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Apuntes de Arte Y Sociedad ALFONSO VI y su época Iniciamos los encartes de Historia del Arte del Boletín del CDL con este primer número de “Arte y Sociedad” dedicado al arte en tiempos de Alfonso VI de Castilla y León, ante la conmemoración del Noveno Centenario de su muerte, acaecida en la ciudad de Toledo el 1 de Julio de 1109. Es un honor compartir a partir de ahora este espacio editorial con nuestros colegas historiadores, filósofos, filólogos, pedagogos, arqueólogos, matemáticos, y geógrafos, que nos han precedido en esta andadura, y es nuestro propósito abarcar desde estas páginas todos los aspectos fundamentales y tiempos esenciales de nuestra Historia del Arte, tratando de actualizar nuestro conocimiento de la creación artística y de las sociedades que la auspiciaron. En esta ocasión, nos trasladamos a la Edad Media y dedicamos nuestro número 1 al importantísimo papel que Alfonso VI de Castilla y León desempeñó en su Reino y en la Península Ibérica, en el asentamiento de un nuevo lenguaje arquitectónico y artístico – el Arte Románico– expresivo de nuevos tiempos marcados por la renovación y la europeización. Y también en la asimilación del bagaje artístico y cultural de las tierras de Al Andalus por él sometidas, sentando con ello las bases de una de las características más diferenciadoras de la Edad Media hispánica: el complejo, difícil, pero fascinante panorama socio-cultural peninsular, en el que fue posible el desarrollo del románico internacional, el florecimiento languideciente del arte y la cultura andalusíes y la aparición de algo que nos define muy especialmente: el mudejarismo, resultante original de la hibridación del mundo cristiano occidental y de lo mejor de la creatividad islámica de ese tiempo. En los artículos que siguen, reconocidos medievalistas de la Historia del Arte y de la Historia, profesores titulares de la UCM, nos adentran en la importancia de la promoción de la construcción de nuevas catedrales y sedes monásticas castellano-leonesas que, por un lado, quieren ratificar el papel creciente de la institución monárquica y prestigiar el poder de las órdenes religiosas, especialmente la benedictina, y, por otro lado, hacen hincapié en las aportaciones que procedentes de las Taifas se introducen en el acervo intelectual y artístico cristiano peninsular. En torno a la conmemoración de 1109 y 1110 –muerte del monarca castellano-leonés y undécimo centenario de la fundación del monasterio benedictino de Cluny– se vienen celebrando desde 2005 numerosos eventos que culminan en este año y en el próximo, en una interesante agenda de la que informamos en estas páginas. M.ª VICTORIA CHICO PICAZA, coordinadora Núm. 1 - Mayo 2009 Coordinadora M.ª VICTORIA CHICO PICAZA Vocal de universidad del CDL de Madrid. Profesora titular en la Facultad de Geografía e Historia de la UCM. Vicedecana. Colaboran en este número M.ª ISABEL PÉREZ DE TUDELA Profesora titular del Departamento de Historia Medieval de la UCM. ANTONIO E. MOMPLET Director del Departamento de Historia del Arte I-Medieval. Profesor Titular de la UCM. JUAN CARLOS R UIZ SOUZA Profesor titular del Departamento de Historia del Arte I-Medieval. UCM.

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Page 1: Núm. 1 - Mayo 2009 ALFONSO VI y su época · Fernando I,rey de Castilla y doña San - cha, hija de Alfonso V de León y here-dera de éste reino a la muerte de su her-mano Bermudo

Apuntes de Arte Y Sociedad

ALFONSO VI y su época

Iniciamos los encartes de Historia del Arte del Boletín del CDL con este primer número de “Arte y Sociedad”dedicado al arte en tiempos de Alfonso VI de Castilla y León, ante la conmemoración del Noveno Centenario de su

muerte, acaecida en la ciudad de Toledo el 1 de Julio de 1109.

Es un honor compartir a partir de ahora este espacio editorial con nuestros colegas historiadores, filósofos, filólogos,pedagogos, arqueólogos, matemáticos, y geógrafos, que nos han precedido en esta andadura, y es nuestro propósitoabarcar desde estas páginas todos los aspectos fundamentales y tiempos esenciales de nuestra Historia del Arte,tratando de actualizar nuestro conocimiento de la creación artística y de las sociedades que la auspiciaron.

En esta ocasión, nos trasladamos a la Edad Media y dedicamos nuestro número 1 al importantísimo papel queAlfonso VI de Castilla y León desempeñó en su Reino y en la Península Ibérica, en el asentamiento de un nuevo

lenguaje arquitectónico y artístico – el Arte Románico– expresivo de nuevos tiempos marcados por la renovación y laeuropeización. Y también en la asimilación del bagaje artístico y cultural de las tierras de Al Andalus por él sometidas,sentando con ello las bases de una de las características más diferenciadoras de la Edad Media hispánica: el complejo,

difícil, pero fascinante panorama socio-cultural peninsular, en el que fue posible el desarrollo del románicointernacional, el florecimiento languideciente del arte y la cultura andalusíes y la aparición de algo que nos define muyespecialmente: el mudejarismo, resultante original de la hibridación del mundo cristiano occidental y de lo mejor de la

creatividad islámica de ese tiempo.

En los artículos que siguen, reconocidos medievalistas de la Historia del Arte y de la Historia, profesores titulares de laUCM, nos adentran en la importancia de la promoción de la construcción de nuevas catedrales y sedes monásticascastellano-leonesas que, por un lado, quieren ratificar el papel creciente de la institución monárquica y prestigiar elpoder de las órdenes religiosas, especialmente la benedictina, y, por otro lado, hacen hincapié en las aportaciones que

procedentes de las Taifas se introducen en el acervo intelectual y artístico cristiano peninsular.

En torno a la conmemoración de 1109 y 1110 –muerte del monarca castellano-leonés y undécimo centenario de lafundación del monasterio benedictino de Cluny– se vienen celebrando desde 2005 numerosos eventos que culminan

en este año y en el próximo, en una interesante agenda de la que informamos en estas páginas.

M.ª VICTORIA CHICO PICAZA, coordinadora

Núm. 1 - Mayo 2009

CoordinadoraM.ª VICTORIA CHICO PICAZAVocal de universidad del CDL de Madrid.

Profesora titular en la Facultad de Geografía e Historiade la UCM. Vicedecana.

Colaboran en este númeroM.ª ISABEL PÉREZ DE TUDELA

Profesora titular del Departamento de Historia Medieval de la UCM.

ANTONIO E. MOMPLETDirector del Departamento de Historia del Arte I-Medieval.

Profesor Titular de la UCM.

JUAN CARLOS RUIZ SOUZAProfesor titular del Departamento de Historia del Arte I-Medieval.

UCM.

Page 2: Núm. 1 - Mayo 2009 ALFONSO VI y su época · Fernando I,rey de Castilla y doña San - cha, hija de Alfonso V de León y here-dera de éste reino a la muerte de su her-mano Bermudo

EL 1 de julio de 1109 –se cumplenahora 900 años– moría en Toledo

su conquistador, el rey Alfonso VI. Lohacía en circunstancias dramáticas yagobiado por los más sombríos presa-gios: meses antes había tenido lugar labatalla de Uclés, un claro descalabrocristiano, carecía de heredero varón, ylos almorávides, vencedores siempre enlos campos de batalla se encontrabanreforzados desde aquella jornada. Lospresagios eran tan sombríos que la Pri-mera Crónica General de España no dudaráen afirmar que el cuerpo del rey fuetrasladado a Sahagún ante el inciertoporvenir de Toledo. Pues bien, hoy,desde la perspectiva de los 900 añostranscurridos, podemos afirmar que elbalance de aquel reinado fue muy posi-tivo en casi todos los camposEl príncipe que estaba llamado a

ocupar la más alta magistratura de losreinos de Castilla y León había nacidoen una fecha incierta, pero próxima alaño 1043, del matrimonio formado porFernando I, rey de Castilla y doña San-cha, hija de Alfonso V de León y here-dera de éste reino a la muerte de su her-mano Bermudo III. Fernando, a su vez,había accedido al trono de Castilla envirtud de una serie de circunstancias

propicias para él, ya que el asesinatodel conde castellano García, hizo re-caer la herencia de aquel estado en sumadre –doña Mayor– hija de SanchoGarcía y hermana de García. DoñaMayor era, además, mujer de SanchoIII el Mayor de Navarra. Ahora bien, al tener la pareja varios

hijos más, las posibilidades de Alfonsode recibir el conjunto de las herenciaspaterna y materna, eran más bien esca-sas. En efecto, el príncipe tenía dos her-manos varones más, Sancho, que le an-tecedía en la línea sucesoria por razonesde edad y el pequeño, García. Las fuen-tes hablan también de la existencia dedos hermanas, Urraca, mayor que élocho años y con la que estuvo unido porun singular afecto –tan singular que dioorigen a todos tipo de comentarios entrecristianos y musulmanes– y Elvira. Pro-bablemente las relaciones entre la prolede Fernando y Sancha nunca fueron fá-ciles y probablemente, también, esas di-ficultades derivaran de tensiones inhe-rentes al reparto de la herencia paterna.Sabemos con toda certeza, porque locuenta el autor de la Crónica Silense, quelos padres educaron a todos sus hijos enlas disciplinas liberales que ellos mismoscultivaban pero mientras los varones seadiestraban en artes marciales y ejerci-cios venatorios, orientados a garantizarun correcto desempeño de la funciónconjunta de gobierno y milicia que sepreveía para ellos, las hermanas se ins-truían en lo que la época consideraba la-bores acordes a su condición de mujeres. Por lo demás, la trayectoria política

