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Marcela Ulloa
Sobrepeso y obesidad en menores de 18 años en Colombia: un problema de salud
pública
Introducción
El exceso de peso es un trastorno de la salud que históricamente ha sido vinculada a los
países de altos ingresos, sin embargo, en las últimas décadas se ha incrementado la
prevalencia de esta enfermedad en el mundo en desarrollo. Colombia no ha escapado de
esta dinámica, según la Encuesta Nacional de la Situación Nutricional en Colombia –
ENSIN- realizada en el año 2010 por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, el
5.2% de los niños menores de cinco años en Colombia sufren de obesidad. En el caso de
los niños y jóvenes entre los 5 y 17 años, el 17.5% tienen exceso de peso, 13.4%
sobrepeso y el 4.1% obesidad. Asimismo, el ICBF encontró que en las cuatro
principales ciudades del país (Cali, Medellín, Bogotá y Barranquilla) se presenta una
mayor proporción de los habitantes en el rango de edad de 5 a 17 años que tiene
problemas de exceso de peso (ICBF, 2011).
Estos datos llaman la atención en el país, ya que el sobrepeso y la obesidad traen
consigo enfermedades asociadas – por ejemplo, hipertensión, colesterol alto y diabetes –
que se ubican dentro de las principales causas de muerte en el mundo. Igualmente, el
tratamiento de estas comorbilidades es bastante costoso y es el sistema de salud el que
debe cargar con este costo. De otro lado, vale la pena destacar que la ley 1355 de 2009
establece que tratar estas enfermedades es una prioridad de salud pública en Colombia,
por lo cual es necesario que el gobierno tome medidas para intervenir y, en especial, en
los niños y jóvenes quienes son los más vulnerables. Es así como estos trastornos
caracterizados por una acumulación anormal o excesiva de grasa, asociada a malos
hábitos alimenticios e inactividad física, se han convertido en un problema de salud
pública. Basta recordar que, ante las dimensiones alarmantes de la enfermedad, en el
2000 la Organización Mundial de la Salud (OMS), la declaró como una epidemia
global. El presente Policy Memo, tiene como objetivo describir el problema de
sobrepeso y obesidad en menores de 18 años en Colombia y presentar una propuesta de
política pública para combatir y prevenir esta problemática.
Antecedentes y marco institucional
Factores como la urbanización, la globalización, el crecimiento tecnológico, la
masificación del internet y el desarrollo social y económico que experimentan la
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economías en desarrollo, como la colombiana, en conjunto con los cambios en los
estilos de vida, han generado una transición nutricional que ha acelerado la prevalencia
de los trastornos del peso, como el sobrepeso y la obesidad (OPS, 2011; Fortich y
Gutiérrez, 2011; ICBF, 2011; FAHO, 2002; Hoffman, 2002). Esta problemática
convive con los problemas de desnutrición característico de estas economías,
presentándose una “paradoja de la nutrición o doble carga nutricional” (Fortich y
Gutiérrez, 2011; Álvarez et al, 2012).
Mussini y Temporelli (2012), identifican que entre los principales causantes del
aumento de la prevalencia del exceso de peso y la obesidad se encuentran, la
disminución de los precios de los alimentos con gran densidad calórica y aumento en las
frutas y verduras, mayor dedicación a las labores sedentarias como ver televisión y los
videojuegos, trabajos que requieren poco gasto energético, aumento del número de
comidas fuera del hogar, incremento de la publicidad de productos con poco valor
nutritivo, entre otros. Estas prácticas no son exclusivas del mundo industrializado, por
lo cual, no es posible señalar que sea un problema de sólo estos países.
De acuerdo con la OMS (2013), “muchos países de bajos y medianos ingresos prestan
insuficiente atención al sobrepeso y la obesidad como importantes factores de riesgo
para la salud, y aunque disponen de políticas para luchar contra la desnutrición, no las
tienen para frenar la creciente morbilidad debida al sobrepeso y la obesidad”. Esta
característica es evidente en el caso colombiano, en el cual las políticas públicas sobre
nutrición han estado encaminadas a solucionar el problema de desnutrición. Sólo es a
través de la Ley 1355 de 2009 que se determina la obesidad y las enfermedades crónicas
no transmisibles asociadas como un problema y prioridad de la salud pública en
Colombia.
