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Ciencias Sociales Revista de la Escuela de Sociología y Ciencias Políticas Universidad Central del Ecuador

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Universidad Central del Ecuador. Revista Ciencias Sociales 27

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Ciencias S o cialesRevista de la Escuela de Sociología y Ciencias Políticas

U n i v e r s i d a d C e n t r a l d e l E c u a d o r

Page 2: Revista Ciencias Sociales 27

C i e n c i a s S o c i a l e sRevista de la Escuela de Sociología y Ciencias Políticas

U n i v e r s i d a d C e n t r a l d e l E c u a d o r

Director:Rafael Quintero López

Comité Asesor: Consejo Editorial:Natalia Arias Ariruma Kowii César Albornoz Alejandro MoreanoEnrique Ayala Michael Langer Milton Benítez Gonzalo MuñozSusana Balarezo César Montúfar Alfredo Castillo Patricio RuizJaime Breilh Paz y Miño Francisco Rohn Pablo Celi Rafael RomeroHans Ulrich Bünger Wilma Salgado Julio Echeverría Napoleón SaltosLeonardo Espinoza Erika Silva Mauricio García Mario UndaWilson Herdoiza Rose Marie Terán Daniel Granda Silvia Vega

Francisco Hidalgo Marco VelascoNicanor Jácome

Administradora: Marcela Escobar

Comunicador Social: Fernando García

1ra. Edición: Ediciones ABYA-YALA12 de Octubre 14-30 y WilsonCasilla: 17-12-719Teléfono: 2506-247/ 2506-251Fax: (593-2) 2506-267E-mail: [email protected] Web: www.abyayala.orgQuito-Ecuador

Impresión DocutechQuito - Ecuador

ISBN: 978-9978-22-687-2

Las ideas vertidas en los artículos de esta publicación son responsabilidad de sus autores y nocorresponden necesariamente a los criterios de esta revista. La Revista Ciencias Sociales no secompromete a devolver los artículos no solicitados.

Para correspondencia dirigirse a:Dr. Rafael Quintero. Director de Revista Ciencias SocialesCasilla # 17034643A, Quito-EcuadorTeléfono: (593-2) 234-5024Fax: (593-2) 256-5822Correo eletrónico: [email protected]

Esta Revista se publica con el auspicio del Instituto Latinoamericano de InvestigacionesSociales ILDIS

Fundada en 1976 por Rafael Quintero LópezDirector 1999-2001 : Julio EcheverríaDirector 2002: Manuel Chiriboga

Impreso en Quito-Ecuador, septiembre 2007.

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ÍNDICE

Editorial ........................................................................................... 5Rafael Quintero

ENSAYOS SOBRE ECUADOR Y AMÉRICA LATINA

Primera Vuelta: La Amenaza despótica.................................... 9Napoleón Saltos Galarza

América Latina y la creativa complejidad moderna ............... 25Rafael A. Romero Castellanos

Enfoques de la pobreza ............................................................. 43Julio Echeverría

Movimientos estratégicos y proceso constituyente en elEcuador: el momento de la des-institucionalización.............. 49Julio Echeverría

OTROS TEMAS

Colombia: Estado o Paraestado? .............................................. 67William Ortíz Jiménez

Situación de la sociología en el momento actual .................... 83Nicanor Jácome B.

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Editorial

Uno de los roles que debe jugar una institución académi-ca como la Escuela de Sociología y Ciencias Políticas de la Univer-sidad Central del Ecuador, es contribuir a afianzar un conoci-miento sostenido de la sociedad en que se desenvuelve. Para ello,la diversidad y el pluralismo le son indispensables. Esta revista haexpresado siempre esa diversidad.

En este número recibimos a cinco articulistas del mundoacadémico y político, como lo son Napoleón Saltos, exdirector dela Escuela, y dirigente de la CMS, a Rafael Romero, un joven yprometedor valor de la sociología ecuatoriana y Profesor denuestra Escuela, el Profesor Marco Velasco, reconocido especia-lista en cuestiones urbanas y municipales, al connotado ProfesorJulio Echeverría, destacado escritor y sociólogo, profesor de lainstitución, al sociólogo colombiano William Ortiz, invitado aescribir sobre el vecino país, y al ex sub-director de nuestra insti-tución, Nicanor Jácome, con sus siempre valiosos aportes y refle-xiones sobre el desenvolvimiento de nuestra institución.

Todos ellos, con sus experiencias de primera mano y des-de el conocimiento expedito sobre cada tema tratado propor-cionan aportes importantes a la reflexión actual que nos preo-cupa en una institución próxima a cumplir 40 años de funda-ción: saber mejor por donde camina la sociedad ecuatoriana ylatinoamericana y como nuestra institución debe seguir de cer-ca su función en la formación de la Sociología y la Ciencia Polí-tica, para permitirnos comprenderla mejor. En esta revista, en-tonces, nos reunimos para conocer más sobre un país hoy parti-cipe activo en el cambio social y político y una Escuela que ex-hibe un papel crecientemente protagónico en la construccióndel nuevo escenario académico nacional, pues se apresta a abrir

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sus dos primeros postgrados: uno en Sociología y otro en Cien-cia Política, como carreras científicas.

Nosotros, en nuestra institución académica, en la cualsus profesores se adscriben a diversas corrientes del pensa-miento no siendo “reducto” de ninguna tendencia político-teórica, reconocemos la importancia de estudiar a fondo estosprocesos, coherentes con nuestra línea de pensamiento críticoen lo social. Sin duda los/as lectores/as encontrarán útil el in-tercambio pluralista que este número contiene, y que nos ca-racteriza como entidad universitaria. Los ilustrados criteriosde los articulistas afianzan nuestra firme creencia en el diálo-go plural como fundamento axial de nuestra misión como ins-titución académica.

RQL, Quito, Marzo 2007

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ENSAYOS SOBRE ECUADORY AMERICA LATINA

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Primera vuelta:La amenaza despótica

Napoleón Saltos GalarzaQuito, 30 de octubre de 2006

Y entiendo por democracia aquella forma de gobierno quese fundamenta en:

1. Un pacto preliminar y negativo de no agresión entre laspartes que pretenden constituir una asociación permanente;2. Un segundo pacto positivo por el que las partes deciden

establecer normas para la resolución de las controversiasfuturas, sin necesidad de recurrir a la fuerza recíproca;

3. El sometimiento a un poder común que posea la fuerzacapaz de hacer respetar los anteriores pactos;

4. El reconocimiento y la protección efectiva de algunas li-bertades civiles y políticas capaces de impedir que el po-

der así constituido se convierta en despótico.Norberto Bobbio1

Lucha por la hegemonía

La política es la condensación de la energía social: se pre-senta como una disputa de hegemonía, de sentido.

Los resultados de la primera vuelta muestran dos energíasmotrices en el electorado: la voluntad de cambio, y la exigenciade respuestas a los problemas vitales.

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1 BOBBIO Norberto, El tercero ausente, Ediciones Cátedra, Madrid, 1997, p12. Los subrayado son míos. Son los fundamentos de la democracia liberal.

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Correa expresó de manera abstracta la voluntad de cam-bio, en torno al discurso del rechazo a los diputados y de la con-vocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente, pero no logróconectar esta propuesta al sentido profundo de un cambio parala vida, de otro mundo posible que ataque las raíces de la pobre-za y la exclusión y garantice condiciones de vida digna para to-dos y todas.

Noboa se apoderó brutalmente del anhelo de respuestasvitales, en torno a un discurso clientelar, salvífico y anticomunis-ta; y desde allí recolocó el proyecto de una economía de merca-do, de un Estado disciplinario y de alineamiento con el eje Bush-Uribe.

La voluntad de cambio

La voluntad de cambio se expresa todavía en el rechazo, enuna energía negativa. El voto nulo contra los diputados suma al-rededor de 1 millón y medio de sufragios (a lo que habría que su-mar un porcentaje de los votos blancos), aunque el poder del sis-tema busca ocultarlo y diluirlo.

Desde atrás viene el rechazo al sistema político: al iniciodel proceso electoral, el 99% de la ciudadanía manifestaba queno confiaba en el Congreso; y las luchas sociales habían logradocontener la ofensiva neoliberal desde una táctica de resistenciaque se enuncia en el discurso de NO al TLC, NO a la OXY , NOal Plan Colombia y no a la Base de Manta. Después de la caída deGutiérrez y ante el proceso inconcluso de “que se vayan todos”,empezó débilmente a trazarse la transformación de la crítica ne-gativa en un proyecto alternativo en torno a la exigencia de unaAsamblea Nacional Constituyente.

El objetivo principal de las fuerzas revolucionarias estabaen fortalecer esa transformación, generar un poder constituyen-te, un poder paralelo, que se instituya en una Asamblea NacionalConstituyente originaria.

El objetivo principal de la derecha era contener esa emer-gencia y reinstalar la fuerza hegemónica del proyecto neoliberal.De hecho, éste ha sido el proceso frente a otros puntos de con-densación alternativa.

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Un proceso ejemplar es el seguido en torno al Tratado deLibre Comercio. En septiembre del 2004, cuando el Gobierno deGutiérrez solicita a Bush incorporarse a las negociaciones delTLC, apenas un tercio de la población expresaba su rechazo alTratado, luego de la Campaña Continental contra el ALCA. Endiciembre del 2004 se constituye Ecuador Decide, bajo el lideraz-go de Eduardo Delgado, y se relanza la campaña, esta vez contrael TLC, desde una alianza social-productiva. En diciembre del2005, cuando debían cerrarse las negociaciones, dos tercios de lapoblación, con una fuerte participación de los productores agrí-colas y de las empresas farmacéuticas, expresan un rechazo acti-vo. En el primer trimestre del 2006, las Cámaras empresarialesmanifiestan su preocupación por la fuerte oposición ciudadanaal TLC e inician una fuerte campaña mediática que logra, deacuerdo a las encuestas de opinión, un empate “técnico” entre elrechazo y aceptación. Con ello, los negociadores pretendieronacelerar la conclusión de las negociaciones: para marzo del 2006tenían listo el festejo. La resistencia de sectores sociales y produc-tivos, que tenían en Ecuador Decide su referente, y la capacidadde movilización de la CONAIE lograron abortar el proceso. Hoy,desde la ofensiva electoral de la derecha, uno de los objetivosanunciados por Noboa es cerrar las negociaciones y firmar elTLC con los Estados Unidos.

La fuerza de Correa se asentó en la expresión de esta ener-gía, pero su debilidad estuvo en la incapacidad de transformarlaen un proyecto alternativo, en un proyecto hegemónico: la frac-tura entre el discurso político y el discurso económico y la ausen-cia de una fuerza orgánica, la fractura entre la macrofísica y lamicrofísica del poder, el imaginario y la cotidianeidad, geopolíti-camente la distancia entre Quito y la periferia.

Aunque esa debilidad en realidad es una debilidad de latendencia alternativa. Ésta fracasa por dos límites: la incapacidadde una unidad programática y orgánica que transforme el recha-zo en alternativa, y el debilitamiento del sujeto histórico del cam-bio. El signo está en la suspensión de movilización social duran-te todo el proceso de la primera vuelta: la escena se mediatiza, larepresentación queda escindida de la presentación. Las vigorosas

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movilizaciones en contra del TLC y la OXY no tuvieron conti-nuidad y no se proyectaron en el campo de la representación: elagotamiento del bloque social liderado por el movimiento indí-gena debilita esta mutación.

La seducción del poder

Se combinan dos crisis: una crisis de representación y le-gitimidad política, y una crisis social, en medio de un breve pe-ríodo de estabilización económica desde arriba.

Primero, la estabilización lograda a partir de la macrode-valuación que sustentó la dolarización y que se agotó a mediadosdel 2003, para devenir más bien en un factor de agudización dela crisis; y luego la estabilización por los efectos del alza del pre-cio internacional del petróleo, del sostenimiento de las remesasde los migrantes y del lavado de dólares por las facilidades de ladolarización y de la liberalización de la banca. Una estabilizacióncoyuntural, no como resultado de la bondad del modelo, sinomás bien a pesar del mismo, y que funciona únicamente comoposposición de una crisis más profunda, por lo que puede mos-trarse como la bonanza de los indicadores macroeconómicosexigidos por el capital mundial y los organismos internacionales,pero sin sustento en el crecimiento de la producción ni en el me-joramiento de los indicadores microeconómicos. Incluso la recu-peración de algunos fondos para el presupuesto público comoresultado de la declaración de caducidad del contrato con la OXYopera en esta misma dirección.

Nos movemos en la bonanza del capital financiero local ytrasnacional y de algunos sectores exportadores, mientras las ba-ses del sistema productivo se debilitan. Dos signos de esta para-doja: en el sector petrolero los beneficios de los precios interna-cionales altos se diluyen en la participación de las transnaciona-les y en la importación de derivados. Los bancos han trasladadolas ganancias a depósitos afuera que sumarían alrededor de 3 mil500 millones de dólares.

Esta situación abre el ánimo de las masas hacia los dos po-los: el anhelo de cambio o la esperanza del salvador paternal, laproyección hacia la revolución o hacia el fascismo.

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El camino del cambio ha transitado más los parajes de laética y la anticorrupción – que fue el discurso que condujo los le-vantamientos contra Bucaram – y la exigencia de la reforma po-lítica – que fue el discurso que guió las rebeliones contra Mahuady Gutiérrez – , sin poder atravesar el suelo de las transformacio-nes económicas. Y más bien en este campo se ha ido configuran-do durante un largo tiempo la cosmovisión de un mundo asen-tado en las virtudes de la empresa, así sea la micro y la micro-mi-cro: el ideal no está en el trabajo, sino en el anhelo de ser “empre-sario”, aunque sea con el cajón de lustrabotas bajo el brazo.

Noboa se apropia de este imaginario construido desde lahegemonía del capital, que traza un mundo a su imagen y seme-janza, en donde la ilusión de los dominados es mirarse en el es-pejo del dominador y esperar la salvación por la donación. Do-ble seducción: la imagen paternalista del rico benefactor que abrela puerta al sueño de grandes masas de ser como él y al sueño decontar con una vivienda propia y con el acceso a la atención mé-dica. Una imagen construida durante tres campañas, asentada enuna red de micropoderes locales, construida bajo forma empre-sarial, desde la periferia hacia el centro.

El poder constituido ensayó inicialmente una salida orde-nada: el control para una final lógica entre Cinthya y Roldós. Pe-ro el libreto se rompió por el lado de la captación de la energíadel rechazo a favor de la candidatura de Correa: éste despega apartir de que anuncia que va sin candidatos al Congreso, lo quedibuja ante la gente la coherencia con la propuesta de la Asam-blea Constituyente.

Inmediatamente el poder buscó un reacomodo: introdujoel comodín de Gutiérrez, para bloquear la acción en la periferia;y rearticuló un nuevo eje en torno a Noboa, mientras lanzó unaofensiva general en contra de Correa. El nuevo acuerdo se expre-só en la revisión de la resolución del Tribunal Supremo Electoralpara reabrir la chequera propagandística de Noboa y en la sole-dad de Cinthya. La ofensiva millonaria mediática multiplica losgestos asistenciales: coloca en el imaginario el certificado de ins-cripción para la casa y la silla de ruedas.

Sin embargo el punto de quiebre se opera en la noche me-diática de la CNN. El libreto abre las puertas a una ofensiva pro-

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gramática de Noboa: la proclama de un neoliberalismo radicali-zado y el alineamiento internacional con el eje Bush-Uribe desdeun fuerte discurso anticomunista en contra de Venezuela y Cuba.Mientras tanto, los otros dos candidatos del orden, especialmen-te Cinthya, cumplen el papel de contención a Correa, colocándo-lo a la defensiva. De esta manera Noboa construye el espacio desu electorado: desde la radicalización neoliberal convoca al grancapital, sobre todo comercial y financiero, organizado en torno ala oficialidad de las cámaras empresariales; y desde la marketini-zación de la dádiva clientelar convoca a los sectores marginalesdel campo y la ciudad.

La respuesta de Correa no se proyectó hacia la base econó-mica y la construcción de un mundo de vida alternativo; másbien se enfrascó en la disputa con el viejo poder oligárquico.Nuevamente éste es un límite de toda la corriente alternativa; nopudimos ubicar con precisión el enemigo principal: dedicados aenterrar al león avejentado, no vimos la boa que se avecinaba. Novimos el proceso desde lo orgánico-económico, sino desde la re-presentación-política, el ataque a la partidocracia, y nos dedica-mos a enterrar un cadáver, mientras en la casa de a lado el impe-rio festejaba el nuevo nacimiento en la cuna del anticomunismo.

La incapacidad de los movimientos sociales de conectar lapresentación con la representación coartó la construcción de lahegemonía alternativa, y con ello se dejó inermes a las masas pa-ra ser pasto de la seducción clientelar, sobre todo en torno a la vi-vienda y la salud; y, a partir de allí, de la contraofensiva antico-munista: el aterrorizamiento sobre las condiciones de vida míni-mas de la gente con rumores de que Correa les va a quitar la ca-sa, el negocio y hasta la familia.

La hegemonía se funda en la constitución de una fronteraentre el bien y el mal. “Para que la revolución de la nación y laemancipación de una clase especial de la sociedad civil coincidan,para que un estrato sea reconocido como el Estado de toda la so-ciedad, se necesita (…) que todos los defectos de la sociedad secondensen en una clase, que esta determinada clase resuma en síla repulsa general, sea la incorporación de los obstáculos genera-les; se necesita que una determinada esfera social sea considera-da como el crimen manifiesto de la sociedad toda, de tal modo

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que su liberación se considere como la autoliberación general,Para que una clase de la sociedad sea la clase de la liberación porexcelencia, es necesario que otra sea manifiestamente el Estadode sujeción”2.

Concentrados en enfrentar a la partidocracia, identificadacon el viejo poder del febres-borjismo, dejamos el campo abier-to al crecimiento de un nuevo proyecto de dominación que com-bina tres elementos estratégicos que lo articulan al dominio im-perial: la proyección hegemónica de la visión del mundo del ca-pital desde el imaginario de la microempresa hasta el gran em-presario exitoso y paternal, para posibilitar la radicalización delproyecto neoliberal que no ha logrado implantarse plenamenteen nuestro país, sobre todo en la veta de la privatización del pa-trimonio nacional; la reedición del discurso anticomunista de lasdoctrinas de seguridad nacional y de prácticas autoritarias y des-póticas – la colombianización del país –, para contener el avanceque las fuerzas revolucionarias habían empezado a recorrer porel camino de la recuperación de la soberanía, y restablecer el ali-neamiento con el eje imperial Bush-Uribe; y el control clientelarde las masas para bloquear la proyección del descontento y el re-chazo social hacia su transformación en poder constituyente.

En la periferia Gutiérrez iba construyendo su propio nichode influjo temporal, inoculando en cada punto de la microfísicadel poder el sentido del resentimiento y la victimización en undoble juego: la comparación entre el fracaso del “traidor” Palacioy la “estabilidad” del período gutierrista, sobre todo para los pro-ductores agrícolas; y la proclamación clientelar de la duplicacióndel bono de la pobreza.

Las fronteras del bien y el mal se habían trastrocado: el cri-men perfecto pasó al bando de la amenaza comunista; y la bon-dad regresaba a manos de los explotadores y los traidores.

Correa, ensimismado en las cifras de las encuestas, buscóuna salida en el mismo campo de la representación, con la pro-clamación del triunfo en primera vuelta. Empezó el reparto del

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2 MARX Carlos, Contribución a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel,Introducción. El destacado es del original.

