Índice - convención hermanos menonitas del paraguay

Una Publicación de la CEIPHMAutor: Lic. Oscar CuevasDiseño editorial: Joel PereiraIlustraciones: Noelia GómezAsesor: Dr. Rafael ZarachoNoviembre 2019Módulo 6

ÍNDICE

PRESENTACIÓN

LA UNCIÓN DEL ESPÍRITU SANTO

SIGNIFICADO DE LA UNCIÓNLA NECESIDAD DE LA UNCIÓNEJEMPLOS DE UNCIÓN EN LA BIBLIA

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PRESENTACIÓN

B ienvenido al sexto módulo de nuestra serie, En los Pasos del Maestro: Mi vida en el Espíritu II.

Realmente ha sido apasionante estudiar y aprender acerca del Espíritu Santo. Temas como su persona y su obra, la llenura del Espíritu Santo, o las evidencias de la llenura del Espíritu Santo, nos han desafiado no sólo a conocer más acer-ca del tema sino a experimentar una comunión más cercana y profunda con el Espíritu Santo.

En esta segunda parte de Mi vida en el Espíritu, queremos abordar el tema de la Unción del Espíritu Santo. Un tema no menos conflictivo debido a las dife-rencias de interpretaciones que existen al respecto y el temor a equivocarse que muchas veces con lleva.

Nuestro objetivo en estas lecciones serán la de estudiar y definir lo que real-mente la biblia dice sobre el significado de la unción, ejemplos de unción en los relatos bíblicos, y los propósitos de la unción.

Además queremos compartir un tema especial sobre la historia de poder y tes-timonio de nuestra denominación, los Hermanos Menonitas para recordar y reconocer el obrar del Espíritu Santo en medio de nuestras iglesias a través de la historia.

Como denominación estamos siendo desafiados cada día más a fortalecer nues-tra comunión con Dios por medio de su Espíritu y a experimentar una profun-da sensibilidad y obediencia a la vos y guía del Espíritu Santo a fin de seguir creciendo constantemente en nuestra visión de ser La Mano Visible de Dios.

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“Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”. Hechos 1:8

NUESTRA META: COMPRENDER QUE DIOS NOS UNGIÓ CON PODER POR MEDIO DE SU ESPÍRITU SANTO PARA QUE PODAMOS SERVIRLE Y SEAMOS TESTIGOS DE SU AMOR, SU GRACIA Y SU SALVACIÓN.

INTRODUCCIÓN

En las lecciones anteriores de Mi vida en el Espíritu, pudimos aprender que por medio del Espíritu Santo recibimos el poder para la Santidad de vida. Que si caminamos en el Espíritu, no buscaremos sa-tisfacer los deseos de la carne. Que Dios nos ha dado en el Espíritu Santo el poder para vencer el mal. Para vivir una vida espiritual victorio-sa. Para ser vencedores ya sea en medio de las aflicciones, pruebas y tentaciones. Que, “Ninguna arma forjada prosperaría contra nosotros si caminamos en el Espíritu” (Isaías 54:17).

La Unción del Espíritu Santo

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En ésta lección queremos estudiar acerca de uno de los propósitos fun-damentales de la unción y la llenura del Espíritu Santo: El poder para servir.

A. SIGNIFICADO DE LA UNCIÓN

Cuando hablamos de unción en nuestra denominación, debemos reco-nocer que en muchos momentos ha generado controversias y prejuicios muy grandes.

Piensa y reflexiona, según tu experiencia, ¿Cuáles fueron algunas de esas confusiones o controversias que has visto o escuchado sobre la unción del Espíritu Santo?

Resulta muy común escuchar en los tiempos frases como:

• “Dios está derramando una unción de lo alto sobre mi”• “Hoy habrá una unción divina muy especial”, • “sentimos una unción muy especial que está cayendo del cielo”,• “Este es un predicador muy ungido”, etc.

Estas formas de hablar de la unción generan confusión en algunos cre-yentes pues, transmite la idea de que la unción tiene que ver con ciertos momentos o estados emocionales.