Ley 1355 de 2009 o “Ley de Obesidad”, en su artículo primero establece que la
obesidad es la causa directa de enfermedades cardiovasculares, diabetes, hipertensión,
cáncer, entre otras, la cuales son consideradas que aumentan la tasa de mortalidad en el
país (Congreso de la República, 2009). Teniendo en cuenta que esta ley obliga al Estado
colombiano a tomar medidas para controlar, atender y prevenir la enfermedad, se
incluye dentro del Plan Obligatorio de Salud – POS -, los procedimientos como el By
pass gástrico, como medida para atender la obesidad. Esta situación ha implicada
grandes costos para las Entidades Promotoras de Saludos – EPS – quienes están
obligadas a cubrir este procedimiento, el cual según los cálculos del Diario El País
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(2013), son superiores a los treinta millones de pesos. En términos generales, la Ley
exige que se tomen medidas para: garantizar la disponibilidad de frutas y verduras en
establecimientos educativos públicos y privados, promover un programa de educación
alimentaria, fomentar la producción y comercialización de frutas y verduras,
incrementar y mejorar la calidad de las clases de educación física, fomentar el transporte
activo, regular las grasas trans y las saturadas, entre otros aspectos. Sin embargo, la Ley
se queda en un aspecto marco muy general, encargando al Ministerio de Salud, ICBF,
entre otras entidades el diseño de planes nacionales.
Bajo el mandato de dicha Ley, se crea el Plan Nacional de Seguridad Alimentaria y
Nutricional (PNSAN) 2012-2019. Unos de los objetivos del plan es “lograr que la
población colombiana consuma una alimentación completa, equilibrada, suficiente y
adecuada”, para esto de encarga a ICBF de fomentar los estilos de vida saludables y
mejorar los hábitos alimentarios. La primera a través de la “actualización periódica de la
Tabla de composición de alimentos colombianos” y la segunda a través de guías
alimentarias para la población colombiana (Gobierno Nacional, 2013). En términos
generales, la política se focaliza principalmente en los temas de desnutrición en el país
con poco énfasis en los problemas de sobrepeso y obesidad. Las soluciones en materia
de promoción de dietas saludables están basadas en la creación de unas guías
alimentarias publicadas por el ICBF, sin embargo, es poco el uso que se hace de estas.
Por otra parte, en cuento al fomento de la actividad física y deportiva, en el país se ha
diseñado el “Plan Decenal del Deporte, la Recreación, la Educación Física y la
Actividad Física, para el Desarrollo Humano, la Convivencia y la Paz 2009-2019”, este
incluye una gran variedad de temas que van desde el fortalecimiento del sistema
nacional de deporte hasta el fortalecimiento de la actividad deportiva comunitaria. Sin
embargo, su implementación ha sido escasa y el ICBF en su estudio sobre la situación
nutricional en el país recomienda “fortalecer el proceso de implementación” (ICBF,
2011).
La obesidad infantil en Colombia
El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar en el año 2010 realizó la segunda versión
de la Encuesta Nacional de la Situación Nutricional en Colombia – ENSIN- , la cual
presenta datos estadísticos sobre la situación de sobrepeso y obesidad en el país.
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A partir del índice de masa corporal1, el ICBF (2011) encontró que el 5.2% de los niños
y niñas menores de cinco años en el país sufren de obesidad (un IMC mayor a 2). El
17.5% de los niños y jóvenes entre 5 y 17 años tienen exceso de peso (IMC mayor a 1)
frente a un 13.9% que lo padecían en el 2005, 13.4% sobrepeso (IMC entre 1 y 2) y el
4.1% obesidad. De acuerdo con la encuesta, hay diferencias significativas entre el
exceso de peso en este rango de edad entre los individuos que viven en el área urbana y
rural, los primeros presentan un prevalencia de 19.2% mientras que los segundos de
13.4%. Por otra parte, el estudio destaca que no hay diferencia significativa por regiones
para dicho rango de edad. Sin embargo, en las cuatro principales ciudades del país (Cali,
Medellín, Bogotá y Barranquilla) se presenta una mayor proporción de los habitantes en
el rango de edad de 5 a 17 años tiene problemas de exceso de peso. Igualmente, son las
niñas quienes presenta una mayor prevalencia del sobrepeso y los niños mayor obesidad
(ICBF, 2011). De otro lado, el ENSIN encuentra que estos trastornos se presentan en
mayor medida en más altos niveles del SISBEN y con madres con mayor nivel de
educación.
Tabla 1: Resultados ENSIN 2010. Fuente: (ICBF, 2011).
Niños y jóvenes entre 5 y 17 años
Región Exceso de peso Sobrepeso Obesidad
Cali 23.7% 16.9% 6.8%
Bogotá 21% 16.4% 4.6%
Medellín 20.3% 14.6% 4.6%
Nacional 17.5% 13.4% 4.1%
Como se observa en la tabla 1, las tres principales ciudades del país presentan una
prevalencia del exceso de peso, incluyendo sobrepeso y obesidad, por encima del
promedio nacional, siendo Cali la ciudad con la prevalencia más alta.
