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Lohengrin Estreno: 3 de abril de 2014 19.00 horas Richard Wagner

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Lohengrin

Estreno: 3 de abril de 2014

19.00 horas

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Lohengrin

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LOHENGRIN

Contenidos extraídos del programa de mano y la Revista del Real

Página 3 Equipo artístico

Página 5 Sinopsis

Página 6 Reflexiones sobre Lohengrin, de Hartmut Haenchen

Página 7 Entrevista a Lukas Hemleb

Página 9 Una escultura escénica, de Alexander Polzin

Página 10 Biografías (selección)

Lohengrin

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LOHENGRIN Richard Wagner (1813-1883)

Ópera romántica en tres actos (1850) Libreto del compositor,

basado en los romances Parzival, de Wolfram von Eschenbach, y Lohengrin, de autor anónimo

Nueva producción del Teatro Real In memoriam Gerard Mortier Equipo artístico

Director musical Hartmut Haenchen (Abr. 3, 6, 7, 10, 13, 15, 17, 20, 22, 24, 27) Walter Althammer (Abr. 11, 19)

Director de escena Lukas Hemleb Escenógrafo Alexander Polzin

Figurinista Wojciech Dziedzic Iluminador Urs Schönebaum

Director del coro Andrés Máspero Directora del coro de niños Ana González

Asistente del director de escena Marcelo Buscaino

Asistente del escenógrafo Nicola Minssen Asistente del figurinista Tiziana Magris

Maestros repetidores Tim Anderson, Patricia Barton, Riccardo Bini Reparto

Lohengrin Christopher Ventris (Abr. 3, 7, 10, 13, 17, 20, 24, 27) Michael König (Abr. 6, 11, 15, 19, 22)

Elsa von Brabant Catherine Naglestad (Abr. 3, 7, 10, 13, 15, 17, 20, 22, 24, 27) Anne Schwanewilms (Abr. 6, 11, 19)

Friedrich von Telramund Thomas Johannes Mayer (Abr. 3, 7, 10, 13, 17, 20, 24, 27) Thomas Jesatko (Abr. 6, 11, 15, 19, 22)

Ortrud Deborah Polaski (Abr. 3, 7, 10, 13, 17, 20, 24, 27) Dolora Zajick (Abr. 6, 11, 15, 19, 22)

El rey Heinrich Franz Hawlata (Abr. 3, 7, 10, 13, 17, 20, 24, 27) Goran Jurić (Abr. 6, 11, 15, 19, 22)

El heraldo Anders Larsson Cuatro caballeros brabanzones Antonio Lozano

Gerardo López Isaac Galán Rodrigo Álvarez

Cuatro pajes Cuatro pajes Inés Balbás, Hugo Fernández, Patricia Ginés, María Guzmán, Celia Martos, Laura Palop, Catalina Peláez, Patricia Redondo (Pequeños Cantores de la JORCAM)

Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real

Lohengrin

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Edición musical Kalmus Duración aproximada Acto I: 1 hora y 5 min.

Pausa de 25 min. Acto II: 1 hora y 25 min. Pausa de 25 min. Acto III: 1 hora y 10 min.

Fechas 3, 6, 7, 10, 11, 13, 15, 17, 19, 20, 22, 24, 27 de abril de 2014

19.00 horas; domingos, 18.00 horas

Retransmisión La función del día 10 será transmitida en directo por Radio

Clásica, de Radio Nacional de España

Lohengrin

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SINOPSIS

Acto I

Tras nueve años de paz, la guerra amenaza de nuevo a los países germánicos. El rey Heinrich quiere aunar a los

principados germanos en la lucha contra los húngaros. Pero el ducado de Brabante se encuentra en una situación

precaria: desde la muerte del duque, el trono sigue vacío, pues su hija Elsa ha rechazado el matrimonio con Friedrich

Telramund, bajo cuya tutela la dejó su padre todavía en vida. Por esta razón, Telramund se casó con Ortrud. Desde

que el hermano menor de Elsa, Gottfried, desapareció de extraña manera, Telramund prentende el trono y acusa a

Elsa del asesinato del joven Gottfried. En lugar de defenderse, Elsa le cuenta al rey Heinrich su visión, en la que un

guerrero enviado por Dios lo hará por ella. Heinrich convoca un juicio divino, en el que el paladín de Elsa defenderá

su causa contraTelramund. Sin embargo, este impone la condición de que Elsa no pregunte jamás por su nombre ni

su origen. Elsa lo acepta y el caballero vence a Telramund en el torneo. La reputación de Elsa está salvada y el rey

Heinrich y los de Brabante aceptan al desconocido como caudillo.

Acto II

Friedrich le hace amargos reproches a Ortrud: si ha acusado a Elsa ha sido porque ella le dijo que había sido testigo

del asesinato. Pero Ortrud asegura que detrás del caballero están las malas artes de un mago, pues nadie sabe quién

es el desconocido. En cuanto se conozca su secreto, se romperá su poder y Telramund 11 y ella podrán ascender al

trono de Brabante. Elsa, que apenas puede dar crédito a su felicidad, compadece a Ortrud y la invita a acompañarla

al altar en sus esponsales. El heraldo del rey anuncia que Telramund está en entredicho y exhorta a los de Brabante a

armarse y reunirse en torno al nuevo caudillo. Ortrud pone en duda públicamente la justicia del juicio divino, pues se

ignora la procedencia del caballero y si su poder se debe a un hechizo. El rey quiere contener la rebelión, pero el

ofendido Telramund acusa al caballero desconocido de utilizarla magia. Finalmente, el casamiento se efectúa sin

perturbaciones.

