sitara - la sitara y la sintonizacion interna r-006 nº026 - mas alla de la ciencia - vicufo2

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Reportqie

O no soy un musicólogo. No ha-blaré, por tanto, de la músicadesde su pu nto de vista externo.

Creo que es difícil que la presencia delartista y del musicólogo puedan darseen la misma persona. No digo que seaimposible, solamente que es difícil.Porque el hecho de conceder dema-siada importancia a la forma teórica,probablemente cond icionada por esti-los, épocas y modas, delimita e hipote-ca demasiado el senti m iento espi ritual.Ydebe serésta la únicafuente de inspi-ración de la música auténtica y eterña.Siestablecemos un modelo demasia-do riguroso estaremos reduciendoconsiderablemente el espacio q ue de-be.ocupar la inspiración y la improvisa-cron.

La música hindú mantiene todavíauna gran pureza original al haber esta-do muy identificada con el proceso reli-gioso-espiritual. Se la sigue conside-rando viva después detantos siglos deexistencia. lgual que ocurre con la filo-sofíade laque provieneyque la respal-da, la música nace de la introspeccióninterior, muy alelada de la imposiciónde modelos, creencias y dogmas ex-ternos. Esa es larazón que la mantieneviva.

Así lo entendíyo desde el principio,desde queempecé atocar lasitar hacemás de quince años. Sin embargo, deellos permanecí solamente siete en lalndia con mi maestro, estancia que,aunque parezcalarga, no es suficientepara comprender a fondo el secreto deesta música.

Pronto me vi privado de la energíaque comunica el maestro, y ello meobligóatenerque desarrollar mi propramúsrca y la capacidad de improvisa-ción. Aunque algún musicólogo hindúpueda hacerme alguna recriminación,yo sé que pertenezco a la música de lalndia y que amplío, aunque de otra ma-nera, los fundamentos básicos quedieron existencia a este "arte" tan emi-nentemente espiritual. Porque quienquiera ser exponente de su origen y fi-nalidad ha detocarcon total libertad deexpresión; dejar q ue sea sólo el espírituquien hable, limitado únicamente porlas leyes que marca la armonía.

La música hindú notiene notacionesescritas o pentag rám icas. Se transm itede maestro a discípulo por imitación;elmaestro toca y el discípulo intenta re-petir. Poco a poco, éste empiezaadarsus primeros pasos en el abismo de laimprovisación, intento similar al querealizamos cuando conducimos uncoche en medio de una profunda nie-bla;aunque sólo podemos apreciar el

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entorno inmediato la inercia nos impul-sa a seguir adelante sin saber lo quevamos a encontrarnos en los metros si-guientes. Quizás con el tiempo algu-nos de estos discípulos sean capacesde disipar la niebla con la luz de la crea-tividad y de la improvisación, convir-tiéndose en artistas. Los que fracasanmemorizarán toda su música, siendohasta posible su conversión en seresbrillantes y admirados. Pero paraaquellas personas dotadas de sensibi-lidad y conocedoras de las posibilida-des de la música, siempre estarán fal-tos de la cualidad espiritual que trans-portay eleva a otros espacios de cons-clencra.

Yo nunca fui capaz de memorizarmás de medra docena de composicio-nes, pero soy consciente cuando lasejecuto de que estoy tocando otro tipode música.

FUERZA Y PODER

No cabe duda de que el poder de lamúsica depende enormemente delgrado de evolución de quien toca y dequien escucha. Existe una historia so-breTanzen, el gran músico y poetadela corte del emperador mongolAkbarel Grande, allá por el siglo xvr en lasciudades de Agra y Faterpursikri, en elnorte de la lndia. Un da, el emperadorle preguntó a Tanzen: "dime, ioh granmúsico!, quién fuetu maestro". El repli.có: "majestad, mi maestro es un granmúsico;másqueeso,yo no puedo lla-marle músico,tengo que llamarle mú-srca". El em perador c onlinuó:

"¿ pod ría

ohle cantar?"; Tanzen replicó : «q u ¡zás,pero él nuncavendría aquí, atu cofte".Akbar respondió: «puedo ir donde élesté". "lncluso allí, su orgullo se podríarebelar pensando que toca para unrey», 6e¡1"r1ó Tanzen. Akbar preguntóentonces: "épuedo ir como tu siryien-fe2" De ese modo viajaron hasta las al-tas montañas del Himalaya. Tanzen acaballo, Akbar andando, como le co-rrespondía como esclavo. El sabio lesvio llegaryaceptó cantar paraellos. Sumúsica era maravillosa, como un fenó-meno psrquico; parecía que todos losárbolesyplantasvibraban; era la músi-ca del Universo. Para Akbar la impre-sión fue más fuerte de lo que podía so-portar, entrando ambos en un estadode trance. Cuando salieron de él yabrieron los ojos, el maestro hacíatiempo que había salido de la cueva.Pero al volver a casa, el emperador lepreguntó aTanzen el nombrey elsenti-

L, ,tr,r, ,rdú mantiene todavía una granu

tradición religiosa.

