no más muros

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NO MÁS MUROS Exclusión y migración forzada en Centroamérica

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Carlos Sandoval

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NO MS MUROSExclusin y migracinforzada en CentroamricaNO MS MUROSExclusin y migracin forzada en CentroamricaCarlos Sandoval GarcaNO MS MUROSExclusin y migracin forzada en Centroamrica2 0 1 5Instituto de Investigaciones SocialesEdicin aprobada por la Comisin Editorial de la Universidad de Costa Rica.Primera edicin: 2015La EUCR es miembro del Sistema de Editoriales Universitarias de Centroamrica (SEDUCA),perteneciente al Consejo Superior Universitario Centroamericano (CSUCA).Correccin filolgica y revisin de pruebas: Gabriela Fonseca Argello Diseo, diagramacin y portada: Fidel de Rooy Ilustracin de portada: Valla fronteriza entre Mxicoy Estados Unidos, en Arizona Control de calidad: Grettel Caldern A.La impresin de este libro ha sido financiada por la Red Jesuita con Migrantes de Centroamrica. Editorial Universidad de Costa Rica, Ciudad Universitaria Rodrigo Facio. Costa Rica.Apdo. 11501-2060 Tel.: 2511 5310 Fax: 2511 5257 [email protected] www.editorial.ucr.ac.crProhibida la reproduccin total o parcial. Todos los derechos reservados. Hecho el depsito de ley.Impreso bajo demanda en la Seccin de Impresin del SIEDIN. Fecha de aparicin, mayo 2015.Universidad de Costa Rica. Ciudad Universitaria Rodrigo Facio304.873.072.8S218nSandoval Garca, CarlosNo ms muros : exclusin y migracin forza-da en Centroamrica / Carlos Sandoval Garca. 1. ed. [San Jos], C. R. : Edit. UCR, 2015.xxxvii, 135 p. (Instituto de Investigaciones Sociales)ISBN 978-9968-46-483-3 1.ESTADOSUNIDOSEMIGRACIN EINMIGRACINAMRICACENTRAL. 2.EMIGRACINEINMIGRACINAS-PECTOSSOCIALES.3.POLTICADEMI-GRACIN. 4. INMIGRANTES SITUACIN LEGAL. I. Ttulo. II. Serie.CIP/2831 CC/SIBDI.UCRviiAgradecimientosNo ms muros. Exclusin y migracin forzada en Centroamrica surgedelproyectoDiscursosyprcticasinstitucionalesanti-inmigrantes y enfoques normativos en Centroamrica, el cual estuvo vigente entre los aos 2011 y 2013 en el Instituto de In-vestigaciones Sociales de la Universidad de Costa Rica. Quisiera agradecer a las y los colegas del Programa de Culturas, Institu-cionesySubjetividadesqueleyeronycomentaronlosavances de investigacin que ahora forman parte de este libro. Las dos personas que dictaminaron el manuscrito hicieron observacio-nes muy valiosas y les estoy muy agradecido.A lo largo de este proyecto tuve el privilegio de trabajar con inte-grantes de una muy destacada generacin de estudiantes de psi-cologa, a quienes quisiera agradecer su trabajo y amistad: San-tiagoNavarro,MaraJosMass,EduardoBolaos,AdaSoto, Melisa Chan y Valeria Sancho. A todos y todas, unas enormes gracias por facilitar mltiples tareas asociadas a este proyecto y tambin por compartir sus capacidades y preguntas de investi-gacin, algunas de ellas ya cristalizadas en tesis de licenciatura.Durante estos tres aos, una larga lista de colegas me han invita-do a presentar avances de investigacin y me han facilitado en-trevistas,alojamiento,bibliografa,comunicadosdeorganiza-ciones, contactos con organizaciones y otras personas. A riesgo deolvidaraalguna,quisieraagradecera:AndrsLenAraya, Artemio Velasco, Daniel Villafuerte Sols, Francisco Iznardo sj, Gabriela Martnez Castillo, Hna. Dolores Palencia, Hna. Gloria viiiNO MS MUROSMora,IvnMerinosj,JosJulinLlagunoTomas,Karina FonsecaVindas,KoenVoorend,LauraPaniaguaArguedas, Luis Mario Martnez, Luz Mara Lpez Meza, Marcelino Lpez Baln,MaraAlejandrinaGmezVsquez,MaradelCarmen Garca, Martha Rojas Wiesner, Mnica Brenes Montoya, Olivia Mena,p.PedroPantoja,Hna.DoloresPalencia,RicardoMa-chuca sj, Rubn Figueroa, Sean Carroll sj, Sergio Salazar Araya, FrayTomsGonzlezCastilloyYolandaGonzlez Cerdeira. Quisiera agradecer a Marta Rojas Wiesner, quien en dos opor-tunidadesmeinvitaparticiparensesionesdelSeminario PermanentesobreMigracinInternacional,organizadasdesde el Colegio de la Frontera Sur, tanto en Tapachula como en San Cristbal de Las Casas. Asimismo, aprecio la invitacin cursada por Luis Mario Martnez para participar en un seminario sobre mediosdecomunicacinyviolenciaenlaUniversidadRafael Landvar.Ambasactividadesmefacilitaronmiconocimiento sobre dinmicas migratorias en Guatemala y Mxico. Un traba-jo comisionado por el Programa de Naciones para el Desarrollo (PNUD)proveyrecursosadicionalesparafnanciarlasgiras de campo. El diseo e impresin fueron fnanciados por la Red JesuitaconMigrantes,porlocualestoymuyagradecido.No ms muros, el ttulo de este libro, recoge una consigna empleada para cuestionar la arbitrariedad de las fronteras, la cual encon-tr pintada en el muro fronterizo entre Nogales Arizona y No-gales Sonora, y rinde homenaje a tantas personas que trabajan un da s y otro tambin en la construccin de la hospitalidad y la solidaridad.Algunos aprendizajes de este proyecto se emplearon en la reali-zacin de la propuesta de animacin digital Navidad es hospi-talidad(http://www.youtube.com/watch?v=AI6Ubmy5OcY&index=2&list=PLQq7FNTefM3mwLbygIg_j57VOb6s7_mL),la cual consta de cuatro pequeas historias. Quisiera agradecer al equipo de trabajo por haber cristalizado esta experiencia tan sin-gular. El entusiasmo y compromiso de Olman Bolaos Vargas y Karina Fonseca Vindas (otra vez!) ser muy difcil de olvidar.ixAGRADECIMIENTOSGabrielaFonsecaArgelloseocupdelarevisindeestilo, Valeria Sancho Quirs elabor el ndice analtico, Fidel de Rooy seencargdeldiseodelaportadayladiagramacin;Ada Cascante facilit, como es usual, la coordinacin editorial; y los compaeros de la Seccin de Imprenta de la Editorial de la Uni-versidad de Costa Rica se ocuparon de la impresin. A todos y todas un enorme muchas gracias.KarinaFonsecahasidounacompaeraidneaalolargode este proyecto; en el caf de las 5 hemos repasado muchas de las pginasquesiguen.Mientrasestabadegira,IgnacioyLuca, nuestroshijos,mepreguntaronmuchasveces:Cundovie-nes?Lesestoymuyagradecidoporello!Laedicinfnalde estemanuscritosecorrespondiconelnacimientodeAlejan-dro, nuestro nuevo hijo, quien, como su hermano mayor, naci prematuramente y batalla por arraigarse a la vida. Estetrabajoestdedicadoalasmilesdepersonasquequisie-ransalirynisiquisieratienenrecursosparahacerlo.Aesos milesqueseaproximanalafronteradeGuatemalayMxico. A quienes viajan en el tren o esperan en las plazas o albergues a que La Bestia arranque nuevamente. A quienes deciden volver antesdecruzar.Aquienescruzanysondeportados.Aquie-nes hacen vida all, del otro lado. A ellos y ellas, quienes nos demandanunascienciassocialesmscrticasycreativas,ms propositivas y prospectivas.13 de febrero de 2015.xiContenidoAcrnimos y siglas .............................................................................xiiiIntroduccin .......................................................................................xvOrganizacin de los captulos ..........................................................xxvI. Ms que viajar, huyen.Guerra, desposesin y migracin ....................................................1Introduccin .................................................................................2De la guerra a la migracin: un asomodesde Ixcn, Guatemala .......................................................................... 4Las migraciones como dimensinestructural de las sociedades centroamericanas .....................11De promesas neoliberales y contrainsurgencia:Plan Puebla-Panam, Plan Colombia e Iniciativa de Mrida ....19Conclusiones .................................................................................33II. La muerte por goteo no duele ni indigna a lasesferas ofciales.La securitizacin de las migraciones ........................................................ 35Introduccin ................................................................................. 36El paso por Mxico ......................................................................38La escalada del control fronterizo .............................................49Securitizacin y Law enforcement ........................................... 54Conclusiones .................................................................................64xiiNO MS MUROSIII. Qu hicimos?, pues nada y todo.La experiencia de los albergues ........................................................65Introduccin .................................................................................66Desafando el sellamiento de la frontera sur ............................69Qu hicimos?, pues nada y todo ............................................77Superar la victimizacin .............................................................82Conclusiones .................................................................................89Recursos de esperanza. Conclusiones ...........................................91Bibliografa ..........................................................................................111ndice analtico ...................................................................................125xiiiAcrnimos y siglasACI Iniciativa Andina contra las Drogas(por sus siglas en ingls)ATF Ofcina del Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (por sus siglas en ingls)CIDH Comisin Interamericana de Derechos Humanos CISEN Centro de Informacin y Seguridad Nacional COFAMIDE Comit de Familiares de MigrantesDesaparecidos de El SalvadorCOFAMIPRO Comit de Familiares de Migrantes deProgreso de HondurasDACA Accin Diferida para los Llegados en la Infancia(por sus siglas en ingls)EAAF Equipo Argentino de Antropologa Forense EMIFGUAMEX Encuesta de Migracin en la FronteraGuatemala-Mxico FARC Fuerzas Armadas Revolucionarias de ColombiaFMF Financiamiento Militar Externo (por sus siglas en ingls)IAG Grupos Armados Ilegales(por sus siglas en ingls)xivNO MS MUROSICE Servicio de Inmigracin y Control de Aduanas (por sus siglas en ingls)IIRIRA Ley de Reforma de los Inmigrantes Ilegales y de la Responsabilidad del Inmigrante(por sus siglas en ingls)INCLE Control Internacional deEstupefacientes y Aplicacin de la Ley (por sus siglas en ingls)INS Servicio de Inmigracin y Naturalizacin(por sus siglas en ingls)IRCA Ley de Reforma y Control de Inmigracin(por sus siglas en ingls)PNUD Programa de las Naciones Unidas paraelDesarrollo PPP Plan Puebla-Panam SIEMMES Sistema de Informacin Estadstica de Migraciones en Mesoamrica UFW Sindicato de Trabajadores delCampo(por sus siglas en ingls) INM Instituto Nacional de Migracin CONAVIGUA Comisin Nacional de Viudas de GuatemalaDHS Departamento de Seguridad Interna (por sus siglas en ingls)CARSI Iniciativa Regional para la Seguridad en Centroamrica (por sus siglas en ingls)INI Ofcina Internacional de NarcticosyCumplimiento de la Ley(por sus siglas en ingls)SICA Sistema de Integracin CentroamericanaxvIntroduccinSeestimaqueelporcentajedelaspersonasmigrantesinterna-cionalescorrespondeal3porcientodeltotaldelapoblacin mundial,locualequivaleaunos200millonesdepersonas.A menudoseconsideraquetalescifrasrepresentanunaumento considerable de la migracin internacional, con frecuencia expli-cada como producto de la globalizacin. Sin embargo, algunos historiadores(Hobsbawn,1998)hannotadoque,entrminos relativos,conrespectoalapoblacindelapoca,hubomayor inmigracin