niñas y niños urbanos en paraguay - home page | unicef · a generar estrategias de sobrevivencia...

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En Paraguayniñas y niños urbanos

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PrEsEntación

Las sociedades del futuro parecen estar irremedia-blemente destinadas a ser urbanas; las ciudades crecen y lo seguirán haciendo y muchas más irán surgiendo, atrayendo a cada vez más personas en busca de la denominada “ventaja urbana”.

A diferencia de las zonas rurales, las urbes ofrecen oportunidades en términos de acceso a empleos remunerados, a infraestructura y mejores servicios básicos, a educación y salud, entre otros. Sin embar-go, el crecimiento de la demanda por estos servi-cios es mucho mayor que la oferta pública, lo que acentúa las inequidades y las disparidades en los centros urbanos. Esto trae aparejado que la pobreza urbana sea subestimada así como las condiciones de vida de la población de menores ingresos y es-pecialmente la de los niños, niñas y adolescentes.

En el mundo muchos niños disfrutan de las ventajas de la urbanización pero también ésta deja a cientos de millones de niños excluidos de los servicios vita-les, expuestos a los peligros urbanos y compelidos a generar estrategias de sobrevivencia como el tra-bajo en las calles y la mendicidad para procurarse un sustento.

Más y mejores datos son requeridos para ayudar a identificar y focalizar las diferencias entre los niños de las zonas urbanas, muy a menudo escondidas en-tre los promedios estadísticos que ocultan las priva-ciones sufridas por la infancia en las comunidades urbanas pobres. Cuando los promedios de este tipo se utilizan en la definición de las políticas urbanas y la asignación de recursos, las necesidades de los más pobres pueden ser pasadas por alto.

Asunción y los núcleos y aglomeraciones urbanas de Paraguay no escapan a esta tendencia, pero exis-ten señales alentadoras que indican que todavía es posible hacer que las ciudades y pueblos sean luga-res más acogedores, seguros y favorables para los niños, niñas y adolescentes, hacer más seguras las calles y que los niños puedan volver a ganar esos espacios como lugares de encuentro, de juego y es-parcimiento.

Estos objetivos deben alentar a las autoridades, tan-to a nivel nacional como local, para que consideren las repercusiones que a largo plazo tienen sus de-cisiones sobre la vida cotidiana y el bienestar de la infancia. Pero también la acción comunitaria es una clave del éxito.

Este documento analiza las principales característi-cas de la niñez urbana, las tendencias y los desafíos, a la vez de sugerir algunas propuestas hacia una ur-banización humanizada. UNICEF Paraguay y la Secre-taría de la Niñez y Adolescencia se complacen en poner a disposición de la ciudadanía este informe, instando a las autoridades nacionales y locales a privi-legiar las necesidades de la infancia ubicándolas en el centro de la planificación urbana con el objetivo de construir “ciudades amigables para los niños”.

Rosa ElcarteUNICEF-Paraguay

Representante

Liz TorresMinistra

Secretaría Nacional de la Niñez y Adolescencia

©UNICEFFondo de las Naciones Unidas para la Infancia.

Elaboración de contenidos de Informe sobre Paraguay: Andrés Osorio.

Edición de Informe sobre Paraguay: Hugo Oddone.

Cuidado de Edición: Cecilia Sirtori.

Supervisión General: Rosa Elcarte.

Foto de tapa: ©UNICEF/Paraguay/Francene Keery.

Diseño Gráfico: Entre Paréntesis.

Impresión: AGR Impresiones.

Tirada: 1.000 ejemplares.

Fecha: Abril de 2012.

Lugar: Asunción, Paraguay.

ISBN: 978-99953-847-4-6

Material de distribución gratuita.Prohibida su venta.

Esta publicación utiliza las palabras “niños” y “adolescentes” para referirse tanto a los niños como a las niñas, así como a los y las adolescentes, sin discriminación de género.

Ficha técnica

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NIñaS y NIñoS urBaNoS EN EL muNDo ........................................................................................................ 8

NIñaS y NIñoS urBaNoS EN ParaGuay ....................................................................................................... 241. La evolución urbana y los derechos de la infancia en el Paraguay ............................................... 29 a) La pobreza infantil ........................................................................................................................... 30 b) Viviendas ......................................................................................................................................... 32 c) Hacinamiento en zonas urbanas y rurales del Paraguay ................................................................. 33 d) Promedio de miembros por hogar .................................................................................................. 33 e) Nutrición y salud infantil .................................................................................................................. 34 f) Mortalidad infantil ........................................................................................................................... 35 g) Acceso a agua y saneamiento ........................................................................................................ 37 h) Educación ....................................................................................................................................... 38 i) Violencia y explotación .................................................................................................................... 39

2. Asunción: un caso emblemático de desigualdades intra urbanas ..................................................... 403. Hacia ciudades más justas: Desafíos y propuestas .......................................................................... 434. Propuestas ......................................................................................................................................... 445. Bibliografía ......................................................................................................................................... 486. Glosario .............................................................................................................................................. 49

ÍnDicE

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resumen Ejecutivo del Estado Mundial de la infancia 2012niñas y niños urbanos En El MunDo

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rEcoMEnDacionEs claVEs

hay cada vez más niños y niñas que crecen en las zonas urbanas. Es imprescindible proporcionarles los servicios y las oportunidades que necesitan pa-ra ejercer sus derechos y desarrollar sus capacidades. se deben tomar medidas urgentes para:

1. Comprender mejor la magnitud y la na-turaleza de la pobreza y la exclusión que afectan a los niños y las niñas en las zonas urbanas.

2. Definir y eliminar los obstáculos que atentan contra la inclusión de las per-sonas menos favorecidas.

3. Garantizar que la planificación urbana, el desarrollo de la infraestructura, la prestación de los servicios y las inicia-tivas de amplio alcance tendientes a reducir la pobreza y las desigualdades satisfagan las necesidades particulares y las prioridades de la niñez.

4. Promover la creación de asociaciones entre todos los niveles del gobierno y los habitantes pobres de las zonas ur-banas, especialmente los niños y los jóvenes.

5. Aunar los recursos y las energías de los actores internacionales, nacionales, municipales y comunitarios en procura de que los niños pobres y marginados puedan disfrutar plenamente de sus derechos.

Estos no son objetivos, sino medios para llegar a un fin: hacer que las ciudades y las sociedades sean más justas y acogedoras para todos, empezando por los niños y las niñas.

“cientos de millones de niños y niñas viven actualmente en barrios urbanos marginales, y muchos carecen de acceso a los servicios básicos.

Debemos trabajar con más ahínco para llegar a todos los niños y niñas necesitados, dondequiera que vivan y que sean víctimas de la exclusión y la marginación. algunos se preguntarán si estamos en capacidad de hacerlo, especialmente en esta época de austeridad. Pero si logramos superar los obstáculos que no han permitido a estos niños acceder a los servicios que requieren y a los cuales tienen derecho, millones más crecerán saludables, asistirán a la escuela y tendrán vidas más productivas.

¿acaso podemos darnos el lujo de no hacerlo?”

anthony lakeDirector Ejecutivo, unicEF.

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La experiencia de la infancia es cada vez más urba-na. Más de la mitad la población mundial –incluidos más de 1.000 millones de niños y niñas– viven en ciudades grandes y pequeñas.

Aunque desde hace tiempo las ciudades se han aso-ciado con el empleo, el desarrollo y el crecimiento económico, cientos de millones de niños y niñas en las zonas urbanas del mundo están creciendo en medio de la escasez y las privaciones. El Estado Mundial de la Infancia 2012 presenta las dificultades a las que estos niños hacen frente, y que son tanto una violación de sus derechos como un impedimen-to para el cumplimiento de los Objetivos de Desa-rrollo del Milenio. El informe examina los principales fenómenos que definen las vidas de los niños en las zonas urbanas, entre ellos la migración, las crisis eco-nómicas y los riesgos de sufrir graves desastres.

El progreso es posible. En el Estado Mundial de la Infancia 2012 se dan ejemplos de los esfuerzos para mejorar la realidad urbana que confrontan los niños y se describen las acciones generales de política que es preciso incorporar en cualquier estrategia destina-da a llegar a los niños excluidos y fomentar la equidad en los medios urbanos divididos por la desigualdad.

introDucción niñas y niños En un MunDo caDa VEz Más urbano

Todos los años, la población urbana mundial aumenta en alrededor de 60 millones de personas. En 2050, 7 de cada 10 personas vivirán en ciudades grandes y pequeñas. La mayor parte del crecimiento urbano se está produciendo en Asia y África. La migración desde el campo ha impulsado desde hace mucho tiempo la expansión urbana y sigue siendo un factor importante en algunas regiones. Sin embargo, las últimas estimaciones completas realizadas en 1998 sugieren que los niños nacidos en las poblaciones urbanas ya existentes representan alrededor del 60% del crecimiento urbano.

Muchos niños disfrutan de las ventajas que ofrece la vida urbana, incluido el acceso a los servicios edu-cativos, médicos y recreativos. A muchos de ellos, sin embargo, se les deniegan elementos esenciales como el agua potable, la electricidad y la atención de la salud, incluso a pesar de que viven cerca de estos servicios. A muchos de ellos se les obliga a realizar un trabajo peligroso y explotador, en lugar de fomentar su asistencia a la escuela. Y muchos de ellos hacen frente también a una amenaza constante de desalo-jo, a pesar de que ya viven en unas condiciones muy difíciles, en viviendas destartaladas y atestadas, o en asentamientos que son altamente vulnerables a las enfermedades y los desastres.

Las penurias que sufren los niños de las comunida-des pobres quedan ocultas a menudo –y por lo tan-to perpetuadas– por los promedios estadísticos en los que se basan los programas de desarrollo y las decisiones sobre la asignación de recursos. Debido a que los promedios agrupan a todas las personas juntas, la pobreza de unos queda oscurecida por la ri-queza de otros. Una consecuencia de esta situación es que los niños y niñas que ya sufren privaciones quedan excluidos de los servicios esenciales.

En los lugares donde hay disponibles datos minu-ciosos sobre las zonas urbanas, éstos revelan dis-paridades en las tasas de supervivencia, el estado nutricional y la educación de los niños como con-

un niño de pie junto a las vías del tren, contra un fondo de hogueras humeantes, en Kibera, una barriada de tugurios de nairobi, Kenya. Más de una cuarta parte de la población de la ciudad vive en Kibera. En este lugar, el tren no efectúa parada.

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uaysecuencia de la falta de equidad en el acceso a los

servicios. En todo el mundo, cientos de millones de niños de los barrios urbanos pobres y los asenta-mientos precarios hacen frente diariamente a viola-ciones de sus derechos a pesar de vivir cerca de las instituciones y los servicios. En muchos países, los niños que viven en la pobreza urbana están en con-diciones similares que los niños pobres de las zonas rurales, o peores, desde los puntos de vista de la proporción entre estatura y peso y la mortalidad de menores de 5 años.

La experiencia urbana conlleva muy a menudo la pobreza y la exclusión. Aproximadamente una terce-ra parte de la población urbana del mundo vive en tugurios, y en África esa proporción es superior al 60%. Cerca de 1.400 millones de personas vivirán en asentamientos precarios y tugurios en el año 2020. Las dificultades que enfrentan los pobres se agravan debido a factores tales como la ilegalidad, la participación limitada en la toma de decisiones y la falta de seguridad en la tenencia y la protección legal. La discriminación por motivos de género, ori-gen étnico, raza o discapacidad refuerza a menudo la exclusión debido a la pobreza.

No todos los pobres urbanos viven en barrios margi-nales, y no todos los habitantes de un barrio marginal son pobres. Sin embargo, los asentamientos preca-rios son una expresión de la privación y la exclusión, y una respuesta práctica a ambos fenómenos. Ca-rentes de una vivienda adecuada y de la seguridad de la tenencia debido a unas políticas económicas y sociales y a unos reglamentos sobre el uso y la ges-tión del suelo que no respetan la equidad, las per-sonas empobrecidas tienen que recurrir al alquiler o a la construcción de viviendas ilegales y a menudo improvisadas.

Las condiciones de hacinamiento e insalubridad facili-tan la transmisión de enfermedades, especialmente de la neumonía y la diarrea, las dos principales cau-sas de muerte entre los niños menores de 5 años en todo el mundo. Los brotes de sarampión, la tuber-culosis y otras enfermedades que se pueden evitar mediante vacunas también son más frecuentes en estas zonas, donde la densidad de población es alta y los niveles de inmunización son reducidos.

Además de otros peligros, las personas que viven en barrios marginales se enfrentan con frecuencia a la amenaza de desalojo y a los malos tratos, que se derivan incluso de la intención de las autoridades de “limpiar” la zona. Los desalojos causan trastornos importantes y pueden destruir sistemas económi-cos y sociales y redes de apoyo establecidos desde hace tiempo. Es preciso prestar atención para mi-nimizar el grado en que la realidad y el miedo de los desplazamientos pueden perturbar la vida de los niños.

Los niños y adolescentes se encuentran entre los miembros más vulnerables de una comunidad y sue-len sufrir de manera desproporcionada la pobreza y la falta de equidad. Además de los niños y niñas pobres y marginados de los tugurios, los niños que viven y trabajan en la calle, los que han sido objeto de trata y los niños que trabajan merecen una es-pecial atención, y que se les ofrezcan soluciones específicas.

la definición de “urbano” cambia de un país a otro y, con las reclasificaciones periódicas, también puede variar a lo largo del tiempo dentro de un mismo país, lo que dificulta las comparaciones directas. una zona urbana se puede de-finir por medio de uno o más de los siguientes factores: criterios administrativos o fronteras políticas (como formar parte de la jurisdicción de un municipio o comité de la ciu-dad); el tamaño de la población (cuando el número mínimo de habitantes en los asentamientos urbanos de la región es de 2.000, aunque puede oscilar entre 200 y 50.000); la densidad demográfica; la función económica (por ejemplo, cuando la actividad primordial de una gran mayoría de los habitantes no es la agricultura, o cuando existe empleo de sobra); y la existencia de características urbanas (como calles pavimentadas, alumbrado público o alcantarillado). En 2010 vivían en zonas clasificadas como urbanas 3.500 millones de personas.

