 1962; buena parte, si no la mayora, tom tal posicin en la lucha interna ms importante del momento sobre un fondo de lucha contra el revisionismo que, aos despus, terminara por arrojarlo del Partido en 1964. En esta agitada labor preparatoria fui a Tacna a impulsar el trabajo partidario; y en Lima particip en la conformacin nacional del FLN, all conoc a connotados dirigentes del Partido y personajes de la poltica peruana de la variopinta izquierda.

    Esta es mi inicial vida de comunista; aos de trabajo, aprendizaje y acumulacin de experiencia. En esa etapa influyeron en m Cuestiones del leninismo de Stalin; El imperialismo, fase superior del capitalismo, El Estado y la revolucin y Qu hacer de Lenin; y La nueva democracia del Presidente Mao Tsetung y Una sola chispa . entre otros folletos suyos que empezaron a llegar. Estos sobre un estudio de base: El capital de Marx y El antidhring de Engels. As, mi formacin se desarrollaba mientras

    vea en los hechos y comprend que el Partido no era entonces la palanca para transformar el mundo de la cual habla Lenin, y qued muy claro, en m, que era una necesidad construirla.

    Ingres al Partido Comunista del Per en tiempos difciles, despus de la restauracin del capitalismo en la Unin Sovitica; y fue bueno comenzar a militar en momentos de dificultades, pues, es real y cada vez est ms claro que, los comunistas somos madera para tiempos difciles y metas muy altas.

    Y termino esta etapa: llegu con inicios de juventud a la siempre querida Arequipa; y a fines del 61, y sin saberlo an, en comienzos de madurez estaba listo para partir. Tena veintisiete aos.

  • PRIMERA PARTE

    La reconstitucin del Partido Comunista del Per

  • 25Memorias desde Nmesis

    En sntesis, puedo decir que, desde inicios de los aos sesenta hasta la parte final de los setenta, mi vida se ha desarrollado en funcin de la lucha por el Partido Comunista, por su Reconstitucin, como la llamramos aos despus. La dcada del sesenta se centr principalmente en luchar por la ideologa del proletariado, por el marxismo-leninismo-pensamiento maotsetung, como se deca (y que nuestro Partido definiera como maosmo en 1981), y contra el revisionismo de Jruschov y sus secuaces en el Per como Del Prado y otros. En tanto que la dcada del setenta estuvo principalmente centrada en la lnea poltica general y la Reconstitucin del Partido y en luchar contra las lneas y posiciones no-proletarias que se oponan.

    Dentro de este marco partidario, obviamente encuadrado en los correspondientes de la poltica nacional centrada en la profundizacin del capitalismo burocrtico y del Gobierno Militar, especialmente de los aos setentas, y de la lucha de clases a nivel mundial marcada por la Gran Revolucin Cultural Proletaria y el auge del movimiento de liberacin nacional, se dan los hechos que siguen.

    Mis ltimos aos en Arequipa estuvieron abocados a terminar mis estudios de Derecho y trabajar en filosofa y docencia en la Universidad de San Agustn y a militar en el Partido. El ao 1959 termin Derecho, en el siguiente curs doctoral; la prctica profesional la cumpl con diferentes abogados, si mal no recuerdo en los estudios de los doctores Nez Sard, J. Fernndez Hernani y Julio Gmez

  • 2726 Abimael Guzmn Reinoso/ Elena Yparraguirre Revoredo Memorias desde Nmesis

    de la Torre. En Arequipa no ejerc la abogaca, pues opt el ttulo de abogado cuando ya resida en Ayacucho. No recuerdo bien si el doctor Miranda fue mi asesor en la tesis que present en Derecho; es probable que haya sido, l enseaba Derecho constitucional y, es evidente, el tema El Estado democrtico-burgus corresponde a esa especialidad. Adems, en todo caso, s s: era secretario de la Facultad. Pero debo dejar bien en claro que, ni en esta tesis ni en la de filosofa tuvo que ver algo el Partido.

    Creo haber sido un buen alumno tambin en la Facultad de Derecho y en ella mi atencin se orient a derecho romano y civil. De esos cursos recuerdo dos ancdotas: del primero, al trmino de la clase, la ltima de la tarde, salamos en grupo en torno al doctor Alfonso Montesinos, profesor del mismo, preguntndole incesantemente no solo sobre su materia sino sobre todo el Derecho, ramos alumnos de primer ao. Cuando un compaero hizo una pregunta acerca de la clase acabada de terminar, el doctor Montesinos con esa su penetrante mirada clavada en el preguntn qued mudo y tras implacables segundos orden: A la clase, todos!; y todos rpidos, callados y disciplinados hubimos de desandar cuatro cuadras hasta la misma aula para recibir nuevamente la leccin de comienzo a fin Era inconcebible que alguien no hubiera entendido lo tan claramente expuesto y, ms an, no poda pasarse as un punto sustantivo del derecho romano, sustento y base de toda la cultura jurdica! Y, en contraste, en el curso de Contratos y Obligaciones, tercer ao entonces: el profesor, y aqu baste el milagro, explicaba un intrincado y no muy claro artculo del Cdigo del 36; pero cuanto ms palabras abundaban en la nada convincente explicacin, acrecentando nuestra incomprensin y desconcierto, nuestro maestro nos ilumin con su solucin: Cranme, cmo no lo he de saber yo, si me lo dijo Pedro!, se refera a Pedro de Olivera ponente de este libro del Cdigo Civil. Posteriormente mi atencin se centr en Derecho Constitucional, de ah la tesis que sustent. Por otro lado, en esta Facultad recib mi despacho de subteniente de reserva por instruccin premilitar

    universitaria; y ligado a este hecho aflora un recuerdo: en cuarto de secundaria, en representacin de mi colegio, gan el segundo premio en un concurso sobre el Almirante Grau auspiciado por la IPM regional, el que le en Radio Landa de Arequipa.

    Sin embargo, fue en la Facultad de Letras donde fui centrando ms y ms mi esfuerzo, principalmente en filosofa. Aparte de los catedrticos que ya refer, de los doctores: Arenas Aranda slo recuerdo un intrincado curso de lenguaje; de Cceres Hornet que le hice una ctedra paralela a su curso de sociologa, desde la posicin marxista; de H. Ugarte Chamorro su exaltacin de la geografa, fluido ingls y buena conversacin; el doctor W. Garaicochea, que yo recuerde, no ha sido mi profesor. Del doctor Carlos Manchego, poeta e historiador, rememoro sus vvidas lecciones sobre la conquista de Mxico y la crnica de Bernal Daz del Castillo. Recuerdo asimismo que por entonces me toc resumir la crnica de Sarmiento de Gamboa. Mis estudios de filosofa terminaron en 1957, tena veintitrs aos. Poco tiempo despus comenc a ensear, el primer curso que dict fue Introduccin a la filosofa para alumnos de Ciencias Econmicas, y redact un curso que se mimeografi. En la universidad de San Agustn de Arequipa sum ms de dos aos de docente, en condicin de contratado por meses con los lapsos intermedios correspondientes. Y si bien ah inici la docencia universitaria que ella fuera mi fuente de ingresos an era incierta; y aparte de no haber sido devoto de la docencia, recin en Ayacucho devino mi ocupacin profesional solventadora de sustento y necesidades.

    Adems de mi formacin filosfica a la cual la Facultad de Letras coadyuv, de ella recuerdo otras cuestiones saltantes. All, muy joven an, form parte de la Sociedad Peruana de Filosofa, filial de Arequipa; y ligado a su actividad el desarrollo de importantes seminarios sobre Kant y Freud, as como estudios de idiomas. Asimismo, la realizacin de un Censo de Arequipa organizado y dirigido por el doctor M.A. Rodrguez Rivas con la colaboracin de profesores y alumnos de la Facultad principalmente, y financiado

  • 2928 Abimael Guzmn Reinoso/ Elena Yparraguirre Revoredo Memorias desde Nmesis

    por la Junta de Rehabilitacin. Me cupo participar y en l aprend mucho de la realidad de nuestro pueblo, sus necesidades, problemas y sufrimientos viva y directamente.

