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e MODELOS HUMANOS E INCERTIDUMBRES GLOBALES: LA IMPORTANCIA DEL ANÁLISIS CONCEPTUAL1 J. FRANCISCO ÁLVAREZ (*) RESUMEN. Es preciso analizar ciertos problemas conceptuales para comprender mejor el fenómeno de la globalización; el análisis conceptual y la mejora de la in- terpretación puede ser una actividad que ayude a la transformación de determina- dos procesos; comprender a qué nos referimos al hablar de globalización aporta alguna indicación sobre su operatividad, su eficacia y las razones de su expansión «casi universal.. Así, el concepto de modernización reflexiva propuesto por Gid- dens o Beck constituye un primer paso que proponemos extender con la idea de las clases interactivas de Jan Hacking. El variado discurso sobre la globalización aparece formulado con excesiva frecuencia en términos de un naturalismo inge- nuo que proponemos superar desde una adecuada comprensión de la intenciona- lidad de los participantes. El modelo de individuo como simple soporte de las tendencias sociales resulta emparentado con la tesis de la inutilidad. Un modelo alternativo de individuo elector intencional puede contribuir a una consideración política de la acción en una sociedad mundial de riesgo en la cual aparecen incer- tidumbres fabricadas. La gestión intencional de las incertidumbres es una de las ta- reas que se le presentan tanto al investigador social como a los ciudadanos de la sociedad mundial del riesgo. La inadecuación de algunos conceptos re- sulta llamativa incluso cuando aparente- mente estos muestran su mayor fecundidad. Por ejemplo, en la polémica sobre la glo- balización, el acuñamiento del término globalización (R. Robertson, 1995) y su rá- pida difusión en formas superficialmente contradictorias (ya sea el pensar global- mente y actuar localmente; el pensar local- mente y actuar globalmente; o para algunos, tras importantes acontecimientos recientes, pensar globalmente y actuar globalmente (F. Vallespín, 2001) muestra en buena me- dida la necesidad de proceder a un análisis conceptual. La aparición de ciertos híbridos con- ceptuales, como el de la globalización, puede ser un buen indicador de la necesi- dad de realizar algunas precisiones para poder penetrar en el núcleo racional de las (1) El presente trabajo se ha beneficiado de mi participación en los proyectos PB-98-0495-008-01 de la DG1CYT sobre •Axiologia y dinámica de la tecnociencia• y Comunidad de Madrid 06-0008-2000 sobre .Capaci- dades potenciales: racionalidad y formación en valores-. () Universidad Nacional de Educación a Distancia. Revista de Educación, núm. extraordinario (2001), pp. 31-39 31 Fecha de entrada: 02-07-2001 Fecha de aceptación. 01-10-2001

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eMODELOS HUMANOS E INCERTIDUMBRES GLOBALES:

LA IMPORTANCIA DEL ANÁLISIS CONCEPTUAL1

J. FRANCISCO ÁLVAREZ (*)

RESUMEN. Es preciso analizar ciertos problemas conceptuales para comprendermejor el fenómeno de la globalización; el análisis conceptual y la mejora de la in-terpretación puede ser una actividad que ayude a la transformación de determina-dos procesos; comprender a qué nos referimos al hablar de globalización aportaalguna indicación sobre su operatividad, su eficacia y las razones de su expansión«casi universal.. Así, el concepto de modernización reflexiva propuesto por Gid-dens o Beck constituye un primer paso que proponemos extender con la idea delas clases interactivas de Jan Hacking. El variado discurso sobre la globalizaciónaparece formulado con excesiva frecuencia en términos de un naturalismo inge-nuo que proponemos superar desde una adecuada comprensión de la intenciona-lidad de los participantes. El modelo de individuo como simple soporte de lastendencias sociales resulta emparentado con la tesis de la inutilidad. Un modeloalternativo de individuo elector intencional puede contribuir a una consideraciónpolítica de la acción en una sociedad mundial de riesgo en la cual aparecen incer-tidumbres fabricadas. La gestión intencional de las incertidumbres es una de las ta-reas que se le presentan tanto al investigador social como a los ciudadanos de lasociedad mundial del riesgo.