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l*:¡l¿"1*¡** de la sifad *uy*ln,§frsrv?si?{* observarn*s *rrlba, eslde*ns*grrada a ia rneditaci*:'r ya l*sdioses que la lnspir*n. §s*rs *sf*s/¡neas, los Himalaya, dand* hanvlvi#o algu*os legend*ri*s rnse§frs§

miento de la raga que había cantadosu maestro.Tanzen se lo dijoyademásla interpretó para é1, pero el emperadorno estaba contento: ..sí ésta es /a mls-ma música, pero no el mismo senti-m iento, c por qué?"f anzen respondió :

«m¡entras yo canto parati, emperadorde este país, mi maestro cantaba paraDios; ésa es la única diferencia".

Soyconsciente de que hablo de unam úsica tremendamente minoritaria,elitista, tanto respecto a intérpretes co-mo a audiencias. Pero ése era el ámbi-to en que nació y vivió esta música, re-ducida a un círculo de iniciados. La co-mercialización, las modas, las grandesaudiencias, han lacerado este tipo demúsica, consiguiendo que retrocedaen su nivel espiritual con cada genera-ción. Sin embargo, hay quien opinaque este concepto de música, auténti-camente hindú, ya tiene plantada susemllla en el mundo occidental, pu-diendo surgir con el tiempo músicos ypersonas que lleguen a utilizarlacomomedio encaminado a desarrollar esta-dos superiores del alma.

No existe un soporte de meditacióncomo la música, como ciertas músi-cas. Si alguien trata de concentrarsesobre cualquiertipo de objeto, imageno punto fisiológico, el mismo esfuerzo

ción de la sangre, el latido del corazónyla respiración basándose en ciertos rit-mos ytonos; porque en el hombre fun-ciona perpetuamente el signo de la vi-da, la pulsación del corazón, el ritmo dela respiración y nadie puede negar larelación entre éstos y los diferentes es-tados de ánimo.

Los sufís tenían un sistema de desa-rrollo esprritual llamado Suma Escu-chaban música reunidos en círculosde iniciados;trataban de situarse ple-namente en el presente, en el momen-to;seentregaban a la músicacon elco-razón abierto, dejando los problemasde mañana para mañana. Así, ellosmismos eran capaces de convertirseen música, en vibración. Movidos porla música, alcanzaban diferentes esta-dos de consciencia denominados Hal.Al final se llegaba al éxtasis (Wajad),fluían lágrimas, signos externos y dan-zas. La gente, que no entendía sus bai-les, les llamaba "derviches giratorios",

"derviches bailari nes".Este sistema de evolución espiritual

mediante la música (Suma) era una delas cosas más sagradas para los sufís.El gran poeta persa Rumi lo utilizabapara med itary controlar la actividad delcuerpo y el alma. A lo largo de la Histo-riade laespiritualidad hindú han abun-dado los yoguis, profetas o santos, quefueron a su vez grandes artistas de lamúsica; como Nadara y Tumbara, elprimero de loscuales inspiró aValmikipara escribir los poemas del Mahaba-ratay Ramayana. Otrogran místico hin-d ú de este sig lo, el suf í lnayat Khan, f ueun renombrado instrumentalista de lavina (madre de la sitar actual). Todosellos consideraban la música como elcamino más seguro y directohacia laespirituali9ad.

Todavla puedo recordar como siacabara de ocurrir la conmoción inter-na y la cantidad de resonancias espiri-tuales que despertaron en míaquellaspalabras tan lejanas, pero tan cercanasy diáfanas al mismo tiempo, que reso-naron en mi mente. Vivía entonces enBenarés; tocaba música durante sieteu ocho horas al día. Ya habíta acabadola jornaday me encontraba meditandosobre mi estera cuando de repente so-naron aquellas palabras desde lo másprofundo del alma: "la música es unade las siete puertas del Cielo".