    Tambin rememoro el trabajo y lucha de profesores y alumnos por la reforma de la Facultad de Letras; la brega por cambiar el plan de estudios de los aos previos e introducir un verdadero Studium generale que diera base slida, cientfica y moderna para la formacin profesional posterior; y, principalmente, el empeo en crear escuelas como las de Psicologa y Sociologa, y otras futuras, que abrieran el campo profesional a los alumnos de Letras superando el academicismo tradicional de literatura, filosofa e historia, incluso estas trasnochadamente concebidas y languidecientes. Y si bien este justo, necesario y honroso movimiento pag caro su empeo, con la marginacin de quienes lo encabezaron, los doctores M.A. Rodrguez Rivas, A. Barreda Delgado y C. Tito Torres, se impuso y abri brecha. Me cupo, creo, haber sido uno de sus firmes apoyantes y si ello concurri a cortar mi docencia en San Agustn, vali ms servir a tan justa causa.

    Sin embargo, fue la militancia en el Partido la que poco a poco e insensiblemente absorbi mi actividad reduciendo los otros objetivos hasta subordinarlos totalmente. Cmo combinaba la docencia con la militancia poltica? Primeramente, jams el Partido ha intervenido para mi nombramiento en cargo docente alguno; en cada situacin present los documentos pertinentes adjuntando programas de cursos bien estructurados, slidos y de amplia visin, en modo alguno sectarios, aunque obviamente desde una posicin marxista. Por esos tiempos los concursos eran de mritos. Afirmo, pues, haber sido contratado o nombrado docente universitario por mis propios mritos y no por influencia alguna, ni partidaria ni extrapartidaria.

    Lo cierto es que, como casi siempre, desenvolva mltiple e intensa actividad; desde muy joven, adolescente, me he acostumbrado a ello. As, pues, como antes y despus, los quehaceres crecientes

    los resolv ordenando las obligaciones, intensificando el trabajo y extendiendo el tiempo contra el descanso y la distraccin. Quienes me conocen saben que es as, que tal es mi uso y costumbre, que cumplo largas jornadas de estudio y trabajo, el que haya de cumplirse por ser necesario. Para m estudiar tambin es trabajar y trabajar es transformar la realidad, y trabajar es luchar y luchar es la felicidad, como certeramente dijo Marx resaltando, adems, la cuestin es trabajar, trabajar y trabajar ms; a lo que aos despus el Presidente Mao aadiera: nuestra actividad exige un trabajo intenso pero ordenado y un espritu entusiasta pero sereno. En conclusin, los camaradas son testigos, soy buen ejemplo en alargar jornada e intensificar trabajo; mas no es atributo particular ni menos nico, es comn y usual en los comunistas de nuestro Partido reconstituido y dirigente de la guerra popular, virtud en todo caso aprendida de la clase y del pueblo; si no fuera as, no habramos hecho, conduciendo a las masas armadas, lo que ha quedado estampado indeleblemente en la rica y estremecida geografa de nuestra tierra y en la memoria colectiva de nuestro pueblo y ser historia imperecedera.

    Reitero, mi vida fue siendo ganada y absorbida por la actividad partidaria. Y no pens en ser periodista ni menos escribir un libro; mi colaboracin en la revista Hombre y mundo fue tangencial, si mal no recuerdo para ella escrib una resea sobre La fsica del siglo XX de P. Jordan, un breviario de Fondo de Cultura Econmica. Tampoco escrib nada para el peridico regional del Partido, pues tal no exista. En sntesis, lo nico que escrib a marchas forzadas, y en muy pocos das, fueron mis tesis.

    Y cmo era el Partido Comunista al que ingres? El Partido haba crecido como un globo en la poca de Bustamante y Rivero y el Apra, al influjo del gran prestigio de la URSS y sus grandes victorias en la II Guerra Mundial y la construccin del socialismo y, principalmente, por el desarrollo de la lucha de clases en el pas. Pero se expandi sin consolidacin mxime por falta de forja y unidad ideolgica marxista, pues el Partido estaba infestado de browderismo; y bajo Odra, en

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    el Ochenio, se desinfl, ms an con la persecucin desenvuelta mediante la llamada Ley de emergencia nacional que atiborr prisiones, desterr y asesin a hijos del pueblo, revolucionarios y comunistas. Mas denodados camaradas, como siempre fue, es y ser, siguieron la brega; el Partido comenz a reagruparse bajo el segundo gobierno de Prado y apareci Unidad como vocero nacional; pero Jruschov mediante un golpe contrarrevolucionario haba destruido la dictadura del proletariado y restaurado el capitalismo en la URSS. Sin embargo, la lucha entre marxismo y revisionismo an no se daba abiertamente entre partidos; eran tiempos de reuniones de partidos comunistas y obreros y de las Declaraciones de Mosc de 1957 y 1961, donde an se hablaba de campo socialista enfrentado al bloque imperialista, de la contradiccin entre socialismo y capitalismo como la principal y del desarrollo de la construccin del socialismo y el avance de la revolucin. Tiempos tambin del triunfo de la revolucin cubana que repercuti fuertemente en toda Amrica Latina atizando, particularmente en el Per, la lucha ideolgica sobre las entonces llamadas dos vas, la pacfica y la violenta.

    El Partido, de lo que en la organizacin arequipea viv y vi en Lima (ciudad en la que no resid, ni milit) por esos aos, y supe del sur y la documentacin partidaria de la segunda mitad de los aos cincuenta e inicios de los sesentas, no desarrollaba la forja ideolgica y poltica de la militancia, ni individual ni colectivamente; esta era ya una grave falla en la formacin de la militancia, en modo alguno compensada por la prctica poltica. La cuestin de la lnea poltica general y todo el trabajo partidario se aviv e impuls en torno a las elecciones del 56 y 62 con la misma y oportunista mira: las curules parlamentarias. Dos lecciones vivas aunque negativas, entre otras, aprend entonces y han sido para m eficaces vacunas de antielectorerismo: el grotesco espectculo del Frente de Liberacin Nacional reunido en Lima (no recuerdo bien si en el verano de 1961 62), tras cuyo teln los cabildeos eran por apoyar a Odra o Belande; y fracasados esos intentos hubieron de conformarse con levantar las candidaturas del general Pando y el

    sacerdote Bolo, a quienes demaggicamente se apelaba el general del pueblo y el capelln de la revolucin. Y, de otro lado, los ajetreos por las listas parlamentarias, la agotadora y mendicante bsqueda de personalidades que las encabezaran y la rebatia por hacerse de un buen lugar en las mismas y arribar al parlamento y la soada curul. As, qu lnea poltica proletaria poda haber; solo un grosero y sanchopancesco revisionismo se estaba desenvolviendo sobre los raigones del browderismo derivado de la II guerra.

    La estructura partidaria se sustentaba en clulas amodorradas, de letanas y buenas intenciones sin rumbo revolucionario de clase ni planes concretos de accin; reuniones, casi mecnico ritual de conversaciones y encargos de cosas a hacer; en pocas palabras, clulas de adherentes no de militantes. La clandestinidad era a lo sumo ocultismo, preservacin propia y hasta teatralidad. No hablemos ya de una poltica de cuadros ni dirigentes dedicados totalmente al Partido, ni de eventos partidarios bien organizados. Asist a un importante evento regional con concurrencia de invitados especiales de Cuzco y Puno; pero a mi juicio, quiz repleto de expectativas, la reunin no pas de grandes discursos, declamaciones y esperanzas sin planes bien concebidos que concretaran la construccin de la palanca transformadora de Lenin y, obviamente, menos un anlisis de la lucha de clases en la regin ni aplicacin de una lnea poltica general porque tal, repito, no exista. En este evento fui nombrado miembro de la comisin de organizacin regional. El trabajo de masas era simple sindicalerismo; trabajo obrero reducido al pliego y la lucha derivada del mismo, y el Partido a la cola; y lo que es ms, la decisin, muchas veces, en manos de abogados amigos del partido que en modo alguno tenan en cuenta lo que este acordaba, actuando a su leal saber y entender con la bendicin del Partido al cual ocasional y oportunamente echaban incienso y enviaban clidos saludos a los dirigentes, sus hermanos de lucha segn decan. Y, para colmar, rencillas, disputas, enconos y rivalidades en sustitucin de la lucha de dos lneas, y obvias contiendas de poder personal y trabajo propio en

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    lugar de promocin y seleccin de los mejores para forjar cuadros y dirigentes. Qu pensaban de m los dirigentes? A ciencia cierta no lo s; quiz que todo lo analizaba, pensaba y saba demasiado y casi nada me pareca bien; probablemente, que quera cambiarlo todo sin saber claramente qu ni cmo concretarlo. Quiz as pensaran pero, repito, ciertamente no lo s ni nunca me preocup averiguarlo.