Frente a la dieta alimentaria, el ICBF concluye que “sólo 2 de cada 3 colombianos
consumen frutas y 1 de cada 3 consume verduras y hortalizas…1 de cada 5 colombianos
consume gaseosas, refrescos, dulces y golosinas diariamente…1 de cada 2 consume
embutidos y alimentos de paquete semanalmente y 1 de cada 4 consume comidas
1 El Índice de Masa Corporal (IMC) es un indicador mundialmente aceptado para medir si un peso es saludable. Este se calcula a partir de lo que un individuo debe pesar según su estatura. Para más información: http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/Spanish/ency/article/007196.htm
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rápidas y alimentos en la calle, condición que se presenta en mayor proporción en los
menores de 18 años” (2011; 304). Esta situación, evidencia las deficiencias en materia
de alimentación balanceada en el país. En materia de hábitos alimenticos el ICBF
concluye que en Colombia, “ tan sólo 1 de cada 5 colombianos consume alimentos
integrales y sólo la cuarta parte de la población que consume lo hace diariamente; esta
condición, sumada a la baja proporción de consumo de frutas, hortalizas y verduras,
onfigura una alimentación con un limitado aporte en fibra, además del alto consumo de
alimentos calóricos” (ICBF, 2011; 306).
De acuerdo con la ENSIN, además del incremento del exceso de peso entre 2005 y
2010, el tiempo dedicado a las actividades como ver TV o jugar videojuegos se ha
incrementado (62% de los niños y jóvenes entre 5 y 17 años ve TV o juega videojuegos
dos o más horas al día). Según los resultados de la encuesta, los niños entre 5 y 12 años
reportan en promedio 2,4 horas al día dedicados a ver TV o jugar videojuegos, mientras
que los que tienen entre 13 y 17 años dedican en promedio 2.8 horas. Además, el ICBF
resalta que los niños con sobrepeso u obesidad tenían una prevalencia mayor de estar
actividades (ICBF, 2011).
En términos generales, los cifras oficiales de la obesidad en Colombia evidencia que el
país no está avanzando en materia de control del exceso de peso y qué gran parte de esta
problemática se ha generado por la existencia de estilos de vida pocos saludables,
caracteriados por una mala alimentación y una baja actividad física. Esta situación
demuestra la gravedad del problema en el país y la importancia e urgencia para tratarlo.
Importancia de la intervención
El exceso de peso y la obesidad se han convertido en un problema de salud pública,
debido principalmente a los altos costos que genera el tratamiento de las enfermedades
ocasionadas por esta, entre las que se encuentran la hipertensión, colesterol alto y
diabetes. Bajo esta lógica, la obesidad es un problema público por las consecuencias que
esta genera. Los servicios de salud de los países deben asumir los costos del tratamiento
de las enfermedades asociadas a la obesidad, razón por la cual, el fisco de los gobiernos
se ve afectado. Además, dichas comorbilidades se ubican dentro de las primeras causas
de muertes en los países.
Por otra parte, una de las principales causas del problema de sobrepeso y obesidad se
encuentra en la falta de autocontrol de los individuos y la preferencia por alimentos
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“chatarras”, que aunque son reconocidos como malos para la salud, siguen siendo
consumidos por los individuos (Banerjee, A. y Duflo, E., 2007)2. Los niños, niñas y
adolescentes no se escapan de estas dinámicas, aunque sus padres y profesores les digan
que no deben consumir dulces, productos de paquetes, etc, estos los prefieren porque
tienen un mejor sabor. Asimismo, estos deciden gastar más tiempo jugando videojuegos
o viendo TV, que jugando con sus amigos en el parque, porque les genera mayor
diversión. En el caso de los adolescentes y los adultos, por ejemplo, estos son
conscientes que deben dedicar más tiempo a las actividades físicas, pero, son pocos los
que realizan ejercicio con regularidad. Desde esta perspectiva, es posible sostener que la
intervención del gobierno es necesaria debido a que los individuos por sí mismos,
aunque lo desearan, no están en la capacidad para cambiar su comportamiento si no
existen incentivos y cambios en el ambiente.
En general, se debe intervenir porque se presentan externalidades a la enfermedad, pues
los costos del tratamiento no son asumidos en su totalidad por los pacientes sino por el
sistema de salud. Además, existe un costo adicional en materia de pérdida de vidas
humanas. Este problema de carácter público debe ser intervenido desde el ámbito de la
prevención de la enfermedad, ya que la enfermedad pone en riesgo la calidad de vida de
los colombianos, especialmente, los niños y su tratamiento es muy costoso. Como se
evidenciará a lo largo del presente documento, la intervención del gobierno debe estar
encaminada a cambiar los comportamientos de los niños y adolescentes, frente a sus
hábitos alimenticios y la actividad física. Aunque se reconoce la libertad de elección de
los individuos, es fundamental tener en cuenta que en la literatura se evidenciado los
problemas de autocontrol presentes en el ser humano, por lo cual, el Estado debe actuar
limitando las opciones de elección y propiciando incentivos para cambios de actitudes.