¿Qué ES urBaNo?

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zonas rurales zonas urbanas

2005

43%

1995

40%

1985

36%

1975

33%

1965

30%

1955

27%

casi la MitaD DE toDos los niños y las niñas DEl MunDo ViVEn En las zonas urbanas

Población mundial (0–19 años de edad)

Fuente: Departamento de asuntos Económicos y sociales de las naciones unidas (DaEs), División de Población.

Un enfoque basado en la equidad exige que se dé prioridad a los niños más desfavorecidos, dondequie-ra que vivan. Los derechos de la infancia no se pue-den cumplir ni proteger a menos que los gobiernos municipales y nacionales, los donantes y las organi-zaciones internacionales vayan más allá de los pro-medios generales de las estadísticas del desarrollo y combatan la pobreza y la desigualdad que caracte-rizan la vida de tantos niños en ciudades de todo el mundo.

una mujer indígena de los Wayuu con su hija recién nacida en brazos, en la ciudad de Maracaibo, estado de zúlia, república bolivariana de Venezuela. la familia participa en el programa puesto en marcha por el Ministerio de sanidad, trío por la vida, que promueve la inscripción del nacimiento, la lactancia materna y la inmunización.

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Los niños que viven en zonas urbanas disponen de una amplia gama de derechos civiles, políticos, so-ciales, culturales y económicos reconocidos por la Convención sobre los Derechos del Niño y otros ins-trumentos internacionales. Estos derechos incluyen la supervivencia; el pleno desarrollo; la protección contra el abuso, la explotación y la discriminación; y la participación en la vida familiar, cultural y social.

Los derechos de la infancia no se plasman de una manera equitativa. A más de una tercera parte de los niños de las zonas urbanas no se les inscribe al nacer. Esto es una violación del artículo 7 de la Convención sobre los Derechos del Niño, y puede generar otro tipo de violaciones, porque la falta de una identidad

DErEchos DE la inFanciaEn los Entornos urbanos

oficial impide el acceso de los niños a unos servicios y oportunidades vitales, y aumenta su vulnerabilidad a formas de explotación como el trabajo forzoso.

Aquellos niños que tienen las mayores necesidades también hacen frente a las mayores violaciones de sus derechos. Las dificultades que los niños sufren en las zonas urbanas pueden ser el hambre y la mala salud; viviendas que no cumplen con las normas; un abastecimiento deficiente de agua y saneamiento; y la falta de educación y protección.

Las condiciones inadecuadas de vida son una de las violaciones más persistentes de los derechos de la infancia. Sin una vivienda decente y segura, y sin una

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uayinfraestructura como los sistemas de agua y sanea-

miento, es mucho más difícil para los niños sobre-vivir y prosperar. No es posible disfrutar de la salud en un ambiente contaminado, y no se puede ejercer el derecho a jugar de manera efectiva sin un lugar seguro para jugar.

SaLuD y NuTrICIóN

El artículo 6 de la Convención sobre los Derechos del Niño compromete a los Estados Partes a “garantizar en la máxima medida posible la supervivencia y el desarrollo del niño”. El artículo 24 invoca el derecho de todos los niños y niñas a “disfrutar del más alto nivel posible de salud y a acceder a servicios para el tratamiento de las enfermedades y la rehabilitación de la salud”. Aunque es en las zonas urbanas donde se encuentra la mayoría de los servicios modernos de salud, muchos niños que viven cerca de ellos ca-recen sin embargo de servicios rudimentarios.

Casi 8 millones de niños murieron en 2010 antes de cumplir 5 años, la mayoría de ellos debido a la neu-monía, la diarrea o a complicaciones durante el par-to. En las zonas urbanas, las altas concentraciones de pobreza se combinan con la ineficiencia de los servicios para aumentar la mortalidad infantil.

Los niveles más bajos de inmunización tienen como consecuencia brotes más frecuentes de enfermeda-des que se pueden evitar mediante la vacunación en las comunidades que ya son más vulnerables debi-do a la alta densidad de población y a un flujo conti-nuo de nuevos agentes infecciosos. La cobertura de vacunas a nivel mundial está mejorando, pero sigue siendo baja en los barrios pobres y en los asenta-mientos precarios.

Más de 350.000 mujeres murieron durante el em-barazo y el parto en el año 2008, y cada año mu-chas más sufren lesiones que pueden convertirse en discapacidades permanentes y que las excluyen de la sociedad. Muchas de estas muertes y lesio-nes pueden evitarse si las mujeres embarazadas reciben atención por parte de profesionales espe-cializados con equipos y suministros adecuados, y si tienen acceso a la atención obstétrica de emer-gencia. Los entornos urbanos están cerca de las maternidades y de los servicios de emergencia, pero su acceso, su uso y su calidad son, de nuevo, más deficientes en los barrios más pobres.

El hambre y la desnutrición tienen un rostro cada vez más urbano. El número de personas pobres y des-nutridas está aumentando más rápidamente en las zonas urbanas que en las zonas rurales. Incluso las personas aparentemente bien alimentadas, quienes reciben suficientes calorías para realizar sus activi-dades diarias, pueden sufrir el “hambre oculta” de la desnutrición de micronutrientes: las carencias de elementos esenciales como la vitamina A, el hierro o zinc que se encuentran en las frutas, las legumbres, el pescado o la carne. Sin estos micronutrientes, los niños corren un mayor peligro de muerte, de sufrir ceguera y retraso del crecimiento, y de tener un me-nor coeficiente intelectual. Una nutrición deficiente contribuye a más de una tercera parte de las muer-tes de los menores de cinco años a escala mundial.

Todos los años, el aire contaminado en el interior de las viviendas es responsable de casi 2 millones de muertes de menores de 5 años. El uso de combus-tibles peligrosos para cocinar en espacios mal venti-lados –común en los entornos de bajos ingresos– es

El Programa de las naciones unidas para los asentamien-tos humanos (onu-hábitat) establece que una vivienda en un tugurio urbano es una vivienda que carece de uno o más de los siguientes atributos:

acceso al suministro mejorado de aguaEs decir, acceso a una cantidad de agua adecuada a un costo accesible de la que se pueda disponer sin tener que realizar esfuerzos físicos extraordinarios o inversiones ex-cesivas de tiempo.acceso al saneamiento mejoradoacceso a un sistema de eliminación de los excrementos, ya se trate de un retrete privado o de una instalación pública compartida con un número razonable de personas. Seguridad con respecto a la tenencia de la vivienda Pruebas o documentos que se puedan emplear para de-mostrar tenencia indisputable de la vivienda o para prote-gerse de posibles desalojos forzados.Carácter permanente de la viviendaDebe tratarse de una estructura permanente y adecuada en un sitio seguro, que proteja a sus ocupantes de las con-diciones climáticas extremas, como la lluvia, el calor, el frío y la humedad en exceso.Espacio suficiente de viviendaninguna habitación debería ser compartida por más de tres personas.

LoS TuGurIoS urBaNoS: Las cinco privaciones

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uno de los factores que contribuyen al problema. La vida urbana también expone a los niños a altos nive-les de contaminación del aire exterior.

Además de arrojar gases tóxicos, el tráfico de vehícu-los también representa una amenaza física para los niños, agravada por la falta de espacios seguros de juego, de aceras y de cruces. La Organización Mun-dial de la Salud (OMS) estima que 1.300 millones de muertes al año en todo el mundo se deben a las lesiones del tráfico por carretera. Estas lesiones son la principal causa de muerte entre personas de 15 a 29 años, y la segunda para los de 5 a 14.

En las zonas urbanas, tEnEr MayorEs ingrEsos auMEnta la ProbabiliDaD DE suPErViVEncia DE los niños MEnorEs DE 5 años

tasas de mortalidad de niños menores de 5 años (por cada 1.000 nacidos vivos) en las zonas urbanas de determinados países (el lado derecho del grá-fico muestra la mortalidad promedio entre los niños menores de 5 años que pertenecen al quintil más pobre de la población; el lado izquierdo, la mortali-dad promedio entre los niños menores de 5 años del quintil más rico).

El 20% más rico El 20% más pobre

0 20 40 60 80 100 120 140 160 180 200

camboya

nepal

honduras

Egipto

senegal

ruanda

guinea

uganda

níger

benin

india

república Dominicana

indonesia

bangladesh

Pakistán

haití

Fuente: Estimaciones de la oMs y Encuestas Demográficas y de salud, 2005–2007. los países se seleccionaron con base a la disponibilidad de datos.

tasa de mortalidad de niños menores de 5 años

Los datos más recientes sugieren que las nuevas infecciones por el virus de la inmunodeficiencia hu-mana (VIH) están disminuyendo debido a las mejo-ras en el acceso a los servicios de prevención de la transmisión del virus de madre a hijo durante el embarazo, el trabajo de parto, el alumbramiento o la lactancia materna. Se estima que, en 2010, el nú-mero de nuevos casos de infección por el VIH entre los niños equivalió a una cuarta parte menos con respecto a los casos registrados en 2005. A pesar de estos progresos, alrededor de 1.000 bebés con-trajeron diariamente el virus debido a la transmisión de madre a hijo en 2010. Otras 2.600 personas de 15 a 24 años contrajeron diariamente el virus ese año, principalmente como resultado de relaciones sexua-les sin protección o prácticas inseguras de inyección. La prevalencia del VIH sigue siendo mayor por lo ge-neral en las zonas urbanas.

aGua, SaNEamIENTo E hIGIENE

Según la Convención sobre los Derechos del Niño, “el más alto nivel posible de salud” se amplía al abastecimiento de agua potable y la eliminación de los peligros derivados de la contaminación ambien-tal. El agua insalubre, el saneamiento deficiente y las condiciones antihigiénicas se cobran muchas vidas cada año, incluyendo alrededor de 1,2 millones de niños menores de 5 años que mueren de diarrea.

En conjunto, la población urbana en todo el mundo disfruta de un mejor acceso al agua potable y el sa-neamiento que las personas que viven en las zonas rurales. Aún así, la cobertura de agua y saneamiento tiene dificultades para mantener el ritmo de creci-miento de la población urbana. El acceso supone a menudo que haya largas filas y unos costos eleva-dos. Sin acceso a la red de suministro, los pobres ur-banos suelen pagar hasta 50 veces más por un litro de agua que sus vecinos más ricos. El saneamiento sigue siendo un problema importante, ya que a me-dida que aumenta la población urbana, también lo hace el número de personas que practican la defe-cación al aire libre. Ese número se elevó en un 20% entre 1990 y 2008. El impacto de la defecación al aire libre en los asentamientos urbanos densamente poblados es particularmente alarmante para la salud pública. Donde hay instalaciones públicas de sanea-miento, suelen haber problemas de hacinamiento, o están en malas condiciones y contaminadas; los servicios especiales para los niños y niñas son poco frecuentes.

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Población mundial que obtuvo acceso a fuentes de agua potable y servicios de saneamiento mejorados, en relación con el aumento de la población, 1990-2008.

Fuente: Programa conjunto oMs/unicEF de Vigilancia del abastecimiento de agua y del saneamiento, 2010.

Población (millones)

Las condiciones de hacinamiento e insalubridad ha-cen que los tugurios urbanos sean zonas de un alto riesgo de contraer enfermedades transmisibles. Sin un acceso suficiente al agua potable o a un abaste-cimiento adecuado de agua para la higiene básica, la salud de los niños se encuentra en peligro. Me-jorar el acceso y la calidad del servicio será de vital importancia para reducir la mortalidad y la morbilidad infantiles.

EDuCaCIóN

En el artículo 28 de la Convención sobre los Dere-chos del Niño, los Estados Partes reconocen el de-recho del niño a la educación y se comprometen a “ejercer este derecho de manera progresiva y sobre la base de la igualdad de oportunidades”. Pero las desigualdades urbanas menoscaban el derecho de los niños a la educación. En las zonas urbanas de-terioradas por la pobreza, la mala salud y la deficien-te nutrición, los programas para la primera infancia a menudo brillan por su ausencia. Se trata de una situación lamentable, porque los primeros años de vida tienen un efecto profundo y duradero en el res-to de la vida de una persona. Según una estimación, en los países en desarrollo más de 200 millones de niños menores de 5 años no logran alcanzar su ple-no potencial cognitivo.

Las desigualdades –como por ejemplo las que están basadas en el ingreso familiar, el género o el origen étnico– persisten en la escuela primaria a pesar de

Población que obtuvo acceso a fuentes mejoradas de agua potable

Población queobtuvo acceso a servicios mejorados de saneamiento

aumento de la población

0 200 400 600 800 1,000 1,200

zonas rurales

zonas urbanas

450723

8131,052

370

1,089

En las zonas urbanas, El accEso a sErVicios MEJoraDos DE agua y sanEaMiEnto no Está aVanzanDo al MisMo ritMo QuE El auMEnto DE la Población

los avances que muchos países han hecho en el es-tablecimiento de una educación primaria universal. A partir de 2008, 67 millones de niños en edad es-colar primaria se encontraban todavía sin escolarizar, de los cuales el 53% eran niñas. Una vez más, las zonas urbanas muestran pronunciadas disparidades en la escolarización de los niños. En países tan di-versos como Benin, Pakistán y Tayikistán, la brecha en los años totales de escolaridad entre el 20% más rico y más pobre de la población era mayor en las zonas urbanas que en las zonas rurales.

En las zonas urbanas viven diversos grupos, entre ellos las minorías étnicas, los refugiados, las perso-nas internamente desplazadas y los niños que pue-den estar viviendo o trabajando en la calle. Hay que prestar mucha atención para ampliar las opciones educativas adecuadas a los niños que hablan un idio-ma diferente, que carecen de un registro oficial o que han tenido que interrumpir su educación.