de los reinos de Castilla y León duranteestos años de la infancia y juventud denuestro personaje no pudo ser más bri-llante; los hijos de Fernando y Sanchaconocieron una época expansionista entodos los órdenes: político, económico,cultural y, sobre todo, militar. Porquelas relaciones de los príncipes cristianoscon los reinos musulmanes peninsula-

res se basaron, como es bien sabido, enuna estrategia combinada de exigen-cias económicas en forma de “parias” alos más alejados de sus fronteras y pre-siones militares sobre los más próximoscon un claro designio conquistador.Pero la muerte de Fernando I acae-

cida a finales del año 1065, y sus dispo-siciones testamentarias relativas a laasignación de sus estados –a Sancho, elhijo mayor, le comendó Castilla, a Al-fonso, el segundo de los varones, Leóny al tercero, de nombre García, Gali-cia, desglosada de León– cambió el sig-no de los tiempos, abriendo paso a unperíodo de tensiones y luchas intesti-nas. Primero se hicieron patentes lastensiones, porque, salvo, tal vez, Gar-cía, los otros dos varones se considera-ron perjudicados por el reparto: el pri-mogénito porque aspiraba al conjuntode los reinos de don Fernando y Alfon-so, porque no entendía el desglose deGalicia. De modo que no es de extra-ñar que inmediatamente después de re-coger la herencia, cada hermano sepreparara para un enfrentamiento conlos demás que parecía ineludible. Y, enefecto, poco después, estalló el enfren-tamiento que tuvo en el conflicto entreSancho y Alfonso dirimido en las jor-nadas de Llantada (1068) y Golpejera(1072) su expresión más clara. Los con-tenciosos entre García y sus hermanostienen perfiles menos precisos.De cualquier manera, el hecho deci-

sivo fue que en Golpejera Sancho II deCastilla aprisionó a Alfonso de Leónaunque, posteriormente, lo excarcelarapor intercesión de su hermana Urracay, supone A. Gambra, por la mediaciónde los cluniacenses. Una vez libre, Al-fonso tuvo que acogerse al destierro entierra islámica, y más concretamenteen Toledo, donde disfrutó de la hospi-talidad de un rey sabio y moderado co-mo era al-Mamun. Lo mismo ocurriócon García que, derrotado por Sancho

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Arte Y Sociedad II NÚM. 1 - MAYO 2009

ALFONSO VI. SU ITINERARIOVITAL Y SU HERENCIA

Mª ISABEL PÉREZ DE TUDELA VELASCO

UCM

Alfonso VI. Tumbo A folio 26v de Santiago

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cerca de Santarem, fue tratado con laconmiseración relativa que suponía undestierro en Sevilla, “con todos sus sol-dados” dice el Chronicon Compostelano. Niuno ni otro exilio fueron largos, A.Gambra fecha el de Alfonso entre unosinicios en la primavera del 1072 (entrelos meses de abril y junio) y un final enoctubre de ese mismo año, pues o bienel día 6 de ese mes, o bien el 7 moríaasesinado Sancho II ante los muros deZamora, víctima de un magnicidio ur-dido por fuerzas oscuras, tan oscurasque las sospechas recayeron en Alfonso,el principal beneficiario de la acción, yen su constante aliada, su hermanaUrraca. Cabe mencionar que tantoUrraca como Elvira, habían sido favo-recidas en el testamento de su padrecon la entrega de sendos señoríos. Enconcreto, Urraca era señora de Zamo-ra, la ciudad que Sancho cercaba en elmomento del atentado.El regreso de Alfonso significó tam-

bién el de García, sólo que mientras elprimero volvió para ser entronizadorey de León y Castilla, el retorno deGarcía a tierras cristianas marcó el finde sus días de libertad, pues abandona-do de todos, fue hecho prisionero porsus hermanos y así quedó de por vida.Y aunque en Alfonso, como rey que yaera, recaiga la mayor cuota de respon-sabilidad, no están exentas de ellaUrraca y Elvira porque sabemos de suaquiescencia en el dramático final delhijo pequeño de Fernando I.Constituido Alfonso como rey único

de un León sin mermas territoriales yde una Castilla en la que pronto vencióla reticencia inicial de algunos de susnaturales, encabezados según la tradi-ción, por Rodrigo Díaz, pudo titularserex Spanie y estuvo en condiciones de re-tomar el proyecto expansivo sobre losmusulmanes que tan brillantes logroscosechó durante el reinado de su padre.Si bien no había aún dado frutos eseproyecto, cuando otro acontecimientopolítico aportó al reino de Alfonso uninesperado ensanchamiento territorial.En efecto, el 4 de julio de 1076 moría elrey Sancho IV de Navarra en Peñalén,despeñado por sus hermanos Ramón,el rey de Aragón y Ermesinda. La des-aparición del navarro de la escena polí-tica y el reparto de su reino, permitió alrey castellano la incorporación de to-dos los territorios que Castilla conside-raba irredentos, esto es, La Rioja y las

comarcas vascongadas atribuidas a Na-varra por acuerdo testamentario deSancho III el Mayor.La anexión de la Rioja a Castilla se

hizo con notable tacto confirmando losfueros de Nájera y contando con elapoyo de un sector de la nobleza enca-bezado por el conde García Ordóñez aquien Alfonso casó con Urraca, la her-mana del rey asesinado. Resueltos todos estos problemas,

don Alfonso pudo volver a su proyecta-da expansión por tierras islámicas paralo que era del todo imprescindible ase-gurar el control de la orilla izquierdadel Duero, por entonces vanguardiacristiana. De modo que los meses fina-les del año 1076 se ocuparon en la re-población de la Extremadura castella-na, en la línea de actuaciones que, em-prendida por Fernán González, cose-chó entonces logros importantes, aun-que luego esos logros hubieran sidodesbaratados por las campañas de Al-manzor. En este programa se inscribeel documento de concesión de fueros aSepúlveda, fechado en noviembre de1076. El tiempo urgía porque mesesatrás, en 1075, tras el fallecimiento eseaño del rey al-Mamún de Toledo, sehabían desencadenado las pretensionessobre la taifa que ahora presidía su nie-to al-Qadir, mucho menos dotado polí-ticamente que el difunto.No tiene nada de particular, pues, que

muy poco después –el año 1077–, el reyAlfonso considerara estar en condicionesde adoptar el título de imperator totius His-paniae. Según A. Gambra, lo hizo en unacoyuntura particularmente prometedo-ra: “cuando Alfonso VI, al frente delgran reino del Noroeste peninsular,afianza su posición hegemónica sobre lostaifas tributarios y se disponía a mudarlaen anexión sin contemplaciones en ladoble dirección de Toledo y Zaragoza”.Pero también éstos son meses de

convulsiones internas, las inherentes ala supresión del ritual litúrgico mozára-be y la instauración del romano. Parallevar a cabo un proceso que era ya, atodas luces inexcusable e indiferible, elrey contó con la colaboración de loscluniacenses, que se convirtieron, desdeahora en aliados ciertamente podero-sos, y, además, omnipresentes. En estesentido cabe recordar que tras el falle-cimiento de Inés, la primera esposa dedon Alfonso, éste volverá a contraermatrimonio con Constanza, borgoño-

na como Inés y, por lo tanto, como ella,vinculada al círculo cluniacense. Lapresión de las circunstancias y la ayudacluniacense facilitaron el proceso demodo que cuando el año 1080 se reu-nió en Burgos un concilio nacional, sepudo comprobar que el reino castella-no-leonés se encontraba plenamenteincorporado a la corriente espiritualimperante en occidente. Con ser importantes, estos cuidados

no han distraído al rey de la que desde1077, parece ser su empresa más anhe-lada: la prosecución del avance cristia-no sobre las tierras peninsulares someti-das por el Islam y, muy particularmentela incorporación de la taifa toledana,que conocía él mismo muy bien desdelos días de su destierro en la ciudad delTajo. Dentro de este proyecto hay quecolocar los preparativos que comenza-ron el año 1079 para la conquista deCoria. A partir de ahí los acontecimien-tos se sucedieron con rapidez, desarro-llándose un proceso complejo –a la parmilitar y diplomático– del que sólo hantrascendido las líneas maestras. Y es que, como ya había ocurrido en

el pasado, una serie de aconteceres po-líticos –esta vez en el ámbito islámico–contribuyeron a propiciar los planes al-fonsinos. Ante todo hay que aludir a losataques sufridos por la taifa toledana departe de al-Mutawaquil de Badajozapoyado por una facción interna y que

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Arte Y SociedadIIINÚM. 1 - MAYO 2009

Alfonso VI. Cartulario de León.