Tiempo atrás, surgieron algunos movimientos dentro de la iglesia evan-gélica que han causado mucha conmoción sobre la unción. Por ejem-plo, cuando Benny Hinn, luego Claudio Freidson y otros, soplaban o

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tiraban el saco y la gente se desparramaba por el suelo, la gente decía ¡Qué unción!

Todos querían esa unción, así que pasaban adelante porque ansiaban recibir eso que tenían estos predicadores. Es innegable que estos movi-mientos, luego generaron muchas discusiones teológicas en las iglesias. Es que casi todos empezaron a buscar esa unción; sin considerar ni ana-lizar bien qué es la unción o para qué servía.

¿Porqué o para qué sirve caerse, reírse, sentir calor o experimentar cier-tas emociones?

El problema con estas manifestaciones, es que en la mayoría de las veces terminaba ahí la historia. Las personas seguían sin demostrar grandes cambios en su vida, en sus actitudes y conductas. Mucho menos se evidenciaban un crecimiento en el compromiso con la predicación y la extensión del Reino de Dios.

Sin embargo, según la Biblia, la unción no fue pensada simplemente para que la gente caiga, se ría o experimente todo tipo de emociones y después de levantarse siga siendo el mismo. El propósito de la unción va mucho más allá que una simple experiencia emocional.

Debido a estos usos y abusos con el término, existe el temor de usarlas en algunas iglesias. Sin embargo, es un término que encontramos en la Biblia y es importante rescatar el uso correcto del mismo.

En éste punto nos encargaremos de realizar un análisis del término y tratar de darle el significado correcto y bíblico para que al usarlo tenga-mos la certeza de que estamos expresándonos bíblicamente.

El término unción, deriva del latín ungere, que es “untar”. La palabra griega del Nuevo Testamento para “ungir” es chrio, que significa “untar o frotar con aceite”.

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En el Antiguo testamento, la unción consistía en un ritual a través del cual se consagraba a los reyes y sacerdotes para significar la bendición de Dios o el llamado de Dios a la vida de esa persona (Éxodo 30:26-30; 1 Samuel 10:1).

Lea los textos y explica el contexto en que es aplicado y el sentido de la unción

Éxodo 29:4-7

Éxodo 40:9-11

2 Reyes 9:6

La idea de santificar por medio de la unción tiene la connotación de separar y consagrar para el servicio a Dios. Así, la ceremonia de la un-ción era un acto muy importante de consagración, bendición y empo-deramiento.

En el Nuevo Testamento, la unción se usa para describir la presencia y obra del Espí-ritu Santo sobre una persona para cum-plir dicho fin; consagrar y empoderar al creyente para la misión de su nueva vida en Cristo.

Al inicio mismo de los evangelios, cuando Jesús fue bautizado en el río

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Jordán por Juan el bautista, al salir del agua, el Espíritu Santo descen-dió sobre Él, y fue lleno del Espíritu Santo (Mateo 3:16; Lucas 4:1). Luego, nos dice la palabra de Dios que el Espíritu lo impulsó al desierto para ser tentado por Satanás por 40 días.

Por lo tanto, si analizamos lo sucedido con Jesús, lo primero para lo que fue ungido es para resistir al Diablo y vencerlo en el desierto.

De la misma manera, en este tiempo, el primer propósito de la unción es también deshacer las obras del mal, e investir del poder de Dios al creyente para resistir y vencer al maligno.

La unción del Espíritu Santo fue fundamental para Jesús. El no inicio su ministerio antes, pues sabía que para derrotar al Diablo y deshacer sus obras necesitaba el poder de Dios en su vida. Era consiente que con todo lo bueno que Él era y la buena crianza que había tenido ni el co-nocimiento de la Palabra que tenía sería suficiente para hacer las obras que Dios le había encomendado.

Lea y compara con Santiago 4:7

Inmediatamente después, Jesús anuncia los propósitos de la unción so-bre su vida.