Especialmente en los barrios pobres, donde las op-ciones para recibir una educación pública son esca-sas, las familias tienen que elegir entre pagar para que sus hijos asistan a escuelas privadas de mala calidad y atestadas de alumnos o retirar por com-pleto a sus hijos de la escuela. Incluso cuando la es-colarización es gratuita, los gastos accesorios –los uniformes, los materiales escolares o las tasas de examen, por ejemplo– son a menudo lo suficiente-mente elevados para impedir que los niños asistan a la escuela. Una encuesta reciente realizada en Sao

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uay Paulo (Brasil), Casablanca (Marruecos), y Lagos (Ni-

geria), mostró que las familias del quintil de meno-res ingresos gastaron más de una cuarta parte de sus ganancias en la educación de sus hijos. Pese a todos los gastos y esfuerzos que esto supone, con demasiada frecuencia los logros educativos de los jóvenes no culminan en un empleo adecuado. La creación de oportunidades de empleo para los jóve-nes de las zonas urbanas –y la adaptación de la for-mación profesional a las vacantes disponibles– debe ser una prioridad.

ProTECCIóN DE La INFaNCIa

La protección de la infancia comienza por la inscrip-ción del nacimiento. Asegurar que todos los niños estén registrados y documentados debe ser una priori-dad, ya que, por muy vigorosos que sean los esfuer-zos para promover la equidad, es muy posible que los frutos de estos esfuerzos escapen a los niños que carecen de documentos oficiales. Más de una tercera parte de todos los nacimientos de las zonas urbanas no se registran, y esa proporción está cerca del 50% en el África subsahariana y Asia meridio-nal.

El artículo 19 de la Convención sobre los Derechos del Niño compromete a los Estados Partes a “tomar todas las medidas legislativas, administrativas, so-ciales y educativas apropiadas para proteger al niño contra todas las formas de violencia física o mental, lesiones o abuso, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, incluyendo abuso sexual, per-petrados por los progenitores, los tutores legales o

una niña de 5 años vende horquillas y otros artículos a los pasajeros de un tren, en buenos aires, argentina. Esta pequeña empezó a trabajar en el sistema de transporte de la ciudad a los 3 años.

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cualesquiera otras personas encargadas de su cui-dado”. El artículo 32 aborda la explotación económi-ca y el trabajo peligroso, el artículo 34 se ocupa de la explotación sexual y el artículo 35 se centra en la trata de personas.

En un momento dado, cerca de 2,5 millones de per-sonas realizan trabajos forzosos como consecuencia de la trata, de los cuales alrededor del 22% al 50% son niños. Incluso cuando no son víctimas de la tra-ta, muchos se ven obligados a trabajar para sobrevi-vir. Unos 215 millones de niñas y niños entre 5 y 17 años fueron sometidos al trabajo infantil en 2008, y 115 millones de ellos realizan trabajos peligrosos.

Las estimaciones también sugieren que decenas de millones de niños y niñas viven o trabajan en las ca-lles de las ciudades grandes y pequeñas del mundo, un número que va en aumento debido al crecimiento de la población mundial, la migración y la creciente urbanización. Vivir en la calle expone a los niños y niñas a la violencia, y sin embargo pocas veces se in-vestigan los crímenes que se cometen contra ellos, y pocas personas están dispuestas a actuar en su defensa. De hecho, muchos países y ciudades han prohibido la vagancia y la fuga del hogar, y los niños que viven o trabajan en la calle a menudo se convier-ten en víctimas principales de este tipo de penaliza-ción. Los investigadores, los organismos nacionales y los grupos internacionales de derechos humanos han informado que las fuerzas policiales y de segu-ridad han abusado de niños y niñas en las calles de ciudades de todo el mundo.

cuatro hermanos, entre los 3 y los 9 años, junto a las ruinas quemadas de su ho-gar, donde han seguido viviendo con sus progenitores luego de la violencia étnica que azotó a la ciudad de Jalal-abad, Kirguistán, en junio de 2010.

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e.mIGraCIóN

Pero a medida que crecen, los niños y las niñas des-empeñan a menudo una función activa en la confi-guración de sus vidas. A los niños no se les da la posibilidad de participar en la creación de jerarquías, clases o castas sociales. Nacen en sociedades pro-fundamente desiguales y pasan sus vidas maniata-dos (y, a veces, ayudados) por percepciones, con-venciones y estereotipos sociales. Por lo tanto, es fácil considerarlos simplemente como víctimas de una fuerza que se escapa a su control. Pero si ana-lizamos sus motivos y acciones como emigrantes, es evidente que los niños actúan también como agentes de su propio destino.

Aunque la mayoría de los niños migrantes se tras-ladan con sus familias, acompañando a sus proge-nitores o cuidadores en la búsqueda de empleo o de una oportunidad, una importante proporción de niños, niñas y jóvenes se trasladan dentro sus paí-ses por cuenta propia.

Como los adultos, los niños emigran debido a nu-merosas razones. Algunos se trasladan para lograr un mejor nivel de vida o disfrutar de oportunidades para su educación, o simplemente para escapar a la pobreza. Otros se trasladan para huir de los conflic-tos o los desastres y los desórdenes y la escasez de alimentos que van ligados a estas situaciones. Las circunstancias familiares, como la pérdida de un pro-genitor o una situación inestable y difícil en el hogar, son a menudo un motivo importante.

Ya sea forzosa o voluntaria, la emigración conlleva riesgos que requieren medidas apropiadas a la edad para proteger a los niños. Los niños que emigran sin la compañía de los adultos son especialmente vulnerables a la explotación, los abusos y la trata. Circunstancias similares pueden ocurrir a niños y niñas que son refugiados o personas internamente desplazadas, o se trasladan con ellos. Más de la mi-

DEsaFÍos urbanos

tad de los refugiados registrados en el mundo viven en entornos urbanos.

Muy a menudo, los jóvenes que llegan a las zonas urbanas con la esperanza de avanzar en su educa-ción se encuentran con que esto no es posible debi-do a que necesitan trabajar, ya que sus trabajos les exigen demasiado esfuerzo como para poder acudir a la escuela.

CrISIS ECoNómICaS

Los efectos de la crisis económica que se desató en las capitales financieras de los países de altos ingresos en 2007 continúan sintiéndose alrededor del mundo en las altas tasas de desempleo, el de-terioro de las condiciones laborales, la reducción de los ingresos reales, y las alzas e imprevisibilidad de los precios de los alimentos y los combustibles. Los pobres son especialmente vulnerables al au-mento en el precio de los alimentos y los combus-tibles porque ya gastan de un 50% a un 80% de su dinero en alimentos.

A escala mundial, a finales de 2010 había 30 millones más de personas desempleadas que antes de que estallara la crisis, y el número siguió creciendo en 2011. La carga recae de manera desproporcionada en los trabajadores de 15 a 24 años. En una recesión económica, el desempleo juvenil puede generar agi-tación. Una proporción considerable de los manifes-tantes que participaron en las protestas que se ex-tendieron por el norte de África y el Oriente Medio en 2011 eran jóvenes frustrados debido a la falta de oportunidades económicas.

Las estadísticas sobre el desempleo juvenil tienden a ser deficientes, en parte debido a que muchos jóvenes trabajan fuera del sector estructurado. Sin embargo, pruebas empíricas sugieren que la crisis económica mundial ha aumentado las filas de los “trabajadores pobres” –una categoría en la que los jóvenes están excesivamente representados– y ha retrasado el progreso en la reducción de la pobreza, la educación y la salud. Los gobiernos tienen la obli-gación de proteger a los niños y jóvenes más pobres y vulnerables de estos efectos adversos.

La vIoLENCIa urBaNa

El crimen y la violencia afectan a cientos de millones de niños en las zonas urbanas. Algunos son objeto de la violencia y otros son participantes o testigos. La exposición temprana a un entorno violento puede socavar la confianza de los niños en los adultos y en el orden social y también puede impedir el de-sarrollo de los niños. Aquellos que crecen en medio

Varias personas hacen fila para obtener alimentos en un campamento para desplazados a causa del terremoto de 2008, en la ciudad de Mianyang, provincia de sichuan, china.

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de la violencia muestran un bajo rendimiento aca-démico y mayores tasas de deserción escolar, así como ansiedad, depresión, agresividad y problemas de autocontrol.

Las causas de la violencia son múltiples y complejas, pero entre ellas hay que destacar la pobreza y la falta de equidad. Las tasas más altas de criminalidad y de violencia surgen a menudo en los lugares donde la prestación de los servicios públicos, las escuelas y las zonas de recreación son insuficientes. Un estudio de 24 de los 50 países más ricos del mundo confirmó que las sociedades con una mayor falta de equidad tienen más posibilidades de sufrir tasas más altas de delincuencia, de violencia y de encarcelamiento.

En muchas partes del mundo, las pandillas urbanas, compuestas en su totalidad o en parte por jóvenes, son conocidas por la comisión de delitos que van desde la extorsión hasta el robo a mano armada y el asesinato. Como promedio, los niños se unen a pan-dillas cuando tienen alrededor de 13 años, pero las pruebas sugieren que la edad de iniciación en las pan-dillas es cada vez menor. En los entornos urbanos marginados, estos grupos atraen a los jóvenes con perspectivas de una remuneración económica y un sentido de pertenencia.

Las estrategias satisfactorias para evitar la violencia requieren la participación de todos los niveles de la comunidad y sirven para fortalecer los lazos entre los niños, las familias, las escuelas y otras institucio-nes, y los gobiernos locales y nacionales.

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EL rIESGo DE DESaSTrES

Para millones de niños, la exposición a riesgos tales como ciclones, inundaciones, deslizamientos de tie-rra y terremotos complica e intensifica su pobreza urbana. Desde mediados del siglo XX, los desastres registrados se han multiplicado por diez, la mayoría derivados de eventos relacionados con el clima. Los lugares vulnerables y las grandes concentraciones de personas pueden hacer que las ciudades sean es-pecialmente peligrosas. Los niños son los más sus-ceptibles a las lesiones y la muerte.

Los desastres afectan en particular a los residentes urbanos que viven en condiciones precarias y es-tán mal equipados para prepararse ante los eventos extremos, o recuperarse de ellos. Los niños de los pobres urbanos tienden a vivir en casas endebles construidas en las peores tierras: en laderas suscep-tibles a deslizamientos de tierra, en terrenos bajos que se inundan fácilmente o cerca de sitios donde se arrojan desechos industriales, por ejemplo. Por otra parte, la mala salud y la nutrición inadecuada ha-cen que los niños sean más vulnerables a los efec-tos de las crisis medioambientales.

En los últimos años han surgido iniciativas encami-nadas a reducir el riesgo de desastres. El Marco de Acción de Hyogo, aprobado por 168 gobiernos en 2005, insta a mejorar la resistencia de las comunida-des y los países. Y la experiencia del sudeste de Asia y el Caribe muestra que los esfuerzos para reducir los riesgos locales han tenido éxito aprovechando el conocimiento y los puntos de vista de los miembros de la comunidad y los sobrevivientes de los desas-tres, en especial los niños y las niñas.

Cientos de millones de niños, niñas y jóvenes luchan por subsistir en las mismas ciudades donde las éli-tes políticas, culturales y comerciales viven con co-modidad. Demasiados pasan su infancia trabajando en lugar de ir a la escuela y viven bajo la amenaza del desalojo o en la calle, donde se exponen al peli-gro de ser víctimas de la violencia y la explotación. Con demasiada frecuencia, los entornos urbanos no están diseñados pensando en los niños, ni se invita a los niños y los adolescentes a participar en su con-figuración.

Casi la mitad de todos los niños y niñas viven ya en entornos urbanos. A medida que aumenta su nú-mero, es necesario poner en marcha las siguientes medidas urgentes para promover su desarrollo y ga-rantizar sus derechos.

1. Comprender el alcance y la naturaleza de la po-breza y la exclusión en las zonas urbanas.

Es preciso perfeccionar las herramientas de re-colección de datos para que reflejen con mayor precisión las diferencias en las situaciones de los niños y ayuden a determinar cuáles son los niños y las familias más marginadas. Una ma-yor desagregación de los datos urbanos debe ir acompañada de una sólida investigación y evaluación de las intervenciones destinadas a promover los derechos de la infancia a la super-vivencia, la salud, el desarrollo, el saneamiento, la educación y la protección en las zonas urba-nas.

Para ser eficaz, la información debe ser amplia-mente difundida y analizada para exponer la cau-salidad y posibilitar respuestas eficaces ante la desigualdad y la exclusión. Y es preciso hacer más esfuerzos para entender la evolución de la pobreza y la exclusión y cómo afecta a los ni-ños y niñas en los entornos urbanos, y por qué estas privaciones persisten de generación en generación.

uniDos Por la inFanciaEn un MunDo urbano

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2. Utilizar esta mejor interpretación de la exclu-sión para definir y suprimir los obstáculos que dificultan la inclusión e impiden que los niños marginados y sus familias utilicen los servi-cios y disfruten de elementos básicos de la ciudadanía como la protección legal y seguri-dad en la tenencia de la vivienda.

La discriminación, la pobreza de ingresos, los costos directos e indirectos, el transporte y la falta de documentos oficiales se encuentran en-tre los factores que impiden el acceso a los servi-cios urbanos disponibles. La cobertura se puede mejorar por medio de políticas más equitativas, como la abolición de tarifas a los usuarios, la creación de asociaciones comunitarias y la me-jora en la promoción y el uso de los servicios. Entre las medidas innovadoras cabe destacar las transferencias condicionales de efectivo, que han tenido éxito en varios países de América Latina y África. Identificar los estrangulamien-tos propios de cada entorno urbano contribuye a adaptar las intervenciones para promover la equidad.

los ocho objetivos de Desarrollo del Milenio (oDM) abarcan un es-pectro temático, desde la pobreza y el hambre hasta la educación, la supervivencia infantil y la salud materna, la igualdad de género, la lucha contra el Vih/sida y la formación de una alianza mundial para alcanzar el desarrollo. El progreso hacia el logro de los objeti-vos se mide en comparación con 21 metas específicas.

