rabatin 2002 sam slick
TRANSCRIPT
Segundas Jornadas de la Cuenca del Plata Rosario, 16, 17 y 18 de octubre del 2002
Escuela de Antropología - Facultad de Humanidades y Artes Universidad Nacional de Rosario
Sam Slick tenía razón Sergio RABATIN 1 / 12
Sam Slick tenía razón; Algunas consideraciones acerca de las actitudes de sabios y
viajeros de fines de siglo XIX a partir de la narración de Francisco P. Moreno editada en
1879
Autor: Sergio Fabián RABATIN1
Facultad de Ciencias Naturales y Museo Universidad Nacional de La Plata
Resumen
En el texto referido aparece gran cantidad de
referencias a la geografía, el medio ambiente y la
opinión personal de Moreno acerca de dónde y cómo
debe ser trazada la línea fronteriza entre Argentina y
Chile. Lo que me interesa a los efectos de la ponencia,
sin embargo, es la relación del mismo frente a las
poblaciones indígenas. Me referiré al caso de Sam
Slick al que define como “mi amigo” de quien relata
lo siguiente; “el buen Sam... de ninguna manera quiso
que midieran su cuerpo y sobre todo su cabeza”. A la
propuesta de que lo acompañara a Nahuel Huapí
“rehusó diciendo que yo quería su cabeza”. Más
adelante termina escribiendo “averigüé el paraje en
que había sido inhumado... exhumé su cadáver, cuyo
esqueleto se conserva en el Museo Antropológico de
Buenos Aires”. Siendo que éste no es un caso aislado,
tal vez debamos observar en esta práctica de
profanación (más allá de la voluntad de a quienes
pertenecieron los cuerpos en vida) no sólo el hecho
concreto del saqueo de un cadáver, sino además, la faz
simbólica, en el contexto del último evento de la
invasión masiva llamada “Conquista del Desierto”
Introducción
En 1879 Francisco P. Moreno publica Viaje a la Patagonia Austral 1876-1877. El libro es la versión
impresa del viaje que recientemente realizara
hasta la Patagonia Austral (en lo que hoy
conocemos como provincias de Chubut y Santa
Cruz) a lo que se agrega un resumen de otros
viajes anteriores a lo que llama “Las Manzanas”
(dentro de lo que conocemos actualmente como
provincias de Neuquén y Río Negro). En el texto,
el autor tiene en mente una gran cantidad de
preocupaciones, principalmente la frontera con
Chile. Dentro de lo esperable para un viajero e
investigador de la época, trata de realizar proezas
épicas como la navegación del río Santa Cruz que
describe con gran colorido.
Podríamos simplificar el texto de la siguiente
manera:
Trata de hacer una semblanza de las regiones
por la que transita. Está particularmente
preocupado por la flora y la fauna de las
mismas y por las posibilidades de explotación
de tales recursos. Además trata de investigar
acerca de otros recursos como los hídricos,
los minerales y los humanos.
Ante todo, tiene presente una misión
específica, es decir; en todo momento, trata
de ver cómo y por dónde debería ser trazada
la línea fronteriza entre los países Argentina y
Chile. En este sentido, la navegación de este
río hasta el Lago Argentino, estaría marcando
la pertenencia de dicho lago a la cuenca del
Atlántico.
Relata con gran colorido, las desventuras
acontecidas en los distintos lugares en los
que fuera recibido por los grupos humanos
pobladores de los parajes. Es particularmente
interesante la sensación del lector ya que
aparentemente corrió constantes y perpetuos
peligros que debió resolver para seguir
adelante o perecer. Esta forma de relato se
asemeja a la que hace Lucio V. Mansilla2 en
Una excursión a los indios Ranqueles.
En su relación personal con sus anfitriones,
además de correr peligros constantes (ya sea
su misión específica tanto como su vida, de
acuerdo a la ocasión) todo el tiempo está
improvisando salidas originales gracias a las
cuales obtiene (por su amplio conocimiento y
su inventiva original) los resultados
esperados.3
Teniendo en cuenta los dos últimos ítems
señalados, podríamos decir que es todo un
aventurero. No sólo enfrenta los peligros de
las tolderías o la posibilidad de fracasar su
intento de navegar el río Santa Cruz, sino que
además asume heroicamente esta aventura
más allá de lo que consiguieran realizar en
idénticas condiciones, los mismísimos Fitz Roy
y Darwin. Enfrenta los peligros de la
humanidad y los de la naturaleza. Enfrenta
bravos guerreros con astucia, tozudos
propietarios de caballos con ardides y
engaños, un río torrentoso e indomable con
fuerza, valentía y obstinación, e incluso el
hambre de varios días en una travesía estéril.
Incluye algunas consideraciones personales
acerca de sus propios valores sociales y sus
prejuicios. Ideas acerca de la vida y la muerte,
acerca de las funciones de la religión o de la
ciencia y cómo debería estar definida la
relación de los indígenas4 con el estado y el
resto de los ciudadanos de la argentina5.
Registra la recolección de muchos elementos
Segundas Jornadas de la Cuenca del Plata Rosario, 16, 17 y 18 de octubre del 2002
Escuela de Antropología - Facultad de Humanidades y Artes Universidad Nacional de Rosario
Sam Slick tenía razón Sergio RABATIN 2 / 12
de la naturaleza tales como minerales y/o
posibles fósiles y otros (los que interesan a
este trabajo, y en el mismo plano que los
anteriores podríamos considerar elementos
que son el resultado de la actividad humana:
utensilios, prendas, cadáveres de
enterratorios, etc.)
Si necesitábamos definiciones del texto al que voy
a referir, creo que ésta sería la descripción más
breve que pudiera hacer pero que no deja de ser
injusta con el autor y no deja de ser injusta con el
personaje histórico Perito Moreno.
Sam Slick
Para presentar a Sam Slick voy a citar al propio
autor. Moreno lo describe como “mi amigo Sam
Slick, buen tehuelche, hijo del cacique Casimiro
Biguá” y al respecto del mismo relata que
“conocí a ese indio en mi viaje anterior...; había
sido herido en uno de los frecuentes combates
que tienen los patagones cuando el aguardiente
los excita y lo encontré refugiado... Nuestra
llegada... fue un motivo de gozo para el buen
Sam, por los regalos y los ponches con que lo
obsequiábamos y que realizaban uno de sus
mayores deseos al probar esa bebida que había
oído ponderar en Malvinas.” (Moreno 1989:102).