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billete de la lotería antes de haberlo comprado: anunció el nuevogabinete. Y con ello dejó el campo libre para que la nueva figuradel poder avance sin obstáculos. La sospecha de la manipulaciónde las cifras en las encuestas quizás no está en el resultado final,sino más bien en el inflamiento del crecimiento previo de Co-rrea, a fin de producir un sentido triunfalista que bloquee laenergía del desenlace.

Las herencias

El ciclo se reproduce. Una vez consolidada la fase de repri-marización de la economía, articulada a un capital financiero lo-cal reestructurado después de la crisis bancaria del 98, y al capi-tal financiero transnacional, el empleado tiene que hacer mutispor el foro para que entre nuevamente en escena el patrón. ElPSC tendría un bloque parlamentario de 14 diputados, frente alos 25 del período anterior, con lo que perdería la base principalde su cogobierno desde atrás; mientras el PRIAN pasaría a ser laprimera fuerza parlamentaria, con 30 diputados. Aunque ya nose trata de la antigua figura del magnate operando desde atrás através de relaciones corporativas, sino más bien del funciona-miento de una empresa electoral que permite la acción directadel patrón: no es el feudo, sino más bien la hacienda, un renova-do rentismo, que puede apoderarse no sólo de la renta de la tie-rra, sino sobre todo de la renta de los recursos naturales, en par-ticular de la renta petrolera, para lograr un nuevo período de bo-nanza macroeconómica, con algunas dádivas asistenciales paragarantizar el control social.

Y también se cierra el ciclo del viejo populismo bucara-mista, para entregar la herencia al discípulo: el ausente por la víc-tima presente, en la renovación de una microfísica del poder,desde el centro hacia la periferia, asentada en una red de mandosmedios de la policía y de las fuerzas armadas, sobre todo terres-tres, activos y pasivos, diseminados a lo largo del territorio nacio-nal. La presencia de Gutiérrez, sin embargo, no se reduce a la he-rencia populista, sino que se presenta bajo nuevas formas, sobretodo en la articulación de los poderes locales periféricos, espe-cialmente en la Amazonía y en las provincias más deprimidas de

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la Sierra ; y en la actuación como dispositivo para la participa-ción política de los mandos militares, especialmente medios, pa-sivos e incluso activos.

El poder tiene horror al vacío. Las tareas inconclusas de larevolución abren las puertas a la reconstitución del poder. Des-pués de la caída de Bucaram, Alarcón instituyó el gobierno des-de la sombra del PSC. Después de la caída de Mahuad, NoboaBejarano instituyó el sistema de dolarización. Después de la caí-da de Gutiérrez, Palacio bloquea el cauce de la Asamblea Nacio-nal Constituyente y abre la puerta al retorno del Coronel. El fra-caso de Palacio es la carta de resurrección de Gutiérrez.

La actual reconstitución del poder apunta a la vinculacióndel poder económico, con el poder político, a fin de instaurar aplenitud el proyecto neoliberal y un Estado autoritario y policía-co. Aunque allí tiene dos límites: la debilidad del proceso econó-mico productivo que puede proyectarse hacia la caída de la dola-rización y la profundización de la crisis social; y los riesgos de laviolencia que pueden proyectarse al involucramiento en unaguerra regional.

Escenarios

La derecha ha retomado la iniciativa. Ha creado un esce-nario dominado por la visión de un neoliberalismo extremo y unEstado autoritario. Estamos ante la amenaza despótica; el riesgoes la concentración del poder económico y el poder político entorno a Noboa: la más grande fortuna del país con un control dela mayoría parlamentaria, lo que le permitiría reorganizar los or-ganismos de control y la justicia de acuerdo a sus intereses, comoya lo hicieron en el período de la Pichi Corte , aunque ahora conuna base “legal”.

Los pactos básicos de una democracia “liberal” corren elriesgo de desaparecer, tanto el pacto previo de no agresión entrelas partes y la solución pacifica de los conflictos, como la vigen-cia de libertades civiles y políticas que impidan la conversión delpoder constituido en despótico. Las posibilidades de avanzar ha-cia una democracia madura, en donde la representación deasiente en la presentación y en la participación se bloquean.

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El eje Noboa-Gutiérrez-PSC puede constituir una mayoríaparlamentaria que, no sólo bloquee la constitución de “un podercomún”, una Asamblea Nacional originaria, incluso si gana Correa,sino que más bien consolide legalmente las formas extremas delneoliberalismo, que no ha podido implantarse en el país, empezan-do por la privatización de las áreas estratégicas, en especial del sec-tor de hidrocarburos, y la eliminación de los derechos laborales.

La rearticulación del bloque dominante en torno a Noboase realizará, no a costa de la actual participación de los grupos depoder, sobre todo del Partido Social Cristiano, que si bien salegolpeado electoralmente, todavía cuenta con diversos resortes decontrol de los puntos estratégicos de decisión; sino más bien acosta de la acumulación social bajo propiedad estatal y a costa dela sobreexplotación y precarización de la fuerza de trabajo. Elmodelo está en las actuales empresas de Noboa, regidas por unsistema extremo de tercerización en las relaciones laborales, ypor un sistema de reproducción del capital hacia fuera en las re-laciones económicas.

Los resultados de la primera vuelta consolidan una mayo-ría parlamentaria en torno al eje Noboa-Gutiérrez, que puedeproyectarse a un reordenamiento de las alianzas con el PartidoSocial Cristiano. La fuerza del voto nulo contra los diputados, sibien es significativa, no es suficiente para avanzar en el caminode la ilegitimación del Congreso, como base de la legitimación dela Asamblea Nacional Constituyente.

¿Esto significa que fue errada la táctica del voto nulo paradiputados, como argumentan diversos sectores democráticos decentro? Esta propuesta alteró el escenario de la primera vuelta queestaba orientado a una salida ordenada a una final “racional” entorno al PSC y la ID , y permitió la emergencia diferenciada de Co-rrea, que hasta ese momento se movía en el montón, con el 6 o 7%de la intención de voto, hasta abrirle campo para acercarse a untriunfo en la primera vuelta. Sin embargo no podía reducirse todoa este recurso, pues se requería consolidar un proyecto de hegemo-nía alternativa. Y aquí es donde la presencia de Correa presenta lí-mites estructurales tanto por la incapacidad de una respuesta or-gánica que ligue la propuesta política radical con una forma de vi-da y un proyecto económico radical que responda a las necesida-

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des y aspiraciones profundas de la población, como por la ausen-cia de un sujeto orgánico que porte esa propuesta.3 Aquí se mues-tra también el límite de las fuerzas de izquierda que no lograronconstruir esa perspectiva y más bien desembocaron en un fraccio-namiento, con el debilitamiento del papel histórico de los movi-mientos sociales, en particular del movimiento indígena, que ha-bían jugado un papel clave en la resistencia al modelo neoliberal.

La táctica de voto nulo por los diputados apuntaba a la ile-gitimación del Congreso para poder abrir paso a la legitimaciónde una Asamblea Nacional Constituyente originaria, como fuen-te del poder legislativo y como la última posibilidad de una sali-da democrática y en paz. Era la condensación de la fuerza del re-chazo para proyectar su mutación en fuerza política alternativa.Estas posibilidades se abrían bajo la condición de la respuestaunificada del conjunto de las fuerzas alternativas.

A pesar de los silenciamientos y de las dudas, el resultadodel voto nulo por diputados muestra una gran fuerza que siguepresente como anhelo de cambio profundo; la tarea es ahoraconvertirla en la base de la resistencia a la amenaza despótica oen la base de la Asamblea Nacional Constituyente originaria.

La implantación del modelo neoliberal requiere la conten-ción y la derrota del bloque social alternativo; por lo cual el pro-yecto de Noboa es viable sólo bajo una política autoritaria y re-presiva: la perspectiva de la “colombianización” del Ecuador. Eldiscurso anticomunista no sólo es un recurso electoral, sino unprograma de reforzamiento de los dispositivos represivos y disci-plinarios, estatales y paramilitares, de la movilización social queha venido operando a lo largo de la última década en busca de uncambio profundo.

Creado el escenario en la primera vuelta, la estrategia elec-toral de Noboa ha provocado un vaciamiento del discurso. Todogira en torno a la amplificación mediática de las ofertas cliente-lares y de los gestos salvíficos, mientras evita cualquier propues-ta programática sobre el futuro económico y político del país.

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3 Ver SALTOS Napoleón, Crónica de una democracia capturada, ALTERCOM,septiembre 2006.

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El mayor peligro estratégico es que el vocero electoral de lacorriente alternativa, Rafael Correa, y especialmente la izquier-da repitan la vieja historia y sucumban “al chantaje ideológico dela derecha aceptando sus premisas básicas”, terminen moviéndo-se dentro del terreno clientelar del enemigo, en una competenciaimposible de ganar, pues las reglas de sentido en ese campo lascontrola el adversario; en lugar de esforzarse por crear las condi-ciones para un acto auténtico, “combatir la agitación derechistapor alguna medida radical: no intentar defendernos diciendo queesto no es lo que queremos decir, que ya no somos los viejos so-cialistas (o los viejos comunistas),… sino con un resonante ‘¡Sí,eso es precisamente lo que queremos!’”.4

La energía social de cambio, si bien ha sido contenida tem-poralmente por la contraofensiva de la derecha, ha sido tam-bién la fuente del primer resultado para el paso de Correa a la se-gunda vuelta y para el crecimiento del voto nulo y el voto blan-co en contra de los diputados. El camino no es sucumbir “alchantaje ideológico de la derecha aceptando sus premisas bási-cas” de que no hay condiciones para el cambio y aclarar tímida-mente que la Asamblea Constituyente pasará por la fórmula Rol-dós de la consulta previa, que fue derrotada por su ambigüedad.Una de las fuentes para el voto en la segunda vuelta está en laconvocatoria al millón y medio de gente que votó nulo o en blan-co para diputados en la primera vuelta; un retroceso en el anhe-lo de cambio puede debilitar esta convergencia. El camino delacontecimiento auténtico es ligar la necesidad de la Constituyen-te con las condiciones de vida de la gente, retomar el sentido dela ANC originaria como la última posibilidad de una salida de-mocrática y en paz frente a la crisis.

La defensa no está en empezar a dorar el rechazo al TLC,para proclamar en la mesa con la Embajadora norteamericanaque el problema está en la forma como se ha negociado y no en

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4 ZIZEK Slavoj, ¿Lucha de clases o postmodernismo, en BUTLER Judith, Er-nesto LACLAU y Slavoj ZIZEK, Contigencia, hegemonía, universalidad. Diá-logos contemporáneos en la izquierda, Fondo de Cultura Económica, Argen-tina, 2000, p 135.

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la esencia del Tratado. El NO radical al TLC puede ser una de lasfuentes de un “acto auténtico”, que cambie la dirección del senti-do, sobre todo en el diálogo con los productores agrícolas de laSierra y la Costa , con los arroceros, maiceros, soyeros, lecheros,con las comunidades indígenas, y con los pequeños productoresy comerciantes urbanos, que están amenazados por la inminentefirma del Tratado anunciada por Noboa, pero que en la primeravuelta cayeron seducidos por el clientelismo de Noboa o de Gu-tiérrez. En la larga lucha de resistencia contra el TLC hay un acu-mulado en la conciencia de la gente seducida temporalmente porel populismo, ahora nos corresponde activar ese acumulado endirección a cambiar nuevamente la frontera del bien y el mal.“¡Sí, eso es precisamente lo que queremos!”, que no se firme elTLC, para poder defender la vida de los campesinos, para evitarque les quiten la tierra y el pan, defender el trabajo de los artesa-nos. No es el comunismo el que le va a quitar la casa y la tierra alcampesino, el que va a destruir las fuentes de trabajo, sino unaoligarquía rentista y cruel, en alianza con los monopolios trans-nacionales; la amenaza viene desde los banqueros corruptos yprófugos que ahora se frotan las manos para un retorno triunfal,en alianza con el capital rentista, local y transnacional, que bus-cará concentrar la renta agrícola y la renta petrolera, para unanueva fase de estabilidad ante el debilitamiento de las bases de ladolarización.

La defensa no está simplemente en explicar por qué no de-clarar “terroristas” a las FARC, sino en enfrentar el Plan Colom-bia en su totalidad, como un plan guerrerista del imperio de con-quista geopolítica de la Amazonía , como un plan que amenazala paz y la integridad territorial. La larga resistencia al Plan Co-lombia puede ser la base de un “acto auténtico” que incida en elcambio de sentido, sobre todo en el diálogo con los militares pa-triotas, ahora enredados en los hilos del partido paramilitar deGutiérrez. “¡Sí, eso es precisamente lo que queremos!”, no involu-crarnos en el Plan Colombia, como plantea Álvaro Noboa, cuan-do se proclama amigo del otro Álvaro y dice que reforzará la pre-sencia militar en una estrategia de yunque y martillo. Queremosun territorio de paz y eliminar la presencia de bases extranjeras.La “colombianización” del Ecuador no está sólo en la frontera; si-

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no que se proyecta al interior, con la implantación de amenazasen contra de los opositores y con la actuación creciente de ban-das paramilitares. El peligro viene del Norte y hay poco tiempopara convocar a los patriotas civiles y militares a defender la pazy la soberanía. Habrá que ver si en las Fuerzas Armadas se hanagotado las reservas de soberanía y dignidad tras el influjo de So-ciedad Patriótica, que ha devenido el partido de los militares ypolicías.

La soberanía es el eslabón perdido que han construido lospueblos de nuestro Continente para transformar la energía de re-chazo en poder constituyente: Venezuela y Bolivia han sentadolas bases del nuevo poder y de la nueva economía en el controlsoberano de los recursos naturales, en particular de los recursosenergéticos, orientados para el bienestar común. El contraataqueimperial busca contener este eje del mal… ejemplo. Sobre todoel ataque a Chávez se ha constituido en un recurso clave del im-perio en medio de las campañas electorales, como ha sucedidosobre todo en Perú y Nicaragua. El error del sector revoluciona-rio puede venir de dos lados: la renuncia a la autonomía y a laconstrucción de un camino propio creando la imagen de una de-pendencia de procesos externos, o el silenciamiento de la sendasolidaria, creando la imagen de una renunciación al ideal boliva-riano y latinoamericano.

La salida pasa por la creación de momentos simbólicosfuertes masivos en torno a la fortaleza programática para el cam-bio como la posibilidad de realizar las aspiraciones vitales de lagente.

Para ello, el paso clave está en la reconstitución de un fren-te orgánico con participación de todas las fuerzas que luchan poruna salida alternativa, reconstituir el camino del sujeto histórico.El sujeto no está sólo en la acción del candidato Correa; la parti-cipación de los actores sociales y de las fuerzas de izquierda, enun proceso autónomo y de convergencia con Alianza País, es de-cisiva. La hegemonía alternativa implica la construcción de unsujeto histórico capaz de realizar el programa de cambio comoun proyecto de vida. La firme acción de un bloque social-políti-co alternativo, en coordinación o no con Correa, puede modifi-car la actual correlación de fuerzas.

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Democracia capturada

La disputa no se realiza sólo en el campo de la prácticapolítica. Hay un marco institucional capturado por el poderconstituido que marca las cartas de la elección. En la primeravuelta se mostró el poder del control a lo largo de todo el pro-ceso: la definición de las reglas reforzó el control de la partido-cracia, que constituyó una mayoría segura para manejar el Tri-bunal Supremo Electoral y los tribunales provinciales, así comoel Tribunal Constitucional. La fórmula D’Hont ponderado, re-suelta por la mayoría parlamentaria, reforzó el sistema de plan-cha, a favor de los partidos. La aprobación de candidatos se so-metió al cálculo de los resultados electorales, para tratar decrear una final controlada. Y, sobre todo, el permiso para la vio-lación de la Ley de control del gasto electoral por parte de No-boa, abrió el paso a una presión ilegítima sobre la decisión de lapoblación.

El objetivo final era el control del sufragio, tanto en el es-crutinio como en la información. El contrato con E-vote para elescrutinio rápido de los votos, a fin de informar inmediatamen-te es una prueba de esta manipulación. Pero no fue una acciónúnicamente local, allí se articula la intervención de una red inter-nacional de certificadores de la democracia, organizada desde lasoficinas de la OEA , con participación de funcionarios activos yretirados.

La captura del sistema operó también desde el poder me-diático y desde la alineación del voto mediante el manejo de lasencuestas y las empresas encuestadoras.

Las reglas y los controles sistémicos no se han modificadopara la segunda vuelta electoral, a pesar de las denuncias y las ac-ciones de rechazo. Nuevamente los jueces serán los vocales parti-darios del TSE y los observadores vinculados de la OEA.

Autonomía y convergencia

La respuesta del bloque alternativo debe combinar dosprocesos: buscar cambiar la correlación de fuerzas electorales, yreorganizar las fuerzas populares a fin de parar la contraofensiva

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imperial-oligárquica y retomar la iniciativa hacia la AsambleaNacional Constituyente originaria.

En la batalla electoral, ante los límites de Alianza País, lapolítica debe ser de autonomía y convergencia. Asumir las res-ponsabilidades con iniciativa propia para cumplir cuatro objeti-vos: dar continuidad a la lucha programática en torno a la Cons-tituyente , El TLC, la paz y la soberanía, buscando ligarla a lascondiciones de la vida de la gente; defender el espacio democrá-tico ante la captura de los grupos de poder y las prácticas de frau-de; denunciar y contener la amenaza despótica de Noboa; y lo-grar un incremento del caudal de votos de Correa, para tratar demodificar la actual correlación de fuerzas electorales.

Y al mismo tiempo debemos avanzar en la organizaciónpolítica del pueblo y en la reorganización y unificación de lasfuerzas sociales y políticas alternativas, para responder a las con-diciones que se presenten después de los resultados electorales,ya sea en una táctica de resistencia, si triunfa Noboa; o en la pro-yección hacia la Asamblea Nacional Constituyente, si triunfa Co-rrea. Ligar la respuesta electoral a una estrategia de construccióndel poder constituyente, del poder paralelo, que tiene su primeraforma en la organización política del pueblo.

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América Latina y la creativacomplejidad moderna*

Rafael A. Romero Castellanos**

e-mail: [email protected]

“En lugar de esperar milagros de los pueblos precapitalistas de-berían los pueblos maduros ponerse sobre aviso de su apatía,

de su escaso sentido para la eficacia y los logros de Occidente”.Theodor W. Adorno.

América Latina no puede ser comprendida por fuera de laexperiencia social moderna. La modernidad es la afirmación his-torico-social de lo “nuevo” como valor central, y la imagen del“Nuevo Mundo” se corresponde con esta idea. Y es que el descu-brimiento de América significó la apertura de un campo insos-pechable para la realización de los valores modernos clásicos, losde la primera modernidad. Este acontecimiento permitió la de-sarticulación de la imagen de un mundo cerrado y abrió un ho-rizonte nuevo de posibilidades que alimentó los componentesutópicos del espíritu moderno en gestación. Esta ruptura fue talque generó una interpretación escatológica: en el siglo XVI, elclérigo belga católico Johannes Luminius argumentó a favor de

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* Este ensayo aparecerá en el próximo número ( No 27) de la Revista CienciasSociales, de la Escuela de Sociología de la Universidad Central del Ecuador.

** Profesor de la Escuela de Sociología y de la Facultad de Comunicación So-cial de la Universidad Central del Ecuador, Consultor-Investigador Inde-pendiente.

