novela de tribu 6 - colmillos plateados - carl bowen

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  • 7/29/2019 Novela de Tribu 6 - Colmillos Plateados - Carl Bowen

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    World of Darkness - Mundo de Tinieblas:

    COLMILLOS PLATEADOSCarl Bowen

    (Grupo: Hombre Lobo / Saga: Tribus Garou / Volumen-6,Relato-A)

    "Tribe Novel: Silver Fangs"Traduccin: Manuel Mata lvarez-Santullano

    PRLOGO

    Nadie molest a Tajavientres ni a Garramarga mientras sealejaban de la ruidosa fosa txica alrededor de la cual haba crecido lacolmena y se dirigan a los aposentos de Arastha. Dejaron atrs lahumeante forja, en la que se producan los preciados fetiches y otrasarmas de guerra. Pasaron junto a la cmara de fertilidad de la colmenay cambiaron de direccin un pasillo antes de llegar a la fosa deengendrado. Tajavientres escuch apenas el coro de hermanos yhermanas que, con gran placer, estaban cumpliendo con susbiolgicos deberes para con el Padre Wyrm. Por supuesto, loscachorros no estaran maduros para cuando llegara la Batalla Finalpero no haba nada de malo en someterse a los ritos.

    Tajavientres se aproxim a la ltima esquina que preceda a lacmara de Arastha, seguido muy de cerca por Garramarga en suforma Lupus negra como la pez. Sin embargo, al doblar esa esquina,

    se vio sorprendido por la aparicin de un cachorro con aire bravucnque, vestido tan solo con unos pantalones de cuero, caminaba haciaellos desde el cuarto de Arastha. El cachorro levant la mirada haciaTajavientres, lo reconoci y plant ambos pies en mitad del pasillo.

    --Adnde crees que vas? --pregunt con los brazos cruzados--.Ni siquiera deberas haber regresado ya.

    Tajavientres levant la mirada, sobresaltado. Tras l, Garramarga

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    sigui andando.--Quin eres? Qu ests haciendo aqu?--La seora Arastha me mand a buscar cuando te fuiste --dijo

    con una sonrisa lasciva mientras Tajavientres se le acercaba--. Diceque prefiere a los guerreros jvenes y fuertes de su colmena a ti, viejo.

    El cachorro deba de ser nuevo, pens Tajavientres, si crea queas iba a provocarlo. Todos los moradores de la colmena conocan losapetitos de Arastha y cualquier macho sano poda albergar laesperanza de visitar sus aposentos al menos en una ocasin. Slo losms jvenes o estpidos crean que eso los converta en especiales.No obstante, el desafo de un estpido novato segua siendo undesafo.

    Sin dejar que su paso variara un pice, Tajavientres lanz haciadelante la mano abierta y golpe al cachorro en el pecho. El impacto

    hizo que el joven cayera de espaldas y su cabeza choc contra lapiedra del suelo con un crujido hmedo.--Ni siquiera ests sudando, mascota --dijo Tajavientres con un

    resoplido de desprecio, volviendo la cabeza hacia l--. Arastha no hadebido ni de enterarse de que has estado dentro de ella.

    --Cunta razn tienes --dijo una voz sedosa y sensual.Tajavientres distingui la conocida forma de su dama a travs delenrejado de huesos de la puerta a sus aposentos. Vesta un trajehecho de cuero y hebillas de hierro, que le haca mucho mejor servicioa su cuerpo que el paso de los aos y el parto de numerosascarnadas--. Es demasiado joven y est demasiado ansioso. No comot. Tu sentido del ritmo y tu coordinacin, solcito Tajavientres, sonsiempre impecables. Te esperaba. Ven aqu.

    Arastha apart el enrejado de huesos y Tajavientres hizo lo quese le ordenaba. Garramarga lo sigui, sin dedicar siquiera una miradaal idiota que segua tendido en el suelo. Cuando los dos estuvierondentro, Arastha volvi a cerrar la puerta.

    --Me alegro de que hayas regresado --ronrone Arastha mientraspreceda a los dos visitantes al interior de sus aposentos--. Empezaba

    a sentirme sola.--Ya lo he visto --gru Tajavientres--. Quin era se?--No s cmo se llama --dijo Arastha con una sonrisa maliciosa--.

    No me ha dado una sola razn para gritarlo en voz alta.--Has mandado a buscarlo mientras yo estaba fuera --dijo

    Tajavientres, incapaz de contener el mismo ataque de celos queacababa de desdear delante del cachorro.

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    de los tmulos, tanto del Wyrm como de Gaia, as como las ciudadeshumanas y las fronteras polticas. Algunos de los glifos indicabantmulos que Tajavientres jams haba visto ni de los que haba odohablar y haba otros que haban sido abandonados y permanecan enestado latente desde haca mucho tiempo. Y una gran parte del mapaestaba cubierta por el resultado de sus exploraciones, una matriz delneas formadas por puntos que representaba cadenas de patrniguales a la que haba cruzado el Tisza.

    --Tal como nos ordenaste, seora Arastha --empez a decirTajavientres--, Garramarga y yo hemos estado recorriendo la campiaen busca de ms cadenas de patrn como la que el ritual de AlaridoEspino sac a la luz en la cloaca del ro Tisza. Hemos recorridoHungra, Rumania, Bulgaria, Macedonia, Albania y Serbia y hemosencontrado al menos diecisiete cadenas diferentes por toda la regin.

    --S --dijo Garramarga--. Como sospechbamos desde elprincipio, el ritual del cado Alarido Espino estaba concebido pararevelar los lmites de la prisin del Hijo Olvidado haciendo queresonaran por todo el mundo espiritual. Por desgracia, tal como yasabes, esa resonancia agrav la condicin del espritu envenenado delTisza y ste parti de una dentellada la cadena por la mitad antes deque nadie supiera lo que estaba pasando.

    --S --jade Arastha, mientras se retorca de modo tan acusadoque Tajavientres no pudo evitar apartarse un paso de ella--. Ojalhubiera podido verlo.

    Garramarga ignor su comentario y continu con su relato.--Cuando la cadena se parti, gener una sobrecarga espiritual

    fortsima, que provoc las tormentas que ahora azotan gran parte de laPenumbra local. Por fortuna, aunque este incidente alter laresonancia con la que las dems cadenas estaban vibrando, no logrsofocarla del todo. Tajavientres y yo hemos podido detectarla pormedio de su efecto sobre las tormentas de la Umbra y as hemoslogrado extrapolar los emplazamientos de muchas de las cadenas encuestin.

    --Ya veo --dijo Arastha con voz complacida mientras se inclinabasobre el mapa para verlo mejor. Su mano derecha acarici con airefrvolo la espalda a Garramarga mientras l iba sealando los puntosque marcaban las localizaciones de las cadenas. Tajavientres entornla mirada.

    --Tras seguir la pista a las cadenas, tal como habamos decidido--continu Garramarga, sin reaccionar en modo alguno al contacto de

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    Arastha--, descubrimos que todas ellas se extendan hacia los tmulosmarcados aqu.

    --Desde entonces, cada uno de ellos se ha adormecido o ha sidocapturado por el Padre --dijo Tajavientres, mientras se acercaba a lamesa para distraer a Arastha y apartarla as de Garramarga. ElTheurge llevaba mucho ms tiempo que l sirviendo a Arastha y a lacolmena, lo que significaba que tendra que esforzarse al mximo siquera llamar la atencin de Arastha--. Algunos de ellos son tanantiguos que nadie los recordaba. Garramarga slo logr encontrarlostras meditar en Descanso del Buho.

    Sin dejar de acariciar la espalda de Garramarga y an inclinadasobre el mapa, Arastha volvi el rostro hacia Tajavientres... sinmostrarle el cuerpo.

    --Ya veo, til Tajavientres --sus dedos tamborilearon sobre la

    mesa y aadi--. Por qu no te unes a nosotros?Tajavientres lo hizo y se coloc tan cerca de Arastha como le fueposible sin llegar a tocarla.

    --S --dijo Garramarga, aparentemente sin darse cuenta de ello--.Pudimos seguirle la pista a estas cadenas hasta los tmulos, muchosde los cuales estn an por despertar. Pero en la otra direccin, todaslas cadenas convergen en esta regin --mientras lo deca, indic conuna mano enguantada la porcin inferior derecha del mapa, haciadonde, en efecto, parecan dirigirse todas las lneas--. Para loshombres, este lugar se encuentra entre Kosovo y Serbia. En lo queellos llaman "la zona de amortiguacin".

    --Pero para nosotros --intervino Tajavientres--, este territorio estmaduro para la conquista en el nombre del Padre. La miseria y elmiedo que reinan all llevan aos alimentando Perdiciones y cuajandoen la Penumbra. Garramarga y yo lo hemos visto con nuestros propiosojos.

    --Es tierra frtil, impaciente Tajavientres --asinti Arastha mientrasle acariciaba el muslo con la mano como por accidente y se volvapara mirarlo--. Pero dnde exactamente est el Hijo Olvidado? Estas

    lneas no convergen en un solo punto. No deberan hacerlo si enverdad fueran una prisin?--No necesariamente --dijo Garramarga--. Un tipo de barrera como

    sa dependera por completo de la integridad de todos loscomponentes, de modo que si una sola de las cadenas se rompiera, laprisin entera se disolvera. No, de acuerdo a nuestras exploraciones ya mis propios clculos, la barrera est dispuesta ms o menos de la

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    siguiente manera --tras sacar un comps plegable de color negro y unestilo de hueso de un bolsillo de su tnica y utilizando como referencialas lneas que ya haba marcado, Garramarga empez a dibujar labarrera largo tiempo oculta que protega la prisin del Hijo Olvidado.Muchas de las lneas que estaba trazando eran el resultado deextrapolaciones matemticas y, a pesar de no ser ningn cachorroignorante, Tajavientres tuvo que asumir que Garramarga saba lo queestaba haciendo.

    Al final --dijo el Theurge--, las lneas individuales no tienen queser tan fuertes como en el caso de una barrera centrada en un solopunto. De este modo se refuerzan unas a otras y la prdida de una oms de ellas no compromete la existencia de la barrera. Es una obrade lo ms ingeniosa para los seres primitivos que debieron deconstruirla.

    --Desde luego --dijo Arastha mientras pona un brazo sobre elhombro de Garramarga y lo apretaba con suavidad. Enfurecido.Tajavientres trat de comprobar si el hombro era ms musculoso queel suyo.

    Garramarga prosigui, sealando diferentes partes del mapamientras hablaba.

    --La energa de la barrera se desplaza desde los tmulos quesirven de ancla, a travs de estos nexos y se equilibra aqu, en elcentro. En algn lugar de esta "zona de amortiguacin". Me gustaraser ms exacto pero sin un examen pormenorizado de cada una de lascadenas de patrn que forman la barrera, me es imposible. Noobstante, en algn lugar, oculto en estas montaas, se esconde untmulo ancestral que es el centro de la prisin del Hijo Olvidado.

    --El mapa es lo bastante preciso para empezar una bsqueda--dijo Arastha. Pareca exultante por las noticias. Se irgui y colocuna mano en el bceps izquierdo de Garramarga y otra en el derechode Tajavientres. ste flexion ligeramente el msculo--. Ahoradebemos ponernos manos a la obra sin demora. Garramarga, hazcopias del mapa y llvalas a la cmara del Guardin de las Puertas.

    Quiero que cada colmena que aparece en l sea informada sobre loque has encontrado y quiero que cada una de ellas enve guerreros ycazadores para ayudarnos. Cuando lleguen, que todos se renan alinstante en la fosa. All elegiremos a los mejores guerreros y msastutos cazadores de entre los nuestros para unirse a la bsqueda. Hallegado la hora del Hijo Olvidado y nosotros seremos los que loliberaremos. Marchaos.