Y sigue relatando su relación de la siguiente
manera:
“Consintió en que hiciéramos su fotografía
pero de ninguna manera quiso que midiera su cuerpo y sobre todo su cabeza. No sé por qué rara preocupación hacía esto, pues más tarde, al volver a encontrarlo en Patagones, aún cuando continuamos siendo amigos no me permitió acercarme a él mientras permanecía borracho, y un año después, cuando llegué a ese punto para emprender viaje a Nahuel Huapi, le propuse que me acompañara y rehusó diciendo que yo quería su cabeza. Su destino era ése. Días después de mi partida se dirigió a Chubut y allí fue muerto alevosamente por otros dos indios, en una noche de orgía. A mi llegada supe su desgracia, averigüé el paraje en el que había sido inhumado y en una noche de luna exhumé su cadáver, cuyo esqueleto se conserva en el Museo Antropológico de Buenos Aires; sacrilegio cometido en provecho del estudio osteológico de los tehuelches” (Moreno 1989:102-103).
Sin excedernos demasiado del propio relato de
Moreno, podríamos decir que en estos dos
párrafos sucedieron una serie de acontecimientos
bastante complejos que presentados de manera
simple podrían ser los siguientes:
Existe alguna forma de “amistad” entre Sam
Slick y Francisco P. Moreno pero que es muy
difícil de definir por ambos.
Esta tensa “amistad” está basada en una
relación asimétrica que podría caracterizar
así: Por un lado en la entrega de regalos de
diversa índole por parte de Moreno. Por el
otro, el oficio como baquiano, ayudante,
intérprete y modelo biofísico ofrecido por
parte de Sam Slick.
Teniendo en cuenta entonces, el punto
anterior, más que una amistad, aparecería
aquí una relación a modo de contrato
económico, donde la entrega de estos
“regalos” o “presentes” estaría oficiando
a modo de valor de intercambio entre los
actores sociales que presentamos.
Ambos, tienen en claro lo que desean y lo
hacen saber abiertamente. Moreno desea
personal para llevar a cabo sus viajes y
además necesita modelos biológicos que
representen distintas poblaciones humanas
para cubrir su intención científica. Sam Slick
desea ciertos tipos de mercancías que
aparentemente no puede obtener de otra
manera y además cierto tipo de experiencia
(por ejemplo navegar) que era difícil de
realizar en el contexto cotidiano de su vida.
Ambos poseen una férrea voluntad que los
hace ir más allá de lo que el otro pudiera
considerar. Sam Slick no permite algunos de
los requerimientos de Moreno pese a la
tozudez e insistencia de éste, al punto de
quebrar la buena relación entre ambos.
Moreno no está dispuesto a resignarse en
este aspecto.
Por último, Sam Slick no tiene oportunidad de
violar la voluntad y el deseo de Moreno. En
contrapartida Moreno sí tiene esta
oportunidad y no la desaprovecha. En nombre
de la ciencia actúa contra la voluntad de su
“amigo”, sometiendo la “amistad” a un
cierto estado de situación en el cual, cierto
tipo de conocimiento (el científico) se vuelve
más importante que la amistad en la vida del
viajero6.
Como conclusión preliminar podemos sostener
que Sam Slick tenía razón. Con seguridad, las
sistemáticas “recolecciones” de restos en cairns
(enterratorios) que más que inocentes y
abnegados procesos para conseguir colecciones
científicas de calidad debieron haber sido vistos
por los tehuelches que él conocía como sacrílegas
Segundas Jornadas de la Cuenca del Plata Rosario, 16, 17 y 18 de octubre del 2002
Escuela de Antropología - Facultad de Humanidades y Artes Universidad Nacional de Rosario
Sam Slick tenía razón Sergio RABATIN 3 / 12
profanaciones de tumbas, agregado a las políticas
expropiatorias y genocidas de la sociedad que él
representaba debieron haber sostenido a Sam
Slick de la veracidad de su convicción. Convicción
que iba a ser ratificada por el propio Moreno, por
escrito, en publicación masiva y en el mismo acto
legitimada como correcta y buena.
Francisco P. Moreno
Debemos presentar a este personaje en el
contexto histórico en que aparece y se desarrolla.
Estamos ante una política de expansión del
capitalismo con una tesis local del desarrollo de
los productos primarios (para exportar a
Inglaterra principalmente), política dentro de la
cual se deben ocupar los territorios ‘vacíos’ de
lo que se llamaba “desierto”7. Este territorio
‘vacío’ debía rellenarse con inmigración
preferentemente europea, pero no de cualquier
parte de ese continente sino del norte de Europa.
A este respecto Moreno tenía ideas particulares y
confiaba especialmente en que los territorios
‘vacíos’ debían ser ocupados teniendo en
cuenta la mano de obra que ya existía en ellos
además de la inmigración. Esta consideración, la
hacía ante la segura necesidad de contar con
peones y cualquier otro tipo de trabajador rural
en el futuro post campaña del desierto. Confiaba
en que los paisanos indígenas podrían contribuir
a la grandeza de la nación8. Además de las
poblaciones indígenas, pensaba en las
poblaciones chilenas que estaban dispuestas a
cruzar la frontera. Mientras medía o planeaba una
frontera entre ambos países, además planeaba
que del lado argentino de la frontera iba a haber
una gran cantidad de chilenos que poblarían el
territorio.
El espacio ‘vacío’ al que se referían los
políticos, periodistas, etc. del siglo XIX se generó
a través de una guerra que se llamó “conquista
del desierto”, fenómeno militar, político,
económico, etc. Esta guerra despobló (vació) el
territorio a ocupar y en la derrota, destruyó no
sólo el grueso de la población que vivía en ellos
(genocidio) sino que además también destruyó su
identidad que se redujo a reductos aislados. Este
proceso aún no ha culminado y se encuentra en
su fase final de etnocidio; fase final acelerada por
los Mass Media y las prácticas políticas y sociales
de los argentinos, de nosotros.
Por otro lado, debemos tener en cuenta la
pretensión positiva de la ciencia y lo que ella
representaba al respecto del progreso. En nombre
de esta ciencia, especialmente de las ramas de la
misma que se refiere al hombre, es que Moreno
actúa y realiza muchos de los saqueos a tumbas y
otro tipo de recolección de elementos. Así como
tomaba una simple prenda, también tomaba un
cadáver completo, hasta el de un amigo. Todo en
nombre de esta ciencia.
Es decir, en su mente tenía varios frentes que
atender. Por un lado el político al respecto de la
frontera internacional entre Argentina y Chile. Ese
era un tema de derecho y debía resolverse en
esos términos. Al mismo tiempo estaba el
problema de las poblaciones de los espacios
‘vacíos’ que debían quedar dentro de la
Argentina. A este respecto, en esas tierras no
habitaban sujetos de derecho (todos los indios,
salvajes, etc.) por lo tanto, debía ser tenido en
cuenta todo el problema en términos de recurso.
Por otra parte estaba el tema de los demás
recursos. Debía atender al interés de la
producción y por ello debía reunir los suficientes
materiales de colección y probatorios al respecto.