El oDM 7 contiene el compromiso de garantizar la estabilidad am-biental. una de sus facetas urbanas, la Meta 11, aspira a lograr una mejora significativa en las vidas de al menos 100 millones de habitantes de barrios marginales para 2020. Esto se conoce como la iniciativa de “ciudades sin barrios marginales”. además de sus intereses ambientales y de un objetivo específico en los barrios marginales urbanos, el oDM 7 también contiene un compromiso de reducir a la mitad, para 2015, la proporción de personas sin acceso sostenible al agua potable y al saneamiento básico.

aunque una de las metas del oDM 7 está dedicada específicamente a los habitantes de barrios marginales, los objetivos deben verse como un todo continuo de prioridades de desarrollo. la vida de las personas en los barrios marginales del mundo no puede mejorar

substancialmente sin una acción concertada para erradicar la po-breza y el hambre (oDM 1); lograr la educación primaria universal (oDM 2); promover la igualdad de género y la autonomía de la mujer (oDM 3); reducir la mortalidad infantil (oDM 4); mejorar la salud materna (oDM 5); combatir el Vih/sida (oDM 6); o fomen-tar una asociación mundial para el desarrollo (oDM 8).

las pruebas sugieren que la manera de enfocar el problema de los barrios marginales mejora en la medida en que los países se distan-cian de las políticas negativas, tales como la negligencia, el desalojo obligatorio o el reasentamiento involuntario, y adoptan tácticas más positivas tales como la participación comunitaria, el mejoramiento de los barrios marginales y las políticas basadas en derechos. sin embargo, el número de habitantes de barrios marginales aumentó en 60 millones desde que se fijó la Meta 11 en 2000.

los barrios marginales son manifestaciones físicas de la urbani-zación de la pobreza. un número creciente de habitantes de las ciudades son pobres, y la desigualdad en la esfera urbana no da señales de disminuir. las futuras metas internacionales tendrán que tomar en cuenta la escala en expansión del problema.

LoS oBjETIvoS DE DESarroLLo DEL mILENIo

3. Mantener un enfoque sólido en las necesida-des y prioridades particulares de los niños en la planificación urbana, el desarrollo de infra-estructura, la prestación de servicios y los esfuerzos más amplios para reducir la pobreza y la desigualdad. Es preciso tener en cuenta la edad, la capacidad y el género.

La iniciativa de las ciudades amigas de la infan-cia, de carácter internacional, es un ejemplo de cómo los derechos de los niños pueden inte-grarse en la gobernanza urbana. Una mayor ren-dición de cuentas debe ser la piedra angular de estos esfuerzos. Demasiados gobiernos mu-nicipales están dispuestos a aceptar el orden establecido, que implica a menudo inmensos asentamientos precarios no planificados que no cumplen con las necesidades de los residentes.

El programa también debe incluir la protección contra la violencia, el abuso de drogas y el trá-fico vehicular, por ejemplo. Entre las iniciativas internacionales más importantes hay que incluir Ciudades seguras y acogedoras para todos, un

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uayproyecto conjunto de ONU-Hábitat, ONU Mu-

jeres y UNICEF, que reúne a las mujeres, los niños, la policía, los urbanistas y los políticos para encontrar maneras de reducir la violencia de género. Las iniciativas nacionales en Colom-bia, Suecia y los Países Bajos han reducido las lesiones y muertes por accidentes de tránsito mediante una combinación de zonas libres de coches, rutas exclusivas para ciclistas y peato-nes, y transporte público.

4. Promover la cooperación entre los pobres ur-banos y el gobierno en todos sus niveles. Las iniciativas urbanas que fomentan este tipo de participación –y en particular las que involucran a los niños y los jóvenes– registran mejores resultados no sólo para niños sino también para sus comunidades.

Entre los ejemplos de resultados positivos cabe destacar las mejoras en la infraestructura públi-ca en Río de Janeiro y Sao Paulo, Brasil; unas tasas más altas de alfabetización en Cotacachi, Ecuador; y la ampliación de la inscripción del nacimiento en Ciudad Guayana, República Bo-livariana de Venezuela.

Las autoridades locales y las comunidades ten-drán que coordinar sus esfuerzos más estre-chamente a fin de que los recursos limitados se utilicen de manera más efectiva, a fin de apro-vechar, y no minar, los esfuerzos y activos de los pobres, que tanto les ha costado acumular, y para que las personas que viven en la pobreza –con frecuencia la mayor parte de la población– queden incluidas en el desarrollo y la gestión general.

5. Trabajar unidos a fin de lograr mejoras sos-tenibles en los derechos de la infancia. Espe-cialmente en estos tiempos difíciles, las par-tes interesadas a todos los niveles –desde el plano local al internacional, y de la sociedad civil a los sectores público y privado– deben unir sus recursos y energías para crear entor-nos urbanos que favorezcan los derechos de los niños.

Las alianzas internacionales entre organizacio-nes de la sociedad civil pueden aprovechar el poder de sus organizaciones constituyentes para promover los intereses de los niños y estable-cer vínculos entre las comunidades de todo el mundo. Un ejemplo es Shack/Slum Dwellers

International, una red que reúne a las federa-ciones de base de los pobres urbanos en 34 países y les permite intercambiar soluciones a los problemas, como por ejemplo la tenencia, la calidad de la vivienda y la infraestructura básica. Estas redes tienen el poder de unir a las comu-nidades, las autoridades locales y nacionales y los organismos internacionales para promover el desarrollo urbano que beneficie a los más marginados.

Las organizaciones no gubernamentales y los organismos internacionales pueden desempe-ñar un papel fundamental en lo tocante a impli-car a la infancia en la gestión municipal y en la toma de decisiones de alcance comunitario.

haCIa uNaS CIuDaDES máS juSTaS

Más de la mitad de la población mundial vive ya en ciudades grandes y pequeñas, de modo que cada vez son más los niños y niñas que crecen en entor-nos urbanos. Sus infancias urbanas reflejan las enor-mes disparidades que se viven en las ciudades: el pobre junto al rico, la oportunidad frente a la lucha por la supervivencia.

La equidad debe ser el principio rector de las inter-venciones en pro de todos los niños y niñas de zo-nas urbanas. Los niños y niñas de los barrios de tu-gurios, nacidos y criados en las circunstancias más desafiantes de pobreza y desvalimiento, exigirán una especial atención; pero no debe ser a expensas de los niños y niñas de otros lugares. Es preciso no per-der de vista el objetivo principal: unas ciudades más justas y más acogedoras para todas las personas, empezando por los niños y niñas.

los niños ponen sus barrios en expansión en el mapa – literalmente. los datos que se han reunido alrededor de la colonia rishi aurobindo, Kolkata, india, se subirán a google Earth.

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Este gráfico representa países y territorios cuyas poblaciones urbanas superan los 100.000 habitantes. la escala de cada círculo es proporcional al tamaño de la población urbana. si el espacio lo permite, dentro de los círculos hay una cifra que indica la población urbana del país (en millones), así como también el porcentaje de la población al cual equivale esta cifra.

Fuente: Departamento de asuntos Económicos y sociales de las naciones unidas (DaEs), División de Población, estimaciones especiales actualizadas en octubre de 2011 sobre las poblaciones urbanas, coherentes con Perspectivas de la población mundial: revisión de 2010 y Perspectivas de la urbanización mundial: revisión de 2009. la presentación gráfica de los datos se basa en the guardian, 27 de julio de 2007. Este mapa está estilizado y se basa en una escala aproximada. no entraña juicio alguno por parte de unicEF sobre la condición jurídica de ningún país o territorio, ni sobre la delimitación de ninguna frontera.

un MunDo urbano

Venezuela (república

bolivariana de)27,193%

brasil168,787%

argentina37,392%

uruguay

bahamas

belice

trinidad y tabagobarbados

surinamguyana

chile15,289%

bolivia (Estado Plurinacional de)

Perú22,477%

colombia34,875%

Ecuador9,7

Panamá

Paraguay

costa rica

nicaraguaEl salvador

honduras

guatemala7,1

república Dominicana

cuba8.5

haití

Jamaica

México

88,3

78%

Estados unidos255,482%

canadá27,481%

suiza

italia41,468%

ucrania31,369%

alemania60,874%

Estonia

letonia

lituania

belarús7.2

Polonia23,361%

república checa

7,7 Eslovaquia

austria hungría rumania12,357%

república de Moldova

Eslovenia

croacia serbia

albania

bulgariabosnia y

herzegovina

Países bajos13,883%reino unido

49,480%

irlanda

bélgica10,497%

Francia53,585%

España35,777%

Portugal

grecia

turquía50,770%

georgia

armenia

azerbaiyán

noruegasuecia

7,9

Dinamarca

Finlandia

Montenegro

luxemburgo

Malta

islandia

ex república yugoslava de Macedonia

somalia

gambia

guinea-bissau

senegal

sierra leona

Mauritania

guinea

liberia

Malí

burkinaFaso

côted’ivoire10,051%

ghana12,651%

togo benin

Marruecos18,658%

argelia23,666%

túnez7,1

libia

níger

nigeria

78,9

50%

camerún11,458%

Egipto35,243%chad

sudán17,540%

república Democrática del congo

23,235%

república centroafricana

congo

gabón

angola11,259%

namibia

sudáfrica30,962%

Eritrea

botswana

chipre

zimbabwe

Etiopía13,817%

Kenya9,0

uganda

rwanda

burundi

zambia

república unida de tanzanía

11,826%

Mozambique9,0 Madagascar

Mauricio

swazilandia

lesotho

comoras

Qatar

iraq21,066%

Kuwait

repúblicaárabe siria

11,456%

israel Jordania

arabia saudita

22,582%

Emiratos árabes unidos

ományemen7,6

territorio Palestino ocupado

bahrein

guinea Ecuatorialsanto tomé y Príncipe

cabo Verde

Malawi

líbano

Djibouti

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nota: Debido a la cesión de la república de sudán del sur, realizada en julio de 2011 por la república del sudán, y su admisión posterior a las naciones unidas el 14 de julio de 2011, no se dispone aún de datos desagregados para el sudán y sudán del sur correspondientes a la mayoría de los indicadores. los datos agregados presentados aquí son para el sudán antes de la cesión.los datos sobre china no incluyen a las regiones administrativas especiales de hong Kong y Macao. hong Kong se convirtió en región administrativa Especial de china el 1 de julio de 1997 y Macao, el 20 de diciembre de 1999.los datos sobre Francia no incluyen a guadalupe, guayana Francesa, Martinica, Mayotte ni reunión.los datos sobre los Países bajos no incluyen a las antillas neerlandesas.los datos sobre los Estados unidos de américa no incluyen a Puerto rico ni a las islas Vírgenes estadounidenses.

Federación de rusia

104,6

73%

turkmenistán

Mongolia

china

629,8

47%Población urbana en millones

Porcentaje de la población urbana

india367,530%

sri lanka

nepalbhután

bangladesh41,728%

Myanmar16,134%

república Popular Democrática de corea

14,760%

república de corea

40,083%

Japón

84,6

67%

Fiji

Papúa nueva guinea

islas salomóntimor-leste

australia19,889%

nueva zelandia

Maldivas

Kazajstán9,4

uzbekistán10,036%

Kirguistán

tayikistán

afganistán7,1

Pakistán62,336%

Viet nam26,730%

república Democrática Popular lao

camboya

tailandia23,534%

singapur

indonesia106,244%

Filipinas45,649%

Malasia20,572% brunei Darussalam

Población urbana superior al 75%

Población urbana entre el 50% y el 75%

Población urbana entre el 25% y el 50%

Población urbana inferior al 25%

irán (república

islámica de)52,371%

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informeniñas y niños urbanos En Paraguay

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En el mismo derrotero que la niñez mun-dial, la paraguaya se encuentra inmersa en un creciente proceso de urbanización, de características peculiares. Si más de la mitad de la población del mundo vive hoy en ciudades grandes y pequeñas, y de ese volumen alrededor del 30% son niños y niñas, en el Paraguay la población urbana en 2010 comprendía a 3.766.978 personas (59% de la población total), de las cuales el 36% tenía menos de 18 años de edad (1.350.772) y la mitad era de sexo femenino. Del total de niños y niñas de Paraguay, el 54% vive en zonas urbanas1.

“los núcleos y aglomeraciones urbanas de Paraguay no escapan a la tendencia de la urbanización, pero existen señales alentadoras que indican que todavía es posible hacer que las ciudades y pueblos sean lugares más acogedores, seguros y favorables para las niñas, niños y adolescentes, hacer más seguras las calles y que los niños puedan volver a ganar esos espacios como lugares de juego y esparcimiento”

rosa Elcarte,representante de unicEF.

1basado en la Encuesta Permanente de hogares 2010. DgEEc.

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Fuente: Estimaciones basadas en las Encuestas de hogares de la DgEEc.

Fuente: censos de Población y Viviendas de la DgEEc.

Población inFantil Por árEa DE rEsiDEncia

cEnsos 1982, 1992 y 2002: PorcEntaJE DE Población urbana y rural

49 49 49 52 52 53 54 54 53 54 54 54

51 51 51 48 48 47 46 46 47 46 46 46

1997/1998 1999 2000/2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010

urbana rural

Si bien el Paraguay se urbaniza tardíamente en rela-ción con otros países de la región2, debido a la fuerte primacía que tuvo en el país la población rural hasta mediados del siglo XX, a partir de 1982 el proceso de urbanización comienza a acelerarse ante un claro descenso del peso de la población rural. Es así como

el porcentaje de población urbana se incrementó en 42,8% entre 1972-1982, en 50,3% entre 1982-1992 y en 56,7% en el lapso de 1992 y 2002, mientras la rural declinaba de 57,2% a 49,7% y a 43,3% en los mismos períodos señalados.

