origen del modelo educativo nacional hondureño

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Historia Social 5 El origen del modelo educativo nacional hondureño (1913-1933) La educación como un medio de transmisión de conocimientos y formación ciudadana fue uno de los postulados que se vislumbraron en las agendas y discursos políticos de los nuevos estados nacionales. Fue el momento oportuno para la creación del sistema educativo en América. Honduras no escapó a esas manifestaciones que se producían a nivel mundial. En relación con los avances pedagógicos, las nuevas tendencias encabezadas por la Escuela Nueva comenzaron a escucharse en el país hacia 1913, como un cuestionamiento muy sutil o contundente a la Escuela Tradicional. La llegada de la Escuela Nueva a Honduras no fue instantánea, ni mucho menos su aplicación en las escuelas primarias, ya que se dieron algunos inconvenientes provenientes de algunos sectores de la sociedad que consideraban que no existían las condiciones propicias para que la misma echara raíces, debido la carencia de fondos estatales por una parte y por otra la negativa al cambio. En el transcurso de los años comprendidos entre 1913 y 1933, la discusión sobre esta nueva forma de aprender no se adoptó, sin embargo, quedaban abiertas las posibilidades de su ejecución. Es a partir de 1940 cuando el Poder Ejecutivo comenzó tenuemente a introducir en el sistema educativo este tipo de enfoque. Otro de los aspectos a tomar en cuenta se determinaba por la carencia de maestros capacitados en su quehacer educativo, lo que llevó a potenciar a las Escuelas Normales, para la formación de los maestros que el sistema requería. En la sociedad del momento, por parte del Ejecutivo y otros sectores, se consideraba que el ser humano más idóneo para ejercer la profesión docente eran las mujeres, ya que así podrían obtener un ascenso social y siempre este quehacer lo vinculaban a lo que se denominó una educación para el hogar. Abstract Education as a means of transmitting knowledge and citizen education was one of the postulates that were glimpsed in the agendas and political discourses of the new national states. It was the opportune moment for the creation of the educational system in America. Honduras did not escape those demonstrations that took place worldwide. In relation to the pedagogical advances, the new tendencies led by the New School began to be heard in the country around 1913, as a very subtle or forceful questioning of the Traditional School. The arrival of the Escuela Nueva in Honduras was not instantaneous, much less its application in the primary schools, since there were some inconveniences that came from some sectors of society that considered that there were no favorable conditions for it to take root, due to the lack of state funds on the one hand and on the other the refusal to change. In the course of the years between 1913 and 1933, the discussion about this new way of learning was not adopted, however the possibilities of its execution were still open. It is from 1940 when the Executive Power began to introduce this type of approach in the educational system. Another aspect to take into account was determined by the lack of trained teachers in their educational work, which led to empower the Normal Schools, for the training of teachers that the system required. In the society of the moment, on the part of the Executive and other sectors, it was considered that the human being more suitable to exercise the teaching profession were the women, since this way they could obtain a social ascent and always this task they linked it to what was denominated an education for the home. Resumen 1. Historiador y Profesor de Ciencias Sociales en la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán y en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Imagen anterior: Uno de los aspectos que cambió totalmente la Nueva Escuela fue la introducción de las clases de Educación Física. La Escuela Tradicional había reducido a las mujeres a una educación enclaustrada y limitada a los deberes manuales y cognitivos. En la foto, jóvenes de secundaria en Gracias, Lempira, realizan calistenia en su colegio, en algún momento cercano a la mitad del siglo XX. Cortesía de Jorge Amaya. Por Óscar Zelaya Garay Palabras Claves: Educación-Escuela Tradicional Escuela Nueva-Escuela Normal-Sistema Educativo

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Historia Social5

El origen delmodelo educativo

nacional hondureño(1913-1933)

La educación como un medio de transmisión de conocimientos y formación ciudadana fue uno de los postulados que se vislumbraron en las agendas y discursos políticos de los nuevos estados nacionales. Fue el momento oportuno para la creación del sistema educativo en América. Honduras no escapó a esas manifestaciones que se producían a nivel mundial. En relación con los avances pedagógicos, las nuevas tendencias encabezadas por la Escuela Nueva comenzaron a escucharse en el país hacia 1913, como un cuestionamiento muy sutil o contundente a la Escuela Tradicional. La llegada de la Escuela Nueva a Honduras no fue instantánea, ni mucho menos su aplicación en las escuelas primarias, ya que se dieron algunos inconvenientes provenientes de algunos sectores de la sociedad que consideraban que no existían las condiciones propicias para que la misma echara raíces, debido la carencia de fondos estatales por una parte y por otra la negativa al cambio. En el transcurso de los años comprendidos entre 1913 y 1933, la discusión sobre esta nueva forma de aprender no se adoptó, sin embargo, quedaban abiertas las posibilidades de su ejecución. Es a partir de 1940 cuando el Poder Ejecutivo comenzó tenuemente a introducir en el sistema educativo este tipo de enfoque.

Otro de los aspectos a tomar en cuenta se determinaba por la carencia de maestros capacitados en su quehacer educativo, lo que llevó a potenciar a las Escuelas Normales, para la formación de los maestros que el sistema requería. En la sociedad del momento, por parte del Ejecutivo y otros sectores, se consideraba que el ser humano más idóneo para ejercer la profesión docente eran las mujeres, ya que así podrían obtener un ascenso social y siempre este quehacer lo vinculaban a lo que se denominó una educación para el hogar.

AbstractEducation as a means of transmitting knowledge and citizen education was

one of the postulates that were glimpsed in the agendas and political discourses of the new national states. It was the opportune moment for the creation of the educational system in America. Honduras did not escape those demonstrations that took place worldwide. In relation to the pedagogical advances, the new tendencies led by the New School began to be heard in the country around 1913, as a very subtle or forceful questioning of the Traditional School. The arrival of the Escuela Nueva in Honduras was not instantaneous, much less its application in the primary schools, since there were some inconveniences that came from some sectors of society that considered that there were no favorable conditions for it to take root, due to the lack of state funds on the one hand and on the other the refusal to change. In the course of the years between 1913 and 1933, the discussion about this new way of learning was not adopted, however the possibilities of its execution were still open. It is from 1940 when the Executive Power began to introduce this type of approach in the educational system.