    Sin embargo, este aprendizaje fue de gran importancia. Al trmino de mi inicial experiencia partidaria tres cosas eran sumamente claras y trascendentes: partido, masas y revolucin; y para m partido era marxismo y estado mayor, masas era las masas hacen la historia y masas organizadas, y revolucin era violencia revolucionaria y socialismo. Tres cosas aprend, pues, en mi militancia arequipea y son, a toda luz, hitos en mi vida de comunista, de soldado del proletariado. Y, como ya dijera, estaba listo para partir.

    A Ayacucho, 1962 y de ah a Pekn, 1965 A comienzos de abril de 1962, en noche de intensa lluvia,

    llegu a mi nueva ciudad de residencia: Ayacucho. Una vez ms, pero tras largos aos, llegaba donde no conoca a nadie con excepcin del doctor Armando Barreda Delgado, mi profesor de filosofa en Arequipa, con l haba enviado mis documentos para postular a una ctedra de filosofa y psicologa en la Universidad Nacional San Cristbal de Huamanga, reabierta haca poco y cuyo lema era Primum vivere deinde philosophare (esto es, Vive primero filosofa despus o, ms estrictamente, Primero vivir, despus filosofar), y smbolo suyo tambin el waman, el halcn, tpico rapaz de la regin huamanguina, tierra pobre y de atribuladas gentes como precisan antiguos documentos. La pregunta es por qu; la respuesta: mi participacin en la reforma de Letras, ya lo anot, triunf; pero todo tiene costo, fui parte del mismo y, como otros, qued al margen. Obviamente mi contrato termin y no haba perspectiva real de renovarlo; parece que ya era peligroso o, quiz para algunos, de

    calidad pero peligroso. Y el Partido?, nuevamente tras sueos electorales; mientras camaradas que despuntaban eran ganados por los puestos, el ejercicio profesional y las posibilidades de ascenso social, olvidando el Partido. Era, pues, necesario partir; es real, hay momentos en que se siente estar dems y los otros, aunque no lo digan, hacen sentir que les estorbas y echas sombras, por eso: una nueva realidad y mejor siendo serrana, ganarse la vida, dejar que el tiempo transcurriera y proseguir en el empeo: marxismo, partido, revolucin. Recib la comunicacin: nombrado profesor a dedicacin exclusiva a prueba por un ao; hice maletas, una y march. El Partido no tuvo que ver en esto, salvo extenderme credencial: El camarada lvaro es ; mi nombre de batalla entonces.

    La Universidad tena poco ms de quinientos alumnos. Funcionaba en dos antiguas casonas refaccionadas, ubicadas en plena plaza de armas; pero para todos, ayacuchanos o no, el hermoso Parque Sucre de lmpida y pura luminosidad matinal como atardeceres y crepsculos apagando suavemente coloridos inolvidables, en cuyo centro ecuestre se yergue Sucre. El local Castilla y Zamora, junto a la catedral, con su paraninfo, patio cuadrado e higuera antigua, acogedor cafetn de animadas conversaciones y las aulas del Ciclo Bsico y Servicio Social. Y en la manzana contigua, en ngulo, el local Ladrn de Guevara con las instalaciones administrativas encuadrando el soleado patio y su pileta asentada sobre tradicionales monos de piedra, y al fondo los laboratorios de Biologa. Y, bajando por el jirn Callao, el local nuevo, Inca Garcilaso de la Vega, con su imprenta, biblioteca, gran saln de actos y a veces teatro, y sobre l la ms tarde Facultad de Educacin y, al fondo, tiempo despus, la Facultad de Ingeniera. Estos eran, entonces, los tres centros de la vida acadmica y administrativa dirigidos desde la Rectora ubicada en la segunda cuadra de 28 de julio, el principal jirn ayacuchano que lleva al Arco de San Francisco y el Mercado Central de la ciudad; direccin ejercida por el doctor Fernando Romero Pintado, ex capitn de navo y educador quien puso en marcha la Universidad y le dio su rumbo

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    inicial. Ms all, al lado opuesto, comenzando los trminos citadinos, a cuadras del Parque Sucre, yendo por el jirn Asamblea, en la Pampa de El Arco, la residencia y comedor universitario estudiantiles, en terrenos propios que con el tiempo seran urbanizados.

    A esa UNSCH, Universidad Nacional San Cristbal de Huamanga, con ms o menos medio millar de estudiantes venidos de la regin de Ayacucho, Apurmac y Huancavelica, (una de las ms pobres del pas cun profundamente unida a nuestra historia), principalmente del primero aunque tambin de otros lugares, Ica y Lima en especial. A esa UNSCH de decenas de profesores procedentes de las grandes ciudades del pas para ensear a hijos de las pequeas ciudades y pueblos de la regin, casi todos a dedicacin exclusiva, y decenas de personal administrativo, me incorpor una maana de abril del 62, en una de esas maanas incomparablemente luminosas y serenas de Ayacucho. Me present al doctor Alvaro Villavicencio Whittenburg a cuyas rdenes trabaj en Educcin, este me present al doctor Luis Lumbreras Salcedo quien diriga Ciencias Sociales; con ellos desarroll buena amistad en esa primera estada en la UNSCH como profesor hasta febrero de 1965. Y ambos, luego, me llevaron ante el doctor Efran Morote Best a la sazn Director de Letras, de cuyo despacho dependa nuestra actividad universitaria. Al doctor Morote Best lo conoc, meses antes, en Arequipa cuando lleg a promover la presentacin de jvenes profesores a los concursos de plazas de la universidad huamanguina; con l tuve ocasin de trabajar y conversar muchas veces, ms an cuando devine miembro del Consejo Universitario, mas nunca de trabajar partidariamente con l. Y bien valer recordar: mi primera tarea oficial fue, con otro profesor, representar a la Universidad en las celebraciones de Semana Santa, quiz en reconocimiento a mi devocin; y pude espectar la Resea, viejo ritual que, entiendo, ya solo se celebra en pocos lugares como en Sevilla.

    As, como profesor de filosofa y psicologa, adscrito al Instituto de Educacin, inici la labor enseando filosofa, principalmente

    historia de la filosofa a los alumnos de esa especialidad; psicologa general, como curso comn para Educacin, y cursos de psicologa en Servicio Social; adems algunas clases en Ciclo Bsico, previo a los estudios profesionales. La primera leccin que dict fue sobre filosofa moderna; esta clase, aparte de ser mi estreno en la UNSCH, tena la peculiaridad de impartirse a alumnos que, hasta el ao anterior, lo haban sido del doctor Csar Guardia Mayorga; as, pues, entiendo que los alumnos pensaron hacer de ella un examen del recin llegado, pero super la prueba. Obviamente bien que me prepar; el tema era uno de los que mejor conoca y entonces, algo an hoy, mi buena memoria permita recordar prrafos fundamentales de obras de grandes filsofos, tanto como amplia bibliografa, en fin citas con nmero de pgina inclusive. Recuerdo, desenvolv un panorama de la filosofa desde sus inicios para ubicar la moderna y explicar el contenido y cmo desarrollaramos el curso. El bombardeo de preguntas lo enfrent, pero agregando en algunas que sera necesario profundizar o analizar ms el punto. La clase se extendi ms de lo debido; lo que comenz como clase termin en conversacin filosfica y me aprobaron. Desde ah tuve, creo, fama de buen profesor, expositor claro, de slida formacin y sagaz analizador y resolvedor de problemas, presto a responder cualquier pregunta dentro o fuera de clases y promotor de la filosofa y su importancia.

