relatos imprescindibles para la eso (muestra)

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- RELATOS IMPRESCINDIBLES PARA LA ESO - 1

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Relatos de autores clásicos con actividades de comprensión lectora enfocadas a estudiantes de la ESO según su nivel.

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Page 1: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

- RELATOS IMPRESCINDIBLES PARA

LA ESO -

1

Page 2: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

JUSTIFICACIÓN DEL PROYECTO

Hemos llevado a cabo este proyecto con el objetivo

de acercar la literatura universal a los más jóvenes, creemos

que es posible y por ello, el criterio que hemos seguido para

seleccionar los relatos está basado en nuestra experiencia

como escritores y profesores. Hemos seleccionado los relatos

que consideramos pueden interesar y divertir al alumno, en

función de su nivel intelectual, por eso los libros están

divididos por cursos y cada curso de la ESO tiene unos

relatos distintos.

Si queremos utilizar la lectura en nuestras aulas como

un instrumento de formación y entretenimiento para

incentivar el placer en nuestros alumnos, es conveniente

seleccionar los textos adecuados teniendo en cuenta su

edad, sus intereses y sus motivaciones y al mismo tiempo

diseñar actividades interesantes para trabajar con ellos. Este

ha sido nuestro objetivo.

Con esta selección de cuentos de grandes escritores

de la literatura universal pretendemos ayudar a los alumnos

para que se conviertan en lectores activos, procurando no

sólo que entiendan los textos sino también que reflexionen

Page 3: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

sobre ellos y estén en disposición de aceptar o rechazar lo

que han leído. Pero, al mismo tiempo, pretendemos

colaborar con la labor del profesorado, ayudándoles a

acercar la literatura a sus alumnos, facilitándoles ese

acercamiento que en ocasiones es tan duro y tan complejo.

Al finalizar cada uno de los relatos escogidos,

proponemos una serie de ejercicios que permitirán a los

alumnos ir más allá de la mera identificación de los

personajes, propiciando a través de la reflexión y el debate

la identificación de las claves argumentales de la narración.

Para ello le formulamos a los alumnos dos clases de

preguntas: aquellas cuya respuesta es deducible y que por

tanto exige relacionar informaciones del texto y otro tipo de

preguntas que reclamarán de ellos un juicio o una opinión.

Otro de los fines que buscamos es que el alumno

adquiera el hábito de leer críticamente preguntándose sobre

lo leído y relacionándolo con el mundo en el que vive. Esto

confiere un valor añadido a la lectura, más allá de lo literario,

porque así el joven lector llegará a la conclusión de que en

los libros está todo o casi todo.

Es evidente que nuestro gran objetivo es crear

lectores por placer, no por deber y obligación. Por ello

hemos procurado realizar una selección de relatos lo más

atractiva posible, incluyendo en cada antología un pequeño

“regalo” en forma de poema musicado, al tiempo que les

Page 4: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

invitamos a que creen su propio cuento, a que se acerquen a

la literatura de la forma más práctica posible.

Cada uno de los cuentos que aparecen recogidos en

esta antología sigue el mismo esquema:

a. Antes de la lectura:

a. Una breve biografía del autor.

b. Una pequeña sinopsis o reseña acerca del

cuento que va a leer.

b. A continuación el cuento.

c. Después de la lectura: una serie de actividades de

comprensión lectora, junto a las que se incluyen

actividades de investigación sobre literatura, cine,

música, etc. para llevar a cabo en Internet.

d. Tras los cuentos, se incluye el “regalo” ya

mencionado, con los enlaces a Internet para

poder leer las distintas versiones del poema y

escuchar sus adaptaciones musicales.

e. Por último, un apartado que consideramos de

sumo interés: el Broche de Oro (Tú eres el

escritor). Una serie de indicaciones sobre cómo

confeccionar un cuento, en las que se ofrecen los

pasos adecuados, se dan directrices útiles y se

propone al joven lector que se convierta en

escritor.

Como queda patente, no nos hemos querido olvidar

tampoco de la necesidad de incorporar a esta visión de la

literatura el correspondiente trabajo en Internet, a través de

Page 5: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

actividades que les lleven a buscar en la red todo tipo de

información para que, así, los alumnos sean conscientes de la

repercusión que la literatura tiene en el mundo en que

vivimos. Por muy tecnificado que el mundo esté, por mucho

que Internet, la televisión, lo teléfonos móviles, etc. asuman

hoy en día el protagonismo en nuestra existencia, la

literatura ha estado y va a estar siempre ahí para hacernos

pensar, sentir, sufrir, disfrutar o, simplemente, para alejarnos

de la realidad que nos rodea.

Ahora sólo esperamos que todos los jóvenes que se

acerquen a estos cuentos sean capaces de apreciar y

disfrutar de la calidad de unos textos maravillosos y que,

aquellos profesores que trabajen con ellos, aprovechen los

recursos que ponemos a su disposición para crear esos

lectores críticos e inteligentes que tanto necesitamos.

Page 6: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

CUENTO TRADICIONAL JAPONÉS (ADAPTACIÓN

DE HERMÓGENES PATÓN) , TARO URASHIMA

Los cuentos tradicionales japoneses componen un corpus de relatos

donde la magia, lo fantástico y los seres sobrenaturales pueblan unas

historias llenas de sabiduría y de lirismo. Estos relatos nos ofrecen la

particular visión que este país oriental ofrece del mundo, de la naturaleza

y, cómo no, del ser humano. Su constante espíritu de respeto al entorno,

de interacción con los demás y su defensa de los valores que siempre

han de estar presente en el comportamiento de los seres humanos, los

convierten en relatos únicos y universales, con un encanto especial. Muy

sorprendente siempre en este tipo de relatos es el hecho de que sus

enseñanzas y moralejas no están siempre definidas, como suele ocurrir

en los cuentos occidentales, sino que buscan inducir al lector a pensar

por sí mismo y extraer sus propias conclusiones.

Parte fundamental de la trascendencia de estos relatos es que siguen

formando parte de nuestra cultura, puesto que a través del anime, del

manga o del cine nos siguen llegando versiones más o menos

actualizadas de estas historias tradicionales que nos siguen cautivando a

través de los siglos.

Page 7: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

Taro Urashima. En el caso de este relato nos encontramos ante uno de

los cuentos más conocidos y representativos de los cuentos tradicionales

japoneses. La historia del bondadoso pescador Taro Urashima nos

adentra en ese mundo de magia y fantasía tan propio de este tipo de

cuentos nipones, en ese mundo donde lo fantástico se mezcla con toda

naturalidad con la realidad. La presencia de la fantasía, representada en

este caso por la princesa Otohime y su Palacio del Dragón, se combina

de forma plenamente lírica y maravillosa con el espíritu de un Taro

Urashima que rezuma bondad y honradez. Todo ello se combina con el

tema del viaje en el tiempo, que siempre causa fascinación y llama la

atención de los lectores.

Page 8: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

CUENTO TRADICIONAL JAPONÉS

Hace cientos de años, en una aldea de la costa de Japón, vivía un

pescador llamado Taro Urashima. Urashima habitaba en una

humilde cabaña con su anciana madre, a la que quería mucho y

cuidaba con gran cariño. Gran parte del pescado que capturaba en

sus salidas al mar, en lugar de venderlo, se lo daba a ella para que

pudiera comer. Por eso se esforzaba siempre en pescar todo lo que

podía y se sentía muy preocupado cuando la pesca era escasa,

como le sucedía en los últimos tiempos.

Un día en que Urashima regresaba a casa cabizbajo y con las

manos vacías, muy afligido1 por no haber logrado capturar ni un

sólo pez y preocupado por no poder darle nada que comer a su

madre, le sucedió algo maravilloso. Mientras caminaba por la playa,

se encontró de repente con un grupo de muchachos que estaban

maltratando a una pequeña e indefensa tortuga. Le propinaban2

1 Afligido: preocupado, inquieto.

2 Propinar: dar un golpe.

Page 9: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

patadas, la ponían del revés sobre su concha, e incluso uno de ellos

empezó a darle golpes con una vara.

Urashima, sintiendo lástima de la tortuga, rogó a los niños que la

dejaran en paz y le permitieran devolverla al mar. Pero los niños se

negaron.

- ¿Devolverla al mar, dices? ¡De eso nada! Esta tortuga la

venderemos en el mercado del pueblo.

- En ese caso, vendédmela a mí- respondió Taro.- No tengo dinero,

pero os puedo dar mi camisa a cambio.

Los niños aceptaron el trato, puesto que una camisa vieja y

harapienta era mejor que nada, y le entregaron la tortuga a

Urashima. Éste con todo el cuidado la llevó al mar y la puso

inmediatamente en libertad. La tortuga, antes de marcharse, asomó

la cabeza por encima de la superficie del agua y saludó a Urashima

con una reverencia en señal de agradecimiento.

Tras liberar a la tortuga, Urashima regresó a su casa. Volvía con las

manos vacías, pero volvía contento y orgulloso por la buena acción

que había realizado con la tortuga.

- Lo siento, madre,- fue lo primero que dijo al entrar en casa- hoy

tampoco he podido pescar ni un sólo pez. Y además, he tenido que

darle mi camisa a unos niños para que dejaran de maltratar a una

tortuga.

- Tranquilo- respondió la anciana- has hecho lo que debías. No te

preocupes por no haber podido traerme nada de comer. Sé que

siempre haces todo lo que puedes por tu madre.

Page 10: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

“Mañana será muy distinto, seguro que conseguiré pescar muchos

peces”, pensó para sí Urashima.

Al día siguiente, Urashima se hizo a la mar en su barca desde antes

de que saliera el sol. Durante todo el día trabajó duro intentando

conseguir una buena pesca, pero tampoco en esta ocasión

consiguió ni un sólo pez que llevar a su madre. No obstante, antes

de finalizar la jornada, notó que el hilo de su caña se tensaba

repentinamente. La emoción embargó al pobre Urashima,

convencido de haber conseguido una buena captura. Sin embargo,

al cabo de un momento apareció sobre el agua la cabeza de la

tortuga a la que había salvado el día anterior.

- Tarô Urashima, te ruego que subas a mi espalda- habló la

tortuga.

- ¿Cómo voy a subirme a tu espalda, con lo pequeña que eres?-

respondió un sorprendido Tarô.

- Tú no te preocupes y súbete a mi espalda- insistió la tortuga.

Urashima, sin salir de su asombro, se decidió a hacer lo que el

animal le pedía, y con gran sorpresa suya, al poner los pies sobre el

caparazón de la tortuga, ésta se hizo mucho más grande, de forma

que podía transportar al pescador con holgura3.