Another aspect to take into account was determined by the lack of trained teachers in their educational work, which led to empower the Normal Schools, for the training of teachers that the system required. In the society of the moment, on the part of the Executive and other sectors, it was considered that the human being more suitable to exercise the teaching profession were the women, since this way they could obtain a social ascent and always this task they linked it to what was denominated an education for the home.

Resumen

1. Historiador y Profesor de Ciencias Sociales en la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán y en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.

Imagen anterior: Uno de los aspectos que cambió totalmente la Nueva Escuela fue la introducción de las clases de Educación Física. La Escuela Tradicional había reducido a las mujeres a una educación enclaustrada y limitada a los deberes manuales y cognitivos. En la foto, jóvenes de secundaria en Gracias, Lempira, realizan calistenia en su colegio, en algún momento cercano a la mitad del siglo XX. Cortesía de Jorge Amaya.

Por Óscar Zelaya Garay

Palabras Claves: Educación-Escuela Tradicional Escuela Nueva-Escuela Normal-Sistema Educativo

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Historia Social

El génesis del Modelo EducativoNacional Hondureño (1913-1933)1.

El origen del “modelo educativo ideal” de la Educación Pública en América Latina lo podemos encontrar en los primeros años del siglo XIX, cuando comienzan a desarrollarse y establecerse las bases políticas e ideológicas de los estados nacionales. Puede decirse que la organización del Sistema Educativo Público se encontraba estrechamente vinculada al proceso de emancipación. En ese momento de aparente cambio del sistema colonial de producción, la Educación Pública se orientó hacia la formación y conocimiento de los nuevos “…deberes y derechos, individuales, la transmisión de nuevos valores que debían de contribuir a la creación de una conciencia nacional y a un nuevo imaginario colectivo…” (García Garrido, Ossenbach Sauter, & Valle, 2001: 13).

Es el momento histórico del ideal liberal, que se dirigía y orientaba bajo sus planteamientos doctrinarios basados en la igualdad de los ciudadanos. Esta igualdad implicaba la creación de un nuevo sistema educativo de carácter accesible. José Luis Sauter afirma: “…El abordaje de las cuestiones educativas [...] se encontraba desde un comienzo en el discurso político, en los textos constitucionales y en los múltiples proyectos de reforma y modernización que fueron perfilando la nueva organización de los estados nacionales...” (García Garrido, Ossenbach Sauter, & Valle, 2001: 15).

Es así como esa instrucción debía corresponder a la formación de los nuevos cuadros que el sistema necesitaba; esa fue la intención que tuvo éxito en algunos Estados de América Latina. En la segunda mitad del siglo XIX, los intentos y frutos hacia la formación de esa nueva estructura de Instrucción Pública, se vieron afectados sustancialmente por la inestabilidad política, la carencia de recursos económicos y los gastos militares. Pero ante estos inconvenientes, se fueron perfilando y creando las condiciones donde el Estado Nacional, fue el único ente capaz de conducir y realizar la

tarea de la estabilización, el progreso y el orden institucional. Las ideas orientadoras relacionadas a la educación pública desarrollaron consigo mismo la necesidad de formar a los docentes (maestros) en las orientaciones pedagógicas del momento en el siglo XIX.

Las corrientes educativas provinieron de Europa y Estados Unidos de América, posteriormente de México y América del Sur, incorporándose y/o adecuándose en ocasiones de forma creadora o mecánicamente. Esa adaptación de las corrientes de la pedagogía a las realidades de América Latina se hizo efectiva hacia la segunda mitad del siglo XIX, iniciándose con la difusión de lo que se conoce como “principios pestalozzianos”.

John Heinrich Pestalozzi (italiano, 1746-1827) construyó su obra a partir de esbozos y múltiples ensayos, a la que llamó una “educación de la humanidad”. El principal valor e interés fue el de la educación basada en el igualitarismo, es decir, poder educar a gente marginada. Confiaba plenamente en las virtudes de la educación popular. Pestalozzi planteaba que el mejoramiento de las condiciones del pueblo se daba a través de la educación, que la vida es la que educa y por consiguiente, “…el educador deberá tratar de encontrar en su alrededor los temas de sus lecciones…” (Piaton, 2004).

Durante esa época también se comenzaron a difundir los postulados positivistas y las ideas pedagógicas herbartianas. Jean Frédich Herbart (alemán, 1776-1841) ensayista y filósofo, promovió y estudió la pedagogía desde la óptica de la psicología, diseñó un sistema educativo amplio y completo, aplicándolo a los adolescentes, así como a los de la primera infancia. Para Gabriel Compayré, “…su método se basó en la experiencia y en la historia natural del espíritu, era una educación que aspiraba a formar al individuo, con un alto grado de moral. Siendo su fin supremo en la educación, la

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Historia Social

moralidad y la virtud…”Las influencias y trabajos de Pestalozzi y Herbart se podrían

considerar en el momento como oportunas e innovadoras en su aplicación en la segunda mitad del siglo XIX. También en esa época se comenzaron a presentar otras innovaciones a nivel mundial, como la aparición de revistas especializadas en educación, artículos periodísticos e inclusive, la fundación de museos y la apertura de congresos pedagógicos.

Amalia Nivón Bolaños explica que, a finales del siglo XIX, en México se realizaron varios congresos nacionales de educación, así como en diferentes países, latinoamericanos y europeos. La autora resume:

“…En 1882 y 1891 en España, 1889 Chile celebra el suyo, en México tienen lugar dos congresos en 1890 y 1891,Centro-América en 1893, Francia en 1895 e Italia en 1901. En estos foros se aborda la política educativa a seguirse en las escuelas primarias y centros de formación de profesores y profesoras, exponiéndose distintas líneas de preocupación y vinculación del Estado con la educación pública en diferentes contextos socioculturales, observando las influencias y vínculos de actores a través de la prensa pedagógica…” (Nivón Bolaños, 2004).