El exceso de peso genera costos directos e indirectos tanto para los individuos que lo
padecen como para el sistema de salud. En los países industrializados, los costos
directos de la obesidad representan entre el 2% y 7% del presupuesto de salud pública y
en los países andinos, entre ellos Colombia, la atención de esta enfermedad y sus
comorbilidades requerirían aproximadamente cerca del 25% del presupuesto total de
salud (Fortich y Gutiérrez, 2011). Situación que indica la gran importancia en materia
de política pública de prevenir el problema.
2 Aunque este tuviera toda la información disponible sobre el valor nutricional de los alimentos que consume, prefiere comprar la comida que más le guste sin importar que sea poco saludable.
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Análisis de alternativas
Tanto en el mundo desarrollado como en América Latina, se han implementado una
variedad de alternativas tendientes a reducir la prevalencia del sobrepeso y la obesidad
en menores de 18 años. La mayoría de estas han estado focalizadas en la atención en la
escuela, teniendo en cuenta que los niños, niñas y adolescentes pasan la mayor parte del
tiempo en las instituciones educativas.
Teniendo en cuenta que el exceso de peso puede combatirse con un incremento de la
actividad física y/o una alimentación balanceada, dentro del marco de las alternativas
para solucionar la problemática se encuentran: primero, aquellas intervenciones
focalizadas en incrementar las horas de actividad física de los niños, segundo, las
políticas tendientes a fomentar una mayor ingesta de alimentos saludables y, tercero,
intervenciones mixtas, donde se promueve mayor ejercicio y mejor alimentación. A
continuación se presentará un análisis de tres alternativas a partir de las experiencias en
otros países del mundo o de algunas regiones colombianas.
Alternativa 1: Intervenciones focalizadas en la promoción de la actividad física
Como lo evidencia la ENSIN 2010, la falta de actividad física de los niños, niñas y
adolescentes es producto de la gran cantidad de tiempo que estos pasan viendo TV o
jugando videojuegos, lo cual ocasiona un incremento en la probabilidad de sufrir exceso
de peso. Desde esta perspectiva, la OMS (1999) recomienda la promoción de la
actividad física regular todos los días de la semana o actividad física intensiva tres veces
a la semana. Desde la ley 1355 de 2009, en Colombia se promueve el incremento y la
calidad de las clases de educación física en las instituciones educativas, sin embargo,
son pocas las medidas que se han planteado para fomentar el deporte y la recreación por
fuera de las horas escolares, espacio en el cual los niños se dedican a ver TV o jugar
videojuegos.
Bajo esta lógica, se propone mejorar la infraestructura de los parques públicos y adecuar
estos con mecanismos de seguridad. Si los padres consideran que las zonas verdes y
parques no son sitios seguros, no dejaran salir a los niños de sus casas y, por
consiguiente, no llevaran a cabo actividad física. De esta manera, como primera medida
se propone la adecuación de los parques públicos, en los que se recupere los juegos
infantiles, se corte el prado, entre otras. Teniendo en cuenta que uno de los principales
obstáculos para llevar a cabo esta intervención son los costos que implica, se propone la
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creación de convenios con empresas privadas o la misma comunidad para adoptar un
parque público y encargarse de su cuidado. Por otro lado, para garantizar la seguridad,
se llevaría a cabo un patrullaje por parte de miembros de la policía en estas zonas
durante las horas de la tarde. Esta medida, debe ir acompañada de campañas
publicitarias que incentiven a los padres a llevar a sus hijos a los parques. Con el fin de
fomentar la actividad física en espacios seguros, se podría facilitar la infraestructura
deportiva de las instituciones educativas para el uso público después de finalizada la
jornada escolar para que tanto hijos como padres tengan un espacio para desarrollar
actividades deportivas.
Entre las externalidades positivas que se destacan de esta medida es el incremento de la
seguridad en los barrios, el embellecimiento del mismo y un mayor uso del espacio
público. Asimismo, esta medida fortalecería los vínculos entre la comunidad, al
invitarlos a todos a hacer uso del espacio común mediante actividades deportivas. Por
otra parte, vale la pena destacar que uno de los beneficios de esta medida es el
involucramiento de los padres en la promoción de la actividad física, siendo estos uno
de los principales responsables de los hábitos de sedentarismo en los niños.
Alternativa 2: Intervenciones focalizadas en la promoción de una alimentación
balanceada en la escuela
Teniendo en cuenta que la obesidad en la niñez es una de los factores más determinantes
a la hora de sufrir trastornos de peso en la adultez, y que para reducir la prevalencia de
esta enfermedad es necesario combatir los hábitos pocos saludables desde la niñez, una
de las alternativas que más se ha implementado en los países es la promoción del
consumo de frutas y verduras y la prohibición de comidas con bajo contenido
nutricional.