Nada más sentarse sobre el caparazón de la tortuga, Urashima se

vio envuelto en un profundo y agradable sueño.

Al despertar, Urashima comprobó que se encontraba en un lugar

totalmente desconocido para él. La tortuga lo había transportado

3 Holgura: anchura excesiva.

Page 11: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

por las profundidades del mar hasta el maravilloso Palacio del

Dragón. Frente a él, una hermosa princesa lo saludó.

- Tarô Urashima, espero que hayas tenido un buen viaje y que

hayas descansado bien-, le dijo la princesa Otohime, con voz dulce

y melodiosa, mientras le tomaba de la mano.- Yo soy aquella

tortuga a la que ayudaste ayer. Siempre que deseo salir al mundo

de la superficie, me veo obligada a cambiar de forma. Por eso me

convertí en una tortuga y salí al exterior, pero tuve la mala suerte

de ser capturada y maltratada por aquellos niños. Seguramente

habría muerto en sus manos de no haber sido por ti, y quiero darte

las gracias por haberme salvado. En agradecimiento, te he traído

hasta mi palacio, el Palacio del Dragón, para mostrarte sus

maravillas. Además, tu comportamiento y tu espíritu bondadoso

me llevan a plantearte un ruego: quédate aquí para siempre junto a

mí.

Y así lo hizo. La princesa sentó a Urashima en un magnífico sillón y

le ofreció un espléndido banquete, con los manjares más

exquisitos, manjares que el buen pescador no había probado

nunca. Después lo tomó de la mano y le mostró hasta el último

rincón del Palacio submarino del Dragón, un lugar fastuoso, de

ensueño, repleto de las maravillas más inimaginables.

Urashima pasó tres largos años en el Palacio del Dragón,

disfrutando de los más deliciosos banquetes y de la amabilidad de

su anfitriona, la princesa, y sus sirvientes. Pero, aunque allí se

encontraba muy a gusto, pues la compañía le era grata y los

placeres constantes, llegó un momento en el que sintió nostalgia y

preocupación por su anciana madre, y rogó a la princesa Otohime

Page 12: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

que le permitiera volver al exterior, ya que temía ser castigado por

los dioses si no lo hacía.

La princesa aceptó la propuesta de Urashima, y como regalo de

despedida, le ofreció tres preciosas cajitas enjoyadas, montadas

una sobre la otra, advirtiéndole de que si quería volver a verla, no

las abriera jamás. A continuación, volvió a convertirse en tortuga

para transportar a Urashima, que de nuevo iba dormido sobre su

caparazón, hasta la playa donde se encontraron por primera vez.

Al recobrar el conocimiento, Urashima se encaminó hasta su

humilde cabaña, y cuál no sería su sorpresa cuando comprobó que

de ella sólo quedaban en pie algunas vigas podridas y mohosas,

como si hubieran llevado ahí centenares de años. Pero no era sólo

eso lo que había cambiado, su aldea también estaba

completamente distinta y nadie parecía reconocerle. Las casas eran

más grandes, los tejados eran de pizarra y no de paja y las tiendas

se habían multiplicado por doquier.

Urashima, totalmente desorientado y confuso, se acercó a un

anciano monje para preguntarle qué había sucedido durante su

ausencia, y éste pensó que Urashima le estaba gastando una

broma y no quiso creerle cuando le dijo su nombre. El monje, que

parecía conocer todos los secretos de la antigua aldea, le explicó

que hace trescientos años había vivido en el pueblo cierto

pescador llamado Tarô Urashima, pero que un día desapareció en

el mar mientras pescaba, y nadie volvió a saber nada de él. Se le

había dado por muerto e incluso tenía su tumba erigida en el

cementerio de la aldea.

Naturalmente, Urashima se encaminó rápidamente a comprobar

las palabras del monje, y quedó totalmente abatido al ver que eran

Page 13: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

ciertas. Se dio cuenta de lo que había ocurrido y al momento le

invadió una profunda tristeza. No eran tres años los que había

pasado en el Palacio del Dragón como él creía, sino trescientos: un

año allí equivalía a cien años en el mundo exterior.

Desolado, Urashima regresó a la playa sin saber qué hacer.

Sumido4 en una profunda tristeza se sentó frente al mar con la

mirada perdida y el alma en vilo. En ese momento reparó en que

aún conservaba en su poder las tres cajas enjoyadas que le había

entregado la princesa, y decidió abrirlas para ver su contenido, sin

recordar la advertencia de la princesa Otohime.

La primera cajita contenía unas blancas alas de grulla5. De la

segunda salió una espesa columna de humo blanco. Y en la tercera

había un espejo, en el que Urashima pudo ver reflejada su propia

imagen, la de un anciano surcado de arrugas y de larga barba

blanca, en cuya espalda nacía un par de blancas alas. Gracias a

aquellas alas, el anciano Urashima, convertido en una grulla, pudo

volar y surcar los cielos libremente. En primer lugar se dirigió hasta

el lugar donde estaba su tumba, y la sobrevoló tres veces. Y

después se adentró en el mar, y allí pudo ver a una gran tortuga

que emergía a la superficie. “Quizás esa tortuga fuera la princesa...”,

deseó Urashima.

A la mañana siguiente, los primeros muchachos que acudieron a la

playa, encontraron el cuerpo sin vida de un decrépito6 anciano de

larga barba blanca, que yacía con una feliz sonrisa en su rostro.

4 Sumido: hundido, sumergido.

5 Grulla: ave zancuda.

6 Decrépito: sumamente viejo.

Page 14: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)
Page 15: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

ACTIVIDADES

1. ¿Cuál era el oficio de Urashima?

a. Cazador.

b. Pescador.

c. Comerciante.

d. No trabajaba, se dedicaba sólo a cuidar de su madre.

2. ¿Qué le estaban haciendo a la tortuga unos muchachos, el día que

Taro la vio por primera vez?

a. La golpeaban y maltrataban.

b. Estaban intentando llevársela a su casa.

c. Trataban de devolverla al mar.

d. Estaban sentados encima de la tortuga.

3. ¿De qué tuvo que desprenderse Taro para conseguir que liberaran los

muchachos a la tortuga?

a. De sus pantalones.

b. De todo el dinero que llevaba encima.

c. De la camisa.

d. De todo el pescado que había capturado ese día.

Page 16: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

4. ¿Qué hizo Taro con la tortuga una vez la hubo liberado?

5. ¿Cuándo y en qué circunstancias vuelve Taro a ver a la tortuga?

6. Cuando la tortuga invita a Taro a subirse encima de ella, éste no cree

que fuera a caber, ¿qué sucede en cuanto pone los pies en su

caparazón?

a. Que la tortuga se transforma en un gran barco.

b. Que Taro se hace pequeñito y ya cabe perfectamente.

c. Que el caparazón se expande y Taro cabe entonces con holgura.

d. Que tiene que viajar bien agarrado, porque si no se cae.

7. ¿A qué lugar lo lleva la tortuga? ¿Dónde se encuentra?

a. El Palacio del Delfín a. En una isla desierta.

b. El Palacio del Dragón b. En otro continente.

c. El Mundo Perdido. c. En otro planeta.

d. El Castillo de los piratas d. En el fondo del

mar.

Page 17: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

8. ¿Quién resulta ser finalmente la tortuga?

9. ¿Por qué quiere la princesa Otohime que Taro se quede con ella para

siempre en su palacio?

10. ¿Por qué al cabo de tres años Taro quiere volver a su casa?

a. Porque echa de menos a su madre y está preocupado por ella.

b. Porque echa de menos la luz del sol y vivir en el exterior.

c. Porque está un poco harto de la princesa Otahime.

d. Porque quiere recuperar su vida anterior.

11. Sin embargo, al volver a su aldea, el tiempo ha pasado. Explica

cuántos años ha estado con Otahime y cuántos años han transcurrido

mientras en su aldea.

Page 18: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

12. Taro, apesadumbrado por lo que ha ocurrido en su ausencia, decide

abrir las cajitas que Otahime le había regalado. ¿Qué contienen dichas

cajitas?

Alas de grulla

Un fantástico tesoro

Una trompeta que le permite llamar de nuevo a la tortuga

Una columna de humo blanco

Un espejo

Una foto de Otahime

13. Expresa aquí tu opinión sobre el final del cuento y crea tu propio final.

14. Confecciona una frase con cada una de las siguientes palabras:

afligido, propinar, holgura, sumido y decrépito.

15. Internet y la literatura:

Busca en Internet otros relatos tradicionales japoneses, como por

ejemplo, “La mujer de las nieves” o “Momotaro”.

Page 19: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

- RELATOS IMPRESCINDIBLES PARA

LA ESO -

2

Page 20: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

LAS MEDIAS ROJAS, EMILIA PARDO

BAZÁN

Emilia Pardo Bazán nació en La Coruña el año

1852, hija de una familia aristocrática. Ya desde

muy niña demostró una gran afición por la

lectura y empezó a escribir con gran precocidad.

En 1868 se casó y se fue a vivir a Madrid.

Viajó mucho por Europa y dio conferencias en

París. Siempre se mantuvo atenta a las

novedades literarias europeas, y en 1881 fue la

primera que divulgó y defendió el Naturalismo

francés en España en una serie de artículos

recogidos después en libro con el título de La cuestión palpitante. Unos

años después fue también una de las primeras en señalar el declive del

Naturalismo y su sustitución por nuevas corrientes espiritualistas. Sostuvo

una relación con Galdós, de la que se ha conservado la correspondencia

amorosa. Fue una mujer independiente, excepcional en la España de su

época y precursora de las ideas feministas actuales.

La escritora siempre encontró serios obstáculos para lograr el

reconocimiento de los ambientes intelectuales, reacios a admitir mujeres.

Tuvo que esperar hasta 1916 para ser nombrada catedrática de

Literatura, venciendo la oposición de los profesores de la Universidad

Central de Madrid. No logró, sin embargo, ser admitida en a Real

Academia Española.

Murió en Madrid en 1921.

Page 21: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

Las medias rojas, es un relato corto en el que la autora nos sitúa en la

Galicia de los albores del siglo XX. A ella le toca vivir una época de

pobreza y Galicia era considerada uno de los lugares más atrasados de

España.

Ildara es una joven que vivía con su padre en una apartada zona de la

región de la Coruña en Galicia. Emilia Pardo Bazán traza magistralmente

un cuadro de pobreza espeluznante, una región destruida por la falta de

trabajo, escuelas, economía, no había allí nada que hacer y por lo tanto

nada que esperar. Las jóvenes se iban en busca de una vida mejor "hacia

la suerte." Las condiciones paupérrimas en que vivían las obligaban a

buscar esperanzas en otro lugar.