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una lectura del descubrimiento como última condición necesa-ria para el advenimiento de Cristo y la realización del Reino deDios1. El descubrimiento de América es una más de las múltiplescondiciones –así como la ética protestante, o el amor romántico,a primera vista y sin compromisos estamentales– que posibilita-ron el surguimiento del mundo moderno, que le dieron “eficaciahistórica” al proyecto de la modernidad. Si aceptamos estos “pre-supuestos”, muchos –no todos, ni al mismo nivel– de los proble-mas sobre el “ser” y el “hacer” histórico-social de la América La-tina actual, globalizada o en globalización, encuentran su marcode referencia y resolución en la interpretación de lo qué es la mo-dernidad, y por tanto, en la comprensión de la tensión entre sudefinición teórica –proyecto moderno– y su concretización his-tórica –la modernidad capitalista.

En este ensayo se reconstruye la comprensión moderna delmundo a partir de una intuición básica, central y fundante; intu-ción teórica que fue definida ya en la formulación del proyectooriginal de la primera modernidad2, y que continúa operando–en su versión inmanente y radicalizada– en las condiciones so-cio-culturales de la segunda modernidad. Para esta reconstruc-ción conceptual, se toma como referencia una de las formulaciónfilosóficas más acabadas de la primera modernidad: la Ilustra-ción del XVIII, y a su mayor exponente: Kant. Esta intución bá-sica, luego formalizada y codificada por la Ilustración, se funda-menta en una experiencia histórico-social concreta: la destruc-ción del orden tradicional. El mundo moderno se levanta sobrela destrucción del pasado: destrucción positiva, es decir, com-prendida como liberación de las fuerzas ciegas e irracionales delmito y la tradición. De ahí la afirmación de la razón –sobre todo

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1 Miguel A. Granada, el umbral de la modernidad, Herder, Barcelona, 2000, p. 396.2 Para una definición de las diferencias entre primera y segunda modernidad

remito al lector a mi artículo, “Del hombre a los hombres, por un cambiode paradigma en las ciencias sociales”, Ponencia presentada en el VII CON-GRESO ECUATORIANO DE SOCIOLOGÍA y ENCUENTRO DE CIEN-CIAS SOCIALES DE LAS AMÉRICAS, Quito, Julio de 2004 y publicada enCiencias Sociales, Escuela de Sociología y Ciencias Políticas, UniversidadCentral del Ecuador, N° 22, Primer Trimestre 2005

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su dimensión instrumental– como el mecanismo por excelenciapara llevar a cabo esta emancipación de las ataduras de la tradi-ción. Pero el desarrollo histórico-social del proyecto moderno hahecho que esta voluntad emancipadora –dominio de los fines– seviera relegada en nombre de un dominio cada vez mayor de la ra-cionalidad instrumental –dominio de los medios. Nunca se haroto la tensión moderna básica entre voluntad emancipatoria ycontrol del sistema; la evolución socio-cultural hizo que la balan-za se haya inclinado hacia el sistema. El control y la conservaciónpor sobre la libertad y el cambio. La posibilidad de recuperar es-ta tensión central a la modernidad se presenta como rearticula-ción de la unidad de teoría y praxis. ¿ Se enfrenta América Lati-na al desafío de esta rearticulación entre teoría y praxis de tal for-ma que le sea posible afirmar su presencia socio-cultural e histó-rica en esta modernidad segunda y globalizada?

La fragmentación del hombre como fundamentode modernidad

El hombre con el que sueña la modernidad es un hombreatrapado entre dos mundos: el mundo sensible y el mundo inte-ligible3. En cuanto ser biológico-natural, se encuentra preso enlas determinaciones naturales, reside bajo leyes empíricamentecondicionadas. Es el reino de la heteronomía. Al contrario, encuanto ser racional, tiende hacia la libertad y la autonomía. Sindejar de ser parte de la naturaleza, posee un superávit que lo ha-ce estar por fuera de ella, que le seduce a salir de esa condiciónopresiva para construir su propio mundo. Es el reino de la liber-tad, de la autonomía de la razón pura. Pero no como abstracción,sino como hecho práctico: la libertad. El hombre moderno no

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3 Immanuel Kant, Crítica de la razón práctica, trad. J. Rovira Armengol, Edi-torial Losada, S.A., Buenos Aires, 1961, pág. 49-50. “La naturaleza sensibledel los entes racionales es la existencia de éstos bajo leyes empíricamentecondicionadas y, en consecuencia, heteronomía para la razón. Por el con-trario, la naturaleza suprasensible de esos mismos entes es su existencia se-gún leyes independientes de toda condición empírica y que, por lo tanto,pertenecen a la autonomía de la razón pura”.

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puede escapar a las leyes de causa-efecto que imperan en el mun-do de lo sensible, pero sí puede iniciar una serie de causalidadesen el ejercicio de su libertad, causalidad por libertad. Para lospartidarios de la primera modernidad, aquí se encuentra el fun-damento de la dignidad humana: “Sólo pueden concebirse dosclases de causalidad con respecto a aquello que sucede: según lanaturaleza o a base de la libertad. La primera es el enlace de unestado con otro anterior en el mundo de los sentidos, al cual si-gue aquél según una regla […] En cambio, por libertad en senti-do cosmológico entiendo yo la facultad de comenzar un estadopor sí mismo, cuya causalidad, pues, no esté a su vez según la leynatural bajo otra causa que la determine en el tiempo”4. La razóny la libertad modernas se fundamentan en esta situación de frag-mentación y ruptura entre naturaleza y cultura. La primera mo-dernidad5 nunca negó las determinaciones naturales y biológi-cas, las reconoció como límites frente a la sed de libertad huma-na. El hombre moderno –el de la primera– será el constructor desu mundo en medio de un ambiente que lo oprime; no negará laopresión, sino que la tomará en cuenta; no prescindirá de ella, si-no que partirá de ella para un ejercicio de libertad y liberación.

Este hombre, racional y fragmentado, surgió histórica-mente en el paso de la sociedad tradicional a la sociedad moder-na, y se constituyó en la figura más significativa –el sujeto moder-no– de la revolución cosmológica6 operada por esta transición.Las revoluciones cosmológicas –que son pocas, pero son, comodiría Vallejo– no se deben sólo a cambios en los órdenes socio-económicos y políticos, sino también en los ordenes ético-cultu-rales, y sobre todo en éstos. Una revolución cosmológica implicaun cambio radical de paradigma, una nueva forma de conocer,interpretar y valorar el universo. Y la emergencia de la moderni-

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4 Immanuel Kant, Critica de la razón pura, trad. J. Riviora Armengol, Tomo I,Editorial Losada, S.A., Quinta Edición, Buenos Aires, 1960, pág. 213-214.

5 En la modernidad tardía o segunda modernidad, la fragmentación entrenaturaleza y cultura se radicalizará a tal punto que desaparece la tensión ennombre de la inmanencia pura, y no habrá naturaleza por dominar, sinonaturaleza-natural por construir.

6 Miguel A. Granada, Opus Cit., p. 325.

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dad constituyó una revolución cosmológica en el sentido máspleno de la palabra: una visión de mundo decae, mientras otra seafirma históricamente. La modernidad está con nosotros y entrenosotros; pensemos desde ella, la afirmemos o neguemos. Daigual. Lo que no podemos evitar es reconocer su presencia histó-rica. Si hoy en día es una modernidad radicalizada e inmanente,la modernidad inicial abrió el camino hacia este hombre contem-poráneo, secular e inmanente. Lo hizo al colocar al hombre racio-nal en el pedestal de la trascendencia7. Un “hombre nuevo”, en cu-ya constitución América Latina participó, no sólo como soportecolonial, económico y financiero del proceso de industrializacióny modernización europeos, sino como “lugar utópico”, espacioimaginario de realización del espírirtu moderno en gestación; es-píritu que al momento del descrubrimiento de América tomóforma en el movimiento cultural del Renacimiento.

Constitución y realización del sueño moderno:América como utopía

La particularidad histórica que conocemos como moder-nidad es el producto de la coincidencia –por tanto única e irre-petible– de multiples y diversos procesos. No existe una causaúnica o determinante que explique por sí sola la emergencia delfenómeno socio-histórico de la modernidad. Ésta es productodel azar, de la coincidencia, del accidente histórico. El “suceso”empírico del descubrimiento de América a finales del XV se con-vierte en “acontecimiento” histórico, cuando abre las posibilida-des reales e imaginarias de un mundo nuevo, de un lugar “utópi-co”, espacio de realización del sueño moderno naciente. ¿Cuántohubiera durado la novedad de lo moderno de no haber contadocon un lugar utópico hecho realidad? ¿Cuánto hubiera durado el

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7 Ver, Rafael Romero Castellanos, “Del hombre a los hombres, por un cam-bio de paradigma en las ciencias sociales”, Ponencia presentada en el VIICONGRESO ECUATORIANO DE SOCIOLOGÍA y ENCUENTRO DECIENCIAS SOCIALES DE LAS AMÉRICAS, Quito, Julio de 2004 y publi-cada en Ciencias Sociales, Escuela de Sociología y Ciencias Políticas, Univer-sidad Central del Ecuador, N° 22, Primer Trimestre 2005.

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poder del Ancine Régimen si no se hubiera consolidado la capaburguesa comercial e industrial gracias al intercambio con elNuevo Mundo? Y es que el descubrimiento de América constitu-yó un “acontecimiento” central en la producción histórico-socialde la modernidad. Significó la conciencia de un mundo global yla emergencia de un territorio imaginario, el “Nuevo Mundo”:“la historia de la modernidad comienza en el violento encuentroentre Europa y América, a fines del siglo XV, porque de allí se si-gue, en ambos mundos, una radical reconstitución de la imagendel universo”8. “la desacralización de la autoridad en la produc-ción y comunicación de la experiencia y del conocimiento fue le-gitimada y consolidada con el encuentro entre Europa y Améri-ca [...] El momento primordial de esa vasta mutación de la inter-subjetividad, sin el cual todo aquello no tendría sentido, ocurreen la imagen social del tiempo: se produce el reemplazo del pa-sado por el futuro, como la sede privilegiada de las expectativasde la humanidad”9.

América Latina participa de forma material –el oro ame-ricano– e ideal –espacio imaginario-utópico– en esa gran transi-ción de la sociedad tradicional hacia la sociedad moderna. Elaporte socio-cultural de América Latina en la constitución de lamodernidad se da en dos niveles, uno general y otro particular. Anivel general, dota de un referente material e imaginario para larealización material e imaginaria de los ideales e intereses de lamodernidad en emergencia. A nivel particular, refuerza la di-mensión emancipatoria de la modernidad, gracias a la instaura-ción de un espacio “utópico”, vacío, donde la libertad aún es po-sible. La subjetividad emancipatoria en gestación se alimenta“imaginariamente” con la presencia de América en la concienciadel Renacimiento. Pero esta relación se da de forma recursiva en-tre Europa y Latinoamérica durante su desarrollo y consolida-ción. Así, las ideas libertarias y de emancipación que acompaña-

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8 Aníbal Quijano, Modernidad, identidad y utopía en América Latina, en Ed-gardo Lander, editor, MODERNIDAD & UNIVERSALISMO, Nueva Socie-dad- UNESCO, Venezuela, Primera Edición, 1991, pág. 28.

9 Ibid., pág. 28.

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ron a los deseos de racionalización de la vida social del la Revo-lución Francesa ejercieron su influencia de forma decisiva du-rante la época de la Independencia Amercana. La Ilustración en-contró en América un terreno fértil para el ejercicio de sus mó-viles fundamentales, la razón y la libertad: “el interés por la racio-nalización de la existencia social, si tales son los rasgos inicialesdel movimiento de la modernidad, ellos son registrables lo mis-mo en Europa que en la América colonial durante el siglo XVIII.La primigenia modernidad constituye, en verdad, una promesade liberación, una asociación entre razón y liberación”10. “Losfrutos de la Ilustración fueron saboreados al mismo tiempo enEuropa y en América Latina”11. La afirmación histórica de lacomprensión moderna del mundo fue posible por el descubri-miento de América. Para la conciencia social moderna en gesta-ción, el “sentido” del hecho” del descubrimiento está en su com-prensión como respaldo empírico y lugar de realización de la“utopía moderna”, de la implantación de un mundo nuevo, he-cho a la medida de los sueños del hombre moderno, libre y sobe-rano. Pero la evolución histórico-social del sueño moderno, suconcretización histórica, tomó unos caminos que le llevaron,tanto en Europa, como en América, a afirmar su racional-instru-mental en detrimento de la voluntad emancipatoria moderna.¿Cómo fue posible que la voluntad emancipadora y revoluciona-ria del proyecto moderno –alimentada real e imaginariamentepor el descubrimiento de América– se viese opacada por la razóninstrumental del sistema?

El desafortunado encuentro: modernidad y capitalismo

Si la modernidad emerge como destrucción de la tradi-ción en nombre de la razón y la libertad –aspecto socio-cultu-ral–, también lo hace como desarticulación del orden feudal einstauración del orden capitalista –aspecto socio-económico. Es-ta cara de la transición nos pone frente a la coincidencia históri-

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10 Ibid., pág. 29.11 Ibid., pág. 30.

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ca de capitalismo y modernidad. De ahí la constante relación deretro-alimentación entre estas dos particularidades históricas. Ala vez que el capitalismo se alimenta de la modernidad, la mo-dernidad encuentra en el capitalismo y el Estado Moderno susagentes de expansión: “Si el capitalismo fue uno de los grandeselementos institucionales que promovieron la aceleración y ex-pansión de las instituciones modernas, el otro fue el estado na-cional”12. Esta inter-retro-alimentación entre modernidad y ca-pitalismo se da gracias a ciertas “afinidades internas”13 entre mo-dernidad y capitalismo. Identificamos dos ámbitos particularesde interacción: el uno socio-cultural, y el otro socio-económico.Desde la perspectiva socio-cultural, la modernidad potenció lasformas de organización de la producción capitalista al darles uncomponente racional, lo que permitió el surgimiento del “capi-talismo racional moderno”14. Y por otro lado, la afirmación em-pírica del capitalismo contribuyó en la destrucción del orden so-cial feudal, tradicional y estamental, y la consiguiente emergen-cia de la conciencia social moderna. Desde la perspectiva socio-económica, el capitalismo, fundado en el interés particular y laacumulación, se apropió perversamente del componente eman-cipatorio y carismático de la modernidad: “libres” y “sin privilie-gios”, pero en el espacio del mercado. Una vez consolidado éste,el capitalismo dejó atrás el carisma y la profesía modernas, paraabrazar con fuerza la dimensión racional-instrumental del pro-yecto de la modernidad.

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12 Anthony Giddens, Las consecuencias de la modernidad, trad. Ana Lizón Ra-món, Alianza Editorial, Madrid, 1993, pág. 66.

13 Para ver el sentido y utilización del concepto de “afinidad interna”, remitoal lector a Max Weber, La ética protestante y el espíritu del capitalismo, in-trod.. y ed. crítica de Francisco Gil Villegas, trad. de Luis Lacambra, Méxi-co, FCE, 2003, p. 89 y ss

14 Una de las grandes aportaciones de Max Weber para la comprensión del ca-pitalismo moderno y de la modernidad occidental ha sido justamente el ha-ber demostrado el papel que jugó componentes irracionales y subjetivos, laética protestante, en la conformación del capitalismo racional moderno.Ver, Max Weber, La ética protestante y el espíritu del capitalismo, Fondo deCultura de Económica, México, 2003.

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El mercado es el espacio para la oferta y demanda de mer-cancías y de posibilidades de realización personal15, es decir, unespacio óptimo para el ejercicio de la libertad personal e indivi-dual. Sin embargo, la participación en éste presupone hombreslibres y en igualdad de condiciones. Y como todo presupuesto,esta “igualdad” es una ficción, un tipo-ideal o una orientaciónética, más no una realidad empírica. Pero es esta ficción-supo-sición la que hace que en la modernidad, el espacio económico–el mercado– tienda a identificarse con el espacio de socializa-ción –lo público– sin mediaciones. La idealización del mercadocomo el espacio privilegiado de socialidad no debe hacernos ol-vidar que es un espacio de competencia entre desiguales. Antrela imposibilidad de la igualdad material, rige el prinicipio deigualdad formal. Así, la racionalidad instrumental ligada almercado se convirtío en mecanismo de expansión, consolida-ción y control del universo. El desarrollo histórico-social delproyecto moderno-capitalista mostrará pronto que esta retroa-limentación devendrá en afimración de uno de los términos so-bre el otro: el proyecto moderno-capitalista abandona el com-ponente más subjetivo de la modernidad, su voluntad emanci-patoria, para adoptar la potencialidad racionalista-instrumentalcomo fuente de afirmación de los nuevos ideales e intereses queemergen y se consolidan de la mano del mercado y el capitalis-mo en cuanto forma de dominación y organización económico-social. El reconocimiento de las concecuencias perversas de estacoincidencia histórica entre modernidad y capitalismo nos de-be advertir que identificar capitalismo con modernidad signifi-ca agotar y reducir el proyecto moderno a su componente racio-nal-instrumental.

El desarrollo histórico-social de la modernidad bajo larúbrica capitalista significó, no la anulación total de la volun-

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15 Será sobre todo en la segunda modernidad o capitalismo desorganizado endonde la oferta de “estilos de vida” pueble el espacio del mercado y de lo pú-blico, el espacio de los mass media, con todos los fenómenos de violenciasimbólica que trae consigo este fenómeno de explosión de sentidos y “mun-dos de la vida”.

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tad emancipatoria moderna, sino su confinamiento y encapsu-lación. La tensión entre razón instrumental y voluntad eman-cipatoria se resolvió a favor de la primera gracias a la dinámi-ca capitalista, pero la segunda dimensión siempre estuvo pre-sente en el desarrollo socio-cultural moderno. El reconoci-miento de la naturaleza de la acción social como fuente decuestionamiento, renovación y fuga de los órdenes sociales,manifiesta la persistencia de este componente subjetivo yemancipatorio. En condiciones de modernidad, las institucio-nes sociales siempre están al acecho. Si durante el capitalismode corte industrial el sujeto obrero-proletario era portador deesa potencialidad de renovación, en el capitalismo de organi-zación16 serán los “nuevos” sujetos y actores sociales los porta-dores de una acción social innovadora y emancipadora: el mo-vimiento social como forma de acción socio-política privile-giada. Los ejes de tensión se desplazan: en la primera moder-nidad, el burgués contra el proletario, la fábrica contra el obre-ro; en la segunda modernidad, las transnacionales contra losactores sociales.

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16 Por capitalismo de organización entiendo el papel central de las empresasculturales y del Estado en la organización de el sistema social capitalista:“Llamo, en efecto, sociedad programada - expresión más precisa que la desociedad postindustrial, la cual sólo está definida por aquello a lo que suce-de - aquella en que la producción y la difusión de los bienes culturales ocu-pan el lugar central que antes habían ocupado los bienes materiales en lasociedad industrial”, Alain Touraine, Crítica de la modernidad, trad. Alber-to Luis Bixio, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 1994, pág. 241.“Las expresiones ‘capitalismo de organización’ o ‘capitalismo regulado porel Estado? Se refieren a dos clases de fenómenos; ambas remiten al estadioavanzado del proceso de acumulación: por un lado, al proceso de concen-tración de empresas (el nacimiento de las corporaciones nacionales y tam-bién multinacionales) y la organización de los mercados de bienes, de capi-tales y de trabajo; por otro lado, al hecho de que el Estado interviene en lascreceintes fallas de funcioinamiento del mercado”, Jürgen Habermas, Pro-blemas de legitimación en el capitalismo tardío, trad. José Luis Etcheverry,Amorrortu editores, Argentina, Primera edición en castellano 1975, sextareimpresión 1998, pág. 49.