De esta perspectiva, una de las alternativas es el establecimiento de quioscos o tiendas
saludables en las escuelas. Los niños y adolescentes pasan la mayor parte del día en el
colegio, por lo cual es fundamental incorporar alimentación saludable al interior de las
escuelas. Teniendo en cuenta que los niños prefieren los alimentos ricos en azúcares y
grasas, se debe incrementar la disponibilidad de frutas y verduras en el ambiente
escolar. Para esto, basados en la experiencia exitosa de los Estados Unidos y el Reino
Unido, se propone que en los colegios se den cinco porciones de 80 gramos de frutas y
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vegetales gratis al día, campaña titulada “5 al día” (Produce for Better Health
Foundation, s.f.; NHS Choices, 2013). Las frutas y verduras deberán estar a la vista de
los estudiantes para que estos se sientan atraídos por estas. Además, esta medida debe
estar acompañada de compañas publicitarias que inciten a la ingesta de estos alimentos.
Vale la pena tener en cuenta que en Colombia ya se viene implementando este
programa, pero como lo reconoce el ICBF es necesario extenderla en todo el territorio
nacional (ICBF, 2011).
Teniendo en cuenta que en la actualidad el ICBF lleva a cabo el Programa de
Alimentación Escolar - PAE, se propone que esta entidad sea la principal responsable de
ejecutar la campaña “5 al día”. Esta alternativa no tendrá ningún tipo de penalidades, ya
que será implementada directamente por el gobierno, aprovechando la infraestructura
logística que se tiene con el PAE. Para evaluar la evolución de la implementación de
este programa se propone medir los siguientes indicadores: ventas totales de la comida
no saludable en los colegios, número de frutas consumidas al día por cada niño e IMC
en los niños de las escuelas intervenidas. Para llevar a cabo el proceso de evaluación, se
pedirá un reporte de ventas por producto de las tiendas escolares, se medirá el peso y
estatura con el apoyo de las enfermerías de los colegios y los funcionarios de ICBF
directamente reportarán el número de frutas consumidas al día.
Alternativa 3: Medidas restrictivas y prohibición de la venta de alimentos no
saludables en la escuelas
Como medida complementaria a la alternativa presentada anteriormente, basados en la
dificultad que tienen los niños para decidir ingerir alimentos nutritivos versus alimentos
con alto contenido calórico, que tienen mejor sabor y tienen una empaque que les es
atractivo, se propone la prohibición de venta de alimentos pocos saludables en las
instituciones públicas (Álvarez-Dardet et al, 2006). En este sentido, lo que buscan este
tipo de medidas es reducir el rango de opciones que tienen a su disposición los niños y
niñas para que estos terminen por escoger una opción saludable de alimentación. Así,
cuando lleguen a la vida adulta hayan adquirido buenos hábitos de alimentación.
Esta medida ha sido implementada en diversos países de América Latina, entre los que
se encuentran Perú, Chile y Costa Rica. En mayo de 2013 el Congreso peruano aprobó
la “Ley de Promoción de la Alimentación Saludable para Niños y Adolescentes”, esta
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prohíbe la venta de alimentos no sanos en los colegios y restringe la publicidad de estos.
Pocos meses después en Chile se adopta una medida similar en todas las escuelas del
país para los menores de 14 años. En Costa Rica, por su parte, desde el 2012 se prohibió
la venta de comida “chatarra” y bebidas gaseosas (Forero, 2013). A mediados del año
2013, el Representante ala Cámara Yahir Fernando Acuña radica en el Congreso de la
República de Colombia el proyecto de ley “por la cual se prohíbe y restringe la venta y
consumo de la comida chatarra en los establecimientos educativos públicos y privados
del país y se dictan otras disposiciones”, sin embargo, esta iniciativa es archivada en
primer debate por tener problemas de orden constitucional3 y ser considerado un
proyecto inconveniente ante la existencia de la ley 1355 de 2009 (Vásquez, 2013).
Aunque esta medida puede ser altamente efectiva, ya que inmediatamente reduce el
consumo de alimentos con alto contenido calórico en los niños y niñas y los obliga a
buscar alternativas de alimentación más saludables en los colegios, donde pasan la
mayor parte del tiempo, es importante anotar que este tipo de medidas restrictivas
presentan una gran variedad de obstáculos para su implementación. El primer obstáculo
por el que tiene que atravesar esta alternativa es la aprobación por parte del Congreso de
la República. Existen diversos grupos de interés, con gran poder de presión política en
el país, que estarían en contra de la medida. Vale la pena destacar que, la Industria de
Alimentos, respaldada por la Asociación Nacional de Industriales (ANDI), uno de los
gremios más importantes del país, y la industria de bebidas gaseosas (dueña de RCN,
uno de los medios de comunicación más influyentes en Colombia), ejercerían presión
sobre los congresistas. Además, los padres de familia y la comunidad médica y
nutricionista al no estar organizados como organización, no podían contrarrestar el
poder de la industria y, por consiguiente, en últimas la propuesta se terminaría
archivando.