Ildara intentará salir de tanta miseria pero su padre no está dispuesto a

permitírselo, unas medias rojas serán el detonante de los terribles

hechos que sucederán después…

Page 22: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

LAS MEDIAS ROJAS

Cuando la rapaza1 entró, cargada con el haz2 de leña que acababa

de merodear3 en el monte del señor amo, el tío Clodio no levantó

la cabeza, entregado a la ocupación de picar un cigarro,

sirviéndose, en vez de navaja, de una uña córnea4 color de ámbar

oscuro, porque la había tostado el fuego de las apuradas colillas.

Ildara soltó el peso en tierra y se atusó el cabello, peinado a la

moda “de las señoritas” y revuelto por los enganchones de las

ramillas que se agarraban a él. Después, con la lentitud de las

faenas aldeanas, preparó el fuego, lo prendió, desgarró las berzas,

las echó en el pote negro, en compañía de unas patatas mal

troceadas y de unas judías secas, de la cosecha anterior, sin

remojar. Al cabo de estas operaciones, tenía el tío Clodio liado su

cigarrillo, y lo chupaba desgarbadamente, haciendo en los carrillos

dos hoyos como sumideros, grises, entre lo azuloso de la

descuidada barba.

1 Rapaza: muchacha.

2 Haz: porción atada de leña.

3 Merodear: vagar por el campo.

4 Córnea: de cuerno o similar a él.

Page 23: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

Sin duda la leña estaba húmeda de tanto llover la semana entera, y

ardía mal, soltando una humareda acre5; pero el labriego no

reparaba: a humo, ¡bah!, estaba él bien hecho desde niño. Como

Ildara se inclinase para soplar y activar la llama, observó el viejo

cosa más insólita: algo de color vivo, que emergía de las

remendadas y encharcadas sayas6 de la moza... Una pierna robusta,

aprisionada en una media roja, de algodón...

--¡Ey! ¡Ildara!

--¿Señor padre?

--¿Qué novidá7 es ésa?

--¿Cuál novidá?

--¿Ahora me gastas medias, como la hirmán8 del abade?

Incorporóse la muchacha, y la llama, que empezaba a alzarse

dorada, lamedora de la negra panza del pote, alumbró su cara

redonda, bonita, de facciones pequeñas, de boca apetecible, de

pupilas claras, golosas de vivir.

--Gasto medias, gasto medias--repitió, sin amilanarse9--. Y si las

gasto, no se las debo a ninguén10.

5 Acre: áspero y picante al gusto y el olfato.

6 Sayas: falda.

7 Novidá: vulgarismo, “novedad”.

8 Hirmán: vulgarismo, “hermana”.

9 Amilanarse: asustarse, acobardarse.

10 Ninguén: vulgarismo, “nadie”, “ninguno”.

Page 24: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

--Luego nacen los cuartos en el monte --insistió el tío Clodio con

amenazadora sorna11.

--¡No nacen!... Vendí al abade unos huevos, que no dirá menos él...

Y con eso merqué12 las medias.

Una luz de ira cruzó por los ojos pequeños, engarzados en duros

párpados, bajo cejas hirsutas13, del labrador... Saltó del banco

donde estaba escarranchado14, y agarrando a su hija por los

hombros, la zarandeó brutalmente, arrojándola contra la pared,

mientras barbotaba15:

--¡Engañosa! ¡Engañosa! ¡Cluecas andan las gallinas que no ponen!

Ildara, apretando los dientes por no gritar de dolor, se defendía la

cara con las manos. Era siempre su temor de mociña16 guapa y

requebrada17, que el padre la mancase18, como le había sucedido a

la Mariola, su prima, señalada por su propia madre en la frente con

el aro de la criba, que le desgarró los tejidos. Y tanto más defendía

su belleza, hoy que se acercaba el momento de fundar en ella un

sueño de porvenir. Cumplida la mayor edad, libre de la autoridad

paterna, la esperaba el barco, en cuyas entrañas tantos de su

parroquia y de las parroquias circunvecinas se habían ido hacia la

suerte, hacia lo desconocido de los lejanos países donde el oro

11

Sorna: ironía. 12

Mercar: comprar. 13

Hirsutas: de pelo disperso y duro. 14

Escarranchado: despatarrado. 15

Barbotar: mascullar, hablar entre dientes. 16

Mociña: galleguismo, “mozita”. 17

Requebrada: lisonjeada, alabada por su atractivo. 18

Mancar: lisiar, estropear, herir.

Page 25: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

rueda por las calles y no hay sino bajarse para cogerlo. El padre no

quería emigrar, cansado de una vida de labor, indiferente a la

esperanza tardía: pues que se quedase él... Ella iría sin falta; ya

estaba de acuerdo con el gancho que le adelantaba los pesos para

el viaje, y hasta le había dado cinco de señal, de los cuales habían

salido las famosas medias... Y el tío Clodio, ladino19, sagaz,

adivinador o sabedor, sin dejar de tener acorralada y acosada a la

moza, repetía:

--Ya te cansaste de andar descalza de pie y pierna, como las

mujeres de bien, ¿eh, condenada? ¿Llevó medias alguna vez tu

madre? ¿Peinóse como tú, que siempre estás dale que tienes con el

cacho de espejo? Toma, para que te acuerdes...

Y con el cerrado puño hirió primero la cabeza, luego el rostro,

apartando las medrosas manecitas, de forma no alterada aún por el

trabajo, con que se escudaba Ildara, trémula20. El cachete más

violento cayó sobre un ojo, y la rapaza vio, como un cielo

estrellado, miles de puntos brillantes envueltos en una radiación de

intensos coloridos sobre un negro terciopelo. Luego, el labrador

aporreó la nariz, los carillos. Fue un instante de furor, en que sin

escrúpulo la hubiese matado, antes que verla marchar, dejándole a

él solo, viudo, casi imposibilitado de cultivar la tierra que llevaba en

arriendo, que fecundó con sudores tantos años, a la cual profesaba

un cariño maquinal, absurdo. Cesó al fin de pegar; Ildara, aturdida

de espanto, ya no chillaba siquiera.

19

Ladino: astuto, sagaz. 20

Trémula: temblorosa.

Page 26: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

Salió fuera, silenciosa, y en el regato21 próximo se lavó la sangre.

Un diente bonito, juvenil, le quedó en la mano. Del ojo lastimado,

no veía.

Como que el médico, consultado tarde y de mala gana, según es

uso de labriegos, habló de un desprendimiento de la retina, cosa

que no entendió la muchacha, pero que consistía... en quedarse

tuerta.

Y nunca más el barco la recibió en sus concavidades para llevarla

hacia nuevos horizontes de holganza22 y lujo. Los que allí vayan,

han de ir sanos, válidos, y las mujeres, con sus ojos alumbrando y

su dentadura completa…

21

Regato: acequia. 22

Holganza: descanso, carencia de trabajo, placer, diversión.

Page 27: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)
Page 28: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

ACTIVIDADES

1. Responde V si es verdadero y F si es falso.

a. ______ La historia se desarrolla en los Estados Unidos.

b. ______ La autora de la obra es Emilia Pardo Bazán.

c. _______La rapaza es Ildara.

d. ______ El tío Clodio es el tío de Ildara.

e. _______“Las medias rojas” es una obra romántica.

f. _______ El padre de Ildara le pega porque no quiere que ella trabaje en

el campo.

g._______ La muchacha soñaba con un futuro mejor.

h. _______ Ildara nunca podrá viajar a América.

i. _______ El autor presenta la pobreza de España en aquella época.

j. _______ El sueño de viajar a otros países todavía existe hoy.

k. _______La obra es una denuncia social.

2. ¿Cuál es la actitud de la sociedad ante la violencia en la época en la

que se desarrolla este relato y en la época actual?

Page 29: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

3. ¿Qué sucede con las ilusiones de la protagonista?

4. ¿Qué quiere decir el padre con la frase “luego nacen los cuartos en el

monte”?

5. Completa las siguientes citas del cuento “Las medias rojas” usando el

vocabulario apropiado que aparece en el texto.

a. Cuando la ____________ entró, cargada con el ___________ de leña

que acababa de ________________ en el monte del señor amo, el

__________ Clodio no levantó la cabeza…

b. Ildara soltó el peso en al tierra y se ___________ el cabello, peinado a

la moda de “las señoritas”…

c. Sin duda, la leña estaba húmeda de tanto llover la semana entera y

ardía mal, soltando una humareda _________; pero el labriego no

reparaba el humo…

d. ¡Engañosa! ¡Engañosa! ¡ _____________ andan las gallinas que no

ponen!.

Page 30: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

5. ¿Qué significa la frase “Y tanto más defendía su belleza, hoy que se

acercaba el momento de fundar en ella un sueño de porvenir”?

7. ¿Por qué Clodio no quería que la chica se fuera?

8. ¿Tiene alguien derecho a cortar nuestras ilusiones y anhelos?

9. Explica detalladamente con tus propias palabras lo que significa esta

cita tomada de “Las medias rojas”.

“…Y nunca más el barco la recibió en sus concavidades para llevarla

hacia nuevos horizontes de holganza y lujo. Los que allá vayan han de ir

sanos, válidos, y las mujeres, con sus ojos alumbrando y su dentadura

completa…”

Page 31: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

10. ¿Crees que la historia de “las medias rojas” se repite hoy en día en

algún país del mundo? Explica tu respuesta detalladamente

11. Internet y la literatura:

Busca información sobre Emilia Pardo Bazán y su lucha por los derechos

de las mujeres en la España del siglo XIX y sobre cómo esa lucha se

reflejó en su carácter y su forma de ser y comportarse.

Page 32: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

- RELATOS IMPRESCINDIBLES PARA

LA ESO -

3

Page 33: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

¿QUIÉN SABE?, GUY DE MAUPASSANT

Guy de Maupassant (Francia 1850-1893), es

probablemente el mejor escritor de relatos cortos

de la literatura francesa. Son especialmente

destacables sus cuentos de terror, género en el

que es reconocido como maestro, a la altura de

Edgar Allan Poe.

Guy de Maupassant utiliza un estilo narrativo ágil

y nervioso, repleto de exclamaciones e

interrogaciones retóricas. En sus cuentos se

deja ver una presencia obsesiva de la muerte, el desvarío y lo

sobrenatural.

¿Quién sabe? (1890) pertenece al género de relato fantástico, aunque en

este caso, la sutil ironía y la fantasía se entremezclan a partes iguales.