Lea Lucas 4:18-21 y cita dichos propósitos enunciado

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El término hebreo: “Mesías”, y la palabra griega: “Cristo” significan: “El ungido”. Durante siglos, los judíos esperaron al Mesías prometido (el Ungido); pues a través de Él, el yugo de la opresión satánica sería destruido.

Lea también Isaías 10:27 y explica el sentido del texto

La palabra pudrir, significa: “algo absolutamente destruido, co-rrompido, algo que ya no está bien y que el diablo no puede usar”. Jesucristo, por medio del poder del Espíritu Santo, rompe el yugo del pecado que oprime al ser humano.

Jesús afirma que tenía el poder del Dios todopo-deroso sobre Él, para destruir yugos y quitar las cargas sobre los hombres que por causa del pecado se habían generado; y eso fue lo que predicó y demostró durante Su ministerio.

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Lea Hechos 10:37 y 38 y resume en tus propias palabras

Sin embargo, la unción no se terminó con Jesús. Después de ser crucifi-cado, y antes de ascender al cielo, Jesús les dijo a Sus discípulos que es-peraran en Jerusalén hasta que fuesen bautizados con el Espíritu Santo (Hechos 1:4-5).

Promesa que se cumpliría en el día de Pentecostés (Hechos 2:1-4). Des-de entonces, todas las personas nacidas de nuevo, recibimos el Espíritu Santo y por lo tanto ungido por el mismo. De ahí que ser cristiano, es más que sólo ser seguidores de Cristo, el Ungido, sino también somos ungidos en Cristo.

Así que, si tú estás en Cristo, hay una unción en tu vida. Esa unción no depende de tus emociones o sentimientos. Es un milagro que el Espíri-tu Santo obra en el momento de la regeneración.

Al creer y recibir a Jesús en tu corazón, Dios te llamó, te santificó y te selló con su Espíritu Santo para ser de su propiedad y para ser su siervo en éste mundo. Él tiene un propósito para tu vida. Propósitos que vas a ir descubriendo en la medida que vayas creciendo y desarrollándote en la vida cristiana y ampliando tu entendimiento sobre el tema.

Entonces, el propósito principal de la unción del Espíritu Santo es equi-parnos con el poder de Dios para vencer a nuestro enemigo y sirvamos a los propósitos del Reino Dios en este mundo cumpliendo nuestra mi-sión y ejerciendo con poder los dones que nos ha entregado.

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Por lo tanto, hay una diferencia muy grande entre querer disfrutar de algún efecto de la unción o querer estar equipado con la unción para hacer las obras que Dios tiene pensadas para nosotros.

Tenemos que afirmar entonces, que la unción no se trata de una ex-periencia con fines egoístas ni vana gloriosas, sino de una presencia y un poder extraordinario de parte de Dios con un propósito. Cuando recibimos el Espíritu Santo, somos consagrado por Dios e investido de poder y autoridad para vencer las obras del mal y cumplir nuestra mi-sión en éste mundo.

Reflexiona y escribe acerca de la diferencia entre uno que busca la unción con fines egoístas y otro que busca con fines ministeriales

La unción del creyente es la misma unción de Jesucristo, porque el mis-mo Espíritu de Dios Padre que ungió a Jesús, es el que unge a los creyen-tes; y dice la Biblia que el Padre no nos da el Espíritu por medida ( Juan 3:34), así que, lo tienes o no lo tienes. No se trata de que, a algunos los llena de un Espíritu más grande y más poderoso y a otros de uno más chiquito y menos poderoso, sino que la unción es la misma para todos los creyentes. El ministerio, la tarea o la misión sin embargo pueden ser diferente para cada uno.

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Reflexiona y responde, ¿Ya sabes cuál es el propósito de Dios para tu vida?

¿Puedes ver una manifestación creciente del poder de Dios en tu vida o ministerio?

¿Hay algo que podrías mejorar y qué pasos vas a dar para ello?