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    Con un leve asentimiento de cabeza, Garramarga enroll el mapay se encamin hacia la puerta. Tras cruzar el umbral, volvi a adoptarsu forma Lupus y desapareci por el pasillo para hacer lo que se lehaba ordenado. Cuando hubo desaparecido, Arastha cruz lahabitacin y cerr la puerta tras l. Entonces regres junto aTajavientres con un fuego de lujuria en los ojos. Tajavientres no sabasi era verdadero, pero lo cierto es que tampoco le importabademasiado.

    --Y t, dulce Tajavientres --ronrone, mientras caminaba hasta ly lo empujaba contra la mesa de obsidiana apoyando las manos sobresu pecho--. Pensabas que te haba olvidado?

    --No soy tan fcil de olvidar--fanfarrone l mientras la sujetaba,al fin, por los hombros.

    Arastha se estremeci exquisitamente ante aquel trato rudo pero

    una sonrisa cruel y helada le ilumin los ojos.--No, es cierto --murmur, mientras lidiaba suavemente con losintentos de Tajavientres de juntar sus bocas--. Cmo iba yo a olvidara mi dulce y fiel Tajavientres? Has hecho tantas cosas por m desdeque te marchaste...

    --No hablemos de eso --dijo Tajavientres al tiempo que la atraahacia s--. Hablemos sobre mi recompensa.

    --Cunta presuncin, Tajavientres --replic Arastha. Apart laparte superior de su cuerpo de l al tiempo que frotaba las caderascontra las del macho.

    Tajavientres gru y trat de atraerla con ms denuedo. Odiabaesa clase de juegos a los que tena que entregarse para conseguir loque deseaba. Eran tan retorcidas todas las Galliard hembras?

    --S lo que me merezco.--Oh --sonri Arastha--. Y qu es lo que te mereces, Eric?Tajavientres se detuvo como si ella acabara de arrojarle un vaso

    de agua helada a la cara.--No me llames as --repuso.--Es as como te llamas, no? --dijo Arastha mientras lo

    inmovilizaba con una mirada implacable--. Eric Roba-Fuegos. Seorde la Sombra y Ahroun. Guardin del Tmulo de Descanso del Buho.--Ya no! --grit Tajavientres y le propin con todas sus fuerzas

    una bofetada en la boca. Ella era su reina pero no poda controlarse--.se ya no soy yo! Te lo dije, llmame slo Tajavientres!

    El persistente calor de la lujuria se evapor por completo de losojos de Arastha. Adopt la voluminosa forma neandertalense que los

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    de su especie llamaban Glabro y rompi con facilidad la presa deTajavientres. Una de sus manos vol hacia su garganta y la otra secerr sobre su entrepierna como una trampa para osos. La sbitatransformacin hizo que Tajavientres retrocediera, sorprendido, y caytorpemente sobre la mesa de obsidiana, con Arastha encima. Ella seirgui sobre su cara, casi montada a horcajadas, con el rostro salvajea escasos centmetros de distancia.

    --Yo soy la lder de esta colmena --ladr, cubrindole el rostro desaliva--. No tolerar que me hables de ese modo! Comprendes?

    --S --resoll l. La garganta y los genitales le dolan tanto quetodo lo vea blanco. Sin embargo, saba que tratar de adoptar unaforma ms poderosa sera un suicidio. Arastha era ms fuerte de loque aparentaba: le partira la columna vertebral contra la mesa. Y almismo tiempo, en contra de su voluntad, su cuerpo estaba

    respondiendo a la calidez y el peso del de ella.--Bien --le gru Arastha. Alivi un poco la presin sobre sucuello, pero no del todo. Adems, su otra mano apret an ms y elmiembro de Tajavientres empez a cobrar vida entre sus dedos--. Pormucha gloria que obtengas, no eres ms que lo que yo haga de ti. Yote perdon cuando te arrebataron tu tmulo y yo te traje aqu conmigo.Yo te mostr la verdad sobre el Padre y yo hice posible que pudierascompartir la gloria de liberar al Hijo Olvidado. No eres nada sin m.Eres un exiliado, y un traidor por aadidura.

    Con estas palabras, levant a Tajavientres en vilo y lo arroj deespaldas sobre la mesa. El hombre lobo cay con los brazos sobre lacabeza. El aire que respiraba le saba a sangre y le quemaba lagarganta. Cada latido de su corazn le dola como una explosin en laentrepierna pero a pesar de ello su miembro estaba ahoracompletamente erecto. Arastha salt sobre la mesa, se mont ahorcajadas sobre sus caderas y le inmoviliz las muecas sobre lacabeza con la mano izquierda. Tratando de no sucumbir al pnico,Tajavientres se retorci de nuevo e hizo lo que pudo por liberarse.

    --Y cuando vienes a hacerme demandas --dijo Arastha con una

    sonrisa de manaca y sujetando a Tajavientres como si fuera un nio--,me pregunto por qu lo hice. Con un aullido, puedo deshacerlo todo yconvertirte de nuevo en Eric Roba-Fuegos... espa de Gaia yprisionero de guerra en el Tmulo del Descanso del Buho.

    Los ojos de Tajavientres soltaron chispas y se debati con msfuerza tratando de liberarse. Arastha se balance con l y acontinuacin adopt su enorme forma Crinos y lo aplast con todo su

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    peso.--No hagas que me arrepienta, Tajavientres --gru en la lengua

    de los hombres lobo, mientras sus enormes fauces se abran ycerraban frente a los ojos del macho--. Eres mo.

    --No lo har --respondi Tajavientres con voz ahogada--. SeoraArastha. Soy tuyo. Por favor.

    --S --le espet Arastha--. Mo.Mientras lo deca, desplaz el cuerpo y levant una de las

    piernas. Con un movimiento extremadamente cuidadoso del pie, ledesgarr el cinturn y la parte delantera del pantaln hasta dejarlosreducidos a unos jirones que apart a continuacin de sus caderas.Entonces volvi a sentarse sobre l y lo introdujo tan dentro de smisma como le fue posible.

    --Mo --gru de nuevo mientras empezaba a balancearse

    adelante y atrs--. Tajavientres es mo.Tajavientres emiti un gemido de vergenza y sumisin ypermaneci completamente inmvil.

    --Pero si alguna vez lo olvidas --le gru ella--. Eric Roba-Fuegosdesear que lo hubiera dejado morir en Descanso del Buho.Comprendes?

    --S, mi seora --gimi Tajavientres--. Comprendo.

    _____ 1 _____

    Jonas Albrecht se encontraba a un lado de la cama del estrechocuarto, reprimiendo el gruido que estaba haciendo que le temblaranlos labios. Tan pronto meta las grandes manos en los bolsillos de suandrajoso guardapolvos como jugueteaba con la empuadura de AmoSolemne, el gran klaive que penda de su cinturn. Cuando las palmasde las manos se le llenaban de sudor, se las secaba con aire ausenteen la parte delantera de sus desgastados vaqueros azules. No haba

    sitio suficiente en el cuarto para pasear, lo que haca que se sintieracomo si estuviera atrapado en una jaula.--No s con seguridad si ella sabe que ests aqu --dijo el

    muchacho que se encontraba al otro lado--, pero a mme estsponiendo nervioso. Quiz deberas sentarte o algo as.

    --No servira de nada --dijo Albrecht entre dientes--. Adems, novoy a quedarme tanto.

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    --Entonces puede que debas decir algo antes de marcharte --dijoel muchacho--. Por si ella puede ornos.

    Albrecht baj la mirada hacia la cama que lo separaba delmuchacho. Haba una mujer tendida en ella, una mujer a la que

    Albrecht quera ms que a cualquier otro ser del mundo, salvo acasoel muchacho. Era menuda, de tez olivcea y enjuta. De sangrehispana principalmente, aunque mezclada con un poco de griega. Lamayor parte del tiempo era una persona dura y tuerto que no tolerabatonteras de nadie pero ahora estaba dbil, plida y demacrada. Nohaba abierto los ojos desde haca semanas y su cuerpo estabainmvil, aplastado en apariencia por el peso de la delgada sbana quela cubra. Descansaba sobre un montn de cojines de plumas quecubran un somier de tablas, como una invlida, y ni siquiera podadarse la vuelta. La polvorienta luz del sol que se colaba por la ventana

    incida sobre su rostro y no lograba sino resaltar un poco ms sumiserable condicin.--Maldita sea, Mari --gru Albrecht a la mujer--. Te dije que no

    fueras. Por qu no podas escucharme por una sola vez?--S cmo te sientes --dijo el muchacho--, pero se pondr bien.

    Estoy seguro.Albrecht mir al muchacho y casi --casi-- estuvo a punto de

    creerlo. El muchacho, Evan, haba crecido un montn desde la ltimavez que se haban visto. Por aquel entonces, no era ms que un chicofugado ms, perdido y temeroso de su propia sombra. Ahora eraorgulloso y valiente y estaba seguro de s. A Albrecht le recordaba a smismo una vida entera atrs. Saba quin era y saba lo que debahacer con su vida. Evan haba alcanzado ese punto en el que unchoque ms con las tragedias de la realidad terminara de convertirloen un hombre. Albrecht confiaba en que no fuera aqul, perder a Maride aquella manera, sin que ninguno de ellos pudiera hacer nada paraayudarla.

    --Por supuesto que se pondr bien --dijo Albrecht por cario almuchacho--. Ha estado en situaciones peores, sabes?

    Esboz una sonrisa, pero el gesto era una imitacin carente devida de una sonrisa verdadera.--Y qu vamos a hacer ahora? --pregunt el muchacho.

    Albrecht se volvi y mir por la ventana en direccin al solponiente. Su sombra cubri el rostro de Mari y revel al hacerlo unaslneas severas que la recorran.

    --T --dijo-- te quedars a su lado para que seas lo primero que

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    vea cuando despierte. En estos momentos necesita a sus compaerosde manada. Necesita que montes guardia y ests con ella y necesitatambin que yo me asegure de que algo as no vuelve a ocurrir.

    --Por supuesto --dijo Evan--. Y tiene algn sentido que memoleste en preguntarte qu ests planeando hacer t?

    --Me conoces muy bien --dijo Albrecht, con la mirada anentornada en direccin al sol--. Voy a salir. Descubrir quin le hahecho esto a Mari y lo matar. Luego buscar a Arkady y lo matartambin por estar involucrado. Y si Konietzko o cualquier otro de esoscapullos europeos se atreven a interponerse en mi camino, lesromper el culo de una patada.

    --Me lo imaginaba --suspir Evan--. Ests seguro de que noquieres por lo menos que vaya contigo? En estos tiempos de crisis ladiplomacia tiene su importancia, ya lo sabes.

    Albrecht sacudi la cabeza sin volverse. El sol que entraba por laventana se reflejaba sobre la sencilla corona que llevaba e iluminabasu largo cabello platino.

    --De ningn modo --dijo--. La diplomacia es lo que hacen todospor all y mira adnde los ha llevado. Mira adnde ha llevado a Mari.

    --Lo s --dijo Evan--. Pero...--Nada de peros, muchacho --dijo Albrecht--. Te necesito aqu,

    con ella, mientras yo me encargo de todo.Evan cruz los brazos y se apoy sobre la pared que haba junto

    a la puerta.--Sabes?, hay que acabar de una vez con este asunto do Arkady

    y con lo que quiera que est pasando en Europa. Pero no puedeshacerlo solo. Mari lo intent y, tal como has dicho, mira cmo haterminado.