2El porcentaje de población urbana en la argentina y uruguay llega ya a 92%, en chile a 89%, en el brasil a 87% y en bolivia a 67%, según el informe de la Población Mundial de 2011 del unFPa.

42,8% 50,3% 56,7%

57,2% 49,7% 43,3%

1982 1992 2002

urbano rural

Es importante precisar que el área urbana se delimita en el Paraguay con criterio exclusivamente administra-tivo, definiéndose como tal toda cabecera de distrito creado oficialmente por las leyes de división política

del territorio. Desde el Censo del año 2002, se agre-gó a ese criterio el de “amanzanamiento”, entendién-dose por tal el sistema de cuadrículas consistente en el diseño de manzanas de cuatro cuadras late-ralizadas por calles en ángulo recto, sin que la defi-nición censal especifique una determinada cantidad de manzanas y calles. Históricamente tampoco se han tomado en consideración otros criterios defini-

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torios del espacio urbano, como el número de habi-tantes y/o la existencia de determinados servicios básicos o instituciones.

Desde esa perspectiva, la población urbana ha crecido por tres factores complementarios: las migraciones internas a través de las cuales la población residente en un área determinada migra y pasa a residir en las ciudades; el crecimiento natural, como resultado de la diferencia entre nacimientos y defunciones ocurri-das en el ámbito urbano; y la división administrativa del territorio por medio de la cual el poder político crea nuevos distritos con sus respectivos munici-pios o cabeceras urbanas.

Vista la tendencia que ha seguido la urbanización en el país, está claro que las migraciones internas han jugado un papel fundamental en el crecimiento urbano. El aporte del flujo de migración rural-urbana ha sido importante en los años censales previos a 2002, llegando a representar entre 1977 y 1982 casi el 25% del total de las migraciones internas del país. No obstante, ese aporte fue disminuyendo y entre 1987-1992 bajó a 14% y entre 1997-2002 se redujo a 7,8%. El total de migrantes internos rural-urbanos en los tres períodos citados fue de alrededor de 115.000 personas.

Sin embargo, las migraciones urbano-urbanas asu-mieron en esos mismos períodos una dimensión bastante mayor y con un peso porcentual en franco incremento. Se trata en general del cambio de resi-dencia desde pequeños centros urbanos hacia ciu-dades de mayor tamaño que se van constituyendo, de ese modo, en espacios conocidos como áreas metropolitanas formadas por una ciudad principal y otras aledañas y satélites.

Así, en el primer lapso citado representaron casi el 38% del total de los flujos migratorios internos, entre 1987-1992 ascendieron a 56% y entre 1997-2002

llegaron al 62% del total, aportando en el curso de esos tres períodos intercensales un total de casi 395.000 migrantes internos.

En efecto según datos de la Encuesta de Hogares 2010, del total de migrantes que llegaron a zonas ur-banas 5 años antes y se encuentran residiendo en la misma, 70% proviene de otra zona urbana y 30% de áreas rurales. Considerando a todos los migraron de un área a otra: 57,8% son del área urbana y 42,2% son de áreas rurales.

En este punto conviene destacar que las migracio-nes urbano-urbanas, si bien no tienen incidencia en el aumento global de la población urbana por tratar-se de una simple transferencia entre localizaciones de igual categoría conceptual, son sin embargo sin-tomáticas de un proceso de aglomeración y con-centración demográfica en algunos pocos espacios citadinos de preferencia de los migrantes, hombres y especialmente mujeres.

En ese sentido, Asunción, como capital del Paraguay, ha sido históricamente la ciudad más dinámica de la vida política, económica, social y cultural, acogiendo a lo largo de los casi cinco siglos de su existencia a la mayor cantidad de habitantes del país. Si bien entre los dos últimos años censales de 1992 y 2002 su crecimiento cuantitativo ha sido mínimo (pasando de 500.938 a 512.112 habitantes), sigue siendo la ciudad más poblada y se presenta como el polo del Área Metropolitana más antigua y consolidada.

Según el Censo de ese último año en el Área Metro-politana de Asunción (AMA), con 9 ciudades vecinas totalmente urbanas y solamente 527 km2 de super-ficie territorial, residía el 51% de la población urba-na del país. Si se agregaban a ese conjunto otros 11 centros periféricos de la capital, con un resto de población aún rural, pero tomando en cuenta solo su contingente residencial estrictamente urbano, el

árEa DE rEsiDEncia hacE 5 años

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total DE MigrantEsárEa DE rEsiDEncia actual

urbana rural

Fuente: Encuesta Permanente de hogares 2010. DgEEc.

DináMica DE la Migración intErna 2010

AMA pasaba a albergar al 58,7% de la población ur-bana del país (Causarano, 2006). Asunción, inclusive, ha venido expulsando población que pasa a residir en el AMA potenciándola demográficamente.

De manera parecida y en tiempos más recientes, Ciudad del Este y Encarnación experimentaron tam-bién un importante crecimiento metropolitano. Las tres áreas juntas (el AMA y las áreas metropolitanas de Ciudad del Este y Encarnación) concentraban en el último año censal a más del 72% de la población urbana total del país. Un estudio del fenómeno de la metropolización de estas tres áreas, ha mostrado los altos porcentajes de su población que había na-cido en localidades distintas a la de su residencia, vale decir que eran inmigrantes en esas zonas de concentración, fenómeno que ha afectado particu-larmente a las mujeres.

Por otro lado, la multiplicación de centros urbanos por creación de nuevos distritos ha tenido un ritmo ininterrumpido. Es así como, entre los censos de 1950 y 2002, el número de centros urbanos aumen-tó de 145 a 223 (54% de incremento) llegando en 2008 a 241, vale decir 62% más en un lapso de 60 años. La creación de nuevos distritos, con sus res-pectivas cabeceras urbanas, además de multiplicar el número de centros y aumentar el tamaño de la población urbana del país, ha incidido en el gran im-pacto de la migración urbano-urbana y posiblemente ha encubierto un componente rural-urbano de esa movilidad, pues muchas de las cabeceras distritales, antiguas o recientes, son apenas pequeños pobla-dos de escaso número de habitantes que, fuera del

niños en ciudad de Este recorren las calles en busca de cartones para reciclar. un fenómeno vinculado a la urbanización en el país es el trabajo infantil en calle.

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amanzanamiento, presentan muy bajo nivel de desa-rrollo urbanístico real y, consecuentemente, escasa capacidad de retención poblacional (Oddone, 2005)3.Tampoco debería descartarse que el aporte inmigra-torio a las ciudades, tanto el originado en los peque-ños centros urbanos antiguos y recientes como, especialmente, el proveniente de zonas rurales ca-racterizadas por sus tasas de fecundidad más altas que las de los centros muy urbanizados, pudiera ha-ber incidido en el crecimiento natural de la población urbana, por lo menos en las etapas iniciales de la migración, hasta que los migrantes terminan adop-tando las pautas propias de la vida en las ciudades.

A este respecto cabe mencionar la importante trans-ferencia del mayor tamaño de población infantil rural hacia la urbana entre los censos de 1992 y 2002: hasta 1992 el número de menores de 18 años re-sidentes en área rural era todavía superior en casi 164.000 personas que el de los de igual rango de edad que vivían en área urbana. Diez años después, en el 2002, los menores de 18 años urbanos supera-ban en 101.546 a los niños y niñas rurales.

Y si bien al analizar al subconjunto de menores de 5 años y al de los comprendidos entre 0 y 1 año de edad, las diferencias porcentuales no parecen sig-nificativas, numéricamente esos segmentos de la niñez urbana comenzaron a superar notoriamente a los de la rural en el citado período.

Es así como en 1992 la niñez menor de 5 años alcan-zaba a 338.395 personas en área rural, de las cuales casi 129.000 pertenecían al rango de entre 0 y 1 año

3Fuera del sistema metropolitano que en el 2002 incluye a las 3 principales ciudades del país (asunción, ciudad del Este y Encarnación) con sus centros periféricos (19 en la primera, 3 en la segunda y 2 en la tercera), con más del 70% de la población urbana del país residiendo en menos del 1% del territorio nacional, el otro 30% vivía en los restantes 196 centros urbanos existentes en el país ese año, algunos de los cuales de muy escaso tamaño demográfico (30 de ellos con menos 500 habitantes y 30 con entre 500 y 2000 habitantes).

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de edad, en tanto que los niños y niñas urbanos del primer grupo llegaban a 270.811 y los del segundo a 107.368. En cambio para el 2002 los volúmenes eran de 288.511 niños rurales con menos de 5 años y 104.763 comprendidos entre 0 y 1 año, mientras que la niñez urbana menor de 5 años había ascendi-do a 318.790 personas y la de entre cero y 1 año de edad llegaba ya a 119.839.

Es probable que la rápida expansión del tamaño de la población infantil urbana en desmedro de la ru-ral en el decenio de 1992 a 2002, sea resultado de los movimientos migratorios ocurridos en ese lapso, pero sin duda el crecimiento vegetativo de la propia población urbana (con fuerte aporte de la cultura re-productiva prevaleciente entre pobladores rurales y de migrantes de los pequeños núcleos urbanos a las ciudades), podría haber contribuido a un mayor número de nacimientos de niños en las ciudades, en particular en las primera etapas de la urbanización.

Esto es particularmente factible en las áreas metro-politanas donde el nivel de migración interna y la densidad demográfica son muy altas: ese último año, salvo en Asunción que expulsa población hacia su periferia, el 41% de la población urbana en las 10 ciudades más urbanizadas del AMA provenía de otro departamento (era inmigrante). Estas ciudades jun-to con la capital representan apenas el 0,13% de la superficie geográfica del país. La alta concentración y el origen migratorio en esta área, dan lugar a la proliferación de barriadas marginales, particularmen-te en zonas bajas y bañados de la capital, donde se concentran las familias más pobres, con mayor nú-mero de hijos, muchas de las cuales habitan gene-ralmente en viviendas precarias, sufren subempleo o informalidad laboral, carecen de servicios básicos y ocupan los niveles más bajos en sus condiciones de salud y educación.

Este entorno urbano castiga con particular rigor a ni-ños y niñas.

Las ciudades han sido el escenario histórico de los grandes adelantos de la humanidad, ofreciendo un espacio concentrado las más amplias oportunida-des para el desarrollo educativo, científico, tecno-lógico y económico de las personas. Sin embargo, han propiciado también altos niveles desigualdad interna entre sus diferentes segmentos demográ-ficos, afectando especialmente a sectores tan vul-nerables como los niños y las niñas.

En el Paraguay, los propios procesos que promovieron el crecimiento urbano se constituyeron, antes que en factores de promoción de condiciones más favo-rables al desarrollo general de la sociedad, en causas del agravamiento de la situación de inequidad y des-igualdad social históricamente prevalecientes entre área rural y urbana y entre sectores ricos y pobres.

Como se dijo antes hasta los años sesenta del siglo XX predominó una sociedad tradicionalmente rural, la cual se caracterizaba por la dualidad latifundio-mi-nifundio, la primera de economía extractiva bajo do-minio de grandes ganaderos y obrajeros-madereros y la segunda constituida por miles de familias cam-pesinas pobres con economía de auto sustento.

A partir de la década del setenta, a raíz de las gran-des obras hidroeléctricas de Itaipú y Yacyretá y a consecuencia de la apertura de la frontera agrícola y la expansión de la red vial hacia el Este de la re-gión Oriental, iniciada una década antes, se produce una fuerte penetración de capitales extranjeros y el surgimiento de un mercado inmobiliario especula-tivo que vuelve atractiva la compra de tierras para uso agrícola en esas vastas zonas del país. En poco tiempo queda establecido un modelo de producción basado en grandes empresas dedicadas al cultivo extensivo y mecanizado de soja y otros cereales, al punto que actualmente la economía paraguaya se sustenta básicamente en la producción agrícola y ganadera, generando ambas el 90% de las exporta-ciones y dando ocupación al 40% de la fuerza laboral del país (FAO, 2008).

la EVolución urbana y los DErEchos DE la inFancia En El Paraguay

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Sin embargo, estos rubros caracterizados por un sis-tema de uso extensivo de tierras, han provocado que una gran cantidad de pequeños productores y sus familias se vieran forzados a vender sus parce-las o sus derechos sobre las mismas y a emigrar al exterior o al área urbana en busca de empleo remu-nerado y mejores condiciones de vida.

En consecuencia, el proceso migratorio ha extendi-do la pobreza tanto en el área urbana como en la rural. La mayor concentración en las ciudades, fun-damentalmente en el departamento Central, no ha sido acompañada por la industrialización, y al no ser suficiente la oferta de empleos en el sector del co-mercio y el servicio, crece la informalidad, y con ella la desocupación y la marginalidad4.

Es así como, mientras a nivel nacional el subempleo llegaba en el 2010 a 23% de la Población Econó-micamente Activa (PEA), en área urbana alcanzaba al 24,5% afectando particularmente a las mujeres trabajadoras con 27% en condición de subempleo. En este escenario, las posibilidades de acceso futu-ro a un empleo bien remunerado se ve seriamente limitado, si se considera que 12 de cada 100 adoles-centes de entre 14 y 17 años de edad, alrededor de 72.000 en números absolutos, no trabaja ni estudia (44% de entre ellos residiendo en áreas urbanas).

Por otra parte, la especulación inmobiliaria en las áreas urbanas de las tres últimas décadas impuso una rá-pida expansión de los servicios básicos, como agua, luz, pavimentación de las calles, especialmente en zonas alejadas del casco histórico de la capital del país, con lo cual se fue creando y expandiendo un área residencial de sectores de altos ingresos, prin-cipalmente en Asunción, lo que contribuyó todavía más a la expulsión de la población pobre asentada en sus antiguas periferias para su relocalización, junto a los flujos de migrantes, en áreas cada vez más margi-nales de estas ciudades y en sus distritos aledaños.