Sobre ese particular, Gabriela Ossenbach Sauter explica que: “…De muchos países Latinoamericanos acudieron profesores becados para especializarse en Chile y más adelante, ya avanzado el siglo XX, tuvieron mucha importancia las misiones pedagógicas chilenas que prestaron su asesoría para la reforma de los sistemas educativos en algunos países (en 1908 educadores chilenos se hacen cargo de la Escuela Normal e Institutoras en Panamá; 1935: misión pedagógica chilena en Costa Rica; 1936: misión de pedagogos chilenos en Venezuela; 1950: misión pedagógica

chilena en Honduras)…” (García Garrido, Ossenbach Sauter, & Valle, 2001: 32).

En el plano pedagógico, se retomaron los lineamientos políticos educativos de los primeros veinte años del siglo XIX, de acuerdo con los postulados del liberalismo del momento. Es así que la acción de instruir se convertirá en el sinónimo de formar a los buenos ciudadanos para el beneficio de la República y a su vez fomentar y desarrollar el progreso de los pueblos. El ideal fundamental se encarna en la instrucción, ya que ella es “…el alma de las sociedades que revelan en la esfera de los hechos, las instituciones de los países libres: la instrucción es también la fuente inapelable, pero viva de la prosperidad y cultura de las naciones…” (Pérez Brignoli, 1973: 28). El mejoramiento de la educación se convertirá en uno de los primeros eslabones de los reformadores liberales, siendo la escuela primaria el nivel atendido como prioridad. Es así como la escuela primaria se convirtió en obligatoria, laica y gratuita y se instituyó en todos aquellos espacios geográficos donde las condiciones así lo permitían.

Los reformadores pensaban que los verdaderos ciudadanos eran solamente aquellos que, “…poseyendo por lo menos la instrucción primaria, son capaces de comprender y practicar las elevadas cuanto difíciles instituciones de la República. Ensanchar la instrucción, difundirla sin reserva, es una de nuestras necesidades más ingentes...” (Pérez Brignoli, 1973: 29).

El esquema liberal del siglo XIX se mantuvo hasta bien entrado el siglo XX, con matices de modernización y si se analiza, fueron pocas las modificaciones en la estructura de los sistemas educativos en América Latina (aunque algunos países de América del Sur y México y Estados Unidos de América sí logran avances importantes). Dentro del nuevo quehacer y como resultado de los avances en la pedagogía

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Historia Social

La Nueva Escuela replanteó al niño como sujeto pedagógico, al atribuirle facultades especiales y poniendo en debate la necesidad de que tuvieran una educación especial. En Honduras, los jardines de infancia comenzaron a surgir a inicios del siglo XX. En la foto, dos niños posan en Copán, en 1905

(Fototeca Jorge Amaya).

moderna del momento, Garrido (2001:41) explica que se comenzó a sentir la presencia “…de los principios del Movimiento de la Nueva Escuela Europea y el pragmatismo norteamericano de John Dewey…”, además de sus diversas corrientes como las de: Montessori, Burk, Parkhurst, Petersen, Decroly, Froebel, Bidet y Key, entre otros. El surgimiento de este movimiento se puede establecer a través de los escritos de la educadora sueca Ellen Key (1849-1926) y especialmente en su libro “El Siglo del Niño”, donde expone abiertamente la defensa de los derechos de los niños contra el verbalismo y el intelectualismo que había fomentado la escuela decimonónica. El análisis presentado por Key determinaba que, dentro de ese esquema de la vieja escuela del siglo XIX, no se tomaba en cuenta el desarrollo personal del niño. Desde esa nueva visión los educadores e investigadores establecieron escuelas

experimentales en diferentes países. A esto se llamó “Nueva Escuela”. Las ideas y enfoques del movimiento por la Nueva Escuela fueron instauradas casi al mismo tiempo en muchos países europeos y alrededor del mundo. Dentro de esa misma corriente de pensamiento, Dalton expresaba que el niño tenía que progresar a su propio ritmo y el método más acorde, sobre ese particular era el de una instrucción personalizada. Siguiendo esa misma línea de pensamiento, Helen Parkhurst, se dedicó al estudio sistemático del enfoque de la escuela de María Montessori (italiana, 1870-1956), quien había fundado la “Casa del Bambini” una escuela experimental y la opinión sobre ella se determinó a través del siguiente comentario:

“…Aunque desde el punto de vista de la pedagogía contemporánea y de la psicología del aprendizaje, se puede afirmar que la teoría educacional y el material didáctico desarrollado por ella rompen con la línea pedagógica tradicional, [...] modifica las prácticas educativas al combinar la libertad con la organización del trabajo. Así quiebra la rígida estructura del aula tradicional y brinda al niño libertad de movimiento, de experimentación y de expresión. Respondió a la realidad del niño y creo un ambiente que facilitó el camino de la autoconstrucción del hombre…” (Montessori, 2004)

Este movimiento pedagógico y sus tendencias fueron fieles representantes en la renovación de los pensamientos pedagógicos tradicionales, así como responsables de la modificación en el pensamiento tradicional del positivismo que se había impuesto en a finales del siglo XIX. Surgió así un nuevo paradigma, donde el niño se convierte en el centro de atención (paidocentrismo) en el proceso de aprendizaje y tomando en cuenta sus individualidades, actitudes e intereses, donde la psicología pasó a desempeñar un papel protagónico, convirtiéndose la educación en una labor democratizadora.

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Historia Social

Desde el primer gobierno de Manuel Bonilla (1903 – 1907), las corrientes pedagógicas modernas llegaron al país como formas alternativas de revisar el modelo tradicional del Estado, esto gracias a la introducción del capital transnacional para la formación

del enclave bananero en Honduras.