Además del interés en la producción primaria,
debía sostener una activa búsqueda en interés de
la ciencia positiva. Para ello, reunía gran cantidad
de materiales de colección en las condiciones que
pudiera.
Resumiendo:
Al respecto de los sujetos de derecho, sus
pares, el problema fronterizo con Chile y la
búsqueda de recursos de diverso tipo.
Al respecto de los recursos, el interés por los
recursos naturales; flora, fauna, clima,
hidrología, mineralogía, etc. y de los recursos
humanos (poblaciones nativas)
Al respecto de la ciencia, el interés por reunir
materiales de colección; desde cuentos,
redacción de un diccionario, cadáveres u
ofrendas funerarias hasta la recolección de
rocas o un posible batracio fósil.
Así y todo, debemos encargarnos además,
también, de su pensamiento acerca de la muerte.
En sus páginas redacta lo siguiente:
“...la idea mitológica que les reserva la otra vida, después de la extinción de la que hoy gozan. Idea tan antigua quizás como la humanidad, pues la muerte total no es comprendida por ningún salvaje. Su poética ignorancia no ve en el cadáver un anonadamiento completo del individuo, sino una de las fases de la evolución que debe completar todo organismo. Su sencillo pensamiento prefiere admitir la transformación de su ser en otro distinto, cuya composición o forma no se explica, sin embargo. Para él, la muerte que llega sólo es una modificación de la vida que no
Segundas Jornadas de la Cuenca del Plata Rosario, 16, 17 y 18 de octubre del 2002
Escuela de Antropología - Facultad de Humanidades y Artes Universidad Nacional de Rosario
Sam Slick tenía razón Sergio RABATIN 4 / 12
cesa” (Moreno 1989:123-124)
“Sólo la ciencia puede darnos la convicción de que todo cesa con nuestra desaparición del escenario terrestre, pero la ciencia es desconocida en el cerebro primitivo y sin cultura” (Moreno 1989:124)
Si tenemos en cuenta estos párrafos, su acción
estaría legitimada sobradamente. Dos, por lo
menos serían las condiciones por las cuales
estaría correctamente realizada esta profanación;
Uno, el principal, el particular interés de la ciencia
osteológica. El otro, no menos importante estaría
dado por la razón de que “todo cesa con nuestra
desaparición del escenario terrestre” y por
consiguiente, ya no habría en ese caso, ninguna
relación de Sam Slick vivo con ese cadáver
desenterrado.
Otros “Sam Slick”
Para empezar con este título voy a citar a Moreno
que en el mismo día repite la acción de
exhumación la que describe así:
“Lo mismo hice con el cacique Sapo y su
mujer, que habían fallecido en ese punto, en años anteriores, en una de las estadías de las tolderías. Ambos habían sido enterrados en un cementerio cristiano conservando, sin embargo, las prácticas indígenas en la colocación sentada de los cadáveres. Al lado del cacique, encontramos un hacha de hierro de construcción inglesa, quizás la prenda más estimada del pobre jefe y de la cual ni la muerte lo separaba; al costado de la mujer, mezclados con algunas de sus alhajas, recogimos los huesos de un pelado, infeliz sacrificado al cariño casi maternal que las tehuelches tienen por esa clase de perro. Con estos objetos y los anteriores quedé satisfecho sobre este punto importante de mi viaje” (Moreno 1989:103)
Hasta aquí, todos corren la misma suerte; Sam
Slick, el cacique Sapo, su mujer, un hacha y un
pelado9. Todos juntos a formar parte de una
colección y al mismo museo. Pero el carácter
anecdótico de este hecho se modifica al observar
el contexto histórico en el que se produce. Para
ello, debemos ir al futuro, ya que los demás
cadáveres y elementos de colección recalan en
museos sólo un tiempo después. Hecho que en el
presente tiene una gran repercusión en la prensa
escrita de estos días de la cual tomo estas citas:
“Paghithtruz Güor10
Sepultado con los
honores de un gran cacique, su descanso fue interrumpido pocos años después, cuando las fuerzas de la Tercera División Expedicionaria al Desierto invadió el territorio ranquel. La tumba de Mariano fue profanada y por orden del propio jefe de la expedición, el coronel Eduardo Racedo, el cráneo del cacique fue retirado y enviado a Estanislao Zeballos quien, poco después lo donó al Museo de Ciencias Naturales de La Plata, en cuyas vitrinas permaneció durante 123 años.”
11
“Con un sello que reza 292, su cráneo fue
entregado al Museo de Ciencias Naturales de La Plata como parte del lote de trescientas calaveras que el doctor Estanislao Zeballos donó en 1889, cuando la ciencia leía en la superficie de los vencidos para pensar la evolución del hombre y las características de los que se quedaban atrás”
12
“En 1879, el coronel Eduardo Racedo
remató el aniquilamiento. Descubrió en Leuvucó la tumba de Mariano Rosas y se alzó con sus huesos, con la idea de enviarlos a la Sociedad Antropológica de Berlín. Terminó obsequiándolos a Estanislao Zeballos, un coleccionista de cráneos que a fines del siglo XIX los donó al Museo de Ciencias Naturales de La Plata.
En 1893, la revista del museo analizaba el conjunto de 111 calaveras masculinas y femeninas. En el catálogo escrito por Lehmann Nitsche, la de Mariano Rosas llevaba el número 292. El 241 correspondía al célebre cacique araucano Calfucurá.
Trofeo de guerra primero, patrimonio antropológico después, el cráneo del zorro cazador de leones
13 estuvo expuesto en el
museo durante un siglo. Hasta que, con el retorno de la democracia, los ranqueles comenzaron a reagruparse y, apoyados por el gobierno pampeano, reclamaron los restos de sus ancestros. Guardados en una urna, los de Mariano Rosas permanecieron perdidos durante varios años.”
14
No era Racedo el único recolector de cadáveres.
El teniente Levalle fue el encargado de recolectar
los huesos y las pertenencias de quien había sido
Calfucurá y que terminó en la misma colección y
en el mismo lugar, el Museo de La Plata, del cual
Moreno fuera fundador y Director.
Observando lo escrito, hasta aquí pareciera cerrar
la argumentación sobre la figura de Moreno, tal
vez sea injusto concluir en esto. Sin embargo creo
que debemos detenernos sobre el valor simbólico
Segundas Jornadas de la Cuenca del Plata Rosario, 16, 17 y 18 de octubre del 2002
Escuela de Antropología - Facultad de Humanidades y Artes Universidad Nacional de Rosario
Sam Slick tenía razón Sergio RABATIN 5 / 12
de las colecciones que él manipulaba en nombre
de la ciencia, y haciendo esto, recuperamos su
figura política desde éste, un nuevo aspecto. A
esto, debe agregarse el destino de sus otros
“amigos” como por ejemplo Inacayal que
también fuera restituido al igual que Mariano
Rosas a sus descendientes. Éste, mientras vivía
libremente en Patagonia, fue anfitrión de Moreno
y tuvo la desgracia de recibir su hospitalidad
mientras vivió en cautiverio. Como empleado del
Museo de La Plata después de haber sido
rescatado de la isla Martín García terminó
curiosamente15
donde fueron a recalar los
cadáveres de sus paisanos.