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Recuperación de la tensión, recuperación y radicalizacióndel proyecto?

Las perspectivas deudoras del pensamiento negativo de laprimera Escuela de Frankfurt han puesto su énfasis en las fractu-ras que la razón instrumental ha ocasionado en las subjetivida-des individuales. La razón instrumental se instaura en el mundomoderno bajo formas míticas, su potencial liberador se niega enla fijación de estructuras repetitivas con las cuales atrapamos ycomprendemos al mundo: la ciencia moderna no es más queotro mito. Si la modernidad significa la ruptura del mito, reins-tala el mito al construir una imagen del mundo estática y repeti-tiva bajo el paradigma de la causalidad lineal y mecánica. La ra-zón y la ciencia constituyen, según estas visiones, los mitos delmundo moderno. Pero no es a la razón sustantiva –considera-ción de fines, valores y argumentos– sino a la razón instrumen-tal –consideración de los medios adecuados, cuya radicalizaciónsignifia la expulsión de los fines, que se convierte en medios– ala que atacan. Una razón totalitaria que encuentra en el fascismosu más clara expresión histórica17. El triunfo de la razón instru-mental será el punto de partida para mirar a la modernidad co-mo una experiencia alienante y reduccionista del hombre, quienes valorado por su capacidad de inserción en una forma de socia-lidad que se articula a partir de meros procedimientos técnicos.

Georg Simmel nos propone otra forma de mirar el proble-ma. Para este clásico de la sociología, el problema de la moderni-dad capitalista se deriva de la creciente distancia entre la culturaobjetiva y la cultura subjetiva18. La primera entendida como elconjunto de realizaciones sociales y culturales, desde el lenguajehasta el arte y los avances científico-tecnicos; la segunda definidapor la capacidad de los individuos para apropiarse de esos logros

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17 Este es uno de los ejes centrales que articulan del ya clásico texto de M.Horkheimer y T. W. Adorno, Dialéctica del iluminismo, trad. H. A. Murena,Editorial SUR, S. A., Buenos Aires, 1970.

18 Esta tesis se encuentra desarrollada en el artículo De la esencia de la cultu-ra, en Georg Simmel, El individuo y la libertad, trad. Salvador Mas, edicio-nes península, Barcelona, 1986, pág. 119-128.

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culturales. Esta distancia se agranda en contextos de reproduc-ción capitalista, lo que nos conduce a ver el problema como unacada vez más desigual distribución social de la producción ensentido amplio, no sólo material, sino simbólico. El problema nose encuentra, por tanto, en la producción de objetos y cultura queal fin de cuentas satisface las necesidades humanas y crea bienes-tar, sino en su distribución y en la merma de la capacidad de losindividuos por aprovechar y hacer suya la cultura objetiva. Laampliación de oportunidades paradójicamente significó el incre-mento de la angustia y frustración social por falta de satisfaccióny logro de las expectativas que se abrieron con esas nuevas opor-tunidades. El desarrollo de la ciencia y la tecnología ha ampliadoel horizonte de posibilidades de realización personal e individual.Sin embargo, este “logro” moderno no ha traído consigo bienes-tar, sino fatiga y angustia. Sensación de fracaso que se deriva engran parte de los patrones de distribución de los beneficios: có-mo se redistribuyen y socializan los logros científico-técnicos dela ciencia moderna en contextos de exclusión capitalista.

En la medida en que privilegia una determinada forma derelación social, el capitalismo ha logrado aprovechar todo el po-tencial racionalista de la modernidad para organizar la vida socialy reproducirse. Pero a la vez, en la modernidad la voluntad eman-cipatoria no ha dejado estar presente y jugar un papel clave en lade conformación de los sujetos, de sus subjetividades. La relaciónentre modernidad y capitalismo se presenta de esta manera comocentral en el debate. La modernidad triunfante no es más que lamodernidad capitalista que exalta la razón instrumental mientrasse encuentre al servicio de los intereses del capital. Esta concretiza-ción histórica del proyecto moderno distorsiona a la modernidad,pero no la anula. La rearticulación de la tensión básica del proyec-to moderno se presenta como alternativa a la modernidad capita-lista: tensión entre mundo sensible y mundo inteligible, entre ne-cesidad y libertad, entre razón instrumental y razón emancipato-ria que se plantea como realización-actualización de la moderni-dad a través de un diálogo entre racionalización y subjetivación19.

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19 Esta sería la tesis fundamental de La Critica de la Modernidad de Alain Tou-raine, Opus. Cit.,

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La creativa complejidad moderna: entre la sociedad yel individuo

Este relato teórico-critico de la conformación y desarrollosocio-histórico de la modernidad y la participación de Américaen esos procesos, ha tomado como referencia ciertas tensionesque estructuran el universo conceptual de la visión del mundomoderna: tensiones entre mundo sensible y mundo inteligible,entre naturaleza y libertad, razón-instrumental y voluntademancipatoria. La comprensión de la experiencia moderna des-de las elaboraciones de la teoría social20 nos propone otra ten-sión: la de la sociedad frente al individuo. La conciencia socialmoderna comprende a las instituciones sociales bajo la perspec-tiva del principio de constitución y conservación del orden so-cial. Las instituciones sociales coaccionan al individuo, pautansus comportamientos y definen sus ámbitos de acción. Pero esteprinicipio, en condiciones de modernidad, se levanta como ne-gación del individuo, que se configura como principio opuesto ycontrario al orden y la conservación: la innovación, la acción so-cial creativa y turbulenta, revolucionaria y emancipadora. Estosdos principios articuladores de la sociedad moderna son el resul-tado de la sedimentación histórica del arribo de la modernidad.En Europa, esta experiencia social se deriva de la fábrica frente alobrero21; habrá que ver si en América Latina esta experiencia nocuenta con un plus: las instituciones coloniales frente a fuerzasrevolucionarias en constante emergencia22. Por tanto, en condi-ciones de vida moderna, tanto en la primera como en la segundamodernidad, la experiencia del mundo social se articula a partirde la tensión permanente entre estos dos principios. Este es su

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20 Alan Dawe, Las teorías de la acción social, en Tom Bottomore y Robert Nis-bet (comp.), Historia del análisis sociológico, Amorrortu, Buenos Aires, 2001

21 Alan Dawe, Ibid., p. 416.22 Esta tesis demanda de una investigación de largo aliento que espero desa-

rrollar en un futuro sobre la base de una relectura de ciertos acontecimien-tos –memoria selectiva y constructivista– y discursos críticos sobre Améri-ca Latina.

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patron de organización, su dialéctica sin resolución de continui-dad, la experiencia de libertad-condena del proyecto moderno.Esta tensión entre mundo sensible y mundo inteligible, entre ne-cesidad y libertad, entre sociedad e individuo, se halla en el cen-tro de la comprensión fundamental sobre la vida, el mundo y elhombre en la modernidad.

En la descripción de las relaciones complejas entre socie-dad e individuo, la teoría social comprende a la primera a partirde la noción de institución, y a la segunda con la de acción social.Las instituciones se encuentran enlazadas a la categoría de poderconstituido, mientras que la acción social a la de poder constitu-yente. Dos temporalidades que en su tensión articulan lo social:el tiempo del orden y el tiempo de la innovación; oposición en-tre dos principios: el poder constituyente y el poder constituido.Toda instituicón es instituida para asegurar y conservar determi-nados valores e intereses: tradicionalismo socio-cutlural (conser-vación del valor, institución de una forma de ser), y tradiciona-lismo económico (conservación del interés). Las representacio-nes que emanan de la institución, y la institución misma, encuanto representación de la vida social, se configuran como mo-delos de acción y conducta. Esta tensión entre estructura y ac-ción, entre un prinicipio de conservación y otro de innovación ycambio, se desarrolla de manera recíproca: cada término cualifi-ca al otro. Reconocemos a la estructura por su imposición sobrela acción, por su coacción. Al contrario, sabemos de la acción porsu continuo intento de desbordamiento. Las dos se complemen-tan, se implican: la estructura se define por la acción, la acciónadquiere sentido en referencia a la estructura. A los modernos nonos queda otra alternartiva que mirarnos desde esta complejatensión creativa: desde la historia que construimos con nuestraacción y desde las condiciones estructurales que están por fuerade nuestra elección, parafraseando a Marx.

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23 Ver, Alan Dawe, Las teorías de la acción social, en Tom Bottomore y RobertNisbet (comp.), Historia del análisis sociológico, Amorrortu, Buenos Aires,2001

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La tradición de la teoría sociológica23 ha interpretado estatensión como separación entre una sociología del sistema, del or-den, de la estructura, frente a una sociología de la acción social,del cambio, de la revolución. La insuficiencia de cada perspecti-va está en su pretención de una superación dialéctica y totalita-ria. Se abandona la riqueza de la tensión en nombre de la seguri-dad de su resolución. El proyecto moderno se levanta sobre estaforma de comprención y organización del mundo. Sin embargo,en el desarrollo capitalista de la modernidad la lógica de la insti-tución, con su componente de control y dominación, parece ha-berse impuesto sobre la lógica de la innovación. Las institucionesse instrumentalizan, dejan de ser orientaciones de sentido paravolverse meros aparatos de reproducción del orden capitalista.Pero la acción siempre desborda, sobrepasa o intenta sobrepasarlos marcos regulativos, cuestiona los valores imperantes en lasinstituciones. Paradójicamente, el cambio social sólo es posibleen la puesta en duda de la validez de la renovación continua–mecanismo de conservación– de los valores y creencias –marcode conformidad– que son potencialmente cuestionados en la ac-ción cotidiana de los hombres –siempre inconforme con su mar-co institucional.

Reunificación de teoría y praxis como escapatoria del sín-drome de la víctima o del romántico.

Esta tensión entre estructura y acción tiene un correlatomás en el par teoría y praxis. La teoría construye formas de com-prensión que otorgan sentido a la realidad; se levanta como mo-mento de abstracción de las formas de relación social vigentes. Alotorgar sentido a la realidad, prefigura la observación, la encau-sa y orienta, la atrapa. Los conceptos, al igual que las estructuras,buscan conservarse. La praxis, al igual que la acción social, tien-de hacia la fuga, el desorden y la turbulencia. La una no exlcuyea la otra, se implican. Esta relación crítica, tensión creativa entreteoría y praxis, posibilitó la emergencia de la dimensión auto-re-flexiva de la modernidad. Sólo con la modernidad sabemos quelas ideas se frustran en su puesta en práctica. La libertad que nosofrece la modernidad frente a las ataduras tradicionales se paga

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con frustración. Ya no tenemos a quien acusar del destino sino anosotros mismos. Nos toca enfrentarnos a las consecuencias noesperadas de nuestras acciones, a los efectos colaterales. Y estonos hace reflexivos. La ciencia moderna es el producto históricode esta conciencia social que busca describir y explicar de formaautoreflexiva los proceso complejos que definen su propia expe-riencia, la de la modernidad. Pero este saber autoreflexivo no esmeramente contemplativo, sino que tiene la capacidad de incidiren el mundo, de transformarlo. En condiciones modernas, la ca-pacidad de comprensión del mundo de una teoría se mide porsus posibilidades objetivas de institucionalización. Cuando sepierde esta capacidad, la reflexión teórica se convierte en un sim-ple ejercicio intelectual. Algo de esto tienen los enfoques sobre elmundo moderno y capitalista que destacan continuamente lasperversidades de un sistema social cuyos mecanismos de controlse encuentran altamente sofisticados. La única posible reacciónfrente a ellos es la resistencia, la oposición o la continua conde-na. La tensión se resuelve, curiosamente, en el lado más conseva-dor de la paradoja. La denuncia de lo omnipotente del sistema essu afirmación más radical: ya no hay escapatoria, tarde o tempra-no seremos atrapados por las estructuras de dominación tardo-capitalista. Mientras tanto, la resistencia de la víctima. Pero de loque se trata no es de resistir, sino de entrar en la tensión moder-na entre necesidad y libertad, mundo sensible y mundo intelegi-ble, estructura y acción, poder constituido y poder constituyen-te, teoría y praxis.

Imaginar una comprensión del mundo que vincule teoríay praxis supone creer que se puede soñar con novedosas y posi-bles formas de acción social, es decir, suceptibles de instituciona-lizarse. La víctima no se ariesga porque es pura y teme contami-narse, de ahí el sentido de resistencia. En el extremo contrario es-tá el revolucionario romántico, que cree que todo lo puede cam-biar, que toda resistencia será rota con el solo hecho de una ac-ción radical y continua. Uno y otro no tienen oportunidad en unmundo que se define y autoobserva a partir de una compleja ten-sión creativa. En los actuales momentos –globalizados y tardo-modernos– el desafío de América Latina está en asumir su parti-

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cularidad histórica, hecha no sólo de una experiencia de coloni-zación y dominio, sino también de emancipación y ensoñación,hacer suya la compleja tensión creativa que subyacee a la moder-nidad, y alejarse de las figuras de la víctima o del romántico. Elreconocimiento de la especificidad socio-cultural latinoamerica-na no debe ser entendida como negación de lo moderno, sino co-mo posibilidad de actualización de un proyecto siempre pen-diente y en suspenso. Frente a la conciencia social moderna deuna Europa envejecida, la novedad de lo moderno latinoameri-cano: la revolución zapatista, el movimiento indígena y los sintierra. Negar la modernidad significa negar a América Latina co-mo espacio de realización de un proyecto del cual no es sólo he-redera, sino productora.

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Enfoques de la pobreza

Marco Velasco

Sin duda que la pobreza es quizá el principal obstáculo oproblema a superar para salir del subdesarrollo y lograr prosperi-dad en democracia.

Del modo como se enfoque y como se enfrente este problemava a depender el que logremos o no alcanzar los niveles de desarro-llo necesarios para garantizar tanto una situación de bienestarcompatible con la dignidad humana, como el ejercicio del derechoa la felicidad por parte de todos los habitantes del país.

Las políticas sociales compensatorias, como el “bono de la po-breza” resultan, siempre, tan insuficientes como insostenibles, apar-te de que fomentan el clientelismo al que son propensos los políticosen el poder. “¿Quién producirá y mantendrá un crecimiento sufi-ciente para que, en el caso de Brasil, 50 millones de pobres puedandejar de serlo en virtud de haber sido “adoptados” por el Estado?”Se preguntan los críticos de las políticas sociales compensatorias.

El enfoque de la izquierda.

La izquierda pensante y democrática entiende a la pobre-za, principalmente como la privación de bienes y servicios, de ca-pacidades y de derechos resultante de una lógica de exclusión sis-témica

Se entiende como exclusión sistémica al efecto (exclusiónde ciertos grupos sociales en función de su origen étnico, de sugénero, de su edad, de su localización territorial u otras) resul-tante de la lógica, estructura y funcionamiento de un determina-do tipo de organización o sistema económico-social.

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El supuesto básico de este enfoque es la existencia de co-rrelación positiva entre exclusión social (variable explicativa) ypobreza (variable explicada). En otros términos se supone que lapobreza es, ante todo, un efecto inevitable del funcionamientodel sistema establecido.

“La causa principal de la violencia urbana no es la pobre-za si no la desigualdad social. La desigualdad con pobreza gene-ra por una parte “grupos vulnerables” y por otra “grupos amena-zados”, sostenía Gilberto Gil, en su discurso de toma de posesióncomo Ministro de Cultura de Brasil1.

Si se enfatiza o se atribuye mayor peso específico al enfo-que de la pobreza como resultado de una lógica de exclusión sis-témica, los programas e iniciativas estatales orientados a comba-tirla, tienen, por lo general, las siguientes características:

a) Atribuyen a la participación de los grupos sociales excluidos yen situación de pobreza, funciones cruciales en el diseño, eje-cución y evaluación de los programas y proyectos, con lo que,simultáneamente, se estaría luchando contra la exclusión.

b) Consideran que las políticas y programas sociales desarrolla-dos por el sector público, son indispensables para compensarlas distorsiones y desequilibrios consustanciales al sistema so-cio-económico cuyo funcionamiento genera y mantiene en lapobreza a amplios sectores de la población.

c) Desarrollan políticas y programas orientados, principalmen-te, a la inclusión social. “Las políticas inclusivas están hoy a laorden del día. Tanto es así que en el marco, o siguiendo la es-tela, del Foro de Porto Alegre se ha creado un movimiento de“Autoridades locales por la inclusión social”, bajo el argumen-to consistentemente formulado de que las distintas formas de“exclusión”, (territorial, social, cultural, de género o de edad,de orientación sexual o religiosa, de drogodependientes) fa-vorecen tanto la injusta criminalización colectiva como el

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1 Citado por Jordi Borja en “Seguridad ciudadana: un desafío para las políti-cas locales” artículo publicado en el Magazín Gobernanza y Seguridad Sos-tenible en www.iigov.org

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miedo difuso del conjunto, es decir generan violencia o cris-pación en ambas direcciones2.”

d) Sostienen que los pobres son sujetos de derechos (alimenta-ción, educación, salud, vivienda, empleo, participación yotros) que el Estado está en la obligación de garantizar.

El enfoque de la derecha.

La derecha pensante y democrática –que también la hay-entiende a la pobreza, principalmente, como resultado de una si-tuación de escaso desarrollo económico.

Este enfoque privilegia o atribuye mayor importancia aldesarrollo o, si se quiere, al crecimiento económico, a una altao baja tasa de inversión, como variable explicativa de la pobre-za o de la superación de esta última, los programas e iniciati-vas inspirados en este enfoque, se caracterizan, en cambio porlo siguiente:

a) Conciben al sector público como facilitador y hasta comopromotor del desarrollo económico y de la localización de in-versiones.

b) Consideran indispensable el diálogo y la concertación de es-fuerzos de los sectores público y privado.

c) Sostienen que promover la competitividad es un rol que co-rresponde también al Estado. Es un reto, que en condicionesde la globalización e internacionalización de la economía, losestados deben asumir.

Esta última caracterísitica permite superar la visión unila-teral del crecimiento económico como único prerrequisito parala superación de la pobreza, puesto que el concepto de competi-tividad supone una visión multidimensional del desarrollo. Confrecuencia aparecen aquí los conceptos de capital social y capitalhumano (el software del desarrollo) como factores cruciales, o almenos de similar importancia a la del capital físico o financiero.

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Se concibe al desarrollo como una ecuación compleja, como unmovimiento sinérgico y e inevitablemente social.

Se sostiene que “... la pobreza no es un problema pura-mente económico, de falta de crecimiento, ni es un problema defalta de oferta eficiente y suficiente de servicios estatales. La po-breza, en sintonía con lo que nos dijo Amartya Sen, es una faltade capacidad de desarrollar potencialidades y, podríamos agre-gar, de aprovechar oportunidades3.” Y se critica fuertemente a lasconcepciones que centran sus esfuerzos en las políticas socialescompensatorias “¿Quién producirá y mantendrá un crecimientosuficiente para que, en el caso de Brasil, 50 millones de pobrespuedan dejar de serlo en virtud de haber sido “adoptados” por elEstado? Se preguntan los críticos de las políticas sociales com-pensatorias.

Para el caso del Ecuador cabría preguntarse sobre la soste-nibilidad financiera del bono de desarrollo humano y de los di-versos subsidios no debidamente focalizados.

El enfoque asistencialista de la pobreza

La pobreza como un estado de carencias e insatisfacciónde necesidades básicas es el que, tradicionalmente, ha orientadola formulación y ejecución de políticas públicas cuyo propósitoes atenuar sus efectos más críticos.