La unción sobre tu vida es la garantía que Dios te da para que vivas en victoria sobre el enemigo y cumplas efectivamente con la tarea enco-mendada.

Jesús dijo: “Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8).

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B. LA NECESIDAD DE LA UNCIÓN

Para comprender mejor éste punto, recordemos las últimas indicacio-nes y promesas del Señor Jesús a sus Discípulos.

Lee Lucas 24:47-49 y Hechos 1:4-8 y explica la promesa y las con-diciones de Jesús.

Los discípulos entendieron perfectamente las indicaciones de Jesús y esperaron el cumplimiento de la promesa tal como Jesús les dijo. Ellos fueron conscientes y por lo tanto obedientes porque comprendieron que para iniciar el ministerio apostólico, necesitarían del poder sobre-natural de Dios.

Vimos que el mismo Señor Jesucristo no inició su ministerio sino hasta ser investido con el poder del Espíritu Santo en el río Jordán, luego de ser bautizado en agua (Mateo 3:13-17; Lucas 3:22; 4:1,14,18-19).

De la misma manera, hoy en día, necesitamos nosotros de ese poder para cumplir con nuestros ministerios de servicio y proclamación del evangelio. Sin ese poder, no somos nada.

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Recuerde las Palabras del Señor al respecto y resume en tus propias palabras.

Zacarías 4:6b:

Salmo 127:1:

Proverbios 21:31:

Juan 15:5:

A menos que estemos ungido o investido con el poder del Espíritu San-to todo lo que digamos o hagamos serán simplemente palabras o ac-ciones vacías y sin fuerza de impacto. Pero cuando el Espíritu de Dios está sobre lo que hacemos, entonces, verdaderamente es como si Cristo mismo estuviera haciendo. Al movernos en el Espíritu Santo, efectiva-mente nos movemos en Su Nombre y estamos actuando en Su lugar, y ese es el Espíritu de Dios obrando mediante nosotros.

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Algunas personas desean la unción por que confunden su significado y propósito. El verdadero sentido de la unción es facultar al cristiano del poder de Dios para servir en el reino de Dios. Y como nuestra lucha es primordialmente espiritual, necesitamos estar equipados con las armas espirituales para vencer.

Lea Efesios 6:12-18 y explica sobre la necesidad del poder de Dios para vencer

C. EJEMPLOS DE UNCIÓN EN LA BIBLIA

En este espacio queremos estudiar juntos los diferentes ejemplos de personajes de la Biblia de cómo fueron investidos del poder del Espíri-tu Santo, es decir, ungidos para cumplir con ciertos ministerios o pro-pósitos específicos para los cuales fueron llamados por Dios.

Como ya lo habíamos señalado, en el Antiguo Testamento los reyes, los sacerdotes y los profetas eran ungidos para ser consagrados o insti-tuidos a fin de que tuvieran la fuerza y la sabiduría necesaria para poder cumplir con su misión.

Es importante destacar que, en el Antiguo Testamento el Espíritu de Dios solamente descendía sobre las personas en ocasiones especiales

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para propósitos específicos. No como en el Nuevo Testamento desde Pentecostés, que toda persona que nace de nuevo recibe al Espíritu Santo y permanece en él. Por lo tanto, la unción del Espíritu se limitaba a las personas escogidas por Dios para fines o propósitos específicos.

LA UNCIÓN DE JOSUÉ Y LOS JUECES

Por ejemplo, en Deuteronomio 34:9 podemos leer que Josué, fue un-gido como sucesor de Moisés para ser el líder de Israel. Lea el texto y escribe los detalles de la elección y la capacidad otorgada a Josué según el texto.

En el libro de los Jueces también podemos leer cómo el Espíritu Santo estuvo trabajando instituyendo y ungiendo a los jueces que goberna-rían en Israel. Dios, por medio de su Espíritu Santo los capacitaba, ya sea para brindarle una sabiduría especial, para tomar decisiones, a veces habilidades estratégicas o una fuerza extraordinaria como en el caso de Sansón, a fin de cumplir la misión.