    Claro est, todo enfocado desde la filosofa marxista aunque no sectariamente, pues siempre me esforc en desarrollar un amplio panorama de lo que enseara, desde las dos escuelas enfrentadas: materialismo e idealismo, cuya contradiccin, pienso cada vez ms y comprendo mejor, dinamiza el desarrollo de la filosofa. En conclusin, con empeo y esfuerzo gan autoridad como profesor; y resalto, esa primera promocin de maestros de la especialidad de filosofa y psicologa que coadyuv a formar, entre los cuales haba personas de ms edad que yo y tambin un sacerdote, a ms de varias jvenes, gratific mi dedicacin con su muy alta asimilacin de lo enseado. Hoy, este resultado sigue siendo un grato recuerdo de ese

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    ayer de mis pininos ayacuchanos. En cuanto a Elizabeth Crdenas Hidalgo no s quin sea; Vctor Quintanilla? Tuve un alumno de filosofa de tal apellido, no s si sea l. Y sobre los Kawata Makabe y Osmn Morote Barrionuevo no han sido mis alumnos ni han sido militantes mientras estuve en Ayacucho hasta el ao 1965.

    Cunto ganaba? Seis mil soles; era, para m, un buen sueldo. Como referencia, para mejor comprensin, por pensin pagaba quinientos soles: desayuno, almuerzo y comida, en el mejor restaurante de esos aos; claro est la comida solo se serva hasta las ocho de la noche y para ir al cine haba que comer antes, o ir al nico lugar donde se poda hacerlo despus: La Colmena y servirse un churrasco con papas y huevo frito, ms pan, t o caf por diez soles, nico plato que preparaban a esa hora. Viva en el jirn Bellido, un cuarto amoblado que alquil a la seora quien entonces era duea del Cine Cceres, uno de los dos que haba en Ayacucho en aquellos tiempos. Posteriormente viv en el jirn Asamblea. Se desprende que ahorr y fue necesario y sobre todo til.

    Adems, fuera de la docencia universitaria, y dentro de la dedicin exclusiva, buena parte de mi actividad universitaria estuvo abocada primeramente a la elaboracin del Estatuto de la UNSCH y despus a cumplir como delegado ante el Consejo Universitario. La Universidad fue creada por ley especial con status propio; el ao 62 debi encuadrarse en la ley universitaria general y para ello fue necesario aprobar un estatuto. Se form una comisin de profesores delegados, electos por los programas de formacin profesional; a ella fui adscrito como uno de los asesores legales. El trabajo fue arduo, nos reunamos todas las noches a partir de las ocho hasta pasadas las doce o una, y el da siguiente a las siete de la maana a dictar clases; mas el resultado bien vali el empeo, se estructur un estatuto bastante bueno dentro de los alcances de la ley universitaria dada en el segundo gobierno de Prado. Y habiendo concluido el mandato legal del rector Romero Pintado, sancionado el Estatuto, y segn lo establecido en sus normas, se eligi en Asamblea Universitaria, de

    profesores y alumnos, como nuevo rector al doctor Efran Morote Best. Y com es fcil imaginar la eleccin fue en medio de candente lucha poltica que repercuti en toda la ciudad, pues la UNSCH estaba ntimamente ligada a la colectividad. Tambin se conform el Consejo Universitario, integrndome a l como delegado de Ciencias Sociales, siendo decano el doctor Luis Lumbreras Salcedo; funcin que cumpl hasta febrero de 1965. En ese Consejo me desempe asimismo como miembro de la Comisin Legal de la Universidad; mi condicin de profesor a dedicacin exclusiva no permita que ejerciera la abogaca fuera del claustro, de esa manera fueron tiles mis estudios de Derecho. Me gradu de abogado en Arequipa y registr mi ttulo en el Colegio de Abogados de Ayacucho. Y, quiero destacar, la abogaca no solo coadyuv a mi preparacin sino ha sido, en todo momento y muy especialmente en la accin poltica, un importante instrumento de trabajo; as que si dedicacin y esfuerzo demand mayor fue el fruto que me dio.

    Cmo reorganizamos el Partido. Ayacucho y la regin tienen antigua y rica historia entraablemente unida a esta patria nuestra, y gran tradicin de lucha popular principalmente campesina, la de los heroicos Basilio Auqui, Mara Parado de Bellido y Ventura Ccalamaqui. Centro del imperio Wari; parte de la estratgica provincia de Vilcashuamn en el Incanato; la Huamanga minera y opulenta de la Colonia, ciudad importante en el camino de Lima a Buenos Aires; teatro final de las luchas emancipadoras, cuyas tierras recorrieron frente a frente realistas y patriotas hasta que en La Quinua quedaran quebrantados trescientos aos de opresin espaola sobre firme suelo americano. Sin embargo, no siendo ni siquiera tocada la feudalidad y pasando solo del dominio de Espaa al de Inglaterra, y el poder de chapetones a criollos. Como en todo el pas, en la regin ayacuchana en especial el pueblo, y el campesinado principalmente, sigui hundindose bajo la explotacin y opresin; y la persistente rebelda de sus hijos sofocada en sangre por el poder estatal de Lima, la capital distante, cuya voz casi siempre llegaba respaldando

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    gamonales, exigiendo impuestos y respondiendo con balas y prisiones. Hasta la dcada del cincuenta del siglo XX, con ondulantes altibajos, sigui reptando la larga, lenta y pesada evolucin de la caducidad del feudalismo; mas al iniciarse los sesentas la lucha campesina estremeci la regin enardeciendo y levantando a las masas de la heroica Cangallo incendiada por Carratal: Pomacocha y Qaqamarca, el campesinado pobre arrojando a los gamonales recuper sus tierras.

    Ayacucho, la opulenta de otrora y por ms de cientocincuenta aos languideciente, reclinada en el cerro de La Picota y ligada al de Acuchimay, comenzaba a reactivarse a inicios de la dcada del sesenta. Ayacucho era entonces una pequea ciudad comercial y administrativa de unos cuarenta mil habitantes; con muy pobre y pequea agricultura de riego en los ros Huatatas y Chaqo, de pocas tierras, y de secano ms pequea y pobre an en las quebradas y alturas circunvecinas. Con una artesana tradicional y afamada: textil, cermica, filigrana, piedra de Huamanga, retablos, mas obviamente de baja produccin y rendimiento. El comercio daba tnica a la economa, mientras la administracin y algunas obras inyectaban medios, y la actividad bancaria acicateaba el impulso. En ese Ayacucho la Universidad de Huamanga haba significado tonificante apoyo a su economa y, ms an, dando acceso a la educacin profesional de centenares de jvenes de la ciudad y el campo de la regin, estableci relaciones econmicas y sociales fundamentales con el proceso regional y principalmente con el pueblo. En Ayacucho mismo haba pocos obreros, los de caminos y construccin civil; un buen nmero de empleados, en especial estatales; intelectuales, entre ellos un magisterio considerable y diversos profesionales; siendo el grueso del pueblo los artesanos, comerciantes y campesinos moradores de barriadas. Claro est, tambin haba terratenientes, pero pocos grandes; a ms que los ingresos, por lo general bajo de la mayora de estos, pregonaba a los cuatro vientos su total caducidad; pinsese, muchos de ellos se desenvolvan como empleados y maestros en particular. Obviamente haba pocos comerciantes grandes. En

    sntesis, una sociedad de pesado lastre feudal en la cual el capitalismo burocrtico comenzaba a penetrar.