Acto III

Por primera vez, Elsa y su caballero se encuentran a solas. Y, pese a la prohibición, no puede evitar preguntarle por

su nombre y origen. Telramund intenta vencer al caballero, pero este le asesina. El caballero promete desvelar su

identidad. El rey Heinrich se prepara para la guerra. Pero el caballero ya no será el caudillo, puesto que Elsa ha roto

el acuerdo. Y entonces les habla de sus orígenes: su nombre es Lohengrin, es el hijo de Parsifal y un enviado de la

orden del Santo Grial de Montsalvat. Y a continuación debe regresar allí guiado por un cisne. Ortrud reconoce

entonces en el cisne a Gottfried, el niño al que maldijo. El encantamiento se disuelve y el futuro gobernante

Gottfried regresa con los de Brabante.

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REFLEXIONES SOBRE LOHENGRIN

Hartmut Haenchen

A Wagner se le reprochó que, con Lohengrin, volviera a la “ópera romántica”, que creía haber superado con Rienzi.

Mientras trabajaba en Tannhäuser, Wagner se encontró con la narración de Lohengrin. Y tras el poema rápidamente

esbozado en 1845, que Robert Schumann consideraba bueno, durante una estancia en un balneario empezó

apasionadamente con la elaboración de Lohengrin y escribió los bocetos musicales en solo seis semanas tras la

lectura inicial, a pesar de que el tema le había causado inicialmente una “impresión desagradable”, como escribe en

su autobiografía. Solo después de que olvidara el texto histórico “el personaje de Lohengrin se presentó (…) ante mi

alma causándome una atracción creciente”, sobre todo al tomar conciencia de que se trataba de un “auténtico

poema popular”. Le resultó evidente que la narración no giraba en torno a un tema cristiano, sino que era

profundamente humano: la mujer, que “desde la soleada altura en la que se hallaba Lohengrin, lo atraía al seno

caliente de la tierra”.

Y sigue explicando Wagner en su autobiografía: “Lohengrin busca a una mujer que crea en él: que no se pregunte

quién es ni de dónde viene, sino que lo ame tal y como es (…). Busca a la mujer que no le pida explicaciones, frente a

la que no tiene que justificarse, sino que lo ame incondicionalmente. Por lo tanto, tiene que ocultar su naturaleza

superior, dado que precisamente el desconocimiento, el ocultamiento de esta superioridad (o mejor dicho:

elevación) entraña la única garantía de no sentirse solo admirado y observado con sumisa idolatría por su elevada

procedencia (es decir, como un incomprendido), cuando no es ciertamente admiración y adoración lo que anhela. Lo

que desea de verdad es lo único que le puede salvar de su soledad, aliviar su nostalgia: el amor, el ser amado, el ser

comprendido a través del amor. Con su pensamiento superior (…) no desea convertirse ni ser más que un hombre

pleno, completo, sensible y comprensivo, a saber, simplemente un hombre, es decir, un artista absoluto, y no Dios.

Así, suspira por la mujer, el corazón humano”. Sin embargo, dado que lleva puesta la “aureola traidora”, sólo puede

causar envidia y duda, que penetran “en el corazón de la mujer amante”.

La crítica de sus amigos al texto (Lohengrin, en opinión de sus compañeros, era “una visión fría e hiriente”) indujo a

Wagner a realizar cambios que, sin embargo, rechazaba, dado que, en su vida como artista, se sentía vinculado a la

soledad trágica de Lohengrin: “En realidad, este Lohengrin es una visión completamente novedosa de la conciencia

moderna, que solo puede proceder de la opinión y la visión de la vida de un artista”. Martin Geck resume así la

opinión de Wagner: “Necesitamos genios artísticos de la pureza de Lohengrin si queremos apartar a nuestra nación

alemana [que en aquella época no existía] de la lucha y la intriga política y dirigirla hacia un futuro mejor”.

Con Lohengrin, Wagner se situó en la cima de la creación poética, en la que estaba en situación de relacionar los

mitos con la vida real. Para Wagner es este el material más triste de todas sus obras, que esbozó, como narra Cósima

en sus diarios, en la “estrechez y miseria” de la casa de campo de Graupa, junto a Dresde.

Musicalmente, con la creación de los leitmotive, Wagner empieza a desligarse de la simple reminiscencia musical y

los convierte en parte del drama. La orquestación esconde muchas innovaciones, que destacan por la amplia

desintegración del sonido de los instrumentos de cuerda, algo a lo que nunca antes nadie se había atrevido. Con

estos medios caracteriza sobre todo al protagonista y su cometido en el mundo del Grial, que para Wagner se

destaca por ser “como una fuente de amor eterno”. Nuevo es asimismo el desplazamiento de temas importantes a

capas medias y profundas mediante una instrumentación característica con nuevas combinaciones de timbres, que

puede imponerse frente a un acompañamiento orquestal más sonoro. De forma similar al protagonista de El

holandés errante, para los marginados de la sociedad (en este caso, Ortrud) encuentra una música moderna y

particular, que llama la atención por su ausencia de relación tonal y destaca por una libertad métrica especial.