La inadecuación de algunos conceptos re-sulta llamativa incluso cuando aparente-mente estos muestran su mayor fecundidad.Por ejemplo, en la polémica sobre la glo-balización, el acuñamiento del términoglobalización (R. Robertson, 1995) y su rá-pida difusión en formas superficialmentecontradictorias (ya sea el pensar global-mente y actuar localmente; el pensar local-mente y actuar globalmente; o para algunos,

tras importantes acontecimientos recientes,pensar globalmente y actuar globalmente(F. Vallespín, 2001) muestra en buena me-dida la necesidad de proceder a un análisisconceptual.

La aparición de ciertos híbridos con-ceptuales, como el de la globalización,puede ser un buen indicador de la necesi-dad de realizar algunas precisiones parapoder penetrar en el núcleo racional de las

(1) El presente trabajo se ha beneficiado de mi participación en los proyectos PB-98-0495-008-01 de laDG1CYT sobre •Axiologia y dinámica de la tecnociencia• y Comunidad de Madrid 06-0008-2000 sobre .Capaci-dades potenciales: racionalidad y formación en valores-.

() Universidad Nacional de Educación a Distancia.

Revista de Educación, núm. extraordinario (2001), pp. 31-39 31Fecha de entrada: 02-07-2001 Fecha de aceptación. 01-10-2001

diversas propuestas que se avanzan paraanalizar lo social, de las que nunca debe-ríamos olvidar que son, en último término,propuestas de intervención social.

La reflexión sobre lo que se ha carac-terizado como globalización adquiere yaunas dimensiones casi universales. Demanera parecida a como decían los estoi-cos a propósito de las oraciones condi-cionales podríamos afirmar que «Hoyhasta los cuervos graznan hablando deglobalidad y globalización», existiendoun cierto elemento común entre aquelladiscusión de la antigüedad y la presente.Aquellos filósofos trataban de averiguar sitras nuestras expresiones lingüísticas seencontraba algo parecido a lo que llama-ríamos conexión causal; una conexión en-tre el lenguaje y el mundo que pudieraayudarnos a entender el problema de lacausalidad social y el papel que en ellodesempeñan los seres humanos que sus-tentan determinados proyectos.

El análisis de la globalización ha gene-rado todo un mundo de expertos: en econo-mía, en nuevas tecnologías, en problemas decrecimiento y distribución de recursos, enevaluación del riesgo y los problemas me-dioambientales. Pero es importante recor-dar que incluso el modo de hablar de losexpertos es una intervención sistemáticasobre el medio social. Dicho un tantoabruptamente, no hay neutralidad valorati-va en las ciencias sociales; haremos bienen no olvidar que, lejos de una ciencia so-cial libre de valores, toda práctica humanaestá estrechamente vinculada a la valora-ción y a la acción valorativa. No hay unadistinción fuerte entre interpretar y trans-formar, a pesar de la conocida y repetidaexpresión de algún clásico de las cienciassociales que nos recomendaba cambiarnuestra actividad interpretativa por latransformación del mundo. Más bien alcontrario, deberíamos tener presente laidea de que la interpretación del mundo essu propia transformación, sobre todocuando se trata del mundo social.

ANÁLISIS CONCEPTUALY MODERNIZACIÓN REFLEXIVA

Puesto que no querernos ni pretendemosentrar, y menos competir, en el mundo delos expertos y los científicos sociales, ;quéinterés social puede tener una reflexiónhecha desde la filosofia sobre este asuntode la globalización? En parte su importan-cia reside en que el análisis conceptual, lamejora de la interpretación, puede ser unaactividad que ayude a la transformación dedeterminados procesos. Comprender a quénos referimos cuando hablamos de globali-zación puede ofrecernos alguna indicaciónsobre su operatividad, su eficacia y las razo-nes de su expansión «casi universal».