Este cuento es, si cabe doblemente dramático, por cuanto fue el último

que escribió poco antes de morir, en un momento en el que Maupassant

estaba ya muy enfermo, su proceso de locura estaba llegando a una

situación límite; la manía persecutoria, la amenaza de las cosas, la

soledad radical del personaje no son sino el reflejo del desequilibrio

mental de su autor.

Page 34: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)
Page 35: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

¿QUIÉN SABE?

1

¡Señor! ¡Señor! Al fin tengo ocasión de escribir lo que me ha

ocurrido. Pero ¿me será posible hacerlo? ¿Me atreveré? ¡Es una

cosa tan extravagante, tan inexplicable, tan incomprensible, tan

loca!

Si no estuviese seguro de lo que he visto, seguro también de que

en mis razonamientos no ha habido un fallo, ni en mis

comprobaciones un error, ni una laguna en la inflexible cadena de

mis observaciones, me creería simplemente víctima de una

alucinación, juguete de una extraña locura. Después de todo,

¿quién sabe?

Me encuentro actualmente en un sanatorio; pero si entré en él ha

sido por prudencia, por miedo. Sólo una persona conoce mi

historia: el médico de aquí; pero voy a ponerla por escrito.

Realmente no sé para qué. Para librarme de ella, tal vez, porque la

siento dentro de mí como una intolerable pesadilla.

Hela aquí:

Page 36: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

He sido siempre un solitario, un soñador, una especie de filósofo

aislado, bondadoso, que se conformaba con poco, sin acritudes29

contra los hombres y sin rencores contra el cielo. He vivido solo, en

todo tiempo, porque la presencia de otras personas me produce

una especie de molestia. No es que me niegue a tratar con la

gente, a conversar o a cenar con amigos, pero cuando llevan

mucho rato cerca de mí, aunque sean mis más cercanos familiares,

me cansan, me fatigan, me enervan30, y experimento un anhelo

cada vez mayor, más agobiante, de que se marchen, o de

marcharme yo, de estar solo.

Este anhelo es más que un impulso, es una necesidad irresistible. Y

si las personas en cuya compañía me encuentro siguiesen a mi

lado, si me viese obligado, no a prestar atención, pero ni siquiera a

escuchar sus conversaciones, me daría, con toda seguridad, un

ataque. ¿De qué clase? No lo sé. ¿Un síncope, tal vez? Sí,

probablemente.

Tanto me agrada estar solo, que ni siquiera puedo soportar que

otras personas duerman bajo el mismo techo que yo. No vivo en

París, porque sería para mí una perpetua agonía. Me siento morir

moralmente, es para mí un martirio del cuerpo y de los nervios esa

muchedumbre inmensa que hormiguea, que se mueve a mi

alrededor, hasta cuando duerme. Porque, aún más que la palabra

de los demás, me resulta insufrible su sueño. Cuando sé, cuando

tengo la sensación de que, detrás de la pared, existen vidas que se

ven interrumpidas por esos eclipses regulares de la razón, no

puedo ya despertar.

29

Acritud: aspereza en el carácter. 30

Enervar: poner nervioso.

Page 37: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

¿Por qué soy de esta manera? ¡Quién lo sabe! Es imposible que la

razón de todo esto sea muy sencilla; todo lo que ocurre fuera de

mí me cansa muy pronto. Y son muchos los que se encuentran en

mi mismo caso.

En la tierra vivimos gentes de dos razas. Los que tienen necesidad

de los demás, aquellos a quienes los demás distraen, ocupan,

sirven de descanso, y a los que la soledad cansa, agota, aniquila, lo

mismo que la ascensión a un nevero31 o la travesía de un desierto,

y aquellos otros a los que, por el contrario, los demás cansan,

molestan, cohíben32, abruman, en tanto que el aislamiento los

tranquiliza, les proporciona un baño de descanso en la

independencia y en la fantasía de sus meditaciones.

En resumidas cuentas, se trata de un fenómeno psíquico normal.

Unos tienen condiciones para vivir hacia afuera; otros, para vivir

hacia adentro. En mí se da el caso de que la atención exterior es de

corta duración y se agota pronto, y cuando llega a su límite, me

acomete en todo mi cuerpo y en toda mi alma un malestar

intolerable.

Como consecuencia de todo lo que antecede, yo me apego, es

decir, estaba fuertemente apegado a los objetos inanimados, que

vienen a adquirir para mí una importancia de seres vivos. Mi casa

se convierte, se había convertido en un mundo en el que yo llevaba

una vida solitaria, pero activa, en medio de aquellas cosas:

muebles, chucherías familiares, que eran para mí como otros tantos

rostros simpáticos. Había ido llenándola poco a poco, adornándola

31

Nevero: lugar de las montañas elevadas donde se conserva la nieve todo el año. 32

Cohibir: reprimir.

Page 38: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

con ellos, y me sentía contento y satisfecho allí dentro, feliz como

en los brazos de una mujer agradable cuya diaria caricia se ha

convertido en una necesidad suave y sosegada.

Hice construir aquella casa en el centro de un hermoso jardín que

la aislaba de los caminos concurridos, a un paso de una ciudad en

la que me era dable encontrar, cuando se despertaba en mí tal

deseo, los recursos que ofrece la vida social. Todos mis criados

dormían en un pabellón muy alejado de la casa, situado en un

extremo de la huerta, que estaba cercada con una pared muy alta.

Tal era el agrado y el descanso que encontraba al verme envuelto

en la oscuridad de las noches, en medio del silencio de mi casa,

perdida, oculta, sumergida bajo el ramaje de los grandes árboles,

que todas las noches permanecía varias horas para saborearlo a

mis anchas, costándome trabajo meterme en la cama.

El día de que voy a hablar habían representado Sigurd33 en el

teatro de la ciudad. Era aquélla la primera vez que asistía a la

representación de ese bello drama musical y fantástico, y me

produjo un vivo placer.

Regresaba a mi casa a pie, con paso ágil, llena la cabeza de frases

musicales y la pupila de lindas imágenes de un mundo de hadas.

Era noche cerrada, tan cerrada que apenas se distinguía la carretera

y estuve varias veces a punto de tropezar y caer en la cuneta.

Desde el puesto de arbitrios hasta mi casa hay cerca de un

33

Sigurd: o Sigfrido, es un héroe de la mitología germánica, protagonista del Cantar de los Nibelungos. Para más información: http://es.wikipedia.org/wiki/Sigurd, http://www.linkmesh.com/caballeros/articulos/el_cantar_de_los_nibelungos.php.

Page 39: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

kilómetro, tal vez un poco más, o sea veinte minutos de marcha

lenta. Sería la una o la una y media de la madrugada; se aclaró un

poco el firmamento y surgió delante de mí la luna, en su triste

cuarto menguante. La media luna del primer cuarto, es decir, la que

aparece a las cuatro o cinco de la tarde, es brillante, alegre,

plateada; pero la que se levanta después de la medianoche es

rojiza, triste, inquietante; es la verdadera media luna del día de las

brujas. Esta observación han debido hacerla todos los

noctámbulos. La primera, aunque sea delgada como un hilo,

despide un brillo alegre que regocija el corazón y traza en el suelo

sombras bien dibujadas; la segunda apenas derrama una luz

mortecina, tan apagada que casi no llega a formar sombras.

Distinguí a lo lejos la masa oscura de mi jardín y, sin que yo supiese

de dónde me venía, se apoderó de mí un malestar al pensar que

tenía que entrar en él. Acorté el paso. La temperatura era muy

suave. Aquella gruesa mancha del arbolado parecía una tumba

dentro de la cual estaba sepultada mi casa.

Abrí la puerta y penetré en la larga avenida de sicomoros34 que

conduce hasta el edificio y que forma una bóveda arqueada como

un túnel muy alto, a través de bosquecillos opacos unas veces y

bordeando otras los céspedes en que los encañados de flores

estampaban manchones ovalados de tonalidades confusas en

medio de las pálidas tinieblas.

Una turbación singular se apoderó de mí al encontrarme ya cerca

de la casa. Me detuve. No se oía nada. Ni el más leve soplo de aire

34

Sicomoro: árbol parecido a la higuera originario de Oriente Medio y del Norte de África. Es un árbol ampliamente referenciado en la literatura, desde la Biblia a Shakespeare.

Page 40: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

circulaba entre las hojas. "¿Qué es lo que me pasa?", pensé.

Muchas veces había entrado de aquella manera desde hacía diez

años, y jamás sentí el más leve desasosiego. No era que tuviese

miedo. Jamás lo tengo durante la noche. Si me hubiese encontrado

con un hombre, con un merodeador, con un ladrón, todo mi ser

físico habría experimentado una sacudida de furor y habría saltado

encima de él sin la menor vacilación. Iba, además, armado. Llevaba

mi revólver, porque quería resistir a aquella influencia recelosa que

germinaba en mí.

¿Qué era aquello? ¿Un presentimiento? ¿El presentimiento

misterioso que se apodera de los sentidos del hombre cuando va a

encontrarse frente a lo inexplicable? ¡Quién sabe!

A medida que avanzaba, me corrían escalofríos por la piel; cuando

me hallé frente al muro de mi gran palacio, que tenía las

contraventanas echadas, tuve la sensación de que tendría que dejar

pasar algunos minutos antes de abrir la puerta y entrar. Me senté

en un banco que había debajo de las ventanas del salón. Y allí me

quedé, un poco trémulo, con la cabeza apoyada en la pared y los

ojos abiertos y clavados en la sombra del arbolado. Nada de

extraordinario advertí a mi alrededor en aquellos primeros

instantes. Me zumbaban algo los oídos, pero ésta es una cosa que

me ocurre con frecuencia. A veces creo oír trenes que pasan o

campanas que tocan o el pataleó de muchedumbres en marcha.

Pero aquellos ruidos interiores se hicieron más netos, más precisos,

más identificables. Me había engañado. No era el bordoneo35

habitual de mis arterias el que me llenaba los oídos con aquellos

35

Bordoneo: sonido ronco del bordón de la guitarra.

Page 41: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

rumores; era un ruido muy característico y, sin embargo, muy

confuso, que procedía, sin duda alguna, del interior de la casa.

Distinguía aquel ruido continuo a través del muro, tenía casi más

de movimiento que de ruido, un confuso ajetreo de una multitud

de objetos, como si moviesen, cambiasen de sitio y arrastrasen con

mucho tiento todos mis muebles.