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en el seno de los mismos se produjo eldestronamiento de al-Qadir. Ese ata-que y ese destronamiento forzaron altoledano a buscar la ayuda del rey deCastilla con la que pudo reconquistarsu reino, pero que le salió tan cara co-mo valor tuvieran las fortalezas de Ca-nales, Zorita y Canturias que tuvo queentregar a su benefactor. Algo después, la muerte de al-Muq-

tadir de Zaragoza desencadenó una se-rie de conflictos entre sus hijos y en es-tos conflictos se enzarzaron, a su vez,sus vecinos cristianos tan deseosos deintervenir en el valle del Ebro que nodesdeñaron la oportunidad que lesbrindaba aliarse con de alguna de lasfacciones en conflicto. En este contextose produjo el enfrentamiento entre Ro-drigo Díaz de Vivar, el Cid, desterradode León por primera vez y puesto alservicio de uno de los hijos del difunto yel conde de Barcelona, colaborador delotro. Y esa es, también, la razón de lapresencia de Alfonso VI en Zaragozaen enero del año 1083. La expedicióndel rey de Castilla evidencia a las clarasel ánimo expansivo de Alfonso por todaaquella zona. Porque tanto el rey comosu reino parecían dispuestos a derro-char los medios que fueran necesariospara beneficiarse, en exclusiva de lasprevisibles conquistas cristianas en elvalle del Ebro.Ese proyecto expansionista requería

un esfuerzo continuado y en todos losfrentes, de modo que no es de extrañarque en el verano de ese mismo año –1084–, el rey capitaneara una expedi-ción al Aljarafe que sitió Sevilla duran-te tres días y culminó en Tarifa. Por fin el año 1085 y tras una serie

de operaciones militares de las que noconocemos los detalles y acuerdos di-plomáticos, las tropas cristianas ren dí-an la ciudad de Toledo y entraban so-lemnemente en ella el 25 de Mayo. Esedía marcaba el momento culminantedel reinado y señalaba, todo parecía in-dicarlo, un punto de inflexión en el pro-ceso de avance del poder cristiano en la

Península. Porque la entrada en Toledofue interpretada por propios y extrañoscomo un triunfo tan incontestable delas armas cristianas sobre las musulma-nas como prometedor de futuros lo-gros.Pero la respuesta musulmana no se

hizo esperar porque las exigencias tri-butarias de alguna manera, y, sobre to-do, la conquista cristiana del reino tole-dano provocaron tal conmoción en lastaifas que sus caudillos optaron porbuscar alianzas de su credo al otro ladodel Estrecho. Y por más que fueranconscientes de que esas alianzas entra-ñaban una amenaza a su autonomía yuna pérdida de identidad, les parecie-ron más soportables que la absorcióntotal prevista en el proyecto alfonsino.Las memorias del rey Abd Allah deGranada, sobradamente explícitas alrespecto, testimonian que ni a él ni alresto de los implicados quedó otro ca-mino que aquél de requerir la presen-cia de Yusuf b. Tasufin, el gran emir or-ganizador del imperio almorávide. De modo que el 1086, el año si-

guiente al gran triunfo alfonsino, estámarcado en los anales peninsulares porun sonado fracaso militar de las tropascastellanas al pie de los muros del alcá-zar de Badajoz. Se trataba de la batallade Zalaca o Sagrajas, la primera, enpuridad, de las “grandes batallas de laReconquista” según reza el título del li-bro de Huici Miranda. La que puso demanifiesto las debilidades del sistemamilitar cristiano, la inconsistencia delsueño de un inmediato final del conflic-to con el Islam y, en definitiva, la fragili-dad del proyecto imperial. Porque en elcampo de Sagrajas los almorávides sor-prendieron con la fuerza de sus armas,el número de sus hombres y la novedadde sus estrategias a un rey tan convenci-do de sus superioridades, tan envalen-tonado por sus éxitos que no dudó enadentrarse hasta el Guadiana en buscade un enemigo que no conocía.Es cierto que ese mismo año, el pro-

yecto Alfonsino se reforzaba con doséxitos más, ya que Alvar Fáñez conse-guía entronizar a al-Qadir en Valenciay García Jiménez conquistar Aledo, po-sición de alto valor estratégico capaz deamenazar el Levante y la zona de Mur-cia. Pero es igualmente cierto que estostriunfos había que anotarlos en el ba-lance de los colaboradores de Alfonso yno en su personal haber.

Por otro lado la derrota de Sagrajasdeterminó la aparición de nuevas for-mas de dialogo entre el rey de Castilla ysus aliados europeos. Porque a partirdel momento en que aquél tuvo con-ciencia de la magnitud de la amenazaafricana buscó ayudas militares másallá de los límites peninsulares en previ-sión de futuros desafíos. Entre los querespondieron a la llamada de don Al-fonso se encontraron Raimundo deBorgoña y Enrique de Lorena, tan bienrecibidos en la corte castellana quepronto se acordó el compromiso matri-monial entre ellos y Urraca y Teresa,hijas del rey.A partir de estos acontecimientos, el

curso de la Historia hispana estarámarcado por las inquietudes y altera-ciones que desencadenaron tanto en losreinos cristianos como en al-Andaluscada desembarco de los emires almorá-vides. Fue muy concretamente la pre-sión ejercida por la guarnición de Ale-do sobre las comarcas limítrofes deMurcia y Valencia lo que motivó unanueva petición de auxilio de los afecta-dos al emir. En respuesta a ella Yusuf b.Taxufin cruzó por segunda vez el Estre-cho en junio de 1088. El emir que pusositio a la susodicha fortaleza no logrórendirla, pero forzó su evacuación porparte de un ejército cristiano que in-cendió la plaza antes de abandonarla.No hay que olvidar, porque denota alas claras la importancia que la épocaotorgó a todos estos sucesos, que el de-sacuerdo y la desconexión entre donAlfonso y el Cid en los planes de soco-rro a la plaza motivó el segundo destie-rro del de Vivar.El año 1090 Yusuf volvió a España,

esta vez por iniciativa propia y con unclaro designio político, incorporar a sureino las taifas andalusíes. A cumplirese programa fueron dirigidas todas susempresas y el éxito fue total. Primerocayó el reino de Granada, luego el deMálaga y algo después el de Badajoz,por citar exclusivamente los estados demayor relevancia. Sólo el Cid en Valen-cia aguantó la presión de las armas al-morávides, consiguiendo incluso el 15de junio de 1094 rendir la ciudad delTuria. Además el 1 de septiembre resis-tía en Cuart de Poblet –contra todos lospronósticos– el ataque dirigido directa-mente contra él por el ejército que Yu-suf envió desde Ceuta con el expresoencargo de desalojarle de Valencia. El

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Arte Y Sociedad IV NÚM. 1 - MAYO 2009

Dineros de Alfonso VI.

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infanzón castellano lograba de este mo-do hacer realidad el viejo sueño del reyAlfonso: proyectar hacia el Mediterrá-neo la expansión de Castilla. Sólo queal ser ésta una empresa personal care-cía de perspectivas de futuro.Otro escenario significativo del con-

flicto entre los musulmanes peninsula-res y los africanos fue Córdoba. Allí lamuerte de su gobernador, el hijo de al-Mutamid de Sevilla en marzo de 1091dejó a Zaida, su viuda, en una situaciónde desamparo que ella resolvió aco-giéndose a la tutela de Alfonso VI. Difí-cil es precisar el carácter de la relaciónanudada entre el rey y su protegida, loúnico que se puede sostener sin sombrade duda es que la mora, bautizada conel nombre de Isabel, fue madre del in-fante Sancho, el único hijo varón delrey Alfonso. También brumoso es elasunto de una supuesta cesión territo-rial de ella a él, cesión a la que se refiereel cronista Rodrigo Jiménez de Rada,atribuyéndole carácter dotal. Tambiénsobre esta cuestión lo único indiscutiblees que, por estos años, las fronteras cris-tianas se ensancharon por la zona delos Montes de Toledo.Cabe la sospecha de que esas expan-

siones castellanas por los Montes deToledo motivaran la cuarta expediciónde Yusuf b. Tasufín a la Península, por-que, en efecto, al desembarcar se diri-gió directamente contra la fortaleza deConsuegra y al pie de sus muros se en-frentó de nuevo, –el 15 de agosto de1097– con el rey Alfonso en una batallacampal que volvió a ganar. En el en-cuentro perdió la vida el único hijo va-rón conocido del Cid.De modo que cuando la vida de don

Rodrigo llegó a su fin, el 10 de julio de1099, sus conquistas quedaron en situa-ción tan comprometida que Alfonso VItuvo que acudir en persona a evacuarValencia el mes de agosto de 1101.Todavía volvió Yusuf una vez más a

la Península en los meses finales de1102 y los primeros de 1103, el objetivoera presentar a Alí, el hijo que habíaelegido como heredero. Y fue Alí quienen el verano de 1107, muerto ya su pa-dre, cruzó una vez más el Estrecho conel proyecto de reactivar la guerra contralos enemigos de su fe. Para tal fin enco-mendó a su hermano Tamín el gobier-no de Granada y el caudillaje de su ejér-cito. Pronto quedaría demostrado quela elección había sido muy acertada.

En efecto, meses después del viaje deAlí, en el verano de 1108, Tamín, encumplimiento de los encargos recibi-dos, acaudillaba la expedición militarque ponía cerco a la fortaleza de Uclésy vencía al ejército cristiano destacadoen su socorro a finales del mes de mayo.La batalla, siendo importante, no hu-biera tenido la transcendencia que al-canzó a no ser por el cúmulo de cir-cunstancias que la rodearon. Ante todono cabe olvidar las desastrosas conse-cuencias que el encuentro tuvo para loscristianos: un altísimo número demuertos y unas significativas pérdidasterritoriales. De modo que tras aquellajornada el sector oriental de la fronteradel Tajo quedaba desorganizado y todael área desguarnecida Pero a ello habíaque añadir que entre los que desapare-cieron en el combate se encontraba elcaudillo de la expedición, el infanteSancho, hijo y heredero de don Alfonsoy su ayo García Ordóñez. Junto a ellosperdió la vida un elevado número decaballeros nobles. Pero había más. Porque la derrota

de Uclés había tenido lugar en un mo-mento en que la vida del rey de Castillase encontraba en su tramo final y esaera una realidad conocida dentro y fue-ra del reino.Muerto el infante Sancho, no que-

daba al rey más descendencia que la fe-menina, pero de sus hijas la herederapor su condición de legítima y mayoredad era Urraca, que había enviudado

hacía poco y aunque tenía un hijo, lospocos años del niño no permitían con-tar con él. Fácil es entender el descon-suelo del rey y la ansiedad de un reinoabrumado por los más sombríos presa-gios En tales circunstancias, Don Al-fonso reunió una curia plenaria, proba-blemente en Toledo, para tratar de lasucesión. En esa curia el rey declarabaheredera a su hija Urraca, pero al tiem-po hacía a su hija Teresa y al marido deésta Enrique de Borgoña, importantesconcesiones en tierras portuguesas. Esaera la situación el 1 de julio de 1109. Pocos meses después estallaban los

conflictos internos. Pero la frontera ymuy en especial Toledo servida porhombres conscientes de sus responsabi-lidades para con el reino resistió todoslos ataques que se programaron contraella desde el Sur. Puede decirse, portanto, que fueron los hombres de lafrontera –valga como paradigma elnombre de Álvar Fáñez– los que pre-servaron el gran legado territorial deAlfonso VI.