La música es el mejor medio Paradespertar el alma, el camino más di-recto hacia Dios; une al Hombre con El,

de concentración se convierte en unelemento perturbador. Sin embargo, lamúsica atrae, eleva y transporta. Y nosólo por eso sino porque además, si lamúsica es adecuada, no cabe duda deque va a incidiren todo nuestro sistemaorgánico mediante una r,eorganiza-ción detodo ese campo defuerzas quees un ser humano, tanto de sus ener-gras físicas como emocionales y men-tales. La música conlleva un afina-miento de nuestra personatan sutilquenos sincroniza y unifica con la sinfoníacósmica interna, produciendo la diso-lucion del ego y dejándonos campoabierto para penetrar en ese maravillo-so espacio de lo divino, o al menos delo transpersonal.

DESPERTAR ESTADOS DECONCIENC!A

En el pasado, los yoguis y los sufÍsutilizaban la música para afinarse a sÍmismos en consonancia con las esfe-ras del Cosmos que tanto soñaban al-canzar. Había yoguis que, por mediode la música, podían regular la circula-

A, isuat que ocurre con la filosofía de la queproviene y que la respalda, la música de loshindúes nace de la introspección, muy alejada dela imposición de modelos, creencias o dogmasexternos.

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y al Hombre con el propio Hombre; lamúsica es el lenguaje delalma.

FUNDAMENTOS DE LA MUSICAEN LA INDIA

La música hindú, desde sus co-mienzos, puede dividirse en cuatroperíodos:el período sánscrito, que eseminentemente místico; el prakrit,cuando ciertos sentim ientos y emocio-nes empiezan a relacionarse con to-nos y ritmos; el período mongol, cuan-do la música de la lndia, influida porPersiayArabia, se hace más sensual;yla música actual, marcada por el Pe-ríodo anterior, pero que incluye tam-bién a los otros. Es curioso que en unpaís eminentemente hindú, donde losmusulmanes no representan más deun quince por ciento de la población,éstos se encuentren representados engran número entre los músicos másimportantes de este siglo. lncluso parareferirse a los grandes músicos de lasúltimas generaciones, se habla de losgrandes ustads, título que llevan losmusulmanesde la lndiaen su nombre,como nosotros «señor», o los hindúes«shree». Sin embargo, también repre-sentan éstos la espiritualidad hindúcon la misma transcendencia que lospropios músicos hindúes. Por eso po-demos decir que la música une alHombre con el Hombre, permitiendoun tipo de unión ycomunicación impo-sible a otros niveles.

Latrad ición h i nd ú fu ndamenta la es-tructura de la música en tres pilares:Matemáticas, Astrología y la facultadpsicológica o psí,quica de la inspira-ción e improvisación.

En sánscrito, la ciencia de la músicase denomina PrestarA que significa«arreg I os matem áti cos d e ritm os y n o-lasr.

La Astrología define todo el abanicode emociones y senti mientos que pue-de manifestar un ser humano por me-dio de los planetas, energías casi purasque se multiplican y deterioran al pe-netrar en el mundo de la substanciamás densa del Zodíaco y de las casasastrológicas. Tanto si consideramoslos planetas como hacedores macro-cósmicos de lavoluntad de Dios, o dela evolución que surge pura desde elSol, como si los consideramos desdeotra dimensión, como los brazos kár-micos de Dios organizando nuestraexistencia individual y n uestrasfacu lta-des, debemos aceptar que no existeuna fuente de inspiración similar a laAstrológ ica, ya que el despertar internode nuestros sentimientos arquetípicospuros es paralelo al afinamiento quepuede producirse con la sinfonía cós-mica.

En la música de la lndia, las diferen-tes sinfonías o sentimientos -si sequiere decir de una manera más con-

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ceptual- (sugiere una disposición psi-cológica diferente si, por ejemplo, pre-guntamos a un músico qué sinfonía vaa interpretar o qué sentimiento) se de-nominan ragas.

Hoy en día casi no quedan restos deaquellas ragas que trataban conscien-temente de despertar influencias pla-netarias transcendentes y arquetípi-cas. Esto nosignificaquecon la músicahindú actual no puedan despertarsetales sentimientos sino que, en reali-dad, a partir de cierto nivel de armoníayprofundidad en la ejecución y en la au-dición, desaparece todo concepto desentimiento particu lar, ya que éste, u navez utilizado como medio, es abando-nado para poder penetrar en el ilimita-do espacio cósmico. Sólo aquello queno tiene forma ni definición puede al-canzar y fundirse con lo "sin forma".

