modelos fat

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INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN Existe un acuerdo general cuando se propone como necesario y beneficioso el desarrollo de acciones de abordaje sobre la temática del uso indebido de Drogas. Este consenso desaparece rápidamente cuando comenzamos a definir conceptos, delinear estrategias, delimitar destinatarios y objetivos. Delinear una estrategia de prevención frente a un problema tan vasto como el de la drogadicción obliga a enfrentar opciones muy diversas. Para algunos prevenir es lo mismo que alertar, infundir temor; para otros es casi una actividad bélica, levantar defensas frente al enemigo acechante "lucha en contra de...." y donde el derecho penal juega un rol preponderante para estas posturas. Estas posturas parciales contribuyen a atemorizar, a iniciar una "guerra". Nada cuestionan acerca del por qué, o qué es lo que manifiesta este problema social. Esta visión seguramente está dada por la imagen de los medios de comunicación y un modelo de sociedad que poco se interesa por el desarrollo o la realización de sus integrante como personas. Para nuestra concepción, el consumo de drogas es la consecuencia y no la causa de la problemática de un sujeto, y el objeto debe ser crear la conciencia general de determinación en la génesis de una conflictiva en la que la drogadicción se nos revela como un síntoma social. Nuestro objetivo es con los pocos o muchos elementos que disponemos, generar inquietudes, desmistificar en unos casos, informar en otros, pero siempre despertar la voluntad de comprender por qué surge el síntoma drogadependencia, en vez de rotular al drogadependiente. Analizaremos algunos de sus aspectos más relevantes, el farmacológico, el social y el penal. Incluimos los dos primeros a modo de introducción dado que la drogadependencia es una problemática muy compleja en cuya formación intervienen factores predisponentes multicausales (personales, familiares, sociales), y donde la aparición de la droga no es más que un síntoma de que hay un problema más grande detrás de la misma y que el Sistema Judicial se revela, por si sólo, incapaz de brindar una solución adecuada al grueso de los individuos que, con esta problemática, enfrentan dicho ámbito. Haremos un recorrido sobre el tema más controvertido, la incriminación de la tenencia para consumo personal, con el análisis de los fallos de la Corte Suprema de Justicia a favor y en contra de ésta postura, en 1986 y 1990, incluyendo la opinión de un reconocido jurista cono el Dr. Germán Bidart Campos, cuyas apreciaciones tratan de elucidar algunas cuestiones sobre los fallos. Al final trataremos dentro de nuestras limitaciones de recoger algunos aspectos que creemos importantes, dar nuestra opinión, plantear nuestras disidencias y por que no, esbozar algunas propuestas. ASPECTOS FARMACOLÓGICOS ASPECTOS FARMACOLÓGICOS El tema de las drogas ha suscitado una impresionante producción de artículos y libros en el mundo entero, en los países latinoamericanos esa producción bibliográfica llegó antes de que apareciera el problemas que los suscitó. Tales publicaciones se distinguen por su carácter pasional y poco científico. Más que presentar los hechos, o tratar de comprender lo que realmente sucede, los autores se muestran preocupados por defender sus propios ideales, sentimiento, o su idea de la moralidad, generalmente falto de experiencia y estudios suficientemente profundos para comprenderlos en toda su complejidad. Aún en nuestros días la ciencia no ha logrado elucidar todos los misterios en cuanto a los efectos que las drogas producen a largo plazo en el cuerpo y la mente, y se requiere todavía de muchos estudios para entender la totalidad de las causas de farmacodependencia. Esta primera bibliografía llega a América latina de forma selectiva, según los intereses o las creencias de sus importadores, reducida a una serie de estereotipos que nada tiene que ver con la realidad local. Así, se confundieron situaciones ajenas con los problemas propios de cada país, lo que contribuyo a crear un pánico precipitado que desencadenó la represión excesiva de todo tipo de consumo ilícito. La prensa hablaba y habla del “terrible flagelo de la drogadicción” que afectaba a las juventudes latinoamericanas, cuando sólo existían casos aislados. 1 DROGAS: UN ENFOQUE GLOBAL.

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Page 1: Modelos FAT

➠➠ INTRODUCCIÓNINTRODUCCIÓN

Existe un acuerdo general cuando se propone

como necesario y beneficioso el desarrollo de

acciones de abordaje sobre la temática del uso

indebido de Drogas.

Este consenso desaparece rápidamente cuando

comenzamos a definir conceptos, delinear

estrategias, delimitar destinatarios y objetivos.

Delinear una estrategia de prevención frente a un

problema tan vasto como el de la drogadicción

obliga a enfrentar opciones muy diversas.

Para algunos prevenir es lo mismo que alertar,

infundir temor; para otros es casi una actividad

bélica, levantar defensas frente al enemigo

acechante "lucha en contra de...." y donde el

derecho penal juega un rol preponderante para

estas posturas.

Estas posturas parciales contribuyen a

atemorizar, a iniciar una "guerra". Nada

cuestionan acerca del por qué, o qué es lo que

manifiesta este problema social.

Esta visión seguramente está dada por la imagen

de los medios de comunicación y un modelo de

sociedad que poco se interesa por el desarrollo o

la realización de sus integrante como personas.

Para nuestra concepción, el consumo de drogas

es la consecuencia y no la causa de la

problemática de un sujeto, y el objeto debe ser

crear la conciencia general de determinación en la

génesis de una conflictiva en la que la

drogadicción se nos revela como un síntoma

social.

Nuestro objetivo es con los pocos o muchos

elementos que disponemos, generar inquietudes,

desmistificar en unos casos, informar en otros,

pero siempre despertar la voluntad de comprender

por qué surge el síntoma drogadependencia, en

vez de rotular al drogadependiente. Analizaremos

algunos de sus aspectos más relevantes, el

farmacológico, el social y el penal. Incluimos los

dos primeros a modo de introducción dado que la

drogadependencia es una problemática muy

compleja en cuya formación intervienen factores

predisponentes multicausales (personales,

familiares, sociales), y donde la aparición de la

droga no es más que un síntoma de que hay un

problema más grande detrás de la misma y que

el Sistema Judicial se revela, por si sólo, incapaz

de brindar una solución adecuada al grueso de los

individuos que, con esta problemática, enfrentan

dicho ámbito.

Haremos un recorrido sobre el tema más

controvertido, la incriminación de la tenencia para

consumo personal, con el análisis de los fallos de

la Corte Suprema de Justicia a favor y en contra

de ésta postura, en 1986 y 1990, incluyendo la

opinión de un reconocido jurista cono el Dr.

Germán Bidart Campos, cuyas apreciaciones

tratan de elucidar algunas cuestiones sobre los

fallos.

Al final trataremos dentro de nuestras limitaciones

de recoger algunos aspectos que creemos

importantes, dar nuestra opinión, plantear

nuestras disidencias y por que no, esbozar

algunas propuestas.

➠➠ ASPECTOS FARMACOLÓGICOS ASPECTOS FARMACOLÓGICOS

El tema de las drogas ha suscitado una

impresionante producción de artículos y libros en

el mundo entero, en los países latinoamericanos

esa producción bibliográfica llegó antes de que

apareciera el problemas que los suscitó.

Tales publicaciones se distinguen por su carácter

pasional y poco científico. Más que presentar los

hechos, o tratar de comprender lo que realmente

sucede, los autores se muestran preocupados por

defender sus propios ideales, sentimiento, o su

idea de la moralidad, generalmente falto de

experiencia y estudios suficientemente profundos

para comprenderlos en toda su complejidad. Aún

en nuestros días la ciencia no ha logrado elucidar

todos los misterios en cuanto a los efectos que las

drogas producen a largo plazo en el cuerpo y la

mente, y se requiere todavía de muchos estudios

para entender la totalidad de las causas de

farmacodependencia.

Esta primera bibliografía llega a América latina de

forma selectiva, según los intereses o las

creencias de sus importadores, reducida a una

serie de estereotipos que nada tiene que ver con

la realidad local.

Así, se confundieron situaciones ajenas con los

problemas propios de cada país, lo que contribuyo

a crear un pánico precipitado que desencadenó la

represión excesiva de todo tipo de consumo ilícito.

La prensa hablaba y habla del “terrible flagelo de

la drogadicción” que afectaba a las juventudes

latinoamericanas, cuando sólo existían casos

aislados.

1DROGAS: UN ENFOQUE GLOBAL.

Page 2: Modelos FAT

¿QUÉ ES UNA DROGA?

Según la Organización Mundial de la Salud es

“toda sustancia que introducida en el

organismo produce alteraciones físicas y/o

psíquicas en las funciones de este” con esta

amplia definición, se llega a la conclusión de que

una aspirina es una droga, y por lo tanto todos

somos consumidores de drogas.

Al igual que todos los elementos del universo,

ninguna droga es buena o mala en si misma, y

todo depende del uso que el hombre haga de ella.

Por lo tanto, todas las drogas, lícitas e ilícitas,

pueden causar daño cuando se toman sin

precaución o en dosis excesivas.

Las drogas que nos preocupan son las

sustancias que pueden producir dependencias

graves y, en consecuencia, susceptibles de

causar serios problemas individuales y sociales.

Se trata de las drogas psicotrópicas (o

psicoactivas), las que actúan directamente sobre

el sistema nervioso central provocando cambios

en la percepción, los sentimientos, el pensamiento

y la conducta de la persona que las consume.

CLASIFICACIÓN DE LAS DROGAS.

Según su acción sobre el sistema nervioso

central, las drogas se clasifican en:

Depresoras(Psicolépticas).

A este grupo pertenecen: el alcohol, los

sedantes (barbitúricos y tranquilizantes), los

narcóticos (opio, morfina) y las sustancias

volátiles o inhalantes aunque sean igualmente

alucinógenas

Estimulantes (Psicoanalépticas).

Grupo al que pertenecen las anfetaminas, la

cocaína, el tabaco y la cafeína

Alucinógenas(Psicodislépticas)

LSD, mezcalina y la marihuana (esta última es

una droga ambivalente, a la vez estimulante y

tranquilizante, pero puede también provocar

distorsión sensorial y en casos raros,

alucinaciones, puesto que tienen otras

características aparte de las del grupo principal.

DROGAS DURAS Y BLANDAS.

Esta clasificación -últimamente muy

controvertida- es muy utilizada por los organismos

de seguridad, está basada en la peligrosidad y

potencialidad farmacológica de cada droga en lo

tocante a producir dependencia, la misma resulta

arbitraria en la medida en que es imposible

determinar previamente y con precisión absoluta

la forma en que cada individuo reaccionará a la

misma droga.

Todas las “drogas duras”, se caracterizan por un

síndrome de abstinencia extremadamente violento

y un alto grado de tolerancia. Conviene notar que

el alcohol, que no es una droga ilegal, figura en la

clasificación de la OMS entre las drogas duras, lo

mismo que la mayoría de los tranquilizantes en

grageas que la gente consume sin la más mínima

conciencia de estar “drogándose”. El alcohol y los

barbitúricos pueden causar la muerte cuando su

consumo excesivo habitual se interrumpe

bruscamente y sin que el individuo reciba el

tratamiento médico adecuado.

Cabe destacar que los efectos producido por el

consumo de cualquier droga varían en función de

la interacción de numerosos factores, entre los

que se cuentan.

a) Las características de la sustancia ingerida

(tipo de droga, calidad, cantidad, pureza

química)

b) Las características individuales del consumidor

(edad, peso, metabolismo, formación, estado

de salud general, rasgo de carácter,

personalidad, formación, creencia, etc.)

c) Las circunstancia y el medio en que se

consume (estado de ánimo, experiencias

previas, la razón por la que se toma la droga,

ambiente social, cultural, etc.)

Tal diversidad de factores hace imposible

predecir con absoluta seguridad que tipo de

reacciones provocará el uso de una droga en una

determinada persona.

DROGAS LEGALES E ILEGALES.

Esta clasificación es aún más arbitraria, por

cuanto no tiene relación con el grado de toxicidad

real de la sustancia. La ilegalidad de una droga no

esta determinada en función de la gravedad de los

problemas sanitarios y/o sociales que su abuso

puede acarrear, sino en base a factores,

culturales, políticos y económicos.

En varias reuniones internacionales,

representantes del tercer mundo hicieron notar

que los tratados internacionales tienden a prohibir

las drogas producidas por los “países pobres”

(opio, coca, cannabis) mientras que legalizan las

2DROGAS: UN ENFOQUE GLOBAL.

Page 3: Modelos FAT

producidas y comercializadas por los “países

ricos” (alcohol, cigarrillos, tranquilizantes). Ocurre

incluso que varios productos farmacéuticos

europeos o estadounidenses cuya venta esta

prohibida en su país de origen, se expenden

libremente en América latina, Ejemplo de ellos son

la Baralgina, Novalgina y Buscapina por nombrar

algunas.

Estudios han demostrados que las principales

drogas de abuso son precisamente las pastillas

tranquilizantes. En todos los países de América, el

alcohol es la sustancia psicoactiva que más se

consume (hay más de 2.000.000 de alcohólicos

en la Argentina); y es la que mayor número de

accidentes y otros estragos sociales y de salud.

Sin embargo, su consumo no sólo esta tolerado,

sino que además se promueve por medio de la

publicidad. En cambio, la posesión y el consumo

de marihuana, que al menos no parece provocar

violencia, está severamente sancionada, o cuando

menos implica la marginación social del usuario.

➠➠ MODELOS DE PREVENCIÓN MODELOS DE PREVENCIÓN E INTERVENCIÓNE INTERVENCIÓN

Todas las sociedades y naciones

han calificado de problema el uso

de ciertas sustancias por ciertas personas,

debido a ciertas razones.

Las sustancias, las personas

y las circunstancias varían

de un lugar a otro y de una cultura a otra.1

ALGUNOS SUPUESTOS EN TORNO A LA PREVENCIÓN.

Las preocupaciones en torno a la prevención del

uso indebido de drogas suelen estar centradas

habitualmente alrededor de los aspectos

metodológicos, las técnicas, los instrumentos.

Esto se expresa en los interrogantes más

frecuentes: “¿cómo podemos prevenir?, ¿qué

puedo hacer?, ¿organizamos una conferencia o

proyectamos videos? “

Estas expresiones parten del supuesto de que

existe un acuerdo generalizado acerca de lo que

entendemos por prevención, se obvian así

preguntas tales como: ¿Prevenir, qué?, ¿para

qué?, ¿ha quién?, es decir, se actúa como si la

percepción social ante el fenómeno del uso

indebido de drogas fuera una y permanente y por

1 Nowlis, Helen “La verdad sobre las drogas” Editorialde la UNESCO, 1975.

lo tanto igualmente única la perspectiva del

trabajo preventivo. Muy por el contrario se trata de

un tema polémico, sujeto a diversas opiniones y

ante el cual las propuestas de acción no son sólo

múltiples sino muchas veces divergentes. “Esta

diversidad de significaciones atribuídas a un

término en apariencia tan transparente, remite

por un lado al oscuro objeto que se pretende

ver y por otro, al lugar previamente iluminado

desde donde se mira”2

LOS MODELOS DE PREVENCIÓN.

¿Por qué si existe consenso acerca de la

necesidad de actuar en la prevención del uso

indebido de drogas se habla de modelos

preventivos?.

El término modelo designa un esquema sintético

y abstracto que ordena a una construcción

rigurosa de los elementos de la realidad, dicho

esquema está informado ideológicamente, esto

es, el orden que imponga a los elementos de la

realidad dependerá de una determinada visión del

mundo. De allí que podamos diferenciar modelos

preventivos, que utilicen categorías analíticas

diversas y aún contrapuestas. Veremos así como

varía la definición del “problema a ser prevenido” y

por ende los propósitos y orientaciones de las

acciones preventivas.

González Zorrilla 3 plantea que han de analizarse

tanto las representaciones culturales que definen

los contornos del “problema droga ”como los

mecanismos sociales e institucionales que la

sociedad pone en marcha para controlarlos.

Asimismo advierte que estos mecanismos están

condicionados por la percepción social

predominante y que a su vez contribuyen a definir

los perfiles del fenómeno.

Este autor describe así una evolución en las

actitudes e imágenes de la opinión pública

asociada a modificaciones en las medidas del

control implementadas, lo que da a lugar a un

complejo proceso en que las etapas sucesivas se

superponen con las anteriores.

En tanto la prevención constituye uno de dichos

mecanismos sociales, la configuración de los

modelos preventivos se corresponde con tal

2 Touzé Gaciela “Prevención y alternativas de rescatedel sentido de la vida”en La Calidad de Vida de laPersona: Desafío Actual del Nuevo Milenio. Santiagode los Caballeros, Editorial PUCMM, 1992 Pag. 1163 Gonzalez Zorrila, Carlos “Drogas y Control Social” enPoder y Control Nº 2, Barcelona, 1987 pag. 49 a 51.

3DROGAS: UN ENFOQUE GLOBAL.

Page 4: Modelos FAT

evolución y asimismo se advierte en la actualidad

la supervivencia de rasgos característicos de

todos ellos.

A fin de distinguir las conceptualizaciones de la

problemática del uso indebido de drogas,

partiremos del clásico trabajo de Helen Nowlis4

que considera la interacción entre sustancia, la

persona y el contexto. Cada modelo, en su

particular ordenamiento de estos elementos, hace

hincapié en uno u otro dando lugar a

caracterizaciones diversas.

EL MODELO ÉTICO JURÍDICO.

Este modelo preventivo asigna a la sustancia un

rol protagónico en la configuración del problema.