Es así como el ambiente urbano en el que vive actual-mente la niñez paraguaya, si bien ofrece en general mejores posibilidades para su desarrollo integral al concentrar la mayor parte de los bienes y servicios esenciales para una vida digna, se presenta también como un territorio hostil a la vigencia plena de sus derechos, en particular cuando esa niñez pertenece a familias migrantes y en situación de pobreza, vién-dose obligada a habitar en las áreas más insalubres de las ciudades, generalmente en bañados y zonas inundables, en viviendas precarias, con mínimo o nulo

acceso a salud, educación, recreación y protección social.

Esto es particularmente grave en las áreas metropo-litanas del país que, como se ha visto, representan casi a tres cuartos de la población urbana total, resul-tando paradigmático el caso de la capital y el AMA, donde algunos niños y las niñas se ven forzados a incorporarse, desde temprana edad, a una actividad económica informal muchas veces con carácter de explotación, privados de una correcta alimentación y expuestos a los peligros de la violencia o inducidos a la prostitución, las adicciones y la incursión en ac-tividades delictivas.

Un panorama de transgresión a los derechos fun-damentales de la infancia que, si bien las políticas públicas tratan de paliar, presentan todavía enormes desafíos pendientes, como se verá a continuación.

a) La PoBrEza INFaNTIL

Si bien la mendicidad practicada por los niños, niñas y adolescentes en las calles de los principales cen-tros urbanos del país parece ser la manifestación más representativa de la pobreza infantil, existen otras caras menos visibles aunque caracterizadas también por la falta de recursos y que reflejan la exclusión social, la discriminación, la negación de derechos y la vulnerabilidad que castigan de ma-nera particular a la niñez, con el agravante de la re-ducida o nula capacidad de decisión que los pueda conducir hacia mejores condiciones de vida.

Junto a un conjunto de privaciones y situación desfa-vorable en las condiciones de vida de la niñez, como la falta de acceso a servicios básicos, a educación, vivienda, salud y protección, que se analizan más adelante, una importante dimensión de la pobreza infantil surge de la diferencia de ingresos que impide a ciertos sectores de la sociedad acceder a una ca-nasta básica de consumo. Desde esta perspectiva, en 2010 la pobreza castigaba al 45% de la niñez total del país y la pobreza extrema al 27% de la misma (más de 1.100.000 y casi 662.000 niños y niñas res-pectivamente). De los niños que habitaban en zonas urbanas el 34% (más de 450.000) vivían en condi-ciones de pobreza frente a más de 650.000 en igual condiciones en el área rural (58%).

La situación de pobreza de la población infantil ur-bana, lejos de registrar mejoría, ha mostrado en los últimos 12 años una tendencia ascendente aunque entre 2008 y 2010 haya experimentado un leve des-censo para posicionarse ese último año en torno a 4stella Mary garcía–tomás Palau (1997): Migrantes. (informe de Derechos humanos 1997,

disponible en http://www.derechos.org/nizkor/paraguay/1997/12.html).

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Fuente: Estimaciones basadas en las Encuestas de hogares de la DgEEc.

EVolución DE la PobrEza inFantil Por árEa

un 34% que, de todos modos, supera el 30,4% del año inicial del período (1997/2010). En cualquiera de los casos, y comparativamente, la pobreza infantil en el área rural ha estado siempre por encima de la urbana.

La tasa de las peores formas de trabajo infantil es de 19,4% de la niñez y la adolescencia5. De entre éstos destacan los denominados «niños de la calle» pero también aquellos llamados «carriteros»6 expuestos a los peligros del tránsito vehicular, la violencia y las enfermedades e infecciones de toda índole, dado que hurgan la basura doméstica sin ningún tipo de protección.

Según datos del Ministerio de Salud Pública, de los accidentes de transporte terrestre que provocaron defunciones en el 2009, el 24%, afectó a niños en-tre 0 y 19 años, de los cuales casi el 9% eran me-nores de 14 años. La misma fuente informa que la proporción de la morbilidad registrada en consultorio externo por accidentes de tránsito en niños de 0 a 14 años era, en el 2009, de 9,5% y en la población de 15 a 19 años llegaba al 21%; en este último grupo, el 35% de los casos se registró en mujeres. Asunción concentró 11% de los casos en todos los grupos de edad citados y el departamento Central 3%7.

Con el fin de atender la situación de vulnerabilidad y atenuar los riesgos que afectan a la niñez y sus familias, desde 2009 el Programa TEKOPORA de

transferencias monetarias con corresponsabilidad ha avanzado hacia áreas urbanas de las ciudades de Luque, Limpio y Capiatá, y en Asunción hacia los bañados norte y sur.

Cuatro años antes, específicamente, desde abril de 2005 se implementa el Programa Abrazo que brin-da un servicio integral a niños y niñas trabajadores en situación de calle y a sus familias, buscando que aquellos que hoy trabajan abandonen progresivamen-te esta práctica.

El Programa Abrazo se viene implementando des-de el año 2005 y desde el año 2009 ha crecido en presupuesto y en cobertura. Esta iniciativa, llevada adelante por la Secretaría de la Niñez y Adolescencia de la Presidencia de la República, llega a 5.262 niños y niñas, de los cuales 695 son menores de 8 años, y alrededor de 2.686 familias beneficiadas a través de una red de 42 centros en 10 Departamentos y 25 distritos incluyendo Asunción8. El crecimiento del programa ha sido también en términos metodológi-cos, ampliando la población meta a niños y niñas de 0 a 14 años e incorporando otras formas peligrosas de trabajo infantil, como el trabajo en la fabricación de ladrillos y en caleras.

Los niños y niñas reciben apoyo escolar, seguimiento de su asistencia a la escuela, alimentación, atención pediátrica y odontológica, actividades deportivas y de recreación. A la vez, sus familias reciben capaci-

rural urbano

59,4 60,5 60,4

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57,6 53,1

63,8 60,6 58,4 59,3 57,8

30,4 31,5 31,0

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1997/1998 1999 2000/2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010

5información actualizada por el Proyecto iPEc Paraguay a enero de 2009.oit.6niños que conducen carros de tracción animal dedicándose al reciclado de desechos urbanos.7Fuente: sub-sistema de información de las Estadísticas Vitales (ssiEV) Dirección de bioestadística. MsPbs, julio 2011.8Datos proveídos por la secretaría nacional de la niñez y adolescencia Programa abrazo.

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uay tación y apoyo en la generación de ingresos econó-

micos para lograr de esta forma reemplazar el dinero que el niño o niña aporta a la familia. Algunas de estas familias, por su situación de extrema pobreza, reciben además bonos solidarios condicionados a la asistencia de sus hijos e hijas a los centros abiertos y a la escuela.

Además la Secretaría de la Niñez y de la Adolescen-cia lleva adelante el Programa de Atención Integral a los Niños, Niñas y Adolescentes en Calle (PAINAC), que atiende una población infantil que ha roto víncu-los con su familia por diversas causas, víndose obli-gados a abandonar el hogar.

Por la problemática que atiende, este programa tie-ne una estructura y una metodología con la flexibili-dad suficiente para adaptarse a los cambios, trabaja en coordinación con otros servicios para tratar las adicciones de los niños.

b) vIvIENDaS

Un breve análisis de la situación habitacional en el país, refleja las condiciones de vida de la población en general y su evidente alto grado de incidencia en la niñez paraguaya. En efecto, una medición rea-lizada a escala nacional por el Consejo Nacional de la Vivienda (CONAVI), basada en datos censales, estimó una demanda total para el Paraguay de más de 800.000 soluciones habitacionales resultante de la sumatoria de los déficits cuantitativo y cualitati-vo de viviendas en el citado período. Para la zona urbana, el estudio reveló un déficit cualitativo del orden de 326.492 viviendas de un total de 705.298 que demandan algún tipo de solución habitacional y representan el 46% en todo el país.

La misma fuente estableció que en el área urba-na existe una demanda total, o déficit cuantitativo, de 71.802 viviendas nuevas, es decir el 73% de la demanda total de unidades de viviendas en todo el país, estimada en 98.719 unidades. Lo más crí-tico de este requerimiento total de nuevas vivien-das es que el 76% está constituido por viviendas irrecuperables que deben ser reemplazadas, de las cuales el 69% se encuentran en zonas urbanas. Fi-nalmente el documento señala que el mayor déficit se encuentra en la calidad de las viviendas antes

que en la cantidad, siendo las áreas urbanas las de mayores necesidades cuantitativas.

El gráfico9 que sigue muestra, a partir de los datos de la Encuesta Permanente de Hogares de 2010, el porcentaje de viviendas consideradas precarias según área de residencia y niveles de ingresos y del mismo se infiere que la desigualdad en la calidad de la vi-vienda es similar tanto en las áreas urbanas como en las rurales. Se constata una importante brecha entre los quintiles 1 y 5, independientemente del área de residencia, aunque se observa una mayor prevalen-cia de viviendas precarias en las áreas rurales. Existe prevalencia de viviendas precarias (de baja y regular calidad) en las áreas rurales, pero no deja de ser signi-ficativa la proporción de viviendas precarias habitadas por el 20% más pobre de las áreas urbanas.

PorcEntaJE DE ViViEnDas PrEcarias En zonas urbanas y ruralEs DE Paraguay 2010

5las representaciones gráficas de los datos que aparecen a continuación y más adelante en el texto, se denominan “árboles de equidad” y permiten evidenciar la magnitud de las brechas entre áreas de residencia, entre quintiles de ingreso y entre hombres y mujeres medidas por la distancia entre las barras horizontales para cada tipo de desagregación; las rojas corresponden al área urbana y las celestes al área rural y dentro de las mismas los correspondientes niveles por quintiles de ingreso y por sexo. a mayor distancia entre las líneas horizontales mayor es la brecha. Fuente: Estado Mundial de la infancia. unicEF 2012.

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Paraguay

zonas urbanas

zonas rurales

El 20% más pobredel medio rural

El 20% más pobredel medio urbano

El 20% más rico del medio rural

El 20% más rico del medio urbano

Fuente: análisis de unicEF-Paraguay basado en la Encuesta Permanente de ho-gares 2010, DgEEc. gráfico: Modelo basado en árboles de equidad consignados en el informe sobre el Estado Mundial de la infancia 2012 de unicEF.

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Fuente: Dirección general de Estadística, Encuestas y censos (DgEEc). Encuesta Permanente de hogares 2010.

10si bien existen diferentes medidas sobre el hacinamiento, en general se entiende por tal la existencia de más de 3 personas por cuarto o pieza para dormir en la vivienda. Para el presente documento se asume que el mayor número de personas en un hogar hace presumir mayor hacinamiento puesto que una vivienda puede estar ocupada por uno o más hogares.

La propuesta de política pública del Gobierno “Para-guay para Todos y Todas” a través de su Programa Emblemático “Mejorando las condiciones de habita-bilidad” tiene por objetivos contribuir a la reducción del déficit habitacional que enfrentan las familias en condición de pobreza de áreas urbanas, rurales y pue-blos indígenas. Específicamente en áreas urbanas este programa emblemático se articula mediante los proyecto “Vy´a Rendá” y “Mercosur Róga”.

c) haCINamIENTo EN zoNaS urBaNaS y ruraLES DEL ParaGuay

El número promedio de personas que moran en una vivienda es elevado, y más alto aún si se trata del quintil más pobre de la población. Y si bien en área rural es mayor el hacinamiento por vivienda, en el área urbana la diferencia entre el promedio gene-ral de miembros por hogar (3,9) es de una persona menos en relación con el promedio del quintil más pobre (4,9) y de dos personas más con relación al quintil más rico (2,9)10.

hacinaMiEnto En hogarEs Por JEFaturas 2010

Fuente: análisis de unicEF-Paraguay basado en la Encuesta Permanente de ho-gares 2010, DgEEc. gráfico: Modelo basado en árboles de equidad consignados en el informe sobre el Estado Mundial de la infancia 2012 de unicEF.

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zonas urbanas

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árEa DE rEsiDEncia

urbana

total 21,4%

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total

total

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ProMEDio

hacinaMiEnto

Tanto los altos grados de precariedad de las vivien-das como de hacinamiento en las mismas, determi-nan un contexto de alta vulnerabilidad para la salud física y mental de la niñez. Si bien se esperaría que el área urbana presente mejores condiciones de ha-bitabilidad, se comprueba que, aun manteniéndose las diferencias en perjuicio de la población rural, la que vive en las ciudades del Paraguay no represen-tan tampoco un contexto para la mayor calidad de vida de la niñez.

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Además de buscar satisfacer la demanda de nuevas viviendas por parte de la población en pobreza de áreas urbanas, rurales y pueblos indígenas, el Pro-grama Emblemático “Mejorando las condiciones de habitabilidad” tiene por objetivo atender a viviendas existentes pero con algún tipo de déficit, ya sea del orden de ampliación, mejoramiento o mejoramiento y ampliación al mismo tiempo.

e) NuTrICIóN y SaLuD INFaNTIL

La desnutrición por quintiles de pobreza presenta ni-veles de desigualdad similares en las áreas urbanas y rurales. Con una diferencia aproximada de 6 puntos porcentuales, la prevalencia de la desnutrición cróni-ca afecta casi con la misma intensidad tanto a los ni-ños pobres de las áreas urbanas como de las rurales, pese a que en las ciudades existe mayor proximidad

a los servicios básicos. Se observa una importante prevalencia en los niños frente a las niñas que pue-de no resultar relevante dada la baja representativi-dad muestral a este nivel de desagregación de los datos.

El Ministerio de Educación y Cultura implementa des-de 1999 su “Sistema de Complemento Nutricional y Control Sanitario en las Escuelas” dirigido a los establecimientos escolares de Asunción y distritos vecinos. Consiste en acciones preventivas en salud mediante un conjunto de prestaciones brindadas en el ámbito escolar. En la actualidad se halla vigente el sistema de complemento nutricional y almuerzo escolar, mientras que el programa “Escuelas Salu-dables”, como se conoce actualmente a la iniciativa de Control Sanitario, requiere ser fortalecido.