Las antiguas maneras de entenderla música por pequeños grupos de ini-

ciados, que la consideraban como unyoga para alcanzar los mayores éxta-sis, es algo que casi ha desaparecidoen la actualidad, aunque la músicapuedaser la misma. La músicaeseter-na, siempre presente y fluyendo inau-dible para los oídos de la mayora. Yaunque la música que nosotros poda-mos interpretar sólo sea una mínimaresonancia o eco de laarmonla cósmi-ca, no cabe duda de que si la realiza-mos con la devoción y entrega más ab-soluta nos puede transportar a ese es-pacio supraconsciente donde pierdesu soporte físico y se convierte en vi-bración y éxtasis.

LA MUSICA COMO DEVOCION

La devoción es la antecámara deléxtasis; la primera manifestación deese amor aiquetíprco situado en la cú-

oÉdots2Uó

La música nos afina de un modo tan sutit quellega a unificarnos con la sinfonía cósmica interna,produciendo la disolución del ego y abriéndonos alespacio de las experiencias transpersonales y de lodivino.

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,4 ie irq¿¡¡*rdA furnando Síez, §utsrde es{e a¡?¡h¿¡fr, l*ferpre{a un*«r&§€o,"*ry¡**, §$ss{'ü *i¡:d¿i coñ e$yeforn'¡a de vlda se r*lgeror?a ein'¡rnd*de js s¡far.

pula de la existencia, que sólo puedemanifestarse en su dimensión real, enel espacio cósmico de la experienciamística. La devoción representa la co-hesión de la existencia en todos sus ni-veles, desde la unión química instintivade átomos y moléculas, pasando por laatracclón entre sexos, para acabar enla union mística de nuestra dualidadoriginaria entre mente y energí'a, mar-cada por la ascensión de Kundalinidesde el chakra muladara hasta el sa-hasrara

Para desarrollar esa devoción (ma-nifestada también como humildad yaceptación), pu nto flaco.de la mayorí'ade los buscadores occidentales, esprobable que la música, enfocadadesde la perspectiva hindú en cuanto aforma de aprendizaje y ámbito dondese desarrolla, sea uno de los mejoressistemas detrabajo sobre uno mismo.No quiere esto decir que todos aque-llosque se dediquen aaprender músi-ca hindú tengan unas miras tan eleva-das, pero sin duda esta música es ca-pazde suministrar el apoyo necesario.

El primer entrenamiento de la devo-ción para cualquier estudiante de estetipo de música se basa en tres concep-tos: en primer lugar, la devoción a Sa-raswati, consorte de Biama el crea-dor, aspectofemenino portanto de es-

te principio. En segundo lugar, aVish-nu, principio sustentador y, como ex-presión femenina, su consorte Laxmi,que representa la riqueza. Eltercerconcepto lo representa Shiva, señorde los ascetas y principio de destruc-ción y regeneración, acompañado porsu esposa Parvati, símbolo de laenerga. La primera devoción, comodecíamos, hacia Saraswati, fuente deinspiración y Señora de las artes, es ladevoción hacia la música; la segundaes hacia el maestro, y latercera hacia elinstrumento. Si una persona cual-quiera en la lndia saltase por encimade un instrumento sitar, o simplementesentado en el suelo le mostrase lasplantas de los pies, esto significa unanota bastante discordante, una clarafalta de respeto.

GURUS Y CHELAS

No es fácil encontrar en la lndia unmaestro de música que realmentequiera enseñarte, aceptar'te comodiscípulo o chela. Les ha costado tantoaprender, pasaron tantas penal idadesen anteriores generaciones, que,noestán dispuestos a comunicarte su co-nocimiento si antes no les demuestras

tu total devoción y entrega. En la inten-sa relación tradicional entre gurú ychela (maestroydiscípulo) no había in-tereses económicos por medio; sinembargo, el discípulo ten ía q ue servir asu maestro en la manera que éste se losolicitase: siempre sometido, siempredispuesto y ansioso, esperando unasmigajas de su conocimiento.