Este proceso del movimiento de la Nueva Escuela comenzó a mencionarse en Honduras hacia los primeros años del siglo XX y fue muy elogiado por los intelectuales de la época, realizando una crítica bastante contundente hacia la vieja escuela. Hay que mencionar que la aplicación de este modelo no se produjo tan rápidamente debido a la oposición y el desconocimiento característico de una sociedad dependiente y conservadora, donde la mayor parte de la población docente desconocía esta nueva tendencia pedagógica, al igual que los tutores, madres y padres de familia, diputados y políticos. Sobre esta base de datos y bajo las condiciones imperantes, Honduras comenzó a transitar paulatinamente el camino hacia la implementación de algunas acciones para realizar las reformas en el plano educativo y social, colocar una nueva imagen y una supuesta armonía, de paz, trabajo y progreso.

Siguiendo estos aspectos fundamentales, o generalizadores, pasamos a explicar la situación de la Instrucción Pública hondureña en los primeros años comprendidos entre los períodos de 1913 a 1932.

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Historia Social

Memoria de Instrucción Pública. Presentada al Congreso Nacional por el Secretario de Estado en el Despacho de Instrucción Pública. 1912-1913. Tipografía Nacional. Tegucigalpa. 1913. Pág. 233.

El Cuestionamiento de laEscuela Tradicional (1913-1932)2.

Como se había expresado con anterioridad, la sociedad hondureña de finales de siglo XIX y los primeros años del siglo XX se había beneficiado de las ideas de Johann Pestalozzi, así como también del pensamiento de Johann Herbart, su discípulo.

En 1913, ya se había comenzado a escuchar y hablar en Honduras de los beneficios que estaba presentando la enseñanza moderna, donde el conocimiento consistía en adquirir el hecho positivo y comprensible de todos los fenómenos que incluían la vida material, así como los de la vida espiritual. La idea fundamental en la Instrucción Pública debía girar en torno a conceptos muy claros y en el no extravío de un sinnúmero de teorías de carácter complejo e infructuosas en sus resultados. Para los seguidores de la enseñanza moderna en Honduras, ésta debería dirigirse a la generalización de las verdades y a la búsqueda del todo armónico, del mundo natural, donde no solamente la deducción del hecho debía ser la última palabra. En ese orden, también debería acompañarse de la observación y la comprobación.

El planteamiento anteriormente descrito se reforzaría mediante las ideas de Juan Antonio Granados, director de la Escuela Normal de Varones de Tegucigalpa a inicios del siglo XX, quien expresó:

“…Para estos nobles aspectos educativos nuestro espíritu no debe entregarse al sueño anárquico de otras edades, cubiertas de polvo amarillento de los errores, nuestro deber nuestra disciplina social, avivada por esta época de tanta luz, no ha de quedarse en la estancia del antiguo domine, rezagada entre las

deformes rutinas dogmáticas y anacrónicas…” 2

La visión de ese momento corresponde a las líneas de pensamiento adoptadas y ejecutadas por el positivismo implementado por Pestalozzi y Herbarth. Bajo esas perspectivas, para Granados, como Director de la Escuela Normal de Varones (Tegucigalpa, 1912) debía cumplir su función como institución docente, con cuerpo y espíritu, donde el fin último, se vería encaminado diáfanamente hacia el beneficio de las colectividades sociales donde debería de impulsarse “…[la] promoción de una escuela para el pueblo y para una sociedad moderna con visos de tecnificación e industrialización, justificada además por la necesidad de formar al niño con valores sociales, morales, familiares y éticos…” (Hernández, Ramos, Padilla, Álvarez Cáliz, & Bustamante, 2001: 133).

Desde esa perspectiva se estaba enunciando que uno de los factores fundamentales y pilares de la sociedad era la enseñanza de la moral, las costumbres y las ideas sanas, que deberán de reinar en los espíritus que ayuden al ser humano en todos los actos de su vida. El punto fundamental de Granados se encontraba en esos momentos determinado por la influencia del mundo industrializado y tecnificado, ya que afirmaba muy contundentemente:

“…La escuela que yo aspiro á levantar, desde sus primeros cimientos, es la escuela que constituye la entidad viva de un trabajo eminentemente social por sus aspectos y fundamentos característicos de acción productiva y utilitaria, que se aleje mucho de la escuela entumecida por la pasividad de la rutina de aquellas escuelas, muy semejantes á inmensos cuerpos

2.

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Historia Social

Memoria de Instrucción Pública. 1912-1913. Op-Cit. Pág. 234.3.

Memoria de Instrucción Pública. 1912-1913. Op-Cit. Pág. 236.El Reglamento de Instrucción Primaria, fue aprobado el 31 de mayo de 1898, y muchos de sus artículos fueron derogados, o reformados, cuando se aprobó el Código y demás leyes de Instrucción Pública decretados el 8 de febrero de 1906.Memoria de Instrucción Pública. 1912-1913. Op-Cit. Pág. 238

4.5.

6.

momificados que conservan siempre la forma grietosa y las deformidades que acaso sólo revelan su primera estructura...” 3

Los cuestionamientos se dirigen en ese momento a la enseñanza de carácter abstracto, a la institución educativa de disciplina férrea, que transformaba a los seres humanos en máquinas y que no les permitía autoformarse bajo su propio estímulo, auspiciado por su voluntad y encaminado al fiel cumplimiento de sus deberes. También, a la no correspondencia de la escuela tradicional a las nuevas corrientes o teorías educativas, a la realidad social, por lo que se comprende que debe de actuarse en la dirección de un “positivismo racionalista”, que se había venido implementando a nivel mundial.