La droga es pensada como sujeto, como elemento

activo. El campo de acción se demarca en torno al

problema droga. La definición de este agente

DROGA se realiza a partir del criterio de legalidad,

es decir, el modelo ético jurídico reconoce dos

grandes grupos de sustancias: las lícitas y las

ilícitas y designas a estas última como agente

causal del “problema drogas”. Es sencillo

reconocer la vigencia de este modelo en frases

comunes: “ese chico cayó en la droga” o en

slogan como “la droga te atrapa”.

Desde esta perspectiva la persona, colocada en

un segundo plano, se categoriza según entre o no

en contacto con la “droga”. Nuevamente el modelo

remite al criterio de legalidad: el consumidor de

drogas (ilícitas, pues son las reconocidas como

tales) viola la ley, por lo tanto se lo caracteriza

como transgresor. Pero surge aquí una paradoja

intrínseca al modelo: si la droga es el sujeto

activo, la persona no es más que una víctima de

esa sustancia poderosa, con capacidad de atraer

y producir situaciones por sí misma. Hecho

inusual, el consumidor de drogas es delincuente y

víctima simultáneamente.

Respecto del contexto, este se encarna en la

norma. Lo social se subsume a lo normativo y

delimita claramente dos ámbitos: el de los

“normales” y el de los “desviados”.

Se plantea así una ética de valores absolutos,

incuestionables, que reduce el análisis a pares

antitéticos: legal - ilegal, normal - anormal, bueno -

malo. Este modelo introduce dos categorías para

4 Nowlis, Helen “La Verdad Sobre las Drogas” Editorialde la UNESCO, 1975.

definir el consumo de drogas delito y vicio (defecto

moral).

Así caracterizado este problema, las acciones se

orientan a controlar al agente causal: la droga. La

legislación penal se constituye en el principal

instrumento tendiente a impedir la producción,

distribución, comercialización y consumo de

sustancias ilícitas. Junto a ella, una política de

aislamiento, rechazo y censura hacia los

consumidores. Para ellos, la cárcel es la

respuesta.

El propósito de la prevención se orienta

directamente evitar el consumo de drogas

prohibidas. Con esta intención, el mensaje se

centra en la información acerca de las sanciones

(jurídicas y/o morales); el presupuesto es el efecto

disuasorio de la amenaza de sanción. Se refuerza

el concepto de autoridad: autoridad del Estado,

autoridad de un grupo social (la “mayoría moral”)

autoridad de la familia. La prevención se asimila al

control. “¿Sabe Ud. donde está su hijo?”. El

discurso preventivo enfatiza que el uso de

drogas es ilegal y moralmente malo.

Esta conceptualización se estructura a principio

de siglo bajo el influjo del movimiento

prohibicionista en los Estado Unidos. En 1910 se

presento en el Congreso norteamericano un

proyecto de ley destinado a prohibir el tráfico y

uso estrictamente médico de opiáceos, cocaína,

hidrato de cloral y cannabis. El proyecto iba

apoyado por un informe que reconocía

indirectamente su verdadera intencionalidad: “la

meta del proyecto de ley es traer todo el tráfico y

el abuso de drogas a la luz del día, y crear con

ello una opinión pública contra su empleo”

EELL M MODELOODELO M MÉDICOÉDICO S SANITARIOANITARIO..

Este modelo rechaza las categorías de delito o

vicio para definir al consumo de drogas,

introduciendo la noción de enfermedad. Desde

una perspectiva epidemiológica clásica, asimila el

uso indebido de drogas a una enfermedad

infectocontagiosa. Remite a la triada ecológica:

agente - huésped - contexto. Nuevamente la

sustancia es el agente activo que se introduce en

la persona (huésped), infectándola y

enfermándola si el contexto la torna vulnerable.

También esta perspectiva está presente en el

imaginario colectivo: “¿Se puede contagiar mi hijo

si tiene un amigo drogadicto?”.

4DROGAS: UN ENFOQUE GLOBAL.

Page 5: Modelos FAT

Si bien -al igual que el modelo ético jurídico-

sindica a la sustancia como factor etiológico, para

este enfoque la identificación del agente ya no se

producirá merced a criterios normativos sino en

función de su toxicidad o potencial adictivo.

Incluye así en su concepción del fenómeno

problemáticas tales como el alcoholismo y el

tabaquismo. Respecto de la persona interesa

aquí determinar los grados de vulnerabilidad. Se

introduce entonces la preocupación por los

factores de riesgo y se recortan poblaciones de

riesgo, resultando los niños y jóvenes así

caracterizados per se. En relación al contexto

busca reconocer la contaminación del medio,

inscribiendo su acción en el campo de la salud

pública.

Este discurso se consolidó a principio de la

década del ‘40. La firma de los convenios de

Ginebra5 por prácticamente todos los países de la

Sociedad de Naciones configuró “al menor tres

esferas de poder farmacratico, cada una definida

por dinámicas particulares como convergentes de

expansión”6. Escohotado se refiere así a las

brigadas locales de estupefacientes, al hampa

organizado del mundo y a “un grupo más bien a

prevención que a represión formado por una

mezcla de terapeutas y personas ligadas más o

menos directamente a psicología, derecho y

ciencias sociales, a quienes encomiendan

tratamientos, encuestas, análisis y consejo”7

Este modelo también orienta la prevención hacia

evitar el uso indebido de drogas pero no ya a

través de la amenaza de sanción sino mediante la

información de las daños producidos por el uso de

drogas. El mensaje privilegia en este modelo una

exhaustiva descripción de los efectos de casa una

de las sustancia en el organismo. al igual que en

el modelo ético jurídico, el temor es considerado

un instrumento eficaz. En este caso la amenaza

no se cierne sobre la libertad sino sobre la vida

misma. “Vida o droga” es una frase

paradigmática en este sentido. Se recalca también

la información acerca de las drogas mismas: su

aspecto, forma de presentación, color, olor, etc.

Se recomienda que las personas reconozcan las

sustancias, detecten la presencia de un

5 Los covenio de Ginebra son una serie de acuerdosinternacionales sobre fscalización de estupefacientes.En 1925 se firmó el primero.6 Escohotado, A. ob. cit. pág. 335.7 Escohotado, A. ob. cit. pág. 336.

consumidor. “Como me voy a dar cuenta si me

ponen droga en la bebida”.

“La mirada está puesta en los grupos de riesgos,

no significará sólo la criminalización sino también

culpabilización específica e individualizada de un

grupo de personas que puso en riesgo al

conjunto”8

Estos mensajes preventivos se asientan en el

presupuesto de que las personas solo se

producen daño involuntariamente y que nadie

entraría en contacto con un “agente infeccioso” si

pudiera identificarlo. Esto explicaría la profusión

de materiales con imágenes que refieren a las

sustancias (pastillas, jeringas, cigarrillos, etc) ; la

lógica es la misma por la que la imagen de la

vinchuca está presente en las campañas

antichagásicas.

En tanto utiliza la categoría de enfermedad, el

modelo médico sanitario incorpora la noción de

tratamiento. Este se refiere básicamente a la

eliminación del agente activo (la droga) mediante

la desintoxicación o a su control a través de

programas de sustitución.

EL MODELO PSICO-SOCIAL.

A diferencia de los enfoques anteriores, el

modelo psico-social introduce un ordenamiento

distinto en interacción sustancia - persona -

contexto. El eje de la interpretación es desplazado

de las drogas a la persona, es decir el

protagonista, el sujeto, es el individuo. Desde esta

perspectiva, no se distingue entre sustancia lícitas

e ilícitas, ni entre drogas blandas y duras, ya que

el interés no reside en la sustancia en sí misma

sino en el tipo de vinculo que una persona

establece con la sustancia, cualquier sea su

status legal o farmacológico. Distingue así entre

uso, abuso y la adicción a drogas, reconociendo

como problemática a las dos últimas categorías.

Es decir el modelo psico social no se ocupará de

si una persona consuma marihuana o ansiolíticos,

en cualquier caso prestará atención a si ese

consumo es ocasional y esporádico o reiterado y

compulsivo y tomará como objeto de trabajo esta

última situación.

8 Rossi Diana. Informe de avance :Farmacodependencia y SIDA. Análisis de los procesode rotulación de pacientes internados en institutos demenores”, Instituto de Investigaciones de la Facultad deCiencias Sociales, UBA, Mineo, 1990.

5DROGAS: UN ENFOQUE GLOBAL.

Page 6: Modelos FAT

El contexto es incluido en el análisis en tanto

variable interviniente en la conformación de

actitudes y comportamientos. En este sentido, el

contexto es considerado en una dimensión

microsocial. La lectura remite a grupos de

pertenencia y de referencia, con especial énfasis

en la familia y el grupo de pares.

Si para el modelo ético jurídico la dependencia a

drogas constituye un delito o un vicio y para el

modelo médico sanitario una enfermedad, este

modelo psico social introduce otra categoría al

considerar a la adicción como un síntoma. Es

decir, señala una patología de base en el

individuo y su contexto inmediato que se pone en

evidencia a través del consumo de drogas. Para

este enfoque, el adicto es un enfermo, pero la

adicción no es en si misma una enfermedad sino

la manifestación de un “trastorno mental”.

Diríamos que mientras el modelo médico

sanitario sostiene que una persona se enferma

porque consume drogas, para este postula que

una persona consume drogas porque está

enferma.

Este discurso se hizo predominante a inicios de la

década del ‘60, como correlato de la aplicación del

modelo de prevención por niveles de Caplan9.

La prevención no reconoce entonces como

propósito último evitar el uso de drogas sino

intervenir en la formación de actitudes y

comportamientos. Aparece así la noción de

prevención inespecífica como aquellas acciones

tendientes al desarrollo de actitudes de

autocuidado y al mejoramiento de las relaciones

interpersonales. La prevención deja de apuntar

exclusivamente al tema droga para inscribirse en

un marco más amplio, que podría ubicarse en el

campo de la salud mental. La transmisión de

información no es la tarea principal; se da paso a

técnicas que mejoren la comunicación intra e

intergrupal, refuercen la autoestima, favorezcan la

asunción de roles. Estas acciones tienen como

presupuestos que si se disminuye las situaciones

de conflicto individual y grupal, disminuirá la

demanda de drogas, conjuntamente de otras

problemáticas (violencia, fracaso escolar, etc.). La

intervención terapéutica no busca solamente la

eliminación del consumo sino el tratamiento de

aquellas situaciones consideradas las causales

9 Caplan Gerald “Principios de la PsiquiatríaPreventiva”, Bs. As., Paidos, 1966. Esta obra, basadaprincipalmente en al psicología del yo, constituíaentonces una alternativa a la psiquiatría tradicional.

del problema (Personales y/o familiares). Con la

diferencia según el encuadre teórico, el abordaje

es fundamentalmente psicoterapéutico y, desde

algunas perspectivas, la persistencia o

suspención del consumo no constituyen en sí

misma un criterio de alta de tratamiento.

EL MODELO SOCIO CULTURAL

Para este enfoque el eje del análisis se sitúa en

el contexto: es en el medio social donde

deben buscarse las causales del uso indebido de

drogas. En este Caso, la lectura se efectúa desde

una dimensión macrosocial. El Modelo toma en

cuenta los características de la estructura social,

señala los rasgos de la sociedad contemporánea

y define como determinantes a los factores

culturales y socio-económicos. Es la presión de

estos factores sobre el individuo lo que conduce al

consumo de drogas. “La droga como evasión

de la realidad”

Nuevamente aquí aparece la caracterización del

uso indebido de drogas como síntoma, pero no ya

en términos psicopatológicos sino sociales, como

manifestación de las “disfunciones” del sistema.

Este enfoque comenzó a tener vigencia a inicios

de loa años ‘70, admitiendo dos vertientes, según

se tratase de los países centrales o periféricos. En

el primer caso, la lectura se circunscribía a los

jóvenes: “el uso indebido de drogas constituye el

síntoma evidente de una patología social

característica de las sociedades industriales, cuyo

desarrollo obstaculiza el verdadero florecimiento

de la personalidad de los jóvenes”10 Se acuña así

el concepto de inadaptabilidad de los jóvenes a

las condiciones sociales del que se desprende un

discurso preventivo orientado a la búsqueda de

estilos de vida “alternativos”: “la comunidad11

donde se experimentan nuevas formas de vidas

capaces de constituir alternativas o, mejor dicho,

reemplazos a las que ofrece la sociedad

establecida tiene una doble función: función

preventiva y postpreventiva”12.

Este discurso introduce nuevos actores en la

prevención: “entre los trabajadores sociales se

encuentran muchos cuyas calificaciones,

funciones y, sobre todo, vocación personal son

10 UNESCO informe de; “Seminario sobre los jóvenes yel uso de las drogas en los países industrializados”.Sevres, 10-15 de Septiembre de 1973. ED/MD/34. Pág10.11 Se refiere a comunidades donde se práctica lameditación, la ascesis y a comunidades rurales.12 UNESCO, ob. cit., pág. 13.

6DROGAS: UN ENFOQUE GLOBAL.

Page 7: Modelos FAT

sobremanera diferentes. Unos son educadores...,

animadores de centros sociales en las ciudades;

otros, en fin, carecen de un status oficial”13

En el caso de los países periféricos, el modelo

socio cultural no asoció drogas a actitud

contestataria juvenil, sino drogas a pobreza. Esta

perspectiva remite la prevención al campo de la

acción social, reivindicando al mejoramiento de

las condiciones de vida.

Como una de las definiciones más significativa de

la aplicación de este modelo fue el grafiti. “La

droga no se reprime con la policía, se previene

con justicia social”

EL MODELO ÉTICO SOCIAL.

Helen Nowlis sistematizó en 1975 los cuatros

modelos hasta aquí descriptos. A partir de su

trabajo, se inició en Latinoamérica un análisis

crítico de los enfoques vigentes, en consonancia

con la reorientación de las Ciencias Sociales de

los años sesenta. El Fondo de Ayuda Toxicológica

(FAT) de Buenos Aires, presento ese mismo año

a la UNESCO el Modelo Ético Social.14

Esta perspectiva, inscripta en una sociología

crítica, no niega la validez de los enfoques

parciales sino que los integra en una síntesis

superadora. En el análisis de la problemática del

uso indebido de drogas toma en cuenta no sólo la

interacción sustancia-persona-contexto sino que

incluye la preocupación existencias por el sentido.

Desde aquí, define al consumo de drogas como

un significante social que encubre y muestra al

mismo tiempo; lo que subyace es una cultura que

se pregunta por su sentido. Desde el

encubrimiento solo nos queda observar en el

adicto la transgresión a una norma o la

autoagresión. En cambio si nos ocupamos de “lo

que muestra” surge el desafío de preguntarnos,

¿por qué ?.

Este enfoque plantea para la prevención una

intencionalidad transformadora al problamatizar el

significado social del consumo de drogas.

Tomando aportes a la investigación-acción señala

que “no se trata de una transmisión vertical de

conocimientos, actitudes y valores, sino una

producción que en sucesivas elaboraciones es

13 UNESCO, ob. cit., pág. 16.14 Calabrese Alberto I. y prefesionales del FAT “ElModelo Etico Social”, Boletin de la Comisión NacionalArgentina de Cooperación con la UNESCO (10), 1976.Pag. 3-7.

asumida como proyecto propio de un grupo”15.

Incorpora así las necesidad de articular acciones

interdisciplinarias e intersectoriales, reivindicando

el protagonismo de todos los actores sociales.

“Por esto, la prevención no distingue entre

preventores y desprevenidos la trama social se

fortalece o se debilita merced a una acción

conjunta; la prevención no es un acción

redentorista de unos hacia otros, sino una

elaboración común, solidaria”16

Vemos a esta problemática como un problema

social, esto es, no como una fenómeno con

entidad ontológica propia, con existencia “a

priori”, sino una construcción social. De allí que

intentar una aproximación al tema, implica

necesariamente, prestar atención a diversos

mecanismos sociales puestos en juego y develar

qué hay “mas allá” de la percepción social

generalizada.

Desde esta conceptualización, la prevención no

se concibe únicamente como una actividad

linealmente orientada a la búsqueda de un efecto

(reducción del uso indebido de drogas), sino como

un replanteo global del lugar desde el cual el

conjunto social encara la comprensión y la

resolución de sus problemas.

Los principios fundamentales que se desprenden

de este modelo nos han conducido a una práctica

que se centra en el contacto directo, desalentando

la transmisión de mensajes masivos construidos

previamente e intentando romper con los lugares

estereotipados del emisor y receptor.

Por esto la prevención no se postula solamente

como una “lucha en contra de” sino como

“promoción”: promoción de alternativas, de

protagonismo, de fortalecimiento de redes

sociales. sentando sus postulados básicos en:

el compromiso ético,

la participación,

la recuperación del sentido, siendo el

tiempo libre el ámbito privilegiado por su

posibilidad creadora,

la construcción de un proyecto personal y

articulado en lo grupal y social.

15 Ryan Susana; Touzé Graciela et al: Marco teórico“Adiccones”. Dirección de Capacitación,Perfecionamiento y Actualización Docente de laSecretaria de Educación. Municipalidad de la Ciudad deBuenos Aires, Mineo, 1990.16 Touzé Graciela. ob. cit. , pág. 121.

7DROGAS: UN ENFOQUE GLOBAL.

Page 8: Modelos FAT

Hasta aquí la noción de prevención se amplía

desde la educación preventiva hacia la prevención

no específica, leída como promoción comunitaria.

En lo metodológico postula una dinámica

eminentemente participativa, circular, tendiente a

la elaboración de un proyecto grupal. Esto solo

puede concretarse a partir de despertar la

potenciación de los proyectos individuales y que

pueden sintetizar en un proyecto común.

➠➠ ASPECTOS SOCIALES

LAS DROGAS Y EL HECHO SOCIAL.