Sam Slick con su clara inteligencia no sólo tenía
razón, sino que además, también, su discurso fue
performativo de una sucesión de hechos que no
se limitaron a la “conquista del desierto” sino
que se continuaron como realización de la misma
mucho más allá de lo que él o su amigo Moreno
conscientemente hubieran reconocido.
Discusión
No es sencilla una discusión, entonces, más allá
de lo que redacté hasta el momento. Pero para
tratar de interpretar tal tipo de hecho, debo
empezar nuevamente a señalar los elementos que
se han expresado párrafos antes.
Este tipo de hechos debe ser pensado en el
contexto en el que se producen, y este contexto
tiene una serie de componentes que se van
entrelazando hasta que por fin llegamos a Sam
Slick. A mi criterio son estas:
Hay una vertiginosa sucesión de
acontecimientos que están marcados por la
necesidad imperiosa y urgente de la
ocupación de los espacios ‘vacíos’ del
territorio. Esta urgencia imperativa está
condicionada por una serie de límites que se
observaban a saber;
El reconocimiento de Chile como un
estado similar a la Argentina, como
igual, por consiguiente, el desarrollo de
una competencia internacional en los
campos a los que ambos estados
acceden, en este caso, siendo países
limítrofes, el campo en disputa más
importante va a estar vinculado a la
definición de estos límites territoriales
contiguos.
El desconocimiento del resto de la
población como sujeto de derecho, lo
que lleva al desconocimiento, inclusive,
de su condición humana, de su voluntad
e incluso, de los acuerdos que se tenga
con ellos. Esto lleva además a
El desconocimiento de una frontera
interna, la que se pretende aniquilar
junto con las poblaciones que la
sostienen.
La disponibilidad de un marco
internacional para la exportación de
materias primas y productos primarios,
con fuentes de recurso financiero y
tecnológico por un lado y de recursos
humanos con inmigración del viejo
mundo por el otro que iban a cumplir la
función de rellenar los espacios
‘vacíos’ para producir en los mismos
la riqueza de la nación.
Esta emergencia anterior, está entrelazada
con el espíritu de progreso del momento.
Acompañando a la ciencia positiva, este
progreso que podía ser ilimitado iba a
acompañar toda la campaña militar, toda la
reforma política y económica y todo el
proyecto de país de una generación que se
hizo cargo de estas circunstancias.
E implica negar descaradamente la presencia
humana de Pampa y Patagonia detrás del
rótulo ‘vacío’ cuando claramente se debió
librar una guerra de vaciamiento.
Aparentemente no sería sencillo introducir a Sam
Slick en este contexto pero podemos tratar de
trazar en el discurso, una marca sobre la cual
insistir para ver más allá de las anécdotas, que a
esta altura ya no son tan anecdóticas.
Primero voy a hacer hincapié sobre Sam Slick. Él
estaba convencido de que Moreno quería su
cabeza y tenía razón. Eso es lo que ese “amigo”
quería de él. ¿Qué representaría entonces su
cabeza para sí mismo? Esta pregunta es muy
difícil de contestar, especialmente porque el
hombre nunca escribió nada acerca de eso y si lo
expresó oralmente frente a escritores como
Moreno, nunca fue registrado. Pero podríamos
especular a raíz de lo que pasaba en el ámbito de
Pampa y Patagonia de esos años, por eso
deberíamos concentrarnos antes en qué
representaba la cabeza de Sam Slick para Moreno,
es decir, para la ciencia.
Primero, la cabeza era deseada en el contexto de
la recolección de objetos para las colecciones de
museo. Estas colecciones incluían gran variedad
de elementos, de objetos, de cosas desde las más
tangibles como ser fósiles, utensilios, cuerpos
humanos o de animales, etc. que se podían
Segundas Jornadas de la Cuenca del Plata Rosario, 16, 17 y 18 de octubre del 2002
Escuela de Antropología - Facultad de Humanidades y Artes Universidad Nacional de Rosario
Sam Slick tenía razón Sergio RABATIN 6 / 12
exhibir en una vitrina, hasta las menos tangibles
como ser datos del clima, de los ríos, cuentos e
historias tradicionales, traducción de vocablos,
toponimia, etc que se podían editar en distintos
tipos de publicaciones. Todas eran de interés del
sabio que perseguía con la recolección de
elementos el objetivo de engrosar estas
colecciones.
Segundo, la cabeza era factible de ser tomada ya
que ese individuo no tenía posibilidad de negarse
a entregarla. No sólo se trataba de un cadáver, de
un muerto, de un cuerpo inanimado que no
hubiera podido impedir físicamente el acto de
coleccionar su cabeza, sino que además tampoco
constituía ese individuo un sujeto de derecho, no
había alguna persona que tuviera derecho a
reclamar por esto. Simplemente nadie iba a
defenderlo (vivo o muerto, salvo él mismo por la
razón de su propia fuerza) y todo el poder del
estado iba a estar ridiculizando a la persona que
hubiera intentado semejante defensa, fuera
ejercida por quien fuera.
Tercero, la ciencia tenía un gran interés por este
tipo de elemento que coincidía con el interés
político de aniquilar cualquier identificación
indígena en todo el territorio. Esta coincidencia
no era curiosa ni era casual. La ciencia legitimaba
toda la acción de exterminio de modo tal de
quitar humanidad, hasta donde fuera posible sin
escandalizar demasiado a la sociedad de la época,
a toda la población indígena del territorio esté
donde esté16
.
Esa cabeza salía del ámbito de la humanidad y a
través del museo y de la ciencia ingresaba al
ámbito de la biología como elemento que había
quedado en el camino de la evolución, como
inferior17
. En este sentido se le daba un
tratamiento muy especial. Por ejemplo, si la
cabeza de Sam Slick y otras representaban a
todos los tehuelches en un estudio y en una
exhibición, este estudio, y esta exhibición no
estaban en un museo de tecnología ni en ningún
otro museo en donde se exhibieran elementos
considerados “civilizados” sino en uno de
“ciencias naturales” o a lo sumo de etnología.
Esa cabeza iba a estar expuesta y yuxtapuesta con
otras de humanos primitivos, cabezas de
animales, animales embalsamados, etc. Y el
mismo estudio referido a los cráneos de
tehuelches iba a estar incluido en una revista o
publicación de las ciencias naturales.