Es interesante expresar que, a pesar de esa disposición y

voluntad, además de un manejo conceptual y teórico de lo que se encontraba en boga en materia educativa en Europa, Estados Unidos, México y gran parte de América del Sur, el sistema educativo hondureño continuaba manejándose bajo los preceptos de la Escuela Tradicional, e inclusive a finales de 1949, independientemente de la sanción de la Reforma Educativa, la Escuela Tradicional se encontraba vigente en el Sistema Educativo Nacional. Un indicador del aislamiento entre esa teoría y la práctica se puede observar a través de la preocupación y, al mismo tiempo, reclamo de Granados, cuando declara al Ministro de Instrucción Pública que el verdadero aspecto de las cosas es engañoso, así:

“…se ha observado que la mayor parte de los jóvenes adultos que se presentan a la enseñanza de las Escuela Normales, llegan en un estado lamentable de conocimientos, ignorantes de los ramos comunes

del aprendizaje primario. En consecuencia, tienen que dedicarse al estudio de esos ramos, casi desde sus primeros elementos, perdiéndose así un precioso tiempo […].” 4

Esto dejaba de manifiesto la problemática del momento en relación con la enseñanza pública entre 1912-1913. El Código de Instrucción Pública vigente era el que se había aprobado en la Reforma Liberal de 18765. Lo anterior, induce a pensar que ya era necesario implementar una nueva reforma al mismo, especialmente en la formación de maestros, “...ya que lo fundamental de un maestro es el de poseer un arte único, aunque variable en sus aspectos: el de saber enseñar lo que sabe…” 6

La formulación y ejecución del Código de Instrucción Pública de los reformistas liberales, se había centrado fundamentalmente en tres aspectos: la gratuidad, la laicidad y obligatoriedad, estos mismos aspectos serán manejados en los sucesivos y subsiguientes momentos, hasta la actualidad (Becerra, 2000). Aquí es necesario analizar los argumentos de Longino Becerra, con relación al aspecto educativo e ideológico. Él afirma:

“Desde 1891, cuando se formaron los dos partidos oligárquicos, hasta 1990 predominó en Honduras la ideología liberal, pues ambas instituciones políticas nacieron bajo el mismo patrón doctrinario, aunque con algunos matices de estilo. Eso significa que en nuestro país hemos tenido cien años de liberalismo consciente y sistemático, ya sea que el gobierno haya estado en

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Historia Social

Respecto del surgimiento de los partidos políticos, William S. Stokes afirma que para 1890 “los partidos políticos habían entrado en una etapa más madura y moderna” (Stokes S., 1988: 387). En un estudio reciente, consideramos que desde 1821 se forman tendencias liberales, no partidos políticos. Ver. Zelaya Garay, Óscar. “Sociedad y Política Gobiernos Liberales Conservadores en el Siglo XIX” Op. Cit. Págs. 199 a 213. Singular línea de pensamiento establece Adolfo Bonilla (1999), cuando introduce el término de “nuevas fuerzas políticas: republicanismo moderno representativo, republicanismo antiguo, liberalismo desarrollista, el federalismo y la posición unitaria”. El Partido Liberal se funda hacia 1880, y el Partido Nacional en 1902.Memoria de Instrucción Pública. Op-Cit. Pag. 239.

Memoria de Instrucción Pública. 1912-1913. Op-Cit. Pág. 224. Memoria del Secretario de Estado en el Despacho de Instrucción Pública. 1914-1915.Tipografía Nacional. Tegucigalpa. 1916. Pág. 3.Memoria del Secretario de Estado. 1914-1915. Ibíd. Pág. 3.Memoria del Secretario de Estado. 1914-1915. Ibíd. Pág. 41.

7.

8.

9.10.

11.12.

manos del Partido Nacional o en manos del Partido Liberal. Ahora bien ¿qué tipo de educación predominó en esa centuria? No fue otra ni podría ser otra, que la educación liberal, es decir, la correspondiente al sistema económico, político montado por ambos partidos...” (Becerra, 2000: 148).7

La escasez de docentes y profesionales en el sistema educativo público de la época provocó que se abrieran las escuelas normales, para formar docentes con “…la habilidad y la práctica que requiere este sacerdocio…” 8. Es muy claro el mensaje hacia aquellos jóvenes, que deseaban ingresar al magisterio, quienes debían tener y estar dispuestos a las prácticas constantes, como facultades especiales en el ejercicio del magisterio.

El sistema educativo público tenía que maniobrar con muchas limitaciones, desde su escaso radio de acción y presupuesto con el que disponía. Además, la problemática se agudizaba debido a la estructura física de los establecimientos educativos en mal estado y el reducido personal docente que existía en el país. Por ejemplo, sabemos por informes de la época que para 1912 no se podía abrir la Escuela Normal de Varones de Occidente debido a la falta de personal capacitado para desarrollar este tipo de enseñanza. Otra de las razones fue “…la distancia en que se encontraba esta población de los centros más cultos, donde

pueden hallarse los elementos intelectuales de competencia y honradez para estas difíciles tareas […] docentes, y por otro no menos grave inconveniente, el de lo exiguo de los sueldos para la remuneración de los catedráticos...” 9.

Siguiendo con el tema del fin y dinámica de la educación como instrumento de Estado, Esteban Guardiola, como Ministro de Instrucción Pública (1914-1915), confiaba y/o creía que uno de los pilares fundamentales era el cuidado de la cultura popular, “…donde educar al pueblo es redimirlo, es hacerlo fuerte, próspero y feliz…” 10. El concepto de educación se comprende como el de un fin, donde la instrucción es el medio, y el centro de todo ello la escuela.

El rol de la escuela también es civilizador, pues su propósito liberador y adoctrinador transforma a la sociedad, primitiva y colonial. Para ello, es necesaria la labor de fundar el mayor número de centros educativos de enseñanza primaria en las ciudades, pueblos y caseríos, “…y hasta en el corazón mismo de los territorios salvajes…” 11. La educación primaria en Honduras se desarrollaba, hacia 1914-1915, supeditada a factores condicionantes del ambiente político, social, económico y administrativo, que realmente no eran hostiles, pero si influían en su normal desenvolvimiento, que coadyuvaba con el elemento humano de los maestros quienes se deberían y deben distinguir por su moralidad y competencia.