Estuve largo rato sin dar crédito a mis oídos; pero aplicando la

oreja a una de las contraventanas para distinguir mejor aquel

extraño ajetreo que parecía tener lugar dentro de mi casa, quedé

plenamente convencido, segurísimo, de que algo anormal e

incomprensible ocurría. No sentía miedo, pero estaba..., ¿cómo lo

diré?, asustado de asombro. No amartillé mi revólver, porque tuve

la intuición segura de que no me haría falta. Esperé.

Esperé largo rato, sin decidirme a actuar, con la inteligencia lúcida,

pero dominado por loca inquietud. Esperé de pie y seguí

escuchando el ruido, cada vez mayor, que adquiría por momentos

una intensidad violenta, hasta parecer un refunfuño de

impaciencia, de cólera, de motín misterioso.

Me entró de pronto vergüenza de mi cobardía, eché mano al

manojo de llaves, elegí la que me hacía falta, la metí en la

cerradura, di dos vueltas y empujé con todas mis fuerzas, enviando

la hoja de la puerta a chocar con el tabique.

Aquel golpe resonó como el estampido de un fusil, pero le

respondió, de arriba abajo de mi casa, un tumulto formidable. Fue

una cosa tan imprevista, tan terrible, tan ensordecedora, que

retrocedí unos pasos y, aunque tan convencido como antes de su

inutilidad, saqué el revólver de la funda.

Page 42: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

Esperé todavía, aunque muy poco tiempo. Lo que ahora oía era un

pataleo muy raro en los peldaños de la escalera, en el entarimado,

en las alfombras, pero no era un pataleo de calzado, de zapatos de

hombre, sino de patas de madera y de patas de hierro que

vibraban como címbalos36. Y, de pronto, veo en el umbral de la

puerta un sillón, mi cómodo sillón de lectura, que se marchaba de

casa, contoneándose. Y se fue por el jardín hacia adelante. Y detrás

de él, otros, los sillones de mi salón, y a continuación los canapés

bajos, arrastrándose como cocodrilos sobre sus patitas cortas, y en

seguida todas las sillas, dando saltitos de cabra, y los pequeños

taburetes que trotaban como conejos.

¡Era una cosa emocionante! Me escondí en un bosquecillo, y allí

permanecí agazapado, contemplando aquel desfile de mis

muebles, porque se marchaban todos, uno detrás de otro, con

paso vivo o pausado, de acuerdo con su altura o su peso. Mi piano,

mi magnifico piano de cola cruzó al galope, como caballo

desbocado, con un murmullo musical en sus ijares37; los objetos

menudos iban y venían por la arena como hormigas, los cepillos, la

cristalería, las copas en las que la luna ponía fosforescencias de

luciérnagas. Las telas reptaban o se alargaban a manera de

tentáculos, como pulpos de mar. Vi que salía mi escritorio -mi

querido escritorio- una hermosa reliquia del siglo pasado, en el

que estaban todas las cartas que yo recibí, la historia toda de mi

corazón, una historia antigua que me ha hecho sufrir mucho.

Dentro de él había también fotografías.

36

Címbalo: instrumento musical muy parecido a los platillos utilizado por los antiguos griegos y romanos. 37

Ijares: zona del bajo vientre.

Page 43: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

De improviso se me pasó el miedo, me abalancé sobre el escritorio,

lo agarré como se agarra a un ladrón, como se agarra a una mujer

que escapa; pero él llevaba una marcha incontenible y, a pesar de

mis esfuerzos, a pesar de mi cólera, no conseguí moderar su

velocidad. Yo hacía esfuerzos desesperados para que no me

arrastrase aquella fuerza espantosa y caí al suelo. Entonces me

arrolló, me arrastró por la arena y los muebles que venían detrás

empezaron a pisotearme, magullándome las piernas; lo solté por

fin y entonces los demás pasaron por encima de mi cuerpo, lo

mismo que pasa un cuerpo de caballería que carga por encima del

soldado que ha sido derribado del caballo.

Loco de terror, conseguí al fin arrastrarme hasta fuera de la gran

avenida y ocultarme de nuevo entre los árboles, a tiempo de ver

cómo desaparecían los objetos más íntimos, los más pequeños, los

más modestos, los que yo conocía menos entre todos los que

habían sido de mi propiedad.

Así estaba, cuando oí a lo lejos, dentro de mi casa, que había

adquirido sonoridad como todas las casas vacías, un ruido

formidable de puertas que se volvían a cerrar. Empezaron los

portazos en la parte más alta, y fueron bajando hasta que se cerró

por último la puerta del vestíbulo que yo, insensato de mí, había

abierto para facilitar aquella fuga.

También yo escapé, echando a correr hacia la ciudad, y no recobré

mi serenidad hasta que me vi en sus calles y tropecé con algunas

gentes trasnochadoras. Fui a llamar a la puerta de un hotel en el

que era conocido. Me había sacudido las ropas con las manos para

quitar el polvo; les expliqué que había perdido mi llavero, en el que

tenía también la llave de la huerta en que estaba el pabellón

Page 44: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

aislado donde dormían mis criados, huerta rodeada de altas tapias

que impedían a los merodeadores meter mano en las verduras y

frutas.

Me tapé hasta los ojos en la cama que me dieron, pero no pude

conciliar el sueño, y aguardé la llegada del día escuchando los

golpes acelerados de mi corazón. Les había dicho que avisaran a

mi servidumbre en cuanto amaneciese, y mi ayuda de cámara

llamó a mi puerta a las siete de la mañana.

Parecía trastornado.

-Ha ocurrido esta noche una gran desgracia, señor, -me dijo.

-¿Qué sucedió?

-Han robado todo el mobiliario del señor; absolutamente todo,

hasta los objetos más insignificantes.

Aquella noticia me alegró. ¿Por qué? ¡Vaya usted a saber! Yo me

sentía muy dueño de mí, estaba seguro de poder disimular, de no

decir a nadie una palabra de lo que había visto, de ocultar aquello,

de enterrarlo en mi conciencia como un espantoso secreto. Le

contesté:

-Entonces se trata de los mismos individuos que anoche me

robaron a mí las llaves. Es preciso dar parte a la policía

inmediatamente. Voy a levantarme y me reuniré en seguida con

usted.

Cinco meses duró la investigación. No se llegó a descubrir el

paradero de nada, no se encontró la más insignificante de mis

chucherías, ni se llegó a dar con el más ligero rastro de los

Page 45: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

ladrones. ¡Claro está que si yo hubiese dicho lo que sabía!... Si

hubiese hablado..., me habrían encerrado a mí; no a los ladrones,

sino al hombre que aseguraba haber visto semejante cosa.

Supe cerrar la boca. Pero no volví a amueblar mi casa. ¿Para qué?

Se hubiera repetido siempre el mismo caso. No quería entrar de

nuevo en ella. No entré. No volví a verla.

Regresé a Paris, me instalé en un hotel y consulté a los médicos

acerca de mi estado nervioso, que me preocupaba mucho desde

los acontecimientos de aquella noche lamentable.

Me animaron a que viajase. Seguí su consejo.

Page 46: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

2

Empecé por hacer una excursión a Italia. El sol me sentó bien.

Vagabundeé por espacio de seis meses de Génova a Venecia, de

Venecia a Florencia, de Florencia a Roma, de Roma a Nápoles.

Recorrí después toda Sicilia, país admirable por sus paisajes y sus

monumentos, reliquias dejadas por los griegos y por los

normandos. Me trasladé al África y crucé pacíficamente el gran

desierto amarillo y tranquilo, en el que van de aquí para allá los

camellos, las gacelas y los vagabundos árabes, cuya atmósfera

ligera y transparente está libre de espectros, lo mismo de día que

de noche.

Regresé a Francia por Marsella; a pesar de la alegría provenzal,

sentí tristeza, porque el cielo tenía menos luz. Al poner otra vez el

pie en el continente, experimenté esa especial sensación de un

enfermo que se cree curado ya de su enfermedad, pero al que un

dolor sordo le advierte que no está apagado aún el foco del mal.

Volví a París. Al mes, ya sentía aburrimiento. Era en otoño, y antes

que se echase encima el invierno, quise hacer una excursión por

Normandía, desconocida para mí.

Empecé por Ruán, como es natural, y vagabundeé durante ocho

días, distraído, encantado, entusiasmado en aquella ciudad de la

Edad Media, en aquel maravilloso museo de monumentos góticos

extraordinarios.

Una tarde, a eso de las cuatro, al meterme por una calle

inverosímil, por la que corre un río negro como esa tinta que

llaman "agua de Robec", y mientras iba fijándome en el aspecto

curioso y antiguo de las casas, mi atención se desvió de improviso

Page 47: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

hacia una serie de comercios de chamarileros38, que se sucedían

una puerta sí y otra también.

¡Bien habían sabido elegir el sitio para sus negocios aquellos

sórdidos traficantes de cosas viejas, en una callejuela quimérica39,

encima de la siniestra corriente de agua, al abrigo de aquellos

techos puntiagudos de tejas y pizarras en los que se oía rechinar

aún las giraldillas del pasado!

Al fondo de aquellos lóbregos comercios se amontonaban las arcas

talladas, las porcelanas de Ruán, de Nevers, de Moustiers, las

estatuas pintadas, las de madera de roble, los cristos, las vírgenes,

los santos, los ornamentos de iglesia, casullas40, capas pluviales,

hasta algunos vasos sagrados y un antiguo tabernáculo de madera

dorada, del que Dios se había mudado. ¡Qué extrañas cavernas las

que había en aquellas altas casas, en aquellos caserones,

atiborrados desde las bodegas hasta los graneros de objetos de

toda clase cuya existencia parecía acabada, que habían sobrevivido

a sus poseedores naturales, a su siglo, a su tiempo, a sus modas,

para ser comprados como curiosidades por las nuevas

generaciones!

Mi ternura por las chucherías volvió a despertarse en aquella

ciudad de anticuarios. Pasaba de un comercio a otro, atravesando

en dos zancadas los puentes de cuatro tablas podridas tendidos

sobre la nauseabunda corriente del "agua de Robec".

38

Chamarilero: persona que se dedica a comprar y vender trastos viejos. 39

Quimérica: fabulosa, fingida o imaginada. 40

Casulla: vestidura que se pone el sacerdote sobre las demás para dar misa.

Page 48: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

¡Misericordia! ¡Qué sacudida! En el extremo exterior de una bóveda

atiborrada de objetos, que parecía la entrada de las catacumbas41

de un cementerio de muebles antiguos, vi de pronto uno de mis

más hermosos armarios. Me acerqué todo tembloroso, tan

tembloroso que no me atreví a tocarlo. Adelanté la mano, y me

quedé vacilando. Sin embargo, era el mismo: un armario Luis XIII,

único, que cualquiera que lo hubiese visto una vez lo identificaría.