Cuando se habla del “problema de las drogas”

surge como primera medida la necesidad de

información, dado que clásicamente se ha

enseñado, y se enseña, en términos tales como

“identificación del enemigo”, es decir:

conocimiento del tipo de drogas que “invaden” a

nuestra sociedad, y que tienen la supuesta

cualidad, tanto de captar al posible adicto por el

mero hecho de aparecer, como de destruir casi

independientemente de la cantidad que se pueda

ingerir.

Lo dicho no pretende, bajo ningún concepto,

desestimar el daño que una droga consumida

compulsivamente, puede hacer sobre quien la

consume, y los problemas que devienen en las

relaciones con el medio familiar-social. Pero lo

que si queremos remarcar es que la droga se

instala siempre donde encuentra condiciones

necesarias y suficientes, y estas se refieren

siempre a los planos individuales desde una

patología de base, determinadas crisis de la

identidad y el crecimiento, sin olvidar las

instancias familiares y sociales.

Queremos hacer mención a un aspecto

frecuentemente soslayado: la instancia cultural,

que pude favorecer el consumo de drogas, tantos

por cuestiones inherentes a esa particularidad

cultural, como (con frecuencia en la situación

actual) por la especial incentivación al consumo,

que aparece como un valor representativo de la

sociedad moderna.

Paradojalmente no se puede pedir que cuando se

impulsa al consumo desenfrenado e

indiscriminado, luego se pretenda impedir alguno

en particular, por malo y dañino que se lo pinte.

Este resulta contradictorio y no siempre es

comprendido en cualquier sector, especialmente

en los juveniles.

Aquí se produce la primera fractura entre cierto

discurso del mundo adulto, alertando en forma

permanente sobre los riesgos y daños de todo

calibre, amen de castigos de toda naturaleza

(aplicación inconsciente de los modelos médico-

sanitarios y Ético Jurídicos).

Este se agrava, permanentemente, con la

búsqueda de salida a través de respuestas

penales (“pena de muerte al narcotraficante”),

militarización de la intervención social,

intervención del Estado a través de órganos de

represión, lo que lleva a varios mecanismos que

nada ayudan a una toma de conciencia global, ya

sea porque lo pone frente al sentimiento colectivo

de que este es un problema de otros, lo que se

desprende de la descripción hecha en términos

mayúsculos, alejado de lo cotidiano, en

consecuencia sobre los que el común de la gente

no tiene o no puede hacer nada. En cambio, el

problema de las drogas, o sea su divulgación en

la vida cotidiana y su difusión en distintas clases y

estamentos sociales, lo convierten en un

verdadero problema social en el cuál todo

podemos y debemos tener participación.

Justamente el camino de la prevención es aquel

en cuál todos adquirimos protagonismo, tanto a

nivel de los especifico (capacitación cursos,

jornadas, talleres, etc.) como de la promoción

social, a través de mecanismos participativos

dando lugar a la creatividad, en la recreación, lo

cultural, laboral, etc. Esto va contra el habitual

mecanismo de una formula que acabe con el

peligro.

Pero siguiendo con el razonamiento de que

estamos frente a un verdadero problema social o

ante un epifenómeno del mismo, las respuestas

deben ser sociales, justamente cuando mayor

sea la participación, el interés, el protagonismo,

en definitiva el hecho de sentirse en el rol activo

acariciando un proyecto y sabiendo que el mismo

encaja en un esquema social, menores van a ser

los posibilidades adictivas.

No en balde, las últimas recomendaciones de las

Naciones Unidas sobre el hecho preventivo, están

referidas a situaciones amplias de participación

social, de mucha creatividad, de amplia discusión,

donde convocados y convocantes intercambian,

no solamente consigna, sino el criterio último

acerca de lo que se pretende transformar.

8DROGAS: UN ENFOQUE GLOBAL.

Page 9: Modelos FAT

LA IMAGEN SOCIAL DE LAS DROGAS

Conviene recordar que “la droga” o “las drogas”

son expresiones que universalizan preconceptos y

que, en ningún caso constituyen verdaderas

definiciones. Si bien es cierto que ambas se

refieren a lo mismo, trataremos de afinar el

concepto para evitar confusiones. Cuando

cualquier persona dice “la droga tal...” o “fulano se

drogó...” la presunción es que uso, en cualquier

caso una droga prohibida..

Ahora bien, nosotros sabemos que las drogas

son “sustancias que introducidas en el organismo

producen en él modificaciones...”, definición de la

OMS y que tiene plena vigencia. De ahí se

desprende que las sustancias que pueden operar

adictivamente son muchas y variadas. Además,

como sabemos que se las puede clasificar en

legales, intermedias o prohibidas y que las

circunstancias que la ubican en uno u otro lugar

dependen de la cultura y de las diversas

modificaciones de esta en cada sociedad. Eso si,

es evidente que, a su vez, un cambio en ese

sentido puede ser operado a través de la predica

incesante en cuanto a la “peligrosidad”, haciendo

variar el objeto en el cuál se centra el temor social

(en décadas anteriores el sinónimo de droga era

la marihuana como hoy lo es la cocaína).

Aclaremos -una vez más- que esta ubicación del

problema no implica disminuir el hecho de que

cualquier persona que se “engancha” con una

droga al punto de depender de ella, sufre (esta es

la palabra exacta), un padecimiento cotidiano

destructivo que lo involucra en todo sus aspectos

vitales, así como también a su entorno familiar y

social.

Pero, nuestro criterio es esclarecer y orientar. De

ahí la necesidad de decir las cosas de tal manera,

que permitan llegar a sopesar ambas

circunstancias, esto es, la dimensión del problema

y la carga de prejuicios con el que se los suele

ver. Es útil, también, decir que hablar sobre el

prejuicio, independientemente de la problemática

que se aborde es una tarea que permite separar

la paja del trigo. Es decir, no hablar de las drogas

como un cuco sino pensar lo que se oculta detrás

de su aparición, entendiendo que, más allá de la

emergencia y del síntoma, existen cuestiones de

fondo que la sustentan y corresponden al campo

psíquico, al del crecimiento, a las estructuras

familiares y sociales y a todo el conjunto de

incidencia que conforman el problema.

Esto también nos remite a observar como el

hecho aditivo es vivido por el adicto. Este suele

ubicar “su droga” como algo maravilloso,

atrapante, posibilitador, que le permite “vivir” de

otra forma. Y, curiosamente, esta actitud del

adicto algo tiene en común con el planteo social

tremendista, de otorgar toda esa caracterización

extraordinaria.

Ambas lecturas la social y la del adicto, endiosan

a un objeto, la drogas; uno, viviéndola como una

virtud y, la otra, poniéndola en el lugar del

enemigo, el crimen de los crímenes, el tráfico más

deleznable, etc.. Ni lo uno, ni lo otro. La droga o

las drogas son objetos puestos en el lugar del

sujeto, como si tuvieran protagonismo. No lo

tienen. Son los hombres y su concepción acerca

de los objetos y el uso que hacen de los mismos,

quienes les dan vida.

Ni la virtuosa condición que le confiere el

adicto, ni el terrorífico sujeto en que la pone la

sociedad.

En el caso del adicto, la explicación para su

endiosamiento forma parte, en forma directa, de

sus propias creencias, de su angustia frente al

mundo, de su busqueda omnipotente e

importante, de su obscuridad.

En el caso social, forma parte de la

externalización de los problemas, el verse a sí

misma como perfecta, hasta que viene el mal

desde afuera y le trastoca esa “sensación” de

supuesto equilibrio y bienestar. Veamos que,

lecturas y discursos parecidos se emplean para la

droga, el SIDA, el cólera; pero curiosamente, se

olvidan a la hora de hablar, de otras graves lacras

que pueden, incluso, ser endémicas o agravadas

por determinadas circunstancias, (desnutrición,

analfabetismo, mortandad infantil, etc.).

CONTROL SOCIAL- NORMATIVA Y DROGA.

En los distintos estadios históricos, gran parte del

esfuerzo “ordenador” realizado por los, a su turno,

dueños del sistema fue encontrar los mecanismos

de legitimación como lo que señalaban la

exclusión. Los transgresores de toda laya (a su

turno: cristianos, moros, judíos, heréticos,

leprosos, republicanos, etc.) fueron señalados,

perseguidos, despedidos o desaparecidos. Y para

esto, existieron discursos de diverso grado donde

9DROGAS: UN ENFOQUE GLOBAL.

Page 10: Modelos FAT

se ejemplificaba sobre características de los

réprobos (o las ideas que los sostenían), la forma

de señalarlos, para su posterior nucleamiento.

La característica especial de esta forma de ser de

la especie humana es la permanente alteración,

que hace que los réprobos de hoy puedan ser los

dueños destino mañana y viceversa. Esto

convierte el juego en un capricho, imposible de

determinar, salvo para una lógica... la humana.

De acuerdo con esto, en otras épocas, el tema de

la droga estaba sin ser registrado como

“problema”, para convertirse en “el problema”, y

según se puede observar, actualmente tiene cierta

depreciación, en la medida del avance de otras

cuestiones tales como el SIDA.

Cuando hace su apogeo como “problema” la

percepción social frente al mismo es tal, que todo

aquel que la consume puede ingresar, casi

impensadamente, en la categoría de marginal; y

sufrir de acuerdo con las leyes que se van

elaborando, una serie de castigos por incurrir en

este delito.

En la década del sesenta en la mayoría de los

libros de ciencias sociales al drogadicto se lo

incluía en la categoría de “desvíos”. lo curioso

es que, pese al endurecimiento legal en los

últimos tiempos el consumo ha acusado:

a) Una creciente incorporación de personas

en diversos estratos sociales.

b) La baja del índice de edad.

c) La identificación de la droga dentro de la

cultura del consumo.

d) La globalidad de su incorporación con

calidad de mercancía.

La endiosan en lugar de desmerecerla, dando

lugar, especialmente en los consumidores del

sector juvenil, a tenerla cada vez más como algo

de lo cotidiano incorporado, sin mayores

relevancia.

Esto hace que el discurso quede dividido en el

que sostiene el poder, el cuál queda anquilosado

y se maneja con la mismas pautas que hace tres

décadas, y en el de los jóvenes que en cambios

ve al de los adultos fuera de contexto, y por

consiguiente asumiendo actitudes cada vez más

cercana a la indiferencia.

Curiosamente, la falta de observación sobre la

cuestión social hace que los mensajes y la

justificación de conductas primitivas, el refuerzo

del sistema de control, la penalización, etc., sean

agudizados, en vez de adecuarse a un criterio

moderno que tienda a desacralizar la droga y,

sobre todo, al mito de que el castigo es la única

forma de encausar su uso. Entre tanto, continua

siendo el motor de un creciente número de

organismos, reparticiones, agencias e

instrumentos de todo tipo de formas del control

social. Por otra parte, por aquello de que las

instituciones no tienden a su suicidio, sino que

buscan perdurar en el tiempo creando nuevas

hipótesis de acción a través del problema que

pretenden conjurar, este proceso continua

retroalimentandose. Caso típico de este esquema

y, valga a modo de ejemplo son las instituciones

armadas, que perjeñan al infinito, sus “hipótesis

de conflictos”, contra “enemigos” internos o

externos, renovándose en forma permanente

recreando la necesidad y por consiguiente su

subsistencia. Una de las formas de la complejidad

del problema subsistido por las drogas es su

militarización, tanto por lo que implica como

“hipótesis de conflicto”, como por lo que puede

significar para los propios organismos armados

como factor de desorden, corrupción y destitución

de sus especifidades; como por la identificación,

por parte de estos, de los “enemigos”, que suelen

ser los engranajes menores de esta maquinaria,

(la de comercialización de la droga)

A esto debemos agregar que, en el transcurso de

los últimos 20 años, se han sumado otras

instituciones, como lo dijimos más arriba, que

operan sobre lo manifiesto del fenómeno, con

criterios que abarcan aspectos legislativos,

judiciales, terapéuticos, educativos, etc. que se

obligan a operar, crecer, subsistir. Este es, en

buena parte, mucho de lo que se hace por la

perdurabilidad del fenómeno.

El “protagonismo” que da la “lucha contra” el mito

de “vencer” un problema, que aparece como el

“mal de males” hace que se dediquen esfuerzos

que, con cuestiones de igual o mayor magnitud,

sean dejadas de costado, que no tengan prensa,

esto es, sin interés social.

Es más, la “especialización” en materia de

atención médica, psicológica o voluntaria,

involucra lo mismo: alejar una particularidad

acentuándola, de cualquier parecido, logrando,

así, su caracterización independiente, con lo cuál

se consigue un marco distintivo. Esto no implica

que el estudio y conocimiento práctico de

10DROGAS: UN ENFOQUE GLOBAL.

Page 11: Modelos FAT

personas drogadependientes, no exijan una

mirada que se hace con la clásica combinación de

teoría y práctica. Pero, !cuanto más se adelantaría

en materia de atención con la capacitación de los

servicios clínicos o de salud mental de los

diversos hospitales!. De nuevo surge aquí la

asociación especialización-fraccionamiento o

reduccionismo. Lo que cuesta, en suma, es

asumir los problemas sociales y, mucho más, ver

a través de ellos, cuales son las pulsiones que la

conforman y hacen crecer. Sucede que asumirlo

significa, en la mayoría de los casos, admitir los

déficit de organización social con respuesta y,

según la actitud que se adopte, generar

entendimiento y soluciones o identificación y

expulsiones.

La creciente y actual tendencia a sustentar

teorías que nos hablan del “fin de la historia”, el

ocaso de las ideologías y utopías, la entronización

del dios mercado, (omnipotente y autorregulador),

inducen, cada vez más, al acaparamiento del

poder y sus secuencias de atomización,

desamparo de grandes sectores de la población,

desorientación juvenil y las secuelas, ya

conocidas, de pauperización de grandes sectores,

limitando su acceso a la educación o a la salud,

fundamentalmente. En esta circunstancia, la

salida a la instancia que nos preocupa esta

sumamente facilitada.

Preocupa que esto suceda, pero,

indudablemente, la tendencia se incrementara, en

la medida que predomine la visión desde el centro

a la periferia. Es decir, el discurso desde los

“sanos”, “rectos” o cualquier apropiación del lugar

del poder o identificado con el mismo. Resta

hacer, en cada caso y sin soslayar lo que hubiera

de transgresión, la mirada desde el lugar de

confrontación hacia el emisor del discurso, Nunca

entenderemos la disidencia y aún la inconducta si

no observamos desde donde se produce y cuales

fueron las motivaciones reales de aparición. Dicho

en un ejemplo, no podremos entender al menor

abandonado, si no podemos ver, desde su lugar,

como se recibe la imagen del poder social. Y esto

no implica una identificación inconsistente, sino

apropiarse de un criterio de realidad, evitando,

eso si, ingenuidades que remiten a otra suerte de

reduccionismo.

EL CONTROL SOCIAL: UNA SOLUCIÓN O

UNA INDUSTRIA?

La política de control social está basada en el

surgimiento de un proyecto político que incluye,

además de una determinada organización de la

producción, una forma de disciplinamiento de la

mano de obra que responde a las exigencias

de esa forma de producción y ciertas formas de

autonomía de los individuos frente a la autoridad .-

La cadena cultivo-producción-procesamiento-

distribución-consumo, son aspectos

interdependientes y las propuestas políticas

pasaron siempre por acentuar el control de alguna

de ellas.-

Los que proponen como solución la reducción de

la demanda postulan la legislación del producto y

la obstrucción del “lavado de dólares”

provenientes de la droga.-

Los que proponen la reducción de la oferta

realizan programas de sustitución de cultivo,

control de cultivos ilegales y control del

narcotráfico.-

Algunos suponen que si se controla la oferta, la

demanda podría tender a disminuir.-

Durante mucho tiempo se consideró que el

énfasis debería hacerse en la oferta, por eso se

decidió que la estrategia óptima era el control y la

represión y para eso se crearon leyes que

cumplían esa finalidad.-

Los medios de control y erradicación de cultivo se

aplicaron con los productos químicos y solventes

utilizados en el procesamiento de sustancias

como la cocaína.-

Como resultado se logró la erradicación de

cultivos en algunas zonas, se desmantelaron

laboratorios y destruyeron pistas, se ha controlado

la entrada y distribución de productos químicos,

se han capturado algunos traficantes y se ha

aumentado la capacidad de represión.-

En cuanto a la legalización del producto siempre

ha tenido postulaciones confusas y contradictorias

ya que se ha tendido a plantear la legalización de

los extremos del proceso, es decir, la

despenalización de la producción y el consumo

como vía de control de los precios y de la calidad

del producto, con lo cual se logra un fuerte

incremento del narcotráfico y del consumo.-

Los estudios epidemiológicos realizados

demostraron los daños que la aceptación social

11DROGAS: UN ENFOQUE GLOBAL.

Page 12: Modelos FAT

del consumo de droga y su uso ilimitado puede

acarrear al individuo y a la sociedad.

Tal situación sería contraproducente al consolidar

una industria integrada como el alcohol y el

tabaco, por que en torno a ella se nuclearían otros

intereses ilícitos, que tendería, a aumentar el

consumo y el comercio.-

La mayoría de las leyes contra la droga han sido

dirigidas contra el consumidor, lo cual eleva los

precios acicateados por la ilegalidad y lleva a

muchos adictos a delinquir para conseguir la

droga. Además los narcodólares, aunque tengan

un origen ilícito, pasan a tener un uso lícito

gracias al “lavado de dólares” que los integra a

depósitos bancarios y carteras de inversiones del

mundo.-

Según Caballero el consumo masivo de la

cocaína es un invento histórico de USA y forma

parte del “american wai of life”, y si se ve difundido

a otros mercados no es a causa de la agresiva

política de oferta de los productores, sino a causa

de la expansión cultural de la civilización

norteamericana.-

También CONACUID, sostiene que vivimos en

una cultura de las drogas. Muchos de los

consumidores son los propios hijos de

funcionarios y empresarios de alto nivel y muchos

de los traficantes o “proveedores” son a su vez

consumidores, la diferencia es que algunos

pueden comprar la droga y otros tienen que

venderla para poder consumir.