Es decir la pobreza como un hecho de la realidad que elsector público debe asumir por razones morales. Esta es la con-cepción de pobreza que se maneja con mayor frecuencia para laformulación de políticas y programas gubernamentales, de corteasistencial, orientados a combatirla y se expresa en esfuerzos deprovisión gratuita de bienes y servicios a los sectores y áreas de la

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3 DE FRANCO, Augusto. “Pobreza y desarrollo local” Colección de Docu-mentos. Publicación editada por el Instituto Internacional de Gobernabili-dad, en el marco del Proyecto LAGNIKS (Red y Sistema latinoamericanosde Información y Conocimiento sobre Gobernabilidad y Desarrollo Huma-no), con el patrocinio del PNUD (Programa de Naciones Unidas para elDesarrollo y la Generalitat de Catalunya (Gobierno Autónomo Catalán).www.iigov.org

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población con mayores carencias. Podrían incluirse aquí las si-tuaciones de emergencia social que los diversos organismos pú-blicos, locales y nacionales, tradicionalmente atienden.

La necesidad de un enfoque integral.

Evidentemente que los enfoques de la pobreza, aquí breve-mente descritos, no son excluyentes y pueden, perfectamente, sercomplementarios.

Sin embargo un enfoque integral para combatir la pobre-za requiere una concepción integral del desarrollo.

Es posible y necesario utilizar como referente conceptualen la formulación de políticas y programas locales para combatirla pobreza, la concepción del Desarrollo Humano creada por elPNUD, que define a este último como el “... incremento de las ca-pacidades y opciones de las personas, a través de la formación decapital social, como medio para lograr equidad y lograr la satis-facción de las necesidades de las actuales generaciones sin com-prometer a las futuras4”.

Concepción que además tiene la ventaja de que es opera-tiva, dicho de otra manera, tiene la ventaja de que puede medir-se a través del Índice de Desarrollo Humano (IDH) que, inicial-mente, era igual a la sumatoria no ponderada de tres indicado-res: esperanza de vida, escolaridad e ingreso real y que es suscep-tible de incorporar otras variables o indicadores que se conside-ren significativos para el desarrollo humano, tal como ha sido de-finido. De hecho ya se han incorporado al IDH indicadores delgrado de libertad humana, de la equidad de género y de la sus-tentabilidad ambiental.

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4 PNUD. Desarrollo Humano. Informe 1992. Tercer Mundo Editores. Bogo-tá, Colombia. 1992.

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Movimientos estratégicos y procesoconstituyente en el Ecuador: el mo-mento de la des-institucionalización

Por Julio Echeverría

Antecedentes

La convocatoria a una Asamblea Constituyente, aprobadamasivamente en la consulta popular el 15 de abril de 2007, apa-rece como respuesta a una demanda generalizada de reforma po-lítica que ha madurado en el transcurso de la última década. Sibien los resultados de la consulta popular representan una claraadhesión a la propuesta impulsada por el Presidente Correa y suorganización Alianza País, también expresan una demanda de re-forma política mucho más amplia y plural que se ha venido ges-tando en el transcurso de los últimos diez años, pero que se con-densa de manera generalizada en la última coyuntura electoraldel 2007. Una demanda de reforma política que no fue claramen-te interpretada por los actores tradicionales de la política y quesurge de la percepción de una crisis institucional crónica cuya sa-lida se identifica cada vez más en la necesidad de la generación deun nuevo marco normativo que regule el funcionamiento del sis-tema político.

Los actores políticos tradicionales (PSC-ID-PRE-UDC) yalgunos emergentes (PRIAN-PSP) pueden considerarse comolos principales impulsores del resultado de abril. Su intervención,renuente a aceptar la necesidad de la reforma y por tanto a acep-tar la magnitud y gravedad de la crisis y su responsabilidad en

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ella, los convierte en los principales promotores del resultadoafirmativo en la consulta. Sin embargo, dos rasgos aparecen co-mo determinantes en el resultado de Abril. El primero, el activoproselitismo del Presidente Correa en impulsar la necesidad de laconsulta y lograr el masivo triunfo afirmativo; y el segundo, quese deriva del primero, la utilización de una estrategia confronta-cional de aniquilación de la oposición identificada en la llamada‘partidocracia’, para lo cual el régimen acudió a una estrategia deataque a la institucionalidad, la cual se expresa en el no acata-miento de los preceptos constitucionales previstos para regular elproceso de reforma constitucional.

La iniciativa impulsada por Correa se inscribe en una cla-ra línea de transformación de la institucionalidad vigente; en esadirección comparte con un conjunto de otros actores y de otrasposturas, que durante más de 10 años han venido impulsando lanecesidad de un cambio radical de las estructuras del sistema po-lítico. Lo que lo diferencia de estas posturas, sin embargo, es elcarácter maximalista de su propuesta, el cual puede ser entendi-do como articulado en una estrategia que recorre dos momentosclaramente diferenciados. El primero, de desconstrucción o des-constitución de la institucionalidad vigente: el régimen de Co-rrea aparece como el que favorece e impulsa la descomposicióninstitucional del sistema político como única posibilidad de pro-mover el recambio de los actores políticos tradicionales. El se-gundo, de reconfiguración o rearticulación institucional, para locual prefigura una instancia de poder que lo posibilite, la Asam-blea plenipotenciaria.

La primera línea estratégica parece ya haberse consumadocon la destitución del Tribunal Constitucional, máxima autoridadde control y justicia constitucional; la segunda, dependerá del ni-vel de acumulación de poder que el régimen alcance para impul-sar un cambio de modelo y de institucionalidad, la cual no apare-ce aún claramente formulada. Entre estos dos momentos estraté-gicos, existe una clara relación de continuidad: mientras másavanza la tarea de descomposición institucional, más urgente sevuelve su recomposición; mientras más avanza la desinstituciona-lización, de la cual se responsabiliza a la ‘partidocracia’, el régimenlogra más adhesiones a su tesis de la asamblea plenipotenciaria.

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En este artículo se analizará el primer movimiento estraté-gico, la línea de la desinstitucionalización, y veremos cómo éstaprepara el segundo movimiento estratégico.

Primer movimiento estratégico: la des-institucionalización

La ruptura con el procedimentalismo constitucionalaparece en toda sociedad moderna como el principal mecanis-mo de des-institucionalización; en el Ecuador, han recurrido aeste expediente la generalidad de los actores políticos, las dis-tintas destituciones de presidentes electos que se han sucedidoen este último decenio se realizaron sin respetar las normasconstitucionales que regulan todo proceso de revocatoria1; enla última coyuntura previa a la convocatoria de la consulta po-pular de Abril, el fenómeno de desconocimiento de los proce-dimientos normados por la Constitución ha sido claramenteadoptado por los distintos actores institucionales. Un desco-nocimiento generalizado de la Constitución que en este últimocaso, aparece como resultado de la aplicación de la estrategiamaximalista de Correa2.

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1 No se trata solamente de los procesos de destitución de presidentes elec-tos, en general se aprecia una conducta de alta discrecionalidad y rever-sibilidad jurídica en la mayoría de los actores político institucionales;una de ellas quizá la mas clamorosa fue la impulsada por el régimen deGutiérrez quien mediante oscuras maniobras logró ‘destituir’ a la CorteSuprema de Justicia mediante una resolución de una mayoría legislativasimple. Estos mecanismos han sido usados principalmente para reem-plazar a los miembros de organismos de control, o del poder electoral yjudicial, por personajes afines a la mayoría de turno. La volatilidad delas mayorías hace que el procedimiento sea recurrente. Sin ir más lejos,en esta etapa de supuesta “nueva política” se han vuelto a usar los mis-mos mecanismos.

2 El carácter maximalista de la operación realizada por Correa consiste jus-tamente en cambiar la institucionalidad del sistema político, sin reconocerlas normas que regulan la transformación institucional y que están regla-das por la Constitución del Estado Social de Derecho. La estrategia de des-institucionalización de Correa inicia en el acto mismo de su posesión co-mo Presidente de la República: en lugar de jurar “cumplir y hacer cumplir

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La discusión política que antecedió a la convocatoria porla consulta popular de abril versó sobre el mecanismo que de-bía utilizarse para discutir la reforma política; por parte del ré-gimen, se insistió sobre el carácter constituyente de la asambleay por tanto en su característica plenipotenciaria, aspecto quenecesariamente chocaba con las posturas de los partidos mayo-ritarios en la legislatura, los cuales veían en esa posición peli-grar su misma supervivencia: una asamblea con plenos poderespodría desconocerlos en cuanto actores institucionales y ‘regre-sarlos a su casa’.

Este fue el motivo que desató la serie de inconstitucionali-dades e irregularidades de procedimiento que han acompañadola convocatoria a la consulta. Frente a la prescripción vigente enla Constitución en su art. 282 que determina que cualquier refor-ma constitucional debe pasar por la previa aprobación del Con-greso, y en el entendido de que, al pasar por la discusión parla-mentaria, el Congreso vetaría el carácter plenipotenciario de laasamblea, el régimen optó por el argumento de que se trataba node una reforma constitucional, sino de la ‘elaboración de unanueva constitución’, lo cual le permitía convocar directamente sin

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la Constitución”, como demandan sus deberes en cuanto PresidenteConstitucional, juró “cumplir el mandato de quienes lo eligieron”, de-sacatando la norma constitucional. El mandato popular es entendidocomo expresión de la adhesión electoral a su propuesta de campaña, enlo específico a su propuesta de asamblea plenipotenciaria con la cualCorrea logró acceder a la segunda vuelta electoral; en la segunda vuel-ta electoral el énfasis ya no fue la propuesta de asamblea plenipotencia-ria, sino la arremetida contra el candidato de una derecha premodernay neo-populista; fue este cambio de énfasis en su estrategia electoral loque le permitió ampliar su base de consenso. La ‘habilidad’ del actorpolítico consistió en utilizar este slogan de campaña que apareció mi-noritario en la primera vuelta electoral y transformarlo en ‘mandatopopular’ cuya consecución efectiva, se apunta a lograr mediante laaprobación mayoritaria alcanzada en la consulta de Abril. Cf. J. Eche-verría La democracia difícil: neopopulismo y antipolítica en el Ecuador,en Revista ICONOS, Quito, FLACSO, Enero 2007, y ¿Maximalismo y re-formismo en la gestión del gobierno de Correa?, Revista Entre Voces, Qui-to, Abril, 2007.

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el trámite legislativo3. A pesar de ello, el proyecto de convocatoriafue enviado al Congreso (‘por elemental cortesía’ como indicó elPresidente), donde se la calificó de urgente y se introdujeron mo-dificaciones al estatuto propuesto por el Ejecutivo, debilitandoaquellos aspectos que limitaban el rol de los partidos políticos enla futura Asamblea. El ejecutivo remitió al Tribunal SupremoElectoral la propuesta de convocatoria a consulta para la realiza-ción de la Asamblea pero, en lugar de acompañarlo con el estatu-to reformado por el Congreso, realizó enmiendas a su primeraversión y se reafirmó en sus posiciones ‘anti-partidocracia’4.

El Tribunal Supremo Electoral, que había sido nominadopor la mayoría opositora al régimen, parecía ser un escollo impo-sible de superar. Correa amenazó con la conformación de un Tri-

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3 La Constitución vigente aprobada en 1998 prevé la posibilidad de introdu-cir reformas constitucionales solamente mediante la aprobación del Con-greso Nacional; los artículos 282 y 283 de la Constitución así lo determinan:Art. 282.- El Congreso Nacional conocerá y discutirá los proyectos de refor-ma constitucional, mediante el mismo trámite previsto para la aprobaciónde las leyes. El segundo debate, en el que se requerirá del voto favorable delas dos terceras partes de la totalidad de miembros del Congreso, no podráefectuarse sino luego de transcurrido un año a partir de la realización delprimero. Una vez aprobado el proyecto, el Congreso lo remitirá al Presiden-te de la República para su sanción u objeción, conforme a las disposicionesde esta Constitución. Art. 283.- El Presidente de la República, en los casosde urgencia, calificados previamente por el Congreso Nacional con el votode la mayoría de sus integrantes, podrá someter a consulta popular la apro-bación de reformas constitucionales. En los demás casos, la consulta proce-derá cuando el Congreso Nacional no haya conocido, aprobado o negadolas reformas en el término de ciento veinte días contados a partir del venci-miento del plazo de un año, referido en el artículo anterior. En ambos even-tos se pondrán en consideración del electorado textos concretos de reformaconstitucional que, de ser aprobados, se incorporarán inmediatamente a laConstitución. Cf. Constitución Política de la República del Ecuador, 1998.

4 En lo referente a la integración de la Asamblea se homologaron los requisi-tos de inscripción de candidaturas tanto para los partidos ya reconocidosasí como los movimientos y organizaciones sociales, ambos debían recogerel 1% de firmas del padrón electoral de cada jurisdicción; con respecto alfuncionamiento de la Asamblea, no se estableció ninguna restricción a sucapacidad de disolver los poderes ‘constituidos’, léase Congreso, Corte Su-prema de Justicia o el mismo poder Ejecutivo.

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bunal Electoral ad –hoc si no se acataba su disposición y se pro-cedía según lo previsto por el art. 283 de la Constitución. Ello nofue necesario: la coyuntura dio un giro de 180 grados cuando elPresidente del Tribunal Electoral sorpresivamente se alineó con laposición de Correa, al convocar a consulta con un estatuto que nohabía recibido la aprobación del Congreso Nacional. El estatutose reafirmaba en los ‘plenos poderes’ de la Asamblea los cuales po-dían aplicarse en dos direcciones, tanto para la elaboración delnuevo texto constitucional, como para la ‘modificación del cua-dro institucional’ del Estado. La vigencia de la nueva Constituciónestaría sujeta a un referéndum aprobatorio, pero el estatuto no es-tablecía el procedimiento para poner en vigencia los resultados dela Asamblea relativos a la reforma del ‘cuadro institucional’.

La situación institucional se complica a raíz de esta deci-sión. El Congreso Nacional plantea una demanda de inconstitu-cionalidad de la convocatoria a consulta ante el Tribunal Consti-tucional, máxima autoridad de justicia constitucional. Al mismotiempo, Sociedad Patriótica toma revancha del funcionario de-sertor (el presidente del Tribunal Electoral) y promueve su ‘sus-titución’ en el Congreso (figura inexistente que no posee funda-mentos legales ni constitucionales), la cual es aprobada con el vo-to de 52 diputados. El presidente del Tribunal Electoral a su vez,contraataca: se declara investido de poderes extraordinarios de-rivados de la ley electoral para conducir los procesos electoralesy destituye a 57 diputados de la oposición con el argumento deque estaban obstaculizando el proceso electoral en marcha. Ladecisión es controversial, pues la Ley de Elecciones no prevalecesobre la Constitución en cuanto norma fundamental; a su vez, laLey de Elecciones prevé la destitución de funcionarios públicos,pero no de dignatarios elegidos en las urnas, más aún de diputa-dos que para su juzgamiento tienen fuero de Corte Suprema.

El gobierno, en sujeción a la interpretación del TribunalElectoral, acepta como válida la destitución de los diputadosprincipales y promueve, bajo intervenciones non santas, la pro-tección de los diputados suplentes; éstos rompen su lealtad a lospartidos que los promovieron y apuran su principalización auto-denominándose eufemísticamente ‘Bloque de la Dignidad’. El ré-gimen consigue, a través de esta operación, neutralizar cualquier

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intento de oposición en la Legislatura que pudiera obstaculizar elcamino hacia la asamblea plenipotenciaria.

Entre tanto, los diputados destituidos presentan solicitudesde amparo a jueces comunes, tratando de evadir la amenaza dedestitución del TSE a cualquier funcionario que las admita a trá-mite. Solo un recurso de amparo se filtra desde la primera instan-cia hacia el Tribunal Constitucional5. La amenaza del presidentedel Tribunal Electoral funcionaba también para los altos juecesdel Tribunal Constitucional, los cuales evitaron hasta el últimomomento verse expuestos a una posible destitución por parte deun tribunal menor como es el tribunal electoral)6. El TribunalConstitucional califica la demanda, la admite a trámite, pero de-mora hábilmente la emisión del fallo. Su resolución fue aplazada;la amenaza de su posible destitución por parte del Tribunal Elec-toral corría siempre y cuando se estuviera en proceso electoral.

Ante la eventualidad de que el Tribunal Constitucionalemitiera su resolución en el intervalo de tiempo que mediaba en-tre la culminación de la consulta popular y la convocatoria a elec-ciones de asambleístas, el Congreso Nacional por iniciativa de ladiputada Silvia Salgado promueve la tesis de la destitución delTribunal Constitucional por parte del Congreso, bajo el argu-mento de que este se encontraba con funciones prorrogadas7. El

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5 Se trató de un recurso de amparo presentado por un ciudadano guayaqui-leño quien demandó la inconstitucionalidad de la destitución por haber si-do privado de sus legítimos representantes en el Congreso.

6 Los distintos recursos interpuestos fueron desechados bajo la argumentaciónde que los jueces que conocían de estos amparos no tenían jurisdicción parahacerlo, en el entendido que el supuesto daño (en este caso de ruptura de laConstitución) se había realizado en la ciudad de Quito y que esa anomalía de-bía, de ser el caso, ser remediada por un juez de la respectiva jurisdicción.

7 Se consuma de esta manera una operación de alteración de toda juridicidaden lo relativo a las decisiones y resoluciones que el Tribunal Constitucionalhabía emitido desde Febrero a Abril del 2007, esas resoluciones, no sola-mente que tienen, según el art 278 de la Constitución condición de ejecu-toría o sea de inamovilidad jurídica, sino que han sido ya ejecutadas. En elentendido de que entre esas fechas el Tribunal Constitucional no existía ju-rídicamente o no tenía competencia para emitirlas, se deberán revertir di-chas resoluciones, y en el caso de leyes que el Tribunal consideró no cons-

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Tribunal Constitucional se adelanta al Congreso y emite el fallorestituyendo en sus cargos a los diputados de la oposición al go-bierno. El día siguiente, el Congreso Nacional acepta la mociónde cesación de funciones de los miembros del Tribunal Constitu-cional y con el voto de 52 diputados la aprueba.

De acuerdo a la Constitución, la resolución del TribunalConstitucional es inapelable y de acatamiento inmediato, lo cualinvalidaba de principio la decisión del Congreso, ya que ésta nohabía sido tomada por los diputados principales. El TribunalConstitucional acató la resolución de ‘hecho’ tomada por el Con-greso, luego de haber sido expulsados de la sede del Tribunal porparte de una turba que asaltó sus dependencias, con la complici-dad de una fuerza pública desinteresada en ofrecer una real pro-tección al Tribunal.

De esta manera, se completó la serie de inconstitucionali-dades incurridas desde las distintas instancias institucionales (Ejecutivo, Legislativo y autoridad electoral); la amenaza de con-formar un tribunal electoral ad –hoc por parte del PresidenteCorrea no fue necesaria, fue suficiente que su presidente se aleja-ra de su lealtad al partido que lo promovió a ese cargo (el PSP),y se alineara con las tesis presidenciales; su ‘generosa’ interpreta-ción de la ley electoral y el apoyo del gobierno y de la fuerza pú-blica a sus decisiones, fue suficiente para que este promoviera laruptura del principio constitucional de la división de poderesúnica garantía de respeto a los derechos fundamentales; la desti-tución del Tribunal Constitucional, máxima autoridad de justi-cia constitucional en el Ecuador, acabó con la vigencia del Esta-do Social de derecho cuya existencia está normada en el primerartículo de la Constitución vigente.