Dirigí de pronto los ojos más hacia el interior, hacia las más

lóbregas profundidades de aquella galería, y distinguí tres de mis

sillones tapizados, y más adentro aún, mis dos cuadros Enrique II,

tan raros que hasta de París venían a verlos.

¡Figúrense! ¡Figúrense cuál sería el estado de mi alma!

Me adelanté, atónito42, agonizante de emoción, pero me adelanté,

porque soy valiente; me adelanté como pudiera penetrar un

caballero de las épocas tenebrosas en una mansión de

sortilegios43. Paso a paso fui encontrando todo lo que me había

pertenecido: mis candelabros, mis libros, mis cuadros, mis

tapicerías, mis armas, todo, menos el escritorio que llevaba mis

cartas, al que no vi por parte alguna.

Anduve de un lado para otro, bajando a galerías oscuras para en

seguida subir a los pisos superiores. Estaba solo. Llamaba, pero

nadie contestó. Estaba solo; no había nadie en aquella casa

inmensa y tortuosa como un laberinto.

41

Catacumba: subterráneos en los que vivían los cristianos en la Antigua Roma. 42

Atónito: pasmado o asustado por un objeto o un suceso extraño. 43

Sortilegio: adivinación que se hace por encantamientos.

Page 49: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

Se echó encima la noche, y tuve que sentarme, en medio de

aquellas tinieblas, en una de mis sillas, porque no quería

marcharme de allí. De cuando en cuando gritaba:

-¿Hay alguien en casa? ¿Hay alguien en casa? ¿No hay nadie?

Llevaría más de una hora cuando oí pasos, unos pasos callados,

lentos, que no podía precisar en dónde sonaban. Estuve a punto de

echar a correr, pero poniéndome rígido volví a llamar otra vez y

distinguí una luz en la habitación de al lado.

-¿Quién anda ahí? -preguntó una voz.

Yo contesté:

-Un comprador.

Me replicaron.

-Es muy tarde para entrar de ese modo en un comercio.

Volví a decir:

-Estoy esperándolo desde hace más de una hora.

-Podía usted volver mañana.

-Mañana me habré marchado ya de Ruán.

Yo no me atrevía a avanzar y él no venía hacia mí. Seguía viendo el

resplandor de su luz, que se proyectaba sobre un tapiz en el que

dos ángeles volaban por encima de los cadáveres de un campo de

batalla. También era de mi propiedad. Le dije:

-¿Viene usted o no?

Page 50: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

Él me contestó:

-Lo estoy esperando.

Me levanté y fui hacia donde él estaba.

En el centro de una habitación muy espaciosa había un hombrecito

muy pequeño y muy grueso, grueso como un fenómeno, como un

repugnante fenómeno.

Tenía una barba extravagante, de pelos desiguales, ralos44 y

amarillentos, pero no tenía ni un solo pelo en la cabeza. ¡Ni un solo

pelo! Como sostenía la vela encendida a todo lo que daba su brazo

para verme a mí, su cráneo me hizo el efecto de una luna pequeña

en aquella inmensa habitación atiborrada de muebles viejos. Tenía

la cara arrugada y como entumecida, y no se le distinguían los ojos.

Regateé el precio de tres sillas, que eran de mi propiedad, y le

pagué por ellas en el acto una fuerte cantidad, sin dar más que el

número de mi habitación en el hotel. Deberían entregármelas al día

siguiente antes de las nueve de la mañana.

Salí y él me acompañó a la calle con mucha cortesía. Acto seguido,

me dirigí a la Comisaría Central de Policía y relaté al comisario el

robo de mis muebles y el descubrimiento que acababa de hacer.

En el acto solicitó informes por telégrafo al juzgado que había

instruido las diligencias en aquel robo, rogándome que tuviese a

bien esperar la contestación. Le llegó al cabo de una hora, y fue

completamente satisfactoria para mí. Entonces me dijo:

44

Ralo: referido a la barba, de escaso y separado pelo.

Page 51: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

-Voy a mandar a que detengan a ese hombre para proceder en

seguida a interrogarlo, porque pudiera ser que hubiese concebido

alguna sospecha, haciendo desaparecer lo que es propiedad de

usted. Vaya a cenar y vuelva dentro de un par de horas; lo retendré

aquí para someterlo a un nuevo interrogatorio en presencia de

usted.

-Encantado, señor; se lo agradezco de todo corazón.

Cené en mi hotel, con mejor apetito del que me había imaginado.

Estaba de bastante buen humor. Le habíamos echado el guante.

Al cabo de dos horas me presenté de nuevo ante el funcionario de

policía, que me estaba esperando.

-Verá usted, caballero -me dijo en cuanto me vio- No hemos dado

con nuestro hombre. Mis agentes no han podido echarle el guante.

-¿Cómo ha sido eso?

Me sentí desfallecer.

-¿Pero han encontrado la casa, verdad? -seguí preguntando.

-Desde luego. Será vigilada hasta que él regrese. Porque ha

desaparecido.

-¿Que ha desaparecido?

-Desaparecido. Acostumbra pasar las noches en casa de una

vecina, chamarilera también, una especie de bruja, la viuda de

Bidoin. Dice que no lo ha visto esta noche y que no puede dar dato

alguno sobre su paradero. Habrá que esperar hasta mañana.

Page 52: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

Me marché. ¡Qué siniestras, inquietantes y espectrales me

parecieron las calles de Ruán!

Dormí muy mal, con un sueño interrumpido por pesadillas.

Al día siguiente, para que no me creyesen demasiado intranquilo ni

precipitado, esperé hasta las diez antes de presentarme en la

comisaría.

El chamarilero no había sido visto y su almacén seguía cerrado aún.

El comisario me dijo:

-He dado todos los pasos necesarios. El juzgado está al corriente

del asunto; vamos a ir juntos a ese comercio, lo haré abrir y usted

me indicará todo lo que es suyo.

Un cupé45 nos llevó hasta la casa. Delante del comercio había

algunos guardias con un cerrajero. Se abrió la puerta.

Pero, una vez dentro, no vi ni mi armario ni mis sillones ni mis

mesas ni nada, absolutamente nada del mobiliario de mi casa,

siendo que la noche anterior no podía dar un paso sin tropezar con

alguno de los objetos de mi pertenencia.

El comisario central, sorprendido, me miró al principio con

desconfianza.

-Pues, señor -le dije-, la desaparición de estos muebles coincide de

un modo extraño con la del comerciante.

Se sonrió:

45

Cupé: coche de caballos cerrado y con dos asientos.

Page 53: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

-Es cierto. Hizo usted mal en comprar y pagar ayer noche aquellas

sillas, porque con eso le dio usted la alerta.

Yo agregué:

-Lo que me parece incomprensible es que todos los espacios que

anoche ocupaban mis muebles están ahora ocupados por otros.

-Eso no es extraño -contestó el comisario-, porque ha dispuesto de

toda la noche y seguramente de cómplices. Esta casa debe tener

comunicación con las de al lado. Descuide usted, señor; me voy a

ocupar con gran interés de este asunto. No andará suelto mucho

tiempo el ladrón, porque vigilamos su guarida.

¡Ah, mi corazón, mi pobre corazón, cómo palpitaba!

Permanecí quince días en Ruán, pero nuestro hombre no volvió.

¿Por qué? ¿Quién podía ponerle obstáculos o sorprenderlo?

El decimosexto día recibí de mi jardinero, que había quedado para

guardar la casa saqueada, esta carta tan extraña:

"Señor:

"Tengo el honor de informarle que ha ocurrido, durante la noche

pasada, algo que no entiende nadie, y mucho menos la policía. Han

vuelto todos los muebles, todos sin excepción; hasta los objetos

más pequeños. La casa se encuentra hoy dispuesta exactamente

como lo estaba la víspera del robo. Es para volverse loco. Esto ha

ocurrido la noche del viernes al sábado. Igual que el día de su

desaparición, los caminos están llenos de huellas, como si hubiesen

arrastrado todas las cosas, desde la entrada del jardín hasta la

puerta de la casa.

Page 54: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

"Quedamos esperando al señor, de quien soy humilde servidor.

Felipe Raudin"

¿Volver yo? ¡Eso sí que no! ¡Eso sí que no! ¡Eso sí que no! Llevé la

carta al comisario de Ruán, quien me dijo:

-Es una devolución muy hábil. Nos haremos el muerto y le

pondremos la mano encima a nuestro hombre cualquier día de

estos.

Pero no le echaron el guante. No, señor. No le echaron el guante, y

le tengo miedo, igual que si fuese una fiera que han soltado para

que me persiga.

Nadie lo encuentra, nadie puede encontrar a aquel monstruo con

el cráneo de luna. Nadie le echará el guante jamás. No volverá a su

casa. ¡Bastante le importa a él su casa! Yo soy el único que podría

dar con él, pero no quiero.

¡No quiero! ¡No quiero! ¡No quiero!

Y aun en el supuesto de que volviese y entrase en su comercio,

¿quién va a probarle que mis muebles estaban allí? No hay en

contra suya más que mi testimonio, y me doy perfecta cuenta de

que empieza a ser sospechoso.

¡Cómo iba yo a poder vivir así! Tampoco podía guardar el secreto

de lo que han visto mis ojos. No me era posible seguir viviendo

como una persona cualquiera, con el temor de que esos hechos se

repitiesen cualquier día.

Page 55: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

Vine a ver al médico que dirige esta casa de salud y se lo he

referido todo.

Al cabo de un largo interrogatorio, me dijo:

-¿Tendría usted inconveniente, caballero, en permanecer aquí

algún tiempo?

-Me quedaré gustosísimo.

-¿Quiere usted un pabellón independiente?

-Sí, señor.

-¿Desea recibir a algunos amigos?

-No, señor; a nadie. El hombre de Ruán podría tratar de llegar

hasta aquí mismo con idea de vengarse...

Y desde hace tres meses vivo solo, solo, absolutamente solo. Estoy

casi tranquilo. Un miedo tengo, sin embargo: que el anticuario se

vuelva loco..., y que lo traigan a este asilo... Ni las cárceles son

seguras.

Page 56: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)
Page 57: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

ACTIVIDADES

1. ¿Cómo se describe a sí mismo el personaje?

a. Solitario, soñador, filósofo aislado y bondadoso.

b. Gran conversador, sociable, alegre y parlanchín.

c. Campechano, extrovertido y muy popular.

d. Triste, conversador, introvertido y pesimista.