    Todo lo cual se expresaba en su fragilidad institucional, antigua pero carcomida; y en la debilidad de las organizaciones, considrese, una de las amplias y reputadas era la de artesanos 9 de diciembre, no hablemos, pues, de sindicatos desarrollados, aun el magisterio, despus tan pugnaz, se debata en sus asociaciones anteriores al surgimiento del SUTEP. Y los partidos polticos: el Apra, poca militancia, escasos jvenes, en su mayora apristas de tradicin y viviendo de las glorias de los levantamientos de los aos treintas que, como en otros puntos del pas, se dieron en Ayacucho y Huancavelica. Accin Popular agrupaba a los supuestos nuevos polticos quienes vistindose de tales buscaban cabalgar sobre el pueblo y utilizar a la izquierda y a los comunistas de corazn y, obviamente, traficando con los sueos electorales del Partido. De ambos, fue Accin Popular el que gan las elecciones del 62 y 63. Y, como no poda ser de otro modo, haba trotskistas y, como siempre, bastaban los dedos de las manos para contarlos y repartidos en sus mltiples y constantes divisiones. Lo que claro no es atributo nico de ellos, es tambin, lo demostr el tiempo, de la llamada izquierda que si bien no crece en nmero, no digamos calidad, crece siempre en grupos y membretes.

    Y, sobre todo esto, evidentemente, un ambiente ideolgico y cultural feudal dominado centenariamente por la Iglesia, cuyo poder defenda con uas y dientes. Muestra es la furibunda campaa que contra el comunismo y los comunistas desat en 1962 un salesiano llamando a sacarlos en burro, a travs de la Radio San Cristbal propiedad del obispado. Naturalmente tal apelacin reciban todos y quienes iban contra la feudalidad, el atraso y la supersticin, principalmente contra los universitarios, docentes o alumnos que, quieras que no, tenan que chocar con esas rmoras y establos por limpiar, e indirectamente con el poder eclesistico que estaba detrs. Ideas que burda, condensada y claramente se expresaban en las palabras de la beata cuya tienda estaba frente a la Rectora, en el jirn

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    28 de julio: Con los forneos, los automviles y la Universidad lleg el mal a Ayacucho. Esa negra campaa, simple y concretamente, solo expresaba los intereses de clase y el pensamiento de la reaccin regional; pero no nicamente de ella, pues, como aos despus se vio, los residentes ayacuchanos de esa clase en Lima y sus conexiones capitalinas se movan tras bambalinas, saliendo posteriormente a la palestra y la accin desembozada y directa. Y no olvidemos, finalmente, el poder local y principalmente el poder estatal, con su burocracia y fuerzas represivas, incluidas crceles y justicia, siempre omnipresentes: observando, controlando, restringiendo, golpeando y aplastando cuando lo cree necesario en defensa de sus intereses.

    En esa coyuntura de los iniciales aos sesentas, la UNSCH actuando sobre una relacin peculiar y, digamos, nica con la sociedad regional en nuestro pas, y en una coyuntura especfica, comenz a cumplir un papel importante en la lucha de clases en funcin de la transformacin social, particularmente de la regin ayacuchana. Pinsese, por ltimo, que lo analizado sobre Ayacucho, en trminos generales, era similar en Huancavelica y Apurmac, en esos tiempos; y lo principal, que estos tres departamentos se sustentaban sobre un campesinado pobre aplastado por la feudalidad, pero rico en heroica historia de lucha, cuya situacin, si bien algo ha cambiado, en esencia, sigue siendo la misma.

    En el Ayacucho y la regin de esa poca, con camaradas, revolucionarios y masas, principalmente campesinas, nos cupo actuar. En uno de mis primeros domingos ayacuchanos, paseando por el Parque Sucre encontr a un camarada a quien conoc en la reunin del Frente de Liberacin Nacional en Lima; conversamos y solicit mi incorporacin. A los pocos das, como quedramos, me reun con el comit de direccin, entonces Ayacucho era un zonal; present mi credencial: militante del Comit Regional de Arequipa y miembro de la Comisin regional de organizacin, con las especificaciones y recomendaciones pertinentes. Fui incorporado. La reunin fue fructfera; analizada la situacin internacional y nacional, como era

    usual, fui informado de cmo se encontraba el Comit y su trabajo. No haba clulas, por tanto no exista la estructura partidaria bsica; se reunan en asambleas amplias, de vez en cuando, especialmente cuando alguien vena de fuera, por lo general de Huanta y pueblos cercanos; la reunin se reduca a una exposicin, ms exactamente un discurso, seguido de otros, todos llenos de esperanzas, buenas intenciones y saludos a los xitos del socialismo en la URSS, el Sputnik, Yuri Gagarin puesto en rbita, y alborozados sentimientos sobre el veloz acercamiento cada da mayor al comunismo, as como cierta admiracin por Jruschov. A lo que se aada las limitaciones y el poco avance del partido local sin dejar de comprometerse, obviamente y una vez ms, a superar errores y trabajar firmemente por desarrollar el Partido para hacer un gran Partido Comunista que honrara al Amauta. Y, hasta la prxima ocasin. La Juventud Comunista organizada tampoco exista y sus reuniones, ms seguidas y tumultuosas, lo eran por necesidades de la lucha estudiantil y porque indiferenciadamente se reunan con feristas, todos comunistas; a ellas acudan camaradas del Partido para orientarlas. As se desenvolva la militancia comunista Haban solicitado, me informaron, asesora de intelectuales reconocidamente comunistas y de experiencia, pero hicieron odos sordos a sus peticiones; y de Lima, pese a reiteradas solicitudes, seguan esperando la ayuda ofrecida. En sntesis, una direccin formal y espordica sin clula alguna; no exista, pues, Partido organizado sino solo camaradas dispersos, si cabe el trmino. Esa era la realidad.

    Incorporado a la direccin zonal asum organizacin. Elaboramos un plan de trabajo con cronograma; y dividimos la ciudad en zonas para que, en prxima reunin, se presentaran listas de los considerados comunistas a fin de que el Comit evaluara a cada uno individualmente y determinar si merecan o no la militancia para proceder a organizar las clulas. As, en corto tiempo relativamente, se organizaron las clulas, normndose su composicin y programando sus reuniones y modo de desenvolverlas. Sobre esta base se planific

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    y cumpli una sistemtica campaa de formacin ideolgico-poltica, pues la cuestin no era, ni es, la incorporacin orgnica sino principalmente la ideolgica, como bien sabe todo comunista. De esta manera el Comit Zonal de Ayacucho comenz a marchar y la direccin a reunirse regularmente; mas la tarea recin empezaba y todo estaba por hacer. Pero toda casa comienza por los cimientos y as se inici.

    Poco despus, y casi paralelamente, empez similar trabajo con la Juventud acentundose ms e intensificndose la formacin ideolgica y poltica; a partir de una comisin de la cual se me encarg. El resultado fue bueno: la Juventud Comunista de Ayacucho qued organizada en considerable nmero de crculos, con su correspondiente direccin. De esta manera la correa de transmisin comenz a marchar con tareas especficas, trabajo planificado y cronogramada. Su desarrollo, naturalmente, fue ms rpido; el terreno era frtil y el contingente creciente, y las perspectivas abiertas de trascendencia para el Partido. Y en ella iniciaron su forja muchos que devinieron valiosos camaradas en su posterior militancia partidaria. Rememorar esa heroica brega de entrega total y desinters absoluto de esos jvenes, hombres y mujeres, muchos de los cuales han dado su vida por el Partido y la revolucin en la guerra popular, es uno de los ms luminosos recuerdos que siempre guardar.

    Por junio, ms o menos, lleg un enviado de la direccin nacional, vena a promover el IV Congreso. Para entonces andbamos en la preparacin de un Congreso Regional de Ayacucho. El Comit con asistencia del enviado acord que ste pasara a Andahuaylas a cumplir tareas para el IV, comprometindonos a realizar el Congreso Regional previamente al evento nacional. As, en julio del 62, si la memoria me es fiel, qued orgnicamente constituido en Congreso el Comit Regional de Ayacucho; fue el justo remate de una labor tesonera de todos los camaradas, principalmente de los dirigentes del Comit. Comenzaba a aflorar la fibra comunista. No me correspondi ser secretario del Comit sino encabezar organizacin; la secretara la

    asum meses despus, en el segundo semestre del mismo ao. Sobre el IV Congreso del Partido. Claro y es muy comprensible,

    la celebracin de un congreso tras catorce aos es de importancia para un Partido, mxime si se considera lo acaecido desde 1948: el triunfo de la revolucin china y lo que implic como experiencia en cuanto cambi la correlacin de fuerzas en el mundo; la primera gran derrota del proletariado internacional en este siglo, la restauracin del capitalismo en la URSS y la celebracin del XX y XXI congresos del PCUS (Partido Comunista de la Unin Sovitica); y, principalmente, la lucha entre marxismo y revisionismo que ya se ventilaba pblicamente acaso en 1956, al da siguiente del ataque de Jruschov al camarada Stalin en el XX congreso, su informe secreto no fue difundido por la prensa mundial? En el pas termin el Ochenio y estaba concluyendo el segundo gobierno de Prado; y deba analizarse qu haba sucedido en el Partido durante todo ese tiempo; en el Partido problema de candente debate era la cuestin de las llamadas dos vas, lo que en esencia era la validez o no de la violencia revolucionaria.