Se consumaba así la última aniquilación, la
definitiva, la final, de las indeseables poblaciones
indígenas. Se reproducía, incluso, más allá de la
voluntad de los que llevaron a cabo semejante
acción, los postulados más prometedores y
agresivos del darwinismo social. La ciencia, jugaba
el papel de verdugo último, de verdugo teórico,
de asesino post-mortem. El “amigo” de Moreno
no merecía que alguien quisiera respetar su
voluntad. Las cosas, los objetos, no tienen
voluntad.
Si esto fuera así, entonces el papel de Moreno
habría sido un poco distinto a lo que
habitualmente reconocemos, sin desmerecer el
papel fundante en las ciencias que tiene dentro
de la academia. Al mismo tiempo, también
podríamos comprender el valor de la resistencia
de Sam Slick sobre el que volvemos después de
analizar la posición de Moreno. Ya sea que él
pudiera expresarlo o no, la asimetría de la
relación que sostenían debió haber sido
abrumadora. A tal punto de no poder terminar la
relación de “amistad” definitivamente a pesar
de saber el destino que le deparaba y ¿qué
destino le deparaba? Ese que se escribió en la
historia. Como representante de un pueblo (o de
más de un pueblo) él o ellos y su cabeza o sus
cabezas sufrieron todos el mismo sino. A modo de
trofeo de guerra, rondaron las colecciones hasta
descansar en vitrinas de museo. Fueron exhibidos
como curiosidades de la naturaleza y descartados
por no exitosos en la evolución. Nuestros sabios,
tuvieron esas cabezas-trofeo por muchos años y,
en vez reducirlas como los jíbaros o de
alimentarlas como sucede distintos pueblos
guerreros de la literatura antropológica, los
exhibimos en esos templos seculares del saber,
los medimos, los clasificamos e hicimos toda una
serie de ritualizaciones sobre ellos, rituales
seculares, pero rituales de los vencedores.
Rituales sin un dios divino, sin un sacrificio
cruento, pero rituales en pos de la fe en el
progreso, destinados a un sacrificio simbólico y
ejemplar. No comimos sus cerebros para que nos
transmitieran su inteligencia o su valor, pero
tratamos de exorcizarlos para que no
contaminaran nuestras vidas con su barbarie y
salvajismo. Los incorporamos a nuestro mundo de
las cosas y los tratamos como ramas extintas de
nuestro árbol evolutivo, pero que no estaban
relacionados directamente con nosotros, los
exitosos.
Por último, y volviendo a Sam Slick, esta
resistencia debió significar lo que para él era
evidente, el reclamo de ser tratado como un igual
y no como una cosa o un objeto de colección.
Este reclamo debió parecer ridículo e
incomprensible para Moreno, y es muy posible
que así sea interpretado aún por alguno de los
lectores de este trabajo.
Segundas Jornadas de la Cuenca del Plata Rosario, 16, 17 y 18 de octubre del 2002
Escuela de Antropología - Facultad de Humanidades y Artes Universidad Nacional de Rosario
Sam Slick tenía razón Sergio RABATIN 7 / 12
Conclusión
Habiendo recorrido el camino desde Sam Slick
hasta el Perito Moreno en un hecho que pudo
parecer en un principio un simple acto de
morbosidad, hemos recorrido otro camino, el de
la sociedad argentina de la época. Y
simultáneamente hemos recorrido el camino de
los hechos que marcaron a nuestra sociedad
(mucho más allá de su propio tiempo) hasta
nuestros días.
Los reclamos que hacen actualmente las
comunidades indígenas y los descendientes
directos sobre estas colecciones de restos
humanos no son reclamos caprichosos. Son el
reclamo que hubiera hecho Sam Slick de estar
vivo. Son el reclamo del reconocimiento de una
identidad que no se quiso o no se quiere
reconocer como propia. No como propia de los
descendientes de los “Sam Slick” que la
reclaman para sí sino que, además, como propia
de nosotros, de todos los argentinos, incluso los
que no descendemos de ellos por ninguna
descendencia directa18
. Cuando redacto de esta
forma, no me estoy refiriendo únicamente a
nuestra pertenencia a ese mundo nativo sola y
únicamente, sino que me estoy refiriendo también
a nuestra capacidad de exterminio, de crueldad,
de anonadamiento, de genocidio y etnocidio. A
nuestra capacidad de destruir no sólo
materialmente la cultura y los cuerpos, sino
también, simbólicamente.
Si no somos capaces de reconocernos en
semejantes circunstancias, tal vez las repitamos
sin ninguna capacidad de crítica y lo que es peor
aún, tal vez estemos legitimando con estos actos
a otro poder que siguiendo nuestros pasos, nos
extermine de la misma manera. En ese momento,
seguramente, todos vamos a tener la conciencia
de Sam Slick y aunque parezca una inocente
rutina, nos vamos a negar a que midan nuestras
cabezas. Sirva de reflexión. Tal vez sea eso lo que
nos esté pasando en estos días.
Reflexión
Hasta aquí nos hemos solazado con la historia
que nos dejó Moreno. Sin haber desarrollado aún
las posibilidades que podríamos incluir en
nuestras discusiones al respecto. Una de ellas,
entonces, es la que nos toca actualmente en la
situación de crisis que vivimos. ¿Qué tiene que ver
esto con Moreno?
Bueno, vayamos observando lo concluido y
simultáneamente el presente para intentar trazar
algunos paralelismos como para ir relatando a
modo de recurrencia cierto tipo de hechos:
Moreno intenta legitimar la acción de una
guerra sin referirla directamente.
Está claro que éste es un tipo de hecho que
se nos hace común. Tal vez en el presente no
nos atrevamos a reconocernos como en
estado de guerra. Mucho mejor, así no
tendremos la obligación de referirnos a ella
directamente. De esta manera va a ser más
fácil bregar por la pena de muerte como una
cuestión particular y no que atañe al todo de
la sociedad, bregar por la construcción de
más cárceles y la presencia de más policías o
vigilantes sin referirnos al contexto de
apropiación y expropiación en que nos
movemos y por fin, manifestar con bocinas y
cacerolas en contra de la violencia como si
esto fuera una forma de ahuyentar fantasmas,
una forma de exorcizar el mal y no una forma
de enfrentarnos unos a otros.
Anima decididamente a los militares que
profanan tumbas y asesinan personas con una
moral más que ambigua ya que sí repara en
las consecuencias de lo que redacta y publica.
No podía decir que lo ignoraba. No retrocede
en la faz simbólica como el ejército no lo hace
en la faz territorial. Provee una matriz racista
y discriminatoria al mismo tiempo que alienta
al resto de la población en semejante
cruzada.
Desde Buenos Aires, la ‘Perla del Plata’,
irradia su luz y convicción hasta los lugares
más remotos del desierto indómito en ese
entonces. Asentado en la Meca de los
conocimientos y de los poderes, alienta con
esperanza de progreso para la nación la
expropiación y exterminio de las poblaciones
allende la frontera.