Los verdaderos responsables del tráfico rara vez

llegan a entrar en contacto con la justicia. Las

redes son demasiado complejas.-

El trabajo policial afronta la peculiar dificultad de

que los delitos que investiga en un sentido muy

real, carecen de víctimas. Por eso, los detectives

de narcóticos dependen del conocimiento para

realizar acusaciones formales preferiblemente, un

conocimiento previo. Esto se logra a través de los

informadores, de los cuales dos tipos son

fundamentales:

1) los informantes confidenciales a quienes se

sorprende “in fraganti” y que a cambio de

condescendencia o inmunidad, facilitan e informan

incluso declaran contra sus jefes.

2) las fuentes confidenciales, que, por lo

general, viven en la frontera que separa la

ilegalidad de la aplicación de la ley, a quienes rara

vez se les pide que atestigüen y que obtienen un

alto grado de inmunidad por proporcionar

información.-

Una consecuencia de éstos es el procesamiento

selectivo, o sea, decisiones arbitrarias tomadas

por la policía acerca de quien va a la cárcel y

quien puede permanecer en la calle. Dada la gran

cantidad de dinero en juego en el negocio de la

droga, el procesamiento colectivo aumenta las

posibilidades de corrupción.-

Son los proveedores y los distribuidores los que

son apresados. Los importadores, mayoristas y

detallistas, salvo excepciones muy contadas,

permanecen impunes. La ley se vuelve más

punitiva para los adictos sin dinero y más

liberadora para los que tienen dinero.-

No se puede confundir legalización con control,

que tiene acepción más amplia que implica

reformas educativas, planes de prevención al

consumo, estrategias de tratamientos,

organización de las comunidades, ofrecimiento de

alternativas.-

Para poder realizar una evaluación de

resultados de la aplicación de unos y otros hay

que contar con estudios de la tendencia en el

mercado internacional y sus implicaciones.-

Por otra parte, es necesario controlar el mercado

de las drogas sintéticas. Todo ésto produciría un

mayor control sobre el origen de los depósitos

bancarios y sobre la transferencia de fondos de

dudosa procedencia a nivel internacional, lo que a

su vez, significaría un mayor control de los bancos

“OFF SHORE” y de los regímenes de secreto

bancario elevado a un nivel de normativa

internacional. Se incrementa la presión

internacional para mejorar la efectividad de las

medidas represivas.-

CONSIDERACIONES SOBRE EL FUTURO DE

ESTA PROBLEMÁTICA.

Por lo general, la visión acerca del porvenir suele

ser apocalíptica. Esto tiene que ver con la

sensación social, acentuada, referida a donde

poner la exteriorización del daño. Aparentemente,

esta visión estaría soportada por la creciente y

comprobada relación numérica entre droga

ofertada y cantidad de consumidores. Pero, este

zarandeado asunto del incremento de

consumidores queda, a nuestro criterio, como

prueba del déficit de la organización social, como

ya fue dicho. Entonces, ¿ que podemos pensar

12DROGAS: UN ENFOQUE GLOBAL.

Page 13: Modelos FAT

acerca del futuro ?. Existe una cuestión crucial en

cuanto al pensamiento a nuestro país; tal es la

minetización con ideas, criterios y tendencias

venidas de afuera y las modas que por eso

engendra, y se atan, de tal manera, a las

actividades que se dirigen, que , por un período

de 15 a más años estas se desenvuelven en una

suerte de exégesis que no permite desvíos, ni

recrear el pensamiento.

Es así como hemos visto la canonización (y

también el decrecimiento), de escuelas o teorías o

practicas que se abastecieron en el psicoanálisis,

la psiquiatría, las técnicas conductistas, familiares,

sistémicas, voluntaristas, religiosas, etc.,

establecidas con absolutismo y prescindentes de

toda colaboración entre si. Esto en relación al

tratamiento de las adicciones y, por supuesto,

guarda similitud con lo que habíamos apuntado ya

para otros aspectos de la drogadependencia.

A lo que vamos, es que este tipos de sujeciones,

en general, llegan tarde y mal y, verdaderamente,

esclavizan a quienes la pone en práctica, aún

más, a quienes tienen que padecerlas. En estos

momentos, sobre todo en el orden político y

macroeconómico, existen claros índices en que el

modelo que se ha impuesto en nuestro medio está

desgastándose aceleradamente en sus lugares de

origen, en forma paradojal en cuanto se acentúa

su presencia en nuestro medio.

Otro tanto, elegimos que acontece en cuanto a la

política oficial (y oficiosa) sobre drogas. Cada ves

más se enuncian presupuestos ideológicos y “de

acción” que guardas una pesada similitud con su

patrón primario; sin querer advertir que en los

países en los que fueron engendrados están

quedando fuera de lugar por:

a) el simple hecho de la falta creíble de

resultados,

b) la exorsización, a través de enunciados

facilistas, (“dígale simplemente no”; “droga o vida”;

“vida sin drogas” y similares) y;

c) la eterna presunción de que el mal es un

producto externo, no definido o con la oscura cara

de vecinos de países productores y mestizos.

Creemos que, si un cambio es posible en los

otros niveles de estructuración social, cuando más

se obligaría, en una instancia como la que nos

ocupa donde quedan expresadas las

contradicciones y evidentes faltas de propuestas

del conjunto social.

En resumen, el crecimiento o las respuesta que

pueda originar la situación referida al consumo

masivo (social), de sustancias tóxicas, tiene que

ver con las claves de registro, acerca de como se

ve la sociedad a sí misma, de su propuesta o de

la carencia de las mismas y del lugar participante

que le de a sus miembros. El consumo de drogas

no es las que un espejismo de una sociedad

carente de proyectos, dando lugar, en ese caso, a

que se convierta en motivación aglutinante de una

red deteriorada. Asumir es contradicción, es creer

en nuestro protagonismo y poner las sustancias

en el lugar de tales: meros objetos.

➠➠ ASPECTOS LEGALES

INTRODUCCIÓN A LA CRIMINOLOGÍA

Como todas las disciplinas, la conceptualización

de la criminología y -consecuentemente-

dilucidación de sus límites, carácter científico, y

problemas, se ve abordada de muy diferentes

manera por los distintos autores.

Digamos, en términos generales que la

criminología tiene por finalidad: estudiar y

solucionar el problema de la criminalidad y los

delincuente. cada corriente científica e ideológica

ha dado, como se verá, su cariz propio a esa

finalidad.

DIVERSAS CORRIENTES.

Indudablemente determinadas por las disciplinas

que a cada autor influyeron (medicina derecho,

psicología, sociología, etc.) se perfilan cuatro

grandes corrientes criminológicas.

Al sólo efecto de una simplificación, ellas pueden

agruparse de la siguiente manera: Positivista,

estructural-Funcionalista, Interaccionista y

Crítica.

A titulo ilustrativo, puede adelantarse que la vieja

criminología, en general dedicada a la

criminalidad de los pobres y marginales, y a la

búsqueda de supuesto factores causales de tipo

individual, ha dado paso a una criminología nueva

más realista y humana, ha dado paso a una

criminología nueva más realista y humana que

estudia también la criminalidad del poderoso.

CORRIENTE POSITIVISTA.

13DROGAS: UN ENFOQUE GLOBAL.

Page 14: Modelos FAT

Positivismo clásico: Esta postura, que ha

calado hondo desde sus orígenes en los

criminólogos latinoamericanos, aunque con

evoluciones posteriores, es iniciada por un médica

italiano Cesare Lombroso, partiendo del

supuesto de considerar al delincuente como si

fuera un enfermo, determinado necesariamente a

delinquir debido a factores biológicos (físicos) e

inclusos genéticos-hereditarios.

Se estudiaron los cráneos, la morfología y el

carácter de los delincuentes que se hallaban en

prisión, concluyente que existirían “tipos”

humanos propios de la categoría de delincuentes,

bien diferenciados de las demás que estamos

fuera de las cárceles, “no delincuentes”. Llegaban

incluso a suponer la existencia de un “delincuente

nato” por sus caracteres, que indudablemente

delinquiría, y se propusieron medidas eliminativas

contra los que, de acuerdo a esas suposiciones,

no serían corregibles.

Esta criminología centra su atención

preferentemente en “el delincuente”, y su

“peligrosidad”, intentando hipótesis sobre los

“factores” que lo llevarían a delinquir, y sobre la

metodología a aplicarse con el. Es la criminología

de los sectores económicamente menos

favorecidos de la sociedad, pues pone su mirada

de estudio fundamentalmente en las cárceles,

adonde es sabido en todo el mundo, la más de las

veces no llegan los individuos de mayor poder o

status socioeconómico, los que además, cuando

delinquen, lo hacen con otra clase de delitos.

Consecuentemente, esta corriente, de la que

todavía grandes sectores de nuestra sociedad

sientes la influencia, elabora un “estereotipo” de

delincuente, que pasa normalmente por el pobre,

el analfabeto, desocupado o subocupado, con

familia deficientemente constituidas, y alcohólico o

-últimamente- drogadicto.

Entre las críticas ha estas posturas, sostiene que

esta cargada de mitos, y evidencia y la falta de

valor científico. Se le critica que “no haga un

estudio crítico de la ley penal”, su “racismo” (de

considerar a determinadas razas o individuos de

inferiores), sus “defectos metodológicos y su

carácter de reaccionario y extremo de las

sanciones (segregar y aplicar la muerte a los

“peligrosos”, etc.)

Esta corriente fue sostenida siempre por médicos

y abogados, y ha servido -generalmente- para la

represión de los sectores más marginados de la

sociedad, y hoy no es ya casi sostenida

seriamente por nadie, al menos en forma expresa.

Positivismo Clínico: Aunque con algunas

innovaciones, se diferencia de la anterior en que

no es causal-explicativa (estudio de los “factores”

causales), sino que se interesada en la

observación y clasificación de los delincuente,

proponiendo (como consecuencia de lo que

supone una segura patología), la realización de un

“diagnóstico”, y la imposición de un “tratamiento”

al que ha delinquido. Para ello acude a los

médicos, psicólogos, trabajadores sociales,

sociólogos y psiquiatras, basándose en el análisis

de la personalidad del delincuente, y proponiendo

su “resocialización”.

Su influencia fue receptada por la legislación,

Art.. 40º y 41º del Código Penal (que introduce en

la ley en concepto de “peligrosidad”) y la Ley

Penitenciaria Federal del mismo país, la cuál

preordena claramente etapas de “diagnóstico”,

“pronóstico” y “tratamiento” del preso.

Entre la crítica podemos mencionar el no tomar

muy en cuenta los aspectos sociales de la

problemática, y que no ha podido probarse hasta

hoy la eficacia de los “tratamiento” que aconseja;

además de las críticas generales la positivismo,

ya vista en la variante clásica.

CORRIENTE ESTRUCTURAL-FUNCIONALISTA

Esta compleja corriente, abarcando variadas

posturas en torno al fenómeno de la “desviación”

social, añade un enfoque de tono sociológico en

orden a la comprensión de la criminalidad; ello, al

menos, separa los marcos meramente biológicos

o psicológicos del positivismo.

Se parte de considerar al delito como un

elemento normal de la “estructura” social, e

imagina la existencia de un consenso claro y

completo de la sociedad sobre lo que debe o no

castigarse; consenso que en la problemática de

las drogas es obvio que no existe; para ello basta

recordar el claro ejemplo de la tenencia para uso

personal de sustancia psicoactivas, cuyo debate

sobre si debe o no ser penada, involucra a

amplios sectores de todos los países, con

opiniones a favor y en contra.

Luego Merton, basándose parcialmente en

Durkheim, retoma su tesis y conceptualiza la

“anomia”(falta de normas como una situación en

14DROGAS: UN ENFOQUE GLOBAL.

Page 15: Modelos FAT

que la sociedad, mediante patrones culturales,

exige (por ej. mediante los medios masivos de

comunicación) modos de vida para cuya

obtención no otorga los medios. De allí el

“desviado” es, ante este deterioro de las normas,

su innovador. Esta corriente explica como se ve ,

el problema de la delincuencia de “cuello blanco”..

CORRIENTE INTERACCIONISTA.

Esta postura no parte del postulado de la

existencia natural de un grupo social de

“delincuentes” y otra de “no delincuentes”, sino

que por el contrario, considera que la

criminalización misma, es un fenómeno provocado

por la relación (interacción) existente entre el

hombre que ha delinquido y el resto de la

sociedad, que ejerciendo su poder, determina

cuales conductas ha de perseguir.

Consecuentemente, la desviación “no es una

calidad de comportamiento de una persona”,

según expresa Becker, sino una estigmaticación

originada en la sociedad , que decide castigar

algunos actos e individuos, y a otros no.

De esta concepción nace el concepto de “cifra

negra de la criminología”, que consiste en el

reconocimiento de una importante cantidad de

delitos (a veces de gran importancia y daño) que

no son reprimidos, ni siquiera registradas por los

organismos de control penal, debido normalmente

a la relación entre quienes los cometen (delitos

económicos, los llamados delitos de “cuello

blancos”) y dichos aparatos o, en general con los

sectores de control social.

Comienza así a plantearse entonces la

problemática de la igualdad, al cuestionarse si las

leyes son elaboradas realmente por todos, y si

son, además, verdaderamente aplicadas a todos.

Este interrogante interaccionista puede resultar

de utilidad para intentar comprender, como se

verá, los fenómenos de la criminalización del uso

indebido de drogas, tanto en la etapa de

elaboración como en la etapa de aplicación

concreta de las leyes penales sobre esas

sustancias.

CORRIENTE CRITICA.

Esta criminología, así llamada precisamente por

asumir una actitud política cuestionadora de las

anteriores corrientes, considera a los aparato de

represión como puestos al servicio de los sectores

dominantes de la sociedad, y a la ley penal como

un instrumento de dominación de los sectores

más débiles, pues esgrime que son normalmente

ellos los vulnerados por la represión efectiva, es

decir, lo que se encuentra en las cárceles.

Es esta corriente pueden verse a Taylor, Walton y

Young, catedráticos universitarios de Inglaterra,

que realizan un análisis crítico de las distintas

corrientes criminológicas anteriores, basados

fundamentalmente en sostener que las misma

hacen su análisis a partir de una desvinculación

irreal del hombre y su sociedad concreta.

CRIMINOLOGÍA Y DROGAS: LAS FORMAS DE REPRESIÓN.

Conforme con la evolución de las corriente,

podemos advertir que, moderadamente, el estudio

individual de “el delincuente” y sus “factores

causales” han dejado de ser la principal

preocupación.

Por el contrario, hoy en día esta disciplina dirige

su mirada a las instituciones o aparatos de control

social (política, justicia, sist. penitenciarios,

organizado por. legislativos) y también loa

mecanismos de control informal, ejercido sobre el

individuo, en forma no institucional. También se

ocupa de la política social e intenta servir además

a la política criminal (por ej. a fin de analizar las

formas más convenientes de reducir la

criminalidad) interesándose también en la

delincuencia económica de alto nivel.

Profundamente intrincado en estos temas, se

halla el otro gran problema de la criminología

actual, que es que nos toca: la relación droga -

delito. Sobre ella, tomaremos en este estudio

solamente un aspecto ineludible: las formas que

adopta, en los hechos, dicha persecución penal.

Intentaremos ahora, adentrarnos en la realidad

de la forma en que es ejercida y dejada de

ejercer, la represión de los delitos relacionados

con drogas. Nos proponemos un reconocimiento

de la realidad existente en la represión y

cuestionarnos si existe igualdad en la represión.

IGUALDAD O SELECTIVIDAD.

Vamos ahora entonces a advertir que existe un

carácter selectivo de hecho, del sistema represivo

en la cuestión “drogas”, según las personas

comprometidas y clases de drogas involucradas.

15DROGAS: UN ENFOQUE GLOBAL.

Page 16: Modelos FAT

Criminalización Primaria.

Tanto la legislación internacional (Convención

Única de Estupefaciente de 1961, modificada por

el protocolo de 1972, Convenio sobre sustancias

Psicotrópicas, Acuerdo Sudamericano sobre

Estupefacientes y Psicotrópicos), como en las

normas nacionales (influidas por aquellos

acuerdos) se establecen listas de drogas cuyo

tráfico ilegal y tenencia personal se consideran

punible (pasibles de pena). Así es que nace a

nivel penal una clara distinción entre:

a) Drogas cuyo tráfico ilegal y tenencia simple no

se encuentra simultáneamente previstos (como

“estupefacientes” ni “psicotrópicos”: es decir que

no están incluidas en dicha lista penales. Aquí

encontramos por ejemplo la bebidas alcohólicas

(únicas en nuestro medio cotidianamente

“criminógenas”, con la reserva que nos merece el

término), el tabaco, inhalantes como los

pegamentos, y algunas de uso terapéuticos como

las aspirinas, de venta libre, y también la cafeína.

Si bien a ellas no irá dirigida nuestra atención

preferente, precisamente por no estar

criminalmente previstas, resulta necesario

tenerlas presentes a fin de no perder la visión

general de la problemática, una de cuyas

características predominante en las leyes penales

es justamente una discriminación no siempre

justificada por las características de las sustancia

en sí, entre drogas penalizadas y otras que no lo

están.