    --Lo s --dijo Albrecht--. Pero, qu otra eleccin tengo? Yoprovoqu todo este embrollo. Dej que Arkady se fuera cuandodebiera haberlo matado. Luego esos europeos deciden someterlo a

    juicio y yo permito que Mari asista para ver lo que ocurre y testificar. Ylo siguiente que sabemos es que Mari tiene problemas, hay una

    verdadera tormenta de mierda en la Umbra y Arkady va de un lado aotro dando saltos y farfullando sobre espirales de plata antes deesfumarse y desaparecer en Gaia sabe dnde. Nada de esto... --hizoun ademn hacia el cuerpo inconsciente y consumido de Mari--hubiera ocurrido si yo hubiera matado a Arkady cuando tuveoportunidad de hacerlo. Adelante, Evan. Trata de negar que es as.

    --Hiciste lo que debas --dijo Evan--. O sea, no es como si

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    hubieras dejado escapar a Arkady. Lo exiliaste. Tuvo tratos con elWyrm, trat de arrebatarte tus derechos de nacimiento en un duelo...

    --Un duelo amaado --murmur Albrecht.--... trat de arrebatarte la Corona de Plata y te tortur hasta casi

    matarte. Y mientras tanto, estuvo a punto de permitir que un tmulofuera profanado. Y aun entonces, t contuviste tu mano.

    --S, menudo Ahroun estoy hecho --gru Albrecht--. El reyMierdero I. Ese soy yo.

    --Maldicin --dijo Evan--. Supongo que eso ha sonado bastantemal. Lo siento. Pero no era eso lo que quera decir. La cuestin esque, a pesar de todo lo que te hizo, no enloqueciste sin ms y loconvertiste en fertilizante. Lo castigaste con justicia.

    Albrecht resoll y cruz los brazos sobre su voluminoso pecho.--La gente habla sobre el modo en que un rey trata a sus

    enemigos, Albrecht --insisti Evan--. Si es salvaje e implacable,caminan de puntillas a su alrededor y hacen lo posible por no enojarlo.Pero si es honorable y justo, sienten que pueden confiar en l.

    --Eso lo has ledo en un manual de negocios de la Nueva Era, aqu s? --dijo Albrecht sin volverse y con una sonrisa en los labios.

    --Lo he visto, Albrecht --dijo Evan. Se arrodill en el suelo, junto ala cama, y puso su mano sobre la de Mari--. Tanto Mari como yoestbamos presentes el da que exiliaste a Arkady. Lo vimos connuestros propios ojos. Hiciste que nos sintiramos orgullosos y anseguimos sintindonos as.

    --Ah, s? --dijo Albrecht mientras se volva. Lanz a Evan unamirada fulminante--. Crees que ella estara de acuerdo en esto,muchacho? Mrala! S, mostr misericordia para con Arkady y ahoraesa decisin vuelve para morderme el trasero. A ella ya se lo hamordido y si t la hubieras acompaado... o si hubieras ido en sulugar, puede que ahora mismo estuvieras muerto. Y todo porque dejque esa repugnante bolsa de basura siguiera con vida.

    --Jonas, no te hagas el ingenuo, joder--repuso Evan al tiempoque se pona en pie sin dejarse intimidar por la mirada de Albrecht--.

    Eso no es ms que mierda autocompasiva.Albrecht tuvo que pestaear un par de veces antes de recobrar lafacultad del habla. Daba las gracias a Dios por tener el sol a suespalda en aquel mismo momento. Con suerte, de ese modo Evan novera la mirada de completo asombro que se haba pintado en surostro.

    --Qu has dicho?

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    --Ya me has odo --dijo Evan. Hablaba con un tono de voz queAlbrecht conoca bien. Con la espalda recta y los brazos cruzados, seergua recto y digno como un viejo rbol--. Ambos sabemos cmoestaban las cosas por entonces. Ya sabes qu clase de infierno tuvoque atravesar Arkady para llegar hasta los Estados Unidos desdeRusia y lo primero que hiciste cuando lo tuviste a tu merced fueenviarlo de regreso. Le ordenaste que fuera.

    --Lo mand a su cuarto sin cenar--musit Albrecht.--No, casi haba llegado a ser rey, Albrecht, recuerdas? --dijo

    Evan--. La gente no saba an que era un traidor. T lo descubriste ylo exiliaste. Lo sentenciaste a regresar al lugar del que haba salido sinayuda de nadie. Le ordenaste que marchara solo y volviera a cruzarlas puertas del Infierno. T lo sabas y l lo saba tambin. No era msque el aplazamiento de una ejecucin.

    Albrecht no dijo nada.--Pero --continu Evan-- permitiste que muriera mientras tratabade regresar a casa, luchando contra el Wyrm. Despus do todo lo quete haba hecho, an le ofreciste la oportunidad de caer con dignidad.

    Albrecht permaneci inmvil unos momentos, tratando de pensaren algo que decir en vez de permanecer all, pestaeando como unidiota aturdido, Evan le causaba ese efecto algunas veces. Sobre todocuando el muchacho tena razn y l se estaba comportando como untestarudo.

    --Y bien? --dijo Evan al cabo de unos segundos de silencio.Coloc las manos a ambos lados y las introdujo en los bolsillos.Envuelto por completo por la sombra de Albrecht, lade ligeramente lacabeza. Albrecht se llev el dorso de la mano al ojo sano y sorbi porla nariz en silencio.

    Evan se inclin hacia delante, un poco inquieto ahora que habaterminado de sermonearle. Volva a mostrarse tan respetuoso comode costumbre.

    --Albrecht, yo... qu ocurre?--Es slo que... --empez a decir Albrecht--. Escchate... --su voz

    temblaba. Volvi a sorber--. Mi pequeo hombretn... ests muycrecido --se pas el dorso de la mano por el ojo sano y a continuacinesboz una sonrisa afectada.

    Evan suspir y puso los ojos en blanco.--Capullo.--Gilipollas.La mirada de Albrecht se dirigi hacia Mari y a continuacin hacia

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    la izquierda, a la puerta. Su orgulloso y noble perfil resaltabaacusadamente frente al mundo iluminado por el sol que se abra alotro lado de la ventana.

    --Pero tienes razn --suspir sin mirar a Evan--. Supongo que notodo lo que ha pasado es culpa ma.

    --Sera una arrogancia pensar eso --dijo Evan.Albrecht se volvi hacia el joven y volvi a esbozar la misma

    sonrisa afectada.--S, supongo que s. Yo dira que vas a ser bastante sabio

    cuando seas mayor, muchacho.Evan se encogi de hombros...--Es parte de mi trabajo.

    Albrecht asinti y volvi a mirar a Mari una vez ms. Un momentodespus, se volvi hacia la puerta y dijo:

    --Viene alguien.Como si lo esperaran, ese alguien abri la puerta sin llamar. EraNadya Zenobia, la Furia Negra de ms avanzada edad de todo el Clande Finger Lakes. Haba cuidado a Mari desde el principio. Era unaafroamericana delgada y de aspecto duro que haba logrado sobreviviren el mundo de los Garou hasta alcanzar una saludable medianaedad. Traa una cesta llena de sbanas limpias y camisones como elque Mari llevaba y un gran cubo de madera lleno de agua calienteapoyado tranquilamente sobre lo dems.

    --Fuera --dijo sin mirar a Evan o Albrecht los ojos. Saba tan biencomo Albrecht y Evan que al ocuparse de Mari en su estado estabacaminando por la cuerda floja. La letra de la ley Garou ordenaba queningn hombre lobo sano cuidara a un congnere dbil o enfermo.

    --Pero si no estamos ms que... --empez a protestar Evan.--S, seora --intervino Albrecht. Atraves la habitacin y le puso

    una mano en el hombro a Evan--. Vamos, muchacho. Mari llevamucho tiempo tendida, ya lo sabes. Esta seora va a limpiarla y todolo dems. Ya sabes, cambiar las sbanas y... --lanz una mirada haciala bacinilla que haba debajo de las caderas de Mari--... lo otro.

    Evan ofreci an cierta resistencia, lo que oblig a la Furia Negraa abrirse camino a empujones entre Albrecht y l para llegar junto a lacama.

    --Pero somos sus compaeros de manada. No deberamosayudarla o algo as?

    --Estar a su lado es una cosa, muchacho --dijo Albrecht mientraslo empujaba suave pero inexorablemente hacia la puerta. Nadya dej

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    la ropa en un banquillo situado a los pies de la cama y encendi unpalito de acre incienso sobre la cmoda de la pared opuesta--. Esto esdiferente. Crees que Mari quiere que veamos cmo la limpian?Crees que quiere que veamos lo completamente impotente que est?Nada de eso. Le dara tanta vergenza que ni siquiera podraquejarse.

    --Oh, vale --dijo Evan. Se detuvo para arrancar la lanza feticheque haba clavado en la puerta al entrar y lanz una mirada a Nadya.La mujer le estaba limpiando la frente a Mari con un trapo de algodnmientras murmuraba suavemente en su odo--. No estaremos lejos --ledijo--. Y yo volver dentro de pocos minutos. Cuida bien de ella.

    --Lo har --dijo la mujer. Ni siquiera levant la mirada--. Como suAlteza desee.

    Albrecht sac a Evan del cuarto y cerr la puerta tras ellos. Inspir

    una gran bocanada de aire fresco y despus de volvi hacia laventana mientras la Theurge echaba las persianas. No haba nada quel pudiera hacer y lo saba, de modo que empoz a andar. Evan sesitu a su derecha y lo acompa.

    --Qu significaba eso? --pregunt cuando estuvieron a ciertadistancia de la cabaa--. Lo de "como su Alteza desee".

    --Significa exactamente lo que ests pensando --gru Albrechtmientras su mirada permaneca obstinadamente fija al frente--. Le dijeque permaneciera con Mari. Aun despus de que Antonine semarchara y me dijera que no haba nada ms que pudiera hacer, ledije que se quedara y lo siguiera intentando.

    --O sea, que le ordenaste que la cuidara durante su enfermedad.--S.--Y no se neg ni nada parecido?--No. Se limita a gruir y comportarse como si tuviera

    constantemente el sndrome premenstrual.--Yo me lo tomara como gratitud, en ese caso --dijo Evan-- Nadya

    aprecia a Mari y no le gusta ms que a nosotros tener que ver cmose consume sin hacer nada. Le has hecho un favor, dira yo.

    Siguieron caminando en silencio, sumidos en sus propiospensamientos y tratando de disfrutar de la compaa del otro elmximo tiempo posible. Al fin, fue Albrecht el que rompi el silencio.

    --Sabes qu es lo ms injusto de todo este asunto de Arkady?--dijo antes de que hubieran llegado a ningn lugar concreto.

    --El qu?--Ese bastardo comunista ni siquiera tuvo la deferencia de dejarse

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    matar. Logr regresar a su casa de una pieza. Te lo puedes creer?Menuda mierda.

    --Ya lo creo --gru Evan, mirando hacia delante--. Los ColmillosPlateados son tan poco considerados...

    Albrecht mir de soslayo a su joven amigo y compaero demanada y le dio un fuerte empujn con el hombro.

    --Cuidado, listillo --dijo con una sonrisa mientras Evan sedesplazaba varios pasos hacia un lado--. He odo que tambin sonmuy quisquillosos con su herencia.