Bibliografía

GAMBRA GUTIÉRREZ, Andrés: Alfonso VI.Cancillería, Curia e Imperio, 2 vols., León,1997.

MENÉNDEZ PIDAL, Ramón: La España delCid, 2 vols, 4ª ed., Madrid, 1947.

REILLY, Bernard F.: El reino de León y Castillabajo Alfonso VI, Toledo, 1989.

Arte Y SociedadVNÚM. 1 - MAYO 2009

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EL desarrollo de la arquitectura ro-mánica en los reinos de León y

Castilla, durante el reinado de AlfonsoVI, estuvo relacionado con varias ini-ciativas políticas del rey, a su vez conec-tadas entre sí como parte del proyectoreal de europeización de sus reinos. Setrata fundamentalmente de:

a) La vinculación con el monasterioborgoñón de Cluny y la orden be-nedictina. Alfonso multiplica lasrelaciones ya existentes y de estaforma se asocia con la sede delque en ese momento era el podermonástico mas relevante del Cris-tianismo, con recursos que enmuchos aspectos superaban a losdel propio Papado.

b) La implantación de la liturgiaromana en sustitución de la visi-gótico-mozárabe. La singulari-dad de la liturgia hispana habíasido en los siglos precedentesuno de los aspectos que en ma-yor medida separaban la reali-dad de la Iglesia de los reinos al-fonsíes de la europea. Uno de los

principales recursos empleadospor el rey para esta reforma fuela designación de numerosos be-nedictinos para sedes abaciales ycatedralicias.

c) El desarrollo del Camino de San-tiago como ruta esencial de pere-grinación europea. El culto jaco-beo se había gestado con un ca-rácter mucho mas limitado aprincipios del siglo IX, durante elreinado de Alfonso II en Asturias.El asentamiento, apoyo y promo-ción de la peregrinación con unadimensión europea, contandocon la inestimable ayuda de losbenedictinos, será una de las cla-ves de la europeización de sus rei-nos y fundamental en la implan-tación del arte románico en la Pe-nínsula Ibérica.

d) Su propia política matrimonialque le llevó a casarse con cuatroprincesas foráneas. Fueron estas:Inés (+ 1078), hija del duque deAquitania, Constanza (+1093),hija del duque de Borgoña, Berta(+1099), italiana, probablemente

hija del conde de Saboya, y Bea-triz, hija también del duque deAquitania, quien a la muerte delrey regresará a Francia. A ellas seañade Zaida (+1107), denomina-da Isabel tras su bautismo, queera la joven viuda de Al-Mamun,hijo del rey Al-Mutamid de la tai-fa de Sevilla. Esta reina planteacuestiones diferentes, de gran in-terés pero alejadas del tema aquítratado. Por el contrario las otrascuatro esposas de Alfonso VI sonun claro exponente de su políticaeuropea. De hecho, varias proce-dían de áreas fundamentales en eldesarrollo artístico de la época, yque tienen evidentes conexionescon la arquitectura románica cas-tellano-leonesa.

e) La expansión territorial hacia elSur que culmina en 1085 con lareconquista de Toledo. Esta pre-sión sobre los territorios fronteri-zos de Al-Andalus había supuestohasta entonces una importanteaportación dineraria a través delas parias pagadas por los reinosde taifas. Es innegable que estosrecursos hubieron de ayudar a al-gunos de los proyectos reales, in-cluidas algunas promociones ar-quitectónicas de envergadura.Por otra parte, la conquista defi-nitiva de la antigua capital visigo-da determinó una afirmación enel control del territorio que, espe-cialmente al norte del SistemaCentral, propiciará un asenta-miento y desarrollo de la pobla-ción necesariamente ligado al dela arquitectura.

Un hecho esencial a destacar es quela cronología de su reinado(1065/1072-1109) coincide de formaabsoluta con el románico pleno. Ello

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LA ARQUITECTURA ROMÁNICA EN LA ÉPOCA DE ALFONSO VI

ANTONIO E. MOMPLET MÍGUEZ, UCM

Reconstrucción de la Iglesia III del Monasterio de Cluny (Borgoña).

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implica dos cuestiones fundamentales.Por un lado, la mayor parte de los edifi-cios más destacados de los erigidos enesta época son la base más representati-va de lo que es la arquitectura románi-ca en su versión más pura. Asimismo,son obras que se corresponden total oparcialmente con su presencia en eltrono y, por lo tanto, están en muchoscasos relacionadas directa o indirecta-mente con su persona. En esencia pue-de decirse que el rey Alfonso VI se con-virtió en uno de los promotores funda-mentales de la arquitectura románica.Y además, como veremos, ello no es so-lo aplicable a los territorios bajo su do-minio, sino que se extiende a otros ám-bitos.La abadía de Cluny es el ejemplo

más destacado. El gran abad Hugo(1049-1109) era tío carnal de la esposade Alfonso, la reina Constanza, uno delos muchos vínculos que explican la re-lación entre estos dos poderosos perso-najes. Hugo deseaba la construcción deun monumental templo como gransímbolo de la orden benedictina en lasede borgoñona. Hay que tener encuenta que se calcula que en este tiem-po la abadía llegó a tener entre 400 y700 monjes, y que su poder se extendíasobre multitud de cenobios filiales –más de un millar en toda Europa–, quealbergaban a un más de diez mil mon-jes.La iglesia de Cluny III debió pro-

yectarse hacia 1085 y los cinco altaresde la cabecera fueron consagradosdiez años más tarde con la asistenciadel propio papa Urbano II. Para fina-les del siglo se habrían concluido losdos transeptos, y el conjunto se debiócompletar hacia 1130. Constaba deuna gran cabecera con girola y cincocapillas radiales, dos transeptos consus correspondientes absidiolos, cincoamplias naves y remataba al oeste conuna galilea o anteiglesia, también detres naves y un pórtico flanqueado portorres. Se trataba del mayor templorománico que llegó a construirse, conuna longitud total de más de 150 me-tros. Alfonso VI, hizo una donaciónextraordinaria de diez mil dinares, yrestableció la tradición de su padre decontribuir con un censo de mil mone-das de oro a esta abadía, cantidad queduplicó a partir de 1090, convirtién-dose en la mayor suma anual recibida

por Cluny que, sin duda, fue dedicadaen buena parte a la construcción de ladescrita iglesia. El edificio fue desafor-tunadamente demolido a principiosdel siglo XIX, quedando sólo en pieparte del crucero sur.Dentro de sus reinos, tenemos refe-

rencias documentales de la presenciapersonal del rey en ceremonias vincula-das a la construcción de algunos tem-plos que, sin duda, serían bastantes másde las que conocemos. Por ejemplo,asistió en 1096 a la colocación de la pri-mera piedra de la catedral de SantoDomingo de la Calzada. Un año antesestuvo en la consagración de SantaMaría la Antigua de Valladolid que ha-bía sido dotada por Pedro Ansúrez,uno de sus nobles predilectos, a quienle había encomendado la repoblaciónde la ciudad. Sahagún fue con frecuen-cia su lugar de residencia, y decidió serenterrado en el monasterio que habíapuesto bajo su especial protección,dentro de la iglesia cuya construcciónimpulsó. Asimismo sabemos que el mo-nasterio de Santo Domingo de Silos fuedestinatario de los favores reales. En1076 era canonizado el abad Domin-go, muerto tres años antes, y el propiomonarca presidió la ceremonia de tras-lado del cadáver a la iglesia románicaque se estaba erigiendo en esos mo-mentos.

Entre los proyectos arquitectónicosdirectamente vinculados al patrociniode Alfonso VI en sus reinos destaca lacatedral de Santiago de Compostela.Dentro del plan real de promoción delcamino de peregrinos resultaba cohe-rente la idea de levantar un temploadecuado, y por lo tanto espléndido,para custodiar el sepulcro del Apóstol.Se trataba de reemplazar el anticuadoedificio de origen asturiano levantadopor Alfonso III que, a su vez, había sus-tituido a la primera basílica construidapor Alfonso II. El nuevo edificio fue co-menzado entre 1075 y 1078, bajo losauspicios de Alfonso VI, y diversas ins-cripciones en la fábrica compostelanaaluden a ello. Sucedió durante el obis-pado de Diego Peláez, con la participa-ción del maestro Bernardo el Viejo, suayudante Roberto y cincuenta cante-ros. Las vicisitudes políticas de las si-guientes décadas en torno a la sedecompostelana hicieron que la construc-ción sufriese retrasos e interrupciones,la más importante provocada por eldestierro de Diego Peláez (1088) hastasu reanudación en 1093, tras ser nom-brado obispo Diego Gelmírez. Durantela primera década del siglo XII la cons-trucción llegaría hasta el crucero y eledificio avanzaría por las naves posible-mente hasta 1122 cuando la actividadedificatoria se detuvo. El edificio cons-

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Iglesia de San Martín de Frómista, Palencia.