Recuerdo que pasaba en casa demi maestro tres o cuatro horas todoslos días, y aunque en mi caso, Por seroccidental, me evitara tareas serviles,mi actitud era la misma. Todos los dilasle llevaba el incienso y el famoso panhindú (hoja vegetal que, envolviendovarios tipos de especies, almendras ytabaco, mastican la mayorÍ'ade los hin-dúes, aunque sean bramanes). Entra-baen la habitación descalzo, letocabalos pies (acto muy corriente en la lndiahacia las personas de cierta jerarquía)y me sentaba en el suelo junto a otrosálumnos o, sitenía suerte, sólo con é1.

Entonces comenzaba a tocar durantehoras si era afortunado, Pues Podíaocurrir que te pasaras varios días sintocar tu sitar, mientras, tu moral se ibadebilitando;sabías que tanto tu actitudcomo tu sentimiento eran correctos,pero, sin embargo, pensabas que noquería enseñarte; te rebelabas Y te

Il-a tradición hindú fundamenta la estructura de lamúsica en tres pilares: Matemáticas, Astrología y

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sentías totalmente miserable. Cuandoel maestro captaba tu situación tedecía las mágicas palabras: "bayata"(toca) en hindú, y tocaba contigo du-rante mucho tiempo. Aquel día volvíasa casa en éxtasis, todo te parecía her-moso y posible y sentí'as un profundoamor por tu maestro. En los días si-guientes volvía a ocurrir lo mismo; a lomejor ni siq uiera te m i raba; tocaba conotros alumnos y tú volvías a caer en ladesesperación. Pero en aquellos díasen que te enseñaba conscientementetenías tantas ansias de aprender, dellenartu copa, quetodo lo asimilabas yabsorbías. Entonces no te era fácil en-tender este sistema de enseñanza, pe-ro con eltiempo acababas compren-diendo su bondad. Aprendías a selec-cionar de manera natural aquello querealmente querías aprender, porquedespués de haber esperado con tantaansiay anhelo, con tal concentración ydedicación, terminabas adoptandoesa actitud de humildad y súplica quetanlo valor tiene en la vida espiritual.

LAS FAGAS Y SUSPOSIBIL¡DADES

Las com posiciones m usicales clási-cas hindúes se denominan ragas, co-mo ya hemos dicho. Su estructura físi-ca está basada en una cierta escalamusical seleccionadaentre laSiete no-tas principales y los crnco medios to-nos;es decir, es música dodecafónica.Hay ragas de siete notas (incluso alg u-na de más de siete), otras de seis y otrasde cinco. lncluso pueden tenerdiferen-te número de notas, ya sean en ordenascendente o descendente. Pero nun-ca poseen menos de cinco, pues omitiru na o dos notas puede alterar su efectosobre la mente.

Las vibraciones y los ritmos de unapersona cambian de la mañana a latarde o a la noche. No cabe duda deque la actitud mental y física varia a lolargo de las veinticuatro horas. Tam-bién es cierto que las vibraciones pla-netarias y su influencia en nosotroscambian a lo largo del día. Por eso, noes de extrañar que los m úsicos esotéri-cos antiguos, que consagraban su vi-da a la música y a la meditación, fuerancapaces de identificar los ritmos y lostonos más adecuados para cada pe-ríodo del dia. Así nacieron realmentelas ragas y, por eso, cada u na tiene f ija-do un momento especialdeldía paraser interpretada. Cada hora tiene uncierto sentimiento, tonos determina-dos que facilitan la expresión de unsentimiento en particular. lncluso hoyen día, una persona normalque escu-che una ragaluerade su hora va a ex-perimentar un cierto sentim iento de ex-lrañeza.Cada planeta se correspondecon una nota, y cadaraga posee unanota especial que condiciona el afina-

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miento de las cuerdas. Las raga tienentambién ciertas combinaciones de no-tas de las que suele abusar más, aligual que algunas que no pueden to-carse. Pues bien, todos estos cond icio-nantes hacen que cadaragatenga unacierta personalidad, aunque el artista

conserve libertad total para moverseen ellos. A pesar de que sus limitacio-nes parezcan unacontradicción con eldesarrollo de una libertad de expre-sión, estos condicionantes, una vezpracticados y conocidos, crean uncierto tipo de emoción, cuya calidad

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n maestro no estará dispuesf o a iniciar a nadieen la música de la sitar si antes el discípulo no ledemuestra su desapego, su completa devoción y

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La música de ta sitar no puede ser nunca escrita,ya que debe estar dotada de la energía que

comunica la coordenada cÓsmica del instante: de

la inspiración y de la improvisaciÓn.