    --S --musit Evan--. Eso parece.Estaba sonriendo mientras regresaba junto a Albrecht, lo mismo

    que el propio rey, pero ninguna de las dos sonrisas era genuina.Aunque ambos hombres parecan contentos de encontrarse en elexterior, las preocupaciones y dudas sobre la condicin de Mari

    revoloteaban por sus mentes.Caminaron en silencio hasta llegar a un punto situado en elcorazn del tmulo y all encontraron al Guardin de la Puerta,sentado bajo un rbol en forma Lupus, rascndose el hombro con unade las patas traseras. Levant la mirada mientras Evan y Albrecht seacercaban pero no hizo ademn de ponerse en pe o acercarse aellos.

    Evan habl primero:--Entonces te marchas esta noche, no?--Maana --lo corrigi Albrecht--. Tiempo de sobra para

    descansar, hacer el equipaje y asegurarme de que el puente lunarest tendido entre Tierra del Norte y Cielo Nocturno.

    --No crees que sera mejor reunir antes algo de apoyo? --lepregunt Evan--. Algunos guerreros, por ejemplo, para ayudarte en lalucha contra Jo'cllath'mattric.

    --Todos los guerreros que necesito estn ya all, esperando.--No crees que parecers un poco... agresivo si te presentas all

    y empiezas a dar rdenes sin ms?--No me importa lo que parezca --dijo Albrecht--. Lo nico que

    quiero es que esa cosa muera y quiero que sean los habitantes de esaparte del mundo los que se ocupen de ella.--Y entonces por qu vas t?--Porque esa gente no es capaz de actuar junta. Tengo que estar

    all para asegurarme de que las cosas se hacen bien.--Y entonces por qu no llevas contigo una partida de guerreros

    en los que puedas confiar?

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    --Porque all llevan siglos cagndose en mi tribu. Si voy con unpuado de guerreros, parecer que se trata de un Colmillo Plateadoloco que est reuniendo las tropas para tratar de reverdecer viejasglorias.

    --Crea que no te importaba lo que pareciera.--Eso slo se aplica a lo que yo parezca. No quiero dejar a toda mi

    tribu en entredicho con un asunto de tanta importancia a las puertas.Pero si no hay nadie all que pueda responsabilizarse de las cosas yconseguir algunos resultados, tendr que hacerlo yo. Soy el rey. Es mideber.

    --Muy bien --dijo Evan--. En ese caso, slo puedo decir una cosams.

    --El qu?--Ten cuidado, vale? No quiero perderte tambin a ti.

    Albrecht no dijo nada durante varios segundos. No haba pensadoen lo que supondra para el muchacho que l muriera antes de queMari se recuperara. Se quedara solo, tan solo como haba estadoantes de que Albrecht lo encontrara.

    --O sea que no vas a decirme que me vaya a saltar por unacantilado ni nada parecido? --dijo.

    Evan logr esbozar una sonrisa y sacudi la cabeza.--An no. Creo que reservar eso para ms tarde, cuando

    aparezcas y digas "ya te lo haba dicho".--Y lo har. Puedes estar seguro.--Nunca lo he dudado --dijo Evan--. Aun cuando sospecho que te

    ests comportando como un idiota testarudo, sigo teniendo fe en ti.Mari y yo, los dos la tenemos. Al fin y al cabo, eres el rey, no?

    --Ya lo creo que lo soy, joder.Con estas palabras, hizo un gesto dirigido al Guardin de la

    Puerta, quien se puso en pie, estir las patas traseras y empez aacercrseles. El lobo mir a Albrecht con aire expectante, moviendolas orejas y ladeando la cabeza. La punta de su cola se alzligeramente, lo que revelaba el disgusto que le preocupaba tener que

    esperar a un lado durante tanto tiempo.--Necesito un puente con el Tmulo de Tierra del Norte --dijoAlbrecht--. Me esperan --asinti en direccin a Evan sin apartar lamirada del lobo que tena a los pies--. l se queda.

    El Guardin de la Puerta baj la cola para indicar que habacomprendido y se apart. Unos pocos pasos ms all, haba un claroinmaculado que se extenda alrededor de un estanque de agua clara y

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    al llegar all dio comienzo a un aullido bajo y melodioso. Movi elcuerpo en todas direcciones mientras cantaba, para as asomarse almundo espiritual e invocar la gua y el apoyo de quienes moran en l.Las mitades espirituales de los cuerpos de Evan y Albrecht seorientaron hacia el corazn del tmulo como virutas de hierro en unimn. Sobre el estanque, el aire empez a vibrar y emitir resplandorestrmulos y se volvi opaco mientras un portal circular se abra frente asus ojos.

    --Parece que es hora de irse --dijo Albrecht a Evan--. Recuerdatodo lo que te he dicho, muchacho. Qudate junto a Mari. Me hasentendido?

    --Te he entendido --respondi Evan.--Bien --y con estas palabras, Albrecht cruz el portal y regres a

    su hogar.

    _____ 2 _____

    Tajavientres se agazapaba en forma Homnida en lo alto de unrisco rocoso situado en las montaas sudoccidentales de lo queantao haba sido Yugoslavia, con un par de binoculares fetiche frentea los ojos. Le mostraban el mundo espiritual al otro lado de la Celosa,donde estaba desatndose una tormenta que pareca reflejar la mismaexcitacin que l senta. En medio del tumulto reinante, se veanformas contrahechas que revoloteaban y se apelotonaban con airecasi juguetn. Muchas de ellas parecan grandes anguilas negras, tangruesas como el brazo de un hombre y con enormes bocas llenas dedientes curvados hacia dentro Volaban por la tormenta impulsadas poramplias alas membranosas y se azotaban las unas a las otras con lasfinas colas terminadas en punta.

    En el mundo material nadie poda ver u or la tormenta pero esono quiere decir que careciese de consecuencias. Ningn ser vivo

    haba dado a luz a un solo retoo desde que comenzara la tormenta, yla lluvia que sola caer en aquel lugar saba ahora apagada y metlicay despeda un tenue olor a humo de carbn. De noche, todos losanimales domsticos en treinta kilmetros a la redonda aullaban ygeman de terror aunque sus amos humanos no podan descubrir larazn. Por supuesto. Tajavientres poda verla con claridad. Los efectosde la tormenta espiritual se estaban vertiendo al mundo fsico. Eso

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    hizo que sonriera como no lo haba hecho desde que Arastha le dierauna leccin sobre el poder, varias semanas atrs. Baj losbinoculares, entorn la mirada a causa de la intensidad de la luz delmundo fsico y se volvi hacia Garramarga, quien se encontraba trasl en forma de lobo. Los brillantes ojos ambarinos del Theurge loescudriaban y le recordaban el modo arrogante e inquisitivo en que

    Alarido Espino --uno de sus dos compaeros muertos-- sola mirarlo.Qu ves?, le pregunt Garramarga con el habla hecha de

    gruidos y movimientos que utilizaba su especie.--Estamos cerca --respondi Tajavientres--. Puedo sentirlo. La

    tormenta est respondiendo con mucha fuerza a las vibraciones de lacadena que hay cerca de aqu.

    S. El tmulo est cerca. Puede que ni a dos kilmetros dedistancia.

    --Dos kilmetros --repiti Tajavientres, maravillado--. Lo habremosencontrado antes de que termine la semana. Puede que antes de quetermine el da si logramos reunir al nmero suficiente de los nuestros.

    S--dijo Garramarga--. Yo los traer aqu. Pero primero elladebe saber que estamos cerca.

    --S --asinti Tajavientres, al tiempo que senta que, en su interior,la excitacin se volva hueca y se marchitaba--. Arastha querr ser laprimera en entrar en el tmulo. Regresar a la colmena para verla.Ordena a todos que se renan en este lugar.

    S, dijo Garramarga. Y con esto, se volvi y desapareci pordonde haba venido. Una vez que hubo desaparecido, Tajavientresbaj la cabeza y trat de prepararse para el viaje de regreso. Arasthaestara complacida con sus noticias. Excitada. Querra recompensarlo.Tajavientres se estremeci. Ni siquiera la haba visto desde que leencomendara aquella misin. No haba sido tiempo suficiente.

    _____ 3 _____

    La noche acababa de caer cuando Albrecht sali del puente lunaren el tmulo de Tierra del Norte. Frunci los labios y respirprofundamente. No le gustaba tener que dejar a Evan y Mari detrspero a pesar de todo estaba encantado de volver a estar en casa.Salud con un gesto de la cabeza a Eliphas Standish, su Guardin dela Puerta y oy que el portal del puente lunar se cerraba tras l. Sequit el guardapolvos desgastado y se lo puso sobre los hombros.

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    Era all, en aquel lugar remoto de las Montaas Verdes, en elVermont meridional, donde Albrecht haba pasado su infancia. Allhaba jugado con otro cachorros Colmillos Plateados. Haba cortadorboles hasta convertirlos en lea utilizando slo un hacha de manopara practicar y ganar fuerzas. A los pies del Gran Roble, lo habaaprendido todo sobre Gaia y el deber de los hombres lobo de protegerSu tierra. En el enorme patio trasero de la mansin real, los otroscachorros y l se haban instruido en el combate con armas y sin ellas.En la biblioteca de la mansin, haba pasado aburridas horasaprendiendo historia de los Garou, poltica, tcticas militares y lagenealoga de los ms importantes Colmillos Plateados.

    No haba mostrado ms o menos aptitudes de las normales enninguna de las materias que se haba visto obligado a estudiar, salvoen esgrima, en la que era capaz de derrotar a los dems muchachos

    sin apenas esforzarse. En todo lo dems haba demostrado slo unadestreza pasable, as que haba parecido destinado a caer en elolvido, tal como su madre y su padre haban hecho antes que l. Sinembargo, haba atrado la atencin de todo el mundo una tarde deagosto cuando, con trece aos, en mitad de una pelea, habaexplotado a la gloria de su forma Crinos por vez primera. Lasposibilidades de que experimentara un Primer Cambio a edad tantemprana haban sido casi nulas, habida cuenta de que sus dospadres eran slo Parentela, pero el brillo de su pelaje blanco como lanieve haba sido testimonio de la pureza de su sangre Garou.

    Aquel da, Albrecht se haba convertido en el favorito de JacobMorningkill, por entonces rey del protectorado. Hijo de IsiahMorningkill, Jacob era el rey ms viejo y ms fuerte que Albrechthubiera podido imaginar. Se haba abierto camino demostrando msinteligencia y ms fuerza que aquellos que lo cuestionaban.Gobernaba con puo de hierro pero era capaz de reconocer la gloria yel honor cuando los vea. El anciano haba amado a Albrecht como unpadre a pesar de que en realidad era su tatarabuelo. Despus delPrimer Cambio de Albrecht haba consagrado todo su tiempo a

    ensear a su descendiente lo que significaba ser un hombre destinadoa convertirse en rey.Despus, a Albrecht se le haba partido el corazn al ver cmo se

    iba hundiendo en la senectud conforme pasaban los aos. Si antao elanciano haba gobernado con sabidura y honor, ahora lo fiaba todo ala fuerza bruta y la intimidacin. Si antao haba disfrutado de lalealtad y el respeto de los nobles de su corte, su sanguinolenta

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    Mientras Albrecht se aproximaba al rbol, pudo ver una lobanegra con una mancha blanca en la barbilla acurrucada entre lasraces, con el cuerpo medio oculto a pesar de que no pareca haceresfuerzos por ocultarse. Albrecht la salud con un ademn y cambide direccin para acercarse directamente a ella. Una vez que estuvodentro del crculo formado por las races del Gran Roble, la loba selevant y se le acerc. Era Regina, la Protectora de Albrecht, laguerrera ms antigua del clan y la que custodiaba el lugar cuando

    Albrecht estaba fuera.--Hola --dijo Albrecht mientras Regina rodaba una vez sobre su

    espalda como muestra de deferencia hacia su rey--. Todo ha estadotranquilo, por lo que veo.