en el siglo XIX que en el siglo XX. Por ejemplo, la poblacinmigranteinternacionalen1917correspondaal1,94 porcientototal;mientrastanto,enelao2000,lacifraalcan-zaba 2,91 por ciento (Benhabib y Resnik, 2009: 1). Saskia Sassen (2013) anota que, durante el siglo XIX y hasta la Primera Guerra Mundial, alrededor de 50 millones de europeos dejaron el conti-nente. La hambruna que tuvo lugar en Irlanda a mitad del siglo XIX, la cual cobr la vida de un milln de personas y desenca-den la migracin de otro milln, es el caso posiblemente ms conocido (66, 76. Vese tambin De Haas, 2005). Si a esta perspectiva histrica se integrara un anlisis de la mi-gracininterna,muypocoestudiadacontemporneamente ( Grimson,2011),podrahabertambinresultadossorprenden-tes. Por ejemplo, la migracin interna de China, sobre todo hacia las provincias del Pacfco, se estima en 200 millones de personas, en otras palabras, el equivalente de la inmigracin internacional total. De lo anterior se podra concluir que tanto en trminos his-tricos como del contraste entre migracin interna y migracin xviNO MS MUROS externa,deberatenersemayorcautelacuandoseconcluyeque se vive una edad de las migraciones, la cual se asume a menudo como sinnimo de migraciones internacionales. Debe indicarse, adems, que cerca de un 40 por ciento de la migracin interna-cional ocurre entre pases del Sur. Quiz lo ms sobresaliente de este periodo sea, por una parte, el incremento de la emigracin provenientedealgunospasesyregionesespecfcas,comode Centroamrica hacia Estados Unidos, Canad y la Unin Euro-pea y, por la otra, el endurecimiento de las polticas migratorias endichospasesdedestino;esdecir,anivelinternacional,la politizacin de las migraciones no responde solo a incrementos cuantitativos, sino a cambios polticos de largo alcance desde los cuales estas se perciben como amenazantes.Ahora bien, en Amrica Latina se estima que unos 25 millones residen fuera de su pas de nacimiento. De esos, 15 han emigra-do en las dos ltimas dcadas, cuando los tratados de libre co-mercio han profundizaron las polticas neoliberales en la regin. Unaestimacinsiempreprovisionalindicaraquealrededor del 6 por ciento de la poblacin de Amrica Latina es migran-te internacional (Pellegrino, 2003; Grito de los Excluidos, 2008; Martnez,2011).Enotraspalabras,lamigracininternacional en Amrica Latina duplica la estimacin mundial. En algunos paseslastasasdemigracindepoblacinfundamentalmente joven y saludable han implicado que hayan perdido el equiva-lente neto de ms de un tercio de una cohorte juvenil en los aos recientes(2005-2010),comoocurreenloscasosdeGuyana Francesa,ElSalvador,Nicaragua,MxicooEcuador,segnse concluye a partir de un estudio publicado por la Organizacin de Estados Americanos. Incluso, en algunos pases del Caribe, la emigracin supera el 40 por ciento (OEA, 2011: 3). EnelcasodeCentroamrica,seestimaqueentreun10yun 12porcientodelapoblacindelareginhaabandonadosus pases de nacimiento, en su mayora como parte de migraciones intra o extrarregionales; es decir, Centroamrica cuadruplica la estimacindelamigracininternacionalanivelmundial,una xviiINTRODUCCIN situacin nada despreciable, la cual da cuenta de los profundos y difciles retos al revertir procesos de exclusin social que defnen la vida contempornea en el istmo. Tomando como referencia la comparacin de los censos de Estados Unidos de los aos 2000 y 2010, se estima que la poblacin centroamericana en ese pas aument en un 136 por ciento, siendo Honduras (191,1 %), Gua-temala (180,3 %) y El Salvador (151,7 %) los pases con un mayor crecimiento de la poblacin viviendo en los Estados Unidos. In-clusounpascomoCostaRica,msbienconocidocomopas receptor, reporta un aumento de un 84,3 por ciento de la pobla-cin residente en los Estados Unidos entre el 2000 y el 2010. Este incremento de la migracin de la regin centroamericana hacia ese pas del norte supera el reportado para el caso de mexicanos y mexicanas, el cual alcanz un incremento de un 54,1 por ciento. Una estimacin de la poblacin indocumentada en los Estados Uni-dos sera de alrededor de 11,8 millones, lo cual equivaldra a un 3,76 porcientodeltotaldelapoblacindeesepas.Un39porciento habra llegado despus del ao 2000 (Hoefer et al., 2011: 1). Si estas cifras no se consideraran para toda la dcada, sino que se cotejara el periodo de crisis, la tendencia sera hacia la baja. La inmigracin, en trminos generales, disminuy en Canad y Estados Unidos casi un 6 por ciento en el 2009 con respecto al 2008, correspondiendo la ma-yor parte a migrantes temporales (OEA, 2011: ix). En promedio, los fujos de remesas a los pases de Amrica Latina y el Caribe cayeron un 12 por ciento entre el 2008 y el 2009, y no se recuperaron comple-tamente en el 2010 (OEA, 2011: 22). Recientemente, se ha concluido que en el periodo 2005-2010, un total de 1,4 millones de personas emigraron de Mxico a los Estados Unidos. Mientras que un nme-ro similar se traslad de los Estados Unidos a Mxico, con lo cual las cifras son cercanas a 0, una tendencia que no se ha observado en dcadas recientes y la cual se explicara por la crisis econmica y el endurecimiento de las polticas migratorias (Passel et al., 2012: 7).SisecomparanlascifrasreportadasenelCenso2010(Ennis, Ros-Vargas, Merarys y Nora, 2011) con la poblacin actual de lospasescentroamericanosdestacaelcasodeElSalvador,en xviiiNO MS MUROSdondeel27,14porcientodesupoblacinresideenlosEsta-dosUnidos,alocualhabraqueagregaraquienesnofueron registradosenelCenso,enotraspalabras,casiunterciodela poblacin total. En trminos regionales, se podra estimar que la poblacin centroamericana residente que vive en los Estados Unidospodraalcanzarel12porciento.Aestaestimacinse sumalapoblacinresidenteenotrospases,comolosnicara-genses en Costa Rica, con lo cual la cifra se incrementa. Este pronunciado aumento de la inmigracin centroamericana requiere, a su vez, una lectura cuidadosa, pues podra dar lugar a interpretaciones que sugieren que efectivamente el incremen-todelainmigracinjustifcamayorescontroles.Sinembargo, como ya se indic antes, si se compara la inmigracin interna-cional, por ejemplo hacia los Estados Unidos a inicios del siglo XX a la actualidad, se constata que apenas aument de 11 a 12 por ciento. De manera que lo decisivo no es tanto el incremen-to cuantitativo, sino la procedencia de las personas, ya no solo deEuropa,comoocurrienelsigloXIX,sinodelSurGlobal, particularmente de Mxico y Centroamrica de donde llega al-rededordel80porcientodelainmigracinhacialosEstados Unidos. A ello se agrega el descenso de la tasa de natalidad en losEstadosUnidos,conlaansiedadqueproduceelasumirse como minora (Gabriel, 1998). Un elemento decisivo de la po-litizacin contempornea de las migraciones ha residido, como sugiere Joseph Nevins (2001), en una nocin racializada de la nacin(116).Sianteslosindeseableserandistinguidospor factores raciales, los indeseados de hoy estn marcados tambin por su estatus legal (Nevins, 2001: 121). Si bien esta Introduccin no se propone realizar una discusin detalladadelosenfoquesempleadosparaelestudiodelasdi-nmicas migratorias, s conviene puntualizar algunas refexio-nesinicialesquepermitansituarladiscusindelosrasgos empricos en el contexto de una refexin si se quiere ms gene-ral. Una primera acotacin sera que la necesaria y bienvenida crticaalnacionalismometodolgico(Glick-Schiller,2010) xixINTRODUCCINnoequivaleaignorarellugardelEstadoenelcontroldelas polticasmigratorias.Desconocerquepesealoscambiosins-titucionales (o retricos) asociados a la globalizacin, el Estado sigue teniendo un peso signifcativo en determinar quin tiene o no derechos, puede conducir la investigacin en migraciones a anlisis en los cuales las enormes disparidades de poder que es-tn en la base de las migraciones tienden a opacarse. No se trata, en otras palabras, de revictimizar, pero tampoco de asumir un tonocelebratorioenelquelasmigracionesseranunejemplo de que lo social es ahora comprendido como una suerte de mo-vilidad abstracta en la que, por ejemplo, quienes son turistas y quienes se ven obligados a dejar sus pases se clasifcan en una mismacategora.Laalternativaalnacionalismometodolgi-conoeseltransnacionalismocelebratorio.Comoreciente-mente Connie McGuire y Susan Bibler Coutin (2013: 689) ano-tan,laliteraturasobretransnacionalismohaenfatizadocmo las prcticas de la ciudadana pueden trascender fronteras, pero no ha analizado cmo los migrantes ms que trascender fronte-ras nacionales con frecuencia, quedan fuera de su pas de origen y tambin del pas de arribo. Ser deportado excluye en ambos sentidos. Mara del Carmen Garca Aguilar y Daniel Villafuerte Sols (2014) subrayan que el transnacionalismo no incorpora la dimensin del conficto, las desigualdades ticas, polticas, so-ciales, econmicas y culturales (51). A ello se agrega la ausencia de una historicidad del fenmenos migratorio, que permita ver los puntos de infexin que ocurren en las interacciones (52).Una segunda acotacin indicara, un poco en un efecto de pn-dulo con respecto de lo dicho antes, que en ciertas versiones de la economa poltica de las migraciones (vase Mrquez, 2010), la agencia poltica de los migrantes no parece tener un lugar, es decir, el mayor peso interpretativo est en los modos en que los Estados refuerzan controles o bien en cmo los procesos de acu-mulacin requieren el concurso de la fuerza de trabajomigrante, sin que se aprecie formas en las cuales esos sujetossilenciados pueden ser, en la perspectiva de la sociologa de las emergencias xxNO MS MUROSa la que se refere Boaventura de Sousa Santos (2009), protago-nistas de demandas en diferentes escalas y dimensiones. Entercerlugar,seadviertelaprofundaycrecientedivergencia existente hoy en da entre, por un lado, las polticas migratorias, y por el otro, la realidad de la migracin, sus causas estructurales y los derechos humanos de los y las migrantes (Bazzaco et al., 2011: 9). En otras palabras, con frecuencia los debates normativos tie-nen poca relevancia en el contexto de la experiencia de discrimi-nacin de los colectivos migrantes. Incluso el vocabulario de los derechos humanos suele ser empleado para legitimar polticas de Estado que en lo fundamental cercena la libertad de movimiento ylosmismosderechoshumanos.Deespecialrelevanciaeneste contexto son los conceptos de gestin migratoria, el cual suele implicar control, y el de codesarrollo, motivado este ltimo por el afn de disminuir las migraciones hacia la Unin Europea. Se trata pues de polticas pensadas desde el Estado y no desde quie-nes se ven forzados/as a dejar sus pases. Estos conceptos, con fre-cuencia empleados en iniciativas auspiciadas por la Organizacin InternacionaldelasMigraciones,demandanunanlisiscrtico mucho mayor que el realizado en Centroamrica. Como apunta Mara del Carmen Garca Aguilar (2011):Sindudaalguna,estacontradiccinentredeberseryserdelosdere-choshumanos,convergedemanerantidaenlatensinrealquehoy priva entre derechos humanos y seguridad nacional, tensin que redi-recciona y otorga un nuevo sentido ajeno al de los derechos humanos a un conjunto de problemas propiciados por la globalizacin, en el que destaca el de las migraciones laborales y el de refugio ante situaciones de conficto locales y regionales. Elhorizontenormativodelosderechoshumanosvatomando fuerzacomodiscursoliberalofcialytambincrticocuandono