Aún hoy estamos esperando una solución
centralizada para nuestros problemas y
cualquiera sea, es buena mientras respete
esta condición. Es común el deseo de
reemplazo de una figura (por ejemplo,
Duhalde por otro) como solución al resto de
las cuestiones sin pensar, tal vez, que este
modelo de centralización sobre un punto
estratégico en la cuenca del plata forma parte
del problema antes que de la solución.
Aún hoy sometemos a nuestra población en
nombre del progreso.
Recibe en compensación una serie de premios
entre los que se encuentran tierras en
Patagonia. Entre los que se reparte el botín,
finalmente él también está.
Es posible que, éste sea, tal vez, el punto con
Segundas Jornadas de la Cuenca del Plata Rosario, 16, 17 y 18 de octubre del 2002
Escuela de Antropología - Facultad de Humanidades y Artes Universidad Nacional de Rosario
Sam Slick tenía razón Sergio RABATIN 8 / 12
más conexiones con nuestro presente. Sobran
los ejemplos de funcionarios (muchos de ellos
que pertenecen o pertenecieron a la
academia) que defendieron posiciones
imposibles de sostener racional o legalmente
(privatizaciones, ventas, modificaciones a las
leyes laborales, modificaciones
constitucionales, etc.) a cambio de alguna
prebenda. En este sentido colaboraron de
distintas formas y en gobiernos
supuestamente de distinto color político para
la expropiación de la población a cambio de
parte del botín.
Por último, fuera de la publicación
mencionada, se lamenta por la acción por la
que tanto hizo. Observando el drama de sus
“amigos” él también adquiere alguna de las
formas de la conciencia y, sin hacerse cargo
de la parte que le tocó esboza muy
tímidamente una crítica a modo de lamento.
Lamento que no sólo no alcanza para reparar
el daño causado sino que además tampoco
alcanza para detener las consecuencias de la
guerra ni siquiera en lo que atañe a la acción
del propio Moreno.19
Finalmente esto también es lo que se observa
en el presente. Se lo hace privadamente y
tímidamente al igual que lo hizo Moreno,
pero se lo hace, al igual que Moreno,
montados sobre un botín que no piensan
abandonar.
La gran diferencia entre el siglo XIX y el presente
tal vez sea que todos hablamos el mismo idioma,
que todos nos reconocemos como no
descendientes de nuestra población prehispánica
y que, los que sí reconocen tal ascendencia, sean
tan pobres e inofensivos que no los alcance
nuestra agresiva proyección sobre ellos (no hay
de qué expropiarlos) por eso, es posible que no
estemos en condiciones de observar el estado de
guerra que subyace en nuestra vida cotidiana.
Si bien esta reflexión resultó ser demasiado breve,
vamos a concluir lo siguiente:
Teniendo en cuenta la acción de la academia en
ambos contextos, podemos decir que no nos
hemos apartado mayormente de lo que
podríamos diagnosticar para el siglo XIX. Tanto en
aquel contexto como en este, desde la academia
nos negamos a reconocer un estado de guerra
que vive nuestra sociedad. Mientras en nuestras
narices se prepara la acción que incluso se llevará
la vida de nuestros colegas, nos esforzamos por
negarlo tozudamente. Mientras que nuestros
discursos y textos se utilizan con el más variado
fin, nos esforzamos por desentendernos de las
consecuencias que traigan nuestras observaciones
y publicaciones y como si esto no fuera poco,
hemos participado en los hechos más
vergonzosos de manera activa y protagónica y no
estamos dispuestos a reconocer esa acción como
no ética. Finalmente, hemos tomado parte del
botín de los saqueos en los que hemos
participado legitimándolos en algunos casos y
legitimándolos y gestionándolos en otros.
A todo esto, debo aclarar, que seguramente en
estas Jornadas es muy posible que casi la
totalidad de la concurrencia no se encuentre
comprendida en el tiempo verbal que he utilizado
(primera persona del plural) como así, yo tampoco
me siento identificado y preferiría referirme a
todo esto en tercera persona del plural (ellos/as).
Sin embargo, corporativamente, puertas afuera,
todos estamos en el mismo barco y nuestra
acción difícilmente pueda cubrir la acción de los
que se embarcan para legitimar el statu quo. En
este sentido, debo destacar la participación de
académicos en todos los proyectos de desarrollo,
en todos los plantes económicos, en todas las
políticas sociales y productivas, etc. y ese
académico es uno de nosotros, formado en una
universidad como las nuestras, que en el peor de
los casos tiene una especialización hecha en el
exterior.
Tampoco nos hemos separado demasiado del
siglo XIX al respecto de la centralidad de nuestra
acción política. Todo se hace desde la cuenca del
plata. Ahí se piensa y se proyecta. Ahí se planifica
y se ejecuta. Desde ahí se financia y hacia allí van
(iban) las ganancias. Este lugar geográfico
(Buenos Aires) es el centro que ordena el resto
del espacio nacional pero además también, es el
centro que ordena nuestro pensamiento y
nuestras prácticas. Este centro, en este sentido,
sigue siendo el centro colonial por excelencia del
que no nos hemos podido desprender aún.
Quedará para un desarrollo posterior, analizar qué
papel juega semejante lugar como centro ya que
toda la acumulación se hace sobre este punto
único que además es un centro de tránsito, es
decir, que no es un centro de acumulación sino,
antes bien, de acopio para su exportación (en los
últimos años se ha exportado especialmente
ganancia -capital- y se ha importado deuda como
parte de este proceso exactamente igual puesto
en estos términos al proceso colonial hispánico
hasta 1810).
Pero por otro lado, aparece una metamorfosis de
nuestro racismo local. Después de la última
guerra mundial, ya no es posible avanzar con
éxito con posiciones de este tipo, lo que en la
superficie aparecería como un progreso en el
sentido de intentar abandonar las posturas
discriminatorias.
Fueron un fracaso los intentos de Menem y
Corach por asignar a los peruanos y paraguayos la
criminalidad que se vivía en argentina en los años
Segundas Jornadas de la Cuenca del Plata Rosario, 16, 17 y 18 de octubre del 2002
Escuela de Antropología - Facultad de Humanidades y Artes Universidad Nacional de Rosario
Sam Slick tenía razón Sergio RABATIN 9 / 12
1998 y 1999 como así también fracasan todos los
intentos antisemitas o xenófobos que son
rápidamente aislados y eliminados. Mantenidos
como relictos en los partidos políticos y en el
resto de las instituciones de la sociedad. Pero...
Los extranjeros, especialmente los de países
limítrofes deben conducirse con mucho cuidado
en nuestro medio. Fueron muy conocidos los
casos de torturas y robos reiterados en los
últimos años en el norte de la provincia de
Buenos Aires a bolivianos (y sólo bolivianos).