El segundo obstáculo de esta medida es garantizar su debido cumplimiento. Para esto se
requiere el diseño de instituciones que vigilen su implementación y creen mecanismos
sancionatorios en caso de que incumplimiento. El principal ejecutor de esta medida
podría ser el Ministerio de Salud, quien debería en primer lugar, establecer qué tipo de
comida está permitida comercializar en las instituciones educativas y, en segundo lugar,
3 En el primer debate, la Cámara considera que el proyecto de ley tiene inconveniencias de orden constitucional al no definir “comidas chatarras”, “ya que estos impiden entender claramente los derechos de los ciudadanos, así como las obligaciones que tanto ellos como las autoridades públicas tengan el deber de cumplir” (Vásquez, 2013).
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vigilar el cumplimiento de los estándares. Teniendo en cuenta que este es un mecanismo
de prohibición, los dueños de las cafeterías y las instituciones públicas que incumplan la
medida deberán ser sancionados. Los primeros con la pérdida del de la concesión de la
cafetería en la institución pública y las segundas con un reporte a la procuraduría quien
deberá establecer la sanción correspondiente. Para vigilar el cumplimiento de la norma,
se establecerá en la página web del Ministerio un sistema de denuncias anónimas, en el
cual los particulares podrán hacer las denuncias correspondientes y el Ministerio
asignará un inspector de vigilancia. Para la evaluación de la medida, se propone el
medir los hábitos alimenticios de los estudiantes de las instituciones públicas a través de
una encuesta de nutrición que será diseñada por el ICBF, basada en la ENSIN. Esta
encuesta buscará identificar si la ingesta de comida ha cambiado desde el año base de
introducción de la medida.
Propuesta de política: intervención mixta que promueva una alimentación
balanceada y actividad física diaria.
Teniendo en cuenta que uno de los principales problemas de la obesidad y el sobrepeso
en niños y adultos es la falta de autocontrol, lo que ha explicado las deficiencias de las
políticas que apelen a la racionalidad del individuo, como las guías alimentarias que
diseña el ICBF, se propone una intervención mixta que promueva una alimentación
balanceada en la escuela y actividad física diaria por fuera de la jornada escolar, en el
que tanto los niños como los padres que reduzcan el marco de elección de estos, sin
medidas restrictivas.
Línea de acción 1: Promoción de una dieta balanceada
La línea de acción 1, estará basada en la alternativa 2 “Intervenciones focalizadas en la
promoción de una alimentación balanceada en la escuela”, introducida en la sección
anterior. Además de generar una oferta saludable de alimentos en las escuelas, es
necesario fomentar en estos la decisión de optar por este tipo de comida y no la que
están acostumbrados a comprar. Para esto es fundamental determinar la manera como
están dispuestos los alimentos en la tienda y cómo se presentan en el plato.
Los niños que se encuentren en prescolar, no podrán comprar alimentos en la cafetería o
en las tiendas. Estos tendrán un mismo refrigerio y almuerzo, el cual será diseñado a
partir de los lineamientos del ICBF, de acuerdo a las guías de alimentación. Deberá
velarse porque las frutas y verduras estén dispuestas en el plato de una manera que luzca
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divertido para los niños (por ejemplo, haciendo figuras con estas). De esta manera,
podrán habituarse a comer este tipo de alimentos, para que cuando crezcan prefieran
consumirlos.
Los niños y adolescentes que se encuentren en primaria y bachillerato podrán comprar
su refrigerio en la tienda escolar. En esta se dispondrá de una barra de frutas y verduras
para la elección de los jóvenes. Los alimentos procesados, frituras, dulces y bebidas
gaseosas se seguirán vendiendo, pero no podrán ser exhibidos. De esta manera, sólo se
dispondrá de publicidad que oferte alimentos saludables y en porciones moderadas, los
cuales deberán ser atractivos para los niños. Además, se instalarán mensajes que
motiven y reten a los estudiantes a comprar alimentos saludables4. Estos mensajes
deberán estar ubicados a lo largo de la fila que hacen estos mientras esperan para
comprar los alimentos, con el fin de influir en su proceso de decisión sobre qué
alimentos comprar. Para que esta medida pueda ser exitosa, se propone que el ICBF
contrate un grupo de expertos encargados de diseñar y testear los mensajes que deben ir
en las cafeterías y tiendas, con el fin de que estos tengan el efecto esperado. A
continuación, se diseñará un documento que exponga los lineamientos de los mensajes y
cómo estos deberán ser expuestos en las instituciones educativas.