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truido cuenta con una gran cabecera,bajo cuyo altar mayor se encuentra lacripta que custodia los restos de Santia-go; el presbiterio lo rodea una girolacon cinco capillas; el transepto constade tres naves, como el cuerpo del tem-plo, que se extiende a lo largo de dieztramos; sobre las naves laterales y la gi-rola se ubica un segundo piso, la tribu-na, que recorre todo el templo. Se ha-bía erigido así una catedral formidable,siguiendo el modelo más complejo des-arrollado en la época para grandestemplos, y que se adaptaba tanto a lasnecesidades del culto local como a lasde la ingente cantidad de peregrinosque lo visitaban. Aymeric Picaud lodescribe, admirado, hacia 1135 en elLiber Sancti Jacobi. El extremo occidentalprobablemente solo lo pudo ver en pro-

yecto en el obrador de la catedral antesde que realmente se llegase a construir.Es posible que la desaparecida catedralrománica de Pamplona, construida enfechas próximas a las de Santiago y dela que fue arquitecto el maestro Este-ban, procedente de Compostela, conta-se con un extremo occidental semejan-te. Aquel plan de la compostelana no seconsumó y fue sustituido por el proyec-to protogótico del maestro Mateo, rea-lizado entre 1168 y 1211, que incluye elPórtico de la Gloria.Un mejor conocimiento de otras ca-

tedrales de los reinos alfonsíes, hoy des-aparecidas, sería sin duda importantepara el estudio de la gran arquitecturarománica española. Sin embargo, losdatos conservados son prueba de la in-tensidad y desarrollo de la misma entiempos de este soberano. Podemos re-cordar algunas. La catedral románicade Burgos fue construida a partir de1075 y acabada antes de concluir el si-glo, para ser demolida y sustituida porla obra gótica en el siglo XIII. La deSanta María de León había sido consa-grada en el año 1073 y también fue re-emplazada en el siglo XIII por la ac-tual. La catedral de Astorga se consa-gra en el año 1069 siendo obispo D. Pe-dro Núñez. De las reformas románicasrealizadas en la antigua catedral pre-rrománica de San Salvador de Oviedose conserva la Torre Vieja, que pudoconstruirse a principios del siglo XII yaen tiempos del poderoso obispo DonPelayo.Otro grupo importante y particular-

mente ilustrativo del desarrollo de laarquitectura románica en tiempos deAlfonso VI lo constituye varias influ-yentes instituciones religiosas de sus rei-nos. El caso de San Isidoro de León re-úne aspectos propios y específicos, jun-to a otros que lo conectan con otrasobras contemporáneas. En la capital le-o nesa la basílica de tipo asturiano con-sagrada a San Pelayo y San Juan Bau-tista se había vuelto a dedicar en 1063por Fernando I, padre de Alfonso, aSan Isidoro de Sevilla, tras el trasladode sus reliquias desde la ciudad andalu-sí. En este templo y en los años siguien-tes fue enterrado el rey y su esposa San-cha, hecho que sin duda se relacionacon la construcción a los pies de unpanteón real con una tribuna sobre élabierta a la iglesia, siguiendo una tradi-

ción de la monarquía astur-leonesa. Elpatrocinio de esta obra, que debió rea-lizarse en el último cuarto del siglo XI,se atribuye a la infanta Doña Urraca,hermana mayor de Alfonso y muy pró-xima al rey. El panteón cuenta con unaserie de tramos abovedados, con capi-teles figurativos de estilo plenamenterománico, y conectaba con una galeríaabierta al lado norte de la iglesia. Latribuna es un amplio espacio diáfanosobre el panteón concebido como lugarde privilegio, específico para que el mo-narca siguiese las ceremonias del tem-plo. El conjunto arquitectónico se rela-ciona por una parte con la tradición delos cuerpos occidentales de la arquitec-tura post-carolingia y, por otra, con lasya mencionadas concepciones aúlicasasturianas.Las sedes monásticas fueron uno de

los ejes básicos de los proyectos y refor-mas acometidos por Alfonso VI duran-te su reinado. Las obras realizadas envarios de estos monasterios son el testi-monio material del protagonismo his-tórico que tuvieron y del patronazgoque recibieron. El monasterio de SanFacundo y San Primitivo de Sahagúnes un ejemplo perfecto de este fenóme-no y la institución más ligada al rey.Hacia 1080 fue el lugar escogido porAlfonso VI para ser enterrado y, antesde que esto sucediese casi tres décadasdespués, ya se habían inhumado allí susesposas e hijos ya fallecidos, así comonobles pertenecientes a la curia regia.En las últimas décadas del siglo XI seañadió a los pies de la iglesia prerromá-nica un espacio funerario similar al deSan Isidoro de León, aunque de mayortamaño. Era el lugar destinado a alber-gar el enterramiento de Alfonso VI. Acontinuación se decidió construir unanueva iglesia que se comenzó en tiem-pos del abad Diego (1087-1110), consa-grándose en 1099 cuando estabanconstruidos los ábsides de la cabecera.A partir de 1109, a causa de la muertedel monarca, las obras se interrumpie-ron y no se reanudaron sino después demediados del siglo, no concluyéndosehasta el siglo XIII.Probablemente se trataba de una

iglesia con cabecera compuesta por tresábsides semicirculares de configuraciónsemejante a otros templos castellano-leoneses contemporáneos, como SanIsidoro de Dueñas, San Zoilo de Ca-

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Panteón de San Isidoro de León.

Catedral de Santiago de Compostela.

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rrión de los Condes, San Martín deFrómista y, quizás, San Pedro de Car-deña. El templo se completaría mastarde con un crucero de brazos salien-tes y un cuerpo de tres naves y siete tra-mos. Al final del mismo quedaría elpanteón real, lógicamente mas estre-cho por haberse construido antes ade-cuándolo a las dimensiones del demoli-do templo prerrománico. De aquelmagnífico conjunto solo queda una pe-queña capilla, llamada de San Mancio,correspondiente a lo construido en vidade Alfonso, y unos pocos restos más delresto del edificio románico.San Isidoro de Dueñas también

era, como Sahagún y Carrión, un mo-nasterio dependiente directamente deCluny. La iglesia románica fue recons-truida a principios del siglo XVII trasser asolada por un incendio. Debía te-ner una planta sensiblemente igual ala de Frómista: cabecera con tres ábsi-des semicirculares, crucero de brazosno salientes y tres naves, y ser conjuntototalmente abovedado. La fachada oc-cidental se remataba en sus extremoscon dos torrecillas circulares y, proba-blemente, tenía un pórtico con tribunasobre él correspondiéndose con la an-chura de la nave central. La iglesia deSan Zoilo de Carrión fue reemplazadapor otra barroca en el siglo XVII. Se-guía un modelo semejante a las igle-sias de Dueñas y Frómista, tambiéncon pórtico central y tribuna en la fa-chada Oeste. Contaba igualmente contorrecillas en los extremos de la mis-ma, aunque la norte, parcialmenteconservada, tiene una configuraciónespecial, con posible conexión con latribuna a media altura y una capillitaen la parte superior. En los últimostiempos se han excavado y recuperadobastantes restos más del edificio romá-nico, especialmente de esta parte occi-dental, confirmando la existencia delpórtico-galilea.La iglesia de San Martín de Frómis-

ta es uno de los edificios románicos es-pañoles más conocidos, en buena me-dida por su estado de conservación trasuna radical restauración hecha entre1898 y 1905, que hizo desaparecer otransformar algunas de sus caracterís-ticas. No obstante, su apariencia gene-ral no traiciona al edificio original y re-presenta una aceptable imagen de loque era un templo románico. El mo-

nasterio al que pertenecía fue fundadopor la condesa de Castilla Doña Ma-yor, viuda de Sancho III de Navarra, yen su testamento de 1066 se dice quese había iniciado su construcción. Sinembargo, el edificio conservado proba-blemente lo fue a finales del siglo XI.Sigue el modelo de iglesia ya descritoen el caso de San Isidoro de Dueñas yque se corresponde con uno de los mascaracterísticos para templos románicosde tamaño medio y buena calidad ar-quitectónica. Además de los ejemploscontemporáneos ya mencionados, re-piten este plan representativas iglesiasespañolas del siglo XII como SantaMaría de Carrión de los Condes, San-ta María de Mave (Palencia) o San Mi-llán de Segovia. Como ya hemos indicado, Frómista,

como San Isidoro de Dueñas y SanZoilo de Carrión, parece haber conta-do con un cuerpo arquitectónico en laparte central de su fachada oeste. Lafunción concreta de estos espacios occi-dentales, o galileas, es difícil de precisar,pero debe suponerse que la funerariafuese importante, además de otros ri-tuales litúrgicos asociados al mensajesimbólico del triunfo sobre la muerte yla esperanza en la vida eterna.Hubo otros importantes monaste-

rios en los reinos de León y Castilla conedificaciones de tiempos de Alfonso VIde los,que desgraciadamente, en la ma-yor parte de los casos han sufrido unamerma importante. Se trata de casos

como los monasterios de Santo Domin-go de Silos, San Pedro de Arlanza, SanSalvador de Oña y San Pedro de Car-deña.El monasterio de Silos fue en esta

época uno de los cenobios más impor-tantes de Castilla. Fundado en el si- glo X, resurge en importancia cuandoel futuro Santo Domingo es nombradoabad en el año 1041. Hasta su muerte,en 1073, se desarrolla la riqueza e in-fluencia del monasterio y en los años si-guientes, en buena a medida por el cre-ciente fervor en torno a su enterra-miento, se decide reformar y ampliar laiglesia que había sido construida por elsanto abad. Es entonces cuando seconstruye una nueva cabecera a un ni-vel mas alto, que fue consagrada en elaño 1088 en tiempos del abad Fortu-nio, a la que años después se le añadie-ron los brazos del crucero. El claustro,comenzado a finales del siglo XI ycompletado en el siglo XII, se conservahoy como obra maestra del arte romá-nico. La iglesia fue sustituida a finalesdel siglo XVIII por el actual templo deestilo neoclásico, y solo se conserva dela anterior el crucero sur, y algunos res-tos de las naves hallados en excavacio-nes a finales del siglo XX.El monasterio de San Pedro de Ar-

lanza fue fundado por Fernán Gonzá-lez en el año 912, y en la iglesia estuvie-ron su sepulcro y el de su esposa San-cha hasta la Desamortización, momen-to en el que fueron trasladados a la cer-

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Claustro del monasterio de Santo Domingo de Silos, Burgos.