hay otros discursos normativos legtimos. Otrora el socialismo o el marxismo ocupaban ciertos lugares ahora asumidos por eldiscurso de los derechos humanos. Ello es sealado por NiraYuval-Davis (2011) y analizado en detalle por Samuel Moyn (2010: 7-8), quien xxiINTRODUCCINsugiere una historia alternativa de los derechos humanos, en la cual destaca su carcter reciente, ms prominente a partir de la dcada de 1970, en la cual los factores que impulsaron su extensin estu-vieron motivados en el colapso de otras utopas. En cuarto lugar, estas pginas se interrogan qu sentido tiene es-tudiar las migraciones (Sandoval, 2013). Dicen los autores del li-bro Al Sur de un camino se cuestionan qu investigar, desde qu enfoque, con qu intencionalidad, cul es la mejor forma de dar a conocer los resultados, cmo stos pueden contribuir a forta-lecer los procesos organizativos locales (Paz et al., 2009: 13); es decir, el conocimiento de las dinmicas migratorias no debera ser exclusivamente una actividad acadmica es muy importan-te que lo sea y que ella disponga de condiciones institucionales para su ejercicio, sino tambin debera interrogarse por los mo-dos en que entra en dilogo con las necesidades de conocimiento y formacin poltica de las comunidades migrantes mismas.Esta posibilidad refexiva de un conocimiento que se interroga por sus condiciones de produccin no puede perder de vista que lascondicionesenlascualesseproducelamigracinforzada en Centroamrica rememora la tesis de Walter Benjamin, luego retomada por Giorgio Agamben (2003), en el sentido de que el Estado de excepcin se ha convertido en la regla. Como se dice en la presentacin de Al Sur de un camino: la divisin de la cla-se obrera global entre ciudadanos y migrantes es un mecanismo clave para la reproduccin del sistema. Los agentes del sistema procuran la reproduccin coercitiva de este eje y, tambin, su re-produccin ideolgica, poltica e institucional (26). En Migran-tes que no importan, su autor, scar Martnez (2009), acompaa a centroamericanos que viajan a travs de Mxico con el fn de ingresar a los Estados Unidos, para esto se interroga justamente: Porquvamoscolgadosdeltechosilosvagonesvanvacos? Por qu no puede ir ms despacio? Nadie nos va a proteger de eseasalto?Quterriblehistoriaobligalosquemerodeana montar sobre la Bestia? (64). Recorrern ms de 5 000 kilme-tros en estas condiciones.xxiiNO MS MUROSLainvestigacinacercadelasdinmicasmigratoriasnosolo tieneelretodeintegrarnuevasdimensiones,incluidalapers-pectiva histrica, que nos previene del presentismo de ciertas formas de hacer ciencias sociales que no advierte continuidades y rupturas en los fujos y las polticas migratorias, sino tambin enfrentaeldesafomaysculodeinterrogarseporsuspropios supuestos epistemolgicos y ticos. Garca Aguilar y Villafuerte Sols (2014) lo plantean en los siguientes trminos: el funda-mento liberal y democrtico que subyace en la produccin te-rica y poltica de las migraciones se ha venido agotando por una realidad que lo desafa y limita (15). Ms adelante agregan: hayunacorrelacinpositivaentrelaprofundizacindelaspolticas neoliberales y el incremento de los fujos migratorios (19) [] En trmi-nos ms propositivos la migracin ya no aparece como un fenmeno que deba estudiarse en s mismo; es imperativo incorporar la dimensin del desarrollo y establecer los nexos entre lo uno y lo otro. (22). [] En esta tarea es obligada la adopcin de una nueva forma de mirar, una epis-temologaqueprovengadeloslugaresdeorigenparaentenderlanatu-raleza y la lgica del proceso migratorio, sin perder de vista su insercin laboral en los lugares de destino (32).LatesisprincipaldeNomsmurosesqueenCentroamrica sedesencadenan,especialmentecomoconsecuenciadepolti-cas neoliberales, procesos de emigracin forzada y, simultnea-mente, el incremento de controles migratorios, entre los cuales se pueden citar la externalizacin de fronteras, el cumplimiento de la ley (Law enforcement), entre otros, hacen que la posibilidad de inmigrar se vuelva ms difcil. Es decir, millones de personas centroamericanassevenobligadasaemigrar,peronopueden inmigrar,locualsevuelvemscomplejoporlaactividaddel crimenorganizadoenregionespordondelosylasmigrantes procuran avanzar especialmente hacia los Estados Unidos. Es-tas dinmicas de exclusin y control revelan las difcultades del capitalismoporcontenerlascontradiccionesquegeneransus propiaspolticas.Esdecir,eldesmantelamientodelasecono-maslocalesyregionalesprocuraextendernegociosyampliar xxiiiINTRODUCCINlasposibilidadesdeacumulacin,perodesencadenanmigra-cionesqueseconsideraninaceptables.Elpreguntarsecules podran ser las consecuencias de estas contradicciones? es, sin duda, una interrogante mayscula.Un punto de partida principal de este anlisis es que las migracio-nes modernas tienen como precondicin la existencia del Estado, cuyainstitucionalidadestablecequintieneonoquderechos. ErmannoVitale(2006)losintetiza:Endefnitiva,sonprecisa-mentelasfronterasdelosEstadosmodernos,yconmsrazn lasdelosEstadosqueseconsideranasmismosnoslocomo territorialessinocomoEstadosnacionales,lasresponsablesdel nacimientodelafguradelextranjero(Vitale,2006:43).Esta perspectivahistricasegnlacualelEstadoysuspolticasson comprendidas como una forma particular de organizacin y con-trol del territorio da asidero a la tesis de que la relevancia pblica de las migraciones no guarda solamente relacin con un aumento demogrfco de esta cuando est asociada a su politizacin. SielsurgimientodelEstadoesunpuntodepartidahistrico paraelanlisis,lasuperacindelconceptodenacionalidad constituye el horizonte normativo para imaginar un futuro me-nos excluyente. Luigi Ferrajoli prev un pronstico: A largo plazo esta antinomia entre igualdad y nacionalidad, entre universa-lismo de los derechos y sus fronteras nacionales no podr resolverse de otra forma, por su carcter cada vez ms insostenible y explosivo, que mediante lasuperacindelconceptomismodenacionalidady,porlotanto,conla defnitivades-nacionalizacindelosderechosfundamentalesylaconsi-guiente des-estatalizacin de las nacionalidades (citado por Vitale: 232)Nomsmurossedebatepuesentreelpesimismoasociadoala exclusin,laviolenciaylanecesidaddetrascenderla.Msque jalonear en uno o en otro sentido de lo que se trata es de ver algu-nas de las mutuas afectaciones.xxvOrganizacin de los captulosLosmaterialesanalizadosincluyendocumentosdepolticap-blica, datos demogrfcos de migracin, entrevistas con personas migrantes y con quienes coordinan albergues y literatura que se interroga, por lo que Hannah Arendt (1951) llama el derecho a te-ner derechos (247), el cual constituye a menudo el punto de par-tida de diversos anlisis. En palabras de Mara del Carmen Garca (2012:103),setratadecontribuiraunalegalidadcosmopolita subalterna, un enfoque desde abajo, un enfoque desde Sur Glo-bal, que pudiera tender puentes entre la refexin terica, la in-vestigacin emprica, el activismo poltico y la refexin para la ac-cin (Surez-Navaz, Maci Pareja y Moreno Garca, 2007: 11-19). En este sentido, No ms muros no es un estudio exhaustivo de una dimensin o arista de los procesos migratorios; ms bien procura brindar una perspectiva panormica, y espera ser una invitacin afuturasinvestigaciones.Entrelosretosqueestelibronologr explorarcondetenimientoestladimensintnicaydegnero que caracteriza los procesos migratorios, tampoco detalla rasgos especfcos de los pases del istmo, tareas muy difciles de cumplir para una sola persona. Un grupo de colegas estamos trabajando en un libro colectivo sobre migraciones en Amrica Central que procura atender estos y otros vacos (Sandoval, en preparacin). Nomsmurosestorganizadoentrescaptulos.Enelprime-ro,Msqueviajar,huyen.Guerra,desposesinymigracin, seinterrogaporlascontinuidadesentreelperiododelaguerra, queprodujocientosdemilesdepoblacionesdesplazadas,ylas migracionesqueseacrecentaronmsenlasdcadassiguientes. xxviNO MS MUROSAsimismo, este captulo explora algunos de los factores que han propiciado la migracin de millones de centroamericanos y cen-troamericanas. Finaliza con una descripcin de las polticas regio-nalesquedirectaoindirectamentetienenalcancesencuantoal control de fujos migratorios, entre ellas: el Plan Puebla-Panam, el Plan Colombia, la Iniciativa de Mrida y la Iniciativa Regional de Seguridad para Centroamrica. EnelsegundocaptulotituladoLamuerteporgoteonoduele niindignaalasesferasofciales.Lasecuritizacindelasmigra-ciones,sedescribecmolaescaladadeloscontrolesmigrato-riosincrementalasextorsionesamigrantesdepartedelcrimen organizado.Paraellosepresentanalgunosdelosriesgosquese corren al procurar cruzar el territorio mexicano sin documentos. Asimismo, se analiza cmo y por qu los controles fronterizos en la frontera entre Mxico y los Estados Unidos se incrementan a lo largo del siglo XX. La ltima seccin de este tercer captulo anali-za cmo la securitizacin de la migracin se expresa en formas de institucionalizar el control a partir de enormes sumas de dinero.El tercer captulo, Qu hemos hecho?, pues nada y todo. La ex-perienciadelosalbergues,analizalaexperienciadetrabajode algunosalberguesqueofrecenalojamiento,alimentaciny,en algunos casos, asesora jurdica a miles de personas provenientes en su mayora de Centroamrica y Mxico, quienes procuran lle-gar a los Estados Unidos. Este captulo se cuestiona por qu si la defensa de los derechos humanos constituye una demanda de los Estados modernos que institucionalmente es recogida por la Or-ganizacin de las Naciones Unidas, no es sino la Iglesia Catlica, una institucin cuya jerarqua e institucionalidad es tradicional y conservadora la que se (pre)ocupa por asumir el enorme desafo humanitario que implican las migraciones en el Istmo.Lasconclusiones,tituladasRecursosdeesperanza,elaboranla ideadeque,porunaparte,avariosmillonesdecentroamerica-nos y centroamericanas se les obliga a abandonar sus pases y, por laotra,hayunincrementodelaspolticasyaccionesdecontrol xxviiORGANIZACIN DE LOS CAPTULOSmigratorio. As, las polticas econmicas neoliberales expulsan a estas personas y las polticas securitarias las contienen. Adems, a partir de una pequea seleccin de literatura histrica y terica que se ha publicado en los ltimos aos, seelaboranconsideraciones acerca de las posibilidades de trascender la pesadumbre asociada a la desposesin y el control que caracterizan la vida de millones de migrantes del istmo centroamericano.IMS QUE VIAJAR, HUYEN.Guerra, desposesin y migracin2NO MS MUROSIntroduccinLas migraciones han sido un factor estructural y estructurante en Centroamrica. Si bien en la ltima dcada el tema ha adqui-ridomayorprominencia,lasmigracionesinternas,lasmigra-cionesintrarregionalesolasextrarregionaleshanestadopre-sentesenlaReginendistintosperiodoshistricos(Morales, 2007:111,113,114).Lasmigracionesinternasamenudohan sidodesencadenadasporlaescasezdetierrayprofundizadas por las polticas neoliberales de las ltimas tres dcadas. La es-casaatencinalamigracininternaposiblementenodevenga tanto de su disminucin notable cuanto de que hay pocos datos sistemticosycomparables.Lasmigracionesintrarregionales, entrelasquesobresalelamigracindenicaragenses(San-doval,2007)eindgenasngbe(Idaquez,2012)aCostaRica odesalvadoreosaHonduras(Meza,2005)yaBelice(Vega, 2012),dancuentadelasdifcultadesparahallarempleoenel pas de nacimiento. La migracin internacional