En conjunto con la medida anterior, se propone que las máquinas expendedoras de
comidas y bebidas, ubicadas en instituciones públicas, solo pueden vender productos
que cumplen con determinados estándares de nutrición, determinados por el Ministerio
de Salud. El objetivo de esta es evitar que los esfuerzos realizados en las tiendas
escolares en reducir las opciones de alimentación de los estudiantes, se vean
contrarrestados por la presencia de máquinas que ofrecen alimentos no sanos.
Actores encargados de la implementación y Recursos necesarios
Son tres actores fundamentales encargados de la implementación y el debido
cumplimiento de esta línea de acción. En primer lugar, se encuentra el ICBF, quien es el
encargado de diseñar el plan de promoción de la alimentación sana, a través de los
mensajes que se instalarán en las cafeterías y la propuesta de diseño de la tienda para
4 Reducir el marco de elección de los individuos y cambiar la manera como se presentan las alternativas, es uno de los mecanismos que ha evidenciado ser útil a la hora de implementar políticas públicas basadas en los principios de Behavioral Economics (Oquendo, Reyes y Ulloa, 2013). En Estados Unidos, por ejemplo, el programa "StairWELL to Better Health", incentivó el uso de las escaleras en lugar del ascensor, a través de la instalación de mensajes que retaban a subir por las escalaras y la adecuación de con música, obras de arte, temáticas y mecanismos de seguridad (CDC, 2010).
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que los alimentos saludables sean atractivos para los estudiantes. Para esto, deberá
dedicar una parte de sus recursos en la contratación de expertos y elaboración de
experimentos que permitan comprobar si los mensajes son efectivos. Teniendo en
cuenta que el ICBF es la entidad encargada de diseñar las guías alimentarias del país y
mantener la política de Seguridad Alimentaria y Nutricional enfocada a la Infancia, se
considera viable dedicar esta función a dicha institución.
En segundo lugar, se encuentra el Ministerio de Educación Nacional quien deberá
transmitirá a todas las instituciones educativas los lineamientos de la política aquí
presentada. Esta entidad se hará responsable de la promulgación y cumplimiento de la
misma. En tercer lugar, se encuentra el Ministerio de Salud, quien será el encargado de
determinar los estándares de nutrición y de alimentos que son recomendables para ser
consumidos por los niños, niñas y adolescentes de acuerdo a su edad. Por último, se
creará una comisión de vigilancia intersectorial compuesta por inspectores de las tres
entidades, las cuales se encargarán de vigilar el debido cumplimiento de la política y
llevarán a cabo sanciones a aquellas instituciones que no cumplan con los
requerimientos.
Línea de acción 2: Promoción del deporte
La línea de acción 2, está basada en la alternativa 1 “Intervenciones focalizadas en la
promoción de la actividad física”, introducida en la sección anterior. Teniendo en cuenta
que promover la actividad física después de la jornada escolar es fundamental para
evitar que los niños utilicen su tiempo libre viendo TV o jugando videojuegos de
manera excesiva y, que como se analizó anteriormente, mejorar la infraestructura de los
parques públicos requiere de una gran inversión por parte de las entidades territoriales y
del acuerdo de una gran cantidad de actores, se propone en primera instancia disponer
de la infraestructura deportiva de las instituciones educativas para el uso de sus
estudiantes y familiares después de finalizada la jornada escolar.
Además, se propone que las instituciones educativas públicas ofrezcan actividades
deportivas extracurriculares para que sus estudiantes puedan quedarse en sus colegios
después de la jornada practicando algún deporte. Para fomentar la inscripción a estas
actividades, se propone el diseño de un esquema de reconocimiento a los estudiantes
que asistan. Por ejemplo, en el caso de los niños y niñas de primaria, se propone diseñar
una cartelera de caritas felices, en el que cada uno recibe una cara feliz por cada día que
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asista, al final del mes, quienes mayor número de caras reciban, obtendrán un
reconocimiento. De esta manera, la actividad física se convertirá en un mecanismo para
que los niños, niñas y adolescentes pasen su tiempo libre sin estar realizando una
actividad sedentaria y sin estar expuestos a los peligros de las bandas juveniles en los
estratos más bajos.
Actores encargados de la implementación y Recursos necesarios
El principal actor encargado de la implementación de esta línea de acción sería el
Ministerio de Educación Nacional, quien deberá invitar a las instituciones educativas a
realizar estas actividades extracurriculares. Teniendo en cuenta que abrir las
instalaciones educativas más allá de la jornada escolar implica mayores costos, es
necesario que el Ministerio de Educación subsidie gran parte de este coste en las
instituciones públicas. Asimismo, esta entidad podrá buscar convenios con
COLDEPORTES y las secretarias de deportes de los entes territoriales, para que en el
marco del Plan Decenal de Deporte, se brinde un apoyo en materia recursos económicos
y profesionales capacitados que se encarguen de dirigir estas actividades.