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cana colegiata de Covarrubias. La igle-sia románica, cuyas ruinas subsistenjunto con otros restos de la época y pos-teriores, fue empezada a edificar en elaño 1080. Era una construcción degran envergadura, aunque carente decrucero, con tres ábsides, tres naves yun probable pórtico a los pies. Origi-nalmente sólo la cabecera debió above-darse, techándose el resto del edificiocon madera, solución que se reemplazapor bóvedas de crucería al final de laEdad Media.El Monasterio de San Salvador de

Oña fue panteón real donde se enterróa Sancho II, hermano de Alfonso VI.Puede que algo de los restos románicosconservados en el hastial occidental deltemplo pertenezcan a la desaparecidaiglesia construida en 1074. El monaste-rio de San Pedro de Cardeña está asi-mismo ligado a personajes próximos aAlfonso VI, especialmente al Cid quiéntuvo una íntima relación familiar coneste cenobio, siendo trasladados susrestos tres años después de su muerteacaecida en Valencia en 1099; nada dela arquitectura actual puede conside-rarse de aquella época.Existen otros edificios conservados

del tiempo de Alfonso VI en los territo-rios gobernados por él que son obrascomparativamente menores, pero deindudable interés dentro de la arqui-tectura románica. En su caso, el hechode haber sobrevivido nueve siglos lesconfiere un mérito extraordinario alque, con frecuencia, se une una indu-dable belleza. Entre ellos destacan igle-sias como la de el Salvador de Sepúlve-da (Segovia) que se construía en el año1093; San Miguel de San Esteban deGormaz (Soria), de fines del siglo XI, yque cuenta con una de las galerías por-ticadas más antiguas del románico cas-

tellano; San Frutos de Duratón (Sego-via), priorato que fue incorporado a Si-los por Alfonso VI, y cuya iglesia fueconsagrada en el año 1100; San Este-ban de Corullón, en la comarca leone-sa de El Bierzo, que fue construida en-tre 1093 y 1100, y muestra a los piesuno de los escasos ejemplos conserva-dos en España de torre-pórtico romá-nica; Santa Marta de Tera (Zamora),probablemente de finales del siglo XI,que cuenta con uno de los mejoresejemplos existentes de ábside de plantacuadrada, y conserva una de las masantiguas esculturas de Santiago pere-grino; la ermita de Coruña del Conde(Burgos), parte de cuyos sillares proce-den de las vecinas ruinas romanas deClunia; la ermita de San Pelayo de Pe-razancas (Palencia) que fue dedicadaen el año 1076 y cuenta en el ábsidecon decoración de arquillos lombar-dos, relacionados con el románico ca-talán, compartiendo esta característicacon la iglesia vallisoletana de SantaMaría de Urueña, notable edificio quedebe ser de este mismo periodo. EnGalicia podemos destacar la iglesia deSan Martín de Mondoñedo, donde sereaprovecha y transforma un temploanterior, y en Asturias San Pedro deTeverga, edificio que se renovó en elúltimo tercio del siglo XI manteniendoaspectos propios de la arquitecturaprerrománica.Las principales ciudades de los rei-

nos de Alfonso también contaron coniglesias románicas que, en algunos ca-sos, fueron construidas durante su rei-nado. Sin embargo, la mayoría de ellashan desaparecido o han sido totalmen-te reformadas. Ya hemos hecho men-ción a algunas como en los casos deSantiago, León, Burgos o Valladolid.Zamora, fue la emblemática ciudad de-fendida por Urraca, hermana de Al-fonso, de su otro hermano, el entoncesrey Sancho, cuyo asesinato durante elasedio propició la recuperación del tro-no por Alfonso VI. La ciudad cuentacon muchos edificios románicos entrelos que la iglesia de Santo Tomé pareceser la mas antigua, posiblemente detiempos de Alfonso. En Ávila, San An-drés debe de ser la mas antigua de lasiglesias de la ciudad, comenzada finesdel siglo XI, a poco de la repoblaciónde la ciudad por Raimundo de Borgo-ña, yerno de Alfonso VI. Segovia tam-

bién fue repoblada por Raimundo deBorgoña, pero de sus muchos edificiosrománicos ninguno se remonta a laépoca que aquí nos ocupa.Otro aspecto especialmente signifi-

cativo que debe recordarse es la preo-cupación de Alfonso VI por la repobla-ción de puntos estratégicos del Caminode Santiago y la construcción de in-fraestructuras que lo mejorasen. En es-te orden de cosas es reveladora la pro-tección que el rey dispensó a Santo Do-mingo de la Calzada en su infatigablelabor en tierras riojanas.Sin duda también se construyeron y

se reedificaron relevantes edificios civi-les entre los que destacarían fortalezasy residencias urbanas, como las refe-rencias conocidas respecto al Alcázarde Segovia. Sin embargo, prácticamen-te nada conservado puede atribuirsecronológicamente con la certeza nece-saria a esta arquitectura civil alfonsí.

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Ruinas del monasterio de San Pedro deArlanza, Burgos.

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“Después de la caída de la dinastía amirí –omeyas de Córdoba–, al quedarse la gente sinimán, en cada ciudad se levantó un caudillo y,después de tomar el poder, reclutar soldados yacumular fortuna, fortificó su ciudadela. Pe le-a ron entre si por la riqueza y cada uno envidia-ba los bienes de los otros”.

CON estas palabras Abd-Allâh, el úl-timo rey Zirí de Granada, definía

perfectamente la “fitna” o la lucha quese produce tras el hundimiento del cali-fato de Córdoba a lo largo del primertercio del siglo XI. Ello trajo consigo elnacimiento de los Reinos de Taifas, enlos que se desarrollan cortes efímerasque intentan recuperar y repetir el es-plendor artístico y cultural de la Córdo-ba omeya y de la ciudad palatina deMadinat al-Zhara. Existieron numero-sos reinos (Almería, Badajoz, Baza,Carmona, Córdoba, Denia, Niebla,Ronda, etc.), si bien destacaron espe-cialmente los de Sevilla, Granada, To-ledo y el de los hudíes de Zaragoza. Di-chas cortes se beneficiaron del pasadoesplendor cultural cordobés, al produ-cirse la diáspora de sabios, literatos ycientíficos hacia los nuevos centros depoder, e incluso la comunidad hebreaviviría una de sus etapas culturales ypolíticas más florecientes. A finales delsiglo XI, poco a poco, dichos reinosirán desapareciendo ante la presión delos reinos cristianos del norte y por lainvasión de los almorávides proceden-tes del norte de África.El contacto de Alfonso con Al-Anda-

lus fue muy intenso a todos los niveles.Su destierro en Toledo, sus pactos conlos nuevos régulos andalusíes, las con-quistas de tierras intensamente islamiza-das o su matrimonio con la princesa mu-sulmana Zaida, viuda del monarca de lataifa de Córdoba y nuera del rey poeta

al-Mu’tamid de Sevilla, no son más queunas cuantas referencias que deben ayu-darnos para centrar y comprender lapersonalidad de Alfonso VI.La rivalidad y lucha existente entre

los monarcas andalusíes les llevó a pe-dir ayuda a sus vecinos, tanto a musul-manes como a cristianos. Alfonso VImantuvo pactos teóricos de no agresióny defensa con algunos de dichos reinospor lo que se cobraban importantes su-mas de dinero, o impuestos conocidoscon el nombre de “parias”, establecidosdesde tiempos de su padre Fernando I.Tras la muerte de este último se produ-jo el reparto de sus territorios entre sushijos, los cuales tenían asignados tam-bién el cobro de dichos impuestos. San-cho, junto al reino de Castilla, cobraríalas parias del reino de Zaragoza, Gar-cía además de Galicia contaría con lasparias de Badajoz y Sevilla, mientrasque Alfonso junto al reino de Leóntambién se hizo con las parias de Tole-do y de Granada. El mismo Abd-Allâhde Granada nos relata con detalle unode estos pagos a Alfonso, donde se ex-plica a la perfección la naturaleza ame-nazante de dichas parias. El rey grana-dino preparó también una tienda llenade regalos. El monarca granadino es-cribió en primera persona:

“En consecuencia, me preparéen este sentido lo mejor posible,reuní en torno mío aquellos demis hombres que me merecíanconfianza, y, con la solemnidadrequerida por las circunstancias,salí a encontrarme con Alfonsoen las cercanías de la ciudad. Lanecesidad me forzó a tratarle conel máximo respecto, y él me mos-tró un semblante risueño, me tra-tó con benevolencia, y me pro-metió que defendería con el mis-

mo empeño con que defenderíasu propio territorio.