Lea los textos y cita cada uno de ellos

Jueces 3:9 y 10:

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Jueces 6:34:

Jueces 11:29:

Jueces 13:25:

En reiteradas ocasiones en la Biblia se puede leer de cómo Dios estuvo activo en medio de su pueblo para ungir y levantar a las personas que guiarían a su pueblo.

LA UNCIÓN DE DIFERENTES PERSONAJES EN LA BIBLIA

Lea los siguientes textos y explica acerca del propósito de Dios al enviar su Espíritu sobre cada uno.

Génesis 41:38-41:

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Éxodo 31:3; 35:31-35:

Números 11:17; 25:26:

1 Samuel 11:6:

1 Samuel 16:13:

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Cada uno de estos pasajes nos demuestra que, la unción del Espíritu Santo no se trata de un poder que se pueda manipular ni utilizar para motivos o experiencias personales y satisfacer deseos egoístas o ambi-ciones personales de grandeza, de influencia y de poder. Dios ungía a sus siervos a fin de equiparlos para la tarea señalada por Él mismo.

LA UNCIÓN DE ELÍAS Y ELISEO

En 2 Reyes capítulo 2 encontramos una historia muy interesante, la historia de Elías y de Eliseo. El relato nos cuenta que, después de un ex-traordinario ministerio y de experiencias sobrenaturales maravillosas, Elías había llegado al final de su ministerio profético por lo que Dios había determinado llevarlo. Pero Eliseo al percatarse de la situación se propuso no separarse de él ni un momento a ver si podía lograr recibir la misma unción o poder que Dios le había otorgado a Elías. Al darse cuenta que no podía convencer a Eliseo a separase de él, le preguntó, ¿qué quieres tener antes que yo sea tomado de ti? Eliseo sin dudar pidió la doble porción de su espíritu.

Lea el texto de 2 Reyes 2 y responde a las siguientes preguntas

¿Por qué crees que Eliseo realizó semejante petición?

¿Qué significaría la doble porción del Espíritu?

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¿Por qué Elías no le aseguró que recibiría inmediatamente la misma unción?

¿Qué piensas de que un predicador prometa impartir la unción a todo los que deseen recibir?

LA UNCIÓN DE SAMUEL Y DAVID

Veamos otro ejemplo muy interesante de unción en la Biblia. Se trata de David, un hombre que como pocos, registra la historia de haber sido ungido tres veces hasta convertirse en el rey de Israel (1 Samuel 16:13; 2 Samuel 2:4-7 y 2 Samuel 5:1-3).

Samuel y David tienen una historia impresionante. Sin conocerse entre ellos, Dios eligió al uno como profeta y al otro como rey de su pue-blo. Samuel era ya avanzado en años y David era aún un muchacho con quien nadie contaba. Samuel entraba y salía en la corte del rey Saúl; David, en cambio, no hacía otra cosa que pastorear los rebaños de su padre Isaí.

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Dios en su soberanía preparó y formó a ambos para un gran propósito desde el inicio. Desde los tres años, apenas destetado, Samuel vivió, cre-ció y sirvió al Señor en el santuario de Silo. Allí recibió el llamamien-to de Dios y fue ungido para constituirse como vocero de Dios, como profeta y mensajero de sus designios para Elí y sus perversos hijos, para Saúl...y para David.

En un momento dado, cuando Dios ya había rechazado a Saúl por sus desobediencias, Samuel no conseguía aceptarlo. No comprendía cómo podría ungir a otro para ser rey mientras Saúl estaba con vida.

Lea 1 Samuel 16:1 y escribe la palabra de Dios a Samuel.

Ahora resume los acontecimientos de los versículos 6-13

La mirada de Dios no es como la mirada del hombre. El hombre mira las apariencias, pero Dios mira el corazón. La similitud de Eliab con Saúl en cuanto a su apariencia pudo haber confundido a Samuel. Pero Dios aclara a Samuel que, su estatura imponente no le hace más aptos para regir al pueblo.