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«LOHENGRIN ES UN MISTERIO INDESCIFRABLE»

Entrevista a Lukas Hemleb

Una escultura de Alexander Polzin es el punto de partida del Lohengrin que se presentará en el escenario del Teatro

Real en abril. La concepción visual del artista berlinés fue el detonante de este “contraproyecto”, del que nos habla

el director de escena alemán, Lukas Hemleb, que debuta con esta ópera de Wagner en Madrid. En el podio contará

con la inestimable colaboración de Hartmut Haenchen, especialista en este repertorio.

[Revista del Real] ¿Cuál fue el punto de partida de esta producción?

[Lukas Hemleb] Este proyecto responde al deseo de hacer un Lohengrin totalmente nuevo. Gerard Mortier me

conoce desde hace años, desde su época en Bruselas. En un encuentro en París se produjo la conversación sobre su

deseo de planificar un Lohengrin que muestre un contraproyecto de los hasta ahora realizados en los que se intenta

descifrar o hacer más hermético al personaje. De ahí surgió el deseo de ponerme en contacto con el escultor y artista

berlinés Alexander Polzin.

[RR] ¿Cómo ha trabajado con Alexander Polzin?

[LH] Colaborar con artistas plásticos siempre me ha atraído, porque piensan de modo distinto a los escenógrafos. En

la colaboración con un escultor el reto es distinto. Sin la anticipación de una escenografía, Alexander ya había

avanzado mucho en la creación de un espacio mítico que, a su manera, representa una cosmovisión que no está

pensada desde las diversas opciones de una escenografía, sino a partir de una instalación espacial que, con ímpetu y

misterio, crea una esfera propia.

[RR] Para escribir Lohengrin, Wagner se inspiró en numerosas fuentes: desde las leyendas germánicas medievales y

la del Santo Grial al ciclo artúrico, además de otros mitos helénicos y orientales. ¿Ha tenido todo esto en cuenta al

concebir la puesta en escena?

[LH] Naturalmente, las numerosas fuentes de las que la imaginación de Wagner se alimentó, conforman un cuerno

de la abundancia de conocimientos añadidos que ningún director debería ignorar. Pero, por otra parte, una puesta

en escena no es un estudio filológico, y la investigación de las fuentes no puede sustituir al acceso directo que

acerque al espectador la materia de una forma clara y sencilla. Claro que la lectura de Nietzsche y Schopenhauer nos

ilustra sobre el mundo intelectual en el que Wagner desarrolló su visión. Una visión en la que la relación entre los

dioses y los hombres no estaba establecida de forma firme, en la que los hombres luchaban contra los dioses, y los

propios dioses, muy lejos de reinar en una lejana eternidad, contemplan su decadencia y, frente a su existencia

amenazada, se vuelven con ansiedad hacia lo humano y lo temporal. «Lohengrin es la ópera de Wagner en la que el

coro tiene una mayor presencia»

[RR] Como siempre en Wagner existen muy diversas interpretaciones de la figura de Lohengrin, el hijo de Parsifal, el

caballero del Grial, quien, como algunos dicen, puede ser tanto un ser divino como humano…, ¿tal vez alguien sin

identidad, o incluso un alter ego del artista incomprendido?

[LH] En una historia tan rica y centenaria sobre la recepción de Lohengrin, se plantea más bien la cuestión de cómo

evitar aferrarse a una de las muchas posibles interpretaciones. Naturalmente, a un director de escena se le plantean

todas estas cuestiones y, en el mejor de los casos, consigue que resuenen en su idea. Al mismo tiempo, la

experiencia del espectador resulta siempre virgen, dado que debería vivir la representación como si fuera la primera

vez que ve esta ópera, o por lo menos así lo espero. Solo si Lohengrin permanece ambiguo tanto en sus rasgos

divinos como en los humanos, un misterio indescifrable, una prueba, tenemos una oportunidad de exponer la

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experiencia íntima del encuentro con él, con todos los sentimientos que ello conlleva. El desafío de la puesta en

escena de esta como de casi todas las óperas de Wagner es siempre el que cobre sentido la música. El gran reto de

los ensayos es establecer un juego inteligente, dejándose llevar por la música y evitando caer en las convenciones.

Presentir la debilidad.

[RR] Aunque la ópera se concentra mucho en el personaje de Lohengrin, Ortrud, la “mala”, la encarnación de un

paganismo decadente, una especie de Lady Macbeth, juega un papel importante, también de contrapunto a la dulce

Elsa.