Guardiola confirmaba muy contundentemente que la inmovilidad de los profesores obedecía a principios de estricta justicia y de sabia administración […] como apenas hay en esta

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Historia Social

Estudiantes de la Escuela Normal de Señoritas, en Comayagüela, desarrollan su clase de Biología, en 1928 (Fototeca Jorge Amaya). Para esta época ya se cuestionaba el papel de las carreras que tradicionalmente se habían asignado a

las mujeres, como la docencia.

capital dos profesores preparados para la segunda enseñanza en el Instituto Pedagógico de Chile.12

No obstante, el mantenimiento de la arcaica estructura administrativa y la limitada difusión de los métodos vanguardista, inhibieron la identificación de los docentes con las tesis de la Escuela Nueva. En el orden del modelo político nacional, Manuel Bonilla dirigía el Poder Ejecutivo luego de haber triunfado en las elecciones de 1912. En su mandato presidencial “…dio las más importantes concesiones que se otorgarán a las empresas bananeras que permitieron a éstas consolidarse en la producción de este renglón agrícola y por extensión, en la vida política del país…” (Posas & Del Cid, 1979:83). Hasta esos momentos, la base del poder político se había establecido en una constante lucha interna de rebeliones armadas y desestabilidad política entre liberales y nacionalistas y sus tendencias. Estos enfrentamientos se impulsaban no por un convencimiento e ideario partidario o ideológico, sino que más bien, generalmente, por vínculos de carácter personal, familiares o compadrazgos, donde por norma general se involucraban a los demás sectores sociales. En este ínterin, sería muy difícil lograr establecer una coalición integradora ideológicamente con relación al mundo rural y urbano como proyecto político de sociedad y nación. Pero en el trasfondo de todo ello (la desestabilización política, la anarquía y el caudillismo, en el discurso político-ideológico) se detecta que, al referirse a la educación, existe una supuesta preocupación, hacia la formación de lealtades, por lo que la educación, vista aun desde los primitivos caudillismos imperantes, se podía convertir en el medio expedito trascendental en la formación de ciudadanos.

El contexto general del país era el de una clase media casi inexistente o poco numerosa. No obstante, comienza a apreciarse que la docencia, especialmente en la educación

primaria, paulatinamente se convertirá en un mecanismo de movilidad social, sobre todo después de la creación de la Escuela Normal. Las circunstancias del modelo económico se caracterizaban por el predominio de la enseñanza primaria. Esto obedecía a la lógica del estilo del sistema productivo vigente, en el que, dado el predominio del sector primario, apenas era necesaria una fuerza de trabajo minoritariamente calificada.

En la orientación moral que pretendía el Ministerio de Instrucción Pública no podía ocultarse la preocupación de la historia política de la sociedad hondureña donde:

“[…] muchos, quizá la mayoría de los hombres que constituían los ejércitos litigantes, no sabían porque peleaban. […] Muchos peleaban por el placer de la lucha; muchos murieron por una causa que probablemente creían gloriosa. Por otra parte, a muchos les interesaba principalmente, lo que era natural dadas las circunstancias, estar al lado del vencedor, y cuando cambiaba la corriente de la batalla, la deserción

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Historia Social

Memoria Presentada al Congreso Nacional por el Secretario de Estado en el Despacho de Instrucción Pública 1925-1926. Tipografía Nacional. Tegucigalpa. 1927. Pág. 14. Memoria presentada al Congreso Nacional. Ídem. Pág. 14.

13.

14.

hacia el lado más fuerte era casi total, según la observación de Willard Beaulac […]” (Sociales, 1973:45).

Una de las discusiones de la época era el tema de formación de valores y cómo se podría realizar ante esta realidad donde las continuas revueltas perturbaban la paz y pervertían a tal grado la consciencia ciudadana de los hondureños, donde estos: “No solamente no conocen sus deberes, sino que aún conociéndolas no tienen interés en cumplirlas […] hay una desconsoladora ignorancia de las leyes del país, no solamente entre el pacífico labriego apartado de los centros urbanos, sino en el habitante de la ciudad que es el peor exponente de la cultura moral.”13 Estas observaciones se realizaban en el año fiscal de 1925 a 1926, cuando persistía la denuncia e inconformidad ante las autoridades superiores por su ambición desmedida, la burocratización y la corrupción mediante el despilfarro y apropiación del erario nacional, “…en una palabra, fundando la escuela de la rapiña y del envilecimiento, que destruye la paz doméstica, la armonía social y la fraternidad ciudadana…” 14. Sobre lo anteriormente expresado, el proceso de formación histórica nos ha enseñado que toda sociedad ha establecido y establecerá valores, sean estos económicos, estéticos, religiosos, políticos y morales. Carlos Ibarra Barrón nos dice al respecto:

“Como seres sociales pertenecemos a una comunidad determinada que establece qué es el placer y qué no, sus satisfactores y como conseguirlos. […] que nos dicen qué hecho o qué actitud es buena o mala, con la finalidad de mantener y reproducir su poder psíquico y político, su placer o su sentimiento de superioridad, o todos a la vez, además de regular las relaciones entre los

individuos. Estos valores establecidos por la sociedad (o los grupos en el poder) a la que pertenecemos son, en principio, los que nos permite juzgar –darle valoración moral- a los hechos cotidianos…” (Ibarra Barrón, 2006:18)

Bajo estas circunstancias, todos los seres humanos tendrán que insertarse de una u otra forma al proceso productivo y de esa manera se determinará a qué grupo social pertenece: educador, comerciante, banquero, industrial, obrero, campesino, militar, político y religiosos. Esos valores serán transmitidos a la sociedad mediante los agentes de cohesión (Aparatos Ideológicos del Estado) como: la educación, la religión, la ideología, la política, la simbología, la música, por hacer mención de algunos agentes. Por lo tanto, la moral es un hecho histórico y “…a cada Formación Económica Social ha correspondido un tipo de moral…” (Becerra, 2000:18). Retomando el pensamiento de Barrón y parafraseándolo, podemos afirmar que la sociedad nos modela, pero, como seres pensantes, podemos aceptar, modificar o rechazar, transformar e inclusive crear, nuestra realidad y valores.