Espero que una breve indicación so-bre el modo en que algunos filósofos ana-lizan actualmente ciertos problemasconceptuales pueda servirnos para com-prender mejor el fenómeno de la globali-zación. Sin duda es muy probable que eneste caso el análisis conceptual puede pare-cer a algunos no pertinente, e incluso imper-tinente; sin embargo, desde mi punto devista, tiene importancia para abordar los pro-blemas que se nos plantean con la globaliza-ción y los discursos sobre la globalización.

Recordemos que algunos de los usosde la globalización tienen que ver con unaforma muy específica de comprender la rela-ción entre el sistema social y los individuos.En buena medida suelen ser propuestas avan-zadas por quienes consideran que el carácterholista (global y estructurado) de los sistemasno solamente impone restricciones a lasacciones individuales sino que determinala acción de los individuos. Esta orienta-ción está presente, por lo general, entrequienes adoptan una perspectiva de autono-mía de los sistemas y los consideran entida-des autorreprocluctivas. Una perspectivabien diferente aparece si, por el contrario, seconsidera que los individuos tienen un pa-pel decisivo en la senda misma que sigueel sistema. Reaparece así una vieja polémi-ca entre holistas e individualistas, la cual,

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como otras anteriores, promete añadir másconfusión que claridad si se mantiene enel estricto plano de la ontología de lo so-cial, es decir, si ambas partes se empeñanen seguir queriendo establecer cuálesson las «auténticas entidades reales» de lavida social. Alguna vía de superación sepercibe como resultado posterior al cons-tructivismo social y podría encontrarse enmedio de los estudios sobre los sistemascomplejos.

Considero que algunas propuestas,como las avanzadas por Anthony GicIdenso Ulrich Beck —entre otros— pueden servir-nos para analizar mejor la nueva situación.Por ejemplo, la noción de modernizaciónreflexiva defendida por Anthony Gicklenspuede resultar significativa y sin duda esun buen punto de partida. En resumen, re-comienda tener muy presente el importan-te papel que tiene el conocimiento sobrelo social (las ciencias sociales) a la hora deestablecer el camino, analizar las conse-cuencias y los problemas que supone elproceso de modernización. Ahora bien, taly como ha señalado el mismo Beck, tam-bién podríamos atender a las consecuen-cias no previstas de la modernización, nolimitarnos al estricto plano del conoci-miento sobre la sociedad sino ver en el ac-war «reflexivo» de las sociedades «sobre sí»,a partir de un conocimiento que orienta lasdecisiones y abre nuevos contextos a la ac-ción, cómo los individuos redefinen suscontextos de acción en condiciones de in-seguridad construida (U. Beck,1999, pág. 110).El enfoque de Giddens, incluso extendidoen la forma en que lo hace Beck, podría sermejorado (conceptualmente) y para ello val-dría la pena atender a la idea de «clase inte-ractiva» avanzada por lan Hacking.

CLASIFICACIONES INTERACTIVASFRENTE A CLASES NATURALES

Una clase interactiva, que en nuestro casopodríamos pensar como la clase de proce-sos que reunimos bajo el término de glo-

balización, actúa causalmente, por mediode los grupos humanos, sobre los mismosprocesos que clasifica. En palabras de lanHacking, se trata de clases o clasificacionesque producen efectos sobre los objetosque clasifican.

Clasificaciones éstas que, al ser cono-cidas por los individuos o por quienes lesrodean, se incorporan en instituciones,cambiando la manera en que los indivi-duos mismos se experimentan. Inclusopueden transformar sus sentimientos yconductas, en parte por ser clasificadas deesa manera (I. Hacking, 1999, pág. 104).