[LH] Viniendo del teatro, para mí la regla siempre ha sido la de seguir aquello que ya nos enseñaron los ancestros de

la tragedia griega: que, sobre el escenario, los acontecimientos siguen su propia dialéctica dramática y, en su seno,

cada personaje defiende sus derechos. He visto algunas puestas en escena que, en la dirección de actores, se basan

en el contraste entre la blanca e inocente Elsa y la oscura y perversa Ortrud. El que Elsa sea siempre tan pura e

inocente como parece es cuestionable. Por el contrario, Ortrud seguro que tiene rasgos de una adepta de los rituales

paganos hasta rozar la brujería. Pero, como tan a menudo en Wagner, es un personaje con rasgos humanos, que no

se inventa la debilidad de los demás, sino que la presiente de modo intuitivo y se aprovecha de ella. Su puesta en

cuestión de la legitimidad del juicio de Dios, su resistencia a aceptar la sustitución de un mundo de dioses arcaico por

un nuevo monoteísmo, ¿acaso no encuentra un eco en el mundo actual, en el que tantos conflictos bélicos sitúan las

convicciones religiosas en primer plano?

[RR] La prohibición es un núcleo de esta ópera. ¿Qué significa para usted?

[LH] La prohibición es un arquetipo que ya los niños conocen por los cuentos. Así como los cuentos surgen del

inconsciente colectivo, como una forma de narración de los tiempos primigenios, la prohibición es la forma ancestral

de la prueba y tiene un carácter iniciático. En la mitología cristiana, toda la historia de la humanidad reposa sobre la

transgresión de una prohibición en el Jardín del Edén.

[RR] El cisne también es un símbolo que ha atravesado diversas culturas, desde los griegos, que lo veían como la

encarnación del poeta, hasta otras en las que se le considera un símbolo de la luz, la armonía o la santidad.

[LH] La numerosa simbología con la que se ha identificado al cisne en las diversas culturas es, precisamente, la razón

por la cual no se le puede representar en escena. Un cisne visto bajo una mirada espiritual puede hacernos sentir y

ver más sobre esta multitud de significados que cualquier cisne de pega con plumas.

[RR] El coro también juega un papel significativo, al modo del coro en la tragedia griega, que comenta los

acontecimientos y también actúa como juez.

[LH] Lohengrin es la ópera de Wagner en la que el coro tiene una mayor presencia. De ahí que se dé una extrema

expansión en el arco sonoro entre la intimidad camerística y la masa, y el ímpetu coral y orquestal. Con frecuencia, el

coro está incluso dividido, lo que sirve para incrementar las tensiones en el juego de sugerencias tanto dramática

como musicalmente. A través del coro, la figura del emperador se prolonga a lo público. El coro tiene el papel

principal secreto en esta obra. En él se articulan todas las esperanzas colectivas que se proyectan en la instancia

superior que es Lohengrin, que al final se ven en parte frustradas, y por otra se ven obligadas a tomar una nueva

orientación.

Ruth Zauner

Lohengrin

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UNA ESCULTURA ESCÉNICA

Alexander Polzin

Por encargo de Gerard Mortier, diseñé un espacio para la ópera Lohengrin, al tiempo que realizaba por primera vez

una escultura que iba a servir como espacio escénico. Para el desarrollo de la producción de Lohengrin, Gerard

Mortier estaba absolutamente decidido a partir del concepto visual, a diferencia del enfoque del teatro en el que

tantas veces prima la visión del director de escena.

Para ello, “vacié” un bloque que se corresponde en su tamaño al volumen interior del escenario del Teatro Real. Con

esta escultura escénica intenté crear lugares adecuados para cada uno de los acontecimientos que se desarrollan

sobre la escena. Para el equipo artístico lo esencial era encontrar el mayor número posible de signos arcaicos que

ilustraran el rico mundo de símbolos de esta ópera de Wagner. Imágenes que dejan espacio suficientemente para

que se pueda percibir al mismo tiempo las fuentes filosóficas y lo legendario de la historia.

Para las esculturas resulta de esencial importancia la impresión que puedan causar con la iluminación, así que estaba

justificado trabajar desde el principio en estrecha colaboración con Urs Schönebaum, el diseñador de iluminación. En

la ópera son de suma importancia un gran número de apariciones inmateriales que nosotros intentamos localizar en

un espacio de la escultura que atrapa la luz y la irradia. La realización de nuestros bocetos, de especial dificultad, la

han llevado a cabo los departamentos técnicos y los talleres del Teatro. Nos parece de particular relevancia que la

materialidad y la cerrazón del diseño de la escultura se percibieran también en su traslación al gran escenario. La

ópera es el lugar privilegiado en la que, de ese modo, pueden confluir las artes más diversas. En ninguna otra forma

artística pueden unirse todas las formas de expresión estética para que surja una obra de arte total. Resulta muy

apasionante percibir este ideal wagneriano y trascender así los límites del ámbito especializado de trabajo para llegar

a una creación en equipo.