    Regina se sacudi una vez y a continuacin se incorpor en suforma Homnida. Era una mujer con un poco de sangre hurn que

    trataba con todas sus fuerzas de manifestarse en un semblante antetodo anglo-europeo. La parte de su cuerpo que se vea estabadecorada por cicatrices que eran como smbolos en un mapa y susojos eran siniestros y distantes.

    --En el exterior s --dijo ella--. Hoy no ha habido ataques. Nisiquiera hemos tenido un solo muerto.

    --Bien. Algn mensaje de Cielo Nocturno?--S --la Protectora frunci el ceo--. El perro faldero de ese lugar

    dijo que querra verte cuando llegaras.--El perro faldero? --pregunt Albrecht--. El administrador?Regina buf despectivamente.--S. As es como se llamaba as mismo.--Entonces se han hecho ya todos los preparativos?--S. El puente lunar se abrir como pediste. Te esperan con

    ansiedad, o eso es lo que dijo el perro faldero.--Vaya, me alegro de saberlo --dijo Albrecht--. Algo ms que

    debiera saber?--Tienes un visitante --dijo Regina--. Vino un desconocido

    mientras estabas con Mari. Dijo que no se marchara sin hablar

    contigo.Albrecht se volvi hacia la mansin y vio que estaba encendida laluz de una de las habitaciones inferiores que no sola utilizarse msque en las reuniones familiares.

    --Qu quiere?--No lo s.

    Albrecht frunci el ceo.

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    --Y quin es?--No lo s --volvi a decir Regina--. No he hablado con l ni con

    nadie que lo haya hecho. Slo vi que lo escoltaban al interior paraesperar a que regresaras. Es un Garou. Probablemente americano,aunque no de la zona. Viaja solo en vez de con una manada. Eso estodo lo que puedo decirte.

    --Ya veo --dijo Albrecht--. Y se muestra amistoso al menos o sepavonea de un lado a otro como si el lugar fuera suyo?

    --Se ha comportado --dijo la Protectora--. Y Eliphas lo dej pasarsin rechistar. Parecen caerse bien.

    --De modo que lleg hasta aqu por un puente lunar--dedujoAlbrecht--. Supongo que desde muy lejos. O con mucha prisa.

    --O ambas cosas --dijo Regina mientras se encoga de hombros--.Ahora que ests de vuelta, ir a buscarlo. Si es que quieres verlo. Si

    no, los guardianes y yo lo echaremos.--No --dijo Albrecht despus de pensarlo durante unos pocossegundos--. Mndamelo aqu, al rbol y luego ve a descansar un poco.Llevas despierta desde la salida del sol y estoy seguro de que no hasechado ni una cabezada mientras yo estaba fuera.

    --Nada de descansos --asinti la Protectora--. En especial cuandot no ests.

    --Entonces te mereces uno --dijo Albrecht--. Ve a buscar almisterioso visitante, habla con los Guardianes y luego vete a la cama.

    La mujer asinti y se dirigi a la casa sin rechistar. Albrecht laobserv mientras lo haca y luego se volvi hacia el trono. Se acerc al y puso una mano sobre uno de sus fuertes y altos brazos. Erainamovible y antiqusimo, como un segundo rbol poderoso quehubiera crecido directamente entre las races del primero. Era unsmbolo de toda la fuerza y la dignidad a las que los ColmillosPlateados de todo el mundo eran herederos. Encarnaba su divinoderecho a gobernar sobre toda la Nacin Garou.

    Albrecht se quit el guardapolvos sacudiendo los hombros y loarroj sobre el respaldo del trono, como si no fuera ms que una silla

    de comedor normal y corriente. El extremo deshilachado de la prendaqued colgado sobre el glifo curvo que haba sido dibujado en elcentro mismo del respaldo por las garras del artesano que habatallado el trono.

    Eso est mejor --pens Albrecht--.Ahora parece un poco msmundano y mucho ms confortable.

    Sintindose un poco ms relajado, se encaram a una de las

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    races del Gran Roble y coloc el pie izquierdo sobre el asiento de sutrono. Entonces, tras apoyar la mano izquierda en la rodilla y meter laderecha en el bolsillo del pantaln vaquero, se volvi hacia la casa yesper a que su invitado se presentara.

    Un momento ms tarde, un duro y cansado guerrero emergi dela casa. Llevaba una larga chaqueta de color gris sobre una camisadel mismo color, y unos vaqueros descoloridos y rotos a la altura delas rodillas. Llevaba el negro y revuelto pelo a la altura de los hombros.Tena una perilla negra y entrecana y pareca llevar varios das sindormir. Sin embargo, y por incongruente que pudiera parecer, llevabaun collar de oro alrededor del cuello y bajo los puos deshilachados desu chaqueta asomaban brazaletes de oro. Hasta el alto bastn en quese apoyaba al caminar, con un aire digno de Moiss, estaba rematadoen una cobra tallada que si no estaba hecha de oro, lo pareca al

    menos. Albrecht haba visto a aquel hombre en el Tmulo de FingerLakes, no haca mucho. Haba llevado a Mari hasta all despus deque fuera atacada y herida en Europa. Gracias a l segua viva y alcuidado de gente en la que Albrecht confiaba.

    --Mephi Ms-Rpido-que-la-Muerte --dijo Albrecht--. No esperabavolver a verte tan pronto.

    Mephi se detuvo frente a Albrecht y el trono y se inclin.--Rey Albrecht --dijo--. Mis disculpas por presentarme sin ser

    invitado.Albrecht desech sus palabras con un ademn.--Mierda, no te preocupes por eso. Te estn tratando bien?--Como si estuviera en mi propia casa --dijo Mephi. Albrecht

    sonri al orlo y se adelant para estrecharle la mano y darle unaspalmadas en el hombro.

    --No quiero parecer maleducado pero, qu ests haciendo aqu?La ltima vez que hablamos, parecas tener mucha prisa. Dijiste quehaba lugares a los que tenas que ir.

    --As era --dijo Mephi mientras le soltaba la mano y se apartabaun poco--. Tena que llevar un mensaje al Tmulo del Coyote Pintado,

    en las afueras de Nuevo Mxico.--Conozco ese lugar--dijo Albrecht--. Los Pioneros Aullantes erande all. Fuiste, verdad? Para decirles a sus amigos y familiares quehaban muerto.

    --S --dijo Mephi--. Ellos y una mujer de la que no te habl. Erauna antigua y buena amiga ma que muri con el ltimo de losPioneros en Hungra. Yo estaba all cuando ocurri, as que pens que

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    era mi obligacin llevar la noticia a su hogar.--Estoy seguro de que todos a los que dej atrs apreciaron el

    gesto.--Confo en que s.--Y ahora ests de vuelta --dijo Albrecht--. Sabes?, si hubieras

    venido maana, ya no me habras visto.--Ya me lo imaginaba --respondi Mephi--. Cuando hablamos en

    el Tmulo de Finger Lakes, ya me di cuenta de que estabasempezando a inquietarte. Saltaba a la vista que estabas impacientepor participar en lo que est ocurriendo.

    --Es cierto --dijo Albrecht.--Por eso he vuelto a toda prisa. Pens que podra ir contigo.--Ah, s? --dijo Albrecht.--Si quieres que te acompae, claro --dijo Mephi--. El Guardin de

    la Puerta me dijo que ibas a ir solo pero de veras creo que podra sertede ayuda.--Eliphas habla demasiado --murmur Albrecht. A continuacin le

    dijo a Mephi--. No te parece que es un poco presuntuoso por tuparte?

    --Puede que s --dijo Mephi--. Pero tambin creo que eso no teimporta demasiado. Yo poseo habilidades que necesitas y no tienes.Tambin creo que te vendra bien tener compaa en tierra extraaahora que tus dos amigos han tenido que quedarse atrs.

    --Crees que me conoces muy bien, no es as?--S muchas cosas sobre ti --dijo Mephi--. Cuando nos conocimos

    te dije que La Saga de la Corona Plateada era mi cuento ms popular.La utilizo muy a menudo. Ofrece una imagen bastante clara de la clasede persona que eres. S, por ejemplo, que eres lo bastante inteligentecomo para no rechazar la ayuda que se te ofrece cuando la necesitas.

    --Y cmo podras ayudarme t? --pregunt Albrecht.--Para empezar, yo ya he estado en esa parte del mundo. S

    cmo estn las cosas por all. Ya conozco Cielo Nocturno, que esdonde supongo que iramos primero. All est asentado el poder y all

    es donde ms probabilidades tienes de encontrar guerreros dispuestosa ayudarte. Adems de eso, soy un lingista ms que aceptable y unguerrero no exento de habilidad que estara orgulloso de combatir a tulado.

    Albrecht suspir pero tuvo que admitir que a Mephi no le faltabaparte de razn. Puede que algo de experiencia de primera mano sobreel rea a la que se diriga le fuera de utilidad y desde luego contar con

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    alguien que hablase el idioma acelerara enormemente las cosas.Adems, era posible que algunos de los guerreros de Cielo Nocturnoestuvieran ms dispuestos a seguir a alguien a quien ya considerasenun hroe que a un Colmillo Plateado al que slo conocan por algunashistorias.

    --Muy bien --dijo--. No te falta parte de razn. Necesitar ayudacuando est all y ya has demostrado que posees las habilidadesnecesarias al traer a Mari hasta aqu sana y salva en medio de todoeste lo. Pero, sabes qu es lo ms curioso?

    --El qu?--No has mencionado una sola vez lo de Mari. Como si no te

    debiera nada --dijo Albrecht.--No me debes nada --dijo Mephi--. Slo estaba haciendo lo que

    tena que hacer.

    --Lo s --dijo Albrecht--. Y a causa de eso me encantara tenerte ami lado durante esto viaje.--Me siento honrado, rey Albrecht --dijo Mephi con una nueva

    reverencia--. No te fallar.Los dos hombres permanecieron en silencio un momento,

    contemplando lo que tenan delante. Albrecht no conoca a Mephidemasiado bien y slo en los ltimos tiempos haba empezado arecibir noticias sobre l desde otros clanes pero todas ellas lo pintabancomo un tipo duro y un aliado fiable. Por descontado, hubiera podidoelegir compaeros mucho peores para aquella misin. Por supuesto,cuando Evan se enterase de que Albrecht no iba a ir solo, se sentiramuy decepcionado. Bueno, el muchacho tendra que aprender asoportarlo. Mari an lo necesitaba a su lado.

    --De acuerdo --dijo Albrecht en medio del silencio, mientras sevolva con una mirada vaga hacia el este, ms all de los pastos--.Dices que sabes cmo andan las cosas por all.

    --S --dijo Mephi--. Bastante mal.--Qu posibilidades crees que tenemos t y yo de convencer a

    Konietzko para que nos permita siquiera participar en sus planes de

    enfrentarse a esa maldita cosa?--Pocas --dijo Mephi--, pero todo es posible. El hecho de queconsiguieras esa corona lo demuestra.

    --Supongo que s --dijo Albrecht--. Bien visto. Ahora vuelve dentroy descansa. Te ver maana. Partiremos a la salida del sol.