Tal discriminación parece relacionarse entonces

más con concepciones culturales sobre cada

droga, que sobre sus propiedades químicas y

efectos sobre el cuerpo humano. Tal es el caso de

la no incriminación actual del alcohol

(verdaderamente dañino al cuerpo y a la

conducta) en las naciones occidentales. Y el caso

de la marihuana, que no es penalizada en algunos

países árabes, y sí lo es el alcohol.

Las drogas no penadas en la ley, (es decir, sin

criminalización primaria), no presentan

compromiso para las estructura política-justicia-

penitenciaría, por esa causa.

b) Drogas cuyo tráfico ilegal y tenencia simple se

encuentran simultáneamente previsto como delito

(como “estupefaciente” o “psicotrópicos”): es decir

que si están incluidas en dichas listas penales

(criminalización primaria). Se encuentra en este

grupo tanto drogas de uso “terapéuticos”

(anfetaminas, codeína, morfinas, etc.) como otras

sin tal aplicación actual de hecho (marihuana,

cocaína, heroína, LSD-25, opio, etc.).

Sin perjuicio de ampliar más adelante, al igual

que en la categoría anterior, la incriminación legal

misma no encuentra su fundamento en sus

característica toxicológico-química, sino en las

culturales. Como ejemplo a la inversa del anterior,

recuérdese la incriminación (prohibición) de las

bebidas alcohólicas en algunos países

musulmanes, y de la marihuana en los nuestros.

Criminalización Secundaria: el problema

argentino del uso indebido de drogas.

Dentro ya de las drogas cuya tenencia y tráfico

constituyen delitos, es fácil descubrir, en los

hechos (además de la preferencia del sistema en

contra del pequeño traficante y del tenedor, y

general impunidad del gran traficante), una tajante

discriminación en la represión según se trate de

drogas de uso “terapéuticos” (por ejemplo

estimulantes - anfetaminas o depresoras -

codeína) o de drogas sin tal uso terapéutico

habitual (especialmente en la argentina:

marihuana y cocaína)

Mientras las tenencia clara del uso indebido de

drogas en la argentina expresan una constante

preponderancia -en ascenso- de drogas de

producción farmacéutica, llamativamente los

sistemas represivos (especialmente a partir de los

organismos policiales), exhiben un predominio

absoluto de acciones sobre drogas no

terapéuticas.

Del total de drogas de “utilización frecuente

(veintinueve) veinticinco de ellas se expenden en

farmacias (el 89%)”, según una investigación del

CENARESO, institución específicamente

destinada al tratamiento de drogadicciones.

Asimismo y a modo de ejemplo, mientras un 30,3

% de los asistidos allí consumían KERAMIC,

psicotrópico de venta medicinal, sólo un 15,5 %

usaban cocaína estando ambas drogas en la lista

penal.

Puede citarse además una investigación llevada

a cabo en el Hospital de Niños de La Plata (que

en este caso atiende a diferente edades, por

derivación de otros centros), el 51,8 % de los

atendidos por consumo de drogas eran usuarios

de medicamentos, y sólo el 11% lo eran de

marihuana y cocaína.

16DROGAS: UN ENFOQUE GLOBAL.

Page 17: Modelos FAT

También, un estudio sobre emergencia

hospitalaria en general llevado a cabo por Miguez,

Hugo y Wilburt Ricardo Grimson concluye

señalando “al alcohol y los psicofarmacos como

las sustancias que, con más frecuencia,

caracterizan las consultas de emergencia

vinculadas al abuso de drogas, con una 65 %

asociados al alcohol, un 20% a los psicofarmacos

y sólo un 15% al policonsumo (incluyendo

sustancia licitas e ilícitas).

Por otra parte nos dirigimos a observar los

procedimientos represivos efectivamente llevados

a cabo por los organismo de seguridad. Y de allí

extraemos, sobre datos de la policía federal,

aeronáuticas y provinciales, gendarmería,

prefectura y aduanas, que entre 1982 y 1986 se

ha decomisado un promedio de 4.206% más

cocaína que psicofármacos, todos ellos incluidos.

Resulta útil tener presente , por ejemplo, el caso

de la cocaína y las anfetaminas, que siendo

ambas anorexingenas y estimulantes, se

observan de hecho las diferencias de represión

anotadas, pues la primera no tiene actual uso

terapéutico, y la segunda sí (tratamiento para

adelgazar).

Basten los datos anotados a modo

ejemplificativo, para concluir afirmando el carácter

selectivo de hecho, del sistema represivo en la

cuestión de drogas, según:

a) Las personas comprometidas y

b) las drogas involucradas.

En cuanto a la argentina, esa selectividad se

manifiesta en la persecución con mucha más

frecuencia e intensidad, de los delitos

relacionados con drogas si uso terapéuticos

(cocaína, marihuana), que representan, sin

embargo, un porcentaje mucho menor de casos

de uso indebido, comparadas con las drogas “de

farmacia”.

LA EXPLICACIÓN CRIMINOLÓGICA

¿ Como se puede entender los desequilibrios

descriptos, en la persecución penal en materia de

drogas ? para ello trataremos de enfocar

fundamentalmente un punto: los proceso o

“momentos” de la represión, es decir: la

elaboración y la aplicación de las leyes penales.

Howard Becker, como vimos anteriormente, se

cuestiona la igualdad, en el sentido de si las leyes

son elaboradas realmente por todos, y si son

verdaderamente aplicadas a todos. Nosotros,

tomando el caso específico de la represión del

uso de drogas, hemos dicho que no da tal

igualdad, y trataremos de entender porqué.

ELABORACIÓN DE LAS LEYES SOBRE DROGAS.

El “concepto” legal de drogas se funda

generalmente en una “lista” de sustancia

comprendidas. En la Argentina, las normas

administrativas (leyes Nº 17.818 y 19.303) lo han

adoptado, y las penales (Leyes Nº 20.771

derogada y 23.737 vigente) han debido recurrir

además a postulados indefinidos (son

estupefacientes: “los estupefacientes...”art. 77

Código Penal); pero siempre basados en una lista

se sustancia comprendidas.

Surge entonces el “interrogante”: ¿ por qué causa

las legislaciones no han sabido elaborar un

concepto legal de drogas que pueda prescindir de

una “lista”?, ¿ por qué se encuentra tantos

obstáculos y contradicciones en la tarea de

“definir” la droga legalmente ?.

Finalmente: ¿ cuál es el criterio que hace al

legislador incluir o excluir usa sustancia del control

del Estado ? ¿ Sus efectos perniciosos para la

salud ? ¿ su capacidad de provocar adición ? si

fuera así: ¿ como se explicaría entonces que

sustancias tan adictivas y peligrosos como el

alcohol, el tabaco y el tolueno (pegamentos) no

estén penalizadas ?

Es evidente que en el proceso de criminalización

de drogas rigen otro tipo de patrones, no

científicos, sino culturales.

Esto ocurre, por ejemplo, en el caso del alcohol,

en culturas tan diferentes como la norteamericada

de la Ley Seca (años 30), y los países árabes

hasta la actualidad. En ambos casos un grupo

dominante (el protestantismo puritano, el

musulmán), impone una legislación represiva a

partir de una “modelo” de lo que ellos si

consideran “droga”: el alcohol.

Sin olvidar que se parte de una “ilusión represiva”

(Gongalez Zorrilla) cuya eficacia no se ha

demostrado, y que confía ciegamente en la

supuesta utilidad de las penas (prisión) y medidas

de seguridad para curar o solucionar el problema

de la drogadicción, como solución autónoma y

mágica.

17DROGAS: UN ENFOQUE GLOBAL.

Page 18: Modelos FAT

APLICACIÓN DE LEYES SOBRE DROGAS.

La diferente actitud de los organismo penales, en

los hechos, según se trae de drogas con o sin uso

terapéutico, nos lleva a reconocimiento de una

“cifra negra”, dado por aquellos casos que,

constituyendo ilícitos penales, no son penados.

Expliquemos el porqué.

Al respecto Becker enseña que la imposición de

pena sólo ocurre cuando la conducta legalmente

tipificada como delito se hace pública. Con ello

adquiere relevancia no solo la actividad del sujeto,

sino -y fundamentalmente- lo que los demás

hacen al respecto. Por ello decimos que el delito

(que sólo “existió” legalmente si hay sentencia

condenatoria) es un hecho CONDICIONADO POR

LAS RELACIONES del presunto autor con la

víctima, con su entorno humano, y especialmente

con el sistema de control penal: los policías, los

empleados y funcionarios judiciales y los jueces.

Así como tambien por las ideas que estos tengas

acerca de que es “la droga”.

Es el planteo de Becker, lo que el llama “pegar el

grito” (dar la voz de alarma) no se da cuando se

trata de drogas de posible uso terapéutico,

aunque en el caso concreto sean usadas

indebidamente e ilícitamente; ello, pues están

cubiertas de una manto científico como el que les

correspondía si el uso fuese correcto (prescripción

médica, necesidad terapéuticas, dosis adecuadas,

etc.) Las otras drogas -sin uso terapéuticas- se

convierten entonces en fetiches cuyo sólo

contacto lleva implícita una condena, y es sólo

aquí donde estructura represiva decide moverse.

Consecuentemente con lo dicho se opera una

SELECTIVIDAD EN LA REPRESIÓN , cuya

explicación está en la clara alianza de un modelo

ético-jurídico que acoge en su seno las respuesta

e imágenes de un modelo médico-clínico que, al

tiempo que “justifica” la represión, le impone

condiciones. Y una de las más importantes

condiciones es el respeto que debe inducirse

sobre su saber científico, que cubre en forma

monodisciplinaria y autónoma, con un velo

protector, las sustancias que decide utilizar en el

arte de curar. La sociedad, pos su parte, se

confunde por ese velo protector y lo aplica a la

sustancia, aún indebidamente usada e ilícitamente

obtenida.

LEGISLACIÓN, POSICIONES ÉTICAS Y

SISTEMAS LEGALES VIGENTES.

A partir de ahora, nos ubicaremos en otra

dimensión de la problemática que nos ocupa, es

decir el aspecto legal del uso indebido de drogas.

En el analizaremos brevemente, antes de la ley

especifica, el llamado tipo penal, el bien jurídico

protegido, los preceptos constitucionales de

legalidad y reserva, que tienen estrecha

vinculación con principios de carácter penal y

procesal penal.

El derecho condiciona y reside, de alguna forma,

todo nuestro obrar, desde nuestro nacimiento

hasta nuestra desaparición física y aún más allá.

Entendemos por derecho, al conjunto de normas

que regulan la vida de una sociedad determinada,

con caracteres coactivos. La coerción, -posibilidad

de coacción-, es aquella voluntad tendiente al

cumplimiento efectivo de las normas cuando ellas

son transgredidas.

En cuanto a la Ley, en sentido Genérico, existe

una definición que, si bien no es de un jurista, por

su precisión, merece ser citada “recta

ordenación de la razón para el bien común,

dictada por aquel que tiene a su cuidado la

comunidad” (Santo Tomás de Aquino)

Sería impensable, el cumplimiento voluntario de

normas tendiente a la armonía social y a una

efectiva intercomunicación, sin la presencia de la

posibilidad de su cumplimiento en caso de

violación.

Entrando, ahora, al concepto de delito, que es la

razón de ser de la ley penal, diremos que se

denomina delito conforme a Carrara, a la

“infracción de la ley del Estado, promulgada para

proteger la seguridad de los ciudadanos,

resultante de un acto externo del hombre, positivo

o negativo, moralmente imputable y políticamente

dañoso”

El medio utilizado por el estado para conservar la

paz social haciendo conocer a los habitantes

cuales son las conductas prohibidas, bajo

amenaza de sanción es la ley penal.

Consecuentemente, la única fuente de

producción de Derecho Penal es el Estado,

toda vez que el monopolio de acuñar delitos y

establecer penas es patrimonio indelegable e

intransferible de aquél.

Ello nos lleva a considerar el llamado tipo penal,

vale decir, la descripción legal de las conductas, la

18DROGAS: UN ENFOQUE GLOBAL.

Page 19: Modelos FAT

necesidad de que los delitos se acuñen en tipos y

no es condiciones genéricas. Es por ello que

nadie va a ser sometido a la ley penal por lo que

es, sino por lo que ha hecho.

Es la primera consecuencia de la “tipicidad”. La

segunda tiene raigambre constitucional, en el

sentido de que el proceso que conduzca a una

pena se funde, necesariamente, en Ley anterior al

hecho del proceso, (Art.. 18º Constitución

Nacional).

El “nullun crimen sine lege” , es decir, no hay

crimen sin una ley penal anterior a la conducta

reprochable, es suprema garantía de libertad, en

la medida que cualquier voluntarismo, que intente

crear delitos por medios distintos a la ley,

constituye la negación del derecho penal y es

violatorio de nuestra Constitución. Salvo

dictaduras, las legislaciones contemporáneas ha

adoptado el principio de legalidad y reserva, ya

señalado.

El Código Penal establece, en sus 302 artículos,

una tipificación determinada de los delitos en

particular, que va desde el Art.. 79º -homicidio

simple-, hasta el Art.. 302º -libramiento de

cheques sin provisión de fondos-.

En cada uno de los capítulos del Libro II del

Código ya citado, se encuentran agrupados los

delitos contras las personas, contra el honor,

contra la libertad, contra la fe publica, etc.

El llamado bien jurídico protegido es aquel

bien supremo, la vida, el honor, la libertad, la

salud pública, la fe pública, etc., que, en nuestro

caso la ley ampara en cada uno de los capítulos

que integran el Código penal.

La Ley Nº 23.737 consta de 47 artículos, fue

sancionada el 21 de Septiembre de 1989,

promulgada de hecho el 10 de Octubre de 1989

(B.O. del 11/10/89), sucesora de la Ley Nº 20.771,

que en líneas generales modifica el Art.. 20º del

Código. El bien jurídico que protege es la salud

pública. Dicha ley completa la anterior, crea

nuevos tipos penales, aumenta la pena, introduce

mecanismos de tratamiento para los usuarios

ocasionales, para los considerados adictos y, en

general, para todos aquellos que cometieren

cualquier tipo de delito bajo los efectos de

estupefacientes.

Sin perjuicio de entrar en una análisis

pormenorizado de la misma, cabe señalar que

uno de los problemas principales y de más difícil

solución que, en cuanto a rehabilitación

toxicomanías en general, es su tratamiento legal.

En efectos la discusión básica estriba en conocer

y decidir si el hecho de ser toxicómano, como

elección voluntaria de una persona, puede o no

considerarse como rechasable dentro de un

determinado sistema legal. Por otra parte, lo que

si introduce problemas de magnitud son las

consecuencias de esta toxicomanias. La dificultad

se plantea en los estados de derecho, es decir, en

aquellos que garantizan a todos sus habitantes los

cuatros valores ideológicos de libertad, igualdad,

propiedad y seguridad, ya que, ante la carencia de

una sola de esas garantías no puede hablarse de

un Estado funcionalizado a través del Derecho.

Las dificultades, decíamos consiste en encontrar

medidas aceptables y coherentes dentro de un

régimen democrático de libertades, respecto de la

decisión personal de consumo o no consumo,

tenencia o no tenencia de estupefacientes.

Nuestra legislación ha formulado la opción y así

vemos que en su Art.. 14º de la Ley 23.737, se

define a la mera tenencia como figura o tipo penal

autónomo.

En sentido genérico, la actual ley intenta

distinguir entre el delito punible y la enfermedad y

su tratamiento, así como su eventual curación.

Resulta difícil señalar si lo ha logrado en este

tiempo de vigencia . Nos apresuramos a afirmar

que lo “draconiano” de toda les no es lo

importante -aumento significativo del “quantum”

sancionatorio-. Lo que igualmente importa es la

convicción generalizada de que cada delito tendrá

su correlato punitivo, sin excepción alguna, De allí

a subrayar la importancia de un poder judicial

autónomo e independiente hay un sólo paso.

Aún cuando la Ley pueda ser modificada en la

oportunidad que se considere, es pueril pensar

que por si sola pueda resolver la realidad

criminógena.

Previo al dictado de toda ley de represión del uso

indebido de drogas, aparece, cono inquietud

legislativa singular, que hacer con el eslabón las

débil de la cadena: el drogadicto. En nuestro

caso, se desconoce aún con precisión si la

respuesta ha sido acertada. El consumo indebido

de psicofármacos ha aumentado en primer trienio

de aplicación, pero tal circunstancia no puede

indicarse como indicador válido, en cuanto al

acierto o no de sus previsiones.

19DROGAS: UN ENFOQUE GLOBAL.

Page 20: Modelos FAT

En la Ley Nº 23.737 podemos distinguir dos

cuestiones esenciales de la problemática. Por una

parte, atacar el tráfico ilícito de estupefacientes en

su origen y, por otra parte, establecer mecanismo

de tratamiento para el último eslabón, que es

consumidor final, sea adicto o experimentados.

En este último supuesto aparece la sanción

cuando la indiferencia o falta de voluntad para su

eventual curación revele la necesidad de la pena.

Con respecto a la primer cuestión, corresponde

señalar las normas relativas al comisiom e

incautación de los beneficios del tráfico ilícito,

lavado de dinero, control fronterizo de los

precursores químicos, inexistencia de la reserva

bancaria, acción coordinada de fuerzas de

seguridad ampliación de la jurisdicción del Juez

de la causa, cuando para el éxito de la

investigación, deba actuar en ajena jurisdicción.

Por otra parte los magistrados están también

autorizados por la Ley a postergar la detención de

personas o el secuestro de mercadería ilícita,

cuando tal hecho, de consumarse en forma

inmediata, comprometa el resultado de la

pesquisa. Se ha introducido, asimismo una nueva

figura penal que reprime el dar, en pago,

estupefaciente o materias primas para su

elaboración, o plantas o semillas para producir

estupefacientes. Veremos luego, en particular, el

mecanismo de tratamiento establecido por los

Art.;. 17º al 22º de la ley.