Alexander Polzin

Lohengrin

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BIOGRAFÍAS

Hartmut Haenchen | Director musical

Ocupa un lugar prominente en el panorama musical internacional. Creció en la antigua Alemania Oriental y su

carrera tuvo un renacimiento tras la reunificación alemana. Apreciado por sus interpretaciones de obras de Wagner,

Mahler y Strauss. Mantiene relación con muchas orquestas y su catálogo de grabaciones es amplio. Fue director

musical de la Nederlandse Opera de Ámsterdam durante trece años, en la que ha dirigido una larga lista de obras

como Die Soldaten, Tannhäuser, Der fliegende Holländer, Capriccio y Der Ring des Nibelungen. Ha sido invitado al

Covent Garden de Londres (Salome), la Opéra National de París (Wozzeck, Lady Macbeth de Mtsensk), a La Monnaie I

De Munt de Bruselas (Parsifal), el Théâtre du Capitole de Toulouse (Elektra), así como a Tokio, Zúrich y Milán. En

2008 le fue otorgado la Cruz al Mérito por el Gobierno de Alemania. Recientemente ha dirigido Parsifal en

Copenhague y Król Roger en Bruselas. En el Real ha dirigido Lady Macbeth de Mtsensk y Boris Godunov.

Walter Althammer | Director musical

Tras terminar sus estudios en la Academia de Música de Múnich, participó en clases magistrales de Bernstein,

Celibidache y Masur. Como asistente ha colaborado con Haitink, Chailly, Nagano, Rattle y Haenchen en teatros como

La Scala, la Opéra National de París y el Festival de Salzburgo. De 1992 a 1996 fue director musical de la compañía

Hoofdstad Operette de Ámsterdam y de 1997 a 2000 consejero artístico y principal director de la compañía Danube

Opera (Russe, Bulgaria), con la cual interpretó obras de Bizet, Puccini y Verdi. Ha dirigido en la Bayerische Staatsoper

de Múnich, la Ópera de Bonn, la Deutsche Oper am Rhein de Dusseldorf, la Komische Oper de Berlín y el

Muziektheater de Ámsterdam; obras como Il matrimonio segreto, Orfeo ed Euridice, Die Zauberflöte, Lucia di

Lammermoor, Carmen, Madama Butterfly y Elektra. Es fundador y director del Stravinsky Ensemble de Ámsterdam.

Desde Octubre 2013 es docente en la Academia de Música de Fráncfort del Meno. (www.walter-alhammer.de)

Lukas Hemleb | Director de escena

Nació y creció en Alemania y vive y trabaja en Francia desde hace varios años. Sus proyectos teatrales abarcan una

amplia gama de autores del gran repertorio (Shakespeare, Dostoievski, Molière) y contemporáneos (Pierre Charras,

Laura Forti y Simon Stephens). En el terreno de la ópera ha realizado puestas en escena de compositores barrocos

como Alessandro Scarlatti (Telemaco), Agostino Steffani (Niobe, regina di Tebe) y Georg Friedrich Händel (Ariodante);

así como de compositores contemporáneos como Adriana Hölzky (Hybris) y Gilbert Amy (Le premier cercle), sin

olvidarse de Mozart (La clemenza di Tito, Die Zauberflöte) y otros del gran repertorio. Su trabajo se ha visto en

importantes centros líricos, como el Covent Garden de Londres, el Teatro São Carlos de Lisboa, el Théâtre des

Champs-Elysées de París, el Theater an der Wien y los festivales de Aix-en-Provence, y de Schwetzingen. Durante tres

años fue profesor asociado en la Escuela de Artes y Humanidades de Lyon. Recientemente ha podido verse su

puesta en escena de La scala di seta en Mannheim. (www.hemleb.org)

Alexander Polzin | Escenógrafo

Estudió en Berlín, su ciudad natal, y desde 1991 ha trabajado como escultor, pintor y diseñador de escenografías. Ha

sido artista residente en varios países (Alemania, Israel, Suiza, Estados Unidos). Ha impartido cursos en Zúrich y en la

Universidad de California en Santa Cruz. Su obra ha sido expuesta en el Getty Center de Los Ángeles, así como en

museos y galerías de Alemania, Rumanía, Francia, Italia y Hungría. Ha diseñado escenografías para teatro, ópera y

danza en producciones para la Staatsoper de Berlín y la Deutsche Oper am Rhein en Dusseldorf. Ha colaborado en

títulos como Rigoletto, The Rape of Lucretia y Philémon et Baucis. Ha diseñado la escenografía y el vestuario de

Parsifal para el Festival de Pascua de Salzburgo. En la Galería de Arte Maestro de Londres se ha realizado una

retrospectiva de su obra. En el Teatro Real ha diseñado la escenografía de La página en blanco de Pilar Jurado y La

conquista de México de Wolfgang Rihm.

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Wojciech Dziedzic | Figurinista

Diseñador de vestuario y modisto, nació en Polonia y vive en Ámsterdam. Estudió en la Academia Gerrit Rietveld de

Ámsterdam y en el Central Saint Martins College de Londres. Enseñó diseño de moda en ambas instituciones y es jefe

del departamento de moda de la School of Form de Poznan (Polonia). Ha diseñado vestuario para numerosos

espectáculos de ópera y teatro (Toneelgroep Amsterdam, Schauspielhaus de Hamburgo, Teatro Rozmaitosci de

Varsovia). En este campo cabe citar títulos como Mazepa (Komische Oper de Berlín), Macbeth (Opéra National de

Lyon), Ivona, princesa de Borgoña (Ópera de Varsovia), Król Roger (Ópera de Wroclaw) y La bohème (Washington

National Opera). Ha colaborado con directores escénicos como Mariusz Trelinski, Ivo van Hove, Johan Simons y

Pierre Audi. En el Teatro Real ha participado en Boris Godunov, La conquista de México y Brokeback Mountain.