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Muchas veces los criterios de Dios no coinciden con nuestros criterios humanos. A veces cuando vemos a una persona pensamos que sería la persona ideal para tal o cual minis-terio. Sin embargo, delante de Dios no. Porque para Dios el ser es más importante que cualquier otra cosa. Para ser aprobado en un ministerio, uno debe tener el corazón conforme a la voluntad de Dios.

Así luego paso con los seis hijos de Isaí, uno detrás de otro. Ninguno había sido escogido por Dios.

A pesar de la vergüenza y la frustración que podría haber significado para cada uno de los hijos de Isaí, Samuel estaba determinado a obede-cer a Dios.

Esta es una característica muy importante para todo siervo de Dios. Estar dispuesto a obedecer a Dios ante que quedarse bien ante los ojos de los hombres. Muchos líderes han cometido el error de nombrar o asignar a ciertos ministerios personas que no fueron electos por el Se-ñor o que no reunían los requisitos espirituales para el cargo. A veces simplemente para no quedar mal o para no incomodar a los demás.

Samuel, desde su infancia, durmiendo junto al Arca en el templo, había aprendido a distinguir la voz del Señor (1 Samuel 3:1-10. Él sabía que el Señor le había hablado claro: era un hijo de Isaí el elegido. Y también sabía que el Señor no se contradice. ¿Cómo es que ha descartado a to-dos los hijos que Isaí le ha presentado? Entonces le preguntó a Isaí:

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-¿No tienes otros hijos?

Isaí respondió: -Sí, falta el más pequeño que está pastoreando el rebaño.

-¡Manda que lo traigan!, -exclamó Samuel-. ¡No ha-remos el rito hasta que él no haya venido!

Aparentemente, David no sólo era el menor de los hermanos, sino también el más peque-ño, tan pequeño, tan in-significante que se habían olvidado de él. No habían contado con él. Pero Dios sí; Él había visto el corazón de David. Un corazón de pastor. Y eso es lo que Dios deseaba para su pue-blo. Un rey que cuide y guíe a su pueblo según su voluntad.

La unción de Dios no es para cualquiera, es para aquellos que verdade-ramente tienen el corazón dispuesto para Dios. No se puede jugar ni manipular la unción de Dios como a uno le parezca.

Frecuentemente en la actualidad, algunos predicadores se jactan de la unción de Dios en su vida y prometen transmitirlo a todo el mundo. Inclusive, a cambio de una buena ofrenda. Eso es tergiversar la Palabra de Dios y una evidente herejía.

Cuando David llegó, Dios le dijo a Samuel, “éste es, levántate úngelo”.

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En el momento en que Samuel derrama el aceite sobre la cabeza de David, sucedió algo extraordinario. Lea 1 Samuel 16:13 y explica lo que sucedió.

Con la unción, el espíritu de Dios vino con poder sobre David. El es-píritu que había irrumpido ocasionalmente sobre los jueces, sobre los profetas y sobre Saúl, se posa ahora sobre David.

Dios había escogido y consagrado para si un nuevo rey para su pueblo. Un rey que gobernara conforme a su voluntad. De la misma manera en este tiempo, Dios sigue escogiendo personas conforme a su corazón. Personas dispuestas a consagrarse y a servirle con todo su corazón.

Delante de Dios lo más importante son nuestras actitudes. Más que ninguna cualidad natural, Dios busca y llama a las personas como Da-vid para que se conviertan en sus siervos.

¿Cómo está tu corazón hoy? ¿Estás preparado para que Dios manifieste su poder en tu vida y te conviertas en un instrumento escogido para Él?

Lea el salmo 139:23-24 y el salmo 51:1-10 y escribe como una ora-ción a Dios manifestándole tu deseo de tener un corazón puro y dispuesto a ser lleno de su Espíritu Santo

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Índice - convención hermanos menonitas del paraguay

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