Entrando en el análisis del articulado en

particular, los cuatro primeros de la ley se refieren

a la venta irregular de sustancias medicinales en

general. Se ha entendido la necesidad de reprimir

aquellas conductas vinculadas con la

comercialización inescrupulosa de medicamentos.

Numerosos males que se producen en nuestra

salud pública tiene su origen en algunos casos, en

un mercado permisivo en extremo y en otros en

un mercado clandestino, que requiere una

respuesta penal inmediata.

La sanción que abarca desde pena privativa de

libertad (Art.. 1º y 4º), hasta multa, (Art.. 2º y 3º)

por ser menor de identidad menor el ilícito

cometido.

El Art.. 5º reprime, con pena conjunta de prisión o

reclusión y multa, al que incurra en las distintas

conductas contempladas en sus cinco incisos. La

pena aumenta considerablemente -de cuatro a

quince años.

El Art.. 6º reprime la introducción al país de

estupefacientes, cuando habiéndose efectuado

presentación correcta ante la autoridad aduanera,

posteriormente, se altera su destino o uso.

El contrabando en si de estupefaciente queda

atrapado por el Código aduanero (Art.. 866 y

concordantes), mientras que la conducta

explicitada en el párrafo anterior se diferencia del

contrabando.

En el Art.. 7º, la Ley es particularmente severa

con aquel o aquellos que organicen o financien

cualesquiera de las actividades ilícitas que se

mencionan en los Art.. 5º y 6º precedentes. De

ocho a veinte años y multas, establece el artículo

para aquellos que, en la sombra, se constituyen

autores ideológicos o inversores, de muy difícil

identificación y aprehensión.

El Art.. 8º se refiere al que, estando autorizado

para la producción, fabricación, extracción, etc. de

estupefacientes, los tuviere en cantidades

distintas de las autorizadas o prestare o emplee

compuestas naturales, sintéticos u oficiales que

oculten o disimulen sustancias estupefacientes y

al que aplicare, entregare o vendiere

estupefacientes sin receta médica, en cantidades

mayores a las recetadas. Sanción tres a quince

años y multa.

El Art.. 9º tiene como sujetos activos a médicos u

otros profesionales autorizados a recetar. Se

refiere a la prescripción, suministro o entrega

fuera de los casos indicados por las medidas

terapéuticas o en dosis mayores de las

necesarias. Sanción dos a seis años y multa. Si lo

hiciere con destino ilegitimo, la pena aumenta de

cuatro a quince años .

El Art.. 10º se refiere al que falsificare un lugar o

elementos para que se lleven a cabo los hechos

ilícitos previstos en los Art.. anteriores. Sanción

tres a doce año y multa, si se trata de un comercio

se aplicará la accesoria de inhabilitación.

El Art.. 11º hace referencia al agravamiento de las

sanciones -un tercio del máximo a la mitad del

mínimo establecido- si se cumple alguno de los

supuestos previstos en sus seis incisos.

a) Si los hechos se cometieren en perjuicio de

mujeres embarazadas o de personas

disminuidas psíquicamente, o sirviéndose de

menores de dieciocho años o en perjuicio de

estos;

20DROGAS: UN ENFOQUE GLOBAL.

Page 21: Modelos FAT

b) Si los hechos se cometieren

subrepticiamente o con violencia,

intimidación o engaño;

c) Si en los hechos intervinieren tres o más

personas organizadas para cometerlos.

d) Si los hechos se cometieren por un

funcionario público encargado de la

prevención o persecución de los delitos aquí

previstos o por un funcionario público

encargado de la guarda de presos y en

perjuicio de éstos

e) Cuando el delito se cometiere en las

inmediaciones o en el interior de en

establecimiento de enseñanza, centro

asistencial, lugar de detención, institución

deportiva, cultural o social o en sitios donde

se realicen espectáculos o diversiones o en

otros lugares a os que los escolares y

estudiantes acudan para realizar actividades

educativas, deportivas o sociales;

f) Si lo hechos se cometieren por un docente,

educador o empleado de establecimiento

educacionales en general.

Los Art.. 12º y 13º se refieren a la difusión pública

del uso de estupefacientes y al uso con

ostentación o trascendencia pública o al uso para

facilitar o ejecutar otro delito.

Hemos arribado a la incriminación de la tenencia,

establecida en el Art.. 14º de la Ley. Dicha

tenencia fue acuñada como delito autónomo en

nuestro ordenamiento jurídico penal por la Ley Nº

11.331, en el año 1926. Desde esa fecha se

inserta, en nuestra doctrina, este aspecto que

divide opiniones y centra la discusión nada menos

que en su validez constitucional. Es en torno al

Art.. 18º de la Constitución Nacional donde se

desarrolla la discusión. Se trata del que siendo

adicto se movería dentro de la órbita de su

libertad personal. Debemos reiterar que la Ley no

sanciona al adicto por lo que es, sino por lo que

hace.

Hace poco años, la Corte Suprema de Justicia

de la Nación, en su anterior composición, declaró

la inconstitucionalidad del Art.. 6º de la Ley Nº

20.771, tomando como base el citado Art.. 19º,

acerca de que las acciones de los hombre que de

ningún modo ofendan el orden y la moral pública,

ni perjudiquen a un tercero, están exentas de a

autoridad de los magistrados.

Aparece como sagrado este derecho de la

corriente que lo defiende, cuando se afirma que

se lo respeta aún en aquellas personas que

atentan contra su propia vida. Cabe señalar que,

para nuestra legislación penal, el intento de

suicidio no es punible; si, la instigación al mismo.

La Corte, en su actual composición, ha

convalidado la incriminación de la tenencia para

uso personal.

En el Art. 14º cabe distinguir dos supuestos: la

mera tenencia, la cuál es sancionada con prisión

de uno a seis años y multa y, en el segundo

párrafo, una sanción disminuida, de un mes a dos

años, cuando existiera indudablemente certeza,

por su escasa cantidad, -principio de

insignificancia-, y demás circunstancias, que la

sustancia es para uso personal. Ver su

concordancia con el Art. 17º.

A propósito de la tenencia para uso personal, el

Profesor Alfredo Molinario, eximio penalista ya

desaparecido, se refería a la cuestión diciendo:

“condenar a un toxicómano por el hecho de serlo

significa castigar a un loco por el hecho de que lo

es. HAY QUE CURARLOS”17

Otro penalista, Peco (autor de un proyecto de

Código Penal en 1942), manifestaba, “la tenencia

engendra la presunción del delito por la

naturaleza del mismo, pero no da lugar a sanción

si el destino estupefaciente el vicio. El código ha

de enfocar al delincuente, no al vicioso”

Finalmente soler, en su proyecto de 1960, se

hace cargo de la dificultad de combatir a los

traficantes que “es posible sorprenderlos con

drogas, pero es difícil encontrarlos vendiéndolas”.

Pero manifiesta “que castigar al tenedor, en tales

casos, constituye una forma velada de castigar un

vicio, procedimiento contra el cuál se levanta la

opinión pública médica y el debate parlamentario,

ya que concuerdan las ciencias médicas y las

razones jurídicas” 18, El tiempo ha transcurrido y

otras opiniones ocupan el espacio doctrinario.

Por otra parte el Art.. 15º discrimina la tenencia y

masticación de hojas de coca o su empleo como

infusión esto que parece una contradicción, no lo

es en la medida en que se reconoce como un

hábito de honda firmeza en las provincia de Salta,

Jujuy, Formosa y Chaco.

17 Curso de Derecho Penal, Revista Jurídica, Bs. As. ,1937. Citado por Alem Martinez Kane.18 Soler Sebastía. Derecho Penal Argentino. Citado porAlem Martinez Kane.

21DROGAS: UN ENFOQUE GLOBAL.

Page 22: Modelos FAT

El siguiente art. -16º- se refiere a la medida de

seguridad curativa aplicable a los que,

condenados por cualquier delito, fueran

dependientes, física o psíquicamente, de

estupefacientes. Se le impondrá, además de la

pena, una medida de seguridad curativa que

consistirá en un tratamiento de desintoxicación y

rehabilitación. Esta última medida cesará por

resolución judicial, previo dictamen pericial.-

Debemos distinguir entre pena y medida de

seguridad. La pena contiene una noción

retributiva que no es posible admitir en las

medidas de seguridad. La primera intenta

restablecer la armonía social quebrada por el

ilícito. Es a la vez disuasoria y evitativa del delito.

Entrar en el origen de éstas significaría un

extenso análisis, incluso histórico-jurídico.-

La medida de seguridad nace como solución

alternativa aplicable para casos en que el sujeto

no hubiese obrado culpablemente. Cuando el

Estado no puede imponer pena al sujeto activo del

delito, por falta de desarrollo o salud mental, o

cuando considera que es imposible aplicar

sanción al menor de edad por ejemplo, conserva

sin embargo, la posibilidad de aislar a los

individuos peligrosos, procurando corregir sus

deficiencias, sean intelectuales o de educación.-

Existen dos escuelas principales en derecho

penal. La escuela clásica y la positiva. La primera

sostiene que el hombre es un ser inteligente y

libre y por ello responsable de sus actos.

Inversamente, quien carezca de tales facultades

es inimputable. Los positivistas manifiestan que

todos los delincuentes son responsables. No hay

penas sino sanciones y su base es la

peligrosidad. La tesis intermedia afirma: cuando

existe cierta capacidad en el sujeto, se aplican las

penas. En caso contrario, juegan la peligrosidad y

la defensa social y se aplican medidas de

seguridad.-

La pena se fundamenta en la inimputabildad: la

medida de seguridad, en la peligrosidad del

individuo. En esta última, distinguimos y

señalamos las medidas de seguridad curativas,

educativas y eliminatorias. Ejemplo de la citada en

último término es la accesoria de reclusión por

tiempo indeterminado, aplicable a los delincuentes

habituales o reincidentes. Esta medida tiende a

evitar la comisión de nuevos delitos.-

El Art.. 17º se refiere al segundo párrafo del Art.

14º, es decir, a la tenencia para uso personal. En

el supuesto de establecerse la culpabilidad y la

dependencia, el juez podrá dejar en suspenso la

aplicación de la pena y someterlo a una medida

de seguridad curativa. Se lo exime de la

aplicación de la pena si el resultado es

satisfactorio. Si luego de dos años de tratamiento,

por su falta de colaboración, no existe un nivel

aceptable de recuperación, deberá aplicarse la

pena y continuar con la medida de seguridad por

el tiempo necesario o solamente con esta última.

La redacción del Art.. 17º adolece de precisión y

conlleva cierta alteración del significado que,

tradicionalmente, se le da a la pena y a la medida

de seguridad. Pareciera ser que el individuo tiene

que curarse de su adicción a la fuerza.-

El siguiente Art.. 18º establece la aplicación

durante el sumario, cuando se comprobare, por

semiplena prueba, que la tenencia es para uso

personal y el procesado fuera dependiente, previo

consentimiento, de un tratamiento curativo,

suspendiéndose el tratamiento sumarial. Si el

resultado es positivo, se dicta sobreseimiento

definitivo. Caso contrario, después de dos años de

tratamiento, si existe carencia de colaboración del

procesado para su eventual recuperación, se

reanuda el trámite de la causa. La norma otorga al

juez la facultad, -”podrá”, establece el texto-,

aplicar la pena en el caso y continuar con la

medida de seguridad. En suma, el art. 17º se

refiere a la condena, el 18º al proceso.-

La crítica a los Art. 17º y 18º radica en el hecho

de que, a través de la medida de seguridad, el

accionar del Estado sobre su libertad individual

puede tener duración indeterminada. El legislador

intenta solucionar la cuestión a través del Art..

19º, en el cual se establecen el mecanismo para

la aplicación de las medidas previstas en los Art.

16º, 17º y 18º. Establecimientos adecuados, que

el tribunal determine de una lista de instituciones

registradas oficialmente y con habilitación de

autoridad sanitaria nacional o provincial.

La norma extiende la aplicación del tratamiento a

los procesados, no sólo cuando éstos prestaren

su consentimiento, o cuando existiere peligro de

que se dañe a sí mismo o a los demás.-

La dirección del tratamiento estará a cargo de un

equipo de técnicos y abarca los aspectos médico,

psiquiátricos, psicológicos, pedagógicos,

22DROGAS: UN ENFOQUE GLOBAL.

Page 23: Modelos FAT

criminológicos, y de asistencia social. Se pueden

ejecutar en forma ambulatoria, con internación o

alternativamente, según el caso.-

Cuando el tratamiento se aplicare al condenado,

su ejecución será previa y su término se computa

para el cumplimiento de la pena. Con relación a

los procesados, el tiempo del tratamiento

suspenderá la prescripción de la acción penal.-

La norma indica, igualmente, que la autoridad

administrativa, (servicios penitenciarios nacional o

provincial), deberá arbitrar los medios para que,

en cada unidad, en forma separada del resto de

los internos, pueda ejecutarse la medida de

seguridad.-

El Art.. 20º indica al juez que deberá distinguir,

previo dictamen pericial y para la aplicación del

mecanismo de los Art.. 16º, 17º y 18º entre el

delincuente que hace uso indebido de

estupefacientes y el adicto a dichas drogas que

ingresa al delito, a efectos de una adecuada

orientación terapéutica.-

La crítica al artículo consiste en que se obliga al

juez a investigar no sólo el hecho o materia del

proceso, sino, además las circunstancias

anteriores y, de cierta forma, extrañas a la causa,

para concretar la distinción exigida.-

El Art.. 21º se refiere al principiante o

experimentador, es decir, al no dependiente, por

única vez, el juez de la causa podrá sustituir la

pena por una medida de seguridad educativa, en

la forma y modo que el juez lo determine.-

La medida de seguridad educativa comprende el

cumplimiento obligatorio de un programa

especializado que por un término mínimo de tres

meses, la autoridad educativa nacional o

provincial implementará para dichos fines. La

mencionada sustitución será comunicada el

Registro Nacional de Reincidencia y Estadística

Criminal y Carcelaria. Finalizado el tiempo de

tratamiento educativo, si éste no hubiera dado

resultado satisfactorio, se aplicará la pena.-

La observación sobre este texto, es que, si con la

medida de seguridad curativa debe curarse a la

fuerza, por que la opción es el cumplimiento de la

pena, en este artículo, sucede de igual modo. O

asimila el contenido del programa o la medida de

seguridad es reemplazada por la pena.-

El Art.. 22º se refiere a la supresión de la

anotación en el Registro Nacional de Reincidencia

transcurrido un determinado término (tres años), si

existiera reinserción social plena, la observación

crítica consiste en la relativa certeza del término:

“reinserción plena”.-

Los Art. 23º y 24º se refieren a la incriminación

del funcionario público dependiente de

autoridad sanitaria que no ejecutare lo previsto

en las leyes o reglamentos a su cargo, en la

materia, u omitiere cumplir directivas impartidas,

(prisión de 6 meses a 4 años e inhabilitación

especial).-

Por otra parte, el ingreso no autorizado de

precursores o productos químicos aptos para la

elaboración de estupefacientes, en zonas de

frontera, se reprime con multa, inhabilitación

especial y comiso de la mercadería en infracción,

sin perjuicio de otras sanciones que pudieran

corresponder (Art. 24º).-

El Art. 27º tiene penosa actualidad. La prensa

oral, escrita y televisiva se ha ocupado,

extensamente, de escándalos vinculados con el

llamado “lavado de dinero”, proveniente del

narcotráfico, efectuados por altos funcionarios del

Estado, los cuales se hallan con prisión

preventiva, -lo que implica semiplena prueba de

delito-, decretada por la justicia del crimen y

excarcelados provisionalmente, mediante fianza

real, hasta la finalización de los respectivos

procesos.-

La figura penal reprime al que, sin haber tomado

parte ni cooperado en la ejecución de los hechos

previstos en la ley, interviniere en lo que se

denomina en dogmática jurídico-penal, “delito

agotado”. Es decir, al que después de consumado

el ilícito, interviniera en la inversión, venta,

pignoración, transferencia, o cesión de las

ganancias, cosas o bienes provenientes de

aquellos o del beneficio económico obtenido,

siempre que hubiese conocido ese origen o lo

hubiese sospechado. Sanción: prisión de 2 a 10

años y multa. Con la misma pena se reprime al

que comprare, guardare, ocultare o receptare

dichas ganancias, cosas, bienes o beneficios. No

importa, al efecto, que la causa origen de las

ganancias se halla producido en territorio

extranjero.-

El Art. 26º levanta la reserva bancaria o tributaria

para la investigación de los delitos previstos en la

ley.-

23DROGAS: UN ENFOQUE GLOBAL.

Page 24: Modelos FAT

El Art.. 27º determina la relación existente entre

persona de existencia ideal y de existencia visible

y la punición consiguiente.-

Conforme al Art. 28º de la Ley Nº 23.737, el

individuo que públicamente imparta instrucciones

relacionadas con la producción, fabricación o uso

de estupefacientes será reprimido con prisión de 2

a 8 años. Del mismo modo, la sanción alcanza a

aquel que, por medios masivos de comunicación

social, explique en detalle el modo de emplear

como estupefaciente cualquier elemento de uso o

venta libre. Los objetivos perseguidos por éste

artículo son muy claros. El propósito es punir la

difusión masiva del uso de estupefacientes o

elementos de venta libre como tales.-

La falsificación de recetas médicas, o a las que a

sabienda se imprimiere con datos supuestos o

con datos ciertos sin autorización del profesional

responsable, es alcanzada por las previsiones del

Art. 29º -prisión de 6 meses a 3 años, e

inhabilitación, en el caso que correspondiera.