Fer¡lan dc §I*¿ eprendld de su tneesfflsa feraria slfaren la fndla, paísdond* rl-vid d¡sx añ*s pr*f*ndlramd* em el des-pr'*n#lnii*r:f* y l* dev**idr¡. Arriba,V¡s*n¿i- pr*fscforde /a treaeldn.

depende totalmente del espíritu y de lainspiración del artista.

Unaraga se ejecuta en dos Partes. ,-La primera es un solo de vocalista o deinstrumentalista. Dura la mitad, más omenos, algo as.ícomo media hora,aunque en ocasiones puede ser mu-cho más larga. En la segunda parte sei ncorpora la percusión, la famosa labla,formada por dos tambores redondos.Uno de madera o barro, alto y estrecho,es la tabla propiamente dicha, mien-tras que elotro, de bronce o cobre, an-cho y bajo, recibe el nombre de "vaya"(izquierda). El primero, la fabla, es mas-culino; el segundo, lavaya, femenino.Es un instrumento mágico y sofistica-do. No existe un instrumento más belloque la sitar. Su caja de resonancia esuna calabaza natural, recubierta engran parte de madera tallada, maderade teca. El cuello también está recu-bierto de madera y mide un metro ycuarto aproximadamente. Las sitaresantiguas se decoraban con marfil, de-corándose en la actualidad con otrosmateriales. El puente donde se fijan lascuerdas es de cuerno de ciervo. Lostrastes son curyos, característica quepermite una posibilidad que no tieneningún otro instrumento: tocar hasta

cinco o seis notas más agudas desdecada trasle. Esto es lo que le confiereese sonido tan particular a la silar.

La primera parte de laraga es de im-provisación total, siendo la más her-mosa para migusto. Es la más profun-da y la real mente capaz de expresarto-do el sentimiento que puede emanarde una raga Comienza con el alap,máxi ma expresión de la im provisaciónya que no tiene ni ritmo, y lo hace muYlentamente, expresando toda la belle-za de cada nota y sus combinacionesposibles. Le sigue el movimiento lla-mado yod, que es como el alap perocon ritmo, que se va incrementandolentamente hasta acabar con el movi-miento llamado yala,ejeculado en untiempo rapidísimo. Cuando finaliza laprimera parie,laragase detiene y elta-blista afina su tabla con el instrumentoo con los instrumentos, si es que sonvarios, que van a ejecutar. A veces,aunque no tanto como solos, Puedenformarse dúos de sitar y sarod, acom-pañados o bien con el violín, incorpo-rado muy sensiblemente a la músicaindia, o con una flauta o shanai, instru-mento parecido a un clarinete. En lase-gunda parte de la raga se tocan com-posiciones fijas (gafs) alternadas conpartes de improvisación, aunque seencuentra mucho más limitada. Haytres tipos de composiciones en virtudde la velocidad de ejecución: compo-siciones lentas, rápidas y muy rápidas.

Mi maestro solíadecirque la primeraparte de la raga es como unaflor bellaysalvaje encontrada por sorpresa en el

campo, y la segunda, como una flor,pero colocadaen un tiesto;puede queéstasea incluso más bella, pero carecede ese valor de la sorpresa, de la natu-ralidad y de la autenticidad. En cual-quiercaso, a un músico hindú se le ha-ce d ifíci I entender el concepto de músi-caescrita, porque para é1, si no se quie-re convertir la música en un entreteni-miento, ésta tiene que ir dotada de laenergia que comunica la coordenadacósmicadel instante;esdecir,de la ins-piración y de la improvisación. La mÚ-sica entendida así convierte al artistaen traductor de vibraciones cósmicas,en un simple medio canalizador deenerg ías transpersonales.

El artista no debe exPresar senti-mientos personales nacidos de la ex-periencia de su ego, sino ser vehículode emociones y energías arq uetípicas.Cuando un músico comienza atocar elatap inicia lentamente el despertar deciertas vibraciones, que consiguen,poco a poco, que elsentimiento de laraga empiece atomarvida. A partir deahí, el artista debe desaparecer. Cuan-doyotoco mi sitaryalcanzo ese instan-te, que no ocurre siempre, pues de-pendedel momento,de la inspiración yde laaudiencia, cierro misojosy meol-vido de todo; me olvido de mis manos,que se mueven solas de arriba a abajode la sitar, y me entrego a ello, sin saberqué va a pasar, con una confianza ab-soluta en que elflujo de las notas no seva a detener. Al acabar siento haber es-tado en otro espacio, pues no existenada que pueda recordar.