La propuesta inicial de Hacking se di-rigía a comprender cuestiones relaciona-das con las diversas clasificaciones de losindividuos en la sociedad; en particular, laaplicó al estudio de las clasificaciones co-nectadas con la enfermedad mental. Peroes una propuesta que situa de manera bas-tante adecuada la polémica sobre el cons-tructivismo social (si lo social es un «dato» ose genera socialmente), ya que nos permiteencontrar el grado de eficacia y racionalidadque reside en esa propuesta genéricamenteasociada al relativismo radical, la cual niegatoda objetividad a lo social: todo vale porquetodo es construido. De hecho, ya estamosbastante alejados de esa primera ingenui-dad constructivista, aunque algunos auto-res quieran seguir ofreciéndola como unanovedad. La cuestión resultaría trivial ymerecería poca atención específica si nofuera porque siguen apareciendo «postrno-ciernas» de última hora que persisten enese enfoque. Se trata de no olvidar que lasclasificaciones construidas se hacen a par-tir de condiciones materiales de posibili-dad y que también .son reales» aunque seaen un sentido muy particular. El mismoHacking recuerda una precisión planteadapor John Searle entre la objetividad episte-mológica y la subjetividad ontológica. Paralo que aquí nos interesa, consideramosque la globalización es un fenómeno obje-tivo epistemológicamente, pues imponerestricciones reales sobre las elecciones de

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los individuos; pero ontológicamente sub-jetivo al exigir la práctica humana paraexistir. Su realidad es externa a la subjetivi-dad humana individual, pero no a la subje-tividad de todos los humanosconsiderados en conjunto; no es externa ala subjetividad humana colectiva. Se tratade una idea, luego carece de objetividadontológica y sólo puede actuar mediante ydesde el ámbito epistemológico que es elcampo de la subjetividad humana, indivi-dual o colectiva. Cuando se convierte enuna práctica social que altera el curso de laacción individual, la clase se mueve de lasubjetividad epistemológica a la objetivi-dad epistemológica. Indirectamente, esalectura nos orienta a considerar el estudiode la globalización desde el espacio de lapolítica y nos conduce a plantear medidassituadas en tal espacio. No es simplementeun problema de inevitabilidad de las fuer-zas económicas, es un proceso que puedey debe tener sus contrapesos instituciona-les y políticos.

Un primer resultado de este tipo deenfoque, en el caso de que sea correcto,nos muestra que en buena parte de la lite-ratura sobre la globalización esta nociónaparece como una especie de clase naturalque se corresponde (pretendidamente)con una tendencia casi universal de los sis-temas sociales. Por ejemplo, hay quienesinsisten en que no estarnos ante un fenó-meno nuevo, sino ante un tipo de procesoque ha tenido lugar varias veces en la his-toria de la humanidad; incluso se habla decinco o seis olas de globalización. Es posi-ble que una adecuada descripción históri-ca ayude a detectar lo que ahora aparececomo peculiar, pero en todo caso no debe-ría olvidarse que la importancia actualmenteadquirida por el fenómeno de la globalizacióndeviene, precisamente, de la conversión delconcepto en una clase interactiva. Aunquepodamos revisar la historia pasada con no-ciones «naturalistas» de globalización, lamisma conceptualización está provocandoahora formas de actuar. Es decir, la rele-

vancia específica del fenómeno actual dela globalización radica en tener un enormecomponente cultural el cual está siendoteorizado —por lo tanto interpretado— y enconsecuencia actúa sobre el presente. Elmismo hecho de su teorización permite —yexige— causalmente una acción globaliza-da, una acción en el espacio público, me-didas político-institucionales que seorienten hacia la constitución de un ámbi-to internacional de la política. Por ello, lainsistencia de estos últimos arios en quelos movimientos antiglobalizadores son laexpresión misma de la globalización, tieneaquí una herramienta conceptual paracomprenderlo más allá de oscuras dialécti-cas sujeto/objeto. Es más, comprendemosque son precisamente la disponibilidad delas tecnologías de la comunicación y la in-formación a nivel global las que provocanuna nueva conceptualización causal y do-tan de objetividad epistemológica al proce-so actual de globalización.