ocupa la mayor atencinenlaRegin,tantoporqueincluyealmayornmero de personas como porque traslada ms dinero por concepto de remesas,yademssevivendiversasformasdeviolenciaenel trnsito por Mxico en busca de llegar a los Estados Unidos.Este primer captulo se organiza en tres apartados. El primero procuracontextualizarlamigracininternacionalapartirde los confictos armados que vivi Centroamrica en la dcada de 1980yparaelloseaproximaalaexperienciavividaenelmu-nicipio del Ixcn en el departamento de El Quich, Guatemala. A partir de testimonios publicados y de una entrevista con don 3I. MS QUE VIAJAR, HUYEN. GUERRA, DESPOSESIN Y MIGRACINMarcelinoLpezBaln,dirigentecomunitarioysobreviviente de las intervenciones del ejrcito, llamadas estrategia de tierra arrasada, l refexiona sobre la experiencia de las Comunida-desdePoblacinenResistenciaydequienesbuscaronrefu-gio en estados del sur de Mxico como Chiapas, Quintana Roo oCampeche.Esteincipienteacercamientoalaexperienciade vida en el Ixcn no es sino un asomo parcial e incompleto que tiene por objetivo mostrar que el desplazamiento forzado actual mantiene vnculos con los desplazamientos vividos en dcadas anteriores. Incluso algunos de los migrantes actuales son hijos o hijas de personas refugiadas en la dcada de 1980. Sin duda, trabajossimilaressepodranrealizarenotrosmunicipiosen Guatemala o El Salvador. En segundo lugar, se analizan algunos de los factores de la polti-ca econmica que, luego de los acuerdos de paz, frmados en 1992 en El Salvador y en 1996 en Guatemala, han forzado a miles de centroamericanos y centroamericanas a emigrar, y han constitui-do lo que suele llamarse la triple frontera entre Mxico y Cen-troamrica, con lo cual se quiere describir, primero, que los Esta-dos del sur de Mxico expulsan a sus habitantes, quienes emigran interna o internacionalmente; segundo, dichos Estados han sido regionesendondemilesdecentroamericanosycentroamerica-nas se han establecido, en un inicio como refugiados y aos des-pus en busca de empleo que no encuentran en sus pases; tercero, los Estados del sur constituyen el inicio de la ruta migratoria por Mxico, en la que por ms de 5 000 kilmetros, miles de personas, unas 300 000 anualmente, buscan llegar a los Estados Unidos. En tercer lugar, frente a este panorama, se analizan los proyec-tosregionalesquesehanplanteadoentornoaCentroamri-ca. El primero de ellos es el Plan Puebla-Panam, actualmente conocidocomoPlanMesoamrica,enelcuallainterconexin elctrica y la de vas de comunicacin han sido las prioridades. EnsegundolugarsediscuteelPlanColombia,elcualtrazla fumigacin de cultivos y la interdiccin de drogas consideradas ilcitas,yclasifcadascomolasprincipalesestrategiasdelucha 4NO MS MUROScontra el narcotrfco, con lo cual mucha de la droga que circu-laba por el Caribe ahora lo hace por Centroamrica, con lo que msestupefacientesquedanenlospasesdelistmoyseacre-cientan las disputas territoriales entre grupos y de estos con las fuerzas policiales. En tercer lugar se presentan y discuten algu-nos de los alcances del Plan Mrida y de lo que se conoce como laIniciativadeSeguridadparaCentroamrica.Quizunode los factores comunes de estas estrategias regionales es que nin-guna reconoce la centralidad de las migraciones regionales. Sin duda, se trata de una ausencia muy signifcativa.De la guerra a la migracin:un asomo desde Ixcn, GuatemalaSi hace 20 o 30 aos la guerra constitua una de las preocupaciones y motivo de prdidas de vida en Centroamrica, en la actualidad, las migraciones se han convertido en un tema semejante al de aquel periodo; se ha elaborado un cierto antes y despus de la guerra. Como se apuntaba antes, quiz lo ms signifcativo es que la gene-racin que debi huir como refugiada o se refugi en las montaas est compuesta, a veces, por padre o madre de hijos e hijas que han emigrado o lo piensan hacer ya sea a Mxico o a los Estados Uni-dos.Esteapartadointentamostrarquealtiempoquesepresen-tan rupturas entre el periodo de la guerra y los aos ms recientes, tambinhaycontinuidadesyquelasprimeraslasrupturasno anulanlassegundasnitampoco,desdeluego,viceversa.Convie-ne tener presente, adems, que solo en Guatemala, en el contexto de la guerra, se estima murieron 200 000 personas, 50 000 fueron desaparecidas y un milln se refugiaron en Mxico; la mayora de ellos y ellas indgenas (Rodrguez, 2013). En Guatemala, solo entre 1981 y 1982, se ha estimado que hubo 26 masacres, todas ellas me-nos una en contra la poblacin indgena, en las que fueron asesina-das 3 199 personas. De estas masacres, 25 fueron cometidas por el ejrcito y una por la guerrilla (Falla, 2013). 5I. MS QUE VIAJAR, HUYEN. GUERRA, DESPOSESIN Y MIGRACINHacia fnales de la dcada de 1970 se produjo la escalada de violen-cia en Guatemala, de la cual lo acaecido en el municipio de Ixcn, departamento de El Quich, es esclarecedor. La entonces Dicesis de El Quich contribuy a establecer cooperativas que facilitaran el acceso a la tierra a quienes se dedicaban a la agricultura. Tierras no ocupadas durante 10 aos quedaran en manos del Estado y se-ran distribuidas entre campesinos y campesinas. Las cooperativas trabajaban en granos bsicos y cinco meses despus de vendida la cosecha se liquidaban las ganancias; ello facilitaba mejores condi-ciones de vida al tiempo que proporcionaba tejido comunitario. Elejrcitoentoncesasumequelascooperativasestnpartici-pando en actividades polticas promovidas por la guerrilla, por lo que se les empieza a vigilar y se inicia el secuestro de lderes, elasesinatoyladestruccindecomunidades.Conelendure-cimientodelapresenciadelEjrcitoenElQuichyenotros departamentos, se acusa a la iglesia de ser guerrillera. No sa-bamosquesignifcabalapalabracomunismo,comoalgunos nosacusaban[]Loquessabamosydescubramosesque tenamos que cambiar nuestra vida, que todos tenamos digni-dad, con los mismos derechos a una vida digna, escribe Mar-celinoLpezBaln(LpezBaln,CanoSaucedoyHernndez Utuy, 2011: 185), uno de los lderes comunitarios y sobrevivien-tedemltiplesoperacionesdelejrcito,conquienseconvers largamente durante un fn de semana, en noviembre de 2012. Conlapresenciadelejrcito,secierralaposibilidaddeproyectos de distribucin de tierras y la estrategia contrainsurgente cobra su mayor protagonismo; la matanza en la comunidad llamada Cuarto Pueblo, municipio de Ixcn, es un ejemplo de ello. All secuestran personas y son asesinadas 16 de ellas. Queman la tienda de la coope-rativa y tambin pequeos negocios en el mercado. Marcelino, por ejemplo, pierde a su padre, a un hermano y a otra personacercana: Miraba que la gente corra por todos los lados sin rumbo buscando dnde es-conderse, algunos cayeron heridos, que gritaban, lloraban, otros quedaron muertos; pude ver a varias personas que geman entre la vida y la muerte. Se vino sobre nosotros como una lluvia de balas, las hojas de los rboles caan 6NO MS MUROS[] No hay quien vea por uno, no hay quien reclame. No hay derechos hu-manos [] Esta masacre acab con nuestro pueblo, y puedo decir que soy un testimonio vivo, porque increblemente me pude librar de esa matanza (Lpez Baln, Cano Saucedo y Hernndez Utuy, 2011: 100-101).Ricardo Falla (1992) ofrece el testimonio de la nica persona so-breviviente de la matanza en Cuarto Pueblo en Ixcn, con quien se encuentra en un campo de refugiados en Chiapas. En Masacres de la Selva, el autor se pregunta: Paraquescribirsobremasacres?,Paraqurecordaresascrudezasy crueldades sin cuento? Este libro asume la fnalidad de este y de cientos de testigos que quieren decir al pueblo de Guatemala y a las naciones del mundo: estamos vivos, increblemente, estamos vivos []. (39). La accin del ejrcito, llamada estrategia de tierra arrasada, pro-duce la muerte de miles de personas en numerosos municipios. Una de las masacres contra la poblacin indgena de lengua chuj, sobre las que se cuenta con mayor informacin, ocurri en una aldea-fnca de unas 50 casas situada en San Francisco en el muni-cipio de Nentn, Huehuetenango, cerca de la frontera de Mxico, el 17 de julio de 1982. La masacre ocurri despus de que el Ge-neral Ros Montt dio el golpe de Estado en marzo de 1982. Vein-ticinco aos despus, Ros Montt, en el 2013, fue condenado a 80 aos, pero fue declarado parcialmente sin lugar por el Tribunal Constitucional. Falla (2013: 24; 1983, 2010), quien tuvo la oportu-nidad de conversar con dos de las tres personas de la comunidad que se libraron de morir, ha rememorado esta masacre: Unos 400 soldados rodearon la comunidad en la maana temprano, con elapoyodeunhelicpteroquetraaprovisionesalossoldados.Lapre-senciadelhelicpterofueunasealinequvocadequenosetratabade guerrillerosvestidosdesoldados,comoaveceselejrcitohadichoque suceda, dicindolo para exculparse (Falla, 2013: 24).UnodelostestimoniosquepresentaFalla(2011)enuntrabajo reciente no puede ser ms desgarrador:7I. MS QUE VIAJAR, HUYEN. GUERRA, DESPOSESIN Y MIGRACINEse da mataron a 376 personas. Guardamos sus nombres y sus apellidos. A media masacre los soldados descansaron y se comieron un toro de los co-munitarios. Y al fnal hicieron una festa con marimba violando a mujeres jvenes que se haban reservado, matndolas despus. Este descanso y esta festa son seales de una planifcacin y de una intencionalidad. La masacre no surgi de una reaccin espontnea. Es un esquema que traan ya y que se repiti en muchas otras matanzas (24). Falla (2011) contina: El da 21 llegu a la fnca San Francisco. No quedaba nada vivo en toda la aldea, excepto por los perros y algn ganado. Mataron a todos. Algunas per-sonas estaban quemadas (casi todas). Algunas tenan sus cabezas cortadas con machete o con hacha [] Muchos de los cuerpos tenan las manos ata-das detrs de la espalda y se poda notar que haban sido torturados. No se podra saber bien, porque muchos haban sido quemados y otros tenan las cabezas cortadas. Yo nunca haba visto una cosa as. Tantos muertos! Esta-ba yo abrumado, quera llorar. Slo pude quedarme un ratito. Los cuerpos tenan ya tres o cuatro das de estar muertos. Haban sacado los intestinos de algunos. Dejaron una nia de trece aos viva. No tena comida. Era pa-raltica. No poda caminar. Estaba sola en una casa, una de las pocas que no haban quemado. Me dijo que haban matado a los miembros de su familia. No tena comida cuando llegu all. Muchas de las mujeres haban sido vio-ladas. Muchas estaban desnudas y muchas tenan sus cortes levantados. Un nio de ocho aos tena sus dientes quebrados a golpes y tena un hoyo que entraba por su cara y no haba sido hecho por una bala. Se poda que haban matado a los nios golpendolos, los agarraron y los golpearon contra algo duro, se poda ver (150).El ejrcito quema las comunidades, de ah la expresin tierra arra-sada y miles de personas salen hacia Mxico, y sobre todo se insta-lan en los estados de Chiapas, Campeche y Quintana Roo. Eliana Crdenas (2011) document algunos relatos, en su mayora, de re-sidentes de Ixcn que se vieron forzados a abandonar Guatemala:Para1981seponeduralacosayescuandosucedelamasacrede CuartoPueblo.Allmurieronlosqueserandespusmisuegroydos cuadas mas, porque cuando eso sucedi que yo tena 11 aos. Mi suegra se salv porque estaba como a un kilmetro cuando oy la bulla. Ella era co-merciante, venda arroz y pan. Ese da, su esposo y sus hijas se haban adelan-tado y ella se retras un poco. Los detalles de lo que pas