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,Los arfisfas esotéricos antiguos conocían elpoder de su música; al mismo tiempo que elevabasu alma y liberaba su espíritu, tenía un efectosaludable para el cuerpo.

INFLUENCIA EN LA MENTE Y ENEL CUERPC)

La influencia psrquica de la músicaysu repercusión en elorganismo huma-no es algo que ha sido poco estudiado,algo muy sutil de lo que se sabe poco.Sólo quienes lo han experimentadopueden hablar de'ello, pero a pesar deeso no es una experienciatransferible,incluso es poco comunicable. Cuandolas palabras pertenecen a hechos refe-ridos a otros espacios de consciencia,éstas pierden su significado dejandode llevar información.

Los artistas antiguos conocían el po-derde la música, tanto de elevación delalma como de su posible efecto sana-dor, habiendo incluso sectas q ue la uti-lizaban en sus rituales de magia negra.

Estos artistas antiguos sabían que laenfermedad no es más que un dese-quilibrio en la vibración y el tono de lasenergías de nuestro sistema, de nues-tro campo de fuerzas. La salud perfectaes el resultado de un estado de ar-

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monía de nuestra vibración interna.Nuestro cuerpo es un puente entrenuestra conciencia cósmica, incluidaen ese todo sin fisuras que es la exis-tencia, y el mundo externo o expresiónfísica de esa conciencia. Si nuestra vi-bración, la de nuestro ego y sus posibi-lidades físicas, emocionales y menta-les, se afinan con las energilas que nosllegan de nuestro espíritu, de nuestrom icrocosmos arq uetípico, nuestraproyección en el mundo de la conduc-ta humana será la adecuada, y muyciertas las posibilidades de una vidaarmoniosa y sana.

Cuando nuestra salud está dañada,nuestra música interna, su vibración ytono, están desafinados. Cuando unmédico prescribe una medicina estátratando de suministrar al cuerpo loque le falta o lo que no produce. Portanto, para devolver al cuerpo ese esta-do de ritmo y armonía perdido, es muylógico pensar que la música adecuadapuede servir de gran ayuda para res-taurar el eq uili brio, sobre todo si se tratade disfunciones psrquicas. Si alguien

§s frecu*nfe eñss¡ifrñrs§ {rdavíaporlas *afles de Ja J¡:dra *er:exfraños p*rsosaJ'ss *uy* serresuena arrnonlosamenle alpasar. Arrba, ura escena en eJpalacio de un marajá: e lade¡eeia, grebado d* {",§ cscefacon la sifái"

supiera cuál es el ritmo que necesitacada individuo, cuál es eltono en parti-cularque produce el desequilibrio, esapersona, indudablemente, podría cu-rarcon música, con vibración. En cual-quiercasotenemos un gran campodeconocimiento por delante.

Todava existen en algunas aldeasde lalndiacuranderosque utilizan cier-tos instrumentos y ciertos ritmos paracurarenfermedades. Es cierto que mu-chas dolencias desaparecen con estetipo de música hindú. El misticismopuede aportar muchas cosas a laCiencia, porque lo que él entiende des-de el principio, la Ciencia lo compren-de alfinal. De algún modo, también loindicó Jesucristo cuando decía:"B usca el re i n o de los cielosy el resto teserádado."

LA MUSICA COMO TERAPIA

Estos curanderos, como decíamos,despertaban los sentimientos espe-

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ciales que habían quedado bloquea-dos en elsubconsciente del paciente yq ue pod ían ser la causa de la enferme-dad. La música, en ellos, era un viejosistema de psicoanál isis. Sin em bargo,curar con música no es tan fácil, Secuenta que el Marajá de Baroda, quehabía oído hablar de esto, ordenó tocarmúsicaen algunos hospitales. El resul-tado fue desastroso, los enfermos gri-taban para que parara aquello. Proba-blemente, niera la música ni las mane-ras adecuadas para tales fines.

Para que este sistema pueda f u ncio-nar se han de estudiar las necesida-des, cuál es Ia enfermedad, qué sim-

bolismo tiene y qué actitud mental laacompaña. Después de un estudio detodo esto, y con la necesaria concen-tración, puede que alguien sea capazde ejercer ese poder sanador a travésde la música. Muchas veces la enfer-medad es el pensamiento de la enfer-medad más que ella misma. La músicaadecuada, levantando y dando vida alalma del paciente, puede proporcio-nar buenos resultados. l'ndudable-mente, no puede tratarse de cualquiertipo de música, sino sólo de aquellacargada con la energía espiritual delamor del artista, el más grande poderexistente.