También los argentinos que no son lo
suficientemente blancos tienen problemas
especialmente de los más sutiles y en este
sentido, no sólo nuestro estado, sino también
nuestra población es y sigue siendo nacionalista y
etnocida.
Las poblaciones originarias de nuestro país vienen
perdiendo los pocos significantes que les
quedaban para reconocerse como tales,
especialmente el idioma. Los hablantes de
idiomas tales como araucano (mapú zungún) o
tehuelche (aonik’o ais) están en vías de
desaparecer. El araucano es hablado casi
exclusivamente por personas de edad madura. Los
jóvenes e infantes no lo hablan y ya el estado no
ejerce ningún tipo de coerción explícita o
declarada en ese sentido. Son nuestras prácticas
sociales no declaradas, ocultas, las que lo están
logrando. En este sentido, estas muertes, hablan
de nosotros no sólo como nación, como estado o
como academia. También nos ponen en tela de
juicio como ciudadanía, como colectivo social .
Por último y como aliento a exactamente lo
contrario que vengo desarrollando, estimo que
aún así hay ámbitos que se escapan a la
descripción que acabo de hacer. En los últimos
años y de la mano de las posibilidades legales
que brinda a las poblaciones aborígenes de
nuestro país se han multiplicado los reclamos, en
principio de los próceres argentinos20
que están
depositados en museos (hecho que escandaliza a
algunos investigadores de esas instituciones)
como de la propiedad de algunas tierras en las
que están asentados o de las que fueran
desplazados recientemente. Estos reclamos están
acompañados de una serie de rituales, de batallas
legales y políticas que refuerzan su identificación
étnica. En este sentido, existiría la posibilidad que
la sesión libre de esos símbolos (cabezas trofeos,
etc) como así también tierras, etc ahogara
rápidamente la formación de estas nuevas etnías.
Las batallas, a mi criterio, son necesarias para
reforzar este proceso. Es imprescindible que los
descendientes de Callfucurá arrebaten al Museo
de La Plata el cadáver del mismo, así después lo
entierren en la base de una pirámide construida al
modo de las del Egipto antiguo. Esta academia
destruyó y legitimó la destrucción el mundo de
sus ancestros y no tiene autoridad para indicar de
qué modo debe ser reconstruido. Es necesario
que cada palmo de tierra y cada símbolo lo
consigan con lucha (la que estén en condiciones
de ofrecer) y que de esa forma se pueda reforzar
una identidad colectiva no sólo étnica sino grupal
que ayude a recomponer lazos solidarios
destruidos a lo largo de más de un siglo y medio
de sometimiento. Tal vez la simple entrega de
estos elementos sea un acto de justicia y al
mismo tiempo un acto lapidario si se trata de un
acto de iniciativa exclusivamente académica.
Y finalmente, la lucha por recuperar una
identidad y solidaridad ayude al contexto para la
conformación de una sociedad un poco más
plural, tolerante y multiétnica.
Epílogo
Hasta hace pocos años, Kañwekir descendiente de
Saihueque cantaba la canción que aprendió de su
ancestro y que se corresponde con un hecho
histórico de nuestra historia. La cantaba cuando
estaba entrado en copas y se ponía melancólico,
la cantaba con lágrimas en su rostro. En la misma
(en su traducción) podemos observar otra de las
formas de la conciencia y encontramos
claramente algunas de las componentes que
señalamos anteriormente. Saihueque era
consciente que:
Había estado en guerra, guerra que había
durado muchos años y que había sido llevada
hasta su hogar más allá de que ni él ni otras
personas que habitaban con él hubieran
ofendido la sensibilidad del resto de los
argentinos por ejemplo a través de malones.
Había sido expropiado a través de esa guerra
no sólo de sus tierras o de las tierras que
poseía, que explotaba y habitaba sino que
además también, había sido expropiado de su
dignidad de persona y de su calidad de líder.
La intención era la de exterminarlo. No de
exterminar al hombre Saihueque sino lo que
él representaba. Por último, era importante la
extinción de todo lo que no fuera argentino,
blanco, civilizado y “europeo”.
Necesitábamos fundir todo en un único
estado nación que rasara a la población en
una sola. No americana sino europea. No
indígena sino blanca. No salvaje sino
civilizada.
Finalmente, el hombre, se defendió de la manera
que pudo (huyendo) asido a los elementos que lo
Segundas Jornadas de la Cuenca del Plata Rosario, 16, 17 y 18 de octubre del 2002
Escuela de Antropología - Facultad de Humanidades y Artes Universidad Nacional de Rosario
Sam Slick tenía razón Sergio RABATIN 10 / 12
identificaban y que le brindaban una seguridad.
No una seguridad física concreta. No armas con
las que no contaba para una defensa exitosa. No
una economía en franco crecimiento del Producto
Bruto. Sino elementos con un valor casi mágico
(equiparable, posiblemente, a nuestros
cacerolazos), con elementos personalísimos.
Si nosotros estuviéramos huyendo en las mismas
condiciones, creo que también haríamos lo de
Saihueque.21
Nos asiríamos a este mismo tipo de
elementos. En el proceso de eludir la derrota, nos
evadiríamos de la misma manera.
He aquí entonces, el canto de uno de nuestros
próceres:
Canto de Shaihueque (14)22
Fütá kuifí che inché, anai,
fütá kuifí che inché, anai...
Wingká aukai nga, aukai:
“Mapú müntuñemafíñ”, pieneu wingká;
mai, mapú, anai.
Illueneu fütake wingká:
“apümafiñ fütake indio”
pieneu wingká kam.
...Itóchumlaeneu wingká.
Epewünngelé, rangipunngelé
inaeneu wingká...;
epewün wütraprai wingká,
itótewá inaeneu
“Itóinaiafiñ”
pieneu wingká,
“itókuwütunafiñ”.
Shaiweke, Shaiweke nombrao nga inche;
itóinaeneu lelfün Quimquemtreu pingei üi,
fütá lelfün inaeneu
mülei nga fütá lelfün;
itókiñé kom antü
inaeneu wingká mai.
Tüngümeyefiñ tapayú kurrü meu,
pülletupüllenmaeneu...,
wimáwimátuiefiñ pelmu tapaiu kurrü
...aukanturekémülei. Lefmawün inché...
“Itóapümafiñ che” pieneu wingká nga,
“nentupiukéfiñ” pieneu,
...welú inché nga amuntún;
itóinaeneu wingká...
¡Chumlaeneu!
Tapaiú kurrü montulaeneu;
elueneu newén mai füta chao
mülei nga wenú mapú mai,
ngünechén, kintunagámniepaeneu.
Hombre de los muy antiguos soy yo amigo,
hombre de los muy antiguos soy yo amigo.
El huinca hace la guerra, hace la guerra:
“Le voy a arrebatar la tierra”, dijo por mí el
huinca;
sí, la tierra, amigo.