los supe porque aqu 8NO MS MUROSa Kuchumatn lleg un seor que qued vivo de milagro, solo porque Dios se lo permiti y l dio un gran testimonio [] vio como el ejrcito juntaba a la gente, a los nios los agarraban, los descuartizaban, los agarraban de las pa-titas y los estrellaban contra la paredes o las maderas de los postes [] Todo el mundo empez a lanzarse para Mxico [] Claro que no fue que la gente dijera me voy corriendo y ya, no, la gente primero se intern en la montaa, se meta en hoyos, cuevas, cerca de los ros, y resista comiendo frutas, maz, yuca,bulbos,races,caa,pltanoLagentecaminabadenoche,deno-che cocinaba, de da esperaba, y estaban atentos todos, pero de noche puedes controlar la bulla, sabes si vienen soldados, controlas mejor la situacin (60).En el Ixcn, quienes se refugiaron en la montaa se nombraron, a partir de 1983, como Comunidades de Poblacin en Resistencia (CPR). Huan por las constantes intervenciones del ejrcito. Ade-ms, la experiencia de las CPR cambia el sentido de pertenencia a la Iglesia Catlica, pues la vivencia se desplaza de una experiencia sobre todo sacramental y litrgica a una ms refexiva sobre las condiciones de sufrimiento y represin, al tiempo que se procura-ba elaborar un sentido de esperanza en condiciones especialmen-te adversas y difciles. Dice Marcelino Lpez Baln (Lpez Baln, Cano Saucedo y Hernndez Utuy, 2011: 104, 109, 116-117) en un testimonio recientemente publicado:[] tenamos que juntarnos ms personas, cinco o seis familias; era me-jorestarreunidosporgrupospequeos.Elejrcitoempezarastrear todalazonay,dondeencontrabacasas,quemabaylomismohacacon loscultivos[]Pensamosquequedandodispersoseralamejormane-raparacaerenmanosdelejrcito.Empezamosahacercomunidades decentros[]Fuimosorganizandopocoapocoalagentequequed escondidabajolamontaa[...]Norespetananadie;alaspersonasque encuentran, las matan. Cremos que haba llegado el momento que iban a acabar con nosotros. Nosotros vivimos directamente debajo de los gran-des rboles, en medio de la selva, no tenemos casas, slo un nylon, para cubrirnos[...]Vivirdebajodelosbombardeosundayotroda,esun tiempoparatransformarlavida[]Cuandopasaelbombardeosenti-mos quequedamos libres nuevamente. Sentimos la felicidad; tal vez hay gente apenadaporqueperdieronsuscosas,algunosqueselamentande haber perdido a sus gallinas o pollitos, pero eso se puede volver a conse-guir. A otras personas se les rompi tanto la ropa, que ya casi no tenan cmovestirse,oquemaronsucasitaconlaspertenenciasquetena,lo 9I. MS QUE VIAJAR, HUYEN. GUERRA, DESPOSESIN Y MIGRACIN consolbamos, y ledecamos: Lo importante es que t ests vivo. Y as ha-ba que ir consolando a la gente. Porque no era uno solo, no: uno te conta-ba lo que haba perdido, otro te contaba otra cosa, otro que se le extravi un nio, y haba que buscarlo [] Repartamos entre nosotros las cosas. Laspersonasylascomunidadessobrevivientesestabanfrentea dos alternativas: refugiarse en la selva o procurar cruzar la fron-tera entre Guatemala y Mxico. Alfonso Huet (2008) presenta, a partir de la experiencia de 20 comunidades maya principalmente delmunicipiodeCobn,departamentodeAltaVerapaz,laex-periencia de la violencia, la huida y el sobrevivir en la montaa, el retorno y la reconstruccin comunitaria. Un solo ejemplo pro-porcionadoporHuet(2008;publicadoenlenguaqeqchienel ao 2006) da cuenta de la magnitud del sufrimiento:Durantecuatrosemanasestuvimossolosconnuestrafamilia;despus de eso se dispersaban los de Chisec, agarraron tambin la montaa y re-gresamosdondeestbamos,preocupadosporqueelhelicpteroestaba disparando, por eso que las personas dijeron que vinieron otra vez, como cuandoestuvimossolodurantecuatrosemanas.Nosencontraronotra vezenlamontaa,allnosreunimos,allfortalecimosnuestronimo unpocoramosmuchaslascomunidades,pormilesseencontraron las personas, pero cuando tiraron las bombas se asustaron, se empezaron aenfermar,empezaronahincharse,allempezaronamorirlosnios, las mujeres, hombres all murieron en la montaa. All llegamos a estar cinco aos. Cuando salimos ya no ramos muchos (106).Las prdidas de miles de vidas se vivieron junto a las prdidas comunitariaseninfraestructuracomunitaria,comoescuelas, mercados,iglesias.Muchagentehapasadoporesosmismos sufrimientos, pero no han tenido la oportunidad de escribirlos; al volver sobre nuestros pasos podemos ver cmo est marcada la vida de uno (Lpez Baln, Cano Saucedo y Hernndez Utuy, 2011: 99). Ms adelante contina:Recuerdo que en una ocasin hablando con los nios todava pequeos, peroqueyaentiendenalgo,nospreguntaban:ysiunonoconocial pap, porque se muri en la violencia, dnde podemos conseguir su foto? Cmo pueden saber cmo era su pap? Otro nio deca: Por qu Dios 10NO MS MUROSdejalejrcitoaqu,sielejrcitomata;porquDioslocre?Yclaro, tenamos que explicarles un poco que el ejrcito estaba all, y lleg a repri-mirnos, pero no lo cre Dios Lo que s es cierto es que todos tenemos un poquito de la historia; nadie puede decir que l sabe todo lo que sucedi en la violencia, y nadie de las comunidades puede afrmar que no sabe nada. Todostienenunpoquito,ynoesciertoquesolamenteunoloconozca todo, verdad? Tenemos que pedir apoyo para hacer todo este trabajo [] Hay que juntar las historias [] Cmo podrn entender todo lo que nos pas aquellos nios que estn naciendo ahora, o que van a nacer dentro de algunos aos? No se puede esconder la historia, que ms que historia es la vida de la gente, sus sufrimientos, los dolores por perder a los seres queri-dos, la lucha para sobrevivir en medio de la guerra. No slo es importante queloconozcannuestroshijosynietos,sinoqueloconozcaelmundo, porqueenlarepresindenuestragentetambinestlaresponsabilidad de otros pases, los que venden armas, los que apoyan la violencia, los que mantienenladiscriminacin.AhoranostocalucharparaqueenIxcn la gente viva mejor, en paz, con alegra, que se vea el desarrollo [] Que los nios se acostumbren desde pequeos a respetar la vida de los dems (Lpez Baln, Cano Saucedo y Hernndez Utuy, 2011: 152).En 1988, en el marco de las Negociaciones de Paz de Esquipulas, sefrmaunadeclaracinporelretornodelaspersonasrefu-giadas.Seconformaunacomisinpermanenteconrepresen-tantes por campamentos. El retorno plantea enormes retos, uno de ellos es dnde instalarse luego de estar aos en el exilio y de haberloperdidotodo.Adems,losrecinllegadosempiezana convivir con quienes conformaban las CPR e incluso con inte-grantes de las patrullas de defensa civil, quienes con frecuencia protagonizaban la represin. En el Ixcn surge una serie de iniciativas, tanto en torno a la asis-tencia agrcola como a las violaciones de los derechos humanos, alcuestionarseporquhuboguerra,porquelEstadomata tanta gente. As, se procedi a realizar exhumaciones, se levanta-ron monumentos. No somos los culpables, diceMarcelino; este es el tipo de conclusin que emerge del proceso dereconciliacin, conloquesequieredecirquehayresponsablesmayoresdelo ocurrido,especialmenteelEstado.Algunaspersonasqueper-dieronparientesfueronindemnizadasconsumasentrelos15 000ylos20000quetzales(entre1900y2500dlaresaltipo 11I. MS QUE VIAJAR, HUYEN. GUERRA, DESPOSESIN Y MIGRACINde cambio del ao 2012). Miles de personas volvieron a Guate-malayalgunosregresaronnuevamenteaMxico,luegodeno encontrar muchas opciones en sus comunidades de origen.Jos Luis Gonzlez (2013: 44) subraya que un factor comn en-trelasmasacresdeladcadade1980yloscrmenesdehoyes lamagnitud,yaqueenlosltimosaosmilesdepersonashan sido asesinadas al intentar cruzar por Mxico o en la misma fron-teraentreMxicoylosEstadosUnidos.Unsegundopuntoen comn son las vctimas y los victimarios. Si antes fueron kaibiles, grupo de lite del ejrcito de Guatemala (al que perteneci inclu-soelpresidentedeGuatemalaOttoPrezMolina(2012-2016)), ahora buena parte de la violencia es protagonizada por cuerpos de seguridad del Estado mexicano o por grupos organizados, in-cluidos Los Zetas, quienes alguna vez fueron el grupo de lite del ejrcito de Mxico. Si en la dcada de 1980 las masacres tuvieron lugar en Cuarto Pueblo o San Francisco, entre muchos otros pue-blosdeGuatemala,ahoraocurrenenSanFernando,estadode TamaulipasenMxico.Enresumen,sibienlaguerraylaemi-gracin de centroamericanos presentan diferencias importantes, tambin hay continuidades que es preciso analizar.Las migraciones como dimensin estructuralde las sociedades centroamericanasLasmigracionescontemporneasenCentroamricason unadimensinestructuralyestructurantedelassociedades centroamericanas,queresultandeprocesosdeexclusinyal mismo tiempo suplen lo que ni el Estado ni el mercado proveen. Al respecto, Juan Pablo Prez (2012: 12, 28) ha subrayado que a menudo el estudio de la pobreza y la desigualdad toma al indivi-duo como unidad de anlisis, en otras palabras, se asume que el desempeo personal es el factor que determina el curso de vida. Frente a este tipo de perspectivas, que adems se transforman en polticas pblicas, Prez retoma una perspectiva de anlisis que 12NO MS MUROSse interroga sobre las modalidades de generacin y apropiacin delexcedenteproducidoenlasrelacionessociales.Prezapun-taquehabradosmecanismosdegeneracinyapropiacindel excedente:laexplotacin,mediantelacualpersonasygrupos poderosos acumulan valor producido por personas relegadas del poder.Elsegundomecanismoeselacaparamientodeoportu-nidades,medianteelcualseganaaccesoarecursos.Laslites suelen emplear la explotacin como mecanismo de apropiacin; el acaparamiento suele ser un recurso de los sectores con poder que no constituyen lites. Prez (2012) argumenta que las clases socialessedefnenensupugnaporelexcedenteynotienen existencia fuera de esa pugna (37). La exclusin primaria es el resultado, de nuevo en palabras de Prez, de Las dinmicas que defnen la pugna por el excedente, tanto en el campo de condicio-nesdeexplotacincomodeacaparamientodeoportunidades (2012: 65). A la base de la propuesta de Prez est el identifcar los factores que producen la exclusin y no solo las manifestaciones de esta en las distintas esferas de la vida social. En el caso de Amrica Central, el empleo remunerado no gene-ra dinmicas con sufciente fuerza incluyente y las capacida-des de compensacin de la ciudadana social son muy limita-das (Prez, 2012: 84), con lo cual la distribucin del excedente queda muy disminuida, tanto por va del trabajo remunerado como por las oportunidades. Incluso en el caso de Costa Rica, en donde no se reportan indicadores de exclusin como los del resto de la Regin, el incremento de la desigualdad socaba la base materialdelexcepcionalismocostarricense.Amodode sntesis, Prez sostiene que:Por consiguiente, el ncleo de la exclusin en la regin se caracteriza por tres rasgos fundamentales. Por un lado, una insercin laboral sustentada, fundamentalmente,enelautoempleodesubsistencia(actividadesagr-colasenelcasodelugaresruralesynoagrcolasenelcasodelugares urbanos), sera la principal causa de exclusin primaria. Y, por otro lado, carencias educativas muy serias especialmente de los miembros adultos y mayores de la familia pero, sobre todo desproteccin por parte del Estado 13I. MS QUE VIAJAR, HUYEN. GUERRA, DESPOSESIN Y MIGRACINpor la no universalizacin del sistema de seguridad social que hace que esa exclusin primaria no pueda ser revertida (2012: 84).SibienelfndelosconfictosarmadosenCentroamrica,en especialenGuatemala,ElSalvadoryNicaraguaestuvocarac-terizado (Torres Rivas, 1989; Rovira, 2008) por la consolidacin delademocraciaelectoralquehafacilitadolaincorporacin poltica de organizaciones que otrora optaron por la va arma-da,siendoelcasomssobresalientelostriunfosconsecutivos del Frente Farabundo Mart para la Liberacin Nacional en las elecciones presidenciales de El Salvador (2010-2014, 2014-2018), estatransicinpolticahaestadomarcadaporlalegitimacin de una serie de polticas neoliberales que han profundizado la exclusinsocial.Laresultantehasidoquesibiencesaronlos confictos armados, la violencia contina siendo uno de los ras-gos de la vida en la Regin. Guatemala, El Salvador y, an con mayorintensidad,Hondurasexhibenaltastasasdehomicidio doloso.Lastasasdehomicidiodolosopor100000habitantes en Honduras pasaron de 31,9 homicidios dolosos en 1994 a, se-gnfuentesofciales,75,5enelao2013,locualindicacun precaria se ha vuelto la vida en la Regin (El Heraldo, 2014).Como apunta Abelardo Morales Gamboa (2007: 87, 99-100), los programas de ajuste estructural:seconvirtieronenelmecanismomedianteelcualelcapitaltransna-cionalylasnuevasfraccionesdominanteslocalesyregionales,propi-ciaroncondicionesparaeldesarrollo,aescalaregional,deinversiones interconectadas con la economa global. Se fortalecieron fuerzas vincula-das a la produccin y a las fnanzas, que se escapaban de la accin regu-ladora de los Estados nacionales y, al mismo tiempo, se fue imponiendo la desregulacin forzada de los mercados de trabajo [] De esta forma, estnreconfgurandolaterritorialidadeconmicadelaregincen-troamericana, como parte de un proceso mediante el cual las viejas fron-teras administrativas o territoriales estn siendo desbordadas por estra-tegias de inversin, de produccin y distribucin, que indican una cierta obsolescencia de estructuras econmicas, polticas y sociales,ajenas a la infuencia de dinmicas transnacionales.14NO MS MUROSWilliam Robinson (2003) anota que estos cambios econmicos queseprodujeronenCentroamricahabraquesituarlosenel contexto de procesos de reestructuracin del capitalismo global. Los programas de ajuste se inscriben, por ejemplo, en lo que sue-le conocerse como posfordismo, orientacin econmica segn la cual el crecimiento econmico no est vinculado a la expansin de los mercados de consumidores (Robinson, 2003: 259) sino a la posibilidad de volcar la produccin a la produccin exporta-ble. A su vez, la desvinculacin entre produccin y mercado in-terno provoca menores posibilidades de empleo y la migracin forzada, la cual le permite a los pases de llegada externalizar los costos de reproduccin de la poblacin que se ocupa de las actividades menos remuneradas o bien de segmentos de empleo bienremunerado,paraloscualesalgunassociedadesindus-trializadasnocuentanconsufcienterecursoshumanos.Per-sonal mdico, informtico o expertos en ciencia y tecnologa se encuentran entre los ejemplos de este ltimo caso. En retorno, las remesas alcanzan un porcentaje considerable del valor de las exportaciones y del Producto Interno Bruto. En este contexto,comoperceptivamentenotaDanielVillafuerte,La fascinacin por los montos de las remesas ha llevado a creer que las remesas pueden generar procesos de desarrollo (2008: 178). El nfasis con frecuencia desmesurado en las remesas como he-rramientadedesarrolloexpresacmoelpensamientoneolibe-ral se legitima en la investigacin de las migraciones ( Mrquez, 2010:66).Ellonoquitadesconocer,porejemplo,queen Honduras, Guyana, El Salvador y Hait las remesas sean entre un 15 y un 20 por ciento del PIB (OEA, 2011: 20). En Guatemala, las remesas familiares representaron en 1994 el 2,4 por ciento del PIB y en el ao 2007, 11,1 por ciento. Se estima que un 28,8 por ciento de la poblacin reciba remesas en el ao 2006 (Palma y Dardn, 2008: 100, 102). En el ao 2013, luego de un ligero repunte de la economadelosEstadosUnidos,lasremesasalcanzaronun10 por ciento del PIB en Guatemala y un 16 en El Salvador. 15I. MS QUE VIAJAR, HUYEN. GUERRA, DESPOSESIN Y MIGRACINSin subestimar el papel de las remesas, s conviene no naturalizar e instrumentalizar la migracin forzada, como si los trabajadores y trabajadoras no fuesen primero y al mismo tiempo personas. As, la gente se ha convertido en el principal producto de expor-tacin de Centroamrica. Abelardo Morales (2007) sugiere que: Antes que emigrantes, fueron los perdedores del ajuste, los excluidos de lanuevaracionalidadlucrativa,arrastradoshaciafueraporladesna-cionalizacinydesvanecimientodelaseconomastradicionales.Ensu condicindedesterrados,msquedeexcluidos,seconvirtieronenlos engranajes de la nueva conexin global de las sociedades que los expulsa-ron. Su herosmo les ha costado dolor, soledad, sangre y a muchos la vida, pero, gracias a ellos y a ellas, las sociedades centroamericanas no se han sumido ni en el marasmo ni en nuevas sublevaciones. Si la regin disfruta deunclimadepazrelativa,sinohayinsurreccionesencurso,ysilas frgiles democracias no han sucumbido pese a sus reconocidos defectos, ni los mercados se han derrumbado pese a que no distribuyen, no ha sido graciasalaraznneoliberaldominante,sinoalsimbolismoheroicode unoscincomillonesdecentroamericanosycentroamericanasquepara salvar a sus pueblos, se decidieron a huir de ellos (60).Estos procesos de migracin forzada se inscriben en territorios que han mantenido vnculos histricos; por ejemplo, Mxico y Guatemala experimentaron un prologando y complejo proceso dedefnicindelmites(Castillo,2005:66).Inclusopartedel Estado de Chiapas perteneci a Guatemala. En 1882, suscribie-ron los tratados de lmites (Rodrguez de Ita, 2005: 105). Cuan-dosecumplieron150aosdesuincorporacinaMxico,el Gobierno de Mxico lanz una campaa cuya emblemtica frase Todo en Chiapas es Mxico! recorri el pas entero ( Guilln, 2005: 11). Al identifcarse el potencial petrolero e hidroelctri-coqueposealaentidad,Chiapasiniciabaelcaminoquela llevaraatransformarseenunpuntoestratgicoydeinters nacional (11). A ello se agrega la biodiversidad, que promete en convertirse en fuente de riqueza en este siglo XXI (51). La actual fronterasurdeMxicoabarca1139kilmetros,deloscuales 962 limitan con Guatemala y 176 con Belice. Las entidades fron-terizas mexicanas son Chiapas, Tabasco, Campeche y Quintana 16NO MS MUROSRoo,siendoChiapaselEstadoqueabarca658,5kilmetrose incluye 16 de los 21 municipios fronterizos (Guilln, 2005: 34). Por su parte, los departamentos fronterizos de Guatemala, San Marcos, Huehuetenango, El Quich y El Petn.ComolodescribenCruzMonroyyBarrios(2009),bienpodra considerarse la frontera entre Guatemala y Mxico como una tri-ple frontera, como Lugardeorigenyretornodecampesinoseindgenaschiapanecos; trnsitoypuntodecrucedemilesdemujeres,hombres,niasynios centroamericanosenellargoxodoenbuscadelsueoamericano, ydestinodepersonasdelossectoresdemayorexclusinprocedentes principalmente de Guatemala (7). Chiapas, por ejemplo, se ha convertido, en lo que sera la primera dimensin de la frontera, en una entidad expulsora, cuya econo-ma depende cada vez ms de las remesas. Chiapas es el Estado conmayorporcentajedepobreza:74,7porcientodelapobla-cinsecategorizacomopobreyde31estadosqueconstituyen la Repblica mexicana, Chiapas ocupa el lugar 28 en materia de transparencia (Gil Olmos y Maldonado, 2015: 17).Los huracanes Mitch en 1998 y Stan en el 2005 incrementaron la emigracin. Sin embargo, como nota Hugo ngeles (2009) esto no puede dejar de verse como expresin de una profunda crisis agr-cola que se vive en el campo desde hace un cuarto de siglo aproxi-madamente (24). Esta tendencia tiene consecuencias an ms gra-vesensectoresruralestradicionales,minifundistasycampesino indgenas (40), Daniel Villafuerte lo plantea en estos trminos:Sostenemosqueloscambiosenlatenenciadelatierraconstituyeun factorbsicoquehaimpulsadoeldesplazamientodelapoblacinalas localidadesurbanasdeChiapasydelinteriordelaRepblica,ascomo hacia Estados Unidos. La debilidad de la base material, donde la parcela dejadeconstituirelejedelareproduccindelafamiliacampesina,se refejaenlacantidaddeproduccinquecadavezmenosalcanzapara satisfacer el consumo (Villafuerte, 2013: 330).17I. MS QUE VIAJAR, HUYEN. GUERRA, DESPOSESIN Y MIGRACINPor otra parte, desde el siglo XIX, los trabajadores agrcolas pro-venientes sobre todo de Guatemala han sido indispensables en el cultivo del caf, pero tambin en las plantaciones de cacao y pltano (ngeles, 2009: 25). De acuerdo con los resultados de la Encuesta de Migracin en la Frontera Guatemala-Mxico (EMIFGUAMEX) del ao 2004, 168,830 personas eran trabajadoras agrcolas, en otras palabras, un 34,2 por ciento del total del fu-jo migratorio que cruz la frontera Guatemala-Mxico (ngeles, 2009: 28).Laterceradimensindelafronteraestconstituidaporlapo-blacin que se ve obligada a emigrar desde Centroamrica hacia losEstadosUnidosatravsdeMxico.Rodrguez,Berumeny Ramos (2011: 1-2) estiman que, en promedio, entre los aos 2007 y2009,alrededorde1,9millonesdecentroamericanosycen-troamericanas ingresaron a Mxico a travs de la frontera sur. De este grupo, un 83 por ciento lo habra hecho con documentos y un 17 por ciento lo hizo en forma irregular. Dicha estimacin surge al considerar las personas que fueron detenidas por autoridades mexicanas (5 %), las que fueron deportadas por autoridades esta-dounidenses (25-30 %) y quienes lograron ingresar a los Estados Unidos. As, Mxico combina de manera creciente su condicin de pas expulsor con el de ser la ruta de paso o asentamiento de poblacin centroamericana. Los aseguramientos o detenciones han disminuido desde el ao 2006.Ellonoimplicaquehayareducidonecesariamenteelfu-jo migratorio, pues tambin han cambiado las rutas y estrategias queutilizanlosmigrantes(ngeles,2009:38).Enlainvestiga-cinreportadaporBazzacoetal.