Entabladas luego las negociaciones,yo le envié mis embajadores y él memandó los suyos para informarme delos compromisos que había adquirido,movido, según decía, por las circuns-tancias, y para comunicarme: “Llevolentamente este asunto y no apresuromi partida, para saber cuáles son tus in-tenciones. Si me tratas bien y ves el mo-do de complacerme, me iré de buenamanera; pero, si no, aquí me tienes conmis aliados.” Al mismo tiempo me exi-gió cincuenta mil meticales. Yo mequejé de los pocos recursos de mi terri-torio, de que tal cantidad era superior amis fuerzas y de que, caso de pagarla,quedaría tan extenuado, que Ibn ‘Ab-bâd aprovecharía inmediatamente laocasión. “Si Ibn ‘Abbâd se apodera deGranada –añadí– aumentarán sus po-sibilidades y ya no se te querrá someter.Toma, pues, lo que puedo darte y déja-me algunos alientos con los que puedasubsistir. Por otra parte, lo que dejes,aquí lo encontrarás cuando lo pidas.”No sin gran esfuerzo aceptó estas excu-sas, y por fin llegamos al acuerdo deque le pagaría veinticinco mil metica-les, o sea, la mitad de la primera cifra.Además, para alejar de mí su maldad,le preparé muchos tapices, telas y vasos,y lo reuní todo en una gran tienda en la

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ALFONSO VI Y LOS REINOS DE TAIFAS

JUAN CARLOS RUIZ SOUZA

UCM

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que le invité a entrar, si bien, al ver lastelas, las miró con desprecio.”

Toledo y los inicios del esplendor cultural de la corona de Castilla y León

Toledo protagoniza un capítulo sin-gular de las relaciones de Alfonso VIcon Al-Andalus. Los problemas de su-cesión abiertos entre los hijos de Fer-nando I, entre los que se produce elasesinato de Sancho en el cerco de Za-mora, ocasiona el destierro de Alfonsoa la corte toledana de al-Mamún en elaño de 1072. Allí pudo disfrutar en pri-mera persona el lujo de su corte y de

sus palacios. Las fuentes andalusíes nosdescriben la existencia de una albercaen cuyo centro había un pabellón decristal sobre el que se deslizaba el agua,lo que producía misteriosos y prodigio-sos efectos lumínicos al encenderse ve-las en su interior.En dicha corte el príncipe Alfonso

disfrutaría del rico ambiente culturaltoledano dónde se dieron cita eminen-tes músicos y poetas. Seguramente co-noció de primera mano la obra de al-gunos de sus famosos científicos, casodel botánico Ibn Wafid o del astróno-mo Azarquiel. Sus estudios y el desa-rrollo de la astronomía en la ciudad delTajo durante el siglo XI, no sólo nodesaparecen tras la conquista cristianadel 1085 sino que explican los avancesque al respecto se produjeron dos siglosmás tarde en el mismo Toledo, en tiem-pos de Alfonso X, quien tuvo en sus ca-sas de Galiana del Alficén un observa-torio astronómico, donde incluso hubouna biblioteca especializada. ¿Qué su-cedió entre Alfonso VI y Alfonso X pa-ra que el empuje cultural de la capitaldel Tajo no perdiera su brillantez? Nocabe duda que la atmósfera científica ycultural que se vivía en el Toledo del si-glo XI, continuó tras la conquista, has-ta constituirse lo que hoy conocemoscomo la “Escuela de Traductores deToledo”. Tan sólo unos años despuésde la muerte de Alfonso VI en la propiaciudad, hombres formados durante su

reinado posibilitaron el nacimiento deuna de las empresas intelectuales másfascinantes de la Europa de su tiempo.Posiblemente su esposa Zaida tuvo mu-cho que ver con ello. Don Raimundo,arzobispo de Toledo y Canciller deCastilla, durante el segundo cuarto delsiglo XII, pudo reunir en la ciudad aclérigos y sabios capaces de hablar y es-cribir en árabe, hebreo y latín, para tra-ducir los textos de Avicena, Averroes,Algacel, Avicebron. Entre otros trabajóJuan, conocido como el “hispalense”,un judío converso de sabiduría desbor-dante, capaz de traducir a lengua vul-gar el árabe y el hebreo, y no menosimportante fue Dominico Gundisalvo,arcediano de Segovia, quien se encar-garía de fijar los textos traducidos en la-tín. A Toledo llegaron científicos y filó-sofos de toda Europa, entre los que des-tacan Daniel Morlay de Inglaterra, Ge-rardo de Cremona o Herman de Ale-mania entre otros. Con sus trabajos ygracias a la recuperación de los textosaristotélicos traducidos en Toledo, losescritos de Santo Tomás de Aquino y laEscolástica fueron posibles.

El arte de los Reinos de Taifas

A pesar de la riqueza de las fuentesliterarias que nos hablan una y otra vezsobre el esplendor artístico y cultural delos Reinos de Taifas, todavía resulta di-fícil hacernos una idea clara de lo querealmente fue, artística y culturalmentehablando, el siglo XI en Al-Andalus.Conocemos restos parciales, e inclusorecientemente se han producido intere-santes hallazgos arqueológicos, comolos que han tenido lugar en el excon-vento de Santa Fe, junto al Museo deSanta Cruz de Toledo, donde se encon-traba el palacio de Al-Mamún, o en elAlcázar de Sevilla, en cuyo patio de laMontería han aparecido casas decora-das con pinturas. La Aljafería de Zara-goza es la excepción, al ser el único edi-ficio andalusí del siglo XI que se haconservado en buena medida.A grandes rasgos podemos decir que

el arte de los Reinos de Taifas mira conañoranza el arte omeya cordobés quele sirve de continua inspiración. La téc-nica de ejecución en muchas ocasionesse irá empobreciendo, y los ricos mate-riales constructivos, aunque no desapa-

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Puerta de Bisagra, Toledo, construidaen tiempo de Alfonso VI.

La Aljafería de Zaragoza: entrada al oratorio y arco mixtilíneo.

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recerán, si experimentarán un retroce-so. Podemos afirmar que se produce elinicio, en el arte andalusí, del protago-nismo y desarrollo de la yesería decora-tiva aplicada a la arquitectura, la cualalcanzará su máximo esplendor en laAlhambra de Granada tres siglos mástarde. Las decoraciones se barroquizansi las comparamos con el pasado cordo-bés del siglo X. Aparecen nuevos moti-vos y nuevas composiciones muy imagi-nativas, e incluso el diseño de los arcosse enriquece notablemente, tal como sepercibe en los arcos mixtilíneos de lapropia Aljafería zaragozana. El natura-lismo clásico que todavía se percibía enlos palacios de Madinat al-Zhara o enlas decoraciones de la Mezquita deCórdoba, se irá paulatinamente per-diendo, y veremos como se tiende a laabstracción de los motivos. Es intere-sante incidir hasta que punto la propiadecoración alcanza cotas teatrales an-tes difícilmente imaginables. Tal comosucede en la Aljafería, sus estructurasarquitectónicas, aunque parten de losmodelos cordobeses, quedan en parteocultas por los paneles decorativos rea-lizados en yeso, que aportan a la arqui-tectura un gran dinamismo compositi-vo. Parece que nos encontramos antelos telones y pantallas de un escenariooperístico.Especial desarrollo tuvieron las artes

suntuarias. Los tejidos, la orfebrería ola eboraria continuaron con el mismodesarrollo anterior. Especial menciónmerece el taller de marfiles que existiódurante el siglo XI en Cuenca, al conti-nuar con la tradición iniciada la centu-ria anterior en la Córdoba califal. Eltrabajo del marfil andalusí tendrá unasconsecuencias muy importantes, gra-cias a su influencia en los talleres deeboraria de los reinos cristianos, entrelos que destacaron en el siglo XI los deLeón y los de San Millán de la Cogolla.

La aljafería de Zaragoza. El mejor ejemplo del esplendorde las cortes literarias de los Reinos de Taifas

La Aljafería de Zaragoza es un edifi-cio muy singular en el devenir de la ar-quitectura andalusí, y único en muchosaspectos. Su estudio no debe entender-se de forma aislada, y sin duda consti-

tuye el mejor reflejo de los numerosospalacios que debieron construirse entodas las capitales andalusíes del sigloXI. Un palacio dedicado al esparci-miento y al regocijo, en el que poetas ytrovadores desplegaban sus habilidadesliterarias y teatrales. Fue construido alas afueras de Zaragoza en el siglo XIpor Abu Ja’far, de quien tomará elnombre por el que es conocido: Aljafe-ría. Los trabajos de la profesora nortea-mericana Cynthia Robinson, que par-ten de la literatura coetánea desarrolla-da en la corte hudí que gobierna la tai-fa zaragozana, nos hablan de un pala-cio en el que se hacían juegos y concur-sos literarios, y en el que se desarrollabatoda una cultura cortesana muy elabo-rada, en la que se pueden estudiar losantecedentes y orígenes del posteriormovimiento literario de los trovadoresy del amor cortés provenzal. Era la casadel regocijo y de la alegría, o lo que eslo mismo, la Qasr al-Surur, tal como ladenominó su propio constructor.El recinto de la Aljafería presenta

una planta rectangular, amurallado yprotegido con grandes torres circulares,al igual que en tantas construccionesomeyas del siglo VIII conservadas enSiria y Jordania (Qasr al-Hayr al Sarqi,Qasr al-Hayr al Garbi, Mshatta, etc).Las construcciones palatinas se organi-zan en su banda central, en torno a unpatio, patio de Santa Isabel, en cuyoslados norte y sur se encuentran las es-tancias más importantes, precedidaspor sendos pórticos. Dicha fórmula re-cuerda de forma evidente a la que pre-senta el palacio omeya de Mshatta (Jor-dania) construido en los inicios del sigloVIII. La tipología arquitectónica puederastrearse en construcciones cordobe-sas, caso de la casa de la Alberquilla deMadinat al-Zhara, donde los salonesprincipales de la casa abren a un mis-mo patio y se disponen de manera en-frentada. En la parte norte del patio de Santa

Isabel, junto a la torre del Trovador, sedispone el denominado salón del tronoprecedido por un pórtico en forma de

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Vista y detalle de la caja relicario de Santo Domingo de Silos. Museo de Burgos.Los marfiles realizados en el 1026 pertenecen al taller de Cuenca y al artista Ibn Zayyan

Planta de la Aljafería de Zaragoza,S. XI.