Me tienen unas ganas bárbaras los grandes
huincas:
“Voy a acabar con esa gran indiada”
dijo por mí también el huinca.
...No me hizo absolutamente nada el huinca.
Lo mismo a la madrugada que a la medianoche
me persiguió el huinca...;
a la madrugada se levanta el huinca,
bien a lo perro me persigue.
“Estoy determinado a perseguirlo”
dijo por mí el huinca,
“con las mismas manos lo voy a agarrar”
Saihueque, Saihueque el renombrado soy yo;
a muerte me persiguió en la pampa llamada de
Quemquemtreu,
en la gran pampa me persiguió,
en la gran pampa que hay;
todo un día entero
me persiguió a muerte el huinca, sí.
Sujeto a mi oscuro tapado,
me trae cerca, cerquita...
le palmeo el cuello al oscuro tapado,
... está como jugueteando. Me escapé...
“Lo voy a destruir a ese individuo”, dijo por mí
el huinca,
“le voy a sacar vivo el corazón”, dijo por mí,
...pero yo me fui:
me persiguió a muerte el huinca...
¡No me hizo nada!
El oscuro tapado me salvó;
me dio fuerza el gran padre que está en el centro
del país celestial,
el dominador de los hombres, que se mantiene
vigilándome desde arriba.
Segundas Jornadas de la Cuenca del Plata Rosario, 16, 17 y 18 de octubre del 2002
Escuela de Antropología - Facultad de Humanidades y Artes Universidad Nacional de Rosario
Sam Slick tenía razón Sergio RABATIN 11 / 12
Bibliografía consultada
BARTOLOMÉ Miguel 1987 “Afirmación estatal y negación nacional; El caso de las minorías
nacionales en América Latina” en: Suplemento Antropológico Vol. XXII N°2;
Asunción
CASAMIQUELA Rodolfo Magin inédito “Las Expresiones literarias de los Indígenas de la
Patagonia”
CATULLO M R, RIZZO A, SHINKO S & RABATIN S 1999 “La concepción del espacio urbano y
las ideas directrices del siglo XIX: La Plata, primer Proyecto de Gran Escala de
Argentina” en Actas del III RAM (Reunión de Antropología del Mercosur). Nuevos
escenarios regionales e internacionales en CD; Posadas.
DEBESA Fabián & GALMARINI Mónica Clarín 23 junio 2001 "Restituyeron los restos del
célebre cacique pampeano Mariano Rosas"
GÓMEZ Patricia Nora 2001 “Mariano Rosas”; Ñuke Mapu, Centro de Documentación
Mapuche
MORENO Francisco P. 1989 Viaje a la Patagonia Austral 1976-1877; Ed. Solar, Buenos Aires
(1° ed.1879)
MORENO María 2001 “Siempre es difícil volver a casa” sd
RABATIN Sergio Fabián 2000 “La Plata, Proyecto de Gran Escala. Algunas diferencias y
similitudes de los discursos de legitimación oficiales de la fundación con respecto a
las lógicas raciales (racistas) más conocidas en la década de 1880)” en actas del VI
Congreso Argentino de Antropología Social CAAS 2000 “Identidad disciplinaria y
campos de aplicación” en CD; Mar del Plata.
STAVENHAGEN Rodolfo 1985 "Etnodesenvolvimento: uma dimensão ignorada no pensamento
desenvolvimentista"; em: Anuário Antropológico/84; p.11-44
WALTHER Juan Carlos 1980 La Conquista del Desierto; EUDEBA, Buenos Aires (1° Ed.
1948)
Notas
1 Licenciado en Antropología, Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata.
e-mail: [email protected] 2 Ver MANSILLA Lucio V. 1976 Una excursión a los indios Ranqueles; Ed. Acme; Buenos Aires. 3 Este tipo de relato hace recordar al lector al personaje de ficción Indiana Jones 4 Los llama de muchas formas, entre ellas “salvajes”, “indios”, etc 5 También los llama de muchas formas, como por ejemplo, “blancos”, “cristianos” etc. 6 Recuérdese, que los restos mortales de Francisco P. Moreno yacen en un islote del Parque Nacional Nahuel
Huapi y no en una vitrina de museo. 7 Las comillas están para indicar que no solo no era territorio desierto sino que además tampoco estaba vacío.
Pese a la obviedad, considero que este tipo de aclaraciones debe hacerse en todos los trabajos que se escriban
al respecto. 8 Haciendo la salvedad de que siempre como peones, nunca como propietarios, políticos, etc. 9 Variedad de perro de tamaño pequeño y lampiño que era muy apreciado en ese entonces como animal de
compañía especialmente entre las mujeres tehuelches que él visitara a lo largo de toda Patagonia. 10 Se refiere a Mariano Rosas, célebre por ser visitado por Mansilla en Leuvucó para la firma de un tratado de
Paz durante el gobierno de Sarmiento y que fuera relatado y recogido en la obra de Mansilla Una excursión a
los Indios Ranqueles 11 GÓMEZ Patricia Nora 2001 “Mariano Rosas”; Ñuke Mapu, Centro de Documentación Mapuche 12 MORENO María 2001 “Siempre es difícil volver a casa” sd 13 Zorro cazador de leones según la nota periodística es la traducción del nombre Pangitruz Güor. Se trata
nuevamente del personaje histórico de Mariano Rosas.
Segundas Jornadas de la Cuenca del Plata Rosario, 16, 17 y 18 de octubre del 2002
Escuela de Antropología - Facultad de Humanidades y Artes Universidad Nacional de Rosario
Sam Slick tenía razón Sergio RABATIN 12 / 12
14 en Clarín del 16 junio 2001 "Restituirán a sus descendientes los restos de un célebre cacique pampeano" 15 La calificación de “curiosamente” que utilizo es para nosotros los lectores. Seguramente si Inacayal era tan
inteligente y tenía tanta claridad como Sam Slick imaginaba cuál iba a ser su destino. 16 La distinción de esté donde esté la hago en referencia a la frontera interna, ya que persistían en distintos
lugares a ambos lados de la misma poblaciones indígenas que se consideraban a sí mismas como tales. 17 Ver RABATIN 2000 en donde aparece la caracterización particular del darwinismo social de moda en la
ideología del momento. También ver Catullo et al 1999. 18 Aquí debo incluir a los que no descendemos directamente, a los que creemos no descender directamente, a los
que ignoramos si descendemos directamente o no y por último a los que deliberadamente negamos descender
directamente aunque sea esta nuestra situación genealógica. 19 Debe recordarse que Inacayal pasa a las colecciones en fecha posterior. 20 Léase Callfucurá, Mariano Rosas, Inacayal , etc. 21 Nos empezaría a gustar el tango, el mate, el fútbol, etc. 22 CASAMIQUELA inédito pp27-28