    Mephi asinti y empez a dirigirse a la mansin.--Eh, Mephi --dijo Albrecht antes de que el Caminante se hubiera

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    alejado demasiado--. Una cosa ms --Mephi se detuvo y se volvi.--S?--Gracias por anticipado. Tengo la sensacin de que voy a

    necesitar tu ayuda.Mephi baj la mirada, se encogi de hombros y esboz una

    sonrisa triste.--No te preocupes. Adems, no tengo asuntos urgentes que

    atender en casa.Y con esas palabras, se volvi de nuevo hacia la mansin y

    reanud su camino. Cuando por fin desapareci en su interior,Albrecht se dio la vuelta y se dej caer sobre el trono. Apoy lasmanos en los brazos del sitial y descans la cabeza sobre elguardapolvos, que segua donde lo haba dejado. Levant la miradahacia el cielo y trat de ordenar sus ideas sobre lo que pretenda

    hacer. Estaba a punto de atravesar el ocano para adentrarse en unaguarida de polticos expertos y endurecidos veteranos de guerra parapedirles que lo acompaaran en una misin para encontrar y destruir aun espritu de milenios de edad del que nadie haba odo hablar hastahaca muy poco. Y su reputacin y la notoriedad de la Corona de Plataeran sus nicos argumentos para convencerlos.

    --Maldicin --dijo en voz baja mientras le sonrea al cielo--. OjalMari y Evan pudiesen estar presentes cuando lo intente.

    _____ 4 _____

    --Es precioso, verdad? --dijo Arastha con voz melosa mientrastiraba del brazo de Tajavientres--. Ven. Mira.

    Tajavientres avanz a trompicones. Garramarga, ella y l seencontraban en una antecmara semicircular conectada a una bvedasubterrnea an ms grande situada al otro lado del enrevesado tnelque haban seguido para llegar hasta all. Una luz azul sin fuente

    precisa inundaba la sala y ahuyentaba todas las sombras.Tajavientres sigui sin rechistar a Arastha hasta la siguiente sala yGarramarga hizo lo mismo tras adoptar su forma Homnida. Nadie mshaba llegado tan lejos hasta entonces. Los dems seguan an enuna cmara prxima a la superficie, preparando una posicindefensiva en los valles y caones que conducan a la entrada de aquelsistema de cavernas.

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    La sala en la que entraron los tres era una bveda de paredeslisas con un gran pilar en el centro que pareca brotar de un agujeronegro situado en el suelo. Al otro lado del pilar haba una antecmaraidntica y por toda la estancia se vean pictogramas tallados de todaslas formas y tamaos imaginables, unidos en patrones enmaraadosque resultaban imposibles de aprehender para el ojo. Cubran toda labveda, desde el suelo hasta el techo, y a continuacin volvan adescender por el pilar central. Tajavientres distingui smbolos queparecan glifos Garou, runas nrdicas, signos cuneiformes, letrasanglicas, jeroglficos egipcios y marcas an ms antiguas y extraas,pero no pudo encontrarles significado.

    En el centro de la cmara, una fosa ancha y envuelta en sombrasocupaba gran parte del suelo. Desde tres puntos equidistantessituados a lo largo de su borde, tres vigas de piedra se extendan

    sobre el vaco hasta encontrarse en una plataforma circular de piedradispuesta en el centro. Y desde el techo el pilar central de la salaatravesaba esta plataforma y se hunda en la oscuridad que seextenda ms all. Las palabras, imgenes y smbolos que lo cubranpor entero se adentraban en la tintrea negrura del olvido. Tajavientresmir abajo y no pudo encontrar el final del pilar ni el fondo del agujero.Por lo que l saba, se extenda hasta las mismas profundidades del

    Abismo.--Es impresionante --dijo Garramarga mirando a su alrededor con

    lo que Tajavientres asumi que sera asombro--. Es antiqusimo y llevamucho tiempo perdido, pero no est aletargado del todo. An haypoder de la tierra en este lugar.

    --lest aqu? --pregunt Arastha. Solt a Tajavientres y tom aGarramarga de las manos. Tajavientres exhal un suspiro de alivio yse apart de ella para acercarse al borde del agujero--. Puedes sentiral Hijo Olvidado?

    --S --replic Garramarga--. Pero est enterrado a granprofundidad y sujeto por fuertes barreras.

    --Y l puede sentirnos? --pregunt Arastha.

    --l slo sabe que quiere ser libre --respondi Garramargamientras sacuda la cabeza.--Y cmo podemos liberarlo? --pregunt Tajavientres.--An no est preparado para ser libre --respondi Garramarga--.

    El ritual de Alarido Espino en el Tisza lo despert pero no limpi sumente de hambre y clera. Adems, est demasiado dbil. Apenas hatenido sustento en estos eones.

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    --Qu es lo que necesita? --pregunt Tajavientres. Al orlo.Arastha esboz una sonrisa de complicidad y lo mir pero dej queGarramarga contestara.

    --Esencia de pensamientos --dijo el Theurge--. Que sus servidoresespirituales le arrebatan a sus vctimas.

    --Te refieres a las Perdiciones de las tormentas? --preguntTajavientres.

    --S --intervino Arastha con entusiasmo--. Las mismas que vistenacer en el Tisza.

    --Recolectan recuerdos para que su amo y seor puedadevorarlos --dijo Garramarga--. Y al hacerlo, se hace ms fuerte.

    --El Hijo Olvidado come recuerdos? --pregunt Tajavientres--.Qu clase de espritu es?

    --Es un servidor de Comealmas --dijo Garramarga--, quien

    precedi a Lethargg, el Impulso de la Apata, en los Tiempos del Alba,antes de que la zorra Tejedora lo estropeara todo. Lo crearon cuandonuestro Padre fue liberado, para ayudarnos a olvidar las cosas que ldestrua llegado su momento. Pero cuando l nos fue arrebatado, elHijo Olvidado no supo ya qu recuerdos deba arrebatar y culesdeba respetar.

    --As que trat de devorarlos todos --dijo Arastha con voz queda--.Devoraba cualquier recuerdo que sus servidores pudieran llevarle. Ypor el sencillo crimen de no saber cmo cumplir con su cometido fuegolpeado, torturado y sepultado en las profundidades de la Tierra.Perdido durante eones, sobreviviendo con los pocos recuerdos que elmundo de la superficie repudiaba.

    --Si ha estado tanto tiempo perdido, cmo habis podidoencontrarlo?

    --Porque parte de la prisin del Hijo Olvidado est en contacto conla Zona Onrica --dijo Garramarga-- y de tanto en cuanto sus sueoshan tocado los de otros a travs de ella. En el pasado era demasiadodbil para ponerse en contacto con nadie por este medio pero sufuerza ha ido en aumento a medida que la disposicin de la

    humanidad a ignorar y olvidar sus problemas iba creciendo. Enespecial en lugares como ste, donde el racismo, el genocidio y lacrueldad han sido moneda de cambio durante siglos. La gente de todoel mundo sabe la clase de horrores que suceden aqu pero prefiere nopensar en ello. Los propios actos y el sufrimiento que provocanalimentan a las Perdiciones que merodean por la zona, pero lavoluntaria ignorancia con que otros reciben estos actos y el sufrimiento

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    que esto provoca alimentan al Hijo Olvidado. No basta para darle lafuerza que necesita para liberarse pero le ha permitido ponerse encontacto con aquellos que pueden ayudarlo. Yo soy uno de ellos. Tucompaero de manada, Alarido Espino, era otro.

    --Nunca me cont nada de esto --dijo Tajavientres.--Bien --dijo Arastha--. Le orden que no se lo dijera a nadie hasta

    que estuviramos seguros de haber encontrado la prisin, no fuera aser que nuestros enemigos descubrieran nuestros propsitos y sedecidieran a actuar.

    --Pero ahora estamos aqu --dijo Garramarga--. Tan cerca deconseguirlo... Slo tenemos que alimentarlo y darle fuerzas.

    --Pues yo tengo muchsimos recuerdos que sacrificar--dijoTajavientres-- si l quiere devorarlos.

    --Oh, no, nada de eso mi buen Tajavientres --dijo Arastha. Se

    acerc a l y lo alej del borde del agujero. Al sentir el leve contactode la mujer en su hombro, se puso muy tenso--. An te necesito. Tantoa ti como a Eric Roba-Fuegos.

    Tajavientres le dirigi una mirada malhumorada pero no dijo nada.--Debes encargarte de la defensa de nuestro tesoro recin hallado

    --continu Arastha--. Te encomiendo que apuestes centinelas yfortifiques el terreno que rodea estas cavernas. Hasta que no lashayas utilizado para asegurar la seguridad de este lugar, no debessacrificar las experiencias de tu antigua vida.

    --S, seora Arastha --murmur Tajavientres mientras laesperanza se esfumaba de su mirada.

    --Bien. Y ahora, Garramarga, hablemos de la profanacin de lostmulos.

    --Nuestros tneles estn ya funcionando, seora Arastha --dijoGarramarga--. Pero podemos acelerar el proceso por medio depuentes lunares. Sgueme --cruzaron la caverna y penetraron en lapequea estancia situada al otro lado de la que haban utilizado paraentrar. En ella haba un pequeo estanque de piedra de formacncava, lleno de agua transparente y con un guijarro blanco en el

    fondo.sta es la piedra de la senda del tmulo --dijo--. An siento suenerga. Podemos utilizarla para abrir puentes que comuniquen conlos fosos ms poderosos de la regin. A medida que la energa denuestro Padre converja en este lugar, lo pervertir y profanar ycontribuir an ms a revivir al Hijo Olvidado. Tambin conozco unritual que me permitir dirigir la energa contra los barrotes de su

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    prisin. Puedo utilizarlo para romper determinados barrotes y aspermitir que sus servidores lo alcancen. Cuando haya recobrado todassus fuerzas, podr liberarlo.

    Los ojos de Arastha destellaron, seal de un deleite orgsmico.--Entonces regresar al instante a las dems colmenas y lo

    organizar todo. Qu necesitas para hacer que este maravillososueo se haga realidad?

    --Ms Theurge para invocar a los servidores del Hijo Olvidado--dijo Garramarga--. Y para ayudarme en mi ritual.

    --A m tambin me sern tiles --dijo Tajavientres--. En laPenumbra hay Perdiciones suficientes para asegurar nuestra defensasi pueden ser controladas. Por supuesto, otro contingente deguerreros nacidos bajo la Luna Llena no nos hara ningn dao.

    --Entonces lo tendrs --dijo Arastha--. Y cuando nuestra obra haya

    concluido, las recompensas que recibirs sern muy dulces. Las delPadre, las del Hijo Olvidado y las mas.Tajavientres se limit a asentir. No quera de Arastha ms que la

    oportunidad de hacer su sacrificio al Hijo Olvidado.

    _____ 5 _____

    Albrecht y Mephi abandonaron el tmulo de Tierra del Norte lanoche siguiente, solos, a la salida de la luna, tras un largo da invertidoen los preparativos de la ausencia del rey. Lo primero que Albrechttuvo que hacer tras despertarse y desayunar fue dar las rdenespertinentes y asignar tareas especficas a la Protectora, el Guardin dela Puerta, el Custodio de la Tierra y el Enemigo del Wyrm. Encontrar elequilibrio apropiado de poderes entre ellos result un poco delicadopero reparti las responsabilidades adicionales en funcin de la edad yles dijo a quienes no estaban de acuerdo que se aguantaran.

    Despus de esto, pas toda la tarde explicndole a todos los

    moradores de la mansin y los miembros del clan adnde semarchaba y por qu. Les cont un poco ms sobre lo que le habaocurrido a Mari pero les asegur que estaba bajo la proteccin deEvan. A continuacin les present a Mephi, les dijo a todos que elCaminante iba a acompaarlo y se asegur de que supieran que era lquien la haba salvado de una muerte segura en Yunque-Klaiven.