Urs Schönebaum | Iluminador

Estudió fotografía en Múnich y trabajó de 1995 a 1998 con Max Keller en el departamento de iluminación del

Münchner Kammerspiele. Fue asistente en producciones en el Grand Théâtre de Ginebra, el Lincoln Center de Nueva

York y el Müchner Kammerspiele. En 2000 inició su labor como diseñador de iluminación para teatro, ópera,

instalaciones y performances. Ha participado en más de cien producciones en el Théâtre du Châtelet de París, el

Covent Garden de Londres, la Ópera Nacional de Paris, La Monnaie / De Munt de Bruselas, el Metropolitan de Nueva

York, la Staatsoper de Berlín, el Dramaten de Estocolmo, la Comédie Française de París y los festivales de Avignon, de

Salzburgo y de Bayreuth. Ha trabajado con Langhoff, Ostermeier, Larsson, Kentridge, Haneke, Wilson y colaborado

en proyectos artísticos de Beecroft, Kiefer, Graham y Abramović. En el Real ha participado en Rise and Fall of the City

of Mahagonny, Der Rosenkavalier, La página en blanco, Così fan tutte y La conquista de México.

Christopher Ventris | Lohengrin

En el último lustro este tenor británico ha protagonizado una ascendente carrera, con exitosas presentaciones en

escenarios como el Metropolitan de Nueva York, el Teatro alla Scala de Milán, la Staatsoper de Viena, el Covent

Garden de Londres, la Opéra National de Paris y los Festivales de Bayreuth y Salzburgo. Sobresalen sus

interpretaciones de personajes wagnerianos como Erik (Der fliegende Holländer), Siegmund (Die Walküre) y los

protagonistas de Rienzi, Parsifal y Lohengrin. Asimismo, ha interpretado con gran éxito papeles como Max (Der

Freischütz), Sergei (Lady Macbeth de Mtsensk), Lenski (Eugenio Oneguin) y Dimitri (Boris Godunov), entre otros.

Recientemente ha actuado en la Nederlandse Opera de Ámsterdam (Siegmund en Die Walküre) y en la Opernhaus de

Zúrich (Laca en Jenůfa). En el Teatro Real ha participado en Lady Macbeth de Mtsensk y Rise and Fall of the City of

Mahagonny.

Michael König | Lohengrin

Este tenor germano-canadiense estudió canto en la Universidad de Mannheim e hizo su debut operístico en Baden-

Baden cantando Lenski (Eugenio Oneguin) en 1998. Posteriormente ha sido invitado a la Opéra National de Paris, el

Teatro alla Scala de Milán, la Staatsoper de Berlín, el Liceu de Barcelona, el Bolshoi de Moscú y los festivales de

Bayreuth y Glyndebourne; escenarios en los que ha cantado personajes principales en obras como Fidelio, Die Frau

ohne Schatten, Tannhäuser, Jenůfa y Diario de un desaparecido. Recientemente ha interpretado a Erik (Der fliegende

Holländer) en la Bayerische Staatsoper de Múnich y a Bacchus (Ariadne auf Naxos) en la Opernhaus de Fráncfort. En

el Teatro Real ha cantado en Rise and Fall of the City of Mahagonny, Saint François d'Assise, Lady Macbeth de

Mtsensk y Boris Godunov.

Lohengrin

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Catherine Naglestad | Elsa von Brabant

Reconocida soprano dramática estadounidense de amplio y versátil repertorio, sobresalen sus interpretaciones de

personajes como las protagonistas de las óperas Norma, Tosca, Manon Lescaut y Salome, así como Cio-Cio San

(Madama Butterfly), Amelia (Un ballo in maschera), Elisabetta (Don Carlo) y Leonora (La forza del destino). En

temporadas más recientes ha asumido con éxito papeles wagnerianos como Senta (Der fliegende Holländer),

Brünnhilde (Siegfried) y Sieglinde (Die Walküre). Ha actuado en importantes escenarios, como la Staatsoper de Viena,

el Covent Garden de Londres, la Opéra National de Paris, la Deutsche Oper de Berlín y la Bayerische Staatsoper de

Múnich. En el 2006 fue nombrada kammersängerin por el Ministerio de Cultura de Alemania. Recientemente ha sido

Sieglinde (Die Walküre) en la Nederlandse Opera de Ámsterdan.