Y cerrando sobre este pensamiento en particular se confirma que:

“La interpretación moral de los hechos estará determinada por la historia, la política, la clase social a la que pertenecemos y por la vida propia, no por elementos abstractos […]. Estos elementos son la base de nuestra valoración y el marco de referencia de nuestros actos morales. Son los que determinarán qué es moral o inmoral, bueno o malo; justo o injusto.” (Ibarra Barrón, 2006:19)

Para el caso de nuestro seguimiento histórico podemos continuar desarrollando brevemente los hechos acontecidos hacia 1925-1928, cuando se dio por electo como presidente al

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Historia Social

Los alzamientos de Vicente Tosta y Gregorio Ferrera en las guerras civiles de la década de 1920 fueron vistos desde el Estado como una especie de patología que se debía erradicar a través de la educación, formando ciudadanos comprometidos contra la barbarie. En la foto, aparecen Tosta y Ferrera (en el centro) en un encuentro

de sus tropas (Fototeca Jorge Amaya).

N del E. Tiburcio Carías y Miguel Paz Baraona.N. del E. Vicente Tosta y Gregorio Ferrera. Memoria Presentada al Congreso Nacional. 1925-1926. Op-Cit. Pág. 15.

15.16. 17.

Doctor Miguel Paz Baraona para un cuatrienio, administración que enfrentó nuevamente la dialéctica sociopolítica de las disputas armadas. Las contradicciones se incrementaban aún más hacia el interior de las tendencias del Partido Nacional y se comenzaba a manifestar momentáneamente la tirantez Carías-Baraona15, por la situación presentada entre Ferrera y Tosta16, quienes habían entrado en conflicto y enfrentamiento.

Un aspecto fructífero para la administración Paz Baraona fue el levantamiento del embargo que los Estados Unidos habían hecho al gobierno de Honduras para la compra de armas.

El equilibrio se reanudó al no sentir la presión de su propio partido, para que Paz Baraona, no renunciara a la presidencia (1926) y la baja intensidad cada vez más notable

en la no realización de un levantamiento armado dirigido por Ferrera y Tosta contra su gobierno y el arreglo en el pago de la deuda con la Gran Bretaña, por el Ferrocarril Interoceánico, adquirida en la administración de José María Medina (1860). Nuevamente se busca en la educación la solución para contrarrestar la desmoralización de la sociedad e impulsar la paz como una virtud moralizadora. Bajo estas circunstancias, la Educación Cívica, se convirtió en uno de los esfuerzos del Poder Ejecutivo, encaminando y creando en la educación nacional todos los medios posibles, el perdido sentimiento de Patria, pues se necesitaba, “…urgentemente hacer hondureños de verdad, con un entusiasmo que raye en el fanatismo.” 17

Similar circunstancia se plasmaba en Costa Rica, donde Teodoro Picado sostenía:

“La escuela no es más que una forma de preparación del ciudadano. Queremos un ciudadano que aumente la producción industrial, un ciudadano que comprenda los altos valores de la cultura, un ciudadano que haga más república a su república y más democracia a la democracia en cuyo seno nació. Y con ese motivo, en la escuela costarricense la enseñanza de la educación cívica ocupa un lugar prominente.” (Quezada Camacho, 2003:124)

La contundencia en ambos discursos es muy similar, aunque las condiciones políticas y sociales difieren sustancialmente. El ejemplo lo consideramos válido en el sentido de elaborar una leve comparación donde la escuela se consideraba como el bastión fundamental en la formación del ciudadano de la época, aspecto que en los actuales momentos no difiere radicalmente de esos planteamientos de los primeros veinte años del siglo pasado. El Poder Ejecutivo, para ser fiel a sus planteamientos determinó

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A partir de la Reforma Liberal, el Estado comprendió que la formación de valores cívicos era fundamental para la creación de una identidad nacional y la formación de una doctrina de culto al Estado y sus instituciones. Se publicaron estampillas e imágenes alusivas a la idealización de la patria, como esta, de 1900. Imagen cortesía

de Jorge Amaya Banegas.Memoria Presentada al Congreso Nacional. 1925-1926. Ídem. Pág. 16.Memoria Presentada al Congreso Nacional. 1925-1926. Ídem. Pág. 17.

18.19.

aplicar contundentemente el Artículo 418 del Código de Instrucción Pública, instituyendo: El Culto a la Bandera y el canto del Himno Nacional y el estudio de los valores y símbolos nacionales. Por el acuerdo del 26 de marzo de 1926, se emitió la orden a los directores de escuelas y colegios para que las clases de Civismo, Geografía Nacional e Historia Patria, debían estar solamente en las manos de hondureños, además de que se consagró al pino como el Árbol Nacional, el 15 de mayo de 1925. El mismo Poder Ejecutivo tenía su propia visión sobre la mujer y su educación, considerando que los estudios de Ciclo Común de Cultura General, Bachillerato en Ciencias y Letras, Comercio y Magisterio, se presentaban casi como los únicos caminos ofrecidos a las mujeres en el sentido de obtener una formación profesional y cultural, siendo el magisterio una de las formaciones de carácter pedagógico donde ellas lograrían mayores avances como profesionales, en el quehacer como maestras.

No obstante, el Estado se contradecía al mismo tiempo, al expresar que las mujeres no podían invadir el trabajo en las oficinas públicas, porque quienes lo hacían o prestaban ese servicio profesional demostraban signos de “…desorganización social; por la perniciosa influencia que agrega la vida oficinezca, de indolencia y de ocio que se desarrolla en gran número de oficinas públicas, todo lo cual opera en la mujer un extravío del puesto irrenunciable que la naturaleza le señala en la vida social: el hogar…” 18

Se afirma por el Ejecutivo que la mujer sí tiene acceso a la educación, pero la misma tendrá que ser orientada para el hogar y capacitarla para que se gane la vida de la forma más adecuada “…y honradamente, su pan y el de sus hijos cuando llegue a quedar colocada en la peor de las miserias, la miseria

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Memoria Presentada al Congreso Nacional. 1932-1933. Ibíd. Págs. 17- 18.20.

de la maternidad abandonada…” 19

Al referirse a los hombres, se establece que la educación, a través del Estado, ha determinado, en primera instancia, hacerlos ciudadanos hondureños y en segunda instancia, darle a cada uno de esos ciudadanos, la capacidad para el trabajo, para ser habilitado y que pueda luchar por la vida. Esta actitud discriminatoria hacia las mujeres en el plano profesional, también se establecía al no reconocerles sus derechos ciudadanos y políticos, entre ellos el del sufragio.