    Cuando todo ello hubo terminado --al fin-- devor una copiosa

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    cena y prepar su equipaje. Cogi un par de mudas de ropa cmoda,una amoladora para Amo Solemne, una capa escarlata deentretiempo, sus manguitos de piel aislante, una vaina de piel para laespada y un collar fetiche que Jacob Morningkill le haba dadodespus de su Primer Cambio. Por ltimo, incluy una chaqueta decuero larga y brillante que Evan y Mari le haban regalado las ltimasNavidades. Prefera su viejo y gastado guardapolvos y no solaponerse la chaqueta pero aquella ocasin pareca merecedora de untoque de distincin. S, segua llevando las botas militares, los gruesosvaqueros azules y un jersey de cuello vuelto con hombrerasacolchadas y coderas pero tampoco es que fuera a casarse ni nadapor el estilo. Adems, puesto que Mari y Evan no podan acompaarlo,le pareca una buena cosa llevar consigo algo que se los recordase.

    Al anochecer, Albrecht lo haba metido todo en un gran petate, se

    lo haba cargado a la espalda y se haba dirigido al corazn deltmulo. Eliphas Standish y Mephi se reunieron con l poco despus,mientras la luna irrumpa por el horizonte. Eliphas haba abiertoentonces el puente que conectaba con Cielo Nocturno y Mephi y

    Albrecht se haban marchado. Slo se detuvieron una vez a mitad decamino para descansar y almorzar y luego continuaron. Ahora, en elTmulo de Cielo Nocturno, en Hungra, salieron del puente lunar altima hora de la tarde. No fueron recibidos slo por el Guardin de laPuerta sino por un hombre de aspecto agrio, corto de talla, con unagran nariz y una melena negra y ensortijada. El hombre se acerc a

    Albrecht, levant la mano y empez a hablar en un idioma que salatan deprisa de su boca que el rey no poda ni identificarlo. Noobstante, fuera lo que fuese lo que estaba diciendo, no parecademasiado contento. Mephi hizo ademn de replicar mientraslevantaba una mano abierta pero Albrecht lo detuvo.

    --Qu demonios est diciendo? --mir a los ojos al hombre decabello negro y le dijo--. Hablas ingls?

    --S --respondi el hombre mientras miraba a Albrecht con los ojosentornados--. Lo conozco ms o menos --entonces volvi a mirar a

    Mephi y empez de nuevo a hablar en su propia lengua.--Ya es suficiente --dijo Albrecht, alzando la voz por encima de lasdems--. Hablemos en ingls.

    Mephi se puso tenso al or esto pero el hombre hizo lo queAlbrecht deca.

    --Estaba diciendo --empez-- que soy Korda Lazslo, el guardinde esta fortaleza --seal con un gesto al lobo de color pardo que

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    haba junto a l--. ste es Sombra de Fuego, el Protector del Espritude la Puerta --Sombra de Fuego lade ligeramente la cabeza y mir a

    Albrecht y Mephi.--Estupendo --dijo Albrecht--. Encantado de conoceros. Ahora...--Nos enva el margrave --lo interrumpi Lazslo--. Para daros la

    bienvenida y preguntaros vuestras intenciones. Traes a un extraocontigo sin invitacin del margrave. As que explcate. No permitiremosque ningn espa o usurpador entre en el Tmulo de Cielo Nocturno.

    Albrecht mir a Mephi por el rabillo del ojo y murmur:--Crees a este to?--Es slo una formalidad --dijo Mephi entre dientes--. No

    esperaban que nadie te acompaara.--Lo que sea --dijo Albrecht. Entonces, tras volverse hacia Lazslo,

    dijo--. Basta de juegos y escuchadme los dos. Recordis

    perfectamente a Mephi Ms-Rpido-que-la-Muerte. No hace tanto queestuvo aqu. Est aqu porque yo se lo he pedido, pues poseeexperiencia directa con los problemas que Jo'cllath'mattric os hacausado a todos.

    Lazslo se encogi y Sombra de Fuego arrug el hocico alescuchar el nombre del espritu del Wyrm.

    --Los dos estamos aqu --continu Albrecht-- porque ese malditomonstruo est liando muchsimo las cosas. No estamos aqu parausurpar ni para espiar. He venido a ayudar.

    Sombra de Fuego solt un bufido escptico.--Y a cambio? --pregunt Lazslo.

    Albrecht titube al orlo, as que fue Mephi quien respondi.--A cambio, Lord Albrecht pide que el Margrave Konietzko

    convoque a sus nobles guerreros para unirse en su batalla contra esteantiguo enemigo. Todo por la gloria de Gaia.

    --Eso mismo --aadi Albrecht.Sombra de Fuego relaj la cola para mostrar que estaba

    satisfecho con la respuesta y Lazslo se relaj tambin. Hizo una levereverencia e inclin la cabeza en actitud de deferencia.

    --Te creo, Rey, y os doy la bienvenida a tu camarada y a ti. Podisdejar vuestro equipaje aqu y Sombra de Fuego mandar a un pajeque lo lleve a la habitacin que os han preparado en la fortaleza.

    Albrecht y Mephi dejaron sus mochilas en el suelo y Lazslo lesindic que lo siguieran. Mientras caminaban, Lazslo volvi a hablar ensu lengua nativa. Mephi asinti y respondi en el mismo idioma.

    --Parece que Konietzko lleva gran parte del da reunido con otros

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    lderes de clan --dijo el Caminante a Albrecht en voz baja--. Hamencionado a Garras Rojas, Furias Negras, Hijos de Gaia y algunosms.

    --Bien --dijo Albrecht--. Pero no te he odo mencionar a losColmillos Plateados.

    --Es que l no lo ha hecho --respondi Mephi--. Supongo que teres el nico. Lo ms probable es que tambin yo sea el nico de mitribu.

    --Bien --gru Albrecht--. Al menos contaremos con el respeto queesas tribus suelen ofrecer a las nuestras. Que es bien poco, porsupuesto.

    El resto de la corta caminata transcurri en silencio y Albrecht fuecobrando conciencia de la grandeza del lugar. El corazn de aquelprotectorado era una ominosa montaa cubierta de niebla situada en

    el corazn de una poderosa e imponente cordillera. El camino en elque desembocaba el puente lunar era una vereda ancha y sinuosa,pavimentada como una va romana. Discurra por una serie de pasosrocosos que hubieran sido escenarios perfectos para una emboscadade haber logrado alguien internarse en el tmulo. Aunque no podaverlos, Albrecht saba que haba Guardianes ocultos por todo elcamino, observndolos y apuntndolos con sus armas. Se preguntcuntos de ellos sabran quin era o reconoceran la corona quellevaba en la cabeza.

    La vereda serpenteaba a lo largo de un camino de fuertesaltibajos y terminaba a los pies de la misma montaa. Haba un colosalarco tallado en la base del edificio y Albrecht supo que haban llegadoa la entrada a la fortaleza del Margrave Konietzko. El arco era tresveces ms alto que un hombre y durante los muchos aos que losGarou haban pasado defendiendo el lugar haba sido cuidadosamenterefinado y retocado. En el dintel se vea una serie de glifos talladosque representaban, respectivamente, un tmulo, la luna y las estrellas,el trueno y el rayo y la tribu de los Seores de las Sombras. Por ssolos no resultaban especialmente descriptivos pero ledos en

    conjunto tenan sentido a un nivel instintivo, algo as como elsignificado que transmite el lenguaje corporal. ste es el Tmulo delCielo Nocturno --rezaba el mensaje--. Por la Gracia del AbueloTrueno, los Amos de las Sombras honramos y protegemos estelugar.

    Haba ms guardias apostados a ambos lados de la entrada peroLazslo ni siquiera se detuvo para saludarlos. Condujo a los invitados al

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    vestbulo de la fortaleza, luego a una gran sala de recepcin que habams all y por fin al saln principal. El suelo y las paredes del lugarestaban pulidos con todo cuidado, como los lugares en los que mora elhombre. Bancos, mesas, sillas y banquillos dominaban lashabitaciones comunes y los fros suelos de piedra estaban cubiertospor gruesas alfombras. Haba tapices y pinturas en las paredes, ascomo escenas extradas de historias del Registro de Plata en las quelos Seores de las Sombras haban desempeado papelesprincipales. Cada cuatro o cinco metros a lo largo del saln, haba unnicho tallado en la pared en cuyo interior se vean estatuas de hroesde antao o representaciones en yeso de armas y fetiches famososdentro de cajas de cristal dispuestas sobre pedestales. Una mezcla deantorchas y luces elctricas escondidas iluminaba el interior del lugar,que en su conjunto se pareca ms al interior de un edificio comn que

    al corazn de una montaa.Varias habitaciones y pasillos ms tarde, Lazslo condujo a Mephiy Albrecht hasta una interseccin en "T" que rodeaba a una granestatua en mrmol de un guerrero valiente y orgulloso. La figuraestaba ataviada para la batalla y sostena una ominosa espada curvaen la mano derecha. Llevaba la cabeza muy alta y una luz montadasobre ella daba la impresin de que estaba mirando al sol con airearrojado, presto para la aventura. Albrecht mir la estatua, ley laplaca que deca "Boris Golpe de Trueno" y entonces buf y puso losojos en blanco.

    --No queda mucho --dijo Lazslo. Se situ frente a Albrecht y sevolvi para hablar a sus invitados mientras caminaba--. Si segus a laizquierda despus de cuatro puertas, la quinta habitacin a la derechaest preparada y a vuestra disposicin. De haber sabido que ibas atraer a alguien contigo, habra preparado una ms espaciosa.

    --As est bien --dijo Mephi.--En cualquier caso --continu Lazslo, sin dejar de caminar hacia

    atrs--, podis descansar all despus de reuniros con el consejo, si lodeseis. Si no es de vuestro agrado, podemos...

    --Gracias --dijo Albrecht al tiempo que lanzaba una mirada en ladireccin que Lazslo indicaba--. Estoy seguro de que estar bien.Lazslo se inclin una vez ms y entonces gir en redondo con un

    movimiento suave. Mephi y Albrecht pasaron por debajo de la estatua,giraron a la izquierda y recorrieron en silencio otro largo pasillo,sometidos a las miradas curiosas de los habitantes del lugar junto alos que caminaban. Por fin, Albrecht se detuvo y se dirigi a Lazslo:

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    --Quin nos espera en la reunin que est manteniendo elmargrave?

    Lazslo se detuvo y pens un momento.--Lderes de los clanes ms importantes de la regin --dijo--.

    Helena Clera Lenta de la tribu de las Furias Negras. Rpido-como-el-Ro de los Garras Rojas. Guy Dientesabueso del Clan de las Fuentesde la Montaa. Sergiy Caminante del Alba del Clan del Amanecer.Guerreros de todos sus protectorados. La Reina Tmara Tvarivich delClan de la Luna Creciente tambin ha venido, aunque hasta elmomento se ha mostrado un poco... problemtica.

    --No me digas --dijo Albrecht. Si lo que haba odo de Tvarivichera cierto, se trataba de una brillante lder y estratega que moraba enun tmulo ruso. Lo ms probable es que hubiera acudido con la ideade compartir el mando con Konietzko y hubiera sido rechazada--. He

    odo hablar de ella y tambin de algunos de los que has mencionado.--Esperbamos ms visitantes --dijo Lazslo--, pero no todos hanpodido venir. Los guerreros de la regin tienen problemas propios delos que ocuparse. Las cosas estn cambiando deprisa en estehemisferio.

    --Bueno, las cosas estn a punto de empezar a cambiar paramejor--dijo Albrecht--. Para eso estamos aqu.

    Sin responder a estas palabras, Lazslo condujo a los dos recinllegados hasta unas puertas dobles de madera y all se detuvo. Lasabri con las dos manos y a continuacin se apart con elegancia yles indic con un gesto que entraran en la sala. En el interior, todas lasconversaciones se detuvieron mientras ms de una docena de paresde ojos se volvan hacia ellos.