DIVERSAS NOCIONES DE GLOBALIZACIÓN

Una primera manera de entender la globa-lización es considerarla como una propie-dad emergente del propio sistema social,propiedad que al generalizarse producenuevos tipos de acciones posibles y marcacambios de importancia. En otros casoshace referencia a una extensión espacialsobre un espacio previamente definido,una cierta difusión para la que es impor-tante encontrar los lazos con el pasadopara analizar lo nuevo. En ambos casospuede considerarse como simple exten-sión física o tecnológica (implemente» unproblema de nuevas tecnologías) o enten-derse como un problema de acción huma-na. La idea de que la globalizaciónrestringe totalmente la capacidad de elec-ción de los individuos y de muchas institu-ciones sociales (tradicionales) es uno delos resultados de esa visión determinista delos sistemas que impiden percibir algo deenorme importancia: en ese proceso (vi-

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culado a las formas de la posmodernidadreflexiva) es donde aparece con mayorfuerza el hecho mismo de la elección y seconvierte en una fuente de la autonomíade los individuos (y por ello generadora deincertidumbres construidas).

No vamos a referirnos a análisis esta-dísticos, encuestas y estudios globales, aun-que sea importante tenerlos en cuenta.Como hemos dicho, nos restringimos auna actividad de revisión y precisión con-ceptual que quizás pueda sugerir algúnmarco para pensar sobre los nuevos fenó-menos. Desde luego, esta especie de co-medimiento filosófico no se plantea comouna suerte de asepsia filosófica, la cualconsidera que solamente se puede refle-xionar sobre lo que ya han hecho las cien-cias, aceptando sin más sus resultados eintentando mostrar su estructura teórica;por el contrario, consideramos que en esaaparente tarea subsidiaria la filosofía puedeayudarnos a «interpretar» o, lo que es casi lomismo, a transformar el mundo social.

Uno de los movimientos típicos en elestudio de lo social ha sido considerar queel sistema social general que debemos ana-lizar exige interdisciplinariedad, una espe-cie de mezcla de diversas ciencias socialesy humanas que traten de cubrir el comple-jo sistema que se trata de analizar; sin em-bargo creo que otro término recoge mejorlo que me parece indispensable: la trans-disciplinariedad. Estoy convencido de quealguno de los componentes transdiscipli-nares procederá del estudio de los sistemascomplejos, quebrando las fronteras de lasdisciplinas que encierran el conocimientoen una forma descarnada y fisicalista(como ocurre con buena parte de la inves-tigación en ciencias humanas y sociales),recuperando además otras tradicionescomo las que aparecen en los análisisplanteados por Zigmut Bauman (Z. Bau-man, 1999) o por el ya citado U. Beck.

Además del problema de la reflexivi-dad de los sistemas, no deberíamos obviarel tema (para mí decisivo) de los modelos

humanos que consideramos componentes,partes o determinaciones de esos sistemas.Desde luego que, en el trasfondo, sigue la-tente el terna del relativismo o del universa-lismo de las propuestas (Z. Bauman, 2001).

RIESGO E INCERTIDUMBRE

Desgraciadamente, cuando estaba redac-tando la versión definitiva de este trabajose ha producido el espantoso y terrible ata-que contra varios puntos neurálgicos ysimbólicamente representativos de la so-ciedad estadounidense. En estos momen-tos no deberíamos olvidar el rostro directode los ciudadanos que han desaparecido ymuerto aplastados por el tremendo desas-tre, lo mismo que el rostro quizás menosvisto pero no menos «real» de otros muchosseres humanos que han sufrido y sufren.Todo puede parecernos incluso más globalque antes, todo se globaliza, incluso el te-rror. Sin embargo, en mi opinión, y aunquesea por desgracia, aparece con toda poten-cia la importancia de los análisis centradosen aspectos cualitativos, conceptuales, mo-rales y religiosos, relativos a los modelosde seres humanos y su forma de actuar, quetienen que ver con los «individuos» soportesde las intenciones y las acciones. El terribleacontecimiento pone de manifiesto, de laforma más descarnada posible, la diferenciaentre riesgo e incertidumbre de la moderni-zación reflexiva. Incluso me atrevo a decirque difícilmente se comprenderá la situa-ción político-social emergida de ese terri-ble acto sin una clara identificación de lasclasificaciones interactivas que se estánponiendo en juego. Por ejemplo, clasificarcomo «enemigos», como «fundamentalis-tas», provoca todo unos ciclos de retroali-mentación que terminan por establecerincluso los modos de conducta de talesenemigos. Lo mismo que haber venido cla-sificando a otros de «globalizadores» hacontribuido incluso a armar las concienciasde quienes les han atacado.