(2011:12),un26porciento delaspersonasentrevistadasintentaronatravesarMxicocon anterioridad, en otras palabras, los ingresos no siempre sereferen a distintas personas. Asimismo, confrman que el endurecimien-to de los controles no necesariamente disuaden a las personas de intentar llegar a los Estados Unidos.18NO MS MUROSSi bien los Gobiernos de Mxico, Guatemala, Honduras, El Salva-dor y Nicaragua suscribieron un Memorndum de entendimien-to para la repatriacin digna, ordenada, gil y segura de nacionales centroamericanos migrantes va terrestre, as como los eventos de nios y nias que por disposicin legal no pueden ser expulsados del pas, pero s devueltos a su pas de origen (Bazzaco et al., 2011: 40) y se cre la Fiscala Especial para la Atencin de Migrantes (Martnez, 2009: 55), estos esfuerzos estn lejos de ser exitosos. Enestecontextoysobretododesdemediadosdelao2007,el incremento de los asaltos y muertes a personas migrantes de paso por Mxico es una de las mayores preocupaciones. scar Mart-nez (2009) entrevist a una persona acusada de cometer asaltos, quien accedi a dar declaraciones: -Y por qu solo asaltan a los indocumentados? -Porque saben que esas personas van de paso, nocausandao;encambio,siasaltanaalguiendeaqu,saben que es un problema, te metes en un problema. Los otros van de paso (56). Martnez (2009) concluye que La lgica comercial es sencilla: ms vale secuestrar durante unos das a 40 personas que paguen entre 300 y 1.500 dlares de rescate cada uno que a un gran empresario que entregue en un solo monto la misma suma, pero don-de se corre el riesgo de llamar la atencin de la prensa y de la polica (104).En resumen, como sostienen Garca y Tarro (2008): El rostro de la frontera sur se est tejiendo con los mismos hijos de la violencia quehoydefnenalafronteranorte(137).Lareginfronteriza, enpalabrasdeAlejandroSolalinde,seestconvirtiendoenun cementerio annimo (Martnez, 2009: 75).19I. MS QUE VIAJAR, HUYEN. GUERRA, DESPOSESIN Y MIGRACINDe promesas neoliberales y contrainsurgencia: Plan Puebla-Panam, Plan Colombia e Iniciativa de MridaLa Cumbre de Presidentes de Mxico y Centroamrica celebrada en la ciudad de Tuxtla Gutirrez en el Estado de Chiapas Mxico en el ao 1991 estableci el Mecanismo de Dilogo y Concertacin de Tuxtla. En este marco, en el ao 2001, los presidentes y jefes de Esta-do de Centroamrica y Mxico, reunidos en El Salvador, aprueban el Plan Puebla- Panam (PPP), el cual se propone ser, como se lee en la declaracin ofcial, un instrumento impulsor del desarrollo y la integracin regionales y con objeto de profundizar y fortalecer el entendimiento poltico y la cooperacin internacional.ConlainiciativadelBancoInteramericanodeDesarrollo (McElhinnyyNickinson,2005)yelliderazgodelentonces presidentedeMxico,VicenteFox,elPPPposiblementeseala iniciativa regional ms ambiciosa de las ltimas dcadas, la cual incluye las siguientes reas prioritarias:Iniciativa Mesoamericana de Desarrollo SustentableIniciativa Mesoamericana de Desarrollo HumanoIniciativaMesoamericanadePrevencinyMitigacinde Desastres Naturales Iniciativa de Informacin, Consulta y ParticipacinIniciativa Mesoamericana de Integracin Vial Iniciativa Mesoamericana de Interconexin EnergticaIniciativa Mesoamericana de Promocin del TurismoIniciativaMesoamericanadeFacilitacindelIntercambio ComercialSe trata de una propuesta de integracin econmica, en trmi-nos de produccin, distribucin y consumo de bienes, en la cual las vas de comunicacin y la conexin elctrica son fundamen-tales (Cadena, 2005: 3). Se trata de propiciar la infraestructura necesariaparavolverfactibleslaspropuestasdeliberalizacin comercial,especialmenterecogidasenlosTratadosdeLibre ComerciofrmadosporlosEstadosUnidostantoconMxico 20NO MS MUROSyCanad,comoconlospasesdeCentroamricayRepblica Dominicana. El PPP estara permitiendo a los Estados Unidos contar con la posibilidad de reducir los costos de fabricacin y traslado de productos. Mxico, por su parte, estara integrando sus Estados ubicados al sur, como Veracruz y Chiapas, en donde se constatan mayores desventajas socioeconmicas y en los cua-les, como se anot antes, yacen las mayores riquezas estratgicas como hidrocarburos, agua, bosques y selvas (Lpez Castellanos citado en Proyecto Mesoamrica, s. f.; Villafuerte, 2004: 284).DelosfondosrequeridosparallevaralaprcticaelPPP,el Banco Interamericano de Desarrollo aporta la mayora de ellos para los proyectos aprobados, 1,3 billones de dlares. Se estima quelosrecursostotalesrequeridosascenderanaproximada-mente a 5 billones en el conjunto de la iniciativa (McElhinny y Nickinson, 2005: 16). Las iniciativas orientadas a la integracin productiva e intercambio comercial y competitividad, especial-mente las cuatro ltimas de la lista mencionada arriba aglutinan cerca del 96 por ciento del presupuesto previsto (Stenzel, 2006: 592-593). En otras palabras, hay una marcada disparidad entre lasiniciativasquepodranconsiderarsesocialesyaquellas ms cercanas a proyectos privados. A ello se agrega las escasas posibilidades de contar con informacin pblica acerca del total de los fondos que se incluyen en el proyecto y la procedencia de los mismos (McElhinny y Nickinson, 2005: 50).ParaVinceMcElhinnyySethNickinson(2005:5)haypoca evidencia que muestre que la inversin en infraestructura pro-puesta por el PPP puede estimular el crecimiento econmico y que ello d lugar a cierto efecto redistributivo a travs del cual pudieseapreciarseunadisminucindelapobreza.Asimismo, el Banco Interamericano ha evitado la discusin acerca de ener-gas alternativas, compromisos con electrifcacin rural, polti-cas para la poblacin desplazada por represas o prioridades en-tre consumidores e industria en torno a la generacin elctrica (McElhinny y Nickinson, 2005: 11). 21I. MS QUE VIAJAR, HUYEN. GUERRA, DESPOSESIN Y MIGRACINCasidesdesusinicios,elPPPhadespertadoresistenciasenla regin. Al tiempo que el entonces presidente Vicente Fox haca pblicoelPPP,elmovimientozapatistaorganizunamarcha desdeChiapashastalaCiudaddeMxicoenmarzode2001. Aellohaseguidounaseriedeiniciativasdelasociedadcivil, sobre todo entre los aos 2001 y 2003 (Villafuerte, 2004: 234). Por ejemplo, proyectos hidroelctricos como la represa El Cha-parralenElSalvador,DiqusenCostaRicaoSantaMaraen Panam, han desencadenado diversas iniciativas de resistencia, las cuales posiblemente requieran plantearse estrategias ms de tipo regional, pues el PPP las incluye como una de sus priorida-des.McElhinnyyNickinson(2005:11)observanpocacoordi-nacin en la incidencia por parte de grupos y organizaciones de consumidores,ecologistasycomunidadesindgenas.Aellose agregaelhechodequenoseobservanpropuestasalternativas enescalas semejantes a las propuestas por el PPP.Colombia se integr como Estado observador en el ao 2004 y, dos aos ms tarde, pas a formar parte de los estados miembros de la Iniciativa de Tuxtla. El inters del Gobierno deColombia estuvomotivado,sobretodo,porelSistemadeInterconexin ElctricadelosPasesdeAmricaCentral.Conello,Panam sebenefciaradelpotencialhidroelctricodeColombiaypo-dra disminuir los costos de energa hasta en un 30 por ciento, al tiempo que Colombia podra integrar la interconexin elc-tricadelPPPconpaseslosandinos.Deigualrelevanciaesla posibilidaddedistribucindegas(Stenzel,2006:592-596).En el ao 2008, en una reunin de presidentes y jefes de Estado de los pases miembros, se acord reestructurar el PPP y en lo su-cesivo se le denomin Proyecto de Integracin y Desarrollo de Mesoamrica, conocido ahora como Proyecto Mesoamrica, en parte como respuesta a las iniciativas de resistencia que pro-dujeron algunos de los proyectos impulsados. Diversosanlisiscoincidenenlasignifcativaausenciadelami-gracin en el PPP, posiblemente la dinmica de integracin desde abajo ms relevante de la regin Mesoamericana. En efecto,apenas 22NO MS MUROSse consigna el Sistema de Informacin Estadstica de Migraciones en Mesoamrica (SIEMMES), el cual se desarrolla desde el Insti-tuto de Estudios de Poblacin de la Universidad Nacional de Costa Rica (http://www.una.ac.cr/idespo/index.php?option=com_content&view=article&id=58&Itemid=11), y tiene como propsito sistema-tizar informacin relativa a fujos migratorios. El PPP no reconoce el carcter estructural de las migraciones en Mesoamrica y menos se plantea iniciativas en torno al derecho de la poblacin a no tener que emigrar o a la proteccin de sus derechos una vez que han de-cidido dejar sus pases. Esta ausencia tendra sentido en el marco de un plan caracterizado por prioridades de integracin vial y elctrica, en el que los objetivos, si se quiere ms sociales, quedan relegados. Ahorabien,sielpuntodepartidadelPPP,ahoraconocidocomo Iniciativa de Mesoamrica, fue invertir en infraestructura, las ini-ciativas que le han seguido se hanorientado al nfasis en seguridad. Porsuparte,elPlanColombiasurgecomounainiciativadelen-tonces presidente Andrs Pastrana en 1998, en un contexto carac-terizado por el aumento de la tasa de homicidios y la expansin del trfco de drogas ilcitas. La erradicacin de cultivos de coca en alre-dedor de un 85 por ciento y los programas de desarrollo alternativo en Per y Bolivia se cuentan entre los factores que durante la dcada de 1990 impulsaron los cultivos ilcitos en Colombia, los cuales ex-perimentaron un crecimiento de 44 700 a 103 500 entre 1994 y 1999 (Toumi, 2000 citado en Presidencia de la Repblica de Colombia, 2000; Acevedo et al., 2008: 2). Enelao2013,porejemplo,Perfueelpasconmayorsuperf-cie dedicada al cultivo de la hoja de coca, con 49 800 hectreas, de acuerdoconelltimoinformedelaOfcinadeNacionesUnidas contralaDrogayelDelito(citadoporPrezlvarez,2014:42). Colombia, por su parte, produce la mayor parte de la cocana que se produce en el mundo; cerca del 90 por ciento se genera o circula en o porColombia. Tambin, en este pas se produce una buena propor-cin de la herona de mayor pureza. Si bien en los Estados Unidos se reporta un decrecimiento en el consumo de drogas, la demanda por 23I. MS QUE VIAJAR, HUYEN. GUERRA, DESPOSESIN Y MIGRACINcocana y herona se mantiene estable; los precios no han disminui-do, con lo cual no se desestimula su introduccin (Veillette, 2005: 6).Eldocumentoofcialendondesedetallansuspropsitosdestaca que la paz incentiva el desarrollo econmico y social. Para ello, el Plan Colombia (Presidencia de la Repblica de Colombia, 2000: 6) se propona cuatro componentes: Recuperacin econmica y social; Proceso de negociacin del conficto armado; Estrategia antinarcticos y Fortalecimiento institucional y desarrollo social.ElGobiernodelentoncespresidentePastranainiciunproceso de dilogo con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en busca de acuerdos de incidencia en las estructuras eco-nmicas y sociales que actualmente alimentan el conficto interno (Presidencia de la Repblica de Colombia, 2000: 43). Asimismo se propusolaerradicacindecultivos,laincautacindedrogasyla destruccin de laboratorios.Para ello, se estim un presupuesto de 7 500 millones de dlares para tres aos (1999-2001), de los cuales se contaba con 3 090 mi-llones al iniciar su ejecucin. El resto de los fondos sera provisto por la comunidad internacional, mientras otros fondos dependan de la aprobacin de una reforma fscal que le otorgara ms recur-sos al Estado colombiano. Sin embargo, en 1999, Colombia experi-ment una importante recesin econmica que volvi improbable que pudiese cumplir con los fondos inicialmente presupuestados (Acevedoetal.,2008:3).Enprimerainstancia,elGobiernode losEstadosUnidosaportaba858,3millones,deloscuales634,5 (73,92%)estabandestinadosaunbatallnantinarcticos,ala interceptacin de droga y a la polica.DesdelaperspectivadelosEstadosUnidos,elPlanColombia se inscribi en la Iniciativa Andina contra las Drogas (ACI, por sus siglas en ingls). En el periodo 2000-2005, segn unreporte alCongreso,EstadosUnidosaport2,8billonesdedlares 24NO MS MUROSysiesosesumaeldineropresupuestadoporelprogramade Financiamiento Militar Externo (FMF, por sus siglas en ingls) y el Departamento de Defensa, el monto alcanza 4,5 billones de d-lares (Veillette, 2005: 2). Como se anota en el informe al Congreso antes citado, los objetivos de los Estados Unidos y Colombia han cambiado de una estrategia contra las drogas a una que incluye tambin la lucha contra el terrorismo (Veillette, 2005: 2). La soli-citud de presupuesto para el ao fscal 2006 fue semejante a la del ao 2005, al mostrar la siguiente distribucin: 124,8 millones de dlares para el desarrollo alternativo y el fortalecimiento institu-cional, 27,4 para programas de fortalecimiento del Estado de De-recho y 310, 9 para la confscacin de drogas (Veillette, 2005: 5). Con el triunfo electoral del presidente lvaro Uribe (2002-2010), elPlanColombiaempiezaaserconocidocomoPlanPatriota. Comoseanotaenelreporte,[Uribe]crecientementeigualaa lasguerrillascontrafcantesdedrogaseiniciounacampaa, llamada Plan Patriota, para recapturar territorio controlado por la guerrilla (Veillette, 2005: 5). Las