2. ¿Qué relación establece el personaje con todo lo que le rodea?

a. Se relacionaba con los demás de una manera natural.

b. No salía nunca de casa. La presencia de otras personas le producía bienestar.

c. Le gustaba estar continuamente con la gente, conversar y cenar con amigos y familiares.

d. La presencia de los demás le fatiga, le enerva, y experimenta un anhelo de que se marchen o de marcharse él y de estar solo.

3. ¿Qué representan para el personaje los objetos de su casa?

a. No le gusta ni la oscuridad ni la noche.

b. No le gusta su casa porque es demasiado silenciosa, está demasiado oculta y perdida y eso le da miedo.

Page 58: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

c. Su casa es su refugio, a los objetos y muebles que allí tenía, les atribuía características humanas, veía en ellos rostros simpáticos y rodeado de sus objetos se sentía feliz como en los brazos de una mujer.

d. Su casa es obra de un arquitecto muy famoso pero él no se encontraba a gusto en ella.

4. ¿Crees que este hecho tiene algo que ver con lo que ocurrirá después?

5. ¿Dónde había estado el día en que ocurrieron los hechos que nos relata?

a. Se acababa de levantar de la cama después de una larga siesta.

b. Había estado cenando con un grupo de amigos.

c. Venía del teatro de ver un drama musical “Sigurd”.

d. Un taxi le dejó en la puerta después de un paseo por la ciudad.

6. Cuando está llegando a su casa hace una breve descripción de la noche, contrapone dos fases de la luna, el arbolado que le parecía una tumba dentro de la cual estaba sepultada su casa, de lo que él siente en ese momento ¿Qué crees que pretende el autor con estas descripciones?

Page 59: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

a. Pretende crear un ambiente claro y alegre para preparar al lector sobre un suceso divertido que viene a continuación.

b. Crea un clima inquietante y de misterio previo a la angustia que va a sentir el protagonista.

c. Crea un ambiente dulce y harmonioso para un relato de fantasía.

d. Pretende crear un ambiente irónico y divertido.

7. Para asombro del protagonista sus muebles comienzan a desfilar ante sus ojos abandonando la casa ¿Qué recurso emplea el narrador para describir este pasaje?

a. Los muebles empiezan a hablar entre ellos.

b. Han entrado unos ladrones en su casa y se lo han llevado todo.

c. El narrador compara a los muebles con animales para describir la huida.

d. El protagonista no se asombra en ningún momento de lo que está viendo.

8. ¿Qué hace el protagonista después del robo?

a. Le cuenta a todo el mundo lo que ha visto

b. Compró muebles nuevos después de hablar con la policía

Page 60: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

c. No dijo a nadie nada de lo que había visto, no volvió a amueblar su casa y se fue a un hotel en París y después sale de viaje por el mundo.

d. Se quedó en su casa, sin muebles y esperando los informes de la policía.

9. ¿Dónde encuentra de nuevo sus muebles?

a. En una pequeña tienda del sur de Italia

b. En Ruan, en una tienda de antigüedades

c. En París muy cerca de su hotel

d. Vuelven solos de nuevo a su casa

10. ¿Cómo describe Maupassant el lugar donde encontró sus muebles?

a. Como un local amplio y luminoso con un gran escaparate.

b. Como el extremo exterior de una bóveda atiborrada de objetos y que parecía la entrada de las catacumbas de un cementerio de muebles antiguos.

c. Cómo un viejo almacén de muebles.

d. Como un aparcamiento de cachivaches y trastos antiguos.

11. ¿Qué hizo una vez que hubo encontrado sus muebles?

a. Regateó con el dueño de la tienda y los compró por poco dinero

b. Regateó con el dueño de la tienda y pagó por ellos una fuerte cantidad

Page 61: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

c. Salió corriendo y no volvió nunca más a aquél lugar.

d. Compró sólo los que le interesaron

12. El decimosexto día recibió una carta de su jardinero ¿Qué le decía?

a. Era para pedirle instrucciones sobre la casa saqueada.

b. Era para decirle que los muebles habían vuelto

c. Era para despedirse porque le había salido otro trabajo.

d. Era para preguntar por su estado de salud.

13. ¿Qué consecuencias tiene para el protagonista los hechos que le suceden?

a. Se vuelve loco y le encierran en un psiquiátrico

b. Se vuelve loco y voluntariamente decide ingresar en una casa de salud.

c. No le afecta en absoluto y sigue con su vida como si nada hubiera pasado.

d. Al cabo de un par de meses ni se acuerda de lo ocurrido.

14. Al final del relato el narrador nos cuenta que ya han pasado tres meses desde su ingreso en la casa de salud ¿cómo se encuentra?

a. Está perfectamente curado y le mandan a su casa.

b. Se relaciona con los demás pacientes y está muy a gusto.

Page 62: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

c. Sigue teniendo miedo y no se fía de que algún día el anticuario aparezca por allí para buscarlo.

d. Está asustado porque teme que los muebles vuelvan a salir andando delante de sus narices.

15. ¿Quién sabe? Es el título de este relato ¿Por qué crees que utiliza tantas veces la misma expresión?

16. Internet y la Literatura:

Busca información sobre Guy de Maupassant: su época, las

características de su época y sus principales relatos

Page 63: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)
Page 64: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

- RELATOS IMPRESCINDIBLES PARA

LA ESO-

4

Page 65: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

LA ESPERANZA , VILLIERS DE L’ISLE

ADAM

Villiers de L’Isle Adam (Francia, 1838-1889).

Escritor francés precursor de la literatura

simbolista. Nacido en el seno de una familia

noble de la Bretaña francesa, se dedicó a

llevar una vida bohemia en París que lo llevó

a morir en la pobreza. Aunque escribió poesía

y teatro, es conocido y recordado por sus

cuentos, considerados como obras maestras del género. En ellos muestra

su rechazo al naturalismo y el materialismo de la época, y nos ofrece una

clara tendencia a la fantasía y la imaginación, junto a una temática de

terror, donde lo esotérico y lo sobrenatural cobran especial relevancia.

Influenciado por Baudelaire y Mallarmè, Villiers de L’Isle Adam publicó en

1883 sus Cuentos Crueles, en los que encontramos un vigoroso poder

expresivo que le permite dotar a sus obras de un estilo torturado, a la vez

violento y lírico. Esa combinación es la que le permite crear esa pintura de

ambientes tensos, horrendos y asombrosos con la que transmitir

sensaciones de enorme intensidad.

Page 66: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

La esperanza es un relato centrado en la España inquisitorial, donde

Villiers de L’Isle nos adentra en los tormentos de la tortura española. El

fanatismo religioso, el dolor que el hombre infringe al hombre sólo por sus

creencias, los sufrimientos que llegamos a soportar o a procurar a los

otros, son la clave central de un cuento que nos adentra en la mente

torturada y demente de un condenado a morir en la hoguera al que se le

presenta una mínima esperanza de sobrevivir. Villiers de L’Isle Adam

logra sumergirnos en la visión de preso torturado, sufriente, demente,

extenuado por el dolor, que se agarra a la esperanza de volver a ser libre

y vivir. Un judío que se niega a renunciar a su fe y a abrazar a Cristo, y se

ve envuelto en la crueldad y el fanatismo de la Inquisición y sus

inquisidores.

Es este un relato donde el lirismo de sus descripciones, tanto del entorno

como del ambiente o de las sensaciones, se combina perfectamente con

el horror de una situación desesperada y angustiosa.

Page 67: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

LA ESPERANZA

Al atardecer, el venerable Pedro Argüés, sexto prior46 de los

dominicos de Segovia, tercer Gran Inquisidor de España, seguido

de un fraile redentor (encargado del tormento) y precedido por

dos familiares47 del Santo Oficio provistos de linternas, descendió

a un calabozo. La cerradura de una puerta maciza chirrió; el

Inquisidor penetró en un hueco mefítico48, donde un triste destello

del día, cayendo desde lo alto, dejaba percibir, entre dos argollas

fijadas en los muros, un caballete ensangrentado, una hornilla, un

cántaro. Sobre un lecho de paja sujeto por grilletes, con una argolla

de hierro en el pescuezo, estaba sentado, hosco, un hombre

andrajoso49, de edad indescifrable.

Este prisionero era el rabí50 Abarbanel, judío aragonés, que -

aborrecido por sus préstamos usurarios51 y por su desdén de los

46

Prior: superior de una orden religiosa. 47

Familiares: agente de la Inquisición española. 48

Mefítico: algo que respirado, puede hacer daño, especialmente cuando es fétida. 49

Andrajoso: cubierto de andrajos (prendas de vestir rotas y hecha jirones). 50

Rabí: título con que los judíos honran a los sabios de su fe (equivale a rabino). 51

Usurarios: con altos intereses.

Page 68: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

pobres- diariamente había sido sometido a la tortura durante un

año. Su fanatismo, "duro como su piel", había rehusado la

abjuración52.

Orgulloso de una filiación53 milenaria -porque todos los judíos

dignos de este nombre son celosos de su sangre-, descendía

talmúdicamente54 de la esposa del último juez de Israel: Hecho

que había mantenido su entereza en lo más duro de los incesantes

suplicios.

Con los ojos llorosos, pensando que la tenacidad55 de esta alma

hacía imposible la salvación, el venerable Pedro Argüés,

aproximándose al tembloroso rabino, pronunció estas palabras:

-Hijo mío, alégrate: Tus trabajos van a tener fin. Si en presencia de

tanta obstinación56 me he resignado a permitir el empleo de

tantos rigores, mi tarea fraternal de corrección tiene límites. Eres la

higuera reacia, que por su contumaz57 esterilidad está condenada

a secarse... pero sólo a Dios toca determinar lo que ha de suceder a

tu alma. ¡Tal vez la infinita clemencia lucirá para ti en el supremo

instante! ¡Debemos esperarlo! Hay ejemplos... ¡Así sea! Reposa,

pues, esta noche en paz. Mañana participarás en el auto de fe; es

decir, serás llevado al quemadero, cuya brasa premonitoria58 del

fuego eternal no quema, ya lo sabes, más que a distancia, hijo mío.

52

Abjuración: acto de renegar públicamente de las creencias propias. 53

Filiación: procedencia de los hijos respecto a los padres. 54

Talmúdicamente: relativo a las tradiciones, doctrinas, ceremonias y preceptos de la religión judía. 55

Tenacidad: cualidad de ser firme y pertinaz en un propósito. 56

Obstinación: terquedad. 57

Contumaz: porfiado y tenaz en su error. 58

Premonitoria: que tiene carácter de premonición.