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Se habla de riesgo cuando a una situa-ción futura se le puede asignar algún gradode probabilidad, y de incertidumbre cuan-do esa situación futura ni siquiera se puedeconcebir y por tanto no podemos asignarlealgún tipo de probabilidad. Estamos produ-ciendo un tipo de sociedad en la que cadadía más tendremos que hablar de la incerti-dumbre generada por la propia acción hu-mana, «incertidumbre fabricada» (A.Giddens, 1990) mas que de aquellos ries-gos que se podrían prever a partir de de-terminadas leyes de la ciencia y de lossistemas naturales (U. Beck, 1999).

El estudio de los sistemas artificiales seconvierte en algo de primera importancia,sin olvidar que precisamente la ciencia so-cial es una de las ciencias de lo artificial. Lareflexión sobre nuestras capacidades críti-cas y de pensamiento, de lo imprevisible,ocupa así un lugar preeminente en las ta-reas que hoy deberíamos plantearnos.

La globalización es también esto. Lageneralización de la imprevisibilidad delos humanos. La interconectividad generales una fuente, sin duda, de nuevas capaci-dades para los humanos, pero nuevas ca-pacidades para realizar nuevas acciones (elbien y el mal). Por ello, insistir en la rela-ción entre seres humanos vuelve a ser untema prioritario: por mucho intermediariotecnológico, la relación básica es entre se-res humanos.

Las situaciones que consideramos deinjusticia tienen que ser abordadas no sola-mente porque no funcione el sistema eco-nómico. Más allá de Keynes, la idea es queno solamente deja de funcionar adecuada-mente el mercado y el sistema económicocuando no se atienda a la pobreza, a la mi-seria extrema o a situaciones de carenciasde libertades, sino que además eso generaun tipo de ser humano que puede estardispuesto a las mayores atrocidades. Inclu-so a veces montando toda una teoría sobrela acción justa. Además de patologías, quesin duda puede haberlas, no deberíamosolvidar que esos individuos pueden ser

«seres normales», entendiendo por ello per-sonas razonables capaces de optar y de rea-lizar determinadas acciones. Esta es lafuente misma de la imprevisibilidad.

Aunque sea sin excesivas precisionesconceptuales, podemos encontrar algunasherramientas teóricas para abordar la nue-va situación en la obra de Ulrich Beck so-bre la sociedad mundial del riesgo.También en este caso será conveniente irun poco más allá, si bien me parece un ca-mino importante para la reflexión:

Estos presentan nuevos retos para las cien-cias sociales, ya que su análisis requierenuevas categorías, teorías y métodos.

(U. Beck, 1999, pág. 87)

La teoría de la sociedad del riesgo nosviene a decir que lo que no puede ser pre-visto es lo que produce, a su vez, situacio-nes previamente desconocidas. Como diceBeck, si esto pasa a formar parte de la con-ciencia general, la sociedad comenzara amoverse. Si es algo bueno o simplementeacelera el declive general es algo que que-da abierto.

La teoría de la modernización reflexivacontradice los supuestos fundamentalesdel fatalismo negativo debido a que éste,desde sus propios supuestos no puede co-nocer el resultado, el fin y, por ello, nosplantea la desesperanza de cualquier me-dida. Encontrar mecanismos que permitanafianzar la política para superar el desliga-miento de la política y el poder, núcleoprincipal de los aspectos negativos de laglobalización, es uno de los objetivos bási-cos de la propuesta de Beck. En nuestrassociedades de riesgo ya no se trata de quedesde la política se tomen medidas de pro-tección ante los peligros, que pueden estarmas o menos localizados, son accidentalesy exteriores a nuestros actos, llegan desdefuera y no tienen relación con lo que noshemos propuesto. El riesgo es completa-mente diferente: es un aspecto endémico,permanente, de nuestras acciones; los riesgos

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quizás podrán reducirse, pero no eliminar-se. No se trata solamente de vivir en unasociedad del riesgo, sino que la mismacondición humana es una vida del riesgo:

Vida en la que ningún acto es con certezaun paso en la dirección correcta, y, por lotanto, la incertidumbre con respecto a lacorrección o la eficacia de nuestros actosnunca podra disiparse, ni siquiera retros-pectivamente.