En la tradición hindú, el primer artees la música vocal; el segundo, la ins-trumental;y eltercero, la danza. Dicenque la música cantada (que es la mis-ma que la instrumental ya que la gar-ganta es utilizada como instrumento),por su naturalidad y autenticidad es laúnica que puede expresar, o la quemejor lo hace, esa nota o tono especialarquetípico de cada persona, su vibra-ción íntimaen elconcierto del universo.

ENCUENTRO CON UN SANTO

Los vocalistas crean un magnetis-mo especial en su entorno. Yo recuer-do que en Benarés había un viejo san-tón,o baba, como se les llama común-mente, que se pasaba todo el día can-tando, incluso cuando se desplazabade un lugar a otro, pudiéndosele escu-chara cualquier hora del día o de la no-che. Recuerdo que una de aquellasnoches, al volver tarde a mi casa, mecrucé con su extraña persona. En la ln-dia abundan todo tipo de ascetas y se-res cu riosos, por lo q ue apenas le pres-té atención, considerándole como auno más. Pero aquella noche, cuandome crucé con é1, me sentíde repentepenetrar en un tremendo campo defuerzas de alta calidad esptritual, enuna especie de chispa cósmica. Le se-guía distancia para escucharle, sin-tiendo su armonra que lo invadíatodo yque se fusionaba con la enorme belle-zadelacálida noche india, con los ár-boles majestuosos y el cielo estrellado.lndudablemente, aquel hombre vivíaen otro espacio, incomprensible parala mayoría; había encontrado su pues-to en la armonía cósmica.

Vivísiete años en la lndia y, aunquesólo conozca una parte de su tradiciónycultura,todo loque hevisto me ha he-cho amarla. A un occidental, con unajerarquía de valores tan distinta a la deOriente, no le es fácil descubrir toda labelleza y cultura que existe en aquelpaís, aunque para algunos sólo evo-que pobreza, y aunque a la "músicaclásica" hindú muchas veces se la eti-quete como músicafolklórica o étnica.

Es curioso también que, en un mun-do tan necesitado de valores espiritua-les como el nuestro, casi nunca sea po-sible escuchar algo de su música enlos medios de difusión; al igual que elhecho de que nuestras universidadesen general, y en particular las del pen-samiento, vivan ajenas a ese tesoro dela cultura y del espÍritu humano que esla filosofía hindú. Por ello, no quisieraacabar este artículo sin expresar, des-de estas páginas y desde el corazÓn,mi humilde y devoto agradecimiento aese mágico país -lndia- que me en-señó el camino de la armonía, de la pazy del éxtasis.

Fernando DlEZ

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'uando nuestra salud esfá dañada y nuestroítu enfermo, /as vibraciones fonos de nuestra

musica interna estarán desafinados.

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I-A MUERTE DELMENSAJERO

NAvez más el equinoccio de Primavera enciende de luz nuestro planeta.Una vez más, la semilla crística sembrada en las obscuras noches delsolsticioyquedurante una estación germinóen elseno profundode lastinieblas, cubre con su abrazo e! oriente y el occidente, el norte y el sur.

1¿ Luz ha idoganandotiempo progresivamentea la nochesuperan'do elequilibrio entre ambas que representa elequinoccio y haciendoreal lo que fuera una promesa en tiempo de Navidad: la Luz nacida en elseno de la noche más larga, anuncio de la espiritualidad naciente y re'novada, acaba imponiéndose a las tinieblas. Y elespíritu a la materia.

Y así como én aquel leiano solsticio nace Ia chispa de Luz +l Cristo-en el equinoccio se crucifica, que es su triunfo definitivo.

Una vez más el símbolo invade todos los espacios e impregna nuestras células. Y una vezmás equivocamos el sentido llenando las horas con el recuerdo del dolory de la muerte dequien mostrara elcaminoa losdemás. Pero no lo hemosqueridoentendery,a aquelquetans-ólofueseguía,le hemosconvertidotambién en caminantedenuestra propia condena. Se-guimos sin asumir que el camino de la cruz es personal y que cada uno tiene el suyo, que asíha sido y así será por más que insistamos en crucificar al guía en lugar de hacerlo nosotrosmismos.

Seguimos matando al mensaiero.

sfoff

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