    Albrecht apenas haba tenido tiempo de evaluar la atmsferageneral que reinaba all dentro cuando Lazslo estuvo de nuevo a sulado, guindolo hasta el centro de la estancia. Rostros amargos ysombros de hombres y mujeres lo rodeaban por todas partes ysupuso que sus expresiones no se deban slo al hecho de haber sidointerrumpidos. El aire estaba cargado de tensin y frustracin y la

    llegada de nuevos invitados era slo una complicacin ms que nadiepareca necesitar.La habitacin, por su parte, tampoco invitaba al discurso

    agradable o la relajacin. Era demasiado pequea y estaba maliluminada, considerando el nmero de gente que la ocupaba en aquelmomento. En el centro haba una gran mesa oval, a la que sesentaban apiados la mayora de los presentes. No haba sillas ni

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    bancos a su alrededor, lo que permita que ms gente an seamontonara por todas partes. De hecho, los nicos bancos presentesen la sala eran los cuatro o cinco que haban sido apartados contra lasparedes y en los que ahora se sentaban personas que,evidentemente, carecan de la importancia necesaria para ocupar unsitio alrededor de la mesa. Estos desgraciados y otros como ellosesperaban sentados o en pie bajo tapices en los que se vea cmohacan pedazos a sus adversarios los hroes de las leyendas de losSeores de las Sombras.

    Albrecht vio todo esto mientras entraba acompaado por Lazslo.Un espacio se abri al pie de la mesa mientras dos hombres seapartaban respetuosamente y Albrecht lo ocup. Advirti entonces quela mesa estaba cubierta de pergaminos, mapas polvorientos y todaclase de utensilios de escritura pero no tuvo tiempo de dedicarles ms

    que una mirada fugaz. Ahora que se encontraba all, poda sentir todaslas miradas sobre l, incluida la del anciano que se sentaba frente a l,a la cabecera de la mesa.

    --Margrave Konietzko --dijo Lazslo--, honorables invitados,permitidme que os presente a Lord Jonas Albrecht, rey delprotectorado americano de Tierra del Norte, de la tribu de los ColmillosPlateados.

    Albrecht mir en derredor mientras sus palabras eran traducidas aaquellos que no hablaban ingls. No es que esperara un estallido deaplausos ni nada por el estilo pero nadie pareci impresionado. Lamayora de ellos sigui mirndolo con frialdad. Puede que fuera la ideade utilizar "rey" y "americano" en la misma presentacin lo que losdesagradaba. Despus de un silencio corto e incmodo, el MargraveKonietzko alz una mano a modo de saludo y habl:

    --Bienvenido, Rey Albrecht, al Clan del Cielo Nocturno --dijo en uningls con marcado acento--. Tu fama te precede, aun tan lejos de tuhogar. No te invitamos a este consejo, lo admito, pero nopretendamos ofenderte. nete ahora a nosotros y dinos por qu hasvenido.

    Albrecht mir al anciano mientras hablaba, en busca de algunaseal de sarcasmo o desdn. No encontr ninguna, pero eso tambinpoda deberse a que Konietzko era una maldita estatua de piedra. Seergua orgulloso y completamente relajado, con el rostro cubierto porla sombra que proyectaba la tenue luz reinante.

    Su cano cabello era largo y liso y ni un solo pelo de su capaestaba desordenado. La espada que cea al costado era tan grande

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    como Amo Solemne y las yemas de los dedos acariciaban la vaina decuero. Exudaba la absoluta confianza de un lobo en su guarida. Enmuchos aspectos, recordaba a Albrecht al aspecto que tena el ReyMorningkill, sentado en su trono bajo el Gran Roble. Era la vivaimagen del guerrero fuerte y dueo de s, merecedor de la confianza,la admiracin y el respeto de sus sbditos. Por encima de todo, surespeto.

    --Estoy aqu --respondi Albrecht-- a causa de toda la mierda queesta ocurriendo y sobre la que nadie est haciendo nada --el respeto yla deferencia no eran una misma cosa--. S que el Wyrm ha estadotratando de utilizar el espritu mancillado del Tisza para liberar a unmonstruo llamado Jo'cllath'mattric y s lo que ese Jo'cllath'mattric escapaz de hacer. Es hora de que se haga algo al respecto y yo soy elhombre indicado para hacerlo.

    Despus de una nueva ronda de traducciones, un hombretnsituado en medio de la mesa replic algo con tono airado en lo queAlbrecht crea que era alemn. No entendi las palabras pero sudesprecio resultaba evidente.

    Se volvi en busca de Mephi y advirti de forma ausente queLazslo ya no se encontraba a la vista.

    --Qu ha dicho? --pregunt al Caminante--. Y quien demonioses?

    --se es Guy Dientesabueso --susurr Mephi--. El lder del clan delas Fuentes de la Montaa. Est preguntando quin te crees que eres.

    --Ya veo --dijo Albrecht--. Gracias. Qudate ah y siguetraduciendo --entonces se volvi hacia Dientesabueso y dijo--. Paraser honesto, a m no me importa demasiado quines sois. S quetodos sois Garou y que sois guerreros y s que me necesitis.

    Se produjo un estallido de indignacin por toda la sala pero slouna persona replic directamente a Albrecht. Era un hombregigantesco que se cubra la espalda con una piel de oso, situado dospuestos ms all de Konietzko. Su voz era tan fuerte y profunda comoun martillazo. Mientras el hombre hablaba, Mephi traduca sus

    palabras a Albrecht pero nadie le dijo que era Sergiy Caminante delAlba, del Clan del Amanecer.--Eso resulta poco reconfortante, viniendo de un Colmillo

    Plateado, me temo --dijo el enorme hombre--. O de un americano.--Esto no tiene nada que ver con tribus o pases --dijo Albrecht. Se

    haba tenido que tragar una rplica airada que en aquel momentohubiera resultado contraproducente. Aqul era el efecto de la

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    influencia de Evan, sin duda--. Tiene que ver con un problema quenecesita una solucin.

    --Tu solucin? --pregunt una mujer de cabello negro y tezolivcea situada cerca de l--. Es que la incompetencia de esteconsejo te ha convocado desde el otro lado del ocano?

    --No, no es as --respondi Albrecht. Ni siquiera necesitaba queMephi le dijera de quin se trataba. Se pareca bastante a Mari, asque deba de ser la Furia Negra que Lazslo haba mencionado--. Noestara aqu si pensara que sois unos incompetentes, pero esnecesario que actuis juntos.

    Mephi se encogi.Un hombre desaliado y sucio con el pelo enredado y la barba

    descuidada, que llevaba un chaleco de piel y unos pantalones hechosjirones por toda vestimenta fue el primero en responder. Adopt su

    forma Glabro, ms hirsuta si cabe, y golpe la mesa con ambospuos.--Cmo te atreves? --grit en lengua Garou, lo que elimin la

    barrera del idioma--. Aqu no te necesitamos ni te queremos!Albrecht, negndose a dejarse intimidar por la furia del hombre,

    adopt tambin la forma Glabro.--T eres Rpido-como-el-Ro, el Garra Roja, verdad?

    --respondi en la misma lengua--. Bueno, respndeme a esto, dospatas, cmo le va a tu tribu ltimamente? Si lo que he odo es cierto,sois incapaces de mantener limpios vuestros ros y de defendervuestros tmulos. Tu tribu se ha dedicado a matar humanos en vez deenfrentarse al verdadero problema. No me digas que no necesitasnada mejor. Eso es mierda de caballo!

    Y t --salt, volvindose hacia Dientesabueso--. Acaso no estel Clan de las Fuentes de la Montaa en Suiza? Para no necesitarayuda has venido desde muy lejos --entonces se volvi hacia HelenaClera Lenta--. Y t puedes tragarte tu sarcasmo. No creo que quierasque empiece a hablar de lo que tu tribu ha permitido que ocurriera--por fin, se volvi hacia Caminante del Alba--. Y en cuanto a ti, siendo

    como eres un Hijo de Gaia, deberas saber que no es sabio juzgar aalguien basndose en su procedencia o sus ancestros. Deberaisavergonzaros. No me extraa que un espritu del Wyrm de un millnde aos de antigedad se est abriendo camino a bocados hastavuestros patios traseros!

    Todos los que haban hablado a Albrecht hasta el momentoseguan furiosos pero fue Konietzko el primero en hablar, irrumpiendo

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    en la tensin con palabras fras y mesuradas.--Rabietas de nios --dijo con voz suave. Mir a Albrecht y luego a

    los dems que rodeaban la mesa--. Todos vosotros. Este consejo hasido un ejercicio de frustracin desde que empez --todos los ojos sevolvieron lentamente hacia el margrave y varios de los presentes serelajaron.

    --Creo que Lord Albrecht tiene razn, al menos en parte --continuKonietzko con un gesto de cabeza dirigido a la mesa--. Llevamosbastante tiempo tratando en vano de encontrar el emplazamiento de laprisin de Jo'cllath'mattric. Dos manadas de bravos guerreros hanmuerto intentndolo desde el asunto del Clan Yunque-Klaiven y apesar de haber prevenido la liberacin de Jo'cllath'mattric, laprofetizada manada del Ro de Plata nos ha proporcionado hasta elmomento pocas armas que utilizar contra nuestro nuevo enemigo.

    Puede, entonces, que lo que necesitemos sea una nuevaperspectiva. Dejad que Lord Albrecht se siente entre nosotros ycomparta con nosotros lo que sabe. Que combine sus habilidades deguerrero con las nuestras para que juntos seamos ms fuertes--entonces se volvi hacia Albrecht y le dijo--. Tus guerreros estnacampados en la falda de la montaa con los dems que han venido aunirse a m?

    Albrecht sinti un ligero calor provocado por el azoramiento detrsde las orejas pero no apart la mirada.

    --No --dijo.El margrave lade la cabeza.--No los habrs trado a la fortaleza? Este lugar no ha albergado

    guerreros de los Colmillos Plateados desde que el anciano Corazn deFuria demostr ser demasiado dbil para defenderlo.

    Albrecht pestae una vez y dijo:--No --poda sentir cmo aumentaba el calor. Puede que Evan

    hubiera tenido ms razn de la que l hubiera querido admitir--. No hetrado ningn guerrero conmigo.

    --Una coalicin de soldados aliados, entonces --dijo el margrave--.

    Eso suena ms tpico de los americanos.El calor del interior de Albrecht se encendi y esta vez haba en lalgo ms que azoramiento.

    --Nada de coaliciones --gru--. Slo nosotros dos y lashabilidades que traemos a esta mesa.

    --Slo dos? --dijo Konietzko, mientras sus cejas se unan y suceo se frunca--. Es posible que Jo'cllath'mattric no sea un enemigo

  • 7/29/2019 Novela de Tribu 6 - Colmillos Plateados - Carl Bowen

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    tan formidable como todos temamos? O simplemente piensas que elliderazgo de un Colmillo Plateado es lo nico que necesitamos paravencer? No seras el primero que lo creyese.

    Cuando el margrave dijo esto, Caminante del Alba esboz unasonrisa ladeada, Helena Clera Lenta enarc una ceja, Rpido-como-el-Ro solt un bufido y Albrecht estuvo a punto de perder los estribos.Casi salt sobre la mesa en forma Crinos para dejar que todossupieran lo que pensaba de ellos y sus estpidas tradicionescentenarias. Lo hubiera hecho de no ser porque Mephi suspir y bajla cabeza. La reaccin del Caminante le dijo que si insista ahora, sloconseguira parecer un cachorro furioso ms an de lo que ya lopareca. De modo que volvi a ponerle el tapn a su furia y regres al