El fatalismo negativo es el hermanogemelo de la creencia en el progreso:

Zigmunt Bauman —el teórico social de laambivalencia— piensa la modernidad entérminos excesivamente lineales. Pierde devista la posibilidad banal de que algo im-previsible emerja de lo imprevisible (ycuanto más incalculable, más sorprenden-te resulta). Sin embargo es con esta aven-tura de la incalculable decisión determinadadonde comienza la historia de la sociedad denuevo a fines del siglo XX.

(U. Beck, 1999, pág. 88)

Veamos un caso estudiado por Beck,que se conecta con lo que tanto él comoA. Giddens llaman incertidumbres fabrica-das (ni los expertos ni los legos saben quéconsecuencias van a producirse):

La victoria de la ciencia impone una vezmás sobre nosotros la carga de tener quetomar decisiones cruciales que puedenafectar incluso a nuestra supervivencia sinningún fundamento adecuado en el cono-cimiento.

(U. Beck, pág. 105)

Se trata de una situación de incerti-dumbre y no de riesgo. Una indicaciónpractica de esto, dice Beck, es comprobarque las empresas de alimentos genética-mente modificados no consiguen segurosprivados adecuados. Esas industrias y susexpertos dicen que no hay riesgo, pero elnegocio privado de los seguros plantea laexistencia de demasiados riesgos y, portanto, no les asegura —desde luego es ten-tador y elemental reflexionar sobre la si-

tuación que se está produciendo estos díasentre las compañías de transporte aéreo ylas aseguradoras privadas—.

Sin embargo, la omnipresente incerti-dumbre es superada por fuerzas poderosas.Los negocios globalizados, los propagandis-tas de la genética, los especuladores de laBolsa y los gobiernos (bajo la amenaza deldesempleo) han tratado de impulsar esasbiotecnologías radicales e inciertas. Handecidido ignorar lo que todo buen científi-co reconoce, que la ciencia de la genéticaestá en su infancia. Difícilmente conoce-mos el alfabeto genético de manera com-pleta, y no tenemos idea de cómo se hablaese lenguaje.

En definitiva, y a pesar de que muchossiguen pensando que la globalización esalgo así como la expresión última del fin dela historia, lo que aparece es más bien que:

La historia de la naturaleza toca a su fin,pero la historia de la historia no ha hechomas que empezar.

(U. Beck, 1999, pág. 108)

Me parece que en ese texto de Beck,aparece muy bien sintetizado (polémica-mente) buena parte de lo que quisiera decir.Primero, plantea el hecho de que estamos enuna sociedad del riesgo, es más, en una so-ciedad mundial de riesgo; que es un fenó-meno nuevo porque es el resultado dedecisiones y que en muchas ocasiones setrata de riesgo fabricado e incluso de incerti-dumbres fabricadas; pero esto mismo, en elpensamiento de una modernidad reflexiva,lleva a una transformación de aquellos pro-blemas (aparentemente técnicos) en proble-mas políticos. Al transformarse en políticosobtienen una vía, posible, pero nada segura,de encontrar una salida. Es el mismo carácterde la tecnociencia lo que nos permite haceruna propuesta que supera tanto los opti-mismos tecnológicos liberales, como el fa-talismo negativo normalmente de raízcomunitarista. Digamos que la opción re-publicana —por ponerle un nombre— en laciencia (S. Fuller, 2000) y la participación

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social es la profundización de la moderni-dad reflexiva que nos hace señalar algunoscaminos de acción.