Obstáculos y resistencias
Entre los principales obstáculos y resistencias que se presentan a esta política se
encuentran el rechazo por parte de la industria de alimentos a la política de tiendas
saludables en las que se prohíba la exhibición de comidas no saludables. A diferencia de
las medidas prohibitivas, la presión de esta industria no tendría la misma justificación,
ya que no se está prohibiendo su venta, sino que se le está ayudando a los niños y niñas
a tomar mejores decisiones. En este punto es fundamental el liderazgo del gobierno ante
la opinión pública a la hora de presentar la propuesta, pues de esto depende que no se
ceda ante la presión de dicho gremio.
Otro de los posibles obstáculos sea la resistencia de los padres para cambiar los hábitos
alimenticios en el hogar, aunque se pase la mayor parte del tiempo en la institución
educativa, son los padres los que tienen una mayor influencia en el desarrollo de sus
hijos. Es así, como es fundamental involucrar e informar a los padres durante todo el
proceso de implementación de las medidas.
Externalidades
Marcela Ulloa
Además de los beneficios directos de esta medida sobre el incremento de frutas y
verduras en los niños, el aumento de horas dedicadas a la actividad física y, por
consiguiente, una disminución en la prevalencia del exceso de peso en el país en este
grupo poblacional, la política propuesta genera diversas externalidades positivas. En el
largo plazo, se podrá observar una disminución en la prevalencia de la enfermedad en
adultos mayores de 18 años. Bajo este orden de ideas, la prevalencia de las
enfermedades no transmisibles como la diabetes, hipertensión, cáncer, entre otras, no
habrá incrementado y, por consiguiente, la carga para el fisco del país no será mayor.
De otro lado, una mayor cantidad de niños y niñas haciendo uso de su tiempo libre en
actividades físicas, disminuirá el riesgo de que estos se involucren en pandillas juveniles
o consuman sustancias psicoactivas. Por último, una mejor alimentación y una vida
saludable, hace que se incremente el rendimiento escolar y se reduzca el riesgo de sufrir
trastornos psicológicos, relacionados con la percepción corporal.
Plan de implementación
Para comenzar, se propone iniciar con el desarrollo de un plan piloto de un año en cinco
escuelas públicas de las cinco principales ciudades del país – Bogotá, Medellín, Cali,
Barranquilla y Bucaramanga , las cuales serán evaluadas cada tres meses con el fin de
medir el avance de la política de acuerdo a los indicadores de éxito (ver la siguiente
sección). Si se evidencia una variación significativa en los indicadores de éxito, se
procederá a extender la política en las ciudades intermedias del país. A medida que se
vaya extendiendo la política se invitará a participar a las instituciones educativas
privadas. Vale la pena destacar que la propuesta aquí presentada no incluye a las
instituciones educativas de la zona rural, ya que estas presentan dinámicas diferentes.
Por este motivo, se requiere del diseño de otra política focalizada a esta población.
Indicadores de éxito
Para medir la efectividad de la política se proponen los siguientes indicadores de
productos y de resultados. Para el proyecto piloto, se medirán los indicadores de
producto cada trimestre y los indicadores de resultados cada seis meses (exceptuando el
indicador de resultado 6, el cual se medirá en cinco años).
Indicadores de productos
Marcela Ulloa
1. Número de instituciones educativas con el proyecto de tiendas saludables
implementado.
2. Número promedio de frutas consumidas al día por niño por edad.
3. Porcentaje de estudiantes que hace parte de las actividades extracurriculares.
Indicadores de resultado
1. Incremento en el número de frutas y verduras que consume en promedio un niño
por edad.
2. Disminución en el IMC promedio de los niños de acuerdo a edad y sexo.
3. Prevalencia del sobrepeso y obesidad en niños, niñas y adolescentes menores de
18 años reducida.
4. Incremento en las horas de actividad física dedicadas al día.
5. Disminución del número de horas dedicadas a ver TV o jugar videojuegos.
6. Disminución en la prevalencia de las enfermedades no transmisibles.
Para medir los indicadores de éxito se pedirá un reporte de ventas por producto de las
tiendas escolares, se medirá el peso y estatura con el apoyo de las enfermerías de los
colegios y se llevará un registro de los estudiantes que asistan a las actividades
extracurriculares. Los demás indicadores se medirán a partir de la ENSIN. Para
determinar la efectividad de la prueba piloto se aplicará la encuesta implementada en el
ENSIN en las 25 escuelas donde se llevará a cabo el piloto en el mes anterior a la
intervención, a los seis meses de esta y al finalizar los doce meses.
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