El Art. 30º determina que el juez deberá ordenar

la destrucción, por la autoridad sanitaria nacional,

previa pericia para determinar su naturaleza,

cantidad o calidad, conservando las muestras del

caso para fines ulteriores, de las especies

vegetales de “papaver somniferum L”,

“erithroxylon coca lam” y “cannavis sativa”. Se

destruirán por incineración.-

El Art. 31º establece que los efectivos de

cualquiera de los organismos de seguridad y de la

administración nacional de aduanas podrán actuar

en ajena jurisdicción, en casos urgentes, debiendo

darse inmediato conocimiento al organismo de

seguridad de la zona. La norma se refiere a un

mecanismo de consulta permanente, así como el

acceso al banco de datos para una mayor eficacia

en el cumplimiento de su cometido

El Art. 32º posibilita, en casos de premura

innegable, que el juez de la causa puede actuar

en jurisdicción que le es ajena, debiendo

comunicar las medidas dispuestas al juez del

lugar.-

El Art.. 33º constituye una innovación en la

materia, ya que faculta al juez de la falta la

postergación de la detención de personas o el

secuestro de estupefacientes, cuando dichas

medidas puedan obstaculizar el éxito de la plena

investigación. Se trata del seguimiento encubierto

de personas o mercaderías hasta lograr la

aprehensión de la mayor cantidad de

responsables o de niveles mas altos en la escala

delictiva.-

El Art.. 34º establece la competencia federal para

la aplicación de ésta ley. Vale decir, que

comprende la totalidad del país.-

El Art.. 35º se refiere a la Ley Nº 10.903 del

patronato de menores. Establece la

obligatoriedad, cuando una mujer embarazada

diera a luz en el transcurso del proceso o durante

el cumplimiento de una condena en un término

perentorio de 5 días de someter al hijo a una

revisación médica especializada. Igual obligación

rige para con el padre, tutor o guardador. Su

incumplimiento será penado con multa y el juez

deberá ordenar la medida indicada, supliendo así

la omisión.-

El Art. 36º faculta al Juez de la causa, en caso

de comprobarse que la actitud paterno-materna

han comprometido la salud del menor, a dar

intervención a la justicia civil para que proceda a

la suspensión o pérdida, en su caso de la patria

potestad.-

Tanto el Art.. 37º como el 38º se refieren al

suministro de sustancias estimulantes o

depresivas y a su punición en justas deportivas,

en un caso vinculadas con personas y en segundo

con animales.-

El destino de los bienes decomisados, en virtud

de esta ley, se destinará a lo que se denomina

“lucha contra el tráfico ilegal”, su prevención y a

la rehabilitación de los afectados.-

El Art.. 42º establece una interesante

coordinación entre el ministerio de educación y

justicia y de salud y acción social, en cuanto a

que, en todos los programas de formación de

profesionales de la educación se deberán

considerar los diversos aspectos del uso indebido

de drogas.-

Los Art. 43º y 44º se refieren a la asistencia

económica a las provincias que cuenten o

contaren con centros públicos de recuperación de

adictos, al registro especial que funcionara en la

jurisdicción que determinara el Poder Ejecutivo,

obligando a las empresas y sociedades

comerciales que fabriquen productos químicos

que por sus características o componentes,

puedan ser derivados ilegalmente para servir de

base o ser utilizados en elaboración de

estupefacientes (éter, acetona. etc.).-

24DROGAS: UN ENFOQUE GLOBAL.

Page 25: Modelos FAT

En cuanto al Art. 45º que establecía una

actualización trimestral de multas, ha quedado

derogado por la Ley Nº 23.975 del 17 de

setiembre de 1.991, que establece un mecanismo

particular sobre la materia.-

Finalmente los Art.. 46º y 47º son de forma.-

Así bien la toxicomanía es un problema médico,

psiquiátrico y educativo, social, resulta necesario

un vallado de contención para ciertas conductas

reprochables y ello se efectiviza a través de la ley

penal.-

Hemos dado una somera descripción de la ley

vigente en la materia. Para finalizar, debemos

reiterar aquí que la ley constituye un simple

instrumento y que el Código Penal, no resuelve un

problema social del contenido y alcances del

presente.-

➠➠ EL PROBLEMA DE LA TENENCIA PARA CONSUMO PERSONAL. SER O NO SER

¿PENALIZACIÓN O DESPENALIZACIÓN ?

Una de los discusiones más fuerte en torno a las

leyes de estupefacientes fue el problema de la

penalización o no de la tenencia para consumo

personal. Dicha delito fue incluido en nuestro

ordenamiento por la Ley 11.331 y luego tomado

por el Art.. 6º de la Ley Nº 20.771 y por el Art.. 14º

de la Ley Nº 23.737.

Para una mejor comprensión transcribiremos

parte de los fallos de la Corte Suprema de Justicia

de la Nación de los años 1986 y 1990 en la que

en ambas cambia el criterio doctrinal de la misma.

Primeramente, veamos que dice el artículo en

cuestión: Art..14º.- Será reprimido con prisión de

uno a seis años y multa de trescientos a seis mil

australes el que tuviere en su poder

estupefacientes. La pena será de un mes a dos

años de prisión cuando, por su escasa cantidad y

demás circunstancias, surgiere inequivocamente

que la tenencia es para uso personal.”

Como dijimos en el año 1986 la Corte Suprema

de Justicia de la Nación en los casos conocidos

como «Bazterrica» y «Capalbo» desincriminó la

tenencia para consumo propio, pero en el año

1990 con el aumento en su número de integrante

el máximo tribunal retomo la jurisprudencia

anterior establecida a partir del caso «Colavini»,

Ahora bien para una mejor comprensión de las

diferentes posturas doctrinales y jurisprudencias

transcribiremos algunos fundamentos de los fallos

de nuestra Corte Suprema, dictamentes del

Procurador General de la Nación y algunos

notables juristas.

Entre los jurista que apoyan la penalización

podríamos citar a los Doctores Levene (h),

Cavagna Matínez, Barra, Nazareno, Oyhanarte y

Moliné O’Connor integrantes de dicho tribunal en

1990.

Los fundamentos más importante son los

siguientes:

Los motivos dados por el legislador para

incriminbar la tenencia de estupefacientes

remiten a cuestiones de política criminal que

involucran razones de oportunidad, mérito y

conveniencia sobre las cuales está vesdado a

la Coste Suprema inmiscuirse so pena de

arrogarse ilegitimamente la función

legislativa.19

Conforme al Art. 19º de la Constitución

Nacional, las “acciones privadas”, estas

exenta de la autoridad de los magistrados

cuando “de ningún modo” ofendan al orden y

la moral pública ni perjudiquen a terceros. Por

ello lo que “de algún modo”, cierto y

ponderable tenga ese carácter -ofensivo o

perjudicial-, trae consigo los efectos aludidos

en el Art.. 19º de estar sujeto a la autoridad de

los magistrados y, por tanto, se subordina a

las formas de control social que el Estado,

como agente insustituible del bien común,

pueda emplear lícita o discrecionalmente.20

El efecto “contagioso” de la drogadicción y la

tendencia a “contagiar” de los drogadictos son

un hecho público y notorio, o sea un elemento

de la verdad jurídica objetiva que los jueces

no pueden ignorar.21

No hay ”intimidad” ni “privacidad” si hay

exteriorización y si esa exteriorización es apta

para afectar, de algún modo, el orden o la

moral pública o los derechos de un tercero.

Pretender que el comportamiento de los

drogadictos no se exterioriza “de algún modo”

19 Del voto de los doctores Levene (h), CavagnaMatínez, Barra, Nazareno, Oyhanarte y MolinéO’Connor. (Diciembre de 1990)20 Del voto de los doctores Levene (h), CavagnaMatínez, Barra, Nazareno, Oyhanarte y MolinéO’Connor. (Diciembre de 1990)21 Del voto de los doctores Levene (h), CavagnaMatínez, Barra, Nazareno, Oyhanarte y MolinéO’Connor. (Diciembre de 1990)

25DROGAS: UN ENFOQUE GLOBAL.

Page 26: Modelos FAT

es apartarse de los datos más obvio, penosos

y aún dramáticos de la realidad cotidiana.22

Entre las acciones que ofenden el orden, la

moral y la salud pública se encuentra sin duda

la tenencia de estupefacientes para uso

personal, porque al tratarse de una figura de

peligro abstracto está incita la trascendencia a

terceros, pues detrás del tenedor está el

pasador o traficante “hormiga” y el verdadero

traficante, así como el que siembra o cultiva

sin que la presunción de peligro que emana

del Art.. 6º de la Ley 20.771 sea irrazonable,

en atención a la relación entre los bienes

jurídicos protegidos y la conducta incriminada.

Y tampoco debe exigirse en cada caso, la

prueba de la trascendencia a terceros con la

consecuente afectación de la salud pública

pues de ser así se agregaría un requisito

inexistente que altera el régimen de la Ley,

con el peligro de que tal inteligencia la torne

ineficaz para la consecución de los fines que

persigue.23

La relación de causalidad entre la figura

descripta por el tipo penal (Art.. 6º, Ley Nº

20.771) y el perjuicio ocasionado, si bien a

tratado de resguardar la salud pública es

sentido material como objetivo inmediato, el

ampara se extiende a un conjunto de bienes

jurídicos de relevante jerarquía que trasciende

con amplitud aquella finalidad, abarcando la

protección de los valores morales, de la

familia, de la sociedad, de la juventud, de la

niñes y, en última instancia, la subsistencia

misma de la nación y hasta de la humanidad

toda.24

Al tipificar como delito la tenencia de

estupefacientes para uso personal, el

legislador lo hizo sin distinciones en cuanto a

la cantidad, dado que al tratarse de un delito

de peligro abstracto, cualquier actividad

relacionada con el consumo de drogas pone

en peligro la moral, la salud pública y hasta la

misma supervivencia de la nación, cuyo

22 Del voto de los doctores Levene (h), CavagnaMatínez, Barra, Nazareno, Oyhanarte y MolinéO’Connor. (Diciembre de 1990)

23 Del voto de los doctores Levene (h), CavagnaMatínez, Barra, Nazareno, Oyhanarte y MolinéO’Connor. (Diciembre de 1990)24 Del voto de los doctores Levene (h), CavagnaMatínez, Barra, Nazareno, Oyhanarte y MolinéO’Connor. (Diciembre de 1990)

potencial humano es quizás su mayor

patrimonio.25

No es tanto la cantidad lo que debe

ponderarse, sino la naturaleza y efectos de

los estupefacientes, máxime cuando el

legislador no pudo dejar de tener en cuenta

que, por lo general el tenedor, para comprar

oficia de traficante, y este lleva consigo

cantidades pequeñas para pasar por

consumidor, con lo cuál se asegura su propio

abastecimiento, y después al ser detenido

declara que la droga es para uso personal y

así la relación entre el tenedor y el traficante

se consolida y hasta lo hace aparecer

exclusivamente como “víctima del mal”

cuando ello es sólo parcialmente cierto.26

Al establecer la Ley Nº 23.737 como conducta

delictiva la tenencia de estupefaciente en

escasa cantidad, inequívocamente destinada

al uso personal, no corresponde ya realizar

evaluaciones sobre el tema y llegar a un

casuismo no querido por la Ley ni por la

sociedad, la que espera la protección de sus

derechos que atañen a la moral, salud y

seguridad pública.27

Quien posee estupefaciente para su consumo

representa un peligro potencial para los

bienes jurídicos protegidos por la Ley Nº

20.771, por constituir de ordinario un factor

ordinario de expansión del mal.28

La tenencia de estupefacientes para consumo

personal queda fuera del ámbito de

inmunidad del Art.. 19º de la Constitución

Nacional, toda vez que dicha conducta es

proclive a ofender el orden o la moral pública

o causar perjuicio.29

La tenencia es un hecho, una acción, no se

sanciona al poseedor por su adicción sino por

lo que hizo, por el peligro potencial que ha

creado con la mera tenencia de la sustancia

estupefaciente.30

25 Del voto de los doctores Levene (h), CavagnaMatínez, Barra, Nazareno, Oyhanarte y MolinéO’Connor. (Diciembre de 1990)26 Del voto de los doctores Levene (h), CavagnaMatínez, Barra, Nazareno, Oyhanarte y MolinéO’Connor. (Diciembre de 1990)27 Del voto de los doctores Levene (h), CavagnaMatínez, Barra, Nazareno, Oyhanarte y MolinéO’Connor. (Diciembre de 1990)28 Del voto de los Doctores Caballero y Fayt. (1986).29 Del voto de los Doctores Caballero y Fayt. (1986).30 Del voto de los Doctores Caballero y Fayt. (1986).

26DROGAS: UN ENFOQUE GLOBAL.

Page 27: Modelos FAT

El legislador es, por la Constitución Nacional,

el competente para captar desde la moralidad

pública -que es la del hombre medio que es la

que el representa- cuando las acciones

privadas que conduzcan a la propia

degradación pueden proyectarse

amenazando u ofendiendo esa moral pública

u otros bienes; y en ese sentido valorar las

circunstancias significativas de otras formas

de control social que puedan llevar a una

incriminación directa.31

La tenencia voluntaria de sustancias

estupefacientes, cualquiera sea su finalidad,

constituye una manera de mantrener el riesgo

creado por aquel que las elaboró o introdujo.32

La tenencia de estupefacientes es conducta

sancionada como de peligro abstracto, y

dicho peligro existe en tanto la sustancia

conserve sus cualidades y sea apta para ser

consumida por cualquier persona, con o sin el

consentimiento del tenedor, y por ello es

susceptible de ser castigada.33

La cuestión de la razonabilidad de una Ley

que dispone la incriminación penal de una

conducta, no puede llevar a que la Corte

Suprema tenga que analizar la mayor o

menor utilidad rea que la pena puede

proporcionar para combatir el flagelo de la

droga, como no lo podría hacer para analizar

si las penas conminadas para cualquier otro

delito del catálogo penal resultan útiles o

contraproducentes para la abolición del delito

en sí. 34

La tenencia ilegítima de drogas por los

antecedentes y efectos que supone, es

conducta que trasciende los límites del

derecho a la intimidad protegido por el Art..

19º de la Constitución Nacional , y por ello es

lícita toda actividad del Estado tendiente a

evitar las consecuencias que para la ética

colectiva, el bienestar y la seguridad pudieran

derivar de dicha tenencia, excepción hecho

de la destinada a un empleo legítimo

justificado por la medicina.35

El delito previsto por el Art.. 6º de la Ley Nº

20.771 es de peligro abstracto, presumido por

31 Del voto de los Doctores Caballero y Fayt. (1986).32 Del voto de los Doctores Caballero y Fayt. (1986).33 Del voto de los Doctores Caballero y Fayt. (1986).34 Del voto de los Doctores Caballero y Fayt. (1986).35 Del dictamen del Procurador General. (1986).

la norma sea cuál fuere la finalidad de su

tenencia, cuya consumación requiere en el

aspecto objetivo, la acreditación de la relación

física entre el autor y la droga y, en el

subjetivo, la demostración de la voluntad de

tenerla a sabiendas de su cualidad.36

Asimismo entre los que se manifestaban en

contra de la penalización podríamos nombrar a los

Doctores Bidart Campos, Petracchi, Belluscio y

Bacqué.

Los fundamentos de dicha disidencia es la

siguiente y constituyen parte de los fallos de los

miembros de la Corte Suprema y diversas

publicaciones de los tratadistas.

El hecho que el Art.. 6º de la Ley Nº 20.771

no establezca un nexo razonable entre una

conducta y el daño que causa, implica no

distinguir las acciones que ofenden a la moral

pública o perjudican a un tercero de aquellas

que pertenecen al campo estrictamente

individual, haciéndose entonces caso omiso al

Art.. 19º de la Constitución Nacional que

obliga a efectuar tal distinción.37

El Art.. 19º de la Constitución Nacional

impone límites a la actividad legislativa

consistentes en exigir que no se prohiba que

se desarrolle dentro de la esfera privada,

entendida esta no como las de las acciones

que se realizan en la intimidad -protegida por

el Art.. 18º-, sino como aquellas que no

ofendan al orden o a la moralidad pública,

esto es, que no perjudiquen a terceros. Las

conductas del hombre que se dirijan sólo

contra sí mismo, quedan fuera del ámbito de

las prohibiciones.38

Conviene distinguir la ética privada de las

personas, cuya transgresión esta reservada

por la Constitución Nacional al juicio de Dios,

y la ética colectiva en la que aparecen

custodiados bienes o intereses de terceros. A

la protección de estos bienes se dirigen el

orden y moral pública, que abarcan las

relaciones intersubjetivas, esto es, acciones

que perjudiquen a un tercero.39

La construcción legal del Art.. 6º de la Ley Nº

20.771, al preveer una pena aplicable a un

estado de cosas y al castigar la mera creación

36 Del dictamen del Procurador General. (1986).37 Del voto de los Doctores Belluscio y Bacqué. (1986).38 Del voto de los Doctores Belluscio y Bacqué. (1986).39 Del voto de los Doctores Belluscio y Bacqué. (1986).

27DROGAS: UN ENFOQUE GLOBAL.