    Pero en qu centraba entonces el Partido? En las elecciones. Esa fue mi experiencia en Arequipa y lo que vi en la reunin del Frente de Liberacin Nacional en Lima lo confirm. Y antes el centro fue enlodar a Stalin y alabar a Jruschov. Ms an cul era la situacin del Partido?: no era la palanca transformadora del mundo que Lenin demanda y nada se haca por construirla; esa era la verdad descarnada y el resto palabras que el viento se llevaba. De todo esto qu decan los documentos partidarios? nicamente silencio o seguimiento revisionista del bastn de mando de Jruschov y electorerismo.

    En Ayacucho la preocupacin del enviado de Lima para promover el evento fue, simple y concretamente, una: que concurriera un delegado del Comit Regional al IV Congreso; que, por lo dems, cumplimos con hacerlo. El Comit de Ayacucho, reitero, estaba reorganizndose y fue bueno y correcto que tal hiciera; y s, es cierto, lo hicimos al margen de los ajetreos del IV Congreso. Personalmente,

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    no esperaba nada de esa reunin, ni creo haber tenido expectativas en su realizacin. Pienso, hoy, con mayor distancia histrica, que tuvo razn el Comit de Ayacucho y que la documentacin aprobada en l le dio la razn plenamente. Basta resaltar: las Conclusiones y Resoluciones del IV Congreso en su vigsima-tercera, Sobre las vas de la revolucin peruana y nuestras tcticas de lucha, embrolla el problema y predica la llamada va pacfica oponindose a la violencia revolucionaria, y pretendiendo encubrirse hipcritamente dice: No debemos, pues, trazarnos de antemano determinadas vas y caminos cerrndonos el paso a las diversas posibilidades de la lucha de masas . Y en el mismo numeral, lneas adelante, quitndose el taparrabo sostiene: Consecuentemente, el Congreso considera que, es necesario intervenir desde ya en la cuestin electoral; comenzando por el envo de delegados a la comisin del Estatuto, defender nuestro derecho a estar representados en ella; luego nuestro derecho a intervenir en las elecciones como partido legal; enseguida luchar en su seno y fuera de la comisin contra las partes anti-comunistas y anti-democrticas del Proyecto de Estatuto. Y, finalmente, intervenir en el proceso, no para tomar ahora el poder popular por esa va, sino para avanzar hacia su conquista, la cual se har en la forma y el momento adecuado. (La subraya es nuestra).

    Y en la vigsima-novena, para que no haya duda sobre qu hacer, llama a la realizacin de las siguientes grandiosas tareas: c) Fortalecer el Frente de Liberacin Nacional y d) Propender, dentro y fuera del FLN a la unidad de las fuerzas populares en torno a objetivos comunes y propendiendo al mismo tiempo a la unidad con otras fuerzas en torno a objetivos inmediatos de carcter nacionalista y democrtico. Para rematar su posicin, resuelve: e) Acentuar la lucha por el pleno reconocimiento de la legalidad del Partido

    Ms claro, ni el agua! Y en qu momento? cuando estaba por reventar el ms grande movimiento campesino de este siglo. As, pues, si de algo sirvi el Congreso fue para, tomando sus Conclusiones y

    Resoluciones, combatir al revisionismo y expulsarlo del Partido; y sigue sirviendo a lo mismo, a ms de hacer ver su viejo y persistente electorerismo, y cunta putricin les ha generado desde entonces. Y huelgan ms palabras.

    Pasado el Congreso, en la segunda parte del 62, volvimos a la carga en nuestras tareas de construccin del Comit Regional apuntando a desenvolver el trabajo de masas, pues, bien sabido es, slo se construye en la lucha de clases de las masas y en la lucha de dos lneas en el Partido, forma especfica de la misma lucha de clases. Desde el 18 de julio, depuesto Prado, gobernaba la Junta Militar de Prez Godoy; se tomaron medidas para reforzar la clandestinidad y elevando la vigilancia seguimos trabajando.

    En el trabajo partidario se desarroll una intensificada forja ideolgica y poltica; cuestin central, la lucha contra el revisionismo y su mdula el problema de la violencia revolucionaria, bajo el ropaje de las llamadas dos vas. Similarmente se hizo en la juventud. De ah arranca la orientacin de estudiar, comentar y debatir, colectiva y orgnicamente, las obras de Marx, Engels, Lenin, Stalin y el Presidente Mao Tsetung. Imprimimos a mimegrafo el Manifiesto y su prrafo final fue el centro de nuestra atencin:

    Los comunistas consideran indigno ocultar sus ideas y propsitos. Proclaman abiertamente que sus objetivos solo pueden ser alcanzados derrocando por la violencia todo el orden social existente. Las clases dominantes pueden temblar ante una Revolucin Comunista. Los comunistas no tienen nada que perder en ella ms que sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo que ganar.

    Proletarios de todos los pases, unos!

    La lanza apunt al trabajo de masas: primero y principalmente al campesino, en segundo lugar al estudiantil, y al intelectual seguidamente. Desde entonces el trabajo campesino fue la base de la accin del Regional. Al campo fuimos todos los miembros del Partido y especial e intensamente la Juventud Comunista; la labor

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    deba cumplirse clandestinamente, reuniendo en secreto a los campesinos en quebradas como la de Wichqana, cerca de Ayacucho, o en chozas muy alejadas y bien ubicadas, al caer la tarde y hasta altas horas de la noche, pues la represin no se haca esperar y los gamonales estaban en ascuas, mientras el trajn policial se increment. Eran largas caminatas, las reuniones muy fructferas y, lo principal, nos abramos paso a las masas profundas cuya pobreza era y es un programa revolucionario, cual enseara Lenin.

    Asimismo el trabajo estudiantil se desarrollaba y el FER (Frente Estudiantil Revolucionario), reorganizado, fue valioso instrumento en la accin de la Juventud Comunista y, mediante ella, del Partido. Obviamente controlbamos la Federacin Universitaria. Pero la actividad no se redujo solo a la Universidad, tambin avanzamos entre los estudiantes secundarios adoctrinando y organizndolos, ampliando as las perspectivas y sembrando futuro. Igualmente fue de importancia y sent buenas bases trabajar con intelectuales, sobre todo profesores universitarios y maestros en general. Y una vez ms, incluso entre comunistas y revolucionarios, vivimos una de las peculiaridades del intelectual, la debatitis y argumentitis agudas; recordemos: solamos reunirnos en grupos, ms o menos amplios, para leer Pekn Informa en ingls, an no haba versin en espaol, y contbamos con dos muy buenos traductores, ese no era el problema sino los: no dice as y s dice as y, se comprende, las itis en ebullicin y el tiempo perdindose en buena parte.

    Estas y otras cosas hicimos comunistas, revolucionarios y masas, en ese mi primer ao ayacuchano, 1962. Y fue fructfero y bueno, puso las bases de lo que vendra despus. Desde aqu y hoy, sopesando a distancia, veo con nitidez y agradecida reminiscencia a ese Ayacucho y su pueblo que en mi alma llevar hasta el fin, que dos cosas aprend ms e imborrablemente: una, la inexhausta capacidad de lucha del campesinado y su condicin de fuerza principal de la revolucin democrtica; la otra, la necesidad del Partido Comunista y cmo construirlo.