Anne Schwanewilms | Elsa von Brabant

Una de las sopranos alemanas más sobresaliente de su generación, su amplio repertorio incluye ópera italiana y

francesa, destacando en obras de Strauss, Wagner y otros compositores alemanes. Entre los personajes que más

asiduamente canta se encuentran Elisabeth (Tannhäuser), Ariadne (Ariadne auf Naxos), La condesa (Le nozze di

Figaro), Marie (Wozzeck), Desdemona (Otello) y La mariscala (Der Rosenkavalier). Es invitada con regularidad a

prestigiosos escenarios (Milán, Viena, Nueva York, Berlín, París, Salzburgo, Glyndebourne) y ha colaborado con los

más destacados directores de la actualidad (Barenboim, Chailly, Levine, Nagano, Rattle). Recientemente ha

interpretado a Chrysothemis (Elektra) en la Semperoper de Dresde y a La emperatriz (Die Frau ohne Schatten) en el

Metropolitan de Nueva York. En el Real ha cantado Ariadne auf Naxos, Der Rosenkavalier y un concierto con obras de

Schönberg y Strauss. (www.anneschwanewilms.com)

Thomas Johannes Mayer | Friedrich von Telramund

Tras estudiar historia, filosofía, lengua y literatura, este barítono alemán completó sus estudios de canto en la

Escuela Superior de Música de Colonia con Kurt Moll. Formó parte del conjunto de artistas estables de la Staatsoper

de Hamburgo, en cuyo escenario cantó Mandryka (Arabella), Kaspar (Der Freischütz), Jochanaan (Salome), y

Telramund (Lohengrin). Inició su carrera internacional en 2008, debutando como Wozzeck en el Teatro alla Scala de

Milán. Después ha sido invitado a cantar en escenarios como la Opéra National de Paris, la Staatsoper de Berlín, la

Bayerische Staatsoper de Múnich y los festivales de Bayreuth y Salzburgo, en los que ha interpretado a Wotan (Das

Rheingold y Die Walküre), Amfortas (Parsifal), Iago (Otello), Scarpia (Tosca) y los protagonistas de Macbeth,

Rigoletto, Falstaff y Der fliegende Holländer, entre otros. Recientemente ha cantado Wotan (Der Ring des

Nibelungen) en la Nederlandse Opera de Ámsterdam.

Thomas Jesatko | Friedrich von Telramund

Este bajo-barítono alemán estudió en Núremberg y Múnich, y sus primeros compromisos profesionales le llevaron a

Darmstadt y Osnabrück. Desde 1997 es miembro del conjunto de artistas estables del Nationaltheater de Mannheim,

donde ha cantando personajes como Pizarro (Fidelio), Kaspar (Der Freischütz), Escamillo (Carmen), Jochanaan

(Salome) y Barak (Die Frau ohne Schatten). Se ha especializado en el repertorio wagneriano, cantando papeles como

Fasolt (Das Rheingold), Wotan (Das Rheingold, Die Walküre), Kurwenal (Tristan und Isolde), Klingsor (Parsifal), Hans

Sachs (Die Meistersinger von Nürnberg) y el protagonista de Der fliegende Holländer. También ha cantado en otros

escenarios como la Bayerische Staatsoper de Múnich, la Semperoper de Dresde, la Opernhaus de Zúrich y el Festival

de Bayreuth. Recientemente ha interpretado a Sir John Falstaff (Falstaff de Verdi) en Mannheim.

Deborah Polaski | Ortrud

Esta reconocida soprano dramática nació en Wisconsin, y en su amplio repertorio ocupan un lugar destacado los

papeles de óperas de Wagner y Strauss. Sus interpretaciones de Isolde (Tristan und Isolde), Brünnhilde (Der Ring des

Nibelungen) y Elektra en la obra homónima constituyen referencias ineludibles en el panorama lírico internacional.

Ha cantado en los más prestigiosos escenarios internacionales (el Metropolitan de Nueva York, la Staatsoper de

Lohengrin

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Viena, el Covent Garden de Londres, la Opéra National de Paris y el Teatro alla Scala de Milán). Destacan sus diez

años de presencia en el Festival de Bayreuth. Recientes apariciones suyas han tenido lugar en la Bayerische

Staatsoper de Múnich (La nodriza en Die Frau ohne Schatten) y en la Staatsoper de Berlín (Kabanicha en Katia

Kabanavá). En el Teatro Real ha cantado Jenůfa, Elektra, Il prigioniero, Sour Angelica y ha participado en un concierto

sinfónico-vocal. (www.deborahpolaski.com)

Dolora Zajick | Ortrud

Una de las mezzosopranos más importantes de los últimos tiempos, nació en Oregón y estudió en la Escuela de

Música de Manhattan. Tras su debut artístico como Azucena (Il trovatore), en la Ópera de San Francisco, ha cantado

regularmente en los teatros más importantes del mundo como el Metropolitan de Nueva York, el Teatro alla Scala de

Milán, la Staatsoper de Viena, el Covent Garden de Londres, la Opéra National de Paris y el Festival de Salzburgo. En

su amplio repertorio sobresalen personajes como La princesa de Bouillon (Adriana Lecouvreur), Marfa (Jovánschina),

Santuzza (Cavalleria rusticana), Amneris (Aida), Éboli (Don Carlo) y los papeles principales de La favorita, Samson et

Dalila y Hérodiade. En el 2006 fundó el Institute for Young Dramatic Voices. Recientemente ha interpretado a

Ježibaba (Rusalka) en Nueva York. En el Real ha cantado en La favorite, Don Carlo, Il trovatore y un concierto con

orquesta. (www.dolorazajick.com)