El primer movimiento estratégico parece haberse consu-mado, la lógica de la des-institucionalización ha seguido su cur-

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titucionales, éstas deberán volver a regir con los efectos de inseguridad ju-rídica y de indefensión para los ciudadanos. La destitución del TribunalConstitucional, en cuanto máxima autoridad de justicia constitucional,aparece como el punto más alto del proceso de des-institucionalización, yaque deja a las relaciones entre los ciudadanos y el Estado en una condiciónde absoluta discrecionalidad generalizada.

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so y se ha instaurado como campo de las interacciones políticas;el irrespeto a los procedimientos constitucionales por parte detodos los actores políticos, y la abrumadora aceptación popular ala línea maximalista en la consulta, aparecen como el rasgo máscaracterizante de la coyuntura. El maximalismo se ha impuestoinvalidando cualquier camino de transformación institucionalque suponga el respecto a procedimientos pactados y sanciona-dos constitucionalmente; procedimientos de naturaleza extraju-rídica o antijurídica se han impuesto, generando un campo deindeterminación que desembocará en la conformación de laasamblea plenipotenciaria.

La lógica plebiscitaria y la discrecionalidad sobre losprocedimientos

Si por un lado la línea maximalista ha logrado barrer delescenario político o reducir a su mínima expresión a las fuerzascomprometidas con la vieja política, por otro, ha generado elaparecimiento de una lógica de interacciones políticas en la cuallos procedimientos que regulan el cambio, están expuestos a laabsoluta discrecionalidad de los actores políticos y a su capacidadde acumulación y de imposición de fuerzas, en una lógica de in-termediación plebiscitaria con un ‘pueblo’ sometido a prácticasaclamatorias de movilización permanente.

En este nuevo contexto emergen serios interrogantes:¿Qué espacio queda para la deliberación democrática en una ma-teria tan compleja como es la reforma de la Constitución? ¿Quégarantías mínimas de pluralismo político ofrece el actual cuadroinstitucional para posibilitar tanto la conformación de la asam-blea como su funcionamiento?

La aplicación de la lógica maximalista de la des-institucio-nalización como mecanismo de adscripción de preferencias paraimpulsar la reforma y transformación del sistema político, no so-lo que suspende el efectivo funcionamiento del estado de dere-cho y de sus garantías fundamentales, sino que instaura o con-forma ya en el ambiente social, una estructura semántica deaceptación generalizada de la discrecionalidad política, asentadaen el principio mayoritarista; se tiende a generalizar la percep-

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ción de que la democracia se reduce a la aplicación de las deci-siones mayoritarias, sin que estas pasen por la regulación norma-tiva que preserva la intangibilidad de los derechos.

La lógica plebiscitaria que conduce el proceso impide verla pluralidad de sentidos y de proyecciones que se esconden trasel si afirmativo de la consulta, opaca la necesaria intelección co-lectiva sobre el carácter de las reformas que deberán impulsarse;más aún, la imprecisión y ambigüedad del Estatuto electoralaprobado conjuntamente a la pregunta sobre la consulta, dejaentrever posibles salidas arbitrarias en la interpretación del ca-rácter plenipotenciario de la Asamblea, en particular cuando enla consulta se aprueba que ésta tendrá plenos poderes no sola-mente para modificar la Constitución sino también para modi-ficar el ‘cuadro institucional vigente’. En el acápite 23 de dichoEstatuto se afirma que toda modificación deberá ser ratificadavía referéndum por el pueblo en otra consulta popular, pero nose define si esta consulta ratificará también posibles cambios enel cuadro institucional que la asamblea pueda introducir ya en suefectivo funcionamiento, como podría ser la supresión del Con-greso o de la Corte Suprema de Justicia; funcionarios del régi-men han indicado ya que el referéndum aprobatorio solamentecorre para el texto constitucional, mientras los plenos poderespodrían permitir que la asamblea introduzca modificaciones enel cuadro institucional que tengan vigencia inmediata apenas és-ta se conforme. No se entiende, a su vez cómo, de afirmarse estainterpretación, cambios introducidos en el cuadro institucionalpor parte de la asamblea puedan ser ratificados o no en el textode la nueva constitución y de ser así, cómo se podría conduciruna posible contradicción o contraste que pudiera surgir entrelos cambios introducidos en el cuadro institucional y el nuevodiseño que se desprenda del texto constitucional aprobado.

Las ambigüedades aprobadas plebiscitariamente en laconsulta del 15 de Abril, dejan abiertas condiciones de conflic-to que solamente podrán ser cerradas políticamente depen-diendo de los equilibrios de fuerzas y de los arreglos que pue-dan alcanzarse en el seno de la asamblea, una condición de am-bigüedad altamente riesgosa desde la perspectiva del controldel proceso constitucional, el cual, como podemos apreciar, es-

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capa de las posibilidades deliberativas de la ciudadanía y de suefectiva participación.

La profundidad de la crisis del sistema político ecuatoria-no explica la preeminencia de esta lógica discrecional en la cualhan incurrido los distintos actores políticos, pero no la justifica.El respeto al procedimentalismo en el impulso de la reforma po-lítica no tiene nada que ver con el acatamiento de ‘formalismosjurídicos’ como tiende a ser presentado por los actores maxima-listas; la ‘forma jurídica’ en sociedades modernas, que no se rigenpor principios de legitimidad de tipo divino o carismático, apa-rece como el único dispositivo de defensa de los derechos ciuda-danos frente al poder político, aunque éste se considere ampara-do en un mayoritario ‘apoyo popular’. La ruptura de este princi-pio fundamental que tiene que ver con el respeto al procedimien-to constitucional y legal, afecta la legitimidad de toda acción po-lítica; su desconocimiento por parte de un actor ahora, puedesignificar el desconocimiento de otro actor mañana, lo que signi-ficaría ingresar en una lógica de alta reversibilidad jurídica quesolamente podría ser acallada por un poder absoluto y totalita-rio; este es el más alto riesgo por el que pasa la democracia ecua-toriana en el actual momento.

Límites y riesgos de la estrategia maximalista

A pesar de las serias anomalías que presenta el proceso po-lítico constitucional en el Ecuador, la significación del resultadode la consulta de Abril (algo que parecería estar claro tanto paralos actores de gobierno como para los de oposición) es el recono-cimiento de la necesidad de un proceso de cambio, que se veníarepresando por el transcurso de al menos una década de crisis yde intentos de reforma frustrados. El problema sigue residiendoen la efectiva posibilidad de impulsar ese cambio y en el sentidoy direccionalidad que este pueda presentar en el contexto de des-institucionalización promovido por la estrategia maximalista.

La paradoja cognitiva de la democracia ecuatoriana tieneque ver con la existencia de una demanda generalizada de cam-bio pero también con una escasa formulación acerca de su senti-do y dirección; una demanda de cambio que se desprende más

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del reconocimiento del fracaso de la vieja política que de la pro-yección ideal de una nueva institucionalidad política; una signi-ficación que puede desatar efectos altamente movilizadores en elenfrentamiento político, pero que, en el caso de una transforma-ción constitucional que no es acotada a aspectos puntuales de re-forma, sino que atañe al conjunto del diseño constitucional, pue-de traer consecuencias altamente contraproducentes para losmismos actores interesados en el impulso de la reforma. No essuficiente proyectar la necesidad del cambio, es igualmente im-portante definir su sentido y direccionalidad.

La conducción plebiscitaria del proceso impulsada por elrégimen, advierte sobre una posible reducción o neutralizaciónde la lógica deliberativa en el proceso de reforma; detrás del si seesconde una pluralidad de sentidos y de proyecciones de reformaque no aparecen con claridad; la lógica binaria de la respuesta alafirmar la necesidad del cambio y al identificar esa necesidad conel actor principal que la impulsó, el presidente Correa, conducea una situación de ambigüedad y opacidad por la cual fácilmen-te se podría inferir que la direccionalidad del cambio es única ounívoca, asimilable a la voluntad del presidente Correa principalpromotor del si en la consulta8.

Desde la perspectiva constitucional, no se entiende cómo,sin debatir el alcance de la reforma política y por tanto sus con-tenidos, se haya optado por el mecanismo de la asamblea pleni-

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8 No se trata solamente de advertir acerca de la capacidad de condicionar ladeliberación pública desde el lugar privilegiado del poder político; Correano tiene el menor resguardo en reivindicar como legítimo el uso de los re-cursos del poder para promover su tesis maximalista; se trata de advertir so-bre el carácter plebiscitario de la lógica en la cual se sustenta el proceso y so-bre la sobredeterminación que ejerce la dinámica electoralista en la cual sedesarrolla la ‘deliberación pública’, una lógica en la cual la política se entre-ga a lógicas comunicacionales de inducción y manipulación de preferen-cias, en una estructura semántica que tiende a consolidarse y a socializarsecolectivamente, la cual ve como ‘normal’ e incluso auspicable la alta discre-cionalidad y reversibilidad jurídica de los actores; una lógica propia de lavieja política que hoy se expresa como producto de la estrategia de des-ins-titucionalización política y cuyos alcances aparecen impredecibles.

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potenciaria. Es probable que la identificación de los contenidosmediante la deliberación pública hubiera permitido una mejoridentificación de los mecanismos que la viabilicen, y hubiera po-sibilitado que el mecanismo adoptado -la realización de unaAsamblea- se canalice respetando los procedimientos de reformaque la Constitución vigente permite y posibilita.

Pero si bien la discusión sobre los procedimientos revelauna alta discrecionalidad y reversibilidad por parte de los actores,lo que atenta contra la vigencia de las instituciones democráticasen el Ecuador, las condiciones del debilitamiento de la democra-cia se instalan en un campo más profundo, en el de las construc-ciones semánticas sobre las cuales se debate el proceso político. Lademocracia requiere de una estructura de emancipación que de-be ser interiorizada por los actores y que tiene que ver con la ple-na vigencia de los derechos fundamentales9; éstos expresan uncampo semántico donde puede efectivamente discurrir el enfren-tamiento político. La lógica plebiscitaria y refundacional que seexpresa en la fórmula plenipotenciaria, desconoce la existencia deesta estructura de derechos fundamentales que ya aparece sancio-nada en la Constitución de 1998; la lógica plenipotenciaria noasume el proceso constituyente como una tendencia de progresi-va profundización de la democracia, re-instaura la idea recurren-te en los ya 19 diseños constitucionales anteriores de que la asam-blea está para refundar todo el ordenamiento constitucional.

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9 La estructura de emancipación que aparece como sustento de la democra-cia hace referencia a la fundamentación moderna de los conceptos de legi-timidad y soberanía sobre los cuales decurre el proceso político; éstos ya nose rigen por principios de adscripción teológica o carismática, sino sobrepremisas que resguardan y fomentan la autonomía moral de los ciudada-nos. Es esta estructura semántica la que produce y se expresa en los dere-chos fundamentales de la persona, cuya protección debe mantenerse en elmedio de las interacciones políticas, y cuya plena realización debe ser ga-rantizada por la misma constitución. A esta estructura de derechos hace re-ferencia la parte dogmática de las constituciones modernas, y a su efectivamaterialización o concreción, su parte orgánica. Cf. J. Echeverría Las elec-ciones del 2006 y el laberinto de la reforma política, en Revista La Tendencia,Quito, Enero, 2007.

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Una idea alternativa sugeriría la posibilidad de que laasamblea introduzca cambios necesarios en su parte orgánica,esto es, en la estructura decisional que posibilita la efectiva reali-zación de esa estructura de emancipación que ya está sanciona-da en la parte dogmática. Concebir la reforma constitucional co-mo un proceso y no como un acto demiúrgico más, supondríamantener los avances que en materia constitucional ha produci-do ya la sociedad ecuatoriana; lo cual implicaría reconocer laexistencia de un proceso de maduración democrática colectiva,de logros ya alcanzados y la identificación colectiva acerca de quéelementos requieren una reforma y con qué profundidad y pers-pectiva; una intelección de esta naturaleza permitiría una delibe-ración más precisa y profunda así como una clara estructuraciónde alianzas y acuerdos que impulsen los cambios requeridos;concebir la reforma política como un proceso de maduración de-mocrática supondría ‘ahorrar energías en la construcción deconsensos’, porque supondría un punto de partida de acuerdosya alcanzados y una clara identificación de desafíos o de acuer-dos por lograr.

La lógica deliberativa que debía presidir tan importanteaspecto decisional fue neutralizada por la exasperación del expe-diente electoral y confrontacional al cual el presidente acude (yen el cual ha demostrado poseer dotes significativas); una lógicaconfrontacional que es consubstancial al carácter altamente frag-mentado del sistema político ecuatoriano, el cual es proclive a sa-lidas polarizantes extremas y que, a partir del último diseñoconstitucional, se ha instalado como conflictividad crónica en elsistema político entre los poderes ejecutivo y legislativo. Estapreeminencia de una lógica confrontacional, impulsada por unactor emergente necesitado de acumulación de poder, coartó laopción deliberativa y condujo a que el Presidente Correa impul-sara su propuesta de reforma rompiendo virtualmente con lospreceptos constitucionales, una operación que atenta y debilita lalegitimidad procedimental que requiere el diseño y aprobaciónde una nueva Constitución.

Una Constitución es un sistema de normas que no solopreservan y resguardan los derechos fundamentales, sino que re-gulan el proceso decisional que posibilita la realización de esos

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derechos; una construcción institucional que supone un trabajode ‘alta relojería’ y que exige de una dosis de coherencia técnicadifícilmente alcanzable en un ambiente de duras confrontacio-nes, en donde la lógica que prima tiende a ser no la de la discu-sión acerca del diseño normativo, sino la de la acumulación depoder de los distintos actores políticos. La extremización del ex-pediente maximalista de la des-institucionalización pone sobre eltapete un serio interrogante: cómo subordinar las ‘legítimas’ pre-tensiones de acumulación de poder de los actores políticos, a lasexigencias de un diseño constitucional que debe responder nosolo a requisitos de técnica jurídica, sino a racionales arreglos ypactos políticos entre actores plurales y diferenciados.

Un desafío de racionalización política que encuentra se-rios obstáculos en la actual coyuntura, dada la misma crisis de larepresentación política, y dada la tendencia a resolver los enfren-tamientos mediante el recurso a expedientes plebiscitarios deconsulta directa, en los cuales el espacio de la deliberación es fá-cilmente sustituido por el de la inducción y manipulación de laspercepciones y voluntades de los actores sociales, los cuales se re-ducen a ratificar, en muchos casos de manera aclamatoria, lasprescripciones u orientaciones emanadas de los aparatos de po-der político y mediático.

Una paradójica reversión de la crítica recurrente a la re-ducción electoralista de la democracia; hoy más que antes los ac-tores sociales han devenido en ‘electores permanentes’, masas demaniobra, objetos de sondeos sistemáticos por parte de los acto-res políticos, los cuáles, luego de estudiar sus percepciones, adop-tan decisiones respecto de cuya formulación ‘los electores’ hoyestán seguramente mas alejados que antes.

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Colombia: ¿Estado o Paraestado?

Por: William Ortíz Jiménez

El monopolio de la violencia, según lo expresa Weber, ca-racterística fundamental del Estado moderno para ejercer sobe-ranía, ha tenido serios cuestionamientos en Estados en donde és-ta se presenta de manera dividida o fragmentada. El monopoliode por sí, debe estar sustentado y constituido en las prácticas so-ciales, en la legitimidad, legalidad y efectividad de sus agentes pa-ra hacer cumplir las normas cuando sean requeridas para el biensocial y no a través de la fuerza y la coerción estatal, como vía derepresión cuando el ciudadano exija sus derechos constituciona-les. De esta manera, según lo da a conocer Thompson, (1994) lasoberanía como última autoridad en un territorio no es un atri-buto inherente al Estado, sino el resultado de un proceso históri-co; además, acreditada por otros Estados o entes similares en elconcurso internacional.

El Estado, cuando no responde a las prácticas de legitimi-dad, queda a expensas de organizaciones que le pueden arrebataren cierto momento, el monopolio de la acción coercitiva, lo queconlleva a la violencia, como única vía de la reconquista del mis-mo. En la historia de las naciones, esta es una constante univer-sal demostrada en la práctica por los estados que han vivido con-flictos internos por largos años o guerras prolongadas por la lu-cha de la soberanía. Estas naciones generalmente desaparecen yabren paso a otra forma de coerción, que en la teoría política seconoce con el nombre de transiciones políticas de las cuales nosha nutrido O,Donnel, Pzeworski, Robert Dahl, entre otros analis-tas de los fenómenos políticos internacionales.

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Las luchas continuas, los procesos de fragmentación,guerra, conflicto y violencia, que aparecen en los estados lati-noamericanos y en especial en Colombia, tienden a ser vistoscomo prolongación de la guerra fría, una manera bastante de-terminista de analizar el contexto político de América latina. Ensu lugar, parece ser que el ámbito y la dinámica que se lleva acabo en Colombia, es producto de la guerra por soberanías, quede por sí, es un conflicto interno que abrió las compuertas pa-ra que los paraestados entraran a la guerra y a la disputa delmonopolio de la violencia estatal. Así que el análisis centradoen los acontecimientos de posguerra, no tiene sustento en nues-tro medio. La razón parece obvia: la lucha por el poder o el mo-nopolio de la violencia, tiene raíces políticas en el Frente Nacio-nal, en 1958, un fenómeno político exclusivo de nuestro paísque cambió la trayectoria de la historia. El acuerdo bipartidistadel Frente Nacional logrado por los partidos Liberal y Conser-vador, por medio del cual se rotarían el poder por un períodode dieciséis años, evidencia que se cerraron los espacios para elpluripartidismo y la participación democrática, por lo tanto, laúnica alternativa de lograr opciones políticas fue a través de lalucha armada.

La guerrilla se convirtió en el primer brote de lo que seríala confrontación por el poder. Organizada en primera instanciacomo grupo de autodefensa ante la arremetida de las fuerzas delEstado y, posteriormente, como organización paraestatal o deparapoder. El mismo camino siguieron los paramilitares: surgencomo autodefensas en resguardo del derecho a la propiedad pri-vada y a la libre explotación de las riquezas del país, y luego, co-mo organización de ultraderecha patrocinada por el narcotráfi-co, avalada por decreto estatal, que pretendía protegerse de laguerrilla. Las dos organizaciones, guerrilla y paramilitares, justi-fican sus orígenes en el derecho a la defensa, con la diferencia quela primera lo hace contra el Estado y los segundos, contra la gue-rrilla misma. Esta relación genera un gran dilema: ¿Es posible ca-lificar como de paraestados a ambas organizaciones de acuerdocon las actividades que desempeñan en la actualidad bien sea encontra del Estado o en concomitancia con él? ¿Son paraestados oestados paralelos, los cuales buscan consolidar un poder igual al

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del Estado legítimo?. A través de este ensayo trataré de dar res-puesta a estos interrogantes.

Dos grandes contrastes se presentan, entonces, cuando laguerrilla entra en escena. El primero, es que no hay relación conlos análisis que se hacen en estos casos, al menos con la propues-ta de Kaldor, en cuanto que los movimientos de liberación nacio-nal estaban emparentados con las divisiones geopolíticas ideoló-gicas relacionadas con proyectos de liberación nacional; para elcaso nuestro, los proyectos políticos han surgido en el vacío crea-do por la crisis de utopías socialistas o alternativas, de acuerdocon Kaldor1, como lo demuestra el proyecto socialista lideradopor Jorge Gaitán, que fracasó en su intento de llevar a cabo el so-cialismo en Colombia.