    Fui ratificado en la universidad, el camino estaba abierto y mucho por hacer; y, muy importante, haba encontrado con quienes bregar para hacerlo. El ao dio ms que el esfuerzo empeado y el futuro ofreca mucho ms an. Mi decisin fue simple, necesaria y hoy la veo y siento cada da ms correcta: me qued por aos en Ayacucho, una de las constantes devociones de mi corazn.

    A fines de ao viaj a Arequipa, como tambin lo hice en las vacaciones de julio; motivo: ver a mi familia y resolver algunos problemas, entre ellos mi titulacin como abogado.

    El ao 1963 comenz con la redada de enero, la mayor habida hasta entonces; en una noche miles fueron apresados en todo el pas y concentrados en Lima. El resultado poltico concreto fue llevar al Partido Comunista a votar por Belande quien, apoyado por las Fuerzas Armadas, era el candidato que mejor garantizaba, como supuesta posicin nueva, el reimpulso del capitalismo burocrtico que las clases dominantes necesitaban. En Ayacucho detuvieron a varias personas, entre ellos a algunos camaradas.

    El desarrollo del trabajo del Comit Regional de Ayacucho merece especificar algunos puntos de la dcada del sesenta, con cargo a analizarla posteriormente. En cuanto al Estado Peruano esta dcada est signada por el denominado golpe institucional de las Fuerzas Armadas de julio del 62, la eleccin de Fernando Belande Terry y el golpe de Estado de 1968 encabezado por el general Juan Velasco Alvarado, de la llamada revolucin peruana. En el campo del pueblo cabe destacar tres hitos: uno, el movimiento campesino de julio 63 a febrero 64, el mayor y estremecedor de este siglo que puso en marcha a ms de medio milln de campesinos por la recuperacin de sus tierras usurpadas mediante invasiones, movimiento que inicindose en la regin central del Per fue reguero de plvora que corri hasta el Sur concentrndose en Cuzco; dos, las guerrillas de 1965 del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y el Ejrcito de Liberacin Nacional (ELN); tres, el ascenso de la situacin revolucionaria de los aos 67-68. En el Partido Comunista del Per

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    la expulsin del revisionismo en enero de 1964, la lucha contra los remanentes del revisionismo intensificada desde 1966, despus de la V Conferencia y el acuerdo de la Reconstitucin del Partido sancionado en la VI Conferencia Nacional, enero del 69. Dentro de este marco se dieron los hechos que reseamos.

    El Comit Regional desarroll un buen trabajo de propaganda y agitacin. Principalmente el de propaganda fue de gran trascendencia en cuanto sent sus bases marxista-leninistas y le abri camino a su futuro afincamiento en el pensamiento maotsetung (como se estableciera en la Gran Revolucin Cultural Proletaria); lo forj en la lucha contra el revisionismo y prepar para la IV Conferencia que expuls a Del Prado y sus secuaces; y, lo que es fundamental, dio slidas bases al trabajo y la perspectiva del Regional. La campaa de propaganda, de formacin ideolgica y poltica cumplida sistemticamente tanto en el Partido como en la Juventud Comunista regionales estuvo centrada en la lucha entre marxismo y revisionismo, su base fue la documentacin de la Polmica acerca de la lnea general del Movimiento Comunista Internacional , publicada por el Partido Comunista de China de junio de 1963 a noviembre del 64. Documentacin aplicada a la lucha que contra el revisionismo se libraba en el Partido; que promovi, adems, el estudio de obras de los clsicos del marxismo, de Lenin en especial y principalmente del Presidente Mao Tsetung buscando gua para el anlisis y solucin especfica de los mltiples problemas concretos que el trabajo partidario en crecimiento planteaba. As fuimos aprendiendo ms cada vez que la cuestin del marxismo es su aplicacin, pues en ltimo trmino solo la prctica, su aplicacin prctica permite asimilarlo.

    El primer documento que conseguimos de este material fue la Proposicin acerca de la lnea general del Movimiento Comunista Internacional del PCCh (14 de junio de 1963). Nos lo prest a mucho ruego Chvez Bedoya de Arequipa; este prstamo fue una invalorable ayuda pero, es verdad, le pagamos mal: nunca se lo devolvimos. Que el producto revolucionario derivado compurgue

    esta apropiacin ilcita. Los 25 puntos, la Carta china como tambin se denominaba a la Proposicin claramente nos plante el problema que atizaba la lucha entre marxismo y revisionismo en todo el Movimiento Comunista Internacional, en todos los partidos comunistas, a los militantes en todas partes y que, nosotros mismos, vivamos en nuestro pas. Su estudio y debate colectivo en cada clula partidaria y crculo juvenil nos armaba ideolgicamente; nos deca en su punto (1): es un problema de reconocer o no la verdad del marxismo-leninismo, reconocer o no la significacin universal del camino de la Revolucin de Octubre, reconocer o no la necesidad de que hagan la revolucin los pueblos que viven an bajo el sistema imperialista y capitalista y que constituyen dos tercios de la poblacin mundial, y reconocer o no la necesidad de que los pueblos que ya han emprendido el camino socialista y que constituyen un tercio de la poblacin mundial lleven su revolucin hasta el fin.

    Mientras analizando las contradicciones en el mundo contemporneo, especialmente entre naciones oprimidas e imperialismo nos forjaba en su punto (8): Las vastas zonas de Asia, frica y Amrica Latina constituyen los centros de la tempestad de la revolucin mundial, que en la actualidad asesta golpes directos al imperialismo La revolucin democrtico nacional en estas zonas es una importante parte integrante de la revolucin mundial proletaria de nuestros das. Y hacindonos tomar mayor conciencia de nuestra tarea comunista, en su numeral (9) enseaba: La historia ha encomendado a los partidos proletarios de estas zonas la gloriosa misin de mantener en alto la bandera de la lucha contra el imperialismo, contra el colonialismo viejo y nuevo, por la independencia nacional y por la democracia popular, colocarse en las primeras filas del movimiento revolucionario democrtico nacional y luchar por el porvenir socialista.

    En tanto que, con claras y slidas razones convocaba a combatir el revisionismo como peligro principal que, apartndose de las Declaraciones de 1957 y 1960 sancionadas en las Reuniones de

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    Partidos Comunistas y Obreros de Mosc, infestaba el Movimiento Comunista Internacional negando y oponindose a la revolucin con sus tres pacficas y dos todos: coexistencia pacfica, transicin pacfica y emulacin pacfica y Estado de todo el pueblo y Partido de todo el pueblo. A la vez que, en otros de sus numerales, nos adoctrinaba en forma magistral y certera sobre la continuacin de la lucha de clases en el socialismo; la necesidad de un largo perodo histrico para definir quin vencer a quin, si el socialismo o el capitalismo, en la lucha entre socialismo y capitalismo que se extender por un largo perodo histrico, como hoy est ms claro que nunca; la necesidad de la dictadura del proletariado en todo ese largo proceso, reafirmando comprobadamente lo establecido por Marx en Crtica al programa de Gotha; y sobre el internacionalismo proletario, pues la clase es una en el mundo.

    Pero de todo aquello en que la Proposicin y los 9 Comentarios, partes integrantes de la Polmica acerca de la lnea general del Movimiento Comunista Internacional, nos forj en esa memorable y decisiva campaa del Comit Regional de Ayacucho, dos cuestiones fundamentales enraizaron muy hondamente en la militancia: la necesidad de la violencia revolucionaria para conquistar el Poder y la necesidad del Partido. Sobre la primera dice el VIII Comentario, titulado La revolucin proletaria y el revisionismo de Jruschov: La tarea central y la forma superior de una revolucin es la toma del Poder por medio de las armas, es la solucin del problema por medio de la guerra. Este principio marxista-leninista de la revolucin tiene validez universal, tanto en China como en los dems pases. Por vez primera conocimos esta cita del Presidente Mao Tsetung y en la militancia qued profundamente grabada y para siempre. Sobre la segunda, el punto (24) de la Proposicin concluye indeleblemente: La ms importante experiencia del movimiento comunista internacional consiste en que el desarrollo y el triunfo de una revolucin dependen de la existencia de un partido revolucionario del proletariado.