La sociedad que se estaba perfilando para la década de los años veinte del siglo pasado también se caracterizó por el resplandor del movimiento mutualista. Rina Villars (2001:207) expresa que: “…se venía desarrollando lentamente en algunas ciudades del país desde que se fundó en Tegucigalpa, en 1884, la primera organización mutual…”. Y posteriormente afirma: “...Las organizaciones mutualistas fueron espacios creados por artesanos, empleados estatales, trabajadores de diferentes sectores de la economía, e incluso intelectuales, con el fin de promover la superación cultural de sus afiliados, el ahorro, el apoyo mutuo en caso de conflictos personales y familiares, y otros…” Las mutuales se dedicaban a la promoción de la cultura, la divulgación de boletines, a la “…apertura de escuelas nocturnas y de bibliotecas públicas o salas de lectura, conferencias periódicas sobre temas de interés general, ofrecidas por intelectuales de renombre. Todas estas actividades contribuían, de una forma u otra, a despejar la atmósfera cultural, espesamente nublada aún por el atraso educativo heredado del siglo anterior…” (Villars, 2001:208)

La creación de organizaciones femeninas se produjo en Honduras hacia 1926, tomando la primera el nombre de Sociedad Cultural Femenina. Para esos mismos años veinte se había establecido e impulsado el marxismo como forma de pensamiento e ideología, así como también militancia, entre la clase trabajadora. Las ideas políticas socialistas se propagaron especialmente ahí adonde se encontraba el capital norteamericano del banano.

En el orden interno nacional, hacia 1928 se dieron elecciones, triunfando el liberal Vicente Mejía Colindres, mientras que Tiburcio Carías Andino obtenía la mayoría en el Congreso Nacional. En este periodo se logró establecer el Lempira como Moneda Nacional y, en 1933, se dicta en Washington la sentencia arbitral sobre el problema limítrofe entre Honduras y Guatemala, siendo favorecido este último país.

Mientras en el Congreso Nacional, Jesús M. Rodríguez, en relación con la educación expresó:

“Que de estas anomalías resulta la falta de espontaneidad en el trabajo, la disciplina autoritaria y tiránica establecida, la imposición en la enseñanza, el carácter verbalista de la faena escolar, los alumnos recitadores de los conocimientos transmitidos por el maestro. Los programas deben ser biológicos y sintéticos y estar inspirados en un espíritu moderno de observación, experimentación y trabajo y considerar al niño como el eje principal de acción, contemplando especialmente actividades espontáneas, sus derechos y necesidades, así como también sus intereses”. 20

En la dictadura se plantea ese problema en el sistema educativo y se aproxima a resolverlo utilizando los aportes de la Escuela Nueva, sin éxito. Las reformas al sistema educativo no se aproximaron a crear y desarrollar la Escuela Hondureña y lo más próximo fue realizar ideas pedagógicas en esa dirección. Ese pasado todavía tiene mucho que decirnos, para poder comprender el presente y en especial sobre la educación nacional, en la cual todavía continúan dándose cambios y reformas constantes e inclusive utilizando los métodos de la Escuela Tradicional, la Escuela Activa, con el Constructivismo y dentro de este el enfoque por Competencias. El tiempo cronológico, nos está demostrando que somos hacia el año 2017 todavía eclécticos

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3. Memoria Presentada al Congreso Nacional por el Secretario de Estado en el Despacho de Instrucción Pública 1925-1926. Tipografía Nacional. Tegucigalpa. 1927.

La Escuela Normal, institución que fue creada para la instrucción profesional de los maestros. Una institución destinada a formar los educadores de todas las generaciones del país, donde el conocimiento de las materias se encontraba orientado hacia el uso adecuado de métodos, procedimientos y demás aspectos pedagógicos que realmente condujeran a esa institución al cumplimiento de su quehacer educativo para el cual había sido creada. La Escuela Normal de Señoritas fue creada en 1905 y un año después se creó la Normal de Varones en el gobierno de Manuel Bonilla.

21.

en nuestros métodos y enfoques pedagógicos en el proceso de aprendizaje, sin que haya un sistema educativo nacional desde un planteamiento epistemológico propio, autóctono o adaptado a la realidad histórica nacional.

Para 1933, en Honduras existían veinticinco establecimientos educativos, entre enseñanza Normal 21, Comercio, Bachillerato, Estudios Técnico-Prácticos, Estudios de Secretariado, Estudios Teórico-Prácticos del Gobierno del Hogar. Otro acontecimiento dentro de la vida escolar fueron las directrices emanadas el 25 de mayo de 1933, donde se daban las instrucciones a los directores de las Escuelas Normales para considerar a las Escuelas de Aplicación como centros de experimentación de los nuevos métodos didácticos. La reforma educativa que se estaban planteando y los pasos que se han dejado entrever en el transcurso de las líneas anteriormente especificadas, no se producen solamente por la sanción del Decreto 91, relacionado a la Reforma del Código de Instrucción Pública de 1947; pero se comprende que los experimentos al respecto comenzaron desde el año de 1933. La Escuela Nueva había incursionado en Honduras hacia 1913, pero sin una aplicación hacia el sistema educativo. El planteamiento de esta, no obstante, logró llamar la atención de una pléyade de intelectuales de la dictadura hacia 1940, como Jesús M. Rodríguez, Ángel G. Hernández, Julián López Pineda, Marcos Carías Reyes y Carlos Izaguirre entre otros, quienes impulsarán la instauración de la Escuela Nueva en la dictadura.