2005: PrEValEncia DE DEsnutrición crónica En MEnorEs DE 5 años, sEgún curVas oMs 2006

Fuente: análisis de unicEF-Paraguay basado en la Encuesta Permanente de hogares 2005, DgEEc. gráfico: Modelo basado en árboles de equidad consignados en el informe sobre el Estado Mundial de la infancia 2012 de unicEF.

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f) morTaLIDaD INFaNTIL

Los registros del Ministerio de Salud Pública y Bien-estar Social dan cuenta de que en el caso de la mor-talidad infantil de los menores de 1 y de 5 años, exis-te una tendencia histórica al descenso de las tasas por cada 1.000 nacidos vivos registradas en ambos indicadores en los últimos 20 años (1990-2009), con un nivel inicial de 30,4 por mil y de 40 por mil, respec-tivamente, en 1990, y un descenso sostenido hasta

llegar a 15,4 y 18,7 por mil, para cada indicador, en el 2009.

Dicha tendencia favorece la expectativa de alcanzar, en el 2015, las metas de mortalidad de los Objetivos del Milenio, de 10,1 y 13,3 por mil para la mortalidad de menores de 1 y 5 años, respectivamente. No obs-tante, estos indicadores están sujetos a posibles sub registros.

MortaliDaD inFantil y En MEnorEs DE 5 años

Fuente: Datos del Ministerio de salud Pública y bienestar social - Dpto. de bioestadísticas.

Del total de niños y niñas de Paraguay, el 54% vive en zonas urbanas.

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En cuanto a la mortalidad infantil por área de residen-cia, la de los menores de 5 años en zonas urbanas se ha mantenido por encima de la de zonas rurales hasta el 2007. Estas altas tasas de mortalidad infantil urbanas, tienden a registrarse precisamente en los lugares de mayor concentración de personas y fa-milias que viven en situación de pobreza extrema y que carecen de servicios adecuados, como ocurre en los asentamientos precarios. Las situaciones de ha-cinamiento e insalubridad son propicias para la pro-pagación de enfermedades y, al mismo tiempo, los niveles de inmunización infantil siguen siendo muy inferiores en los asentamientos urbanos precarios.

MortaliDaD inFantil Por árEa DE rEsiDEncia

Los niños y niñas de las familias de bajos ingresos de las zonas urbanas, debido a su temprano ingreso a un mercado laboral informal que los obliga a trabajar en las calles en condiciones precarias e inseguras, están expuestos a un elevado riesgo de contraer enfermedades respiratorias, a sufrir accidentes de tránsito y a sufrir agresiones y violencia. La atención de esta problemática es encarada por el Gobierno mediante programas dirigidos directamente a dis-minuir la prevalencia de la mortalidad en la niñez a través de las Unidades de Salud Familiar en áreas rurales y del fortalecimiento en las áreas urbanas de las unidades de cuidados intensivos neonatales en los hospitales de cabecera.

MortaliDaD inFantil En MEnorEs DE 5 años Por árEa DE rEsiDEncia

Fuente: Datos del Ministerio de salud Pública y bienestar social - Dpto. de bioestadísticas.

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PorcEntaJE DE Población con accEso a FuEntE DE agua MEJoraDa

g) aCCESo a aGua y SaNEamIENTo

Si bien el Paraguay ya ha alcanzado la meta del mile-nio de reducir a la mitad el número de personas sin acceso a agua, aún persisten significativas brechas entre las poblaciones urbanas y las rurales en perjui-cio de estas últimas, además de importantes desa-fíos por encarar hacia el fortalecimiento de acciones para el acceso a saneamiento.

En efecto, en cuanto al acceso a agua mejorada, la brecha ha venido disminuyendo paulatinamente tan-to por área de residencia como por condición de po-breza. En las zonas urbanas un elevado porcentaje de la población actualmente tiene acceso a agua a través de redes de abastecimiento, mientras que la mitad de la población rural no accede a este sistema de distribución a pesar de los esfuerzos realizados.

Fuente: informe oDM 2010. Primer informe de gobierno Paraguay.

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uay En lo que respecta al saneamiento mejorado se ob-

serva que la brecha entre las áreas urbanas y rurales aún es importante en detrimento de estas últimas. La disparidad en el acceso, medida por condición de pobreza, es aún mayor en áreas rurales. Todavía se requiere de esfuerzos redoblados para dotar a más personas de sistemas adecuados de saneamiento, sobre todo en el área rural.

PorcEntaJE DE Población con accEso a sanEaMiEnto MEJoraDo

Fuente: análisis de unicEF-Paraguay basado en la Encuesta Permanente de ho-gares 2010, DgEEc. gráfico: Modelo basado en árboles de equidad consignados en el informe sobre el Estado Mundial de la infancia 2012 de unicEF.

El país ha realizado importantes esfuerzos en pos del objetivo de dotar de agua potable y/o mejorada a sus habitantes, prueba de ello son los importantes recur-sos direccionados al sector y que la focalización de esta inversión está disminuyendo la desigualdad en materia de acceso al agua en Paraguay tanto por área de residencia como por condición de pobreza.

h) EDuCaCIóN Examinando el promedio de años de escolarización en la población de 17 a 22 años por ubicación, recur-sos económicos y sexo todavía se observa una im-portante disparidad entre los sectores urbano y rural entre el 20% más rico del área urbana con relación al 20% más pobre, que incluso se ubica por debajo de la población de mayores ingresos del área rural pese a la mayor oferta de servicios educativos dis-ponibles en los núcleos urbanos.

Las oportunidades que existen en las zonas urbanas no benefician a todos de manera uniforme. Un ejem-plo es el desarrollo en la primera infancia.

Es importante señalar el esfuerzo del país por la in-corporación de las niñas al sistema educativo que

ProMEDio DE años DE Escolarización EntrE la Población En 17 y 22 años, Por ubicación, rEcursos EconóMicos y génEro

Fuente: análisis de unicEF-Paraguay basado en la Encuesta Permanente de ho-gares 2010, DgEEc. gráfico: Modelo basado en árboles de equidad consignados en el informe sobre el Estado Mundial de la infancia 2012 de unicEF.

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uaycomo se puede apreciar en el gráfico anterior, cuen-

tan para todos los grupos con un número mayor de años de escolarización que los varones. Por otra parte, se requiere una especial atención dirigida a las poblaciones indígenas en materia de escolarización dado que, como se constata en el gráfico, sus años de escolarización se encuentran alarmantemente por debajo de los del resto de la población.

i) vIoLENCIa y ExPLoTaCIóN

La concentración de la población en los núcleos ur-banos trae aparejada la elevación de los índices de violencia, consumo y tráfico de drogas, delitos co-metidos, entre otros, por la población infantil y ado-lescente, instrumentada en la mayoría de los casos por adultos que se aprovechan de su condición de vulnerabilidad, al punto que la mayor parte de los 151 adolescentes privados de libertad en el Centro Educativo Itauguá proviene de zonas de escasos re-cursos económicos de Asunción y el área metropo-litana.

El Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social in-forma que, en 2009, el 2,3% de las defunciones de-bidas a agresiones con disparos de arma de fuego afectaron a niños de entre 0 y 14 años de edad y el 12,3% a los comprendidos entre 15 y 19. El 12% de los homicidios por agresiones con armas de fuego, armas blancas y otras, afectaron al grupo de 0 a 19 años11. Las cifras mencionadas, ofrecen una aproxi-mación al riesgo que representa la violencia que se ejerce contra los niños y las niñas.

La mitad de las víctimas de trata con fines de ex-plotación sexual de la región son paraguayas, según datos de la Organización Internacional para las Mi-graciones (OIM). Entre 2005 y 2010 fueron asistidas unas 235 víctimas de explotación sexual en la región y la mitad de ellas eran de nacionalidad paraguaya. Este fenómeno no solo trasciende las fronteras sino que también se da dentro del país.

Se estima que desde 2005 el Ministerio Público de-tectó unas 250 víctimas de trata con fines de ex-plotación sexual, aunque este número no refleja la

realidad del fenómeno, ya que hay muchos casos que no son denunciados. La Secretaría de la Mujer tiene el único programa estatal de asistencia a es-tas víctimas, pero por falta de fondos apenas llega al 30% de las mismas.

Por su parte, un estudio apoyado por el UNICEF en 2010 muestra que el 61% de los niños sufren algún tipo de violencia intrafamiliar, el 35% de los casos son de violencia física grave. Sin embargo en el me-dio urbano estas cifras se elevan a 63,5% y 35,6% respectivamente por sobre 57% y 34,5% del medio rural.

Con la creación del Sistema Nacional de Promoción y Protección Integral (SNPPI) por el Código de la Niñez y la Adolescencia, el Estado paraguayo ha propuesto un conjunto de acciones y organismos intervincula-dos y coordinados y dirigidos hacia un mismo fin: la protección y promoción de los derechos del niño y la niña y adolescente. Esta iniciativa, impulsada des-de las instituciones y organizaciones que integran el Sistema, se traduce en las políticas públicas dise-ñadas en determinados niveles de organización del Sistema y que se dirigen a abordar a los problemas sociales de la niñez.

Cabe destacar la labor a nivel local de las Consejerías Municipales por los Derechos del Niño, Niña y Ado-lescente (Codenis) que prestan un servicio perma-nente y gratuito de protección, promoción y defensa de los derechos del niño y del adolescente. Tiene por atribuciones la de intervenir preventivamente en caso de amenaza o transgresión de los derechos del niño o adolescente brindando una alternativa de re-solución de conflictos; además, brindar orientación especializada a la familia para prevenir situaciones críticas, entre otras funciones.

La Secretaría Nacional de la Niñez y la Adolescencia, a través del servicio de FONOAYUDA, ha recibido en los últimos años un importante número de denun-cias relacionadas en gran medida con negligencia, maltrato físico emocional y abuso sexual12. Este ser-vicio se inició con apoyo del UNICEF y la ONG BECA. Del año 2009 al 2010 recibió 6.457 llamadas13.

11ssiEV, Dirección de bioestadística. MsPbs, julio 2011.12informe proporcionado por la snna.13rendición de cuentas de la snna, 2010.

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El hecho de ser Asunción el polo del Área Metropo-litana más importante del país, por el número de ciu-dades satélites que la componen, por su alto nivel de concentración y su densidad demográfica, la con-vierte en un caso emblemático para la consideración de las desigualdades que se verifican en el seno de un mismo conglomerado urbano.

La capital del país es el centro dinámico del AMA por ejercer la capitalidad de la República y ser sede de las principales instituciones y oficinas de los tres po-deres del Estado, de modo tal que se posiciona ad-ministrativa, política y geográficamente como centro estratégico de las actividades de la población y actúa como eje central de la dinámica, no solo metropoli-tana sino de todo el país. Y si bien resulta atractivo para la inmigración interna, sin embargo, debido a su pequeño tamaño territorial y su alto grado de satura-ción demográfica, más bien se caracteriza por expul-sar población hacia las ciudades periféricas.

Es así como Asunción y los 19 centros urbanos pe-riféricos que componen el AMA, concentran el 43% de los indicadores de actividad económica del país, de entre los cuales el 70% corresponde al sector gobierno general, 65% al transporte y comunicacio-nes, 63% a vivienda y otros servicios, 61% a comercio y finanzas, 58% a industrias y 53% a la construcción (Causarano, 2006), solo por citar los de mayor impor-tancia. Otro tanto cabría agregar en lo que respecta a su carácter centralizador de la dinámica social, po-lítica y cultural.

A pesar de ese enorme potencial, que podría signifi-car una mejor calidad de vida para una amplia mayo-ría de la población metropolitana, y particularmente para la niñez que la habita, en el mapa de Asunción y sus diferentes barrios, elaborado por la Dirección Ge-neral de Estadística, Encuestas y Censos, se pueden distinguir claramente las diferencias por niveles de riqueza y pobreza que se presentan en esta ciudad.

En el mismo se percibe una clara diferenciación te-rritorial de la ciudad en la cual su área central es la más favorecida con la riqueza y la que presenta los menores niveles de pobreza, frente a las áreas la-terales o periféricas situadas en zonas marginales, bañados y zonas inundables de las costas del río Paraguay, donde se concentran los habitantes con mayor nivel de pobreza y vulnerabilidad.

La observación el mapa permite apreciar que en las zonas blancas, cruzadas por las principales aveni-das de circulación Oeste-Este de la capital (España, General Genes, Mariscal López y Eusebio Ayala), el nivel de pobreza es mínimo. Sobre estas avenidas y sus laterales se ubican las principales instituciones bancarias, comerciales, financieras de altos están-dares de operación y las residencias de la gente de más elevada posición económica.

En cambio, todo el borde Norte, de Este a Oeste, y gran parte del Sur-Oeste, situados en las costas y playas del río Paraguay y sus bañados (Bañado Nor-te y Bañado Sur), acogen a los segmentos de mayor nivel de pobreza y necesidades básicas insatisfechas. La Avenida Artigas, hacia el Norte, marca el límite de la zona marginal más pobre de Asunción, aunque con algunas extensiones o bolsones de pobreza también al sur de dicha avenida.

En las zonas periféricas de Asunción así delimitadas residen los sectores sociales con mayor nivel de mar-ginación económica, generalmente ocupados en ac-tividades informales: vendedores ambulantes, cuida coches, limpiadores de parabrisas, y proveedores de mano de obra infantil para este mismo tipo de actividades o para la mendicidad. Un gran número de estos niños y niñas se encuentran ya desintegrados de sus hogares, convirtiendo a las calles en su lugar de residencia habitual con alto nivel de exposición a problemas de salud, violencia, drogadicción y propen-sos a verse involucrados en actividades delictivas.

asunción: un caso EMblEMático DE DEsigualDaDEs intra urbanas

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uay En algunos sectores de la ciudad, el sistema de asen-

tamiento de esta población periurbana rompe com-pletamente el diseño cuadricular o de manzanas utilizado últimamente como parte de la definición del área urbana en el Paraguay. Un ejemplo claro, al respecto, es la diferenciación entre el asentamiento formal de la población urbana en el micro centro de Asunción y la barriada de la Chacarita, costera al río Paraguay. Mientras la primera presente un aspecto simétrico de manzanas y calles, la segunda se cons-tituye como un abigarrado conjunto de viviendas, asentamientos precarios, callejones y pasadizos sin mayor orden.