    Y esa propaganda, esa educacin ideolgica y poltica en los principios, los grandes problemas de la poltica y la perspectiva de la revolucin y las metas no solo se cumpli en las filas de la militancia; se llev a las masas a travs de escuelas, conferencias y charlas no solo en Ayacucho sino en Huanta, San Miguel, Tambo, Vilcashuamn, Cangallo y no solo en las ciudades y pueblos sino en el campo. De ah se gestaron las que con el tiempo fueron escuelas populares; as es como la palabra oral devino instrumento importante, ms cuanto las masas son ms pobres y en especial campesinas. A la propaganda se sum la agitacin: a las pintas, pues desde entonces sabemos que las paredes son pizarras del pueblo, se agregaron los volantes y los mtines. Y a estos las iluminaciones: en Ayacucho encender hoces y martillos en el cerro La Picota devino necesidad del trabajo y prueba y reto contra la accin policial.

    As se iba templando el contingente, mas el crisol de esos tiempos eran el trabajo campesino, estudiantil y barrial, y obreros, aunque fueran pocos en la zona, y trabajadores en general, entre estos choferes. El frente campesino fue el principal, la semifeudalidad con sus terratenientes y gamonales, latifundios en decadencia, trabajo gratuito y prestaciones personales, entre estas pongaje en casa de los amos para todo servicio domstico. Y como contraparte, la inmensa masa de campesinado sin tierra o solo poseedores de unos surcos, fructificadora de la tierra a pura fuerza de brazos y sudor, rebelda constante y lucha inacabable con mendrugos como alimento por reconquistar sus tierras usurpadas y romper cadenas centenarias. A ese campesinado, frtil tierra esperando semilla, lleg el Partido, su militancia principalmente la juvenil (la parte ms dinmica y pugnaz de esos aos iniciales, 62 y 63) enarbolando La tierra para quien la trabaja, la alianza obrero-campesina, la necesidad de la revolucin armada, pues sin ella nada conseguira el pueblo, ayudndoles a organizarse ya que solo organizadas las masas expresan su fuerza, propagandizando cmo otros campesinos se organizaban en el pas y en especial cmo combatan los obreros, y no solo aqu sino all,

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    lejos, en el extranjero; cmo obreros y campesinos armados dirigidos por partidos comunistas haban conquistado el Poder y construan una nueva sociedad, un nuevo mundo para los pobres. Y a la palabra aleccionadora que propagandizaba se una la lectura y comentario de las noticias de la lucha de clases obrera y campesina en especial; y a los anteriores se agregaba la prueba grfica: fotos, caricaturas e ilustraciones de diarios y revistas.

    El trabajo campesino fue amplio e intenso, abarc toda la regin habiendo comenzado por el entorno de Ayacucho, la capital departamental. Establecido el contacto con los ms pobres y polticamente despiertos se desenvolvan reuniones reiteradas y programadas, primero en secreto, como ya dijramos, analizando colectivamente los problemas concretos del fundo o comunidad que sirvieran a organizar a las masas en funcin de la lucha por la tierra primero y principalmente y, obvio, tambin por otras reivindicaciones y demandas como escuelas, tan requeridas cuan esperadas, muestra de su necesidad de saber para valerse por s mismos. Los objetivos apuntaron a combatir las relaciones feudales de explotacin, en particular el pongaje y la recuperacin de tierras mediante invasiones. Estas ltimas fueron lo principal y comenzando por la provincia de Huamanga se extendieron a las provincias colindantes, y exigieron nuestros esfuerzos y luchas ms duros y tenaces obteniendo buenos y grandes resultados que fueron cimentando slidamente el trabajo futuro y enraizndonos profundamente con el campesinado pobre. Valga aqu una ancdota: Habamos preparado una invasin para ejecutarse en la madrugada de un da X; llegado el da y debiendo ya estar en marcha la invasin procedimos, como era usual, a volantear su xito al atardecer, mas por contratiempos en su ejecucin haba sido suspendida Se comprenden las consecuencias derivadas: citaciones policiales y enjuiciamiento penal. Bien, errores y gajes del oficio. Y as, con xitos y reveses, superando problemas, fuimos aprendiendo el trabajo campesino; y con justeza podemos decir que a hacerlo aprendimos hacindolo y a invadir tierras aprendimos invadindolas.

    Lo ms valioso: en la prctica comprendimos y vivimos el poder transformador del campesinado dirigido por el Partido.

    Un trabajo tambin importante de esos aos fue la publicacin de Bandera Roja, rgano de la Juventud Comunista de Ayacucho. Recordemos, para desarrollar la propaganda en cuanto a medios de impresin, el Comit adquiri, recolectando cuotas e ingresos propios, una mquina de escribir Facit y un mimegrafo Roneo; con lo cual dimos un salto: ya no depender de otros, apoyndonos en nuestras propias fuerzas como en todo. Asimismo se compraron materiales en Lima, estnciles, tinta, papel, etc., en funcin de proteger el trabajo; bien se sabe que la labor de prensa es una de las ms exigentes en cuanto a clandestinidad se refiere. Por qu fue rgano de la Juventud y no del Partido? Las condiciones concretas, entonces y en Ayacucho, lo demandaban; si bien el control poltico e ideolgico lo ejerca el Comit del Partido y, ms an, a l corresponda la elaboracin de su contenido. Su nombre se tom recordando a Rote Fahne del Partido Comunista de Alemania. De esta Bandera Roja aparecieron siete nmeros: cuatro en 1963 y tres el 64. Como lema tena Por la revolucin al socialismo y su formato era oficio, en papel peridico y pocas pginas, diecisis al comienzo. El primer nmero en su primera pgina, aparte del lema en el lado superior derecho, abarcando casi toda la superficie, llevaba el contorno de una bandera con asta y dentro de ella el nombre Bandera Roja; al pie Ao I, Nmero 1, Ayacucho 1963. Su artculo central fue sobre Las clases sociales y su tiraje 200 ejemplares. El contenido desde el nmero uno fue adems de una editorial, un artculo central y otros sobre cuestin internacional, poltica nacional, problemas del trabajo regional, conmemoraciones, algunas notas, una pgina con un dibujo alusivo, como puede verse en la pgina 216 del tomo I de Documentos partidarios bsicos de la Faccin, y en la pgina final un poema. Posteriormente el tiraje de Bandera Roja aument y su primera pgina llevaba el ttulo hecho en imprenta y letras rojas. Su redaccin, impresin, distribucin, venta y manejo econmico

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    estuvo a cargo de una comisin dirigida por un miembro del Comit. En conclusin, Bandera Roja de Ayacucho en esta su primera etapa, fue una de las tareas ms fructferas del trabajo partidario regional; cumpli su papel de vocero llevando ideologa, poltica y orientaciones no solo para la militancia sino tambin a las masas; sirvi a la construccin ideolgica-poltica, uni a la organizacin, la lig a las masas y educ a nuevos combatientes, as como atrajo al Partido a muchos que estaban por la revolucin; fue, pues, en sntesis, un concitador de voluntades y canalizador de energas revolucionarias, sobre todo entre los jvenes.

    IX Congreso de Estudiantes del Per. En el tercio final de 1963, se celebr el IX Congreso de Estudiantes del Per en la Universidad Nacional San Cristbal de Huamanga, Ayacucho, siendo anfitriona la Federacin de estudiantes de la sede. Al Comit le correspondi asumir los trabajos que dieran al evento las condiciones materiales que garantizaran su xito: locales, alojamiento, alimentacin, medios de impresin y proteccin necesarios; movilizando para ello a toda la militancia, partidaria como juvenil, al Frente Estudiantil Revolucionario (FER) y a la Federacin local. El Congreso se realizaba en medio de los inicios del gobierno de Belande, la agudizacin de las contradicciones entre el Ejecutivo y la oposicin que controlaba el Parlamento. Asimismo en el creciente movimiento popular atizado por dos campaas electorales, las del 62 y 63, que haban ventilado hasta la saciedad la necesidad de reformas agraria, industrial, bancaria, educacional, gubernamental y de todo tipo sembrando ilusiones y esperanzas que pronto se estrellaran contra la realidad y la represin descargada, cundo no, sobre las masas. Siendo lo medular de este movimiento el