Como sostiene Albert Hirschman, latesis de la inutilidad del fatalismo negativo,la cual sugiere que nada se puede hacer, esuno de los instrumentos más perversos delpensamiento conservador (aunque confrecuencia aparezca planteada por quienesno se adscriben al conservadurismo). Asíque prefiero seleccionar, de entre el con-junto de líneas que podríamos ver en elpresente mapa de la filosofía, aquellos sín-tomas que indican que podemos estaravanzando hacia una mirada filosófica ca-paz de elevarse sobre los muros, verjas eincluso alambres de espino que delimitandiversos campos especializados. De estaforma, en términos cercanos a la moderni-zación reflexiva, quizás podarnos contri-buir a superar la tesis de la inutilidad.

La globalización aparece como un proce-so que no es de dentro hacia fuera, ni un pro-ceso externo que produce cambios hacia elinterior, sino que rompe la frontera inte-rior/exterior (J. Bartelson, 2000), encontrándo-nos con un problema conceptual en el temade la globalización; problema conceptual quese vincula con la forma misma de conceptua-lización de las ciencias sociales y de la prácticapolítica. Como ya hemos sugerido, nos en-contramos ante una clase no natural sino inte-ractiva, en términos de Hacking.

Como ha planteado recientementeBartelson:

No sólo es la globalización una meta cam-biante para la investigación social, sinoque además significa el movimiento de esabúsqueda en sí misma... La globalizaciónno representa un mero propósito para alfuturo sino una profecía en la búsqueda dela realización personal.

(J. Bartelson, 2000, pp. 192-193)

Muchos autores coinciden en que esta-mos hablando de un fenómeno complejo.G. Therborn (2000) insiste en que se dan almenos cinco discursos tópicos: El de la com-

petitividad económica (con sus efectos positi-vos y negativos), centrado en la competenciamundial con sus problemas para las empre-sas, trabajadores y estados. Un segundo ca-rácter, el de la crítica social, preocupacióncrítica por las consecuencias percibidas deesa globalización, la cual no aparece tantodesde la izquierda tradicional o desde el Ter-cer Mundo sino desde el mismo centro. Eltercer componente se refiere a la (in)capaci-dad de los Estados para afrontar los proble-mas de ese futuro. El cuarto es el tema de laglobalización cultural, el efecto sobre las for-mas simbólicas, las imágenes sociales, lasprácticas culturales, los estilos de vida y ladesterritorialización de la cultura (uniformi-dad o nuevas formas de diversidad). Unquinto aspecto sería la consideración de unaecología planetaria que estudia y discute lahumanidad y la sociedad global como partede un ecosistema planetario.

Pero, ademas de esos diversos modosde atender a la globalización, convendríaprecisar que se provocan cambios impor-tantes, en el plano cognitivo y conceptual,en la percepción social y en la administracióny gobierno de ese proceso. En definitiva, loque aparece tras la reflexión filosófica es laimportancia de la política y de atender a losespacios de conformación de lo político en elseno de ese fenómeno general de la globali-zación. Si, en el sentido avanzado por Cas-tell, una de las características de la sociedadde la información es el flujo libre del capitalmientras que la política sigue siendo local,uno de los problemas que nos plantea conurgencia el fenómeno de la globalización esel desarrollo de instituciones políticas quepuedan actuar en ese plano general.

Los expertos que analizaban (hace cincuentaarios) el rumbo de los asuntos mundiales ha-blaban de leyes universales y de su cumpli-miento universal, de algo que debíamoshacer y finalmente haríamos; hoy hablan deglobalización, de algo que nos ocurre por ra-zones que podemos barruntar, e incluso co-nocer, pero difícilmente controlar

(Z. Bauman, 2001, pág. 28)

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En conclusión, he querido plantearque una conceptualización superadora del•naturalismo ingenuo» puede ayudarnos aencontrar espacios para la acción políticaen ese supuesto mundo objetivo de la glo-balización; espacios que muestren en lapráctica cómo superar la tesis perversa dela inutilidad de la acción autónoma.

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