Castillo de Mshatta (Jordania), S. VIII.

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“U” que abraza una alberca central. Elsalón del trono, al que se accede a tra-vés de una arquería de tres vanos querecuerdan a los arcos entrecruzadosque se conservan en la macsura de laMezquita de Córdoba, presenta unaestancia central rectangular flanquea-da por dos alcobas en sus extremos, fór-mula que nuevamente recuerda a las ti-pologías que se estudian en Madinat al-Zhara, como por ejemplo en el propiopalacio califal o Darl al-Mulk. Junto adicho salón, en el extremo oriental delpórtico que lo precede, se encuentra eloratorio del palacio, de planta centrali-zada y ricamente decorado con arcosmixtilíneos, yeserías y pinturas. Su fa-chada organizada mediante un granarco de herradura sobre el que se dis-pone un friso de arcos entrecruzadosrecuerda nuevamente a las fórmulascordobesas del siglo anterior. En su in-terior, en su esquina suroriental, se abreel mihrab.En el flanco meridional del patio de

Santa Isabel, junto a otra alberca, unidacon la del lado norte mediante un an-dén, se encuentra un pórtico en cuyosarcos se dispone una abigarrada deco-ración realizada en yeso, en la que se su-perponen esquemas diferentes. Es co-mo si se superpusiesen en un único pla-no siete arquerías paralelas. La compo-sición de dicha decoración es suma-mente imaginativa y dinámica, queoculta la verdadera estructura del muro.Tras la conquista de la ciudad en

1118 por las tropas de Alfonso I el Ba-tallador, el palacio es reutilizado comoresidencia real de los nuevos monarcascristianos. Sufrió profundas reformas alo largo de los siglos que fueron trans-formando su fisonomía casi por com-pleto. No sería justo terminar este breve

recordatorio del edificio más emble-mático de los Reinos de Taifas sin citarlos estudios realizados por ChristianEwert, al encabezar una larga lista deinvestigaciones dedicadas a tan emble-mático monumento, que sigue intere-sando a la comunidad científica por sucarácter único. Recientemente se hapublicado la interesante tesis de la ar-quitecta Ana Almagro Vidal, quemuestra, mediante la utilización de in-fografías, cómo fue el palacio duranteel siglo XI, en el que la corte hudí cele-braba sus fiestas y encuentros litera-rios.

El siglo XI y el renacimientosefardí

Además del recuerdo andalusí esobligado recordar el muy brillante ca-pítulo protagonizado por escritores,pensadores y científicos sefardíes, espe-cialmente durante los siglos X y XII enAl-Andalus, y muy en particular duran-te el siglo XI que ahora nos ocupa. Noes ahora, en esta escueta presentación,el momento de detenernos en las exce-lencias de la labor de Ibn Shaprut,Isaac Ibn Albalía, Joseph Ibn Nagrella,Yehuda Ha-Levi, Salomón Ibn Gabi-rol, Joseph Ibn Paquda o de Maimóni-des, entre muchos otros. Ya se ha men-cionado cómo el ocaso de Córdoba enlas primeras décadas del siglo XI tuvopor una parte la terrible consecuenciade la dispersión de la ciencia, tambiénhebrea, reunida en la capital omeya,pero por otra trajo consigo el enrique-cimiento cultural de las cortes taifasgracias a la llegada de importantesmaestros. En este ambiente encontra-mos a Isaac Ibn Albalía en la corte deal-Muttanid de Sevilla, a Joseph Ibn

Nagrella en la del monarca Habbus deGranada, al tudelano Yehuda Ha-Levi,o a Jonah Ibn Yanah, a Salomón IbnGabirol y a Joseph Ibn Paquda en elreino de Zaragoza. El fruto más intere-sante de tal despegue cultural de los si-glos X y XI lo encontramos en el sigloXII con Maimónides, cordobés de na-cimiento y emigrado a Egipto tras la in-vasión almohade. La presencia hebrea en los reinos

cristianos aumentó ante las fracturaspolíticas que se produjeron en Al-An-dalus entre los siglos XI y XII, con ladesintegración del Califato o las inva-siones norteafricanas de almorávides yalmohades. Participaron en la repobla-ción de los territorios anexionados y al-gunas aljamas llegaron a tener un grandesarrollo como por ejemplo la de To-ledo, donde su presencia posibilitó eldesarrollo de la celebérrima y ya citada“Escuela de Traductores de Toledo”, alayudar en la traducción de multitud detextos clásicos griegos conservados enárabe, que posteriormente se fijaríanen latín.

Bibliografía

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Aljafería de Zaragoza. Infografía del pórtico norte según Ana Almagro Vidal.

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Arte Y SociedadNÚM. 1 - MAYO 2009 XV

AGENDAACTOS CELEBRADOS

CICLO DE CONFERENCIAS SOBRE EL MADRID DE ALFONSO VI EN EL MUSEO DE LOS ORÍGENES24 de febrero de 2009

Siete conferencias celebradas desde el 24 de febrero hasta el 1 de abril, celebradas en El Museo de los Orígenes. El cicloha estado destinado a ampliar el conocimiento que los madrileños tienen de su ciudad. Siete expertos en la materia guia-ron las distintas etapas del ciclo de conferencias: Alfonso como emperador y conquistador de Madrid; El nombre de SanIsidro; La lucha por el territorio; Mercado y producción en el Madrid de Alfonso VI; o Raíces cristianas del Madrid Medie-val serán algunos de los temas en torno a los que giren las conferencias.

Más información: www.munimadrid.es

ALFONSO VI EN NUEVA YORKIX CENTENARIO DE SU MUERTE (1109-2009)

Simposio internacional: NUEVA YORK. NEW YORK UNIVERSITY.

CENTRO REY JUAN CARLOS I DE ESPAÑA24 DE ABRIL DE 2009

Director: H. SALVADOR MARTÍNEZ (NYU)Sesiones de trabajo: EL REY Y SU REINO. Moderadora: Georgina Dopico-Black, New York University (EEUU). EL MECE-NAZGO ARTÍSTICO Y CULTURAL: EL MONASTERIO DE SAHAGÚN . Moderadora: Jerrilyn Dodds, City College of the CUNY . Mo-deradora: María Rosa Menocal, Yale University (EEUU).

CONVOCATORIAS:

III JORNADAS COMPLUTENSES DE ARTE MEDIEVALALFONSO VI Y EL ARTE DE SU ÉPOCA

11, 12 y 13 de noviembre de 2009Facultad de Geografía e Historia - Universidad Complutense de Madrid

Con motivo del IX Centenario de la muerte de Alfonso VI (1109), las III Jornadas Complutenses de Arte Medieval estarándedicadas al estudio de la vertiente artística del reinado del soberano. Entre los temas a tratar se encuentran la promo-ción artística del monarca y sus familiares, la catedral de Santiago de Compostela, San Isidoro de León, las produccio-nes artísticas monacales de la época, las relaciones entre arte y liturgia, y el arte en los reinos vecinos.

PONENTES:John Williams (Universidad de Pittsburg)Isidro G. Bango Torviso (Universidad Autónoma de Madrid) Susana Calvo Capilla (Universidad de Castilla La Mancha) Manuel Castiñeiras González (Museo Nacional de Arte deCataluña) Therese Martin (University of Arizona) Javier Martínez de Aguirre (Universidad Complutense deMadrid) Marta Poza Yagüe (Universidad Complutense de Madrid) Francisco Prado-Vilar (Universidad Complutense de Ma-drid)

José Luis Senra Gabriel y Galán (Universidad de Santiagode Compostela) David L. Simon (Colby College, Waterville, Maine) Rose Walker (Courtauld Institute, University of London)

COMUNICACIONES:Los interesados en presentar comunicaciones relativas alos temas a tratar en las Jornadas enviarán los originalesantes del 10 de septiembre a la siguiente dirección: Departamento de Hª del Arte I (Medieval)Más información: [email protected]

CONGRESO SAHAGUN-CLUNY11 siglos de historia. septiembre 2009- finales año 2010.

Alfonso VI y el gran monasterio de Cluny celebran juntos su centenarioDos centenarios “consecutivos y con una implicación internacional muy importante”, el primero de los cuales, el IX de lamuerte de Alfonso VI, enterrado en Sahagún, se cumplirá en 2009, y el segundo, el XI centenario de la fundación de laAbadía de Cluny, en 2010.

COMISIÓN ORGANIZADORA DEL IX CENTENARIO: alfonsovi.es/es/itemcomision.html

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