Page 69: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

La muerte tarda por lo menos dos horas (a menudo tres) en venir, a

causa de las envolturas mojadas y heladas con las que preservamos

la frente y el corazón de los holocaustos59. Seréis cuarenta y dos

solamente. Considera que, colocado en la última fila, tienes el

tiempo necesario para invocar a Dios, para ofrecerle este bautismo

de fuego, que es el del Espíritu Santo. Confía, pues, en la Luz y

duerme.

Dichas estas palabras, el Inquisidor ordenó que desencadenaran al

desdichado y lo abrazó tiernamente. Lo abrazó luego el fraile

redentor y, muy bajo, le rogó que le perdonara los tormentos.

Después lo abrazaron los familiares, cuyo beso, ahogado por las

cogullas60

, fue silencioso. Terminada la ceremonia, el prisionero se

quedó solo, en las tinieblas.

-----------------------------------

El rabí Abarbanel, seca la boca, embotado61 el rostro por el

sufrimiento, miró sin atención precisa la puerta cerrada.

"¿Cerrada?..." Esta palabra despertó en lo más íntimo de sus

confusos pensamientos un sueño. Había entrevisto un instante el

resplandor de las linternas por la hendidura entre el muro y la

puerta. Una esperanza mórbida lo agitó. Suavemente, deslizando el

dedo con suma precaución, atrajo la puerta hacia él. Por un azar

extraordinario, el familiar que la cerró había dado la vuelta a la

llave un poco antes de llegar al tope, contra los montantes de

piedra. El pestillo, enmohecido, no había entrado en su sitio y la

puerta había quedado abierta.

59

Holocaustos: entre los judíos, sacrificio en el que se quemaba toda la víctima. 60

Cogulla: hábito o ropa exterior de algunos religiosos monacales. 61

Embotado: debilitado, enervado.

Page 70: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

El rabino arriesgó una mirada hacia afuera.

A favor de una lívida62 oscuridad, vio un semicírculo de muros

terrosos en los que había labrados unos escalones; y en lo alto,

después de cinco o seis peldaños, una especie de pórtico negro

que daba a un vasto corredor63 del que no le era posible entrever,

desde abajo, más que los primeros arcos.

Se arrastró hasta el nivel del umbral. Era realmente un corredor,

pero casi infinito. Una luz pálida, con resplandores de sueño, lo

iluminaba. Lámparas suspendidas de las bóvedas azulaban a

trechos el color deslucido del aire; el fondo estaba en sombras. Ni

una sola puerta en esa extensión. Por un lado, a la izquierda,

troneras64 con rejas, troneras que por el espesor del muro dejaban

pasar un crepúsculo que debía ser el del día, porque se proyectaba

en cuadrículas rojas sobre el enlosado. Quizá allá lejos, en lo

profundo de las brumas, una salida podía dar la libertad. La

vacilante esperanza del judío era tenaz, porque era la última.

Sin titubear se aventuró por el corredor, sorteando las troneras,

tratando de confundirse con la tenebrosa penumbra de las largas

murallas. Se arrastraba con lentitud, conteniendo los gritos que

pugnaban por brotar cuando lo martirizaba una llaga.

De repente un ruido de sandalias que se aproximaba lo alcanzó en

el eco de esta senda de piedra. Tembló, la ansiedad lo ahogaba, se

62

Lívida: intensamente pálida. 63

Corredor: pasillo. 64

Tronera: ventana pequeña y angosta por donde entre escasamente la luz.

Page 71: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

le nublaron los ojos. Se agazapó en un rincón y, medio muerto,

esperó.

Era un familiar que se apresuraba. Pasó rápidamente con una

tenaza en la mano, la cogulla baja, terrible, y desapareció. El rabino,

casi suspendidas las funciones vitales, estuvo cerca de una hora sin

poder iniciar un movimiento. El temor de una nueva serie de

tormentos, si lo apresaban, lo hizo pensar en volver a su calabozo.

Pero la vieja esperanza le murmuraba en el alma ese divino tal vez,

que reconforta en las peores circunstancias. Un milagro lo

favorecía. ¿Cómo dudar? Siguió, pues, arrastrándose hacia la

evasión posible. Extenuado65 de dolores y de hambre, temblando

de angustia, avanzaba. El corredor parecía alargarse

misteriosamente. Él no acababa de avanzar; miraba siempre la

sombra lejana, donde debía existir una salida salvadora.

De nuevo resonaron unos pasos, pero esta vez más lentos y más

sombríos. Las figuras blancas y negras, los largos sombreros de

bordes redondos, de dos inquisidores, emergieron de lejos en la

penumbra. Hablaban en voz baja y parecían discutir algo muy

importante, porque las manos accionaban con viveza.

Ya cerca, los dos inquisidores se detuvieron bajo la lámpara, sin

duda por un azar de la discusión. Uno de ellos, escuchando a su

interlocutor, se puso a mirar al rabino. Bajo esta incomprensible

mirada, el rabino creyó que las tenazas mordían todavía su propia

carne; muy pronto volvería a ser una llaga y un grito.

Desfalleciente, sin poder respirar, las pupilas temblorosas, se

estremecía bajo el roce espinoso de la ropa. Pero, cosa a la vez

65

Extenuado: debilitado en extremo.

Page 72: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

extraña y natural: los ojos del inquisidor eran los de un hombre

profundamente preocupado de lo que iba a responder, absorto en

las palabras que escuchaba; estaban fijos y miraban al judío, sin

verlo.

Al cabo de unos minutos los dos siniestros discutidores

continuaron su camino a pasos lentos, siempre hablando en voz

baja, hacia la encrucijada de donde venía el rabino. No lo habían

visto. Esta idea atravesó su cerebro: ¿No me ven porque estoy

muerto? Sobre las rodillas, sobre las manos, sobre el vientre,

prosiguió su dolorosa fuga, y acabó por entrar en la parte oscura

del espantoso corredor.

De pronto sintió frío sobre las manos que apoyaba en el enlosado;

el frío venía de una rendija bajo una puerta hacia cuyo marco

convergían los dos muros. Sintió en todo su ser como un vértigo

de esperanza. Examinó la puerta de arriba abajo, sin poder

distinguirla bien, a causa de la oscuridad que la rodeaba. Tentó:

Nada de cerrojos ni cerraduras. ¡Un picaporte! Se levantó. El

picaporte cedió bajo su mano y la silenciosa puerta giró.

-----------------------------------

La puerta se abría sobre jardines, bajo una noche de estrellas. En

plena primavera, la libertad y la vida. Los jardines daban al campo,

que se prolongaba hacia la sierra, en el horizonte. Ahí estaba la

salvación. ¡Oh, huir! Correría toda la noche, bajo esos bosques de

limoneros, cuyas fragancias lo buscaban. Una vez en las montañas,

estaría a salvo. Respiró el aire sagrado, el viento lo reanimó, sus

pulmones resucitaban. Y para bendecir otra vez a su Dios, que le

Page 73: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

acordaba esta misericordia, extendió los brazos, levantando los

ojos al firmamento. Fue un éxtasis66.

Entonces creyó ver la sombra de sus brazos retornando sobre él

mismo; creyó sentir que esos brazos de sombra lo rodeaban, lo

envolvían, y tiernamente lo oprimían contra su pecho. Una alta

figura estaba, en efecto, junto a la suya. Confiado, bajó la mirada

hacia esta figura, y se quedó jadeante, enloquecido, los ojos

sombríos, hinchadas las mejillas y balbuceando de espanto. Estaba

en brazos del Gran Inquisidor, del venerable Pedro Argüés, que lo

contemplaba, llenos los ojos de lágrimas y con el aire del pastor

que encuentra la oveja descarriada.

Mientras el rabino, los ojos sombríos bajo las pupilas, jadeaba de

angustia en los brazos del Inquisidor y adivinaba confusamente

que todas las fases de la jornada no eran más que un suplicio

previsto, el de la esperanza, el sombrío sacerdote, con un acento

de reproche conmovedor y la vista consternada, le murmuraba al

oído, con una voz debilitada por los ayunos:

-¡Cómo, hijo mío! ¿En vísperas, tal vez, de la salvación, querías

abandonarnos?

66

Éxtasis: estado del alma enteramente embargada por un sentimiento de admiración, alegría, etc.

Page 74: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)
Page 75: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

ACTIVIDADES

1. ¿Por qué cree Pedro Argüés que tan solo la muerte puede salvar el

alma del rabí Abarbanel?

2. El prior anuncia al rabino cómo será su muerte. Descríbela.

3. ¿Por qué cree Abarbanel que la puerta de su celda no está cerrada?

a. Porque sabe que el cerrojo tiene un problema.

b. Porque cree que se la han dejado abierta para que se fugara.

c. Porque había entrevisto un instante de resplandor de las linternas entre

el muro y la puerta.

d. Porque nota que el aire entra a través de la puerta y el muro.

4. ¿Qué aspecto tiene el entorno al que sale el rabino judío?

a. Era un corredor angosto y apenas iluminado, propio de una película de

terror.

b. Era un pasillo largo y bien iluminado.

c. Sale a otra habitación aún más oscura y tenebrosa.

d. Sale a un corredor tenebroso, lleno de soldados e inquisidores.

5. ¿Cómo se sentía el judío mientras avanzaba buscando su libertad?

Page 76: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

6. ¿Qué quiere decir el autor con estas palabras: “Bajo esta

incomprensible mirada, el rabino creyó que las tenazas mordían todavía

su propia carne; muy pronto volvería a ser una llaga y un grito”?

7. ¿Cómo logra saber que al final del pasillo hay una puerta, una salida?

a. Porque veía luz a través de una rendija bajo una puerta.

b. Porque pudo percibir la imagen de un picaporte.

c. Porque recordaba que allí había una puerta.

d. Porque sintió el frío que venía de una rendija bajo una puerta.

8. ¿Qué encuentra al abrir una puerta?

9. ¿Quién lo encuentra en ese jardín?

a. Un guardia de la Santa Inquisición.

b. Un familiar de la Santa Inquisición.

Page 77: Relatos Imprescindibles Para La Eso (Muestra)

c. El prior Pedro Argüés.

d. No se encuentra con nadie.

10. ¿Qué reacción provoca en el rabino la figura que ante él aparece en el

jardín?

11. ¿Por qué el sacerdote murmura a sus oídos las siguientes palabras:

“¡Cómo, hijo mío! ¿En vísperas, tal vez, de tu salvación, querías

abandonarnos?”

12. Internet y la literatura.

Busca información sobre la Santa Inquisición en España: qué es, cuáles

eran sus métodos.

13. Internet y la literatura.

Busca en internet información acerca de cómo se ha reflejado la

Inquisición en la literatura, con algunos ejemplos de cuentos, novelas, etc.