Page 28: Modelos FAT

de un riesgo, permite al interprete hace

alusión simplemente a perjuicios potenciales y

peligrosos abstractos y no a daños concretos

a terceros y a la comunidad.40

El Art.. 19º de la Constitución Nacional al

definir la esfera de la libertad individual de los

habitantes de la Nación Argentina, se

emplaza como base fundamental para la

arquitectónica global de nuestro orden

jurídico.41

El Artículo citado, en relación directa con la

libertad individual, protege jurídicamente un

ámbito de autonomía individual constituida

por los sentimientos, hábitos y costumbres,

las relaciones familiares, la situación

económica, las creencias religiosas, la salud

mental y física y, en suma las acciones,

hechos o datos que teniendo en cuenta las

formas de vida aceptada por la comunidad,

están reservadas al propio individuos. El

derecho a la privacidad consagrado por la

Carta Magna es fundamental para la

existencia de una sociedad.42

Si la Ley Penal pudiese prohibir cualquier

conducta que afecte a la moral individual, el

estado estaría imponiendo una moral

determinada, lo que lo colocaría en los bordes

del totalitarismo, ya que podría supervisar sin

límites la actividad de todos los habitantes,

sea esta pública o privada.43

El orden jurídico debe, por imperio de la

Constitución, asegurar la realización material

del ámbito privado concerniente a la

autodeterminación de la conciencia individual

para que el alto propósito espiritual de

garantizar la independencia en la formulación

de los planes personales de vida no se vea

frustrado.44

La garantía del Art.. 19º de la Constitución

Nacional establece la existencia de una

esfera privada de los hombres en la que no

puede inmiscuirse el Estado ni ninguna de las

formas en las que los particulares se

organizan como factores de poder. El poco

flexible límite que circunscribe el campo de

inmunidad de acciones privadas lo constituye

el orden y la moral pública y los derechos de

40 Del voto de los Doctores Belluscio y Bacqué. (1986).41 Del voto del Dr. Petracchi. (1986).42 Del voto del Dr. Petracchi. (1986).43 Del voto del Dr. Petracchi. (1986).44 Del voto del Dr. Petracchi. (1986).

terceros, y será el legislador quien precise tal

límite, sin que pueda con su intervención las

acciones de los hombres que no interfieran

con normas de la moral colectiva ni estén

dirigidas a perturbar derechos de terceros.45

La incriminación contenida en el Art.. 6º de la

Ley Nº 20.771 tiene la importante falla técnica

de constituir un tipo penal, con base en

presupuestos sobre la peligrosidad del autor

más que por su relación con el daño o peligro

concreto que pueda producirse a derechos o

bienes de terceros o las valoraciones,

creencias o standards éticos, compartidos por

el conjunto de personas en cuya protección

se interesa la comunidad para su convivencia

armónica.46

Este artículo debe ser invalidado, pues

conculca el Art.. 19º de la Constitución

Nacional, en la medida en que invade la

esfera de la libertad personal, excluida de la

autoridad de los órganos estatales.47

Corresponde declarar la inconstitucionalidad

del Art.. 6º de la Ley Nº 20.771, en cuanto

incrimina la tenencia de estupefacientes para

su uso personal que se realice en condiciones

tales que no traigan aparejado un peligro

concreto o un daño a derechos o bienes de

terceros.48

➠➠ “LA NUEVA JURISPRUDENCIA DE LACORTE EN MATERIA DE DROGAS.49

Por German J. Bidart Campos. (resumen)

LA PRIVACIDAD.

Deslindar y desentrañar el área y el límite de

la privacidad no es una cuestión meramente

teórica: encierra finalidades prácticas muy

importante. cuando el Art.. 19º de la Constitución

Nacional inmuniza las acciones “privadas” de los

hombres que no ofenden el orden, ni la moral

pública ni los derechos de terceros, y sustrae de

la autoridad de los magistrados para librarlas al

juicio de Dios, crea un zona de reserva o

autonomía personal que es libertad jurídicamente

relevante, que es “derecho a la libertad” libertad

inofensiva para el bien común, campo de licitud

jurídica.

45 Del voto del Dr. Petracchi. (1986).46 Del voto del Dr. Petracchi. (1986).47 Del voto del Dr. Petracchi. (1986).48 Del voto del Dr. Petracchi. (1986).49 Bidart Campos German, El Derecho, (t.141) 469-477.

28DROGAS: UN ENFOQUE GLOBAL.

Page 29: Modelos FAT

Todo ese sector preservado no es neutro ni

indiferente al derecho, no es extra-jurídico, ni a-

jurídico, sino al revés tutelado por el derecho. Y

por el Derecho Constitucional. !Vaya, pues, si

inviste efecto práctico determinar lo que allí queda

alojado como privacidad e intimidad detraídas a la

jurisdicción del Estado!.

La cuestión no es siempre fácil. Por ejemplo,

a fines de 1990 la Corte Suprema ha dicho que

“tener” y “consumir” privadamente

estupefacientes para uso propio es una conducta

susceptible de razonable incriminación: no es una

conducta privada “exenta” del poder estatal, no se

resguarda la intimidad inmunizada.

¿Cuál es el criterio para trazar el límite.?

¿Como se sabe si una cuestión, conducta o

acción son o no son ofensivas para el bien común

(orden, moral pública, derechos ajenos)? . Se dirá

que hay una pauta bastante objetiva: el daño, o el

peligro real o actual para ese bien.

Pasemos ahora el alcoholismo: es Estado

puede combatirlo, no debe estimularlo, a de ha

coadyuvar a las campañas de preservación y

recuperación.¿Sería razonable prohibir la

propaganda de bebidas alcohólicas, o la

compraventa, el cultivo, la elaboración, la

industrialización?. Sería absurdo, sería arbitrario.

El hecho de que se pueda abusar de las bebidas

alcohólicas no configura un peligro real y presente

que funde válidamente medidas tan drásticas y

disparatadas como las que propone la pregunta.

Pero, ¿si alguien se embriaga en su casa o en un

bar, o habitualmente se excede hasta ser un

alcohólico consuetudinario, el Estado puede

intervenir?. ¿Debe velar por la salud de quien se

la deteriora bebiendo?. Hay algo claro: si esa

persona conduce un vehículo y causa riesgo y

peligro a su mujer o a sus hijos; la respuesta se

impone: el consumo de alcohol y la embriaguez

en casos relatados no pueden escudarse en el

recato de la privacidad inofensiva.

Pero si yo soy un ebrio habitual, y no

perjudico a nadie, nos parece que sería vigilancia

demasiado paternalista la del Estado que, so

pretexto de proteger mi integridad o mi virtud

personales, invadiera mi acción privada neutra al

bien común para combatir o evitar mi afición

alcohólica. Acá habría base para postular una

libertad jurídica de intimidad, no porque

“moralmente” me sea lícito emborracharme, sino

porque mi borrachera - ocasional o crónica - no

ofende al orden, ni a la moral pública, ni a

terceros.

Poco más o menos disquisiciones sobre

alcoholismo podrían trasladarse al hábito tabacal.

EL CASO DE LAS DROGAS.

En el caso «Montalvo» la Corte ha retomado

su jurisprudencia y ha convalidado la

incriminación legal de la mera tenencia de drogas

para consumo personal.

Por supuesto que la política criminal del

legislador le está, en cuanto política criminal,

reservada al Congreso. Pero la razonabilidad de

esa política cae bajo la mirada revisora de los

Jueces.

En el examen judicial de razonabilidad no

basta, a nuestro criterio, verificar si el medio

elegido por la Ley es conducente o no al fin

propuesto, porque es menester añadir otro test:

indagar si el medio escogido y conducente es,

entre varios posibles, el menos gravoso o el más

gravoso para los derechos que quedan limitados.

Si habiendo en la Ley por el más gravoso, la Ley

no es razonable, sino arbitraria y, por ende,

inconstitucional.

De alguna manera, va filtrándose en el

Derecho Judicial la noción de que es menester -es

imprescindible- poner bajo la lente revisora de la

razonabilidad ese dato fundamental: si el medio

elegido es entre muchos posibles y conducente a

un fin legítimo, el más o el menor restrictivo para

los derechos personales afectados con una

medida.

Como idea básica nos queda entonces, la de

que una política criminal inocua, ineficaz o hasta

contraproducente para el fin perseguido no es

razonable.

EL FALLO Y SUS DISIDENCIAS.

La sentencia hecha mano de numerosos

standards de por sí vagos, que no se utilizan con

criterio empírico para el caso concreto, sino que

se formulan y acumulan con doctrinarismo

generalizado y abstracto.

“Peligro abstracto”, “mera probabilidad de

riesgo para la salud pública”, “peligro para la

moral, la salud la pública y hasta la misma

supervivencia de la nación”, “ conductas

29DROGAS: UN ENFOQUE GLOBAL.

Page 30: Modelos FAT

atentatorias de la propia supervivencia del Estado

y de sus instituciones”, “poder de policía de

salubridad”, etc., vienen como slogan abigarrados

en el dictamen del procurador general y en el fallo

No son más que standards, como hemos

dicho. Y una sentencia que los usa, necesita

aplicarlos concretamente a cada conductas que

en cada caso cae bajo juzgamiento penal, para

corroborar la razonabilidad de su incriminación.

No se han de usar esos standards para envolsar

abstractamente la globalidad posible de conductas

de todos y de cualquiera, con el resultado de

digerir una política criminal del legislado so

pretexto de que su “conveniencia” escapa al

control judicial. Muchas veces la conveniencia no

es pura conveniencia, sino exceso represivo en la

elección de un medio que no es conducente el fin

buscado, o que es el más gravoso en la

alternativa de otros más benignos.

Petracchi, recuerda que ninguna política

criminal y ninguna legislación penal puede tomar

como destinataria a la personalidad de un ser

humano, sino únicamente a sus conductas

concretas.

A nosotros se nos ocurre sin tener dominio

alguno del derecho penal proponer una pregunta:

cuando se sostiene que quien tiene droga en

dosis mínimas para consumo personal privado, ha

entrado en una cadena que arranca de quien la

cultiva, ¿ no se esta eslabonando sin solución de

continuidad una serie de conductas de autores

diversos, en algo así como una delictuosidad

permanente en cuyo itinerario no se hace ningún

corte individualizador ?.

Es verdad que el cultivo, la industrialización,

el tráfico, la indución a terceros, son conducta

ajenas a la privacidad y susceptibles de

incriminación. Pero sobreviven dos cuestiones:

a) una, saber si la política criminal que la

penaliza cuenta con la responsabilidad ya

apuntada en mérito a su eficacia, o si es la más

severa frente a otras menos gravosas e

igualmente inconducentes al fin pretendido.

b) Otra, saber su en la serie encadenada

y anexada de aquellas conductas se intercala un

corte que desengancha alguna conducta porque

la reputa alojada en el ámbito de la privacidad.

Cuando se vuelve a decir que quién tiene

drogas y las consume en estricta intimidad, de

alguien las obtuvo, hay que decir que se incrimine

y reprima separadamente cada uno de esos

comportamientos. La tenencia y el consumo

estrictamente privados no resisten a nuestro

juicio, la conexión insertada en aquel supuesto

iterdelictivo.

Y ahora sobreviene otro punto, un argumento

gramaticalista efectista. Dice que el Art.. 19º sólo

sustrae de la autoridad de los magistrados las

acciones privadas que “de ningún modo” ofenden

al orden y a la moral pública..... De allí infiere que

cuando “de algún modo” producen esas ofensas

ya son atrapados por el Estado.

Dice irrebatiblemente el Juez Petracchi que

si toda conducta que “de algún modo”incide o

repercute socialmente puede ser incluidas en la

jurisdicción del Estado, solamente evadirían eses

espionaje estatal (esta palabra en nuestra) los

puros actos de conciencia.

No se puede ser ligero al atribuir a la frase

“acciones.. que de ningún ofendan a...” el alcance

que le otorga la sentencia, porque el “de ningún

modo” tiene el sentido y el propósito de no

resguardar en la intimidad privada las conductas

que, por ofender realmente, dañan. ¿Que cosa?

El orden y la moral pública.

El gramatiquismo literal, unido a los standard

genéricos y abstractos que generaliza el fallo sin

detenerse en la concreta aptitud ofensiva y

dañosa de las conductas que en el caso particular

pretende someter en el caso particular se

pretende someter a la represión punitiva del

estado, toma partido por lo que en teoría y

lenguaje Weberiano llamaríamos racionalidad del

derecho formar (que sublima la lógica del sistema

normativo), en oposición a la racionalidad del

derecho material que, con múltiples criterios de

valor (no solos jurídicos), busca la justicia

concreta del caso singular, bien empírico por

cierto porque se incardina en la vida biográfica de

un hombre de carne y huesos: lo objetivamente

justo en concreto. Con realismo.

Como dice Petracchi, no es cualquier efecto

sobre el mundo exterior lo que autoriza la

intervención estatal, sino el daño o el peligro

concreto respecto de derechos o bienes públicos

o privados. La afectación real, ofensiva y dañina

es lo que sirve para calificar a una conducta como

capaz “de algún modo” de ofender el orden, a la

moral pública, o de perjudicar derecho de

terceros.

30DROGAS: UN ENFOQUE GLOBAL.

Page 31: Modelos FAT

El retorno pues, a una jurisprudencia que

había sido superada en 1986 no nos parece para

nada valioso y lo lamentamos. El cambio

frecuente de la jurisprudencia de la Corte no

concurren poderosas razones, porque conspira

contra la previsibilidad y la seguridad jurídica y

deja la sensación y la duda de que los tribunales

oscilen del lado de donde soplan los vientos

políticos.”

➠➠ CONCLUSIONES

1.- Con referencia a la aplicación y elaboración

de leyes, puede concluirse entonces, que se

opera en nuestro sistema una doble selectividad

en la en la represión penal de drogas:

a) selectividad de la ley (al incluir pena para

algunas drogas y no incluida para otras drogas

también perniciosas) ;

b) selectividad en la aplicación concreta de la

ley (al no perseguir, de hecho, delitos

relacionados con determinadas drogas incluidas

en la ley penal).

También puede incluirse que las causas

criminológicas de esa selectividad se encuentra

en la determinaciones de factores culturales e

imágenes sociales sobre las drogas, que operan

tanto en los procesos de elaboración como en los

de ejecución de le ley penal, según se explicó.

Reiteremos, que es obvio, que de todo lo

expuesto no puede extraerse que resultaría “más

justo” que se comenzase a aplicar en los hechos

de represión de la tenencia ilegal de

medicamentos para uso personal, previstos en la

ley penal. No. No es esta una propuesta de mayor

represión penal en las drogas terapéuticas.

Las observaciones apuntadas más bien

pueden considerarse un cimiento para cuestiones

más elevados sobre la eficiencia y sentido real de

la represión penal en materia de drogas. Una

adecuada visión criminológica ha de ayudarnos a

evaluar adecuadamente la base científica y la

verdadera eficacia y justicia que tenga (o no) la

represión de la tenencia de drogas (aunque sean

todas ellas por igual), para uso personal.

2.- Si la penalización de ciertas drogas por un

lado desalienta su consumo, por el otro ha tenido

varios efectos negativos, entre los que se destaca

la sobrepoblación de cárceles con trafiadictos que

no son delincuentes, y que el dichos

establecimientos lo único o más probable que

ocurra es que lleguen a serlo.

3.- Resultaría más realista y justo que la

definición de estupefacientes, se acomodara a la

realidad científica, -donde su conceptualización no

arroja dudas- y no dejarla al arbitrio de los

funcionarios de turnos, esto debe estar

acompañado de una nueva visión social en torno

al fenómeno y precipitaría la caída de loas

mayores prejuicio que prevalece en torno a las

drogas.

También, subsanaría la falta de rigurosidad

científica de ciertas la leyes y otras fuentes del

derecho, cuya solución pasa en aceptar la

necesidad de realizar un abordaje desde múltiples

disciplinas, dado que la drogadependencia es una

problemática muy compleja en cuya formación

intervienes factores predisponentes multicausales

(personales, familiares, sociales). Siendo la

aparición de la droga no es más que un síntoma

de que hay un problema más grande detrás de la

mismo, y que el derecho no puede hacer frente

sólo a tales circunstancia.

4.- Resulta extraño el argumento de los

integrantes de la Corte Suprema de justicia cuado

expresan que “el efecto contagioso de a

drogadicción y la tendencia a contagiar de los

drogadictos son un hecho público y notorio”,

nuestra pregunta se sitúa ¿como algo “público y

notorio” puede ser falso ?, el querer convertir a la

droga en un sujeto activo es científicamente falso,

cosa que extraña por emanar del máximo tribunal

de la Nación. Poner a la droga como un agente

contagioso -como un virus- es una apreciación

errónea, tendiente a generar temor y

desnaturalizar el correcto lugar que debe ocupar

la droga el de un mero objeto.

5.- Asimismo más “notorio” es la

contradicción que surge: si un sujeto puede ser

“contagiado” por una causa ajena a su voluntad,

¿cuál el la causa por la cuál se lo incrimina?

¿como puede incriminarse a alguien que

desempeña un rol pasivo?. Seguramente habrá

que buscar dichas respuestas en el encuadre

ideológico que se tiene para encarar este

problema.

6.- También nos surge una pregunta con

referencia a la tenencia para consumo propio ¿por

que el sistema judicial, aborda el tema desde el

31DROGAS: UN ENFOQUE GLOBAL.

Page 32: Modelos FAT

derecho penal ?, creemos que sería mucho más

eficiente y efectivo abordar el tema desde los

Juzgado de Familia, que tiene una función más

social que los mencionados. Asimismo

despenalizar la tenencia para el consumo propio,

significaría la desaparición del 54 % de los causas

que actualmente te tramitan en los juzgados

federales de la Nación.

7.- Otras de las propuestas debería ser la

sanción de leyes “constructivas”, que impongan

como obligación al Estado el desarrollo de ciertas

bases en la política de asistencia y promoción

social y cree nuevos canales de participación

comunitaria, que aseguren la participación de los

ciudadanos en la solución de los problemas

sociales, para que las acciones no se dirigan "en

contra de" sino muy por el contrario "a favor de".

A favor de una mejor calidad de vida, de una ética

solidaria que contenga nuestras diferencias en el

marco de un proyecto común.

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