Otro contraste, según Romero, entre las guerras insurgen-tes y las nuevas formas de la guerra es la diferencia en el controldel territorio. En este caso la guerrilla, lo hizo más por influenciapolítica sobre la población y la concientización de las masas, y notanto por el medio militar o por las acciones violentas, comoocurre en las guerras convencionales. Esta es una gran diferenciacon los conflictos actuales, que buscan básicamente desestabili-zar al enemigo por medios violentos, sembrando el miedo y elodio, eliminando los lazos de identidad que hay en los poblado-res, y provocando el desplazamiento de la población para realizaracciones estratégicas de control territorial.

La manera como se financian los grupos u organizacioneses diferente. Para nuestro caso, se buscan todas las opciones po-sibles, pero parte de la base del control de los recursos, aquellosque son el sustento de la economía del Estado, como los minera-les preciosos, el petróleo, la riqueza natural, pero no se puededesconocer que en el conflicto que se desarrolla en Colombia, elnarcotráfico desvirtuó esta forma de adquirir riqueza para laguerra, y empezó a penetrar a gran escala los grupos que se dis-putan el poder: la guerrilla y los paramilitares. Dice Kaldor, que

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1 KALDOR, M. (1999). Nuevas y viejas guerras. La violencia organizada en laera global. Citado por: Mauricio Romero (2003). Paramilitares y Autode-fensas. 1982-2003. Bogotá: Temas de Hoy. P. 55

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es una mezcla entre guerra, delincuencia y violación de derechoshumanos. (Kaldor, 1999).

Analizadas las características de las Autodefensas Unidasde Colombia (AUC), éstas encajan perfectamente en el anterioresquema. Sus recursos provienen en primera instancia del narco-tráfico, tal y como lo demuestran las continuas adquisiciones yrelaciones en el ámbito local, nacional e internacional. Además,porque adquirieron una cantidad de ingresos incalculables a par-tir de la conformación de grupos de guerra, que a la postre seconvirtieron en sicarios a sueldo. También es de tener en cuenta,los ingresos percibidos a través del control territorial, sobre todoen las áreas donde existen grandes desarrollos económicos, com-pañías extranjeras y riquezas representadas en materias primas.Con el argumento de la protección, echaron raíces y mantienenen vilo a la comunidad local, para con base en las vacunas y co-bro de impuestos, ampliar sus arcas económicas. Luego, los con-tactos internacionales son básicos para la expansión de la orga-nización, pues son muchos los colombianos que envían dinerodel exterior para alimentar las fuentes de los paramilitares. Lamodalidad del terror les dio un resultado inesperado: la posesiónde las mejores tierras del país para continuar con la explotaciónde los cultivos ilícitos, pero en contraposición se produce el des-plazamiento de más de dos millones de colombianos. Abonán-dole a lo anterior, la cantidad de asesinatos, ejecuciones, y el in-cremento de la violencia.

Como paraestado, las autodefensas han establecido máscontactos internacionales que nacionales. Está bien que su apoyoeconómico es “hecho en Colombia”, pero la proyección hacia elexterior, al menos en lo que respeta con la formación ideológica,tiene sus raíces en el neoliberalismo, en la admiración que lesproduce sistemas tan duros como los de Margaret Thatcher oGeorge Bush e inclusive el otrora, partido fascista, en Italia o elnazismo, en Alemania. Así, que en el pleno significado de la pa-labra, el apoyo que el actual presidente de los colombianos reci-bió de la organización obedece al carácter fuerte y agresivo de losdiscursos de campaña: la autoridad, confundida con dictadura.Se aprecia, entonces, que en este sentido, las AUC son más globa-

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les que locales y revelan la orientación a los negocios de varios desus principales protectores y auspiciadores, quienes se beneficiande la estabilidad económica que les ofrecen estos empresarios dela coerción.

Por el contrario, las Fuerzas Armadas Revolucionarias deColombia (FARC), afirman representar al campesino pobre y altrabajador agrícola, grupos sociales afectados por la liberacióncomercial. También consideran que la lucha es por el poder, elcual sería para el proletariado, campesinos y clase desprotegida.Sus intenciones de lucha, ante la desaparición de los referentesinternacionales del socialismo soviético o prochino, los dejó sinpiso para “mirar hacia fuera”, y poner los ojos en la realidad po-lítica interna del país. Esta organización, por lo tanto, es más “na-cional”, regional o local, que internacional, y sus proyectos estánencaminados a soluciones concretas a grupos humanos repre-sentados en los pobres del país2.

Las dos versiones presentadas, abren el espacio para untercer actor: el narcotráfico. La raíz del conflicto en Colombia, hi-zo que los paraestados que en Colombia se disputan bien sea elpoder o la benevolencia de la riqueza del país, esto es las guerri-llas y los paramilitares, se vieran transversalizados por el podereconómico proveniente del narcotráfico, y que no se ajusten a ca-balidad, dentro de las reglas del cosmopolitismo – particularis-mo, que entrarían a reemplazar las antiguas divisiones territoria-les o ideológicas de acuerdo con el esquema de Kaldor. La preten-sión de las AUC es organizar, unificar identidades locales bajo elredil de la autoridad, el control y la seguridad, por lo que ven consospecha formas locales de ser, de existir y desarrollar proyectose identidades propias. Su relación con el ámbito social y la digni-dad, característica fundamental del cosmopolitismo, así como ladefensa de los derechos humanos, son particularidades ajenas ala organización. Su ideal de lucha está centrado en el particula-rismo, el individualismo, los proyectos de desarrollo sustentadosen el respecto a la propiedad privada y la representación de una

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2 ROMERO, M. (2003). Paramilitares y autodefensas. 1982-2003. Bogotá: Te-mas de Hoy. P. 56.

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sociedad “cívica humanista”. Este antagonismo tiene consecuen-cias nefastas en la sociedad y paga caro los errores sociales y po-líticos. Muestra de lo anterior es que en las áreas de influencia pa-ramilitar, son los gremios económicos, los pulpos industriales,los grandes empresarios y, particularmente, los ganaderos, terra-tenientes y defensores del status quo, quienes los patrocinan. Pe-ro, en contraposición, se coartan la libertad, la libre moviliza-ción, las discusiones públicas, los consensos, la defensa de los de-rechos humanos y las luchas sindicales. Por tanto, el término,empresario militar de la coerción, asignado en el contexto de es-te ensayo, es la representación clave de la organización paramili-tar. No son mas que “una categoría de hombres para quienes em-puñar las armas y ejercer la violencia o amenaza de violencia esel valor de uso de la destreza que poseen”3. La complejidad de losparamilitares, los sitúa en este orden, y sus acciones como em-presarios son copiadas de los ejércitos internacionales que pusie-ron en práctica estas formas de ejercer violencia.

Para el caso de Colombia, los paramilitares juegan a dosbandas: por un lado, son ilegales, porque están al margen de laley y la constitución. Aplican norma de convivencia de su propiaescuela, llevan a cabo acciones de control y manejo del Estado almargen de las reconocidas por el Estado y ponen en práctica re-laciones de dependencia de acuerdo con las características ideo-lógico-políticas que las definen. Pero, son legales, cuando entrana ser reconocidos en el ámbito social como los reformadores, pa-cificadores y defensores de la legitimidad estatal. “Ayudan” a lossectores desprotegidos de la violencia y los enemigos del Estado.

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3 El término utilizado por Gallant (1999), Volkov (2000), y constantementereferenciado por Romero, se aplica de la siguiente manera: militar, no sig-nifica que se trate de un ejército organizado con fines y metas definidas, si-no de una organización que busca, por medio de la violencia, imponer unorden y una autoridad definida. Son empresarios en el sentido en que ac-túan por medio de la violencia, a título propio o comandados por otros quelos patrocinan. La idea es intimidar, saldar disputas, arreglar cuentas, con-trolar la población, cobrar impuestos, proteger esquemas políticos y hacercumplir la autoridad y la norma. Se convierten en un paraestado que dis-puta el dominio y la violencia legal, al estado.

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Castaño llega a afirmar que las autodefensas y el Estado tienenun enemigo en común: las guerrillas. Así que, como reza el ada-gio “si eres enemigo de mi enemigo, entonces eres mi amigo”, in-vocando el análisis de Karl Schmitt, un viejo esquema que une alEstado y a los paramilitares.

Como paraestados, tanto la guerrilla como las AUC, po-nen en práctica las mismas lecciones que les da la vida: el cobrode impuestos, la piratería, el saqueo, la violencia, la rivalidad enel manejo y control territorial y la sociedad civil como escudoprotector cuando el enemigo acecha. Al compartir todos el ma-nejo de un mismo recurso __ la violencia_, se convierte en unaperspectiva que para este tipo de empresarios los lleve a desem-peñar un papel importante en la formación de los estados nacio-nales, en la consolidación del poder estatal y en el desarrollo delos mercados4. Lo que demuestra una vez más, que los empresa-rios militares de la coerción, definen, muchas veces, el esquemaeconómico mediante el cual gira el mundo moderno, en este ca-so, la globalización. Un sistema que ha operado durante varios si-glos en la historia. De resto no tendría sentido la guerra: sino hayreordenamiento territorial. Los paramilitares y la guerrilla, am-bos bajo el rótulo de empresarios de la coerción, facilitan la pe-netración de las relaciones de mercados en las regiones en lascuales operan como un paraestado, según lo expone León Valen-cia: ..”en el país se presentan seis zonas con alto nivel de conflic-to: el sur, donde confluye el enfrentamiento del Estado y las au-todefensas con las Farc y la lucha contra el narcotráfico; Córdo-ba y Urabá, donde tiene sus dominios las autodefensas y lasFARC, que intenta a veces contraofensivas, y el Estado tendrá quedefinir en unos años la recuperación del monopolio de la fuerza;el Magdalena Medio, donde se da una intensa disputa entre to-dos los actores; Arauca y la frontera con Venezuela, donde la pre-sencia del ELN y las FARC ha sido confrontada por el Estado yempieza también a serlo por las autodefensas; el Oriente antio-queño, en disputa entre todos los actores del conflicto; y la que seestá abriendo paso en el Magdalena y César, alrededor de la Sie-

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rra Nevada de Santa Marta y la Serranía del Perijá5. Estas regio-nes serán en un futuro los escenarios de guerra más álgidos delpaís, pero con la participación de todos los actores y con la pre-sión internacional por la disputa de las áreas de reserva ricas enmaterias primas y recursos minerales. El narcotráfico, como ejetransversalizador, mantendrá las expectativas en un caos y desor-den de reconocida magnitud. Además, la presión armada y laparticipación de las fuerzas estatales, definirán en gran parte, lasterritorialidades a favor de uno de los actores en conflicto, comosucede en Barrancabermeja, en la zona de Santander, allí los mi-litares tomaron partido a favor de las autodefensas y desalojaronal ELN. Igualmente en el Urabá antioqueño, cuando fue proscri-to el EPL, el control territorial, económico, político y social, que-dó en manos de los paramilitares, en reconocida connivencia conlos militares.

El argumento básico consiste en que las zonas en conflic-to están alejadas del epicentro administrativo. Son lugares endonde el Estado no tiene participación, excepto, para obtener lasregalías y las concesiones a las multinacionales, pero no se revier-ten en la región. Ese aislamiento, permite que la zona se interna-cionalice a través del conflicto y se inserte al mercado internacio-nal por medio del narcotráfico. Castell dice, que una de las iden-tidades que se pueden generar en un conflicto o en un país, es lade resistencia. Llama la atención que en las zonas abandonadaspor el Estado, este sea el tipo de identidad más común y es pre-cisamente donde los paraestados entran en disputa por controlarterritorialidades.

Es de tener en cuenta, según lo admite Joseph (1990), queeste fenómeno ocurre en donde los Estados son débiles, porqueel poder está centralizado en una clase política tradicional y dearraigo histórico poco trascendente. Así que, cuando hay ausen-cia del monopolio de la fuerza del Estado, cuando la violencia noes legitimada y defendida por la ley constitucional y estatal, sepresentan los paraestados, que entran en jurisdicción, con el pro-

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5 VALENCIA, L (2002). Adiós a la política, bienvenida la guerra. Secretos deun malogrado proceso de paz. Bogotá: intermedio. P. 261

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pósito de reclamar el poder local utilizando métodos de violen-cia privada, con la participación de los empresarios militares dela coerción, para llenar el vacío de poder y control dejado por elEstado. En términos más precisos: en Colombia, el tercero estáexcluido.

La modalidad empleada por los paraestados o empresariosde la violencia, es justamente eso: la violencia. Se conjugan inte-reses particulares para imponer leyes y normas de convivencia, atal punto que las fuerzas militares estatales se confunden con losparaestatales, pues las acciones en la práctica son las mismas. Losparamilitares, como defensores del status quo, buscan prolongarel poder a perpetuidad, mantienen nexos de identidad culturalcon los pobladores de la región y controlan las libertades y aspi-raciones colectivas o de grupo, a tal punto que el trabajo comu-nitario debe llevar el sello de la organización. La mayoría de lasveces, son empresarios volátiles, ambiguos, sin aspiraciones deun poder nacional, sólo con el objetivo de ejercer violencia parael control local, y asumir posturas en defensa del Estado para evi-tar la confrontación armada.

En consecuencia, y de acuerdo con la perspectiva plantea-da, existen dos tipos de situaciones ideales en las que esta clase deempresarios contribuye a la formación estatal. La primera, se re-fleja cuando esa capacidad para ejercer fuerza se politiza en elcontexto de insurrecciones que pueden convertirse en rebelionescampesinas o en revoluciones. Muy similar a la que apareció delas autodefensas campesinas de las FARC, hacia los años sesenta,cuando asumieron un papel protagónico en el contexto políticocolombiano, que hizo revivir las formas de lucha propuestas porla escuela marxista. La segunda situación refleja el interés de losintermediarios políticos poderosos, nobles, elites locales o gran-des terratenientes, según lo expone Romero, quienes utilizan aestos empresarios de la violencia en sus luchas por el poder den-tro de un marco estatal débil. Para el caso de Colombia, la situa-ción es patente con la transversalización del narcotráfico a travésde sus aportes económicos y la creación de ejércitos de guerra.

Con el anterior croquis, puede ocurrir que si los actoresestán de lado de los que ostentan el poder, quizá ganen legitimi-dad y reconocimiento en el nuevo orden estatal, pero si no salen

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airosos, serían estigmatizados y eliminados, al convertirse en unproblema para el Estado, situación que se vivió en el país con elgrupo M19, organización de izquierda que a través de una am-nistía logró reincorporase a la vida civil, pero una vez obtenidoel perdón y el olvido, fue aniquilado poco a poco. Igualmente pa-só con la unión patriótica, UP, una organización política consi-derada como el brazo derecho y político de las FARC: fue elimi-nada por fuerzas estatales, enemigas de una conciliación nacio-nal y alternativas democráticas.

En cambio, para los defensores del status quo, como lo sonlos paramilitares, el problema no está en proponer un cambio enel sistema de poder, sino prolongar el existente sin la menor re-sistencia. En el contexto de los análisis políticos esta situación esconocida como caudillismo armado, en el cual los empresariosmilitares de la violencia, mantienen relaciones bastante establescon las elites locales, con políticos tradicionales, grandes terrate-nientes y hacen parte del monopolio de la violencia ante la au-sencia de la violencia estatal, o en grado sumo, la comparten.

Aplicados los casos anteriores a los actores del conflictodel país, y el papel que juega el Estado como principal ente afec-tado, existen serias divergencias. En varios períodos de gobiernose han iniciado diálogos para remediar la situación de guerra, asímismo, son miles de propuestas las que salen a la palestra, perohasta el momento no ha habido solución. La raíz de que no se lle-gue a un acuerdo puede estar en que en el periodo de negocia-ciones el Estado concede a los grupos armados beneficios judi-ciales y les reconoce el status político. Los líderes combatientesobtienen permisos especiales para salir del país, para postular susideas y hacer contactos internacionales. Son actores políticos deun proceso de corte legal. Así al menos, ha sucedido con lasFARC, pero una vez se rompen los diálogos, esta “inmunidad”política pierde vigencia y se les tilda de terroristas, guerreristas,bandoleros. Una serie de calificativos imposibles de adquirir deun día para otro. El criterio que los ponía en iguales condicionesde comunidad política pierde vigencia en tan sólo un momentode ruptura.

En cambio para las AUC, la situación es diferente: por sermiembros de un proceso de gestación del gobierno, pueden ju-

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gar un papel “camaleónico”, más simulado. Son actores de un la-do o de otro, manejan su ideología con base en los mejores crite-rios de los mercenarios medievales y defienden al mejor postor.Se autocalifican como salvadores de la tradición, la propiedadprivada, conservadores y protectores del Estado. Venden la ideaque ante la incapacidad del Estado para brindar seguridad por laarremetida constante de los grupos violentos, ellos mismos se ladeben proporcionar. Consideran que los diálogos de paz, no so-lucionan nada, sino que pretenden trasladar el poder a la guerri-lla y poner en las mismas condiciones a los revolucionarios de iz-quierda. Esa confluencia para oponerse al nuevo escenario polí-tico en formación originó una zona gris donde la línea entre lolegal y lo ilegal se diluyó6.

Las continuas retaliaciones al gobierno vigente, los enfren-tamientos las permanentes luchas, los ámbitos de lo legal y lo ile-gal, los obstáculos en el reconocimiento de un actor que solidifi-que al Estado para el bien nacional y las frecuentes guerras por elpoder local y regional, hizo que los empresarios militares de laviolencia, consolidaran su poder y le dieran un giro al manejo delEstado. Ahora, como paraestados, buscan obtener un reconoci-miento de la comunidad política internacional y recibir de las eli-tes dominantes, todo el apoyo para la defensa de sus intereses.Por tanto, los resultados a los cuales puede llegar el Estado, de-penden en gran medida, de la trayectoria que siga el conflicto yde la interacción colectiva entre los distintos grupos del podernacional, para producir reformas a las formas de poder local.

El hecho es que todo está encauzado a definir la comu-nidad política y propiciar vías de salida a la población civil pa-ra solucionar los problemas que los aquejan y permitir el in-greso de los actores armados a la vida civil. La experiencia hamostrado que a través de cincuenta años de lucha continua, lasheridas se han profundizado más que sanarse y que la polari-

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6 Se recomienda seguirle la pista a los análisis presentados por Romero eneste caso, mediante los cuales da a conocer esta parodia del conflicto enColombia, y el juego de actores reales, unas veces, e imaginarios, otras.Básicamente entre las páginas 60 hasta la 65 de la obra citada.

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zación y fragmentación tanto de la sociedad como del Estado,creó las bases para que el narcotráfico entrara en el terrenoabonado para las pretensiones de poder. Lo que se debe conso-lidar es una comunidad política estatal, que represente a todoslos actores.

También ha mostrado la experiencia del conflicto, quealrededor de las negociaciones de paz, la guerra se ha incremen-tado y en contraposición, el régimen político está mucho másfragmentado y polarizado. Es una retaliación que viene desdeque se iniciaron las conversaciones de paz y los diálogos con laguerrilla, de las FARC, en 1982, que trae como contraprestaciónla ampliación de la comunidad política, porque los actores delconflicto se ven obligados a dar participación a la población ci-vil desde distintos ángulos. Frente a este hecho, es posible ana-lizar la relación que presentan Mcadam Tarrow y Tilly, con loque respeta a la política legal y la ilegal, y la coalicionista, deYashar.