guerrillas se consideran te-rroristas, con lo cual la comprensin del desafo de la paz, tal y como se esboza en los documentos iniciales del Plan Colombia cedi su lugar a una perspectiva antiinsurgente, llamada por el DepartamentodeEstadodelosEstadosUnidoscomoGrupos Armados Ilegales (IAG, por sus siglas en ingls), la cual despier-ta interrogantes incluso para el Departamento de Estado de los EstadosUnidos,enelsentidodelaviabilidaddeunavictoria militarsobrelasFARCyelcostohumanitarioqueproduceel desplazamiento interno (Veillette, 2005: 13).La principal crtica al Plan Colombia es que la promesa de forta-lecer el capital social como punto de partida para el combate de siembra y trfco de drogas ilcitas cedi su lugar a una estrategia contrainsurgente (Acevedo et al., 2008). La paz fue reemplazada porunaestrategiamilitar,enlacualseenfatizaladestruccin decultivosylainterceptacindedrogacomolasprincipales medidas,alasqueluegoselessumlaluchaespecialmente 25I. MS QUE VIAJAR, HUYEN. GUERRA, DESPOSESIN Y MIGRACIN contralasFARC.Estasmedidashanexacerbadolosconfictos entre carteles y ello incrementa el empleo de la violencia. Laerradicacindecultivosdiolugaraunprocesodedespla-zamientodepoblacinyconcentracindelapropiedaddela tierra. La erradicacin de drogas ilcitas se realizaba principal-mentepormediodefumigacinarea,locualprodujoproce-sos de desplazamiento forzado de personas, tanto interno como externo. A ello se sumaron quienes se vieron expulsados por el enfrentamiento entre actores armados, o entre estos y las fuer-zas policiales o del ejrcito, o bien quienes se vieron obligados avincularsedemaneraforzadaconactoresarmados,afnde proteger su vida. Forero (2003: 2,4) estima que al menos dos mi-llones de personas se vieron desplazadas por el conficto arma-do. Adems, hacia fnales del ao 2000, la Contralora General de la Repblica de Colombia present un informe en el que se reporta un proceso de concentracin de la tierra en el periodo 1985-1996, en el cual las propiedades de ms de 500 hectreas aumentaronde11a22,6millonesdehectreas.Asimismose conclua que el 40 por ciento de tierras aptas para la agricultu-ra (4 millones de hectreas) se estima han sido adquiridas con dinero proveniente del narcotrfco (citado por Forero, 2003: 5).Las estrategias de erradicacin de cultivos a travs de la fumigacin reportan710352hectreas,mientrasquelaerradicacinmanual se estima en 93 000 hectreas. Sin embargo, las reas cultivadas de cocahanaumentadoenelperiodo2000-2006,de136200a157 200 hectreas. En trminos de trfco, el debilitamiento de algunos carteles en Colombia dio lugar al fortalecimiento de organizacio-nes similares en Mxico. Mientras tanto, en el mismo periodo, el Gobierno de los Estados Unidos habra aportado alrededor de 10 000 millones de dlares (Acevedo et al., 2008: 9). A ello se suman losacuerdosmilitaresentrelosGobiernosdeEstadosUnidosy Colombia,elltimodeloscualesfacilitalPentgonoelempleo de siete bases militares en territorio colombiano (Lemoine, 2010: 6).26NO MS MUROSLa perspectiva de lucha contra la amenaza narcoterrorista no ha logrado incidir en el cultivo y trfco, pero tampoco ha despejado el camino hacia formas de resolucin del conficto armado. Ms bien ha dado lugar a acuerdos de mutuo benefcio entre la clase poltica y las redes de narcotrfco. Acevedo et al. (2008: 8) repor-tanqueun29porcientodequienesintegrabanelCongresoen Colombia durante la segunda administracin del entonces presi-dente Uribe han sido detenidos, acusados o estn en investigacin debidoalosvnculosquemantienencongruposparamilitares. El 90 por ciento de ellos formaron parte de los partidos aliados del entonces presidente Uribe, el abanderado del Plan Patriota. LasnegociacionesdepazentreelGobiernodelpresidenteJuan Manuel Santos y las FARC, las cuales se desarrollan en La Haba-na desde el ao 2012 y en curso a inicios del ao 2014, constituyen el ltimo esfuerzo por alcanzar un acuerdo poltico para el con-ficto armado ms prolongado en Amrica Latina (PNUD, 2011).Desde la perspectiva de Centroamrica, la poltica de interdic-cin de drogas que disminuy el trfco de drogas a travs del GranCaribe,elcualincluyelascostascentroamericanasyel Golfo de Mxico, increment el trasiego a travs del istmo. Ello ha tenido diversas implicaciones; una de ellas es que mayor can-tidad de droga se queda en los pases y parte de quienes la aca-rreansonpagadoscondrogas,locualsindudaincrementael consumo. En segundo lugar, las disputas entre quienes distribu-yen drogas en pequea escala han implicado un incremento de delitos contra la vida, motivados por disputas en torno a drogas. En tercer lugar, la presencia de carteles en la regin se ha incre-mentado (Croda, 2013: 65) y con ello las formas de criminalidad sevuelvenmsdifcilesdeenfrentar.Aunquedifcilmentese cuenteconindicadoresconfables,sindudaunatercerareper-cusin, quiz menos visible aunque igualmente relevante, es que lapresenciadecapitalesderivadosdeltrfcodedrogasseha incrementado en la regin. El Plan Colombia evidencia la debilidad de las iniciativas contra el narcotrfco para intervenir no solo en la erradicacin y trfco 27I. MS QUE VIAJAR, HUYEN. GUERRA, DESPOSESIN Y MIGRACINde drogas ilcitas sino tambin detener las enormes fortunas que se han acaudalado en estos aos a costa de miles de muertes y de millones de personas desplazadas. La resultante ha sido la incor-poracin de una perspectiva contrainsurgente, la cual, sobre todo en la Iniciativa de Mrida y en la Iniciativa Regional de Seguridad para Centroamrica, se constituye en un punto de referencia para lo que se conoce con la aplicacin de la ley (Law enforcement) en materia de migracin; esto se tratar en el prximo captulo. Por ltimo, la Iniciativa de Mrida, conocida inicialmente como PlanMxico,fueoriginalmentepropuestaporelCentrode InformacinySeguridadNacional(CISEN),yentrenvigen-ciaenelao2007enelmarcodelosacuerdosbilateralesen-tre la Administracin de George W. Bush y el presidente Felipe CalderndeMxico(Pazetal.,2009;Bailey,2009;USGAO, 2009).Losdocumentosofciales(Armbula,2008;USGAO, 2010) subrayan cuatro pilares de la Iniciativa de Mrida:Desmantelar grupos criminales organizados, en particular las organizaciones de narcotrafcantes (DTO en ingls) sobre todo a travs de labores de inteligencia, preparacin y equipamien-todeunidadesespeciales,fortalecimientodelacapacidadde la polica y del Ministerio Pblico, investigacin de lavado de capitales y fortalecimiento de la capacidad de interceptacin.InstitucionalizarreformasparafortalecerelEstadode Derecho y el respeto a los derechos humanos. Ello implica fortalecerlascapacidadesdeinstitucionesdeseguridady justicia a nivel federal (en Mxico).Crear una frontera del siglo XXI, lo cual implica avanzar la seguridad ciudadana e incrementar la competitividad global a travs de un fujo comercial efciente y seguro de doble va.Construircomunidadesfuertesyresilientes,tantoatra-vs de una mayor incorporacin de las comunidades en el desarrollodeunaculturadelalegalidadcomoenfocando desafos socioeconmicos en las comunidades.28NO MS MUROSLa defnicin de los pilares de la Iniciativa de Mrida confr-ma la convergencia de narcotrfco, terrorismo y migracin en unamismainiciativadepolticapblicayseguridadregional. La Iniciativa de Mrida comparte con el Plan Colombia la pers-pectiva segn la cual el modo principal de intervenir en el nar-cotrfco consiste en debilitar la circulacin de las drogas ilcitas (no tanto la siembra como s es explcito en el Plan Colombia), al tiempo que se obvia la discusin de la legitimacin de capitales como prioridad en trminos de intervencin. En el caso parti-cular de la migracin se explicita el crear una frontera del siglo XXI, que, en trminos prcticos, implica lo que en ingls suele nombrarse como Law enforcement y en castellano podra tradu-cirse como aplicacin de la ley, pero que en cuya traduccin a lo mejor no se recoge la dimensin de control del Enforcement. A ello se volver en el prximo captulo.ElentoncespresidenteGeorgeW.BushincluyelaIniciativade Mrida en el marco de lo que se titula Solicitud de fondos 2008: Protegiendolafuerza,elequipamientodetropasyelfortaleci-mientodelaseguridadnacional(2008WarFundingRequest Protecting Te Force, Equipping Troops, Strengthening National Security) (citado en Armbula, 2008). En dicha solicitud, se su-braya que las prioridades son Iraq y Afganistn, solicitndose un total de 145 billones de dlares para el ao 2008. En dicho pre-supuesto, los fondos solicitados para la Iniciativa de Mrida su-maron 550 millones de dlares, de los cuales 500 corresponden a Mxico y 50 a Centroamrica. En 2010, el presupuesto estimado delaIniciativadeMridafuede1,6billonescuyametaerael apoyo a actividades de aplicacin de la ley (US GAO, 2010: 4). En otras palabras, este ltimo monto corresponde a un poco ms del10porcientodelconjuntodelgastomilitardelos Estados Unidos, de modo que la Iniciativa de Mrida implica un presu-puesto pequeo tanto si se compara con los gastos militares ge-neralescomoconlospresupuestosquesehangestionadopara elPPPyelPlanColombia.Porotraparte,esrelevantequela principaliniciativaregionaldelosEstadosUnidosenMxicoy 29I. MS QUE VIAJAR, HUYEN. GUERRA, DESPOSESIN Y MIGRACIN Centroamrica priorice iniciativas de seguridad, lejanas inclusive del PPP en el cual las iniciativas se concentran en infraestructura. EnelcasoespecfcodeCentroamrica,PeterMeyeryClare Ribando (2012) anotan que, durante la dcada de 1980, los pa-ses de la regin reciban cerca de 1,4 billones de dlares anual-mente en asistencia militar y econmica, orientada a combatir movimientospolticosdeizquierda.Unadcadadespus,la atencin de los Estados Unidos a la regin declin considerable-menteylaprioridadentrminosdeasistenciamilitarsetras-lad aColombia y a otros pases andinos productores de coca. Porejemplo,enelperiodo1993-1997,elapoyofnancierode losEstadosUnidosaCentroamricafue,enpromedio,de413 millonesdedlares,enotraspalabras,apenasunterciodelos montos de la dcada pasada. En el periodo fscal 2008-2011, los pasescentroamericanosrecibieron362,5millonesdedlares. A Mxico, por su parte, se le dieron 1,6 billones en asistencia de seguridad(MeyeryRibando,2012:6).Ainiciosdelao2012, los pases centroamericanos recibieron 100 millones de dlares adicionales(MeyeryRibando,2012:6).Ensntesis,Amrica Latina, en general, y Centroamrica, en particular, han perdido protagonismoparalapolticaexteriordelosEstadosUnidos, locualseevidencienlaCumbredePresidentescelebradaen Cartagena de Indias en abril de 2012 (Rivas, 2012). Lamayoradelosfondossehancanalizadobajoelrubrode Control Internacional de Estupefacientes y Aplicacin de la Ley ( INCLE, por sus siglas en ingls), la cual es administrada por la Ofcina de Asuntos Internacionales de Estupefacientes y Aplica-cin de la Ley (INL, por sus siglas en ingls) (US GAO, 2010: 12). A marzo del ao 2010, el 46 por ciento de los fondos para el perio-do fscal 2008-2010 estaban comprometidos y aproximadamente el 9 por ciento haba sido gastado (US GAO, 2010: 1). El personal responsabledelosprogramasdelaIniciativadeMridaindic que los gastos no son un indicador de la ejecucin de la iniciati-va. Por ejemplo, se menciona ejemplos del tiemporequerido para recibirunhelicpteromodeloHalcnnegrooscilaentre12y 30NO MS MUROS18meses,einclusopuedellegaralos24meses,conlocualel hechodequeelhabergastadoelrubrodestinadoparaellono im