Un estudio del año 2003 reveló que, solamente en los barrios inundables de Asunción del tipo de la Chaca-rita, vivían 10.000 familias con un total de alrededor de 50.000 personas que representaban el 10% de la población total de la capital del país. El ejemplo más revelador de este dato es el censo levantado en el Bañado Tacumbú, al sur de Asunción, que contabi-lizó 1.155 familias con un total de 5.453 personas (Filippini, 2003).

imagen tomada de Filippini, F. 2003.

En el área superior izquierda del mapa se aprecia la delimitación en manzanas propia de sistema urbano y en área inferior derecha se extiende el abigarrado conjunto de viviendas de la zona marginal y pobre de la bahía de Asunción (Barrio Chacarita).

Además, en sectores sociales y residenciales de nivel alto de la ciudad y de algunos distritos urbanos peri-féricos (Fernando de la Mora, San Lorenzo, Luque, Lambaré), es posible encontrar enclaves de niños y niñas indígenas, con o sin familiares, que sobre-viven en las calles a veces explotados por adultos, habiéndose convertido muchos de ellos en adictos al consumo de drogas.

Estos graves problemas se han ido acrecentando en el AMA y han comenzado a expandirse a las demás zonas metropolitanas, así como a algunas otras ciu-dades importantes del país, como Villarrica, Coronel Oviedo, Caaguazú, Pedro Juan Caballero.

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Es un hecho actualmente casi indiscutido que el fu-turo de la humanidad será cada vez más urbano. El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) informaba recientemente que “en los próximos de-cenios habrá en el mundo en desarrollo un creci-miento urbano sin precedentes” y que para el 2030, “las ciudades de los países en desarrollo albergarán al 80% de la población urbana del mundo” (UNFPA, 2007). El Paraguay se encuentra comprendido entre éstos últimos y las proyecciones de la población na-cional prevén que ya en el 2020 su población urbana llegará al 61% del total y probablemente diez años después alcanzará los dos tercios.

Frente a estas previsiones cabe tomar en cuenta los aspectos positivos y negativos de la urbanización, propendiendo a multiplicar los primeros y reducir o eliminar los segundos. Como sostiene el informe del UNFPA: “La actual concentración de pobreza, con proliferación de tugurios y disturbios sociales en las ciudades crea, en verdad, un panorama amena-zador. No obstante, en la era industrial ningún país ha logrado un crecimiento económico sustancial en ausencia de urbanización. Las ciudades concentran pobreza, pero también representan la mejor espe-ranza de escapar de ella. Los posibles beneficios de la urbanización compensan en gran medida las desventajas. El desafío consiste en aprender de qué manera explotar sus posibilidades” (ib.).

Visto desde la perspectiva de la infancia, este futuro reclama una gran concentración de esfuerzos de las políticas públicas, de las organizaciones no guberna-

hacia ciuDaDEs Más Justas:DEsaFÍos yProPuEstas

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mentales y de la sociedad civil en su conjunto, para eliminar las desigualdades e implantar el pleno dis-frute de los derechos de los niños, las niñas y los adolescentes en ese nuevo escenario cada vez más urbano del Paraguay: en otras palabras, habrá que desarrollar ciudades más justas. Este desafío impli-ca no solamente elevar la calidad de vida de la niñez urbana, sino también eliminar las desigualdades que se producen al interior de las propias ciudades entre sectores más ricos y más pobres.

Además, como se ha visto, las desigualdades tam-bién afectan a la niñez rural de modo tal que, como sostiene el Informe de UNICEF sobre el Estado Mun-dial de la Infancia 2012, “La equidad debe ser el principio rector de las intervenciones en pro de to-dos los niños y niñas de zonas urbanas… pero no debe ser a expensas de los niños y niñas de otros lugares.”

Los desafíos abarcan mejores condiciones de habi-tabilidad en viviendas sanas, con la totalidad de los servicios y saneamiento básico, atención de la sa-lud, reducción de la mortalidad infantil, nivel escolar completo, protección contra la violencia intrafamiliar, en las calles y en las escuelas, áreas de recreación seguras y, sobre todo, eliminación de las diferentes formas de discriminación, especialmente la de gé-nero, la étnica y la de posición social.

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1. aCCIoNES PrEvENTIvaS

a. Desarrollo rural y reforma agraria.

Tomando en cuenta los factores críticos que han incidido en los intensos flujos de migración desde el área rural y desde pequeñas ciudades hacia las áreas de alta concentración metro-politana, y ya que los derechos de la infancia son de carácter universal, la niñez rural debe ser protegida en la misma medida en que se atiende a la de las ciudades.

Atacar de manera directa las causas de la po-breza rural, la desigualdad en el sistema de tenencia de tierras, el desempleo rural y urba-no, se hace impostergable para avanzar con el proceso de reforma agraria que busque un desarrollo rural integral. Estas acciones deben contemplar no solo servicios productivos bá-sicos que garanticen la seguridad alimentaria

ProPuEstas 4.

y el ingreso, sino también servicios sociales como la salud, la educación, la recreación, la protección de la niñez.

b. Planes de desarrollo territorial equitativos.

Que permitan potenciar polos de desarrollo en ciudades intermedias, que no concentren la mayoría de los servicios presentes en Asun-ción y AMA. Ya que el Paraguay se encuentra todavía en un proceso incipiente de su transi-ción urbana, en relación con los demás países de la región que han llegado a altos niveles de urbanización, el gobierno central y los mu-nicipios deberían tomar medidas oportunas, de carácter preventivo, con el fin de lograr una adecuada y concertada planificación para po-tenciar los aspectos positivos del futuro desa-rrollo de las ciudades y atenuar al máximo sus efectos nocivos.

cualquier forma de vida en la calle por razones de abandono, pobreza o explotación laboral infantil, debe ser corregida con medidas de protección que busquen la adecuada inserción de la niñez en la sociedad.

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A ese respecto, el papel de los gobiernos mu-nicipales es estratégico, conforme con la auto-nomía de gestión que la Constitución Nacional le confiere (Artículo 156), así como la necesaria coordinación de sus planes y políticas con las del gobierno central para asegurar el carácter nacional de los planes de desarrollo (Artículo 176 de la Constitución Nacional).

En este orden es indispensable la aplicación de los planes de desarrollo sustentable y de ordenamiento urbano y territorial, con una vi-sión integral y nacional, para lo cual la nueva Ley Orgánica Municipal (3.966) promulgada en 2010, se constituye en un instrumento funda-mental.

En el diseño de dichos planes y políticas, la niñez y la adolescencia deben ocupar una posi-ción central en lo que respecta al pleno disfru-te de sus derechos, para ello es importante la intervención preventiva de la Municipalidad en todas las situaciones de amenaza o transgre-sión de los derechos de niños, niñas y adoles-centes.

c. Descentralización.

En estrecha relación con lo expresado en el punto anterior, es indispensable apuntar al fortalecimiento de la descentralización en to-dos los ámbitos de la planificación urbana, y

principalmente en lo que respecta a la dota-ción de servicios a las ciudades pequeñas y medianas, sin dejar de atender a los sectores menos favorecidos de las áreas metropolita-nas.

La participación y la acción ciudadana en estos aspectos, a través de las comisiones vecinales desde los barrios y diferentes áreas residen-ciales, es ineludible y debe contemplar una activa movilización de los niños y las niñas no solo en la demanda de sus derechos, sino en la construcción de sus propios proyectos en lo educativo, sanitario, recreativo, etc.

2. aCCIoNES ProTECToraS

a. Datos de la realidad fiables, desagregados y oportunos.

El acceso a datos e indicadores de calidad que permitan una mejor focalización a niños y niñas en situación de vulnerabilidad en las ciudades debe ser el punto de partida para la formulación de políticas urbanas equitativas y centradas en la infancia.

Son necesarias herramientas eficaces de re-copilación de datos, a fin de que reflejen con mayor exactitud las disparidades concernien-tes a las necesidades de la infancia y en qué medida la satisfacción de sus derechos se ven

las plazas son sitios escogidos por los niños y niñas de los núcleos urbanos para jugar. Es indispensable la aplicación de planes de ordenamiento urbano y territorial que consideren a este sector de la población.

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vulnerados, dependiendo del nivel económico, el género, el origen étnico, la discapacidad o el vecindario al que pertenezcan.

b. Eliminación de barreras que dificultan la inclusión.

La detección oportuna de los cuellos de bote-lla y obstáculos que originan la exclusión de los niños pobres y sus familias en los entor-nos urbanos, y la eliminación de los mismos, es de vital importancia en el camino de garan-tizar la plena satisfacción de sus derechos fun-damentales. Aspectos tan esenciales como la identidad, la tenencia segura de un hogar, la protección legal, el acceso a servicios básicos entre otros, deben ser analizados en primer término desde la perspectiva de los factores que impiden el pleno cumplimiento de estos derechos y establecer mejores y más eficaces estrategias para superarlos.

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la organización de ciudades más justas y acogedoras para la población, debe contemplar medidas especiales de protección social a la niñez.

c. Sistema de Protección social.

La organización de ciudades más justas y aco-gedoras para la población, debe contemplar medidas especiales de protección social a la niñez, garantizando la eliminación de toda for-ma de violencia y discriminación de género, étnica e inclusive territorial, como en el caso de la existencia de áreas territoriales marginales y enclaves de miseria en las zonas residenciales de altos ingresos. Tanto éstas como cualquier forma de vida en la calle por razones de orfan-dad, abandono, pobreza o explotación laboral infantil, deben ser corregidas con medidas de protección sustentables que busquen la ade-cuada inserción de la niñez en la sociedad.

Las ciudades deben contemplar espacios parti-culares para esa inserción por medio de áreas residenciales, educativas, recreativas y de prác-tica de actividades que propendan al desarrollo cultural integral de la niñez urbana en general.

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uayEspecíficamente se aboga por el sostenimiento del

Sistema de Protección Social como política de Es-tado, fortaleciendo además programas de trans-ferencias monetarias con corresponsabilidad, tales como Tekoporá y su expansión hacia más zonas vulnerables de Asunción y otras ciudades del Para-guay, así como del Programa Abrazo de atención a la niñez en calle, del programa emblemático “Inclu-yendo a las personas en el ejercicio de su derecho a la identidad”, del Programa de Atención Integral a los niños, niñas y adolescentes que viven en la calle (PAINAC), además de la creación de progra-mas específicos de atención a la problemática de la violencia hacia la infancia y la adolescencia. Ha-cia una urbanización humanizada.

3. CoNCLuSIóN: haCIa uNa urBaNIzaCIóN humaNIzaDa

Como se ha visto más arriba, el proceso de urba-nización tiene una tendencia prácticamente irre-versible para las próximas décadas, tanto en el orden mundial como en el nacional. En esa pers-pectiva, el gran desafío que enfrente la sociedad paraguaya, y en su seno sus niños, niñas y ado-lescentes, es protagonizar un crecimiento urbano de calidad que elimine toda forma de injusticia e inequidad y que vaya acompañado de un efectivo desarrollo humano.

En conclusión, el Paraguay aún está a tiempo de conseguir una urbanización inclusiva y equitativa, que respete los derechos de los niños y niñas, y que les ofrezca la oportunidad de convertirse en adultos que trabajen para mejorar el desarrollo.

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5. bibliograFÍa

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hoGar

Es la persona o conjunto de personas, sean o no parientes que residen habitualmente en una misma vivienda particular, ocupándola total o parcialmente y que atienden en común sus necesidades alimen-ticias (comparten los gastos para la olla) o de otra índole (DGEEC).

vIvIENDa

Es todo local formado por un cuarto o conjunto de cuartos, estructuralmente separados e independien-tes y destinados al alojamiento de uno o más hoga-res.

haCINamIENTo

El índice de hacinamiento se define como el cociente entre el número de personas censadas en la vivien-da y el número de piezas utilizadas en la vivienda para dormir. A los efectos de establecer un indicador de viviendas con hacinamiento se consideró que un promedio de más de tres personas por pieza utiliza-da para dormir define una condición de hacinamien-to.

DéFICIT CuaNTITaTIvo DE vIvIENDaS

El requerimiento de construcción de nuevas viviendas que falta construir o reponer en el país, para dotar de las mismas a los hogares que enfrentan problemas

de calidad de vida y se encuentran en condiciones de independizarse, pero que en la mayoría de los casos no pueden acceder al mercado financiero privado.

DéFICIT CuaLITaTIvo DE vIvIENDaS

El requerimiento de ampliación y/o mejoramiento de las viviendas buenas y recuperables con o sin pro-blemas de hacinamiento y con hogares agrupados sin capacidad de independizarse, y con deficiencias en cuanto a calidad de materiales de construcción de pared, piso y techo, así como de los servicios de agua y/o desagüe, que son indispensables para la habitabilidad.

PoBrEza

La pobreza medida por ingresos se calcula a través del método de la línea de pobreza que define a la población pobre “como aquel conjunto de personas cuyo nivel de bienestar (expresado a través del in-greso), es inferior al costo de una canasta básica de consumo (conjunto de bienes y servicios que satis-face los requerimientos mínimos para la sobreviven-cia humana). El costo de esta canasta se denomina línea de pobreza”. Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos (DGEEC).

PoBrEza ExTrEma

Es la imposibilidad de acceder a una canasta básica de alimentos.

glosario 6.

Abril de 2012.