La primera, propone unir analíticamente la política elec-toral como parte de un mismo proceso de competencia y luchapor acceder al poder institucional. La segunda, en cambio, consi-dera que la formación de la democracia duradera depende de larivalidad y competencia entre diferentes sectores de elites tradi-cionales y de las oportunidades para crear alianzas multiclasistasen coyunturas definitorias de condiciones y coaliciones más es-tables7. Un fenómeno que en las últimas décadas hizo que la de-mocracia en el país se ampliara y tomara visos de pluralismo po-lítico, pues a más emulación y diversificación, habrá en contra-partida, más democracia. Experiencia que nos la mostró bastan-te bien la constitución de 1991, cuando, debido a la presión po-lítica y la aceleración del conflicto, el gobierno se vio obligado aampliar las vías de participación política y el reconocimiento delos partidos. En cambio, la unificación de los partidos, de las eli-tes políticas que llevan a la persistencia de los bloques mayorita-rios con intereses históricos y trayectoria en manejo del gobier-no, como bien ocurrió durante el Frente Nacional, donde la

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7 Ibid, p. 72

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competencia se redujo a cero y la supervisión política y ciudada-na no estuvo al alcance de las expectativas, así mismo, no seabrieron las compuertas para las posibles coaliciones, mostróque la democracia fue sólo un esquema elaborado en el papel yque por el contrario, aceleró la irrupción de los grupos de auto-defensa en primera instancia y la consolidación de los paraesta-dos, después.

Dando visos de resultados parciales en este ensayo, pareceser que los paraestados, en suma concordancia con varios analis-tas políticos, entre los que se destacan Román David Ortíz, Ma-ría Teresa Uribe, Mauricio Romero, Nazih Richani, entre otros,son el producto de la repartición política del poder ocurrido me-diante el acuerdo del Frente Nacional, y que sólo hasta los últi-mos años, se les reconoce en ámbito nacional público, un pocotarde, pero aún con la esperanza de que el monopolio de la fuer-za retorne a un Estado legítimo, lo que significa, con reconoci-miento social, político, ideológico y no sólo militar y autoritario,como ocurre en la actualidad.

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Situación de la sociología en elmomento actual

Nicanor Jácome B.

(Exposición realizada en la inauguración del año lectivo2006-2007 en la Escuela de Sociología y CienciasPolíticas de la Universidad Central del Ecuador)

I. Introducción

Para todos es conocido que el mundo actual viene experi-mentando una serie de transformaciones profundas, situaciónque ha dado lugar a que se afirme que no solamente estamos vi-viendo una etapa de cambios sino un cambio de época, esto es, laidea de que estamos adviniendo al surgimiento de un mundo yde una sociedad diferente.

Algunos sociólogos señalan que vivimos una etapa detransición que trasciende los marcos de la sociedad industrial.Para el efecto han acuñado una serie de términos para describireste nuevo tipo de sociedad, destacando posiblemente sobreotros posibles nombres el de “sociedad postindustrial”, empleadopor primera vez por el sociólogo norteamericano Daniel Bell. Es-te concepto llama la atención sobre el carácter central que ad-quiere el conocimiento teórico como eje alrededor del cual se or-ganiza la nueva tecnología, el crecimiento económico y la estra-tificación de la sociedad.

Ente los principales cambios que a criterio de Bell caracte-riza a la sociedad actual constan los siguientes:

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- Los cambios en el sector económico: el paso de una eco-nomía productora de mercancías a otra productora deservicios.

- Los cambios en la distribución ocupacional: la preemi-nencia de las clases profesionales y técnicas. No sólo en ellugar donde trabajan las personas, sino el tipo de cosas quehacen.

- La centralidad del crecimiento teórico como fuente de in-novación y formulación política de la sociedad.

- La planificación y el control del crecimiento tecnológico.

En este mismo sentido, a criterio de otro sociólogo actualcomo Ulrich Beck, en su libro La sociedad del riesgo, nos llamala atención sobre los riesgos generados por la modernización quese plasman en amenazas irreversibles a la vida de las plantas, delos animales y de los seres humanos. Estos riesgos ya no se limi-tan a lugares y grupos, sino que contienen una tendencia a la glo-balización que abarca la producción y la reproducción y no res-peta las fronteras de los Estados nacionales con lo cual surgenunas amenazas globales.

¿Hacia donde se conduce la sociedad presente?. ¿Cuál es la perspec-tiva de su realidad y desenvolvimiento futuro? ¿Las transformacio-nes que experimentamos resultan ser un indicador de un cambio deesencia de la sociedad o, al contrario, se trata de una radicalizaciónde las tendencias de la modernidad?. Al respecto, existe un ampliodebate intelectual que agita y dinamiza a las ciencias sociales. Estees un campo muy rico a ser especificado y desarrollado.

En el propio campo de las ciencias existe también una no-toria transformación. Aquellas concepciones sobre la naturalezade la ciencia y las formas cómo había que desarrollar las cienciases un campo que experimenta también grandes cambios. En tér-minos generales, aquellas visiones paradigmáticas basadas en elpositivismo para la realización de la ciencia han sido duramentecuestionados porque aquellos procedimientos basados en la teo-ría y los métodos fundados en el positivismo se constatan comoinsuficientes para la comprensión y el análisis, por ejemplo, de

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las realidades que atañen al funcionamiento de los cuerpos mi-croscópicos como el átomo y la célula. Además, ya no es acepta-do, incluso en las propias ciencias naturales, la pretensión hege-mónica de que la ciencia tenga que realizarse bajo los supuestosteóricos y metodológicos del positivismo.

Hay que reconocer que lo que conocíamos como las gran-des reglas del “saber científico” para todas las ciencias ha entradoen tela de juicio, y peor aún el intento de aplicarlas al conoci-miento de los fenómenos sociales. Se cuestiona que los criteriosde conocimientos radiquen exclusivamente en: la objetividad delconocimiento, el determinismo de los fenómenos, la experienciasensible como fuente del saber y su posibilidad de verificación, yla lógica formal como garantía de un procedimiento correcto. Es-tos criterios de hacer ciencia ya no son sostenibles ni siquiera enla física: Einstein, por ejemplo, relativiza los conceptos de espacioy de tiempo (no son absolutos sino que dependen del observa-dor) e invierte gran parte de la física de Newton; a su vez el físi-co Heinsnberg introduce el principio de indeterminación o deincertidumbre en el estudio de los cuerpos físicos diminutos, lasmismas que no surgen de la imperfección de sus instrumentos demedida, o en las limitaciones humanas para conocer, sino en elhecho de forzar a una de las muchas potencialidades existentes aconvertirse en realidad, así como hace el escultor al extraer unaestatua de entre las muchas posibles en el bloque de mármol.

La vigencia del predominio del paradigma de conocimien-to predominante en el mundo de las ciencias, en el caso específi-co del análisis de los fenómenos sociales, tendió a priorizar elanálisis estructural de los procesos sociales, intentando encontrarconstates que pudieran traducirse en leyes que expliquen el com-portamiento de la realidad social. Esta orientación, en la prácticadejó de lado el énfasis y en interés en la comprensión de la natu-raleza de la interacción social, de la subjetividad de la acción so-cial, así como del posicionamiento y de las razones de los actoressociales en su actuación.

En conclusión, los cambios notorios a los que asistimos enla comprensión de la realidad, así como las variaciones existentesen las formas y procedimientos de cómo hacer ciencia, dan cuen-ta que nos encontramos en un momento importante del desarro-

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llo científico, y a su vez, en una coyuntura especial y retadora pa-ra emprender en el estudio e investigación de las diferentes dis-ciplinas científicas y de manera muy especial el estudio de lasciencias sociales. Nos hallamos ante la necesidad de posicionar-nos en la perspectiva de apuntar hacia el desarrollo de un nuevoparadigma o forma de hacer ciencia que nos permita, desde esteámbito, dar cuenta de la realidad.

II. La sociología en el contexto actual

Frente al panorama planteado cabe preguntarse ¿cuál es lafunción o la tarea de la sociología como disciplina científica?. ¿enqué le afecta los cambios expresados a través del término de glo-balización a su desarrollo?.

La sociología es la disciplina que nació en el contexto de lasociedad contemporánea con la finalidad de interpretar y expli-car el contenido de los fenómenos sociales que caracterizan a lasociedad moderna. De hecho, en los iniciadores de la disciplinase perfila claramente que el surgimiento de la nueva disciplinallena un vacío como era aquella inexistencia de un cuerpo teóri-co y metodológico específico que desde los presupuestos y lasprácticas de la ciencia hiciera posible el conocimiento de la rea-lidad social, con orientaciones y procedimientos específicos quelo distinga de la filosofía y de las otras disciplinas sociales comola sicología, la historia, la antropología.

En los autores iniciadores de la sociología como cienciaexiste un marcado interés en lograr visiones interpretativas glo-bales que den cuenta del contenido y de la direccionalidad delmovimiento y de la evolución que la sociedad sigue. No es otro,por ejemplo, la teoría de los tres estadios de desarrollo planteadopor Augusto Comte, así como la producción intelectual de losautores clásicos de la sociología (Marx, Durkheim, Weber), quie-nes dieron forma a la disciplina y desde la conformación de éstaprocuraron formular explicaciones globales sobre la naturalezade la sociedad moderna y señalar la perspectiva de su evolución.

Cabe destacar la afirmación de Durkheim de ubicar a lasociología como “ciencia de la moral”, esto es, asumir la sociolo-gía como la ciencia que al estudiar la sociedad contribuye tam-

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bién al asentamiento del nuevo orden social que estaba emer-giendo y extendiéndose en la segunda mitad del siglo XIX. Su in-tención será descubrir en la organización de los individuos aso-ciados una naturaleza y leyes propias, que cristalizará en un nue-vo ser, “el ser social”. Desde esta perspectiva, lo que el autor bus-ca es explicar los fenómenos individuales por el estado de la co-lectividad, atribuyendo una importancia determinante a la ac-ción colectiva por sobre la acción individual.

Esta orientación de explicaciones de carácter estructural ymacro de la sociedad han dado a la sociología un halo de visio-nes interpretativas de la totalidad, la constatación de que la socie-dad vive procesos en cuyo contexto los individuos actúan acordecon las determinaciones procedentes del peso del colectivo so-cial. Las interpretaciones de la sociología bajo esta perspectivamacro posibilitaron posicionar a la disciplina en el concierto delas otras disciplinas sociales, le dieron un marco de respetabili-dad y aceptación, por la profundidad y pertinencia de sus expli-caciones sobre la naturaleza y perspectivas de la sociedad.

Una de las enseñanzas que podemos desprender de estemodo de ser y de hacer la sociología es la vocación de ésta a labúsqueda de explicaciones de la totalidad social, como una de suspreocupaciones y como una forma habitual de abordar el objetode su estudio. Frente al denominado proceso de globalización,justamente, el desarrollo de la sociología como disciplina debeencaminarse a lograr visiones interpretativas que más allá de loslímites del Estad-nación, o de la preocupación por las realidadeslocales o sectoriales, pueda desarrollar visiones interpretativas delas tendencias que caracterizan y dan forma a la sociedad globa-lizada. Este es uno de los retos de la sociología como ciencia y enesto radica una de las condiciones para mantenerse y desarrollar-se como ciencia social.

Sin embargo, hay que reconocer también que uno de lossignos de los tiempos es la revalorización de la acción indivi-dual, esto es, la intencionalidad que los actores sociales dan a suacción. Algunos autores denominan a esta tendencia como el“regreso del sujeto”, entendiéndose por tal la importancia de laacción individual en los procesos sociales. Este rescate, por par-te de las ciencias sociales, del protagonismo de los individuos en

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la dinámica de la sociedad ha dado lugar a que en los últimostiempos se rescate teorías y metodologías que la hegemonía delpositivismo terminaron por opacar o desplazar a segundo pla-no, como son aquellas visiones interpretativas, hermeneúticasde la acción social. Una de las consecuencias de esta renovadaperspectiva teórico-metodológica de la sociología ha sido la re-valorización, por parte de la sociología de nuestros días, deaquellas corrientes teóricas que fueron desplazadas a segundoplano como la fenomenología, la hermeneútica, el interaccionis-mo simbólico, la etnometodología, el enfoque dramatúrgico dela acción social.

La proliferación de diversos marcos teóricos en el campode la sociología es vista de diferentes formas. Para unos, la proli-feración de teorías sociológicas podría ser el indicador de la de-bilidad de la disciplina, incapaz dirán quienes opinan de esta ma-neta, que la sociología disponga de una forma interpretativa úni-ca. En cambio, para otros, la revalorización de los nuevos enfo-ques de la sociología representa la riqueza de la disciplina, y seargumenta que la competencia entre diversas tradiciones de pen-samiento es sumamente deseable, dado que la proliferación deteorías sería una forma de evitar el dogmatismo, fomentado porvisiones únicas que se atribuyen para sí la exclusividad (mono-polio podríamos decir) de la teoría y la metodología científica.

La presencia en el seno de la sociología de las visiones es-tructuralistas, así como de las orientaciones interpretativas ohermeneúticas, interpelan a la sociología desde un doble ámbi-to, desde el nivel macro y desde el plano de lo micro. En otrostérminos, se ve la necesidad de las interpretaciones estructura-les de la sociedad, pero, por otra parte, no se puede desconocerla acción transformadora que el individuo protagoniza en la in-teracción social cotidiana sobre las estructuras sociales. A crite-rio de algunos autores, justamente, un horizonte promisoriopara el desarrollo de las ciencias sociales y de la sociología enconcreto, se encuentra en las construcciones teóricas que lo-gren articular las explicaciones generales de la sociedad (visiónmacro) con la explicaciones micro; y que puedan integrar lasconfiguraciones estructurales de lo social con la capacidad deacción de los sujetos.

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En esta perspectiva, de articular lo macro con lo micro,apuntan las grandes síntesis teóricas y los enfoques multidimen-sionales contemporáneos. Por ejemplo, se pueden citar la teoríade la estructuración de Anthony Giddens, la teoría de la prácticade Bourdieu, la sociología multidimensional de Alexander, lateoría de la acción comunicativa de Habermas, el paradigma so-ciológico integrado de Ritzer.

III. Las ciencias sociales en la escuela de sociología de laUniversidad Central

La Escuela de Sociología de la Universidad Central que yatiene alrededor de 44 años de existencia es una buena muestra dela evolución que ha experimentado la disciplina en nuestro medio.

Se trata de una Escuela Universitaria de ciencias sociales encuyo seno, de manera similar a otras escuelas de ciencias socialesde América Latina, tuvo una especial acogida la explicación estruc-tural de los fenómenos sociales, donde la orientación crítica de lasciencias sociales tuvo una especial presencia, constituyéndose estaperspectiva en el eje articulador de los programas de estudio y dela orientación de la actividad de los docentes de la Escuela.

Como resultado de esta orientación, en la Escuela, a finalesde los años 1960 e inicios de 1970, tuvieron una presencia pione-ra en el país los análisis globales sobre el desarrollo de América La-tina y del Ecuador en el marco del marxismo latinoamericano, sir-viendo, en este caso, la unidad académica de espacio de difusiónde las nuevas visiones e interpretaciones histórico-estructuralessobre la naturaleza y desenvolvimiento de la Región y del país, in-terpretación que luego se difundió hacia otras instituciones.

A mediados de los años 1980 e inicios de los años 1990, eldebilitamiento de los enfoques del cambio social en un sentidounidireccional, así como la desaparición de la bipolaridad delpoder a nivel internacional entre Estados Unidos y la Unión So-viética fueron circunstancias históricas que generaron una pro-funda crisis en los contenidos y orientación académica del a Es-cuela, fenómeno que no fue exclusivo de la Escuela de Sociologíade la Universidad central, sino un fenómeno que se experimen-taron también otras escuelas de ciencias sociales en otros países.

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Desde mediados de los años 1990, la Escuela viene reali-zando un serio esfuerzo para responder activamente a la necesi-dad de adecuar su oferta académica a la realidad de nuestro tiem-po, esto es, el reconocimiento de que el cultivo de las ciencias so-ciales debe reconocer en sus análisis e investigaciones los cam-bios que se han generado en la sociedad, así como incorporar ensus programas de estudio, de manera armoniosa, el conocimien-to de los autores clásicos, así como las nuevas corrientes teóricometodológicas que enriquecen el acerbo científico de las cienciassociales, principalmente de las disciplinas de la sociología y de laciencia política.

En el marco de este criterio debe ser asumido el procesode reforma académica que ha venido desarrollándose en la Es-cuela en los últimos ocho años. En términos generales, el con-tenido de la reforma tiene que ver con la organización del pro-grama de estudios tomando en cuenta la remodelación profun-da de los programas anteriores para dar paso a la incorporaciónde materias y contenidos actuales, a fin de potenciar la adecua-da formación del estudiante en los rudimentos teóricos vigen-tes en las ciencias sociales contemporáneas, así como en los en-foques metodológicos que posibilitan la comprensión macro ymicro de la realidad social. Este proceso no ha sido fácil, sinembargo, debemos felicitarnos que en la comunidad de la Es-cuela ha existido la madurez, la inquietud e interés para em-prender en estos cambios a través de un proceso que ha dadocontinuidad a la reforma académica.

En la actualidad encontramos un programa de estudioscaracterizado por los siguientes aspectos:

- Se ha racionalizado dos saberes que pugnaban por tenerun espacio cada uno de ellos como es el contenido de ladisciplina de la sociología y, por otro lado, el saber de laciencia política. Actualmente, sin caer en la sectorizaciónempobrecedora del conocimiento social, la Escuela ha lo-grado organizar cada uno de estos conocimientos y ofer-tar al estudiante la posibilidad de optar de manera espe-cializada por uno de ellos.

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- Es destacable la inclusión del pensamiento sociológico ydel pensamiento político de las diversas corrientes delpensamiento social, a fin de acercar al estudiante al cono-cimiento de la riqueza del desarrollo teórico en cada unode estos campos del conocimiento.

- El acercamiento a la investigación social se ha fortalecidonotablemente. A lo largo de la carrera de sociología o deciencias políticas existe un permanente acompañamientoal estudiante en los contenidos y práctica de los métodosde investigación actuales de las ciencias sociales.

- La vocación tradicional latinoamericanista de la Escuela seha visto fortalecida mediante la organización y sistemati-zación de las materias que tratan sobre América Latina y elEcuador, para conocer sus estructuras sociales así como eldesarrollo del pensamiento y de la cultura.

El proceso de la aplicación de la reforma académica se ha-lla en marcha. Quienes pasan por las aulas de la Escuela tienen laposibilidad de beneficiarse de la existencia de un programa de es-tudios que responde a las necesidades de conocimiento social dela sociedad actual. Además de los cambios establecidos, uno delos retos constituye la adecuada aplicación de los contenidos delprograma de estudios, así como el hacer posible el fortalecimien-to de la coordinación y el fomento y la práctica de la interdisci-plinaridad para alcanzar los fines pensados y deseados de la re-forma académica. En este empeño debemos estar comprometi-dos las autoridades de la Escuela, el cuerpo docente así como losestudiantes, a fin de que el cultivo de las ciencias sociales en la Es-cuela sirva de ayuda a la comprensión de los graves problemasque experimenta nuestra sociedad, y que la producción intelec-tual que pueda desarrollarse desde la Escuela constituya una con-tribución a los grupos y organizaciones sociales que trabajan porla vigencia de un orden social incluyente, de equidad social y dela vigencia cotidiana de valores éticos que significan y potencianla acción de la sociedad y de los individuos en su interno. A estatarea debemos invitarnos y comprometernos al iniciar el presen-te año lectivo 2006-2007.

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