Franz Hawlata | El rey Heinrich

Uno de los bajos-barítonos más demandados de la actualidad, nació en Eichstätt (Alemania) y estudió en la Escuela

de Música de Múnich. Ha cantado con regularidad en los centros líricos más importantes del mundo, como el

Metropolitan de Nueva York, la Staatsoper de Viena, la Opéra National de Paris, el Covent Garden de Londres, la

Deutsche Oper de Berlín y los festivales de Salzburgo y Bayreuth. En su repertorio sobresalen sus interpretaciones

del Baron Ochs (Der Rosenkavalier), el Rey Marke (Tristan und Isolde), Hans Sachs (Die Meistersinger von Nürnberg),

Wotan (Der Ring des Nibelungen), Daland (Der fliegende Holländer), Kaspar (Der Freischütz) y los protagonistas de

Wozzeck y Don Pasquale. En recientes compromisos ha interpretado a Rocco (Fidelio) en Lieja y Sir Morosus (Die

schweigsame Frau) en Chemnitz. En el Teatro Real ha participado en Der Rosenkavalier y Wozzeck.

Goran Jurić | El rey Heinrich

Este joven bajo croata estudió canto en la Academia de Música de la Universidad de Zagreb, así como literatura y

lengua italiana en la facultad de Filosofía de esa misma universidad. Tras ganar varios concursos internacionales,

participó en 2011 en el Proyecto de Jóvenes Cantantes del Festival de Salzburgo. Ese mismo año debutó los

personaje de Sumo sacerdote (Nabucco) y Comendador (Don Giovanni) en el Teatro dell'Opera de Roma y el Teatro

La Fenice de Venecia respectivamente. En el coliseo veneciano también ha cantado a Colline (La bohème). Desde

2012 pertece al conjunro de artistas estables de la Bayerische Staatsoper de Múnich, donde ha cantado Zúñiga

(Carmen), Angelotti (Tosca), Don Fernando (Fidelio), Pietro (Simon Boccanegra), Biterolf (Tannhäuser) y Nikititch

(Boris Godunov), entre otros. Ha trabajado con prestigiosos directores como Muti, Mehta, Nagano, Armiliato y

Zanetti. Recientemente ha sido Timur (Turandot) y Ferrando (Il trovatore) en Múnich. (http://goranjuric.com/)

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Andrés Máspero | Director del coro

Inició sus estudios de piano y dirección orquestal en su país natal (Argentina). En la Universidad Católica de

Washington DC obtuvo el doctorado en Artes Musicales. Fue director del coro del Teatro Argentino de La Plata

(1974-78); más tarde ocupó el mismo puesto en el Teatro Municipal de Río de Janeiro durante cinco temporadas. En

1982 fue nombrado director del coro del Teatro Colón de Buenos Aires y en 1987 ocupó ese cargo en la Ópera de

Dallas. Posteriormente, y durante cinco temporadas, fue director del coro del Gran Teatre del Liceu de Barcelona y

entre 1998 y 2003 tuvo a su cargo el coro de la Ópera de Fráncfort. En 2003 fue nombrado, por iniciativa de Zubin

Mehta, director del coro de la Bayerische Staatsoper de Múnich. Ha colaborado con la Academia de Santa Cecilia de

Roma en varias ocasiones. Ha sido invitado por Gerard Mortier para ocupar desde 2010 el cargo de director del Coro

Titular del Teatro Real.

Coro Titular del Teatro Real

El Coro Titular del Teatro Real debutó en septiembre de 2010, bajo la dirección del maestro Andrés Máspero, con

Rise and Fall of the City of Mahagonny (con dirección musical de Pablo Heras-Casado). Entre las producciones en las

que ha intervenido en este coliseo, el Coro Titular del Teatro Real cuenta en su haber óperas como Der Rosenkavalier

(director musical Jeff rey Tate), Iphigénie en Tauride (director musical Thomas Hengelbrock), Król Roger (director

musical Paul Daniel), Le nozze di Figaro (director musical Víctor Pablo Pérez), Saint François d’Assise (director musical

Sylvain Cambreling), Tosca (director musical Renato Palumbo), Les Huguenots (director musical Renato Palumbo),

Lady Macbeth de Mtsensk (director musical Hartmut Haenchen), Rienzi (director musical Alejo Pérez), C(H)ŒURS

(director musical Marc Piollet), Ainadamar (director musical Alejo Pérez), Boris Godunov (director musical Hartmut

Haenchen) y Macbeth (director musical Teodor Currentzis). Desde 2004 el Coro Titular del Teatro Real, pero ya como

Coro Intermezzo, colabora también de forma habitual con los teatros y auditorios del país, tanto en el repertorio

lírico como en el sinfónico-coral.

Pequeños Cantores de la JORCAM

Este coro se creó en 2010 con el propósito de contribuir a la formación de los jóvenes madrileños de entre seis y

catorce años en un contexto de aprendizaje profesional de alta calidad técnica y artística. Ana González, su directora

desde 2010, dirigió el Coro del Instituto Alemán en 1992 y fundó un año después el Grupo de Cámara Arte Vocale.

También ha dirigido el Coro Infantil de la Comunidad de Madrid. Es profesora en la Universidad Internacional de

Andalucía y colabora con la Fundación Barenboim-Said.